capítulo 6. inauguración del hospital infantil de méxicopresencia de un caudillo ufano, como...

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S1-33 Vol. 67, Supl. 1 Abril 2010 www.medigraphic.com Como ya se ha señalado, esta es la parte más volu- minosa del álbum y es, en esencia, la parte medu- lar y cúspide de la colección. Es sobre este hecho que han gravitado los artículos anteriores y poste- riores. El objeto de este trabajo es, precisamente, mostrar el clímax emotivo que representa esta par- te de la colección de recortes, la inauguración. Al parecer, el doctor Federico Gómez coleccio- nó la mayoría de lo que en la Ciudad de México se publicó acerca del gran acontecimiento. En muchas ocasiones se presentan las mismas fotografías, tanto del edificio completo, visto desde la calle Dr. Már- quez, como del acto mismo y de los diversos prota- gonistas del evento. Es de hacer notar que el presi- dente en turno, Manuel Ávila Camacho, no pudo asistir a la inauguración. En su representación estu- vo su tristemente célebre hermano, Maximino Ávi- la Camacho, en aquel entonces Secretario de Co- municaciones y Obras Públicas. Es paradójico que un hombre, cuyo comportamiento fue violento y sanguinario –hay que recordar la matanza de Topi- lejo–, hubiera tenido el honor de inaugurar una Ins- titución, de beneficencia y salud, como el Hospital Infantil. Está comprobado, sin embargo, que este alto honor no fue para él, puesto que en la volumi- nosa biografía escrita por Rodrigo Hernández Che- draui, in folio, de 585 páginas, en finísimo papel y ricamente ilustrada con fotografías y documentos, auspiciada por el licenciado Mario Marín Torres, gobernador del Estado de Puebla, entre otros, no menciona para nada al Hospital Infantil de México, lo que confirma la poca importancia dada por el general Maximino Ávila a este acontecimiento. 16 Como no podía ser de otra manera, Maximino Ávila apoyó y obedeció a Plutarco Elías Calles, como más tarde lo haría contra él, apoyando a Cárdenas. La matanza de Topilejo, con lujo de crueldad, fue realizada contra lo que el señor Calles, y su presi- dente impuesto Pascual Ortiz Rubio, creían que eran maquinaciones de los vasconcelistas. Reacciones de furia y quizás de miedo, dado que el fraude que hizo perder las elecciones a Vasconcelos había sido planeado y mandado ejecutar por Calles. Es tam- bién conocida la “mano dura”, o crueldad gratuita, de Maximino Ávila en la guerra de los cristeros. Esta serie será analizada siguiendo un riguroso orden cronológico. Primeramente se presentan los artículos del día de la inauguración, posteriormente los del día siguiente y así sucesivamente. Los dos primeros artículos hablan del hecho que ocurriría hoy, 30 de abril de 1943, la inaugura- ción del Hospital Infantil de México. Los otros dos hacen la crónica de lo que aconteció ese día en la inauguración. 1. El Presidente inaugura hoy el Hospital del Niño, el mayor de Latinoamérica. El primer artículo, de nuevo, pone de relieve la figura presidencial para el acto de inauguración y hace relación de las bondades del Hospital, que se califica como la máxima obra realizada en el sexenio por parte de la Asistencia Pública, con capacidad para 600 camas, que costó más de cinco millones de pesos y que es de los más mo- dernos de América (Figura 1). Se puntualizan las Capítulo 6. Inauguración del Hospital Infantil de México Figura 1. El Presidente inaugura hoy el Hospital del Niño, el mayor de Latinoamérica. www.medigraphic.org.mx

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Page 1: Capítulo 6. Inauguración del Hospital Infantil de Méxicopresencia de un caudillo ufano, como autoridad máxima, en la inauguración. Al señor Maximino Ávila se le nombra, además,

S1-33Vol. 67, Supl. 1 Abril 2010

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Como ya se ha señalado, esta es la parte más volu-minosa del álbum y es, en esencia, la parte medu-lar y cúspide de la colección. Es sobre este hechoque han gravitado los artículos anteriores y poste-riores. El objeto de este trabajo es, precisamente,mostrar el clímax emotivo que representa esta par-te de la colección de recortes, la inauguración.

Al parecer, el doctor Federico Gómez coleccio-nó la mayoría de lo que en la Ciudad de México sepublicó acerca del gran acontecimiento. En muchasocasiones se presentan las mismas fotografías, tantodel edificio completo, visto desde la calle Dr. Már-quez, como del acto mismo y de los diversos prota-gonistas del evento. Es de hacer notar que el presi-dente en turno, Manuel Ávila Camacho, no pudoasistir a la inauguración. En su representación estu-vo su tristemente célebre hermano, Maximino Ávi-la Camacho, en aquel entonces Secretario de Co-municaciones y Obras Públicas. Es paradójico queun hombre, cuyo comportamiento fue violento ysanguinario –hay que recordar la matanza de Topi-lejo–, hubiera tenido el honor de inaugurar una Ins-titución, de beneficencia y salud, como el HospitalInfantil. Está comprobado, sin embargo, que estealto honor no fue para él, puesto que en la volumi-nosa biografía escrita por Rodrigo Hernández Che-draui, in folio, de 585 páginas, en finísimo papel yricamente ilustrada con fotografías y documentos,auspiciada por el licenciado Mario Marín Torres,gobernador del Estado de Puebla, entre otros, nomenciona para nada al Hospital Infantil de México,lo que confirma la poca importancia dada por elgeneral Maximino Ávila a este acontecimiento.16

Como no podía ser de otra manera, MaximinoÁvila apoyó y obedeció a Plutarco Elías Calles, comomás tarde lo haría contra él, apoyando a Cárdenas.La matanza de Topilejo, con lujo de crueldad, fue

realizada contra lo que el señor Calles, y su presi-dente impuesto Pascual Ortiz Rubio, creían que eranmaquinaciones de los vasconcelistas. Reacciones defuria y quizás de miedo, dado que el fraude quehizo perder las elecciones a Vasconcelos había sidoplaneado y mandado ejecutar por Calles. Es tam-bién conocida la “mano dura”, o crueldad gratuita,de Maximino Ávila en la guerra de los cristeros.

Esta serie será analizada siguiendo un rigurosoorden cronológico. Primeramente se presentan losartículos del día de la inauguración, posteriormentelos del día siguiente y así sucesivamente.

Los dos primeros artículos hablan del hecho queocurriría hoy, 30 de abril de 1943, la inaugura-ción del Hospital Infantil de México. Los otros doshacen la crónica de lo que aconteció ese día en lainauguración.

1. El Presidente inaugura hoy el Hospital del Niño,el mayor de Latinoamérica.

El primer artículo, de nuevo, pone de relieve lafigura presidencial para el acto de inauguración yhace relación de las bondades del Hospital, quese califica como la máxima obra realizada en elsexenio por parte de la Asistencia Pública, concapacidad para 600 camas, que costó más decinco millones de pesos y que es de los más mo-dernos de América (Figura 1). Se puntualizan las

Capítulo 6. Inauguración del Hospital Infantil de México

Figura 1. El Presidente inaugura hoy el Hospital del Niño, el mayorde Latinoamérica.

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tres funciones primordiales del Hospital: hospitala-ria, de enseñanza e investigación, funciones adjudi-cadas y propuestas por Federico Gómez al hospi-tal. Habría una valla del Pentatlón Universitario ymúltiples autoridades, con un discurso inaugural deldoctor Federico Gómez, precedido de algunos nú-meros musicales y con una visita posterior al inmue-ble. Se le olvidaron las palabras del doctor Baz y delgeneral Ávila al descuidado articulista. Se mencio-na que habrá setenta y cinco camas especiales,para los paciente tuberculosos, otro tanto para elresto de pacientes con padecimientos infecciosos,y aislados para los casos más contagiosos.

2. El señor Presidente inaugura hoy el Hospital del Niño.

En el articulo número dos, El Nacional informaque “hoy” el Sr. Presidente inaugurará el Hospitaldel Niño (Figura 2). Sabemos que esto no fue así.También se anuncian el Secretario y Subsecreta-rios de Asistencia: doctores Baz, Zubirán y Mon-dragón, respectivamente. Aquí se detalla un muypuntualizado programa del evento:

Secretario de Asistencia Pública. V. Declaratoriade inauguración por el señor Presidente de la Re-pública, general de división Manuel Ávila Cama-cho. VI. Visita al Hospital Infantil (…)”.

Como se puede constatar, el descuido de estearticulista estribó en no saber que el señor ManuelÁvila Camacho sería substituido por su hermano;el resto muestra una claridad impecable. Es tam-bién posible que la indisposición que impidió a Ma-nuel Ávila Camacho hacer la inauguración del Hos-pital Infantil, hubiera sido real, no permitiéndole enlos últimos momentos trasladarse a ésta, sin haberpodido prevenir a los periodistas.

3. Hoy se abrió el Hospital del Niño.

El artículo número tres de este rubro, es un pe-queño reportaje que anuncia la inauguración, ycomo subtítulo dice que puede afirmarse que cons-tituye la mejor obra en la América Latina. Se acom-paña de una fotografía.

El primer párrafo es rico en connotaciones políti-cas puesto que afirma que:

“(…) El gran amor que sienten los hombres dela Revolución Mexicana hacia la niñez desvali-da, cristalizó hoy en la inauguración del Hospi-tal del Niño, que, a nombre del señor presi-dente de la República, hizo su hermano elgeneral Maximino Ávila Camacho, a las 10.25horas(…)”.

Estas afirmaciones nos merecen los siguientescomentarios: primero, no es el sufrimiento huma-no, de los niños o sus familiares, no es la miseria delos mismos, no es el dolor humano en general, loque movió a la fundación del Hospital Infantil deMéxico; la risible sentencia, con la que se inicia elpárrafo, hace referencia “al amor que sienten loshombres de la Revolución Mexicana” hacia los ni-ños que sufren. Es un amor que tardó en manifes-tarse treinta y tres años y que se cristalizó con la

Figura 2. El señor Presidente inaugura hoy el Hospital del Niño.

“(…) I. Obertura por la banda de la Secretaría dela Defensa Nacional. II. Historia y funcionamientodel Hospital Infantil, por el doctor Federico Gómez,Director de la Institución. III. Pieza de música porla Banda. IV. Palabras del doctor Gustavo Baz,

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presencia de un caudillo ufano, como autoridadmáxima, en la inauguración. Al señor MaximinoÁvila se le nombra, además, como hermano delpresidente, lo que haría pensar que una familiaimperial que gobernaba al país, como una monar-quía hereditaria o una de reciente factura, comolas de Cuba y Corea del Norte.

Se realzan las cualidades del Hospital y se le con-sidera como el más moderno de la América Lati-na. Se informa que, además del señor MaximinoÁvila, se encontraban los doctores Gustavo Baz ySalvador Zubirán, de la Secretaria de Asistencia. Eldoctor Federico Gómez hace un relato de las vicisi-tudes que hubo que vencer, desde las épocas deAbelardo L. Rodríguez, para que se pudiera reali-zar la magna obra, que serviría para atender a laniñez desvalida y para preparar médicos que conti-nuaran esta labor.

Por fin, la inauguración la realizó el generalMaximino Ávila, quien hacia el final del evento,declaró a los periodistas que ésta era la forma enla cual la Revolución Mexicana cumplía con lasobligaciones que las necesidades del pueblo deMéxico generaban. Ya se hizo el debido comen-tario a esto.

La composición fotográfica que corresponde aeste artículo es de mediana calidad, tomando encuenta lo defectuoso de la técnica para este tipode imágenes, en este tiempo. Consta de dos foto-grafías, una sobre la otra. En la superior se distin-gue, sin lugar a dudas, la fachada del Hospital In-fantil en perspectiva, visto desde el lado poniente.Agradable fotografía que muestra a todo el edifi-cio y el ala perpendicular poniente, donde se al-canzan a distinguir las terrazas hemicirculares. Pordelante del edificio se distingue un árbol y la cercaque separaba al Hospital de la calle. En la fotogra-fía inferior podemos ver un local del nuevo hospi-tal y en el fondo de éste se distingue una guapa yelegante enfermera. Éste parecería ser un cuartode curación o un quirófano, ya que se distingueuna mesa de operaciones, una alcoholera, unamesa de Mayo, otras mesas para colocar instru-

mental, así como una lámpara de pie y una cube-ta de patada. Todo se ve nuevo, sobre un piso re-luciente de limpio (Figura 3).

Figura 3. Hoy se abrió el Hospital del Niño.

4. Quedó inaugurado hoy el Hospital del Niño.

El cuarto artículo de esta serie narra también elacto, y además se ilustra con dos fotografías (éstasno tienen fecha ni nombre del periódico, pensamosque pertenecen al cuarto artículo, puesto que esdel Gráfico, y este tipo de publicación generalmen-te llevaba ilustraciones fotográficas) (Figura 4).

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En la fotografía superior, de mala calidad y mal-tratada por el tiempo, se distinguen detrás de unamesa de operaciones como la que ya se describió,al general Maximino Ávila Camacho por delante deun personaje no identificado; hacia la parte izquier-da de la fotografía, al lado izquierdo del señor ÁvilaCamacho, se puede distinguir al doctor Gustavo Baz,quien explica algo al general. En esta fotografía noalcanzo a distinguir al doctor Federico Gómez, pues-to que las caras están, en algunos casos, parcial-mente borradas.

La fotografía de abajo, muestra en primer planouna mesa al parecer del comedor y detrás, inician-do por el lado izquierdo de la fotografía, está el ge-neral Maximino Ávila, al lado izquierdo de éste, po-demos distinguir sin lugar a dudas al doctor FedericoGómez, que explica algo al caudillo. Al lado izquier-do del doctor Federico Gómez se encuentra el doc-tor Gustavo Baz, que sigue atento la explicación,con su sombrero en las manos.

El pie de las figuras se limita a decir que se pre-sentan, en las dos fotografías, al general MaximinoÁvila Camacho, al cual el doctor Gustavo Baz daalgunas explicaciones y que además hay algunasotras autoridades que asistieron al acto. No se nom-bra al doctor Federico Gómez.

El siguiente grupo de artículos de este rubro esdel día siguiente a la inauguración. Éstos se carac-terizan por una ya exacta y pormenorizada crónicade los hechos. La mayoría de ellos está ricamenteilustrada con fotografías del evento de una media-na o mala calidad.

5. El Hospital del niño, inaugurado.

El quinto artículo de esta serie, datado al día si-guiente de la inauguración del Hospital Infantil, aúnllamado el Hospital del Niño, lo coloca como unode los mejores de la América Latina y reconfirmaque fue el general Maximino Ávila Camacho el po-lítico que la inauguró en los subtítulos. El inicio delreportaje da pormenores del evento, sobre todoFigura 4. Quedó inaugurado hoy el Hospital del Niño.

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de la delegación del acto inaugural, del presiden-te de la República, Manuel Ávila, al secretario deComunicaciones y Obras Públicas, Maximino Ávi-la. Se transcriben, al parecer de manera exacta,las palabras del acto de inauguración, que iniciancon la disculpa de la ausencia del presidente, queda su hermano:

“(…) Honorables damas, señores:

Debido a circunstancias especiales, ajenas asu voluntad, el señor Presidente de la Repúbli-ca se ha privado de la satisfacción de presen-ciar este acto, y ha tenido a bien designarmesu representante personal (…) El señor Presi-dente me encargó transmitir sus felicitacionesa quienes iniciaron e hicieron posible esta obra(…) Así es como la Revolución Mexicana, a tra-vés de los Gobiernos emanados de ella, cum-ple con una sagrada obligación (…)”.

Según palabras del general Maximino Ávila, elpresidente Manuel Ávila no había podido asistir ala inauguración, al parecer contra su voluntad. Sedice que fue una amigdalitis del Presidente lo queoriginó esta ausencia. Esto parecería ser cierto, sitomamos en cuenta la serie anterior, la de la Prei-nauguración, donde el presidente, personalmen-te, hace una visita en julio de 1941, al casi total-mente acabado edificio del Hospital Infantil. Dentrode la alocución inaugural, hacia el tercer párrafo,tempranamente se reconoce, sin nombrarlos, lalabor de los que hicieron posible la empresa. Estehecho enunciado por el poderoso político, ya esun reconocimiento certero a los prohombres quelo hicieron posible. Para el siguiente párrafo, afir-ma de manera ya ciertamente pagada de sí mis-ma, que es a la Revolución a la que se debe todoesto. He mencionado al principio de todo este es-crito que considero a los Institutos Nacionales deSalud la más importante consecuencia de la Re-volución Mexicana. Aquí no tengo por qué desde-cirme. Ya en párrafos anteriores he hecho men-ción de lo criticable que, para mí, tienen estasafirmaciones.

Desgraciadamente el reportaje no se conservócompleto por lo que no me es posible transcribir lospuntos más importantes de esta alocución. En otrode los fragmentos se afirma la presencia de unaserie de funcionarios de las diversas dependenciasdel Gobierno, lista que también está truncada porel recorte.

El reportaje está íntimamente unido a una seriede siete fotografías del acto inaugural, membreta-das de El Nacional. Es éste el más rico conjunto deimágenes del acontecimiento que se desplegó aocho columnas en la página que la contiene.

Son siete las fotografías para este artículo Las ana-lizaremos, una por una, (Figura 5).

La primera, situada hacia la izquierda superiordel documento, muestra al general Maximino ÁvilaCamacho realizando su discurso, rodeado del doc-tor Gustavo Baz a su izquierda y del licenciado Sal-vador Urbina, presidente de la Suprema Corte deJusticia, que tiene una actitud de mucha atención alas palabras del general. Los personajes del segun-do plano no se pueden bien distinguir. MaximinoÁvila realiza su discurso, vestido con traje obscuro,camisa blanca y corbata de nudo obscura; con unaactitud cesárea, el pecho saliente, la cabeza haciaatrás ladeada a la izquierda, la mano izquierda apo-yada en la mesa que tiene adelante, únicamentesobre la punta de los dedos, mientras con la dere-cha, que también apoya en la mesa, lo hace con elpuño cerrado, ambas extremidades superiores es-tán semiflexionadas y delante de él se encuentraun sombrero de color claro, con un ribete negro.

La segunda fotografía muestra la fachada princi-pal del edificio del Hospital Infantil, que daba haciala calle Dr. Márquez. La foto presenta un edificioelegante, a la manera de los edificios “Art-Deco”de inicios de los años 40. Tiene un cuerpo centralestrecho de siete pisos y dos alas, laterales a éstede cinco pisos. En el extremo del ala oriente existíauna especie de torreón cuadrado. Las alas latera-les presentaban un primer plano al nivel y, pegadoal cuerpo central y un plano, rehundido externo alas partes paracentrales. Ya se ha hablado de las

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alas perpendiculares a esta fachada, que no se venen esta vista. Se distingue la valla de los elementosdel Pentatlón Universitario.

En la tercera fotografía, a la derecha de la pre-cedente, encontramos al general Maximino Ávilafirmando el acta inaugural, ayudado por el doctorGustavo Baz, quien le sostiene el pliego que firma.

En la línea inferior, en la cuarta fotografía, a laextrema izquierda inferior, se distingue por primeravez, al licenciado Miguel Alemán Valdés que, como

Secretario de Gobernación, también firmaba el actaque Baz le presentaba. Tanto Maximino Ávila comoel presidente de la Suprema Corte de Justicia, queobserva al licenciado Alemán firmando, permane-cen parados al lado izquierdo del doctor Baz.

La quinta fotografía es del doctor Federico Gó-mez Santos en el momento de presentar su dis-curso. Lo vemos de pie, con un traje obscuro, ca-misa blanca y corbata de nudo, sosteniendo unpapel con ambas manos, que parece leer en vozalta; tiene calzados unos lentes, que generalmen-

te no portaba cuando iba aser fotografiado. Esta fotogra-fía, tomada de abajo haciaarriba, deja ver la lona quecubría al presidium, con gran-des franjas obscuras y claras.

La fotografía número seis,al lado derecho de la prece-dente, muestra a MaximinoÁvila caminando por un co-rredor del recién inauguradoHospital; a su lado izquierdose reconoce al doctor Baz yal derecho al licenciado Eze-quiel Padilla, Secretario deRelaciones Exteriores. Estánfrente a una puerta que flan-quean dos elegantes enfer-meras.

Arriba de estas fotografías,hay una explicación de las mis-mas. Se refieren, con ciertodetalle, a los personajes quese fotografiaron.

Figura 5. El Hospital del niño, inaugu-rado.

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6. Inauguración del modernísimo Hospital del Niño,en México.

El sexto artículo de esta serie, Inauguración delmodernísimo Hospital del Niño, en México, es unreportaje agradable, bien escrito y que nos da algu-nas nuevas noticias sobre la concepción del proyectodel Hospital Infantil. Hace puntual referencia al dis-curso de inauguración del doctor Federico Gómez,en el cual encuentra algunos pasajes líricos:

“(…) El doctor Gómez, en su exposición, hizouna historia del Hospital desde que se planeó suconstrucción, refiriéndose a las múltiples dificul-tades técnicas que se presentaron al principio,debidos a los defectos en la cimentación, difi-cultades que al fin se logró que desaparecieran(…) Se refirió, también, a cuantas labores hantenido que desempeñarse, desde administracio-nes pasadas, para coronar esta obra (…)”.

Es una lástima que no se conserve el discursocompleto del doctor Federico Gómez, que comohe puntualizado por la nota periodística, fue intere-sante y presentó algunos fragmentos poéticos. Másadelante se harán los esfuerzos por tratar de locali-zar este tipo de documentos, puesto que sabemosque el archivo privado de Federico Gómez fue casicompletamente destruido por gente indolente e ig-norante. Ya he mencionado que la suspensión delas obras se debió a un problema de cimentación yde la estructura.

Se dan también, algunas precisiones sobre losasistentes; menciona al licenciado Miguel Alemán,siendo el segundo artículo en nombrarlo, lo que sig-nifica que ya se estaba perfilando a la presidenciade la República. Entre los asistentes estaba un mé-dico estadounidense que detentaba un puesto im-portante dentro de la administración asistencial ensu país, el doctor L.D. Van Horn, del Children´s Bu-reau de Washington. También estaban presentesel Procurador de la República, licenciado José Agui-lar y Maya, así como el Regente del D.F., licencia-do Javier Rojo Gómez, entre otros.

Se hace un relato de la ceremonia, que ya cono-cemos, y se acaba con el consabido paseo por lasinstalaciones del nuevo Hospital.

Las dos fotografías estan una encima de la otra(Figura 6), con un pie de figura. La superior repre-senta al doctor Gustavo Baz de pie, por detrás dela mesa del presidium, haciendo su elocución; ala derecha de éste se encontraba el licenciado Ale-mán y a la izquierda el general Maximino Ávila. Ala izquierda del general se distingue parcialmentela figura del Presidente de la Suprema Corte deJusticia.

La fotografía inferior muestra la fachada princi-pal del Hospital, esta vez ofreciendo detalles sobre

Figura 6. Inauguración del modernísimo Hospital del Niño, en México.

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la parte poniente del edificio, donde se alcanza aver la primer ala perpendicular poniente. Por de-lante del edificio, sobre la calle Dr. Márquez, se venalgunos coches circulando y la valla del PentatlónUniversitario.

El pie de imagen dice únicamente que el doctorGustavo Baz dio un excelente discurso. Nótese queno se nombra al doctor Federico Gómez ni al ge-neral Ávila ni al licenciado Alemán. Se cataloga eledificio como “grandioso”.

7. Con gran solemnidad fue inaugurado el día deayer el Hospital del Niño.

El artículo séptimo en este rubro se intitula Congran solemnidad fue inaugurado el día de ayer elHospital del Niño; hará contraste con el que lesigue, que se llama Fue inaugurado en sencilloacto el Hospital Infantil. Si bien es cierto, puedehaber sencillez en la solemnidad, ésta general-mente se acompaña de cierta pompa y boato.En fin, dos artículos del mismo día, y al parecer,del mismo diario dan una visión diferente de loacontecido. El séptimo, sin nombre del diario,conserva el membrete de El Universal en las fo-tografías y el octavo es de El Universal, como loafirma el articulista. Queda por confirmar si unode los artículos es de la edición matutina del ElUniversal y la otra sea de la vespertina, con unacierta pugna entre los autores.

Regresando a nuestro séptimo reportaje, éstees un reportaje amplio acompañado de dos fo-tografías que da algunos datos interesantes paranuestros propósitos. Además de repetir que fueinaugurado por las autoridades ya mencionadas,confirma otra vez que todas las clases socialespodrán ser atendidas en el nuevo Hospital, soli-citando a cada paciente que cubra sus gastossegún su posición socioeconómica. Se insinúaque la iniciativa privada podrá colaborar con elproyecto del Hospital Infantil; en este momentono se menciona al Patronato. Se repiten las pa-

labras inaugurales del señor Ávila y se dan frag-mentos interesantes del discurso del doctor Baz,donde hace hincapié en la importancia de laobra:

“(…) Convencidos de la magnífica obra em-prendida para la construcción de este hospi-tal [sic], en la cual hemos puesto todo nues-tro entusiasmo, para concluirla dentro de loslineamientos más modernos, hemos introdu-cido la nueva técnica hospitalaria para brin-darla a la cultura médica y preparar especia-listas no sólo en el Distrito Federal sino entodo el país (…)”.

Es incuestionable que el doctor Baz estaba con-vencido de la grandeza de sus proyectos; no erasimplemente el de un político fatuo que se vanaglo-riaba de sus “creaciones” políticas. El orgullo de Bazestaba bien fundamentado y sabía de lo que se tra-taba y todo lo que en juego se encontraba. Másadelante afirma:

“(…) Asistencia Pública se siente orgullosa dehaberla concluido y de seguir construyendo loshospitales del centro médico [sic] en el DistritoFederal y en toda la República (…)”.

La evolución de la Historia muestra que la granmanzana, dedicada a este Centro Médico de la Se-cretaría de Asistencia, llegara a manos del InstitutoMexicano del Seguro Social, que haría ahí su Cen-tro Médico, actual Siglo XXI.

Se hace un resumen de lo que el doctor Federi-co Gómez dijo en su discurso, que es semejante alo dicho en reportajes anteriores:

“(…) Federico Gómez hizo la historia de cómose logró plasmar en realidad tan importanteobra y que se inició en 1933 (…)”.

Se confirma la lucha titánica de diez años parapoder ver realizado el proyecto inicial.

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Figura 7. Con gran solemnidad fué inaugurado el día de ayer elHospital del Niño.

Este culto articulista hace una referencia histó-rica a lo que él propone como primer HospitalPediátrico abierto en el país, en 1893. Sitúa elacontecimiento en San Luis Potosí; el fundadorfue el doctor Miguel Otero que con su peculioerigió y puso en funcionamiento este Hospital.Cuando abandonó la ciudad de San Luis Potosídejó el Hospital a la Ciudad, que en honor al fun-dador se denominó con el nombre de éste. Comodato curioso, también consignado en el reporta-je, el doctor Otero fue hijo del gran liberal tapa-tío, Mariano Otero, uno de los más lúcidos y bienestructurados liberales, de mediados del siglo XIXen México.

El que esto escribe no está de acuerdo con laproposición de que el primer hospital infantil den-tro de la República fue el fundado en San Luis Po-tosí. Por esto es necesario aclarar que la primeracasa de cuna es fundada en México por Vasco deQuiroga, en 1532 y se sabe también, que la em-peratriz Carlota Amalia de Bélgica funda en 1863una “Casa de niños pobres y una Cuna”, en la ciu-dad de México. Ésta se conservó después de laeliminación del Imperio. A instancias del doctorEduardo Liceaga, hacia 1869, se funda un hospi-tal Pediátrico:

“(…) Anexo al Hospital de Maternidad, estáel destinado a la infancia, a cargo del médicoEduardo Liceaga, quien ya había obtenido poroposición la plaza de médico de la sala paraniños que se estableció en san Andrés; enefecto, los pequeños asilados en esta salapasaron en 1869 al anexo de la Maternidad,para el cual se consiguió del señor Lerdo deTejada (entonces ministro) otra fracción deterreno y 3,000 pesos para arreglo y adapta-ción del mismo (…)”.

Esto también está asentado en la Historia Mo-derna de México de don Daniel Cosío Villegas.3,7,8

Las dos fotografías (Figura 7), son práctica-mente las mismas que las de la publicación pre-

cedente, aunque invertidas en la composición: lafachada del Hospital Infantil es la fotografía su-perior y el doctor Gustavo Baz, dando su discur-so, está en la inferior. Sabemos que son imáge-nes diferentes, puesto que la fachada seencuentra recortada en el ala poniente, que símuestra la del artículo sexto y que, en la imageninferior, el general Maximino Ávila esta mirandohacia abajo y el perfil del licenciado Alemán estácasi completamente oculto por el doctor Baz. Elpie de figura únicamente dice que el doctor Bazestá dando su discurso y que se presenta a la fa-chada del Hospital (Figura 7).

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8. Fue inaugurado en sencillo acto el HospitalInfantil.

El artículo octavo, Fue inaugurado en sencillo actoel Hospital Infantil, sabemos que es de El Universalaunque no presenta en los bordes el nombre delrotativo, ya que desde el subtítulo afirma que:

“(…) Iniciativa de “El Universal”, que se crista-lizó en realidad(…)”.

Es un escrito lleno de interés puesto que, ade-más de consignar las ya múltiples veces menciona-das palabras de los políticos, da algunas luces mássobre el discurso de Federico Gómez y alarga, subs-tancialmente, la lista de los presentes, donde el queesto escribe encontró gratas remembranzas.

Los primeros párrafos del artículo son prácticamenteidénticos a los de los escritos precedentes. Se habladel representante del Presidente que ya inauguró elHospital, de las vicisitudes que se debió pasar parapoder abrirlo al público, del programa de la inaugura-ción que, como hemos visto, se calificó de sencillo.

Especifica que el origen de la idea del HospitalInfantil nació del Primer Congreso Mexicano delNiño, convocado por este rotativo:

“(…) pues el origen de ella [la obra del Hospital]data de la reunión del Primer Congreso Mexicanodel Niño a que convocó el Gran Diario de México[El Universal], hace algunos años. Así lo reconocióy declaró el doctor Federico Gómez (…)”.

Al leer estas declaraciones vemos que El Univer-sal fue un colaborador y apoyo de la magna ideade la creación del Hospital Infantil. La transcripciónde un fragmento del discurso de Federico Gómez,aclara mejor los conceptos:

“(…) El desarrollo de la larga y ardua tarea quehubo de llevar a cabo para cristalizar la idea deconstruir el Hospital se nos habían unido fuer-zas valiosísimas, porque la idea arrollaba por lo

noble y por lo elevada; así contamos con la grancooperación de la prensa diaria, siempre aler-ta a las iniciativas útiles(…) EL UNIVERSAL sesolidarizó(…) en el tuvimos siempre las colum-nas abiertas para la propaganda, para la luchay para la polémica y sus editoriales apuntala-ron fuertemente el proyecto de construir en laciudad de México un Hospital Infantil (…) esnecesario agradecer en público la cooperaciónde los periódicos de México (…)”.

Entonces, con la claridad con la que el doctorFederico Gómez explica, El Universal y otros diarioshabían unido fuerzas, cooperando, solidarizando,apoyando con propaganda, lucha y polémica a larealización de la idea de Federico Gómez.

Da una descripción del programa y de los másimportantes protagonistas, con fragmentos de losdiscursos del doctor Baz y del general MaximinoÁvila, ya ampliamente comentados. El articulistaafirma que el discurso del doctor Federico Gómezse llamó Historia y funciones del Hospital Infantil.

Ya se ha comentado lo lamentable del hecho dela pérdida del archivo privado de Federico Gómez.En este mismo largo párrafo, hace mención al ini-cio de la obra, con el presidente Abelardo L. Rodrí-guez, con una precisión: el director de la Benefi-cencia Pública, en aquel entonces, fue el generalJosé María Tapia Freidig, culto y honrado militar.

La lista de los asistentes es de lo más larga hastaahora encontrada, en la colección de reportajes.Reinicia la lista excusándose de las seguras omisio-nes, con la mención del licenciado Miguel AlemánValdés, el entonces Secretario de Gobernación, li-cenciado Manuel R. Palacios, Subsecretario del Tra-bajo, Francisco Castillo Nájera, Embajador de Méxi-co en Washington, licenciado Ramón Beteta,Subsecretario de Hacienda, el doctor Salvador Zubi-rán, licenciado Francisco Javier Gaxiola, Secretariode Economía, licenciado Roberto T. Bonilla, Subse-cretario de Educación, general Heriberto Jara, Se-cretario de Marina, doctor Víctor Fernández Mane-ro, Director de Salubridad, doctor Mario Quiñones,

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profesor Isidro Candía, Jefe del Departamento deAsuntos Indígenas, licenciado Javier Rojo Gómez, Jefedel Departamento del Distrito Federal, licenciadoSalvador Urbina, Presidente de la Suprema Corte deJusticia, licenciado Mariano Armendaris del Castillo,Director del Ceremonial de la Secretaría de Relacio-nes, licenciado José Aguilar y Maya, Procurador dela República, licenciado Jesús González Gallo, Se-cretario Particular del Presidente y licenciado Anto-nio Villalobos, Presidente del P.R.M.

Estuvieron presentes representantes del PoderLegislativo de la Unión y los Embajadores de Chile,señores Oscar Schanaker Vergara y Julio Fuensali-da, licenciado Alonso Carrillo, Embajador de Gua-temala, J. Edgardo Valenzuela, de Honduras, KarlWendi de Checoslovaquia y el doctor Van Hoon (sic),de los Estados Unidos. Muy especialmente, para míes la presencia del general Leobardo C. Ruiz, Ofi-cial Mayor de la Secretaría de la Defensa Nacional.El general Ruiz es el padre de un gran maestro dela medicina mexicana, también general y homóni-mo de su padre, el doctor Leobardo Ruiz Pérez. Senombra al doctor Demetrio Mayoral Pardo, maes-tro de la Escuela Médico Militar y que tuvo un pues-to de Oficial Mayor de la Secretaría de Asistencia.

Hacia el final del recorte que quedó incompletose hace mención del Patronato. Desgraciadamen-te el único integrante que alcanzamos a leer es donÁngel Urraza.

El reportaje está ilustrado con dos fotografías (Fi-gura 8) en una imagen compuesta. Éstas son muysemejantes a las descritas para el reportaje númerocinco de esta serie. La superior muestra al Presidium,donde se encuentra el doctor Baz a la izquierda de lafoto, a la derecha de él vemos al general MaximinoÁvila y a la derecha de éste el presidente de la Su-prema Corte de Justicia de la Nación, licenciado Sal-vador Urbina. Están de pie por detrás de la mesa. Lafoto inferior muestra al doctor Federico Gómez, le-yendo su discurso. El pie de figura hace mención aotros personajes, como el doctor Salvador Zubirán,que no está en la gráfica y los licenciados FranciscoJavier Gaxiola y Ezequiel Padilla.

9. Fue inaugurado el Hospital Infantil, solemne-mente.

El noveno artículo de este rubro, Fue inauguradoel Hospital Infantil, solemnemente, que vuelve a uti-lizar el término solemnemente. Yo sigo pensandoque la insistencia en el término solemne o el opo-nente, sencillo, fue una especie de duelo entre dosreporteros.

El contenido, en su mayoría, es sensiblementeigual a los precedentes, datado, por la palabra“ayer” del día posterior a la inauguración. La pri-

Figura 8. Fue inaugurado en sencillo acto el Hospital Infantil.

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mera mención a un personaje es la del Secretariode Comunicaciones, y no da el nombre del generalMaximino Ávila. El primer nombre consignado es eldel licenciado Alemán, seguido por una larga lista,muy parecida a la del artículo precedente, y quenombra además a los doctores Octavio S. Mondra-gón, Manuel Martínez Baéz y Alfonso Pruneda, elsenador Emilio Araujo, el licenciado Andrés SerraRojas. También se menciona a Ángel Urraza, sinespecificar que era del Patronato y sin completar lalista de éste.

El fragmento del discurso del doctor Gustavo Bazes igual a los presentados anteriormente, y se ofre-ce un fragmento del discurso del general MaximinoÁvila, ambos ya comentados.

Da una información, más o menos consistente,de las capacidades del nuevo Hospital:

“(…) la nueva institución, que cuenta con de-partamentos de medicina, con servicio para ni-ños prematuros, lactantes; preescolares y es-colares; de dermatología, sifilología, urología yginecología, tuberculosos y contagiosos; de ci-rugía con los servicios más modernos y salasdotadas de calefacción central, graduable (…)de consulta externa y emergencia (…) (…) ban-co de sangre (…) de nutrición, de rayos x y defisioterapia (…) para análisis e investigación, la-boratorios completos (…)”.

No sorprende la lista, aún incompleta, de lascalidades y cualidades del Hospital. Es de notarque los quirófanos, al decir del reportaje, conta-ban con un sistema de calefacción graduable. Lapresencia de un departamento de sifilología estáacorde con los tiempos que se vivían; hay querecordar que la genial serendipia de Fleming, lapenicilina, no llegaría al mundo sino hasta el ini-cio de los años 50 del siglo XX. El autor del escri-to hace una especial mención a los aspectos deinvestigación que se generarían en el Hospital y,de manera tácita, a los laboratorios que para estose habían implementado.

Se hace mención a una lápida empotrada en lapared, que decía:

“(…) El Gral. de División Manuel Ávila Cama-cho, Presidente de los Estados Unidos Mexica-nos, dedica esta institución a la niñez mexica-na (…).

Esta placa o está guardada en algún recón-dito almacén o ya no existe. Sin embargo, esnecesario hacer un discreto cometario al he-cho de que es el Presidente de la República, yno otra persona o institución, el que dedica lamagna obra a la niñez mexicana. La Revolu-ción pasó, al menos en la placa, a segundo tér-mino. Es de notar que los asesores del señorManuel Ávila no eran muy sagaces, al dejar unafea abreviación en el título del Presidente;“Gral.”

Hubo una donación de $5,000 de un señor lla-mado Samuel Rosoff, para la compra de juguetesa los niños que fuesen hospitalizados.

Dos interesantes fotografías de mediana ca-lidad acompañan a este artículo (Figura 9), si-tuadas al lado de la parte final de éste. La iz-quierda muestra al general Maximino ÁvilaCamacho caminando por uno de los corredo-res del Hospital, llevando a su derecha al doc-tor Gustavo Baz y a la izquierda al licenciadoPadilla, Secretarios de Asistencia y Relaciones.Es notoria la ausencia del licenciado MiguelAlemán. La fotografía derecha presenta un apa-rato resucitador para volver a la vida a niñosque nacieran asfixiados. Por detrás de este apa-rato, en el centro, aparece el general Ávila; asu derecha hay un hombre joven no identifica-do y a la izquierda el doctor Baz complementalas explicaciones del joven. Atrás y a la dere-cha de éste, se alcanza a distinguir la cara deldoctor Federico Gómez.

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10. Sección Editorial. El Hospital Infantil.

El décimo artículo de esta serie de El Universal:Sección Editorial. El Hospital Infantil (Figura 10), daalgunas precisiones sobre la población que se de-bería atender y el por qué de las necesidades deesta atención. También expone algunos conceptosliberales, socialistas utópicos y positivistas, donde seaprecia la presencia de la filantropía, y en conse-cuencia del Patronato.

General, donde la selección severa de los pacien-tes por su gravedad, hizo que se afirmara que aeste nosocomio, en aquel entonces, se iba úni-camente a morir. Para el autor del artículo es unaagradable sorpresa el hecho de que se hubieraconcluido el hospital deja entender que no pare-cía muy seguro esto, que ya llevaba dos lustrosde camino azaroso.

Es muy interesante enterarse que en 1943 ha-bía 1, 757 530 habitantes en el Distrito Federal.Nuestro editorialista afirma que, ya en aquel enton-ces, el grande y novísimo Hospital Infantil, era:

“(…) todavía estrecho, en proporción con elnúmero de solicitantes (…)”.

Actualmente, a pesar de la apertura de Hospita-les de Pediatría en una buena cantidad para los 25millones de habitantes de la Ciudad de México, aúnse continúa con estrecheces, reales y palpables, enpleno siglo XXI, y el trabajo en pro de la salud delos niños pobres es arduo y en ocasiones desespe-rante. Proponía que el Hospital Infantil se ampliaseen un futuro cercano, en la capacidad de recep-

Figura 9. Fue inaugurado el Hos-pital Infantil, solemnemente.

Figura 10. Sección Editorial. El Hospital Infantil.

La objetividad de este escrito, de calidad y bienestructurado, enfoca las responsabilidades quegeneraba una niñez pobre, desprotegida, enfer-ma y desvalida. Declara que no son suficienteslas camas destinadas a los niños en el Hospital

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ción de pacientes, que eran únicamente 150 ca-mas en un principio.

Transcribe un fragmento del discurso del doctor Baz,donde afirma que es necesario que los mexicanossean fuertes, en lo físico y en lo moral, y que esto no esposible si se cuenta con una infancia enferma y malnutrida. El Hospital Infantil ayudaría a mejorar las con-diciones de vida y nutrición de los pequeños mexica-nos. Y vuelve a solicitar el aumento de las 150 camasexistentes. Y entonces se proporciona la cantidad dehabitantes de la República, 19,652,552, en el mo-mento en el que se escribía la editorial.

Ahora nos parecen bajas, tanto la cantidad dehabitantes del Distrito Federal, como la de la Repú-blica entera. En cierta forma las estrecheces noshan alcanzado de nuevo y a pesar del esfuerzo realy objetivo por mejorar la atención, aún se carga concarencias que hacen que la atención a los niños nosea la óptima.

Afirma que sería una injusticia dejar toda la res-ponsabilidad en manos de la Asistencia Pública ytrata de delimitar las responsabilidades de ésta:

“(…) Lo más que puede pedírsele es que apli-que lo mejor que sepa los fondos de que dis-pone, y que actúe, como en el caso del Hospi-tal Infantil, a manera de estimulante yencauzadora de la iniciativa y los sentimientoshumanitarios de los particulares (…).

La filantropía estaba presente y además deberíade trabajar, codo con codo, con el Gobierno y losmédicos. Es decir, se hacía un llamado a la caridady solidaridad de los que más tenían, en una empre-sa que, como lo hemos comprobado, se ha mani-festado eficiente y benigna en nuestros InstitutosNacionales de Salud.

Con responsabilidad, nuestro editorialista afirmaque tampoco todo debe de dejarse a la iniciativaprivada, como no debe de cargarse la mano a laSecretaria de Asistencia. Propone que todo el paístrabaje, y mucho, para subir el nivel de vida. Em-plea una frase en inglés: elevar el standard of living.

A través de toda nuestra vida como país inde-pendiente se han repetido este tipo de proposicio-nes, generalmente con buenas intenciones y porpersonalidades de gran valor, como José María LuisMora, por no decir más que un ejemplo, en el pri-mer tercio del siglo XIX. Sin embargo, los resulta-dos hasta nuestra actualidad, no han sido ni agra-dables ni suficientes, y parecería que es necesariorepetir, fijar y perseguir estas metas todavía.

11. Patronato que regirá al Hospital Infantil.

El undécimo artículo de esta serie es, a todas lu-ces, interesante. En efecto, se llama Patronato queregirá al Hospital Infantil, y da, por fin, ciertos deta-lles de la integración del mismo. Lo que aquí se dicehace pensar que, en efecto, el fundador del HospitalInfantil, Federico Gómez, actuó de manera ejecutivay propositiva para la implementación de este valiosocomponente de los Institutos Nacionales de Salud.

Las afirmaciones que encontramos en este es-crito, al respecto de la manera en la que deberá deactuar el patronato, están de acuerdo a la idea quecristalizaría un poco más tarde en la Ley de Crea-ción del Patronato, el 31 de mayo de 1943:

“(…) El Hospital Infantil, recientemente inau-gurado, será puesto bajo la responsabilidad yel control de un patronato formado por distin-guidas personalidades, quedando así esta obracomo una institución oficial descentralizada (…).

Da una corta lista de los integrantes del mencio-nado patronato, con algunos nombres de políticosen turno, que aparecen como los directores de éste,conforme se estipularía en la Ley mencionada:

“(…) formarán el patronato los señores donÁngel Urraza, ingeniero don Andrés Ortiz, licen-ciado don Gabino Fraga y licenciado don JesúsGonzález Gallo, bajo la presidencia del Secreta-rio de asistencia pública, doctor Gustavo Baz (…).

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Se repite que el Hospital está trabajando, aun-que a puertas cerradas, en la preparación del per-sonal y en el siguiente párrafo de nuevo sale a relu-cir la participación de la iniciativa privada:

“(…) COOPERACIÓN PRIVADA. Se nos hainformado que el hecho de que el Hospital que-de bajo la responsabilidad de la iniciativa priva-da, ha hecho que se despierte un elevado es-píritu de cooperación en diversos sectoressociales a fin de lograr que la institución estécapacitada para prestar eficientes servicios (…)instituciones privadas, han expresado ya su de-seo de sostener determinado número de ca-mas (…) la Directiva de la Beneficencia Espa-ñola, que preside don Ángel Urraza (…) ungrupo de rotarios católicos prominentes (…).

Es decir, la idea magnífica de revivir la caridadhabía prendido de buena manera y la respuesta quese dio en algunos sectores de la sociedad, fue in-mediata. El escrito hace mención de algunos “ca-tólicos prominentes”. Ya la absurda persecución re-ligiosa de Calles, básicamente contra los católicosromanos, había pasado; sin embargo, era todavíaatrevido sacar a relucir membretes religiosos. Sehabía propuesto, a guisa de reconocimiento, insta-lar “plaquitas” en la cabecera de las camas, paraespecificar a qué benefactor se debían unas u otras.

He ya comentado que dadas las características de lalista de personajes que se nombran como del Patrona-to, se puede más bien pensar en la Junta de Gobierno,que sí está constituida por personalidades pertenecien-tes al Gobierno, gente con fortuna y deseos de hacer lacaridad y la necesaria representación de los médicosen la persona del director del Hospital.

Ya la magnífica capacidad de organización deFederico Gómez estaba produciendo frutos y rápi-damente se recibieron proposiciones de intercam-bios académicos de médicos y enfermeras, tantode los Estados Unidos como de Ibero-América.

Se repite la admiración ante la belleza y capaci-dades del Hospital y se confirma la existencia de

alojamientos para las madres de los niños hospita-lizados, que no pudieran costear uno fuera.

Este artículo, consta de tres fotografías (Figura11) y están pegadas en la misma página que elartículo. Las imágenes son de pobre calidad, conun punteado grueso que las hace perder nitidez,mayormente cuando se les agranda.

La primera del lado superior derecho, muestra lasinconfundibles siluetas del general Maximino Ávila Ca-macho caminando por un camino despejado en unterreno lleno de gente, teniendo a su izquierda al doc-tor Gustavo Baz Prada. Hay dos personajes atrás, delos cuales no se alcanza a distinguir la cara. La quintasilueta, que sigue a los precedentes, parecería ser ladel doctor Federico Gómez. No dice, el pie de ima-gen, de qué parte del nuevo Hospital se trata, simple-mente afirma que el público se aglomera frente a éste.

La segunda fotografía (inferior derecha)da unapanorámica completa de la fachada, en perspecti-va del observador colocado al lado poniente del edi-ficio. Se alcanza a distinguir el ala perpendicular po-niente “en peine”. Por delante del edificio se puedendistinguir algunos lujosos y modernos automóvilesdel año y enfrente de éstos, en primer plano, estála valla del Pentatlón Universitario. La calidad de laimagen es, desgraciadamente, también mala.

La tercera fotografía (inferior izquierda) con losprotagonistas de la inauguración detrás de la mesaoperatoria, en la ya descrita en el artículo cuatro deesta serie, en la fotografía superior. El ángulo detoma de la fotografía, en este caso, es de abajopara arriba.

La escasa presencia del licenciado Miguel Ale-mán, tanto en la parte escrita como en las fotogra-fías, obedecía, muy probablemente, a la rivalidadque existía entre el general Maximino Ávila, Secre-tario de Obras Públicas y el licenciado Alemán, Se-cretario de Gobernación, con respecto a quién se-ría el sucesor del presidente Manuel Ávila Camacho.Esta rivalidad es afirmada por Fernández Chedrauien la biografía de Maximino Ávila. La muerte deMaximino Ávila, en 1945, resolvería definitivamen-te esta confrontación.16

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12. Editorial. El Hospital del Niño.

El duodécimo reportaje de esta serie, último dela serie de la inauguración, se intitula Editorial. ElHospital del Niño, y es publicado por El Nacional. Elartículo está datado el dos de julio de 1943, esca-samente dos meses y tres días después del evento.Es por esto que he decidido incluirlo en este rubro,puesto que mantiene aún la tensión que el eventoprovocó (Figura 12).

bien programado, de la preparación de los médicosy enfermeras que ahí trabajan. Los aspectos de in-vestigación son mencionados nuevamente, así comolos múltiples servicios que el Hospital brinda. Vuelvea hacer la afirmación tácita de que es un Patronatoprivado el que va a dirigir al Hospital:

“(…) El sistema administrativo del Hospital delNiño queda en manos de un patronato priva-do, en el que figurarán elementos de los másresponsables de nuestro Medicato, y al que co-rresponderá el manejo de los fondos aporta-dos por el Erario Público y además, las nume-rosas aportaciones que se espera recibir pormedio de donativos(…).

En este párrafo, se expone aún más la confusiónal respecto de cómo y de qué manera se dirigiría elrecién creado Hospital. Insiste en la responsabili-dad civil que cada mexicano que pudiera contribuira la magna obra, pudiera aportar, aligerando deesta forma la carga del estado.

Como el lector ha podido constatar, la gran ma-yoría de los artículos analizados toman, en ocasio-

Figura 12. Editorial. El Hospital del Niño.

Esta Editorial no aporta grandes datos. Casi latotalidad de las afirmaciones aquí contenidas yahabían sido expuestas en artículos precedentes.

Se continúa con las afirmaciones de la necesidadreal del Hospital, de su belleza arquitectónica, de lo

Figura 11. Patronato que regirá alHospital Infantil.

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nes, proporciones épicas y, matizando, las desga-rradoras descripciones de la miseria dan tonos trá-gicos. Queda la impresión de que se quiso llevar ala opinión pública hasta los conceptos griegos deAidós (vergüenza por no hacer lo debido con lospobres) con los desvalidos y el sentido del honorque conlleva el hacerlo y Némesis, o recta indigna-ción, por tener enfrente la miseria, por no hacernada y por mostrarse indiferentes ante ésta.17

Se cuentan de manera más o menos pormenori-zada, los avatares que se hubo que sufrir para poderllegar a concluir el Hospital Infantil. La presencia deFederico Gómez es constante. Se le puede conside-rar el alma del proyecto, la parte medular de la or-ganización y una continua fachada de convicción yentereza, cualidades que muestran los hombres quequieren hacer algo bien; en esta ocasión, ademásde bien, el empeño fue bondadoso y lleno de ideal.