corazon clarividente

46
C C o o r r a a z z ó ó n n C C l l a a r r i i v v i i d d e e n n t t e e M Ma a r r i i a a n n o o L L o o p p a a t t a a 1 C C o o r r a a z z ó ó n n C C l l a a r r i i v v i i d d e e n n t t e e ( ( H H e e r r i i d d o o d d e e p p a a l l a a b b r r a a ) ) O O D D e e l l a a a a b b s s u u r r d d a a e e s s t t r r a a t t e e g g i i a a d d e e l l p p u u ñ ñ a a l l c c o o n n t t r r a a l l a a p p l l u u m m a a M M a a r r i i a a n n o o L L o o p p a a t t a a “La mediación de lo humano sobre el cosmos es una herida que se abre en él al nombrar, se entregan a las cosas el nombre que ellas son. La palabra es aquella herida por la cual sangra el mundo; Los primeros en morir serán los poetas, y de su carne abierta brotará un rayo hacia el lugar que elijan las aves al partir”.

Upload: mariano-lopata

Post on 24-Mar-2016

221 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Poesía virtual

TRANSCRIPT

Page 1: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

1

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee

((HHeerriiddoo ddee ppaallaabbrraa))

OO DDee llaa aabbssuurrddaa eessttrraatteeggiiaa ddeell

ppuuññaall ccoonnttrraa llaa pplluummaa

MMaarriiaannoo LLooppaattaa

“La mediación de lo humano sobre el cosmos es una herida que

se abre en él al nombrar,

se entregan a las cosas el nombre que ellas son.

La palabra es aquella herida por la

cual sangra el mundo;

Los primeros en morir serán los

poetas, y de su carne abierta brotará

un rayo

hacia el lugar que elijan las aves al partir”.

Page 2: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

2

NOCTURNO A IA POESÍA

Tras la Lectura de Corazón Clarividente.

A Mariano Lopatka.

1

Persiste, y eres, pero dañas, como la crueldad.

Mis labios besan tu cabellera corrompida; y

yo escribo para la muñeca de alambre.

Transfigurada, con rasos, con morbos, con

tales medias de láudano; y el clavicordio

entre las ligas. El romántico Cuartero

prosigue la pesadilla en bajo continuo; y la

imaginación atempera las llagas. Este amor es

atroz y divino, respira su enigma sobre la

tinta espesa, la infancia, el veneno, el tahúr

junto al caballo color cadáver; y el girasol de

cuervos. Ninfómana de luto, ven por mí no te

detengas apresúrate llega antes del amanecer.

2.

He callado a causa del silencio. Mudo, pues

la armonía pervierte esta ambigua belleza.

Cuando inocente te buscaba en los espejos,

viéndote prostituída, entre moscas y encajes,

exasperada, casi burguesa, en estampas sepia,

deprimiéndote en la sensualidad. Me pregunté

cómo las mirarías cuando fueras anciana.

Repicó entonces el tambor de Solomon Eagle.

Entregaba, así, mis miserias, a tales

Nocturnos. Lloré como un apóstol o un

rebelde, y confesé mis pecados al beber la

sangre de Dios. Veo ahora las agonías de la

Rosa, la Luna, y el Lupanar. Oh, calla ahora,

que todos están muertos. Sólo subsisten mis

plegarias, y el prestigio obsceno de tu

seducción.

El tiempo está cerca.

3.

Elijo entre mis recuerdos tu mirada podrida

de flor. Paraísos del Buitre, augura el poeta,

Yo exhumo entre esos filtros tus sílabas de

peste, runas, guaridas, aliteraciones,

romanzas de guignol para el Castillo de la

Pureza. Y tú, tú sonríes, reina adolescente,

Quimera - pero te abandono, parto, soy

arrebatado por el Ángel del Pacto. Harto del

Page 3: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

3

perro, del jurista, del erudito infértil, de la

feminista capada, de la gran turba de

imbéciles irreductibles. Escupo con potestad

sobre el horror de esta sociedad ex folklórica,

curtida ahora por virreyezuelos de anomia y

merengues cromañón. Escucha. El lobo gris

aúlla en borgoña noche. El lobo gris. Cubana

infausta, palpo tu carne verbal como el

espectro los perfumes de Lofoten. Pero en

lugar de tus caderas y tus sedas hallo una

copa breve, tersa, traspasada, con la pócima,

lenitivo de este mal; el bálsamo del deseo y

del dolor. Antes de cerrar los ojos advierto la

voz del cofrade; su violín, cerca del ático,

después de las Ventanas, de las tinieblas

verdes en los húmedos crepúsculos de la

dulce estación.

Penetro con mando y antorcha el muladar de

los cráneos, el fantoche de papel reseco, el

títere de jengibre y hiel. Tempestades difuntas

ululan sobre tu carne deslumbrada; fulgores

de Rimbaud, obsesiones de Degas. Beso, otra

vez, tus labios, manchados por el veneno:

entre las varias lámparas. Relentes de Otoño.

La Sinfonía llega, indefensa. Caigo de

rodillas, y mis recuerdos sangran junto al

Crucificado por este montepío de impiedades.

Indignos de Él, befan al Albatros, más no

saben que Su muerte fue por los escogidos. -

Y tú, impura de estrellas; tú sabes que soy

testigo de tu escritura, Poesía, y que guardo

tus secretos, en tanto desapareces, y

desciendes, entre los acordes del laúd.

N'es tu pas l'oasis où je rêve, et la gourde

Oú je hume à longs traits le vin du

souvenir?

Entenas, ma chère, entends la douce Nuit

qui marche!

Enrique Ivaldi, Marzo del 2005.

Page 4: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

4

Capítulo I

Los Paraísos del Buitre

El Hombre Desenmascarado

Mortal es sobre todo la memoria

en tiempos aciagos, donde vuelan

como enjambres de plata

los días del reloj.

La tierra inmaculada se vuelve

un templo

donde yo he de bailar,

como el clown de medianoche en

un patíbulo redentor.

Sobre un secreto

Inexpresable

revelar la

maravilla

¿Ó qué?

¿Qué cosa para el clamor seco

de la garganta que arde?

¿Qué cosa para toda la seda que

ya se ha tendido y sobre el

hilo último del que pende?

¿Qué cosa para cada mañana

ensombrecida de rumores

crepusculares?

¿Qué cosa para cada noche

de corazón a labios?

¿Y todo ello?

¿Cómo sabré quebrar la mirada

ante los mendrugos de lástima

que ostenta la cordura?

¿Cómo sabré ser el cordero?

Romper el conjuro,

y bendecir un nombre

II

Irreal parece la nada fantástica

esparcida al viento del atardecer

como aves crepusculares que huyen

y desfallecen de silencios,

ó arrojarnos como

salamandras suicidas al fuego

redentor.

Como un incendio de campanas,

así gritamos nosotros,

ardientes de rabia y noche,

de cenizas no saciadas

de todo lo que mata.

Hermano:

Solo resta vagar mientas tanto,

Tal vez, contemplar el mundo

mientras todo huye.

Nosotros como buitres del hospicio

ó como perros del

hambre que disfraza

el triste orgullo,

enterrando

cada océano de tormentas

que supimos codiciar.

Page 5: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

5

III

Hube querido extinguir la línea

que me trajo en mi propio

centro.

Y aquí estoy

tendiendo estas redes

sobre el sórdido espasmo del abismo.

Hube querido incinerarme,

arder hasta la gota última de

sangre,

Y aquí yazgo, impertérrito,

silencioso y vacante.

Aquí soy todo el misterio y esta

semilla de vida en devenir;

este instante único en que aguarda

la espera.

Todo lo que ya se.

Todo este presente

que ahora recuerdo

Y qué sabré olvidar.

IV

Ya sabremos abolir

los paraísos

y enlutarnos de vanidades

mientras todo arde.

Y sabemos olvidarlo todo,

absolutamente todo y

comenzar de nuevo.

Con la tez radiante de

inocencia profana.

Lóbrego,

quiere inclinarse ante la

muerte un animal azul.

Sombra de la bestia que gime

el aire plomizo.

¡Tú!

¡Desesperación!.

Anida aquí un destello

inexpresable.

V

Heme aquí de magma,

sangre de lava,

río de la vida

que en mi no se detendrá

mas que para

darte unas palabras.

En la tarde corre atravesando

el fuego de las calles

el aullido lánguido de las siestas,

el barrio silencioso de misterios

que dialoga con la chicharra

y el canto áspero como

partiendo el aire.

Deshaciéndonos en mares salvajes

mientras cada bocanada quema,

mientras cada mirada cae perdida

y cada suspiro ruega mudo

por la lluvia que no vendrá.

Page 6: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

6

Mientras todo se apaga,

mundo.

Tú te vas extinguiendo

como el hálito último

de lámparas vacías.

¿Nunca te han dicho que

llevarás tu tiempo

contigo?

Aquellas horas que ahora sólo son

memoria.

Que desaparecen como el alma fugaz

mientras te veo,

anciano,

ya recuerdo que he sido como tú,

y que otros tiempos murieron silenciosos

su dolor.

Y pienso:

Guardas contigo los días

de historias lejanas,

muere contigo la voz

como el gorgoteo del ahogado

muere contigo el mal.

VI

Se ha desdibujado el rostro

de aquella mujer que añoré

sin conocer.

Casi al mismo tiempo que se ha

borrado en mí la memoria de

aquel que partió un día agitado

por la intriga que causaba

el extraño mundo ahí fuera;

(todo por conocer)

Y hoy vuelvo en sueños, cerrando los

ojos ó fijando la vista en algún espacio

sin foco.

Conozco la mecánica celeste

de todas las palabras.

Me hace falta solo abismo

y en precipicios

ser cada una de mis moradas;

Cada breve silencio te alcanzará

como el rayo,

ya puedo verte,

ya hundo lo que resta

de tierra y lo que

sueña de pájaro:

pienso en truenos.

Soy todas las lluvias

y este misterio perpetuo.

VII

Sabe que el dolor

es ella misma,

mientras trina

gime de júbilo

y espanto

cada día.

Apenas sé algunas cosas,

y del resto nada.

Page 7: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

7

Y aquí marchan nuevamente,

sórdidos mis encantos sin imágenes,

mis lamentos que no son amargos,

que languidecen

como los pabilos últimos

y la vela encendida

mientras te deshacías a la luz y el fuego

yo,

ya había aprendido a soñar.

VIII

Del dolor que me produce cada azul

rescato una lágrima,

y en el suspiro que lleva

la palabra que escapa

como loba hambrienta

devora la razón,

a cada cosa como carne

nueva

y sin sentido.

Anciano

La estirpe salvaje de los no nacidos

recuerda la voluptuosidad del

ave mágica extendiéndose al

viento, mientras todo lo vacío es

lo único real.

Allí se arremolinan los escombros

de un hombre,

los escombros de todos los hombres

que ya no son;

Allí reunidas en él,

las flores ya marchitas

encendiendo la corona que luce

de cauces secos,

ríos extintos que recorren su rostro,

valles yermos en la piel y

los áridos labios que ahora

en silencio pronuncian

el nombre apagado.

En cada gemido invocan lo

indecible con la violencia del deseo.

Allí, tras las rejas,

Tiritando con el pulso de los puños

que se unen al hierro,

allí tras los ojos vidriosos que

huyen como atardeceres,

allí tan lejos,

y tan inútilmente cerca

desde el fondo de su mirada.

Moría aquel viejo presagiando destinos :

y moría con él todo un siglo,

moría no solo con la herrumbre de su cuerpo,

moría con el brillo de la memoria que se apaga.

La tenue candela purpúrea

era la llama de antaño,

Y allí morirán los días

y los corazones.

¡Oh! Cuantos secretos has guardado

que tú ya ni recuerdas.

Ya no te regocija la moral de los esclavos,

Page 8: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

8

ahora descansas

del afán vano y la colmena.

Pero ¿danzarás tú al final?

¿Habrá un arrullo para el sosiego?

¿Esconderán los lienzos ensangrentados

antes que despiertes?

Y te vi desvanecerte.

Hay:

Una mirada pendiente desde el

fondo del abismo.

Hay:

Desconcierto ante el engaño

que tienden el espejo y el reloj.

Hay:

La mirada cómplice de

todos los demás.

Mientras la vejez es sólo una patria:

la de todos los muertos

que esperan a sus amantes

tras los amargos cerrojos

y el collar de los días,

para unírseles como el horizonte al alba,

y la perla sangrante del corazón.

II

Como si la vida

(quiebre del estupor)

se inclinara reverente

sobre el mármol en que

cada nombre yace escrito.

III

Cada haz de luz destellante sobre el

trópico del claustro irradiaba

el fulgor de tubos y

manivelas,

y sobre la cama tardía un cuerpo

yaciente muriendo de vida.

Y en el arrullo, bostezo profundo

de alguna musa perdida;

el canto iba repitiendo la estrofa:

“El tiempo se halla en el fin,

deshaciendo el pensamiento

hasta apagar al mundo”.

Extinto de las mediciones perennes,

extinto como las hojas de otoño

sobre las camas metálicas,

las mismas que prefiere el cadáver,

las mismas que prefiere

el llanto sordo de los que aguardan.

La juventud:

donde mueren los

que no saben morir antiguos.

Juventud sorprendida

del horror con la sangre

en el lienzo blanco,

Page 9: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

9

como la sangre en el pavimento

suave del abrazo final.

III

Cuencos.

Aún después de mi mismo

he terminado por ver otra aproximación,

esta sed devastada

y el vino.

Capítulo II

La Peste

Resuena viendo los pasos abrazados

por el dolor de alguna

pregunta inútil

sobre la helada

superficie de todo lo

que abruma.

Ese dulzor somnífero de las horas

tenues,

de las horas leves.

Ese candoroso porvenir anunciado

de todo lo mismo que resta.

¿Estarán allí todos?,

¿Allí donde los dejé?

Estarán allí todas las imágenes de

un pasado que fue tan cierto

Page 10: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

10

como la sustancia que

enmascara al ojo;

la sustancia que prepara de

nombradas soledades a todo lo

que no nombra.

II

Sobresaltos.

Bombardeo de fútil cansancio,

mientras la sangre se derrama

la sonrisa tiembla para

no padecer la mueca del dolor.

El centro vacío al que

se niega toda necesidad

¿De nuevo lo mismo?

La misma calle,

el mismo choque de gritos

enfrentados.

Esa horda blasfema corriendo,

toda esa ética pagana,

vehemente y atroz,

esa masa de esclavos,

y yo que quiero arrancar

mi carne y colgar mis

vestiduras de piel.

Yo, que abjuré de mi fe de estrellas

que aún siento

la explosión de galaxias

que llevo dentro.

III

Como un hálito que me consume

del verbo invisible,

tiemblan mis labios al

no poder pronunciar

un nombre que me

rescate del abismo.

Ya sé lo que resta:

Moriremos.

¿Y que más?

¿Qué más para la carne y el barro?

Para cada caricia;

tu piel y mis labios quebrándose

como cristales arrojados

al espasmo y el desconcierto.

¿Qué más para los amantes?

¿Qué más para los pájaros,

que huyen a zozobrar

hasta el fondo del dolor?

¿Qué más?

Esta es la hora

a Paul Zech

No hay sosiego fuera del cruel

diseño:

el ojo.

Renuencia de un infinito vacío y estéril,

la mirada que se contempla desde el

fondo de cada cosa en devenir.

¿Son las texturas, fronteras en

Page 11: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

11

que palpitan la lápida y el laúd?

Este engendrar continuo en ti y en mí,

cuando volvamos ardientes

entre las bestias,

las alimañas y el fango

y retornemos

después de millones de años.

Minutos

Los minutos negros de la locura,

el suave canto de la madre en sueños,

la pluma sangrante sobre la mano,

el puñal sediento y redentor,

los clavos, el látigo, la corona

y el madero.

Mi piel abierta.

El amor reluciente entre los

cantos roncos del burdel.

Un atardecer,

los susurros de esta mesa

que gime herida de letargos,

los bosques, los pájaros

y los perfumes.

Este cofre de la niñez extraviada

y el ojo puro que se inclina

sobre las noches

más lejanas.

Hierro

Hemos al final comprendido que el ejercicio de la memoria

es un arte del asombro continuo que únicamente por esfuerzo

se sostiene.

Recordar que junto a los muertos habla su pasado.

Y si ahora puedo arriar el ancla,

suspenderla al viento como bandera.

Si ahora, al final comprendo que solo un instante baña las

cumbres del pensamiento, que el corazón es lago

de la inmensidad que nos aguarda y de él, de todo él

Page 12: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

12

no conocemos más que la superficie fría y abismal.

La vida se vuelve mucho más extensa al viajar;

esta es una afirmación no-racional

contra los dictámenes cronométricos del reloj.

El tiempo se extiende con el movimiento:

he aquí la distancia que nos separa de los pueblos nómades,

ellos eran en si mismos el tiempo de su peregrinación;

nosotros somos apenas un suspiro detenido en un

espacio que se quiere eternizar y se derrumba sobre si.

El viaje nos devuelve la lozanía que hemos perdido con la rutina

mecánica de nuestros días.

Una semana se transforma en una zona inmensurable de tiempo;

El tiempo verdadero es marcado por la memoria y la experiencia;

y no por las agujas profanas de algún minutero.

La rutina es la herrumbre que deshace nuestro cuerpo.

Nos vamos deshaciendo poco a poco y no lo comprendemos.

Pero ¿Qué importa eso?

Importa solo esto: nos rodea el misterio

¿Y qué más?

Babilonia

He recordado que en aquella atroz ciudad se conjugan los

elementos que

invocan la decadencia de toda cultura y toda civilización...

Soy de una tierra de profetas olvidados,

crepitando junto a los siglos

y la hondura de venas

que surcan espacios de inmensidad.

Soy de una tierra que ya borró mi nombre,

de un desasosiego infinito encendido de estrellas

que ven más allá.

Soy hecho de sueños de fuego,

Más no caeré,

ni después de sostener el último candil.

II

No partas ya tus horas

de cruel dolor.

¿Qué importan los

destinos que arrecian?

¿Qué importa la horda temprana

asomando en un horizonte

que sangra de crepúsculos?

¿Qué importa todo aquello si no estas tú?

Mi destino será ser solo

palabra cuando ya no sea del cuerpo,

ya también seré de estrellas,

tempestad de polvo

en un mar de vida;

como náufrago del silencio,

como huérfano de la luz

en un cielo de tierra.

¡Despertad!

Despertad que se deshacen

los lechos mustios.

Los sueños se quiebran

contra un suelo de

risco ardiente.

Page 13: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

13

Y allí se arrojan

uno tras otro;

allí van, hacia el abismo

como aún

no he sabido

caer

yo.

Page 14: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

14

Sur

Sur donde la piedra aúlla,

sur de risco y volcán

donde el viento no ha encontrado

descanso, ni pelea.

¿Qué palabra para el asombro?

¿Qué otra para el silencio?

Como si ya no hubiera ningún sonido;

como si ya el paisaje que se

extiende desbordara profundo el

centro de la mirada.

Y quedara solo este espacio por habitar.

Sur de las aguas blancas; del hielo eterno,

que alguna vez anocheció y ahora

desangra junto a los días que soñaron en la

inmensidad del tiempo; sobre los

últimos glaciares, aquellos que

la vista perdió.

II

¿Y si aún no hemos amanecido al misterio?

III

Olvidamos la precariedad de la existencia, la fragilidad de nuestra

vida

y la vulnerabilidad de nuestro cuerpo.

La vida es un instante del presente al que debemos retornar: La

presencia.

IV

El viaje sintetiza sobre si mismo la existencia; la circularidad de

los hechos.

La elipse del destino y el retorno.

Volvemos, ineludiblemente regresamos hacia donde partimos, y

hallamos en la naturaleza

y las cosas, las señales más claras sobre el propio camino y el

devenir.

Page 15: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

15

Efecto Trochita

I

Como si pudiera hundirme

en la quietud de estos

paisajes.

En un océano infinito de arbustos

y piedra;

hasta el horizonte de cerros

como incesantes olas,

el paisaje y sus estibaciones de matorrales

ardientes que ondulan junto al cristal difuso,

y el reflejo que a la distancia

cubre el aire de bocanadas

y polvo que danza.

Allí, hasta donde la vista

alcanza: Desierto.

II

Va respirando susurro de

vapor el hierro antiguo de aquella

profunda inspiración.

El acero tendido en la nada

corta como herida que va

cicatrizando con la herrumbre

del tiempo.

Y los hombres que le sirvieron;

que a paladas alimentaron

su caldera, las llamas

que hoy renacen como grito

agónico de un sueño de máquina

que no se supo apagar.

III

El silbato corría como filo agudo

por el aire extenso,

el azul por los valles,

la piedra muda,

el rayo fuerte de un sol sediento

y la sombra que ampara

el silencio.

Viejo tren:

Tal vez tu ya descanses

del ajetreado mundo y su

inexorable: ¿Qué más por hacer?

Igual que los cardos que te

escoltan inútiles desde el llano.

Quizás nos recuerdas algo

en la sangre de un ayer que

soñamos

y un mañana que no es;

tal vez viejo tren,

en la añoranza,

perdidos de prodigios

rescatemos tu paciente tranco

aliado de potro y sueño

que aguarda por soñar.

Page 16: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

16

Lago

(Presentificar el tiempo,

aniquilar la previsión).

Así como este fragmento de luz

hay una palabra exacta.

Hay aquella que no se

puede quebrar.

Hundo la mirada

hasta la inquietud del vacío.

Horizontes yermos para cosechas

pródigas de utilidad.

Solo viven quienes desafían las

incesantes mareas del

cambio:

Todas esas furias que se desgastan

como la piedra, que el viento del

olvido no tardará en devastar.

II

Vuelvo aniquilado al horizonte

gris donde partí.

Vuelvo y en cada volver

hay mil regresos y otras mil partidas.

Así se extienden acantilados que

desafían a nuestras almas.

Y un espacio líquido donde se desangra el

aire de sal y espuma,

abismo y luz.

Azur hundiente de

páramo y blanco,

viento; soplo del verbo feroz.

Muerto:

¿Cómo respiras a través de altares

rojos en la piedra?

¿Cómo aguardas tibio, envuelto de

mortajas secas y soles y noches,

la visita de algún sueño

vacante para poder despertar?

Tus huesos purpúreos del corazón

abrazados a los huesos blancos

de las piernas,

envueltos en capullos de siglos

y luna.

Allí esperas, con los ojos huecos y abiertos,

con tu sonrisa de polvo,

abrazado a los guijarros ardientes

como sueño ineludible del destino,

hijo del sol, que vuelve a la tierra donde

despertó.

Gloria

¡Vamos!

Vamos que aun venden

la gloria de laureles

y las coronas de espinas.

Vamos que los hombres nuevamente

marchan hacia los podios sedientos,

Page 17: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

17

anhelando algo que el mundo no posee,

a la espera de algo nuevo y profano

con caja y con marca.

¡Vamos!

Que el bronce no tañe,

la piedra no gime

esperando el polvo ausente

que serás tú.

II

Como una danza que hubiera

extendido susurros de mármol

entre la carne fría:

¿Para qué miento?

Si ya no sé que cosa escribir;

¿Para qué miento?,

Si no sé que más para la pluma,

una vida lenta;

un reposo ciego,

un dolor apagado

pero que igual duela;

una calma quieta y angustiosa;

el destino de la flor que se arranca,

que se arroja al

sol de los días por-venir.

Así, así, son los días, que restan

uno más entre los mil.

III

Hay mil nombres que aúllan

ciegos.

Hay mil días para mi soledad.

Vivo en la herrumbre imperfecta

del tiempo que oscila presencias.

¿Qué me susurran?

Los pastos que crecen intrépidos

entre las baldosas rajadas,

las hormigas que vivorean

compactas sobre la mesa y

el pan que se deja comer;

La hiedra que se aferra celosa

a los cables que sostienen el

viento;

tazas de té rotas,

de porcelana y piedra.

La regadera seca

sobre charcos de barro.

Los ladrillos que escapan

de sus paredes entre el escombro

rebelde.

La madreselva que esconde aquella

revolución de muros y cemento.

Cada maceta que

cuelga de las ramas secas,

cada girasol que se alza como se

alza el ahogado en busca de

luz.

Anarquía de un patio

verde.

Page 18: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

18

Pude ser todos los poetas en este

instante de luz y cantar como

el grillo.

Pero ahora soy ineludible,

como la sombra y el destino.

IV

Tengo miedo que descubran esta lágrima;

miedo de descubrirla yo

en el espejo de mi mirada.

Tengo miedo del arco profundo

que se tiende a través del centro que

la oculta, como las gotas yendo

sobre el agua quieta que se

funde en círculos hacia la

orilla de la tierra.

¿Y cuántas tardes para el exilio?

La hermosura de una estirpe que regresa al hogar

I

Fatal como un diluvio de estrellas:

sin pensar que pueda

rescatarme de los abismos

que templan silencios como

el afán de las bestias

Invoco:

“La hermosura de una estirpe

que regresa al hogar”

Enceguecidos;

Luchamos entre los vivos signados

por nuestros muertos,

mientras las hordas fantasmagóricas

se debaten en el infierno

el poder sobre el hombre,

brilla una luz lejana pero profunda, una luz nocturna como

el faro negro de la locura.

Allí, los cuervos de la razón

y sus graznidos,

musitando blasfemias tan afables, y

tan comedidas que la sangre se

hiela y como un río glaciar,

se quiebra de a pedazos,

transformándose en astillas del

mismo pavor que tu demencia,

así caen implacables con el

filo brillante apuntando al

corazón;

Y lo destrozan,

y tu también te desangras por la misma herida

que fluye del agua que es vida;

de nuestra corona que es martirio,

y el calvario infame que es dolor.

¡Qué ello nos temple!

¡Qué ello nos salve!

Page 19: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

19

¡Qué ello nos redima!

Que la última gota:

el sudor, la sangre, la lágrima

y el barro.

Que la última gota

parta como el rayo fulmíneo

el báculo dorado de la razón.

Page 20: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

20

II

Tu caudal sombrío

Tus himnos de coraza partida.

Mi saliva

Nuestras horas mudas de

Ángel, corona y regazo.

Alumbrada, sola en el medio del mar

Con el bronce vacío.

Mientras aquí los muertos que se arrojan coronas,

Te llamo en el silencio

Y recuerdo:

“El hombre esta hecho de la obediencia

a los poderosos pastores”

III

A Mario Morales y su linaje de cisnes

Madre. ¿Dónde estás?

El río nocturno pasa ardiendo,

en el corazón del hombre

las cenizas danzan.

¿Desde donde se derramará

la noche en su

abismo de estrellas?

¿Dónde acudiré innombrado y

vacante de ausencias?

¿Me acompañarás tú acaso,

como la luna ciega

que se deshace sobre el filo

de las copas y los árboles

lejanos?

¿Seré yo quien te pierda?

¿Llegará el entonces donde

por fin olvide tu nombre,

tu rostro amado, tus pechos de miel,

el sabor de tus valles y la

profundidad de tus mares?

Señor, mi Dios, solo danzan

cenizas en el corazón del hombre,

sea en mí tu designio

y todo el dolor de

cada soledad implacable;

Estas sombras, estos olvidos y

el murmullo incesante de las

dimensiones pequeñas que

susurran bendiciones en

una lengua que no puedo

entender.

Page 21: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

21

Diálogo con los muertos

I

He estado

dialogando con algún maestro muerto.

Me desgarré en cenizas

inclinándome ante el espanto de

verle carcomido.

Si el cuerpo ó el alma,

si el gran accidente de

estar vivos,

si la despedida es cielo y es

infierno.

Si este que soy, que transmigra del

ser inmortal ó si todo se

perderá en un relámpago,

no lo sé.

Si el amor está tan cerca del miedo,

como el fuego de la luz.

Si extiendo mi corazón en

llamas mientras las gotas densas

en que se deshace el alma

caen estrepitosas sobre la hierba,

y abren el hueco, y surcan

la huella y mis pasos,

mientras por el sinuoso camino van quedando

los vestigios ígneos,

como un río de lava,

del candor que latió cada

palabra dentro del pecho,

de cada sol negro

de la piel abierta y el

nombre sagrado que amo.

¿Qué más?

¿Qué más para el desconsuelo?

II

¿Qué estoy haciendo yo aquí?

He de cesar.

¿Qué es esta extrañeza del encanto

de los días y de los mares de olvido

en que naufragan todas mis

certezas y mis memorias?

¿Dónde?

¿Cuándo?

Y seré tal vez, fuera de mi imagen...

un sueño

el vuelo de un ave,

la brisa

y un ramo de flores marchitas

que se arrojan al fuego.

Page 22: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

22

III

No hago más que robar suspiros,

perseguir el viento.

¿Qué será de mi por perder

todo el oro que me fue dado

de los días y el otoño,

si me demora el ansia y

la ambición?

¿Dónde te has ido tú que me

buscabas entre el tumulto y el

desencuentro?

¿Quién se acuesta en el tiempo y me mira?

La arcilla que se moldea de caricias mientras ese pequeño destello

de lo que resta;

esta coraza dura como un sueño dentro de otro sueño donde

agoniza el mundo

anuncia hoy la muerte que me mira con los ojos de los vivos.

Noche de ojos

La lluvia crecía hacia los labios puros,

estabas detrás de la eterna noche de

los ojos apagados,

de las pupilas hacia dentro,

del abismo terrible

en que el barranco final

es el propio corazón.

¡Saltar y huir!

¿Y qué más?

Oraremos abstraídos entre los astros,

con el llanto del niño abandonado

en el desierto ingrato del dolor.

Sabré esperar ese tiempo de

truenos y alacranes, ese

donde ya palpo la piedra absurda

que unirá mis labios.

Pláticas

“La palabra es aquella herida

por la cual sangra el

mundo;

y el poeta”.

(Palabra latente debajo de la palabra que la designa,

su precisión consiste en no alejarse del alba.)

I

La memoria no es más que una

suposición improbable.

Hay que prohibir todas las palabras,

son peligrosas.

Ellas significan.

Dejar vivos los cuerpos que agradan a

Page 23: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

23

la muerte:

la vida no es más que el miedo frente a ella,

la antesala.

Adultamente predecible, petrificado;

Abjurante del don aéreo: lo leve;

Anclado a la parca imagen.

Pero morirás;

Y te volverás invisible.

El carácter hechicero de la imagen como presencia o;

El lenguaje inaudito del mundo.

El hombre moderno se nutre de imágenes débiles que lo eclipsan.

Difícilmente podremos sustraernos de ellas y el embrujo que se

cierne sobre el verbo.

El pensamiento y la libertad creadora de la significación artística

son reemplazados

por preconceptos mecánicos al servicio de la eficiencia,

procesos absurdos y estériles, maquinaciones no menos aberrantes

que la de suponer

una cultura muerta y desarraigada de su propio suelo, hipnotizada

por fascinaciones

y el destello de sus pantallas anunciando lo real.

Dios ha muerto. Gritaron.

Y hoy el olvido nos ha arrojado a un terreno mucho más yermo

que aquel donde el hombre presentía su orfandad.

El aplastante ritmo de un sistema devorador de todo cuanto pueda

consumirse

coloca a la imagen al servicio de los acontecimientos en su

actualidad temporal.

Asediados por fotografías, periódicos, la televisión, publicidad y

redes virtuales de información.

que intentan volver simultáneo y sincrónico su “mundo global”.

Acaso no sea quimérico suponer que las generaciones futuras,

deseosas de información

cada vez mas rápida y verosímil, tiendan a reemplazar la

expresión verbal por la imagen.

Se trata de una elección que el hombre haría entre las imágenes y

el verbo,

ello nos habla de un peligro y una amenaza:

precisamente la supremacía del mundo imaginario sobre la

conciencia,

el espíritu y el pensamiento ahora sitiados por esta horda insana se

hallan a merced de las sombras.

En rigor no es posible la elección:

las imágenes se nos imponen; y los espíritus mejor prevenidos

difícilmente

puedan conjurar su hechizo.

Una maldición de la técnica, donde las fuerzas creadas por el

hombre amenazan contra él mismo

anunciando la profética rebelión del hijo; Un engendro bastardo

intentando vengar el trágico destino

que lo arrojó sobre el mundo: el maquinismo y la técnica;

Y un padre bestial que ha perdido su vínculo sagrado con lo

divino: el hombre.

II

Page 24: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

24

La mediación de lo humano sobre el cosmos es una herida que se

abre en él al nombrar,

se entregan a las cosas el nombre que ellas son.

La palabra es aquella herida por la

cual sangra el mundo;

Los primeros en morir serán los

poetas, y de su carne abierta brotará

un rayo

hacia el lugar que elijan las aves al partir.

Page 25: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

25

( Parto universal.

Acentos del mundo en su creación.

El poeta encarna un drama solitario

entre el mundo y su representación.)

Ceremonial de Conjuro

Ajena al vestuario convencional.

La poesía tiende al último horizonte.

Ni contradicción ni duda.

Las tierras del poeta reposan más allá de la razón y la fantasía,

del espíritu y la materia.

I

Como un poderoso conjuro aquella inscripción hecha sobre el

cuenco

de una caracola vuelve arrojada sobre mí.

Hoy desde el abismo de los días, y con las manos gastadas,

Recupero de algún hueco tibio el tesoro enterrado en el fondo de

mi corazón;

Hoy veo con calma la inquietud que gobierna a los hombres,

y que en aquellas jornadas de la euforia hace arder las pueriles

vanidades

del día a día donde se nos escapan las claves de esta misteriosa

existencia:

los labios, las palabras, la tibieza de las manos, el sol,

la candidez de la mirada, la noche serena,

y el camino de estrellas que guía a los amantes hacia su

morada celeste;

Las cenizas que arden,

la luz en que la vida escapa y es liturgia de dos.

II

Aquí me hallo contemplante del misterio de

eternidades.

Ante el enigma del ser;

observando desde lo alto y el frío

aquellos muertos que caminan desprevenidos.

He oído que llegan hasta sus lechos atroces

soñando en la desesperación del día

para aniquilar el ardor de sus anhelos

con la fragua del olvido;

Ya no recuerdo si me he visto también

entre ellos ó

construyendo sus tumbas.

Dicen que demuelen las guaridas de quienes aún viven,

destrozan la piedra; inventan un canto y

vuelven entre sollozos hacia sus hoyos;

perdidos en el tumulto de huesos,

entre harapos y mortajas que cubren la máscara que era cuerpo

para seducir a la muerte.

Pero ella no llega;

y deben dormir otra noche más al

desamparo del amor,

que no sabe que es dicha,

que es la única dicha

y que no hay otro sueño que

persista mientras tanto prevalezca ígnea la estirpe

que arde en los brazos del amante,

para ser consumido hasta las cenizas y el polvo,

para que su fuego

inflame la carne,

derrita los huesos,

Page 26: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

26

hasta agotarnos y ser estrellas,

pero no,

otro cadáver del buitre metal.

III

(Intentaré ver todo de nuevo, no ya con una queja absurda en los

labios ante el mundo.)

No, no son las vanidades del mundo, es entonces mi corazón vano

que no

puede entender las cosas de otra forma;

La vida de un modo que no sea atroz.

La muerte de otra manera que no

sea simplemente cesación.

Cristo agrega algo poderoso: la idea del Amor.

Ni en las antiguas doctrinas del Buda se estima esta fuerza y

elemento,

en ellas se busca el desapego de todo cuanto nos ciegue a la

verdadera

dimensión (cubierta por la ilusión del velo opaco sobre las cosas).

Aunque con gran compasión por todo lo existente solo se persigue

tras este

tenaz camino la liberación del círculo de encarnaciones, la rueda

del samsara y la unión de la

conciencia a la conciencia del todo, la extinción del yo, y el

“nirvana”.

El cristianismo primitivo incorpora un elemento disonante: el

Amor

Como camino de liberación, como camino hacia el padre a través

del servicio como

total entrega y renuncia.

Page 27: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

27

Argentum Maris

Allí, cada atardecer veo el sol tras el horizonte que sangra,

y pienso qué historia me fue dada para traer como un augurio ó un

consuelo.

Veo aparecer, otra vez, la misma estrella y las nubes lilas, fucsias

y grises

eclipsan la luz entre mis ojos y su distancia.

¿Sabrán ellas que se interponen entre nosotros?,

¿Sabrán algo de aquél lejano sol que lucha por permanecer un

instante más

alumbrando mis palabras?

Yo, ya había decidido partir.

Siempre había creído que me estaba reservado algún destino

especial, pero luego

supe que no, que era lo mismo; aunque en el fondo de cada

palabra brillara

la esperanza de sentir finalmente aquel llamado.

Si algo he aprendido de la vida es esto: que es silenciosa y

anónima,

aún en la fama ó el tumulto somos anónimos,

el nombre es el de una imagen tras el velo de las cosas;

únicamente somos conocidos para quienes saben ver en nuestros

corazones.

De joven había pensado en forma mucho mas radical; Junto a un

amigo llegamos a idear un

complot total del mundo, que montaba un escenario a medida que

nos desplazábamos

por la vida, de modo tal que las personas, los autos, los diarios, la

historia, todo en definitiva,

todo era una farsa alrededor nuestro, no sé como no llegamos a

desconfiar

de nosotros mismos, tal vez por que arribamos juntos a esta

conclusión.

Entonces leíamos un texto de Descartes (El discurso del método)

y discutíamos con algún joven profesor de filosofía, sobre la

existencia de lo real en el mundo.

Yo era un escéptico empedernido y dudaba hasta de la realidad

misma de las cosas más cercanas.

Recuerdo que un día llevamos a un extremo una apología sobre la

inexistencia del zapato,

diciendo que solo era existente para quien lo percibía como tal, y

no para el resto

de las personas.

El profesor nos propuso usar el zapato como sombrero y salir a la

calle.

Siempre subestimé los criterios de aquel profesor y mis demás

compañeros.

Hoy, ensombrecido por el abrumador peso del conocimiento

siento que no sé nada

y en aquel gesto arrogante de mi temprana juventud reconozco la

más terca ignorancia

que no deja de acompañar al hombre que cree conocer la verdad

última de las cosas.

Page 28: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

28

Poesía

¿Cómo discurrirá la simultaneidad de los seres en un tiempo

continuo de

misterio, donde los espejismos de nosotros mismos nos asedian

multiplicados en

cuanto anhelo se reproduzca hasta el infinito de esta farsa?

¿Cómo soñaremos el parto universal?

Respuesta:

Todo comienza con un leve

suspiro que se eleva y el quebranto

de la voz.

La escritura sella destinos.

Siempre que con mi sangre sellé destinos,

corrieron los ríos junto a la distancia.

Page 29: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

29

Las Invasiones

Refugios de tus vanas cadenas

Quince minutos.

¿Cuanto tiempo para la palabra?

Lo casual que se combina en el doble

círculo de los mecanismos atroces;

Donde todo responde,

donde cada llamado quiebra el aire,

parte la presencia de las cosas,

no la materia, esa no,

no lo concreto

en donde hinca el diente la desesperación

del razonador, no,

sino allí donde habitan el misterio y el

silencio

Raza fatigada

Ángel salvaje,

¡Incendia sus plantaciones de preceptos!

Su sagrado sepulcro

Paradoja: soy el temblor de tierra.

Pegado a mi muerte (voy)

Apoyado en el bastón de mi esqueleto;

La Infancia ardiente

Y la Oratoria del árbol.

¡Pártase la luna en mil espejos!

Grito y gimo con el

eco de mi voz

entre leones y águilas,

ríos y selvas.

A toda maquina entre planetas y catástrofes

con los ojos abiertos en la noche

y el pesado cortejo.

Febo en llamas del mundo,

Fusil que decapita los pájaros del cielo y

El alba benigna

Apaga la Usina del ansia,

mordido por calamidades

de las maquinas que avanzan.

Historias de guerras antiguas,

Cabeza que piensa otra cosa.

Lucha entre el barro y Dios.

Fragilidad del sueño

Habitado de cadáver

Átomo:

¿De donde vienes?

Corazón clarividente,

Cansado de pasar linderas en los laberintos

de la nada.

Entre la

burla del hombre hormiga;

Mentira :

Pedestales de aire de mis leyes

entre lágrimas de olvido.

Recuerdo de las vidas más solas,

Los pájaros de antaño,

Los ríos sumergidos

La Fuerza de la luz.

Liviano el mundo

Cae como un cabello de sol

Piano de olores

Y los ojos que hipnotizan la soledad

Page 30: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

30

Rayo de luz

Hornero del mar

Golondrina

Encoge tus uñas como leopardo

Y arranca un corazón con vida

Hazlo.

Page 31: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

31

II

Hay un orden divino que vuelve estable

todo el universo

Hay una palabra profunda

en el centro de cada mirada

Hay presencia.

Hay un conjuro sobre el

pecho que huye como pájaro

Hay en tu risa y la mía

el corazón clandestino,

la pasión errante

y un espacio para el amor.

III

Calles,

Como guante blanco

Asesinan y dan un beso

Calles envueltas en pies de luna

Calles llenas de espíritu

Ciudades tristes o alegres

Volad como un pájaro sensible hacia la muerte,

La flor que será nuestro mañana

Nuestros enigmas como puertos abiertos

Aventura enferma del corazón

Libértanos de la demencia humana

Quema con su anhelo

La medida del tormento;

Hasta hoy,

No conocía

el peso de mi muerte

IV

La voluntad dormita sobre un astro encendido,

La noche sabe qué corazón tienen mis

Amarguras

El pasajero de su destino:

Hermoso y Absurdo

Es tarde

Como el cadáver que separa la eternidad,

el sobresalto de las estrellas,

la lejanía sin solución y la

huella de los pies.

Silente

Entre hombres y presagios

Con la nave de mi alma

Arrojaré los números,

Para no empañar el metal de tu

Alma.

Ya no espero:

El gran viento que quiere abrazar el destino

El Infinito irresistible,

La Roca tenebrosa

Y la pluma que planea desde el principio del

Mundo.

Page 32: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

32

El Peso de mi Muerte

“El hombre es como

Un mendigo que se arrastra en la ley de

las alucinaciones buscando una

evidencia”.

Vicente Huidobro

No conocía el peso de mi muerte,

entre los hombres y los espectros

vacilé.

No supe distinguir.

Busqué el refugio del sueño,

donde amanecen los cuerpos cuando

cruzan el olvido.

Allí debía estar intenso de

cenizas tras la señal del vidente,

tras la mentira de este mundo,

como fantasmas que se arrastran

buscando

una evidencia;

Filoso como un frío lucido de destinos

no cumplidos.

Y el sino en la piel que nos oculta

¿Cual será entonces nuestro verdadero rostro?

Hoy me deshago en presagios;

peleo ciego como el lobo último

tras el asedio fatal.

Sangrando de púrpura el alma

se deshace en mil ríos.

Y te detengo para verme

Reflejo,

Reflejo mío,

del que soy

Un espasmo quieto en el alba de los

anochecidos.

Una sombra abyecta en la multitud,

tus tres días de espera,

un cadáver

y la redención.

Page 33: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

33

Crear

Secuencias temporales y esparcirlas

Zona:

Este mundo tal como el otro lo desorganiza.

Tras fundirse de mundos

Sueño que retorna a la vida

Bajo Títeres

Testigo de lo absoluto

Cazador de los fragmentos

Traductor de astros

De Pié

De pie los maniquíes expuestos

rápidos como mi memoria.

De mil mitologías inmóviles;

Rostros.

Los hombres lejos de las arcadas

como muertos encantadores.

Blandiendo palabras absurdas y líricas;

Esponsales y prenda del amor

El anillo se rompió

mas claro que el firmamento

las lilas, el tomillo y la rosa

a la orilla de un lago sobre agua que ondulaba

Yo Amo como el insecto nocturno

a la luz

Cortejo de pájaro que nidificas en el aire,

el limite donde brilla la memoria.

Page 34: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

34

K487 – Carta a mi hija

Como rasgando el filo de las formas,

el mundo agoniza de imágenes sobre el ojo

(irreparable pasajero de las alucinaciones del día);

Y las verdades en que despierta la voz,

el sonido

(verdugo de la palabra)

hieren de muerte a todo lo que calla,

desgarrándolo del silencio,

(presagio de la eternidad)

Y se alza desde la lengua misma,

como un conjuro,

cada pacto entre las cosas y su nombre

Cada nombre encanta su reflejo y

se yergue

lastimado de sustancia;

de materia;

de algo mas que nada

Donde hinca su colmillo la

Serpiente del hierro ;

Y en cada guiño nos muestra

el frenesí de un Dios agotado:

todas sus máquinas y

todos sus cálculos

Veo hacia atrás, allí donde el sol

muere de los días que se escapan,

como los pájaros de otoño,

como los ojos nublados,

como el aliento último

Y este desasosiego

Y esta nueva esperanza:

Fuerza de luz y de sueño

y el eco de esta voz

Qué eres tú.

II

¿Que es verdad hija mía?

¿Que es la verdad mi hija?

¿Donde se oculta el aire en el viento;

la noche como paloma,

lo oscuro y la voz en el desierto

del alma?

¿Acaso hija mía se conjugue en tu

elemento mi sangre y esta pregunta

sin respuesta?

Acaso un día sientas el vértigo

de quienes te lanzamos al mar de los días.

Quienes me engendraron,

y el engendro divino como

torrente hacia el océano de todos

los miles que alcanzamos forma.

Page 35: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

35

¿Que es la verdad hija mía?

¿Donde escarbar?

Si allí entre las arenas y el fango,

debajo de las plantas,

entre los huesos antiguos, ya blancos

como la memoria.

Aquí entre los pliegues de los

recuerdos, las escarpadas angustias,

los bajíos insondables del alma

y la dicha que es un día,

que es un destello en el relámpago

de la vida.

Te diré un secreto Hija mía:

Nuestra eternidad escapa

a todas las palabras.

III

Me asalta cada recuerdo;

cada lugar;

Las costas bañadas del infinito sol

los acantilados negros,

el filo de lava en los ríos

que bajan como senderos.

Cada palabra, cada imagen,

cada aroma, cada sustancia,

recaen sobre mi con el

abrumador peso de lo eterno,

de lo que por siempre

seguirá

La leña ardiendo en la playa,

una páramo en la Isla de Creta

(Matarán, si no me traiciona el nombre)

Las chispas encendidas de

noche subiendo junto a las estrellas.

¿En que memoria de mi mismo puedo

detenerme?

¿En que memoria sin quebrantar el

tiempo?

Hija mía, ya también recuerdo

lo que vendrá,

los días que llegarán

la mañana en que te veré

nacer,

Ya recuerdo tu sonrisa que aun

no es,

pero ya es.

Recuerdo el rostro y el vientre de

la mujer amada

Y a ti dentro como un misterio

de caracolas.

Como el sonido del mar,

Como los latidos del inmenso

río que fluye de sangre

hacia los ojos,

hacia otros hijos

que no conoceré,

pero conozco,

algo de mi corazón,

algo de la pasión entre los

corazones que

se hacen uno,

aquel fuego templante de

vida que será: ¡más vida!

Page 36: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

36

Que ya es

que somos nosotros convertidos

en todos los recuerdos y los que

vendrán hechos de carne,

hechos de miel,

hechos de sueño,

hechos del inmenso amor

que nos

redime

Como el óbolo terrible y la pira ya

encendida.

Un Caronte que nos transporte desde

el Hades que ya somos

Hacia el recuerdo silencioso

y de memoria plena

sin tiempo,

sin las horas de arena; aciagas

sin los días de sombra; abyectos

sin la risa que se burla;

en cada vuelta absurda.

De esta farsa comedida,

el engaño preciso:

¡Yo te conjuro Oh reloj!

¡Detén el tiempo, y contigo las

horas de barro!

Las lluvias de polvo,

el ansia encendida y

toda, toda esta desesperación.

Querida hija;

Huye del reloj,

Huye de todo lo que te aleje del sol

Huye como el viento

que mece los trigales

sin pensar en la renta.

Hazte día, brilla.

Hazte como flor y perfuma.

Hazte pájaro, hazte roca, manantial,

Selva

Nube,

Hazte, todo lo que no se compra.

Pero nunca dejes que tus sueños

se fundan en la jaula del estrépito,

del progreso metálico

del estertor eléctrico,

del humo desesperado,

de pantallas necias,

espejos encantados,

prisiones de cadena libertaria.

IV

Hoy te sueño hecha de flores,

te sueño hecha de sueños

Mira:

La vida es instante que

escapa como el día.

¿Que es verdad hija mía?

Es verdad el perfume en la boca,

es verdad un sueño de pájaro,

es verdad tu sonrisa de nácar,

que se adivina desde el centro que

es ombligo.

Es verdad cuando sabe el corazón;

es verdad cuando tiembla una palabra

Page 37: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

37

en el filo de la lengua

y se agita la tierra cuando ella nombra;

Page 38: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

38

Es verdad este amor de astros,

este amor de estrellas,

este amor de hadas,

de sirenas

de ángeles,

este amor de lobos,

este amor que yo siento,

Hija mía, es verdad este amor

que nos une,

ya te amo,

Es verdad mi Dios, hija mía,

y que este amor es puente

desde su centro hacia nosotros,

y el vientre que te alumbra y

la verdad de ser todo;

todo ese amor.

Peregrinos de la perdición

¿Que cosa puedo hacer más que

apreciar en silencio la creación?

Contemplar....

¿Donde suenan la huestes junto al metal

hiperbóreo?

¿En que ataúd han de edificar

su nueva morada?

¿Quo vadis veritas?

Ve que allí aguardan

las vacanzas entre

magistas urgenciadas

Toma el pedíon

fastíde entre

foganzas y el murgendo

¡Oh las suplicas del arbontal

y todas las

márgines del sagazo!

¡Oh los idas argicos del

áuride solístido!

¡Oh, musas verboteantes

de las crestas sagazes

¿Dónde no es ridículo el gesto

vanidoso del que aúlla

bonito;.... y bonito nada mas?

Page 39: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

39

Ciudadano del olvido

¡Oh tribu de cadáveres !

que se mecen solícitos

entre las grutas y los rincones,

de galerías insondables.

Peregrinos del extravío,

que vagan entre sollozos

a la espera del salvador.

Que se acurrucan en los días cálidos,

y los días helados salen a pastar,

a balar entre la turba,

a balar ante el magnificente

siervo coronado que como un

párvulo soez escupe

y gime entre destellos guturales

de toda su vanidad.

¡Peregrinos, Peregrinos, náufragos del desacierto!

Yo también soy uno de vosotros,

Yo también me aferro al madero

salvador en medio de la tempestad.

¡Yo también sufro desasosiego de lo

vasto, vértigo de infinito,

estupor de lo eterno!

Tantas veces te he visto con ojos ciegos

de mi,

que no se si son todos el mismo,

el único.

Este dolor de pájaro:

¡Si al menos fuera digno de su austeridad!

que mueren silenciosos sin

reclamar estrellas al cielo,

coronas al mar

ni collares de flores,

ni el fuego patibulario, ni el martirio de los

santos, ni la bala heroica o

la espada de tierra, la espada de rayo,

la espada, la espada,

¡La gloria de los hombres es

horror de espadas!

¡Que era de espadas!

Y de hienas incendiarias

¡Hurra por todo tu fuego!,

Hurra por tus cañones libertarios,

Hurra, por tus verdades de panfleto

¡Hurra, Hurra de botas y de barro!

Yo sigo entre los pájaros,

que mueren bajo sus alas en un rincón desconocido

con mis ojos de lluvia,

mis ojos de lluvia Vicente.

Este día de soledad inaccesible

que me inunda de algo mas bello

que aun no aprendo a pronunciar.

Page 40: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

40

Si,

la sangre que corre a la muerte tiene

sus afluentes,

La insinuación de tal semilla

y la selvas, y los ríos, y los manantiales

brotando del centro del pecho

hacia el gran corazón,

el que sacude como temblor

el día de los días,

y los días que estallan como soles,

que estallan como estrellas,

que estallan como esquirlas,

esquirlas veloces que escapan

incandescentes como el relámpago

y el misterio.

Como la noche imperecedera,

como las costas negras

bañadas por el río del olvido,

como este amor de fragmentos

de pájaro,

del pájaro de ojos de lluvia

que resplandece en el alba

del día más negro,

de la noche que más brilla

que resplandece de corazones

en la frase última

y la atmósfera más distante.

II

Como un rasguido de fuego

que irrumpe desde antaño

caigo igual que el rayo,

que todo en él es,

y fulmíneo

con el se deshace.

Page 41: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

41

Noche de bestias

El aire y los sueños

El agua y los ríos

La poética del espacio

Y el derecho de soñar

Dirige tu paso atrás,

Me llevaban las lagrimas de la

Juventud y los

Perros dominados por la locura

Las bestias antes de morir

lanzan una última mirada al

cielo,

con patas sangrientas

de insaciable sed de infinito

Non Serviam

No cantes la lluvia poeta, haz llover,

sacúdete de la vista a los hombres

y préndete en un incendio de astros.

Igual que la garganta del ahogado

que destella relámpagos y no voces,

truenos y no palabras,

el fogonazo prístino del dulcísimo corazón.

No cantes la lluvia poeta, haz llover,

porque sino llovieras de mares,

y de todo lo que sufre,

serías igual que aquellos pobres diablos;

aquellos perros vagos

que nada crean

que mueren sin haber

visto tras el eclipse que es mundo

los rayos fulmíneos del ser.

Poeta,

¿Que es tu fuerza sino conjuro?

¿Cuál es tu don si no eres cordero?

¿Con que escribes sino con tu sangre?

Cuando miro mis manos buscando una

palabra, cuando le ruego aquella palabra

al viento; no como inspiración;

sino como el aire

que queman mis pulmones

con cada latido,

cuando miro mi pecho, buscando una palabra

como la flor de estío,

como la flor que no fue

como la flor maldita,

como la flor que acompaña al

Page 42: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

42

muerto hasta el sepulcro

así acompañan las palabras a los hombres,

pero a ti no,

pero a ti no, poeta.

Tú velas el fuego sagrado,

de una orden extinta;

Tu perteneces al linaje de los

que sobreviven a la devastación,

porque sobreviven las palabras,

crecen como estas flores,

alumbran como el fuego,

arden como todo lo que es noble,

como arden las maderas,

como el árbol, como la tierra,

de pie,

igual a nosotros que en el abrazo de las llamas

coronamos un nombre y un destino.

Sed de infinito

Un ansia

I

Lector:

Detente, no te conduzcas con

hocico embalsamado de gloria

por las ciénagas de la fatalidad.

Aún la lógica de los hombres

tiñe de melancolías rojas, aún

su gloria se cierne

sobre los frutos de nuestro

amor como los ángeles de la furia

amarga.

Los esperaré, los esperaré como

espera el pez ser devorado por

la dentellada implacable del tiburón,

la sangre que espera

la sangre que espera.

II

Cuando la belleza se halla ido ya del

esplendor en la carne,

la sed,

los aromas que te invaden,

se hayan saciado de días,

de miradas,

habré muerto a tu dolor.

Page 43: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

43

El hombre desenmascarado

Un hombre suplica,

un nombre nuevo que suena de feroces

guturales, las distancias entre

los labios

Un nombre que rechina de sombras y

se complace en el vértigo del

día, sobre el tallo que es

renglón de cada palabra

Cada palabra en un renglón de

estrofas que tiemblan sordas el

estrépito de los mundos que

colisionan dentro.

¡Feroz ve, arremete!

Dios quiera perdonar tu complacencia.

II

Los dioses que antaño

se regodeaban con las miserias de

los hombres hoy yacen desnudos

de mármol frío,

las miradas

vacías de sus hijos

huérfanos

incendiando las

retinas en una guerra de ojos;

Una guerra de labios,

una guerra de lenguas de humo

negro.

Y aquí aparece en escena el

lúbrico, el loco, aquí aparece

como un rayo y habla suave

pero con el filo de mil hojas

de diamante hechas daga;

que aman al corazón

Aquí aparece el loco:

Devuélvele el velo blanco que cubre

los ojos de todos los nombres

que no he sabido pronunciar.

Page 44: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

44

Así grita el loco:

Hablo bien para tanto dolor que ni

una lágrima se escurre

hacia el infierno de mi boca;

Mi voz quiere ser la sombra de la vida,

y mi palabra tiembla.

Yazgo perdido entre los gritos arteros,

la turba llega y caigo

hacia el súbito corazón, viajo tan profundo

y dentro que ya no recuerdo mi

nombre, que ya no recuerdo el tuyo

¿Cómo podré redimirme?

¿Quién soy ahora sin mis gritos?

Quiero edificar los soles en el

ojo

como el arquitecto de cada pensamiento

y no puedo despegarme de esta tierra

que me abraza.

¿Haz visto tú cuánto de loco?

¿Qué lugar es el mío demente

de tus pesadillas tan consabidas?

Es que te has propuesto las perfidias

que osa el exegeta, cuando

la magnánima razón resplandece en

tus días-prisión.

Aquí la ninfa, la musa huye

horrorizada, abandona al loco,

que corre hacia la noche

escapando también, del sol y del

sueño.

Haz tu también el mal donde roen

los huesos de aquellas victimas

del amor.

Corre tú, huye tú,

vete tú.

Decídeme en un instante y de una

vez todo lo que cruza

Conjúrame para que renazca;

y renaceré hecho de estrellas a

tu lado;

Renaceré de la fiebre que padecen

los dioses, pariré cada palabra,

me comprometo

pero eso si, que halla una luz.

Que la haya al final; te lo suplico.

Que haya una luz al final del

desencanto.

Austero es mi pecho que no

refulge de galardones pueriles,

la mano que no porta látigos

ni espadas,

Yo sólo llevo un nombre y mí

triple lengua de platino,

mi doble dedo entintado,

mis ojos de hielo y mí

boca de fuego,

y sobre todo el corazón que se

desangra.

¡Oh canta conmigo en medio de

la fragua que es batalla!

Y ahora ausente de destinos heroicos,

del rebuzno oficial,

vuelve a sumergirse

en su mar de ópalo con los ojos

Page 45: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

45

palpitando como la bestia

liberada cuando se estremece

ante el rayo.

Un sueño

Alguien muy adinerado asistía a los remates de importantes

pinturas en alguna de aquellas tiendas inglesas que tan famosas

son por encontrar precio al arte.

El hombre pagaba cuantiosas sumas por estas obras para luego

comérselas.

Si, millones te dólares por un Picasso, o un Rembrandt, o un

Vang Gog y luego en el momento de adquirir la pieza, la comía

sin mayor protocolo que cortarla en pedazos que pudieran caber

en su boca, para finalmente tragarlos, acompañado de algún vino

mediocre que consiguiera para la ocasión.

Y así es como el mundo del arte se conmocionó por esto.

¿Como desaparecerán las pinturas para ser comidas por este

hombre?

Provocando el horror de los críticos y el refinado sector de la

prensa burguesa que tanto alaba los iconos de la cultura,

porque así debe ser.

Con el tiempo, y luego de que tal hombre comiera el arte, tanto

arte como millones de dólares pudiera pagar,

su apetito por la pintura se sació.

Page 46: Corazon Clarividente

CCoorraazzóónn CCllaarriivviiddeennttee MMaarriiaannoo LLooppaattaa

46

Agradecimiento

Dios mío, gracias por cada día vivido, por todos los lugares, por

todos los seres que amo, por tu palabra que nunca me abandonó,

aún cuando creí dominarlas a ellas y no reconocí tus labios tras

mi voz.

Hoy abjuré de la razón y la duda porque una lágrima rozó mi ser,

lo hizo despertar.

Ya no anhelo señales ni sabiduría, solo busco sosiego y una

palabra nueva,

una que solo sea para el corazón.

Agradecimientos:

A Enrique por heredarme el linaje del cisne,

(la tribu profética de pupilas ardientes)

A Pérez Turco por heredarme su luz.

A todos mis nobles amigos, (ellos saben quienes son)

A mi amada Eugenia y a mis pequeñas Ana, y Zoe

por hacerme un hombre feliz (quién ahora soy).