contarini - pedro simon - relaciones

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Analyse des relations internationales par Contarini

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  • IV

    r> .

    Accessoix,

    -^^ / Shelf No

    fj f^\ W A~XyA\'o :oNr>rrAAj> .''/Av

    ^

    PUBLIC

    BEQUEATUED BY

    ffinriu ^EtcUmu\

  • Digitized by the Internet Archivein 2011 with funding from

    Boston Public Library

    http://www.archive.org/details/noticiahistorial05simn

  • CONTINUACIN- DEL

    ALMACN DE FRUTOSLITERARIOS,

    o

    SEMANARIO DE OBRAS INDITAS.

    T O M O V.

    ,

    CON REAL PERMISO.MADRID. IMPRENTA DE REPULLS,

  • \/j

  • 2 5 de Enero de 1 3 1 p.

    Nm. 25.

    Medio de aumentar las amortizaciones de papelmoneda ^ sin dinero ni costo alguno

    ,hasta su

    extincin,con beneficio generardel estado

    ,co-

    mercio^particulares y crdito pblico : por Don

    Santos Jos Macho de Quevedo. *

    Aunque el Gobierno sabe mejor lo que conviene parael mas pronto restablecimiento del crdito pblico

    , no

    por eso le son indiferentes las exposiciones en este sen-

    tido, y le sobra indulgencia hacia todos los que puedan

    errar con tan buen fin. Conozco bien. mi insuficenciapara hablar en esta materia ; pero s por casualidad

    acierto en algo , esto mas se encontrar trabajado enbeneficio general, cuando menos podrn quiz mis

    ideas estimular en otros la noble emulacin de au-

    * Este caballero es conocido por otros varios proyec-

    tos de esta misma clase,

    de los cuales hay alguno im-

    preso. Nos anuncia que trabaja en otros,

    que iremos pu-

    blicando sucesivamente,persuadidos de que el Gobierno,

    que conoce mejor que los particulares los intereses del es-tado

    , y que tiene datos mas seguros para sus clculos,

    aprovechar desechar las indicaciones del autor, segn

    que las halle no convenientes y tiles. N. de los E.

  • 4mentadas ; tal es mi nico objeto

    , y paso manifes-

    tarle. Si la escasez general de numerario, urgente ne-

    cesidad de este,

    imposibilidad de remediarla el Go-bierno con igual premura

    ,es la causa del alto cam-

    bio del papel moneda,aun sera mayor sin las amorti-

    zaciones ejecutadas en virtud de Real orden de 12 deOctubre de 1816, porque los progresos del agio no separalizan con otras armas que las de la concurrencia.

    En tal situacin, atendida la enormidad de la deuda,aquel sistema que menos costa acelere su extincin,

    es el que autoriza la imperiosa ley de la necesidad,

    como nico en el da capaz de restablecer el crdito

    y la fortuna de los infinitos interesados en l. La ad-

    quisicin de papel moneda al cambio corriente y suamortizacin

    , es una medida tan necesaria al estado

    como ventajosa sus acreedores,porque entre descon-

    tar por especulacin como hacen los cambistas , des-

    contar y amortizar , hay la gran diferencia , de que

    la primera operacin deja la deuda en pie, y la se-

    gunda la disminuye,

    enrarece el papel , hace bajar pro-

    gresivamente su cambio, y aumenta en la circulacin

    el dinero que se destina aquel. Si son ciertas las pro-

    posiciones que dejo sentadas , un descuento de papel

    moneda,

    en todos los cambios hasta la par y su estin-

    cion,

    anunciando en una amortizacin mensual su re-

    sultado,

    debe acelerar aquella y restablecer el crdito

    con beneficio general.

    Los fondos metlicos disponibles y el aumento de

    otros, formarn un capital que sin gravar nadie ser'

    suficiente llenar tan grande objeto, si es conforme con

  • $las intenciones del Gobierno, y mereciesen su sancin

    soberana las disposiciones contenidas en los siguientes

    artculos,

    ARTCULO PRIMERO.

    Todo papel de crdito procedente de rditos, hasta

    en cantidad de dos mil reales , se recibir en Madrid

    en la caja de amortizacin la par por un vale al

    portador *, donde se despacharn estos hasta el n-

    mero de 100, del que nunca pasarn, (i)

    * Madrid i. de. . . . de 18. . . .

    N? i.

    o

    VALE AL PORTADOR POR EL REY NUESTRO SEOR.

    Dos mil reales admisibles hasta su extincin como

    crdito procedente de rditos> y por su total valor , con

    absoluta exclusin de todo papel moneda y dinero me-tlico en la lotera aprobada por S. M. en su Real

    decreto de fecha , &c. == Las firmas.

    Nota. Aunque el cambio de este vale estar siempre

    mas bajo que el del citado papel de crdito? su principal

    mrito consistir en la mucha facilidad de adquirirle, y

    mayor necesidad de tomarle. Su marca puede ser etia; bel

    ofrece mas comodidad y ahorro en los portes del corteo.(t) Bastan para el objeto, y todos saben la deuda

    existente en este papel, cuya primera emisin dejar otraigual amortizada.

  • 6IL

    Puestos en circulacin. los ioo2) vales al portadorala mayor parte (i) , se plantear una lotera deestos con do? extracciones mensuales **, y los que

    () Como el cambio de estos estar siempre mas bajoque el del citado papel de crdito ? no se descuidarnlos comprendidos en el artculo i?

    *"* Lotera de dos extracciones mensuales, i^dvilletes i reales en un vale al portador

    ,por cada villete , ftt-

    preso en medio pUgo> subdivisible en octavqs segn el modelo.,

    PREMTOS. VALES AL PORTADOR. TOTAL DE VALES.

    2O0O

    I. ...... . 200 00 2CO.I. ...... . IO OOlO.i 1 3 . . 00136.I 20 OOI20.2 IO4. 00208.3 096, ....... O0288.4. ...... . 088 OO352.5. ...... . 080 OO4OO.6. ...... . 072. . 00432.7 064. 00448.8 056 . 00448.9 048 00432.10 040. ..... ..... 00400.12. .... -. . 032. .......... 00384.14 . 024 00336.16 016 00256.

    ...... 008 16000.

    2 1 00. 2icoo.

    A favor de la empresa. ...... 04000.

    Total 25000,

  • en cada una queden la empresa, se pasarn la ci-

    tada caja.

    fg Real Lotera. De vales al Portador, gf

    j| i? 8.0 N.o 1.9 S. i? g

    $g Octavo de villete de dicho nmero para el gf& sorteo que se ha de celebrar en Madrid el dia... ^^g de... de mil ochocientos diez y nueve. Las firmas. g>

    j Vale doscientos cincuenta Rs. de dicho papel. 8*

    g Real Lotera. Ve vales al Portador. f

    | 2. 8.o N. i. S. i. I

    g Octavo de villete de dicho nmero para el gf| sorteo que se ha de celebrar en Madrid el dia. . &jg de... de mil ochocientos diez y nueve... g

    & Vale doscientos cincuenta Rs. de dicho papel. &

  • 8III.o

    Para et cumplimiento del artculo i. se fijar un

    termino mprorogable , espirado el cual continuar siem-

    pre la par el citado papel de dicha cantidad, y con

    el abono recproco el de la misma clase que pase deaquella ? y no exceda de la de 62) reales * Los vales

    consolidados,no consolidados y comunes , se recibirn

    de todas cantidades con dicho abono,

    prefiriendo en

    el orden de su presentacin los de igual menor

    cantidad en mas nmeros, y entre estos los que en el

    cambio cedan mayor exceso favor de la caja, **

    * Desde id exclusive hasta 69 inclusive entra el

    descuento, y desde esta suma en adelante quedan ex-

    cluidos hasta que convenga aumentarla.

    ** Sobre la utilidad general que resulta de la dimi-

    nucin de estos signos , cuantos mas crditos procedentes

    de rditos entren para tomar cada vale al portador , otro

    tanto disminuye la concurrencia de aquellos con este > al

    pago sancionado de la dcima parte de los remates en

    las ventas de fincas 9 y totfil de las mejoras que propon-

    go en el artculo 6. Los artculos i? y 3? harn des-

    aparecer todas las cantidades de fcil colocacin en di-

    cho pago, y solo se podr hacer con vales, al portador.

    Esta prerogativa , la otra exclusiva que sobre todo pa-

    pel moneda y dinero metlico goza en la lotera , las

    grandes ventajas que ofrece esta los jugadores, y sus

    repetidas extracciones , son cuatro circunstancias , que au-

  • IV.

    Los vales al portador del art. 2., y los de esta clase,

    que por pago de fincas entren en dicha caja *, volvern salir siempre en descuento de los crditos comprendi-dos en el art. 3.

    V.

    En los pagos que son admisibles los vales consolida-dos la par

    , y los no consolidados con descuento , seadmitirn en lo sucesivo unos y otros con el abono deun 5 por ciento menos de su respectivo cambio. **

    VL

    Los vales consolidados se recibirn de presente enpago de la tercera parte de la tasacin de las fincas quese enagenen con un 5 por ciento menos de su cambio : deun 1.0 en los remates con mejora de media diezma : deun 20 en los de sta y diezma ; y la par en los delas dos y cuarta , admitindose en pago total de las tres

    mentarn progresivamente la necesidad de tomarle , la desu valor real

    , y con l la mayor utilidad en los des-cuentos.

    * Por la lotera 82) mensuales, y todos los dems cum-plidos los artculos i. $. y 6. por las razones dadas enla nota anterior.** Todos pagarn con no consolidados

    , y el gobiernocon el mismo dinero lograr una amortizacin cuatro seisveces mayor que la del dia, De este aumento

    ,

    qu nadacuesta, no solo resultar un tan gran beneficio al estado,sino tambin los tenedores de unos y otros vales, por-que el cqynbio de estos estar siempre en razn de aquella.E/ del dia no variara, aunque todos se recibieren la par,porque con respecto su nmert'

    Pson pocos los que pueden

    Tomo V. 2

  • JOmejoras, papel de crdito procedente de rditos y valesal portador. *

    VII.o

    Los sucesivos remates de aguardiente y licores seejecutarn como est prevenido; pero ultimados en losque se halle cubierta la cantidad metlica que produceaen el dia, se admitirn mejoras de media- diezma

    ,diez-

    ma y cuarta en vales consolidados con el abono esta-blecido en el artculo anterior. **

    colocarse ; asi es que aunque hoy pagan casi todos con con~solidados , no por eso dejan de perder un 50 por ciento, ysino estn al cambio de los no consolidados consiste en el 4por ciento metlico que gozan 9 sin cuya considerable circuns-tancia perderan poco menos que estos : ni tiene cuenta fijar los no consolidados un cambio que ofrezca mas ventajapagar con ellos

    ,

    que con consolidados la par porque es ne-cesario bajarle mucho , en cuyo caso entrarn pocos

    , y lapequea amortizacin que resulte influir nada sobre suprdida, de la que en nuestra notoria escasez de recursoses de necesidad aprovecharse , tanto mas cuanto su resul-tado beneficia todos acelerando el restablecimiento delcrdito pblico.* El dinero, cuando menos, produce un 6 por cientoy

    y ninguno pagar con l la tercera parte de la tasacinde las fincas, pudiendo satisfacer con el rdito de un 3. Es-te solo cubre las tres cuartas partes del que devengan losconsolidados

    ,pero recibiendo estos por el orden propuesto,

    quedar en favor de la caja al cambio del dia en el pri-mer remate un 7 de rditos metlicos en lugar de un 3:en el ,i. un 6: en el 3. un 5 , y en el 4. un 4:- logran-do aun con este ltimo un 25 por ciento de ventaja en elrdito y en la enagenacion la de las tres mejoras, que no se;harian sin dicha admisin

    , y la del pago de estas con pa-pel de crdito y vales al portador.

    ** Los ingresos metlicos de la caja quedan los mis-mos que actualmente percibe. Lograr ademas asegurarlos

  • II

    VIILo

    Los pagos en vales consilidados, de que tratan losartculos 6. y 7. , solo podrn hacerse con los de la masprxima renovacin. *

    IX

    Los vales consolidados que por todos conceptos re-ciba la caja , se cambiarn despus de renovados ** porlos no consolidados exclusivamente hasta la extincin deestos, ai descuento recproco que unos y otros estnen la plaza, con un 5 por ciento de abono favor delos ltimos. ***

    X.

    El cambio de vales consolidados por no con-solidados se verificar ( con la preferencia estable-cida en el art. 3. ) en las pocas siguientes : losconsolidados de Enero en Febrero y Marzo : los

    con aumento,y las ventajas de unas mejoras , de que en

    el da carece.* Cuantas mas rditos tengan vencidos , tanto mejor

    para la caja, de tener que pagarlos por entero ahorrar

    la diferencia del descuento que se gana sobre ellos.** Por el articulo anterior entran con todos los rdi~

    tos, y por ste van salir despus de haber dejado en

    la caja todo el importe de aquellos.*** Substituyo este articulo al 8. del Real decret

    de 3 de Abril, y sin aumentar en la circulacin el nmero delos vales consolidados

    ,resultar una amortizacin de no con-

    solidados tres cuatro veces mayor que la del reemplazo la par por sorteo, y este aumento, que nada cuesta, ser tam-bin mas ventajoso que dicho sorteo los comprendidos en lfcomo probar al final.

  • 12de Mayo en Junio y Julio ; y los de Setiembre enOctubre y Noviembre. *

    XI.

    Se sancionar una amortizacin mensual de los cr-ditos que reciba la caja por los cambios establecidos,y dems que le entren por todos ramos ** , anuncian-do la gaceta en suplementos sus nmeros y cantidad,con separacin de clases

    ,para que todos sepan lo que

    disminuye cada una. ****Todo lo dems que exija el mejor cumplimiento de

    estos once artculos es puramente reglamentario.

    OBSERVACIONES.Vales al portador.

    La creacin de estos vales , ni aumenta la deuda,ni gozan (fuera de la lotera ) mas prerogativas que elpapel de crdito procedente de rditos. Aquellos y steson igualmente admisibles en el pago sancionado de ladcima parte de los remates en las ventas de fincas

    , ytotal de las mejoras que propongo. De una y otra clase

    * Moy no se pueden cambiar vales no consolidadospor consolidados sino al descuento recproco

    ,pero abierto

    este cambio,

    todos los tenedores de aquellos se apresurarn lograr de las ventajas que les proporciona.

    "** Menos los vales al pertador y consolidados , des-tinados constantemente los descuentos de que tratan losartculos 4, y 9 , con cuyos fondos infalibles quedarel agio paralizado y el crdito restablecido.

    -**# 7 barmetro del cambio estar siempre en razn,de la repeticin peridica de estos anuncios y cantidadamoa tizada en cada uno*

  • 13entrarn mas menos en razn del mayor menor n-mero de las que se enagenen

    , y cantidad en que se ve-rifique j pero cuantos m;is vales al portador que papelde crdito entren por dichos pagos en la caja (objetodel art. i. y 3. ), tanto mas se aumentan los fondosdestinados al descuento

    ,y tambin la amortizacin j

    pues la que resulte del mayor valor real de dichos va-les

    , nada cuesta. Vase la nota 4.

    Lotera de vales al portador.

    La conocida utilidad que de una lotera de papel-moneda debe resultar al estado , comercio , particularesy crdito pblico, la manifest S. M. al sancionar la devales comunes, por su Real decreto de 27 de Enerode 181 5 , publicado en la gaceta de 7 de Febrero delmismo a;o. En dicha lotera ganaba la empresa en cadaextraccin 250 vales

    , y reconoca por dinero la octavaparte de los premios, 2349 vales, que en este con-cepto eran

    , y son siempre, mas (Je 5 millones metli-

    cos ; por cuya cantidad reunia 2349^8599 ; pero comocon la misma podia tomarlos al curso corriente

    , nadale quedaba por la empresa

    , y sin embargo no tuvo ju-gadores. Con dinero nunca ser difcil obtener esta ga-nancia ; lograrla sin l es de lo que mas necesitamos.Este problema, en mi opinin, est resuelto con la ad-misin

    ,descuento y lotera que propongo , en la que

    solo ganar la empresa en cada. extraccin 4 vales; peronada le co:>ti

    ,ni faltarn jugadores para dos men-

    suales como en la moderna de premios. Cotejada consta en el nmero de los mayores, estn iguales

    ,porque lo

    mismo son 150, para 37500 nmeros,

    que 100 pa-ra 25, con la diferencia de la cantidad de cada uno,con respecto al costo del billete. En los menores no lahay, porque tanto vale 8 por uno en la de papel, co-mo 12 en la metlica

    ,, cuyos nmeros son,una tercera

    parte mas j pero como en sta solo hay un premio 3.7Xnmeros, y en aquella menos de 12, resulta que es

    \

  • 14mas probable ganar tres premios en la de papet

    ,que

    uno en la moderna. Tira sta un 25 por ciento , aque-lla un 16, que es otra ventaja favor de los juga-dores. Aun asi no los habra , si el vale al portador nose pudiese tomar la par y descuento que establezco,

    y si la subdivisin del billete en octavos no facilitase

    &u distribucin hasta entre ocho. Costaba en la de va-les comunes, uno de 150 pesos cada billete , 500 rs.-metlicos al que tenia que tomar aquel : en sta un valeal portador ochenta ; pues al cambio del dia esto valeel papel porque se da la par

    , y cuando mas , conel abono recproco de la diferencia del descuento

    ,

    quees pagarle por su valor real. En ambos casos*, repartidatan pequea cantidad entre ocho , como ahora puedenhacerlo

    , y antes no con aquella, qu puede corres-ponder cada uno? casi nada; circunstancia que reunir infinitos con este objeto : otros muchos los to-marn para s

    , negociarlos en el mismo sentido, y

    y en todos podr cada jugador con un octavo de nu-mero cobrar la parte de premio que gane ; pues estnarreglados esta subdivisin : sia ella , la del billete,

    y poco costo de ste , nadie le tomara , porque en ge-neral los mas quieren jugar poco

    , cobrar por s, y

    tener en su poder el cuarto octavo de billete enque se interesen como en las dems loteras. sta en suejecucin aun es mas sencilla que la moderna j por de-contado los nmeros son una tercera parte menos ; losbilletes se despachan enteros j y para pagar los premiosno hay necesidad de buscar fondos sobre las plazas don-de falten, sino dirigirlos por el correo. Las ventajas re-cprocas quedan bien demostradas ; y si la lotera mo-derna no faltan jugadores, pesar de la escasez de nu-merario, cuntos nt> debe tener la de un papel quetan poco cuesta y tauto abunda? Ella ingresar men-sualmente en la caja Sd vales al portador

    , y todo elpapel-moneda que por estos se descuente , formar unasuma de amortizacin

    ,

    que tampoco costar nada.

  • Vales consolidados.

    Aunque por el art. 12 del Real decreto de 3 deAbril se ordena la amortizacin de vales consolidados

    y no consolidados que de una y otra clase se recau-den , solo se verificar realmente la de los ltimos , por-que los primeros vuelven salir

    , lo que es lo mis-

    mo,

    son reemplazados anualmente por el sorteo que seestablece en el art. 8? de dicho decreto , de modo quelos vales consolidados son siempre los mismos hasta laextincin de los no consolidados

    , y solo desde esta pocaempieza la amortizacin de aquellos ; por manera que siel gobierno recoje anualmente 20 millones en vales con-solidados la par

    ,es por igual cantidad que debia re-

    cibir en metlico, y el resultado amortizar la misma en

    vales no consolidados, con que quiere decir que aunque es-tos pierden en la plaza un 8 5 por ciento , el gobierno dapor ellos en dinero metlico todo su valor representativo;y como la prdida de los consolidados y no consolidadosofrece mayor utilidad pagar con los primeros la par,que con los segundos al descuento sealado , solo se lo-grarn las cortas ventajas de ste, cuando no tenga cuentapagar con aquellos. Amortizacin menor mayor costano puede hacerse. Si queda probado que el gobierno(por ejemplo) sacrifica 20 millones metlicos por amor-tizar otros 20 en vales no consolidados ; si tambin queestos ( no bajar mas el cambio sealado) no puedencolocarse en los pagos y mientras los consolidados seadmitan la par

    ,por las mayores ventajas de hacer

    aquellos con estos ; si los consolidados son siempre losmismos hasta la extincin de los no consolidados

    ; y sies^con&^nte que los tenedores de unos y otros ios estndescontando diariamente al cambio. corriente , dejando tanasombrosa ganancia los tomadores

    ,la deuda en pie,

    y el crdito sin l; disminuirla, y mejorar ste con ma-yor beneficio del estado y tenedores de dicho papel , serel infalible resultado de mi art. 5. {Vase su nota.) La

  • i6grandiosa utilidad principal que tambin debe resul-tar de la admisin de vales consolidados

    , y ahorro desus rditos , con arreglo los artculos 6. 7. 8. y 9.se demuestra en sus notas

    , y ei cambio exclusivo quepor este ltimo establezco en el orden y pocas que marcael art. 10. triplicar la amortizacin de vales no con-solidados

    ; y si estos por el sorteo la par debian durardoce aos por los medios propuestos, se extinguirn entres cuatro

    , y en razn de lo que aumenta aquella,ha de bajar forzosamente su cambio. El de los conso-lidados bajar tambin, por colocarse mayor nmero - deaquellos y estos , y anticiparse su extincin con la pro-porcin que se acelera la de los no consolidados

    ,que

    siempre debe preceder , como queda demostrado. Los r-ditos de vales consolidados disminuirn con la misma pro-porcin de tiempo

    ,porque sta es la diferencia entre el

    necesario por este sistema al que se halla sancionado. Lostenedores de vales no consolidados renunciarn con gustoal reemplazo la par por suerte improbable , de pocasentre muchos, de largusima duracin, y ninguna in-fluencia para los infinitos vales comprendidos en l

    ,

    por un descuento esclusivo de estos con el benefi-cio de un 5 por ciento metlico que hoy equivale mas de un 20 en papel, del que todos se pueden apro-vechar , cuando en el dia ni aun los pocos que tienen quehacer pagos,como dejo manifestado. Si, como creo, se con-cillan todos los intereses con la admisin y descuento quepropongo, el aumento de amortizacin que resulte es tantomas apreciable , cuanto nada cuesta. Sin embargo la ma-teria es susceptible de mil combinaciones diferentes: eiacierto, aunque difcil, no es imposible; pero Sus con-secuencias

    ,

    por tan grandiosas,

    casi estn fuera de cl-culo : si el mi no se aproxima ^os resultados que de-duzco, podr rectificado realizarlos,

    1

  • *7

    Informe sobre escuelas de agricultura en los

    hospicios5 y proyecto de reglamento para ella s*.

    extendido en 13 de Febrero de 1815, en vir-

    tud de orden,

    por don Antonio Sandalio de Ariasy

    profesor de agricultura en el Real jardn

    Botnico de esta corfe. *

    Exc. Seor : No puede darse ocurrencia mas felizque la de dedicar la prctica de la agricultura una

    considerable porcin de jvenes ? en aigun modo desam-parados y perdidos. EL establecimiento de unas posesio-

    nes rurales, 6 por lo menos d unas huertas unidas

    los hospicios,

    debe producir las mayores ventajas, asi

    para el estado como para el hospicio mismo; pues

    ademas de dar ocupacin y enseanza los jvenes quese mantienen en estos asilos, proporcionarn medios de

    ocurrir en parte la manutencin de ellos. Una mal

    * Creemos complacer nuestro* lectores publicando este

    \nforme-y proyecto de reglamento. La amistad que nos

    une con el autor nos impone la ley de no decir sobre su

    mrito cosa que pueda parecer sospechosa-, parcial. Los

    que lean este papel se convencern de que no necesita nes-*

    ti os elogios. 3S. de los EJomo-V. ' a

  • i*entendida poltica ha dejado vivir largo tiempo en laignorancia los labradores , sin que jamas se haya tra-tado de instruirlos slidamente en los principios de su

    noble profesin : la dea pues de establecer en los hos-

    picios una enseanza prctica rural proporcionar

    lo menos diestros operarios,que desempeen con acierto

    y pericia el arte del cultivo j empresa que es sumamente

    interesante, y que por lo mismo merece no perderse de

    vista. La pobreza en que viven la mayor parte de los

    labradores, y la falta de algunos establecimientos en

    donde se enseen la juventud los buenos principios, hansido una de las causas de los pocos , acaso ningu-

    nos adelantamientos que ha tenido por largo tiempo

    nuestra agricultura, y esta misma causa ha contribui-

    do que escaseen tanto los buenos operarios. Asi pues

    las posesiones rurales que se establezcan en los hospi-

    cios del reino deben dirigirse dos fines : i. en-

    sear los jvenes hospicianos el oficio , sea la prc-tica de las operaciones del arte ; y 2. cultivar en

    ellas las plantas , semillas y raices que sean mas tiles

    para la subsistencia consumo del mismo hospicio. Bajoestos aspectos no solo ser fcil y poco costoso el rea-

    lizar la proyectada idea, sino que ademas reportar las

    ventajas que desde luego se dejan conocer. Para dirigir

    estas posesiones, para verificar la enseanza, y para lle-

    var al cabo tan til pensamiento , bastar que de los

    mismos fondos del hospicio , de una pequea exac-

    cin sobre las rentas de las mesas capitulares de los

    cabildos se saque la suma necesaria para la dotacin de

    un buen capataz,para gastos de herramientas y uteu-

  • *9

    sillos y para la compra de tas caballeras que se empleen.

    El terreno podr tomarse de los baldos , de donde

    mejor parezca, y los operarios todos sern los mismos

    hospicianos. Los jvenes que se destinen la agricul-

    tura sern en numero competente para que lleven el

    trabajo con holgura, y no debern ser menores de 1 2,

    ni mayores de 20 anos ; pues desde luego se deja ven

    que en el perodo de esta edad estn en proporcin de

    aprender lo que se les ensee, y tienen la docilidad

    necesaria para obedecer al que los dirige. Esto no obs-

    tante ser muy conveniente que las caballeras gana-dos de labor estn al cargo de un hombre ya forma-

    do,para que los cuide y no los destruya ; y si no fuere

    bastante un hombre solo para su cuidado , se le agre-

    garn uno 6 mas muchachos que le ayuden El capa-

    taz no solo deber entender en todos los ramos que abra-

    ce el cultivo de la posesin , sino que ademas de lle-

    var la administracin , ser tambin de su cargo ense-

    ar la prctica de las operaciones los jvenes que se leencarguen, manifestarles todo el sistema que siga, y no re-

    servarles cosa alguna de cuanto sepa en la facultad : por

    esta razn deben ser unos mismos los que se destinendiariamente

    , y cuando se necesiten mas brazos paradcultivo, porque se aglomeren trabajos repentinos

    , por-

    que se emprendan nuevas obras, se aumentar l n-

    mero de los primeros por otros compaeros j y estos

    la vez reemplazarn aquellos cuando salgan ensea-dos. En estas posesiones escuelas no debern ha-cerse experimentos ni emprender cultivos que no es-tea reconocidos , sino seguir constantemente la prc-

  • 70

    tica mas Ilustrada y econmica que fuere 'pos-ibie;, ar-

    reglndose al clima, localidad y circunstancias particu-

    lares del pas 5 cultivando las plantas que sean mas iiti-;

    les para el surtido del mismo, hospicio, xcrao las hor-

    talizas y ensaladas , las legumbres y menestras , la ce-

    bolla,

    el ajo, las plantas para salsas y aderezos , y so-bra irado las patatas $ los nabos y dems raices alimen-

    t

    ticias, de que tanto'* partido saca la pobreza en todas

    ocasiones; guardando en todo la mayor economa, fin

    de que e valor de los frutos consumidos en la casa cu-

    .btah todos- los gastos, y los sobrantes vendidos al p-blico sean; las ganancias que produzca el capital de ex-

    pensas. Tambin convendr para la mayar instruccin delos jvenes, y para la economa de los hospicios, des-tinar para prado artificial la porcin de terreno que se

    juague suficiente para el sustento de las caballeras quese empleen en las labores- j y ser muy conducente

    que para establecerlos se les remitan, por primera vez,

    las semillas, pues por la mala eleccin de estas, su-

    cede con frecuencia ] que los prados no rinden la utilidad

    que de ellos deba esperarse. Ademas de esto se esta-blecern en las .mismas posesiones grandes- viveros

    , al-

    mcigas de rboles- de todaespsia^ asi de los de monte

    silvestres, como de las mejores castas de frutales : tales cria^deros apenas exijen gastos, y vendiendo los rboles, los

    particulares producirn utilidades de bastante consideracin,

    Lbs silvestres de montes sef deben multiplicar en abun-^

    dancia;pues habiendo en los viveros cantidades creci-

    das,podr el gobierno disponer que con ellos se pue-

    blen los terrenos incultos, se fonnen sotos, se planten"

  • 21

    pasees,

    alamedas., y aun montes , s! se quiere. Esto

    no obstante, es preciso advertir que fuera del terreno

    destinado vivero criadero de rboles, y al prado

    artificial, no deben ser muy extensas las posesiones quese destinen los hospicios

    ,

    porque sindolo,

    se hara

    muy complicado su manejo, los gastos por lo mismo exce?derian los productos, y la administracin seria susceptible

    de abrigar mil fraudes. Para evitarlos y prevenir os

    inconvenientes es preciso elegir un buen capataz , do-tarlo competentemente

    , y tratarlo con la consideracin

    que se merezca por su talento y. buena conducta: ste

    se le debe hacer cargo de todo, y bajo su responsa-

    bilidad estar cuanto haya en la posesin que se le con-

    fia,

    asi como la enseanza de los -jvenes alumnos ; sin

    que una vez adoptado el plan que haya de seguir , se

    le embarace en la marcha de las operaciones del cul-

    tivo,

    ni en el rgimen de la enseanza. Acaso podr

    suceder que no se encuentren hombres tan instruidos co-

    mo es de desear para el desempeo de este encargo; pero

    si en el da no se bailasen tan perfectos como se ne-

    cesitan,

    no por eso deber desmayarse ni perder a es-

    peranza de conseguirlos mejores mas adelante. Pnganseal momento en manos de los discpulos unas buenas car-

    tillas elementos de agricultura; hganmeles leer repe-

    tidas veces toa s las noches uno dos captulos de di-

    chos libros,

    inspreseles el gusto y aficin las ma-

    niobras del campo, trteseles con amor y dulzura, el-

    janse para maestros capataces los hombres mas la-boriosos instruidos que se hallen, y se conseguir que

    de esta primera enseanza salgan con el tiempo discpu-

  • 21

    los tan adelantados,que ellos solos basten para perfec-

    cionar el arte. Mas entre tanto que se publican unos

    elementos que abracen las doctrinas mas importantes en

    agricultura *, podra enserseles por mi cartilla ele-mental : en seguida podra drseles la obra de Gabrier

    Alonso de Herrera,

    el tratado de agrimensura de Ver-

    dejo Paez; y para el reconocimiento de tierras podran

    leer las lecciones de agricultura de Seixo , obras todas

    poco costosas, y escritas ai alcance de todos ; las cua-

    les abrazando, como efectivamente abrazan , los me-

    jores principios,

    podrn contribuir en gran parte que

    los discpulos que aprendan por ellas rectifiquen tas ope-

    raciones,

    dirijan la prctica, y pasen en seguida al

    descubrimiento de otras verdades importantes. El hom-bre es por naturaleza imitador de lo que en su ju-ventud ve hacer sus mayores y los que se propone

    por modelo ; este es el camino que siguen despus , sin

    atreverse separarse un punto de aquella senda j por

    esto desde los aos tiernos se ha de empezar la buena

    educacin. Los jvenes educados en las escuelas de quese trata , llevarn consigo las mejores mximas agrno-mas

    ; y estos principios sern la causa de que abando-

    nando la rutina , la preocupacin y el error que siguen

    los labradores en general , hagan aplicacin de los nue-

    vos inventos , observen las variaciones de los tempora-

    les, y aprovechen cuanto diere de s el clima en que

    * Hoy ya con mis lecciones pueden omitirse las de

    Seixo.

  • *3

    tiven. Asi llegue el da en que los progresos de las lu-

    ces disminuyan el nmero de tantos errores invetera-

    dos, y que todos los que labran tengan los principios

    suficientes para discurrir con acierto sobre lo que eje-

    cutan, Madrid 13 de Febrero de 18 15.

    Proyecto de reglumcnto sobre el mtodo de en-

    seanza de la agricultura en los hospicios 5 ex~

    tendido en virtud de orden,por don Antonio

    Sandalio de Arias.

    Exc. Seor: El celo infatigable de V. E. , excitado por

    los altos designios de S. M. favor de la felicidad de sus

    amados vasallos, le mueven siempre proponer aquellos

    tiles establecimientos que deben llevar en pos de s el

    mayor grado de perfeccin , de prosperidad y de glo-

    ria para el privilegiado suelo espaol.

    El deterioro , la ruina y tala general que ha cau-

    sado la afligida Espaa la guerra destructora que

    acaba de pasar,

    el estado de decadencia y desaliento en

    que ha quedado la agricultura de esta hermosa nacin,

    son causas tan graves y de tanto peso que no han po-

    dido menos de llamar hacia s todas las atenciones del

    Monarca, y exigir de su paternal corazn un rasgo de

    clemencia, proteccin y patrocinio. Asi es que, dirigien-

    do S. M. todos sus cuidados hacia la clase labradora,

    como nervio principal del cuerpo poltico del estado y

  • 24no solo aspira reparar las prdidas pasada? , sino

    tambin perfeccionar la agricultura por medio de la

    instruccin general de los agentes del cultivo.

    Nadie que tenga conocimiento de lo que ha sido

    Espaa, de lo que es y de lo que puede ser, negar

    que la Soberana resolucin dirigida propagar las luces

    y difundir los buenos conocimientos entre los labrado-

    res,

    es una de las providencias mas necesarias para su

    restablecimiento; que sus consecuencias bastarn cam-

    biar la faz de la pennsula, y que su influjo en la suer-

    te del estado ser cada dia mas benfico y mas ven-

    tajoso.

    En este concepto, y en cumplimiento de la Real

    orden que V. E. se ha servido comunicarme mandando

    que presente el proyecto de reglamento para las escuelas

    de enseanza de la agricultura que han de establecerse en

    los hospicios, arreglado al informe que en virtud de otra

    orden verbal de V. E. tuve el honor de extender en 13 de

    Febrero del presente ao,

    sobre el mismo asunto,paso

    proponer la consideracin de V, E. el siguiente

    reglamento y plan de enseanza.

  • TTULO PRIMERO.

    JDe las Escuelas.

    Art. i/\ Se establecer una escuela de enseanza

    agraria en cada uno de los hospicios y casas de mi-

    sericordia del reino,

    Art. 2.c Estas escuelas se dirigirn dos fines,pri-

    mero instruir los jvenes hospicianos en el arte dela agricultura i y segundo cultivar en ellas las plan-

    tas y semillas tiles para la subsistencia del mismo

    hospicio.

    Art. 3.0 Para estas escuelas se sealarn los terre-

    nos que parezcan convenientes , tomndolos de los val-

    dios, y se les destina rn de 4. 12 fanegas de tierra de

    regado cada una.

    Art. 4. El terreno indicado en el artculo prece-

    dente se dividir en varios cuadros cuarteles: estos

    en canteros, y los canteros en eras arregladas por el

    mejor orden,segn lo permita lo localidad. En las eras

    y platabandas contiguas los nditos calles de su re-partimiento se plantarn rboles frutales

    , y en los cen-

    tros se cultivarn las plantas de que se hablar mas

    adelante.

    Art. 5, En estas j escuelas no se emprendern en-sayos ni experiuien tos costosos que puedan distraer de

    las verdaderas atenciones y trastornar el orden de uncultivo sabio y econmico; antes bien deben seguirseconstantemente las practicas mas ilustradas y recqno-

    Tomo V. 4/

    \

  • *6cidas por tos buenos agrnomos , arreglndose en cada

    una al clima, la localidad y circunstancias del pas, cul-

    tivando con preferencia las plantas mas tiles para el

    surtido del mismo hospicio.

    Art. 6. Siendo pues la base fundamental de todo

    sistema agricultor los principios establecidos en el ar-

    tculo anterior, y supuestas las variaciones que dan

    lugar las diversas situaciones y climas , podrn culti-

    varse las plantas siguientes : i. las hortalizas y ensa-

    ladas : 2. las legumbres para menestras : 3. las plan-

    tas para salsas y aderezos , cebollas , ajos &c : 4. laspatatas , nabos

    ,zanahorias

    ,chirivias y dems races

    alimenticias , asi para el sustento del hombre como

    para el mantenimiento y cebo de los ganados : 5. el

    Uno y camo para proveerse de algunas hilazas : 6. lasplantas de pastos que fueren necesarias para mantener

    los ganados del establecimiento , cuyo efecto se des-

    tinar una porcin de terreno para prado artificial :

    7. los rboles asi frutales como silvestres , y al intento

    se formarn grandes viveros : 8. tambin debern cul-

    tivarse el trigo,

    el centeno la cebada , la almorta , el

    maz , el panizo , las habas , guisantes &c. para lo que

    se agregarn al terreno de regado de 12 20 fane-

    gas de tierra de secano.

    TTULO SEGUNDO.

    De la Direccin

    Art. 7 o El terreno asignado por S. M. para la en-

  • 117seanza de la agricultura en los hospicios , pertenece-

    r directamente estas mismas casas.

    Art. 8. El establecimiento agronmico estar su*

    bordinado en todo lo gubernativo al director , goberna-

    dor protector del mismo hospicio.

    Art. 9. El administrador 6 mayordomo de la casa

    hospicio tomar las cuentas al capataz encarga-

    do de la posesin, en concepto de que debe adminis-

    trar los frutos y efectos de ella.

    TTULO TERCERO.

    De la Administracin.

    Art. 10. Los gastos que se originen para sostenee

    estas posesiones y costear la enseanza , los abonar el

    hospicio, y si se necesitase dotarlos con algn fondo , se

    les agregarn las rentas de uno 6 mas beneficios sim-

    ples &c. lo que mas conveniente considere la piedad

    del Rey nuestro Seor.

    Art. ir. La administracin de los frutos y efec-

    tos de la posesin estar al cargo de un hbil capa-

    taz; asi como tambin ser de su cargo la enseanza

    de los alumnos que se le confien.

    Art. 12. Por una consecuencia del artculo anterior

    se conoce que al referido capataz se le h.ir enrrega de

    todo cuanto exista en la posesin; y bajo su cuidado esta-rn tambin los ganados, herramientas, aperos , semi-llas

    ,frutos y dems.

    Art. 13. El capataz rendir sus cuentas semanales

  • *8

    mensuales al administrador mayordomo~de a casa,

    como se dijo en el ttulo 2. , artculo 9 , y las presen-

    tar documentadas,

    Art. 14. Los frutos y efectos que salieren de la po-

    sesin para el surtido del hospicio,

    los dar en virtud

    de papeleta firmada por l administrador mayordomo,

    en que se exprese el gnero y la cantidad que se "pide*

    y sin este requisito nada se entregar.

    Art. ?5. Los frutos y efectos sobrantes, que

    juicio del gobernador, del administrador mayordomo ydel capataz se crea que conviene venderlos , se verifica-

    r su venta, y de todo llevar el capataz la debida cuen-

    ta circunstanciada.

    Art. 16. El Gobierno no aprobar la partida de

    cuentas de los hospicios relativa los productos gastos

    de las escuelas de agricultura, sin que estn firmadas

    por el capataz que las dirige.

    TTULO CUARTO.

    JOe los Discpulos.

    Art. 17. El capatfc de que habla el ttulo 3. ser

    el nico encargado de ensear los jvenes que se leconfien j pero sus facultades no se extendern cas-

    tigarlos, y si alguno fuere digno de castigo avisar

    al director para que oido el alumno se le imponga

    la pena correspondiente la culpa : y si el capa-

    taz faltare este punto esencialsimo , ser inmedia-

    tamente despedido, quedando nota ea los libros para

  • 29que no sea aclmtdo jamas.

    Art. 1 8. Una vez adoptado el plan de enseanza

    que se haya de seguir , se descansar en la idoneidad y

    celo del sugeto elegido para capataz , y no se le tur-

    bar ni embarazar sin justsima causa en la marcha

    de sus operaciones agronmicas, ni en el rgimen de sus

    alumnos.

    Art. 19. El director del hospicio, con anuencia del

    capataz encargado de la enseanza, destinar un com-

    petente nmero de jvenes hospicianos para que apren-

    dan el arte de la agricultura, y para que ellos mismos

    hagan y egecuten todas las maniobras y faenas del

    cultivo.

    Art. 20. Estos jvenes , una vez destinados la en-

    seanza , no sern removidos de ella , hasta que hayan

    aprendido el arte de la agricultura terica y prcti-

    camente.

    Art, 2i. Cuando las faenas del cultivo se aumen-

    ten, como sucede en algunas estaciones del ao, y no

    fuesen bastante para desempearlas los alumnos de la

    escuela,

    se aumentar su nmero con otros hospicia-nos

    ,procurando que sean siempre los mismos para que

    vayan adquiriendo tiles nociones, y sirvan despus

    para reemplazar los primeros , cuando salgan de la es-

    cuela enseados.

    Art. 22. Los jvenes hospicianos que se dediquenal estudio de la agricultura

    , no sern menores de 1 2,

    rii mayores de 20 aos; pues en esta edad se hallan

    en disposicin de aprender el arte,

    y son dciles las rdenes del que los dirige.

  • 3Art. 23. Como sea de la mayor importancia la con-

    servacin de los animales^ y no pueda fiarse este ramo

    los jvenes, cuyas travesuras y poco cuidado pudie-ran destruirlos muy luego, se encargarn estos un hom-bre ya formado que se tomar tambin del hospicio,

    y si fuese necesario por el nmero grande de cabezasque haya , se le agregarn uno mas muchachos que le

    ayuden, y que aprendan, turnando siempre en este trabajo..

    TTULO QUINTO.De la enseanza.

    Art. 24. La enseanza que se d los alumnos

    de las escuelas de los hospicios debe dirigirse princi-

    palmente formar desde su juventud diestros capatacesy buenos operarios , que acostumbrados ejecutar con

    prontitud y perfeccin las mauiobras del cultivo , po-

    sean al mismo tiempo la pericia conocimiento del arte*Art. 25. Con este objeto se les ensear la prctica

    trabajando diariamente, y harn por s mismos cuantoocurra y abrace el sistema de cultivo adoptado en la escuela.

    Art. 26. Para instruirlos en lo mas importante de

    la terica arreglada su capacidad y los principios

    fundamentales , se les har leer sucesivamente las obras

    siguientes : i. la cartilla elemental de agricultura aco-

    modada nuestro suelo y clima , escrita por m *

    :

    ** Hoy debern aadirse las lecciones mias en lugar

    de las de Seixo.

  • p2. las lecciones de agricultura que da un padre su

    hijo , escritas por don Vicente del Seixo : 3. la fsica

    de los rboles de Duhamel, traducida al castellano por

    don Casimiro Gmez de Ortega; y 4. la agriculturageneral de Gabriel Alonso de Herrera , adicionada por

    la Real sociedad econmica de amigos del Pas de

    Madrid.

    Art. 27. Todas las noches debern leer los disc-

    pulos alternativamente uno , dos mas captulos de

    cualquiera de estas obras , segn el orden con que que.

    dan mencionadas,

    por espacio de hora y media, y en

    seguida el capataz har algunas explicaciones sobre

    aquel aquellos puntos que se hubiesen leido, sacan-

    do de este estudio terico deducciones tiles para la

    prctica.

    Art. 28. En los das festivos antes despus de

    oir misa se tendrn igualmente las dos horas de estu-

    dio de leccin que se previene en el artculo an-

    terior; y si pareciese conveniente , en lugar de ocupar-

    se en la lectura indicada,

    podr el capataz hacer con sus

    discpulos alguna escursion campestre por las heredades

    de sus vecinos,para observar el sistema que siguen

    los mas aprovechados, y acostumbrarlos comparar unos

    con otros todos los mtodos , conocer las tierras , cla-

    sificarlas &c. &c.

  • 3*

    TTULO SEXTO,

    De los exmenes y premios.

    Art. 29. Cada seis meses habr exmenes particula-

    res,

    presididos por el gobernador director del hos--

    picio,y con asistencia de los once capellanes , conta-

    dor, interventor, administrador y dems oficiales, ge-*fes inmediatos de la casa.

    Art. 30. Los exmenes de fin de ao sern pbli-

    cos, y cada cuatro aos se distribuirn tres premios

    los tres discpulos mas sobresalientes en la terica

    y prctica de la agricultura, segn los ramos de ella

    que se les enseen*

    Art, 31. El premio de primera clase consistir en

    seis fanegas de tierra tomadas de los baldos, un bes-

    tido nuevo, y un ejemplar de la obra de agricultura

    de Gabriel Alonso de Herrera * Este premio se apli-

    car al discpulo que en los exmenes generales d prue-

    bas de poder manejar por s una grande hacienda, ycuya instruccin terica y prctica en los ramos de

    labranza y crianza sea muy manifiesta. En el acto de

    entregarle el premio , si tuviere edad para ello,

    le casar con una hospiciana para formar as un ciu-

    * Hoy pudiera aadirse , de las lecciones de agri-

    cultura, explicadas en el Real jardn botnico por Don

    A. S. de Arias.

  • 33

    dadano til y s no, se le reservar para cuando esto

    ultimo pueda verificarse.

    Art. 32. El premio de segunda clase ser declarar

    al discpulo que le merezca ayudante del capataz, yse le dar ademas un vestido nuevo.

    Art. 33. El premio de tercera clase consistir en dar

    al discpulo un vestido.

    Art. 34, ltimamente , como las faenas de la agri-cultura sean todas penosas y de gran trabajo , ser

    muy conveniente que los jvenes destinados laenseanza en estas escuelas, se les, d un alimento pro-

    porcionado la fatiga que sufren,

    pues sin esto acaso

    serian intiles los premios y los sacrificios del gobierno

    para hacerles amable la profesin.

    Tai es, exemo. seor, el plan y reglamento que

    me parece puede seguirse en la enseanza de la agri-

    cultura en los hospicios, y que tengo la honra de po-

    ner en manos de V. E. , sobre el cul resolver lo

    mas acertado y til, Madrid 16 de Marzo de 1815,

    Tomo V.

  • 3

    Trmera noticia historial de las conquistas detierra-firme en las Indias occidentales, por Fr.

    Pedro Simn, provincial de la religin de San

    Francisco, en el nuevo reyno

    de Granada. *

    CAP tu lo primero.Arma Rodrigo de Bastidas dos navoi en Sevilla, y llega con

    ellos al puerto de Cartagena: sigue Alonso de Ojeda susmismos pasos con otros dos navios

    , y desembarca en la

    costa de Uraba: hace algunos rescates con los indios, yvulvese la isla Espaola.

    Damos principio esta nuestra tercera parte , en

    que nos resta el trmino del mar del Norte que di-

    * Fr. Pedro Simn naci en 1574 en el lugar de la

    Parrilla , en el obispado de Cuenca, y pas temprano Amrica , donde la religin de San Francisco enviaba en-*

    tonces muchos misioneros. Sus relaciones y conocimientos en

    aquel pais, unidas su constante aplicacin, le facilita-

    ron la gran copia de datos que reuni, y orden con el

    ttulo de noticias historiales de las conquistas de tierra-

    firme en las Indias Occidentales. La primera parte de

    estas noticias se imprimi en Cuenca en 1626, en casa de

  • 3trios todas tres, dentro de- los limites de la gobernar

    cion de Cartagena. Esta ciudad est situada entre. las

    dos bocas de los dos, .rios mas famosos, detaquellos

    .

    pa-.

    ses, que son el de la- ^Magdalena , de que ^ tanto hemos

    hablado en nuestra segunda parte , y el Darien , que

    mezcla sus dulcsimas .aguas r

  • 3*briendo en las Indias, solicit y obtuvo licencia de ar-

    mar en Sevilla dos buenos navios, que pertrech de

    lo necesario para tan larga, y entonces mal conocida

    navegacin. La gente que los tripulaba era escogida,

    y entre ella descollaba Vasco Nunez de Balboa,

    que

    despus fue uno de los Capitanes mas valerosos, y se

    inmortaliz descubriendo el mar del Sur. Iba por Pi-

    loto Juan de la Cosa, sugeto muy propsito paraeste viage por haber hecho ya el.de Indias en dife-

    rentes ocasiones , desde la primera vez en que pas con

    Don Cristbal Coln al descubrimiento,

    Hzose Bastida la mar con sus dos navios, y ar-

    rib sin contratiempo al Cabo de la Vela, quien dio

    este nombre Alonso de Ojeda , nico espaol que ha-ba llegado all antes de Bastida; ste, pasando pro-

    bar ventura mas al Occidente , vista de tierra -firme, -

    que le demoraba al Sur, y habiendo cruzado por en-

    tre las aguas saladas del mar, y las dulces del rio de

    la Magdalena, sin hallar desde su embocadura puerto

    segur donde surgir, y descubriendo en la costa una

    gran multitud de naturales, lleg un puerto famoso,

    situado en n. de latitud, y 73. 30, de longitud,

    quien dio el nombre de Cartagena, por parecerse su

    entrada la del puerto del mismo nombre en Espa-

    a, y facilitar paso las naves por dos bocas, dividi-

    das por una isla prolongada al sur, que los naturales

    llamaban Codego ; si bien no es poca la diferencia de

    la isla que los divide y el puerto.

    No estn conformes los autores' sobre la personaque impuso el nombre de Cartagena aquel puerto,

  • 37atribuyndolo unos al dicho Bastidas , otros Alonso

    de Ojeda, cuando despus lleg l, y otros Don

    Pedro de Heredla cuando fue nombrado gobernador, y

    pobl la ciudad que hoy existe. All surgi el capi-

    tn Bastidas; y habiendo tenido algunas refriegas con

    sus naturales, que eran muchos y valientes, y reco-

    gdoles el oro que pudo en rescates y por varios otros

    modos, sin detenerse muchos das, aunque baj otra

    buena distancia de costa al poniente, y entr en la

    ensenada de Acia, tom la vuelta de Santo Domingo,donde hizo asiento en su casa

    ,por ir aquello en mu-

    cho crecimiento, hasta que despus se le dio el gobier-

    no de Santa Marta, como vimos en la segunda parte.

    Sin saber el objeto de la expedicin de Bastidas

    sali poco despus que l de la baha de Cdiz , Alonso

    de Ojeda con dos navios , en que iba por mercaderAmerico Vespucio ; y habiendo dado vista por vez se-

    gunda al Cabo de la Vela , se dej Correr , no s sihabiendo surgido de paso en el puerto de Cartagena^

    hasta entrar por las costas de Vraba, cincuenta leguas

    al oeste de Cartagena, donde intent hacer un fuerte

    para amparo y plaza de armas de su gente, que pensa-

    ba emplear en subyugar los indios que habia visto

    cubriendo aquellas costas. A este golfo de Vraba,

    que

    es una ensenada grande, que se mete hasta veinte y seis

    leguas al sur, recibir el gran caudal de aguas que

    le entran del Darien, se le dio el nombre por un fa-

    moso cacique , llamado Vraba,

    que seorendose de

    muchos pueblos, que ocupaban y ocupan aun hoy las

    mrgenes orientales de este golfo?se hacia temer de sus

  • 3%'convecinos. Los trminos de su dominacin se extendan

    desde los bajos que denominan de Caribana, asi llama-

    dos del nombre del cacique que los rega, hasta acer-

    carse la boca del Darien, rio que igualmente tom sunombre del cacique que gobernaba los estados situa-

    dos en su embocadura. El Darien nace en la laguna

    del Debaibe, en la gobernacin de Antioqua, y mas

    al sur recoge por un lado y otro las aguas de los rios

    arroyos vecinos, y las trae esta ensenada,que tam-

    bin se llama Acia, y que la banda del poniente,

    cerca de su boca , tendr de distancia de una otra

    punta tres cuatro leguas. Cuando entraron en ela losnuestros hallaron sus sabanas y campos cubiertos de

    huesos de hombres, muertos verosmilmente en las ba-

    tallas que aquellos brbaros habian tenido entre s. Pre-

    guntando los soldados la causa de haber tantos huesos,

    no respondan los indios mas que Acia,que en su len-

    gua quiere decir hueso de hombre.

    Dividi Ojeda su gente , aunque no era mucha,enviando la mitad con un navio dar vuelta la cos-

    ta del poniente, y quedndose l en el fuerte con los

    dems. Aunque no se saca oro en estas tierras , sino el

    que se coge en el Darien, que viene del Dabaibe, yel de los Zenues , uno de los cuales era el que ahora

    llaman Guamoco, pasando el gran rio Cauca; con todo

    se hall mucho entre los vrabaes , de que no dej de

    sacar gran porcin Ojeda y su gente. Entretanto lanave corri hasta el puerto del Retrete, lmite que tam-

    bin tuvo Bastidas, habiendo corrido la misma costa, ydio la vuelta Vraba , en donde pareciendo Ojeda

  • 39

    que no poda mantenerse all , por haberle quedado muy

    poca gente , se reembarc con el oro que habia reco-

    gido, y algunos esclavos que habia hecho, y saliendo

    de mil peligros de mar y tierra, surgi en la isla

    espaola y ciudad de Santo Domingo , el mismo aode i 501 , dejando bien irritados los vrabaes y otrastribus salvages , quienes trat del mismo modo ; cu-yos desabrimientos, juntos los que fueron acrecentan-do Juan Guerra y otros, que la deshilada, y sin

    licencia, llegaron despus las mismas costas en busca

    de oro y de esclavos , dejaron sus habitantes ace-

    dsimos, como los hallaron los que despus fueron

    poblar la tierra.

    CAPTULO II.Da el Rey Alomo de Ojeda el gobierno de la tierradesde el cabo de la Vela hasta Vraba: asiento y capi-

    tulaciones que toma con el Rey : dale orden del modo quz

    ha de tener en requerir los indios para que den la obe-

    diencia y se conviertan nuestra fe.i

    Quedaron por algunos aos todas nuestras costassin que acudiese ellas castellano de consideracin;

    pues si alguno las visitaba,

    solo era para una cor-

    rera,

    con el fin de recoger oro prisioneros,

    de lo

    cual se seguan tres notables inconvenientes ; uno el

    de irritar mas los naturales; otro la confianza que

    se les inspiraba , de que la resistencia que oponan

    los nuestros les impedia establecerse en sus tierras; y

  • 4el tercero el retardar la comunicacin de la luz del

    Evangelio aquellos naturales,empezada en todas las

    indias , especialmente en la isla espaola , donde se au-

    mentaba considerablemente la poblacin con la saca del

    oro y esclavos de las costas vecinas, y con la formacin

    de haciendas de campo.

    Entre tanto los Reyes, Informados de los descubri-

    mientos que se hacan en tierra firme, manifestaron en

    pblico el deseo que los animaba de que se poblasen

    ciudades catlicas, lo cual sabido por el capitn Alonso

    de Ojeda,persona de nimo y bro , y la primera que

    pis aquellas tierras despus de Coln,determin pedir

    en gobierno el territorio que se halla entre el Cabo dela Vela y los Vrabaes

    ,que comprende una costa de 260

    300 leguas, para conquistarlo y poblarlo. Animronle

    este pensamiento los amigos de Santo Domingo, con.

    quienes lo comunic, y en especial , su ntimo Juan de

    la. Cosa,

    que se ofreci ir negociarlo Castilla, fia-

    do en el buen caudal que tenia, con que ayud al pocode Ojeda

    , y en don Juan Rodrguez de Fonseca , obispo

    de Palencia,por cuya mano corrian las cosas de las in-

    dias, y que protega Ojeda.Presentse en la corte Juan de la Cosa con poderes

    de aquel fines de 1508, y propuso su intento, que

    como coincida con el del Rey, logr con facilidad; y

    concedise en gobierno dicho Ojeda toda la tierraque hay desde el Cabo de la Vela hasta la mitad del

    golfo de Vraba, y todo lo que conquistase tierra aden-

    tro hacia el Sur , dndose todo el pas el nombre de

    nueva Andaluca. Tambin negoci Juan de la Cosa ser

  • 4t

    teniente general de Ojeda , y mas se le hizo mere eddel oficio de alguacil mayor en toda la gobernac ion,

    trasmisible por herencia su hijo.

    Hicironse las capitulaciones, cuyos artculos prin-

    cipales fueron que se le diese paso franco en Castilla

    para 200 hombres, y desde la isla espaola para 6c

    o

    y para los navios que quisiese : qae pudiese gozar

    por diez aos de las minas que descubriese,

    pagan-

    do al Rey en el primero la dcima parte, en el se-

    gundo y tercero la octava , ea el cuarto la sptima,

    en el quinto la sexta, y en los otros cinco la quinta

    parte : que todo el oro habido de rescates de otra

    cualquiera suerte , se manifestase ante ios oficiales : que

    no pagase l ni su gente alcabala ni otros derechos al-

    gunos por cuatro aos , satisfaciendo solo el primer

    ao el quinto de todo lo que de cualquier manera ga-

    nasen, y los tres siguientes el cuarto : que pudiese

    llevar de la isla espaola 40 indios , maestros de sacar

    oro,

    para que enseasen otros. Prohibironle llevar

    extrangeros su gobernacin : disele licencia para que

    habiendo poblado algunas ciudades en su distrito,

    per-

    mitiese los que lo deseasen,

    volver Castilla, y

    vender sus haciendas,

    pudiendo tomar de la isla espa-

    ola los navios que hubiesen menester, no pasando de

    dos para cada asiento, y que se obligase pagar dos

    fortalezas en su distrito,de cuyas tenencias se le hacia

    merced; y ltimamente , que diese fianzas ante el obis-

    po de Palencia , don Juan Rodrguez Fonseca,de cum-

    plir lo capitulado, cuyo cumplimiento prometi tambinel Rey por su parte

    y disele en fin un requerimientoTomo V. 6

  • 4 2

    que habla de hacer los Indios,

    antes de emplear las

    aranas contra ellos , en que se alegaban los derechos

    de la corona de Espaa ^ aquellos pases.

    CAPTULO III.Viene de Espaa Juan de la Cosa con los despachos de

    Ojeda; y Diego de Nicuesa por gobernador de Castilla del

    O. o. Sale de Santo Domingo su gobierno Alonso de Ojeda,llevando en su compaa dos religiosos de san Francisco:

    llega Cartagena, y hace algunos requerimientos a los

    indios de aquella provincia.

    Mientras que Juan de la Cosa negociaba en la corte

    el gobierno de Ojeda , se hallaba tambin en ella so-licitar que *se diesen por tres vidas las encomiendas de

    indios, Diego de Nicuesa, que haba ido de la isla es-

    paola, adonde llegara aos antes con el comendador

    Nicols de Ovando por procurador de la misma , encompaa de Sebastian de Altodo. Haba sido Ni-cuesa trinchante de don Enrique Enriquez

    ,tio del

    Rey catlico, y gran cortesano , msico y hombre de

    caballo,

    el cual, habiendo sabido que se solicitaba por

    Ojeda aquella gobernacin , pidi otra tanta tierra engobierno, siguiendo desde los trminos de aquella la

    costa occidental ; y por ser quien era , y tener bastante

    caudal , asi como muchos deseos el Rey de que se po-

    blara aquello , se le concedi con las mismas capitula-

    ciones que Ojeda , dando al territorio la denomina-cin de Castilla del Oro

    ,

    que hoy conserva.

    Entendidos ambos despachos, y desocupado de la

  • 43corte Juan de la Cosa , antes que Nicuesa se dio la

    vela en una nave y dos bergantines , que flet con 200

    hombres , no pudiendo extenderse mas con su caudal.

    Nicuesa por su parte, como mucho mas rico, equip

    cuatro navios grandes y dos bergantines , con que sali

    de la pennsula,y lleg la isla espaola algunos

    dias despus que Juan de la Cosa , contribuyendo esta

    tardanza la detencin que hizo en la isla de Santa Cruz,

    una de las de barlovento , quince leguas de Puerto-

    Rico, haciendo mas de ciento y tantos esclavos, que

    vendi en la espaola, con voz de que traia licencia

    para ello. Apenas Nicuesa y Cosa pusieron el pie en la

    ciudad de Santo Domingo, cuando se ofrecieron mildisgustos entre los dos gobernadores sobre los trmi-

    nos de sus distritos,

    pretendiendo cada uno que cayese

    dentro del suyo la provincia del Darien ; desavenencia

    que se compuso fcilmente , mediando Juan de la Cosa,

    y otros en que el rio dividiese los trminos. La mayor

    dificultad estuvo en el sentimiento del almirante don

    Diego Colon,

    por haberse declarado la isla de Jamayca

    comn y con igual dependencia de ios dos gobiernos deOjeda y Nicuesa. Y como esta isla y la tierra de Ve-ragua

    ,comprehendida en la demarcacin de la go-

    bernacin de Nicuesa,

    las hubiese personalmente descu-

    bierto el almirante don Cristbal Colon, su padre, sinti

    don Diego que se $iese otros; y para precaver que se

    llevase efecto la concesin,envi Juan de Esquive!

    poblarla , no obstante que Alonso de Ojeda,

    que

    fuer de valiente,queria salirse con todo

    ,amenaz

    Esquivel quitarle la cabeza si hacia la poblacin,.

  • 44Ajustada al fia esta contienda

    , y allanados otros In-

    convenientes , Ojeda con 300 hombres, de los que ha-ban do de Castilla , se le haban incorporado en la isla,

    se dio la vela en dos navios y dos bergantines ? en

    que iban 12 yeguas y algunos caballos, en la isla de

    la venta,

    diez doce leguas mas abajo de la ciudad deSanto Domingo, 10 de Noviembre del ao de 1509.Al partir dej concertado con el bachiller Martin Fer-

    nandez de Enciso , letrado de aquella ciudad,que te-

    nia un caudal razonable para su profesin , con el cual

    haba querido auxiliar Ojeda , de cuyas resultas lenombr este alcalde mayor de toda su gobernacin

    ,que

    le siguiese con toda brevedad con socorro de manteni-

    mientos,temiendo que los pocos que por su corto cau-

    dal llevaban, se le acabaran pronto, si no hallaban

    buena acogida en los indios , como era de temer, y

    sucedi. Entre la dems gente de valor que acompa- en el viaje Ojeda

    ,fue don Diego de Ords

    ,que

    haba mostrado ya su espritu brioso en la conquista

    de nueva Espaa con Hernn Corts,que tambin si-

    guiera esta jornada,

    por hallarse en Santo Domingo,

    no estorbarlo una apostema en una corva, que le afli-

    ga , de las del ro Orinoco , como dejamos dicho ennuestra primera parte ; y el no menos valeroso man-

    cebo Francisco Pizarro , cuyo valiente corazn le hizo

    descubrir la inmensa grandeza del Per,

    por la cual

    logr sealadas honras. Hallndose los pases de la go-

    bernacin de Nicuesa situados al otro lado del Da-

    rien, y fuera por consiguiente de los lmites que yo

    me he fijado , no gastar tiempo en su historia,ya

  • 45

    escrita por Herrera y otros.

    Llev Ojeda consigo en su viage dos religiosos de

    san Francisco , que era la tnica orden establecida en-

    tonces en la isla espaola y en lo dems de las indias;

    pues la de Santo Domingo,

    que fue la primera que

    sigui la nuestra en aquellos pases , no entr en ellos

    hasta el ao de 1510, habiendo la nuestra entrado,

    segn testimonio de Herrera, el ao de 1502 , en com*

    paa det comendador Nicols de Ovando , que pas

    gobernar la isla de Santo Domingo.

    Por ser la travesa de esta isla Cartagena de in-

    falibles brisas de popa, no gast en ella mucho tiempo Oje-

    da,

    que en breve surgi en dicho puerto de Carta-'

    gena, y cerca del pueblo de Calamar , cuyos habi-

    tantes hall muy prevenidos y dispuestos pelear, por

    lo que les habia sucedido con los castellanos que lle-

    garon antes aquellas costas. Esta disposicin aparente

    de los indios no fue parte para que Ojeda disminu-yese su confianza de allanar la tierra, y principalmente

    l que vean,

    por ser forzoso abrigar la naves en su

    puerto; y asi por medio de los indios ladinos de la

    lengua de la costa que traan de SantovDomingo

    ,adonde

    de esta misma tierra haban llevado cautivos en otras

    ocasiones , hizo llamar los de Calamar y de otros

    pueblos que se haban juntado la resistencia, y pormedio de nuestros frailes y las lenguas, les hizo la

    amonestacin requerimiento de que se habl arriba,

    exhortndoles ademas que dejasen sus idolatras, supersti-

    ciones y ofensas Dios : que respondieron los indios co-

    mo si no lo entendiesen,

    ni atendiesen mas qua

  • A6defender sus tierras con flechas envenenadas , con que

    pretendan obligar los nuestros reembarcarse.

    CAPTULO IV.

    Enva el gobernador algunos soldados correr la tierra*

    Dan los indios una guazabara,

    en que mataron algunos

    espaoles. Matan Juan de la Cosa y todos los

    soldados que se hallaron en su compaa.

    Bien basto el continente con que los calamares vie-

    ron los nuestros,

    para que conociesen que tenan

    que apretar las manos , si querian sentar el pe

    en aquellas tierras ; pero aunque Ojeda llevaba orden delRey , dictada con parecer de doctos telogos y cano-

    nistas,

    para emplear las armas contra los que no qui-

    siesen admitir la santa Fe catlica, y tomarlos por es-

    clavos,

    quiso no obstante tantear de nuevo el medio del

    alhago, dndoles algunas joyuelas de Castilla, ya encambio de oro, y ya gratuitamente, poniendo mas la

    mira en la granjeria de las almas,

    que en las ventajas del

    inters. Pero no produciendo este arbitrio efectos de-

    cisivos , determin quedarse l en los pueblos de la costa,

    cercanos 2\ puerto, con la mayor fuerza de la gente,

    tanto para reducir los. naturales por bien por mal,

    como porque hubiese guarda los navios ; y que entre

    tanto Juan de la Cosa , con unos 200 hombres es-

    casos y algunos indios lenguas , entrase tierra adentro

    ,

    al levante tantear los nimos en que estaban de ad-

    mitirlos de resistirles , habiendo ya corrido mucho por

  • -'7

    ums y otras partea la voz de su llegada. No fue estadisposicin muy del gusto de Juan de la Cosa

    ,que

    presagiando sin duda io que sucedi , opinaba que de-jando para mejor ocasin el subyugar aquellos indios,cuyas flechas venenosas eran tan temibles, pasasen a.poblar el golfo de Vraba , donde los naturales eranmas dciles

    , y de donde en tiempo oportuno podanvolver sobre los calamares. Ojeda

    ,ardiente impetuoso,

    no sufra reflexiones, y asi con casi 200 soldados , losmas de los chapetones que trajo de Castilla , entre loscuales iba Diego de Ords

    ,mand partir Juan de

    la Cosa,

    que tom la vuelta de Turbaco,pueblo de

    mueuos y bien alentados habitantes, advertidos del mo-vimiento de los nuestros, y prevenidos para resistirles.A los requerimientos que los nuestros iban encargadosde hacerles

    ,respondieron ellos con una lluvia de ve-

    nenosas flechas,

    que obligaron los espaoles ponerseen defensa.

    Los primeros mpetus de esta guazabara fueron tanfuriosos de ambas partes, que el campo qued cubier-to de cadveres; si bien de Jos indios caan diez tan-tos mas ; con que no ser tanta la fuerza de los br-baros, que aunque en tropel confuso, se iban fortifi-cando por instantes

    ,presto se diera fin la contienda.

    En ella no mostraban menos valor que los hombres lasmugeres

    , y unas les suministraban armas, y otras lasmanejaban mejor que el mas valiente guerrero; afirmn-dose de una

    ,que sola mat con sus flechas ocho es-

    paoles,

    semejante aquella de la ribera que cuentael Licenciado Euciso

    ,que teniendo 20 aos escasos

    mat en su presencia diez espaoles.Cargaba sobre los nuestros tanta infinidad de sal-o

    vages, que algunos chapetones,juzgando imposible sal-

    var las vidas de otra manera,

    tomaron el partido deampararlas entre la maleza, sin ser bastantes las vocesde Juan de la Cosa reparar el desorden que presenciaba, ni levantar los espritus abatidos de los suyos;por lo cual, queriendo evitar la cierta perdicin de to-

  • dos, envi dar aviso Ojeda, hizo partir para ello Diego de Ords

    ,que vio junto s haciendo en los

    indios el estrago que un len en ua rebao de ovejas,no obstante de llevar pasada la pierna de un flechazo,que venturosamente no fue envenenado. Parti Ords,y con la brevedad que daba lugar la herida, liego dar la noticia Ojeda en el puerto.

    Entre tanto Juan de la Cosa, logrando con sus vo-

    ces y reconvenciones detener solo ocho compaeros,se entr por medio de los brbaros desnudos , en quie-nes hicieron una cruel matanza; pero cargando en fingran fuerza de salvages sobre ellos, tuvieron que arri-marse por no ser ofendidos un buho que descubrie-ron, donde pelearon valerosamente hasta que viendo Juande la Cosa caer muertos sus compaeros

    , y que lmismo, atravesado con mas de 20 iechas envenenadas,iba espirar al momento, se retir al acabarse la gua-zabara

    , y rindi la vida al incorporarse con los suyos.Esta jornada cost los espaoles mas de 70 hombres,sin otros ocho que se llevaron

    , y amarraron de pies ymanos en un buho

    ,que fueron los mas venturosos.

    ( Se continuar. )

    Nota. Subsisten las razones que nos impidieron dar enel tercer tomo el ndice de los tres i y en consecuencia es-tamos obligados diferirlo aun

    ,hasta que se remueva el

    obstculo que ha estorbado hasta ahora su publicacin.

    Con este nm. %$ se empieza la subscripcin al quinto tomade este Peridico , al que se suscribe en Madrid en la librera de P-rez, calle de Carretas^ en Cdiz en la de Ortaly Compaf)pw7 Qn Vitoriaen Ja de Barrio, en Sevilla en la de Berard$ en Barcelona en la deBras'j en la Corua en la de Cardesa-, en Granada en la de Mar-tnez Agitara en Valladoliden la de Santander-, en Antequera eala de Don Juan Galvez y Palacios-, en Pamplona en la de Longos-,en Zaragoza en la de Monge-, en Valencia en la de Don JustoPastor Fustr-, en Pars en la de los seores Rey y Gravter-, ylos nmeros sueltos se hallarn tambin de venta en Madrid, 4 rea-les

    ,en la referida librera de Prez

    ,en Ja da Filia plazuela de san-

    to Domingo, de Vizcayno calle de la Concepcin Geroiima, y ettla de la viuda de Snchez calle de Toledo.

  • x. de Febrero de 1819,

    Nm. 26.mmmammmmm

    COWT7CWWACZONdel Almacn de frutos literarios,

    Semanario de Obras inditas.

    Continuacin del articulo inserto en el nmer* anterior.

    CAPTULO V.Sale el gobernador Ojeda al castigo dlos indios y y matmuchos de ellos. = Embrcase para Uraba , donde funda

    una ciudad, y envia por socorro santo Domingo.

    Plutarco en sus apotegmas refiere un dicho de un

    capitn ateniense,

    llamado Cabrias , quien la expe-

    riencia militar hizo decir, que vale mas un egrcito de

    ciervos que lleve por cabeza un len,

    que uno de leo-

    nes que tenga por capitn un ciervo; sentencia que agra-

    d tanto Filipo Rey de Macedonia, que nunca la de-jaba de la boca, atribuyendo al capitn la fortalezasimbolizada en el len, y la cobarda en el ciervo. Mu-Jomo V. 7

  • 5 o i

    cho tuvo Ojeda de capitn len y de capitn de leonesj mas como no sea solo esto lo que asegure los bue-nos sucesos , sino tambin la mano , la ocasin y ven-

    tura, y Ojeda le faltasen estas veces , tuvo sucesos

    prsperos y adversos en sus empresas. Encontrle Ordas

    cuando lleg con las nuevas de Juan de la Cosa, ocu-

    pado con los calamares y otros convecinos , quienes

    convencido del poco fruto que se sacaba de la blandura,

    empez tratar con algn rigor, apoderndose en lospillages de algunas alhajuelas de oro bajo. A todo diode mano luego que supo de Ordas la necesidad en que

    quedaba Juan de la Cosa ; y tomando cien hombfes de

    los mejores que tenia, y algunos caballos y yeguas,caminaron paso largo, y llegaron en breve ai lugar de

    la derrota, tiempo que podan dar sobre los indios de

    Turbaco,que crean haber acabado ya con los cristianos.

    Llegaron al pueblo al rayar el alba, y hallndole

    desapercibido, no obstante el aviso que con sus acos-

    tumbrados gritos daban las guacamayas de los rboles ycasas , divididos los nuestros en dos mangas , les envis-

    tieron con tal traza,

    que pegando fuego los buhos yhuyendo de ellos los brbaros por no quemarse , daban

    en manos de los soldados, en las cuales moran,

    por ha-

    berse echado bando que no se tomase indio vida. Esta

    disposicin de los espaoles inspir tal temor aque-

    llos salvages,que tenian por menor mal abrasarse den-

    tro de sus casas,que morir manos de los invasores;

    con lo cual unos se encerraban ton sus mugeres hijos,

    y otros , habiendo salido y visto lo que pasaba , se vol-

    van entrar por medio de las llamas , donde encon-

  • 5itraban la muerte de que en vano se guarecan.; Ochoindios se hicieron fuertes en un buho 9 de donde se de-

    fendan valientemente arrojando flechas,, con una de lascuales mataron un soldado que se Jes acerc 'mu-

    cho. Ojeda les mand poner fuego, y all perecieron.Dironse luego los soldados ranchear el puebla

    que habia quedado desierto, y reconocindolo y regis-

    trndolo todo hallaron vivos los ocho soldados que ha-

    ban tomado los indios en la guazabara , los cuales esta-ban amarrados, y no lejos de ellos el cadver de Juande la Cosa

    ,fesimo y espantable por el mucho veneno

    de las flechas de que muri. No caus este encuentropoco temor en los soldados, y fue causa de no detener-

    se en el rancheo,

    que al fin produjo mas de 12 14^pesos de buen oro

    ,recelndose que si los indios volvan

    ai combate, podian ponerlos en aprieto; y asi se tomla vuelta del puerto

    ,dnde poco manda Ojeda ha-

    cerse la vela para Uraba , situada en los confines desu gobierno. Algunos autores refieren de diferente ma-

    nera estas guazabaras de Turbaco 5 pero tengo por mascierta esta relacin.

    Naveg Ojeda con buen viento desde Cartagenahasta las isl^s que llaman de san Bernardo, 30 leguasal poniente

    ,donde calmada la brisa

    ,salt en tierra,

    en una de las mas pobladas, y cogidos algunos indios

    y un buifa pillaje de oro, se hizo la vea y entr

    en la ensenada de Uraba; y dejando a su popa el granrio que Maman de Damaquiel , salt en tierra

    , y pa-'

    sando caballo en busca de un sitio donde poblar

    ,

    un caimn asi una yegua y la ahog. Desde el si-

  • 5*

    to del fuertezuelo, que haba antes poblado y des-amparado

    ,

    pas adelante, pretendiendo dar con las bob-

    eas del Darien,que son siete ; hasta que cansado de

    tan larga correra,pues hay 27 leguas desde la entra-

    da de la ensenada ellas,

    determin tres cuatro le-guas antes de darles vista

    ,hacer una poblacin al orien-

    te en sitio limpio y ventilado, como lo verific , dndo-le el nombre de san Sebastian

    ,que se conserva hoy

    en un pueblo de indios que existe en el mismo sitio,donde van rescatar con ellos gallinas algunos espaoles

    de Cartagena, Creo que el nombre de san Sebastian se dioal lugar por haber tomado por su patrono aquel gloriosa

    mrtir contra el veneno de las flechas de los indios.

    Fue esta la segunda poblacin de cristianos en tier-

    ra firme , habiendo sido la primera la de Beln en

    Veragua,fundada por el almirante Colon , cuando dio

    las primeras vistas aquella tierra. Para mayor segu-

    ro de su poblacin la rode Ojeda de un palenque demaderas gruesas

    ,que como veremos , no le fue de poca

    importancia contra 1 briosos alientos de los urabaes,

    que llegaban hasta all desde la boca de la ensenada

    Hecho esto, no dejaba sin embargo de inquietar Oje-da la tardanza del bachiller Enciso* que segn los con-

    ciertos hechos con l , deba seguir los alcances Oje-da, llevndole socorros de bastimentos y gente, por.

    cuya razn despach una nave 4 santo Domingo , apararque con el producto de la venta de los esclavos que ..He-**

    vaba , le trajese socorro de vveres y hombres, que

    se haban disminuido mucho con las desgracias de Tur-

    baco y las escaramuzas diarias.

  • 53

    CAPTULO VI.i

    Hace el Gobernador una entrada en la tierra adentro conIv#

    copia de soldados. = Mtanlos todps en una guazabara

    que les dan los indios. Matan al capitn Francisco Be-

    zerra con toda la gente que llevaba. = Aprieta la ham-

    bre los del pueblo , fundado por Ojeda , de quemueren muchos.

    Por no estar ociosos y buscar que comer, trat Oje-da de hacer salidas de su fuerte poblacin las de

    los indios,

    que escarmentados con los sucesos de la otra

    vez, que estuvo establecido all el mismo guerrero, es-

    taban muy alerta , con lo cual nuestros soldados, acome-

    tidos siempre que salian por una innumerable multi-

    tud de salvages , tenan que tomar la vuelta del pue-

    blo y el amparo de la empalizada , sin otro xito que

    la prdida de algunos soldados.

    Ojeda, picado de estos reveses, quiso internarse^acompaado de los mas alentados de los suyos

    ,en las

    tierras que su parecer no haban oido aun el nom-

    bre de cristianos, estimulado quiz de la fama que cor-

    ra de las considerables riquezas de la provincia del

    Zcn j y asi con buenas guias , y siempre con el rum-bo al poniente, fue atravesando tierra hasta dar en fin

    coa el ro que hoy llaman Zenu, que entra por dos bo-

    cas en el mar ,406 leguas al poniente de la villade. ToL

    (Pareciendo proposito el rio para subir por \y

  • 54se metieron en unas canoas que tomaron ; y habiendo

    llegado cierto paraje, como io dispona el guia, sal-tearon algunos indios que andaban la margen pasean-

    do y en sus labranzas , con lo que puestos en inquietud

    los salvages, corrieron al pueblo que estaba de all 4 le-

    guas, y que se hallaba habitado de un gran gento, dar

    aviso al cacique llamado Marabue,que orden al punto

    que una buena tropa saliese al encuentro de los espaoles

    entretenerlos y apartarlos del rio, mientras el grueso de

    los guerreros, que eran infinitos, caminaban por atajos yrodeos cogerlos enmedio

    , y apoderarse de las ca-

    noas , como se hizo ; pues de repente y antes de des-

    plegarse se vieron los nuestros tan acosados del gran

    nmero de indios, que cansados ya de matar, y viendosin cesar reemplazados los que morian

    ,pensaron acu-

    dir al socorro del rio y canoas. Hallronlas ya ocu pa-

    das por los indios, con lo cual, volviendo como leones

    sobre los brbaros, mataron millares de ellos; pero fa-

    tigados de tantos esfuerzos, y agoviados por una mul-

    titud cada vez mayor, fueron cayendo sucesivamente

    muchos de los nuestros, quedando en fin tendidos en

    el campo con su capitn Ojeda.Tal es el fin que da aquel militar valiente el

    padre Aguado en sus papeles aprobados por el Conse-

    jo ; y del mismo modo lo contaron mas de 20 anosdespus los indios de aquel pueblo al gobernador don-

    Pedro de Heredia, que llegando l, y preguntando de

    qu procedan los montones de escombros y de ruinas

    que encubrian casi los pocos edificios existentes , le di-

    jeron los naturales que los espaoles haban asolado

  • 55

    aquel pueblo por vengar la muerte de Ojeda y suscompaeros que perecieron en l. Yo por mi parte , cre-

    yendo que la muerte de Ojeda no fue tal como la re-fiere el padre Aguado , sino como yo la contar des-

    pus,

    presumo que aquel pueblo fue arruinado por la

    muerte que dieron en l en el ano de 1 5 1 5 al capi-

    tn Francisco Bezerra, y 180 espaoles que llevaba

    consigo, enviados por Pedro Avila Arias, gobernador

    de nuestra Seora de la Antigua del Darien,

    para des-

    cubrir y conquistar la provincia del Zenii , famosa por

    el mucho oro que se le supona. Bezerra se embarc

    en un navo^ bien pertrechado de piezas , ballestas y es-

    copetas, y pretendi descubrir esta tierra haciendo lo

    que no habia podido Enciso en otra entrada. Su mar-

    sha fue con poco orden y por caminos desconocidos;

    y lo que era peor , fue pasando cuchillo cuantos in-

    dios encontraba,

    por ser esta la orden que llevaba de

    su gobernador. Los indios, obligados resistir al que

    los exterminaba,acometian los nuestros de todas ma-

    neras, impedan y embarazaban los caminos, y guare-

    cidos de los bosques,

    lanzaban sobre los espaoles fe-

    chas envenenadas, de que algunos perecieron, siendo

    forzoso los dems dirigirse mas que de prisa hacia elrio Zenu.

    La llegada este punto fue su total perdicin; pues

    hallando sus mrgenes desiertas, y algunas canoas en el

    rio, que los indios haban dejado de intento, se em-barcaron en ellas confiadamente, en cuyo tiempo los

    naturales cargaron sobre ellos con numerossimas tro-pas y con tales brios, que los espaoles no pudieron

  • 56mas que Vender bien caras sus vidas , sin escapar masque uno

    ,que refugiado la espesura de los montes

    pudo , traspillado de hambre , llevar la nueva PedroArias al Darien

    , no habindole dado el miedo y la pri-sa ocasin de detenerse buscar que comer.

    En la opinin que yo sigo no muri Ojeda en suviaje al Zen

    ,sino que volvi su fuerte, en donde

    la hambre, mas cruel que los indios fronterizos, hizoestragos horrorosos ; no atrevindose los soldados sa-

    lir fuera de l por temor de las flechas enemigas,y ha-

    bindose por esta razn reducido comer brozas,yer-

    bas y races nocivas, conque morian. Asi se iban con-

    sumiendo, cuando el Padre de las misericordias los so-corri en el momento que menos lo esperaban , con

    un navio que lleg cargado de bastimentos de la isla

    espaola. Capitanebalo un Bernardino de Talavera,que

    temiendo verse en la crcel de santo Domingo pordeudas , se concert con otros 70 hombres de la mismaclase

    , y hurtando su buque unos genoveses que esta-

    ban en la punta de Tiburn, cargando cazabe y toci-

    nos para la ciudad de santo Domingo , se dio lavela y lleg aquella poblacin de Alonso de Ojeda;si bien algunos piensan que este qued concertado con

    Talavera , antes de salir de la isla , que la nave que

    el mismo Ojeda despach ella dio el aviso de ser muyrica aquella tierra

    , y esto estimul la codicia de los

    aventureros reunidos bajo el mando de Talavera.

    Fcil es de comprender la alegra y consuelo que

    recibiran los de san Sebastian con la llegada de ios

    bastimentos, los que fueron pagados los precios que

  • 7pidieron sus dueos, con muy buen oro, de que no es-

    taban faltos los compradores. Los vveres fueron re-

    partidos con igualdad ; pero pasado cierto tiempo co-

    menzaron de nuevo las necesidades, con lo cual arre-

    molinados los soldados, intimaron Ojeda los sacase deaquella tierra , donde cada instante estaban amena-

    zados de la muerte. Ojeda los entretenia con buenaesperanzas de la cierta y breve venida del bachiller En-

    ciso, y con algunas salidas, que mas alentados ya coael alimento , se atrevian hacer contra los indios

    , ea

    una de las cuales, pasaron Ojeda el muslo con unaflecha , de que muy en breve san.

    CAPTULO VILEmbrcase Ojeda para santo Domingo , donde muere.Vindose los del pueblo apretados de la hambre , se em-

    barcan la vuelta de santo Domingo. = Hcelos volver el

    bachiller Enciso,

    que les traa socorros, ps Determinan ir al

    Darien, y pueblan all una villa , llamada nuestra

    Seora de la Antigua.

    Al paso que la hambre y las enfermedades, cre-

    cian los alborotos de los soldados, que llegaron tra-

    tar de apoderarse de las carabelas, y encaparse todos.

    Ojeda tenia amor la poblacin que habia fundado, y

    determin por ello emplear los medios posibles para

    conservarla; y parecindole no haber por entonces otro

    mas propsito que ir l en persona buscar mante-

    nimientos,nombr por su teniente Francisco Fizar

    Tomo V9 $

  • 5*

    ro, hasta que llegase el bachiller Encso, quien, como

    dijimos, habia nombrado en santo Domingo alcalde ma-yor de su gobernacin

    , y se hizo la vela , la vuel-

    ta de santo Lcm'ngo,con Bernardino de Talavera

    , ycasi todos los 70 que con l vinieron.

    Apenas comenzaron la navegacin cuando se sus-

    citaron diferencias en el navio entre Ojeda y Talaverasobre quin habia de mandar. la chusma sigui Liparte de Talavera, y lleg la cosa hasta prender

    Ojeda , llevndole asi hasta la isla de Cuba , dondefueron dar, por no haber podido tomar la espao-

    la ; si bien les fue necesario soltarlo , por los muchos

    encuentros que cada paso se les ofrecieron con los in-

    dios,

    contra los cuales l solo valia mas que todos los

    que iban con l.

    En este camino tuvieron innumerables trabajos, guer-ras, hambres y enfermedades ; y aunque fueron muchos

    los que padecieron los espaoles en las indias, ningu-

    nos llegaron los de Ojeda y sus compaeros en aque-lla travesa. En fin arribaron la espaola, un pue-

    blo de indios de Chocuito, donde los naturales los aga-

    sajaron y alentaron con los mejores alimentos que tenan,pagndoles Ojeda el hospedaje con una devota imagende la Concepcin que llevaba consigo

    ,

    que le habia sa-

    cado antes de mil apuros, y que le habia regalado

    el obispo don Juan de Fonseca ; imagen que los in-

    dios levantaron una capilla muy limpia.

    Reformados y restablecidos los pocos soldados que

    quedaron,tomaron la vuelta de la ciudad de santo Do-

    mingo, donde habiendo gastado Ojeda algunos me^es en

  • 5^

    disponer e socorro , con que pensaba volver su po-

    blacin de san Sebastian, le ataj las pasos la muer-

    te en un estado tan pobre , que si ios frailes de nues-

    tro convento , quienes habia sido muy aficionado,

    no le enterraran de limosna en la portera , como l

    lo orden , no hubiera tenido con qu enterrarse. En

    su muerte perdi su patria Cuenca, uno de los hombres

    mas valientes que han salido de ella, con haber sido

    tantos los que ha producido. Talavera y sus compae-

    ros tuvieron medios de quedarse en la isla de Jamayca,

    con temores de lo que les sucedi por el hurto del na-

    vio ; precaucin que fue intil Talavera, pues ente-

    rado el almirante , lo hizo ahorcar por ello en santo

    Domingo.

    Del mismo puerto parti, aunque tarde, lo mas pron-

    tamente que pudo el bachiller Enciso, tomando la vuel-

    ta de Cartagena con 150 hombres, muchos bastimen-

    tos, puercos y puercas para criar, yeguas y caballos,

    lanzas, espadas y otros pertrechos de guerra, Ademas

    de esto habia concertado con algunos soldados el to-

    marlos su bordo clandestinamente,no pudiendo ha-

    cerlo de otro modo, porque no lo evitasen sus acreedo-res; pero habindola entendida estos, hicieron acom-

    paar al bachiller Enciso, hasta dejarlo muy distante;de la isla ; si bien toda esta diligencia no bast, segn

    algunos suponen,

    para que no se embarcase metido en

    tina pipa Vasco Nuez de Balboa, que era uno de los

    mas adeudados , aunque otros dicen que fue con Ojedacuando fund san Sebastian

    Francisco Pizarro,comandante en ausencia de Oje-

  • oda de aquella poblacin , aguard resignadamente los

    50 dias , dentro de los cuales le habla prometido su ge-

    f Ojeda volver con bastimentos ; y habiendo padecidoen ellos increbles trabajos , hambres y enfermedades,

    determin embarcarse en los bergantines con la poca

    gente que haba sobrevivido tanta calamidad;que por

    haber quedado tan reducida , cabia bien en ellos, Yhabiendo hecho tasajos cuatro yeguas, que se haban

    reservado para hacer correras contra los indios fronte-

    rizos,

    se embarcaron todos los del pueblo,yendo Fran-

    cisco Pizarro por capitn de un bergantin, y del otro

    un tal Valenzuela , hacindos