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Comentario de texto Hemos elegido para comentar más pormenorizadamente el poema «Era apacible el día», de En las orillas del Ser, por ser uno de los más emotivos de la obra de Rosalía y porque, además, nos muestra, como veremos, una de las preocupaciones más intensas de la autora. Análisis métrico Podemos considerar que el poema está constituido por ocho estro- fas, que presentan las siguientes particularidades: La 1 8 la forman los diez primeros versos, ocho heptasílabos y los dos siguientes alejandrinos con cesura y dos hemistiquios también hep- tasílabos, con lo que el ritmo se mantiene. La rima es consonante y pre- senta el siguiente esquema: 7a, 7b, 7a, 7b, 7c, 7a, 7c, 7a, 14b, 14a. Las estrofas 2 8 y 3 8 cuentan con cinco versos cada una, y sólo riman el segundo con el quinto, en asonante en cada una de ellas. Las estrofas 4 8 , 58, 6 8 Y T" tienen cuatro versos cada una. Se com- binan endecasílabos y octosílabos de forma irregular. Todas ellas presentan la misma rima asonante en los versos pares; los impa- res quedan sueltos. La última estrofa, de seis versos, también combina el endecasí- labo con el octosílabo, de forma irregular. La rima sigue siendo la misma de las cuatro estrofa s anteriores: asonante en los pares.

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Page 1: Comentariodetexto · Parauna mejor comprensión del texto, debemos tener presente que el motivo que inspiró esta composición fue la muerte de su hijo Adriano Honorato Alejandro,

Comentario de texto

Hemos elegido para comentar más pormenorizadamente el poema«Eraapacible el día», de En las orillas del Ser, por ser uno de los másemotivos de la obra de Rosalíay porque, además, nos muestra, comoveremos, una de las preocupaciones más intensas de la autora.

Análisis métrico

Podemos considerar que el poema está constituido por ocho estro-fas, que presentan las siguientes particularidades:

La 18 la forman los diez primeros versos, ocho heptasílabosy los dossiguientes alejandrinos con cesura y dos hemistiquios también hep-tasílabos,con lo que el ritmo se mantiene. La rima esconsonante y pre-senta el siguiente esquema: 7a, 7b, 7a, 7b, 7c, 7a, 7c, 7a, 14b, 14a.

Las estrofas 28 y 38 cuentan con cinco versos cada una, y sóloriman el segundo con el quinto, en asonante en cada una de ellas.

Las estrofas 48, 58, 68 YT" tienen cuatro versos cada una. Se com-

binan endecasílabos y octosílabos de forma irregular. Todas ellaspresentan la misma rima asonante en los versos pares; los impa-res quedan sueltos.

La última estrofa, de seis versos, también combina el endecasí-labo con el octosílabo, de forma irregular. La rima sigue siendo lamisma de las cuatro estrofa s anteriores: asonante en los pares.

Page 2: Comentariodetexto · Parauna mejor comprensión del texto, debemos tener presente que el motivo que inspiró esta composición fue la muerte de su hijo Adriano Honorato Alejandro,

A la vista de lo expuesto, podríamos considerar las cinco últimasestrofas como una sola. Se trataría de una variante de la silva arro-manzada en la que Rosalía muestra su capacidad innovadora a lahora de versificar. En efecto, la silva clásica combina libremente ver-sos endecasílabos y heptasílabos, con rima también libre, mientrasque Rosalía cambia los últimos por los octosílabos. En la silva arro-manzada, como sabemos, riman los versos pares en asonante.

Análisis de la forma y del contenido

Parauna mejor comprensión del texto, debemos tener presente queel motivo que inspiró esta composición fue la muerte de su hijoAdriano Honorato Alejandro, en 1876, al año siguiente de nacer, aconsecuencia de una caída fatal. Podemos afirmar, por tanto, quenos encontramos ante una elegía, de larga tradición en nuestra lite-ratura, un poema de dolor por la muerte de un ser querido.

En la composición se aprecian partes bien diferenciadas. Por unlado, la primera estrofa describe un ambiente y un suceso. En lasdos siguientes se quiebra el ritmo y cambia la persona a quien sedirigen las palabras (2a del plural: «sosegaos», «andáis», «ocu-péis», «amaras», «ofenderos»), De aquí hasta el final, vuelve ahaber un cambio de destinatario, observable de nuevo en el cam-bio de persona verbal: en las estrofas 5a, 6a y T" se dirige a su hijo,y las tres están enmarcadas por la 4a y la 8a

, en las que se hacen afir-maciones de tipo general. Veámoslas una a una.

1a estrofa. En ella nos cuenta Rosalía la muerte de su hijo y eldolor inmenso que el suceso le produce. La figura predominante enestos diez versos es la repetición. Veamos cuáles son las repeticio-nes y la función que tiene esta figura literaria en el fragmento.

En primer lugar, tenemos la rima, consonante en este caso.A ellohay que añadir el hecho de que los ocho primeras versos son hep-

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tasílabos y los dos siguientes alejandrinos con dos hemistiquioscada uno, también heptasílabos. Esto, en el plano fónico. En elcampo léxico, tenemos palabras que se relacionan semánticamen-te: «apacible» y« templado»; «día» y «ambiente»; «llovía» aparecerepetida; «lloraba» y «gemía»; «calladamente» y «rnansarnente»:«mi niño» aparece reproducido metafóricamente en tierna rosa; laidentificación entre «dormir» y «morir» tiene una gran tradición lite-raria desde la antigüedad; «huir de este mundo» es alejarse. Tam-bién relacionadas semánticamente, pero por contraste, están «sosie-go» y «borrasca», «su frente» y «la mía» (frente). En cuanto alplano sintagmático, observemos la equivalencia entre «apacible eldía» y «templado el ambiente». En el sintáctico, fijémonos en el usode la conjunción y que une las dos primeras oraciones (<<apacibleel día y templado el arnbiente») y éstas con la siguiente (<<yllovía»):después, los dos adverbios (<<calladay rnansarnente»): a continua-ción enlaza con una subordinada (<<ymientras silenciosa»! y, den-tro de esta, dos coordinadas (<<llorabayo y qernía»). Finalmente, des-taca el paralelismo sintáctico de los dos últimos versos: incluso lasdos oraciones principales, ambas exclamativas, precedidas de sen-das subordinadas temporales, carecen de verbo (podría ser, perfec-tamente, había).

Bien, y todas estas repeticiones, ¿para qué? Para crear un movi-miento monótono, como de vaivén, como de quien está acunandoo meciendo a alguien en sus brazos, con movimiento ininterrum-pido, repetitivo. Ahora parece que todo está más claro: Rosalía seimagina a sí misma (o realmente lo está) meciendo a su hijo en susbrazos justo en el momento en que éste se muere, mientras ella llo-ra y se agita de dolor.

Las dos estrofas siguientes producen algún desconcierto, puesparece que Rosalía se dirige a personas desconocidas. Sin embar-go, no se dirige a nadie más que a ella misma. En la segunda estápidiendo que entierren a su niño antes de que empiece a descom-

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ponerse, a corromperse. De ese modo, su «tierna rosa» no se mar-chitará, sino que renacerá con fuerza en la «hierba verde». Envarios poemas, Rosalía alude al hecho de que la naturaleza serenueva, renace, pero no ocurre lo mismo con las personas, quemueren y se acaban. Aquí mantiene la esperanza de que su hijorenacerá con la naturaleza. En la tercera estrofa, Rosalía adopta otravoz, en segunda persona del plural, para tranquilizarse a sí misma;busca el consuelo ante la desgracia que está sufriendo.

Desde aquí hasta el final, se sucede una serie de dudas que la lle-van de la esperanza en una vida ultraterrena a la certeza de que trasla muerte no hay nada. Veámoslo. Ante la primera pregunta de la 4a

estrofa de si todo acabó ya, la respuesta es clara: no. Lo que es eter-no no puede morir. Y su amor, que es eterno, no morirá. L~ 5a vuel-ve con más dudas: su hijo se ha ido para siempre ..., pero volverána-encontrarse allí donde se han de encontrar. En la 6a acude a la reli-gión, a Dios, justo y bueno, como último recurso. Éste los unirá denuevo y para siempre en la otra vida. En la T", de nuevo insiste enque se han de encontrar. ¿Dónde? «En el cielo, en la tierra, en loinsondable». Pero ¿quées ese «insondable»? ¿Dónde se encuentra?Nueva duda. Y nuevo intento de Rosalíade autoconvencerse de quelo eterno, como su amor, no puede morir. Parece que sólo el amorpuede vencer a la muerte, lo que nos trae a la memoria el excelen-te verso de Quevedo «polvo serán, mas polvo enamorado».

y en la última estrofa aparece la realidad con toda su crudeza: suhijo «ha partido para nunca más tornar». Reconoce Rosalía que«nada hay eterno para el hombre», que la vida es fugaz para éste,«huésped de un día en este mundo terrenal». Un mundo en el que«nace, vive y muere», como todo lo demás. El ciclo se cierra, acabaen este mundo. Aquella esperanza de la vida y el reencuentro trasla muerte, expresada en la estrofa 6a, se ha perdido absolutamenteen la última, donde se destaca la idea de fugacidad de la vida. Y loúnico que queda es la nada. La desolación, como vemos, es total.

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Así pues, podemos resumir afirmando que este poema muestrael dolor de Rosalía por la muerte de su hijo, al mismo tiempo queplantea sus constantes dudas en el terreno religioso. A veces, la fela mantiene viva, pero ella misma reconoce que la fe es una ven-da, algo que no nos deja ver la realidad, la verdad, la creencia deque no hay nada tras la muerte. También es verdad que Rosalíacreeporque necesita creer, porque necesita esa fortaleza que le da la fepara soportar el sufrimiento, aunque al final lo que se impone es larazón, la conciencia de que nada hay más allá y de que todo empie-zay acaba aquí, en esta vida breve que nos vemos obligados a vivir.y todo ello expresado en un lenguaje directo, sin apenas recursosretóricos, con la excepción de las figuras de repetición ya estudia-das, a las que habría que añadir otras como «torvo el mirar, nubla-do el pensamiento», esos dos versos que se repiten, «No, no pue-de acabar lo que es eterno / ni puede tener fin la inmensidad», y losdos versos finales, que repiten los tres verbos (<<nace,vive, muere»).Fuera de esta figura, apenas hay adjetivación ni personificaciones.Ytan sólo unas pocas metáforas (<<tiernarosa», «alejarse», «borras-ca», «huésped de un día», referidas a «mi niño», «morir», «agitacióny dolor» y «hornbre»). Destaca, sin embargo, la presencia de abun-dantes verbos para indicar ese estado de agitación, de duda y dolorque envuelven a la autora. Con todo, el mensaje es de lo más con-tundente y demoledor y muestra de forma clara e inequívoca eldolor, la duda, la desolación, la desesperanza que siempre acom-pañan a Rosalía.