columpio al aire. lizandro chávez

Upload: nicole-munoz

Post on 18-Oct-2015

104 views

Category:

Documents


3 download

TRANSCRIPT

  • 5/28/2018 Columpio al aire. Lizandro Chvez

    1/100

    etrffiffiqmffiAmffiffie

    *-:,j ; +9;-

    #

    q))roE*ffi

  • 5/28/2018 Columpio al aire. Lizandro Chvez

    2/100

    Lizandro Chvez Alfaro

    COLT] A4PTO,ALATRtr

  • 5/28/2018 Columpio al aire. Lizandro Chvez

    3/100

    M i reconoc imiento para:

    ln Fundacin Heinrich Biill,que por consejo de don Ricardo Bada mealoj en su casa de kutgenbroich,Alemania, durante el perodo germinal deesfa novela.In U nive rs idad Nac ional

    Autnoma de Nicaragua, Managua, por la'disposicin patrocinadora con que, siendoRector el Maestro Francisco GuzmnPasos, cobij el proceso madurador deesta ficcin.

    ln U niv ers idad Centroamericana(UCA), y su Rector P. Eduardo ValdsS.J. , quien hizo posible la transformacinde esta novela en realidad impresa.

  • 5/28/2018 Columpio al aire. Lizandro Chvez

    4/100

    l l

    N863.44c5t2 Chvgz Alfaro, LizandroColumpio al aire lLizandro ChvezAlfaro; il. Mara Gallo. -- la ed. -- Managua:ucA, 1ggg.200 pISBN :99924-36-07-7.1. CHAYE,Z ALFARO, LIZANDRO-NOVELA 2. NOVELA NICARAGENSE-SIGLO XX n aquel descendimiento de brisa acuosa haba una callecubierta de grama. Sobre el manto verde, Tis Hendy baja-ba con paraguas multicolor en la derecha y un ramo defloripondios en la otra mano. Bandadas de golondrinasrevoloteaban entre el cielo opaco y el brillo del suelo humedecido.Las aves hendan el aire cazando al vuelo en una anchsima

    llustracin de Portada: Grfico de Mara GalloEdicin: lsolda Rodrguez RosalesDiagramacin: Alejandro E. Bermdez O. (lmprenta UCA)Diseo de Portada: Fernando Ulses Centeno Lpez (lmprenta UCA)

    nube de liblulas. confiadas en su velocidad, las golondrinas pasabancasi rozando las faldas de la nia y de la ta Viola que a su lado venaijuiOa al amparo de un paraguas de darnas egro. La breve cpulaosiura avanzaba con majestad, mientras Tis se agitaba en el deseo deatraparalgunagolondrinaenelcuencoglaucodesuparaguasabierto.quellos v-uetosLtipticos eran siempre ms raudos que los ojos y los ptesy los hombros de la persistente cazadora.Cuando la ta Viola, con el simple peso de una mirada amones-tadora, detena los giros de su afn pajarero, Tis se echaba al hombrool paraguas de casquillos y contera rojiazules en espirales de caramelo;tevantaba el desmesurado ramo de floripondios para hundir la cara en unglobo de aroma. De los clices blanquecinos surgan estambres carga-os Oe un olor que penetraba todo su cuerpo con dulce lengua invisible'emuriagaoa, la'carita desapareca en el ramo de flores adornado conojas O velillo: verde filigrana que con primor le acariciaba el cuello, lafronte, las orejas calientes.SedespegabadelaromaslocuandolataViola,desdesumalestar contenid, le adverta desgracias. Vio a Tis aspirar de nuevocon avidez, y entonces dijo que la cercana de ese perfume cortaba enlas nias sus tiernas flores carnales.

  • 5/28/2018 Columpio al aire. Lizandro Chvez

    5/100

    vez aroI)t1o quo venan a ser agrias mujeres sin hijos; aventureras sin dedica-cronos ni nada en que reclinar el corazn. Tis levant la cabeza. conciolirante brillo en los ojos pregunt a la ta si ella haba olido floripondioson su niez. En silencio, Viola volvi a erguir el busto jugoso y la niavolvi al revoloteo de golondrinas, al deleite del aroma, sin ganas detener corazn qu reclinar en aquel su lejano tiempo de mujer.Entre desafos de frores y pjaros, entraron a ra caile der Rey.Los corredores de madera machihembrada alojaban grupos de mironesatrincherados en el desprecio o en un ceudo rencor. otros vertan puraguasa sobre los transentes que vadeaban charcos en su viaje hacia laorilla sur del pueblo. Eran desfile de compungidos portadores de sacosde lona, canastos ovales y pequeas cajas de madera abrillantada afuerza de maque. Todas las carpinteras de Bluefields se haban vistoatareadas en la fabricacin de cajas. Hombres de levita y bombn omuchachos descalzos las cargaban bajo un solo brazo o sobre la cabezaen lnguido movimiento.Bajo la luz difusa de media tarde, se hizo clara la divisin entrela corriente humana en avance y sus mrgenes. euienes asuman ds-tancia de espectadores observaban desde sus balcones secos. Eransoldados de baja; pcaros en plena ocupacin; desempleados peones deplantaciones bananeras: todos ellos entretenidos varones de una astrosamigracin reciente. A la intemperie avanzaban los otros en una misma

    translacin, con aire de involuntarios peregrinos. Aunque ocupando elmismo espacio pblico, mirones y mirados permanecan en sitios sepa-rados por la imaginacin. Estaban en tiempos distintos. Mientras unosiban caminando por lo que siempre sera para ellos la calle del Rey, losotros estaban plantados al borde de la que haca dos aos-, degQ-e,qg9q-Jg- e 1q9_-a, haban decretado ilamar Cane iiIffiiiio.'E Curqu-iede sus posiciones, mviles o inmviles, intruso era el otro, la otra, losotros. Sobre la calle saturada de humedad pesaban nuevas sospe_chas, seculares resentimientos. Entre tal saturacin venan triunfantes elparaguas negro de Viola y el paragitas glauco de Tis: dos mujeres con-templadas por todos sus lados; tasadas a la redonda.El flujo de peregrinacin se arralaba en torno a Viola y Tis: dosque en vez de caja o saco de osamenta llevaban flores. sus cuerpos demujer pasaban suspendidos en esa nada que el mirar de hombreatraviesa a su antojo. La falda larga de viola era un vaivn de ondasbormejas jugadas sobre sus carnes maduras. su corpio lleno a reven-lar iba opacando la luz de sus pechos. Ante el soplo fuerte de risas yrnlabras masculinas, los botines de Tis cosquillearon sus pies; losfkrrirondios y el paraguas se le aquietaron en las manos fras. perciba

    oumpo a a repor primera vez en su vida, la magnitud de aquel ruido de asedio: el taco-ilCO Oe las miradas que la andaban por detrs, por los costados; pasa-ban entre sus piernas huesudas, la recorran de la boca al vientre, atra-Vesaban sus entraas, transitando como por casa sin dueo ni duea.Flevolotear de voces de hombre: el acompaamiento de latttreptosa invasin de sus entresijos. No haba mampara ni biombo nimgro en donde esconderse. Nada qu oponerles tena. Quiso refugiaruna mano en la mano alhajada que junto a ella se meca con el pasolmpasible de la ta. De pronto supo que para acogerse a ella hubieranecesitado una tercera mano.Camin con los floripondios sobre el pecho y el paraguas apo-yado en un hombro; las entraas apretadas por un desconocido sobre-alto. De reojo vio la cara alta de Viola. Aquella pareca haber alcanza-do el absoluto entendimiento de todo lo que fuera dicho por hombres, enCUalquier idioma. Aun en su disgusto, permaneca figura serensima,montada en el arte de llevar el cuerpo firme frente a la perpetua tempes-tad de la mirada pblica. Repudiaba esa mirada. A la vez la celebrabaOn una atroz ambigedad pulida durante milenios de humanidad, hastaCgnvertirla en gracia de mujer. Junto a esa serenidad vista desde abajo,Tlsl aplac en la imtacin los temblores del sbito descubrimiento delasedio. Ella y la ta eran ya dos criaturas del mismo cateo en sus carnes.Respondan con igual orgullo. Tis iba aturdida por su flamante nocin,cuando pas rozndola un nio. Este se aferraba a una mano de supadre; llevaba el tronco cubierto por un grueso rollo de mecate colgadon bandolera. Viola simul no haber visto la enorme espalda del joyero,lotgrafo y organista Paln"3.o Q-gmb;, El simul no haber aspirado unamic veloz siquiera de un-CcinoCiilo aroma de ilang-ilang macerada entranspiracin de seno de mujer. Se ignoraron. El y ella con su respecti-vo mbno, de edad al lado. El nio volvi una y otra vez la mirada haciaTisf , a pesar de su incmoda joroba de fibras pardeadas por brisas mari-nas. La dificultad de seguirle el paso largo al padre, no le impidi insis-tlr en que sus ojos se mantuvieran vueltos hacia su inexplicable des-cubrimiento de algo tan sobrecogedor como la aparicin de la luna llenaBobre el horizonte marino de octubre. Revestida de enfado, Tis se para-pet en sus floripondios para mostrar la lengua en toda su-espejeanteblandura de almeja, roja, rpida en sus salidas de la boca. Sorprendidoen lo ms recndito de su curiosidad, el nio se recogi en el sonrojo'Apret los dedos de su padre. se acomod en un hombro el rollo demscate. El dilogo de muecas y rubores qued truncado por un estruen-do de cascos. e aproximaba desde el norte de la Calle del Rey que ser-prnreaba junto a la costa de la baha. Los peregrinos respingaron hacia

  • 5/28/2018 Columpio al aire. Lizandro Chvez

    6/100

    Lizandro Chvez Alfarolos lados de la calle, donde a falta de andenes, verdeaban largas islas degrama. Tambin Tis intent apartarse. La mano alhajada de su ta violala retuvo con fuerza por un hombro; la oblig a mantener el paso recto,sin un slo gesto que concederle a lo que amenazaba por detrs.Los mirones de los corredores y balcones, levantados entre elalborozo y la estupefaccin, concentraron sus miradas en dos militaresmontados. Venan con el pecho inflado, los hombros tiesos, estrellandocharcos en su arrogante galopar sobre caballos briosos, domados porexpertos. En los miradores secos hubo quienes se llevaron a la frenteuna mano rgida en saludo militar, descendiente de la reverencia de lossoldados que en tiempos medievales saludaban a su rey sordo llevn-dose la palma de la mano a una oreja para or mejor, ni ms ni menoscomo lo haca su rey sordo al encontrar a un parlamentario.Entre saludos militares pas el general pablo Migloria, seguidopor su ayudante, el teniente sanarrusia. Lo dorado de sus charreteras ycordones se amustiaba en la opacidad del da, sin que ello disminuyerael porte triunfal de ambos jinetes. Todos les haban abierto paso, entresaludos y hasta aplausos, excepto una mujer y una nia que ni siquieraparpadeaban al recibir sobre sus caras y vestidos las salpicaduras deagua lodosa. Tampoco el general Migloria baj la mirada hacia aquellosestorbos faldudos. Fue sanarrusia el que a golpe militar en Ia voz dejcaer dos palabras:

    - Negra insolente.Viola contest con una palabra dicha ente dientes, ms para losodos de Tis que para los jinetes insultantes, sordos bajo su palio dearrogancia:- Ladrones.Quera Viola abarcar todo su agravio con un solo denuesto.Quera decir ladrones de caballos; ladrones de la legalidad; ladrones delsosiego y la certidumbre en que Bluefields haba vivido antes de apare-cer aquellos demonios discurseadores. sac un pauelo. con ira hechacuidados, fue enjugando la cara de Tis, las manchas en el vestido.Limpiaba y le explicaba a la afligida sobrina que eran incontables losnombres del robo, entre ellos el pomposo mtodo de la confiscacin.confiscados haban sido, entre otros bienes del Reino Mskitu, los caba-llos en que se pavoneaban Migloria y su ayudante.Poseda por la misin de ensear lo que se ocultaba tras eldesaforado tiempo presente, duea de la tarea de entrenar a la hija desu hermano en las razones del humillado, la arreglaba y le contaba queesas dos bestias de gran alzada haban sido tomadas de la caballerizaque fundara el Rey George Augustus Frederic treinta aos antes delactual desastre. El pie de cra haba sido una pareja trada de Jamaica:ln yegua alazana y el semental doradillo que el rercer conde de4

    Ifflngham haba enviado como regalo para George Augustus, en cele-rartn del tratado con que lnglaterra fijaba los lmites del. te.gitorio enuc et Beino Mskitu sera automo; baj la protectora ala britnica y latirpetuosa admisin nicaragense de esa realidad'Nadie, Tis, haba mado al caballo con la pasin de GeorgeAugustus; a la hembra y al macho caballar. Muchos decan que paralqel extra-ligrnt" era msica lunar or durante horas el relincho nocturno de unayr r, en brama, perseguida por su garan en el transparente residuodc la noche.RecordabamuybienViolasuprimerencuentroconladescen-dencia de aquellos animales, en el potrero cercado de cuartones blancosqu r" extenda detrs de la corte y la residencia del rey, construidas en mas alto de Bluefields. De otro mundo era el brillo del pelaje de aque-lle bestias; la seda de sus crines y colas ondeando al aire. DesdeJamaica ya haban llegado con nombre propio. Deneb era la yegua, pori lr."to grls que le sparaba los ojos; Gong el semental de poderososgolpes "n l" p"nra. Viola record para s misma que aquellos clebres[Opetazos todava resonaban en ciertas lujuriosas memorias.Esos caballos, descendientes de las Royal Mares de Carlos ll delnglaterra, haban sido engendrador y gestadora de todos los pura san-i ono.iOos en Bluefieldl, incluido eltrotn que haba movido eltlburiel cnsul Walker; incluida la yegua machorra que el reverendo.Fagsbinder mantena en forma para que la montaran sus hijos cuandoi6; visitarlo desde Altona, en la orilla prusiana del ro Elba; in-oluldos los potros en que cada domingo por la tarde, bajo el sol o bajo loslruenos, haca sus paseos rituales el-u"b_icuo saf Kubrik. Todos los ver-daderos caballos descendan Oe O6U, ist t'iel'lla pareja confis-cada por los invasores, con igualdesfachatez que haban confiscado edi-fl;la;; t"rr"no., ,lanchones y veleos: : No otra cosa que confiscacinnefanda haba sido.declarar terreno de utilidad pblica el viejo cemente-,i. o, ah se desprendi el plazo perentorio en que habran de serlraaladados los rests mortuoros a'un nuevo panten, como los inva-lores Preferan llamarlo.

    Tissehabatragadoelsollozoqueleatraveslagargantaalversesalpicadadelodo.Caminaridoensilencio,conojosmuyabiertos'escuch el ardido relato de Viola. Quiso imaginar la msica de relinchosqueadorabaelreyGeorgeAugustus,ysunacienteinquinanoladejirms alta del resoplo brutal que haba odo tan de cerca en el momentode sentirse la cara azotada por gruesas gotas de fango'Viola sigui entregndle impacientes trozos de un pasado'rotos y no por eJo fuera del largo nicho luminoso de la felicidad recorda'da.

    Columpio al aire

  • 5/28/2018 Columpio al aire. Lizandro Chvez

    7/100

    Lizandro Chvez AlfaroA medida que se acercaban al marco de madera levantado en raentrada del viejo cementerio, el peregrinaje se revolva, remolineaba lagente que entraba y la gente que sala en camino hacia el retiradodesmonte que los invasores gustaban llamar panten. Los invadidos car-gaban los huesos de sus antepasados en aquellos breves atades decaoba o de cedro; en sacos de lona cerrados con lazos de cinta negra;en canastos de bejuco rojo, tejidos especialmente para el traslado; enzurrones de vaqueta y hasta en apretados envoltorios de papelembrea-do. lban y venan, sus frentes cruzadas por una seal amarga, loshombros encorvados. Llevaban no solamente los huesos sino la culpade violar el descanso intachable de los muertos.Pavoroso era el riesgo de que en la apresurada manipuracin deun yacimiento de huesos se extraviara algn fmur para convertirlo enflauta de hechicera. Ya corra el rumor de que el viudo y los hijos deAvlita cayasso haban encontrado el esqueleto de su difunta sin elfmur izquierdo. lnsondable es el poder de las negras escalas que cier-tos magos pueden sacarle a una flauta hecha de hueso de mujer muer-ta en el parto: la solitaria guerrera del universo. Terrble es el poder deuna costilla humana manipulada por un ladrn: paraliza a sus vctimascon solo tirar la costilla sobre el techo de la casa de su robo.Devastadora es una tea hecha del hmero relleno de cebo de difunto:

    arde sin temblor alguno para iluminar fechoras. ya se saba que losdeudos de Mancival Patterson, haban tendo que llevarse su osamentacon un hmero faltante.Las calamidades anunciadas en el rumor callejero eran nada encomparacin con la enorme culpa de exponer las queridas osamentas alhorror de que la trompeta deljuicio final las sorprendiera fuera de su stio;que no pudieran aquellos restos responder al llamado ltimo de sucreador. En los oficios religiosos de los cuatro domingos de abril, el re-verendo Helmut Fassbinder haba predicado como nunca antes sobre loescrito en El Apocalipsis. Desgranaba versfculos deltestimonio de sanJuan para depositar en la conciencia de la feligresa morava las estran-gulantes imgenes del sol negro como saco de pedernaly de la luna todacomo sangre que acompaaran el gran da de la ira divina. La imagendel sptimo ngel tocando una trompeta para que vivos y muertos acu-dieran, y quien no estuviera inscrito en las listas divinas sera lanzado aun lago de fuego. Al final de cada sermn, la feligresa entera abra loshimnarios empastados en dura tela roja, y ferviente cantaba el himnonmero 254; el mismo que ahora repeta una familia numerosa agrupa-da tras dos canastos.6

    Columpio a a re-Los Blandford- dijo Viola en voz baia'centeilearon tos os de Tis sobre su ramo de flores. Vea elmarco de madera y vea venir a tres generaciones de Blandford coren'dOse en familia, entre la tribulacin de estar aquy elterror impuesto portl ms all. Dos postes pintados de esmalte color tabaco sostenan untrbln blanco sobre el que Tis haba deletreado: El seor te llamar porlU nombre. Me llamo Ti, ts, Tis, le deca en secreto a su Seor. Bajoii lnapetaOte inscripcin pasaba el mltiple acoplamiento de voces: unas

    frr"ru, como rates madres; otras coloreadas comoaltos filtros de

    unes. El coro alzaba la pesadumbre de su anunciacin al cantar:Cuando la trompeta suene en aquel da finaly el atba eterna rompa en claridad"'

    El coro era igualmente barrunto de alegra al agregar:Cuando all se Pase listaa minombre yo puntual responder"'

    Era una alegra prequebrantada en piedras de sagrada escritu-rai asimismo golpeada eri la ferocidad del plazo nico decretado por lalugusta autoridad de los recienvenidos'Ee4iqlq.dqnie-e-advertia que pasado eU deI?y-9 de 1896'los restos no extrad del viejo. cq.nenterio nacia [ panTri6-q1jei1inff"6 tdie " "eiai Ufi1,- e n g"en d r d iv rsos r m o re. E nt re as o -6f*;Va;;unid; due bs hesos restantes seran molidos para con-vertirto en plvora de ejrcito. En ms de un sueo hubo tos y abue-lae y sobrinos que por I Ooca de un fusil salan profiriendo maldicionesde abandonados, antes de trasmutarse en basura de guerra; en nata depantano; en resaca de estero al cambiar la marea'Para atravesar el remolino que bajo el marco de entrada forma-baladoblecorrientedeexhumadoresdesusmuertos'Tiscerrelprrrut, lo apret entre las flores y fue arrimndose a la corpulentafalda de la ta.En el bullicio, una brujuletavoz de hombre quiso depositar en eloldo de Viola alguna abomincin que ella rechaz con brusco ladeo decabeza,conaScoeincredulidad.Airadasiguisudifcilcamino.EntreexhumacionesSetejanpromiscuosruidosdeherramientaen trabajo, de chapaleo en el lodo, filtraciones de indignados secretos'siOuos Oe cantos brotados a la sombra de aosos troncos de mangos,caimitos, pomarrosas y frutadepan. Bajo los follajes se cruzaban voces

  • 5/28/2018 Columpio al aire. Lizandro Chvez

    8/100

    Lizandro Chvez Alfaro Columpio al airel

    * , f lrr rL.L,r r'r.Bondaba sus Seis aos de edad Viola, cuando haba visto por primeraVeu la presencia de Mathias Theodor Wegstein, en funciones de alcaldedc Karlstad, donde algn da luminoso de junio se celebraba elOumpleaos del Rey Freidrich Wilhelm lV de Prusia. Ocasin solemneha de haber sido, por las formalidades ceremoniales que se tejieron esamAana en la colonia prusiana anexa a Bluefields. Mathias Theodorhabfa subido a la coronilla dura de una gran piedra color pizarra.Desde lo alto pronunci respetuosos saludos para los invitados,para toda la concurrencia variopinta. Hablaba un extrao idioma queWllllam Henr-y, desprendido por un momento de su ttulo de melanclicoEfn.l.fnlkitq, fue traduciendo en lneas generales para la nia Viola, [-amparaba una de sus manitas en la mano de hombre, reblandecidapor su trato con PaPeles.Mathias Theodor dese larga vida para la familia real de Prusiay la familia real del Reino Mskitu; larga vida para la colonia Karkstad,nCarrilada en vigorosa vida democrtica. Libre para eleglr sus autori-dades, libre para adorar a Dios segn cada uno pudiera seguir los pasosde aquel magistral Lutero, rebelado tres siglos y medio atrs contra laharejfa de tasar el alma en dinero.Abajo corra el agua de Gunboat Creek. Arriba crecan fron-dosos los frutales, en cada huerta de Karlstad.Bajo el sol inclemente resonaba la voz joven del que aosdospus sera el fantasma plido y huesudo que recoga cabos de puroen las calles herbosas de un poblado caribeo.Mientras los ltimos sobrevivientes prusianos hacan viles traba-fOe hundidos en el lodo, a cambio del dinero de cualquier habitante de-Bluefields, Mathias Theodor Wegstein prefera aquel dilogo masticantequs sostena terco con su bocado de tabaco redimido.Despus de la salutacin de Wegstein alcalde, los prusianoslnVltarOn a un hbrido almuerzo campestre, en el que se mezclabanchlcha de jengibre; spera cerveza hecha con levaduras locales y granosda aquel basto trigo cultivado en las laderas de Karlstad; calientesempanadas rellenas de lomo de cerdo; fros guisos de papa; aguacatesdesbordantes de crema agria; pomarrosas divididas en iguales concavi-dades de blanqusima suculencia, envueltas en una piel rosada, dignadel ms encendido crePsculo.

    ile hombre, indefinidas en un distante borboteo que bien poda ser derezo diseminado, de sermn, de arenga.En ras onduraciones der terreno se esparcan ras tumbas en unorden tan silvestre como er de ros rbores y ros rojizos atajos tiazados arazar a travs de ros matorrares. con ra punta derparrgr. negro, Vioraapart unas duras coras vegetares. Enire ferposos ruares de rpida yflorecittas moradas, despej ra soredad verde en qr" J;;;b;r nombredeP reibus ye:I?:,u:;0 yiffffi# 2 4 t _ 1 880viola record vvida ra paridez con que aquer viejo iruso habaimpregnado sus ansiosos ojos de nia.- Nunca ms he visto tanto sirencio como er que haba en racara de Mathiasdijo ra mujer, extraviada en ra piedad. si er cuerpo est hechode recuerdos, eran muy pocos los que Tis tena en el sry. M;t;;;i;poda entender ra devocin con que viora se entretena rememorando ercallado vagabundeo de aquer viejo branco, empedernido masticador detabaco. sus ojos grises eran todos para el suelo, donde buscaba sintregua, noche y da, restos de puros. Un sarbeque corgado en-nanooreray un chuzo, formaban r equipo de su contnua iecoreJcion por tas cattesde Bluefields. Haba sido er--qltimo de ros ochenta prusianos consumidosen et empeoE*dificar n-tas cercnas oet puoto ,; ;;"p,;;;i;;;;P "r- -*tlslco- mbre oe xarrstao. o"rprr ;ff case,ooe una mnima prusia que desde su loma dominaba el norte de la baha,la corriente de Gunboat creek, y ros vericuetos cubiertos de conchas deostiones en el barrio de ord Bank, todo fue padecimiento y ruin para rostristes habitantes de Karrstad. Er rtimo de eilos, wlgstein, habaecibido entierro y rpida pagada por saf Kubrik, esponta-neo benefac-tor de los remanentes. de aqueilos "Amigos de ra Luz,, que er bergantnFrisch haba condr"ig?,u un tenebroso"pararso. ya noe haba querespondiera por er orv.ido de Mathias Theodor, aunque Viora siguierarememorando su prido sirencio, y Tis ro imaginara amburando en er

    suosueto, cfe losa en fosa, a la rebusca de cabos de tabaco.

    r

  • 5/28/2018 Columpio al aire. Lizandro Chvez

    9/100

    Lizandro Chvez AlfaroViora recordaba con agua en ra boca aqueilos sabores vivos, tanvivos como ra desg.arbada sombra que haba'ilegado a seiwegstein:memoria andante de que hoy podemos ser luz -de sangre bullente ymaana un asordinado remedo de vida. Er tiempo rodnoo sobre racarne que ruego es materia morida y condimentada con todas ras espe-cias del resentimiento. un recuero ingrato; un hambre jams satis_fecha. La dama de Bruefierds recordaba ra paridez de wegstein comoencarnacin de una antigua fror de rencores. Tis, recepto pasiva oeuna.carga de imgenes, soramente arcanzaba a imaginr ar fantasmaplido ensartando trozos de tabaco en ras penumbras der subsuero terri_torial de los muertos.Por la carne y por la mente de una mujer transida de incumplidosdeseos, amburaba una imaginera poderosa. por ra fragiridad der serpoblado de nacientes recuerdos que sostena a Tis, todo"estaba acon_teciendo en la bruma de tres o cuatro o cinco tiempos simuttneos.La recoleccin obligada de huesos y polvos, era para Violadoloroso y triunfar recorrido por ra intensa petea. para Tis "ru up"nr.un da nublado. Limpias ganas de querer a Dios y .r, "r"iigo.. Lastentaciones de una nia pueden ser sro er barrunto de un .i"to y ,ninfierno todava no encontrados. Las tentaciones e una r", o o" ,nhombre compretos, son er mirar abismado hacia ,n aroto brado defantasmas fieros; de anhelos cumplidos e incumplidos; " rJ[eor""rfude todas ras edades; de deseos indeseabres'y de consumacionesdbiles. "Dame ra ruz", re gritaba una mujer ar sanio esprritu que estabainvocando.Las sombras del pasado personal llegan envueltas en su pesa_do halo umbroso. Recordamos ra composicin craroscura de haber vivi-do la gloria de ra irrepetibre individuaridad, y recordamos ras brumasiridiscentes de una historia corectiva. o no recordamos nada, para viviren el mismo estadio]0" tor animares ambulantes en tenebrosidad instin-tiva. Tis era er terreno virgen de un espritu de mujer. viora su reartutora, madre sustituta, predestinada a ensearre a una futura mujercmo se vive esta feria impracabre desde ra condicin de mujer.

    Columpio al aire

    La voz vida del reverendo Fassbinder retumbaba en el viejooementerio, saltando de las fosas a los rboles, de los rboles al cielonboso. La rspida pronunciacin pasaba por un pecho toruno. Era todolo que llegaba al odo de Tis. Al odo de Viola llegaba el pulso de pre-dlcacin, la voz reventando con la misma pasin que una vez, en iglesiavacla, escuchara ella sola. .---: {4ur., , -,,," rHaba sido un dilogo amaado para decir lo que cada uno deellos guardaba para el otro, en dura competencia por recordar lneasdelsordenadas de los Cantares de Salomn, hundidos en la memorla delreverendo y de ella. Ha de haber sido en alguna de las soledades queF6ssbinder padeca cuando la esposa alemana tardaba en Altona, porprodigarle a sus hijos timbres de orgullo germnico, recogidos en toda laorJonca hamburguesa.Viola, entonces en la flor de su juventud estentrea, vena aco-modando los himnarios en la repisa dorsal de cada banca de la iglesiamorava. Arriba, en el coro de la iglesia, Fassbinder escriba o simulabacacribir el informe que cada ao deba enviar al snodo moravo, reunidoen ol fronterizo poblado de Herrnhut.La voz de Fassbinder, la misma explosin grave con que ahorarrodicaba entre fosas de entierros exhumados, recit desde lo alto de lalglosia vaca: "Qu es aquello que sube como un vapor de todos losrcrf umes exquisitos?""Canto cuarto de Cantares", gorje ella desde abajo, con pas-I6so timbre de soprano, y todava agreg: "Seor, exhala mi nardo suroma". "Muy bien, mujer", respondi 1, reclinado sobre el barandal delr:rrO. Aadi por su parte: "lluminada memoria. Voz de manzano meci-tl por aire de amanecer puso Dios en ese cuerpo. A su sombra anheloaontarme", rez la voz de hombre enftico. Qued esperando algo ms.Vlrla Se atrevi a levantar la mirada y a cantar olro versculo, con entu-Bltsmo de aleluya: "Fresco y colorado es 1. su cabeza es oro puro''.Se abri un abismo de silencio. Se oa la punta de una plumarnotlica inventando lneas sobre un papel. Se oa la reventazn de olea-e on la baha cercana. La voz de Fassbinder haba cambiado de la soli-i:iltci a la condena predicante, cuando dijo con aire terminal: "Estabannmbos desnudos, el hombre y la mujer, sin avergonzarse de ello. Dijof )[s entonces a la mujer. Buscars con ardor a tu hombre que te do-minar".

    ilt

    11

  • 5/28/2018 Columpio al aire. Lizandro Chvez

    10/100

    ColumPio al aireLizandro Chvez AlfaroViola coloc en su sitio el ltimo altero de himnarios y, ofendida,busc la calle. Ella: el nudo en que se apretaban una mujer plena y unania inservible. Sali de la iglesia. Llevaba abierta una herida que yanunca cicatrizara en sus blandengues tejidos infantiles. Quedara laherida para siempre envuelta en arroganca.

    IV

    En la superficie del viejo cementerio' Tis avanz por una red defltbarosos caminos. " tr"uio a preguntar dnde estaban las tumbast la famitia Joiner. p;;r"b; qr" i, i-timo erizamiento se aliviara si laucrrs la dejaba recli;;;rnto en la compaa edante de ArralitaJolner. ocupada en no enrodar er ruedo de su farda, Viora moder suDflmer impulso ,"p'"' nie ia eviOente inquietud de Tis' Ya sosega-bt, explic " ,, "on'inJ-f''U"-p"t q' estaban all: en la confusin peroFmas confundidas; ttut'"s por los caprichos del invasor ms nopalsantes' lamas' -- ^,, ^^,6^,,o. norrdo con el ms suaveApoyaba cada paso en su paraguas cerrado' Con el mitlgor que sus pataorl ;"; aomitir' te oiio que venan a depositar enla bveda de ta prrnces selecia ese ramo'oe itoriponoios y velillo' conlu perfume tr*t" "o["r. no solamente el descanso de la ta Selecia'muerta por saturacrol J" no, y nostalgia. El perfume cobilara tambinlg tumbas de William Henry' el -envenenado; del alumbrado GeorgeWllllam, ascomo ta-e ''lonainan Charles' el

    abrumado'Con sus anchos ptalos' con su aroma y su blanc'ura' las floresanormes gritaran qu" Ln Lt" cementerio transgrdido haba un grupo delepulcros sellados p ti"rnpr.9: "l"l?1a culquier edicto' hechos deoillcanto para contJni "n "' sitio ios sagrados despoios de sus muer-to' Mos y tuyos, Tis -- dijo Viola' el torso tensamente girado haclala nla. Tis buscabl una satio en el espacio cercado por el muerto olorE barro hmedo. sol ncontraba la cara inevitable de la ta, sus ojosrandes cubrindola con pesada proteccin; sus labios entreabiertos enii ,rotut de una palabra que tard en reiterar:J"]lil; las dos por una suave pendiente' ?n lllto se iba

    dellniendo tu ro" 'nJtaj i"r '"'"'endo Fassbinder', l]t:^''3-y"setacinexpansiva y et trata-go nurn"no' distinguieron su cabeza rojiza' cortos ehtrsutos ros caue,];;l;;ri";s. obresala encendida en la asru-pr. ro n de cabez as"rie;;; il":.1 l": ve rs cu ros q T r" I i?1T.9,1 d o' t e aLn tas acariciadas pginas de su Etotla'-Del mismo papelfibroso' te.nazmente cosido con camo' pudohaber sido ta Bibtia .bn qr", $.-e-dlo siglo atrs' el ffil-e-ngo HeinrichGottlob Pf.gl -ler, fundador e ta oia "'Jntii"oora liuefields' haba.,,'.,,,'1 '." i'.''-''1 1312

  • 5/28/2018 Columpio al aire. Lizandro Chvez

    11/100

    Lizandro Chvez Alfaroconsagrado el cementerio en la ladera ms firme de las cien acres qucel Consejo de Estado Mskitu, presidido entonces por el Rey Georgr:Augustus Frederic, donara a los misioneros moravos. Con no menos fervor que aquel pionero de Ia sagrada siembra, Fassbinder clausurabrahora lo que su antecesor haba abierto; cerraba en opresin lo que schaba abierto en libertad.Era el predicador Fassbinder una brasa rodeada de carbones;absorbentes del calor de su palabra; del mpetu de su voz tocada por unidioma que no era el suyo, sino la tercera o cuarta lengua sobrepuesta asus originales resonancias germnicas. Sobre stas haba montado,segn su propia alabanza, los idiomas de Bohemia, primero; del Tbet,despus; y sobre etlas haba levantado el de Gran Bretaa y su frondosarama caribea. Una mezcla de juegos de garganta y explosiones solaresle llenaban la boca antes que las palabras cayeran sobre la porosidad desus evangelizados que a coro intercalaban Amn.En la aparente distraccin con que descenda por los resbalososvericuetos, Tis oy que por la boca del predicador salan graves alu-siones a los huesos. Fassbinder vio de reojo la altivez con que Violapasaba: carne siempre estentrea, amasada en duros desafos por Violamisma buscados con mujeril lozudez. Apenas haba interrumpido ella suandar de pasos cortos para acoger el consuelo gritado por el reverendo:todos los huesos del mundo escucharan el llamado del Seor, donde-quiera que estuvieran. Vocifer el pastor: dice el libro de Ezequiel, cap-tulo treintisiete, que habr un ruido y un temblor con el que cada huesose juntar a su otro hueso.Aaaamn,le respondi su congregacin, con el alma bailante enla cuerda de aquella tensa paiabra. Aaamn. Haba salvacin en susdos slabas, invencibles all en los desiertos bblicos como en esta ondu-lacin de acongojados verdores. Amn, Amn. Ensamblado entre unoy otro de los versculos que contaban hechos fabulosos.Tis volvi a buscar compaa inmediata en el aliento dulce desus flores. Aminor el paso para imaginar mejor la magia anunciada porFassbinder. Sobre los huesos, la divinidad pondra nervios y les harasubir la carne y los cubrira de piel y les pondra espritu para que vi-vieran de nuevo. Abrir vuestros sepulcros y os sacar de vuestrassepulturas, pueblo mo. Ley el reverendo en su grueso volumenempastado en cuero, luidos los bordes, opacos los cantos dorados. Antelos ojos de Tis iba flotando el ejrcito de resucitados. Supona que todoslos oyentes estaran contemplando la infinita marcha y estaran comin-dose igual que ella sus pedacitos de espanto.Se apresur para alcanzar ala ta Viola, detenida a la sombra deun viejo frutadepan que ya era ms nudos y retorcimientos que hojasAnte ella sonrea.Boden, el constructor de bvedas. La voz anhelante de

    t4

    ealu lrombre trepaba por las escalas de otra predicacin cercana' Tisvir l lor; tlos caballos "Jntit""Oot que piafaban amarrados a una cerca deIriorro Uno de tos miiitares, et de ms alto rango' "on ?lu::::n alto'raror:r;r crecer, lanzado hacia arriba por sus propias contorsiones y porsr I rritvas Palabras.Bao el rbol decrpito, Boden mova una pipa humeante pararf rrlrr;rr.tlistancias, torrs y'lugares del cementerio' En sus brazos pli-rIr.; :;c agitaban msculo eridurecidos en hacer y deshacer petrifica-r rrnoli. Su boca rodeada de arrugas se revolva en un aire de befa querrrrrr:rr habia "nr"i""i, ientra ra cima de sus ojos

    grises era ina-l,rl,rl)l(, lucecita Oe Oroma. s como era l' le estaba of reciendo a Viola,,,'i,,,,,,io de ltima hora para sacarle a sus difuntos con el respeto mere-rrrl' V llevarlos completsimos a un cmodo y lucido monumento' tanilir, v{) como el ,,pantJnl;que nadre en Bluefields podra evadir niolvidar'tlrrr rnaldicin tnevrtable; un hecho de Ia nueva era'La mujer te escucnaUa, escocida y a la vez con la,pacienciar,,r rr;r(la en horno o" .igLoa. iiri oi, "o agarupadorecelo al viejo*rrrrrrlrrro en su arto ou"rl a rayas negras y amariilas. Boden recitabaltil ilr;tlorialidad, amiga del pago pero astmismo de las personas' deca, r ,n urr rabo de matcla. Sus h*Ores trabaiaban dia y noche .en el pun-trr,rl rlr:r;alojo y reutoo O" ls ms respetables difuntos de la ciudad'Viola levantJ"i p"cf'o carnudo para resistir la condescendencia,,,rl (lrto el otro te ponia'precio mdico- a su obra funeraria' Precio parar,,rrlr: cltida, p"ro g*nt" amiga al fin' dijo' El constructor le ofreca hasta rr ,lrlo llara abrirle sus cuat tumbas' empacarle los huesos en envolto-rir'. unl)ermeables yJ;"g" guardrselos en un solo sepulcro nuevo' nti-,1,,,,r(lornado con cuatr ctumnitas y cuatro estrellas de estao' cada,,ir {io, un nombreE ar,a-'"n",.,dos: selecia' william Henry' GeorgeWrllt,rnr, Jonathan Chade;'' Poda grabar elnombre de William Henry en.r.trrll;r de bronce,'tiu.i ro desena' l saba cunto le apenaba larrrorrrotil de aquel ou"n-rn"t'nclico' "El ms conmovedor de los ama-rlr*,, .vr:rdd? ao.iVo -sted lo sabe"' dijo Boden entre suspiros'\/rolr ilriro a lo lejos, agotada su pactencia de dama' Ms all resopla-r,.rr ro:; ;aballos pii*i".. Ella se limit a preguntar sin desvos:

    -.No le ,,;;;;;;'L iflste proresin e tratante de muertos?Rodensahumalesmeraldinotbanoquesehabaatrevidoa-,1lr;ttlc en la nariz pedregosa'' Miss voLI-iu """n"ia y el negocio siemp.re.h,an sido unal,r,,r1;r rareja- t-a miiaO de este maldito p'elto ha bendecido ese matri-nr.r rr{) icllz La otra mltad espera su turno'lrs giraba sobre sus botines' en busca del color subido que enn[utt lttt;tr estara enlazando las trenzas de su ntima Arralita Joiner' Lallrltll;t(}ntreSU,i,y"l-.on'tructorestabaocurriendodetrsdesuurgen-

    ColumPio al

    15

    Columpio al aire

  • 5/28/2018 Columpio al aire. Lizandro Chvez

    12/100

    Lizandro Chvez Alfarocra por encontrar las escurridas trenzas de Arralita. Por ah andaranguarnecidas de cintas azul de mar o verde-macarela o rosado-icaco. Noquera or pero oy esto ms.- Seor Boden, sea hombre una vez en su vida y djeme en paz- Miss Viola, djeme decirle y jurarle que hombre he sido, hombre soy, hombre sera de mil modos desconocidos para usted si mcdejara servirle, y que usted me sirviera, como todo hombre de estr:pueblo ha soado ms de una vez. Hagamos el trato. Una regia tumbrmltiple pondra yo a sus pies, a cambio.- Seor Boden, camine de prisa en cualquier direccin de este odel otro cementerio y encontrar sin falta el hedor que su cuerpo merece.Muy bien, Miss Viola. Camine usted cincuenta pasos cuestrabajo y encontrar por fin su real afliccin. Que el Todopoderoso la pro-teja.- Que lo cubran por la espalda los ms dotados de todos los hombresmuertos - alcanz a murmurar la mujer.

    Quizs fueron cien o ms pasos y no cincuenta los que hubo dedar Viola en aquel sinuoso tobogn de barro resbaloso llamado caminoa la cripta. Renegaba de tanta desgracia reunida: desde la licenciadespiadada con que cualquier hombre, rijoso o impotente, poda llenarsecon piropos que luego calificaba de alegra de muchacho; poda empu-jarla a la recmara de las propuestas; todo eso, hasta el asco por losIamparones ocres que su falda iba recogiendo. Esclava ella de su recato troqueiado en el reverso de lo femenino, deba separar su ropa de lainmundicia del suelo, sin caer jams en la inmundicia de mostrarle laspantorrillas a quien no luera su dueo nombrado por ella.-No ensees, nia; no ensees nada, le haban repetido all enun lejano tiempo, cuando la sola presencia de su melanclico preferidole haca emprender certos ensayos de vuelo, en la palpitante confluencia del cuerpo y el alma.- No ensees, nia, dijo ahora entre dientes, al mirar atrs yencontrarse a Tis con los brazos levantados como alas, la falda y elfustn izados ms arriba de las rodillas, la tela hecha una hamaca entrccl ala de las flores y el ala del paraguas.- Tu cuerpo no es carnicera, nia tonta. T-pa-te.

    Tis se levant falda Y fustnr ilrlno. Levant su carita encendida' hasta los Pliegues de su calznCon voz de mercadera Pregon:-Laaacarne,lacaaarne'Adoslalibraparalosmuertos'acua-lrn l).lra los vivos.una furiosa bofetada de revs le baj los trapos; la hizo.temblarrlrr Hrcarle llanto alguno. oyeron risas coladas entre matas y bejucos'Frr lrr ltima vuelta del camino a la cripta asomaban entre la malezaI,ilktoS de clavelOnes, rOdOdendros y cOrdones de obiSpO' sembrados

    rrrtViolaaosantes.Tambinhabasembradohiguerilla,|ap|antaall ryrtntadora de insectos.En el despejado predio de la cripta (cuatro nichos oblongos'rlrrrt;rrlos sobre plataformas de calicanto, con manchas de salitre yfirolro) haba tres hombres semidesnudos terminando de construir unanlarrrlrrada. Viola se tambale al toparse con la increble visin' Trasalia, l.is vacilaba entre el susto y una turbia alegra de verse tan pronto,or11;ula del bofetn por la presencia de tan gratuitos aliados'Sobre las tumbas s amontonaban camisas rotas y remendadas'rrar;lrotes, palas, barras, grapas, un rollo de alambre de pas' amarillen-trq r;rlabazo. "on tupon" de olote, bolsas de cabuya. Un reguero blas-furrrr(} oncima de lo que hasta el da anterior haba sido lugar respetable'irrlrrr;rtrle para la muier atnita que por un instante perda el habla' elrnlonr limiento.Sali de su mudez con una especie de bramido que arrastrabal,alrlrr;rs, nombres incomprensibles para los peones' lncomprensibles,rr.rn l;rrnbin para ella las frases que entre risotadas se cruzaban aque-tt,a lr;rlraiadoies diestros en tensar un hilo de alambre antes de engra-lrnt r F l terco era alma de una muralla de aire por la que ella y.los hom-lrrtrtr roclan verse, solamente verse, sin entenderse' S podan repu-rliru Ins todava'Al pie de esa muralla transparente' Tis haba dejado caer losil,,rirl)rrrilos marchitados por el azoro que le sala del cuerpo hecho calor'A lrrvrir; de la muralla vea los torsos sudorosos' remotos' como formasi rlsl). t)(hclas en un pas de otra era' Vio las barrigas lustrosas en sus flo-inrl.lrklri, en sus durezas, y crey saber al fin por qu los apodabanrt rtritrrllrls - panza - amarillaViola golpe los alambres con la punta de su paraguas' Pdrttlrlir:;r(:tones de la iniuria puesta alrededor y sobre sus tumbas' Tirir,nr :i r cliestra y siniestr. Los hombres siguieron cercando y riendoI ,t(:ul)r()n(lo de lado una saliva que sala con velocidad de lenguar *rlr (,)rr.A. Uno-e ellos, acaso el contratista o el capataz delrr ilrp;rrkrr, lr enfrent con gesticulacin abundante y un ruidoso alegatorhrl ruo l;rs mujeres slo entendan la repeticin de dos nombres:

    17 Lizandro Chvez Alfaro

  • 5/28/2018 Columpio al aire. Lizandro Chvez

    13/100

    Columpio al airedcscribi un altar levantado en la cabecera del gran cajn de calicanto.Ahl estaban los floreros chinescos, los tulipanes de papel crespn, el ilu-mlnado retrato del mrtir que ya no era l sino una religiosa repre-:antacin de quien renunciaba a sus apetitos de hombre para abrazar lausa inmensa de la reforma liberal. Boden lo oa sin mirarlo, sin admi-lll ofensa por la insidiosa descripcin del mausoleo diseado y construi-rlo por 1, bajo contrato con el General Migloria.- Todo por un inmundo pedazo de tierra - repiti Saf Kubrik,qulen se vea en los espejos como hombre de aire y sol reflejado en elagua. Boden haba vuelto a encender su pipa. Humeando levant la{rarn con una mueca de comprensin.- Comodoro Kubrik, o piloto o escapista de treinta candados orlrigo o financiero. Como guste llamarse. La tierra es la tierra. Yo leerrtiondo, monseor Kubrik. Flotan por los ros sus cuantiosos artculosrle lerretera, sus remolcadores, sus largas balsas de caoba. Flotandoylenen por las aguas del mar sus rollos de calafate, sus cilindros deakuitrn, sus barriles de clavos. S que el estircol de sus caballosruotla directamente al agua de la baha. Pero Comodoro, aunque surelrro privado descansa sobre cien pilastras fraguadas en pura aguailrrrunda, la tierra es la que lo recoge todo.- Gracias, misionero Boden - dijo Kubrik. Tir de la rienda conqlrnvidad. Se apart de aquella arrebatada afirmacin con un alegre sil-llrlo on la boca, inflada con cierta frase de Msica de agua. Se fue ale-tarrrlo de Boden para acercarse al filo de tierra arbolada en que losperlnBS de Migloria o de Sanarrusia, ascomo Viola y Tis, lo haban vistonplr(,cer en su potro negro, el de su queridsima alma de fantasma denrerrliras, y luego desaparecer entre espesos ramajes.Esfumada la augusta figura de Kubrik, Viola desisti deerrfronlarse a la bravucona barba-amarilla. Busc la ruta ms corta haciarrrtlrr. Se apresur para llegar al grupo donde relucan las ancas y losl,tsE(;uozos de los caballos confiscados. Una y otra vezle dijo a Tis noilurhrr r;reer lo que haban visto. Volvi a invocar los poderes naturalesrrre lr;ry en toda alianza de la sangre. La nia no saba si estaba invitn-rhrla ir la compasin, al odio, o nada ms conminndola a cumplir el ri-Uur() o r.'ompromiso con sus muertos.- No pueden hacernos esto, Tis - insista en su premura por lle-rJFlr t r ncararse con Migloria. Tis la segua resollante, callada; su inte-rtrutrlt(l quindada entre la duda y el deseo profundo de ir volando entrehrs rlrolos.

    Migloria, sanarrusia. Entendan ra amenaza que se res vena encinr,rcon cada paso del vociferante.La amarilla panza se detuvo de sbito. Gesto y ruido r;r,diluyeron en el aplacamiento con que Lt capataz ,,r"0" ,ora por en(,ra de la cabeza de Viola, hacia los rboles de arriba.Atrs' contra ra maciza ramazn de un poarrosa, reruca r,lotro negro montado por saf Kubrik: distanciado cono de favores co,edidos o por concederse, sorpresa acechante en un recodo del futur.al como procuraba ser visto en todo momento de sus afanosos das c.rrus noches' un hombre para todas ras proezas der cuerpo y der arm;rconocedor de ciencias raras. un ,.',outiol" constructor de sus dominior,An a distancia, en sus frexiones oe-.inete rata ra adoracin que a :;imismo se otorga el aventurero feliz.Vena el inevitable Kubrik del nuevo cementerio; de pasar lo:;ascos de su bestia sobre ta tierra de tmutos fr".;;;, ;;;o t a tor;dolientes enterradores de.estrafalarios paquetes; ajeno a ra desfachatede aqueila nueva autoridad qr" ,"or"naba er mundo. saf Kubrrkrgua su conciencia entre unos y otros, como para dispensarres su so.iente presencia de testigo; oe cmptaciente baruarte contra ra sumisi,e unos y contra el abuso de otros.- Es de rocos - re haba comentado a Boden cuando se encorrtraron bajo er purpureante foilaje de un paro de caimito. Recostado en .riejo tronco, er constructor estba tomndo respiro o".p*. " sufrir l;rinfamacin de su orguilo bajo tas paturs de Viora, o"irJ v . oezy dr:- No haca farta meterres er hocico der poder entre sus huesor;muertos - insisti Kubrik desde ro arto de su montura. - Es demasiadcrA.los vencidos, aniquirarros o dejarro. uiri, con sus cosas de costumbrer,dijo hace mucho tiempo un marandrn frorentino, mi estimado BodenAqu y all, en uno y en otro campo santo, he visto r".u " sta genr.humillada' Las mujeres van pariendo rencor. sus hombres van frotandrren vejigas de odio. No haca farta esto para tomar posesin der territorio. Mientras Boden regulaba su respiracin, dej que el jinete trrcontara lo que sus ojos ya haban recogio "n "r, iO" V *,ioas entroesentierros v entierros. Kubrik oio que"i oesgooerna rii. de deudos pareca extraviada en aquer 'preJio iecio o"ror.ioo" lr" "ru n r"panten". Por su portn pasaban reyendo er nombre der mrtir de Irocupacin inscrito a lo largo del dintel: un facineroso, en la memoria cl.os sometidos.Daban vuertas rocas entre troncos semicarbonizados. Vuertas yvueltas arrededor der.mausoreto erigido en er centro der panten, parirconsaqrar ar mrtir de ra anexin. con sospechosa seriedad, Kubrk't tl 19

    Lizandro Chvez Alfaro Columpio al aire

  • 5/28/2018 Columpio al aire. Lizandro Chvez

    14/100

    Gllr:rltinan a dar a este honrado y laborioso pueblo los valiosisimos pri-ytle(tr()s de la paz y la libertad, los sagrados dones de la dignidad y el pro-Ulio, el intrprete Se limit a trasmitir: "dice que con ellos viene el pro-grt,,io y la paz."Y la paz de mis muertos? Pregntale - grit Viola' Desdel,.rlo cnfrent el fulminante azul que ondeaba all en los ojos deMtrlkrria. Viola apuntaba con la sucia contera de su paraguas al intr-rulr r - Pregntale si es progreso alambrar las tumbas como si fue-rrltl viloas.Fue casi secreta la versin que Boggs puso en el odo del inten-rlrrlc. Este dio un enrgco tirn a los faldones de su casaca antes devnlvor Con SOnantes palabras al tema del desarrollo progresivo de loSprrllrlos impulsado por la Reforma Liberal, invencible defensora de laliuI rcr;rn a nacional.En cuanto al traslado del cementerio, explic que por los te-t os donde estaban reunidos en ese momento, precisamente por ah,lr rf.ilrA muy pronto una calle nueva, una apertura ms del avance querrrrt:;r impediran ni tradiciones ni rancas resistenciaS insensatas. Ya selrrlri;rn asignado lotes a notables ciudadanos que ah edificaran sus re-*:irkrrrcias, para mayor dignificacin de Bluefields.Explicaba que en un estado laico como el que ahora los cobija-lrrr, lrlrres al fin, no poda haber ms que panteones civiles. Bajo lanl rcrtna de Nicaragua quedaban abolidos los espurios cdigos de[ilrtrrr:in britnica. Anunciaba que el nuevo panten abterto apenas ar,,r|rr legua de la baha, hacia el occidente de lo que haba sido Albertf ,trrr.t y iue ahora era la AvenidaZelaya, llevara el sagrado nombre deI rrrIrrtl Medrano.Aterrada por dos atrocidades, la de los vivos edificando sobrer ililtl)o santo y la de un nombre abyecto para el nuevo cementerio, violal ;()(i un hombro de Tis y no estaba. A muy poca distancia, casi sobrelrr r,:;ralda, encontr los cachetes lustrosos de Sanarrusia vigilante, suIr"trlc una comba de cobre agujereado.Unairedeperplejidadrecorrilosintersticiosdelcirculodexlruntadores. unos a otros se vieron en cada hacia la ltima infamia.llkr:; saban en qu trance de insolencia masculina haba perecidoIrrrlrrr) Medrano, en un preciso recodo del barrio de old Bank. creanrrlc r;menteriO eS dOrmitOriO Santamente Cerrado, eStaCin de repOSO,i,,,,,,,, necesita nombre de persona alguna. Peor an cuando el nom-lrr{ rrnpuesto tena los galardones canallescos que presentaba aquelMrrrlrrno abominable para quienes lo haban acuchillado en la misma,r,;r;rlrirlad donde sorprendieron sus audacias de polica rijoso.

    Er generar Migroria estaba prantado sobre er ptreo cascarn rrr,una tumba vaca, desarojada. Desde ah dominaba ar auditorio con srriojos zarcos y su militarona gallarda. Junto a 1, con las manor:enlazadas por derante y er cueilo entumecido de terior, esplraba su,,turnos Boggs, er actor aficionado, miembro der Bruefierds Dramatic crutrque en sus espordicas funciones de traductor encontraba no slo su:rtento, sino oportunidad magnfica de sentirse en escena. Rodeaba a ror;protagonistas una oscura masa de recelo.Los oroperes de ra casaca pretenciosa de Migroria, convertan errdestellos ros movimientos de su torso pechudo. ni"nguou ,r. .onquistados y ms ail de eilos: a los arbustos; a ros craineros que cantando su parada nupciar areteaban sobre ras parmeras; a las serpienter;que huan de ra buila; a ros zopirotes atrados por el trito "orverina,las oquedades y ros tmuros tendidos bajo ra promiza resoranaHablaba el intendente-gobernador de ras erevadas miras en favor derprogreso de la Repbrica Liberar, que abre sus anchas puertas a todar;las razas y que rucha por ilegar ai artsimo puesto a que er destno rirllama" Viora se haba abierto paso hasta er borde interior der ancho crculo que rodeaba ar orador. Dej de avanzar sro cuando sus botiner;lodosos estuvieron a punto de pisar una rpida arrancada de su sitio:

    LANDIMAN JOINERMarinero de los mares de Dios2-V-1801 24_Xtt_1882ley Viola con alarmado suspiro, como si ra contingencia de pisar er nombre hubiera sido ms horrorosa que pisar al difunio entero.La voz teatral de Boggs era una pobre adherencia de los engolados prrafos der generar-int,endente. bontra ra dicha recordada d.haber representado airosos personajes de teatro (hijos de autorer;enormes: B. Jonson, Ch. Marlowe, y W. Shakespear"j ,L t" vena encima la desdicha de estar representando en preno da a un idiota que profanaba una tumba en dos idiomas.En su dobre ansia de serre tira Migroria y de disorverse ante ro:;oyentes, reduca largas tiradas a pocas frases. cuando Migloria sr,esmer en decir mi gobierno y ras tendencias de su portica sro s.

    :)o 21

    iri Liza nd ro Cl-tvez Alfa ro Columpio al aire

  • 5/28/2018 Columpio al aire. Lizandro Chvez

    15/100

    i As como en ra caile der Rey, ras machudas miradas haban traf rcado ribremente por todas ras oculs bifurcaciones o" ,,i""r"rpo fracoqu en er cementerio vaciante, lisr recioi'a un turbio;;;;" guerreara imagen y semejanza de su ta Viora. sent,u trrolun "ioiro,. de guirrear recorrindore er centro de sus huesitos. preriiiluar ,r rugu.A travs de, piernas altas y enormes caderas, en la luz de unesquicio de muchedumbre, Tis haa visrumbrado er color verde-tban'e unas cintas enrazadas en dos trenzas. Hacia e,as corri, segura d.ue ar reverso de ras cintas estara ra cra prcida de Arrarita Joiner. sr:ol de prisa entre musros y vientres rrro.o.. Dio n ,J"o para caeror sorpresa tras la amiga. Le puso las manos sobre los ojos. Los pr-ados frescos de Arrarita, ra sensibiriJo ou sus rargas pestaas opri_idas, reconocieron ra caricrez qr" orii en ras patms ,i" ii",, siemprerncendidas por dentro. Abrazada por ra cinturr, iu p;;;;e riuchachase excruy de ros ecos, der ,rrrrro que haba revantado ra mencin delrtir Medrano: calamitoso recuerOo'fra ellos.Entre quienes oyeron eranuncio der homenaje a Medrano, habaumerosos sobrevivrentes de ras vejaciones padecias dos aos antes,n ro ms srclido c,e ras maniobras d anexin. para elros, perfectcrembrema de ra anexin era el emoustero martirorogio de Eudoroedrano. Recordaban los interrogton:o. ,"rpondidos con sirencio poras mujeres de ord Bank y cotton"Tree. Recordaban ros hombres susnmersiones nocturnas e_n ras aguas de ra baha, con un zapatn de sor-ado sobre ra cabeza'_ con hurior p."Jo por hier, recordaban ra obsti-acin de Uriza, er jefe de porica. no " uno ros ,ev ar verorio deedrano' tendido en 11. aniesara der faracio oer nv'""n Henry.igloria ro haba convertido en cuarter. 'esoe su rigidez, er cadver deedrano denunciara a su victimario.Convencido de que su fama de pol.ica astuto y brujo peligrosoera 'ave de ra vida y de ra muerte, Uriza'qurso coparros por el franco deas supersticiones que ro cormaba.- our.to y canara, perteneca a unntiguo puebro vorcnico, irredimibre .y"nt" en magias. Adems, enItoung tediosa navegacin fruviai o *n "rtqui"'. sesin tabernaria, habaonocido la fbula de que estos sus nuevos sbditos uraOrnlre f,or-re o mujer asesinada, arroja uungr"-.tu cadver al presentarse susesino. Hombre de armas, de sobra conoca Uriza elpoder alegrico denvocaciones tan comunes como ravar con sangre er honor, seraronspiraciones con pactos de sangre o beberre ra sangre ar enemigon en su acervo de intransigente lieral, aba fisuras que por detrs deas alegoras de guerra comunicaban con aquero que r prefera ,amarupercheras de negros. por arguna de esas fisuras haa recogido rabura de cadveres denunciant". poihr r.ro se re cor ra ocurren-') ')

    h rlo tenderle al delincuente una trampa en el velorio del hroe.llrrla observar la conducta de cada sospechoso ante los despojos delArllr para que por s mismo se delatara.Por rdenes suyas, pues, la noche en que Medrano era velado,lsl no hubo hombre de Old Bank o Cotton Tree, exento de captura yllllunda guardia montada a los pies de finado. Dos soldados, con fusileslnlrl el pecho, a bayoneta calada, custodiaban al sospechoso en turno.Ullrr, sentado en un banco, estudiaba cada gesto desde su arrinconadoBtlcarvatorio. El muerto permaneca fiel a su tiesura seca. En su rincn,Ullrn se debata cogido en la trampa de su trampa policial. Los hombresfla lor; primigenios barrios de Bluefields, uno a uno, esbozaban ciertalr,,lrlril sumergida en humillacin. Sonrean de que faltara la elementalerllril;in: el asesino deba yacer bocabajo. Medrano estaba bocarriba,luatnrlo en su atad. Un pauelo rojo le sujetaba las mandbulas. Dosllues amarillas, perfumados huevos de toro, pesaban sobre sus prpa-rft rn. Los sospechosos vean de reojo a Uriza. l los espiaba desdelH sombra. Los vea crecerse ante el muerto, ensoberbecidos por la efi-tar:lrr cie sus secretos, acaso ms antiguos que las magias volcnicas.Eao su silencioso triunfo de sojuzgados, les dolan hondos tirabuzonestle r:rik' ra.En aquel velorio, as como ahora, con el general Migloria enca-tarrrrrlo en un sepulcro vaco, se sentan atravesados por dolorosasrrear:iones de su propia indignacin. Cuando Migloria les confirm querl rrrrrlen ostentara el nombre de un truhn, volvieron a sentir los mis-llua tirabuzones. Pensaban que el olvido hubiera sido homenaje supre-,u, l)nra Eudoro Medrano. Lo pensaron y se callaron, en aquellasrrrx:lros calientes como en este da hmedo.Callaban todos, excepto Viola, a quien la alambrada confiscato-rla rlo sus cuatro amadas tumbas ofenda ms que la consagracin ofi-lel rlo un aborrecido. A las irritantes necrofilias ironizadas por Migloria,orrlnia el escndalo de codicia que sera edificar sobre suelo sagrado.Nl lrrrndos ni decretos podran quitarle honor a sus sepultados consan-grrirroos de dinasta en derrota. Se enronqueca su voz horneada en elaltoll: - Debes decirle Boggs que nadie, nadie podr impedir que el her-lrroro cadver de Viola Hendy entre de cabeza en su tumba construidaerr ln misma cripta de mi estirpe. En su da, voy a entrar all, espero querinll lrs piernas cerradas y un himno santo en mi corazn inmvil. No terrmrles callado como un ostin podrido, Boggs. Debes decrselo. Paraor lo pagan.De la rspida friccin se aparlaron Arralita y Tis. Esta abri sufrflraquas para mayor sealamiento de un espacio propio. Las dos

    23 T Lizandro Chvez Atfaro Columpio al aire

  • 5/28/2018 Columpio al aire. Lizandro Chvez

    16/100

    vilUn tierno, una recin nacida, no es ms que breve encarnacn

    rle hr inocencia. Tal fue la conviccin de quienes colocaron a Tis desnu-tfs, r;on las piernas abiertas ante la cmara. Con esa autoridad supremarf urlvrln el cuerpo tierno los cuidadores adultos. Dos maneras habra dererrkrr la candidez para sustituirla con sonrojo: el ancho y directo caminorle urr amor propio supuestamente lastimado; el implacable fanatismorlurJ rrluy temprano lava el cuerpecito para desencadenarlo de la pecado-tn lrrrrria que engendra y concibe, sacudida por csmicos gozos.Las vergenzas imperdonables se desechan o se recogen y segrrr,rrrlrrn en cajn secreto para expiarlas mientras nos dure la vida.ilcrrlro delcajn quedan guindadas de un gancho religioso o de esa otrarrllt,rinlr alcayata, palpitante y morada de tanta antigedad : la sostene-rfrrr r rlcl amor propio. Por naturaleza o por torcedura de su educacin,i t,t y;r viva guindada del amor propio, maltratada por el atrevimiento delilyr,rr) organista-fotgrafo que era Palmaro Combs, padre de este otroI nntlr:i rsombrado que la miraba, la contemplaba desde sus ojos de.iUil,r iilnarillenta, con el orgullo de ser joyero-fotgrafo por herencia.Cuntos crmenes cometidos a nombre del amor propio, diraa[rrrr ronsador trasnochado, justif icado a fondo por las vaporosas agre-,=.,,r,',i y rlemandas levantadas por gente como Tis, movida en su mslrtrrlurrrl;t interioridad por las numerosas fotografas suyas, selladas conrl lorrtlrr) de Palmaro Combs; pegadas al lbum familiar de los Hendy't)os imgenes palpitaban en elnimo de Tis: su propia efigie del' lil;r nlrlor desvestida con obscenidad, y la imagen final del encogidor llivr rlo la anciana princesa Selecia.l';rra amaestrarla en la posesin de s misma, la ta Viola lelrrlri;r r,lorir:lo ms de una vez, cmo tomaron aquellas fotografas en,,rri, ,,,]pl;r. Si para Tis no haba ms que desvergenza en las accionesl,,t',rtt;rlr(:;r:; de Palmaro Combs, para Viola, de esas mismas fotograf asr;f r,r;llrr rlrrA rica composicin: audacia, oportunidad, oficio, ternura.iirirrlrr lrrrlr tcrnura en las insinuaciones con que la seduca para que1,,, i;ri;r;rnlrr r;r.r cmara. Ialvez por eso afloraba con tanta energa ent:rlrtr rr lr,rlo:; l;r rlenitud carnal, la pulcra mujeridad, y todo cuanto se.',rprrl,rlr,r crr Virll Hendy cuando actuaba de buena gana. El enigmar:ilrr rl,;r r n :ius motivos para regatearle con obstinacin ha.sta la

    25

    quedaron bajo una tierna ruminosidad verdosa; ar amparo de una dericirLa anisperada pier de Arrarita fue oscura porcelana bajo er brirr.oyante der paraguas. Rerucan sus trenzas en ra cabeza revantada muyunto a ra cabeza menuda de Tis, que prefera vortear su intensidarlhacia dentro. Recogrdas en ra compricidad, eran dos versiones de un;rmujeridad naciente' Er pecho de una se encoga por efecto de ros mis;mos tintes que acrecan et pecho de ta otra. ";Jt", ;;;r" ,urr,,Jados, ras despiadadas desfiguraciones que a do hacan de ros ms dir;trados adurtos, sus atorondrados accesos de risa, eran excrusivo negocio entre ellas. A lentas etapas bordearon la mancha humana tendirt;ralrededor der preito entre una testaruda y un pomposo fantico de s'eforma redentora- Tis y Arrarita estaban ail, cercadas de tirones ind.seables, pero entregadas a sus ganas de orvidar y ser orvroJas por ror;desafos rondadores.Ar borde de ra concurrencia vieron ar nio que ras miraba co,frgil disimuro. Tis reconoci ros ojos sepia y ra parda joroua o" mecar()que ta haba rozario en ta Calle del Rey. os Oe foiogirfu., pensoDivagaba dentro de un borroso universo,'donde ." ,."torlirn los y fot,grafo y fotografas y ra misma sustancia sepia. El iris amariilento d.rmuchacho se le acercaba, le hua, como el color de ,r; l"Jr;; patpabt.El sepia estaba en aqueilos ojos as como en er retrato de una nenrdesnuda: ella misma, le deca. Sentada en una mecedora, la figuril;rdesvergonzada asomaba invariabremente en ra dcima paginl derrburrfamiliar. Ersepia estaba tambin en ros ojos der gigantes. prrrro qr,,en su recuerdo se ocultaba bajo una enorme capucha negra. Luegosala a la luz, tronando ros dedo de una mano arta. parmaro combs: u,l?rbrg_ de prestigio, troquelado en una esquina inferior de su:;fotografas. conjeturaba que ra famiria Hndy rraora tenJo en aqur,rPalmaro su retratista de confianza. senta qr to ,".oiJ" i, ta Viorrestaba en sus retratos de mujer arabada por er fotgrar. una menuosma letra dibujaba er nombre de parmaro bombs, so-stenoo porir. tetru,,blancas que agregaban: Bruefierds, M.R. una vez tras otia, liiono ."p,,,era el mismo de ros ojos der fotgrafo, y de ros ojos der ,it r ra estaba descubriendo.Un guio de las nias, Tis y Arralita, bast para que el muchacho de ojos sepia obedeciera er ilamado de eilas, iru;in;d;p;r ros c.lores que el paraguas tamizaba.- Quin re dijo a tu pap que era fotgrafo? - pregunt Tis ins.lente. - Er reverendo Ferdbare - contest er nio, seguro y no meno:,desafiante. - r re ense. A que no sabes cmo se nae un foiograri;rNo sabes. No sabes.

    # o um o a reLizandro Chvez Alfaro

  • 5/28/2018 Columpio al aire. Lizandro Chvez

    17/100

    proximidad con que Palmaro slo pretenda aspirar una vez ms aqullaroma de "ilangilang" emanado de seno de mujer.De la conmovedora fotografa mortuoria de la anciana Selecia, lr'haba contado que un da aquella protagonista galante del Reino Mskiluamaneci cansada de haber vivido tanto episodio escenificado en slcasa o f uera de ella; se haba hastiado de cargar una montaa de recuerdos; de ser diariamente calentada a la luz del sol para que el fro de l;rtumba no siguiera subiendo por las rampas de su cuerpo; se haba vistocolmada de repudio hacia la invasin humillante. Ese da salud la luzdel sol con fervoroso ruego de que le fuera concedido por fin escalar a l;rnica paz que nos espera a todos.Alert Viola a Palmaro. Le pidi que aprestara sus instrumento:;porque se acercaba el fin de Selecia, a quien ella hubiera querido recordar para siempre como alma enteramente viva a pesar de sus disminuciones fsicas.Palmaro Combs quiso ser puntual, pero ms veloz fue Selecia enla conquista de su pacfica muerte. Lleg a casa de los Hendy, con todo:;sus brtulos de fotgrafo, tiempo despus de que la poblacin dcBluefields supiera que los residuos de Selecia haban pasado a la verdadera paz, a la que con desmesurada alegra humana nos place llamirt"mejor vida".Palmaro cumpli con eficacia cada paso preparatorio de l;rfotografa funeraria. Cuando tuvo lista la placa que despus procesarr,ren su personal cuarto oscuro, sac de alguno de sus bolsillos un preterrcioso estuche que con ambas manos le ofreci a Viola. Solcito y obsrrquioso le rog que aceptara un anillo de plata culminado por una flor cir,coral negro extrado del fondo marino caribeo al cabo de varios siglo:;de forja subacutica.Viola fue entonces un hondo temblor de su vientre y de sur;manos. Nunca hubiera podido saber sitemblaba por la irreverencia qurrsenta cometer ante la dignsima rigidez de Selecia lvida, o por el terrorde aceptar un anillo minuciosamente elaborado a su nombre. Aceptarkrequivala a un compromiso. Ella, que con gracia y exactitud de hembrrrhaba rodeado a tiempo todo compromiso que cruzara su senda, para notraicionar el fundamental compromiso con su verdadera dinasta, en l;rvida o en la muerte.El repudio embozado de encanto no haba halagado a PalmartrCon simplicidad dijo no entender la falta de consistencia con que ella sr:comportaba. Para un furibundo ordenador de la vida y sus instrumentor;,como era Palmaro, nada poda situarse por encima de la consistencirNada haba ms transgresor del orden esencial que el vulgar tambaletrentre la afirmacin y la negacin. Para su percepcin, los velados jur;rmentos de Viola estaban eternamente contrapuestos a sus temores v

    26

    dar;onfianzas' Predominaba la constante indecisin de atreverse'Eso era to qu" nuOi' sucedido cuando Viola encogi las manosIolrrr su busto, ante t p"tiiriu'o de admitir sin regateos un regalo tanfultrlamente pensado por Palmaro' consumado "on el arte que sala:aludable por las puntul de sus dedos' Era el choque estruendoso entrela r:lnrrdad o" pret"nOJi"ln 'Lnu voluntad' y la huida entre banales iue-,r',i" pr"oras, de sentimientos' de significaciones'Ante ra vacrracin, palmaro recogr er estuche que cobijaba ellr,rrronaje representado en er anillo, y se propuso esperar' aunque Iaoql)r)ra se prolonga''lluttu Ll horrendo instante de tener que tomar laftrlo1rafa funeral oe Viofa'ii"sa en elfinal instante de su hermosura'Lo que fisitas cmo Oespranle de hombre atrevido' al cono-r,pt t Palmaro a travs de sus consumaciones artsticas' para Viola erala *rtrrtrigeduO o" qui"i V "" q'"t"t; la tristeza del rechazo indolente; lanreltncola de ver pu'ttr homenaje' aquel que estaba cifrado en unarilkr de Plata Y coral negro'vill

    Arralita reclin por un momento sus trenzas sobre un hombro deI ihl ()uera estar con ella ahora y siempre' Se acerc al nio Combsp,u'r f ,urotf" con desorecio el rollo de mecate'-No sirve oli" "'o.'lt7ut-ritiz Es pura carga bruta sobre larrrrrr't rtlul de este pobre nio' ninirrrr a cintura. IRieron "on iit"' atrazadas de cintura a cintura' Se regoct-lr,tr ttnitginanoo olJtinio''"t para et.trgo mecate" Arlancar una l-rri'lrr ;r trrone.. '"' "t '"ffi::{i iesunt""ado' Sacar agua deurr |r)/o hondsimo' Caminar qoltlt1u del mundo' Colgar de la lunal ilil ;tltorcado. Mecrse de clelo a cieto' Tender al sol una ristra delrrt,rr.lr;rf ilrs. Lazarle el trasero al viento'I.l nio suba y bajaba por los ardores del rubor' pero no podarrrrlcr =u t"u't.nl'ada de la Ooca-hmeda de Tis' de cierta seal,l.r lirr tlo,,r" ou,'u p"" ti""es' Ellas se le fueron acercando hastarl'ltrrlo on el crculo glauco que proyectaba el paraguas de las nias'Alri lr; rlto lo or";; y;"iun' .su,nout" era Suncan Combs' hijorhr l'tlttttr Cornol,1"""'""" O" las.hermanas Combs' Mientras serr,rtltrlt 1,, ,,scuel ;;;;;' clausurada por Migloria:-1li^"?d' con surrr,ltrt;t ,r;tirar ururnrt o" oro' a lavar nLgati'os en aguas fuertes' Les27

    Lizandro Chvez Alfaro Columpio al atre

  • 5/28/2018 Columpio al aire. Lizandro Chvez

    18/100

    tx

    29___-_____ -+.:d{ttr:

    confi tambin lo que no conocan: la cuerda que traa amontona(r,rsobre elcuerpo, no haba servido para elevar el atad de su abuela. I ,rmadera estaba podrida. Entonces, colgado de los brazos de su padrr,haba bajado l hasta el surco de astillas putrefactas. Entre mohos c,rrses, l solito, sin miedo, haba recogido en un costal de lona los dekr;rdos huesos de su abuela: Felcitas Hallsack.A pasos cortos, sin aparente direccin, ros tres fueron arejndo:;,,del grupo. salvaban hoyos y tmuros en er sinuoso trayecto por er qrr,,ellas parecan llevarlo, aunque por momentos fuera l qien iba delanr,,l quien a ros gestos de abrumado por su carga, esrabonarr;rgestos de sentir que el rollo de sondaleza se le convert en plumas rl,,volar, a veces iba entre eilas, sin sarida. A veces tras eilas, aregr,,perseguidor de un nuevo perfume que por indefinible era todos los p.rfumes. obedeca Suncan a ros dericiosos empeilones impuestos por dor;tibias manos sobre su asustadiza rabadilla. obedeci a los jaloncito:;con que le acariciaban el rollo de mecate por el lado de la espalda. Sr,detuvieron bajo un viejo frutadepan que muy arriba sostena su ramazo,cublerta de musgos y anchas hojas resinosas.contento obedeci cuando eilas re ordenaron subir y amarrar ro:;extremos de la sondareza ar brazo ms vigoroso derrbor, r ,ar duro yms largo y ms arto. cuando estuvo fuertemente anudada una gran tlcolgante, colocaron en su comba un garrote que les sirviera de asient.La tela del paraguas pregado, acojin er garrote. Baj suncan par;rempujar las tiernsimas parejas de nalgas. Exaltadora era tal palpaci,inaugural. Le faltaban manos pero no er jbiro que iortarecr,Mecindolas creca su fuerza._ Ellas iban y venan en viaje de pndulo por el cielo agrisadoocupaban el aire que res ocupaba er pecho, ras axiras, ras races cr.rpelo, el vaco humoroso de las faldas y los fustanes. A ritmo de colunrpio, con la vida llena de brisa, jocundas cantaron a do un himno de igk>sia:There's a home faa little chitErenAbove the braaa-ight blue sky...Abajo, en la tierra, hacia ra sarida der cementerio vaciante, i[r;runa figura sin edad, montada en caballo negro. Dijo Tisque le fascinar;rpoder saltar del columpio a las ancas del potro negro, y abrazar la cint,ra deljinete, rodearla con los brazos de brisa que-ahoia senta, y mar,del susto al hombre. Arralita flexion uno de sus brazos para atraerl;rms an hacia su carne. A su paso por la tierra oe aquet cementeri,scmivaco vieron gozosas que suncan trabajaba duramente par;r

    urnontarle el vuelo a la pareja de amigas' Ellas reian' rean lanzadasattlt" f'l".ia una nube ms rriba en el ancho cielo de Bluefields'

    Eljinete del caballo negro no poda ni hubiera querido ver aquelrat rlc nias volador"., "f "ndose :o-l]r.u el cielo a su espalda' Portltra rarte, no le apeteca a sus ojos' a ningn rgano de su cuerpo volup-Irrurro, aquella escasez de carne sobre huesos en formacin'No merecan que pronunciara una sola vez su oracin de cuatroralrrlrras: Om mani padme num' Menos an que la repitiera con fer-yi,r(llio deseo de perdr la cuenta' Otro era el ideal de cuerpo de mujerlrrn un fiel tantrista como l'Por otra parte, iba recociendo en mente el ltimo segmento de.rl (;onversacin con Boden, negociante escptico, que con toda la bocaalriorlil se hubiera r."fOo O" tu dog'"" tntricos' Fuera de tiempo ylrtat, ttubiera concluido'Entenda otras cosas' Por puro escepticismo' acaso' le habaenlerrrli(lo muy bien Boden desde la primera seal con que Kubrtkmrr.rlrrl el desacierto de los invasores al escogerle nombre propio aliu;r'vo l)anten. Este fue su comentarlo:- Enojado "tiu'i el sabio florentino que nos dei todas las reglasrkrl rtor;eder poltlco' Se retorcera de condenacin al saber que estosrrrrI r', ;tl)rendices, deci"n "on'"'orar el nombre de quien para ellos esll*rnl y lara los suOyugados es solamente un violador de rifle en mano'lloden entonces enjug con un pauelo el sudor empozado enlrirr nttrttas de su cuello' Suspir profundo' celoso de que desde lar*rrrp,r:lrvA de los Jlt, un hombre' un astuto florentino' estuvlerarrrrr,,rrrr'rn{lonoa a, n,iOre como cepa adietiva de las supremas intrtgasrhrl nrutttl, sabedor de que para asuntos iolticos no haba ni habria ms,rtr rln l;;tllio florentino,'escritor de un manual que as como fue conoci-

    rl,r l*rr krl; llatriarca, u-n qu"lfos dorados siglos de su fama'.debe cono-, rir v vrlrl()rar y r"*oil,r si es posible' tod"o actual aspirante a mandar=,1 rrr nrultttuO". so"t,Oas' En contraste' convino en que era iniquidadIrr1,,:r lrrrtr;t(lo r'qri"iu "n "lnombre deltal Eudoro Medr113'.don nadie'I I ;rnstructor tena todo lo necesario para presumir de querrlrlir r:ontl ril conoca a fondo lo que se pensaba y se deca en cadas::.rrin;r ,t,, gtuetiiI *potq'" entenda lo que se pronunciara enrn{rl,ilu. r}n rnayangna, en rama' o en el taedor ingls caribeo'

    Lizandro Chvez Atfaro Columpio al aire

  • 5/28/2018 Columpio al aire. Lizandro Chvez

    19/100

    La versin que r tena der hroe Medrano, rerataba que despus cr.amedrentar a una pareja de jvenes negros enamorados que se besirban a la sombra de un frondoso rbor agiandado por Ia noche, se hizo .rretardado para que er otro sordado-porica avanzara. Trucs de si.crona. Con la sangre calentada por el clima de mar, as como por lor;excitantes orores a axira de mujer humedecida por dentro, haba puest.aljoven hombre entre ra oscuridad y ra boca de su fusir, paia ruego regresar a la carne de mujer que con ingenuidad esperaba una pacfica solucin al malentendido.Para Eudoro Medrano, embutido con pensamientos de hombr.dominador, centrado.en er poderoso eje de sus derechos ptriarcaresuna mujer, de cuarquier color, no tena ms alternativa que agradecerr.que no quisiera despedazarla en el instante siguiente al descbrimient.de las intenciones de sus grnduras perversas. La prueba fuerte encualquier juicio, era ra absoruta ,mposibiridad de que su olo de hombr*errara. Mientras el otro polica-soldado hunda la boca de su rifle en erbalo vientre der muchacho, Medrano procedia a despacharse con s,mayor generosidad en er cuerpo de mujer sirenciada por una enorm(|mano de hombre spero.De la oscuridad, como cados de ninguna parte, aparecieron ros

    cuatro hombres que acuchillaron al heroico Medrano, a mitad de su bellaca faena. Esa era ra versin que Boden haba escuchado en boca d.los vecinos de ord Bank, rugar que desde entonces qued marcado e.la mente de los invasores como zona de alto peligro.Con plena aprobacin de Kubrik montado en su potro negro,Boden agreg finarmente que haba sido erfanatismo vorcnico de Uriza,jefe de polica, el creador marintencionado de ra infamia contra ord Bank,creador asimismo de ra reyenda heroica proyectada en retras rojas sobr'la tabla blanca que corgaba a ra entrada der panten. su arrogite ruindad era caracterstica de todos ros actos que sostienen una anexin,99.mo la gue con preciso crcuro se haba operado sobre er Rein.Mskitu; contra su ciudad capital: Bluefields.

    La corpulencia del reverendo Fassbinder hizo tronar los tablonesrlel ruente que una la costa fangosa a los acuticos dominios de Kubrik.El orlificio de madera, dos pisos de imprevisibles entrantes y salientesrnr lorlo sus costados, se adormecia entre el sol y el agua' Los techosrle zlnc se elevaban a distintos niveles, distintos ngulos apuntadoshar.t;r diferentes puntos cardinales. su mansin-negocio semejaba unrilelrkr de techos pintados de verde jade. Demasiados espacios para unankr lrabitante permanente. Bajo los techos mltiples se acomodaban enrrurrr;cuidad una ferretera, varias bodegas, caballerizas, oficinas,Irnlrllrr;iones, cmaras y recmaras, balcones, un muelle, tecles y guin-rlrrlr, lendederos donde convivan pescados secos, algas y ropa lavada'Fassbinderibaoyendoelbatirdeoleajebajosuspies.Aesatnr;r rlc la tarde era escasa la clientela de la ferretera. Uno o dos feli-urrlrii moravos pasaron junto a 1. No respondi a la deferencia conri.. ir) levantaron el sombrero.

    E|aguaondeadaporlabrisaperdasusritmosalChocarentretru lrrrras d pilastras de cemento y piedra-espuma-de-mar. Bajo el pisoerlcl)rlr)(ldo, la baha de Bluefields estaba en trituracin constante.,s,,1,ril r}l puente, la forjada voluntad del misionero le llevaba a cumplir unr[rr:trrrro. Perciba el mandato de cumplir, enviado desde los iluminadoslrrf rrlo:; rlcl tiempo.Siglo y medio atrs, yaca una poca de conmocin para losIlurr;rrrrs en la Luz de Cristo, expulsados de Moravia hacia Sajonia. Unrltn rll vorano, en una mnima iglesia de aldea germana, acogieron elrtriillilr;lrniento del Espritu Santo. Susanita Kuehnel, de once aos,trrlrrr:;irlo la voz pastora escogida para mandarles que portaran lat,r.',rir tk.'l evangelio hasta los confines del mundo' Antes an' en loss1fl rt: lli00, el obispo Jan Comenius haba sido el medio para revelarles,errlro rilr;l oracin y un sueo, que evangelizar era educar, escolarizarrf r trrikrrrla. Todava ms hondo en el tiempo, estaba el mensajertr ilrlrkr ror la boca moribunda del caballero Matthias von Janow.lrr l;ts nevadas de noviembre de 1394, seis siglos atrs, habarlir lrrr n Moravia que los Hermanos habran de triunfar sin espada nil,,rl,,r tl(lurlo. Suficiente mandato para muchas generaciones'ttroz ic.lesias-escuelas establecidas durante medio siglo de tra-tr:rjn c torlr lr cxtensin de lo qUe haba sidO el Reino Mskitu, estaban

    2

    31 Lizandro Chvez Alfaro ColumPio al aire

  • 5/28/2018 Columpio al aire. Lizandro Chvez

    20/100

    il amenazadas de clausura por efecto de la anexin a Nicaragua. prrr,,prevalecer sin espada ni poder en aquellos caminos de agua,"los nir:,,,,disponibles, era momento de pasar de la goleta de dos palos a la nav,,gasolinera, y as avivar la obra. ya no bastaba la goleta Herald. por r,rrquilla haban pasado casi todos los ros y lagunas del reino. En par:,rmoniosos recorridos, la goleta haba tejido en agua la red de congrerlirciones. La casa comercial de la misin en Bluefields, importaba rrr,lextranjero solamente vveres, artculos escolares, instrumentos mLrl;rcales, herramientas menores. En su franja de importaciones no cabr;runa lnea de motores.En su edicin delsbado 26 de abril de 1g96, ersemanario r/r,Recorderlraa un aviso a tres columnas, en lo alto de su primera plan;rmuy cerca del lema tomado en prstamo a Horacio:Quid verum atque decens curo et rogo, et omnis in hocBajo el saber de Horacio apareca en varia tipografa:

    SAFA CLISTENES KUBRIK CO. LTD.I mportador-exportadorAnuncia a su amable clientela:En el vapor Stella Maris recibi:Equipos de Minera - Estufas - Fraguas.Molinos de manivela para ma2, para hielo, para carne.Gatas hidrulicas hasta 5 tons.Escopetas Winchester de doble can.MunicionesHlices todo dimetro.Motores marinos de gasolina, marca ',Otto,,,los ms livianos, ms veloces.Esmerada atencin del propietario.

    saf Kubrik atenda con las mangas de la camisa abotonadas, pajarilrrnegra en el cuello de celuloide, los pantalones sostenidos en ancho:;tirantes verdes. Deambulaba por las secciones de su dominio, l;rligereza de su voz flotaba sobre la trituracin del agua bajo el piso rtr,madera creosotada.Abanicndose con su sombrero panam, Fassbinder se acer(i(la los motores expuestos sobre caballetes de vigas. El ms pequeo rl.ellos sobresala en tarima de tablones. Los rode con arrobo. El pasc,de su mirada en los enigmticos bloques de piezas metlicas, tuvo t,rsolemne compaa de un versculo del Libro de Zacaras: y sali aqut,t')-

    ngttl que habtaba conmigo y me diio: A.lza tus oios y mira qu es estoque .sa/e. Lo distra ,t"","nt" cieito olor que pareca colarse por losrncrrmblesdeledificiodemadera:unamezcladeresinas'sahumerios'reecitdos y sudaderos tuOulfo' Hostigaba a pesar del portn abiertohr:til el muelle y ta oanl.-pronto estuvo Kubrik junto al reverendo. Nonar:ositaba ms que percibir su contemplacin para adivinar qu levin,t,,ra. Palme la reda volante de una de las mquinas '_ con un ,otoil,otto,, jams lo atcanzar Migloria - dijo Kubrik.- Mi asunto no es con un intendente-gobernador'.usted lo sabe'Kubrik asinti,"""ftunt de convicCin' Mand encender ell,rlllono motor instalado para las necesarias demostraciones' El ruidorle lit; explosiones tJ;;ffi ut u"t'"o de las olas sub-estallantes' Elrrllalo tlel reverendo se recarg con vapores de gasolina quemada' AgitErr tornbrero, con ms deJicacin a su nariz' Aguz el odo para=u, ,,,,1,ar a Kubrik ofrecindole facilidades de crdito'De sbito, un* t' estupefaccin del misionero' el lmportadorerlnlrit zapateando sobre las tablas creosotadas' Daba cuatro golpes alfrrsr l)ilra ilustrar lo que era combustin interna en cuatro tiempos'- lgnicin-compresin-explosin-expulsin'Expulsin-explosin-compreston-ignicin- repeta el comer-r,trirtli,, tronando los dedos' r - --^-+^ ^r- Con esa "*"u secuencia se llegara ms pronto al paraisor,urrrrnt Fassbindei, anOotu permiso momentneo a su buen humor't-l misionero no saba cmo iuzgar la versatilidad de Kubrik'Ertlrrrloll a la ferreteriu Oot muleres de aludos sombreros mal puestos'f q rh)ri llevaban to.niili"t echadas al hombro' a modo de rifles' Surl*ru1irtlro no les disminuia una hermosura de animalas orgullosas de su,ill irrvort, de la provocacin abierta de sus escotes'As eran rr. Jot Fernandas' singulares entre muchas otrasrr'irtr llcgadas de algn polvoriento,narri de la Granada o del Lenirrr,drir(t()nses, o dsls laborios de Masaya o Nindir' Fernanda lcara yI rinrrtttlit Hctora, se haba atrevido a nombrarlas algn padre de flacale r rlrlltc1.I I prestigio que estas dos mujeres haban . asentado ent{lr,f ickl:;, pasaba oift zarabandas Oe snaoo montadas en el saln,lr rr r:ortltclera' Las Fernandas se codeaban y rean frente a los.lr;;r ilttor:irltls apara,ot O" la ferretera' No porque faltaran en los inven-lri,'t r:rtttttrciales i" iu" ciudades de donde procedan' sino porque enatrt']llrt';, ,,:;as oferts perteneca a cierta clase social que ignoraba a

    le=lrllrrtrlot; mengalas como las Fernandas' Ambas llevaban Iunaresr i=:, lri,'r'; ctt lil cara. Los empleados merodeaban por la isla de chchara, r:nlrrrl,r ctt ellas, ""rn" oven, saturada del perfume gritn queI:1nrrir;rl);r trr lareja de beldades cimarronas' Kubrik le pidi permiso al33..

    li Lizandro Chvez Atfaro Columpio al atre

  • 5/28/2018 Columpio al aire. Lizandro Chvez

    21/100

    reverendo para atenderlas. La hilaridad las sacuda al ver y tocar la:;dobles manijas de los molinos de hielo. Kubrik fue rpido evenderle:,no solamente los molinos. Las convenci, adems, de que una mesa docomidera se dignificaba al disponer de un hemisfrico iiror" plateadoEmbelleca los manteles.- Lunarosas maestras de Karuna - dijo Kubrik ar volver junto a srrcliente principal; su merecido interlocutor, pensaba. Fassbindr precr,no entender o no aceptar la alusin a la facultad Karnica. Miraba desd.lejos a aquellas mujeres, aterrado por ra aniquirante soredad que habitiren cuerpo enajenado. En el fondo de su alma fortachona, no saba srenajenado estaba el cuerpo de ellas o el suyo. Kubrik quiso co-rregir y as consolarlo:- ngeles compasivos, reverendo.- No blasfeme, seor Kubrik -. sigui acechando ra rproba are-gra de las Fernandas. - sro ra muerte ser ms amarga que eilas.Pudo haber recordado Kubrik arguna rnea menos sombra derEclesiasts (tantrista era su corazn, su cuerpo entero, pero en su mentocaban diversas escrituras sagradas), mas se resisti a prolongar raangustia del clrigo. lnjusto hubiera sido l con un hombre al parecerrnepto para buscarse a las mujeres en estado perfecto: apetecibles ydomadas.El misionero Fassbinder termin optando por un motor ,'otto,, d.cuatro mbolos. Kubrik le propuso esperar a que sus contadoresprepararan los documentos de crdito. subieron por una escalera drrtablas pintadas de un rojo sanguneo. cada paso hacia arriba resonab;ren los_vacos creados entre el agua y los techos. pasaron a un despacho. cuando Fassbinder quiso detenerse, el comerciante invit a segu,ms adentro.Kubrik acomod a su husped en un sof de mimbre, cubierto crtrcojines. Frente a l penda una cortina persiana: grandes fiores tejidasen seda. Detrs de las flores se adivinaba la reverberacin de la bahaDe otra pared colgaba una vihuela de antiguo taraceado. Kubrik palmeante una puerta. sus palmadas se difundieron por lo hueco del edificioorden a una sirvienta que trajera raz de zarzaparrillacon hielo. sobr.una consola lucan una clepsidra y una caja de madera laqueada, conmanivela de bronce.

    Kubrik hizo girar el cilindro' Las aguas de bronce derramarongne melodia a medis perturbada por el esiropicio inferior del oleaje. AEi ,"gunOo piso ttegua asordinado por la distancia y por sus filtrosiuati.o-rrorn'or. De" la caa de mstca sala una aguda modulacinli.u. Fassbinder no tard en reconocer los compases del primerlnto de Et Mesas, puro Haendel avecindado en Londres' Aprob lahvllacin con amplio despliegue de brazos. lnslita era la coordinacinir, de Kubrik al giraietiranubrio con ta izquierda; llevar el compsSn ln derecha; dar a""o*puna'iento callado 991 '1 pi3- l.llseotimaitrrlia, le agreg unu uo) de

    alta tesitura. lmitaba lavoz mujeril de uniitrao, o o1 un nino, y cant, ganndole presencia al rumor de lasEl:

    Reioice greatty, O daughter of Zion' shout Odaughtel of Jerusalem' behold they kingcometh unto thee' He is the righteous Saviorand he shatt speak peace unto the heathen'Arrojado de nuevo al Libro de Zacaras' el clrigo admir losffcllrttosdesuantitrin,DifcileradeslindarsuconstantehiprboleysufErl nttrer. Mucho ms secreto era el orden combinatorio de susrErrrt.s^ Lo vio caminar de una a otra esquina de ra cmara- con todo

    eu l,Eno clepositado "ni"tolln"s, Fassbinder reuni paciencia; escuchl rrillersta contra lo-u" Ku'brik llamaba.decadencia de la himnografaultul,o',,,, cn particular del himno reformista'

    ll,llrtlla degenerado el himno sacro al retraerse hacia un canondE lrrrqlr;l litra esclavos africanos?, se pregunt el comerciante' Enlgirnr rl rir:; pro"rrJo. ocios haba dado con "i-"u?.ii^"11"^?]e

    lejano dele harllr.lrtt( t; moravas: el momento en que' segn su apasionada inter-Frelir,ir'rn, rttotlcr pt"ir,Jo cmo esta.iglesia le cantara a Dios en eli:erilrr 'rr .;rrrto O,r.'inriJo por falsa misericordia, pensaba' Pidi per-a.iie*r err trrrrir;r.t1 p;;; *pr;;entar el episodio de slglo y medio atrs'pn lrr reittult r;ittclad de Cristiana' El reverendo accedi' Dej que elHltrr r,rttlatn,,,,,,,,rl,r,io q'" l conoca de sobra' ' "' 'Itrrlrrtk ,,i,,cipi'apciando la conmocin que sin duda habaEHrlr:tt1arlil rl ootlrltl rle Zlnzendorf, gran protector de los moravos refu-

    Conoce usted estossus manos ya puestas sobreremovi entre cojines.pianitos de cilindro? - pregunt Kubrik,la tapa y el manubrio. Fassbinder sc

    - Cosa por cosa, le ruego. No quiera venderme todo a lavez.- Se equivoca. All abajo vendo. Aqu combato por otrascosas. La fe tntrica nos ensea a perseguir los perfectos equilibriosSlo le pido escuchar, reverendo.34 35

    Lizandro Chvez Alfaro Columqio al atre

  • 5/28/2018 Columpio al aire. Lizandro Chvez

    22/100

    giados en su feudo de Sajonia, cuando en Cristiana se encontr cor rr,hombre negro, por primera vez, en la estacin ms fra de Escandinavr;rQuera imaginarse el encuentro bajo las amarillas lmparas alimentad;r.,con grasa de ballena. Cosa rara debe haber sido, para ol caballcr,,sajn, verle los aceitados brillos a una cara africana, flotante en las lucr:,ceremoniales de un ascenso al trono: el de Cristin Vl de Dinamarr;;r.coronado en 1730. Acaso lloraba el piadoso Zinzendorf frente a Ia carrr,'y alavoz de un esclavo negro lleno de arrestos para responder las prr,guntas que le haca.En todos aquellos bruscos giros de nimo de su anfitrin, lalr;rpara el reverendo algo amenazante, imposible de precisar. La entrarl,rde la sirviente, casi una nia con pasos silenciados por alpargatas, t.agreg otra cifra oscura al escenario del autoproclamado tantrista qrrlera Kubrik. Este le record a su oyente que el esclavo aparecido anl,'Zinzendorf se llamaba Antao. Por el nombre poda suponerse que el anr,dans Io haba comprado a algn traficante portugus. Le pidi qtrr,imaginara el concierto de idiomas reinate en la fiesta de coronacin, y ;rcontrapunto, el dilogo entre un misericordioso y un audaz. Aline un rr,,delante del otro, listo para cambiar de perfil izquierdo a derecho. En r,lprimero seraZinzendorf, confiado. En elsegundo sera elastuto Antao,murmurante desde su grave profundidad, imponindole un mandato ;rtConde:ZINZENDORF: - (Agobiado por las espantosas revelacionesde Antao)ANTAO: - Qu podria consolar alu raza desolada?- (Casi en secreto, cargndole la jugada a suvido oyente) - Que los tuyos fueran al Caribt,para hacerse uno solo con los mos, de plabr;ry obra.ZINZENDORF: - Quieres decir que fueran all los mos parahacerse esclavos?ANTAO:- Nadie puede predicar lo que no vive, ni cantarlo que no es l mismo.Desde el piso bajo, sobre un manto de industriosos murmullo:,,ascendi el relincho de los caballos de Kubrik. Fassbinder se solt rl,'los cojines. Con bienhumorada energa dijo:- Buena su actuacin, seor Kubrik, pero disparatada su teorr,rde un himnario moravo para el Caribe. Con los mismos himnos hemo:,llevado La Palabra al Tibet, a Egipto, a Pensilvania, a Alaska. Per,,oigame de una vez: qu est vendiendo ahora?

    36

    El importador-exportador mir de. frente al clrigo' Tena la=ErEilr(lird asentada en los ojos' como si siempre hubiera estado ah sueepltllu en rePoso feliz:- Para seguir su equvoca expreslon: le estoy vendiendo el ora-tsrio , / Mesas,o" n*Ji, '"u"r."ndo' Que se cante en su iglesia' Yoclrnttr lo.Kubrik se mantuvo en la serenidad' Desde ella explic su con-rtr,r tr'rrr tle que slo el com"i"io y el arte daban cuenta del hombre en lalrerra llizo un precipito smil Lntre arquitectura sacra y msica sacra'tlalrtr lrtmno. qr" "rrilagif"t capillas de madera

    o rudas ermitas depterlrn I as cantatas y los oratorios.' proezas de equilibrio frente al cielo'Earr r rl.rrrares moviles . La pasin segn san Mateo, El Mesas, eransr*rrr;rr*s sonoras que podan erevarse en cualquier pa{e del mundourrrrr rrurrieru un .orl'* rg"no. Bach y Haendel haban stdo mae-Eli.r ,rt(litnistas, devotos de livoz humana como supremo instrumentoF.,r rrrlonar hurras " Oiot' En el prolongado.itinera'':9-"]::: que era==r vi,lr, Ir tle Saf Ctistenes Kubrik (que otros haban pronunciado comot*uri ,r r,trto Kudri) nroi p""0o porla Academia Real de Msica' fun-*lrlrr .rt I .ndres pot fnOr en 1'719' Por qu no elevar en Bluefields.,r rtr'ur{lror;o conden;;;; " El Mesai? El mismo costeara desde ele*rilrIr tlo lts partrtuis originales, donadas por Haendel al Hospital deI r,rriil' ; t)onara un oronio ttustel de catorce registros' instrumen-r trrrli,r r;ttlrtado por fabricantes franceses' hasta obtener lo ms cer-r ,i', ir l,r'; ol)rllencirt 0",-'gano catedralicio' Con el maestro NicolsI e,irrr,rr',, rIscpulo mayor del organista sajn Alexander.Hesse' habar= iti1, rkr ll n"aoemi su comp]eta instruccin sobre el arte de con-,J.', ir lttrrrltl:i masas SOnOfaS' '^,-^ ^,,^,Ilrrlrltlaescaprselealreverendo.dijo-elgolpequecaerla=.,r,er lrr, l,rttt;tcJas "-J"f"a de Migloria' Al menos le escamara saberq.- r ir:n u,,,,,,,tnutitlis estoan ca-ntando en concierto esa lnea liber-lt= irlrrrlr rlol Salmo Segundo, versculo 3:

    Let us breaktheir bonds asunder' and castawaY their Yokes from us'1,1 .t',r (ltlro, reverendo, que a Migloria le sonara a preludio de,r ja.rii,'l?',,,t,,'1,,,,,, r.l'rnuntl que Ialublevacin de Bluefields per--ri,r= rir*r tr il,r,r,,'tSJ, *n l, q'" yo, Saf Clstenes' tuve una malen-lEri. ,1:r I'ilrlr' 11,,,,,,i,rt. Yo mi