cÁsina – plauto

28
PLAUTO COMEDIAS I ANFITRIÓN – LA COMEDIA DE LOS ASNOS – LA COMEDIA DE LA OLLA – LAS DOS BÁQUIDES – LOS CAUTIVOS – CÁSINA * INTRODUCCIONES, TRADUCCIÓN Y NOTAS DE MERCEDES GONZÁLEZ-HABA BIBLIOTECA CLÁSICA GREDOS, 170 EDITORIAL GREDOS * [Aunque el libro está conformado por todas las obras señaladas, en las versiones digitales aparecerán de obra en obra. Nota del escaneador]

Upload: sole-campana

Post on 16-Sep-2015

60 views

Category:

Documents


15 download

DESCRIPTION

Comedia latina del autor Plauto.

TRANSCRIPT

  • PLAUTO

    COMEDIAS I

    ANFITRIN LA COMEDIA DE LOS ASNOS LA COMEDIA DE LA OLLA

    LAS DOS BQUIDES LOS CAUTIVOS CSINA*

    INTRODUCCIONES, TRADUCCIN Y NOTAS DE

    MERCEDES GONZLEZ-HABA

    BIBLIOTECA CLSICA GREDOS, 170

    EDITORIAL GREDOS * [Aunque el libro est conformado por todas las obras sealadas, en las versiones digitales aparecern de obra en obra. Nota del escaneador]

  • Tito Macio Plauto C s i n a

    1

    Asesores para la seccin latina: JAVIER ISO y JOS LUIS MORALEJO. Segn las normas de la B. C. G., la traduccin de este volumen ha sido revisada por JOS ANTONIO ENRQUEZ GONZLEZ. EDITORIAL GREDOS, S. A. Snchez Pacheco, 81, Madrid, 1992. Depsito Legal: M. 24512-1992. ISBN 84-249-1497-X. Obra completa. ISBN 84-249-1496-1. Tomo I. Impreso en Espaa. Printed in Spain. Grficas Cndor, S. A., Snchez Pacheco, 81, Madrid, 1992. - 6499.

  • Tito Macio Plauto C s i n a

    2

    CSINA (Casina)

    INTRODUCCIN Y tras los Captivi, el polo opuesto, la Casina: realmente una exuberante explosin de humor

    incontenido, desenfadado, de la que son responsables, aparte de la esclava Pardalisca, dos viejos y sus respectivas esposas, dos esclavos y la pareja invisible de Csina y Eutinico. En casa del viejo Lisdamo hay una esclavita llamada Csina, que atrae la atencin no slo del joven amo Eutinico, sino desgraciadamente tambin de su padre Lisdamo. El padre propone que se la case con el capataz de su finca Olimpin, el hijo quiere casarla con su escudero Calino; los dos en la esperanza de poder tener de esta manera a la joven a la propia disposicin. Pero el padre no es tonto, y, cuando se da cuenta de la maniobra, utiliza el consabido motivo de la comedia de dar el pasaporte al hijo envindole a un viaje. La madre Artemona, tampoco lo es, y procura defender los intereses del hijo en su ausencia. Como no acaban de ponerse de acuerdo sobre el futuro marido de Csina, echan suertes saliendo favorecido Olimpin, o sea, el padre. El partido contrario no se da por vencido: gustosa accede Artemona a ocuparse de los preparativos de la boda y bien preparada que la prepara, que con la ayuda de su esclava Pardalisca y su vecina Mirrina, disfraza a Calino de novia. El resto se puede leer, aunque el texto est muy mutilado, directamente. Olimpin y el viejo son abucheados y perdonados, y Csina, que segn comunica al pblico Calino en los versos finales, resulta ser libre de nacimiento e hija de los vecinos, es dada en matrimonio al joven Eutinico.

    Del original griego se nos da noticia en el prlogo: la comedia de Dfilo titulada Klermenoi, en latn Sortientes, por la suerte echada entre los dos pretendientes Olimpin y Calino. Se ha hablado tambin de contaminacin, por el segundo motivo en el que aparece la figura del Maccus virgo de la fbula atelana; como por lo general, nada ms que conjeturas imposibles de comprobar, al menos por lo pronto.

    Aparte de la abundancia de partes lricas, hablan quiz otros argumentos en favor de una datacin tarda de la Casina: la alusin en el v. 980 a la supresin de las Bacanales (Senatus consultum del 186: nam ecastor nunc Bacchae nullae ludunt). Imitaciones o reminiscencias de la Casina se encuentran entre otros autores modernos, por ejemplo, en Maquiavelo, Aretino o Moliere.

    Los eruditos franceses se han mostrado piadosos con Lisdamo; Ernout, en su advertencia preliminar a la Casina, cita y corrige la opinin de Lejay de que se trate de un enfermo y afirma por su parte: Lysidame est moins un caractre qu'un fantoche. En todo caso hay que conceder que se le ha logrado al poeta un retrato del eterno hijo de Adn capaz de infundir nuevos nimos blicos a cualquier grupo feminista de vanguardia.

    PERSONAJES

    OLIMPIN, esclavo, capataz de Lisdamo. CALINO, esclavo, escudero del hijo de Lisdamo. CLESTRATA, matrona, mujer de Lisdamo. PARDALISCA, esclava de Clestrata. MRRINA, matrona, mujer de Alcsimo. LISDAMO, viejo. ALCSIMO, viejo. CITRIN, cocinero. La accin transcurre en Atenas.

    Mara Antonia Alvarado Puchulu

  • Tito Macio Plauto C s i n a

    3

    ARGUMENTO

    Dos esclavos quieren casarse con una esclava de la misma casa; uno acta por delegacin del

    padre, el otro del hijo. Se echan suertes y sale el viejo ganando, pero es luego vctima de un engao. En lugar de la joven se le da un bribn de esclavo, que los deja maltrechos a los dos, al amo y al capataz. Csina resulta ser ciudadana libre, y el joven se casa con ella.

    PRLOGO Un saludo, distinguidos espectadores, que tenis en tal alta estimacin a la Fidelidad al igual

    que la Fidelidad a vosotros. Si es cierto lo que acabo de decir, un aplauso!, que ya desde un primer momento sepa que me hacis objeto de una favorable acogida.

    [5] En mi opinin, los que beben vino viejo y a los que les gusta ver comedias antiguas son gente con vista; dado que os gustan las obras y el lenguaje de tiempos pasados, es natural que deis vuestra preferencia a las comedias de otras pocas; y es que en realidad, las de hoy en da son todava [10] peores que la moneda nueva. Nosotros, al percatamos por lo que se oye decir, de que existe un gran inters por las comedias de Plauto, hemos puesto en escena una vieja comedia suya, a la que habis dado vuestro aplauso los de ms edad de entre vosotros; los ms jvenes desde luego [15] que no la conocen; pero ahora mismo vamos a dar los pasos para que la conozcis. Esta comedia que damos hoy, cuando se estren tuvo un xito extraordinario, y eso an siendo aqulla la poca de la mejor flor de nuestros poetas, que ahora ya han pasado al lugar en que todos un da hemos de acabar. Con todo, a pesar de no estar ya entre [20] nosotros, nos hacen el mismo servicio que si lo estuvieran. Yo os ruego a todos encarecidamente que tengis la bondad de prestarnos vuestra atencin: dejad de lado las preocupaciones y las deudas, nadie debe tener miedo a su [25] acreedor: estamos de fiesta, incluso los banqueros reina la calma, en el foro hay una tranquilidad que ni para los alciones1 ellos saben calcular bien, durante las fiestas no reclaman nada a nadie, despus de las fiestas no devuelven nada a nadie. Ahora, prestadme atencin, si es que [30] estn vuestros odos desocupados, os voy a decir el ttulo de la comedia: en griego se llama Klermenoi; en latn, Sortientes; Dfilo la escribi en griego, despus la puso en latn Plauto, el poeta del nombre ladrador2.

    [35] Aqu (seala la casa de Lisdamo) vive un viejo, que est casado y tiene un hijo, que vive con su padre en esta casa. Un esclavo suyo, que yace ahora en una enfermedad, mejor dicho, caray, yace en la cama, para no mentir; pues [40] este esclavo, pero de esto hace ya diecisis aos, vio, cmo, nada ms amanecer, era expuesta una nia; va entonces enseguida a la mujer que la expona y le ruega que se la d; lo consigue y se la lleva derecho a casa y se la entrega a su [45] ama, rogndole que se haga cargo de ella y que la cre. El ama accede y la cra con tanta solicitud como si fuera su propia hija, ni ms ni menos. Cuando la chica llega a la edad de agradar a los hombres, el viejo este que vive aqu, se enamora perdidamente de ella y lo mismo le pasa a su [50] hijo. Ahora preparan ambos, padre e hijo, cada uno sus legiones en contra del otro solapadamente: el padre ha dado al capataz de su finca el encargo de que la pida en matrimonio, con la esperanza de que si el otro se casa con ella, tendr l a su disposicin dnde pasar las noches fuera de casa a espaldas de su mujer; por su parte, el hijo ha [55] encargado a su escudero que la pida en matrimonio: sabe que si lo consigue, tendr en su propio establo al objeto de sus amores. La mujer del viejo se ha dado cuenta de que su marido anda enamorado y por eso se ha puesto de parte del hijo. Pero al percatarse 1 Los das llamados de los alciones se caracterizaban por una calma absoluta en el mar; cf. PLINIO, Nat. 11 125: Ante brumam autem VII diebus totidemque post eam sternitur mare alcyonum feturae, unde nomen ii dies traxere, y X 90. 2 Por lo general se entiende la expresin latranti nomine como referida al nombre de Plauto (cf. PAUL. FEST., pg. 231, Plauti appellantur canes, quorum aures languidae sunt ac flaccidae et latius videntur patere); Ussing rechaza en su comentario esta opinin y lo refiere al nombre de Csina, del que afirma, basndose precisamente en este nico pasaje, que era un nombre corriente para perros.

  • Tito Macio Plauto C s i n a

    4

    el viejo de que su hijo est [60] prendado de una y la misma persona que l y que es as un obstculo para sus amores, manda al muchacho de viaje; la madre est, con todo, al tanto y ayuda a su hijo en su ausencia. El hijo, no esperis que vaya a volver hoy en la [65] comedia a la ciudad; Plauto no lo quiso as e hizo cortar un puente que haba en el camino. Seguro que hay aqu ahora algunos que dicen: Pero bueno, caramba!, qu es esto?, bodas entre esclavos?, los esclavos van a tomar esposa o a pedirla? Eso es un uso nuevo, que no lo hay en [70] parte ninguna del mundo. Pero yo os digo que ese uso lo hay en Grecia y en Cartago y aqu, entre nosotros, en Apulia3, donde se suelen muchas veces celebrar las bodas de los esclavos con ms aparato que las de los libres. Si no es as, [75] el que quiera, que se apueste conmigo una jarra de vino con miel, con la condicin de que el rbitro sea un cartagins, o un griego, o por m, tambin uno de Apulia. A ver, no aceptis la apuesta? Ya veo que nadie tiene sed. Pero a lo que iba de la nia expsita: la solicitada por esposa con [80] tanto empeo por dos esclavos, resulta luego ser una joven honrada y libre, nacida de padres libres en Atenas. Ella no va a hacer ninguna indecencia aqu en la comedia. Despus [85], una vez que se haya acabado la pieza, si alguien apoquina, segn lo que yo sospecho, dar el s sin hacerse rogar y sin mucho esperar a los augures. Y nada ms. Que lo pasis bien, mucho xito y que consigis la victoria por vuestro verdadero valor, como hasta lo presente.

    ACTO I

    OLIMPIN, CALINO [90] OL. Pero bueno, es que no me va a ser posible hablar ni discurrir yo a solas sobre mis

    cosas como me venga en gana, sin que tengas que estar t presente? Maldicin! Por qu vas siempre pisndome los talones?

    CAL. Porque me he propuesto seguirte siempre a donde quiera que vayas como si fuera tu sombra; te juro que, hasta si se te pone en irte a la horca, estoy decidido a ir tras de ti. [95] As que echa cuentas, a ver si a fuerza de embrollos eres capaz o no, a mis espaldas, de birlarme a Csina, como pretendes.

    OL. Y qu tienes t que ver conmigo? CAL. Qu dices, sinvergenza? Para qu tienes t que andar arrastrndote por la ciudad, t,

    mierda de campesino? OL. Porque me da la gana. [100] CAL. Por qu no te ests en el campo, donde est tu cargo? Por qu no te ocupas ms

    bien del oficio que se te ha encomendado y dejas de meter las narices en los asuntos de la ciudad? No has venido aqu ms que para quitarme la novia; mrchate al campo, desgraciado, all, a tu campo de operaciones.

    [105] OL. Calino, yo no me he olvidado de mi deber; yo he los dejado en el campo al frente de los negocios a quien se ocupe como es debido de ellos en mi ausencia. Una vez que consiga el objetivo que me ha trado a la ciudad, o sea, casarme con esa por la que t ests perdido, con esa personita tan linda y tan dulcecita, Csina, tu compaera, en cuanto que sea mi mujer y me la lleve conmigo al campo, [110] vers cmo me estoy all pegado, sin moverme un pelo de mi gobierno.

    CAL. Que t te vas a casar con ella? En la horca querra verme antes de que t te la lleves. OL. Ella es presa ma, o sea, que ya te puedes poner la soga al cuello. CAL. T, desenterrado de un estercolero!, tuya va a ser? [115] OL. Ya lo vers. CAL. Ay de ti!

    3 Sobre el matrimonio entre esclavos, cf. P. P. SPRANGER, 1984; A. R. W. HARRISON, 1968, pg. 177, considera este pasaje, as como Miles 1007, como probably satiric exaggerations; W. Huss, 1985, concede valor histrico al pasaje por lo que se refiere al matrimonio en Cartago. Parece, con todo, que no se le puede prestar a la noticia un estricto valor jurdico.

  • Tito Macio Plauto C s i n a

    5

    OL. De cuntas formas te voy a mortificar en mis bodas, si Dios me da vida! CAL. Anda, dime, qu es lo que vas a hacer conmigo. OL. Que qu voy a hacer contigo? Por primera providencia, t sers el que lleve la antorcha

    delante de la novia; despus, para que sigas siendo siempre un cretino y un mierda, despus, cuando vengas a la finca, se te dar un [120] cntaro y una vereda, una fuente, un caldero y ocho tinajas; lleno de latigazos te voy a dejar, como no las tengas siempre llenas. A fuerza de acarrear agua te voy a dejar tan doblado que vas a poder servir de grupera. [125] Adems, all en el campo, a no ser que comas grano o tierra como una lombriz, como quieras probar algo, te juro que no habr un ayuno ms ayuno que como de ayuno te voy a dejar yo all en el campo. [130] Despus, cuando ya ests agotado y famlico, se tomarn las medidas para que de noche te acuestes como te mereces.

    CAL. Qu es lo que vas a hacer? OL. Te voy a encerrar bien encerrado en el hueco de una ventana, desde donde puedas

    escuchar los besos que le voy a dar a ella: cuando ella me diga mi alma, mi Olimpin [135], mi vida, dulzura ma, alegra ma, djame besarte los ojos, amor mo, djame por favor amarte, mi da de fiesta, gorrioncito, pichoncito, conejito mo. Mientras que se me dicen a m todas estas cosas, t, desgraciado, andars revolvindote como un ratn en el muro. [140] Ahora, para que no vayas a querer darme contestacin, me voy dentro, que no tengo ganas de orte hablar.

    CAL. Voy contigo, aqu por lo menos, ten por seguro, que no vas a dar un paso sin que est yo presente.

    ACTO II

    ESCENA PRIMERA

    CLESTRATA, PARDALISCA CL. (A los esclavos dentro de la casa.) Cerrad las [145] despensas y traedme el sello del

    precinto: voy a casa de la vecina. Si mi marido me busca, me llamis. PA. El amo haba dicho que preparsemos el almuerzo. [149-150] CL. Chis! Calla y vete; ni lo preparo ni se hace hoy comida ninguna, despus que

    no est ms que a hacernos [152-154] la contra a m y a su hijo, slo por su gusto y sus amoros, el muy sinvergenza. [155] Vers si no me vengo yo de ese lign hacindole pasar hambre y sed, con mis dichos y mis hechos. Te juro que le voy a acorralar a fuerza de improperios [160], que lleve la vida que se merece, con un pie en la sepultura que est, que no piensa ms que en desvergenzas, madriguera de maldades. Ahora me voy a contarle mis desventuras a mi vecina. Pero ha sonado la puerta, es ella misma la que sale. Por Dios!, con qu poca oportunidad me he puesto camino de su casa.

    ESCENA SEGUNDA

    MRRINA, CLESTRATA [165-166] M. (A sus esclavas dentro de la casa.) Vosotras, venid conmigo aqu a la casa de

    al lado. Eh! No me oye nadie lo que digo? All estoy, si mi marido o alguien me quiere algo. [168-169] Porque es que cuando estoy ah sola en casa, me entra un sueo, [170-171] que se me cae la labor de las manos.No os he dicho que me traigis la rueca?

    CL. Hola, Mrrina. [172-173] M. Caray, Clestrata, hola. Pero, dime, por qu se te ve tan triste? [174-175] CL. As suelen estar las malcasadas:

    Soledad Campaa

    Soledad Campaa

  • Tito Macio Plauto C s i n a

    6

    [177] Lo mismo dentro que fuera de casa, siempre hay motivo de disgusto. Pues, oye, yo iba precisamente a tu casa.

    M. Anda, y yo iba a la tuya. Pero, qu es lo que te da disgusto ahora? [180-181] Porque lo que te disgusta a ti, me produce a m tambin pena.

    CL. Bien que te lo creo, hija, porque con razn eres para m la ms querida de todas las vecinas, ni hay otra que tenga tantas cualidades, [183] como yo para m las quisiera.

    M. Eres muy amable. Pero estoy deseando saber qu es lo que te pasa. [185-186] CL. Sufro en casa unos desdenes espantosos. M. Cmo? Qu es lo que ocurre? Dime, por favor, que no acabo de comprender bien de

    qu te quejas. [190] CL. Mi marido me ultraja de una manera espantosa y yo no tengo medios de hacer valer

    mis derechos. M. Pues es una cosa rara, si es que es verdad lo que dices, porque, por lo general, son los

    maridos los que no pueden hacer valer sus derechos con sus mujeres. [195] CL. S, se empea en contra de mi voluntad en dar a su capataz una joven esclava, que

    me pertenece a m, que ha sido criada de lo mo, [195] y la cosa es que en realidad es l quien est enamorado de ella.

    M. Dime, por favor, que aqu podemos hablar con tranquilidad, estamos entre nosotras. CL. As es. [197-198] M. Y de dnde has sacado a la chica esa? [200] Porque una buena mujer no

    debe tener nada a espaldas del marido, y la que lo tiene no se lo ha procurado por buenas maneras, sino que, o se lo ha sisado al otro o se lo ha buscado por tratos con otros hombres.

    CL. Todo lo que dices no es ms que en contra de tu amiga. [205] M. Calla, tonta y escchame: no le lleves la contraria, [206-207] djale que est

    enamorado, djale que haga lo que le d la gana, mientras que a ti no te falte de nada en casa. [208-209] CL. Ests loca? No te das cuenta que al hablar as, hablas tambin en contra de tus intereses?

    [210-212] M. Boba, t procura slo evitar que tu marido te diga eso de... CL. El qu? M. Afuera, mujer4. CL. Chis! Calla. M. Qu pasa? CL. Mira! M. A quin ests viendo? CL. Ah viene mi marido; vete a casa, deprisa, venga, por favor. M. Como quieras, ya me voy. [215] CL. Luego, cuando tengamos tiempo las dos, entonces hablaremos; ahora, adis. M. Hasta luego.

    ESCENA TERCERA

    LISDAMO, CLESTRATA LI. En mi opinin el amor supera a todas las cosas de este mundo y es la maravilla de las

    maravillas, ni hay nadie que pueda nombrar algo que sea al mismo tiempo ms picante y ms encantador; yo desde luego me asombro de que los cocineros, que hacen uso de condimentos, [220] no hagan uso precisamente del condimento que deja atrs a todos los dems; porque un manjar en el que el amor entre como condimento, tiene necesariamente que ser del agrado general, ni puede haber nada que tenga la gracia de la sal o que sea dulce al paladar, si le falta el ingrediente del amor. 4 Frmula de divorcio.

    Soledad Campaa

    Soledad Campaa

    Soledad Campaa

    Soledad Campaa

    Soledad Campaa

    Soledad Campaa

    Soledad Campaa

    Soledad Campaa

  • Tito Macio Plauto C s i n a

    7

    Hasta de la misma hiel, que es en s una cosa amarga, hace el amor miel, las personas se convierten de huraas en afables y tolerantes, cosas todas que las s yo ms por propia experiencia que no de odas, porque, [225] desde que estoy enamorado de Csina, me encuentro ms flamante, me dejo atrs en elegancia a la elegancia en persona: pongo en movimiento a todos los perfumeros, me doy con las lociones ms finas que encuentro, todo para agradarla a ella, y tengo la impresin que de hecho le agrado. La cosa es mi mujer, que me trae atormentado, porque vive. Ah la veo a la puerta, est de morros; mala pieza es, pero no tengo ms remedio que hablarle con dulzura: qu tal, esposa querida, encanto mo?

    CL. Quita ya y no me toques. [230] Vamos, Juno ma, no est bien eso de ponerte tan mal encarada con tu Jpiter. Eh, a

    dnde te vas? CL. Djame. LI. Espera. CL. No me espero. LI. Pues me voy contigo. CL. T, por favor, ests en tu juicio? LI. Claro que lo estoy. Ay, cunto te quiero! CL. No quiero que me quieras. LI. No lo conseguirs. CL. Me matas. LI. (A media voz.) Ojal dijeras la verdad! CL. Eso te lo creo muy bien. [235] LI. chame una miradita, encanto. CL. Encanto? Estamos a la recproca. Dime, de dnde salen esos olores a perfume? LI. Oh, muerto soy! Me ha cogido infraganti hale, deprisa, a limpiarme la cabeza con la

    capa. Que el buen Mercurio te confunda, perfumero, por haberme endosado tales zarandajas. (Hace ademn de irse.)

    CL. Eh, t, pelanas, moscn canoso, apenas me puedo contener de decirte todo lo que te mereces, [240] ir por las calles a tu edad apestando a perfume, viejo calavera!

    LI. Te juro que es que he estado con un amigo que estaba comprndolos CL. Mira, qu ligero para inventar mentiras! No te da vergenza? LI. Como t quieras, mujer. CL. En qu burdeles te has estado revolcando? LI. Yo en burdeles? CL. Yo s ms de lo que t te piensas. LI. Qu, qu es lo que sabes? [245] CL. S que no hay otro viejo ms calavera que t.De dnde vienes, tunante, dnde has

    estado, por dnde has ido de bureo, dnde has estado bebiendo? Traes una curda, demonio! Fjate, fjate cmo est el capotillo de arrugado!

    LI. Los dioses nos confundan a los dos, si es que he echado hoy una gota de vino a mi paladar. CL. No, deja, hale, bebe, frrate a placer, dilapida tu fortuna. [249-250] LI. Por Dios, ya basta, mujer, reprtate, para de rajar, deja un poco para que

    puedas pelear conmigo tambin maana. Pero, a ver..., una cosa..., te has puesto ya en razn y ests dispuesta a hacer lo que tu marido quiere que se haga en vez de dedicarte a llevarle la contraria?

    CL. A qu te refieres? LI. Que a qu me refiero? Pues me refiero a la esclava Csina, a que se la case con nuestro

    capataz, [255] un esclavo como Dios manda; con l no le faltar comodidad ninguna, tendr lea, agua caliente, su manutencin, vestidos, y podr criar a los hijos que Dios le d, y no que se la entregues a ese mal esclavo, ese bribn y malvado de escudero, que no tiene hoy por hoy ni una perra de peculio.

    [260] CL. Me asombro de que a tu edad no sepas cmo portarte.

    Soledad Campaa

  • Tito Macio Plauto C s i n a

    8

    LI. Pero, por qu? CL. Porque si obraras como es debido y razonablemente, me dejaras a m ocuparme de las

    esclavas, que eso es asunto de mi incumbencia. LI. Pero, maldicin, por qu te empeas en drsela a un diablo de escudero? CL. Pues porque nuestro deber es apoyar a nuestro hijo nico. LI. Pues aunque sea nico, no es l ms nico para m, que yo, su padre, [265] para l; ms

    natural es que l me conceda a m lo que yo quiero, que no yo a l. CL. T, jefe, te lo juro, te ests buscando tu perdicin. LI. (Aparte.) sta se lo huele, no hay duda. Yo? CL. S, t. Por qu sales siempre con la misma cantilena? Por qu te empeas con un

    empeo tal? LI. Pues para que se le d la chica a un esclavo como Dios manda y no a uno que es un

    donnadie. CL. Y qu, si yo consigo del capataz que por atencin [270] a m se la ceda al otro? LI. Y qu si consigo yo del escudero que se la ceda al otro? Y adems estoy seguro de que lo

    conseguir. CL. De acuerdo. Quieres que le diga a Calino de tu parte que salga aqu fuera? T se lo pides

    a l y yo al capataz. LI. De acuerdo. CL. Enseguida viene. Ahora vamos a poner a prueba, cul de los dos se da mejor maa. (Entra

    en casa.) [275] LI. Que Hrcules y los dioses la confundan, ahora que puedo explayarme. Mira que

    estar yo aqu muertecito de amor, y ella, nada ms que a hacerme la contra con toda intencin. Se huele ya la parienta lo que estoy tramando, por eso se pone adrede de parte del escudero.

    ESCENA CUARTA

    CALINO, LISDAMO LI. (Viendo salir a Calino.) Que los dioses todos y las diosas le confundan! [280] CAL. A ti, deca tu mujer, digo que deca que viniera a buscarte. LI. S, yo te he hecho llamar. CAL. Di qu es lo que quieres. LI. En primer lugar quiero que hables conmigo sin fruncirme el ceo: es una estupidez poner

    mala cara a quien tiene autoridad sobre ti. Calino, yo siempre te he tenido por un buen muchacho y por un hombre de mrito.

    CAL. Comprendo! Entonces, si es esa tu opinin, por qu no me das la libertad? [284-285] LI. No, si yo querer, quiero; pero de nada sirve que yo lo quiera, si t no pones lo

    tuyo de tu parte. CAL. Me gustara saber, qu es lo que quieres de m. LI. Escucha. Te lo voy a decir. He prometido dar a Csina por esposa a nuestro capataz. CAL. Pero tu mujer y tu hijo me la han prometido a m. [290] LI. Lo s, pero, qu prefieres mejor, quedarte soltero y recibir la libertad o pasarte la

    vida casado siendo esclavo t y tus hijos? T tienes la decisin; escoge de estos dos partidos el que mejor te parezca.

    CAL. Si soy libre, tengo que vivir a costa ma, ahora vivo a la tuya. En cuanto a Csina, bien seguro es que no renuncio a ella en favor absolutamente de nadie.

    [295] LI. Entra y haz venir aqu enseguida a mi mujer y trete una vasija con agua y las fichas para echar suerte. CAL. Me parece estupendo.

    LI. Yo te aseguro que sabr desviar ese golpe en la direccin que sea; si no puedo conseguir nada por las buenas, las menos echar a suerte, as me vengar de ti y de tus protectores.

    Soledad Campaa

  • Tito Macio Plauto C s i n a

    9

    CAL. Pero ya vers cmo me toca a m la suerte. [300] LI. S, por cierto, de que acabes tus das en la horca. CAL. Ella se casar conmigo, puedes tramar lo que quieras y como quieras. LI. Lrgate de mi vista! CAL. Aunque me ves a disgusto, con todo, seguir viviendo. (Entra en casa.) LI. Pues no soy un desgraciado? No se me ponen todas las cosas en contra? Me estoy

    temiendo que mi mujer convenza a Olimpin de que no se case con Csina; [305] si es as, perdido ests, viejo. Si es que no lo ha conseguido, todava me queda un rayo de esperanza con el sorteo. En el caso de que tambin esto me resulte fallido, tomar una espada por colchn y me dejar caer encima de ella. Pero mira qu a punto aparece por aqu Olimpin.

    ESCENA QUINTA

    OLIMPIN, LISDAMO OL. (Hablando con Clestrata dentro de la casa.) Te digo, ama, que lo mismo me puedes

    meter en un horno [310] encendido y cocerme all como si fuera un pan bien tostadito, como conseguir de m lo que pretendes.

    LI. Estoy salvado, segn lo que oigo, todava hay esperanzas. OL. Por qu me quieres intimidar prometindome la libertad, ama? Si yo, an en el caso de

    que t no quieras ni [315] tampoco tu hijo, puedo ser libre por cuatro perras, a pesar vuestro y en contra de vuestra voluntad.

    LI. Qu es eso? Con quin peleas, Olimpin? OL. Con la misma que t siempre. LI. Con mi mujer? OL. Mujer, dices? T eres ms bien como un cazador, [320] te pasas la vida de da y de

    noche con un perro. LI Qu es lo que hace, qu es lo que dice? OL. Me ruega, me suplica, que no me case con Csina. LI. Y qu le has dicho t? OL. Le he dicho, que no se la cedera al mismo Jpiter, si l me lo pidiera. LI. Los dioses te me guarden! [325] OL. Pero ahora est que arde, est que echa chispas en contra de m. LI. Caray!, ojal que explotara partida en dos. OL. Caray!, yo creo que eso no tiene problema si es que t sirves todava para algo. Pero te

    juro que estoy ya harto de tus amoros: [330] tu mujer est a mal conmigo, tu hijo, los compaeros. OL. Y a ti qu te va ni te viene eso? Mientras que est a bien contigo aqu el Jpiter este, no

    tienen que importarte un bledo esos dioses segundones. OL. Todo eso no son ms que pamplinas, como si no supieras t con qu rapidez se mueren

    los Jpiter humanos. [335] Y si t, mi Jpiter, has desaparecido y tu reino pasa a los dioses segundones, quin va a proteger mis espaldas o mi cabeza o mis piernas?

    Tu situacin es mucho mejor de lo que t te piensas, si conseguimos que yo me acueste con Csina.

    [340] OL. Uf!, me parece que eso es imposible, a juzgar por la energa con que tu mujer se empea en que no sea yo el que me case con ella.

    Pues entonces voy a hacer una cosa: echar a suerte entre ti y Calino. Tal como se ponen las cosas, yo pienso que hay que cambiar de tctica.

    [345] OL. Y si la suerte decide de otro modo que t quieres? LI No hagas malos ageros; yo tengo puesta mi confianza en los dioses, esperaremos en ellos. OL. Esas palabras no tienen para m ni el valor de una perra, porque los hombres se confan

    por lo general a los dioses, y con todo he visto yo muchas veces a muchos que confiaban en ellos y

  • Tito Macio Plauto C s i n a

    10

    se han visto defraudados. [350] Chis!, calla un poco. OL. Qu hay? LI. Ah sale Calino con la vasija para echar suerte. Ahora llega el momento de luchar a brazo

    partido.

    ESCENA SEXTA

    CLEOSTRATA, CALINO, LISDAMO, OLIMPIN CL. Dime, Calino, qu es lo que mi marido quiere de m. CAL. Caray!, l, en s, verte muerta y en llamas fuera de la muralla. [355] CL. Por Dios, eso me lo creo yo muy bien. CAL. Caray!, yo no es que lo crea, sino que estoy seguro de ello. LI. (Aparte.) Anda, tengo entre mis esclavos ms profesionales de lo que pensaba, resulta que

    con ste tengo un adivino en casa. (A Olimpin.) Qu te parece si tomamos las enseas y vamos a su encuentro? Sgueme. Qu hay?

    CAL. Aqu est todo lo que has pedido: tu mujer, las fichas, la vasija y yo en persona. OL. T eres el nico que me sobra. [360] CAL. Naturalmente! Yo te soy como un aguijn que te atraviesa las entraas, ests

    sudando de miedo, canalla. LI. Calla, Calino. CAL. chale la pata a se. OL. Al revs, a se, que est hecho a que se las den... LI. Pon aqu la vasija y dame las fichas. Atencin ahora. Yo, querida ma, haba realmente

    pensado que iba a poder conseguir de ti que se me diera a Csina por esposa. [365] CL. A ti? LI. A m... eh... No quise decir eso, al querer decir a m, dije a ste y por eso, por estar

    deseando..., bah!, no hago ms que decir tonteras. CL. De verdad que as es, y no slo las dices, sino que tambin las haces. LI. A ste... no, caray!, a mi... Ay! Trabajillo me ha costado volver al buen camino. [370] CL. Por Dios, que son demasiadas veces las que te equivocas. LI. Eso pasa cuando se desea una cosa con tanta vehemencia. Pero ahora ste y yo te hacemos

    una peticin en virtud de tus derechos. CL. Qu es lo que queris? LI. Yo te lo dir, dulzura ma: que concedas la mano de Csina a nuestro capataz. CL. Pero yo te juro que ni se la concedo ni se me pasa por las mientes una cosa tal. LI. Entonces, yo decidir el caso echndolo a suertes. CL. Nadie lo impide. [375] LI. Yo creo con razn que sta es la solucin mejor y la ms imparcial: en fin de

    cuentas, si nos sale bien, nos alegraremos; si nos sale mal, lo llevaremos con paciencia. (A Olimpin.) Toma tu ficha; mira lo que pone.

    OL. El uno. CAL. Eso es una injusticia, que l vaya antes que yo. LI. Tmala t, si quieres. CAL. Venga. Espera, se me acaba de ocurrir una cosa, no sea que haya ah dentro del agua

    otra ficha. [380] LI. Piensa el ladrn, que todos son de su condicin. CL. (Mirndolo.) No hay ninguna, estte tranquilo. CAL. Ojal que... OL. Te vas a buscar tu perdicin; yo me s muy bien la clase de pieza que eres. Pero espera

  • Tito Macio Plauto C s i n a

    11

    un momento, esta ficha tuya es de chopo o de abeto? [385] CAL. Y a ti qu ms te da? OL. No sea que vaya a salir a flote por eso. LI. Muy bien! ndate con ojo. Echad las fichas ahora los dos aqu! Ea, remuvelas,

    Clestrata. OL. No te fes de tu mujer. LI Ten buen nimo. OL. No, es que creo que, si toca las fichas, las va a hechizar. LI. Calla. OL. Me callo. Le pido a los dioses... CAL. ... que te veas encadenado y con el virote al cuello. [390] OL. ... que me den la suerte... CAL. ... de que te veas colgado por los pies. OL. Y t que eches los ojos por la nariz. CAL. De qu tienes miedo? Tenas que tener ya la soga preparada. OL. Ests perdido. LI. Atended los dos. OL. Me callo. LI. Ahora, Clestrata, para que no digas luego o sospeches que yo he obrado en este asunto

    con malicia, [395] te dejo a ti: saca t la ficha. OL. Me pierdes. CAL. l sale ganando. CL. (A su marido.) Gracias. CAL. Ruego a los dioses, que tu ficha se haya escapado de la vasija. OL. Qu dices? Porque t eres un desertor, quieres que todos hagan lo mismo? Ojal que le

    pase a tu ficha lomismo que a los Heraclidas, que se haya diluido en el agua al momento de sortear5. [400] CAL. T eres el que se va a diluir ahora al calor de los palos. LI. Atiende, Olimpin. OL. Si es que me deja este estigmatizado. LI. Ojal me acompae la suerte! OL. Ojal, y a m tambin. CAL. No. OL. Que s, maldicin! CAL. Maldicin!, que no. CL. ste saldr vencedor. T sers un desgraciado. LI. (A Olimpin.) Rmpele la cara a se, que se pone insoportable. Venga! Si o no? (A

    Clestrata.) Mucho cuidado t con ponerte entremedias. OL. Le doy un puetazo o un guantazo? [405] LI. Como quieras. OL. Toma! CL. Qu tienes t que tocarle a ste? OL. Mi Jpiter me lo ha mandado. CL. (A Calino.) Dale t tambin un guantazo. OL. Muerto soy! Me apuetean, Jpiter! LI. Qu has tenido t que tocar a ste? CAL. Mi Juno me lo ha mandado. LI. Habr que aguantarse, ya que, an en vida ma, es mi mujer la que tiene el bastn de

    mando.

    5 Alusin a las suertes que echaron los Heraclidas al repartirse el Peloponeso: Cresfontes quera Mesenia, que se otorgara a aquel cuya piedra saliese en ltimo lugar, por lo cual meti en la vasija un terrn que se deshizo, saliendo por lo tanto antes las piedras de sus hermanos.

  • Tito Macio Plauto C s i n a

    12

    [410] CL. Tanto tiene ste derecho a hablar como se. OL. Por qu se mete a echarme a perder mis palabras de buen agero? LI. Calino, cuidado, que te la vas a ganar. CAL. A tiempo me avisas, despus que me han apueteado la cara. LI. Venga, Clestrata, saca ya las fichas. Vosotros, atencin. No s ni dnde estoy a fuerza de

    miedo. Estoy perdido, parece como si el bazo me oprimiera el corazn, de los brincos que est dando, [415] qu manera de golpearme el pecho!, las est pasando canutas.

    CL. Ya tengo una ficha. LI. Scala. CAL. Te has ido ya al otro barrio? OL. Ensamela. Es la ma. CAL. La horca es! CL. Has perdido, Calino. LI. Olimpin, me congratulo de que los dioses nos hayan sido propicios. OL. Eso ha sido en premio a mi piedad y a la de mis antepasados. LI. Entra, Clestrata, y prepara la boda. CL. Como t digas. [420] Te das cuenta de que de aqu a la finca hay un largo camino para llevrsela? CL. Lo s. LI. Anda dentro, y aunque te resulte duro, ocpate de todo. CL. Vale. (Entra en casa.) LI. Vamos nosotros tambin dentro a darles prisa. OL. Yo no te detengo. LI. Es que delante de ste (Calino) no quiero decir ya nada ms. (Lisdamo y Olimpin entran

    en casa.)

    ESCENA SPTIMA

    CALINO CAL. Si cogiera ahora y me ahorcara, no slo perdera el tiempo, [425] sino que encima

    tendra el gasto de la soga y luego les proporcionara una alegra a mis enemigos. Adems, qu falta hace ahorcarse, si en realidad de verdad puedo darme por muerto? Al fin y al cabo me ha vencido la suerte y Csina se casar con el capataz, y no es ya tanto lo que me resulta duro el que el otro ha salido victorioso, [430] como el que el viejo tuviera tantsimo afn porque no me la dieran a m y se casara con el otro. Qu nervios tena el pobre, qu prisas, qu saltos pegaba despus que sali victorioso el capataz! Eh, me retirar un poco, oigo que se abre la puerta, salen mis buenos amigos. [435] Desde aqu, escondido, podr tenderles una emboscada.

    ESCENA OCTAVA

    OLIMPIN, LISDAMO, CALINO OL. Djale que venga al campo; yo te lo devolver a la ciudad con una horca al cuello como

    si fuera un carbonero. LI. Me parece estupendo. OL. T djalo a mi cargo. [440] LI Yo haba pensado mandar a Calino contigo a hacer la compra, si hubiera estado en

    casa, para que lloviera sobre mojado al aadirle ese nuevo escozor a nuestro comn enemigo. CAL. (Aparte.) Me acercar marcha atrs hacia la pared, har como los cangrejos; tengo que

  • Tito Macio Plauto C s i n a

    13

    enterarme de lo que hablan sin que ellos se den cuenta. [445] Si uno de ellos me atormenta, el otro me quema la sangre. Pero mira cmo se contonea con su vestido blanco6 el bribn ese (Olimpin), ese coleccionista de palos. Ms vale aplazar mi muerte y enviar a ste por delante al otro barrio.

    [450] OL. Ves qu bien he sabido servirte los deseos? Te he hecho posible el ms ardiente de todos ellos: hoy estar contigo el objeto de tus amores a espaldas de tu mujer.

    LI Calla; vive Dios que apenas puedo contener mis labios de cubrirte de besos por ello, amor mo.

    CAL. (Aparte.) Qu? Que le vas a besar? Qu es eso? [455] Amor mo? Mm, yo creo que se quiere darle al capataz por...

    OL. Pero bueno, es que ahora es a m a quien amas? LI. Y te juro que ms que a m mismo. Me permites abrazarte? CAL. (Aparte.) Qu? Abrazarte? OL. Vale. LI. Ay Dios mo, al tocarte me parece estar lamiendo miel! OL. Largo, maricn, retrate de mis espaldas! [460] CAL. Eso, eso es el motivo por lo que le ha hecho a ste su capataz; tambin a m, una

    vez que haba salido a buscarlo, por poco me nombra as su atriense, que quera drmelas ah a la puerta, el to.

    OL. Anda, que no dirs que no te he servido los pensamientos, mira el placer que te he proporcionado!

    LI. Hasta tal punto, que, mientras viva, gozars de mi favor, an anteponindote a m mismo. [465] CAL. (Aparte.) Anda que, segn yo creo, stos van a entrelazar hoy los pies: a este viejo

    le gusta dedicarse a gente con barbas. LI. Cmo voy a poner de besos a Csina, cmo me las voy a pasar a espaldas de mi mujer! CAL. (Aparte.) Aj! Ahora al fin voy por buen camino, [470] es l el que est perdido por

    Csina; mos sois. LI. Ay!, me deshago en deseos de abrazarla y besarla. OL. Deja que hagamos primero la boda. A qu esa prisa, maldicin? LI. Es que estoy loco de amor. OL. Pues me parece que hoy no va a ser posible. LI. Es posible, si es que piensas que es posible que recibas maana la libertad. [475] CAL. Ahora s que tengo que aguzar mis odos: voy a matar dos pjaros de un tiro. LI. Yo tengo preparado aqu un sitio en casa de mi amigo y vecino Alcsimo; l sabe toda la

    historia de mi enamoramiento y me ha prometido albergarme en su casa. [480] OL. Y su mujer, dnde estar? LI. Se me ha ocurrido una solucin estupenda. Mi mujer la llamar aqu a casa con motivo de

    la boda, para que la acompae y la ayude y se acueste aqu con ella; yo se lo he dicho y ella me ha prometido hacerlo as. La vecina se acostar aqu en nuestra casa, yo mandar al marido fuera; [485] t te llevars a tu mujer al campo el campo ser la casa del vecino, mientras que yo celebro mis bodas con Csina. T despus, antes de que amanezca te la llevars maana a la finca. No te parece bien pensado?

    OL. Eres un lince. CAL. Hale, maquinad lo que os venga en gana, te juro que las vais a pagar todas juntas

    vuestras trapisondas! LI. Sabes lo que vas a hacer ahora? [490] OL. Dime. LI. Toma esta bolsa, ve y haz la compra, date prisa, pero compra todo de lo ms fino, manjares

    tiernecitos, as como ella. OL. Vale. LI. Compra sepias pequeitas, lapas, chipirones, cebadillas.

    6 Vestido de novio, cf. tambin 767 s.

  • Tito Macio Plauto C s i n a

    14

    CAL. (Aparte.) Mejor triguillas, si no eres tonto. [495] LI. Compra tambin suelas. CAL. (Aparte.) Por qu no ms bien unos buenos zuecos para patearte la cara, viejo ms que

    sinvergenza? OL. Quieres lenguados? LI. Para qu teniendo a mi mujer en casa? Bastante lenguado tenemos con ella, porque no

    para nunca de darle a la sinhueso. [500] OL. Cuando vea lo que hay en el mercado, ya escoger yo de entre todos los pescados

    lo que mejor me parezca. LI. Tienes razn, hala, mrchate. No quiero que te andes con miramientos con el dinero,

    compra en abundancia. Yo tengo que hablar con el vecino, para que se ocupe de lo que le he encomendado.

    OL. Entonces, me voy? LI. S, mrchate. (Se van.) CAL. As perdiera cien veces la ocasin de que se me diera la libertad, [505] no dejara de

    prepararles a stos un buen escarmiento y de contrselo todo al ama: los he cogido in fraganti. Pero si mi ama est dispuesta a hacer lo que debe, hemos ganado la pendencia. Vers cmo me hago con [510] ellos. La cosa se va poniendo de nuestra parte; despus de haber quedado vencidos, vamos a salir vencedores. Me voy dentro, para guisar de forma distinta el guiso cocinado por otro cocinero, para que no est dispuesto para el que estaba dispuesto, sino que est dispuesto para el que no estaba dispuesto.

    ACTO III

    ESCENA PRIMERA

    LISDAMO, ALCSIMO LI. Ahora, Alcsimo, voy a enterarme, de si t eres el [515] fiel trasunto de un amigo o de un

    enemigo, ahora es la hora de dar la cara, ahora se juega la batalla decisiva. Ahrrate tus reproches por verme enamorado, ahrrate todo eso de que si con esas canas, a tu edad, estando casado, etc.

    AL. Yo no he visto en mi vida a nadie ms perdidamente [520] enamorado que t. LI. Por favor, djame la casa libre. AL. Bueno, demonio, s, hasta los esclavos, las esclavas todas te los mandar a tu casa. LI. Oh, eres ms listo que listo! Pero ten en cuenta hacer como dice en la copla esa que

    cantan hasta los mirlos: que vengan con sus vveres y todos los arreos, como si fueran a Sutri7. AL. Lo tendr presente. [525] LI. Ea, ahora te pones al fin ms razonable que razonable. Ocpate de todo, yo me voy al

    foro, enseguida vuelvo. AL. Hala, adis. LI. Y procura que eche tu casa una lengua. AL. Pero, para qu? LI. Para que cuando vuelva me diga: Campo libre, adelante!8. AL. Eh, eh!, te mereces una buena paliza, ya son demasiados chistecitos. LI. Y de qu me sirve estar enamorado, si no tuviera pesquis y me las supiera echar de

    dicharachero? [530] Pero ten en cuenta que no tenga que andar buscndote. 7 Cuando la toma de Roma por los galos, Camilo reuni en Sutri los restos de las legiones y cada soldado deba llevar sus vveres (cf. PAUL. FEST., pg. 310). 8 Juego de palabras en el texto latino.

    Soledad Campaa

    Soledad Campaa

  • Tito Macio Plauto C s i n a

    15

    AL. No voy a faltar de casa.

    ESCENA SEGUNDA

    CLESTRATA, ALCSIMO CL. Vlgame Dios!, por eso me rogaba mi marido con tanto ahnco que me diera prisa en

    traer aqu a la vecina, para tener la casa libre y poder llevar all a Csina. [535] Pero descuida que la vaya yo a llamar, que no tengan los bribones esos un sitio libre, los

    chivos decrpitos esos. Pero mira, ah sale la lumbrera del senado, el defensor del pueblo, mi vecino. Mira que prestarse a proporcionarle a mi marido un local libre! Te juro que no pagara por l ni el precio de un celemn de sal.

    AL. (Sin ver a Clestrata.) Me extraa que no vengan a buscar a mi mujer, [540] que hace ya no s el rato que est preparada en casa esperando a que la llamen. Pero mira, ah est Clestrata, seguro que viene a buscarla. Hola, Clestrata.

    CL. Hola, Alcsimo. Dnde est tu mujer? AL. Ah dentro, esperando a que vengas a buscarla, que tu marido me ha pedido que la

    mandara a tu casa para que te ayudara. Quieres que la llame? CL. Djala, mejor no, si est ocupada. AL. No tiene nada que hacer. [545] CL. No, djalo, no quiero importunarla, despus me acercar yo. AL. Pues no estis de preparativos de boda? CL. S que estamos. AL. No necesitas entonces alguien que te ayude? CL. Tengo en casa gente de sobra; cuando haya pasado la boda, entonces ir a verla. Ahora,

    adis, y saldala de mi parte. (Entra en casa.) AL. (Aparte.) Qu hago yo ahora? Desgraciado de m, [550] que he cometido una vileza tal

    por mor del bribn del chivo ese desdentado, que me ha metido en este lo! Voy y prometo la ayuda de mi mujer, parece como si tuviera que ir a una casa extraa a lamer los platos. Sinvergenza ese, que me dijo que su mujer iba a venir a buscar a la ma, y ahora sale ella diciendo que no le hace falta!; y milagro si no es que se huele ya la vecina toda la historia. [555] Aunque, por otra parte, si bien lo pienso, si hubiera algo de eso, ya me hubiera pedido explicaciones. Me voy dentro a poner la nave de nuevo en seco. (Entra en casa.)

    CL. Anda que no me he burlado bonitamente del tipo este. Qu afanados andan los dos pobres viejos! Ahora me gustara que viniera el vejestorio ese imbcil de mi marido, [560] para drselas tambin a l, despus de habrselas dado al otro; mi objetivo es enzarzarlos a los dos. Pero mira, ah viene: cuando lo ves as con esa cara tan seria, diras que es una persona como Dios manda.

    ESCENA TERCERA

    LISDAMO, CLESTRATA En mi opinin, para un hombre que est enamorado, [565] es una gran necedad el coger e irse

    al foro en un da en el que tienes a la mano el objeto de tus amores; como he hecho yo ahora, necio de m, que he perdido el da asistiendo a un pariente en un juicio; te juro que me alegro de que haya perdido el pleito, as no me ha hecho asistirle en vano; [570] porque, en mi opinin, el que se busca un patrono en un juicio, debera primero preguntar e informarse, si esa persona tiene o no tiene el nimo necesario para un asunto tal: si dice que no lo tiene, entonces es preferible que coja y lo mande exnime a su casa. Pero mira, ah veo a mi mujer a la puerta de casa. [575] Ay, desgraciado

    Soledad Campaa

  • Tito Macio Plauto C s i n a

    16

    de m! Me temo que no sea sorda y se haya enterado de lo que he estado diciendo. CL. (Aparte.) Y tanto que me he enterado y me las vas a pagar. LI Me acercar. Qu tal, mi vida? CL. Por cierto que te estaba esperando. [580] LI. Est ya todo preparado? Has hecho venir ya a la vecina para que te ayude? CL. Fui a buscarla como me dijiste, pero el compadre ese tuyo, desde luego el mejor de los

    amigos, se ha enfadado por lo que sea con su mujer: ha dicho, cuando fui a buscarla, que no la poda dejar ir.

    [585] LI. Eso es por culpa tuya, que eres tan poco atenta. CL. Marido mo, no es propio de mujeres honradas, sino de golfas, el andar con amabilidades

    con hombres extraos. Ve t y trela, yo voy dentro a ocuparme de las cosas que hay que hacer. LI Date prisa, pues. [590] CL. Vale. (Aparte.) Vers el susto que le voy a pegar, caros le van a salir hoy a ste sus

    amoros. (Entra en casa.)

    ESCENA CUARTA

    ALCSIMO, LISDAMO AL. Voy a ver si ha vuelto nuestro galn del foro, bien se ha burlado de m y de mi mujer el

    muy fantoche. Pero ah est a su puerta. Caray! Lisdamo, precisamente iba a buscarte a tu casa. LI. Caray!, y yo a la tuya. Pero, dime, puetero, [595] qu fue lo que te encargu, qu fue

    lo que te ped? AL. Pero, qu pasa? LI. Qu bien me has dejado la casa libre y has hecho pasar a tu mujer a la nuestra! No ves

    cmo por culpa tuya estoy perdido yo y la ocasin que se me ofreca? [600] AL. Vete al cuerno! T habas dicho que tu mujer iba a venir a buscar a la ma. LI. Y ella dice que ha ido a buscarla y que t dijiste que no la dejabas ir. AL. Pues si ella misma me dijo que no le haca falta su ayuda! LI. Pues ella misma me ha mandado a buscarla. [605] AL. Pues me trae sin cuidado. LI. Pues me matas. AL. Pues me alegro. LI. Pues esperar lo que haga falta. AL. Pues no querra sino... LI. Pues... AL. ... fastidiarte como sea. LI. Pues eso ms bien yo a ti... No te creas que te vas a quedar encima con tus pues. AL. Pues los dioses te confundan, para acabar ya de una vez! [610] LI. A ver, dejas ir a tu mujer a casa o no? AL. Llvatela y vete al cuerno, con ella, con la tuya y con tu dichosa amiga. Vete y deja esto

    de mi cargo, yo la har pasar por el jardn a tu casa. [615] Ahora s que te portas como un verdadero amigo. (Alcsimo entra en casa.) Bajo qu

    auspicios me ha entrado a m este enamoramiento o qu es la falta que he podido yo cometer contra Venus, que se me ponen tantas dilaciones a mi amor? [620] Huy, huy! Qu gritero es se ah dentro en casa, misericordia!

    Soledad Campaa

  • Tito Macio Plauto C s i n a

    17

    ESCENA QUINTA

    PARDALISCA, LISDAMO

    PA. (Saliendo de casa de Lisdamo.) Estoy perdida, estoy perdida, muerta soy, tengo el

    corazn en un puo, estoy toda temblando, desgraciada de m, no s dnde encontrar ni dnde buscar ayuda, defensa, refugio, socorro: [625] tan sorprendente, tan increbles son las cosas que acabo de ver ah dentro, qu atrevimiento tan inaudito y tan espantoso! (Hablando hacia dentro de la casa.) Ten cuidado, Clestrata, retrate de ella, por favor, no sea que, enfurecida como est, haga algn disparate contigo; qutale la espada, que est fuera de s.

    [630] LI. Pero, qu es lo que ocurre, para precipitarse sta en esa forma fuera de casa con ese susto, medio muerta? Pardalisca!

    PA. Muerta soy! De dnde sale esa voz que hiere mis odos? LI. Mira para ac. PA. Ay, amo mo de mi alma! LI. Qu es lo que te pasa? A qu viene ese susto? PA. Muerta soy! LI. Cmo?, que ests muerta? PA. Muerta soy, t tambin eres muerto. LI. Eh, que estoy muerto? Cmo? PA. Ay de ti! LI. Qu ay de m, ay de ti ms bien, digo yo! PA. Cgeme, por favor, que no d con mis huesos en el suelo. [635-636] LI. Dime inmediatamente lo que pasa, sea lo que sea. [637-638] PA. Cgeme por el pecho, hazme por favor un poco de aire con la capa. [639-640] LI. Qu ser lo que le pasa? Como no sea que es que se haya preparado bien a

    base de pura flor de vino. PA. Cgeme por las orejas, por favor. LI. Vete al cuerno! Maldita seas t, con tu cabeza, tu pecho y tus orejas! De verdad, que si

    no me haces saber inmediatamente lo que pasa, te voy a hacer saltar los sesos, t, vbora, [645] que ests ah nada ms que tomndome el pelo todo el rato.

    [646-647] PA. Amo mo de mi alma! LI. Qu hay, esclava de mi corazn? PA. No te pongas as conmigo. LI. Pues, espera, que lo que has visto no es nada; pero dime, qu es lo que pasa, sea lo que

    sea, y en pocas palabras, qu es ese jaleo que se ha armado ah dentro? [650] PA. Yo te lo har saber, escucha: una cosa espantosa, ahora mismo ah dentro, t no

    sabes cmo se ha puesto tu esclava, una cosa indigna de los modales atenienses. LI. Pero, de qu se trata? PA. El espanto me paraliza la lengua. LI. Puedo saber al fin de ti, qu es lo que ocurre? [655] PA. Yo te lo dir. Tu esclava, la que quieres dar por esposa al capataz, ella, ah dentro

    en casa... LI. Dentro? Qu es lo que ocurre? PA. Pues que imita los malos modales de las malas mujeres y amenaza a su marido: la vida... LI. Qu? PA. Ay, Dios mo! LI. Qu pasa? PA. ... que le va a quitar, dice, que le quiere quitar la vida; [660] y luego, una espada... LI. Huy, por Dios! PA. ... una espada...

  • Tito Macio Plauto C s i n a

    18

    LI. Qu pasa con la espada? PA. Que tiene una espada. LI. Ay, desgraciado de m! Por qu tiene una espada? PA. Va persiguiendo a todos por toda la casa y no consiente que se acerque nadie a ella; todos

    andan escondidos debajo de los arcones y de las camas y no se atreven ni a rechistar de miedo que tienen.

    [665] LI. Muerto soy, perdido estoy! Qu clase de mal le ha entrado de pronto? PA. Se ha vuelto loca. LI. Soy desde luego el ms desgraciado de todos los mortales. PA. Bueno, si supieras todas las cosas que ha dicho! LI. A ver, dmelas, qu es lo que ha dicho? [670] PA. Escucha: ha jurado por todos los dioses y las diosas de la corte celestial, que matar

    al que se acueste con ella. LI. A m me quiere matar? PA. Pero, es que tiene eso algo que ver contigo? LI. Ah... PA. Qu tienes t que ver con ella? LI. Me he confundido; quise decir, que si va a matar al capataz. [675] PA. A ti no te faltan salidas. LI. Pero, me amenaza a m? PA. Contigo es sobre todo con quien est furiosa, ms que con nadie. LI. Pero, por qu? PA. Porque la casas con Olimpin; y est decidida a no prolongar ni un da tu vida, [678-680]

    ni la suya ni la de su marido; por eso me han mandado aqu a avisarte que tengas cuidado con ella. LI. Dios, pobre de m, estoy perdido! PA. Bien te est empleado. [685] LI. Soy el galn ms desgraciado de todos los tiempos. PA. (Al pblico.) Qu manera de tomarle el pelo! Todo lo que le he dicho no es ms que una

    pura mentira: mi ama y la vecina de al lado han inventado esta historia y me han mandado aqu a que le engae.

    LI. Oye, t, Pardalisca! PA. Qu hay? LI. Hay... PA. El qu? LI. ... una cosa que te quiero preguntar. [690] PA. Me haces perder el tiempo. LI. Y t me haces perder los nervios; pero, tiene Csina todava la espada? PA. S seor, y adems no tiene una, sino dos. Cmo, dos? PA. Con una dice que va a asesinarte a ti, con la otra al capataz. LI. (Aparte.) Soy el ms asesinado de todos los vivientes; [695] lo mejor ser que me ponga

    una coraza. (A Pardalisca.) Y mi mujer, por qu no va y se la quita? PA. No se atreve nadie a acercarse a ella. LI. Pues que intente convencerla. PA. Ya lo ha hecho, pero ella dice que no soltar de ninguna manera las espadas, a no ser que

    tenga la seguridad de que no se la casa con el capataz. [700] LI Por la fuerza, si no de grado, se casar hoy. A ver por qu motivo no voy a salirme

    yo con la ma de que se case conmigo..., eh, bueno, que me diga, con el capataz. PA. Te equivocas un si es no es ms de la cuenta, eh? LI. El miedo hace que se me trabe la lengua, hombre. [705] Pero, por favor, yo te suplico,

    dile a mi mujer que le ruego que la convenza de que suelte la espada, que pueda yo entrar en casa. PA. As lo har.

  • Tito Macio Plauto C s i n a

    19

    LI. Rugaselo t tambin. PA. Se lo rogar. LI. Pero hazlo as con zalameras, como t sabes. otra cosa: si lo consigues, te regalar unas

    sandalias y un anillo de oro y otras muchas cosas. PA. Lo intentar. LI. No ahorres esfuerzos. [715] PA. Yo me voy, si es que no quieres algo ms. LI. Vete y ocpate de lo dicho. Mira, ah vuelve mi compinche con la compra. Menuda

    procesin trae tras de s!

    ESCENA SEXTA

    OLIMPIN, CITRIN, LISDAMO [720] OL. (A Citrin sealando a sus ayudantes.) Mira, ladrn, de mantener a raya a las

    zarzas esas. CI. Zarzas, por qu? OL. Porque lo que tocan se lo llevan tras de s, y si vas a quitrselo, te desgarran; o sea, que a

    cualquier parte que van, en cualquier sitio que estn, es doble el dao que causan al que los contrata.

    CI. Vamos anda! OL. Huy! Venga, deprisa, a ponerme bien puesto, como si fuera un seorito, que ah est mi

    amo. [724-725] LI. Hola, buena pieza. OL. Y t que lo digas. LI. Qu hay de nuevo? OL. T ests enamorado, yo tengo hambre y sed. LI. Qu bien arreglado que vas. OL. Eh, hoy...***. LI. Quieto, aunque no tengas gana de ello! OL. Uff, uff, tus palabras me dan asco. LI. Pero, por qu? OL. Porque s. No te largas? De verdad, me vienes con unas cosas! [729] LI. Te voy a dejar fuera de combate, ya lo vers, [730] como no te quedes quieto ah. OL. Oh Dios, quieres hacerme el favor de alejarte de m, [732] si no es que quieres que

    eche las entraas. LI. Quieto! OL. (Haciendo como que no conoce a Lisdamo.) Qu es esto! Quin es este hombre? [734-736] LI. Soy tu amo. OL. Qu amo? LI. El amo de quien t eres esclavo. OL. Yo, esclavo? LI. Y esclavo mo. OL. No soy libre? Haz memoria, haz memoria. LI. Quieto ah. OL. Djame. LI. Soy tu esclavo. OL. Estupendo. LI. Por favor, Olimpito mo, mi padre, mi patrono. [740] OL. Ves, ahora hablas como es debido. [740] LI. Soy todo suyo.

  • Tito Macio Plauto C s i n a

    20

    OL. Y para qu quiero yo un esclavo tan malo? LI. A ver, qu, cundo me vuelves a la vida? OL. Cuando est la cena. [744-745] LI. Que entren stos pues. [745] OL. (A los cocineros.) Hale, enseguida, dentro, y [746-747] daos prisa; ahora mismo

    voy yo, preparadme una cena que me forre, pero una cena por lo fino, nada de berzas a [749-750] lo brbaro. (A Lisdamo.) Qu haces ah parado? Hale ya.

    LI. Yo me quedo aqu. OL. Es que hay alguna otra cosa que te detiene? LI. Dicen que Csina tiene una espada, para matarnos a m y a ti. OL. Lo s, deja que la tenga, no son ms que pamplinas; [754-755] yo me conozco muy

    bien esas malas piezas; venga, entra conmigo en casa. LI. Pero es que tengo miedo que pase algo, ve t [756] primero y entrate antes, de qu es lo

    que ocurre ah dentro. [757] OL. Tan preciosa me es a m mi vida como a ti la tuya. Venga, entra. [758] LI. Si t lo dices, hale, entro contigo.

    ACTO IV

    ESCENA PRIMERA

    PARDALISCA [760] PA. Yo respondo de que ni en Nemea ni en Olimpia, ni en parte alguna del mundo se

    hacen unos juegos tan divertidos como los juegos y las burlas que estn teniendo lugar ah dentro con nuestro viejo y nuestro capataz. Todos andan de trajn ah dentro por toda la casa: el viejo grita en la cocina, dando prisa a los cocineros: [765] Por qu no dais golpe? Si es que vais a hacer algo, venga ya! Daos prisa, ya debera estar hecha la cena. El capataz va de ac para all con la corona de flores, vestido de blanco, todo pimpante. Las otras dos, por su parte, estn disfrazando al escudero, [770] para drselo a nuestro capataz de novia en lugar de Csina, pero disimulan de maravilla, como si no supieran nada de lo que va a suceder; los cocineros no se quedan atrs y se las pintan solos para hacer que el viejo no cene, ponen los pucheros patas arriba, apagan el fuego con agua; [775] ellas les han dicho que lo hagan as es que quieren echar al viejo de casa sin cenar, para poder luego ellas solas llenarse bien la panza, yo me las conozco bien, son unas comilonas: son capaces de acabar con un galen lleno de vveres. Pero se abre la puerta.

    ESCENA SEGUNDA

    LISDAMO, PARDALISCA [780] LI. (A su mujer, dentro de casa.) Yo creo, Clestrata, que harais bien en cenar cuando

    est la cena; yo cenar en el campo; es que quiero acompaar a los novios a la finca, yo me s lo mala que es la gente, no sea que la vayan a raptar a ella. [785] No os privis de nada. Pero daos prisa en despedir ya a los novios, para que lleguemos all antes que se haga de noche. Yo volver maana; yo, querida, celebrar maana el convite.

    PA. (Aparte.) Lo que dije: las dos parientas le largan al viejo sin cenar. LI. Qu haces t aqu? [790] PA. Voy a donde el ama me ha mandado. LI. De verdad?

  • Tito Macio Plauto C s i n a

    21

    PA. En serio. LI. Qu es lo que ests espiando aqu? PA. Yo no estoy espiando. LI. Hala dentro; t ests aqu de brazos cruzados y los otros trajinando en casa. PA. Voy, voy. Lrgate ya de aqu, mala, ms que mala. (Pardalisca entra en casa.) Se fue ya? Ahora puedo

    hablar lo que me venga en gana: [795] cuando se est enamorado, en serio, aunque se tenga hambre, es como si no se tuviera. Pero mira, ah viene con su corona y su antorcha mi compinche, mi colega, el capataz, mi conmarido.

    ESCENA TERCERA

    OLIMPIN, LISDAMO OL. Venga, t, flautista, mientras que traen a la novia aqu fuera, llena esta plaza toda con una

    dulce meloda para celebrar mis bodas. [800] OL. Oh Himen, Himeneo, oh Himen! LI. Qu tal, mi bien? OL. Hambriento estoy, qu narices!, y en un grado ms de lo debido. LI. Pues yo estoy enamorado. OL. Pues a m, qu caray!, me trae eso sin cuidado; a ti te sustituye el amor a la comida, pero

    a m, ya hace tiempo que a fuerza de ayunar, me estn sonando las tripas. LI. Pero, qu hacen ya tanto rato ah dentro esas tardonas? [805] Parece que lo hacen adrede,

    mientras ms prisa tengo yo, ms despacio va todo. OL. Qu te parece, si entono otra vez el himeneo, a ver si as salen ms pronto? LI. Me parece de perlas y yo tambin cantar, puesto que las bodas son de los dos. LI., OL. Himen, Himeneo, oh Himen! LI. Maldicin!, muerto soy, desgraciado de m, puedo reventar a fuerza de cantar el

    Himeneo, [810] pero del mal que estoy deseando reventar, de eso ni hablar. OL. Caray, de verdad, t, si fueras un caballo, seras indomable! LI. Por qu lo dices? OL. Eres muy fogoso. LI. Es que acaso lo has experimentado t? OL. Dios me libre! Pero ha sonado la puerta, ya salen. LI. Uff, gracias a Dios!

    ESCENA CUARTA

    CALINO, PARDALISCA, OLIMPIN, LISDAMO, CLESTRATA [815-816] CAL. Ya desde lo lejos se deja sentir el olor de Csino. PA. Levanta el pie con cuidado sobre el umbral, novia: da comienzo con buenos auspicios a

    este camino, [819-820] para que mantengas siempre la supremaca sobre tu marido, que afirmes tu podero sobre l y lo domines y salgas siempre [821-822] victoriosa, y para que con tu autoridad seas t siempre la que lleve la voz cantante; que tu marido te vista y t lo despojes a l; ten siempre presente, por favor, no parar de engaarle, ni de da ni de noche.

    [825] OL. Caray!, que se las va a ganar en cuanto que se propase lo ms mnimo. LI. Calla! OL. No me callo. LI. Por qu?

  • Tito Macio Plauto C s i n a

    22

    OL. Una mala persona le da malas instrucciones a otra que tambin es mala. LI. A ver si ahora que est todo a punto me lo vas a echar abajo! Eso es lo que buscan, eso es

    lo que pretenden, que se quede ahora todo en agua de borrajas. [830] PA. Hala, Olimpin, puesto que as es tu deseo, recibe a Csina por esposa de nuestras

    manos. OL. Venga ya, ddmela, si es que vais a acabar al fin hoy de drmela por esposa. LI. Entraos. PA. Yo te ruego, Olimpin, trtala con cario, que es una joven sin experiencias. OL. As se har. PA. Ea, adis. OL. os ya. LI. Ea, marchaos. CL. Adis, pues. (Clestrata y Pardalisca entran en casa.) [835] LI. Se fue ya mi mujer? OL. En casa est, no tengas miedo. LI. Ole! Ahora al fin soy libre, caray. (A la novia.) T, corazoncito mo, mielecita,

    primavera ma! OL. Eh, t, cuidado, que te la vas a ganar, la novia me pertenece a m! LI. Lo s; pero el usufructo es primero para m. [840] OL. Ten la antorcha. LI. No, no, mejor a sta. (La novia.) Poderosa Venus, muchos son los bienes que me has

    concedido al poner a sta en mis brazos. OL. Ay, ay, qu cuerpecito tan tierno! Mujercita de mis entretelas... Qu es esto? [845] LI. Qu pasa? OL. Nada, que me ha dado un pisotn como si fuera un elefante. LI. Calla, por favor, su pecho es ms blando que una nubecilla. OL. Ay Dios mo, qu tetitas ms lindas!... Ay, pobre de m! LI. Pero, qu pasa? OL. Me ha dado un revs en el pecho, no con el codo, sino con un ariete. [850] LI. Quita, por favor, eso es porque tienes un tacto tan duro con ella; mira como a m,

    que la s tratar con delicadeza, no me hace la guerra... Ay! OL. Qu ocurre? LI. Por favor, s que no tiene fuerza, la joven; casi me echa por la borda de un codazo. OL. Eso es que est ya deseando echarse ella. LI. Pues venga, vamos. OL. Anda, monada, ven, s buenecita. (Entran en casa de Alcsimo.)

    ACTO V

    ESCENA PRIMERA

    MRRINA, PARDALISCA, CLESTRATA [855] M. Despus de habernos regalado a placer ah dentro, salimos ahora a la calle para

    presenciar los juegos nupciales. En serio, jams me he puesto as de rerme, ni pienso volver a rerme ms en el resto de mis das.

    PA. Tengo ganas de saber qu tal le va a Calino de novia con su marido. [860] M. Yo creo que un engao as tan bien pensado como el que hemos tramado nosotras

    no se le ha ocurrido jams a ningn poeta. CL. Cunto me gustara ver venir al viejo con la cara partida a fuerza de bofetadas, el to ms

  • Tito Macio Plauto C s i n a

    23

    sinvergenza que he visto en todos los das de mi vida, ***, [865] a no ser que pienses que es todava ms sinvergenza el otro, que le pone a su disposicin su casa. *** T, Pardalisca, qudate ahora aqu de guardia, para que le tomes el pelo al primero que salga.

    PA. Con mil amores ***. [870-871] CL. *** desde aqu lo puedes ver todo; qu es lo que hacen dentro. Detrs de m, por favor. CL. Ah puedes adems hablar con ms tranquilidad lo que quieras. M. Calla, suena nuestra puerta.

    ESCENA SEGUNDA

    OLIMPIN, MRRINA, CLESTRATA, PARDALISCA [875] OL. (Saliendo de casa de Alcsimo.) Yo no s ni a dnde huir, ni en dnde

    esconderme, ni cmo ocultar esta vergenza, tan sin igual es el oprobio del que hemos quedado cubiertos por nuestras bodas los dos, el amo y yo, estoy muerto de miedo y de vergenza, hay que ver el ridculo en que hemos quedado los dos. Pero, necio de m, salir ahora con estas novedades, de sentir vergenza, yo que no la he sentido jams de los jamases. (Al pblico.) Estad atentos, mientras que os cuento lo sucedido, que merece la pena orlo, [880] se parte uno de risa al or y al contar los los que he organizado ah dentro. Despus que llev la novia a la casa, la met derechamente en el dormitorio. Aquello estaba ms oscuro que boca de lobo; aprovechando que el viejo no estaba todava all, cojo y le digo anda, chate; la pongo en la cama, le arrimo las almohadas y me pongo a amansarla con caricias, para conseguir consumar el matrimonio antes que el viejo. [885] Pero luego empiezo a ir algo ms despacio, porque *** y me vuelvo a mirar, no sea que el viejo ***. Para ponerme en forma cojo y le quiero dar un beso, pero ella va y me quita la mano y no me deja besarla. [889-890] Me van entrando cada vez ms prisas y ms ganas de echarme sobre Csina, y sobre todo que quiero adelantarme al viejo, y voy y echo el cerrojo a la puerta para que no me coja con las manos en la masa.

    CL. (A Pardalisca.) Venga, abrdalo ahora. PA. Oye, dnde est tu novia? [893-895] OL. (Aparte.) Ay de m, muerto soy, todo se ha descubierto! PA. Tienes que contrnoslo todo ce por be. Qu es lo que ocurre ah dentro? Qu tal Csina?

    Te deja hacer? OL. Me da vergenza decirlo. PA. Anda, cuntalo todo ce por be, como habas comenzado. [899-900] OL. T, me da apuro. PA. Venga, dilo tranquilamente. Despus que te echaste..., sigue, desde ah. Cuenta, qu

    pas? OL. Es que es una vergenza. PA. As tendrn cuidado los que lo oigan de no hacer lo mismo. OL. ***. PA. Me haces perder el tiempo. Por qu no sigues? [904-905] OL. ... cuando, *** por debajo. PA. El qu? [906] OL. Bah! PA. El qu? OL. Pah! PA. *** el qu es? OL. Ay, era una cosa enorme! Tem que tuviera una espada y me pongo a buscarla. Mientras

    busco a ver no sea que tenga una espada, voy y me encuentro que tengo en la mano la empuadura; [910] pero si bien lo pienso, no era una espada lo que tena, porque hubiera estado fra.

    PA. Sigue.

  • Tito Macio Plauto C s i n a

    24

    OL. Pero es que me da apuro. PA. Era acaso un nabo? OL. No era. PA. Un pepino, quiz? OL. Desde luego, qu caray!, no era ninguna clase de hortaliza, a no ser, que, bueno, sea lo

    que fuere, desde luego una tormenta no le haba cado nunca encima, tan grande era, sea lo que fuere.

    [915-916] PA. Y qu pas luego? Acaba ya de contarlo. OL. Entonces le digo, Csina, le digo, por favor, mujercita ma de mi alma, por qu me

    rechazas siendo tu marido. Caray, no me merezco que me trates as, despus de lo mucho que te he deseado. [920] Ella no dice ni po y con el vestido se tapa las partes por las que sois mujeres. Cuando veo ese paso cerrado, la pido que me deje ir por otro lado ***; voy, para volverme hacia ella a apoyarme en el codo ***; [925] sin decir palabra *** me levanto, para *** y ***.

    M. Lo cuenta divertidsimo ***. OL. Un beso *** y me pincha los labios con la barba, como si tuviera cerdas; [930] en

    cuanto que me pongo de rodillas, va y empieza a darme patadas en el estmago; me caigo de cabeza de la cama; salta tras de m y me apuetea la cara; sin decir palabra salgo fuera huyendo con el atuendo que ves, para que el viejo se trague la misma copa que me he tragado yo.

    PA. Me parece estupendo. Pero, dnde est tu capotillo? OL. Lo he dejado ah dentro. [935] PA. Qu te parece? No habis sido chasqueados de lo lindo? OL. Bien empleado nos est. Pero ha sonado la puerta, a ver si es que viene todava

    persiguindome.

    ESCENA TERCERA

    LISDAMO, CLESTRATA LI. (Sale de casa de Alcsimo con slo la tnica.) Estoy comido de vergenza, no s qu

    partido tomar ni cmo voy a presentarme a la vista de mi mujer, [940] estoy perdido; toda mi ignominia ha quedado al descubierto, desgraciado de m, estoy del todo perdido; *** me han cogido infraganti, *** no s cmo me voy a poder disculpar ante [945] mi mujer, *** me he quedado sin mi capa, pobre de m, *** esas bodas clandestinas, *** me parece *** es lo [950] mejor. Voy a buscar a mi mujer dentro y pondr mis espaldas a su disposicin por la ofensa que le hecho. *** Hay [952-953] aqu quiz alguien que quiera ponerse en lugar mo? No s realmente qu hacer, como no sea que imite a los esclavos que han cometido alguna fechora y coja y me marche de [955-956] casa; porque si vuelvo a casa, ay de mis costillas! Encima viene ste ahora con esas pamplinas?, diris; caray!, es que no tengo ganas de recibir palos, aunque merecido me los 959-960 tengo. Echar piernas por aqu y me dar a la fuga.

    CL. Eh, alto ah, viejo verde! [961-962] LI. Muerto soy! Me llaman, har como si no oyera y me largo.

    ESCENA CUARTA

    CALINO, LISDAMO, CLESTRATA, MRRINA, OLIMPIN CAL. Dnde andas? Conque quieres poner aqu de moda las costumbres marsellesas?, eh?

    Ahora, si me quieres tomar por montura, tienes buena ocasin; [965] venga, vuelve a la alcoba. Ja, te la has buscado! Hale, ven aqu, aqu tengo un rbitro imparcial, no hay necesidad de acudir a los tribunales. (Enseando el bastn.)

  • Tito Macio Plauto C s i n a

    25

    LI. Muerto soy! ste me va a machacar el espinazo con el bastn; me ir por aqu, porque por ah no me espera sino quedar derrengado.

    CL. Se te saluda, galn enamorado. [970] LI. Y por aqu me sale al paso mi mujer: ahora estoy entre la espada y la pared, y no s

    por dnde escapar: por un lado, lobos, por el otro los perros; por la parte de los lobos se andan a bastonazos; creo que voy a dejar por mentiroso al refrn ese, me ir por aqu, la suerte canina creo que no ser tan peligrosa.

    M. Qu tal, bgamo? CL. Marido mo, de dnde vienes en ese atuendo, [975] qu has hecho del bastn o de la

    capa que tenas? M. Seguro que lo ha perdido, mientras te estaba engaando con Csina. LI. Muerto soy. CAL. Venga, nos vamos a acostar? Soy Csina. LI. Vete a hacer puetas! CAL. Es que ya no me quieres? CL. Venga, contesta, qu ha sido de tu capa? LI. Mujer, es que las Bacantes, qu caramba! CL. Las Bacantes? LI. S, las Bacantes, qu caramba!, mujer. [980] M. Est diciendo tonteras a sabiendas, porque precisamente ahora no hay fiestas

    ningunas de Bacantes9. LI. Se me haba olvidado, pero a pesar de eso, es que las Bacantes... CL. Qu pasa con las Bacantes? LI. Si no es posible, que... CL. Caray!, t tienes miedo. LI. Yo? Te juro que ests mintiendo. CL. Pues ests muy plido. ***. [991] Y adems ha puesto mi reputacin por los suelos con sus vilezas. LI. No te callars? OL. No me callo, maldicin!, porque t fuiste el que me rogaste con tantsimo empeo que

    pidiera a Csina por [994-995] esposa, por mor tuyo. LI. Que yo he hecho eso? OL. No, t no, sino Hctor el troyano. LI. Que ojal hubiera acabado contigo! (A las mujeres.) He hecho yo eso que decs? CL. Que si lo has hecho? LI. No, si de verdad lo he hecho, mal hecho est. CL. Vulvete a casa ahora, yo te har recordar, si es que has perdido la memoria. LI. No, me parece que es preferible creer lo que me decs. [1000] Ahora, mujer ma, concede

    el perdn a tu marido; t, Mrrina, pdeselo a Clestrata; si en adelante nunca jams o hago el amor a Csina o solo con que d muestras de querrselo hacer, si en adelante vuelvo a hacer una cosa semejante, yo te concedo el derecho, mujer, de que me cuelgues y me des de palos.

    M. Por Dios, Clestrata, yo creo que se le debe conceder el perdn. [1005] CL. Como t quieras, y adems hay otro motivo, por el que me cuesta menos el

    concedrselo y es para no alargar ms an esta comedia. LI. No ests ya enfadada? CL. No. LI. Palabra? CL. Palabra. LI. No hay nadie en el mundo que tenga una mujer ms encantadora que la ma. CL. (A Calino.) Venga, t, devuelve el bastn y la capa.

    9 Alusin al S. C. de Bacchanalibus del ao 186 que prohibi las fiestas de las Bacanales en Italia.

  • Tito Macio Plauto C s i n a

    26

    [1010] CAL. Ten, si te empeas. Desde luego a m se me ha hecho a todas luces una gran injusticia: me he casado con dos, y ninguno de los dos ha hecho conmigo lo que se hace con las novias. Distinguido pblico, os vamos a contar lo que va a suceder ahora ah dentro: Csina quedar reconocida como la hija del vecino de al lado y se casar con Eutinico, el hijo de nuestro amo. [1015] Ahora es justo que nos deis con vuestro aplauso la recompensa que nos merecemos; el que as lo haga, tendr a espaldas de su mujer la amiga que le venga en gana, pero el que no aplauda con todas sus fuerzas, encontrar a su lado, en lugar de su amiga, un macho cabro perfumado con agua de la alcantarilla.

  • Tito Macio Plauto C s i n a

    27

    NDICE GENERAL Pgs. INTRODUCCIN GENERAL 7

    Vida, 7.El texto de las comedias plautinas y su tradicin, 8.Cronologa, 10.Los originales griegos, II.Algunas noticias de la Antigedad sobre la comedia y el teatro en Roma, I2.Temas y tipos de la comedia latina, 20.La lengua, 22.La mtrica, 24.Plauto en la Antigedad y despus, 25.Advertencias sobre la traduccin, 28.

    Nota textual Bibliografa ANFITRIN (Amphitruo) LA COMEDIA DE LOS ASNOS (Asinaria) LA COMEDIA DE LA OLLA (Aulularia) LAS DOS BQUIDES (Bacchides) Los CAUTIVOS (Captivi) CSINA (Casina)