chilpancingo no. 13
TRANSCRIPT
Chilpancingo No. 13De Verónica Musalem
Personajes
Ana.
Iván.
Ruth.
Paco.
Sara.
Leo.
La acción se desarrolla en el interior de un edificio de alguna zona de moda. En cualquier cuidad. Los departamentos, el pasillo, las escaleras.
1
I
Se oye el sonido de un timbre.
Iván: ¿Quién es?
Ana: Soy yo... Ábreme...
Iván: ¿Qué haces aquí?
Ana: No lo sé.
Iván: ¿No lo sabes?
Ana: Me dijiste de no venir. Ya lo sé. Pero ya ves. Estaba en la casa y decidí
visitarte.
Iván: ¡No me digas... !
Ana: Es bonito...
Iván: No mames.
Ana: ¿Cuánto pagas de renta? ¿Es caro?
Iván: Muy caro. ¡Maldita, Ana! ¿Qué haces aquí? Apenas me estoy
reponiendo del madrazo y se te ocurre venir a visitarme.
2
Ana: Es raro ver los muebles aquí. En este lugar. ¿Me das uno?
Iván: ¿Un tequila?
Ana: Pues, ¿qué más?
Iván: Toma.
Ana: Chilpancingo número 13. Es un número cabalístico. Dejé el coche allá
afuera. Había unos tipos siniestros en la entrada del edificio. Me arme
de valor y les pregunté por ti. No me dio miedo. Caminé todo el pasillo
amarillo con esa luz de neón y esas paredes llenas de humedad. No
había nadie. Oí un ruido pero seguí de frente. El edificio era enorme.
Encontré una pareja besándose y me arme de valor. Les pregunté por
ti. Traté de describir lo mejor que pude tu físico, al final me dijeron que
era en el tercer piso. Tuve que subir las escaleras en la oscuridad total
porque ni siquiera había un pinche foco. Y aquí estoy.
Iván: Pobrecita... ¡Qué gran aventura!
Ana: Necesitaba verte. Está bien. Rompí el pacto, pero ya ves aquí estoy.
Iván: No te voy a odiar... ya estás aquí.
Ana: Yo tampoco.
3
Iván: Tú tampoco, ¿qué?
Ana: Yo tampoco te voy a odiar.
Iván: ¡Nada más eso me faltaba! ¿Se te ofrece algo?
Ana: Sólo quería hablar contigo.
Iván: ¿De qué?
Ana: No sé. No es algo preciso. Bueno mas bien nada importante. Pero, no
es para que te pongas así.
Iván: ¿Así cómo?
Ana: No sé. Así. Sólo quería verte y ya. Como que todo fue demasiado
rápido. Nos dijimos adiós y ya. Cuatro años echados a la mierda y tan
rápido. En menos de un mes cada uno por su lado. Y como si nada
hubiera pasado. Y pues yo, aún tengo muchas cosas que decirte.
Iván: No mames, Ana.
Ana: Y que aclarar.
Iván: Déjame en paz.
Ana: Después júralo que te dejaré en paz. Pero ahora no puedo.
4
Iván: Tú fuiste la que llevó esto a la mierda. Estábamos muy tranquilos en la
casa,¿no? Estábamos tan bien. ¡Me fuiste infiel, putita de mierda! ¡Tú
empezaste con tus pendejadas!
Ana: No te pongas así. Si he venido hasta aquí es para que por lo menos me
recibas como la gente decente.
Iván: Vete ya. No eres bienvenida en esta casa.
Ana: Me estás humillando.
Iván: Tienes razón. Está siniestro el edificio. Pero, ¿sabes? es para lo que
me alcanzó. Nada que ver con el lugar de los sueños donde vivíamos.
Pero ya ves así fue. Un día llego ese imbécil bigotón. Te calentó la
cabeza... y entonces te volviste una putita cualquiera. Salías a cualquier
hora a buscarlo. Tenías tus cómplices... tus amigotas.
Ana: De eso es precisamente de lo que quiero hablar.
Iván: ¿De qué?
Ana: ¿Me odias?
Iván: ¡Cómo crees!
Ana: Bueno... me quedo más tranquila...
5
Iván Vamos. Te acompaño afuera. A tu coche.
Ana: No me corras.
Iván: Y no regreses.
Ana: Eres un patán. ¿Quién te crees que eres?
Iván: Eres patética. Anda, vamos. ¡Muévete!
Ana: No me empujes, pendejo. No tienes que tratarme así. Sólo vine a
visitarte. Quería verte porque te extraño. Pero mira como te pones. Sí.
Fui yo quién terminó todo esto... pues igual hubieras podido ser tú.
Iván: ¡Llantos, no! Afuera de una vez. ¡Me tienes harto!
Ana: Ya basta. ¡No me toques!
Iván: Te acompaño y deja de llorar. No quiero chismes con los vecinos.
Ana: Está bien... no te pongas así. No es para tanto.
Iván: Ya ni la chingas...
Ana: ¿Por qué fuiste a visitar a mi mamá, pendejo? Me acaba de decir que le
pediste dinero. Lo de la casa.
6
Iván: Es que me quedas debiendo. ¡Acuérdate!
Ana: De verdad que no tienes madre. Además, le fuiste a contar todo. Y
todas esas chingaderas. No tienes madre, cabrón. Eres un patán.
Iván: Andando ya. ¡Fuera! No tienes madre, Ana. Vienes a buscarme cuando
se te antoja. Porque estás aburrida. Y encima quieres que te reciba
como una reina. De verdad que contigo me he pasado de pendejo.
¡Fuera de aquí! ¡Me cansas!
II
Ruth: Me retracé.
Iván: Pasa.
Ruth: Perdón por llegar tarde
Iván: No hay problema.
Ruth: ¿Te llamaron?
Iván: Sí.
Ruth: ¿Qué querían?
7
Iván : Los bocetos.
Ruth: ¿Me das uno?
Iván: ¿Un trago?
Ruth: Sí.
Iván: ¡Salud!
Ruth: Hice más de dos horas...
Iván : Bueno, ya sabemos que así es esta ciudad.
Ruth: Pero uno nunca se acostumbra al tráfico.
Iván: Voy a salir un rato.
Ruth: Pero si acabo de llegar.
Iván: Tienes razón. Pero voy a salir un rato.
Ruth: Pues, llévame contigo. ¿Adónde vas?
Iván: Ya te dije que a dar una vuelta.
Ruth: Como quieras...
8
Iván: Eres tan guapa.
Ruth: Sí. Lo soy.
Iván: Presumida.
Ruth: Así no mas...
Iván: Te amo.
Ruth: Todavía...
Iván: Pues sí. ¿Sabes qué nos vamos a separar?
Ruth: Sí. Lo sé y ni modo... ¿Qué quieres que hagamos?
Iván: No hay nada que hacer.
Ruth: No hay que ponerse melodramáticos. El ochenta por ciento de los
Matrimonios jóvenes se divorcian después de los primeros cuatro años
de convivencia.
Iván: Entonces estamos dentro de las estadísticas.
Ruth: Así es.
Iván: Es sorprenderte darse cuenta que perteneces a esas estadísticas.
9
Ruth: Lo único que hay que hacer es decirnos adiós sin problemas. Es todo.
Iván: Eso mismo digo yo... ¿quieres más?
Ruth: Está bueno...
Iván: Salud.
Ruth: Salud.
Iván: ¿Y ahora qué vas a hacer?
Ruth: No te preocupes por mí.
Iván: No me preocupo sólo quería saber. Simple curiosidad.
Ruth: Irme a viajar un rato.
Iván: ¿Al mar?
Ruth: No. Fíjate que ahora el mar me da urticaria.
Iván: Pero antes te encantaba ir al mar. Me acuerdo como jodías por tus
vacaciones en el mar. Me acuerdo: el traje de baño, el bronceador, tus
libros etc. etc.
Ruth: Sí. Antes era así. Pero ya no. He cambiado. ¿Por qué quieres que me
1
gusten las mismas cosas de siempre? ¿Por qué? ¡Carajo! ¿Por qué no
me das chance de cambiar mis gustos? ¿Por qué esperas que siga
siendo la misma persona? No. Ya no me gustan las mismas cosas.
Iván: Sólo decía que a ti te gustaba mucho ir al mar.
Ruth: ¡Además el mar me provoca manchas en la piel y luego es un pedo con
todos esos tratamientos! ¡Ya no me gusta! ¡Carajo, ya no me gusta!
Iván: ¡Cálmate! Estás histérica. A ver.
Ruth: ¿Ves? Todas estas manchas son por el sol. Ahora, bueno, pues
prefiero los lugares fríos.
Iván: Nunca me había dado cuenta.
Ruth: ¿No?
Iván: Tal vez no era muy importante.
Ruth: ¿No era importante? ¿Entonces qué era importante? ¿Y tú qué vas a
hacer?
Iván: Me voy a dar un año sabático. Estoy harto de todo. Ahora lo que me
interesa es tener una vida más estable. Tener un trabajo. El desmadre
ya no es para mí.
1
Ruth: ¿Te cae?
Iván: Bueno, no me quejo. En realidad me va muy bien.
Ruth: ¿No te quejas?
Iván: Mira me voy a quedar calvo en unos años. Ya no tengo veinte años. Ya
nada me entusiasma como antes. Y encima de eso lo de nosotros.
Puros fracasos. Primero Ana y ahora tú.
Ruth: ¿No estás exagerando?
Iván: Fíjate bien... aquí.
Ruth: Sí. Tienes razón se ve diferente. De verdad que te estás quedando
calvo. ¡Que horror! ¿Y qué vas a hacer? Actualmente hay unos
productos naturales maravillosos.
Iván: Luego me pasas los datos.
Ruth: Déjame los busco.
Iván: Pues sí.
Ruth: Sí. ¿Qué?
Iván: Nada más decía.
1
Ruth: Pues sí.
Iván: ¿Adelgazaste?
Ruth: ¡Cómo crees! Para nada.
Iván: ¿De verás? Te veo diferente. Más delgada.
Ruth: No. Estoy igualita, como siempre. Será que me corté el pelo...
Iván: ¡Cómo crees! Los últimos meses no estabas para nada así. Yo te
conozco.
Ruth: Sí. Tienes razón. Dormíamos en la misma cama y todo eso. Pero no.
No estoy más delgada.
Iván: Pues precisamente, ¿quién mejor que yo para saber?
Ruth: Mira tócame la cintura, ¿a poco no está igual?
Iván: Pues sí...
Ruth: Bueno, lo que pasa es que estoy haciendo spinning y yoga.
Iván: Sí, aquí está más duro.
Ruth: Sí, más duro pero es casi lo mismo.
1
Iván: Casi lo mismo no es lo mismo.
Ruth: Bueno, un poquito menos que hace unos meses.
Iván: De todos modos te ves hermosa como sea.
Ruth: Me levantas la moral. Tú siempre tan caballeroso.
Iván: Pues sí. Un poco.
Ruth: ¿No ibas a salir?
Iván: Sí. Pero como nos quedamos platicando se me fue la onda.
Ruth: Yo tampoco me di cuenta. Vete si quieres. Mientras empiezo a hacer
los cartones. Ahora no me voy a llevar gran cosa, sólo mi ropa.
Después... tenemos que hablar de la repartición de las cosas.
Iván: Sí. Nada más me acabo ésta y me voy. ¿Quieres venir un rato?
Ruth: No. ¡Cómo crees!
Iván: ¿Por qué no?
Ruth: Está bien que no haya gritos y esas madres pero no es para tanto.
Iván: ¿Y qué tiene? Podemos ser amigos.
1
Ruth: ¿Podemos?
Iván: ¡Claro! Bueno. No ahora pero dentro de un tiempo, ¿por qué no?
Ruth: Tienes razón.
Iván: Pues sí.
Ruth: ¿Adónde vas?
Iván: A la Pata Negra.
Ruth: Me están dando ganas.
Iván: Como quieras.
Ruth: Es que no sé.
Iván: Nos acabamos éstas y me dices. ¡Salud! Luego nos ponemos de
acuerdo para la repartición de los muebles y esas cosas. No vamos a
pelear por cosas sin importancia.
Ruth: A eso venía hoy, por mis cosas. Bueno en realidad por mi ropa. No creo
que entre mucho en el coche.
Iván: Regresas otro día.
1
Ruth: No vamos a pelear por eso, ¿o sí?
Iván: ¡Cómo crees!
Ruth: Eso sí va estar bien duro. Porque yo soy bien aprehensiva con las
cosas. Tú sabes hasta la tasa del café me dice algo, pero no te
preocupes, más bien tú dime lo que te gusta y ya.
Iván: Luego te digo.
Ruth: Sí. Aún hay tiempo para eso. No hay que apresurar nada.
Iván: No. No hay que apresurar nada. Entonces, ¿vienes?
Ruth: Un rato...
Iván: ¡Qué bueno! Se va poner bien.
Ruth: Y pues sí. No hay que apresurar nada.
Iván: ¿Vamos?
Ruth: Vamos.
1
III
Ana: No veo nada.
Iván: Sigue así todo derecho y ya está.
Ana: De verdad que está siniestro el edificio. ¿Qué estás haciendo?
Iván: ¿Te molesta?
Ana: No. No es eso. Sólo que así no me gusta. Además te pusiste bien
violento. Me voy y ya. Júralo que no te vuelvo a visitar.
Iván: ¿No viniste por esto?
Ana: Eres agresivo. ¡Suéltame!
Iván: No es eso. Sólo que me vienes a visitar de noche. Te hago un cariño y
mira como te pones.
Ana: ¡Mira como me pongo! ¡Te pasas, carajo! Esto no es un cariño. Eres
agresivo. Te pasas, pendejo. ¡Suéltame! Así no me gusta.
Iván: Me sacó de quicio que vinieras con tu cara de mártir.
Ana: Olvídalo.
1
Iván: ¿Te gusta? ¿Te gusta que te agarre así?
Ana: Sí.
Iván: ¿Te gusta aquí en el pasillo?
Ana: Sí. ¿Por qué no?
Iván: Ana, eres una puta.
Ana: ¿Regresamos?
Iván: No. Te estoy acompañando para que te vayas. ¡Ahora!
Ana: Eres un asco.
Iván: ¡No me digas!
Ana: ¡No me grites y suéltame! ¡Así no!
Iván: A ti te gusta así, como una puta. En la escalera y en lo oscurito. A
escondidas. A ti te gusta rápido como una golfa.¿O no? Te gustan las
complicaciones. La tranquilidad y la suavidad no son tu estilo. A ti te
gusta que te traten como una cualquiera.
Ana: ¡Ya no! ¡Suéltame, pendejo! Me lastimas...
Iván: No te vaya a pasar algo, muñequita. “El edificio está siniestro”
1
Ana: No me lastimes.
Iván: Te dije que a ti te gusta cómo una puta. ¿Así te lo hacía aquel
pendejo?
Ana: Eres una mierda. ¡Me lo hacía mil veces mejor! No. Me volvía loca.
Loca de verdad.
Iván: ¡Ya vete!
Ana: Me voy cuando quiera... Me lo hacía mil veces mejor y no me importaba
dónde, ni cuándo, ni cómo. ¡Aprovéchate qué ya me dieron ganas!
Iván: Ana, ¿por qué lo hiciste?
Ana: ¿Por qué hice qué?
Iván: Destruirlo todo.
Ana: ¡Qué melodramático eres! ¿Y qué teníamos?
Iván: Nuestro amor. Mi amor por ti. Mi deseo por ti.
Ana: ¡Qué romántico eres! Me dabas hueva, por eso.
Iván: ¡Dame más!
1
Ana: Ya no...
Iván: Te amaba tanto.
Ana: ¿Me amabas tanto?
Iván: Todo lo hacía por ti. Para que fueras feliz. Hice todo para que
estuvieras a mí lado.
Ana: Yo también...
Iván: ¿Te gusta esto, nena?
Ana: Sí. Me gusta. No. Ya no. ¡Suéltame! ¡Me lastimas!
Iván: No te vayas.
Ana: Luego regreso.
Iván: No te vayas ahora. No me dejes sólo.
Ana: Me haces daño... ¡Carajo! Ya...
Iván: Regresa.
Ana: Nunca voy a regresar... ¡Suéltame!
2
Hay un corto circuito. La poca luz que iluminaba el pasillo se apaga de un solo
golpe. Se oyen los gritos de Ana. Portazos. Todo se queda en la oscuridad total.
Iván: ¿Ana? ¿Ana? ¿Dónde carajos estás?
Ana está detrás de una puerta conteniendo la respiración. Adentro de un
departamento. Hay un hombre que la mira divertido. Ella cierra la puerta.
Ana: Perdón. ¿Puedo pasar? Me dejas entrar un momento. Nada más cinco
minutos. Este... hay alguien allá afuera que me está buscando. Un loco.
Paco: Se me olvido cerrar la puerta. Pasa. Pasa...¡Qué bella sorpresa!
Ana: Silencio. Nos va oír. ¿Puedo cerrar con llave?
Paco: Claro. Cierra. Pasa... Pasa...
Ana: Sólo unos minutos. Y me voy.
Paco: No te preocupes. No tengo visitas tan hermosas todos los días.
Ana: No hagas ruido.
Se oye un timbre.
Ana: ¡Por favor! Di que no estoy.
2
Paco: ¿Sí?
Voz: ¿Es aquí Chilpancingo trece? Soy de Pizzas Dominós.
Paco: Así es. Suba.
Ana: No. ¡No abras!
Paco: ¿Por qué te pones así? No te va pasar nada.
Ana: Me lo juras.
Paco: Claro.
Ana: No sabes de lo que es capaz. Es un loco.
Paco: Sí. Está bien. Pero esa pizza es para mí. Y si no abro nunca más van a
venir.
Ana: Me voy a esconder. Es capaz de entrar a la fuerza nada mas para ver si
estoy escondida. Es un degenerado y muy peligroso.
Paco: ¡Cálmate, preciosa! No te va a pasar nada.
Suena un timbre.
Paco: ¿Quién?
2
Iván: Soy Iván. Tu vecino.
Paco: ¿Sí?
Iván: Nada. Es nada. Perdón... me equivoqué
Ana: ¿Ya se fue?
Paco: Parece que sí. No hagas ruido.
Ana: No vayas a abrir...
Suena el timbre.
Ana: ¡Ahí está! ¡No abras! ¡Por lo qué más quieras!
Paco: ¿Sí?
IV
Iván: Dime, ¿me has sido infiel?
Ruth: ¡Cómo crees! Te juro que no...
Iván: No te estoy confesando. Sólo es una pregunta. En realidad no me
importa De todos modos nos estamos separando. Te lo pregunto
porque Ana, sí, me fue infiel. Ya llevo dos matrimonios y ya ves. Cada
2
vez peor. Lo bueno que contigo todo fue diferente. Somos amigos.
Ruth: Es lo que yo digo...
Iván: ¿Te gusto anoche?
Ruth: Estuvo súper. No es tan fácil ir de bares con tu ex...
Iván: ¿Qué tiene?
Ruth: No tiene nada. Pero así es uno.
Iván: Exageras.
Ruth: Para nada.
Iván: Te quedaste a dormir.
Ruth: No está bien. Además ya tengo mi propia casa.
Iván: Sí. Pero estabas borracha. Además era tarde.
Ruth: Y me quedé.
Iván: Y te quedaste. Y ya te vas.
Ruth: ¿Me estás corriendo?
2
Iván: Para nada...
Ruth: Sí. Me estás corriendo.
Iván: No. Sólo que tengo cosas que hacer.
Ruth: ¿Por qué no aprovechamos y repartimos las cosas?
Iván: ¿Ahora?
Ruth: Entonces, ¿cuando?
Iván: Los dos crudos y de malas. Me duele la cabeza.
Ruth: ¿De malas?
Iván: Pues sí. De malas.
Ruth: ¿De malas? Yo no estoy para nada de malas. Además me has estado
dando largas. Siempre que me doy una vuelta pasa algo.
Iván: ¿Por qué no regresas otro día?
Ruth: ¿Cuándo?
Iván: No sé, carajo, no sé. Cuando quieras. Pero ahora no.
Ruth: Pues a eso vine ayer en la noche. Quería hacer una lista y finiquitar
2
este asunto.
Iván: Pero se nos atravesó la Pata Negra.
Ruth: Sí. Así fue.
Iván: Tú querías acompañarme.
Ruth: Claro. Y estuvo bien.
Iván: ¿Por qué? ¿Por qué estuvo bien? ¡Dímelo!
Ruth: Porque aún somos amigos.
Iván: Pues sí. Y porque soy muy simpático. Una buena persona. ¿No es así,
Ruth?
Ruth: No vamos a discutir por tonterías.
Iván: ¿Cómo qué?
Ruth: ¡Quiero mis muebles! ¡Ya! Mis cosas. Y sin dramas, por favor.
Iván: Sólo dame unos días...
Ruth: ¿Para qué?
Iván: Pues... Es muy pronto. Aún no me acostumbro.
2
Ruth: ¿Por qué me preguntaste eso?
Iván: ¿Qué?
Ruth: Si te había sido infiel.
Iván: No sé... sólo por preguntar.
Ruth: Pues...
Iván: ¿Pues?
Ruth: ¿Tú qué crees?
Iván: No lo sé...
Ruth: ¿No lo sabes?
Iván: No. No lo sé.
Ruth: Supongo que te la debo.
Iván: ¿Por qué?
Ruth: Por traicionera.
Iván: ¿Me traicionaste?
2
Ruth: Pues sí. De cierta manera. Traicioné nuestros votos, las promesas.
Iván: Sólo eso...
Ruth: ¿Querías más?
Iván: ¡Olvídalo! No debo de estar preguntando.
Ruth: Así está mejor.
Iván: No vamos a discutir. Y pues lo que pasó, ya pasó.
Ruth: ¿Ya pasó?
Iván: Te gustó anoche, ¿no?
Ruth: Mucho.
Iván: Eso es lo bueno.
Ruth: ¿Te gusta así?
Iván: Mucho.
Ruth: Entonces no hay más que decir.
Iván: Eres tan bella.
2
Ruth. ¿Sí?
Iván: Claro. No digas más. Quiero casarme de nuevo contigo.
Ruth: ¡Cómo crees! No mames. Nos estamos divorciando.
Iván: ¿Por qué no? Lo podemos intentar otra vez.
Ruth: Para nada.
Iván: Podemos intentarlo de nuevo.
Ruth: ¿Te cae?
Iván: Pues tú dices.
Ruth: ¿Hay All Bran? Tengo hambre. ¡Dame de comer!
Iván: ¡Cómo crees!
Ruth: Sino como All Bran en el desayuno se me infla el estomago.
Iván: Sí. Lo sé. Pero en está casa ya no existe el All Bran.
Ruth: ¡Qué horror!
Iván: Así es...
2
Ruth: Entonces, será mejor que me vaya.
Iván: ¿Y la repartición de los muebles?
Ruth: Luego regreso. Ya me pusiste de malas.
Iván: No te vayas. Te puedes quedar un rato. No te estaba corriendo. Todo lo
que está pasando me saca de quicio. Somos tan educados, tan en
control de la situación. Como si nada hubiera pasado
Ruth: Mejor me voy. Ahora vas a empezar con los reproches.
Iván: ¿Por qué nos estamos separando?
Ruth: Si serás pendejo. Además nunca me amaste. Era la tapadera para que
olvidaras a Ana. Ana por aquí. Ana para todo. Ana la perfecta Ana. ¡Ya
ni la chingas! No sabes porque nos estamos separando... ¿Oíste?
Me pareció oír que alguien gritaba. Una mujer...
Iván: No te preocupes así es siempre en este edificio. Son los ecos de todas
las mujeres que han pasado por aquí. ¿No te parece extraño? En este
edificio sólo viven puros hombres.
Ruth: ¡Qué horror! Mejor me voy.
3
V
Sara: Disculpa... ¿Aquí es Chilpancingo número trece?
Leo: Sí. Aquí es. ¿Buscas a alguien?
Sara: No precisamente.
Leo: Tal vez te pueda ayudar. Tengo mucho tiempo de vivir aquí.
Sara: No. Quiero decir sí.
Leo: Entonces, ¿qué número buscas?
Sara: Creo que...
Leo: Es muy tarde. ¿Qué haces tan tarde en la calle?
Sara: Sí, lo sé. Necesitaba verlo.
Leo: ¿A quién?
Sara: Hablar con él. Cada noche estaciono mi coche aquí enfrente y sólo veo
si está o no está. Pero nunca me atrevo a tocar.
Leo: Eso es peligroso.
3
Sara: ¿Por qué?
Leo: ¿Quieres que te acompañe a tu auto?
Sara: Sí. Podría ser.
Leo: Es peligrosa la noche.
Sara: ¿Puedo hacer una llamada?
Leo: Claro. Aquí en el primer piso.
Sara: Le voy a llamar. Por si me contesta. Nunca lo hace. Es tan cruel.
Leo: No tengas miedo. No te voy a hacer nada.
Sara: ¿Miedo? No. No tengo miedo. ¿Por qué voy a tener miedo?
Leo: ¿Quieres uno?
Sara: No. Ya he tomado bastante.
Leo: ¡Como estás vestida!
Sara: ¿Te gusta?
Leo: Sí. Es muy bonito.
3
Sara: Es para llamar la atención. Desde que me dejó salgo casi diario de
bares. Cuando regreso siempre paso por aquí. Para ver si está
prendida la luz de su recámara. Entonces pongo canciones de amor y
lloro. Y me imagino que está con alguien. Me quedo horas mirando la
ventana. Luego marco con el celular. Si me contesta me cuelga. A
veces es alguna mujer que me contesta. Yo creo que lo hace a
propósito para martirizarme. Entonces, me voy a mi casa. Hace un mes
que se fue, que me dejó.
Leo: ¡Hijo de puta! ¡Qué grueso!
Sara: ¡Dame un beso! Necesito un cariño. Me siento tan sola.
Leo: ¿Sí?
Sara: Sí. Así...
Leo: Eres un ángel. No puedo creer lo que te pasa. Cuanto dolor.
Sara: Un ángel...
Leo: No lo puedo creer. ¡Mira cómo te pones! Esas lagrimas. No llores, por
favor, no llores. No aguanto ver llorar a una mujer.
Sara: Sí. Es triste y patético.
3
Leo: Quédate un rato conmigo... Te sentirás menos sola.
Sara: Lo amaba tanto. ¿Ya te lo dije?
Leo: No lo habías dicho. Pero me lo imaginaba. Nunca había conocido una
mujer capaz de hacer lo que tú haces por un hombre, por un amor. Yo
sólo he conocido a... Unas hijas de putas. Alguien como tú, nunca.
Sara: ¿Y mañana? ¿Sabes lo qué haré mañana? ¿Cómo le voy a hacer con
este dolor? Me pondré hasta la madre, fumando todo el día marihuana.
Estaré todo el día metida en cama. Llamándole a este pendejo. A ver si
se digna a contestarme. Llamaré a alguien que quiera seguir la fiesta.
Regresaré hasta la madre. Y estacionaré mi coche enfrente de este
edificio. Fumando y esperando quién sabe que cosa. Y gritar de dolor
por dentro. Y odiarlo con todas mis fuerzas.
Leo: Quédate aquí el tiempo que quieras. Así lo podrás espiar mejor.
Sara: ¿Desde esta ventana?
Leo: Sí. Así es. Yo te puedo hacer compañía.
Sara: ¿Quieres?
Leo: ¿Qué es?
3
Sara: Tómatelo. Te vas a sentir bien...
Leo: ¿A poco?
Sara: Sí.
Leo: Si tú lo dices. ¿Ahora?
Sara: Sí. En lo que amanece.
Leo: Entonces esperemos juntos a que amanezca. Eres tan bonita.
Sara: ¿Sabes? Desde que se fue. He caído muy bajo. Me meto con
cualquiera. El primero que pase. Me los encuentro en bares, en fiestas.
Antes no era así. Me gusta. Me siento viva. Un día llamó un hombre.
Yo necesitaba dinero, no tenía para pagar la renta. Una conocida le
había dicho que estaba guapa. Me llamó y me propuso bailar en un
antro de la zona norte. Bailando en el tubo. Le dije que viniera. Me puse
un vestido de lo más puta. Lo recibí. Me pidió que bailara para él. Lo
hice. Y aparte me pidió que se la chupara. Lo hice. Al día siguiente
fuimos al bar. No lo pude hacer. Sin embargo lo frecuenté varias
veces. Nos veíamos sólo para coger. Así sin mas.
Leo: Es muy triste lo que cuentas. Me dan ganas de golpearlo, al hijo de
puta. Eso no se le hace a nadie.
3
Sara: Ni modo. Así fue. Un día me llegó una carta. Me decía que hasta
ese día habíamos llegado. ¿Cómo pudo romper esa extraordinaria
historia de amor? ¿Cómo? Desde ese día siempre lo persigo. Soy una
sombra. No lo puedo dejar...
Leo: De verdad que es triste.
VI
Paco: Parece que no hay nadie.
Ana: Se fue...
Paco: ¿Quieres? Me disponía a cenar. Me muero de hambre.
Ana: ¿Eres escultor? ¿Son tuyas?
Paco: Sí. Son mías.
Ana: Son hermosas.
Paco: Toma... comete una...
Ana: Ya me voy. Espero un momento y me voy.
Paco: Si dices que está tan loco. Yo que tú me esperaba un poco.
3
Ana: ¡Qué suerte que tenías la puerta abierta!
Paco: ¿Verdad? Estaba esperando la pizza y no me gusta parar cuando
trabajo. Es raro, ¿no te parece?
Ana: Es curioso. ¿No te da miedo? Cualquiera puede entrar.
Paco: No. Aquí casi todos nos conocemos.
Paco: ¿Cómo te llamas?
Ana: Ana.
Paco: ¿Qué le hiciste a ese hombre? Cuando abrí la puerta. Estaba
desquiciado el pobre. Gritando tu nombre como loco. Si te encuentra
puede ser capaz de cualquier cosa.
Ana: Nos estamos separando. Vine a visitarlo... para hablar. Pero ya ves.
Tuve que salir huyendo. Tienes razón, es un loco.
Paco: Aquí estás segura.
Ana: No te preocupes. Ya me voy.
Paco: Espérate tantito. Yo creo que está en la escalera. Puede estar allá
afuera acechando. No me molestas. Te quedas un rato mientras
3
comemos y te tomas una cerveza. Yo no me arriesgaría a salir.
Ana: ¿De verás?
Paco: Acabo de escuchar un ruido.
Ana: Mejor me espero.
Paco: No vaya a estar escondido en los pasillos.
Ana: Es un imbécil. Sólo vine a saludarlo y mira lo que pasó.
Paco: Aquí no te va a pasar nada. Come. Está rica.
Ana: En lo que espero.
Paco: ¿Te gusta? Era una mujer especial. Sólo su recuerdo... sólo me queda
esto. Una escultura. La amaba. Un día se acabo. Se fue. La perseguí
hasta el fin del mundo. Era la mujer de mis sueños. La había conocido
cuando éramos casi adolescentes. Nos amábamos tanto. Un día no
aguantó más y se largó. Era mi reina. Moría por sus deseos. Nunca
entendí cuando se fue.
Ana: Es muy triste lo que me cuentas. Y tú, ¿cómo te llamas?
Paco: Me llamo Paco...
3
Ana: ¿Y no te dio una explicación?
Paco: ¿Quién?
VII
Iván: Me haces tan feliz.
Ruth: Tú también...
Iván: ...y esta vez será para siempre...
Ruth: ¿Por qué hablas así? No seas cursi... ¿Oyes? Las trompetas que
tocan...
Iván: No te burles. ¡Maldita!
Ruth: ¡Cuánto amor! No lo puedo creer. Me gusta.
Iván: Te quedaras...
Ruth: Me quedaré
Iván: ...
Ruth: Te amo...
3
Iván: No puedo creer tanto amor...
Ruth: ...
Iván: Te había dicho que aún no habíamos terminado.
Ruth: Sí, lo habías dicho.
Iván: Es lo mejor... y sí que se oyen las trompetas.
Ruth: ¿Un tequilita?
Iván: Para festejar...
Ruth: Por nuestro amor...
Iván: Por el reencuentro....
VIII
Iván: Mañana tengo fiesta... si quieres venir. Ya sabes. Eres más que
bienvenido.
Leo: Claro... ¿Estás solo?
Iván: Sí. ¿Por qué?
4
Leo: Creí escuchar ruidos.
Iván: Para nada. Estoy más solo que un perro.
Leo: Que raro, ¿no? Siempre he pensado que tienes demasiado éxito con
las mujeres.
Iván: Pura apariencia. En realidad las mujeres me rebasan. Regresó Ruth.
Pero no. Le dije que no. Estoy completamente solo.
Leo: ¿Y Ana?
Iván: Ana ya no. No éramos el uno para el otro y bueno quedamos como
amigos.
Leo: Ni modo.
Iván: La mujer de mis sueños. Pero mejor así.
Leo: ¿La has visto?
Iván: No. Nada funciona. Se muere por mí, por regresar, pero, ya no. Se
acabo. No hay marcha atrás.
Leo: Lastima. Era poca madre la chava.
Iván: ¿De verás?
4
Leo: Claro. Y además guapa. Dulce, angelical. Era un bombón
Iván: La muy idiota.
Leo: Ella daba relieve a este edificio. Era hermoso verla salir en la mañana
Verla regresar con sus flores. Oírla reír. ¡Cómo alegraba la vida!
Iván: ¡Qué buenos gustos tienes!
Leo: Sí. Las cosas bellas de la vida son breves. Sólo unas probaditas.
Iván: ¿Por qué hablas así de Ana? ¿De cuándo acá tantos halagos?
Leo: No me digas que estás celoso...
Iván: ¡Cómo crees! Creí oír algunos ruidos...
Leo: No. Para nada. Tengo que irme.
Iván: Entonces, ¿te espero mañana?
Leo: ¿Puedo traer a mi prima?
Iván: Claro.
Leo: Perfecto.
Iván: ¿Tu prima?
4
Leo: Sara... se llama Sara. Acaba de llegar. Tal vez se quedará un tiempo.
Iván: Sara... bonito nombre.
Leo: Se me olvidaba. ¿Conoces a un hombre que vive en el cuarto piso? Un
hombre mayor. Se llama Rafael, me parece.
Iván: No me suena. Pero si quieres lo invito.
Leo: No es una mala idea.
Iván: ¿Por qué me dijiste eso de Ana?
Leo: No vas a empezar otra vez con tus celos.
Iván: ¿Adónde con tanta prisa?
Paco: Tengo mil cosas que hacer...
Leo: Pero saluda, cabrón.
Iván: Ya te había dicho de la fiesta... Te espero...
Leo: Te estuve tocando...
Paco: No me di cuenta... Los dejo.
Iván: Te espero... ¿Qué le pasa a este idiota?
4
Leo: Es raro.
Iván: Muy normal que digamos... no es.
IX
Sara: ¿Lo viste?
Leo: Lo vi.
Sara: Estuve espiando cada que oía un ruido. Pero nada.
Leo: Por lo menos ya sé en que departamento vive.
Sara: ¿Estará con alguien?
Leo: El hijo de puta ese.
Sara: Le llamé varia veces pero nada. No contesta.
Leo: Me dan ganas de madrearlo cada vez que pienso en él. Mira que
hacerte eso.
Sara: Ya no tiene tanta importancia. Sólo quiero hablar con él. Pedirle una
explicación. Luego me voy. A veces lo único que quiere uno es que le
digan algo. Que te digan por qué. Todo iba tan bien. No puedo creer
4
que me haya dejado. Teníamos algo tan bonito. No sé que pudo pasar.
Leo: Es un imbécil.
Sara: ¡Viene alguien! ¡Es él!
Leo: Yo me asomo.
Sara: ¿Está solo?
Leo: ¡Sal y háblale! De una vez. Está subiendo.
X
En la recamara de Paco. En una silla se encuentra Ana, amarrada. Ella tiene la
misma ropa que en la primera escena.
Ana: ¡Déjame salir! ¿Te has vuelto loco?
Paco: No. No vas a salir.
Ana: Quiero regresar a mi casa.
Paco: Eres mía. Quiero que te quedes. Entraste por esa puerta. Te llamaba.
Se cumplieron mis sueños. Te estaba esperando desde hace mucho. Y
ya ves... llegaste, entraste.
4
Ana: Déjame ir. No voy a decir nada a nadie. Quítame las cuerdas. ¡Por
favor! Ya.
Paco: Nadie sabe que estás aquí.
Ana: Ya, déjame salir.
Paco: Eres mía. No quiero que te vayas.
Ana: ¿Estás loco?
Paco: Te traje esto. Es All Bran. ¿Te gusta? A todas las mujeres les gusta.
Ana: ¿Tengo cara de comer esa porquería? Entonces, ¿me vas a quitar las
cuerdas?
Paco: No. Aquí empezamos tú y yo.
Ana: Van a preguntar por mí.
Paco: Te encontré. La mujer de mis sueños. Ayer supe que tenía que existir
algo especial para mí. En alguna parte de este mundo. En eso llegaste.
Pidiéndome ayuda. Aquí estabas a mi puerta.
Ana: ¡Ya basta! Esto no me gusta.
Paco: No te voy a hacer nada. Sólo te pido que te quedes conmigo.
4
Ana: No puedo... ¿Estás loco? Quiero irme. Tengo sueño, hambre, frío. ¿Me
vas a dar de comer?
Paco: Lo que tú quieras.
Ana: Me quedo un rato más. Tengo hambre. ¿Por qué me trajiste All Bran?
Paco: Creía que le gustaba a las mujeres.
Ana Es una porquería. Es asqueroso. ¡Vete a conseguir algo más rico!¡Pero
ya!
XI
Leo: ¿Lo viste? ¿Le hablaste? ¿Qué le dijiste? ¿Estaba solo? ¡Sara,
contesta!
Sara: Siguió derecho como si no me conociera. Venía con una mujer. Con la
mesera del bar. Esa pendeja que quiere ser actriz. ¡Era tan guapa! Le
llamé...”Rafael” Él volteó, me miró. Ninguna emoción en su mirada. ”No
pude hablar. Me quedé muda...
Leo: No lo puedo creer. ¡El muy cabrón!
Sara: ¡Quiero morir! Eso es lo único que quiero.
4
Leo: No digas eso. No vale la pena.
Sara: ¿Por qué? ¿Por qué a mí? Me amaba tanto. Así fue. Ni modo...
Leo: No llores... por favor no llores. No lo puedo soportar.
Sara: No me voy a reponer. No lo puedo creer. Cuando venía a verme.
Siempre lo recibía como una reina. Perfumada, cachonda, guapa. Nos
encantaba tomar. Nos emborrachábamos. Y después besos... palabras
obscenas. Bailaba para él... siempre lo hacía. Me quitaba la ropa poco
a poco. Se excitaba... me había pedido que estuviéramos juntos.¡No sé
qué paso!
Leo: Sara...
Sara: ¿Sí?
Leo: Nada...
Sara: Ya me voy... gracias por todo.
Leo: No te vayas. ¡Quédate conmigo!
Sara: ¡Cómo crees!
Leo: Un poco más... unas horas aunque sea.
4
Sara: ¡Cómo crees! Ya te di mucha lata.
Leo: Preparamos una pasta. Soy muy buen cocinero.
Sara: ¿Y luego?
Leo: Luego... No sé ya veremos. Podemos ir al cine. Para que no estés sola.
Te puedo invitar a una fiesta.
Sara: Me tengo que ir.
Leo: ¡Quédate, ándale! Un rato.
Sara: Pero nada más un rato.
Leo: Así no estás sola, pensando en ese imbécil.
Sara: ¡Eres tan lindo!
Leo: Eres tan bella. Hay que ser estúpido para no verlo.
Sara: Me levantas la moral.
Leo: Es lo más importante.
Sara: En toda la noche. No me has contado nada de ti.
Leo: Eso no es importante, a tu lado cualquier cosa es aburrida. ¡Sígueme
4
contando!
Sara: En lo que cocinas... ¿Te ayudo?
Leo: Mejor pon música.
Sara: Gracias, Leo. Eres en verdad muy lindo.
Leo: Entonces, ¿qué? ¿Me acompañas a la fiesta?
Sara: Tengo que pensarlo.
Leo: Me debes un favor. ¡Ándale!
Sara: Sí. Te debo un favor.
XII
Iván: Pero que mierdas te pasa...
Ruth: No quiero.
Iván: ¿Me rechazas? ¿Me estás rechazando?
Ruth: Sólo dije que ahora no.
Iván: ¿Por qué me haces esto?
5
Ruth: ¡Carajo, Iván! No quiero. ¡Ahora no!
Iván: Mierda. Contigo no se puede. Apenas ayer estábamos tan bien.
Ruth: ¿Y anteayer qué? ¡Me cansas! ¡Quiero dormir!
Iván: Me dijiste que me ibas a acompañar a la fiesta.
Ruth: Déjame en paz. ¡Carajo! Me voy a ir y esta vez será para siempre. Y
esta vez quiero mis cosas.
Iván: Pero ya te vas...
Ruth: No me grites, pendejo.
Iván: Largo... si te vas a largar. De una vez... Carajo. Tan bien que
estábamos... Todo lo echaste a perder. No sé que pasó. No me mires
así . ¡Largo!
Ruth: Ahora sé porque se largó Ana...
Iván: A esa no la metas...
Ruth: Eres un patán...
Iván: Largo... fuera... de una vez...
5
Ruth: Mis cosas eso es lo único que quiero.
Iván: No mames, habías dicho que eso no tenía ninguna importancia para
ti...
Ruth: ... quiero los vasos, la cafetera francesa, la italiana. El cuadro que
nos regaló tu hermano. El sillón rojo y la vajilla blanca. Sí, esa....
Iván: No mames Ruth.
Ruth: No mames Iván...
XIII
Paco: Ya estoy aquí...
Ana: Te tardaste.
Paco: Te puedes ir.
La desata.
Paco: Perdóname. Cuando estaba en el super me di cuenta que esto era
totalmente absurdo. Por favor... ¡Qué estaba haciendo! No sé que me
pasó. ¡Vete!
Ana: No estoy enojada contigo.
5
Paco: ¿Te cae?
Ana: De verdad. Me pareció emocionante. Nunca nadie me había
secuestrado. Como en las películas gringas. ¡Qué risa!
Paco: Estoy tan avergonzado.
Ana: No es para tanto.
Paco: No tienes porque creerme. Pero te juro que nunca había pasado algo
así.
Ana: Pues...
Paco: Me volviste loco. Era todo tan extraño. Escuchaba música mientras
trabajaba pensando en la mujer de mis sueños. Y de repente, llegas tú.
Aquí en la entrada y cierras con llave. Y todo era tan especial, tan
mágico. ¡Perdóname, Ana!
Ana: Fue divertido... sí. Bueno, me voy... yo también.
Paco: Adiós...
Ana: ¿Trajiste algo de comer?
Paco: Sí. ¿Quieres?
5
Ana: Pues la verdad sí.¡Me muero de hambre!
Paco: ¿Te puedo besar?
Ana: Sí.
Paco: ¿Te gusta?
Ana: Sí.
Paco: Eres tan...
Ana: No digas nada. Me gustas.
Paco: ¿De verdad?
Ana: Me excitas. ¡Amárrame un poco más!
Paco: Te va a gustar...
Ana: Pero no tan fuerte.
Paco: Ven...
Ana: ¿Sabes? Eres tan dulce.
Paco: ¡Quédate, conmigo!
5
Ana: Creo que me enamore de ti...
Paco: A mí también me pasa lo mismo.
Ana: ¿Sí?
Paco: Sí. Te lo juro.
Epílogo.
La fiesta.
En la penumbra están todos los personajes. Todos vestidos de negro. No
distinguimos quién es quién. Hay una luz muy tenue. Circulan por la fiesta. Hay
una música moderna, que invita a bailar. Una mujer baila sola. Otro, toma un vaso
de alcohol. Dos de ellos, platican. Uno, camina buscando algo. Otro, come.
Después de un momento cambian sus acciones. No se conocen. No hay contacto
entre ellos. Dos de ellos se besan en un rincón. Cambian de posición.
Ella: Me mirabas.
Él: ¿Cómo te llamas?
Ella: Estás bronceado.
5
Él: Sí...
Ella: ...
Él: Estaba de vacaciones en el mar.
Ella: ...
Él: ¿A qué te dedicas?
Ella: Soy ...
Él: ¿Nos podemos ver? Estoy acompañado.
Ella: ¿Es ella?
Él: Sí.
Ella: ¿De dónde eres?
Él: De muy lejos...
Ella: ¿Qué haces aquí?
Él: Ya ves...
Ella: ¿Qué haces?
5
Él: ¿Te puedo llamar?
Ella: ¡Claro qué sí! 54 10 23 88
Él: ¡No te oigo!
Ella: 54 10 23 88
Él: Te llamaré...
Ella: Te estaré esperando...
Hay un cambio de música. Todos cambian de posición. Todos bailan en una
especie de frenesí. Una música violenta y rápida. Cambio de posiciones.
Él: ¿Está bien escrito?
Ella: No. Te equivocaste. Ochenta y ocho. Es ochenta y ocho.
Ella se acerca a él y le da un beso en la boca.
Ella: Adiós...Te estaba esperando. Llámame...
Ella sale de escena con otra mujer.
Ella: Estoy segura que es el hombre de mi vida.
Mujer: Siempre dices lo mismo. ¿Viene con ella?
5
Ella: Eso que importa. No me puedo equivocar... Es él...Estoy segura que
es él.
Se hace lentamente el oscuro final.
FIN
5