¿cómo leer el cráneo decorado con turquesas del tesoro de la tumba 7 de monte albán?

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¿Cómo leer el cráneo decorado con turquesas del tesoro de la tumba 7 de Monte Albán? Efraín Constantino Estrada Al volverme para salir, llamó mi atención el cráneo decorado con mosaico de turquesas... Alfonso Caso Contrariamente a la pretendida unicidad del estilo y a la supuesta universalidad de las propuestas, eso que se ha llamado arte nos habla a través de todas las diferencias Ingrid Fugellie Introducción Con el siguiente texto no pretendo establecer una guía de cómo se debe leer. Es una reflexión de cómo se podría leer. Intento construir un posible camino para generar un esquema de lectura abierta, a la cual se le puedan añadir más y más interrogantes y respuestas. No es un texto en el cual pretenda generar una conclusión concreta, sino más bien, un acercamiento adecuado. Si he desechado algunos enfoques teóricos es porque creo que no atañen al sentido del ejercicio, y no al hecho de que sean teorías inválidas o poco apreciadas. Contexto del problema Para entender el contexto del cráneo con teselas de turquesa del tesoro de la tumba 7 de Monte Albán, encontrado por Alfonso Caso el 9 de enero de 1932, 1 me remito a éste en su publicación del estudio del hallazgo, El tesoro de Monte Albán, publicado 37 2 años después del descubrimiento, y que en este caso me sirve de referente contextual de primera fuente. Primero, Caso distingue los nueve restos humanos divididos en un entierro primario y entierros secundarios; uno zapoteca y el otro mixteca 3 . En segundo lugar, adscribe el cráneo con turquesas como parte de los entierros efectuados por los mixtecas. Por último, y para fines de análisis, quiero destacar que Caso clasifica las obras de los entierros secundarios como parte de lo que hoy se conoce como estilo mixteca–puebla 4 . Para una mayor precisión, voy a citar, literalmente, fragmentos de la descripción que Caso hizo sobre el cráneo decorado con turquesas: Estaba colocado sobre una base de pasta de igual composición que la que se empleó para adherir el mosaico de oro, turquesas, jades y conchas... El cráneo conserva adheridos algunos fragmentos de pasta, principalmente en los huesos de la cara, y pequeñas plaquitas de turquesa... 1 Alfonso Caso, El tesoro de Monte Albán (México: Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1969), 11. 2 Alfonso Caso, El tesoro de Monte Albán, 11. 3 Alfonso Caso, El tesoro de Monte Albán, 15-16 y 46-49. 4 Alfonso Caso, El tesoro de Monte Albán, 16.

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Enfoque cultural y tipo emic sobre el cráneo de teselas de turquesa del tesoro la tumba 7 de Monte Albán, Oaxaca.

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¿Cómo leer el cráneo decorado con turquesasdel tesoro de la tumba 7 de Monte Albán?

Efraín Constantino Estrada

Al volverme para salir, llamó mi atención el cráneo decorado con mosaico de turquesas...

Alfonso Caso

Contrariamente a la pretendida unicidad del estiloy a la supuesta universalidad de las propuestas,

eso que se ha llamado arte nos habla a travésde todas las diferencias

Ingrid Fugellie

Introducción

Con el siguiente texto no pretendo establecer una guía de cómo se debe leer. Es una reflexión de cómo se podría leer. Intento construir un posible camino para generar un esquema de lectura abierta, a la cual se le puedan añadir más y más interrogantes y respuestas. No es un texto en el cual pretenda generar una conclusión concreta, sino más bien, un acercamiento adecuado. Si he desechado algunos enfoques teóricos es porque creo que no atañen al sentido del ejercicio, y no al hecho de que sean teorías inválidas o poco apreciadas.

Contexto del problema

Para entender el contexto del cráneo con teselas de turquesa del tesoro de la tumba 7 de Monte Albán, encontrado por Alfonso Caso el 9 de enero de 1932,1 me remito a éste en su publicación del estudio del hallazgo, El tesoro de Monte Albán, publicado 372 años después del descubrimiento, y que en este caso me sirve de referente contextual de primera fuente.

Primero, Caso distingue los nueve restos humanos divididos en un entierro primario y entierros secundarios; uno zapoteca y el otro mixteca3. En segundo lugar, adscribe el cráneo con turquesas como parte de los entierros efectuados por los mixtecas. Por último, y para fines de análisis, quiero destacar que Caso clasifica las obras de los entierros secundarios como parte de lo que hoy se conoce como estilo mixteca–puebla4.

Para una mayor precisión, voy a citar, literalmente, fragmentos de la descripción que Caso hizo sobre el cráneo decorado con turquesas:

Estaba colocado sobre una base de pasta de igual composición que la que se empleó para adherir el mosaico de oro, turquesas, jades y conchas... El cráneo conserva adheridos algunos fragmentos de pasta, principalmente en los huesos de la cara, y pequeñas plaquitas de turquesa...

1 Alfonso Caso, El tesoro de Monte Albán (México: Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1969), 11.2 Alfonso Caso, El tesoro de Monte Albán, 11.3 Alfonso Caso, El tesoro de Monte Albán, 15-16 y 46-49.4 Alfonso Caso, El tesoro de Monte Albán, 16.

Del lado derecho, y cubriendo en parte los dientes del maxilar superior, se ven las plaquitas de concha roja que simulaban los dientes, y en las órbitas están puestos los discos de concha con una perforación circular concéntrica, que hacían veces de ojos. [...] En el agujero de la nariz tenía insertado un objeto fusiforme de concha blanca, que sin duda representa un cuchillo de pedernal, y es un adorno constante en los cráneos que aparecen representados en los códices mixtecos y poblano-tlaxcaltecas (fig. 1).5

A partir de las características físicas del cráneo, Caso le atribuye el uso de trofeo de guerra, o de un objeto mágico o religioso, para él, el cráneo es una especie de copa. A partir de la configuración cromática, y de la carga simbólica que conlleva la utilización de un cráneo humano para la elaboración de un objeto, además, encontrado en un entorno funerario mesoamericano, Caso ve dos posibles panoramas para su significado: ritos relacionados con Huitzilopochtli o con Tezcatlipoca. Por la similitud que encontró Caso entre el cráneo decorado con turquesas de Monte Albán y los cráneos mexicanos de Berlín y Londres, y la resolución anterior de que éstos últimos estaban relacionados con el rito a Tezcatlipoca, Caso concluyó con la misma sentencia para el cráneo de Monte Albán. 6

No es mi intención, en ningún momento, rebatir las conclusiones de Caso respecto al posible significado del cráneo decorado con teselas de turquesa. Por el contrario, asumo su interpretación de que el cráneo es un trofeo de guerra o un objeto mágico-religioso, involucrado en el culto a Tezcatlipoca, como verdadera. Ni siquiera intentaré dilucidar cual de los dos usos es el más factible, mi propósito es otro. Parto de la descripción y significación del objeto, que hace Caso, para efectuar un segundo acercamiento al objeto, que a mi forma de ver, completa su significado.

Cultura: enfoque emic

El primer obstáculo con el que me topo al tratar de complementar el significado del cráneo de Monte Albán, es el hecho de trabajar con un objeto proveniente de una cultura extinta. Y al referirme a cultura, quiero enfatizar con ello la gravedad del problema, pues, estoy refiriéndome a un palabra que tiene una historia compleja de significados: sobre el respeto a la diferenciación, el reconocimiento de igualdad a pesar de los distanciamientos y la evasión del encasillamiento de rasgos culturales dentro de categorías ajenas a la cultura, es decir, la imposición de conceptos culturales de una cultura sobre otra. Pero sobre todo, es entender que si una cultura presenta cierta práctica o concepto cultural, esto no implica que, estará presente en otra cultura; sin importar su cercanía en espacio y tiempo.

Herder hizo una sentencia, en la cual pretendía destronar la idea –reinante en el siglo XVIII– de unilinealidad en el desarrollo de las sociedades humanas hasta alcanzar un ideal denominado cultura: 7

nada es más indeterminado que esta palabra [el término cultur anterior a kultur en alemán] y nada es más engañoso que su aplicación a todas las naciones y todos los periodos.8 Aunque en un principio la palabra cultura, en su raíz, está relacionada con el cuidado de la siembra,9 estableciendo así una estrecha relación con el progreso tecnológico, su “definición” actual se caracteriza por estar permeada de distintas tesituras: ...lo significativo es la gama y la superposición de significados. El complejo de sentidos indica una argumentación compleja [sic] sobre las relaciones entre el desarrollo humano general y un modo determinado de vida, y entre ambos y las obras y [sic] prácticas del arte y la inteligencia.10

5 Alfonso Caso, El tesoro de Monte Albán, 63-64.6 Alfonso Caso, El tesoro de Monte Albán, 66-67.7 Raymond Williams, Palabras clave: un vocabulario de la cultura y la sociedad (Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión,

2003), 89.8 Johann Gottfried Herder, Ideas sobre la filosofía de la historia de la humanidad (1784-1791), citado en Raymond

Williams, Palabras clave: un vocabulario de la cultura y la sociedad, 89.9 Theodor W. Adorno, “Kulture y Culture”, La Torre del Virrey: estudios culturales, núm. 11 (2011-2012): 3-8.10 Raymond Williams, “Cultura [culture]”, en Palabras clave: un vocabulario de la cultura y la sociedad, 91.

Figura 1: cráneo decorado con mosaico. (Imagen tomada de Alfonso Caso, El tesoro de Monte Albán)

Todo esto no significa la imposibilidad de acercamiento a mi objeto de estudio. Sólo plantea el grado de complejidad del problema, sentido que quiero transmitir en el texto. Si bien, el acercarse a una cultura ajena es una dificultad en sí, lo es más si ésta se ha extinto; como en el caso de la cultura que elaboró el cráneo de teselas de turquesa. En un paréntesis aclaratorio, quiero contraponer la opinión de Caso sobre dicha cultura. Para él eran los mixtecas quienes habían efectuado el cráneo y aunque encontraba grandes similitudes entre las joyas de oro de las tumbas 1 y 2 de Zaachila, halladas por Roberto Gallegos, y a partir de ello, Caso estableció el estilo de la poca cerámica encontrada en los entierros secundarios de la tumba 7 de Monte Albán,11 nunca pensó en la posibilidad de que fueran los mismos zapotecos de Zaachia quienes efectuaran los entierros secundarios en la tumba 7, como algunas investigaciones actuales lo indican.12

Me toca sumar un aspecto relacionado con el término de cultura y el acercamiento de mi objeto de estudio: el enfoque emic. Derivado de los términos emic y etic empleados por el lingüista y antropólogo Kenneth Pike.13 Evitan la falacia implícita al pensar en “términos objetivos” en los estudios sociales. En los dos enfoques el investigador realiza sus conclusiones a partir de sus estudios, con la diferencia de la identidad del juez último que da veracidad de los razonamientos de la investigación. En el enfoque etic el juez es el mismo investigador, en cambio, en el enfoque emic la figura del juez recae en un integrante de la cultura estudiada.14 Es por la ausencia de zapotecos o mixtecos –pensando en las conclusiones de Caso–, del contexto original, que puedan juzgar las ideas de Caso respecto al cráneo adornado con turquesa, que se sitúa su estudio en una especie de híbrido entre el enfoque etic y el emic. Por más que se quiera situar el estudio de Caso en el enfoque emic, pues hace alusión a términos y conceptos que la historiografía acepta como propias de las culturas mesoamericanas, no hay un individuo, vivo, de dichas culturas que estime los enunciados de Caso, reales, con sentido o apropiados.15 Con esta carga de complejidades, y uso este término, en parte, al no encontrar un mejor calificativo y por insistir en que se trata de un problema complejo, recapitulo el significado que Caso le atribuye al cráneo con adornos de turquesa de la tumba 7 Monte Albán: un trofeo de guerra o un objeto mágico-religioso involucrado en el culto a Tezcatlipoca.

Obra de arte y estilo: tecnología del encanto

Al estar redactando este texto para el segundo curso de arte indígena en la carrera de historia del arte, no puedo dejar de preguntarme si es pertinente considerar al cráneo con adornos de turquesa como una obra de arte. Hasta donde tengo entendido, las culturas precolombinas no tenían la categoría cultural para encajar el hacer y quehacer del arte. La mera noción de arte era inexistente. No es extraño, sin embargo, que se haya intentado en distintas ocasiones, imponer esa categoría a culturas donde no existían. El ejemplo más claro, y que a la larga ha permeado cualquier área relacionada con el arte, ya sea teórica o práctica, en nuestra sociedad postmoderna y globalizante, es la aplicación de la categoría cultural de arte a las civilizaciones16 asentadas en lo que hoy llamamos Grecia y Roma antiguas por parte de los renacentistas. Los griegos y romanos carecían de una palabra y una categoría para expresar lo que la sociedad actual denomina arte.17 Con estas consideraciones, puedo acercarme al cráneo de teselas de turquesa con la categoría externa –para los pueblos mesoamericanos– de arte.

11 Alfonso Caso, El tesoro de Monte Albán, 11-16.12 Cira Martínez López, Marcus Winter y Robert Markens, “Fase Chila”, en Muerte y vida entre los zapotecos de Monte

Albán (Oaxaca: Instituto Nacional de Antropología e Historia, 2014), 229-230.13 Marvin Harris, El materialismo cultural (Madrid: Alianza Editorial, 1982), 47.14 Marvin Harris, El materialismo cultural, 47-48.15 Marvin Harris, El materialismo cultural, 48.16 Para comprender la relación íntima que guardan las palabras civilización y cultura se pueden revisar los textos citados de

Theodor W. Adorno –Kulture y Culture– y el de Raymond Williams –Palabras clave–.17 Larry Shiner, La Invención del Arte (Barcelona: Paidós, 2004), 46-47.

El mismo Caso colocó al objeto, el cráneo decorado con turquesa, bajo la mira de la clasificación de arte, pues, su estudio en base de las formas, estilos y contexto, recae, desde el punto de vista de la historia del arte, en la tradición Warburg–Panofsky. Caso dio con un posible significado del objeto, pero no manifestó cual era su idea concreta del objeto como obra de arte, al describirlo como único al igual que grotesco.18 Esos adjetivos con base en los rasgos físicos del cráneo de teselas de turquesa, a la par de la significación que dedujo de ellas, me hacen pensar que Caso separaba inconscientemente el uso antiguo de un posible uso moderno. Es así que Caso no logró transmitir en su obra, Tesoro de Monte Albán, la carga de complejidades que poseía el cráneo de Monte Albán en su contexto original. Aún si no hubiera hecho una escisión del uso original y en la contemporaneidad; se mantiene evidente la falta de transmisión de la carga de complejidades del objeto.

Aunque me parece correcto el ejercicio de Caso, creo en forma general, que resulta muy riesgoso el dejar las primeras dos etapas de valoración, a partir de lo visible y físico y su significado a partir del reconocimiento de formas en un contexto dado. Resulta más peligroso quedarse en la etapa visual, en la búsqueda formal de estilos. Práctica que ya Warburg desdeñaba: Warburg se rebeló contra los “estetas” cuyos juicios sobre el arte abordaron el estilo de manera superficial al formularlo fuera de todo contexto y, por ende, impidiendo una verdadera comprensión de las causas de gestación y expresión de las imágenes.19

Aunque comparto la visión de Alfred Gell, de que la imposición de la categoría de arte y estética 20

universal a culturas que no las presentan es un problema de miopía, no comparto su intento de dislocación del problema a partir de los juegos de significados entre la tecnología del encanto y el encanto de la tecnología:

El poder del objeto de arte proviene de los procesos técnicos que objetivamente lo encarnan: la tecnología del encanto está fundada en el encanto de la tecnología. El encanto de la tecnología es el poder que tienen los procesos tecnológicos de lanzar un hechizo sobre nosotros de tal forma que vemos en mundo de una manera encantada.21

El planteamiento de Gell no solamente lleva implícito la categoría de arte, sino que se funda en el principio técnico, una práctica delegada por la historia del arte a partir de la obra de Riegl y su inclusión del término de la voluntad creadora:

Mientras [Gottfried] Semper dice que en el origen de una forma artística entran en consideración materia y técnica, los semperianos sostienen de inmediato que la forma artística es un producto de materia y técnica. [...] Semper... hubiese sido el último en sustituir la libre voluntad creadora por un deseo de imitación esencialmente mecánico-materialista.22

En este sentido, Gell, sería un semperiano. Quizás he sido demasiado severo en mi sentencia, pero el razonamiento de Gell enfocado en un hechizo lanzado por los procesos tecnológicos le calza pequeño a un problema como el del cráneo con teselas de turquesa. Ese encanto tecnológico no logra transmitir ese algo que haga dimensionar la complejidad de significados que el cráneo conlleva.

18 Alfonso Caso, El tesoro de Monte Albán, 66.19 Linda Báez Rubí, nota al pie en la introducción a El atlas de imágenes mnemosine: un viaje a las fuentes, por Aby

Warburg y Linda Báez Rubí (México: UNAM-Instituto de Investigaciones Estéticas, 2012), 12.20 Aquí estética en términos de Alexander Gottlieb Baumgarten, como la ciencia que se encarga del estudio de lo bello.21 Alfred Gell, “La tecnología del encanto y el encanto de la tecnología”, en Jeremy Coote y Anthony Shelton, eds.,

Antropología, arte y estética (Oxford: Clarendon Press, 1992), 44.22 Alois Riegl, Problemas de estilo (Barcelona: Editorial Gustavo Gil, 1980), 2.

Estética y fetiche

Primero que nada, quiero refinar el significado del cráneo de Monte Albán con palabras del propio Caso: como el maxilar inferior perteneció a otra persona, es poco probable que el cráneo se haya conservado como el recuerdo de una victoria sobre algún gran jefe, pues de ser así se habría conservado completo.23 A partir de este refinamiento y las observaciones anteriores, puedo decir, sin temor a equivocarme, o en caso que así fuera, de no alejarme demasiado de la verdad, hay dos conceptos fuertemente relacionados e inmanentes de toda la carga de complejidades que representa el cráneo decorado con turquesa: fetiche y estética.

La palabra fetiche está ligada desde su formación con aspectos religiosos. Su origen parte de la palabra portuguesa feitiço,24 que significa práctica mágica o de hechicería. Pero la elección que he hecho del término, no responde únicamente al significado religioso del cráneo de Monte Albán, sino a que la palabra fetiche conserva su carga semántica original amalgamada con toda una serie de complicaciones de significado que a cualquiera le resulta familiar. Es verdad que Gell hace un intento velado de sustituir la palabra fetiche y trasladar su carga conceptual original a la tecnología del encanto, quizás para evitar matices de lecturas. Fetiche, inscribe una gama de complejidades religiosas, políticas, económicas, psicológicas, sexuales y estéticas25 –en su acepción contemporánea– que se encuentran vigentes al evocar la palabra.

El vocablo estética, por otra parte, fuera de los círculos teóricos y académicos, conserva el estigma de la impronta que Alexander Gottlieb Baumgarten le impuso de ser la ciencia de lo bello. Sin embargo, en el campo teórico mantiene una complejidad superior a la palabra fetiche. El concepto, al igual que la palabra fetiche, no sólo irrumpe en el terreno del arte, pues es aplicado a muchos otros ámbitos. Oscila entre lo competente al arte y los terrenos de la política, la economía y las tensiones socioculturales, en la ética y moral, y oscila también en el terreno de las sensibilidades, de las relaciones subjetivas. 26

Es así que sugiero el acercamiento del estudio y la lectura del cráneo decorado con turquesa, descubierto por Alfonso Caso, como un problema abierto, desde la historia del arte, insertado en los campos de la estética y el fetiche. Ya que el cráneo de Monte Albán es “un fetiche que desborda sensibilidad estética”.

Oaxaca de Juárez, Oaxaca, MéxicoEfraín Constantino Estrada

Mayo MMXIIII

23 Alfonso Caso, El tesoro de Monte Albán, 69.24 William Pietz, “The Problem of the Fetish, I”, RES: Anthropology and Aesthetics, núm. 9 (verano 1985): 5-17.25 William Pietz, “The Problem of the Fetish, I”, RES: Anthropology and Aesthetics, núm. 9 (verano 1985): 5-17.26 Jacques Rancière, El malestar de la estética (Buenos Aires: Capital Intelectual, 2011), 9-26.