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Universidad de Puerto Rico en Arecibo Departamento de ciencias Sociales Programa de Psicología Industrial Organizacional Trabajo de Investigación: Cambios en la concepción del machismo y/o patriarcado y su relación con la violencia contra la mujer. PSIC-3088-L55: Análisis Psicológico de los Cambios Sociales y Culturales en Puerto Rico i

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El fin de la investigación es de solo conocer las ideas que han existido, desde principios del siglo XX hasta la actualidad, sobre machismo y violencia contra la mujer entre las mujeres puertorriqueñas. La investigación será una de tipo exploratorio, pues deseo únicamente familiarizarme con el fenómeno social de la violencia contra la mujer en Puerto Rico, el cual, por mi búsqueda de literatura, debo decir que se ha estudiado muy poco.

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Page 1: Cambios en la concepción del machismo y/o patriarcado y su relación con la violencia contra la mujer

Universidad de Puerto Rico en Arecibo

Departamento de ciencias Sociales

Programa de Psicología Industrial Organizacional

Trabajo de Investigación:

Cambios en la concepción del machismo y/o patriarcado y su relación con la violencia

contra la mujer.

PSIC-3088-L55: Análisis Psicológico de los Cambios Sociales y Culturales en Puerto Rico

Presentado por: Coralys N. Santiago (840-11-8256)

Presentado a: Prof. Hilda Vilá

10 de diciembre del 2013

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Page 2: Cambios en la concepción del machismo y/o patriarcado y su relación con la violencia contra la mujer

Tabla de Contenido:

Introducción:

Tema…………………………………...…………………………………….………………..1

Bibliografía Anotada………………………………………………………….…………….…1

Objetivos……………………………..………………………………………………….…….5

Metodología:

Método Biográfico…………………………………………………………………………….6

Muestra……………………………………………………….……………………………….6

Resultados:

Semejanzas y Diferencias entre las Respuestas de las Entrevistadas…………...………….…7

Palabras o Frases Clave……………………………………………………...…………….….9

Análisis de los Resultados…………………………………………...……………………….….10

Conclusiones:

A Nivel Teórico…………………………………………….………………………….…….24

A Nivel Personal………………………………………...……………………….…………..24

Bibliografía………………………………………………………………………………………26

Apéndice…………………………………………………………………………………………28

Apéndice A……………………...…...…………………………...………………………….29

Apéndice B……………………………..………………………...…….…………………….32

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Page 3: Cambios en la concepción del machismo y/o patriarcado y su relación con la violencia contra la mujer

Introducción

El fin de la investigación es de solo conocer las ideas que han existido, desde principios

del siglo XX hasta la actualidad, sobre machismo y violencia contra la mujer entre las mujeres

puertorriqueñas. La investigación será una de tipo exploratorio, pues deseo únicamente

familiarizarme con el fenómeno social de la violencia contra la mujer en Puerto Rico, el cual, por

mi búsqueda de literatura, debo decir que se ha estudiado muy poco. Además se ha decidido que

la investigación sea de diseño cualitativo porque este se basa generalmente en instrumentos de

recopilación de información sin medición numérica (como realizar descripciones u

observaciones) como lo son las entrevistas. En nuestro caso, este (la entrevista) es precisamente

el instrumento más adecuado para recopilar la información que deseamos y, por ende, este es el

diseño más apropiado. Además, el propósito de este diseño de investigación es de “reconstruir”

la realidad observada por los miembros de una determinada sociedad y esto es precisamente lo

que buscamos lograr con la entrevista semiestructurada de historia de vida que hemos

desarrollado.

Tema:

El tema de la investigación es: cambios en la concepción del machismo y/o patriarcado y

su relación con la violencia contra la mujer.

Bibliografía Anotada:

Bosch-Fiol, E. y Ferrer-Pérez, V. (2012). Nuevo mapa de los Mitos sobre la Violencia de Género

en el siglo XXI. Psicothema 24(4), pp. 548-554.

La lectura comienza presentándonos una definición de lo que son los mitos sobre la

violencia de género; los mismos son una serie de ideas y creencias sobre este tipo de conducta

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Page 4: Cambios en la concepción del machismo y/o patriarcado y su relación con la violencia contra la mujer

que, por lo general, son falsas pero que aún se sostienen con el fin de justificar dicha conducta.

Existen 3 clasificaciones para los mitos sobre la violencia de género, estas son: mitos sobre la

marginalidad, mitos sobre los maltratadores y mitos sobre las mujeres maltratadas. Los primeros

estipulan que la violencia de género ocurre solo bajo condiciones excepcionales, evitando que

sea visto como lo que es: un problema universal. Los mitos sobre los maltratadores tratan de

justificar los actos de agresión de los hombres hacia su pareja o ex pareja, buscando librarlos de

culpas (ej. Los hombres maltratadores actúan así debido a que fueron maltratados en su infancia,

son enfermos mentales, abusan de drogas y/o alcohol, o sus actos se deben a sus celos).

Contrario a las 2 clasificaciones anteriores, los mitos sobre las mujeres maltratadas las hacen

responsables de las cosas que les pasan (mito del masoquismo y mito de la personalidad de

autoderrota. Estas 3 clasificaciones son conocidas como los mitos “clásicos”.

A raíz de estos mitos se han formado unos nuevos que, aunque aparentan buscar el bien

común, realmente siguen manteniendo las mismas ideas machistas que sus antecesores. Un

ejemplo de estos nuevos mitos es el llamado Síndrome de Alienación Parental (SAP), el cual

incluye ideas tales como que las leyes penalizan acontecimientos normales entre parejas, que

muchas de las denuncias sometidas son falsas y que son los hombres las verdaderas víctimas.

Estos mitos lo que buscan es restarle importancia al problema de la violencia de género y

contribuyen a negar la existencia de un problema universal. La lectura concluye con un mapa de

conceptos donde se representan todos los mitos y la forma en que estos se potencian los unos a

los otros para regresar a los tiempos en que se negaba la existencia de este problema.

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Page 5: Cambios en la concepción del machismo y/o patriarcado y su relación con la violencia contra la mujer

Cantera, L. y Blanch, J. (2010). Percepción Social de la Violencia en la Pareja desde los

Estereotipos de Género. Intervención Psicosocial, 19(2), pp.121-127.

Esta investigación se realizó con el fin de examinar el grado de apego que tienen las

personas hacia ciertos estereotipos sobre el género y sobre la violencia de género. Algunos de

estos estereotipos son la idea de que el hombre debe ser el proveedor de la familia, mientras que

la mujer se encarga del mantenimiento del hogar y la crianza de los hijos; así como la creencia de

que los hombres son duros (violentos) y las mujeres son pacíficas. La muestra consistió de 741

personas, en su mayoría mujeres españolas, mexicanas, puertorriqueñas y salvadoreñas. Primero,

las personas respondieron un Examen de Asociación Implícita y luego contestaron un

cuestionario. Una de las secciones del mismo incluía una serie de atributos, algunos catalogados

bajo el término “dureza” y otros bajo “ternura”, los cuales debían ser catalogados como típicos

de hombres o de mujeres.

Los resultados de esta investigación revelan que la muestra estudiada, en su mayoría, aún

sigue arraigada a la idea de que los hombres son quienes deben trabajar y las mujeres deben

encargarse de los hijos y el hogar. En la sección de los atributos “de hombres” y “de mujeres”

muestra cómo los participantes están de acuerdo en que los hombres, por lo general, tienden a ser

más duros y las mujeres más tiernas y coinciden en que esto no es siempre de este modo. En los

resultados resulta claro que las mujeres exaltaban, aún más que los hombres participantes, el

hecho de que las mujeres eran mayormente las víctimas (y por ende la violencia de hombre a

mujer era más frecuente que la contraria); además estas les atribuían, a los hombres, más

cualidades de dureza de las que ellos mismos se atribuían. Se sospecha que esto se puede deber a

que las mujeres tiendan a exaltar ciertas características negativas del sexo opuesto; que los

hombres tienden a minimizar sus características negativas; o quizás una combinación de ambas.

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Page 6: Cambios en la concepción del machismo y/o patriarcado y su relación con la violencia contra la mujer

Trias Capella, M.; Martin-Fumadó, C.; Taranilla Castro, A.; Trias Capella, R.; Bernal Martí, X. y

Rebollo-Soria, M. (2013) Estudio Descriptivo de la Violencia de Género: Análisis de 404

casos. Revista Española de Medicina Legal. 39(1), pp.7-11.

El artículo básicamente presenta datos estadísticos (gráficas y porcentajes) sobre

características de la violencia de género como lo son: porciento de casos relacionados a alcohol o

frogas, porciento de casos relacionados a celos, edades y días de la semana en que ocurren más

casos de violencia de género, áreas del cuerpo más frecuentemente lesionadas, etc. Dichos datos

fueron recopilados de un estudio de 404 casos, estudiando tanto a las víctimas como a los

agresores, evaluados de enero a septiembre del año 2009 en L’Hospitalet de Llobregat, España;

con el propósito de aportar al conocimiento sobre las características de dicha violencia para

identificar señales de riesgo, identificar mujeres en riesgo y tomar las medidas necesarias para

contribuir al combate de este problema universal.

Domínguez Fuentes, J.; García Leiva, P.; Cuberos Casado, I. (2008) Violencia contra las mujeres

en el ámbito doméstico: consecuencias sobre la salud psicosocial. Anales de Psicología,

24(1) junio, pp.115-120.

El artículo comienza dándonos una definición clara de lo que es la violencia contra las

mujeres: “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda

tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como

las amenazas de tales actos, la coacción o la privatización arbitraria de la libertad, tanto si se

producen en la vida pública como en la privada”; la misma aparece en la Declaración sobre la

Eliminación de la Violencia contra las Mujeres aprobada por la Asamblea General de las

Naciones Unidas. El objetivo de la investigación era el conocer las formas de violencia contra la

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Page 7: Cambios en la concepción del machismo y/o patriarcado y su relación con la violencia contra la mujer

mujer más comunes y sus efectos en las víctimas. Para ello se evaluaron 100 mujeres, en su

mayoría españolas, utilizando la adaptación de la Entrevista Semiestructurada para Víctimas de

Maltrato Doméstico y la Escala de Inadaptación. Se recolectó tanto información básica de cada

una como información sobre los episodios de violencia vividos (características, frecuencia,

circunstancias, el más común, el más grave, consecuencias en la salud física y psíquica, forma en

que la violencia afectó su trabajo y su vida social, etc.)

La investigación mostró que quienes sufren de maltrato son principalmente mujeres entre

las edades de 31-40. Hubo un importante porciento de mujeres que señalaron haber comenzado a

sufrir malos tratos desde el noviazgo y que así continuó luego del matrimonio. Asombroso

resulta el porciento de mujeres que alegan haber comenzado a sufrir de violencia durante

embarazos; de igual forma es asombroso el número de mujeres quienes, a pesar de su corta edad,

afirman no tener pareja luego de haber pasado por tan dolorosa experiencia. También se

reportaron altos números en la escala de inadaptación, lo cual muestra claramente cómo el

maltrato repercute en todos los ámbitos de las vidas de las mujeres. Esta inadaptación es aún

mayor dependiendo de la frecuencia e intensidad. El estudio demostró que el tipo de maltrato

más frecuente era el psicológico.

Objetivos:

Conocer las ideas que han existido, desde el siglo XX hasta la actualidad, entre las mujeres

puertorriqueñas, respecto a lo que es el maltrato (violencia contra la mujer) y las causas

originarias de dichos episodios.

Conocer las ideas que han tenido las mujeres puertorriqueñas respecto al machismo, desde

el siglo XX hasta la actualidad.

Comparar dichas ideas para ver los cambios que han ocurrido a través de los años.

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Page 8: Cambios en la concepción del machismo y/o patriarcado y su relación con la violencia contra la mujer

Conocer y estudiar las razones de dichos cambios.

Método

Método Biográfico o Historia de Vida:

La Historia de Vida es un método en la investigación cualitativa que se caracteriza por

ser descriptiva, inductiva, fenomenológica, holística, humanística y de diseño flexible. Con esta,

se desea explorar el desarrollo, los episodios y el transcurrir de la vida de una persona o de una

comunidad mediante las narraciones de estas personas. Es uno de los diseños de la metodología

cualitativa más abarcadores y que mayor información brinda sobre la(s) persona(s), siendo a su

vez narrada por el(los) protagonista(s). La historia oral apela a la memoria de la(s) persona(s)

para hacer historia a partir del relato de sus recuerdos, y la fuente es el testimonio que el

individuo da dentro del contexto de una entrevista.

Muestra:

Se entrevistó a tres (3) mujeres puertorriqueñas, del área norte del país, que hayan sido

víctimas de maltrato. Se requería que las mujeres a entrevistar debieran tener distintas edades. El

rango de edades fue el siguiente: una (1) mujer de entre 20 a 30 años, una (1) mujer de entre 40 a

50 años y una (1) mujer de entre 60 a 70 años. Para esta investigación se entrevistó a una mujer

de 25 años, víctima de agresión física y maltrato psicológico por su ex pareja; una mujer de 43

años, víctima de maltrato psicológico únicamente, por parte de su ex esposo; y una mujer de 60

años, víctima de maltrato físico y psicológico por parte de su madre (psicológico) y de sus 2 ex

esposos.

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Page 9: Cambios en la concepción del machismo y/o patriarcado y su relación con la violencia contra la mujer

Resultados:

La transcripción de los puntos más relevantes de la entrevista en una tabla

comparativa para identificar semejanzas y diferencias entre las expresiones de las mujeres

entrevistadas se encuentra en el apéndice 2.  

Semejanzas y diferencias entre las respuestas de las entrevistadas:

En cuanto a las similitudes en la crianza, las 3 entrevistadas coincidieron en que tuvieron

crianzas fuertes en cuanto a que sus padres eran estrictos a la hora de disciplinar. La mujer de 25

años y la mujer de 43 años coinciden en que se criaron en un hogar lleno de amor, aunque sus

padres eran severos en cuanto a disciplina. Otra similitud que es muy interesante se encuentra en

las respuestas de la mujer de 25 años y la de 60 cuando se les pregunta si existían diferencias

entre lo que podían hacer los niños y las niñas. Ellas coinciden en recordar que sí había

diferencias. También existe una semejanza en cuanto a la crianza de las dos mujeres de mayor

edad, en cuanto a que, en sus respectivos hogares, quien mandaba era la madre. Una diferencia

muy marcada en cuanto a la crianza de las 3 mujeres estriba en cómo fue la crianza o infancia de

cada una, La mujer de 25 años tuvo una niñez “normal” según ella, aunque admitió que le

hubiese gustado que su madre hubiese estado más cerca de ella. Mientras que la mujer de 43

años dijo haberse criado en un hogar lleno de amor. Por último, la mujer de 60 años pasó una

niñez muy triste, puesto que sufrió maltrato por parte de su madre. Otra diferencia relacionada

con la infancia de estas mujeres la podemos notar en sus respuestas sobre si existía una distinción

entre lo que podían hacer los niños y las niñas; a lo que la mujer de 43 años fue la única en

comentar que, según recuerda, no existían dichas diferencias y que todos podían jugar juntos a lo

que fuese.

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Page 10: Cambios en la concepción del machismo y/o patriarcado y su relación con la violencia contra la mujer

En cuanto a sus relaciones de género, todas las entrevistadas se encuentran actualmente

separadas de sus anteriores parejas, quienes sabemos les causaron maltrato físico y/o psicológico.

Además, todas aseguran que llevaron su relación de forma distinta a la de sus padres, por

diversas razones en cada caso. Las dos mujeres de mayor edad, la de 43 y la de 60, son madres;

pero solo la mujer de 25 y la de 43 expresaron que, para ellas, una mujer completa debe ser

madre. La diferencia más notable, y un tanto alarmante, en cuanto a la sección de relaciones de

género, la podemos ver en las respuestas de las 3 mujeres sobre lo que es el feminismo. Solo una

de ellas logró contestar correctamente la pregunta, asegurando que se trata de un “Movimiento

de mujeres que luchan por que la sociedad las valore y considere tan productivas como los

hombres.”. Lo más sorprendente de este caso es que fue la mujer de 60 quien respondió esta

pregunta; sorprendente porque para la época en que ella se criaba, este movimiento era algo poco

conocido y comprendido aún. Podríamos pensar que las personas mayores conocen menos sobre

dicho movimiento, pero nos sorprende que sea todo lo contrario, al menos en este caso en

particular; puesto que las entrevistadas más jóvenes coincidieron en responder que el feminismo

es “alabarse demasiado” (mujer de 25) y “darse demasiada importancia” (mujer de 43).

En la sección de machismo y violencia doméstica, todas las entrevistadas coinciden en

su idea sobre lo que es el machismo. Las 3 básicamente respondieron que es una forma de

dominio y de privar de libertad a las mujeres, aunque, por supuesto, cada una lo expresó a su

modo particular. En cuanto a las premisas de pensamientos machistas, ninguna estuvo de

acuerdo con las mismas y expresaron sus razones para estarlo. Además, las 3 mujeres

entrevistadas entienden que la razón por la que aún se cometen actos de violencia contra las

mujeres es por la crianza: los pensamientos machistas que se siguen pasando de generación en

generación. Así también coinciden en que la violencia de género, entienden ellas, es cualquier

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Page 11: Cambios en la concepción del machismo y/o patriarcado y su relación con la violencia contra la mujer

acto que dañe a una mujer. En la pregunta sobre las justificaciones de la violencia contra la

mujer, todas contestaron que no hay justificación alguna para que una mujer deba tolerar dichos

actos; así también se expresaron en desacuerdo con las premisas que presentaban posibles

justificaciones. La única diferencia, sobre las respuestas de las entrevistadas, que se puede ver en

la sección de machismo y violencia es en la pregunta: ¿Con qué fin cree usted que aún se

cometen actos de violencia contra las mujeres? La mujer de 25 años entiende que los hombres

cometen dichos actos para alimentar su ego, mientras que la mujer de 43 entiende que aún se

cometen actos de violencia porque los hombres “se creen más que las mujeres y no creen que

seamos iguales”; por otro lado, la mujer de 60 entiende que todavía se cometen estos actos

“porque las mujeres no se atreven a hablar; sienten que no tienen el valor para salir de la

situación y, por lo general, tienen una autoestima baja”.

Palabras y/o Frases Clave:

1. “complemento”: dos de las entrevistadas utilizaron esta palabra para describir lo que debe

ser un hombre. Esta palabra denota un grado de igualdad y se refiere a una pieza clave que

completa otra.

2. “Alabarse demasiado”: dos de las entrevistadas utilizaron esta frase, dicha de firmas un

tanto distintas, para explicar lo que entendían por feminismo. Esto denota un gran

desconocimiento sobre lo que realmente es el movimiento feminista y es muy lamentable

que sea así.

3. Crianza: rodas las entrevistadas entienden que la principal causa para que se mantengan los

pensamientos machistas y los hombres lleguen a cometer actos de violencia contra las

mujeres es la crianza que le dan sus padres, puesto que se continúan pasando los mismos

pensamientos machistas de generación en generación, estos no desaparecen.

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Page 12: Cambios en la concepción del machismo y/o patriarcado y su relación con la violencia contra la mujer

Análisis de los Resultados:

La violencia doméstica contra la mujer es un hecho real que ha existido y aún existe en

todo el mundo. Esta se puede definir, según mencionado en el texto de Domínguez, García y

Cuberos (2008, p.115), como:

todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda

tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer,

así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privatización arbitraria de la

libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada.

Esta definición aparece en el artículo 1 de la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia

contra las Mujeres aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas. La violencia en

general “es siempre una forma de demostrar que se ostenta el poder mediante el empleo de la

fuerza, sea física, psicológica, económica, política, etc., e implica la existencia de un ‘superior’ y

de un ‘subordinado’” (Cagigas, 2000, p.310). Este tipo de violencia en particular es una de varias

formas de dominación y opresión que existen en el mundo.

Nos complace ver que las 3 mujeres entrevistadas, al preguntárseles qué era, para ellas, la

violencia contra la mujer, dieron unas definiciones muy similares a las previamente

mencionadas; quizás sus respuestas no estuvieron tan bien explicadas, pero todas concuerdan con

que la violencia contra la mujer es cualquier acto que provoque daños (físicos o mentales) a una

mujer. Además, entre los ejemplos de violencia contra la mujer, proporcionados por las

entrevistadas, se encuentran las amenazas y la privatización de su libertad, entre otros; lo cual

también concuerda con la definición de violencia previamente mencionada.

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Page 13: Cambios en la concepción del machismo y/o patriarcado y su relación con la violencia contra la mujer

Según Cagigas (2000, p.307), este sistema de dominación y subordinación por el género es

el más opresor de todos y también se le conoce como patriarcado. El mismo puede ser definido

como "la relación de poder directa entre los hombres y las mujeres en las que los hombres, que

tienen intereses concretos y fundamentales en el control, uso, sumisión y opresión de las

mujeres, llevan a cabo efectivamente sus intereses", (Cagigas, 2000, p.307). Al este ser un

sistema de dominación, es natural que cause una desigualdad entre hombres y mujeres, por lo

que en las sociedades patriarcales se tiene la visión de que:

la mujer carece de relevancia y de valía en comparación con el hombre, y que son éstos

los que deben ocupar predominantemente los puestos de mayor poder en empresas, en

la política, en el gobierno y por supuesto también, dentro de la casa. Las mujeres tienen

asignados espacios físicos y simbólicos que no han sido elegidos por ellas y que no

suponen el reconocimiento ni el poder del colectivo genérico, que los hombres se

reservan para sí” (Cagigas, 2000, p.308).

Nuestras 3 entrevistadas coincidieron en sus respuestas, cuando se les preguntó qué

entendían por machismo. Básicamente respondieron que es una forma de dominio y de privar de

libertad a las mujeres, aunque, por supuesto, cada una lo expresó a su modo particular: la mujer

de 25 años respondió “Cuando los hombres se creen que las mujeres no pueden valerse por sí

mismas, ni hacer lo mismo que ellos”, mientras que la mujer de 43 dijo que se trata de “Hombres

que se creen con todo el derecho del mundo, sin pensar en que hay una igualdad entre hombre y

mujer. Le quitan la libertad de todas las mujeres“, u la mujer de 60 años mencionó que

machismo es “Cuando los hombres ven a las mujeres como objetos, donde ellos dominan sobre

ellas, y no les permiten relacionarse con los demás, ni estudiar, ni trabajar. Es básicamente una

forma de dominación”. Entre los ejemplos de machismo que las entrevistadas destacaron se

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encuentran el menosprecio hacia la mujer, el considerarla como menos que los hombres, pensar

que las mujeres no pueden hacer o lograr lo mismo que los hombres, la violencia injustificada, el

hostigar a la mujer, el tratar de controlarla de diversas maneras, etc.

Para comprender la sociedad patriarcal en la que vivimos, es necesario conocer el origen de

dicha desigualdad. La misma comenzó hace muchísimos años con los pueblos primitivos, en los

que “por las condiciones adversas de la naturaleza y las herramientas precarias de las que

disponían, era el hombre el que salía a buscar el alimento, ayudado por su fortaleza física,

mientras que la mujer permanecía cuidando de los hijos” (Cagigas, 2000, p.308). Esta visión se

ha mantenido a lo largo de los años debido a unos ideales y estereotipos de género que se han

creado sobre cómo deben ser los hombres y las mujeres, basándose en sus diferencias biológicas

y demás factores culturales de cada país o territorio, los cuales se siguen transmitiendo de

generación en generación. Precisamente las 3 entrevistadas concuerdan en que la razón principal

por la cual aún se realizan actos de violencia y se mantienen los pensamientos machistas en

nuestra sociedad, es por la crianza que se nos ha dado (a hombres y mujeres) y la que se le sigue

dando a las nuevas generaciones. Según ellas, seguimos transmitiendo ideas y pensamientos

machistas de generación en generación, por lo cual nunca desaparecen del todo. Curioso resulta

el hecho de que las tres entrevistadas alegan haber tenido padres (varones) maravillosos, que les

dieron un buen ejemplo y dos de ellas alegan haber tenido una crianza llena de amor; sin

embargo, las 3 sufrieron de violencia física y/o verbal, lo cual pone en tela de juicio la

afirmación de que la crianza determina la conducta de las personas (en este caso, la de las

víctimas).

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Cagigas (2000, pp.310-311) destaca:

Los hombres, como género, han ostentado y ostentan el poder a nivel social y a nivel de

pareja. Ellos trabajan fuera de casa, lo que les hace ser más valorados socialmente,

tienen acceso a la información, están menos aislados, se encuentran en donde se

generan las normas de comportamiento, donde se toman las decisiones y donde se

analizan los acontecimientos, y ellos son los que interpretan la realidad social. Los

mandatos culturales, legales (derechos, privilegios) del papel del marido han legitimado

históricamente su poder y dominación sobre la mujer, promoviendo su dependencia

económica y garantizándole el uso de la violencia para controlarla. Las mujeres, en

cambio, están subordinadas a los hombres, y han estado durante muchos siglos

recluidas en sus casas. Cuando las mujeres se revuelven en su desigualdad y quieren

salir de ella, cuestionan ese sistema de relaciones de poder y se convierten en una

amenaza para los hombres, que no saben cómo argumentar el mantenimiento de la

estructura social imperante, surge la violencia, que es el único recurso para demostrar

su superioridad y que son los que mandan.

La respuesta de la mujer de 25 años y la de la mujer de 60, a la pregunta sobre cómo se

relacionan el machismo y el maltrato, nos parecen muy interesantes. La primera respondió que

cuando un hombre ve a su pareja (mujer) como cosa suya, se siente con el derecho de hacer con

ella lo que quiere, incluso llegar a maltratarla. Por otra parte, la mujer de 60 años respondió que

si un hombre es machista, tratará de dominarla, por sus aires de superioridad, y puede valerse del

maltrato para lograrlo. Si unimos ambas respuestas encontraremos que eso es exactamente lo que

nos dice la lectura mencionada previamente. Una situación que ha incentivado el que aún se

mantengan estas ideas machistas de dominación es el hecho de que muchos de estos casos de

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violencia se mantienen, y se han mantenido, ocultos y las víctimas callan por diversas razones

que solo ellas conocen con certeza y comprenden. Las entrevistadas coincidieron en que no

debería existir ninguna justificación por la cual una mujer deba tolerar actos de violencia en su

contra, pero se les pidió que mencionaran posibles justificaciones que puedan utilizar aquellas

mujeres que sí toleren dichos actos y se mantengan junto a su pareja. Entre sus respuestas

estaban: por miedo, por amor, por ignorancia, por la crianza que recibieron o por baja autoestima

y poca fe en sí mismas. Es importante destacar que estas mujeres sufrieron de episodios leves de

violencia física y/o verbal (algunos pocos episodios, no era constante, y leves agresiones que no

les causaron daños tan severos como otros casos que hemos podido ver), y, al tiempo, se

separaron de sus parejas.

Para justificar y sustentar estas conductas violentas contra las mujeres, con el fin de

mantener el control sobre estas, y para continuar manteniendo ocultos dichos actos, han surgido

varios mitos sobre la violencia contra la mujer. Se trata de una serie de creencias e ideas

generalmente falsas sobre dichos actos. Estos mitos se pueden clasificar, según Bosch-Fiol, y

Ferrer-Pérez (2012), en tres categorías: mitos sobre la marginalidad, mitos sobre los

maltratadores y mitos sobre las mujeres maltratadas; todos estos son conocidos como mitos

clásicos. Los primeros estipulan que la violencia de género ocurre solo bajo condiciones

excepcionales, evitando que sea visto como lo que es: un problema universal. Entre los ejemplos

que la lectura nos presenta se encuentran que “la violencia de género sólo ocurre en países

subdesarrollados” y/o en “familias/personas con problemas” (Bosch-Fiol, & Ferrer-Pérez, 2012,

p.549). Los mitos sobre los maltratadores tratan de justificar los actos de agresión de los hombres

hacia su pareja o ex pareja, buscando librarlos de culpas. Las autoras ofrecen como ejemplos que

los hombres maltratadores actúan así debido a que fueron maltratados en su infancia, son

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Page 17: Cambios en la concepción del machismo y/o patriarcado y su relación con la violencia contra la mujer

enfermos mentales, abusan de drogas y/o alcohol, o sus actos se deben a sus celos. En efecto,

estos datos pueden ser confirmados en el estudio realizado por Trias, Martin, Taranilla, Trias,

Bernal y Rebollo publicado en el 2013. Los resultados del mismo revelan que entre las

motivaciones que acompañan los actos de violencia doméstica se encuentran “el alcohol en el

39% de los casos y los celos en un 29%” (p.9); además, problemas de pareja (23%), problemas

económicos (12%), problemas familiares (10%), otros motivos (15%) y casos sin motivo

aparente (7%), donde “los motivos no eran excluyentes unos con otros en el registro” (p.9), pero

esto no justifica que se cometan dichos actos. Contrario a las 2 clasificaciones anteriores, los

mitos sobre las mujeres maltratadas las hacen responsables de las cosas que les pasan, y como

ejemplos tenemos el mito del masoquismo y el mito de la personalidad de autoderrota. Varios de

estos mitos también se mencionan en el texto de Cagigas (2000, pp.312-313):

La sociedad, la cultura patriarcal ha creado una serie de mitos falsos… Masoquismo de

la víctima: A ella le gusta / Ella lo quiere; La mujer se lo busca: Lo pide, lo merece,

Sólo les ocurre a determinadas mujeres de ciertos tipos de familias; La mujer inventa o

exagera: Los hombres están justificados o no son responsables por hechos

intencionados; los hechos son muy raros y anormales: la mujer padece algún trastorno

psicológico;

entre otros.

Bosch-Fiol, y Ferrer-Pérez (2012, p.549) incluso mencionan, en su texto, la tesis de Susan

Faludi acerca de que

durante la década de 1980 se difundieron masivamente estereotipos negativos sobre las

mujeres independientes y trabajadoras, y, en general, se atacó fuertemente al

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movimiento de mujeres y al feminismo, básicamente debido a los avances definidos en

la década anterior en materia de igualdad y presencia de las mujeres en la vida pública;

todo esto como parte de una estrategia para mantener la sociedad patriarcal. También se han

formado unos nuevos mitos a raíz de los clásicos, que, aunque aparentan buscar el bien común,

realmente siguen manteniendo las mismas ideas machistas que sus antecesores. Un ejemplo de

estos nuevos mitos es el llamado Síndrome de Alienación Parental (SAP), el cual incluye ideas

tales como que las leyes penalizan acontecimientos normales entre parejas, que muchas de las

denuncias sometidas son falsas y que son los hombres las verdaderas víctimas. Estos mitos lo

que buscan es restarle importancia al problema de la violencia de género y contribuyen a negar la

existencia de un problema universal. En las respuestas y las historias de las 3 entrevistadas para

esta investigación, podemos darnos cuenta que ninguna de ellas mencionó ni uno solo de estos

mitos. Esperábamos encontrar la existencia de algunos de estos mitos en los pensamientos de

estas mujeres pero nos sorprendimos de no haber encontrado ni tan siquiera uno. Cabe la

posibilidad de que estos mitos existan principalmente en los pensamientos de otras mujeres que

no hayan pasado por sucesos de violencia doméstica y, por supuesto, en el pensar de muchos

hombres. Básicamente se ha hecho presión, por medio de la violencia y la creación de mitos,

para impedir que se derrumbe la sociedad patriarcal y que los hombres pierdan el poder que han

tenido, por tantos años, sobre las mujeres.

Estas medidas se han utilizado desesperadamente como un último recurso para

contrarrestar los esfuerzos quienes se oponen a dicha sociedad patriarcal y machista; como lo es

el feminismo: movimiento que exige para las mujeres iguales derechos que para los hombres

(Diccionario de la Real Academia Española, 2001). El feminismo también puede ser definido

como “un conjunto heterogéneo de ideologías y de movimientos políticos, culturales y

16

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económicos que tienen como objetivo la igualdad de derechos entre hombres y mujeres”,

(Barcelona, 2013, parr.1); además, gracias a dicho movimiento “se han conseguido logros de

trascendental importancia como el voto femenino, la igualdad ante la ley o los derechos

reproductivos, entre otros muchos” (Barcelona, 2013, parr.2) y actualmente también trabaja en

contra de la violencia contra la mujer.

Resulta impactante y alarmante el hecho de que, de las 3 mujeres entrevistadas, solo la

mayor (60 años) pudiese dar una definición correcta al término feminismo. Se les preguntó qué

entendían por feminismo, a lo que la mujer de 60 años respondió que se trata de un “Movimiento

de mujeres que luchan por que la sociedad las valore y considere tan productivas como los

hombres”; por otro lado, la mujer de 25 años respondió que son “Mujeres que intentan dar a

entender que son mejores que los hombres. Es alabarse demasiado”, y la de 43 señaló que “El

feminismo pretende que el marido se debe rendir a los pies de la mujer. Es cuando las mujeres se

dan demasiada importancia”. Son sorprendentes estas respuestas porque podríamos pensar que

las personas mayores conocen menos sobre dicho movimiento porque para la época en que estas

personas se criaban, este movimiento era algo poco conocido y comprendido aún, pero nos

impacta ver que sea todo lo contrario, al menos en este caso en particular.

Para conocer cuán arraigados están, hombres y mujeres, a los estereotipos de género, tales

como que el hombre debe ser el proveedor de la familia, mientras que la mujer se encarga del

mantenimiento del hogar y la crianza de los hijos, así como la creencia de que los hombres son

duros (violentos) y las mujeres son pacíficas, se realizó un estudio en la Universidad Autónoma

de Barcelona en el año 2010, por parte de Cantera y Blanch. La muestra consistió de 741

personas, en su mayoría mujeres españolas, mexicanas, puertorriqueñas y salvadoreñas. Primero,

las personas respondieron un Examen de Asociación Implícita y luego contestaron un

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cuestionario. Una de las secciones del mismo incluía una serie de atributos, algunos catalogados

bajo el término “dureza” y otros bajo “ternura”, los cuales debían ser catalogados como típicos

de hombres o de mujeres. Los resultados de esta investigación revelan que la muestra estudiada,

en su mayoría, aún sigue arraigada a la idea de que los hombres son quienes deben trabajar y las

mujeres deben encargarse de los hijos y el hogar. En la sección de los atributos “de hombres” y

“de mujeres” muestra cómo los participantes están de acuerdo en que los hombres, por lo

general, tienden a ser más duros y las mujeres más tiernas y coinciden en que esto no es siempre

de este modo. Las respuestas de nuestra entrevistada más joven (25 años) coincidieron con los

resultados del estudio, pues esta mencionó “ser proveedor” entre las características de los

hombres que se le pidió que mencionase; así como también destacó que a los hombres “Les

tocan los trabajos más fuertes por su naturaleza”.

Destaca Cagigas (2000, p.311): “Esta consideración de dominio masculino, supeditación

femenina como base estructural provoca que muchos maltratadores no sean conscientes de que

están obrando mal, y mientras se siga manteniendo en la mentalidad general parecerá normal el

menosprecio y la violencia hacia la mujer” y sobre las mujeres menciona que “no ponen la

resistencia que deberían, y más a menudo de lo que sería deseable consienten su subordinación y

llegan incluso a defender la conducta machista de los hombres” (Cagigas, 2000, p.312); hechos

que podemos ver en los resultados, mencionados anteriormente, de la investigación realizada por

Cantera y Blanch. Es precisamente el pensamiento, de que el hombre debe ser el proveedor y la

mujer el ama de casa, uno de los principales factores que mantiene los pensamientos machistas

en la sociedad del siglo XXI. Resulta sorprendente cómo aún hoy día mujeres y hombres, a pesar

de los logros por parte de los movimientos feministas y el progreso de las mujeres en el contexto

laboral, siguen manteniendo dicha creencia.

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Domínguez, García y Cuberos (2008) llevaron a cabo una investigación, cuyo objetivo era

conocer las formas de violencia contra la mujer más comunes y sus efectos en las víctimas. Para

ello se evaluaron 100 mujeres, en su mayoría españolas, utilizando la adaptación de la Entrevista

Semiestructurada para Víctimas de Maltrato Doméstico y la Escala de Inadaptación. Se recolectó

tanto información básica de cada una como información sobre los episodios de violencia vividos

(características, frecuencia, circunstancias, el más común, el más grave, consecuencias en la

salud física y psíquica, forma en que la violencia afectó su trabajo y su vida social, etc.). Esta

puede ser comparada con el estudio realizado por Trias et al., publicado en 2013; el cual también

se realizó con el propósito de aportar al conocimiento sobre las características de dicha violencia

para así identificar señales de riesgo, identificar mujeres en riesgo y tomar las medidas

necesarias para contribuir al combate de este problema universal. Esta última investigación

nombrada constó de un estudio de 404 casos, estudiando tanto a las víctimas como a los

agresores, evaluados de enero a septiembre del año 2009 en L’Hospitalet de Llobregat, España.

La investigación de Domínguez, García y Cuberos (2008) mostró que quienes sufren de

maltrato son principalmente mujeres entre 31 y 40 años, seguidas por mujeres entre 21 y 30

años; mientras que la segunda investigación mencionada mostró que eran mujeres entre 20 a 40

años quienes más comúnmente sufrían de este tipo de violencia. Hubo un importante porcentaje

de mujeres, en la primera investigación, que señalaron haber comenzado a sufrir malos tratos

desde el noviazgo y que así continuó luego del matrimonio. Esto concuerda con la investigación

de Trias, et. al. (2013), ya que “un dato importante aportado por nuestra investigación es que los

primeros años de la relación concentran la mayoría de episodios de violencia, con una frecuencia

decreciente según aumentan los años de relación de pareja” (p.10). Incluso el planteamiento de

Cagigas, mencionado previamente, sobre que las mujeres no ponen la resistencia correspondiente

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en estos casos, se secunda de cierta forma en este trabajo de Trias, et. al.: “El 60% de las

víctimas refirió haber sufrido alguna otra agresión previa a pesar de que en el 81% de los casos

se trataba de la primera denuncia”.

El estudio de Domínguez, García, y Cuberos (primera investigación mencionada) demostró

que el tipo de maltrato más frecuente era el psicológico. Las 3 mujeres entrevistadas sufrieron

dicho tipo de maltrato: más específicamente, la mujer de 43 años solo experimentó este tipo de

maltrato, mientras que las otras 2 experimentaron tanto agresión física como maltrato

psicológico. Asombroso resulta el porciento de mujeres que alegan haber comenzado a sufrir de

violencia durante embarazos; de igual forma es asombroso el número de mujeres quienes, a pesar

de su corta edad, afirman no tener pareja luego de haber pasado por tan dolorosa experiencia. La

mujer de 60 años tuvo una segunda pareja, quien también la maltrató y actualmente lleva muchos

años sola. Tanto la mujer de 25 como la de 43 años se encuentran actualmente solteras, pero en

la espera de un candidato mejor y diferente a su pareja anterior; buscan no volver a caer en la

misma situación. También se reportaron altos números en la escala de inadaptación, lo cual

muestra claramente cómo el maltrato repercute en todos los ámbitos de las vidas de las mujeres,

entre estos su vida social y su capacidad de relacionarse; estas tienden a distanciarse y a limitar

sus demostraciones de afecto. Esta inadaptación es aún mayor dependiendo de la frecuencia e

intensidad.

En cuanto a los posibles daños psicológicos que han sufrido las mujeres víctimas de

maltrato, es importante destacar que existe la posibilidad de que hayan desarrollado lo que se

conoce como el síndrome de Estocolmo Doméstico, lo cual puede ayudarnos a comprender el

por qué muchas mujeres se mantienen en una relación donde son maltratadas. En este momento

es importante retomar el tema de los mitos sobre las mujeres maltratadas. Estos mitos (el del

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masoquismo y el de personalidad de autoderrota, entre otros) pudieron haber surgido a raíz de

aquellos numerosos casos en que las mujeres se han mantenido junto a su pareja a pesar de los

malos tratos que han recibido. La sociedad patriarcal (incluyendo a otras féminas) entiende que a

las mujeres les gusta esta situación o que no hacen lo suficiente para salir de su situación. Lo que

no se ha analizado a profundidad son los posibles daños psicológicos que estas mujeres han

sufrido y que las llevan a mantenerse en dicha situación, como podría ser el síndrome de

Estocolmo. El mismo “es un estado psicológico en el que la víctima de secuestro, o persona

detenida contra su propia voluntad, desarrolla una relación de complicidad con el secuestrador”

(Santiago, 2011, p.33). El síndrome de Estocolmo Doméstico, mencionado previamente, es

básicamente lo mismo que el de Estocolmo, solo que en diferente contexto.

Traemos ese síndrome como una posible explicación a estos casos puesto que, según

Santiago (2011, p.32) “En estudios realizados sobre el tema de la violencia doméstica se han

encontrado características asociadas al Síndrome de Estocolmo por el cual la mujer se identifica

con su agresor, lo defiende y justifica sus actos”. Algunas de estas características son:

sentimientos pasivos de la víctima hacia el abusador; sentimientos negativos por parte

de la víctima hacia sus familiares, amigos, o hacia las autoridades a conseguir su

liberación; apoyo a las razones y las conductas del abusador; conductas de apoyo por

parte de la víctima, a veces ayudando al abusador”, (Santiago, 2011, p.34), entre otras.

Este síndrome surge por una serie de procesos paralizantes que surgen del miedo que siente

la víctima ante las amenazas del agresor y al percibir que carece de vías o recursos para salir de

su situación, esto ocurre sobre todo en el caso de mujeres con hijos que no ven, por diversas

razones, una salida a su situación. Según Santiago (2011, p.33):

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Esta visión de ausencia de vías de escape pudiera darse, si se llama a la policía y no

acuden, si alguien intenta persuadir a la víctima para que no llame la policía, o si llega

la policía y el agresor no es arrestado porque no lo encontraron, o si se archiva el caso

por falta de pruebas, entre otras cosas, que llevan a pensar a la víctima que no existe

escapatoria y no hay más remedio que quedarse junto al agresor.

La víctima se acostumbra entonces a vivir buscando su seguridad y para lograrlo busca siempre

complacer a su agresor; solo piensa en mantenerlo tranquilo y evitar situaciones que le puedan

causar más daño. Otra situación que lleva al desarrollo del síndrome es que los actos violentos

vayan ligados a:

la presencia de pequeños gestos de aparente amabilidad por parte del abusador hacia la

víctima”, esto “crea intensos sentimientos positivos que mezclados con el miedo, hacen

que la víctima le cueste odiarle, y llegue incluso a considerar a su verdugo como una

buena persona” (Santiago, 2011, p.35).

Podríamos decir, por su historia de vida, que la mujer de 25 años presenta las características

anteriormente mencionadas. Ella no se separó de su pareja por los actos de violencia, por el

contario, admite que se quedó a su lado por amor, porque este mostraba los mencionados gestos

de amabilidad y, me atrevo a decir que, de debilidad, presentándosele como alguien que necesita

de ella (según lo percibido en el relato de la víctima). La pareja se separó por decisión de él, por

una supuesta indecisión y confusión por parte del susodicho. La joven aún guarda sentimientos

hacia su ex pareja, aunque admite que no desea regresar con él a pesar de ello.

Ciertamente el tema de la violencia doméstica es uno muy controversial, a la vez que es

muy delicado y ha sido poco estudiado en Puerto Rico. Al estudiar a víctimas de violencia

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doméstica podemos enfrentarnos a numerosos obstáculos como el que las personas no deseen

hablar sobre el tema, que estas personas no relaten todo lo ocurrido (por la inadaptación social

anteriormente mencionada), o que no puedan percibir la realidad de su situación (en caso de

personas con el síndrome de Estocolmo Doméstico). A pesar de todo ello, es importante y

necesario estudiar este tema más a profundidad y desde el punto de vista de las propias víctimas.

Además es importante educar a nuestra sociedad sobre lo que es realmente el feminismo y

mostrarle la importancia de que se considere a la mujer con los mismos derechos e igual

importancia que los hombres. Esta es la única forma para combatir los pensamientos machistas,

eliminar los mitos sobre la violencia de género, transformar nuestra sociedad patriarcal en una de

igualdad para ambos sexos y disminuir los casos de violencia contra la mujer.

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Conclusiones:

A nivel teórico:

Viendo las respuestas de las entrevistadas, podemos concluir que no es posible notar

grandes cabios en la concepción del machismo y de la violencia contra la mujer. Al menos en

este caso, nuestra muestra coincide en sus definiciones sobre lo que es la violencia, lo que es el

machismo y en que no existen justificaciones para que actos de esta índole se toleren. Sus edades

y la forma de crianza parece no haber influido en la forma en que estas mujeres entienden estos 2

conceptos, ni en la forma en la que ben dichos actos. Debemos resaltar que para ver si realmente

ha habido cambios en la idea que tienen las mujeres puertorriqueñas sobre lo que es el machismo

y la violencia de género, es necesario realizar una investigación con una muestra mucho mayor.

Lo que sí fue posible observar claramente es el notable desconocimiento que tienen las mujeres

sobre lo que es realmente el feminismo al notar que las 2 mujeres más jóvenes dieron

definiciones negativas a dicho concepto.

A nivel personal:

Entiendo que es necesario que, en Puerto Rico, se estudie e investigue más sobre el tema

de la violencia doméstica, pues durante la búsqueda de literatura encontré que no había muchos

trabajos realizados en Puerto Rico: la mayoría de mis referencias son de Barcelona, España. El

método de Historia Oral me pareció excelente; este es una buena forma de adentrarse realmente

en la vida de las personas entrevistadas, a modo de conocer no solo los hechos de sus

experiencias, sino también sus opiniones, sentimientos, costumbres, formas de crianza, entre

otros tantos aspectos de sus vidas que debemos tomar en cuenta para analizar y comprender sus

ideas y conductas. Realmente el proceso de las 3 entrevistas fue una experiencia muy grata, en la

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cual tuve la oportunidad de conocer a 3 increíbles mujeres quienes, a pesar de sus experiencias

de maltrato, buscaron mejorar su situación y se enfocan en rehacer sus vidas con entusiasmo.

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Apéndice

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Apéndice A:

Instrumento: Entrevista Semiestructurada

i. Guía de preguntas generales:

1. ¿Qué edad tiene?

2. ¿Cómo fue la crianza en su hogar?

3. ¿Qué me puede decir en general de la crianza en aquel entonces?

4. ¿Cómo se dividían las tareas en el hogar; a quién le tocaba hacer qué?

5. ¿Había diferencia entre lo que debían y podían hacer los varones y las hembras?

6. ¿Quién mandaba en el hogar?

7. En su juventud, ¿Qué actividades disfrutaba mucho hacer?

8. ¿Cuáles estaban prohibidas?

9. ¿Qué se consideraba malo o negativo en su juventud?

10. ¿Realizó estudios universitarios? ¿Qué estudió y en qué universidad?

11. ¿Qué representó ir a la universidad para usted y su familia?

12. ¿Otras personas de su familia habían ido a la universidad?

13. Si no estudió, ¿podría hablarme de los motivos por los que decidió y/o no pudo seguir

sus estudios universitarios?

14. ¿Cuál es su estado civil? ¿Cuánto tiempo lleva o tuvo de relación?

15. ¿Cómo compara su relación con la de sus padres? ¿Piensa que siguió el mismo patrón y

división de roles entre hombre y mujer o hubo cambios? ¿Cuáles y por qué?

16. ¿Qué es ser “mujer” para usted? (Puede ser características que deba “tener” la mujer,

ideales, roles, etc.).

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17. Ya le pregunté qué entiende por “ser mujer”, ahora me gustaría saber ¿qué es ser un

“hombre”; cómo debe “ser”, comportarse, etc.?

18. ¿Qué entiende por “feminismo”?

ii. Guía de preguntas sobre el tema de investigación:

1. ¿Qué es para usted el machismo?

2. ¿Qué actitudes, acciones o pensamientos usted considera como machistas?

3. ¿Cree usted que el hombre deba ser la cabeza de la familia y del hogar en todo

momento?

4. ¿Cree usted que la mujer debe llegar virgen al matrimonio mientras que el hombre

no?

5. ¿Cree usted que los hombres no lloran y que aquellos que sí lo hacen, no son

masculinos?

6. Según el Cristianismo, la mujer (Eva) salió de la costilla del hombre (Adán). ¿Esto

implica que la mujer es propiedad del hombre, o inferior a este, y por ello debe seguir

sus mandatos?

7. ¿Por qué cree usted que aún se mantienen estas actitudes, acciones y pensamientos?

8. ¿Cómo cree que se relacionan el machismo y la violencia contra la mujer?

9. ¿Qué es para usted la violencia contra la mujer?

10. ¿Qué acciones usted considera como violencia contra la mujer?

11. ¿Por qué motivos entiende usted que se llega a la violencia?

12. ¿Con qué fin cree usted que aún se cometen actos de violencia contra las mujeres?

13. ¿Existen, para usted, justificaciones reales para que una mujer tolere actos violentos

por parte de su pareja? ¿Cuáles son esas justificaciones?

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14. ¿Por qué cree usted que algunas mujeres toleran dichos actos de violencia en su

contra?

15. ¿Cree usted que la violencia es justificada cuando la mujer no ha cumplido con las

tareas del hogar?

16. ¿Cree usted que una mujer maltratada debe callar para proteger a sus hijos?

17. ¿Cree usted que la violencia es justificada si la mujer le ha sido infiel a su pareja?

18. Muchas veces escuchamos comentar que “antes no se daban tantos casos de violencia

doméstica (específicamente contra la mujer) como hoy día”. ¿Está usted de acuerdo o

en desacuerdo con esta idea? ¿Por qué?

iii. Respuestas breves a palabras claves:

Vida

Muerte

Felicidad

Dolor

Ser humano

Puerto Rico

iv. Relato de la historia de vida de la persona entrevistada.

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