consideraciones históricas sobre la evolución del masaje

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PARTE I FUNDAMENTOS DE LA MASOTERAPIA 1 De friegas y masoterapia: consideraciones históricas sobre la evolución del masaje J. A. Rodríguez Sánchez 2 Marco jurídico del masaje I. Delgado Ucelay 3 Efectos del masaje I. Martínez Galán 4 Tejido muscular M. A. del Cerro Cartiel 5 Los puntos gatillo miofasciales como diana del masaje O. Mayoral del Moral 6 Circulación de retorno y edema M. Torres Lacomba, H. Romay Barrero e I. Martínez Galán 7 Cinesiterapia para las manos A. Pérez Lozano 8 Posicionamiento en el masaje J. M. Martínez Cuenca 9 Bases farmacológicas de la utilización de preparados tópicos en masoterapia J. Mallol Mirón y M. R. Nogués Llort

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Page 1: consideraciones históricas sobre la evolución del masaje

PARTE I

FUNDAMENTOS DE LA

MASOTERAPIA

1 De friegas y masoterapia: consideraciones históricas sobre la evolucióndel masajeJ. A. Rodríguez Sánchez

2 Marco jurídico del masajeI. Delgado Ucelay

3 Efectos del masajeI. Martínez Galán

4 Tejido muscularM. A. del Cerro Cartiel

5 Los puntos gatillo miofasciales como diana del masajeO. Mayoral del Moral

6 Circulación de retorno y edemaM. Torres Lacomba, H. Romay Barrero e I. Martínez Galán

7 Cinesiterapia para las manosA. Pérez Lozano

8 Posicionamiento en el masajeJ. M. Martínez Cuenca

9 Bases farmacológicas de la utilización de preparados tópicos en masoterapiaJ. Mallol Mirón y M. R. Nogués Llort

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� INTRODUCCIÓN

A mediados del siglo XIX se publicaba en el periódico médico enlengua castellana más influyente de la época, el Boletín de Medici-na, Cirujia [sic.] y Farmacia, un artículo del médico Mariano Del-grás en el que daba cuenta de un «nuevo método de curar las en-fermedades por medio de las frotaciones y sobamientos». Se hacíaasí eco de una noticia publicada en la Gazette Médicale de Paris enla que se anunciaba la aparición de un tratado sobre massotherapia.Comentaba Delgrás:

Sin este nombre tan nuevo y altisonante, la cosa no ofreceria porcierto gran novedad, porque todo el mundo sabe que no hay mu-gerzuela, saludador, ó rustico curandero que no haga alarde de po-seer en alto grado alguna de estas habilidades manuales, esplotan-dolas cuanto lo permite la credulidad de sus adeptos; y nadie queconozca la historia ignora que estos medios fueron de los primeros aque se apeló en la infancia de las sociedades para calmar los sufri-mientos humanos, y que adoptados después misteriosamente por lossacerdotes paganos, se han ido trasmitiendo á las generaciones su-cesivas apoyados, no solo en el prestigio de las oraciones y practi-cas supersticiosas de que suelen ir acompañados, sino en el de losbeneficios que en muchas ocasiones han prestado á los pobres do-lientes1.

Iniciar este capítulo con la transcripción de este párrafo obede-ce a varios motivos de especial relieve, pues no sólo es el primerartículo en castellano en que se halla el término masoterapia,

PALABRAS CLAVE

Masaje

Masoterapia

Fisioterapia

Evolución histórica

Capítulo 1

De friegas y masoterapia: consideracioneshistóricas sobre la evolución del masaje

J. A. Rodríguez Sánchez

1 Delgrás M. Nuevo método de curar las enfermedades por medio de las frotacionesy sobamientos. Boletín de Medicina, Cirugía y Farmacia (Cuarta serie). 1853;3:3-4, p. 3.

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sino que plantea indirectamente todaslas dificultades a las que en ese momen-to se enfrentaba una terapia que buscabasu validación científica. El texto de Del-grás es un magnífico exponente del des-prestigio de la actividad manual en Occi-dente y de la reticencia de la cúspidesanitaria hacia habilidades tradicional-mente empíricas y relegadas a la prácticade personas sin formación académica.Fue entonces, a mediados del siglo XIX,cuando se produjo una clara inflexiónque hubo de cambiar desde los propiosnombres que en el ámbito de la medici-na se aplicaban a esta terapia hasta lavaloración social que empezó a hacersede ella. Un lento proceso, presidido porlos esfuerzos de adecuación a la estric-ta metodología de la ciencia experimen-tal, en el que formación, institucionaliza-ción e intrusismo son temas que revelanque «historia» no siempre significa «pa-sado»2.

� «NADIE QUE CONOZCALA HISTORIA IGNORA ...

... que estos medios fueron de los prime-ros». En ese primer artículo de adverten-cia a los médicos castellanoparlantes,Delgrás no dejaba de reconocer la anti-güedad del método terapéutico. Efectiva-mente, no cabe duda de que el uso delmasaje se produce de forma intuitiva yempírica y, por lo tanto, es consustanciala la presencia del dolor. Del mismomodo, puede encontrarse entre las prác-ticas terapéuticas de las primeras culturasque desvincularon la enfermedad de loselementos creenciales. Egipto, India oChina ofrecen testimonios de prácticasde masaje. El papiro de Berlín, los relie-ves de la tumba de Ankhmahor o las pin-turas de la de Khety son suficientementedescriptivos sobre su uso en Egipto3.

En el caso de India existió una apro-ximación racional a la interpretación dela enfermedad desde épocas muy tem-pranas, si bien es difícil determinarlascon exactitud, pues los primeros escritosque llegan de esa «ciencia de la vida»(ayurveda) son de los primeros siglos denuestra era4. Los tratados (samhita) de losmédicos Caraka y Sushruta (conocidospor ello como Caraka samhita y Sushrutasamhita) son las principales fuentes quepermiten aproximarse a estos conoci-

4 Fundamentos de la masoterapia

2 Las aproximaciones históricas al masaje no sehan planteado como estudios autónomos. Con la ex-cepción de la reciente monografía de Calvert RN. Thehistory of massage: an illustrated survey from aroundthe world. Rochester: Healing Arts; 2002. Las restan-tes son capítulos introductorios en obras sobre masa-je. En ocasiones sus únicos objetivos son la pátina cul-tural y la legitimación por el pasado, por lo que suelencarecer de rigor investigador. Existen, sin embargo, tra-bajos muy apreciables (aunque no exentos en algunoscasos de llamativos errores) como los de: Beard G,Wood EC. Masaje. Principios y técnicas. México: Inter-americana; 1966. p. 3-33; Kamenetz HL, Historia delmasaje. En: Licht S, editor. Masaje, manipulación ytracción. Barcelona: Toray; 1973. Id., History of massa-ge. En: Basmajian JV, editor. Manipulation, traction,and massage. 3rd ed. Baltimore: Williams & Wilkins;1985. p. 3-21, 211-55; Rodrigo Rodríguez J. Fundamen-tos históricos de la masoterapia. Fisioterapia. 1999;21:3-13. Las monografías sobre historia de la terapia fí-sica también son escasas y en ellas el masaje ocupasólo unas discretas páginas: Coulter JS. Physical The-rapy. New York: Paul B Hoeber; 1932. Raspadori F, Sel-mi G, Rizzoli R. La terapia fisica: evoluzione delle co-noscenze. Bologna: Cappelli; 1964. Monografías yartículos sobre temas específicos relacionados con lahistoria del masaje se consignan en las notas a pie depágina.

3 Caballe Lancry C. Historia de un masaje. Medici-na Española. 1961;46:299-310, 300-2.

4 Intentar resumir en dos breves párrafos los prin-cipios de importantísimas formas de entender la saludy la enfermedad, como las de India y China, es impo-sible. Del mismo modo, tampoco se van a encontrartranscripciones idénticas cuando de idiomas como elsánscrito o el chino se trata. He realizado una aproxi-mación breve pero más extensa en Rodríguez SánchezJA. Medicinas alternativas en drogodependencias ySIDA. En: Curso de Máster en Drogodependenciasy Sida. Tomo VIII. Málaga: Instituto de Investigaciónen Ciencias Sociales e Ilustre Colegio Oficial de Médi-cos; 1998. p. 39-60.

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mientos. La salud residiría en el equili-brio de tres humores (doshas) para lo cualtendrían que fluir adecuadamente ener-gías de tipo vital (prana), cósmica o divina(kundalini) y psicológicas (gunas). La re-gulación de las mismas se puede llevar acabo por muy diversos métodos, entrelos que se encuentran los de tipo físico yse integran diferentes formas de masaje5,por lo habitual con aceites medicinales,en particular en la compleja práctica depanchakarma6.

También en China las aplicaciones delmasaje han sido inseparables de sus efec-tos sobre la energía (chi, qi) que circulapor canales (ching) que discurren a lo lar-go del cuerpo, por lo que sus indicacionesson amplias y variadas7. Las primerasmenciones al masaje se hallan en elNei-jing, canon de la medicina de Extre-mo Oriente, atribuido a Houang-di (elEmperador Amarillo) y cuya primera ver-sión podría datarse entre el año 475 y221 a.C. El ngan-mo (o an-ma en japonés),con sus muy diferentes maniobras super-ponibles a las del masaje occidental con-temporáneo, fue descrito por P’ou Tche-ou-kouan hacia el año 200 de la presenteera. Una variante muy conocida ha sidoel t’ouei-na (tui-na), que estaría constitui-do por dos de las ocho técnicas básicas(tui, na, an, mo, gun, qian, da y dong) y con-sistente, como su nombre indica, enamasar y pellizcar. En muchos casos secombinan movilizaciones o el uso de ins-

trumentos, en tanto que el masajista nosólo se servirá de sus manos. El tratadoclásico de esta terapia, T’ouei-na pi-kiue(secretos del masaje) fue escrito hacia1575 probablemente por Tcheou Yu-fan8.Los principales tratados japoneses sobreel masaje datan de finales del siglo XIX yprincipios del XX: el An-ma tebiki (intro-ducción al masaje) y el An-ma zukai (atlasde masaje), de Ryo Haku Fujibayashi yShinsai Ohta, respectivamente.

En Occidente no se conferirá tantorelieve al masaje en sus acciones tera-péuticas generales sino que se incidirásobre todo en los tratamientos localesde músculos y articulaciones. Los trata-dos del Corpus Hippocraticum –«Sobre lasarticulaciones» y «Sobre el dispensariomédico»9– son una buena muestra delintento de hallar la precisión en la fre-cuencia e intensidad de la fricciones y laconciencia de que de ello depende la fi-jación de la articulación o su relajación10.Sin embargo, donde sí pueden encon-trarse esos efectos generales del masaje(coherentes con ese planteamiento hu-moralista que pervivió en algunos aspec-tos hasta el siglo XIX) será en la dieta, ladíaita katà physin, concepto que se en-tiende mejor como régimen de vida, vivirsegún la naturaleza o higiene. Esta die-ta fue objeto de especial atención en el

5De friegas y masoterapia: consideraciones históricas sobre la evolución del masaje

5 Es habitual hacer constar en este punto cómo laforma de masaje en la cabeza (chambooning) fue incor-porada a la lengua inglesa como shampooing.

6 Svoboda R.Teoría y práctica de la medicina ayur-védica. En: Van Alphen J, Aris A, editores. Las medici-nas orientales. Barcelona: RBA; 1998. p. 67-97.

7 La transcripción del chino se ha hecho clásica-mente con el método Wade-Giles, aunque actualmen-te se usa el pinyin. En el primero se transcribe «chi»,mientras que en el segundo se usa «qi». En lengua ja-ponesa la transcripción será como «ki».

8 Sigue siendo un magnífico texto para la com-prensión del masaje en China el de Huard P, Wong M.Soins et techniques du corps en Chine, au Japon et enInde. Paris: Berg; 1971. p. 88 y 168-82.Véase tambiénVercammen D. Teoría y práctica de la medicina china.En: Van Alphen J, Aris A, editores. Op. cit., p. 157-95.

9 La colección hipocrática, como es bien sabido, in-cluye escritos anteriores y posteriores a Hipócrates deCos (460-375 a.C.). Los tratados aquí citados, así como«Sobre la dieta», han sido atribuidos por diversos auto-res al propio Hipócrates.

10 Sobre las articulaciones. En: Tratados hipocráti-cos: tratados quirúrgicos.VII. Madrid: Gredos; 1993.p. 133-221, 143. Sobre el dispensario médico. Loc. cit.,47-60, p. 57-8.

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mundo grecolatino como forma de pre-vención de la enfermedad y recuperaciónde la salud. Desde el clásico tratado Sobrela dieta11, presente en el Corpus, y lasobras de Diocles de Caristos12, a la magnaHigiene o La conservación de la salud deGaleno de Pérgamo esta medicina se tra-za para ciudadanos libres y acomodados.Galeno, excelente sistematizador de losconocimientos, expuso en sus obras lasres non naturae (las cosas no naturales, esdecir, no pertenecientes al organismopero necesarias o convenientes)13 que de-terminarían esa higiene: entre ellas seencontrarían el reposo y el movimiento,al que se adscribirían las maniobras demasaje. Su formación en práctica quirúr-gica, dieta y masaje se consolidó especial-mente durante su regreso a Pérgamo,hacia el año 157, donde aceptó el nom-bramiento de médico de gladiadores. Enestas circunstancias desarrolló técnicasde masaje para las que procuró precisarsu intensidad y duración14.

� NUEVOS ESCRITOS SOBREANTIGUOS CONCEPTOS:EL MASAJE HIGIÉNICO

La concepción clásica de la dieta per-vivió, al igual que toda la doctrina galéni-

ca, durante la Edad Media15. Los regiminasanitatis, los consilia, mantienen el correc-to uso de las sex res non naturae comobase para conservar la salud16. El gale-nismo arabizado mantiene el masaje en-tre estas recomendaciones y así lo trans-mitieron los más significativos médicos,como Ibn Sina (Avicena) en El poema dela medicina17. Tampoco cambió esta fun-ción del masaje durante la época rena-centista y así lo atestiguan importantesobras monográficas sobre el ejercicio: elLibro del ejercicio corporal (1553) de Cris-tóbal Méndez y el De arte gimnastica(1569) de Girolamo Mercuriale. Si esteúltimo, humanista concienciado en la re-cuperación de los textos clásicos griegos,ofrece galénicas descripciones de un ma-saje vinculado principalmente a las acti-vidades del gimnasio18, el español semantiene fiel a los regimina y reserva sus

6 Fundamentos de la masoterapia

11 Sobre la dieta. En: Tratados hipocráticos. III. Ma-drid: Gredos; 1986. p. 19-116. Esta obra ha sido atribui-da generalmente a Herodicos.

12 Este uso de un masaje higiénico en Diocles deCaristo (s. IV-III a.C.) puede encontrarse en el texto pre-sente en la antología de López Piñero JM. Medicina,historia, sociedad. 3.ª ed. Barcelona: Ariel; 1973. p. 40-1.

13 El término no fue usado por Galeno, pero que-daron fijadas por los galenistas como sex res non natu-rae: aire y ambiente, comida y bebida, movimiento yreposo, sueño y vigilia, excreciones y secreciones y losmovimientos o afectos del alma.

14 García Ballester L. Introducción general. En: Ga-leno. Sobre la localización de las enfermedades. Ma-drid: Gredos; 1997. p. 7-86, 45-9.

15 Se cita aquí un trabajo que, por su especificidaden la vinculación de las sex res non naturae y el ejerci-cio, es una lectura aconsejable (aunque también ado-lezca de referencias al galenismo arabizado y a casitodo el período medieval): Berryman JW. Exercise andthe medical tradition from Hipócrates through antebe-llum america: A review essay. En: Berryman JW, ParkRJ, editores. Sport and Exercise Science: essays in thehistory of sports medicine. Chicago: University of Illi-nois; 1992. p. 1-56.

16 Para conocer los regimina medievales véase Pa-niagua Arellano JA. El Regimen sanitatis ad Regem Ara-gonum y otros presuntos regimina arnaldianos. Estudiointroductorio a: Vilanova A. El maravilloso regimiento yorden de vivir. Zaragoza: Universidad de Zaragoza;1980. p. 31-77.

17 Ibn Sina. Poema de la Medicina.Valladolid: Uni-versidad de Valladolid, 1997. En la página 144 se pue-de encontrar la recomendación de fricciones en losancianos.

18 Mercurialis H. De arte gimnastica.Venetia: 1601.Citado por la edición facsímil de Torino, Hipólito Galan-te, 1960. El autor dedica varias páginas (p. 36-40) a lasprácticas de masaje que se realizaban en el eleothesiom,alipteriom o unctuarium, pero se trata de un masaje gim-nástico o higiénico. En este masaje se diferenciaría latripsis paraskeuastike (de preparación al ejercicio) y elaplicado, tras el baño, con aceites (la apotherapeia). Fren-te a ellos se encontrarían las fricciones médicas o tera-péuticas, conocidas desde Hipócrates como anatripsis.

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observaciones sobre las «fricaciones» alos últimos párrafos del libro, indicándo-las en las parálisis como sustitutivas delejercicio e, incluso, en afecciones de ór-ganos internos19. Pese a ser obras quepropugnan, entre élite culta y médicos,una renovada atención al cuerpo y alejercicio, no van a suponer una revalori-zación del masaje.

Los textos que se ocuparon de materiaquirúrgica (con la excepción de la obra deAmbroise Paré20) también hicieron muyescasa mención a la práctica del masajefuera de lo ya consignado por los clásicos,habitualmente en el campo de la trau-matología. Hipócrates, Galeno o Guy deChauliac siguieron siendo referentes eneste terreno y las menciones que se en-cuentran al masaje se ubican en los recur-sos terapéuticos ante las luxaciones. Parala formación de los especialistas itineran-tes que se dedicaban a ajustar huesos,los algebristas, escribió Luis Mercado, en1599, sus Instituciones. Aunque la prácticaterapéutica habitual pasaba sólo por lareducción y aplicación de emplastos yvendajes, en esta obra pueden hallarse,en su décimo tercer capítulo, la referenciaa «fregaduras» con diversas sustancias enlos casos de luxaciones21.

En este erial resulta insólito el textoque un obispo español dedicó al rey Fe-

lipe II en 1589, con consejos para tratarla gota que le aquejaba (fig. 1-1). Estaobra de Bernardino Gómez Miedes, elEnchiridion […] contra el morbo articular,se divide en tres libros, el tercero de loscuales está dedicado a explicar las técni-cas de automasaje: «la fricción, o estre-gadura, hecha sobre los huesos, y miem-bros de toda la persona, haciéndose nosólo con el orden, tiento, regimiento, yperseverancia debida, más aún con laspropias manos, aunque cueste trabajo,harto mejor que con las ajenas»22. Aun-

7De friegas y masoterapia: consideraciones históricas sobre la evolución del masaje

19 Méndez C. Libro del ejercicio corporal. Jaén:1553; p. 140-1. Existen diversas ediciones facsímiles ytranscripciones: New Haven, 1960; México, 1991;León, 1996; Málaga, 1997.

20 En la tradición de las rebus non naturalibus, Parédedica el capítulo XV de sus obras al movimiento y a laquietud, citando tres tipos de fricciones: duras (de reab-sorción y revulsión), blandas (relajantes) y medias (nu-tritivas). Cit. Opera Ambrosii Parei. Parisii; 1582. p. 27.

21 Mercado L. Instituciones […] para el aprovecha-miento y examen de los algebristas. Madrid; 1599.p. 20-1 (Edición facsímil con estudio introductorio acargo de Granjel LS, Salamanca, Real Academia deMedicina de Salamanca e Instituto de Historia de laMedicina Española; 1977).

22 Gómez Miedes B. Enchiridion, o manual instru-mento de salud, contra el morbo articular que llamangota […]. Zaragoza; 1589. p. 4v-5. La obra de GómezMiedes conoció una nueva edición en 1731, así comouna versión abreviada, impresa en Madrid en 1679.

� Figura 1-1Portada de la obra de Gómez Miedes de 1589.

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que su base teórica es la movilización demalos humores y su expulsión mediantela sudoración, Gómez Miedes es siste-mático y detallado en todos los porme-nores del masaje, empleando distintasmaniobras23, marcando un orden preci-so para cada una e indicando la coloca-ción de las manos y la dirección de losmovimientos. Un hallazgo que tardaríamucho en ser tomado en consideraciónpor los profesionales quirúrgicos y mé-dicos24.

� «MUGERZUELA, SALUDADOR,Ó RUSTICO CURANDERO»:LOS PROFESIONALES DEL MASAJEEN EL MUNDO MODERNO

Queda patente la importancia que enel mundo griego tuvo el masaje comoparte de la labor que debía realizar elmédico: «es necesario que el médico seaexperto en muchas cosas, pero sobretodo en masaje» 25, reza en «Sobre lasarticulaciones». El Corpus refleja el ex-

tremo respeto hacia los cheirourgoí (losque operan con sus manos) en un sen-tido mucho más amplio que el que ha-bría de asumir el cirujano en el mundolatino26.

Sin embargo, el paulatino menospre-cio hacia las actividades manuales en be-neficio de las intelectuales condujo a unamanifiesta división entre los profesiona-les del arte de curar. Los médicos dejaronde ejercer cualquier terapia que supusie-se un contacto físico con el paciente yprocuraron subrayar su estatus a travésdel lenguaje y la indumentaria. La apari-ción de las universidades en época bajo-medieval marcó aún más la diferenciaentre la formación teórica de los «físicos»y la empírica de los cirujanos. No obstan-te, la evidencia de la necesidad de estossaberes, en particular para la curación delas heridas (abundantes en momen-tos históricos presididos por los enfren-tamientos bélicos), llevó a velar por sumejor formación y regular la práctica qui-rúrgica (siendo la institución más carac-terística la del tribunal del Protomedica-to, creado en 1477). Surgieron así loscirujanos latinistas (lengua presente enlos estudios universitarios), que estable-cieron visibles diferencias con sus colegassin preparación teórica, los cirujanos ro-mancistas27.

La cada vez más compleja jerarqui-zación de las profesiones sanitarias a lolargo del mundo Moderno queda bien

8 Fundamentos de la masoterapia

23 Estas maniobras comprenden un amplio reper-torio en el que se diferencian, según el vocabulariousado por Gómez Miedes, rascar, estregar, friccionar,fregar, frotar, apretar, pellizcar, tornear, retorcijar y es-tirar.

24 Caballe Lancry C, Zaragoza Rubira JR. Bernardi-no Gómez Miedes iniciador de las técnicas de automa-saje. Med Esp. 1969;61:175-8.

25 Sobre las articulaciones. En: Tratados hipocráti-cos: tratados quirúrgicos.VII. Madrid: Gredos; 1993.p. 133-221, 143. En este sentido, es muy reveladora lainterpretación que Helena Torres Huertas realiza, en suintroducción a «Sobre las fracturas», de las tan citadaspalabras de La Ilíada homérica: «Un hombre que esmédico vale por muchos otros para extraer saetas y es-polvorear benignas medicinas» (citado por la traduc-ción de Emilio Crespo Güemes. Homero. Ilíada. Ma-drid: Gredos; 2000. Canto XI; v. 514-5). Para Torres estosignificaría que «cualquiera que pueda aplicar unosprimeros auxilios por medio de las manos, pronto, conefectividad y sin causar demasiado daño, es, al menoseventualmente, [...] un hombre que vale por muchosotros» (p. 65).

26 Sobre las articulaciones. En: Tratados hipocráti-cos: tratados quirúrgicos.VII. Madrid: Gredos; 1993.Nota 5, p. 137.

27 Resultan de gran utilidad para conocer la regu-lación de los profesionales, tanto en su ejercicio comoen su formación, los trabajos de Muñoz Garrido R,Muñiz Fernández C. Fuentes legales de la medicina es-pañola (siglos XIII-XIX). Salamanca: Universidad de Sa-lamanca; 1969; Muñoz Garrido R. Ejercicio legal de lamedicina en España (siglos XV al XVIII). Salamanca:Universidad de Salamanca; 1967.

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reflejada en el terreno de la sanidadmilitar: un hospital de campaña en laEspaña del siglo XVIII contaba con ciru-jano mayor, primeros ayudantes de ci-rugía, ayudante de cirujano, segundosayudantes de cirujano y practicantesde cirugía. Eran estos profesionales derango inferior los que tenían encomen-dada la misión de aplicar las unturas,tarea en la que estaban presentes lasmaniobras básicas de masaje que seempleaban en la época28. Pese a ello, lapráctica habitual entre los cirujanos ybarberos eran las sangrías y ventosas,no el masaje29.

La práctica de la traumatología, a pe-sar de la insistencia de diversos autoresen la necesidad de incorporarla a la for-mación del cirujano, fue competencia deempíricos llamados algebristas o bizma-dores. Reconocidos legalmente para elejercicio, su cometido fue tratar fracturasy dislocaciones, para lo que, como leí-mos en Mercado, pudieron recurrir almasaje30. La creación de los Reales Co-legios de Cirugía en el siglo XVIII y la ra-dical transformación en la formación delos cirujanos, que incorporó la trauma-tología a sus conocimientos teóricos y a

su práctica (como se pone de manifies-to en los diversos tratados publicados enla segunda mitad del siglo XVIII), llevóa la desaparición de la figura de los al-gebristas31.

Si complejo es catalogar a los dife-rentes profesionales autorizados para suejercicio por los tribunales creados a talefecto, más difícil aún sería intentar es-tablecer la lista de los intrusos en el artede curar a los que parecía atribuir Del-grás el uso del masaje. Entre ellos se en-cuentran los ensalmadores, saludadoresy otros tipos de prácticos que aunabanempirismo y creencias. Así, por ejemplo,las curanderas o maznadoras aplica-ban el masaje en los cólicos infantiles32

y «para bajar el útero» en el llamadomal de madre, padecimiento que podíaincluir desde dismenorrea a epilepsia,pero en general cualquier problema desalud que se relacionase con el hechode ser mujer33.

Además de las afecciones trauma-tológicas existió otra enfermedad quedemandó el uso de masajes, si bien tansólo como forma de facilitar la absor-ción medicamentosa a través de la piel.La sífilis, pues de esta enfermedad setrata, conoció un gran auge a partir delcontacto epidemiológico con América.Los tratamientos que se propugnaronfueron variados, si bien el que gozó demayor prestigio fue el de mercurio. Es-te mineral, dada su toxicidad, se admi-nistraba en forma de unciones o frie-gas (según la terminología de la época),

9De friegas y masoterapia: consideraciones históricas sobre la evolución del masaje

28 Reglamento y ordenanza que deben observar losministros y empleados en los hospitales que están es-tablecidos, y que se establecieren en las plazas, y asi-mismo en los que se ofreciere formar para el exercito;1739. p. 31, 102. [Edición facsímil con estudio prelimi-nar de Juan Riera Palmero y Luis Riera Climent.Valla-dolid: Universidad de Valladolid; 1999.]

29 De hecho, al examinar algunas cartas de pago(como la del cirujano romancista Juan de Ortiz de San-tamaría) puede comprobarse que son las sangrías yventosas el quehacer cotidiano, si bien ocasionalmentepuede aparecer el masaje: «A Don Juan Ortiz, 3 san-grías y 20 días, que me ocupé por mandato del conde,mi señor, en darle fricciones y curarle unas llagas en laboca - 43 reales» (Martín Santos L. Barberos y ciruja-nos de los siglos XVI y XVII. Salamanca: Junta de Casti-lla y León; 2000. p. 43-5).

30 Granjel LS. Cirugía española del Renacimiento.Salamanca: Universidad de Salamanca; 1968. p. 59-66.

31 Riera J. Los textos quirúrgicos españoles de la se-gunda mitad del siglo XVIII. Cuadernos de Historia de laMedicina Española. 1968;7:35-133.

32 Decref y Ruiz J. Kinesiterapia. Madrid: Romo;1914. p. 9.

33 Rojo Vega A. Enfermos y sanadores en la Castilladel siglo XVI.Valladolid: Universidad de Valladolid; 1993.p. 60-1.

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Page 9: consideraciones históricas sobre la evolución del masaje

pero aun así el azogue tenía a la larga fu-nestas consecuencias para los pacientes.Sin embargo, no eran éstos los peor pa-rados como es fácil suponer, pues aque-llos que debían administrarlos eran quie-nes primero veían cómo sus encías sellagaban, los dientes ennegrecían y fi-nalmente caían 34. También es lógicocomprender que pocos profesionalesquisieran arriesgar su salud en este tipode práctica. Sin duda, debían existir po-derosos motivos para que alguien de-cidiese hacerlo. Serían mujeres carentesde recursos para sobrevivir (como lasviudas y las prostitutas ancianas), lasque asumirían esta labor y dejarían susvidas en ello, en ocasiones antes deconcluir el mes de cura necesario. Enocasiones eran contratadas por los hos-pitales, en otros casos lo hacían en suspropias casas 35. Recordando ese textode Delgrás que asociaba el masaje a las«mujerzuelas», tal vez deba reflexionar-se sobre el hecho de que esta asocia-ción surgió más por estas causas quepor la experimentación en artes ama-torias36.

� DEL NATURALISMO ALESCEPTICISMO TERAPÉUTICO:EL REDESCUBRIMIENTODE LA TERAPIA FÍSICA

Desde mediados del siglo XVIII, co-menzaron a realizarse, en el ámbito fran-cófono, diversas aportaciones de relieveal conocimiento del masaje como las deAndry, Tronchin o Quellmalz, aunque laobra de mayor interés, la Gymnastiquemedicinale et chirurgicale de Clément Jo-seph Tissot, no apareció hasta 1780. Enella se describen muy diferentes manio-bras (frotación, fricción, amasamiento,trituración, etc.) y su dosificación en tiem-po e intensidad según la constitución delpaciente.

Es posible comprender esta atenciónal masaje si se consideran los cambiosculturales que se estaban produciendo.La Ilustración supuso en algunos aspec-tos, como respuesta a los excesos especu-lativos del Barroco, una valoración de lanaturaleza y del conocimiento de la mis-ma a través de la razón y el empirismo.Frente al amplio e inútil arsenal terapéu-tico existente, el médico ilustrado co-menzó a dirigir su atención hacia lasfuerzas naturales. Súmese a esto las pro-puestas que diversos filósofos, de Lockea Rousseau, hicieron sobre ideales edu-cativos y se comprenderá la resurrecciónde los gimnasios y la renovada aten-ción de los médicos hacia el ejercicio, alque, como ya se expresó, el masaje apa-recía vinculado por la tradición.

El primer e influyente modelo degimnasio/escuela, el Philantropinum,surgió en Alemania en 1774, iniciandola formación de profesionales que cons-tituirían algunos de los núcleos más im-portantes de la gimnástica médica yel masaje: tras el núcleo alemán surge

10 Fundamentos de la masoterapia

34 El clásico tratado de Lobera de Ávila L. Libro delas cuatro enfermedades cortesanas. Toledo: 1544, di-serta sobre el mal francés o de bubas y realiza una re-comendación que evitaría este problema: «y si el enfer-mo pudiere, muy buena cosa es que el mismo se unte,porque con el trabajo quando se acabe de untar ya ayaempeçado a sudar» (f. LXXVIIIv.)

35 Rojo Vega A, op. cit., p. 86-91, 102-3.36 No obstante, es innegable esta asociación entre

masaje y erotismo; pero en Occidente el masaje comoeufemismo de comercio sexual surge en época más re-ciente, cuando sirvió como fachada para un negocioilegal, según advertía Boigey: «En ciertos ambientes lapalabra “masaje” ha servido, y sirve aún, de coberturaa un negocio muy particular. Este estado de cosas hacreado, y crea todavía, entre los médicos y los ciruja-nos, una verdadera repugnancia a aplicar un métodoterapéutico y aún a emplear un vocablo que ha sidoperjudicado al aparecer en la última página de los pe-riódicos que hacen un comercio de travesuras liberti-nas» (Boigey M. Manual de masaje. 3.ª ed. Barcelona:Toray-Masson; 1967. p. 8).

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el danés, cuya figura más destacada fueNachtigall, con quien se preparó PehrHenrik Ling, creador de la escuela sue-ca. En 1813 se abría en Estocolmo elInstituto Central de Gimnasia, que seríael principal centro de formación y pro-pulsor de las terapias de movimiento.Las bases científicas buscadas por Lingen el estudio del movimiento (acciónagonista y antagonista, tipos de movi-mientos y contracciones, introducciónde resistencias) y aplicadas en su tera-pias gimnástica supusieron un rápidocambio en las apreciaciones de la clasemédica.

Este renovado interés hacia las tera-pias físicas vendrá motivado por losprofundos cambios socioculturales quese estaban produciendo. Los médicosque desarrollaron su quehacer en la pri-mera mitad del siglo XIX tuvieron queluchar contra un nuevo patrón de mor-bimortalidad relacionado con los mo-vimientos migratorios hacia las urbespropiciados por la Revolución Indus-trial: el cólera y la tuberculosis, la sífilisy las enfermedades carenciales diezma-ban a la población. Los conocimientoscientíficos de los facultativos aumenta-ban, pero sus terapias seguían ancladasen el clásico humoralismo y recurrían asangrías, purgas o inútiles fórmulas demateria médica, más iatrogénicas quebeneficiosas. Ante tal perspectiva mu-chos optaron por recuperar, bajo ellema de primum non nocere, la tambiénhipocrática confianza en el poder cura-dor de la naturaleza, en la capacidad in-herente al organismo de luchar contrala enfermedad y la posibilidad de ayu-darle en esa tarea mediante medios na-turales. Dirigidos por estos principios seinteresaron en comprender los resulta-dos que algunos empíricos centroeuro-

peos (Priessnitz, Rikli) estaban obte-niendo con elementos naturales comoel agua, el aire y la luz solar. Una acep-tación relativamente fácil si se tiene encuenta que este empleo partía de ungalenismo popular que, en ocasiones,no quedaba demasiado lejos de los pre-ceptos de higiene individual con los quelos médicos intentaban regenerar al gé-nero humano, al que percibían cada vezmás debilitado y enfermizo. Gimnasia oagua fría se convirtieron en símbolosde un deseable vigor, también para lospacientes que transformaron en movi-miento social remedios como la hidro-terapia.

Revalorizada la práctica empírica,asumida la necesidad de la observación,perdidos los prejuicios hacia la activi-dad manual, las principales cátedraseuropeas decidieron investigar y dar ca-tegoría a las terapéuticas físicas y, conellas, al masaje. La más significativa fuela clínica interna vienesa, dirigida porJohann Oppolzer quien, bajo el pragmá-tico lema de «curar es el objetivo final detoda investigación médica», estimuló asus colaboradores a aplicar la metodolo-gía de la pujante ciencia experimentalal estudio de las terapias con medios fí-sicos. Demanda social, interés por partede un amplio grupo de profesionales,introducción en el ámbito académico yavales en la investigación configuranuna sólida base para que la medicina fí-sica se desarrolle a partir de ese mo-mento como especialidad37.

11De friegas y masoterapia: consideraciones históricas sobre la evolución del masaje

37 Lesky E. Patología y clínica en Austria. En: LaínEntralgo P, editor. Historia Universal de la Medicina.Vol.VI. Barcelona: Salvat; 1972-1975. p. 156-62. Sobrela escuela médica vienesa en el siglo XVIII y las aporta-ciones al masaje de Van Swieten, De Haen, Stoll, etc.,véase Schäfer U. Physikalische Heilmethoden in derResten Wiener Medizinischen Schule. Wien: HermannBöhlaus; 1967.

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� «ESTE NOMBRE TAN NUEVOY ALTISONANTE»:EL MASAJE, SABER CIENTÍFICO

En la medida en que la práctica delmasaje podía ser sustentada científica-mente, también fue necesario presentar-la en sociedad como tal, desvinculándolade las connotaciones empíricas, creencia-les y marginales.

En esta voluntad de ruptura con cier-tos aspectos del pasado, la terapia cambiósu identidad y pasó a llamarse «masaje» o«masoterapia»38. El término francés mas-sage venía así a sustituir al más generali-zado de friction, común en todos los tex-tos latinos39.

En la lengua castellana los términoshabitualmente empleados ya han queda-do expresados: unciones, frotaciones, so-bamientos (según hacía constar Delgrás).Fricación, fricción, friega, así como fregar,frotar y estregar fueron las palabras conlas que hasta la segunda mitad del si-glo XIX se hizo referencia a las maniobrasde masaje40. Pero la sistematización cien-

tífica distinguía con precisión las distintasmanipulaciones y las bautizaba con tér-minos franceses rápidamente difundi-dos: effleurage, frictions, pétrissage y tapote-ment41 (fig. 1-2).

Esta terminología, aunque meramen-te descriptiva de las maniobras, reflejabaun abordaje totalmente científico: el pro-fesional que adquiría este lenguaje de-mostraba ser plenamente consciente desobre qué estructuras anatómicas traba-jaba y qué efectos fisiológicos estaba pro-duciendo. Fue la escuela sueca de Lingla pionera en estas lides, sumando a losestudios del propio Ling los de Lied-bechk y Georgii (Los fundamentos genera-les de la gimnasia, 1840). Johan GeorgMezger, aunque profesor de gimnasia enAmsterdam, se vinculó a la escuela sue-ca, metodizó el masaje y sus términos,investigó sus efectos en los traumatis-

12 Fundamentos de la masoterapia

38 Existen diversas opiniones sobre la etimología dela palabra massage. Su origen, indiscutiblemente fran-cés y decimonónico (aunque no exista acuerdo sobrequién fue el primer autor en utilizarla), es un neolo-gismo basado posiblemente en el griego, árabe o he-breo –lenguas en las que existen semas con significa-dos muy sugerentes– o, tal vez, en un latino massamagere (hacer una masa). Existían otros términos comu-nes a la actividad de amasar (p. ej., el pan) y a la de darun masaje, como el pétrir francés o el maznar castella-no, pero, hasta esos momentos, con un uso muy res-tringido.

39 Autores tan señalados en el masaje como Dally,mostraron su rechazo al empleo de la palabra masaje,considerando que era más adecuado hablar de «mani-pulaciones terapéuticas» (Dally E. Manipullations thé-rapeutiques. En: Dechambre A, Lereboullet L, editores.Tomo 56. Dictionnaire encyclopédique des sciencesmédicales. Paris: Masson; 1864-1889. p. 565-97). Sinembargo, el término manipulaciones quedó reservadopor la mayor parte de los autores del siglo XX para ha-cer referencia a las manipulaciones vertebrales osteo-páticas y quiroprácticas.

40 D.A.B. [Don Antonio Ballano], en su Diccionariode Medicina y Cirugía. Madrid: 1805-1807 (7 vols.),utiliza como entrada «friegas ó fricciones», tanto comomateria médica o como higiene, dando cuenta de suaplicación en reumatismos e, incluso, en ascitis (tomo4, p. 282-4). Para el uso de los términos castellanos esimprescindible el Diccionario español de textos médicosantiguos (Herrera MT, editor. Diccionario español detextos médicos antiguos. Madrid: Arco Libros; 1996.2 vols.) así como los clásicos diccionarios de Covarru-bias (1674) y Terreros (1786-1793). Sobre su presenciaen el Diccionario de Autoridades, véase Gutiérrez Rodi-lla B. Los términos relacionados con la medicina en elDiccionario de Autoridades. Boletín de la Real AcademiaEspañola. 1993;73:463-512.

41 Se citan las cuatro fundamentales y más difundi-das (por ser las descritas por Mezger y Norström, comopodrá verse), respetando los términos franceses inter-nacionalizados y, a menudo, usados sin traducción.Esta terminología quedó fijada en la obra de NorströmG. Traité théorique et pratique du massage (citado porla segunda edición, Paris, 1891. p. 27-30). Es recomen-dable, para quienes se interesen en esta evolución ter-minológica, el primer capítulo de Beard G, Wood EC,editores. Masaje. Principios y técnicas. México: Inter-americana; 1966. p. 3-33. Respecto a los términos cas-tellanos, aparecieron diversas traducciones: Decref usófricción, amasamiento o amasijo, desflore o soba y per-cusión; Pérez Mínguez empleó fricción, sobado (en vezde amasijo), roce (por soba) y percusión.

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mos de tobillo42 y gozó de una populari-dad que lo llevó a ser considerado como«padre del masaje». Divulgador de susmétodos fue Gustaf Norström, el másimportante difusor, en la transición delsiglo XIX al XX, del masaje científico, susacciones fisiológicas y su modo operato-rio. Su Traité théorique et pratique du mas-sage (1883) conoció varias ediciones endiversos idiomas, así como su Formulairedu massage (1895)43.

En Francia, sobre las diversas aporta-ciones realizadas, destacan las de Estra-

dère, con su tesis de 1863 sobre el masa-je (primer trabajo de carácter académico,anterior al de Mezger)44, y las de Just Lu-cas Championnière, especializado en lainvestigación del masaje aplicado a lasfracturas 45 (fig. 1-3). Pero si la escuelafrancesa y la sueca fueron las más pujan-tes, no debe olvidarse que el interés porel masaje fue generalizado. Sirva citar al-gunos de los nombres más significativos:

13De friegas y masoterapia: consideraciones históricas sobre la evolución del masaje

� Figura 1-2La higiene terapéutica (1891) de Dujardin-Beaumetz conoció una gran difusión. En ella dedica-ba un par de capítulos a la masoterapia y este esquema de las maniobras básicas.

42 Mezger JG. De Behandeling van «distorsio pe-dis» met fricties: Amsterdam; 1868.

43 Mucha información sobre Norström se encuen-tra en la obra de Munthe A. La historia de San Miche-le. Barcelona: Juventud; 2001.

44 Estradère JDJ. Du massage, son historique, sesmanipulations, ses effets physiologiques et thérapeu-tiques. Paris: Adrien Delahayes; 1863.

45 De sus múltiples trabajos, sus monografías tratanel tema de las fracturas y la movilización. Sirva de re-ferencia la edición de la que se extrae una de las ilus-traciones de este capítulo: Championnière JL, editor.Traitement des fractures par le massage et la mobilisa-tion. Paris: Rueff et Cie.; 1895.

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14 Fundamentos de la masoterapia

� Figura 1-3Championnière fue pionero en el trata-miento de fracturas con masaje y movili-zación.

� Figura 1-4Fricciones centrípetas para el tratamientodel esguince de tobillo, según Schreiber.

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Schreiber46 en Austria (fig. 1-4), Zablu-dowski47 en Alemania o Graham48 y Ke-llogg49 en Estados Unidos. Todos ellosfueron autores de obras científicas sobreel masaje que alcanzaron gran difusión y,como directores de establecimientos te-rapéuticos, contribuyeron de manera de-cisiva a la institucionalización del masaje.

El ámbito español cuenta con escasasinvestigaciones originales, si bien apare-cerán autores que difundan entre la clasemédica las teorías foráneas con una consi-derable aportación de las experienciaspersonales. Ezequiel Martín de Pedro, se-guidor de Estradére, y José García Fra-guas, de Mezger, muestran la lenta intro-ducción de esta terapia en España. Lasúnicas contribuciones constatables son lasde Vendrell Suriol y Solé Forn respecto almasaje abdominal y ginecológico y las deJoaquín Decref sobre masaje húmedo50.

� NUEVOS CONOCIMIENTOS,NUEVAS APLICACIONES:«LAS GENERACIONES SUCESIVAS»

La consideración científica del masa-je dependía, en gran medida, de la reali-

zación de investigaciones sobre los efec-tos fisiológicos producidos y sobre suacción en mecanismos fisiopatológicospara obtener resultados terapéuticos.Fueron muchos los científicos y profe-sionales del masaje que aunaron sus es-fuerzos en la investigación de los efec-tos sobre la circulación local y general(Mosengeil, Werne, Vinaj, Kellgreen,Colombo), sobre el sistema linfático(Mosengeil, Colombo, Kellgreen, Reym-bar, Hofinger)51, sistema neuromuscular(Castex, Pflüger, Arndt), aparato respi-ratorio (Leber, Stuve), aparato digestivo(Cauntru, Colombo) y aparato urinario(Hirshberg)52.

Las indicaciones terapéuticas se am-pliaron, no ya desde el empirismo, sinodesde los ensayos clínicos. Así, a las tra-dicionales indicaciones en enfermeda-des osteoarticulares y musculares se fue-ron incorporando hasta el período deentreguerras nuevos usos en afeccionesdermatológicas (Beauchef), neurológicas(Volpe, Pagliani,Vinaj, Schreiber, Grasset,Onimus, Bramwel, Erb, Norström, Hirt),psiquiátricas (Weir Mitchell, Strumpell,Beard, Murrel), digestivas (Cerutti), car-diocirculatorias (Goldscheider, Lagran-ge), ginecológicas (Thure-Brandt, Stap-fer), oftalmológicas (Donders, Osio, Just,Abadio, Junga, Chidin, Becker, Mauthner,Hirschberg, Gradenigo, Schnabel)53.

El período de entreguerras vino mar-cado por intensas necesidades socialesderivadas de las epidemias de poliomieli-tis y las discapacidades producidas por

15De friegas y masoterapia: consideraciones históricas sobre la evolución del masaje

46 Schreiber J. Praktische Anleitung zur Behan-dlung durch Massage und methodische Muskelübung.Wien: 1883. La imagen que aquí se utiliza procede de laedición francesa: Traité pratique de massage et degymnastique médicale. Paris: Octave Doin; 1884.

47 Su obra más popular fue Technik der Massage(citado por la traducción francesa de la segunda edi-ción alemana, Zabludowski J. Technique du massage.Paris; 1904).

48 Graham D. A treatise on massage. New York: Wi-lliam Wood; 1884 (citado por la segunda edición, de1890).

49 Kellogg JH. The art of massage. Battle Creek:Modern Medicine Publishing Co.; 1895 (citado por lacuarta edición, de 1904).

50 Sobre estos aspectos véase Climent Barberá JM.Historia de la rehabilitación médica. Barcelona: EdikaMed; 2001. p. 79-91.

51 Estos estudios precoces no fueron, sin embargo,capaces de sustentar las terapéuticas de Winiwarter y,sobre todo, el más tardío drenaje linfático manual deEmil Vodder ante la comunidad científica que desacre-ditó estas técnicas hasta fechas muy recientes.

52 Raspadori F, Selmi G, Rizzoli R, op. cit., p. 15-6.53 Ibíd., p. 17-9.

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los conflictos bélicos. Estas circunstanciasllevaron al desarrollo de la rehabilitacióny la terapia física, esta última como espe-cialidad médica pero también como es-pecialización de la enfermería y, final-mente, profesión independiente. Si enel Reino Unido, durante el siglo XIX, fue-ron figuras como Grosvenor o Granvillequienes contribuyeron a la expansióndel masaje, la plena institucionalizaciónva a producirse en esos momentos del -siglo XX gracias a la labor de Menell oCyriax. James B. Menell, discípulo deChampionnière, fue decisivo además depor sus escritos, por su trabajo en el hos-pital St.Thomas de Londres y en la Mas-sage Training School (recuérdese su apo-yo y vinculación a la Chartered Societyof Massage and Medical Gymnastics)para la adopción del masaje en centrosasistenciales y, especialmente, en reha-bilitación, tanto en el Reino Unido comoen Estados Unidos54. Continuadores deesta importante escuela fueron Edgar F.Cyriax55 y su hijo James B. Cyriax, espe-cialista en ortopedia, quien incorporó unanueva técnica de masaje dirigida al lugarexacto de las lesiones pero abordando lazona transversalmente: el masaje trans-verso profundo o fricción transversa56.

En Estados Unidos, médicos comoFrank Krusen tuvieron un papel decisivoen el desarrollo de la rehabilitación y lasterapias físicas, con la constitución de laAmerican Board of Physical Medicine

and Rehabilitation en 194757. La figuramás importante en el desarrollo del ma-saje fue la fisioterapeuta Gertrude Beard,creadora de nuevas técnicas rápidamentepopularizadas58.

� TRANSICIONES PROFESIONALES

Gertrude Beard (la figura más repre-sentativa de los nuevos profesionales pa-ramédicos con actividad no sólo clínica,sino también docente y, muy significati-vo, investigadora) testimonia un dife-rente reconocimiento de la comunidadcientífica hacia los especialistas de las te-rapias manuales. Para comprender estatransformación hay que remontarse a loscambios que se iniciaron, en el siglo XVIII,en la formación de los cirujanos merced alos Reales Colegios de Cirugía. Dotadosde una mejor preparación que los pro-pios médicos, incluso en los aspectosteóricos, su reconocimiento social con-dujo finalmente a la unificación de estosestudios con los de medicina bajo unúnico título59.

El nuevo estatus del cirujano, ahoramédico-cirujano, precisaba de un reajus-te jerárquico para mantener la clásica es-

16 Fundamentos de la masoterapia

54 Mennell JB. Physical treatment by movement,manipulation and massage. 5th ed. London: Churchill;1945. El primer capítulo, «A personal note» (p. 1-4), dacuenta de estas actividades.

55 La mayor parte de sus artículos sobre masajeaparecieron recogidos en Collected papers on mecha-no-therapeutics. London: John Bale; 1924.

56 Véase Rodrigo Rodríguez J, op. cit., p. 9.57 Véase el suplemento monográfico del cincuente-

nario en Arch Phys Med Rehab. 1997;78 Supl 2.

58 Beard G, Wood EC, op. cit., p. 1.59 El proceso fue mucho más complejo de lo que

aquí puede citarse y en 1861 coexistían en Españatreinta y cinco clases de profesionales sanitarios segúnel informe de Francisco Méndez Álvaro (Siglo Médico.1862;9:738-40). Este informe es citado en un trabajo re-comendable para quien quiera conocer más sobre estasituación: Albarracín Teulón A. La titulación médica enEspaña durante el siglo XIX. Cuad Hist Med Esp. 1973;12:15-79. Aunque sea de forma imprecisa, pero lasequivalencias vendrían a hacer similares a los practi-cantes con los ministrantes, a éstos con los cirujanos detercera y cuarta clase y éstos con los cirujanos sangra-dores y cirujanos de pasantía, respectivamente. El títu-lo de masajista no aparece en ningún momento en elsiglo XIX y sólo como actividad de los profesionales ci-tados.

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tructura piramidal sanitaria. Con este finsurgen nuevas titulaciones, nuevos reco-nocimientos profesionales, para ocuparsede las actividades manuales considera-das de rango inferior y que antes eranrealizadas por los cirujanos. En este pro-ceso, la Ley de Instrucción Pública de1857 (en sus artículos 40 y 41) crea la fi-gura de practicante que vendrá a sustituira la de ministrante (una especie de auxi-liar de cirugía o cirujano menor)60. Entrelas funciones del practicante aparece ladel masaje, si bien en estos primeros mo-mentos el escaso desarrollo científico dela masoterapia asocia sus actividades alas ya conocidas de rubefacción y a laaplicación de medicamentos tópicos (he-rencia de las fricciones con mercurio). Dehecho, si se examina un texto formativousado por los aspirantes a practicantesen estos primeros momentos, puede en-contrarse al masaje diferenciado de lasfricciones e, incluso, poco reconocido ensu utilidad61.

Como se ha expuesto, en el últimocuarto del siglo XIX cambió esta aprecia-ción, aunque con un insospechado revésprofesional. La fundamentación científi-ca del masaje llevó a que su aplicaciónfuese reclamada por aquellos médicosque buscaban una especialización profe-sional en el campo de las terapias físicas:

la ciencia dignifica la denostada actividadmanual cuando sirve a los fines de lacreación de un nuevo nicho laboral. Esteafán de llevar la cientifización a los ex-tremos de las técnicas de aplicación pue-de encontrarse tanto en el masaje comoen la hidroterapia 62. Sirvan de ejem-plo dos textos de los primeros años delsiglo XX, ambos dirigidos a la formaciónde los practicantes. José González García,médico del Regimiento de Caballería deFarnesio, recoge en un libro las conferen-cias de carácter didáctico pronunciadasen 1900 y, en su visión clásica de la dieté-tica, menciona algunas terapias físicas(entre ellas el masaje) para concluir que«No entra en mis propósitos ni la índolede estas conferencias lo permite, hacerun detenido análisis de esos importantí-simos recursos, cuyo estudio y aplicaciónpertenecen indudable y exclusivamenteal médico»63. Por su parte,Venancio Al-mazán, advierte de igual modo a lospracticantes de Sanidad de la Armada, sibien realiza ciertas concesiones: «El Mé-dico debe practicar el masage por sí mis-mo; sólo puede hacer excepción de estaregla cuando esté seguro de la habilidadde la persona á quien confía la maniobra,debiendo aquél vigilar constantemente eltratamiento por este medio terapéuti-co»64. Entre las concesiones se encuentrael ofrecerles tres páginas explicatorias so-bre fricciones (sencillas y fuertes o ru-das), malaxamientos (o amasamientos),percusiones (o golpeteo) y presiones, se-

17De friegas y masoterapia: consideraciones históricas sobre la evolución del masaje

60 Para la legislación relativa a estos profesionalesvéase (además del citado trabajo de Albarracín): Martí-nez Alcubilla M. Diccionario de la Administración Es-pañola. 13 vols. Madrid: 1914-1930, en particular la en-trada «Practicantes, matronas y parteras», 1925;XII:311-3.

61 Marsillach y Parera J.Vade-mecum del practi-cante. Barcelona: 1871. En la página 298 se pueden leerestas muy significativas líneas: «Pertenecen al grupo demedios capaces de producir la rubefacción el masaje, laflagelación, la urticación, las fricciones y el sinapismo.De estos dos últimos me he ocupado ya en la seccionprimera de esta tercera parte; de los demás nada diré,ya porque son muy poco usados, ya porque no exigenconocimientos especiales para su aplicacion».

62 Rodríguez Sánchez JA. Evolución de la terapéu-tica balnearia: un espacio interdisciplinar. En: LópezGeta JA, Pinagua Espejel, JI, editores. Panorama actualde las aguas minerales y mineromedicinales en Espa-ña. Madrid: IGME; 2000. p. 87-103.

63 González García J. Cartilla del practicante de Re-gimiento.Valladolid; 1900. p. 127.

64 Almazán y García VR. Manual del practicante deSanidad de la Armada. Madrid; 1904. p. 523.

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gún los términos por él usados. En elmismo sentido se pronunciaban los mé-dicos reunidos en Lieja, en 1905, paracelebrar el Primer Congreso de Fisiotera-pia: de las tres conclusiones que obte-nían, la segunda era un acuerdo contrael intrusismo formulado en el sentido deque «toda práctica de Fisioterapia debeser ejercida por los médicos, ó bajo suresponsabilidad y comprobación inme-diata»65.

No eran de la misma opinión lospracticantes, quienes manifestaban susreivindicaciones en términos que noofrecen dudas: «[Existe una] falta de tra-tados que faciliten al Practicante, losmedios que le precisan para la amplia-ción de sus estudios, poniéndolo encondiciones de poder ejercer este nú-mero de profesiones própias á su clasey que precisamente á él le están reserva-das y se le deben respetar, como son, lamanipulación de masage medicinal,la vacunación, depilación, manicuro, pe-dicuro, etc.»66.

En estas mismas fechas de principiodel siglo XX la organización de la terapiafísica como especialidad (en virtud deuna ecléctica convivencia en los espaciosasistenciales y de una reivindicación detoda nueva técnica por parte de un grupode médicos) se abría camino con socie-dades, congresos, revistas y docencia ofi-cial, como en el caso de la cátedra de Joa-quín Decref en la Universidad Central.En la medida en que la especialidad mé-dica se consolidaba, la aplicación de lastécnicas manuales volvía al área de com-petencias de los profesionales «paramé-

dicos»67 (si bien en cumplimiento de lasindicaciones del médico) y así se especi-ficaba en los programas oficiales paraoposiciones a practicantes68.

La evolución del masaje en otras par-tes del mundo también contribuía a estoscambios. Ha sido bien estudiado el casodel Reino Unido, donde en el invierno de1894-1895 un grupo de enfermeras yparteras crearon la Society of TrainedMasseuses69. Mucho tuvo que ver en suorigen la popularización del masaje vivi-da en el Reino Unido desde la década delos ochenta del siglo XIX, en buena medi-da asociada a la terapéutica del neurólo-

18 Fundamentos de la masoterapia

65 El Nuevo Mundo, 12-10-1905.66 Turón Carré J. Tratado del Profesor Pedi-mani-

curo. Cirugía menor, belleza y masaje. Barcelona; 1914.p. 2. La cursiva es del autor para subrayar esa reclama-ción.

67 El empleo del término «paramédico», muy fre-cuente en el ámbito angloparlante, se usa en este ca-pítulo conforme a lo expuesto por Larkin G.The emer-gence of para-medical professions. En: Bynum WF,Porter R, editors. Companion Enciclopedia of the his-tory of medicine. Vol. II. London: Routledge; 1993.p. 1330: una profesión paramédica es cualquier ocupa-ción organizada en relación al trabajo médico, compar-te sus convenciones conceptuales sobre la enferme-dad y ha conseguido (o aspira claramente) algunaforma legal de reconocimiento durante el siglo XX.Como Larkin explica, esta definición excluiría profesio-nes con reconocimiento legal en algunos países (comola osteopatía en Estados Unidos) por no compartir laconcepción oficial de enfermedad.

68 La convocatoria, de tres de septiembre de 1921, aoposiciones a practicantes profesionales del ejércitomotiva la publicación de Arrans y Díaz LF, Álvarez An-tón F. Guía del practicante. Contestaciones completasal programa de oposiciones a practicantes profesiona-les del Ejército, Auxiliares del Cuerpo de Sanidad Mili-tar. Cádiz: 1921. El tema 42 está dedicado a «Masaje.Fundamentos y resultados.Variedades y técnica parala aplicación de cada una de ellas» y aunque no le de-dica excesiva atención, el masaje es considerado trata-miento de elección en diversos capítulos al tratar de di-ferentes lesiones y, en particular, de esguinces. Sobreeste aspecto de las nuevas técnicas delegadas véaseCliment JM, Ballester R. Los vínculos entre tecnología ypráctica especializada en rehabilitación: el modelo dela tecnología gimnástica en la España del siglo XIX.Dynamis. 2003;23:269-306.

69 Existen dos buenos estudios sobre esta sociedad:Wicksteed JH.The growth of a profesión. London: Ed-ward Arnold; 1948, y Barclay J. In good hands. Oxford:Butterworth-Heinemann; 1994. Para Estados Unidospuede consultarse Murphy W. Healing the genera-tions: A history of physical therapy and the AmericanPhysical Therapy Association. Lyme: APTA; 1995.

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go estadounidense Silas Weir Mitchell,dirigida a combatir principalmente la«neurastenia femenina» mediante elconfinamiento en cama, la dieta grasa,la prohibición de la actividad intelectualy, entre otras cosas, la aplicación de ma-saje para el que concibió especiales reco-mendaciones para la formación de masa-jistas (jóvenes, refinadas, encantadoras,amables pero firmes, suficientemente in-teligentes como para conversar con lospacientes sobre temas cotidianos y capa-ces de escribir con buena letra)70. La rea-lidad mostró que la formación y la labordesempeñada por estas primeras masa-jistas fue trascendente en la rehabilita-ción de las discapacidades generadas porla Primera Guerra Mundial y las epide-mias de polio. El necesario uso de otrasterapias físicas acabó por transformarprogresivamente esta sociedad, no sin lareticencia de quienes deseaban perma-necer como masajistas, hasta constituirsecomo Chartered Society of Physiothe-rapy en 194371. La forma en que surgenlos nuevos profesionales fisioterapeutas,desplazando así la realización de estasprácticas por parte de enfermeras, se

pone de manifiesto al comparar dos edi-ciones de un texto clásico en la formaciónde enfermeras, el Aids to orthopaedics fornurses: en su edición de 1945, en el capí-tulo dedicado a la fisioterapia, se las ins-truía entre otra cosas sobre el masaje,pues podían encargarles que lo aplica-sen; sin embargo, en la edición de 1959,se les explica sólo para que puedan com-prender la labor del fisioterapeuta72.

En España, la orden ministerial de26 de noviembre de 1945 (art. 7, apartado8) habilitaba para la profesión de masa-jista terapéutico única y exclusivamenteal practicante. En 1955-1956 esta figurasanitaria fue sustituida por la de Ayudan-te Técnico Sanitario. Un año más tarde,en 1957, se contemplaban las posiblesespecializaciones de estos profesionales(Decreto 26-7-1957, BOE 23-8-1957),entre las que se encontraba la Fisiotera-pia (con el nombre de Ayudante en Fisio-terapia). Finalmente, el Real Decreto2965/80 (BOE 19-1-1981) creó el títulode Diplomado en Fisioterapia73. Obvia-mente, la masoterapia forma parte delaprendizaje teórico y práctico que deberealizar el futuro fisioterapeuta y consti-tuirá una de las habilidades más definito-rias de la profesión ante la sociedad.

� «LOS SACERDOTES PAGANOS»:EN EL FILO DE LA ORTODOXIA

El reconocimiento científico y la regu-lación del ejercicio profesional suponenuna garantía para los pacientes y tam-

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70 Para la terapéutica de Silas Weir Mitchell resultamuy ilustrativa la obra de una escritora sometida a estetratamiento y que reflejó en su escrito: Perkins GilmanC. El empapelado amarillo. León: Universidad deLeón; 1996 [edición crítica a cargo de Victoria Rosado].

71 Han sido bien estudiadas las circunstancias ge-neradoras de las especialidades médicas de rehabili-tación y ortopedia. Sin embargo, en esos trabajosapenas existen menciones a las profesiones paramé-dicas que surgen de forma simultánea. Cabe destacaraquí las aportaciones presentes en: MacDonald EM.World-Wide Conquests of Disabilities. London: Bai-llière Tindall; 1981 (especial atención al capítulo10 sobre la creación de profesiones paramédicas,p. 166-90); Gritzer G, Arluke A.The making of rehabi-litation: a political economy of medical specialization1890-1980. Berkeley: University of California; 1985;Martyr P. The professional development of rehabili-tation in Australia, 1870-1981. University of WesternAustralia; 1995 [tesis].

72 Waller B. Aids to orthopaedics for nurses. Lon-don: Baillière Tindall and Cox; 1945. p. 169-79. p. 170;Davies WT. Aids to orthopaedics for nurses. London:Baillière Tindall and Cox; 1959. p. 305-315. p. 305.

73 Igual Camacho C, Muñoz Díaz E, Aramburu deVega C. Fisioterapia general: Cinesiterapia. Madrid:Síntesis; 1996. p. 23-30.

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bién para los fisioterapeutas frente al in-trusismo. Sin embargo, existen difusos ycambiantes límites respecto a la valida-ción científica de muchas de las técnicasde masaje –o a él vinculadas– que se handesarrollado en el último siglo y medio.El hecho de que determinadas técnicasreflexoterápicas sean aplicadas por fisio-terapeutas titulados, no les da mayor (nimenor) validez que la homeopatía admi-nistrada por un médico ante el tribunalde la ciencia oficial. La ciencia ha cedi-do frecuentemente ante planteamientoscreenciales tanto para adoptar como paradesacreditar diferentes formas de curar yla implantación de estas terapias ha res-pondido con frecuencia a una previa de-manda social en vez de a un inquisitivointerés científico74.

Como queda dicho, la falta de con-fianza hacia la medicina oficial a media-dos del siglo XIX originó el resurgir de unbuen número de empíricos creadores deterapias con elementos naturales que go-zaron del favor social. Si bien muchos deestos movimientos fueron integrados enel corpus médico oficial, otros mantuvie-ron su carácter antialopático. El masajetambién formó parte de algunos de lostratamientos extraoficiales. Así, un buennúmero de tendencias y grupos dentrodel movimiento naturista hicieron delmasaje un importante pilar para recupe-

rar la salud, aunque los de fuerte impron-ta religiosa, como el kneippismo, no ceja-ron en su condena a estas prácticas75.

Estados Unidos ofrecía unas particu-lares características que permitieron eléxito de las medicinas no oficiales y, es-pecialmente, de aquellas basadas en lasmanipulaciones. La quiropraxia (de Da-niel David Palmer) y la osteopatía (deAndrew Taylor Still) se convirtieron endos movimientos alternativos de rápidadifusión por todo el mundo76. Estas ver-tebroterapias, difícilmente asumibles porla ciencia ortodoxa en sus planteamien-tos iniciales, desarrollaron técnicas ob-viamente emparentadas con otras formasde manipulaciones y enriquecieron algu-nos aspectos del masaje tradicional: la li-beración miofascial de Robert Ward pro-viene de la interacción entre osteopatía yla terapia postural de Ida Rolf, mientrasque la técnica neuromuscular de Stanley

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74 También es difícil, desde la perspectiva del his-toriador de la ciencia, establecer criterios para contem-plar en tan breve espacio las terapéuticas que puedenconsiderarse no oficiales. Para tales criterios véase Ro-dríguez Sánchez JA. Medicinas alternativas en drogo-dependencias y SIDA, loc. cit. Respecto a las técnicasno oficiales de masaje se utiliza como referencia, en lofundamental, el número monográfico de Phys MedRehabil. 1999;10(3), dedicado a «Complementary the-rapies in physical medicine and rehabilitation». De es-pecial interés resulta el artículo de Braverman DL,Schulman RA. Massage techniques in RehabilitationMedicine; p. 631-49.

75 La obra de Sebastian Kneipp tuvo una difu-sión muy superior a la de cualquier otra de temáticaalternativa o higiénica, especialmente en los ámbitosde influencia católica. Por eso hay que destacar quedesde su primera obra hizo constar que «las frotacio-nes, ya se hagan por medio de cepillos, con la manoo por otro procedimiento, quedan proscritas en misistema hidroterápico» (Método de hidroterapia. Ma-drid; 1893. p. 23). En Mi testamento (Barcelona, 1900,3.ª ed., p. 115) «condena expresamente» el masaje,amasamiento o malaxación mediante terroríficas his-torias (enfermos con más de cincuenta tumores y úl-ceras provocadas por el masaje). Tras estas recomen-daciones de Kneipp suele encontrarse siempre unaconsigna moralizante (Rodríguez Sánchez JA. Mora-lismo higiénico: la terapéutica del abate Kneipp y suintroducción en España. En: Montiel L, Porras I, edi-tores. De la responsabilidad individual a la culpabili-zación de la víctima. Madrid: Doce Calles; 1997.p. 33-54).

76 Existe una extensa bibliografía sobre osteopatía yquiropraxia, contando esta última con una publicaciónperiódica especializada en su historia. Por eso el autorde este capítulo se limitará a citar una obra de conjun-to que permite obtener una perspectiva sobre su sig-nificado en la cultura estadounidense: Whorton JC.Nature Cures: the history of alternative medicine inAmerica. New York: Oxford University; 2002.

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Lief se produce en la confluencia de téc-nicas de masaje hindúes y la quiropra-xia77.

En la década de los años sesenta del si-glo XX, el cambio cultural (llamado «con-tracultura») crítico hacia el etnocentrismoy reivindicador de los saberes populares,permitió la difusión de las etnomedicinas(especialmente las orientales, de India yChina) y la resurrección de formas demedicina naturista ancladas en el ga-lenismo popular. Este éxito sólo es jus-tificable por circunstancias como la ex-cesiva tecnificación en detrimento de larelación médico/paciente, la despersona-lización del enfermo, la polifarmacia yconsecuente iatrogenia, los resultadospoco satisfactorios en algunas enferme-dades, la prevalencia de intereses pocoéticos en crisis como la generada por elsida, etc. Son elementos que han propi-ciado un cuestionamiento de la confian-za acrítica en el sistema sanitario hege-mónico y del que se han valido «falsosprofetas» para promover acercamientoscreenciales, y carentes de perspectiva,hacia algunas terapias no oficiales. Es in-cuestionable la necesidad y los beneficiosque se derivan de una aproximación in-tercultural desprejuiciada, pero sin dejarde tener presente que las diferencias, cla-ramente objetivables, en el estado de sa-lud de grupos distintos (en lo geográfico,cultural, económico, etc.) también obe-decen a las aportaciones de la ciencia«oficial» y a la eficiencia de los sistemasde sanidad pública.

Desde Oriente, y con escala en Esta-dos Unidos, ha llegado el Ayurveda, delque ya se habló al iniciar este capítulo,difundido por instituciones como la Ma-harishi’s International University o por

reputados médicos/gurús como DeepakChopra78. Las formas de masaje proce-dentes de Extremo Oriente, en particularlas de digitopresión, también gozan degran estima: el an-mo popular y el tui-nachinos, el do-in (automasaje) y el shiatsujaponés (descrito por primera vez por Ta-mai Tempaku en 1919, reformulado alamparo de la quiropraxia por TakujiroNamikoshi en los años cuarenta y con larama disidente del Shiatsu Zen de Shizu-to Masunaga desde los setenta) trabajansobre una forma de energía (ki) que setransmitiría por lo que describen comocanales o meridianos, si bien no son losmismos para Masunaga que para Nami-koshi.

En Occidente, a pesar de los múltiplestrabajos publicados, tampoco se asumendesde la oficialidad todos los presupues-tos de la reflexoterapia. Sustentados porlas teorías de Head y Mackenzie sobrelas relaciones entre órganos enfermos yzonas de piel o músculos y la terapia zo-nal de Fitzgerald, plantearían –según eltipo de terapia– la existencia de zonasdel organismo (pie, mano, lengua, etc.)en las que estaría representado todo elcuerpo79. La manipulación de estas zo-nas permitiría establecer diagnósticos yproduciría efectos terapéuticos a distan-cia. Entre sus modalidades se pueden ci-tar como las más conocidas la reflexote-rapia podal (de Eunice Ingham) y laquirorreflexología. Su concepción, aligual que la de la iridología (de Felke) o laauriculoterapia (de Nogier), no puedesustraerse de las primitivas relacioneshombre-universo, microcosmos-macro-

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77 Rodrigo Rodríguez J, op. cit., p. 9.

78 Jütte R. Geschichte der Alternativen Medizin.München: Beck; 1996. p. 274-80.

79 En España no se puede olvidar la singularidad dela reflexoterapia endonasal del trigémino mediantegalvanocauterio ideada por el Dr. Asuero.

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cosmos, defendidas en Occidente, porejemplo, por las melothesias zodiacales opor autores entre los que destacarían Pa-racelso o Mesmer.

La aromaterapia, cimentada por Mar-guerite Maury, tiene pilares indiscutiblespara su efectividad: el masaje y las pro-piedades de los aceites esenciales. Losefectos posteriores de los aromas sonproducidos por la inducción del recuer-do físico de ese estado provocado du-rante el masaje. Por supuesto, nada quepueda relacionarse con la fraudulentapublicidad de los más caros ambienta-dores.

Con patente de origen española debereseñarse el quiromasaje de Vicente Fe-rrándiz. Ensalzado por sus seguidores,los estudiosos del naturismo españolhan mostrado que existieron no pocassombras tanto en sus delitos de intrusis-mo –cuando era practicante– como enla adaptación de sus teorías a las necesi-dades de los convulsos tiempos que vi-vió80. En cualquier caso, si bien sus prác-ticas de masaje podrían ser fácilmenteasumidas, elementos como la quiroman-cia o el empleo de un péndulo denomi-nado radiquiro ofrecen perspectivas pocodefendibles81.

La ausencia de unos criterios homo-géneos para determinar dónde empiezaun masaje terapéutico científico o unaesotérica práctica creencial (en las últi-mas décadas con pretendidos orígenesen ancestrales técnicas orientales) sepone de manifiesto cuando publicacio-nes periódicas prestigiosas hablan de

«sistemas terapéuticos de trabajo cor-poral» en los que se incluiría el/los ma-saje/s, pero también terapias en las queno llega a existir contacto físico con elpaciente (toque terapéutico, reiki), aun-que existirían unas indefinidas energíasimponderables que inevitablemente re-miten a esos saludadores, ensalmado-res y demás profanos recordados porDelgrás como origen de la profesión demasajista82.

� REFLEXIONES FINALES

Hasta la época contemporánea, elmasaje en Occidente se vinculó funda-mentalmente a las prácticas dirigidas a lapreservación de la salud. Su uso comoterapia fue muy limitado y quedó relega-do a los quehaceres de cirujanos meno-res y algebristas, si bien su empleo porcuranderos o por mujeres (que aplicabanunciones mercuriales en la sífilis) fuemucho más popular. La búsqueda de unempirismo naturalista durante la Ilustra-ción y el regreso a las bases hipocráticasen la primera mitad del siglo XIX auspi-ciaron el desarrollo de terapias con ele-mentos naturales, demostrada su efec-tividad y aceptación social a través demovimientos liderados por empíricos. Enel último tercio del siglo se aplicó el mé-todo científico al estudio del masaje, seincorporó a las indicaciones terapéuticasy fue reivindicado como parte relevan-te de nuevas especialidades médicas.Una vez constituidas estas ramificacio-nes laborales, se produjo un traspasode competencias, técnicas y tecnolo-gías de los médicos especialistas a los

22 Fundamentos de la masoterapia

80 Artetxe A. Historia de la medicina naturista es-pañola. Madrid: Triacastela; 2000. p. 159-63.

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grupos de profesionales sanitarios (prac-ticantes) a quienes, como en el caso delmasaje, tradicionalmente correspondían.Las discapacidades producidas por lasguerras mundiales y las epidemias depolio convirtieron el masaje y las restan-tes terapias físicas en necesidades parauna sociedad progresivamente sensibili-zada con el concepto de rehabilitación.Los profesionales paramédicos asumie-ron estas nuevas funciones, reconocidasinicialmente como especialización de loscuidados y más adelante como profesiónautónoma en su formación y reconoci-miento legal con el título de fisiotera-peuta. El masaje terapéutico quedaba asífuera de las competencias de médicos oenfermeros, de educadores físicos o dealternativos voluntariosos, y se reconocíacomo actividad propia de esta profesión.

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