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7. Aparición de la política de la vida S i la concepción del yo asediado y mínimo fuera correcta, éste no sólo se vería absolutamente apartado del ámbito político, sino que se constituiría mediante un rechazo defensivo de la po- lítica, en favor de un terreno personal rigurosamente delimitado. Ante semejante perspectiva, estaría totalmente de más concluir este estudio con un análisis de ciertas cuestiones políticas. No obstante, pretendo mostrar que los temas desarrollados en las pá- ginas anteriores no sólo tienen implicaciones políticas sino que, además, son pertinentes para reconstituir tareas y problemas polí- ticos de importancia fundamental en la fase de la modernidad re- ciente. Theodore Roszak ha afirmado que «vivimos en un tiempo en que la misma experiencia privada de tener una identidad personal que descubrir, un destino personal que cumplir, se ha convertido en una fuerza política subversiva de grandes proporciones». 1 Algu- nos críticos, como Lasen y otros, continúa diciendo, confunden la nueva ética del descubrimiento del yo con el engrandecimiento del individuo de la «vieja modernidad» y no logran distinguir entre los nuevos impulsos hacia el desarrollo personal, por un lado, y las presiones capitalistas en favor del provecho personal y la acumula- ción material, por otro. Pienso que es verdad cuanto dice, al mar- gen de que la cuestión deba teorizarse de forma bastante distinta. Lo subversivo no es el proyecto reflejo del yo en cuanto tal; lo que sucede más bien es que la ética del desarrollo del yo señala cam- bios sociales importantes en el conjunto de la modernidad. Estos cambios son los que hemos destacado en el presente estudio: IH 1. Theodore ROSZAK, Person-Planet: The Creative Destruction of Industrial Society, Londres, Gollancz, 1979, p. xxviii.

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7. Aparición de la política de la vida

Si la concepción del yo asediado y mínimo fuera correcta, ésteno sólo se vería absolutamente apartado del ámbito político,

sino que se constituiría mediante un rechazo defensivo de la po-lítica, en favor de un terreno personal rigurosamente delimitado.Ante semejante perspectiva, estaría totalmente de más concluireste estudio con un análisis de ciertas cuestiones políticas. Noobstante, pretendo mostrar que los temas desarrollados en las pá-ginas anteriores no sólo tienen implicaciones políticas sino que,además, son pertinentes para reconstituir tareas y problemas polí-ticos de importancia fundamental en la fase de la modernidad re-ciente.

Theodore Roszak ha afirmado que «vivimos en un tiempo enque la misma experiencia privada de tener una identidad personalque descubrir, un destino personal que cumplir, se ha convertidoen una fuerza política subversiva de grandes proporciones».1 Algu-nos críticos, como Lasen y otros, continúa diciendo, confunden lanueva ética del descubrimiento del yo con el engrandecimiento delindividuo de la «vieja modernidad» y no logran distinguir entre losnuevos impulsos hacia el desarrollo personal, por un lado, y laspresiones capitalistas en favor del provecho personal y la acumula-ción material, por otro. Pienso que es verdad cuanto dice, al mar-gen de que la cuestión deba teorizarse de forma bastante distinta.Lo subversivo no es el proyecto reflejo del yo en cuanto tal; lo quesucede más bien es que la ética del desarrollo del yo señala cam-bios sociales importantes en el conjunto de la modernidad. Estoscambios son los que hemos destacado en el presente estudio: IH

1. Theodore ROSZAK, Person-Planet: The Creative Destruction of IndustrialSociety, Londres, Gollancz, 1979, p. xxviii.

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eclosión de la reflexividad institucional, el desenclave de las rela-ciones sociales por obra de los sistemas abstractos y la consiguien-te interpenetración de lo local y lo global. Hablando en términosde programa político podemos captar sus implicaciones distin-guiendo entre política emancipatoria y política de vida. Aunqueen un primer momento me centraré en la primera de ellas, la másvinculada a los temas tratados en el presente libro es la segunda.Pido la indulgencia del lector si, de momento, no resulta clara lapertinencia de la política emancipatoria a dichos temas: espero quellegue a verse hacia el final del capítulo.

¿Qué es la política emancipatoria?

Desde el desarrollo relativamente temprano de la edad moder-na en adelante, el dinamismo de las instituciones de la modernidadha estimulado ideas de emancipación humana y en cierto modo hasido impulsado por ellas. En primer lugar, se trataba de emanci-parse de los imperativos dogmáticos de la tradición y la religión.La actividad humana hubo de liberarse de las trabas preexistentesmediante la aplicación de métodos de entendimiento racional, nosólo en el terreno de la ciencia y la tecnología sino en el de la vidasocial misma.

Si, con la debida reserva para protegernos de una simplifica-ción excesiva, reconocemos tres maneras de abordar la políticamoderna (el radicalismo —incluyendo en esta categoría al marxis-mo—, el liberalismo y el conservadurismo), podemos decir que lapolítica emancipatoria ha dominado en todas ellas, aunque de for-ma bastante diversa. Los pensadores políticos liberales, al igualque los radicales, han intentado liberar a los individuos y, más engeneral, las condiciones de la vida social de las trabas de las prác-ticas y prejuicios anteriores. La libertad se ha de alcanzar median-te la emancipación progresiva del individuo, en conjunción con elEstado liberal, más que por un proyecto de insurrección revolucio-naria. El «conservadurismo», la tercera categoría, adopta casi pordefinición un punto de vista más desilusionado respecto a las posi-bilidades emancipadoras de la modernidad. Pero el pensamientoconservador sólo existe como reacción frente a la emancipación: el

7. Aparición de la política de la vida 267

conservadurismo se ha constituido como rechazo del pensamientoradical y liberal y como crítica a las tendencias de desenclave de lamodernidad.

Defino la política emancipatoria como una visión general, inte-resada sobre todo en liberar a los individuos y los grupos de lastrabas que afectan adversamente a sus posibilidades de vida. Lapolítica emancipatoria implica dos elementos principales: el es-fuerzo por liberarse de las ataduras del pasado, permitiendo asíuna actitud transformadora frente al futuro, y el objetivo de supe-rar el dominio ilegítimo de algunos individuos o grupos sobreotros. El primero de estos objetivos fomenta el impulso dinámicomás ventajoso de la modernidad. El abandono de prácticas fijasdel pasado permite a los seres humanos lograr un control socialcreciente sobre las circunstancias de sus vidas. Evidentemente, lasdiferencias filosóficas de mayor peso se refieren a la manera deconseguir este objetivo. Algunos han supuesto que la tendenciaemancipatoria está determinada por condiciones causales que en lavida social operan de manera muy similar a la de la causación físi-ca. Para otros, la relación es refleja (y seguramente están más en locierto). Los seres humanos son capaces de «utilizar la historia yhacerla» reflejamente.2

La liberación de los seres humanos de las trabas tradicionalestiene escaso «contenido» a no ser por el hecho de que refleja laorientación característica de la modernidad: el sometimiento alcontrol humano de las características de los mundos social y natu-ral que determinaron anteriormente las actividades humanas. Lapolítica emancipatoria logra Un contenido más sustancial sólo si secentra en las diferencias entre los seres humanos. En esencia esuna política de los «otros». Para Marx la clase era, por supuesto, elinstrumento de emancipación así como la fuerza impulsora de liihistoria. La emancipación general de la humanidad se debía conse-guir por medio de la aparición de un orden sin clases. Para los au-tores no marxistas, la política emancipatoria da mayor importandoa otras divisiones: las divisiones étnicas y de género, las divisionesentre gobernantes y grupos subordinados, entre naciones HCÍIN y

2. Cfr. Jürgen HABERMAS, Knawledge and Human Interests, Cumbrhlge, Pnllly,1987; estudio clásico sobre este asunto.

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268 Modernidad e identidad del yo

pobres, entre generaciones actuales y futuras. Pero, en todos loscasos, el objetivo de la política emancipatoria es el de liberar a losgrupos no privilegiados de su condición de infelicidad o el de eli-minar las diferencias relativas entre ellos.

La política emancipatoria actúa con una idea jerárquica delpoder: el poder se entiende como la capacidad de un individuo oun grupo para imponer su voluntad a los demás. Esta visión de lapolítica tiende a caracterizarse por varios objetivos y conceptosclave. La política emancipatoria se interesa por reducir o eliminarla explotación, la desigualdad y la opresión. Naturalmente, estasnociones han sido definidas de maneras diversas por diferentesautores y, dado que el principal interés de este capítulo no va di-rigido de hecho a la naturaleza de la política emancipatoria, nointentaré describirlas de manera sistemática. La explotación supo-ne, en general, que un grupo —por ejemplo la clase alta frente ala trabajadora, los blancos frente a los negros o los hombres porcomparación con las mujeres— monopolizan ilegítimamentelos recursos o los bienes deseados, a los que se niega acceso a losgrupos explotados. Las desigualdades pueden referirse a cual-quier diversidad en los recursos escasos, pero habitualmente seha dado la máxima importancia al distinto acceso a las satisfac-ciones materiales. Al contrario de lo que ocurre, por ejemplo, conlas desigualdades en la herencia genética, el diferente acceso a lasrecompensas materiales forma parte de los mecanismos gene-radores de la modernidad y en principio (pero, desde luego, noen la práctica) puede, por tanto, ser alterado según se desee. Laopresión es directamente un asunto de poder diferenciador utili-zado aplicado por un grupo para limitar las oportunidades devida de otro. Al igual que otros aspectos de la política emancipa-toria, el objetivo de liberar a las personas de situaciones de opre-sión implica la adopción de valores morales. La «autoridad justifi-cable» puede defenderse a sí misma de la acusación de opresiónsólo donde pueda mostrarse que el poder diferenciador es moral-mente ilegítimo.

La política emancipatoria da la importancia máxima a los im-perativos de justicia, igualdad y participación. En general, estosvalores corresponden a los tres tipos de división de poder recién

I 7. Aparición de la política de la vida

mencionados. Los tres tienen muchas formulaciones diferente! ypueden superponerse más o menos sustancialmente.

Las normas de justicia definen qué se considera explotación y,al contrario, cuándo una relación de explotación adquiere una au-toridad moralmente defendible. Un caso límite sería el del anar-quismo, en la medida en que esta doctrina mantiene la posibili-dad de un orden social donde no exista no ya la explotación sinola autoridad en cuanto tal. Algunas escuelas de pensamiento sos-tienen que el fomento de la igualdad es un valor primordial en símismo y en ciertos casos se considera el objetivo más destacadode la política emancipatoria. Sin embargo, la mayoría de las for-mas de pensamiento radical y liberal consideran ciertos tipos dedesigualdad legítimos e incluso deseables (como en los casos enque las desigualdades materiales se justifican por constituir incen-tivos económicos que generan mayor eficiencia productiva). La

I participación, el tercer imperativo, se opone a la opresión al per-mitir a los individuos o a los grupos influir en decisiones que deotra manera se les impondrían arbitrariamente. Una vez más, los ,ideales del compromiso democrático tienen que especificar nive- 'les de participación, pues el poder jerárquico no es forzosamenteopresivo ni toda autoridad intrínsecamente explotadora.

Dado que la política emancipatoria se interesa sobre todo porlas relaciones sociales predominantemente explotadoras, desigua-les u opresivas, su principal orientación tenderá a «alejarse de al-go», más que a «dirigirse hacia» algo. En otras palabras, la natu-raleza real de la emancipación tiene poca consistencia, excepto en

t ío referente a la capacidad de los individuos o grupos para desa-rrollar sus potencialidades en los marcos restrictivos de las cons-tricciones impuestas por lo comunal. La repugnancia de la mayo-

• ría de pensadores progresistas desde la Ilustración a pensar entérminos utópicos (aunque la excepciones sean muchas) pone demanifiesto esta tendencia. Los escritos de Marx son un ejemplocaracterísticamente claro. Ha de evitarse el «socialismo utópico»,pues da forma concreta a la sociedad que se busca. No podemoslegislar de antemano cómo vivirán las personas en un orden socialsemejante: es cosa que se ha de dejar en sus manos, cuando real-mente se produzca.

Si existe un principio activador de la conducta detrás de Id

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270 Modernidad e identidad del

mayoría de las versiones de la política emancipatoria, podríamosdenominarlo principio de autonomía.3 Emancipación significa quela vida colectiva se organiza de tal manera que el individuo es ca-paz —en un sentido u otro— de actuar de manera libre e inde-pendiente en las circunstancias de su vida social. Libertad y res-ponsabilidad mantienen aquí cierto tipo de equilibrio. El indivi-duo se libera de las trabas impuestas a su comportamiento comoresultado de las condiciones de explotación, desigualdad u opre-sión; pero no por eso se convierte en una persona libre en sentidoabsoluto. La libertad supone una actuación responsable para conlos demás y el reconocimiento de la existencia de obligaciones co-lectivas. La teoría de la justicia de Rawls constituye un ejemplodestacado de una versión de política emancipatoria.4 Las condi-ciones básicas que rigen la autonomía de acción se plantean entérminos pertenecientes al campo temático de la justicia: Rawlspresenta el procedimiento procesal como una ambición organiza-tiva de emancipación. Pero deja sin resolver el problema de cómose comportarán de hecho los individuos y los grupos en un ordenjusto.

Otro tanto puede decirse del intento de Habermas por desa-rrollar un marco de política emancipatoria en función de una teo-ría de la comunicación.5 La situación de discurso ideal, considera-da inmanente en cualquier utilización del lenguaje, ofrece unavisión estimulante de la emancipación. A medida que las circuns-tancias sociales se aproximan a una situación de discurso ideal,surgirá un orden social basado en la acción autónoma de indivi-duos libres e iguales. Los individuos serán libres para elegir en suactividad con conocimiento de causa; lo mismo hará la humani-dad en un plano colectivo. Sin embargo, Habermas da pocas indi-caciones, o ninguna en absoluto, sobre qué serán en concreto esaselecciones.

3. Véase David HELO, Models of Democracy, Cambridge, Polity, 1987, últimocapítulo.

4. John RAWLS, A Theory ofjustice, Oxford, Clarendon, 1972.5. Jürgen HABERMAS, Theory of Communicative Action, Cambridge, Polity,

1987.

Aparición dé la política de la vida 271

iNaturaleza de la política de la vida

|' i , La política de la vida supone (cierto nivel de) emancipación enlos dos principales sentidos anteriormente señalados: emancipa-ción de las trabas de la tradición y de las condiciones del dominiojerárquico. Sería demasiado elemental decir simplemente que lapolítica de la vida se centra en lo que sucede una vez que los indi-viduos han conseguido cierto nivel de autonomía de acción, pues

' también intervienen otros factores; pero esto nos proporciona almenos una orientación inicial. La política de la vida no concierneen primer lugar a las condiciones que nos liberan para realizar op-ciones: es una política de opción. Mientras la política emancipato-ria es una política de opciones de vida, la política de la vida es unapolítica de estilo de vida. Es también la política del orden refleja-mente activado —el sistema de la modernidad tardía— que, eíN¿nplano individual y colectivo, ha alterado radicalmente los paráme-tros existenciales de la actividad social. Se trata de una política derealización del yo en un entorno reflejamente ordenado, donde esareflexividad enlaza el yo y el cuerpo en sistemas de ámbito univer-sal. En este campo de actividad, el poder es más bien generadorque jerárquico. La política de la vida es política de estilo de vidaen el sentido serio y pleno analizado en capítulos anteriores. Pordar una definición formal, diremos que la política de la vida se re-fiere a cuestiones políticas que derivan de procesos de realizacióndel yo en circunstancias postradicionales, donde las influenciasuniversalizadoras se introducen profundamente en el proyecto re-flejo del yo y, a su vez, estos procesos de realización del yo influ-yen en estrategias globales.

Los intereses de la política de la vida derivan directamente delos temas principales de este libro y más adelante intentaré docu-mentarlos con cierto detalle. Aunque las cuestiones de política dela vida pueden remontarse más atrás, ésta surge sólo como unconjunto plenamente diferenciado de problemas y posibilidadescon la consolidación de la modernidad reciente. Según vimos an-teriormente, los intereses de la política de la vida presagian cam-bios futuros de gran alcance: esencialmente el desarrollo de for-mas de orden social «al otro lado» de la misma modernidad.

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Política emancipatoria

1. Liberación de la vida social delas trabas de la tradición y lacostumbre.

2. Reducción o eliminación de laexplotación, la desigualdad o laopresión. Se interesa por la dis-tribución discriminadora de po-der/recursos.

3. Obedece a imperativos pro-puestos por la ética de la justi-cia, la igualdad y la participa-ción.

Modernidad e identidad del yo

Política de la vida

1. Decisiones políticas que derivande la libertad de elección y ge-neran poder (entendido comocapacidad transformadora).

2. Creación de formas de vidamoralmente justificables quepromoverán la realización delyo en circunstancias de interde-pendencia global.

3. Desarrolla propuestas moralesrelativas a la pregunta «¿cómohemos de vivir?» en un ordenpostradicional y sobre el tras-fondo de cuestiones existen-ciales.

La política de vida, repitámoslo, es una política de decisionesde vida. ¿Cuáles son esas decisiones y como deberíamos concep-tualizarlas? Primeramente, y ante todo, consideraremos las queafectan a la misma identidad del yo. Según ha intentado mostrareste estudio, la identidad del yo es hoy en día un logro reflejo. Lacrónica de la identidad del yo se ha de configurar, transformar ymantener reflejamente en relación con las circunstancias de lavida social, rápidamente cambiantes, a escala mundial. El indivi-duo ha de incorporar a sus compromisos locales información pro-cedente de una multiplicidad de experiencias mediadas, de talmanera que consiga conectar proyectos futuros con experienciaspasadas de forma razonablemente coherente. Esto sólo se podráconseguir si la persona es capaz de desarrollar una autenticidadinterior (un marco de confianza básica mediante el cual se puedaentender el tiempo de vida como unidad sobre el trasfondo de lossucesos sociales cambiantes). Una crónica de la identidad del yoreflejamente organizada proporciona los medios para dar cohe-rencia al tiempo de vida finito, dadas unas circunstancias exter-nas cambiantes. Desde este punto de vista, la política de la vidainteresa a los debates y discusiones originados en el proyecto re-flejo del yo.

Al indagar la idea de que lo «personal es político», el movi-

miento estudiantil, pero más en particular el movimiento femeni-no, han encabezado este aspecto de la política de la vida. Sin em-bargo, lo hicieron de manera ambigua. Algunos miembros del mo-vimiento estudiantil, en especial los vinculados al «situación! smo»,intentaron servirse de los gestos personales y de las «rebeldías delos estilos de vida» como una forma de plantear un reto a la buro-cracia. Pretendían mostrar no sólo que la vida diaria expresa as-pectos del poder del Estado sino que, trastocando las pautas coti-dianas ordinarias, podían amenazar realmente al poder estatal.Vista así, sin embargo, la política de lo personal prefigura sólo va-gamente la política de la vida y se mantiene muy próxima a la for-ma emancipatoria. En efecto, el objetivo es utilizar las pautas deestilo de vida como medios de combatir o eliminar la opresión.

Más que el movimiento estudiantil es el feminismo el que abrepropiamente las puertas del terreno de la política de la vida (auncuando el interés emancipatorio sigue siendo, por supuesto, un as-pecto fundamental del movimiento de las mujeres). El feminismo,al menos en su forma contemporánea, se ha visto obligado en ma-yor o menor medida a dar prioridad a la cuestión de la identidaddel yo. Según se ha señalado convenientemente, «las mujeres quedesean algo más que la vida de familia convierten lo personal enpolítico con cada uno de los pasos que las alejan del hogar».6 Amedida que las mujeres «salen afuera» cada vez más, contribuyenal desarrollo de los procesos emancipadores. Sin embargo, las fe-ministas llegaron a ver pronto que para la mujer emancipada lacuestión de la identidad adquiere una importancia preeminente.En efecto, al liberarse del hogar y de la domesticidad, las mujeresse enfrentaron a un entorno social cerrado para ellas. La identidadde la mujer estaba tan estrechamente definida por el hogar y la fa-milia que su «salida afuera» las llevó a ámbitos sociales donde lasúnicas identidades disponibles eran las que les ofrecían estereoti-pos masculinos.

Cuando, hace unos veinticinco años, Betty Friedan comenzó ahablar del «problema que no tiene nombre» se refería a que el he-cho de ser mujer y madre no conseguía satisfacer la vida que an-

6. Barbara SICHTERMANN, Feminity: The Politics of the Personal, Cambridge,

Polity, 1986, p. 2.

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274 Modernidad e identidad del yo

siaban muchas mujeres, casi sin saberlo.7 Su análisis de este pro-blema llevó directamente a Friedan a analizar la identidad y el yo.La verdadera «cuestión que no tiene nombre» resultó ser la expre-sada en la pregunta: «¿quién deseo ser?».8 Friedan relacionó con-cretamente este asunto con su propia experiencia de mujer joven.Recién salida de la universidad sintió que se le presentaban mu-chas posibilidades, incluida la de seguir una carrera profesionalcomo psicóloga. Pero, en vez de aceptar una tutoría universitaria,conseguida para un curso de doctorado, abandonó esta posible ca-rrera sin saber realmente la razón. Se casó, tuvo hijos y vivió comoun ama de casa de un barrio del extrarradio urbano (acallandosiempre las dudas sobre su falta de objetivo en la vida). Al finalacabó marchándose, al reconocer y encarar la cuestión de su iden-tidad propia y darse cuenta de que necesitaba realizarse en otraparte.

La profunda insatisfacción de Betty Friedan con su identidadpersonal sólo surgió, según expuso claramente, por la existencia demás opciones para las mujeres en la actualidad. Sólo a la luz de es-tas alternativas han llegado las mujeres a ver que la cultura moder-na no «satisface su necesidad básica de desarrollar y satisfacer susposibilidades como seres humanos...».9 Su libro concluía con unanálisis de la planificación de la vida, un medio para ayudar a lasmujeres a crear nuevas identidades para su yo en el terreno públi-co, antes inexplorado. Su «nuevo plan de vida para mujeres» anti-cipaba muchos rasgos de los manuales de autoayuda que aparece-rían más tarde. El nuevo plan de vida incluía una entrega aldesarrollo personal, un volver a pensar y construir el pasado —re-chazando la «mística femenina»— y reconocer el riesgo.

Política de la vida, cuerpo y yo

En la actualidad, un cuarto de siglo aproximadamente despuésdel libro pionero de Friedan, es ya obvio que muchos de los asun-

7. Betty FRIEDAN, The Feminine Mystique, Harmondsworth, Pelican, 1965.8. Ibíd., p. 61.9. Ibíd., p. 68.

7. Aparición de la política de la vida

tos que al principio sólo parecían interesar a las mujeres están enrealidad ligados al fenómeno relacional de la identidad de género.La identidad de género y su expresión se han convertido a su vezen materia de opciones múltiples que llegan incluso hasta la posi-bilidad de elegir si una persona conserva el mismo sexo anatómicocon el que nació. La política de la identidad del yo no se limita,desde luego, a cuestiones de diferenciación de género. Cuanto más«nos hacemos» reflejamente como personas, más sale a la luz lacategoría misma de lo que es una «persona» o «ser humano». Po-demos encontrar muchos casos que ilustran cómo y por qué estoes así. Por ejemplo, los debates actuales sobre el aborto puedenparecer limitarse al cuerpo y a los derechos que la «dueña» delmismo pueda tener o dejar de tener sobre sus productos. Pero eldebate del aborto se refiere en parte a si el feto es o¿no una perso-na y, en caso de serlo, en qué momento de su desarrollo puede serconsiderado como tal. En este asunto, como tan a menudo ocurre

, en el terreno de la política de la vida, aparecen unidos problemasde definición filosófica, derechos humanos y moralidad.

'. Como indica el caso del aborto, no siempre es fácil distinguirlas cuestiones de política de la vida relativas a la identidad del yode las que se centran más específicamente en el cuerpo. Al igualque el yo, el cuerpo no puede considerarse ya algo fijo (una enti-dad fisiológica), sino que ha acabado profundamente implicado enla reflexividad de la modernidad. El cuerpo solía considerarse unaspecto de la naturaleza, regido fundamentalmente por procesossometidos sólo incidentalmente a la intervención humana. El cuer-po era algo «dado», la sede del yo, con frecuencia incómoda e ina-decuada. Todo esto se vio alterado por la progresiva invasión delcuerpo por sistemas abstractos. El cuerpo, al igual que el yo, pasaa ser un lugar de interacción, apropiación y reapropiación, que en-laza procesos reflejamente organizados y conocimiento expertosistemáticamente ordenado. El cuerpo mismo se ha emancipado,como condición para su reestructuración refleja. Si al principio secreyó que era el lugar del alma y, más tarde, el centro de necesida-des oscuras y perversas, el cuerpo es ahora plenamente susceptiblede ser «trabajado» por las influencias de la modernidad reciente. Aconsecuencia de estos procesos se han alterado sus límites. Posee,por así decirlo, un «estrato externo» perfectamente permeable a

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276 Modernidad e identidad del

través del cual se introducen rutinariamente el proyecto reflejo delyo y sistemas abstractos formados en su exterior. En el espacioconceptual existente entre ellos, encontramos un número crecientede guías y manuales prácticos relacionados con la salud, la dieta,la apariencia, el ejercicio, la práctica del sexo y muchos otrosasuntos.

La apropiación refleja de los procesos y el desarrollo corporales un elemento fundamental de los debates y conflictos sobre lapolítica de la vida. Es importante insistir en este punto a fin de verque el cuerpo no se ha convertido simplemente en una entidadinerte, sujeta a la mercantilización o a la «disciplina», en el sentidode Foucault. Si así fuera, el cuerpo sería primariamente un lugarde la política emancipatoria: la cuestión consistiría entonces en li-berar el cuerpo de la opresión de la que sería presa. En condicio-nes de modernidad reciente, el cuerpo es de hecho menos «dócil»que lo que nunca lo fue anteriormente en relación con el yo, puesambos están íntimamente coordinados en el proyecto reflejo de laidentidad del yo. El cuerpo mismo —por la utilización que se hacede él en la práctica— pasa a intervenir de manera más pertinente einmediata en la identidad impulsada por el individuo. Según ob-serva Melucci,

el retorno al cuerpo es el inicio de una nueva búsqueda deidentidad. El cuerpo aparece como un ámbito secreto cuya lla-ve de acceso está sólo en posesión del individuo y al que lapersona puede volver para buscar una definición del yo libera-da de trabas impuestas por las reglas y expectativas de la so-ciedad. En la actualidad, la atribución social de identidad in-vade todas las áreas tradicionalmente protegidas por la barre-ra del «espacio privado».10

Podemos considerar el problema de la «propiedad» del cuerpocomo cuestión específica, planteada por su doble implicación enlos sistemas abstractos y en el proyecto reflejo del yo. Como diji-mos antes, la idea de «propiedad» es aquí una noción compleja

10, Alberto MELUCCI, Nomads of the Present, Londres, Hutchinson Radius,1989, p. 123.

Aparición de la política de la vida 277

que incluye todos los problemas de la definición de una «persona».En el ámbito de la política de la vida, este problema recoge lascuestiones de cómo habrá de elegir el individuo en relación con lasestrategias del desarrollo corporal en el planteamiento de su vida y

i quién determinará la «disposición» de los productos y partes delcuerpo.

El cuerpo y el yo están ligados entre sí en otro terreno funda-mental, totalmente invadido por los sistemas internamente referen-ciales de la modernidad: la reproducción. El término «reproduc-ción» puede utilizarse tanto para referirse a la continuidad socialcomo a la biológica de la especie. La relación terminológica no esaccidental: la reproducción «biológica» es en la actualidad plena-mente social, es decir, vaciada por los sistemas abstractos y re-constituida mediante la reflexividad del yo. Es evidente que la re-producción no fue nunca sólo un asunto de deterninismos exter-nos: en todas las culturas premodernas se utilizaron, por ejemplo,varios tipos de métodos anticonceptivos. No obstante, el ámbitode la reproducción entraba en su mayor parte de forma irremedia-ble en la esfera del destino. Con la aparición de métodos anticon-ceptivos más o menos seguros, el control reflejo de las prácticassexuales y la introducción de diversas tecnologías en el terreno dela reproducción, éste es ahora un campo donde predomina la plu-ralidad de elecciones.

El «fin de la reproducción como destino» está íntimamente li-gado al «fin de la naturaleza». En efecto, hasta el momento actualla reproducción había estado siempre en uno de los polos de la im-plicación del hombre con la naturaleza en cuanto realidad separa-da de él (en el otro se hallaba la muerte). La ingeniería genética,cuyas posibilidades se hallan todavía en los tanteos iniciales, cons-tituye una nueva negación de la reproducción como proceso natu-ral. El hombre puede determinar por medio de ella la transmisióngenética, cortando así el lazo último que conectaba la vida de laespecie a la evolución biológica. En este proceso de desapariciónde la naturaleza, ciertas esferas de toma de decisión afectan nosólo al proceso propiamente dicho de la reproducción, sino a laconstitución física del cuerpo y a la manifestación de la sexualidad.Tales esferas de acción remiten, de esa manera, a cuestiones de ge-

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278 Modernidad e identidad del yo

ñero e identidad de género así como a otros procesos de formaciónde la identidad.

Las tecnologías reproductivas alteran las antiguas oposicionesentre fertilidad y esterilidad. La inseminación artificial y la fertili-zación in vitro disocian en mayor o menor medida la reproducciónde las categorías tradicionales de la experiencia heterosexual. Lapersona estéril puede llegar a ser fértil, pero de ese modo puedendarse también diversas combinaciones de parentesco sustitutivo.La oportunidad que se ofrece, por ejemplo, a las parejas homose-xuales de producir y criar hijos es una entre varias opciones de es-tilo de vida que dimanan de esas innovaciones. El hecho de que lasexualidad no necesite ya tener nada que ver con la reproducción—o viceversa— sirve para reordenar la sexualidad en relación conlos estilos de vida (aunque en buena medida, como siempre, sólopor medio de la apropiación refleja).

La variedad de opciones que ahora se ofrecen, o que proba-blemente se desarrollarán muy pronto, en el terreno de las tecnolo-gías de la reproducción, constituye un ejemplo indicativo de lasposibilidades y problemas de la política de la vida. El nacimientode Louise Brown el 25 de julio de 1978 marcó un nuevo cambioen la reproducción humana. La creación de vida nueva —más queel control negativo de la vida por la contraconcepción— pasó a serpor vez primera materia de construcción deliberada. La fertiliza-ción in vitro (FIV) se sirve de muchas técnicas que ya existían demanera dispersa, pero ciertas innovaciones decisivas han permiti-do que pudieran utilizarse para fertilizar un óvulo humano fueradel cuerpo. Otro procedimiento es el de la determinación del sexopor preimplantación. Mediante medios de FIV es posible transferiral vientre de una mujer mediante técnicas de amplificación delDNA un embrión ya «sexuado». Con tales técnicas se pueden dis-tinguir embriones masculinos y femeninos e implantar un embrióndel sexo deseado. A estas técnicas hay que añadir la congelaciónde embriones. Este proceso permite almacenarlos por un tiempoindefinido, haciendo así posibles muchos embarazos sin necesidadde nueva estimulación ovárica y recogida de óvulos. Esto permite,por ejemplo, el nacimiento de gemelos idénticos con años de dife-rencia.

Otros procedimientos para el control de la reproducción huma-

7. Aparición de la política de la vida

na que parecen, al menos, factibles son los de 1a ectogénesis yla clonación. La ectogénesis es la creación de vida humana total-mente fuera del cuerpo: la producción de niños sin embarazo. Laclonación, creación de varios individuos genéticamente idénticos,aunque resulte quizá más extraña, parece más próxima y ya se haconseguido en experimentos con animales.11

Vidas personales, necesidades planetarias

Hasta aquí nuestro análisis nos lleva al mundo de las relacionessociales externas al yo en función casi siempre de su impacto refle-jo sobre la identidad y el estilo de vida. Sin embargo, las decisio-nes personales afectan también a considerado!168 universales (elnexo, en este caso, va de la «persona» al «planeta»). La reproduc-ción socializada liga las decisiones personales a la continuidadmisma de la especie en la tierra. A medida que se desvinculan lareproducción de la especie y la sexualidad, la futura reproducciónde la especie no está ya garantizada. El desarrollo de la poblaciónmundial se incorpora a los sistemas internamente referenciales. Unconjunto de procesos individuales de toma de decisión, unidos pormedio de esos sistemas, está en condiciones de producir situacio-nes impredecibles comparables a las generadas Por °tro_s ordenessocializados. La reproducción pasa a ser una decisión individualvariable cuyo efecto general sobre la reproducci°n de la especiepodría resultar incalculable.

Podemos descubrir aún más conexiones entre las opciones deestilo de vida y las influencias mundializador#s. Pensemos en lascuestiones de interés general mencionadas relativas a la ecologíaplanetaria y a los intentos por reducir los riesgos de una guerra nú-J7 •! i 1 * ' I 1

clear. Al abordar las cuestiones ecológicas y su relación con los de-bates políticos, tenemos que preguntarnos ant^s que nada por queatraen tanto la atención hoy en día. La respuesta se ha de buscur.en parte, en la acumulación de pruebas de que e' entorno tísico seha visto sometido a procesos de deterioro de tflayor alcance y mas

11. David SUZUKI y Peter KNUDTSON, Genethics: The ^thics °í RnKtnwrlw U-

fe, Londres, Unwin Hyman, 1989.

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280 Modernidad e identidad del yo

intensos de lo que se creía. Son, sin embargo, mucho más decisi-vos los cambios en las actitudes humanas acerca de este problema.En efecto, el hecho de que la naturaleza haya «llegado a su fin» noestá confinado a la conciencia especializada de los profesionales;también lo conoce la generalidad de las personas. Un aspecto evi-dente del creciente interés ecológico es el reconocimiento de queel cambio de la tendencia hacia la degradación del medio ambientedepende de la adopción de nuevas pautas de estilo de vida. La ma-yor cantidad de daño ecológico deriva de los modos de vida adop-tados por los sectores modernizados de la sociedad mundial. Losproblemas ecológicos ponen de relieve la nueva y progresiva inter-dependencia de los sistemas universales y ponen a la vista de todosla profundidad de las relaciones entre actividad personal y proble-mas del planeta.

La lucha por evitar las amenazas provocadas por el deteriorodel ecosistema de la tierra se ve obligada a pedir respuestas coordi-nadas y mundiales en ámbitos muy alejados de la acción indivi-dual. Por otra parte, no se podrá hacer frente eficazmente a esasamenazas hasta que no haya una reacción y un reajuste por partede todos y cada uno. Para reducir al mínimo los riesgos ecológicoscon que nos enfrentamos se requerirán, casi con seguridad, am-plios cambios en el estilo de vida, unidos a una renuncia a la acu-mulación económica constante. En una compleja trabazón de re-flexividad, hará falta y, probablemente, surgirá una conciencia re-fleja del carácter, también reflejo, de los sistemas que transformanen la actualidad los modelos económicos.

La cuestión de la energía nuclear ocupa el centro de estas preo-cupaciones y constituye, por supuesto, un nexo entre las cuestio-nes ecológicas más generales y la existencia de armamento nu-clear. Los debates sobre si se debería continuar construyendo cen-trales nucleares y, de ser así, qué relación habrían de tener con lasfuentes actuales de energía material, son un ejemplo de las nume-rosas cuestiones suscitadas en el terreno de la política de la vida.No faltan aquí riesgos de consecuencias graves, algunos de los cua-les derivan de factores acumulativos y a largo plazo, mientras queotros dimanan de influencias más inmediatas. Los cálculos técni-cos sobre nivel de riesgo no pueden ser absolutamente perfectos,pues no está en su mano controlar plenamente el error humano y

7. Aparición de la política de la vida 281

porque, además, pueden darse factores imprevistos por ahora. Unapersona que desee estar informada de las controversias sobre laenergía nuclear descubrirá que los expertos están tan radicalmentedivididos en sus valoraciones como en otros ámbitos donde preva-lecen los sistemas abstractos. Mientras no se produzcan nuevosadelantos tecnológicos —desconocidos por el momento—, pareceinevitable la amplia utilización de la energía nuclear si los procesosmundiales de crecimiento económico continúan al mismo ritmoque en la actualidad, y aún será mayor si se incrementan.

La disminución de la dependencia de la energía nuclear o elintento de eliminar las fuentes de dicha energía por entero, tantoen determinadas regiones como en una escala mayor, conllevaráncambios significativos en el estilo de vida. Como ocurre en otrosterrenos de expansión de los sistemas internamente referenciales,nadie puede estar completamente seguro del posible daño causadoya al entorno físico por las fuentes de energía nuclear existentes;los datos son objeto de controversia. Pero volvamos a las cuestio-nes personales de la biología y la reproducción socializadas. S'egúnha dicho un autor, «nuestro esperma, nuestros óvulos, nuestrosembriones y nuestros hijos» se hallan «en primera línea» de la lu-cha de la «frontera letal».12

Como afirman los defensores de la «ecología profunda», unproceso de abandono de la acumulación económica habría de im-plicar la sustitución de los procesos de crecimiento económico sintrabas por el crecimiento personal (el cultivo de las potencialida-des de la expresión del yo y de la creatividad). El proyecto reflejodel yo habría de ser, por tanto, el verdadero gozne sobre el que gi-rase un cambio hacia un orden mundial más allá del actual. Laamenaza de guerra nuclear está también ligada al proyecto reflejodel yo. Como dice Lasch, ambos ponen especialmente de relieve elproblema de la «supervivencia». Sin embargo, podríamos decirigualmente que ambos ponen de relieve la posibilidad de la pu/,:una coexistencia humana armoniosa, en el plano mundial, y unurealización del yo psicológicamente gratificante, en el personal. Elproblema del armamento nuclear se introduce en la política de la

12. John ELINGTON, The Poisoned Womb, Hardmonsworl, Pcnguln,p. 236.

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282 Modernidad e identidad del yo

vida como una apropiación tanto positiva como negativa y muestracon especial claridad el grado en que lo personal y lo mundial es-tán conectados entre sí, como en el caso del posible desastre ecoló-gico, pues no existe lugar alguno en la tierra a donde escapar. Latecnología militar es cada vez más compleja y consiste en un con-junto de sistemas especializados sobre los que el profano en la ma-teria difícilmente alcanzará un alto nivel de conocimiento especia-lizado (en parte por el secreto que rodea a los sistemas de arma-mento). Sin embargo, este mismo proceso hace que el posibleestallido de una guerra nuclear no sea ya sólo un asunto de interésde los estrategas militares y los dirigentes políticos, sino una mate-ria que afecta a la vida de cada cual. El peligro de enfrentamientonuclear, que opera con signo negativo, coincide con otros aspectosdel terreno de la política de la vida en estimular una conciencia re-fleja de la socialización de la naturaleza y de sus implicacionespara la vida de las personas.

Resumen: el programa de la política de la vida

Las cuestiones de la política de la vida ponen entre interrogan-tes los sistemas internamente referenciales de la modernidad. Elprograma de política de la vida, generado por los efectos de lasinstituciones modernas, es un exponente de los límites de las to-mas de decisión regidas meramente por criterios internos, pues lapolítica de la vida vuelve a poner de relieve precisamente aquellascuestiones morales y existenciales reprimidas por las institucionesesenciales de la modernidad. Vemos aquí las limitaciones de lasconsideraciones «posmodernas» desarrolladas bajo la égida delposestructuralismo. Según sus puntos de vista, en las circunstan-cias sociales actuales las cuestiones morales quedan completamen-te despojadas de sentido o pertinencia. Pero, mientras esta pers-pectiva refleja con precisión ciertos aspectos de los sistemas inter-namente referenciales de la modernidad, no es capaz de explicarpor qué los problemas morales regresan al centro del programa dela política de vida. Los problemas de la política de la vida no pue-den debatirse fuera del terreno de los sistemas abstractos: la infor-mación que dimana de diversos tipos de especialización es funda-

7. Aparición de la política de la vida 2BÍ

mental para definirlos. Sin embargo, al centrarse en cómo debería-mos vivir nuestras vidas en circunstancias sociales emancipadas,no pueden dejar de sacar a la luz problemas y cuestiones de tipomoral y existencial. Los asuntos de la política de la vida constitu-yen el programa principal para el retorno de lo reprimido por lasinstituciones. Reclaman una remoralización de la vida social y exi-gen una sensibilidad renovada para cuestiones suprimidas sistemá-

[ ticamente por las instituciones de la modernidad.Nos hallamos ahora en condiciones de resumir y sistematizar el

análisis precedente. El programa de la política de la vida deriva dela extensión con que los sistemas internamente referenciales de lamodernidad cubren varias áreas distintas. La invasión del mundonatural por los sistemas abstractos lleva a la naturaleza a su fin encuanto ámbito externo al conocimiento y los compromisos huma-nos. Sin embargo, la tremenda extensión del control humano so-bre la naturaleza (que, como en otras áreas de control, da lugar anuevas situaciones impredecibles) choca contra sus propios lími-tes, que consisten no tanto en la degradación del medio ambiente yen la destrucción que ello genera, cuanto en el estímulo para rei^-troducir pautas de debate externas a los sistemas abstractos de lamodernidad. En otras palabras, vuelven a introducirse en el pro-grama las cuestiones existenciales reprimidas, relacionadas no sólocon la naturaleza sino con los parámetros morales de la existenciaen cuanto tal. El proceso no es automático: en la vida cotidiana,así como en las pugnas colectivas, los problemas morales/existen-ciales se recuperan activamente y se introducen en el debate públi-co. El campo específico de estos debates guarda relación no sólocon lo que debería hacerse para que los seres humanos sobrevivanen la naturaleza, sino con la manera de atrapar y «vivir» la existen-cia misma: ésta es la «cuestión del Ser» de Heidegger. El «fin de Itinaturaleza» propone a nuestra consideración muchas cuestionesnuevas, debido a la gran extensión del campo de organización in-trínseca. Como sucede con otras cuestiones morales esenciales,éstas implican en cierto modo opciones de estilo de vida. To-das plantean problemas analíticos y dilemas morales difíciles deabordar.

Una segunda área es la de la reproducción biológica. Desde elpunto de vista de la opinión dominante en la modernidud, lo ro«

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284 Modernidad e identidad del yo

producción es un fenómeno mecánico (una cuestión de procesosgenéticos). Pero, vista desde una perspectiva moral, la reproduc-ción suscita el problema de la contradicción existencial. El princi-pal ámbito moral con el que nos encontramos aquí alude a la tras-cendencia: cómo deberían abordar los seres humanos la cuestiónde su propia finitud. Al igual que en los demás ámbitos, el núme-ro de cuestiones sustanciales abordadas referentes a las opcionesde estilo de vida dependerá probablemente de cómo se traten lascuestiones más amplias de la contradicción existencial y la finitud.Por ejemplo, el problema de los derechos del feto está fuertementeinfluido por lo que se piensa de la «vida», en cuanto cuestión tantomoral como analítica.

La mundialización constituye un tercer foco de la expansión delos sistemas internamente referenciales de la modernidad. Segúnhemos subrayado en este estudio, la aparición de órdenes mundia-les significa que el mundo «en» el que vivimos hoy en día es dife-rente del de épocas anteriores. La mundialización unifica toda lacomunidad humana (en parte por la creación de riesgos de conse-cuencias graves que ningún habitante de la tierra puede eludir). Serequieren nuevas formas de colaboración, y aunque esta necesidades reconocida por todos, en un mundo de naciones-Estado diver-sas, esas formas están por el momento débilmente desarrolladas.Dados los factores de riesgos de consecuencias graves, las prin-cipales cuestiones morales que surgen son, en parte, de carácter«incluyente». ¿Deberíamos proponer excepciones, al principio deduda radical? ¿Debería haber límites al afán de investigación cien-tífica? ¿Habría que condenar la posesión de armas nucleares comoalgo moralmente indefendible? Estas cuestiones afectan a nuestra«existencia» en el sentido concreto de que se refieren a la super-vivencia de la humanidad en conjunto. Sin embargo, están rela-cionadas también con cuestiones existenciales de intersubjetividadmás elementales.

Finalmente, volvemos a la identidad del yo considerada a tra-vés de los sistemas internamente referenciales del yo y el cuerpo.El yo y el cuerpo, invadidos profundamente por los sistemas abs-tractos de la modernidad, se convierten en lugares de una diversi-dad de opciones nuevas de estilo de vida. El proyecto del yo es unproyecto de control en la medida en que está dominado por las

7. Aparición de la política de la vida 285

perspectivas centrales de la modernidad y se guía sólo por una mo-ralidad de «autenticidad». Sin embargo, al afectar a la sensibilidadmás íntimamente humana, tal proyecto se convierte en un impulsofundamental hacia la remoralización de la vida diaria. Las cuestio-nes sustanciales propuestas en el programa de la política de la vidase centran en los derechos de la personalidad y la individualidad,que se remontan a los aspectos existenciales de la identidad del yoen cuanto tal.

Conexiones e implicaciones

¿Cuál es el sentido del término «políticas en la expresión «po-lítica de la vida»? En la teoría política se acepta la convención dereconocer una noción de política más estrecha y otra más amplia.La primera se refiere a procesos de toma de decisión dentro de laesfera gubernamental del Estado; la segunda considera políticocualquier modo de tomar decisiones que se relacione con la sohn.ción de debates o conflictos en los que choquen intereses o valoresopuestos. La política de la vida es la política en ambos sentidos.

El sentido estricto de la política pervive gracias a la posicióncentral que siguen ocupando los Estados nacionales y su aparatogubernamental. Un Estado nacional no puede legislar con efectivi-•dad sobre cuestiones de política de vida como para tomar decisio-nes vinculantes para comunidades sociales más amplias. Así, porejemplo, una decisión de controlar la investigación en ingenieríagenética en un Estado tendría pocos efectos en el desarrollo globalde este campo. Un gobierno podría decidir eliminar la energía nu-clear de sus propios territorios, pero esta decisión protegería difí-cilmente a su población de una manera aceptable, si los demás puí-ses mantuvieran próximas sus fuentes de suministro de energía nu-clear. Sin embargo, todos los asuntos relativos a la política de luvida implican cuestiones de derechos y obligaciones y el Estado si-gue siendo de momento el principal lugar administrativo dondeesos derechos y deberes se plasman en leyes. Las cuestiones de po-lítica de la vida adquirirán probablemente una importancia cuchivez mayor en el terreno público y jurídico de los Estados. Pero nopor ello disminuye la importancia de las demandas de derechoi > l >

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286 Modernidad e identidad del

emancipación, según herreos recalcado antes. Los esfuerzos por ex-tender y apoyar los derechos ciudadanos siguen siendo, por ejem-plo, una cuestión fundamental; tales derechos constituyen el terre-no donde pueden debatirle abiertamente las cuestiones de políticade vida.

En el sentido más amplio de política, los asuntos de la políticade la vida impregnan muchas zonas de la vida social en la moder-nidad tardía, pues en el plano individual y colectivo se abren nu-merosas esferas de elección por la extensión de los sistemas abs-tractos y la socialización ¿le procesos naturales. No es mi intenciónrastrear en detalle los probables parámetros institucionales de lapolítica de la vida en sencido más amplio. La importancia de losmovimientos sociales par» situar en posición destacada las cuestio-nes de la política de la vicia e imponerlas a la atención pública hasido fundamental. Se pueíd6 discutir si dichos movimientos prelu-dian o no los cambios organizativos en el terreno de la actividadpolítica.13 En la modernidad tardía, donde los intentos reflejos porcolonizar el futuro son más o menos universales, muchos tipos deacción individual y compromiso organizativo pueden configurarresultados de política de vida. Los problemas de la política de lavida no encajan de antemano en los marcos existentes y podríanestimular la aparición de formas políticas que difieran de las pre-dominantes hasta el momento tanto en los Estados como en unplano mundial.

Hasta ahora, la politicé emancipatoria se ha descrito como sifuera simplemente la preparación para la aparición de la políticade la vida. La relación entre política emancipatoria y de vida esdesde luego, más complicada que lo que sugeriría tal punto de vis-ta. La política emancipatoria no acaba cuando la política de la vidacomienza a exigir más del programa político general; prácticamen-te todas las cuestiones de política de vida plantean también proble-mas de tipo emancipatorio- En la modernidad tardía, el acceso alos medios de realización del yo es a su vez uno de los principalesfocos donde se centra la división de clases y la distribución de lasdesigualdades más en general. El capitalismo, una de las grandes

13. Cf. MELUCCI, Nomads.

' 7, Aparición de la política de la vida 287

Cuestiones existenciales y política de vida

ÁmbitoTerrenomoral

Sistemasinternamentereferenciales

Cuestiones moralesfundamentales

Existencia Supervivencia Naturalezay ser

Finitud Trascendencia Reproducción

Vida individual Cooperación Sistemas globalesy comunitaria

Identidaddel yo

Personalidad Yo y cuerpo

1. ¿Qué responsabili-dades tienen los se-res humanos con lanaturaleza?

2. ¿Cuáles son los prin-cipios de la ética me-dioambiental?

1. ¿Cuáles son los de-rechos del nonato?

2. ¿Qué derechos tie-ne el feto?

3. ¿Qué principios étMeos han de regir laingeniera genética?

1. ¿Qué límites se hande imponer a lainnovación científi-co/tecnológica?

2. ¿Qué límites se hande imponer al usode la violencia enlos asuntos huma-nos?

1. ¿Qué derechos tie-ne el individuo so-bre su cuerpo?

2. ¿Qué diferencias degénero se han depreservar, en cusude hacerlo?

3. ¿Qué derechos lle-nen los tinimnlcN?

fuerzas impulsoras de la expansión de la modernidad, es un siste-ma de clases que tiende a generar importantes desigualdades ma-teriales (tanto a escala mundial como en el seno de lus '

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288 Modernidad e identidad del yo

des económicamente desarrolladas). Los conflictos emancípatenosque han ayudado a moderar los efectos polarizadores del mercadocapitalista «sin trabas» son, por tanto, directamente pertinentespara la realización de los esfuerzos de la política de la vida.

La política emancipatoria sirve a menudo de algo más que unamera «preparación del escenario» de los intereses de la política dela vida. Podemos investigar algunos posibles lazos de unión me-diante algunos ejemplos. Me centraré en dos: el feminismo y la di-visión entre naciones del Primer y Tercer Mundo.

El movimiento de las mujeres tiene objetivos claramente eman-cipatorios. Su interés es liberarlas de las formas tradicionales de li-mitación y permitirles participar en plano de igualdad con loshombres en los terrenos de actividad social dominados anterior-mente por éstos. En los primeros años del movimiento los intere-ses emancipatorios se centraban claramente, según dijimos, en laposibilidad de lograr algún tipo de ascendiente. Sin embargo, otraspreocupaciones estaban ya presentes desde muy temprano. Cuan-do el movimiento feminista alcanzó su impulso inicial en el si-glo XIX, algunas personas mantuvieron ya que lo que estaba enjuego era algo más que la mera emancipación. Según su propuesta,para hacer oír las voces de las mujeres se necesitarían cambios degran alcance en la organización real de la vida social. Cuando lasmujeres llegaran por fin a introducirse en los sectores de la socie-dad dominados por los varones en pie de igualdad con ellos, apor-tarían valores y actitudes que habrían de reconfigurar profunda-mente esos terrenos propiamente masculinos.

Entre otros cambios, la emancipación de las mujeres habría deinfluir en los niveles de agresividad en la sociedad y contribuir atransformar ciertas actitudes preexistentes hacia el entorno natu-ral. Así, las feministas llamaron la atención en un primer momen-to, y lo han seguido haciendo más tarde, hacia el hecho de que elpoder militar y bélico son ámbitos quintaesencialmente masculi-nos. Los valores tradicionales del guerrero fueron siempre valoresmasculinos, opuestos a los intereses nutricios de las mujeres en elhogar y la familia. La mayoría de los ejércitos, al menos hastatiempos recientes, se han compuesto exclusivamente de hombresy el combate en el campo de batalla ha sido decididamente cosade ellos. ¿Podría ser que, quizá por esa razón, el poder militar

7, Aparición de la política de la vida 289

y la tendencia a la guerra estuvieran directamente vinculados ala agresividad masculina, incluso en una época nuclear? A finde cuentas, los machos son especialistas en la violencia: la viola-ción, como la guerra, es casi exclusivamente una actividad mascu-lina.14 A medida que las mujeres se equiparen a los hombres y lle-guen a destacar más y más en la esfera pública, en concreto, po-drán modificar los sistemas de valores creados por los hombresque constituyen el fundamento de la guerra y la agresividad mas-culina. Se ha dicho que las mujeres incorporarán valores propiosdel cuidado de la crianza a ciertas esferas de la vida que los hom-bres habían supeditado anteriormente a su manera, más violenta,de hacer las cosas.15

Algunas escritoras feministas han mantenido que las actitudesprometeicas frente a la naturaleza, la tecnología e incluso la cien-cia misma reflejan también orientaciones masculinas. La actitud /"del hombre hacia el mundo es esencialmente instrumental y sebasa en la dominación y la manipulación. El punto de vista de lasmujeres es específicamente diferente y por eso mantienen un com-portamiento opuesto con el medio natural.16 La maternidad y otrastareas de la crianza de las que se ocupan las mujeres las relacionancon los procesos reproductivos naturales mucho más que a loshombres. Desde esta perspectiva, la socialización de la biología yla reproducción se considerarían un entrometimiento más del con-trol masculino en estas áreas de interés esencialmente femeninas.Al emanciparse del dominio masculino, las mujeres modificaríanpor su sola presencia las relaciones con la naturaleza.

Estas tesis son controvertidas y abundan quienes las recha-zan.17 La idea de que la emancipación de las mujeres cambiaríasustancialmente la naturaleza del poder militar o la socializaciónde la naturaleza se va a pique si se descartan las teorías «esencia-listas» sobre las diferencias de género. En efecto, como aducirían

14. Susan BROWNMILLER, Against Our Witt, Londres, Secker and Wurhui'K,

1975.15. Cfr. Jean B. ELSHTAIN, Women and War, Nueva York, Basic, 1987.16. Un análisis complejo de esta cuestión en Carolyn MERCHANT, The Dentlt uf

Nature, Nueva York, Harper, 1980.17. Cfr. Teresa BRENNAN, Between Feminism and Psychoanaliaix, LOfldfM,

Routledge, 1989.

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290 Modernidad e identidad del yo I B, Aparición de la política de la vida291

muchas escritoras feministas actualmente, no existe diversidad genérica entre «hombre» y «mujer»; las diferencias dentro de cad»una de estas categorías están a menudo por encima de lo que com-parten respectivamente hombres y mujeres. Pero lo que realmenteimporta en esas circunstancias no es la validez o invalidez de talenconcepciones. Lo importante es que podemos imaginar situacioncHen que, debido a los cambios generados para conseguirla, la eman-cipación afecta directamente a las cuestiones de la política de lavida.

Consideremos al respecto las divisiones entre las naciones delPrimer y Tercer Mundo. Nadie puede dudar de que para alcanzaruna seguridad mundial a largo plazo se deben reducir las desigual-dades en la tierra. Hay que poner en marcha un proceso emancipa-torio, aunque de momento no sean muy obvios los mecanismospor los que se puede conseguir. Parece difícil suponer que las dis-paridades entre países ricos y pobres puedan reducirse incremen-tando la industrialización mundial a gran escala. Un proceso seme-jante no sólo produciría un mayor deterioro de la ecología planeta-ria sino que, además, no existen recursos suficientes para que lapoblación mundial adopte modos de vida comparables a los de lassociedades del Primer Mundo. Así, un proceso de emancipación delos pobres de la tierra sólo se podría conseguir, probablemente, sise introdujera un cambio radical en el estilo de vida de los paísesdesarrollados. La emancipación supone una transformación en lapolítica de la vida.

¿Existen fórmulas generales que relacionen la política emanci-patoria y la política de la vida? Marx ofreció una al plantear su fa-mosa formulación de la «cuestión judía».18 Quienes lucharon porla emancipación de los judíos de la opresión religiosa y la persecu-ción no combatieron, según sostenía Marx, en favor de interesesmeramente sectoriales. Al liberar a los judíos de esa opresión libe-raban a todos los seres humanos. De acuerdo con la argumenta-ción de Marx, se trataba de una liberación general de las trabas dela religión. Pero todavía se podría generalizar más este principio:las luchas para emancipar a los grupos oprimidos pueden ayudar a

18. Karl MARX, «On the Jewish Question», en T. B. Bottomore (ed.), KarlMarx, Early Wrítings, Nueva York, McGraw-HilI, 1962.

liberar a los demás, al fomentar actitudes de mutua tolerancia que,en definitiva, podrían beneficiar a todos.

He mantenido que la política de la vida es el resultado de laI fundamental importancia del proyecto reflejo del yo en la moderni-1 ituil tardía, vinculado a la naturaleza contradictoria de la extensiónde los sistemas internamente referenciales de la modernidad. LaCapacidad de adoptar estilos de vida libremente elegidos, una ven-taja fundamental generada por el orden postradicional, mantieneuna relación tensa no sólo con las barreras que se oponen a laemancipación, sino con una multiplicidad de dilemas morales. Na-die debería menospreciar las dificultades que supone afrontarlos ylo complicado que resulta hallar una manera de formularlos capaz «de imponer un amplio acuerdo.19 ¿Cómo podemos moralizar denuevo la vida social sin incurrir en la intolerancia? Cuanto másvolvemos a las cuestiones existenciales, tanto más numerosos sonlos desacuerdos morales; ¿cómo conciliar los dos aspectos? Si noexisten principios éticos transhistóricos, ¿cómo podría la humani-dad solucionar los conflictos entre «creyentes sinceros» sin recu-rrir a la violencia? La respuesta a tales problemas requerirá, sinduda, reconstruir muy a fondo la política emancipatoria y llevar acabo, además, serios esfuerzos en la política de la vida.

19. Éstas son las cuestiones que abordo en un libro en preparación que consti-tuye el tercer volumen de A Contemporary Critique of Historical MateriaUnm y B«también un complemento del presente. El libro se centra en los parámetros Imltlucionales de la modernidad más que en el terreno de la identidad del yo.

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Glosario de conceptos

Colonización del futuro: creación de zonas de posibilidades futuras con-quistadas por inferencia contrafáctica.

Confianza: otorgamiento de crédito a personas o sistemas abstractos; sebasa en «arrojarse de un salto a la fe», dejando en suspenso la propiaignorancia o falta de información.

Confianza básica: confianza en la continuidad de los demás y en el mundode los objetos; deriva de la experiencia temprana del niño.

Contradicción existencial: relación contradictoria de los seres humanoscon la naturaleza, por su calidad de criaturas finitas que forman partedel mundo orgánico pero aparecen en contraste con ella.

Control humano abierto: intervención humana en los mundos social y na-tural orientada hacia el futuro; en ella los procesos de colonización es-tán regulados por la valoración del riesgo.

Coraza protectora: protección defensiva que impide la invasión de posi-bles peligros procedentes del mundo exterior y que tiene su funda-mento psicológico en la confianza básica.

Criterios extrínsecos: influencias que se ejercen sobre las relaciones socia-les o la vida social y no están dominadas por la reflexividad institucio-nal de la modernidad.

Crónica del yo: relato o relatos por los que tanto el individuo en cuestióncomo los -demás entienden reflejamente la identidad del yo.

Cuestiones existenciales: interrogantes sobre los aspectos básicos de laexistencia, tanto acerca de la vida humana como del mundo material;todos los seres humanos les dan «respuesta» en las circunstancias desu conducta diaria.

Cultura de riesgo: aspecto cultural fundamental de la modernidad en elque la conciencia del riesgo constituye un medio de colonización delfuturo.

Desenclave: proceso por el que las relaciones sociales se erradican de SUHcircunstancias locales y recombinan a lo largo de extensiones indet'inidas de espacio y tiempo.

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294 Modernidad e identidad del yo

Dialéctica de lo local y lo mundial: interacción opositiva entre los com-promisos locales y las tendencias universalizadoras.

Efecto collage: yuxtaposición de componentes heterogéneos de conoci-miento o información en un texto o en un formato de comunicaciónelectrónica.

Experiencia mediada: intervención en la experiencia sensorial humana deinfluencias distantes en el espacio y el tiempo.

Fantasmagoría del lugar: proceso por el que las características locales dela situación espacial se ven invadidas por relaciones sociales distantesy reorganizadas en función de ellas.

Historicidad: utilización de la historia en la elaboración de la historia; as-pecto fundamental de la reflexividad institucional de la modernidad.

Identidad del yo: el yo entendido reflejamente por el individuo en funciónde su propia biografía.

Modernidad reciente (o tardía): fase actual del desarrollo de las institucio-nes modernas; está marcada por la radicalización y universalizaciónde las características fundamentales de la modernidad.

Momentos decisivos: momentos en que se han de tomar decisiones o se hande iniciar procesos de acción que tendrán consecuencias posteriores.

Pérdida de destrezas déla vida cotidiana: proceso por el que las destrezasparticulares se transfieren a los sistemas abstractos y se reorganizanen función de conocimientos técnicos. La pérdida de destrezas sueleacompañar a procesos complementarios de reapropiación.

Perfil de riesgos: cuadro de conjuntos de riesgos en determinados entornosde acción, considerados a la luz de las circunstancias del conocimientotécnico.

Planificación de la vida: adopción estratégica de opciones de estilo de vi-da organizadas en función del tiempo de vida previsto por el individuoy consideradas normalmente bajo la noción de riesgo.

Política de la vida: política de la realización del yo en las circunstancias dela dialéctica de lo local y lo mundial y de la aparición de los sistemasinternamente referenciales de la modernidad.

Política emancipatoria: política de liberación de la explotación, la desi-gualdad o la opresión.

Porte corporal: conducta estilizada del individuo en las circunstancias dela vida cotidiana por la que se recurre a la apariencia con el fin decrear determinadas impresiones acerca del yo.

Privatización de la pasión: reducción de la pasión al ámbito de lo sexual yapartamiento de ese ámbito de la mirada pública.

Proyecto reflejo del yo: es el proceso por el que la identidad del yo se cons-tituye por medio del ordenamiento reflejo de la crónica del yo.

Glosario de conceptos 295

| Referencialidad interna: circunstancia por la que las relaciones sociales olos aspectos del mundo natural se organizan reflejamente en función

!

de .criterios internos.Reflexividad institucional: es la reflexividad de la modernidad; implica la

incorporación rutinaria de conocimientos o información nueva a losentornos de acción, que de ese modo se reorganizan y reconstituyen.

Regímenes: modos de comportamiento regularizados pertinentes para lacontinuidad o cultivo de características corporales.

Relación pura: relación social internamente referencial, es decir, depen-diente fundamentalmente de las satisfacciones o recompensas inheren-

' tes a la misma relación.Representaciones simbólicas: medios de intercambio de valor estándar y

que son, por tanto, intercambiables en una diversidad indefinida decircunstancias.

Riesgos de consecuencias graves: riesgos con consecuencias generales, porafectar a un número de personas muy elevado.

Sector de estilo de vida: «franja» espaciotemporal de las acciones en gene-ral de un -individuo en la que se cumple un conjunto coherente deprácticas sociales.

Secuestro de la experiencia: separación de la vida cotidiana del contactocon experiencias que plantean cuestiones existenciales potencialmenteperturbadoras (en especial, experiencias relacionadas con la enferme-dad, la locura, la criminalidad, la sexualidad y la muerte).

Seguridad ontológica: sentimiento de continuidad y orden en los sucesos,incluidos aquellos que no caen directamente dentro del entorno per-ceptivo del individuo.

Separación de tiempo y espacio: desenmarañamiento de las dimensionesseparadas de espacio «vacío» y tiempo «vacío» que hace posible ani-cular a lo largo de extensiones espaciotemporales indefinidas las rela-ciones sociales desenclavadas.

Sistemas abstractos: representaciones simbólicas y sistemas expertos, ensentido general.

Sistemas expertos: sistemas de conocimiento especializado de cualquier l i -po que dependen de reglas de procedimiento transferiblcs de un ¡milviduo a otro.

Trayectoria del yo: formación de un tiempo de vida específico en condicio-nes de modernidad; el desarrollo del yo, reflejamente organizado, lien»de a hacerse por medio de ella internamente referencial.

Umwelt (Goffman): mundo fenoménico con el que el individuo estñ Iwhi-tualmente en «contacto» por lo que respecta a posibles peligros y rtlHi'-

mas.

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índice de nombres*

Adler, Alfred, 106.Alberoni, Francesco, 260.Alemania, 175.Appelbaum, Richard, 7.Aries, Philippe, 206.

Balint, Michel, 170-171.Baudrillard, Jean, 13, 41.Bauman, Zygmunt, 7, 47, 250-251.Baumeister, Roy F., 98.Beattie, Melody, 121.Beck, Ulrich, 44.Bensman, Joseph, 122.Berger, Peter, 108, 111, 240.Bettelheim, Bruno, 81.Blakeslee, Sandra, 21-24, 49, 93.Bloch, Ernst, 55.Blunt, Helen, 7.Boffey, P.M.,159.Bone, Anne, 7.Bottomore, T. B., 290.Bourdieu, Fierre, 107.Braverman, H., 177.Brearley, R. A., 153.Brennan, Teresa, 7, 289.Brooker-Gross, Susan R., 40.Brown, Louise, 278.Brownmiller, Susan, 289.Brown's Ferry, 158.Bruch, Hilde, 135.Brumberg, Joan Jacobs, 134.Burgess, Jacquelin, 40.

California, 223. «Clecak, Peter, 228. 'Coleman, Vernon, 130-132.Connerton, Paul, 37.Coser, Lewis, 7.

Chernin.Kim, 137.Chernobil, 157-158.

Descartes, Rene, 70.Downie, Jack, 158.Dubos, Rene, 173-174.Durkheim, Emile, 99, 261.

Easterling, Pat, 114.Elias, Norbert, 122, 194, 206, 257.Elington, John, 281.Elshtain, jean B., 289.Erikson, Erik, 54-55, 63, 90, 92, 190.Estados Unidos de América, 40, 154-

155, 158, 179, 200, 228.Europa, 26, 98, 113, 122, 134, 195,

200, 207.

Falk, Richard, 234.Firth, Raymond, 151.Fischer, Claude S., 221, 242.Fischoff, Baruch, 158.Fiske, John, 253.Foucault, Michel, 27, 78, 21)1), 204,

206,208-209, 259-260, 276.Fox, Alan, 32.Francia, 155.

A cargo de Josep M. Doménech.

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298

Freud, Sigmund, 17, 61-62, 64, 68, 81-82, 84, 87, 89, 196-197, 208, 212,228.

Friedan, Betty,'273-274.Fromm, Erich, 242.

Gans, Herbert,}., 106.Garfinkel, Harold, 52-53, 55, 77, 85,

259.Geertz, Clifford, 176.Gehlen, Arnold, 234.Giddens, Anthony, 7, 26-28, 37, 43, 51,

55, 66, 74, 81, 109, 113, 125, 168,188, 191.

Giddens, Katy, 7.Goffman, Ervin, 65, 77-79, 122, 145-

146, 163-164, 170,241,259.Gold, John R., 40.Gran Bretaña, 148, 154, 178-179.Grecia, 142.Greene, Liz, 141.Gutenberg, 38-39.

Habermas, Jürgen, 234, 267, 270.Hágerstrand, Torsten, 143.Harré, Rom, 86.Harvey, O. J., 52.Heidegger, Martin, 67, 69, 283.Heilmann, Klaus, 148, 154, 160, 167.Held, David, 7, 270.Heritage, John, 52.Hite, Shere, 114-115, 117, 119-121.Hobsbawm, Eric, 261.Hodge, Robert, 252.Hollich, Sam, 7.Husserl, Edmund, 70.

Inglaterra, 207.Innis, Harold, 38.

Japón, 155.

Kafka, Franz, 73.Keats, John, 148.Kennedy, John F., 111.Kierkegaard, Sóren, 54, 66-69, 80.Kirsch, G., 143.

índice de nombres

Klein, Melanie, 87.Knudtson, Peter, 279.Kohut, Heinz, 90-92.Kotre, John, 187.

Lacan, Jacques, 81.Lafrere, Paul, 158.Laing, R. D., 73, 80-82, 103, 138.Lasch, Christopher, 217-222, 224-228,

234,253,265,281.Lawrence, Larilyn, 136.Lévi-Strauss, Claude, 37-38.Levy, Norman B., 119.Lewis, Helen B., 88.Lifton, Robert Jay, 234.Lilienfeld, Robert, 122.Lofland, John, 207.Londres, 40.Luhmann, Niklas, 207, 209, 260.Lynd, Helen M., 89-90.Lyons, John O., 100.

Macintyre, Alasdair, 74.Malinowski, B. K., 190.Maquiavelo, Nicolás, 142-143.Marcuse, Herbert, 198.Marx, Karl, 203, 210, 243, 249, 261,

267, 269, 290.Massachusetts, 200.May, Rollo, 63.Mckibben, Bill, 175-176.McLuhan, Marshall, 38-39.Mead, G. H., 72.Melbin, Murray, 173.Melucci, Alberto, 276, 286.Merchant, Carolyn, 289.Merleau-Ponty, Maurice, 76, 78.Meyrowitz, Joshua, 40, 110.Millman, Marcia, 137.Molotch, Harvey, 7.Moore, Peter G., 152.Myers, S., 153.

Nowotny, Helga, 144.

Ong, Walter, 37.Orbach, Susie, 137-138.

f índice de nombres

Pennsylvania, 202.'Pers, G., 90.^Porter, Dorothy, 148.'Porter, Roy, 114, 148.Poster, Mark, 41.

Rabinowitch, E., 159..Radcliffe-Brown, A, R., 190.Rainwater, Janette, 93-102, 111, 113-

114, 121,123,131,138.Ranger, Terence, 261.Rawls, John, 270.Relph, E., 40.Retzinger, Suzanne, 86.Rieff, Philip, 227.Roma, 142.Rosenau, James R., 43.Roszak, Theodore, 265.Rothman, David J., 200.Rowe, Dorothy, 234.

Sack, Robert David, 42.Sacks, Harvey, 111.Safire, William, 106.Santa Bárbara, 7.Sartre, Jean Paul, 87-88.Schapiro, Susan P., 32.Scheff, Thomas J., 86.Schutz, A., 164.Sennett, Richard, 194, 215, 218, 221-

222.Shils, Edward, 186-187.Sichtermann, Barbara, 273.Simmel, Georg, 31.Singer, M., 90.Slovic, Paul, 158.

Smith, Charles W., 169.Solomon, Kenneth, 119.Sours, John A., 138.Stacey, Judith, 223-224.Stack Sullivan, Harry, 62-63.Strawson, J. M., 39.Suzuki, David, 279.Symonds, Avril, 7.

Taylor, Charles, 74.Taylor, Gabriele, 88.Thompson, John, 7.Tillich, Paul, 55, 68. *Tomaselli, Sylvana, 114.Tripp, David, 252.Tuan, Yi-Fu, 42.

Unión Soviética, 157.Urquhart, John, 148, 154, 160, 167.

Wagar, W. Warren, 247.Wallerstein, Judith, 21-24, 49, 93.Weber, Max, 106, 142, 197-198, 261.Wegscheider-Cruse, Sharon, 103, 123,

125-126.Weiss, James M. A., 152.Winnicot, D. W., 54-56, 58-59, 63, 80-

81, 138.Wittgenstein, Ludwig von, 51, 56, 60,

70, 76-77.Wood, Michael, R., 215.Wrong, Dermis, 7, 106, 228.

Yankelovich, Daniel, 228.

Zurchner, Louis A., 215.

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índice

AgradecimientosIntroducción . .

Los contornos de la modernidad reciente

La modernidad: algunas consideraciones generalesLo local, lo mundial y la transformación de la vida cotidiana.La mediación de la experienciaLa modernidad reciente y sus parámetros existenciales . . . .El porqué de la modernidad y de la identidad personal. . . .

2x El yo: seguridad ortológica y angustia existencial.

Seguridad ontológica y confianzaAngustia y organización social. .Cuestiones existencialesEl cuerpo y el yoMotivación

3. La trayectoria del yo .

Identidad del yo, historia, modernidad. . . .Estilos y planes de vida . .Teoría y práctica de la relación puraCuerpo y realización del yoAnorexia nerviosa y reflexividad del cuerpo.

Destino, riesgo y seguridad.

Destino, fatalismo y momentos decisivosLos parámetros del riesgoEl coqueteo activo con el riesgoRiesgo, confianza y coraza protectora . .

r*9

21

2634374348

51

5259667685

93

98105114128(33

NI

141147i (-11163

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Riesgo, confianza y sistemas abstractosSeguridad, pérdida de destreza y sistemas abstractos.Capacitación y dilemas de la actividad especializada .Resumen: autoridad, pericia y riesgo

5. La experiencia secuestrada

Referencialidad interna y tiempo de vida . . . .Influencias institucionalesLos ámbitos del secuestroLa incorporación social de la locuraEl secuestro de la enfermedad y la muerte . . .La privatización de la pasiónEl secuestro de la naturaleza externaEl narcisismo y el yo

Sennett: narcisismo y trastornos del carácterLasch: la cultura del narcisismo

Observaciones críticasUsos de la psicoterapia

6. Tribulaciones del yo

Influencia del riesgo y la dudaSeguridad ontológica, angustia y experiencia secuestrada. . .La relación pura: tensiones y presiones«Vivir en el mundo»: dilemas del yoUnificación frente a fragmentaciónImpotencia frente a apropiaciónAutoridad frente a incertidumbreExperiencia personalizada frente a experiencia mercantilizada.Una dinámica de fondo: la amenaza de la falta de sentido . .El retorno de lo reprimido

7. /Aparición de la política de la vida . . . . . . .

¿Qué es la política emancipatoria?Naturaleza de la política de la vidaPolítica de la vida, cuerpo y yoVidas personales, necesidades planetarias. . . .Resumen: el programa de la política de la vida.Conexiones e implicaciones

Glosario de conceptos .índice de nombres. . ,

171176178181

185

187191199203205207209215215217221227

231

231234236238240243246249255256

265

266271274279282285

293297

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