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Captulo CincoEn el otoo de 1933, cuando Bill estuvo en el Hospital Towns por primera vez, a la afliccin del alcoholismo, por lo general, se vea como un misterio y una vergenza terrible. Un alcohlico casi no poda esperar recibir comprensin o piedad; mientras que algunos decan que el alcoholismo era un pecado, otros lo vean como una mala conducta deliberada, y daban su asentimiento a las leyes que mandaban a los alcohlicos a la crcel, convictos por ser "borrachos habituales". Incluso, el pas haba sufrido a lo largo de un experimento dislocador con la Prohibicin nacional, en un intento de refrenar la borrachera mediante la prohibicin del licor. Irnicamente, fue en esos aos de la Prohibicin cuando bebieron ms Bill, el Dr. Bob y otros pioneros.Generalmente, los expertos estn de aucerdo en que, probablemente durante la Prohibicin, descendi el consumo de alcohol. No obstante, a causa del enorme contrabando, trfico ilegal y otras operaciones que fueron respuestas a la Prohibicin, al "noble experimento" se le consider un fracaso.El Hospital Towns, en el 293 de Central Park West, Ciudad de Nueva York, haba sido una instalacin elegante y cara para tratar a los alcohlicos en el decenio de 1920; Bill record que de esos lugares era uno de los que tena mejor reputacin. Tambin recordaba a su propietario, Charles B. Towns: un hombre alto, perfectamente proporcionado y algo as como un prodigio fsico. "Irradiaba una vitalidad animal que caa sobre la gente como una tonelada de ladrillos. Tena una gran fe en la gimnasia, pasndose alrededor de dos horas diarias en el Club Atltico de Nueva York".Cuando Bill describi al Towns como "un hospital de renombre nacional para la rehabilitacin mental y fsica de los alcohlicos", no estaba exagerando; aunque, algn otro que lo record, lo describi simplemente como un lugar en donde a los alcohlicos "se les purgaba y los ponan tontos". Probablemente la purga era el efecto de dosis liberales de aceite de ricino que se daba a los pacientes, junto con belladona. El tratamiento con belladona en el Towns lo haba desarrollado el Dr. Sam Lambert, un mdico de Nueva York de buena reputacin, pero el jefe del personal mdico, el Dr. Silkworth, fue quien, con el tiempo, llegara a tener le impacto ms importante en el tratamiento del alcoholismo. Graduado en Princeton, William Duncan Silkworth tena grado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York-Bellevue. Silkworth se convirti en un especialista en neurologa, convino que algunas veces coincide con la psiquiatra. cuando practicaba la medicina por su cuenta, adquiri una "pequea competencia" en la dcada de los veinte y la invirti en la suscripcin de unas acciones para un nuevo hospital privado. A esta inversin acompaaba la promesa de un puesto excelente en el personal, pero todo, incluidos sus ahorros, lo arrastr el colapso en 1929."En la desesperacin, hizo contacto con el Hospital Towns. La paga era exigua, creo que algo as como 40 dlares a la semana y el hospedaje", explic Bill, pero la llegada de Silkworth al Hospital Towns fue un momento decisivo en la vida del doctor. "Me cont como al ver el triste naufragio que flotaba por todo el lugar, haba intentado hacer algo al respecto. An ante m, admiti la gran desesperanza de la situacin de los que iban y sufran esa calamidad". Pero haba ciertos casos que mostraban la esperanza de recuperarse y Silkworth se entusiasm cuando le habl a Bill de ellos. El pequeo doctor haba olvidado todo lo referente a la fama y la fortuna. "Qu poda hacer respecto al alcoholismo? Esa era la cuestin. Todos esos millones con ese mal misterioso de la mente, las emociones y el cuerpo".Cuando lleg Bill, el Dr. Silkworth describi su teora como sigue: "Creemos . . . que la accin del alcohol sobre . . . el alcohlico crnico es la manifestacin de una alergia; que el fenmeno obsesivo se limita a esta clase y nunca acontece en el bebedor moderado comn. 2 Estos tipos alrgicos nunca pueden utilizar sin correr riesgos el alcohol en cualquier forma en lo absoluto, y una vez que han formado el hbito y se dan cuenta de que no pueden romperlo, una vez que han perdido la confianza en s mismos y en los seres humanos, sus problemas se acumulan y se vuelven asombrosamente difciles de resolver".Embelesado, Bill escuchaba a Silkworth conforme explicaba su teora. Por primera vez en su vida, Bill estaba oyendo hablar del alcoholismo, no como una falta de fuerza de voluntad, ni como defecto moral, sino como enfermedad legtima. La teora del Dr. Silkworth - singular en su tiempo - consista en que el alcoholismo era la combinacin de esta misteriosa "alergia" fsica y la compulsin por beber; que el alcoholismo no poda ser "derrotado" por la fuerza de voluntad como tampoco lo poda ser la tuberculosos. El alivio de Bill fue inmenso.No slo fue la poco comn teora del doctor la que impresion a Bill, sino tambin su evidente amor a la gente, su manera especial de interesarse. "Durante su vida, el doctor iba a hablar con 50,000 casos, pero ninguno de ellos era un caso, todos eran seres humanos. Cada uno de ellos era algo muy especial e instantneamente lo percib. Tena una manera de hacerme sentir que mi recuperacin significaba todo para l, que le importaba mucho. Este hombre no era un gran doctor en Medicina, sino un muy gran ser humano". El Hospital Towns, en la ciudad de Nueva York, fue el escenario del despertar espiritual de Bill y sus posteriores intentos de que los borrachos dejaran de beber.Ahora, al fin Bill estaba seguro que haba encontrado la respuesta a su problema de bebida. "Cuando sal del Hospital Towns era un hombre nuevo. Nunca olvidar ese primer valor y alegr??ia que surgieron en m cuando, abr la puerta del 182 de Clinton Street, en Brooklyn. Abrac a Lois; nuestra unin se haba renovado; su color era mucho mejor, su paso elstico. Al visitarme cada noche haba visto en m el valor y el espritu de recuperarme, y ella tambin haba hablado con el doctor. Esto s eera real, y de eso, los dos estbamos seguros".A causa de que ahora comprenda lo que suceda de que ahora saba que era un alcohlico y que no poda tomar un trago sin correr riesgos, Bill crey que haba encontrado su salvacin; el conocimiento de s mismo dictaba la abstinencia total, y ahora que lo saba . . . desde luego, el problema estaba resuelto! Tambin Lois crea que haba vencido el problema. "Puso flores en la casa; haba de todo lo que me agradaba comer; no cesaba de hablar acerca de los fines de semana maravillosos que nos esperaban, de cmo iramos de campamento a Palisades, y quiz alquilaramos en Yonkers una lancha de remos como lo hicimos una vez; cortaramos palos para mstiles, en los cuales izaramos una toalla de bao, como lo hicimos alguna vez, navegando libremente empujados pro el viento. Haba reunido toda clase de juegos, pequeos juegos tontos, a los que jugaramos ora vez y seramos nios felices. S, la vida empezara de nuevo y de verdad que ambos lo creamos en lo ms profundo".Ficha del alta final de Bill del Hospital Towns en 1934.No est claro cunto tiempo permaneci Bill sin beber; l crea que fueron de dos a cuatro meses, pero Lois aseguraba que fue "alrededor de un mes". El pens posteriormente que estaba nublado su recuerdo de esa poca, por la devastadora desilusin que le lleg cuando volvi a beber. su regreso a la bebida tambin fue una gran decepcin para Silkworth, ya que haba respondido tan bien al tratamiento.Los Wilson fueron de nuevo al campo, pero la segunda vez no fue, ni con mucho, tan buena como la primera. Lois, al faltarle el valor para pedir un segundo permiso en Macy's, dej su trabajo en 1934 con objeto de llevar a Bill.El primer da de pesca en Vermont, encontr a un hombre con una botella, el cual, por supuesto era generoso, y Bill se emborrach otra vez. Tuvo que ir a Brattleboro para que le arreglaran los dientes, y como no tena coche, tom el del correo, que era la nica alternativa de transporte. En lugar de pagar al dentista, Bill compr una botella, que comparti con el chofer al regreso a casa y esto sucedi un buen nmero de semanas consecutivas. Un da en que Bill era el nico pasajero, para mostrar su agradecimiento, el chofer lo llev por la larga cuesta que iba desde la carretera a la casa; se estaba derritiendo el hielo en el suelo y pronto se atasc el coche en el lodo; los caballos de los vecinos lo tuvieron que sacar, jalndolo.Luego, Lois se lastim un ligamento de la rodilla y tuvo que quedarse en cama durante tres semanas. Durante ese tiempo Bill permaneci en casa sin hacer nada, lo que a ella caus doble agona, pues yaca inutilizada en el sof y observaba a Bill, medio borracho, llevando una lmpara de queroseno encendida, inclinndose a uno y otro lado, subirse por la empinada escalera abajo del techo. Un paso en falso y la casa empezara a incendiarse.Cuando arreglaron los dientes a Bill, dej de ir a Brattleboro y, por tanto, de beber licor; despus de eso, permaneci sin beber y lleg a ser buena compaa: El resto de su estancia fue un xito; escribi varios artculos sobre finanzas y economa, pero caractersticamente, nunca los mand a editor alguno.Cuando lleg el verano y ambos se sintieron ms fuertes, decidieron regresar a la ciudad. Tambin tenan que ganar algn dinero.Lois describi las consecuencias de su regreso: "poco despus de la llegada a Clinton Street, mi esposo, que haba sido mi diaria compaa en Vermont, se volvi un borracho embrutecido por el licor que no se atreva a dejar la casa por miedo a que lo agarraran los encapuchados de Brooklyn o la polica".Bill termin en el Towns por segunda vez; pero al dejarlo en absoluto tena la confianza en s mismo que haba seguido a su primera salida. Ahora se daba cuenta de que nada poda evitar lo que ms tarde llamara la "locura insidiosa" de tomar el primer trago.El terror, el odio a s mismo y los pensamientos suicidas se convirtieron en su constante compaa. en un estado de tortura continua, fsica y emocional, Bill estaba loco a causa del alcoholismo. La muerte le pareca el nico escape de su agona; una y otra vez pensaba en el suicidio, por veneno, saltando por la ventana. Las narraciones difieren respecto a si fue Lois o l quien arrastr el colchn escaleras abajo de manera que pudiera dormir en donde no hubiera una ventana como las del piso superior que lo tentara a saltar. Hara "un esfuerzo inmenso por lograr dejar de beber, que trabajaba cruda tras cruda, slo para durar cuatro o cinco das, o quiz uno o dos. Durante las horas de la noche, me llenaba de horror, porque cosas como culebras plegaban la oscuridad y algunas veces, en el da, danzaban imgenes misteriosas en la pared. Lois me cuidaba durante las crudas".El Dr. William D. Silkworth, "el pequeo doctor que amaba a los borrachos", convenci a Bill de que el alcoholismo es una enfermedad.A mediados del verano de 1934, estaba de regreso en el Towns. "Creo que en esta ocasin mi cuado Leonard Strong me ayud de manera especial", dijo Bill. "Me pas tres o cuatro das recuperando alguna apariencia de mis facultades. Luego se estableci la depresin.Una noche caliente del verano, Lois lleg a verme y despus habl con el doctor. En el piso de abajo, empez a hacerle las preguntas que las esposas de los alcohlicos se plantean con el tiempo: 'Qu tan malo es esto? Por qu no puede detenerse? Qu le ha sucedido a la tremenda fuerza de voluntad que tuvo alguna vez? Hacia dnde, s, doctor, hacia dnde nos encaminamos?' Y por ltimo: 'Qu se puede hacer ahora? 3 A donde vamos a partir de aqu?'.Por supuesto, el hombrecito estaba acostumbrado a preguntas como stas, ya que se las hacan todos los das, pero como me dijo despus, siempre lastimaban. Era difcil decir la verdad sin paliativos pero, con su modo amable, el anciano finalmente se la dijo. 'Al principio pens que Bill podra ser una de las excepciones; debido a su gran deseo de dejarla, a su carcter e inteligencia, pens que podra ser uno de esos pocos. Pero ahora su hbito de beber se ha convertido en una obsesin, demasiado profunda para que la supere, y el efecto fsico en l tambin es muy serio, porque est mostrando sntomas de dao mental. Esto es cierto, an cuando no ha sido hospitalizado muchas veces. En realidad, temo por su cordura si sigue bebiendo'.Entonces", dijo Bill, "Lois le pregunt: 'Exactamente que quiere decir esto, doctor?'.El anciano respondi lentamente: 'Quiere decir que tendr que recluirlo, encerrndolo en algn lugar, si es que va a permanecer cuerdo, o incluso vivo. Posiblemente no podr continuar otro ao de esta manera'.Esta era mi sentencia, aunque ninguno de ellos me lo dijo en tantas palabras", record Bill, "pero no necesitaba que me lo dijeran, ya que en mi corazn lo saba. Este fue el final de la lnea. Llegu a estar mucho ms asustado, confuso y desconcertado que nunca. Durante largas horas, pens sobre mi vida pasada; cmo y por qu pude haber llegado a esto? Excepto por mi manera de beber, Lois y yo habamos tenido juntos una vida maravillosa, toda mi carrera haba estado llena de emociones e inters y, no obstante, aqu estaba, endemoniado por una obsesin que me condenaba a beber contra mi voluntad y por una sensibilidad corporal que, en el mejor de los casos, me garantizaba la locura. Esta vez, dej el hospital realmente invadido por el terror. Evit tomar teniendo un extremo cuidado de buscar sugerencias, de repasar una y otra vez los consejos y la informacin que me dio el Dr. Silkworth. Gradualmente, las semanas se volvieron meses; poco a poco, cobr nimo; incluso fui a Wall Street y consegu hacer unos tratos de poca importancia que llevaron a casa algn dinero, y se empez a restaurar la muy destrozada confianza que tenan en m uno o dos de los amigos que tena ah. Las cosas se vean mejor, mucho mejor".Bill iba a tener una ltima y gran batalla contra la bebida, que sera una batalla sangrienta, pulverizante. Empez el Da del Armisticio."El miedo se iba volviendo ms intenso y no me tena que esforzar mucho para resistir. Empec a hablar a la gente acerca del alcoholismo y, cuando me ofrecan un trago, les daba la informacin como defensa y tambin como una justificacin de mi conducta anterior. La confianza iba aumentando.Transcurra el Da del Armisticio en 1934. Lois tena que ir a la tienda de departamentos en Brooklyn en donde trabajaba; pens en ir a jugar golf, no lo haba jugado desde haca mucho. La cartera de la familia tena poco dinero, as que suger a Lois que yo podra ir a Staten Island, en donde haba un campo de golf pblico. No pude ocultar del todo su recelo, pero se las arregl para decir alegremente: 'Claro, por favor, ser maravilloso!' Pronto cruc el ro en el transbordador y me encontr sentado en el autobs, al lado de un hombre con un rifle para tirar a blancos voltiles. Eso me trajo el recuerdo de aquel Remington de un slo cartucho que me regal mi abuelo cuando tena 11 aos, y empezamos a hablar de la tirada.Repentinamente, choc con el nuestro un autobs que vena detrs; el impacto no fue grande, no hubo mucho dao y mi amigo y yo nos bajamos al pavimento a esperar el prximo. Todava estbamos hablando de las armas de tiro, cuando nos dimos cuenta de algo que se pareca a las tabernas clandestinas. Me dijo. 'Qu tal un traguito?'.Respond, 'Excelente, vamos'. Entramos al lugar y orden un escocs; sin forzarme, orden un ginger ale.'No bebes?' me dijo.'No', le respond, 'soy una de esas personas que no puede manejarlo', y luego habl largamente de la alergia y la obsesin, entre otras cosas; le cont acerca de la poca terrible que pas con el licor y cmo haba terminado con l para siempre. Con mucho cuidado le expliqu toda la enfermedad.Pronto estuvimos sentados en otro autobs que nos baj en frente de una taberna del campo, ya muy adentro de la isla. Yo iba al cercano campo de golf y l iba a tomar otro autobs hacia al campo de tiro. Pero era medioda, as que dijo: 'Entremos y comamos un sandwiche; adems, me agradara tomar un trago'. Nos sentamos en la barra; como ya he dicho, era el Da del Armisticio y el lugar estaba repleto, al igual que los clientes; llenaba la sala el murmullo familiar de un gento que est bebiendo. Mi amigo y yo continuamos nuestra pltica, todava sobre el asunto del tiro. Sandwiches y ginger ale para m, sandwiches y otro trago para l.Ya casi estbamos dispuestos a irnos cuando mi mente se regres al Da del Armisticio en Francia, a todo el xtasis de aquellas horas. Record cmo habamos ido todos al pueblo; ya no oa lo que deca mi amigo. De pronto, el cantinero, un irlands voluminoso y rubicundo, se puso frente a nosotros con aspecto radiante; en cada mano tena un trago. 'Tomen una por cuenta de la casa, muchachos', grit, 'es el Da del Armisticio'. Sin dudar un instante, tom el vaso de licor y me lo beb.Mi amigo me mir horrorizado. 'Dios mo. Es posible que te puedas tomar un trago despus de lo que acabas de decirme? Debes estar loco'.Y mi nica respuesta fue: 'S, lo estoy'.A la maana siguiente, alrededor de las cinco, Lois me encontr inconsciente en el vestbulo del 182 de Clinton Street. Me haba cado contra la puerta y estaba sangrando mucho de una herida profunda en el cuero cabelludo. En mi mano todava aferraba el asa de la bolsa de los palos de golf. Cuando recuper la conciencia, no se dijo gran cosa; en realidad, no haba nada qu decir. Ambos tocamos el fondo ms bajo de todos los tiempos".Despus del fracaso del Da del Armisticio, Bill se meti sin esperanza ni nimo en una especie de borrachera continua, sin fondo; ya no haca ningn intento de salir de la casa, excepto para responder sus existencias; se pasaba el tiempo escribiendo cartas insultantes o sarcsticas a personas importantes cuyas polticas desaprobaba. Los polticos eran sus blancos favoritos, en particular el Presidente Roosevelt.As se encontraba Bill en una inhspita maana de noviembre de 1934, cuando son el telfono. Tom el auricular y escuch la voz familiar de su buen amigo de bebida Ebby T. No se haba visto desde haca cinco aos, cuando juntos "inauguraron" el aeropuerto de Manchester.Ebby estaba en Nueva York y haba odo sobre la ltima dificultad de Bill. Podra ir a Brooklyn para verlo?Dos noches despus, Ebby y Bill estaban sentados ante la mesa de la cocina en Clinton Street 182; entre ellos estaba una jarra de ginebra y jugo de pia, pero Bill estaba bebiendo solo. (A ste no agradaba mucho el jugo de pia con su ginebra, pero pens que Lois se disgustara menos si llegaba y los encontraba bebindola sola). Ebby se vea diferente; tena un nuevo aspecto y Bill not en el momento que, en la puerta, dio la bienvenida a su amigo. Secretamente se haba alegrado de no tener que compartir su preciosa ginebra, y tambin se encontraba sorprendido. Surgi su curiosidad y le pregunt: "Ebby, qu es lo que te pasa? Qu significa todo esto?Mirando directamente a Bill a travs de la mesa, Ebby respondi: "Tengo religin ".Posteriormente, Bill dijo que muy bien Ebby podra haberlo golpeado en la cara con un estropajo mojado. "Tengo religin" era la ltima cosa que le interesaba a Bill, aunque algunos aos antes haba hecho un intento de estudiar Ciencia Cristiana, como ayuda para fortalecer su fuerza de voluntad.A pesar de todo, evidentemente a Ebby le estaba funcionando la religin. Lo ltimo que Bill haba odo de Ebby era que estaba a punto de ser internado en el manicomio del Estado en Brattleboro en lugar de eso estaba ah en la propia cocina de Bill, sobrio y mostrando una confianza que no haba exhibido en aos. Bill tena que saber ms.Lo que Ebby cont a Bill esa noche fue una historia dramtica, casi increble.Durante ms de cinco aos, a partir de que ambos haban hecho su famoso vuelo en aeroplano al nuevo aeropuerto de Manchestar, Ebby, al igual que Bill, se haba estado deteriorando. "En Albany tuve que ser reprendido varias veces por las autoridades locales [por] beber demasiado". "Mi hermano era un hombre prominente en la ciudad y no le estaba haciendo ningn bien, as que, en el otoo de 1932, sal de Manchester y viv en la posada Battenkill Inn, aproximadamente durante dos aos. Y por supuesto, ah la bebida sigui aumentando de la misma manera".El propietario de la posada estaba preocupado por Ebby. Justo antes de Navidad, mand a su propio hijo y a Ebby a las montaas, a una de las cabaas vacantes de la compaa maderera local, para trabajar en los alrededores y ayudar a mejorar el Sendero de la Montaa Green. "Con los galgos hicimos algunas caceras de conejos, fuimos y trazamos senderos y alguno de los muchachos iba con nosotros los fines de semana". Record Ebby. "Ah no haba licor, aunque en el camino de ida compr dos medios litros de ginebra que consum la primera noche y eso fue todo lo que tom".Permaneci en las montaas durante seis meses, todo el tiempo sin beber. Al regresar a Manchestar, continu sin beber durante otros dos o tres meses, "cuando me ca otra vez del tren de la sequedad". Mientras tanto, su amigo el posadero haba muerto de un ataque al corazn. Ebby se mud a un campo turstico y despus, a solicitud de uno de sus hermanos, volvi a abrir la casa de la familia. Ya no estaba la mayor parte de los muebles, pero fue capaz de arreglar su propio dormitorio de la infancia, y ah se qued, "bebiendo mucho, viviendo solo y cavilando melanclicamente, pensando en cosas todo el tiempo".Tena razn para cavilar, el dinero de la familia se haba ido y la casa vaca era un triste recuerdo de lo que haba sido una vez. Quiz en un intento de restaurar las cosas a su anterior condicin, decidi pintar la casa. "Tenamos ah una escalera de buen tamao; pero, por la bebida, estaba tan tembloroso, que no poda hacerlo. Estaba bien en los tres o cuatro primeros peldaos de la escalera, pero a partir de ah, no poda hacer nada".En julio de 1934, mientras Ebby estaba intentando terminar su trabajo de pintura, llegaron a verlo unos amigos. "Haban odo que yo estaba mal", record Ebby. "Ya haba tenido roces con la ley un par de veces y en cada ocasin me haba multado con cinco dlares. Se me dijo que si se me volva a arrestar, podra irme mal: seis meses en la prisin de Windsor".Dos de los visitantes de Ebby, Shep y Cebra, alguna vez haban bebido mucho con Ebby; pero ahora, "dijeron que haban ido corriendo al Grupo Oxford y odo ah algunas cosas muy sensatas, basadas en la vida de Cristo, de los tiempos bblicos", expres Ebby. "Realmente era un movimiento ms espiritual que religioso; escuch lo que tenan que decirme y me impresion mucho, ya que era lo que me haban enseado cuando era nio y que internamente crea, pero que haba dejado a un lado".La que hizo impresin ms profunda en Ebby, fue la experiencia del tercer visitante, Rowland H Era de una familia prominente de Rhode Island, propietaria de molinos, y ms tarde lleg a ser uno de los directores principales de una compaa de productos qumicos. "Me impresion mucho su carrera de bebedor, que consisti en borracheras prolongadas, en las que viaj por todo el pas; y tambin me impresion el hecho de que era buen tipo. La primera vez que fue a verme me ayud a limpiar el lugar; todo era un enredo y me ayud a ordenarlo, y permaneci conmigo desde el principio hasta el final".Rowland estaba tan preocupado acerca de su propia manera de beber que se fue a Suiza a ponerse bajo los cuidados de Carl Jung, el psiquiatra. Este lo trat alrededor de un ao, pero cuando dej a Jung, pronto se emborrach. Regres a l para un tratamiento ms, pero le dijo que sera intil. En la opinin de Jung, lo nico que ahora poda ayudar a Rowlan a liberarlo de su adiccin era un "Despertar espiritual". Cuando Rowland aleg que ya crea en dios, Jung le respondi que creer no era suficiente; con objeto de tener la experiencia religiosa vital que l, Jung, crea que se necesitaba, sugiri a Rowland que se aliara a algn movimiento religioso. Este, impresionado por la sencillez de las primeras enseanzas del Cristianismo como las recomendaba el Grupo Oxford, se volvi uno de sus miembros y, por medio de esa alianza, encontr la sobriedad que haba buscado tanto tiempo y tan arduamente.Rowland, afirm Ebby, haba tenido una adoctrinacin completa (en las enseanzas del Grupo Oxford). "De stas me transmiti todo lo que pudo. Se sentaba y trataba de que eliminramos cualquier pensamiento del mundo material y eliminramos cualquier pensamiento del mundo material y viramos si podamos encontrar el mejor plan para nuestras vidas para ese da y siguiramos cualquier gua que nos llegara".Rowland grab en l los cuatro principios del Grupo Oxford: honestidad absoluta, pureza absoluta, desinters absoluto, amor absoluto. "En particular recomendaba fuertemente la honestidad absoluta", dijo Ebby; "honestidad contigo mismo, honestidad con tus semejantes, honestidad con Dios. Y l mismo segua estas cosas y, de esa manera, con su ejemplo me hizo creer en ellas otra vez como cuando era joven".Ebby fue capaz de completar de pintar la casa con la ayuda de un contratista local (que probablemente pag el hermano de Ebby). Cuando estuvo terminada, no tena nada qu hacer. "Me fui derecho de regreso a la botella", expres."Un da estaba lloviendo mucho y se me ocurri ver hacia afuera y vi cuatro o cinco pichones que haban descendido sobre el techo. No me gust - por la pintura reciente - as que tom la escopeta de dos caones y sal. El pasto estaba resbaloso, ya que haba estado lloviendo mucho; me sent y desde esa posicin, empec a disparar sin interrupcin sobre los pichones. A los vecinos no les gust y se quejaron a alguien, as que al da siguiente, me fueron a buscar, pero estaba profundamente dormido y no pudieron agarrarme".Al otro da, al arrestarlo, llevaron a Ebby al juzgado en Bennington y le ordenaron que se presentara de nuevo el lunes siguiente. En este momento fue cuando Rowland intercedi ante el juez y le dijo que l, Rowland, sera el responsable de Ebby.Con la ayuda de Rowland, Ebby cerr la casa familiar en Manchestar y, durante un tiempo, estuvo de husped en la casa de Rowland en Shafisbury, a 25 kilmetros al sur de Manchestar; luego fue a vivir a la Ciudad de Nueva York, en donde se qued con Shep durante un tiempo y despus se fue a vivir con uno de la "hermandad", que diriga la Misin Episcopal del Calvario en la Calle 23. Mientras estaba hospedado ah y trabajando con el Grupo Oxford, se enter de la situacin desesperada de Bill.Bill escuch atentamente cuando Ebby habl del cambio que haba llegado a su vida. Como lo record Bill, Ebby subray especialmente la idea de que haba estado sin esperanza. "Me dijo cmo se haba vuelto honesto acerca de s mismo y de sus defectos, cmo haba estado haciendo restituciones en dnde era debido, como haba intentado practicar un dar que se caracterizaba por no exigir nada en pago para uno mismo", manifest Bill. "Luego, corriendo mucho riesgo, toc el tema de la oracin y de Dios; dijo francamente que esperaba que me desanimara ante esos conceptos". Pero Ebby prosigui diciendo que cuando haba intentado la oracin, incluso experimentalmente, el resultado era inmediato: No slo haba sido liberado de su deseo de beber - algo muy diferente de estar en el tren de la sequedad - haba encontrado la paz mental y una felicidad de una clase que desde haca aos no experimentaba.Ebby haba narrado su sencilla historia, sin una pizca de evangelismo. Aunque Bill continu bebiendo, la visita de Ebby ocasion que algo cambiara dentro de l. "Lo bueno de lo que haba dicho se adhiri a m tan bien que, a partir de ah, en ningn momento que estuve despierto pude apartar de mi mente a ese hombre y su mensaje", record. Pronto estuvo hablando con Lois acerca de la visita de Ebby, al llegar ella a casa despus del trabajo.Conforme pasaban los das, Bill continu bebiendo y se trab en un dilogo interior consigo mismo. Admiti que, para l, tena sentido un inventario despiadado, sin importar lo difcil que pudiera ser esa honestidad, pero la pltica de Ebby sobre Dios contradeca todo aquello en lo que Bill crea. Record los momentos de gran intensidad espiritual - uno de ellos era la experiencia en la Catedral de Winchestar - pero no poda aceptar lo que enseaban las organizaciones religiosas del mundo.El nico hecho que no poda negar - y al que no poda escapar - era que Ebby estaba sobrio, mientras que l, Bill, estaba borracho.Ebby regres pocos das despus y trajo con l a Shep C. Este, un miembro activo del Grupo Oxford, le entreg a Bill un mensaje sin rodeos: "Me dio del Grupo Oxford, agresivamente y con toda la fuerza que l tena y esto no me gust en lo absoluto. Cuando se fueron, tom la botella y de verdad la desquit", expres Bill. Secretamente se preguntaba qu tan bebedor haba sido en realidad Shep.Para Bill, el momento de decisin lleg una tarde a principios de diciembre. En un estado de nimo sensiblero, de lstima por s mismo, decidi hacer su propia investigacin de la misin de Ebby, en la Calle 23. Sali del metro lejos de la misin y en su camino hacia ella tuvo que pasar frente a varios bares; as que hizo varias paradas y, a la cada de la noche, estaba bebiendo con un finlands llamado Alec. "Dijo que en su pas haba sido fabricante de barcos y tambin pescador", record Bill. "De alguna manera, la palabra 'pescador' me volvi a la realidad y record la misin, ya que ah encontrara 'pescadores de hombres'. Pareci ser una idea maravillosa". El destino de Bill era la Calle 23 Este 246, cerca de la esquina suroeste de la segunda Avenida. Era la misin de rescate dirigida por la Iglesia del Calvario de Sam Shoemaker, en la Cuarta Avenida (llamada ahora Park Avenue South) y la Calle 21 Este, cerca de Gramercy Park. La iglesia tambin diriga un muy respetable albergue llamado Casa del Calvario, anexo a la iglesia misma; pero, el de la Calle 23, era el que tena por objeto ayudar a los desamparados. (Entre 1926 y 1936, se dice que ms de 200,000 hombres visitaron la misin). Los hombres sin hogar, que se albergaban y alimentaban ah, se llamaban a s mismos "la hermandad", un trmino que Ebby haba empleado.Bill D., un miembro de la hermandad que era auxiliar del superintendente de la misin, record la visita de Bill."El da en que Bill Wilson llam en la Misin del Calvario, Spoons Costello estaba en la cocina y ms o menos era el responsable, ya que yo estuve fuera toda la tarde. Esa tarde vino dos o tres veces, preguntndome por Ebby T. Spoons, me habl acerca de l cuando llegu aproximadamente a la hora de la cena, que era a las 5:00 p.m. cada da; me dijo que un hombre alto, usando un traje caro , muy borracho y acompaado de un desamparado, llegaba y cada vez haca tanto ruido que Spoons no le permiti entrar. En esa poca Spoons era nuestro cocinero".En cuanto al traje "caro" de Bill, era uno de Brooks Brothers que la madre de Lois haba encontrado en una venta con fines benficos. Era 1934, estaba la Depresin y el lugar era una misin para indigentes.Continu Billy:"Le pregunt a Spoons si le haba dicho al tipo acerca de la reunin de cada noche y me dijo que s. cuando empez la reunin, Bill estaba en el piso de abajo en la capilla, acompaado por J., un sueco que, a juzgar por sus ropas, haba sido vagabundo durante algn tiempo. 4 John Geroldsek, uno de los hermanos que no viva en la misin, estaba en la tribuna y a cargo de la reunin. La hermandad tena turnos para conducir las reuniones, seleccionar la leccin de la Biblia, los himnos y luego iniciar con su propio testimonio. Geroldsek acababa de terminar con la Biblia y empezaba a dar testimonio, cuando Bill se levant de entre el auditorio o congregacin y comenz a caminar por el pasillo hacia la tribuna".Bill record que Tex Francisco, un exborracho, estaba ah cuando llegaron Alex y l. "No slo diriga la misin, sino que propuso corrernos de ella", refiri Bill; "esto me doli mucho, cuando pens en nuestras buenas intenciones.Justo entonces, se present Ebby, un exborracho, estaba ah cuando llegaron Alex y l. "No slo diriga la misin, sino que propuso corrernos de ella", refiri Bill; "esto me doli mucho, cuando pens en nuestras buenas intenciones. Justo entonces, se present Ebby, que sonrea mostrando los dientes como un gato Cheshire, Dijo: 'Qu les parece un plato de frijoles?' al terminarlo, Alec y yo tenamos mayor claridad en la mente. Ebby inform que muy pronto habra una reunin en la misin. Nos gustara ir? Seguro, iramos, para eso nos encontrbamos ah. Pronto estbamos sentados los tres en uno de los duros bancos de madera que llenaban el lugar; me estremec un poco al ver el auditorio de gente mal cuidada; poda oler el sudor y el alcohol. Cul era su sufrimiento, lo saba muy bien.Hubo himnos y oraciones. Tex, el lder, nos exhort; slo Jess puede salvar, afirm; algunos hombres se levantaron y dieron testimonio. Insensible como estaba, sent inters y emocin. Luego vino la llamada; los penitentes empezaron a caminar hacia el barandal. Impelido incontrolablemente, tambin camin, arrastrando a Alec conmigo. Ebby me alcanz a tomar por el faldn del saco, pero era demasiado tarde.Pronto estuve arrodillado entre penitentes sudorosos y malolientes. Quiz ah entonces, por vez primera, yo tambin era penitente. Algo me toc. supongo que fue ms que eso. Me golpe. Sent un incontrolable impulso por hablar y ponindome de pie de un salto, empec.Despus de eso, nunca pude recordar qu dije; slo s que fue con serenidad y la gente pareci prestarme atencin. Despus, Ebby, que haba estado asustado mortalmente, me dijo con alivio que lo haba hecho bien y que haba entregado mi vida a Dios".Bill D. record el incidente de una manera un poco diferente:"Cuando Bill empez a caminar por el pasillo, yo estaba sentado en la parte posterior con los hombres de la hermandad que se encontraban presentes. A los nuevos los sentbamos al lado derecho del local; por nuevos, quiero decir aqullos que no haban hecho su limpieza; ya que a Bill lo acompaaba su amigo J., estaba sentado con el grupo de la derecha. Le ped a dos de los hermanos que fueran y a su vez le pidieran que se sentara, pero no les hizo caso y camin hasta el frente del saln cerca de la tribuna. Geroldsek se enoj por la interrupcin; era un hombre corpulento y su ocupacin era pintor de casas. Fui por el pasillo hasta el frente y le habl a Bill, le ped que se sentara; dijo que no, que no lo hara; todo el da haba estado intentando decir algo en este lugar y ahora nadie iba a detenerlo. Al ver que no poda calmarlo, le ped a Geroldsek que se sentara y dejara hablar a Wilson.[Entonces] le dije a Bill que, por lo comn, primero tenamos el testimonio desde la tribuna y luego abramos la junta, de manera que cualquier pudiera dar testimonio desde su lugar; pero, al ver que estaba determinado a hacerlo, abriramos inmediatamente la junta y podra decir lo que estuviera en su mente.Bill nos dijo que la noche anterior haba estado en la Iglesia del Calvario y vio que Ebby T. se levant y dio testimonio desde el plpito, del hecho de que, con la ayuda de Dios, haba estado sobrio durante varios meses. Bill dijo que si Ebby T. pudo obtener ayuda ah, estaba seguro que l necesitaba ayuda y tambin podra obtenerla en la misin. cuando al terminar hizo la invitacin, Bill y J. pasaron adelante y se arrodillaron. cuando se levantaron, suger que J. pasara el piso alto; pero, ya que Bill se vea prspero en contraste con los clientes habituales de nuestra misin, se estuvo de acuerdo en que se fuera al Towns, donde Ebby T. y otros del Grupo [Oxford] podran hablar con l".Pero Bill todava no estaba listo del todo y bebi durante otros dos o tres das. Sin embargo, ir a la misin haba sido ms que un impulso de borracho y medit sobre la experiencia. En la atmsfera cargada del saln de reuniones, haba estado consciente de profundas sensaciones; pero, una vez ms, pele contra esos sentimientos, apartndolos rpidamente, ya que iban contra la razn y la educacin, aunque la razn tambin le dijo que su enfermedad lo haba dejado tan impotente como una vctima del cncer. Si tuviera cncer y en la recuperacin estuviera incluido rezar a medio da con otros sufrientes en una plaza pblica, no lo hara? Cul era la diferencia respecto al alcoholismo? Tambin era una especie de cncer. Era cierto que estaba destruyendo su mente y su cuerpo . . . y su alma, si es que haba algo as. No hay mucha diferencia, admiti silenciosamente Bill. Finalmente empez a ver con claridad su alcoholismo, como una condicin de impotencia y sin esperanza.Sinti un fuerte deseo de regresar al hospital con el Dr. Silkworth y, dejando una nota para Lois, sali hacia el Towns. Slo tena seis centavos, lo cual le dejaba uno despus de pagar la tarifa del metro. En el camino, se las arregl para obtener cuatro botellas de cerveza, en una tienda de comestibles en la que tena algn crdito; cuando lleg al hospital, se haba terminado tres de ellas. El Dr. Silkworth lo encontr en el vestbulo.Bill estaba muy animado. Blandiendo la botella, le anunci que haba "encontrado algo". Silkworth record que Bill estaba leyendo dos libros de filosofa, en los cuales esperaba encontrar nueva inspiracin. Era el 11 de diciembre de 1934, un mes exacto despus de que haba empezado a beber otra vez.Recibi el tratamiento que entonces se acostumbraba en el Towns: barbitricos para sedarlo y belladona para disminuir los cidos del estmago.Al desvanecerse los efectos del alcohol - no haba sido una de sus peores borracheras continuadas - cay en la depresin profunda y en la rebelin. Quera la sobriedad que haba encontrado Ebby, pero no poda creer en el Dios del que ste le haba hablado. Las sensaciones que haba experimentado con el alcohol, se haban desvanecido con el alcohol. A los pocos das lo visit Ebby y una vez ms hablaron como lo haban hecho ante la mesa de la cocina. La visita de Ebby hizo que momentneamente Bill se sintiera menos deprimido, pero despus de que se fue, Bill cay en una profunda melancola. Estaba lleno de culpa y remordimiento por la manera en que haba tratado a Lois, que con firmeza haba permanecido a su lado, de principio a fin. Pens en los extraordinarios momentos que compartieron en los acantilados de Newport la noche anterior a que embarcara hacia Inglaterra, en los viajes de campamento, en los aos maravillosos en que fueron unos vagabundos en la motocicleta, en los triunfos y fracasos en Wall Street. Pens acerca de la Catedral de Winchester y en el momento en que casi haba credo en Dios.Ahora Lois y l estaban esperando el final; ahora, no quedaba nada por delante, ms que muerte y locura; este era el final, eta el "trampoln". "La horrible oscuridad se haba vuelto completa", dijo Bill. "En la agona del espritu, una vez ms pens en el cncer del alcoholismo que ahora me haba consumido la mente y el espritu y pronto el cuerpo". Ante l se abra el abismo.En su impotencia y desesperacin, Bill grit: "Har cualquier cosa, cualquier cosa en absoluto!" Haba alcanzado un punto de desinfle total, extremo, un estado de rendicin completa, absoluta. Sin fe ni esperanza, grit: "Si hay un Dios, que se manifieste!".Lo que sucedi a continuacin fue electrizante: "De pronto, mi cuarto resplandeci con una indescriptible luz blanca. Se apoder de m un xtasis ms all de toda descripcin. Toda la alegra que haba conocido era tenue en comparacin con esto. La luz, el xtasis . . . durante un tiempo no estuve consciente de nada ms.Luego, visto con los ojos de la mente, estaba ah una montaa y yo estaba de pie en su cumbre, en donde soplaba un gran viento, que no era de aire, sino de espritu; con una fuerza grande y pura, soplaba a travs de m. Entonces lleg el pensamiento resplandeciente: 'Eres un hombre libre'. No s en absoluto cunto tiempo permanec en este estado; pero, por ltimo, la luz y el xtasis descendieron gradualmente y de nuevo vi la pared de mi cuarto. Al estar ms calmado, me embarg una gran paz, acompaada de una sensacin difcil de describir. Llegu a estar gradualmente consciente de una Presencia que pareca un verdadero mar de espritu vivo. Repos en las playas de un mundo nuevo. 'Esto', pens, 'debe ser la gran realidad, el Dios de los predicadores'.Saboreando mi nuevo estado, permanec en l durante largo tiempo. Pareca que estaba posedo por el absoluto y se profundiz la curiosa conviccin de que, sin importar qu tan equivocadas parecieran estar las cosas, no haba ninguna duda de la realidad fundamental del universo de Dios. Por primera vez, sent que realmente perteneca; supe que era amado y a mi vez poda amar. Agradec a mi Dios, que me haba dado un vislumbre de su Yo absoluto. Incluso, aunque era un peregrino en un camino incierto, no necesitaba preocuparme ms, porque haba vislumbrado el gran ms all".Bukk Wilson acababa de cumplir 39 aos y todava tena la mitad de su vida por delante. Siempre dijo que despus de esa experiencia, nunca volvi a dudar de la existencia de dios. Nunca tom otro trago.