contra el burocratismo ernesto "che" guevara

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CONTRA EL BUROCRATISMO ERNESTO “CHE” GUEVARA

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Page 1: Contra el Burocratismo Ernesto "Che" Guevara

CONTRAEL BUROCRATISMO

ERNESTO“CHE”GUEVARA

Page 2: Contra el Burocratismo Ernesto "Che" Guevara

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PUBLICACIÓN DEL MINISTERIO DE COMUNICACIÓN E INFORMACIÓN

DIRECTORIO

Andrés IzarraMinistro de Comunicación e Información

Yuri PimentelViceministro de Estrategia Comunicacional

William CastilloViceministro de Gestión Comunicacional

Coordinación GeneralSenira Salasar

Director de ArteJosé Luis Díaz Jiménez

e-mail: [email protected] de 2004

Page 3: Contra el Burocratismo Ernesto "Che" Guevara

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ERNESTO“CHE”GUEVARAA los 39 años de edad desapareció físicamente

Ernesto “Che” Guevara. Hoy sus ideas

revolucionarias no se olvidarán jamás,

pues como expresara el líder cubano

Fidel Castro:

"Nos dejó su pensamiento revolucionario,

nos dejó sus virtudes revolucionarias,

nos dejó su carácter, su voluntad,

su tenacidad, su espíritu de trabajo.

En una palabra, ¡¡ssuu eejjeemmpplloo!!

Y el ejemplo del Che debe ser un modelo

para nuestro pueblo, el ejemplo del Che

debe ser modelo ideal para nuestros pueblos."

FFiiddeell CCaassttrroo RRuuzz

1188 ddee OOccttuubbrree ddee 11996677

Contra el burocratismo

Page 4: Contra el Burocratismo Ernesto "Che" Guevara

CONTRA EL BUROCRATISMONuestra Revolución fue, en esencia, el pro-

ducto de un movimiento guerrillero queinició la lucha armada contra la tiranía y

la cristalizó en la toma del poder.Los primeros pasoscomo Estado Revolucionario, así como toda la primi-tiva época de nuestra gestión en el gobierno, esta-ban fuertemente teñidos de los elementos funda-mentales de la táctica guerrillera como forma deadministración estatal. El “guerrillerismo” repetía laexperiencia de la lucha armada de las sierras y loscampos de Cuba en las distintas organizacionesadministrativas y de masas, y se traducía en que sola-mente las grandes consignas revolucionarias eranseguidas (y muchas veces interpretadas en distintasmaneras) por los organismos de la administración yde la sociedad en general. La forma de resolver losproblemas concretos estaba sujeta al libre arbitriode cada uno de los dirigentes.

Por ocupar todo el complejo aparato de la socie-dad, los campos de acción de las “guerrillas adminis-trativas” chocaban entre sí, produciéndose conti-nuos roces, órdenes y contraórdenes, distintas inter-pretaciones de las leyes, que llegaban, en algunoscasos, a la réplica contra las mismas por parte deorganismos que establecían sus propios dictados enforma de decretos, haciendo caso omiso del aparatocentral de dirección. Después de un año de doloro-sas experiencias llegamos a la conclusión de que eraimprescindible modificar totalmente nuestro estilode trabajo y volver a organizar el aparato estatal de

un modo racional, utilizando las técnicas de la plani-ficación conocidas en los hermanos países socialis-tas.

Como contra medida, se empezaron a organizarlos fuertes aparatos burocráticos que caracterizanesta primera época de construcción de nuestroEstado socialista, pero el bandazo fue demasiadogrande y toda una serie de organismos,entre los quese incluye el Ministerio de Industrias, iniciaron unapolítica de centralización operativa, frenando exage-radamente la iniciativa de los administradores. Esteconcepto centralizador se explica por la escasez decuadros medios y el espíritu anárquico anterior, loque obligaba a un celo enorme en las exigencias decumplimiento de las directivas. Paralelamente, lafalta de aparatos de control adecuados hacía difícil lacorrecta localización a tiempo de las fallas adminis-trativas, lo que amparaba el uso de la “libreta”. Deesta manera, los cuadros más conscientes y los mástímidos frenaban sus impulsos para atemperarlos ala marcha del lento engranaje de la administración,mientras otros campeaban todavía por sus respetos,sin sentirse obligados a acatar autoridad alguna,obli-gando a nuevas medidas de control que paralizaransu actividad. Así comienza a padecer nuestraRevolución el mal llamado burocratismo.

El burocratismo, evidentemente, no nace con lasociedad socialista ni es un componente obligado deella. La burocracia estatal existía en la época de losregímenes burgueses con su cortejo de prebendas y

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Ernesto “Che” Guevara

Ernesto “Che” Guevara,A r g e n t i n a - B o l i v i a 1 9 2 8 - 1 9 6 7

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de lacayismo, ya que a la sombra del presupuestomedraba un gran número de aprovechados queconstituían la “corte” del político de turno. En unasociedad capitalista, donde todo el aparato delEstado está puesto al servicio de la burguesía, suimportancia como órgano dirigente es muy pequeñay lo fundamental resulta hacerlo lo suficientementepermeable como para permitir el tránsito de losaprovechados y lo suficientemente hermético comopara apresar en sus mallas al pueblo.

Dado el peso de los “pecados originales” yacen-tes en los antiguos aparatos administrativos y lassituaciones creadas con posterioridad al triunfo dela Revolución, el mal del burocratismo comenzó adesarrollarse con fuerza.Si fuéramos a buscar sus raí-ces en el momento actual, agregaríamos a causas vie-jas nuevas motivaciones, encontrando tres razonesfundamentales.

Una de ellas es la falta de motor interno.Con estoqueremos decir, la falta de interés del individuo porrendir su servicio al Estado y por superar una situa-ción dada. Se basa en una falta de conciencia revolu-cionaria o, en todo caso, en el conformismo frente alo que anda mal.

Se puede establecer una relación directa y obviaentre la falta de motor interno y la falta de interéspor resolver los problemas. En este caso, ya sea queesta falla del motor ideológico se produzca por unacarencia absoluta de convicción o por cierta dosisde desesperación frente a problemas repetidos queno se pueden resolver, el individuo, o grupo de indi-viduos, se refugian en el burocratismo, llenan pape-les, salvan su responsabilidad y establecen la defen-sa escrita para seguir vegetando o para defendersede la irresponsabilidad de otros.

Otra causa es la falta de organización.Al preten-der destruir el “guerrillerismo”sin tener la suficienteexperiencia administrativa, se producen disloques,cuellos de botellas, que frenan innecesariamente elflujo de las informaciones de las bases y de las ins-trucciones u órdenes emanadas de los aparatos cen-trales.A veces éstas, o aquellas, toman rumbos extra-viados y, otras, se traducen en indicaciones mal ver-tidas, disparatadas, que contribuyen más a la distor-sión.

La falta de organización tiene como característi-ca fundamental la falla en los métodos para encararuna situación dada. Ejemplos podemos ver en losMinisterios, cuando se quiere resolver problemas aotros niveles que el adecuado o cuando éstos se tra-tan por vías falsas y se pierden en el laberinto de lospapeles. El burocratismo es la cadena del tipo defuncionario que quiere resolver de cualquier mane-ra sus problemas, chocando una y otra vez contra elorden establecido, sin dar con la solución. Es fre-cuente observar cómo la única salida encontradapor un buen número de funcionarios es el solicitarmás personal para realizar una tarea cuya fácil solu-ción sólo exige un poco de lógica, creando nuevascausas para el papeleo innecesario.

No debemos nunca olvidar, para hacer una sanaautocrítica, que la dirección económica de laRevolución es la responsable de la mayoría de losmales burocráticos: los aparatos estatales no se des-arrollaron mediante un plan único y con sus relacio-nes bien estudiadas, dejando amplio margen a laespeculación sobre los métodos administrativos. Elaparato central de la economía, la Junta Central dePlanificación, no cumplió su tarea de conducción yno la podía cumplir, pues no tenía la autoridad sufi-ciente sobre los organismos, estaba incapacitadapara dar órdenes precisas en base a un sistema únicoy con el adecuado control y le faltaba imprescindi-ble auxilio de un plan perspectivo. La centralizaciónexcesiva sin una organización perfecta frenó laacción espontánea sin el sustituto de la ordencorrecta y a tiempo.Un cúmulo de decisiones meno-res limitó la visión de los grandes problemas y lasolución de todos ellos se estancó, sin orden ni con-cierto. Las decisiones de última hora, a la carrera ysin análisis, fueron la característica de nuestro traba-jo.

La tercera causa, muy importante, es la falta deconocimientos técnicos suficientemente desarrolla-dos como para poder tomar decisiones justas y enpoco tiempo. Al no poder hacerlo, deben reunirsemuchas experiencias de pequeño valor y tratar deextraer de allí una conclusión. Las discusiones sue-len volverse interminables, sin que ninguno de losexpositores tenga la autoridad suficiente como para

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imponer su criterio. Después de una, dos, unas cuan-tas reuniones,el problema sigue vigente hasta que seresuelva por sí solo o hay que tomar una resolucióncualquiera, por mala que sea.

La falta casi total de conocimientos, suplidacomo dijimos antes por una larga serie de reunio-nes, configura el “reunionismo”, que se traduce fun-damentalmente en falta de perspectiva para resolverlos problemas. En estos casos, el burocratismo, esdecir, el freno de los papeles y de las indecisiones aldesarrollo de la sociedad, es el destino de los orga-nismos afectados.

Estas tres causas fundamentales influyen, una auna o en distintas conjugaciones, en menor o mayorproporción, en toda la vida institucional del país, yha llegado el momento de romper con sus malignasinfluencias. Hay que tomar medidas concretas paraagilizar los aparatos estatales, de tal manera que seestablezca un rígido control central que permitatener en las manos de la dirección las claves de laeconomía y libere al máximo la iniciativa, desarro-llando sobre bases lógicas las relaciones de las fuer-zas productivas.

Si conocemos las causas y los efectos del buro-cratismo, podemos analizar exactamente las posibili-dades de corregir el mal. De todas las causas funda-mentales, podemos considerar a la organizacióncomo nuestro problema central y encararla contodo el rigor necesario. Para ello debemos modificarnuestro estilo de trabajo; jerarquizar los problemasadjudicando a cada organismo y cada nivel de deci-

sión su tarea; establecer las relaciones concretasentre cada uno de ellos y los demás, desde el centrode decisión económica hasta la última unidad admi-nistrativa y las relaciones entre sus distintos compo-nentes, horizontalmente, hasta formar el conjuntode las relaciones de la economía. Esa es la tarea másasequible a nuestras fuerzas actualmente, y nos per-mitirá,como ventaja adicional encaminar hacia otrosfrentes a una gran cantidad de empleados innecesa-rios, que no trabajan, realizan funciones mínimas oduplican las de otros sin resultado alguno.

Simultáneamente, debemos desarrollar conempeño un trabajo político para liquidar las faltas demotivaciones internas, es decir, la falta de claridadpolítica, que se traduce en una falta de ejecutividad.Los caminos son: la educación continuada mediantela explicación concreta de las tareas, mediante lainculcación del interés a los empleados administrati-vos por su trabajo concreto, mediante el ejemplo delos trabajadores de vanguardia, por una parte, y lasmedidas drásticas de eliminar al parásito, ya sea elque esconde en su actitud una enemistad profundahacia la sociedad socialista o al que está irremedia-blemente reñido con el trabajo.

Por último, debemos corregir la inferioridad quesignifica la falta de conocimientos.Hemos iniciado lagigantesca tarea de transformar la sociedad de unapunta a la otra en medio de la agresión imperialista,de un bloqueo cada vez más fuerte, de un cambiocompleto en nuestra tecnología, de agudas escase-ces de materias primas y artículos alimenticios y deuna fuga en masa de los pocos técnicos calificadosque tenemos. En esas condiciones debemos plante-arnos un trabajo muy serio y muy perseverante conlas masas, para suplir los vacíos que dejan los traido-res y las necesidades de fuerza de trabajo calificadaque se producen por el ritmo veloz impuesto a nues-tro desarrollo. De allí que la capacitación ocupe unlugar preferente en todos los planes del GobiernoRevolucionario.

La capacitación de los trabajadores activos se ini-cia en los centros de trabajo al primer nivel educa-cional: la eliminación de algunos restos de analfabe-tismo que quedan en los lugares más apartados, loscursos de seguimiento, después, los de superaciónobrera para aquellos que hayan alcanzado tercergrado, los cursos de Mínimo Técnico para los obre-ros de más alto nivel, los de extensión para ser subin-genieros a los obreros calificados, los cursos univer-sitarios para todo tipo de profesional y, también, losadministrativos. La intención del GobiernoRevolucionario es convertir nuestro país en unagran escuela, donde el estudio y el éxito de los estu-dios sean uno de los factores fundamentales para elmejoramiento de la condición del individuo, tantoeconómicamente como en su ubicación moral den-tro de la sociedad, de acuerdo con sus calidades.

Si nosotros logramos desentrañar, bajo la marañade los papeles, las intrincada relaciones entre los

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Ernesto “Che” Guevara

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organismos y entre secciones de organismos, laduplicación de funciones y los frecuentes “baches”en que caen nuestras instituciones, encontramos lasraíces del problema y elaboramos normas de organi-zación, primero elementales, más completas luego,damos la batalla frontal a los displicentes, a los con-fusos y a los vagos, reeducamos y educamos a estamasa, la incorporamos a la Revolución y eliminamoslo desechable y al mismo tiempo, continuamos sindesmayar, cualesquiera que sean los inconvenientesconfrontados, una gran tarea de educación a todoslos niveles, estaremos en condiciones de liquidar enpoco tiempo el burocratismo.

La experiencia de la última movilización es laque nos ha motivado a tener discusiones en elMinisterio de Industrias para analizar el fenómenode que, en medio de ella, cuando todo el país poníaen tensión sus fuerzas para resistir el embate enemi-go, la producción industrial no caía, el ausentismodesaparecía, los problemas se resolvían con unainsospechada velocidad.Analizando esto, llegamos ala conclusión de que convergieron varios factoresque destruyeron las causas fundamentales del buro-cratismo; había un gran impulso patriótico y nacio-nal de resistir al imperialismo que abarcó a la inmen-sa mayoría del pueblo de Cuba, y cada trabajador, asu nivel, se convirtió en un soldado de la economíadispuesto a resolver cualquier problema.

El motor ideológico se lograba de esta manerapor el estímulo de la agresión extranjera. Las normasorganizativas se reducían a señalar estrictamente loque no se podía hacer y el problema fundamentalque debiera resolverse; mantener la producción porsobre todas las cosas, mantener determinadas pro-ducciones con mayor énfasis aún, y desligar a lasempresas, fábricas y organismos de todo el resto delas funciones aleatorias, pero necesarias en un pro-ceso social normal.

La responsabilidad especial que tenía cada indivi-duo lo obligaba a tomar decisiones rápidas; estába-mos frente a una situación de emergencia nacional,y había que tomarlas fueran acertadas o equivoca-das; había que tomarlas, y rápido; así se hizo enmuchos casos.

No hemos efectuado el balance de la moviliza-ción todavía, y, evidentemente, ese balance en térmi-nos financieros no puede ser positivo, pero sí lo fueen términos de movilización ideológica, en la pro-fundización de la conciencia de las masas. ¿Cuál es laenseñanza? Que debemos hacer carne en nuestrostrabajadores, obreros, campesinos o empleados queel peligro de la agresión imperialista sigue pendien-te sobre nuestras cabezas, que no hay tal situaciónde paz y que nuestro deber es seguir fortaleciendola Revolución día a día, porque, además, ésa es nues-tra garantía máxima de que no haya invasión.Cuantomás le cueste al imperialismo tomar esta isla, cuantomás fuertes sean sus defensas y cuanto más alta seala conciencia de sus hijos, más lo pensarán; pero al

mismo tiempo, el desarrollo económico del país nosacerca a situaciones de más desahogo, de mayorbienestar. Que el gran ejemplo movilizador de laagresión imperialista se convierta en permanente,esla tarea ideológica.

Debemos analizar las responsabilidades de cadafuncionario, establecer lo más rígidamente posibledentro de causas, de los que no debe salirse bajopena de severísimas sanciones y, sobre esta base, darlas más amplias facultades posibles. Al mismo tiem-po, estudiar todo lo que es fundamental y lo que esaccesorio en el trabajo de las distintas unidades delos organismos estatales y limitar lo accesorio paraponer énfasis sobre lo fundamental, permitiendo asímás rápida acción.Y exigir a nuestros funcionarios,establecer límites de tiempo para cumplir las ins-trucciones emanadas de los organismos centrales,controlar correctamente y obligar a tomar decisio-nes en tiempo prudencial.

Si nosotros logramos hacer todo ese trabajo, elburocratismo desaparecerá. De hecho no es unatarea de un organismo, ni siquiera de todos los orga-nismos económicos del país; es la tarea de la naciónentera, es decir, de los organismos dirigentes, funda-mentalmente del Partido Unido de la Revolución yde las agrupaciones de masas.Todos debemos traba-jar para cumplir esta consigna apremiante delmomento: Guerra al burocratismo. Agilización delaparato estatal. Producción sin trabas y responsabili-dad por la producción.

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Contra el burocratismo

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Ministeriode Comunicación

e Información

GobiernoBolivariano

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