cerro boyero, valenzuela (cÓrdoba). mirada arqueolÓgica sobre un asentamiento de la campiÑa...

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Capítulo 1 del libro de Actas de las Jornadas de Historia de Valenzuela

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    HISTORIA DE VALENZUELA

    Actas de Jornadas

  • 4

    JuanAntonioTexto escrito a mquinaISBN: 978-84-606-7108-4Imprime: Diputacin de Crdoba Departamento de Ediciones y PublicacionesD.L.: CO 783-2015

  • 5

    NDICE Presentacin 7 Antonio Pedregosa Montilla Prlogo 9 Ildefonso Ruiz Sabariego Cerro Boyero, Valenzuela (Crdoba). Mirada arqueolgica 13 sobre un asentamiento de la Campia cordobesa Juan Antonio Pachn Romero La Tierra de Valenzuela en la Antigedad: Protohistoria y Romanizacin 43 Pablo-J. Casado Milln, Fernando-Enrique Salas Herrera, Rafael-A. Saco Montilla, Manuel Moreno Quero, Jos-C. Recuerda Quero, Alberto Barrionuevo Garca, Cayetano Ruiz Barranco y Pablo-M. Milln Milln Valenzuela y su territorio en la Edad Media 173 Ricardo Crdoba de la Llave

    Una visin de la Villa de Valenzuela en la Edad Moderna: 203 Las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada Transcripcin: Ildefonso Ruiz Sabariego y Fernando-Enrique Salas Herrera La Villa de Valenzuela en el siglo XIX. Referencias y bases para la investigacin 227 Fernando-Enrique Salas Herrera, Pablo-J. Casado Milln, Rafael-A. Saco Montilla, Manuel Moreno Quero, Pablo-M. Milln Milln, Jos-C. Recuerda Quero Alberto Barrionuevo Garca y Cayetano Ruiz Barranco

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

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  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

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    PRESENTACIN

    Valenzuela, pueblo acogedor, sta es la expresin que ms difundimos

    all por donde vamos, un sincero mensaje de un pueblo con tradiciones,

    costumbres, su notable singularidad social y cultural, situado en un determinado

    punto geogrfico, acompaado por su caracterstico clima y su inconfundible

    paisaje, ese mar de olivos tan propio de estas tierras. Ahora bien, para llegar a esta

    realidad actual ya muy conocida en tan diversos mbitos, ha tenido que transcurrir

    algo que va ineludiblemente unido a cualquier sitio o lugar con identidad, su

    HISTORIA.

    Es el conocimiento de ella el propsito que nos ha trado hasta aqu, y la

    finalidad primordial que conlleva la edicin de este libro; queramos cumplir el

    compromiso de trasladar de alguna manera la erudicin de unos autores expertos

    en la historia de nuestro pueblo, a la persona que ahora tiene ante s este trabajo.

    Como un equipo de gobierno interesado en difundir la cultura e historia de

    nuestro pueblo, iniciamos este proceso ya hace unos aos, en concreto

    comenzamos durante nuestra primera legislatura. En tal sentido, es preciso reiterar

    que guiados con la intencin fundamental y por supuesto, con la manifiesta ilusin

    de hacer llegar a todos los vinagorros los entresijos de su propia historia.

    A lo largo de este tiempo, se han celebrado varias conferencias y debates,

    todo ello enmarcado dentro de unas jornadas tituladas Historia de Valenzuela en

    las cuales los autores invitados, principales protagonistas de esta propuesta, nos

    ilustraron con su erudicin y discernimiento en la materia que ofrecemos en esta

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

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    obra para disfrute de todos, la cual, podemos considerar como la primera que se

    realiza y que sin lugar a dudas ser un referente para futuros trabajos sobre el tema.

    Para la consecucin de esta importante iniciativa hemos contado, en primer

    trmino con el trabajo de relevantes autores; asimismo mencionar la colaboracin

    de otras personas a quienes me gustara mostrarle mi agradecimiento, a los alcaldes

    anteriores Antonio Sabariego y Dolores Urbano, a los concejales de cultura Pedro

    Jos Ibez e Ildefonso Ruiz, al edil Francisco Susn, al tcnico municipal de cultura

    Manuel Garca, a los vecinos de esta poblacin Pablo Santiago y Emilio Santiago, a

    todos gracias por haber colaborado en este proyecto.

    Para despedirme, y como he manifestado con anterioridad, nuestros

    principios han sido esencialmente haceros partcipes, compartir, acercar la historia

    de nuestro pueblo; y en tal sentido, como alcalde de Valenzuela, es un honor para

    m poder dirigirme a todos vosotros cuando contemplo la realidad del objetivo

    logrado al presentar este magnfico libro, el cual espero sirva para conocer mejor

    este pueblo y para sentirnos si cabe, ms orgullosos de VALENZUELA.

    Antonio Pedregosa Montilla

    Alcalde de Valenzuela

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

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    PRLOGO

    Segn Cicern No saber lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser

    incesantemente nios. Y ello es lo que viene a corregir esta obra que trata sobre el

    pasado de nuestro pueblo, siendo resultado de plasmar negro sobre blanco el

    contenido de las sucesivas Jornadas de Historia de Valenzuela que se organizaron

    desde noviembre de 2007 hasta abril de 2012.

    Pensamos que sera bueno que todo este trabajo llevado a cabo por unos

    grandes historiadores quedara recogido en un libro, que adems hara las veces de

    Primera Historia de Valenzuela.

    El camino no ha sido fcil, puesto que haba que poner a personas y

    administraciones de acuerdo para llevar a buen trmino el proyecto, sobre todo a los

    investigadores, a quienes despus de pasado un tiempo desde que nos deleitaron

    con su conocimiento de nuestra historia local, se les solicitaba que plasmaran su

    labor en la edicin del presente compendio. Motivo por el que les mostraremos

    siempre el ms sincero reconocimiento, tanto este concejal, como mi predecesor en

    esta responsabilidad don Pedro Jos Ibez Malagn.

    El resultado de esta ardua tarea se presenta compilada en los artculos que

    nos abren las puertas del conocimiento de nuestro rico pasado y conforman este

    proyecto histrico, concluyente aunque abierto a nuevas iniciativas, de modo que se

    prolongue alguna otra, a semejanza de la intervencin arqueolgica realizada en la

    variante, que pasa por ser la nica excavacin cientfica que se ha ejecutado en

    nuestro municipio.

    El 10 de noviembre de 2007 tuvo lugar la 1 Jornada que analizaba de la

    Prehistoria a la Edad Antigua de Valenzuela. Estuvo estructurada en dos sesiones, la

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

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    primera a cargo de don Juan Antonio Pachn Romero, Licenciado en Historia y

    Catedrtico de Instituto, autor de numerosos estudios y ensayos cientficos sobre

    arqueologa y Prehistoria, y que cuenta con una larga experiencia excavando en

    nuestra comunidad autnoma. Este docente explic los detalles del relieve

    antropomorfo encontrado en el Cerro Boyero y que actualmente se encuentra en el

    museo de Alcal la Real junto a las inscripciones ibricas halladas con el mismo.

    Tambin hizo un anlisis de la ciudad bera enclavada en el mencionado otero y la

    importancia de sta atendiendo a su extensin y comparaciones con otros restos.

    Tal es la categora de la revelacin que nos hizo este autor que la escultura se ha

    convertido en uno de los iconos de nuestro pueblo.

    La segunda conferencia de ese da, estuvo protagonizada por el grupo

    ARQVIPO, el cual est compuesto por un equipo de arquelogos de la vecina

    Porcuna, don Pablo J. Casado Milln, don Fernando Enrique Salas Herrera, don

    Rafael A. Saco Montilla, don Manuel Moreno Quero, don Pablo M. Milln Milln,

    don Jos C. Recuerda Quero y don Alberto Barrionuevo Garca. En su ponencia

    aludieron a la situacin geoestratgica del oppidum ibrico del Cerro Boyero en el

    territorio y a la relevancia que podra haber llegado a tener, en funcin de su

    permetro amurallado y de un anlisis de restos en superficie, incluso plantearon el

    hipottico nombre que pudiera tener la ciudad antigua. En este libro adems

    incluyen algunos descubrimientos ms recientes tales como los lotes de la

    Coleccin Marsal que se le atribuyen a este yacimiento y que no hacen sino

    mostrarnos la envergadura del mismo.

    El 3 de mayo de 2008 el catedrtico de Historia Medieval de la

    Universidad de Crdoba, don Ricardo Crdoba de la Llave responsable de multitud

    de trabajos e investigaciones, as como de intervenciones arqueolgicas, protagoniz

    las 2 Jornadas de Historia de Valenzuela, en este caso centrndose en la Edad

    Media. Este historiador disert sobre el periodo islmico en la zona, analizando los

    aspectos polticos, demogrficos, la Reconquista y su posterior proceso de

    seorizacin, hablando del linaje de los Valenzuela con sus litigios familiares

    incluidos que entre otras consecuencias tuvieron la desaparicin del castillo

    medieval.

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

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    El apartado de la Edad Moderna se recoge mediante un artculo en el que

    se transcriben las respuestas generales del Catastro del marqus de la Ensenada

    referidas a este municipio, obra que sin duda es uno de los ms valiosos

    documentos histricos para conocer la economa y la sociedad de mediados del

    siglo XVIII.

    El 17 de julio de 2010, se celebraba la 4 Jornada de Historia de

    Valenzuela, de nuevo con ARQVIPO como protagonista transmisor de la cita, que

    en esta ocasin se adentraba en el XIX. En ella don Fernando Salas y don Pablo

    Casado, nos expusieron como era la poltica, la sociedad y la economa del siglo en

    cuestin. Analizando para ello fuentes muy variadas, desde las propias para todo el

    periodo en Espaa, a referencias de historiadores anteriores (Ramrez de las Casas-

    Deza), pasando por el propio archivo municipal. Adems, el artculo incluye un muy

    interesante estudio del urbanismo del casco urbano, dando lugar a un magnfico

    acercamiento de la Valenzuela decimonnica en su conjunto.

    En conclusin, esta obra tiene una importancia suprema para nuestro

    pueblo, ya que la podemos calificar como la primera que trata la Historia de

    Valenzuela de manera cientfica y en exclusiva por parte de investigadores que

    poseen un gran conocimiento de la materia. Pero ello no debe ser ms que el

    comienzo, un punto de partida para futuros trabajos que nos revelen los secretos

    que esconde nuestro pasado.

    Por todo esto, hemos de agradecer el esfuerzo a todas las personas que

    han intervenido en la consecucin de este texto y en especial a este grupo de

    historiadores que de manera totalmente altruista han dedicado su tiempo a

    investigar sobre el pasado de una pequea localidad situada en la periferia de la

    provincia de Crdoba.

    Ildefonso Ruiz Sabariego Concejal de Cultura y Patrimonio de Valenzuela

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

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  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

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    CERRO BOYERO, VALENZUELA (CRDOBA). MIRADA ARQUEOLGICA SOBRE UN ASENTAMIENTO DE LA

    CAMPIA CORDOBESA

    Juan Antonio Pachn Romero

    (Centro de Estudios Histricos de Granada y su Reino Grupo de Investigacin HUM 143. Junta de Andaluca

    y Universidad de Granada).

    Introduccin, historiografa, naturaleza y generalidades.

    Nuestro primer conocimiento sobre Cerro Boyero proviene del anlisis

    historiogrfico, basado en la necesidad de recopilar informacin sobre los sitios

    arqueolgicos prerromanos del interior de Andaluca, que siempre haban

    constituido el referente fundamental de nuestra formacin cientfica histrica,

    orientada bsicamente a los momentos finales de la prehistoria y del periodo

    protohistrico, anterior a la romanizacin del sur peninsular. De una manera ms

    directa, tuvimos un contacto personal con el sitio, a raz de nuestra intervencin en

    las excavaciones del vecino y relevante yacimiento de Porcuna (Jan),

    concretamente en las campaas de 1978 en Cerrillo Blanco (Torrecillas, 1985;

    Navarrete, 1987) y de 1980 en Los Alcores (Roos, 1997). Pero, respecto de la

    arqueologa de Valenzuela, hay que evidenciar la relacin de visibilidad existente

    entre aquel ltimo sitio y Cerro Boyero, as como la similitud topogrfica de ambos,

    ocupando sendas mesetas de arenisca sobre los fondos arcillosos de la campia, uno

    al norte y Boyero al sur; lo que les dotaba de una importancia semejante en la

    dinmica histrica que los haba venido caracterizando. Por ello, Boyero siempre se

    nos haba mostrado como uno de los grandes asentamientos del primer milenio a.C.

    en esta parte del territorio cordobs, incluso antes de que se produjesen los ms

    importantes descubrimientos patrimoniales que lo han popularizado bastante ms

    tarde.

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

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    Pese a que hoy conocemos bastantes detalles sobre el sitio, sigue siendo

    chocante la exigua referencia bibliogrfica que se recoge en el catlogo patrimonial

    inmueble de Andaluca (http://www.iaph.es/patrimonio-inmueble-

    andalucia/resumen.do?id=i6612), donde bsicamente se sigue aludiendo solo al

    catlogo de yacimientos cordobeses publicados a inicios de los ochenta (Bernier et

    alii. 1981: 83-84, fig. 71), olvidndose su inclusin en una monografa anterior

    (Snchez Romero, 1970), por no hablar de nuestras propias aportaciones y de la

    bibliografa subsiguiente, que sigue sin recogerse en ese portal web de obligada

    referencia para el conocimiento del patrimonio arqueolgico andaluz, aunque quizs

    falto de una ms adecuada actualizacin.

    En ocasiones Boyero se ha relacionado con las fortificaciones y recintos

    ibricos que empezaron a estudiarse a finales de los setenta (Fortea y Bernier, 1979)

    y que completaran los anlisis de arqueologa espacial posteriores (Ruiz, 1978; Ruiz

    y Molinos, 1984: 191; Ruiz et alii., 1987: fig. 2), aunque en las primeras de estas

    referencias an no se inclua Boyero. Hubo que esperar a la dcada de los noventa

    para que el yacimiento empezara a destacarse en los procesos culturales acaecidos

    durante la protohistoria y que acabaron dotando al sitio de muy importantes

    construcciones defensivas, al amparo de la trascendencia que iba desarrollando el

    asentamiento (Murillo et alii., 1989; Murillo, 1994: 434) desde la etapa prehistrica.

    En este trnsito historiogrfico entre los aos ochenta y noventa del siglo pasado,

    debemos incluir otra pequea aportacin que ilustraba el valor cultural de este lugar

    durante el Bronce Final, incluyendo a Boyero entre los asentamientos que han

    aportado cermicas pintadas de ese momento (Carrasco et alii.,1986: 207-209, fig. 5:

    B1-B2) y que explicitaban aquella progresiva consideracin de la relevancia de

    Boyero.

    No obstante, durante mucho tiempo Boyero pas por ser un sitio menor,

    integrado en un grupo muy amplio de fortificaciones ibricas peninsulares

    (Moret, 1996: 139 y 534), incluyendo en esa apreciacin un abanico cronolgico que

    no reflejaba su verdadero espectro temporal, ya que solo cubra el perodo ibrico y

    el romano, a tenor de los reducidos resultados que se derivaban de los primeros

    datos recogidos superficialmente en el yacimiento. La verdadera importancia del

    sitio se establece en una rpida comparativa entre algunos de los asentamientos

    conocidos de las campias del Guadalquivir y ms o menos cercanos a ella (Fig. 1),

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

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    a partir de una dimensin superior a la hectrea.

    Sitio Poblacin / Provincia Extensin en m2 Superficie en ha

    Cerro Miguelico Torredelcampo / Jan 14.000 1,40

    Laderas de Morana Lucena / Crdoba 15.000 1,50

    El Minguillar Baena / Crdoba 20.000 2,00

    La Moncloa Fuentes de Andaluca / Sevilla 20.600 2,06

    La Muela Santaella / Crdoba 25.000 2,50

    Cerro del Salto Vilches / Jan 30.000 3,00

    Finca de Gil Olid Puente del Obispo / Jan 30.000 3,00

    Camino del Tarajal Priego / Crdoba 45.000 4,50

    Villavieja Lucena / Crdoba 50.000 5,00

    Puente Tablas Jan / Jan 60.000 6,00

    Atalayuelas Fuerte del Rey / Jan 85.000 8,50

    La Camorra Santaella / Crdoba 100.000 10,00

    Torreparedones Baena / Crdoba 106.000 10,60

    Setefilla Lora del Ro / Sevilla 130.000 13,00

    Pajares Osuna / Sevilla 143.000 14,30

    Alhonoz Herrera / Sevilla 145.000 14,50

    El Molinillo Baena / Crdoba 150.000 15,00

    Cerro Boyero* Valenzuela / Crdoba 160.000 16,00

    Ategua Santa Cruz / Crdoba 165.000 16,50

    Giribaile Vilches / Jan 185.000 18,50

    Los Alcores Porcuna /Jan 200.000 20,00

    Los Baldos El Saucejo / Sevilla 200.000 20,00

    Repla Los Corrales / Sevilla 200.000 20,00

    Urso Osuna / Sevilla 210.000 21,00

    Collado de los Jardines Santa Elena / Jan 272.000 27,20

    Cerro de Santa Mara Cabra-Lucena / Crdoba 300.000 30,00

    Castulo Linares / Jan 440.000 44,00

    Carmo Carmona / Sevilla 499.000 49,90

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

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    1. Comparativa de la extensin superficial de Boyero* respecto de otros yacimientos de las campias andaluzas y de sus alrededores conocidos, divididos de menor a mayor en tres grupos bsicos (< 10 ha), (< 20 ha) y (> 20 ha). A partir de Moret, 1996: tableau 15).

    Segn dicha comparativa, Boyero alcanzara una preponderancia intermedia

    respecto de las referencias espaciales consideradas, de todas las cuales la extensin

    media estara cifrada en los 142.821,43 m2; es decir, en torno a las 14,28 ha, por lo

    que el sitio de Valenzuela se situara ligeramente por encima de esa media, aunque

    siempre dentro de los parmetros mensurables que se han recogido en anlisis ms

    especficos sobre esta temtica y en los que se seala para los asentamientos

    prerromanos turdetamos una extensin media entre 15 y 12 ha (Almagro-Gorbea y

    Dvila, 1995: 227). Es indudable que con estas cifras la imagen inicial de Cerro

    Boyero representa un asentamiento prerromano de apreciable significacin,

    ligeramente superior a la gran mayora de los centros fortificados (oppida) que

    controlaban las distintas reas de poder en que se divida la administracin poltica y

    econmica de la antigua Turdetania, a la que debi pertenecer el yacimiento

    arqueolgico de Valenzuela, sin olvidar su cercana al rea fronteriza con la

    Bastetania que hubo de estar bastante prxima (Quesada, 2008). Esta rivalidad en la

    categora que representaba cada uno de estos asentamientos, puede extraerse de la

    simple comparacin entre Boyero y la cercana Porcuna (Obulco), cuya extensin

    llega a las 20 ha, lo que dota a nuestro yacimiento de unas peculiaridades

    topogrficas casi parejas a las del giennense, y lo significa como referente vlido

    para anlisis espaciales sobre el territorio ibrico (Ruiz y Molinos, 1999: fig. 315).

    Dos asentamientos tan cercanos, de parecido volumen debieron responder a

    un suficiente distanciamiento poltico y administrativo entre ambos, explicando

    su desarrollo vital, sin interferencias trascendentales que pudieran haber truncado la

    trayectoria de alguno de ellos, pero que no ha podido constatarse.

    Estos detalles sobre la trascendencia de Boyero tambin encuentran apoyo

    en los caracteres topogrficos del sitio, asentado en una elevacin alargada de

    noreste a sureste y con una altura cercana al medio millar de metros (475), dejando

    hacia el noroeste a la actual poblacin de Valenzuela (Figs. 2-3), en una cota 75

    metros por debajo.

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

    17

    2. Cerrillo Boyero, segn el MTN a escala 1:25.000, hoja 945-II de la edicin del ao 2000. Instituto Geogrfico Nacional y Ministerio de Fomento.

    Aunque su configuracin estructural pudiera relacionarse con las

    estribaciones septentrionales en la zona del conjunto morfolgico del Subbtico, los

    materiales geolgicos que componen la elevacin de Boyero son fundamentalmente

    sedimentarios, concretamente de origen miocnico y con una estructura geolgica

    correspondiente al periodo serravalleniense inferior con predominio de las

    formaciones turbdicas, en las que encontramos mezcladas las arenas, areniscas

    calcreas, arcillas y margas de colores verdes, rojas y cremas, as como albarizas

    (http://www.igme.es/internet/cartografia/cartografia/datos/magna50/jpg/d9_jpg

    /Editado_MA GNA50_945.jpg). Un conjunto que da lugar a terrenos con

    surgimientos rocosos blandos (areniscas) que son muy tiles por su valor para la

    construccin tradicional, por lo que se usaron desde la antigedad en el yacimiento,

    tanto en las estructuras propiamente de habitacin, como en las lneas de

    amurallamiento, lo mismo que en la base material para las esculturas y relieves

    ibricos que se conocen por toda la comarca. Esta configuracin la acerca al espacio

    natural de las campias, con su evidente potencial agrcola para las poblaciones que

    habitaron estos espacios desde los ltimos milenios a.C., pese al inconveniente que

    supona la falta a un acceso cercano de agua para el yacimiento. En este sentido,

    debe citarse la fuente natural que an se conserva en la ladera sur de Boyero y que

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

    18

    quizs pudo haberse usado en la antigedad, aunque se trate de una surgencia que

    hoy nos parece demasiado escasa e irregular. En la actualidad tambin existen

    algunos pozos de origen ms incierto, pero en general de aguas salobres y

    duras, que no debieron facilitar el acceso a este recurso en toda poca. Ello quizs

    explique el hallazgo no hace demasiado tiempo de un pozo prerromano muy

    cercano, de dimensiones notables, que debi funcionar como elemento auxiliar para

    la obtencin y almacenamiento de aguas para Boyero

    (http://www.historiayarqueologia.com/profiles/blogs/el-hallazgo-de-un-valioso-pozo).

    Pozos, cuya importancia en tiempos ibricos es conocida en otros lugares de

    la Pennsula, habiendo dado lugar en ocasiones a asentamientos en torno al mismo

    manantial o depsito (Alonso et alii., 2000; Junjent y Moya, 2011); aunque en

    Valenzuela, su posicin externa al asentamiento, debi darle un significado

    complementario de menor trascendencia, incluso que fuese el resultado de la

    ampliacin en la bsqueda de estos recursos en una poca de sequas intensas y

    prolongadas, o ante el aumento de la demanda por un crecimiento demogrfico y

    urbano.

    Es curioso que el nico recurso importante de agua corriente que puede

    relacionarse con estos sitios se situara ms al sur, en el ro Guadajoz; un curso

    fluvial que corre a medioda del asentamiento, pero a una distancia superior a los 9

    km, lo que supone un alejamiento considerable para depender de l como

    suministro permanente de agua, mxime cuando la zona ms accesible de ese ro

    debi estar controlada por asentamientos ms cercanos, como el situado en el Cerro

    del Molinillo en Baena (Morena, 2012). Los cursos de agua ms prximos a Boyero,

    en cambio, eran los arroyos Salado y Saladillo, cuyas denominaciones hablan por s

    solas de sus escasas posibilidades como fuentes de agua potable. Por el contrario, su

    existencia y cercana s aluden claramente a la posibilidad material de un uso

    diferente para la obtencin de sal, que tambin representaba una materia prima

    fundamental para los pueblos antiguos, y de cuyo control y explotacin s cabra

    deducir un centro urbano de la categora de Boyero. De esta riqueza de sal en la

    zona habla la misma denominacin que los romanos dieron al Guadajoz (Salsum),

    en virtud de los aportes salinos de muchos de sus afluentes que hicieron de su

    propio curso una potencial fuente de explotacin extendida entre otros sitios por

    la vecina Albendn (http://albendindesdelatorre.blogspot.com.es/2011/12/oro-

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

    19

    blanco-de-la-campina-salinas-de.html), Baena y alrededores, donde se conocen

    una serie de centros productores de sal que, en parte, se han mantenido activos

    hasta la actualidad (Gmez, 2010). En un rango inferior, pero exponente de una

    riqueza tradicional, an quedan en los alrededores de Valenzuela dos referentes de

    inters: uno an en tareas productivas (Salina los Rosales) y otro ya abandonado

    (Salinas el Algarbe) como se ha sealado recientemente (Moreno y Castro, 2004:

    108). Su utilidad en la antigedad est bien contrastada y ha sido muy bien estudiada

    ms al sur, en Fuente Camacho, Granada (Tern y Morgado, 2011) y nosotros

    hemos argumentado sobre su trascendencia para explicar el sitio protohistrico de

    la Alcazaba de Loja (Pachn et alii., 2013). Pero fuera cual fuese la motivacin

    econmica que explicase el sitio antiguo de Boyero, su valor estratgico puede

    seguir midindose por la red de caminos que confluyen en el yacimiento y que son

    aquellos que conducen hacia Higuera de Calatrava por oriente y sureste (carretera

    CV- 294); a Baena, al Sur (A-305); Bujalance, al oeste (CP-294) y Porcuna, al norte

    (A-305). En realidad, se trata de una confluencias de carreteras parcialmente

    recientes, que se solapan con antiguos caminos, entre los que se conforma una

    trama viaria cuyo uso se remonta a tiempos prerromanos y ponan en comunicacin

    antiguas poblaciones, en gran medida contemporneas de Boyero, como

    Obulco/Ipolca, en Los Alcores de Porcuna (Roos, 1997), el despoblado ignoto de El

    Molinillo e Iponoba/Iponuba, en El Minguillar de Baena, o Ituci, enTorreparedones de

    Castro del Ro/Baena (Cunliffe y Fernndez, 1999), por slo citar las ms

    importantes y cercanas.

    3. Vista sureste de Boyero desde la carretera de Santiago de Calatrava. Juan A. Pachn. 2007.

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

    20

    Muchos de esos nombres antiguos podran derivar de nomenclaturas

    tartsicas que algunos autores explican por efecto de una colonizacin desde la Baja

    Andaluca (Almagro-Gorbea, 2010), aunque la mayor frecuencia de las

    comunicaciones y vitalidad de estos sitios de la campia podran haber sido algo

    posteriores, como se comprobara por la relacin de los mismos con la Va Augusta

    (Sillires, 1990). Sin embargo, cabra hablar de un continuum, que justificara el que

    otros estudiosos denominen ese mismo camino como va ibrica (Corzo y

    Toscano 1992: 127 ss., fig. 68), aludiendo a etapas anteriores; sin que podamos

    olvidar que estos caminos tambin debieron servir para los desplazamientos de los

    ejrcitos durante la Segunda Guerra Pnica, conflicto respecto del que podran

    haberse desarrollado o ampliado el uso de un gran nmero de torres de defensa

    estratgicas, diseminadas muy extensamente para dominar todo este territorio

    (Moret y Chapa, 2004).

    Pero, volviendo a Boyero, en el irregular amesetamiento de su cima (Fig. 3),

    destacan dos elevaciones separadas, la ms occidental, extensa y de mxima cota se

    encuentra delimitada por una importante muralla que an es visible en muchos

    puntos del cierre norte, este y sur, con alturas que alcanzan en bastantes lugares en

    torno a los dos metros (Fig. 4: abajo). Su conservacin no es mala, aunque hoy su

    aspecto se asemeja ms a una linde agrcola, evidenciada muy bien en las imgenes

    areas disponibles (Fig. 4: arriba). El conjunto murario se articula en una serie de

    paos o cortinas de tendencia recta que se acomodan a la sinuosidad del cambio de

    vertiente y estn flanqueados por construcciones torreadas aparentemente

    cuadrangulares y muy desdibujadas, pero en las que se patentiza un aparejo tambin

    irregular en cuyo armazn el empleo de piedras ciclpeas fue ocasional, o pensada

    para espacios muy concretos del conjunto defensivo, reforzando determinados

    paos de origen ms antiguo, ms fcil acceso o ngulos problemticos. En este

    sentido, la documentacin aportada por Juan Bernier en los aos ochenta del

    pasado siglo, an evidenciaba en el cierre noreste de la cerca antigua cortinas

    murarias donde ese aparejo ciclpeo segua siendo muy relevante (Fig. 5: arriba);

    pese a que nosotros no hemos podido localizar, pese a ser la misma zona

    documentada directamente en el yacimiento por nuestra cmara fotogrfica (Fig. 4:

    abajo).

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

    21

    4. Arriba: vista area del yacimiento (2011) segn Google Earth, con la indicacin de la lnea de muralla que hemos fotografiado en la imagen inferior ( J. A. Pachn 2001), desde la zona de El Barrancn. La letra A, sealara la posicin de una ms que probable torre.

    Por su parte, las zonas angulares, donde los distintos paos murarios

    enganchaban con estructuras de refuerzo, como las torres, barbacanas u otras

    construcciones defensivas, la acumulacin de elementos ptreos es todava bien

    visible sobre el terreno, debido al gran volumen de sus componentes arruinados que

    han rodado por las laderas o se han acumulado al pie del resto de la construccin

    que ha permanecido in situ, por no hablar de posibles edificaciones que pudieron

    apoyarse en l a extramuros y hoy aumentan la confusin de todo un material

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

    22

    acumulado de diferente calibre, junto a restos de muros inconexos, distintas

    orientaciones y una ms problemtica explicacin (Fig. 5: abajo). Aunque por todo

    ello, esos espacios confusos aportan una mayor potencialidad arqueolgica, en el

    sentido de que su catica composicin, el gran nmero de elementos rocosos que la

    integran, etc., vienen a suponer una dificultad aadida para otras actividades como

    la agrcola y, por ende, han quedado al margen de actuaciones erosivas posteriores y

    conservan casi todos sus desordenados elementos, pero mantienen un gran inters

    para la investigacin arqueolgica.

    5. Arriba: aparejo ciclpeo en el cierre noreste de la muralla de Boyero (a partir de Bernier et alii.,

    1981: lm. XLVIII). Abajo: estructuras constructivas bajo la posible torre (A) del cierre murario

    occidental ( J. A. Pachn, 2007).

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

    23

    La diversidad de aparejos que suelen acompaar a estas estructuras

    defensivas complejas, que han tratado de clasificarse en otros sitios por otros

    autores ( Moret, 1996: 86 ), junto a la amplia cronologa que cabra adjudicarles,

    expresara en Boyero la certeza de que no estamos solo ante un recinto de

    fortificacin prerromano, sino ante un cmulo de adaptaciones, reconstrucciones y

    ampliaciones difciles de reconstruir sin ninguna investigacin arqueolgica en el

    yacimiento. Una complejidad que solo es paralelizable con los lugares relevantes que

    se habitaron desde, al menos, el Bronce Final, pero que continuaron siendo

    frecuentados hasta tiempos mucho ms avanzados durante todo el primer milenio

    a.C. y, ms tarde, tras el cambio de siglo en poca ya romana y, probablemente,

    posterior.

    Las diferentes visitas al yacimiento permiten vislumbrar algunas de estas

    modificaciones histricas que debieron afectar a la topografa del sitio y reflejan la

    evolucin urbana del mismo. Sabemos que por el oeste debi existir un rea aneja

    cuya utilidad pudo haber sido funeraria en tiempos ibricos, ya que no hace mucho

    quedaban restos de una posible tumba de sillares en la parte occidental de la meseta

    superior (Bernier et alii., 1981: 83, lm. XLVII) y de la que hemos conseguido

    algunas fotografas, junto a otras estructuras similares del mismo sitio (Fig. 6).

    Aunque se ha dudado de su funcionalidad, querindola relacionar con elementos de

    carcter hidrulico romano, la inexistencia de revestimiento hidrfugo, as como la

    escasa profundidad aludira mejor a su sentido fnebre, apoyado en la misma

    documentacin de los primeros informantes que apuntan la noticia de haberse

    recogido en su interior huesos humanos. Es ms, la posible tumba recuerda las

    cistas monumentales documentadas en poca ibrica en lugares cercanos de la

    provincia de Jan, como La Bobadilla (Maluquer et alii. 1973: fig. 13, lm. II-III),

    para cuyos excavadores representara uno de los sepulcros ms antiguos de la

    necrpolis, con una cronologa de la mitad del siglo VI a.C. Otros restos similares

    de la misma zona, podran apuntar a la presencia de una necrpolis, que pudo

    quedar amortizada por la extensin del poblado en esa parte durante tiempos ms

    recientes. La ubicacin de las distintas necrpolis determinar, en cada momento, la

    extensin del hbitat correspondiente y, en definitiva, las pautas del desarrollo

    espacial del asentamiento.

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

    24

    6. Cistas funerarias de Boyero. J. A. Pachn, 1986.

    Sobre la interpretacin del sitio, respecto de los hallazgos de cultura material

    recuperada en el yacimiento (cermicas, etc.), s est probado que el lugar era

    frecuentado desde el Bronce Final, por lo menos, habida cuenta de los restos de

    cermica pintada (Fig. 7: 1-2) que pudimos publicar en los aos ochenta,

    correspondientes a este periodo, como hemos indicado previamente (Carrasco et

    alii., 1986). Probablemente no se trate del horizonte primordial que explique el

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

    25

    origen del asentamiento, pues ese Bronce Final lo encontramos igualmente en otros

    yacimientos del entorno como Torreparedones o los Alcores de Porcuna, pero por

    encima de rellenos estratigrficos de la Edad del Cobre (Roos 1997: 102 ss.; Cunliffe

    y Fernndez Castro 1999: 423 ss). Unos contenidos arqueolgicos que configuran

    un proceso de desarrollo cultural y urbano propio de las campias, frente a lo que

    parece ocurrir en espacios propiamente subbticos (Pachn 1999: 154-155): en los

    primeros, lo habitual sera un dominio genuinamente agrcola afectado por una

    importante concentracin urbana que seguira un proceso continuo desde el tercer

    milenio a. C.; en los segundos, la economa fue preferentemente ganadera, no

    siendo tan constante la continuidad desde la Edad del Cobre al Bronce,

    favoreciendo hbitats que surgen en el segundo milenio. Boyero es probable que

    respondiera a una dinmica vital desde el Cobre, expandindose a partir de lo

    tartsico, previo a lo fenicio y una continuidad importante ibero-turdetana; un

    momento en el que se materializara su mxima definicin urbanstica como ciudad

    fortificada (oppidum), y a la que corresponderan los restos escultricos y epigrficos

    que ya publicamos, pero que ahora trataremos de poner al da (Fig. 7: 3-4).

    Aunque estos hallazgos han sido destacados convenientemente, no debemos

    obviar una hiptesis no demostrada que a veces se ha pretendido adjudicar a Cerro

    Boyero, como sera la localizacin en l de la ceca donde pudieron acuarse uno de

    los tipos numismticos indgenas que no han encontrado de momento una segura

    localizacin. Nos referimos a la moneda prerromana de Abra (Fig. 7: 5), que repite

    tipos semejantes a los de la cercana Obulco (Garca Garrido, 1984), en los que el

    reverso repite elementos agrcolas (arado y espiga) conocidos en la zona y que

    vuelve a aludir a la riqueza agrcola de la comarca que, ciertamente, remite a una de

    las fuentes primarias ms importantes de su economa. Con independencia de la

    autenticidad de adjudicacin de estas monedas a la posible ceca de Boyero, la mera

    certeza como ocurre en Porcuna de la presencia de otras centros de acuacin en

    la zona donde se encuentra nuestro yacimiento es evidencia suficiente del grado de

    urbanismo que haban conseguido los ncleos habitados de este territorio y del que

    el asentamiento que aqu analizamos no sera una excepcin. Prueba de ello seran

    los restos constructivos que ya se han mencionado, los fragmentos escultricos y las

    muestras epigrficas que de aqu proceden.

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

    26

    7. Cermicas pintadas del Bronce Final de Boyero (1-2). Relieve antropomorfo e inscripcin en caracteres ibrico- meridionales del Barrancn en Boyero (3-4). Anverso y reverso de un as de bronce de Abra (5).

    Hiptesis sobre el hallazgo escultrico.

    Quizs sea el relieve ptreo de Boyero la recuperacin arqueolgica ms

    llamativa de cuantas se hayan producido en el yacimiento, no porque sea el nico

    elemento escultrico de procedencia de estos alrededores, baste recordar los

    hallazgos de Porcuna (Negueruela, 1990) o las recuperaciones ms aisladas de otros

    yacimientos cercanos a Valenzuela (Morena, 2004), sino porque esta cabeza en

    relieve muestra unas peculiaridades que la hacen nica.

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

    27

    8. Arriba: relieve del Camino Viejo de Almodvar (a partir de www.museosdeandalucia.es).

    Abajo: urna de la necrpolis de Piqua, Andjar. A partir de Francisco M. Merino Laguna, 2011,

    excepto la tercera imagen (http://ceres.mcu.es/).

    No vamos a repetir aqu todas las argumentaciones que ya hicimos en la

    publicacin de hace una dcada (Pachn et alii., 2002) al respecto, solo queremos

    recordar que entonces concluimos que se trataba de una produccin plstica

    relativamente tarda, siempre respecto de otras esculturas prerromanas ibricas ms

    antiguas, por lo que la situamos grosso modo entre los siglos III-II a.C.; junto al hecho

    de que su recuperacin, en un espacio claramente extramuros de la ciudad antigua

    (El Barrancn: Fig. 2), evidenciaba claramente un posible hito funerario, procedente

    de una de las presumibles necrpolis de Boyero. Estas dos peculiaridades orient

    nuestra interpretacin en base a determinados paralelos que justificaban ese

    probable origen funerario, as como su cronologa. Sin olvidar que, la asociacin del

    relieve a la inscripcin ptrea, tambin fortaleca esa ubicacin temporal tarda.

    Atendiendo a estas cuestiones, aunque en los ltimos tiempos, cierto estudio

    arqueolgico ha incidido en uno de los paralelos que habamos utilizado en nuestro

    estudio y que interesa destacar de nuevo por sus conclusiones divergentes respecto

    de las nuestras, ya que podran desvirtuar aquellas iniciales consideraciones, aunque

    creemos sin demasiada justificacin. Nos referimos al trabajo de Jernimo

    Snchez Velasco (2008), sobre el relieve ptreo de Almodvar del Campo (Fig. 8:

    arriba), que nosotros habamos empleado indirectamente para la interpretacin del

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

    28

    relieve de Boyero, parangonando entre ambos una misma consideracin de

    producciones plsticas ibricas. Frente a esta opcin interpretativa, la nueva

    investigacin ha venido a sealar que ese relieve es visigtico, ampliando una

    catalogacin previa del mismo autor (Snchez Velasco, 2006: 135-138), pero

    apoyado en una historiografa antigua ms extensa.

    Quizs resulte estril iniciar aqu un debate profundo sobre la consideracin

    de la verdadera factura de este friso escultrico, solo quisiramos indicar que la

    polmica sobre bienes patrimoniales descontextualizados pueden conducir a

    derroteros muy divergentes, ya se especule sobre su iconografa o sobre las

    aparentes tcnicas productivas del tem en cuestin. Indiquemos al respecto que el

    citado autor sostiene bsicamente su argumentacin en paralelos considerados por

    terceros como visigticos, en el anlisis de la tcnica escultrica del relieve y en

    cuestiones iconogrficas. Pero, al mismo tiempo, no repara en el rechazo de

    argumentos similares de otros investigadores que lo han considerado

    contrariamente ibrico, apoyndose incluso en las mismas tcnicas escultricas y en

    introspecciones iconogrficas de un valor tan justificable o no como los que l

    mismo utiliza.

    Por otro lado, debemos indicar que en los ltimos tiempos se han realizado

    hallazgos arqueolgicos en la provincia de Jan que estn aceptndose como

    inequvocamente ibricos, al haberse producido en espacios funerarios prerromanos

    en los que se ha recuperado algn que otro nuevo elemento escultrico en relieve

    (Fig. 8: abajo), de mucho inters. As, podramos sealar que aluden directamente a

    producciones muy similares y fcilmente paralelizables con el ejemplo del Camino

    de Almodvar, al menos en cuanto a tcnica e iconografa. En concreto, nos

    referimos a la pequea urna mortuoria descubierta en la necrpolis ibrica de Piqua

    (http://ceres.mcu.es/pages/ResultSearch?txtSimpleSearch=Caja%20de%20los%20

    guerreros&simpleSearch=0&hipertextSearch=1&search=simpleSelection&Museum

    sSearch=MJ%7C&MuseumsRolSearch=2&listaMuseos=%5BMuseo%20de%20Ja

    %E9n%5D) en la que la peculiar tcnica escultrica aplicada ha dado lugar a un

    relieve de perfil trapezoidal que la hace idntica, o muy cercana, a la de Almodvar,

    cuya caracterizacin ha indicado literalmente: sta ha sido llevada a cabo con una tcnica

    de biseles para el contorno y un pulimentado de la parte exterior, con lo que se obtiene una seccin

    trapezoidal en la talla bastante evidente. Es un procedimiento similar al empleado en los sarcfagos

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

    29

    paleocristianos del taller de Bureba o en el hallado en Alcaudete, y presente en algunas piezas de

    poca visigoda fechadas en los siglo V y VI d.C., siendo a su vez radicalmente distinto al usado en

    piezas de poca ibrica ... (Snchez Velasco, 2008: 335-336). Detalle que, al menos,

    demostrara que tcnicamente es difcil mostrar diferencias culturales y temporales

    como este investigador ha pretendido magnificar.

    Esa peculiaridad presente en Almodvar y en Piqua, as como en Boyero

    (Fig. 9: abajo, izquierda) demostrara la ausencia de la exclusividad de dicha tcnica

    en obras escultricas tardo-antiguas, sino que ya se dieron en poca ibrica y que la

    interpretacin visigtica de J. Snchez no puede considerarse cerrada. Pero el resto

    de sus argumentaciones, fundadas en otras aportaciones iconogrficas que su

    planteamiento desarrolla seran tan subjetivas, en principio, como las que hemos

    podido exponer todos aquellos que hemos defendido la caracterizacin de este bien

    patrimonial como ibrico. Precisamente de eso se tratara, de exponer hiptesis

    interpretativas apoyadas en cualquier argumentario razonado, mientras falten

    elementos documentales ms precisos extrados de excavaciones cientficas.

    Condiciones que, por desgracia, faltan en muchos de estos hallazgos antiguos y

    casuales.

    El relieve de Boyero (Fig. 9) no es paralelizable directamente con los

    anteriores relieves citados, salvo por la pequea cuestin tcnica ya sealada y por

    otras de significacin iconogrfica que no vamos a desarrollar aqu, pero que se

    sintetizan en los rostros de piedra, as como en las caras barbadas y de frente. En

    Boyero, la distancia volumtrica ya es indicativa de una realidad diferente, pese a

    que tambin este caso hubiese podido tener un carcter igualmente funerario, que es

    lo que queremos destacar ahora.

    La piedra en que se esculpi el rostro de Boyero, pese a su conservacin

    parcial, parece vislumbrar los restos de un prisma ptreo que quizs formara parte

    de un friso ms amplio, ya que sus superficies laterales y posteriores, ofrecen un

    desbastado superficial que quizs lo hacen ms acorde para su acomodacin en la

    parte interior de una estructura ms maciza que quizs no acabara en s misma y

    solo ofreciese a la vista la cara tallada. Pese a todo, la parte lateral derecha del

    bloque ofrece los restos de un elemento en relieve muy deteriorado que no parece

    haber formado parte de un saliente para articular el conjunto con otras piezas

    perdidas de la construccin original. En realidad, da la sensacin de haber formado

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

    30

    parte de un sillar de esquina (Fig. 9: abajo, izquierda) como otros conocidos en el

    mundo ibrico, que quizs nos remitan a una construccin funeraria caracterstica

    del mundo ibrico y que conocemos bajo el nombre de monumento turriforme. El

    modelo-tipo de referencia es el de Pozo-Moro (Almagro-Gorbea, 1983; Alcal-

    Zamora, 2003: 33-37), Albacete (Fig. 9: abajo), aunque su dispersin por los actuales

    territorios andaluces est perfectamente documentada (Prados, 2003: fig. 2) y bien

    relacionada con el mundo pnico-helenstico, que llevara su cronologa a un

    momento ms acorde para las dataciones que hemos venido ofreciendo para el caso

    de Boyero. 9. Arriba: reconstruccin virtual del relieve de Boyero. Abajo: izquierda, vista lateral del posible

    sillar de ngulo; centro y derecha, la torre de Pozo Moro en el MAN y otras de sus posibles

    reconstrucciones, segn M. Almagro-Gorbea.

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

    31

    De todos modos, tampoco se tratara de la nica posibilidad. La parte

    superior del relieve de Boyero ofrece un estrecho filete que marca el fn superior del

    espacio de representacin, pero que por encima remata, resaltando igualmente la

    finalizacin de la piedra e indicando que quizs el bloque fuese el borde superior del

    monumento al que pudo pertenecer el relieve (Fig. 9: abajo, izquierda). Esta

    circunstancia no encaja demasiado bien con lo que sera una torre funeraria, a

    menos que el friso decorativo al que este perteneciese formara parte de un piso

    intermedio en el desarrollo vertical del mismo y ese borde acabado por encima de la

    cabeza sera un elemento escalonado del remate superior del mismo, como puede

    apreciarse en alguna de las varias reconstrucciones que se han llegado a hacer del

    monumento funerario de Pozo Moro (Fig. 9).

    Desde este punto de vista, la otra vertiente interpretativa quizs derive hacia

    la posibilidad de que el relieve cordobs pudiese haber pertenecido a un pilar-estela,

    que es otra de las constantes que se empiezan a entrever en los paisajes funerarios

    (Fig. 10) de las necrpolis ibricas. Estos pilares estela fueron monumentos de

    piedra menos relevantes que las torres funerarias, casi siempre de seccin

    prismtica, muchas veces sobre basas escalonadas y elementos escultricos sobre los

    mismos, o revistiendo con relieves determinadas partes de sus superficies.

    Estuvieron muy extendidas por Andaluca, habindose constatado entre los restos

    escultricos de Cerrillo Blanco, Porcuna (Izquierdo, 2000: 88-90), por lo que no

    debe extraar su presencia en Boyero, aunque no sepamos con exactitud de qu

    tipo pudo tratarse el que hubiese en nuestro yacimiento.

    El hallazgo junto al relieve de elementos epigrficos en piedra, sobre una

    arenisca similar a la de la propia escultura deja abierta la posibilidad de que en este

    caso hubiese una asociacin de unos y otra en el mismo monumento, por lo que

    dicha conjuncin podra llevarnos a otra hiptesis interpretativa, coincidente con la

    presencia de un pilar estela antropomorfo entre los que s se conoce la presencia de

    textos inscritos.

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

    32

    10. Recreacin de la necrpolis ibrica de Corral de Saus, Moixent, Valencia, con una serie de pilares-estela. A partir de un original de M. Herrero (2013: fig. 8).

    De todos modos, podra ser una mixtura cargada de cierta excepcionalidad,

    dado que no conocemos en el sur un paralelo semejante. En la Pennsula s han

    aparecido estelas antropomorfas con escritura indgena, como ocurre en el caso de

    Nogueruelas (Fig. 11: centro, izquierda)), Teruel (Ventura, 1959). Pese a todo, en la

    misma provincia de Crdoba, en Espejo (Fig. 11: derecha), tambin conocemos otra

    estela igualmente antropomorfa (Lucas et alii., 1991), cuya parte inferior se decora

    con una serie de elementos geomtricos en varias bandas que estticamente

    recuerdan una especie de arcaica inscripcin, como si su autor procediese de un

    entorno social anepgrafo y hubiese copiado de memoria alguna otra estela que s

    soportara una escritura autntica de vecinos ms alfabetizados. El oppidum de

    Boyero y sus gentes s dispondran de ese carcter de vecindad respecto de las

    tierras de Espejo y, por el hallazgo de su inscripcin, tambin sabemos que sus

    pobladores pudieron estar al tanto de determinados sistemas de escrituras

    prerromanas. Por ello, nada impide presentar la hiptesis de que relieve y elemento

    epigrfico hubiesen podido componer un nico monumento funerario.

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

    33

    Sin ningn afn por conseguir una recuperacin fidedigna, en Boyero, si

    optsemos por una reintegracin del tipo de estos pilares-estelas antropomorfos,

    habra que decidirse por aquellos modelos de seccin paraleleppeda que son los que

    parecen guardar una mayor relacin con el prisma original en el que debi tallarse

    nuestro relieve. As, para la segunda posible reconstruccin del monumento

    original, hemos reparado en la estela antropomorfa que se recuper en Altea la

    Vella, Alicante (Fig. 11: izquierda), pese a que quizs represente un modelo

    morfolgico algo ms antiguo (Morote, 1981), particularmente si se atiende a la

    datacin que sobre la misma lleg a ofrecer M. Almagro-Gorbea (1993: 128, fig.

    6.8). La reconstruccin que aportamos (Fig. 12) ofrece la incongruencia de que el

    rostro en relieve podra estar aludiendo a modelos bastante tardos de la relivaria

    ibrica, mientras el soporte antropomorfo remitira a prototipos del siglo VI a.C.,

    aunque puede servirnos como recordatorio de la existencia de prototipos a partir de

    los cuales pudieron desarrollarse las formas definitivas de la monumentalizacin

    funeraria ibrica posterior, hasta alcanzar la materializacin y diversificacin creativa

    que acabaron significando los pilares-estela, entre los que quizs encontrasen mejor

    cabida los hallazgos de Boyero.

    11. Estelas antropomorfas (estatuas-estela) ibricas de los siglos V/IV-II/I a.C. A partir de Izquierdo 2000: fig.7).

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

    34

    Por su parte, la asociacin relieve-inscripcin tendra tambin ms visos de

    realidad, contextualizado en un espacio monumental del tipo de los pilares estela. La

    propia superficie cncava, donde se inscribi el texto (Fig. 7: 4) encajara mejor en

    uno de los sectores del pilar donde se producan alguna de las

    reducciones volumtricas con que se jugaba en las distintas partes de su desarrollo

    vertical, con presencia de cornisas decoradas con golas, gavetos o escocias, como

    sera en nuestro caso, permitan una transicin ms natural entre las distintas

    partes de diferentes secciones que componan el conjunto completo del

    monumento.

    12. Desarrollo de las cuatro caras de la estela antropomorfa de Altea la Vella, con el aadido del rostro de Boyero. A partir del calco de J. Gisbert en Izquierdo (2000: fig. 9).

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

    35

    Desgraciadamente, sin otros elementos de juicio complementarios, sigue

    siendo demasiado aventurado optar por cualquiera de las opciones que se han

    venido presentando, aunque particularmente nos inclinaramos provisionalmente

    por la existencia de un espacio necropolar monumental en la ladera oriental del

    yacimiento (paraje del Barrancn), en la que hitos funerarios como los pilares estela

    pudieron formar parte de su paisaje mortuorio de tiempos ibricos.

    Pequea anotacin sobre la inscripcin de Boyero.

    Desde nuestra publicacin inicial qued catalogada esta leyenda

    fragmentaria como propia de los ejemplos escritos en ibrico meridional, como nos

    pareca que caracterizaban algunos de sus signos reconocidos en otros paralelos

    hispnicos, separndose de las escrituras del suroeste. El anlisis y la transcripcin

    de los signos nos indicaba dos filas con la siguiente secuencia: lnea 1) tauir,

    (taunS4). Lnea2) boro (i); ambas escritas hacia la izquierda (sinistrorsas).

    13. Los signos en escritura ibrica meridional conservadas sobre la piedra epigrfica de Boyero.

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

    36

    Su inters hizo que poco despus J. A. Correa recogiese la inscripcin en

    las peridicas crnicas epigrficas que se hacen eco de los nuevos hallazgos

    (Correa, 2008: 287-288), indicando alguna correccin que ataan bsicamente a su

    lectura y que transcribimos directamente, salvo el aadido de la transcripcin en

    alfabeto indgena y la indicacin del signo o, en la segunda lnea:

    Fragmento de piedra de forma trapezoidal irregular con una cara concoide en

    la que aparece inciso el comienzo de dos lneas. Fue hallado casualmente en el

    yacimiento prerromano de Cerro Boyero, al SE de Valenzuela (Crdoba), que

    perdura hasta poca romana. Las lneas conservadas (sinistrorsas) pueden ser las

    ltimas de una inscripcin ms extensa y estn ntegras en su comienzo y

    fragmentadas en su final. La lectura de los editores es la siguiente.

    Lnea 1: tauiD*.

    El signo 1 ( X ) est completo. Al signo 2 ( ) parece faltarle algo de la

    parte superior, pero su identificacin es segura. El signo 3 al estar incompleto en su

    parte superior lo mismo podra ser i ( ), como prefieren los editores, que n ( ), 8

    como me parece preferible atendiendo a la parte conservada. El signo 4, falto de su

    parte superior, probablemente se identifica con el que indican, con reservas, los

    editores; pero ciertamente tambin podra ser e ( ) algo oval o incluso, con menos

    probabilidad, ti sin trazo interior. Del signo 5 slo se conserva un corto trazo que

    hace intil cualquier intento de identificacin.

    Lnea 2: boroi (o -n).

    Por mi parte preferira dejar sin transliteracin el signo 1 ( ) y el 2 (

    )lgicamente lo translitero r El signo 3 es o ( ) horizontal, forma que encaja bien

    en la zona en la que est Valenzuela, como sealan los editores. Para el signo 4 es

    mejor transliteracin un asterisco, pues de l slo se conserva el ngulo superior,

    pudiendo corresponder tanto a los indicados por los editores como a I ( ), s ( ),

    etc. En consecuencia propondra una trasliteracin: taunD*[ /ro*[.

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

    37

    Las otras referencias son mucho ms escuetas y solo atienden al carcter de

    pedestal del soporte ptreo de la inscripcin (Beltrn, 2011: 40; De Hoz, 2011: 225 y

    236), corroborando lo que ya habamos indicado en 2002. Opiniones que vendra a

    reafirmar buena parte de las hiptesis interpretativas que hemos venido

    desarrollando en este trabajo, tanto si la piedra inscrita form parte de uno de los

    elementos integrantes de un pilar-estela en Boyero, o si hubiese sido un pedestal

    independiente, o no, de otro tipo de monumento.

    A modo de conclusin. Aunque seguimos sin que las administraciones

    culturales ni las instituciones universitarias, ni otros organismos de investigacin

    hayan cambiado de actitud respecto de la necesidad de estudiar directamente el

    pasado arqueolgico de Valenzuela, lo que vamos conociendo de su patrimonio

    antiguo y el inters que sobre l han concitado las corporaciones municipales de la

    localidad, han facilitado que volvamos a preocuparnos de Cerro Boyero, una dcada

    despus de la publicacin de los trascendentales hallazgos de su relieve e inscripcin

    prerromanos. Ahora como entonces, la originalidad del elemento escultrico, as

    como su monumentalidad y su carcter funerario sagrado hacen ms necesario que

    debamos impulsar polticas activas de proteccin y de investigacin directa en el

    yacimiento que, considerando los graves problemas econmicos que hoy afectan a

    la sociedad, cabra plantear a largo plazo y con el concurso de las instituciones

    europeas.

    Por otro lado, el pequeo anlisis que hemos realizado nos ha permitido

    interpretar bajo otro prisma esos hallazgos ptreos, asegurando mejor que pudo

    haber existido una relacin entre la referencia epigrfica y el elemento plstico,

    superando los inconvenientes que a principios de siglo nos preocupaban. Ahora

    creemos que la recuperacin patrimonial en el mismo entorno topogrfico no es

    una cuestin balad, sino que debiera expresar no solo la comn procedencia del

    mismo espacio necropolar, sino probablemente su origen en un mismo conjunto

    funerario y/o sacral. Hasta ahora, lo habitual en el sur haba sido la relacin entre

    escultura y epigrafa romana, como ocurri en algunos de los hallazgos del santuario

    de Torreparedones (Morena, 1989), pero Boyero parece demostrar que se trataba de

    una tendencia cultural que pudo haber estado arraigada en las generaciones

    prerromanas anteriores.

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

    38

    Cerro Boyero, su relieve escultrico y la inscripcin ptrea son otra muestra

    de la importante presencia de poblacin ibrica en las campias cordobesas, aunque

    su realidad no deba separarse de la importante nmina de antiguas ciudades que

    poblaban estos territorios en la segunda mitad del primer milenio a.C. Sin embargo,

    las peculiaridades que se han podido observar en estos elementos patrimoniales

    marcan tambin una originalidad que es propia de lo que se conoce de estos

    pueblos prerromanos: sociedades independientes, organizadas en torno a altozanos

    fortificados (oppida) y urbanizados, tratando de hacer una vida independiente,

    aunque fuertemente marcada por las necesidades vitales y las exigencias de relacin

    con los vecinos. El despoblado de Boyero estara significando el viejo vestigio

    patrimonial de una de esas grandes urbes ibricas a la que es imprescindible no

    olvidar.

  • Historia de Valenzuela. Actas de Jornadas

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