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Consejo editorialJorge Rodríguez GómezFelipe SaldiviaGustavo Borges Revilla

direCtoraMercedes Chacín

editor jefeCarlos Cova

direCtora de arteEdarlys Rodríguez

Coordinador de fotoGrafÍaJesús Castillo

asesor editorialReinaldo González

Coordinadora 2.0Yanira Albornoz

Web y redesKay Yam Hung Gaizka Orta

redaCCiónNathali Gómez MoscosoGustavo MéridaAnder De TejadaMarlon Zambrano

diseñadores Lisbeth MontellCarlos HernándezVicmairis Aguilera

ilustradorAlfredo Rajoy

fotóGrafosMichael MataEnrique Hernández

CorreCtorRodolfo Castillo

loGÍstiCaIdania BracamonteDaniela FernándezEdi Cordero

Colaboran en esta ediCiónClodovaldo Hernández, Mercedes Sanz, José Roberto Duque,Freddy Fernández, Miguel Posani, Indira Carpio, Nelson Chávez Herrera, Maryori Cabrita, Jessica Mena, L. “Razor” Balza, Henry Rojas, Neptalí Segovia, Joseph Castellanos y Maryori Cabrita. Archivo Ciudad CCS.Fotografía de portada: Enrique Hernández.

impresión Complejo Editorial Alfredo ManeiroImprenta Nacional.

www.epaleccs.info [email protected] @epaleccs @epaleccs

Comercialización y Ventas: 0212-8080323/0426-5112114Distribución: 0212-8085843 Depósito Legal: pp201202dc4166

Una publicación de la

29 — la bitáCorade amón-ra

Contenido

Revista GRatuita CirCula los domingos Con el diario Ciudad CCs búsCala de lunes a viernes en nuestra sede: esq. san jaCinto, edif. gradillas “C”, piso 1, al lado de la taquilla úniCa de serviCios muniCipales

Premio Nacional de Periodismo “Simón Bolívar”, 2014 y 2015.Premio Municipal de Periodismo “Guillermo García Ponce”, 2014.

02 — perfilÉrika Farías

05 — el menjurje Mancheta y demás

07 — Ciudad Caracas sin presiones

10 — CaraCas, monte y Culebra

12 — músiCaEl rock erótico de Los Pecaya

18 — GastronomÍaPichones de sibarita

20 — CrÍtiCa y mediaTelevisión y oralidad

21 — entrevistaMigdalia Tovar, vegueña y ñángara

06 — mitos Lunes de aburrimiento

11 — filo y borde Enfoques

14 — miradasEl cine: lo malo, lo bueno y lo feo

19 — libremente¡Qué excelencia ni qué excelencia!

24 — CróniCaUna historia perdida en Teñidero

26 — poesÍao nada

28 — el rumor de las bolas

27 — CruCiCulturaCrucigrama

PERFIL02

POR CLodovaLdo HERnándEz • [email protected] / IlUSTRacIóN aLFREdo RaJoY

Recientemente pasó del ministeRio del podeR populaR de comunas y movimientos sociales al de agRicultuRa uRbana, luego de habeR sido gobeRnadoRa de cojedes.

peRo su función actual más polémica es la cooRdinación del pRoceso de RegistRo del caRnet de la patRia

Por su plante, su manera de vestir y su corte de pelo, se sabe que Érika Farías es una tipa dura. Al parecer, lo ha sido desde niña, pero fue su acercamiento al comandante Hugo Chávez lo que le permitió canalizar su dureza hacia el trabajo político y social. “Chávez le puso el ojo desde jovencita y la sumó a su equipo de bravas guerreras”, relata el periodista cojedeño Manuel Abrizo, quien la ha entrevistado varias veces.

Y vaya que ha tenido que demostrar su firmeza de carácter en los últimos años. Ha sido pieza clave en el montaje de las primeras estructuras del Poder Comunal, una lucha encarnizada contra los obstáculos impuestos por los adversarios de la derecha y por los factores internos que defienden sus cuotas de poder burocrático. Por si eso fuera poco, el Comandante decidió enviarla a Cojedes, un bastión de la Revolución que había caído en un peligroso estan-camiento. Llegó allá como “importada”, se sobrepuso a los ataques de urticaria que esa condición siempre causa en los liderazgos lo-cales, ganó las elecciones de 2012 y se fajó con la difícil tarea de conocer y gobernar sobre la marcha.

Dice el adagio que el llanero es del tamaño del compromiso que se le presente, y a esta mujer, que no nació en el llano, le tocó un compromiso nada sencillo: poner orden en esa puerta de la gigan-tesca pampa venezolana, una entidad federal rural y poco poblada, empotrada entre el urbano e industrializado Carabobo y el feraz y productivo Portuguesa.

Cuando, con mucho empeño, se había convertido en una cojede-ña asimilada, el presidente Nicolás Maduro le cambió de nuevo el reto: en octubre pasado la designó ministra del Poder Popular para las Comunas y Movimiento Sociales y vicepresidenta del Socialis-mo Territorial. Luego, en enero de este año, la nombró ministra para la Agricultura Urbana y, adicionalmente, le dio la menuda tarea de coordinar el proceso de registro del Carnet de la Patria.

Farías, según los datos biográficos que ruedan por internet, nació en Yaracuy, pero hay quien asegura que en realidad es caraqueña o que, al menos, se crió en la capital, en el barrio El Guarataro, el mismo de donde salieron nada menos que Aquiles y Aníbal Nazoa. Es licencia-da en Filosofía egresada de la Universidad Central de Venezuela, lo cual también sorprende a mucha gente, pues no concuerda casi con el estereotipo de los filósofos. Además de las carteras ya señaladas, se ha desempeñado como ministra de Alimentación y de Comunas y tam-bién estuvo (en dos oportunidades) al frente del Despacho de la Pre-sidencia, en tiempos de Chávez, un cargo para el que era necesario tener tabaco en la vejiga y cohetes en otras partes anatómicas.

Como ocurrió con casi todos quienes ejercieron esas funciones, ella no duró mucho en tales lides, pero a diferencia de otros, Chávez no la metió en un congelador sino que le asignó responsa-bilidades importantes en el proceso de promoción y organización del Partido Socialista Unido de Venezuela. Unos años después vol-vería a designarla para el mismo puesto, un gesto por demás típico del Comandante.

Instalada en el grupo de funcionarios que siempre gozó de la ma-yor confianza de Chávez, Farías coordinó el Frente Francisco de Miranda, una organización considerada clave en el desarrollo del objetivo estratégico de generar estructuras de poder popular.

Cuando le preguntan qué logró aprender de Chávez, recurre a su vena filosófica y dice frases como la siguiente: “Muchas cosas se aprenden con un líder como el Comandante. A uno tienen que dolerle las dificultades de nuestro pueblo, el dolor del pueblo debe transformarse en eficiencia”. En su cuenta Twitter, se autodefine como “Combatiente del Ejército del Comandante Chávez”.

El periodista Abrizo opina que Farías ha asimilado muchas otras características del gran líder bolivariano. “Creo que en el actual

Érika Farías tIEnE CaRnEt dE tIPa duRa

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Edición Número Doscientos catorce. Año 05. ÉPaLE CCSCaracas, 5 de febrero de 2017.

gabinete, es la persona que más se parece a Chávez en eso de ser como el pueblo”, dice.

Sea como fuere, la ministra siempre tiene presente que el lideraz-go del Comandante es el origen del ascendiente que los dirigentes revolucionarios actuales tienen en un sector crucial del pueblo. Cuando era candidata a la gobernación, un presentador de televi-sión le preguntó al respecto y ella dijo: “Yo comparto un liderazgo nacional, que es el de Hugo Chávez, y suscribo un plan nacional, que es el de la Patria. El pueblo cojedeño me ha transferido una parte de la confianza que le tiene a Hugo Chávez y yo voy a Cojedes a construir patria, a hacer Revolución”.

Su gestión como gobernadora no fue fácil, entre otras razones por-que en su primer año debió enfrentar la elección y designación de candidatos a las alcaldías y los concejos municipales, un proceso donde las corrientes internas suelen sacar a relucir sus espuelas bien afiladas. Tuvo la gobernadora “importada” que mostrar el lado más rudo de su carácter para mantener la unidad revolucionaria en un estado chavista por excelencia.

Por supuesto que no ha salido ilesa de su ya largo recorrido por importantes cargos nacionales y por la gobernación de Cojedes. En los sumideros digitales se le ataca con frecuencia, tildándosele de arrogante y déspota. En ese tipo de ambientes tampoco pue-den faltar las referencias despectivas a su apariencia física y estilo. Ella, sencillamente, no le para a eso. En una oportunidad, tal vez respondiendo a los comentarios de una de las doñitas fashion que estuvo de moda entre los opositores en 2016, expresó lo siguiente: “No hay una mujer más hermosa que la mujer bolivariana, cha-vista, revolucionaria y socialista, porque vivimos para luchar, para garantizar la vida, no para andar en cuestiones superficiales”.

Su gestión como gobernadora coincidió, además, con la etapa más cruenta de la guerra económica. “¡Qué año tan fuerte fue 2016! —dijo hace poco en La Hojilla—: nos permitió demostrar que so-mos hijos de Bolívar y Chávez. En medio de esa crisis, nuestro pue-blo, sin consejos especializados, cambió sus hábitos de consumo, aumentó la ingesta de tubérculos y raíces, se las ingenió para seguir comiendo. Por eso es que la burguesía y sus aliados no pueden en-tender cómo es que, en plena guerra económica, habiendo pasado todo lo que pasó, ahí está un pueblo”.

Su pasantía por Cojedes la había alejado un poco del debate nacio-nal, al cual volvió con su designación, primero, como ministra de Comunas y Movimientos Sociales y, luego, como titular de Agricul-tura Urbana en sustitución de Lorena Fréitez. Sin embargo, en estas últimas semanas, su retorno pleno al candelero político no ha tenido que ver tanto con los huertos vecinales sino con la otra tarea que el jefe del Estado puso en manos de Farías: el carnet de la Patria.

“El presidente Maduro viene mencionando el carnet desde hace meses. En noviembre nos dio la tarea de preparar el proceso de

carnetización amplio que tiene que ver no solo con los Comités Locales de Abastecimiento y Producción, sino también con todas las misiones sociales y programas de asistencia al pueblo”, explicó la ministra recientemente.

Evidentemente satisfecha por la concurrencia masiva de la gente al proceso de registro, Farías ha dicho que “el carnet está expresando la enorme confianza de nuestro pueblo en el Gobierno revolucio-nario y en el presidente Nicolás Maduro. Nos va a permitir mejo-rar la gestión, saber hasta dónde hemos llegado con las misiones y otros programas de la Revolución y cuánto nos falta. Vamos a saber, con nombre, apellido y dirección, dónde está ese venezolano o esa venezolana que necesita ayuda. Con el carnet vamos a seguir profundizando el Poder Popular”.

“Esa función de coordinadora de la carnetización demuestra la importancia que ha adquirido Érika en todas las estructuras de la Revolución, desde el partido hasta los CLAP, pasando por las UBCH, los CLP y las patrullas. Es una figura clave de la organi-zación”, afirma un viejo revolucionario que, por manías seculares, prefiere hacer sus análisis desde la clandestinidad.

Farías ha arrancado, pues, el 2017 en pleno combate ante las ma-trices de opinión que arma la oposición en sus medios y redes so-ciales, y que en este caso pretenden hacer ver que quien saque el carnet se convertirá automáticamente en ficha del PSUV, y quien no lo haga, en víctima de “los colectivos violentos”. Lo hace con mucha seguridad y con su plante característico de tipa dura. Ese plante que en una sola ocasión —al menos de manera pública— se desmoronó. Fue durante los funerales del comandante Chávez, en marzo de 2013. “Es la única vez que yo la he visto llorando, vuelta leña”, vuelve a decir Abrizo.

FaRíaS Ha aRRanCado, PuES, EL 2017 En PLEno CombatE antE LaS matRICES dE oPInIón quE aRma La oPoSICIón En SuS mEdIoS Y REdES SoCIaLES, Y quE En EStE CaSo PREtEndEn HaCER vER quE quIEn SaquE EL CaRnEt SE ConvERtIRá automátICamEntE En FICHa dEL PSuv, Y quIEn no Lo Haga, En víCtIma dE “LoS CoLECtIvoS vIoLEntoS”—

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Edición Número Doscientos catorce. Año 05. ÉPaLE CCS Caracas, 5 de febrero de 2017.

el menjurje 05

Edición Número Doscientos catorce. Año 05. ÉPAle CCSCaracas, 5 de febrero de 2017.

CIRCOPARA RENGIFO

Galardonada como Mejor Obra Académica en el Premio Municipal de Teatro 2015, Éxodo,

voces para el compañero, de la Compañía Na-cional de Circo, conjuga la danza, el teatro, la

música y las artes circenses para reconstruir el imaginario de César Rengifo, a partir de uno de los acontecimientos más importantes de

nuestra historia: la Guerra Federal.

Duración:12 décadas

««

Si alguien sabe de apreciar cine es Román Chalbaud, nuestro entrevistado del número anterior. Son años de estudio, "degustación" y realización de películas, que compartirá "gus-tosamente" el próximo viernes 17 de febrero a las 8:30 de la mañana en la sala de formación que lleva su nombre, ubicada en el Laborato-rio Rodolfo Santana del Cine y Audiovisual. Esto es en Los Ruices, avenida Diego Cisne-ros, edificio Monaca, piso 2. Para la tercera sesión del taller de apreciación cinematográfica que imparte el Maestro, la película programada es 81/2, de Federico Fellini. La entrada es libre, no la salida. Los organi-zadores sabrán agradecerle permanecer en la sala hasta que finalice la proyección.

un día COmO ayeR

La multiplicación de los huecos

Que el que no sirva, renuncie

Un día como ayer, hace 25 años, se produjo la rebelión militar encabezada por el entonces teniente coronel Hugo Rafael Chávez Frías. Aquellos hechos abrieron el camino para que el veguero de Sabaneta venciera en las elecciones presidenciales de 1998 e iniciara la Revolución Bolivariana, para echar por tierra las prácticas heredadas del puntofijismo, una tarea que sigue pendiente.

¿Cuándo?: 5 de febrero (hoy).¿Dónde?: Teatro Bolívar.Hora: 3 pm.

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Edición Número Doscientos catorce. Año 05. ÉPALE CCS Caracas, 5 de febrero de 2017.

MITOS

lunes de aburrimiento

Estando en la cárcel, Brenda Spencer utilizó un clip como un dis-positivo de tatuajes para borrar las palabras, escritas en runas, que tenía trazadas en el pecho. El tatuaje significaba algo como “imper-donable” o “sin perdón” junto a la palabra “sola”. Conectándolas, una “y’’. Imperdonable y sola es Brenda Spencer, quien ha pasado los últimos años en una prisión de mujeres, quien admite ser una persona distinta y quien, con el paso de los años, ha comenzado a revelar detalles de su niñez que hacen que la gente, de algún modo, comprenda. Pero, a pesar de que comprender sea posible, el per-dón, como lo dice su pecho, no lo es.

Brenda era una niña afectada pero con cara angelical, y también fue la primera artífice de un tiroteo en una escuela estadounidense. 20 años después del incidente que la llevó a ser encarcelada, el estilo de vida que llevaba de niña fue develándose. Según sus palabras, a la madre no parecía importarle mucho la vida que llevaba junto a su padre. Este, por otro lado, era un tipo violento que, en alguna ocasión, además de golpearla, llegó a violarla.

En la Navidad de 1978 Brenda abrió el regalo que le entregó su pa-dre y se encontró con un rifle .22 con mirada telescópica, el mismo que empuñó el 29 de enero de 1979 y que apuntó desde la ventana de su casa, en San Diego, directamente al cuerpo de los primeros asistentes de la Escuela Primaria Cleveland. Los disparos mortales fueron para el director del plantel y para el conserje. Los otros hi-rieron los cuerpos de algunos niños.

POR AndEr dE TEjAdAILUSTRACIÓN jESSICA MEnA

Hablar sobre las razones es algo irresponsable, ya que hacerlo re-quiere más que un simple repaso de los hechos. Quizás, un estudio profundo del tejido social en donde tuvo lugar y de los terrenos pro-fundos del sujeto afectado pueda responder algo. Aunque la reac-ción más repentina sea sujetarse la cara, con impresión, y evocar la locura ajena, la locura de una niña de 16 años, uno no puede evitar perturbarse por el estado de la Brenda preincidente ni pensar que dicha locura tiene sus razones.

Justo en esos días, Bob Geldolf, vocalista de Boomtown Rats, en medio de una entrevista, se enteró de lo que había pasado. Vio todo. La forma en que la muchacha pelirroja fue llevada por los guardias y cómo los canales de televisión esperaron, cual hienas, con una sola demanda entre los dientes: “¡Tell me why!’’, que en español se traduce: “¡Dime por qué!”. Meses después, esa frase carroñera de la prensa pasó a ser parte del coro del hit número uno de la Gran Bre-taña. Bob, obsesionado con lo que vio ese día, hizo seguimiento del caso y compuso una canción sobre ello. El nombre de esta canción, de piano maravilloso, es la respuesta de la adolescente a la previa demanda de los periodistas. En el sencillo, su diálogo es coreado por el resto de la banda a medida que Bob encarna las cuerdas voca-les de Brenda y responde: “I don’t like mondays’’. Esto fue, en efecto, lo que respondió la pelirroja. Todos sus traumas, todos sus dolores, fueron traducidos a esa lapidaria frase. “No me gustan los lunes”.

Y ¿a quién sí?, Brenda, ¿a quién sí?...

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CIUDAD

CaraCas sin presiones

DesDe queDarse miranDo la textura Del interior De un ataúD hasta la risa por las palabras

De aquiles nazoa, en caracas toDo es posible. o casi toDo

POR gUStAvo mÉrIDA • @gusmeRida1

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rador de cadáveres, para que aguanten todo lo que puedan aguantar, me demostró que ya no era posible ponerle la ropa por la rigidez mor-tuoria. Y para demostrarlo, mientras me dice “mira, ¿ves?”, le levantó el brazo derecho con esfuerzo y el brazo derecho del cadáver se que-dó a esa altura, inmóvil con, y por, esa rigidez que es imposible de sentir por uno mismo... o al menos imposible de contarlo.

Sin nada que ver con la muerte, por ahora, camino sin rumbo por un rato. Un rato tan breve como una acera que se atraviesa o una calle esquiva o una esquina insondable. Cara-cas es una ciudad capaz de hacerte cualquier cosa a cualquier hora, y a esa hora —media mañana— ir a ver una película que cuenta a la Caracas del siglo pasado y escrita, además, por Aquiles Nazoa, hace que la muerte se vaya a donde se tiene que ir, mientras tanto. Estamos pendientes.

LoS 120 DEL CInEHace 50 años Aquiles Nazoa explicaba, sin falsas modestias, por qué él podía decir lo que decía de esta ciudad que este año cum-

No es capricho de ningún destino que una funeraria esté entre dos hoteles y no es nada absolutamente cierto ni remotamente falso cuando se trata de caminar Caracas por un motivo —o excusa— que huele a libertad o, mejor, a coherencia; no pasa nada si un tipo, que cuando niño jugaba entre las ur-nas, te embarque sin remedio, porque tal vez no era tiempo de hablar de la muerte así, tiesa ella, olorosa ella, musical ella, dis-tante y acechante de rima y prosa contenida en las pequeñas cárceles que todos —y to-das— llevamos por dentro.

“El primer filtro para la cremación es que la muerte no haya sido violenta”, exclama, didác-tico, el gerente de la funeraria que está donde está —entre hoteles “por un rato”— sin nin-gún capricho. Un cartel avisa, entre otras res-tricciones, que no está permitido ningún tipo de homenajes en la funeraria y que cierran a las 9 de la noche. La muerte como negocio —o el negocio funerario— es un asunto del que hay que hablar sin tapujos, por lo inútil de los disfraces cuando de estos asuntos (quién lo diría) terrenales se trata. Por eso aquel prepa-

ple 450: “Caracas era entonces un lugar del que poco se sabía en el mundo, sumido en deplorable atraso, y esa es la Caracas en que yo nací, la Caracas a la que perteneció mi familia, la Caracas de la que yo vengo, y por eso puedo hablar de ella con tanta pro-piedad”. Y con tanta propiedad escribió el argumento de la película El demonio es un ángel (1950), del director argentino Carlos Hugo Christensen.

Ahora, Caracas, que sigue siendo monte y cu-lebra, que conquista espacios y los pierde, que los vuelve a ganar y los amenazan por culpa tuya y mía también, en esa Caracas están pa-sando un ciclo de cine y nadie lo sabe.

Nadie, porque la sala estaba llena hasta la mi-tad y cabe una treintena de personas y en esta historia de las millones de almas que somos en este valle disímil media docena de seres huma-nos felices y absortos es injusto. Pero no hay más gente viendo esa película porque no sa-bemos invitar, aparte de todas las excusas —o motivos— conocidos que van desde el obvio desmotivo hasta la harina de maíz precocida.

PVP: unos doscientos mil. FOTO MARYORI CABRITA

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conocedor: “Resguardamos la colección de música venezolana más rica del país, con partituras que datan del siglo XVIII y que solo pueden ser consultadas a través de mi-crofilms o de la digitalización, a menos que seas un investigador acreditado”.

Reencontrarse con la ciudad también se hace viendo cine. “Ayer proyectamos la película Don Leandro, el inefable, que es la película más antigua que se preserva en del cine venezolano. Fue estrenada en 1919 y allí hay escenas que se desarrollan en La Vega, y el público se sorprendía gratamente al ver a la estatua de La India”.

Inaugurada aquella estatua en 1911, con dis-curso de Gómez incluido, algunas cosas si-guen igual, como el “os premien o os lo de-manden” de los juramentos, dependiendo si los nuevos juramentados y juramentadas lo hicieren o no, se arriesguen o no, según co-rresponda. Y en 120 años de cine venezolano algunos discursos no han cambiado. Para con-vocar y convencer ahorita, hay que inventar. Si no, erramos. Eso no lo pasan en el cine y es mejor hacerlo en Caracas antes de la, sin duda inevitable, rigidez de rigor.

En el guión, Aquiles homenajeó a Aníbal. FOTOS jeSúS CASTIllO

Ignacio Barreto es hermano de Guiller-mo Barreto, un viceministro que dice “de verdad: si me sacan (por los cambios), que me dejen haciendo el programa (Date con la ciencia)”, ya que descubrió el placer de hacer radio; también, Ignacio, es quien está al frente del Archivo Audiovisual de la Nación, ubicado en las edificaciones de la Biblioteca Nacional. Se sale edificado después de ver esa película en esta misma Caracas que se parece a aquella de hace 67 años y que es tan distinta en los bulevares, con algunos “tarantantines” (vocablo ¿ca-raqueño? que define a aquellos tarantines rítmicos que producen taranteras) que pu-lulan y desaparecen, en tanto la crisis anda y desanda mientras vamos al cine o nos quejamos siempre por las mismas cosas de siempre y que, 450 años después, aún no podemos... lo que sea que podamos.

“Es inútil, mamá: hablas como si estuvie-ras inaugurando una estatua y yo detesto los discursos. No vas a convencerme”. Esa frase es dicha, en la película, por la actriz Juana Sujo en el papel de Gloria, la her-mana de la protagonista y una mujer que añoraba la poesía de su esposo antes de

serlo. Por alguna razón Aquiles puso eso en el guion.

La muestra de los carteles de cine venezo-lano que exhibe el Archivo Audiovisual de esta república bolivariana (un puerto lleno de contenedores no puede, jamás, preten-der ser bolivariano) nos remite, sin dema-siada distracción, a otra cosa que tampoco nadie sabe y Barreto cuenta, con orgullo de

CICLO DE CINEMartes 7Cuentos para mayores, Román Chalbaud, 1963

Miércoles 8Compañero Augusto, Enver Cordido, 1976

Jueves 9Oriana, Fina Torres, 1985

Todas las funciones son a las 11 am (son puntuales) y si puede, siéntese cerca del proyector. Nivel AP3

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CARACAS, MONTE Y CULEBRA

El año pasado murió Segundo Rangel, un destilador de miche ca-llejonero del piedemonte andino barinés. La alquimia del miche consiste en convertir la panela de papelón en ese violento licor al que llaman de muchas formas en estas montañas: zanjonero, callejonero, gorro ’e tusa (por el “corcho” que algunos le ponen a la botella), cachicamo. Segundo preparaba con este aguardiente una variante ligeramente más suave, combinándolo con mistela, palo de arco, algunas ramas de la zona y, según él mismo decía, polvo de caribe molido para darle vigor al machete y a los ímpe-tus sexuales. De la combinación resulta un guarapo casi negro o pardo oscuro, y a esa variedad la llaman “amorcito”. Tú compras el miche clarito o el amorcito y te lo tomas en el agua fría de la quebrada de La Bellaca, al lado de la casa donde se destila, y sabe a gloria. Pero te lo llevas a un apartamento en Caracas y resulta intomable, asqueroso.

Es lo mismo que ocurre con casi todo objeto cultural: lo apar-tas del entorno que lo hizo posible, necesario y grandioso, y le quitas el sentido, la magia, la gracia. Cuando lo íntimo, artesa-nal y originario de esos productos del ingenio, el asombro o la necesidad (llámese tauromaquia, músicas varias, gastronomía, sustancias alucinógenas, vestires, ritos cosmogónicos) se con-vierten en mercancía para el consumo masivo se pervierten y deforman hasta volverse tragedia, irremediablemente.

POR JOSÉ ROBERTO DUqUE @jRObeRtOduque

ILuStRACIÓN JESSICA MENA

Apuntes mínimos pArA contAr el miche

***

A Segundo le sobrevive una esposa que ahora vive de continuar la obra: destilar, producir y venderle aguardiente al que se le ofrezca. Se llama Matilde la doña, y el dato de sublevación femenina (que no feminista) la ha llevado a poner algunas cosas en orden y otras en des-orden: resulta que el maestro michero original no era Segundo sino la mamá de ella, así que Matilde no está heredando nada del mencio-nado cultor sino de su propia madre, quien le transmitió un montón de secretos. Pero no todos, al parecer: en su afán de relajar algunos detalles y rituales que Segundo guardaba con celo (por ejemplo: el no permitirle a nadie la entrada al alambique artesanal donde se destila), la mujer ha lesionado algunos datos ceremoniales y a principios de este año el serpentín comenzó a botar solo agua y nada de alcohol. El dictamen de los conocedores ha sido este: por andar dejando entrar a todo el mundo le echaron un daño. La destilación es asunto privado, íntimo; ni siquiera familiar, sino una danza entre el artesano y su ma-teria. Hubo que rezarle unas oraciones al lugar y volver a clausurarlo, apartarlo de la curiosidad y la envidia de los curiosos.

Da para varias entregas o para una larga historia este asunto del mi-che y su anecdotario. Pero como esta columna deberá versar sobre asuntos diversos y numerosos lo dejaremos hasta aquí, como un fragmento más de nuestras conversas borrachas.

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FILO Y BORDE

La maestra Mercedes, el maestro Belarmino y, sobre todo, el supervisor de la Zona Educativa nos enseñaron en la escuela que vivíamos en un país donde todo estaba por hacerse. Estábamos en el Nuevo Continente, en un mundo reciente, rico en recursos, lleno de potencialidades.

Muy poco después, apenas inicié la educación secundaria, me encontré viviendo en un país atrasado, en una región del planeta obligada a copiar a Suiza, como modelo político, y a Japón, como modelo económico. La mudanza ocurrió sin que dejara de vivir en la misma ciudad y en el mismo barrio. Cambió el discurso dominante de las élites de Estados Unidos, Eu-ropa y América Latina. Mi primaria había transcurrido bajo la visión del desarrollismo. Nuestro país tenía que abrir paso a las potencialidades para que pudieran materializarse. Teníamos un mundo por inventar.

Ya en bachillerato comenzamos a protestar contra la imposición del “mo-delo tecnocrático de la educación”. Perdimos esa pelea. Todo el sistema dejó de formar los profesionales que necesitaba el país para educar a competidores que pudieran sobrevivir en el mercado. Había triunfado el neoliberalismo y la globalización. Eso que llamamos potencialidades eran ahora “oportunidades” y estaban a la disposición de quien tuviera la fuerza suficiente para aprovecharlas.

Para enfrentar el desastre causado por esa visión de supuesto atraso se le-vantó Chávez con aquellos muchachos del 4 de Febrero. De allí la recupe-ración del “o inventamos o erramos”, de Simón Rodríguez, y el concepto de la “Venezuela potencia”, aportado por el propio Chávez. La respuesta de Chávez era una necesidad planetaria y por eso su eco es tan potente que al-canza a pueblos de todo el planeta. También por eso, toda la élite mundial participa abiertamente en la lucha contra el chavismo. El neoliberalismo y su factor globalizador posibilitó multiplicar el enriquecimiento de muy pocos y, hasta en países ricos, el empobrecimiento de miles de millones de personas.

Tiene razón el diario El País cuando titula que “El giro proteccionista ame-naza al sistema comercial mundial”. Es un titular contra Trump porque él ha sido, también, una respuesta contra el agotado modelo de la globaliza-ción. No se trata de una respuesta desde y para el pueblo, como fue la de Chávez, pero sí es una que intenta corregir, desde la derecha, las afectacio-nes del discurso dominante en el propio Estados Unidos.

Probablemente usted vive en Caracas, como yo; sin embargo, podría pasar que se sienta atrapado en una región atrasada del planeta. Vivo en un país muy joven que ha sido capaz de llevar libertad, solidaridad, medicina y música por todo el mundo. Transito por calles que sé que vamos a hacer que sean mejores. Si insiste, pueda que tenga razón. Se trata de un proble-ma de enfoque.

POR FREDDY FERnánDEz@filOybORde

ilUSTRACiÓN HEnRY ROJAS

enfoques

MÚSICA

El rock Erótico dE los pEcaya

La banda nacida en caracas presenta una propuesta donde eL humor es La cLave y eL cocuy La razón

que Los une

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Edición Número Doscientos catorce. Año 05. ÉPALE CCS Caracas, 5 de febrero de 2017.

POR MErCEdES SAnz• @JazzMeRcedes ⁄ FOTOGRaFÍas EnrIquE hErnándEz

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Edición Número Doscientos catorce. Año 05. ÉPALE CCSCaracas, 5 de febrero de 2017.

—Eso es lo bonito, que cuando te lo tomas, al día siguiente estás como si nada.

—Cuando el mundo entero se entere de que existe el cocuy, ¡ufff!, eso será un boom.

Eduardo, Juan Carlos y Emiliano siguen la conversa mientras esperan a que Humberto llegue.

Todo comenzó con el nombre del grupo. Pecaya es una zona del estado Falcón, fabricante por excelencia de esa bebida ancestral y patrimonial venezolana: el cocuy. ¡Y nada como el pecayero!, que también sirve de inspiración para hacer música.

—Si existe la salsa erótica, ¿por qué no puede haber rock erótico? Creo que no seguimos géneros. Hacemos música degenerada —dice Juan Carlos Yegres (bajista).

—Eso ya lo dijo Kevin Johansen —le recuerda quien escribe.

—Es cierto. Somos una banda sin generaciones. A veces nos nace hacer rock merengue, qué sé yo. No tenemos prejuicios con los estilos ni nos encasillamos —explica Eduardo González, vocalista y guitarrista.

—Sí, la industria nos acostumbró a los géneros y a los tipos de público, que si

adulto contemporáneo, adulto joven, que si lo otro. La música es música y es para el que la quiera escuchar —señala Emiliano Montes, primera guitarra y también integrante de Palmeras Kaníbales.

—Nosotros decimos que hacemos rock pecayero o música sobona. La idea es divertirnos. No tenemos problema con ponernos licras. Nos burlamos del espectáculo. Le decimos a la gente: “¡Ven, búrlate de esto ahora!” —acota González emocionado, mientras hace fotos para la cuenta en Instagram del conjunto.

En vivo Los Pecaya son un show. Su cantante rememora, en apariencia, a Jerry García (de Grateful Dead). En su propuesta hay de todo un poco: rock latino, blues, country, reggae, pachanga, declamación, chistes, interactúan con el público, en fin, sus presentaciones, más que conciertos, son performance. No se escucha rock clásico, indie rock ni algo que suene experimental. Es un cúmulo de cosas mezcladas con un elemento clave: el humor.

La banda nació en Caracas hace unos dos años. Tres de sus integrantes venían de trabajar en Humana Cooperativa, y desde allí se fraguó el proyecto hasta ser lo que son en la actualidad. Humberto Lira (batería) y Daniel Yegres (VJ o artista audiovisual) terminan de darle forma a Los Pecaya. Algunos de sus músicos vienen de la ciudad de Coro, quizás por allí se cuela

el acercamiento hacia el preciado licor. “Al comienzo pensábamos ponerle al grupo Sopa, Seco y Jugo, pero vimos que ya existía; entonces, comenzamos a buscar nombres y dijimos que el factor unificador es el cocuy”, comenta J. C. Yegres.

Si revisamos las etiquetas que utilizan en sus redes sociales (#Gózatela, #TocandoEsMásCaro, #CocuyPa’TodoEl-Mundo) están asociadas, obviamente, al trabajo que hacen. Esos hashtag desnudan el espíritu festivo y jocoso del combo caraqueño, tanto en sus conciertos como en las letras de sus temas, que no deja de lado la parte reflexiva. Y sus ensayos son el mismo bochinche, donde no falta la bebida espirituosa de origen étnico.

El quinteto se encuentra en plena producción de su primer disco. Ya tienen listas las canciones y aún manejan varios títulos. Esperan poder presentarlo este año. Mientras, se pueden apreciar sus videos en YouTube.

Los Pecaya definen su estilo como rock erótico, pecayero o rockocuy. No son virtuosos ni se consideran como tales. Para algunos, estos muchachos (treintones, cuarentones) serán unos desordenados, otros se los vacilarán o los seguirán así sea para tomar cocuy. “No hay que tomarse todo tan en serio”, dice González, lema que aplica en la vida, y ¿por qué no en la música?

El maestro conversa con la vanguardia cinéfila

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el cine: lo bueno, lo malo y lo feo

MIRADAS

tRAS unA EntREvIStA Con un CInÉfILo, PLASMAMoS En CoRtoS ESCRItoS

Su ExPERIEnCIA, Su PASIón y SuS SInSAboRES CoMo ESPECtADoR

DEL CInE nACIonALPOR nAthALI góMEz • @laesPeRgesia

fOtOgRafías EnRIquE hERnánDEz

fICCIón REALParece una historia salida de la ficción que uno esté en Caracas y tenga la oportunidad de sen-tarse, al lado del cineasta Román Chalbaud, en una pequeña sala, a ver a Anita Ekberg, de cu-yos pechos pareciera que manara el agua de la Fuente de Trevi, mientras juguetonamente cha-potea con sus manos, nos mira y dice: “Come here”. Esta escena, emblemática de la película La dolce vita, del director italiano Federico Fe-llini, puede ser comentada, de tú a tú, con el director venezolano, quien cada viernes, en la sala de su mismo nombre en el Centro Nacio-nal Autónomo de Cinematografía (CNAC), en Los Ruices, imparte el Taller de Apreciación Cinematográfica. Más increíble aún es que en medio de la conversa Chalbaud recuerde y comparta la anécdota de cuando conoció a Fellini en el Festival de Cine de Moscú.

Juan José Espinoza, coordinador de la Sala de Referencia y Consulta Margot Benace-

rraf, cuenta que esto, que parece el sueño de alguien que disfrute del séptimo arte, ocurre cada viernes a partir de las 8:30 de la mañana, desde hace casi un año. Hasta ahora han visto unas 800 películas, que han sido comentadas más desde la emoción que desde el punto de vista técnico. A partir de este año la convoca-toria fue abierta al público general debido a que anteriormente solo asistían trabajadores de la instutición y estudiantes de cine.

La participación condensa las experiencias y reflexiones de los asistentes. Hay quienes ha-blan de las películas que vieron junto a sus padres en los viejos cines de barrio y quienes critican la dominación cultural que ejercen los estudios Disney y sus productos.

Al principio, explica Juan José, con la pa-sión por el detalle que tiene todo cinéfilo al hablar, se escogieron cien películas impres-cindibles que ya fueron vistas. “Queremos Ver a Fellini al lado de Chalbaud

unA PRogRAMACIón IRREguLAR ALEjA A LoS ESPECtADoRES, AL IguAL quE LAS PELíCuLAS DE MALA CALIDAD, DE un SItIo quE no CuEntE Con LAS ConDICIonES tÉCnICAS báSICAS o DE InfRAEStRuCtuRA. "unA SALA DE CInE no ES DARLE PLAy A un REPRoDuCtoR, LA gEntE no vA A IR PoR ESo, PREfIERE quEDARSE En Su CASA vIEnDo tELEvISIón", —

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Uno de los afiches, antes del photoshop, del cine venezolano

Amaneció de golpe retrata un momento de la realidad venezolana

llegar al cine latinoamericano. Por ahora vamos por el italiano, para después pasar al español y al mexicano”.

Las sesiones son grabadas. En un inicio como una manera de que quedara registro de cada una y, posteriormente, para elaborar microdocumentales con detalles inherentes a la experiencia.

SEduCCión dE LAS SALAS “Para que alguien salga de su casa y vaya a una sala de cine tienes que convencerlo de que ir ese día a ese lugar es algo único o especial”, dice Juan José, quien también es coordinador de la Sala de Apoyo Audiovi-sual del CNAC. Por ello es importante que la programación sea hecha de una manera organizada y no improvisada.

“Alguien debe sentarse a planificar cuidadosa-mente las películas que van a conformar el ci-clo. Es como una curaduría cuando haces una exposición en una sala, debes tener criterios para hacer tu selección”.

Una programación irregular aleja a los es-pectadores, al igual que las películas de mala calidad, de un sitio que no cuente con las condiciones técnicas básicas o de in-fraestructura. “Una sala de cine no es darle play a un reproductor, la gente no va a ir por eso, prefiere quedarse en su casa viendo televisión”, cierra Juan José.

¿quÉ PASA Con EL guion?Es casi un cliché hollywoodense escuchar o leer críticas que dicen que el problema del cine nacional son los guiones. La afirmación se ha hecho tanto que ya es considerada una verdad imbatible.

Juan José piensa que no, que el asunto de los guiones ha cambiado en la actualidad. “Ha venido gente a una actividad llamada ‘Lecturas cruzadas’, en la que traes tu guion y aquí te hacen una asesoría gratuita y te di-cen si le falta algo".

En el CNAC una comisión especializada reci-be los trabajos de los escritores, hace sus suge-rencias y evalúa los costos. Si es aprobado, se designa a un productor delegado y en algunas

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“Me marcó porque me reconocí en ella, en mi ciudad. Me sorprendió y me conmovió por-que hasta ese momento vivía en una burbuja y mi mente estaba en el colegio”.

Dice que no siempre el cine es para “ir a ver lo bonito”. Y si queda alguna duda de esa ficción real que no siempre es pulida y bri-llante, el dramaturgo alemán Bertold Bre-cht, quien buscaba romper con ese público pasivo, decía: “Los espectadores han de adoptar una actitud crítica, a fin de hacerse cargo de una realidad”.

MEMoriA fíLMiCAEn el CNAC existe un centro de documen-tación donde hay publicaciones cinemato-

oportunidades se da un financiamiento com-pleto para filmar.

“En este momento deberíamos ser mucho más exigentes porque hay pocos recursos. ¿Qué ocurre? Se hacen películas y nadie las va a ver. Debemos pensar en el cine como una actividad productiva, donde la gente pueda vivir de lo que hace. Debemos con-vertirnos en consumidores de nuestros pro-pios productos”.

vErnoS En LA PAntALLA“Hace como dos días vi Disparen a matar, de Carlos Azpúrua. Reconocí en tomas de un minuto la avenida Urdaneta. Ahora ves películas venezolanas y dices: ¿Dónde es eso?".

En su opinión, algunos cineastas venezolanos no logran conectarse con su realidad, “tal vez no quieren aceptarse como son”.

“Me llamó la atención la entrevista que le hi-cieron a un director venezolano en la que ha-bló de sus cinco películas favoritas. En su lista no había ninguna venezolana”.

Explica que si bien la gente quiere verse en pantalla, les cuesta el ejercicio de reconocerse, “de ver realmente quiénes son”, como si se tra-tara de un espacio para evasión.

Recuerda que la primera película venezolana que vio en cine, en 1999, fue Huelepega, diri-gida por Elia Schneider.

La sala de referencia y consulta lleva el nombre de la cineasta Margot Benacerraf

La memoria cinematográfica en el papel

gráficas que pueden ser consultadas por el público en general, diariamente de 8:30 am a 4:30 pm.

Además, poseen una colección de afiches de películas. Algunas cintas, de las que solo que-da el cartel, desaparecieron sin que quedara registro de ellas.

En los pasillos hay afiches de cintas de distintas épocas: El pez que fuma, La escalinata, Oriana, Jericó, La empresa perdona un momento de lo-cura y Brecha en el silencio, entre otras.

“El cine es parte de nuestra memoria. Si se pierde una película, es como si muriera alguna persona”, dice convencido Juan José.

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GASTRONOMÍA

DISEÑANDOEl “burrEADO” IDEAlPOR MARLON ZAMbRANO@MARLONZAMBRANO

FOTOGRAFÍAs MICHAEL MATA

Av. Este 2

Av. S

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ClinicaLuis Razetti

RestauranteBig Papi

PICHONES DE SIBARITA

Se llama Big Papi porque suena vasto, es-trambótico, excesivo. Susan Gallardo, la due-ña, lo explicó con más propiedad: es que a su esposo le dio por experimentar (con todo lo que tiene de creatividad tirando a milagro en la Venezuela actual) un plato que se acercara al “burreado” perfecto. “¿Qué hace una mu-jer como tú pronunciando una palabra como esa?”, pregunté para mis adentros antes de conocer sus argumentos y sacándole prove-cho a mi condición de sibarita sobrevenido.

Del fondo del breve pero fresco local encla-vado en Bellas Artes, diagonal a la clínica Luis Razetti, salió el chef tras la cortina de una canción de Caramelos de Cianuro po-niendo el contrapeso de una balanza imagi-naria. Henry Capote, viejo pana de nuestra etapa “comegato”, precisó que se trata de comida criolla, pero tipo gourmet, para que nadie quede insatisfecho.

Es una cuadrícula espaciosa con cinco me-sas, una cocina abierta y una oferta culina-ria que se hace atractiva por su sencillez. Quién dijo que de lo bueno, poco, o que por sencillo, feo. Lo atienden Susan, su suegro Roberth Pérez y el esposo que no apareció.

Están, para servir, desde hace seis meses de lunes a viernes desde el mediodía como hasta las 5 de la tarde, ofreciendo almuerzos que se pasean por carnes, pollo, sopas, pasta y pescado, con especial énfasis en las salsas que Capote, un auténtico rockstar en fase de-cadente, prepara sin ningún tipo de químico ni saborizante, rico en frutas y acento en la propuesta de la comida de autor, a precios realmente cercanos a los bolsillos de la hu-manidad y con el abanico de tres contornos.

Yo, para ver si era verdad, pedí tiritas de pollo en salsa de ajonjolí que me vino con

ensalada rallada en salsa de mostaza y pa-pelón, arroz y tajadas. Michael Mata, un catador de alto vuelo y mucha furia, pi-dió un Cordon Bleu con salsa nápole y su

contorno. Mi opinión resultaría insignifi-cante frente al contundente argumento del fotógrafo: “Verga, esta vaina sí está buena”, que se regodeó en el castellano más castizo y explícito.

Los precios son otro punto a favor. La carta puede variar a razón de tres o cuatro pla-tos especiales cada día, además de la oferta de clásicos Big Papi. También hay una sopa que me hizo saltar lágrimas de alegría tras un picante atómico que me pasaron desde la cocina.

Ofrecen servicio de catering para eventos y es posible que hagan despacho a domicilio si la dirección es cercana y el interesado pre-gunta por la carta a través del teléfono 0212-5723242 o el Twitter @bigpapirestaurante, también por Instagram.

Ambiente

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Lunes a viernesde 12 pm a 5 pm

Desde 3.600 hasta 6.500 bolívares

Menú ejecutivo: Bs. 5.000

Efectivo Débito

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libremente

Escribe en una hoja esta pregunta y responde de forma extendida. Anota todo lo que te hace estar bien, o cuando estás bien. Recuerda. Luego, date cuenta con cada situación expresada qué hay de real e irreal, qué hay de importan-te o indispensable para ti. Para estar bien, ¿qué necesitas realmente?

Constantemente aparecen talleres y cursos para incrementar la “excelencia personal”. A primera vista parece todo bien, neutro, chévere. Pero, si nos ponernos a pensar, ¿por qué tanto énfasis en esa bendita excelencia?

¿Qué te prometen? Mejorar tu rendimiento, ahorrar tiempo, empeñarte en objetivos, eliminar dificultades internas, ser proactivo y otras cosas por el estilo que están dirigidas a poten-ciarte como producto en venta o competidor en la lucha salvaje de todos los días, que te permita correr más rápido y efectiva-mente hacia el éxito, un mito contemporáneo que, inconsciente-mente, manipula a muchos y sirve para que la maquinaria social del capitalismo funcione.

Ah, claro, este sistema de porquería lo que hace es mandarte mensajes a diferentes niveles para que te explotes a ti mismo, contento, para que te vendas lo mejor posible como producto al mejor postor, para que rindas más, seas más eficiente, más productivo... como una buena máquina. Esta es una realidad subterránea que no notamos.

Imagínate un esclavista diciendo a los esclavos que están cons-truyendo una pirámide en Egipto que deben cultivar la exce-lencia, ser más productivos, eficientes, diligentes y sonrientes para sobresalir entre los demás y así tener una cuota de comida un poco mejor. ¿Qué harías tú? Yo me rebelo y lo lanzo desde arriba de la pirámide...

Escribo esto para que te des cuenta de que lo de la excelencia es parte del mismo sistema que te quiere superproductivo; además, y para colmo, ¡tienes que pagar un taller para eso!

El mito de la excelencia se engancha en tu ego, que quiere con-trolar todo; qué mayor mito para tu ego que el de la excelencia y del éxito. Ahí, en tu ego, se enganchan los valores del capitalis-mo y te hacen un apéndice de él sin que te des cuenta.

Por miguel Posani @mPosani

iLUsTraCiÓn JessiCa mena

¡Qué excelencia ni Qué excelencia!

¿Qué es estar bien para ti?

¿Cuál es mi alternativa? Vivir bien, tratar de ser lo más libre posible de las ataduras mentales inconscientes que nos indu-cen constantemente a ser inauténticos, a ser masa manipulable explotada y consumista. Y vivir bien, por supuesto, significa ser responsable contigo y con los demás, con el presente y el futuro y tratar de hacer las cosas bien y con honestidad. Pero, además, ser crítico con todo y cultivar tu criterio personal.

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“Sigue buscando el éxito, que cuando llegues a la fosa lo tendrás”.

Charles Bukowski

crítica y media20

Edición Número Doscientos catorce. Año 05. ÉPaLe ccS Caracas, 5 de febrero 2017.

Es curioso lo dúctil que puede resultar el orgullo de la farándula estadounidense. Hablamos de un círculo en el que las va-nidades se dilatan o contraen a discreción conforme lo pinte la ocasión. Ir de lo su-blime a lo ridículo supone acaso una ca-pacidad histriónica en un ámbito donde el simulacro lo es todo. Del divismo a la auto-sátira, el amor propio de sus figuras mues-tra un amplísimo espectro. Mientras Meryl Streep ejecuta un discurso político desde el glamoroso escenario de los Globos de Oro, Donald Trump se deja acribillar a insultos sin perder la sonrisa en el set de Roast! de Comedy Central. Falsedad bien ensayada, estudiado simulacro... cantaba La Lupe.

Es en este último canal donde la faceta burlesca de cierto star system ha ido en-contrando su espacio natural. Después de Roast!, programa en el que purgaran sus pecados veniales personalidades como —además de Trump— David Hasselhoff, Charlie Sheen o Roseanne Barr, surge Lip Sync Battle (“La batalla de la sincroniza-ción de labios” en traducción forzada), una versión creada a partir de los “duelos

de doblaje” introducidos por Jimmy Fa-llon en su Late Night. La idea es tan sen-cilla que ruboriza: el concepto del karaoke practicado por celebridades dentro de un formato de variedades para televisión. La clave estaría en la habilidad para parear a los adversarios de cada programa. La apuesta final consistiría en la disposición de los invitados para reírse de sí mismos. Finalmente han terminado realizando una serie de geniales parodias musicales.

Pero Lip Sync Battle es solo una fórmula. Desde luego cuenta con recursos de pro-ducción, cuerpo de baile, escenografías, vestuario, iluminación, etc., por lo demás parte de lo que suele configurar la tramoya básica de un canal de televisión estándar. En este sentido, nada obsta para que, re-querido de nueva programación como acostumbra, un canal nacional no pueda plagiarlo o, mejor dicho, hacerle un ho-menaje en presentación vernácula. Ojo avizor, Winston...

Por Carlos Cova@CarlosCobero

A golpe de control

Duelo en el setDe Doblaje

dicho tontoa Perro que no ConozCo no le jurungo el rabo Tal vez esa sea la única razón de cambiar el Dicho Tonto anunciado (pedirle a Earle que hiciere un prólogo para el único libro que cuenta la historia del Movimiento 80, escrito por Mercedes Chacín) y usarla, a su vez —la razón—, para, contradictoriamente, decir que es el dicho más extraordinario jamás creado por quien sea que haya sido. Pero como en la prensa está todo permitido (pregunten quién es Ibéyise Pacheco, por ejemplo), aunque no conozca el rabo de las o los dueños de cuanta gigantografía (llena de alardes estéticos reñidos con el concepto de hacer las cosas bien) o muñequería, también gigante, alusivas a Chávez, debo decirles que también es extraordinario el papel de mierda que hacen llevándolas, por ejemplo, a una marcha que honra y homenajea, porque recuerda, a Fabricio Ojeda y no les dé el coco para hacer el recorrido primero y verificar si pasa por debajo del puente de la avenida Fuerzas Armadas (que, por cierto, debería cambiar el nombre, porque ahora es una sola Fuerza Armada con cuatro componentes más la Milicia) y he ahí que, antes de pasar por debajo del puente, tuvieron que desinflar al muñeco alusivo a Chávez y el muñeco se iba desinflando como se desinflan los muñecos in-flables, de esa forma triste y absurda que era motivo para que cualquier avispado (que los hay) integrante de un tanque de pensamiento bien pagado haga el meme de rigor y sigan dándonos coñazos hasta por la cédula por las cagadas que hacemos porque sencillamente nos da flojera pensar, planificar o no nos gusta meternos en peos, que es peor. Son famosos los casos de la o el burócrata que tiene poder de tomar decisiones y que solo sabe decir “eso no se puede” o “eso tampoco” o, lo que es peor, “eso no se puede pagar” y las cosas que funcionan mal siguen intactas porque a ellos, tras el escritorio, no les gusta meterse en peos. Así, a la gestión comunicacional de la Revolución le caen a coñazos mientras el presidente Maduro anda echándole bola con los precios del petróleo, el alcalde de Caracas anda hablando con quien tenga que hablar y Diosdado anda viéndole bien el rostro, uno por uno, a todos los uniformados.

gustavo Mérida

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ENTREVISTA

Migdalia Tovar: vegueña y ñángara

En los 60 asaltó camionEs dE juguEtEs para rEpartir EntrE los chamos dE la VEga. conoció El hambrE y sabE

dE tragEdias y glorias dE cada barrio caraquEño porquE sE adEntró En sus Entrañas EnsEñando las tradicionEs

y conociEndo El alma dEl puEblo. al término dE la EntrEVista lE mandó su mEnsajE a maduro

POR mARLoN zAmbRANo • @maRlOnzambRanO ⁄ FOtOgRaFías ENRIquE hERNáNdEz

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Uno no sabe por dónde entrarle. Habla de tantas cosas, conocidas y misteriosas, rea-les y mitológicas, sagradas y pecaminosas, que por cada recuerdo establece un labe-rinto rico en posibilidades. Porque no es lo mismo hablar de La Vega y el arraigo que hablar de las tradiciones culturales. Tam-poco parece tener mucha conexión la lucha revolucionaria de los años 60 y 70 con la fascinación por el baile y la formación aca-démica o guataquera, que para los efectos del goce es prácticamente lo mismo. Pero ella, sin quererlo —o queriendo—, teje con ardorosa delicadeza de filigrana todas las historias que le dan sentido a su autobio-grafía, circulando por todos esos pasadizos a la vez con absoluta destreza.

Migdalia Tovar es profesora de manifesta-ciones tradicionales de la Escuela Popular de Danzas Zhandra Rodríguez, con sede en el Teatro Bolívar, bajo la administración de la Secretaría de Identidad Caraqueña del Go-bierno del Distrito Capital. Pero esa apenas es su presentación. Luego se desdobla y echa a andar la memoria y se va hasta sus 5 años, cuando mamá la inscribió en el Luis Ezpelosín de La Vega, donde comenzó a interesarse por el sentido humanista de la existencia y le dio por amar las tradiciones. Eso y el empuje de sus padres—él sastre, ella enfermera— la lle-varon a ser introducida junto a sus seis herma-nos, desde muy chamos, en el embrujo de ser vegueños y ñángaras. 50 años después tiene a su cargo la formación de Alexia, de 4 años, la señora Belkis de Sarría, de 72, dos hombres y 146 mujeres más en las danzas tradicionales. Y también prohíbe que se hable mal de Chávez.

Es que desde los 13 años fue captada por el Partido Comunista, pero ya sus hermanos, desde antes, militaban en el MIR y anda-ban en los caminos de la sedición, siempre arriados por su madre, una guara comba-tiva del Bloque 1, que no comía coba para enfrentar las injusticias.

Tampoco acepta que le hablen mal del ba-rrio (cualquier barrio de Caracas) porque los conoce todos y sabe de sus luchas. Su rol de formadora la ha llevado a vivir todas las experiencias posibles en San Juan, El Gua-rataro, Blandín, Petare, donde ha repartido

sus conocimientos entre todos los hijos que la vida le ha podido regalar, desde niños de la calle, en condiciones de discapacidad o sometidos al maltrato familiar. “Tres o cua-tro que salvara eran buenos para mí”.

—¿Cómo VIVES EL bARRIo?—En El Guarataro me tocó una vez con una investigación en casa de la familia Lira, cultores muy reconocidos. En eso que deci-dimos hacer el San Juan y un sancocho se presentó el tiroteo y toda la gente llorando, tirándose debajo de los carros, y a mí me tocó gritarle “al tipo”: “Mira, vale, ¿hasta cuándo?, nosotros tenemos aquí a los cha-mos, para ver cómo hacemos para salvar-nos”. El tipo dijo: “Bueno, está bien”, y paró. Eso lo aprendí en La Vega, por eso la amo, por enseñarme a diferenciar, a saber cómo tratar y respetar al otro.

—¿A LAS ChAmoS LES guSTAN LAS TRAdICIoNES?—Bueno, yo sé vacilarlo, he aprendido por dónde me voy a meter. La clave es empe-

zar con la expresión corporal, cualquiera. Unas lloran en clases, otras se ríen, otras te cuentan su historia. Luego las vas metiendo en las tradiciones y así se van sumando, en-cantadas con el tambor veleño, el calipso, el tamunangue, el San Juan.

—¿LAS mAyoRES SoN dISCIPLINAdAS? —Extraordinarias. Te tengo videos. Y mu-chas vienen con una vida de dolor o situa-ciones difíciles; y aquí estoy, para ayudarles y para darle paso a las cosas buenas.

—¿hACEN VIAjES A LoS PuEbLoS? —No hemos hecho porque la escuela tiene apenas seis meses, pero ojalá lean la entre-vista, porque necesitamos recursos. Yo creo que eso ha sido una limitante para desarro-llar las tradiciones en este país. A veces, cuando estamos en la cosa más sabrosa, nos paramos porque que si los vestuarios, que si las cosas están difíciles. Ahorita un traje de madama está saliendo en 50.000 bolívares, por la medida pequeña.

—AuNquE NuNCA hAbíA TENIdo TANTo AugE EL TEmA dE LAS TRAdICIoNES EN EL PAíS—Claro, imagínate, por lo menos el calip-so. ¡Cómo me hubiese gustado que estuvie-sen las madamas, que fueron mujeres tan aguerridas!

—¿EL bARRIo TIENE CERCANíA CoN LAS TRAdICIoNES?—Claro, el barrio tiene el arraigo porque hubo gente que se vino de distintos esta-dos y trajeron sus manifestaciones. Es tan rico y tan importante que se mantenga. Eso nos ha permitido a los caraqueños que en la urbe se mantengan las tradiciones. Fíjate las paraduras. Tú ves que hay una en La Vega, en el 23 de Enero, en todas las parroquias de Caracas. Igual la Cruz de Mayo, que es una magia que empieza con dos y termina con miles y no hay rollo, todo el mundo es pana, todo el mundo puede disfrutar. Hay gente que nos ha querido manchar. Fíjate que a mi amigo William Ochoa le matan a su hijo en pleno San Juan, cargando al san-to, pero nosotros continuamos.

“PoR EjEmPLo: LoS CARNAVALES ERA EL momENTo EN quE muChoS PANAS ñáNgARAS, quE ESTAbAN ESCoNdIdoS, APRoVEChAbAN PARA dISfRAzARSE dE NEgRITAS y SALIR A dISfRuTAR EN LAS PLAzAS doNdE bAILAbAN CoN LAS RETRETAS. SE TAPAbAN EL RoSTRo y LAS mANoS. dESPuÉS TE TENíAS quE ENCoNChAR oTRA VEz”—

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LAS ALPARgATAS RojASHace un paréntesis para señalar su otra gran pasión: la Revolución. Desde que se descubrió un día armando las mechas de las bombas molotov hasta las visitas casi a diario de la policía para allanar la vivienda familiar, por el simple hecho de que a su hermano lo pillaron pegando un cartel del Che, no ha parado. Aunque todo forma parte del todo, entre la mili-tancia de izquierda, las tradiciones, Ca-racas, el calipso y el carnaval matiza con gracia el recuerdo de los tiempos difíci-les. “Por ejemplo: los carnavales era el momento en que muchos panas ñánga-ras, que estaban escondidos, aprovecha-ban para disfrazarse de negritas y salir a disfrutar en las plazas donde bailaban con las retretas. Se tapaban el rostro y las manos. Después te tenías que enconchar otra vez”.

Ataja el eslogan que impuso Diosdado: “Aquí no se habla mal de Chávez”, y ad-vierte que “el comandante” le ayudó a quitarse esa angustia que traía desde pe-queña, cuando la gente bajaba del cerro con un pote de leche vacío para llenarlo

aunque fuera de una pasta sobrante. “La gente no creía en las escuelas bolivaria-nas, no creía en este proyecto. “¿Me van a dar comida en las escuelas? Eso es men-tira”, decían. Yo comencé a quitarme ese dolor, por eso no soporto que alguien me diga que aquí no se ha hecho nada. Para la oposición aquí no se ha hecho nada por-que ellos tenían de esclavos a los pobres. Puedo dar fe de cuántos niños me encon-tré en varios ranchos de lata con una ca-dena y un candado mientras que su mamá iba a trabajarles a los ricos para traer un pan con sardina en la noche. Yo, esta ne-gra que está aquí.

—¿y hoy quÉ VES?—Hoy La Vega ha mejorado muchísimo, del cielo a la tierra. Los niños interactúan, te dicen lo que les gusta y lo que no. Ado-ro que no tengo niños sumisos pegados de una pared, han aprendido sus dere-chos. A mí me tocó en la redoma de La India, cuando pasaban los camiones de la Manaplas hacia La Yaguara, encapu-charme y “entucarlos” un 22 de diciembre para poder llevarles regalos a los chamos. Hoy siento que puedo dormir tranquila.

Las niñas, los niños, el barrio, la danza, forman parte de sus itinerarios

LE hAbLA A mAduRoTermina la entrevista pero me pide que en-cienda de nuevo el grabador. Un mensaje pa’ Maduro, señala enérgica y afina la voz. Se vuelve tierna: “Un saludo al Presidente. Aquí, como yo, hay mujeres escondidas que no he-mos contado cómo es el barrio, cómo es el pueblo, pero hoy me toca a mí en la revista. Estoy a la orden, Nicolás, para hacer un buen trabajo en el barrio, igual para Adán y para todo aquel que quiera hacer un trabajo barrio adentro, porque no basta con lo que se ha he-cho, porque todavía tenemos niños que ni si-quiera conocen La Guaira, Presidente. Siem-pre la cultura llega al que está abajo, pero en cada parroquia debe haber un transporte. Así como hay transporte para no sé qué, que haya para la cultura. Para que a los niños de los ce-rros, cada vez que haya un evento en el Tere-sa Carreño, los traigamos. 100 niños vamos a salvar cada vez en cada evento, salvados de la delincuencia, salvados del narco, salvados porque a veces se te cuelan, que uno tiene que barajear para que no lo maten a uno en el barrio”. Mandó su teléfono: el 0416-7181232. “Yo me llamo Migdalia y estoy a la orden para lo que quieran planificar. En los barrios, esa va a ser nuestra decisión”.

crónica24

Edición Número Doscientos catorce. Año 05. ÉPaLE ccS Caracas, 5 de febrero de 2017.

La esquina de Teñidero, ubicada en la pa-rroquia La Candelaria, parece no tener historia. No ha sido reseñada por Arístides Rojas, Santiago Key Ayala, Enrique Bernar-do Núñez ni, más contemporáneamente, por Carmen Clemente Travieso en su libro Las esquinas de Caracas. Por nadie, ni si-quiera en la red de internet.

Sabemos que Teñidero es el nombre de una quebrada que atravesaba la parroquia. Otras personas dicen que allí existió una tintorería para teñir telas y de allí le viene el nombre. Como dato paradójico, se sabe que el último cochero de Caracas, Isidoro Cabrera, nació entre esta esquina y la de Chimborazo y que ocasionalmente prestó sus servicios a José Gregorio Hernández. Digamos, por ahora, que el origen del nombre de esa esquina es un misterio y

que como cronistas nos comprometemos a develarlo a futuro, porque el tema de esta crónica no es precisamente el nombre de la esquina sino un personaje en ella. Para que vean como se llega a una historia y a una esquina de Caracas, les contaré cómo lle-gué a Teñidero, con un interés particular.

Estaba en la fila para hacer un depósito en un banco de Margarita y un persona-je con pinta de cineasta en crisis, peludo y flaco, me llamó la atención y cruzamos miradas, saludándonos con un gesto como si nos conociéramos. Dicen que los lobos se huelen el rastro. Andaba con Anna, mi compañera, de vacaciones en la isla, pero ese día hacíamos diligencias en la mañana antes de irnos a la playa. También a ella le llamó la atención el personaje y ya en la fila el hombre nos sacó conversa. Supo que

Una historia perdida en teñidero

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vivíamos en Caracas y que yo justo vivía entre las esquinas de Avilanes y Desampa-rados. Entonces me preguntó si conocía la esquina de Teñidero y un bar llamado El Nido Canario. Yo creí que me hablaba de El Vigo, que está justo en la esquina, pero él me corrigió precisando que el bar en cuestión estaba hacia el norte, unos 20 metros en dirección a la esquina de Santo Tomás. En efecto, este amigo era cineasta, caraqueño exiliado en Margarita, anda-ba armando una cooperativa audiovisual y nos contó que en este bar, llamado El Nido, tenía la costumbre de beber todas las tardes el nieto del señor que atropelló a José Gregorio Hernández. Que lo buscá-ramos, que allí le encontraríamos, que este señor —cuyo nombre no recordaba— vi-vía con su hermana en San Bernardino, en una casa donde aún conservaban el auto-

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móvil que atropelló al médico en la esqui-na de Amadores en junio 29 de 1919 y que el auto aún encendía, aunque no andaba. Datos que nos proporcionó porque Anna y yo le confesamos nuestra afición a escribir y que él nos entregó generoso esperando que hiciéramos una crónica o una nota de prensa sobre el tema con fotos del auto.

A mi regreso a la ciudad, tal vez por la playa y las vacaciones, el asunto se traspapeló en mi memoria y la de Anna, hasta que un día, justo antes de irme a México a iniciar mis estudios de maestría, decidí buscar el bar y llegarme justo en las horas que este amigo me había recomendado, final de la tarde, principios de la noche. Llevaba mi grabador digital, cuaderno de notas, cámara fotográ-fica, todo; iba preparado.

Entré a El Nido, me senté en la barra, pedí una cerveza, observé el lugar y luego de dos piezas de Ismael Rivera, con la segun-da cerveza, ya en confianza con el canti-nero, le hice la pregunta. El cantinero era un hombre gigante con la voz aflautada, se llamaba Julio y me confirmó la his-toria. Me dijo que el nieto de Fernando Bustamante era conocido en el bar como

“El Nené” Bustamante y que debía de es-tar por llegar. Así que seguí consumiendo esperando que así fuera, pero El Nené no llegó. Ya un poco ebrio le pregunté a Julio si no tenía su número de teléfono. Ante su negativa, decidí dejarle mi número y un mensaje a El Nené, para que supiera que lo andaba buscando y para qué, dejándole dicho que me llamara para concertar una cita y, para engancharlo, pues que yo pa-garía la cuenta.

A los dos días regresé, me senté en la barra para repetir la operación, pregunté a Julio qué había pasado y su respuesta fue que no había pasado nada. El Nené no había ve-nido el día anterior y ese día tampoco. Me marché nuevamente ebrio y Julio se com-prometió a seguir preguntando por El Nené a los amigos de juerga y dominó. Pero luego fue el tiempo en que tuve que viajar a Méxi-co y mi próxima llegada a El Nido Canario sería un año después, lamentablemente con los mismos resultados.

Preocupado, hablé con un amigo del perió-dico Ciudad CCS antes de regresar a Méxi-co y le entregué la información que tenía para que él encontrara a El Nené y rescatara

la historia, pero Reinaldo, tal vez, entre tan-tas tareas, lo olvidó.

Tres años después regresé a El Nido bus-cando a Julio para preguntarle por El Nené y Julio me contó que El Nené había muerto. La cara de Julio me acompañó en mi pena con un gesto. Pero yo no estaba dispuesto a abandonar la historia y le pedí que por favor me ayudara a contactar a la herma-na. Julio, como siempre, se comprometió a averiguar el número de la hermana de El Nené y me pidió nuevamente el mío para contactarme, pero tuve que viajar a Chile y allí estuve seis meses.

Ya de vuelta a la ciudad regresé a El Nido, me senté en la barra y pregunté por Julio. Pero Julio renunció y ya no está en El Nido y nadie sabe ahora dónde está. Aún no re-nuncio a la historia. Seguiré yendo a El Nido Canario hasta que algo cambie. Creo que la esquina de Teñidero necesita una historia para su imaginario y esta me gusta, aunque hasta ahora se me haya escondido.

POR nelson Chávez herrera

El úcaro asciende en Lícua,allí los cuerpos de la edadse cuelgan en sus tramas.Como el resto (lo informe, el fragmento)de una esfera de naranja en manos de [dios:juegan a esconderse.Mientras sucede en Lícuahay fuego, crepitar de maderas,cuadrúpedos que observan:la voz y sus telas de Damasco,una guitarra barroca.Hay una pregunta:¿Cómo estar seguros del bajar de la [corriente?pues nos cuentan que hay nopales,bandas de viento,calles,chinelas y rebozos;otra voz que dice:no hagas caso a la música sino a las [imágenes,nómbrame con mis dos nombres para [ser en el mundo.En Lícua la luz reviste como si [preexistiera agua,hay avispas sobrevolando al pan,al acahual lo nombran árnicay hay cintas muy cintas para medir tus [ojos.Visiten Lícua, rodeen al úcaro,conózcanlos.

De Franco FernánDez (Venezuela)

De Miguel antonio gueVara (Venezuela)

HAY GENTE SONÁMBULAque esquiva sus muertestapándose con una plegariacon una piedra en la manosoncuerpos desiertos como ruinatriste pared descascaradael sol los mira y lloraellosentristecen las horasnos cansanyono soy mejor que esotambién me apuntan —lo sé—pero sonrío y aprieto las muelasmi coraza invisiblees su amor sin blindajesa veces quiero gritarles:el miedoes agua que se estanca en el pechono sirve / nos pudrey el valor no es un chalecoes solamente una compuertaque la deja regresar a un deltadespués al mary solo así se hace millones

Ernesto J. Navarro (Venezuela)

S/T

CAMINAR

ÚCARO

Hoy miré a mi hermano tirado en el piso. Lo cubría de la cintura para arriba una bolsa negra. No supe llorar ni tocarlo. Según los vecinos lo mataron por no dejarse arrancar los zapa-tos. Yacía boca arriba, y todo su cuerpo estaba muerto. Todo menos sus pies que miraban el cielo. Una parte de él seguía viva y rogaba al mundo su permanencia. Pero no hubo noticia para su decisión de quedarse. El pie derecho guardaba su nombre en un pequeño papel que guindaba de un círculo de pabilo. Pronto tuvieron que cortarle los dedos para que entrara en la cava de la morgue. Yo me guardo el nombre de su pie en la cartera. Lo miro cuando no puedo caminar.

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@indira_carpioPOR INDIRA CARPIO

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POR NePtalí SegOvia

1. Dominio de una potencia sobre otros Estados, por medio de la fuerza o por influjos económicos y políticos abusivos. 12. La esposa de los hijos. 13. El presidente de Nicaragua. 14. Conjunto de temas propuestos para su estudio o discusión.16. Símbolos del electrón, del neodimio y del yodo.

17. El presidente de Bolivia. 18. Jefe, patrón, en inglés. 20. El hermano de los padres (inv.). 21. Elemento Nº 75 de la tabla periódica. 23. Órgano de la audición (pl.). 25. Conjunto de desechos de una obra, de un edificio derribado o de una mina. 28. Variante germana del nombre español Elisa.

30. Quita con los dientes a un hueso la carne que tiene pegada. 31. Abreviatura de Sureste. 33. Conjunción de negación. 34. Pactaré, concordaré, uniré. 36. Matrícula automovilística internacional de Somalia. 38. Contorno, afueras de un lugar. 40. Ganas y necesidad de beber.

41. Diosa marina griega, nodriza del joven Dioniso (Mit.).42. Símbolo químico del tántalo. 43. Personaje bíblico relacionado con el Diluvio. 45. Variedad alotrópica del oxígeno.47. Hacienda, riqueza, caudal.49. Conjunto de las voces técnicas de una especialidad.

1. Sinónimo de intromisión, arbitraje, fiscalización. 2. Traslada, desplaza, muda. 3. Habitantes comunes de la Gran Sabana y el Parque Nacional Canaima. 4. Sitio donde se trillan las mieses. 5. Percibir una cantidad adeudada (inv.). 6. Agua gaseosa (inv.). 7. Sexta voz de la escala musical. 8. Instituto Nacional de Estadística (inic.). 9. Concilio de los obispos (pl.). 10. Mitad, centro, núcleo. 11. Manera de escribir o de hablar (inv.). 15. En el mito cosmogónico maorí, dios que creó el universo (Mit.). 19. Poder absoluto y perpetuo de una República. 22. Patriarca bíblico padre de Jacob y de Esaú. 24. Matrícula vehicular internacional de Irán. 26. Líquido amarillento excretado por los riñones. 27. Estatua gigante de la isla de Pascua.29. Tela usada para pintar. 32. Vigésima letra del alfabeto español.35. Aleación de cobre y cinc. 37. Empresa estatal petrolera venezolana. 39. Habitación, dormitorio, en inglés. 40. La universidad de la seguridad (inv.). 44. Prefijo con significado de dios (inv.). 46. Abreviatura de Noreste.47. Símbolos del boro y del litro. 48. Terminación de infinitivo.

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Usted siempre dice: “Tengo un sueño” y no está citan-do a Luther King. Hablemos claro, tiene sueños y sue-ño. Freud le resbala. Su lugar ideal es una cama llena de almohadas desde donde pueda dominar el mundo. La realidad es que eso es imposible y que debe ocultar su somnolencia perenne para que la gente confíe más en usted.

1. Aléjese de los aburridos cuyo tono de voz sea como un litro de valeriana con manzanilla concentrada.2. No vea noticieros. Las declaraciones llenas de fra-ses que no dicen nada aceleran la somnolencia.3. Huya de los carbohidratos. Ya sabe cómo se pone después de una pasta burrera a mediodía.4. Trate de no bostezarle en la cara a nadie. Es conta-gioso y van a terminar dormidos los dos.5. No acepte invitaciones a ver películas mudas, en blanco y negro y de algún país de Europa del Este. 6. Rodéese de entusiastas a ver si le contagian algo.7. Zzzzzz.8. No oiga lamentos que no llegan a ninguna parte. Hágase el dormido.9. Evite asistir a reuniones de trabajo en la medida de lo posible. Sabemos que después de diez minutos continuos alguien empieza a cabecear.10. Buenas noches.

por qué dice mejores cosas

el que habla menos

minimanual para espantar el sueño

tuit de

¿ ¿ImagInarIo

Cuando puedes Contra todo,

@laespergesiaPOR NATHALI GÓMEZ

Ilustración: L. "Razor" Balza

menos Contra el amor

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