castel blanco morales johnathan sj 2014

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LA NUEVA RELACIONALIDAD PASCUAL EN EMAÚS (Lc 24, 13-35): ITINERARIO DE FE Y COMPROMISO ACTUALIZADO AL PARTIR EL PAN SiegerKöder, Rosenberger Altar "EMMAUS" 26x18cm

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tesis teologia

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  • LA NUEVA RELACIONALIDAD PASCUAL EN EMAS (Lc 24, 13-35):

    ITINERARIO DE FE Y COMPROMISO ACTUALIZADO

    AL PARTIR EL PAN

    SiegerKder, Rosenberger Altar

    "EMMAUS"

    26x18cm

  • LA NUEVA RELACIONALIDAD PASCUAL EN EMAS (Lc 24, 13-35):

    ITINERARIO DE FE Y COMPROMISO ACTUALIZADO

    AL PARTIR EL PAN

    JOHNATHAN CASTELBLANCO MORALES, S.J.

    Pontificia Universidad Javeriana

    Facultad de Teologa

    Programa de Carrera de Teologa

    Bogot - Colombia

    2014

  • LA NUEVA RELACIONALIDAD PASCUAL EN EMAS (Lc 24, 13-35):

    ITINERARIO DE FE Y COMPROMISO ACTUALIZADO

    AL PARTIR EL PAN

    JOHNATHAN CASTELBLANCO MORALES, S.J.

    Trabajo de grado para optar por el ttulo de Telogo

    Director:

    P. Vctor Martnez Morales, S.J.

    Pontificia Universidad Javeriana

    Facultad de Teologa

    Programa de Carrera de Teologa

    Bogot - Colombia

    2014

  • Nota de aceptacin

    _______________________________

    _______________________________

    _______________________________

    _______________________________

    _______________________________

    _______________________________

    Firma del Presidente del Jurado

    _______________________________

    Firma del Jurado

    _______________________________

    Firma del Jurado

    La Universidad no se hace responsable por los conceptos emitidos por los alumnos en sus

    trabajos de sntesis; slo velar por que no se publique nada contrario al dogma y la moral

    catlica y por que las tesis no contengan ataques o polmicas puramente personales, antes

    bien, se vea en ellas el anhelo de buscar la verdad y la justicia (Reglamento General de la

    Pontificia Universidad Javeriana. Artculo 23 de la Resolucin No. 13 del 06 de junio de

    1964).

    Bogot, D.C., 2014

  • Ya te conoces todos mis caminos.

    Los de los pies aventureros,

    los del capricho,

    los que se desenvuelven en proyectos

    de trazo azul sobre papel de lino.

    Y esos otros,

    oscuros,

    silenciosos,

    que se tejen recnditos,

    cuando camino

    conmigo mismo.

    Por eso

    te fue fcil

    hacerte encontradizo.

    Y, paso a paso,

    por el cuerpo ondulante

    de mis caminos;

    acompaarme hasta la puerta

    del Emas perdido,

    donde horneo mi pan

    y envejezco mi vino

    Entra, por fin.

    Y sintate a la mesa.

    Deja que la tormenta

    arrecie

    fuera.

    Junto a la llama coloquial, compartamos

    el pan y el vino.

    Se me abrirn los ojos.

    Y encontrar tu rostro,

    en el fondo sediento

    de m mismo

    (Rodolfo E. de Roux. Vida que pasa, poemas, III Atardecer, 50.

    San Claver, febrero 10 de 1990).

  • Dedico este trabajo a mis padres.

    Cada pgina es eco de sus enseanzas

    y expresin de mi gratitud por ensearme

    un nuevo modo de relacionarme con Dios.

    A mis hermanos,

    testigos irremplazables del pan compartido.

    A mis amigos jesuitas,

    compaeros de una nueva relacionalidad pascual.

  • AGRADECIMIENTOS

    La gratitud, don de Dios, me mueve a reconocer su presencia en medio de tantas personas y

    situaciones que hicieron posible la realizacin de este trabajo de teologa. Eterna gratitud a

    mis padres, Wigberto y Ana Cecilia, por transmitirme a Dios en el don de la fe, de la cual

    me apoy para argumentar los planteamientos teolgicos aqu sealados y de quienes

    aprend el valor insustituible del pan compartido, el cual hace nuevas todas las relaciones.

    Una fraternal gratitud a mis hermanos Beto y Kathy, verdaderos amigos y peregrinos

    conmigo en la travesa del amor solidario al partir el pan. En ellos se inspiran, tambin,

    estas lneas.

    Especial gratitud a mi amigo, profesor y director de este proyecto, Vctor Martnez, S.J.,

    porque sus clases de sacramentos motivaron el inters teolgico para formular la nueva

    relacionalidad pascual como signo que brota de la experiencia eucarstica. Agradezco su

    disponibilidad para escucharme y orientarme; adems, por su fina dedicacin para revisar,

    corregir y comentar, con pertinencia nica, el contenido teolgico y estilo del trabajo.

    Agradezco al antroplogo y amigo, Jorge Carlos Ruz de la Quintana, por su orientacin

    bibliogrfica al tema de la comensalidad. A Olga Daz y las dems colaboradoras en la

    secretara de nuestra querida facultad, por su colaboracin. A mis profesores de teologa,

    quienes alimentaron este trabajo y cultivaron mi deseo por la teologa. A mis amigos

    entraables, jesuitas y laicos, por constituir la posibilidad abierta de una nueva

    relacionalidad pascual, en el camino de la vida.

    Gracias especiales a la Compaa de Jess y al CIF-Teologado, por proporcionarme todos

    los medios posibles para consolidar este trabajo teolgico. A mi Superior Jorge Julio, S.J.,

    por transparentarme a Dios en medio de mi formacin en el teologado. Y el mayor

    agradecimiento a Dios, por su presencia en mi vida y por el llamado a construir el Reino,

    del cual todos somos responsables y continuadores de una nueva relacionalidad pascual,

    desde la realidad personal y comunitaria que se renueva por la experiencia de fe eucarstica.

  • 8

    TABLA DE CONTENIDO

    Pg.

    INTRODUCCIN ................................................................................................................ 11

    CAPTULO I

    1. RELACIN ANTROPO-TEOLGICA DE LA COMENSALIDAD DE JESS EN EL

    EVANGELIO DE LUCAS ................................................................................................... 17

    1.1. Aportes antropolgicos a la comensalidad ............................................................ 17

    1.2. Trasfondo religioso de la comensalidad juda en el siglo I d.C. ............................ 23

    1.3. La nueva comensalidad de Jess en los relatos lucanos ........................................ 29

    CAPTULOII

    2. LA NUEVA RELACIONALIDAD PASCUAL ESTABLECIDA ENTRE JESS Y

    LOS DISCPULOS EN EL RELATO DE EMAS (LC 24, 13-35) ................................... 40

    2.1. Conversin: Nueva relacionalidad del ser-en-s .................................................... 42

    2.1.1. La esperanza del encuentro: condicin esencial para la conversin del ser-en-

    s.. .......................................................................................................... 42

    2.1.2. Explicacin de las Escrituras: iluminacin transformadora del ser-en-s....... 45

    2.1.3. La fraccin del pan y la conversin del corazn del ser-en-s ........................ 48

    2.2. Compromiso: Nueva relacionalidad para-con-el-otro ........................................... 52

    2.2.1. Aproximacin tico-filosfica de la categora ser-para-el-otro ...................... 52

    2.2.2. Hospitalidad relacional: un compromiso para-con-el-otro ............................. 55

    2.2.3. Hospitalidad evanglica: un compromiso cristiano para-con-el-otro ............. 57

    2.3. Jess y la Comunidad: Nueva relacionalidad pascual ........................................... 59

  • 9

    2.3.1. Carcter universal y reconciliador de la nueva relacionalidad pascual .......... 60

    2.3.2. Jess: Palabra y signo de la nueva relacionalidad pascual ............................. 62

    2.3.3. Nueva relacionalidad pascual en la comunidad .............................................. 66

    CAPTULO III

    3. LA NUEVA RELACIONALIDAD PASCUAL ACTUALIZADA EN LA

    CELEBRACIN EUCARSTICA HOY ............................................................................. 69

    3.1. Algunas consideraciones sobre el estado actual de la celebracin eucarstica ...... 71

    3.1.1. Prdida del sentido comunitario ..................................................................... 72

    3.1.2. Amenaza del fast-food al sentido de la Eucarista .......................................... 74

    3.1.3. Los valores relacionales de la Eucarista ........................................................ 77

    3.2. Recuperar las realidades de Palabra y Pan en la celebracin eucarstica hoy ....... 80

    3.2.1. Recuperar la realidad de la palabra ................................................................. 81

    3.2.2. Recuperar la realidad del pan ......................................................................... 84

    3.2.3. Comunin: Palabra y pan com-partidos hoy .................................................. 86

    3.3. Eucarista: realizacin humana, transformacin social y actualizacin de la nueva

    relacionalidad pascual ....................................................................................................... 88

    3.3.1. La Eucarista es realizacin humana .............................................................. 88

    3.3.2. La Eucarista es tarea, humanizacin y transformacin social ....................... 90

    3.3.3. La Eucarista es actualizacin de la nueva relacionalidad pascual ................. 92

    CONCLUSIONES ................................................................................................................ 96

    BIBLIOGRAFA ................................................................................................................ 101

    ANEXOS ............................................................................................................................ 104

  • 10

    LISTA DE ANEXOS

    Pg.

    Anexo 1. Las Diez Comidas De Jess En El Evangelio De Lucas .................................... 104

    Anexo 2. El Sacramento Del Pan ....................................................................................... 105

  • 11

    INTRODUCCIN

    El hombre es un ser eminentemente relacional y posee una capacidad simblica nica que

    le permite hacer de un objeto un smbolo y de una accin un rito1. Desde tiempos

    inmemoriales, ha construido e interpretado smbolos y, a partir de ellos, ha establecido

    relaciones significativas con todo aquello que le rodea, en particular, con Dios. Con el

    transcurrir del tiempo, el smbolo pas a definirse como la representacin de algo no real o

    no existente. No obstante, Codina ofrece otra afirmacin cuando dice que:

    El smbolo es la mejor forma y muchas veces la nica de expresar lo ms profundo

    de la vida: el amor, el deseo de la felicidad, la alegra, el dolor, el sentido de

    comunidad, el recuerdo del pasado, la esperanza, nuestra fe. El smbolo es la

    expresin de lo ms real y profundo (). Cuanto ms profunda sea la realidad que

    queremos expresar, tanto ms necesario es el smbolo y ms profundo es su

    significado (). El abrazo, si es sincero, encierra amor, una foto recuerda una

    persona y la hace presente, una invitacin a comer expresa hospitalidad. En los

    smbolos verdaderos se da una comunin con la realidad simbolizada2.

    Los sacramentos se inscriben en el complejo mundo simblico; de ah que: "Toda la vida

    humana est marcada por una serie de ritos que varan de lugar a lugar, pero que expresan

    los sentimientos ms profundos de deseo, de felicidad, de bienestar, de proteccin, de vida

    (), toda la vida del pueblo est marcada por gestos simblicos3. Sin embargo, dados los

    cambios de poca, el hombre contemporneo ha transformado su modo de relacionarse con

    el mundo y, dela misma forma, ha creado nuevos smbolos, cargados de sentido y

    significado. Esto trajo como consecuencia su enceguecimiento ante un cierto tipo de

    smbolos y ritos sacramentales, vistos por l como anacrnicos y carentes de sentido. No

    obstante, Boff sostiene que la culpa no es tanto del hombre, sino del rito mismo, el cual se

    1 Cf. Boff, Los sacramentos de la vida, 12.

    2 Codina, El mundo de los sacramentos, 14.

    3 Codina, Ibid., 9.

  • 12

    detuvo en un pasado, en el que tuvo impacto en la vida del ser humano, pero que hoy ha

    dejado de tenerlo. A este fenmeno lo denomina "momificacin ritual":

    No podemos ocultar el hecho de que, en el universo sacramental cristiano, se ha

    operado un proceso de momificacin ritual. Los ritos actuales hablan poco de s

    mismos. Necesitan ser explicados. Y una seal que tiene que ser explicada no es

    seal. Lo que precisa de explicacin no es la seal, sino el Misterio contenido en la

    seal. A causa de esta momificacin ritual, el hombre moderno, secularizado,

    sospecha del universo sacramental cristiano4.

    Este marco general evidencia una situacin problemtica que seala la ruptura dela relacin

    del hombre contemporneo con la vida sacramental, en especial, con la eucarista,

    precisamente, porque la ritualidad, que subyace a ella, se momific en el tiempo, y por

    ende, su carcter performativo perdi alcance en las convicciones de vida del creyente. En

    consecuencia, se debilit la relacin del hombre con lo sacramental, en particular, con la

    eucarista, aspecto que deviene amenaza en medio de una sociedad como la nuestra que no

    prioriza la relacionalidad, sino que impone a ultranza el individualismo y apologiza los

    compromisos a corto plazo. De esta forma, repliega el sacramento a una encrucijada del

    sinsentido. Sin embargo, con esto no se afirma que la eucarista deba ser un sacramento que

    se adapte a este modo superficial de relacionarse con el mundo. Todo lo contrario. Es hoy

    cuando se vuelve ms pertinente porque va en contracorriente a una cultura light en la que

    predominan los deseos individualistas. De ah, la necesidad de recuperar, en nuestro

    tiempo, el don que reviste la nueva relacionalidad pascual, como valor evanglico que

    reivindica el lugar teolgico del sacramento de la eucarista en la vida del hombre actual.

    Por esta razn, el presente trabajo plantea el siguiente problema Cules son los

    fundamentos bblicos y teolgicos del proceso itinerante de fe, en la nueva comensalidad,

    que viven Jess Resucitado y los discpulos, en el relato postpascual de Emas (Lc 24, 13-

    35), que permiten actualizar la nueva relacionalidad pascual en la celebracin eucarstica?

    Las aproximaciones a esta pregunta pretenden ser una alternativa que busca, como objetivo

    4 Cf. Boff, Ibid., 11.

  • 13

    general, establecer la nueva relacionalidad pascual, mediante la aproximacin

    antropolgica y bblico-teolgica del relato lucano de Emas (24, 13-35), con el fin de

    recuperar su actualizacin en la celebracin eucarstica, en el aqu y ahora de nuestra

    historia. El encuentro de Jess Resucitado con los dos discpulos de Emas, representa el

    camino de fe que el creyente debe recorrer para vivir una experiencia de transformacin

    humana y cristiana. En este encuentro, los discpulos deben escuchar las Escrituras y

    celebrar el gesto del partir el pan como condiciones previas para fundar la nueva

    relacionalidad que, en trminos pascuales, Cristo establece con sus discpulos.

    Para desarrollar este planteamiento, el mtodo seguido a lo largo del trabajo es el

    hermenutico, desde la perspectiva de la interpretacin, el cual permite entender, de una

    forma nueva, el acontecer de Dios presente en nuestra historia y en el aqu y ahora de la

    ontologa de nuestra realidad y situacin. Los aportes e interpretaciones teolgicas aqu

    sealados, obedecen al sentido siempre abierto de las mismas, como resultado del modo de

    proceder del mtodo hermenutico y prescinden de significaciones cerradas que inhiben el

    desarrollo de la investigacin. Tanto el texto, el contexto y el pretexto, son tres momentos

    claves del presente trabajo teolgico, que sientan las bases para desarrollar los tres captulos

    formulados y estructuran la comprensin del sentido operativo y transformador de las

    reflexiones teolgicas presentadas. Cada captulo desarrolla un objetivo especfico.

    En el primer captulo se plantea el texto, el cual referencia el modo de experimentar y

    tematizar la presencia de Dios, por medio de dos categoras centrales que constituyen un

    campo hermenutico y objetivo a lo largo del trabajo, a saber: la nueva comensalidad y la

    nueva relacionalidad pascual en el relato lucano de Emas (Lc 24, 13-35).En este captulo

    se busca proponer la relacin antropo-teolgica de la comensalidad de Jess en el

    Evangelio de Lucas, como punto de partida para establecer una nueva relacionalidad

    pascual con los discpulos. Los fundamentos antropolgicos de la comensalidad, permiten

    comprenderla como un acto, eminentemente humano, que supone valores interpersonales y

    responde a la necesidad antropolgica de fortalecer la identidad del ser humano, a partir de

    su interrelacionalidad.

  • 14

    El hombre no slo es por lo que come, sino por el modo como comparte solidariamente lo

    que come. Por esta razn, la comensalidad comporta, tambin, un trasfondo religioso, en

    tanto sta constituye una forma de relacin con Dios. La comensalidad juda del siglo I

    d.C., revela ciertas particularidades y est a la base de la historia de la salvacin. En ella se

    inscriben las leyes de pureza, las cuales estructuran el judasmo a partir de la jerarqua y

    exclusividad y favorecen la identidad religiosa del pueblo de Israel. Todo esto, con el fin de

    ordenar la realidad y mantener el orden establecido de la sociedad.

    Al lado de esta comensalidad juda, surge la comensalidad de Jess, que marca una

    novedad particular relatada en los evangelios. En ella, se propone incluir al hombre en el

    proyecto de vida cristiano a travs del simbolismo dela comida. Por tanto, el inters de

    Jess no es excluir al hombre de la sociedad, ni tampoco ignorar las leyes rituales sobre la

    comida, sino que, a travs de la ritualidad de las comidas, Jess propone una comunidad

    nueva, inclusiva y creyente. Esta nueva comensalidad subvierte los intereses de la

    comensalidad juda, y en consecuencia, funda una nueva relacionalidad con todos los

    hombres y mujeres que desean participar de la vida que brota de la relacin con el Seor

    resucitado. Paralelamente a la nueva comensalidad, se inscribe la nueva relacionalidad

    pascual como la segunda categora, en la que se investigan sus fundamentos bblico-

    teolgicos.

    Para ello, se introduce el segundo captulo y en l se plantea el contexto del texto, es decir,

    la interpretacin en la percopa de Emas relatada en el evangelio de Lucas (Lc 24, 13-35)

    y su relacin con la situacin actual de dicha categora en la vida del creyente

    contemporneo. Este captulo pretende explorar, en el pasaje del Camino de Emas (Lc

    24,13-35) los elementos bblico-teolgicos de la nueva relacionalidad pascual en Jess y

    sus discpulos, mientras van de camino a partir el Pan. As, tanto la nueva comensalidad

    como la nueva relacionalidad, son dos categoras teolgicas que presentan su contexto en la

    interpretacin contextual de Lucas 24, 13-35, que narra el encuentro de los dos discpulos

    con Jess Resucitado durante el camino a Emas. Aqu, se inscribe la nueva relacionalidad

    pascual como el resultado dela esperanza cristiana, gestada en una comensalidad incluyente

  • 15

    y fraterna, propia del encuentro con el resucitado y necesaria para una conversin del ser-

    en-s en el corazn del creyente contemporneo.

    La explicacin de las Escrituras y la fraccin del pan suponen, desde la fe, una iluminacin

    transformadora del ser-en-s de los discpulos y les "capacita a participar en la narracin del

    evento pascual para reconocerlo y adherirse a l tanto en lo que significa en s mismo como

    por lo que realiza y exige"5. Al asumir la conversin del ser-en-s, la experiencia pascual

    mueve a los discpulos de Emas a contextualizar la nueva relacionalidad en su vida

    personal puesta al servicio para-con-el-otro, desde el compromiso y la hospitalidad. As las

    cosas, el contexto de nuestro trabajo desentraa una nueva relacionalidad pascual de Jess

    Resucitado, abierto a la comunidad de fe, y una nueva relacionalidad pascual de los

    discpulos, reconciliados en la mesa eucarstica en el devenir del tiempo.

    La nueva relacionalidad pascual que subyace en el relato lucano de Emas, merece

    actualizarse desde la experiencia de fe. Aqu se sita el tercer captulo, en el cual sobresale

    el pretexto del mtodo hermenutico seguido en el trabajo, que modifica, sustancialmente,

    la comprensin textual de las categoras relacionales ancladas en el pasado y exige una

    interpretacin contextual con base en la realidad actual. Este captulo busca proponer

    algunas reflexiones teolgicas que permitan afirmar la actualizacin de la nueva

    relacionalidad pascual en la celebracin eucarista de nuestro pas y concretamente de

    nuestra ciudad.

    En este orden, el pretexto de la presente reflexin realiza una aplicacin de la comprensin

    del texto categorial de la nueva relacionalidad pascual, mediante su justa interpretacin

    contextual en la vida del creyente contemporneo, inspirada en el relato lucano de Emas

    (Lc 24, 13-35). Para ello, es importante realizar algunas observaciones sobre el estado

    actual de la celebracin eucarstica, las cuales revelan la prdida del sentido comunitario

    que subyace a ella y evidencia la amenaza del fenmeno contemporneo del fast-food,

    segn los aportes teolgicos de Aguirre y de antroplogos como Maury, como resultado de

    5Rocchetta, Los sacramentos de la fe,237.

  • 16

    una poca para la cual las relaciones interpersonales no son una prioridad. Esto conlleva a

    plantear la necesidad de recuperar y actualizar los valores relacionales de la Eucarista, y la

    realidad de la palabra y del Pan en la celebracin eucarstica hoy.

    En suma, actualizar la celebracin eucarstica, es el resultado de un proceso de liberacin y

    realizacin humana de los creyentes que apuestan, desde la fe, al bienestar de sus relaciones

    humanas y de este modo, contribuir a una transformacin social que motiva la vivencia de

    la Eucarista. El creyente de hoy est llamado a actualizar la nueva relacionalidad pascual,

    que slo se puede renovar mediante la celebracin del sacramento de la Eucarista en la

    comunidad de fe que anuncia al Seor Resucitado.

  • 17

    CAPTULO I

    1. RELACIN ANTROPO-TEOLGICA DE LA COMENSALIDAD DE JESS EN

    EL EVANGELIO DE LUCAS

    1.1. Aportes antropolgicos a la comensalidad

    Aristteles, en el Libro I de la Metafsica, afirma que "Todos los hombres por naturaleza

    desean saber"6, y en este orden, saber el simbolismo que se despliega en el mundo de la

    comida. A esta afirmacin, se acua una verdad antropolgica que define al hombre, no

    slo como homo sapiens, sino como una especie que, por la creciente evolucin de su

    intelecto, piensa y habla sobre sus alimentos y establece normas con respecto a lo que

    come. Adems, tiene la capacidad de pensar sobre el modo de preparacin de la comida,

    puede elegir con quines come y determina el lugar dnde degustar su comida7. En

    consecuencia, el hombre es la nica especie para quien el ejercicio mismo de la

    comensalidad es vital al momento de establecer una relacin primaria y fundamental con la

    naturaleza, consigo mismo y con los semejantes8. Hay, pues, una relacin intrnseca entre el

    hombre y el mundo significativo que se despliega en la comida.

    La comensalidad, desde la antropologa, se define como una conducta humana

    eminentemente social, en la cual convergen mltiples valores interpersonales, en favor del

    compartir entre hombres y mujeres9. La comensalidad, as entendida, constituye uno de los

    medios ms universales para comunicar el sentido respecto de la identidad de un grupo

    humano en funcin de lo que come. Se trata de un acto humano, que va ms all de la

    animalidad e individualidad en torno al simbolismo de la comida. En este sentido, para

    Bazurko, la comensalidad:

    6Aristteles, Metafsica, Libro I, Captulo Primero, 21.

    7 Cf. Maury, Gazeta de Antropologa, 1.

    8 Cf. Aguirre, La mesa compartida, 26.

    9Cf. Maury, Ibid., 1.

  • 18

    "(...) supera el plano de la animalidad y alcanza el nivel propiamente humano,

    cuando deja de ser una accin individualizada y se abre hacia la coexistencia, la

    hospitalidad, la comensalidad10

    .

    As, la comensalidad es el resultado de un proceso cultural, ms all de la animalidad. Dada

    la fuerza de la comensalidad en la configuracin de la cultura, ha sido inters investigativo

    de las ciencias sociales plantearse la pregunta por el hombre a partir de la comprensin de

    los factores antropolgicos, culturales, sociales, psicolgicos y econmicos, que subyacen

    al interior de la comida. Lvi-Satrauss, antroplogo francs del siglo XX, afirma que la

    comida va ms all del acto instintivo de comer, pues supone un largo proceso de

    consecucin de los alimentos para prepararlos, servirlos en la mesa y degustarlos con ms

    personas. Estas acciones, propiamente humanas, obedecen a una ritualidad de la mesa y la

    comida, en la que se impone la coccin de los alimentos como paso fundamental de lo

    crudo a lo cocido, y configura una de las particularidades de la comensalidad. Al respecto

    Lvi-Satrauss mantiene la afirmacin de Conklin quien dice que "el Humano slo tiene por

    alimento 'verdadero' el que la coccin ha vuelto propio para el consumo humano (...). La

    'comida' debe siempre comprender alimentos cocidos"11

    . De este modo, a la necesidad

    humana de la preparacin de los alimentos, se aaden intereses colectivos en torno al gusto,

    la actitud corporal, el lugar y el tiempo necesarios para cocer los alimentos y frutos de la

    tierra en favor de la interrelacionalidad.

    A esta necesidad antropolgica de cocer la comida, se vincula la comprensin de la

    comensalidad en funcin de la interrelacin y el deseo humano de sentirse en compaa con

    otros a travs de la cercana, la familiaridad y el 'calor de hogar', amenizado por la comida

    caliente, recin preparada. Este factor aplica para todas las culturas de la tierra y permite

    comprender antropolgicamente que la comida es el alma de la cultura, en tanto constituye

    la primera forma de iniciar y estrechar las relaciones humanas, favorece la cohesin de un

    10

    Cf. Basurko, Compartir el pan de la mesa a la eucarista, 30-31. 11

    Lvi-Strauss, Mitolgicas. Lo crudo y lo cocido, 329-330.

  • 19

    grupo social y de modo particular, reivindica la identidad colectiva12

    . En estos trminos, la

    comensalidad, la cual responde inicialmente al instinto de conservacin de la especie,

    trasciende el acto de nutricin y satisfaccin del apetito y se orienta a un amplio sistema de

    comunicacin al que se integran elementos rituales y sociales que dependen del lugar

    geogrfico donde sta se desarrolla. Sobre este particular, Aguirre sostiene que en la

    comida se expresan no slo ideas o conceptos de la variedad alimenticia de las culturas,

    sino que son el punto de convergencia de una comunicacin de emociones y de

    identificaciones colectivas metarracionales13

    .Por esta razn, en la reflexin antropolgica

    de la comensalidad como acto propiamente humano, no puede hablarse nica y

    exclusivamente del aspecto instintivo inherente a su realidad, sino que se hace necesario

    ampliar sus horizontes de comprensin a "la ingesta de alimentos (que) trasciende su nivel

    nutritivo para desplegar tambin facetas rituales, simblicas y sociales"14

    . En suma, hay

    todo un mundo semntico y simblico en orden a la comensalidad, que ha adquirido nuevos

    desarrollos con el trascurrir del tiempo, unidos al deseo natural y primitivo del hombre por

    mantener las relaciones sociales a travs de la comida.

    Ahora bien, la comensalidad engloba una reflexin semntica integrada a la antropologa

    cultural. Adems, el hombre, para sobrevivir, satisface esta sensacin con la ingesta de

    alimentos y as, equilibra el desgaste continuo de energas. Sin embargo, la comensalidad

    no obedece bsicamente a este impulso biolgico de consumir caloras, sino que responde a

    una accin humana cargada de significado. A esta cuestin, Maldonado considera tres

    caractersticas antropolgicas que connotan el mundo vital de la comida humana15

    . En

    primer lugar, la comensalidad expresa una comunicacin con la tierra, de la que se extraen

    los frutos para el consumo humano. Comer es entrar en comunin con las fuerzas y

    energas de la tierra, de manera que quien ingiere renueva su vida y experimenta plenitud

    fisiolgica, psquica y existencial. En segundo lugar, la comensalidad revela dependencia.

    12

    Cf. Maury, Ibid., 10 13

    Cf. Aguirre, Ibid.,29. 14

    Maury, Ibid., 2. 15

    Para comprender ms ampliamente estas tres perspectivas de la comensalidad, se sugiere ver Maldonado, Eucarista en devenir, 11-28.

  • 20

    Con esto se entiende que la comida viene de fuera, de lo externo, por lo que el hombre y la

    mujer necesitan salir de s mismos para buscar su alimento y satisfacer el hambre. Se

    afirma, entonces, que el hombre vive gracias a los frutos de la tierra y depende totalmente

    de ellos. En tercer lugar, la comensalidad es un signo eficaz de la interaccin humana y

    responde a una dinmica circular: dar de comer y recibir la comida como acto fundamental

    que vitaliza el amplio mundo de la interrelacionalidad.

    La interaccin humana, suscitada por la comensalidad, permite afirmar que el 'comer con'

    es expresin de la unidad de origen y solidaridad en la condicin humana, cuyo resultado

    deviene en el acto de convidar y ser convidado16

    . Otro factor, igualmente importante,

    consiste en que la comensalidad responde a la accin de un grupo humano y por eso, para la

    antropologa, el hecho de comer juntos significa sellar la unin de un grupo, la familia, la

    aldea, la tribu y la 'fratra', congregada en lugares especficos, cargados de significado17

    . Se

    impone una vez ms la importancia de comprender la comensalidad de manera transversal

    en el entramado de las relaciones humanas.

    La comensalidad supone tambin una relacin con la sacralidad. El ejercicio mismo de la

    comensalidad habla de la capacidad natural del hombre para socializarse con otros y de su

    imperiosa necesidad de llenar de sentido estos momentos de reunin mediante la comida,

    en la cual se inscriben realidades tanto profanas como sagradas. Para el historiador de las

    religiones, Eliade, el ejercicio del comer con sus respectivos utensilios son funciones tan

    vitales, que por eso mismo, se revisten de sacralidad, particularmente, en las sociedades

    arcaicas, y afirma que "para el hombre 'primitivo' un acto tal (la alimentacin) no es nunca

    simplemente fisiolgico; es, o puede llegar a serlo, un 'sacramento', una comunin con lo

    sagrado"18

    .De modo pues, que la comensalidad es importante para el hombre, no slo por la

    reaccin fisiolgica en la que se ejercita el acto de la manducacin e ingesta de los

    alimentos, sino por la significacin ritual y sagrada que el hombre confiere a este gesto

    16

    La raz latina de "convidar" es convivium, convivari, convivere, y refleja la disposicin natural del ser humano para "vivir con". 17

    Cf. Maldonado, Ibid., 15. 18

    Eliade, Lo sagrado y lo profano, 21.

  • 21

    fundamental en el desarrollo de la sociedad. De ah que, tanto antroplogos como telogos

    y en general, especialistas de las ciencias sociales, decidan comprender semnticamente el

    mundo vital de las comidas como "ceremonias rituales" del hombre orientadas a una

    vinculacin existencial consigo mismo, con el entorno que le rodea y con la Trascendencia.

    A esta relacin, entre lo sagrado y lo profano de la comensalidad, se suma una ltima

    consideracin antropolgica. La comensalidad puede tener dos fuerzas: una centrpeta y

    otra centrfuga. La primera fuerza, la centrpeta, responde a una reaccin egosta e

    individualista del hombre, que le inhibe salir de s mismo y desea slo para l la ingesta de

    alimentos, prescindiendo del mundo que le rodea. La segunda fuerza, la centrfuga es la que

    mueve al hombre a salir de s y ubicarse en el orden del compartir, de la hospitalidad y de la

    solidaridad. Estas dos fuerzas estn en permanente tensin y corresponde al hombre

    desplegar la fuerza adecuada para sobrevivir y convivir en el mundo. Sobre este particular,

    Bazurko afirma: "El acto de comer se humaniza realmente, cuando el hombre es capaz de

    compartir su mesa, sus alimentos, cuando la apropiacin centrpeta y egosta se convierte

    en comunin, cuando los comestibles se transforman en dones significativos de la amistad y

    la fraternidad"19

    .

    Con esta consideracin, se comprende el ser del hombre por lo que come y por el modo

    como asume, paulatinamente, la ingesta de los diversos alimentos. "Somos lo que

    comemos", suele decir Schanz cuando concibe los alimentos no slo como necesarios de la

    realidad corporal del ser humano, sino como significantes de su mundo vital y real20

    . As,

    se da el paso del 'tener' alimentos para el consumo humano, al orden del 'ser' en relacin

    con lo que se come, tal como afirma Bazurko: "El alimento se interioriza en m. Lo ingiero,

    lo digiero, lo asimilo y lo incorporo: pasa del orden de mi tener, al orden de mi ser. (...)

    Comer y beber significan, desde otra vertiente, un proceso de interiorizacin, de

    intimacin21

    . En la comida se revelan expresiones de lo que el hombre es en relacin con su

    19

    Cf. Basurko, Ibid., 31. 20

    Cf. Schanz, Los Sacramentos en la vida y en el culto, 249-250. 21

    Basurko, Ibid., 28.

  • 22

    cultura, su forma de comprender el mundo, su modo de relacionarse con los dems, el

    cuidado de s mismo y su intimidad. Por esta razn, lo interesante en esta reflexin

    antropolgica de la comida, es observar que el hombre puede hacer el giro del movimiento

    centrpeto de apropiacin egosta e individualista al movimiento centrfugo que saca al

    hombre de s mismo para compartir solidariamente y participar la comida con otros seres

    humanos. En otras palabras, el hombre es capaz de dar el paso del individualismo cerrado

    del egosmo a la donacin de s mismo a los otros, a travs del compartir lo que se es por

    medio de uno de los gestos humanos ms cotidianos y antiguos de la humanidad: la

    comensalidad.

    A propsito de esta afirmacin, para Schanz la comensalidad forma parte de la esencia del

    hombre y privilegia la fuerza centrfuga en tanto se ubica en el orden de la sociabilidad

    humana, tan importante en los ritos de paso y de transicin como en diferentes festividades

    propias de cada cultura:

    El cenar juntos se ha entendido siempre como un modo de cimentar la amistad

    humana. Adems parece muy natural concluir las celebraciones ms significativas

    de la vida humana con un banquete de la clase que sea. Tanto en el simple

    aniversario del nacimiento o en el banquete ms solemne de una boda, o en los

    acontecimientos ocasionales durante el ao o en la comida que marca un

    acontecimiento importante de nuestra vida, todas esas comidas tienen un comn

    significado de profundo valor en orden a las relaciones interpersonales; el comer y

    beber juntos es un signo de participar tambin de la vida juntos. Al participar del

    mismo alimento que mantiene nuestra vida, somos unidos por aquello en lo que

    nos convertimos, ya que en un sentido verdadero somos lo que comemos22

    .

    En definitiva, la reflexin antropolgica de la comensalidad no puede entenderse de manera

    aislada del aporte de las dems ciencias sociales y humanas. Mucho menos, su reflexin

    puede prescindir del mbito religioso y teolgico. La antropologa, en este caso, tiene en

    cuenta los elementos rituales, simblicos y religiosos de la comensalidad a lo largo de la

    22

    Schanz, Ibid., 249-250.

  • 23

    historia humana. En relacin con lo anterior, para proceder a un trabajo teolgico, son

    fundamentales y siempre imprescindibles la articulacin de los desarrollos antropolgicos y

    teolgicos en cuestin, respecto de la comensalidad en el contexto vital de Jess, la cual

    deviene en una reflexin de antropologa teolgica, que merece abordarse en la indagacin

    de la comensalidad juda del siglo I d.C., para comprender, posteriormente, las

    particularidades bblico-teolgicas de la comensalidad de Jess de Nazareth en el evangelio

    de Lucas.

    1.2. Trasfondo religioso de la comensalidad juda en el siglo I d.C.

    En el Antiguo Testamento se informa sobre la experiencia y relacin de fe del hombre con

    Dios y en este caso, sobre la estrecha relacin con la comida y los alimentos en general.

    Dios se muestra como Aquel que da a los hombres los frutos de la tierra para ser

    aprovechados por el hombre y para ello, es importante establecer leyes, como las que

    aparecen en el libro del Gnesis (Cf. Gn 2,17), donde se informa sobre esta relacin de la

    comida con la Ley. Dice Pikaza:

    (...) siendo animal que reza y piensa, el humano es tambin un ser vinculado a la

    comida: ella le alimenta, desde ella se define. La misma meta de la historia es en la

    Biblia un Banquete mesinico, donde los salvados compartirn amor y comida, en

    bodas perdurables. Lgicamente, en la base de esa historia emerge la comida: Dios

    ofrece a los humanos las riquezas de la tierra, para que las disfruten y compartan,

    en gesto generoso de abundancia (paraso)23

    .

    Las prescripciones del judasmo, particularmente, en lo referente a las leyes de pureza e

    impureza son puntuales. La comida y en general, el ambiente culinario, entran en directa

    relacin con tal normatividad, hasta el punto de estructurar un modo de vida particular,

    presente en el tiempo, hasta nuestros das. En el mundo cultural mediterrneo del siglo I

    d.C., los judos se caracterizaron por separarse radicalmente de otros grupos sociales y por

    mantenerse observantes de las leyes de pureza, con el fin de controlar los cuerpos

    23

    Pikaza, Para celebrar fiesta del Pan, fiesta del Vino, 35.

  • 24

    individuales en el mundo de Israel24

    .En este orden, para los judos, el reunirse en torno a la

    comida, constituye uno de los ejes centrales para desarrollar a plenitud su ser religioso.

    Gestos, palabras y plegarias particulares responden a un orden propio, segn las normas

    pactadas para acceder a la mesa juda. As lo relata Garca:

    En la comida se haca memoria de la alianza; tena lugar la accin de gracias

    diaria, compuesta por tres bendiciones (bekarot), concluidas con un amn y

    precedidas de una invitacin a la accin de gracias. La primera bendicin era una

    alabanza al Dios creador del universo. La segunda que empleaba el verbo 'dar

    gracias', se diriga al Dios de la alianza. La tercera era una splica por el pueblo de

    Israel para el presente y el futuro y una invocacin por el templo y la casa de

    David, para que Dios llevase a cumplimiento su proyecto25

    .

    Esta estructura, obedece a una profunda relacin de las comidas judas con el ambiente

    religioso. Al respecto dice Codina: "Adems de la comida pascual, tenan comidas de

    hermandad (Haburah-haburoth, en griego fratria) y las comidas de vspera de fiesta (por

    ejemplo la del viernes por la noche con la bendicin del sbado - qiddush)"26

    . Todas estas

    comidas requeran frmulas especiales que respondan a una ritualidad concreta. El

    trasfondo de estas bendiciones especiales en la mesa era evidenciarla importancia de la Ley

    que preserva la pureza del pueblo27

    .As, la comida juda constituye el momento en el cual

    se ponen en juego las leyes rituales de pureza, aspecto que configura al judasmo como una

    institucin religiosa que preserva su identidad a partir de la ritualidad de la mesa, los

    alimentos y las personas que participan en la comida. Los judos se reservan el derecho de

    admisin a la mesa, permitiendo solamente, la participacin de los miembros de su misma

    religin y segregando a los grupos que no son judos.

    Al respecto, a manera de sntesis, los aportes desde la antropologa teolgica que realiza

    Aguirre aaden que "Desde el siglo IV a.C. - y no slo a partir del ao 70, con la

    24

    Cf. Aguirre, Ibid., 35. 25

    Garca, Iniciacin cristiana y eucarista, 207. 26

    Codina, La fraccin del pan, 23. 27

    Cf. Aguirre, Ibid., 38.

  • 25

    hegemona de los fariseos - se constata en el judasmo una preocupacin general por evitar

    comer con gentiles"28

    . De este modo, se establece una especie de aislamiento y resistencia

    por parte de los judos para relacionarse con otros grupos sociales, diferentes al judasmo.

    Pensadores, griegos y romanos, afirman sobre esta actitud sectaria de los judos en la que

    no hay cabida para integrar a su mesa a gentes de otros pueblos ni grupos que profesen una

    religin distinta: "Tcito (siglo I de nuestra era), en un excurso sobre los judos en el libro

    V de su Historia, dice que los judos son leales y fieles entre s, pero hostiles con los de

    fuera. (...) Filstrato (siglos II-III) describe los judos como 'un pueblo que lleva su vida

    separada e irreconocible, que no se junta con el resto de los hombres de la mesa"29

    .

    Al lado de estos breves testimonios, se encuentran las fuentes primarias judas del Antiguo

    Testamento, las cuales manifiestan el modo como los judos se han segregado de otros

    grupos a partir de la ritualidad de la comida30

    . El libro de Macabeos (2 Mac 7) seala una

    afrenta antijuda que obliga a los judos a comer carne de cerdo y llegado el caso de no

    obedecer, se obtiene la muerte como castigo. El mismo caso con la comida se presenta en el

    libro de Daniel (Dn 1,3-17), quien con tal de no caer en la impureza del alimento no

    permitido, cuenta con el permiso de comer vegetales y beber agua. O el caso de Tobas

    (1,10-11), quien se neg a comer los alimentos de los gentiles durante su cautiverio en

    Nnive, representando con esta conducta, la fidelidad de un judo de la dispora en lo

    referente a las normas sobre la comida. As, se reafirma la idea que para un judo, cuidar de

    comer lo permitido, es una forma genuina de observar la Ley en la medida en que se

    preserva la pureza del pueblo y se mantiene su identidad religiosa31

    .

    No obstante, el que los judos se segreguen de los otros pueblos en torno a la comida, no

    significa un aislamiento de todo otro tipo de relacin. Para ellos, es importante el contacto

    con los grupos sociales de su entorno y el trato con paganos en las sinagogas, en el

    28

    Ibid., 35-36. 29

    Ibid. 30

    Cf. Ibid., 37. 31

    Cf. Ibid., 38.

  • 26

    comercio, en el mercado y en general, en el da a da. De ah que se afirme que "en la Ley

    de Moiss no est prohibido explcitamente compartir la mesa con los paganos"32

    . Sin

    embargo, s se da una separacin radical para los momentos de la comida y todo aquello

    que tiene que ver con el consumo de alimentos prohibidos. De lo anterior, afirma Garca:

    "Comer era para ellos (los israelitas) algo sagrado, sacrificial; sobre todo, cuando se coma

    carne, que no poda ser matada sin una referencia a Dios, principio de la vida. La comida

    requera 'pureza': tanto en los comensales, como en los alimentos, como en los utensilios.

    Comer y beber eran actos de culto, que requeran la pureza necesaria"33

    .

    Otros testimonios bblicos, expresin de la mentalidad juda con respecto al cuidado de la

    mesa y la comida como el Levtico (Lv 11-16), informan sobre las reglas referentes a la

    pureza e impureza, que van unidas a la ley de santidad (Lv 17-26). Se incurre en impureza

    al comer ciertos animales terrestres, acuticos, aves, insectos alados y bichos terrestres,

    razn por la cual no son permitidos por la prescripcin juda. A esto, se aade el uso de

    vajilla que no debe ser contaminada con los animales impuros. Sin embargo, si algn

    alimento impuro llegase a caer sobre algn plato de esta vajilla y un judo tiene contacto

    con ste, debe considerase impuro (Lv 11, 31-40). Al respecto: "en el judasmo que surge

    despus del ao 70, la impureza de los gentiles se convierte en un elemento fundamental y

    pasa a la Misn (...). Obviamente, si se consideraba impuros a los paganos, se justificaba

    plenamente la imposibilidad de compartir la mesa con ellos"34

    .

    En cuanto a la preservacin de las leyes rituales de pureza en la comida, se inscriben otros

    grupos como el de la secta de Qumrn, el cual, considera que participar de la comida,

    supone incorporarse definitivamente al grupo de referencia. Para ello, es importante al

    momento previo de comer, hacer un gesto de purificacin, con el fin de participar

    dignamente de la comida, y as, establecer relaciones con los dems miembros de la mesa

    desde la jerarqua y exclusividad. Del mismo modo, para este grupo, la comida cuenta con

    32

    Ibid., 39. 33

    Garca, Ibid., 206. 34

    Aguirre, Ibid., 40.

  • 27

    un componente de justicia, al celebrarse en ella los deberes de cada miembro para con Dios

    y con el prjimo35

    .Los fariseos tambin se relacionan de acuerdo con ciertas prescripciones

    sobre la comida. Para ellos, se establece una relacin entre el Templo y las normas de mesa

    y siendo un grupo no poltico, su preocupacin gira en torno a la mesa con el fin de

    preservar, fundamentalmente, la pureza ritual en todo lo concerniente al ambiente culinario

    y la agricultura36

    . La mesa y la comida significan, pues, la continuacin de las leyes de

    pureza pregonadas en el Templo.

    Por ello, se puede inferir que el trasfondo religioso que subyace a la comida juda, obedece

    a un sistema ritual de pureza e impureza a lo largo de todo el judasmo, que comienza con

    normas corporales, como el lavarse las manos antes de comer. Esta caracterstica de la

    ritualidad de pureza sobre la mesa y la comida estaba cargada de expresiones judas, muy

    notorias en tiempos de Jess. Los evangelios la relatan del siguiente modo: "(...) los

    fariseos y todos los judos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo, aferrados a

    la tradicin de los antiguos, y al volver de la plaza, si no se baan, no comen; y hay otras

    muchas cosas que observan por tradicin, como la purificacin de copas, jarros y bandejas"

    (Mc 7,3-4). A este respecto, la ritualidad de la mesa aplica para los miembros de la religin

    juda, tanto para los sacerdotes como para los laicos. Cada uno debe lavarse las manos antes

    de cualquier tipo de comida, sea la cotidiana o la ms santa de todas37

    .

    No obstante, Qu est de fondo en las reglas de pureza e impureza en el ambiente global

    de la comida juda? Por qu estas normas se hacen tan presentes en un momento tan

    cotidiano y humano como es la comensalidad? Sin lugar a dudas, las respuestas a estos

    interrogantes vienen de acuerdo con los aportes antropolgicos y teolgicos sobre la

    materia. Desde siempre, el hombre, ser gregario por naturaleza, ha tenido la necesidad de

    mantener un orden establecido y configurar una inteligibilidad respecto de su realidad y del

    mundo circundante. Por eso, acude al orden y a la norma para poder convivir en un grupo

    35

    Cf. Ibid., 41. 36

    Cf. Ibid., 43. 37

    Cf. Garca, Ibid., 206-207.

  • 28

    social. La comida es, en este sentido, el momento humano ms pertinente para hacer

    evidentes tales normas de pureza en favor de su interrelacionalidad. All, se establecen

    modos de ser y proceder propios del judasmo que van configurando a un hombre

    eminentemente religioso y observante de la Ley por su forma de relacionarse con la

    comida. Respecto de lo anterior, Aguirre sostiene:

    El sistema de pureza estricto que caracteriza al judasmo del siglo I es una forma

    peculiar de ordenar toda la realidad: los espacios o lugares, el tiempo, las personas,

    los dems seres vivos, las acciones... El principio fundamental es que cada realidad

    debe ajustarse perfectamente a su categora o naturaleza. Lo que rompe el orden es

    lo impuro o manchado38

    .

    Dicho orden en la comensalidad, se convierte en un imperativo de vida para el judo. De

    ah, su imposibilidad de comer animales que se salen del orden establecido, es decir,

    aquellos que rumian o tienen la pezua hendida como el camello, el damn, la liebre y el

    cerdo. La prescripcin reza: "No comeris su carne ni tocaris sus cadveres; los

    consideraris impuros" (Lv 11,4-8). As mismo, de los animales acuticos slo pueden

    comerse aquellos que tengan escamas y aletas, sean de mar o de ro. Pero "Todo cuanto

    vive en las aguas y carece de aletas y escamas, lo consideraris abominable" (Lv 11,9-12).

    Las aves como el guila, el halcn y el quebrantahuesos, entre otros, deben considerarse

    abominables (Lv11,13-19). Pero los insectos alados como la langosta, la chicharra, los

    saltamontes y los grillos pueden consumirse sin ninguna objecin ni prohibicin. De lo

    contrario, todo el resto de insectos alados, son considerados abominables e impuros

    (Lv11,13-23), as como los bichos terrestres, a saber: la comadreja, el ratn, el lagarto, el

    erizo, el cocodrilo y el topo, entre otros (Lv 11,29-30).

    Desde esta perspectiva, los judos consideran impuros o abominables ciertos animales

    porque rompen con el orden establecido al estar marcados por una mancha, verse afectados

    en su locomocin o por estar apareados con otros animales distintos a su especie (Lv

    38

    Aguirre, Ibid., 46.

  • 29

    19,19)39

    . Aqu se revela un dato importante en la mentalidad juda que consiste en su

    inflexibilidad respecto de la Ley y su forma unificante de concebir y conservar la especie,

    en favor de su identidad religiosa y grupal. As, se deduce todo un sistema de vida

    conformado por las reglas de pureza juda determinadas en el espacio, el tiempo, las

    personas, los objetos y un lenguaje que desentraa dicho sistema de pureza ritual:

    El sistema de pureza se encontraba simbolizado de manera eminente en el templo,

    que era el centro del universo judo y que se consideraba, adems, el centro del

    mundo. Estaban escrupulosamente regulados los espacios que se podan usar (los

    gentiles no podan entrar en el atrio de Israel; las mujeres no podan entrar en el

    atrio de los hombres; los sacerdotes tenan acceso a lugares prohibidos a los laicos;

    al lugar ms santo -el sancta sanctorum- slo poda entrar el Sumo Sacerdote una

    vez al ao); estaba perfectamente determinado cmo tenan que ser las cosas o

    utensilios, las caractersticas de los animales aptos para los sacrificios, los tiempos

    apropiados para la oracin y las ofrendas, las personas que podan sacrificar, las

    que podan participar y las que quedaban excluidas40

    .

    En definitiva, el sistema de pureza ritual en el judasmo, define que lo puro es todo aquello

    que sigue el orden establecido. Por su contrario, lo impuro es todo aquello que transgrede

    ese orden establecido; en otras palabras, lo impuro es el desorden que va en contra del rigor

    de la Ley juda. Esta normatividad, inflexible y rigorista tan presente en el siglo I d.C., es lo

    que marca el deseo de Jess de darle la plenitud a la Ley con el fin de ofrecer valores

    alternativos al orden ritual ya determinado y para ello, realiza una serie de gestos fuera de

    lo establecido, los cuales instauran una nueva comensalidad.

    1.3. La nueva comensalidad de Jess en los relatos lucanos

    La comensalidad de Jess es relatada ampliamente en los evangelios, con matices

    particulares. Para el evangelista Lucas, el inters consiste en contraponer la exclusividad

    39

    Cf. Ibid., 47. 40

    Ibid.

  • 30

    inherente a la mesa juda con la apertura de Jess al convocar al ser humano, por distinto y

    diverso que fuere, a compartir la mesa comn. Con esto, se advierte un giro excepcional

    lucano, el cual parte de la mesa exclusiva, propia del judasmo, a la mesa incluyente

    propuesta por Jess. Este giro rompe sustancialmente con el orden establecido de pureza y

    santidad para instaurar un nuevo orden de misericordia41

    , a partir de una nueva

    comensalidad, en la que cuentan, tanto impuros, pobres y pecadores, como ricos, jefes de

    publicanos y fariseos. En realidad, lo que cuenta para Jess es el ser humano por lo que es,

    ms all de lo que tiene o posee.

    Lucas presenta una serie de relatos en los cuales se evidencia la apuesta de Jess por

    ofrecer una nueva comensalidad, abierta a todas las personas y a todo grupo social. Por lo

    anterior, se hace necesario referir algunas de las comidas relatadas en el evangelio de

    Lucas, sin apelar, lgicamente, a su obra continuadora de los Hechos de los Apstoles. En

    este contexto, Aguirre seala tres grupos sociales diferentes con los que Jess, despus de

    llegar a ciertas casas, se sienta a la mesa, comparte la comida y ensea su nueva doctrina.

    Los grupos a los que Jess convoca a una nueva comensalidad son: los pecadores y

    publicanos, los fariseos y los discpulos42

    . Con cada uno de estos grupos, Lucas muestra

    una intencionalidad clara por parte de Jess, que consiste en subvertir el orden establecido

    en lo referente a las leyes de pureza ritual, repensar el honor y restaurar las relaciones

    interpersonales entre los miembros de las comunidades en cuestin.

    El primer grupo con el que Jess come abiertamente y sin reservas est conformado por

    pecadores y publicanos. Lucas presenta varios relatos que se refieren a este inters de Jess,

    quien "acoge a los pecadores y come con ellos" (Lc 15,1-2), se hospeda "en casa de un

    hombre pecador" (Lc 19,7) y, al mismo tiempo, es criticado porque come y bebe "con los

    publicanos y pecadores" (Lc 5,30). El encuentro de Jess en casa de Zaqueo (Lc 19,1-10),

    relata claramente el modo como Jess acoge a un pecador, lo mira, se detiene y le dirige la

    41

    Cf. Ibid., 122. 42

    Para una mayor ampliacin sobre el tema de las comidas en el evangelio de Lucas, ver Aguirre, Ibid., 58-102.

  • 31

    palabra para pedirle hospedaje. Este es un gesto pblico, que merece la atencin de los

    diversos grupos presentes en medio de la escena, pues Jess no pasa de largo, como sera,

    quizs, la costumbre del momento. El texto dice que, al verlo, todos murmuraban diciendo:

    "Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador" (Lc 15,7), lo cual significa participar

    de la cotidianidad de su vida, dialogar, sentarse a la mesa y comer. Sin embargo, en el

    fondo de este gesto, Jess desafa el orden social de Israel43

    , frente a las reglas de pureza e

    impureza, tan presentes en el siglo I de nuestra era.

    Esta intencin incluyente, por parte de Jess, se revela cuando Lucas pone en su boca la

    afirmacin: "tambin ste es hijo de Abrahn" (v.9) y, paralelamente, se produce una

    conversin que mueve a Zaqueo a reivindicarse mediante un comportamiento afable con su

    crculo social. Zaqueo replica la actitud incluyente de Jess hasta el punto de afirmar:

    "Dar, Seor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraud a alguien, le

    devolver cuatro veces ms" (v.8). La respuesta de Jess a este gesto es soteriolgica: "Hoy

    ha llegado la salvacin a esta casa" (v.9). En este sentido, es posible afirmar que Jess

    muestra un gran inters por el ser humano en su situacin de exclusin y rechazo social.

    Lucas, unos captulos ms atrs, expresa que Jess invita a comer "a los pobres, a los

    lisiados, a los cojos, a los ciegos; y sers dichoso, porque no te pueden corresponder" (Lc

    14,13-14).

    La comida, en este caso, supone una acogida a los menesterosos en general. Los pobres

    representan a mujeres y hombres rechazados a causa de su incumplimiento de la Ley, signo

    de impureza y, por consiguiente, motivo de exclusin en la participacin digna de la mesa.

    Al respecto, sostiene Maldonado: "Por supuesto, todo el que era considerado pecador por

    las autoridades religiosas quedaba excluido de la comunidad de mesa con los 'puros' o

    cumplidores de la ley"44

    . A este grupo se dispone Jess para acogerlos en la mesa, y con

    este gesto, propone que todos tienen un puesto en la mesa. En este orden, el pobre y el

    enfermo no tienen nada que perder, pero s mucho por ganar en lo que respecta a su

    43

    Cf. Ibid., 67. 44

    Maldonado, Ibid., 96.

  • 32

    apertura por acoger una nueva comensalidad en la cual se sienten acogidos y reconocidos, a

    diferencia del rechazo directo que sufren por no ser bienvenidos en la mesa que exige

    pureza y sanacin. En otras palabras, la comida con Jess no es un acto excluyente, sino la

    expresin de una nueva comensalidad que incluye y salva al ser humano en la comunidad.

    Adems de comer con pecadores y publicanos, Jess come con fariseos. Este segundo

    grupo, caracterizado en los evangelios por sus frecuentes afrentas contra l y sus grandes

    diferencias en el modo de proceder, es polmico y cuestionador de las doctrinas de Jess.

    Los fariseos se convierten, sorpresivamente, en un grupo humano de sus preferencias a la

    hora de compartir la mesa. La intencin de Jess consiste en acogerlos en la comida para

    ensearles la primaca de un corazn transparente ante Dios, por medio del encuentro en la

    mesa, ms all de la excentricidad de la pureza ritual de la que se ufanan.

    En Lucas se identifican, por lo menos, tres percopas que ilustran estos encuentros de

    comensalidad: "Un fariseo le rog que comiera con l, y, entrando en la casa del fariseo

    (Jess) se puso a la mesa" (Lc 7,36). Otro fariseo, "cuando termin de hablar, (...) le rog

    que fuera a comer con l; entr, pues, (Jess) y se puso a la mesa" (Lc 11,37). Ms

    adelante, Lucas narra que Jess "un sbado fue a comer a casa de uno de los jefes de los

    fariseos" (Lc 14,1) y se dispuso a comer all. En este contexto, no es raro encontrar en las

    narraciones de las comidas de Jess con los fariseos, largas conversaciones y disensiones

    acerca del modo como se debe comer.

    Para los fariseos es un imperativo religioso y moral observar todas las normas de pureza

    antes de comer, mientras que Jess omite, intencionalmente, las abluciones previas para el

    acto de comer45

    .En Lc 11,37-53, los fariseos se escandalizan por el gesto escandaloso de

    Jess al no lavarse las manos antes de comer. No hay duda que este hecho provoca

    admiracin por parte del fariseo (v.38), es decir, un extraamiento ante el rompimiento

    frontal de una regla de pureza para comer. Ante esta situacin, Jess responde: "Vosotros,

    los fariseos, purificis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estis llenos de

    45

    Cf. Aguirre, Ibid., 75-76.

  • 33

    rapia y maldad" (v.39). En este dilogo, Jess pone en evidencia el verdadero sentido de

    pureza, frente al sistema de pureza de los fariseos, proveniente de dos escuelas:

    Las palabras de Jess hacen referencia a una discusin de escuela, existente en el

    judasmo de la poca, sobre si era necesario purificar las copas y los platos por

    fuera y por dentro (escuela de Shammai, dominante antes del 70) o slo por fuera

    (escuela de Hillel). Jess critica la opinin de Shammai, pero va mucho ms all:

    les dice que discuten sobre lo interior y lo exterior, porque no entienden el

    verdadero sentido de la ley. Jess traslada la preocupacin de lo ritual a lo moral.

    Ellos hablan de los utensilios, cuando lo que importa es el corazn del pueblo y

    sus actitudes. No importa el exterior de los platos, pero tampoco el interior. Lo que

    importa es el interior de las personas: 'dentro de vosotros estis llenos de injusticia

    y avaricia' (v.39b)46

    .

    Jess, en el contexto de una comida, va directo al corazn humano. Esta es, pues, otra

    caracterstica de su nueva comensalidad. All, no omite sus enseanzas, al contrario, las

    imparte con determinada libertad y por eso, critica a los fariseos estar contaminados por

    dentro de rapia y maldad: "Esta pureza, de la que los fariseos tanto se vanaglorian, es en

    realidad una impureza contagiosa"47

    . En este contexto, Jess se encuentra ante un grupo

    enfermo que necesita ser sanado de una enfermedad sutil e imperceptible, asintomtica y

    engaosa: la incoherencia humana, o lo que comnmente se suele llamar la doble moral.

    Lavar la copa por dentro y por fuera, es un gesto higinico, vlido en las reglas del sistema

    de pureza. Pero en la perspectiva de Jess, este gesto no significa nada cuando advierte que

    simultneamente a estos gestos, su interior revela el mal que genera la avaricia (Lc 11,39),

    la rapia y deshonestidad al devorar "la hacienda de las viudas so capa de largas oraciones"

    (Lc 20,47) y el deseo de tener dinero (Lc 16,14). Por esta razn, reunirse a comer en estos

    trminos es, para Jess, una oportunidad para ensear el verdadero sentido de pureza en

    relacin con la solidaridad de aquellas personas afectadas por tal impureza contagiosa, es

    46

    Ibid., 75. 47

    Ibid., 78.

  • 34

    decir, aquellos que han sido vctimas de la avaricia, del robo de sus bienes, de la

    desigualdad econmica y en general, de la maldad humana.

    En otras palabras, lo que est diciendo Jess es que para sentarse a la mesa, el que debe

    limpiarse es el hombre mismo en su interioridad, como requisito fundamental para iniciar el

    gesto de una nueva comensalidad. Ya si se lavan las manos hasta el codo, se limpia la copa

    y se purifica la bandeja, que sea expresin de la coherencia que se vive internamente. De

    este modo, Jess propone una nueva forma de sentarse a la mesa y comer, con el fin de

    replantear los valores del sistema legal de la ritualidad de la mesa de aquel momento: "La

    verdadera pureza es la solidaridad efectiva con los necesitados, en relacin material con los

    cuales se pone de manifiesto la naturaleza de la pureza y el sentido del honor. Jess

    invierte radicalmente los valores dominantes representados por los fariseos"48

    .

    En estos trminos, el encuentro con Jess, mediante la comida, es una condicin de

    posibilidad para llegar al corazn del hombre y romper con los esquemas mentales y

    sociales que cierran nuevas puertas para comprender el mundo, la realidad, y el hombre que

    busca un sentido para su vida. Jess, quien se sienta a la mesa esta vez, invita a una vida

    nueva despreocupada por el cumplimiento denodado de las pequeas leyes, y s ocupada

    por el verdadero sentido de las mismas en coherencia con lo que se vive por dentro y lo que

    se hace por fuera. Jess no dice que no purifiquen la loza, sino que da a entender su

    sinsentido cuando el corazn no est limpio de toda maldad. En este orden de ideas, darle el

    verdadero sentido a la ley significa poner el acento en "la justicia y el amor de Dios,

    inseparable a su vez, del amor al prjimo"49

    , a quien debe servirse con alegra y sencillez de

    corazn. La nueva comensalidad supone, entonces, una apertura del corazn humano a la

    accin de Dios, quien mueve al hombre a ser coherente.

    Desde esta perspectiva, surgen los discpulos como el tercer grupo de comensales

    convocados por Jess durante su ministerio pblico y continuado despus de su

    48

    Ibid., 79. 49

    Ibid., 77.

  • 35

    resurreccin. Lucas presenta al grupo de los discpulos reunidos con Jess para comer en

    momentos especiales: la pasin y las apariciones pascuales, aunque tambin estn presentes

    como participantes de las diversas escenas de comensalidad en el evangelio de Lucas. De

    las comidas ms representativas con los discpulos se encuentran: la Cena Pascual (Lc

    22,14-38), la comida con los discpulos de Emas y la comida con los Once y los que

    estaban con ellos (Lc 24, 33-34.36-43).

    No cabe duda que las comidas con los discpulos desentraan grandes verdades de la

    esencia de Jess de Nazareth y revisten todo un simbolismo antropolgico y religioso de su

    comensalidad, en contraposicin con el sistema ritual del judasmo del siglo I de nuestra

    era. En Lc 22, 14-38, como en Lc 24,13-35 se pueden mencionar, brevemente, tres aspectos

    caractersticos de la nueva comensalidad instaurada por Jess. El primer aspecto, subraya al

    anfitrin como servidor de la mesa (Lc 22,27). En la dinmica del comedor, la tradicin

    suele presentar al anfitrin como el centro y el ms importante de la comida. Su

    importancia se pone en evidencia en la medida en que se ubica en el sitio privilegiado de la

    mesa, recita las frmulas propias de pureza, se lava las manos, los meseros le sirven y llama

    la atencin de sus invitados en las conversaciones sostenidas.

    En la Cena Pascual (Lc 22,7-38), Jess es comensal y, a su vez, es el anfitrin. l mismo

    ordena preparar la Pascua "para que la comamos" (v. 8), y les da una serie de instrucciones

    que deben seguir para hacer los preparativos, en la sala grande, que ya estar dispuesta al

    momento de comer (vv.10-13). Se percibe un inters de Jess por la fina preparacin del

    lugar donde se har la Cena Pascual. Con esto se identifica un inters de Jess, no slo en la

    comida misma, sino en el proceso que requiere prepararla: la disposicin del lugar, los

    invitados, el men, la hora, entre otros. Qu hay detrs de esta ritualidad de Jess en lo

    referente a su nueva comensalidad? Con certeza puede decirse que hay un simbolismo que

    connota la preparacin para una accin. Dicha accin es el servicio, la cual presentar en

    los versculos siguientes. Jess ensea que el servicio no se improvisa, sino que se prepara

    de la mejor manera:

  • 36

    De hecho, Jess, el anfitrin de esta comida, se va a presentar como el que sirve a

    la mesa (diakonos), (...), ocupa el ltimo puesto y atiende a todos. Pero hay algo

    ms: en Lucas, este siervo es Jess mismo, el anfitrin del banquete, que contra

    todas las convenciones establecidas, no ocupa el puesto de honor a la cabeza de la

    mesa, sino que 'est en medio como servidor' (22,27)50

    .

    Al lado del servicio del anfitrin, surge un segundo aspecto en la comensalidad de Jess.

    Ahora, son los discpulos los convidados a servir, tal como la ha enseado el anfitrin. En

    medio de esta cena, Lucas revela un tema polmico bajo la pregunta Quin es el mayor?

    La respuesta esperada sera en favor del honor tan buscado por fariseos y escribas, por lo

    cual Jess responde con una primera, pero no definitiva respuesta: "Los reyes de las

    naciones las dominan como seores absolutos y los que ejercen el poder sobre ellas se

    hacen llamar bienhechores" (v.25). Bajo esta lgica, el mayor es el que est en sintona con

    dignidades de honor y cargos que ejerzan poder sobre los sbditos, quienes reconocen a los

    poderosos por los dones y favores recibidos51

    .

    Sin embargo, Jess muestra una lgica diferente a la convencional arguyendo que este no

    es el modo de ponerse a la mesa y afirma que "el mayor entre vosotros, sea como el ms

    joven y el que gobierna como el que sirve" (v.26). En este orden, el servicio enseado y

    demostrado en la cena no comienza ni termina en la persona de Jess, sino que extiende su

    continuacin en la persona de cada uno de los discpulos. Es claro notar que frente al tipo

    de relaciones dominante-dominado, poderoso-apoderado, Jess "exige una separacin

    radical de este tipo de relaciones entre los suyos. Pero el matiz propio es que se trata de una

    advertencia a sus apstoles, que son, efectivamente, 'los mayores' y 'los que mandan'. En

    Lucas se afirma el puesto de los apstoles en la comunidad"52

    .

    50

    Ibid., 92-93. 51

    Cf. Ibid. 52

    Ibid.

  • 37

    Ahora bien, esta instruccin, se traduce en una tarea reveladora en el contexto de la mesa

    servida y la ingesta de la misma. No se trata solo del hecho de reunirse a comer por comer,

    sino de atender a la invitacin a la mesa, la cual convoca un discipulado de servicio e

    inclusin sin lmites. Por eso, afirma "yo estoy en medio de vosotros como el que sirve"

    (v.27b) y no, como quien desea ser servido. Por su parte, Jess "No les dice simplemente a

    los discpulos que elijan el ltimo puesto en la mesa, sino que ocupen el lugar del servidor,

    ellos que son los lderes de la comunidad. Como hace Jess mismo, que, sin embargo, es el

    anfitrin"53

    .

    Un tercer aspecto, brota de los dos anteriores. Adems del servicio y del discipulado

    expresado como frutos de la mesa, Jess instaura una nueva comensalidad a partir de la

    fraternidad. Se trata de una comida fraterna, antes de ser un evento social vaco de

    contenido. La fraternidad es una clara apuesta de Jess que supone una gestualidad

    particular. En Lc 24,13-35 se ilustra claramente la importancia primordial del gesto sobre la

    palabra a travs del rito de bendicin con los discpulos de Emas. Aunque sobre esta

    percopa se tratar en los captulos siguientes, cabe decir, por ahora, que para Jess es

    importante realizar gestos que denoten cercana, calor humano y por supuesto, afecto.

    Una nueva presencia de Jess Resucitado, exige una nueva forma de relacionarse con l, y

    en esta escena, ambientada al atardecer, Jess se queda en casa de estos dos discpulos y

    sentado a la mesa con ellos hace gestos tan cercanos como consoladores, pues "tom el pan,

    pronunci la bendicin, lo parti y se lo iba dando" (v.30). En estos gestos que denotan

    cercana y fraternidad, los discpulos se sienten vinculados a un hombre que ha entregado la

    vida. Por eso, se sienten en la capacidad de ir a contar lo que "haba pasado en el camino y

    cmo le haban conocido al partir el pan" (v.35). Es decir, hay un deseo de replicar la

    gestualidad en la comunidad de referencia, por lo cual, despus de ese encuentro

    conmovedor con el Resucitado, los discpulos van al encuentro de los Once y los que

    estaban con ellos. La gestualidad, es una expresin de igualdad entre los comensales y

    53

    Ibid.

  • 38

    excluye toda separacin de los considerados por ser ms o por ser menos54

    . Slo en un

    ambiente ntimo como el de esta narracin, es posible expresar con libertad gestos tan

    cotidianos como stos y slo cuando se ha fundado una mesa relacional a partir de la

    fraternidad, es posible reconocer, en la penumbra de la noche, la gran luz que destella del

    Resucitado para iluminar nuestras relaciones fraternas.

    En ltimo trmino, la comensalidad, gesto antropolgico por antonomasia, es presentada

    por Lucas como una nueva comensalidad, la cual instaura un nuevo orden social, religioso

    y alternativo por parte de Jess. La particularidad de Lucas es desentraar el sentido

    teolgico del syn-esthiein," comer-con", que rompe con el esquema de pureza ritual del

    judasmo del siglo I d. C. En realidad, esto hace que la comunidad cristiana sea considerada

    un sistema abierto, es decir, "un syn-esthiein cada vez ms abarcante y real, de modo que se

    eliminen las barreras sociales que siempre amenazan con instalarse en su interior"55

    .

    Con toda certeza, es indiscutible la apuesta de Jess por el ser humano y su inters por darle

    un nuevo sentido a la comida por ser una de sus necesidades ms vitales. Es en este

    escenario tan cotidiano, donde se desarrollan conversaciones y se gestan realidades

    susceptibles de reflexin existencial para cualquier ser humano sobre la tierra. Por eso, para

    Jess, la convocatoria al momento de comer no tiene una hora fija, ni se realiza solo con

    cierto tipo de crculos sociales, ni tampoco obedece a unas ritualidades externas vacas de

    sentido. Por el contrario, Jess entra, con libertad, en todas las casas a las que es invitado y

    le abren la puerta para desayunar, almorzar o cenar, de cara a la transformacin del ser

    humano. De este modo, las comidas de Jess no deben entenderse de manera aislada, sino

    que ellas responden en referencia las unas de las otras, y significan las ocasiones oportunas

    para la comunicacin de su mensaje de salvacin y de amor56

    .

    54

    Cf. Maldonado, Ibid., 100. 55

    Aguirre, Ibid.,129. 56

    Cf. Garca, 205.

  • 39

    La nueva comensalidad de Jess presentada en los evangelios, con mayor acento en Lucas,

    simboliza encuentros para acoger y ensear al hombre de la sociedad. Comer con fariseos,

    publicanos, pecadores, discpulos, es afirmar la opcin de Jess por el hombre en cuanto

    tal, sin exclusin alguna. Se trata de una inclusin absoluta y total, en la cual se propone

    una comensalidad nueva desde una perspectiva antropolgica al ser manifestacin de

    unidad de origen y solidaridad con la condicin humana convocada a la mesa comn.

    Desde una perspectiva religiosa es tambin una nueva comensalidad porque subvierte los

    valores establecidos del sistema de pureza ritual tradicional de la poca para instaurar la ley

    interna del corazn humano como signo de su reinado.

    Ahora bien, la nueva comensalidad de Jess concibe el dinamismo de ser una fuerza

    centrfuga en la medida en que l sale del eje central de s mismo para dirigir su fuerza en

    la donacin total a travs del simbolismo de la comida. De este modo, invita al hombre a

    salir de s mismo para ser continuacin de esa fuerza centrfuga que incluye a todos sus

    coterrneos y hermanos en el compartir la mesa humana y humanizante, que da alimento

    para vivir en comunidad y de este modo, privilegiar la nueva relacionalidad pascual de

    Jess Resucitado.

  • 40

    CAPTULOII

    2. LA NUEVA RELACIONALIDAD PASCUAL ESTABLECIDA ENTRE JESS Y

    LOS DISCPULOS EN EL RELATO DE EMAS (LC 24, 13-35)

    La percopa de Emas es la penltima narracin de las comidas de Jess, presentada en el

    Evangelio de Lucas. All se narra el encuentro relacional sucedido entre Jess, el Seor

    Resucitado y dos discpulos, durante el camino de Jerusaln a Emas. En este relato, el

    lector evidencia la gran decepcin que tienen los discpulos por ver "cmo nuestros sumos

    sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron" (Lc 24,20). Esta es la

    razn por la cual los discpulos no ven motivo para quedarse en Jerusaln y emprenden la

    marcha. Lucas narra que, durante el camino, "Jess se acerc a ellos y camin a su lado;

    pero sus ojos estaban como incapacitados para reconocerle" (vv.15-16). Del modo como

    Jess toma la iniciativa para conversar con los discpulos y luego, partir el pan con ellos, se

    identifican rasgos esenciales que permiten hablar de una nueva relacionalidad pascual.

    Los relatos lucanos de las comidas de Jess, revelan realidades de tipo religioso, cultural y

    social de la poca. En este apartado, se har mencin especial del aspecto relacional de la

    comida con dos discpulos que van de camino a Emas. La intencionalidad de Lucas, como

    de los dems evangelios, no es narrar datos biogrficos de Jess de Nazaret, ni tampoco

    informar sobre episodios anodinos de su vida. Su preocupacin estriba en mostrar el modo

    como Dios se relaciona con el hombre, a travs de diversas narrativas que se van armando

    en los evangelios.

    En las narraciones lucanas sobre las comidas, es posible identificar un modo especfico de

    relacin de Jess con las personas. Sobre este particular, LaVerdiere sostiene tres clases de

    relacin de Jess con las comidas: la primera, consiste en las comidas que revelan a Jess el

    profeta; la segunda, se refiere a la comida de Jess como el Cristo en la ltima Cena y la

    tercera, las comidas que identifican a Jess, el Seor Resucitado. La comida en Emas se

  • 41

    ubica en esta ltima, dado el acento del texto57

    . Estas tres relacionalidades presentadas en

    los relatos lucanos sobre las comidas, se integran, naturalmente, en el conjunto del relato:

    Quienes comen con Jess el profeta aceptan que ste les cuestione, igual que

    muestran solidaridad con l y asumen su misin proftica. Quienes comen con

    Jess el Cristo aceptan ser cuestionados de nuevo y transformados por su pasin y

    resurreccin. Al renovar su compromiso bautismal de morir y resucitar con Cristo,

    se unen a Jess el Cristo en la transformacin del mundo. Quienes comen con

    Jess el Seor se unen a l como Seor de todo y tienden con l la mano a los

    seres humanos de ambos sexos y de toda raza, cultura y nacin, acogindolos en

    una sola mesa de salvacin58

    .

    En este contexto, la comensalidad es una posibilidad para desentraar una relacionalidad

    diferente establecida entre Jess y el hombre, ya sea como el profeta, el Cristo o el Seor

    Resucitado. El relato de Emas enfatiza en la persona de Jess el Seor por ser un ttulo

    que expresa un estado permanente, iniciado en el acontecimiento de su pasin-resurreccin

    y perdurable por toda la eternidad59

    . Es una relacionalidad nueva para los dos discpulos

    porque "trasciende las limitaciones de su existencia terrena, incluida la limitacin ms

    bsica de todas, que es la muerte"60

    . En estos trminos, conversar y dialogar con la nueva

    presencia de Jess significa un signo fundante de Dios en la vida y el corazn de los

    discpulos y de la comunidad a la cual pertenecen61

    .

    Antes del encuentro con el Resucitado, ir por el camino a Emas es, pues, el resultado de

    una esperanza perdida por causa de los acontecimientos vividos en Jerusaln. A partir del

    encuentro imprevisto en el camino de Emas y en la comensalidad del pan con los

    discpulos, el Seor Resucitado establece una nueva relacionalidad, en tres momentos: el

    primero, en el orden del ser-en-s, mediante el proceso de conversin en la fe y la

    57

    Cf. LaVerdiere, Comer en el Reino de Dios, 45. 58

    Ibid. 59

    Cf. Ibid, 50. 60

    Ibid. 61

    Cf. Pikaza, Ibid., 240.

  • 42

    transformacin personal. El segundo momento, se plantea a nivel tico en el mbito del ser-

    para-con-el-otro, desde una hospitalidad correspondida entre las partes. Y el tercer

    momento, se orienta a una nueva relacionalidad pascual, que integra los dos niveles

    anteriores con la realidad sacramental y la comunidad de fe. En definitiva, no se trata aqu

    de sustentar tres relacionalidades diferentes, sino establecer una correlacin recproca entre

    las tres.

    2.1. Conversin: Nueva relacionalidad del ser-en-s

    Todo encuentro interpersonal supone un inters relacional, ms an, si es inesperado y por

    eso mismo, nuevo, tal como fue el encuentro de Jess con los dos discpulos, en el camino

    a Emas (Lc 24,13-35). En este relato, es posible afirmar una primera relacionalidad que

    afecta directamente el ser-en-s de los discpulos El termino ser-en-s se define como una

    categora que, desde la perspectiva teolgica, permite hablar del yo personal en relacin

    con el Otro, o bien, con Dios. El ser-en-s se va transformando mediante la experiencia de

    conversin en la fe que suscita la experiencia de la resurreccin. El ser-en-s de los dos

    peregrinos se va transformando en cuanto va prolongndose el encuentro pascual con el

    Seor. Dicha experiencia nueva, en trminos de relacionalidad del ser-en-s, considera tres

    aspectos que sustentan una nueva conversin en la fe, a saber: el primero, la esperanza

    como virtud esencial para iniciar un proceso de conversin; el segundo, la ilustracin de las

    Escrituras y el tercero, la fraccin del pan.

    2.1.1. La esperanza del encuentro: condicin esencial para la conversin del

    ser-en-s

    La esperanza cristiana es el primer signo de conversin, presentada por Lucas en el pasaje

    de Emas, constituye el fruto de un largo proceso de realizacin estructural del ser-en-s de

    los discpulos. Para Lucas es importante resaltar, al inicio del relato (cf. vv.13-21), un

    panorama sombro, desolador y por ende, desesperanzador por parte de los discpulos.

    Tanto en Cleofs como en el discpulo innominado, hay una inquietud vital por los

  • 43

    acontecimientos pasados de cmo los sacerdotes y magistrados condenaron a muerte y

    crucificaron al hombre en quien estaban puestas sus esperanzas, porque iba a librar a Israel

    (cf. vv.20-21). Estos versculos del relato testifican el "aire entristecido" (v.17) con que

    caminan los dos peregrinos, sin una confianza digna por el porvenir. Por eso, desisten y con

    desesperanza, se alejan de Jerusaln y se dirigen a Emas. De este modo:

    () vuelven la espalda a la experiencia vivida con Jess. Hablan entre ellos. Su

    relacin mutua est cerrada en ellos mismos y en la interpretacin de fracaso que

    dan del acontecimiento de la muerte del Maestro. Sus ojos y su espritu son

    incapaces de reconocerlo. Se han dejado sepultar con el cadver de Jess. Su pasado

    est muerto y su futuro bloqueado62

    .

    Los peregrinos de Emas estn totalmente absorbidos por la desesperanza del pasado. Sin

    embargo, es all, en el camino, donde se presenta el encuentro fortuito con un forastero,

    quien les har vivir una experiencia nueva de conversin, a travs de una nueva

    relacionalidad ontolgica por la fe. En estos trminos, hablar de una conversin en la fe,

    remite de inmediato al hombre en su realidad vital, llena de lmites y abierta a nuevas

    posibilidades. El camino a Emas es una de esas posibilidades, y representa la dinmica del

    proceso de conversin de fe, cuya primera etapa la constituyen preguntas acuciantes,

    merodeos y dudas desoladoras, pero con la esperanza, que al final del camino, el encuentro

    con el Resucitado es inaplazable.

    En este contexto, emprender el viaje a Emas simboliza un escenario de iniciacin cristiana

    de cara a la conversin y transformacin de la persona a una vida nueva. Al respecto,

    Benedicto XVI en su Exhortacin Apostlica Sacramentum Caritatis afirma que "Se ha de

    tener siempre presente que toda la iniciacin cristiana es un camino de conversin, que se

    debe recorrer con la ayuda de Dios y en constante referencia a la comunidad eclesial

    ()"63. Este camino de iniciacin cristiana tiene como punto de convergencia la eucarista,

    sacramento que rene a la comunidad eclesial y signo de conversin en la fe: "Puesto que la

    62

    Garca, Ibid., 279. 63

    Benedicto XVI, Exhortacin Apostlica: Sacramentum Caritatis, 19.

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    Eucarista es verdaderamente fuente y culmen de la vida y de la misin de la Iglesia, el

    camino de iniciacin cristiana tiene como punto de referencia la posibilidad de acceder a

    este sacramento"64

    .

    Es evidente el conocimiento que los discpulos tienen de Jess como el "profeta poderoso

    en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo" (Lc 24,19), pero nada ms all de

    esta comprensin. Al saberlo muerto por los romanos, su esperanza claudica y esto hace

    que emprendan un viaje a Emas. Con cierto pesimismo se decan entre s: "Nosotros

    esperbamos que sera l el que nos iba a librar de Israel; pero, con todas estas cosas,

    llevamos ya tres das desde que esto pas" (v.21). La nostalgia es evidente, pues: "Los

    discpulos de Emas tambin recordaban la pasin, pero para ellos el recuerdo no era una

    evocacin creativa que iluminara el presente, sino una reminiscencia nostlgica que se

    aferraba al pasado"65

    .

    Resultaba obvio no encontrar motivo alguno para sentir esperanza y esto les impeda

    reconocer quin era el caminante que iba junto a ellos, pues "ver a Jess era una cosa,

    reconocerlo, otra muy diferente"66

    . Los discpulos tenan experiencias con Jess, el profeta

    poderoso, pero no con Jess, el Seor Resucitado. El camino era ms largo de lo que se

    imaginaban, pues deban recorrer no slo algunos estadios de distancia, sino un camino

    interior de experiencias pascuales, que carecan por completo. Por eso, cuando l se les

    acerca, no le reconocen al instante, porque no comprenden su nueva presencia resucitada.

    A travs del conocimiento de las Escrituras, Lucas afirma la importancia de escuchar la

    Palabra, encarnada en el Resucitado, para desalojar la desesperanza, la cual centra al

    hombre en s mismo y enceguece toda posibilidad relacional. En este sentido, la fuerza del

    relato se inscribe en la esperanza personal que cada uno de los discpulos va

    experimentando, e