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CONFLUENCIA DE LA IMAGEN Y LA PALABRA

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CONFLUENCIA DE LA IMAGEN Y LA PALABRA

UNIVERSITAT DE VALÈNCIA

CONFLUENCIA DE LA IMAGEN Y LA PALABRA

José M. Morales Folguera, reyes escalera Pérez,

Francisco J. Talavera esTeso, eds.

© Los autores, 2015© De esta edición: Universitat de València, 2015

Coordinación editorial: Rafael García MahíquesDiseño y maquetación: Celso Hernández de la FigueraCubierta: Imagen: André Félibien, Tapisseries du Roy, Amsterdam, ca. 1700, emb. 39. Diseño y composición: Celso Hernández de la Figuera

ISBN: 978-84-370-9665-0Depósito legal: V-1787-2015

Impresión: Guada Impresores, S.L.

DIRECCIÓN

RAFAEL GARCÍA MAHÍQUES (UNIVERSITAT DE VALÈNCIA)

RAFAEL ZAFRA MOLINA (UNIVERSIDAD DE NAVARRA)

CONSEJO EDITORIAL

BEATRIZ ANTÓN MARTÍNEZ (UNIVERSIDAD DE VALLADOLID), ANTONIO BERNAT VISTARINI (UNI-

VERSITAT DE LES ILLES BALEARS), PEDRO CAMPA (UNIVERSITY OF TENNESEE AT CHATANOOGA), JAIME

CUADRIELLO (UNAM - MÉXICO), JOHN T. CULL (COLLEGE OF THE HOLY CROSS - WORCESTER), PEDRO

GERMANO LEAL (UNIVERSIDADE FEDERAL DO RIO GRANDE DO NORTE - NATAL), DAVID GRAHAM

(CONCORDIA UNIVERSITY - MONTREAL), VÍCTOR MÍNGUEZ CORNELLES (UNIVERSITAT JAUME I), JESÚS

UREÑA BRACERO (UNIVERSIDAD DE EXTREMADURA).

SECRETARÍA

SERGI DOMÈNECH GARCÍA (UNIVERSITAT DE VALÈNCIA).

ASESORES CIENTÍFICOS

IGNACIO ARELLANO AYUSO (UNIVERSIDAD DE NAVARRA), CHRISTIAN BOUZY (UNIVERSITÉ BLAISE

PASCAL), CÉSAR CHAPARRO (UNIVERSIDAD DE EXTREMADURA), PETER DALY (MCGILL UNIVERSITY),

AURORA EGIDO (UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA), JUAN FRANCISCO ESTEBAN LORENTE (UNIVERSIDAD

DE ZARAGOZA), JESÚS Mª GONZÁLEZ DE ZÁRATE (UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO), VÍCTOR INFANTES

DE MIGUEL (UNIVERSIDAD COMPLUTENSE), GIUSEPPINA LEDDA (UNIVERSITÀ DI CAGLIARI), SAGRARIO

LÓPEZ POZA (UNIVERSIDADE DE A CORUÑA), JOSÉ MANUEL LÓPEZ VÁZQUEZ (UNIVERSIDAD DE

SANTIAGO DE COMPOSTELA), ISABEL MATEO GÓMEZ (CSIC), JOSÉ MIGUEL MORALES FOLGUERA

(UNIVERSIDAD DE MÁLAGA), ALFREDO J. MORALES MARTÍNEZ (UNIVERSIDAD DE SEVILLA), PILAR

PEDRAZA (UNIVERSITAT DE VALÈNCIA), FERNANDO R. DE LA FLOR (UNIVERSIDAD DE SALAMANCA),

BÁRBARA SKINFILL (EL COLEGIO DE MICHOACÁN).

Índice

PresenTación ......................................................................................................7

Seducidos con la emblemática, Juan Francisco esTeban lorenTe ...........................9Charta Lusoria, vícTor inFanTes ............................................................................29La educación de la Virgen como modelo iconográfico y como modelo social,

anTonio aguayo cobo, María dolores corral Fernández ........................45El discurso retorico de Luz del Evangelio ante la sombra reformista,

MonserraT georgina aizPuru cruces .........................................................59Propuesta de identificación del túmulo de Felipe IV en Pamplona,

Mª adelaida allo Manero .............................................................................67Emblemática nas exéquias da infanta portuguesa Maria Francisca Dorotea no

Arraial De Minas de Paracatu, Brasil (1771), rubeM aMaral Jr. .....................77«Hieroglificos y empresas» en la Descripción de la traza y ornato de la Custodia

hispalense de Juan de Arfe, PaTricia andrés gonzález ..................................91Emblemática en el Sferisterio: tradición alegórico-emblemática del Pallone Col

Bracciale, José Javier azanza lóPez ........................................................ 103El cuerpo como emblema: ensayo de inventario a las formas no verbales de

comunicación, agusTí barceló corTés ....................................................... 119Joan Miró. Hermenéutica de un «Paisaje catalán», roberTa bogoni .................... 127Sirenas victorianas o la recreación de la iconografía clásica en la pintura de Sir

Edward Burne-Jones y John William Waterhouse, leTicia bravo banderas .... 137El tema del encuentro entre Abrán y Melquisedec, Francisco de Paula coTs

MoraTó ...................................................................................................... 153Historieta arcana. Huellas del pensamiento barroco español en las Empresas

Morales de Juan de Borja, Juan carlos cruz suárez .................................... 167Emblemática para los cautivos del corso. La fiesta pro-borbónica en el naci-

miento de Luis I, celebrada por cristianos cautivos en Mequínez, María

José cuesTa garcía de leonardo ............................................................... 177San Juan en Patmos y el barco como símbolo de la esperanza cercana en la

salvación, sergi doMénech garcía .............................................................. 187San Luis Obispo. Imágenes valencianas de un santo apropiado, andrés Felici

casTell ....................................................................................................... 199El Bautismo según el Pontifical de la curia romana y su representación icónica,

Pascual gallarT Pineda .............................................................................. 213

6

Índice

El símbolo del espejo en la obra de Saavedra Fajardo, Idea de un príncipe político christiano representada en cien empresas, María del carMen garcía esTradé .... 225

La adoración del Trono de Gracia, raFael garcía Mahíques ............................... 241Lujuria y venganza desesperada. Salomé y Electra, esTher garcía-PorTugués ..... 253Representaciones de Caín matando a Abel durante la edad moderna: aproxi-

mación a un tipo iconográfico, crisTina igual casTelló ............................. 269«Parida y donzella, ¿cómo pudo ser? El que nació de ella, bien lo pudo ha-

cer».Emblemas para glosar la maternidad virginal de María, carMe lóPez

calderón ................................................................................................... 279Dictionnaire des symboles, emblèmes & attributs (París, 1897) de Maurice Pillard

Verneuil: el simbolismo dispuesto a la ornamentación Art Nouveau, Fá-

TiMa lóPez Pérez ........................................................................................ 293El neoestoicismo como filosofía de vida para tiempos de tribulación: Goya, los

desastres de la guerra y el Theatro Moral de la Vida Humana, José Manuel

b. lóPez vázquez ......................................................................................... 305La empresa LX de las Empresas Morales. ¿Y por qué un caracol?, aleJandro

MarTínez sobrino ...................................................................................... 321Biblioteca selecta, pintura espiritual, dominio cultural: los libros de emblemas

y la pintura decorativa en las Misiones Jesuíticas de la américa portuguesa (siglos xvi-xviii), renaTa Maria de alMeida MarTins .................................. 329

La medalla expresionista alemana y... ¿la pervivencia de la tradición?, anTonio

Mechó gonzález ........................................................................................ 339«Con el buril y con la pluma»: a representação moral do pecado nos emblemas de

André Baião, FiliPa Medeiros ....................................................................... 353La sombra de Cristo. Corporalidad y sentidos en el ámbito celestial, Mª elvira

Mocholí MarTínez ..................................................................................... 363El texto y la ilustración: la emblemática en los libros nupciales boloñeses del

xvii, eMilia MonTaner ................................................................................ 375La pintura emblemática de la Divina Pastora en América, Francisco MonTes

gonzález .................................................................................................... 387El sol eclipsado. La imagen festiva de Carlos II en Italia, José Miguel Morales

Folguera .................................................................................................... 403«Juicio y sentencia de Cristo». Texto e imagen de una pintura devocional en

Écija, alFredo J. Morales ............................................................................ 429La entrada del rey en Portugal de Jacinto Cordeiro: entre la relación poética y la

literatura dramática, anTonio rivero Machina ............................................ 443«Cruzados del arco iris»: una suerte de emblema musical periodístico, luis

robledo esTaire ......................................................................................... 451El disparate del elefante: la sátira teriomórfica y la actualidad del Barroco, luis

vives-Ferrándiz sánchez ........................................................................... 459

225EL SÍMBOLO DEL ESPEJO EN LA OBRA DE SAAVEDRA FAJARDO,

IDEA DE UN PRÍNCIPE POLÍTICO CHRISTIANO REPRESENTADA EN CIEN EMPRESAS

María del CarMen GarCía estradé

Institución de Estudios Complutenses

A la ciudad de Málaga. A ti, mi paraíso perdido y reencontrado

INTRODUCCIÓN

Al entrar en la sala, una gama de tonalidades rojas, carmesíes, granates y púrpu-ras centra la mirada y se combina con un blanco armiño y con un blanco pálido configurador del rostro y de una mano: el retrato de Carlos II como maestre en hábito del Toisón de Oro [fig. 1], realizado en 1677 por el pintor de cámara, Carreño de Miranda.1 El monarca tiene dieciséis años y hace dos que reina en España. Ocupa el trono en el que hubiera debido sentarse su hermanastro el príncipe Baltasar Carlos, si una muerte prematura y rápida, tras sólo unos días de enfermedad, no le hubiera dejado sin vida. Don Carlos, ricamente ataviado, aparece de pie en una suntuosa estancia, el Salón de los Espejos, del Real Alcázar de Madrid. Todo contribuye a realzar la magnificencia del escenario: el gran cortinaje de la izquierda, la mesa a la derecha –sostenido su sobre por el león de bronce, traído por Velázquez de su se-gundo viaje a Italia– presenta la corona y el cetro, símbolos del poder monárquico y los dos espejos, situados arriba, que reflejan uno, en la penumbra, algunos cuadros de la sala; otro, suavemente iluminado, muestra al rey de perfil, como las efigies de las monedas romanas, mirando hacia delante. Más allá de la intencionalidad artística de aumentar la profundidad de campo, dos notas condensan la significación de los espejos: una, deja constancia histórica de una estancia real; otra, simbólica, señala de

1. El cuadro pertenece a la exposición «Velázquez y la familia de Felipe IV», celebrada en el Museo del Prado, Madrid, 8 de octubre 2013-9 de febrero 2014.

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María del CarMen GarCía estradé

dónde procede el rey, el alto linaje al que pertenece, y a dónde va, su misión de guiar el destino de Espa-ña. Se convierten, así, los espejos en símbolos del pasado y del futuro. El príncipe, en el centro, es el presen-te y queda advertido: debe mirarse en el espejo del pasado para mejor cumplir su proyecto de futuro. ¿Y qué relación guarda este cuadro con el símbolo de los espejos en la obra de Saavedra Fajardo?

Tiene este lienzo, una íntima re-lación con el libro de Saavedra Fajar-do, titulado Idea de un príncipe político christiano representada en cien empresas: la empresa 28 muestra dos espejos, símbolos respectivos del pasado y del futuro en los que la prudencia, representada por una serpiente, en-roscada en un cetro, erigido sobre un reloj de arena, se mira para recordar las experiencias del pasado, confor-mar su presente y orientar su futuro. Quedan así enlazadas la obra literaria

y la pictórica, por transmitir, con diferentes medios, la pluma y el pincel, una misma enseñanza: la prudencia política, basada en la reflexión de la Historia.

Interpretación que muestra cómo la pintura es un breve y eficaz tratado de la educación de príncipes, al igual que la literatura.

Sutil es el arte de la política regida por la prudencia, cuyos consejos y reglas para aprender el gobierno de un reino se recogen en unas obras didácticas y morales, deno-minadas espejos de príncipes, que, desde tiempos remotos, se han dedicado a los jóvenes con futuras obligaciones de responsabilidad política, príncipes que serán, después, reyes.

En la edad media, en el renacimiento y en el barroco abundan las obras de este género, destacando, en la primera, dos obras, la de Egidio Romano y De monarchia, de Tomás de Aquino, ambas basadas en Aristóteles.

Bueno es recordar que los monarcas españoles fueron también los destinatarios de estos tratados educativos. En el siglo xv se dedican a Enrique IV, Proverbios (1437) de Iñígo López de Mendoza y Vergel de príncipes, (1456), de Rodrigo Sánchez de Arévalo; a los Reyes Católicos, se destina el Regimiento de príncipes, en verso para mejor recor-dación y a Fernando, el Doctrinal de príncipes, de Diego de Valera; a su nieto, Carlos V, dirige Antonio de Guevara su Relox de príncipes y Erasmo de Rotterdam, Educación del

Fig.1. Carreño de Miranda, Carlos II como maestre en hábito de la Orden del Toisón de Oro

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El símbolo del espejo

principe cristiano (1516), libro representativo de los espejos de príncipe, donde se afirma que el príncipe debe ser un espejo para su pueblo; a Felipe II, su hijo, destina Felipe de la Torre, Institución de un rey cristiano (1556). En el siglo xvi, destaca El Príncipe (escrito en 1513), de Nicolás Maquiavelo, cuya resonancia en Europa hizo de la brevedad de sus cien páginas una obra maestra de obligada lectura en las cortes europeas. Debe señalarse que la finalidad didáctica de la educación de príncipes podía ser cumplida también por la pintura, libro de imágenes, como así lo muestra el lienzo Alegoría de la educación de Felipe III, pintado por Justus Tiel, donde el joven Felipe aparece ataviado con la armadura para significar la presteza con que debía defender a su pueblo. Felipe IV después de ser coronado rey en 1621, a la edad de dieciséis años, recibió un puñado de máximas y consejos, conocidos como el Gran Memorial, atribuido al conde-duque de Olivares.2

A esta tradición de la instrucción a príncipes, pertenece la obra de Saavedra Fajardo, Idea de un príncipe político christiano representada en cien empresas, conocida como Empresas políticas, dedicada, en 1640, al príncipe Baltasar Carlos, hijo de Felipe IV y de su pri-mera mujer Isabel de Borbón, en quien sus padres y el pueblo habían puesto todas sus esperanzas.3 Había heredado el príncipe la belleza masculina y simpatía de su padre y la inteligencia y energía de su madre. Velázquez inmortalizó su infancia en varios cuadros. A los diecisiete años, tras una corta enfermedad, falleció en Zaragoza, poco después de haber sido anunciado su compromiso matrimonial con Mariana de Austria, matri-monio que reforzaría políticamente los lazos sanguíneos entre la rama austríaca de los Habsburgo y la española. Más tarde, la joven prometida se casaría con Felipe IV, el que habría tenido que ser su suegro y se convertiría en la madre de Carlos II.

Se propone este estudio analizar el símbolo del espejo en tres empresas, la 28, la 33 y la 76 de la obra mencionada de Saavedra Fajardo, siguiendo la edición crítica realizada por Sagrario López, en la editorial Cátedra, 1999, que elige como texto la segunda edición milanesa, ampliada y con más citas bíblicas que la primera.

Tiene su inicio este trabajo con el esbozo del origen de las empresas y sus dife-rencias con los emblemas.

Importa después explicar cada empresa por lo que se describen los elementos de que se componen, su simbología y su enseñanza. Se detiene más la explicación en la primera empresa sobre la prudencia pues ésta es la virtud más necesaria para el gobierno político.

A continuación, se exponen las conclusiones.Necesario, es, por último, reflejar la bibliografía.

2. De este, se conservan varias copias, leyéndose en una fechada en 1624. «Señor, considerando los pocos años de V. Majestad, [...], me ha parecido de mi obligación instruir el real ánimo de V. Majd. de algunas máximas generales del gobierno de Castilla y de España». Instruir el real ánimo: la finalidad de este memorial, espejo donde debía mirarse el rey, queda manifiesta. En otra copia, se insiste en el preámbulo: «Esta Instrucción, que tiene por objeto la de V.M. sobre las materias de gobierno de estos sus reynos, y de los agregados [...]».3. Después de la muerte de las tres hijas de Felipe IV, acaecida una en el primer día de vida; la segunda, a los veintiún días y la tercera, a los tres meses.

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María del CarMen GarCía estradé

EMBLEMA Y EMPRESA

Hay autores que consideran que el nombre de emblema abarca, por su forma, tres modalidades distintas: los emblemas, empresas y jeroglíficos (Azanza y Zafra, 2009).

El emblema es un género didáctico que combina tres elementos: el mote, conside-rado el «alma», del emblema, contiene una idea, expresada en lengua latina, general-mente; la pictura, dibujo o grabado, «cuerpo» del emblema hace visible con imágenes la idea del mote y por último, una glosa en verso, explicación de la imagen y del mote, a la que se puede añadir, un breve comentario en prosa. Este es el modelo seguido por Sebastián de Covarrubias en Emblemas morales. El género alcanzó su mayor difusión con los Emblematum liber (1531), de Andrea Alciato. El principal valor del emblema, según Zafra, es «representar visualmente una auctoritas, un lugar común autoritativo, dando lugar a imágenes que tienen en su significado profundo un valor casi de ley. El mérito del emblema es hacer visible la autoridad» (2010: 128).

Las empresas constan también del mote y la pictura y, en principio, hay que aguzar el ingenio para desentrañar la relación entre ambos y hallar el significado que, después viene explicado por un comentario en prosa. Si comparamos los Emblemas morales de Covarrubias con las Empresas políticas de Saavedra Fajardo se observa que coinciden en presentar mote, pictura y comentario en prosa, diferenciándose las Empresas políticas en que no incluyen la glosa en verso y el texto en prosa es mucho más largo.

Sebastián de Covarrubias proporciona en su diccionario, Tesoro de la lengua castella-na o española, una extensa explicación de esta palabra. El término emblema «significa entreteximiento o enlaçamiento de diferentes piedrecitas o esmaltes de varias colores de que formaban flores, animales y varias figuras en los enlosados de diferentes már-mores, enlaçados unos con otros», (Covarrubias, 1989: 506).

Tanto el emblema cuanto la empresa tienen una finalidad mnemotécnica, la de ayudar a grabar en la memoria, mediante la pictura, la enseñanza moral, o política, resumida en el mote con cierto secreto, después descubierta mediante la explicación; actúan, pues, en cierto modo como jeroglíficos de carácter didáctico, empleados espe-cialmente en la educación moral, política y religiosa, para dar a conocer los misterios del dogma, las singularidades del gobierno de reinos y los objetivos de la conducta moral.

LA EMPRESA 28: LOS DOS ESPEJOS

El arte de la política es la prudencia y la prudencia es el arte de la razón práctica. La empresa 28 enseña la virtud cardinal de la prudencia.

La pictura [fig. 2] representa dos espejos, sobre dos montículos, a derecha e izquier-da de la imagen, donde en ambos se refleja la figura central: una serpiente coronada, enroscada alrededor de un cetro que se erige en un reloj de arena, apoyado sobre otro montículo; al fondo, un paisaje natural.

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El símbolo del espejo

El mote, en latín, es el siguiente: «quae sint, que fuerint, qua mox ven-tura trahantur», traducido por Sebas-tián de Covarrubias por «lo que es, lo que ha sido, y lo futuro», quien emplea el mismo mote en el em-blema 9 de la Centuria II, sobre la prudencia (Emblemas morales, 1610), e indica su procedencia, el libro IV de Geórgicas de Virgilio; Saavedra, en su empresa, añade que el autor lati-no lo tradujo de Homero.

La pictura difiere de la de Saave-dra: sobre un pedestal hay tres cabe-zas, de un perro, de un león, en el centro, y de una raposa y Covarru-bias explica en la glosa en verso que representa el retrato puro del varón prudente, «Que advierte lo presente, y lo passado,/ Con q [que] previene, lo q [que] aun no ha llegado». Muy semejante es la pintura de Tiziano, [fig. 3] conocida por el título Alego-ría de la prudencia o Triunfo de la pru-dencia sobre el tiempo (1560), donde aparecen las tres cabezas de anima-les presentes en el citado emblema y encima tres rostros de varón en las diferentes edades de la juventud, un joven sin barba, encima del perro; de la madurez, con vigoroso pelo

negro y barba, encima del león y de la vejez con el pelo cano y larga barba, encima de la raposa. Los animales simbolizan cualidades humanas -el perro, la nobleza; el león, la fortaleza y el vigor físico; la raposa, la astucia-, síntesis de la cualidad destacada en cada tiempo de la vida. Su mote traducido es: «A la vista del pasado, el Presente obra con prudencia si el futuro no malogra la acción». San Ignacio de Loyola, en sus Ejercicios espirituales, consideraba que, para orar, se han de tener en cuenta tres aspectos: conocer la historia, contemplar el lugar y tener claro el fin. Es decir, pasado, presente y futuro o lo que es lo mismo, memoria del pasado, entendimiento del presente y providencia o previsión del futuro. Este último pensamiento se recoge con idénticas palabras en la empresa 28 del diplomático español y, usando el procedimiento retórico de la me-táfora, dice «Todos tres tiempos son espejo del gobierno, donde notando las manchas

Fig.2. Saavedra Fajardo, Empresas políticas, empresa 28

Fig.3. Tiziano, Alegoría de la Prudencia

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María del CarMen GarCía estradé

y defectos pasados y presentes, se pule y hermosea, ayudándose de las experiencia propias y adquiridas».

La simbología

La simbología desvela la interpretación de la pictura: el cetro simboliza al rey; la ser-piente es la prudencia, que debe acompañar siempre al rey en sus tareas de gobierno y que, por estar coronada, significa la prudencia real. Los espejos, fieles reflectores de la imagen central, la prudencia, simbolizan el tiempo histórico reflejado en su super-ficie: a la derecha del grabado, el espejo manifiesta el Pasado, a la izquierda, el Futuro y el Presente se simboliza por el reloj de arena. El mensaje es claro: la experiencia del pasado forja las acciones del presente y éste orienta las del futuro. La interpretación simbólica de la imagen es una intensificación del pensamiento revelado en el mote. Ambos elementos, pictura y mote, se enlazan para dar a conocer la filosofía de la em-presa: la Prudencia.

El espejo y la serpiente son dos símbolos que encarnan la representación plásti-ca de la prudencia. Esta aparece en la iconografía como una mujer que sostiene un espejo en una mano, en el que se mira y, en la otra, lleva enroscada una serpiente. La acción de mirarse en el espejo significa la reflexión sobre nosotros mismos para cono-cernos en los defectos y virtudes. Es la representación plástica de la inscripción griega grabada en el frontispicio del templo de Delfos, en latín, nosce te ipsum, y a través de este aprendizaje sobre nosotros y nuestras experiencias del pasado, edificar el presente y prevenir el futuro. Por tanto, el espejo presenta el símbolo del consejo adquirido por la deliberación y la reflexión sobre nosotros mismos.

La serpiente, de resonancias bíblicas, «Mirad, yo os envío como ovejas en medio de lobos: sed cautos como serpientes y cándidos como palomas» (Mt 10,16), significa la astucia y cautela que se debe ejercer al relacionarnos con personas de diversa índole y en situaciones difíciles. La serpiente cuando se ve atacada, se echa para atrás, lo que da a entender que por defender la virtud prudente, cabeza de todas las demás, debemos resistir con todas nuestras fuerzas.

Saavedra recurre a la serpiente en varias empresas para mostrar el sigilo y la ocul-tación en el modo de obrar que deben dirigir las acciones del príncipe. En la empresa 43 junto a la fortaleza representada por la piel del león, aparece su cabeza con una corona de serpientes para indicar la prudencia y astucia que, junto a la fortaleza, debe emplear en el gobierno de su reino. Recuerda al príncipe, en la empresa 44, la ac-tuación de la culebra –serpiente, sierpe, culebra y dragón son nombres que se toman uno por el otro, según Covarrubias–, para que aprenda de ella la cautela y el encubri-miento de sus intenciones: «Dudoso es el curso de la culebra torciéndose a una parte y a otra con tal incertidumbre, que aun su mismo cuerpo no sabe por dónde le ha de llevar la cabeza. Señala el movimiento a una parte, y le hace a la contraria, sin que dejen huellas sus pasos ni se conozca la intención de su viaje. Así ocultos han de ser los consejos y desinios de los príncipes». El autor continúa la tradición clásica.

231

El símbolo del espejo

Ejemplos artísticos de esta simbología de los espejos y de la serpiente se en-cuentran en tapices, en ilustraciones de obras y en la pintura, como se muestra a continuación.

Los tapices flamencos de la catedral de Burgos, en la serie de Las siete virtudes,4 ofre-cen una completa iconología sobre la Prudencia. Esta aparece sentada en un trono, en el interior de un edificio, con una serpiente en la mano y conversa con la Fe y la Razón, quien sostiene un espejo triple, símbolo de la Memoria, de la Inteligencia y de la Provi-dencia, que guiarán a la Prudencia al Pasado, Presente y Futuro, respectivamente. A sus pies, siete mujeres ricamente ataviadas y con sus atributos, representan las partes de que está constituida la Prudencia: la Inteligencia, con un fuelle; la Cautela, con un espejo en el que se refleja una zorra; la Circunspección, con una bolsa de dinero; el Intelecto, con la vara del caduceo; la Providencia, con armadura y lanza; la Docilidad con un libro y la Memoria, con un corazón, aun cuando su atributo es el estómago por la digestión, que equivale a la reflexión sobre el pasado (Cfr. Vera Gállego, 2013: 49-51).

En la Iconología de Cesare Ripa, se configura la Prudencia en dos imágenes: en una, la mujer de dos caras (la anterior, un perfil de mujer; la posterior, de varón) se mira en el espejo sostenido por la mano izquierda, mientras que, en la derecha, tiene enroscada la serpiente; en la otra imagen, la mujer, también con dos caras, aparece con un yelmo dorado, símbolo del ingenio, rodeado de una corona de hojas para significar el éxito y la gloria conseguidas al realizar prudentemente las obras; en la mano izquierda, lleva un espejo en el que se mira y, en la derecha, una flecha donde se enrosca un pez ré-mora, para representar la tardanza, el tiempo que hay que tomarse en la deliberación, pues este pez se adhiere a los barcos para detener su marcha; un ciervo, sentado detrás de la figura femenina, es símbolo de la cautela -cuando se ve en peligro corre sin en-redar su cornamenta en las ramas de los árboles- y de la reflexión, por ser un rumiante (Castroverde, 2012: 30 nov.).

Los pintores Luca Giordano, Simon Vouet y Girolamo Machietti, en sus lienzos sobre la Alegoría de la prudencia, repiten la presencia del espejo y de la serpiente, com-binando estos símbolos con otros. En Luca Giordano (1634-1705) aparecen, en la mitad superior del lienzo, muchas figuras, portadoras de signos religiosos, profanos y mitológicos, suspendidas en el aire, entre nubes, desafiando la ley de la gravedad; y en la mitad inferior, la figura simbólica de la Prudencia, una mujer joven sentada en el centro, el espejo a su derecha, la serpiente a su izquierda; debajo de sus piernas, el ciervo y rodeada por la Sabiduría, con el atributo del libro y el Filosófo científico, con el compás y la primera gran letra del abecedario, A, ambos a su derecha [fig. 4].

Con una simplificación en el número de personajes, Vouet (1590-1649) pre-senta en el centro del cuadro a una bella joven que se mira en un espejo sostenido

4. Los tapices fueron donados por el obispo de Burgos, don Cristóbal Vela de Acuña, quien ejerció su ministerio en la catedral de dicha ciudad, desde 1580 hasta su muerte en 1599. En su testamento dona la serie completa de Las siete virtudes, constituida por siete tapices, manufacturados en Bruselas, en el taller de Frans Geubels.

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María del CarMen GarCía estradé

por dos mujeres y en su brazo derecho se enrolla la serpiente; de un fondo de nubes sale otra figura con la corona de laurel, presta a coronar a la Prudencia [fig. 5]. Y, por último, Machietti (1535-1592) centra su composición en una única figura, una mujer joven, la Pru-dencia, que se mira en el espejo, como es habitual, y sujeta la serpiente con la mano izquierda, enroscada en el dedo corazón [fig. 6].

En esta tradición, se ubica la repre-sentación de la Prudencia de Saavedra Fajardo, pero con rasgos innovadores: elimina la figura femenina y sólo sus atri-butos, la serpiente, en combinación con los espejos, signos de sabiduría, consejo y tiempo, permanecen.

La explicación de la presencia de animales, en la representación de la Prudencia (serpiente, ciervo, pez rémora), se halla en la empresa 43, donde el autor afirma: «No hay virtud moral que no se halle en los animales. Con ellos mismos nace la prudencia práctica. En nosotros se adquiere con la enseñanza y la experiencia» (Savedra, 1999:

Fig.4. Luca Giordano, Alegoría de la Prudencia Fig.5. Simon Vouet, Alegoría de la Prudencia

Fig. 6. Girolamo Machietti, Alegoría de la Prudencia

233

El símbolo del espejo

524-525).5 De ahí que el experimentado diplomático pone la prudencia, una y otra vez, delante de los ojos de su príncipe para que la aprenda con imágenes y palabras.

Las enseñanzas de la empresa 28

Las advertencias de Saavedra se muestran en tres apartados: debe el príncipe co-nocer los libros de Historia; debe comunicar con sus ministros los problemas del gobierno y no debe temer el error.

El autor inicia su comentario a la empresa 28 con la definición de la prudencia: «Es la prudencia regla y medida de las virtudes; sin ella, pasan a ser vicios. Por esto tiene su asiento en la mente, y las demás en la voluntad, porque desde allí preside a todas». Coincidiendo con el pensamiento de Luis de Granada, quien también la considera cabeza rectora de las demás virtudes, reduce a tres, las partes de que está constituida: memoria de lo pasado, inteligencia de lo presente y providencia de lo futuro, tiempos todos relacionados con la serpiente, que se mira en el espejo del pasado y del futuro; el presente está representado por el reloj de arena. El gobierno se aprende y se mejora con las experiencias ajenas, adquiridas mirándose en el espejo del pasado y del presente. Dos son los caminos para alcanzarlas, la comunicación con personas y los libros de Historia.

Después de discernir entre los libros buenos y los que presentan la malicia y el engaño, Saavedra concluye que sólo son libros seguros «los que dictó la Divina Sabi-duría» y rechaza los que contienen predicciones de astrología y potencia la relevancia del libre albedrío frente al determinismo de los astros. Las Sagradas Escrituras repre-sentan la fuente donde debe beber el príncipe cristiano.

Otro camino de aprendizaje de la prudencia es el trato con los ministros experi-mentados y juiciosos para conocer por sí mismo el estado de los negocios sin remi-tirlos ciegamente a las resoluciones de los Consejos para discernir luego si éstas son acertadas. Por último, el autor infunde ánimos al príncipe para no temer el error «por-que ninguna prudencia puede acertar en todo» y la experiencia se obtiene del error, argumentando que «es menos peligroso errar por sí mismo que acertar por otro. Esto lo calumnia, y aquello lo compadece el pueblo». Termina su discurso recordando que los príncipes nacieron poderosos pero no enseñados y sabrán gobernar, si quieren oír.

La enseñanza de la prudencia se reitera en otras empresas para desarrollar sus ras-gos. Así, la confianza y la desconfianza deben estar presentes en el príncipe prudente, como advierte en la empresa 51: «Tan importante es en él la confianza como la di-fidencia. Aquella es digna de un pecho sincero y real, y ésta conveniente al arte de gobernar, con la cual obra la prudencia política y asegura sus acciones».

5. La importancia de los animales para representar virtudes y defectos humanos es un tópico lite-rario, cfr. García Estradé, 2013, «De la estética a la ética: la animalización de los personajes en Tristán o el pesimismo, de Palacio Valdés», XIV Cº de la SEDLL, Braga, diciembre (en prensa).

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María del CarMen GarCía estradé

EMPRESA 33: EL ESPEJO QUEBRADO

La empresa 33 enseña la virtud cardinal de la fortaleza.

La pictura [fig. 7] muestra un león rampante, mirándose en un espejo roto en dos partes y su figu-ra se refleja por entero en cada una de ellas. El mote, en castellano, dice: «Siempre el mismo».

La simbología

Un león, símbolo del rey, ya que, en la naturaleza, el león es el rey de los animales y, en la Astrolo-gía, está relacionado con el signo de Leo, unido al oro y éste también a la realeza, se mira en un espejo que-brado en dos partes, que represen-tan la Adversidad y la Prosperidad, donde su imagen se refleja completa en cada una de ellas. Su significa-do indica que el rey debe mantener su fortaleza y constancia en ambas situaciones, porque es el rey espejo donde se mira el pueblo y este no debe ver su aflicción para no quedar afligido. Se recuerda en esta empresa que la fortuna no debe arrastrar al príncipe con sus mudanzas, sino ser gobernada por él, oponiendo a su corriente, la virtud cardinal de la fortaleza para ser, como expresa el mote, «siempre el mismo» en la adversidad y en la prosperidad. El espejo, fiel consejero del príncipe, muestra cuál tiene que ser su comportamiento.

La tradición iconográfica de un animal reflejado en el espejo, o en el agua, símbolo del espejo, se remonta a la antigüedad, con Esopo en la fábula «La cierva junto al ma-nantial y el león» y ha sido recogida por los moralistas. Covarrubias, en sus Emblemas morales, presenta una pictura (emblema 98, Centuria I), en la que una mona se mira en el espejo [fig. 8], de igual modo que Saavedra hace que el león se refleje en el espejo quebrado, aunque el significado de este emblema se aproxima más a la empresa 28 por la introspección sobre sí mismo que supone mirarse en el espejo y la falta de pruden-cia de la mona al envanecerse por ver allí reflejada su imagen.

Fig. 7. Saavedra Fajardo, Empresas políticas, empresa 33

Fig. 8. Sebastián de Covarrubias, Emblemas morales, Centuria I, emblema 98

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El símbolo del espejo

Las enseñanzas de la empresa 33

En el comentario a la empresa 33, sigue Saavedra el discurso de las virtudes cardi-nales, iniciado con el de la prudencia (empresa 28) e indica que el significado de esta empresa es la fortaleza y constancia, en la fortuna y en la adversidad. El príncipe debe mantener el mismo semblante siempre, incluso, en la empresa 44, lo recomienda en las sospechas de infidelidad de sus ministros y, para acreditar su pensamiento, ofrece espe-jos históricos, donde mirarse: así lo hicieron, en la fortuna, los emperadores romanos Vespasiano y Pisón, al ser aclamados como tales; y en la adversidad, mostraron fortaleza y mantuvieron el semblante sereno, Fernando el Católico, herido gravemente por un loco en Barcelona y Carlos V, rota su tienda y con varios muertos a su lado en Ingolstat. El marqués de Siete Iglesias, don Rodrigo Calderón, con el favor del duque de Lerma ascendió rápidamente y se ganó la enemistad de los nobles y del pueblo. Cuando lo degollaron, en la plaza Mayor de Madrid, su valor cristiano trocó el odio en admira-ción. De igual modo, el rey Poro6 mostró su dignidad cuando Alejandro Magno, del que era prisionero, le preguntó cómo quería ser tratado; respondió que como rey y preguntado si quería algo más, contestó que en esto se comprendía todo. Tanto le gustó esta respuesta a Alejandro que le restituyó su Estado y, aún, se lo aumentó.

Entre estos ejemplos, interpone el autor máximas morales: «Rendirse a la adversi-dad es mostrare de su parte», «Cambiar de colores es ligereza de juicio y flaqueza de ánimo», con las que intensifica su enseñanza de la fortaleza. El comentario discurre después sobre el comportamiento del que ocupa una posición inferior respecto del poderoso y aconseja no mostrarse humilde en exceso, pues «no hay príncipe que por sola compasión se ponga al lado del caído, ni hay quien quiera defender al que desespera de sí mismo». En las relaciones entre los hombres poderosos y sus inferio-res, recomienda tomar por sí mismo los honores debidos antes que disputarlos. Esto es, de nuevo, la fortaleza en el reconocimiento de los valores propios. Sigue el autor examinando diversas partes en estas relaciones y recomienda ser constante y firme en rechazar las acusaciones y agradecido en las mercedes recibidas. El discurso termina con el recuerdo de que los ministros y embajadores deben mostrar las mismas cuali-dades que el príncipe al que representan, es decir, ser espejos del príncipe.

Las dos virtudes cardinales, expuestas a través de la símbolo del espejo, prosiguen en la empresa 37 donde se vuelve a insistir sobre la adversidad y se enseña al príncipe a elegir, entre los males, el menor: «La fortaleza del príncipe no sólo consiste en resistir, sino en pesar los peligros, y rendirse a los menores si no se pueden vencer los mayores, porque, así como es oficio de la prudencia el prevenir, lo es de la fortaleza y constan-cia el tolerar lo que no pudo huir la prudencia». La imagen del león reaparece en la empresa 45 para señalar la vigilancia continua del príncipe sobre su Estado, como un comportamiento prudente.

6. Poros, rey indio, fallecido en el 317 a. J.C. Uno de los principales adversarios de Alejandro Mag-no, fue derrotado por él. Cfr. López, 1999: 454, nota i.

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María del CarMen GarCía estradé

EMPRESA 76: EL ESPEJO Y LOS RAYOS DE SOL

La empresa 76 enseña la sabidu-ría que se ha de tener en la elección de los colaboradores.

La pictura [fig. 9] representa lo si-guiente: un sol envía sus rayos a un espejo cóncavo y salen de él rayos de fuego que incendian un barco. El mote, en castellano, dice: «Llegan de luz i salen de fuego».

La simbología

El sol simboliza al príncipe, cu-yas órdenes, los rayos de sol, llegan a los ministros, representados por el espejo y si la interpretación de las órdenes es torcida, salen rayos de fuego del corazón de los minis-tros, que conducen a la guerra, del mismo modo que salen del espejo rayos de fuego, incendiando todo a su alrededor. De nuevo, esta empresa es una advertencia, esta vez sobre el poder de los ministros y de cómo en muchas ocasiones no siguen los cri-terios del príncipe, modificándolos según su conveniencia y provecho.

Esta misma imagen, invertida [fig. 10], se encuentra en los Emble-mas morales de Covarrubias (Centuria III, emblema 69). Merece la pena reproducir su glosa en verso: «El Sol q [que] alumbra al mundo y lo calienta/ Si con sus rayos hiere en el espejo/ Deslumbra, desatina y atormenta/ Abrasa y quema el resplandor reflejo: / El rey es Sol, si algún vil representa/ Su poder, donde hiere, dexa un dejo/ Que no dexa ni roso, ni velloso,/ Usando mal del braço poderoso». A continuación, el autor comenta en prosa la glosa para esclarecer mejor su significado y habla de los ministros malos y vanos que como el sol en el espejo abrasan lo que tocan.

La procedencia de esta imagen tiene su origen en una remota tradición griega: los espejos usorios de Arquímedes. Cuenta la tradición que este sabio usó espejos cón-cavos para concentrar los rayos de sol y reflejarlos en los barcos del romano Marcelo, que asediaba Siracusa, y así incendiar su flota.

Fig. 9 Saavedra Fajardo, Empresas políticas, empresa 76

Fig. 10. Sebastián de Covarrubias, Emblemas morales, Centuria III, emblema 69

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El símbolo del espejo

Las enseñanzas de la empresa 76

Toda la empresa se dedica a esclarecer la tipología de los servidores del príncipe, ministros y embajadores, que inducen a la guerra o a la paz con su manera de obrar y de interpretar las órdenes del príncipe. Las empresas anteriores, 74 y 75, se refieren a la guerra. En la 76, conviene que el príncipe quede advertido de la necesidad de cono-cer a sus ministros que tanto poder tienen. Así, establece el autor los siguientes tipos: 1) el que quiere parecer hacendoso y de cualquier sombra levanta sospechas, de donde nacen disgustos y guerras; 2) el simpatizante que, por los favores recibidos o amor al príncipe con quien trata, se pone de su parte; 3) el engañado por las apariencias, que, a su vez, involuntariamente, engaña a su príncipe; 4) el ligero o apasionado, con el juicio perturbado; 5) el malicioso, que ve en todo malas intenciones; 6) el sencillo, que no ve doblez en nada; 7) el celoso que, para pasar por inteligente, sospecha de todo y nadie está seguro de su pluma ni de su lengua; 8) el deseoso de reintegrarse a su hogar, que toma decisiones inconvenientes o rompe con su príncipe; 9) por último, el ministro bueno puede sufrir la persecución de los calumniadores.

Cuatro son las advertencias dadas al príncipe: conocer la naturaleza de sus mi-nistros, contrastar sus avisos con otros, saber sus facultades y las causas por las que se mueven y, ante los calumniadores, mejor es admitir el error de sus ministros que las acusaciones y, si éstas fuesen verdaderas, «más prudencia es suspender el remedio hasta que no lo pueda atribuir a sí quien las hizo».

CONCLUSIONES

Después del análisis de las tres empresas 28, 33 y 76, se llega a las siguientes con-clusiones:

El símbolo del espejo, en las empresas analizadas, pone de manifiesto algunas de las virtudes cardinales de la moral cristiana que el príncipe debe practicar y algunos dones del Espíritu Santo que debe alcanzar: la virtud de la prudencia, en la reflexión sobre la Historia y en el consejo de los sensatos; la virtud de la fortaleza, expresada por el semblante tranquilo e invariable en la adversidad y en la prosperidad y la sa-biduría y entendimiento, dones del Espíritu Santo, en la elección de ministros. Los dos primeros espejos se refieren al príncipe para enseñarle con qué virtudes cristianas debe gobernar su reino; el tercer espejo se dedica a los ministros: muestra las inten-ciones ocultas en su corazón para que el príncipe advertido elija sabiamente a sus colaboradores.

El simbolismo de los espejos en el lienzo de Carreño de Miranda sobre Carlos II manifiesta una clara relación con el simbolismo de los espejos de la empresa 28 de Saavedra y con su pensamiento sobre la educación de la prudencia en el príncipe. Así, tanto la pintura cuanto la literatura se confirman como tratados de educación de príncipes

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María del CarMen GarCía estradé

El espejo de príncipes de Saavedra se construye, más allá de la pictura y el mote, a través de la argumentación con ejemplos históricos de la buena conducta y de la conducta errónea. La coherencia del autor se muestra en que practica lo mismo que aconseja: aprender de la historia el comportamiento político.

El empleo de la imagen, de la metáfora y del símbolo sirve para representar mejor los pensamientos y persuadir de la bondad de las ideas, llegando con mayor facilidad a la memoria y al corazón del príncipe.

Se debe resaltar la importancia de los Emblemas morales de Sebastián de Covarru-bias, con el que Diego de Saavedra coincide en los asuntos tratados, (la prudencia, el comportamiento de los ministros, la reflexión sobre sí mismo, a través del espejo) y en la pictura de dos emblemas, (el de un animal, mirándose en el espejo -león, en Saave-dra y mona, en Covarrubias-, y el de los rayos de sol reflejados en el espejo cóncavo).

El espejo de Saavedra Fajardo muestra, como bien lo indica el título, el prototipo del príncipe cristiano, modelo opuesto al de Maquiavelo –pese a lo cual, con él coin-cide en algunos aspectos–, de ahí que las Sagradas Escrituras sean un punto continuo de referencia.

La obra Idea de un príncipe político christiano representada en cien empresas es un arte de la memoria: el arte de la memoria política articulada en la moral cristiana.

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