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Comunidades transnacionales e iniciativas para fortalecer las relaciones con las comunidades mexicanas en los Estados Unidos Remedios Gómez Arnau Universidad Nacional Autónoma de México Paz Trigueros Universidad Autónoma Metropolitana

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Comunidades transnacionales e iniciativaspara fortalecer las relaciones con las comunidades

mexicanas en los Estados Unidos

Remedios Gómez Arnau

Universidad Nacional Autónoma de México

Paz Trigueros

Universidad Autónoma Metropolitana

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Int roducc ión

En las últimas dos décadas, el fenómeno migrato-rio de mexicanos a Estados Unidos ha sufrido cam-bios importantes tanto en su número, como en sudiversificación demográfica, social, étnica y labo-ral, su tiempo de permanencia en Estados Unidos,el tipo de involucramiento con las sociedades mexi-cana y estadounidense, y sus formas de organiza-ción. Asimismo, desde la década de 1990, se haintensificado el interés de muchos gobernantesmexicanos (nacionales, estatales y municipales) porfortalecer los vínculos con las comunidades demexicanos en ese país.

Estos cambios han ampliado el campo de lasconsecuencias que tiene la migración laboral paralos dos países, ubicando al fenómeno en una nuevadimensión, algo que ambas sociedades deben to-mar en cuenta al diseñar, tanto sus políticas nacio-nales (a nivel federal y local) como las binacionales.

La evolución misma del fenómeno, aunada alas modificaciones habidas recientemente en suscaracterísticas y en sus impactos son de tal natura-leza que ni desde la perspectiva mexicana, ni desdela estadounidense puede hablarse simplemente dela migración laboral temporal. En la actualidad, esnecesario ubicar esta problemática en un contextomás amplio y analizarla a través de enfoques y cate-gorías de análisis que permitan abordar mejor todoel complejo universo que lo caracteriza.

Los diversos elementos de dicho universo seencuentran a tal punto interrelacionados que, a pe-sar de que las perspectivas nacionales busquensegmentarlo para analizarlo y administrarlo, ningu-na de sus partes puede comprenderse y encauzarseadecuadamente si no se enfoca el todo.

Es por ello que existe una tendencia a adecuarlos estudios y análisis, con nuevos conceptos y mar-cos teóricos que enfocan, no sólo las modalidades yproblemas de la migración, sino también los merca-dos laborales en los países involucrados; las prácti-cas culturales, sociales y políticas que transformanlos modos de vida, tanto en las zonas de expulsióncomo en las de atracción, así como los límites ynuevas posibilidades de los Estados-nación frente afenómenos transnacionales, cada vez más comple-jos y, en general, la conformación de las relacionesinternacionales futuras, como consecuencia de suvinculación migratoria.

Entre los principales cambios se vislumbrannuevas formas de interdependencia transnacional;impactos de todo tipo de los procesos de reestructu-ración económica y política en los dos países; elsurgimiento de nuevas identidades en más de unámbito sociopolítico; nuevas avenidas hacia la cons-trucción de relaciones internacionales y la forma-ción de movimientos sociales y organizaciones entrelas poblaciones con alta movilidad territorial (Bonillaet al., 1998: ix).

Dentro de este contexto internacional cambian-te, la evolución de las redes migratorias transnaciona-les se ha convertido en uno de los temas que ha atraídomás la atención de los estudiosos de los fenómenosmigratorios en el mundo. Les resulta particularmenteatractivo analizar la forma en que «los migrantes semueven de un lado a otro entre comunidades de dosestados-nación, la manera como mantienen lazos es-trechos tanto con sus comunidades de origen comocon sus comunidades ‘adoptadas’, conservando suspropias prácticas culturales, al tiempo que incorporanselectivamente elementos de la cultura de la sociedad‘huésped’» (Gutiérrez, ed. 1996: xviii).

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En el caso particular de la migración mexicanaa Estados Unidos, «el establecimiento y maduraciónde circuitos migrantes transnacionales a lo largo dediversas generaciones, ha creado serios desafíos a lasmaneras de ‘leer’ la migración… [Y es que] en el pro-ceso de mantener crónicamente dos formas de vida,los circuitos migrantes han contribuido a desestabili-zar y replantear las formas tradicionales de concebirla ciudadanía y la nacionalidad, a los migrantes resi-dentes y los temporales, y a la construcción social de‘comunidad’» (Rouse, 1996: 247).

Estos cambios en la migración y en el papelde los migrantes se dan en el contexto en el que,como señala Morales (1998), la «interpenetraciónde las sociedades ha cambiado los sistemas políti-cos, la naturaleza de las relaciones sociales y lasformas de expresión cultural… [Ahora] las vidas delos latinos en Estados Unidos y de los latinoameri-canos se están volviendo crecientementeinterconectadas a través de un proceso de integra-ción económica, política y social… [Y] la dificultadde determinar los resultados de las políticas se exa-cerba por las limitaciones de la soberanía nacional.Los movimientos transnacionales de firmas, organi-zaciones no gubernamentales, institucionesmultilaterales, capitales y personas estánerosionando las esferas tradicionales de influenciaasociadas con los estados-nación… Las fronteras detodo tipo, no sólo las delineadas por los límites físi-cos de un estado-nación, están siendo penetradas yen muchos casos reemplazadas por nuevas intersec-ciones, resultando en lo que… [se ha] denominado‘fronteras sin fronteras’» (Morales, 1998:1-2).

De manera inevitable, el fenómeno de la mi-gración laboral mexicana está dando lugar a unacreciente «latinización» y, en este caso,«mexicanización» de Estados Unidos, sobre todo enlos lugares donde nuestros connacionales tienenmayor presencia, así como a una creciente influen-cia “estadounidense” en México, con consecuen-cias diferentes y más amplias del fenómeno.

Un elemento de gran importancia para enten-der esta recomposición social es el crecimiento enel número de mexicanos emigrantes permanentesen Estados Unidos, algo que se ha visto estimuladopor la legislación migratoria estadounidense de1986; por la mayor proporción de trabajadores mexi-canos ubicados en sectores no estacionales del mer-

cado laboral de Estados Unidos, como la manufac-tura y los servicios, en contraste con la mayoría queanteriormente se concentraba en labores agrícolas;y por las propias medidas de fortalecimiento delcontrol fronterizo de Estados Unidos, que hacen másdifíciles y costosos los viajes de retorno a Méxicopara quienes no cuentan con los documentosmigratorios correspondientes.

Dicho cambio en la permanencia de los mi-grantes mexicanos en Estados Unidos ha facilitado, asu vez, la mayor transnacionalización de sus activi-dades y comportamiento, al mantener vínculos tantocon su sociedad de origen como con la de destino.Esto promueve el proceso de “mexicanización” deregiones estadounidenses y la mayor influencia “es-tadounidense”, a través de los propios migrantes mexi-canos, en distintas partes de México, pues lograntransmitir patrones de consumo, valores éticos y po-líticos e incluso estilos de vida y desarrollo urbanoimportados de Estados Unidos.

Por ello, en este documento, las autoras, ha-ciendo eco de sugerencias de cambio de enfoque,subrayan la necesidad de ubicar el estudio del fenó-meno migratorio a Estados Unidos, dentro de uncontexto más amplio que haga referencia a la «na-ción mexicana territorial y extraterritorial», o bien,a la «nación mexicana de adentro y afuera». Estocon el fin de incluir, no sólo a los migrantes que vany vienen cada año, sino también a los que residende manera más permanente en ese país, y a los mexi-cano-americanos, con los que tanto los migrantescomo los residentes en México mantienen y culti-van relaciones constantes y crecientes, mismas que,a su vez, tienen impacto tanto en el fenómeno mi-gratorio como en las dos sociedades dondeinteractúan. Con tal propósito, se hará una breverelación histórica de algunas de las organizacionesde mexicanos en Estados Unidos, así como de lasacciones que el gobierno mexicano ha adoptadopara relacionarse con ellas e impulsar la nueva con-cepción de la nación mexicana y que, como se tra-tará de hacer explícito, conllevan una serie deconsecuencias para ambos países, que necesaria-mente deberán tomar en cuenta en el futuro.

De manera particular, a lo largo de este traba-jo se busca llamar la atención sobre la importanciadel “transnacionalismo” (entendido como la capa-cidad de los migrantes para vincular a sus socieda-

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des de origen y de destino en respuesta a los intere-ses que mantienen en ambas) como característicacada vez más distintiva del fenómeno migratoriomexicano a Estados Unidos. También se busca des-tacar la creciente valorización de dicho“transnacionalismo” por parte de los migrantes, suscomunidades, organizaciones y gobiernos debido alas ventajas que les está reportando a todos ellos.

Si bien este “trasnacionalismo” no es una ca-racterística nueva del fenómeno migratorio mexica-no, ya que de una manera u otra podría decirse quetodos los trabajadores migrantes han mantenido estasimultaneidad de intereses por el simple hecho devivir en México y trabajar en Estados Unidos, el“transnacionalismo” de ahora resulta más notoriodebido a que la mayor permanencia de los mexica-nos en Estados Unidos multiplica las posibilidadesde intereses y de acciones con impacto en dos paí-ses a la vez (aunque debe señalarse que no todoslos emigrantes permanentes continúan mantenien-do lazos estrechos con su lugar de origen), y por-que, a diferencia del pasado, involucra a un mayornúmero de personas, grupos e instancias guberna-mentales, además de impactar a un universo másamplio de lugares, generándose así efectos con ma-yor potencial multiplicador que antes.

Igualmente se intenta hacer patente que el va-lor agregado que este mayor transnacionalismo estáaportando a los migrantes y a su entorno puede difi-cultar cualquier intento de modificar el patrón ac-tual de comportamiento del fenómeno migratoriomexicano.

Por su parte, la mayor proporción de emigran-tes permanentes y el creciente transnacionalismoque le está asociado, han impulsado al Estado mexi-cano a fortalecer los vínculos con estos mexicanosen Estados Unidos, lo que está llevando a la con-formación de un nuevo tipo de “nación ampliadao extraterritorial”, sobre la que aún no está cons-ciente la mayor parte de la población de México.Igualmente, como resultado de las reformas lega-les relativas a la no pérdida de la nacionalidadmexicana, necesariamente se ha iniciado unaredefinición de lo que significa ser mexicano y dequienes conforman la sociedad mexicana, tanto ensentido amplio como restringido.

Estas modificaciones implican un giro radicalrespecto del pasado y han abierto la puerta a nue-

vas transformaciones tanto en México como en Es-tados Unidos, las que podrían resultar en socieda-des futuras con características muy diferentes de lasque guardan actualmente y en las que los mexica-nos “transnacionalizados”, o que tengan la posibili-dad de influir en ambas, probablemente jugarán unpapel fundamental.

Sin embargo, el hecho de que el Estado mexi-cano esté fortaleciendo los canales de comunica-ción con lo que se ha llamado “las comunidadesmexicanas en Estados Unidos” y que incluye princi-palmente a residentes permanentes mexicanos y aciudadanos estadounidenses de origen mexicano,no significa que con ello se esté logrando un apoyoautomático e incondicional de éstos a los interesesque se impulsan desde México. Tampoco implicaque los distintos tipos de comunidades y de perso-nas mexicanas o de origen mexicano que viven enEstados Unidos estén respondiendo de la misma for-ma a dichos estímulos, ni que manifiesten un inte-rés igual por mantener lazos con México.

Por último, no se puede decir que exista ya unconsenso en México (ni en Estados Unidos) sobretodos estos temas, por lo que es probable que en lamedida que los mismos vayan logrando una mayorvisibilidad en la opinión pública se genere un deba-te más amplio y profundo sobre los mismos.

Marco conceptual sobre lascomunidades transnacionales

Un tema que ha adquirido especial importancia enel estudio de la migración internacional es el de lasllamadas comunidades transnacionales, cuyo surgi-miento se ha relacionado con los fenómenos deglobalización y transnacionalización. Se haremarcado de manera especial el hecho de que enla actualidad estos fenómenos presentan formas di-ferentes de las que se observaban en tiempos pasa-dos, no sólo en términos de escala, sino tambiénpor sus efectos desestabilizadores en los países me-nos desarrollados. Las culturas nacionales y los sis-temas políticos han sufrido la penetración deimpetuosas fuerzas globales y locales. Entre ellas,los embates del capital transnacional, de los medios

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masivos de comunicación y de un número crecien-te de instituciones políticas supranacionales, aun-que también enfrentan resistencias “locales” de laeconomía informal, el nacionalismo étnico y elactivismo de organizaciones grassroots (Glick et al.,1991: 2-3; Portes, 1995: 1-2; Smith y Guarnizo,1998: 3-4).

Como parte de este proceso, y a pesar de quese pretende que “el capital es global y el trabajo eslocal”, la migración laboral internacional, principal-mente la que se dirige desde los países “en vías dedesarrollo” hacia los más desarrollados, se haincrementado de manera notable, propiciada por dosfuerzas que tienen sus raíces en la dinámica de lamisma expansión del capital: por un lado, la necesi-dad de mano de obra en las economías del primermundo, en particular de fuerza de trabajo barata, y,por el otro, la penetración de los países periféricospor las inversiones productivas, y los estándares deconsumo y cultura popular de las sociedades avan-zadas. Al establecerse las empresas multinacionalesen la periferia, para expandir mercados y aprovecharlos reservorios de trabajo, han propiciado, entre susconsecuencias, reducción de fuentes de trabajo ytransformaciones en la agricultura, que dan lugar aldesplazamiento de los cultivos tradicionales y de losproductores campesinos, así como a cambios en losmercados laborales agrícolas, que tienen entre susresultados la liberalización de grandes contingentesde trabajadores agrícolas (Lara; 1996). Pero, además,conducen a la modificación en diversos aspectos dela cultura popular y a la introducción de estándaresde consumo con muy poca relación con el nivel delos salarios locales. Según Portes, este procesopresocializa a los futuros migrantes en los países deatracción e incrementa el deseo de superar la cre-ciente brecha entre la realidad local y las aspiracio-nes de consumo importadas (Portes, 1995: 9-13).

Es por ello que, aunque las transformacionesen el significado y funciones de las fronteras nacio-nales y los estados-nación se deben en gran medidaa la creciente movilidad del capital, también haninfluido prácticas sociales y formas de organizacióntales como los circuitos migratorios internacionales(Goldring, 1992: 338).

Para enfocar estos circuitos se utiliza la nociónde comunidad transnacional, que busca romper conlos modelos paradigmáticos tradicionales de comu-

nidades políticas, inmigración y migración. Se se-ñala que con esa perspectiva únicamente se ve unaparte de lo que está sucediendo, ya que igualan per-tenencia a una comunidad política con ciudadaníao membresía a un estado nación, y la inmigración,como un proceso unilineal, cuyo fin es la incorpo-ración o la asimilación (Smith, R., 1998: 197-198).

Aun cuando no existe un consenso sobre loque se entiende por transnacionalismo, de acuerdocon algunos autores como Luis DeSipio, se trata deun concepto útil para entender los cambios en laactuación de los migrantes, y su papel en el“desdibujamiento” de las fronteras nacionales.

Se ha planteado que la construcción de co-munidades transnacionales comienza por el migran-te individual que mantiene los nexos con sulocalidad de origen. Amplía sus espacios de repro-ducción con una serie de relaciones con las que ligalas sociedades de origen y asentamiento; aprove-chando sus redes sociales, las actividades económi-cas en las que se inserta y los patrones de vida quelo acompañan. Para definir este fenómeno se utilizael concepto de “espacio (o campo) social transna-cional”, que permite resaltar el papel del migrantecomo actor social, que construye campos socialesque cruzan fronteras geográficas, culturales y políti-cas; mantiene muchos involucramientos en ambassociedades, y puede transformarse y transformar lasinstituciones, formas de organización y relacionessociales prevalecientes (Goldring, 1991: 322-323;Basch et al., 1994: 6, citados por Portes, 1995: 9).Con sus prácticas cotidianas, los migrantes constru-yen estructuras que dan sentido a los actos de cru-zar fronteras, vivir en hogares binacionales yreproducir relaciones sociales transnacionales (Smithy Guarnizo, 1998: 18-19).

Dentro de esta perspectiva, los migrantes de-jan de ser vistos como hechos, como productos defuerzas más allá de su control que responden pasi-vamente a las fuerzas de atracción y de rechazo. Sepropone que, aunque de manera limitada, con susacciones, dan un significado político y social trans-nacional a sus vidas, abarcando las dos sociedades,territorios soberanos y sistemas políticos, mantenien-do identidades locales, étnicas y nacionales ligadasa su país de origen (Smith, R., 1998: 198-201).

Su interés por construir estos campos transna-cionales se atribuye a que la exclusión, acoso y

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marginalidad que sufren los migrantes en el país re-ceptor, donde se les ubica en el sótano de una jerar-quía racializada, los orilla a buscar diversas formas deenfrentarla. Una de ellas es la de mantener su relacióncon su localidad de origen (casi siempre rural). Éstaconstituye un contexto espacial y social privilegiado,para elevar y valorizar su estatus, el de su familia y sucapital social, así como para alterar las formas de al-canzarlo. En ocasiones, logran además no sólo el re-conocimiento de las autoridades locales, sino auninfluir en distintos grados en la vida política local (Smith,R., 1998: 199-200; Goldring, 1998: 170 y 173).

La tecnología, especialmente teléfonos, avio-nes y videos, facilitan este proceso, al permitir a losmigrantes establecer una especie de simultaneidad.Sea que estén en Nueva York, en Los Á ngeles o enotro lugar de la Unión Americana, pueden negociarcon las autoridades de su localidad de origen enMéxico; ir a supervisar las obras emprendidas conel dinero que envían; arreglar cualquier otro tipo deasuntos, o participar en alguna celebración, en unfin de semana y regresar el lunes a su trabajo enEstados Unidos. Asimismo, con los video y audiocassettes reviven fiestas, observan cómo se desen-vuelven las obras o simplemente mantienen vivasen cada lugar las imágenes de los que están en elotro (Smith, R., 1998: 197-198).

“Los patrones de inversión están conformadospor una combinación de posibilidades y limitacio-nes locales, concepciones de estatus social y, cadavez más, por valores que han desarrollado como tra-bajadores y consumidores asalariados transnaciona-les.” Lo hacen en su sociedad de origen, porque ahícomparten una historia y una identidad con signifi-cados mutuamente inteligibles; lo que permite re-clamar un estatus entendido a través de lainterpretación de prácticas, rituales, bienes, y artí-culos variados. Los hombres y mujeres del pueblopueden ser vistos como triunfadores, en relación alo que eran, porque ahí se entiende el significadode manejar un automóvil particular, ampliar la vi-vienda, o celebrar los quince años de una hija, porejemplo (Goldring, 1992: 332-339; 1998: 173).

Ya sea que gasten de manera privada en bienesde consumo, mejoras al hogar y actividades recreati-vas, o, colectivamente, en obras y construccionespúblicas, se trata de inversiones ligadas a su repro-ducción biológica y social. Sin embargo, tiene impli-

caciones sociales y políticas más amplias, pues refle-ja el poder para realizar cambios que serían pocoprobables sin el salario internacional y que, de algúnmodo, es independiente del Estado mexicano(Goldring, 1992: 332-339; 1998: 173).

Como acto de producción cultural, el consu-mo puede implicar una interpretación alternativa delas formas de gastar los ingresos, no necesariamen-te como un acto de resistencia o desafío, sino conuna dimensión creativa y política. Goldring (1992)señala al respecto que los consumidores puedencambiar el sentido de las cosas, “resistiendo los es-tereotipos dominantes o adueñándose de los sím-bolos e iconos de la cultura de masa y transformarlos,al mismo tiempo que perpetúan ciertos elementosde dicha cultura masiva” (Goldring, 1992: 325).

Es en este sentido que, los procesos globales yla continua y contradictoria persistencia de los esta-dos nación pueden ser ligados a las relaciones so-ciales de los migrantes, a sus acciones políticas,lealtades y creencias. Al mantener muchas identi-dades, los migrantes expresan su resistencia a situa-ciones sociales, políticas y económicas globales quelos oprimen y marginan en ambas sociedades, in-cluso si se acomodan a vivir en condiciones de ex-trema vulnerabilidad e inseguridad. Expresan suresistencia en pequeño, a diario, con formas queusualmente no desafían directamente o aun reco-nociendo las premisas básicas de los sistemas quelos rodean y dictan los términos de su existencia(Portes, 1995: 9-13; Glick et al., 1991).

Sin embargo, para el fortalecimiento de estosespacios transnacionales es necesario que haya unnúmero importante de migrantes, de manera que susacciones puedan cambiar las pautas culturales, engeneral, o bien conseguir dinero suficiente, tantopara invertir en sus comunidades como para intere-sar a los gobernantes mexicanos en establecer con-tactos con ellos y darles un reconocimiento oficial.

Con sus nuevas formas de consumo, las obrasque realizan y las negociaciones que las acompa-ñan, las comunidades transnacionales también pue-den modificar la geografía social, económica ypolítica de su región y el rol de su lugar de origen,volviéndolo más consistente con sus expectativas deestatus (Goldring, 1998: 167-173).

El papel de los dólares en el consumo y repro-ducción de las comunidades expulsoras más

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involucradas en este fenómeno puede apreciarse enlos datos presentados por Goldring (1992) para laslocalidades de Las Á nimas en Zacatecas y la deGómez Farías, en Michoacán. En los doce meses pre-vios a sus entrevistas (1989), aproximadamente el 85por ciento de los hogares de cada localidad teníancuando menos un migrante en Estados Unidos, delos cuales el 81.4 y 61.9 por ciento, respectivamente,informaron recibir envíos. En ambas comunidades,más de dos tercios de casi todos los aparatos electro-domésticos, automóviles y parabólicas fueron com-prados con dólares, lo que sugiere que los ingresosen Estados Unidos constituyen la fuente principal deestos gastos (Goldring, 1992: 327-330).

Sin embargo, la generalización de estas prác-ticas también da lugar a divisiones sociales y exclu-siones. La migración laboral puede acentuar oengendrar nuevas bases de diferenciación social,dependiendo de variables tales como tipo de em-pleo en Estados Unidos, salarios y prestaciones, co-nocimiento del inglés, estatus legal, propiedad oacceso a tierra u otros recursos en México o EstadosUnidos (Goldring, 1998: 173-174).

Algunos migrantes aprovechan los contactoscon la oferta de mano de obra en sus comunidadesde origen, llevándola a trabajar a EUA, con lo que seconvierten en intermediarios o pequeños empresa-rios que ofrecen servicios muy diversos a empresa-rios o a unidades domésticas norteamericanas. Porúltimo, existen casos aislados de empresarios, queaprovechan las ventajas creadas por las fronteraspolíticas en cuanto a precios e información, y que,al igual que sucede con las grandes empresas, sebenefician de las innovaciones tecnológicas en co-municaciones y transportes, lo que les permite ir yvenir regularmente a través de los países, y mante-nerse en contacto con eventos y actividades en elotro país1 (Portes, 1995: 15).

Otro aspecto que es importante recalcar es elhecho de que, a medida que una localidad se con-

vierte en asentamiento importante de estas comuni-dades transnacionales, se empiezan a percibir ten-dencias de un uso transnacional del espacio social,que implica cambios en sus funciones.

Los patrones de inversión, tanto los destina-dos al consumo privado como los que se orientan albeneficio colectivo, están prioritariamente ligados ala reproducción biológica y social, lo que refleja unaactitud de considerar la localidad de origen comoun lugar para las vacaciones, la recreación y el con-sumo, aun cuando algunos sigan criando ahí a sushijos. Mientras, la actividad laboral o productiva delos migrantes se desarrolla principalmente en Esta-dos Unidos (Goldring, 1992: 332-339).

El poco interés en realizar inversiones produc-tivas es un reflejo de ello, como lo muestran co-mentarios hechos por habitantes de las comunidadesantes mencionadas, quienes hacen referencia a loilógico que sería asignar el dinero de manera distin-ta; como por ejemplo, establecer un negocio queempleara a un gran número de los pobladores. De-bido a las condiciones regionales y la crisis econó-mica nacional, la mayoría considera dicha opciónmenos atractiva que trabajar en Estados Unidos,porque, “de todos modos, no pagaría en dólares”2(Goldring, 1992: 331-332).

Es por ello que, como señala Goldring, “los tra-bajadores migrantes se ajustan cada vez menos a losconceptos tradicionales de campesinos o jornalerosdedicados al trabajo agrícola” (Goldring, 1992: 333).

Mientras algunos autores recalcan el papelprotagónico del migrante individual en el estableci-miento de estas comunidades transnacionales, lasvariadas organizaciones que han ido desarrollando,han sido muy importantes para su consolidación.Mucho se ha escrito sobre las redes sociales, quefacilitan la migración, desde la salida del migrantede su lugar de origen, hasta su inserción laboral enEstados Unidos, pasando por el financiamiento, apo-yo en el cruce, casa y comida, entre otros.

1 Según la bibliografía utilizada, el surgimiento de este tipo de empresarios se ha extendido en varias comunidades de migrantes,como las de dominicanos, granadinos y chinos (Portes, 1995: 9-15 y Glick et al., 1991: 1). Entre los migrantes mexicanos, no se hangeneralizado tanto este tipo de actividades, quizá porque, en general, éstos provienen de estratos sociales más bajos que otrosmigrantes; sin embargo, existen pequeños empresarios, con lazos con sus comunidades que aprovechan nichos de mercado quelos grandes empresarios ignoran (Roberts et al, 1999).

2 Este tipo de valoración también refleja la falta de política gubernamentales encaminadas a promover el crecimiento económico ya generar trabajos locales que pudieran” fijar a los migrantes (Goldring, 1992: 331-332).

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3 Lo que se ha facilitado por el mejoramiento en los medios de comunicación.

Asimismo, cuando la migración de cierta lo-calidad, etnia, o región se extiende, es usual quecomiencen a surgir organizaciones más ampliasde paisanos, tanto de la localidad, como del mu-nicipio, la etnia o el estado. Muchas de ellas hantenido una existencia efímera, desapareciendocuando cumplen su cometido o por las dificulta-des para reunirse, tener recursos para mantenerlao simplemente por la falta de interés. Entre las fi-nalidades de estas organizaciones están: el reunirdinero para cierta obra de interés colectivo en sulocalidad de origen o el mantenimiento de algu-na o algunas tradiciones.

Por otro lado, aun cuando a lo largo de la his-toria de esta práctica la literatura especializada hahecho referencia a muchas formas de organizaciónde los migrantes, a partir de la década de los setentase observan importantes cambios cuantitativos ycualitativos en sus “agrupaciones”, tanto por una másclara vocación de mantener contactos permanentescon la comunidad o la región de origen,3 como porel aumento del número de migrantes involucrados.Con la aprobación de la IRCA (en 1986), se presentaun nuevo “salto” propiciado por la regularizaciónde la situación de un elevado número de mexica-nos que residían de manera indocumentada en Es-tados Unidos.

Estos cambios también han sido favorecidospor los gobiernos federal, estatales y locales con suinterés en apoyar e impulsar este tipo de organiza-ciones, como se verá más adelante.

El surgimiento de comunidades transnaciona-les, no es exclusivo de México, existe una amplialiteratura con ejemplos de muchas otras minorías,en Estados Unidos y en otros países de atracción.Destaca el hecho de que su referente principal seala localidad y el municipio, y en menor grado elestado, como si las ausencias fortalecieran el senti-do de territorialidad, “comunidad-territorial”. Estopodría relacionarse con un fenómeno que se extien-de en el mundo globalizado y que algunos autoreslo señalan como uno de sus resultados, el debilita-miento de la cultura nacional y la reformulación deuna nueva cultura que incorpora aspectos locales y

étnicos (Varese; 1999: 129). Pero también con elinterés de reivindicar el estatus social que mencio-namos antes.

En muchos casos se logra trascender este nively se amplían los fines de la organización, lo que de-pende de la toma de conciencia, ante eventos que,consideran, atentan contra su sobrevivencia o su se-guridad. Velasco encontró en sus entrevistas con lí-deres oaxaqueños cuatro sucesos que en los últimosaños aparecen como elementos movilizadores: 1) laguerra de Chiapas; 2) el recrudecimiento de la políti-ca de control migratorio en Estados Unidos (la Pro-puesta 187, la Ley de Responsabilidad del Migrantey las reformas a la educación); 3) la devaluación delpeso en 1994, y 4) el desarrollo de políticastransterritoriales del Estado mexicano dirigidas a mi-grantes en Estados Unidos (Velasco, 1999: 215). A loque también podría agregarse la organización parapromover el voto de los mexicanos en el extranjero.

Conviene recordar aquí lo planteado porVelasco, quien señala que en el conjunto de los in-tereses antes descritos, se expresan las identidadestransnacionales. “Los que viven en Estados Unidosse preocupan por lo que sucede en el pueblo […]Los que viven en el pueblo tienen derecho a opinarsobre un acontecimiento en terreno estadouniden-se, o bien pedir ayuda a sus paisanos para que ac-túen ante las autoridades mexicanas en EstadosUnidos y protesten ante un problema que está suce-diendo en México […] En la medida que la culturadesborda el territorio original, los intereses expre-san la nueva experiencia transnacional, aunque susolución tenga una aplicación territorial específica”(Velasco, 1999: 225).

En este apartado hemos tratado de llamar laatención sobre la importancia del mayor“transnacionalismo” en la caracterización del com-portamiento del fenómeno migratorio mexicano,tratando de explicar que la literatura al respectohabla de espacio social transnacional para descri-bir el ámbito de acción de los migrantes que man-tienen intereses y realizan actos simultáneamenteen las dos sociedades, así como de “comunidadestransnacionales”, para ubicar a aquellos grupos de

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población que, en conjunto, y como comunidadesconstituidas, a través de sus redes sociales mantie-nen y promueven esta bilateralidad de acciones.Por tal motivo, y para poder incorporar ambos con-ceptos e incluir tanto a los migrantes individualescomo a las comunidades de migrantes preferimosutilizar el concepto de “transnacionalismo”, que,como ya dijimos al principio, se refiere a la capa-cidad del migrante o migrantes de vincular a susociedad de origen y a su sociedad de destino através del mantenimiento de intereses y la realiza-ción de acciones que sólo pueden llevarse a caboporque tienen la posibilidad de interactuar en am-bas sociedades.

Sin embargo, es importante aclarar que existendiferentes tipos de campos de acción transnacional yde comunidades migrantes transnacionales, que al serel resultado de un universo amplio y diverso de opor-tunidades en los dos países, difieren tanto en la natu-raleza como en la fuerza de su desempeñotransnacional (Roberts, Frank y Lozano-Ascencio, 1999:244). Además, el universo de los que participan deestos campos de acción transnacional incluye tanto amexicanos migrantes temporales como permanentes,e incluso a ciudadanos estadounidenses de origenmexicano, aunque las posibilidades de un desempe-ño transnacional sostenido son mayores para quienesmantienen vínculos estrechos continuos con sus so-ciedades de origen y destino. En este sentido, los mi-grantes provenientes de pueblos o pequeñascomunidades mexicanas son más proclives a conver-tirse en emigrantes permanentes y ser parte de un sis-tema de migración transnacional, pues sus vínculoscon la localidad de origen se mantienen altos, las po-sibilidades de influir con sus ingresos internacionalesen el desarrollo de la comunidad son también altos ylas posibilidades de subsistir sin los ingresos provenien-tes de su trabajo en Estados Unidos son muy pocas.Por el contrario, se estima que los migrantes de ciuda-des generalmente mantienen menos vínculos con sucomunidad de origen, las posibilidades de contribuiral desarrollo local son menores y puede haber másoportunidades en estas ciudades para que los migran-tes regresen a trabajar en ellas y no se incorporen algrupo de emigrantes permanentes (Roberts, Frank yLozano-Ascencio, 1999: 244) Sin embargo, los estu-dios sobre el comportamiento de los migrantes urba-nos que cada vez en mayor número se están

incorporando a la corriente de trabajadores migrantesque van a Estados Unidos son aún pocos, por lo que esnecesario efectuar un seguimiento y análisis más es-pecíficos de dichos migrantes, antes de llegar a con-clusiones definitivas sobre el particular.

Ahora bien, además de distinguir entre formasde vida transnacional individual (o familiar) y co-munitaria, la literatura también diferencia entretransnacionalismo local y la actividad transnacio-nal institucional o asociacional. Esta última, princi-palmente en los años recientes, ha estadoestrechamente relacionada con la acción y el im-pulso del propio Estado mexicano, el que última-mente ha demostrado especial interés por mantenervínculos crecientes con las comunidades de mexi-canos en Estados Unidos (Roberts, Frank y Lozano-Ascencio, 1999: 250-251). Este nuevo tipo derelación entre tales comunidades y el Estado mexi-cano, a través de un amplio número de asociacio-nes de migrantes mexicanos y de estadounidensesde origen mexicano, ha estado motivado por lamayor posibilidad de acción transnacional de losmigrantes mexicanos y, a su vez, dicha relación haestado contribuyendo, por su parte, a fomentar eltransnacionalismo del fenómeno migratorio mexi-cano, convirtiéndose, así, en una relación simultá-neamente de causa-efecto del transnacionalismo.

A continuación hacemos un breve recuentodel surgimiento de agrupaciones y asociaciones demigrantes mexicanos para posteriormente describirla acciones que el gobierno de México ha estadotomando para promover los vínculos con dichas ins-tancias y, en general, con las comunidadesmexicanas en Estados Unidos.

Breve historiade las agrupaciones de migrantesmex i canos

Como ya se ha señalado, los migrantes mexicanos,tanto los que van y vienen como los que ya se hanquedado a residir en EUA, contribuyen con su activi-dad diaria a conformar espacios transnacionales queabarcan sus lugares de origen y aquellos en los quese asientan. La mayor parte de sus prácticas cotidia-

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Comunidades transnacionales e iniciativas

nas, como comer, vestirse, arreglar sus viviendas, ce-lebrar las fiestas, realizar deportes o asistir a serviciosreligiosos, entre otras, son elementos importantes deestos espacios transnacionales en los que mezclanformas culturales de México y de Estados Unidos.También hicimos referencia a las organizaciones quelos migrantes han ido creando, a lo largo del tiempo,para ayudarse entre ellos o a sus comunidades deorigen, mantener las tradiciones o simplemente con-vivir y pasar los ratos libres, de las cuales haremos unbreve recuento, puesto que en las últimas décadas sehan constituido en espacios privilegiados para el for-talecimiento de sus relaciones y de interlocución conlos gobiernos locales y federales.

Las primeras expresiones de organización demigrantes mexicanos en EUA, datan desde el sigloXIX. Se trataba de organizaciones mutualistas y clu-bes deportivos, cuya finalidad era promover el apo-yo y la diversión entre paisanos. En este siglo (entre1929 y 1933) surgieron nuevas organizaciones mu-tualistas que ayudaban a los trabajadores mexica-nos que iban a ser deportados, a las que en algunoscasos apoyaron los cónsules mexicanos. En la dé-cada de 1940 también se crearon clubes deporti-vos y organizaciones por estado de origen de losmigrantes, que posteriormente se fraccionaron odesaparecieron (Díaz de Cosío, 1997: 83).

Pero, como ya se dijo, a partir de la década delos setenta se observa un importante cambio, al pro-liferar los clubes, asociaciones, frentes y federacio-nes de oriundos de algunos estados expulsores, conuna muy variada composición social y étnica, y dis-tintos niveles de organización y de concientizaciónpolítica. Estas diferencias entre organizaciones depen-den de factores tales como su dimensión, nivelsocioeconómico y experiencia laboral y política desus miembros en ambos lados de la frontera (másadelante se abunda al respecto), su vulnerabilidad,origen étnico y relaciones. Mantienen y desarrollanmúltiples actividades y relaciones familiares, econó-micas, sociales, organizacionales, religiosas y políti-cas, tanto en las sociedades de origen como en las deasentamiento (Glick et al., 1991: 1-8; Portes, 1995:1-2; Smith y Guarnizo, 1998: 4).

Muchas de ellas mantienen contactos importan-tes con sus comunidades de origen que incluyen des-de el envío de fondos para hacer obras públicas, hastala realización de viajes frecuentes para asistir a las fiestas

locales, y aun para influir en la política local (Díaz deCosío, 1997: 84). Pero otras más sólo las apoyan porpresiones más o menos directas de los cónsules o delos gobernantes que los vienen a buscar.

El alcance de sus actividades varía en las dife-rentes organizaciones, pues mientras algunas estánpreocupadas únicamente por la ayuda económica asus comunidades de origen, en otros casos se perci-be el interés por mantener sus tradiciones y rasgosculturales en Estados Unidos y/o por crear mecanis-mos de apoyo para sus connacionales (por ejemplo,fondos para los que mueren, o para pagar abogados).Además, mientras algunas no se involucran en activi-dades políticas, de lo cual se precian sus líderes; otrasparticipan de manera cada vez más directa en la vidapolítica de sus comunidades, municipios y hasta desus estados de origen. Lo que resulta menos usual esque se interesen y participen en la política norteame-ricana, lo que es explicable, entre otras cosas, por susituación de vulnerabilidad en Estados Unidos, sobretodo en el caso de los indocumentados, por la con-cepción que muchos de ellos tienen en el sentido deque su actividad debe estar enfocada prioritariamentea México y quizá, también, porque perciben su es-tancia en el vecino país como pasajera.

A pesar de su proliferación, la constitución ymantenimiento de este tipo de organizaciones no hasido fácil pues, para lograrlo, deben enfrentar nume-rosos obstáculos, lo que explica que muchas tenganuna existencia pasajera. Según palabras del líder deuna comunidad de Oaxaca, resulta difícil la coordina-ción y el trabajo con los miembros de la organización,del pueblo y del gobierno: “… tenemos que hacermuchos viajes, visitas a diferentes dependencias, girardiferentes oficios, hacer llamadas telefónicas locales einternacionales, enviar faxes, hacer largas horas deantesala para que nos atiendan […] algunas veces te-nemos éxito, otras regresamos con ganas de renunciary dejar todo porque gastamos el dinero que no tene-mos, limitamos a nuestras familias de varias cosas pri-mordiales, abandonamos a nuestros hijos, perdemoshoras y, a veces, días enteros…” (Cortés, 1999: 206).

La Secretaría de Relaciones Exteriores reporta-ba en 1995 la existencia de 262 organizaciones dedistintos tipos, de 23 entidades federativas (ver Cua-dro 1). Su distribución no responde a la cantidad demigrantes, ya que hay estados como Michoacán quecuentan con relativamente pocas organizaciones (12),

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Migración México-Estados Unidos. Opciones de política

Número de Estados de la UniónEntidades federativas organizaciones registradas Porcentaje Americana

Total 262 100,0 Jalisco 46 17,6 California, Illinois y Nueva YorkZacatecas 45 17,2 California e IllinoisNayarit 27 10,3 CaliforniaOaxaca 19 7,3 California e IllinoisPuebla 19 7,3 California y Nueva YorkGuerrero 18 6,9 Illinois y TexasDurango 15 5,7 California, Illinois y TexasGuanajuato* 13 5,0 California, Illinois y TexasSinaloa 13 5,0 CaliforniaMichoacán 12 4,6 California e IllinoisSan Luis Potosí 12 4,6 California, Illinois y TexasTlaxcala 6 2,3 CaliforniaOtros 17 6,5 California, Texas, Illinois y Arizona

Cuadro 1. Clubes, organizaciones y federaciones de mexicanos en EU registradas por el PCME en 1995, por estado de origen

*Existen además 8 Casas de Guanajuato.Fuente: SER, Programa para las comunidades mexicanas en el extranjero, octubre de 1995, México.

en tanto que otras con mucho menos migrantes, tie-nen un número elevado de organizaciones, comoNayarit, que reporta 27. El estado de la Unión Ameri-cana en el que existe un mayor número de organiza-ciones es California, seguido por Illinois y Texas. EnNueva York, sólo tienen organizaciones grupos dejaliscienses y de poblanos; por último, en Arizonasólo existe una de oriundos de Sonora.

Algunas de ellas estaban poco organizadas yformalizadas; o con poca base real atrás del mem-brete; además es probable que existiesen otras másque no se hubieran registrado. Sin embargo, mu-chas tienen una buena organización y su presenciaen sus comunidades de origen se hace sentir de muydistintas maneras. Existen casos que han trascendi-do este nivel y han llegado a formar federaciones y,hasta una confederación de federaciones, dezacatecanos, aun cuando, la Secretaría de Relacio-nes Exteriores no tenía registradas estas federacio-nes ni la confederación.

Con la finalidad de ejemplificar algunos de loscambios a través del tiempo y de las diferencias en-tre las organizaciones, en los párrafos siguientesmencionaremos algunos casos.

Los primeros antecedentes de organización delos zacatecanos los encontramos en California a fi-nales de los años cincuenta. Se señala que fueronimpulsados por los gobernadores en turno, con lafinalidad de mejorar la situación de sus lugares deorigen. Es probable que influyeran factores como elrepunte de las organizaciones políticas méxico-es-tadounidenses ante el recrudecimiento de políticaspersecutorias a los indocumentados, la conciencianostálgica entre núcleos de mexicanos legalizadosy su interés por restablecer lazos culturales y eco-nómicos con sus comunidades de origen, ante elmiedo de ser absorbidos por la cultura anglosajona.Desde entonces empezaron a hacer aportaciones enequipo para servicios públicos y algunas conversio-nes en pequeñas industrias, y establecieron un pro-grama de intercambio cultural para maestros(Mestries, 1998: 174).

Pero fue en los setentas cuando fundaron oficial-mente los primeros clubes deportivos y sociales en LosÁ ngeles. Su promotor fue un paisano que había legali-zado su situación en 1955 y participaba en la MexicanAmerican Political Association.4 Organizó, con el res-paldo de su patrón y la ayuda de las autoridades loca-

4 La MAPA buscaba detener la persecución policiaca contra los indocumentados y lograr influencia política de la comunidad chicanaen las instituciones norteamericanas.

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Comunidades transnacionales e iniciativas

les, un club deportivo de emigrantes de Tepetongo,Zacatecas, que fue seguido de varios más. Su finalidadinicial era evitar que los jóvenes mexicanos cayeranen el pandillerismo, pero posteriormente extendieronsus actividades a sus lugares de origen mediante en-cuentros entre equipos, construcción de canchas ydonación de equipo (Mestries, 1998: 174-175).

En 1976-78 existían de 15 a 20 clubes queintegraron la Federación de Clubes de ZacatecanosUnidos de Los Angeles; y para 1990 habían aumen-tado a 43, con 40 000 miembros, que representa-ban a 31 de los 56 municipios de Zacatecas(Mestries, 1998: 175).

Nacieron, por lo general, en forma espontá-nea, por un periodo limitado y con objetivos muyprecisos: llevar ayuda de emergencia a las comu-nidades de origen afectadas por catástrofes; cons-truir obras públicas (agua potable, drenaje,perforación de pozos, alumbrado, escuelas, asi-los, dispensarios, caminos, puentes, etc.) o insta-laciones deportivas; organizar equipos yencuentros ‘binacionales’; canalizar apoyos eco-nómicos a las familias necesitadas y a los ancia-nos, así como otorgar becas y premios a losmejores alumnos de sus pueblos de origen, omantener vivas las tradiciones y los valores cultu-rales de Zacatecas entre los paisanos en California:elección de reinas de belleza; edición de revis-tas; realización de noticieros sobre Zacatecas; eimpulso a la charrería, que ha tenido mucho augeen Los Angeles (Mestries, 1998: 176).

Según Mestries, más allá de sus objetivos in-mediatos, los clubes de zacatecanos persiguen tresfines básicos:

u Organizar la solidaridad de los migrantesresidentes con su comunidad de origen;

u Reactivar sus fuentes de identidad culturaly sus vínculos con el terruño, y

u Defender los derechos humanos, sociales ypolíticos de los migrantes en Estados Unidos(Mestries, 1998: 175).

Sin embargo, no queda claro en la bibliogra-fía consultada, si este último objetivo realmente hatenido peso en sus organizaciones.

En general, los clubes y organizaciones hanmostrado poco interés por impulsar actividades pro-ductivas que pudieran generar empleos permanen-tes en Zacatecas. Además de las limitacioneseconómicas de su localidad de origen, los migran-tes “exitosos” prefieren invertir en Estados Unidos,donde hicieron su vida. Los demás, que son la granmayoría, no reciben ingresos suficientes como parajuntar el capital necesario orientado a la creaciónde una pequeña industria ni están capacitados paraello (Mestries, 1998: 176).

En los últimos tiempos, varios de sus lídereshan mostrado especial interés por la política de suestado natal, lo que se observó, sobre todo, en laelección para gobernador, momento en que se di-vidieron las opiniones. Algunos optaron por per-manecer al margen, mientras otros apoyaron dediversas maneras, ya fuera al candidato del PartidoRevolucionario Institucional o al del Partido de laRevolución Democrática. Estas diferencias en re-lación a la participación política dieron lugar aldivisionismo y aun a ciertos enfrentamientos al in-terior de las organizaciones.

Los clubes de zacatecanos se inician, gene-ralmente, como clubes sociales que organizankermesses, bailes y rifas para juntar dinero. En losmás institucionalizados, se cobran cuotas regula-res. Están formados por migrantes permanentes eincluso por jóvenes nacidos en Estados Unidos.Algunos de ellos incluyen a migrantes prósperos,empresarios o profesionistas en la industria y losservicios, en particular en los medios de comuni-cación, lo que les permite hacer aportaciones fi-nancieras, así como campañas de afiliación enradio, prensa y tv. Sin embargo, no todos los clu-bes son económicamente fuertes; muchos tienendificultades para organizar eventos y recabar fon-dos, en particular, a principios de los noventa,cuando ocurrió la crisis de la economíacaliforniana (Mestries, 1998: 175-177).

Entre los poblanos, los primeros clubes apare-cen hasta principios de los setenta; sin embargo, al-gunos de ellos han adquirido un peso importante ensus comunidades de origen, como el de Ticuani,Puebla estudiado por Robert Smith. El autor descri-be el cambio que se percibe en el estatus de losmigrantes, gracias a la constitución de su organiza-ción, creada inicialmente con el objetivo de pro-

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Migración México-Estados Unidos. Opciones de política

veer de agua potable a su localidad. En 1970, seacercaron “como humildes expatriados” a las auto-ridades del municipio para comunicarles que que-rían hacer algo para su pueblo de origen. Hoy tienenpoder para negociar con ellos al supervisar las con-diciones de la asignación de fondos. El lenguaje uti-lizado en cada uno de estos dos momentos reflejalas diferencias. Mientras al principio discutían pi-diendo únicamente una oportunidad para “partici-par” y “agradecer a su gente que lo hizo posible”,ahora hablan de que son co-iguales con las autori-dades municipales. A tal grado se sienten con po-der, que uno de sus miembros dijo en una entrevistaque económicamente el Comité era la presidenciamunicipal (Smith, R., 1998: 205).

A pesar de que su existencia es relativamentereciente, las organizaciones de los oriundos deOaxaca resaltan tanto por su rápido crecimiento,como por su amplitud de miras y por sus plantea-mientos frente al Estado, lo que atribuyen a que vi-ven marginados de sus derechos más elementales.Es por ello que, según señala el líder de una de ellas“estamos organizados, y sin menospreciar a los de-más estados, Oaxaca está a la vanguardia en cuantoa organización de grupos de migrantes se refiere…”(Cortés, 1999: 206).

Velasco resalta la influencia que ha tenido elhecho de que se trate de grupos étnicos, quienes, ade-más de sufrir una mayor discriminación por esta situa-ción,5 han vivido la influencia de eventos tales comola movilización de indígenas de todo el continente para“desmentir” la versión de España en relación a la cele-bración de los 500 años del descubrimiento de Améri-ca, a lo que se agregaría el levantamiento Zapatista en1994 y su discurso en relación a la autonomía indíge-na (Velasco, 1999: 135-136).

También ha influido su experiencia políticaanterior a su llegada a Estados Unidos, puesto quevarios de sus líderes ya habían sido actores de diver-sos movimientos políticos, primero, en sus comuni-dades, por conflictos comunitarios en torno a la tierra,elección de autoridades locales o la construcción deproyectos comunitarios, o a nivel estatal, durante el

movimiento magisterial, y después, en sus experien-cias migratorias anteriores (en la ciudad de México,en Veracruz, en Sinaloa y en Baja California). Algu-nos de ellos o de sus parientes y amigos participaronen las movilizaciones de jornaleros agrícolas en elnoroeste y las luchas populares urbanas-rurales, loque les permitió asimilar la influencia de agrupacio-nes políticas como la Central Independiente de Obre-ros Agrícolas y Campesinos (CIOAC), el PartidoComunista Mexicano y el Partido Socialista Unifica-do de México (Velasco, 1999: 76-87).

Así pues, en el caso de las comunidades deOaxaca, el fenómeno de transnacionalización ad-quiere un matiz más complejo, ya que emergen yse mezclan categorías étnicas, de clase y nacio-nales, que son resultado, tanto de la experienciade migración, como de su participación social ypolítica. En un primer momento sufren la dicoto-mía Indio-Mestizo que asocian con elementos ta-les como “control de las tierras, el ejercicio de laautoridad, el uso de la lengua y la jerarquizacióninterna de los pueblos dentro del municipio. Laexperiencia urbana trae otros elementos signifi-cativos como las relaciones obrero patronales, lascondiciones de vida y las alianzas como pobresurbanos y la experiencia de trabajo en los cam-pos agrícolas del noroeste de México, en espe-cial, la experiencia sindical” (Velasco, 1999:134).En 1985 se fundó el Comité Cívico PopularTlacotepense (CCPT), que en 1987, al incorporarotros comités mixtecos, cambió de nombre por elde Comité Cívico Popular Mixteco (CCPM). Apare-ce como novedad, además de su interés por ha-cer inversiones en infraestructura en suslocalidades de origen, su preocupación por losasuntos políticos nacionales de México, como sonlas elecciones federales de 1988, la visita de Cár-denas a California y el ascenso de Salinas a la pre-sidencia. Adoptaban acciones tales como escribircartas al presidente y hacer plantones en los con-sulados (Velasco, 1999: 76-99). Después cuestio-naron el funcionamiento del Programa Paisano,para lo cual presentaron un pliego al cónsul de

5 La importancia política que han adquirido las organizaciones de migrantes mixtecos y zapotecos, podría haber sido favorecida porla necesidad que tienen de defenderse de la discriminación y extorsión que sufren desde que inician su salida de Oaxaca; tanto pormexicanos como por norteamericanos, por su condición de indígenas (Velasco; 1999: 100).

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Comunidades transnacionales e iniciativas

San Diego, que incluía las siguientes demandas:seguridad en los cañones, un programa de vivien-da, freno a los abusos policiacos en la frontera yla expedición de matrículas consulares (Velasco,1999: 102).

Había otras organizaciones en California comola Organización del Pueblo Oprimido (OPEO) fun-dada en 1984 en Sinaloa por oriundos de San Mi-guel Cuevas de Juxtlahuaca, con comités en lasciudades de Madera y Fresno. Aunque su principalpreocupación era el mejoramiento de su pueblo6

también buscaban crear conciencia en los migran-tes. Entre 1985 y 1991 participaron en muchos mo-vimientos que peleaban por salarios mínimos,condiciones de trabajo, vivienda, y contra el abusopoliciaco y el encarcelamiento injusto. Tambiénapoyaron la visita de Cuauhtémoc Cárdenas aCalifornia (Velasco, 1999: 107-108).

La Asociación Civil Benito Juárez (ACBJ), fuecreada en Fresno, California en 1986, y sus obje-tivos eran: 1) rescatar la forma de organizaciónnatural del pueblo e impedir imposiciones del par-tido en el poder; 2) ampliar la educación, y mejo-rar la salud y alimentación, tanto para niños comopara personas mayores; 3) integrar cada vez a másgente para luchar por que todos los mixtecos tu-vieran una vida mejor, en cualquier parte dondeestuvieran. Pero consideraban que también debíanluchar en Estados Unidos, unir y concientizar alos migrantes y a sus parientes en Oaxaca paratrabajar juntos. Para ello aprovecharon los mediosde comunicación, tales como la radio bilingüe delINI, donde su líder trabajó como locutor (Velasco,1999: 110-111).

La Organización Regional Oaxaqueña (ORO) dezapotecas del valle de Oaxaca se fundó en 1988 con3 comunidades. Empezaron con la organización dela fiesta de la Guelaguetza en Los Á ngeles para man-tener sus tradiciones culturales. En 1991 ya partici-paban 19 comunidades (Velasco, 1999: 112).

En los noventas se da un salto cualitativo ensus formas de organización. El primer paso es la

creación del Frente Mixteco Zapoteco Binacional(FMZB) en octubre de 1991, ante la celebración delos 500 años del descubrimiento de América. Suimportancia radica, además del incremento en elnúmero de miembros y de organizaciones inte-grantes, en que por primera vez se rebasó el nivelde una sola etnia (Velasco, 1999: 104-105). Perose fractura en 1992 por desacuerdos en torno a laparticipación del gobernador Ramírez en la Con-ferencia Internacional sobre Migración y DerechosHumanos en Huajuapan. Y es que en realidad es-taba aflorando la existencia de distintas estrate-gias, medios y estilos políticos. Las principalesdiferencias eran sobre su relación con las institu-ciones gubernamentales del estado de Oaxaca ycon los partidos políticos en los pueblos de ori-gen (Velasco, 1999: 106).

Dos años después encontramos otro intentopor ampliar sus bases de apoyo en el Frente Indí-gena Oaxaqueño Binacional (FIOB), creado enTijuana, en 1994, que incorpora un número im-portante de organizaciones a pesar de que no seintegra la ACBJ (Velasco; 1999: 112-113). Y, másadelante, la Red Internacional de IndígenasOaxaqueños (RIIO), cuyas acciones, al igual que enel caso anterior, se desarrollan en México (Oaxacay Baja California) y en Estados Unidos, (Guzmán yLewin, 1999: 248).

Es de resaltar el caso del FIOB, pues abrió unanueva etapa organizativa y de reconstituciónidentitaria al integrar organizaciones del Valle de SanQuintín, del Valle de Maneadero y de Nogales. Pre-senta como novedad la inclusión de triquis, de orga-nizaciones femeninas -la Asociación de VendedorasAmbulantes Indígenas de Tijuana7 y la institucionali-zación de la relación con los gobiernos del estado deOaxaca. Funciona con varias coordinadoras regio-nales en los dos países y tiene dos figuras legales paraconseguir fondos para proyectos de desarrollo: unoen Juxtlahuaca y otro en Livingston, con el reconoci-miento de los gobiernos estatal y federal en California(Velasco, 1999: 114-116).

6 Construir una clínica, canchas deportivas, y reconstruir las iglesias del pueblo (Velasco, 1999: 107-108).7 También por primera vez se incluye en la organización una comisión de mujeres.

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Migración México-Estados Unidos. Opciones de política

Podemos mencionar entre sus principales in-tereses:

u A nivel económico, los relacionados con el tra-bajo, la vivienda y la seguridad de la vida;

u A nivel simbólico-ideológico, los representa-dos por el sistema ceremonial, los enfocados a lareproducción cultural: las fiestas cívico religiosas,8

la lengua,9 y la relación con los muertos,10 y,

u los de carácter más político, que se han ido ge-nerando en la acción colectiva para defender susderechos en los ámbitos nacionales, estatales ylocales. De acuerdo con Laura Velasco, estos in-tereses , en su conjunto, acompañan los proce-sos de reproducción, pero también los de pro-ducción simbólica de su campo transnacional(Velasco, 1999: 215-221).

Así vemos cómo, en muchos casos, las orga-nizaciones de migrantes se han constituido comoagrupaciones supracomunitarias, como redesinterétnicas y de enlace interregional. Muchas, in-cluso son de naturaleza binacional, como el FrenteIndígena Oaxaqueño Binacional, el Centro de De-sarrollo Regional Indígena (CEDRI), la Coalición deComunidades Indígenas Oaxaqueñas, la Organiza-ción Regional de Oaxaca, la Asociación Cívica Be-

nito Juárez y la Red Internacional de IndígenasOaxaqueños (Guzmán y Lewin, 1999: 248).

Sin embargo, existen diferencias importantesentre ellas en cuanto a los fines que se proponen y asu posición frente a los gobiernos, federal y locales,lo que ha dado lugar a numerosas escisiones. Algu-nas organizaciones se inclinan más hacia el mante-nimiento de su cultura tradicional,11 mientras otrasmuestran una mayor preocupación por el desarro-llo económico y político de sus pueblos.12 En algu-nos casos sus intereses responden más a aspectosrelacionados con el lugar de origen, mientras queen otros, a la problemática del lugar de residenciaen EUA13 (Velasco, 1999: 216 220).

Las relaciones de estas organizaciones oaxaque-ñas con el Estado han tenido una transformación cua-litativa en sus condiciones de interlocución ynegociación. Su legitimidad social e intensidad polí-tica han sido logradas, primero, gracias a las relacio-nes y alianzas entre comunidades locales y grupossociales ampliados, que conlleva una mayor capaci-dad de negociación. Esta estrategia les permite, ade-más, sobreponerse o evitar la cadena de eslabonesadministrativos tradicionales que frecuentementeconstituyen obstáculos o puntos de debilitamiento yburocratización de la gestión económica y social.

En segundo lugar, porque, a diferencia de aque-llas demandas que planteaban los grupos étnicos apartir de los años setentas, de corte principalmente

8 Que incluye la participación en el sistema ceremonial de sus pueblos y, en los lugares de migración la reproducción de formastradicionales de organización: cofradías, mayordomías, tequio, comités y cajas de la comunidad (Velasco, 1999: 220-221).

9 Por un lado, las lenguas indígenas constituyen una importante manifestación de identidad étnica, como construcción del mundo,elemento estigmatizador, y elemento histórico de resistencia y de liberación. Por el otro, en el caso de numerosas comunidades queviven en EUA, la lengua indígena aparece como problema en asuntos administrativos o jurídicos y, en forma funcional, para darse aentender (Velasco, 1999: 221-224).

10 Se refiere a diferentes prácticas: la cercanía de los muertos en la vida cotidiana; la organización parental y vecinal para el festejo dela tradición de muertos, y el traslado de muertos hacia el pueblo de origen, que ha tenido un cambio cualitativo, al ser recuperadocomo una prioridad y una bandera de lucha (Velasco, 1999: 224).

11 Como es el caso de la ORO que, como mencionamos, surgió a raíz de la organización de la presentación de la Guelaguetza en LA,ideada como un medio para conservar su identidad e integración (Velasco; 1999: 112). En el caso de la “Mesa de Santa MaríaTindú, tienen como objetivos principales mantener y promover su cultura, inculcar en sus hijos sus valores, “para que tengan unaidentidad propia y se sientan orgullosos de ella, y no busquen esa identidad en las pandillas, las drogas, los centros de vicio…”(Cortés, 1999: 207).

12 Así, por ejemplo, la ACBJ ha adoptado medidas de protesta por asuntos como el mal funcionamiento del telégrafo local, o lasactuaciones del comisariado ejidal o del presidente municipal. Y se propone con sus movilizaciones: rescatar la forma de organi-zación natural del pueblo e impedir que venga cierta imposición del partido que está en el poder; ampliar la educación a largoplazo, salud y alimentación, incluyendo a niños y personas mayores (Velasco, 1999: 110-111).

13 Con demandas tales como: salarios justos, respeto a las jornadas de trabajo y seguridad social; los relacionados con su condiciónde residentes para la consecución de vivienda, independientemente de los centros de trabajo (Velasco, 1999: 216 220).

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culturalista, sus objetivos y acciones concretas seestructuran en torno a proyectos y actividades fun-damentalmente económicas y, sobre todo, sin dis-putar el poder político y los espacios institucionales(Guzmán y Lewin, 1999: 250).

Hemos visto en la descripción de las organi-zaciones, los distintos grados de concientización ylas diversas tomas de posición ante los partidos po-líticos y los gobiernos de México y, en menor medi-da, de Estados Unidos. Por un lado, Mestries señalaque en el caso de la Federación Zacatecana, el go-bierno y el consulado de Los Angeles han instru-mentado una especie de corporativización de sudirectiva,14 lo que genera procesos viciados queperpetúan a la misma directiva en el poder,15 e im-pide que exista una buena comunicación entre losmiembros de esta federación y los de la comunidad(Mestries, 1998: 180).

La cooptación de dirigentes, tradicionalmenteapolíticos, se ha traducido en una falta de participa-ción política de los clubes en sus comunidades de ori-gen. Así por ejemplo, el presidente de la federaciónzacatecana dijo en una entrevista que no querían in-tervenir a través del voto en asuntos que debían deci-dir los mexicanos que se encuentran ahí, pues ellos notenían derechos en México y votaban en Estados Uni-dos. Sin embargo, no era el caso de muchos de susmiembros que no eran ciudadanos norteamericanos,por lo que no podían votar en ese país.

Dice Mestries al respecto: “En ese sentido, nose observa en Zacatecas un cuestionamiento porparte de los migrantes organizados hacia las estruc-turas del poder municipal de un estado tradicional-mente priísta, como lo están haciendo en San LuisPotosí, donde los migrantes apoyan las protestas elec-torales del Partido Acción Nacional con ‘migradóla-res’, ya que están molestos debido a la desviaciónde fondos que mandan para obras comunitarias porlos presidentes municipales, o en Guanajuato yOaxaca, donde la tradición opositora es más fuerte.

La Federación parece haberse convertido en unanexo del Programa Nacional de Solidaridad(PRONASOL)” (Mestries, 1998: 181).

Así pues, según este autor, aun cuando Zacate-cas cuenta con un número importante de agrupacio-nes, en general, han mostrado poca independenciadel gobierno, lo que podría deberse al papel más ac-tivo de los gobernadores estatales con relación a losmigrantes, como veremos más adelante. Por otro lado,el ascenso a esa gubernatura de un candidato de opo-sición (del PRD) en últimas fechas, podría dar lugar acambios en las actitudes de la federación y de losclubes.

En cambio, como ya vimos, algunas de las or-ganizaciones oaxaqueñas muestran una elevadapolitización en diversas acciones contra el gobier-no federal y los gobiernos locales de México; porejemplo; la manifestación realizada por las organi-zaciones de oaxaqueños en San Diego, para recla-mar lo que ellos consideraron un fraude cuandoSalinas resultó electo presidente en 1988, y que conmucho orgullo señalaban que habían reunido 200manifestantes, o el pliego en el que protestaban porla forma en que funcionaba el Programa Paisano(Velasco, 1999: 102).

Es de resaltar la activa participación política quetuvieron en California las asociaciones de paisanos oclubes de distintos estados en contra la propuesta 187,aun cuando no hay que perder de vista el papel quetuvo en ello el gobierno mexicano a través de susconsulados. Quizá por lo mismo el trabajo políticoperdió fuerza después de esa lucha (Escala, 1999).Por su parte, varias organizaciones de oaxaqueños sehan manifestado en contra de los patrones y del go-bierno norteamericano, como fue con los diversosmovimientos en los que participaron entre 1985 y1991 para pelear por salarios mínimos, condicionesde trabajo, vivienda, abuso policiaco y encarcela-miento injusto (Velasco, 1999: 108).

14 Desde 1990 sus elecciones internas se realizan en presencia del cónsul y de altos funcionarios de Zacatecas; así como la creaciónde nuevos clubes como el de Monte Escobedo, en Chicago.

15 Se le ha criticado por supuestas malversaciones de fondos y por dejar en manos del gobierno, de PRONASOL y de los presidentesmunicipales la definición de las obras por realizar y el manejo de los fondos, con el resultado de que éstas beneficien más a lapequeña burguesía local que al conjunto de la población. También que hubiera tomado posición públicamente a favor de Salinas,y del TLC aduciendo que contribuiría a frenar la migración, con lo que abandonó su tradicional reserva política para alinearse conel gobierno mexicano (Mestries, 1998: 180).

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Migración México-Estados Unidos. Opciones de política

En resumen, podemos decir que, de acuerdo conla amplia literatura que hay al respecto, parece ser quela mayor parte de las organizaciones de oriundos, quepodrían ser consideradas como comunidades transna-cionales, tienen como fin principal la inversión en gas-tos ceremoniales y fiestas, así como la realización deobras para mejorar las condiciones de vida en su lugarde origen. El reunir dinero para la construcción o re-paración de una escuela o iglesia o para obras de in-fraestructura como el drenaje, la introducción de aguapotable, puentes o caminos, ha sido el motivo de laformación de numerosos clubes o asociaciones. Pero,algunas de ellas han rebasado ese nivel, al dar lugar auna reconfiguración de las relaciones de poder local yde estatus en sus pueblos de origen, y otras más que,como sucede con las organizaciones oaxaqueñas, hanadoptado una posición más crítica y combativa, nosólo en contra de los gobiernos locales, sino aún delgobierno federal de México, y, en menor medida, deEstados Unidos.

Sin embargo, lo que afecta a otras de estas or-ganizaciones, es la dificultad para mantener activala participación de sus miembros, de manera autó-noma, sin necesidad de que el gobierno las convo-que. Este problema tiene que ver, en algunos casos,con la falta de interés por los asuntos de su locali-dad de origen, con la poca disponibilidad de recur-sos con los que cooperar, o bien por diferencias conlos directivos de las organizaciones.

El Estado mexicano y su interéspor fortalecer las relacionescon las comunidades mexicanasen los Estados Unidos

Mientras algunos investigadores reconocen en lasasociaciones de migrantes y en sus actividades bina-cionales una forma de organización independientede los gobiernos nacionales, en contraposición conellos, otros más han puesto especial énfasis en la im-

portancia de los estados nacionales en el fortaleci-miento de estas comunidades. De acuerdo con RobertSmith, el involucramiento con el estado, en sus dis-tintos niveles, comunal, regional y nacional, es unaspecto crucial de la vida transnacional (Smith, R.,1998: 197-198). Rodríguez (citado por R. Smith), porsu parte, señala que también algunas acciones de losgobiernos de los países receptores pueden favorecerla actividad transnacional, como sucedió con la le-galización de indocumentados, por parte del estadonorteamericano, ya que hizo más fácil y barato elcruce de la frontera (Smith, R., 1998: 202-203).

Ante el desmantelamiento del estado de bien-estar, la privatización de la infraestructura producti-va, la anulación de los subsidios y su desvinculaciónde los programas de desarrollo social, muchos delos estados nacionales que sufren emigracionesmasivas han descubierto la utilidad de la “reincor-poración transnacional” de los migrantes. Reinventansu papel en el nuevo orden mundial, para asegurarsu propia sobrevivencia, con lo que a la vez impul-san la reproducción de los sujetos transnacionales.Tratan de integrarlos, tanto a su mercado como a supolítica nacional, para atraer recursos, crear cana-les formales de comunicación con los electores lo-cales y promover los intereses “nacionales” en lospaíses de atracción.16 Las élites locales también apre-cian de manera significativa las transferencias mo-netarias que subsidien a las organizaciones de suspueblos y estados (Varese, 1999; Smith y Guarnizo,1998: 7-8).

A cambio, los sujetos transnacionales exigenser tomados en cuenta en la política local y en loseventos sociales más importantes, en los cuales par-ticipan con un nuevo estatus, más elevado al quetenían antes de migrar. Adquieren, con la migra-ción, capital económico, cultural y político queponen en juego en cada lugar, según sus requeri-mientos, y es usual que se conviertan en líderes desu localidad (Glick et al., 1991: 3).

Entre las medidas que han adoptado los gobier-nos nacionales está la de la doble ciudadanía, queda lugar al surgimiento de sujetos bifocales que pue-

16 Como en el caso de República Dominicana, donde el presidente comenzó a dar trato especial a sus migrantes cuando se percatóde que pueden influir en la toma de decisiones de EUA, para abrir las fronteras a sus exportaciones (Smith y Guarnizo, 1998: 7-8).

281

Comunidades transnacionales e iniciativas

den aprovechar los beneficios de la doble nacionali-dad en ambos espacios (Smith y Guarnizo, 1998: 9).

Shain considera que las percepciones cam-biantes que un Estado puede tener hacia su pobla-ción emigrante resultan en posturas distintas que vandesde la ignorancia hasta su movilización, queimpactan, a su vez, en las percepciones que el paísde origen de la emigración tiene sobre sí mismo ysobre su política interna. Igualmente, los cambiosen estas percepciones también pueden influir en elconcepto de membresía al estado-nación de origende la población emigrante, que, a su vez, tienden amanifestarse en modificaciones legales a la condi-ción de nacionalidad y a los derechos políticos comoel voto (Shain, 1999; 664).

De manera particular, las remesas e inversio-nes que pueden hacer en su país de origen resultanespecialmente importantes para cambiar la percep-ción de dicho país sobre sus comunidades en el ex-terior. Este poder económico también se haconvertido en un elemento de peso en las campa-ñas políticas dentro de la sociedad de origen. Es porello que la fuerza política de las comunidades en elexterior se está viendo reflejada en el fenómeno cadavez más frecuente de candidatos del país de origenque realizan campañas políticas en Estados Unidoscon la esperanza de beneficiarse del peso económi-co, el prestigio y la influencia de las organizacionesde oriundos (Shain, 1999: 667-668).

Así ha sucedido en las relaciones que ha teni-do el gobierno de México con las comunidadesmexicanas en Estados Unidos, que ha oscilado en-tre la ignorancia, o muy poca atención, hasta la adop-ción de una nueva definición de lo que es “la naciónmexicana” y la identidad nacional, así como delpapel que juegan en ella sus comunidades radica-das en el exterior (Shain, 1999: 669).

Cuando se determinó una nueva frontera en-tre los dos países con el Tratado Guadalupe-Hidal-go en 1848 y grupos importantes de connacionalesse quedaron del otro lado, México mostró una aten-ción especial a sus comunidades en Estados Uni-dos. Fue entonces cuando se estableció la obligaciónpara el Servicio Exterior Mexicano de velar por losintereses de los mexicanos en ese país, dándolesprotección consular y diplomática.

Todavía a principios de este siglo, como yamencionamos, existió una relación muy cercana

con los cónsules mexicanos, que en ocasiones,perduró hasta los años cuarentas, pero se perdióen las siguientes décadas (Díaz de Cosío, 1997:83). Durante los momentos decisivos del movi-miento chicano (1960-1975), el interés del gobier-no por los mexicanos de allá fue esporádico yceremonial, lo que generó entre los líderes resen-timiento y desconfianza que todavía están presen-tes. Sólo el presidente López Mateos incluyó ensus viajes a Estados Unidos una reunión con co-munidades mexicanas.

Ya a mediados de la década de 1970, duran-te los gobiernos de Echeverría y de López Portillo,resurge cierto interés por las comunidades mexi-canas en Estados Unidos, lo que se refleja en ac-ciones tales como:

u El establecimiento de algunos programas de es-tudio del fenómeno en la Secretaría del Trabajo(primera encuesta sobre trabajadores migratoriosy primer esfuerzo por manejar la relación conorganizaciones chicanas).

u La creación, en 1978, de un área especial de laSecretaría de Educación Pública para apoyar laeducación de mexicanos en Estados Unidos, yen la década de 1980, el Programa Cultural delas Fronteras

u También en esa década el Consejo Nacional dePoblación inició un programa de estudios sobrelas comunidades mexicanas.

Pero es sobre todo a fines de los ochentas cuan-do se percibe más claramente un cambio en la acti-tud gubernamental, viraje que puede atribuirse afenómenos tales como:

u El incremento demográfico de esta población deorigen mexicano;

u Su creciente poder político y económico y suautopercepción dual como parte integrante dela sociedad estadounidense y como una mino-ría étnica distinta;

u La importancia que han adquirido las remesaspara las economías nacional y locales;

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Migración México-Estados Unidos. Opciones de política

17 Se buscaba invertir en la instalación de agua potable, drenaje, electricidad, teléfonos, en la construcción de escuelas, clínicas,asilos de ancianos, canchas deportivas, puentes, presas y carreteras; en la donación de ambulancias y equipos; y en intercambioseducativos y deportivos (Mestries, 1998: 178).

18 Con este convenio las familias de los indocumentados que pagan cuotas al Seguro Social norteamericano y no reciben sus benefi-cios por estar en México, pueden tener acceso a prestaciones médicas y sociales (Mestries, 1998: 178).

19 Lo que no pudo cumplirles fue la legalización de los vehículos extranjeros.

u Los cambios en las relaciones México-EstadosUnidos en la era del Tratado de Libre Comercioen América del Norte, y

u Las quejas presentadas por organismos de dere-chos humanos de ambos lados de la frontera ylos roces debidos a la actitud de los funcionariosnorteamericanos frente a lo que ellos llamabaninvasión silenciosa (Velasco, 1999: 98, y Shain,1999: 662).

u Sin embargo, varios estudiosos señalan que elprincipal detonante del cambio por parte del go-bierno federal mexicano fue el éxito que tuvoentre los paisanos del lado norteamericano lacampaña del candidato del frente opositor, Cuau-htémoc Cárdenas, para la elección presidencialde 1988 (Velasco, 1999: 98).

Las medidas emprendidas por las instanciasgubernamentales atienden, no sólo a los migran-tes más vinculados a México, sino también hanincluido a la comunidad ya radicada en EstadosUnidos, lo que es explicable por su impresionan-te crecimiento y fortalecimiento económico ypolítico, así como por su inevitable vinculacióncon los migrantes más recientes. Si bien en algu-nos casos pueden diferenciarse claramente lascomunidades estadounidenses de origen mexica-no de las comunidades mexicanas que viven otrabajan allá, en otros coexisten dentro de unamisma familia y/o comunidad.

Más recientemente, debido a la entrada envigor de la “Ley de No Pérdida de la NacionalidadMexicana”, las posibilidades de que ciudadanosestadounidenses busquen recuperar su nacionali-dad mexicana se han multiplicado, así como delos de aquellos que ahora se naturalicen estado-unidenses sigan conservando también su naciona-lidad mexicana.

El Gobernador de Zacatecas, Genaro Borrego(1986 a 1992), fue el primer gobernador que traba-jó para establecer vínculos estrechos con sus paisa-nos en Los Angeles y canalizar recursos, medianteel programa “Dos por uno”, para obras en Zacate-cas.17 Su interés se debía, a que estimaba que elmonto de las remesas en ese estado en 1989 fue dealrededor de 200 millones de dólares, lo que cons-tituía el doble de su presupuesto anual. Para lograr-lo, realizó varias visitas, organizó festejos y apadrinóla fundación oficial de la Federación de Clubes deZacatecanos en 1988. A cambio de sus inversiones,les ofreció «reforzar la Federación, impulsar los va-lores culturales de Zacatecas en Estados Unidos, tra-bajar en el mejoramiento del trato a los migrantespor las autoridades aduanales mexicanas, promo-ver la participación de los migrantes en obras debeneficio social en sus comunidades de origen, sucoinversión en empresas productivas con empresa-rios zacatecanos y convertir a la Federación en uninstrumento de defensa de los derechos humanos ylaborales de los migrantes» (Mestries, 1998: 177).

El Gobernador Borrego Apoyó la implementa-ción del Programa Paisano y la firma de un conve-nio entre la Federación y el IMSS para asegurarsocialmente a los migrantes que laboran en EUA y asus familias en México. 18 Logró facilidadesaduanales para la internación de menajes, de equi-po y ayudas en especie para obras sociales en co-munidades; construyó la Casa del Zacatecano enCalifornia, y gestionó la apertura de un vuelo diarioZacatecas-LA19 (Mestries, 1998: 177-178).

El intento por desarrollar proyectos producti-vos tuvo resultados mucho más limitados. Se plan-teaba apoyar el sector turístico, las exportacionesagrícolas y la microindustria, pero sólo se concretóla construcción de dos hoteles de lujo en Jerez y enZacatecas, que generaron un centenar de empleospermanentes, y la creación de algunas microindus-trias (Mestries, 1998: 178-179).

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Comunidades transnacionales e iniciativas

El gobierno de A. Romo (1993-1999) propuso,con un esquema parecido,20 la creación del Fidei-comiso Estatal de Empresas de Solidaridad y deEmpresas Juveniles para coinversiones en el sectorturístico, microindustrias y talleres artesanales. Sinembargo, parece ser que muchos de los proyectosprogramados no tuvieron el alcance previsto o nofueron realizados (Mestries, 1998: 179-180).

En el caso del estado de Oaxaca, fue el goberna-dor Heladio Ramírez el que comenzó a interesarse encontactar a las comunidades y mantener relación po-lítica con los paisanos, para lo cual viajó a California(Velasco, 1999: 121). Sin embargo, fue hasta l998, ydentro del programa federal de las comunidades en elextranjero (que veremos más adelante), cuando porvez primera se echó a andar el convenio Dólar pordólar. El gobernador, Diódoro Carrasco participó eneste programa, al igual que el gobierno federal, a tra-vés del Programa Nacional con Jornaleros Agrícolas yla SEDESOL. Sin embargo, se quejaban los líderes deuna comunidad de que, mientras su organización ha-bía entregado 68 mil 582 dólares, el apoyo estatal yfederal fue de sólo 20 mil dólares (Cortés, 1999: 207).

En cuanto a las acciones del gobierno federaldestacan:

a) El Programa Paisano, creado en 1989, como unarespuesta a las presiones de asociaciones deconnacionales en Estados Unidos, y a instancias deinvestigadores y políticos mexicanos, para evitar elabuso de que eran víctimas los mexicanos al cruzarla frontera en su viaje de retorno (Flores Caballero,1999: 84). Su máximo órgano es la ComisiónIntersecretarial integrada por varias secretarías de es-tado,21 la Procuraduría General de la República, laProcuraduría Federal de Consumidor, el DIF y el IMSS.Actualmente cuenta con 18 comités regionales y lo-cales en la frontera norte y las principales entidadesfederativas emisoras de migración.22 Además, en los

puntos de entrada al país existe un representante dela Secretaria de la Contraloría y Desarrollo Admi-nistrativo (SECODAM) para evitar los abusos de otrosfuncionarios públicos.

En 1999, al cumplir diez años, se llevó a caboun relanzamiento del Programa, que incluyó accio-nes tales como garantizar una mayor vigilancia enlos puntos de revisión, con la participación obser-vadora de las propias organizaciones y organismosno gubernamentales; impulsar un programa de ca-pacitación y sensibilización para los servidores pú-blicos de las diferentes dependencias; aumentar lafranquicia fiscal para las personas que ingresan portierra, y la distribución de una nueva Cartilla delPaisano, conteniendo sus derechos, teléfonos útilesy formas de presentar una denuncia (Entrevista a JoséAngel Pescador, 23/IX/99).

b) El Programa para las Comunidades Mexicanas enel Exterior (PCME), al igual que en el caso del Progra-ma Paisano, constituyó una respuesta del presidenteSalinas a las demandas de líderes de organizacioneslatinas. Tuvo su inicio en 1990, con la creación deuna oficina federal dedicada a las relaciones con to-dos los mexicanos en Estados Unidos, que en 1991se convirtió en el PCME (Goldring, 1998: 170).

Ese último programa depende de la Secreta-ría de Relaciones Exteriores y sus objetivos inclu-yen: promover el reconocimiento de la historia,tradiciones, cultura y una mejor imagen de Méxi-co en el extranjero, y difundir las luchas, logros ymanifestaciones culturales de los mexico-america-nos. Actúa en Estados Unidos por conducto de 42consulados y 24 centros o institutos mexicanos, yen México coordina sus actividades con nueve se-cretarías de estado, veintitrés gobiernos estatales,centenares de municipios y decenas de organiza-ciones públicas y privadas (SRE, 1998-1999: 131).

20 Zacatecas aportaría mano de obra e instalaciones y los empresarios zacatecanos en el extranjero, el capital y los mercados en EUA

(Mestries, 1998: 179).21 Secretaría de Gobernación, la Secretaría de Relaciones Exteriores, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, la Secretaría de

Desarrollo Social, la Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca, la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial, laSecretaría de Comunicaciones y Transportes, la SAGDS, la Secretaría de la Contraloría y Desarrollo Administrativo, la Secretaría deEducación Pública, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, la Secretaría de Turismo.

22 Estos comités están integrados por representantes de cada una de las autoridades federales, estatales y municipales, y de lasprincipales organizaciones privadas y no gubernamentales que participan en acciones a favor del Programa.

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Migración México-Estados Unidos. Opciones de política

Para el caso que nos ocupa, el programa ha sidobásico para el fortalecimiento de las comunidadestransnacionales, ya que se construye sobre las orga-nizaciones de migrantes e inmigrantes, basadas enuna identidad común nacional, regional o local. Tra-baja en la promoción de clubes de localidades o aso-ciaciones de estados de origen, en programas dedesarrollo comunal en México y en la creación ymantenimiento de lazos sociales y económicos(Velasco, 1999; Mestries, 1998; Goldring, 1998: 171).

Entre las acciones que promueve están: los en-cuentros de gobernadores y presidentes municipa-les y empresarios de México con comunidades deoriundos en Estados Unidos, empresarios mexica-no-americanos y cámaras de comercio hispanas paraofrecerles su apoyo y mostrarles su interés por esta-blecer relaciones productivas con ellos (Velasco,1999; Mestries, 1998; Goldring, 1998: 171); jorna-das de información sobre México con líderes políti-cos mexicano-americanos (funcionarios electos ydesignados de alto nivel en Estados Unidos) y en-cuentros de líderes juveniles mexicanos y mexico-americanos; actividades de difusión a través de lapublicación bimestral bilingüe La Paloma y de pro-gramas de radio y cápsulas promocionales en Esta-dos Unidos. Bajo ciertas circunstancias, puedetambién proveer una base para organizar alguna ac-tividad como la que desarrollaron comunidadestransnacionales en Los Á ngeles y en Chicago en con-tra de la Proposición 187 (Goldring, 1998: 171).

También ha emprendido acciones en lasáreas de educación, salud, deportes y cultura. Enel ámbito de la educación: El Programa Binacionalde Educación Migrante México-Estados Unidos;el Programa de Intercambio de Maestros; el Pro-grama de Educación para Adultos; la distribuciónde libros de texto gratuitos en Estados Unidos, yla difusión del Documento de Transferencia quesirve para que los niños migrantes mexicanos re-validen en el otro país los estudios hechos allá oen México.

En el área de salud: la difusión de la lista deagencias de salud en Estados Unidos que brindanatención en español; el apoyo para difundir las cam-

pañas de prevención de adicciones, SIDA, tuberculo-sis y diabetes, así como el fomento del intercambiode personal de salud de México y Estados Unidos.

En el ámbito de los deportes, apoya la cele-bración de torneos anuales de futbol soccer entreclubes de mexicanos en Estados Unidos, y, en el dela cultura, promueve la realización de concursosinfantiles de dibujo, así como la realización de girasartísticas en Estados Unidos para difundir la culturay los valores mexicanos.

Así pues, el programa constituye un paso im-portante en la política de construcción nacionalhegemónica de un estado extraterritorial. Trata deconstruir y reforzar la identidad nacional entre losmigrantes cuya identidad, basada en la localidado región de origen, podría ser más fuerte cuandoellos comenzaron a migrar, lo que explica queentre las actividades se encuentre la distribuciónde libros de historia y literatura nacionales, y elenvío de artistas, pintores, y músicos, querefuercen los símbolos e identidad nacional(Goldring, 1998: 171).

c) Las Oficinas Estatales de Atención a Oriundos(OFAOs) constituyen una de las más ambiciosas ini-ciativas del PCME. Se han desarrollado, sobre todo,en la segunda mitad de los años noventa. Actual-mente operan 15, en los principales estadosexpulsores23 y tienen como objetivos:

u Incentivar y mantener la participación de las ins-tituciones y dependencias estatales en los esfuer-zos de acercamiento del estado con los oriun-dos en el exterior;

u Asegurar la estrecha coordinación de las inicia-tivas estatales en materia de atención a oriundoscon las directrices establecidas por la SRE enmateria de política exterior;

u Incentivar la formación y consolidación de or-ganizaciones de oriundos en el exterior, con ob-jeto de fortalecer la capacidad de gestión y de-fensa de sus intereses por parte de la comuni-dad;

23 En los estados de Coahuila, Durango, Estado de México, Guerrero, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Morelos, Oaxaca,Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Veracruz y Zacatecas.

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Comunidades transnacionales e iniciativas

u Promover el involucramiento de las organizacio-nes de oriundos en el desarrollo de su estado ycomunidades de origen;

u Mejorar, en el estado de origen, la imagen de lascomunidades de oriundos en el exterior, ycoadyuvar a un mejor conocimiento de Méxicoy del estado de origen entre la comunidad deoriundos en el exterior;

u Apoyar la labor de los consulados y de sus abo-gados consultores en casos especiales de pro-tección que involucran a paisanos (repatriacio-nes, brutalidad policiaca, condenados a muerte,desastres naturales en Estados Unidos, etc.);

u Gestionar ante las dependencias competentes lassolicitudes de obras y servicios en materia deinfraestructura local;

u Ofrecer asesoría a los familiares en México enlos trámites de repatriación de cadáveres, y enlos casos que lo ameriten, auxiliarlos económi-camente para cubrir los gastos; atender y darcauce a solicitudes de localización de personasen Estados Unidos y otros países, con apoyo delas representaciones consulares de México;

u Difundir las acciones de apoyo a los compatrio-tas que regresen temporal o permanentemente anuestro país;

u Apoyar y canalizar a las instancias competentes,proyectos de inversión promovidos y patrocinadospor paisanos que se encuentren en el extranjero;apoyar con tareas de gestión las donaciones queefectúan los paisanos desde el exterior; apoyar pro-yectos educativos, culturales y deportivos, talescomo la organización de visitas de líderes y reinasde belleza de Estados Unidos en celebraciones rea-lizadas en sus estados y municipios de origen;

u Apoyar los trámites de las autoridades munici-pales y familiares de paisanos que necesitan via-jar a Estados Unidos, así como de otros invita-dos a las reuniones con las organizaciones y clu-bes de oriundos residentes en el extranjero (3ªReunión del PCME, 1999; 2-3).

u También apoyar al PCME en las actividades edu-cativas, culturales, deportivas, de organizacióncomunitaria y de salud (3ª Reunión del PCME,agosto, 1999; 3-4)

En resumen, los objetivos y las acciones de lasOFAOs han sido sumamente importantes para el go-bierno, al hacer descender a los ámbitos estatales ylocales la nueva concepción de la nación mexicanaque quiere impulsar.

Es de resaltar la actividad de la OFAO de Gua-najuato, creada en mayo de 1994, por la diversidadde programas que ha emprendido y porque, a dife-rencia de lo que sucede en otros estados, ha logra-do impulsar cierto número de inversionesproductivas. Actualmente cuenta con 37 organiza-ciones y realiza programas de atención a sus paisa-nos como:

i) Programa Mi Comunidad, que trata de ayudar alas familias de los migrantes que se quedan enMéxico creando fuentes de empleo con capitalde los mexicanos que viven en Estados Unidos,bajo el programa dólar por dólar. A la fecha hacreado 15 maquiladoras, con 339 personas em-pleadas (Gobierno del Estado de Guanajuato: 9).Los residentes en Estados Unidos, constituidosen sociedades anónimas, designan a sus dirigen-tes, accionistas y consejos de administración (3ªReunión del PCME, mayo 1999).

ii) Programa Casas Guanajuato, que auspicia la crea-ción de asociaciones de carácter no lucrativo enEstados Unidos, para promover su cultura y susraíces entre la comunidad de guanajuatenses enel exterior, y las inversiones en Guanajuato. Tam-bién ayudan a establecer lazos de comunicacióncon el Gobierno del Estado, acrecentar la herman-dad entre los guanajuatenses en Estados Unidos eincrementar la cantidad de Casas Guanajuato. Enla actualidad existen 33 Casas Guanajuato, ubi-cadas en los estados de California, Utah, Colora-do, Florida, Illinois, Nebraska, Oregon, Oklahoma,Texas, Tenessee, Arkansas, Kentucky, Washington,Carolina del Sur y Carolina del Norte. Dentro deeste programa se han establecido mecanismos deatención a la ciudadanía, tales como: trámites depensiones alimenticias, localización de personasdesaparecidas, investigación de la situación jurí-dica de los paisanos en Estados Unidos, trasladode cuerpos, gestión vía consulados ante diversasinstituciones públicas y/o privadas (3ª Reunión delPCME, mayo 1999).

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Migración México-Estados Unidos. Opciones de política

iii) Promoción de tiendas de productos guanajua-tenses, que enlaza a productores de Guanajuatocon los paisanos en Estados Unidos;

iv) Apoyo a Institutos y Asociaciones de guanajua-tenses en su desarrollo y consolidación, coneventos y bienes culturales que les permitan, ade-más de difundir la cultura de Guanajuato, alle-garse recursos.

v) Programa de Atención a migrantes y sus fami-lias, que pretende integrar y organizar a la co-munidad para propiciar un mejoramiento en lacalidad de vida de las familias de guanajuatensesmigrantes a Estados Unidos y se lleva a cabo enlos 46 municipios del Estado.

vi) En lo que se refiere a medios de difusión, produceel programa de televisión semanal Me voy pa’lnorte, el programa de radio Caminos de Guanajua-to, el boletín Pa’l Norte, que constituye un espaciode comunicación con los paisanos, y Pa’l Norte-página del migrante, en colaboración con el perió-dico Correo de Hoy, de circulación estatal.

Entre otras OFAOs podemos mencionar la deZacatecas que, de alguna manera, resulta ser la con-tinuación del trabajo que inició Genaro Borrego, yamencionado; la de Jalisco, que empezó a funcionaren 1995, y ha establecido contactos con las federa-ciones de Los Angeles y de Chicago con las que cola-bora en el Programa dos por uno, para la realizaciónde algunas obras locales y la organización de fiestasmunicipales. También está promoviendo la creaciónde clubes en otras ciudades norteamericanas y hainstituido la celebración del Día del Jalisciense Au-sente, que se aprovecha para acercar a las autorida-des municipales con los migrantes del lugar. 24

Otras OFAOs más recientes son: la de San LuisPotosí, creada en 1998, que señala, entre sus lo-gros: la detección de flujos migratorios hacia unnuevo corredor de destino que incluye los estadosde Georgia, Carolina del Sur y Carolina del Norte;la inauguración de un vuelo directo San Luis-Chicago

y el envío de remesas con una menor comisión. Lade Oaxaca, creada en 1999, que ha logrado quealgunos comités flexibilicen sus posiciones con res-pecto al gobierno estatal, y acepten su apoyo técni-co para la realización de las obras comunitarias.25 Yla de Durango, cuyas actividades se encuentran enuna fase inicial, e incluyen, tanto obras de desarro-llo, como actividades de bienestar social y promo-ción de actividades productivas (3ª y 4ª Reunionesdel PCME, en mayo y agosto 1999, respectivamente).

Como puede apreciarse, a pesar de los distintosestilos y grados de avance, las Oficinas Estatales deAtención a Oriundos están tratando de desarrollar yampliar las relaciones que algunos gobernadores yahabían establecido con sus comunidades de oriundos,apoyando a las organizaciones ya existentes y fomen-tando la creación de otras nuevas. Con ello se logra,por un lado, la canalización de mayores cantidadesde dinero para el desarrollo comunitario y estatal, auncuando, como ya se ha mencionado, la mayor partede esta inversión ha sido destinada a gastos de infraes-tructura o celebraciones comunitarias y sólo en pocosestados (como Guanajuato y Zacatecas) ha favorecidola creación de fuentes de trabajo, todavía en una esca-la muy pequeña. Por el otro, con sus diversas accionesestán ayudando al fortalecimiento de las comunida-des transnacionales al crear una red creciente de con-tactos entre mexicanos en México y mexicanos enEstados Unidos y el surgimiento de proyectos de enla-ce entre localidades y entre estados federales de dife-rentes territorios nacionales.

Al mismo tiempo y en la medida que los vín-culos que establecen son el resultado de la partici-pación y colaboración de instancias del gobiernofederal, estatal y municipal en México, podría de-cirse que con estas acciones se está abriendo unnuevo potencial para la consolidación de los proce-sos de descentralización o federalización en Méxi-co, así como para la conformación de una nuevarelación más productiva entre sociedad civil y go-bierno entre los mexicanos.

Sin embargo, todavía falta mucho por hacer,tanto para interesar a los mexicanos en el exteriorde mantener contactos con sus estados de origen,

24 Entrevista realizada al Ing. Rodolfo López Ruiz. Director de Atención a Jaliscienses en el exterior, el 8 de febrero de 2000.25 Entrevista realizada a la maestra Lucía Cruz, de la Coordinadora Estatal de Atención al Migrante Oaxaqueño, el 2 de febrero de 2000.

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Comunidades transnacionales e iniciativas

como para superar las suspicacias que aún provocala injerencia de las instancias de gobierno en lasactividades de algunas organizaciones.

d) Otras acciones importantes del gobierno federalfueron:

u La creación de la Fundación Solidaridad Mexica-no-Americana en 1993, con el apoyo de la SEP,

u la publicación del Primer informe sobre las vio-laciones de los derechos humanos de los traba-jadores migrantes, por la Comisión Nacional deDerechos Humanos en 1991,

u un proyecto interinstitucional de atención a me-nores fronterizos, coordinado por el Programapara el Desarrollo Integral de la Familia (DIF).

u A partir de 1990, el PRONASOL creó una seccióninternacional (Solidaridad Internacional) pararecabar apoyos de los migrantes residentes enEUA. En ese año, los migradólares representaron14 veces el monto del programa de crédito a lapalabra de PRONASOL en Zacatecas (Mestries,1998: 178).

e) La nueva nación mexicana

Como ya hemos venido mencionando, en los últi-mos años se ha dado un importante salto cualitativoen cuanto a la relación con las comunidades trans-nacionales, con la incorporación de la iniciativadenominada »Nación Mexicana«, en el capítulo depolítica exterior del Plan Nacional de Desarrollo,1995-2000 del Presidente Ernesto Zedillo. Con ellase busca la integración de los distintos programaspara afianzar los vínculos culturales y los nexos conlas comunidades de mexicanos y de personas deraíces mexicanas en el exterior (Díaz de Cosío, 1997;282). Tiene especial relevancia el concepto referen-te a la incorporación, dentro de lo que se entiendepor “nación mexicana”, de los mexicanos que vi-ven en el exterior e incluso de los nacidos en el ex-tranjero de origen mexicano.

Esto implica un cambio radical respecto delpasado, pues parte de una concepción muy diferentede lo que son los migrantes internacionales de Méxi-

co para la sociedad mexicana. Con el uso del con-cepto de la nueva nación mexicana se está buscandoincorporar a los mexicanos de fuera, algo totalmentedistinto de años anteriores, cuando los mexicanos queiban a Estados Unidos a trabajar (y no se diga si senaturalizaban estadounidenses) eran consideradoscasi traidores que abandonaban el país para ir al te-rritorio del “enemigo” que nos había arrebatado másde la mitad de nuestro territorio. Y cuando regresa-ban a México se les veía con sospecha y desprecio,llamándolos “pochos” por traer con ellos un nuevoacento y el uso de anglicismos. Además, generalmentese les ignoraba y se les veía como marginales a lavida cotidiana de México. Ahora, esta iniciativa de-muestra que al menos el gobierno mexicano trata dereincorporarlos a lo que se conceptualiza como Méxi-co, aunque debe de reconocerse que la misma noparece haber sido suficientemente difundida, discu-tida y evaluada por la opinión pública mexicana.

Esta nueva definición de nación mexicana sir-vió, a su vez, para facilitar la aprobación en marzode 1997, y entrada en vigor un año más tarde, de laLey de No Pérdida de la Nacionalidad Mexicana,en la que, según palabras de González Gutiérrez(2000:10-11), se buscaba facilitar la adquisición dederechos políticos en Estados Unidos de los emigra-dos mexicanos, con objeto de hacer más difícil enel futuro la repetición del clima anti-inmigrante quehabía tenido lugar en California a mediados de losnoventa. Pero también se trataba de hacer explícitoel derecho de membresía que los mexicanos en elextranjero tienen con respecto al proyecto de Na-ción que representa México.

Dicha Ley, más que fomentar la doble nacio-nalidad, lo que buscó fue establecer que la nacio-nalidad mexicana no se pueda perder, basándoseen lo que ya señaló el Plan Nacional de Desarrollo1995-2000, en el sentido de que: “La situación demillones de mexicanos en el exterior[…]exige nosólo reforzar la protección consular sino facilitar lamejor defensa de sus derechos[…]La nación mexi-cana rebasa el territorio que contienen sus fronte-ras. Por eso, un elemento esencial del programa deNación Mexicana será promover las reformas cons-titucionales y legales para que los mexicanos pre-serven su nacionalidad, independientemente de laciudadanía o la residencia que hayan adoptado”.

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Migración México-Estados Unidos. Opciones de política

26 En la exposición de motivos se expresaba: «se propone suprimir de la fracción III del artículo 36 la obligación de que el voto delciudadano mexicano sea emitido en el distrito electoral que le corresponda, a efecto de posibilitar a nuestros compatriotas que seencuentran fuera del territorio nacional al ejercicio del sufragio...».

27 Como fue la designación de un grupo de especialistas que estudiaran las modalidades para que los ciudadanos mexicanos en elextranjero pudieran ejercer su voto (Loredo, 1998), que concluyó con la entrega del informe por esa comisión.

En este sentido, las intenciones de la Ley deNo Pérdida de la Nacionalidad Mexicana fueronbásicamente las de beneficiar a los mexicanos pornacimiento que deseen adquirir una segunda nacio-nalidad, para que puedan hacerlo sin perder la mexi-cana y no para facilitar que los extranjeros que senaturalicen mexicanos puedan gozar también de unadoble nacionalidad. Sobre el particular, la políticade México respecto de la naturalización sigue sien-do estricta, es decir, sigue solicitando a los naturali-zados la renuncia a su nacionalidad de origen.

Igualmente, la nueva disposición buscó per-mitir a aquellos que hubiesen perdido su nacionali-dad mexicana por nacimiento, como resultado dehaber adquirido voluntariamente una nacionalidadextranjera, que la puedan recuperar previa solicitudque hagan ante la Secretaría de Relaciones Exterio-res de México, dentro de los cinco años siguientes ala fecha de entrada en vigor de la nueva Ley, es de-cir a partir de marzo de 1998 y hasta marzo de 2003.

Cabe mencionar, sin embargo, que aún noexiste consenso en México sobre los alcances y lí-mites del derecho de membresía, lo que se hizopatente cuando se trató de implementar el voto delos mexicanos en el extranjero, aun cuando se tratade una de las demandas más importantes de losmexicanos residentes en EUA. Pues aunque se refor-mó la Constitución en 1996, suprimiendo la obliga-ción de los ciudadanos de votar exclusivamente enel distrito electoral que les corresponde26 (Loredo,1998), y a nivel de las instituciones que deben lle-varlo a cabo se han realizado algunas de las tareasestablecidas en el artículo Octavo Transitorio delCódigo Federal de Instituciones y ProcedimientosElectorales (COFIPE), en la reforma del 31 de octubrede 1996;27 el paso final que debía realizar el Con-greso de la Unión para definir la forma que debíaadoptar esta participación, para hacer efectivo esederecho, no se dio, con lo que se dejó frustrada laintención de varias organizaciones de mexicanos enEstados Unidos de participar en la elección parapresidente en el año 2000.

Es importante recordar que la división de opi-niones sobre la naturaleza de los vínculos que lasociedad mexicana quiere mantener con los mexi-canos que se encuentran en Estados Unidos se haexpresado desde que se discutió en el Congresomexicano la iniciativa de Ley de No Pérdida de laNacionalidad Mexicana pues, según recogieron lasrespectivas memorias de los coloquios que organi-zó la LVI Legislatura de la Cámara de Diputados deMéxico, desde entonces se suscitó una gran polé-mica, y mientras hubo quienes aplaudieron la me-dida por los beneficios que consideraban les iba atraer a estos mexicanos, otros la criticaron acremen-te, señalando que la misma, además de contravenirtoda una tradición jurídica mexicana en contra dela doble nacionalidad, provocará conflictos legalesy no necesariamente logrará los propósitos que pre-tende perseguir. Y es que, en el fondo, hay quienesestiman que las nuevas disposiciones están propor-cionándoles a los mexicanos que viven fuera pre-rrogativas no plenamente justificadas sobre losmexicanos que viven en el territorio de México,además de prevalecer aún dudas sobre la verdaderalealtad que los mexicanos que viven en EstadosUnidos y se naturalicen estadounidenses seguiránmanteniendo con los intereses de México.

Sobre el particular resulta conveniente recor-dar lo que la literatura ya señala respecto de las re-laciones entre el Estado mexicano y las comunidadesmexicanas en Estados Unidos, y en donde lo queparece caracterizarlas es una actitud ambivalente departe de ambos, pues las dos partes persiguen suspropios intereses, y en esa medida se acercan o dis-tancian dependiendo de las necesidades que losidentifican en cada momento. Como señala un au-tor, “…la descripción de México como un padreafectuoso que extiende su mano a sus hijos perdi-dos es bastante errónea, distorsionando la realidadde un enfoque más práctico y calculador que esevidente en ambos lados de la frontera. Mientras queel México oficial ha manipulado siempre sus rela-ciones con la diáspora para acomodarla a sus obje-

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Comunidades transnacionales e iniciativas

tivos internos, las élites diaspóricas mexicanas hanfortalecido o debilitado en diversos momentos suslazos con México, dependiendo de la manera comodefinen las necesidades de sus propias comunida-des.” (Shain, 1999-2000: 670)

Lo anterior es resultado de diversos factores.Por lo que se refiere a los mexicanos que se encuen-tran en Estados Unidos, pueden mencionarse: el re-sentimiento que sienten los que tuvieron que salirdel país por la ineficiente actuación de los gobier-nos mexicanos; la desconfianza que tienen frente alnuevo interés del Estado mexicano, como resultadodel propio resentimiento existente y de la trayecto-ria errática que han manifestado el gobierno y lasociedad mexicana frente a ellos; las diferenciasexistentes entre los intereses y las actitudes de losmexicanos residentes en Estados Unidos y los ciu-dadanos estadounidenses de origen mexicano, y quemuchas veces ha hecho que los intereses de ambossean contrapuestos, como cuando estos últimos hanestado en contra de la llegada de nueva migraciónmexicana indocumentada a territorio estadouniden-se que compite laboralmente con ellos, empuja sussalarios hacia abajo y fortalece el sentimientoantimexicano en ese país; la percepción de queMéxico está aun plagado de problemas y deficien-cias y que por ello resulta preferible para los estado-unidenses de origen mexicano y aquellos quequieren naturalizarse estadounideses afirmarse me-jor como pertenecientes a la sociedad de EstadosUnidos; y el temor que tienen los estadounidensesde origen mexicano de ser discriminados y margi-nados en Estados Unidos por los vínculos que man-tienen con México.

Por lo que respecta al gobierno mexicano, lasrazones de su ambivalencia han tenido que ver con:la cambiante importancia política y económica quehan tenido las comunidades mexicanas en EstadosUnidos, tanto para ese país como para México; lafalta de consenso en la sociedad mexicana sobrelos vínculos que deben mantenerse con “los mexi-canos de afuera”; y la reacción de cautela que hasurgido como resultado de los límites que han mar-cado los propios estadounidenses de origen mexi-cano o mexicano-americanos en diversas ocasionescuando el gobierno mexicano se ha acercado a ellos.

En otras palabras, “Los mexicano-americanoshan respondido…[a las iniciativas del Estado mexi-

cano] con interés pero también con desconfianza.Primero, su profunda desconfianza del sistema po-lítico mexicano y su corrupta burocracia han inhi-bido sus relaciones con el México oficial[...]Segundo, aunque los líderes comunitarios han dadola bienvenida a la oportunidad de tener conexionesen ambos lados de la frontera, temen convertirse enpeones de las relaciones bilaterales entre su país deorigen y el de destino. Principalmente, los mexica-no-americanos temen cualquier acción que puedahacer surgir la sospecha de deslealtad y pueda po-ner en duda la legitimidad de su nuevo estatus (comolobbyistas pro-mexicanos). Para evitar este peligro,los líderes mexicano-americanos que interactúancon México siempre enfatizan su identidad estado-unidense. Algunos de ellos han demandado a losfuncionarios mexicanos que se tomen tiempo paraentender mejor la cultura mexicano-americana y susintereses como ciudadanos de los Estados Unidos.”(Shain, 1999: 672).

Como resultado de lo anterior, es muy impor-tante que cuando se hable de los mexicanos en Esta-dos Unidos se entienda que éstos se encuentranconformados tanto por trabajadores mexicanos mi-grantes temporales, por mexicanos residentes perma-nentes en ese país y por ciudadanos estadounidensesde origen mexicano, sea que se hayan naturalizado oya hayan nacido en ese país. Y que, por lo tanto, seentienda que si bien hay elementos comunes quecomparten todos ellos, principalmente el hecho deque su origen se ubica en México, esta variedad degrupos no conforman un todo homogéneo frente alque la sociedad mexicana (y la estadounidense) pue-dan desarrollar una misma política indiferenciada.

Iniciativas no gubernamentalespara fortalecer las relacionescon las comunidades mexicanasen Estados Unidos

Además del papel estratégico que juegan las distin-tas instancias del gobierno en la creación y fortale-cimiento de las comunidades transnacionales,también han participado en el impulso a estas co-munidades una serie de organizaciones no guber-

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Migración México-Estados Unidos. Opciones de política

28 Presidida por un Consejo Directivo Binacional compuesto por cuatro de las principales organizaciones mexicano-americanas ehispanas que tienen presencia nacional en Estados Unidos, dos organismos de investigación especializados en la educación de loslatinos en ese país, las secretarías de Relaciones Exteriores y de Educación Pública de México, la United States-Mexico Chamber ofCommerce, y académicos, expertos y empresarios de los dos países.

namentales que trabajan en distintos campos de di-cha integración.

Entre ellas podríamos mencionar, la FundaciónSolidaridad Mexicano-Americana A.C., creada en1994, que, aunque auspiciada por el gobierno fe-deral, se trata de una asociación civil, binacional decarácter privado, no lucrativo y con personalidadjurídica en México y en Estados Unidos.28 Sus finesprincipales son establecer mecanismos de vincula-ción permanente entre los mexicanos en México yla comunidad de origen mexicano en Estados Uni-dos y promover acciones que favorezcan el desa-rrollo económico y social de ambas comunidades(página WEB de la Fundación: 1). Desarrolla diver-sos programas, que incluyen: seminarios con líde-res mexicano-americanos e hispanos; seminarios condirectivos de organizaciones no gubernamentalesmexicanas; foros anuales de acercamiento al mer-cado hispano de Estados Unidos; proyectos de for-mación de profesores bilingües-biculturales; cursosde verano, dirigidos a líderes juveniles mexicano-americanos e hispanos para reforzar su identidadcultural, autoestima y capacidad de liderazgo; ase-soría a la serie de televisión La Paloma, y difusión ysensibilización en México sobre la comunidad mexi-cano-americana.

También algunas iglesias han facilitado la ac-ción de las comunidades transnacionales, como elcaso de la iglesia luterana, que ha ayudado a algu-nas organizaciones oaxaqueñas en varias de sus ini-ciativas, incluida la lucha por las matrículasconsulares y en contra del hostigamiento policiaco(Velasco, 1999: 98). Los medios masivos de comu-nicación, por ejemplo, la Asociación Civil BenitoJuárez (ACBJ) ha aprovechado estos medios con laradio bilingüe auspiciada por el INI en San Quintín(Velasco, 1999: 110). Y varias fundacionesmexicanas y norteamericanas que han financiandodiversos proyectos de estas organizaciones.

Sin embargo, no todos los sectores socialesestán de acuerdo con las acciones de las comunida-des transnacionales, ni con los intentos de los go-

biernos para integrarlas dentro de su concepción delestado nación. Al igual que hay rechazo a las prác-ticas de transnacionales de los organismos financie-ros o de las grandes empresas, también existenmúltiples actitudes en contra de las prácticas de lascomunidades transnacionales de migrantes a partirde estallidos de nacionalismos esencialistas, atrin-cherados en ambos países, expulsores y receptores(Smith y Guarnizo, 1998: 10). En los expulsores,están en contra de extender lo nacional hacia elexterior; en los receptores, rechazan tanto las ac-ciones de sus gobiernos a favor de los nacidos fuerade su territorio, sobre todo de los provenientes deltercer mundo, como de que los gobiernos de suspaíses de origen realicen acciones de apoyo dentrodel país que los acoge.

Conc lus iones

Los cambios en el fenómeno migratorio de Méxicoa Estados Unidos en las últimas décadas han sidode gran trascendencia para consolidar el caráctertransnacional de los migrantes y sus comunidadesde origen y destino, lo que está teniendo consecuen-cias para los dos países.

Si se ubica el fenómeno migratorio laboral demexicanos a Estados Unidos en este contexto, seexplican las razones por las que en este documentose reconocen las ventajas de utilizar nuevos pará-metros para analizar el impacto de dicha migración.Ahora, más que en el pasado, se requiere tomar encuenta el universo completo de migrantes tempora-les y permanentes, vinculándolos también con el deestadounidenses de origen mexicano, así como te-ner presente los diferentes tipos de relaciones queya existen entre la sociedad mexicana y las comuni-dades de mexicanos en Estados Unidos.

En el documento se muestra como la construc-ción de estos procesos de transnacionalización o devinculación a través de más de una nación comien-

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Comunidades transnacionales e iniciativas

za con los nexos que el migrante mantiene con sulocalidad de origen, ya que, al unir los intereses quetiene ahí con los que ha generado en su lugar dedestino, conforma un espacio social de actuacióntransnacional que traspasa las fronteras geográficas,culturales y políticas existentes. Con el tiempo, estavida transnacional va dando lugar a cambios en laidentidad del migrante y de las propias institucio-nes, formas de organización y relaciones socialesprevalecientes en ambos.

A su vez, cuando comunidades completas deun lado y otro de la frontera, a través de las redessociales que han ido conformando con el tiempointeractúan y se vinculan mutuamente, constituyenlas ligas entre lo que se ha llamado comunidadestransnacionales.

Las acciones de los participantes en estos es-pacios transnacionales pueden tener como objetivoinfluir en alguna o en ambas sociedades (como su-cede con los plantones frente a un consulado mexi-cano o una empresa norteamericana, o bien en lasociedad receptora con inversiones en infraestruc-tura o participando políticamente), pero, aún con elcontinuo ir y venir, los migrantes mexicanos estáninfluyendo en los patrones culturales de ambas so-ciedades, en aspectos tan amplios como la lengua,el vestido, la alimentación, la música, las fiestas, lasviviendas y hasta el paisaje urbano.

Como se ha tratado de demostrar, la migra-ción no es sólo resultado de la interacción de lasfuerzas económicas transnacionales de demanda yoferta de trabajo; los mismos migrantes, con sus ac-ciones, le han imprimido un significado político ysocial que ha adquirido formas transnacionales. Estatransnacionalización de sus vidas y de sus comuni-dades es una característica cada vez más distintivadel fenómeno migratorio, crecientemente valoradapor ellos y por sus comunidades, organizaciones ygobiernos, dados los beneficios que les reporta atodos ellos.

Los ingresos que la migración les proporcionapermiten a los trabajadores mexicanos elevar y re-valorizar su estatus socio-económico. Pero dada lamarginalización que caracteriza en general su si-tuación en Estados Unidos, dicho ajuste sólo puedetener efecto en las comunidades de origen en Méxi-co, donde la adquisición de ciertos bienes es reco-nocida y valorada por los integrantes del lugar.

Sin embargo, el hecho de que para lograr estarevalorización se requiera de los ingresos ganadosen EUA, también provoca que las comunidades deorigen sean vistas principalmente como espacios derecreación, vacaciones y consumo, y difícilmentecomo lugares idóneos para el trabajo o la inversiónproductiva, lo que afecta la organización económi-ca y social de las comunidades expulsoras y de lasfamilias que las integran, dando lugar a la perpetua-ción de la práctica migratoria.

Es en este contexto que, a pesar de losdesgarramientos y crisis que la migración produceen los individuos, sus familias y sus comunidades,también se reportan ventajas, pues la transnaciona-lización les permite generar intercambios económi-cos, políticos, sociales y culturales que enriquecensus posibilidades de acción e influencia, además degenerarles nuevas fuentes de ingreso.

Las organizaciones que han ido conformandolos migrantes mexicanos y que generalmente tienencomo base de unión el lugar de origen, han tenidoun papel muy importante en la consolidación delcarácter transnacional de sus comunidades. Al pro-mover el envío colectivo de recursos en dólares,establecen una interrelación entre localidades es-pecíficas de México y Estados Unidos, conforman-do un vínculo de interdependencia en el que lacelebración de fiestas y ceremonias, la realizaciónde obras de infraestructura comunitaria y, en menormedida, de inversiones productivas, sólo puede lle-varse a cabo gracias a la migración internacional yla consiguiente generación de ingresos en dólares.

A cambio de esto, las organizaciones de mi-grantes adquieren influencia en sus comunidadesde origen al exigir ser tomadas en cuenta en la polí-tica local y los eventos sociales más importantes,participando en ambos con un nuevo estatus, máselevado del que tenían antes de migrar.

Los gobiernos, tanto de México como de Esta-dos Unidos, han tenido un gran impacto en el forta-lecimiento de este transnacionalismo y de lascomunidades transnacionales, sobre todo en las úl-timas dos décadas. De manera particular, el gobier-no mexicano (federal y locales) ha modificado laindiferencia que caracterizó a los gobiernos en dé-cadas anteriores, adoptando una política cada vezmás activa en la promoción de una revinculacióncon sus migrantes, particularmente con los que han

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Migración México-Estados Unidos. Opciones de política

establecido definitivamente su domicilio allá y losestadounidenses de origen mexicano. Esta nuevaactitud responde, en parte, a la competencia conotros actores sociales, como sucedió en algún mo-mento con los candidatos de oposición. Pero tam-bién se corresponde con una tendencia más o menosgeneralizada recientemente de gobiernos de paísesexpulsores que han identificado los beneficios quepueden aportarles los espacios transnacionales quehan creado sus migrantes. Con ello buscan atraersus recursos, integrarlos al mercado y política na-cionales, crear mejores canales de comunicacióncon los electores locales y promover los intereses“nacionales” en los países de atracción. Además,con este tipo de medidas, el Estado mexicano tratade adquirir la dimensión de Estado “transnacional”o “extraterritorial”, formulando una nueva concep-ción de la nación mexicana y generando nuevasexpectativas de influencia en la formulación de lapolítica estadounidense.

Incluso hay quien valora crecientemente estetipo de contactos, pensando en la posibilidad demoldear la futura influencia que se prevé tendránlas personas de origen mexicano en el Congresoestadounidense y, a partir de él, en el diseño de lapolítica exterior hacia México.

En la medida que la actual dinámica que haadquirido el fenómeno migratorio mexicano a Esta-dos Unidos ha multiplicado y multidimensionadolos beneficios que le reporta a sus diversos actores,es de esperarse que en esa misma medida se gene-rarán resistencias frente a cualquier intento de cam-bio de dicha dinámica que se pretenda introducircon el diseño de nuevas políticas.

De lo señalado en líneas anteriores se despren-de que la nueva transnacionalización de todos loscomponentes del fenómeno migratorio mexicanodebe ser tomada en cuenta al momento de diseñarlas políticas nacionales y/o binacionales que bus-can darle un nuevo cauce a esta migración.

En primer lugar, es necesario no perder de vis-ta que aun cuando a través de estas acciones trans-nacionales los migrantes logran contrarrestar losmales que les causa la migración, no por ello des-aparecen las heridas, ni se liberan totalmente de susituación de marginación social. Sin embargo, esdifícil esperar que la dinámica migratoria desapa-

rezca en los próximos años, por lo que, aunque esdeseable que se emprendan acciones tendientes areducir los costos y desventajas que implican estosflujos, principalmente haciéndolos menos difícilesy peligrosos, también es importante reconocer quelos beneficios que la migración internacional apor-ta a los trabajadores mexicanos no sólo se limitan ala obtención de un empleo con mucho mayor sala-rio, sino que también les abre la posibilidad de al-canzar un estatus social más elevado e influenciaen su comunidad de origen. Al mismo tiempo, seles abren muchas posibilidades de actuar en dossociedades distintas, con los beneficios que estabidimensionalidad les puede aportar, además de losque obtienen sus comunidades y países de atrac-ción y expulsión.

Respecto de la política del Estado mexicano parafortalecer las relaciones con las comunidadesmexicanas, es importante tener en cuenta lo siguiente:

1. Lo que se denominan las comunidades de mexi-canos en Estados Unidos incluye un universoamplio y variado de grupos: los migrantes tem-porales, los residentes permanentes, los mexica-nos naturalizados estadounidenses y los estado-unidenses de origen mexicano o mexicano-ame-ricanos. Además, dentro de los dos primeros gru-pos existen mexicanos que cuentan con los do-cumentos migratorios estadounidenses en reglay otros que no.

2. Esta diversidad de grupos implica también unaamplia gama de intereses que los caracteriza y,por consiguiente, una variable percepción decómo debe ser su vinculación entre ellos mis-mos y con México.

3. Por lo tanto, el Estado mexicano no debe es-perar una respuesta homogénea de parte delos mexicanos en Estados Unidos al proponer-les acciones para fortalecer su vinculación conMéxico.

4. Entre muchos de los miembros de estas comuni-dades de mexicanos existe resentimiento y des-confianza frente a la actuación de las autoridadesde México, por lo que antes de pensar en ampliar

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Comunidades transnacionales e iniciativas

el campo de acción de los vínculos con dichascomunidades, se requiere trabajar en fortalecerla confianza frente a las instituciones mexicanas.

5. Dado que las comunidades de mexicanos enEstados Unidos, al igual que el gobierno de Méxi-co, se ven motivados por sus propios intereses alinvolucrarse en una mayor interrelación, no debeesperarse, entonces, que los mexicanos del otrolado de la frontera actúen de conformidad conlas expectativas que se ha generado el gobiernomexicano respecto de su conducta, si dichasexpectativas no responden a los intereses pro-pios de dichos migrantes.

6. A través de la nueva vinculación con las comu-nidades mexicanas en Estados Unidos, que hanpromovido las autoridades federales y locales deMéxico, se ha logrado una mayor participaciónde personas que residen en Estados Unidos, tan-to en apoyo para la construcción de obras al in-terior de México, como en el respaldo a políti-cas de interés para México que se han promovi-do ante autoridades estadounidenses (comocuando los congresistas de origen mexicano apo-yaron la aprobación del Tratado de Libre Comer-cio en América del Norte). Esto ha hecho quealgunos analistas consideren que México nece-sita más a los mexicanos de fuera que a la inver-sa. También ha provocado que otros planteenque, con sus programas, el propio Estado mexi-cano ha abierto la puerta a una mayor influencia“estadounidense” en el diseño de políticasmexicanas, aun cuando esta influencia sea ejer-cida por personas de origen mexicano o pormexicanos que residen en Estados Unidos.

7. El Estado mexicano debe promover un mayordebate sobre el nuevo alcance del concepto denación mexicana y sobre el derecho demembresía a ésta que se les quiere otorgar a losmexicanos en el exterior, a fin de lograr un con-senso al respecto.

8. Se requiere que se efectúe una evaluación delos resultados que ha tenido hasta ahora la apli-cación de la nueva Ley sobre No Pérdida de laNacionalidad Mexicana.

9. Es importante que se promueva y mantenga unaadecuada coordinación de las acciones que lle-van a cabo diversas instancias gubernamentalesfrente a las comunidades mexicanas en el exte-rior y, en particular, que en la Secretaría de Rela-ciones Exteriores se promueva una coordinaciónmás estrecha entre las distintas oficinas que atien-den asuntos de los migrantes mexicanos en Esta-dos Unidos.

10.El Estado mexicano debe estar consciente de quecon el impulso que le ha dado a la formación delas Oficinas Estatales de Atención a Oriundos(OFAOs) también está promoviendo la descentra-lización o federalización de las relaciones de lascomunidades mexicanas con México. Esto que,en principio, se percibe de manera positiva, debetambién confrontarse con el hecho de que losvínculos entre comunidades mexicanas de Esta-dos Unidos y de México están principalmentebasadas en el origen local, por lo que quizás se-ría conveniente promover también una visiónmás nacional en la interrelación que se generacon estas comunidades transnacionales, paraevitar perpetuar la naturaleza fragmentaria de losvínculos con México.

A partir de lo revisado en la literatura existentesobre el tema, en este texto se ha tratado de precisarel significado que puede atribuirse a los conceptosde transnacionalismo, espacios sociales transnacio-nales y comunidades transnacionales. Sin embargo,aún quedan diversas interrogantes que las autorasconsideran que en posteriores investigaciones se de-berían de abordar y que se detallan a continuación:

u Debido a que la mayoría de los estudios que sehan hecho al respecto son de tipo antropológi-co, no se sabe qué tan generalizadas se encuen-tra las comunidades transnacionales, por lo quesería conveniente efectuar nuevos estudios paradeterminar esto.

u ¿Cuándo se puede hablar de la existencia de unacomunidad transnacional? ¿En el momento enque en un lugar se cuenta con migrantes indivi-duales que interconectan las dos sociedades consus acciones (envío de dinero, aportación de

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Migración México-Estados Unidos. Opciones de política

cambios culturales a ambas sociedades, inver-siones en infraestructura o productivas), o sólohasta que varios migrantes logran conformar or-ganizaciones más o menos formales como lasllamadas «redes» o los clubes, frentes, asocia-ciones o federaciones, como aquí se ha señala-do, o también cuando existe un número impor-tante de migrantes individuales? Y, ¿a partir dequé grado de involucramiento? ¿Simplementecon la inversión en alguna obra de infraestructu-ra o sólo cuando con sus acciones logran influiren la política local?

u Según las investigaciones que se han elaborado,parece ser que los migrantes provenientes de lascomunidades rurales y las pequeñas ciudades sonlos que ofrecen mayores posibilidades de esta-blecer este tipo de comunidades, por lo que,dado el número creciente de migrantes provie-ne del medio urbano, se requiere averiguar si elincremento en este tipo de migración provocaráen el futuro la desaparición de las comunidadestransnacionales y si esto, a su vez, frenará tam-bién el transnacionalismo del fenómeno migra-torio mexicano actual.

u ¿Hasta qué punto los migrantes que logran esta-blecerse de manera más definitiva en EUA, y so-bre todo, sus hijos y demás descendientes, estáninteresados en mantener los lazos con México?

u Los que actualmente envían recursos a sus co-munidades de origen, ¿continuarán haciéndoloen el futuro y por cuánto tiempo?

Por último, se considera que algunas de lasprincipales acciones que los gobiernos mexicano yestadounidense deberían emprender son:

1. Favorecer acciones en las zonas de expulsión quereduzcan las presiones que obligan a los pobla-dores a migrar, sin perder de vista las implica-ciones que tiene la existencia de estos espaciosde acción transnacional.

2. Promover medidas para que en los dos países seaprecie la migración, más que como un riesgo,como una fuente de mejoría, no sólo económi-

ca, sino social y cultural en los dos polos de laacción migratoria, lo que requiere que, ademásde fomentarse el respeto de sus derechos huma-nos y laborales, se reconozca el valor de sus ac-ciones y no, se les discrimine con actitudes derechazo y de restricción de sus derechos, comousualmente ha sido el caso.

3. Reconocer que el trabajo de los migrantes apor-ta beneficios a las dos sociedades, por lo queambos gobiernos deberían trabajar más en aten-der sus necesidades y defender sus derechos, yno concentrarse únicamente en la manera deobtener más beneficios de ellos.

4. Contemplar en las nuevas opciones de accióngubernamental, la mayor diversidad que carac-teriza al fenómeno migratorio mexicano y dise-ñar políticas que, además de tomar en cuentalos sectores laborales en que se desempeñan losmigrantes en Estados Unidos (agrícola, manufac-turero, construcción y servicios), incorpore ensus consideraciones a los diferentes tipos de mi-grantes y sus comunidades, es decir; de mayor omenor intensidad migratoria; de reciente o añe-ja tradición migratoria; de mayor o menor nivelde desarrollo; y de menor o mayor grado de trans-nacionalización o de involucramiento con unau otra sociedad.

5. Mantener una comunicación fluida con las or-ganizaciones de migrantes para conocer mejorsus necesidades y adoptar políticas que respon-dan tanto a sus intereses como a los de las dossociedades en su conjunto.

6. Reducir los trámites burocráticos que obstaculi-zan el envío de dinero, herramientas y equipo,así como los que dificultan la canalización defondos federales y locales en programas comolos de Dos por uno o Tres por uno.

En síntesis, el reto presente y futuro para am-bos países es lograr incorporar a estos mexicanosde una manera adecuada y fructífera a los ámbitoslegales, sociales, culturales, políticos y económicosde las dos naciones en donde actúan.

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