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CLOROSIS FERRICA EN CITRICOS Con el término clorosis se designa una en- fermedad consistente en la destrucción de la clorofila de las hojas con la aparición del co- lor amarillo típico en el limbo, quedando ape- nas los nervios de color verde. El término «clo- rosis férrica» se reserva a aquellas clorosis que se corrigen con la aplicación de sales de hierro. PAPEL DEL HIERRO La importancia del hierro en la fisiología y bioquímica de las plantas es conocida desde hace más de un siglo. En principio se pensó que el hierro formaba parte de la molécula de clorofila, al igual que en la hemoglobina sanguínea, pero Willstater y Stell pusieron de manifiesto que era el magnesio y no el hierro el componente de la molécula de clorofila. La función del hierro en la formación de la clorofila es un problema todavía no resuelto, pero parece que interviene activando el sis- tema enzimático que catoliza las reacciones conducentes a la formación de este pigmento. Por otra parte, se sabe quo el hierro forma parte de pigmentos (citocromos) esenciales en los procesos respiratorios. Asimismo interviene en la fotosíntesis, formando parte de transpor- tadores de electrones, tales como la cerredo- sina. Los niveles de hierro en los cítricos influyen en les niveles de otros elementos esenciales. Se ha podido comprobar, en limoneros, que valores deficientes de hierro alteran los corres- pondientes de nitrógeno, fósforo, potasio, mag- nesio y manganeso, y no sólo esto, sino que también se ha podido observar su comporta- miento durante el restablecimiento a la nor- malidad de tales contenidos, cuando, por tra- tamiento correcto, se han vuelto a llevar los valores foliares a su nivel óptimo. Así, se ob- serva un alza considerable en los niveles fo- liares de nitrógeno y fósforo, lo que determi- no un brusco aumento de sus relaciones en casos de deficiencia de hierro. SINTOMAS CARENCIALES En los cítricos, como en los restantes fru- tales, la carencia de hierro se manifiesta por la clorosis de las hojas. El limbo foliar toma un color verde pálido uniforme que evolucio- na gradualmente a amarillo casi blanco, en los casos más graves. Unicamente las nervaduras se destacan con un color verde oscuro dibu- jando una red. Posteriormente, sólo la nerva- dura central conserva un poco de clorofila. Si la carencia se mantiene, la clorosis pue- de ir acompañada de zonas necróticas irregu- lares, que se localizan con más frecuencia en el borde del limbo; las hojas disminuyen de tamaño y acaban por caer, desguarneciendo ra- mos y ramas, con los consiguientes resecos. Esta clorosis comienza en las hojas más jó- venes y se extiende poco a poco a las partes más antiguas, lo que hace pensar que las re- servas acumuladas en las hojas viejas son in- capaces de socorrer las necesidades de los ór- ganos más jóvenes. Las sucesivas brotaciones se ven afectadas progresivamente con mayor intensidad, teniendo las hojas cada vez menor tamaño, y más tarde cesan de producirse nue- vas brotaciones. En los frutos no se observan síntomas definidos, salvo que, en los casos gra- ves, los frutos quedan amarillos, color que ad- quieren prematuramente, de aspecto céreo. En el pomelo los síntomas difieren algo de los descritos. Las hojas son pequeñas, algo más estrechas, de color verde pálido, con los nervios destacando por su color más intenso, pero al madurar la hoja se desvanece esta ca- racterística y aparecen zonas pardo oscuras. A menudo es difícil distinguir la carencia de hierro de la de manganeso, pero en el caso de este último la decoloración de las hojas se nota en la totalidad del follaje. La sumersión de las hojas cloróticos en di- 33

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CLOROSIS FERRICAEN CITRICOS

Con el término clorosis se designa una en-fermedad consistente en la destrucción de laclorofila de las hojas con la aparición del co-lor amarillo típico en el limbo, quedando ape-nas los nervios de color verde. El término «clo-rosis férrica» se reserva a aquellas clorosisque se corrigen con la aplicación de sales dehierro.

PAPEL DEL HIERRO

La importancia del hierro en la fisiología ybioquímica de las plantas es conocida desdehace más de un siglo. En principio se pensóque el hierro formaba parte de la moléculade clorofila, al igual que en la hemoglobinasanguínea, pero Willstater y Stell pusieron demanifiesto que era el magnesio y no el hierroel componente de la molécula de clorofila.

La función del hierro en la formación de laclorofila es un problema todavía no resuelto,pero parece que interviene activando el sis-tema enzimático que catoliza las reaccionesconducentes a la formación de este pigmento.

Por otra parte, se sabe quo el hierro formaparte de pigmentos (citocromos) esenciales enlos procesos respiratorios. Asimismo intervieneen la fotosíntesis, formando parte de transpor-tadores de electrones, tales como la cerredo-sina.

Los niveles de hierro en los cítricos influyenen les niveles de otros elementos esenciales.Se ha podido comprobar, en limoneros, quevalores deficientes de hierro alteran los corres-pondientes de nitrógeno, fósforo, potasio, mag-nesio y manganeso, y no sólo esto, sino quetambién se ha podido observar su comporta-miento durante el restablecimiento a la nor-malidad de tales contenidos, cuando, por tra-tamiento correcto, se han vuelto a llevar losvalores foliares a su nivel óptimo. Así, se ob-serva un alza considerable en los niveles fo-liares de nitrógeno y fósforo, lo que determi-

no un brusco aumento de sus relaciones encasos de deficiencia de hierro.

SINTOMAS CARENCIALES

En los cítricos, como en los restantes fru-tales, la carencia de hierro se manifiesta porla clorosis de las hojas. El limbo foliar tomaun color verde pálido uniforme que evolucio-na gradualmente a amarillo casi blanco, en loscasos más graves. Unicamente las nervadurasse destacan con un color verde oscuro dibu-jando una red. Posteriormente, sólo la nerva-dura central conserva un poco de clorofila.

Si la carencia se mantiene, la clorosis pue-de ir acompañada de zonas necróticas irregu-lares, que se localizan con más frecuencia enel borde del limbo; las hojas disminuyen detamaño y acaban por caer, desguarneciendo ra-mos y ramas, con los consiguientes resecos.

Esta clorosis comienza en las hojas más jó-venes y se extiende poco a poco a las partesmás antiguas, lo que hace pensar que las re-servas acumuladas en las hojas viejas son in-capaces de socorrer las necesidades de los ór-ganos más jóvenes. Las sucesivas brotacionesse ven afectadas progresivamente con mayorintensidad, teniendo las hojas cada vez menortamaño, y más tarde cesan de producirse nue-vas brotaciones. En los frutos no se observansíntomas definidos, salvo que, en los casos gra-ves, los frutos quedan amarillos, color que ad-quieren prematuramente, de aspecto céreo.

En el pomelo los síntomas difieren algo delos descritos. Las hojas son pequeñas, algomás estrechas, de color verde pálido, con losnervios destacando por su color más intenso,pero al madurar la hoja se desvanece esta ca-racterística y aparecen zonas pardo oscuras.

A menudo es difícil distinguir la carenciade hierro de la de manganeso, pero en el casode este último la decoloración de las hojas senota en la totalidad del follaje.

La sumersión de las hojas cloróticos en di-

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soluciones de sulfato de hierro o mangane-so nos dará la clave observando en qué casose logra la remisión de los síntomas obser-vados.

En ocasiones, al corregir por vía foliar unacarencia de manganeso, aparecen síntomas ca-renciales de hierro, manifestándose de estaforma un estado carencial enmascarado. Porotra parte, debido al antagonismo entre el man-ganeso y el hierro, al corregir un estado defi-citario del primero, puede exacerbarse la de-ficiencia del segundo, por lo que se hace con-veniente corregir simultáneamente ambas de-ficiencias cuando se hallan presentes en elmismo árbol.

Puede ocurrir, asimismo, que el empleo dequelatos de hierro haga aparecer síntomas ca-renciales de manganeso. Parece que la molé-cula quelante, al penetrar en los tejidos dela planta y soltar los átomos de hierro, «se-cuestra» átomos de manganeso, dando lugar ala aparición de los síntomas foliares.

EL HIERRO EN EL SUELO

En general, las tierras son suficientementericas en hierro en relación con las necesida-des de los cítricos. Sin embargo, las plantassólo son capaces de utilizar determinadas for-mas, por lo que la cantidad total de hierroque contiene un suelo es un índice que nadao casi nada dice acerca de las posibilidadesde alimentación de los cultivos.

El hierro puede encontrarse en estado fe-rroso, bien de forma temporal o, más raramen-te, permanente. Este hierro ferroso, relativa-mente soluble, sólo es estable en medios re-ductores y pH ácido; tales medios son pocoadecuados para la vida de las raíces, por loque hay que pensar que interviene poco enla alimentación de los cítricos. A pH neutroo alcalino, el hierro ferroso se oxida a estadoférrico en presencia de oxígeno, originándoseprecipitados de hidróxidos férricos, de coloramarillo o rojizo. También los minerales ferru-ginosos, y sobre todo los silicatos, sufren enel suelo fenómenos de degradación con pro-ducción de óxido de hierro y más frecuente-mente hidróxidos de hierro trivalente. Estoshidróxidos amorfos coloidales son electropo-sitivos, uniéndose, por tanto, a la arcilla elec-tronegativa, formando un sistema floculado,deshidratándose poco a poco, tendiendo a trans-formarse en formas cristalizadas de color rojo.

Junto a estos óxidos existen complejos mi-nerales u orgánicos, relativamente estables enmedio alcalino, los cuales representan una delas formas posibles de traslocación de hierroen el suelo.

Experiencias llevadas a cabo en cultivos hi-dropónicos con limonero, parecen indicar quelas raíces de los cítricos son capaces de di-solver el hierro férrico por medio de sus ex-creciones ácidas, como lo demuestra el he-cho de que tales plantas fuesen capaces detemar el hierro de mineral de magnetita. In-cluso las raíces de cítricos parecen capaces dealimentarse a partir de complejos mineralesu orgánicos siempre que las moléculas seansuficientemente pequeñas.

Se denomina «hierro libre» el que no estácontenido) en los minerales primarios, encon-trándose depositado en la superficie de laspartículas minerales o floculado con complejosúnicos, siendo, sin duda, la forma más acce-sible a las raíces y la más susceptible de for-mar complejos. La determinación de este hie-rro libre, aun no bastando para conocer lascondiciones de alimentación, puede resultarde indudable interés en muchos casos.

CAUSAS DE LA CLOROSIS

Son varias las causas que pueden provocarla aparición, en las plantaciones de cítricos,de síntomas de clorosis férrica. A continuaciónpasamos revista a las más importantes.

Suelos calizos y/o de reacción básicaLa clorosis férrica aparece frecuentemente

en suelos calizos o, más generalmente, en sue-los de reacción básica.

Existen dos teorías para explicar, esquemá-ticamente, el mecanismo) de inducción de laclorosis en un medio básico:

El hierro se vuelve inasimilable Dor la pro-pia basicidad del medio que mantiene el hie-rro) al estado férrico insoluble; sin embargo,podría ser utilizado gracias a ciertas excre-ciones radiculares (ácidos-alcoholes) que lasplantas sensibles a la clorosis sólo producenen cantidades débiles.

El hierro es absorbido por las raíces, pasan-do inmediatamente a formar compuestos in-solubles poco móviles, que no participan enel metabolismo; una mayor absorción de hie-rro permitiría compensar dicha inmovilizaciónrelativa, pero la basicidad del medio hace pre-cisamente que la absorción sea más difícil.

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Sin embargo, en muchas ocasiones, no sepuede obtener una clara correlación entre elgrado de clorosis y el valor de los índices decaliza, caliza activa y carbonatos totales, ob-tenidos mediante el análisis de la tierra. Se-ría interesante estudiar las posibles correlacio-nes entre grado de clorosis y calcio solublemás intercambiable.

Exceso de humedad en el sueloCon mucha frecuencia, la causa directa de

la aparición de la clorosis es un exceso de hu-medad en el suelo.

El mecanismo por el cual se produce estaclorosis no está bien esclarecido. Un excesode humedad en el suelo da lugar a unas con-diciones reductoras, debido a la falta de su-ficiente aireación en el suelo, lo que si bien,en principio, es favorable para mantener elhierro en fase ferrosa, impide el normal fun-cionamiento del sistema radicular, debilitán-dolo, con lo que la absorción de hierro se di-ficulta.

En estos casos, un mejor control de los rie-gos basado en el estado de humedad del sue-lo (mediante tensióme:ros, por ejemplo), el rie-go por mitades alternas, mejora del drenaje,etcétera, suele ser suficiente para restablecerla normalidad.

La calidad del agua empleada en el riegotiene también influencia en la aparición de laclorosis, agravándose los síntomas cuando elcontenido salino supera los niveles aconseja-bles. La presencia de km bicarbonato en lasaguas es una causa directa de clorosis (so-bre todo en los suelos poco áci(los).

El empleo de aguas de pozo en los mesesde verano puede dar lugar a la aparición desíntomas cloróticos cuando estas aguas salena una temperatura inferior al ambiente y seemplean directamente para el riego, provo-cando un choque fisiológico en los árboles, cu-yas raíces se encuentran a una temperaturasuperior en varios grados a la del agua.

Clorosis de frío

Los cítricos, y particularmente el limonero,son especialmente sensibles a la clorosis pro-vocada por frío (sin que se trate de heladas).

Las bajas temperaturas (inferiores al cerovital de los cítricos, que es de 12,8 grados cen-tígrados) provocan una detención de las reac-ciones bioquímicas que conducen a la forma-ción de clorofila, causando también la destruc-ción de la existente.

En ocasiones este fenómeno es transitorio ydesaparece al elevarse la temperatura, perocuando se presenta el frío con más intensi-dad o persistencia, los síntomas empeoran yla clorosis se agrava, pudiéndose llegar a ladisolución de los plastidios, lo que hace irre-versibles los síntomas en las hojas afectadas,que acaban por desprenderse, sin que las apli-caciones de sales de hierro sean eficaces paraevitar la caída.

Los plantones de naranjo amargo son, confrecuencia, afectados por esta causa, sobre to-do en zonas arenosas poco abrigadas.

Desequilibrios nutritivos

En muchos casos, la clorosis férrica se vefavorecida por el empleo de fórmulas de abo-nado desequilibradas, sobre todo en terrenoscalizos.

R. Stebbins señala que el empleo liberal deabonos nitrogenados en este tipo de suelospuede provocar clorosis.

Un exceso de fósforo actúa en el mismosentido, según Butijn, al provocar, tanto enel suelo como en los vasos, la precipitacióndel hierro en forma de fosfato.

Inversamente, se señala que la insuficienciapotásica es origen de manifestaciones cloró-ticas. La absorción de potasio va acompañadade una acidificación de la rizosfera, lo quefacilita la absorción del hierro; además, el con-tenido de ácidos cítricos en las plantas, quefavorece la movilidad del hierro, aumenta alhacerlo en contenido en potasio. Sin embargo,

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un exceso de potasio puede afectar desfavo-rablemente la nutrición férrica, aunque reper-cute más directamente en la asimilación delmagnesio.

La materia orgánica, por su acción reduc-tora y formadora de complejos, ejerce un efec-to favorable sobre la asimilación del hierro ysu movilidad en el suelo. El bajo contenidoen materia orgánica en los suelos del surestey su elevada relación C/N, son causas quecolaboran con los altos contenidos calizos yla pobreza de «hierro libre» de los mismos,en la aparición de clorosis férrica.

El exceso de algunos metales, como cobre,cinc, manganeso, cobalto y otros, actúa impi-diendo la absorción del hierro. Este hecho noes probable tenga importancia en nuestra zonanaranjera, pues sólo en terrenos ácidos es fre-cuente observar fenómenos de este tipo.

Las podas severas nue originan un desequi-librio entre copa y sistema radicular, puedendar lugar a fuertes clorosis que se agravan alabusar de los riegos y abonados, sobre todode los nitrogenados. El problema suele presen-tarse con más intensidad en terrenos muy ca-lizos, y más en limoneros que en naranjos.Por otra parte, es frecuente observar árbolescloróticos a los que se somete a poda de ter-ciado de ramas, esperando que con ello bro-ten, agravando progresivamente los síntomas.

INFLUENCIAS DEL PATRON YLA VARIEDAD

No todas las especies cítricas usadas comopatrón presentan igual comportamiento en me-dios clorosantes, existiendo claras diferenciasentre ellos.

El problema planteado por la «tristeza» obliga a utilizar otros patrones distintos del na-ranjo amargo, del que es conocida sobrada-mente su buena resistencia a la caliza y con-diciones adversas del suelo.

En el siguiente cuadro recogemos el com-)ortamiento de alguno de estos patrones:

Patrón Resistencia a caliza

Poncirus trifoliataCitrange TroyerCitrange carrizoNaranjo dulceCitrus taiwanicaMandarino comúnMandarino KingMandarino Cleopatra

EscasaMedia a bajaMedia a bajaMedia a bajaMediaMedia a altaBuenaElevada

También es claro el diferente comportamien-to entre variedades. El limonero es más sen-sible que el naranjo, resultando algo más sen-sible el limonero Verna que el fino o Mesero.

Entre las variedades de naranja, destaca no-tablemente la Navelina, por su resistencia. Na-velate y Valencia Late muestran también bue-na resistencia, siendo seguidas por Navel yThompson. Clementina y Satsuma se encuen-tran entre las variedades más afectadas por lacaliza.

LUCHA CONTRA LA CLOROSIS

En estos últimos años se han realizado no-tables progresos en la lucha contra la cloro-sis, progresos que, por otra parte, no son su-ficientemente decisivos, por lo que no es po-sible desechar las técnicas anteriores más im-perfectas.

Los métodos de lucha podemos clasificarlosen los siguientes tipos:

1 2 Los que consisten en poner hierro asi-milable a disposición de las plantas (raíces opartes aéreas).

22 Métodos que hacen más asimilable elhierro existente en el suelo.

Suministro de hierro asimilable a la planta

Tres caminos se siguen tradicionalmente pa-ra suministrar hierro a las plantas de cítricos:

a) Aplicaciones de sales de hierro al suelo.Aplicaciones foliares.

c) Inyecciones al tronco.

Aplicaciones edáficas

El sulfato de hierro se viene aplicando deforma tradicional en cantidad variable, a pe-sar de no obtenerse resultados claros, salvo encasos de deficiencias muy ligeras y en árbo-les jóvenes. El escaso efecto que se logra sedebe a la rápida oxidación de la sal ferrosa

hidróxico férrico, prácticamente insoluble.Mejores resultados se consiguen cuando seaplica conjuntamente con el estiércol en pro-porción de 10-15 por 100, incorporándolo alsuelo con una labor, ya que la acción com-pleja de la materia orgánica sustrae al hierrode la oxidación y facilita su absorción por lasraíces.

El empleo de quelatos ha supuesto un granavance en la lucha contra la clorosis. De todoslos quelatos propuestos, es sin duda el EDDHA-Fe (Sequestrene) el más interesante por variasrazones:

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1. Por su estabilidad en medio básico, loque hace más difícil el intercambio hierro-calcio en la molécula.

2. Escasa absorción por la arcilla, lo quele permite profundizar al nivel de las raícesprofundas con un riego.

Sin embargo, la acción residual es corta, al-canzando dos años como máximo, lo que, uni-do a su elevado precio, no deja de ser un in-conveniente grave. Por otro lado, la fotosensi-bilidad del producto y la necesidad de su apli-cación localizada en suelos fuertes encareceel costo de aplicación.

Los mejores resultados se consiguen en apli-caciones de primavera, habiéndose observadouna mejor acción del producto al aplicarlo con-juntamente con urea (unos 100 gramos de ureapor árbol), probablemente debido a una acciónsinérgica urea/quelato. Por otra parte, tam-bién hemos observado un notable efecto delEDDHA-Fe en árboles afectados de asfixiaradical, provocando buenas movidas con ho-jas de color normal. Los resultados se han com-probado en limoneros Fino y Verna.

Aplicaciones foliares

Desde que se supo el origen de la clorosis,se vienen realizando aplicaciones al follaje. Ta-les aplicaciones son relativamente eficaces, puesdada la escasa movilidad del hierro en la plan-ta, sólo se consiguen hacer reverdecer las ho-jas en los plintos de impacto de la solución;por otro lado, son frecuentes las quemadurascuando hay fruto presente, aparte de tenerque reiterar las aplicaciones, pues las nuevasbrotaciones nacen cloróticas.

— El sulfato de hierro es mu y corrosivo,por lo que hay que agregarle ácido cítrico,pudiéndose emplear dosis respectivas del 3por 1.000 y 0,75 por 1.000.

— La sal de Mohr (sulfato de hierro y amo-nic) resulta más eficaz, pudiéndose utilizar adosis del 4 por 1.000.

En ambos casos, la asociación de urea al5-8 por 1.003 mejora los resultados.

Los mejores resultados se consiguen median-te aplicaciones de politlavonoides de hierro(Chelatex, Rayplex, etc.) asociados con urea,aunque hay que repetir los tratamientos ysiempre con peligro de dañar la fruta que ha-ya tomado color.

El dimetilsulfóxido (DMSO) y ácido triio-dobenzoico (TIBA) se han empleado comoagentes penetrantes y difusores.

El segundo actúa realmente formando uncomplejo con el hierro, pero resulta menosinteresante que el DMSO. Leonard señala re-sultados excelentes con Chelatex-Fe y DMSOal 2 por 100. En Villarreal, con prueba efec-tuada en naranjos, se obtuvieron buenos re-sultados con sal de Mohr al 4 por 1.000, ureaal 5 por 1.000 y DMSO al 1 y 2 por 100. Lasiguiente brotación no mostró síntomas de clo-rosis. El mayor inconveniente estriba en elelevado precio del DMSO y su toxicidad. Lafruta presente no sufrió quemaduras.Inyecciones al tronco

Las inyecciones sólidas al tronco son unprocedimiento un tanto «quirúrgico», peroaplicadas en buenas condiciones hacen rever-decer las hojas y permiten prevenir la cloro-sis de forma eficaz. Deben efectuarse antes dela brotación primaveral y delante de un riego,a fin de evitar el riesgo de quemaduras.

La fórmula propuesta por Carpena, comomás eficaz, es la siguiente (por árbol adulto):

Sulfato de hierro ... ... 50 gr.Acido cítrico anhidro ...............5 gr.

lierro reducido ... 0,5 gr.

La mezcla se introduce en sendos taladrosabiertos en el tronco un poco por encima delpunto de unión natrón-variedad, alcanzando lamédula; a continuación se vierten unos cen-tímetros cúbicos de agua y se tapa el orificiocon un «mástic». El efecto se nota al cabo deun mes o menos, con brotaciones vigorosas yverdes, persistiendo la acción residual duranteunos tres años, lo que es un inconveniente,por el peligro de repetir el tratamiento.

Los resultados pueden mejorarse asociandomacronutrientes, especialmente urea.

También se ha propuesto el uso del ladra-to de hierro y potasio a dosis de 30-60 gra-mos por árbol adulto.Técnicas que hacen más asimilable el hierroexistente en el suelo

Cabe pensar, en principio, que la acidifi-cación de un terreno acabaría con el proble-ma de la clorosis, pero tal idea no es posibleen un terreno) calcáreo, en forma económica,dado que para disminuir el porcentaje de ca-liza en un 1 por 100, serían necesarias 10 to-neladas de azufre.

La acción del azufre se produce una vez oxi-dado éste a ácido sulfúrico, el cual actúa so-bre el complejo de cambio, provocando unadisminución transitoria del porcentaje de sa-

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turación por calcio, para lo cual se necesitaránespeciales condiciones de humedad en el suelo.

En terrenos poco o nada calizos de reacciónbásica el empleo de azufre y abonos acidi-ficantes resulta de interés.

En casos leves de clorosis suele dar buenosresultados la aplicación de abonos ácidos, con-teniendo o no sulfato de hierro, en el aguade riego. Dichos abonos se obtienen por di-gestión en ácidos nítrico o sulfúrico.

Ya ha quedado expuesto el interés del em-pleo de materia orgánica, debido a la acciónreductora y formadora de complejos. Igual-mente son de interés los abonados en verde.

Las cubiertas vegetales pueden ser interesan-tes cuando la clorosis es poco acentuada. Losanálisis foliares demuestran un mayor conte-nido de hierro en hojas en terrenos sueltos,pero, por el contrario, en terrenos fuertes, ar-cillosos, los contenidos foliares son menoresque cultivados tradicionalmente.

La cubierta vegetal «mulch», al favorecerla proliferación de raicillas superficiales, uni-do al aporte de materia orgánica, puede sereficaz cuando los horizontes superficiales sonpoco calizos. El incultivo con herbicidas puederesultar también interesante en casos leves declorosis. Los análisis foliares demuestran uncontenido mayor en hierro que con cultivotradicional.

En la comarca de Orihuela seguimos unafinca de riego por goteo en limoneros, al quese aplica ácido nítrico a dosis de un gramopor litro de agua. El sistema lleva sólo dosmeses en funcionamiento, siendo prematuroadelantar conclusiones, aunque no se nota me-joría en el arbolado, fuertemente clorótico.

NIVELES FOLIARES

El análisis foliar es una técnica que, a pe-sar de sus limitaciones, resulta de utilidad pa-ra conocer el estadio nutritivo de las plantascítricas en un momento determinado, máximesi tenemos en cuenta que un estado deficita-rio) puede ocurrir antes de la aparición de sín-tomas foliares. Según Chapman (1961), conte-nidos foliares menores de 40 p.p.m. indicandeficiencia, considerando como niveles ade-cuados de 60 a 150 p.p.m.

Kock y Wallace (1965) indican que en oca-siones se encuentran contenidos de hierro ma-yores en hojas cloróticas que en hojas verdes;en tales hojas el contenido de fósforo era ele-vado, por lo que se puede pensar en una pre-

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cipitación del hierro por el fosfato, por lo queinteresaría el estudio de la relación 1)/Fe co-mo índice del estado de la planta.

A continuación exponemos los niveles fo-liares propuestos por Carpena para limón ynaranja Verna, pudiéndose observar que losniveles mínimos son superiores a los propues-tos por Chapman.

HIERRO EN PARTES POR MILLON (P.P.M.)

Naranjo Verna Limón Verna

Enero ... 110-140 80-100Febrero . . 99-125 69- 93

76-118 84-113Abril ... 91-113 82-120Mayo ... 84- 98 63- 79Junio ... 99-125 86-112Julio ... 82-114 67- 91Agosto ... 96-114 66- 98Septiembre ... 92-134 94-144Octubre ... 82-118 90-132Noviembre ... 107-141 119-151Diciembre ... 83-101 78-100

En la actualidad la investigación se dirigeen el sentido de obtener una fracción de hie-rro foliar que sea verdaderamente significativadel estado fisiológico de la planta, partiendode la hipótesis generalmente aceptada de quesólo una fracción del hierro total está impli-cada en el metabolismo de la planta.

Los resultados obtenidos confirman las esca-sas relaciones existentes cuando se conjugancontenidos totales del oligoelemento, mientrasque se observa estrecha relación con los nive-les de hierro soluble, que adquieren su máxi-ma significación en el caso de la peroxidasa.

ANTONIO GOMEZ GONZALEZJUAN CANOVAS CUENCA

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