capítulo 3
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El pequeño Jack BrawnTRANSCRIPT
La historia del pequeño Jack Brawn
Capítulo 3: El salón de las risas
El estudio forense revelo que el padre fue el primero en oír a los
ladrones, por instinto fue en su busca con la intención de ahuyentarlos,
decidido y lámpara en mano, irrumpió en el salón. Pero la fuerza de
un granjero no pudo contra el mal que allí se encontraba escondido
entre los recovecos y las sombras.
Los ladrones decidieron cebarse con el pobre hombre, que una
vez en el suelo, fue pateado y golpeado hasta que su cuerpo, aun
consciente, dejo de moverse. Alguien cogía un cuchillo de la cocina y
el señor Brawn, con los ojos llorosos, podía ver la cara del que lo
sostenía. Parecía que todo fuera a cámara lenta, llegando a ese punto
en el que el cuerpo ya no reacciona con normalidad, veía el cuchillo
moverse de un lado a otro en la mano de uno de los presentes,
mientras escuchaba las carcajadas y comentarios de los demás, que
sonaban como murmullos de fondo.
Un movimiento rápido y un sonido seco, un cuchillo clavado en
el parquet, un dolor intenso, sangre y una mano que vuela lejos de su
dueño, y es entonces, cuando aun exhausto por los golpes, consigues
las fuerzas necesarias para gritar a pleno pulmón.
El grito despierta a la pequeña Emily, quien desde su habitación
ve la luz del salón y escucha como alguien habla y ríe en su interior,
pero es el lamento de su padre, lo que le atrae a investigar. Y
escondida tras la puerta entreabierta, al amparo de las sombras, un ojo
observa lo que en su interior ocurre, un padre tumbado en el suelo,
mucha sangre a su alrededor y unos señores extraños. Se fija en el
hombre con un cuchillo, que se dedica a pinchar la recién amputada
mano, mientras ríe a carcajada, luego observa como alarga el otro
brazo de su victima, y coloca la mano contra el suelo, con los dedos
juntos y estirados, luego sitúa la punta del cuchillo a un lado de los
dedos y, usándolo como balancín, va cercenando los dedos uno tras
otro. El padre se retuerce de dolor mientras la niña se queda paralizada
detrás de la puerta. En ese momento Emily siente un fuerte golpe que
la empuja haciendo que se caiga, al levantarse descubre a la persona
que ha empujado la puerta, la cual se ha convertido en el centro de
atención de los presentes.
Como caballeros, dejan a la niña delante, para que vea el
espectáculo en primera fila, entre dos la sostienen delante de su padre
para ver como el hombre del cuchillo le corta el tendón de Aquiles y
lo hace sufrir poco a poco, trozo a trozo. Padre e hija, vuelven a llorar
en una misma sala, lagrimas de miedo y de dolor en una misma sala,
llena de carcajadas.