carles enrech - jerarquia fabril y cualificacion en la industria textil xix

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Jerarquía fabril y cualificacíon en la industria textil durante el último tercio de siglo XIX Author(s): Carles Enrech Molina Reviewed work(s): Source: Historia Social, No. 45, Oficios (2003), pp. 101-117 Published by: Fundacion Instituto de Historia Social Stable URL: http://www.jstor.org/stable/40340846 . Accessed: 13/04/2012 14:37 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at . http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. Fundacion Instituto de Historia Social is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Historia Social. http://www.jstor.org

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Paternalismo industrial

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Jerarquía fabril y cualificacíon en la industria textil durante el último tercio de siglo XIXAuthor(s): Carles Enrech MolinaReviewed work(s):Source: Historia Social, No. 45, Oficios (2003), pp. 101-117Published by: Fundacion Instituto de Historia SocialStable URL: http://www.jstor.org/stable/40340846 .Accessed: 13/04/2012 14:37

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JERARQUIA FABRIL Y CUALIFICACION EN LA INDUSTRIA TEXTIL DURANTE EL ULTIMO

TERCIO DE SIGLO XIX

Carles Enrech Molina

JLa aparicion de la fabrica es y ha sido considerada como uno de los principales responsa- bles de la descualificacion laboral del artesano y el obrero de oficio. Pero la mecanizacion y la division del trabajo que acompano el sistema fabnl desde sus micios no solo supusie- ron la descualificacion de los oficios textiles sino tambien la creation de nuevas ocupacio- nes altamente cualificadas, estrechamente vinculadas con la planificacion de la produc- tion, la reparation y mantenimiento de las maquinas o el control de la fuerza de trabajo. Las primeras fabricas del sector textil no se basaron en la mecanizacion de la production, dado que los primeros telares fueron manuales, sino en el control directo sobre el compor- tamiento laboral de los tejedores, es decir sobre el proceso de trabajo. l Con la fabrica sur- gio un estrato directivo formado en el seno de la clase obrera: encargados, mayordomos y contramaestres de fabrica.

Esta jerarquia fabril no era ajena a la tradition artesanal que dividia el oficio en tres grados o estratos: maestros, oficiales y aprendices. Sin embargo la funcion de esta nueva division jerarquica establecida en el interior del sistema fabril no era tanto regular el acce- so al oficio y obtener los conocimientos necesarios para poder llevar en solitario un taller como mantener el principio de autoridad dentro de la fabrica y organizar el trabajo. De manera que la cualificacion laboral realmente importante paso a ser la capacidad de man- dar sobre otros obreros. Una cuestion que no encajaba en la mentalidad obrera, que legiti- maba la position laboral de la jerarquia fabril en la experiencia y el conocimiento de los secretos del oficio.

Si en la epoca gremial esta legitimidad se obtenia mediante un sistema de examenes que daba acceso a los grados de oficial y maestro, en el sistema fabril los obreros defen- dian principios eticos como la antigiiedad, la experiencia y el turno para legitimar el acce- so a los diversos escalafones del oficio: oficial, contramaestre y mayordomo o encargado de fabrica. La defensa de estos principios suponia un obstaculo para el fabricante, que no siempre podia elegir libremente entre los oficiales mas proclives a sus intereses sin arries- garse a un conflicto. Para los obreros el mayordomo, el encargado o el contramaestre ha- bian de ser un companero con un perfecto conocimiento del oficio avalado por su expe- riencia, antigiiedad y buenas costumbres morales. Para el fabricante, cualquier cargo

1 Marglin, "Origenes y ftmciones de la parcelacion de tareas. ^Para que sirven los patronos?", en A. Gorz (comp.), Critica de la division del trabajo, Laia, Barcelona, 1977, pp. 70-71.

Historia Social, n.° 45, 2003, pp. 101-1 17. I 1 01

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directivo intermedio o cuadro obrero habia de ser ante todo un individuo ductil a las nece- sidades patronales, capaz de ejercer un fiierte ascendente sobre sus subordinados tanto dentro como fiiera de la fabrica. 2 Luego para los fabricantes, £que era mas importante entre la clase de mayordomos, encargados y contramaestres, la cualificacion laboral que legitimaba y respaldaba la comunidad obrera de oficio o la cualificacion social que les permitia acceder a desempenar tareas directivas dentro de la fabrica?

En este sentido seria bueno hacer memoria respecto el debate sobre la aristocracia obrera planteado por la historiografia britanica durante el tercer cuarto de siglo xx. La intention de los historiadores marxistas britanicos cuando plantearon la existencia de un estrato superior dentro de la clase obrera, o aristocracia del trabajo, era explicar si la for- mation de una elite obrera diferenciada del resto de la clase obrera contribuyo a la estabi- lidad del orden social burgues de la epoca victoriana. El debate tenia su origen en una de las tesis defendidas por Lenin en su obra El imperialismo, fase superior del capitalismo (1916), segiin la cual la aristocracia obrera britanica file una elite de la clase obrera com- prada con los grandes beneficios derivados de la expansion imperialista. Cuestion que explicaria por que la revolution socialista habia triunfado en Rusia y en otros paises con economias agrarias y no en la Gran Bretana u otros paises industrializados tal y como habia predicho Marx.

El principal impulsor del debate fue E. J. Hobsbawm con sus investigaciones destina- das a definir sociologicamente la aristocracia obrera, usando factores como las relaciones laborales, las condiciones de vida y trabajo, o las relaciones con otros estratos de la clase obrera. Sin embargo, el principal criterio adoptado por Hobsbawm para definir la aristo- cracia obrera fue el nivel y regularidad de los salarios. Otro historiador britanico, John Foster, siguio el camino marcado por Hobsbawm, pero introdujo una importante variante analitica. El criterio fundamental dejo de ser la diferencia en las remuneraciones salariales para pasar a ser la autoridad ejercida en el seno del proceso productivo. 3

Por otro lado, los cuadros obreros y los obreros de oficio del sistema fabril artesanal convivian en barrios interclasistas con los pequenos industriales, artesanos y comerciantes de los pueblos y ciudades industriales, compartiendo instituciones de socializacion tales como sociedades de socorros mutuos, ateneos, sociedades de recreo, cooperativas y mili- tancia republicana u obrerista. Esta realidad no encaja con las teorias que nos han querido presentar los cuadros obreros como un estrato separado de la clase obrera, como una espe- cie de aristocracia ajena a la realidad social. En este sentido aceptar la primacia del ejerci- cio de la autoridad como principal criterio para definir la jerarquia fabril implica recono- cer que la cualificacion laboral de los cuadros obreros no respondia solo a parametros como experiencia, antigiiedad, meritos, formation o nivel de salarios que forman parte habitualmente de las def iniciones sobre cualificacion 4 sino que tambien respondia a una serie de cualidades que podemos definir como sociales, vinculadas al rol de genero, a la socializacion, a la reproduction y al sistema familiar patriarcal, que le legitimaban para mandar dentro del taller. 5

2 Esta cuestion es uno de los ejes tematicos de mi tesis doctoral, Carles Enrech, Estructures laborals i jerarquies obreres en la industria textil catalana (1881-1923), tesi doctoral, UAB, 2000. 3 Un resumen del debate sobre la aristocracia obrera en J. Kaye Harvey, Los historiadores marxistas brita- nicos , Prensas Universitarias de Zaragoza, Zaragoza, 1989, pp. 131-134. Para las tesis de Hobsbawm y Foster, vease Eric J. Hobsbawm, Trabajadores. Estudios de historia de la clase obrera, Critica, Barcelona, 1979; El Mundo del trabajo, Critica, Barcelona, 1987; y John Foster, Class struggle and the Industrial Revolution: Early Industrial Capitalism in Three English Towns, Weidenfeld and Nicolson, Londres, 1974. 4 Michael Freyssenet, "^,Es posible una definition unica de la cualificacion?", en Sociologia del Trabajo, 2 (1979), pp. 53-64.

5 C. Borderias, M. C. Carrasco y C. Alemany (eds.), Las mujeres y el trabajo: rupturas conceptuales, Ica- ria-Fuhem, Barcelona, 1994, pp. 50-54. 102

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La existencia de estas jerarquias obreras organizadas sobre la base del modelo fami- liar patriarcal se sostenia en la vigencia de practicas de reproduction social propias del artesanado como el aprendizaje del oficio paterno, el trabajo de familias enteras en una misma fabrica, o la carrera dentro del oficio que culminaba primero con el grado de ofi- cial y luego con el ascenso a contramaestre o mayordomo. Estas practicas eran las que per- mitian a los cuadros obreros formar y encabezar clientelas y parentelas que les daban auto- ridad y prestigio social no solo dentro de la fabrica sino tambien fuera.

ESTRATEGIAS DE REPR0DUCCI6N DE LA FUERZA DE TRABAJO MEDIANTE MERCADOS INTERNOS DE TRABAJO

La institution clave de buena parte de estos mecanismos familiares de reproduction del trabajo era el aprendizaje, puesto que era norma no escrita en el oficio no enseiiar al aprendiz mas que aquello imprescindible para su trabajo y que este fuese adquiriendo el conocimiento del oficio mediante la practica. El acceso al aprendizaje se hacia siguiendo las normas del oficio, que generalmente establecian un periodo de 3 o 4 anos de aprendi- zaje y un limite al niimero de aprendices por taller. El aprendizaje del oficio de tintorero, uno de los mas cualificados del ramo del agua, se realizaba a lo largo de 3 anos, durante los cuales el fabricante no podia tomar otro aprendiz. El aprendiz tenia que tener los 15 anos cumplidos y al acabar su aprendizaje habia de ser contratado como operario durante un ano minimo. En el blanqueo de tejidos las condiciones eran similares, aunque por el mayor empleo de mano de obra el fabricante podia tener como aprendices un 10% de los obreros. 6

En la hilatura de algodon con selfactinas la complejidad de las maquinas hacia que los nudadores y ayudantes de hilador a menudo llegasen a la edad adulta tras anos de tra- bajo sin dominar a la perfection el oficio. 7 El fabricante podia contratar nuevos hiladores teniendo en cuenta que tenian preferencia los obreros del taller y que eran los hiladores quienes decidian sobre la aptitud de los candidates. 8 En el tisaje el niimero de aprendices no estaba fijado, dependia de la demanda y la oferta de tejedores, siendo el tiempo de aprendizaje en telares de lana proximo a un ano. 9 En algunos casos parece ser que los aprendices eran obligados a remunerar a los tejedores que les ensenaban el oficio. 10 No eran los unicos abusos. El aprendiz estaba obligado a realizar tareas tales como barrer el taller, limpiar las maquinas o utensilios, ir a por agua, y a menudo soportar novatadas y humillaciones de los oficiales. Asi pues, no ha de sorprender que uno de los representantes obreros al I Congreso Obrero Espafiol de 1870, cerrajero mecanico, describiese el aprendi- zaje como... "Cuatro anos de sufrimientos inauditos representa el aprendizaje, cuatro anos que no acertare a decir si son de carcelacion, de deportation o de que". n Una buena manera de evitar estos abusos era encomendar el aprendizaje en la fabrica a un familiar, a un obrero amigo o a un vecino, cuando el cabeza de familia no podia tener bajo sus orde- nes a su descendencia, conyuge o ascendientes.

La importancia del aprendizaje como forma regulada de acceso al oficio, radicaba en la existencia de mecanismos de reproduction familiar que hacian que muchos hijos conti-

6 La Revista Social, 20 de diciembre de 1883. 7 B. Pahissa Faura, Comparaciones entre la selfactina y la continua de anillos, Barcelona, 1927, p. 47. 8 El Obrero, 8 de febrero de 1889. 9 J. Castells Canameras, Historia de la Industria Textil de Terrassa, Terrassa, 1951, p. 79. 10 El Obrero, 15 de octubre de 1886. 11 Victor Manuel Arbeloa, / Congreso Obrero Espanol, Zyx, Madrid, 1972, p. 117. 103

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nuasen el oficio paterno, como ha puesto de relieve Enriqueta Camps. En la poblacion lanera de Terrassa la probabilidad de trabajar en la industria textil de los hijos era del 73% en 1845-60 y del 71% en 1860-65. En la textil Igualada esta probabilidad de los hijos era del 90% en 1831-40 y del 85% en 1851-60. Por otro lado, adquirir un oficio era para toda la vida. Entre los trabajadores textiles de Terrassa durante el periodo 1845-60 el 71% con- servaba el mismo oficio, entre 1860-71 la cifra se elevo a un 77% y entre 1871-85 a un 79%. 12

Si la sociedad obrera era reconocida en una fabrica, el acceso a las plazas vacantes de peones u oficiales se hacia a traves de una lista de parados que tenia en cuenta el turno y la antigiiedad en el oficio, asi como los afios cotizados en la sociedad obrera. 13 Ahora bien, ni todas las fabricas tenian sus obreros asociados ni la asociacion obrera tuvo a lo largo de la segunda mitad de siglo xix un marco legal que favoreciese su presencia constante en las fabricas, mas bien al contrario. En estos casos los contactos con redes informales de socia- lizacion, las clientelas y las parentelas constituian los verdaderos mecanismos de acceso al trabajo de fabrica, creandose autenticos mercados internos de trabajo. Sin duda el ejemplo mejor conocido de un mercado interno de trabajo es el de la fabrica La Espafia Industrial, estudiado por Enriqueta Camps. 14 La capacidad de gestion de estos mercados internos de trabajo era la que proporcionaba autoridad y poder a los cuadros obreros.

Por otro lado, el artesano de oficio intento resistirse al trabajo fabril tanto como pudo. Si bien la hilatura fue una actividad ya plenamente mecanizada en la decada de 1860 no paso lo mismo en el tisaje. Hasta el ultimo cuarto de siglo xx el tejedor manual se resistio a la mecanizacion con exito, motivo por el cual en diversos puntos de la geografia catalana las mujeres ocuparon de forma mayoritaria los telares mecanicos desde mediados de si- glo xix, por ejemplo Reus, Manresa y Vilanova i la Geltru, 15 aunque era costumbre gene- ralizada admitir obreros de ambos generos. La feminizacion de las fabricas era posible donde existia una complementariedad entre el trabajo fabril de las mujeres y el de los hombres en otros oficios como tejedores a mano, marineros, cuberos o viticultores. En estos casos solo las buenas condiciones de un puesto de mayordomo o contramaestre podi- an hacer apetecible el trabajo en la fabrica para los hombres. En el caso extremo de Man- resa, en 1868 solo el 12,9% de los obreros fabriles eran hombres. l6

12 Enriqueta Camps, Migraciones internas y formation del mercado de trabajo en la Cataluna Industrial en el siglo xix, tesis doctoral, Institute Universitario Europeo, Florencia, 1990, pp. 200-206. 13 Por ejemplo: en la fabrica de los hermanos Batllo, los hiladores, pequenos caciques que obran como tales, disponen de sus ayudantes y nudadoras valiendose de ellos como si se tratara de esclavos, y convierten la direction en nuevo bazar de mercancias, donde se exponen a las obreras sin trabajo, escogiendo a su gusto sin respetar antigiiedad ni turno, tanto si estan en caracter de interinidad como si hace ya una portion de aiios que cotizan en la section, pasando con ello por encima de todo acuerdo y aun del mismo reglamento.

Aun no hace ocho dias que a un compafiero ocupado en el jornal le sucedio esto en la persona de su com- paiiera consorte, a la que desconocieron su derecho de antigiiedad, pues que en caracter de interinidad desempe- iiaba hacia cuatro afios una plaza, pasando con esto por sobre del Reglamento y atropellando el turno {La Revis- ta Social, 12 de febrero de 1885). 14 Enriqueta Camps, Migraciones internets y formation del mercado de trabajo en la Cataluna Industrial en el sigh xix.

13 Fara Manresa, LI. rerrer Alos, Notas sobre la famiha y el trabajo de la mujer en la Cataluna Central (siglos xvm-xx)", Boletin de la Asociacion de Demografia Historica, XII, 2-3, Madrid, 1995. Para Vilanova y la Geltru, Albert Garcia y Raimon Soler, "La formation de un centro industrial en Cataluna. Vilanova i la Geltru durante la primera etapa de la Revolution Industrial", comunicacion al VI Congreso de la Asociacion de Histo- ria Economica, Girona, 15-17 de septiembre de 1997, 9a Sesion especializada, La riqueza de las regiones. Anali- sis espacial de la industrialization, pp. 173-187. Para Reus, vease "Remitido obrero" {La Revista Social, 16 de noviembre de 1882) donde se explica que en Reus el tisaje ocupa hombres en los telares a mano y solamente mujeres en los mecanicos.

1D LI. Ferrer Alos, Notas sobre la tamiha y el trabajo de la mujer en la Cataluna Central, p. 210. 104

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La impresion es que los fabricantes buscaban esta complementariedad para reducir costes laborales, reservando para los hombres la organization del trabajo o el trabajo en oficios muy cualificados. Sin embargo, no siempre era posible. Cuando en una poblacion donde se instalaba una fabrica textil mecanizada no existia una actividad complementaria que pudiera absorber los hombres, estos compartian el trabajo con las mujeres. El caso mas emblematico de esta situation fue sin duda La Espana Industrial de Sants, la mayor empresa textil espanola, que en su proyecto fabril de 1846 contemplaba la posibilidad de ocupar basicamente mano de obra infantil y femenina para cubrir 1.420 puestos de trabajo, de los cuales 776 serian chicas, 387 mujeres y 257 hombres, 17 es decir el 54,6% chicas, el 27,3% mujeres y solo un 18,1% hombres. Pero la realidad fue otra, en 1866 trabajaban 1.098 hombres, 413 mujeres y 168 niiios y ninas, es decir un 65% de hombres, un 25% de mujeres y un 10% de mano de obra infantil. 18

Los fabricantes de los grandes vapores textiles tenian que reclutar una numerosa mano de obra femenina e infantil que habia de tener unos conocimientos previos de la actividad textil, que solo se podian adquirir atrayendo familias obreras urbanas o artesanas de areas rurales. Los hermanos Muntadas, directores de La Espana Industrial, soluciona- ron este problema reclutando parte de sus trabajadores entre los ocupados en diversos esta- blecimientos que habian dirigido con anterioridad en Barcelona, Sabadell o Igualada. 19

Asi, las principales poblaciones de origen de los obreros de La Espana Industrial eran Bar- celona (170) y la comarca de Igualada (38). 20

Hasta la aparicion de la fabrica, la inclusion del taller artesanal bajo el mismo techo que el hogar domestico habia permitido a las mujeres y niiios de las familias artesanas conocer el oficio paterno. 21 Estos mecanismos de reproduction familiar de la cultura de oficio pervivieron bajo el primer sistema fabril. En La Espana Industrial trabajaban fami- lias enteras, cuyos cabezas de familia nunca habian trabajado para otra empresa. 22 Ade- mas, el reclutamiento de los obreros y obreras en el entorno familiar y el vecindario o barrio seguian vigentes a principios de siglo xx. 23 El resultado fue que los fabricantes tuvieron que asumir en sus costes laborales estos mecanismos informales de reclutamiento de la mano de obra, mediante la formation de mercados internos de trabajo si no querian que fuese la sociedad obrera de oficio quien regulase la oferta de trabajo. Pese a todo, en ambos casos, las relaciones de parentesco o vecindad y la intermediation de jerarquia obrera eran componentes fundamentales en la reproduction de la fuerza de trabajo.

17 Maria Lluisa Gutierrez i Medina, La Espana Industrial 1847-1853. Un model d'innovacio tecnoldgica, Associacio d'Enginyers Industrials de Catalunya / Col-legi d'Enginyers Industrials de Catalunya, 1997, p. 96.

18 Information sobre el derecho diferencial de bandera y sobre los de aduanas, exigibles a los hierros, el carbon depiedray los algodones, Vol. IV, Madrid, 1867.

19 Carles Enrech Molina, "La reforma de la organization del trabajo en 'La Espana Industrial a finales de siglo xix", Sociologia del Trabajo, 29 (1997). 20 Enriqueta Camps, Migraciones internas y formation del mercado de trabajo en la Cataluna Industrial en el siglo xix.

21 La importancia del aprendizaje invisible del oficio por las mujeres de los artesanos tomaba toda su importancia cuando se quedaban viudas, pues eran capaces de llevar el taller y realizar la transmision del oficio a los hijos, tal y como expone Juanjo Romero, "La Maestria Silenciosa: Maestras artesanas en la Barcelona de primera mitad del siglo xix", Arena), 4: 2, julio-diciembre 1997, pp. 276-277.

22 ElProductor, 1 de marzo de 1887. 23 La vigencia de los vinculos famihares o de parentesco para acceder al mercado de trabajo textil ha sido

estudiada por Montse Llonch, "Insertion laboral de la inmigracion y sistema de reclutamiento de la fabrica tex- til: Vilassar de Dalt, 1910-1945", Boletin de laAsociacion de Demografia Historica, XII, 2/3, 1994. La vigencia del barrio como espacio de reproduction social de la clase obrera mediante mecanismos de parentesco, vecin- dad y sociabilidad para el primer tercio de siglo xx en Jose Luis Oyon, "Obreros en la ciudad: lineas de un pro- ceso de investigation en historia urbana", Historia Contempordnea, 18, 1999, pp. 332-335. 105

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Otros factores, como que en determinados trabajos el oficial pagaba de su bolsillo a los ayudantes, explican la formation de redes informales de reclutamiento. En la hilatura de algodon con selfactinas, la maquina mas utilizada hasta la decada de 1890, los hilado- res o hiladoras, pagaban el sueldo de sus ayudantes, generalmente dos, del destajo que recibian semanalmente. Este sistema de trabajo ampliamente difundido por toda la geogra- fia catalana 24 concedia gran autonomia al hilador o hiladora para contratar sus ayudantes, que eran reclutados en el hogar familiar, la clientela o el vecindario.

En la hilatura de lana de estambre, un trabajo con una organization totalmente distin- ta, pues excepcionalmente se trabajaba a jornal, la reproduction de la fuerza de trabajo tambien se encontraba ampliamente mediatizada por redes familiares y sociales, que se articulaban alrededor del oficio y el societarismo obrero. En 1885 los hiladores de estam- bre de Sabadell se encontraban organizados en la Sociedad de Obreros hiladores de Estambre presididos por una junta interina formada por Bartolome Arbos, Miguel Ruma, Ramon Roig, Ramon Font, Juan Font y Juan Pont, cuatro de los cuales eran hiladores de la fabrica Cuadras. 25 Bartolome Arbos, el hilador de mayor categoria, estaba relacionado con Andres Arbos, Mayordomo de fabrica. Miguel Ruma tenia colocada a Juliana Ruma como bobinadora. Juan Pont tenia como nudador en su section a Sebastian Pont, y a Carmen Pont ocupada como bobinadora. Ademas, en la fabrica tambien trabajaba como hilador Jose Pont Americh. Finalmente, Ramon Font tenia empleado como nudador a su hijo Jose. 26 En total, de 213 obreros ocupados en Can Cuadras en 1888, 106 obreros, el 49,8%, trabajaban con algiin probable pariente, y de estos 106 un total de 65 formaban parte de alguna parentela encabezada por un cuadro obrero u oficio bien cualificado, como podia ser un hilador, un sorteador o un cerrajero mecanico. 27

En la hilatura de algodon Almeda, Alemany y Cia, de Manlleu, sobre un total de 67 obreros en 1886, el 45% trabajaba con algiin pariente, una cifra que seguramente era mas alta pues desconocemos el nombre de los obreros que trabajaban en las maquinas de hilar, que elevaria el total a 91 trabajadores. Precisamente en las maquinas de hilar se practicaba un sistema de trabajo poco habitual como era que en tres casos un mismo equipo de traba- jo se ocupase de una o dos maquinas dia y noche, lo cual induce a pensar que el hilador que cobraba el destajo era la cabeza visible de una parentela o clientela. 28

En la fabrica de panas de algodon Codina y Serra, instalada en el Ensanche de Barce- lona, se ocupaban 220 obreros el afio 1898, de los cuales conocemos los nombres de 157, todos menos los tejedores. De estos 157 obreros, el 46%, o sea 72, trabajaban con proba- bles parientes. El maquinista Joan Bague trabajaba con su pariente Dolors Bague como encajadora de canillas. El segundo maquinista Ramon Juan tenia colocada como rodetera a Cecilia Juan. El Mayordomo del corte a maquina del rizo de las panas, Juan Bargada, ocu- paba a Isabel Bargada como canillera. El contramaestre de telares, Eusebio Pares, tenia trabajando a Agustina Pares como repasadora de piezas, y a Ramon Pares en el ramo del agua. Hasta un total de 42 obreros trabajaban con algiin pariente altamente cualificado o

24 Carles Enrech, Estructures laborals ijerarquies obreres en la industria textil catalana (1881-1923), pp. 280-284.

25 Reglamento de la Sociedad de obreros hiladores de estambre de Sabadell, Sabadell, 1885, Fondo de Asociaciones, Archivo Historico de Sabadell.

26 Hojas de Salarios, semana n° 40, 1888, Archivo Nacional de Catalufia. 27 Datos extraidos de las hojas semanales de salarios, semana n° 40, 1888, Fondo Cuadras, Archivo Histo-

rico de Sabadell. Aunque el metodo empleado se basa en cruzar los apellidos y solo ofrece una vision aproxima- da, basada en la probable relation familiar de apellidos identicos, tambien hay que decir que no revela el paren- tesco por razon de matrimonio entre conyuges o familiares politicos, que seguramente compensaria con creces las coincidencias casuales de apellido sin ningun parentesco.

28 Hojas de salarios, semana n° 27, 1887, Fondo Almeda, Alemany y Cia, Archivo Nacional de Cataluiia. 106

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en faenas directivas intermedias. 29 Dado que la fabrica se dedicaba a los acabados de panas empleaba obreros altamente cualificados, entre los cuales aiin era habitual la trans- mision de determinados oficios de padres a hijos. Asi, el mayordomo colorista solia tener como segundo a un hijo o pariente. En 1900 entro como Mayordomo Colorista Jose Juan, cobrando 30 ptas., en 1901 recibia por el mismo trabajo 35 ptas., en 1902, 50 ptas. y colo- ca como marmiton o ayudante a Antonio Juan con un semanal de 20 ptas. En 1904 los Juan dejan la fabrica, pero el nuevo Mayordomo colorista Emilio Casas trae consigo a su hijo Pedro, cobrando respectivamente 60 y 20 ptas. En 1906 dejan la fabrica y son contra- tados Jose Ripoll y Esteban Ripoll, por 60 y 25 ptas. a la semana. El aiio 1907 vuelven Emilio y Pedro Casas con dos semanales de 60 y 25,5 ptas. Finalmente en 1913 Pedro Casas accedera a Mayordomo cobrando 45 ptas. 30

Esta reproduction de la fuerza de trabajo fabril dentro del ambito familiar y de la comunidad de oficio fue hasta la decada de 1880 una forma de continuar con la tradition artesana de transmitir la cultura de oficio dentro del entorno familiar, incluyendo mujeres e hijos, a la vez que una forma de maximizar los ingresos del grupo familiar. En este sentido la situation economica de los grupos familiares con muchos individuos trabajando en la misma fabrica podia ser envidiable, especialmente si la cabeza visible de la dinastia fabril era un cuadro obrero bien remunerado y con poder de contratacion de nuevos obreros.

El problema surgio cuando en la decada de 1880 el tisaje manual se vio abocado a la desaparicion por varias razones; por un lado, la competencia de las importaciones debida a los nuevos tratados comerciales con la Gran Bretafia y Francia; por otro lado, la moderni- zation de las instalaciones industriales en la region fabril del Llano de Barcelona y el lito- ral ante la competencia que les hacian las fabricas de rio de La Montana, que tenian unos costes energeticos y laborales mas reducidos. 31 La crisis del tisaje manual de la decada de 1880, acompafiada de su mecanizacion definitiva, y la renovacion tecnologica en la hilatu- ra, ejemplificada en la sustitucion de las maquinas selfactinas por continuas de hilar, signi- fico el punto sin retorno en la transicion del sistema fabril artesanal al sistema fabril industrial. Esta transicion puso a los cuadros obreros en la disyuntiva de respetar las bases de trabajo del oficio o bien de ceder a las pretensiones de los fabricantes para imponer una renovada disciplina, asi como una nueva organization del trabajo adecuada a la renovacion tecnologica del sector. De manera que las virtudes y los vicios, los excesos y las contradic- ciones de su position en la jerarquia fabril fiieron cada vez mas evidentes porque ponia en primer piano que su cualificacion laboral se sostenia mas en su capacidad para reproducir la autoridad patriarcal dentro del taller que en el conocimiento del oficio.

LOS CUADROS OBREROS, ENTRE LA VIRTUD Y EL EXCESO

El trabajo de los cuadros obreros, de acuerdo con el imaginario de los propios obre- ros, habia de consistir en organizar la production a diferentes niveles: facilitar las materias primas, perfeccionar la elaboration de los articulos, reparar las maquinas, cuidar de su buen funcionamiento y vigilar que los obreros cumpliesen con su trabajo dentro de un orden moral. Este orden moral se dirigia tanto a la correction de las posibles faltas de los

29 Hojas de salarios, semana n° 40, 1899, Fondo Serra-Ballet, Archivo Municipal del Distrito de Sants- Montjuic. 30 Hojas de salarios (1897-1913), semana n° 40, Fondo Serra-Ballet, Archivo Municipal del Distrito de Sants-Montjui'c.

31 Carles Enrech Molina, "El Llano contra La Montana. La descualificacion del trabajo en la hilatura algo- donera catalana a finales del siglo xix", en Santiago Castillo y Jose Maria Ortiz de Orruiio, Estado, protesta y movimientos societies, III Congreso de Historia Social de Espafia, Zarautz, 1998. I 107

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obreros en su trabajo como al buen comportamiento y moralidad entre los dos sexos, de manera que los niiios y niiias del taller no tuvieran ningun ejemplo de mala conducta moral o sexual. Esta superioridad tecnica y moral era la que sancionaba socialmente la legitimidad de la position fabril de los cuadros obreros. 32

Los propios mayordomos y contramaestres de tejidos asumian como propios estos principios, tal y como quedaba reflejado en el Reglamento de la Cooperativa de tejedores de la villa de Gracia, que establecia la forma de llevar un taller modelo: 33

la Llevar con todas las reglas del arte la maquinaria que este a su cargo, recibiendo las inspira- ciones que sobre el particular le haga el Director de la Sociedad o el individuo de ella que el dele- gue.

2a Proporcionar todos los datos que le pida la comision de vigilancia para que esta pueda cum- plir debidamente su cometido, atendiendo muy particularmente todas las observaciones que dicha comision le dirija para la buena marcha del taller.

3a Vigilar que las materias se aprovechen debidamente, y cuando la Sociedad tenga por su cuenta la section de preparados, procurar que las telas salgan bien aderezadas, tanto por la facilidad de la elaboration, como para que tengan la debida aceptacion en el mercado.

4a Tener el respeto debido a los individuos que ocupen los telares, al mismo tiempo que hacer- se respetar con lo que previene el reglamento y la sana razon indica.

5a Sostener a todo trance la moralidad entre los trabaj adores de ambos sexos que por precision han de trabaj ar en el taller, y que los menores de edad no reciban malos ejemplos.

6a Hacer por todos los medios posibles que sea el taller de la Sociedad un taller modelo, tanto en la parte moral como en la material o de production.

Sin duda, muchos cuadros obreros intentaban organizar el trabajo segiin los princi- pios eticos y morales acerca del taller modelo pero la realidad era otra. Por un lado, muchos fabricantes rechazaban la asociacion obrera, con lo cual los cuadros obreros tenian en estos talleres poco mas o menos que carta blanca para imponer disciplina a su libre albedrio. Por otro lado, la autonomia en temas de contratacion y la contratacion generali- zada de mujeres y nifios en muchas fabricas permitian la practica de determinados excesos con relativa impunidad. Las presiones de los fabricantes para imponer una nueva organiza- tion del trabajo acabaron por poner en primer piano la funcion disciplinaria de los cuadros obreros, obligados a imponer multas, castigos, sanciones y despidos a los obreros reacios a los nuevos ritmos de trabajo.

Disciplina y ritmos de trabajo

En la decada de 1880 una de las quejas mas habituales de los fabricantes catalanes era la menor productividad del obrero Catalan comparada con la de otras naciones, en especial el obrero ingles, que con una Jornada de trabajo mas reducida tenia una mayor productividad y unos costes laborales inferiores. Una situation que era atribuida a los vicios y costumbres tontas en los que incurria el obrero autoctono. 34 Cuestiones como los horarios y las pausas en el trabajo se convierten en caballo de batalla de una disciplina cada vez mas estricta.

32 El Obrero, 15 de agosto de 1884. 33 El Fomento de la Industria de los Telares Mecanicos, Reglamento para la Sociedad Cooperativa de

Maestros, Mayordomos y Submayordomos del arte de tejer en telares mecanicos, (Barcelona) Gracia, 1875. 34 Ferran Alsina, Fonaments de la reforma del trevall en la industria cotonera catalana tal com s'es comensada en lo Vapor Veil de Sans, Barcelona, 1889, p. 41. 108 |

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Taller de hilados de Sert hermanos y Sola, segun un dibujo deA. Rigalt

La estricta puntualidad en la hora de entrada a la fabrica hasta la decada de 1880 habia gozado de cierta tolerancia, pues existia la costumbre de dejar cinco minutos de margen dentro de la Jornada de trabajo tanto en la entrada como en la salida para el cam- bio de ropa. 35 La desaparicion de este margen se convierte en fiiente de conflictos entre los obreros y los fabricantes o sus representantes, como el portero:

Es si caso que, el tal sujeto, sin duda porque en un momento de orgullo ha llegado a figurarse, que por el mero hecho de guardar la puerta, ha de revestirse de un poder dictatorial analogo al de los encargados, se toma facultades extraordinarias y omnimodas, pues con cenudo rostro y palabras agrias y descorteses, que hacen aparecerle como un despota en su colerico desahogo, maltrata y rine duramente a los obreros que no son puntuales a la hora de entrar. 36

Los obreros que se retrasaban unos minutos comenzaron a encontrarse con la puerta cerrada, siendo obligados por los mayordomos a volver a casa. 37 En otros casos, las obre- ras que se retrasaban uno o dos minutos veian su nombre apuntado en una pizarra coloca- da junto a la puerta del establecimiento fabril. 38 Incluso algunos encargados procedian al despido de los obreros poco puntuales. 39 Los castigos, multas y sanciones de todo tipo por faltas de los obreros que perjudicaban los ritmos de trabajo o la calidad de los articulos

35 Los obreros de Reus gozaban de este margen de 5 minutos, anulado tras la reduction de Jornada conse- guida tras la huelga de 1882, La Revista Social, 16 de noviembre de 1882.

36 El Obrero, 24 de diciembre de 1880. 37 El Obrero, 5 de febrero de 1886; 3 de junio de 1886; 29 de octubre de 1886. 38 Los Desheredados, 7 de junio de 1884. Jy ElProductor, 13 de noviembre de 1890; 26 de noviembre de 1891. 109

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producidos se convirtieron en rutinarios. Las multas monetarias de dos cuartos, un real o dos, y el castigo de un dia o dos de fiesta, incluso una o dos semanas en faltas considera- das graves, eran normales por motivos como hablar, cantar, hacer la pieza mas corta o mal- meter un articulo.

Otra manifestation del incremento de la disciplina fue la prohibition de ciertas cos- tumbres que atacaban los ritmos de trabajo, como ir a por agua o hacer pausas en el traba- jo para fumar algun cigarro. La censura obrera contra estas nuevas imposiciones ejecuta- das por los cuadros obreros no se hicieron esperar. Asi, en 1882, los obreros del establecimiento de Ignacio Sola, de Manresa, se declararon en huelga contra la prohibition de fumar en horas de trabajo. 40 Aquel mismo afio los obreros de los vapores textiles de Reus denunciaban la implantation de la prohibition de fumar o ir a beber agua tras la huelga de los tejedores reusenses que habia permitido obtener una reduction de la Jornada de trabajo. 41 Otra costumbre prohibida por los mayordomos fae tomar asiento mientras el telar funcionaba de manera regular, 42 cuando de hecho en el tisaje mecanico de lana los primeros telares llevaban un asiento. Algunos mayordomos, en su celo por la disciplina, llegaban a extremos como hacer desaparecer los cajones que usaban los obreros para sen- tarse durante la pausa del almuerzo o prohibir la formation de grupos durante el almuerzo. 43 Tanta prohibition por fuerza habia de llevar a los cuadros obreros a usar la violencia, la coaccion, los maltratos fisicos o verbales, la amenaza o el insulto para poder imponer su autoridad ante la falta de legitimidad de muchos de sus actos.

LOS EXCESOS Y ABUSOS DE AUTORIDAD

La reproduction de la mano de obra fabril dentro del ambito del parentesco o de mer- cados internos de trabajo favorecia que buena parte de la autoridad ejercida por los cua- dros obreros dentro de las fabricas se legitimara en su rol de genero. La construction de un modelo de relaciones laborales basadas en las estructuras de poder de la familia patriarcal por fuerza habian de provocar que las principales victimas de los excesos y abusos de autoridad fueran mujeres y nifios, aunque de la violencia, las coacciones, las amenazas y los insultos tampoco se libraban los obreros de genero masculino.

Los malos tratos de palabra o hecho a los nifios y nifias eran frecuentes en muchas fabricas. A la dureza del periodo de aprendizaje se aiiadia en muchos casos la violencia que algunos cuadros obreros practicaban sobre los menores, mediante azotes, tortazos, palizas, empujones o puntapies. Un mayordomo de Vilanova i la Geltni recibio la censura obrera por dar un fuerte tortazo a una nina de corta edad, de resultas de la cual perdio el conocimiento, siendo ademas despedida. 44 El director de la fabrica Sala y Baladia de Mataro fue denunciado por la prensa obrera ante los repetidos malos tratos que practicaba con los menores de ambos sexos, 45 unas quejas que se renovaron un tiempo despues por las palizas que recibian los ayudantes. 46 El encargado de aprestos de Can Batllo de La

40 El Obrero, 3 de noviembre de 1882. 41 La Revista Social, 16 de noviembre de 1882. 42 Prohibition de tomar asiento en la fabrica Marques de Vilanova i la Geltni en El Obrero, 20 de junio de

1884. 43 Prohibition de formar grupos durante la pausa del almuerzo en El Obrero, 27 de enero de 1882. Oculta-

cion de cajones para evitar la formation de grupos en El Productor, 25 de mayo de 1893. 44 El Obrero, 1 de septiembre de 1882. 45 El Obrero, 27 de noviembre de 1885. 46 El Obrero, 25 de marzo de 1887. 110 I

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Bordeta (Barcelona) se habia hecho famoso por sus zurras a los aprendices que realizaba lejos de miradas indiscretas en el interior de un cuarto. 47

El trato a las mujeres no era mucho mejor, pues aunque no se tienen denuncias de palizas, los abusos por razon de genero podian ser tanto o mas denigrantes que los malos modos, amenazas, empujones o agresiones. Un mayordomo del mayor establecimiento de hilado y tejido del llano de Barcelona, Can Batllo de Les Corts, fue denunciado por el tra- to brusco y brutal, los insultos, la falta de moral y abusos que ejercia sobre las obreras, a las cuales habia llegado a comentar que ya sabian por donde se pasaria sus peticiones. 48 Este tipo de violencia verbal parece que era bastante frecuente. Asi, el hijo del mayordomo de la fabrica Mas, de Sant Andreu del Palomar, se presento en la cuadra de las tejedoras gritando en voz alta, segiin las obreras: "Todas sois, todas, absolutamente todas, sois unas sucias y unas prostitutas". 49

Los atropellamientos, tortazos y amenazas tambien eran cotidianos. Asi, una obrera de la fabrica Roses, de Cornelia, termino por los suelos atropellada por el encargado ya que habia producido un pequeiio ruido mientras se escuchaba el Aleluya. 50 En la fabrica de Cal Metre, de Gironella, un contramaestre amenazo a una obrera con romperle las pier- nas si la volvia a encontrar en medio del pasillo cuando pasaba con el carreton. 51 Este mis- mo contramaestre, en otra ocasion, dio un puntapie a una tejedora por estar sentada duran- te el horario de trabajo. 52 En Vilassar de Mar las quejas obreras se hacian eco de un par de tortazos que un parador dio a una obrera porque habia cerrado repetidas veces una ventana abierta por el mismo. 53

Pero sin duda los abusos que mayor repulsa causaban en los medios obreros eran los que se efectuaban contra la dignidad de las mujeres. La autonomia de los mayordomos y encargados en la contratacion daba pie a coacciones y persecuciones sexuales que casi nunca eran denunciadas piiblicamente por el miedo a perder el trabajo, tal y como le suce- dio a una j oven de 16 aiios de una fabrica de genero de punto de Barcelona. 54 Durante la huelga de la fabrica Mandri y Cia, de Sabadell, en 1881 contra la rebaja de salario, los obreros aprovecharon para censurar la actitud de uno de los mayordomos con las obreras, afirmando "...que sin duda ha creido que la fabrica del Sr. Mandri, es su Harem o su serra- llo". 55 No era un caso aislado; en 1882 estallo una huelga en la fabrica Torra, de Manresa, para despedir a un mayordomo que se distinguia por "tener mas aficion a un sexo que al otro". 56 En algunos casos se publicaban cartas amenazando a los implicados que si persis- tian en sus coacciones "al bello sexo" se investigarian las denuncias con mas detalle publi- candose el nombre de los "tenorios". 57

La mediation para conseguir un puesto de trabajo a cambio de favores era habitual. La prensa obrera denunciaba que un mayordomo de la colonia Sedo de Esparreguera, casado para mas detalles, conocido por sus constantes proposiciones a las obreras, mostro su interes por colocar a una mujer antes que a un padre de familia en los telares. 58 Otros

47 La Revista Social, 14 de mayo de 1885. 48 El Obrero, 19 de agosto de 1881. 49 El Obrero. 4 de febrero de 1881. 50 El Obrero, 22 de abril 1881. 51 El Obrero. 16 de noviembre de 1883. 52 El Obrero, 27 de iunio 1884. 53 El Obrero, 28 de agosto 1885. 54 ElProductor. 4 de febrero 1892. 55 El Obrero, 17 dejunio 1881. 56 El Obrero, 30 dejunio 1882. 57 El Obrero, 18 de iulio 1884. 58 El Obrero, 3 dejunio 1887. I 111

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encargados se aprovechaban de su position para seducir a las obreras concediendo las maquinas o telares que aseguraban una mayor remuneration salarial. 59 Y en el peor de los casos habia quien cobraba comisiones a las obreras que contrataba reteniendo una parte deljornal.60

El desprestigio que generaron las numerosas denuncias sobre persecuciones a la mujer obrera, abusos deshonestos y otras practicas, mancharon la imagen de los cuadros de tal manera que el 1885 estallo una dura polemica entre el periodico El Obrero, organo del sindicato textil Las Tres Clases de Vapor, y el Centro Industrial de Cataluna, la asocia- cion mas importante que agrupaba a la clase de mayordomos, encargados y contramaestres de fabrica. El origen de la polemica estuvo en un remitido de la comision de la Sociedad de Estampadores a los obreros de Barcelona en que se hacia queja amarga del trato que recibian los obreros por parte de fabricantes y cuadros, en especial las mujeres y los ninos. Este escrito genero diversas replicas desde las paginas de la revista del Centro Industrial de Cataluna y contrarreplicas desde El Obrero, a lo largo de mas dos meses, durante los cuales el CIC tuvo que salir en defensa del buen nombre de uno de sus asociados, acusado de acosar las obreras bajo sus ordenes. 61

Pero los abusos y malos tratos tambien afectaban a los obreros de genero masculino. La prensa obrera de Sabadell describia con todo lujo de detalles las amenazas y malos modos de un mayordomo de telares de la fabrica Turull que amenazaba a los tejedores ante cualquier contratiempo con el despido en estos terminos "animal, mal trabajador, bestia, que te voy a dar los cuartos". 62 No era un caso aislado. El contramaestre de la fabrica Are- nas, de Mataro, por cualquier motivo, amenazaba con pegar un par de tortazos o abronca- ba mediante gritos e insultos. 63 Con frecuencia, los insultos y amenazas iban dirigidos contra los obreros asociados. El despido de obreros asociados por los cuadros obreros era frecuente en muchas fabricas, incluso en algunas localidades los fabricantes se coaligaron con este fin, como en Reus (1882), 64 Salient (1883),65 Ripoll (1889), Campdevanol (1889- 90), 66 y Sabadell (1890). 67 El resultado de todos estos excesos y abusos en medio de un periodo de modernization tecnologica y de cambios en la organization del trabajo del tex- til, como el ultimo cuarto de siglo xix, fue que la imagen de los cuadros obreros comenzo a sufrir un constante deterioro.

La mala imagen de los cuadros obreros. Una cuesti6n de legitimidad social

La position privilegiada de los cuadros obreros dentro de la jerarquia fabril comenzo a perder legitimidad para el resto de obreros, tanto por los excesos y abusos protagoniza- dos por una parte de este estrato fabril como por las reformas del trabajo que se produje- ron a finales de siglo xix, que les convertian mas en vigilantes que artesanos cualificados. De manera que las denuncias sobre su ineptitud o su escaso conocimiento del oficio se convirtieron en una forma de expresar el descontento.

59 El Obrero, 15 de agosto 1884. 60 El Obrero, 9 de septiembre 1881. 61 Centro Industrial de Cataluna, 25 de agosto 1885, n° 16, pp. 342-344; 22 de septiembre de 1885, n° 18;

23 de noviembre de 1885. n° 22. nn. 487-490. FA Ohrprn. 28 de aanstn de 1 88S: 1 8 de sentiemhre de 1 88S 62 ElProductor. 18 de diciembre de 1890. 63 ElProductor, 22 de seotiembre de 1892. 64 La Revista Social. 16 de noviembre de 1882. 65 El Obrero, 20 de abril de 1883. 66 El Obrero, 15 de febrero de 1889 y 3 de enero de 1890. 67 ElProductor, 6 de noviembre de 1890. 112 I

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En Badalona, la poca pericia de los cuadros obreros de la fabrica Soler merecio varias quejas de los trabajadores. Asi, el contramaestre de telares era criticado por la lentitud con que procedia a arreglar los telares, asunto que perjudicaba los intereses de los tejedores, que trabajaban a destajo. 68 Del director los obreros llegaron a afirmar con sorna que en todas las fabricas donde habia trabajado los tejedores no habian ganado mas que el jornal de un aprendiz de zapatero. 69

La fimcion de simple vigilante o representante de la autoridad del fabricante, conlle- vaba a menudo que los medios obreros denunciaran la falta de preparacion e instruccion de sus superiores, poniendo de relieve su analfabetismo o la falta de meritos para acceder al cargo. Un articulo dedicado a los contramaestres de la poblacion lanera de Alcoy censu- raba con acritud esta falta de preparacion de muchos contramaestres: "La mayor parte de los contramaestres apenas saben leer y escribir: y el que algo sabe, tan primariamente, que nos causa vergiienza decirlo: ni sabe lo que lee, ni lo que escribe. Como consecuencia de tanta falta de instruccion, depende que se trabaje practicamente, desconociendose por completo todos los resultados teoricos que creemos podrian aliviar mucho a las clases obreras poniendolas a la altura de otros paises donde la industria esta mas desarrollada". 70

En una parte de estas denuncias contra la incompetencia de determinados cuadros se intuye entre los obreros la creencia en version fabril de la celebre frase "jViva el rey! jMuera el mal gobierno!". Una carta de un trabajador denunciaba que habia encargados que tanto perjudicaban al obrero como al fabricante: "Hay encargados que abusando de su autoridad, hacen muchas arbitrariedades contra los obreros y obreras de las diferentes sec- ciones, y de aqui vienen todas las cuestiones de la fabrica y a veces por culpa de estos, porque llenos de vanidad solo obran por puro capricho, sin mirar antes si pueden perjudi- car los intereses del patrono en particular y de los obreros de la casa en general". 71 No ha de sorprender que apelasen al fabricante en estos casos, esperando que pusiese coto al mal proceder o a la falta de pericia de los cuadros obreros. 72

Sin embargo, lo mas usual era la comunion de los cuadros con los intereses del fabri- cante. Un contramaestre de una fabrica de Vilassar de Mar reprendio a su hermano, ayu- dante de contramaestre, porque confraternizaba con gente ordinaria (los obreros) y no con el fabricante. 73 Algunos actuaban casi como si fueran propietarios de fabrica, como un encargado que hizo frente a las quejas obreras por las malas condiciones de trabajo, con el argumento "la fabrica pierde". 74

Todos estos conflictos estaban generando un halo de mala fama a determinados encargados, que eran citados con nombres y apellidos en la prensa obrera, para publico escarnio, a la vez que se ponia en conocimiento de los trabajadores la conducta contraria a sus intereses. Estas practicas tenian claramente la funcion de desprestigiar socialmente a los cuadros obreros denunciados, puesto que las dimensiones de los pueblos y ciudades industriales, y la convivencia en barrios mixtos, favorecia que la mayoria de los obreros con residencia estable se conocieran, siendo habitual el uso de apodos o sobrenombres en lugar de su nombre y apellidos. 75

68 El Obrero, 7 de noviembre de 1884. 69 Los Desheredados, 31 de mayo de 1884. 70 Los Desheredados, 26 de diciembre de 1884. 71 El Obrero, 4 de febrero de 1881. 72 El Obrero, 16 de abril de 1886. I 73 El Obrero, 23 de septiembre de 1 88 1 . I 74 El Productor, 6 de octubre de 1 89 1 . I 75 Vease por ejemplo queja obrera contra el mayordomo Juan Sola "Negret en El Obrero, 3 de octubre de I

1884. I 113

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Las denuncias individuates se mezclaban con las del colectivo en general. En ellas se comenzo a difundir un argot propio usado para referirse a los cuadros obreros, que trans- mitia la impresion de que se trabajaba bajo un modelo de relaciones laborales injusto y opresivo. El sistema fabril comenzo a recibir el tratamiento de "feudalismo industrial" o "feudalismo moderno", mientras las fabricas eran comparadas a "ingenios cubanos" o a "castillos feudales". Este argot obrero, en su juego de comparaciones con el feudalismo y el esclavismo, usaba con profusion las connotaciones disciplinarias o autoritarias cuando se referia metaforicamente a los cuadros obreros. Asi, el calificativo mas usado para cen- surar el exceso de celo en la disciplina era el de "cabo de vara", 76 termino que designaba el prisionero encargado de la vigilancia de un peloton de condenados a trabajos forzados. Una manera de expresar que los encargados no dejaban de ser un igual, un condenado, pero pasado o vendido al otro lado. En esta misma linea se situaban otros epitetos como "comandante de presidio", 77 el "comandante y sus subalternos", mediante los cuales se comparaba la fabrica con un "presidio" y los obreros con los "reclusos". 78 Asimismo, tam- bien era normal el uso de epitetos como "polizonte" o "centinela". 79

Otros calificativos incidian en el mal uso o abuso de autoridad que demostraban muchos encargados, cuestion que daba lugar a variados e imaginativos apelativos como "despota", "ftincionario", "cacique", "mandarin", "tiranuelo" o "dictador". Una variante de estos eran los que incidian en su caracter de vendidos o traidores a la causa obrera, como "inquisidor", "maton", "soplon" "verdugo", "cipayo", "esbirro", "mercenario", "sabueso", "lacayo", "perro de presa", "perdiguero" o "sayon de los amos". El origen de algiin cuadro obrero permitia cargar las tintas de los reproches. Asi, en la colonia Sedo habia encontrado trabajo un encargado valenciano de mal tratar que segiin se rumoreaba era fugitivo de la justicia. 80 Y de otro encargado se recordaba su pasado como sargento del ejercito carlista. 81

Todo este rosario de denuncias, con nombres y apellidos, y de calificativos con con- notaciones peyorativas que atacaban la imagen de los cuadros obreros, no eran mas que una amenaza verbal contra un estrato fabril que no formaba un grupo social aparte, sino que convivia en los mismos barrios que el resto de los obreros, compartiendo tradiciones politicas, sociales y culturales. Como afirmaba la principal asociacion de la clase de mayordomos, encargados y contramaestres de fabrica, el Centro Industrial de Catalufia, en los centros fabriles de la provincia de Barcelona no existian barrios obreros separa- dos.82

En este sentido era usual recordar a los cuadros obreros denunciados por malos tratos que habian sido tejedores o que su actitud habia cambiado desde que habian adquirido res- ponsabilidades. Por ejemplo, a un contramaestre de tisaje de la Colonia Bures que era el cunado de un mayordomo de reconocida mala fama, apodado "Oleguer", se le reprochaba que cuando habia trabajado en Can Batllo, habia sido uno de los mas firmes defensores del obrero contra los burgueses, pero que ahora era conocido por ser de los peores con los obreros. 83 Otro ejemplo, un socio de la sociedad obrera de Vails, ascendido a encargado la

76 A modo de ejemplo veanse Los Desheredados, 6 de marzo de 1885, El Obrero, 25 de marzo de 1887, El Productor, 13 de septiembre de 1889, La Revista Social, 3 de mayo de 1883.

77 El Obrero, 7 de octubre de 1881. 78 El Obrero, 26 de noviembre de 1886. 79 Los Desheredados, 15 de marzo de 1884 y 24 de mayo de 1884. 80 ElProductor, 26 de mayo de 1892. 81 El Obrero, 2 de septiembre de 1886. 82 CIC; Contestation del Centro Industrial de Cataluna al Cuestionario formulado por la Comision de

Reformas Sociales, Barcelona, 1884, p. 22. 83 El Obrero, 19 de octubre de 1883. 114

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traiciono, implantando en la fabrica a su cargo el trabajo a destajo, remuneration que habia sido abolida en la ultima tarifa negociada con los fabricantes. 84

La abdication de los ideales republicanos o socialistas era otro reproche usual. En la fabrica Dalmau y Tolra, de Castellbell i el Vilar, cuando los fabricantes intentaron conver- tir el establecimiento en una colonia industrial al estilo del Alto Llobregat, los medios obreros hicieron bianco de sus criticas a tres encargados, antiguos republicanos. 85 En Sabadell, la censura al celo con que aplicaba la disciplina un mayordomo era acompaiiada de un recuerdo a su pasado internacionalista como secretario del comite local entre 1868 y 1870. 86 En Vilassar de Dalt, un mayordomo de tisaje, conocido republicano federal de Granollers, fue denunciado por aceptar esquiroles durante una huelga de tejedores. 87 En la colonia Sedo, un obrero de la seccion de fiindicion que se vanagloriaba de "ser republica- no y mas liberal que Riego", accedio al cargo de segundo encargado, despues de que una carta enviada por los fundidores de Terrassa acabara en manos de la direction. 88

La denuncia del pasado o militancia republicana o socialista no era un reproche cual- quiera porque muchos cuadros obreros compartian ideologia y militancia con el resto de obreros. 89 Era un sintoma de que la solidaridad interclasista propia del oficio artesanal se estaba agrietando, pero tambien el inicio de un proceso de diferenciacion social originado en el aumento de la funcion disciplinaria de los cuadros obreros, que los situaba entre la espada y la pared. Los medios obreros eran muy explicitos respecto a esta contradiction:

<[,Que diremos de esos cabos de presidio, disfrazados con el ampuloso nombre de Mayordomos de fabrica, que se alistan en circulos republicanos o democraticos pretendiendo pasar hipocritamente por liberales, para huir, necios, de la justicia del pueblo que algun dia ha de alcanzarles? 90

Como de las palabras a los hechos hay un corto trecho los atentados sociales contra destacados cuadros obreros o directivos se sucedieron con cierta frecuencia, aunque sin llegar a los niveles de los afios del pistolerismo (1917-1923). En 1882 fue herido de un disparo el gerente de la fabrica del Mar, de Vilanova i la Geltni, Heriberto Gener. 91 Aquel mismo aiio Armengol Porta, director de la seccion de tejidos de Can Batllo de Les Corts, la mayor fabrica algodonera de Espana, fue asesinado de un disparo en el estomago a la salida del trabajo. 92 En 1885 fue asesinado el mayordomo de hilatura de la fabrica Mas, de Mataro. 93 En 1889 Ferran Alsina, director del Vapor Giiell, de Sants, fue atacado a tiros. 94

De este mismo establecimiento fabril, un obrero con mucha antigiiedad, que se habia pro- nunciado contra la huelga contra las reformas del trabajo que proponia Ferran Alsina, fue tiroteado sin consecuencias. 95 Los petardos y paquetes explosivos tambien estuvieron al

84 ElProductor, 28 de enero de 1892. 85 ElProductor, 5 de agosto de 1887. 86 Los Desheredados, 24 de mayo de 1884. 87 ElProductor, 26 de mayo de 1892. 88 El Productor, 26 de mayo de 1892. 89 Angel Duarte, El republicanisme catald alafl del segle xix, Eumo Editorial, Vic, 1987, pp. 69 y ss.

Ramiro Reig, "El republicanismo popular", Ayer, 39 (2000), pp. 91-94. 90 Los Desheredados, 26 de diciembre de 1884. 91 Francesc Cabana, Fdbriques i empresaris, volum 2 "Cotoners", Enciclopedia Catalana, Barcelona,

1992, p. 175. 92 Francesc Cabana, Fdbriques i empresaris, v. 2, p. 197. 93 Francesc Costa, Mataro alseglexix, Rafael Dalmau, Barcelona, 1993, p. 31. 94 Francesc Cabana, Fdbriques i empresaris , v. 2, p. 163. 95 El Obrero, 3 de enero de 1890. | 115

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orden del dia. En Sabadell, entre 1884 y 1886, estallaron 7 petardos a las puertas de fabri- cas o residencias privadas de destacados miembros de la patronal. 96

La violencia social de la decada de 1880 era una manifestation del malestar obrero que existia dentro de las fabricas, en el centro del cual se encontraban no solo los fabrican- tes sino tambien los cuadros obreros, que como tales no solo estaban en la cima de la jerarquia fabril sino tambien de la social, liderando redes informales de contactos sociales que partiendo de las relaciones de parentesco y vecindad se extendian por todo el medio social obrero: el ateneo, la coral, la sociedad obrera, el club republicano o la sociedad de socorros mutuos.

El poder de estas redes sociales como clientelas politicas o grupos de presion era conocido por los fabricantes, que las usaban para frenar las reivindicaciones obreras. Este era el caso de las sociedades mixtas entre obreros y patronos, cuya finalidad era combatir el societarismo, con la colaboracion de los cuadros obreros. La Invalidez y Fomento de la Industria Sabadellense, fundada en 1883, bajo la apariencia de una sociedad de socorros mutuos, fue una de las sociedades mixtas que consiguio mas adhesiones. El mimero de socios de La Invalidez se calculaba entre 800 y 900 en el ano 1889, 97 principalmente encargados, contramaestres y mayordomos, que fueron los responsables de hacer campana y presionar a los obreros para su afiliacion bajo la amenaza de despido. 98 Entre sus objeti- vos estaba fomentar la armonia entre el capital y el trabajo mediante las ayudas a los obre- ros imposibilitados, el credito, el ahorro y el cooperativismo, por ejemplo mediante la construction de viviendas a precios asequibles, asi como el fomento de la instruction y la education. A cambio los obreros tenian que comprometerse a "no pertenecer a otra Socie- dad cuyos fines sean contrarios directa o indirectamente a los de esta". " Otras sociedades mixtas de caracteristicas similares fueron creadas en Terrassa, Salient o Manlleu. En el fondo se trataba de imponer la disciplina de fabrica en el medio social obrero mediante el recurso a las clientelas y parentelas bajo el control de los cuadros.

Un ejemplo muy ilustrativo sobre esta funcion de disciplinar al trabajador tanto den- tro como fuera de la fabrica mediante el recurso a hombres de confianza y sus clientelas, es el de la principal poblacion dedicada a la industria algodonera del Llano de Barcelona, Sants, que llego a tener funcionando tres de los mayores vapores de toda Espafia: La Espa- ria Industrial, el Vapor Giiell y Can Batllo, de La Bordeta. La participation de los principa- les fabricantes en otras instancias politicas de rango superior no significaba que tuviesen abandonada a su suerte la politica local, sino que dejaban estos asuntos en manos de los cuadros obreros, tal y como hicieron los Muntadas de La Espafia Industrial. Asi, Clemente Orriols, encargado de la section de Maquinas a vapor, fue concejal en 1868 y 1869; Carlos Vendrell, moldeador de estampados, concejal en 1872; Juan Rabada, dibujante de estam- pados, otro oficio cualificado, concejal y sindico municipal en 1879; y Francisco Ventura, mayordomo de Hilados, fue Tercer Teniente de Alcalde en 1877. 10° La capacidad de movi- lizacion social de estos cuadros obreros en favor de los intereses de los fabricantes era poderosa. Asi, en las primeras elecciones bajo sufragio universal en 1869 los mayordomos de La Espaiia Industrial fueron a votar al frente de los trabajadores de su section por la candidatura catolica. 101

96 Andreu Castells i Peig, Sabadell, informe de Voposicio: annex per a la histdria de Sabadell, Ed. Riutort, Sabadell, 1975-1989. Volum 2: "Repiiblica i Accio directa (1868-1904)", pp. 64 y ss. 97 ElProductor, 24 de mayo de 1889.

98 La Federation Igualadina, 1 de diciembre de 1883. 99 Reglamento de la Sociedad de Invalidez y Fomento de la Industria de Sabadell, Sabadell, 1901, p. 4. 100 Adas del municipio de Sants, Archivo Municipal del Distrito de Sants-Montiuic. 101 ElProductor, 5 de agosto de 1887. 116 |

Page 18: Carles Enrech - Jerarquia Fabril y Cualificacion en La Industria Textil XIX

Pero, sin duda, el caso de una actuation modelica en beneficio del fabricante fue el de Ignacio Puigcorbe, encargado de los porteros y serenos, que fiie elegido alcalde en 1886, casi obligado porque era el concejal mas votado. Puigcorbe se distinguio en su actuation al frente de la alcaldia por la defensa que hizo de los intereses de La Espafia Industrial durante la huelga de la fabrica que tuvo lugar de febrero a mayo de 1887. No solo combatio la huelga sino que despues de las elecciones municipales de junio, solo un mes despues de la huelga, como alcalde saliente bloqueo la formation del nuevo consisto- rio con mil y una estratagemas, para evitar la election del candidato republicano a la alcal- dia, el conocido Jose Bragulat, internacionalista, federal y destacado dirigente del sindica- to de los obreros textiles Las Tres Clases de Vapor. 102 La formation del nuevo consistorio municipal no se desbloqueo hasta que Puigcorbe fue elegido nuevamente alcalde. Una actitud que se entendera mejor si se tiene en cuenta que Puigcorbe tenia vivienda dentro de la fabrica, donde trabajaba toda su familia. Ademas, estaba situado en el vertice de una piramide de relaciones clientelares, pues era uno de los directivos de la sociedad de soco- rros mutuos para senoras La Fraternal, de la cual eran directivos otros obreros y obreras de La Espafia Industrial. 103

A MODO DE CONCLUSI6N: JERARQUIA FABRIL Y CONSTRUCCI6N SOCIAL DE LA CUALIFICACI6N OBRERA

La transition del sistema fabril artesanal al sistema fabril industrial, con el conse- cuente incremento de la mecanizacion, puso al descubierto que en la cualificacion laboral de los cuadros obreros perdia importancia el conocimiento del oficio mientras ganaba enteros la aplicacion de la disciplina. De esta manera quedaba al descubierto que buena parte de la formation de un estrato obrero con capacidad directiva estaba relacionada con el ejercicio de la autoridad y el reclutamiento de la mano de obra. Dos funciones que te- nian mucho que ver con el rol de genero que el modelo familiar patriarcal otorgaba a los hombres. Dicho de otro modo, las relaciones laborales del sistema fabril en la industria textil se construyeron sobre las estructuras de poder y reproduction social del patriarcado. De ahi la formation de mercados internos de trabajo basados en relaciones de parentesco o vecindario, cuyo vertice jerarquico se encontraba ocupado por los cuadros obreros y algunos oficios cualificados. En el fondo, la cualificacion laboral de los cuadros obreros tenia mucho de construction social.

Por otro lado, estas estructuras de poder fueron mas faciles de imponer sobre mujeres y nifios que sobre los obreros adultos, en especial cuando venian de una actividad mas o menos artesanal, como los tejedores a mano. Los abusos de los cuadros obreros sobre mujeres y ninos no dejaban de ser consecuencia del modelo jerarquico de relaciones labo- rales establecido por el sistema fabril, que a los ojos de los obreros con un pasado u origen artesanal les parecia poco menos que feudalismo industrial. En consecuencia, los excesos y abusos que practicaron generaron una imagen negativa de los cuadros obreros, que se vio incrementada cuando usaron su influencia social no para defender los intereses de los obreros de oficio sino para aplicar la nueva organization del trabajo que llevaria el sistema fabril artesanal a la categoria de industrial.

102 Carles Enrech Molina, "La reforma de la organization del trabajo en 'La Espafia Industrial' a finales de siglo xix". Carles Enrech y Alfred Pallares, "Agregacio i lluita pel poder local a Sants: monarquics i republi- cans", comunicacion al V Congres d'Historia de Barcelona, 1997.

103 Veanse Revista Sans, agosto-septiembre de 1967, n° 174-175, pp. 19 y ss, y hojas de salarios de La Espafia Industrial para 1885 y 1898. 117