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CONFEBASKEKO PRESIDENTEAREN HITZALDIA
ROBERTO LARRAÑAGA
2017-11-07
FÓRUM EUROPA (HOTEL ERCILLA)
COYUNTURA ECONÓMICA
Egun on danori,
Inicio mi intervención lanzando, primero, un mensaje de optimismo: 2017
terminará mejor de lo que preveíamos cuando empezó el año y en la línea de lo que ya
avanzamos cuando el pasado mes de julio revisamos al alza nuestra estimación inicial.
Nosotros estimamos que el PIB en Euskadi crecerá este 2017 en torno al 3%, y en
relación al empleo esperamos unas 20.000 nuevas afiliaciones a la Seguridad Social con lo que
la tasa de paro se acercará al 10%.
Nuestra previsión es que este año recuperemos aproximadamente 2 de cada 3
puestos de trabajo destruidos durante la crisis. Es evidente pues que la marcha de la economía
y el empleo avanza con paso firme en términos generales, lo que pone de relieve que las
buenas perspectivas se están trasladando a la ‘economía real’.
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El número de contrataciones indefinidas crece y esperamos que este 2017 se
formalicen en Euskadi unos 75.000 contratos indefinidos, la cifra más alta desde 2007. Y de
hecho, con datos del primer semestre de este año, y en comparación con el mismo período del
año anterior, Euskadi es la segunda comunidad autónoma en donde más aumenta la
conversión de contratos temporales a indefinidos: casi un 32%, porcentaje sólo superado por
La Rioja.
Desde 2013 hasta hoy se han firmado en Euskadi 300.000 contratos
indefinidos y la temporalidad, por otra parte, se mantiene en torno al 24%, un índice incluso
inferior al de antes de la crisis. Así que cuando en ocasiones se echa en cara al empresariado
vasco una supuesta ‘baja calidad’ en el empleo creado, ¿acaso estas cifras no indican ‘calidad’
en el empleo?
Además, es necesario recordar una vez más que 3 de cada 4 trabajadores en
Euskadi disponen de un contrato indefinido y en un porcentaje aún mayor, a tiempo
completo. Dos variables que se han mantenido así, incluso, durante lo más duro de la crisis.
Por otra parte, según los últimos datos dados a conocer por el Ministerio de
Empleo, el número de trabajadores vascos afectados por EREs vuelve a cifras pre crisis: si
entre enero y agosto de este año las medidas de regulación de empleo aplicadas en Euskadi
llegaron a 2.600 personas, en el mismo período de 2008 - antes del pleno estallido de la crisis-
la cifra era prácticamente la misma. 2.600 personas frente a las 50.000 que se vieron
afectadas en los máximos de 2009. En resumen, tal y como decíamos cuando empezamos a
remontar la crisis, las cosas van mejorando paulatinamente, aunque también dijimos que la
salida de la crisis no iba a ser ni rápida ni fácil.
En cuanto a los salarios, ya saben que desde Confebask y sus asociaciones
miembro - ADEGI, CEBEK y SEA - hace años que NO lanzamos recomendaciones a las empresas
en esa materia. Recientemente, sólo lo hemos hecho una vez, y fue en plena crisis, para
recomendar que, aunque la última reforma laboral lo permite cuando decaiga el convenio, NO
bajaran sueldos ni condiciones laborales, una recomendación que siguieron la gran mayoría
de las compañías, en concreto más del 95%.
Ahora, al hablar de salarios se exige a la empresa un notable incremento sin
atender a sus resultados ni a sus márgenes. Y ahí radica precisamente la clave: la globalización
nos ha conducido hacia un tipo de mercado, exigente, volátil y complejo, en el que, si
queremos sobrevivir, tenemos que adaptarnos a las condiciones que imperan.
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En este nuevo paradigma, exigir subidas generalizadas e indiscriminadas en el
contexto actual en el que nos movemos es no entender el cambio profundo ocurrido en los
mercados y la economía durante la crisis. Lo que, por otra parte, tampoco significa que NO
estén subiendo.
De hecho, la subida salarial media pactada en Euskadi en la empresa es del 1’6%.
Todo esto sin olvidar que en Euskadi, seguimos teniendo los sueldos más altos del estado con
la jornada laboral más corta. De media, los salarios en la CAPV son un 15% más altos que en el
Estado. Y por primera vez, superan la media europea de 1.941 euros y se sitúan a la par de los
de Italia.
Por lo tanto, no es cierto que los salarios NO estén aumentando: lo hacen - y de forma
importante - en aquellas empresas y sectores que se lo pueden permitir. Y cada vez lo harán
más, y en mayor número de empresas, en la medida en la que se vayan despejando con
más intensidad las incertidumbres.
Parece que se nos olvida que la crisis ha golpeado con enorme dureza a toda la sociedad
vasca; …y desde luego a las empresas. Durante estos últimos años se han perdido cerca de
8.000 compañías vascas de las que apenas se han recuperado 2.000. Un dato
suficientemente ilustrativo para visualizar la gravedad de los años por los que hemos
atravesado y que deberíamos recordar cuando saltan a la luz pública determinados
reproches y exigencias al colectivo empresarial.
NEGOCIACIÓN COLECTIVA
Por otra parte, también creemos en la necesidad de preservar el ámbito vasco de
relaciones laborales. De ahí que firmáramos en enero de este año junto a los cuatro
principales sindicatos el ‘Acuerdo interprofesional’ que otorga prevalencia a los convenios
que se firmen en Euskadi frente a los del estado.
Un acuerdo que supone, explícitamente, voluntad de firmar convenios. Si proponemos
blindarlos es porque queremos tener convenios. Cosa diferente es que los sindicatos que
detentan la mayoría sindical quieran negociar.
Nosotros firmamos todos los acuerdos y convenios que dependen de nuestras
asociaciones miembro y de sindicatos que no forman la llamada ‘mayoría sindical’. Y a los
ejemplos me remito: en Álava, por ejemplo, todos están firmados excepto el del Convenio
del Comercio del Metal, que depende de esa llamada ‘mayoría sindical’. En Bizkaia, aquéllos
en los que ELA y LAB no tienen mayoría, también. Y en Gipuzkoa, ya sabemos cuál es su
capacidad de bloqueo.
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Por lo tanto, no es verdad que quien esté bloqueando la negociación colectiva sea
Confebask, ADEGI, CEBEK o SEA: todas las propuestas empresariales que, entre sus
planteamientos incorporan cláusulas de mejora salarial, chocan desde hace años con la
exigencia de esa mayoría sindical de renuncia expresa a la legislación laboral vigente en
materia de flexibilidad organizativa. Esta demanda está imposibilitando los acuerdos que
permitirían una actualización salarial en el marco de unos convenios modernos que reflejen
las necesidades de las empresas. Porque no olvidemos que son las empresas las que
generan riqueza y empleo.
Nosotros estamos por el acuerdo, tanto en el ámbito interprofesional, como en el de
sector, o en el de empresa. Y lo estamos porque el momento actual al que me refería antes
es tremendamente exigente, global y cambiante. Y quien no se adapte a las nuevas
condiciones del mercado, simplemente, desaparece.
De hecho, estamos viendo cómo empresas emblemáticas en Euskadi están atravesando
grandes dificultades. En todo caso, tampoco podemos elevar a la categoría de ‘general’ lo
que constituyen ‘casos particulares’, casos que tienen detrás una dura carga personal, - y
que evidentemente hay que tratar de solucionar - pero que no son ilustrativos de la marcha
general de la economía en Euskadi, y de su industria en particular.
INDUSTRIA Y EMPLEO
La actividad industrial en Euskadi mejora en términos generales, mantiene el pulso y
crea empleo. Este año, la industria vasca va a crecer aproximadamente un 3%. Y lo hará
por tercer año consecutivo, y por encima de la media estatal.
Según los últimos datos de la Seguridad Social, los empleos del sector industrial rondan
de nuevo los 200.000, esto es, más del 20% del total del empleo en Euskadi. Y el objetivo,
alcanzable desde nuestro punto de vista, es que el peso industrial sobre el PIB llegue a
medio plazo otra vez al 25%. No hay que olvidar que en el conjunto del estado español, ese
porcentaje ronda el 15%.
La diferencia se explica en la importancia estratégica que, sin desdeñar la enorme
relevancia del resto de sectores, otorgamos a ese sector productivo las administraciones
vascas, los responsables políticos y los agentes sociales y económicos desde hace muchos
años. Tantos como tiene la famosa frase de que ‘la mejor política industrial es la que no
existe’. Afortunadamente en Euskadi, no la asumimos.
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Pues bien, a pesar de todo eso, todavía hoy es posible escuchar a determinados
partidos políticos y sindicatos vascos que la política industrial del Gobierno Vasco es ‘errática’
y un ‘fracaso’. Aprovechan el enorme impacto de la acumulación en unos pocos meses de la
grave crisis por la que están atravesando empresas importantes para lanzar un mensaje
negativo y tratar así de conseguir réditos. Para nosotros, eso que dicen no es verdad.
Creemos que se trata de una buena política industrial, bien dirigida y enfocada a las
necesidades del sector, bien conectada y sensible con sus empresas. Sin duda puede ser
mejorable, …como todo, pero no merece la dura descalificación que le lanzan algunos.
Desde Confebask estamos observando que en muchos de los análisis que se hacen del
momento económico actual en Euskadi - y del mercado laboral y del empleo en concreto -
existe una pugna, no tanto de datos, como de ‘relato’.
Desde nuestro punto de vista, es necesario apelar a los datos, evitando juicios de
valor desenfocados. Pero venimos constatando desde hace tiempo que algunos dirigentes
políticos y sindicales sólo desean quedarse con un relato parcial, lo más negativo posible, que
no responde a la realidad completa. Por ejemplo: no se puede insistir un día sí y otro también
en que los 66.000 puestos de trabajo creados desde hace 3 años ‘no suponen creación de
empleo, sino reparto de miseria’.
El mercado de trabajo y del empleo presentan en Euskadi aspectos muy diferentes,
tanto positivos como, evidentemente, negativos. Y somos conscientes de eso. Todos, también
nosotros, trabajamos para mejorar las cosas. Pero no es de recibo descalificar
permanentemente el progreso económico y de empleo evidente, y todo lo que se está
haciendo, para acuñar ese tipo de expresiones como si fuesen una ‘verdad absoluta’ .
Cualquier valoración no puede olvidar que estamos saliendo de la crisis más aguda y
más larga de la que tenemos memoria, que hemos dejado en el camino miles de empresas y
empleos; que los márgenes empresariales se han reducido a la mitad; y que en lo más duro
de la crisis hemos llegado a rozar el 17% de paro. Y el de los jóvenes en particular se disparó
hasta el 30%.
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¿No es obvio que ahora estamos mejor? ¿No es evidente que la situación ha mejorado
notablemente en los últimos 3 o 4 años? Todavía queda mucho por hacer, sin duda, pero al
menos el punto de arranque es mucho mejor de lo que algunos pretenden hacernos ver. Para
mejorar hay que reconocer dónde estamos.
Ahora que las cifras de paro se han reducido y la contratación crece no podemos
dejarnos arrastrar por aquéllos que insisten en presentar el actual estado de la economía
como un ‘reparto de la miseria’, porque además de incierto, denigra la imagen de un
empresariado vasco que nunca ha compartido ni compartirá esa manera de hacer País.
Y aquí entramos en otro de los temas de debate en los que nos hemos visto envueltos
en los últimos meses: salarios, empleo e impuestos.
FISCALIDAD EMPRESARIAL Y COMPETITIVIDAD
Tres variables que descansan sobre una sola: la competitividad empresarial. Si no
vendemos nuestros productos, no hay empleo, ni salarios ni impuestos que valgan. Por lo
tanto, ése debe ser el elemento central a cuidar: qué podemos hacer para que la empresa
vasca sea competitiva.
Desde luego no es la única, pero una de las herramientas básicas en ese sentido pasa
por la fiscalidad empresarial. Como todos sabemos - y por primera vez - el impuesto de
sociedades que aplican en Euskadi las tres diputaciones forales es mayor que el del conjunto
del estado. Se trata de una desventaja competitiva evidente.
En este punto, insisto en que hay quienes parecen olvidar que la clave del particular
sistema de bienestar en Euskadi reside en la competitividad empresarial. Y lejos de tenerlo en
cuenta, se repite constantemente la ‘exigencia’ de que las empresas vascas paguen incluso
más impuestos, porque- se dice - ‘pagan poco y mal’.
El mensaje que en muchas ocasiones llega a la sociedad vasca es que, si no se hace, es
por una especie de ‘avaricia empresarial’, que se caracterizaría por renegar de su compromiso
social a cambio de su exclusivo beneficio personal. Desde luego ésa no es, ni de lejos, la tónica
habitual y mayoritaria del empresariado vasco.
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¿Y si la competitividad de la empresa se resiente hasta el extremo de hacer peligrar su
propia existencia? Nadie habla de eso. Y que conste una vez más. Algo que, llegados a este
punto, repetimos insistentemente: no se trata de no pagar impuestos. Somos conscientes de
nuestra relevancia en el mantenimiento del bienestar social en Euskadi, algo a lo que en
absoluto queremos renunciar. De lo que se trata es de no pagar más que los competidores de
nuestro entorno. Porque eso nos hace competir peor.
En ese sentido, creemos que los firmantes del reciente pacto fiscal han perdido la
oportunidad de impulsar una fiscalidad empresarial competitiva, que contribuya de manera
decisiva a la reactivación económica y la generación de más empleo en Euskadi. Para nosotros
ha constituido un error. Necesitamos empresas competitivas con costes fiscales equiparables
a las de sus competidoras más cercanas y en sintonía con los mercados internacionales en los
que se mueven.
Tal y como detallamos en un informe elaborado por Confebask, y remitido en su día a
los partidos políticos, el tipo general está claramente por encima del Estado ( 25% ) y de la
media de la UE (22.6%). No se ha movido desde el 2007, mientras que la mayor parte de los
Países lo han bajado durante la crisis.
Y tiene efectos directos sobre nuestra economía: pasar del 28% actual al 24%
generaría una inversión inducida en Euskadi de casi 600 millones de euros (560 millones);
permitiría crear 6.000 nuevos empleos en Euskadi ; y la recaudación inicialmente perdida se
recuperaría por el IVA y el IRPF de los nuevos empleos creados. Por el contrario, un mayor
Impuesto sobre sociedades implica un lastre a la competitividad de las empresas y una
amenaza para la sostenibilidad del empleo.
En este contexto pretender que la empresa vasca pague más salarios, contribuya con
más impuestos y genere más empleo - todo a la vez - sin que mejore su margen, es no querer
entender lo que la crisis ha provocado. Precisamente, tras las últimas encuestas de situación
realizadas por ADEGI, CEBEK y SEA constatamos que el descenso de la rentabilidad de las
ventas ha escalado hasta la primera posición en la preocupación de las empresas vascas.
Creemos que hay un evidente margen de mejora en el tratamiento fiscal en Euskadi,
con una rebaja progresiva - no brusca- del impuesto de sociedades hasta cuando menos
equipararlo al existente en territorio común. Creemos sinceramente que una medida de ese
tipo generaría más actividad, ‘más empresa’ y consecuentemente, más empleo y mayor
recaudación para un sistema de bienestar que todos queremos mantener y preservar.
Lamentamos profundamente que este año no haya sido posible hacer entender a algunos
dirigentes políticos la importancia de este factor. Pero desde luego ya adelanto que no
renunciamos a seguir explicando por qué debe ser necesario acometer esa medida.
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RETOS
Estamos convencidos de que esa ‘mejora’ fiscal también contribuiría de manera
decisiva a uno de los grandes retos que tenemos por delante. Porque a pesar de que, como
decía antes, la situación está mejorando, tenemos ahora que ser capaces de consolidar en el
largo plazo la recuperación económica.
Volviendo a lo que decía antes, tenemos que ser competitivos. Y para eso, además de
ajustar la fiscalidad, tenemos que ganar tamaño. El tamaño medio empresarial en Euskadi es
menor al de los principales países de la UE: 5’4 empleados de media, frente a los 10 de
Alemania y 9 de Reino Unido. Además, las empresas de menor tamaño juegan un papel
cuantitativo mayor que en las economías de nuestro entorno. En Euskadi, por ejemplo, casi la
mitad del empleo reside en las pequeñas empresas de menos de 50 trabajadores.
Tal y como reflejamos en el último informe de Confebask sobre Dimensión
Empresarial, a mayor tamaño mayor productividad y más ventas al exterior. La reducida
dimensión empresarial, por contra, crea dificultades para internacionalizarse e invertir,
especialmente en I+D+I.
A medida que crece el tamaño de la empresa, mayor protagonismo tiene la
innovación en producto, que es la que exige mayores capacidades para llevarla a cabo. Hoy en
día, sólo el 12% de las microempresas son innovadoras, subiendo el porcentaje al 27% en las
pequeñas empresas de 10 a 50 empleados. En el caso de las de 50 empleados o más, el
porcentaje de innovadoras sube al entorno del 50%.
Hay que mejorar en este campo porque la innovación es, precisamente, otro de los
grandes retos de cara a los próximos años. La industria 4.0 ya está en Euskadi, y el sector de
Máquina Herramienta es un claro ejemplo de vanguardia. El compromiso de aumentar la
inversión en este capítulo es un activo más de nuestras empresas e instituciones, convencidos
todos como estamos de su importancia.
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Un factor, el de la innovación, que tiene mucho que ver con la creciente
internacionalización de las empresas vascas que según apuntan todos los datos, este año es
más que posible que lleguen a un nuevo récord de exportaciones. A día de hoy, por cierto, son
15.000 las empresas vascas exportadoras, una cifra que se ha duplicado durante la crisis.
En el ámbito laboral y de la empresas, el ‘modelo 4.0’ al que aludía lo alcanza todo:
nuevas formas de empleo, nuevas formas de organizar el trabajo, nuevos acuerdos… Si tan
evidente resulta el cambio desde la ‘fábrica de los años 70 ‘al mundo actual, ¿cómo es que
mantenemos el mismo esquema de entonces en las relaciones laborales? ¿Por qué no adaptar
esa forma de relacionarse dentro de la empresa a los nuevos tiempos?
Desde Confebask somos conscientes de la resistencia de los sindicatos a cambiar, a
modificar su ‘status quo’, su esquema de confrontación como el único válido para obtener
réditos. Pero nosotros creemos que ha llegado el momento de cambiar esa mentalidad. La
modernización, también en el campo de las Relaciones Laborales, es imprescindible para que
nuestras empresas sean más competitivas y puedan afrontar en mejores condiciones el futuro
que nos espera… a TODOS: a las empresas y a las personas que forman parte de ellas.
De esa inquietud nace precisamente nuestra propuesta de un nuevo Modelo de
Relaciones Laborales. Tenemos que cambiar nuestra forma de trabajar para gestionar
adecuadamente la enorme complejidad de un entorno tecnológico y global en cambio
permanente. Las empresas necesitamos alinear nuestras estrategias de innovación con las de
Recursos Humanos y la gestión de personas.
Pero sobre todo, - lo decía hace poco - tenemos que cambiar los modelos de relación
dentro de la empresa, pasando del modelo tradicional en donde dirección y empleados se
entienden como ‘partes enfrentadas’, a otro modelo nuevo, más colaborativo en donde se
haga frente a los retos con capacidad organizativa de adaptación y personas implicadas,
equitativamente retribuidas y con empleos estables. En donde además, la formación
profesional permanente sea una realidad, una vez que apostamos de manera estratégica por
ese ‘modelo 4.0’.
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Precisamente, la cualificación de las personas ante los nuevos tiempos es también un
objetivo estratégico para Confebask y sus asociaciones miembro -ADEGI, CEBEK y SEA -. Se
trata de adecuar la cualificación de las personas a las demandas de nuestros sectores y
empresas.
El compromiso de la empresa vasca con la Formación Profesional es firme y decidido.
Recientemente, en Confebask, hemos firmado nuestra adhesión a la Alianza Europea de
Aprendices, un foro creado por la Comisión Europea para impulsar la conocida como
Formación Dual. Y también hace pocas semanas hemos sido invitados a unas jornadas
específicas en Valencia para divulgar nuestra experiencia concreta en el ámbito de la FP dual.
Allí ya trasladé varios mensajes, entre ellos, la puesta en valor de la estrecha
colaboración entre empresas, gobierno vasco y centros de formación para mejorar el modelo
y dar una respuesta ágil a las necesidades cambiantes de formación de las compañías. Una
formación alineada con las necesidades competitivas de las empresas y la estrategia
económica del país: un país 4.0 necesita de una formación 4.0.
En cuanto a la universidad, desde Confebask reconocemos que estamos en un
momento de gran progreso en esa estrategia de acercamiento mutuo, empresa / universidad.
El pasado mes de junio el lehendakari presentaba la estrategia vasca Universidad Empresa,
fruto de un intenso trabajo realizado por universidades, gobierno y Confebask, y que
pretende precisamente eso: mejorar la conexión entre ambos ámbitos.
Dentro de esa estrategia, uno de los principales retos es extender un modelo ‘dual’
propio en nuestro sistema universitario vasco. Nuestra ambición colectiva pasa por hacerlo
extensivo a todos aquellos grados en donde sea posible. Y este mismo curso ya hemos
empezado a desarrollarlo en media docena de grados tanto de la UPV/EHU, como de la
Universidad de Mondragón y la de Deusto. El objetivo es llegar en cuatro años a 20 grados en
modalidad dual.
La idea parte del convencimiento de que universidad y empresa tenemos que
mejorar nuestra conexión, para que la formación de sus estudiantes se ajuste de una forma
más precisa a las necesidades actuales de las empresas. Eso aporta beneficio para todos: para
las empresas, que las hace más competitivas al incorporar a profesionales especializados, y
para la universidad y los propios jóvenes, al facilitarles su inserción laboral con empleos de
calidad.
Pues bien, uno de los grandes asuntos pendientes en este campo pasa porque el
Ministerio de Empleo dé carta de naturaleza jurídica a un contrato laboral que posibilite una
formación dual en el ámbito universitario.
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Porque eso también debe quedar claro: los empresarios vascos apostamos por una
formación dual de calidad, basada principalmente en contratos tal y como ocurre en el resto
de Europa.
Pero además, no nos olvidamos de la importancia de la Formación Continua, de
quienes ya están trabajando. En este ámbito de la Formación Profesional para el Empleo,
trabajamos junto con el Gobierno en Lanbide por que responda a corto plazo, cada vez más, a
las necesidades cambiantes de nuestras empresas, especialmente de nuestras Pymes. Por
cierto, el sistema vasco de Formación Profesional está pensado para empresas de cualquier
tamaño y sector.
En definitiva, la cualificación de las personas es un compromiso del tejido productivo
de nuestro País; y además, un compromiso añadido específico con nuestra juventud. Aquí
también merece especial atención la gestión de becas de movilidad internacional que
realizamos desde Confebask y que ha permitido que en los últimos años más de 3.500 jóvenes
estudiantes tanto de Formación Profesional como universitarios hayan realizado prácticas en
empresas del extranjero.
La juventud vasca tiene aquí una magnífica puerta de entrada al mercado laboral.
Según datos del Eustat, la tasa de paro juvenil en Euskadi - de jóvenes entre 16 y 29 años- es
del 15’9%, 7 puntos menos que hace un año y muy inferior a la que la que tiene la juventud en
el Estado. Vamos por el buen camino, pero nuestra prioridad pasa por seguir reduciendo esa
tasa e impulsar su entrada en las empresas. Un ejemplo más de ese compromiso con la
juventud vasca al que aludía con anterioridad.
Otra de nuestras cuestiones pendientes de mejora es la promoción social del
emprendimiento. En demasiadas ocasiones asistimos a discursos y mensajes contra el
empresario y empresaria en nuestro país, a pesar de que son ellos / somos nosotros, los que
generamos riqueza, empleo y posibilitamos los recursos públicos que permiten afianzar el
sistema del estado del bienestar que redundan en beneficio de toda la sociedad vasca.
Sin empresa, sin emprendedores, sin empresarios y empresarias la sociedad vasca no
sería lo que es hoy, una sociedad con retos, sí,… pero también una sociedad dinámica,
dispuesta a arriesgar y con unos niveles de bienestar equiparables e incluso superiores a los
de muchos países europeos.
Y a todo esto hay que sumarle otro factor de preocupación: el reto demográfico. Otro
de los grandes desafíos pasa por disponer de personas suficientes para cubrir las necesidades
actuales y futuras de contratación.
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Las proyecciones demográficas insisten en un importante descenso de la población
activa en Euskadi. Así que para que ningún puesto de trabajo quede sin cubrir en los próximos
años, va a ser necesaria una política de orientación profesional a los jóvenes, para que sepan
qué demanda en concreto nuestro tejido productivo - en definitiva dónde está el trabajo- y
decidan después en consecuencia qué camino profesional desean emprender.
En resumen, los jóvenes - y como no podía ser menos - tienen todo el derecho del
mundo a elegir qué recorrido profesional quieren realizar. Pero de la misma forma, también
tienen el derecho a conocer qué perfiles demandan las empresas en donde poder trabajar.
Eso es precisamente lo que nos movió en Confebask a elaborar un primer Estudio
sobre las necesidades de Empleo y Cualificación de las Empresas vascas, y lo que, dada la
trascendencia de esta cuestión, nos ha impulsado a la elaboración de un segundo estudio en
los mismos términos cuyas conclusiones conoceremos en los próximos meses.
Ya en el primer estudio, basado en las respuestas de cerca de mil empresas de todos
los sectores y tamaños, nos advertían de varias cosas. Entre ellas, por ejemplo, de las
dificultades de contratación - un aspecto que se mantiene constante en los últimos tiempos; y
de que los perfiles profesionales tienen que ver mayoritariamente con ramas industriales de
Formación Profesional, Ingenierías y Administración de Empresas. Evidentemente, estamos
hablando del sector privado, porque el público tiene otras necesidades añadidas.
Con esta información, nuestra labor pasa por evitar que quede algún puesto de trabajo
sin cubrir. Tenemos que alinear nuestras necesidades de empleo con la oferta educativa. Para
eso estamos poniendo todo nuestro empeño.
Termino ya. Y lo hago recordando cómo iniciaba esta conferencia. Con optimismo,
…moderado eso sí, porque las incertidumbres acechan y acecharán. Sin embargo, poco a poco
las empresas vamos ganando confianza y a día de hoy afrontamos unos meses en los que
existe una buena sensación generalizada. Pero, por otra parte, con un sentimiento agridulce,
porque la reciente reforma fiscal creemos que, lejos de asentar la salida de la crisis, puede
convertirse en un lastre para el crecimiento, el empleo y la pujanza de la economía vasca a
medio y largo plazo.
ESKERRIK ASKO DANORI¡¡¡