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RDTP, vol. LXIV, n. o 1, pp. 95-132, enero-junio 2009, ISSN: 0034-7981, eISSN: 1988-8457, doi: 10.3989/rdtp.2009.027 Canibalismo siglo XXI. La actualidad popular de una vieja preocupación antropológica XXIth Century Cannibalism: Popular Interest on an Old Anthropological Concern Julián López García Departamento de Ciencias Sociales y Humanidades Universidad de Córdoba RESUMEN En el artículo analizo el diálogo entre canibalismo occidental y canibalismo de indí- genas no occidentales. Aludo a la contracción entre las evidencias caníbales de inspira- ción occidental y la lucha ideológica no sólo por expulsarlo fuera de nuestra cultura sino por otorgarle un papel fetiche, condensador de todos los males de la diferencia. Sin embargo a partir del siglo XX asistimos a distintos episodios que acercan el caniba- lismo (real y simbólico) a la cultura popular occidental de manera que se va matizando la relación entre canibalismo y mal y por tanto se va diluyendo su papel como signo diacrítico de la diferencia: eso abona el terreno para excentricidades artísticas pero tam- bién para el tráfico de órganos. Termino con una alusión al papel de la Antropología en este último siglo construyendo y destruyendo el mito del canibalismo. Palabras-clave: Canibalismo; Cultura popular; Exotismo; Descolonización; Neocani- balismo. SUMMARY In this paper I analise the dialogue between western and non-western indigenous cannibalism. I make reference to the cannibal evidences from a western point of view, and to the ideological fight not only to expel it from our culture but also to invest in it the role of fundametal marker or fetish condensing of all evils of Otherness. Yet, start- ing in the XXth Century, we find a number of episodes approaching cannibalism (real and symbolic) to western popular culture, thus refashioning the former relationship be- tween cannibalism and evil to the point of losing its diacritic place as fundamental marker of cultural differences. This paves the way to artistic eccentricities, but also to organ traf- Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, vol. LXIV, n. o 1, pp. 95-132, enero-junio 2009, ISSN: 0034-7981, eISSN: 1988-8457, doi: 10.3989/rdtp.2009.027

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  • 95CANIBALISMO SIGLO XXI. LA ACTUALIDAD POPULAR DE UNA VIEJA...

    RDTP, vol. LXIV, n.o 1, pp. 95-132, enero-junio 2009, ISSN: 0034-7981, eISSN: 1988-8457, doi: 10.3989/rdtp.2009.027

    Canibalismo siglo XXI. La actualidad popularde una vieja preocupacin antropolgica

    XXIth Century Cannibalism: Popular Intereston an Old Anthropological Concern

    Julin Lpez GarcaDepartamento de Ciencias Sociales y Humanidades

    Universidad de Crdoba

    RESUMEN

    En el artculo analizo el dilogo entre canibalismo occidental y canibalismo de ind-genas no occidentales. Aludo a la contraccin entre las evidencias canbales de inspira-cin occidental y la lucha ideolgica no slo por expulsarlo fuera de nuestra culturasino por otorgarle un papel fetiche, condensador de todos los males de la diferencia.Sin embargo a partir del siglo XX asistimos a distintos episodios que acercan el caniba-lismo (real y simblico) a la cultura popular occidental de manera que se va matizandola relacin entre canibalismo y mal y por tanto se va diluyendo su papel como signodiacrtico de la diferencia: eso abona el terreno para excentricidades artsticas pero tam-bin para el trfico de rganos. Termino con una alusin al papel de la Antropologaen este ltimo siglo construyendo y destruyendo el mito del canibalismo.

    Palabras-clave: Canibalismo; Cultura popular; Exotismo; Descolonizacin; Neocani-balismo.

    SUMMARY

    In this paper I analise the dialogue between western and non-western indigenouscannibalism. I make reference to the cannibal evidences from a western point of view,and to the ideological fight not only to expel it from our culture but also to invest in itthe role of fundametal marker or fetish condensing of all evils of Otherness. Yet, start-ing in the XXth Century, we find a number of episodes approaching cannibalism (realand symbolic) to western popular culture, thus refashioning the former relationship be-tween cannibalism and evil to the point of losing its diacritic place as fundamental markerof cultural differences. This paves the way to artistic eccentricities, but also to organ traf-

    Revista de Dialectologa y Tradiciones Populares,vol. LXIV, n.o 1, pp. 95-132, enero-junio 2009,

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    ficking. I end with a reference to the ways in which the anthropology of ths last cen-tury contributed both the the making and unmaking of the myth of cannibalism.

    Key words: Cannibalism; Popular culture; Exotic; Decolonization; Neocanibalismo.

    El interesante sitio web sobre mapas extraos (strange maps1), publica-ba en julio de 2008 su mapa N. 299. Se trata del mapa de A. Hartlebenque en 1893 public en la revista Deutsche Rundschau plasmando la pre-sencia contempornea y antigua del canibalismo (fig. 1). Se inauguraba asel siglo XX con un mapa tranquilizador para los occidentales en relacin conesa prctica, pues visualizaba la presencia perifrica del canibalismo: si co-locamos en ese mapa un epicentro imaginario en torno a Pars no hallamospresencia canbal ms cerca de los cinco o seis mil kilmetros2. Adems,salvo en la vieja Europa, el canibalismo apareca dibujado en todos los con-tinentes. Tranquilidad evidente como se refleja en uno de los comentarios(el n. 19) que provoca ese mapa en otro blog: Lo que viene a decir elmapa es que histricamente los pueblos que ms han practicado el caniba-lismo son los ms retrasados, frica, los rusos de Siberia, los indgenas ame-ricanos (tanto del norte como del sur) y Asia central para que digan quelos tibetanos son unos pacifistas, que no matan ni a una hormiga3.

    Pero esa tranquilidad parece haber sido precaria porque ha precisadoactualizaciones constantes, como si una especie de voluntad colectiva enoccidente hubiese empujado durante mucho tiempo hacia confirmacionessucesivas de que los canbales seguan estando lejos. Y no slo precaria,esa tranquilidad ha tenido igualmente algo de engaosa ya que al mismotiempo que se publicaba el mapa llegaban evidencias de la cercana inquie-tante del canibalismo, una cercana que se ir intensificando a lo largo delsiglo XX y que tendr su mxima expresin en los primeros aos del XXI.

    En este artculo trato de las formas de acercamiento reciente del caniba-lismo a la cultura popular europea y de la incomodidad que va generandoa medida que avanza el siglo XX y se van conociendo y exponiendo acon-tecimientos de esa proximidad. Despus de siglos en los que el canibalis-mo se configuraba como paradigma de la diferencia, llegamos a un momentode vecindad incmoda que parece querer resolverse en los pases desarro-

    1 En http://strangemaps.wordpress.com/.2 Otro mapa tranquilizador a comienzos del siglo XX es el que reproduce Arens de

    Loeb (The bood sacrifice complex, 1927) sobre sitios de canibalismo prehistrico y ac-tual: el canibalismo contemporneo en ese momento est presente en todos los conti-nentes excepto Europa (Arens, 1979: 23).

    3 En www.http://meneame.net/story/strange-maps-mapa-canibalismo.

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    llados, en los primeros aos del siglo XXI poniendo en prctica la gran re-dundancia simblica de fagocitar el canibalismo. Se trata de un proceso detrivializacin y de conversin en un objeto ms de consumo (aunque pue-da dar la apariencia de escandaloso) y eso a partir de una integracin enlos circuitos del turismo y de la aventura, de su presencia central en el lla-mado arte extremo o la novela canbal posmoderna y, en fin, a travs de loque podramos llamar holismo gastronmico. En esa conversin en objetode consumo, la nueva ideologa, que matiza la identificacin de canibalis-mo con mal, llegamos al neocanibalismo, la ingestin quirrgica de rga-nos de otros. Termino el artculo con una coda en la que aludo al papelcontradictorio de la antropologa en el siglo XX alimentando y destruyendoel mito del canibalismo, como si tambin hubiese una incomodidad quenacera de la difcil convergencia entre una mala conciencia por haber con-tribuido a marcar la diferencia cultural en torno al canibalismo y la nostal-gia por el abandono de un asunto que justamente ha sido un icono paracategorizar la diferencia y presentar, en todo su esplendor, el relativismocultural.

    Fig. 1: Mapa de A. Hartleben.

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    I. VECINOS Y PARIENTES CANBALES

    1. Los canbales blancos

    En los aos 20 del siglo XX el nmero 2 del folletn Tom & Katty de laEditorial espaola Gato Negro (antecesora de Bruguera), se presentaba conun ttulo que generaba desasosiego: Canbales blancos. Pero ms que elttulo resultaba inquietante la imagen de portada, dos nios hurfanos esta-ban apunto de comer la carne de un pobre marinero muerto. Otros mari-neros, tan blancos como los nios, ya estaban dando cuenta de la carne deese cadver: uno comiendo un brazo entero previamente amputado y otroingiriendo rganos del interior, quiz el corazn, sacado tras abrir el ester-nn. En la imagen los nios estn a punto de recibir un pedazo, pero eltexto no deja lugar a dudas sobre lo que sucedi: los nios devoraron confruicin la carne del desgraciado marinero.

    Toda una larga historia de cuentos occidentales y de imgenes de can-bales elaborada desde siglos atrs converga en esa portada que reproducauna larga secuela de dibujos sobre el canibalismo occidental. Una historiaen la que entre otros marcadores que iremos viendo, aparece el motivorecurrente del consumo directo de extremidades corporales. Ese marineroque est dando cuenta de la mano derecha amputada del muerto tiene le-janos antecedentes. En una ojeada impresionista desde la Edad Antigua en-contramos los siguientes precedentes de esa manera de comer de blancoscanbales: primero en El libro de las Maravillas de Marco Polo y concreta-mente en la edicin iluminada de 1480-1485 se aprecia ese motivo clara-mente: piernas y manos en la mesa, en el plato y en la boca; en segundolugar en un dibujo de la hambruna de Lituania de 1571 donde igualmenteaparece a la derecha de la escena un hombre ingiriendo una pierna enterao, en fin, en la escultura de Leonhard Kern de 1650 Mujer canbal.

    En todas estas escenas no se puede decir est presente la emocin posi-tiva que suele tener la comensalidad, pero desde luego tampoco se apre-cian formas de horror canbal. Sin duda ese motivo se expandi hacia la vi-sin de canbales extraos. Las imgenes de ese pasado occidental seproyectaron en los canbales lejanos descubiertos, de ah el aire de familiade aquellas representaciones con, por ejemplo, las del canibalismo azteca pin-tado en el Cdice Florentino o en la serie de dibujos de De Brie sobre elcanibalismo amaznico. La inspiracin de estos canbales indgenas est enaquellos canbales blancos y como si se tratase de un progresivo proceso decoloracin canbal llegamos a los ms recientes canbales negros (ver fig. 3).

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    Fig. 2: Canbales blancos.

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    Fig. 3: Canibalismo occidental de extremidades y rplica canbal de indgenasamericanos y nativos africanos.

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    2. El come-nios es real y est en nuestro mundo

    En 1936, en Argentina, se hace pblico que esos personajes que comennios no existen slo en la fantasa narrativa sino que tienen presencia real.El titular de la primera pgina del diario El Orden de Santa F (de 22 demayo) no dejaba lugar a dudas4: Existe el hombre malo que se Come a losChicos!, seguido de otros titulares no menos expresivos: Cocin y comia una criatura de once aos! (fig. 4).

    La entrevista que le hace al da siguiente el periodista en el mismo dia-rio refiere algunos de los motivos del perfil que occidente ha ido constru-

    yendo acerca del canibalismo. Asnarra su acto: Primero lo abr... Conel machete. Lo limpi bien. Yo scortar... Limpi bien los huesos. Pri-mero los iba a guardar, para traba-jarlos. Lindos huesitos. Hubiera hechounas fichas. Pero por dentro no ser-van. Eran esponjosos. Entonces lostir al ro. Y la carne la colgu. Hiceganchitos y colgu la carne de la en-ramada cerca del rancho. El periodis-ta plantea a continuacin otra cues-tin que inquieta pero que estinstalada en la curiosidad popular:qu comi, cunto comi?. El can-bal da un tipo de respuesta de gour-met: hay pedazos de carne humanams o menos buenas y, adems, dicehaber comido con miedo porque estetipo de consumo crea adiccin: unose envicia. Come y despus siemprequiere comer. Consumi la carne

    asada y frita y, adems, derriti la grasa e hizo aceite: la fotografa de lostarros de cocina con las vsceras y la grasa hecha aceite no dejaban lugar adudas sobre la materia culinaria (fig. 5).

    Ante otra curiosidad de la polica responde dando ms detalles: La ca-beza la herv... los sesos no se podan comer y se los di a los perros. Perolas carnes eran buenas.

    Tenemos aqu dos motivos del abigarrado perfil del canbal: el asunto

    4 http://gobierno.santafe.gov.ar/archivo_general/hemeroteca.

    Fig. 4: Portada de El Orden sobre la de-tencin del hombre malo que se come a

    los chicos.

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    del come-nios/sacamantecas y la ima-gen fetiche construida en torno al co-cinamiento de la cabeza humana.

    Este caso expresivo de lo que lla-mo deglucin popular del canibalismoest integrado en un conjunto en elque interseccionan los ltimos ester-tores de la literatura de cordel con unemergente gnero periodstico de su-cesos. Para el caso espaol, por ejem-plo, datan del primer tercio del sigloXX los ltimos casos de sacamantecasy canbales popularizados en literatu-ra de cordel (el nio robado por unmendigo, El horroroso descuartiza-miento de una nia de 12 aos en laHurdes, Plasencia y El relato del do-ble asesinato y descuartizamiento dedos nios de siete y nueve aos en Bjar, Salamanca Caro Baroja 1990:192) y los casos reseados por Fernndez Jurez de sacamantecas popu-larizados por esa prensa de sucesos: la noticia del sacamantecas de la Sie-rra de Gdor, Almera, que peor que un lobo carnvoro llev a cabo la ho-rrenda tarea de extraer las mantecas al nio Bernardo Gonzlez Parra; o elcaso del nio Manolito Snchez, asesinado en 1913 por un hombre que,segn un testigo presencial otro nio, le extrajo la sangre y las man-tecas (Fernndez Jurez 2008a: 22-25, con informacin de Fras 2005).

    Comer nios y sacarles la grasa parece acercarse con ese y estos suce-sos de la retrica atemorizante a la realidad. Centenares de cuentos de latradicin oral occidental han relatado esa presencia fantstica5, pero la exis-tencia real y cotidiana de esos robadores de grasa, de los reales sacamantecasse haba constatado fuera: por ejemplo para el caso latinoamericano en larealidad de los kharisiris o los pistacos. Resulta muy sugerente la conver-gencia analtica que hace Fernndez Jurez (2008a: 147-153) respecto a es-tas dos tipologas cercanas y lejanas de canbales, entre aquellos y estosrobadores de manteca y sangre. Y resulta igualmente llamativa la diferentesenda tomada por unos y otros a lo largo del siglo XX. Mientras los espa-oles salen del suceso real para engrosar literaturas fantsticas y apegarse a

    Fig. 5: Ollas de vsceras y grasa humana.

    5 Agotaramos pginas haciendo la simple relacin de esos relatos, pero se puedenver algunas obras generales: el reciente libro editado por Gerardo Fernndez (2008b) yel anterior sobre kharisiris y sacamantecas (2008a) son unos excelentes compendios so-bre el estado de la cuestin.

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    los casi inocuos asustachicos, los andinos provocan sentido real an par-tiendo de la fantasa. Un caso claro del binomio canibalismo-colonialismoal que me refiero a lo largo de este texto y que alude al segundo aspectoque anunciaba, el de la decapitacin y cocinamiento de la cabeza.

    El asunto de la cabeza cortada y cocinada ha sido un tipo de comple-mento claro al canibalismo de extremidades crudas, o cocinadas. La deca-pitacin y la cabeza en la olla ha sido el otro gran icono visual en los re-tratos de canbales. Pero una vez ms las famosas ollas con cabezasreconocibles de los canbales africanos, o las no menos famosas ollas, concabeza dentro, del dibujo de Stadem sobre los canbales tupinambas y delcanibalismo azteca del Cdice Florentino tienen precedentes en la historiaantigua y medieval europea. Las decapitaciones de todos los cortadores decabezas tienen un claro entronque europeo incluso de poca ms reciente.

    Quiz uno de los canbales ms populares de la historia moderna de occi-dente sea Sawney Beane, el patriarca de un clan canbal e incestuoso que vi-vi a finales del siglo XIV (hay versiones con una existencia cuatro siglos mstarda) en la costa oeste de Escocia, matando y devorando viajeros que se acer-caban a la recndita cueva donde viva el clan que iba creciendo a partir delas relaciones incestuosas de Beane y su esposa con sus hijos. Los Beane fue-ron descubiertos y detenidos cuando un numeroso grupo de viajeros oy gri-tos extraos y al acercase a su procedencia descubrieron a un hombre que sedefenda de lo que describieron como una banda de atacantes salvajes; cercade l su mujer se hallaba muerta y destripada mientras algunos miembros dela familia coman la carne cruda que le iban arrancando a trozos; otros habanseccionado el cuello de la mujer y beban su sangre. Al ser descubiertos losBeane huyeron a su cueva. Pero la bsqueda dio sus frutos y finalmente fue-ron descubiertos en su guarida. Una de las litografas sobre la vida en la cuevamuestra justamente el cadver decapitado de uno de los asesinados que van acomer dentro de la cueva y toda la tecnologa de carnicero que se acumulabaall (ver fotogalera 8); un tipo de tecnologa carnicera que asocia a SawneyBeane con Garay, el canbal de Santa Fe y que tambin se repetir en lastraslaciones a contexto canbales primitivos.

    Fig. 6: Cabezas en la olla europeas, americanas y africanas.

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    3. Me pregunto quines son los verdaderos canbales. El cine de canbalesen la selva y los salvajes canbales occidentales

    Un hito en la deglucin popular del canibalismo se produce en Europaa partir de finales de los aos 70 del siglo XX con el llamado cine italianode canbales de la selva. Un tipo de cine inspirado en el gnero Mondoque alude sin artificio al salvajismo de los pueblos primitivos selvticos;un salvajismo primitivo que se expresa en prcticas violentas en la relacincon animales, en el sexo y, desde luego, en la prctica culinaria horrorosay demonaca por excelencia, el canibalismo. La prctica canbal por partede los aborgenes se realiza de manera hiperexplcita, acompaada de todotipo de violencia fsica (violaciones, sdicas torturas, desmembramientos,destripamientos, empalamientos, etc.), cuyos ejecutores no son solamente losaborgenes. Pero tras de ese carcter sanguinario y nauseabundo se trans-mite la conclusin ideolgica de que, en verdad, los europeos y norteame-ricanos civilizados podan ser aun ms salvajes y brutales que los abor-genes (Lagiola 2008).

    Segn Lucio Lagiola, este cine de canbales de la selva tendra entreotras, las siguientes caractersticas: ambientacin extica en escenarios na-turales, siendo la regin amaznica uno de los lugares preferentes de fil-macin. Se trata de un mundo que no slo es alejado y extrao sino tam-bin salvaje y eso se aprecia con nitidez en las recurrentes escenas sobreviolencia entre animales, entre hombres y animales y entre hombres y hom-bres. La violencia humana est por doquier: los rituales indgenas que sepresentan no slo son raros sino fuertes, con mucha frecuencia aparecenprcticas sexuales violentas; pero no se trata slo de violencia nativa, losoccidentales no salen mejor parados: actan con inusitada violencia contraindgenas, violan a sus mujeres, destruyen sus poblados... Y junto a la vio-lencia, un muestreo de costumbres repugnantes para la sensibilidad mediaoccidental: los planos de nativos devorando todo tipo de insectos y anima-les crudos e incluso la ingestin de comida regurgitada por otros es el con-texto en el que se presenta la fundamental especificidad gastronmica deestos pueblos, el canibalismo. En el dilogo intercultural de horrores quepresentan estas pelculas, no es extrao que los occidentales que aparecenacaben comiendo alguna de estas raras comidas. Finalmente, como caracte-rstica recurrente de las pelculas de canbales de la selva est el asunto delencuentro entre nativos y occidentales que viajan a esos lugares vrgenespor cuatro razones fundamentalmente: para buscar recursos naturales lucra-tivos, joyas o tesoros legendarios, para hallar a alguna persona perdida, parainvestigar o desmitificar alguna informacin sobre los aborgenes y sus cos-tumbres o para realizar algn reportaje periodstico de impacto.

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    Con ese perfil, aunque con notables diferencias en la combinacin deesos ingredientes, a lo largo de los aos 70 y 80 se realizaran unas 20 pe-lculas de este gnero. Entresaco algn comentario respecto a alguna de ellas6.

    El Pas del sexo salvaje (1971) ser la primera pelcula. Como presenta-cin se dice que las escenas, por ejemplo las de canibalismo explcito, sonverdaderas, inaugurndose as la ficcin de documental real que algunas delas pelculas parecen y quieren tener. Entre las escenas caractersticasest el asunto clsico de amputacin del brazo a una indgena por parte deuna tribu rival que es devorado y, desde luego como sugiere el ttulo de lapelcula abundan las escenas de sexo salvaje. En ltimo mundo canbal(1976) de Ruggero Deodato los protagonistas europeos que viajan a Filipi-nas buscando petrleo pronto sern atacados por una salvaje tribu de can-bales que viven, segn se sugiere, como en la edad de piedra, en el inte-rior de una impresionante caverna. En opinin de Lagiola, la fisonoma delos indgenas de esta pelcula sera el modelo a seguir por los siguientesfilms: nativos achinados, morochos, de pelo largo, sucios, de rostro desen-cajado y actitud siempre exacerbadamente agresiva. En esta pelcula semostrar con toda nitidez el supuesto trasfondo ideolgico que podan te-ner estar pseudopelculas: que los occidentales podan ser ms salvajes quelos indgenas. Por ejemplo, en esta pelcula, el protagonista europeo, en unintento de demostrar su ferocidad le arranca el corazn a un nativo y lodevora. Ms brutalidad canbal se retrata en La Montaa del Dios canbal(1978) donde los cuerpos de los europeos capturados se abren en canal conpericia carnicera y son convertidos en una gran olla que ofrece a los co-mensales nativos todo un arsenal de rganos blandos intestinos, corazn,hgado... que son devorados con una mezcla rara entre la saa y la frui-cin. La pelcula es fiel al trasfondo ideolgico que hemos referido: los oc-cidentales van a la isla donde habitan los canbales buscando una mina deuranio (aunque mienten a las autoridades diciendo que van en busca delmarido de la protagonista que desapareci en una expedicin etnogrfica)con una avaricia que se impone al drama de la extincin de los nativos queacarreara la explotacin de la mina. Los canbales matando y comiendo aestos salvajes blancos parecen hacer justicia de modo que el espectador

    6 De las pelculas que refiero slo he visto cuatro para este artculo, La Montaa deldios canbal, Holocausto canbal, Canbal feroz y Terror canbal. Los otros comentariosestn hechos a partir del ensayo referido de Lagiola. Otras pelculas de este singulargnero (algunas con apropiaciones de gnero de cine ertico o de zombies) sonEmanuelle y los ltimos canbales (1977), Los Primitivos (1979) La Diosa Brbara. Unamujer para los canbales (1979), El canbal (1980), Devorados Vivos (1980), HolocaustoZombi (1980), Esclava Blanca: Violencia en el Amazonas (1985) y Desnudo y Salvaje(1985).

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    occidental se alinea en algunos momentos con los canbales. No obstante,se hace explcita la importancia simblica cargada de negatividad del he-cho de comer carne humana: otro de los protagonistas blancos que en elpasado haba sido prisionero de esa tribu y haba comido carne humanacon ellos, afirma que ese acto cambi su vida y el recuerdo le atormenta yhorroriza de tal modo que la nica posibilidad de expiacin es acabar conla tribu canbal.

    En 1979 se estrena Holocausto canbal, seguramente la pelcula ms fa-mosa de todas ellas, y se repite el asunto del canibalismo europeo; en estecaso ser practicado por uno de los protagonistas, el antroplogo Dr. Monroeque acude a la selva para averiguar qu ha pasado con unos periodistasque se han perdido, y que acabar comiendo carne de un indgena yama-kari para ganarse la confianza del jefe de la tribu Hombres de los rbo-les7 que conservan los rollos de las pelculas que haban filmado esos pe-riodistas antes de desaparecer. Pero sobre todo se transmite ese tipo deideologa en torno al campo semntico amplio del concepto de canibalis-mo que va ms all de comer carne humana y que significa en definitivasalvajismo extremo. Tras saber la verdad de la aventura de los periodistasen El infierno verde a travs de las grabaciones que dejaron, se sugierede una manera ntida que los occidentales, representados por esos reporte-ros, buscando algn tipo de beneficio, pueden llegar a ser ms brutales quelos nativos (en esta pelcula destruyen e incendian poblados, matan, vio-lan, engaan...); dicho de otro modo, buscando canbales en sociedadeslejanas, encuentran que los canbales estn en su mundo. La frase que pro-nuncia el antroplogo Dr. Monroe despus de volver de la selva y terminarde visionar los documentos grficos de los periodistas (me pregunto quie-nes son los verdaderos canbales) resume palmariamente la idea que setransmite en las pelculas de canbales en la selva. La cinta que termina as,presentando en toda su crudeza el salvajismo occidental, haba comenzadode un modo complaciente hacia esos periodistas como metonimia de lapoblacin occidental frente a los nativos que no son sino animales alejadosde la mano de Dios; la pelcula comienza con la visin de un informativode televisin donde se est danto la noticia: un grupo de jvenes america-nos, arriesgando valientemente sus vidas se trasladaron hasta esos parajesalejados de la mano de Dios para poder filmar a esos animales en su hbitatnatural sin que hasta ahora se tenga noticias de ellos.

    El mismo tipo de violencia occidental enfrentada a la violencia indgena

    7 En el cctel imposible que fabrican estas pelculas se mezclan cosas como esoshbitats arborcolas que pertenecen a canbales pero en realidad no a canbalesamaznicos sino de Nueva Guinea.

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    los dos tipos de canibalismo podramos decir, se aprecia en la otrapelcula ms famosa del gnero, Canbal feroz (1981): los feroces canbalesde la selva colombiana no son nada comparado con los occidentales quedepredan y buscan tesoros y otros bienes materiales en la selva a cualquierprecio. Tambin de 1981 es Terror canbal, una de las pelculas ms delez-nables del gnero y sin embargo didctica en su simpleza. Aqu no haymatices: los malos son unos occidentales que han secuestrado a una nia yla esconden en la selva donde habitan unos canbales que acaban siendohombres justicieros pues se comen con la fiereza y saa ya conocida a esosdelincuentes y sus cmplices. No faltan los detalles del desmembramientoy descuartizamiento y quiz es en esta pelcula donde adquiere todo su sig-nificado el concepto de devorar. Porque hasta la saciedad se dice en estaspelculas que los canbales de la selva no comen sino que devoran, as seafirma en los dilogos y as se aprecia en las imgenes: todos tragandoapresuradamente, cogiendo pedazos con las manos de dentro del cuerpoabierto en canal, manchndose las manos y la cara de sangre... En estapelcula ningn blanco come carne humana aunque la malsima caracteri-zacin de los nativos todos figurantes blancos, alguno incluso con pati-llas y bigotes... hace que en la retina del espectador quede la impresinde canbales blancos.

    Un caso peculiar es el de Tesoro del Amazonas (1984), en el que losprotagonistas canbales no tienen un nombre inventado sino real, son losjbaros8. Es significativo este hecho porque si bien no suele ser el canibalismoun marcador en el perfil construido de este grupo indgena s en cambiopesa sobre ellos el gran estigma de la caza y reduccin de cabezas, demanera que ah est su salvajismo/canibalismo en el imaginario popular tras-ladado desde antiguo por viajeros y cronistas. La descripcin que hace deellos el misionero dominico Franois Pierre a finales del siglo XIX no dejalugar a dudas de que sin ser canbales, esa violencia y sed de sangre losmete dentro del campo de significacin dado por los occidentales al canbal:

    La familia jvara es una escuela de todos los vicios, un receptculo de todas lastorpezas, un lupanar donde la ms abyecta intemperancia se practica sin pena nivergenza, donde los instintos ms depravados se manifiestan sin velo ni modera-cin. Las mujeres estn sujetas a duras servidumbres: son nada ms que esclavas yesclavas para el placer, esclavas para el trabajo. Y deben complacer, si no, la lanzaest a la vista y ay de ellas si desagradan a sus amos. La mayor parte de ellas sonpresa de conquista armada, ganadas por la fuerza y no por el amor. Casi todas laguerras que emprenden los jvaros y los ms de los asaltos que cometen no tienems fin que adquirir nuevas esposas y aumentar su serrallo [...] el nio nace y cre-

    8 Aunque no hay mayor informacin tambin en Holocausto canbal se hace refe-rencia al canibalismo de los yanomami.

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    ce en este ambiente malsano: desde su ms tierna edad es testigo de las orga aque se entregan, en que se pasan y a que se abandonan sus padres. Aprendendesde el principio a despreciar a su madre, a verla vctima de los insultos y malostratos del brbaro que se dice esposo siendo su verdugo [...] al regreso de las em-boscadas, de las expediciones militares, de las luchas a mano armada, el padre sepresenta ante los suyos cargado de cabezas lvidas que an chorrean sangre y co-mienza en su choza la alegra hasta el delirio: mujeres y nios rodean estos horri-bles trofeos y quieren contemplar con detencin, tocar por s mismos, insultndo-los y cubrindolos de salivajos [...] El hijo ayuda al padre en la horripilante laborde disecar estas cabezas, suspirando por el da en que pueda tambin l cortarla asus enemigos... El jvaro acostumbra a cortar las cabezas de sus enemigos para di-secarlas; mata por matar, sin otra razn aparente que su capricho; mata con san-gre fra, quita la vida con lentitud [...] Cuando la sed de la sangre le calienta lagarganta y carcome las entraas, no se para en obstculos para satisfacerla ni sedetiene hasta la muerte y el exterminio (1988: 126-127).

    En 2003 despus de casi 20 aos sin ese tipo de cine, regresa el gneroen el film de Bruno Mattei, En tierra de canbales. Segn Lagiola, en estapelcula la exagerada brutalidad de los canbales hace que los canbales deCanbal feroz y de Holocausto canbal parezcan refinados lords ingleses.Los de esta pelcula, por momentos van pegando saltos, aullando comoindios comanches y poniendo caras de desquiciados mientras persiguen asus vctimas. A la hora del banquete, se abalanzan sobre los cadveres ylos mordisquean desesperados, arrancndose los pedazos de carne de lasmanos y de las bocas a manotazos y tarascones unos a otros como buitreso hienas hambrientas y salvajes (Lagiola 2008).

    La ltima pelcula del gnero rodada en 2007, Bienvenidos a la selva,introduce un caso real en la ficcin y nos hace dar otra vuelta de tuerca alasunto del canibalismo recproco occidentales/primitivos: dos parejas dejvenes parten a la selva de Nueva Guinea para investigar la desaparicinreal de Michael Rockefeller, hijo del multimillonario vicepresidente norte-americano Nelson Rockefeller, ocurrida en 1961 durante una expedicin. Losjvenes ansan encontrar indicios de su paradero y sacar rdito econmicode ello contribuyendo al mito de su desaparicin provocada por canbalesy acabarn encontrndose con una brutal tribu canbal.

    De manera condensada en las carteleras de estas pelculas se intentabacompendiar toda esa mezcla de informacin e ideologa a la que me he re-ferido (ver fig. 7).

    4. Es como la carne de las reses que comemos en casa. La tragedia de losAndes de 1972 y la inquietante naturalidad del canibalismo occidental

    Las informaciones acerca del canibalismo por hambre se haban referi-do generalmente a pueblos alejados geogrficamente o, al menos, en el tiem-

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    Fig. 7: Carteleras de pelculas canbales, Holocausto canbal, Canbal feroz, Te-rror canbal y Devorados vivos. Vase la similitud entre el canbal amaznicode Holocausto canbal con el canbal blanco de Canbal feroz y el aire de fa-milia de stos con el canbal Saturno devorando a sus hijo, pintado por Goya

    y el canbal negro de la fig. 3.

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    po. Sin embargo desde finales del siglo XX y con el comienzo del siglo XXIasistiremos a las confirmaciones detalladas de canibalismo de occidentalesen esas situaciones.

    Pero sin duda la cercana del canibalismo a nuestro mundo se producetambin en los aos 70 con ocasin del famoso accidente de los deportis-tas uruguayos en los Andes, que sobrevivieron durante ms de dos mesescomiendo carne humana de los compaeros muertos en el accidente.

    En 1974 Piers Paul Read publica, con la aquiescencia de los protago-nistas, la historia del accidente de los Andes con el ttulo Alive: The historyof the Andes survivors; en castellano Viven. La tragedia de los Andes9. Soloen ese ao se harn ms de 20 ediciones en castellano. De la popularidadde este bet-seller da cuenta tambin que pronto se tradujo a 10 idiomas ytambin rpidamente se hiciese la primera pelcula10. El aspecto central dellibro y del inters del pblico estaba obviamente focalizado en el canibalis-mo que tuvieron que practicar para sobrevivir.

    Durante los diez primeros das estuvieron consumiendo de forma racio-nada la poca comida que encontraron entre los restos del avin. Al cabode ese tiempo esas reservas se haban casi agotado. Cuando ya no habaqu comer uno de los supervivientes, Canessa, dio argumentos de carctermoral para convencer al resto de compaeros de que haba que comer car-ne de los otros compaeros muertos y de que esa perspectiva horripilantey repugnante para muchos de ellos no era tal. Con el argumento de autori-dad de ser mdico y creyente, los reuni y dijo:

    Es carne y nada ms que carne. Las almas han abandonado los cuerpos y estncon Dios en los cielos. Todo lo que queda no es ms que el cuerpo que conte-na el alma y, por tanto, ya no es un ser humano; es como la carne de las resesque comemos en casa (69).

    En la pelcula oficial, Viven, se plantea as el dilogo que precede alinicio del consumo de carne humana:

    Tenemos que comer... Comer qu, a los muertos? Hablas de comer a los muertos. Exacto. Debemos hacerlo. Es lo que hay que asumir. Estamos hablando de comer personas. No, estamos hablando de comer carne para no morir. Yo no podra, es repugnante.

    9 Todas las citas que reproduzco corresponden a la 16 edicin en espaol de 1974.10 Esta primera pelcula no oficial se titulaba Supervivientes de los Andes y fue diri-

    gida por el mexicano Ren Cardona uno de los pocos directores no italianos que seadentr en el gnero del cine de canbales de la selva.

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    Crees que nuestra alma cuando morimos abandona nuestro cuerpo? No lo s, no soy cura. Si existe el alma y abandona el cuerpo cuando morimos, entonces

    el cuerpo no es ms que una carcasa. Lo que hay en la nieve sloes carne, comida.

    Ese es el prembulo, la reflexin de que no se peca cuando se comecarne humana. Ese debate sobre la moralidad del consumo canbal en si-tuaciones de excepcionalidad, ha tenido continuidad. Una de las cuestionesque habitualmente se les plantea a los supervivientes en las mltiples en-trevistas que realizan en revistas, peridicos y televisiones, se refiere a laidentificacin entre su acto y la comunin. La iglesia neg en su momentoesa identificacin y hablaba de un acto de inspiracin y ese sentido tuvo labendicin que los supervivientes recibieron del Papa Pablo VI, pero lo ciertoes que en el libro oficial de Read se dice que Pedro Algorta fue quien hallla justificacin al comer las primeras tiras de carne humana, comparando loque estaban haciendo, con comer el cuerpo y beber la sangre de Cristo enla Sagrada comunin (218) El catolicismo ms o menos popular de los pro-tagonistas recorre toda la aventura y se extiende a las publicaciones, pel-culas y entrevistas que avala11.

    Sin embargo no se trataba solo asumir una venia religiosa, se trataba devencer una restriccin cultural de ms amplio alcance. No se trataba solode refirmar o negar la humanidad de los que iban a ser canbales12 en fun-cin de comer o no comer carne humana, era cuestin de minimizar losefectos deshumanizadores del consumo en funcin de qu carne humanacomer y como comerla; en sus conversaciones se trasluca una valoracindiferenciada: no es lo mismo comer crudo que cocinado y no era lo mismocomer tragando que comer saboreando. Esas dos primeras fronteras se tras-pasarn muy pronto:

    ...anteriormente haban cocinado la carne o la haban secado al sol, pero ahorano quedaba otra alternativa que comerla hmeda y cruda a medida que la ibancortando, y como tenan tanta hambre, muchos comieron tantos pedazos que tu-vieron que masticar y saborear (115).

    11 El libro de Read comienza con el siguiente versculo de San Juan, Que nadie tie-ne amor ms grande que el que da la vida por sus amigos. El tono mstico acompaala web oficial de los supervivientes y est ambientada con el Ave Mara de Schubert.

    12 Los supervivientes prefieren llamarse a s mismos antropfagos y no canbales. Ylo justifican dando por bueno un significado errneo. Dicen que no son canbales por-que eso implica matar para comer, ellos seran antropfagos porque comieron carne dehumanos muertos.

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    El otro asunto que se prestaba al debate era qu partes comer. Se tratade un debate interesantsimo porque retrata la ideologa construida acercade la topografa modulada del tab canbal13. El primer asunto que implicatraspasar una frontera fuertemente atvica se refiere a la ingestin de losrganos corporales internos:

    Haban llegado, por necesidad, a comer casi todas las partes del cuerpo [...] Ha-biendo superado la repugnancia de comer el hgado, les fue mucho ms fcil pasaral corazn, riones e intestinos. Para ellos, hacer eso no era tan extraordinariocomo lo hubiera sido para un europeo o un norteamericano, porque es muy co-mn en Uruguay comer los intestinos y las glndulas linfticas de un novillo enun plato llamado parrillada [...] Solamente despreciaban los pulmones, la piel ylos rganos genitales (123).

    Faltaban pocos lugares para llegar al canibalismo total. Pero como eltiempo pasaba y las partes menos nobles y menos antropomorfas iban des-apareciendo no hubo ms remedio que atravesar esa otra frontera y comerpedazos de cuerpo que antes haban despreciado: Tambin intentaron co-merse las lenguas, pero eran incapaces de tragarlas, y hubo quien, en cier-ta ocasin, se comi los testculos [...] (181).

    Sin duda esos pasos que se fueron dando pautadamente: comer las ex-tremidades, comer vsceras, corazn, pulmones y rganos genitales remitaa un tipo de canibalismo primitivo, poco sofisticado podramos decir. Entodo caso la necesidad, el hambre, serva para avanzar en la senda de esecanibalismo total sin mayores cuestionamientos de orden moral. Ni siquieracuando se lleg a lo que podramos llamar canibalismo-vamprico: tambincoman los cogulos de sangre que se encontraban alrededor del coraznen casi todos los cuerpos...

    Pero quiz lo ms inquietante del relato comienza a vislumbrarse a par-tir de los 40 das del accidente cuando comenzamos a reconocer en la na-rracin escenas que recuerdan las prcticas canbales que parecan ser pa-trimonio de los primitivos: en la forma de tratar los cuerpos como materiapara el consumo, en la bsqueda de sabores diversos en las diferentes pie-zas de carne humana, sin importar que esos sabores estn en las tripas olos sesos y, quiz sobre todo, en la elaboracin de platos:

    los menos escrupulosos entre los supervivientes comenzaron con aquellas partesde los cuerpos que haban comenzado a descomponerse. Esto ya haba sucedido

    13 La palabra tab, tan connotada en antropologa, pas a formar parte de la retri-ca popular con motivo de los debates en torno al canibalismo de los sobrevivientes. Dehecho el libro se titulo Tab en alguna de las ediciones. Ver el sitio oficial de los so-brevivientes www.viven.com.

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    RDTP, vol. LXIV, n.o 1, pp. 95-132, enero-junio 2009, ISSN: 0034-7981, eISSN: 1988-8457, doi: 10.3989/rdtp.2009.027

    con la parte exterior de los cuerpos que estaban expuestos al sol, y haba tam-bin otras partes adheridas a los esqueletos abandonados alrededor del avin [...]Lo que hacan era tomar el intestino delgado, extraer el contenido del interiory cortarlo en pequeos trozos que coman. Tena un sabor fuerte y salado. Lacarne descompuesta que tomaron despus, tena sabor a queso. El siguiente des-cubrimiento que hicieron en su bsqueda de nuevos sabores y nuevas fuen-tes de alimentacin, fueron los cerebros de los cuerpos que ya haban abandona-do. Canessa les haba dicho que aunque no tenan mucho valor nutritivo, conte-nan glucosa, la cual les dara energa. El haba sido el primero en tomar unacabeza, hacer un corte en la frente, arrancar el cuero cabelludo y romper el cr-neo con un hacha. Entonces se repartan los sesos para comerlos mientras esta-ban congelados o bien se usaban para hacer cocido; el hgado, intestinos, carne,grasa y riones, bien cocidos o crudos, se cortaban en pequeos trozos yse mezclaban con cerebros. De esta forma saban mejor y eran ms fciles decomer (182).

    La relacin con otras sopas de canbales salvajes presentes en el ima-ginario colectivo occidental es evidente como veremos. Y se hace ms nti-da desde el momento en que comienzan a usarse los crneos como reci-pientes:

    La dificultad [para comer esas sopas] consista en la escasez de escudillas por-que, antes, la carne la servan en platos, bandejas o trozos de aluminio. Para esecocido caldoso Inciarte usaba una baca. Otros empleaban la parte superior delos crneos haba cuatro escudilla hechas de crneosy algunos las hicieronde hueso (182).

    Y finalmente, en esa bsqueda de sabores, incluso cuando no habaescasez porque encontraron nuevos cadveres, llegaron a cosechar pul-mones podridos:

    Despus de una expedicin Vizintn necesitaba recobrar fuerza...

    Aquella misma tarde recorri los alrededores del avin recogiendo todos los pul-mones que pudo encontrar y fue amontonndolos en una bandeja. Hasta enton-ces los haban despreciado y nadie se haba preocupados de cubrirlos de nieve;por esa razn haban comenzado a pudrirse [...] Los otros miraban a Vizintn mien-tras ste haca su cosecha y dejaba la carga en el lugar que le corresponda en eltecho del avin.

    Vas a comerte eso? Le pregunt alguien. S. Te pondrs enfermo. No, no me pondr. Msculo me dijo que se poda comer.

    Lo observaban mientras cortaba en pedazos la carne podrida y se los coma. Cuan-do al da siguiente vieron que no le haba sentado mal, algunos siguieron su ejem-plo. Lo hacan en busca de nuevos sabores y no porque tuvieran escasez, puesal derretirse la nieve haban aparecido los cuerpos de los que haban muerto

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    durante o despus del primer accidente. Todos los cuerpos estaban perfectamen-te conservados por la nieve y como eran los primeros que haban muerto, tenanms y mejor carne que los de quienes murieron durante el alud o despus [...]Ahora ya no tenan necesidad de comer pulmones e intestinos en mal estado, quepertenecan a los cuerpos que haban descuartizado las semanas anteriores, perola mitad de los jvenes continuaron hacindolo porque tenan la necesidad desabores ms fuertes. A estos muchachos les haba costado un supremo esfuerzode voluntad comer carne humana, pero una vez que comenzaron y continuaronhacindolo, se les haba abierto el apetito de comer, y el instinto de sobrevivirera como un tirano que no slo les exiga comer a sus excompaeros, sino quellegaron a acostumbrarse a hacerlo (217)14.

    Incluso Pedro Algorta, que fue de los que inicialmente se resisti ms acomer carne de los compaeros muertos,

    ...ahora era l, cuando descubrieron el cuerpo del que primero cortaron carne,quien se sent en un almohadn armado de un cuchillo y cort la carne mediopodrida que todava quedaba en los hombros y costillas. Par l y para los otrosera ms difcil todava comer aquellas partes humanas ms fcilmente reconocibles,como las manos o los pies, pero lo hacan de todas formas (218).

    Aunque todo el relato merece contrapuntos comparativos entre mundosoccidentales y mundos indgenas solo me referir aqu al motivo de las so-pas de carne humana15.

    Evidentemente en el imaginario popular europeo han resonado recetasde carne humana como prueba de un sistema culinario canbal. Pero desdeluego estaban vinculadas a primitivos o a seres de leyenda. La recetatupinamba y la receta occidental de fraile preparada por gitanos en el siglo XVIson quiz inconscientes ecos de un dilogo canbal de amplio alcance.

    Narraba Stadem en su Verdadera Historia y Descripcin de un pas desalvajes desnudos, que tras ser desollados los muertos, las mujeres guar-dan sus intestinos y los hierven, y del caldo hacen una sopa que se llamamingau, que se beben ellas y los nios. Se comen los intestinos y tambinla carne de la cabeza; los sesos, la lengua y todo lo dems son para lascriaturas (218).

    Y deca as la historia romanceada en 1617 en la Relacin verdadera delas crueldades y robos grandes que hazan en Sierra Morena unos Gitanos

    14 Ms de una vez los sobrevivientes se enfrentaron a la pregunta: A qu sabe lacarne humana? Javier Methol, responde: El sabor de la salvacin. Nosotros no comimos,no saboreamos esa carne. Nosotros nos salvamos con ella. Tiene el mismo gusto de lahostia, el cuerpo de Cristo. El sabor de la salvacin no se percibe en la boca, sino en elalma (web oficial).

    15 Otros podran ser el uso de crneos como recipientes y los huesos como utillajeculinario.

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    salteadores, los quales mataron un Religioso y le comieron asado, y una Gi-tana, la cabea cozida y de la justicia y castigos que destos se hizo.

    Desnudan al frayle pobrey, sacndole las tripas,hazen pedaos su cuerpocomo fieros trogloditas.Y entre los fieros gitanos,dos dellos se determinana comer su cuerpo asadoQu lastimosa comida!Cortan lea, encienden lumbrey espetan carne apriesa;en asadores de paloasan con grande alegra.Antojose a una gitanacomer del frayle cozidala cabea, y al momentola ponen a coer limpia (Daz 1982: 26).

    5. Las constancias arqueolgicas de una tradicin canbal occidental

    El siglo XXI se inicia en el campo de la arqueologa con algunos avan-ces tecnolgicos que permiten dilucidar, entre otras muchas cosas, con mayorprecisin si la dieta de los hombres prehistricos incluy la carne humana.Las confirmaciones vienen una detrs de otra. Los arquelogos de Atapuercarecientemente han descubierto y difundido la presencia de canibalismo enrestos de hace 800.000 aos. La deglucin popular de ese dato no tienedesperdicio. El diario espaol Pblico pona el acento en la cercana delcanibalismo a Espaa con un titular ciertamente llamativo: Ms de 8.000siglos de canibalismo espaol. Los restos de Atapuerca confirman que la an-tropofagia era comn. Nada mejor para emparentar a occidente, o al me-nos a Espaa, con el canibalismo que esa convergencia que da la identidadnacional: ya no es el hombre prehistrico (o para ser exacto el homo ante-cesor) informe y sin identidad quien fue canbal sino que se trataba segnel peridico de un espaol del pasado.

    Pero si cotejamos ese titular de la noticia con el cuerpo de la mismaque daba el diario El Mundo en su edicin electrnica, la emotividad tomaun tono de inquietud. Porque esos espaoles lo que practicaron en reali-dad fue un macabro festival canbal:

    Hace 800.000 aos tuvo lugar en Atapuerca un macabro festival canbal. As lodemuestran los nuevos fsiles encontrados en el estrato Aurora del yacimiento dela Gran Dolina, donde se han hallado fsiles de al menos 10 individuos, casi to-

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    dos ellos nios y nias de corta edad, que fueron devorados por sus congneres.Todos los indicios sugieren que un campamento de Homo Antecessor fue ataca-do por un grupo de personas de la misma especie, pero de diferente grupo. Sonlas evidencias ms antiguas de antropofagia de la historia de la humanidad.La prueba no slo est en los fsiles de nios encontrados en diversos lugaresdel yacimiento sino en una gran cantidad de cuchillos de cuarcita y slex, conborde abrupto y filo muy marcado, que han aparecido en la Gran Dolina, y queprobablemente fueron utilizados para descuartizar los cadveres de los nios, enuna prctica ms cultural que gastronmica.Hasta ahora, los expertos pensaban que el canibalismo haba sido un hecho pun-tual en Atapuerca. Nos habamos equivocado. Los nuevos hallazgos nos llevan apensar que practicaron el canibalismo seguramente durante cientos de aos, ex-plic Eudald Carbonell, codirector de Atapuerca. Lo que hemos encontrado revo-luciona el conocimiento de la especie Homo Antecessor, asegur.

    Y las pruebas arqueolgicas recogidas en Atapuerca, concretamente enel nivel TD6 de Gran Dolina, no dejan lugar a dudas sobre la presencia delcanibalismo: No se trata de un episodio aislado sino que podemos afirmarque el antecesor formaba parte de la dieta de los humanos al igual que losciervos (www.fundacionatapuerca.org).

    El popular programa radiofnico La rosa de los vientos, que conducaBruno Cardeosa en Onda Cero, narraba con un peculiar estilo que combi-naba la fascinacin y el misterio lo que haba sucedido en Atapuerca16:

    ...lo hallado en aquel TD6 no dej de sorprender a los investigadores; el lugarconocido como Gran Dolina era un autntico bal de huesos; entre los sedimen-tos de tierra hallaron hasta 86 fsiles humanos. Dedujeron que se trataba del pri-mer cementerio colectivo de la historia. En aquel entonces el responsable de aque-llo haba arrojado los cadveres al lugar, pero haba ms: los huesos estaban des-carnados por qu? El informe presentado al respecto por la Universidad Rovira iVirgili es ms que clarificador: fueron cazados, despellejados, cuarteados y comi-dos por dentro. Les arrancaron la cabeza del tronco, les extrajeron el cuero cabe-lludo; finalmente accedieron al tutano de los huesos [...] fue el acto de caniba-lismo ms antiguo que conoce la historia de la evolucin. Comieron la carne ylas entraas, especialmente el cerebro [...] es como si buscaran algo ah.A partir de ese momento se inici una gran discusin. Se trataba de decidir siera un acto de canibalismo con objetivo puramente alimenticio o algo ms, por-que haba algo extrao: todos los hombres arrojados a la Gran Dolina eran adul-tos jvenes, no haba nios ni ancianos.Finalmente los investigadores del instituto de Paleontologa humana de Franciadedujeron que haba sido un acto de canibalismo ritual. En suma una conductade tintes religiosos, algo que los investigadores no esperaban encontrar en hom-

    16 Las emisiones radiofnicas de este programa estn recogidas en la websonora Enig-mas (http://enigmasmundo.googlepages.com) El episodio titulado Canibalismo enAtapuerca lleva el nmero 185.

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    bres tan primitivos porque se supona que tal cosa, una muestra de mente sim-blica, no se haba dado hasta tiempos mucho ms recientes.Todo eso significaba que probablemente en aquella zona poca, haban existidocombates entre diferentes grupos zonales. En aquellas grescas a muerte par-ticiparon los individuos ms preparados fsicamente hablando de cada bando;as, los que haban quedado enterrados de tal modo eran los perdedores, mien-tras los ganadores en la batalla haban llegado a la conclusin de que ingiriendolas entraas de aquellos guerreros ingeran sus cualidades; en suma, ingeran sualma.

    Con esa generalizacin y con la fcil relacin en el imaginario popularentre espaol prehistrico-canbal-macabro-devorador sera posible algn tipode inquietud que se podra resolver con crticas como las que se hicieron aese titular descabellado marcando distancias: no eran espaoles y estabantan alejados como los 800.000 aos que nos separan. Sin embargo losarquelogos en estos ltimos aos se han acercado ms en el tiempo: noslo el homo antecesor, tambin sapiens y el neanderthal habran sido ca-nbales.

    Por ejemplo, en 1987 se publicaban los resultados de la investigacinArqueolgica en Fontbregoua (Provenza) y se haca hincapi en el datodescubierto de que los moradores en esa gruta, hace 6.000 aos hom-bres neolticos eran canbales.

    Y entre los antecesor y los neolticos toda la lnea intermedia. En diciem-bre de 2006 el CSIC emita una nota de prensa para publicitar los avancesde la investigacin arqueolgica de Antonio Rosas y otros. La nota se titu-laba El CSIC coordina un estudio que constata que hubo episodios de ca-nibalismo entre los neandertales del Cantbrico y deca El estudio de losrestos seos pone de manifiesto la presencia de marcas de corte y fracturasque fueron provocadas por los propios neandertales de El Sidrn, lo queevidencia la prctica del canibalismo. La investigacin vincula esta costum-bre a los episodios de estrs alimenticio o carencia nutritiva que sufrieronlos individuos analizados (Rosas 2006: 19269).

    Pero en ese acercamiento, por va de filiacin podramos decir, no setrata slo de valorar la cercana temporal sino de la transmisin de esa cer-cana. Significativamente los panelistas que han trabajado para representarmusesticamente este canibalismo prehistrico recrean, tal vez de manerainconsciente, los modelos que ya hemos sealado y que se usaron pararepresentar el canibalismo occidental y de ah el de primitivos. Podramosdecir que en la convergencia de representaciones se cierra el crculo del pan-canibalismo.

    Y quiero referirme a la primera de las ilustraciones de esta fotogaleraque presento y que no corresponde a prehistricos de Atapuerca sino a la

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    RDTP, vol. LXIV, n.o 1, pp. 95-132, enero-junio 2009, ISSN: 0034-7981, eISSN: 1988-8457, doi: 10.3989/rdtp.2009.027

    cueva de la famosa familia del canbal escocs Sam Beane. Aqu encontra-mos varios elementos que hemos visto para justificar el dilogo canbal (ca-beza decapitada, hachas y otros instrumentos de tecnologa carnicera...) yque se repiten en las representaciones de canbales prehistricos. Pero ahoraquiero referirme a la cueva. La cueva es lugar mtico del canibalismo en elimaginario popular: en cuevas viven muchos de los canbales de la selvade las pelculas que he referido, la oscuridad de la cueva como confn delos confines est presente en los paneles pedaggicos de Atapuerca y lacueva es la gran casa de los Beane escoceses. En las cuevas convergen, comosabemos, muchos de los caracteres asignados al primitivismo; entre ellos nopoda faltar uno de los ms importantes, el canibalismo.

    II. CANIBALISMO SIGLO XXI. OBJETO DE CONSUMO Y FIN DE LA INOCENCIA

    Llegado el siglo XXI nos encontramos con mltiples evidencias de queen el imaginario popular la ecuacin canibalismo = otredad es cada vez msinsostenible. Las piruetas para alejar las evidencias del dilogo intenso, pro-longado y natural se han ido demostrando cada vez ms ineficaces. En esatesitura y con el acercamiento del canibalismo a occidente que hemos apun-tado, parece que se est ensayando una nueva estrategia en estos iniciosdel siglo XXI que consiste en sugerir sendas que llevan a vincular el caniba-lismo con el juego y con el negocio, con la filantropa y con nuevas formasde subalternidad. As podemos ver cmo en la bsqueda de la aventura to-tal se pueden ofrecer viajes a los pases de canbales de los que uno regre-sa transformado en ser ms autntico, cmo el canibalismo puede entrar aformar parte de performances artsticas o cmo vira hacia cierta compren-sin del trfico de rganos.

    1. Turismo, aventuras y reality shows canbales en el siglo XXI

    Buscar viajes exticos se ha convertido en un icono de distincin en elcomienzo del siglo XXI. Vivir una aventura en el viaje se puede medir demuchas formas: por la rareza de sus paisajes, por los animales distintivosque habitan el destino y, sobre todo, por diferencia cultural de quienes allviven. Y si se busca un marcador de la lejana cultural nada ms a propsi-to que el canibalismo. Ningn viaje se igualar a aquel que nos puede lle-var a las puertas del canibalismo. Ninguno por tanto como el viaje a PapaNueva Guinea.

    El nmero de noviembre de 1996 de la versin en castellano de la po-pularsima Selecciones de Readers Digest titulaba en la portada el reportaje

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    estrella de ese nmero: En tierra de canbales, con el relato de Paul Raffaelede su expedicin a la selva tropical de Nueva Guinea. Respondiendo alprotocolo de la narracin exotizadora, primero se presenta el hbitat extra-o, salvaje y peligroso:

    Desde la primera luz del alba nuestra expedicin avanza por un pantano de laselva tropical de Nueva Guinea, entre cieno y aguas oscuras y malolientes queen ocasiones nos llegan a la cintura. Arriba, la vegetacin forma una bveda tandensa que sobre el empapado suelo desciende una penumbra catedralicia. A nues-tro alrededor vuela un ejrcito de enormes mosquitos anfeles, los trasmisores delpaludismo. De repente se oyen a lo lejos unos gritos de guerra que suben y ba-jan de tono bruscamente. Agung, mi gua de 30 aos, me coge del brazo: Sonkorowais dice en voz baja. Reanudamos la marcha seguidos por los escalofriantesgritos. Me ha llevado una semana llegar a los apartados dominios de esta tribu,que vive en casas sobre los rboles y come carne humana. Ahora es tarde paravolverse atrs.

    Fig. 8: Representaciones de canbales prehistricos de Atapuerca y litografade la familia de Sam Beane.

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    Uno de los jefes korowais, Agoos, le comenta sin embargo que el cani-balismo no es frecuente, que el ltimo que presenci se celebr dos aosatrs. Pero su breve comentario condensa y recrea el imaginario popular entorno al canibalismo: Cuando yo llegu mis amigos estaban terminando conel brazo de un hombre.

    Pero el tpico de la aventura lo encontramos en el mismo lugar a tra-vs del relato de uno de los aventureros ms populares de Espaa, CsarPrez de Tudela. El reportaje de su aventura, publicado en el N. 214 de laRevista Ms all de la Ciencia se titula significativamente Los ltimos can-bales: expedicin a la selva de Irian Jaya. El protocolo retrico de viaje alconfin de la tierra y de la humanidad se sigue a rajatabla con algunos ar-gumentos narrativos del gnero que se ha ido construyendo y que repasode forma secuenciada:

    1. Paisajes vrgenes y salvajes:

    Muy pocos viajeros se haban decidido a cruzarlas [selvas] despus de la muertedel antroplogo y coleccionista de crneos estadounidense Michael Rockefeller aprincipios de la dcada de 1960. El suceso conmovi al mundo entero, puespresumiblemente fue devorado por los asmat, la cultura ms conocida y estudia-da de la zona gracias a algunas expediciones cientficas y periodsticas17. Es steun mundo remoto, sin referencias, a pesar de que nos encontramos al inicio delsiglo XXI, en plena revolucin de las comunicaciones y la informacin.

    2. Bsqueda de tribus perdidas y retorno a la edad de piedra:

    ... es como volver a la Edad de Piedra. Al sur de esas montaas est el universode los aborgenes...

    3. Viaje duro y peligroso:

    Enfadados, llenos de barro y maldiciendo el calor alcanzamos un curioso pobla-do en el que se vea orden y planificacin.

    4. Por la noche escucha una conversacin inquietante:

    All, con nosotros sentados y ellos en cuclillas la postura del primate, fui tes-tigo de una conversacin inquietante... y lenta, pues se desarrollaba en dos o tres

    17 En la informacin sobre esta expedicin que ofrece en su web, Prez de Tudelada esta informacin etnogrfica: Alguna cultura, como la de los asmat de Nueva Gui-nea es la zona de la Tierra en donde actualmente est ms extendida la antropofagiaactiva, y que tambin practican la costumbre previa de los cortadores de cabezas. Sonlas mujeres las que incitan a los hombres a cortar cabezas enemigas, inspiradas en laMantis religiosa simblico mordisco de la hembra arrancando de cuajo la cabeza delmacho durante el emparejamiento (de la web).

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    RDTP, vol. LXIV, n.o 1, pp. 95-132, enero-junio 2009, ISSN: 0034-7981, eISSN: 1988-8457, doi: 10.3989/rdtp.2009.027

    lenguas. Nuestros guas mostraban una gran paciencia al traducir las preguntascontumaces de Vicente, que siempre quiere saber ms. Se estaba hablando decanibalismo, de matar a otros... pero con naturalidad, sin temor. El encargado deresponder a nuestras preguntas era un aborigen de pequea estatura al que losdems respetaban y obedecan. Yo no quera comer carne humana. Saba queestaba mal. As me lo haban advertido los misioneros deca. No quise parti-cipar en aquel asalto a un poblado enemigo, en el que cazaron a uno de sushabitantes y lo dieron muerte. Despus lo trocearon, lo cocinaron y se lo comie-ron. As se ha hecho siempre. Los sesos y las vsceras son lo mejor.

    5. Esos son los indgenas canbales que venan buscando:

    Vicente y yo queramos llegar a una de esas aldeas en las que viven en los rbo-les los indgenas desnudos que venamos buscando.

    6. Ante el miedo a los canbales, demostracin de poder:

    Entonces decidimos tirar una bengala.La gente se asust tanto que mi gesto estuvo a punto de colocarnos en una si-tuacin peligrosa. Pero habamos llegado a la conclusin de que tenamos quehacer creer a esa gente que ramos poderosos mostrndoles lo que tomaran porun arma. La bengala explot en el aire e ilumin con su luz blanca doscientosmetros de selva en la oscura noche. Los rostros negros se mostraron impresiona-dos y pidieron ms. Pero yo, con forzada seriedad, me negu terminantemente arepetir el espectculo. Ya haba conseguido el efecto que buscaba.

    7. Llegada a la tribu canbal y tenso encuentro:

    Nos avisaban de que nos estbamos acercando a nuestro destino. Y deba de estarya muy prximo, pues se mostraban un poco nerviosos. No sern agresivos connosotros?, preguntamos a nuestro gua. Recibimos una sonrisa por respuesta. Pro-seguimos, entre curiosos y tensos, hasta adivinar la silueta de una casa colgadade los rboles a casi quince metros de altura. Al otro lado haba otra a una altu-ra menor y luego otra, y otra...Nos dirigimos hacia una casa oscura y extraordi-nariamente primitiva en la que haba dos mujeres y algunos nios...

    8. Canibalismo y otros complementos del perfil salvaje:

    Los hombres iban desnudos y se protegan el pene con una hoja que penda dela liana que les rodeaba la cintura. Las mujeres llevaban unas falditas de cortezade sag, el rbol que les cobija y del cual sacan una especie de harina. En esterbol viven tambin, colgados a unos metros de unos suelos permanentementeinundados y protegidos quiz de los moradores de los poblados vecinos, que devez en cuando les atacan para proveerse de protenas humanas.

    9. Relatos de canbales18:

    Haca slo unos meses haban devorado a un misionero canadiense que se empe- en visitarles dos o tres veces. El jefe dijo que le molestaba y le dispar la pri-

    18 En la web de Csar Prez de Tudela hay algunos relatos ms: Cortaban la cabezade los enemigos para que el jefe del clan se comiera el cerebro del fallecido. El resto

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    mera flecha. Despus recibi cinco o seis ms. A continuacin le cortaron la cabe-za, que siempre es objeto de un trato diferente, y lo descuartizaron. Lo comierontodos, incluidos mujeres y nios. Lo contaban con sencillez, con naturalidad, sinninguna conciencia de culpa. Se alimentan de un animal de su misma especie.

    El reportaje termina con una reflexin acerca del canibalismo ayer yhoy, con referencias exticas al canibalismo de la isla de Sumatra, dondeLos batak vendan carne humana en sus mercados hasta la colonizacin desu territorio. O de frica, donde El ex presidente de Guinea EcuatorialFrancisco Macas fue acusado de comer cerebros, hgados y dedos huma-nos y los dogones que ingieren el prepucio de hombres vivos en ciertasceremonias.

    Pero en este siglo XXI que comienza, ir al encuentro de canbales yano est slo al alcance de avezados aventureros, cualquier amante del tu-rismo alternativo puede logarlo. Una agencia de viajes ofrece hoy este viajeexpedicin: Expedicin Papua Nueva Guinea. Korowais Asmats (TarannClub de viatges). Y lo ofertan del siguiente modo:

    Planteamos una nueva ruta en una de las zonas ms desconocidas de la zonaIndonesia de Papua, el territorio de los Korowais. Una etnia que vive actualmen-te con sus costumbres prcticamente intactas a excepcin de la influencia ejerci-da por los misioneros llegados a este territorio hace ya algunos aos. Son genteque viven inmersos en su entorno, una exuberante selva los envuelve tanto a elloscomo a su caracterstica manera de vida. Son peculiares sus casas, las cuales cons-truyen en lo ms alto de los rboles para as protegerse tanto de sus enemigoscomo de los animales que abundan en esta zona. Son conocidos por sus practi-cas de canibalismo, las cuales a da de hoy han dejado de practicar de manerageneral, a excepcin de una sub-tribu conocida como Korowais Bat, los cualesviven muy adentro de la selva y que por razones obvias, no son visitados dadala peligrosidad que puede comportar llegar hasta ellos (www.taranna.com).

    Despus de estar con los korowais,

    ...navegaremos durante tres das por ros nada explorados por el turismo, con lafinalidad de llegar hasta el territorio Asmat, en plena costa del sur de West Papua.Esta etnia, antiguamente era una de las ms fieras de la zona, conocidos por susprcticas de canibalismo y cortadores de cabezas entre sus enemigos, en la ac-

    de la tribu, incluidos mujeres y nios, se dividan el cuerpo y lo cocinaban al fuego dela hoguera. Frecuentemente los hombres dorman sobre las calaveras de sus enemigosLas mujeres asesinaban a su primer hijo y lo aplastaban contra una roca. Despus, ledaban el cadver a los cerdos para que no quedara ningn resto que pudiera acercar alos espritus malignos y traer desgracias al pueblo. Durante un ao, estas mujeres ama-mantaban con sus pechos un lechn para demostrar que era buenas madres. Slo en-tonces la tribu le permita tener su segundo hijo y poder criarlo (Los canbales de Papawww.ovejaselectricas.es).

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    tualidad la influencia de los misioneros ha hecho que estas costumbres se pier-dan, pero as y todo siguen conservando sus costumbres ancestrales (ibid.).

    Y un hito ms, el canibalismo entra a formar parte de los reality showsllamados isla de los famosos, supervivientes y otras secuelas. Vanesa Siz(2005) ha estudiado una de las ltimas ediciones espaolas de la llamadaAventura en frica. En su trabajo, subtitulado Canibalismo de la diferen-cia: una puesta en escena, apunta que el reality tiene estas caractersticasque condensan todas las proyecciones que sobre el imaginario popular eu-ropeo han tenido los pueblos primitivos: Animalizacin de los nativos ob-tenida a travs de su asimilacin con el paisaje y por sus prcticas alimentarias.Primitivismo por su asociacin con culturas ancestrales, en contacto con lanaturaleza, no mediada por la tecnologa y por su pertenencia a una tributrmino relacionado con el salvajismo, la promiscuidad sexual, la estupidezy la inarticulacin social de los hombres salvajes. Exotismo observable enropas y elementos decorativos: proliferan en el reality las mscaras, el bas-tn de mando, las armas para cazar, las antorchas, los collares, la msica depercusin. Y, finalmente, salvajismo, que quiz sea un rasgo que condensalos anteriores y que expresivamente tiene mayor fuerza emotiva.

    El concurso tratara segn la misma investigadora de mostrar un proce-so de prdida de la civilidad y acercamiento a lo salvaje a travs de losefectos del hambre sobre los concursantes, por ello les expone a pruebasen las que tendrn que comer alimentos tildados de asquerosos y repug-nantes y que, por otro lado, se plantean como parte de la dieta de los otrosautnticos. Comienzan con un acto, cercano a lo canbal, como es el coc-ktail de leche y sangre de bfalo africano recin sacrificado. Y ya en unade las ltimas pruebas se les enfrenta a lo siguiente:

    Vamos a poner a prueba cmo os habis adaptado al medio, hemos escogido unascomidas, digamos que autctonas, bueno lo ms exquisito no es pero es lo quehay..., dice la presentadora. (La mesa es una ruleta con forma de cabeza de ga-llo, en la que hay diversos platos que les tocan por sorteo) Tutano de cebra, unalimento que era una delicatessen en la poca de las grandes caceras, ahora esdifcil encontrarlo. (Comienzan las arcadas de los concursantes, mientras uno deellos trata de que contrarresten el asco imaginando sandas) No tenais hambre,no querais comida? (De fondo sonoro se oyen cnticos reconocibles como vo-ces de nios, presumiblemente masais) Testculos de hiena, tienen un sabor bastan-te malo pero tienen un valor muy nutritivo. Ojos de cabra, una deliciosa...estndeliciosos cocinados, lstima que estn crudos. Tenemos de todo oiga. Lengua dedik-dik los que son como ciervos chiquitines que nunca se separan... gacelas queabundan por el parque de Tsavo. Suculento men.

    Todo este proceso termina con la apoteosis del salvajismo proponin-doles que desgarren una vaca cruda a mordiscos, de la que los ganadores

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    se podrn comer lo que hayan conseguido morder. Esta ser la mejor pruebade que han conseguido adaptarse al entorno, servir para comprobar enqu clase de depredadores se han convertido.

    2. Arte canbal

    Otra manera de intentar fagocitar el canibalismo sera a travs de lo quepodramos llamar sublimacin artstica de la antropofagia.

    Aunque ha habido varias experiencias artsticas en ese sentido, me cen-trar en la ms llamativa y la que mayor repercusin ha tenido en los me-dios. Se trata de la performance del artista chino Zhu Yu titulada Comien-do gente y que present en la bienal de Shangai de 2000. El relato de estaperformance (que se corresponde con la secuencia de fotografas de la mismaque se pueden ver en decenas de sitios web) refiere que el artista adquiriel feto en un hospital, lo cocin asndolo en un horno y tras servirse en lamesa lo fue comiendo con total naturalidad.

    La noticia produjo un importante impacto en China y en occidente: noera un nativo primitivo sino un artista culto quien coma carne humana. Elimpacto se haca ms intenso porque se vinculaba con otras performancesdel llamado arte extremo chino que remitan a actitudes primitivas. Por ejem-plo, en la serie Obsesin con lesiones Zhu Yu se cortaba un trozo de pielde su cuerpo y era cosida a una pieza de cerdo; en otra actuacin los artis-tas Domingo Yuang y Peng Yu se sentaron en sillas contiguas trasfundiendosangre para la conservacin de los cadveres de dos pequeos hermanossiameses. Y el mismo Yu Peng tambin particip en otra actuacin queconsista en la extraccin de petrleo a partir de la grasa del cadver de unnio. Segn Carlos Rojas (2005) las actuaciones de Obsesin con lesionestratan de superar supuestos convencionales acerca de la corporeidad humana.Pero si bien es comn en el llamado arte extremo chino el ejercicio de vio-lencia sobre el cuerpo, en el caso de Obsesin lo notable es el uso realde carne humana. Se llega a hablar de la carne-arte como expresin del artechino de vanguardia.

    La polmica en torno a este arte canbal lleg al mximo cuando la te-levisin britnica emiti un documental dos aos despus de la bienal so-bre el arte extremo chino. En ese reportaje Yu Ji se encerraba desnudo unda entero en una jaula de cristal con pollos, Gao Feng beba de una bote-lla con un pene dentro (de la despensa de Zhu) y Yuan Cai y Jian Ji Xicorran desnudos por Londres con un osito de peluche.

    Podramos decir que son todas formas expresivas de un salvajismo oc-cidental que tiene tambin fijacin en el canibalismo. Pero por otro lado el

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    hecho de ser arte rebaja el negativismo moral que el otro canibalismo (y elotro salvajismo en general) haba tenido para los ojos occidentales, a pesarde que muchos espectares bramaron contra la emisin. Se dijo que iba contralas enseanzas de Jesucristo y el gobierno de Pekn lleg a anunciar penasde diez aos de crcel a los artistas que experimentaran con cuerpos hu-manos. Contra eso Zhu razonaba con obviedades: Ninguna religin prohbeel canibalismo. Ninguna ley dice que no se pueda comer carne humana.He aprovechado ese espacio vaco entre la moral y la legalidad para desa-rrollar mi trabajo,

    En 2007 Zhu Yu volva al centro del debate al difundirse que se ha-ba hecho vegetariano. Con la noticia se volvan a recordar y a difundir susactuaciones en Comiendo gente y otras como la performance tambin deorientacin canbal en la que tritur cerebros humanos y los vendi en ta-rros de mermelada en un supermercado a 10 euros.

    3. Neo-Canibalismo en los hospitales

    Un aspecto especialmente crtico de algn tipo de paternidad occiden-tal respecto al canibalismo se refiere a lo que Nancy Shepper Hugges llamaneocanibalismo (1998) y que se vincula con la instalacin de rganos enun cuerpo procedentes de otro como consecuencia de un trfico que bor-dea o claramente sobrepasa los lmites de la ley.

    Este nuevo canibalismo tiene una expresin clara: la carne de unos (susrganos) entra en el cuerpo de otros tras una intervencin quirrgica y marcadiferencias: los donantes de rganos, excluidos e invisibles; y los recepto-res de rganos, altamente visibles (Nancy Scheper Hughes 2004: 199).

    Estaramos en una versin de canibalismo al revs: ahora el canbal, elque ingiere la carne humana del otro, no es el perifrico sino el central. Yese cambio de protagonistas viene acompaado de un cambio ideolgico.Si en el pasado ingerir carne del otro converta al comensal en sujeto des-preciable y lo colocaba en la periferia (el canbal ha sido el indgena, elprimitivo prehistrico, el loco, el hambriento...), ahora el comensal recep-tor deja de serlo y todo el proceso de trivializacin de la antropofagia jue-ga a su favor para mantenerse en la centralidad social.

    En el pasado el canibalismo occidental era expresivo de algn tipo deanimalidad anmala o de posesin demonaca. Los canbales occidentalesdeban convertirse previamente en hombres-lobo para matar y comer genteo en vampiros para chupar su sangre o se convertan en canbales por tenerinstalado dentro un demonio o un indio desubicado. Un solo ejemplo escla-recedor: en 1794 se publicaba en Boston una hoja volandera firmada por

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    un tal Sawny of Pockonocker y que llevaba el ttulo de The IndiansPedigree: Qui Capet Ille Facit, esta hoja volandera romanceada volva a repe-tir un tipo de filiacin maligna de los indios de Amrica: aquella que lesdaba la ascendencia de Satn, pero significativamente se hace otra alusina la maldad del indio, est vena dada por otro pedigr que tambin traenen su sangre, nada menos que el del canbal Sam Beane (Mandell 2000: 521-22). As se expulsaba del entorno occidental el fantasma del canibalismo:aqu era una rareza de locos, all parte de su consustancial naturaleza.

    Pero con el acercamiento que ha habido a lo largo del siglo XX. pareceque eso ya no est tan claro: comer carne humana transforma pero no ne-cesariamente hacia la satanizacin.

    En la referida pelcula Viven se desencadena el siguiente dilogo en elcontexto de la discusin sobre comer o comer la carne de los muertos:

    Yo no comer, prefiero morir. Creo en Dios y temo que me juzgue si hagouna cosa as.

    Pero el nos ha puesto aqu. Puede que s, como prueba. Para ver si somos civilizados. Yo creo que no ser incivilizado. Creo que Dios quiere que hagamos caso a

    nuestro corazn usando la razn, luchando para vivir. A cualquier precio? No, no debemos matar inocentes para sobrevivir. Y nuestra inocencia qu ser de nuestra inocencia si sobrevivimos como ca-

    nbales?

    Me parece especialmente interesante este pequeo debate en torno a lacivilizacin y la inocencia. Esa idea sobre el fin de la inocencia parece suge-rir un cambio de tendencia, un acercamiento del canibalismo a la comuninmstica. Desde entonces se han dado ms pasos que aluden a la transforma-cin personal que se opera con el canibalismo o, al menos, a travs del con-tacto directo con el canibalismo: Csar Prez de Tudela y muchos otros queviajaron a los confines canbales explican que retornan de esa experienciasiendo otros (ms buenos, ms humanos, ms sensibles, ms ecologistas...) ylo mismo refieren los concursantes que retornan de esos realiiys de aventuraextrema en la selva. Para mi argumento resulta especialmente atractiva lasugerencia de Vanesa Siz respecto a lo que pasa al terminar el concurso queella analiza de la aventura en frica: Todos los participantes, miembros delnosotros, regresan a la civilizacin transformados, cambiados tras una expe-riencia nica con la que construir memoria y que para los espectadores setraduce en su discurso de autoconocimiento y en la adopcin de un nuevolook tnico para alguno de ellos, sobre todo en su primera aparicin en elplat tras el regreso, donde se deja sentir la huella que ha dejado frica sobresus cuerpos (2005: 13) y sobre sus mentes aadira yo.

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    Con esos precedentes est el terreno abonado para otros juegos delez-nables como el que se ofrece al canbal japons que tiene en televisin unprograma de cocina, como el de los llamados restaurantes canbales tam-bin japoneses... y sobre todo el juego menos inocente del trasplante derganos frescos.

    III. CODA. EL BUCLE ANTROPOLOGA-ANTROPOFAGIA

    Es tremendamente llamativo comprobar cmo en las pelculas que hereferido de canbales de la selva aparecen muchos protagonistas que sonantroplogos culturales. En Emmanuelle y los ltimos canbales la protago-nista quiere hacer un reportaje sobre una tribu canbal que crean extingui-da. Para ello contacta con el antroplogo Mark Lester que viajar con ella;en La montaa del Dios canbal (1978) la expedicin a tierra canbal estintegrada por un antroplogo Stanley Keach para encontrar a otro antrop-logo que se ha perdido mientras investigaba en la selva; en Holocausto ca-nbal (1979) el Dr. Monroe, antroplogo cultural, es el principal protago-nista; en Los primitivos (1979) tres estudiantes de antropologa (Rita, Roberty Tomy) se dirigen a la selva para estudiar las costumbres de los indioscanbales; en La Diosa brbara. Una mujer para los canbales (1979) el pro-tagonista es un experto en costumbres tropicales que viaja a la selva de Malwidonde es atacado por una tribu canbal; en Holocausto zombi (1980) unade las protagonistas es la antroploga y enfermera Lori Ridway que viaja ala selva Indonesia para averiguar el origen de ciertos casos de canibalismoque haban sucedido en un hospital de Nueva York. En Canbal feroz (1981)una estudiante de Antropologa, Gloria Davis viaja a mbitos supuestamen-te canbales de la Amazona para realizar su tesis doctoral sobre la hipte-sis de que el canibalismo no ha existido ni existe sino que es un inventocolonialista19. Evidentemente en su viaje se encuentra con multitud de can-bales. Ella logra sobrevivir y regresar a Estados Unidos donde termina suTesis que es aprobada con sobresaliente cum laude. Una Tesis que tiene elsorprendente ttulo de Canibalismo. Fin de un mito20.

    Dos aos antes de esa pelcula Arens publicaba su famoso y controver-tido libro El mito del canibalismo. Antropologa y Antropofagia. La tesis co-

    19 Delli Colli, la antroploga protagonista defiende una postura totalmente distinta.En una escena de la pelcula George le pregunta Los nativos de Molotto practicaban elcanibalismo? la antroploga contesta sin dudar: Todos los nativos primitivos lo hacan,sin excepciones.

    20 Cabe decir que esta pelcula fue la ms famosa del gnero (incluso ms que Holo-causto canbal), habiendo recaudado ms de medio milln de dlares en Estados Uni-dos a lo largo de las tres primeras semanas. Actualmente existen 31 ediciones diferentesde la pelcula en DVD.

  • 128 JULIN LPEZ GARCA

    RDTP, vol. LXIV, n.o 1, pp. 95-132, enero-junio 2009, ISSN: 0034-7981, eISSN: 1988-8457, doi: 10.3989/rdtp.2009.027

    nocida de Arens respecto a la construccin occidental del mito del caniba-lismo para conformar una identidad positivizada frente a una otredad de-leznable por salvaje y canbal (la idea de la naturaleza canbal de otros esun mito en el sentido de que, primero, tiene una existencia independientesin relacin alguna con la realidad histrica, y segundo, contiene y transmi-te mensajes culturales significativos para quienes lo mantienen, 1981: 164),se reforzaba con la reflexin del antroplogo alemn, Edwin Frank que enesos aos tambin estaba investigando sobre la presencia real del caniba-lismo en el Amazonas. Este antroplogo no haba encontrado en ningunapublicacin que aludiese al asunto del canibalismo entre en siglo XVI y elsiglo XX ninguna descripcin de primera mano. En conversacin con Arens,Frank sugiere

    que la aceptacin acrtica del canibalismo es un medio primario por el cual losantroplogos pueden manifestar su identificacin con la premisa bsica de la dis-ciplina, el relativismo cultural, que admite la existencia de todas las variedadesposibles de comportamiento humano. El anlisis blas y aparentemente desape-gado de la prctica descrita tambin indica un relativismo moral que es otra delas caractersticas de la mente profesional. Lo que otros ven como un defecto social,para el antroplogo no es sino una costumbre curiosa o un enigma tan digno deestudio como cualquier otro rasgo cultural extrao. As, aceptar inmediatamentey luego abstenerse de moralizar explcitamente acerca de la naturaleza canbal deotros es ser un antroplogo (Arens 1981: 157-58).

    Resulta llamativa esa convergencia (incluso cronolgica) entre una pel-cula de serie C, podramos decir, y la ms crtica de las reflexiones antro-polgicas sobre el canibalismo. Y resulta irnica la divergencia que acabaconvirtindose en un bucle. En el caso de Arens (ms bien de Frank) in-tenta buscar presencia canbal en el Amazonas y no la encuentra. En el casode Gloria Davis, la antroploga de Canbal feroz, intenta documentar la noexistencia de canbales y los encuentra... Pero llama a su Tesis Canibalis-mo. El fin de un mito, un ttulo casi calcado de la tesis de Arens. El caso esque la experiencia etnogrfica de Gloria Davis (si cabe referirse as a suaventura cutre) debera haber dado lugar a una tesis titulada algo as comoCanibalismo. El fin de un antimito.

    La tesis del mito del canibalismo se aliment en los aos siguientes desabia poltica y se prest especial atencin al binomio canibalismo/colonialis-mo. El argumento del ensalzamiento diacrtico del canibalismo dentro de lasllamadas culturas perifricas, en realidad lo que haca es dotar de fuerza yvalor al sistema colonial21. Pero hablar del canibalismo para negarlo no hizosino revitalizarlo.

    21 Ver por ejemplo Cardn (1994) y, especialmente, la compilacin de Barker, Hulmee Iversen (1998).

  • 129CANIBALISMO SIGLO XXI. LA ACTUALIDAD POPULAR DE UNA VIEJA...

    RDTP, vol. LXIV, n.o 1, pp. 95-132, enero-junio 2009, ISSN: 0034-7981, eISSN: 1988-8457, doi: 10.3989/rdtp.2009.027

    Deca Lvi-Strauss en El totemismo en la actualidad que aceptar comotema de discusin una categora que nos parece falsa nos expone siemprea un riesgo: el de mantener, en virtud de la atencin que se le presta, al-guna ilusin acerca de su realidad (1965: 29). Algo similar a lo sucedidocon el que podramos llamar mito del totemismo ha pasado con el mito delcanibalismo. Hablar de el para negarlo ha acabado dndole protagonismo.

    Pero si en 1979 se inaugura la senda negacionista, en 1986 asistimos ala publicacin de la tesis de Peggy Reeves Sanday (1987) sobre multipresenciacultural del canibalismo. En su Devine hunger. Cannibalism as a CulturalSystem (en espaol El canibalismo como sistema cultural) analizaba exten-samente 15 casos de canibalismo con presencia real e importancia diacrticaen el interior de cada una de esas culturas.

    A esa preocupacin por el canibalismo como sistema cultural ha contri-buido la propia teora y mtodo etnogrfico que parece haber empujado alo largo del siglo XX a la bsqueda de canbales. Resulta llamativo que unode los epgrafes ms extenso de las Notes and Queries on Anthropology,publicadas en 1951 y editadas en espaol en 1971 sea el titulado Caniba-lismo, con preguntas prescritas para el trabajo de campo etnogrfico comolas siguientes:

    Es frecuente o excepcional? Se considera la carne humana como la de los ani-males, o como parte de un ritual? Cuando comen carne humana creen que enesta forma absorben las cualidades del muerto? Cul es la actitud nativa sobreesta prctica? Dan alguna razn de ella? Las vctimas son hombres, mujeres onios? Son enemigos muertos en batalla, prisioneros de guerra, cautivos por es-tratagemas, esclavos, o personas especialmente seleccionadas? Tiene la carnehumana cocinada un nombre especial? Se prepara en las cocinas habituales oexisten cocinas aparte especialmente construidas? Tienen recipientes o implemen-tos especiales para los festines canibalsticos? Qu parte del cuerpo se comen ypor qu? se consideran especialmente sabrosas ciertas partes? Qu hacen conlos huesos? Usan algunos de ellos como utensilios o adornos? Recjanse todaslas creencias e ideas relacionadas con esta prctica se sacrifican las vctimas alos dioses? La ingestin de carne humana est restringida a determinada clase osexo? Se considera impuro un individuo despus de haber participado en un festn?Hacen alguna diferencia entre un cadver en el sentido comn y uno que estdestinado a comerse? Es un rito mortuorio la ingestin sacramental de ciertas partesdel cadver; con qu creencias est asociada esta prctica? (1971: 261).

    Es decir casi 50 aos despus de que Frazer publicase en 1907 su cat-logo Preguntas sobre costumbres, creencias y lenguas de los salvajes, se es-taba reproduciendo el mismo tipo de sesgo etnocntrico, el mismo error alplantear las preguntas, pues en verdad no hay mucha diferencia entre esetipo de preguntas de las Notes and Queries y las de la seccin Alimentosen la obra de Frazer: practican el canibalismo? Se comen a sus enemi-gos o a sus amigos?.

  • 130 JULIN LPEZ GARCA

    RDTP, vol. LXIV, n.o 1, pp. 95-132, enero-junio 2009, ISSN: 0034-7981, eISSN: 1988-8457, doi: 10.3989/rdtp.2009.027

    Parece mentira que sustentadas y fuertemente aplaudidas las tesis sobrela mitificacin canbal, siga siendo el canibalismo cultural materia de tanpreeminente atencin, como si la antropologa fuese dos cosas a la vez.Como si, por un lado, el afn culturalista de la antropologa precisase argu-mentos fuertes para hablar de la diferencia y del relativismo cultural y comosi, por otro, un tipo de postura tica descolonizadora se quisiese visibilizar(en una prctica tan connotada como la canbal) para transmitir la idea deunicidad humana. Parece