ciclo c domingo v del tiempo ordinario «dejándolo todo, lo siguieron»
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Ciclo CDomingo V del Tiempo Ordinario
«Dejándolo todo, lo siguieron» «Dejándolo todo, lo siguieron»
Santos del Día
• Santa Austreberta. Francia ( †704 ) Abadesa• Beata Clara de Rímini. Italia ( †1329 ) Viuda • Santa Escolástica de Nursia. Italia (480 †547 ) Abadesa• Beata Eusebia Palomino Yenes. España ( †1935 )• San Guillermo. Italia ( †1157 ) Ermitaño • Beato Hugo. Francia ( †1163 ) Abad • Beato Luis Stepinac. Croacia ( †1960 ) Confesor, Obispo • San Protadio. Francia ( †624 ) Obispo • Sotera. Mártir• San Troyano. Francia ( †550 ) Obispo
Hermana de San Benito, se consagró a Dios desde su más tierna edad.
Mientras su hermano residió en Monte Casino, ella se hallaba en Plombariola, fundando y gobernando un monasterio.
Tenía la costumbre de visitar a San Benito una vez al año y como no estaba permitido que entrar al monasterio, él salía a su encuentro para llevarla a una casa de confianza, donde los hermanos pasaban la velada orando, cantando himnos de alabanza a Dios y discutiendo asuntos espirituales.
Sobre la última visita, presintiendo que no volvería ver más a su hermano, pasaron la noche hablando de las cosas santas y de asuntos espirituales.
Santa EscolásticaAbadesa
480 †547
Ruega por nosotros
Tres días después, la santa murió, y su hermano que se encontraba absorto en la oración tuvo la visión del alma de su hermana ascendiendo al cielo en forma de paloma.
Ven Espíritu Santo, revísteme de humildad para recibir dignamente la Palabra de Dios,
y hazme dócil a sus divinas enseñanzas. Ven y concédeme los dones necesarios para que se cumpla en mí Su
voluntad.
† En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén
1 El año de la muerte del rey Ozías, yo vi al Señor sentado en un trono elevado y
excelso, y las orlas de su manto llenaban el Templo. 2 Unos serafines estaban de pie por encima
de él. 3 Y uno gritaba hacia el otro:
«¡Santo, santo, santo es el Señor de los ejércitos!
Toda la tierra está llena de su gloria». 4 Los fundamentos de los umbrales
temblaron al clamor de su voz, y la Casa se llenó de
humo. 5 Yo dije: «¡Ay de mí, estoy perdido!
Porque soy un hombre de labios impuros, y habito en medio de un pueblo de labios
impuros; ¡y mis ojos han visto al Rey, el Señor de los
ejércitos!». 6 Uno de los serafines voló hacia mí,
llevando en su mano una brasa que había tomado con unas tenazas de encima del altar.
7 El le hizo tocar mi boca, y dijo: «Mira: esto ha tocado tus labios; tu culpa ha
sido borrada y tu pecado ha sido expiado».
8 Yo oí la voz del Señor que decía: «¿A quién enviaré
y quién irá por nosotros?». Yo respondí: «¡Aquí estoy: envíame!».
Primera Lectura - Isaías 6,1-2a.3-8
Te alabamos Señor
Palabra de Dios
La escena, que nos relata Isaías, reviste un aire de gran solemnidad y majestad.
Se trata de una teofanía. Dios se manifiesta a Isaías en poder y gloria. El humo lo cubre; nadie puede ver su rostro, nadie está capacitado para ello.
Ni los mismos Serafines, inmediatos servidores de su palabra, se atreven a mirarle.
«Aquí estoy, mándame»
La luz que despide Dios es tan penetrante y aguda que disipa toda sombra. El hombre, sombra ante Dios, siente, ante la fuerza de esa luz, derrumbarse
totalmente. Quien ve a Dios, dispóngase a morir; ha traspasado el umbral del mundo
divino.
La grandeza de Dios es imponente. Isaías la experimenta en sí mismo y cae ante Dios
sobrecogido de espanto. Los ojos de Isaías no pueden contemplar aquella escena sin sentirse desnudo, impuro, profano, indigno y pecador.
Dios quiere confiar a Isaías una misión. Primero lo purifica, lo consagra. Desde ahora le pertenecerá por entero. Una vez purificado, la voz del Señor
llega a él como una apelación: ¿A quién mandaré?
Isaías fortalecido por el fuego, contesta resuelto: “Heme aquí”.
La creatura no puede hacerlo impunemente, no puede soportar a Dios visto de frente;
ha de morir. Ha mancillado con su presencia la pureza del lugar sagrado. Su destino es la muerte. Así piensan aquellos hombres.
Pero Dios no ha decretado la muerte por aquel atrevimiento.
Merece cierta atención la majestad de Dios. Dios es el Santísimo. Para acercarse a Dios, el hombre necesita una transformación, una purificación
profunda. Dios purifica al que se acerca y se acerca purificado.
El símbolo del fuego es sugestivo. El fuego purifica, consagra para una misión.
Se trata de la vocación profética de Isaías. Isaías es elegido, es consagrado profeta del Señor.
Isaías goza de cierta intimidad divina, esto explica, la pronta y decidida contestación
de Isaías: Envíame. Nos recuerda la prontitud de Abraham en el Antiguo Testamento
y de María en el Nuevo.
1 Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
te cantaré en presencia de los ángeles.
2 Me postraré ante tu santo Templo, y daré gracias a tu Nombre por tu amor y tu fidelidad.
3 Me respondiste cada vez que te invoqué
y aumentaste la fuerza de mi alma.
4 Que los reyes de la tierra te bendigan al oír las palabras de tu boca,
5 y canten los designios del Señor, porque la gloria del Señor es grande
7 y tu derecha me salva.
8 El Señor lo hará todo por mí. Señor, tu amor es eterno,
¡no abandones la obra de tus manos!
Salmo 138(137)1-2a.2bc-3.4-
5.7c-8
Este salmo pertenece al grupo de los salmos de acción de gracias para desembocar, en una confiada oración. En presencia de Dios, en su Casa,
delante de los ángeles, eternos y agraciados servidores de la divinidad, nos toca a nosotros, por pura misericordia divina, tener parte en la alabanza.
«Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor»
1 Hermanos, les recuerdo la Buena Noticia que yo les he predicado, que ustedes han
recibido y a la cual permanecen fieles. 2 Por ella son salvados, si la conservan tal como yo se la
anuncié; de lo contrario, habrán creído en vano.3 Les he trasmitido en primer lugar,
lo que yo mismo recibí: Cristo murió por nuestros pecados, conforme a la Escritura. 4
Fue sepultado y resucitó al tercer día, de acuerdo con la
Escritura. 5 Se apareció a Pedro y después a los Doce.
6 Luego se apareció a más de quinientos hermanos
al mismo tiempo, la mayor parte de los cuales vive aún, y algunos han muerto. 7
Además, se apareció a Santiago y de nuevo a todos los Apóstoles. 8 Por último, se me apareció también a mí,
que soy como el fruto de un aborto. 9 Porque yo soy el último de los Apóstoles, y ni siquiera merezco ser llamado Apóstol, ya que he perseguido a la Iglesia de Dios.
10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no fue estéril en mí, sino que
yo he trabajado más que todos ellos, aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios que está
conmigo.11 En resumen, tanto ellos como yo,
predicamos lo mismo, y esto es lo que ustedes han
creído.
Palabra de DiosTe alabamos Señor
Segunda Lectura I Corintios 15,1-11
Los corintios habían oído de su boca la buena nueva, el kerigma cristiano. Piedra fundamental del edificio doctrinal presentado por Pablo
era la Resurrección de Cristo. Pablo había llegado a Corinto después de su fracaso en Atenas.
«Esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído»
Pablo dedica todo el capítulo 15 a la exposición de este dogma. La subraya y la urge
como necesaria para la salvación. Hay que aceptarlo por la fe. Sin fe no hay salvación. Contenido esencial de esta fe es la fe en la Resurrección de Cristo y
en la de los cristianos.
A Pablo le han llegado noticias de la actitud escéptica y despreocupada de algunos corintios.
La mentalidad griega, veía en la resurrección de los muertos algo así como un obstáculo serio
a la sublimación y a la perfección del hombre. Creían en la inmortalidad, sí; pero la recuperación del cuerpo aparecía ante sus ojos como algo inconcebible.
Sólo al final añade a la lista de testigos la propia experiencia de Cristo resucitado.
Ha sido elegido por Dios y enviado por El. Es una gracia, tanto la elección como el desempeño de la misma.
Pablo coloca ante los ojos de sus fieles de Corinto la fórmula de fe, que él mismo la ha recibido así ya de otros. Es anterior a él. Quizás de los años 40;
oriunda probablemente de Antioquía. El la enseña tal cual la ha recibido. No se atreve a tocarla. Es algo sagrado y
firme.
La afirmación de Pablo es rotunda. No caben tergiversaciones. En defensa de él dieron la vida los apóstoles. A ello y para ello fueron
enviados.
Cristo murió por nuestros pecados, fue sepultado, resucitó al tercer día con un cuerpo glorioso.
De ello dan testimonio testigos oculares que todavía viven. Hasta las mismas Escrituras lo anunciaban ya desde antiguo.
Quien no acepta su contenido no es cristiano; como tal no está en vías de salvación.
7 Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos.
Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.
1 En una oportunidad, la multitud se amontonaba alrededor de Jesús para
escuchar la Palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret.
2 Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y
estaban limpiando las redes. 3 Jesús subió a una de las barcas,
que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco
de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca.
4 Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: «Navega mar adentro, y echen las redes».
5 Simón le respondió: «Maestro, hemos trabajado
la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes».
6 Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de
romperse.
Lectura del Santo Evangelio - Lucas 5,1-11
8 Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo:
«Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador».
9 El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban,
por la cantidad de peces que habían recogido;
10 y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan,
hijos de Zebedeo, compañeros de Simón.
Pero Jesús dijo a Simón:
«No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres».
11 Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron.
Gloria a Ti, Señor Jesús
Palabra de Dios
Los milagros persuaden al hombre. Este en particular les debió llegar muy adentro
a los primeros discípulos. Eran pescadores. Conocían el arte de pescar en el mar de Galilea. Sabían muy bien que después de una noche en vela, sin éxito
alguno en el trabajo, era inútil seguir lanzando las redes a un lado o a otro. Sin embargo, el éxito,
que corona su obediencia a la voz de aquel Maestro, los coloca ante un mundo nuevo.
«Dejándolo todo, lo siguieron»
La indicación de Cristo de echar las redes hacia aquel lado, obedecida por Pedro
contra toda esperanza, se ve coronada por el éxito más maravilloso. Desde aquel momento aquellos hombres son constituidos pescadores de
hombres, El seguimiento es inmediato y definitivo.
1.- La palabra del Señor.- La gente se agolpaba al rededor de Cristo para oír la palabra
de Dios. La palabra de Cristo, escuchada atentamente y ejecutada fielmente, es eficaz.
La maravilla que corona su obediencia lo coloca ante un poder superior. Allí está la mano de Dios. Ante ese Dios que actúa de modo tan manifiesto tan
cerca de él, Pedro se ve desnudo, pequeño, impuro, pobre, pecador. La confesión no se hace esperar: Apártate de mí, que soy un pecador.
2.- Actitud de Pedro.- Puede que Pedro fuera el más viejo del grupo, es él quien toma
la palabra en los momentos más importantes de tomar una decisión respecto a Cristo.
Pedro es un hombre suelto, sensible y sincero. En este caso son encantadoras su fe y obediencia al Maestro: En tu palabra,
echaré las redes.
El cuadro es marcadamente Petrino. Pedro y su barca, el supremo pastor y la Iglesia.
Lucas insiste, más que Mateo, en el radicalismo de la decisión. Lo dejaron todo. Completa disponibilidad a lo que Cristo mande.
Es la mejor actitud para un seguimiento fructuoso.
Su fe y prontitud obediencial le valen ahora el título de pescador de hombres. No hay nada que temer. La palabra de Cristo purifica, santifica, consagra y
constituye a Pedro apóstol. Tras él están los otros compañeros. También ellos son
elegidos. La obediencia al Señor producirá milagros.
Señor, te pedimos por el Santo Padre, Y por las vocaciones religiosas y sacerdotales.
Gracias Señor por tu Palabra purificadora, que ilumina, alimenta, enriquece, alegra, consuela y
compromete.Concédenos vivir conforme a ella.
Feliz de ti, María, hija santa de Israel,toda la Antigua Alianza revive con tu fe.
Queremos hoy honrarte
como el mismo Dios te honró,y queremos amarte, como Jesús te
amó.
Feliz de ti, María, Madre santa y virginal,
Dios mismo se ha prendado de tu fidelidad.
Feliz de ti, María, que creíste al Señor,se cumplirá en tu vida la voluntad de
Dios.
Feliz de ti, María, que engendraste al Salvador,
eres aún más dichosa por tu obediencia a Dios.
Feliz de ti, María, Dios te puso por señal,
para anunciar al mundo la redención total.
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