carta 66 h p lovecraft

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Carta 66 A Reinhard Kleiner R. St. John Visconde Bolinghrobe/Mi señor Anoche tuve un sueño típico. Estaba junto a la ribera del río Seekouk, al este de Providence, a más de tres cuartos de milla en dirección sur, al pie de Angell Street, a cierta hora nocturna y espectral. La marea estaba bajando horriblemente ---- dejando al descubierto partes del lecho del río, jamás antes expuestas a la vista humana. Había muchas personas en la orilla mirando las aguas que retrocedían, y observaban ocasionalmente el cielo. Súbitamente, un resplandor enceguecedor de tonos rojizos apareció en el cielo hacia el suroeste; y algo cayó a la tierra envuelto en una nube de humo sobre las costa de Providence, en las cercanías de Reel Bridge, un 1/8 de milla al sur de Angell Street. Los observadores sobre ambas orillas gritaron aterrorizados ---- “¡Ha llegado ---- ha llegado, al fin!” Huyeron por las calles desiertas. No obstante, corrí hacia el puente en lugar de escapar porque sentía más curiosidad que temor. Cuando llegué al puente vi hordas de gente aterrorizadas, a medio vestir, escapando desde Providence como si lo hicieran de una ciudad maldecida por los dioses. Había peatones, muchos tropezando y cayéndose, y vehículos de todas clases. Los antiguos y pequeños tranvías que ya no se usaban en Providence hacía seis años, pasaban velozmente en cerrada procesión escapando de la ciudad hacia el este por ambas vías. Los conductores estaban frenéticos y las pequeñas colisiones eran numerosas. En esos momentos, el lecho del río aparecía expuesto en su totalidad ---- tan solo el profundo canal se encontraba lleno de agua, como un arroyo serpenteante de muerte fluyendo a través de una planicie pestilente en el Tártaro. Súbitamente, un resplandor apareció en el oeste y vi el punto dominante sobre el horizonte de Providence, la cúpula de la Central Congregational Church, recostada fotostáticamente sobre un fondo rojo. Y entonces, silenciosamente, la cúpula se hundió y desapareció de vista abruptamente, haciéndose mil pedazos. Y del populacho en fuga se 1

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carta 66 tomo 1

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  • Carta 66

    A Reinhard Kleiner

    R. St. John Visconde Bolinghrobe/Mi seor

    Anoche tuve un sueo tpico. Estaba junto a la ribera del ro Seekouk, al este de Providence, a ms de tres cuartos de milla en direccin sur, al pie de Angell Street, a cierta hora nocturna y espectral. La marea estaba bajando horriblemente ---- dejando al descubierto partes del lecho del ro, jams antes expuestas a la vista humana. Haba muchas personas en la orilla mirando las aguas que retrocedan, y observaban ocasionalmente el cielo. Sbitamente, un resplandor enceguecedor de tonos rojizos apareci en el cielo hacia el suroeste; y algo cay a la tierra envuelto en una nube de humo sobre las costa de Providence, en las cercanas de Reel Bridge, un 1/8 de milla al sur de Angell Street. Los observadores sobre ambas orillas gritaron aterrorizados ---- Ha llegado ---- ha llegado, al fin! Huyeron por las calles desiertas. No obstante, corr hacia el puente en lugar de escapar porque senta ms curiosidad que temor. Cuando llegu al puente vi hordas de gente aterrorizadas, a medio vestir, escapando desde Providence como si lo hicieran de una ciudad maldecida por los dioses. Haba peatones, muchos tropezando y cayndose, y vehculos de todas clases. Los antiguos y pequeos tranvas que ya no se usaban en Providence haca seis aos, pasaban velozmente en cerrada procesin escapando de la ciudad hacia el este por ambas vas. Los conductores estaban frenticos y las pequeas colisiones eran numerosas. En esos momentos, el lecho del ro apareca expuesto en su totalidad ---- tan solo el profundo canal se encontraba lleno de agua, como un arroyo serpenteante de muerte fluyendo a travs de una planicie pestilente en el Trtaro. Sbitamente, un resplandor apareci en el oeste y vi el punto dominante sobre el horizonte de Providence, la cpula de la Central Congregational Church, recostada fotostticamente sobre un fondo rojo. Y entonces, silenciosamente, la cpula se hundi y desapareci de vista abruptamente, hacindose mil pedazos. Y del populacho en fuga se

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  • elev tal alarido como solo los condenados pueden proferir.- Y me despert, maldita suerte, con un tremendo dolor de cabeza.

    Te cont en mi ltima carta acerca de mis sueos:

    1) De la antigua casa en el pantano, y de la escalera que no tena fin.2) Del castillo medieval con sus guerreros dormidos, y de la batalla en la pradera entre los arqueros de Inglaterra y las criaturas con tabardos amarillos sobre sus armaduras que se desvanecieron cuando su lder fue despojado del yelmo y se encontraron con que no haba cabeza alguna dentro del mismo, y

    3) Del tranva que andaba por la noche siguiendo una ruta que haba sido desmantelada haca seis aos, y que perda cinco horas ascendiendo College Hill, para finalmente precipitarse desde la tierra hacia un abismo exterior y terminar en las calles de una ciudad en ruinas que haba estado sumergida bajo los ocanos? Estos son sueos, crele a tu abuelo Teobaldo!!! Le cont todos estos sueos a The Kidlet y piensa que son bastante inusuales, y tambin a Moe, a quien le envi copias. Ah, y otro sueo ms! Estaba en un museo en algn lugar del centro de Providence (No existe tal lugar!) tratando de venderle al director un bajorrelieve de arcilla cuando el museo se dedicaba a las antigedades. Pareca ser un anciano muy instruido y sonrea amablemente. Le repliqu con palabras que recuerdo con precisin. Esto, le dije, fue modelado en mis sueos; y los sueos del hombre son ms antiguos que la progenie de Egipto o la contemplativa esfinge y los jardines colgantes de Babilonia. El director me pidi entonces que le mostrara mi bajorrelieve, lo cual hice con agrado. Su diseo era el de una procesin de sacerdotes egipcios. Mientras le mostraba la obra, el comportamiento del anciano cambi de sbito. Su divertida expresin dio lugar a un vago terror ---- an puedo ver sus ojos azules desorbitados debajo de sus cejas blancas ---- y dijo lenta, suave y claramente: Quin es USTED? Puedo reproducir el terror reverencial de su tono. Repliqu muy prosaicamente: Mi nombre es Lovecraft ---- H. P. Lovecraft ---- Nieto de Whiple V. Phillips. Imagin que un hombre de su edad podra recordar mejor a mi abuelo que a m. Pero respondi con impaciencia: No, no! ---- antes que eso! Le contest que no recordaba ninguna otra identidad, excepto en sueos. Entonces, el viejo director me ofreci un alto precio por la Cosa

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  • que yo haba hecho en arcilla; ---- sin embargo, me negu, porque la intuicin me dijo que pensaba destruirla, en tanto que yo deseaba verla colgada en la pared del museo. A continuacin, me pregunt cunto quera por el bajorrelieve y le respond jocosamente, no teniendo la menor intencin de desprenderme de l, un milln de libras esterlinas, en efectivo. Para mi sorpresa, el anciano no sonri. Pareca perplejo, aturdido y asustado. Luego me dijo con tonos temblorosos: Llmeme dentro de una semana, por favor. Voy a consultar con los directores de la corporacin. Este es el final ---- aunque no despert ah. En ese punto, el sueo cambi a otro donde flotaba a la deriva en un ro de aguas estancadas entre altos acantilados de basalto, y me preguntaba por qu iba a la deriva cuando el agua se hallaba inmvil, y no haba la ms leve brisa en medio del espantoso SILENCIO. Este par de sueos ocurrieron a mitad de un atardecer, cuando haba hecho una pausa en mi trabajo a causa del cansancio nervioso, inclinndome sobre la mesa para apoyar la cabeza en mi brazo. Estoy llegando a un estado donde puedo dormitar de esa manera muy frecuentemente ---- me ayuda a mantenerme y a lograr ms rendimiento que lo usual. Como meras historias, estas fantasas confusas apenas si valdran la pena, pero como sueos, son bastante pintorescas. Se tiene la sensacin de vivir una experiencia fantstica, inquietante, ultraterrena, la de haber visto esas extraas visiones, en apariencia, tan solo a travs del sentido visual. Siempre he soado cosas as desde que he tenido edad suficiente como para recordar sueos, y probablemente as ser hasta que descienda al Averno. Mis sueos eran muy claros en mi juventud, pero ya no son as. Entre mis visiones mejor recordadas se encuentran aquellas en donde aparecen espantosos acantilados, cumbres rocosas y abismos ---- horrendos peones desolados sumergidos en una repugnante negrura ---- sobre los que volaba llevado en las garras de unos negros demonios alados a los cuales di el original nombre de alimaas descarnadas de la noche, a la edad de seis aos! En verdad, yo he viajado a lugares extraos que no existen sobre la faz de la tierra, ni en ningn otro planeta conocido. He sido jinete de cometas y hermano de las galaxias. Tus propias sustracciones de medianoche son ---- o eran ---- en verdad, un fenmeno curioso. Qu podras estar viendo ---- qu Visin tan inconcebible que necesitase ser borrada de tu memoria a travs de un misericordioso olvido? Existen mundos ms all de los lmites del espacio que ningn hombre ha visto ---- mundos oscuros que no son esfricos, que

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  • carecen de toda forma, porque estn vivos. Desde ellos, ningn peregrino en el universo de los sueos ha podido traer jams recuerdo alguno---- excepto un viajero, ese que est completamente loco y que nunca ser comprendido. Acaso esos mundos han sido visitados realmente por alguien durante la noche?. . . . . En cuanto a soadores genuinamente originales, he conocido tan solo a uno entre los aficionados al tema ---- la Srta. Jackson. Le envo aqu ---- sujeto a devolucin ---- el relato de un sueo jacksoniano que ocurri a principios de 1919, y que alguna vez convertir en una historia de horror, tal como hice con el sueo anterior, The Green Meadow (La pradera verde), el cual, segn creo, ya te cont en cierta ocasin. Ese sueo anterior fue excepcionalmente singular, dado que yo haba tenido uno exactamente igual ---- salvo que el mo no fue tan extenso. Tan solo cuando lo relat fue que Miss Jackson hizo lo propio con el suyo, similar y mucho ms rico en detalles. El prrafo que daba comienzo a The Green Meadow haba sido escrito para mi propio sueo, pero luego de escuchar el otro, los incorpor dentro del relato que haba desarrollado a partir de aqul. . . No puedo entender cmo se puede permanecer insensible ante estas cosas irreales. Seguramente las extraas excrecencias de la fantasa humana son tan reales ---- en el sentido de fenmenos concretos ---- como las pasiones, los pensamientos y reacciones intuitivas de la vida cotidiana. Existe un estimulante regocijo en mirar ms all del mundo conocido hacia abismos insondables, y una emocin hechicera, cautivante, en pensar en lo horriblemente crptico. . . Tuve una visita la otra noche, la cual me dio una idea para una buena historia. Era un joven cuadrpedo envuelto en pieles, con un abrigo negro, guantes y botas blancas, tambin. Se sent en una silla cerca de m, ronroneando de manera ms que suspirante, cuando permit a mi imaginacin considerar su antigua herencia y raza. Estoy enormemente interesado en sus variedades, tal como sin duda se lo he dicho en ms de una ocasin; y mientras lo observaba, mis pensamientos volaron. . . . . El gato es el alma del Antiguo Egipto, y portador de relatos procedentes de imperios olvidados en Moro y Ofir. Est emparentado con los seores de la jungla y es heredero de los secretos de la vieja y siniestra frica. La Esfinge es su prima y l habla su lenguaje; pero l es ms viejo que la Esfinge y recuerda lo que ella ha olvidado. . . . . Mientras meditaba, una trama cobr forma en mi mente. Una simple, aunque horrenda trama. Y un da la misma llegar al pblico aficionado en forma de relato, titulado Los Gatos de Ulthar. . . . .

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  • Tan solo haciendo mis primeras exploraciones en el mundo de la fantasa literaria

    Su (seguro?) Servidor Teobaldus

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