capitulo ii marco teorico - francisco...

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6 CAPITULO II MARCO TEORICO: Este capítulo hace referencia al conocimiento científico elaborado por profesionales del Derecho, Psicólogos y otros, sobre el tema del secuestro tanto a nivel internacional como nacional, describiendo conceptos, tipos de secuestros, características y modos de operación de los secuestradores, condiciones psicológicas y físicas del secuestrado y su familia, la negociación y pago del rescate, datos estadísticos sobre el secuestro en El Salvador. A. FUNDAMENTOS DE CARÁCTER JURÍDICOS VINCULADOS AL TEMA: 1. Conceptos: Es necesario hacer un planteamiento claro sobre qué se debe entender por Secuestro: “Secuestrar es aprehender indebidamente a una persona para exigir dinero por su rescate o para otros fines” 1 . En la legislación penal se suele definir ese delito con alcance mas limitado que en la definición lingüística; ya que se configura por el hecho de que el secuestro se realice con el propósito, logrado o no, de obtener rescate. Lo que tipifica el delito no es solamente la intención lucrativa, sino el modo de lograrla. Nuestra legislación en sus Arts. 148 y 149 C. Pn. 2 Regulan la privación de libertad donde no se advierte una clara diferencia. Fontán Balestra la explica diciendo que en el delito de privación de libertad con propósito de lucro, éste se ha de obtener de la misma víctima; mientras que en el secuestro, la privación de libertad no es sino el medio para cometer la extorsión. 1 Pulido, B. El Secuestro. Bogotá, Colombia, Plaza y Janés, 1988. 2 Código Penal de El Salvador, Artículo 149, vigente en el 2001, San Salvador, El Salvador.

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CAPITULO II

MARCO TEORICO:

Este capítulo hace referencia al conocimiento científico

elaborado por profesionales del Derecho, Psicólogos y otros,

sobre el tema del secuestro tanto a nivel internacional como

nacional, describiendo conceptos, tipos de secuestros,

características y modos de operación de los secuestradores,

condiciones psicológicas y físicas del secuestrado y su familia,

la negociación y pago del rescate, datos estadísticos sobre el

secuestro en El Salvador. A. FUNDAMENTOS DE CARÁCTER JURÍDICOS VINCULADOS AL

TEMA:

1. Conceptos:

Es necesario hacer un planteamiento claro sobre qué se debe

entender por Secuestro: “Secuestrar es aprehender indebidamente a una

persona para exigir dinero por su rescate o para otros f ines”1. En la

legislación penal se suele definir ese deli to con alcance mas l imitado que

en la definición l ingüíst ica; ya que se configura por el hecho de que el

secuestro se realice con el propósito, logrado o no, de obtener rescate.

Lo que t ipi f ica el deli to no es solamente la intención lucrativa, s ino el

modo de lograrla. Nuestra legislación en sus Arts . 148 y 149 C. Pn.2 Regulan

la privación de l ibertad donde no se advierte una clara diferencia. Fontán

Balestra la explica diciendo que en el del i to de privación de l ibertad con

propósito de lucro, éste se ha de obtener de la misma víct ima; mientras que en

el secuestro, la privación de l ibertad no es sino el medio para cometer la

extorsión.

1 Pulido, B. El Secuestro. Bogotá, Colombia, Plaza y Janés, 1988. 2 Código Penal de El Salvador, Artículo 149, vigente en el 2001, San Salvador, El Salvador.

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A su vez Nocett i Fasolino dice que, en aquel deli to, la detención de la

víct ima hace posible el lucro una vez realizada, en tanto que en éste el lucro

depende de la recuperación de la l ibertad del secuestrado, la que sólo se

realiza contra la entrega del dinero, cabe añadir, que en el deli to de

secuestro, la extorsión puede no dirigirse contra el secuestrado, sino contra

terceras personas.3

2. El Secuestro Express:

a. Definición:

“El Secuestro Express” se puede definir como la retención de una o más

personas por un período corto de t iempo (horas o días) , durante el cual , los

delincuentes exigen dinero a los familiares de las víct imas para su l iberación.

Usualmente piden de 5.000 a 50.000 US; sin embargo, estadíst icas demuestran

que la mayoría de las l iberaciones se logra pagando rescates de menos de

5.000 dólares.4

Existe una modalidad de extorsión que frecuentemente se confunde con

Secuestro Express es aquella en la que los delincuentes ret ienen a la víct ima y

la someten a sacar su dinero de los cajeros electrónicos. También le roban el

vehículo y sus pertenencias de valor como las joyas y el teléfono celular y

luego la dejan abandonada en algún si t io. Además se han presentado casos en

que obligan a la víct ima a ir no sólo a los cajeros electrónicos sino también a

cobrar cheques, o a ir a t iendas a comprar joyas o art ículos de valor.

Vale la pena aclarar que para que exista la ut i l ización apropiada de la

palabra secuestro extorsivo, es necesario que los delincuentes exi jan una

suma de dinero por su l iberación y exista negociación en ese proceso. La

segunda modalidad mencionada anteriormente no podría l lamarse secuestro,

ya que es l i teralmente es una privación de l ibertad con robo.

3 Ossorio,Manuel, Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales, Buenos Aires, Argentina, Editorial Heliasta S.R.L. 4 Knutson, J.N. “ Las Dinámicas de un Secuestrador” New York, U.S.A. Anales de la Academia de Ciencias de New York. Vol. 347. 1980.

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Parece ser que esta nueva modalidad de secuestro se está presentando en

respuesta al uso masivo de tarjetas de crédito en la población, ya que a los

criminales hoy en día se les di f iculta robar dinero en efectivo y con el

secuestro Express encontraron una manera de lograr este dinero.

b. Autores:

Los delincuentes que suelen secuestrar en esta modalidad son personas de

estratos socio-económicos bajos (de escasos recursos económicos) con edades

que oscilan entre los 17 y los 25 años. pertenecientes a la delincuencia

común.

Operan en grupos de dos y tres personas donde alguno suele ser el l íder

durante la ejecución del deli to.

Frecuentemente los autores del Secuestro Express son individuos con

antecedentes penales en la adolescencia. Probablemente robaron vehículos o

cometieron deli tos menores. También se observan delincuentes fármaco

dependientes cometiendo este crimen.

En algunos casos los autores son personas conocidas por las víct imas, como

meseros de un restaurante visi tado frecuentemente o el portero del edif icio

donde se habita.

c. Formas de Operar:

A diferencia del secuestro planif icado, el secuestro Express carece de labor

de intel igencia, logíst ica, etc. Es un deli to que se ejecuta sin estrategias

previas. Dos o tres individuos salen a la calle en busca de una víct ima

distraída que l leve puesta ropa y art ículos de valor (Joyas, celular) o que se

encuentre en un carro lujoso. Buscan a sus víct imas en las gasolineras,

estacionamientos de centros comerciales o personas saliendo de un local ,

of icina o residencia, donde las encañonan con armas de corto alcance y las

presionan con amenazas fuertes. Posteriormente, trasladan a la víct ima a

otro vehículo y comienzan a circular por la ciudad al t iempo que realizan

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l lamadas telefónicas a los familiares exigiéndoles el pago del rescate.

Estos delincuentes tratan de ejecutar el deli to, cobrando el dinero, en el

menor t iempo posible, ya que no están preparados para mantener por mucho

t iempo a la víct ima en cautiverio; por lo tanto presionan para que se logre

todo en el mismo día.

En los casos de “Secuestro Express” estudiados se ha visto que a los

delincuentes no les interesa hacer daño, no quieren mayores complicaciones,

sólo buscan obtener dinero en efectivo de una manera rápida y segura para

el lo .

d. Efectos Psicológicos en la persona posteriores a su

sometimiento a un “Secuestro Express”.

Si las vivencias ante la si tuación estresante, por ejemplo un asalto, no son

metabolizadas de inmediato, seguramente se producirá una cronif icación de

el las, traduciéndose esto en síntomas tales como angustia, irri tabil idad,

malhumor, insomnio. Este camino podría conducir a un síndrome depresivo,

añadiéndose a lo anterior decaimiento, tr isteza, fal ta de apeti to, ideas

obsesivas de t ipo catastrófico y hasta paranoicas. La solución implica dos

aspectos.

1. Inmediata. Abordar la si tuación estresante del pasado que continúa

reviviéndose en el presente, con el objeto de que la persona active

mecanismos psicológicos que le permitan cerrar dicha si tuación y quede

realmente sólo como un recuerdo del pasado.

2. Mediata. Explorar y transformar los mapas existentes que determinan la

debil idad e invalidez del individuo frente a los hechos violentos del medio

ambiente. Obviamente, estas soluciones se ref ieren a incidencias de t ipo

psicoterapéutico.

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d. El “Secuestro Express” en Argentina:

En la década de los años 70 se sufrió el pico más alto en la historia criminal

de Argentina respecto a los secuestros extorsivos,"capear" (secuestrar), en

efecto, sumados a los hechos cometidos por las bandas subversivas, se

agregaron los realizados por bandas de delincuentes comunes, éstos con larga

trayectoria delict iva, muy bien armados, con una buena intel igencia previa

sobre el objet ivo y fundamentalmente, con una muy buena infraestructura para

mantener a la víct ima en cautiverio, a veces por mucho t iempo (tres meses)

estos secuestradores cambiaban constantemente de "embute" ( lugar de

encierro), dando las muestras conocidas ( diarios, mensajes familiares

ínt imos, etc.) de vida o pruebas de supervivencia del "chancho"( víct ima), en

la inmensa mayoría de los casos las víct imas aparecían con vida, con las

secuelas propias del cautiverio. En algunos hechos los delincuentes podían o

no cobrar el rescate, s in embargo, hubo algunas excepciones en que, por la

presión de las fuerzas policiales, l iberaban al secuestrado sin cobrar. Pero,

en general los hechos se esclarecieron con detención de autores, inclusive,

en un 95% de los casos.5

En algunas ocasiones, las víct imas no aparecieron nunca más. Inclusive, sus

restos, en el supuesto caso que fueran muertos, tampoco fueron encontrados.

En otras, se rescataron los restos de los secuestrados; pero fueron muy pocos.

Los delincuentes que integraban las bandas de secuestradores eran de la

"pesada"( individuos, en general de mediana edad, la mayoría varones, muy

peligrosos, con largo historial delict ivo que se jugaban la l ibertad a sangre y

fuego) que no se dedicaban exclusivamente al secuestro sino a otros deli tos

importantes ( asalto a bancos, camiones de caudales, grandes empresas, etc.) .

Las bandas eran numerosas y con una disciplina interna severa, por supuesto

todas con un jefe.

El "capeado"( víct ima de secuestro), era generalmente una persona de

conocida trayectoria ( empresario, comerciante, banquero, industrial , hi jos de

5 http://www.movimientonomas.org/default.asp. “No más Secuestro ni guerrilla Apoyemos el Proceso de Paz. Colombia,2001.

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los mismos, etc.) gente de poder adquisi t ivo importante, que en muchos casos

no denunciaba por temor, lo cual di f icultaba la tarea invest igativa. En

algunas ocasiones las bandas delict ivas fueron integradas por delincuentes

comunes y también por policías, mil i tares, algún funcionario

judicial , miembros de servicios de intel igencia, etc. , actuando como

"entregadores"( quiénes facil i tan información para la perpetración de un

deli to); quienes suelen ser personas muy cercanas a la víct ima, como un

familiar de esta, empleado, amigo, etc. Aunque no en todos los casos. A veces

no actuaba ningún entregador y el secuestro era generado solamente por los

delincuentes, por previa intel igencia sobre la futura víct ima.

Los montos exigidos por los delincuentes eran cuantiosos al principio de las

negociaciones, para luego decrecer y l legar a un acuerdo con el negociador,

que podía ser algún invest igador o alguien allegado al secuestrado.

Esta modalidad de secuestro, decreció desde mediados de los años 80, hasta

el presente, claro, s in perjuicio de algunos hechos aislados; la mayoría

esclarecidos y con la víct ima recuperada sana y salva. Pero hace dos años

comenzaron a darse en la ciudad de Buenos Aires los " secuestros express",

esto es, toma de una persona " al voleo" ( circula en un coche costoso, o que

sale de una casa importante, o que se encuentra cargando combustible en el

auto, etc.) es decir, se el ige a la víct ima en el momento, por su aspecto, su

ropa, sus alhajas, su vehículo, etc. La l levan a determinado lugar, que

generalmente es apartado, o a una vi l la de emergencia ( barrio paupérrimo,

de casuchas) donde usualmente viven los autores; luego, obligan a la víct ima

a comunicarse con familiares y amigos por su celular o lo hace uno de los

delincuentes, exigiendo cierta suma de dinero ( no más de cinco mil dólares)

que luego bajan abruptamente para conformarse con muy poco.

En la inmensa mayoría de los casos en que la famil ia denunció a la Policía el

hecho, el mismo fue abortado y la víct ima recuperada sana y salva deteniendo

a los autores del deli to. En estos casos, frecuentemente se produce

enfrentamiento armado.

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La nueva modalidad de secuestro ha ido cambiando desde los años 70 y 80

donde los secuestradores actuaban de manera organizada, especializándose

en el tema y con una gran infraestructura dirigida específ icamente a

secuestrar a grandes empresarios y logrando altas ci fras de dinero. Hoy los

actores de secuestros cortos son ladrones o delincuentes comunes con muy

poca organización. Sin embargo, existe una similaridad entre los grupos

anteriores y los actuales: ambos t ienen su origen en fuerzas de seguridad

corruptas que desafortunadamente desprest igian a las Inst i tuciones

gubernamentales.

f . El “Secuestro Express” en Venezuela:

Desde 1999 la delincuencia común viene cometiendo deli tos propios de otras

regiones de Latinoamérica. Así , el secuestro express se suma ha pasado a ser

un deli to más cometido en este país.

Los autores de este deli to suelen ubicar a sus víct imas por vivir en

urbanizaciones de estrato socio-económico alto o por sus vehículos.

Así , el nuevo proyecto de Ley en Venezuela contra deli tos como el Secuestro y

la Extorsión que estudia la Comisión de Defensa y Seguridad de la Asamblea

Nacional contiene un total de 28 art ículos donde se analizan los diversos

t ipos de deli tos relacionados con el secuestro y la extorsión, hasta los

conocidos “Plagios Express” y el pago de vacuna, para los cuales se

contempla una pena máxima de 25 a 30 años de presidio.

g. El “Secuestro Express” en México:

Fue en la zona metropoli tana de la ciudad de México donde aparentemente se

inició el Secuestro Express. Así , este crimen se presenta en diversas ciudades

del país , como Guadalajara, Jalisco, Morelos, Sinaloa, Chapas, Guerrero,

Michoacán, Oaxaca donde se viene observando como las personas adineradas

están incrementando su seguridad personal y presionando al gobierno para

sacar adelante una ley que disminuya los secuestros.

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La industria del secuestro en México registra ci fras que lo coloca en segundo

lugar a nivel mundial , con 8 mil secuestros al año, pese a que cientos de los

l lamados “express” no son denunciados.6

De acuerdo al Programa Nacional de Seguridad Pública 1995 - 2000, en el

año de 1995, se registraron 548 secuestros y en el año de 1999 de acuerdo al

trabajo realizado por COPARMEX7 ( Programa Nacional de Seguridad

Pública de México) los medios informativos han dado cuenta de 559, por lo

que hay un incremento de 11 secuestros en relación con el número de i l íci tos

cometidos en el año de 1995.

En los cuatro meses que van del año, las autoridades han recibido 51

denuncias de privación i legal de la l ibertad. Las entidades donde más ocurren

estos deli tos son el DF, Morelos, Sinaloa, Chiapas, Guerrero, Jalisco,

Michoacán, Oaxaca y el estado de México.

Especialistas refutan a las autoridades de la Secretaría de Gobernación pues

según el los no rebasan los 1,500 anuales, mientras los estudiosos advierten

que del total de casos conocidos, la ci fra negra, los que no se denuncian, es

elevadísima.

Oficialmente, de los 51 secuestros ocurridos este año siete han sido

“autosecuestros” y se ha consignado a 49 pil los de 12 bandas, aunque

también se han enviado a los jueces alrededor de 50 casos sin detenido.

De los 51 secuestros denunciados, se ha aclarado 60 por ciento, pero

funcionarios policíacos hacen ver que no sólo son los plagios los i l íci tos que

t ienen en jaque a la ciudadanía, además, están los asaltos a automovil is tas y

a transeúntes, que también impactan directamente a la gente.8

6 http://www.coparmex.mx/pagral/secuestro.htm. México Unido Contra la Delincuencia. México. 2001. 7 COPARMEX, Fuente: Programa Nacional de Seguridad Pública de México, 1995-2000. 8 Pérez, Antonio, “Flagelo del Secuestro” Diario Independiente, Lunes 21 de Mayo de 2001, Distrito Federal, México.

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Para las autoridades que ocultan información sobre este f lagelo social , es

bastante di f íci l reconocer que el país se ha convertido en un auténtico paraíso

para los secuestradores.9

Contrario a lo que podría pensarse, no son los personajes del empresariado

las únicas víct imas de esta actividad; recientemente se conoció del caso de un

escolar que fue secuestrado en las afueras de su escuela, en la colonia

Oblatos.

La magnitud del secuestro está teniendo alcances y modalidades

insospechadas, y junto al narcotráfico, es de las actividades delincuenciales

más "productivas", y a la luz de los hechos, hasta de menor complejidad y

riesgo respecto del tráfico de drogas.

El incremento del secuestro en los úl t imos seis mes del año en curso ha sido

en un cien por ciento, doblando el número de denuncias en relación con el

año pasado. Durante el año 2000 el estado con mayor número de secuestros

fue Sinaloa, seguido de Jalisco y el Estado de México.

Este incremento en las ci fras se debe en gran parte a que las prisiones

mexicanas se están convirt iendo en escuelas del secuestro. Asimismo, el

desempleo contribuye a la proli feración del deli to a lo largo del país.

En la actualidad existe se está capacitando a un buen grupo de policías

invest igadores para conformar grupos especiales que generen una ofensiva

hacia los secuestradores.10

Los secuestros que se han realizado en los úl t imos años, han tenido varias

tendencias entre las que se destacan las económicas, polí t icas, fanatismo,

mercenarias o de venganza.

En la mayoría de los secuestros en México que no son de f ines polí t icos ni

ideológicos, s iempre existe algún miembro de la policía activo o ret irado,

9 Huezo, Rafael, “ Secuestradores a la Orden del Día” Diario Independiente. Lunes 21 de Mayo 2001, Distrito Federal de México. 10 Villeda, Rocío. “ Medidas Gubernamentales” Diario El Informador, 21 de Junio 2001, Distrito Federal, México.

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quien conoce el funcionamiento de las actividades de las corporaciones

policíacas y quienes cuentan con cómplices que informan sobre el avance de

las invest igaciones.

3. El Secuestro simple:

El que con propósitos dist intos a los previstos en el art ículo anterior

arrebate, sustraiga, retenga u oculte a una persona.11

Dentro de las di ferentes modalidades del secuestro simple se encuentra:

a. Económico: Esto es responsivo de los resentimientos sociales o

producto del secuestro y la extorsión. Esta modalidad es la más usual y

presenta las siguientes característ icas:

• No requiere ni conviene publicidad.

• Los autores permanecen en el anonimato o se identi f ican con otras

organizaciones, generalmente como Delincuencia Común.

• El dinero recolectado se emplea para el desarrollo de planes

terroristas, planeamiento de otros secuestros, adquisición de material

de guerra y para usufructo personal.

b. Polí t ico: Busca principalmente chantajear al gobierno para

presionar causas perdidas, especialmente en los grupos subversivos y

narcotraficantes.

11 Código Penal de El Salvador, Artículos 149 y 150. Vigente durante el 2001. San Salvador, El Salvador.

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B. EL SECUESTRADOR:

1. Definición: Persona natural que comete el delito de restringir la libertad

ambulatoria de una persona con el ánimo de recibir un rescate.

2. Los secuestradores desde la perspectiva del secuestrado:

Durante los primeros días del cautiverio el secuestrado t iene como objet ivo

central , entre otros, analizar el comportamiento de cada una de las personas

que lo ret ienen. Uti l iza gran parte de su t iempo en observar sus hábitos, sus

acti tudes, el s istema de relaciones interpersonales que hay entre el grupo de

plagiarios y las al ianzas existentes.

Los objet ivos que buscan los secuestradores y el modo como operan, varían

dependiendo de quien haya realizado el secuestro; es di ferente si es l levado

a cabo por la delincuencia común, la guerri l la, el narcotráfico o cualquier

combinación de éstas.

El comportamiento general del secuestrador estaría entonces determinado,

en parte, por el carácter de la organización a la que pertenece. Casi todos

los exsecuestrados que se abordaron manifestaron que sus secuestradores

pertenecían a organizaciones guerri l leras. Así , los describen como hombres

y mujeres con el comportamiento rígido, austero, a veces draconiano, de

quienes t ienen una formación castrense, orientados por la obediencia ciega

a un superior jerárquico y con temor a los ajust iciamientos o represalias

disciplinarias en caso deque el secuestrado se escape o que el secuestro

fracase por algún motivo.

Llama la atención el énfasis que hacen en cali f icar siempre a los

secuestradores como inmaduros y l imitados en su capacidad de

discernimiento y toma de decisiones y en considerar que t ienen una pobre

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preparación intelectual . Sólo los cerebros o comandante poseen esa

preparación intelectual12.

En muchos casos, entremezclados con el los, encuentran personas que

señalan como delincuentes comunes por ausencia de rasgos castrenses

anteriormente mencionados. más bien los caracterizan por la indisciplina,

en consumo de drogas, las discusiones permanentes por motivos baladíes, y

por la violencia f ís ica y psicológica que ejercen contra los secuestrados,

originada en el mero placer sádico de hacerlo.

3. Característ icas de los secuestradores:

En un secuestrador prima el interés, por el dinero del rescate, o su

equivalente, sobre cualquier otra consideración. Las tensiones y riesgos

propios de la operación del secuestro, así como las del cautiverio, están

sumidas bajo un interés y una motivación pert inente por obtener el pago del

recate. Eso mismo les sirve para resist ir y no ceder ni dejarse l levar por las

súplicas y padecimientos del secuestrado, y hasta le facil i ta el poder

sacrif icarlo a sangre fría en caso de ser necesario.

Aunque el rescate suele ser negociable, la modalidad de éste y su cantidad

son susceptibles de modif icarse siempre y cuando las opciones alternativas

ofrecidas sean equivalentes para los secuestrados.

El of icio de secuestrar requiere una personalidad particular. El secuestro no

es un deli to como el atraco, la violación o el asesinato, en los que el

vict imario entra momentáneamente en relación con la víct ima y luego se

aleja de el la. El secuestro supone convivir por semanas y meses con el

plagiado, observar su deterioro f ís ico y psicológico y tratar de no dejarse

inf luenciar por el los; supone, al mismo t iempo, tener que ejercer presión

f ís ica y psicológica permanente con crueldad ref inada, s in agotar a la

víct ima y sin permitirle sentir que se puede escapar o que puede salir con

vida del secuestro sin haber pagado el recate.

12 Navia, Carmen Elvira; Ossa, Marcela, “ Sometimiento y Libertad, Manejo Psicológico y Familiar del Secuestro” Bogota, Colombia: Fundación Pais Libre y Colciencias. 1989.

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Es más, aunque se puede aprender cuándo y de qué manera ejercer presión,

se requiere de una buena dosis de intuición psicológica para saber hasta

donde l levarla dependiendo del secuestro, y del momento del secuestro en

que se encuentre la capacidad de tolerar el secuestro al lado de la víct ima y

presionarla sin destruirla, t iene algo de aprendido, pero también algo

inherente a la consti tución perversa del plagiario.

El secuestrador no suele identi f icarse con la víct ima, sin con sus

padecimientos, ni con la si tuación que vive; aunque algunos exsecuestrados

señalan, que si hay vict imarios que lo hacen. Por lo general , el secuestrador

asimila los padecimientos, súplicas y ruegos del secuestrado como si se

tratara de hechos aislados, con una aparente insensibil idad, y suele

ut i l izarlo para controlarlos y someterlos y lograr su objet ivo f inal .

Tanto en los casos de secuestro l levados a cabo por la Guerri l la, como en

los efectuados por la delincuencia común, quienes vigilan a las víct imas

durante semanas o meses suelen ser personas de baja posición en la

organización delict iva con escasas o ninguna capacidad de decisión. Son

individuos que solo cumplen órdenes superiores, lo cual les permite no

comprometerse ni con el secuestrado ni con lo que el los mismos le hacen.

Se perciben a si mismos como una parte mínima e insignif icante de un gran

engranaje del que dif íci lmente se pueden sustraer y que los empuja a actuar

sin autonomía sobre sus propios deseos y pareceres.

4. Tipos de Secuestradores "blandos" y secuestradores "duros"

Tal vez los secuestradores de oficio saben que es posible que quienes vigilan

al secuestrado terminen identi f icándose con su estado y cediendo a sus

requerimientos de compasión y l ibertad, lo cual atenta contra el objet ivo

central del plagio. Por el lo que establecen turnos de vigi lancia y rotan cada

determinado t iempo a quienes vigi lan, disminuyendo la posibil idad de

fracaso de la operación. No hay que olvidar que quienes cuidan a un

secuestrado también están l imitados en sus desplazamientos y están

sometidos a la tensión permanente de una posible operación de recate por

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parte de las autoridades o a un intento de fuga, lo cual los hace más

vulnerables psicológicamente.

Vulnerables bien sea para bajar la guardia con respecto al secuestrado,

permitir su fuga o negociar el rescate separadamente; o lo que es más

frecuente, para desconcentrarse, tornasen irri tables, violentos y perder la

capacidad de analizar lo que sucede en torno al secuestro, a la negociación

y al secuestrado.

A través de los análisis hechos por los exsecuestrados, se observa que los

secuestradores suelen dividirse en dos subgrupos. Unos, que podrían

denominarse como los "duros", los malos, los que amenazan y amedrentan a

la víct ima sin reparos ét icos ni morales aparentes; y otros que podrían

clasi f icarse como los "blandos" y buenos, y son quienes a través de una

identi f icación parcial con las di f icultades f ís icas y psicológicas del

secuestrado, tratan de mejorar sus condiciones de cautiverio y lo apoyan en

determinadas si tuaciones crí t icas.13

5. Perfi l psicológico del secuestrador

Tratar de comprender el perf i l psicológico de un secuestrador supone hacer

abstracción momentánea de las razones y just i f icaciones que el plagiario

t iene para explicar su conducta. Los secuestradores dan cuenta de su

comportamiento aduciendo razones polí t icas; otros, motivos personales

como por ejemplo cuando se trata de venganzas, y otros expresan que se

vieron compelidos a hacerlo por una si tuación económica precaria. razones

que independiente de su validez esconden también un modo de ser con

ciertas característ icas.

Los factores que determinan la personalidad del secuestrador se forman y

consolidan a través de la vida. Se trata de experiencias primarias

internalizadas, propias e intransferibles que determinan el comportamiento

general del secuestrador y explicarían, en parte, su tendencia a la

trasgresión de las normas sociales que regulan la comunidad donde habitan.

Estas experiencias primarias son de carácter inconsciente, lo cual indica

que el plagiario no puede recordarlas. Posiblemente las sienten como una

13 http://www.vocesdelsecuestro.com/ “ Portal para Búsqueda de Secuestradores en Colombia y el Mundo.” Colombia. 2001.

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compulsión a obrar y las just i f iquen con razones válidas para sí mismos que

si hace conscientes.

El plagiario es más bien alguien que analiza a la víct ima potencial en sus

hábitos personales y familiares, organiza la operación de secuestro y el s i t io

de cautiverio y sopesa los riesgos del plagio antes de l levarlo a cabo.

Para analizar el perf i l psicológico del secuestrador, se tendrá en cuenta la

propuesta de clasi f icación hecha por Knutson; aunque esta no es muy

rigorosa de algunos elementos que permiten comprender a los

secuestradores Colombianos. Knutson14 divide a los secuestradores en dos,

unos que son renuentes a secuestrar, y otros que lo hacen deliberadamente.

Los primeros nunca desarrollan procesos psicológicos para deshumanizar a

sus víct imas. Siempre ven a los secuestrados como personas con miedo,

desamparados, t ienen en cuenta que son padres de familia y se conmueven

cuando piensan en lo que le podría pasar a los hi jos y la esposa del

secuestrado si este legase a morir; en últ imas ven a un ser humano cercano

a la muerte. El papel de secuestradores lo desempeñan a un gran costo

psicológico porque se dejan agobiar por el terror y el desamparo del

retenido. Incluso vacilarían o serían capaces de asesinar al plagiario en el

caso de darse una operación de rescate o si este intentase escapar.

Estos secuestradores no suelen tener antecedentes judiciales ni de haber

estado involucrados en si tuaciones violentas. Se podría decir que son unos

intelectuales jóvenes, intel igentes, expansivos, idealistas, comprometidos

con propuestas sociales utópicas, y que el secuestrar o no secuestrar es

secundario con respecto a los propósitos que persiguen. Este t ipo de

personalidad entre guerri l leros y terroristas fue descri to hacia los años

sesenta y setenta y algunos autores lo denominaron el "Síndrome del Icaro",

lo cual no es más que una personalidad con rasgos narcisistas

predominantes. Son individuos que se encuentran l imitados para formarse

juicios objet ivos sobre la realidad de su entorno, viven una vida de fantasías

exaltadas, s ienten un deseo intenso de ser admirados y universalmente

14 Knutson, J.N. “ Las Dinámicas de un Secuestrador” New York, U.S.A. Anales de la Academia de Ciencias de New York Vol. 347, 1980.

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amados, sueñan con ser el centro de adoración de los demás y ver al mundo

entero rendido a sus pies por hazañas grandiosas que construyen en sus

ensueños.

Creen que la comunidad se va a poner en pie de guerra para respaldarlos en

sus demandas y, necesariamente, sufren una desi lusión cuando sus

perentorios l lamados no producen la respuesta esperada. Estas fantasías

grandilocuentes hacen que en la vida cotidiana sean torpes y estén

orientados más bien hacia el fracaso. Como el Icaro de la mitología griega,

desobedecen con arrogancia juvenil la prevención paterna de no acercarse

mucho al sol porque e les podría derretir las improvisadas alas; entonces se

funde la cera y mueren lánguidamente al estrel larse contra el duro suelo de

la realidad.

Los segundos, los que secuestran deliberadamente, planean el golpe de

mano, lo l levan a cabo y, durante el cautiverio, trabajan para controlar

f ís ica y mentalmente al secuestrado y así obtener el beneficio del recate

exigido. Son personas capaces de ejecutar a sus víct imas sin ningún -o muy

pocos- reatos de conciencia. Con su acti tud buscan deshumanizar

psicológicamente a los secuestrados, y distanciarse de los afectos y

penalidades inherentes a la si tuación de cautiverio. Pero lo anterior no

implica que desdeñen las necesidades del secuestrado. Por el contrario, este

t ipo de secuestrador es un maestro de la introspección psicológica, captan

intuit ivamente todas aquellas debil idades del secuestrado que pueden

uti l izar a su favor, y que les garantiza su control y la obtención del

beneficio del rescate. Los afectos del secuestrado, su angustia, sus súplicas,

los ruegos de los familiares, son contemplados por estos secuestradores,

pero de un modo alejado e impreciso; sus propias emociones están l igadas al

cálculo racional que hace para garantizar el éxi to del plagio.

Después de que el secuestro ha concluido, el plagiado deja de exist ir en su

memoria, no queda perturbado por la acción que l levó a cabo, ni por la

posible secuela que la experiencia haya dejado en la persona l iberada.

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Knutson15 af irma que el secuestrador deliberado presenta bastantes

elementos de psicopatología, particularmente la fal ta de afecto y un

desconocimiento de que la reciprocidad es necesaria en las relaciones con

los demás. Algunos pocos secuestradores deliberados que el autor entrevistó

son a su juicio verdaderos psicópatas. La mayoría conserva -aunque

profundamente escondido- algún grado de afecto y alguna conciencia de la

necesidad de reciprocidad en las relaciones con sus semejantes. Sin

embargo, estas característ icas son vistas por el secuestrador deliberado

como un obstáculo para su trabajo en términos generales, el secuestrador

deliberado no se puede t ipi f icar como una persona violenta con impulsos

incontrolados; por el contrario, es un paradigma de quien se orienta

únicamente por la obtención de resultados, un pragmático obstinado que se

centra en vivir y tener en consideración solo el presente. Puede expresar

frases de conmiseración hacia el secuestrado, pero en el fondo está

convencido de que la fuerza f ís ica y la concentración psicológica son las

claves fundamentales del éxi to de un secuestro.

El plagiario obtiene diferentes ganancias a través del hecho de secuestrar;

suele hacerse mayor énfasis en la pecuniaria y/o polí t ica. Pero también hay

otros beneficios que se derivan de los anteriores. El secuestro es un acto de

fuerza que denota tener la capacidad de controlar la l ibertad de algunos

miembros de la comunidad; o vistos en espejos devela la l imitación del

estado para asegurar los derechos consti tucionales de sus asociados. Estas

ganancias le dan a los plagiarios un sentido de terri torial idad, de autoridad

en las zonas de secuestro. Pero además, existe una ganancia psicológica,

que es la satisfacción personal interna que se siente al l levar a cabo el acto

de secuestrar. Si no exist iera tal satisfacción y el secuestro le fuera algo

penoso, posiblemente buscaría otro t ipo de actividad delict iva que le fuera

más grati f icante.

15 http://www.politica.eluniversal.com/informespecial/secuestro/index.html. “ Secuestro, Informe Especial. América Latina.2001

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C. EL SECUESTRADO:

1. Definición:

Persona natural víctima de secuestro

2. La amenaza de secuestro:

En los casos de secuestro la negación como defensa psicológica parece estar

activada por la angustia, la ansiedad y la impotencia generada por la

probabil idad de perder la vida, la l ibertad y los bienes.

Este mecanismo psicológico estaría seleccionado entre múlt iples posibil idades

defensivas, por una compleja combinación entre las l imitaciones sociales,

económicas y polí t icas, de inseguridad y violencia que rodean a la víct ima

potencial; y por las l imitaciones psicológicas entendidas estas como los

rasgos de personalidad existentes antes de la amenaza, no adecuados para

enfrentar este t ipo de riesgos.

La amenaza de secuestro es un componente previo importante que determina

la manera como se desarrolla un secuestro posteriormente, tanto para el

cautivo como para la familia de este. Aunque lo más frecuente es que los

plagiarios no anuncien ni prevengan sobre sus propósitos, s i se dan algunos

casos en que lo hacen. En esto se desarrolla una dinámica psicológica

individual y familiar algo diferente, que vale la pena tener en cuenta; entre

otras razones, porque el ex-secuestrado después de recuperar la l ibertad

presenta siempre con mayor o menor intensidad el temor a ser secuestrado

nuevamente, temor que guarda una gran simil i tud con la simple amenaza.

Frente a un proceso prolongado de temor y ansiedad, como es l caso de la

amenaza de secuestro, las personas t ienen múlt iples y variadas formas de

reacción psicológica. Estas dependen, básicamente, de las circunstancias

sociales y económicas que les son propias y de los rasgos de personalidad

previos que fueron configurados a través del t iempo.

Los amenazados de secuestro sufren la violencia de una agresión permanente

que se basa en la posibil idad de ser raptados en cualquier momento de su

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medio natural y de perder su familia, sus amigos, su trabajo. Para la famil ia

esa agresión se da porque puede ser muti lada temporal o defini t ivamente por

la sustracción de uno de sus miembros.

La negación, el aislamiento y la involución social , como mecanismo de

protección ante este t ipo de amenaza suelen ser las respuestas inmediatas en

la gran mayoría de los casos. Por el lo las posibles víct imas abandonan

ciertas actividades sociales y se alejan de los lugares que frecuentaban

habitualmente. Estas reacciones valían dependiendo de la intensidad con que

se presenten y de las característ icas que adopten en cada caso en particular y

que no necesariamente implican que otros t ipos de reacciones, como

contraatacar avisando a las autoridades, no se presenten también.

Si las amenazas de secuestro se mantienen o se incrementan y predominan las

reacciones de parálisis , aislamiento e involución, las personan van perdiendo

poco a poco la capacidad de recoger una acti tud activa frente a tales

amenazas. La respuesta defensiva, de contraataque se debil i ta. La confianza

en la ef icacia de las autoridades legít imas y las propias capacidades se

desmoronan progresivamente dejando el espacio l ibre para que se entronicen

la desesperanza y la desconfianza en casi todos los que lo rodean.

La paralización, aislamiento e involución son reacciones adaptativas a la

amenaza vi tal que representa un secuestro. Frecuentes y normales por ser los

recursos más elaborados que t iene la persona en el momento de la amenaza

para hacer frente a la si tuación. Pero implica una adaptación autodestructiva

en el sentido existencial , ya que las personas dejan de desarrollarse

deacuerdo a su proyecto vi tal , se sacri f ican en este sentido para poder

sobrevivir f ís icamente. Reduce sus relaciones cotidianas al espacio mínimo

para conjurar el pel igro.

3 . El arrebatamiento de la víct ima:

El r iesgo real de morir en la operación de secuestro es la primera y principal

lectura que hace la víct ima. Es un temor que lo acompañará siempre,

independientemente del trato que le den los secuestradores, y que seguirá

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presente aún después de haber sido l iberado. Este temor lo hace dócil y

manejable.

Durante la operación de secuestro los procesos de pensamiento t ienden a

paralizarse. El análisis objet ivo de lo que sucede en el entorno, el

ordenamiento de ideas y la selección de respuestas posibles para ejecutar en

el momento se sust i tuyen por impulsos gobernados por el miedo y el terror. Si

la persona que es plagiada t iene algún adiestramiento previo para enfrentar

si tuaciones de alto riesgo o similares, puede conservar alguna capacidad de

seguir pensando a pesar del miedo, ordenar ideas y actuar en consecuencia y

con éxito. En caso contrario aparecen respuestas automáticas y caóticas que

poco o nada t ienen que ver con lo que está sucediendo, arriesgando su vida y

su integridad f ís ica. La parálisis y el estupor, que son quizás las respuestas

más frecuentes en las operaciones de secuestro, convierten a la persona en

alguien dócil y fácilmente manejable por los plagiarios.

Casi todos los ex secuestrados fueron informados inmediatamente o tuvieron

conciencia de que estaban siendo secuestrados. Este úl t imo aspecto es

importante, porque la víct ima no queda sumida por largo t iempo en la

incert idumbre ansiosa de saber qué ocurrió. Aunque hay algunos casos en los

que a pesar de ser informados inmediatamente acerca de los propósitos de los

plagiarios, solo varios días después toman conciencia y asimilan que se trata

de un secuestro.

Aquellos que logran reaccionar con rapidez ante el secuestro, s in violencia,

optan en el camino por invitar a los secuestradores a dialogar sobre las

razones del mismo, o a negociar inmediatamente el monto del rescate y el

modo de pago, pero ninguna de las personas entrevistadas logró arreglar los

términos del rescate.

4. El miedo del secuestrado:

Consumada la operación de secuestro, la víct ima entra a vivir hechos

inesperados, en espacios f ís icos absolutamente desconocidos. Desvinculado de

su espacio natural contra su voluntad, solo dispone de recursos psicológicos

internos, de las vivencias, experiencias y conocimientos acumulados a través

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e su vida. La necesidad de manejar la ansiedad y el miedo provocado por el

impacto de la operación de secuestro y por las condiciones generales del

cautiverio, es el punto más crí t ico para el plagiado a lo largo de todo el

proceso de un secuestro.

Ansiedad y miedo cuya intensidad oscila entre momentos de confusión severa,

l lantos prolongados, desesperanza profunda y alteraciones graves del sueño,

hasta momentos en que la víct ima logra disfrutar del paisaje, interactuar con

los plagiarios en charlas y discusiones y l levar a cabo actividades que

requieran de gran concentración.

La presencia del insomnio es quizás el s íntoma más evidente de que el

plagiado t iene ansiedad y miedo. Se presenta en todas las víct imas de

secuestro, con variación de matices, independientemente del trato a que esté

sometida la víct ima, del t iempo que dure el cautiverio o del lugar donde esté

retenida. En algunos casos se presentan alteraciones graves, pues además de

la imposibil idad de dormir, los secuestrados sufren, durante todo el t iempo,

pesadil las recurrentes en las que son asesinados, maltratados y son objeto de

abuso y burla por parte de sus captores.

Solamente se presentó un caso en el que en lugar de insomnio, se presentó un

estado de hipersomnia, o exceso de dormir, durante los tres meses de

secuestro.

Si se t iene en cuenta que la amenaza contra la vida produce en casi todo el

mundo un estado defensivo, de alerta permanente para protegerse de la

amenaza y que el sueño es el estado contrario, de relación, se entiende que

durante el cautiverio se presente el insomnio en el secuestrado de una manera

atenuada. Dormirse equivaldría a no defenderse, a bajar la guardia y correr

el r iesgo de ser asesinado por los plagiarios en medio del sueño.

La intensidad del insomnio en el cautiverio suele ser mayor durante los

primeros días, cuando el secuestrado aún esta bajo el inf lujo del impacto

inicial y apenas se inicia e proceso de reconocimiento del entorno, de las

personas y del lugar donde se encuentra. En ese momento el estado de alerta

funciona al máximo, es un estado de Hipervigil ia.

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El insomnio del secuestrado t iende a disminuir en intensidad en la medida en

que conoce los hábitos y comportamientos de las personas que lo vigi lan,

sopesa la veracidad de las amenazas y calcula sus propios riesgos, se ubica

geográficamente y se adapta al t ipo de alimentación y de vivienda. Es una

respuesta obvia que se da después de que la ansiedad y el miedo han

disminuido y el secuestrado ha logrado un mínimo control sobre sí mismo y

sobre la si tuación de secuestro.

Claro está que en ningún caso el insomnio desaparece durante el período de

cautiverio. Se mantiene presente con f luctuaciones periódicas determinadas

por diferentes clases de sucesos, jornadas en las cuales se siente acoso por

las autoridades o la probabil idad de l iberación, o por largas caminatas

l levadas a cabo por razones de seguridad.

La presencia de ansiedad y miedo hay que entenderla como el mecanismo que

el secuestrado t iene para adaptarse y transformar la si tuación de cautiverio.

Su presencia es el motor que lo impulsa a sobrevivir , adaptarse a las

di f icultades propias del encerramiento, tales como la l imitación en el

desplazamiento, y a elaborar maniobras que le permitan modif icar la

si tuación a la que está sometido o a escaparse. Pero una ansiedad y un miedo

que son alternantes en el sentido de que generalmente no se polarizan por

mucho t iempo , hecho que le permite al secuestrado organizar el proceso de

pensamiento, analizar la realidad que vive y no presentar comportamientos

erráticos que vayan en contravía de su misma supervivencia. Pero no

desaparecen y el lo hace que el secuestrado se preocupe por su si tuación, no

se vuelva pasivo y paralice al punto de no importarle el trato y condiciones

f ís icas a que está sometido.

Durante la presente invest igación se presentaron dos casos atípicos en los

cuales la ansiedad y el miedo desorganizaron psicológicamente a las víct imas

y las paralizaron.16

Para explicarse la manera como una persona reacciona ante un evento que la

aproxima a la muerte, como es el caso del secuestro, algunos especialistas de

16 Shurnik, N. “ El Síndrome de Estocolmo ” Paris, Francia, Anales Médico-Psicológicos. 1987.

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la psicología t ienen la tendencia a darle mayor importancia a la personalidad

previa de la víct ima que a las característ icas propias del evento mismo. Sin

embargo, en este estudio quedó bastante clara la importancia, de primer

orden, que t iene la si tuación de secuestro en sí misma como determinante del

t ipo de reacciones psicológicas del secuestrado.

Los secuestros marcados por una extrema violencia y sevicia, produjeron

siempre reacciones masivas, desorganizadas y paralizantes en las víct imas,

independientemente de la edad, el sexo, el s i t io de cautiverio y demás factores

que la rodeaban. Lo cual no le resta importancia, claro está, a la

personalidad de la víct ima y al entrenamiento o aprendizaje anterior al

secuestro que haya tenido para enfrentar si tuaciones bélicas o de alto riesgo.

Las condiciones f ís icas del secuestro, entendiendo por el las la al imentación.

el lugar de cautiverio -bien sea a la intemperie o en un lugar muy estrecho- ,

el lugar donde se hacen las necesidades f is iológicas, las condiciones en que

se duerme, etc, son otros factores que determinan la aparición de síntomas de

ansiedad y miedo en la víct ima.

Cuando los ex secuestrados cali f icaron las condiciones f ís icas del cautiverio

como malas también expresaron haber padecido ansiedad y miedo extremos,

ref lejados en embotamiento mental , insomnios duraderos, pesadil las

recurrentes y sensaciones generalizadas de angustia. "Vivir con la cabeza

embotada y como un sonámbulo casi todos los días", o levantarse "con tontina

en la cabeza, con ideas confusas de persona loca", o tener "pesadil las casi

todos los días en las que el tal Danny, me disparaba la ametralladora en la

boca", son si tuaciones reportadas por ex secuestrados que ejempli f ican la

manera particular como se presentaron estas reacciones psicológicas en sus

respectivos secuestros, cuando las condiciones f ís icas de los mismos fueron

extremadamente malas.

Por lo general , en aquellos plagios en los cuales los secuestrados están

sometidos a condiciones f ís icas insoportables, el trato que les dan los

plagiarios suele ser del mismo orden. Trato que se caracteriza por los

simulacros de fusi lamiento, el tener que vivir amarrados durante meses a un

árbol o a la pata de una cama, tener que vivir en repetidas ocasiones la

inminencia de un ataque o el intento de rescate por parte de las autoridades,

o los insultos y las amenazas constantes de muerte por una u otra razón.

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La manera como los plagiarios se relacionan con el secuestrado está

mediatizada por la necesidad de controlarlo y mantenerlo impotente; esto

hace que la víct ima sienta más ansiedad y miedo a la muerte. No son

necesarios los insultos y las palabras soeces. Las rondas nocturnas para

constatar la presencia de la víct ima, son de por si hechos que la trastornan,

haciéndola sentir l imitada. Con los insultos y el lenguaje soez, los

secuestradores buscan mantener un control más efectivo, asegurándose el los

mismos que controlan la si tuación y que el objet ivo del secuestro no está en

riesgo.

Vale la pena destacar que la edad de la vict ima de secuestro inf luye en la

manera como se enfrenta y maneja la si tuación durante el cautiverio. Aquellas

personas de mayor edad presentan menos signos que se puedan catalogar de

ansiedad o de miedo, t ienen más control sobre sus estados emocionales, la

desesperanza es menos intensa y aparece con menos regularidad, el insomnio

es menos marcado y las pesadil las son poco frecuentes; además, t ienen mayor

tolerancia y capacidad para esperar que la si tuación se resuelva de alguna

manera, bien sea para que culminen las negociaciones con el pago del

rescate, para urdir alguna trampa o fuga para que las autoridades los l iberen

con una operación mil i tar.

En cambio, en los secuestrados más jóvenes, la ansiedad, el miedo, la

desesperación y la impaciencia t ienden a provocar una desorganización

psicológica intensa que facil i ta la aparición de comportamientos erráticos.

Las reacciones intempestivas, retadoras y violentas, son más frecuentes en

el los, algunas veces aun a riesgo de perder su propia vida. s ienten el ul traje

que representa el secuestro con mayor profundidad y vehemencia y, s iendo

jóvenes fuertes, t ienden a reaccionar con mayor energía. Asi también, el

l lanto frecuente e intenso es más común en el los.

5 . El maltrato a la víct ima:

Si bien en el secuestro no hay maltrato f ís ico, s i lo hay psicológico. Lo hay en

la medida en que el secuestrado es privado arbitrariamente de su l ibertad,

colocado en una si tuación l ímite de proximidad real con la muerte y sometido

a la condiciones degradante de ser convert ido en objeto de negociación

pecuniaria, con todas las secuelas negativas que el los t ienen para su

autoest ima. A esto hay que agregarle que en todos los secuestros son

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constante las incomodidades de los si t ios de reclusión, la deficiente

al imentación y el encerramiento, lo cual produce un deterioro marcado y

evidente en la salud f ís ica de la víct ima. Todos los secuestrados, después de

l iberados presentan cambios en su salud, s iendo los problemas

gastrointest inales y la perdida de peso (Un secuestrado en promedio pierde 10

ki los en cautiverio) los más frecuentes. Usualmente estos cambios son

minimizados porque comparados con la posibil idad de morir, representa una

secuela inf ini tamente menor.

El maltrato f ís ico intencional se presenta bien sea porque el secuestrado no

se somete a los plagiarios y manif iesta algún t ipo de resistencia, porque los

plagiarios necesitan ejercer un control más estricto sobre la víct ima, porque

las autoridades están próximas al lugar del cautiverio o también, porque los

familiares no ceden con facil idad a las peticiones de los plagiarios. En este

úl t imo caso, el secuestrado se convierte en chivo expiatorio de las

frustraciones y di f icultades de los vict imarios. Es una respuesta más

emocional que lógica, pues el secuestrado es el que menos t iene que ver con

la manera como la famil ia analiza la si tuación y l leva a cabo las

negociaciones.

Podría decirse que cuando esto ocurre, los secuestradores controlan su

frustración y su propio miedo, amedrentando e int imidando al secuestrado.

El maltrato psicológico se expresa especialmente por medio de las reiteradas amenazas de

muerte. El amedrentamiento, la manipulación de los estados emocionales del plagiado y la

vigilancia permanente, aun para llevar a cabo las necesidades fisiológicas; también se da con

desinformación sobre el desarrollo de las negociaciones y sobre el conocimiento que tienen de

la vida familiar del secuestrado. El maltrato psicológico estimula el miedo, aumenta la

aflicción y se transforma en un factor paralizador e inhibidor de respuestas físicas y

psicológicas orientadas a la búsqueda de soluciones -huida, negociación, resistencia-, y más

bien facilita y estimula respuestas de sumisión, como ser condescendiente con los captores e

intentar ganarse la confianza con el objeto de obtener un mejor trato. A partir de allí, el

secuestrado logra conjurar parcialmente el temor a morir y obtiene un mínimo control sobre sí

mismo y sobre la situación a la que está sometido

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6. Condiciones Psicológicas de los secuestrados:

a. Síndrome de Estocolmo:

En 1973 en la ciudad de Estocolmo, en un asalto bancario, los ladrones

retuvieron a los empleados del banco durante varios días. Al momento de

la l iberación un periodista fotografió el instante en que una de las rehenes

y uno de los captores se besaban. Este hecho sirvió para bautizar como

"Síndrome de Estocolmo" ciertas conductas "extrañas" que demuestran

afecto entre los captores y sus rehenes. Este fenómeno ha sido tan

tergiversado, que se piensa que es una "enfermedad" que le pasa a "todas"

las personas que atraviesan por una si tuación de cautiverio.

Con frecuencia se convierte en una de las mayores preocupaciones

expresadas por los familiares y los secuestrados después de la l iberación.

Tanto el exsecuestrado como sus allegados se preguntan con temor si

algunos de los sentimientos de grati tud o aprecio hacia sus captores,

forman parte de la sintomatología del síndrome y se suele creer,

equivocadamente, que el exsecuestrado lo está padeciendo. Desde la

perspectiva psicológica, este síndrome es considerado como una de las

múlt iples respuestas emocionales que puede presentar el secuestrado a raíz

de la vulnerabil idad y extrema indefensión que produce el cautiverio, y

aunque es una respuesta poco usual, es importante entenderla y saber

cuándo se presenta y cuándo no.

En realidad este síndrome sólo se presenta cuando el plagiado se

"identi f ica inconscientemente con su agresor, ya sea asumiendo la

responsabil idad de la agresión de que es objeto, ya sea imitando f ís ica o

moralmente la persona del agresor, o adoptando ciertos símbolos de poder

que lo caracterizan" 17Por ser un proceso inconsciente la víct ima del

secuestro siente y cree que es razonable su acti tud, s in percatarse de la

identi f icación misma ni asumirla como tal .

Cuando alguien es retenido contra su voluntad y permanece por un

t iempo en condiciones de aislamiento y sólo se encuentra en compañía de

sus captores puede desarrollar, para sobrevivir , una corriente afectiva

hacia el los. Esta corriente se puede establecer, bien como nexo consciente 17 Op. Cit.

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y voluntario por parte de la víct ima para obtener cierto dominio de la

si tuación o algunos beneficios de sus captores, o bien como un mecanismo

inconsciente que ayuda a la persona a negar y no sentir la amenaza de la

si tuación y/o la agresión de los secuestradores.

En esta úl t ima si tuación se está hablando de Síndrome de

Estocolmo. Lo que se observa en la mayoría de los casos es una especie de

grati tud consciente hacia los secuestradores, tanto en los familiares como

en los individuos.

Agradecen el hecho de haberlos dejado salir con vida, sanos y

salvos y a veces recuerdan - sobre todo en las primeras semanas

posteriores al regreso a quienes fueron considerados durante ese trance, o

tuvieron gestos de compasión y ayuda. Es comprensible, bajo estas

circunstancias que cualquier acto humano (no necesariamente

humanitario) de los captores pueda ser recibido con un componente de

grati tud y al ivio apenas natural . Para detectar y diagnosticar el s índrome

de Estocolmo, se hacen necesarias dos condiciones:

1. Que la persona haya asumido inconscientemente, una notable

identi f icación en las acti tudes, comportamientos o modos de pensar de los

captores, casi como si fueran suyos.

2. Que las manifestaciones iniciales de agradecimiento y aprecio se

prolonguen a lo largo del t iempo, aún cuando la persona ya se encuentra

integrada a sus rutinas habituales y haya interiorizado la f inalización del

cautiverio18.

Es importante que no sólo la persona secuestrada sino su familia,

puedan reconocer lo que les está sucediendo y entiendan tanto emocional

como racionalmente cuales son las posibles reacciones, que surgen como

respuestas a un evento avasallador. Reacciones como el mal l lamado

"Síndrome de Estocolmo", comprendidas y manejadas con ayudas

profesional, pueden ser superadas.

18 Meluk, E. El Secuestro una Muerte Suspendida, su Impacto Psicológico, Bogotá, Colombia Ediciones Uniandes, 1998.

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b. Síndrome de Estocolmo por Emilio Meluk:

La información presentada a continuación fue el resultado de una

invest igación "El Secuestro, una muerte suspendida" realizada por Emilio

Meluk en 1998,19 sobre los efectos Psicológicos del secuestro en sus

víct imas. Este trabajo ha sido un gran aporte a la problemática social del

secuestro; su estudio se centra en las experiencias vividas por ochenta

exsecuestrados después de su l iberación y un número similar de familias.

La expectativa por saber si padecieron, o padecen el Síndrome de

Estocolmo es una de las preocupaciones más expresadas por parte de los

ex secuestrados después de la l iberación. Se preguntan, rei teradamente, s i

algunos de sus comportamientos durante el cautiverio, y después de haber

sido l iberados, corresponden a esta secuela del secuestro. Lo expresan

con signos claros de temor y remordimiento, como si de haberse

presentado en el los signif icara haber sido "débiles”, “haber claudicado”' ,

o ser portadores de un est igma nefasto y vergonzante. Hay que aclarar, en

primera instancia, que por misma definición de este síndrome, la

identi f icación con los propósitos de los secuestradores debe ser un proceso

psicológico inconsciente; por lo tanto, cuando se presenta el s índrome de

Estocolmo, el secuestrado expresa simpatías por los plagiarios sin un

propósito deliberado ni con un objet ivo explíci to.

El Síndrome de Estocolmo es simplemente algo que la víct ima de

secuestro percibe, siente y cree que es razonable que sea de esa manera,

sin percatarse de la identi f icación misma ni sentirla como tal . Solamente

un observador externo podría encontrar desproporcionado e irracional el

que la víct ima defienda o adopte acti tudes para disculpar a los

secuestradores y just i f icar los motivos que tuvieron para secuestrarlo.

Para que se pueda desarrollar el Síndrome de Estocolmo los expertos del

tema aseguran que es necesario que el secuestrado no se sienta agredido,

violentado ni maltratado por los plagiarios. De lo contrario, el trato

negativo se transforma en una barrera defensiva contra la posibil idad de

identi f icarse con sus captores y aceptar que hay algo bueno y posit ivo en

el los y sus propósitos. Si se t iene en cuenta que los ex secuestrados

cali f ican las condiciones de secuestro y el trato de los plagiarios como

19 Op. Cit.

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deleznable, y afrentoso, esos mismos hechos impiden el desarrollo del

Síndrome.

Es más, muchos de los ex secuestrados antes del plagio, s ienten

algún t ipo de simpatía por los secuestradores o encuentran algún t ipo de

just i f icación en el comportamiento de la delincuencia común, dadas las

desigualdades socio-económicas propias del país; pero al padecer el

secuestro y enfrentar a la guerri l la y a la delincuencia común, ya no como

un discurso teórico sino desde la experiencia de la proximidad con la

propia muerte, se produce un cambio radical en la percepción que t ienen

de el los. Se podría decir que en estos casos analizados antes que

desarrollarse el Síndrome de Estocolmo, se modif icaron los juicios

favorables que tenían de las bandas organizadas y delincuencia común.

Las acti tudes de complacencia, los comportamientos

condescendientes y las afirmaciones hechas por los secuestrados para

hacerles pensar a los secuestradores que están de su parte, las realizan

intencionalmente para manipularlos y obtener algún beneficio. Son

comportamientos al servicio de la supervivencia, una expresión más de la

esperanza de vivir .

Es importante establecer esta diferencia, pues se aclaran dos

comportamientos dist intos que pueden darse durante un secuestro y que

podrían confundirse.

En un secuestro, los intentos de manipulación son frecuentes, en

casi todos los casos los secuestrados manif iestan que lo hacen con el

objeto de conseguir información para garantizar, con mayor probabil idad,

la vida y sus bienes, un mejor trato de los plagiarios y condiciones f ís icas

de cautiverio más aceptables, son con comportamientos y acti tudes

f ingidas para poder sobrevivir , t ienen un sentido de ataque y no de

sometimiento Son expresiones de la l imitada capacidad de defenderse que

se t ienen en una si tuación de secuestro y de la forma que adopta la defensa

de los plagiados durante el cautiverio. Esto se ve más claramente al

comparar la acti tud que t ienen los secuestrados con sus plagiarios durante

el cautiverio y la forma como ellos mismos se ref ieren a los secuestradores

cuando han quedado l ibres.

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Mientras en cautiverio pudieron tener acti tudes condescendientes y

comportamientos amigables, adquirida la l ibertad y ausente el r iesgo in-

minente de morir, los ex secuestrados se ref ieren a el los de un modo

negativo, con epítetos denigrantes y deseándoles el peor de los futuros. Lo

cual señala que lo expresado en cautiverio no es una identi f icación con los

plagiarios sino un anhelo de sobrevivir .

También se dan algunos casos en donde se presenta una relación

ambivalente. La esperanza de vivir no solamente se expresa en los

comportamientos y acti tudes condescendientes. Algunos recuren a la

simulación de enfermedades o a la dramatización de algunas ya existentes,

con el objeto de movil izar y manipular a sus secuestradores para lograr un

trato más considerado, o simplemente para sentir que t ienen algún control

sobre la si tuación, y sobre el los.

Fingir un infarto, un ataque epiléptico o exagerar una deformación

f ís ica es frecuente, en últ imas, cuando el secuestrado logra el objet ivo de

poner en su favor algunos sentimientos de los secuestradores y obtiene

respuesta que los benefician de esa manera, conjura la posibil idad de

morir durante el cautiverio o aproxima la probabil idad de obtener la

l iberación.

El no presentarse el Síndrome de Estocolmo indica que hay en los ex

secuestrados conciencia del daño y de la agresión de que son objeto

durante el cautiverio, que lo objet ivan en los secuestradores y no e sí

mismo y que rechazan asumir como propias las razones que l levan a su

secuestro.

Los únicos indicios de la presencia del Síndrome de Estocolmo entre

los plagiados que se analizaron, se presentaron cuando el trato que les

dieron los secuestradores durante el cautiverio fue ultrajante y

defini t ivamente malo; entonces se manifestaron en el secuestrado

marcados auto reproches. El auto reproche se presenta cuando la víct ima

asume gran parte de la responsabil idad del tratamiento deleznable del cual

fue objeto, por no haber tomado las medidas de prevención necesarias

para evitar el secuestro.

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Claro está que estos reproches no se traducen en una defensa

explíci ta de los secuestradores y de sus propósitos, únicamente se

responsabil izan por no haber sido precavidos.

Dos de los casos analizados presentaron alguna simil i tud con el

Síndrome de Estocolmo, pero sin l legar a configurarlo; su análisis puede

contribuir a la reconceptualización dada por Skurnik20. Se trata de dos

mujeres jóvenes, de 20 y 21 años, secuestradas por un delincuente aislado

y por la guerri l la, durante 15 días y dos meses y medio, respectivamente.

Posiblemente por su edad cronológica, se les percibía como

inmaduras, con un lenguaje y algunas acti tudes un tanto infanti les. Ambas

salieron del cautiverio manifestándole a familiares y amigos cercanos un

profundo vínculo afectivo con sus plagiarios y que sentían atracción y

agradecimiento hacia el los. Ambas fueron entrevistadas tres y doce días

después de la l iberación y se encontraban aún en un estado de euforia, un

tanto confundidas e incoherentes en su discurso y con signos evidentes de

no haber tomado plena conciencia de estar por fuera de la si tuación de se-

cuestro. Es posible pensar que las manifestaciones de afecto que

expresaron estas dos mujeres hacia sus plagiarios se daban porque su

l iberación era muy reciente en el momento de la entrevista y, en el espacio

de t iempo para tomar conciencia y elaborar parcialmente la si tuación

vivida era poco.

Es válido, entonces, plantear la pregunta siguiente: ¿si se

entrevistara a estas dos personas un mes después de la l iberación,

expresarían los mismos sentimientos hacia sus captores? En los demás ex

secuestrados, que l levaban más t iempo de haber recobrado la l ibertad,

nunca se presentaron estos sentimientos. Se esperaría que estos dos casos

evolucionaran en el mismo sentido, lo cual no se pudo comprobar porque

la primera joven salió del país y la segunda no se pudo contactar.

Las afirmaciones anteriores no le restan validez al concepto de

Skurnik, s implemente que para diagnosticarlo habría que introducirle la

noción de t iempo. Es decir , que lo que él describe como síndrome de

Estocolmo es válido siempre y cuando hubiese pasado un t iempo

20 Shurnik, N. “ El Síndrome de Estocolmo ” Paris, Francia, Anales Médico-Psicológicos. 1987.

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prudencial entre la f inalización del secuestro y el diagnóstico.

De esta manera se analizaría la persona cuando ha salido del estado

de euforia y la elación, se encuentra integrada nuevamente a sus rutinas

habituales y ha interiorizado la f inalización de la si tuación de cautiverio21.

D. LA OTRA VICTIMA LA FAMILIA:

| 1. Definición: La familia la otra victima del secuestro, quienes deben responder ante las

exigencias de los plagiarios.

2.Situación familiar ante el secuestro:

El secuestro es una soga que amarra por los dos extremos, por el uno al

rehén, a la prenda humana y por el otro a la famil ia, a su parentela próxima.

Se trata entonces de uti l izar al cautivo como torniquete para que t ire la

cuerda, para que tensione al máximo hasta el desesperar a su propio grupo

familiar.

Las familias de los secuestrados manif iestan una fuerte resistencia para

abordar la experiencia del cautiverio de su ser querido, igual o tal vez mayor

a la que muestra la víct ima misma.

Ellos crean una especie de barrera de si lencio como mecanismo de defensa

que impide que cualquier persona por fuera del grupo familiar se entere de

los pormenores del secuestro y sus dolorosas vivencias.

En algunas familias se mantiene un diálogo por largo t iempo, una especie de

discusión, muchas veces de polémica acerca de la manera como los miembros

del núcleo se comportaron durante el secuestro, el monto pagado, la forma

cómo se adelantó la negociación y la forma como ha venido comportándose el

ex secuestrado.

Esa negativa a dejar conocer lo que pasó parte de una gran preocupación

generada por la misma experiencia del plagio, asociada con un gran temor a

la reincidencia del problema, el miedo a que mucha información considerada

estrictamente reservada salga del núcleo familiar y la incapacidad del Estado

para garantizar la seguridad de sus asociados. Se ven entonces obligados a

21 Diaz, del Castillo, Alfredo Mauricio. “ Aspectos Criminológicos del Delito de Secuestro” Bogotá, Colombia. Tesis de Graduación de Grado Profesional, Universidad de Naviño. 2000.

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extremar sus medidas de seguridad empezando por la reserva de la

información y de sus comunicaciones en general . Es de suma importancia

tener en cuenta que el estado en que se encontraba la familia antes del

secuestro va inf luir necesariamente y de modo importante en la comunicación

y solidaridad del grupo y en el proceso de negociación; si la famil ia afronta

una crisis este factor se puede consti tuir en una carga emocional y afect iva

adicional para el plagiado.

Como los secuestros sorprenden a las famil ias, esto en relación a la no alerta

que presentan los secuestrados antes del plagio esto trae como consecuencia

que el grupo no estableciera acuerdos previos en relación como actuar en

caso de una retención de que manera afrontarla, la negociación y el manejo

de la información entre otras cosas.

La mayoría de las personas secuestradas son cabeza de familia. Como es el

elemento cohesionador del núcleo, ejerce un fuerte l iderazgo y en él recae en

la mayoría de los casos la responsabil idad económica, por eso es

precisamente escogida. La necesidad de su presencia es entonces más

imperiosa para la supervivencia económica de la familia y af ianzarla

emocionalmente, su orientación genera un sentimiento de protección en los

integrantes de la famil ia. Se el ige al cabeza de famil ia porque el grupo estará

más dispuesto a negociar ágilmente y a pagar el rescate por él , por dos

razones fundamentales: el vínculo afectivo y porque es la persona con

mayores posibil idades de morir en cautiverio.

El impacto del secuestro golpea en primera instancia al cónyuge o pareja. Las

reacciones de ésta son bien intensas, van del s imple estupor hasta reacciones

agresivas y desorganizadas. La tendencia general es la de que la familia se

muestre unida y solidaria con el secuestrado de una manera absoluta, en los

primeros días se relegan las actividades laborales, las tensiones que

antecedían y las di ferencias preexistentes para así enfrentar de alguna

manera solidaria la si tuación. La vida familiar se torna caótica en el sentido

de que la incert idumbre los angustia y desespera pues el r iesgo de muerte es

inminente. En la mayoría de los casos son los hi jos mayores o el cónyuge

quienes se hacen cargo de la si tuación y de las responsabil idades: atención de

los negocios, administración de la f inca, asuntos bancarios etc. en sus rutinas

no se desintegra la familia, aunque si sufre un golpe fuerte especialmente en

los primeros días. Se presenta una confusión en cuanto a los roles que cada

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uno debe asumir, se presentan reacciones emocionales fuertes y

desorganizadas, la intensidad de éstas varia en relación con el compromiso

afectivo con la víct ima, la preferencia con él o las que mantienen algún

confl icto. Con el paso del t iempo va desapareciendo el estado de confusión y

cada cual asume un rol part icular dándole mayor coherencia a la dinámica

familiar. Si bien la vida familiar girará en torno a las negociaciones, a la

invest igación de las autoridades, a la expectativa de las pruebas de

supervivencia, los asuntos generales no son abandonados tampoco, se

guardará una coordinación grupal acerca de el los. La manera como se

organiza la familia, durante el secuestro, va ínt imamente l igada a los roles

que se venían desempeñando antes de la ocurrencia del hecho delictuoso.

Quien tenía fama de ser buen negociante o negociador parará a dirigir la

negociación del rescate, quienes habían hecho gala de valentía saldrán a

hacer los contactos con los plagiarios.

3. Contactos Familia- Plagiarios:

Las condiciones dependen de las circunstancias propias de cada secuestro,

de la agrupación que cometió el plagio, del monto de dinero que se exi ja, de

la capacidad económica de la famil ia, de la capacidad y de la voluntad de los

miembros del grupo para negociar etc. , los secuestradores saben que el

desespero de la famil ia juega un papel importante para lograr su f inalidad,

por esos hacen l lamadas groseras y humillantes, dejan largos intervalos de

t iempo entre comunicaciones y manipulan a su antojo la información acerca

del estado f ís ico y emocional de la víct ima, desinformación, rudeza y si lencio

son tres armas que uti l izan los plagiarios en la mayoría de los casos

.

4. El Negociador:

Se opta por buscar una persona que adelante el proceso de negociación con

los plagiarios y ejerza un l iderazgo entre los integrantes del núcleo familiar.

Por lo general es alguien dentro de él , o muy cercano a él , o en algunos casos

totalmente ajeno pero muy confiable. “las condiciones que se t ienen en cuenta

para la escogencia del negociador son: la capacidad de persuasión, la

f lexibil idad y la tolerancia a la frustración, la experiencia adquirida en otros

secuestros, el grado de proximidad que tenga a la famil ia y al plagiado antes

de cometerse el plagio y el t ipo de relaciones que posea con inst i tuciones

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gubernamentales, civi les y mil i tares”.22 El negociador no actúa solo, lo hace

en concordancia con la familia y las autoridades cuando el del i to ha sido

denunciado.

1. Las pruebas de supervivencia:

Juegan un papel psicológico importante en la estabil idad del grupo familiar,

son como el al imento que nutre la esperanza a un f inal fel iz entre los

al legados de la víct ima.

Las familias en su desespero por salvar la vida y proteger la integridad de su

ser querido, t ienen la tendencia a aceptar con facil idad como válidas las

pruebas de supervivencia, s in hacer un análisis objet ivo de el las. Muchos son

los casos de engaños por parte de los captores en esta materia.

2. La familia después de la l iberación:

Con la l iberación del secuestrado la familia vuelve progresivamente a la

normalidad, es decir retorna a la rutina familiar preexistente, subsist iendo en

sus miembros, (en algunos en mayor grado) el temor a que ocurra un nuevo

secuestro, no es un proceso instantáneo primero hay una fase de euforia y

después de unas semanas se empiezan a observar ciertos traumas y temores

psicológicos.

Las famil ias viven la probabil idad de un nuevo secuestro como una agresión

permanente y responde con aislamiento, involución social , el abandono de

algunas actividades habituales y un estado de excesiva vigilancia y

advertencias entre sus miembros a extremar sus cuidados, se viven estados

paranoicos muy marcados.

Estas secuelas psicológicas en la familia se evidencian aún después de

muchos años de ocurrido el insuceso.

22 Navia, Carmen Elvira; Ossa, Marcela, “ Sometimiento y Libertad, Manejo Psicológico y Familiar del Secuestro” Bogota, Colombia: Fundación Pais Libre y Colciencias. 1989.

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3. Efectos psicológicos y familiares del secuestro:

Durante el cautiverio se presentan una serie de síntomas psicológicos,

algunos disminuyen después de la l iberación mientras otros se mantienen:

CAUTIVERIO23 POST – CAUTIVERIO

Ansiedad fobica Ansiedad fobica

Obsesión – compulsión Obsesión – compulsión

Depresión Depresión Depresión

Síntomas psicóticos Problemas Psicosomáticos

Ansiedad generalizada Paranoia -

hipervigilancia( * )

a. Ansiedad fobica:

temores frente a est ímulos y si tuaciones que no son realmente amenazantes y

terminan por di f icultar la adaptación a la vida diaria. Obsesión compulsión:

presencia de pensamientos recurrentes que se nos vienen sin control y sin que

deseemos pensar en el lo; ejecución de ri tuales una y otra vez.

b. Depresión: ausencia de entusiasmo por la vida y sensación

constante de dolor y tr isteza; carencia de algo que nos motive.

c. Síntomas sicóticos: en estos casos hacen referencia a la

tendencia a retraerse y aislarse en un mundo propio.

d. Problemas Psicosomáticos: Problemas de salud tales como

gastri t is , dolor de cabeza, asma, etc. generados por tensión o

problemas psicológicos.

e. Ansiedad generalizada: sensación de zozobra en la que no

podemos identi f icar claramente lo que nos angustia.

f . Obsesión compulsión: presencia de pensamientos recurrentes

que se nos vienen sin control y sin que deseemos pensar en el lo;

ejecución de ri tuales una y otra vez.

23 Op. Cit.

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E. ELEMENTO MATERIAL DEL SECUESTRO: EL RESCATE:

1. Generalidades:

El Rescate: Es el dinero que se entrega por la l iberación de una persona.

Liberación, generalmente por precio, del cautivo o prisionero; del cautivo o

prisionero; del raptado o secuestrado.24

En la mayoría de los casos de secuestro, la familia es informada del deli to el

mismo día de los hechos, o en los días inmediatamente siguientes. La

delincuencia común, quizás por la urgencia que t ienen de conseguir el

rescate, lo hacen con mayor rapidez. Este período es lo que en la jerga de los

secuestradores se conoce como el "ablande". Cuando son los plagiarios

directamente quienes comunican que lo ocurrido fue un secuestro, lo hacen

especialmente por vía telefónica o por radio; en otros casos, la familia toma

conocimiento a través de la información suministrada por los test igos

presénciales de los hechos, aunque la noción clara de secuestro la obtienen,

casi s iempre, al realizarse el primer contacto con los vict imarios.

El que la familia sea informada del secuestro directa e inmediatamente,

disminuye el t iempo de ansiedad y zozobra resultado del impacto del primer

momento, pues tan pronto como la familia se entera, da comienzo a la

búsqueda de contacto con las autoridades respectivas y los plagiarios. Lo

más corriente es que los contactos entre secuestradores y familiares sean de

una periodicidad irregular. Los contactos irregulares son una de las armas

más ef icaces que uti l izan los secuestradores para presionar a la familia al

pago del rescate. A continuación se presenta información escri ta por:

Patricio Vaca.25

24 Ossorio,Manuel, Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales, Buenos Aires, Argentina, Editorial Heliasta S.R.L. 25 Vaca, Patricio. www.mrservice.net/serv/secuestr.htm, “El Secuestro Vía Internet. 1998.

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2. Formas de Negociación. Consumado el deli to y cuando la víct ima se

encuentra en lugar seguro, inmediatamente enteran a sus familiares pidiendo

inicialmente un valor que, s i éstos no son incautos, pueden rebajar hasta en

un 70%. Para comunicar el hecho, emplean indist intamente los siguientes

medios:

a. Carta: Generalmente son elaboradas en máquina de escribir ,

con el objet ivo de dif icultar el estudio grafológico. Otras veces

se emplea el dígrafo. La redacción puede ser simulada,

variando entre muy bien escri tas o en otras, con protuberantes

errores. Se incluyen amenazas, advirt iendo pertenecer a bandas

muy bien organizadas, s in temor a la autoridad. Resaltan la

importancia de la víct ima y dan un plazo relat ivamente corto

para culminar la negociación. Firman con seudónimos con el

f in de dar la impresión de mayor formalismo y sentido de la

organización. Con el ánimo de despistar a las autoridades, dan

nombres de organizaciones subversivas, cuya sola mención

causa impacto en el ánimo de los familiares.

Es frecuente que se coloquen al correo desde otras ciudades del país, con la

pretensión de desviar la búsqueda por parte de las autoridades. Los recados

por parte de la víct ima, los hacen escribir de su puño y letra, para

comprobar su existencia y su condición de reales secuestradores. La

redacción es preparada por el los. Entre los principales sistemas para hacer

l legar las cartas o mensajes a los familiares, tenemos:

a. Arrojar el mensaje directamente a la casa del secuestrado.

b. Dejar en un lugar determinado y l lamar para que se recoja.

c . En la casa, of icina o vehículo de un familiar cercano.

d. Uti l izando el correo urbano.

e . Por intermedio

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b. Teléfono: Hoy por hoy es cada vez menos empleado por bandas

experimentadas. Tiene ventajas como son el evi tar contacto personal,

impedir el reconocimiento posterior, permitir la comunicación en

cualquier momento y aumenta la rapidez con la que se pretenden

obtener los resultados, que son suplidos en la actualidad por telefonía

celular, beeper, y la ut i l ización de radios. Cuando se ut i l iza el teléfono

convencional, para evitar un posible rastreo y localización del

negociador por parte de la autoridades, las l lamadas son efectuadas

generalmente desde teléfonos públicos, o empleando trucos técnicos.

c. Emisarios: Es necesario diferenciar el emisario que

accidentalmente viajaba con la víct ima y quien l leva inicialmente la

noticia del suceso, con el emisario de la banda, quien establece

comunicación con la familia desde otra ciudad. Este se ut i l iza muy

excepcionalmente.

2. Monto del Rescate: Las exigencias van acordes con la información

que hayan obtenido los secuestradores en cuanto a la capacidad

económica de la víct ima, dando un margen de rebaja para el

desarrollo de la negociación . El dinero es exigido en bil letes

usados de baja denominación con diferentes series sin marcar.

Generalmente establecen la forma como debe ser empacado el

dinero.

4. Desenlace Del Hecho: El desenlace del caso puede tener las

siguientes consecuencias:

Liberación por entrega de la suma acordada u otros factores.

Rescate por acción de la Fuerza Pública.

Fuga del secuestrado por sus propios medios.

Asesinato de la víct ima por sus captores.

5. Liberación Por Canje-Prisionero Dinero: Los secuestradores

generalmente exigen que la entrega del dinero sea realizada por un familiar

de la víct ima quién deberá ir sólo. En términos de invest igación a esa

persona de le denomina "Comisionado." Con el nombramiento de un

comisionado los secuestradores buscan obtener las siguientes ventajas:

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Controlar mas fácilmente la entrega del dinero.

Eliminar el r iesgo de un ataque sorpresivo.

Controlar sus movimientos para inf luenciarlo

psicológicamente, no quedándole otro camino que seguir

cumplidamente las exigencias e instrucciones dadas.

6. La Hora: Prefieren las horas de la noche, por cuanto se evita el

reconocimiento del emisario de la banda, y se di f iculta ejecutar un control

visual sobre el teatro de operaciones por parte del comisionado, facil i tando

la fuga de los delincuentes.

7.El Lugar: Indist intamente se escogen áreas rurales y urbanas. Hay

delincuentes que prefieren el área urbana por cuanto consideran que pueden

conseguir mayores medios de desplazamiento. Otros prefieren el área rural

como medio para efectuar una mejor distribución de los hombres, facil idad

para la fuga y mejor control del comisionado. Una característ ica particular

muy importante es que casi nunca se hace la entrega en el lugar inicial del

contacto, ya que antes se efectúan recorridos por diferentes lugares, con dos

f inalidades:

Despistar a las autoridades

Confundir al comisionado.

8. El Receptor del dinero: La entrega del dinero normalmente conlleva

una serie de instrucciones para protegerse de toda intervención policial . Los

secuestradores exigen que se elabore una l is ta de posibles comisionados

estableciendo el parentesco: Confrontándola con la víct ima escogen uno.

Determinan el vehículo a uti l izar el que normalmente es bien descubierto

para observar que la persona dest inada vaya sola o con el acompañante

permitido. Se uti l izan diferentes modalidades y sistemas para entregar el

dinero:

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a. Sistema del Recorrido Previo:

El comisionado sale con el dinero y un acompañante para recoger en

determinados lugares unas notas donde le trazan la ruta a seguir, con el f in

de establecer si existe seguimiento del vehículo por parte de la Policía o

algún organismo secreto. En la primera nota le es indicado dónde encontrar

una segunda, dónde dejar al acompañante, el cual no debe moverse de

determinado lugar visible señalado y, por úl t imo, donde debe ser

abandonado el vehículo con el dinero en el baúl o bien dejar el paquete que

lo contenga.

b. Sistema del hotel:

Es un sistema uti l izado para la entrega del dinero, que guarda ciertas

garantías de seguridad para los plagiarios, y consiste en que el

comisionado, tome una habitación en un hotel , portando dos maletas donde

una de el las contiene la suma acordada. A su registro en el hotel , toma la

habitación portando la maleta que no contiene el dinero, y espera

instrucciones. Generalmente se le indica su nueva salida por parte di ferente

a la de ingreso. El comisionado recibe una ruta con varias consignas sobre

cómo debe abandonar el vehículo y que ruta seguir.

c. Sistema del abandono del dinero:

Este sistema se emplea en horas nocturnas. El comisionado debe buscar una

nota en lugar apartado y sol i tario. Al l legar encuentra la orden de dejar al l í

el dinero o en otro lugar de di f íci l control .

d . Sistema de entrega personal:

Cuando el secuestrado es ampliamente conocido dada la divulgación

periodíst ica, las negociaciones se hacen en otra ciudad y previa ci ta, se

encuentran en un si t io dónde la fal ta de i luminación o la rapidez de la

acción impidan la observación.

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e. Entrega en el campo:

Al comisionado se le hace viajar sólo a una vereda lejana, poco transitada,

a una determinada señal debe arrojar el dinero sin detenerse. En muchas

ocasiones encuentra la señal saliendo de la ciudad, lo que despista o

desconcierta.

f . Sistema de Consignación:

Mediante la previa apertura de una cuenta en una Corporación f inanciera

que facil i te tarjetas para uso en cajero automático, se deposita all í el dinero

acordado. La tarjeta con la respectiva clave es obtenida por los delincuentes

empleando algún sistema anteriormente descri to, o es empleado una serie de

pagos, para reclamarlo, con instrucciones compartimentadas que poseen en

sí mismas el s istema de contra vigilancia.

F. ETAPAS OPERATIVAS DEL SECUESTRO:

Con el t iempo, el secuestro ha evolucionado hacia una industria sofist icada

y muy tecnológica. Las organizaciones delict ivas se han ido especializando

en la ejecución del secuestro desarrollándolo como una actividad

económica, que requiere de una cierta especialización por las

particularidades que conlleva.

La noción de "criminalidad organizada" aparece en contraposición a la de

criminalidad "individual". La dist inción está determinada por dos

característ icas fundamentales: "El número de personas implicadas y el

carácter permanente y profesional de la actividad criminal organizada, con

respecto al carácter casual y accidental de la criminalidad individual". Este

carácter de profesionalidad se ref iere a la decisión de un actor de hacer, de

una actividad delincuencial su principal ocupación.

La forma en que se desarrollan las actividades delict ivas varían según el

t ipo de organización. El nivel de "profesionalismo" de las "empresas" del

secuestro se puede medir por el grado de diferenciación y especialización de

las actividades en las que puede descomponerse la realización de secuestros.

En un extremo están las agrupaciones más complejas, como son los actores

intelectuales que se mantienen en cubierta, en los que, por ejemplo, las

personas que realizan las labores de intel igencia, no necesariamente

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participan en la acción de captura y éstos a su vez no son los mismos que

trabajan en las labores de vigilancia durante la retención del secuestrado.

En estas organizaciones, cada parte t iene un alto nivel de especialización.

Por otra parte, están los grupos en los que la división del trabajo es menos

elaborada. Las responsabil idades y la vinculación de todos es más o menos

la misma. Estas bandas menos profesionales son más susceptibles de ser

interceptadas.

1. Etapa Preliminar: Labores de intel igencia con las que se pretende

seleccionar las posibles víct imas; conocer la información referente

a los patrimonios a través de entidades bancarias, corporaciones y

casas de f inca raíz; conocer las actividades y el rol que desempeñan

las víct imas en el lugar donde trabajan y la clase de relación que

sost iene con su familia; la forma en que se mueven, los lugares que

frecuentan y las rutas característ icas de la familia y las personas

allegadas. Además, en ésta etapa se estudian las medidas de

seguridad que pueda usar la organización en caso de ser la

capturados o de morir en el operativo. Con base en dicha

información, se planea el operativo.

2. Planificación: La planeación del operativo de captura de la víct ima

implica definir el momento y lugar en que se realizará la acción, quiénes

participan, cómo se l leva a cabo la ataques, el costo y los recursos necesarios

para realizar el operativo. Este implica un presupuesto que incluye:

Habitación, transporte, al imentación y reservas uti l izadas en caso de ser

detectados por la autoridad. La f inanciación del operativo generalmente se

obtiene de las exigencias de dinero.

3 . Logíst ica: Se t iene en cuenta la retención, el o los lugares en los que

se mantendrá a la persona, la movil ización, definir la seguridad de los

lugares en los que se l levará a cabo el cautiverio; las personas que

vigilarán directamente a la víct ima; los problemas operativos de

alimentación y lugares para descansar; turnos e incluso el tratamiento que

se le dará al secuestrado.

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4. Negociación: La negociación, que comprende la selección de la

persona o personas que dirigirán el proceso de la negociación, el o los

interlocutores a través de los cuales se adelantará la comunicación; las

estrategias que se usarán y las amenazas que se mostrarán. Dicha

negociación se realiza como cualquier otra en un contexto cotidiano. Los

secuestradores piden una alta suma de dinero asumiendo que la familia va a

bajar la ci fra exigida, hasta f inalmente l legar a un acuerdo. Las

negociaciones se l levan a cabo generalmente por teléfono, por carta etc.

Normalmente las familias durante éste período seleccionan un negociador y

exigen una prueba de supervivencia del secuestrado para veri f icar que éste

se encuentre con vida. Las pruebas más comunes son: Una foto donde el

individuo muestra el periódico con fecha del presente día, la respuesta a una

pregunta que solo el secuestrado conoce o un catete con la voz del individuo

relatando una noticia de actualidad.

5. Transacción: La transacción o el pago del rescate se dará teniendo

en cuenta los asuntos de entrega del dinero y amenazando a la famil ia con

matar al secuestrado si se inf i l tran a las autoridades en el operativo de

entrega. Dicha entrega generalmente se realiza dejando el dinero en algún

lugar acordado en una zona rural . Esta etapa implica también definir la

entrega de la persona, que si bien se pueden diseñar diversas alternativas con

anterioridad, es posible que esta operación se vaya definiendo en el

desarrollo del secuestro y según se desenvuelvan los acontecimientos.

Normalmente l iberan al secuestrado en algún lugar lejano de su casa y le dan

precisas instrucciones de esperar all í durante una hora o más y de no dar

aviso a las autoridades mientras los secuestradores huyen del lugar.

G. ANTECEDENTES SOBRE EL SECUESTRO EN EL SALVADOR:

1. Generalidades:

A partir de la posguerra en El Salvador se han incrementado los niveles de

violencia social e impunidad, sin que las inst i tuciones y los funcionarios

competentes hayan logrado enfrentar con éxito esta problemática.

Cabe mencionar que esto ocurre a pesar de los Acuerdos de paz f irmados en

1992, que establecieron la creación de herramientas út i les para garantizar el

irrestricto respeto de los derechos humanos de la población de El Salvador, y

construir las bases de la democracia.

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Hasta hace unos años, no eran muchas las opiniones cri t icas hacia el famoso

“proceso de paz” logrado en 1992, pero ahora ya son varias las que señalan

que la población salvadoreña ha sido defraudada con los beneficios del

mismo. Se prometió que con la f inalización de la guerra, con el cumplimiento

de los acuerdos por ambas partes y la respectiva veri f icación de las Naciones

Unidas, El Salvador sería dist into, un lugar mejor para vivir , con igualdad de

condiciones, donde el bien común prevalecería sobre los intereses mezquinos

de unos pocos, pero las cosas no han producido los frutos esperados.

Sangrientos asesinatos, secuestros, violaciones, robos y defraudaciones

mil lonarias son solo algunos de los hechos que a diario reportan los medios

de comunicación, y en la mayoría de los casos los verdaderos responsables no

son l levados ante la just icia. Cuando en alguna ocasión esto se logra, se

vuelve sumamente dif íci l que se obtenga una sentencia condenatoria de los

responsables y una indemnización justa para las vict imas. Lo anterior se

evidencia aún más cuando el señalado como imputado proviene de sectores

económicamente pudientes y/o vinculados con el poder polí t ico en el

gobierno; o bien cuando en los crímenes perpetrados existe participación de

agentes estatales.

En la mayoría de los casos se convierten en doblemente vict ima, en primer

lugar por la tragedia que implica ser el sujeto pasivo de un deli to; en

segundo lugar porque acaba siendo atropellado por un sistema que es

incapaz de reinvindicar su dignidad y reprochar penalmente las

infracciones a los responsables.

En este marco, poco a poco la sociedad salvadoreña ha ido

pronunciándose, cada vez con mayor fuerza, contra semejantes anomalías

sin embargo y pese a la brutalidad de algunos hechos, las manifestaciones

de la gente organizada o no, en su mayoría no han pasado de ser una

simple expresión de su indignación, sin que de el la se deriven compromisos

y acciones concretas, es por eso que esta monografía enfatiza el papel

preponderante que debe ejercer la ciudadanía y las víct imas, para que

hechos tan espeluznantes no queden impunes, y mas aún, para erradicar

estas practicas anti jurídicas de daño común.

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2. Legislación sobre el secuestro en El Salvador:

a. El Secuestro Simple:

El cual lo encontramos regulado en el Art. 149 C.Pn. y dice de la siguiente manera: “ El que

privare a otro de su libertad individual con el propósito de obtener rescate, el cumplimiento de

determinada condición, o para que la autoridad publica realizare o dejare de realizar un

determinado acto, será sancionado con pena de treinta a cuarenta y cinco años de prisión, en

ningún caso podrá otorgarse l condenado el beneficio de libertad condicional o libertad

condicional anticipada”. 26

b. El Secuestro Agravado: El cual lo encontramos regulado en el Art. 150 C.Pn. y

dice: “ La pena correspondiente a los delitos descritos en los artículos anteriores, se

aumentará hasta en una tercera parte del máximo, en cualquiera de los casos siguientes:

1) Si el delito se ejecutare con simulación de autoridad publica o falsa orden de la misma;

2) Si la privación de libertad se prolongare por mas de ocho días;

3) Si se ejecutare en persona menor de dieciocho años de edad, mayor de sesenta, inválido

o en mujer embarazada;

4) Si se ejecutare con el fin de cambiar la filiación;

5) Si implicare sometimiento o servidumbre que menoscabe su dignidad como persona;

6) Si la victima fuere de los funcionarios a que se refiere el Art. 236 de la Constitución de

la Republica; y,

7) Si se ejecutare en persona, a quien, conforme a las reglas del derecho internacional, El

Salvador debiere protección especial.

En El Salvador, no hay ambiente para proponer medidas que obliguen a la colaboración de las

víctimas; que si a veces actúan con entereza y valor, con frecuencia adoptan actitudes talvez

humanamente comprensibles, patrióticamente inadmisible. El padre Esquivel, por ejemplo,

llegó al extremo de pedir perdón y comprensión para sus plagiarios. No sabemos si por el

Síndrome de Estocolmo, la simpatía del secuestrado con sus carceleros, o, como se rumora,

por temores personales. Pero sí sabemos que eso no es perdón cristiano. A los secuestradores

no se les puede perdonar, lo menos que debe pedirse para ellos es justicia.

26 Código Penal de El Salvador, Art. 149 y 150. Edición Vigente durante 2001. San Salvador, El Salvador.

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Tampoco cabe pedirles clemencia. Hemos visto tristes casos de personas rogándoles

compasión, que se “ pongan la mano en la conciencia ” y se comporten como caballeros o

buenos hombres de negocios, liberando al secuestrado, pues ya cobraron el rescate. Incluso ha

habido personajes políticos, obligados a dar por ejemplo de entereza y valentía, haciendo lo

mismo, no obstante haber participado en el conflicto armado, sin pedir ni dar cuartel. La

debilidad de las víctimas, impediría pedir valor a fiscales, y policías, jóvenes con familia,

amantes de su vida y su futuro, con suficientes motivos para ser temerosos.27

3. Datos Estadísticos sobre casos de secuestros en El Salvador:

Secuestros en El Salvador desde 1999 a la fecha.28

AÑO No de Secuestrados % Interior del País % En San Salvador

1999 100 50% 50%

2000 110 55% 45%

2001 a la fecha 70 70% 30%

Fuente: Fiscalía General de la República. División de Unidad contra el crimen organizado.

Casos de secuestros en El Salvador:29

Durante el año de 2001 se reportaron 49 casos de secuestro de los cuales, 14 culminaron en

rescates realizados por la Policía.

La cifra significa un aumento del 180 por ciento de la labor policial en lo que se refiere a

liberaciones.

En el año 2000, la Policía tuvo conocimiento de 114 secuestros, de los cuales solamente cinco

victimas lograron ser liberadas

27 Alvarenga, Ivo Priamo, “ Impunes. La pena de Muerte y la Cadena Perpetua pueden satisfacer el clamor social de satisfacer el clamor social del castigo a los Criminales. El Diario de Hoy. Editorial. 25 de Junio de 2001 p. 23 San Salvador El Salvador. 28 Fuente Fiscalía General de la República, Unidad contra el crimen organizado. 29 Tobar Prieto, José Luis, “ Sin tregua al Secuestro” Prensa Gráfica. Edición 21 de Junio de 2001, División Elite contra el Crimen Organizado. (DECO).

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49 Secuestrados 14 Rescatados 206 Capturados 28 Bandas

La DECO reporto 49

secuestros en el país

ocurridos en el 2001.

Muchos fueron

resueltos.

Las alertas

ciudadanas y el

profesionalismo de la

PNC propicio el

recate de varias

victimas.

Las investigaciones

policiales pusieron a

centenares de

secuestradores tras las

rejas.

La PNC logró

desbaratar bandas de

plagiarios y el

decomiso de armas.

Fuente: Policía Nacional Civil30

Las estadísticas policiales revelan que durante el 2001 fueron capturados 206 secuestradores,

entre estos 30 cabecillas de bandas.

Las cifras fueron más altas en comparación al 2000, en el que fueron arrestados 139

plagiarios.

Además se previno a 50 familias por considerarlas bajo amenaza de bandas de secuestradores.

Las cifras detallan que 28 organizaciones criminales dedicadas al secuestro de personas fueron

desarticuladas al ser detenidas la mayoría de sus miembros.

Los casos más sonados:31

Gerardo Villeda, la inocencia asesinada, dos policías y dos secuestradores

murieron en el enfrentamiento a tiros originado por el plagio del niño Gerardo

Villeda Kattán, quien fue asesinado. El 21 de junio a primeras horas de la

mañana, cinco elementos del Grupo de Reacción Policial ( GPR ) se

parapetaron, uno tras otro, a la entrada de la casa donde estaba cautivo

Gerardo Villeda. Ninguno de ellos sabía que el niño estaba adentro. La acción

culminó en un fuerte tiroteo en el que murió el menor, dos elementos del Grupo

de Reacción Policial y dos de los secuestradores

Durante el mes de agosto fue secuestrado el Sacerdote Rogelio Esquivel,

párroco de la iglesia de la Inmaculada Concepción en Santa Tecla. El religioso

30 Samayoa, Salvador, “Un caso Polémico” El Diario de Hoy, 28 de Junio 2001. Pag. 32. San Salvador, El Salvador. 31 Garcia, Jaime. “Acontecimientos más relevantes durante el 2001” La Prensa Grafica 31 de Diciembre 2001. San Salvador.

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que había estado secuestrado en la zona de San Juan Opico, fue liberado tras

el pago de un rescate.

Tatiana, hija de un empresario de comunicaciones del país, fue liberada el 11

de Marzo de 2001 en San Salvador, tras el operativo la Policía Nacional Civil

logró capturar a una persona.

El niño Felipe Salaverría, quien estuvo en cautiverio durante 11 días, se logro

la captura de una banda de secuestradores. La liberación se realizo el 26 de

octubre de 2001.

El 05 de diciembre la Policía rescató a Walmore, un empresario sonsonateco.

Después de ser liberado, el joven recibió atención médica en un centro

hospitalario de San Salvador.

Otro caso relevante para la Policía Nacional Civil fue el caso de la empresaria

Maria Bahaia, quien fue secuestrada dos veces en el año. La Policía logró

rescatarla el 24 de enero en Santa Ana y el 16 de octubre en la Libertad. El

operativo trajo como resultado 11 capturas para la Policía.

H. DESCRIPCIÓN DE INSTITUCIONES QUE PARTICIPAN EN LA INVESTIGACIÓN,

PERSECUCIÓN Y JUZGAMIENTO DEL DELITO DEL SECUESTRO Y SUS

FUNCIONES.

1. La Policía Nacional Civil:

Dentro de la doctrina tradicional, el concepto de policía f luctúa entre el

poder general del Estado para regular la vida social .

La función especif ica de la policía es ser auxil iar de la administración de

just icia, invest igar los deli tos y determinar a sus responsables , debe aportar

dentro de esas actividades a los órganos judiciales todos los elementos

probatorios reunidos, como la remisión de objetos y efectos de que se hubiere

incautado. En apreciación genérica de la labor que cumple la Policía

Nacional Civi l , el la es un auxil iar de la administración de just icia penal, la

inst i tución regula una colaboración estrecha y perfectamente reglada con los

jueces y Ministerio Público complementado el lo con funciones especif icas.

Estas consisten en invest igar todos los deli tos de acción pública, impidiendo

que los cometidos sean l levados a consecuencias ulteriores: es tratar de

individualizar a los culpables como participes en aquellos y en reunir todos

los antecedentes, como así también las pruebas, que resulten necesarias para

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que los f ines de la instrucción judicial pueden cumplirse. Aparece entonces

como un momento primario de la actividad represiva del Estado, como una

etapa de la función judicial que es necesaria por la misma naturaleza del

derecho violado con el deli to ya que ante éste el Estado debe reaccionar “

inmediatamente e incondicionalmente” por medio de sus órganos ad hoc, uno

de los cuales es la Policía Nacional Civil . 32

La Policía Nacional Civi l , en este sentido, consti tuye un órgano fundamental

s in el cual no se podrían lograr los propósitos que determinan la razón de ser

del proceso penal. La realidad social demuestra que el verdadero éxito para

alcanzar un sistema de just icia garante y ef icaz, depende de la existencia de

una policía al tamente tecnif icada y debidamente preparada para la

consecución de los f ines del proceso.

Los actos de invest igación que cumple la policía se consti tuyen entonces en un

f i l tro a través del cual se canaliza mucha de la información que sirve al resto

de los operadores jurídicos.

En términos generales, la policía es un órgano público inst i tuido por el

Estado de Derecho que bajo la dirección del Ministerio Publico auxil ia a la

administración de just icia ( Art . 193 ord. 3º Cn ) en la efect iva actuación del

derecho penal y en la tutela del ordenamiento jurídico en general . En este

orden, se consti tuye latu sensu en una de las formas en que se manif iesta la

función judicial del Estado, que se cumple con personal especializado en

estrategias y técnicas cientí f icas de invest igación, a propósito de una labor

fundamentalmente represiva; pero también metódica, ingeniosa, ref lexiva, y

dinámica, orientada al descubrimiento inmediato, exoff icio de la verdad de un

supuesto hecho delict ivo ( s iempre que sea perseguible por acción pública)

mediante el seguimiento, rastreo, ubicación, selección, recolección, y

custodia de todos aquellos elementos, indicios o evidencias cuya desaparición

es de temer y que pueden conducir a la individualización del o de los

responsables. Lo que posibil i ta como indispensable complemento, la actuación

de la just icia, además de que con el lo se garantiza la convivencia social que

se respalda en la ley y en la plena vigencia de las inst i tuciones.

32 Torres y Uribe. “ El procedimiento Penal Argentino ” Buenos Aires Argentina. 1995.

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2. La Fiscalía General de la República:

El f iscal debe actuar como un interfase procesal entre la actividad policial y

la actividad juridiccional, con el propósito que se provoque una interacción

dinámica entre los dist intos operadores del sistema, que además de garantizar

la ef icacia del de la invest igación del deli to, garantice también la plena

vigencia de un mecanismo de control , para la debida protección de los

derechos y garantías fundamentales.

Teniendo como marco de referencia precisamente el diseño de garantía del

nuevo proceso penal, se encuentra de tal forma estructurado que permite que

la labor de direccionamiento técnico-jurídico del Ministerio Publico Fiscal

sobre la invest igación policial , se l leva a cabo proyectándose claramente

sobre la base de dos aspectos fundamentales:33

a) Como un mecanismo de control efectivo para evitar que los actos

policiales se tornen en procedimientos viciados.

b) Como un mecanismo de orientación técnica y jurídica de los actos de

invest igación policial .

El f iscal es responsable de emitir reglas claras y precisas a los investigadores

judiciales, sobre cuales son sus alcances, pero también sobre cuales son sus

l imitaciones, es decir debe de establecer en cada caso concreto el campo de

acción policial y monitorear el respeto del marco jurídico-legal, cuyo l imite

sencil lamente no puede ser sobrepasado, so pena de las consecuencias legales

o reglamentarias.

El f iscal es igualmente responsable de mantener una continua y efectiva

comunicación , en la que se recuerda constantemente a los agentes policiales

un sometimiento al principio de l ibertad, y dignidad humana, y la

preeminencia que para el los deben tener los derechos y garantías

consti tucionales sobre el valor de seguridad.34

33 Código Procesal Penal, Artículo 15. regula los mecanismos para la invalidez e inutilidad de la información obtenida en atropello de los derechos fundamentales. San Salvador, El Salvador. 34 Bustos Ramírez, Juan, “ Las Funciones de la Policía y la Libertad y Seguridad de los Ciudadanos”, Bogota, Colombia. 1989.

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El f iscal debe expresar mediante la orientación técnico-jurídica de los actos

de invest igación, para lo cual necesi ta un grupo de técnicos

mult idisciplinarios en donde el experto del derecho el f iscal , sea quien dentro

del marco legal , f i je las reglas del juego.

Siendo el f iscal el responsable de la debida preparación de los presupuestos

que podrían fundar la acusación del Estado, lo mas lógico es que sea

precisamente él y no otro funcionario, quien f i je las directivas de orden

técnico-legal que en el diseño de las estrategias de investigación se debe

observar.

El f iscal es el director de la función invest igativa policial y no el

contralor administrativa de el la.

3. La Procuraduría General de la República:

Salvaguardando la defensa del imputado es tan importante que en aquellos

casos en los que éste no t iene la posibi l idad de nombrar un defensor de su

confianza o a su propia elección, el Estado debe procurárselo. De ahí que se

establezcan “ defensores de oficio” o “defensores públicos”.

Existen diversos sistemas de defensa pública. Los defensores públicos pueden

ser funcionarios del Estado habil i tados en el órgano judicial o en el

Ministerio Público. También, la defensa publica puede estar delegada en los

colegios de abogados, quienes la realizan como un servicio público. Además,

existen los sistemas mixtos, es decir aquellos donde la defensa pública es

labor de funcionarios estatales y con participación de los abogados

particulares.

En nuestro país, la defensoría pública se encuentra en la Procuraduría

General de la República. Su reconocimiento of icial data del 06 de mayo de

1992 como resultado de los acuerdos de paz, fecha del decreto No 238 que

contiene reformas a los códigos Penal y Procesal Penal, así como a la ley

Orgánica del Ministerio Público.

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En el Código Procesal Penal:

Art . 8, 10,87 No 3, A ser asist ido en forma inmediata desde el inicio de las

di l igencias extrajudiciales o del proceso por el defensor que designe él o sus

parientes, y en defecto de éste por un defensor público o por un defensor de

of icio.

El Art . 241 No 9, 242. La obligación de los órganos auxil iares (policiales) de

requerir la presencia de un defensor público si el imputado detenido no ha

nombrado un defensor. De igual manera procederá el tr ibunal cuando el

imputado se presentare o fuera puesto a su orden.

En la Ley Orgánica del Ministerio Público:

Los Arts . 23, 25, 33-A, 33-B, que recogen todo el régimen legal de la

defensoría pública.

En Latinoamérica, la defensa pública l lega a ser uno de los ejes primordiales

de la legit imidad del proceso penal, debido a la select ividad con la que

generalmente operan los sistemas penales, que condiciona que la gran

mayoría de imputados, sean de escasos recursos o con imposibil idad de tomar

a su cargo la propia defensa. Pero es precisamente aquí en donde el s istema

de garantías f laquea, al colocar la defensoría pública en manos de

estudiantes universi tarios o de funcionarios públicos abrumadamente

sobrecargados de trabajo.35 Por lo que debemos denotar de mejores recursos

humanos y materiales a esta importante inst i tución.

Otro problema que enfrenta la defensa pública es que se mal entiende su

“gratuidad” el lo no signif ica que el abogado que le representa deba regalar

su trabajo, merced a un imperativo ét ico o que la función del defensor público

es loable por que no “cobra nada” al imputado. La gratuidad de la defensa

pública solo signif ica que el imputado no t iene que pagar por el la y que el

Estado se hace cargo de los honorarios del abogado, y no que los abogados

no deban cobrarlos.

35 Binder Barzizza, Alberto M. “ Introducción al Derecho Procesal Penal” Buenos Aires Argentina, Pag. 157. 1998.

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4. Los Jueces:

El estado moderno asegura el cumplimiento de la administración de just icia

como una garantía fundamental , a través del preestablecimiento formal de

órganos públicos que se consti tuyen y organizan como mecanismos de tutela

para actuar la Consti tución y demás leyes, a los confl ictos sociales que se le

presenten.

De todas las entidades al servicio de la just icia, el Organo Juridiccional 36 es

el órgano público que t iene bajo su responsabil idad el ejercicio exclusivo de

la potestad de juzgar, act ividad prominente que hace que su depositario se

dispense como sujeto esencialísimo del proceso, cualquiera que fuese su

naturaleza de los intereses que estén comprometidos.

La Consti tución de la República de 1983, para el caso, declara que al Organo

Judicial le corresponde exclusivamente “ la potestad de juzgar y hacer

ejecutar lo juzgado” Art . 172 Cn. Precepto de orden primario que también

desarrolla en la Ley Orgánica Judicial Art . 1 inc.2.

Textualmente dispone:

“ Art . 172.- La Corte Suprema de Justicia, las Cámaras de Segunda Instancia

y los demás tribunales que establezcan las leyes secundarias, integran el

Órgano Judicial . Corresponden exclusivamente a este Órgano la potestad de

juzgar y hacer ejecutar lo juzgado en materias consti tucional, civi l , penal,

mercanti l , laboral , agraria y de lo contencioso administrativo, así como en

las otras que determine la ley.”37

Sobre la base de esta premisa consti tucional, el Órgano Jurisdiccional debe

dirigir sus actuaciones con absoluta imparcialidad Art . 186 Inc.5, Cn. Y de

conformidad a un procedimiento regular y legal Art . 15 Cn. Garantías

procesales básicas, cuya efectiva vigencia otorga legit imidad a sus actos y

decisiones. Estas exigencias, como la independencia38 Art . 172 Inc. 3 Cn. Que

36 Claria Olmedo, Jorge A. “ Derecho Procesal” Tomo II, Editorial Belo Horizonte. Buenos Aires Argentina, Pag. 15 y 24. 1998. 37 Constitución de la República de El Salvador. Artículo 172.Edición vigente 2001. San Salvador, El Salvador. 38 Barrios de Angelis, Dante. “ Teoría del Proceso”, Buenos Aires Argentina, Depalma, Pagina 119. 1979.

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debe reconocerse en el Órgano Jurisdiccional con respecto de los demás

órganos del estado, son propios del régimen polí t ico “ republicano,

democrático, y representativo” que nuestro país ha adoptado Ar. 85 Cn.

El juez entonces es el sujeto procesal , que hace presente la potestad

jurisdiccional del Estado, a través de su conocimiento en un determinado

confl icto social y , a través de su decisión o fal lo sobre la existencia de los

presupuestos fácticos y jurídicos que habil i tan la actuación de la pretensión

punit iva y la de resarcimiento civi l del daño, en su caso

o De conformidad al texto de los Ars. 50, 51, 53, 54, 55 del Código

Procesal Penal, los jueces u órganos ordinarios comunes que ejercen

permanente jurisdicción penal son:

La Corte Suprema de Justicia en Pleno. Art . 51 ord. 15º L.O.J. y Art .

50 Inc. 1 No.3 CPP.

La Sala de lo Penal de la Corte Suprema de Just icia. Art . 50 Inc. 2 No

1 CPP.

Las Cámaras Primera y Segunda de lo Penal de la Primera Sección del

Centro. Art . 385 Inc.2 CPP, Art 386 Inc.4 CPP.

Los Tribunales de Sentencias. Art 53 CPP.

Los Jueces de Instrucción. Art . 54 CPP.

Los Jueces de Paz. Art .64 Inc.2º Ley Orgánica Judicial y Art . 55 No. 1,

No 2 CPP.

I . SONDEO A FUNCIONARIOS Y PROFESIONALES DEL DERECHO:

1. Análisis de Datos:

El 98% de los profesionales entrevistados, afirma que la legislación salvadoreña es la

apropiada para regular el secuestro.

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Un 2% opinó que es necesario decretar la pena de muerte para los secuestradores.

El 100% de los profesionales entrevistados y muchos personas eminentes del país tales como el

Presidente de la República, El Fiscal General de la República, el Director de la Policía

Nacional Civil, Monseñor Saenz Lacalle y personas comunes de la población han externado

verbalmente o a través de los medios de comunicación que el secuestro es un flagelo que

castiga a la población y que debe ser combatido con decisión y fuerza de manera continua.

La fiscalía General de la República informó que de los casos de secuestros procesados, el 80%

han sido resueltos en contra de los imputados.

La Fiscalía General de la República considera que el éxito logrado se debe a la creación de

una sola entidad llamada División Elite contra el Crimen Organizado, constituida por

miembros por miembros especializados de la Fiscalía y del Grupo de Reacción Policial de la

Policía Nacional Civil.

Las instituciones reconocen el apoyo de la Asociación Nacional de la Empresa Privada

(ANEP), que en muchos casos de secuestros, ha aportado acusadores particulares muy

competentes para formar parte de las personas procesales.

También lamentan la poca participación ciudadana en la denuncia de casos de secuestros, o

en su participación en el proceso de enjuiciamiento de los secuestradores, por lo que muchos se

quedan impunes.

Encuestas de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, reflejan la preocupación de

la población identificando como uno de los principales problemas que los aquejan la

inseguridad y la violencia en el país.

Las estadísticas muestran que se denuncian el 70% de los casos de secuestros.

La legislación salvadoreña ha realizado reformas conducentes a combatir y castigar mas

efectivamente los secuestradores: Se aumentó la pena de prisión de treinta a cuarenta y cinco

años, asimismo los condenados a causa de éste delito en ningún caso podrán gozar del

beneficio de libertad condicional o libertad condicional anticipada. Se legisló en el área de

telecomunicaciones en lo que respecta a la venta de teléfonos de prepago, donde constituye una

responsabilidad de los proveedores de telefonía celular conocer el nombre y dirección de los

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adquirientes de líneas de prepago. (creación de una ficha de cliente). Se reguló el nivel de

polarizado en los vehículos para mejor visualización de sus ocupantes.

2. Conclusiones:

El secuestro es un azote que agobia a la sociedad salvadoreña de manera intensa y que afecta

el bienestar socio-económico del país.

Aunque la legislación ha mejorado en la persecución y penalización de este delito, aún faltan

leyes de protección para testigos, víctimas, investigadores y juzgadores de este delito.

Se identifica la necesidad de capacitación institucional en las siguientes áreas:

a. Dirigida a investigadores, acusadores, defensores, y jueces en los casos de secuestros.

b. Hacia la población, para enseñarles medidas preventivas de protección contra el secuestro.

Se identifica la necesidad de que los medios de comunicación y otros sectores encargados de la

educación de la población desarrollen campañas de concientización de la ciudadanía para

logra su participación activa en el combate a este flagelo.