conferencia de postdam, el gran desencuentro

6
 24 LA AVENTURA DE LA HISTORIA  FIN DE LA II GUERRA MUNDIAL ¿QUÉ HACER CON EUROPA? Y , SOBRE TODO, ¿QUÉ HACER CON ALEMANIA TRAS EL FIN DE LA GUERRA?  ÁLV ARO  LOZANO EXPLICA LOS PLANES DE LOS VENCEDORES EL GRAN DESENCUENTRO CONFERENCIA DE POTSDAM LAS CLAVES TERCERA CITA. Tras la de Tehe- rán (1943) y Yalta (1945). DÓNDE. En el palacio de Ceci- lienhof, antigua residencia del príncipe heredero alemán, a 25 kilómetros de Berlín. CUÁNDO.  Del 17 de julio al 2 de agosto de 1945. QUIÉN.  Los Tres Grandes, los lí- deres de la URSS, Estados Uni- dos y Reino Unido. Entretanto, Churchill perdió las elecciones y fue sustituido por Attlee. .

Upload: mbuen

Post on 04-Nov-2015

22 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Excelente ensayo sobre el encuentro de los vencedores

TRANSCRIPT

  • 24

    LA AVENTURA DE LA

    H I S T O R I A

    FIN DE LA I I GUERRA MUNDIAL

    QU HACER CON EUROPA? Y, SOBRE TODO, QU HACER CON ALEMANIA TRAS EL FIN

    DE LA GUERRA? LVARO LOZANO EXPLICA LOS PLANES DE LOS VENCEDORES

    EL GRAN DESENCUENTRO

    CONFERENCIA DE POTSDAM

    Berln

    ALEMANIA

    POLONIAHOL

    BEL

    AUSTRIA

    SUIZA

    REP. CHECA

    FRANCIA

    DINAMARCA

    Mardel Norte

    MarBltico

    200 km

    Potsdam

    LAS CLAVES

    TERCERA CITA. Tras la de Tehe-

    rn (1943) y Yalta (1945).

    DNDE. En el palacio de Ceci-

    lienhof, antigua residencia del

    prncipe heredero alemn, a 25

    kilmetros de Berln.

    CUNDO. Del 17 de julio al 2 de

    agosto de 1945.

    QUIN. Los Tres Grandes, los l -

    deres de la URSS, Estados Uni-

    dos y Reino Unido. Entretanto,

    Churchill perdi las elecciones

    y fue sustituido por Attlee.

    .

  • 25

    LA AVENTURA DE LA

    H I S T O R I A

    N EL PALACIO NEOTU-

    DOR DE CECILIENHOF,

    antigua residencia del prncipe heredero ale-mn ubicado en la lo-calidad de Potsdam a

    25 kilmetros de Berln, se celebr la tercera y ltima gran conferencia, que mantuvieron los jefes de gobierno del denominado grupo de los Tres Grandes la URSS, EE UU y Reino Unido para reorganizar el mundo tras la II Guerra

    Mundial. Stalin odiaba volar y tan solo lo haba hecho para asistir en 1943 a la Conferencia de Tehern. Su paranoia le hizo exigir que se celebrase en la zona controlada por los soviticos a la que po-da llegar en tren. La conferencia, bau-tizada con el premonitorio nombre de Terminal, tuvo lugar del 17 de julio al 2 de agosto de 1945. Europa era, como afirm Winston Churchill, un mon-tn de escombros, un osario, un semille-ro de pestilencia y odio.

    Tras la reunin de Tehern, los Tres Grandes se volvieron a reunir en fe-brero de 1945 en Yalta (Crimea), para sentar las bases de Europa tras el con-flicto mundial. El encuentro transcurri en una cordialidad oficial que enmasca-raba las sospechas mutuas. Ambas par-tes se encontraban separadas por la des-confianza tal y como lo haban estado desde la Revolucin bolchevique de 1917 y los compromisos alcanzados fueron temporales. Se lleg al acuerdo de dividir a Alemania en cuatro zonas administradas por EE UU, la URSS, Francia y Gran Bretaa ver La Aven-tura de la Historia, nm. 195 pero no se alcanz ningn arreglo definitivo sobre su sistema de gobierno, ni sobre las re-paraciones que deban exigir a Alema-nia. Uno de los puntos ms discutidos fue Polonia, sobre la que se acord que su frontera sera desplazada hacia el oeste, aunque se posterg a Potsdam la decisin definitiva. Las desavenen-cias sobre el futuro poltico de Polonia y de Europa del este debilitaron los acuerdos alcanzados en Yalta y aumen-taron las sospechas entre la URSS y las potencias occidentales. Se aprob tambin la denominada Declaracin so-bre la Europa liberada, en la que los Tres Grandes se comprometan a que la reconstruccin europea se realizara me-diante gobiernos democrticos amplia-mente representativos.

    Antes de iniciarse la conferencia de Potsdam, Harry Truman sustituy al presidente Franklin D. Roosevelt, que haba fallecido el 12 de abril. Aunque solo era dos aos ms joven, Truman proyectaba una imagen de juventud y vitalidad. Era consciente de que de-ba reemplazar a alguien a quien consi-deraba imposible de sustituir.

    Quin demonios es Truman?, ha-ba preguntado Roosevelt cuando se enter en 1944 de que haba sido pro-puesto para ser vicepresidente. Duran-te su mandato, Roosevelt lo mantuvo apartado de las principales cuestio-nes de la poltica blica y le pidi que limitara las comunicaciones entre ellos a las estrictamente urgentes, dejan-do claro que no tena intencin de pre-pararle para tomar las riendas del go-bierno. Ni siquiera se le inform del proyecto de la bomba atmica.

    EL AISLAMIENTO DE TRUMAN. A la vis-ta del deterioro de la salud de Roose-velt, el aislamiento del vicepresiden-te resulta sorprendente. Truman no ha-ba salido de EE UU desde su regreso del campo de batalla en Francia en 1919 y no haba tenido que reflexio-nar sobre los imperativos de la posgue-rra. No comprenda la doble poltica de Roosevelt que combinaba la retrica pblica sobre los principios que deban regir el mundo, con su discurso priva-do con Stalin en el que reconoca las preocupaciones de seguridad soviti-cas. La lamentable ausencia de las mi-nutas oficiales de Tehern y Yalta hizo que Truman dependiera de los recuer-dos contradictorios de los asesores del expresidente. Deseaba continuar la po-ltica de Roosevelt pero esta no esta-ba clara: se haba reconocido en Yalta una esfera de influencia sovitica en Europa del este? Se haba acordado que la democracia y la soberana seran los principios rectores de los gobiernos de la Europa de posguerra? No obstan-te, Truman lleg a Potsdam con un nuevo Secretario de Estado, James Byr-nes que no era un nefito en temas internacionales.

    En su primer encuentro con el minis-tro de Exteriores sovitico, Vyacheslav Molotov, en abril de 1945, Truman de-fendi que en el futuro los soviticos tendran que mantener sus acuerdos. Las relaciones no podan ser unila-terales. Molotov respondi: Nunca me haban hablado as en toda mi vida, a lo que Truman replic: Cumplan sus compromisos y no habr necesidad de hablarles as. Churchill, anticipando su clebre discurso en Fulton,

    E

    LVARO LOZANO. HISTORIADOR, AUTOR DE STALIN, EL TIRANO ROJO (2012) .

    Sentados, de izquierda a derecha, los

    lderes de Gran Bretaa, ATTLEE; Estados Unidos,

    TRUMAN, y la URSS, STALIN, en la Conferencia de Potsdam, 1945.

    .

  • 26

    LA AVENTURA DE LA

    H I S T O R I A

    FIN DE LA I I GUERRA MUNDIAL

    haba escrito a Truman: Ha cado un teln de acero tras el frente. No sabe-mos qu se esconde detrs. Truman pronto adopt una aproximacin rea-lista a las relaciones internacionales y de-fendi la idea de que la URSS necesi-taba ms a EE UU que viceversa. No esperaba conseguir todo lo que desea-ba pero consideraba que en asuntos relevantes deban ser capaces de obte-ner el 85 por ciento. Necesitaba tener a Stalin de su lado para derrotar a Japn y hacer realidad el sueo de Roosevelt de una paz permanente basada en la alian-za forjada durante la guerra. Crea que contaba con el apoyo del pueblo ruso: Llevmonos bien, apunt en su diario.

    Al principio, Stalin consider que Truman era vulgar y que no estaba preparado ni era listo, pero pens que conocerle personalmente poda ayudar a limar asperezas. Ante la insistencia so-vitica se decidi convocar la cumbre en Berln, lo que subrayara la derrota alemana y destacara el esfuerzo de guerra sovitico. No habra posibili-dad de que los lderes alemanes le dije-ran a sus soldados que volvan invictos del campo de batalla, como haba su-cedido tras la Gran Guerra y que ha-ba dado lugar a la funesta leyenda de la pualada en la espalda que esgrimi Hitler durante el ascenso del partido nazi en el periodo de entreguerras.

    CONFLICTO IMPOSIBLE. En Potsdam, los participantes eran al tiempo amigos y enemigos, ya que una unin en tiem-pos de paz requera de la buena volun-tad de los principales lderes, algo que evidentemente no exista. Las agen-cias de seguridad soviticas describan ya a EE UU en sus informes como el principal adversario. Sin embargo, Sta-lin era consciente de que la enorme des-truccin de su pas haca imposible que librase una guerra en al menos veinte aos segn las proyecciones que mane-jaba junto a Molotov y era ese periodo de paz el que deseaba obtener en Pots-dam. Stalin era el ms veterano de los tres lderes y realiz una preparacin concienzuda para la conferencia solici-tando incluso perfiles psicolgicos de los otros lderes. Durante la conferencia apenas cometi errores, respondiendo con frases breves y sin revelar nunca ms de lo que deba. Molotov lo hizo de for-ma vaga. En las discusiones, este jug

    EE

    UU

    UR

    SS

    GR

    AN

    BR

    ET

    A

    A

    AMIGOS Y ENEMIGOS A LA VEZ

    Truman no haba salido de EE UU desde 1919 y Roosevelt le haba mantenido apartado de los principales asuntos de la poltica blica. En Potsdam trat de agradar a Stalin y lleg incluso a negarse a hablar con Churchill de temas importantes si el lder sovitico no estaba presente. En la cena del tercer da, insisti en que sonara msica de Chopin porque le agradaba a Stalin a pesar de que a Churchill le disgustara. No obstante, deseaba seguir la poltica de Roosevelt y lleg acompaado de James Byrnes, su secretario de Estado, que era experto en temas internacionales.

    Stalin desdeaba a Truman, pero pens que conocerle personalmente ayudara a gestionar mejor la posguerra. Era el ms veterano de los tres lderes y siempre se mostr cauto, reservado y parco en sus palabras. Se reserv para s un papel de blando dejando que fuera su titular de Exteriores, Molotov, quien representara el rol de duro. Ambos crean que la devastacin que haba sufrido la Unin Sovitica durante el conflicto la incapacitaba para participar en otra guerra en al menos las dos dcadas siguientes y acudieron a la conferencia de Potsdam tratando de ganar ese tiempo.

    Attlee sustituy a Churchill al ganar las elecciones generales mientras se desarrollaba la conferencia. Churchill le despreciaba y lo haba calificado de cordero con piel de cordero. El nuevo premier britnico tena menos experiencia internacional, pues haba hecho su carrera poltica como defensor de los trabajadores, y pidi a Churchili que se quedara con l en Potsdam, a lo que el conservador se neg. A Stalin tampoco le gustaba su nuevo interlocutor y despreciaba a los laboristas. No obstante, Attlee, que se llev a su nuevo titular de Exteriores, Ernest Bevin, no introdujo ningn cambio en la poltica exterior que haba seguido su antecesor.

    LOS TRES GRANDES, Y SUS TITULARES DE EXTERIORES, TENAN

    PERSONALIDADES E INTERESES POLTICOS MUY DISTINTOS

    .

  • 27

    LA AVENTURA DE LA

    H I S T O R I A

    El jefe del Estado Mayor alemn, general Krebs, se present con bandera blanca a las 4 de la madrugada del 1 de mayo, doce horas despus del suicidio de Hitler. Llevaba una carta de Goebbels y Bormann pidiendo alto el fuego que informaba: El 30 de abril a las 15.50 hora de Berln, el Fhrer ha puesto fin a sus das. Stalin fue informado inmedia-tamente. El lder sovitico era un paranoico, pero esta vez era ra-zonable que se mostrase escp-tico y exigiera el cadver de Hitler. Veinticuatro horas des-pus, los rusos se apoderaron de la cancillera y encontraron los cadveres del matrimonio Goebbels y sus seis nios. Pero de Hitler, nada... Bajo absoluto secreto, la bsque-da se encomend a tres agen-tes del SMERSH (espionaje mi-litar): el coronel Gorbushin, el mayor Bystrov y la teniente Rzhevsa kaya, aunque fue un sol-dado raso, Ivn Churakov, quien el 4 de mayo encontr casual-mente el cadver del Fhrer. Sin embargo, el Ejrcito Rojo ya te-na un cadver de Hitler y lo haba mostrado a la prensa. Era

    un sosias, pero en el estalinismo nadie se pasaba de listo y el jefe de Churakov decidi no hacer ni decir nada. El coronel Gorbushin se enter y recuper los cuerpos carboni-zados de un hombre, una mujer y, pista importante, dos perros. En secreto los llev a una impro-

    visada morgue en Berlin-Buch, donde un forense del SMERSH encontr veneno, aunque la ni-ca forma segura de establecer la identidad era a travs de la dentadura. Gorbushin confi las mandbulas en una caja a la te-niente Rzhevsakaya, que habla-ba alemn y haba establecido

    das antes que Hitler estaba en la cancillera tras interrogar a un nio soldado que lo haba visto. Convertida en escritora de xi-to, en 1960 sera autorizada a publicar su experiencia. Localizaron al doctor Aikhen, oto-rrino del Fhrer, que los enca-min a la consulta del profesor Blachk, un dentista de lujo de Kurfrstendamm. No encontra-ron radiografas, pero la ayudan-te de Blachk, Kthe Khoizerman, que conoca de memoria la den-tadura de Hitler, pint un croquis. Coincida con la que llevaban. Tenan el cadver de Hitler! Pero Stalin orden silencio. La prensa sovitica inici una cam-paa de desinformacin Hitler haba escapado a Espaa o Argen-tina, y se mont una falsa opera-cin de caza y captura del Fhrer. Quien lo encontrase sera Hroe de la Unin Sovitica, lo que pro-vocara un colofn sangriento. Eu-geni Khaldei, el famoso fotgra-fo de la toma del Reichstag, con-taba: Los alemanes eran ton-tos, aun despus de la derrota conservaban bigote y peinado a lo Fhrer. Cada da detenamos y fu-silbamos a unos 12 o 15 fal-sos Hitler. LURRRES

    EN BUSCA DEL CADVER DE HITLER

    el papel de duro dejando a Stalin el rol del moderado que reprenda a su minis-tro. Ambos formaban un do formidable. Stalin ni siquiera coment que sus tro-pas haban identificado el cadver de Hitler para jugar con el temor de que la amenaza alemana segua siendo real y exigir as fuertes medidas punitivas. Para contrarrestar las pr-didas de la guerra Stalin poda presen-tar la enorme expan-sin de la influencia sovitica. A travs de la red de espionaje conocida como los Cinco de Cambridge estaba al tanto de las crecientes de-savenencias entre los occidentales en te-mas coloniales y financieros.

    DEBILIDAD BRITNICA. Gran Bretaa emerga de la guerra dbil y, lo que era ms preocupante para sus lderes, ms dependiente de su aliado norteameri-

    cano. Churchill, muy afligido por la muerte de Roosevelt, intent forjar en Potsdam una amistad con el nuevo presidente norteamericano. Sus inten-tos de aparecer unido a Truman bordea-ron lo pattico cuando insisti en sen-tarse a la derecha de Truman para la fo-tografa oficial en vez de en el centro

    como sugera el fotgrafo, y comenz a mover su silla para acercarse a la del presidente norteamericano, mientras este la desplazaba hacia la de Stalin que se rea de todo aquello.

    En otro detalle ilustrativo, durante la cena del tercer da, Truman insisti en que sonara msica de Chopin, que saba que le gustaba a Stalin pero que

    desagradaba a Churchill. Tanto Truman como Stalin se mostraron aburridos por los largos discursos del ingls. Segn es-cribi su ministro de Exteriores, Antho-ny Eden, Churchill estuvo mal. No se haba ledo ningn informe y se mos-traba confuso y con verborrea. Fraca-s en cimentar una relacin especial con

    EE UU y Truman se neg a discutir cues-tiones relevantes con l a menos que Stalin estuviera presente para no ofrecer la imagen de que Occi-

    dente se enfrentaba a la URSS. Durante la conferencia, por sorpresa,

    Churchill y Eden fueron derrotados en las elecciones y sustituidos por el lder britnico laborista, Clement Attlee y Er-nest Bevin. Un [solo] partido es mejor le dijo cnicamente Stalin a Churchill. Este despreciaba a Attlee, al que descri-ba como un cordero en piel de

    CHURCHILL ESTUVO MAL, ESCRIBI EDEN. NO SE HABA LEDO NINGN INFORME Y SE

    MOSTRABA CONFUSO Y CON VERBORREA. TANTO TRUMAN COMO STALIN SE ABURRAN

    Croquis con la DENTADURA DE HITLER, la teniente RZHEVSAKAYA y un fragmento del CRNEO DEL FHRER.

    .

  • 28

    LA AVENTURA DE LA

    H I S T O R I A

    FIN DE LA I I GUERRA MUNDIAL

    cordero. Haba llegado a decir que durante la guerra haba tenido dos enemigos: Hitler y Attlee. Sin embar-go, dado que pensaba vencer en los comicios, no tuvo re-paros en que Attlee le acom-paara a Potsdam.

    Attlee tena menos expe-riencia en asuntos internacio-nales que su ilustre prede-cesor habiendo destacado como defensor de las clases trabajadoras y, tras las eleccio-nes, pidi infructuosamente a Churchill que regresara a Potsdam. Attlee eligi a Er-nest Bevin para dirigir el Fo-reign Office, por lo que am-bas delegaciones occidenta-les experimentaron cambios completos en sus equipos de poltica exterior para una con-ferencia vital. Attlee era nue-ve aos ms joven que Churchill, pero sin la energa de este y las voces ms cr-ticas comenzaron a hablar de los Dos Grandes y Medio. Sin embargo, ni Attlee ni Truman introdujeron cambios radicales en la poltica exterior de sus pases y pronto entablaron una relacin fluida. A Stalin no le gustaban ni Attlee ni el partido laborista, al que no con-sideraba un compaero de viaje.

    La conferencia fue larga y compleja. Pese a la victoria sobre Alemania, el am-biente en Potsdam no fue el de los an-teriores encuentros y resultaba eviden-te que la coalicin aliada haba surgi-do de la desesperacin y no de la con-fianza. Para el secretario de Guerra nor-teamericano, Henry Stimson, no exis-ta base alguna para unas relaciones permanentes entre dos sistemas tan fundamentalmente diferentes. Ya no exista un enemigo comn pues tc-nicamente la URSS no estaba todava en guerra con Japn.

    CARTAS GANADORAS. Los norteameri-canos intentaron presionar a los sovi-ticos para que realizasen concesiones jugando dos cartas supuestamente ga-nadoras: su superioridad econmica y el monopolio de armas nucleares. Tru-man deseaba destacar la dependencia sovitica del poder econmico nortea -mericano. As, las entregas de mate-riales del Programa de Prstamo y

    Arriendo, excepto aquellos destina-dos a la guerra contra Japn, fueron interrumpidos. Las protestas de Sta-lin hicieron que se reiniciaran algunos suministros.

    Los soviticos reciban informacin puntual de sus espas sobre las investi-gaciones nucleares occidentales. Tru-man relat el famoso momento en que comunic a Stalin la noticia en Potsdam: Le seal de pasada que poseamos una nueva arma cuya potencia de destruc-cin era excepcional, pero no pareci in-teresarse demasiado por la noticia. El dato no impresion a Stalin que ya haba practicado su reaccin: No movi un solo msculo de la cara, segn el in-trprete. La URSS contaba con millones de soldados en Europa mientras los oc-cidentales se enfrentaban a la presin para desmovilizar a los suyos.

    Sin embargo, EE UU poda infligir un dao devastador contra la URSS sin

    que esta pudiera responder contra la poblacin norteame-ricana y Byrnes seal que la bomba hara a Rusia ms ma-nejable en Europa.

    En realidad, la bomba hizo que Stalin se mostrase ms in-transigente en su determina-cin de controlar la Europa oriental. Los norteamericanos comprendieron que no serva contar con un arma superior si el otro bando no crea que fue-ra a ser utilizada contra ellos. Despus de todo, usara EE UU la bomba atmica para garantizar elecciones libres en Europa oriental? Resultaba im-posible traducir el poder nu-clear en ventajas tangibles en Europa. Se trataba de la impo-tencia de la omnipotencia, en la expresin del historiador Lewis Gaddis.

    El diplomtico norteamericano Geor-ge Kennan, que conoca a los soviticos, observ la conferencia con escepti-cismo y desazn. El principal tema fue Alemania. Era la segunda vez que los lderes de una coalicin tenan que in-tentar solucionar el problema alemn en lo que iba de siglo y saban lo mal que se haba gestionado anteriormente. Los ms duros exigan el desmantelamien-to de Alemania y su conversin en un pas agrcola, mientras los moderados consideraban que sin una Alemania fuerte el continente no se recuperara, aunque deban evitar que volviese a amenazar la paz. Sin embargo, las con-diciones no eran las de 1919.

    ODIO A LOS ALEMANES. Alemania ha-ba sido totalmente derrotada y sus cr-menes haban excedido en mucho los de la Gran Guerra. Bevin confes: Inten-to ser justo pero en realidad los odio. Se acord establecer una autoridad supre-ma interaliada en la que el poder resi-dira en un Consejo Supremo de Con-trol, formado por los comandantes mi-litares de las cuatro zonas de ocupacin. Se defini el llamado Plan de las Cua-tro D: desnazificacin, desmilitariza-cin, descartelizacin y democratiza-cin. Las organizaciones nazis deban ser disueltas, la Administracin depurada y los criminales de guerra, castigados en un tribunal. La democratizacin pa-

    TRUMAN COMUNIC A STALIN QUE POSEA LA

    BOMBA ATMICA. EL DATO NO IMPRESION AL SOVITICO, QUE YA HABA PRACTICADO SU REACCIN: NO MOVI

    UN SOLO MSCULO

    En las siguientes dos millas usted estar en la ZONA SOVITICA. Cartel de demarcacin en la ciudad de Berln.

    .

  • 29

    LA AVENTURA DE LA

    H I S T O R I A

    sara por la vuelta a la legalidad de los partidos y sindicatos, por elecciones lo-cales y el restablecimiento de las liber-tades. Se trataron las fronteras de la pos-guerra de Polonia, la ocupacin de Aus-tria, el lugar poltico de la URSS en Eu-ropa del este, y en la Declaracin de Potsdam se advirti a Japn que deba rendirse o afrontar una total destruc-cin. Los japoneses, que desconocan la existencia de la bomba, la rechazaron.

    No hubo acuerdo sobre la frontera ger-mano-polaca, pero la URSS impuso una poltica de hechos consumados anexio-nando a Polonia importantes territorios germanos, fijando la lnea Oder-Neisse como frontera definitiva. Este cambio fue acompaado por la expulsin de diez millones de alemanes de territorios orientales, posibilidad que haba avanza-do Churchill en Yalta empujando ce-rillas sobre una mesa. En 1918 se haban movido las fronteras, en 1945 se des-plaz a la gente. Sobre las reparaciones de guerra, se acord que seran entre-gadas a cada potencia en su rea de ocu-pacin, aunque a la URSS se le permiti obtener del 10 al 15 por ciento del equi-

    pamiento industrial de las zonas occi-dentales a cambio de ciertos productos en su zona de ocupacin. Se evitaron te-mas espinosos como el futuro de los ju-dos y no se hizo mencin al Holocausto. Los ministros de Exteriores quedaron encargados de preparar un tratado de paz definitivo con Alemania. Tambin se tra-t la situacin de Espaa. Stalin desea-ba la ruptura con el gobierno de Fran-co, pero se lleg al acuerdo que EE UU, la URSS e Inglaterra se opusieran a la en-trada de Espaa en la ONU.

    MS YALTA. Los tres lderes ya no vol-vieron a verse. Como Yalta, la conferen-cia dej un legado contradictorio. Los Tres Grandes se mostraron de acuerdo en gobernar Alemania como una unidad, pero insistieron en que cada potencia ocupante mantendra el control sobre su propio territorio. Para los soviticos, Potsdam fue una continuacin de Yal-ta: confirmaba la idea de que Europa del este y Alemania oriental se encontraban bajo su esfera y que su transformacin social y poltica se llevara a cabo confor-me con los intereses soviticos.

    A partir de Potsdam los analistas nor-teamericanos debatieron qu deseaba realmente Stalin. La respuesta lleg de Kennan en un telegrama enviado en febrero de 1946. El telegrama largo se convirti en la base de la estrategia de EE UU con la URSS. Kennan adverta de que la hostilidad sovitica con respec-to al mundo capitalista era inevitable, pues se haba producido una fusin de la tradicional inseguridad rusa con el dog-ma marxista-leninista. En vez de com-placer al rgimen sovitico, era necesa-rio que EE UU se dedicara a contener la expansin sovitica hasta conseguir que en la URSS se estableciese una forma de gobierno ms moderada. Conclua que la poltica sovitica era una mezcla de celo ideolgico comunista y del tradicio-nal expansionismo zarista. La Guerra Fra estaba servida.

    ZONASOVITICA

    Fronteradel III Reich

    en 1937

    100 km

    ZONABRITNICA

    Bremen(EE UU)

    ZONAAMERICANA

    ZONAFRANCESA

    Sarre

    POLONIA

    UNINSOVITICA

    DINAMARCA

    CHECOSLOVAQUIA

    HOLANDA

    AUSTRIA

    FRANCIA

    SUIZA

    Berln

    Baden-Baden

    Frncfort

    EL REPARTO DE ALEMANIA

    Refugiados y desplazados alemanes en un tren que abandona Berln en 1945.

    Foto: Margaret Bourke-White.

    Dresde

    Potsdam

    Hamburgo

    Kiel

    Praga

    Mnich

    Berna

    Varsovia

    Leipzig

    Breslau

    BadOeynhausen

    Konigsberg

    Las nuevas fronteras de Polonia, que ganaron terrenoal antiguo Reich, provocaron 10 millones de desplazados alemanes.

    Stalin no quiso incluira Francia en el reparto.Se dividi entre la URSS, Gran Bretaa y EE UU.Los dos ltimos cedieron una porcin de su territorio a Francia.

    Din

    a S

    nch

    ez /

    LA

    AV

    EN

    TU

    RA

    DE

    LA

    HIS

    TO

    RIA

    M A RD E L

    N O RT E

    M A RB LT I C O

    Berln

    ADMINISTRACINPOLACA

    ADMINISTRACINSOVITICA

    ADMINISTRACINPOLACA

    Sede del Consejo deControl Aliado

    Cuartel general enlas zonas de ocupacin

    Prdidas territoriales porel Tratado de Potsdam

    Desplazamiento dela frontera de Polonia

    Karlshorst

    Se decidi crearuna comisin interaliada para la administracin de los territorios ocupados, aunque en apenas tres aos la colaboracin ces.

    Oder

    Neisse

    Oder

    J. LEWIS GADDIS, Nueva historia de la Guerra Fra, Madrid, FCE, 2012. A. LOZANO, Stalin, el Tirano Rojo,

    Madrid, Nowtilus, 2012. M. S. NIEBERG, Potsdam: The End of World War II and the Remaking of Europe, Londres, Chartwell Books, 2014.

    .