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Literatura Grecolatina

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IA quin regalo mi ingenioso librito recin aparecido, pulido hace nada con larida piedra pmez (1)? A ti, Cornelio(2); pues t solas considerar que de algn valoreran mis naderas, ya entonces, cuando te atreviste t el nico de los talos a desarrollarla historia toda en tres tomos sabios, por Jpiter!, y trabajosos.Por eso, acepta cualquier cosa que esto de librillo sea y lo que valga, que, ohdoncella protectora (3)!, ojal permanezca sin menoscabo ms de un siglo.IIGorrin (4), capricho de mi nia, con el que acostumbra ella jugar, tenerlo en suregazo, ofrecerle la punta de su dedo tan pronto se le acerca y moverle a agudospicotazos, cuando al radiante objeto de mi desasosiego le agrada jugar a no s qu cosaquerida y solaz de su dolor; entonces -creo- se le calmar su ardiente pasin.Ojal pudiera yo, como ella, jugar contigo y aliviar las tristes cuitas de mi alma!II a (5)(...) Tan grato es para m como cuentan que fue para la veloz muchacha (6) lamanzana de oro que desat su cinturn de siempre negado.IIILlorad, oh Venus y Cupidos (7) y cuanto hay de hombres refinados! El gorrinde mi nia ha muerto; el gorrin, capricho de mi nia, a quien ella ms que a sus ojosquera; pues era dulce como la miel y la conoca tan bien como una nia a su madre, yno se mova de su regazo, sino que, saltando alrededor unas veces por aqu, otras porall, piaba sin parar a sola su duea; y que ahora va por un camino tenebroso hacia allde donde dicen que no vuelve nadie.Malhaya a vosotras, malvadas tinieblas del Orco (8), que devoris todas las cosasbellas!: tan hermoso gorrin me habis arrebatado. Oh desgracia! Pobrecillo gorrin!Ahora, por tu culpa, los ojitos de mi nia, hinchaditos, enrojecen de llanto (9).IVEsa barca (10) que veis, huspedes, presume de que fue la ms rpida de lasnaves y de que el empuje de ningn navo sobre las ondas pudo dejarla atrs, bien setratara de volar a remo o a vela. Y dice que esto no lo niegan la costa del amenazadorAdritico o las islas Ccladas ni la famosa Rodas ni la espantosa Propntide Tracia o elterrible golfo del Ponto, donde sta, luego barca, fue antes melenudo bosque: pues, en lacumbre del Citoro (11) a menudo silb con su habladora cabellera.Amastris del Ponto y Citoro que produces bojes, para ti esto fue y esconocidsimo -presume la barca-. Desde su ms lejano origen dice que se asent en tucumbre, que empap sus remos en tu superficie y de all avanz como duea por tantasinmoderadas corrientes, ya el viento la empujara por izquierda o derecha, ya Jpiterhubiera soplado favorable sobre ambas escotas; y que, en su inters, no se hicieronvotos a los dioses de la costa cuando volva hace nada del mar a este cristalino lago.Pero estas cosas ocurrieron antes; ahora, en oculta quietud, descansa vieja y seconsagra a ti, gemelo Cstor, y al gemelo de Cstor (12).