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ARS & RENOVATIO, número tres, 2015, pp. 3-31
UN JOYEL DE ORO EN FORMA DE GRANADA, ATRIBUIDO A BENVENUTO CELLINI, EN
LA SUBASTA DE LAS ALHAJAS DEL PILAR*
Carlos María Lafuente Rosales**
“An unusual pendant survives (…) from the Treasure of Our Lady of thePillar of Saragossa (…) and is rendered in the shape of a pomegranatethat opens”1. (Hackenbroch, 1979)
Introducción
En 1870 se subastaron un gran número de alhajas del tesoro de la Virgen del Pilar con el objeto de
recaudar fondos para la continuación de las obras del templo. La subasta atrajo la atención de joyeros y
coleccionistas locales y europeos, y de los medios de comunicación de la época.
El catálogo de la subasta2 incluía 523 lotes de los que 91 se calificaron como “Alhajas artísticas”. A la
primera de estas, “Un joyel de oro, representando una granada”, lote número 433, se le dedicó la redacción
más completa y extensa de todo el catálogo en la que, junto a la detallada descripción de la joya, se
“documentaba” la justificación de su atribución a Benvenuto Cellini.
La granada, como se suele citar a esta joya “del gusto del Renacimiento”, fue “la estrella” de la subasta
y la pugna que se produjo por conseguirla, entre el enviado del Museo South Kensington de Londres, Mr.
William Chaffers3, y el barón Jean Charles Davillier4, así como la adjudicación final a “un ciudadano de
Zaragoza”, fue tema de los artículos y notas de prensa de la época.
La especial atención dedicada a esta alhaja, la atribución a Benvenuto Cellini, el interés demostrado
por el barón Jean Charles Davillier en poseer esta joya y que sea (porque “sobrevive”) una joya “poco común”
nos sirvió de acicate para iniciar este trabajo de investigación con el fin de intentar trazar su historia, origen y
vicisitudes a través de las fuentes documentales y bibliográficas.
En el presente artículo exponemos el resultado hasta la fecha de esa investigación sobre la joya, hoy
en una desconocida colección particular, con la aportación de una recopilación de datos, documentos (algunos
de ellos inéditos) y referencias bibliográficas sobre la historia de la granada y sus sucesivos propietarios.
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Antecedentes de la subasta de 1870. La granada en el catálogo de la subasta
La idea de recurrir a la venta de las alhajas del Tesoro de la Virgen del Pilar para proveerse de los fondos
necesarios para continuar las obras del templo no era nueva; ya en 1788 Antonio Ponz, después de lamentar la
paralización de los trabajos por falta de recursos, escribe: “Decia para mí (… );¿ quando no hubiera otros medios
para la perfección de este famoso Templo, que el de reducir á dinero estas ricas joyas, y demás alhajas, que bien
mirado, mas sirven para admirar al vulgo, que para otra cosa; no sería una resolución acertadísima?5”
En 1862, casi quince lustros después, Mariano Nougués y Secall, tras afirmar que “Es verdaderamente
doloroso y causa una impresión desagradable ver sin concluir ese templo (…)”6, cita textualmente los
razonamientos de Ponz y concluye su alegato afirmando estar convencido de que no será necesaria la venta de las
alhajas porque los fieles irán proporcionando los dineros necesarios pero no excluye la posibilidad y sugiere que, si
se llegaran a enajenar, “preferiríamos en tal caso á la venta la rifa, que produciría mayores sumas”7.
Un año después de la publicación de Nougués, en el cabildo ordinario del sábado 19 de diciembre de
1863, se cita un dictamen de la Junta de Hacienda del Santo Templo del Pilar, de fecha 14 de diciembre, en
el que se “manifiesta la necesidad de crear una junta especial de recursos para continuar las obras” y , “en
todo evento, cuando aquellos recursos no sufragasen, podría apelarse a la venta o rifa de alguna de las alhajas
que hay en la Yglesia inservibles por su género para el adorno de la Sagrada Ymagen”8.
Unos meses más tarde, el día 8 de mayo de 1864, se celebró en los salones del Palacio Arzobispal una
reunión promovida por el arzobispo Fr. Manuel García Gil “a la que habían sido invitadas más de doscientas
personas de todas las clases y Corporaciones de que se compone esta Ciudad”9, en la que se creó la Real Junta
de reparación del Templo Metropolitano de Ntra. Sra. del Pilar de Zaragoza, con el objeto de recaudar fondos
mediante “recibos, suscriciones y donaciones” para impulsar las obras. La revisión de la detallada contabilidad
de la Junta, iniciada el 1 de julio de ese mismo año, indica que las recaudaciones funcionaron bastante bien al
inicio, pero fueron decreciendo y a mediados del sexto ejercicio, en la sesión de 18 de noviembre de 1869, la
Real Junta de reparación del Templo Metropolitano de Ntra. Sra. del Pilar de Zaragoza, “(…) a la vista del
déficit (…), convino unánimemente, en que por ahora se procediera a la enagenacion de las alhajas o joyas
de la Ssma. Virgen del Pilar que a juicio del Ilmo. Cabildo Metropolitano no fuesen necesarias para el
inmediato uso de su culto, por cuanto no podía darse a las mismas destino más propio y aun más conforme a
la intención piadosa de los que las donaron, que el engrandecimiento del Templo”10. En esta misma sesión,
vista la extrema situación de la tesorería, se tomó la decisión y se creó la “comisión encargada de hacer la
nueva suscricion de venta o rifa de las alhajas”11.
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A partir de ese momento se procedió a la tramitación del expediente canónico y en el cabildo ordinario
del sábado 2 de abril: “Se entero y conformo el Cabildo con el auto definitivo del Tribunal eclesiástico de la
Diócesis fecha 21 último, que fue leído, sobre el espediente de la enagenacion de las alhajas de la Sma. Imagen
de Ntra. Sra. del Pilar, (…) y por cuyo auto queda ya autorizada canónicamente la referida venta”12.
Al mismo tiempo que gestionaba el expediente canónico, la comisión iniciaba las acciones para la
selección de las alhajas a vender, su tasación y la preparación del catálogo correspondiente. En la sesión
celebrada el 21 de marzo 1870, “El Sor. Presidente manifestó que la referida comisión había llamado para
tasar las alhajas al inteligente joyista y tasador oficial de la Corte D. José Ignacio Miró13, el cual (…) había
ejecutado la tasación en los términos espresados en los catálogos que se hallaban sobre la mesa, añadiendo,
que [el Sr. Miró opinaba] debían subastarse en Zaragoza, no en glovo sino en detalle, imprimiéndose el
catalogo y remitiéndolo a las Capitales, casas de comercio y museos principales de España y del Estrangero
con la anticipación correspondiente”14.
El catálogo se redactó en francés y en español. De la traducción e impresión del catálogo en francés se
encargó uno de los ayudantes de Miró, Antonio Joaquín de Torres, y, por una carta suya fechada en Madrid el
22 de abril de 1870, conocemos que se iban a imprimir “450 en papel regular y 50 en mas superior (…) y que
muy pronto se hará la tirada”15. El catálogo en español se imprimió en Zaragoza, en la Tipografía de D. José
María Margallón, al que, el 23 de abril, se le abonaron 850 rs. de vn. “por la composición de la tabla, tiro,
papel y encuadernación de 1.100 catálogos de las alhajas de la Santísima Virgen del Pilar de la presente
Ciudad y de estos 100 son superiores”16.
En el catálogo de la subasta, la descripción que hizo Miró del lote número 433, “Un joyel de oro,
representando una granada” (Figs. 1 y 2), fue la siguiente:
ALHAJAS ARTISTICAS
433. — Un joyel de oro, representando una granada prendida de tres cadenitas á un caprichoso
remate. Esta alhaja está primorosamente ejecutada, contribuyendo los vivos colores de su
esmalte á realzar los preciosos dibujos cincelados, calados y grabados. Los granos de esta fruta
que se descubren por una abertura al natural, son rubíes orientales tallados exprofeso.
Desenroscada la tuerca que se oculta en la corona propia de la granada, se abre esta en dos
mitades, descubriéndose en el interior de cada una, una hornacina y portada del gusto del
renacimiento con algunas figuras corpóreas que representan los misterios de la Visitación de
la Virgen á Santa Isabel en un lado, y en otro la Anunciación perfectamente esmaltados.
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Por la delicadísima ejecución de esta joya clásica en su género, por la época y estilo en que se
construyó, y por lo que se ha escrito de las obras célebres del inmortal Benvenuto Cellini, debe
corresponder también esta granada á tan esclarecido artífice. Así la reputan los inteligentes
que la han contemplado: y si el autor que publicó en 1850 los trabajos de Cellini inclusa la
descripción y dibujo de esta joya, la hubiese visto antes de dar á luz su obra, no hubiese tal vez
dicho que la creía perdida, sino que existía en el Santuario de Nuestra Señora del Pilar de
Zaragoza17.
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Fig. 1: Joyel de oro representando una granada. Fuente: HACKENBROCH, Y., Renaissance Jewellery,1979, plancha XXXVII, 822A, p. 316.
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Sobre las descripciones de las alhajas, Oman es de la opinión de que “Miró tenía conciencia del hecho
de que algunas de las piezas que iba a vender estaban al nivel del coleccionista más exigente, pero sus
descripciones son tan poco adecuadas en general que debió ser casi imposible para un comerciante extranjero,
sin conocimiento interno de esta colección, el estimar si valía la pena o no cruzar toda Europa para asistir a
esta venta”18.
Fig. 2: Joyel de oro representando una granada. Fuente: HACKENBROCH, Y., Renaissance Jewellery,1979, plancha XXXVII, 822B, p. 316.
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En nuestra opinión, la detallada descripción de la granada, que no se puede incluir en el grupo de las
“tan poco adecuadas”, y la atribución “de su delicadísima ejecución” a Benvenuto Cellini indican que Miró y
la comision encargada de la venta tenían conciencia del hecho de que esta pieza estaba “al nivel del coleccionista
más exigente” y que podía ser la joya más importante de la subasta y de gran interés para coleccionistas y
expertos.
La idea de la importancia que se le dio a la alhaja la confirma el que en nuestro proceso de búsqueda
de información hayamos localizado el siguiente apunte contable en los libros de la Real Junta de Obras del
Templo Metropolitano de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza:
Abril 30 1870, Abonare nº: 1414
A D Mariano Judez, fotógrafo, la cantidad de trescientos rs vn por un trabajo en sacar 100
fotografías de la granada, o sea de la alhaja nº 433, de las de la Santma Virgen19.
Así como el recibí (Fig. nº 3) anexo al documento y con el texto:
Por valor de =100= fotografías de la alhaja 433 del inventario, a 3. Rs cd. una – 300. Abril
30, Recibí Judez20.
Fig. 3: “Recibí” de la fotografía de la granada firmado por Júdez. Archivo Capitular del Pilar de Zaragoza.
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El número de copias que se hizo de la fotografía de la granada, la única alhaja que nos consta fuera
fotografiada, coincide con los 100 catálogos “superiores” que se imprimieron en español. No hemos podido definir
si se insertaron en los “superiores” en español o se distribuyeron independientemente; lo que no cabe duda es que
la imagen de la granada se utilizó por considerarla la alhaja de más valor artístico y de gran interés para los posibles
compradores. No hemos tenido la fortuna de localizar ningún ejemplar de esta fotografía en los archivos consultados.
En cuanto a los valores de tasación asignados por Miró a cada una de las alhajas, valores que a sugerencia
suya no se incluyeron en el catálogo, parecen indicar que, en términos generales, se tendió a primar el valor
material más que el artístico. El joyel de oro, la granada, cuya tasa se fijó en 20.000 reales de vellón, ocuparía
la posición número 13 en una clasificación por valor, pero sería, con mucha diferencia, la de más valor en el
grupo de las “Alhajas Artísticas”.
El valor de tasación asignado a las alhajas suscitó polémica en los periódicos de la época, este comentario
aparecido en el diario madrileño La Correspondencia de España podría servir como ejemplo:
Viernes 13 de mayo de 1870, Según noticias que hemos recibido por varios conductos, hay
quien se ocupa en propalar que las alhajas que han de enagenarse, mediante subasta, en el
Pilar de Zaragoza (…), han sido tasadas a un precio fabuloso, retrayendo de esta suerte a los
que tratan de tomar parte en la venta. Se ignora al fin al que tiende ese falso e incalificable
rumor, que de seguro, no favorece mucho a sus autores, mientras sabemos que las alhajas han
sido valoradas en los precios mas equitativos, de que no dudamos responderá la justificada
reputación del muy inteligente y probo perito de las mismas, D. Jose Ignacio Miró21.
Esta opinión sobre el “precio fabuloso” y “la reputación del muy inteligente y probo perito” no era
compartida por Paul Eudel22 que en su relato de la subasta dice: “La granada fue tasada sobre la modesta base
de partida de veinte mil reales, estimación de un ignorante experto, don José Ignacio Miró (Charles Mannheim
no hubiera cometido semejante tontería)”23.
No hubo demasiado tiempo para hacer llegar el catálogo a los posibles compradores ya que, como
puede apreciarse por las fechas de las facturas y cartas, entre la aparición del mismo y la fecha de inicio de la
subasta que en él se indicaba, el lunes 30 de mayo, mediaron escasas cinco semanas.
Apuntes sobre los asistentes a la subasta
Por las continuas referencias que en muchos escritos se hace al Joyero de la Virgen a lo largo de su
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historia, no hay duda de que siempre despertó la curiosidad e interés de devotos y estudiosos por conocerlo y
admirarlo. En los meses anteriores a la subasta, el interés por conocer las alhajas que el tesoro guardaba se
había acrecentado ya que así parecería indicarlo la nota del acta de la reunión del Cabildo, del viernes 9 de
julio de 1869, en la que se dice que “(…) se acordó que se cumpla la última resolución capitular respecto a
la hora y forma de enseñar las alhajas del Pilar, cuidando el Sr. presidente de advertir a los capellanes que
no se abuse en hacerlo con tanta frecuencia,(…)”24. Al leer esa nota, a pesar de que no hemos encontrado
ningún documento anterior al ya citado de noviembre de 186925 que indique que la decisión de la venta se
había tomado con anterioridad a esa fecha, es inevitable preguntarse si la frecuencia de las visitas se debía a
que algunos interesados ya estaban avisados por rumores o suposiciones de la decisión que se avecinaba, o si
la creciente curiosidad era simplemente una mera coincidencia.
Como ya hemos comentado, el catálogo se terminó de imprimir hacia finales de abril y se envió “a las
Capitales, casas de comercio y museos principales de España y del Estrangero” a principios de mayo, con muy
pocas semanas de antelación a la fecha señalada para la subasta, pero los periódicos locales, y los de Madrid,
ya se habían hecho eco del acontecimiento hacia finales del mes de marzo.
En el primer diario que hemos encontrado una nota relativa a la decisión de proceder a la subasta es el
zaragozano La Revolución, de 22 de marzo de 187026, haciendo referencia al acuerdo tomado el día anterior
por la Junta de Obras. En días sucesivos, la nota, redactada prácticamente en los mismo términos, aparecería,
por citar algunos, en El Eco de Aragón (25.03.1870), de Zaragoza, en el diario madrileño El Imparcial
(25.03.1870) y en el Diario Oficial de Avisos de Madrid (26.03.1870).
La distribución “nacional e internacional” del catálogo, las notas aparecidas en los periódicos y la
transmisión oral, tuvieron como consecuencia que acudieran a Zaragoza, para participar en la subasta, “muchas
personas notables, tanto de España, como de Francia, Inglaterra y Portugal”27 así como “plateros madrileños,
catalanes y portugueses y una porción de judíos y alemanes”.28
Los únicos extranjeros llegados a Zaragoza que participaron activamente en la subasta con sus
adquisiciones, como se desprende del estudio del protocolo notarial29, fueron: el joyero de Lisboa Juan Francisco
Tavares, los ingleses John Webb Singer (coleccionista y fabricante especializado en “art metal work”) y William
Chaffers30 (enviado, junto con Facundo Riaño, por el Museo South Kensington, hoy Victoria and Albert) y los
franceses hermanos Mellerio (joyeros de París con establecimiento abierto en Madrid desde 1850), Leverson
y Bricard (quizá corresponden a la referencia que hacen los diarios a “un pariente cercano de Rostchild (sic)”),
Mr. Baur, Carlos Stein y el barón Jean Charles Davillier. Las compras realizadas entre todos ellos fueron unos
490.000 rs. de vn.; el resto, casi 1.330.000 rs. de vn., hasta completar el total de lo recaudado fueron aportados
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por compradores españoles entre los que citaremos, por su mayor inversión, los duques de Medinaceli, de
Madrid, D. Teodoro Bosch, de Barcelona, D. Rufino Robles, de Madrid, y D. Alberto Urriés, de Zaragoza.
Entre los asistentes a la subasta, las notas periodísticas destacaban: “Está también aquí al famoso músico
Straus (sic)”31. Este Strauss era Isaac Strauss32, el Strauss de París como le decía Héctor Berlioz, amigo del
barón Davillier, contertulio habitual de los lunes de la rue Pigalle, y autor de la polka Les Beautés céramiques33,
dedicada al barón; polka que es reiteradamente citada cuando se escribe sobre Davillier y siempre erróneamente
atribuida a Johann Strauss.
Pero sin duda, el visitante más importante para la historia moderna de la granada, que los periódicos
no citaron y que Gerardo Mulle34 cita cambiándole el apellido (con lo cual resulta irreconocible), fue el barón
Jean Charles Davillier. Según relata su biógrafo Paul Eudel, “El barón Davillier (…) fue avisado por sus amigos
de lo que se preparaba. El conocía desde hacía mucho tiempo, por haberlo admirado como turista, el tesoro
preciosamente guardado (…) en la capilla mayor (…). Había conservado sobre todo el recuerdo de una cierta
granada del Renacimiento, en oro esmaltado, grande como una mandarina, (…). Este objeto maravilloso, una
joya incomparable, la pieza más bella del tesoro, se le había aparecido con frecuencia, en sus sueños de
coleccionista, bailando delante de él la jota aragonesa. El barón se trasladó rápidamente a Zaragoza”35.
La reñida subasta de la granada
El catálogo de las alhajas establecía en el punto número 5 de las “Condiciones de la subasta” que “La
subasta tendrá lugar en una de las salas ó estancias del Santo Templo de Nuestra Señora del Pilar (…)” pero,
como indica una nota manuscrita y firmada por Narciso Ena en el ejemplar del catálogo anexo a las actas
capitulares de 1870, “No pudo tener lugar en el Pilar por falta de espacio y se celebró la esposición y subasta
en el Salón principal del Palacio Arzobispal”36 (Fig. 4).
Fig. 4: Salón del Trono del palacio arzobispal de Zaragoza hacia finales del s. XIX. Archivo fotográficode la Delegación de Patrimonio Cultural del Arzobispado de Zaragoza.
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El lunes 30 de mayo de 1870, una vez reunidos los miembros de la Junta General bajo la presidencia del
deán D. José Cavero y Llera, y con la intervención del notario D. Basilio Campos y Vidal, reclamado para que
“elevase en forma autentica el correspondiente instrumento de subasta estrajudicial que iba a verificarse”, y “siendo
ya las 11 en punto de la mañana hora señalada al efecto, (…) abiertas de orden del dicho Sr Deán las puertas del
salón entro en él un numeroso concurso de personas de todas la clases sociales, e incontinenti se dio principio al
acto”37.
Las alhajas se fueron presentando a subasta sin seguir el orden correlativo del catálogo, siendo el Sr.
Deán el que decidía el orden en el que las alhajas se iban ofreciendo a la puja. Este primer día se presentaron
36 alhajas (casi todas las de mayor valor de tasación), de las que se remataron 33, ya que tres se retiraron por
falta de licitador, y la recaudación fue superior a un millón de reales de vellón.
La granada hizo el número 28 de las presentadas (el número 25 de las rematadas al haberse retirado
tres de las anteriores por falta de oferta) y, según describe el protocolo notarial, la puja se desarrolló así:
Después de una larga puja sustentada entre el Sr Barón Davillier, de Paris, y Míster Chaffers,
de Londres, el último de los cuales mandó sesenta y tres mil reales vellón sobre la tasa, hizo
oferta de mil reales mas el Sr D Alberto Urriés y Bucarelli38, a quien, precedidas algunas
observaciones que la Presidencia dirigió a los primeros para disipar los motivos de
retraimiento que su delicadeza pudiera abrigar por la buena acogida que dio el publico a la
manda de su compatriota, quedo definitivamente adjudicada por la suma de ochenta y cuatro
mil reales de vellón, y con el cinco por ciento ochenta y ocho mil y doscientos reales,
consignando el D. Alberto Urriés en aquel acto que la mitad de la joya la remataba para su
amigo D. Manuel Nogueras y Esteban natural y vecino como el de esta Capital39.
A pesar de lo escueto del relato notarial, lo sucedido en la venta de la granada, la pugna mantenida entre los
dos contendientes, que llegó a multiplicar por cuatro la tasa de la alhaja, y la intervención final de D. Alberto Urriés
(Fig. 5) no debió de estar falta de emociones. Los periódicos, que en sus notas sobre la subasta se limitaron a relacionar
descripción y valor final para las demás piezas, en el caso de la granada ampliaron la noticia.
El Eco de Aragón, en su número del miércoles 1 de junio de 1870, se refiere a los incrementos sobre
la tasa que se están registrando en la venta y destaca: “Así, por ejemplo, la preciosa granada, obra del famoso
Benvenuto CeIlini, que se había tasado en veinte mil reales, subió hasta ochenta y cuatro mil, en cuya suma
fue adjudicada al señor D. Alberto Urriés, por no haber pujado más un inglés y un francés, que, según noticias,
se la disputaban”40.
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Mucho más interesante, para comprender cómo se desarrolló la puja por la granada, resulta la reseña
del diario madrileño La Época que, en su edición del viernes 3 de junio de 1870, cita la siguiente nota de su
corresponsal en Zaragoza: “ZARAGOZA 31 de mayo.- Hemos presenciado un episodio curiosísimo, interesante
y conmovedor. En la venta de la alhaja histórica llamada la Granada, tasada en 20.000 rs., habían llegado
las pujas entre franceses e ingleses hasta la suma de 83.000 rs. Ya se iba a cerrar el remate, y en medio de
un gran silencio, se oyó una voz ofreciendo 84.000; preguntado quien era el nuevo postor, se dio a conocer
don Alberto Urriés, y en el acto, la inmensa concurrencia prorrumpió en vivas y aplausos, bravos y gritos,
diciendo; 'Bien por Zaragoza'. Los ingleses y franceses no continuaron las pujas, manifestando con galantería
que no querían desairar el entusiasmo público”41.
Para el barón Davillier (Fig. 6), que según Paul Eudel se había desplazado hasta Zaragoza con el objetivo
de adquirir esta alhaja, no parece que el episodio le resultara tan “curiosísimo, interesante y conmovedor” y
en la referencia que hace a la venta de las joyas de Nuestra Señora del Pilar, se limita a comentar que entre los
Fig. 5: Alberto Urriés y Bucarelli (Autor: León Argachal y Muniesa, 1876). Fotografía propiedad de la Realy Excma. Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País.
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lotes más importantes se encontraba “una granada en oro esmaltado, excelente trabajo español de mediados
del siglo XVI, atribuido naturalmente a Cellini, comprado por un ciudadano de Zaragoza”42. Por lo que parece
desprenderse del rocambolesco relato que hace Paul Eudel de lo sucedido durante la subasta de la granada43,
el barón Davillier interpretó la repentina intervención de Alberto Urriés como un ardid para forzar la puja y,
a pesar de las “observaciones que la Presidencia dirigió a los primeros para disipar los motivos de retraimiento
(…) por la buena acogida que dio el publico a la manda de su compatriota”, decidió abstenerse de continuar
con ella. William Chaffers, amigo de Davillier y contrincante en la subasta, tuvo tiempo de reflexionar durante
las observaciones de la presidencia y también decidió declinar la invitación a seguir pujando al darse cuenta,
suponemos, de que en esta su primera intervención había llegado a ofrecer por una sola pieza 83.000 rs. de
vn., más de la mitad de lo que le habían autorizado a gastar en las posibles compras a hacer en la subasta44.
Chaffers seguía pensando, casi dos años después, que la cantidad que llegó a ofrecer en su puja por la
Granada había sido una locura. En nuestra visita a Francia para consultar los Fondos Davillier del Institut
national d’histoire de l’art de París (citaré INHA), localizamos, entre la abundante correspondencia que
mantuvo con el barón Davillier, una carta de Chaffers, fechada el 8 de enero de 1872, en la que tras extenderse
largamente sobre marcas de porcelana, contrastes de plateros y agradecer el método de guitarra que le regaló
a su hija, le dice al barón sobre una joya que este acababa de comprar: “Me alegra saber de su buena fortuna
al dar con esa delicada joya del siglo XVI. Me atrevo a decir (…) que no pagó la mitad del precio que estuvimos
lo bastante locos de ofrecer por la granada de Zaragoza”45.
Fig. 6: Barón J.C. Davillier (Autor: Ignacio de León y Escosura). Archivio fotografico dei MuseiCivici di Reggio Emilia.
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No imaginaba Chaffers que Davillier no había renunciado a poseer la granada y que no mucho tiempo
después iba a pagar un precio mucho más alto por agregarla a su colección.
El origen y sucesivos poseedores de la granada
La primera vez que esta alhaja aparece citada en un inventario de las joyas del Pilar es en el realizado
y testificado el 11 de mayo de 1577, a solicitud del Cabildo, por el notario Pablo de Gurrea46.
En el listado de objetos inventariados, anexo al protocolo y con el encabezamiento “La plata y
ornamentos que ay en la sacristía mayor de la Yglesia de Nuestra Señora Sancta Maria la Mayor y del Pilar
de la Ciudad de Caragoça con el valor della”, aparece la siguiente breve descripción de la alhaja:
Pº una granada de oro con una salutación y visitación de nuestra señora dentro della, con diez
y siete rubís, fue estimada en doscientos escudos47.
Por otra parte, en el primer inventario de los existentes en el Archivo Capitular del Pilar de Zaragoza
en el que se cita la granada es el Libro del Inventario de la plata, jocalías y ornamentos de la sachristia de la
sancta Cappilla del Pilar (…) hecho el primero de Henero de 1607. En su título primero, Cosas de Oro y Plata
offrecidas por los Devotos para adorno de la Sta Ymagen del Pilar y su Cappilla, con el número 18, se describe
así la alhaja:
18. –Item una Granada de oro la qual se abre y dentro tiene de la una parte la Salutación y de
la otra la Visitación con diez y ocho Rubís finos de valor de cinquenta Reales pessa cinquenta y
dos escudos de oro diola Doña Ana de Exea48.
A partir de este segundo inventario conocemos la identidad de la donante, doña Ana de Exea, y como
detalle curioso, comparando las dos descripciones, la “precisión” del notario que señala “con diez y siete rubís”
en lugar de “con diez y ocho Rubís finos” de la descripción de 1607. Este número de “diez y ocho Rubís” se
ha seguido manteniendo a lo largo de los años en todas las sucesivas descripciones de la pieza en los inventarios
a pesar de que al observar la única fotografía que conocemos de la granada se puede apreciar claramente la
falta de, por lo menos, uno de los rubíes.
La donación de la alhaja al Pilar por doña Ana de Exea, tal y como publicó Ángel San Vicente49, forma
parte de su legado testamentario. En su testamento, otorgado ante el notario Martin Español, el 20 de octubre
de 157450, “doña ana dexea mujer del magco blasco de medina” deja “de gracia especial y en remisión de mis
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pecados para servicio perpetuo de Nuestra Señora del Pilar de la presente ciudad una granada de oro que
yo tengo, (…)”.51
En cumplimiento de la voluntad de doña Ana de Exea, los ejecutores testamentarios entregan la alhaja
al cabildo el 21 de abril de 1576 tal y como consta en el documento hasta ahora inédito de la recepción de la
joya. La ápoca (Figs. 7 y 8) está redactada por el notario Martin Español en los siguientes términos:
Die vicessimo primo aprilis anno M. D. LXXVI. Cesaragte
Ápoca - Eodem die nosotros miguel cortés, Prior, el licenciado Jerónimo rudilla, miguel cercito,
el doctor Joan villel, Jerónimo caldarriaga, Pedro andrés, migl ximenez y bartolomé Lorente,
canónigos de la iglesia collegial de nuestra señora sancta Maria la mayor y del pilar de la
Ciudad de Caragoça, ajuntados a capítulo en la forma y lugar acostumbrados por mandamiento
y llamamiento del dicho señor Prior de nuestras ciertas esciencias et de si todo el dicho capitulo
capitulantes atorgamos haber recivido de los executores del último testamento de la qº doña
anna dexea mujer que fue in tertijs nuptijs de Blasco de medina Infançon capitán de la guardia
del señor Visorrey por manos del mesmo blasco medina heredero y executor suyo una granada
de oro de dos pieças en la qual están gravados los misterios de anunciación y la visitación de
nuestra señora la qual la dicha doña anna de exea en su ultimo testamento dexo de gracia
especial y de limosna y caridad para serbicio de la capilla de nra señora del pilar con la
condición y pacto et de la forma y manera que en el dicho su último testamento se recita y
contiene el qual aquí queremos haber y tenemos por calendado devidamente y según fuero ey
y por quelo suso dicho es assi verdad Renunciante ey atorgamos en el dicho nombre la presente
ápoca large ut decet ad consilium peritorum
Tes. los magcos agostin alberto de cuevas alguazil real y Jro ferriz mercader ciudadanos habit
ceste//52
La referencia que se hace en el documento anterior a que el matrimonio de Ana de Exea con Blasco de
Medina era su tercer matrimonio, “doña anna dexea mujer que fue in tertijs nuptijs de Blasco de medina”,
encaminó nuestra investigación a localizar documentación sobre los tres matrimonios. En las capitulaciones
matrimoniales de Blasco de Medina y Ana de Exea, tercer y último matrimonio de esta, realizadas ante el
notario Martin Español, en Alagón, a 15 de noviembre de 1570 se cita “doña Ana dexea viuda del qº Jerº
Ferriz”.53
Con esa referencia localizamos las capitulaciones matrimoniales del segundo matrimonio entre Jerónimo
Ferriz y Ana de Exea otorgadas ante el notario Juan Diaz de Altarriba el 8 de diciembre de 156554. Su lectura,
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y los documentos relacionados con Jerónimo Ferriz no aportaron ningún dato relevante para el seguimiento
de la granada.
Por otra parte, del Libro verde de Aragón rescatamos la información del que fue el primer matrimonio
de Ana de Exea: “El Luis de la Caballeria es letrado; llamase miçer Luis como su padre, el qual caso con
Ana de Exea, hija de Juan Laçaro de Exea, de Alagón, y de Agustina Fatas, hija de Juan de Fatas, notario de
caxa de Zaragoça, y de una hermana de Anton Lopez, el viejo, tanbien confeso”.55
Fig. 7: Detalle del documento de la recepción de alhaja por el Cabildo. Archivo Histórico de Protocolosde Zaragoza, notario Martin Español, 1576, f. 151 r., v.
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Fig. 8: Detalle del documento de la recepción de alhaja por el Cabildo. Archivo Histórico de Protocolosde Zaragoza, notario Martin Español, 1576, f. 151 r., v.
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Las capitulaciones matrimoniales de Luis de la Caballería y Ana de Exea se concertaron el 9 de julio
de 1555 ante el notario Juan de Alfajarin: “Capítulos matrimoniales hechos y firmados entre el dicho Luis de
la Cavalleria de una parte (…) y Anna deXea (…) causa del matrimonio entre Luis de la Cavalleria y Anna
deXea”.56
Con los datos reflejados en la bibliografía y los protocolos citados, se elaboró un árbol genealógico
Luis de la Caballería-Ana de Exea (Fig. 9), documentalmente sustentado, para proseguir en la búsqueda de
información sobre la historia de la familia y, a través de los vínculos familiares, tratar de establecer nuevas
vías sobre la posible procedencia de la joya.
Localizado el testamento otorgado por Luis de la Caballería, primer marido de Ana de Exea, el 23 de
noviembre de 1562 ante el notario Juan Diaz de Altarriba57, leemos la siguiente cláusula: “Item quiero ordeno
y mando que mis executores abaxo nombrados luego que yo sere muerto agan inbentario de todos los bienes
de mi universal herencia (…)”58.
Fig. 9: Árbol genealógico Luis de la Caballería - Ana de Exea. Elaboración propia. Fuentes:protocolos notariales y Libro verde de Aragón.
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Cumpliendo la voluntad de Luis de la Caballería, el 10 de diciembre de 1562 y en presencia del notario
Juan Diaz de Altarriba, se realiza el inventario “adentro de las casas que fueron de la propia habitación del
qº magco m(ice)r Luis de la Cavalleria doctor en drechos ciudadano de la ciudat de Caragoça las cuales son
sitiadas en la parroquia del seños san Lorente de la mesma ciudat (…)”.59
En ese inventario, en una de las habitaciones de la casa, se encuentra una arquimesa cuyo contenido,
que nos permite identificar el primer propietario conocido hasta ahora de la granada, es descrito así:
Item una archimesa en la qual se halló lo siguiente: red de una tovalla, dos maços de filete,
una granada de oro, un rosario de cornerinas stancasangre, una cadenilla de plata, una
rastra de granates y granillos de oro, una rastra de corales, dos diamantes, un rubí, una
esmeralda en quatro sortijas en un dedo de terciopelo, dos pares de arracadas de oro, un
cabo de toca de oro con tres perlas, una escudillica de plata, otro cabo de toca de oro con
un rubí y cuatro perlas, una pieca de oro para las mantas, un canto de toca de oro y aljófar,
un juego de engastes, una gargantilla de oro de martillo, una cadenilla de ámbar y de oro de
martillo, una cruz de hevano guarnecida de oro de martillo con cuentas lazadas de oro de
martillo, quarenta pieças de oro estampadas.60
No nos cabe ninguna duda de que esa “granada de oro” es la que en su testamento de 1574 donó Ana
de Exea y que en 1576 se incorporó al tesoro de la capilla de la Virgen del Pilar.
Hasta el momento, a pesar de que parece lógico asumir que la joya ya se había incorporado al patrimonio
familiar en fecha más temprana, no hemos encontrado en nuestra investigación ningún otro dato que nos permita
documentar referencias a la granada anteriores a ese inventario de 1562.
Casi trescientos años después de que la granada fuera incorporada al Joyero de la Virgen, fue subastada, en 1870,
y adquirida por D. Alberto Urriés y Bucarelli y D. Manuel Nogueras y la joya permaneció en Zaragoza, por algunos años.
Desde la fecha de la subasta, la siguiente referencia a la granada la hemos localizado en los detallados
diarios de Lady Charlotte Schreiber publicados por su hijo en 191161. Los Schreiber, marchantes y coleccionistas
ingleses de porcelana y antigüedades, habían hecho una gran amistad con el barón Davillier desde su fortuito
encuentro el 23 de febrero de 1870 en la tienda de una anticuaria de París62 y cada vez que visitaban la ciudad
se reunían con el barón para intercambiar informaciones y comentar y admirar sus últimas adquisiciones.
En esos diarios encontramos estos comentarios de Lady Schreiber:
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La anotación del 11 de abril de 1874 dice que los Schreiber cenaron con los Davillier y pasaron “una
agradable velada admirando sus tesoros”63. No hay ninguna referencia a la granada lo que en nuestra opinión
probaría, a la vista de su afición a enseñarla como podremos ver en las notas siguientes, que la joya no estaba
todavía en manos del barón.
El día 12 de diciembre de 1876, los Schreiber pasaron a visitar a los Davillier en su nueva casa del
número 18 de la rue Pigalle y, entre otros objetos de su colección, les mostró “una magnífica compra que M.
Davillier ha hecho últimamente, nada menos que la célebre granada de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza,
por la cual ha pagado 1.200 libras”.64
Dos días más tarde, el 14 de diciembre, vuelven a casa de los Davillier y Lady Schreiber escribe: “(…)
Después de la cena Mr. Davillier trajo todas sus joyas para mostrárnoslas, incluida la granada de Zaragoza (…)”.65
Una información importante que nos ofrecen esas anotaciones es el precio que Davillier pagó por la
granada, 1.200 libras (unos 120.000 rs. de vellón), cantidad muy superior a la que se pagó en la subasta, lo que
demuestra el gran interés que el barón tenía por conseguirla. Por otra parte nos acota las fechas en las que la
granada llegó a manos de Davillier: entre el 11 de abril de 1874 y el 12 de diciembre de 1876.
Entre esas fechas no hemos localizado ningún documento que permita concretar la fecha ni el medio
a través del cual llegó la granada a la colección del barón Davillier.
Un dato a considerar es que el 3 de abril de 1874 muere en Zaragoza Alberto Urriés y Bucarelli, el todavía,
suponemos, propietario junto con Manuel Nogueras, de la granada. En su sucinto testamento, otorgado el 2 de abril66,
en el que nombra heredera universal a su esposa, no hay ninguna referencia a posibles inventarios de bienes.
Probablemente, el barón fue informado de la muerte de Urriés por alguno de sus contactos y, a través
de ellos, hizo las gestiones para negociar con los herederos y con Manuel Nogueras la adquisición de la alhaja.
Una de las hipótesis es que el informador, y quizá negociador, podría haber sido José Ibáñez, su
corresponsal en Zaragoza desde hacía algunos años (la primera carta de Ibáñez que encontramos en los Fondos
Davillier del INHA data del 11 de marzo de 1866; en ella Ibáñez responde a una de Davillier para describirle
y negociar el precio de un “cofre de marfil y ébano”67 ), y que si la granada, como dice Paul Eudel, llegó a la
“rue Pigalle, bajo el abrigo de un español”68, el encargado de llevarla hasta Paris pudo ser Ignacio León y
Escosura, pintor de renombre en la época (el retrato más conocido del barón es obra suya, ver fig. 6), además
de amigo, contertulio y también proveedor ocasional de antigüedades para Davillier.
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Suponiendo que la referencia anterior “al abrigo de un español” fuera una boutade de las muchas que
aparecen en el relato de Eudel, otra hipótesis es que podría haber sido el mismo Davillier el que se desplazó a
Zaragoza para negociar, pagar y regresar a París con la alhaja. Entre las cartas del Fondo Davillier, nos llamó
la atención, por la coincidencia de fechas, una carta del conde de Valencia de Don Juan, fechada el 3 de
noviembre de 1875, en la que se asombra de que Davillier, según le cuenta, “se hubiera atrevido en la situación
actual a pasar por Aragón”69.
Curiosamente, después de la obstinación de Davillier en conseguir la granada, comprobamos que la
joya permaneció poco tiempo en su poder. Edmond Bonnaffé, en su libro sobre el Inventaire de la duchesse
de Valentinois, publicado en 1878 y cuya introducción está fechada en junio, dice en una nota a pie de página,
al comentar una de las joyas del inventario: “Mi amigo el barón Davillier ha poseído una granada (…) que
debía de tener una cierta analogía con esta joya”70. La expresión utilizada por Bonnaffé, “ha poseído”, indica
claramente que a mediados de 1878 la alhaja ya no estaba en la colección Davillier. No deja de sorprender que
después de tantos esfuerzos por conseguirla, y según todas las referencias posteriores encontradas, la granada
ya hubiera pasado en 1878 a la colección del barón Gustave de Rothschild. La confirmación de que la granada
pasó a la colección de Rothschild nos la proporciona la carta que este le envía a Davillier en la que, después
de comentar otros temas, termina diciendo: “Por lo que respecta al certificado de la catedral de Zaragoza,
tengo el honor de adjuntarle el original, rogándole me lo devuelva después de haberlo transcrito y haberlo
hecho copiar si eso le es necesario”71. Posteriormente trataremos en detalle de este “certificado de la catedral
de Zaragoza” que menciona el barón Rothschild en su carta.
Algunos años más tarde, a la muerte de Gustave de Rothschild en 1911, la colección de objetos de arte,
suponemos que incluida la granada, pasó a manos de su hijo Robert. Un artículo publicado en la Revue
archéologique en 1916, dice: “(…) La colección del barón Gustave (muerto en 1911) era (…) de una
extraordinaria riqueza (…). Este conjunto extremadamente considerable esta hoy, por desgracia, dispersado
y, si el hijo del difunto, el barón Robert, ha decidido conservar las piezas importantes, será necesario en lo
sucesivo buscar las demás en Bruselas (…), en Londres, (…)”72.
Hasta la fecha de publicación de este trabajo, no hemos encontrado información que nos permita
documentar si la granada fue vendida por el barón Robert o se quedó en su poder y, en este último caso, si
formaría parte de alguna de las colecciones que le fueron confiscadas y enviadas a Berlín durante la ocupación
alemana de Francia en la segunda guerra mundial73. El barón Robert murió en 1946.
La única referencia a la localización actual de la granada es que se encuentra “en una colección privada”
(Hackenbroch, 1979)74.
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La atribución a Cellini y el certificado de la catedral de Zaragoza
La frecuente atribución a Benvenuto Cellini, sin pruebas documentales, de distintas esculturas, joyas y
otros objetos de arte del Renacimiento es algo recurrente durante el siglo XIX. Davillier, para el que la granada
es, al menos por el momento, “un excelente trabajo español de mediados del siglo XVI”, ironiza en sus escritos
sobre esta atribución de la granada, con frases como “atribuida naturalmente à Benvenuto Cellini”75 o
“atribuida, como siempre, à Benvenuto Cellini”76. Estas observaciones se convierten en un contundente
“falsamente atribuida a Benvenuto Cellini” en su obra Recherches sur l'orfèvrerie en Espagne au moyen âge
et a la renaissance en la que, hablando de Cellini, hace referencia, en una nota al pie, al documento conservado
en la catedral de Zaragoza, “el certificado”, sin detallar el texto, pero reflejando ya la relación que hubo entre
Cellini y el obispo de Salamanca, Francisco de Cabrera y Bobadilla. Dice la nota: “Según un documento
antiguamente conservado en la catedral de Zaragoza, relativo a una joya de oro esmaltado falsamente
atribuida a Benvenuto Cellini, este obispo, que el orfebre florentino no nombra, se llamaba Bobadilla”77.
Este documento permaneció inédito hasta 1883 en que Eugène Plon lo publicó en su libro Benvenuto
Cellini, orfèvre, médailleur, sculpteur78. Plon dedica la tercera parte del libro a las “Investigaciones sobre las
atribuciones” y en la introducción del capítulo primero de esta tercera parte, “Las joyas y joyeles”, explica su
posición sobre las posibles atribuciones señalando que “nosotros no tenemos el derecho de afirmar a priori
que entre las joyas del siglo XVI llegadas hasta nuestros días, y debidas a contemporáneos de Benvenuto, sea
imposible encontrar alguna de la mano del maestro. (…) Por lo tanto hemos destacado las atribuciones que
han tenido más notoriedad (…), sin embargo no tenemos la pretensión de formular ningún juicio absoluto ya
que, para las joyas del siglo XVI, los expertos más experimentados son los primeros en reconocer que es a
menudo muy difícil, por no decir imposible, discernir con certidumbre el origen de ellas. En consecuencia nos
limitaremos a indicar las probabilidades, o señalaremos las semejanzas que pueden encontrarse con obras
similares de autores conocidos”79.
En el apartado dedicado a la “Grenade de Notre-Dame del Pilar”80, en el que incluye un grabado que es
la primera imagen conocida de la granada (Figs. 10 y 11), después de reproducir el texto del catálogo de la
subasta, de mencionar que no sabe a qué publicación de 1850 hace referencia el autor de la reseña y de reconocer
que la descripción de la pieza es exacta, afirma que “en cuanto a la atribución a Cellini, no se le debe asignar
su autoría, puesto que ella se remonta al siglo XVII”. Seguidamente, precedido de este comentario: "el barón
Ch. Davillier, que fue el segundo comprador de esta joya algunos años después de la venta (…) recibió al
mismo tiempo un documento constatando la autenticidad de esta atribución, documento certificado por el
cabildo metropolitano”, transcribe el certificado:
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En un legajo de borradores y notas de diferentes secretarios predecesores del infrascrito, existe
una nota antigua que expresa claramente la procedencia del referido joyel, y copiada
literalmente, dice así:
“Granata quae gemmario hujus Sancti Templi Beatae Mariae Virginis de Columna est, et
singularis hujus generis, constructa fuit ab Artifice Florentino Benvenutus Cellini, in honorem
amicissimi hujus artificis D. D. Franciscus Cabrera et Bobadilla episcopus Salmaticensis cui
eam consecravit et donavit “
“No puede venirse en conocimiento por ahora, del sugeto que la donó á este santo Templo, si
lo fué el mismo Ilmo. Sr. obispo D. Francisco Cabrera, ó sus herederos”.
Figs. 10-11: Primer grabado conocido de la granada de Zaragoza (grabado y detalle). Fuente: PLON, Eugène,Benvenuto Cellini, orfèvre, médailleur, sculpteur, 1883, plancha XXII, p. 250,http://quod.lib.umich.edu/g/genpub/1467783.0001.001/305?view=image&size=100
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En cuanto al documento en latín, Plon opina que, por su escritura parece pertenecer al siglo XVII y en
cuanto a la joya dice que el barón Davillier no cree “a pesar del documento certificado y emitido por el cabildo
metropolitano, que pueda ser atribuida a Benvenuto. El la cree incluso un poco posterior. Podría ser un
trabajo español”81. En apoyo de la posibilidad de que sea un trabajo español, Plon termina señalando la
semejanza de la granada con dos de las piezas reseñadas en el Inventaire des vaisselles et joyaux du Cabinet
du Roy, dressé a Fontainebleau en 1560 que también se abren, contienen temas religiosos y llevan la mención
“Façon d’Espaigne”82.
El certificado, en el que el autor ignora la identidad del sujeto que la donó, se emitió a petición de
Davillier, probablemente en el momento que él compró la alhaja, y parece que fue entonces cuando se
“descubrió” la existencia de “la nota antigua” ya que es lógico suponer que de haberse conocido la nota con
anterioridad la hubiera citado Miró en el catálogo al atribuir la obra a Cellini, haciendo innecesaria la frase
“así la reputan los inteligentes que la han contemplado” y la mención al desconocido “autor que publicó en
1850 los trabajos de Cellini”.
En referencia a “la nota antigua” en latín, que según el certificado “expresa claramente la procedencia del
referido joyel”, podemos confirmar su existencia ya que en el transcurso de nuestras investigaciones la hemos
localizado en el Archivo Capitular del Pilar, tal como se menciona en el certificado, “en un legajo de borradores y
notas”83. El documento, cuya imagen reproducimos (Fig. 12), recoge exactamente el texto en latín citado y está
escrito en una sola hoja, sin fecha, firma ni otra referencia que permita conocer su datación y origen.
Sin aventurar juicios sobre la autenticidad y antigüedad de “la nota antigua” (valga la redundancia), no
podemos evitar pensar que el texto “se non è vero è molto ben trovato” ya que el autor demuestra sus amplios
conocimientos sobre la vida y obra de Cellini y las relaciones de éste con el obispo de Salamanca don Francisco
Cabrera y Bobadilla.
En su autobiografía84, Cellini explica cómo se iniciaron sus contactos con el obispo de Salamanca y
dice que “un alumno de Rafael, pintor de gran valía llamado Gianfrancesco y apodado il Fattore, que tenía
gran amistad con el obispo, me congració con él de tal manera que me hizo numerosos encargos y con él gané
mucho dinero”85. De los numerosos encargos que realizó para el obispo solamente cita Cellini dos, unos
candelabros de plata y un aguamanil también de plata.
Cellini no da detalles de cuáles pudieron ser los otros encargos, pero en la edición francesa de la vida
de Cellini que hemos utilizado como referencia, el autor de la traducción y las anotaciones, Maurice Beaufreton
(1922), en otro pasaje de la biografía en que Cellini menciona de nuevo al obispo, dice en nota a pie de página:
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“Entre los trabajos confiados por el obispo a Benvenuto, quizá habría que incluir la granada de la iglesia de
Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza”86. A pesar de que en esa misma cita menciona el trabajo de Plon sobre
la autoría de la granada, no puede evitar el “quizá habría que incluir” al referirse a ella.
Figura 12: Detalle del documento en latín sobre la atribución de la granada a Cellini. Archivo Capitulardel Pilar de Zaragoza.
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La duda de la autoría, la datación y las referencias a la relación granada-Cellini-Davillier han sido, y
siguen siendo, cita frecuente en muchos escritos académicos y de divulgación. Como ejemplo, citaremos dos
de los que, en nuestra opinión, son más curiosos por el contexto del relato:
Tullo Massarani, en su libro Diporti e veglie, cuenta, entre otras, una de sus “vigilias” en el relato titulado
“Maestro Benvenuto in visita”. Dice que era al filo de la media noche del día de San Silvestre, la última noche
del año, cuando estando leyendo en su estudio el libro de Plon sobre Cellini, entró en la habitación el maestro
Benvenuto. La larga conversación entre ambos gira alrededor de las autorías del maestro y Massarani,
mostrándole los grabados del libro, intenta arrancarle a Cellini la confirmación de cuáles de esas obras son de
su autoría y centra finalmente la discusión en “una cierta granada, la cual estuvo en el Tesoro de Nostra Donna
del Pilar a Saragozza”. Lógicamente, no consigue su propósito y, al amanecer, el maestro sale de la habitación
sin darle las respuestas que esperaba87.
Para finalizar, la segunda cita sobre la granada y su autoría es obra de Léo Larguier. En su libro Les
Trésors de Palmyre (1938), describe, en el capítulo titulado “Les cousins Pons”, la conversación entre dos
coleccionistas de arte y antigüedades. En un momento del relato, uno de ellos imagina como es el Edén de
todos los que han amado el coleccionismo, el Paraíso de los coleccionistas. Dice que todos ellos tendrán allí
un lugar igual al que habitaban en la tierra y cada uno nos mostrará su pieza favorita. La lista de los
coleccionistas y sus piezas favoritas comienza así: “El barón Davillier nos mostrará la granada de Benvenuto
Cellini (…)”88
Consideraciones finales
En el siguiente resumen cronológico reflejamos, de forma resumida, algunas de las fechas más
importantes de la historia de la granada:
Año Detalle Observaciones y comentarios______________1562 10 de diciembre Citada en el inventario de bienes de Luis de la Caballería1574 20 de octubre Citada en el testamento de Ana de Exea1576 21 de abril Ápoca de recepción en el tesoro del Pilar1577 11 de mayo Citada en el inventario notarial del tesoro del Pilar1607 1 de enero Citada en el inventario del tesoro del Pilar del Cabildo1870 30 de mayo Comprada en la subasta por Alberto Urriés y Bucarelli1874-1876 ¿en1875? Adquirida por el barón J. C. Davillier1877-1878 ¿en1878? Pasa a propiedad del barón Gustave de Rothschild1911 Heredada por Robert de Rothschild
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Hasta donde nos han llevado nuestras investigaciones, hemos podido documentar, sin solución de
continuidad, el intervalo temporal comprendido entre 1562 y 1874. Antes y después de estas fechas quedan
todavía detalles por resolver para poder trazar el origen de la joya y sus últimas vicisitudes hasta llegar a esa
colección particular donde se encuentra actualmente.
______________________________* Las fuentes documentales para este trabajo proceden, básicamente, de los Archivos Capitulares y Archivo Histórico de Protocolosde Zaragoza, y de la biblioteca y archivos del Institut national d’histoire de l’art consultados durante nuestra estancia deinvestigación en París. Agradecemos a la Dra. Carmen Morte García (directora de la revista) y a Carolina Naya Franco (coordina-dora científica) la oportunidad brindada para publicar esta investigación en la revista digital Ars & Renovatio.** Investigador independiente.1 HACKENBROCH, Yvonne, Renaissance jewellery, London, Sotheby Parke Bernet, 1979, p. 316.2 Catálogo de las alhajas de la Santísima Virgen del Pilar de Zaragoza que con la debida autorización se enagenan en públicasubasta para la continuación de las obras del mismo Templo Metropolitano. Zaragoza, Tipografía de José María Magallón, 1870.3 William Chaffers (1811–1892), marchante y académico, experto en marcas de contraste en plata y oro, y en monogramas y marcascerámicas. En 1863 publicó dos importantes trabajos sobre esos temas: Hall Marks on Gold and Silver Plate, illustrated, with Tablesof Annual Date Letters employed in the Assay Offices of the United Kingdom y Marks and Monograms on Pottery and Porcelain ofthe Renaissance and Modern Periods, with Historical Notices of each Manufactory. Colaboró en la organización de exposicionesde tesoros artísticos tales como la de Manchester (1857), South Kensington (1862), etc.
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4 Jean Charles Davillier (1823 –1883), coleccionista, historiador de arte e hispanista. Viajó por casi toda Europa, principalmente porItalia y España, en busca de objetos para sus colecciones de cerámica, joyería, orfebrería, etc. Sus trabajos de investigación ypublicaciones sobre las artes aplicadas son, hoy todavía, obras de consulta obligada. Entre sus trabajos sobre las artes aplicadas enEspaña están: Histoire des faïences hispano-moresques à reflets métalliques (1861), Notes sur les cuirs de Cordoue, guadamacilesd'Espagne (1878), Recherches sur l'orfèvrerie en Espagne, au Moyen Âge et à la Renaissance: documents inédits tirés des archivesespagnoles (1879), Les Arts décoratifs en Espagne au Moyen Âge et à la Renaissance (1879) y como hispanista L’Espagne (1874),con ilustraciones de Gustave Doré.5 PONZ, Antonio, Viage de España, o cartas, en que se da noticia de las cosas más apreciables, y dignas de saberse que hay enella, tomo 15, Trata de Aragón, Madrid, Por la Viuda de Ibarra, Hijos, y Compañía, 1788, p. 15.6 NOUGUÉS Y SECALL, Mariano, Historia crítica y apologética de la Virgen Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza y de sutemplo y tabernáculo desde el siglo I hasta nuestros días, Parte IV, Capítulo III, Madrid, Imprenta de D. Alejandro GomezFuentenebro, 1862, p. 369.7 NOUGUÉS Y SECALL, Mariano, Historia crítica y…, Parte IV, Capítulo IV, 1862, p. 371.8 Archivo Capitular del Pilar de Zaragoza (seguiré ACPZ), Actas Capitulares, 1863, ff. 56 r-v y Dictamen 25 de los Anexos.9 ACPZ, Libro de actas de la Junta general creada el día 8 de mayo de 1864 con el objeto de recaudar fondos para continuar lasobras del Sto. Templo Metropolitano de Ntra. Sra. Del Pilar de Zaragoza, acta de la reunión preparatoria del 8 de mayo de 1869,libro de actas sin foliar.10 ACPZ, Libro de actas de la Junta general…., acta del 18 de noviembre de 1869, libro sin foliar.11 ACPZ, Libro de actas de la Junta general…., acta del 18 de noviembre de 1869, libro sin foliar.12 ACPZ, Actas Capitulares, 1870, cabildo ordinario sábado 2 de abril, f. 14.13 Miró, José Ignacio, ex joyero de la Real Casa, tasador oficial de joyas y piedras preciosas, experto en antigüedades, individuo dela Sociedad Económica de amigos del País de Zaragoza, individuo de la Real Academia de Geografía y Arqueología de Madrid ydel Ateneo, Comendador de la Orden Americana de Isabel la Católica, Caballero de la de Carlos tercero, etc. Coleccionista de artey antigüedades, parte de su colección de objetos arqueológicos fue adquirida por el Museo Arqueológico Nacional, y bibliófilo (subiblioteca de “livres rares” fue subastada en el Hôtel Drouot de París en 1878).14 ACPZ, Libro de actas de la Junta general…., acta del 21 de marzo de 1870, libro sin foliar.15 Archivo Capitular de la Seo de Zaragoza (citare ACSZ), correspondencia recibida de 1870.16 ACPZ, Real Junta de Obras del Templo Metropolitano de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza. Año Sesto. Cuenta de lascantidades recibidas y empleadas en las obras del Santo Templo de Ntra. Sra. del Pilar - Empieza en 1ª de julio de 1869 y concluyeen 30 de junio de 1870, abril 26, 1870, documento de abono núm. 1403.17 Catálogo de las alhajas de la Santísima Virgen del Pilar de Zaragoza…, Zaragoza, 1870.18 OMAN, Charles, “Las joyas de nuestra señora del Pilar de Zaragoza”, Seminario de Arte Aragonés, 1968, vol. 13, pp. 107-114,p. 109.19 ACPZ, Real Junta de Obras del Templo Metropolitano de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza. Año Sesto, Cuenta de …., abril30, 1870, documento de abono núm. 1414.20 ACPZ, Real Junta de Obras del Templo Metropolitano de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza. Año Sesto,.. abril 30, 1870,Recibí adjunto al documento anterior.21 La Correspondencia de España. Diario Universal de Noticias. Eco imparcial de la opinión y de la prensa, Madrid, viernes 13 demayo de 1870, p. 2.
22 Paul Eudel (1837 – 1911), escritor, coleccionista y cronista del mundo del arte. Amigo y biógrafo del barón Davillier, incluye unrocambolesco relato de la subasta de la granada en su primera biografía del barón, EUDEL, Paul, Le baron Charles Davillier, Paris,Motteroz, 1883; posteriormente publica Collections et collectionneurs, Paris, Charpentier, 1885, en el que integra la biografía deDavillier, pp. 1-63. Su relato de la subasta de la granada aparece, por primera vez como relato independiente, en "Le Baron CharlesDavillier”, Le Figaro. Supplément littéraire du dimanche, Paris, 17 de enero de 1885, p. 10, y finalmente “el cuento” “La Grenadede Saragosse” adquiere vida propia en su libro de relatos breves, Un peu de tout, Paris, Ollendorf, 1905.
23 EUDEL, Paul, “Le Baron Charles Davillier”, Collections et collectionneurs, Paris, Charpentier, 1885, pp. 1-63, p. 13.24 ACPZ, Actas Capitulares, 1869, cabildo ordinario del viernes 9 de julio de 1869, f. 28.25 ACPZ, Libro de actas de la Junta general…., acta del 18 de noviembre de 1869, libro sin foliar.26 La revolución. Diario republicano de la tarde, Zaragoza, 22 de marzo de 1870, gacetilla: “Parece que la junta de las obras delPilar en sesión de ayer acordó proceder a la venta en subasta de las alhajas de la Virgen, con el objeto de destinar sus productos a laterminación de los trabajos de aquel templo”.27 El Imparcial. Diario liberal de la mañana, Madrid, viernes 3 de junio de 1870, p. 4.28 La época. Periódico político y literario, Madrid, viernes 3 de junio de 1870, p. 3.29Archivo Histórico de Protocolos de Zaragoza (citaré AHPZ), Protocolo de escrituras y actos públicos testificados por ellicenciado en Jurisprudencia Don Basilio Campos y Vidal, Notario de Número y Caja De la Ciudad de Zaragoza, 1870, tomo 1,protocolo número ciento nueve, Subasta, ff. 498-601.30 Las adquisiciones hechas por William Chaffers para el Museo de South Kensington (hoy Victoria & Albert) han sido estudiadasy documentadas en: NAYA FRANCO, Carolina, “El tesoro disperso del Pilar: joyas zaragozanas en el Victoria & Albert Museum”,
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CARLOS MARIA LAFUENTE ROSALES
Jornadas de Investigadores predoctorales: La Historia del Arte desde Aragón (Daroca, 28-29 de noviembre de 2014), Comisión deDoctorado del Departamento de Historia del Arte, Universidad de Zaragoza (en prensa).31 El Imparcial. Diario liberal de la mañana, Madrid, viernes 3 de junio de 1870, p. 4.32 Isaac Strauss (1806 - 1888). Director de orquesta, compositor y coleccionista de antigüedades. Fue director de los bailes de Vichy,de la Corte y de la ópera de París. Dirigió en Madrid, en 1846, la orquesta en los bailes de la boda de Isabel II. Retirado en 1870 sededicó a su afición de coleccionista reuniendo una importante colección de objetos y manuscritos hebraicos. La colección fueposteriormente adquirida por Nathaniel de Rothschild que la legó al Museo de Cluny, trasladada posteriormente al Museo de Historiadel Judaísmo, de París, donde se encuentra actualmente.33 Le Ménestrel: journal de musique, Paris, 24 de diciembre de 1865, p. 30. “Chacun sait que notre Strauss, de Paris, (…), voici (…)les titres tout spéciaux: 1. Les Armures historiques, valse à S. M. l'Empereur Napoléon III. 2. L'Idéal, valse à M. le marquisd'Hertford. 3 . Trésors de la Pologne, à M. le prince Czastoriski. 4. Splendeurs de Byzance, polka-mazurka à M. le comteBasilewski. 5. Merveilles du seizième Siècle, à M. Spitzer. 6. Les Beautés céramiques, polka à M. Ch. Davillier”.34 MULLE DE LA CERDA, Gerardo, El Templo del Pilar: vicisitudes porque ha pasado hasta nuestros días su descripción despuésde las nuevas obras, Zaragoza, Manuel Sola, 1872, p. 189. Cita las personas que adquirieron las seis primeras alhajas artísticas, lasegunda: “Barón de Abilie” (Baron Davillier).35 EUDEL, Paul, “Le Baron Charles Davillier ”, Collections et collectionneurs, Paris, Charpentier, 1885, pp. 11-12, pp. 1-63.36 ACPZ, Actas Capitulares 1870, dictámenes de las juntas, anexo 3, en catálogo de las alhajas, aclaración manuscrita al punto 5 delas “Condiciones de la Subasta”.37 AHPZ, Protocolo de escrituras y actos públicos testificados…, notario Basilio Campos y Vidal, 1870, tomo 1, protocolo númerociento nueve, Subasta, ff. 498-601 y f. 505 r.-v.38 Alberto de Urriés y Bucarelli (1808-1874). Político aragonés, nacido en Zaragoza. Pertenecía a la casa de los marqueses deAyerbe. Ingresó en las filas carlistas y al terminar la primera guerra tuvo que emigrar a Francia en donde permaneció más de quinceaños. Vuelto a Zaragoza, fue presidente de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País y fue uno de los promotoresy organizadores la Exposición Aragonesa de 1868.39 AHPZ, Protocolo de escrituras y actos públicos testificados… , notario Basilio Campos y Vidal, 1870, tono 1, protocolo númerociento nueve, Subasta, ff. 498-601 y f. 513 v- 514 r.40 El Eco de Aragón. Periódico progresista de Zaragoza. Gacetillas, miércoles 1 de junio de 1870.41 La época. Periódico político y literario, Madrid, viernes 3 de junio de 1870, p. 3.42 DAVILLIER, J. Ch. Baron, L’Espagne, Paris, Hachette, 1874, p. 740.43 EUDEL, Paul, Le Baron Charles Davillier, Collections et collectionneurs, 1885, pp. 1-63, pp. 13-19.44 La cantidad asignada a Chaffers para la subasta era de 1.500 libras (unos 150.000 rs. de vn.). WAINWRIGHT, C., “The makingof the South Kensington Museum III: collecting abroad”, Journal of the History of Collections 14 núm. 1 (2002), p. 59.45 Institut national d’histoire de l’art (citaré INHA), Paris. Archives 27, Fonds Bon Charles Davillier, carton 1 : Correspondance,carta de William Chaffers a Davillier.46 AHPZ, notario Pablo de Gurrea, al margen Inventario y stimación, 1577, ff. 237 r. a 238 v. Publicado por SAN VICENTE, Ángel,La platería de Zaragoza en el bajo renacimiento, Zaragoza, Pórtico, 1976, tomo I p. 358, tomo III, Documentos, índices, doc. 61,pp. 124-129. Agradecemos a Olga Hycka la referencia proporcionada.47 SAN VICENTE, Ángel, La platería de Zaragoza…, 1976, tomo III, doc. 61, p. 127.48 ACPZ, Libro del Inventario de la plata, jocalias y ornamentos de la sachristia de la sancta Cappilla del Pilar y de las mas cosastocantes a ella puestas por su orden hecho el primero de Henero de 1607, Título primero: Cosas de Oro y Plata offrecidas por losDevotos para adorno de la Sta Ymagen del Pilar y su Cappilla, I. Joyeles diversos de Oro y Plata., f. 2 v.49 SAN VICENTE, Ángel en La platería de Zaragoza…, 1976, p. 359.50 AHPZ, notario Martin Español, testamento de Dª Ana de Exea, 20 octubre 1574, ff. 480 r. a 485 v.51 AHPZ, notario Martin Español, testamento de Dª Ana de Exea, 20 octubre 1574, f. 481 v.52 AHPZ, notario Martin Español, ápoca, 21 abril 1576, f. 151 r.-v.53 AHPZ, notario Martin Español, Matrimonio de los magcos Blasco Medina y doña anna dexea, f. 709. Capitulacionesmatrimoniales de Blasco de Medina y Ana de Exea, ff. 710 r. a 722 v.54 AHPZ, notario Juan Diaz de Altarriba, capitulaciones matrimoniales entre Jeronimo Ferriz y Anna DeXea, 8 de diciembre de1565, ff. 866 r. a 888 v.55 COMBESCURE THIRY, Monique, introducción y transcripción, MOTIS DOLADER, Miguel Ángel, presentación y estudiopreliminar, El libro verde de Aragón , Zaragoza, Certeza, 2003, p. 63.56 AHPZ, notario Juan de Alfajarin, capitulaciones matrimoniales de Luis de la Cavalleria y Anna DeXea, 9 de julio de 1555, ff.227 r. a 250 r.57 AHPZ, notario Juan Diaz de Altarriba, Testamento de Luis de la Caballeria, 23 nov. 1562, ff. 602 r. a 613 v.58 AHPZ, notario Juan Diaz de Altarriba, Testamento de Luis de la Caballeria, 23 nov. 1562, f. 612 r.59 AHPZ, notario Juan Diaz de Altarriba, Inventario de los bienes de Luis de la Caballeria, 10 de diciembre de 1562, ff. 661 r. a 670 r.60 AHPZ, notario Juan Diaz de Altarriba, Inventario de los bienes de Luis de la Caballeria, 10 de diciembre de 1562, f. 667 r.
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ARS & RENOVATIO, número tres, 2015, pp. 3-31
61 SCHREIBER, Charlotte, autora, GUEST, Montague J, introducción, MEW, Egan, comentarios, Lady Charlotte Schreiber'sjournals: confidences of a collector of ceramics and antiques throughout Britain, France, Holland, Belgium, Spain, Portugal,Turkey, Austria and Germany from the year 1869-1885, London, John Lane, 1911 [citado enero, 15, 2015]. Disponible en InternetArchive: https://archive.org/stream/ladycharlottesch01schruoft#page/n9/mode/2up62 SCHREIBER, Charlotte, Lady Charlotte Schreiber's journals …, 1911, volumen 1, p. 75. Disponible en Internet Archive:https://archive.org/stream/ladycharlottesch01schruoft#page/n9/mode/2up63 SCHREIBER, Charlotte, Lady Charlotte Schreiber's journals …, 1911, p. 272. Disponible en Internet Archive:https://archive.org/stream/ladycharlottesch01schruoft#page/n9/mode/2up64 SCHREIBER, Charlotte, Lady Charlotte Schreiber's journals …, 1911, p. 497. Disponible en Internet Archive:https://archive.org/stream/ladycharlottesch01schruoft#page/n9/mode/2up65 SCHREIBER, Charlotte, Lady Charlotte Schreiber's journals …, 1911, p 500. Disponible en Internet Archive:https://archive.org/stream/ladycharlottesch01schruoft#page/n9/mode/2up66 AHPZ, notario Mariano Broto, 1874, Testamento de D. Alberto Urriés y Bucarelli, protocolo núm. 30, ff. 195 r. a 196 v.67 INHA, Archives 27, Fonds Bon Charles Davillier, carton 1, Correspondance: carta de Jose Ibáñez al Sr. D. Carlos Davillier.68 EUDEL, Paul, Le Baron Charles Davillier, Collections et collectionneurs, 1885, pp. 1-63, p. 19.69 INHA, Paris. Archives 27, Fonds Bon Charles Davillier, carton 1, Correspondance: carta del conde de Valencia de Don Juan aMr Davillier.70 BONNAFFÉ, Edmond, Inventaire de la duchesse de Valentinois, Charlotte D'Albret, Paris, A. Quantin, 1878, p. 61.71 INHA, Paris, Archives 27, Fonds Bon Charles Davillier, carton 1. Correspondance: carta de Gustave de Rothschild a Davillierde 4 de marzo de 1881.72 DE RICCI, Seymour, « Les collections d'objets d'art du Moyen-âge et de la Renaissance », Revue archéologique [en línea], 1916,Janvier-Février, Cinquième Série, Tome III, Paris, Presses universitaires de France, p. 105 / 98 -115 [citado diciembre 16, 2014]Disponible en Gallica, Bibliothèque National de France http://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k203680t/f103.tableDesMatieres73 ALFORD, Kenneth D., Hermann Goring and the Nazi Art Collection: The Looting of Europe's Art Treasures and Their Disper-sal after World War II, McFarland, 2012, p. 60 [citado febrero 3, 2015] Disponible en Google libroshttp://books.google.es/books/about/Hermann_Goring_and_the_Nazi_Art_Collecti.html?id=6Cvqr_4Zak0C&redir_esc=y74 HACKENBROCH, Yvonne, Renaissance jewellery, 1979, p. 316.75 DAVILLIER, J. Ch. Baron, “Voyage en Espagne”, Le Tour du Monde, 1872-2nd semestre, p. 410.76 DAVILLIER, J. Ch. Baron, L’Espagne, Paris, Hachette, 1874, p. 740.77 DAVILLIER, Jean Charles, Recherches sur l'orfèvrerie en Espagne au moyen âge et a la renaissance; documents inédits tirésdes archives espagnoles, Paris, A. Quantin, 1879, p. 71, nota al pie.78 PLON, Eugène, Benvenuto Cellini, orfèvre, médailleur, sculpteur ; recherches sur sa vie, sur son œuvre et sur les pièces qui luisont attribuées, Paris, E. Plon et cie, 1883 [citado diciembre 9, 2014]. Disponible en University of Michigan Digital General Col-lection. http://quod.lib.umich.edu/g/genpub/1467783.0001.001/9?view=image&size=10079 PLON, Eugène, Benvenuto Cellini, orfèvre, …, Paris, 1883, p. 247-248. Disponible en internet :http://quod.lib.umich.edu/g/genpub/1467783.0001.001/9?view=image&size=10080 PLON, Eugène, Benvenuto Cellini, orfèvre, …, Paris, 1883, p. 251-253. Disponible en internet :http://quod.lib.umich.edu/g/genpub/1467783.0001.001/9?view=image&size=10081 PLON, Eugène, Benvenuto Cellini, orfèvre, …, Paris, 1883, p. 253. Disponible en internet :http://quod.lib.umich.edu/g/genpub/1467783.0001.001/9?view=image&size=10082 PLON, Eugène, Benvenuto Cellini, orfèvre, …, Paris, 1883, p. 253. Disponible en internet :http://quod.lib.umich.edu/g/genpub/1467783.0001.001/9?view=image&size=10083 ACPZ, legajo de borradores y notas, sin signatura asignada por el momento. Agradecemos a Ester Casorrán Berges, técnicaarchivera del Cabildo Metropolitano de Zaragoza, su colaboración en la localización de este documento.84 CELLINI, Benvenuto, Vie de Benvenuto Cellini écrite par lui-même, traduite et annotée par Maurice Beaufreton, Paris, Crès, 1922.85 CELLINI, Benvenuto, Vie de Benvenuto Cellini …, 1922, p. 69.86 CELLINI, Benvenuto, Vie de Benvenuto Cellini …, 1922, p. 83.87 MASSARANI, Tullo, Diporti e veglie, 2ª edición, Milán, Hoepli, 1898, p. 334 de p. 318 a 338 [citado diciembre 9, 2014].Disponible en Internet Archive: https://archive.org/stream/diportieveglie00massgoog#page/n8/mode/2up88 LARGUIER, Léo, Les Trésors De Palmyre. Curieux, Collectionneurs, Amateurs D'art, Paris, Plon, 1938, p. 242.