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Nº21 Año 10 Octubre 2018 Clamor de vida para la misión, dejarnos renovar por el Espíritu

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Nº21Año 1

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Octubre 2018

Clamor de vida para la misión, dejarnos renovar por el Espíritu

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Clamor de vida para la misión, dejarnos renovar por el Espíritu

Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 10 • nº21 • Octubre 2018

Sumario

Portada Hna. Estefanía Veras Ortega, ctsj (República Dominicana) 1

Editorial 3

Pizarra Artística Dejarnos renovar por el Espíritu Hna. Ana Dolores Gil Pérez, ctsj (República Dominicana) 4

Las Fundadoras Hoy Claves, desde las Madres Fundadoras, para dejarnos renovar por el Espíritu Hna. Johanny Adanexcy Guerrero Soler, ctsj (Costa de Marfil) 5

Hemos Visto y oído “Las comunidades de mayores no son un resto, sino un referente” Cardenal Aquilino Bocos (2018) Hna. Lucía Huerta Huerta, ctsj (España) 7

Al habla con... La Hna. Judith Blanco Rodríguez Hna. María del Socorro Henao Velásquez, ctsj (España) 9

Clamor de vida para la misión Dejarnos renovar por el Espíritu para revitalizar la misión Hna. Lida Eugenia Florez Alarcón,ctsj (Mozambique) 13

Desde Nuestro Derecho Retos que nos plantea el Espíritu para la misión desde nuestro Derecho Hna. Milka Ironelis Bautista Alcántara, ctsj (República Dominicana) 15

Mirando Nuestro Mundo Nuestras Presencias y obras con espíritu carismático Hna. María Cristina Sánchez Chávez, ctsj (México) 17

Al aire de los místicos El Espíritu Santo en la vida espiritual Elena Briceño(Venezuela) 19

Ecos de la Iglesia Exhortación apostólica: Gaudete et Exsultate. Papa francisco Hna. Dioselina Tabares Suaza, ctsj (Colombia) 21

Punto de vista Y tú, ¿qué piensas? Hna. Mercedes Trigo Prunera, ctsj (España) 23

Lee, ríe, juega Puede interesarte 26

Pasatiempo Hna. Dania Margarita Rodríguez Zorrilla, ctsj (Rep. Dominicana) 27

Revista: CarmelitasTsj Año 10 Número 21 Octubre 2018Edita: UndanetDiseño y maquetación: Desiderio Guerra© Hermanas Carmelitas Teresas de San José

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Clamor de vida para la misión, dejarnos renovar por el Espíritu

3Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 10 • nº21 • Octubre 2018

Editorial

Nuestro XXVI Ca-pítulo General nos exhortó a escuchar un clamor como

Congregación misionera. Escu-char el clamor de vida para la misión y nos instó a dejarnos renovar por el Espíritu.

Nuestro Instituto ha nacido en la Iglesia para ser cauce de la misericordia de Dios, a través de la configuración con quien es el rostro de dicha misericordia, Jesucristo en sus facetas de ano-nadamiento e infancia espiritual.

Este número de nuestra revista carmelitasTsj, nos ayuda a pro-fundizar desde distintos puntos de vista en la súplica que nos hizo el XXVI Capítulo a todas las Hermanas Carmelitas Teresas de San José: dejarnos renovar por el Espíritu por el bien de nuestra misión en el mundo.

Las reflexiones propuestas nos ofrecen claves para esa re-novación desde la Palabra, el Carisma, nuestras Fundadoras, nuestro Derecho y el magisterio de la Iglesia.

Tenemos una invitación muy fuerte a no perdernos en jus-tificaciones sino ir al corazón del llamado capitular dejarse renovar por el Espíritu Santo. Dejarse es la acción de permitir que otro actúe en uno, en este caso el Espíritu Santo, para que nos renueve. Valdría entonces, echar un vistazo a estos años pos capitulares para constatar la docilidad que le hemos ofreci-do al Espíritu Santo para que su gracia operara en nuestra perso-

na y en nuestras comunidades esa renovación.

Podemos caer en la cuenta tam-bién que dejarse renovar por el Espíritu Santo requiere del reconocimiento de formas de actuar, de pensar y de sentir que reflejan que el Espíritu está aho-gado a causa de la vida tibia, de la falta del encuentro personal y consciente con el Señor, del activismo, entre muchos otros signos que sólo podemos iden-tificar de cara a sí mismas o de cara a nuestra comunión de vida en la comunidad.

Pablo en la carta a los Roma-nos 8, 9 dice: “el que no tiene el Espíritu de Cristo, no le perte-nece” por esto necesitamos ser renovadas en el Espíritu Santo, dejando que cuide de nosotras, de nuestro actuar, de nuestro sentir, de nuestros pensamientos y de nuestras palabras.

Para que la renovación de nuestra vida y la de nuestras comunidades sea posible es im-prescindible limpiar nuestra casa interior: la personal y la comunitaria, abandonando las actitudes del ser natural. Pablo menciona cuatro categorías: los pecados de impureza, los peca-dos religiosos (que van en contra de la verdadera adoración), los pecados sociales (que van en contra del amor) y los pecados por falta de control propio. (Cf. Gal 5,19-21)

Es imprescindible que haya una experiencia vital de sentir-se amada y perdonada. En la interioridad de toda Carmelita

Teresa de San José, hay una pro-funda experiencia de ser mirada y abrazada con misericordia por el Dios Trinidad que habita en su interior y esta experien-cia a su vez la hace portadora de perdón para los demás. (Cf. Nuestra Misión)

La trayectoria de consagración que cada una llevamos nos ha permitido constatar que el Es-píritu Santo no viene a nosotras para nuestro bienestar y deleite, viene para que por Él, podamos renunciar a nuestra voluntad y hacer la voluntad de Dios. Este es nuestro deseo: querer ser testigos de Jesús y hacer la vo-luntad de Dios en nuestra vida.

María en las bodas de Caná nos enseña a acercarnos a su Hijo para pedirle que obre un mi-lagro, el milagro del vino que devuelve la alegría y afianza la fraternidad. Jesús nos prometió que enviaría su Espíritu, pues como María, debemos pedirle todos los días que nos de el don de tener su Espíritu en nosotras y en nuestras comunidades para que, dejándonos renovar por Él, podamos reconocernos a noso-tras mismas marcadas a fuego por la misión de iluminar, ben-decir, vivificar, levantar, sanar, liberar. (Cf. EG 273)

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Clamor de vida para la misión, dejarnos renovar por el Espíritu

4 Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 10 • nº21 • Octubre 2018

Pizarra artísticaDejarnos renovar por el Espíritu

Hna. Ana Dolores Gil Pérez, ctsj

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5Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 10 • nº21 • Octubre 2018

Tomar la vida de nuestras Madres Fundadoras, y dejar que ellas hablen a través de nosotras es

un reto y un gran desafío, por-que nos compromete mucho a ser fieles a esas palabras que ellas nos transmiten cada vez que las dejamos que nos hablen.

Para mí de manera personal, la vida de nuestras Teresas, son una fuente de «agua» fresca en momentos de mucha sequedad, desánimo vocacional, desilusión, al ver que lo que esperábamos no es lo que vivimos.

Todas conocemos como el Señor fue bordando sus vidas entre gozos y mucho sufrimiento, lo que para muchos podría haber sido el fin, para ellas fue el ini-cio de un gran proyecto donde el protagonista sería, es y debe ser siempre el Espíritu.

Nuestro Carisma en la Iglesia es una experiencia del Espíritu Santo vivida por nuestras Ma-dres Fundadoras y transmitida a todas nosotras para que viva-mos según ella, la custodiemos en fidelidad, la hagamos más profunda y la vayamos desarro-llando constantemente. C. 3

Señalo aquí algunas claves que a mi parecer nuestras Madres nos proponen hoy para dejarnos re-novar por el Espíritu:

Orar, sabiamente e iluminada por la Palabra, nuestra madre Teresa Guasch, nos invita a «Orar mucho» y no sólo eso, sino «orar bien» de modo que esa oración nos transforme y transforme nuestro entorno, nos lleve al Padre y a los demás. No podemos olvidarlo que nos defi-ne el Art. 8 de Nuestro Derecho «Una Carmelita Teresa de San José es una mujer con una fuerte experiencia de Dios…»

A ejemplo de Jesús que antes y después de realizar un milagro, o tras una jornada de predicación, invita a sus apóstoles a retirar-se a orar, a El mismo en varios pasajes bíblicos, lo descubrimos apartarse para encontrarse con el Padre, en la soledad y el silencio.

Hacer silencio, pero un silencio profundo y fecundo como el de San José, en el que tengamos un encuentro profundo con Dios, que nos lleve a encontrarnos en sinceridad con nosotras mismas y los demás. Que engendre vida y cree lazos de fraternidad.

Escuchar a través de espacios de oración y silencio la voz del Espíritu Santo, que nos ha ido hablando a lo largo de nuestra historia Congregacional y que nos sigue hablando a través de la Palabra, de acontecimientos, de personas que nos acompañan día a día.

Ser dóciles a la acción del Espíri-tu, no poner resistencia queriendo que prevalezcan nuestras ideas y pensamientos, dejarnos moldear como la arcilla, que nuestro co-razón sea tierra buena donde el Señor pueda sembrar, para que podamos dar buenos frutos, los frutos que espera la sociedad y la Iglesia actual.

Vivir en actitud de Humildad, una de nuestras cinco virtudes, es la actitud que nos lleva a reco-nocernos necesitadas de Dios y los demás, sabernos en proceso de crecimiento y búsqueda.

La humildad de Jesús, que lo llevó a bajarse y lavar los pies de sus discípulos, nosotras hoy necesitamos observar a nuestro alrededor y descubrir a quienes debemos «lavarles los pies».

También escogió Dios lo más bajo y despreciado, y lo que no es nada, para anularlo que es..(1Cor 1,28)

Tener Confianza, abandonarse «Mientras que a los que esperan en Yahvé, él les renovará el vi-gor, subirán con alas como de águilas, correrán sin fatigarse y andarán sin cansarse.» (Isaías 40, 31) La confianza que tu-vieron nuestras Madres en la Providencia y la misericordia del Señor, las animó a vivir cada acontecimiento de sus vidas,

Clamor de vida para la misión, dejarnos renovar por el Espíritu

Hna. Johanny Adanexcy Guerrero Soler, ctsj

Claves, desde las Madres Fundadoras, para dejarnos renovar por el Espíritu

Las Fundadoras Hoy

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6 Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 10 • nº21 • Octubre 2018

Clamor de vida para la misión, dejarnos renovar por el EspírituLas Fundadoras Hoy

desde la fe, esa fe que mueve a los hijos de Dios a vivir con espe-ranza, a superar las dificultades y abandonarse en EL. Nues-tra Madre Teresa Toda, supo levantarse como águila de su situación de dolor y sufrimien-to, y recorrer el largo viacrucis que la llevó a la experiencia de resurrección, al ver realizado el sueño y proyecto que Dios tenía con ella y su hija. Son para noso-tras hoy un modelo palpable de esa confianza que estamos invi-tadas a vivir.

«Alégrense por la esperanza segura que tenemos. Tengan paciencia en las dificultades y sigan orando» (Rom.12,12)

Acogida y Disponibilidad, «Dejándolo todo, lo siguie-

ron». (Lc 5,1-11). Cuando Jesús llama a sus discípulos, éstos in-mediatamente lo dejan todo y le siguen, sin saber hacia dónde, lo siguen porque los mueve la con-fianza y el amor, nosotras hemos recibido esa llamada, cada una en un momento y épocas dife-rentes, pero la misma invitación a acoger el proyecto del Reino, lo que supone una entera dispo-nibilidad. Nuestras Madres, en medio de su realidad se sintie-ron llamadas a participar en la construcción del Reino, un reino de justicia, amor, misericordia, donde desde su dolor y sus heri-das ellas sanaron muchas otras heridas.

Hoy nuestras Madres Funda-doras nos invitan nuevamente a acoger el proyecto que Dios tie-

ne para con nosotras y vivir en actitud de disponibilidad.

Por último Salir, ponernos en camino, dejando que sea el Espíritu quien nos siga guian-do, como a nuestras Madres Fundadoras y aquellas prime-ras mujeres, que sintiéndose amadas, salieron a una tierra desconocida, América, sin saber a dónde iban concretamente, con qué se encontrarían, como sería el trayecto… solo sabían una cosa y la tenían bien metida en sus corazones, se consagraron para el servicio del Reino, donde la Iglesia y la Congregación las necesitara… hoy nuestras Ma-dres nos invitan a retomar una a una las palabras del artículo 8 de Nuestro.

Claves, desde las Madres Fundadoras, para dejarnos renovar por el EspírituHna. Johanny Adanexcy Guerrero Soler, ctsj

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7Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 10 • nº21 • Octubre 2018

Clamor de vida para la misión, dejarnos renovar por el Espíritu

Hna. Lucía Huerta Huerta, ctsj

“Las comunidades de mayores no son un resto, sino un referente”

Cardenal Aquilino Bocos (2018)

Hemos visto y oído

Hemos descubierto que nuestra Misión es: VIVIR EN AC-TITUD ORANTE,

SER OFRENDA PERMANEN-TE Y TESTIMOIO DE VIDA.

Queremos vivir siendo referente en la Congregación, referente de generosidad, entrega y alegre confianza, en el seguimiento de Jesús y su misión salvadora.

Las claves para vivir nuestra Mi-sión están basadas en:

A) CONTEMPLATIVAS DE LA ACCIÓN- SAGRADA ESCRITURA.

B) AMOR ENTREGADO HASTA EL PERFECTO HOLOCAUSTO- NUESTRO CARISMA.

C) INSPIRACIÓN CARMELITANA.

A.- SAGRADA ESCRITURA: Elegimos algunos textos signifi-cativos para nosotras,

A-1 Ya en el libro del Éxodo 17,11-12. Moisés con los brazos en alto oraba al Señor y vencían a sus enemigos. Cuando Moisés agotado bajaba los brazos gana-ban los enemigos. Optaron por sostener los brazos de Moisés para que siguiera orando y por tanto ganando. En este pasaje

podemos encontrar una clave importante en nuestra Misión. Nuestra comunidad, no pue-de estar ya en la palestra de la misión activa, pero si podemos interceder, orar y ofrecer nues-tra vida, todos nuestros dolores y sacrificios propios de nues-tra edad asociada a la pasión de Cristo, para que el Señor haga fructificar todas las obras sociales, educativas, de evange-lización que nuestras hermanas, educadores, fraternidades están realizando

A-2 Is 46,4. En el profeta Isaías encontramos esta afirmación que nos llena de confianza: “Hasta vuestra vejez yo seré el

mismo; hasta tus canas yo te sostendré; yo lo he hecho y yo os seguiré llevando; yo os sosten-dré y os liberaré

A-3 En las cartas de San Pablo tenemos claves importantes que nos ayudan a vivir nuestra Mi-sión. Él define como Misionera a la Comunidad de Tesalónica sin salir fuera de su ciudad, sino por su adhesión al Evangelio y su forma de vivirlo, con su ayu-da mutua, con la fraternidad compartiéndolo todo, en medio de penurias y dificultades ani-man a otros y ofrecen modelos de comportamiento. Así vivimos nuestra misión: humanizando nuestras relaciones fraternas,

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8 Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 10 • nº21 • Octubre 2018

Clamor de vida para la misión, dejarnos renovar por el Espíritu

siendo misericordiosas, sama-ritanas, servidoras, amando sin esperar nada a cambio.

A-4 En el Evangelio encontra-mos la Fuente que es Cristo AMOR HASTA EL EXTRE-MO. Él nos dice: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” Jn 14,6. “el que cree en el Hijo tie-ne la Vida Eterna”. Jn 3,36

B. NUESTRO CARISMA:

B-1 Constituciones: En el artí-culo 3 de las Constituciones nos empuja a seguir viviendo con una mayor conciencia, sabien-do que nuestro Carisma es una experiencia del Espíritu Santo. Así lo vivieron nuestras Ma-dres Fundadoras las Venerables Teresa Toda y Teresa Guasch y tantas hermanas que nos han precedido. También nosotras queremos vivir un Amor entre-

gado. Intentamos configurarnos con Cristo en el Misterio de su Anonadamiento e Infancia Espi-ritual. Queremos vivir con plena confianza en el Padre.

El artículo 8 nos impulsa a tener a Cristo como valor absoluto de nuestra existencia. A vivir los valores comunitarios desde la fe y expresarlos en la misión. El celo apostólico, la solidaridad con las hermanas que más nece-sitan nuestra ayuda y a vivir las cinco virtudes características de nuestro Instituto.

B-2 Documentos Congregacio-nales: Vivimos unidas a todas las actividades que se realizan a nivel Congregación: Capítulos, Asambleas, congresos, encuen-tros, actividades pastorales, momentos difíciles de diferente índole. Todo ello en nuestras oraciones están muy presentes.

También el estudio y lectura de los documentos nos ayudan a sentirnos unidas en la Misión de la Congregación.

C.- INSPIRACIÓN CARMELI-TANA:

C-1 En nuestras reuniones semanales de Formación y pre-parándonos para celebrar las fiestas de los Santos del Car-melo, buscamos los tesoros que nos brindan nuestros santos del Carmelo, en ellos afianzamos nuestras espiritualidad y misión viendo como ellos lo vivieron in-tensamente desde la soledad del claustro en Santa Teresa, Santa Teresita, Edith Stein y lo mismo San Juan de la Cruz. Es doctrina que confirma y alimenta nuestra misión apostólica. Con una acti-tud orante viviendo centradas en lo esencial.

Hemos visto y oído

“Las comunidades de mayores no son un resto, sino un referente” Cardenal Aquilino Bocos (2018) Hna. Lucía Huerta Huerta, ctsj

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9Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 10 • nº21 • Octubre 2018

Clamor de vida para la misión, dejarnos renovar por el Espíritu

Al habla con..La Hna. Judith Blanco Rodríguez

Hna. María del Socorro Henao Velásquez, ctsj

Hermana Mª del Socorro: Hoy hemos cambiado los papeles... Hermana Judith: ¡Y tanto!

Nació el 11 de diciem-bre de 1976. Fue con-sagrada el mismo día que Teresa Toda y Te-

resa Guasch, unos años más tar-de, el16 de septiembre de 2000. En su vida ha vivido en lugares tan diversos como: Barcelona, Madrid, Santa Marta de Tormes y Santurce. Se ha dedicado a: evangelizar y otras muchas ta-reas que conlleva la misión (edu-cadora, miembro del equipo de pastoral provincial y local, cate-quista, secretaria, apoyo educa-tivo, administradora, encargada de comedor, …)

• Un color: amarillo.• Una película: Coco.• Una flor: girasol.• Una cita bíblica: Señor, ¿dóndevives? Ven y lo verás (Jn 1, 35).• Un sueño: cambiar el mundohaciéndolo un lugar más justoy humano.• Un paisaje: el horizonte cas-tellano.

• Una comida: los espaguetisblancos de la Hermana InésLuengo.• Una obra de misericordia: darde comer al hambriento.• Una preocupación: ¿Cómorevitalizar la vida de nuestrascomunidades?.

El título de esta revista… Cla-mor de vida para la misión dejarnos renovar por el Espíritu ¿cómo te resuena? ¿qué imágenes te vienen? ¿qué emociones? ¿qué pensamientos?

Resuenan en mí los gritos de los vivos, de los que no viven en paz y huyen dejando atrás sus casas, sus pueblos, sus tierras…, tantos que mueren en el Mediterráneo, tantos que viven de camino a la “tierra prometida”, hay tan-tos huérfanos!; gritos de niñas explotadas, agredidas, juzga-das,…; clamores de familias que no llegan con su sueldo a final de mes; gritos de jóvenes que vi-ven desorientados; clamores de religiosas que quieren vivir en fidelidad; clamores de un Papa que nos invita a salir, a prima-rear, a ser valientes y decididas...

Hay una imagen que lleva un tiempo acompañando mi cami-nar... es la imagen de Nicodemo que dentro del seno de la tierra espera a nacer de nuevo. En un nacimiento, es la mujer la que da a luz, cierto que cuando la criatura está preparada, más es ella la que alumbra. Esto implica que una no se puede dar a luz a sí misma, …

Emociones y pensamientos van de la mano y hay de todo... lo importante es aceptar, respirar y caminar.

En tu vida religiosa, vivida con intensidad, seguro, ¿con qué misión has experimentado la presencia de Dios? ¿Puedes compartirnos algún momento significativo del que hallas sido testigo o protagonista de esa pre-sencia de Dios en nuestro mundo hoy?

Un verano llegó a nuestro ho-gar de Santa Marta una niña de unos ocho años, de piel muy blanca, con el cabello largo y los ojos llenos de temores. Cuan-do llegó la hora de la ducha, la acompañé y la ayudé. Ella permanecía estática, su cuerpo estaba allí, temblando, la perci-bí tan frágil, tan vulnerable, … que me sentí pequeña, pequeña ante tanta confianza. Verla cre-cer fue un regalo. Hablar con ella adolescente ahora me llena de admiración. Sin duda que Dios hace cosas grandes en las personas y en sus historias.

En Santurce, hace unos años, las parroquias decidieron cele-brar conjuntamente en una sola celebración la Vigilia de Pen-tecostés. Cada año se convoca desde una parroquia diferente. Se ha ido formando un grupo, una pequeña comunidad, con personas de las diversas parro-quias y comunidades religiosas que, con reuniones y encuen-tros, con ensayos y en oración,

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10 Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 10 • nº21 • Octubre 2018

Clamor de vida para la misión, dejarnos renovar por el EspírituAl habla con ...

La Hna. Judith Blanco RodríguezHna. María del Socorro Henao Velásquez, ctsj

han sido cauce cuidando cada detalle de esa celebración de co-munión anual. Aquí está Dios.

La Hermana Cándida, des-canse en paz, es otra presencia de ese Dios siempre atento y pendiente. ¿A quién no le ha dado la Hermana Cándida sus consejos amorosos de vivir con entusiasmo misionero y fideli-dad, queriendo a las hermanas y de la mano de Dios?

En el AT testamento hay profe-tas que claman, que quieren ser voz de los que no la tienen. ¿Con qué profeta te identificas más y por qué?

Con el profeta Jeremías porque vive una lucha interior permanente y en su relación con Dios no se anda con tapujos. Es claro, apasionado y fiel. Sus palabras manifiestan como Dios va obrando también en su interior... es capaz de escuchar cómo Dios le dice que le hace plaza fuerte, co-lumna de hierro, muralla de bronce (...) yo estoy contigo para librarte (cf. Jr. 1, 18.19). Su mensaje es ambiva-lente, unas veces será encargado de discutir y denunciar, otras de conso-lar y edificar. Suscitará reacciones diversas. Dios le exhorta a la perse-verancia y a la firmeza frente a la dificultad y la contestación. Jeremías denuncia la injusticia social de las clases pudiente: Ay del que edifica su casa sin justicia, sus pisos sin dere-cho. De su prójimo se sirve de balde y no le paga su trabajo (Jr. 22,13). En su visita al alfarero (Jr. 18), ve como el alfarero no desiste en su trabajo cuando algo no le sale bien. Así afir-ma ante su pueblo que siempre hay futuro, que Dios no pierde la pacien-cia y vuelve a empezar.

A veces, usamos grandes pala-

bras: “dejarnos renovar por el Espíritu”, ¿cómo se concreta?

Ese dejarse renovar por el Espíritu tiene tres partes a considerar.

La primera es la de “dejarnos”. Cuando yo dejo algo a alguien, es porque me fio de esa persona y sé que va a cuidar de aquello que le confío. Ahora bien, dejarse es un verbo reflexivo, esto es, aquel que se refiere a una acción de un suje-to sobre sí mismo. En este caso la acción implica despojo, abandono, consentimiento, autorización, tole-rancia... por nuestra parte para que algo acontezca. Y para hacerlo es necesario conocimiento interior que decía Santa Teresa, que estemos muy conectadas con nosotras: con nuestro cuerpo, con nuestra mente y con nuestro corazón.

El verbo renovar tiene ocho acepcio-nes en el diccionario. De entre ellas rescato tres: hacer como de nuevo algo, o volverlo a su primer estado; restablecer o reanudar una relación u otra cosa que se había interrumpido; dar nueva energía a algo, transfor-marlo. Traducido a nuestro lenguaje: Volver a lo esencial con Teresa Toda y Teresa Guasch; Clamor de vida para la misión y Místicas de la Acción.

Por el Espíritu. La tercera persona de la Trinidad, consubstancial al Padre y al Hijo. El término “Espíritu” tra-duce el término hebreo Ruah, que en su primera acepción significa soplo, aire, viento. Jesús utiliza precisamen-te la imagen sensible del viento para sugerir a Nicodemo la novedad trans-cendente del que es personalmente el Soplo de Dios, el Espíritu divino (Jn 3, 5-8). El Espíritu Santo es el artífice de las obras de Dios. Obra en cada persona en particular. El Espíritu Santo preparó a María con su gracia;

en María, realiza el designio benevo-lente del Padre; manifiesta al Hijo del Padre hecho Hijo de la Virgen y por medio de María, el Espíritu San-to comienza a poner en comunión con Cristo a los hombres (Catecismo, 691 y otros).

Cuando afirmamos que queremos dejarnos renovar por el Espíritu, estamos asegurando que queremos que el Espíritu obre en cada una de nosotras en particular y en no-sotras como cuerpo congregacional. De ahí que la escucha auténtica, y la participación activa, se presentan como imprescindibles para ese proce-so de renovación, sabiendo en todo momento que estamos en niveles “so-brenaturales”.

En el capítulo primero que trata sobre la transformación misionera de la Iglesia, de la encíclica Evangelii Gaudium, el Papa utiliza cinco verbos para poder vivir esta transforma-ción: primerear, involucrarse, acompañar, fructificar y feste-jar. Si tuvieras que invitar a las Carmelitas Teresas de San José a asumir uno de esos verbos para nuestra transformación misio-nera, ¿cuál sería? ¿qué razones sustentan tu propuesta?

Todos. Con las mismas palabras del Papa aplicadas a nuestra Congrega-ción...

Las Carmelitas Teresas de San José en salida es una comunidad de dis-cípulas misioneras que primerean, que se involucran, que acompañan, que fructifican y festejan.

“Primerear”: Nuestro cuerpo congre-gacional experimenta que el Señor tomó la iniciativa, la ha primareado en el amor y, por eso, sabe adelan-

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11Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 10 • nº21 • Octubre 2018

Clamor de vida para la misión, dejarnos renovar por el Espíritu Al habla con ...

La Hna. Judith Blanco RodríguezHna. María del Socorro Henao Velásquez, ctsj

tarse, tomar la iniciativa sin miedo, salir al encuentro... Vive un deseo inagotable de brindar misericordia porque ha experimentado la infini-ta misericordia del Padre y su fuerza difusiva. ¡Atrevámonos un poco más a primerear!

Como consecuencia, nuestra congre-gación sabe a “involucrarse”. Jesús lavó los pies a sus discípulos. El Se-ñor se involucra e involucra a los suyos, poniéndose de rodillas ante los demás. “Seréis felices si hacéis esto”. Nosotras, como cuerpo congregacio-nal, nos metemos con obras y gestos en la vida cotidiana de los demás, achicamos distancias, ... Las Car-melitas Tersas de San José tienen así “olor a oveja” y éstas escuchan su voz.

Luego, esta comunidad de hermanas se dispone a “acompañar”. Acom-paña a la humanidad en todos sus procesos. Sabe de esperas largas y de aguante apostólico. La evangeliza-ción tiene mucho de paciencia.

Fiel al don del Señor, también sabe “fructificar”. Las CTSJ siempre es-tán atentas a los frutos, porque el Señor nos quiere fecundas. Cuida el trigo y no pierde la paz por la ciza-ña. Cada hermana sabe dar la vida entera y jugarla hasta el martirio como testimonio de Jesucristo, pero su sueño no es llenarse de enemigos, sino que la Palabra sea acogida y manifieste su potencia liberadora y renovadora.

Por último, esta comunidad evan-gelizadora gozosa siempre sabe “festejar”. Celebra y festeja cada pe-queña victoria, cada paso adelante en la evangelización. La evangeli-zación gozosa se vuelve belleza en la liturgia en medio de la exigencia diaria de extender el bien, fuente de un renovado impulso donativo.

El próximo sínodo de obispos versará sobre Jóvenes, fe y dis-cernimiento vocacional, ¿cómo podemos, desde donde estamos, hacer partícipes a los jóvenes del clamor de vida y de la necesidad de conocer las señales del Espíri-tu sobre los pasos a dar?

Hay que hacer lo que hizo Juan. Señalar al Cordero. Los jóvenes, como nosotras, viven inmersos en el ruido, utilizando algún símil... dentro del bosque, como peces en el mar… y muchas veces no saben qué es el agua o no ven más allá de los selfis (también como nosotras). En estos momentos, podemos indicar, señalar lo que nosotras alcanzamos a ver, no más. Y en cuanto a los pa-sos a dar para conocer las señales del Espíritu, lo primero es conocer a los jóvenes en concreto, dejar de lanzar valoraciones generales sobre ellos. Jesús entraba en relación con perso-nas concretas, muchos con nombre propio, otros sin nombre concreto para que podamos colocar el suyo o el nuestro. Conocer por dentro, saber de sus inquietudes y sueños. ¿Cómo? Rezando por ellos: Por los jóvenes, para que su pasión, su grandeza, sus ideales, los pongan al servicio de una sociedad más justa, más humana y más fraterna, según los criterios de Dios. Por nuestros jóvenes para que, iluminados por la entrega de Cristo, den su vida por Dios y por los her-manos. Por los jóvenes para que su alegría se aun contagio de esperanza para todas nuestras comunidades. (Peticiones de preparación para la JMJ 2010). Y rezando también por todos los que trabajan con jóve-nes: madres y padres, educadores, profesores, hermanas y sacerdotes, catequistas y animadores de pastoral juvenil para que renueven cada día su esperanza y su amor hacia ellos.

Santa Teresa de Jesús plantea la confianza y la interioridad como claves para una vida feliz. ¿Crees que son válidas también para una auténtica renovación? ¿Por qué?

Santa Teresa es una mujer que ex-perimentó una transformación en su vida que ilumina aún hoy, porque confió y vivió desde dentro. Además, invitó a otras a seguir ese camino descubriendo el interior como un bello castillo. Lo mejor es releerla y descubrir cómo me ilumina a mí. La confianza y la interioridad son esenciales para vivir en el amor y ser felices, la auténtica renovación. Cantemos: “Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda; la paciencia todo lo alcanza; quien a Dios tiene nada le falta: sólo Dios basta”.

Fano es un evangelizador que dibuja y evangeliza al mismo tiempo... ¿qué título le pondrías a cada imagen o con qué frase asocias cada una?

Si me permites, voy a tratar de aso-ciarlo con algún pensamiento de la Santa que nos ayudará también así a completar un poco más la respues-ta anterior:

Que Dios nuestro Señor nos guíe por donde quiera. Ya no somos nuestras, sino suyas.

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12 Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 10 • nº21 • Octubre 2018

Clamor de vida para la misión, dejarnos renovar por el EspírituAl habla con ...

La Hna. Judith Blanco RodríguezHna. María del Socorro Henao Velásquez, ctsj

Es imposible tener ánimo para cosas grandes, quien no entiende que está favorecido de Dios.

Quienes de verdad aman a Dios, aman todo lo bueno, favorecen todo lo bueno, todo lo bueno lo dan, con los buenos se juntan siempre y los fa-vorecen y defienden.

Busquemos siempre mirar las vir-tudes y cosas buenas en las otras y cuando veamos sus defectos, mirarlos con la humildad de tener presente nuestros grandes pecados... y en la

duda, es mejor tener a todas por me-jores que nosotras.

Todo el daño nos viene de no tener puestos los ojos en Vos que, si no mirásemos otra cosa que el camino, pronto llegaríamos.

Lo único necesario para buscar a Dios, es ponerse en soledad y mirarlo dentro de nosotras mismas.

¿Qué destacarías de tu caminar en continua renovación como Carmelita Teresa de San José?

Solo se me ocurre compartiros una sencilla oración de este verano: Hoy, a esta hora, me pongo ante ti de nue-vo... no sé bien que decirte, solo que estoy aquí... esperando reconocerte de nuevo para contarte mis cosas, para ofrecerte mi compañía... Hoy, aquí, camino hacia ti, otra vez...

¿Quieres añadir algo más?

El otro día escuché esta historia que quiero compartir:

Una vez, en una vieja casa realiza-

ron una subasta, cuyo dueño había muerto sin dejar herederos, después de subastar casi todas las cosas de la casa, solo quedaba un viejo violín.

El violín estaba rayado, golpeado por el uso que se le había dado… al subastador le daba pena levantar el violín, pensó que por su estado no valdría la pena, que perdería el tiempo, pero lo levantó con una son-risa:

-Preguntó ¿Cuánto dan señores?,¿quién empieza?

-Un dólar, un dólar – alguien repli-có, después dos dólares.

- ¿Quién da tres?, tres dólares a launa, tres dólares a las dos…

Un hombre se levantó y recogió el violín le quito el polvo y estiro las cuerdas flojas, lo afinó y tocó una preciosa melodía dulce como un coro de ángeles. Paró la música y el subas-tador, con una voz silenciosa dijo: ¿Cuánto me dan por el viejo violín? y lo levantó en alto.

-Mil dólares y… ¿quién da dos? -¡Dos mil!, ¿Y quién da tres? Tres mila la una, tres mil a las dos; y se va yse fue, -dijo.

La gente aplaudió, pero algunos de-cían: “¿No entendemos, ¿qué cambió su valor?”. La respuesta no se hizo esperar: “¡El toque del Maestro!”

Dejemos que el Maestro ponga a tono nuestras cuerdas y se escuche la más hermosa de las sinfonías.

Muchas gracias por tu atención y aporte. Hasta la próxima Her-mana.

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13Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 10 • nº21 • Octubre 2018

Hna. Lida Eugenia Florez Alarcón,ctsj

Dejarnos renovar por el Espíritu para revitalizar la misión

Clamor de vida para la MisiónClamor de vida para la misión, dejarnos renovar por el Espíritu

El mandato misioneroque la Iglesia ha reci-bido de Jesús (Cfr, Mat28,19-20) tiene que vivir-

se como Jesús vivió el mandato recibido del Padre, bajo la acción del Espíritu Santo. Nuestra mi-sión es continuación actualizada de la misma misión que vivió y enseñó Jesús, de ahí la necesidad de dejarnos renovar por el Espí-ritu para revitalizar la misión, debemos volver una y otra vez a contemplar el rostro de Cristo y anhelar su Espíritu para aden-trarnos en su secreto, para captar e imitar sus actitudes y acercar-nos a su comportamiento.

Contemplando la actuación misionera de Jesús, iremos des-cubriendo su actitud de amor compasivo, gratuito, liberador, orientado a hacer palpable la cercanía misericordiosa de un Dios amor, que quiere recrear a los hombres y mujeres desde su interior respetando su libertad, enfrentándose a la raíz del mal, ayudando a todos a liberarse del pecado y a reconciliarse con Dios, a vencer todo lo que des-humaniza, toda marginación y discriminación, toda enfer-medad y dolencia, invitando a todos los excluidos a la mesa del banquete del Reino de Dios.

Las Carmelitas Teresas de San José, como “Instituto religioso, verdadera y plenamente apos-

tólico (C3), han recibido del Espíritu persona a persona, la llamada a reproducir en nues-tro mundo a Jesucristo, como misericordia del Padre. Fue este el rasgo del Hijo que profunda-mente impactó a Teresa Toda y Teresa Guasch, tomándolas por entero”. (Cf NM pg. 20). Es esta la herencia que recibimos de nuestras Madres Fundadoras, y no son pocas, las dificultades y tentaciones que encontramos en la vivencia de nuestra misión, de ahí la importancia y urgencia de dejarnos renovar continuamente por el Espíritu, pues sólo él pue-de revitalizar nuestra misión, de lo contrario, nuestra misión pier-de vitalidad y seremos incapaces de superar algunas tentaciones presentes en el día a día de nues-tra misión.

No cabe duda de que en algún momento todas hemos sido tentadas por el cansancio y el fatalismo. Es una tentación que se manifiesta en el conformismo, en el desánimo ante la ruti-na o ante la falta de resultados visibles; el Espíritu tiene que lle-varnos al convencimiento de que uno es el que siembra y otro el que recoge, de que el Señor está siempre junto a los que trabajan en la construcción del Reino del que Él es el titular y el protago-nista. Sólo Dios puede convertir la crisis y los fracasos en situa-ciones de crecimiento.

La misión es de Dios y no nuestra, y el protagonista es el Espíritu y no nosotras. Nuestra misión es participar en la misión de Dios, de ahí la necesidad de superar el individualismo que tantas veces desvirtúa nues-tra misión, pues acabamos no siendo testimonio comunitario; entregamos alma, vida y cora-zón en la tarea confiada, pero la realizamos a título personal, y hasta el punto de sentirnos incomodas porque nuestras hermanas nos dan alguna suge-rencia, nos da pereza compartir lo que estamos haciendo y cómo lo estamos haciendo.

Otra tentación sutil en nuestra misión es el narcisismo: creer-nos las mejores, las que mejor trabajamos, las más sacrificadas y entregadas, las que hemos de-jado todo por el Evangelio, etc. La gran tentación es llegar a creérnoslo olvidándonos de que somos de carne y hueso y por lo tanto puede también producirse en nosotras el cansancio espiri-tual y pueden llegar momentos en los que busquemos compensa-ciones o encerrarnos en nuestro pequeño mundo y perder sensi-bilidad ante las necesidades de nuestros hermanos.

Nuestra misión no está libre tampoco de la tentación del activismo, más bien es una de sus víctimas más frecuentes.

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14 Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 10 • nº21 • Octubre 2018

Clamor de vida para la Misión

Esta tentación se manifiesta en la tendencia a actuar sin una motivación de fe y sin conjugar la acción con la contemplación. Entendemos el activismo como una acción sin motivaciones enraizadas en la fe, como una acción no fecundada en la contemplación y como la transición de un proyecto a otro por razones puramente humanas y sin haber realizado un profundo discernimiento en el Espíritu. La eficacia de la misión no se mide tanto por el número y la cantidad de acciones llevadas a cabo sino por la calidad, la sencillez y la gratuidad de una presencia.

Necesitamos que el Espíritu renueve y revitalice nuestra misión, para que seamos con-templativas en la acción, para encontrar respuesta a los proble-mas a la luz de la Palabra y con la oración personal y comunitaria, pues si no somos contemplativas no podemos anunciar a Cristo de modo creíble, como Carmeli-tas Teresas de San José debemos ser testigos de la experiencia de Dios y poder decir con los após-toles: “Lo que contemplamos…

acerca de la palabra de vida… lo anunciamos” (1 Jn 1,1-3) (RM 91)

Necesitamos que el Espíritu renueve e revitalice nuestra mi-sión, sencillamente porque sólo el Espíritu puede renovar y di-namizar el gozo de sabernos misioneras, porque sólo el Es-píritu nos impide instalarnos en la comodidad, el estancamiento y la tibieza, nos libera de la fa-tiga, de la desilusión, porque al igual que los apóstoles podemos estar invadidas de temor, mie-do, preocupaciones, problemas, pero sucede que el Espíritu San-to quiere llenarnos de fortaleza, quiere quitarnos los miedos e impulsarnos hacia adelante, a que busquemos nuestro destino final y seamos felices, bien lo dijo el papa Francisco: “a echar-le ganas”

Y no podemos olvidar que para que el Espíritu renueve y revi-talice nuestra misión, debemos dejarnos consolar por él, ya que esta fue la promesa de Jesús, “yo pediré al Padre y os dará

el Espíritu para que esté con vosotros para siempre” (Jn 4, 16), esto se cumple a través de sus dones, debemos llenarnos de esa sabiduría que procede de lo alto, para entender el proyecto de Dios para nuestra Congrega-ción, para cada una de nosotras y nuestras comunidades, para nuestro mundo; pedirle su en-tendimiento, solicitar el don de consejo para evitar equivo-carnos, es decir, distinguir lo verdadero de lo falso, pedir la ciencia para cada día conocer-le mejor, solicitar el don de la piedad para que la sensibilidad social que nos debe caracterizar e impulsar en la extensión y con-solidación del Reino, nunca nos falte; pedir el don de la fortaleza para enfrentar las dificultades de la misión en el aquí y aho-ra de nuestra congregación, de nuestra historia personal, co-munitaria, social y eclesial, para asumir con valentía y decisión los cambios que puedan surgir en el proceso de revitalización que como Instituto estamos vi-viendo.

Clamor de vida para la misión, dejarnos renovar por el Espíritu

Dejarnos renovar por el Espíritu para revitalizar la misiónHna. Lida Eugenia Florez Alarcón,ctsj

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15Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 10 • nº21 • Octubre 2018

Hna. María Soledad Martín Martín, ctsj

Retos que nos plantea el Espíritu para la misión desde nuestro Derecho

Clamor de vida para la misión, dejarnos renovar por el Espíritu

Desde nuestro Derecho

Realizamos nuestra mi-sión, “extender y con-solidar el Reino” en el pueblo de Dios, anun-

ciando la Buena Nueva, impulsa-das por el mandato de Jesús, “id por todo el mundo, predicad el Evan-gelio y haced discípulos míos, con-fortando y ayudando a los débiles, especialmente niños y jóvenes huér-fanos, alentadas por las palabras de Jesús que nos dice: “lo que hicisteis con estos hermanos míos tan peque-ños, conmigo lo hicisteis”. C 67

Escojo este artículo de nuestro Derecho para iniciar esta re-flexión sobre los “Retos que nos plantea el Espíritu para la mi-sión”, porque muy bien podría considerarse como un compen-dio de los retos a los que nos urge el Espíritu, en el hoy de nuestra Congregación, de la Iglesia y de la humanidad entera. Retos que también son expresión de la esencia de nuestra opción de seguimiento a Jesús como muje-res consagradas, con un carisma particular.

Desde el punto de vista de que la misión es la esencia de nues-tro ser de mujeres consagradas, en todo cuanto realicemos, es-tamos llamadas a darle calidad a nuestra opción de vida, “asu-miendo y viviendo la vocación con elegancia”, es decir, con alegría, dinamismo, hondura y disponibilidad.

Vivimos en una sociedad en la que todo es relativo y se vive la cultura del descarte o de lo desechable, y en la que lamenta-blemente se incluyen también a las personas, por lo que se hace latente, ahondar en nuestra pa-sión y celo misionero, en el que la prioridad ha de ser la acogida a los que no cuentan, los más vulnerables. Pero al mismo tiem-po es una invitación a afianzar nuestro testimonio de vida, a no dejarnos arrastrar por esta cultura, si no por el contrario, a situarnos en ella respondiendo al mandato de Jesús: alentando, animando, acogiendo, dando vida y esperanza.

Pero en ese mismo ámbito so-cial, existe una necesidad real, una sed de búsqueda de lo tras-cendente, convirtiéndose esta necesidad en una invitación y oportunidad que el Señor nos hace y ofrece para presentar el proyecto cristiano, el proyecto del Reino.

Dicho lo anterior señalo los re-tos que considero nos plantea el Espíritu para la misión desde nuestro Derecho, que podrían ser, entre otros:

• Fidelidad al carisma. Lo quesupone una mirada atenta a larealidad con dinamismo, dis-cernimiento, creatividad, dis-ponibilidad y especialmente

el testimonio de nuestra vida consagrada, para así dar res-puesta a “las necesidades de tiempo y lugar”.

• Reproducir la compasión y so-licitud de Cristo por los nece-sitados y su ardiente celo porla salvación de los hombres. Ycomo muy bien expresa el do-cumento Nuestra Misión: “Amayor necesidad, mayor mise-ricordia”.

• Unir la contemplación al amorapostólico. En un mundo quetiende a la eficacia, es en Diosdonde nos hemos de nutrir,porque la misión la realiza-mos por y en nombre de Él. Delo contrario, independiente-mente de la eficacia con la quepodríamos responder, sería unmero hacer, sin dar primacíaal fin último, a la llamada ahacer presente la Buena Noti-cia que es Jesús.

• Enraizar en nuestra vida, ennuestro lenguaje, el sentido deuniversalidad, lo que suponeasumir la misión con aperturay disponibilidad “reproducien-do a Cristo como misericordiadel Padre”, en nuestro ser yhacer misionero, haciéndonosdisponibles para ir a cualquierparte del mundo. En esa medi-da podremos colaborar en laextensión y consolidación delReino de Dios, prescindiendo

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16 Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 10 • nº21 • Octubre 2018

Desde nuestro derecho

así del concepto o sentido de pertenencia a un lugar especí-fico.

• Nuestro Directorio es explícitoal expresar que nuestra evan-gelización ha de ser profética yliberadora, un gran reto frentea la realidad sociocultural, po-lítica y económica que vive hoyla humanidad, realidad que hacreado gran confusión e incer-tidumbre con el sentido de latrascendencia; por lo que he-mos de afianzar el sentido pro-fético y liberador de nuestramisión, en cercanía y defensade los que no cuentan, los máspobres.

• La realidad actual tiene unamarcada tendencia al indivi-dualismo, nosotras por estarinmersas en esa realidad, po-dríamos sufrir esta amenaza,por lo que hemos de acentuarel sentido comunitario de nues-tro apostolado, sintiéndonosenviadas por la Congregaciónen todo cuanto realicemos.

• Implicarnos en la Pastoral Vo-cacional del Instituto, si que-remos hacer vida y extendernuestra misión, es fundamen-tal, contagiar a otras jóvenesde nuestro gozo por el segui-miento de Jesús.

Muchos de estos retos se han en-carnado en nuestras presencias y obras, como es normal, en unas Hermanas más que en otras, no obstante, es importante que afiancemos nuestra identidad de Carmelitas Teresas de San José, impulsando nuestra vida hasta tener a Cristo como valor ab-soluto de nuestra existencia, lo que nos moverá a actuar como Él, construyendo un mundo de justicia, fraternidad y libertad.

Que nos abramos a la gracia del Señor que es quien nos llama y capacita, pero cuenta con nues-tra apertura y disponibilidad.

Clamor de vida para la misión, dejarnos renovar por el Espíritu

Retos que nos plantea el Espíritu para la misión desde nuestro DerechoHna. Milka Ironelis Bautista Alcántara, ctsj

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17Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 10 • nº21 • Octubre 2018

Nuestras Presencias y obras con espíritu carismáticoHna. María Cristina Sánchez Chávez, ctsj

En la carta a los Corintios 12, 4 San Pablo expre-sa que hay diversidad de carismas, pero el Espíritu

es el mismo. Nosotras, Hermanas Carmelitas Teresas de San José re-conocemos que nuestro Carisma congregacional está estrechamente vinculado a la espiritualidad con-templativa del Carmelo, pretende hacer de nosotras verdaderas con-templativas en la acción” (C 71)

La vida clama en torno a no-sotros, con miles de rostros e infinidad de gemidos, pero tam-bién la vida clama en un entorno inmediato, en la profundidad

de nuestro corazón. Sabernos poseedoras de un carisma otor-gado por el Espíritu, genera en nosotras un dinamismo pecu-liar, una vida que clama, que desea emerger, brotar, generar nueva vida.

La puerta para penetrar en este ámbito de la interioridad es la oración, dice Santa Teresa. Afir-ma Grün: la oración del Señor es el camino para entrar más profundamente en la mentali-dad de Jesús. (p. 9)

Tocamos esta experiencia ca-rismática cada vez que nos

detenemos y contemplamos a Jesús que nos dirige su Palabra. Cuando acogemos su presen-cia y le damos gracias por el amor que nos tiene y la ayuda incondicional que siempre nos brinda. Cuando le permitimos que nos pregunte: ¿dónde está tu hermano?

En una de las homilías dirigida a las multitudes por el padre Tar-dif, el expresaba que Cualquier carisma es una manifestación exterior de uno de los siete do-nes del Espíritu… El Espíritu ha querido enriquecernos con el don de Piedad.

Mirando nuestro mundo desde...Clamor de vida para la misión, dejarnos renovar por el Espíritu

“Lo que importa más, nunca debe estar a merced de lo

que importa menos.” (Goethe)

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18 Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 10 • nº21 • Octubre 2018

“…Jesús mediante su Espíritu, nos da parte en su filiación; en el sermón de la montaña nos muestra cómo vivir como hijos e hijas de Dios. En el Padrenues-tro nos indica el camino para experimentarnos – igual que el mismo Jesús – como hijos e hijas de Dios” (Grün, p. 9)

La experiencia única, vital, gozosa, plena, liberadora, sana-dora de sabernos hijas amadas del Padre, gime en nosotras, es-pera su alumbramiento, se abre paso poco a poco, bajo la mira-da y acción del Espíritu, huésped de nuestro corazón.

La expresión de enganchadas por dentro, es una realidad que nos trasciende y que nos desbor-da infinitamente. El carisma late en cada una de nosotras, y toma un rostro peculiar, único, pero complementario, necesario e in-sustituible.

Nuestro Derecho afirma: La naturaleza del apostolado nos exige obrar siempre con crite-rios evangélicos y, a imitación del Señor (D 115), nos mueve a dar fruto, a ser portadoras de virtudes o si queremos llamar-los valores que dejan entrever la Familia a la que pertenecemos. Procuramos, por tanto, que en nuestras obras se respire nuestro carisma: ¿De qué manera?

Una entrega generosa y total en nuestro apostolado de evan-gelización, preferentemente por medio de la catequesis. La generosidad y la capacidad de

entregar la vida deben caracte-rizarnos.

La dedicación plena a la pro-moción humana y cristiana, especialmente, mediante la edu-cación de la niñez y juventud, con preferencia por los huérfa-nos. (D 115)

Manifestar con intensidad y claridad (D 115) la experiencia carismática es para nosotras un constante desafío, atrevernos a ser luz. Ser mediación para que hombres y mujeres, encuentren al Padre, sean tocados por esta experiencia vital de filiación, es-pecialmente aquellos que la vida les ha privado de la experiencia de paternidad – maternidad hu-mana.

Escribe Grün: “La palabra ale-mana Himmel (cielo) viene de Hemd (camisa). Se refiere a lo que arropa, cubre y protege. Dios, que está en el cielo, es el Dios que nos protege en todos nuestros caminos y que nos ro-dea con su amorosa presencia… Dios ha descendido a nosotros en Jesús” (p. 26).

Nuestro Carisma pues, es una llamada apremiante, con res-pecto a nosotras y por ende a nuestras comunidades, obras y presencias, para ser luga-res especialistas en arropar, cubrir, proteger, más allá de nuestros límites humanos, so-breponiéndonos continuamente a la incertidumbre, al cansan-cio, al desencanto propios de una época violenta, volcada en

los bienes materiales, en la agita-ción del tiempo que nos devora, en la marea de los medios que nos inmovilizan y enajenan.

Haciendo una analogía: La ad-ministración efectiva consiste en empezar por lo primero (Covey, p. 188). Enfocarnos cada día,estar atentas y despiertas, paradescubrir el corazón vibranteque late junto a nosotras y ennosotras, y ofrecerle nuestroDon, una experiencia de filia-ción, que nos acerca al Diosque nos habita, que nos reve-la su rostro entrañablementecálido, amoroso, cercano, gra-tuito. Tesoro escondido, razónde nuestra existencia.

Referencias

· Grün, Anselm. El Padrenues-tro. Una guía para la fe y parala vida. Ed. San Pablo; BuenosAires, Argentina.

· Hermanas Carmelitas Teresasde San José. Constituciones yDirectorio, Madrid 2003.

· Covey, Stephen R. Los 7 hábi-tos de gente altamente efectiva.México, Buenos Aires, Barcelo-na. 1995.

· Conferencia del Padre Tardif,referencia: https://www.youtu-be.com/watch?v=2HzEpUjk7iA

Mirando nuestro mundo desde... Clamor de vida para la misión, dejarnos renovar por el Espíritu

Nuestras Presencias y obras con espíritu carismáticoHna. María Cristina Sánchez Chávez, ctsj

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19Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 10 • nº21 • Octubre 2018

El Espíritu Santo en la vida espiritualElena Briceño

Es el Espíritu Santo la realidad más misteriosa de la Iglesia. La revelación del Espíritu aparece como la obra maestra de la pe-dagogía divina, porque abarca toda la dimensión humana y so-brenatural del ser… Solamente al final de una lenta explicación, los datos bíblicos primitivos acerca del “ruah” de Yahvé, (aliento de Dios) nos darán, por la venida del Verbo mismo, el secreto de la Personalidad divi-na del Espíritu Santo. “Dios es una fuerza transformadora, me-tida en las entrañas del hombre” (Sto. Tomas de Aquino)

El cambio es procesual… Hay procesos humanos, religiosos, psicológicos, culturales etc. Somos un todo, somos perfec-tibles por gracia del Espíritu de Dios, que nos capacita para evolucionar y llegar a la cima del Monte Carmelo donde se honra a Dios… Estos procesos hacen referencia directa a la psicología mística.

Vocación a la Mística (Apertura al influjo y acción del Espíritu Santo)

Todo cristiano está llamado a la mística. Esta es la gran ense-ñanza de San Juan de la Cruz y Santa Teresa y casi todos los grandes contemplativos. La vida mística debería ser como el culmen de la vida cristiana, la cumbre a la que todos debe-

ríamos aspirar. Es el triunfo del amor de Dios. La vida cristia-na, sin el influjo poderoso del Espíritu Santo, es lánguida y en-fermiza. ¿Cuál es mi vocación y misión dentro de la Iglesia?

En una división logística y tra-dicional de la vida espiritual encontramos “tres vías.”

En la primera el alma sigue al Espíritu Santo. (Vía “purgativa” principiantes-meditación.

En la segunda el alma vive con el Espíritu Santo. (Vía “iluminati-va” aprovechados-encuentro de amor)

En la tercera es ya el Espíri-tu Santo sólo quien vive como dueño del alma. (Vía “Uniti-va”-unión plena, Matrimonio Espiritual, alta contemplación). Estado Beatífico-aspiración glo-riosa.

La primera es propia del alma penitente.

La segunda, del alma devota.

La tercera, del alma enamorada de Dios.

Nadie está excluido de este amor de Dios. A medida que va-mos convirtiéndonos en orantes, y profundizando; avanzamos con la gracia de Dios hacia el conocimiento del Espíritu San-

to elevándonos hasta el último grado de oración perfecta, pro-pósito y fin de la espiritualidad y mística.

El Espíritu Santo es la fuente de la santidad. El Espíritu Santo al igual que el aire, sopla donde quiere y como quiere: “El viento sopla donde quiere y tú oyes su silbido; pero no sabes de dón-de viene ni a dónde va. Así le sucede al que ha nacido del Es-píritu”. Juan 3, 8

“La oración es nuestro gran te-soro. Es el más grande de todos los bienes, el fin de todos los males y el fundamento y raíz de todas las virtudes.”.

Como dice Edith Stein: “Toda oración auténtica es oración de la Iglesia, y es la Iglesia misma la que ahí ora, porque es el Es-píritu Santo el que vive en ella el que, en cada alma, “intercede por nosotros con gemidos inefa-bles” (Rom 8,26) Precisamente esto es la oración “auténtica” pues “nadie puede decir Señor Jesús, sino en el Espíritu Santo” (1Cor 12,3).

¿Qué sería la oración de la Iglesia, si no fuera la entrega de los grandes amadores a Dios, que es el Amor? La ilimitada entrega de amor a Dios y la donación de Dios a nosotros, la unión completa y duradera, es la suprema elevación del corazón

Al aire de los místicosClamor de vida para la misión, dejarnos renovar por el Espíritu

Publicado por IDJMP http://misticacarmelitana.blogspot.com/2008/03/

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20 Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 10 • nº21 • Octubre 2018

Clamor de vida para la misión, dejarnos renovar por el EspírituEl aire de los místicos

El Espíritu Santo en la vida espiritualElena Briceño

que nos es posible alcanzar, el supremo grado de oración”, con el auxilio del Espíritu Santo. “Sólo quien ha tocado los abismos más profundos, escala las alturas de la vida.”

Esta santa judía, convertida al catolicismo, fue la buscadora de la verdad a través de la oración, pasó de la filosofía a la fe de la mano del Espíritu Santo.

Comenzar el camino de oración es el “entrar” al castillo interior llevado de la mano del Rey de las Moradas (1M 1,4)

De la Oración a la acción, por-que una fe sin obras es una fe muerta y, obras sin amor es vanidad de vanidades. El Se-ñor quiere frutos y frutos en abundancia. “Obras, quiere el Señor”, decía Santa Teresa en 5 M 3,11.

La oración es lugar de encuentro con el Amado, no es hacer algo, es estar con Alguien, traerlo al corazón. “No es otra cosa ora-ción mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando mu-chas veces tratando a solas, con quien sabemos nos ama” (V 8,5 Santa Teresa)

L legamos a la orac ión llenos de infidelidades, de mi-serias, de apatías, de presiones, deprimidos, agobiados, deses-peranzados, y muchas cosas más que envuelven y tocan las realidades humanas desde la cotidianidad, pero el amor del Espíritu Santo nos renueva, sana y libera en ese encuentro de la oración personal, del abandono en su influjo y acción. De acuer-do a nuestra apertura, Él puede llegar hasta lo más profundo y secreto de nuestra alma, donde suceden las cosas más hermo-sas…e iluminar todo nuestro ser y actuar, conforme a su plan salvífico para nuestra existencia.

El alma es templo donde habi-ta el Espíritu Santo: ¿busco a Dios y su voluntad dentro de mí? Orar es tratar de amistad con Dios, ¿Es Dios un amigo confidente que se hace presente mientras oro? ¿Quién habita mi castillo interior?

El día de la Ordenación de Juan Pablo II, él nos habló acerca de una idea que le infundía gran confianza: “El Espíritu Santo me iluminará, me fortalecerá, me consolará, me instruirá” . . . ¿Acaso no fue esta promesa de

Cristo mismo a sus apóstoles?

La acción de la Trinidad es, sin duda indisociable: el Padre, el Verbo y el Espíritu obran en todo de una manera indivisible; pero puede atribuírsele más par-ticularmente al Espíritu Santo, la acción de Dios en el univer-so, porque tal acción es obra de amor. De aquí las palabras del salmista atribuyendo el título de creador al Espíritu de Amor: “Envía tu Espíritu y será todo creado” (Salmo 103,30). “El Espíritu es el que da vida” (Jn 6,63) “Yo voy a hacer entrar en ustedes el Espíritu y vivirán” (Ezequiel 37,5).

La inhabitación de la Trinidad en el alma. Las tres Divinas per-sonas son: indisociables, donde está el Padre y el Hijo está el Es-píritu Santo. El amor atrae esa presencia. “Si alguno me ama, guardará mi Palabra y, mi Padre le amará, y, vendremos a él y ha-remos morada.” (Juan 14,23) Es dejarse hacer por Dios, consus-tanciarse con Cristo enraizarse en el Espíritu Santo. Es decir, los tres tienen el mismo poder, los tres son eternos e inseparables como su misma esencia.

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21Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 10 • nº21 • Octubre 2018

Hna. Dioselina Tabares Suaza, ctsj

Exhortación apostólica: Gaudete et Exsultate. Papa Francisco

Todos estamos llamados a ser santos, viviendo con amor, ofreciendo nuestra propia vida en

la misión que tenemos como Iglesia, no perdamos de vista esta exhortación que nos hace el Papa Francisco: “¿Eres consagrada o consagrado? Sé santo viviendo con alegría tu entrega. ¿Estás casa-do? Sé santo amando y ocupándote de tu marido o de tu esposa, como Cristo lo hizo con la Iglesia. ¿Eres un trabajador? Sé santo cumplien-do con honradez y competencia tu trabajo al servicio de los herma-nos. ¿Eres padre, abuela, abuelo? Sé santo enseñando con paciencia a los niños a seguir a Jesús. ¿Tienes autoridad? Sé santo luchando por el bien común y renunciando a tus intereses personales.”(n14)

Dios nos llama a cada uno a ser santos como Él es Santo (Lc 11,45; 1Pe 1, 5-16). Nos llama a vivir en Él y a permanecer en su amor. La santidad está en que nos dejemos amar por Dios, en que nos dejemos transformar y renovar por su Espíritu que todo lo hace nuevo (Ap 21,5). Cuan-do es el Espíritu Santo que nos renueva internamente vivimos la novedad del amor de Jesús, empezamos a vivir la gracia de nuestro bautismo como camino de santidad y a descubrir que nuestra vida es misión porque con ella podemos manifestar el rostro bondadoso y misericor-diosos de Dios. Nuestra vida es misión ya que podemos reflejar con un corazón humilde y sen-cillo la santidad de Dios en este mundo tan sediento de su amor.

La misión es ruta a la santidad o mejor cada santo es misión, es proyecto de Dios, es vida en-trega porque con sus palabras y obras irradia el Evangelio en-carnado en su propio ser. En la persona de Cristo se recobra todo el sentido de la vida y por Él estamos capacitados para salir al encuentro de nuestros hermanos que más sufren.

El Dios de los pobres es el que escucha el clamor de los afligi-dos y oprimidos: “He visto la opresión de mi pueblo en Egip-to, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos. Y he bajado a libe-rarlos.” (Éxodo 3, 7-8). Nuestro Dios sufre con nosotros. Es-cuchando este clamor es como abrazamos la Santidad de Dios en los más pobres, débiles y ol-vidados de la tierra, en ellos está Dios encarnado y con ellos se hace presente el Reino de Dios.

El pobre, el excluido, el migran-te, el que sufren pueden tener su corazón abierto para que Dios entre y recibirlo con novedad. Estamos llamados a manifestar nuestro amor y gratitud con ges-tos muy pequeños, y a dar los pasos en el camino de la santi-dad cumpliendo la voluntad de Dios.

Ecos de la IglesiaClamor de vida para la misión, dejarnos renovar por el Espíritu

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22 Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 10 • nº21 • Octubre 201822

Clamor de vida para la misión, dejarnos renovar por el EspírituEcos de la Iglesia

Exhortación apostólica: Gaudete et Exsultate. Papa FranciscoHna. Dioselina Tabares Suaza, ctsj

Nos dice el Papa Francisco: “para un cristiano no es posi-ble pensar en la propia misión en la tierra sin concebirla como un camino de santidad, por-que ésta es la voluntad de Dios nuestra santificación (1Te 4,3). La misión tiene su sentido ple-no en Cristo y solo se entiende desde Él. La santidad es vivir en unión con Él los misterios de su vida. Consiste en asociarse a la muerte y resurrección del Se-ñor de manera única y personal, morir y resucitar constantemen-te con Él.” (n 20)

El Papa Francisco nos estimula fijar nuestra mirada en Cristo que con su muerte en cruz apos-tó por los últimos, los excluidos y más vulnerables, logramos

tomar conciencia de que Cristo también sufrió la marginación y el dolor, Él se dejó herir por amor a nosotros, su misión tuvo pleno sentido en el Padre y qui-so cumplir su voluntad, este fue el destino de quien proclamó e hizo vida las bienaventuranzas como camino de santidad. Es por eso que vivir nuestra misión en la tierra con la mirada puesta en Cristo, escuchar su clamor y su dolor en el hermano que sufre trae la consecuencia de entregar-se sin reserva a su proyecto de extender y consolidar el Reino de Dios. Así vivimos en comu-nión, estamos llamados crecer en santidad que es el rostro más bello de la Iglesia y Cristo resu-citado presente en ella.

Una vez más el Papa Francisco nos invita a no tener miedo: “No tengáis miedo de apuntar más alto, de dejarte amar y liberar por Dios. No tengas miedo de dejar-te guiar por el Espíritu Santo. La santidad no te hace menos huma-no, porque es el encuentro con tu debilidad con la fuerza de la gra-cia. Existe una sola tristeza, la de no ser santos” (n 34)

No hay que temer porque el Es-píritu de Dios está con nosotros, así como lo estuvo en el corazón de María con ella se despliega la santidad de Dios y nuestro espíritu se alegra en Dios nues-tro salvador, con ella cantamos hoy la grandeza de Dios en los pequeños, humildes y sencillos.

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23Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 10 • nº21 • Octubre 2018

Clamor de vida para la misión, dejarnos renovar por el Espíritu

Punto de vista

¡Fue un tiempo de Gracia, para ver la vida consagrada revitali-zada, al laico vivo, la misión que urge, el regalo del carisma, a la iglesia viva!

En Mc 3,13 dice que “Jesús llamó a los que quiso…”. Me siento invitada por mi Creador a vivir en plenitud el llamado a “estar con ÉL”, a asumir mi vocación, a vivir la comunión en pequeña comunidad como hogar y taller. A formarme has-ta alcanzar la forma de Cristo, a anunciarlo. Llamó a Toda, a Guasch y a nosotros, no por me-jores ni perfectos, sino para ser pizca de sal en el mundo. Jesús

hoy me invita a sentirme herede-ra del Carisma, a redescubrirlo, a recuperar la centralidad de Jesús en mi vida, a ayudar al nacimiento de las familias caris-máticas en la Congregación, a tener una identidad clara como laica carmelita y a ir ganando espacios, tiempos y encuentros para la Fraternidad Carmelita-na de las dos Teresas.

Qué difícil es, resumir una ex-

periencia tan rica y profunda en 10 líneas…, pero, así, como todas las cosas grandes y va-liosas hunden sus raíces más pequeñas en los pequeños hue-cos de la madre tierra, así fue

este Primer Encuentro de Fra-ternidades Carmelitanas en la Congregación, celebrado en Bo-gotá Colombia.

Fue un Kairós, un tiempo de Dios en donde pudimos consta-tar su misericordia infinita y su predilección por los pequeños; nosotros; hermanas Carmelitas Teresas de San José y hermanos laicos y laicas, que hemos escu-chado el clamor del Espíritu en la Iglesia, que nos invita a vivir el Evangelio, desde el Carisma de nuestras queridas Madres Fundadoras Teresa Toda y Tere-sa Guasch.

Compartir nuestro Carisma Fundacional, no es una moda, es un signo de los tiempos, una ne-cesidad y un Derecho del pueblo de Dios. Un pueblo creyente que hoy más que nunca necesita de verdaderos testigos de Jesús. Yo me apunto a este gran desafío, estoy convencida de que, como Carmelitas Teresas de San José, Dios nos está llamando por ahí, a compartir nuestra vida con los hermanos laicos y laicas desde nuestro carisma fundacional. ¿y tú, me lees ahora qué opinas?...

Del I Encuentro General de

Y tú, ¿qué piensas?Hna. Mercedes Trigo Prunera, ctsj

El próximo número de la revista Carmelitastsj lleva por título “Clamor de vida para la misión: dejarnos renovar por el Espíritu”.

Después de la experiencia vivida en el I Encuentro General de Fraternidades Carmelitanas, que tuvo lugar el pasado mes de julio en Bogotá, ¿podrías expresar en unas líneas qué es lo que más destacarías de lo compartido en

el encuentro, como compromiso de vida para ti? ¿A qué te sientes invitado/a?

Adriana María Bedoya Gallego

Fraterna de Medellín, Colombia

Hna. Ximena Bugueño Aracena, ctsj

Chile

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24 Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 10 • nº21 • Octubre 2018

Clamor de vida para la misión, dejarnos renovar por el EspírituPunto de vista

Y tú, ¿qué piensas?Hna. Mercedes Trigo Prunera, ctsj

Fraternidades Carmelitanas destacaría la acogida y la ge-nerosidad de las Hermanas Carmelitas Teresas de San José, por su actitud de compartir el Carisma que han custodiado con sus vidas, al entender que compartirlo con los laicos enri-quece a la Iglesia. Este compartir espiritualidad, misión y vida im-

plica en nosotros, los laicos, una actitud mucho más responsable y de mayor compromiso para llegar a hacer realidad el hori-zonte de familia carismática que hemos descubierto en este en-cuentro, porque el Señor nos lo ha enseñado, y con la certeza de que Él viene con nosotros.

Una familia carismática don-de juntos podamos descubrir las nuevas orfandades, nues-tras fronteras locales y donde juntos asumamos un compro-miso claro para responder a sus necesidades como lo hicieron nuestras Madres Fundadoras. El futuro nos espera con esperanza e ilusión. Con cambios radicales pero fáciles y teniendo siempre en el centro nuestra razón pri-mera, Jesucristo. Él ha estado grande con nosotros y estamos alegres.

Cuando recibí la noticia de que

había sido elegida para parti-cipar en el Encuentro General de Fraternidades mi corazón se llenó de gozo y sentí un regalo de Dios.  Estos días inolvidables de encuentro hicieron posible lo que hace años dos grandes mujeres querían formar: una familia carismática Congrega-ción y fraternos donde podamos responder a la Misión. Soñar que somos capaces de asumir el compromiso sin perder nuestro objetivo, que es estar con Jesús y seguirle.

Dios nos mostrará caminos para llevar su palabra. Sé que no será fácil  pero me arriesgo,  y sin duda las Madres Teresa Toda y Teresa Guasch  nos acompaña-rán con su intercesión amorosa.

Lo que más destaco de todo lo vivido y compartido en el

Ana Bertha Flores

Fraterna de Tequila, México

Manuel Ponce Ortiz

Fraterno de Lepe, España

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25Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 10 • nº21 • Octubre 2018

I Encuentro General de Fra-ternidades Carmelitanas es el Espíritu de alegría y amor que nos inundó durante todos los días del encuentro. Es como si todos nos conociéramos de siempre y la mayoría nunca nos habíamos visto hasta entonces. Cree la conciencia de que fue el mismo Dios quien nos convocó y puso en nuestros corazones el mismo sentir de, junto a las her-manas, seguir llevando a cabo la obra que iniciaron nuestras Madres Fundadoras, por el ca-mino de sencillez, humildad,

mansedumbre y mortificación que ellas nos trazaron.

Me siento invitada a seguir a Jesús, a vivir con sencillez, a ser instrumento de luz, alegría y paz en mi familia y en mi entor-no laboral y a tratar a todos con el mayor amor del que pueda ser capaz con la ayuda del Señor.

Rosario de Castro

República Dominicana

Clamor de vida para la misión, dejarnos renovar por el Espíritu Punto de vista

Y tú, ¿qué piensas?Hna. Mercedes Trigo Prunera, ctsj

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26 Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 10 • nº21 • Octubre 2018

Película: ‘El Papa Francisco: Un Hombre de Palabra’ Escrita y dirigida por Wim Wenders.

Es un documental biográfico que trata de seguir una jornada perso-nal del Papa y trata de ser una cinta con el Papa Francisco y no sobre el Papa Francisco. Francisco y su mensaje de esperanza son los pilares fundamentales de esta película, en la que presenta su trabajo de reforma y algunas de sus respuestas a las preguntas: la muerte, la justicia, la ecología, la pobreza, el materialismo y la familia. Un diálogo entre él y el mundo. Todas estas voces y caras que forman parte del documental son una pequeña muestra representativa de la humanidad que se une a esta charla con el Papa Francisco.

Dirección: Wim WendersReparto: Documental, Jorge Mario Bergoglio (Francisco) Título en V.O: Pope Francis: A Man of His WordNacionalidad: Estados Unidos Año: 2018 Fecha de estreno: 28-09-2018 Duración: 96 Género: Documental Color o en B/N: Color Guión: Wim Wenders Fotografía: Lisa Rinzler Música: Laurent Petitgand

Libro: Cartas del diablo a su sobrinoLas cartas de Escrutopo aparecieron durante la segunda guerra alema-na. Orugario es un demonio principiante necesitado de ayuda. A su cargo se encuentra un joven que acaba de convertirse al cristianismo, pero aún hay esperanza de que pueda seguir por el mal camino si Oru-gario se esmera lo suficiente. En esta serie de cartas, su veterano tío le ofrecerá sus mejores consejos para condenar a un hombre.En los tiempos que corren de verdades a medias, de mentiras abier-tas y sutiles, de corrupción y mucho en el género del engaño, este libro puede darnos una idea de lo que el Tentador puede ocasionar en la vida de quien quiere ser discípulo de Jesús.

Recurso para la oración

https://pastoralsj.org/recursos/profundizar?start=12En este link podemos encontrar oraciones que ayudan a profundizar distintos momentos de la vida espiritual y litúrgica.

Clamor de vida para la misión, dejarnos renovar por el Espíritu

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27Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 10 • nº21 • Octubre 2018

Clamor de vida para la misión, dejarnos renovar por el Espíritu

Reflexiona, ríe, juegaPasatiempo

Hna. Dania Margarita Rodríguez Zorrilla, ctsj

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Octubre 2018© Hermanas Carmelitas Teresas de San JoséNº21Año 1

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