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Conferencia del Episcopado DominicanoComisión Nacional de la Misión Continental

Anuncio del Kerygma

Primera Etapade la Misión ContinentalPlan Nacional de Pastoral

2009

Créditos

Colaboradores: Comisión Nacional de Catequesis, Comisión Nacional de la Misión Continental, Instituto Nacional de Pastoral

Corrección:Alicia Guerra, ISA

Coordinación: Mons. José Grullón, Hna. Carol Gross, Pbro. Daniel Lorenzo Vargas Salazar

Diagramación:Yoel S. Olivero Carrasco

Arte final: Jesús Pérez

Portadas: Werner Olmos

Impresión:Editora Amigo del HogarManuel María Valencia #4Santo Domingo, D. N. Tel.: 809.548.7594

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ÍndicePresentación

Proceso de la Primera Etapa de la Misión

Primera ParteEnvío de los Misioneros

Capítulo PrimeroOrganización de los Equipos de Misioneros a nivel Zonal y Parroquial

Capítulo SegundoActo Penitencial de los Misioneros y Misioneras en sus Parroquias

Capítulo TerceroCelebración del Envío de los Misioneros

Primer MomentoPreparación espiritual de los MisionerosCelebración de la Liturgia de las Horas

Segundo MomentoCelebración de la Eucaristía

Segunda PartePrimera Semana de la Misión ContinentalConvocatoria de la comunidad

Capítulo Cuarto Convocatoria de la comunidad

Primer Momento: Visitas a las casasPromoción publicitaria de la Misión

Segundo MomentoCampaña de oración por la Misión

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Tercera ParteMisión Intensiva Proclamación del Kerygma

Capítulo QuintoEl inicio de la Misión Continental en las Parroquias

I. Programa de la Semana de la Misión

II. Celebración de la Eucaristía Acogida y Envío parroquial de los Misioneros

Capítulo SextoVisitas por las casas para anunciar el Kerygmadurante la Semana de la Misión

Capítulo SéptimoProclamación del Kerygma en la Casa Misión

Primer día: Domingo Primer tema en la Casa Misión: El Señor nos ha invitado a encontramos con El y a seguirlo.

Segundo Tema: Dios te ama. Dios nos ama.

Segundo día: Lunes Tercer Tema en la Casa Misión: El Pecado. Jesús ten compasión de mi. Tercer día: MartesCuarto Tema en la Casa Misión: Jesucristo, nuestro Salvador

Cuarto día: MiércolesQuinto Tema en la Casa Misión: Jesús espera tu respuesta: La fe

Quinto día: JuevesSexto tema en la Casa Misión: La conversión.

Sexto día: ViernesSéptimo Tema en la Casa Misión: Jesús nos da el Espíritu Santo

Séptimo día: SábadoRosario de la AuroraOctavo Tema en la Casa Misión: Jesús nos llama a vivir en la Iglesia.

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Octavo día: Celebración Parroquial con todos los sectores misionados. Cuarta Parte Encuentro de preparación al Retiro Kerygmático en la Casa Misión

Capítulo OctavoEncuentro de preparación al Retiro Kerygmático

Quinta ParteRetiro kerygmático

Capítulo NovenoRetiro de integración a la comunidad.

Primer díaEncuentro con Jesucristo en la Palabra

Segundo díaEncuentro con Cristo en la Eucaristía“Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron” (Lc 24, 30-31)

Tercer díaEncuentro con Cristo en la comunidad y en el servicio, especialmente a los más pobres

Sexta Parte Catequesis kerygmáticasCapítulo décimoMetodología de preparación de las catequesis kerygmáticas, de la Celebración de la Eucaristía Dominical

Capítulo UndécimoCatequesis Kerygmáticas

Primera catequesis: Escucha la Palabra. Conoce la Palabra. 1. Acepta la Palabra. 2. Encuentro de Jesús con los primeros discípulos. 3. Encuentro de Jesús con Felipe. 4. Encuentro con Zaqueo. 5. Encentro de Jesús con el joven rico. 6. Jesús nos llama a ser sus amigos. 7. El amor fraterno. 8.

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La unidad. 9. El perdón. 10. La comunidad Cristiana y sus características. 11. La oración. 12. Identidad católica: La Eucaristia. 13. Identidad católica: sucesión apostólica.14. Identidad Católica: María. 15.

Séptima Parte: Encuentro del Compromiso

Capítulo DuodécimoEncuentro del Compromiso

Primer díaViernes en la noche

Segundo día¿Qué pides a la Iglesia de Dios? La Fe

Tercer día¿Qué te da la fe?La vida eterna

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Presentación

La misión continental ha ofrecido a las Iglesias Locales de República Dominicana la oportunidad de lograr lo que tanto estábamos anhelando y que tantas veces la Conferencia del Episcopado había pedido a la Comisión Nacional de catequesis: La elaboración de un proceso de iniciación cristiana, especialmente para jóvenes y adultos, pues ya para los niños habíamos editado unas catequesis de iniciación cristiana en tres niveles con libros para el catequistas y para los niños. Catequesis que incluían el anuncio del Kerygma al comienzo de cada uno de los tres libros.

Agradecemos, pues al Instituto Nacional de Pastoral, a la Comisión Nacional de la Misión Continental y a la Comisión Nacional de Catequesis (CONACA) la elaboración de los materiales para realizar en nuestras comunicadas un camino de iniciación cristiana. Este material puede servirnos también a todos los agentes de pastoral, a las familias y todas las personas que quieren convertirse en discípulos misioneros.

Este material está precedido del Manual del Misionero elaborado por la Comisión Nacional de la Misión Continental, donde se esboza todo el proceso de la misión y lo relativo a los misioneros y a su formación.

En este itinerario de evangelización seguimos el siguiente camino.

1. ANUNCIO DEL KERYGMA para lo cual realizamos un proceso de:

Convocación de misioneros, a quienes buscamos por las casas, •haciéndoles un llamando especial, como lo hizo Jesucristo. Jesús a sus grandes misioneros los buscó en sus casas y en sus puestos de trabajo. (Manual)

Un proceso de varios meses de formación de los misioneros, •según sus carismas, de animación, logística, y predicadores del Kerygma. (Manual)

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Semana de anuncio del Kerygma en cada comunidad o sector, •comenzando con una invitación casa por casa con el fin de convocar a todos a recibir el Kerygma durante seis noches con mensajeros de otros sectores. (Esquema en el Manual, y aquí se detalla su contenido)

2. Terminamos con un RETIRO de tres días para dar inicio a las pequeñas comunidades eclesiales en la casa misión de cada comunidad o sector. (Esquema en el Manual, y aquí se detalla su contenido).

Motivamos al retiro con el tema “Jesucristo te invita a descubrir •el sentido de la vida”. Ya dentro del retiro somos invitados a tener un triple encuentro: Encuentro con Cristo en la Palabra (primer día). Contemplamos •a Dios hablándonos en la creación, en la vida e historia de su pueblo y en las Escrituras Sagradas Encuentro con Cristo en la Eucaristía (segundo día). Buscamos •que se nos abran los ojos y que podamos reconocerlo al partir el pan.Encuentro con Cristo en la Comunidad y en el Servicio a los •demás, en especial, a los más pobres (tercer día).

3. CATEqUESIS KERYGMáTICAS:

Después del retiro, los que se han integrado a la pequeña comunidad cristiana son invitados a vivir diez y ocho (18) encuentros o catequesis Kerygmáticas, que nos ayudarán sobre manera a seguir a Jesús, como lo hace un discípulo, siendo sus imitadores.

Se utiliza el método de la lectura orante de la Biblia, animados por Aparecida que nos dice que “esta lectura orante, bien practicada, conduce al encuentro con Jesús-Maestro, al conocimiento del misterio de Jesús-Mesías, a la comunión con Jesús-Hijo de Dios, y al testimonio de Jesús-Señor del universo. Con sus cuatro momentos (lectura, meditación, oración, contemplación), la lectura orante favorece el encuentro personal con Jesucristo”. (DA 249)

Primera Catequesis “Escucha la Palabra de Dios”.•Segunda Catequesis “Conoce la Palabra de Dios y Vivirás”.•Tercera Catequesis “Acepta la Palabra de Dios”. •Cuarta Catequesis “Encuentro de Jesús con los Primeros •Discípulos”. Quinta Catequesis “Encuentro de Jesús con Felipe”. •Sexta Catequesis “Encuentro de Jesús con Zaqueo”.•

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Séptima Catequesis “Encuentro de Jesús con el Hombre Rico”.•Octava Catequesis “Encuentro con la Mujer Samaritana”.•Novena Catequesis “Encuentro de Jesús con la Mujer •Adúltera”. Décima Catequesis “Jesús nos llama a ser sus amigos”. Juan •15, 1-17Undécima Catequesis “El Amor Fraterno”.•Duodécima Catequesis “La Unidad”.•Décima Tercera Catequesis “El Perdón”. •Décimo Cuarta Catequesis. “La comunidad cristiana y sus •características”.Décimo Quinta Catequesis “La Oración”. Mateo 6, 5-13.•Décimo Sexta catequesis “La Eucaristía”, el primer amor de los •católicos.Décimo Séptima. “La Sucesión Apostólica”, el segundo amor de •los católicos.Décimo Octava catequesis “María de Nazaret”, tercer amor de •los católicos.

4. ENCUENTRO DEL COMPROMISO:

Después de concluir esta etapa del proceso de iniciación cristiana en la que hemos escuchado el anuncio de Jesucristo muerto y resucitado como camino, verdad y vida, que viene a llenar nuestras vidas de sentido, y de haber creído en El, la Iglesia nos invita a que, antes de entrar en la Etapa del Catecumenado, renovemos el Rito de Entrada a la Iglesia por el bautismo, con las consabidas tres preguntas:

¿Cuál es tu nombre?- Dios nos invita a entrar en la Iglesia con nuestro propio nombre. Estar y permanecer en la Iglesia es un acto responsable.¿qué pides a la Iglesia de Dios?- Nuestra respuesta es segura y fuerte: La fe.¿qué te da la fe?- Y respondemos: La vida eterna. En seguida el celebrante nos entrega un regalo: La Cruz o el Libro de los Evangelios si somos jóvenes o adultos.

Con la celebración del Encuentro del Compromiso terminamos la Primera Etapa del anuncio del Kerygma y las Catequesis Kerygmáticas, para pasar a la

Segunda Etapa del Discipulado de Iniciación Cristiana, que •comprende siete momentos en el que se profundiza nuestra fe. Aquí se desarrollan los cuatro medios de vivencia de la fe: La

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Palabra, la Liturgia, la Vivencia Comunitaria y el Servicio. Estos siete momentos, que vendrán publicados en un libro aparte, son los siguientes: 1) La Historia de Salvación. 2) La vida de Jesucristo. 3) La Iglesia. 4) El Credo. 5) Los Sacramentos. 6) La Vida Cristiana. 7) El Padre Nuestro.

Tercera Etapa será la Iluminación, Elección, Recepción o •renovación del Bautismo, Confirmación y Eucaristía

Cuarta Etapa, con la cual termina este proceso de formador de •discípulos misioneros es la Mystagogía. En la cual profundizamos y saboreamos el misterio de nuestra salvación celebrado en los sacramentos y nos disponemos a la misión permanente en nuestra vida y vocación.

Queremos agradecer al Padre Lorenzo Vargas, Director del Instituto Nacional de Pastoral y coordinador de la Misión Continental y a la Hna. Carol Gross, op, por dirigir la elaboración de este material en unión con la Comisión Nacional de Catequesis. Son temas muy bien desarrollados.

Invitamos en nombre de todos mis hermanos obispos a estudiar, vivir este proceso de iniciación cristiana para que todos los bautizados nos volvamos mejores discípulos misioneros.

Mons. José Grullón EstrellaObispo de San Juan de la Maguana

Presidente de la Comisión Nacional de Catequesis Miembro de la Comisión Nacional de la Misión Continental.

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Proceso de la Primera Etapa de la Misión Continental

Envío por Zonas:

1 de Marzo/ 3 de Mayo/ 20 Septiembre

I. PRIMERA SEMANA: Convocatoria a la Misión.

1. Visita casa por casa para invitar para la MisiónEn esta visita se comunica a todas las personas y familias el significado de la Misión, la fecha y el lugar de la Misión, motivándole a participar en ella. Vale mucho que la persona visitante dé testimonio de su encuentro personal con el Señor y de lo que ha significado para su vida. Es una buena ocasión para entregar la Carta del Párroco convocando a su pueblo a la Misión.

2. La Carta del Párroco a todas las familias de su Parroquia convocándoles a la misión.El Párroco tiene el poder del Señor para convocar en su nombre a todo el pueblo de Dios a él encomendado a través del Obispo. Esta convocación del Párroco tiene una gracia especial ya que él ha sido puesto por el Señor al frente de su casa.

3. La promoción publicitaria de la Misión: “que a todos llegue su pregón” (Salmo)- afiches colocados en lugares donde lo pueda ver mucha gente, cruzacalles, una guagüita- anunciadora dando noticia de estas visitas; y otros medios.

4. Campaña de oración por la Misión: Semana de Adoración permanente.

II. SEGUNDA SEMANA: de Domingo a DomingoAnuncio del Kerygma Casa por Casa y en la Casa Misión.

1. Primer día (Domingo): Envío en la Parroquia por la mañana.

2. Todos los días (Domingo - Sábado)a) Por las tardes: Visita casa por casa del Sector.

b) Por las Noches: Anuncio del Kerygma en la Casa Misión

3. Domingo: Encuentro de Sectores en la Misión en la Parroquia

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III. TERCERA SEMANA: Encuentro entre semana y Retiro Kerygmático.

1. Encuentro en la Casa Misión para prepararse para el Retiro Kerygmático. (Miércoles en la noche).

2. Retiro Kerygmático para integrados a la comunidad. (Fin de Semana: Viernes (noche), Sábado (tarde y noche) y Domingo (todo el día) en la Parroquia o un Centro adecuado (Salón de Escuelas, etc.).

IV. CUARTA SEMANA: Inicio de la vida en comunidad, con catequesis kerygmática y participación en la acción significativa del Sector (durante 24 semanas: 6 meses)

18 Encuentros en Comunidad:Participación en la Acción Significativa mensual del Sector siguiendo el Itinerario del Plan Nacional y Diocesano de Pastoral.

SEMANA 25: quinto Momento: Convivencia. Paso a la Segunda etapa.

SEMANA 26: Inicio de la Segunda Etapa.

Primera Parte

Envío de los Misioneros

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Capítulo Primero Organización de los Equipos de

Misioneros a nivel Zonal y Parroquial

Antes de realizar el envío es necesario que a nivel zonal y parroquial ya estén seleccionados y organizados los Equipos de Misioneros que estarán trabajando en la Misión. Les proponemos algunas orientaciones para su conformación.

1. En cada Sector se formará un Equipo de Misión que estará conformado por el Coordinador del Sector, 2 misioneros propios del Sector si los hay, el coordinador de los anfitriones de los misioneros visitantes, el coordinador del logística, el coordinador de animación, de comunicación, de finanzas, de espiritualidad.

2. El Equipo de misioneros estará compuesto por:

2 misioneros predicadores, que tendrán a cargo la predicación en la Casa Misión.

2 misioneros de intercesión y de oración: mientras se va desarrollando la Misión se mantienen en oración.

El coordinador de la Animación, quien tendrá su propio equipo de animadores musicales para animar en la Casa Misión. Pueden también en las tardes cantar y animar en diferentes puntos de la Misión en el Sector.

Misioneros casa por casa de dos en dos: la cantidad dependerá del número de misioneros y del número de casas que haya en el Sector. Estos misioneros serán enviados de dos en dos al Sector que destine el Párroco y su Equipo. Serán acompañados por los mensajeros del Sector. Si hay misioneros del Sector formarán parte de estos misioneros colocando uno del Sector y otro de fuera.

3. El horario de los misioneros es el siguiente:Todos los días se reunirán en el Centro Parroquial para

encontrarse, orar, evaluar y planificar su tarea del día.

2:30 pm Llegada al Centro Parroquial.

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2:45 pm Oración delante del Señor presente en la Eucaristía. Se toma la lectura que se proclamará en la Casa Misión ese día.

3:30 pm Evaluación del día anterior y planificación del día con todos los misioneros del Sector.

4:30 pm Bendición del Párroco o su delegado para ir a misionar.Salida a cada Sector. Visitas a las casas.

6:30 pm Llegada a la Casa Misión.

7:00 pm Inicio del encuentro en Casa Misión.

9:00 pm Oración final del día. Asignación de tareas para el otro día. Despedida para volver a sus hogares.

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Capítulo Segundo Acto Penitencial de los Misioneros

y Misioneras en sus Parroquias

En cada Parroquia que enviará misioneros y misioneras ya sean misioneros visitantes, misioneros parroquiales, misioneros anfitriones y animadores musicales se tendrá un Acto Penitencial.

Es impor tan te que l os misioneros antes de lanzarse a la Misión reconozcan como el profeta Isaías: “soy un hombre de labios impuros y entre un pueblo de labios impuros habito” (Is 6,5) y se dejen purificar por el Señor a través del sacramento de la reconciliación.

Así experimentarán como Isaías ese fuego purificador: “He aquí que esto ha tocado tus labios: se ha retirado tu culpa, tu pecado está expiado” (Is 6,7). Y luego oigan la voz del Señor que les dice: «¿A quién enviaré? ¿Y quién irá de parte nuestra»?” (6,8). Y salga espontánea la voz de cada misionero y de cada misionera: «Heme aquí: envíame.»

Les proponemos un esquema de Celebración Penitencial para ser realizado en la Parroquia.

Ritos Iníciales:

1. Monición Ambiental2. Canto de Entrada3. Saludo del Presidente4. Oración inicial

Liturgia de la Palabra:

1. Monición a la Primera LecturaPrimera Lectura: Isaías 6, 1-8.

2. Salmo responsorial: Salmo 51 (50).

3. Monición a la Segunda LecturaSegunda Lectura: 1 Corintios 3, 5-17.

4. Canto:

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5. Monición al Evangelio Evangelio: Marcos 7, 14-23.

6. Homilía.

Rito Penitencial:

1. Invitación del que preside a la Reconciliación. 2. Examen de conciencia. 3. Yo Pecador.4. Padre Nuestro.5. Confesiones Particulares.Mientras se confiesan se pueden tener Lecturas Penitenciales, Cantos y Salmos Penitenciales.6. Acción de Gracias.7. Abrazo de la Paz.8. Bendición.9. Canto Final.

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Capítulo TerceroCelebración del Envío de los Misioneros

En un lugar adecuado se congrega la Zona Pastoral o la Parroquia para realizar el envío de sus misioneros. Esta actividad tendrá dos momentos:

Preparación espiritual para el Envío, que consiste en la Celebración de la Liturgia de las Horas con una lectio divina o lectura orante del capítulo diez del Evangelio de San Mateo.

Celebración de la Eucaristía dentro de la cual se tiene el rito de envío.

Primer MomentoPreparación espiritual de los MisionerosCelebración de la Liturgia de las Horas

Se sigue este orden para la Celebración de la Liturgia de las Horas. Si preside un presbítero o un diácono se reviste y entra procesionalmente. Se eligen los salmos de acuerdo al día que corresponda este encuentro y a la hora que se tenga la Celebración del Envío. Si es en la mañana se reza Laudes y si es en la tarde las Vísperas.

Inicio:

1. Canto de entrada.2. Saludo del que preside.

Salmodia:

1. Monición al Primer Salmo2. Se canta o proclama el Primer Salmo.

3. Monición al Cántico o al Salmo 4. Se canta o proclama el Cántico.

5. Monición al Salmo o al Cántico. 6. Se canta o proclama el Salmo.

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Palabra de Dios:

1. Monición a la lectura:En este momento, abramos nuestros oídos, nuestras

mentes y nuestras mentes al Señor para que escuchemos estas indicaciones que nos hace Jesús a los misioneros suyos que unidos a nuestro Obispo, sucesor de los Apóstoles, realizaremos esta Misión Continental. Escuchemos con atención al Señor que nos habla y hagamos nuestras sus instrucciones. 2. Proclamación de la Lectura: Mateo 10,1-42. 3. Silencio: durante 20 minutos. Cada uno lee la Palabra.Se contesta estas preguntas: ¿Cuáles de esta recomendación me queda en lo más profundo de nuestro corazón? ¿Cuál es el estilo propio del misionero? Se deja que varios contesten estas preguntas y luego el que preside hace esta meditación:

Meditación para profundizar esta lectura:

Jesús nos presenta en el Evangelio unas instrucciones para nuestra tarea de misioneros. Destaquemos algunas de ellas.

Hemos sido llamados por el Señor para esta misión y hemos sido elegidos personalmente como aquellos Doce apóstoles.

Nuestra misión la realizamos unidos a los Apóstoles, que continúan su misión a través de los Obispos, sus sucesores.

El Señor nos envía a todas las personas de nuestro pueblo, en primer lugar, a todos los bautizados miembros del Pueblo de Dios para que recuerden que en virtud de su bautismo están a llamados a ser discípulos misioneros de Jesucristo (cfr. DA 10).

El objetivo de nuestra proclamación es anunciar el Reino de Dios, manifestado y realizado plenamente en Jesucristo muerto y resucitado. El centro de la vida de Jesús, la causa a la que se dedicó por entero, su verdadera pasión. El vivió, murió y resucitó por el Reino de Dios. Este Reino de Dios es el proyecto del Padre que nos quiere ver como hijos suyos, como hermanos entre nosotros que sabemos compartir el pan, volviéndolo nuestro, perdonándonos y lejos de todo mal. Como dice Aparecida: “El proyecto de Jesús es instaurar el Reino de su Padre. Por eso, pide a sus discípulos: “¡Proclamen que está llegando el Reino de los cielos!” (Mt 10, 7). Se trata del Reino de la vida. Porque la propuesta de Jesucristo a nuestros pueblos, el contenido fundamental de esta misión, es la oferta de una vida plena para todos” (DA. Por eso, la doctrina, las normas, las orientaciones éticas, y toda la actividad misionera de la Iglesia, debe dejar transparentar esta atractiva oferta de una vida más

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digna, en Cristo, para cada hombre y para cada mujer de América Latina y de El Caribe” (DA 361).

Nuestra misión estará acompañada de signos de vida, mostrando la compasión de Dios, mirando a los que sufren y a los últimos de la sociedad, sembrar gestos de bondad para aliviar el sufrimiento, enseñando a vivir confiando en Dios Padre que quiere una vida feliz para sus hijos e hijas.

El misionero y la misionera seguirán el estilo de Jesús pobre, sencillo, acogedor, amoroso. “La fuerza de este anuncio de vida será fecunda si lo hacemos con el estilo adecuado, con las actitudes del Maestro,….. dar un testimonio de proximidad que entraña cercanía afectuosa, escucha, humildad, solidaridad, compasión, diálogo, reconciliación, compromiso con la justicia social y capacidad de compartir, como Jesús lo hizo” (DA 363)

Somos portadores de paz para cada persona, para cada familia y para cada sector que nos toque evangelizar.

Es importante estar conscientes de que tendremos dificultades tales como rechazos, burlas, indiferencias, ataques, incomprensiones. Pero, nada de eso nos puede atemorizar ni agarrar desprevenidos. Si lo hicieron con el Maestro, ¿qué nos espera a nosotros? Pero, contamos con su apoyo.

El misionero no puede tener miedo a nada ni a nadie. Ni a la oscuridad ni a los delincuentes ni a personas que no acepten nuestra Iglesia. Vamos con la fuerza del Espíritu Santo. “Se trata de salir de nuestra conciencia aislada y de lanzarnos, con valentía y confianza (parresía), a la misión de toda la Iglesia” (DA 363).

Encendamos ese fuego del Señor, que a muchos anima y entusiasma y que a otros desconcierta y los lleva a oponerse y a querer destruir su proyecto.

Vayamos desprendidos de afectos, de cosas y de prejuicios. Nos entregamos a la Misión con todas las fuerzas de nuestro corazón. Salimos de nuestros hogares para la Misión. Nada de estar pendientes de la casa, de los esposas y esposas, de los hijos y de las hijas.

Vamos a la Misión con nuestra cruz, con nuestras debilidades, pero seguros de que su gracia nos basta.

Sabemos que somos mensajeros del Señor, portadores de su Reino, presencia suya en medio de su pueblo. Un privilegio y una responsabilidad.

Oración:

1. Se canta el Benedictus o el Magnificat 2. Oración de la comunidad: El que quiere puede hacer peticiones a partir de la Palabra que hemos escuchado.3. Padre Nuestro.4. Oración.5. Canto a María, Madre de la Iglesia.

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Segundo Momento Celebración de la Eucaristía

Se prepara la Celebración de la Eucaristía: cantos, lecturas, moniciones, altar, ambón, leccionarios, ornamentos, flores, sonido. Tener las cruces que se entregarán a los misioneros.

Rito de entrada:

1. Monición ambiental.

2. Procesión: se sigue este orden:La Cruz procesional.•El Evangeliario.•2 personas con el letrero de las Parroquias representadas.•Ministros, Laicos.•Diáconos.•Presbíteros.•Obispo o su Delegado.•

I. Liturgia de la Palabra:

1. Proclamación de la Palabra:Se toman las lecturas del día.

2. Presentación de los misioneros: Según el Bendicional no. 350, “terminada la segunda lectura,

el diácono pronuncia los nombres de los que han de partir”. En el caso del Envío de los misioneros se pueden pedir que por Parroquias o Sectores se pongan de pie los misioneros por Parroquias o por sectores según se van llamando. El diácono dice:

Estos son los misioneros que la Parroquia de N., cumpliendo el mandato del Señor, envía a anunciar el Evangelio y acompaña con sus oraciones:

Los misioneros de esa Parroquia responden a una: “Aquí estoy Señor, envíame”

“Mientras se canta el versículo del Evangelio, el celebrante pone incienso; luego, omitiendo la acostumbrada bendición del diácono, dice en voz alta al diácono y a todos los misioneros:

El Evangelio que se proclama en esta casa de Dios anúncienlo de palabra y de obra a todo el pueblo, para que les sea revelado el misterio de Cristo y de la Iglesia.

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3. Homilía

4. Credo: (Se reza el Credo o se hace en forma de preguntas tal como se hace en la renovación de las promesas bautismales)

El que preside: Como misioneros y misioneras de Jesucristo iremos a proclamar y compartir nuestra fe. Antes de ir a comunicarla hagamos confesión de nuestra fe católica.

5. Oración de bendición de los misioneros

Después de la homilía todos se levantan. Los misioneros se ponen de pie. El celebrante, imponiendo conjuntamente las manos sobre ellos, dice:

Te bendecimos y te alabamos, oh Dios, porque, según el designio inefable de tu misericordia, enviaste a tu Hijo al mundo, para librar a los hombres, con la efusión de su sangre, de la cautividad del pecado, y llenarlos de los dones del Espíritu Santo. Él, después de haber vencido a la muerte, antes de subir a ti, Padre, envió a los apóstoles como dispensadores de su amor y su poder,para que anunciaran al mundo entero el Evangelio de la vida y purificaran a los creyentes con el baño del bautismo salvador. Te pedimos ahora, Señor, que dirijas tu mirada bondadosa sobre estos servidores tuyos que, fortalecidos por el signo de la cruz,enviamos como mensajeros de salvación y de paz.Con el poder de tu brazo, guía, Señor, sus pasos, fortalécelos con la fuerza de tu gracia,para que el cansancio no los venza.Que sus palabras sean eco de las palabras de Cristopara que sus oyentes presten oídos al Evangelio. Dígnate, Padre, infundir en sus corazones el Espíritu Santo para que, hechos todo para todos, atraigan a muchos hacia ti, que te alaben sin cesar en la santa Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.Amén.

6. Entrega de la Cruz

Cada misionero toma su cruz en las manos y la levanta. El celebrante bendice las cruces, diciendo:

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Señor, Padre santo, que hiciste de la cruz de tu Hijo fuente de toda bendición y origen de toda gracia,dígnate bendecir estas cruces y haz que quienes las lleven a la vista de los hombresse esfuercen por irse transformando a imagen de tu Hijo.Que vive y reina por los siglos de los siglos.R. Amén

El celebrante pronuncia la fórmula de entrega de la cruz una vez para todos, diciendo en voz alta:

Reciban este signo del amor de Cristo y de nuestra fe; Prediquen a Cristo, y éste crucificado, fuerza de Dios y sabiduría de Dios.

El misionero responde: Amén.

Cada misionero besa su cruz, y se la coloca. Todos cantan la canción Alma Misionera. Se puede cantar el Salmo 95 (96).

7. Oración de los fieles:

Celebrante: Invoquemos a Dios, Padre misericordioso, que ungió a su Hijo con el Espíritu Santo para que evangelizara a los pobres, vendara los corazones desgarrados y consolara a los afligidos.

– Dios misericordioso y eterno, que quieres que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad, haz que tu Iglesia sea fiel a la misión que le encomendó tu Hijo. Roguemos al Señor.

– Tú que enviaste a Jesucristo para evangelizar a los pobres, proclamar a los cautivos la libertad y anunciar el tiempo de gracia, dilata tu Iglesia, de modo que abarque a los hombres de toda lengua y nación. Roguemos al Señor.

- Tú que llamas a todos los hombres y mujeres a salir de las tiniebla y a entrar en tu luz maravillosa, haz que seamos verdaderos testigos del Evangelio de salvación, sal de la tierra y luz del mundo. Roguemos al Señor.

– Danos un corazón recto y sincero para escuchar tu palabra y haz que produzca en nosotros y en el mundo obras abundantes de santidad. Roguemos al Señor.

– Por todas las personas que encontraremos durante este tiempo de la Misión Continental para que abran su corazón al Señor y lo sigan de todo corazón. Roguemos al Señor.

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- Por los más pobres de los sectores en los que realizaremos esta Misión Continental para que descubran a través de los misioneros el amor del Señor hacia ellos. Roguemos al Señor.

Se concluye rezando todos la Plegaria por la Misión Continental.

II. Liturgia Eucarística:

1. Presentación de las ofrendas: Se pueden presentar símbolos de la Misión: el logo, las sandalias, el manual del misionero, la red, los remos, los misioneros, el tríptico.

2. Canto de las ofrendas

III. Rito de Despedida:

1. Avisos

2. Bendición final

El diácono dice:Inclinen sus cabezas para recibir la bendición.

Celebrante:Dios Padre, que en Cristo ha manifestado su verdad y amor,les haga mensajeros del Evangelioy testigos de su amor en el mundo.

R/ Amén

Jesús, el Señor, que prometió a su Iglesiaque estaría con ella hasta el fin del mundo,dirija sus pasos y confirme vuestras palabras.

R/ Amén

El Espíritu del Señor esté sobre ustedes,para que, recorriendo los caminos del mundo,puedan anunciar el Evangelio a los pobresy sanar los corazones desgarrados.

R/ Amén

Y la bendición de Dios todopoderoso,Padre, Hijo † y Espíritu Santo,descienda sobre vosotros.

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R/ Amén

3. Despedida:El que preside: Les invito a que en este momento saludemos a María, Madre de Cristo y de su Iglesia, primera discípula y primera misionera de su Hijo a que nos acompañe con su plegaria por esta Misión Continental y nos aliente con su protección. Dios te salve María.

El Diácono: Vayan a proclamar con sus vidas y sus palabras el Evangelio del Señor. Pueden ir en paz. 4. Canto Final:

Segunda Parte

Primera Semana de la Misión ContinentalConvocatoria de la comunidad

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Capítulo Cuarto Convocatoria de la comunidad

Dios quiere que todos los hombres y mujeres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (cfr 1 Tim). Pero, como se preguntaba San Pablo: ¿Cómo creerán si no hay quien les anuncie el Evangelio” (Rom 10). El Señor ha puesto en medio del pueblo a su Iglesia para que en su nombre convoque a todos y a todas a la salvación.

S o m o s n o s o t r o s l o s instrumentos del Señor para hacer realidad hoy sus palabras para los que El ha puesto cerca de nosotros: “Mira que estoy a tu puerta y te llamo” (Ap).

La Misión es una ocasión de convocar a toda la gente de nuestros sectores y ambientes a este encuentro con el Señor. Por eso, el primer momento de la Misión es la convocatoria persona por persona, casa por casa, sector por sector, parroquia por parroquia, ambiente y campo de acción por ambiente y campo de acción.

Hay muchas formas para hacer esta convocatoria de las personas pero una sola es la finalidad: llegar al corazón de cada persona, de modo que se abra al amor de Dios manifestado en su Hijo Jesucristo, crea en El, se convierta a El y se integre en la comunidad eclesial.

Durante la semana anterior a la Misión se dedicará a la convocatoria de todos y de todas con los diferentes medios posibles. Lo que interesa es que nadie se quede sin ser convocado en nombre del Señor. No importa que ellos no respondan, sino que lo que interesa es que nadie deje de responder porque nosotros no hayamos hecho la diligencia. No importa que sean de otros grupos cristianos, que anden en caminos desviados o se declaren que no creen en Dios.

Aquí les citamos algunos de esos medios de convocatoria que deberán ser adaptados a cada lugar y a las posibilidades de cada Parroquia, de cada Sector y de cada Comisión. A veces, se puede pensar que dados nuestros escasos recursos no podemos implementar estos medios de convocatoria. Pero, eso no debe ser excusa, porque el Señor regala mucha creatividad a los que menos pueden y tienen.

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Primer Momento: Visitas a las casasPromoción publicitaria de la Misión

1. Visita casa por casa para invitar para la Misión:

En esta visita se comunica a todas las personas y familias el significado de la Misión, la fecha y el lugar de la Misión, motivándole a participar en ella. Vale mucho que la persona visitante dé testimonio de su encuentro personal con el Señor y de lo que ha significado para su vida. Es una buena ocasión para entregar la Carta del Párroco convocando a su pueblo a la Misión.

2. La Carta del Párroco a todas las familias de su Parroquia convocándoles a la misión:

El Párroco tiene el poder del Señor para convocar en su nombre a todo el pueblo de Dios a él encomendado a través del Obispo. Esta convocación del Párroco tiene una gracia especial ya que él ha sido puesto por el Señor al frente de su casa.

Esta Carta tendrá un estilo sencillo, directo, motivador y dinámico que llegue al corazón. Es una invitación gozosa en nombre del Señor que busca una respuesta de fe de los que la reciban de modo que se pongan en disposición de misionar.

Le proponemos este modelo de Carta:

Muy queridos hermanos y hermanas:

Paz en el Señor Jesús, deseándoles abundantes bendiciones sobre su familia.Me alegra comunicarme con cada uno de Ustedes para hacerles una invitación muy especial en nombre del Señor: el próximo_______________ hasta el ____________ iniciaremos la Misión Continental en nuestra Parroquia y en este Sector que ustedes viven.

La Misión Continental es un tiempo especial que el Señor nos regala para encontrarnos con El, compartir como hermanos nuestra fe y llenarnos de su amor. Escucharemos su Palabra, rezaremos juntos y dejaremos que El nos diga: “Ven y sígueme”.

Es El que nos dice a cada uno y a cada una: “Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo” (Ap 3,20).

Por eso, les invito a cada uno y cada una: Abre de par en par tu corazón a Cristo ya que El nos lo da todo y no nos quita nada.

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Sólo El es el Camino, la Verdad y la Vida que puede dar respuestas a tus grandes preguntas, sufrimientos y luchas de la vida.

Les espero a todos y a todas con su familia para que vivamos juntos esta Semana de gracia y bendición en la Misión Continental que nos llevará a una vida nueva y feliz.

Les repito la invitación a la Misión Continental en tu Sector empezando el ______________ a las__________ hasta _____________________.

Con muchas bendiciones, me despido de ustedes en Jesús y María”.

(Firma del Párroco)

Recordemos que esa Carta para tener impacto necesita una buena presentación que llame la atención desde que se reciba. Puede usarse el formato de la Carta Mensual, que es una única hoja, tamaño oficio o carta doblada en dos, con cuatro páginas distribuidas del siguiente modo:

Primera página:• Portada con el afiche del año o una foto de Jesús tocando a la puerta en el que se indica el nombre de la Parroquia y dirección. También se puede colocar el logo de la Misión.

Segunda página:• la Carta del Párroco.

Tercera página:• Algún testimonio de alguno de la comunidad que a partir de una Misión anterior se encontró con el Señor. O puede ponerse la oración de la Misión.

Cuarta página:• avisos de la Misión y direcciones de la CASA MISIÓN de los Sectores.

3. La promoción publicitaria de la Misión: “que a todos llegue su pregón” (Salmo).

Ya que la convocatoria debe alcanzar a todas las personas que viven en el Sector es necesario utilizar otras estrategias de comunicación que permitan llegar a más personas. Entre ellas destacamos:

afiches colocados en lugares donde lo pueda ver mucha −gente.

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Cruzacalles.−una guagüita anunciadora dando noticia de estas visitas.−preparación de camisetas con el lema general de esta −actividad misionera.Adhesivos o calcomanías con el lema del año y el logo de la −Misión.Una procesión o marcha por las calles del Sector anunciando −la Misión.Llamadas telefónicas a las personas del Sector.−Uso del Internet para convocar a la Misión, especialmente, −a los jóvenes.Poner avisos en la radio que más se escuchen.−

Segundo MomentoCampaña de oración por la Misión

Como ya lo expresó Jesús” sin mí no pueden hacer nada” (Jn 15,6) es necesario que se prepare en toda la Parroquia una campaña de oración por la Misión. Donde haya reserva eucarística se puede tener la Adoración Eucarística por turnos durante todo el día hasta la noche; o la tarde y la noche o desde las 6pm-9pm.

Donde no haya reserva eucarística se puede hacer alrededor del Altar, símbolo de Cristo que se entrega al Padre como ofrenda para nuestra salvación y que se nos da como banquete de vida.

Si se organiza bien se encontrará mucha gente disponible a ofrecer su oración por la Misión anotándose en los turnos que les convengan. Una idea es organizarlo por sectores, en turnos de una hora, asignándoles el día correspondiente. También, es importante contar con los movimientos y grupos apostólicos y comunidades presentes en la Parroquia.

Presentamos un esquema general para la Adoración Eucarística y que puede usarse para otra forma de oración comunitaria de cada día durante una semana. Le sugerimos unas lecturas bíblicas y del Documento de Aparecida que pueden acompañar esta oración.

1. Motivación a la oración del día basándose en la lectura del día:

2. Canto.

3. Oración de inicio basada en la lectura del día y en la Misión Continental.

4. Canto.

5. Silencio: (10 minutos).

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6. Lectura Bíblica: ver la propia de cada día en el cuadro que está debajo.


8. Lectura del Documento de Aparecida: ver la propia de cada día en el cuadro que está debajo.

9. Momento de alabanza.

10. Canto.


12. Momento de intercesión.


14. Oración final:Señor, que en tu Hijo Jesucristonos diste el verdadero Pan que descendió del Cielo,fortalécenos con este alimento de vida eternapara que nunca nos apartemos de tiy podamos resucitar para la gloria en el último día.Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. 15. Canto final eucarístico.

Día Lectura Bíblica

Documento de Aparecida

Primer día: “Les llamó para estar con El y para predicar” Marcos 3, 13-19 DA no. 131

Segundo día: “Los haré pescadores de hombres” Marcos 1, 16-20 DA 14

Tercer día: “Proclamen que el Reino de Dios está cerca” Mateo 10, 5-12 DA no. 363

Cuarto día: “El espíritu del Señor está sobre mí” Lucas 4, 16-22 DA 361

Quinto día: “Como el Padre me envió” Juan 20, 19-23 DA 29

Sexto día: “Vayan y anuncien el Evangelio a todos los pueblos” Mateo 28, 19-20 DA 144-145

Séptimo día: “Ustedes serán mis testigos” Hechos 1, 3-11 DA 548

Tercera Parte

Misión IntensivaProclamación del Kerygma

Segunda Semana de la Misión

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Capítulo quintoEl inicio de la Misión Continental en las Parroquias

I. Programa de la Semana de la Misión:

El programa de la proclamación del Kerygma en la Misión Intensiva será el siguiente:

1. Primer día: Inicio de la Misión.En este día se inicia la Misión con este programa:

Acogida de los misioneros a) v is i tantes y parroquia les organizados ya en equipos de Misión.

Celebración de la Eucaristía. b) Envío Parroquial siguiendo el esquema que se le propone más arriba.

Reunión de coordinación con todos los misioneros y misioneras c) con el Párroco y la Comisión Parroquial.

Salida para la Casa Misión en los Sectores.d)

2:30 pm. Acogida en la Casa Misión.e)

Oración al Espíritu Santo. Repartición de tareas.f)

4:00 pm. Visitas casa por casa en el Sector.g)

7:00 pm. Primer tema en la Casa Misión: El Señor nos ha h) invitado a encontramos con Él y a seguirlo.

II. Segundo Tema: Dios te ama. Dios nos ama.

2. Segundo día: Lunes.2:30 pm. Llegada al Centro Parroquial.

2.45 pm. Oración delante del Señor presente en la Eucaristía. Se toma la lectura que se proclamará en la Casa Misión ese día.

3:30 pm. Evaluación del día anterior y planificación del día con todos los misioneros del Sector.

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4:30 pm. Bendición del Párroco o su delegado para ir a misionar.Salida a cada Sector. Visitas a las casas.

6:30 pm. Llegada a la Casa Misión.

7:00 pm. Inicio del encuentro en Casa Misión.Tercer Tema en la Casa Misión: El pecado. Jesús ten compasión de mí.

9:00 pm. Oración final del día. Asignación de tareas para el otro día. Despedida para volver a sus hogares. 3. Tercer día: Martes.El horario es igual que el día anterior Cuarto tema en la Casa Misión: Jesucristo, nuestro Salvador.

4. Cuarto día: Miércoles.El horario es igual que el día anterior Quinto tema en la Casa Misión: Jesús espera tu respuesta: La fe.

5. quinto día: Jueves.El horario es igual que el día anterior Sexto tema en la Casa Misión: La conversión.

En este día es muy importante que se pueda ofrecer la posibilidad del Sacramento de la Reconciliación.

6. Sexto día: Viernes.El horario es igual que el día anterior Séptimo tema en la Casa Misión: Jesús nos da el Espíritu Santo. 7. Séptimo día: Sábado.6:00 am. Rosario de la Aurora con el noveno tema: María, modelo de respuesta a la llamada del Señor.

2:00 pm. En la tarde el horario es igual que el día anterior Octavo tema en la Casa Misión: Jesús nos llama a vivir en la Iglesia.

8. Octavo día: Celebración Parroquial con todos los sectores.

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I. Celebración de la EucaristíaAcogida y Envío parroquial de los Misioneros

En la Eucaristía Parroquial con la que se iniciará la Misión en la Parroquia se puede seguir el orden de la bendición de los misioneros tal como establece el Bendicional. Hacemos la siguiente propuesta: en vez de la entrega de la Cruz se haga la entrega de la luz o de la Biblia y proponemos una oración.

Se prepara la Celebración de la Eucaristía: cantos, lecturas, moniciones, altar, ambón, leccionatios, ornamentos, flores, sonido. Tener las cruces que se entregarán a los misioneros.

Rito de entrada:

1. Monición ambiental.

2. Procesión: se sigue este orden:La Cruz procesionalEl Evangeliario2 personas con el letrero de los Sectores em que se tendrá y los Equipos de Misioneros.Ministros laicosDiáconosPresbíterosCelebrante que preside.

II. Liturgia de la Palabra:

1. Proclamación de la Palabra: Se toman las lecturas del Domingo.

Presentación de los misioneros: Según el Bendicional no. 350, “terminada la segunda lectura,

el diácono pronuncia los nombres de los que han de partir”. En el caso del Envío de los misioneros se pueden pedir que se pongan de pie los misioneros visitantes que serán llamados por su nombre y procedencia; los Misioneros Parroquiales y Misioneros Anfitriones, Animadores Musicales que irán por sectores a realizar la Misión Continental. Si son muchos se van llamando por grupo de misioneros: Misioneros Visitantes, Parroquiales, Anfitriones, Animadores Musicales. El diácono dice:

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Si son misioneros visitantes: Estos son los misioneros de la Parroquia de N., que cumpliendo

el mandato del Señor, vienen a anunciar el Evangelio entre nosotros.

Si son Misioneros Parroquiales, Visitantes, Animadores Musicales:

Estos son los misioneros de nuestra Parroquia de N., que cumpliendo el mandato del Señor, anunciarán el Evangelio en nuestros sectores.

Los misioneros responden a una a este llamado: “Aquí estoy Señor, envíame”

“Mientras se canta el versículo del Evangelio, el celebrante pone incienso; luego, omitiendo la acostumbrada bendición del diácono, dice en voz alta al diácono y a todos los misioneros:

El Evangelio que se proclama en esta casa de Dios anúncienlo de palabra y de obra a todo el pueblo, para que les sea revelado el misterio de Cristo y de la Iglesia.

2. Homilía:

3. Credo: (Se reza el Credo o se hace en forma de preguntas tal como se hace en la renovación de las promesas bautismales).

El que preside: Como misioneros y misioneras de Jesucristo iremos a proclamar y compartir nuestra fe. Antes de ir a comunicarla hagamos confesión de nuestra fe católica. 4. Envío de los Misioneros:

Monición: Vamos ahora a orar cantando, pidiendo al Padre que nos

regale su Espíritu, el gran don, el que descendió sobre María, el que descendió sobre los Apóstoles como fuego. Mientras cantamos, mientras oramos, el presidente se acercará al fuego del cirio, al único fuego, e irá pasando ese fuego a cada una de las velas que están sobre el altar. El fuego se repartirá sobre las diversas velas, como el Espíritu se repartió sobre los diversos apóstoles reunidos en oración. El único y mismo fuego del Espíritu, repartidos en lenguas sobre todos nosotros. Oremos, cantemos, pidamos ese fuego al Padre del cielo.

Realización del Gesto de Envío.

Monición a la recepción de la vela:Encenderemos ahora las velas que encendidas por el mismo

fuego salido del gran Cirio, que representa a Cristo Resucitado, y

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como símbolo de que nosotros sus misioneros haremos esta Misión Continental encendidos por el único fuego de su Espíritu Santo.

Mientras se encienden las luces todos cantan pidiendo el don del Espíritu Santo.

Celebrante: Padre santo que estás en el cielo, Tú has enviado a tu hijo Jesús al mundo para que realizara la misión que le encomendaste.Tu Hijo envió a sus apóstoles y discípulos a realizar la misma misión de salvación.Tú Espíritu Santo descendió sobre ellos y los impulsó a evangelizar por todo el mundo.Tu Espíritu ha descendido sobre nosotros en nuestro Bautismo y Confirmación y nos ha hecho hijos tuyos.Tu Espíritu nos confía ahora a nosotros la misión que le encargaste a tu Hijo.Nosotros, seguidores de tu Hijo, hemos sido enviados a realizar su misma misión.Nosotros, miembros de tu Iglesia, hemos sido enviados a evangelizar.Te damos gracias por el don de tu Espíritu, que nos ha hecho hijos tuyos.Te demos gracias por el don de la Iglesia, de la que nos has hecho miembros vivos.Te damos gracias por la Misión de tu Hijo, que nos has confiado a nosotros.Somos limitados y pecadores, pero recibimos de ti la gracia y la salvación.Confiados en Ti, fiados de tu Hijo, impulsados por tu Espíritu, imitando a María, nos entregamos a tu servicio, nos dedicamos a tu Reino, queremos servir al Evangelio, queremos realizar la Misión Continental.Gracias por enviarnos. Gracias por tu Espíritu Santo. Gloria ti por los siglos. Con Cristo, por Cristo y en Cristo echaremos las redes.Amén.

Se concluye rezando todos la Plegaria por la Misión Continental.

III. Liturgia Eucarística:

1. Presentación de las ofrendas: Se pueden presentar símbolos de la Misión: el logo, las

sandalias, el manual del misionero, la red, los remos, los misioneros, el tríptico.

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IV. Rito de Despedida:

1. Avisos:

2. Bendición final:

El diácono dice:Inclinen sus cabezas para recibir la bendición.

Celebrante:Dios Padre, que en Cristo ha manifestado su verdad y amor,les haga mensajeros del Evangelioy testigos de su amor en el mundo.

R/ Amén

Jesús, el Señor, que prometió a su Iglesiaque estaría con ella hasta el fin del mundo,dirija sus pasos y confirme vuestras palabras.

R/ Amén

El Espíritu del Señor esté sobre ustedes,para que, recorriendo los caminos del mundo,puedan anunciar el Evangelio a los pobresy sanar los corazones desgarrados.

R/ Amén

Y la bendición de Dios todopoderoso,Padre, Hijo † y Espíritu Santo,descienda sobre vosotros.R/ Amén

3. Despedida:El que preside: Les invito a que en este momento

saludemos a María, Madre de Cristo y de su Iglesia, primera discípula y primera misionera de su Hijo a que nos acompañe con su plegaria por esta Misión Continental y nos aliente con su protección. Dios te salve María.

El Diácono: Vayan a proclamar con sus vidas y sus palabras el Evangelio del Señor. Pueden ir en paz. 4. Canto Final.

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Capítulo SextoVisitas por las casas para anunciar el Kerygma

Durante la Semana de la Misión

Uno de los momentos importantes de la Semana de Misión Intensiva será la proclamación del Kerygma casa por casa, llevando el mensaje y el amor del Señor a todos y a todas.

Es importante fijar una hora adecuada para hacer estas visitas casa por casa de manera que podamos llegar a todos los de la casa.

Ayudaría mucho si los mensajeros del Sector tuvieran la lista de las familias que les corresponden con sus nombres y direcciones.

Los misioneros visitantes y mensajeros del Sector inician sus visitas proclamando la Buena Nueva. Se anunciará el Evangelio puerta por puerta, sin saltar ni correr hasta visi tar todas las familias asignadas.En estas visitas se seguirá este proceso:

1. Al llegar a la casa: saludamos con cariño y nos identificamos diciendo que somos católicos. Desde el primer momento demos a conocer lo que somos. 2. Familiarizarse con la persona: Se presentan, dicen sus nombres, de dónde vienen y dicen porque están visitándolos. Se interesan por conocer sus nombres. 3. Testimoniar la propia experiencia personal del Señor y de su Iglesia: Uno de los mensajeros da su propio testimo nio, con las características propias del anuncio Kerygmático. Puede seguir este modelo:

Hoy hermano(a) te traemos una Buena Noticia, y es que Dios te ama, a ti personalmente, incondicional, ese amor es para ti, Él toma la iniciativa. Pero nosotros no lo podemos percibir y nos alejamos por el pecado, el cual nos impide recibir ese amor que Dios quiere darnos.

Pero ¡qué bueno que hemos recibido esa buena noticia para que tú y yo seamos salvos!. Es que en su infinito amor nos dio a su Hijo único amado, para el que crea en Él no se pierda y tenga vida eterna; por eso Él murió en la cruz por ti y por mí, pagando a precio de sangre nuestra salvación. Él quiere que hagas tuya esa

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4. Invitar a la persona a que acepte a Jesús en su co razón y a orar juntos.

Se le hace esta pregunta directa y de frente: ¿Quiere usted aceptar a Jesucristo en su corazón como su Señor y su Sal vador? ¿Quiere usted que oramos juntos para pedir por su entrega a Jesucristo y para avivar en usted la presencia del Espíritu Santo en su vida?

Se hace una oración con la persona: imponiéndole las manos. Puede valer esta oración:

salvación por la fe, quiere que tú creas en Él, que le creas a Él, y creyendo en Él haya un cambio en tu vida, que es la conversión, que no es cambiarte de Iglesia, ni de vestidos, sino un cambio de corazón y de vida, y que lo reflejes a Él.

Esto lo logramos cuando recibimos el Espíritu Santo, Espíritu de verdad, de vida y alegría, y así él nos capacita para vivir una vida en comunidad, con la Iglesia, con los hermanos que viven la misma fe.

Señor Dios, te alabo y te bendigo porque Tú me amas tanto.Me reconozco pecador y te pido perdón por mis pecados.Creo que Cristo murió por mí, pagando con Su vida por mis pecados.Abrimos nuestro Corazón a Ti y te aceptamos como único Salvador, Rey y Señor de nuestra vida.Te pedimos Señor nos llenes de Tu Espíritu Santo para comenzar una Nueva Vida.Gracias Jesucristo.

5. Antes de salir de cada visita se le invita a la CASA MISIÓN donde se tendrá la MISIÓN CONTINENTAL y se les entrega una imagen del Señor con un anuncio del Kerygma.

6. Informe escrito a la Comisión Parroquial de la Misión:Los misioneros harán un informe escrito de las visitas

realizadas con el nombre de las familias visitadas, la dirección de la casa y la reacción de las personas que recibieron el anuncio del Señor.

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Capítulo SéptimoProclamación del Kerygma en la Casa Misión

Ha llegado el momento de la proclamación del Kerygma en la Casa Misión cuya finalidad especial es provocar un encuentro personal con Jesucristo que lleve a una fe inicial, a una conversión inicial y a la integración a una comunidad cristiana. Es bueno recordar tres elementos propios del Kerygma que no pueden faltar:

1. El Kerygma es una proclamación a viva voz de Jesucristo muerto, resucitado y glorificado. Esto quiere decir que lo importante es que se anuncie y que se escuche. Aun que se dé participación al grupo lo más importante que los misioneros testimonien su experiencia de salvación.

2. El Kerygma es un anuncio actual para cada persona y para la sociedad. No se trata de un hecho del ayer; un re lato de algo que sucedió ayer y que es muy interesante y nada más. Es el anuncio del “hoy” de la salvación de Dios que es Jesucristo y que vivo entre nosotros, que pretende que hoy nin guno endurezca su corazón, sino que acepte la salvación de Dios en su propia vida. 3. El Kerygma es un anuncio directo a cada uno y a todo el grupo. El objetivo es llegar a cada uno tocando a fondo en su corazón, disponiéndolo para que tome una decisión.

Les proponemos el programa de una Semana de Misión Intensiva, siguiendo este orden:

1. Primer día: Inicio en el Domingo. Primer tema en la Casa Misión: El Señor nos ha invitado a encontramos con El y a seguirlo.

Segundo Tema: Dios te ama. Dios nos ama.

2. Segundo día: Lunes.Tercer tema en la Casa Misión: El pecado. Jesús ten compasión de mí. 3. Tercer día: Martes.Cuarto tema en la Casa Misión: Jesucristo, nuestro Salvador.

4. Cuarto día: Miércoles.Quinto tema en la Casa Misión: Jesús espera tu respuesta: La fe.

5. quinto día: Jueves.

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Sexto tema en la Casa Misión: La conversión.Donde se pueda se ofrece la posibilidad del Sacramento de la Reconciliación.

6. Sexto día: Viernes.Séptimo tema en la Casa Misión: Jesús nos da el Espíritu Santo

7. Séptimo día: Sábado.Octavo tema en la Casa Misión: Jesús nos llama a vivir en la Iglesia. 8. Octavo día: Domingo.Celebración Parroquial con todos los sectores misionados. Ahora a continuación presentamos los ocho temas a tratar durante la Misión intensiva.

Primer día de Misión

En este primer día de Misión se desarrollan estos dos temas que van muy unidos y relacionados. El primer tema es una motivación, que puede hacerse en una media hora y luego seguir con el otro tema.

Primer TemaEl Señor nos ha invitado a encontramos

con El y a seguirlo

1. Recibimiento de los participantes. Acogida a los que van llegando. Se puede colocar el nombre de cada uno en un

distintivo o gafete. Se deja un momento para que se saluden entre ellos y conversen animadamente.

2. Cantos de ambientación que motiven al tema de hoy que trata sobre la llamada del Señor. Música animada

3. Invocación del Espíritu Santo cantada o rezada hecha con mucho fervor y unción

4. Introducción al tema:Nos alegra mucho compartir con Ustedes •

este primer encuentro de fe y amor.

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Es el Señor quien los ha llamado y los ha traído hasta aquí. El se ha valido de muchas maneras para invitarnos y traerles hasta aquí. Puede ser a través de un amigo o amigo que me invitó; o talvez oí la música; o recibí la carta de la Parroquia. No importa la manera lo importante es que el Señor te ha invitado para encontrarse contigo y con nosotros y para que empecemos un hermoso camino de fe que nos llenará de alegría grande y nos llevará lejos.

Casi todos los que estamos aquí fuimos bautizados cuando •éramos muy pequeños. Nuestros padres y madres nos llevaron a la Iglesia para recibir el mejor regalo que es la vida misma de Dios, quien nos hizo sus hijos muy queridos. En el Bautismo hicimos un compromiso que consiste en renunciar a todo lo malo y vivir la fe que es seguir a Jesucristo, quien nos lleva al Padre. Como éramos niños no supimos bien cuál era nuestro compromiso. Muchos fuimos al Catecismo, pero por una cosa o por otra nos alejamos.

Pero, ahora Dios quiere renovar esa invitación llena de amor •para que le sigamos y reavivemos su amor a El. Su deseo es que escuchemos su voz que nos dice: “Ven y sígueme”, que nos hagamos sus discípulos, que seamos parte del grupo que anda detrás de El siguiendo sus huellas, peregrinando por el Camino de salvación que es El mismo.

5. Escucha con atención esta llamada que el Señor te hace personalmente y nos hace a todos. Lectura: Mateo 9, 9-13.

Como hemos escuchado Jesús llama a todos y a todas sin •importarle si es bueno o malo; si es un pecador o un santo. A El le interesa cada persona y a todas las personas. No le interesa su pasado, su maldad y su mala fama como era el caso de Mateo. El sabía que Mateo era un publicano que no era honesto, que se hizo rico de manera corrupta y que tenía muy mala fama como cobrador de impuestos. Jesús tenía una preferencia especial por los pobres y pecadores: El se sabía enviado por el Padre a sanar a los enfermos sin importarle que lo criticaran por andar con gente pecadora. Pero, a Jesús lo que le interesa es que Mateo se salve, se sane y tenga vida y vida en abundancia. Para eso, le invita a seguirle, a ir detrás de El, a seguir su camino que da la verdadera felicidad.

Lo mismo quiere con cada uno de nosotros y con todos los •hombres y mujeres que vivimos en este mundo. El nos dice de nuevo: “sígueme”. A ti que talvez estás cansado, agobiado, atribulado, que se te cae el mundo arriba, que no encuentras salida a tu situación, que te sientes menos que

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todos por tu pecado, por tu vida pasada, que sientes que todos te desprecian, que la vida se te hace dura y difícil, el te llama y te dice “Sígueme”.

Esta es la Buena Noticia que Jesús te da en este momento: •“Ven y sígueme”. El te dice con amor grande: “Mira que estoy a la puerta y llamo: si uno escucha mi voz y me abre, entraré en su casa y comeré con él y él conmigo” (Ap 3,20).

Sólo se necesita que escuches su voz y abras tu corazón a •El y aceptas su invitación a seguirle.

6. Canción:

7. Testimonio de la llamada personal: Uno o una del Equipo da su testimonio de la propia llamada

que recibió del Señor.

8. Canto:

9. Oración final: Se les invita a todos a formar círculos de cinco a seis

personas para orar juntos. Todos se quedan en silencio. Se les invita a escuchar en silencio la llamada del Señor. Se leen estas palabras del Apocalipsis: “Mira que estoy a la puerta y llamo: si uno escucha mi voz y me abre, entraré en su casa y comeré con él y él conmigo” (Ap 3,20). (Se puede dar unos toques a la puerta cercana). Se invita a que en silencio cada uno deje resonar esta invitación en su corazón. Se deja un momento para que se pueda dar gracias al Señor por su llamada. Se concluye con el Padre Nuestro y Ave María.En el pequeño grupo se puede preguntar: ¿Cómo se han sentido en este encuentro? ¿Qué le ha llamado la atención? Luego, se invita a darse el abrazo de paz diciéndose: “El Señor te dice: “Ven y sígueme”.

10. Avisos para el próximo encuentro.

11. Cantos alegres.

Segundo TemaDios te ama. Dios nos ama

1. Recibimiento de los participantes. Acogida a los que van llegando. Se deja un momento para que se saluden entre ellos y conversen animadamente.

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Cantos posibles: Dios es amor, la Biblia lo dice. El amor del Señor es maravilloso. Yo siento Señor que tú me amas. 2. Cantos de ambientación que motiven al tema de hoy que trata sobre el amor de Dios hacia nosotros. Música animada.

3. Invocación del Espíritu Santo cantada o rezada hecha con mucho fervor y unción pidiéndole que nos haga sentir que Dios nos ama con amor entrañable.

4. Introducción al tema:En nuestro primer encuentro hemos escuchado la llamada •del Señor que nos dice: “Ven y sígueme”. Esta llamada de Jesús tiene una gran explicación: su Padre nos ama a cada uno con gran predilección y nos ama a todos y a todas con un amor total.

Todos y todas hemos experimentado el amor hacia nosotros •de parte de alguna persona. Todos y todas hemos sido amados y somos amados por muchas personas y a su vez nosotros amamos a mucha gente. Cuando nos sentimos amados y amamos nos sentimos vivir y el corazón se nos llena de alegría y felicidad.

Si eso lo podemos decir de cualquier amor humano, cuánto •más lo podemos decir del amor grande de nuestro Dios, que nos ama con un amor incondicional y gratuito. No nos ama porque seamos buenos, sino por puro amor. Ese amor no se gana ni se vende; sólo se recibe y se acepta. Es un amor eterno porque es desde siempre y para siempre. Es un amor misericordioso y compasivo que no tiene en cuenta nuestros pecados. Siempre nos perdona y acoge. Es un amor sin límites y sin fin. El nunca se cansa de amar. Es un amor universal porque El ama por igual a buenos y a malos. Es un amor paciente, porque no se cansa de esperar nuestro regreso.

El nos muestra su amor constantemente y de muchas •maneras. Su primera manifestación de amor hacia nosotros es habernos creado a su imagen y semejanza. Así lo quiso y realizó cuando dijo: “Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra” (Gn 1,26). El ser humano

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es el único que Dios ha amado por sí mismo concediéndonos dignidad, inteligencia, voluntad y capacidad para amar y para participar de su poder creador y transformador.

Y todavía más nos regaló toda la creación la que puso a •nuestra disposición y dominio al decir: “llenen la tierra y sométanla” (Gn 1,28). Nos estableció en un jardín y sembró en nuestros corazones el deseo de vivir y de aspirar siempre por este paraíso en esta tierra y en la eternidad.

Pero, su amor llegó más lejos cuando no nos entregó al poder •de la muerte cuando por nuestra desobediencia entró el mal en el mundo. Al contrario,

Inició un proceso de salvación a través del pueblo de Israel, a quien guió por medio de los profetas.

Pero su amor llegó a lo último, cuando envió a su propio •Hijo quien dio su vida por ti y por mí para que pudiéramos ser sus hijos y hermanos de todos y de todas, ser libres y ser verdaderamente felices. Como lo dice San Juan: “Tanto amó Dios al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en El no perezca sino que tenga vida eterna.” (Jn 3,17). Y aún más nos ha regalado su mismo Espíritu para que pudiéramos ser sus hijos (Rom 8,14)

Entonces, lo más importante es dejarnos amar por •Dios. Muchas veces estamos muy afanados por demostrar amor a Dios. Pero, lo más importante es dejarnos amar por El, cuyo amor “ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado” (Rom 5,5). En la medida que permitamos que su amor actúe en nosotros en esa misma medida seremos capaces de responderle a Dios y de amar a nuestros hermanos.

•Esta es la Buena Noticia que Jesús, el Hijo Único del Padre, nos ha traído: Dios es amor y quien acepta este amor El lo hace sus hijos (cfr Jn 1,12). Esta es la gran invitación que El nos hace: ¡Déjate amar por mí! ¡Acepten mi gran amor por ustedes!

5. Escucha con atención estas palabras del Señor en las que El te expresa su amor. A todos nos gusta que quien nos ama nos lo diga. Dejemos ahora que el Señor te diga cuánto te quiere.

(Un lector o lectora proclama la frase bíblica leyendo desde la Biblia despacio y con unción. El que proclama este Kerygma hace un breve comentario inspirándose en la lectura)

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«No temas, que yo te he rescatado, te he llamado por tu nombre. Tú eres mío, eres precioso a mis ojos, eres estimado, y yo te amo. (Is 43, 1.4)

Estas palabras que el Señor dirigió a su pueblo Israel hoy te la dirige a ti y a mí. Cada uno de nosotros es hechura suya. Como dice el Salmo 139: “Porque tú mis riñones has formado, me has tejido en el vientre de mi madre; yo te doy gracias por tantas maravillas: prodigio soy, prodigios son tus obras. Mi alma conocías cabalmente, y mis huesos no se te ocultaban, cuando era yo formado en lo secreto, tejido en las honduras de la tierra” (v 13-15).

¿Acaso olvida una mujer a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque ésas llegasen a olvidar, yo no te olvido. Míralo, en las palmas de mis manos te tengo tatuada, tus muros están ante mí perpetuamente (Isaías 49,15).

Todos sabemos y valoramos lo que significa el amor de una madre. Pero, cualquier madre puede fallar en su amor por diversas circunstancias. Pero, el Señor que nos ama con un corazón de madre, nos ama infinitamente mucho más. El siempre está con nosotros cuidándonos, protegiéndonos, guiándonos, perdonándonos y esperando nuestro amor

“Cuando Israel era niño, yo le amé, y de Egipto llamé a mi hijo. Yo enseñé a Efraím a caminar, tomándole por los brazos, pero ellos no conocieron que yo cuidaba de ellos. Con cuerdas humanas los atraía, con lazos de amor, y era para ellos como los que alzan a un niño contra su mejilla, me inclinaba hacia él y le daba de comer” (Os 11,1.3-4).

Dios nos trata como un padre cariñoso que nos carga en sus rodillas, nos abraza y nos da a conocer su voluntad. El nos quiere tener siempre a su lado como hijos obedientes. Son para ti y para mi estas hermosas palabras del Señor: “Yo seré Dios para él y él será hijo para mi” (Ap 21,7).

“Hasta los cabellos de su cabeza están todos contados. No teman” (Lc 12, 7).

El Padre que hace salir el sol para buenos y malos nos cuida y se preocupa de nosotros hasta en los últimos detalles. Ninguno de

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nosotros ha contado los cabellos de su cabeza pero El sí los tiene contados. Por eso, no necesitamos preocuparnos de qué vamos a comer, qué vamos a beber, con qué vamos a vestirnos “pues ya sabe su Padre celestial que tienen necesidad de todo eso” (Mateo 6,25-34).

“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados” (1 Jn 4,10).

Es Dios quien nos ha amado primero. El es el que tomó la iniciativa de amarnos. Es El quien nos ha llamado a la vida y destinándonos a ser sus hijos amados. Realmente su amor es un derroche de bondad y cariño para con nosotros.

6. Canción:

7. Testimonio de la llamada personal: Uno o una del Equipo da su propio testimonio del amor que

Dios le tiene.

8. Canto:

9. Oración final: Se colocan en pequeños grupos para la oración. Se invita a que

todos permanezcan en silencio para que dejen resonar en su corazón la voz amorosa del Señor que le habla a su corazón (5 minutos). Se entona la canción: “Yo siento Señor que tú me amas”.

Se deja un momento para que algunos digan en qué momento de su vida ha sentido el amor de Dios. Luego, se da tiempo para que el que quiera dé gracias y alabe al Señor por ese amor grande que ha recibido.

Se concluye rezando juntos el Padre Nuestro, Ave María y Gloria.


11. Cantos alegres.

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Segundo día de la Misión

Tercer TemaEl pecado, rechazo del amor de Dios

0. Orientaciones para la preparación: El objetivo de este encuentro es que todos comprendan que el pecado es una ofensa a Dios, que rompe el plan de Dios para que no se realice el Reino de amor, justicia y paz y daña a las personas, a las familias, a la sociedad y al ambiente. Se pueden colocar en las paredes recortes de periódicos que traten de situaciones dolorosas, pecaminosas y destructoras de la persona para destacar la realidad del pecado en el mundo. O también se puede hacer un noticiario al estilo de la televisión destacando los elementos de pecado personales, familiares y sociales.


2. Cantos de ambientación que motiven al tema de hoy que trata sobre el pecado que es rechazo del amor de Dios. Cantos posibles: Hoy perdóname, Cuántas veces Señor yo pequé. Si el pecado llega a tu corazón, Padre, he pecado contra el cielo y contra Tí. Música animada


4. Introducción al tema. En nuestro pasado encuentro vimos con alegría qué grande es el amor de Dios por cada persona y por todos nosotros. Pero, si miramos a nuestro alrededor descubrimos muchas dificultades y problemas que nos hacen descubrir que hay una “cultura de muerte”, en la que se dan y se repiten muchos hechos que nos alejan de Dios y nos destruyen como personas,

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como familia y como pueblo. Sería bueno que veamos algunas de esas situaciones.

Me atrevería a preguntarles: ¿Cuáles son los pecados que más se dan entre nosotros?(Se deja un momento para que respondan esta pregunta).Todas estas situaciones crean en nosotros desconcierto, desaliento y desánimo. ¿Nos hacen surgir muchas preguntas profundas: por qué sucede todo esto? ¿Por qué nos destruimos? ¿Por qué existe el mal entre nosotros? ¿Por qué la muerte que troncha la vida? Lo expresamos en disgustos, quejas y lamentos como queriendo así buscar caminos nuevos. Y lo que es peor, sentimos miedo a la muerte, a ser destruidos por los otros, a desaparecer. Ese miedo nos impide relaciónanos, comunícanos y ámanos. Entonces, nos vivimos defendiendo; preparados al ataque y agresivos unos contra otros.Algunos caen en la tentación de dudar del amor de Dios y hasta de su existencia.Pero si nos acercamos a las Sagradas Escrituras podemos encontrar una Palabra que viene de Dios, en la que se nos descubre que la causa profunda de esta situación es el pecado. Pecado que es desobedecer a Dios, haciendo lo que a uno le parece y le guste sin tener en cuenta el plan de Dios con las personas, las cosas, la naturaleza y el universo. Se trata de un rechazo al amor de Dios, olvidando que cada uno es una criatura de Dios y que no podemos pretender ser felices a espaldas de Dios o, lo que es peor, en contra de Dios. Para explicarnos esto la Biblia nos presenta la historia del pecado de Adán y Eva que es el retrato de mi pecado, del tuyo y el de toda la gente, como leemos en Génesis 3.

5. Escucha con atención esta Palabra del Señor Lectura: Génesis 3.Analicemos paso por paso esta lectura:

5.1. En primer lugar, si nos fijamos en esta historia encontramos expresado el amor de Dios a toda la humanidad cuando crea al hombre y a la mujer, a su imagen y semejanza. Aún más El les preparó un jardín hermoso y maravilloso.

Dios estaba siempre cerca de ellos y se paseaba por el jardín a la hora de la brisa, compartiendo con ellos. A los dos los hizo compañeros y amigos que se amaban y les encomendó la creación entera. Vivían en una hermosa armonía con Dios y entre ellos.

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Esta paz llegaba hasta los animales y las plantas, a quienes ellos le pusieron nombre.

5.2. Solamente Dios les puso un límite, que les recordaba su ser criatura, sujeta a su voluntad. Traspasar ese límite les traería consecuencias muy tristes, ya que se expresaría así su expresa voluntad de hacer lo que quisieran, a su gusto y a sus anchas.

De una manera poética la Palabra lo refiere así: «Y Dios impuso al hombre este mandamiento: «De cualquier árbol del jardín puedes comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres de él morirás sin remedio» (Gn 2,16-17).

5.3. Tristemente Adán y Eva prefirieron seguir los deseos de su curiosidad, se dejaron atraer por el árbol que se les presentaba «bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría» (On 3, 6).

Se dejaron llevar de la serpiente infernal que siempre quiere convencer que Dios no nos ama y que cuando nos prohíbe algo es porque no quiere nuestro bien y lo que busca es fastidiar nuestra existencia. Entonces se decide la mujer a comer y luego el hombre se deja seducir.

5.4. Entonces, entraron en el mundo todas las consecuencias de la desobediencia y rebelión contra Dios. Lo primero que les entra es miedo a Dios. Ya no salen a encontrarlo sino que se esconden. Temen su reproche y su castigo. Se sienten desnudos ante El. Se rompe la paz con Dios y entra el remordimiento, el vacío, la destrucción interior de su propio ser.

Luego, viene la acusación de uno contra el otro. El hombre acusa a su mujer: «La mujer que me diste por compañera medio del árbol y comí» (v.12). Nace así la división entre ellos. Ese es el fruto del pecado: desunidos de Dios nos atacamos, nos acusamos y rehuimos de aceptar nuestra propia realidad y nuestro propio fracaso.

Es el fruto del padre de la mentira que nos lleva a caer en la mentira continua. La primera gran mentira es el mismo pecado, que se nos aparece como algo bueno e interesante para mí, aunque en realidad es una destrucción e inconveniencia para mi vida. Luego viene la otra mentira que es negar el pecado. Esta frase «Yo no tengo pecado» la repetimos continuamente. Si he cometido algo malo es por culpa de los otros que me hicieron caer.

Así el pecado que es rebelión contra Dios se vuelve desintegración y división entre los seres humanos.

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Luego, Eva arremete contra la serpiente: «la serpiente me sedujo y comí» (v. 13). Es verdad que el Maligno con todas sus seducciones nos hace tambalear y siempre nos acecha para destruimos. Pero, sólo si yo le doy cabida en mi corazón es que él puede conquistarme. El pecado es una decisión libre y personal que uno hace contra el amor de Dios.

También se destruye la relación hermosa con la creación. Contrariado consigo mismo y con los otros también se rompe la armonía con la creación volviéndose contra ellos. Entonces apareció el sufrimiento del trabajo, los dolores en la procreación, y la misma naturaleza se le volverá difícil para dominarla. También el hombre se volverá contra las plantas, los ríos y animales.

Se rechazó el plan amoroso de Dios y entró el mal al mundo cuya consecuencia más terrible es la muerte. El señor de la muerte, el diablo, se introdujo en el corazón humano, trayendo el pecado que lleva al miedo a la muerte que esclaviza a los que se le someten (ver Hebreos 2,14-15).

Este miedo a morir nos hace defender nuestro yo con rabia y fuerza, sin importamos Dios ni los otros. Lo que importa es cuidar su yo de cualquier ataque venga de donde venga. Lo importante es protegerlo con poder y dinero y complacerlo en todos sus caprichos y deseos.

De ahí las ambiciones, prepotencias, orgullo desmedido, la agresividad, las injusticias, los abusos, la búsqueda de supersticiones y espiritismo, desconfianza en Dios....

Resumiendo podemos decir que ante un Dios que nos ama más que un padre y una madre le desobedecemos como hijos rebeldes. Ante un Dios que nos ama más que un esposo a su esposa le respondemos con el pecado, que es un adulterio, buscando otros dioses que no dan vida ni felicidad. Ante un Dios fiel y firme en su amor, le respondemos con infidelidad, rechazo y olvido de su amor.

5.5. Pero, todo no está perdido. Su amor es más fuerte que la muerte y el mismo día de la desobediencia y del fracaso, El prometió un Salvador que nos rescataría del poder del pecado y de la muerte: «enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar» (Go 3,15).

Esa es la Buena Noticia que deseamos comunicarte en este día: ese Salvador ya ha llegado. Es Jesucristo, que a precio de su sangre nos ha salvado. El quiere entrar en tu corazón, llenarte de su Espíritu y liberarte de todo pecado que te haga permanecer

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esclavizado, lejos de Dios y de tus hermanos. Abre tu corazón para que verdaderamente puedas ser feliz y recibir su paz.

6. Canción:

7. Testimonio de la liberación del pecado. Uno o una del Equipo da su testimonio de su vida de pecado

y cómo Dios lo rescató de este pecado.

8. Canto:

9. Oración final: Se colocan en grupos de 5 a 6 personas. Se invita a que

todos se pongan de rodillas y que permanezcan en silencio en su propio grupo, para que cada uno haga un examen de conciencia y descubra en qué ha pecado ante Dios y sus hermanos.

Luego se hacen peticiones de perdón a la que responden todos: Señor Jesús, ten compasión de mí que soy un pecador.

• Por las veces que no he escuchado tu Palabra con atención y amor.

• Por las veces que he desconfiado del amor de Dios.• Por las veces que he creído en supersticiones y brujerías.• Por las veces que he tomado el nombre de Dios en vano.• Por las veces que he hablado mentiras.• Por las veces que he creado división. Por las veces que he dejado

corromper por los vicios.• Por las veces que me he dejado llevar de la envidia y la

ambición.• Por las veces que me he dejado llevar de los deseos sexuales

egoístas.• Por las veces que he cometido injusticias contra otras personas.• Por las veces que he sido indiferente a la situación de los más

pobres.

(El que quiera puede añadir otras peticiones de perdón)

Se concluye rezando todos: Yo confieso. Luego se reza el Padre Nuestro con las manos unidas. Ave María. La Paz.


11. Cantos alegres.

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Tercer día de la Misión

Cuarto TemaJesucristo es nuestra Salvación

1 . R e c i b i m i e n t o d e l o s participantes. Acogida a los que van llegando. Se deja un momento para que se saluden entre ellos y conversen animadamente.

2. Cantos de ambientación que motiven al tema de hoy que trata sobre Jesucristo nuestra salvación. Por ejemplo: Jesucristo. Cristo libertador. En Jesús puse toda mi esperanza.


4. Introducción al tema: En el pasado encuentro descubrimos la realidad dura del pecado que nos está destruyendo como personas como familia y como sociedad. Muchas veces sentimos el peso del pecado en nuestras vidas y en la sociedad. A veces, llegamos a pensar que todo está destruido y que no vale la pena seguir luchando consigo mismo ni con la familia ni con este mundo con tantos problemas y maldades. Y decimos: ¡Basta! ¡Ya no puedo más! ¡No hay solución posible! Eso mismo le pasaba a San Pablo que llegó a decir: “Descubro, pues, esta ley: aun queriendo hacer el bien, es el mal el que se me presenta. Pues me complazco en la ley de Dios según el hombre interior, pero advierto otra ley en mis miembros que lucha contra la ley de mi razón y me esclaviza a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Pobre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo que me lleva a la muerte?” (Rom 7,21-23). Hay en nosotros esa realidad del pecado que nos lleva a la muerte. Y, peor aún, el maligno, el Señor de la muerte, nos mete miedo a la muerte que nos reduce a la esclavitud del pecado (cfr Heb 2,14-15). Ahí está la gran amenaza constante del ser humano: la muerte física y espiritual. Queremos vivir, queremos la felicidad, queremos el bien, pero cada rato se nos atraviesa el pecado que

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nos daña y nos hace temer a la muerte. Por eso, no podemos amar de verdad. Y, por lo mismo, vivimos insatisfechos con nosotros mismos: con nuestro carácter, nuestros defectos, nuestros dolores, con nuestra familia, con los vecinos, con nuestra edad, con nuestro color, con nuestra situación económica; no podemos soportar lo que va contra nosotros y nos entristecemos y hasta nos amargamos. Ante esta dura realidad te traemos una Buena Noticia de Salvación. Hay una solución que no es una idea ni una filosofía ni sólo una regla moral. Es una persona que es Jesucristo; es un acontecimiento de salvación que es Jesucristo, muerto y resucitado que da vida y vida abundante. Por eso, con San Pablo decimos: “¡Gracias sean dadas a Dios por Jesucristo nuestro Señor!… ninguna condenación pesa ya sobre los que están en Cristo Jesús. Porque la ley del espíritu que da la vida en Cristo Jesús te liberó de la ley del pecado y de la muerte” (Rom 7,25 y 8,1-2). Porque “el Padre ama al Hijo y ha puesto todo en su mano. El que cree en el Hijo tiene vida eterna” (Jn 3,35-36a). Y el mismo Jesús lo testimonia: “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en El no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por El” (Jn 3,16-17). Cristo ha roto las cadenas de la muerte y del pecado que nos esclaviza. Su muerte ha sido destrucción del pecado y de la muerte, del egoísmo, de la maldad, de la injusticia, de la mentira, de toda opresión personal y social. El nos ha liberado para ser libres para siempre. Su resurrección nos ha traído la posibilidad de tener vida y vida para siempre. Ahora podemos amar a Dios y a nuestros hermanos porque en Cristo hemos vencido el miedo a la muerte. Ya somos capaces de dar la vida por los demás y entregar nuestra vida sin miedo. Por eso, podemos ser Iglesia, vivir en Iglesia, como signo claro de ese amor a Dios y a los hermanos. Ya nada ni nadie nos puede separar de Cristo y de su Padre y nadie nos puede separar de los hermanos y hermanas.

5. Escucha con atención esta proclamación de Jesús como tu Salvador y Salvador de toda la humanidad. (En este momento se proclaman estos textos bíblicos con una breve introducción del animador. Leen las citas una o varias personas del Equipo)

51. Jesucristo es la Única respuesta y solución de Dios Padre a la humanidad que busca con ansias su salvación. Es la Única verdadera, total, definitiva y completa.

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“Sepan ustedes y todo el pueblo de Israel que ha sido por el nombre de Jesucristo, el Nazareno, a quien ustedes crucificaron en una cruz y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por su nombre y no por ningún otro se presenta éste aquí sano delante de ustedes. El es la piedra que ustedes, los constructores, han despreciado y que se ha convertido en piedra angular. Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos.»

5.2. Jesús es el Liberador y Salvador de todo hombre y mujer que viene a este mundo. Su mismo nombre indica su misión salvadora: Jesús quiere decir Dios salva.

Vino a Nazareth, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura. Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito: El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor. 4:20 Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él. Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura, que acaban de oír, se ha cumplido hoy.» (Lucas 4,16-22)

5.3. Para salvarnos tomó nuestra condición humana, cargó con nuestras culpas. El se hizo uno de nosotros para destruir en su propio cuerpo las cadenas del pecado y de la muerte que nos oprimían.

“El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz” (Fil 2,6-8).

5.4. Jesucristo nos ha salvado a precio de su propia sangre, purificándonos del pecado y liberándonos del pecado y de la muerte. Degollado como Cordero inocente, El quitó el pecado del mundo.

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En efecto, cuando todavía estábamos sin fuerzas, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos; en verdad, apenas habrá quien muera por un justo; por un hombre de bien tal vez se atrevería uno a morir; mas la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros. (Rom 5,6-8).

5.5. Con su muerte y resurrección ha destruido el poder de la muerte y le ha quitado su fuerza y su dominio al señor de la muerte, el Diablo. El vive y da vida. La última palabra no la tiene la muerte ni el pecado con sus mentiras, injusticias, maldad y corrupción. La última palabra la tiene Dios. Ha vencido la vida, la verdad, la justicia, el amor y la libertad.

Por tanto, así como los hijos participan de la sangre y de la carne, así también participó El de las mismas, para aniquilar mediante la muerte al señor de la muerte, es decir, al Diablo, y libertar a cuantos, por temor a la muerte, estaban de por vida sometidos a esclavitud. (Hebreos 2,14-15).

Y cuando este ser corruptible se revista de incorruptibilidad y este ser mortal se revista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: la muerte ha sido devorada en la victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? El aguijón de la muerte es el pecado; y la fuerza del pecado, la Ley. Pero ¡gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por nuestro Señor Jesucristo! (1 Corintios 15,54-57).

5.6. Esta salvación es para ti y para todo el mundo: Todos estamos llamados a participar de esta alegría y paz que proporciona Jesucristo en nuestro corazón. El nos asegura que quien cree en El tiene vida eterna. No se trata de historias del ayer. Esta salvación de Cristo es para ti hoy. Por ti derramó su sangre. Resucitó para que tú seas creatura nueva y puedas ser plenamente feliz. El quiere salvar tu vida, tu familia, tu mundo. El quiere crear un hombre nuevo y una mujer nueva; un mundo nuevo y una creación nueva. El quiere que seamos parte activa de su Reino y en su Reino.

Porque, si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo. Pues con el corazón se cree para conseguir la justicia, y con la boca se

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confiesa para conseguir la salvación. Porque dice la Escritura: Todo el que crea en El no será confundido. Que no hay distinción entre judío y griego, pues uno mismo es el Señor de todos, rico para todos los que le invocan. Pues todo el que invoque el nombre del Señor se salvará. (Rom 10, 9-13).

6. Canción:

7. Testimonio de la llamada personal: Uno o una del Equipo da su testimonio de su experiencia de

Jesús como salvador de su vida.

8. Canto:

9. Oración final: Todos se colocan en grupos de 5 a 6 personas. Se coloca en

el centro una imagen de Jesús, preferiblemente la del símbolo de la Misión. Todos la contemplan en silencio. Luego, los que quieren comparten su experiencia personal con Jesucristo. Luego, se hace una alabanza y acción de gracias a Jesucristo por su amor y entrega a nosotros. Se concluye con el Padre Nuestro, Ave María, Gloria.


11. Cantos alegres.

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Cuarto día de la Misión

quinto TemaEl Señor espera tu respuesta: fe en El

0. Orientaciones para la preparación:

1. Recibimiento de los participantes. Acogida a los que van llegando. Se deja un momento para que se saluden entre el los y conversen animadamente.

2. Cantos de ambientación que motiven al tema de hoy que trata de la fe y de la conversión al Señor. Música animada. Cantos posibles: Busca primero. Pon tu corazón. Háblame. Puedo confiar en el Señor.


4. Introducción al tema:Cuando una persona escucha la Palabra y ha sentido al

Señor en su corazón hay una pregunta que surge desde dentro del corazón: ¿qué tengo que hacer de ahora en adelante? Así le pasó a la multitud reunida en el día de Pentecostés: «Al oír esto, dijeron con el corazón compungido a Pedro y a los demás apóstoles»: ¿qué hemos de hacer, hermanos? De seguro que es también la pregunta que está inquietando el corazón de cada uno de ustedes y que está buscando una respuesta clara y precisa. Te invitamos a seguir con atención la respuesta que Jesús te da hoy para ti y a todos nosotros. 5. Escucha con atención esta llamada que el Señor te hace personalmente y nos hace a todos a creer en El. Primer lector: Marcos 1,14-15. 2º. Lector 2: Hechos 3,37-41. Lector 3: Romanos 10, 8-9.

La gran invitación de Jesús a todos los que le escuchaban era muy clara y precisa: «Conviértanse y crean en la Buena Noticia»

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(Me 1,15). Esta es la misma respuesta que el Señor te da hoya ti y a todo el que quiera seguirle: conviértete y cree en mí.

Es la respuesta que Pedro da a la multitud entusiasmada de Jerusalén: «Conviértanse y que cada uno de ustedes se haga bautizar en el nombre de Jesucristo» (Hch 2,18).

¿qué es creer en Jesús?Lo primero que hay que decir es que la fe es un regalo de

Dios, que nos elige y nos llama para seguirle a través de su Hijo. Como muy bien dice San Pablo: « Han sido salvados por la gracia mediante la fe y esto no viene de ustedes, sino que es don de Dios. Tampoco viene de las obras para que nadie se gloríe».

En segundo lugar, la fe es una respuesta personal de amor a Dios. La fe es darle un sí lleno de amor al Señor, poniéndonos en sus manos de Padre y disponiéndonos para que El haga su voluntad en nosotros. En este sentido, la fe consiste en aceptar su palabra, aferramos a su voluntad y decidimos a caminar detrás de El con una confianza grande.

La Fe es apoyar toda nuestra vida en Dios como roca firme. Es saberse seguros de que todo lo que El haga y por dónde El nos guíe es lo mejor para mí y para toda la humanidad.

La fe consiste en tener a Dios como el Único Señor de mi vida Es poner todo lo demás como añadidura, buscando el Reino de Dios y su justicia (Mt 6, 33).

Cada vez que hablamos de fe, el nombre de Abraham suena en seguida, porque él se decidió por el Señor, escuchó su llamada y se puso en camino sin saber hacia dónde iba sólo confiando en la Promesa de Dios. Y eso es la fe: ponerse en camino como Abraham hacia donde Dios nos lleve en nuestro peregrinar por la tierra.

En la fe no se trata de que Dios me complazca en mis peticiones y deseos. No se tiene fe porque Dios hace cosas que a mí me gustan. La fe es buscar la voluntad de Dios y cumplirla aunque muchas veces sus caminos no sean nuestros caminos.

La fe se convierte así en fuerza que nos hace avanzar aún en medio de las dificultades más grandes y nos hace salir vencedores. Así lo expresa hermosamente la Carta a los Hebreos cuando canta la fe de tantos hombres y mujeres que supieron hacer grandes obras (Hebreos 11).

Así lo atestigua la historia de nuestra Iglesia con su legión de hombres y mujeres de todos los pueblos y razas que por la fe supieron dar sus vidas, hacer grandes hazañas y vencer terribles obstáculos.

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6. Canción:

7. Testimonio de la llamada personal: Uno o una del Equipo da su testimonio de su experiencia de

Jesús como salvador de su vida.

8. Canto:

9. Oración final: Se coloca en el centro una imagen de Jesús, preferiblemente

la del símbolo de la Misión y una luz grande que la ilumine. Se pueden apagar las luces. Todos contemplan la imagen en silencio.

Se les invita a que en silencio se hagan esta pregunta: ¿qué respuesta le doy al Señor Jesús que me está llamando? Los que quieran pueden decir en voz alta su respuesta al Señor. Luego, el que dirige puede hacer estas tres preguntas que nos hicieron en el Bautismo; los que quieran levantan su mano derecha y responde: Sí, creo.

¿CREES• en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra?

¿CREES • en Jesucristo, su Único Hijo, que nació por obra del Espíritu Santo del seno de la Virgen María, que por nosotros murió y resucitó y está sentado a la derecha del Padre?

¿CREES• en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia Católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados y en la resurrección de los muertos?

Se concluye con el Padre Nuestro, Ave María, Gloria.


11. Cantos alegres.

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quinto día de la Misión

Sexto TemaLa conversión

0. Orientaciones para la preparación:


2. Cantos de ambientación que motiven al tema de hoy que trata de la conversión al Señor. Música animada. Cantos posibles: Busca primero. Pon tu corazón. Háblame. Puedo confiar en el Señor.

3. Invocación del Espíritu Santo cantada o rezada hecha con mucho fervor y unción.

4. Introducción al tema.En este día el Señor nos sigue invitando a cada uno y a

cada una a decidirnos por El para que tengamos vida y vida en abundancia y para que de nosotros brote una fuente de vida que llene de vida a nuestras familias, sectores y ambientes.

Sólo se necesita dar un paso firme de convertirnos a El, es decir, de hacer de nosotros la manera de ser, de sentir y de actuar de El, dejando atrás todo lo que no corresponda a su Palabra y a su Reino de amor, de verdad, de justicia y de paz. Es disponernos a dejarnos transformar por El.

Escucha con atención esta llamada que el Señor te hace personalmente y nos hace a todos a convertirnos a El. LECTOR 1: Marcos 1, 14-20. Lector 2: Marcos 7, 14-23.

5. Profundización de la Palabra: La fe, que es don de Dios implica, entonces, una decisión

personal de hacer que nuestra vida concuerde con el proyecto de Dios y de su Reino. En otras palabras, la fe lleva a la conversión.

La palabra conversión quiere decir cambio de mentalidad, que es la manera de pensar que una persona tiene

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que la lleva a reaccionar y actuar de una manera determinada. Es cambio desde dentro y cambio total. Conversión es pasar de una cosa a otra, de una manera de ser, de vivir y actuar a otra manera diferente y nueva. Conversión es volverse otra cosa diferente a lo que uno era.

La conversión es volverse a Dios y dejarse transformar por El. Una vez que una persona se encuentra con Dios y descubre que El es el tesoro escondido y la perla más preciosa «por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y lo compra» (Mt 13,44). Este volverse a Dios es el primer paso y el fundamento de una verdadera conversión ya que es El quien realmente nos transforma y nos cambia por dentro con la fuerza de su Espíritu Santo.

Es el Señor quien nos hace hombres y mujeres nuevos. Como dice San Pablo, estamos llamados a revestimos del «Hombre Nuevo, creado según Dios, en la justicia y santidad de la verdad» (Efesios 4,24).

Esta conversión es renovación de la mente, del corazón y del actuar personal. Implica un cambio radical de vida, dejando atrás el pecado, despojándose «en cuanto a su vida anterior, del hombre viejo que se corrompe siguiendo la seducción de las concupiscencias» (Efesios 4,22).

La conversión es, en primer lugar, una renovación de a) la mente, es decir, de nuestra propia mentalidad. Todos sabemos que la dirección del cuerpo y de la persona está en su cabeza y en su mente. Las ideas son las que mueven el comportamiento y provocan los deseos y sentimientos. Entonces, convertirse será primeramente lograr que la mentalidad de Jesús sea la nuestra. Es decir que la persona haga propia su manera de pensar, sus palabras, su doctrina, su forma de reaccionar ante los problemas, sus criterios para juzgar y actuar, sus principios de vida, sus motivaciones profundas, su causa y su proyecto del Reino.

La conversión es, también, cambio de corazón.b) Se trata de tener « los mismos sentimientos de Cristo Jesús» (Filipenses 2,5), desterrando de nosotros todos los odios, ira, resentimientos y cualquier mal deseo y mala intención que se abrigue en nuestro interior. Se busca que nuestro corazón sea un corazón puro, del que brote todo sentimiento y obra buenos (ver Marcos 7,20-23).

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La conversión es un cambio de comportamiento que c) lleva a una nueva manera de vivir. La conversión implica una vida antes de conocer a Cristo y otra manera de vivir después de conocerlo. Por los frutos de nuestra vida se verá si hay verdadera conversión o es sólo una conversión por fuera, como un barniz que no ha tocado el corazón de la madera.

Surge así una vida nueva, dejando atrás las obras de las tinieblas y de la carne: «fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias, embriagueces, orgías y cosas semejantes» (Gal 5,19-20). Esta vida nueva se verá, sobre todo, en los frutos del Espíritu Santo en nosotros: «amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí» (Gálatas 5,22-23).

La conversión es personal y se proyecta en la cultura

y sociedad en que vivimos.Convertirse, es una decisión personal, que nace de un

encuentro de amor de Dios y cada persona. Nadie puede convertirse por otro y nadie puede obligar a otro a dar ese paso de conversión. Cada uno tiene que hacerlo por sí mismo y en el momento que Dios y cada persona lo decida.

Pero, la conversión tiene una consecuencia o repercusión social y cultural. Una vez que una persona se convierte a Cristo su vida cambia y buscará que los otros cambien y que la sociedad en que vive sea de acuerdo al plan de Dios. No se trata de« yo ser bueno, de que yo esté salvo» y nada más. Es necesario que hombres nuevos se comprometan a trabajar para que la sociedad sea nueva y el universo entero se transforme.

Ante tantas injusticias, corrupción social, miseria, atrasos socio culturales, mala política, abuso de poder económico contra naciones pobres, ante todos estos males, no podemos quedarnos indiferentes y tranquilos acomodados en nuestros rezos y en nuestros grupos de buenos. Hasta «la creación desea ansiosamente vivamente la revelación de los hijos de Dios» y «gime hasta el presente y sufre dolores de parto» (Romanos 8,20.22) por ver y participar de la gloriosa libertad de los hijos de Dios.

Donde hay verdaderos cristianos necesariamente tiene que haber un cambio social y cultural. No olvidemos que al final de nuestra vida el juicio de Dios será sobre nuestro amor y preocupación por el pobre: «En verdad les digo que cuanto hicieron a uno de estos hermanos míos más pequeños a mí me lo hicieron» (Mateo 25,40).

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Convertirse, es un proceso permanente de toda la vida.Aunque cada persona tiene un momento inicial de conversión

a Dios es importante recordar que cada día es necesario volverse a Dios y dar un paso de avance hacia El. Por eso, es necesario estar consciente que nunca una persona está convertida totalmente al Señor. Toda nuestra vida se vuelve un subir y avanzar hacia Dios. Sabemos que siempre nos falta purificamos y que siempre estamos tentados por el Maligno para que volvamos atrás.

La meta es llegar a decir con Pablo: no vivo yo, sino es Cristo quien vive en mi: la vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó por mí» (Gálatas 2,20). Entonces se trata de una carrera hacia Cristo, hasta alcanzarlo completamente: « No es lo que tengo ya conseguido, o que sea per fecto, sino que continúo mi carrera por si consigo alcanzarlo habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús. Yo, hermanos, no creo haberlo alcanzado todavía. Pero una cosa hago: olvido lo que dejé a atrás y me lanzo a lo que está por delante, corriendo hacia la meta, para alcanzar el premio a que Dios me llama desde lo alto en Cristo Jesús».

Es un plan grande y que supera nuestras fuerzas. Pero estamos apoyados y reforzados por el Espíritu Santo, «que viene en ayuda de nuestra flaqueza» (Rom 8,26). A través de la Palabra, de la Liturgia y de la vida en comunidad el Señor nos va comunicando su amor y podemos realmente salir vencedores y «comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios» (Apocalipsis 2,7).

6. Canto:

7. Testimonio de la llamada personal: Uno o una del Equipo da su testimonio de conversión al

Señor.

8. Canto:

9. Oración final: Ahora se forman grupos de 10 a 15 personas. Todos se quedan

en silencio. Uno del Equipo invita a compartir como hermanos lo que Dios nos ha dicho a cada uno de nosotros en este encuentro.

Se coloca en el centro el Cirio Pascual o un velón grande y debajo un vaso grande o un jarrón sucio. Cerca se tiene una ponchera con agua y una toalla. Se enseña el vaso: “Todos podemos ver qué sucio tiene este vaso. Esto nos provoca asco y desprecio.

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Así podemos vemos nosotros por dentro. También en ti y en mí hay sucio, hay pecado, hay algo que debe cambiar”. (Se deja un momento de silencio para que cada uno se vea a sí mismo.)

Pero, este vaso o jarrón puede ser hermoso y reluciente. Sólo falta lavarlo bien y devolverle su brillo de antes. (Uno del grupo se acerca a la ponchera y va lavando el vaso o jarrón, mientras todos cantan: Transfórmame Señor con tu Espíritu u otro canto que hable de cambio o transformación). Luego se va pasando el vaso ya limpio y cada uno dice una oración pidiendo su conversión. Se termina con la renovación de las promesas bautismales:¿RENUNCIAS al pecado para vivir la libertad de los hijos de Dios? ¿RENUNCIAS a Satanás, padre y príncipe del pecado? ¿RENUNCIAS a todas sus seducciones? Se concluye con el Padre Nuestro, Ave María, Gloria.


11. Cantos alegres.

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Sexto día de la Misión

Séptimo TemaJesús nos da su Espíritu


2. Cantos de ambientación que motiven al tema de hoy que trata sobre el don de su Espíritu. Cantos posibles: Vamos cantando hasta que baje su poder; Espíritu Santo pasa por aquí; Ven, ven Espíritu divino; A qué tú no sabes lo que en la Iglesia pasó.


4. Introducción al tema:En los pasados encuentros se nos ha propuesto el único

camino de vida y de salvación que es Jesucristo. Aunque deseamos seguirle encontramos en nosotros resistencia tanto en nuestro interior como fuera de nosotros. Hasta en nuestra propia casa y mucho más en el ambiente exterior hay muchas invitaciones que contradicen la vida y el mensaje de Jesucristo. Somos débiles y fácilmente podemos caer en tentación volviendo al pecado.

Pero, el Señor en su gran amor viene en ayuda de nuestra debilidad (Rom 8,26). Es ese mismo Espíritu quien nos hace decir y aceptar a Jesús como nuestro Salvador y Señor: “nadie puede decir: «¡Jesús es Señor!» sino con el Espíritu Santo” (1 Corintios 12,3).

La palabra Espíritu quiere decir en la Biblia aire. Así como necesitamos el aire para vivir físicamente, necesitamos el aire de Dios que es su Espíritu Santo para poder vivir plenamente. Es el aliento de vida, su soplo divino y su respirar en nuestro respirar que engendra vida en nosotros, nos empuja, alienta y nos hace ir lejos con valentía y alegría.

Sin duda que el amor de Dios no tiene límites. No se conformó con entregar su Hijo en la Cruz y hacernos participar de su

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resurrección, sino que también quiso derramar su Espíritu en nosotros. Como muy bien dice San Pablo: “En Él también ustedes, tras haber oído la Palabra de la verdad, el Evangelio de su salvación, y creído también en Él, fueron sellados con el Espíritu Santo de la Promesa, que es prenda de nuestra herencia, para redención del Pueblo de su posesión, para alabanza de su gloria” (Efesios 1,13-14).

En este momento dejemos que este Espíritu de Jesús se renueve en nuestro interior, nos llene de su amor y nos fortalezca.

5. Escuchemos con atención todo lo que significa y realiza el Espíritu Santo en nuestras vidas.

5.1. El don del Espíritu Santo es una promesa del Padre:Así lo expresa Jesús cuando dice a sus discípulos antes de su partida:

“Mientras estaba comiendo con ellos, les mandó que no se ausentasen de Jerusalén, sino que aguardasen la Promesa del Padre, «que oyeron de mí: Que Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días» (Hch 1,4-5).“Recibirán la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra” (Hch 1,4-5).“Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré de junto al Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí. Pero también vosotros daréis testimonio, porque estáis conmigo desde el principio” (Jn 15,26-27).

Pero, esta promesa ratificada por Jesús viene de muy lejos. Ya el Profeta Ezequiel lo anunciaba con gran esperanza, de parte del Señor:

Les rociaré con agua pura y quedarán purificados; de todas sus impurezas y de sus basuras los purificaré. Y les daré un corazón nuevo, infundiré en ustedes un espíritu nuevo, quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Infundiré mi espíritu en ustedes y haré que los conduzcan según mis preceptos y observen y practiquen mis normas. Habitarán la tierra que yo di a sus padres. Ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios” (Ez 36, 25-28).

El profeta Joel canta jubiloso aquel día en que sucederá el cumplimiento de esta promesa:

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“Derramaré mi Espíritu sobre toda carne: profetizarán, tendrán visiones y sueños; haré prodigios y señales” (Joel 3,1-2).

5.2. Este día ha llegado y se ha realizado esta promesa

Esta promesa ratificada tantas veces por Jesús se ha realizado portentosamente. Una vez resucitado, Jesús comunica su Espíritu a sus apóstoles: “Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Reciban el Espíritu Santo. A quienes perdonen los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos.» (Jn 20,22-23).

Y de una manera pública y con grandes signos se derramó el Espíritu Santo en aquel día de Pentecostés a la vista de todos los pueblos.

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse. (Hechos 2,1-4)

5.3. Esa promesa también se cumple en nosotros:Desde ese día y para siempre el Espíritu Santo sigue actuando

en la Iglesia y en cada persona que ha aceptado a Jesús en su vida y haya sido bautizado y confirmado. Ese Espíritu Santo que les dio a los apóstoles valentía y alegría para proclamar la Buena Noticia que es Jesucristo, muerto y resucitado es fuego que quita para siempre el frío del miedo a la muerte que nos paraliza.

Este Espíritu de Jesús, derramado en nuestros corazones actúa de muchas maneras:

Nos da la vida de Cristo: a)

“Mas ustedes no están en la carne, sino en el espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en ustedes. El que no tiene el Espíritu de Cristo, no le pertenece; (Rom 8,9).

Nos libera del pecado y nos hace hijos del Padre b) Dios:

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En efecto, todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios.Pues no recibieron un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien, recibieron un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre!El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios.Y, si hijos, también herederos: herederos de Dios y coherederos de Cristo, ya que sufrimos con él, para ser también con él glorificados.

Nos recuerda todo lo que Jesús dijo e hizo para que c) podamos proclamarlo y testimoniarlo con valentía y alegría en cada momento de la historia y en todos los lugares de la tierra. El nos defiende como abogado y defensor ante los ataques del Maligno y sus seguidores.

“Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, se lo enseñará todo y les recordará todo lo que yo les he dicho. (Jn 14,26). Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, los guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir. El me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a ustedes (Jn 16,13).“Cuando él venga, convencerá al mundo en lo referente al pecado, en lo referente a la justicia y en lo referente al juicio; en lo referente al pecado, porque no creen en mí; en lo referente a la justicia porque me voy al Padre, y ya no me veréis; en lo referente al juicio, porque el Príncipe de este mundo está juzgado” (Jn 16,7-8.11).

Nos une como a un solo pueblo. d) Los que antes no éramos pueblo, nos hace hermanos y amigos. Nos hace un solo pueblo y crea en nosotros los lazos de la comunión y fraternidad.

“A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común, porque a uno se le da por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe, en el mismo Espíritu; a otro, carismas de curaciones, en el único Espíritu; a otro, poder de milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversidad de lenguas; a otro, don de interpretarlas.

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Pero todas estas cosas las obra un mismo y único Espíritu, distribuyéndolas a cada uno en particular según su voluntad. Pues del mismo modo que el cuerpo es uno, aunque tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, no obstante su pluralidad, no forman más que un solo cuerpo, así también Cristo. Porque en un solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu” (1 Cor 12,7-13).

Este mismo Espíritu Santo derramado sobre los primeros apóstoles y discípulos es el mismo Espíritu que se derrama en tu corazón y en todos los corazones de los que El ha llamado. El quiere actuar en tu corazón. Sólo espera de ti y de todos nosotros la disponibilidad para El realizar su obra.

6. Canción:

7. Testimonio de la llamada personal: Uno o una del Equipo da su testimonio de la presencia del

Espíritu Santo en su vida.

8. Canto:

9. Oración final: Se forman círculos de 5 a 6 personas. Se invita a que todos

permanezcan en silencio. Se entona un canto suave invocando el Espíritu Santo. Se pueden agarrar de la mano.

Se les pide que dejen que el Espíritu Santo rece por ellos en su interior. Ahora los que quieran que los demás hermanos invoquen el Espíritu Santo sobre ellos se ponen en el centro de rodillas o de pie.

Todos le imponen las manos sobre su cabeza y oran sobre él o ella. Se puede hacer un canto al Espíritu Santo. Se concluye con el Padre Nuestro, Ave María y Gloria.


11. Cantos alegres.

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Séptimo día de la Misión

Rosario de la Aurora:

En la mañana a las 6 am se tendrá el Rosario de la aurora recorriendo las calles del Sector cantando y rezando el Rosario llevando delante una Imagen de la Virgen. Se invita que todos lleven su Biblia para que al finalizar se tenga la siguiente meditación.

1. Introducción al tema:Hoy, contemplaremos a María, la

Madre de Jesús, su primera discípula y su primera misionera. Ella que siempre nos lleva a Jesús es para nosotros el modelo de una persona como nosotros que supo decirle sí a Dios y mantener ese sí firme ante Dios. Escuchemos con atención la llamada que el Señor le hizo a María. 2. Se lee: Lucas 1,26-38.

Se vuelve a leer y luego se hacen estas preguntas: ¿qué personas están presentes en este Evangelio? ¿Qué hacen y dicen? ¿En qué se parece este llamado de Dios a la Virgen y el llamado que nos ha hecho a nosotros?

3. Meditemos este texto: En este pasaje encontramos la llamada que Dios le hace a

María y su respuesta decidida de fe. Juntos vayamos descubriendo los pasos de esta llamada y de esta respuesta.

En primer lugar, María recibe una llamada de Dios a través a) de un enviado, el Ángel Gabriel quien la saluda y le explica el proyecto de Dios con ella. También, nosotros como María, hemos recibido la llamada del Señor a través de un enviado o de una enviada de Dios, a través de su Iglesia. Dios nos habla a través de sus enviados que nos convocan a vivir en su amor.

El Ángel saluda a María invitándola a que se alegre: “Alégrate, b) llena de gracia, el Señor está contigo”. La invita a descubrir

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que ha llegado la hora de salvación para su pueblo, tan esperada de generación en generación.También, al llamarte y al llamarnos a todos, el Señor nos dice: “Alégrate”, “Alégrense”, porque el Señor ha venido a salvarlos, el Señor se hace presente en medio de ustedes para salvarlos. Es el Día del Señor para ti y para nosotros. Es el tiempo de gracia que estamos llamados a aprovechar.

“Ella se turbó por esas palabras y se preguntaba que c) significaría aquel saludo” (v. 29). María no entendió de una vez lo que se le decía. No podía entender qué estaba pasando y muchos menos a qué venían esas palabras. Sintió confusión y hasta miedo. También, nosotros al ser llamados por el Señor podemos sentir un momento de confusión, de duda, de miedo y de creer que no es con nosotros que el Señor quiere realizar su misión.

El ángel invita a María a no tener miedo y le explica la misión d) que el Señor quiere encomendarle. De verdad, que después de esa explicación a cualquiera le entra más miedo.También, a nosotros al ser llamados sentimos miedo que crece más y más cuando conocemos cuál es la misión y que implicaciones tiene esa misión.

En el v. 34 encontramos la primera respuesta verbal de e) María: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» Ella sabía que estaba comprometida con José y que aceptar ser madre de un niño era violar ese compromiso y esa relación con José. El asunto es mucho más delicado todavía. La misión trae graves problemas que afrontar. También, en ti y en mi, al momento de nuestro llamado respondemos de la misma manera que María: “¿Cómo va a ser esto?”. Y tenemos nuestras razones: “soy muy joven”; “soy muy viejo”; “no he estudiado mucho”; “yo no sé”; “yo no puedo”.

Pero la respuesta del Ángel es clara y precisa: «El Espíritu f) Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios” (v. 35). El le dice claramente la obra es de Dios; es su Espíritu que formará en tu vientre a tu Hijo, Jesús. No es asunto humano; es asunto de Dios.Es lo que el Señor te dice hoy: Es asunto mío; es mi Espíritu Santo que te guiará; no te preocupes. Es mi Espíritu Santo

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que te guiará; te enseñará todo y te dará fuerza para ser mi discípulo misionero.

Para ratificar sus palabras el Ángel le hace conocer un g) hecho que le hará conocer a María que Dios hace posible lo imposible como es que su prima Isabel que era estéril y ya anciana esté embarazada. También, el Señor nos hace ver maravillas y nos muestra su acción poderosa y amorosa en otras personas que nos confirman en la fe que es aceptar que Dios lo imposible lo hace posible.

La respuesta de María es clara y definitiva: «He aquí la h) esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Desde que Ella comprendió que era Dios quien le pedía ser madre no pensó en las consecuencias que le esperaban desde la incomprensión hasta el dolor supremo de la Cruz. Por eso, también, de nosotros, que hemos sido invitados a dar una respuesta al Señor, el Señor espera una respuesta personal decidida y responsable. El quiere un Sí como el de María dispuestos a todo lo que venga, conscientes de que conlleva cargar con nuestra propia cruz y a entregar toda nuestra vida en sus manos.

4. Canción a María

5. Testimonio de la relación con María en nuestra vida. Uno o una del Equipo da su testimonio de la presencia de

María en su vida y cómo le ha ayudado a seguir a Cristo.

6. Canto a María:

7. Oración final: Todos se colocan frente a la Imagen de la Virgen María. La

contemplan en silencio. Luego, los que quieran le piden su intercesión para seguir caminando en su Hijo amor hasta el final. Se pueden rezar varias avemarías, decirle algunas alabanzas. Se concluye con el Padre Nuestro

8. Avisos para el próximo encuentro: Esta noche tenemos nuestro encuentro en la Casa Misión.

9. Cantos alegres.

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En la nocheOctavo Tema

Jesucristo nos llama a vivir en la Iglesia

0. Orientaciones para la preparación: El objetivo de este encuentro es

presentar que la fe en Jesucristo nos lleva a vivir en comunidad dentro de nuestra Iglesia Católica y despertar un deseo de vivir en Ella.

1. Ambientación: Hacer unas cartulinas con las frases de Hechos 2, 42-47. Acude asiduamente a la enseñanza. Vive la convivencia fraterna. Participa en la fracción del pan (Eucaristía). Ora en comunidad, alabando a Dios. Da testimonio al pueblo de los prodigios y milagros. Comparte todo cuanto tienes dando a los necesitados. Invita y recibe nuevas personas en la Iglesia.

2. Recibimiento de los participantes. Acogida a los que van llegando. Se deja un momento para que se saluden entre ellos y conversen animadamente. Cantos de ambientación que motiven al tema de hoy que trata sobre la invitación del Señor a ser parte de su Iglesia. Pueden ser: Yo Soy Iglesia, A edificar la Iglesia, Juntos como hermanos, Iglesia Peregrina, Qué bueno es vivir unidos y otros que se conozcan.

3. Invocación del Espíritu Santo cantada o rezada hecha con mucho fervor y unción, Señor Jesucristo, que nos invitas vivir en comunión en tu Iglesia, envíanos tu Santo Espíritu que nos ayude a conocerla, amarla y a participar activamente en Ella como tus discípulos misioneros. Te lo pedimos de todo corazón a Ti que vives por los siglos de los siglos.

4. Introducción al tema:En el pasado encuentro hemos recibido la invitación del Señor

de aceptarlo a El, de creer en El y convertirnos a El. Esa fe y esa conversión que siempre es un acto muy personal entre Dios y cada persona se vive y se desarrolla a través de una comunidad.

Aunque tendemos al individualismo, por el que cada uno busca lo suyo y resuelve lo suyo el ser humano no puede vivir solo. Y menos en la fe, aunque muchos digan: “Creo en Dios, pero en mi

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casa”. “Yo con mi Biblia tengo”. “Yo con Dios, la Virgen y mis santos tengo suficiente y me basta”. “Yo voy a misa pero nada más”. “Yo no necesito estar metido en la Iglesia para ser de Dios”. “A mí no me molesten con tantas reuniones” Pero cuando leemos los Evangelios y todo el Nuevo Testamento descubrimos que el Señor nos indica que la fe se vive en unión con otros y en comunidad. Aunque la llamada y la respuesta de fe es personal la fe se vive en común con otros que forman el grupo que busca al Señor. Si nos fijamos bien lo primero que Jesús hace es invitar a otros a seguirlo y a acompañarlo. No andaba solo. Pasó la vida con sus discípulos y a ellos les llamó sus hermanos y hermanas. El los invitó a vivir con El, a estar con El y a participar de su misión de predicar el Reino de Dios y expulsar los demonios. Por eso, ante la primera pregunta de los discípulos de Juan, “Maestro, ¿dónde vives?” Jesús los invitó con esta frase “Vengan y vean.” (Mc. 3, 14) Es a todos ellos que El regala su paz de Resucitado y los envía como sus misioneros por todo el mundo. Es sobre ellos que El derramó su Espíritu Santo para que perdonaran los pecados y anunciaran el Evangelio del Reino, que es la Buena Nueva de que podemos vivir como hijos del Padre y como hermanos entre nosotros.

Por eso, el primer fruto del Espíritu Santo en Pentecostés es que después de que creyeron en Jesucristo Resucitado por la predicación de Pedro nació la Iglesia, la primera comunidad cristiana. Y, es lo mismo a lo que estamos llamados nosotros. Una vez que recibimos a Jesucristo en nuestra vida, creemos en El y nos convertimos a El, el paso inmediato es integrarnos en su Iglesia, “pueblo reunido en virtud de la unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (San Cipriano).

Como nos indican los Obispos latinoamericanos: “la vocación al discipulado misionero es con-vocación a la comunión en su Iglesia. No hay discipulado sin comunión. Ante la tentación, muy presente en la cultura actual, de ser cristianos sin Iglesia y las nuevas búsquedas espirituales individualistas, afirmamos que la fe en Jesucristo nos llegó a través de la comunidad eclesial y ella “nos da una familia, la familia universal de Dios en la Iglesia Católica. La fe nos libera del aislamiento del yo, porque nos lleva a la comunión” (LG 1) Esto significa que una dimensión constitutiva del acontecimiento cristiano es la pertenencia a una comunidad concreta, en la que podamos vivir una experiencia permanente de discipulado y de comunión con los sucesores de los Apóstoles y con el Papa” (Aparecida no. 156).

“El encuentro con Cristo, gracias a la acción invisible del Espíritu Santo, se realiza en la fe recibida y vivida en la Iglesia. Con las palabras del papa Benedicto XVI, repetimos con certeza: “¡La Iglesia es nuestra casa! ¡Esta es nuestra casa! ¡En la Iglesia Católica tenemos todo lo que es bueno, todo lo que es motivo de seguridad

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y de consuelo! ¡Quien acepta a Cristo: Camino, Verdad y Vida, en su totalidad, tiene garantizada la paz y la felicidad, en esta y en la otra vida!” (Aparecida no. 246).

Estamos llamados a ser Iglesia de Cristo en este lugar. Iglesia “que es comunión en el amor. Esta es su esencia y el signo por la cual está llamada a ser reconocida como seguidora de Cristo y servidora de la humanidad. El nuevo mandamiento es lo que une a los discípulos entre sí, reconociéndose como hermanos y hermanas, obedientes al mismo Maestro, miembros unidos a la misma Cabeza y por ello, llamados a cuidarse los unos a los otros. (Co 13; Col. 3, 12-14)” (Aparecida no. 161).

Como Iglesia estamos llamados a continuar la misión de Jesús en esta tierra. Ser luz del mundo, ser sal de la tierra y ser levadura en la masa es nuestra vocación y misión (cfr Mt 5, 13-14). Es ser presencia de Cristo en medio de nuestro mundo. Es ser signo de su Reino.

5. Escucha con atención esta llamada de ser parte viva de su Iglesia que el Señor te hace personalmente y nos hace a todos. Lectura: Hechos 2, 42-47.

El mismo Señor nos dice cómo quiere que seamos y vivamos como Iglesia.

En primer lugar, como Iglesia somos la comunidad de a) la Palabra de Cristo. Ella nace de la escucha atenta de la Palabra de vida, se alimenta, crece y se desarrolla con ella. Es la primera característica de la comunidad cristiana que reportan los Hechos de los Apóstoles: «acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles» (2,42).

Somos una comunidad de oraciónb) en la que se alaba a Dios y se celebra la fe especialmente en la Eucaristía o fracción del pan (ver Hch 2,42.47).

Somos una comunidad en la que se vive la comunión c) fraterna: «Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común» (Hch 2,44). «La multitud de los creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma» (Hch 4,32). Comunión que se expresaba ayer en el compartir las comidas en las casas con gran alegría, en la oración compartida, en el compartir hasta lo que tenían económicamente repartiendo a cada uno según su necesidad. Comunión que estamos llamados a vivir hoy de igual modo.

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Somos una comunidad en servicio permanente unos d) con otros, sobre todo, teniendo en cuenta a los más pobres buscando llegar a lo que nos testimonia el libro de los Hechos: « no había entre ellos ningún necesitado» (4,34). El compartir las necesidades de los hermanos es una expresión clara de que el amor de Cristo está en nuestros corazones. (ver Rom 12, 13). La invitación que te hace hoy el Señor a ti de una manera especial es que te integres activamente en su Iglesia. El quiere darte esa gracia especial de ser parte viva de su Reino. El quiere entregarte junto a otros que también son suyos su misión de amor que El inició para siempre desde la Cruz y su Resurrección. Aceptar esta invitación es iniciar en tu vida una hermosa experiencia de amor. Es el inicio o la continuación de un caminar lleno de vida y felicidad. El Señor te da hoy esa gran oportunidad.

6. Canto:

7. Testimonio vivencial. Uno del Equipo cuenta su testimonio compartiendo

brevemente su experiencia en la Iglesia destacando lo que ha significado en su vida.

8. Canto:

9. Oración final:Se unen en grupos de 6 a 7 personas. Se quedan un

momento en silencio. Luego, se invita a que puedan expresar lo que ha significado la Iglesia en su vida.

El que dirige pide a todos que observen el cuadro sobre la primera comunidad de la Iglesia, oren por la iglesia, dando gracias por todos sus dones y sus acciones. Oran en silencio pidiéndole a Jesús que les ayude a decidirse a vivir de lleno dentro de su Iglesia.

Luego se pide que se junten en silencio los grupos cercanos y unen sus manos indicando la unidad en una sola Iglesia.

Se entona un canto que hable de la Iglesia: Juntos como hermanos u otro parecido. En este momento, se entrega a cada uno un papel para que cada uno escriba su nombre si está dispuesto a seguir el proceso de iniciación cristiana participando en el Retiro Kerygmático que se celebrará el próximo fin de semana (viernes

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en la noche, sábado (tarde y noche) y domingo (día entero) Se reparten los papeles mientras se canta. Se recogen los papeles.

Luego se leen los nombres de los que se han comprometido.

Se concluye con el Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre….

10. Avisos para el próximo encuentro: Mañana nos juntaremos para salir en procesión desde nuestro Sector hasta donde se celebrará la Eucaristía. Se le recuerda que el próximo miércoles nos juntamos todos para prepararnos para el Retiro Kerygmático el próximo sábado.

11. Cantos alegres.

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Octavo díaCelebración de la Eucaristía en el Centro Parroquial

1. Procesión desde los sectores donde se ha tenido la Misión Continental hacia la Iglesia Parroquial:

Todos los sectores misionados organizan esta procesión llevando una Imagen del Señor y con la Biblia, acompañada de flores y entonando cantos alegres. Pueden llevar delante letrero con el nombre de su sector y el lema del año: “Con Cristo en el corazón, evangelicemos la nación”. Y otro que diga. “Misión Continental”. Al llegar al Templo Parroquial se detienen en la puerta donde les da la acogida el sacerdote o ministro de la comunidad y toda la comunidad reunida dándoles un saludo y aplaudiéndolos. Luego, todos entran cantando llenos de gozo. Todos los del Sector, cada sector se colocan cerca unos de otros.

2. Saludo del Párroco o de quien preside. Se puede presentar a cada Sector y saludarle expresamente.Rito de entrada.

3. Liturgia de la Palabra:

Lectura de las lecturas correspondientes a este día.•

Homilía: • animando desde la Palabra a continuar la Misión en los pasos siguientes.Se puede dejar que algunos de los que han participado en la Misión den su testimonio sobre su experiencia.

Después del Credo se hacen las promesas de seguir •hacia delante.

4. Liturgia Eucarística:En la presentación de ofrendas cada Sector presenta un

símbolo que exprese lo que han vivido en la Misión.

5. Antes de la Bendición: Saludos de los misioneros a cada sector.

6. Aviso del encuentro del Miércoles en cada Sector misionado para prepararnos al Retiro Kerygmático que se realizará el próximo fin de semana: viernes (en la noche); sábado (tarde y noche) y domingo todo el día) (9am-5pm).

7. Bendición especial para cada Sector:

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8. Bendición final. 9. Canto a la Virgen.

10. Saludos de un Sector con otro.

11. Cantos alegres.

Cuarta parte

Encuentro de preparaciónal Retiro Kerygmatico en la Casa Misión

Tercera Semana de la Misión

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Capítulo OctavoEncuentro de preparación al Retiro Kerygmático

Jesucristo te invita a descubrir el sentido de la vida

0. Ambientación: Cuadro de Jesucristo acogedor con las manos abiertas y una Biblia abierta en un lugar destacado y bien adornado.

1. Rec ib imiento de los participantes. Acogida a los que van llegando. Se deja un momento para que se saluden entre ellos y conversen animadamente.

2. Cantos de ambientación que motiven al tema de hoy que trata sobre Jesucristo, Camino, verdad y vida que da sentido a nuestras vidas. Cantos sobre Jesucristo como: Cristo nos da la libertad. Jesucristo me dejó inquieto. Hay alguien que te quiere liberar.

3. Invocación del Espíritu Santo cantada o rezada hecha con mucho fervor y unción pidiendo que experimentemos a Jesucristo como Aquel que nos da sentido a nuestra vida.

4. Compartamos todos juntos nuestra experiencia de la Semana de Misión Intensiva.

Durante todo el tiempo de la Misión Intensiva hemos tenido oportunidad de escuchar al Señor y de encontrarnos con El. Es muy interesante y provechoso que hoy compartamos nuestra vivencia, compartiendo estas preguntas:

¿En qué momento de la Semana de la Misión me sentí más •cerca del Señor?¿Qué siento en mi vida después de esos días de Misión?•¿Qué llamada del Señor he sentido en mi vida? •

5. Jesús el Señor nos ofrece el verdadero sentido para nuestra vida:

En el pasado encuentro hemos descubierto a Jesús que se nos presenta como Señor y Salvador de nuestras vidas. Sin dudas que la fe es un encuentro personal con Jesucristo y a través de El con

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el Padre animados por su Espíritu Santo. Todo el que se encuentra con Cristo, experimenta que su vida cambia y empieza a tener un sentido nuevo, un propósito, un valor, un objetivo y una finalidad.

Por eso, este encuentro de hoy quiere ser una pregunta a tu vida. Por eso, queremos invitarte a que te hagas hoy de nuevo las cuatro preguntas que desde antiguo, el ser humano se ha preguntado:

¿Quién soy yo? ¿Para qué vives? ¿Qué significa la vida para ti? ¿Cuál es el propósito de tu vida? ¿De dónde vienes y a dónde vas? ¿Para qué trabajas o estudias o te afanas en la vida?

Se deja un momento de silencio para que cada uno se conteste estas preguntas. Luego, se hace un breve cuchicheo. Se invita a que algunos las contesten en el plenario.

Como podemos ver fácilmente muchas veces la gente vivimos •sin preguntarnos en serio sobre el sentido o propósito de nuestra vida. Pasa mucho que la búsqueda de cosas materiales, poder y placer pueden ser una distracción para la persona de hoy. Mucha gente no tiene tiempo para pensar. La vida se vuelve una rutina sin sentido: levantarse, comer, trabajar, estudiar, divertirse sin más. Muchos viven sin meta, sin un objetivo claro.

Así puede pasar mucho tiempo sin pensar más allá de •lo ordinario de la vida diaria. Sólo cuando llega una crisis ocasionada por la muerte de un ser querido, una enfermedad, pérdida de trabajo etc. nos despertamos y sentimos la necesidad de encontrar “sentido en la vida” que no depende de lo material ni de la opinión de los demás. Muchos tienden a desesperarse en esos momentos o se huye buscando otras cosas que lo distraigan

Hoy día, notamos que la nueva cultura que trae la •globalización “ha traído aparejada una crisis de sentido. Ellos no se refieren a los múltiples sentidos parciales que cada uno puede encontrar en las acciones cotidianas que realiza, sino al sentido que da unidad a todo lo que existe y nos sucede en la experiencia, y que los creyentes llamamos el sentido religioso.” ( Aparecida no. 37)

Además, los nuevos avances de la comunicación, de la •informática han traído muchas informaciones y respuestas diferentes que dado su peso y su abundancia ha fragmentado o dividido las respuestas que las personas dan a las preguntas básicas y profundas de la vida.

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Eso hace que dependiendo de su situación, la gente mira la •realidad desde un solo lado ya sea desde la economía, de la política o de la ciencia y en mucho desde el entretenimiento y el espectáculo. Pero, “ninguno de estos criterios parciales logra proponernos un significado coherente para todo lo que existe. Cuando las personas perciben esta fragmentación y limitación, suelen sentirse frustradas, ansiosas, angustiadas.” (Aparecida no. 36).

Pero, a pesar de esta situación, nos encontramos siempre •en búsqueda de algo más de lo que se da en la vida diaria. Buscamos un sentido más profundo que las respuestas parciales y pasajeras. En nosotros se da lo que dice San Agustín: “Nuestro corazón estará insatisfecho hasta que descanse en ti”.

Hay en nosotros el deseo de vivir, queremos vivir en •plenitud. Pero nos encontramos limitados, conscientes de que tenemos por delante la muerte que nos amenaza y atemoriza. Cualquiera puede decir: ¿para qué vivir y luchar si moriremos?

6. Escuchemos de nuevo su voz: Juan 14, 5-6Momento de silencio. Comentarios sobre esta Palabra.

Profundización: Es Jesucristo, quien ha vencido la muerte, quien puede

darnos el verdadero sentido de la vida. Conocerlo a El da la razón de vivir, El nos muestra el camino y nos enseña la verdad. El ejemplo que nos dio y su enseñanza nos llevan más allá de los valores del mundo que busca pertenencias, poder y placer.

El nos ha enseñado que nuestra vida tienen un origen y un fin que es su Padre Dios; que el porqué de nuestras vidas es el mismo Dios quien nos ha llamado a la vida y ha puesto dentro de cada persona una misión especial para la cual vivir y el Espíritu del Señor le impulsa a desarrollar.

Nuestra felicidad está, entonces, en amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente; amar a los demás hasta dar la vida por ellos; amarnos a nosotros mismos integrando todo nuestro ser de acuerdo a la voluntad de Dios con nosotros y amando la creación como don de Dios y tarea nuestra.

Ya sabemos el camino, que es Jesucristo, muerto y resucitado. Se trata de caminar detrás de El, con El, por El y para El para llegar a la meta que es la vida plena de felicidad y eterna junto al Padre. Se trata de vivir como El que vivió sólo para el Padre y para nosotros en un amor total y hasta entregarse a la muerte por ser fiel al Padre y a nosotros.

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En este día les invitamos a entrar en esta relación profunda con Jesucristo que nos hace ser felices y a seguirlo a El. Por eso, les invitamos a participar en el Retiro Kerygmático que tendremos el próximo fin de semana, desde el viernes en la noche, sábado desde las 2pm a 8pm y el Domingo todo el día. Será una oportunidad de mostrar tu amor al Señor y hacer una decisión para toda tu vida que te llenará de alegría y paz.

7. Canción:

8. Inscripción para el Retiro: En este momento los que están decididos para participar en

el Retiro, dicen sus nombres y se anotan. Se dan los detalles del Retiro indicando el lugar, el horario y lo que hay que llevar: Biblia, lapicero, cuaderno, corazón y oídos abiertos, comida…

9. Oración final: Se colocan en un círculo de 5 a 6 personas y se coloca una

Biblia en medio del grupo. Todos miran en silencio la Palabra y piensan que Cristo en ella se nos muestra como camino, verdad y vida. Piensa en su propia vida y analiza cómo se siente consigo mismo, con su vida en este momento. También, se les invita en nombre del Señor a decidirse por El y a entregarse a El.

Luego hacen oración pidiéndole al Señor que lo haga entrar por su camino o seguir más firme en su caminar con El. Se hace esta alabanza:

Demos gracias por el sentido de la vida que nos da nuestro Señor Jesucristo.Porque nos das una vida de alegría en tu presencia…. Gracias, Señor, porque Tú eres el sentido de mi vidaPorque me das una vida de amor en familia….Porque me das una vida de paz y sencillez…Porque me das una vida de armonía y respeto…(Se pueden añadir otras)

Se leen los nombres de los que se han anotado para el Retiro, presentándolos al Señor.

Se concluye con el Padre Nuestro, Ave María y saludo de paz diciéndose unos a otros: Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida.

10. Avisos para el Retiro.

11. Cantos alegres.

Quinta parte

Retiro kerygmático

Tercera Semana de la Misión

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Capítulo NovenoRetiro de integración a la comunidad

Orientaciones para la preparación del Retiro Kerygmático

El Retiro será un encuentro vivo con Jesucristo presente en la Palabra, en la Liturgia, especialmente, en la Eucaristía, en la comunidad y en los pobres a quien estamos llamados a servir.

Será una ocasión adecuada para iniciar la pequeña comunidad o grupo en el que se vivirá este proceso de iniciación cristiana, centrada también en la Palabra, la Liturgia, la Comunidad y el Servicio a los demás. Por eso, todo el Retiro está programado en tres momentos

Encuentro con Cristo en la Palabra (primer día).•Encuentro con Cristo en la Eucaristía (segundo día)•Encuentro con Cristo en la Comunidad y en el Servicio a los •demás, en especial, a los más pobres (tercer día).

Cada día se tratará de vivir esta experiencia de fe en el Señor que brota de la Palabra, se alimenta con ella; se fortalece y se expresa en la Liturgia; se vive en comunidad y se realiza en el servicio a la sociedad, en especial, a los más pobres.

Un Equipo de misioneros y misioneras coordinados por el Párroco y compuesto por un diácono, una consagrada, laicos y laicas son los encargados de dirigir este Retiro Kerygmático. Esta participación del Párroco con sus orientaciones, en la exposición de los temas así como en los momentos celebrativos es imprescindible, ya que a él le corresponde en nombre del Señor y de su Obispo guiar al Pueblo de Dios.

Primer DíaEncuentro con Jesucristo en la Palabra

«¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» (Lc 24,32)

0. Orientaciones para el Equipo Coordinar del Retiro:El objetivo de este día es vivir el encuentro con Jesucristo

presente en la Palabra reconociendo la voz de la Palabra en la creación y en las Escrituras; el rostro de la Palabra que es Jesucristo; la casa de la Palabra que es la Iglesia y los diferentes caminos de comunicación y vivencia de la Palabra. Se trata de que vivan la experiencia de los discípulos de Emaús de modo que puedan

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decir como ellos: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» (Lc 24,32).

El contenido de este Encuentro está inspirado en el Mensaje de los Obispos reunidos en el Sínodo sobre la Palabra de Dios, celebrado en Roma y presidido por el Papa en octubre 2008.

Es importante preparar bien el lugar de este encuentro colocando frases sobre la Palabra de Dios basándose en Juan 1,1-14. Por ejemplo: v. 3: “Todo se hizo por la Palabra y sin ella no se hizo nada de cuanto existe”. JN 1,9: “La Palabra es la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo”. JN 1:12 A todos los que la reciben les da poder de hacerse hijos de Dios. JN 1:14 “La Palabra se hizo carne”. La Palabra puso su Morada entre nosotros. A cada frase se le coloca un símbolo o una imagen.

Se coloca la Palabra de Dios en un lugar especial, adornado con flores y un paño hermoso. Es importante selección los cantos de modo que todos traten sobre la Palabra.

Para el primer momento se prepara: una sabana blanca o un hilo para formar apariencia de un libro en el suelo. Unas figuras de sol, luna y estrellas (recortadas y coloreadas). Un montón de tierra, un frasco de agua, unas semillas, hierba, ramita de árbol. Si es posible: un pajarito en una jaula y un pez en un frasco de vidrio o figuras recortadas. Un queso o algún producto de los animales. Tener una pareja de hombre y mujer.

También se prepara la entrada de la Biblia abierta en el Nuevo Testamento acompañada con 2 cirios y un grupo que van danzando delante de ella.Para el tercer momento: tener una imagen grande de Jesucristo.

1. Acogida de los participantes. Animación. 2. Motivación general:

Bienvenidos sean todos y todas a nuestro primer día de Retiro. Les invitamos a disponer sus corazones para vivir intensamente estos días de encuentro con el Señor. Es El quien nos ha traído hasta aquí y quiere que vivamos una hermosa experiencia de amistad con El, de intensa relación cara a cara, corazón a corazón con El.

Como ya hemos dicho, al Señor lo encontramos de manera especial en su Palabra, en su Liturgia, en su Iglesia, su comunidad y en el servicio a los más pobres y afligidos. Por eso, estos tres días nos dejaremos encontrar por El acercándonos a cada una de estas presencias suyas entre nosotros.

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“Iniciamos con el Encuentro con Cristo en la Palabra. El Documento de Aparecida nos dice: “Encontramos a Jesús en la Sagrada Escritura, leída en la Iglesia. La Sagrada Escritura, “Palabra de Dios escrita por inspiración del Espíritu Santo”, es, con la Tradición, fuente de vida para la Iglesia y alma de su acción evangelizadora. Desconocer la Escritura es desconocer a Jesucristo y renunciar a anunciarlo” (no. 247).

Invoquemos al Espíritu Santo para que nos guíe en este día y podamos beber esa agua viva que es Jesucristo, presente en su Palabra.

3. Invocación del Espíritu Santo (cantada).

4. Oración del que preside: Padre, tú que muchas veces y de muchas maneras hablaste

en el pasado a nuestros padres por medio de los Profetas y que quisiste hablarnos directamente por medio de tu Hijo, regálanos tu Espíritu de sabiduría e inteligencia para que al escuchar tu Palabra en este día experimentemos tu presencia, nos abramos a tu amor y podamos encontrarnos de verdad con tu Hijo que nos guía hacia Ti. Te lo pedimos por El mismo que contigo vive y reina por los siglos. Amén”

5. Conversemos sobre la Palabra:Se hace un cuchicheo sobre estas preguntas o se forman

grupos. Luego algunos la contestan para todos en el plenario

¿Qué significa la Biblia para ti? ¿Qué diferencia existe entre la Palabra de Dios y la Escritura?

Después de escuchar sus respuestas descubramos y celebremos juntos el verdadero significado de la Palabra de Dios.

Cuando hablamos de la Palabra de Dios, pensamos en las Sagradas Escrituras, en la Biblia. Sin embargo, la Palabra de Dios es mucho mas amplia y profunda y misteriosa que lo que encontramos en la Biblia. En primer lugar, lo más importante de la Biblia es que sus 73 libros no son una teoría sin ninguna vida que los respalde. Es decir, no son palabras huecas.

Al contrario, antes de que fueran escritas esas palabras fueron acontecimientos, hechos que pasaron y que tiempo más tarde se pusieron por escrito. En la Biblia encontramos escritos los hechos que pasaron en el pueblo de Israel, en Cristo Jesús, en la Iglesia que nacía. También, hoy en nosotros Dios sigue actuando y realizando obras maravillosas, que al leer la Palabra escrita encuentran un significado verdadero.

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Primero, Dios creó con su Palabra el mundo y a los hombres y a las mujeres; luego vino la realidad del pecado, en que el hombre y la mujer desobedecieron al Señor. Pero, Dios tiene piedad y se decide a salvar a su pueblo comenzando una larga historia de salvación: elige a Abrahán, inicia con él su pueblo; que caerá en la esclavitud en Egipto y él lo libera y hace con ese pueblo una Alianza en el Sinaí. Ellos le dan la espalda muchas veces a Dios, pero El sigue fiel hasta hacerlos entrar en la tierra prometida. El les envía profetas que le recuerden la Alianza. Por su pecado, ese pueblo es desterrado a Babilonia, pero Dios los salva de ese destierro y retornan a su patria. Ellos anhelaban que Dios enviara a su Mesías, que es Jesucristo, quien con su vida, con su anuncio del Reino y con su muerte y resurrección nos ha traído la salvación definitiva y ha hecho con la humanidad su alianza eterna.

Fue después, mucho más tarde del momento de que ocurrieron estos acontecimientos fue que se escribieron los libros como memorial permanente de lo que Dios dijo e hizo a lo largo de esa historia. Esta Biblia escrita se convierte en alimento y bebida para el camino de la vida. A través de esta Palabra escrita el Señor nos guía para ser cristianos que no es otra cosa que hacer una historia con Dios; dejando que Dios haga realidad su Palabra en nuestra vida; de manera que en mi vida y en la tuya Dios diga su Palabra, porque la Palabra se ha hecho vida en nosotros.

Detengámonos ahora a escuchar la voz de la Palabra en la creación, en la vida humana, en la historia y en la Escrituras sagradas. Descubramos el rostro de la Palabra que es nuestro Señor Jesucristo, Palabra hecha carne. Celebremos que la casa de la Palabra es la Iglesia en la que la escuchamos y vivimos. Dejémonos enviar por la Palabra a recorrer diferentes caminos para comunicar a todos y a todas las alegrías de la salvación.

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Primer MomentoLa voz de la Palabra: Dios se da a conocer

La Revelación.

1. Motivación:Dios se nos da a conocer a través de su Palabra, de su voz,

que se nos comunica a través de la creación como su primera palabra, a través de su diálogo con el Pueblo de Dios a lo largo de sus alegrías y penas y a través de las Escrituras sagradas que son el testimonio escrito de lo que Dios quiere que conozcamos y vivamos a lo largo y ancho de toda la tierra. A esa voz de la Palabra le llamamos revelación que quiere decir dar a conocer, quitar el velo.

2. La voz de Dios en la creación.

Motivación:

La primera voz de Dios que se escuchó y que seguimos escuchando es la hermosa creación que El hizo. Es una voz que había entrado en escena en el preciso momento del comienzo de la creación, cuando había rasgado el silencio de la nada: “En el principio... dijo Dios: “Haya luz”, y hubo luz... En el principio existía la Palabra... y la Palabra era Dios... Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada” (Gn 1, 1.3; Jn 1, 1-3).

Como canta el Salmista: “Por la Palabra del Señor fueron hechos los cielos, por el aliento de su boca todos sus ejércitos... pues él habló y así fue, él lo mandó y se hizo” (Sal 33, 6.9). Y san Pablo repetirá “Dios que da la vida a los muertos y llama a las cosas que no son para que sean” (Rm 4, 17).

Tenemos de esta forma una primera revelación de Dios que hace que lo creado se asemeje a una especie de inmensa página abierta delante de toda la humanidad, en la que se puede leer un mensaje del Creador: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento anuncia la obra de sus manos; el día al día comunica el mensaje, la noche a la noche le pasa la noticia. Sin hablar y sin palabras, y sin voz que pueda oírse, por toda la tierra resuena su proclama, por los confines del orbe” (Sal 19, 2-5).

Momento de oración:

La creación es el libro de la vida: Por medio de su voz, su palabra, Dios creó el mundo…Esta era la primera “Palabra de Dios” y la naturaleza todavía refleja la voz de Dios a las criaturas que escuchen.

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Escuchemos este relato de la creación: Gn 1, 1-28

Colocamos en el suelo el libro de la vida, la sábana vacía o un hilo en forma del libro donde se puede colocar los otros elementos. Dar a los/las participantes los elementos para ponerlos en el libro en el momento oportuno.Según se van mencionando los diferentes elementos de la creación se colocan sobre la sábana.

Se puede dejar un momento para dar gracias a Dios y alabarlo

por la Creación a través de la cual nos regala su amor. 3. La voz de Dios en la vida y en la historia de su pueblo.Motivación:

La Palabra divina también se encuentra en la raíz de la historia humana. El hombre y la mujer, que son “imagen y semejanza de Dios” (Gn 1, 27) y que por tanto llevan en sí la huella divina, pueden entrar en diálogo con su Creador o pueden alejarse de él y rechazarlo por medio del pecado.

Así pues, la Palabra de Dios salva y juzga, penetra en la trama de la historia con su tejido de situaciones y acontecimientos: “He visto la aflicción de mi pueblo en Egipto, he escuchado el clamor... conozco sus sufrimientos. He bajado para librarlo de la mano de los egipcios y para sacarlo de esta tierra a una tierra buena y espaciosa...” (Ex 3, 7-8).

Hay, por tanto, una presencia divina en las situaciones humanas que, mediante la acción del Señor de la historia, se insertan en un plan más elevado de salvación, para que “todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad” (1 Tm 2,4).

La Palabra divina eficaz, creadora y salvadora, está por tanto en el principio del ser y de la historia, de la creación y la redención. El Señor sale al encuentro de la humanidad proclamando: “Lo digo y lo hago” (Ez 37,14). A través de los hechos salvadores que El realiza a favor de su pueblo, Dios habla; se da a conocer y da a conocer su voluntad. Con sus revelaciones a sus elegidos El da a conocer sus planes con toda la humanidad.

Por tanto, la Palabra de Dios va delante y va más allá de la Biblia. Por este motivo nuestra fe no tiene en el centro sólo un libro, sino una historia de salvación y, como veremos, una persona, Jesucristo, Palabra de Dios hecha carne, hombre, historia.


En este momento se coloca la pareja humana sobre la sábana o página de la creación, como obra de su Palabra. En este momento se lee el Salmo 8 y alabamos y damos gracias al Señor por la creación

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de los seres humanos y por haberles hablado en todo momento.

4. La voz de Dios en las Escrituras Sagradas:

Motivación:

Dios se dio a conocer a su Pueblo por medio de hechos de liberación y de palabras que indicaban el camino a seguir como pueblo de la Alianza. Luego, en un momento de la historia se ponen por escrito esta Palabra, a la que llamamos Escrituras sagradas, como se dice en el Nuevo Testamento.

Ya Moisés había descendido de la cima del Sinaí llevando “las dos tablas del Testimonio en su mano, tablas escritas por ambos lados; por una y otra cara estaban escritas. Las tablas eran obra de Dios, y la escritura era escritura de Dios” (Ex 32,15-16). Y el propio Moisés prescribirá a Israel que conserve y reescriba estas “tablas del Testimonio”: “Y escribirás en esas piedras todas las palabras de esta Ley. Grábalas bien” (Dt 27, 8).

Las Sagradas Escrituras son el “testimonio” en forma escrita de la Palabra divina, que contiene el memorial de todo lo que el Señor ha hecho y dicho a lo largo de la historia de amor con su pueblo desde la creación hasta la redención que nos ha logrado Cristo, guiándonos al encuentro definitivo con El.

Esta Escritura Santa está “inspirada por Dios” y contiene la Palabra divina eficaz (cf 2 Tm 3, 16). Para comprenderla es necesaria la constante presencia del Espíritu Santo que “guía hasta la verdad completa” (Jn 16, 13) a quien lee la Biblia.


Todos de pie recibamos la Palabra escrita en la Biblia con cantos de alegría, porque el Señor nos ha comunicado su Palabra. Se pasea en alto la Biblia. Se lee 2 Timoteo 3,14-17. Se canta: Tu Palabra me da vida, confío en Ti Señor.

Segundo MomentoEl Rostro de la palabra: Jesucristo

Motivación:

Nuestra fe confiesa con el evangelista Juan: “el Verbo/ la Palabra se hizo carne”. (1, 14). Esa confesión es el corazón mismo de la fe cristiana. La Palabra eterna y divina entra en el espacio y en el tiempo y asume un rostro y una identidad humana, tan es así que es posible acercarse a ella directamente pidiendo, como hizo aquel grupo de griegos presentes en Jerusalén: “Queremos ver a Jesús” (Jn 12, 20-21).

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Las palabras sin un rostro no son perfectas, porque no cumplen plenamente el encuentro, como recordaba Job, cuando llegó al final de su dramático itinerario de búsqueda: “Sólo de oídas te conocía, pero ahora te han visto mis ojos” (42, 5). Cristo es “la Palabra que está junto a Dios y es Dios”, es “imagen de Dios invisible, primogénito de toda la creación” (Col 1, 15); pero también es Jesús de Nazaret, que camina por las calles de una provincia marginal del imperio romano, que habla una lengua local, que presenta los rasgos de un pueblo, el judío, y de su cultura. El Jesucristo real es, por tanto, carne frágil y mortal, es historia y humanidad, pero también es gloria, divinidad, misterio: Aquel que nos ha revelado el Dios que nadie ha visto jamás (cf Jn 1, 18). El Hijo de Dios sigue siendo el mismo aún en ese cadáver depositado en el sepulcro y la resurrección es su testimonio vivo y eficaz.

“Muchas veces y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros Padres por medio de los Profetas. En estos últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo” (Hb 1, 1-2). Cristo proyecta de esta forma retrospectivamente su luz sobre la entera trama de la historia de la salvación y revela su coherencia, su significado, su dirección.

El es el sello, “el Alfa y la Omega” (Ap 1, 8) de un diálogo entre Dios y sus criaturas repartido en el tiempo y atestiguado en la Biblia.

Es a la luz de este sello final cómo adquieren su “pleno sentido” las palabras de Moisés y de los profetas, como había indicado el mismo Jesús aquella tarde de primavera, mientras él iba de Jerusalén hacia el pueblo de Emaús, dialogando con Cleofás y su amigo, cuando “les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras” (Lc 24, 27).

Precisamente porque en el centro de la Revelación está la Palabra divina transformada en rostro, el fin último del conocimiento de la Biblia no está “en una decisión ética o una gran idea, sino en el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (Deus caritas est., 1).


En este momento se trae desde atrás una imagen de Jesucristo para indicar que la Palabra se hizo uno de nosotros. Se canta a Cristo, Palabra viva del Padre. Se lee Juan 1, 1-5 y 14

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Se hacen aclamaciones a Cristo, se le alaba y se hace una oración pidiéndole que nos enseñe como Maestro a conocer al Padre.

Tercer MomentoLa casa de la palabra: la iglesia

Motivación:

Como la sabiduría divina en el Antiguo Testamento, había edificado su casa en la ciudad de los hombres y de las mujeres, sosteniéndola sobre sus siete columnas (cf Pr 9, 1), también la Palabra de Dios tiene una casa en el Nuevo Testamento: es la Iglesia que posee su modelo en la comunidad-madre de Jerusalén, la Iglesia, fundada sobre Pedro y los apóstoles y que hoy, a través de los obispos en comunión con el sucesor de Pedro, sigue siendo garante, animadora e intérprete de la Palabra (cf LG 13).

Lucas, en los Hechos de los Apóstoles (2, 42), esboza la arquitectura basada sobre cuatro columnas ideales: “Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan, y en las oraciones”.

Es decir, que las cuatro columnas son:

La predicación de la Palabra de Dios: • “la fe por lo tanto, nace de la predicación y la predicación se realiza en virtud de la Palabra de Cristo” (Rm 10, 17).

Desde la Iglesia sale la voz del mensajero que propone a todos el kérygma, o sea el anuncio primario y fundamental que el mismo Jesús había proclamado al comienzo de su ministerio público: “el tiempo se ha cumplido, el reino de Dios está cerca. Arrepiéntanse! Y crean en el Evangelio” (Mc 1, 15).

Los apóstoles anuncian la inauguración del Reino de Dios y, por lo tanto, de la decisiva intervención divina en la historia humana, proclamando la muerte y la resurrección de Cristo: “En ningún otro hay salvación, ni existe bajo el cielo otro Nombre dado a los hombres, por el cual podamos salvarnos” (Hch 4, 12).

Esta predicación de la Palabra la Iglesia la realiza a través del anuncio, la catequesis y la homilía. Estas suponen, por lo tanto, la capacidad de leer y de comprender, de explicar e interpretar, implicando la mente y el corazón. Es lo que el mismo Jesús había hecho - como ya dijimos - en el itinerario de Jerusalén a Emaús, en compañía de sus dos discípulos. Esto es lo que hará el diácono Felipe en el camino de Jerusalén a Gaza, cuando junto al funcionario etíope instituirá ese diálogo emblemático: “¿Entiendes lo que estás leyendo? [...] ¿Cómo lo voy a entender si no tengo quien me lo explique?” (Hch 8, 30-31).

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La fracción del Pan (la Eucaristía):• La meta de la predicación de la Palabra será el encuentro íntegro con Cristo en el sacramento. De esta manera se presenta la segunda columna que sostiene la Iglesia, casa de la Palabra divina., que es la fracción del pan o la Eucaristía, tal como pasó en la escena de Emaús (cf Lc 24, 13-35) que después de recibir la explicación de las Escrituras viene la experiencia de reconocerlo al partir el pan. Éste es el momento del diálogo íntimo de Dios con su pueblo, es el acto de la nueva alianza sellada con la sangre de Cristo (cf Lc 22, 20), es la obra suprema del Verbo que se ofrece como alimento en su cuerpo inmolado, es la fuente y la cumbre de la vida y de la misión de la Iglesia. La narración evangélica de la última cena, memorial del sacrificio de Cristo, cuando se proclama en la celebración eucarística, en la invocación del Espíritu Santo, se convierte en evento y sacramento. Por esta razón es que el Concilio Vaticano II, en un pasaje de gran intensidad, declaraba: “La Iglesia ha venerado siempre las Sagradas Escrituras al igual que el mismo Cuerpo del Señor, no dejando de tomar de la mesa y de distribuir a los fieles el pan de vida, tanto de la Palabra de Dios como del Cuerpo de Cristo” (DV 21). Por esto, el centro de la vida cristiana es “la Liturgia de la Palabra y la Eucarística que están tan íntimamente unidas de tal manera que constituyen un solo acto de culto” (SC 56).

Las oraciones• , entrelazadas por “salmos, himnos, alabanzas espontáneas”, Col 3, 16) que incluye la Liturgia de las horas (la oración de la Iglesia que marca las horas del día, celebraciones comunitarias de la Palabra, y la Lectio divina o lectura orante en el Espíritu Santo que nos abre el tesoro de la Palabra de Dios y crea el encuentro con Cristo, Palabra divina y viviente.

La comunión fraterna• , otro de los nombres del ágape, es decir, del amor cristiano. Como dijo Jesús, para convertirse en sus hermanos o hermanas se necesita ser “los hermanos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen” (Lc 8, 21) “No todo el que me dice: ¡Señor, Señor! Entrará en el Reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.” (Mt 7, 21).

La escucha auténtica de la Palabra es obedecer y actuar, es hacer florecer en la vida la justicia y el amor, es ofrecer tanto en la existencia como en la sociedad un testimonio en la línea del llamado de los profetas que constantemente unía la Palabra de Dios y la vida, la fe y la rectitud, el culto y el compromiso social.

El hombre justo y fiel no sólo “explica” las Escrituras, sino que las “despliega” frente a todos como realidad viva y practicada. Por eso es que la vida de los buenos, es una lectura/lección viviente de la Palabra divina. Ya san Juan Crisóstomo había observado que

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los apóstoles descendieron del monte de Galilea, donde habían encontrado al Resucitado, sin ninguna tabla de piedra escrita como sucedió con Moisés, ya que desde aquel momento, sus mismas vidas se transformaron en Evangelio viviente.


Escuchamos la Palabra: Hechos 2, 42-44.Momento de silencio: luego todos unen sus manos

formando una sola comunidad y la levantan señalando la Palabra que será levantada en alto. Mientras, todos cantan a la Palabra. Alguno del Equipo hace una oración acogiendo como Iglesia la Palabra de Dios y comprometiéndonos a vivirla cada vez más.

Cuarto MomentoLos caminos de la palabra: La Misión

“Porque de Sión saldrá la Ley y de Jerusalén la palabra del Señor” (Is 2,3). La Palabra de Dios personificada “sale” de su casa, del templo, y se encamina a lo largo de los caminos del mundo para encontrar la gran peregrinación que los pueblos de la tierra han emprendido en la búsqueda de la verdad, de la justicia y de la paz.

Asimismo Cristo resucitado lanza el llamado a los apóstoles, titubeantes para salir de las fronteras de su horizonte protegido: “Por tanto, vayan a todas las naciones, hagan discípulos [...] y enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado” (Mt 28, 19-20). La Biblia está llena de llamadas a “no callar”, a “gritar con fuerza”, a “anunciar la Palabra en el momento oportuno e importuno” a ser guardianes que rompen el silencio de la indiferencia. Los caminos que se abren frente a nosotros, hoy, no son únicamente los que recorrió san Pablo o los primeros evangelizadores y, detrás de ellos, todos los misioneros fueron al encuentro de la gente en tierras lejanas.

La comunicación extiende ahora una red que envuelve todo el mundo y el llamado de Cristo adquiere un nuevo significado: “Lo que yo les digo en la oscuridad, repítanlo en pleno día, y lo que escuchen al oído, proclámenlo desde lo alto de las casas” (Mt 10, 27).

Cristo camina por las calles de nuestras ciudades y se detiene ante el umbral de nuestras casas: “Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa, cenaré con él y él conmigo” (Ap 3, 20). El Señor quiere entrar con su Palabra:

En la familia• es un espacio fundamental en el que debe entrar la Palabra de Dios. Cada casa deberá tener su Biblia y darle un lugar de honor, leerla y rezar con ella y vivirla. El Salmista también recordaba que “lo que hemos oído y aprendido, lo que nuestros

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padres nos contaron, no queremos ocultarlo a nuestros hijos, lo narraremos a la próxima generación: son las glorias del Señor y su poder, las maravillas que Él realizó;... y podrán contarlas a sus propios hijos” (Sal 78, 3-4.6).

En las calles del mundo donde • se descubren también los bajos fondos donde anidan sufrimientos y pobreza, humillaciones y opresiones, marginación y miserias, enfermedades físicas, psíquicas y soledades. A menudo, las piedras de las calles están ensangrentadas por guerras y violencias, en los centros de poder la corrupción se reúne con la injusticia. Se alza el grito de los perseguidos por la fidelidad a su conciencia y su fe. Algunos se ven arrollados por la crisis existencial o su alma se ve privada de un significado que dé sentido y valor a la vida misma. son lugares donde hay sufrimientos y pobreza, humillaciones y opresiones, marginación y miserias, enfermedades físicas, psíquicas y soledades.

Como Cristo, el cristiano tiene la misión de anunciar la Palabra de la victoria sobre el mal y la Palabra de la esperanza para una vida mejor. El comienza su ministerio público precisamente con un anuncio de esperanza para los últimos de la tierra: “El Espíritu del Señor está sobre mí; porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor” (Lc 4, 18-19).

En el corazón de la cultura de cada pueblo: • la Palabra de Dios “no está encadenada” (2Tm 2, 9) a una cultura sino que quiere llegar a cada una de las culturas y expresarla según sus lenguajes, sus concepciones, sus símbolos y sus tradiciones religiosas.


Escuchemos 2 Timoteo 4,1-2.Momento de silencio: en el que cada uno revisa cómo es

su relación con Jesucristo presente en la Palabra. ¿Tienes la Biblia? ¿La lees? ¿Rezas con ella? ¿La leen en familia? ¿La anuncias a otras personas? ¿La compartes en comunidad? ¿Qué experiencias tienes con la Palabra de Dios?

Se puede dejar un momento para que compartan entre ellos. Se entona un cantoLuego, el que dirige hace esta invitación, con estas palabras:

“La voz de cielo que yo había oído me habló otra vez y me dijo: “Toma el librito que está abierto en la mano del ángel...”. Y el ángel me dijo: “Toma, devóralo; te amargará las entrañas, pero en tu boca será dulce como la miel”. Tomé el librito de la mano

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del ángel y lo devoré; y fue en mi boca dulce como la miel; pero, cuando lo comí, se me amargaron las entrañas” (Ap 10, 8-11).

Hermanos y hermanas acojamos también nosotros esta invitación; acerquémonos a la mesa de la Palabra de Dios, para alimentarnos y vivir “no sólo de pan, sino de toda palabra que sale de la boca del Señor” (Dt 8, 3; Mt 4, 4).

La Palabra de Dios, en efecto, es “más dulce que la miel, más que el jugo de panales” (Sal 19, 11), es “antorcha para mis pasos, luz para mi sendero” (Sal 119, 105), pero también “como el fuego y como un martillo que golpea la peña” (Jr 23, 29). Es como una lluvia que empapa la tierra, la fecunda y la hace germinar, haciendo florecer de este modo también la aridez de nuestros desiertos espirituales (cf Is 55, 10-11).

Pero también es “viva, eficaz y más cortante que una espada de dos filos. Penetra hasta la división entre alma y espíritu, articulaciones y médulas; y discierne sentimientos y pensamientos del corazón” (Hb 4, 12).

Como signo de que estamos dispuestos a que esta Palabra sea vida nuestra, luz que alumbra nuestros pasos y roca firme de nuestras vidas, cada uno dará un beso a la Palabra de Dios.

Canto a la Palabra de Dios.Se dan los avisos para el segundo día. Se concluye con el Padre Nuestro y Ave María a la Virgen oyente y obediente a la Palabra. Se da la bendición, si hay diácono o presbítero. Se termina con un abrazo de paz diciéndose mutuamente: Escucha la Palabra y vívela.

Segundo DíaEncuentro con Cristo en la Eucaristía

“Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le

reconocieron” (Lc 24, 30-31)

0. Orientaciones para este día:

El objetivo de este día es que los participantes descubran al Señor en la Eucaristía, de modo que como los discípulos de Emaús descubran al Señor al partir el pan y su vida se llene de su presencia y se decidan por El.

Este día se inicia con la Liturgia de las Horas, cuyos salmos pueden elegirse del día correspondiente o la del Domingo I. Se

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tiene una lectio divina o lectura orante de Lucas 24, 13-35.

Se prepara el lugar de modo que sea muy acogedor y que la gente pueda estar lo más cómoda posible. Se decora con símbolos eucarísticos. Puede haber un letrero grande que diga: “Lo conocieron al partir el pan” (Lc 24,35) y un dibujo o foto de la Eucaristía.

Es importante que todos tengan su Biblia. Se puede fotocopiar el texto de Lucas 24,13-35 para todos y todas. Y los otros textos de la Eucaristía.

Preparar la Liturgia de las Horas: colocar la silla del que preside, adornar el ambón, preparar los cantos, los monitores, salmistas que canten los salmos o los recen con su tono propio. Los salmos son para cantarlos y tocarlos cuando se celebra en comunidad.

Preparar cantos eucarísticos que ayuden tanto en la explicación del tema como de la Celebración de la Eucaristía.

Se puede preparar una presentación audiovisual para la presentación del tema. También se pueden preparar los diferentes signos como: Lamina del cordero sin mancha sacrificado para dar vida. Hierbas (yerbas) amargas – signo de la amargura del pueblo de Israel que escapó de Egipto. Ladrillos o cadenas – símbolos de la esclavitud que se rompieron. Pan sin levadura que hicieron para la cena de la pascua. Vino que significa la alegría para la liberación.

Se puede preparar una mesa con pan y vino para el tema. El programa del día es el siguiente:1. Oración con la Liturgia de las Horas.2. Tema sobre la Eucaristía.3. Celebración de la Eucaristía.

1. Acogida y animación

2. Bienvenida y motivación del día:En estos días de Retiro el Señor nos brinda una hermosa

oportunidad para estar con El, escuchar su voz, compartir su mesa, sentirlo presente en nuestra comunidad aquí reunida y nos invita a descubrirlo presente en los más pobres y afligidos en quien lo debemos servir.

En el primer día hemos tenido la experiencia del encuentro con Jesucristo en la Palabra y como los discípulos de Emaús hemos

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dicho: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» (Lc 24,32).

El día de hoy está dedicado a encontrarnos con Jesucristo en la Eucaristía, en la que El se hace presente de muchas maneras especialmente al partir el pan de la Palabra y de la Eucaristía.

Iniciaremos celebrando la Liturgia de las Horas que es la oración de la Iglesia que se realiza a los largo del día, rezando los salmos, cánticos inspirados y escuchando la Palabra del Señor. Unidos a toda la Iglesia orante hacemos nuestras las palabras del Salmista para alabar, dar gracias y pedir al Señor en este día de encuentro con El que se manifieste entre nosotros y nos mueva a ser discípulos misioneros suyos que celebran la Eucaristía y hacen de sus vidas una verdadera eucaristía.

Primer MomentoLiturgia de las Horas

Se sigue este orden para la Celebración de la Liturgia de las Horas. Si preside un presbítero o un diácono se reviste y entra procesionalmente.

1. Canto de entrada.

2. Saludo del que preside.

3. Monición al Primer SalmoSe canta o proclama el primer salmo.

4. Monición al Segundo Salmo Se canta o proclama el segundo salmo.

5. Monición al Cántico Se canta o proclama el Cántico.

6. Monición a la lectura.

7. Proclamación de la Lectura: Lucas 24, 13-35.

8. Silencio personal: Cada uno lee la Palabra. Se contesta estas preguntas: ¿Qué personajes participan? ¿Qué hacen y dicen? ¿Cuál es su situación?

9. Se van haciendo las preguntas y cada uno va respondiendo.

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10. Ahora se pregunta: ¿Qué me dice este texto para mi vida? ¿Qué relación tiene este texto con mi encuentro con Cristo?Se deja que varios contesten estas preguntas y luego el que preside hace esta meditación:

11. Se canta el Magnificat (si es de tarde) o el Benedictus (si es en la mañana).

12. Oración de la comunidad: El que quiere puede hacer peticiones a partir de la Palabra que hemos escuchado.

13. Oración de contemplación: se deja 10 minutos contemplando al Señor y saboreando su Palabra.

14. Padre Nuestro. Oración.

15. Canto a María.

Segundo MomentoLa Eucaristía, encuentro con Cristo

Te conocimos, Señor, al partir el pan

1. Motivación: En estos días de Misión hemos repetido que Jesucristo nos sale al encuentro y nos permite encontrarlo a El en cuatro lugares: en la Palabra, en la Liturgia, en la comunidad y en el servicio a los demás, especialmente, a los más pobres. Ayer, estuvimos descubriéndolo en la Palabra con toda su riqueza. Hoy deseamos encontrarlo en la Liturgia, de manera especial, en la liturgia de la Eucaristía. Tal como nos dice Aparecida: “encontramos a Jesucristo, de modo admirable, en la Sagrada Liturgia. Al vivirla, celebrando el misterio pascual, los discípulos de Cristo penetran más en los misterios del Reino y expresan de modo sacramental su vocación de discípulos y misioneros” (no 250). Ahora bien, “la Eucaristía es el lugar privilegiado del encuentro del discípulo con Jesucristo. Con este Sacramento, Jesús nos atrae hacia sí y nos hace entrar en su dinamismo hacia Dios y hacia el prójimo” (no. 251). Descubramos juntos el significado de la Eucaristía, su origen y su importancia para nuestra vida de discípulos misioneros.

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2. Diálogo sobre lo que conocemos de la Eucaristía:¿Qué quiere decir la palabra Eucaristía? ¿Cuándo has participado en la Eucaristía, ¿qué has sentido? ¿Dónde se encuentra Jesucristo más presente en la Eucaristía?(En este momento se puede hacer un cuchicheo sobre estas preguntas?

3. La Eucaristía, acción de gracias y bendición:La palabra Eucaristía significa en griego reconocimiento,

gratitud, de ahí, acción de gracias. En la Biblia, para con Dios la acción de gracias toma la forma de una oración (Sab 16,28; 2 Cor 1,11; 1 Te 1,2; s 5,17s). Por eso, la palabra eucaristía en la Biblia siempre va unida a otra palabra que es “bendición”, alabanza que celebra las maravillas de Dios a favor de una persona o de todo el pueblo.

Entonces, la acción de gracias se da cuando se recibe algo. Por ejemplo, “gracias por ese regalo que me hiciste”. La bendición, es decir bien de alguna persona reconociendo y admirando sus cualidades y capacidades. Por ejemplo: “¡qué simpática es esa persona!”. Como a Dios, no lo podemos conocer directamente, sino a través de sus obras, siempre nuestra alabanza va unida a la acción de gracias y nuestra acción de gracias se vuelve bendición o alabanza porque a través de sus obras descubrimos su bondad, su belleza, su amor y su poder.

La Eucaristía es la acción instituida por Cristo en la última cena por la que con El, por El y en El, en unidad del Espíritu Santo, en su Iglesia:

se actualiza, se hace real su misterio pascual, que es su •entrega total en la cruz y su resurrección, a través de signos sensibles, el pan y el vino,•da gracias al Padre •y le rinde toda alabanza, honor y toda gloria por su gran •amor hacia nosotros al entregarnos a su Hijo quien nos ha liberado del pecado, de la muerte y de toda opresióny, para alimentar y unir a su pueblo peregrino, hasta que El •vuelva.

4. Para conocer bien lo que es La Eucaristía preguntemos a Jesús, quien es su autor.

Leamos estos textos: Mateo 26, 26 – 29, Lucas 22, 7-20, Marcos 14, 12-19.

Preguntémonos: ¿Qué fiesta se celebraba? ¿Como se celebraba? ¿Qué alimentos se tomaban? ¿Qué hizo y dijo Jesús sobre el pan? ¿Y sobre el vino? ¿Cuál es el mandato de Jesús en esta Cena?

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Ahora vale preguntarse: ¿De donde viene esa fiesta? ¿Es un invento de Jesús esa Cena Pascual?

Leamos en Exodo 12,1-14. Contestemos: ¿Por qué los hebreos celebraban esa Pascua? ¿Qué alimentos entraban? ¿Cuáles de esos elementos se conservan en nuestra Eucaristía? ¿Hay cordero en nuestra Eucaristía?

5. La Eucaristía es un memorial: “Hagan esto en memoria mía”.En la Eucaristía nosotros con Cristo damos gracias al Padre

haciendo memoria de su cruz y su resurrección. Por eso, como decía San Pablo: “cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte hasta que vuelvas” (1 Cor 11,26).

En la Biblia, hacer memoria es más que un recuerdo. Es traer a la realidad lo que pasó ayer. Es hacer presente hoy lo que Dios hizo ayer con su pueblo. No es repetir lo mismo, sino hacer actual, vivo y real lo que aconteció en otro tiempo.

Es lo que hacemos en cada Eucaristía, en la que Cristo, asociando a su Iglesia, hace presente y real su muerte y su resurrección de tal modo que entramos en ese misterio de salvación y recibimos sus beneficios.

En la Biblia la manera más hermosa de dar gracias a una persona es hacer memoria de lo que El hizo por nosotros. Eso lo hacemos, también, nosotros cuando queremos agradar a alguien hacemos memoria de lo que El realizó por nosotros un día. Y cada vez que vemos esa persona volvemos a hacer memoria, revivimos aquel acto de amor y como si fuera ayer le alabamos, le agradecemos y le deseamos bien.

Por eso, nosotros como Iglesia, no tenemos algo más grande que agradecerle a Dios que ese gesto de amor que fue el entregarnos a Jesucristo, dejándolo morir en una cruz y resucitándole para que nosotros tengamos vida y vida eterna.

Hacemos memoria de su Cruz y de su resurrección, ya que hay “un doble aspecto en el misterio pascual: por su muerte nos libera del pecado, por su Resurrección nos abre el acceso a una nueva vida. Esta es, en primer lugar, la justificación que nos devuelve a la gracia de Dios (cf Rm 4, 25) “a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos…así también nosotros vivamos una nueva vida.” (Rm 6, 4).

Consiste en la victoria sobre la muerte y el pecado y en la nueva participación en la gracia (cf Ef 2, 4-5; 1 P 1,3) (Catecismo de la Iglesia Católica no.654).

Jesucristo dio su vida y resucitó una sola vez pero nos dio también una manera de seguir este sacrificio y celebración. Nos dio el mandato, “Hagan esto en memoria mía.” (Lc 22,19) A pesar de que ofreció todo en la cruz y triunfó sobre la muerte por su resurrección, el Reino de Dios no está cumplido todavía.

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Hay mucho que hacer para que Dios esté en todo y todo esté en Dios. En la misa celebramos no solamente lo que Jesucristo ha hecho por nosotros y el mundo, sino además lo que es nuestra parte para el cumplimiento del Reino.

“La Iglesia sabe que, ya ahora, el Señor viene en su Eucaristía y que está ahí en medio de nosotros. Sin embargo, esta presencia está velada. Por eso celebramos la Eucaristía… pidiendo entrar “en tu reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria; allí enjugarás las lágrimas de nuestros ojos, porque, al contemplarte como Tú eres, Dios nuestro, seremos para siempre semejantes a ti y cantaremos eternamente tus alabanzas, por Cristo, Señor nuestro” (MR, plegaria eucarística 3, 128; oración por los difuntos. Catecismo de la Iglesia Católica #1404).

6. La Eucaristía es celebración del sacrificio de Cristo: “Esto es mi cuerpo entregado por ustedes” “Esta es mi Sangre derramada por ustedes para el perdón de los pecados” (Lc 22, 19-20).

“Por ser memorial de la Pascua de Cristo, la Eucaristía es también un sacrificio. El carácter sacrificial de la Eucaristía se manifiesta en las palabras mismas de la institución: “Esto es mi Cuerpo que será entregado por ustedes”, “Esta copa es la nueva Alianza en mi sangre, que será derramada por ustedes” (Lc 22, 19-20). En la Eucaristía, Cristo da el mismo cuerpo que por nosotros entregó en la cruz, y la sangre misma que “derramó por muchos para remisión de los pecados”. (Mt 26, 28) (Catecismo de la Iglesia Católica no. 1365).

En cada Eucaristía, Jesucristo se entrega a su Padre en sacrificio y los que en ella participan se llenan de la gracia que Dios dio un día por la muerte de su Hijo. En cada Eucaristía le hacemos presente a Dios, le recordamos a El la ofrenda de su Hijo que renovada nos atrae su gracia.

7. La Eucaristía es banquete de comunión: “Tomen y coman”. “Tomen y beban”.

Jesús nos deja como memorial de su amor una comida especial: su Cuerpo y su Sangre. La comida tiene dos elementos muy unidos: la comida fortalece y da vida al mismo tiempo que une a los que comen juntos lo mismo.

Es lo que hace la Eucaristía con nosotros: nos alimenta y nos une con el Padre, con Cristo y entre nosotros. Jesús es el pan de vida, primero por su Palabra que abre la vida eterna a los que creen (Jn 6,26-51); luego por su carne y su sangre dados como comida y bebida (Jn 6,51-58).

De este modo, comiendo y bebiendo su Cuerpo y su Sangre, sus discípulos tienen parte en su sacrificio, haciendo suya su obra de amor y beneficiándose de la gracia que este sacrificio realiza.

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Comiendo juntos su Cuerpo y bebiendo su Sangre se unen con El formando un Cuerpo con El y por El con el Padre. Al mismo, se crea la comunión de la Iglesia que vive la fraternidad, como signo de la presencia de Cristo. De ahí, que la palabra comunión que utilizamos para llamar esta comida eucarística expresa su profundo significado. De la Eucaristía se espera como fruto una mayor comunión con Dios y con los hermanos entre sí.

Este banquete es una fiesta, porque se ha cumplido ya la Pascua (Lc 22, 15s) y se ha servido el vino nuevo (Mc 14,25) porque el Reino de Dios se ha inaugurado con su Pascua. Por la Eucaristía entramos realmente con este mundo nuevo que Cristo ya ha iniciado y podemos disfrutar ya desde ahora de los bienes prometidos y nos pone en contacto con Cristo Resucitado y glorificado. El pan y el vino se transforman en verdadero pan de vida, pan de ángeles (Sal 78,25).

Pero, todavía estamos en camino y necesitamos alimentarnos para perseverar en El. Por eso, la Eucaristía es alimento para el camino y alimento de nuestra esperanza que nos hace gritar con el Espíritu: “Ven, Señor Jesús”.

8. Nuestra celebración de la Eucaristía hoy:Hoy día la celebración de 1a Eucaristía está integrada por

dos grandes partes: la Liturgia de la Palabra y la Liturgia de la Eucaristía.Y cada parte tiene algunos ritos o ceremonias que la preparan o la continúan. Así tenemos:

Rito de entrada: que prepara el espíritu para escuchar la Palabra y celebrar la Eucaristía. Está formado par el canto de entrada, saludo del celebrante, acto penitencial, gloria, y oración.

Liturgia de la Palabra: se proclama la palabra tomada del Antiguo Testamento o un libro del Nuevo Testamento o del Evangelio. Se le responde a esa palabra con salmos, cánticos, oración de los fieles, el Credo (los domingos).

Liturgia Eucarística: se compone de la presentación de las ofrendas, Himno de alabanza, Plegaria Eucarística donde se narra la ultima cena y se hace memoria de Jesucristo muerto y resucitado, lo ofrecemos al Padre, pedimos par la Iglesia, por los difuntos y por la comunidad reunida. Termina con un grito de alabanza y de glorificación al Padre: por Cristo, con El y en El……

Después viene el Rito de la comunión: Preparación para participar en la mesa del Señor: Padre Nuestro, la paz, comunión, oración.

Y finalmente el Rito de despedida: bendición y el envío a seguir viviendo en su casa y su vida esta Palabra y esta presencia del Señor.

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Tercer MomentoCelebración de la Eucaristía

Se prepara la Celebración de la Eucaristía: cantos, lecturas, moniciones, altar, ambón, leccionarios, ornamentos, flores, sonido. Es importante que se vaya describiendo cada uno de los momentos en las moniciones.

I. Rito de entrada:

1. Monición ambiental.2. Canto de entrada.3. Saludo del que preside.4. Acto Penitencial.5. Señor ten piedad.6. Gloria.7. Oración Colecta.

II. Liturgia de la Palabra:

1. Primera Lectura: Éxodo 12, 1-14.2. Salmo 115 con esta respuesta: ¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Levantaré el cáliz de salvación e invocaré el nombre del Señor.3. Segunda Lectura: 1 Cor. 11, 23-25.4. Evangelio: Uno de éstos: Mateo 26, 26 – 29, Lucas 22, 7-20, Marcos 14, 12-19.También, se pueden leer las lecturas correspondientes a ese Domingo del Retiro.5. Credo.6. Oración de los fieles: (Preparado por el equipo o por el grupo).

III. Liturgia Eucarística:

1. Presentación de las ofrendas: Presentar una lámina del cordero sin mancha sacrificado para dar vida. Ladrillos o cadenas – símbolos de la esclavitud que se rompieron. Pan sin levadura. Vino que significa la alegría para la liberación2. Canto de las ofrendas.3. Oración sobre las ofrendas.4. Plegaria Eucarística:

Himno de alabanza o prefacio.a) Santo cantado.b) Alabanza.c) Invocación del Espíritu Santo o epíclesis sobre las d) ofrendas.

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Narración de la institución.e) Memorial.f) Ofertorio u ofrecimiento de Cristo al Padre.g) Invocación del Espíritu Santo o epíclesis sobre la comunidad h) reunida.Intercesiones.i) Doxología o glorificación.j) Amén. k)

IV. Rito de la comunión:

1. Padre Nuestro.2. Abrazo de la Paz.3. Fracción del pan.4. Cordero de Dios.5. Comunión del Cuerpo y Sangre del Señor. 6. Cantos de la comunión.7. Silencio.8. Oración después de la Comunión.

V. Rito de Despedida:

1. Avisos.2. Bendición final.3. Despedida.4. Canto Final.

Tercer DíaEncuentro con Cristo en la comunidad

y en el servicio, especialmente a los más pobres

“Donde dos o tres estén reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” ( )“Lo que hicieron a uno de mis hermanos más pequeños a mí me lo hicieron” (Mt 25,)

0. Orientaciones para este día:

El objetivo de este día es que los participantes descubran al Señor en la comunidad promoviendo en ellos el deseo de integrarse en una comunidad de discípulos misioneros suyos. Al mismo tiempo, que descubran a Jesucristo entre los más pobres.

Este día se inicia con la Liturgia de las Horas, cuyos salmos pueden elegirse del día correspondiente o la del Domingo I. Se tiene una lectio divina o lectura orante del capítulo 6 de San Mateo.

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Se prepara el lugar de modo que sea muy acogedor y que la gente pueda estar lo más cómoda posible. Se decora con símbolos comunitarios y de servicio a los demás inspirados en Hechos 2,42-46 y en Mateo 25,31-41.

Es importante que todos tengan su Biblia. Se puede fotocopiar el texto de Mateo 6.

Preparar la Liturgia de las Horas: colocar la silla del que preside, adornar el ambón, preparar los cantos, los monitores, salmistas que canten los salmos o los recen con su tono propio. Los salmos son para cantarlos y tocarlos cuando se celebra en comunidad.

Preparar cantos sobre la comunidad y el servicio que ayuden tanto en la explicación de los temas como de los diferentes momentos del Retiro.

Se puede preparar una presentación audiovisual para la presentación del tema. El programa del día es el siguiente:

Celebración de Laudes.1. Tema sobre la Comunidad.2. Comida compartida.3. Momento alegre.4. Tema del Servicio.5. Momento de compartir experiencias y decisión de seguir en 6. comunidad. Formación de la comunidad.Promesa de vivir en comunidad.7.

1. Acogida y animación:

2. Bienvenida y motivación del día:En estos días de Retiro el Señor nos brinda una hermosa

oportunidad para estar con El, escuchar su voz, compartir su mesa, sentirlo presente en nuestra comunidad aquí reunida y nos invita a descubrirlo presente en los más pobres y afligidos en quien lo debemos servir.

En el primer día hemos tenido la experiencia del encuentro con Jesucristo en la Palabra y como los discípulos de Emaús hemos dicho: ¿«¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» (Lc 24,32).

En el segundo día nos hemos encontrado con Jesucristo en la Eucaristía, en la que El se hace presente de muchas maneras especialmente al partir el pan de la Palabra y de la Eucaristía.

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Hoy queremos encontrar a Jesucristo en su Iglesia vivida en familias, pequeñas comunidades, en zonas pastorales, en parroquias, en diócesis y en Iglesia Universal. Queremos sentir su presencia entre los hermanos ya que El nos dijo: “donde dos o tres estén reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” ( ). Queremos comprometernos a vivir en comunidad.

Queremos encontrarlo en los más pobres y desposeídos de nuestro pueblo, seguros de que El está presente en cada pobre y en cada persona sufriente.

Iniciaremos celebrando las Laudes, que es la oración de la Iglesia cuando se despierta rezando los salmos, cánticos inspirados para alabar al Señor y escuchando la Palabra del Señor.

Unidos a toda la Iglesia orante hacemos nuestras las palabras del Salmista para alabar, dar gracias y pedir al Señor en este día de encuentro con El que se manifieste entre nosotros y nos mueva a ser discípulos misioneros suyos que viven en comunidad y servidores de los demás, especialmente de los más pobres.

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Primer MomentoLiturgia de las Horas

Se sigue este orden para la Celebración de la Liturgia de las Horas. Si preside un presbítero o un diácono se reviste y entra procesionalmente.




4. Monición al CánticoSe canta o proclama el segundo salmo.

5. Monición al Segundo Salmo Se canta o proclama el Cántico.

6. Monición a la lectura.

7. Proclamación de la Lectura: Mateo 6 y Mateo 13,44-51. Silencio personal: Cada uno lee la Palabra. Se contesta estas preguntas: ¿Qué personajes participan? ¿Qué hacen y dicen? ¿Con qué nos compara Jesús? ¿Cómo propone Jesús que sea la oración? ¿Cuáles son las frases más importantes del Padre Nuestro? Descubramos juntos: ¿Con qué compara Jesús el Reino de Dios? ¿Qué significa que el Reino de Dios es un tesoro? ¿Qué produce encontrar un tesoro o una perla preciosa? ¿Quiénes son los llamados al Reino? Se van haciendo las preguntas y cada uno va respondiendo.

8. Ahora se pregunta: ¿Qué me dice este texto para mi vida? ¿qué relación tiene este texto con mi encuentro con Cristo?Se deja que varios contesten estas preguntas y luego el que preside hace esta meditación:

Jesús nos ofrece el tesoro de su Reino: Nos hace hijos del Padre y hermanos entre nosotros.

La vida nueva tiene un nombre que es Reino de Dios. El desde que inició su predicación y todo el tiempo dejó claro que El vino a iniciar ese Reino del Padre y nos invitó a creer en esta Buena Noticia que es el Reino: “«El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; conviértanse y crean en la Buena Nueva.» El nos enseñó a orar al Padre: “Venga a nosotros tu Reino.”

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Padre Nuestro.Al decir “Padre

Nuestro”, estamos dicien-do, que en el Reino todos somos hijos e hijas de Dios llamados a santificar su Nombre y a realizar su voluntad personalmente y como pueblo.

Venga a nosotros tu reino.

Jesús dedica su tiempo, sus fuerzas y su vida entera a este Reino. “Es sin duda, el núcleo central de su predicación, su convicción más profunda, la pasión que anima toda su actividad. Todo lo que dice y hace está al servicio del Reino de Dios. Todo adquiere su unidad, su verdadero significado y su fuerza apasionante desde esa realidad. El reino de Dios es la clave para captar el sentido que Jesús da a su vida y para entender el proyecto que quiere ver realizado en Galilea, en el pueblo de Israel y, en definitiva, en todos los pueblos.

Pero, ¿qué es el Reino de Dios? ¿Es algo para después de la muerte? ¿Cuándo y cómo vivimos en el Reino de Dios? son preguntas que nos pueden surgir en nuestro interior. La gente del tiempo de Jesús tenía una idea de un reino donde ellos como judíos tomarían el poder, expulsarían las fuerzas opresoras de los romanos y crearían un reino en el que ellos gobernarían. Muchos de nosotros pensamos que el Reino de Dios es un reino del “otro mundo” que está en los cielos y llegará al final de los tiempos, o sino, una utopía o sueño que está más allá de nuestras posibilidades.

Nosotros no tenemos experiencia de reyes y reinas, pero tenemos idea de lo que hacen y como son. Todo rey es un gobernante con todos los poderes y derechos sobre la población y el territorio que le corresponde. Por eso, decir que Dios es Rey y hablar de Reino de Dios es lo mismo que decir que Dios gobierna y dirige al pueblo y que sólo a El se le obedece cumpliendo su voluntad. Y si Dios gobierna, todo es paz, justicia, verdad, libertad, amor, unidad, vida y alegría.

Danos hoy nuestro pan de cada día.Dice también, “Pan nuestro de cada día”, en el que nos

plantea que el Reino de Dios es una nueva situación donde todos compartimos como hermanos los bienes de la creación cada día y

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los distribuimos de manera tal que alcance para todos. Si Dios es Rey de su pueblo y el pueblo lo acepta como su Rey abundará la justicia, la verdad, la paz, la comida para todos; habrá seguridad, alegría, unidad, atención al pobre, igualdad, fraternidad, vida abundante.

Perdona nuestras ofensas.En ese Reino de Dios todos viven y viven juntos como

hijos de Dios a quien obedecen en todo y como hermanos que se perdonan y comparten una mesa común donde el pan alcanza para todos, reina el bien y está lejos el mal. Nos enseñó que vivir ese Reino es vivir como hermanos que se perdonan las deudas y ofensas.

No nos dejas caer en la tentación.Aún más, Jesucristo nos enseñó con su propia vida lo que

es el Reino de Dios, ya que toda el afán de su vida era hacer la voluntad del Padre y prefirió la gloria de Dios antes que la gloria de los hombres, entregándose a la muerte en cruz. El manifestó a todas las personas a quienes trataba como hermanos y hermanas y se mostró apasionado por una vida más digna para todos, especialmente, de los pobres y de las más necesitados.

Descubrir el Reino de Dios es descubrir un tesoro de valor incalculable.

Vivir en este Reino es vivir la alegría que sólo Dios puede encender en nuestros corazones desde que aceptamos esta invitación a la “mesa común” de su Reino. Desde que aceptamos a Jesucristo en nuestras vidas ya entramos en su Reino e iniciamos un hermoso camino hasta llegar a la plenitud total de ese Reino de Dios en la eternidad donde no habrá luto, ni llanto y todo será alegría completa, luz y paz. Podemos pedir su llegada y podemos comenzar a vivirlo ahora diciendo con Jesús: “Venga a nosotros tú Reino”.

Jesús presenta el Reino de Dios como un tesoro y una perla preciosa que al encontrarlos producen gozo y alegría. Todos estamos llamados a este Reino; buenos y malos estamos invitados y somos pescados por El para su Reino. Sólo El es que hace la selección final.

Anímate y animémonos a vivir en este Reino de Dios, a descubrir este tesoro y esta perla preciosa. El Reino de Dios, el amor de Dios y su salvación, están llegando a tu vida. Abrete a esta Palabra de Vida y vencerás la muerte.

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9. Se canta el Benedictus.


11. Oración de contemplación: se deja 10 minutos contemplando al Señor y saboreando su Palabra.


13. Canto a María.

Segundo MomentoEncuentro con Cristo en la comunidad

Para la preparación de este tema es necesario estudiar bien el capítulo décimo octavo del Manual del Misionero, página 136.

1. Motivación En estos días de Misión hemos repetido que Jesucristo nos sale al encuentro y nos permite encontrarlo a El en cuatro lugares: en la Palabra, en la Liturgia, en la comunidad y en el servicio a los demás, especialmente, a los más pobres. En el primer día, estuvimos descubriéndolo en la Palabra con toda su riqueza. Ayer deseamos encontrarlo en la Liturgia, de manera especial, en la liturgia de la Eucaristía. Hoy queremos descubrirlo en la comunidad, en su Iglesia, su Cuerpo, su Pueblo, su Sacramento. Tal como nos dice Aparecida: “Jesús está presente en medio de una comunidad viva en la fe y en el amor fraterno. Allí Él cumple su promesa: “Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18, 20). Está en todos los discípulos que procuran hacer suya la existencia de Jesús, y vivir su propia vida escondida en la vida de Cristo (cf Col 3, 3). Ellos experimentan la fuerza de su resurrección hasta identificarse profundamente con Él: “Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí” (Gal 2, 20). (no. 256). En este día vivamos la alegría de ser Iglesia y comprometámonos a pertenecer activamente a ella. Hagamos nuestras estas palabras hermosas de Benedicto XVI: “¡La Iglesia es nuestra casa! ¡Esta es nuestra casa! ¡En la Iglesia Católica tenemos todo lo que es bueno,

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todo lo que es motivo de seguridad y de consuelo! ¡Quien acepta a Cristo: Camino, Verdad y Vida, en su totalidad, tiene garantizada la paz y la felicidad, en esta y en la otra vida!” (Ver en DA no. 246). Descubramos juntos el significado de la comunidad, su origen y su importancia para nuestra vida de discípulos misioneros. El Señor nos invita a ser parte viva de su Iglesia y quiere pedirte un sí verdadero para formar parte de la comunidad cristiana.

2. Dialoguemos sobre la comunidad:Respondamos en grupitos de dos o tres estas preguntas: ¿Qué es una comunidad? ¿De dónde sale eso de vivir en comunidad? ¿qué características tiene una comunidad?(Se deja un momento para el cuchicheo y para algunas respuestas en el plenario).

3. La comunidad es:

Un grupo estable de personas•convocadas por el Padre •que han aceptado a Jesucristo como su Señor y Salvador y •se comprometen con su Reinoescuchan la Palabra de Dios siguiendo un proceso •permanente de evangelizaciónviven y celebran su fe, •se unen en un solo corazón por la acción del Espíritu •Santo viviendo la comunión fraterna a través de relaciones cercanas, abiertas y solidarias están en comunión con toda la Iglesia: parroquial, diocesana •y universal se comprometen en la evangelización con espíritu misionero •desarrollando diversos carismas y servicios promueven la justicia y la solidaridad, especialmente, con •los más pobres,y es fermento de transformación de la sociedad de acuerdo •a los criterios del Evangelio. Un grupo estable de personas•convocadas por el Padre •que han aceptado a Jesucristo como su Señor y Salvador y •se comprometen con su Reinoescuchan la Palabra de Dios siguiendo un proceso •permanente de evangelizaciónviven y celebran su fe, •se unen en un solo corazón por la acción del Espíritu •Santo viviendo la comunión fraterna a través de relaciones cercanas, abiertas y solidarias

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4. El origen y modelo de toda comunidad es Dios Uno y Trino:

Muchos se preguntarán: ¿de dónde sale eso de comunidad? ¿Esos son inventos de ahora?.

La respuesta a esa pregunta es muy clara: la comunidad viene “desde Dios”, porque la primera comunidad es Dios mismo, que no es solitario sino trinitario. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo viven una comunión perfecta de tal modo que viven uno del otro, en el otro, por el otro, para el otro.

Al crearnos a su imagen y semejanza Dios nos hizo como El para vivir en comunión con El y entre nosotros. Por eso, cada persona y cada comunidad está llamada a ser una a la vez estamos llamados a vivir en comunión con los otros. También, nosotros vivimos de otras personas, con otras personas, por otras personas y para otras personas. Tan es así que nuestro crecimiento personal depende de nuestra capacidad de vivir esa comunión con Dios Uno y Trino.

Pero, el pecado vino a destruir esa comunión ya que al destruirse la relación con Dios vino de una vez la desunión, la división, la lucha de unos contra otros, la ley del más fuerte, guerras y muerte.

Pero, esta necesidad de la comunión no fue destruido por el pecado humano. Y, tampoco, ha sido desterrado del corazón humano que siempre anhela y desea vivir esta comunión con Dios y con los demás.

Dios no abandonó su plan, sino que inició un proceso de salvación, con Abraham, Isaac y Jacob; continuó con Moisés, mediador de la Alianza que El hizo con su pueblo y el pueblo con El.

Este plan de salvación llegó a su momento culminante cuando El envió a su Hijo para reconciliarnos con El y entre nosotros. El vino a reunirnos con el Padre como su familia, en la que todos somos hijos y hermanos, con los mismos derechos y deberes, invitados a la misma mesa y a distinguirnos por el amor a El y entre nosotros.

Jesucristo vino a iniciar este Reino de Dios que consiste en un estilo nuevo de vivir, de pensar, de ser, de sentir y de actuar de acuerdo a la voluntad divina. Es decir, una nueva manera de vivir; de vivir juntos como hijos del Padre y hermanos entre nosotros. Ante

están en comunión con toda la Iglesia: parroquial, diocesana •y universal se comprometen en la evangelización con espíritu misionero •realizando diversos carismas y servicios promueven la justicia y la solidaridad, especialmente, con •los más pobres,y es fermento de transformación de la sociedad de acuerdo •a los criterios del Evangelio.

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el poder ejercido como dominio de los demás se propone el servicio sincero y desinteresado; el compartir es la regla ante los bienes que se adquieren y el auténtico amor supera el placer egoísta.

Por eso, el primer fruto del Espíritu Santo en Pentecostés fue la comunidad cristiana, que surge después de la predicación de Pedro, (2,14-36), de la fe y de la conversión de los que le escuchan (2,38-39), después de ser bautizados.

Vivir esa comunión con Dios y entre nosotros es nuestra tarea como Iglesia cuya misión, como la de Jesús, es re-unir a los que el pecado dispersa y formar con ellos esa comunidad de pensamientos, de sentimientos, de bienes hasta que seamos uno en Cristo Jesús. 5. Las características de la comunidad cristiana:

Las características propias de una comunidad cristiana la encontramos en la primera comunidad cristiana como podemos ver en Hechos 2, 42-47 y 4,32-35.Leamos estos textos y descubramos cómo vivían esas comunidades.

Acudían asiduamente a la enseñanza de los Apóstoles a) (2,42).La comunidad cris tiana nace de la Palabra, se alimenta, crece

y se desarrolla con ella tal como nos la han transmitido los Apóstoles. El testimonio de los Hechos insiste en la unión de la comunidad con los Apóstoles, a quienes Dios constituyó como sus cimientos. El los transmiten la enseñanza del Señor, comunican el Espíritu de Jesús, animan y guían la comunidad en nombre de Aquel que nos convocó a ser su Iglesia.

Este ministerio apostólico permanece entre nosotros a través del ministerio de los Obispos y del Papa, quienes son sucesores de los Apóstoles y de Pedro. Ellos aseguran la unidad de la fe, unen en el mismo amor, guían en la caridad a los que Dios les encomendó.

Una comunidad cristiana será tal en la medida que esté unida a los Apóstoles, representados en el Obispo de su Diócesis e integrándose en el proyecto de pastoral diocesana (cf DA 179). De esta comunión apostólica recibirá la autenticidad de la fe, ya que sabrá distinguir lo que corre sponde al Evangelio y lo que es engaño (ver Ap 2,2) y la seguridad que dan los cimientos fuertes a una construcción (ver Mt 7, 24-25; Ap 21,14).

“A la fracción del pan y de las oraciones”; “acudían b) al Templo todos los días con perseverancia y con un mismo espíritu” (2,46); “alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo” (2,47).

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La escucha de la Palabra exige una respuesta de sus oyentes. Esta respuesta se hace oración en sus muchas formas: alabanza, bendición, acción de gracias, petición de perdón, intercesión, ofrecimiento.

Por esto, hablar de comunidad cristiana es hablar de una comunidad que celebra su fe, especialmente en la Eucaristía.

Acudían asiduamente a la comunión (2,42); “la multitud c) de los creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma. Nadie llamaba suyos a sus bienes, sino que todo era en común entre ellos” (4, 32).

Los signos visibles de una comunidad cristiana son el amor y la unidad. Así testimonian claramente a Jesucristo: “En esto conocerán todos que son discípulos míos: si se tienen amor Ice unos a los otros” (Jn 13,34). “Como tú, Pa dre, en mí y yo en ti, que ellos sean también uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado” (Jn 17,21). “Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos” (1Jn 3,14).

“No había entre ellos ningún necesitado” (4, 34).d) La medida de la calidad de una comunidad cristiana está

en su amor a los más pobres, empezando con los que son parte de ella. El plan de Dios es que el pan sea nuestro y de cada día, sea para todos y que todos vivamos con la dignidad propia de sus hijos. Por eso, cada comunidad cristiana trabaja para que no haya entre nosotros ningún necesitado y que se creen las estructuras y condiciones necesarias para que eso se realice.

6. Llamados a vivir en comunidad hoy:Es lo que Aparecida nos dice: “la vocación al discipulado

misionero es con-vocación a la comunión en su Iglesia. No hay discipulado sin comunión. Ante la tentación, muy presente en la cultura actual, de ser cristianos sin Iglesia y las nuevas búsquedas espirituales individualistas, afirmamos que la fe en Jesucristo nos llegó a través de la comunidad eclesial y ella “nos da una familia, la familia universal de Dios en la Iglesia Católica. La fe nos libera del aislamiento del yo, porque nos lleva a la comunión”. Esto significa que una dimensión constitutiva del acontecimiento cristiano es la pertenencia a una comunidad concreta, en la que podamos vivir una experiencia permanente de discipulado y de comunión con los sucesores de los Apóstoles y con el Papa” (158).

Hoy, el Señor te llama a ti y a mí para que te integres en una comunidad en tu propio sector para que podamos permanecer en el

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amor de Dios. El te invita a seguir este proceso de fe integrado en cuatro etapas que ha comenzado con este anuncio del Kerygma y se continuará con la profundización de nuestra fe con la catequesis hasta llegar a renovar nuestro compromiso bautismal y a vivir el misterio de nuestra fe.

Los compromisos que el Señor nos pide que hagamos son los siguientes:

Participar en una reunión semanal de estudio de la Palabra.•Participar en la Eucaristía del Domingo de acuerdo a las •posibilidades de la Parroquia. Si no hay Celebración Eucarística se participará en la Celebración de la Palabra.Participar cada mes en la Acción Significativa del Sector.•Participar cada 5 semanas en una convivencia de un día o •un mínimo de 4 horas.Estar disponible para el servicio a los demás, en especial, a •los más pobres.

Esta tarde, tendremos cada uno la oportunidad de hacer su decisión como hizo María que, aunque se turbó y cuestionó como se podría realizar lo que el Señor le pedía, supo decir_ “Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí, según tu Palabra”. Abre tu corazón a esta invitación e intégrate a una comunidad.

Tercer MomentoComida compartida

Se invita a todos los del mismo Sector que se junten para comer, compartiendo entre ellos lo que han traído para comer. Se les pide quedarse juntos conversando animadamente entre ellos y ellas. Se les anima para que cada Sector prepare una canción, poesía o expresión artística que hable de la comunidad y de integrarnos a una comunidad.

Cuarto MomentoMomento alegre

Se nombra a un Equipo para que dirija este momento. Mientras comen, este Equipo se acerca a cada Sector para anotar la participación que tendrán en este momento alegre. Se hace un programa y se va llamando a los que se han anotando. El Equipo los presenta y crea un ambiente de alegría

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quinto MomentoEncuentro con Cristo en los pobres

En estos días de Misión hemos repetido que Jesucristo nos sale al encuentro y nos permite encontrarlo a El en cuatro lugares: en la Palabra, en la Liturgia, en la comunidad y en el servicio a los demás, especialmente, a los más pobres. En el primer día, estuvimos descubriéndolo en la Palabra con toda su riqueza. Ayer deseamos encontrarlo en la Liturgia, de manera especial, en la liturgia de la Eucaristía. En la primera parte de este Retiro hemos descubierto que El vive en nosotros, que El está presente en la comunidad, en su Iglesia, su Cuerpo, su Pueblo, su Sacramento. En este momento, descubramos que El está presente en los rostros de los pobres y afligidos. Así nos lo dice el Documento de Aparecida: a Jesucristo “también lo encontramos de un modo especial en los pobres, afligidos y enfermos (cf Mt 25, 37-40), que reclaman nuestro compromiso y nos dan testimonio de fe, paciencia en el sufrimiento y constante lucha para seguir viviendo (DA 257).

Escuchemos la voz del Señor: Mateo 25,31-41.Silencio. Se puede dejar algún momento para que se hagan algunos comentarios. Luego se completa con esta reflexión:

Por lo que se desprende del Evangelio que hemos escuchado que:en el reconocimiento de esta presencia y cercanía, y en la •defensa de los derechos de los excluidos se juega la fidelidad de la Iglesia a Jesucristo. El encuentro con Jesucristo en los pobres es una dimensión •constitutiva de nuestra fe en Jesucristo. De la contemplación de su rostro sufriente en ellos y del •encuentro con Él en los afligidos y marginados, cuya inmensa dignidad Él mismo nos revela, surge nuestra opción por ellos. “La opción preferencial por los pobres está implícita en la fe cristológica en aquel Dios que se ha hecho pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza”. Esta opción nace de nuestra fe en Jesucristo, el Dios hecho hombre, que se ha hecho nuestro hermano (cf Hb 2, 11-12)” (DA 393).

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“Todo lo que tenga que ver con Cristo, tiene que ver con •los pobres y todo lo relacionado con los pobres reclama a Jesucristo: “Cuanto lo hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron” (Mt 25, 40)” (DA 394).“De nuestra fe en Cristo, brota también la solidaridad como •actitud permanente de encuentro, hermandad y servicio, que ha de manifestarse en opciones y gestos visibles, principalmente en la defensa de la vida y de los derechos de los más vulnerables y excluidos, y en el permanente acompañamiento en sus esfuerzos por ser sujetos de cambio y transformación de su situación. El servicio de caridad de la Iglesia entre los pobres “es un ámbito que caracteriza de manera decisiva la vida cristiana, el estilo eclesial y la programación pastoral””.

Encontrar a Jesucristo en los pobres no es asunto de algunos en la Iglesia que le da con eso. Es asunto de todos los que formamos la Iglesia. Por eso, cada comunidad cristiana está llamada a vivir.

la• fraternidad con los más pobres y afligidos, hermanos nuestros en quienes nos encontramos y servimos al Señor, la renovación y• fortalecimiento de la pastoral social en la Parroquia, a fin de que exprese en signos concretos la opción preferencial por los pobres y excluidos, especialmente con las personas que viven en la calle, con los migrantes, los enfermos, los adictos dependientes, los niños en situaciones de riesgo y los detenidos en las cárceles (DA 399-430); el apoyo decidido• a todas aquellas personas e instituciones que “dan testimonio de lucha por la justicia, por la paz y por el bien común, algunas veces llegando a entregar la propia vida” (DA 256).Transformar las estructuras de la sociedad que impiden •el desarrollo desde los lugares donde uno trabaja, vive y se mueve en la sociedad.

Sexto MomentoFormemos nuestra comunidad

1. Motivación:Llegó el momento decisivo. Jesucristo llama a cada uno de

los que hemos participado en la Misión y en este Retiro Kerygmático a que hagamos una decisión por El y su Reino.

Te recordamos lo que implica esta decisión:

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Participar en una reunión semanal de estudio de la Palabra•Participar en la Eucaristía del Domingo de acuerdo a las •posibilidades de la Parroquia. Si no hay Celebración Eucarística se participará en la Celebración de la Palabra.Participar cada mes en la Acción Significativa del Sector.•Participar cada 5 semanas en una convivencia de un día o •un mínimo de 4 horas.Estar disponible para el servicio a los demás, en especial, a •los más pobres.

2. Diálogo en grupos:Ahora nos integraremos en grupos por sectores para que

compartamos nuestra vivencia del Señor y nuestra decisión por El.En cada grupo, dos del Equipo de Misioneros lo organizan en

círculo y le hacen estas preguntas a cada uno:En este tiempo de la Misión y en este Retiro, ¿qué ha pasado •en tu vida? ¿Cuál ha sido el momento que has sentido más la presencia de Dios? ¿De qué te ha servido participar en esta Misión y en este Retiro?¿Estás dispuesto a seguir a Jesús participando en la comunidad •que formaremos? Al que diga que sí, se le pide que diga su nombre y apellidos •completos.

Uno del Equipo inscribe su nombre en un cuaderno.

3. Elección del Equipo de Encargados de la comunidad:El Señor es nuestro Pastor y la Cabeza de su Iglesia. El

mismo eligió a los Apóstoles y les entregó su misión para que fueran por todas partes anunciando el Evangelio, bautizando y formando su Iglesia. El, en su nombre, los puso al frente de su casa para que guiaran a su pueblo, los coordinaran y animaran en el seguimiento del Evangelio.

Los Apóstoles a su vez comunicaron el Espíritu Santo para esta misión a otros hombres que se han sucedido a lo largo de estos dos mil años. Ellos son los Obispos y el Papa, que como los apóstoles de ayer nos confirman en la fe, nos unen en un solo cuerpo, nos enseñan la Palabra, nos comunican la gracia de Dios en los sacramentos y nos guían como pueblo de Dios que somos.

Los Obispos tienen como colaboradores a los presbíteros o sacerdotes que en cada Parroquia realizan su labor. Los párrocos, a su vez, eligen a hombres y mujeres para que en los Sectores y en las comunidades los animen y coordinen unidos a él y al Obispo.

En este momento vamos a proponer algunos hermanos para que dirijan nuestra comunidad, que luego serán presentados al párroco para su aprobación. A este Equipo le corresponde:

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Llevar adelante la comunidad.•Preparar con los acompañantes de la Parroquia los temas •de la semana.Animar a los de la comunidad a seguir adelante•Relacionar la comunidad con el Párroco y con toda la •Parroquia.Hacer los servicios que se le pidan para su comunidad.•

Ahora hagamos un momento de oración y pidamos al Señor que sea El que elija a través de nosotros a las personas que El quiere como coordinadores de esta Comunidad.

(Se deja un momento de silencio)

Luego, se entrega un papel a cada uno para que escriban en secreto 5 nombres si son de 15 en adelante los que formarán la comunidad. Si son menos de 15 se eligen 3. Se pide que elijan al menos dos hombres. Luego, se cuentan los votos. Aquellos que tengan más votos pasan a ser del Equipo y según la cantidad de votos obtenidos pasan a ser el primero, el segundo, y así se sigue. Cuando son esposos, los votos de uno valen para los dos, y si salen elegidos valen por uno y deben participar los dos en el Equipo.

De inmediato, se elige el día que tendrán su reunión de comunidad cada semana. Se elige, también, el día que el Equipo elegido se reunirá con los Misioneros acompañantes para preparar la reunión de su comunidad. Se elige el lugar de reunión. También, se fija la fecha del encuentro de la comunidad dentro de 5 semanas para que todos lo anoten.

Séptimo MomentoPromesa de vivir en comunidad

Para concluir el Retiro todos los Sectores se juntan. Se invita a que cada comunidad se coloquen juntos.

1. Promesa del Equipo que coordinará la comunidad:Luego, el Párroco invita a todos y a todas los que fueron

elegidos para ser parte del Equipo de Animadores de su Comunidad a que pasen delante para hacer su promesa de cumplir con esta misión de animar y coordinar su comunidad. Se colocan en círculo alrededor de la Palabra de Dios y del Cirio Pascual. El Párroco hace estas preguntas:

El Señor les ha elegido para servir a su comunidad como •sus animadores y coordinadores. ¿Se comprometen Ustedes a servir al Señor cuidando, animando y sirviendo a su

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comunidad de modo que crezca en la fe, en el amor y en la esperanza?

¿Están dispuestos a preparar cada semana la reunión de su •comunidad, a ser los primeros en participar cada semana en su comunidad, en participar en la Eucaristía del Domingo, en el encuentro de la comunidad cada cinco semanas?

¿Están dispuestos a obedecer a su Obispo, a su párroco y •vivir unidos a nuestra Iglesia local y a todos los que forman nuestra Parroquia?

El Párroco o su delegado dice: El Señor recibe este compromiso de Ustedes. El que nos dijo: “Yo estaré con ustedes hasta el fin del mundo” les fortalezca cada día para que sean fieles hasta el final. Les acompañe la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Ahora invito a cada Equipo para que se acerque a la Palabra y al Cirio Pascual, signo de Cristo Resucitado para que juntos los tomen en sus manos como señal de compromiso. Si alguna vez, sienten desánimo pongan sus manos sobre su Biblia y recuérdense de este compromiso que hicieron al Señor para siempre.

(Mientras se van acercando a la Palabra y al Cirio se puede cantar el cántico de María: “El Señor hizo en mi maravillas”).

Promesa de toda la comunidad:El Párroco o su delegado hacen estas preguntas a las comunidades que se han formado:

El Señor les ha llamado para seguirle viviendo en comunidad, en Iglesia,

¿Se comprometen ustedes a participar cada semana en su •comunidad, a la Eucaristía del Domingo y en el encuentro de la comunidad cada cinco semanas?

¿Están dispuestos a obedecer a su Obispo, a su Párroco y a •vivir unidos a nuestra Iglesia local y a todos los que forman nuestra Parroquia?

¿Están dispuestos a servir al Señor realizando lo que El les •vaya pidiendo a través de su Iglesia?

El Párroco o su delegado dice: El Señor recibe este compromiso de Ustedes. El que nos dijo: “Yo estaré con ustedes hasta el fin del mundo” les fortalezca cada día

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para que sean fieles hasta el final. Les acompañe la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Ahora invito a cada Comunidad para que se acerque a la Palabra y al Cirio Pascual, signo de Cristo Resucitado para que juntos los tomen en sus manos como señal de compromiso. Si alguna vez, sienten desánimo pongan sus manos sobre su Biblia y recuérdense de este compromiso que hicieron al Señor para siempre.

(Mientras se van acercando a la Palabra y al Cirio se puede cantar el cántico de María: “El Señor hizo en mi maravillas”).

Se invita a todos los que son de la misma comunidad a que formen un círculo y con las manos agarradas rezan el Padre Nuestro, Ave María y se dan el Abrazo de Paz. Se entona un canto y se recuerda la reunión de preparación de los temas.

Sexta parte

Catequesis kerygmáticas

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Capítulo DécimoMetodología de preparación de las catequesis

kerygmáticas, de la Celebración de la Eucaristía Dominical

Como se ha indicado en el Manual del Misionero utilizaremos la metodología d e l a a n d r a g o g í a q u e es la ciencia y el arte de la educación y el aprendizaje del adulto que se desarrolla a través de la participación y la horizontalidad; y cuyo proceso es orientado por el Facilitador del aprendizaje de modo que, permite incrementar el pensamiento, la autogestión, la calidad de vida y la creatividad del participante adulto, con el propósito de proporcionarle la oportunidad para que logre su auto-realización.

1. Organización para la preparación de los temas:El Equipo que fue elegido en el Retiro para coordinar la

Comunidad se reunirá para preparar la reunión semanal con las personas que les acompañarán en el proceso. Estos acompañantes les enseñarán la metodología y desde la tercera semana de preparación deben dejar que sean ellos los que preparen, aunque ellos están presentes para orientarles y evaluar con ellos. Al Equipo de coordinación de la comunidad le corresponde presentar el tema de la semana. Los acompañantes estarán también, pero no dirigirán la reunión. Intervienen según se necesite y participan como uno más.

Después del primer encuentro de la comunidad a las 5 semanas de catequesis se integran a la preparación de los temas los otros miembros de la comunidad de modo que todos sean parte activa del proceso y se vayan haciendo sujeto de la evangelización asumiendo pequeños compromisos.

Cada animador del Equipo de coordinación de la comunidad le corresponderá dirigir un Equipo para la preparación de los temas. Si son 5 animadores en el Equipo y son 20 personas las que participan en la comunidad a cada animador se le asignan cuatro. El animador con sus cuatro hermanos preparan el tema de la semana.

Para la formación de esos Equipos de preparación se pueden utilizar varios métodos: se forman los Equipos combinando a los

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que saben leer y escribir con los que no saben; los que tienen más experiencia de la Iglesia y los que no la tienen. También, se puede hacer al azar, colocando los nombres en una funda y se van sacando hasta completar cada animador su Equipo.

Una norma importante es que en el próximo encuentro se eligen de nuevo los Equipos con el criterio de que no se pueden repetir los Equipos, para que todos y todas aprendan a trabajar con todos y todas.

Esta metodología combina la participación y el acompañamiento de otras personas más experimentadas. Esta propuesta implica que se crea en el Espíritu Santo que actúa en medio de su pueblo, que abre las mentes de los más sencillos y creer en su gente, seguros que ellos con la ayuda del Señor podrán salir adelante.

2. Preparación de la Lectio Divina o Lectura Orante de la Palabra

Para estas catequesis kerygmáticas se ha elegido el método de la lectio divina tal como nos recomienda Aparecida: “Entre las muchas formas de acercarse a la Sagrada Escritura, hay una privilegiada a la que todos estamos invitados: la Lectio divina o ejercicio de lectura orante de la Sagrada Escritura.

Esta lectura orante, bien practicada, conduce al encuentro con Jesús-Maestro, al conocimiento del misterio de Jesús-Mesías, a la comunión con Jesús-Hijo de Dios, y al testimonio de Jesús-Señor del universo.

Con sus cuatro momentos (lectura, meditación, oración, contemplación), la lectura orante favorece el encuentro personal con Jesucristo al modo de tantos personajes del evangelio: Nicodemo y su ansia de vida eterna (cf Jn 3, 1-21), la Samaritana y su anhelo de culto verdadero (cf Jn 4, 1-42), el ciego de nacimiento y su deseo de luz interior (cf Jn 9), Zaqueo y sus ganas de ser diferente (cf Lc 19, 1-10)..” (no. 249).

Los Padres de la Iglesia comparaban la Lectio al hecho de alimentarse:

Lectura: preparar bien la comida, con todos y cada uno de los ingredientes.

Meditación: masticar y rumiar el alimento exquisitamente preparado.

Oración: ingerir el alimento y nutrirse de él.

Contemplación: sentir la satisfacción de la plenitud que viene después de haber gustado un delicioso manjar que invita al descanso y al sosiego.

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También la asemejaban con el texto de Ap. 3,20:

“Mira que estoy a la puerta y toco” Lectura (primer escalón): esfuerzo personal para comprender que es Cristo quien está llamando a nuestra puerta, identificar su voz y su toquido.

“Si alguien escucha mi voz y me abre” . Meditación (segundo escalón): entrar en diálogo con él, dejar que nos hable, “Entraremos donde él”.

Oración (tercer escalón): momento del diálogo y de la comunicación plena y personal.

“Y cenaremos con él”. Contemplación (cuarto escalón): momento de máxima intimidad y convivencia.

Para la preparación de los temas seguiremos la siguiente metodología:

El Equipo, acompañado con sus formadores, a quien 1. le corresponda preparar debe vivir la experiencia con el texto que se leerá y rezará en la reunión de la comunidad. Para esto, dispondrá de 2 horas un día o dos antes del encuentro de la comunidad.

Iniciar con un momento de oración invocando al 2. Espíritu Santo. Solo con la luz del Espíritu Santo podemos entender la palabra del Señor. No es un estudio cualquiera solo para conocer cosas nuevas. Es un tiempo para escuchar la palabra artes de comunicarla a los demás.

El Equipo leerá de corrido todo el tema que c3. orresponda a esa semana. Es importante no brincar temas, sino seguir el orden de la lista. Marque con lápiz el tema ya tratado para que no se olvide que se trató.

Compartir con los otros lo que se ha entendido de ese 4. tema. Después de leído el tema, cada uno dice lo que el Señor le comunicó sobre ese tema. Ayudan estas preguntas: ¿Cuál el tema a tratar? ¿Cuáles son los puntos claves que trata el tema?

Se sigue la metodología de la Lecito Divina o lectura 5. orante de la Palabra con sus pasos. El Equipo los va desarrollando poco a poco tal como indica cada tema.

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Lectura: a) La misma etimología de “Leer” (en latín “lego”, recojo) sugiere

una actividad, un esfuerzo, por “recoger”, ir uniendo uno a uno los cabos sueltos en un manojo, en su conjunto.

La lectura debe familiarizarnos con el texto hasta el punto de que se vuelva nuestra palabra”. Entonces percibimos que Dios, a través del texto, quiere hablar con nosotros y comunicarse.

En este primer momento, lo importante es leer varias veces el texto seleccionado hasta que entendamos bien lo que dice. No es interpretación, no es explicación. Es la repetida lectura de un texto, tratando de responder a la pregunta ¿Qué dice el texto?

Es importante leerlo tranquilo, un par de veces. Ayuda leerlo en voz alta. Se puede intentar luego de la lectura reconstruir el texto, haciendo una ronda e invitando a que cada participante recuerde un pedacito del texto, en lo posible en orden cronológico. Es muy común que entre todos se reconstruyan hasta los más mínimos detalles. Atenerse sólo a lo que dice el texto, no interpretarlo todavía en este primer paso.

Meditación:b) En la meditación la pregunta clave es: ¿qué dice el texto para

nosotros? Por medio de la meditación intentamos descubrir lo que Dios, a través del texto, nos quiere decir hoy, o sea, en la realidad en que estamos viviendo. Es la meditación la que nos hace descubrir el sentido espiritual de la Palabra. Es decir, el sentido que el Espíritu de Dios quiere comunicar hoy a su Iglesia.

La meditación es un proceso de “apropiación” personal del texto mediante una actualización y repetición. En esta “actualización” el punto de partida es nuestra situación presente. En función de la misma interrogamos al Libro sagrado, buscando en él la luz para nuestro actuar.

Al lado de una “actualización” del texto es importante acentuar la repetición o rumiado, una especie de “masticación” y “digestión” de la palabra con el objetivo de asimilarla mejor. Dejamos pasar la Palabra de Dios de la cabeza al corazón.

Es el momento de rumiar el texto. “Sacarle jugo”, es decir encontrarle sentido y relación con nuestra vida, comparar su mensaje con las situaciones que vivimos hoy y dejar que la Palabra las ilumine y nos guíe en el mejor camino para construir el Reino.

Oración:c) Es la respuesta a la Palabra de Dios que nos ha hablado y

también brota espontánea desde el fondo de nuestro corazón: Dios nos habla, nosotros respondemos. Responde a la pregunta ¿qué nos hace decir el texto?

Esa respuesta se convierte en alabanzas; acción de gracias; peticiones de perdón; de ayuda y de salud espiritual.

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Contemplación:d) La oración contemplativa es una mirada sencilla a Dios en

el silencio y el amor. Es un don de Dios, un momento de fe pura, durante el cual el que ora busca a Cristo, se entrega a la voluntad amorosa del Padre y recoge su ser bajo la acción del Espíritu. Santa Teresa de Jesús la define como una íntima relación de amistad: “estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama”.

La pregunta clave en este último paso, la lectura orante de la Palabra de Dios es ¿qué hacer? La contemplación, es la actitud de quien escudriña dentro de los hechos o acontecimientos para descubrir y saborear en ellos la presencia activa y creativa de la Palabra de Dios.

Es un nuevo ver, nuevo sabor y nueva acción. Es descubrir a Dios en nuestra realidad y comprometernos con su proyecto. Es descubrir la presencia del mal en nuestra realidad y comprometernos a luchar contra él con las armas de la fe. Es el momento de entregarnos a la voluntad de Dios.

San Jerónimo decía que habría que llegar a tocar el mismo rostro de Cristo en cada página de la Escritura. Es el momento del encuentro vivo con Jesucristo vivo.

En este cuarto paso la experiencia de Dios se intensifica y profundiza. Fijamos nuestra mirada y nuestro corazón en Dios (Pablo VI) y vemos la realidad a la luz de su Palabra.

Compromiso:e) Después de haber desmenuzado el texto, en cuanto a lo

que nos dice, lo que Dios quiere y lo que me hace decirle a Dios, corresponde al momento de ver ¿Qué efectos producirá el texto en mi vida? ¿Qué cambiará en nosotros en cuanto a nuestra relación con Dios y con los demás? Es ver a que me lleva o compromete esta Palabra que he recibido, discernir la forma de cómo ella puede dar frutos en mi vida y en la vida de los demás.

En este momento se trata de ofrecer un compromiso de vida, que relacionado con el texto leído, meditado, rezado y contemplado, sea nuestra respuesta concreta a Dios en la vida. Esta Palabra que ha penetrado en nuestra vida (Hebreos 4, 12-13) debe producir cambios profundos en nuestra vida personal, familiar y social. Por eso es importante en este momento expresar con signos visibles a los ojos de todos, nuestro compromiso con el proyecto de Jesús, es decir, la edificación del Reino de Dios.

6. Preparar una agenda de la reunión en la que aparezca la distribución de las tareas.

Es importante hacer una guía o agenda para el encuentro de la comunidad, de manera que se sepa bien definido quién hace tal o cual punto y qué va primero y que va después. Eso evita cuchicheos,

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nerviosismo, discusiones que distraen en la oración y la escucha de la Palabra.

Por ejemplo: a) Motivación: José b) Canto da Entrada: Antonia c) Invocación al Espíritu: Ramón d) Lectura: e) Meditación: Josefa f) Oración: Mariog) Contemplación: Luisah) Compromiso: Olgai) Avisos: Antoniaj) Oración final: Rafael f) Canto: Rafael

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Metodología para la preparación de la EucaristíaLa Celebración del Domingo, Día del Señor

Este día es especial para toda la Iglesia. Es el día que celebramos la muerte y resurrección del Señor Jesús. Por eso es un día de fiesta en que proclamamos que la vida es más fuerte que la muerte, que el pecado ha sido destruido por Jesucristo, que hay esperanza de vida nueva.

Las fiestas se preparan de lo mejor. Se arregla todo, se busca la comida y la bebida, se hacen las indicaciones y se reciben con alegría los invitados. Este día también celebran con nosotros todos los que viven, en nuestra comunidad católica, aunque no estén en la comunidad cristiana más comprometida. Con más razón, debemos preparar bien esta celebración

Metodología para preparar la Palabra de los Domingos:

En la celebración de la palabra del Domingo hay tres lecturas ya seleccionadas por la Iglesia, que nos alimenta como madre y maestra. Es hermoso que en todas parte del mundo se proclama la misma palabra del Señor cada Domingo.

Primer paso: Invocación del Espíritu Santo. Se reza, también, el Salmo del Domingo

Segundo paso: Lectura del Evangelio.Se lee primero el Evangelio, ya que el Evangelio es la llave que abre el significado de toda la Palabra de Dios. Desde el Evangelio se lee y se entiende toda la palabra de Dios. Se sigue el método de la lectio divina o lectura orante de la Palabra.

Se hace una lectura en voz alta.•Luego cada uno la lee en silencio•Se descubren los personajes, lo que hacen y lo que dicen•Se descubre la situación que está pasando en ese texto ya •sea positiva o negativa.Se contestan estas preguntas: ¿Cuál es la Buena Noticia que •trae esta Palabra a mi vida? ¿Cuál es la Buena Noticia que trae esta Palabra a nuestra comunidad, a nuestro sector, a nuestro país?

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¿Cómo se une esta Palabra con el tema y el lema del mes de •nuestro Plan de Pastoral?Se puede leer las notas de la Biblia a ese texto, o el folleto •del mes.Después de escuchar lo que cada uno dijo sobre esta Palabra •se elige a la persona que se vea que captó más el sentido del Evangelio y se la elige para que sea la que tenga la monición dirigida a la comunidad, enriqueciéndola con los aportes del los otros.

Nota: Noten que siempre se empieza la preparación por el Evangelio, pero en la Celebración es la última lectura que se lee, porque en el Evangelio desembocan y se dirigen todas las otras lecturas.

Tercer paso: Lectura de la primera lectura.La primera lectura del Domingo siempre coincide con el Evangelio como anuncio y preparación del mismo en el Antiguo Testamento.

Se hace una lectura en voz alta.•Luego cada uno la lee en silencio•Se descubren los personajes, lo que hacen y lo que dicen•Se descubre la situación que está pasando en ese texto ya •sea positiva o negativa. Para esto es conveniente leer las notas de la Biblia en ese texto o algún comentario bíblico que nos ubica en la realidad que vivía el escritor sagrado y a la gente que se dirige. Se contestan estas preguntas: ¿En qué se relaciona esta •Palabra con el Evangelio de este Domingo? ¿En qué se refiere a Jesucristo? ¿Cuál es la Buena Noticia que trae esta Palabra a mi vida? ¿Cuál es la Buena Noticia que trae esta Palabra a nuestra comunidad, a nuestro sector, a nuestro país?¿Cómo se une esta Palabra con el tema y el lema del mes de nuestro •Plan de Pastoral? Ayuda leer lo que dice el folleto del mes. Se elige a la persona que hará la monición de esta lectura.•

Cuarto paso: Lectura de la segunda lectura.Muchas veces esta segunda lectura no coincide totalmente con las otras, pero siempre se puede encontrar un punto donde se relacionan. Se hace el mismo procedimiento que con la primera lectura.

quinto paso: Elección de cantos, símbolos, decoración para la Celebración.Iluminados por la Palabra elegimos los cantos apropiados, los símbolos y la decoración del lugar de la Celebración de modo que ayude a interiorizar la Palabra de ese Domingo y lleve a una vivencia profunda del Misterio Pascual de la muerte y resurrección de Jesucristo y alabar, bendecir y dar gracias al Padre por el regalo de su Hijo para nuestra salvación.

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Sexto paso: Elaboración de la Agenda de la Celebración.Para que sigamos bien lo que hemos preparado y aprobado es necesario tener una agenda en la que aparezcan claros estos puntos con los nombres de las personas que los realizarán.

Monición Ambiental o Inicial•Canto de entrada: título y nombres de los que lo cantarán•Monición a la Primera Lectura•Primera lectura•Salmo: Nombre del salmista que lo cantará. •Monición a la Segunda Lectura•Segunda Lectura•Canto de aclamación al Evangelio•Monición al Evangelio •Evangelio •Colecta•Presentación de ofrendas•Otros cantos de la Celebración•Avisos•Decoración•Acogida de la comunidad•Alguna actividad al final de la Celebración.•

Nota importante:

1. Las moniciones no se leen, ya que es un anuncio de motivación a la escucha de la Palabra de parte de una persona que ha experimentado esa Palabra. Es un anuncio de la Palabra para que la comunidad preste oídos atentos y abra su corazón a esa Palabra. Lo único que se lee es la Palabra. Es un despertar el apetito de escuchar la palabra, para comerla con mayor provecho, orientándonos hacia lo más profundo de la misma.

La monición no es: Decir la lectura que se escuchará diciendo solo de donde se ha tornado, par ejemplo decir: “Hermanos: Vamos a escuchar esta palabra tomada del Génesis Escuchémosla” y ya. No es contar la lectura diciendo lo que ella dice a la letra por ejemplo: “Hermanos: Este evangelio es de San Lucas, ahí se nos cuenta que Jesús llama a sus discípulos. Ellos… y Él los encontró pescando. Escuchemos la lectura”.

No es dar un discurso sacado de un libro, sir haber recibido y compartido ante esa palabra. Un libro puede ayudar, pero no copiarlo sin más, sin haber pasado por ti. No es decir palabras sueltas, correspondan o no con la Palabra; o repetir lo mismo, concuerde o no. No es leer un papel escrito por otro.

Las moniciones se preparan en el Equipo que le corresponde preparar la Liturgia. Para eso, es necesario reunirse sin prisas ni distracciones un día o dos días antes de la Celebración. Una preparación una hora antes de la celebración no asegura una buena

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y adecuada preparación.Por eso, personas que no hayan preparado con el equipo que

le corresponde esa Celebración no puede hacer ninguna monición. Hay personas del Equipo que no pueden leer, pero si pueden hablar de su experiencia con la Palabra.

Al principio, cuesta, pero una vez vencido el miedo del principio, tendremos más personas liberadas del miedo que nos esclaviza y que se irán comprometiendo más y más.

Al principio no les saldrá del todo bien, pero con la práctica y la ayuda del párroco y de la comunidad se van perfeccionando.

2. El Salmo Responsorial es un canto de respuesta a la Palabra. La palabra salmo quiere decir canto tocado. Es bueno, que se vaya cultivando el ministerio del Salmista, quien canta con unción el Salmo. Se pueden componer melodías o tonadas para los salmos. Entonces, el salmo debe ser cantado con un solista que canta la estrofa y todo el pueblo que responde con una respuesta.

Es importante recordar que la palabra responsorial quiere decir respuesta. No se debe decir: respondamos al Salmo. Al contrario, debe decirse “con el Salmo respondamos o digamos”. No se le responde al Salmo sino que con el Salmo respondemos a la Palabra.

3. El canto antes del Evangelio debe hacerse de una frase bíblica que aparece en los leccionarios. Este canto de esta frase bíblica es una aclamación a Jesucristo que nos hablará y nos prepara a escuchar su Evangelio. Fuera de Cuaresma lleva siempre el Aleluya. No vale cualquier canto, sino uno que corresponda a esa frase bíblica correspondiente. Mejor, si se cantara por el Coro esa frase bíblica. Aquí vale mucho la creatividad para componerle música a esa frase bíblica.

4. Los cantos que se elijan para toda la Celebración deben estar unidos a la Palabra de ese día y al tema y lema del mes, respetando la naturaleza propia del momento litúrgico.

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Capítulo UndécimoCatequesis Kerygmáticas

Itinerario de la comunidadTemas y actividades de la Comunidad

I. Catequesis Kerygmáticas, Acción Significativa del Sector y Convivencias cada 5 semanas.

Escucha la Palabra. 1. Conoce la Palabra. 2. Acepta la Palabra. 3. Acción significativa del Sector.4. Encuentro de Jesús con los primeros discípulos. 5. Convivencia de la comunidad. Texto: Rom 126. Encuentro de Jesús con Felipe. 7. Encuentro con Zaqueo. 8. Encentro de Jesús con el joven rico. 9. Acción significativa del Sector10. Encuentro de Jesús con la samaritana11. Convivencia de la comunidad. Texto: 1 Cor 12. Jesús nos llama a ser sus amigos.13. El amor fraterno. 14. La unidad. 15. El perdón. 16. Acción significativa17. La comunidad Cristiana y sus características. 18. Convivencia de la comunidad19. La oración. 20. La Eucaristía 21. Acción significativa del Sector 22. La sucesión apostólica.23. Identidad Católica: María. 24.

II. Encuentro del Compromiso:

Toda esta Primera Etapa concluye con el Encuentro del Compromiso en el que se vive el Rito de Entrada del Ritual de Iniciación Cristiana en el que se da el paso a la Segunda Etapa del Discipulado. Está estructurado en tres días repartidos así:

Viernes en la noche: Dios nos llama por nuestro nombre1. Sábado en la tarde: ¿Qué pides a la Iglesia de Dios? La Fe2. Domingo mañana y tarde: ¿Qué te da la fe? La vida 3. eterna.La cruz. Celebración de la Eucaristía y Rito de entrada al 4. catecumenado.

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Primera catequesisEscucha la Palabra de Dios

“… quien escucha estas palabras mías y las pone en práctica” (Mt 7, 24)

Orientaciones al Equipo de Animadores para el desarrollo de la catequesis. El objetivo de esta catequesis es disponer la mente y el corazón para la escucha de la Palabra, que alimentará nuestra decisión por el Señor durante todo nuestro caminar. Seguiremos los pasos de la lectura orante de la Biblia, animados por Aparecida que nos dice que “esta lectura orante, bien practicada, conduce al encuentro con Jesús-Maestro, al conocimiento del misterio de Jesús-Mesías, a la comunión con Jesús-Hijo de Dios, y al testimonio de Jesús-Señor del universo. Con sus cuatro momentos (lectura, meditación, oración, contemplación), la lectura orante favorece el encuentro personal con Jesucristo”. (DA 249)

En el lugar de encuentro se prepara una mesa en el centro •con un mantel, una vela encendida y un ramo de flores. También, se puede colocar unas piedras y arena alrededor de la mesa.Distribuidos, alrededor del lugar, letreros con la palabra •“escucha”.Preparar cantos sobre la Palabra•Asignar a la persona que traerá la Biblia en el momento •en que se indique, de modo procesional y la coloque en la mesa del centro.Es importante que en la invitación a la actividad les •indiquen, a los participantes, que traigan sus Biblias.

Motivación: Reunidos en esta Casa Misión, les damos la bienvenida a este encuentro con Dios que nos habla en la Biblia y con los demás hermanos que hemos venido a ESCUCHAR su voz en las escrituras. Escuchar es uno de los valores más importantes para poder establecer una verdadera comunicación. Cuando escuchamos se logra tocar la mente y el corazón. Sólo cuando escuchamos podemos comprender al otro. Escuchar requiere mayor esfuerzo que hablar.

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Queremos que este encuentro nos sensibilice para escuchar a Dios, cuando leemos la Biblia. Que su Palabra se imprima en nuestro ser y nos ayude a madurar nuestra fe.Recibamos la Palabra de Dios con un fuerte aplauso y cantemos.(La Palabra es llevada al Centro).

Canción:

Canción sobre la palabraEscuchar tu Palabra es principio de fe en Ti, Señor, Meditar tu Palabra, es captar tu mensaje de amor.Proclamar tu Palabra, Señor, es estar convencido de TiProclamar tu Palabra es ya dar testimonio de Ti, Señor.

Se coloca la Biblia sobre la mesa.

Invocamos el Espíritu:

Ven Espíritu Santo, Ven y abre nuestro interior a la Palabra de Dios,Revélanos la voz de Dios en los textos y déjanos escuchar como nos habla al corazón.Permítenos acoger el mensaje obedientemente y fortalécenos para poder hacer vida el mensaje con que nos encontraremos. Ven Espíritu Santo.

Se invita a todos a buscar la cita del día. A partir de este momento el animador o animadora, guiará los pasos a dar en cada momento de esta lectura orante de la Biblia. Ha de favorecer el clima de silencio y participación. Lleva un control del tiempo para permitir “vivir” cada espacio.

Con la Biblia en las manos… Mt 7, 24-26.

Primer Paso: ESCUCHAMOS el texto bíblico. Un hermano o hermana, lee el texto bíblico despacio. Luego LEEMOS en silencio personalmente el texto. Despacio, nos detenemos, saboreamos la lectura: ¿Qué dice? Leer una y otra vez para estar seguros de que captamos el mensaje.

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¿Cuáles personajes aparecen? •¿Cómo se comportan esas personas?•¿Con quién compara Jesús al que escucha la Palabra? •¿Con quién compara Jesús al que no escucha la Palabra?•¿Qué dice Jesús que pasa con el que construye sobre •roca?¿Qué dice Jesús que pasa con el que construye sobre o •arena?

Segundo paso: MEDITAMOS: ¿Qué me dice el texto? Expongo mi vida al mensaje. No leemos para saber cosas… leemos la Biblia para entender nuestra vida… para orientarnos. Me dejo examinar por el mensaje. ¿Qué dice el texto para mi vida? ¿Qué le dice a mi vida de matrimonio, de trabajo…? ¿Qué dice a la sociedad en que vivimos hoy?

Para ayudarnos a meditar (Se lee despacio esta meditación)

Dios se nos da a conocer con su Palabra, por lo que para tener fe se necesita escuchar. San Pablo lo expresa muy claramente: “la fe nace de la audición” (Rom 10,17), la fe entre por los oídos.

Por eso, en toda la Biblia se invita a escuchar la voz de Dios. ¡Escuchen! grita el profeta (Am 3,1; Jer 7,2). ¡Escuchen! repite el sabio desde su experiencia (Prov 1,8) Escucha Israel repite cada día el piadoso israelita para penetrarse de la voluntad de su Dios (Dt 6,4; Mc 12,29). ¡Escuchen! repite a su vez Jesús mismo, que es la palabra viva de Dios (Mc 4,3.9). Es, también, lo que el Padre Dios quiere que hagamos con su Hijo cuando dice: “Este es mi Hijo muy amado, escúchenlo” (Mt 17,5).

Escuchar no es sólo prestarle un oído atento, sino abrirle el corazón (Hch 16,14), ponerla en práctica, es obedecer que es someterse a lo que se ha escuchado (Rom 1,5ss).

Es lo mismo que hemos escuchado en este texto que estamos meditando que forma parte del Sermón de la montaña (Mateo, capítulos del 5 al 7). Están Jesús y sus discípulos. Y habla del Reino de Dios; es decir, quienes son los que entrarán al Reino.

Para hacerlo Jesús usa una comparación que se entiende fácilmente: la construcción de la casa sobre roca firme y de la casa construida sobre arena. La condición que Jesús nos presenta

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Tercer Paso: ORAMOS: ¿Qué me inspira esta lectura decirle a Dios?

Hacemos peticiones a Dios, •En este momento alabamos a Dios, •agradecemos…

Cuarto Paso: CONTEMPLO a Dios que me ha hablado al corazón… hacemos 15 minutos de silencio.

Luego COMPARTO mi experiencia vivida con esta Palabra; lo que ha significado para mí en este momento de mi vida. el mensaje que he

descubierto. Cuando leemos juntos, nuestros ojos contemplan desde diferentes ángulos el pasaje bíblico… las ideas de los otros me ayudan a descubrir cosas nuevas en el texto… así el texto muestra todo su sentido.ME COMPROMETO… la lectura de la Biblia tiene como meta la vida. Me cuestiona, me da un impulso para la vida, un camino de conversión. ¿Qué camino de vida me invita a tomar? ¿Qué cambio debo hacer?¿Cómo construyo mi vida sobre roca?

para participar en el Reino es la manera de aceptar o no su Palabra.: “quien escucha estas palabras mías y las pone en práctica”. Quien hace esto, está firme, aunque venga la lluvia, bajen las crecientes, y se desaten los vientos.

Presenta también la situación para aquellos discípulos que aunque hayan dicho: ¡Señor, Señor! o hablado en su nombre, o arrojado demonios o muchos milagros, recibirán en su cara el ¡Nunca los he conocido, Aléjense, ustedes que han hecho el mal! No han hecho la voluntad del Padre. Les dice: “Sólo entrará en el Reino de los cielos quien cumpla la voluntad de mi Padre”. En estos versículos nos habla de los verdaderos discípulos, de aquellos que saben unir la fe con la práctica de la Palabra en la vida diaria tanto a nivel personal, familiar y social.

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Conclusión:

Hemos hecho una experiencia de encuentro con la voz de Dios en la Biblia que, nos habla al corazón, nos revela su mensaje y nos compromete a vivir mejor… a transformarnos.

Cada vez que nos acercamos a la Biblia, como María, estamos llamados a sentarnos a los pies del Señor para ESCUCHAR su palabra en oración y compromiso, y así escoger “la mejor parte” que nadie nos puede quitar. Hemos sido testigos de que la voz de Dios se percibe en la lectura de su Palabra y en nuestros corazones cuando la reflexionábamos y compartíamos.En el próximo encuentro seguiremos descubriendo a Dios en su Palabra.

Oración:

Padre que te escuche y no sólo te oiga, que cada Palabra tuya haga eco en mí y reflejo en mi vida… que cada Palabra tuya llene mi espíritu para aferrarme a la tarea de amar y ser amado… Que cada Palabra tuya, me haga firme y fuerte, frente a aquello que por momentos me parece insufrible, insoportable, desesperanzador… Que sea roca en Ti, contigo y por Ti, para que en mí se apoyen otros, para sostener el peso del que necesita descanso, para servir de cobijo y refugio al que sufre…Que me haga roca con tu Palabra, al descubrir la fuerza de sentirse querido, al sentir la paz de confiar en quien no defrauda, de abandonarme a la voluntad de quien me cuida, de quien no abandona… Madre, que tu ejemplo impulse mi pasión de cada día por seguir a Jesús, Y alivie el temor de no ser capaz, mostrándome el camino de la fe, de esa fe que Tú, Madre, mostraste al mundo con tu sí incondicional. Amén.

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Segunda catequesisConoce la Palabra de Dios y Vivirás

Orientaciones al Equipo de Animadores para el desarrollo de la catequesis.

El objetivo de esta catequesis es seguir entrando en la Palabra del Señor, a través del método de lectura orante de la Biblia orientando la reflexión hacia la necesidad de conocer la Palabra de Dios para conocer y amar a Cristo.Se coloca la Biblia en un lugar destacado con flores y una imagen de Cristo, Palabra definitiva de Dios. Distribuidos, alrededor del lugar, letreros con la palabra “conoce”.

Asignar a una persona que traiga una imagen de Cristo… •en el momento en que se indique.Es importante que en la invitación a la actividad les •indiquen, a los participantes, que traigan sus Biblias.

Motivación:

Alrededor de la Palabra de Dios, nos hemos congregado como hermanas y hermanos que escuchan a su Señor. En el encuentro anterior la palabra clave era “escucha”, la de hoy es “CONOCE”. Ya que esta Palabra de Dios contenida en la Biblia nos revela una persona a Cristo. Como nos dice el evangelista San Juan: “Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios” (Jn 1,1) y esa Palabra se ha hecho carne y se ha hecho libro. En el contacto con la Biblia la conocemos más y conocer la Biblia es conocer a Cristo.

Completemos el signo, trayendo junto a esta Biblia, esta imagen (cuadro) de Cristo. Con alegría cantamos.

Canción: Tu Palabra me da vida.

Se coloca el cuadro al lado de la mesa.

Invocación:

Nos ponemos en la presencia de Dios para que abra nuestra mente y corazón a esta palabra. Que nos revele su mensaje, que nos hable de El y nosotros lo conozcamos y, al mismo tiempo, conozcamos su voluntad. Que su Espíritu Santo ilumine, disponga, fecunde, prepare nuestro interior… Ven Espíritu Santo.

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Con la Biblia en las manos… Eclesiástico 6,18-37

Primer Paso: LEEMOS. Comenzamos abriendo nuestra Biblia en el texto elegido. Antes de comenzar, asegurarse de que todos tienen la cita correcta, repetir varias veces el pasaje. Alguien lee el texto en voz alta luego cada uno lee varias veces el pasaje en silencio. Nos preguntamos:

¿Con qué se compara la Palabra, la sabiduría •de Dios?¿Cómo presenta esta lectura a la persona que busca conocer •la Palabra?¿Qué debe hacer la persona para conocer la Palabra?•¿Qué beneficios obtiene el que conoce la Palabra?•

Segundo paso: MEDITAMOS: Me dejo examinar por el mensaje. ¿A qué me llama esta Palabra? ¿Qué tiempo dedico a conocer la Palabra? ¿Qué haré para conocer más la Palabra? ¿Cuándo, cómo y dónde aprendemos la Palabra de Dios?

Para ayudarnos a meditar leamos despacio:

En el día de hoy nos dedicamos a profundizar en el significado de conocer la Palabra, que es conocer a Dios. Este llamado es un llamado lanzado a tu corazón y al corazón de todas las personas.

Es importante destacar que cuando la Biblia habla de conocer no se refiere sólo a la ciencia, sino que conocer entra dentro de la vida y expresa una relación concreta y existencial. Conocer alguna cosa en la Biblia es tener experiencia de ella como por ejemplo conocer el sufrimiento (Is 53,3), el bien y el mal (Gn 2,9-17).

Conocer a alguien es entrar en relación con esa persona. Por ejemplo, se usa la palabra conocer para expresar la solidaridad familiar (Dt 33,9) y las relaciones conyugales (Gn 4,1; Lc 1,34). Se conoce a Dios cuando se está bajo el efecto de su juicio (Ez 12,15); cuando se entra en su alianza (Jer 31,34) y se va introduciendo poco a poco a su intimidad.

Pero, es necesario estar claros que antes de conocer a Dios es uno conocido por El. (Jer 1,5; Ef 1,4, Rom 8,29). Pero,

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Tercer Paso: ORAMOS: con devoción y gratitud lo que Dios nos dice, le hablamos ahora nosotros en la oración que hacemos, primero individualmente y en silencio, para después expresar libremente nuestra oración y en voz alta le damos gracias, lo alabamos, le pedimos su perdón y su auxilio

para acoger en la vida y en la práctica lo que Él nos enseña como voluntad suya.

Cuarto Paso: CONTEMPLO a Dios que me ha hablado al corazón… hacemos silencio por unos 10 minutos. Después COMPARTO mi experiencia de esta Palabra: ¿Cómo me esfuerzo yo por conocer la Palabra? ¿Qué he obtenido desde que estudio con amor la Palabra? ¿Qué me ayuda a conocer la Palabra? ¿Qué me dificulta estudiar la Palabra?

ME COMPROMETO… la lectura de la Biblia tiene como meta la vida. Me cuestiona, me da un impulso para la vida, un camino de conversión. ¿Qué haré para conocer más la Palabra del Señor? ¿Cómo integraré más la Palabra de Dios en mi vida?

el Señor concede su espíritu de sabiduría a los que lo buscan (Sab 7,7) para conocer su designio (Sab 9,3) y para descubrirlo manifestado en su Hijo Jesucristo, el único que puede dar a conocerlo (Lc 10,22).

De ahí, que cada persona y todo el pueblo está llamado a buscar este conocimiento del Señor a través de la Palabra que El ha dado a su pueblo. Es necesario cultivarla como el agricultor cuida y siembra su tierra para obtener frutos. Es necesario someterse a ella, sabiendo que su carga es suave y su yugo ligero (Mt 11,29) y que la victoria obtenida será grande.

Esta Palabra nos invita a buscar esa sabiduría contenida en las Escrituras dejándonos enseñar por ella y por aquellos que han profundizado en ella y tienen la misión en la Iglesia de interpretarla.

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Oración:Gracias Padre, porque nos revelas el misterio de tu ser y

tu voluntad de salvarnos por la fe en tu Hijo que nos has enviado para darte a conocer. Ayúdanos enviándonos tu Espíritu para que nos confirme en lo que Cristo nos ha enseñado; para que seamos perseverantes en el estudio, en la reflexión, en la oración y en la práctica de la Palabra, siendo testigos y no maestros, cuando anunciamos la Buena Nueva a nuestros hermanos.

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Tercera CatequesisAcepta la Palabra de Dios

“… Hágase en mí, según lo que has dicho” (Lc 1, 38)

Orientaciones al Equipo de Animadores para el desarrollo de la catequesis. El objetivo de esta catequesis es invitar a aceptar la Palabra con actitud de fe, teniendo como ejemplo el “hágase” de la Virgen María.El signo de la mesa con la Biblia y la imagen de Cristo es completado por una imagen o cuadro de la Virgen María, modelo de los que aceptan la Palabra.

En el lugar de encuentro se prepara una mesita adornada •con la Biblia, flores, una vela encendida y el cuadro de Jesús colocado en el encuentro anterior. Distribuidos, alrededor del lugar, letreros con la palabra •“acepta”.Asignar a una persona que traiga una imagen de María… •en el momento en que se indique.Es importante que en la invitación a la actividad les •indiquen, a los participantes, que traigan sus Biblias.

Motivación:

Nuevamente venimos al encuentro de la Palabra de Dios, que nos ha convocado para escuchar al Señor y conocerle mejor. Hoy nos acompaña el testimonio de la Virgen María la que aceptó en su vida a la Palabra encarnada: nuestro Señor Jesucristo. Este será un encuentro con Jesús y con su Madre, para aprender con ella el camino de la aceptación del mensaje evangélico con todas sus consecuencias. Es necesario escuchar como María y con María, madre y educadora de la Palabra de Dios. Recibimos con un aplauso y cantando la imagen de la Virgen.

Canción: “Ven con nosotros a caminar”.Se coloca el cuadro al lado de la mesa.

Invocación:

Venimos a tu presencia, Señor, para pedir tu Espíritu Santo, el que fecundó con la Palabra Divina el vientre de María… que por su

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acción, habite en nosotros la Palabra y nos transforme en hombres y mujeres nuevos. Ven Espíritu Santo y fortalece nuestra voluntad de aceptar el mensaje de Dios y como la Virgen decir: “hágase”.Ven Espíritu Santo.

Con la Biblia en las manos… Lc 1, 26-38.

Primer Paso: LEEMOS. Leer y releer el texto, primero el animador o animadora en voz alta, luego cada uno en silencio. Tras un tiempo prudente el animador o animadora puede intervenir planteando estas preguntas:

¿Quiénes son los personajes?•¿Qué hacen?•¿Qué dicen? •¿En qué se ve que María acepta la Palabra del Señor?•

Segundo paso: MEDITAMOS: Me dejo examinar por el mensaje. ¿Qué dice este texto para mi vida? ¿Qué le dice a mi vida de matrimonio, de trabajo…? ¿Qué me dice la disponibilidad de María?

Para ayudarnos a meditar:

La Virgen María, ha vivido de un modo incomparable el encuentro con la Palabra de Dios, que es el mismo Jesús. Por este motivo, Ella es un modelo de toda escucha y anuncio.

Educada en la familiaridad con la Palabra de Dios en la experiencia intensa de las Escrituras del pueblo al cual ella pertenecía, María de Nazaret, desde el evento de la Anunciación hasta la Cruz, y aún hasta Pentecostés, recibe la Palabra en la fe, la medita, la interioriza y la vive intensamente (cf Lc 1, 38; 2, 19.51; Hch 17, 11).

En virtud de su “sí”, dado inicialmente, y nunca interrumpido, a la Palabra de Dios, ella sabe observar en torno a sí y vive las urgencias del cotidiano, siendo consciente que lo que recibe como don del Hijo es don para todos: en el servicio a Isabel, en Caná y junto a la cruz (cf Lc 1, 39; Jn 2, 1-12; 19, 25-27).

Por lo tanto, a Ella se aplica cuanto ha dicho Jesús en su presencia: «Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la palabra de Dios y la cumplen» (Lc 8, 21). «Al estar íntimamente

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penetrada por la Palabra de Dios, puede convertirse en madre de la Palabra encarnada».

En particular, debe considerarse su modo de escuchar la Palabra. El texto evangélico «María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 19) significa que ella escuchaba y conocía las Escrituras, las meditaba en su corazón a través de un proceso interior de maduración, donde la inteligencia no está separada del corazón. María buscaba el sentido espiritual de la Escritura y lo encontraba relacionándolo con las palabras, con la vida de Jesús y con los acontecimientos que ella iba descubriendo en la historia personal. María es nuestro modelo tanto para acoger la fe, la Palabra, como para estudiarla. A ella no le basta recibirla, la medita atentamente. No solamente la posee, sino que al mismo tiempo la valoriza. Le da su consentimiento, pero también la pone en práctica.

Tercer Paso: ORAMOS: Agradecemos a Dios el testimonio de aceptación de la Virgen María y rezamos un misterio del Santo Rosario pidiendo por nuestra madurez en la fe.

Cuarto Paso: CONTEMPLO a Dios que me ha hablado al corazón… hacemos silencio por 10 minutos. COMPARTO mi experiencia… ¿Cuándo dije al Señor: “Hágase en mí tu Palabra? ¿Cómo acepto la Palabra del Señor? ¿Qué me impide aceptar la Palabra del Señor?

ME COMPROMETO… la lectura de la Biblia tiene como meta la vida. Me cuestiona, me da un impulso para la vida, un camino de conversión. ¿Qué camino de vida me invita a tomar? ¿Qué cambio debo hacer?¿Cómo me ayuda el ejemplo de María?

Diálogo final:

Al finalizar se recogen algunas impresiones de cómo nos fue en este encuentro.

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Oración:

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abraham y su descendencia por siempre. Acción Significativa del SectorSe prepara y realiza siguiendo el tema y el lema del mes tal como es presentado en el material mensual del Plan de Pastoral.

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Cuarta CatequesisEncuentro de Jesús con los primeros discípulos

Marcos 1, 16-20 y 2,13-15


El objetivo de esta catequesis es experimentar que así como Jesucristo llamó personalmente a los primeros discípulos nos llama a nosotros a conocerlo y a seguirlo.

En el lugar de encuentro se prepara una mesa adornada •con la Biblia, flores y una vela encendida. Se puede incluir algunas sandalias o dibujo de huellas que se colocan en diferentes puntos del lugar de reunión. Es importante que en la invitación a la actividad les •indiquen, a los participantes, que traigan sus Biblias.

Motivación:

Los encuentros con las personas mueven la vida. Si me abro o me cierro al otro, depende de mí. El encuentro pone en movimiento la vida. Lo que hoy somos y mañana seremos, en gran parte, lo debemos a encuentros vitales. Tal vez sean pocos los encuentros significativos en nuestra vida, pero estos nos han marcado y nos siguen marcando en el transcurso de nuestra vida.

Los encuentros vitales llegan a penetrar a esferas más profundas de nuestro ser y nos capacitan para abrir nuevos horizontes, ver nuevas posibilidades.

La profundidad del encuentro depende, en gran parte, de la persona con quién nos encontramos: de la confianza y de la apertura que tengamos hacia quien nos encontramos. Si alguien es capaz de escucharnos, de acogernos, de captar nuestras vidas, esta actitud nos capacita para abrirnos.

Canción: Pescador de hombres.

Invocación:

Pidamos al Señor que nos abra los ojos, los oídos y el corazón para verle, escucharle y seguirle a través de su Palabra. Que su Espíritu Santo ilumine, disponga, fecunde, prepare nuestro interior… Ven Espíritu Santo.

Con la Biblia en las manos… Marcos 1, 15-20 y 2, 13-15.

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Primer Paso: LEEMOS. Comenzamos abriendo nuestra Biblia en el texto elegido. Antes de comenzar, asegurarse de que todos tienen la cita correcta, repetir varias veces el pasaje. Alguien lee el texto en voz alta luego cada uno lee varias veces el pasaje en silencio. Nos preguntamos:

¿Qué personas aparecen en este texto?•¿Qué dice cada uno? ¿Qué hacen?•¿Cuáles son las frases principales de este texto?•

Segundo paso: MEDITAMOS: Me dejo examinar por el mensaje.¿Qué frase me ha impactado más? ¿Por qué? ¿Cuán-do fuiste llamado por Jesús? ¿Cómo respondiste? ¿Qué sucedió en ti cuando escuchaste la llamada de Jesucristo? ¿Qué me enseña este texto para mi vida de discípulo?


Jesús aparece caminando en este texto. Está iniciando su misión de formar una comunidad. Rompe con la tradición de su tiempo por la cual eran los discípulos que elegían su maestro. Aquí, es el Maestro quien busca sus discípulos, Aprenderán a conocer la persona de Jesús y su manera de vivir, conviviendo con El

Es Jesús que toma la iniciativa y llama a los que Él quiere, por su nombre, en un lugar y una realidad concreta. Los hace pescadores de hombres, una comparación que le da un sentido universal a la misión e indica que no cambia la profesión sino los escenarios y destinatarios. * Jesús sale a su encuentro en el ambiente normal de sus respectivos trabajos: - a Simón y Andrés, los encuentra tirando las redes, - a Santiago y Juan, arreglándolas; - a Leví cobrado los impuestos a la gente. * A los hermanos Pedro y Andrés, les habla directamente: “Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres”.* También llamó a Leví, quien pertenecía al grupo más odiado por los judíos: los publicanos. Estaba sentado en la oficina de los impuestos y lo llamó. Y lo peculiar, aquí, es que Jesús llama a un hombre considerado pecador público; en esta forma se ponen de manifiesto varios aspectos:- el poder soberano de la Palabra de Jesús que llama al seguimiento y tiene la capacidad de cambiar radicalmente la vida humana;

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- el llamamiento a personas de diversos sectores: socio-económicos y culturales- incluso de personas marginadas religiosamente- la pronta obediencia de quienes son llamados.

De verdad, que fueron unos encuentros vitales con Jesús que cambiaron la vida de las personas encontradas.

Así ha pasado con nosotros que fuimos llamados por el Señor a seguirle de diferentes maneras y en diferentes momentos. El nos ha elegido sin nosotros merecerlo. Ahora lo importante es perseverar junto a El, a quien hemos visto y oído, siguiendo sus pasos y realizando la misión que nos ha encomendado.

Tercer Paso: ORAMOS: con devoción y gratitud lo que Dios nos dice, le hablamos ahora nosotros en la oración que hacemos, primero individualmente y en silencio, para después expresar libremente nuestra oración y en voz alta le damos gracias, lo alabamos por habernos llamado. Le pedimos su

perdón por las veces que no le seguimos de verdad y le rogamos que nos auxilie para perseverar en su seguimiento.

Cuarto Paso: CONTEMPLO a Dios que me ha hablado al corazón… oramos en silencio por 10 minutos. COMPARTO mi experiencia con esta Palabra en el grupo diciendo lo que el Señor ha despertado en mí con esta Palabra escuchada y orada.

ME COMPROMETO… la lectura de la Biblia tiene como meta la vida. Me cuestiona, me da un impulso para la vida, un camino de conversión. ¿Qué camino de vida me invita a tomar? ¿Qué cambio debo hacer? ¿Qué tengo que dejar para seguir a Jesús?

Diálogo final:Al finalizar se recogen algunas impresiones de cómo nos fue

en este encuentro.

Oración:Gracias Señor Jesús por llamar a tus discípulos y a nosotros

para acompañarte y vivir contigo tu vida de amor a tu pueblo. Te pedimos tu ayuda para el camino que comenzamos, el camino que Tú nos invitas a seguir cada día. Amén.

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quinta CatequesisEncuentro de Jesús con Felipe“… Ven y Verás” (Juan 1, 46)


El objetivo de esta catequesis es que comprendamos que Jesús nos llama a través de otros y que del mismo modo nosotros podemos llevar la invitación de Jesús a los demás.

Se coloca la Biblia en un ambón o en una mesa adornada •con flores y la imagen de Cristo.

Motivación:

Felipe escucha la invitación de Jesucristo a seguirlo. Y de inmediato fue a buscar a su amigo Natanael y compartir con él lo que pasó en su corazón al encontrarse con Jesús a la vez que lo invita a conocer a Jesús. A quien el Señor llama y acepta su llamada El los convierte de una vez nos hace misioneros a los demás. Cuando se recibe esa alegría grande de tener a Cristo en su corazón es imposible quedarse con ella dentro. Se necesita salir a comunicarla a todos los que le rodean.

Canción: “Tú Llegaste a Mi”, Pescador de hombres.

Se coloca la Biblia en la mesa.

Invocación:

Ven Espíritu Santo y fortalece nuestra voluntad de aceptar el mensaje de Dios.Ven Espíritu Santo.

Con la Biblia en las manos… Juan 1, 43-48.

Primer Paso: LEEMOS. Leer y releer el texto, primero el animador o animadora en voz alta, luego cada uno en silencio. Tras un tiempo prudente el animador o animadora puede intervenir planteando estas preguntas:

¿Quiénes son los personajes?•¿Qué hacen?•

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¿Qué dicen? •¿Qué dijo Felipe para convencer su amigo para que conociera •a Jesús?¿Qué hizo Natanael para conocer a Jesús?•

Segundo paso: MEDITAMOS: Me dejo examinar por el mensaje. ¿Qué dice este texto para mi vida? ¿Quién me invitó a conocer a Jesucristo? ¿Fue un amigo o una amiga? ¿O un familiar? Al conocer a Jesucristo, ¿qué puedo hacer para que mis amistades y familiares lo conozcan. Felipe dijo, “Ven y verás”, ¿dónde podemos invitar a nuestros amigos y amigas para que puedan ver a Jesús?


Jesucristo busca un hombre capaz de ser antorcha que ilumine y arda, que alumbre el camino y dé calor. Y encontró a Felipe. Felipe significa luz. Era la primera vez que Felipe oía esa invitación, pero la entendió totalmente porque Cristo lo había encontrado y es, para él, un encuentro vital.+ Sígueme: Y Felipe se entregó totalmente a El, en el seguimiento de Cristo: sus ojos, sus labios, su corazón, su vida… Marcado quedó su corazón para siempre con esta llamada del Señor. + Sígueme: Y con su rendida obediencia a la voz de Jesucristo, se hace, Felipe, modelo de cuantos sienten, en su corazón, encenderse una luz. + Sígueme: Y Felipe con su ejemplo arrastra en pos de Jesucristo a tantos corazones dispuestos a entregarse en amor+ Sígueme: Y se reabrieron nuevos caminos para ser evangelizador de la Buena Noticia. Invitó a su amigo conocer a Jesús. ¡Cuántas veces habían tratado el tema del Mesías los dos amigos, y se preguntaban ¿cuándo vendrá?

Ven y verás: Por eso, en este día, con prisa, urgido por la amistad, corrió Felipe a Chaná de Galilea a contar a su amigo lo que había descubierto: “¡Ya está entre nosotros el Mesías!”No espera a ver la reacción del amigo. No hace una pausa tras el anuncio. Lo dice todo con la seguridad de quien transmite una absoluta verdad: “Es Jesús de Nazaret”. No era hora de andar buscando pruebas, ni teorías, sino ponerlo frente a la realidad.

“Ven y verás”. Verás cosas que te dejarán marcado definitivamente: * verás un rostro amabilísimo, con una mirada que penetra hasta lo más profundo del corazón;

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* verás un estilo divino, una actitud acogedora; * verás cómo te dice la palabra justa la que toca el corazón, la que decide el destino de una vida.

“La primera invitación que Jesús hace a toda persona que ha vivido el encuentro con Él, es la de ser su discípulo, para poner sus pasos en sus huellas y formar parte de su comunidad. ¡Nuestra mayor alegría es ser discípulos suyos! Él nos llama a cada uno por nuestro nombre, conociendo a fondo nuestra historia (cf Jn 10,3), para convivir con Él y enviarnos a continuar su misión (cf Mc 3, 14-15) (DA, Mensaje final 2).

Como Felipe vayamos presurosos a nuestras familias y a nuestras amistades para compartir nuestra experiencia con el Señor en su Iglesia Católica.

Tercer Paso: ORAMOS: Damos gracias al Señor por su invitación a ser sus discípulos. Ahora, mencionemos los nombres de los familiares y amigos que nos invitaron a conocer a Jesucristo. Después que cada uno diga un nombre contestamos. “Gracias, Señor, por él (o por ella).

Cuarto Paso: CONTEMPLO a Dios que me ha hablado al corazón… hacemos silencio por 10 minutos. COMPARTO mi experiencia… ¿Qué has recibido de la experiencia de Jesucristo por medio de tus familiares y tus amigos y amigas? ¿A quiénes les estoy yo comunicando la buena noticia?

ME COMPROMETO… ¿A quiénes de mis familiares y amigos y amigas voy a invitar a conocer a Jesucristo? Puedo decir, “Ven y verás” ¿Qué voy a mostrarles? Planifiquemos un encuentro de la comunidad con amigos, amigas y familiares.

Diálogo final:


Oración:

Se reza juntos el Padre Nuestro, Ave María, Gloria.

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Sexta CatequesisEncuentro de Jesús con Zaqueo


El objetivo de esta catequesis es que descubramos la calidad del encuentro de Jesús con el hombre de su tiempo, su mirada, su misericordia, su manera de seducir el corazón, su cercanía al pecador y así la conversión concreta de Zaqueo nos muestre el camino de una verdadera conversión.Para la preparación del Encuentro:

Colocar en el salón una imagen o dibujo grande del encuentro de Jesús con Zaqueo. Poner en la pared varias frases de las cosas que nos hacen pequeño frente a Dios y grandes frente al mundo. Ej.: el poder, el dinero, la vanidad…. Para la acogida de este día utilizar una frase alusiva al encuentro, Ej.: “Dios te invita hoy a que no lo dejes pasar de largo por tu vida”.

Recortar 5 o más frases centrales del Evangelio del encuentro de Jesús y Zaqueo (multiplicarlas según el número de participantes). Servirán, luego, para la conformación de grupos. Preparar con antelación un canto sobre Zaqueo para enseñarlo y cantarlo.

Motivación:

En este día compartiremos la experiencia del encuentro de Jesús con Zaqueo y de Zaqueo con Jesús. Zaqueo quiso ver a Jesús por todo lo que oía sobre El. Pero, es Jesús quien lo mira y lo llama. El aceptó a Jesús en su casa y encontró la salvación.

Así ha pasado con nosotros: el Señor ha puesto sus ojos en nosotros y nosotros hemos aceptado su invitación. Fijémonos atentamente en la respuesta de Zaqueo con hechos concretos y examinemos nuestra propia respuesta.

Invocación al Espíritu Santo: cantada o rezada.


Canción: Una mirada de fe.

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Con la Biblia en las manos… Lucas 19, 1-10.

Primer Paso: LEEMOS. Comenzamos abriendo nuestra Biblia en el texto elegido. Antes de comenzar, asegurarse de que todos tienen la cita correcta- Alguien lee el texto en voz alta luego cada uno lee varias veces el pasaje en silencio. Nos preguntamos:

¿Cuáles personajes aparecen?, ¿Qué le dice •Jesús a Zaqueo?,¿Qué hace y dice Zaqueo frente al llamado de Jesús? ¿Qué •dice Zaqueo a Jesús? ¿Qué recibe en beneficio zaqueo por su arrepentimiento?.•

Segundo paso: MEDITAMOS: Me dejo examinar por el mensaje.¿Qué frase me ha impactado más? ¿Por qué? ¿Cuáles cosas me hacen grande frente al mundo y pequeño frente a Dios? ¿Qué te enseña la llamada de Jesús? ¿A qué te anima la respuesta de Zaqueo? ¿Qué cambio debo hacer? ¿Qué tengo que dejar para

seguir a Jesús?


Como la sanación del ciego (Lc 18, 35-43), la conversión de Zaqueo muestra a Jesús como Salvador (Lc 18,42; 19, 10) buscando la oveja perdida (Lc 15, 4) También se ve en Zaqueo un convertido modelo. Al principio, movido solo por curiosidad, por el deseo de ver a Jesús, acoge, como un niño, la llamada de Jesús, sin hacer preguntas; después, se desprende de una gran parte de sus bienes. Jericó era un centro de aduana importante. Los aduaneros podían añadir algo a los impuestos exigidos aumentando, de esta manera, sus entradas personales. Así se explicaba las riquezas personales. “quería ver cómo era Jesús, pero no lo alcanzaba en medio de tanta gente por ser de baja estatura”. Zaqueo está interesado. Está en “búsqueda” de algo mejor para su vida. No importa el motivo que lo empuja a querer ver a Jesús. Quiere ver quien era Jesús. Simple curiosidad de mirón. Dos corrientes cruzan el episodio:- por una parte, está Zaqueo que busca a Jesús- por otra parte, está Jesús que también busca a Zaqueo.

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“...en medio de tanta gente...” ¿Cuál es la razón por la cual Zaqueo no puede ver a Jesús? “Por su baja estatura” Es la respuesta acostumbrada. Pero volvemos al texto: “...no lo alcanzaba en medio de tanta gente...” A causa de tanta gente. Alguien puede medir cuatro pies de altura, pero si no hay nadie delante de él, puede ver muy bien del otro lado de la calle. Lo que obstaculiza la vista, en el caso presente, es la mucha gente. Quitando la gente, a pesar de su “baja estatura”, Zaqueo hubiera podido ver a Jesús.

Jesús lo mira y lo llama por su nombre. “Porque hoy tengo...” Jesús deja caer esta frase imprevisible: “Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que quedarme en tu casa”. Es el HOY de la gracia. De la misma manera que Jesús dirá al Buen Ladrón: “Hoy mismo estarás conmigo en el Paraíso”. (Lc 23, 43) Para Zaqueo, es el momento de la salvación. “Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa”. Jesús se invita en la casa de Zaqueo. Acepta compartir la casa, la mesa de un pecador. Ha sido enviado a buscar los pecadores. Se identifica con ellos acepando estar a la mesa con ellos. quedarse... Jesús se va a quedar en la casa de Zaqueo, en su casa. Y la reacción no se deja esperar. : “Al verlo murmuraban todos porque entraba a hospedarse en casa de un pecador”. “Los fariseos y los doctores murmuraban: - Este recibe a pecadores y come con ellos”. (Lc 15, 2). Una vez más, Jesús es objeto de crítica por parte del legalismo. Y las parábolas de Jesús son para enseñarnos que lo importante es la caridad, el cuidado de personas que necesitan ayuda, que están lejos de Reino de Dios. De pronto, Zaqueo hace un gesto que responderá al escándalo que tiene la muchedumbre frente a la actitud de Jesús. No es ya el pecador que se pensaba: da la prueba de su conversión. La ley exigía de devolver a la persona ofendida el ciento veinte por ciento (120%) de la suma de que la persona había sido lesionada. (Lev. 5, 20-26) Zaqueo dará cuatro veces más. Además da la mitad de su gran fortuna en limosna. Eso manifiesta hasta qué punto se desprende de sus bienes, porque Jesús ha llegado profundamente a su corazón. Es un encuentro vital.Hoy: *Hoy les ha nacido en la Ciudad de David el Salvador”. (Lc 2, 11). *Hoy, en presencia de ustedes, se ha cumplido este pasaje de la Escritura” (Lc 4, 21). Es HOY, es el momento especial del encuentro vital con Jesús.

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Tercer Paso: ORAMOS: con devoción y gratitud lo que Dios nos dice, le hablamos ahora nosotros en la oración que hacemos, primero individualmente y en silencio, para después expresar libremente nuestra oración y en voz alta le damos gracias, lo alabamos por habernos llamado. Le pedimos su perdón por nuestros pecados como Zaqueo. Nos

comprometemos a un cambio de vida y le pedimos que nos auxilie para realizar lo prometido.

Cuarto Paso: CONTEMPLO a Dios que me ha hablado al corazón… oramos en silencio por 10 minutos. COMPARTO mi experiencia con esta Palabra: . Se juntan todos los que tienen la misma frase que recibieron a la entrada y comparten sobre el sentido que esta frase tiene para él. . Comparten además su experiencia de Dios experimentada en todo el encuentro.. Los representantes de los pequeños grupos ponen ahora en común las experiencias recogidas y vividas.

ME COMPROMETO… la lectura de la Biblia tiene como meta la vida. Me cuestiona, me da un impulso para la vida, un camino de conversión. ¿Qué camino de vida me invita a tomar?

Diálogo final:


Oración:

Señor ayúdame a hacer el camino de Zaqueo junto a ti. Que no te busque sólo por curiosidad sino para entregarme totalmente. Dame la sabiduría para bajar del árbol de mis concepciones e ideas erradas. Dame la humildad para reconocer mi estatura frente a tu misterio. Dame la fuerza de voluntad para no temer a la crítica que caerán sobre mi cuando te entre a mi hogar. Dame tu Espíritu Santo para tener un encuentro personal contigo, una confesión de mis pecados

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y un sincero arrepentimiento, que me lleve a verte y servirte en mis hermanos. Déjame Señor sentir el gozo del perdón y la alegría de la promesa de tu salvación con tu presencia en la casa de mi corazón. (Finalizar con el Padre Nuestro y el abrazo de la Paz.)

Acción Significativa del SectorSe prepara y realiza siguiendo el tema y el lema del mes tal como es presentado en el material mensual del Plan de Pastoral.

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Séptima catequesisEncuentro de Jesús con el hombre rico


El objetivo de esta catequesis es reconocer cuáles son las riquezas que te aferran al mundo que te impiden entregar el corazón totalmente al Señor.Para la preparación del Encuentro:

Colocar en el salón una imagen o dibujo grande del encuentro de Jesús con el joven rico. Pegar varias frases de las cosas que impiden a la gente a decidirse por Jesús. Por ejemplo: el poder, el dinero, la vanidad, la inmoralidad….

Si se conoce la canción del joven rico se ensaya para que todos la canten.

Motivación:

Venimos a este encuentro de fe como el hombre rico que se acercó a Jesús con el deseo sincero de alcanzar la perfección, de heredar la vida eterna. Dejemos que la mirada llena de amor de Jesús y sus palabras de sabiduría nos muevan a seguirle cada vez más y no lo abandonemos jamás.

Invocación al Espíritu Santo: cantada o rezada.


Canción: El joven rico o alguna otra canción de llamada.

Con la Biblia en las manos… Lucas 18, 18-22.

Primer Paso: LEEMOS. Comenzamos abriendo nuestra Biblia en el texto elegido. Antes de comenzar, asegurarse de que todos tienen la cita correcta- Alguien lee el texto en voz alta luego cada uno lee varias veces el pasaje en silencio, buscando el sentido de cada frase, gustando y profundizando lo leído. Nos preguntamos:

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¿Cuáles personajes aparecen?, ¿Qué le dice el hombre rico a •Jesús? ¿Cuál es la respuesta de Jesús? ¿Cuáles mandamientos les cita Jesús? ¿Cuál faltó? ¿Cuál es la respuesta del hombre rico?

Segundo paso: MEDITAMOS: Me dejo examinar por el mensaje.¿Qué frase me ha impactado más? ¿Por qué? ¿Cuándo Jesús me miró profundamente? ¿Qué es lo que Jesús estaba pidiendo a este hombre para que lo siguiera? ¿Por qué le pide eso? ¿Qué te pide dejar a ti hoy? ¿Qué enseñanza trae para mí esta Palabra? ¿Qué enseñanza nos trae para nuestra vida familiar y en la sociedad?


Este encuentro de Jesús con el hombre rico está marcado por la ternura de Jesús.

El texto nos dice que este hombre rico se arrodilló ante él…. Arrodillarse a los pies de alguien es signo de deferencia, de respeto, de que lo consideraba como un maestro de sabiduría y lleno de bondad.

¿Por qué este hombre corre así para alcanzar a Jesús? Tiene una pregunta importante para hacerle: “Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar vida eterna? Es la pregunta tremenda desde todos los tiempos: “¿qué se debe hacer para tener vida y vida para siempre, para ir al cielo?”

Es importante que nos fijemos bien en la respuesta de Jesús: “¿Conoces los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no jurarás en falso, no defraudarás; honra a tu padre y a tu madre? La respuesta del hombre es que “Maestro, todo eso lo he cumplido desde niño” (v. 20).

Jesús lo miró con cariño.” (v. 21ª): Una frase magnifica y conmovedora. Jesús descubre que hay algo grande en este hombre. Toma el tiempo de mirarlo.. Una experiencia que remueve el corazón. Pensemos en la experiencia de Pedro después de su negación (Lucas 22, 61-62). Una mirada que traspasa y que llega al fondo del corazón. Una actitud de Jesús que es portadora de esperanza para nosotros. A pesar que haya una multitud, el Señor toma el tiempo de mirarnos personalmente. Actuando así, Jesús corre el riesgo de descubrir, en nuestros corazones, realidades menos bellas, pero también se arriesga a encontrar que tienen aspectos buenos. Jesús como su Padre que, desde el inicio de la creación, mira todo: “Y vio Dios todo lo que había hecho”· (Gen 1, 31)

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“Una cosa te falta: ve, vende cuanto tienes y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; después sígueme” (v. 21). Es importante destacar que cuando Jesús le habla de los mandamientos no le cita el primer mandamiento que dice: “Amarás al Señor tu Dios con todo el corazón, con toda el ama, con todo tu ser”. Pero, ahora se lo presenta no directamente, porque le diría muy rápido de todas sus oraciones, de sus visitas al Templo, de su entrega del diezmo y de sus ritos.

Jesús va más profundo proponiéndole a este hombre que demuestre su confianza total en Dios entregando sus bienes a los pobres. Así, El quedaría en manos de Dios totalmente, confiado a su amor misericordioso y providente. Al mismo tiempo, El le hace ver que la generosidad con los pobres es la medida del amor a Dios como El enseñaría más.

Tendrás un tesoro en el cielo… El Señor le hace mirar el tesoro que logrará si es capaz de dejarlo todo y seguirlo. Entonces, Hay que vender todo por este tesoro inestimable que es el Reino (Mt 13, 4). Es como si el Señor decía: “Lo que tu consideras como importante, ponlo en el cielo y tu vas a ver lo que produce. ¿Tú buscas el camino? Pon allí tu tesoro y vas a querer alcanzarlo. Pues, encontrarás muy bien el medio de llegar”.

También, a nosotros, el Señor nos invita a descubrir el camino de la felicidad, de la vida eterna que es camino de abandono total en las manos del Padre y con espíritu generoso y desprendido compartir con los más pobres con nosotros, seguros del amor de Dios y de la predilección de Dios por nosotros.

El acaparar bienes y el no tener en cuentas las necesidades de los más pobres no es el camino de Dios ni el camino que conduce a Dios. El que es de Dios comparte sus bienes con los necesitados y trabaja para que en la sociedad se reparta y se comparta lo que Dios ha dejado para que sea de todos y de todas-

Tercer Paso: ORAMOS: con devoción y gratitud lo que Dios nos dice, le hablamos ahora nosotros en la oración que hacemos, primero individualmente y en silencio, para después expresar libremente nuestra oración y en voz alta le damos gracias, lo alabamos por habernos mirado con amor y habernos permitido responderle. Le pedimos su

perdón por nuestros apegos y confianza en las cosas más que en El y por las veces que somos egoístas y contribuimos con El con una sociedad egoísta que olvida a los pobres. Nos comprometemos a amarle de todo corazón amando a los pobres, compartiendo con los más pobres y trabajando por una sociedad de hijos de Dios que hacen que el pan sea nuestro cada día.

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Cuarto Paso: CONTEMPLO a Dios que me ha hablado al corazón… oramos en silencio por 10 minutos. COMPARTO mi experiencia con esta Palabra: lo que ha llenado mi vida y me ha cuestionado esta Palabra.

ME COMPROMETO… la lectura de la Biblia tiene como meta la vida. Me cuestiona, me da un impulso para la vida, un camino de conversión. ¿Cuáles son las ataduras o riquezas de las que me voy a liberar? ¿Cómo voy a responder a esta llamada de dejarlo todo a favor de los pobres?

Diálogo final:


Oración:

Señor, nos ponemos en tus manos para que Tú hagas de nosotros verdaderos discípulos misioneros tuyos. Te damos gracias, porque, al igual que al hombre rico nos amas y nos miras con amor. Danos la fuerza para dejarlo y seguirte; de ser capaces de compartir con los pobres lo que nos has dado. Amén (Finalizar con el Padre Nuestro y el abrazo de la Paz.)

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Octava Catequesis Encuentro con la Mujer Samaritana


El objetivo de esta catequesis es reconocer el amor que Jesucristo tiene para todos, no importa su raza, su género ni su estilo de vida.Para la preparación del Encuentro:

Un jarro de agua en una mesa con mantel•Asignar a una persona que traiga la Biblia en el momento •en que se indique, de modo procesional y la coloque en la mesita del centro.

Motivación:

Nuestro Señor Jesucristo vino para todo el mundo y mostró su amor para todos y para todas no importa su raza, su género ni su estilo de vida. Nos muestra cómo podemos relacionarnos con todas las personas como hermanos y hermanas.

Canción:

Cristo te necesita para amar, Libertador de Nazaret, Si Yo no Tengo Amor,

Se coloca la Biblia sobre la mesa.


Canto invocando el Espíritu Santo


ESCUCHAMOS Un hermano o hermana, preparado con anticipación, lee el texto bíblico despacio. Luego LEEMOS en silencio personalmente el texto. Despacio, dando el énfasis correspondiente. Nos detenemos, saboreamos la lectura: ¿Qué dice? Leer una y otra vez cada uno en silencio para estar seguros de que captamos el mensaje.

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¿Cuáles personajes aparecen? •¿Qué le pregunta Jesús a la mujer?•¿Cuál es la reacción de la mujer?•¿Cómo llama a Jesús?•¿Qué le ofrece?•

Segundo paso: MEDITAMOS: Me dejo examinar por el mensaje. ¿Cuál es la relación que establecen Jesús y la samaritana?¿Qué hizo Jesús para mostrar a la mujer su valor?¿Cuál es la diferencia del agua de Jacob y el agua de Jesús? ¿Qué le dice a mi manera de pensar, de sentir y de actuar cuando encuentro personas de otras culturas, religiones o géneros?¿Qué puedo hacer para imitar a Jesús?.

Para ayudarnos a meditar: Jesús va más allá de los esquemas y estrecha el vínculo

de toda la humanidad, nos hace universales, y hace universal su palabra. Las mujeres de su tiempo eran marginadas y discriminadas en la sociedad. Los Samaritanos tenían su propio templo por eso no eran parte de los judíos. La Samaritana no podía creer que Jesús está hablando con ella que era doblemente marginada por ser samaritana y además mujer.

La situación de la mujer era tan lamentable que los judíos varones recitaban todos los días la siguiente oración: “Bendito sea Dios, porque no me has creado pagano, no me has hecho mujer y no me has hecho ignorante.”

Al tomar Jesús la actitud de universalidad y aceptación de todos y de todas revela la gratuidad del Padre Dios que ama sin esperar recompensa y se interesa por todas las personas. Se interesa no por lo que tienen, saben, pueden o de qué país son o cuál es su situación ante El. Le interesa la persona.

La discriminación y marginalidad no terminó en el tiempo de Jesucristo. En 2007 en la Conferencia de Aparecida tenemos esta misma observación:

“Urge escuchar el clamor, tantas veces silenciado, de mujeres que son sometidas a muchas formas de exclusión y de violencia en todas sus formas y en todas las etapas de sus vidas. Entre ellas las mujeres pobres, indígenas y afro americanas han sufrido una doble marginación. Urge que todas las mujeres puedan participar plenamente en la vida eclesial, familiar, cultural, social y económica, creando espacios y estructuras que favorezcan una mayor inclusión” (no. 454).

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Es importante destacar que Jesús se propone como el agua nueva que da vida y crea vida en el corazón humano hasta hacerlo portador de vida. El agua vieja del pozo de Jacob, es decir, del Antiguo Testamento ya no puede saciar la sed del ser humano. Sólo Jesús, el don de Dios, puede responder a nuestras grandes preguntas y ansiedades humanas. Sólo El puede dar sentido a nuestras vidas.

Pero, sólo hay una condición: la verdad. Jesús pide a esta mujer a ser sincera sobre su vida. Ella acepta lo que Jesús le dice y habla la verdad. Ella con sus cinco maridos era el símbolo del pueblo samaritano que había abandonado a su verdadero marido que es el Unico Dios vivo y verdadero y se había entregado a otros cuatro falsos dioses.

Ella se ha alegrado tanto porque ha encontrado el agua viva que es Jesús, que exige una nueva relación en espíritu y en verdad, que no sólo hable con los labios y su vida es distinta a la de Dios.

Vivir así nuestra relación Jesús nos hará verdaderamente felices y nos llevará a ser sus misioneros como la Samaritana que no pudo contener su alegría y salió a comunicar a los suyos lo que había pasado en su vida.

Tercer Paso: ORAMOS: ¿Qué me hace decirle, el texto, a Dios? La oración ha de hacerse en un escuchar la voz de Dios que nos ha hablado en su palabra.

En este momento alabamos a Dios, •agradecemos a Dios por esa agua viva, que es su Hijo Jesucristo…

Hacemos peticiones pidiendo a Dios, que nos •ayude a ser sinceros con El y adorarle en espíritu y en verdad.


Luego COMPARTO mi experiencia. Cuando exponemos ante los demás las gracias y conocimientos que hemos recibido de Dios, las riquezas de su gracia se multiplican, y nos hacen crecer a todos, al mismo tiempo que nos unifican. ¿Cómo vivo mi relación con Jesús?

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La lectura de la Biblia tiene como meta la vida. Me cuestiona, me da un impulso para la vida, un camino de conversión. ¿Cuáles actitudes y comportamientos de este encuentro de Jesús con la Samaritana quiero vivir? ¿Cómo quiero actuar ante los/las que son distintos de mi? Se termina con el Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

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Novena CatequesisEncuentro de Jesús con la Mujer Adúltera

Objetivo:

Descubrir el amor y respeto de Jesús hacia cualquier persona pecadora.En el lugar de encuentro se prepara una mesita en el centro con un mantel, una vela encendida y un ramito de flores del lugar.

Se puede poner láminas de mujeres.•

Motivación:

El amor de Jesús (1ra.Corintios, 13) por las personas no tiene distinción, no excluye, no hace diferencias, es gratuito y permanente. A pesar de nuestros pecados Jesús ofrece el amor incondicional del Padre a mujeres y hombres, con una invitación: ¡Vete y no vuelvas a pecar!.

Canción:

Se coloca la Biblia sobre la mesa


Ven Espíritu Santo, Ven y abre nuestro interior a la Palabra de Dios,Revélanos la voz de Dios en los textos y déjanos escuchar cómo nos habla al corazón.Permítenos acoger el mensaje obedientemente y fortalécenos para poder hacer vida el mensaje con que nos encontraremos. Ven Espíritu Santo.

Se invita a todos a buscar la cita del día. A partir de este momento el animador o animadora, guiará los pasos a dar en cada momento de esta lectura orante de la Biblia. Ha de favorecer el clima de silencio y participación. Lleva un control del tiempo para permitir “vivir” cada espacio.


Primer Paso: ESCUCHAMOS el texto bíblico. Un hermano o hermana, lee el texto bíblico despacio. Luego LEEMOS en silencio personalmente el texto. Despacio, nos detenemos, saboreamos la

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lectura: ¿Qué dice? Leer una y otra vez para estar seguros de que captamos el mensaje.

¿Cuáles personajes aparecen? •¿Qué hacen y dicen cada uno de los •personajes?¿Qué hace y dice Jesús frente a esta mujer •pecadora? ¿Cuáles son las frases importantes de este texto?

Segundo paso: MEDITAMOS: ¿Qué me dice el texto? Expongo mi vida al mensaje. No leemos para saber cosas… leemos la Biblia para entender nuestra vida… para orientarnos. Me dejo examinar por el mensaje. ¿Qué dice este texto a mi vida? ¿Qué me dice a mí cuando me doy cuenta que soy pecador/a? ¿Qué me enseña este texto frente a las personas pecadoras? ¿Cuál ha de ser mi actitud frente al pecado de los demás?


El Señor no nos mide ni juzga según criterios humanos, ni según merecen nuestros pecados; SINO QUE NOS ABRAZA CON SU PERDON Y SU MISERICORDIA. Los sabios y entendidos según el parecer humano, juzgan y condenan a la sombra de vanos entendimientos, de falsa moral.

En este caso, los Maestros de la ley y los Fariseos querían tender trampa a Jesús. Además su concepto de pecado se basa en una ley discriminativa contra la mujer. Jesús nos descubre a todos como pecadores y que de una forma u otra todo ser humano es participe del desorden. Por esto expresa el Señor esa frase que todos conocemos: “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra”.

Por eso con gran alegría y esperanza decimos: “¡qué distintos son los pensamientos de Dios, que mira el corazón y que en vez de acusar y condenar mueve a la conversión, al cambio, a la liberación, a la pureza!.

La mujer adultera se sintió perdida hasta que descubrió la mirada limpia, amorosa, perdonadora del único que teniendo toda potestad de condenar le concede gratuita y hermosamente el perdón y la salud de su cuerpo y de su espíritu diciéndole: “…y yo tampoco te condeno. Vete y no peques más”. ¡Qué autoridad tan misericordiosa!. ¡Cuánto debemos agradecer tú y yo al Señor su grandeza, su amor, su perdón!

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Tercer Paso: ORAMOS: ¿Qué me hace decirle, el texto, a Dios? La lectura ha de hacerse en un clima de oración para escuchar la voz de Dios que habla en el texto.

Hacemos peticiones a Dios para que nos dé •un corazón misericordioso como el suyo.

Pedimos perdón por las veces que condenamos •a los demás

En este momento alabamos a Dios, agradecemos su •misericordia

Cuarto Paso: CONTEMPLO a Dios que me ha hablado al corazón… hacemos algunos 10 minutos de silencio. COMPARTO mi experiencia… el mensaje que he descubierto. Cuando leemos juntos, nuestros ojos contemplan desde diferentes ángulos el pasaje bíblico… las ideas de los otros me ayudan a descubrir cosas nuevas en el texto… así el texto muestra todo su sentido.

ME COMPROMETO… la lectura de la Biblia tiene como meta la vida. Me cuestiona, me da un impulso para la vida, un camino de conversión. ¿Cuáles son las actitudes de Jesús que puedo imitar de este encuentro?¿Qué cambio debo hacer en mi vida?

Oración:

Cántico de MaríaMi alma engrandece al SeñorY me espíritu se regocija en Dios, mi Salvador,Porque ha mirado la humildad de su esclava; desde ahora todas las generaciones me dirán bienaventuradaPorque el Poderoso ha hecho grandes cosas en mí, santo es su nombre.Su misericordia se extiende de generación en generación para aquellos que le temen.


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Décima CatequesisJesús nos llama a ser sus amigos

Juan 15, 1-17


El objetivo de esta catequesis es apreciar el amor profundo y intimo que Jesucristo tiene para cada uno a quien nos llama amigo y amiga.Preparando el encuentro.

En el lugar de encuentro se prepara una mesita en el •centro con un mantel, una vela encendida y un ramito de flores del lugar. Colocar un corazón grande en la pared.•Asignar a una persona que traiga la Biblia en el momento •en que se indique, de modo procesional y la coloque en la mesita del centro.

Motivación:

Tomemos unos segundos para pensar en un buen amigo a amiga que tengamos. ¿Cuáles son las características, cualidades, que más te gustan de él o de ella?

Nuestro Señor Jesucristo tiene todas estas cualidades y nos ama como amigos y amigas. Déjate amar por El y hazte su amigo. Dejemos que El nos muestre su amistad y nos diga: “Ustedes son mis amigos”.

Canción:

Qué detalle o Yo tengo un amigo que me AmaSe coloca la Biblia sobre la mesa


Ven Espíritu Santo, Ven y abre nuestro interior a la Palabra de Dios,Revélanos la voz de Dios en los textos y déjanos escuchar cómo nos habla al corazón.Permítenos acoger el mensaje obedientemente y fortalécenos para poder hacer vida el mensaje con que nos encontraremos. Ven Espíritu Santo.

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Primer Paso: ESCUCHAMOS el texto bíblico. Un hermano o hermana, lee el texto bíblico despacio. Luego LEEMOS en silencio personalmente el texto. Despacio, nos detenemos, saboreamos la lectura: ¿Qué dice? Leer una y otra vez para estar seguros de que captamos el mensaje.

¿Por qué nos llama amigos Jesús?•¿Qué se necesita para ser amigos de Jesús?•¿Quién elige a los amigos de Jesús?•

Segundo paso: MEDITAMOS: ¿Qué me dice el texto? ¿Cómo nos muestra Jesús que es nuestro como amigo? ¿En qué se conoce que somos amigos de Jesús? ¿Cómo podemos mostrar a Jesús nuestra amistad con El?


En el Evangelio de San Juan, las palabras sobre la amistad aparecen después de la parábola de la Vid y los Sarmientos. Jesús que es la Vid o Árbol y nosotros sus ramas o sarmientos, nos invita a responder y hacernos conscientes de esa íntima relación que El tiene con nosotros, por lo que nos llama amigos.

El llamamiento que hace Jesús, el Maestro, conlleva una gran novedad. En la antigüedad, los maestros invitaban a sus discípulos a vincularse con algo trascendente, y los maestros de la Ley les proponían la adhesión a la Ley de Moisés. Jesús invita a encontrarnos con Él y a que nos vinculemos estrechamente a Él, porque es la fuente de la vida (Cf Jn 15, 5-15) y solo Él tiene palabras de vida eterna (Cf Jn 6, 68). En la convivencia cotidiana con Jesús y en la confrontación con los seguidores de otros maestros, los discípulos pronto descubren dos cosas originales en la relación con Jesús. Por una parte, no fueron ellos los que escogieron a su maestro, fue Cristo quien los eligió. Por otra parte, ellos no fueron convocados para algo (purificarse, aprender la Ley...), sino por Alguien, elegidos para vincularse íntimamente a su Persona (Cf Mc 1, 17; 2,14) Aparecida 131.

Jesús no quiere una relación de siervos, sino de amigos a los/las que llama. El amigo sabe lo que hace su Señor (Jn 15,15)

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Tercer Paso: ORAMOS ¿Qué me hace decirle, el texto, a Jesucristo? Expresemos nuestra amistad al Señor con esta letanía a Jesucristo amigo: Todos: Jesucristo, Tu eres nuestro amigo, fiel hasta la muerte Jesucristo, Tu eres nuestro amigo, cercano a cada uno

Jesucristo, Tu eres nuestro amigo, de toda confianza Jesucristo, Tu eres nuestro amigo, compasivo.

(Se pueden añadir otras alabanzas a Jesús amigo)

Oremos: Gracias Señor por llamarme tu amigo, tu amiga. Dame un corazón abierto para vivir esta amistad contigo, un don de intimidad y cercanía, una nueva manera de vivir en la presencia con mi Dios que me ama. Amén.

Cuarto Paso: CONTEMPLO a Dios que me ha hablado al corazón… hacemos 10 minutos de silencio para hablar con Jesucristo, mi amigo...

El amigo tiene entrada a la casa de su Señor y lo conoce como persona. Un amigo es un “hermano” escogido, una persona que comparte “sangre espiritual”, que participa en la vida del otro/a.

“Jesús quiere que su discípulo se vincule a Él como “amigo” y como “hermano”. El “amigo” ingresa a su Vida, haciéndola propia. El amigo escucha a Jesús, conoce al Padre y hace fluir su Vida (Jesucristo) en la propia existencia (cf Jn 15,14), marcando la relación con todos (cf Jn 15,12) (DA 132).

El amor de Jesucristo es el mismo amor que Dios tiene por su pueblo. Leemos en el Antiguo Testamento en el profeta Isaías, “No temas te he llamado por tu nombre y eres mío…y tú vales mucho. Para mí eres valioso y yo te amo. No temas. Yo estoy contigo (43, 1-5).

Dios invita al ser humano a realizarse plenamente como persona y promete un camino que lo llevará a participar de su misma vida. El hombre encuentra su razón de ser en la medida que busca hacer la voluntad de Dios. El llamado de Dios es un don gratuito como la amistad, que da a los que Él quiere. Es un don que no tenemos que trabajar para ganarlo, pero que podemos aceptar con el corazón abierto.

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COMPARTO mi experiencia de mi amistad con Jesús contando cómo lo siento mi amigo.

ME COMPROMETO… la lectura de la Biblia tiene como meta la vida. Me cuestiona, me da un impulso para la vida, un camino de conversión. ¿Cuáles cambios estoy llamado a realizar para ser verdadero amigo o amiga de Jesucristo? ¿Cómo puedo ser mejor amigo o amiga de las otras personas como Jesús?

Conclusión:

Cada uno escribe su nombre en el corazón como signo de su deseo de vivir esta amistad con el Señor. Compartir el abrazo de la paz. Agradezca a cada persona la amistad que tienen contigo.

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Undécima CatequesisEl Amor Fraterno


El objetivo de esta catequesis es descubrir y valorar la experiencia del amor fraterno como experiencia del amor a Dios.

En el lugar de encuentro se prepara una mesita en el •centro con un mantel, una vela encendida y un ramito de flores del lugar.Se coloca un corazón con el nombre de los que forman la •comunidad. Asignar a una persona que traiga la Biblia en el momento •en que se indique, de modo procesional y la coloque en la mesita del centro.

Motivación:

El otro lado del amor de Dios es el amor fraterno. El amor que tenemos a Dios se conoce en el amor que tengamos a las otras personas que nos rodean. En este encuentro reflexionaremos sobre el amor que estamos llamados a tenernos unos con otros y con toda la gente.

Canción:

Amémonos del Corazón, Amar es Entregarse, Un Mandamiento Nuevo

Se coloca la Biblia sobre la mesa

Invocamos al Espíritu Santo:

Nos ponemos en la presencia de Dios para que abra nuestra mente y corazón a esta palabra. Un o una participante ofrece una oración espontanea para pedir la presencia del Espíritu Santo en el encuentro.

Con la Biblia en las manos…

Primer Paso: ESCUCHAMOS los textos bíblicos. Varias personas leen las lecturas, una atrás de la otra:

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Gálatas 5, 14 - Amarás a tu prójimo... •Juan 15, 17 - ... que se amen unos a otro ...•Romanos 13, 9-10... En el amor cabe toda •la Ley.1 Juan 4, 20... El que ame a Dios, ame •también a su hermano.

Nos detenemos, saboreamos las lecturas: ¿Qué dicen? Leer una segunda vez para estar seguros de que captamos el mensaje. ¿Cuál es el mensaje de estas lecturas? Cada lectura tiene detalles sobre el amor fraterno. ¿Cuáles son los detalles de ese amor fraterno?

Segundo paso: MEDITAMOS: ¿Qué me dicen los textos? Expongo mi vida al mensaje. No leemos para saber cosas… leemos la Biblia para entender nuestra vida… para orientarnos. Me dejo examinar por el mensaje. ¿Por qué no se puede separar el amor al prójimo del amor a Dios? ¿Cómo podemos expresar el amor fraterno? ¿Cómo puede ser el amor fraterno la base de la unión?


Dios, que cuida de todos con paterna solicitud, ha querido que los hombres constituyan una sola familia y se traten entre sí con espíritu de hermanos. Todos han sido creados a imagen y semejanza de Dios, quien hizo de uno todo “el linaje humano para poblar toda la faz de la tierra” (Hechos 17, 26) y todos son llamados a un solo e idéntico fin, esto es, Dios mismo. (GS 24).

Por lo cual, el amor de Dios y del prójimo es el primero y el mayor mandamiento. La Sagrada Escritura nos enseña que el amor de Dios no puede separarse del amor del prójimo:...”cualquier otro precepto en esta sentencia se resume: amarás al prójimo como a ti mismo...El amor es el cumplimiento de la ley” (Rom 13, 9ñ10, 1 Jun. 4, 20). Esta doctrina posee hoy extraordinaria importancia a causa de dos hechos: la creciente interdependencia mutua de los hombres y la unificación asimismo creciente del mundo (GS 24).

“Para configurarse verdaderamente con el Maestro, es necesario asumir la centralidad del Mandamiento del amor, que Él quiso llamar suyo y nuevo: “Ámense los unos a los otros, como yo los he amado” (Jn 15,12). Este amor, con la medida de Jesús, de total don de sí, además de ser el distintivo de cada cristiano,

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Tercer Paso: ORAMOS: ¿Qué me hace decirle, el texto, a Dios? La lectura ha de hacerse en un clima de oración para escuchar la voz de Dios que habla en el texto.

COMPARTIMOS: Se hacen tríos para compartir una experiencia del amor fraterno y cómo le llenó de alegría.

ME COMPROMETO… la lectura de la Biblia tiene como meta la vida. Me cuestiona, me da un impulso para la vida, un camino de conversión. El amor fraterno exige acción. ¿Cuál acción concreta podemos hacer juntos para mostrar el amor fraterno? ¿Cuál acción puedo hacer en esa semana?

Oración:

Se juntan todos/as, se agarran de la mano y celebran su unión con una oración espontánea y un canto de acción de gracias.

no puede dejar de ser la característica de su Iglesia, comunidad discípula de Cristo, cuyo testimonio de caridad fraterna será el primero y principal anuncio, “reconocerán todos que son discípulos míos” (Jn 13, 35)”(DA 138).

Amarás a tu prójimo como a ti mismo, quiere decir, así como nosotros nos cuidamos, nos guardamos, nos protegemos, nos tratamos, nos hablamos, así justamente hemos de considerar y amar a cualquier ser humano alrededor nuestro. Amamos al otro/a con el mismo amor con que amamos a Jesucristo y con que Jesucristo nos ama.

Hoy es imperativo en medio de tanto egoísmo en que nos movemos, amar al que está junto a nosotros, al más cercano, al prójimo. Lo normal sería que todos nos amáremos y que nadie hiciera mal al prójimo, que todos y todas vivamos en unión como hermanos. Como integrantes del género humano, estamos comprometidos a valorar a cualquier otro ser humano, pero como cristianos, amados de Dios y amigos de Jesucristo, vamos más allá de la norma general y somos capaces de dar la vida por los hermanos. Vemos el otro como vemos a Jesucristo y compartimos el amor de hijos/as de Dios.

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Duodécima CatequesisLa unidad


El objetivo de esta catequesis es reconocer que la unidad es la condición para que el mundo crea.

En el lugar de encuentro se prepara un lugar para la Biblia, adornado con flores y una vela encendida.

Preparar y pegar un dibujo de la figura de un cuerpo •humano que incluye cabeza, tronco, brazos, piernas, ojos, boca etc.Asignar a una persona que traiga una imagen de Cristo… •en el momento en que se indique.

Motivación:

San Pablo nos insiste que la comunidad tiene que vivir fiel a su llamada de ser “un solo cuerpo” unida en oración, celebración, escucha de la palabra y solidaridad. Cada persona del cuerpo tiene un don que puede poner el servicio del cuerpo. Todos y todas somos importantes y formamos la comunidad cristiana, el cuerpo de Cristo, presente en el mundo.

Canción:

Qué bueno es vivir unidos, Juntos cantando la alegríaSe coloca el cuadro al lado de la mesa.

Invocación:

Señor, abre nuestra mente y nuestro corazón a esta Palabra. Danos a conocer tu mensaje, que nos habla de Ti. Haz que te conozcamos y, al mismo tiempo, conozcamos los dones que nos ha revelado. Haznos crecer en unión y participación en la comunidad cristiana, que has hecho el Cuerpo de tu Hijo presente en el mundo de hoy. Que tu Espíritu Santo ilumine, disponga, fecunde, prepare nuestro interior… Ven Espíritu Santo.

Con la Biblia en las manos… 1 Corintios 12, 12-31.

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Primer Paso: LEEMOS. Comenzamos abriendo nuestra Biblia en el texto elegido. Antes de comenzar, asegurarse de que todos tienen la cita correcta, repetir veces el pasaje. Alguien lee el texto en voz alta luego cada uno lee varias veces el pasaje en silencio. Nos preguntamos:

¿Qué imagen o comparación utiliza San Pablo para explicar •la vida de la comunidad cristiana?¿Cómo describe la unidad y el funcionamiento de la •comunidad?¿Cuáles partes hay del cuerpo? ¿Cuáles dones y ministerios •hay?¿Cuál es el tema o los temas principales del texto?•

Segundo paso: MEDITAMOS: Me dejo examinar por el mensaje. ¿Qué dice el texto para mi vida? ¿Qué nos dice esta lectura sobre la unidad de la comunidad cristiana? ¿Qué nos dice sobre unión y la participación en comunidad? ¿Qué me dice sobre la importancia de cada persona en la comunidad cristiana? ¿Cómo vivimos en nuestra comunidad esta enseñanza de San Pablo?


La vida se expresa radiante cuando el amor se manifiesta con sinceridad. Cuando nos amamos entramos a la gloria de Cristo. Es vivir en comunión las bienaventuranzas, que se pueden resumir en el amor a Dios sobre todas las cosas y el amor al prójimo. Los apóstoles nos legaron estos caminos que nos conducen al Reino.

Por ellos juntos avanzamos paso a paso unidos y vamos dando los frutos de solidaridad, amor, justicia, paz, delicadeza, entrega de los unos a los otros, por la gracia santificante del Espíritu Santo. Bienaventurados, dichosos, los que escuchan estas enseñanzas y las ponen por obra, ya que se vuelven uno con Cristo el cual está en Dios.

“Los discípulos de Jesús están llamados a vivir en comunión con el Padre (1 Jn 1,3) y con su Hijo muerto y resucitado, en “la comunión en el Espíritu Santo” (2 Co 13, 13). El misterio de la Trinidad es la fuente, el modelo y la meta del misterio de la Iglesia;“Un pueblo reunido por la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, llamadas en Cristo “como un sacramento, o signo

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e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano.(LG 1) La comunión de los fieles y de las Iglesias Particulares en el Pueblo de Dios se sustenta en la comunión con la Trinidad”(DA 155).

Aquella unidad “que Cristo concedió desde el principio a la Iglesia... creemos que subsiste indefectible en la Iglesia católica y esperamos que crezca hasta la consumación de los tiempos (UR 4).

La Iglesia, como “comunidad de amor”, está llamada a reflejar la gloria del amor de Dios, que es comunión, y así, atrae a las personas hacia Cristo. En el ejercicio de la unidad querida por Jesús, los hombres y mujeres de nuestro tiempo se sienten convocados y recorren la hermosa aventura de la fe.”Que también ellos vivan unidos a nosotros para que todo el mundo crea “(Juan 17,21). La Iglesia crece no por proselitismo sino “por atracción” como Cristo “atrae a todos hacia sí con la fuerza de su amor”...

La Iglesia “atrae” cuando vive en comunión, pues los discípulos de Jesús serán reconocidos si se aman los unos a los otros como El nos amó (cf Rom 12,4-13; Jn 13,34) (DA 159).

Tercer Paso: ORAMOS: Miremos la figura del cuerpo. Miremos con humildad y sencillez nuestro cuerpo. Pensemos cada uno en los dones que tiene, que el Señor le ha regalado para bien de la comunidad, el cuerpo de Cristo y de toda la humanidad. Después de algunos minutos, cada persona selecciona una parte del cuerpo que representa simbólicamente uno de sus dones (ej.

Oído del cuerpo porque otras personas me buscan para escucharles cuando tienen problemas) Después de lo que dice cada uno, el grupo responde: “Gracias a Dios por este don de _____.” Se invita a que todos se tomen de la mano y que recuerden, que estamos unidos y unidas en la presencia del Señor formando un solo Cuerpo.


COMPARTO mi experiencia… sobre la vivencia de la vida en comunidad cristiana en la que todos somos importantes y necesarios. Se puede decir cuáles dones descubro en los hermanos y hermanas de comunidad.

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ME COMPROMETO… ¿Cómo puedo usar mis dones en la comunidad de la iglesia? Como grupo, ¿cómo podemos vivir la unidad entre nosotros y con otros grupos de la Iglesia?

Oración:

Gracias Padre, porque nos revelas el misterio de nuestra unión y participación en la comunidad cristiana. Que tu Espíritu nos confirme en lo que Cristo nos ha enseñado; para que seamos perseverantes en la predicación de la Palabra y la solidaridad siendo testigos del amor y de unidad para todos los que nos rodean.


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Décima Tercera CatequesisEl Perdón

Llamados a perdonar setenta veces siete


El objetivo de esta catequesis es reconocer la importancia del perdón en la vida cristiana.

En el lugar de encuentro se prepara una mesita en el •centro con un mantel, una vela encendida y un ramito de flores del lugar. Asignar a una persona que traiga la Biblia en el momento •en que se indique, de modo procesional y la coloque en la mesita del centro.

Motivación:

El perdón es muy necesario para la convivencia entre las personas, ya que por una razón u otra, porque somos pecadores fácilmente ofendemos a los otros o nos sentimos ofendidos. Pero, sabemos que es difícil perdonar para todos los seres humanos. Aprendemos con Jesús que perdonar a los demás es parte de nuestra llamada como cristianos y cristianas.

Canción:

Señor ten piedad, Hoy perdóname, etc.Se coloca la Biblia sobre la mesa


Señor, abre nuestros ojos, nuestros oídos y nuestros corazones para verte, escucharte y seguirte a través de tu Palabra. Que tu Espíritu Santo ilumine, disponga, fecunde, prepare nuestro interior... Ven, Espíritu Santo, ven.

Con la Biblia en las manos… Mateo 18, 21-35

Primer Paso: LEEMOS. Alguien lee el texto en voz alta luego cada uno lee varias veces el pasaje en silencio. Nos preguntamos:

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¿Quiénes son los personajes que aparecen •en esta lectura?¿Qué hace cada una? ¿Qué dice?•¿Cuál es el tema o los temas principales de •este Evangelio?

Segundo paso: MEDITAMOS: ¿Qué me dice el texto? Expongo mi vida al mensaje. No leemos para saber cosas… Leemos la Biblia para entender nuestra vida… para orientarnos. Me dejo examinar por el mensaje. ¿Qué dice el texto para mi vida? ¿Por qué es preciso

reconciliarse con mi hermano o mi hermana? ¿Qué quiere decir “perdonar setenta veces siete?


El Amor, como el Cuerpo de Cristo, es indivisible; no podemos amar a Dios a quien no vemos, si no amamos al hermano y a la hermana a quienes vemos (Cf a Jn 4, 20). Al negarse a perdonar a nuestros hermanos y hermanas, el corazón se cierra, su dureza lo hace impermeable al amor misericordioso del Padre; en la confesión del propio pecado, el corazón se abre a su gracia. CIC 2840.

Observar el mandamiento nuevo; “que se amen unos a otros como yo les he amado, ámense también entre ustedes mismos.” (Jn 13, 34). Observar el mandamiento del Señor es imposible si se trata de imitar desde fuera el modelo divino. Se trata de una participación, vital y nacida “del fondo del corazón”, en la santidad, en la misericordia, y en el amor de nuestro Dios. Sólo el Espíritu que es “nuestra Vida” (Ga 5,25) puede hacer nuestros los mismos sentimientos que hay en Cristo Jesús (Cf Flp 2, 1.5). Así, la unidad del perdón se hace posible, “perdonándonos mutuamente “como” nos perdonó Dios en Cristo” (Ef. 4, 3). (Catecismo de la Iglesia Católica no. 2842).

La oración cristiana llega hasta el “perdón de los enemigos (cf Mt 5, 43-44). Transfigura al discípulo configurándolo con su Maestro. El perdón es cumbre de la oración cristiana; el don de la oración no puede recibirse más que en un corazón acorde con la compasión divina. Además, el perdón da testimonio de que, en nuestro mundo, el amor es más fuerte que el pecado. Los mártires de ayer y de hoy dan este testimonio de Jesús. El perdón es la condición fundamental de la reconciliación (Cf 2 Co 5, 18-21) de

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los hijos de Dios con su Padre y de los hombres entre sí (cf Juan Pablo II, DM 14) (CIC 2844).

El perdón de Dios no tiene límites. Nosotros los cristianos y cristianas que vivimos en relación íntima con Jesucristo, estamos llamados a perdonar también sin límites. Se trata de vivir el amor hasta el extremo, perdonándonos unos a otros como Dios nos perdona. A veces lo encontramos casi imposible perdonar pero con Dios, todo es posible. “No está en nuestra mano no sentir ya la ofensa y olvidarla; pero el corazón que se ofrece al Espíritu Santo cambia la herida en compasión y purifica la memoria transformando la ofensa en intercesión.” (CIC 2843).

Tercer Paso: ORAMOS: ¿Qué me hace decirle, el texto, a Dios? La lectura ha de hacerse en un clima de oración para escuchar la voz de Dios que habla en el texto. Toma algunos momentos en silencio para pensar en el perdón que Dios te ofrece. ¿Hay alguien en tu vida a quien no hayas perdonado? Pide a Dios que te dé la gracia de perdonarle.

Envíale bendiciones a la persona que te ha ofendido. En el grupo, pidamos para que el Señor nos permita perdonar siempre. Todo el mundo pide a Dios por todos los/las demás, para que puedan dar perdón a otras personas.

Cuarto Paso: CONTEMPLO a Dios que me ha hablado al corazón… hacemos 15 minutos de silencio. COMPARTO mi experiencia… Cada uno puede dar testimonio del perdón que ha brindado a otra persona.

ME COMPROMETO… a perdonar siempre. Cuando se nos haga difícil perdonar es necesario orar asiduamente al Padre por el don del perdón. Hay una fórmula que ayuda mucho a perdonar con el amor de Dios: cada vez que te acuerdes con dolor de la persona o de las personas que te han ofendido, envíale bendiciones diciéndole al Señor:

“Bendícelo o bendícela, Señor”. Esa petición se repite hasta que te esté doliendo esa ofensa. Si perseveras en esta oración, en un mes o dos meses te podrás acordar de esa ofensa, peto no te molestará y tendrás capacidad de perdonar. Ten paciencia contigo mismo porque

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te llegará la sanación de todo rencor. Recuerda que Dios siempre perdona y cada uno como hijo e hija de Dios, se parece más a Dios cuando perdona a quienes les ofenden. Comprométete a restablecer alguna amistad, romper alguna enemistad y así abrirte y comunicar el amor de Dios a otras personas.

Oración:

Terminar con el Padre Nuestro. Se repite algunas veces, “Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”

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Decimocuarta CatequesisLa comunidad cristiana y sus características


El objetivo de esta catequesis es que los participantes descubran la importancia de formar parte activa de la Comunidad Cristiana y se comprometan a perseverar en su vida de comunión con su Parroquia y pequeña comunidad eclesial.Preparando el encuentro:

En el lugar de encuentro se prepara un lugar para la Palabra •en el centro con un mantel, una vela encendida y flores. Colocar un dibujo o foto de una comunidad reunida•Asignar a una persona que traiga la Biblia en el momento •en que se indique, de modo procesional y la coloque en la mesita del centro.


Pedimos que el espíritu Santo nos una más nuestra comunidad para que seamos un solo corazón y una sola alma.

Canción:

A edificar la Iglesia. Juntos como hermanos- Iglesia soy---Se coloca la Biblia sobre la mesa

Motivación:

Hace ya unas semanas que vamos creciendo como una comunidad cristiana. Hemos descubierto lo hermoso que es compartir juntos la fe y las dificultades que conlleva. Pero no basta comenzar es necesario crecer en esta vida nueva de hijos de Dios vivida en comunidad.

Para ello es necesario seguir profundizando en lo propio de esta comunidad cristiana que nos lleve a ser una verdadera comunidad cristiana. Iniciaremos con una dinámica: Amasar pan

Se invita a los participantes a hacer pan. Para ello se solicita que ayuden a quien guía la dinámica, quien finge no saber cómo hacerlo, que lo ayuden. Primero se pedirá a que digan qué ingredientes se necesitan, a lo que irán diciendo: harina, agua, sal, levadura, etc., que el animador tendrá preparados de antemano y los irá sacando a medida que se los nombran.

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Una vez conseguidos todos los ingredientes, pedirá que le indiquen qué hay que hacer. Mientras van preparando la masa, pedirá que algunos de los participantes lo ayuden a amasar, e irá preguntando, a medida que van usando los ingredientes, para qué sirven en la preparación. Así le dirán que, el agua sirve para unir el resto de los ingredientes, la harina para dar cuerpo a la masa, la levadura para “levantar” la masa, la sal para dar sabor, etc. Una vez que se ha concluido la masa, el animador la coloca en una bandeja, que introduce luego en un horno simulado que fue preparado de antemano. Y comienza a recordar ayudado por los participantes de la dinámica qué es lo que han hecho: Para hacer pan, utilizaron varios ingredientes, cada uno con una función distinta.

Eran necesarios todos los ingredientes, porque sin uno de •ellos, no se habría podido hacer el pan. Aunque algunos ingredientes se utilizaban en mayor o menor •cantidad, todos eran importantes y cumplían funciones distintas. Todos los ingredientes debían ser mezclados para obtener •el pan, pero no de cualquier manera, sino en un momento preciso y en una cantidad determinada.

Con la Biblia en las manos… Hechos 2,42-47

Primer Paso: ESCUCHAMOS el texto bíblico. Un hermano o hermana, lee el texto bíblico despacio. Luego LEEMOS en silencio personalmente el texto. Despacio, nos detenemos, saboreamos la lectura. Leer una y otra vez para estar seguros de que captamos el mensaje.

¿Qué hacía la comunidad cristiana?•¿Por qué se distinguía?•¿Qué impresión daban a la gente de fuera de la comunidad?•

Segundo paso: MEDITAMOS: Nos analizamos frente a esta Palabra: 1. Acudían asiduamente a la enseñanza de los Apóstoles.

¿Aprovechamos realmente los encuentros •semanales para aprender y crecer en el conocimiento de Dios?¿Aprovechamos la predicación semanal del •Sacerdote en la Misa para crecer y aprender? ¿Busco aprender más acerca de mi fe a través de libros, •revistas, cursos, etc.? ¿Leo la Palabra cada día?

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2. Partían el pan en las casas.¿Participamos como comunidad de la Eucaristía semanal? •¿Comulgamos con frecuencia? •¿Lo hacemos como comunidad o cada uno por nuestra parte? •

3. Oraban en comunidad.¿Cómo anda nuestra oración personal y comunitaria?•

4. Estaban juntos, se ayudaban y ponían sus bienes en común.

¿Nos apoyamos mutuamente en el grupo o cada uno “hace •la suya”?

5. La comunidad crecía día a día.¿Nos preocupamos por procurar que se acerquen nuevas •personas a la Iglesia?

Para ayudarnos a meditar: Hechos 2, De esta manera, uniendo lo analizado en la dinámica y en la

lectura, pueden llegarse a concluir las siguientes características de una comunidad:

Acudían a la enseñanza de los apóstoles •Partían el pan en las casas •Oraban en comunidad •Estaban juntos, se ayudaban y ponían sus bienes en •común La comunidad crecía día a día •En una comunidad hay muchas personas (al igual que muchos •miembros en el cuerpo y muchos ingredientes), y todas son dis-tintas. La diversidad hace a una comunidad crecer. Es necesario que las personas tengan caracteres y cualidades diferentes, de lo contrario no podría formarse una comunidad rica y unida. Todas las personas de una comunidad son necesarias para •que la comunidad pueda funcionar. Ninguno puede decir: “Yo no hago falta”, “Y si me voy ¿quién se da cuenta?”. Si al pan no le ponemos sal, saldrá desabrido; si no le ponemos levadura, saldrá chato, si no le ponemos agua, no podríamos amasarlo... Es importante que todos se sumen a la comunidad para hacerla completa. Por cada uno que no se sume o se retire, algo le faltará a la comunidad. En una comunidad hay personas que hacen más cosas y otras •que hacen menos. Algunas hacen cosas que parecieran más importantes, y otras hacen cosas que lo parecen menos. Pero no por eso una persona es más importante que otra para la comunidad. Todas, hagan lo que hagan o tengan las cualidades o capacidades que tenga, todas son importantes y necesarias.

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Tercer Paso: ORAMOS ¿Qué me hace decirle, el texto, a Jesucristo? Expresemos nuestra alegría de haber sido elegidos para ser parte viva de la Iglesia en una comunidad. Pedimos al Señor por la comunidad, para que crezca y se asemeje cada vez más a una comunidad cristiana

Cuarto Paso: CONTEMPLO a Dios que me ha hablado al corazón… hacemos 10 minutos de silencio para hablar con Jesucristo, su amigo. COMPARTO mi experiencia de mi amistad con Jesús contando cómo lo siento mi amigo.

ME COMPROMETO… la lectura de la Biblia tiene como meta la vida. Comprometerse a ser parte activa de la comunidad. Sentirme parte del grupo y aportar los dones que Dios me ha regalado.

Conclusión:

Todos se toman de la mano y oran por su comunidad. Luego, se dan un abrazo de paz felicitándose por ser parte de una comunidad cristiana.

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Décimo quinta CatequesisLa Oración

Mateo 6, 5-13


El objetivo de esta catequesis es suscitar el encuentro con Dios en la oración y descubrir el valor y la profundidad de la oración.

Preparar un manto, la Biblia, libros, folletos de oración, un rosario, un libro de cantos, himnos, alabanzas.... dos manos dibujadas y colocadas sobre el manto junto a los demás objetos. Una vela encendida... música instrumental de ambientación…iniciar con una oración espontánea.

Motivación:

Cuando amamos a otras personas queremos estar con ellas, conversar con ellas, brindarles nuestra amistad y disfrutar su presencia. En la oración tomamos tiempo para estar con el Señor, compartir con El, disfrutar su presencia, hablarle, escucharle, suplicarle, pedirle perdón, alabarle y darle gracias.

Canción:

Dios está Aquí, Abba Padre. Padre Nuestro tú que estás. Taita Bueno,

Invocación:

Se reza el Padre Nuestro de modo pausado y con mucha unción.

Con la Biblia en las manos… Mateo 6, 5-13.

Primer Paso: LEEMOS. Leer y releer el texto, primero el animador o animadora en voz alta, luego cada uno en silencio. El animador o animadora puede intervenir planteando estas preguntas:

¿Qué personajes aparecen? •¿Qué se le pide a Dios de El? •¿Qué se le pide a Dios para nosotros?•¿Cuál es las frase qué más me llega?•

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Segundo paso: MEDITAMOS: Me dejo examinar por el mensaje. ¿Qué dice el texto para mi vida? Al Padre Nuestro se le llama la oración del Reino ¿qué dice del Reino de Dios esta oración? ¿Qué dice la lectura sobre la oración?


La oración es: Es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor que brota desde dentro. Es un don de Dios, es la elevación del alma hacia Dios. (Sal. 130, LC 18,9-14).Es un encuentro con el señor Jesús que camina día a día con nosotros.La oración es la comunicación personal y comunitaria que tenemos con Dios y El con nosotros. La oración nos ayuda a estar conectados con el Señor de manera permanente, de recordarnos de El, es un frecuente despertar la memoria del corazón. “Es necesario acordarse de Dios más a menudo que respirar” (Catecismo, 2697).

La oración se puede hacer de varias maneras. Algunas de ellas son....

Orar con la palabra: elegir un texto y buscar un lugar tranquilo, leerlo varias veces hasta hacer mía esas palabras y descubrir:

¿Qué dice? ¿Qué me dice? ¿A qué me invita? (Lectio Divina).La oración escrita: es poner por escrito todo lo que yo le diría a Dios en momentos especiales.Orar con los salmos: es hacer mía cada palabra del salmo y construir con éste mi propio salmo de vida.Oración de alabanza y de acción de gracias: alabanza a Dios en toda la creación por lo que haces en nosotros, reconocer la grandeza de Dios y darle gracias por su inmenso amor.

La tradición de la Iglesia propone a los fieles unos ritmos de oración destinados a alimentar la oración continua. Algunas son diarias: la oración de la mañana y de la tarde, antes y después de comer, la liturgia de las horas.

El domingo, centrado en la Eucaristía, se santifica principalmente por medio de la oración. El ciclo del año litúrgico y sus grandes fiestas son los ritmos fundamentales de la vida de oración de los cristianos (2698, catecismo).

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La tradición cristiana ha conservado tres expresiones principales de la vida de oración: la oración vocal (expresada con la boca), la meditación (con la mente) y la contemplación. Tienen en común un rasgo fundamental: el recogimiento del corazón (2699).

Siempre es importante recordar “que nuestra oración se oiga, no depende de la cantidad de palabras, sino del fervor de nuestras almas (San Juan Crisóstomo).

Jesús nos presenta al Padre Nuestro como la oración perfecta que debe brotar del corazón de los hijos e hijas de Dios. Rezarla tiene profundas implicaciones de amor a Dios y en la convivencia con el prójimo. Sus peticiones son comprometedoras porque en ellas, pedimos que venga el Reino de Dios, es decir, que vivamos como hijos del Padre, que santifican su nombre, hacen su voluntad, comparten el pan que se vuelve nuestro, que se perdonan mutuamente, que quieren no caer en tentación y vivir libres del mal.

Tercer Paso: ORAMOS: Se dejan algunos minutos para una oración personal. Luego, se presentan a Dios sus oraciones de petición de acción de gracias por todo lo que hemos recibido. Se termina con el Padre Nuestro rezado lentamente.

Cuarto Paso: CONTEMPLO a Dios que me ha hablado al corazón… hacemos 10 minutos de silencio. COMPARTO mi experiencia de oración y lo que el Señor ha hecho en mí por la oración.

ME COMPROMETO… la lectura de la Biblia tiene como meta la vida. ¿Qué tiempo dedicaré a la oración? ¿Cómo uniré la oración a mi vida diaria? ¿Cómo haré de mi vida diaria una oración?

Oración:

Padre Nuestro con atención y devoción.


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Décimo Sexta CatequesisLa Eucaristía, el primer amor de los católicos


El objetivo de esta catequesis es descubrir el sentido profundo y vivificante de la Eucaristía como fuente y cumbre de la vida cristiana. Tener experiencia sobre la Eucaristía como sacramento de la máxima expresión de amor de Dios que se nos da en Cristo y nos hace uno y una con Él y en Él.

Preparar el lugar con mensajes y letreros que destaquen el significado de la Eucaristía: pan, vino, mesa, sacrificio, memorial, banquete, comunión...)Acoger amorosamente a los convidados con cantos, melodías... En el momento propicio con gozo y recogimiento a la vez orar profundamente con un sentido eucarístico.

Canción:

Eucaristía, milagro de amor, Este sí es el Pan, En su mesa hay amor…

Invocación:

Se pide la presencia del Espíritu Santo para vivir más y más la presencia del Señor en la Eucaristía

Motivación:

Los católicos tenemos tres grandes amores que nos dan a conocer que son la Eucaristía, la sucesión apostólica (el Papa, los Obispos, presbíteros y diáconos) y María.

Todos los sacramentos son encuentros vivificantes con Jesucristo, pero la Eucaristía es el sacramento por excelencia, es el alimento de la vida de la Iglesia y por tanto de cada cristiano y de cada cristiana.

Hemos colocado en este lugar diferentes mensajes y signos que nos hablan sobre la Eucaristía. Miremos todos estos signos y mensajes en silencio. Descubramos cuál es más significativo para cada uno y tratemos de pensar en su significado profundo. Ahora el que quiera puede expresar su propia experiencia y su sentir, respondiendo estas preguntas:

¿Qué te dicen estos mensajes y signos sobre la Eucaristía?•¿Cuáles son las preguntas que tienes sobre la Eucaristía?•

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Con la Biblia en las manos… Mateo 26,17-28.

Primer Paso: LEEMOS. Leer y releer el texto, primero el animador o animadora en voz alta, luego cada uno en silencio. El animador o animadora puede intervenir planteando estas preguntas:

¿Qué personajes aparecen? •¿Qué hacen y qué dicen?•

¿Cuáles son los alimentos de esta Cena? •¿Qué pasó en esa Cena? •¿Cuál es las frase qué más te llega?•

Segundo paso: MEDITAMOS: Me dejo examinar por el mensaje. ¿Qué dice el texto para mi vida? ¿Qué significa: “Hagan esto en memoria mía? ¿Qué me pide y qué nos pide este texto tener en cuenta al momento de celebrar la Eucaristía?

Para ayudarnos a meditar:En estos textos descubrimos que la Eucaristía no es creación

humana sino una institución verdaderamente venida de Cristo. Como dice San Pablo: “Yo he recibido una tradición que procede del Señor y que a mi vez les he transmitido”.

Es la tradición mejor conservada y transmitida por la Iglesia de generación en generación: el pan partido y el vino transformado en el cuerpo y la sangre del Señor.

La víspera de su muerte, antes de ser apresado, Jesús se reunió para cenar con sus discípulos para celebrar la Pascua, con la que los judíos hacían memoria del Señor en medio de su pueblo, liberándolo de la esclavitud de Egipto. En esta última cena con los suyos realizó lo que había prometido en el discurso sobre el pan de dar a comer su carne y su sangre. Desde ese momento y para siempre la Eucaristía se convirtió en memorial de la entrega de Jesús por nosotros al Padre y de su victoria sobre el pecado, la muerte y toda opresión. Es memorial de su Pascua que es su muerte y resurrección que se ha convertido en nuestra Pascua como paso de la muerte a la vida.

Por eso la Eucaristía es el centro de la vida cristiana y a la vez el sacramento cotidiano de nuestra vida en comunidad, por la que anunciamos la muerte del Señor, proclamamos su resurrección y pedimos su vuelta gloriosa en medio de tantas situaciones dolorosas, de maldad y de injusticias en que vivimos.

En ella, Cristo se nos da como “alimento substancial de los discípulos y misioneros” (DA, no. 25). Es un banquete sagrado,

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una Cena Pascual, una comida de hermanos y hermanas, en el que recibimos: “Yo soy el pan de vida, el que come de este pan no morirá para siempre”.

Quienes comen ese pan de vida y beben el cáliz de la salvación se unen a su sacrificio y entrega y forman comunidad profundamente vinculada a El y a los hermanos que la forman. Al mismo tiempo, compromete nuestra vida con el Señor asumiendo su causa y su destino y nos lleva a entregarnos como Él a quienes nos necesiten, sobre todo, a nuestros hermanos (as) más desprotegidos y desposeídos.

Tercer Paso: ORAMOS: Se dejan algunos minutos para una oración personal. Luego, se da gracias al Señor por el don de la Eucaristía y se pide para que la celebremos y vivamos como misterio de nuestra fe.

Cuarto Paso: CONTEMPLO a Dios que me ha hablado al corazón… hacemos 10 minutos de silencio. COMPARTO mi experiencia de la Eucaristía y lo que ella significa para mi vida. Revisamos nuestra participación como comunidad en la Eucaristía.

ME COMPROMETO… la lectura de la Biblia tiene como meta la vida. ¿Cómo me preparé para la Eucaristía? ¿Cómo preparemos la celebración de la Eucaristía? ¿Participamos en familia en la Eucaristía?

Oración:

“Gracias Señor, por hacerte presente en la Eucaristía, por ser el alimento que sostiene nuestra fe y nos hace sentir tu presencia en nuestra vida. Gracias por acompañarnos en nuestro proceso de aprendizaje y búsqueda de tu camino y voluntad. Anímanos a participar consciente y activamente en la Eucaristía junto a nuestra comunidad y así podamos conocerte, seguirte y amarte más y más y entregarnos como Tú a la causa de tu Reino en medio del mundo que vivimos.. Amén.

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Décimo Séptima CatequesisLa sucesión apostólica, el segundo amor

de los católicos


El objetivo de esta catequesis es conocer más de cerca la sucesión apostólica como uno de los elementos de nuestra identidad católica y al mismo tiempo sentirnos en comunión y participación eclesial como una sola familia.

Se pueden colocar en un lugar visible imágenes de los apóstoles, del Papa, de obispos de República Dominicana.

Canción:

Todos unidos formando un solo pueblo

Invocación:

Se pide la presencia del Espíritu Santo para comprender más nuestra fe basada en la fe de los apóstoles.

Motivación:

El segundo amor de los católicos es nuestro amor al Papa, a los Obispos como sucesores de los apóstoles, quienes se convierten en fundamento seguro de la verdadera fe en Jesucristo.

En el Credo profesamos que creemos en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Somos una Iglesia apostólica, lo que quiere decir que fue fundada sobre la base de los apóstoles.

Jesús fundó la Iglesia con sus apóstoles, quienes serian los continuadores de su gran obra. Ellos, a su vez, fueron llamando a otros y comunicándoles el don del Espíritu Santo para la misión.Así surge la sucesión apostólica de una manera ininterrumpida desde Pedro y los primeros apóstoles hasta nuestros días a través del ministerio del Papa y de los Obispos. Sucesión quiere decir seguimiento, continuación de algo o de alguien.

Con la Biblia en las manos…

Marcos 3,13-19; Efesios 2, 19-22; 1 Timoteo 4,11-15.

Primer Paso: LEEMOS estos textos. Leer el primer texto y releer el primer texto: Marcos 3,13-19.Uno lo lee en voz alta, luego

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cada uno en silencio. El animador o animadora puede intervenir planteando estas preguntas:

¿Qué hace Jesús en este texto? ¿Cuáles son •los nombres de los Apóstoles? ¿Para qué los elige Jesús?

Se lee el segundo texto: Efesios 2, 19-22. Se vuelve a leer en silencio y se contestan estas preguntas: ¿Qué palabras usa este texto para hablarnos de la sucesión apostólica? ¿Con qué compara la comunidad cristiana? Se lee el tercer texto: 1 Timoteo 4,11-15. Se vuelve a leer en silencio y se contestan estas preguntas: ¿Cómo se muestra aquí la sucesión apostólica? ¿Qué consejos da Pablo a Timoteo como sucesor de los apóstoles?

Segundo paso: MEDITAMOS: Me dejo examinar por el mensaje. ¿Qué dicen estas lecturas para mi vida como católico? ¿Qué significa: “edificados sobre el cimiento de los apóstoles? ¿Cómo hicieron los apóstoles para continuar su misión? ¿Es necesario para ser cristiano estar unido a un apóstol sucesor de los apóstoles?

Para ayudarnos a meditar:La palabra apóstol quiere decir enviado, como embajador,

delegado de alguien, representa al que lo envía como lo refiere el mismo Jesús cuando dice: “no es más el siervo que su amo ni el enviado más que el que lo envía” (Jn 13,16).

Desde el principio de su ministerio Jesús quiso multiplicar su presencia y propagar su mensaje por medio de hombres que hablaran y actuaran en su nombre. Por eso, él escoge a los Doce para que estén con El y para que como El anuncien el Evangelio y expulsen a los demonios (Mc 3,14s), dándoles su autoridad: “el que a ustedes recibe, a mi me recibe” (Mt 10,40). A ellos les da autoridad sobre la comunidad (Mt 16,18; 18,18) y ya resucitado los envía a que anuncien el Evangelio y hagan discípulos suyos (Mt 28,18 ss.). Sobre ellos descansa el nuevo Israel (cfr. Hch 1,15-26). Son los testigos de Cristo, que atestiguan que el Resucitado es el mismo Jesús con el que habían vivido (Hch 1,8-21). Para siempre, serán el fundamento de la Iglesia: “el muro de la ciudad se asienta sobre doce piedras, que llevan los nombres de los apóstoles del Cordero” (Ap 21,14).

Es el mismo testimonio que da Pablo quien comparando a la Iglesia como una casa dice que los cimientos o la zapata son los apóstoles, quienes nos han comunicado la palabra y la vida de Jesús (Ef 2,20).

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Así como Jesús quiso constituir un grupo que extendiera su misión multiplicando su palabra y su presencia, del mismo modo, los Doce comunican a otros el ejercicio de su misión apostólica por medio de la imposición de las manos (1 Timoteo 4,14), de modo que se continúe la obra salvadora de Jesús hasta que El vuelva.

Esta sucesión de los apóstoles continúa en el ministerio de los Obispos y del Papa, sucesor de Pedro. Como se ve en la Iglesia no hay sustitución de modo que se quita uno y se pone otro, sino sucesión porque se sigue la única misión de Cristo confiada a otra persona.De ahí, también, que nadie puede llamarse Iglesia, sino está conectado con un Apóstol, a través de uno de sus sucesores que son los Obispos. No basta poner el nombre de Iglesia a un grupo, es necesaria la base de los Apóstoles. De lo contrario, es construir sobre arena y ya sabemos el final de una construcción con esa base tan débil.

Los Obispos, ayudados por sus presbíteros o sacerdotes y diáconos recibieron el ministerio de la comunidad para presidir el rebaño del que son pastores (LG 20) como mensajeros de la Palabra, administradores de la gracia en los sacramentos, servidores de su pueblo y principio de unidad entre los cristianos en sus diócesis y con la iglesia universal.

Como nos dicen los mismos Obispos en Aparecida: “como sucesores de los apóstoles, junto con el Sumo Pontífice y bajo su autoridad, con fe y esperanza, hemos aceptado la vocación de servir al Pueblo de Dios, conforme al corazón de Cristo Buen Pastor”. (no. 186). Para realizar su misión les corresponde:

promover por todos los medios la caridad y la santidad de •los fieles. que el pueblo de Dios crezca en la gracia mediante los •sacramentos presididos por nosotros mismos y por los demás ministros ordenados. anunciar la Buena Nueva, que es fuente de esperanza •para todos, a velar y promover con solicitud y coraje la fe católica. ser testigos cercanos y gozosos de Jesucristo, Buen Pastor •(cf Jn 10, 1-18).“hacer de la Iglesia una casa y escuela de comunión”.• Como animadores de la comunión, tenemos la misión de acoger, discernir y animar carismas, ministerios y servicios en la Iglesia.

Tercer Paso: ORAMOS: Se agradece al Señor su presencia a través del Papa, de los Obispos y de sus presbíteros y diáconos. Se pide para que asociados al Obispo propio trabajemos para que el Reino sea cada vez más visible en nuestra sociedad.

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Cuarto Paso: CONTEMPLO a Dios que ha confiado a hermanos nuestros la obra de su Hijo Jesucristo a través de la sucesión apostólica. Hacemos 10 minutos de silencio. COMPARTO mi experiencia de unión con el Papa, el Obispo y sus presbíteros y diáconos.

ME COMPROMETO… la lectura de la Biblia tiene como meta la vida. Escribir al Obispo, al presbítero y al diácono de mi comunidad expresándole nuestra comunión con ellos y nuestra disposición de realizar con ellos la misión de Jesucristo.

Oración:

Recemos juntos el Credo llenos de fe y de alegría.

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Décimo Octava CatequesisMaría de Nazaret, tercer amor de los católicos


El objetivo de esta catequesis es descubrir a María de Nazaret como aquella que dio un sí total y que como discípula misionera se entregó fielmente a la voluntad del Padre.

Colocar una imagen de la Virgen, que se pondrá al lado de la Biblia.

Canción:

Virgen Santa, Señora nuestra; Ven con nosotros. Madre de los pobres.

Invocación:

Espíritu Santo, desciende sobre nosotros como lo hiciste sobre María y gesta en nosotros a Jesucristo para que obedientes como Ella a su Palabra podamos crecer hacia El y podamos comunicarlo con ale-gría a todas las personas, familias, comunidades y pueblos. Amén.

Motivación:

El tercer gran amor de los católicos es María, la elegida por Dios para ser la madre de su Hijo. Todos y todas hemos oído hablar de María, sus características, su misión y su aceptación y seguimiento de su sí al Señor. Iniciemos cómo cada uno se imagina a María, respondiendo esta pregunta: Si me tocara pintar a María, ¿cómo la pintaría? ¿Por qué?

Con la Biblia en las manos… Lucas 1, 39-45

Primer Paso: LEEMOS este texto. Uno lo lee en voz alta, luego cada uno en silencio. El animador o animadora puede intervenir planteando estas preguntas:

¿Quiénes son los personajes de esta •lectura?¿Qué dicen? •¿Qué pasó en esa escena?• ¿Qué palabra o qué frase me llaman la atención?•

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Segundo paso: MEDITAMOS: Me dejo examinar por el mensaje. ¿Qué dice María a mi vida como católico? ¿Cuál es la causa de la dicha de María? ¿Qué expresa este hecho de visitar a su prima? ¿Cómo podemos seguir su ejemplo de fe, de discípula misionera?

Para ayudarnos a meditar:“La máxima realización de la existencia cristiana como un

vivir trinitario de “hijos en el Hijo” nos es dada en la Virgen María quien, por su fe (cf Lc 1, 45) y obediencia a la voluntad de Dios (cf Lc 1, 38), así como por su constante meditación de la Palabra y de las acciones de Jesús (cf Lc 2, 19.51), es la discípula más perfecta del Señor (DA 266).

“Hoy, cuando en nuestro continente latinoamericano y caribeño se quiere enfatizar el discipulado y la misión, es ella quien brilla ante nuestros ojos como imagen acabada y fidelísima del seguimiento de Cristo. Ésta es la hora de la seguidora más radical de Cristo, de su magisterio discipular y misionero, al que nos envía el Papa Benedicto XVI: “María Santísima, la Virgen pura y sin mancha es para nosotros escuela de fe destinada a conducirnos y a fortalecernos en el camino que lleva al encuentro con el Creador del cielo y de la tierra. El Papa vino a Aparecida con viva alegría para decirnos en primer lugar: Permanezcan en la escuela de María. Inspírense en sus enseñanzas. Procuren acoger y guardar dentro del corazón las luces que ella, por mandato divino, les envía desde lo alto” (DA 270).

“Ella, que “conservaba todos estos recuerdos y los meditaba en su corazón” (Lc 2, 19; cf 2, 51), nos enseña el primado de la escucha de la Palabra en la vida del discípulo y misionero.

El Magnificat “está enteramente tejido por los hilos de la Sagrada Escritura, los hilos tomados de la Palabra de Dios. Así, se revela que en Ella la Palabra de Dios se encuentra de verdad en su casa, de donde sale y entra con naturalidad. Ella habla y piensa con la Palabra de Dios; la Palabra de Dios se le hace su palabra, y su palabra nace de la Palabra de Dios. Además, así se revela que sus pensamientos están en sintonía con los pensamientos de Dios, que su querer es un querer junto con Dios. Estando íntimamente penetrada por la Palabra de Dios, Ella puede llegar a ser madre de la Palabra encarnada”. (DA 271).

“Con los ojos puestos en sus hijos y en sus necesidades, como en Caná de Galilea, María ayuda a mantener vivas las actitudes de atención, de servicio, de entrega y de gratuidad que

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deben distinguir a los discípulos de su Hijo. Indica, además, cuál es la pedagogía para que los pobres, en cada comunidad cristiana, “se sientan como en su casa”.

Crea comunión y educa a un estilo de vida compartida y solidaria, en fraternidad, en atención y acogida del otro, especialmente si es pobre o necesitado. En nuestras comunidades, su fuerte presencia ha enriquecido y seguirá enriqueciendo la dimensión materna de la Iglesia y su actitud acogedora, que la convierte en “casa y escuela de la comunión” y en espacio espiritual que prepara para la misión” (DA 272).

Tercer Paso: ORAMOS: Se agradece al Señor la vida de María, su testimonio y su intercesión. Se piden las características de María para ser verdaderos discípulos misioneros de Jesucristo.

Cuarto Paso: CONTEMPLO a Dios recordando la vida de María. Hacemos 10 minutos de silencio. COMPARTO mi experiencia de amor a María, madre de Jesús y nuestra.

ME COMPROMETO… Fijándonos en el ejemplo de María veamos cuál de sus características estoy llamado a seguir como discípulo misionero de su Hijo.

Oración:

Recemos juntos el Angelus: El Angel del Señor…


Séptima parte:

Encuentro del Compromiso

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Capítulo DuodécimoEncuentro del Compromiso

Primer DíaViernes en la noche

Dios nos llama por nuestro nombre

Motivación General:

Hemos concluido esta primera etapa del proceso de iniciación cristiana en la que hemos escuchado el anuncio de Jesucristo muerto y resucitado como camino, verdad y vida que viene a llenar nuestras vidas de sentido, de alegría y paz. Lo hemos aceptado como nuestro Señor y Salvador, hemos creído en El y hemos dado los pasos iníciales de una verdadera conversión a El.

Con la ayuda de su Espíritu hemos caminado junto a nuestros hermanos durante todo este tiempo en esta comunidad cristiana y dentro de nuestra Parroquia y de nuestra Iglesia Diocesana que nos han acogido con amor.

Nos hemos decidido a seguir el camino del Señor en Iglesia, conscientes de que sólo en El hay palabras de vida eterna y sólo en El podemos encontrar la salvación verdadera.

La Iglesia nos invita a que antes de entrar en la Segunda Etapa vivamos esta experiencia de este Encuentro en el que viviremos o renovaremos el Rito de Entrada con el cual fuimos recibidos por la Iglesia cuando fuimos bautizados.

Cuando la Iglesia recibe a una persona para ser bautizada se le hacen tres preguntas importantes:

¿Cuál es tu nombre?•¿Qué pides a la Iglesia de Dios?. Nuestra respuesta es segura •y fuerte: La fe.¿Qué te da la fe? Y respondemos: La vida eterna.•De inmediato, el celebrante recibe esa persona en la Iglesia

y la hace desde ese momento, parte de la Iglesia. Pero, al mismo tiempo, le da un regalo: la Cruz. En el caso de los jóvenes y adultos le entrega el libro del Evangelio.

Abre tu corazón y tu mente. Dispongámonos todos a vivir paso a paso este hermoso rito de entrada en el que seremos cuestionados sobre nuestra fe, a la vez que seremos fortalecidos para seguir adelante con la segunda etapa que será más prolongada y nos llevará a profundizar en la fe y en el amor de Dios.

En este día iniciamos con la Celebración de la llamada de Dios a cada uno de nosotros. El nos ha llamado por nuestro nombre de

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una manera especial como seres únicos e irrepetibles. El ha dicho mi nombre con amor.Con el canto de entrada manifestemos nuestra alegría de haber sido llamados por Dios por nuestro propio nombre.

Canto de Entrada: Tú has venido la orilla.

= = Saludo del Presidente: El Señor que nos ha llamado por nuestro nombre con amor esté con todos ustedes.

Invocación al Espíritu Santo:

Proclamación de la Palabra:

= = Monición a la Primera Lectura= = Primera Lectura: 1 Samuel 3,1-10++ Canto de llamada+ + Monición a la Segunda Lectura= = Segunda Lectura: Hechos 22, 1-16+ + Canto: Quiero decir que sí= = Monición al Evangelio + + Evangelio: Marcos 3,13-18.= = Se comparte la Palabra entre todos. Cada uno expresa lo que significa esta Palabra de Dios para su vida, indicando cómo se siente llamado personalmente por el Señor.

Homilía:

Es importante destacar que estas lecturas nos presentan diferentes llamadas a diferentes personas, en diferentes lugares y para diferentes tareas. Pero, a cada una de estas personas las llamó por su nombre de una manera especial. Para el Señor no somos números o una masa de gente.

A cada uno nos amó, nos pensó antes de la creación del mundo y nos trajo al mundo con una misión dentro de nuestro ser para ser realizada con responsabilidad personal y con apoyo de los otros y en comunión con los demás.

Cada uno vale mucho para el Señor; es obra de sus manos y cada uno nos cuida con un amor especial y particular. Y, a cada uno, le dice: “Ven y sígueme”. Y, a cada uno, como es: con sus grandes dones y con sus limitaciones. El nos invita a cargar con nuestra propia cruz para seguirle. Nos ama sin condiciones y nos elige sin condiciones. Sólo nos pide seguir sus pasos cada día más y más. No mira nuestros pecados, sino a nuestra disposición a seguirle cada día.

Demos gracias al Señor porque nos ha llamado por nuestro nombre y nos ha destinados a dar sus frutos cada vez más.

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Oraciones de los Fieles:

El que preside motiva a los participantes para que den gracias a Dios por el llamado que les ha hecho. Luego se deja oportunidad para peticiones. Se concluye con el Padre Nuestro.

Llamada a cada uno por su nombre:

El que preside va llamando a cada uno por su nombre. Cada uno se acerca y responde: “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”. Se van colocando en círculo.Canto: ¡Qué detalle Señor has tenido conmigo!

Oración Final:

Se tiene un momento de oración por cada uno. Luego, el que preside dice: Padre Santo, Tú que has elegido y has llamado a _________________ (se dicen los nombres) desde antes de la creación del mundo y los destinaste para que fueran hijos tuyos en tu Hijo Jesucristo, asístelos con tu santo Espíritu para que esta respuesta de amor que hoy te han manifestado y que profundizarán en la segunda etapa permanezca para siempre. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Despedida:

BendiciónCanto a la Virgen++ Avisos para mañana.++ Abrazo de la Paz

Canto Final:

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Segundo Día¿qué pides a la Iglesia de Dios?

La Fe

Motivación general:

Ayer hemos celebrado y gozado la llamada del Señor a cada uno de nosotros por nuestro propio nombre. Hoy nos dedicaremos a escuchar la primera pregunta que le hace la Iglesia a quien se acerca pidiendo el Bautismo. Es una pregunta directa que busca una respuesta inmediata.

Hoy se te hace esta misma pregunta después de este tiempo que hemos pasado en la primera etapa. Después de todo lo que has escuchado, celebrado, compartido y vivido la misma Iglesia te pregunta ¿Qué pides a la Iglesia de Dios? ¿Qué buscas en la Iglesia? ¿Qué te hace seguir en comunidad y participando hasta ahora?

Es la misma pregunta que Jesús hizo a los primeros discípulos que fueron detrás de El por el testimonio de Juan el Bautista: ¿Qué buscan? (Jn 1,38).

Ante esta respuesta nuestra respuesta es única: la fe. Y se la pedimos a la Iglesia, porque es a través de ella fue que recibimos la fe en Jesucristo. Es El quien nos regala la fe, pero lo hace a través de la Iglesia.

Dispongámonos a escuchar esta pregunta de la Iglesia y darle respuesta pidiéndole la fe que necesitamos para responder con amor al Señor que nos llama.

Iniciaremos con un momento de oración, celebrando la Liturgia de las Horas en la que escucharemos con atención la Palabra de Dios. Luego, tendremos un momento de reflexión sobre la fe.

Primer MomentoCelebración de la Liturgia de las Horas

Se sigue este orden para la Celebración de la Liturgia de las Horas. Si preside un presbítero o un diácono se reviste y entra procesionalmente. Se eligen los salmos de acuerdo al día que corresponda este encuentro.




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4. Monición al Segundo Salmo Se canta o proclama el primer salmo.

5. Monición al Cántico Se canta o proclama el Cantico.

6. Monición a la lecturaProclamación de la Lectura: Hechos 8,26-40.

7. Silencio personal durante 15 minutos. Cada uno lee la Palabra. Se contesta estas preguntas: ¿Qué personajes participan? ¿Qué hacen y dicen? ¿Cuál es su situación? ¿Qué me enseña esta lectura sobre esta pregunta: ¿Qué pides a la Iglesia de Dios?Se deja que varios contesten estas preguntas y luego el que preside hace esta meditación:

Cuando una persona se presenta a bautizarse el ministro del Bautismo le pregunta en nombre de la Iglesia: ¿Qué pides a la Iglesia de Dios? Parece que es algo extraño, que en vez de preguntar ¿Qué pides a Dios? Sea a la Iglesia que se le pida.

Pero, eso tiene una explicación muy profunda: Jesucristo ha encomendado su misión a la Iglesia hasta que el vuelva gloriosamente. Es a ella que El le encomienda su misión: “Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo les he mandado. Y he aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo.» (Mt 28,19-20).

Esto indica que es a través de la Iglesia que llegamos a conocer a Cristo, a creer en El y a ser sus discípulos. La fe nace del anuncio del Evangelio que es realizado por la Iglesia y por quienes envía la Iglesia, como nos dice San Pablo: “Pues todo el que invoque el nombre del Señor se salvará. Pero ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Cómo creerán en aquel a quien no han oído? ¿Cómo oirán sin que se les predique? Y ¿cómo predicarán si no son enviados? Por tanto, la fe viene de la predicación, y la predicación, por la Palabra de Cristo (Rom 10, 13-17).

Es a través de la Iglesia que hemos llegado a conocer a Cristo: “En él también ustedes, tras haber oído la Palabra de la verdad, el Evangelio de su salvación, y creído también en él, fueron sellados con el Espíritu Santo de la Promesa “(Ef 1, 13).

Es lo que hace Felipe con este funcionario de Etiopía, que leía y no comprendía. Necesitó de la Iglesia para poder penetrar en el significado de esta Palabra y poder bautizarse en el nombre del Señor.

Para Pablo, Cristo y la Iglesia están tan íntimamente unidos ya que en su primer encuentro con el Señor camino a Damasco El se identifica con la Iglesia. Jesús Resucitado no le habla de la

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Iglesia que tú persigues, sino que le habla de El mismo: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?»El respondió: «¿Quién eres, Señor?» Y él le respondió: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues” (Hch 9,4-5).

Es Cristo quien ha hecho de la Iglesia su Cuerpo (1 Cor 12), de la cual El es la cabeza (Ef 1, 22s). Ella es su Templo (Ef 2,20-22), lugar de encuentro con Dios y morada de Dios en el Espíritu y lugar de reconciliación de los dos pueblos divididos. Ella es su Esposa, a quien ama plenamente (Ef 5,22-32) y por quien se entregó hasta purificarla con su sangre. Ella, participa y comunica a Cristo y se hace “la Plenitud del que lo llena todo en todo” (Ef 1,22).

Por eso, San Pablo, llama a la Iglesia “la casa de Dios, que es la Iglesia de Dios vivo, columna y fundamento de la verdad” (1 Tim 3,15). A ella le corresponde introducir por la Palabra y el bautismo a la fe en Jesús resucitado, Señor y Cristo (Hch 2,36) y a través de ella El comunica su Espíritu Santo que nos une con El y entre nosotros:” Porque en un solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu” (1 Cor 12, 13).

Es a la Iglesia que le corresponde estar atenta a nuestra fe, alimentarla y ayudarnos a permanecer firmes en la fe, tal como le dice Pablo a Timoteo: “Vela por ti mismo y por la enseñanza; persevera en estas disposiciones, pues obrando así te salvarás a ti mismo y a los que te escuchen” (1 Tim 4,16).

En resumen, queda claro que es a la Iglesia de Cristo que le pedimos la fe y el bautismo, porque El ha querido regalarnos su salvación a través de Ella. No se puede prescindir de la Iglesia ni negarla. No es cierto que no se necesita a la Iglesia, que basta la relación directa con Dios, que la Iglesia no es la que da la salvación. Necesitamos la Iglesia que Dios ha puesto como su sacramento de salvación, es decir, signo e instrumento de la unión íntima con Dios y del género humano entre sí (LG 1). Y, es Ella, quien puede examinar nuestra fe y descubrir si no se ha debilitado o contaminado (cfr 1 Tim 6,3-5.20-21).

Agradezcamos este don de Dios para nosotros que es la Iglesia de la que somos parte viva.

8. Se canta el Magnificat (si es de tarde) o el Benedictus (si es en la mañana)



11. Canto a María, Madre de la Iglesia.

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Segundo MomentoLa Fe

Como hemos dicho desde el principio en estos días deseamos vivir la experiencia de aquellos que se acercan al Bautismo y que recibidos con alegría por la Iglesia a través de su ministro y de la comunidad se les invita a manifestar públicamente qué piden a la Iglesia de Dios. La respuesta es clara y decidida: La fe. Le hemos pedido a la Iglesia nuestra fe cuando fuimos bautizados. Hoy queremos pedirle a la Iglesia que renueve en nosotros la fe que un día nos regaló.

Pero, antes de que profundicemos el sentido profundo de la fe y que analicemos nuestra propia fe. Por eso, iniciamos con estas preguntas que les invitamos que se respondan personalmente. Luego, formaremos grupos para compartir.

¿Cuáles son las razones que da la gente cuando dicen: “Yo •tengo fe” Por qué tienen fe la gente?¿En tu vida que significa la fe, qué valor tiene?•¿Tú tienes fe en Dios? ¿Qué te ha llevado a tener fe en •Dios?

Se pueden hacer las preguntas a varios del grupo en el plenario. O formar grupos de 5 personas para que la contesten. Uno o una hace de secretario, para que lea las respuestas en el plenario.

Luego, que todos dan su respuesta se tiene la siguiente reflexión sobre la fe:

En nuestro pueblo hay muchas posturas frente a Dios, hay algunos que son indiferentes, Dios no cuenta en sus vidas, no piensan en El ni a favor ni en contra. Algunos creen que es ser anticuados, atrasados. Es no estar en la cosa, el decir: “Yo creo en Dios” o tener símbolos religiosos en su casa o hablar de eso. “Yo superé eso” dicen algunos.

Hay otros que atacan directamente la fe con burlas, con libros, con palabras duras. Estos, aunque molestan más, en el fondo tienen algo de fe allá oculta en su ser más profunda. Pero, a veces, por una experiencia mala en la Iglesia o en la vida no quieren saber nada más de la fe. Confunde fe con algunas personas o grupos.

Hay otros que son muy religiosos tienen muchos santos en su casa, rezan mucho, cumplen con las tradiciones y fiestas religiosas; guardan con mucho celo todas las costumbres del año, cumplen muy bien en noviembre, semana santa, misas de difuntos, bautizan a sus hijos y se sienten católicos.

Otros ligan la fe cristiana con otras costumbres que vienen de muy lejos en nuestra cultura: Muchos tienen miedo a los muertos, espíritus y seres; otros buscan experiencias sensacionalistas. Aquí

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entra todo lo que es brujería, hechicería, creencia en cábala, visitas a cuevas, montaderas, fiestas de vudú, maní etc. Son rejuegos de la psicología humana que no tienen una mayor comunicación extranatural ni espiritual. Este fenómeno está muy ligada a la religión animista que vivieron nuestros antepasados africanos y por otras prácticas traídas por los españoles.

¿Entonces, que es la fe cristiana? ¿Por qué uno es cristiano o más bien religioso? En que se diferencian y en que se parecen? Vamos a explicarnos detenidamente.

El que es religioso busca a Dios a su manera, cree en Dios sí, pero lo anda buscando como buenamente se le ocurre a él o a su grupo o pueblo donde vive. Hacen las cosas inventándose las formas de relacionarse con Dios y haciendo se explicaciones a ideas sobre Dios como le salgan. En la mayoría de los casos busca a Dios por la seguridad que necesitan para explicarse cosas que entiende, o por el miedo a que tienen.

El general sí, quieren que Dios les consiga cosas: suerte, salud, dinero y amor. Siempre se buscan cosas de sí mismo: para sus amigos, su familia, sus pertenencias Dios no es más que un refugio, si las cosas le van mal huyen donde Dios y se van bien no hay que acordarse de Dios; si Dios no los oye se disgustan con Él.

El que es cristiano también cree en Dios y lo busca, pero de otro modo. No somos nosotros lo que buscamos a Dios primero, ni somos los que inventamos el modo de relacionarnos con El y no somos los que ponemos la regla del juego.

Es Dios mismo que nos ha salido a buscar a través de Jesucristo, y es a través de Jesucristo que nosotros podemos encontrar y buscar a Dios. Lo que importa no son nuestros asuntos y nuestra voluntad, sino el plan de Dios manifestado a cada uno, a todo el mundo a través de Jesucristo su hijo.

- A través de Cristo, llegamos al Padre, no hay otro camino (Juan 4,4-24)

- El es la puerta de entrada al Padre y a su reino (Juan 10,1-18)- El es quien transparenta al Padre (Juan 14,20-21) y sólo el Padre

da a conocer a los que El quiere (Mt 11)

Entonces la fe es: aceptar a Jesucristo, su vida y su mensaje, aceptar lo que El predicó, lo que El vivió, lo que El esperó, lo que El amó, lo que El cree. Solo si hacemos esto podemos decir que somos cristianos que eso es lo que significa: aquel que sigue a Jesús. Entonces ser cristiano es tener los ojos fijos en Jesús (Hebreos 12,1-3). El nos enseña que tener fe es:

Confiar totalmente en Dios como Padre bondadoso que nos •cuida y nos ama de manera especial. Es abandonarse en sus manos como Padre (Mt 6,).

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Es creerle a Dios, que su palabra se cumplirá ya que El es fiel. •Por eso, la fe no es sólo creer en algo o en algunas verdades sino creerle a Alguien, con la certeza de que lo que El dice es seguro y verdadero. De ahí que podemos decir, que la fe es garantía de lo que espera y certeza de las cosas que no vemos (Heb 1,1), la que llegamos por un proceso de la inteligencia a través de una palabra y signos. Es hacer la voluntad del Padre en las buenas y en las malas •(Mateo 26,39) y actuar de acuerdo a Él y con Él (1Timoteo 2,8-13). De ahí, que la fe reclama al ser humano entero: su pensamiento, su sentimiento y su comportamiento a la vez que implica una inteligencia o comprensión de la fe por la que conocemos esa voluntad del Padre manifestada en su Hijo Jesucristo.Es buscar la gloria del Padre y no la gloria de los hombres; •buscar el aplauso y el elogio de Dios y no de la gente, aunque signifique sacrificios y hasta la muerte (Jn 12,).Es hacer como Abraham (Rom 4, 1-25) que le creyó a Dios, •como Aquel que da vida a los muertos, que llama a las cosas que no son para que sean. El tuvo fe, porque no se miró a sí mismo, un hombre anciano que se le promete que tendría un hijo con su anciana y estéril esposa. El miró a Dios y no vaciló, al contrario, se puso en camino lleno de fortaleza, dio gloria a Dios consciente de que Dios es poderoso para cumplir sus promesas.Es ser capaz de ponernos en sus manos abandonando las •riquezas, el poder, el afán de dinero y ponernos en sus manos ligeros de equipaje y compartiendo con los más pobres. Es ser capaz de gritar a Dios su dolor:” ¡Dios mío, Dios mío! •¿Por qué me has abandonado?”, pero lleno de confianza entregarse diciendo: “En tus manos, encomiendo mi espíritu”.

Después de esta reflexión sobre la fe, cada uno podrá darse cuenta que en verdad le falta mucho para tener fe, que se reduce mucho a buscar mucho que Dios le resuelva, le ha dado favores y le ha ayudado en su vida, pero, que cuando aprietan las dificultades y cuando se necesita comprometerse de verdad viene el desaliento y el desánimo.Además, si la Iglesia es que te ha dado la fe, ella es la que puede examinar tu fe y decirte si tienes fe o no tienes fe. Ella es la que puede decirte si eres o no eres cristiano, si eres frío o tibio, si caminas o no por el camino del Señor. Por eso, pídele de nuevo a la Iglesia te dé la fe, la renueve y la fortalezca con la gracia del Señor.En este momento, pongámonos delante del Señor y examinemos nuevamente nuestra fe. En silencio, dejemos que el Señor nos llene

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de su presencia y, a través de su Iglesia, nos regale la fe.Ahora bien, no basta con decir ¡Señor, Señor!, sino mostrarlos con obras concretas. Por eso, si de verdad tienes fe y amas al Señor con todo el corazón, demuéstralo desprendiéndote de tus bienes personales más queridos, como signo de que estás entregado totalmente al Señor. Piensa en qué ropas o que cosas tuyas personales te cuesta desprenderte. Hazle desde hoy esa promesa al Señor y ve dáselo a los pobres que no conozcas y no te conozcan o lo entregas a la Parroquia para que desde allí lo distribuyan. (Se dejan 10 minutos de silencio. Luego se concluye con peticiones públicas al Señor el don de la fe, de modo que la renueve, la alimente y la custodie).

Tercer MomentoActo Penitencial

Celebración Penitencial

Motivación General:

Hermanos y hermanas: Después de meditar sobre el significado y el compromiso de la fe nos hemos dado cuenta de que nuestra fe es débil y deficiente y que muchas veces decimos que tenemos fe, pero en la vida diaria no se manifiesta esa fe. Muchas veces, nos hemos olvidado del Señor y hemos preferido otros caminos y otros placeres antes que al Señor. No hemos vivido su Palabra o muchas veces vivimos de espaldas al Señor y a nuestros hermanos.

En esta Celebración Penitencial pedimos perdón al Señor de todo corazón por nuestra falta de fe, por el divorcio de la fe y de la vida que vivimos. Pedimos su misericordia confiados en su amor sin límites hacia nosotros. Dispongamos el corazón para vivir esta experiencia de perdón y misericordia para que su Palabra resuene en nuestro ser y confesemos nuestros pecados.

Inicio del Acto Penitencial:

Canto de Entrada.Saludo del Presidente.Oración inicial.

Proclamación de la Palabra:

Monición a la Primera Lectura.Primera Lectura:

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Monición a la Segunda Lectura.Segunda Lectura.Canto.

Monición al Evangelio.Proclamación del Evangelio.Homilía.

Rito Penitencial:

Exhortación del Presidente a dejarse reconciliar por el Señor.Yo Pecador.Oraciones de los Fieles.Padre Nuestro.Confesiones Particulares.

Rito de Despedida:

Acción de Gracias por el perdón recibido.Abrazo de la Paz.Avisos.Bendición.

Tercer Día¿qué te da la fe?

La vida eterna


En este día damos un paso más en esta vivencia de nuestra entrada a la Iglesia cuando el ministro del Bautismo nos preguntó ¿Qué pides a la Iglesia de Dios? Y nuestros padres y padrinos o nosotros mismos respondimos: La fe. Luego, vino la segunda pregunta: ¿Qué te da la fe?. La respuesta no se hizo esperar: “la vida eterna”.

En la primera parte de este día resonará en nuestros oídos esta respuesta: la vida eterna. Queremos profundizar y orar el significado de vida eterna como nos lo presenta Jesucristo, quien nos dice: “Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo” (Jn 17,3).

Es decir, que la vida eterna no es asunto para después de la muerte sino desde ahora en la tierra en el momento que hayamos tenido ese encuentro personal con Cristo y nos hayamos decidido por el Señor. Por eso, decimos que la fe es la que nos da vida eterna, que comienza en esta tierra y llegará a su plenitud en el Reino eterno.

Nos dedicaremos en esta mañana a redescubrir al Señor para crecer en vida eterna. Por eso, el momento central será la escucha

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atenta y detenida de los capítulos 5 al 7 del Evangelio de Mateo que nos presentará un retrato de cuerpo entero a Jesús mismo, quien nos da a conocer a su Padre. En esos capítulos llamados Discurso de las Bienaventuranzas, podemos captar que todo lo que El nos pide vivir para tener vida eterna El nos la da a conocer de antemano.

Iniciamos rezando y cantando los Salmos de este día que nos prepararán a conocer más al Padre y a su enviado Jesucristo, el viviente que da vida para siempre y en abundancia.

Primer MomentoCelebración de la Liturgia de las Horas

Se sigue este orden para la Celebración de la Liturgia de las Horas. Si preside un presbítero o un diácono se reviste y entra procesionalmente. Se eligen los salmos de acuerdo al día que corresponda este encuentro.

Inicio:



Salmodia


4. Monición al Cántico Se canta o proclama el Cántico.

5. Monición al Salmo Se canta o proclama el Salmo.

Palabra de Dios:

6. Monición a la lectura:En este momento, abramos nuestros oídos, nuestras mentes

y nuestras mentes al Señor para que conociéndolo más y más crezcamos en vida eterna. Estos capítulos del Evangelio de San Mateo nos hacen descubrir que la vida eterna en pensar, sentir y vivir al estilo de Jesús que vivió sólo para el Padre y sólo para los demás. Su vida fue obediencia total al Padre y entrega generosa a todos y a todas, especialmente, a los pobres, a los pecadores y a los afligidos. De la misma manera, nos llenaremos de vida en la medida que vivamos como El. Escuchemos con atención.

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7. Proclamación de la Lectura: Mateo 5-7.

8. Silencio personal durante 30 minutos. Cada uno lee la Palabra. Se contesta estas preguntas: ¿qué retrato de Jesús nos presenta esta lectura? ¿Qué me enseña esta lectura sobre la Vida eterna? Se deja que varios contesten estas preguntas y luego el que preside hace esta meditación:

Meditación para profundizar esta lectura:

Jesús se nos presenta en el Evangelio como Aquel que anuncia la vida y la comunica a los demás. Para El la vida es cosa preciosa, más que el alimento (Mt 6,25) y “salvar una vida” va primero que cumplir con el sábado (Mc 3,4) porque “Dios no es Dios de muertos, sino de vivos”(Mc 12,27). “Jesús, el Buen Pastor, quiere comunicarnos su vida y ponerse al servicio de la vida. Lo vemos cuando se acerca al ciego del camino (cf Mc 10, 46-52), cuando dignifica a la samaritana (cf Jn 4, 7-26), cuando sana a los enfermos (cf Mt 11, 2-6), cuando alimenta al pueblo hambriento (cf Mc 6, 30-44), cuando libera a los endemoniados (cf Mc 5, 1-20)” (DA 353). Este poder de dar la vida es el signo de que tiene poder sobre el pecado (Mt 9,6) y de que aporta la vida que no muere, la vida eterna (Mt 19,16). El es la verdadera vida y la vida (Mt 7,14).El posee la vida desde toda la eternidad (Jn 1,4), dispone de la vida en plena propiedad (Jn 5,26) y la da con abundancia (Jn 10,10) a todos los que le ha su Padre (Jn 17,2). El es “el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6); “la resurrección y la vida” (Jn 11,25); la “luz de la vida” (Jn 8,12). Da una agua viva que en el que la recibe se convierte en “una fuente que brota la en vida eterna” (Jn 4,14). Es el Pan de vida, de tal modo que quien come su carne le hace vivir por él, como el vive por el Padre (Jn 6,27-28). El dio su vida por sus ovejas (Jn 10,11.15.17) y por sus amigos (Jn 15,13). El la da voluntariamente y la vuelve a recobrar (Jn 10,17s) y después de tomarla de nuevo, hecho espíritu vivificante” (1 Cor 3,15) hacer don de la vida a todos los que crean en El. Jesucristo, muerto y Resucitado, “es el príncipe de la vida” (Hch 3,15).Este paso de la muerte a la vida se realiza en quien cree en Cristo (Jn 5,24) y “bautizado en su muerte” (Rom 6,3) “vive en adelante para Dios en Cristo Jesús” (Rom 6,10 s). Ahora conoce al Padre y al Hijo, lo que es vida eterna (Jn 17,3). Desde ahora su “vida está escondida con Cristo en Dios” (Col 3,3) y ha sido hecho su Templo (2 Cor 6,16). Habiendo recibido de Cristo el Espíritu de Dios, su propio espíritu es vida (Rom 8,10). Ya no está sometido a la carne, puede atravesar la muerte sin corromperse y vivir para siempre (cfr. Rom 8,11.38), no ya para sí mismo, sino para “aquel que ha muerto y resucitado por él” (2 Cor 5,15). Por eso para el cristiano, “la vida es Cristo” (Flp 1,21).

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La muerte física será absorbida por la vida (2 Cor 5,4); lo que es corruptible se revestirá de inmortalidad (cfr 1 Cor 15,35-55). La muerte es absorbida en la victoria de Cristo (1 Cor 15,54). Como hemos podido descubrir en estos capítulos de San Mateo la vida depende de nuestra relación y amor a Dios y a nuestros hermanos. Tener vida eterna es estar lleno del amor de Dios y lleno de amor a los hermanos. Es estar lleno del Espíritu de Dios, del Espíritu del amor que ha se derramado en nuestros corazones (Rom 5,5). Como hermosamente dice Benedicto XVI: La vida en su verdadero sentido no la tiene uno solamente para sí, ni tampoco sólo por sí mismo: es una relación. “Y la vida entera es relación con quien es la fuente de la vida. Si estamos en relación con Aquel que no muere, que es la Vida misma y el Amor mismo, entonces estamos en la vida. Entonces « vivimos ». ” (SS no. 27). “Esta relación con Jesús es una relación con Aquel que se entregó a sí mismo en rescate por todos nosotros (cf 1 Tm 2,6). Estar en comunión con Jesucristo nos hace participar en su ser « para todos », hace que éste sea nuestro modo de ser. Nos compromete en favor de los demás, pero sólo estando en comunión con Él podemos realmente llegar a ser para los demás, para todos” (SS no. 28). “Es en esa certeza que podemos decir: « Ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro » (Rm 8,38-39). Si existe este amor absoluto con su certeza absoluta, entonces –sólo entonces– el hombre es « redimido », suceda lo que suceda en su caso particular. Esto es lo que se ha de entender cuando decimos que Jesucristo nos ha « redimido ». Por medio de Él estamos seguros de Dios, de un Dios que no es una lejana « causa primera » del mundo, porque su Hijo unigénito se ha hecho hombre y cada uno puede decir de Él: « Vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí » (Ga 2,20) (SS no. 26).

Oración:9. Se canta el el Benedictus.



12. Canto a María, Madre de la Iglesia.

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Segundo MomentoYo te señalo con la Cruz de Cristo

Motivación:

Una vez que se ha pedido la fe y que hemos confesado que la fe nos da la vida eterna, la Iglesia nos recibe como miembros suyos. El primer regalo que nos hace es la Cruz de Cristo, con la que nos señala. Ya Jesús nos había advertido: “«Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará” (Mt 16,24-25). Ahora esta cruz personal queda iluminada por la Cruz de Cristo, quien le da sentido y objetivo, que es la victoria de la salvación lograda por el Señor.

Trabajo en grupos:

En este momento nos reuniremos en grupos para contestar estas preguntas:

¿Qué es la Cruz para ti?•¿Por qué Dios permite la Cruz?•¿Cuál es tu cruz? •¿Cómo vives tu cruz?•

Plenario y reflexión:

Luego, se tiene el plenario y la siguiente reflexión sobre la Cruz. La cruz es todo lo que nos hace sufrir, lo que nos destruye, lo que nos avergüenza, lo que nos tira al suelo, lo que nos hace nada, lo que nos disgusta de nosotros mismos, lo que nos acompleja, lo que nos mata. La cruz nos puede llevar hasta dudar del amor de Dios y muchas veces nos hace reclamarle a Dios:” ¿por qué esto me pasa a mí? ¿Qué pecado tan grande he cometido? La cruz nos puede llevar a rebelarnos contra Dios. Nos puede llevar a buscar culpables de mi cruz y a odiar esas personas y esa parte de mi historia a la que achaco mi cruz. A todos nos cuesta aceptar la propia cruz. Queremos huir de ella y no queremos ni pensar en ella. Pero, no podemos escapar de ella, porque está dentro de nosotros. A veces, la queremos suavizar y otras veces emborracharla con alcohol, con drogas, con sexo, con modas, con dinero, con pastillas para dormir o con diversiones llenas de egoísmo que nos dejan vacíos.

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Pero, mientras más queremos olvidar y destruir nuestra cruz, más cruz se vuelve y la cruz se hace más terrible. Leamos ahora esta Palabra: 1 Cor 1,18-25.

De verdad que la cruz es algo difícil de entender. Como ayer, la cruz es una necedad para los griegos que sabían mucho y veían la muerte de Cristo en la cruz como una vergüenza terrible, algo inconcebible que Dios haya dejado que su hijo tuviera final de una muerte propia de esclavos, de personas criminales y guerrilleras. Menos podían entenderlo los judíos, ya que para ellos la muerte en cruz era algo propio de pecadores y una señal clara de que Dios lo había maldecido. Para ellos era imposible que un pecador pudiese ser el Hijo de Dios y el Salvador.

Pero, como nos enseña San Pablo, la cruz ya no es una maldición, sino un camino de salvación, ya que pasando por la cruz Jesús ha cumplido la voluntad del Padre y ha sido fiel al Padre prefiriéndolo a El por encima de los aplausos de este mundo y sin nunca traicionar el proyecto del Padre acomodándose a los poderes del sistema religioso y político de su tiempo. Ante la Cruz de Cristo, lo que se descubre el amor que El tenía al Padre y el amor que ha tenido por nosotros hasta el extremo (Jn 13,1). El sufrimiento no es algo querido por Dios ni quiere ver a su Hijo en una cruz. Pero, al entregar a su Hijo al mundo para salvarlo del pecado, por puro amor, llegó hasta las últimas consecuencias de esta entrega, ya que el pecado encarnado en personas y estructuras de este mundo se resistió a esta propuesta de salvación.

Cristo crucificado es la expresión más realista y extrema del amor incondicional del Padre a la humanidad, el signo misterioso e insondable de su perdón, compasión y ternura. Sólo el amor increíble de Dios puede explicar lo ocurrido en la cruz. Es lo que Pablo intuye cuando escribe conmovido: “El Hijo de Dios me ha amado y se ha entregado a sí mismo por mi” (Gal 2,20).

Entonces, la cruz se convirtió desde entonces en camino único de la salvación. En nuestra lucha contra el pecado, el sufrimiento no es una condenación o un castigo sino una oportunidad de amar a Dios y a nuestros hermanos. Es importante recordar que sólo cuando estamos en el suelo es que miramos para el cielo. El pecado nos llena de preocupaciones egoístas que nos cierran a Dios y, por supuesto, a los demás. Nos entretenemos tanto que nos creemos pequeños dioses; olvidamos y despreciamos el proyecto de Dios con nuestras vidas.

Por eso, la Cruz no es ya un castigo ni una prueba de mi fe porque Dios conoce la poca fe que tengo. La Cruz es una gracia, una bendición y un regalo para crecer en el amor a Dios y a los demás, ya que todo viene para bien de los que le aman; de aquellos que han sido llamados según su designio (Rom 8,28). Por eso, abraza tu cruz, bésala, porque es tu salvación. Sólo la Cruz me lleva a la salvación.

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Escuchemos el testimonio de Pablo: 2 Cor 12,7-10 Tristemente, el pecado nos ha envuelto tanto que no somos capaces de ver dónde hemos caído. Nos volvemos orgullosos y engreídos. Pero, la cruz cada vez me tira al suelo, me recuerda mi debilidad, mis limitaciones, mi ser criatura de Dios no un pequeño dios. La cruz me hace mirar hacia Dios, buscarlo, desearlo y necesitarlo. Me hace volver de nuevo a la casa de nuestro Padre, donde hay abundancia y amor. Por eso, la cruz me hace sencillo, humilde y capaz de comprender las debilidades de los demás a la vez que me hace obediente al Padre hasta el encuentro definitivo con El. Todavía más, cuando la cruz es vivida con Cristo esta cruz se vuelve fuerza y sabiduría de Dios para nosotros. En los momentos difíciles, Dios acude en ayuda de nuestra debilidad y nos hace fuertes. Cuando hay más conflictos y sufrimientos más sopla el Espíritu Santo y más fuerte es su fuego de amor en nosotros. Sabemos, entonces, como dice el Apóstol, cuando soy débil, entonces es que soy fuerte. Fue en la Cruz que Jesús venció la muerte, el pecado y toda cadena opresora y será en la Cruz, crucificado con Cristo, donde cada uno vencerá su propio pecado, la muerte y toda opresión. Como dice el Apóstol “ya el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo” (Gal 6,14). Aceptar la propia cruz es morir con Cristo para resucitar con El. De este modo, los sufrimientos del cristiano son los sufrimientos de Cristo en él (2 Cor 1,5). El sufrimiento nos configura con Cristo (Flp 3,10). Así como Cristo” con ser el Hijo aprendió por sus padecimientos a obedecer” (Heb 5,8), nosotros con los fijos en El estamos llamados a obedecer la voluntad del Padre con nuestra cruz, que nos hace gritar y llorar a la vez que hacernos solidarios de los que sufren (Rom 12,15; 1 Cor 12,15) Del mismo modo que la Cruz de Cristo es salvación para la humanidad, también, nuestra cruz contribuye a la salvación de otros, ya que todas las tribulaciones que se pasan redundan como las de Cristo a favor de su cuerpo que es la Iglesia (Col 1,24). La Iglesia nos regala la cruz al entrar en ella para mostrarnos que en ella está la victoria: sólo si somos capaces de entregarnos a la voluntad del Padre y de dar la vida por nuestros hermanos como lo hizo Cristo en la Cruz somos dignos y estamos preparados para entrar en el Reino de Cristo. Esta es la Buena Noticia del Señor, quien transforma el dolor en victoria y hace gloriosa, es decir, poderosa y prueba de amor nuestra propia cruz. Sembrada en la cruz gloriosa de nuestro Señor Jesucristo.

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Tercer Momento Celebración Eucarística

Rito de entrada al discipulado


En esta Celebración se renovará nuestra entrada a la Iglesia para seguir el proceso del discipulado propio de la segunda etapa o catecumenado. En ella responderemos con nuestra propia voz lo que hicieron por nosotros nuestros padres y padrinos. Nuestra respuesta está llamada a ser sincera y con disponibilidad para dejarnos llevar por el Señor a donde El quiera.

Rito de entrada:

Canto de entrada.Saludo del Presidente.

Llamada por su nombre:

El que preside: En nombre del Señor le llamo a cada uno por su nombre. El los ha llamado a cada uno de manera especial y los invita a seguir su camino. Les invito a responder este llamado diciendo: “Aquí estoy Señor porque me has llamado” (El que preside los va llamando en el orden que aparecen en la lista. Se van acercando frente a él, formando un círculo).

Peticiones de los candidatos:

El que preside: ¿Qué pides a la Iglesia de Dios?

Candidato: La fe.

El que preside: ¿Qué te da la fe?

Candidato:

La vida eterna.

Canto: ¡qué alegría cuando me dijeron….!

Liturgia de la Palabra:

Se leen las lecturas correspondientes al Domingo. En la homilía relacionarlas con la Celebración.

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Primera Adhesión al Señor:

Después de la homilía el que preside procede a recibir el primer compromiso de fe en el Señor.

El que preside: Dios ilumina a todo hombre que viene a este mundo y le manifiesta lo que permaneció invisible desde la creación del mundo para que aprenda a dar gracias a su Creador. Ustedes, pues, que han seguido su luz, he aquí que ahora se les abre el camino del Evangelio, para que sobre el fundamento de la fe, conozcan al Dios vivo, que habla en verdad a los hombres; y para que caminen en la luz de Cristo, confíen en su sabiduría, y pongan su vida en sus manos cada día, y puedan creer de todo corazón en él. Este es el camino de la fe, por el cual Cristo los conducirá en la caridad, para que tengan la vida eterna, ¿Están dispuestos a continuar hoy, guiados por él, ese camino?

Candidatos: Estoy dispuesto.

El que preside: ¿Están dispuestos a amar a Dios sobre todas las cosas, con todo el alma y con todo el corazón y al prójimo como a ti mismo?

Candidatos: Estoy dispuesto.

El que preside: Ya que están dispuestos a vivir su fe como entrega incondicional a Dios y como abandono en sus manos y desprendido de todo para seguirlo a El, les pedimos que den una señal que consiste en desprenderse de cosas y bienes propios y personales para repartirlos a los más pobres. Ahora cada uno en silencio haga esta promesa al Señor.

El que preside: Queridos candidatos, puesto que llamados y ayudados por Dios, han decidido venerarle y adorarle a él solo y a Cristo, y ya quieren desde ahora mismo servir al único Dios y a Cristo, ha llegado el momento solemne de que renunciéis públicamente a cualquier creencia y prácticas de brujería, hechicería y espiritismo. ¡Lejos de ustedes esté el que abandonen a su Padre Dios y a su Cristo, y sirvan cosas que no son verdaderas!

Candidatos:¡Lejos de nosotros!

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El que preside: Te damos gracias, Padre misericordioso, por estos hijos tuyos, a quienes ayudaste de muchas maneras para que te buscaran, y hoy, ante nosotros, responden a tu llamada. Por eso todos nosotros te alabamos y te bendecimos, Padre de bondad.

Todos: Te alabamos y te bendecimos, Padre de bondad.

Signación con la Cruz:

El que preside: Ahora, pues, queridos candidatos, recibirán la señal de los cristianos que es la Cruz de Cristo, signo de victoria. En ella lo descubrimos como Hijo obediente del Padre y hermano que da la vida por sus hermanos. En esta Cruz de Cristo brilla nuestra victoria en nuestra propia cruz. Les invito a responderse en silencio la pregunta que hicimos hoy: ¿Cuál es su cruz? Ahora les señalaremos con la Cruz de Cristo todo su cuerpo para indicar que ya eres de Cristo Jesús.

N., recibe la cruz en la frente: Cristo mismo te fortalece con la señal de su caridad y de su victoria. Aprende ahora a conocerle y a seguirle.

Todos responden: Gloria a ti, Señor.

Mientras signan los oídos: Recibe la señal de la cruz en los oídos, para que oigas la voz del Señor. Mientras signan los ojos:

Recibe la señal de la cruz en los ojos, para que veas la claridad de Dios.

Mientras signan la boca: Recibe la señal de la cruz en la boca, para que respondas a la Palabra de Dios.

Mientras signan el pecho: Recibe la señal de la cruz en el pecho, para que Cristo habite por la fe en tu corazón.

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Mientras signan la espalda: Recibe la señal de la cruz en la espalda, para que lleves el

suave yugo de Cristo. Después el que preside solo signa colectivamente a todos los

catecúmenos, no tocándolos, sino haciendo sobre ellos la señal de la cruz, mientras dice:

Los señalo a todos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, para que vivan por los siglos de los siglos.

Candidatos: Amén.

Todos responden: Gloria a ti, Señor.

Oremos. Oh, Dios todopoderoso, que por la cruz y resurrección de tu Hijo llenaste de vida a tu pueblo, te rogamos nos concedas que tus siervos, a los que hemos signado con la cruz, siguiendo las huellas de Cristo, tengan en su vida la fuerza salvadora de la cruz, y la manifiesten en su conducta. Por Jesucristo nuestro Señor.

Oración de los fieles:

El que preside: Oremos por nuestros hermanos que se inician hoy en la

segunda etapa, que ya han seguido un largo camino; demos gracias por la mansedumbre con que Dios los ha conducido hasta este día, y pidamos que puedan recorrer el largo camino que aún les queda para la plena participación en nuestra vida cris Súplicas por los catecúmenos

Lector: Para que el Padre celestial les revele más cada día a Cristo,

roguemos al Señor. R/. Escúchanos, Señor.

Lector: Para que abracen con corazón magnánimo la entera voluntad

de Dios, roguemos al Señor. R/. Escúchanos, Señor.

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Lector: Para que prosigan su camino sostenidos con nuestro auxilio

constante y sincero, roguemos al Señor. R/. Escúchanos, Señor.

Lector: Para que encuentren en nuestra comunidad la unión de los

corazones y la caridad desbordante, roguemos al Señor. R/. Escúchanos, Señor.

Lector: Para que sus corazones y los nuestros se conmuevan más

profundamente con las necesidades de los hombres, roguemos al Señor. R/. Escúchanos, Señor.

Oración conclusiva:

Oh, Dios omnipotente y eterno, Padre de todas las criaturas, que creaste al hombre a tu imagen, recibe con amor a estos siervos queridos, y concédeles, pues oyeron entre nosotros la palabra de Cristo, que, renovados con su virtud, lleguen por tu gracia a la plena conformidad con tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. R/. Amén.

Liturgia Eucarística:

De acuerdo a la elección del que preside.

Rito de Despedida:

Se hace la inscripción de los que seguirán la Segunda Etapa. Puede ser en la Biblia de la comunidad. Se bendice de manera especial a los que se comprometen seguir hacia delante.

conferencia del episcopado dominicano comisión nacional de...

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