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Introducción 1 I.S.S.N 0326 9574 BREVES CONTRIBUCIONES DEL I.E.G. Nº 19 Universidad Nacional de Tucumán Facultad de Filosofía y Letras 2007

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Introducción

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I.S.S.N 0326 9574

BREVES CONTRIBUCIONES DEL I.E.G.

Nº 19

Universidad Nacional de Tucumán

Facultad de Filosofía y Letras

2007

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Consejo de Redacción

ANA TERESA CUSA

ALEJANDRO LLANES NAVARRO

HORACIO MADARIAGA

ENRIQUE WÜRSCHMIDT

MARTA CAILLOU de SIERRA

ALEJANDRO VÍCTOR VERÓN

Diseño de cubierta

HORACIO MADARIAGA

FEDERICO SORIA

Información sobre suscripción y canje a:

Hemeroteca – Instituto de Estudios Geográficos – U.N.T.

Av. Benjamín Aráoz 800 (4000) San Miguel de Tucumán, Argentina

Tel. (0381) 410-7348 – Fax: (0381) 431-0171

E-mail: [email protected]

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PRESENTACIÓN

Este número de la Revista Breves Contribuciones tiene la característica de ofrecer siete trabajos elaborados por investigadores del Proyecto Población y calidad de vida en las áreas rurales del Noroeste Argentino en los inicios del Siglo XXI, aprobado por el Consejo de Investigaciones de la Universidad Nacio-nal de Tucumán para el trienio 2005-2008, con asiento en el Instituto de Estu-dios Geográficos.

Los resultados de estos estudios pueden ser valiosas herramientas para el desarrollo territorial y el gobierno del territorio, desde la perspectiva geográfi-ca de la calidad de vida de sus habitantes, a nivel jurisdiccional de Comunas y Municipios de la Provincia de Tucumán y del Noroeste Argentino.

El análisis de cada uno de los trabajos que realiza en la Introducción la Directora del Proyecto, Dra. Patricia Ortiz de D´ Arterio, me exime de mayores comentarios, aunque debemos agregar la preocupación del “entendimiento territorial”, que contienen la mayoría de ellos, en cuanto al encuentro entre la fisonomía del territorio y su visión, entre la realidad y las percepciones que de los lugares y paisajes tienen todos, tanto los que viven en ellos como los inves-tigadores que los relevaron.

En nombre del equipo editor agradecemos a los autores, a los árbitros, a las autoridades de la Facultad, y al Departamento de Publicaciones. Cabe un recuerdo imperecedero y un profundo sentido de gratitud para dos árbitros de la Revista que nos dejaron este año, Mabel Georgina Gallardo y Ricardo Gerónimo Capitanelli, académicos de la Geografía, profesores universitarios, que enamo-rados de su labor, entregaban todo sin importarles recibir nada a cambio. Que el Señor los tenga a su lado.

ALEJANDRO LLANES NAVARRO Director de la Revista Diciembre de 2007

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INTRODUCCIÓN

Inicialmente y hasta mediados del siglo XX, la expresión calidad de vida aparece, en los discursos académicos, periodísticos y públicos, relacionada por un lado, con el entorno físico y el medio ambiente y por otro, el deterioro de las condiciones de vida urbana. Posteriormente, en las décadas de 1950 y 1960, el creciente interés por conocer el bienestar humano y la preocupación por las consecuencias de la industrialización hacen necesaria la medición de esta reali-dad social. En consecuencia, desde las Ciencias Sociales se iniciaron las inves-tigaciones orientadas a la búsqueda de indicadores estadísticos “objetivos” (de tipo económico y social) que permitan medir los hechos vinculados al bienestar social de las poblaciones (Gómez Vela y Sabeh, 2007).

Recién en los años ’80, la calidad de vida comienza a definirse como un concepto integrador que abarca todas las áreas de la vida del ser humano y por lo tanto se incorporan a la definición, los componentes perceptivos, que varían según la propia definición del bienestar (Lucero, Mikkelsen, Sabuda y otros, 2007).

Actualmente la calidad de vida es concebida no como una entidad unitaria, sino como un constructo compuesto de varios dominios: por un lado las condi-ciones de vida1 de las personas, por otro las capacidades, oportunidades y ac-ciones orientadas a la satisfacción individual y colectiva de las necesidades humanas y por último la escala de valores, aspiraciones, intereses y expectati-vas personales y grupales que inciden en la percepción y en la satisfacción mencionada, todo lo cual está influenciado por la cultura y la época. Por lo tanto, hay consenso en reconocer en el concepto de calidad de vida, dos componen-

1 Se refiere a los bienes y servicios que, potencialmente deben estar a disposición de todas las personas para la satisfacción de sus necesidades materiales e inmateriales. En este sentido el concepto abarca la salud física y psicológica, las relaciones sociales y las relaciones con el medio ambiente (Mikkelsen, 2007).

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tes: uno objetivo (condiciones sociales y económicas) y otro subjetivo que hace referencia a la autopercepción del bienestar individual y colectivo.

En la última década, las investigaciones sobre calidad de vida se han in-crementado notablemente, tanto con fines científicos como políticos, de manera que el vocablo es utilizado con innumerables propósitos: para evaluar las nece-sidades humanas y sus niveles de satisfacción; para ajustar políticas relaciona-das con la provisión de servicios públicos; para trazar y organizar políticas so-ciales integrales; para elaborar diagnósticos y diseñar estrategias de desarrollo sostenible; para formular proyectos dirigidos hacia la población en general o hacia poblaciones específicas –como la población con discapacidad, los ancia-nos o los niños–; para medir los resultados de terapias para enfermos crónicos y enfermos mentales, entre otros ejemplos.

Desde el ámbito de las ciencias sociales, numerosas son las investigacio-nes que, orientadas a la medición de la calidad de vida, se refieren a las condi-ciones sociales externas; es decir, aquellas relacionadas con el entorno, como la salud, el bienestar social, el estándar de vida, la educación, la seguridad pú-blica, el ocio, el vecindario, la vivienda. Desde la geografía el abordaje de la calidad de vida ha cobrado especial importancia dado que su estudio implica considerar los procesos de territorialización. La gran mayoría de los avances realizados, especialmente en nuestro país, se circunscriben a lo urbano, es por ello que desde el proyecto Población y calidad de vida en las áreas rurales del Noroeste Argentino en los inicios del siglo XXI (CIUNT 2005-2008), habíamos advertido la necesidad de ampliar los estudios hacia las áreas rurales.

Estudiar la calidad de vida en las áreas rurales en tiempos de una “nueva ruralidad” resulta todo un desafío e implica incorporar nuevas variables de análi-sis y ensayar con nuevas metodologías o adaptar las metodologías disponibles. En este sentido, los miembros del equipo de trabajo, consideramos fundamental tener en cuenta la valoración que realiza de su propia calidad de vida, la pobla-ción involucrada, es decir por ejemplo, contemplar el grado de conformidad o descontento con la oferta, la accesibilidad y el uso de infraestructuras y servicios sociales. Por otra parte, resulta pertinente confrontar tales apreciaciones con la

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percepción de los administradores y encargados de la gestión de diferentes servicios públicos en las áreas rurales, y analizar, finalmente, la participación de la población en la satisfacción de las necesidades humanas. Por todas estas razones, a lo largo de estos tres años hemos instrumentado el trabajo de campo como herramienta metodológica fundamental que nos permitió aproximarnos a la calidad de vida vivenciada y percibida cotidianamente. La importancia del trabajo de campo se pone en evidencia en la mayoría de los trabajos que aquí se dan a conocer.

La publicación que presentamos constituye un informe de avance de las in-vestigaciones realizadas en el marco del proyecto de referencia y debemos aclarar que no son los únicos aportes del grupo de trabajo, ya que los primeros resultados fueron presentados en eventos científicos y algunos de ellos ya fue-ron publicados2.

2 Entre tales investigaciones se pueden citar: * Ortiz de D’Arterio, J.P. y A. Llanes Navarro. “De la percepción de la pobreza a la implementación de las estrategias de supervivencia en áreas rurales azucareras de Tucumán”. En Breves Contribuciones del IEG, nº 18. Tucumán: Instituto de Estudios Geográficos. Facultad de Filosofía y Letras-UNT, 2006, pp. 111-134 y en Actas de 4ª Jornada Regional sobre Economía y Sociedad del NOA. ARESNOA y UNCatamar-ca, Catamarca, 2006. (CD). * Ortiz de D’Arterio, J; A. Llanes; A. Cusa; H. Madariaga, B. Puen-te, A. Ferrari, J. Krapovickas y otros. “Con la mirada en lo local. Estudio comparativo de la calidad de vida en centros rurales de la provincia de Tucumán”. En Actas del 1º Congreso de Geografía de Universidades Nacionales -“Pensando la Geografía en red”. Río Cuarto: Universi-dad Nacional de Río Cuarto, 2007 (CD). * Ortiz de D’Arterio, J.P. “El deterioro de la economía familiar y la movilidad territorial en el área azucarera de Simoca, Tucumán”. En Actas 8º Con-greso Argentino de Antropología Social. Salta: Universidad Nacional de Salta, setiembre de 2006. * Madariaga, Horacio y P. Ortiz de D’Arterio. “Calidad de vida en localidades rurales de la provincia de Tucumán”. En Velázquez, Guillermo y Nidia Formiga (compiladores). Calidad de vida en Argentina. Ediciones de la Universidad Nacional del Sur. En prensa. * Puente, N. Bea-triz. “Modelos de familia y fecundidad en el Noroeste argentino”. En Actas de las Jornadas de jóvenes investigadores UNT-AUGM. San Miguel de Tucumán, 2007 (versión CD); “La situación de las mujeres en el Noroeste argentino. Su relación con los niveles de fecundidad y los mode-los de familia”. En Actas del 1º Congreso de Geografía de Universidades Nacionales -“Pensando la Geografía en red”. Universidad Nacional de Río Cuarto, 2007 (CD). * Krapovic-kas, Julieta (2007). “Aportes para un diagnóstico de la calidad de vida de los departamentos

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El primer trabajo, realizado en forma conjunta por el equipo, constituye una especie de diagnóstico sobre la calidad de vida de las localidades rurales de cuatro departamentos de Tucumán (Burruyacu, Simoca, Graneros y Trancas). Este primer acercamiento a nuestro objeto de estudio se basó en datos estadís-ticos del Censo de 2001 y se complementó con la información recopilada por las entrevistas durante el trabajo de campo y, en consecuencia, contiene aportes sustanciales sobre las diferenciaciones espaciales de la calidad de vida en las áreas estudiadas. Por otra parte, la contribución se orienta al estudio de “lo local”, es decir al conocimiento de las gestiones políticas locales, de la percep-ción de dichas gestiones y al conocimiento de las diferentes formas de organi-zación comunitaria.

El trabajo de Alejandro Llanes Navarro aborda la temática de la calidad de vida a nivel epistemológico. El autor parte de una serie de reflexiones sobre el concepto de ser humano como actor individual y social y sobre la relación entre la búsqueda del bien común por parte de una sociedad y su nivel de calidad de vida. Posteriormente, se explaya en la descripción del proceso de percepción; interpreta las imágenes mentales que se recogieron mediante el trabajo de campo y finalmente intenta compatibilizar los niveles de percepción de calidad de vida individual y colectivo.

El trabajo de Villoria analiza la problemática de la educación rural en el país y Tucumán, partiendo de la concepción que el nivel de educación de los indivi-duos así como la calidad de la educación que se imparte son parámetros para medir y mejorar la calidad de vida de la sociedad. En la contribución se señalan las graves falencias en cuanto a sobre-edad de los alumnos, niveles inferiores de promoción efectiva comparativamente a las áreas urbanas, el desgranamien-to en el pasaje de la educación general básica al nivel polimodal y las desventa-jas del plurigrado, por citar algunos ejemplos. La investigación, además, da cuenta de los proyectos de capacitación de docentes y otros proyectos educati-vos implementados en el ámbito rural de la provincia. El mayor aporte de Elisa

rurales del Noroeste argentino en los inicios del siglo XXI”. En Actas 8º Congreso Argentino de Antropología Social. Universidad Nacional de Salta. Salta, setiembre de 2006. Versión CD.

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Villoria radica en sus reflexiones sobre los dilemas particulares de la educación rural; sobre la necesidad de articulación entre los contenidos planificados, las metodologías de trabajo posibles y los intereses y realidades de los alumnos rurales; sobre la urgencia de la integración de la familia a la escuela rural entre otros aspectos.

En el trabajo de Cusa y Rodríguez se puede apreciar la discordancia entre la calidad de vida autopercibida y los parámetros de calidad de vida objetiva, determinada, en este caso por variables del Censo de Población, hogares y viviendas de 2001 relacionadas con la infraestructura de servicios públicos y la calidad de la vivienda. Se pone de manifiesto aquí la importancia de investigar el grado de relación de ambos componentes en los estudios de calidad de vida.

El trabajo de mi autoría, en colaboración con Horacio Madariaga, parte de la consideración de variables tradicionales e incorpora nuevos elementos de análi-sis aplicables a la medición de la calidad de vida en localidades de menos de 2.000 habitantes. La investigación se orienta a la construcción de un índice sin-tético en referencia al hábitat rural concentrado en la provincia de Tucumán. A diferencia de la mayor parte de los índices construidos en nuestro país –que se limitan a los componentes objetivos de la calidad de vida– el índice elaborado en esta ponencia combina los dos tipos de dimensiones: la objetiva y la subjeti-va.

La investigación de Beatriz Puente, si bien no se refiere directamente a la calidad de vida, aborda una temática demográfica complementaria. El tratamien-to de la fecundidad y sus “circunstancias”; con un nivel de análisis diferente que los trabajos anteriores, y con una visión evolutiva en la década de 1990, da cuenta de una serie de cambios operados que están estrechamente relaciona-dos con la calidad de vida de las áreas rurales. En este sentido, la investigación de Puente no sólo describe y explica la variable fecundidad a través de varios de sus indicadores, sino que, además, contiene aportes en lo referente al creci-miento poblacional, a la dinámica migratoria, a las variaciones en la composición por edades de las mujeres entre otros aspectos, a nivel de comunas rurales y municipios; es decir el contexto inmediato de las localidades rurales.

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Julieta Krapovickas, por su parte, realiza un estudio comparativo de la rela-ción entre variables relativas a las características de las explotaciones agrope-cuarias (Censo Nacional Agropecuario, 2002) y el indicador Índice de privación material de los hogares (Censo Nación de Población, Hogares y vivienda, 2001) en los departamentos calificados como rurales del Noroeste Argentino, es decir, aquellos en los que la población rural representa más del 60% del total. En el trabajo resaltan las disparidades regionales en cuanto a las condiciones agro-tecnológicas, señalándose que en las áreas más pobres se registran los meno-res niveles de tecnología agraria. Asimismo, la investigación pone de manifiesto que los cambios en la estructura agraria regional están modificando el nivel y la calidad de vida de las poblaciones rurales, en la medida en que influyen a través de una progresiva tecnificación del agro, en la liberación de mano de obra. Se concluye que la irrupción capitalista en el agro regional ha producido incremento de la desigualdad en la región Noroeste argentino.

En síntesis, los trabajos que presentamos constituyen avances en el cono-cimiento de la calidad de vida en las áreas rurales. Es nuestro propósito que el diagnóstico explicativo de las situaciones detectadas pueda servir de plataforma en la orientación de políticas que apunten al mejoramiento de esta temática.

PATRICIA ORTIZ de D’ARTERIO diciembre de 2007

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Con la mirada en lo local. Estudio comparativo de la calidad de vida en centros rurales…

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CON LA MIRADA EN LO LOCAL. ESTUDIO COMPARATIVO DE LA CALIDAD DE VIDA EN CENTROS

RURALES DE CUATRO DEPARTAMENTOS DE LA PROVINCIA DE TUCUMÁN

PATRICIA ORTIZ DE D’ARTERIO - ALEJANDRO LLANES NAVARRO - ANA CUSA HORACIO MADARIAGA - ALICIA FERRARI - BEATRIZ PUENTE

JUAN JOSÉ NATERA RIVAS - JULIETA KRAPOVICKAS - VANESSA MAMFREDO JOSEFINA FERNÁNDEZ - ELISA VILLORIA - ANDRÉ MAGALHAES

Instituto de Estudios Geográficos - Facultad de Filosofía y Letras - U.N.T.

Res

umen

Desde las últimas décadas del siglo XX el paradigma de la globalización de la econo-mía y la sociedad se afianza en el mundo. En este contexto se profundizan las des-igualdades en la calidad de vida de las poblaciones y mientras algunos actores y territo-rios se adaptan al nuevo modelo, otros por el contrario, intentan atenuar o contrarrestar su incidencia. De esta manera han proliferado los estudios sobre la reorganización de los territorios locales que ponen el acento en la necesidad de consolidar las identidades territoriales y en tal sentido, se asiste a un profundo debate acerca de las reales capa-cidades de los territorios locales para generar estrategias de desarrollo y de gestión de las diferencias. El trabajo que se presenta efectúa un estudio comparativo de la calidad de vida en centros rurales (localidades con menos de 2000 habitantes) en cuatro departamentos de la provincia de Tucumán. Se parte de un análisis cuantitativo de variables (demo-gráficas, educacionales, familiares, laborales, referidas al nivel socio-económico, al bienestar social, al hábitat y a la infraestructura de servicios públicos) del censo 2001, relacionadas con la calidad de vida de las áreas rurales. Las estadísticas censales fueron confrontadas con información cualitativa proporcionada por los propios agentes sociales en el trabajo de campo, recientemente realizado. En consecuencia, la contri-bución posibilita la comparación de la calidad de vida de las distintas localidades así como de las gestiones políticas y vecinales locales en la actualidad.

Palabras clave:

calidad de vida, gestión local, centros rurales

El trabajo originariamente fue presentado en las Jornadas Nacionales “Transformaciones, prácticas sociales e identidad cultural”. Universidad Nacional de Tucumán, 10 al 12 de mayo de 2007.

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Abs

trac

t Since the last decades of the twentieth century the paradigm of globalization of the economy and society is strengthened in the world. In this context deepen inequalities in the quality of life of populations. While some actors and territories are adapted to the new model, others try to mitigate or offset its impact. Thus there has been a proliferation of studies on the reorganization of local territories which emphasize the need to strengthen local identities and, in this regard, there was a thorough discussion about the real capabilities of local territories to generate strategies development and management differences. This paper makes a comparative study of the quality of life in towns rural (localities with fewer than 2000 inhabitants) in four departments of the province of Tucuman. Initially, it makes a quantitative analysis of variables (demographic, educational, family, employment, referring to socio-economic status, social welfare, habitat and public service infrastructure) Census 2001, relating to the quality of life of the areas countryside. The census statistics were confronted with qualitative information provided by the social agents themselves in field work recently done. Accordingly, the contribution enables the comparison of the quality of life of the different localities and the comparison of local administrations at present.

Key words:

Quality of life- Rural localities-Local management

1. Introducción

En las últimas décadas, las tendencias globales dejan su impronta en todas las sociedades. En este contexto se profundizan las desigualdades en la calidad de vida de las poblaciones y las profundas transformaciones que se vienen suscitando llevan a reflexionar sobre la revalorización de los territorios locales y sobre el nuevo protagonismo de los gobiernos locales como agentes dinamiza-dores del desarrollo socio-económico, sobre todo en las áreas rurales. De esta manera han proliferado los estudios sobre la reorganización de los territorios locales, que ponen el acento en la necesidad de consolidar las identidades terri-toriales1 (Millaruelo Aparicio y Orduña Rebollo, 2002).

1 Se entiende por identidad territorial al conjunto de significados territoriales –construidos socialmente y adquiridos históricamente– y a las formas de transmisión y perdurabilidad de los

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Con la mirada en lo local. Estudio comparativo de la calidad de vida en centros rurales…

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El trabajo que presentamos tiene como principal objetivo efectuar un estu-dio comparativo de la calidad de vida en centros rurales (de menos de 2000 habitantes) de cuatro departamentos de la provincia de Tucumán. Si bien se parte de un análisis cuantitativo a inicios del presente siglo, el trabajo de campo realizado recientemente posibilita la comparación cualitativa de las gestiones políticas y vecinales locales.

La calidad de vida es un concepto que hace referencia a una medida de lo-gro respecto a un nivel establecido como óptimo, teniendo en cuenta dimensio-nes socio-económicas y ambientales dependientes de la escala de valores pre-valeciente en la sociedad. Lo que supone, entre otras cosas, llevar una vida saludable y larga, gozar de un hábitat que no perjudique la salud y disponer de cierto nivel asistencial, tener educación, gozar de libertad política y acceder a los derechos inherentes a los individuos, tener acceso a un trabajo digno y bien remunerado, disponer de ciertos recursos económicos, participar en la vida comunitaria (Velázquez, 2001). Por lo tanto, se trata de una construcción multi-factorial en la que tiene un importante peso la percepción que el sujeto pueda tener de sí mismo.

Para operacionalizar este concepto hemos seleccionado las siguientes va-riables:

Demográficas: crecimiento y estructura de la población por edad y sexo.

Educacionales: tasa de analfabetismo, deserción escolar.

Familiares: jefatura y conformación de los hogares.

Laborales: tasa de ocupación y desocupación, cuota de carga, porcentajes de ocupados según rama de actividad económica.

valores adheridos a tales significados. Implica formas de pensar, valorar, apropiarse y organizar el territorio, que resulta a su vez el escenario y la matriz de las acciones conjuntas y del poder compartido. La identidad territorial es concebida como uno de los componentes básicos del capital cultural o simbólico y, por ende, del capital social de una comunidad y en este sentido, las investigaciones dan cuenta de los aportes de tales aspectos en la lucha contra la exclusión social y el crecimiento económico en diferentes realidades latinoamericanas (Cfr. Durston, 1999; Kliksberg, 1999).

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Referidas al bienestar social: nivel socio-económico de los hogares, propor-ción de personas sin cobertura de obra social, proporción de personas ma-yores sin cobertura de previsión social, presencia y complejidad de centros asistenciales.

Referidas al hábitat: infraestructura de servicios públicos (agua potable, energía eléctrica, alumbrado, pavimento, transporte, cloacas), presencia de escuelas, espacios verdes, áreas de esparcimiento, condiciones habitacio-nales.

La información estadística fue confrontada con aquella relevada en el traba-jo de campo, que ha estado orientado a obtener información cualitativa sobre las actividades productivas, características históricas de las poblaciones, activida-des sociales, culturales y recreativas, tipos de relaciones sociales que se enta-blan cotidianamente, preocupaciones compartidas, percepción de la gestión administrativa local y de los problemas socio-económicos, redes de cooperación y articulación social y formas de intervención territorial. Se ha entrevistado a empleados comunales, de centros de atención de salud, de escuelas, de cen-tros comunitarios, a informantes calificados y a pobladores varios. La investiga-ción ha sido realizada en el marco del proyecto “Población y calidad de vida en las áreas rurales del NOA en los inicios del siglo XXI” (CIUNT).

2. La calidad de vida

El análisis comparativo se realiza entre las localidades de La Ramada, Ben-jamín Aráoz, El Chañar, Vª Burruyacu (departamento Burruyacu); Graneros y Taco Ralo (departamento Graneros); Atahona, Monteagudo, Vª Chicligasta en departamento Simoca y Choromoro en el departamento Trancas (mapa1). Se trata de centros rurales de población concentrada de menos de 2000 habitantes según el Censo Nacional de Población de 2001, que fueron incluidas entre los aglomerados en dicho censo, que disponen de amanzanamiento, que actúan como centros de servicios respecto a la comuna que sirven. En los departamen-tos donde ellas se localizan, la población rural representaba más del 60% del total.

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Con la mirada en lo local. Estudio comparativo de la calidad de vida en centros rurales…

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2.1. Características de la población

En el último período intercensal (1991-2001) en la provincia se registró un proceso de redistribución de la población rural-urbana que se manifestó en el crecimiento nulo o bajo de la población rural dispersa, el crecimiento marcado de la población urbana y el desigual ritmo de crecimiento de la población rural concentrada.

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Cuadro 1: Población y crecimiento demográfico de las localidades

Localidades Población en 2001

Tasa de crecimiento

(TCMAI): 1991-2001

TCMAI de las comunas/

municipios

TCMAI migratorio de las comunas/

municipios

El Chañar 1974 35,25 por mil 21,89 por mil - 3,68 por mil

Vª Burruyacu 1770 62,43 por mil 21,43 por mil 5,29 por mil

La Ramada 1300 32,85 por mil 6,17 por mil -14,58 por mil

B. Aráoz 1099 70,51 por mil 6,76 por mil -15,07 por mil

Graneros 1990 30,26 por mil 15,09 por mil -9,23 por mil

Taco Ralo 1220 21,73 por mil 3,65 -12,08 por mil

Monteagudo 815 12,19 por mil 0,12 por mil -16,68 por mil

Atahona 381 12,35 por mil -20,36 por mil -35,53 por mil

Vª Chicligasta 231 -7,48 por mil 1,26 por mil -45,62 por mil

Choromoro 428 29,51 por mil 20,91 por mil -15,36 por mil

Fuente: Censo Nacional de población 2001 y 1991. Estadísticas vitales 1991-01. La Tasa de crecimiento medio anual intercensal (TCMAI) expresa la ganancia (+) o pérdida (-) poblacional, medida en número de personas cada mil por cada año del período intercensal.

En el cuadro 1 se observa que existen grandes diferencias en el ritmo y signo del crecimiento de los centros rurales analizados. Por un lado, se diferen-cian B. Araóz y Vª Burruyacu con alto crecimiento y, por otro, en Vª Chicligasta se registró pérdida poblacional equivalente a 7 personas de cada mil en cada año del lapso 1991-2001. Los restantes centros del departamento Simoca al-canzaron los valores más bajos, en concordancia con la dinámica demográfica departamental que experimentó decrecimiento y concentración de la población en la ciudad homónima, cabecera departamental.

En el departamento Burruyacu, al no existir ninguna ciudad, la tendencia a vivir en núcleos de población concentrada ocasionó crecimiento alto en los aglo-merados rurales. En el departamento Graneros crecieron tanto los centros urba-nos como los rurales y en Trancas el ritmo de crecimiento guardó relación direc-ta con el tamaño del asentamiento poblacional.

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Obsérvese que en todos los casos, la tasa de crecimiento del aglomerado es más alta que la tasa de crecimiento de la comuna o municipio donde éste se asienta. Por otra parte, las comunas o municipios (excepto el de Burruyacu) a pesar de tener tasas de crecimiento con signo positivo registran emigración poblacional.

El trabajo de campo ha puesto en evidencia que el crecimiento demográfico de las localidades estudiadas obedece, en gran medida, a la llegada de pobla-dores rurales que vivían dispersos en las cercanías y que en la mayoría de los casos la población del propio asentamiento tiende a emigrar.

Un ejemplo representativo del aporte inmigratorio al crecimiento de la loca-lidad ha sido detectado en Graneros, donde se ha formado un numeroso y pre-cario asentamiento (verdadera villa miseria) en los alrededores de la antigua estación férrea como consecuencia del desplazamiento de antiguos jornaleros u ocupantes de hecho de fincas vecinas que fueron vendidas en forma masiva para el cultivo de granos. Por el contrario, Vª Chicligasta es un ejemplo repre-sentativo de la pérdida poblacional por emigración.

En ambos casos, tanto la inmigración como la emigración contribuyen a de-teriorar la calidad de vida de la población del aglomerado. En el primero, porque la población recién llegada se asienta en condiciones deplorables de habitabili-dad, traslada consigo su propia pobreza y contribuye a incrementar el desem-pleo de la localidad. En el segundo ejemplo (Vª Chicligasta), el deterioro de la calidad de vida de la localidad se manifiesta en el proceso de envejecimiento de su población, en el aumento de las personas mayores que viven solas y muchas veces desamparadas como se apreciará posteriormente. Por otra parte, al debi-litarse los vínculos sociales, la emigración de la población constituye una forma de descapitalización social que atenta contra la propia identidad de la localidad.

En el cuadro siguiente se consignan los valores alcanzados por indicadores demográficos que reflejan la estructura etaria de la población.

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Cuadro 2: Estructura por edad y sexo. 2001

Localidades Índice de masculinidad

Edad media

Dependencia potencial

% meno-res de 15

años

% mayo-res de 65

años

El Chañar 101,2 27 65,88 34 6

Vª Burruyacu 100,90 26 77,35 38 5

La Ramada 107,00 27 71,95 36 5

B. Aráoz 112,98 25 78,40 39 5

Graneros 100,60 28 65,83 33 6

Taco Ralo 105,04 30 72,31 34 8

Monteagudo 88,65 30 73,03 33 10

Atahona 86,76 33 72,39 31 11

Vª Chicligasta 99,13 30 71,11 33 8

Choromoro 108,78 28 70,51 35 7

Fuente: Censo Nacional de población 2001. El Índice de dependencia potencial expresa la relación porcentual entre menores de 15 años y mayores de 65 años con respecto a las personas de 15-64 años o potencialmente activas.

Salta a la vista el proceso de envejecimiento demográfico que experimen-tan las localidades de estudio del departamento Simoca y Graneros, que se refleja en un incremento porcentual de los mayores de 65 años y retroceso del segmento de los menores de 15, mientras la edad media de la población superó o se acerca al umbral de 30 años.

En cuanto a las relaciones de dependencia potencial se observan marca-das diferencias departamentales. Mientras en las localidades de Simoca, Grane-ros y Trancas el grueso de los pasivos lo constituyen los mayores de 65 años, en Vª Burruyacu los índices de dependencia se ven influenciados por el peso de los menores de 15 años.

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Al comparar los índices de masculinidad sobresale el predominio femenino en las localidades de Simoca y el masculino en las restantes. Esta variable se relaciona profundamente con el tipo de actividad económica desarrollada en cada área geográfica.

En el cuadro 3 se ofrecen algunas características educativas de la pobla-ción de los aglomerados. Las tasas de analfabetismo (relación porcentual entre aquellos que no saben leer y escribir y la población) de los mayores de 5 años son elevadas en todos los casos y en general más altas que el valor provincial para el mismo año (7,53%). Se destacan por sus altos valores las localidades del departamento Burruyacu, especialmente B. Aráoz. Cabe indicar que a nivel departamental también Burruyacu tiene una tasa elevada de analfabetismo (14%). En cuanto al género, las tasas no tienen una clara tendencia, a excep-ción de B. Aráoz donde el predominio de varones analfabetos es marcado.

Cuadro 3. Tasas de analfabetismo de mayores de 5 años. Deserción escolar y porcentaje de personas que asistieron a la escuela sin completar nivel

Tasa de Analfabetismo Personas que asistie-ron a la escuela sin completar nivel (%)

Deserción escolar de 5 a 17 años. (%) Localidad

Total V M Total V M V M

El Chañar 8,38 7,84 8,38 58,31 60,36 56,22 16,18 15,73

Vª Burruyacu 9,23 8,19 10,26 50,17 50,73 49,61 6,90 3,33

La Ramada 10,85 10,68 11,04 54,92 55,21 54,62 12,84 13,13

B. Aráoz 16,25 19,90 12,30 52,68 52,28 58,88 23,12 16,13

Graneros 8,07 8,29 7,85 55,33 57,92 52,72 10,73 5,96

Taco Ralo 11,03 7,20 9,14 58,11 59,84 56,31 11,73 7,91

Monteagudo 7,59 7,84 7,36 56,81 58,22 55,56 17,14 15,87

Atahona 7,35 6,34 7,35 60,37 56,51 63,73 8,51 13,33

Vª Chicligasta 8,57 10,46 6,74 58,30 58,50 59,10 5,88 21,62

Choromoro 7,21 5,95 8,60 57,48 59,64 55,12 18,42 5,26

Fuente: Censo Nacional de población 2001.

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El trabajo de campo ha confirmado que todos los aglomerados cuentan con escuela pública2 con nivel inicial, EGB 1, 2 y 33. El nivel polimodal, en la misma escuela, se implementa en las localidades más populosas. En La Ramada se localiza además una escuela “Agrotécnica” y en B. Aráoz una “De prácticas rurales” (con orientación técnica de talabartería, carpintería, albañilería, radio y televisión). A ellas se agregan en Graneros y B. Aráoz escuelas postprimarias de manualidades (corte y confección). Por otra parte, a veces se ofrecen posibi-lidades de educación informal (talleres de costura y cocina) para jóvenes y adul-tos, que complementan y refuerzan la educación formal.

En el cuadro 3 se observa que los porcentajes de personas que asistieron a la escuela y no completaron los diferentes niveles superan siempre el 50%. El mayor valor se registra en Atahona y se destaca el abandono escolar por parte de las mujeres.

La deserción escolar, es decir el porcentaje de niños y jóvenes que estando en edad escolar no asisten a la escuela, es elevada en todos los aglomerados –salvo en Vª Burruyacu– y se magnifica entre los varones en B. Aráoz, Choromo-ro y El Chañar, donde las posibilidades de insertarse laboralmente como jornale-ros temporarios son mayores. Para intentar retener a estos jóvenes se han im-plementado sistemas de becas4 y en algunos casos, cuando las localidades no disponen de escuela con nivel polimodal, las administraciones locales ponen un transporte al servicio de los estudiantes. Por las entrevistas realizadas hemos detectado que la deserción escolar de las jóvenes se relaciona por un lado, con la maternidad adolescente y, por otro, con las posibilidades de trabajar en el servicio doméstico.

Al problema de la deserción escolar se suma la sobre edad entre los alum-

2 Taco Ralo es la única localidad donde existe un establecimiento privado. 3 La escuela de Graneros cuenta además con dos grados destinados a niños discapacitados. 4 Según se nos informó el número de becas otorgadas por el gobierno nacional es muy significativo en Graneros (dos cuotas anuales de $200 cada o una cuota mensual de $40). El municipio de Burruyacu ha implementado un sistema propio de becas para estudiantes del polimodal, terciarios y universitarios.

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nos, que es significativa en Choromoro.

Las escuelas cuentan con comedor escolar, salvo en el caso de B. Aráoz y Graneros, y para su abastecimiento en algunos casos se ha implementado la huerta escolar. En el trabajo de campo se advierte que los comedores escolares contribuyen a retener al niño en el sistema educativo5.

En gran parte de las escuelas visitadas existen problemas de infraestructu-ra debido a la antigüedad de los edificios. Por otra parte, se ha detectado una marcada movilidad diaria entre los docentes y ello incrementa los índices de ausentismo lo que perjudica el proceso de enseñanza-aprendizaje entre los alumnos e incidiendo en los niveles de vida de la localidad.

En el cuadro 4 se consigna el estado civil de la población y en el cuadro 5 los tipos de hogares6 y la representatividad de la jefatura femenina en ellos. Se trata de variables indicativas de la conformación de las familias en una sociedad e incide de diversas maneras en la calidad de vida de la población.

Cuadro 4: Estado civil de la población mayor de 15 años. 2001. En porcentajes

Localidades Soltero Casado Divorciado Separado Viudo El Chañar 49,46 42,69 0,92 1,92 5,00

Vª Burruyacu 46,43 43,13 0,64 3,30 6,50

La Ramada 47,28 43,53 1,21 2,06 5,93

Benjamín Aráoz 57,48 35,56 1,04 1,33 4,59

Graneros 60,42 32,28 0,83 1,58 4,89

Taco Ralo 57,21 31,57 0,62 2,84 7,77

Monteagudo 50,91 36,18 1,45 2,55 8,91

Atahona 42,75 48,47 1,15 1,15 6,49

5 Coincidentemente, en el aglomerado con mayor deserción (B. Aráoz) la escuela no cuenta con comedor. 6 Según el INDEC, los hogares se subdividen en Unipersonales y Multipersonales y entre éstos a su vez se distinguen los familiares (nuclear, extendido y compuesto) y los no familiares. El hogar extendido es aquel donde al núcleo conyugal (completo o incompleto) con hijos o sin ellos se agrega otro familiar. El hogar compuesto se forma cuando al hogar nuclear y/o exten-dido se agregan personas que no son familiares.

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Localidades Soltero Casado Divorciado Separado Viudo Vª Chicligasta 55,19 30,52 0,00 1,30 12,99

Choromoro 54,48 34,05 1,79 1,79 7,89

Fuente: Censo Nacional de población 2001.

Al observar los datos estadísticos podemos concluir que existe un predomi-nio de las personas solteras que representan entre el 43 y el 60%, destacándo-se Graneros con el porcentaje más alto. La población casada tiene una repre-sentatividad que varía entre un 30 y un 43% en los distintos aglomerados, a excepción de Atahona donde se incrementa al 48,5%7. Las personas que decla-ran tener estado civil legal “separado y divorciado” poseen una representatividad baja sobre el total. Por último, los viudos tienen una participación porcentual que oscila entre 5% y 13%, destacándose Vª Chicligasta con el mayor valor.

Cuadro 5: Tipos de hogares y representatividad de las jefas. 2001

Hogares Multipersonales Localidades

Total de Hogares

Hogares uni-

personales Familiar Nuclear

Familiar Extendido

Otros

Jefa Mujer

19% 37,1 14,1 23,0 25,0 El Chañar

Total 437 8,0 68,0 19,9 2,1

Jefa Mujer

21% 33,3 12,2 33,3 53,0 La Ramada

Total 292 10,3 64,4 20,5 2,4

Jefa Mujer

19 % 50,0 11,0 31,1 52,8 B. Aráoz

Total 226 7,1 68,1 19,9 2,4

Jefa Mujer

23% 37,0 16,7 24,4 61,1 Vª Burruyacu

Total 400 11,5 63,0 19,5 3,0

7 Adviértase que la baja representatividad de la institución matrimonial repercute a la hora de la muerte de un miembro de la pareja, en la escasa proporción de personas (especialmente mujeres) que reciben pensión alimenticia, como podrá apreciarse en páginas posteriores.

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Hogares Multipersonales Localidades

Total de Hogares

Hogares uni-

personales Familiar Nuclear

Familiar Extendido

Otros

Jefa Mujer

19% 27,1 6,7 82,9 25,0 Graneros

Total 445 10,8 58,2 24,0 3,5

Jefa Mujer

30% 31,8 17,6 47,8 37,3 Taco Ralo

Total 313 21,1 48,9 21,4 4,3

Jefa Mujer

33% 55,0 16,9 40,0 50,0 Atahona

Total 110 18,2 45,7 22,7 2,7

Jefa Mujer

33% 35,0 28,3 32,6 84,6 Monteagudo

Total 193 10,4 58,5 23,8 3,6

Jefa Mujer

32% 36,4 21,9 33,3 100,0 Vª Chicligasta

Total 62 17,7 51,6 24,2 3,2

Jefa Mujer

24% 66,7 10,3 38,1 16,7 Choromoro

Total 95 12,6 61,1 22,1 2,1

Fuente: Censo Nacional de población 2001.

En el total de hogares la jefatura femenina adquiere mayor protagonismo en las localidades del departamento Simoca y Taco Ralo, es decir en aquellas con mayor grado de envejecimiento.

Los hogares unipersonales representan entre un 7% y un 21% del total de hogares. Los aglomerados del departamento Burruyacu poseen los menores porcentajes, mientras Taco Ralo posee el máximo valor. Al diferenciar el sexo

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de los jefes de hogar8 advertimos el elevado porcentaje de jefas en B. Aráoz, Atahona y Choromoro.

Entre los hogares Multipersonales la mayor representatividad en todos los aglomerados pertenece a los hogares familiares nucleares cuyos porcentajes fluctúan entre 45% (Atahona) y 68% (El Chañar y B. Aráoz). Con respecto a los jefes si bien los varones son predominantes en todos los casos, son significati-vos los valores de la jefatura femenina asociada generalmente a la ausencia del hombre. En Monteagudo y Vª Chicligasta se incrementa sobremanera el peso relativo de las jefas de hogar, en total coincidencia con la alta representatividad de las viudas.

Los hogares extendidos y otros tipos de hogares tienen un bajo porcentaje con respecto al total. En ellos se manifiesta un notable incremento de la propor-ción de jefas. Entre los hogares familiares extendidos se destacan Graneros, Taco Ralo y Atahona por la elevada representatividad de la jefatura femenina. En los otros tipos de hogares los porcentajes de jefas fluctúan desde 25% hasta 100% (Vª Chicligasta).

A la luz de estos datos estadísticos, en los aglomerados estudiados la si-tuación familiar no es muy halagüeña en su relación con la calidad de vida. De-be tenerse en cuenta que desde el punto de vista teórico se afirma que la convi-vencia familiar, contribuye a mejorar la calida de vida, por cuanto se ha compro-bado que entre los niños legítimos disminuye la mortalidad infantil y los niños que viven con ambos progenitores son menos propensos al fracaso escolar. Por otra parte en las familias nucleares se incrementan las posibilidades de obtener mayores ingresos económicos, disminuye la deserción escolar de los hijos, au-menta la seguridad en la ancianidad, es más factible contar con obra y seguro social y poseer una vivienda con mayor grado de confortabilidad.

8 El jefe de hogar es aquella persona reconocida como tal por los restantes miembros del hogar.

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2.2. Las estructuras productivas

Las estructuras económicas productivas de las áreas geográficas seleccio-nadas son diferentes. En este apartado se proporciona en primer lugar una somera caracterización de la estructura productiva agropecuaria de los depar-tamentos seleccionados y posteriormente se analizan algunos caracteres labo-rales de la población de las localidades.

Como se observa en el cuadro 6, Burruyacu y Graneros concentran la ma-yor cantidad de hectáreas con cereales y oleaginosas. El primero, altamente especializado, dedica casi la mitad de su superficie agraria a las oleaginosas. Las unidades productivas del área sojera superan, por lo general, las 1000 hec-táreas y emplean importantes paquetes tecnológicos, similares a los usados en la pampa húmeda argentina (modernas técnicas de riego, trilladoras, semillas y fertilizantes de alta calidad, etc.). Este departamento, por otra parte, dedica una significativa superficie a los frutales (cítricos). Es importante destacar que la implantación de los frutales, en comparación con otros cultivos, requiere una mayor disponibilidad de medios de producción, ya que sólo se justifica en super-ficies superiores a 20 has y es necesario contar con respaldo económico para afrontar inversiones a mediano plazo así como apoyo estatal crediticio.

Cuadro 6: Cultivos predominantes: representatividad de la superficie implantada de las EAP con límites definidos en la superficie total

de cada departamento

Departamento Total has

Cer

eale

s

Ole

agin

osas

Indu

stria

les

Hor

taliz

as y

Le

gum

bres

Forr

ajer

as

Frut

ales

Bos

ques

y

Mon

tes

Tucumán 643.226 27,1 31,4 27,2 2,6 4,9 5,5 0,5

Burruyacu 216.797 39,5 47,2 4,1 0,3 2,5 6 0,2

Graneros 26.850 36 38,2 6,8 5,5 10,7 0,3 -

Simoca 38.693 21,5 15,3 61,6 1,2 0,3 - -

Trancas 18.753 9,8 0,1 0,3 22,5 65,8 0,7 0,6

Fuente: INDEC. Censo Nacional Agropecuario. 2002.

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Graneros, con una superficie agraria sensiblemente menor, se presenta menos especializado y las forrajeras y el tabaco adquieren cierta importancia.

En Simoca, los cultivos predominantes son los industriales, en especial la caña de azúcar. El 62% de la superficie de las explotaciones se destinan a estos usos, mientras que el 20 % y el 15 % producen cereales y oleaginosas, respec-tivamente. La característica esencial del departamento la constituye el minifun-dio cañero con bajo nivel tecnológico.

Finalmente, en Trancas –departamento de tradición ganadera de tambos– el 66% de las unidades productivas cultivan forrajes, destacándose también las producciones de hortalizas9 y legumbres (22 %) y cereales (10 %). En general, las producciones son extensivas, con niveles bajos de tecnología y explotacio-nes de grandes dimensiones.

Si tenemos en cuenta variables relativas al nivel tecnológico de las explota-ciones agropecuarias, el departamento de Burruyacu se destaca por condicio-nes agro-tecnológicas superiores, mejores incluso que el nivel provincial. Esta jurisdicción cuenta con el 66,2 % de sus EAPs con tractores y reúne el 13% de los tractores tucumanos. El 15 % de éstos tiene menos de 5 años. En cambio, Simoca sobresale por el alto porcentaje de tractores antiguos (88,73%), a pesar de que la representatividad en el total provincial es similar a Burruyacu.

En cuanto al tamaño medio de las explotaciones agropecuarias, encontra-mos importantes contrastes. Grandes explotaciones aparecen en Burruyacu10,

9 El trabajo de campo ha puesto en evidencia que en la comuna de Choromoro el cultivo de hortalizas es realizado casi en forma exclusiva por familias de inmigrantes bolivianos que han arribado al área a lo largo de la década de 1990 y que en el año 2001 representaban el 6 % de la población total de la comuna. 10 En el trabajo de campo se ha comprobado que el proceso de concentración parcelaria y el acceso a la propiedad de la tierra por parte de empresas de capitales locales, nacionales o extranjeros (que dedicadas a otros rubros económicos incursionaron en la actividad agropecua-ria), han sido especialmente significativos en las comunas de B. Aráoz y La Ramada (departa-mento Burruyacu) y en el Municipio de Graneros. En B. Aráoz, por ejemplo, la firma Domínguez ha adquirido 20.000 has que pertenecían al Ingenio Concepción y ha instalado silos y una planta secadora de granos en la localidad.

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Graneros y Trancas –donde el tamaño medio es de 326, 168 y 247 has respec-tivamente– mientras en Simoca el tamaño medio de las EAPs es pequeño, so-brepasando apenas las 35 has.

Es necesario indicar la relación entre el tamaño medio de las EAPs y el porcentaje de EAPs con tractores. En Burruyacu, donde el tamaño medio es superior, se incrementa el porcentaje de explotaciones que cuentan con maqui-naria, pero también en Simoca la existencia de tractores es importante, a pesar del minifundio y ello se relaciona con la baja productividad agraria del departa-mento y con el éxodo de su fuerza de trabajo.

2.2. 1. Estructura ocupacional de la población

Como podemos apreciar en el cuadro 7, las tasas de desocupación son muy altas en todos los aglomerados. Las tasas de ocupación, por el contrario, superan el 70% sólo en dos localidades y en cinco son inferiores al 50%, lo que significa que de 100 personas activas (con trabajo o en búsqueda) ni siquiera la mitad tiene trabajo.

Cuadro 7: Características ocupacionales de la población total y de los jefes de hogar

Rama de actividad económica (%)

Jefe de hogar

Rama de actividad

Loca

lidad

es

Tasa

Ocu

paci

ón (%

)

Tasa

Des

ocup

ació

n (%

)

Cuo

ta d

e ca

rga

(%)

Serv

icio

s

Agr

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Con

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o

Otr

os

Tasa

Ocu

paci

ón

%)

Empl

. Pú

blic

A

ctiv

. A

grar

ia

El Chañar 61 39 123 27 34 4 12 23 57 20 30

V Burruyacu 73 27 113 63 11 8 10 8 66 61 14

La Ramada 68 32 88 34 33 5 15 3 54 32 36

B. Aráoz 72 28 125 20 54 3 11 13 60 26 56

Graneros 49 51 127 61 10 9 8 12 46 68 11

Taco Ralo 50 50 100 43 13 7 18 19 38 49 17

Monteagudo 44 56 123 44 10 8 14 26 34 49 17

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Atahona 67 33 124 56 16 3 9 21 35 63 26

VªChicligasta 56 44 222 40 18 10 22 10 35 65 27

Choromoros 51 49 124 33 30 4 19 14 48 37 35

Fuente: Censo Nacional de población 2001

La cuota de carga (relación porcentual entre los pasivos transitorios y defi-nitivos y los activos) es alta en todas las jurisdicciones y se magnifica en Vª Chicligasta donde el valor supera a 200 personas. Si se comparan los valores de la cuota de carga real y la potencial (cuadro 2) se puede concluir que la po-blación activa sostiene económicamente a más pasivos de lo que debería de acuerdo a la estructura etaria de su propia población; los porcentajes exceden-tes oscilan entre 16 (La Ramada) y 150 (Vª Chicligasta).

En cuanto a la tasa de ocupación de los jefes de hogar, resaltan las dife-rencias entre los niveles de los aglomerados del departamento Burruyacu y el resto.

Si analizamos la distribución de las personas con ocupación por rama de actividad económica, observamos el notorio predominio de los “Servicios comu-nales, sociales y personales”. El fenómeno adquiere relevancia en las localida-des de los departamentos Graneros y Simoca y se repite en la localidad Vª Bu-rruyacu, cabecera del departamento homónimo.

El trabajo de campo confirmó los datos proporcionados por el Censo: im-portantes porcentajes de los activos de cada localidad son empleados públicos dependientes de las comunas o municipios locales, quienes además adminis-tran los planes sociales (Plan jefes y jefas, Plan familias para la inclusión social, Plan trabajar, Plan mamitas). El grueso del empleo concentrado en las comunas se destina al desmalezamiento, barrido de calles, limpieza y construcción de edificios públicos, mantenimiento de caminos y de canales de irrigación, mante-nimiento de los comedores escolares o comunales.

Adviértase que si bien las administraciones locales sobresalen por concen-trar importantes porcentajes de los activos, escasamente actúan como genera-doras de empleo genuino. No se han detectado esfuerzos tendientes a mejorar

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la empleabilidad de los ciudadanos y muy pocas acciones encaminadas a dete-ner el desarraigo y desarrollar recursos endógenos11.

Por tratarse de áreas rurales es factible suponer un alto porcentaje de em-pleo en actividades agropecuarias12, lo cual se verifica por el número y la por-centualidad en el total de personas ocupadas en Benjamín Aráoz, El Chañar, La Ramada y Choromoro. Sin embargo, teniendo en cuenta a los jefes de hogar la representatividad supera el 50% solamente en B. Aráoz.

La representatividad de las personas que se dedican a la actividad comer-cial es importante en todos los aglomerados y se advierte que el número, así como el tamaño y la especificidad de los comercios, se relacionan con el tama-ño del asentamiento poblacional13. Por otra parte, la existencia de ferias, la frecuencia y la complejidad de ellas se relacionan con el número de comercios y con el tamaño de la localidad.

11 Dos ejemplos contrarios interesante fueron detectados, el primero en Vª Chicligasta donde la comuna a través de proyectos “Manos a la obra” ha fomentado el autoempleo de mujeres que se dedican a la cría de codornices y a la producción de miel de abejas; el segundo en Vª Burruyacu donde la Municipalidad ha propiciado la formación de tres cooperativas de trabajo que utilizando los fondos del Plan Federal de emergencia habitacional construyen sus propias viviendas en “Barrios de autogestión”. 12 Teniendo en cuenta las categorías ocupacionales en estas localidades los obreros en estas actividades representan más del 80% de los trabajadores. Las consultas a personas calificadas señalaron la existencia de un importante número de jornaleros que diariamente se trasladan a la cosecha del limón en el mismo departamento o hacia otras áreas de la provincia. Asimismo es significativo el número de peones y trabajadores temporarios en las fincas de granos de los alrededores. Tratándose de la localidad de Choromoro existe un significativo número de pro-ductores rurales (tamberos y horticultores) y los jornaleros temporarios se incorporan a la acti-vidad del tambo, a la cosecha del orégano o en menor medida se trasladan a la localidad de Los Nogales para la cosecha del limón 13 Por ejemplo, en Choromoro (aglomerado con menos de 500 habitantes en 2001) sólo existen comercios de ramos generales, mientras en Vª Burruyacu además de estos hay mini-service, carnicerías, panaderías, verdulerías, farmacias, tiendas, ferretería, corralón, librería, bar, locutorio, quinielas, billar, video-juegos y ciber, carpintería, taller mecánico, herrería, esta-blecimiento financiero (Caja P. de Ahorros).

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En el rubro transporte merece destacarse el importante número de perso-nas que en los últimos años se orientaron al traslado de pasajeros, con su auto o taxi rural.

2.3. La estructura socio-ambiental

Los servicios de recolección de residuos, transporte público, calles pavi-mentadas, alumbrado público y los de red, tales como agua, energía eléctrica, gas, cloacas y alumbrado público, hacen a la calidad de vida de la población y a su bienestar en la medida que algunos garantizan accesibilidad a los lugares de trabajo, de educación, salud, culto, etc.; otros favorecen el estado de salud o las condiciones de seguridad. Pero debe tenerse en cuenta, además, que estos indicadores influyen indirectamente en la calidad de vida de la población en la medida en que su funcionamiento y la distribución o trazado de las redes mani-fiesten correlación directa con los cuidados del ambiente, ya que calidad de vida y calidad del ambiente son las dos caras de una misma situación. En el cuadro 8 se aprecia el acceso de las viviendas a los diferentes servicios.

Cuadro 8. Infraestructura de servicios: viviendas servidas en valores proporcionales

Servicios

Gra

nero

s

Taco

Ral

o

Cho

rom

oro

Ata

hona

V.ª

Chi

cli-

gast

a

Mon

teag

udo

Vª B

urru

ya-

cu

La R

amad

a

Ben

j. A

ráoz

El C

haña

r

Recolección de residuos

100 91 100 - 69 85 97 81 100 86

Transp. Público 100 91 100 71 100 100 90 89 95 87

Red de cloacas - - - - - - - - - -

Red de agua 100 100 100 100 100 100 93 81 100 92

Gas natural - - - - - - - - - -

Alumbrado Púb. 100 100 100 100 100 100 90 81 81 93

Pavimento 75 57 - - - 11 69 19 34 44

Red eléctrica 100 88 100 100 100 100 93 100 100 100

Fuente: Censo Nacional de población 2001

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La cobertura por red de servicios como agua, electricidad y alumbrado pú-blico, alcanza a más del 80% de las viviendas de las localidades, mientras las redes de gas natural y las cloacales son inexistentes por lo que el servicio se obtiene de maneras alternativas, como gas envasado y pozos o cámaras sépti-cas, respectivamente.

Atahona carece de manera manifiesta de recolección regular de residuos y en este sentido Graneros, Benjamín Aráoz, Choromoro y Vª Burruyacu son las localidades que están en mejores condiciones.

La representatividad de las viviendas localizadas en calles con pavimento es muy variable, pero Graneros y Vª Burruyacu están en mejor situación mien-tras en Choromoro, Atahona y Vª Chicligasta no poseen calles pavimentadas.14

Las percepciones de la población de sus propios disfrutes y padecimientos son diferentes a las expresiones numéricas. Por ejemplo, la inexistencia de redes como la de gas y cloacas no constituyen para los lugareños motivo de reclamo, a pesar de que incidan en los mayores costos de manutención de la población.

En localidades como Atahona, Graneros y Monteagudo el 100 % de cober-tura de la red de eléctrica, de agua y alumbrado público es cuestionado por sus moradores pues el servicio es deficitario. Más aguda se torna la situación en el caso del transporte público. La población manifiesta que las frecuencias ofreci-das son menores que las requeridas y no existen coincidencia entre los horarios disponibles con aquellos de mayor demanda. Por otra parte, el parque automo-tor es viejo y con mala conservación y, además, por el estado de las calles hay dificultades de acceso a ciertas áreas.

En las áreas rurales la disponibilidad de agua en los hogares es uno de los indicadores esenciales para alcanzar niveles básicos de bienestar; es por ello

14 La queja de los vecinos por la tierra suelta fue constante en algunas localidades donde el problema se ve agravado por la falta de riego en las calles, servicio que prestan pocas comu-nas. El problema repercute en la proliferación de enfermedades respiratorias, especialmente en los niños como se detectó en los centros de salud visitados.

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que se ha optado por efectuar un análisis combinado de la provisión del agua en la vivienda y la procedencia de la misma (Cuadro 9).

Cuadro 9: Disponibilidad del agua en las viviendas expresadas en valores proporcionales

Provisión del Agua

Gra

nero

s

Taco

Ral

o

Cho

rom

oro

Ata

hona

Vª. C

hicl

igas

ta

Mon

teag

udo

Vª. B

urru

yacu

La R

amad

a

Vª .B

. Ará

oz

El C

haña

r

Cañería dentro vivienda

60 59 74 73 61 75 65 54 58 64

Cañería fuera vivienda

38 35 26 26 34 24 32 44 40 35

Cañería fuera terreno

2 7 0 1 5 1 3 2 2 1

Procedencia del agua

Red pública 99,1 99,7 100 99,1 96,7 96,7 58,5 92,1 58,9 88,5

Bomba manual

- 0,3 - 0,9 3,3 - 0,4 - - -

Bomba motor 0,2 - - - - 3,3 19,4 6,6 19 4

Pozo c/bomba 0,7 - - - - - 20,8 1 22,1 7,4

Pozo s/bomba - - - - - - 0,4 0,2 - -

Transporte c/Cisterna

- - - - - - - 0,7 - 0,2

Fuente: Censo Nacional de población 2001

Con respecto a la categoría provisión del agua por cañería dentro de la vi-vienda, se puede observar que las localidades Choromoro, Atahona, Vª Chicli-gasta, Monteagudo, Vª Burruyacu y El Chañar son las más beneficiadas, pues el porcentaje de viviendas servidas oscila entre el 60 y el 70 %. En tanto, en Gra-neros, Taco Ralo, La Ramada y B. Aráoz, la representatividad alcanza sólo

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entre el 50 y el 60 % de las viviendas y la población debe recurrir al grifo fuera de la vivienda pero en su terreno o al grifo público más cercano.

Respecto a la categoría provisión de agua fuera de la vivienda pero dentro del propio terreno en todas las localidades se repiten valores relativos al 20 y al 40 % y la categoría referida a la provisión de agua por cañería pero desde afue-ra de la vivienda y del terreno alcanza entre el 1 y el 7% de las viviendas de las localidades analizadas. La excepción se encuentra en Choromoro donde todas las viviendas poseen cañerías, por lo menos dentro del terreno.

Respecto a la procedencia del agua en Graneros, Taco Ralo, Atahona, Vª Chicligasta, Monteagudo y La Ramada, la red pública abastece a más del 90 % de las viviendas. La deficiencia más profunda se manifiesta en Vª Burruyacu y B. Aráoz, donde el 42 % de las viviendas obtiene el agua de surgencia o de pozos. En tanto en La Ramada y El Chañar existen viviendas (aunque su repre-sentatividad es pequeña) a las que el agua les llega transportada por camiones cisternas, considerando que en el mejor de los casos se refiera a un servicio regular.

Las condiciones de provisión y procedencia del agua por otros medios que no sean la cañería dentro de la vivienda y desde la red pública torna vulnerable la calidad del agua, y por ende, la calidad de vida, poniendo en riesgo la sanidad y la salud de la población. En este sentido, por ejemplo, en Taco Ralo si bien el porcentaje de viviendas con cobertura es alto, los usuarios denuncian que el agua registra elevados porcentajes de arsénico.

En cuanto a la infraestructura de salud, todas las localidades cuentan con algún tipo de establecimiento asistencial. La complejidad del servicio15 que es-tos ofrecen, así como la existencia de ambulancia se relacionan con el tamaño

15 En todos los CAPS funcionan los planes de vacunación, de distribución de leche a los menores de dos años, y de distribución de remedios, cuya provisión se efectúa por medio de la Farmacia oficial o del Plan Nacional Remediar. En el Hospital de Burruyacu se ejecutan ade-más Planes de control de niños desnutridos con entrega de módulos alimentarios y Plan de salud reproductiva. La mayor complejidad del centro asistencial de Burruyacu se manifesta además en la existencia de camas de internación diurna y nocturna.

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del aglomerado y a veces con ciertas gestiones políticas. Excepto en Vª Burru-yacu, se trata de Centros de Atención Primaria de la Salud (CAPS) que cuentan siempre con servicio de enfermería y servicio médico clínico-pediátrico16. En Vª Burruyacu se cuenta con un hospital zonal. A ellos se agregan centros del PAMI en Vª Burruyacu, Choromoro y Benjamín Aráoz.

En el cuadro 10 se consignan los valores alcanzados por un grupo de varia-bles relacionadas íntimamente con el nivel socio-económico de la población y con los aspectos de infraestructura ya tratados, que reflejan la calidad de vida y dejan al descubierto la vulnerabilidad social de la población de estas localida-des.

Cuadro 10: Mayores de 60 años sin percepción de jubilación o pensión (%). Población sin cobertura de obra social. Población en hogares con privación

(IPMH)

% de población que vive en hogares con privación

Localidades

Mayores de 60 años sin

jubilación/ pensión

V (%) M (%)

Población sin obra

social (%)

Alg

ún t

ipo

de

priv

ació

n

Rec

urso

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rrie

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Patr

imon

ial

Con

verg

ente

El Chañar 45 52 43 73 19 22 32

Vª Burruyacu 66 43 36 73 11 23 34

La Ramada 36 51 41 76 22 21 53

B. Aráoz 54 41 53 74 17 22 35

Graneros 39 44 51 76 13 27 40

Taco Ralo 44 36 60 75 13 26 37

Monteagudo 30 40 56 64 22 16 26

Atahona 38 37 54 65 26 13 26 Vª Chicligasta 40 31 56 73 13 16 44 Choromoro 44 55 52 65 33 18 15

Fuente: Censo Nacional de población 2001.

16 En algunos CAPS se agrega el servicio odontológico y el médico-ginecológico y en el Hospital de Burruyacu a estos se agregan el servicio psicológico, fonoaudiológico, médico ecografista y kinesiólogo.

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En el área de salud la desprotección de la población se manifiesta en los elevados porcentajes de población sin obra social17 (tanto varones como muje-res). En Taco Ralo, Vª Chicligasta y Monteagudo la situación empeora y la por-centualidad supera el 55%.

La cobertura previsional es escasa y los elevados porcentajes de personas mayores de 60 años que no perciben jubilación ni pensión ponen al descubierto la indefensión de este estrato poblacional. Además, la marcada diferencia entre los valores correspondientes a varones y mujeres, sobre todo en aquellas locali-dades donde la ocupación en actividades agropecuarias es mayoritaria, serían indicios de la alta representatividad del trabajo “en negro”. Por su parte, el por-centaje de ancianos con jubilación aumenta en aquellas localidades donde ac-tualmente el empleo público es muy representativo, lo que estaría indicando que el fenómeno ya tiene larga data.

En todas las localidades el nivel socio-económico de la población medido a través del IPMH18 es muy bajo. Los hogares con algún tipo de privación repre-sentan más del 60% del total y resalta el elevado peso que tiene la dimensión patrimonial en la conformación del índice. Los porcentajes de hogares con pri-

17 En el trabajo de campo se ha relevado que las obras sociales predominantes son Subsidio de Salud (más significativo en las localidades con empleo público predominante), OSPRERA (obra social de los trabajadores del limón) y FOTIA (obra social de los trabajadores de campo de la industria azucarera). 18 El Índice de Privación Material de los Hogares (IPMH) es una variable que identifica a los hogares según su situación respecto a la privación material patrimonial y/o de recursos corrien-tes. La primera dimensión se mide a través del indicador de Condiciones Habitacionales, que establece que los hogares que habitan en una vivienda con pisos o techos de materiales insufi-cientes o que carecen de inodoro con descarga de agua presentan privación patrimonial. La dimensión de recursos corrientes se mide a través del indicador de Capacidad Económica, mediante el cual se determina si los hogares pueden adquirir los bienes y servicios básicos para la subsistencia; este indicador se construye a partir de la relación entre la cantidad de ocupados y/o jubilados del hogar y la cantidad total de sus integrantes, y en dicho cálculo se consideran algunas características de los integrantes del hogar, tales como: los años de esco-laridad formal aprobados, el sexo, la edad y el lugar de residencia (Anexo metodológico del Censo Nacional de Población, 2001).

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vación convergente son elevados en casi todos los aglomerados, empeorándo-se la situación en La Ramada, Vª Chicligasta y Graneros.

3. Conclusiones

En esta investigación se ponen en evidencia las desigualdades en las con-diciones de calidad de vida de las localidades rurales estudiadas. Existe en general coincidencia entre los valores alcanzados por las distintas variables y queda demostrada la profunda relación entre un fenómeno y otro. Asimismo se puede apreciar que si bien todos los indicadores analizados inciden en la cali-dad de vida de las poblaciones, algunos lo hacen con más fuerza que otros. Por ejemplo, en el conjunto de las variables demográficas sobresale la emigración y el envejecimiento y estos factores a su vez repercuten en la conformación de los hogares, en el incremento de la jefatura femenina, en los porcentajes de ancia-nos sin protección de obra social. En tal sentido, las localidades del departa-mento Simoca se destacan por el mayor deterioro de la calidad de vida.

De la misma manera la infraestructura de servicios resulta relevante en un estudio de calidad de vida, aunque destacamos la importancia de confrontar las estadísticas con la percepción de los propios usuarios de tales servicios, ya que en diversas situaciones no hay coincidencia entre la percepción de los ciudada-nos y la aparente calidad y cobertura de las condiciones de infraestructura. Re-salta en consecuencia, la validez del trabajo de campo en un estudio de este tipo.

En el trabajo de campo a escala local, se ha observado una marcada cen-tralización y asistencialismo de las administraciones comunales, y si bien se ha detectado una fuerte identificación de las carencias sociales y los problemas comunes, resulta insuficiente la “apropiación de dichos problemas”, ya que la población reclama “ser asistida” y escasamente genera prácticas dinamizadoras de los intereses colectivos. En tal sentido, se observa un cierto debilitamiento institucional así como entre las organizaciones intermedias. Entre las institucio-nes públicas las escuelas sobresalen como facilitadoras de procesos de innova-ción productiva o como gestoras de cambios para beneficio de los niños y/o de

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Con la mirada en lo local. Estudio comparativo de la calidad de vida en centros rurales…

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sus familias19. En este sentido el fortalecimiento institucional podría incidir en el incremento de la calidad de vida de estas poblaciones.

Asimismo, debería pensarse en la necesidad de fortalecer la identidad terri-torial de las localidades estudiadas, proceso que debe pensarse a largo plazo y que constituiría una oportunidad de desarrollo endógeno –incidiendo en la mejo-ra de la calidad de vida–, lo que indefectiblemente promovería la proyección de las localidades en la región y el país.

Reconocer la identidad territorial supone, por un lado, la revalorización de los recursos ambientales propios20 y el análisis de la potencialidad de los recur-sos antrópicos y de los valores culturales. Por otro lado, supone la concientiza-ción de las problemáticas comunes y la formación de redes de cooperación, articulación productiva, solidaridad o gestión de mecanismos que permitan la superación de tales problemáticas. Todo ello en el marco de una agenda local con lineamientos y pautas claras y comunes de intervención territorial tendiente a mejorar la calidad de vida de las poblaciones, frenar o revertir los procesos de despoblamiento y promover un desarrollo sostenible.

19 La escuela de Choromoro, por ejemplo, ha conformado un grupo de “amigos de la escuela”, que actúan como benefactores. De esta manera han gestionado que tamberos del área donen semanalmente leche que se adiciona a la cuota alimenticia de los niños o donen un predio para la ampliación del edificio escolar. Asimismo, para la edificación de nuevas aulas han gestionado un convenio por el cual alumnos avanzados de un colegio técnico de San Miguel de Tucumán realizan prácticas de albañilería, plomería y electricidad. 20 Se han detectado que ciertos recursos patrimoniales están desperdiciados, tal es el caso de las aguas termales en la localidad de Taco Ralo o las infraestructuras ferroviarias de alto valor histórico patrimonial en Graneros, Monteagudo y otras localidades. Estos recursos podrí-an revalorizarse y promover el turismo rural.

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La percepción de la calidad de vida en localidades rurales (de menos de 2000 habitantes) …

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LA PERCEPCIÓN DE LA CALIDAD DE VIDA EN LOCALIDADES RURALES (DE MENOS

DE 2.000 HABITANTES) EN TUCUMÁN

LIC. Y PROF. ALEJANDRO LLANES NAVARRO Universidad Nacional de Tucumán

Res

umen

Este trabajo sobre la percepción de la calidad de vida –o bienestar común– en locali-dades rurales de menos de 2000 habitantes en Tucumán tiene como objetivo realizar dos niveles de análisis epistemológico, en relación con dos tipos de conocimiento, los especulativos y los prácticos, y la diferencia entre ambos radicará en la finalidad del conocimiento. El conocimiento especulativo tiene como finalidad el reflejar la realidad tal cual es, la realidad sensible, inmediata de la experiencia, y lo inmaterial de esa realidad a través de un proceso mediato de razonamiento o demostración a través de la inteligencia. Tiene como fin el ser. En cambio el conocimiento práctico tiene como finalidad descu-brir las normas a las que tiene que atenerse la operación humana para obtener un fin, es decir, tiene que ver con el deber ser. El conocimiento científico puede conocer la realidad de una forma científica pero tam-bién de modos diversos, según el grado de profundidad de ese objeto formal que nos planteamos para estudiar. El primer nivel de análisis, con una formalidad más profunda del objeto de estudio, más genérica, más universal, propia del tercer grado de abstrac-ción del conocimiento científico, formula la pregunta ¿qué es esto? A la respuesta a esa pregunta, los antiguos le llamaron esencia, o sea, “aquello que es”, lo que es, y así, de este modo, “definimos la cosa, le ponemos sus límites precisos” (Casas, s/f). En nuestro estudio, acorde con este primer nivel de análisis, nos cuestionamos: ¿qué es la calidad de vida?; ¿qué es el bien común?; ¿qué es una sociedad ordenada? Este conocimiento especulativo es la formalidad más radical y profunda que tienen los entes (lo que es) y a la vez la más universal, por eso cuando nos quedamos con ella es la más abstracta, pero no la más abstracta en el sentido que sea la más irreal. Por más que sea muy universal es muy real y muy empíricamente comprobable, de tan empíricamente comprobable que se nos olvida que es (Fragoso, 1979). El segundo nivel de análisis, el de la percepción de la calidad de vida de los habitantes y de los informantes calificados, se incluye dentro del “conocimiento práctico”, que es

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40

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umen

el conocimiento normativo, es decir, qué es lo que el hombre debe hacer y obrar en consecuencia, para conseguir algo. Respondería a las preguntas ¿qué cosas hacen falta para que los habitantes de un lugar tengan una calidad de vida aceptable?; ¿cuáles son las normas que deben regir en una sociedad respecto del cuidado del bienestar común?; ¿cómo debe ser la calidad de vida de una persona que nace, se cría y vive en una sociedad determinada? (Fragoso, 1979). Estos cuestionamientos han sido incluidos entre las variables que componen el formulario de la entrevista semi-estructurada, realizada como parte del trabajo de campo realizado por el equipo de investigadores del Proyecto. Entre el paisaje rural y la percepción que tienen sus actores y responsables en orden a mejorar la calidad de vida se observa un problema de fines, por lo que se hace necesario proponer alguna solución u orientación. La geografía del paisaje estudia el paisaje como un "todo", un todo compuesto de naturaleza y sociedad. La geografía de la percepción se ocupa de las desviaciones que tienen las imágenes del observador respecto de la realidad que estudia.

Palabras claves Percepción, calidad de vida, bien común, áreas rurales, paisaje.

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t

This work on the perception of the quality of life or well-being common in rural areas of less than 2000 people in Tucumán, aims to perform two levels of epistemological analysis, in connection with two kinds of knowledge, speculative and practical, and the difference between them lie in the purpose of knowledge. Knowledge speculative aims to reflect the reality as it is, the reality responsive, immediate experience, and the immaterial that reality through a process of reasoning or medium demonstration through intelligence. Its purpose beings. On the other hand the knowledge aims to discover the rules that must adhere to the operation to get a human purpose, ie, it has to do with what should be. This knowledge speculative is the most radical nd profound formality having makers (which is) and also the most universal, so when we stayed with it is the most abstract, but not the more abstract in the sense that it is the most unreal. For most it is very universal is very real and very empirically verifiable, empirically verifiable so that we forget that it is (Fragoso, 1979).

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t The second level of analysis, the perception of the quality of life of residents and informants qualified included within the "knowledge", which is the regulatory knowledge, ie what men should do and to do so, to get something. To answer the questions what things are needed for the inhabitants of a place with an acceptable quality of life? What are the standards that should govern in a society with regard to the care of common? How should the quality the life of a person who is born, grows up and lives in a given society? (Fragoso, 1979). These questions have been included among the variables and aspects that compose the form of semi-structured interviews, conducted as part of the field work done by the team of investigators of Project. Among the rural landscape and the perception that they have their players and responsible in order to improve the quality of life there has been a problem of late, which makes it necessary to propose a solution or guidance. The geography of the landscape looks the landscape as a whole ", a package consisting of nature and society. The geography of the perception deals with deviations that have images of the observer over the fact that studies

Key words

Perception, quality of life, well-being common, rural areas, landscape

1. Calidad de vida y bienestar común

La calidad de vida y el bienestar común, o bien común, son conceptos aná-logos que se refieren a las condiciones necesarias que se crean en las socieda-des con el fin de que las poblaciones puedan alcanzar los bienes que les permi-ten realizarse como personas y como sociedad en su conjunto.

Estos bienes se fundamentan en principios de ética natural, se refieren a la esencia de la condición humana y a la naturaleza de toda sociedad. Responden a la pregunta: ¿qué cosa es la calidad de vida?

Todos los entes –todo lo que es– para poder ser estudiado por las diversas ciencias, lo primero que tienen que ser es “ser y ser algo”, entonces es la forma-lidad más universal. Cuando afirmamos o estudiamos esa formalidad, estamos en el máximo grado de abstracción, no en el máximo grado de irrealidad, pero sí en el máximo grado de universalización de un objeto formal –ente en cuanto

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ente–, que es el más abstracto, porque prescinde de más detalles y se queda en lo más radical y profundo (Fragoso, 1979).

Santo Tomás distingue con luminosa claridad lo que es propio del orden político, es decir, lo que pertenece a la sociedad civil, de lo que corresponde a la sociedad religiosa en cuanto tal. Desde el querer de Dios hay una autonomía propia para el fin político. El fin del Estado es, al decir de Santo Tomás, el "bien común" colectivo y el "bien común" distributivo (Fósbery, 2000).

El "bien común" define, por lo tanto, la sustancialidad del Estado y de su misma razón de ser. El Estado abarca todos los fines humanos oriundos de la convivencia: es una sociedad perfecta, ordenada a facilitar a los hombres cuan-to les es necesario para vivir.

La ciudad como comunidad perfecta, dice Santo Tomás, es aquella que se ordena a lograr que los hombres no sólo vivan, sino que vivan bien, en cuanto que por las leyes de la ciudad se ordene la vida de los hombres a la virtud. Por esta razón la política cobra para Santo Tomás, y en esto sigue a Aristóteles, un rango supremo entre las ciencias prácticas, con un carácter no exclusivamente técnico sino moral (Fósbery, 2000). Estamos aquí en los grandes principios del obrar moral, en una filosofía moral, en la búsqueda del bien, es decir, de la con-servación y perfección del ser de entidad por parte del hombre.

En la sociedad las personas se ayudan mutuamente para alcanzar el bien común que es el bien de todo, y no el de algunos; “este sentido es el que consti-tuye realmente el fin de la sociedad, donde todas la personas que la integran deben subordinarse al bien común y tener derecho a participar personalmente en él y a beneficiarse para satisfacer sus necesidades materiales y espirituales” (Millán Puelles, 1978).

Este bien común no se opone al bien particular, pero exige que todos traba-jen por él y no se dediquen sólo al bien particular. Sobre todo hay que evitar, porque suele pasar, “que unas personas sean tratadas como simple instrumen-tos para otras" (Millán Puelles, 1978, pág. 42).

A veces el “bien común nos puede molestar como común subjetivamente”, en especial con los bienes culturales o con el conocimiento, como cuando una persona o un grupo de personas quieren tenerlo para sí y no participarlo. Si esto pasa con los bienes culturales, cuánto más con los bienes materiales. Es claro y terminante en esta cuestión: “si esos motivos se oponen al bien común hay que

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eliminarlos de raíz para que el bien común sea querido en sí mismo y de una manera adecuada” (Millán Puelles, op. cit., pág. 47).

En relación a la vida en sociedad, se deben diferenciar tres clases de bie-nes: a) Los primeros, los "bienes útiles y deleitables", se refieren a la supervivencia

o a las necesidades básicas, “mínimas o de decoro, de dignidad”, y son las de alimento, vestido, salud, educación, vivienda y trabajo. Son las que se establecen en el art. 25 de la Declaración Universal de los Derechos Huma-nos, por el cual todos tienen derecho a “un standard de vida suficiente para su salud y bienestar, incluyendo la comida, el vestido, el alojamiento, los cuidados médicos, los servicios sociales necesarios y el derecho a la segu-ridad en casos de paro (huelga), de enfermedad, de incapacidad, de viudez, de vejez y de otras carencias, en las circunstancias que estén por encima de su control” (Lebret, 1961, pág. 48).

b) Los bienes "honestos", o de superación, que le permitan ser más y valer más, espiritual y culturalmente, es decir, el desarrollo pleno de la persona humana, de sus potencialidades, que lo antiguos llamaron un estado de vir-tud. García López (1979, pág. 181) agrega: "Y tanto más perfecta será la sociedad política cuanto mayor suficiencia posea de todos estos bienes y mejor jerarquizado los tenga, de suerte que los bienes útiles y exteriores se ordenan al contento y bienestar social –bienes deleitables conforme a ra-zón–, y todos ellos al bien honesto, es decir, a la vida plenamente moral y virtuosa de los hombres asociados".

c) Los bienes de confort que le permitan tener más en cuanto a artefactos y elementos técnicos, apropiados para el desenvolvimiento de sus actividades sociales y laborales (Lebret, 1969). He aquí que estos bienes, actualmente se han jerarquizado precisamente

al revés, lo que afecta al orden de las personas y al de la sociedad. El consu-mismo ha puesto a los bienes de confort en primer lugar, seguidos de los bienes "útiles y deleitables" favorecidos por la política actual que ha apostatado de los "bienes honestos".

Es lo que algunos expertos, como el economista Hugo Ferullo, han señala-do como “las cuestiones públicas” y el “problema de los fines” como dos situa-ciones claves no resueltas todavía en nuestro país y, por tanto, en nuestro Tu-

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cumán, respecto de los fines en lo económico y en lo social (La Gaceta. Entre-vista, 29/07/07).

El papel que tienen aquí las administraciones políticas de estas localidades, unas veces municipales y la mayoría de ellas, comunales, es fundamental para encarar esta situación actual y resolver el problema de la finalidad del bien co-mún o calidad de vida.

Estas tres clases de bienes que integran el concepto de bienestar común o bien común se corresponden con lo que hoy se conoce como calidad de vida de los habitantes de un lugar, concepto que se enriquece con la consideración de las características del medio ambiente, del paisaje y de los niveles asistenciales para vivir en una comunidad políticamente organizada (Velázquez, 2001).

2. La importancia de la percepción para el estudio de la calidad de vida

En la década del 60 del siglo pasado la geografía, con ayuda de la psicolo-gía, comienza a estudiar un nuevo camino para explicar las relaciones del hom-bre con el medio. Ese camino está representado por la percepción del medio y el comportamiento.

Esta corriente de pensamiento está relacionada con el conductismo, para quien la conducta seguida por el hombre obedece a estímulos sensoriales que se han simplificado en la fórmula estímulo-respuesta. Este modelo de respuesta que puede constituir un mecanicismo de tipo determinista está mediatizado con el tipo de información que posee el individuo a la hora de tomar una decisión.

¿Cómo es la percepción que tiene el hombre? Los modelos de percepción y comportamiento, analizados por Horacio Capel (1973), describen este proce-so. El hombre percibe el medio real y objetivo que tiene ante su vista, de donde parte una "información" también llamada mensaje o señal. En ese acto se le forma una "imagen mental" de ese medio real.

Esta imagen mental es filtrada o mediatizada instantáneamente por su "sis-tema de valores" producto de todas sus experiencias personales y de aprendi-zaje.

Finalmente, esa "imagen mental", que es una representación del medio percibido, es la que le posibilita tomar una "decisión" en el medio real o de com-portamiento.

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Capel describe los dos modelos relacionados íntimamente, el de H.C. Brookfield, que pone el acento en la importancia de la "información" en la elabo-ración del medio percibido, es decir, todo un conjunto de técnicas y de aprendi-zajes que permiten evaluar un medio y decidir un comportamiento determinado.

La percepción que tiene el hombre del medio estará directamente relacio-nada con el tipo de aprendizajes que haya tenido desde su infancia, en su fami-lia y por los aprendizajes sistemáticos escolarizados. Por lo tanto, las respues-tas ante ese medio variarán según la edad, el sexo, la cultura –heredada y aprendida– y el horizonte geográfico de las personas.

El otro modelo propuesto al mismo tiempo por R. M. Downs (1970) pone el interés en la toma de decisiones por parte de la persona. Acá cobra importancia el sistema de valores que actúa como filtro y que es capaz de interpretar y modi-ficar los mensajes que a modo de estímulos provienen del medio real, haciendo uso de su libertad responsable.

Por eso Estébanez (1987) habla del "modelo de racionalidad limitada", por-que la información de que dispone el hombre del medio real, es limitada y varia-ble. Los "espacios personales" o cotidianos, que son enriquecidos con los me-dios masivos de comunicación, son los mejores percibidos por él directamente, en cambio, los espacios más alejados son menos habituales y la información es más acotada a un estereotipo o concepción muy simplificada de algo o de al-guien.

Otros modelos cognitivos-motivacionales se basan en la capacidad de la persona de redefinir los planes de conducta en función del contexto. "La investi-gación se centra en las expectativas y motivaciones, los valores y normas per-sonales, su influencia sobre la percepción subjetiva del riesgo, y la relación entre ésta y la tolerancia al mismo en el momento de tomar una decisión. La idea clave de este modelo está en la apreciación de la persona como un 'crea-dor activo' de las situaciones y la importancia de las decisiones en el rol o fun-ción que desempeña y sus determinantes" (Montoro González y otros, 1995, p. 169).

Johanna Filp y otros (1988) hablan de tres actitudes que se tienen ante el paisaje por parte de sus actores principales, llámense políticos o empresarios privados: a) de evitamiento, b) de explotación de recursos con beneficios a corto plazo, y c) de indiferencia, que tiñe nuestra percepción.

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En estos tres modos de relación con el paisaje, agregan los autores, hay un mecanismo conocido como disonancia cognitiva, que distorsiona nuestras per-cepciones desagradables en consonantes e irrelevantes. Es decir, se niegan evidencias a fin de mantener una coherencia interna y evitar contradicciones que nos “parten el alma”.

3. Objetivos e hipótesis del trabajo

Teniendo en cuenta estas consideraciones teóricas, nos formulamos los si-guientes interrogantes: ¿cómo perciben el paisaje los habitantes rurales?; ¿qué percepciones de la calidad de vida, tienen los administradores de estas locali-dades?; ¿qué problemas detectamos a partir del análisis de las respuestas que dan los actores sociales?

En consecuencia, el propósito de este trabajo consiste en: analizar los niveles de calidad de vida a partir de indicadores “objetivos” que

se recopilaron por medio de la entrevista semi estructurada; interpretar el sentido de las percepciones individuales que tienen los admi-

nistradores políticos, médicos, docentes, informantes calificados y poblado-res, a partir de las entrevistas realizadas en el lugar;

comparar las imágenes mentales con el medio real definido a partir de índi-ces sociales, educativos y económicos, calculados a partir de los datos del Censo Nacional de Población y Vivienda de 2001;

cotejar la percepción de los problemas de las localidades con la percepción crítica que realizan periodistas especializados acerca de la administración de los dineros públicos en Tucumán;

evaluar y jerarquizar los problemas que se derivan de la salud, de la educa-ción, del hábitat, de la economía, del ambiente y de la sociedad de localida-des rurales de la provincia de Tucumán;

proponer unas orientaciones de solución al problema de la calidad de vida o bien común en las localidades rurales de Tucumán, desde la geografía del paisaje y la geografía de la percepción.

Las hipótesis manifiestan las relaciones entre las variables, las diferentes percepciones que de los problemas y necesidades tienen los actores sociales y las posibles formas de satisfacer dichas necesidades. Es por ello que la hipóte-sis de trabajo que se formuló expresa:

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Es posible mejorar la calidad de vida a partir del conocimiento de las nece-sidades y problemas que declaran los pobladores, actores sociales e informan-tes calificados y contribuir, desde la perspectiva de la geografía del paisaje y la geografía de la percepción, a la satisfacción de esas necesidades y problemas.

De la hipótesis formulada surge la metodología utilizada en este estudio, el cual se ha realizado sobre la base de entrevistas semi-estructuradas, teniendo en cuenta las variables mencionadas.

4. Imágenes mentales. Análisis de las entrevistas realizadas

El proceso de investigación sobre la percepción de la calidad de vida en poblaciones rurales se inicia en el medio rural (medio real), del cual obtenemos los datos que, una vez analizados, nos llevan a definir las imágenes mentales que los habitantes tienen de ese medio rural.

Las imágenes mentales identificadas se comparan con el medio real, es decir, las poblaciones rurales, definidas por estudios previos, de carácter cualita-tivo y cuantitativo, “con el fin de determinar el carácter de las desviaciones res-pecto del mismo y decidir así, sobre la validez de las hipótesis y enriqueciendo de esta forma la teoría” (Capel, 1975).

En el caso de los informantes calificados, se ha procedido a un estudio hermenéutico para interpretar el sentido de las proposiciones y argumentos expresados, cotejándolos con las teorías del bien común y con las prácticas sociopolíticas experimentadas dentro del contexto nacional y provincial en que se expresan.

Las “imágenes públicas”, es decir los rasgos más destacados y comunes que se pueden definir, más allá de las variaciones individuales en la percepción de los problemas, se refieren a los siguientes aspectos: la prestación de los servicios públicos de agua, luz, recolección de residuos

y transportes; el servicio de la educación pública; el servicio de la salud pública; los trabajos que realizan los pobladores definidos por la economía del lugar; los problemas más relevantes de las localidades en relación a lo social,

familiar y cultural; el paisaje.

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4.1. Imágenes mentales y prestación de los servicios públicos

Todas las localidades cuentan con los servicios de agua potable, luz eléc-trica y recolección de residuos por parte de la comuna o municipalidad. La cali-dad de los servicios de agua y luz es de buena a regular, y en algunas localida-des el agua contiene arsénico como en Benjamín Aráoz y Taco Ralo. Además, el tipo de prestación de este servicio varía de localidad a localidad y dentro de cada localidad (Cusa y otros, 2007).

La recolección de residuos es evaluada en general como “regular”, debido a que no se realiza con frecuencia diaria. Ninguna de las localidades poseen los servicios de cloaca que, a juicio de algunos funcionarios: "Las cloacas son im-portantes, pero no es un servicio prioritario”. En cambio, todos los habitantes consideran que son absolutamente necesarias, una percepción similar a la que tienen en relación con la falta de una red de gas natural, que es reemplazada por el gas envasado.

La percepción respecto del servicio público de transportes de pasajeros es mala, debido a la escasez de número y la disponibilidad horaria de los viajes ofrecidos por las empresas oficiales de transporte, que no coincide con las ne-cesidades laborales de los habitantes.

Este problema del transporte público se ha generado hace varios años y el gobierno lo ha resuelto con los “autos rurales”, conocidos por todos como autos “truchos”, por la inseguridad que representan, ya que son autos con una anti-güedad y unas condiciones técnicas críticas de circulación. A pesar de ello, han sido autorizados por la Provincia, en contravención a lo que prescribe la Ley Nacional 24.449 de Tránsito y Seguridad Vial, a la cual está adherida.

En las localidades donde las calles son de tierra y ripio, la falta de riego es causal de problemas respiratorios y de malestar; los pobladores sugieren que se “pavimenten las entradas de los pueblos, al menos”.

4.2. Imágenes mentales y el servicio de la educación pública

Todas las localidades cuentan con servicio completo de educación primaria pública y gratuita, es decir, con el nivel inicial o jardín de infantes y la EGB o Educación General Básica y Polimodal. Sólo en la localidad de Taco Ralo existe un colegio privado primario, con EGB 1 Y 2.

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Varias localidades ofrecen estudios de polimodal, de posprimaria y de ter-ciaria, como las del departamento Burruyacu–Villa Burruyacu, con polimodal y terciario orientación contable; Benjamín Aráoz, con una posprimaria, la escuela de Manualidades de Corte y Confección y una escuela de Prácticas Rurales con orientación técnica: talabartería, carpintería, albañilería, radio y televisión; y La Ramada con polimodal y escuela Agrotécnica.

En la localidad de Choromoro del departamento de Trancas, la escuela Gobernador Javier López, con EGB y polimodal, constituye un ejemplo de arti-culación entre “escuela y comunidad”, ya que se ha conseguido que “colabora-dores” donen la leña para el comedor, la copa de leche, materiales de construc-ción y hasta una hectárea de terreno para levantar un nuevo edificio escolar. Además, firmaron un convenio de pasantías con el colegio Lorenzo Massa para prácticas de construcción.

La mayoría de las escuelas son de jornada completa y cuentan con biblio-teca y comedor escolar, lo que ayuda a retener a los niños en la escuela y con-tribuye al balance de la dieta alimentaria. Algunas tienen huerta para realizar allí las prácticas de los estudios agropecuarios (por ejemplo, en Soldado Maldona-do) y para abastecer de hortalizas a los comedores como en Taco Ralo y Cho-romoro.

En los comedores escolares, las tareas de cocina están a cargo de madres con y sin planes jefas y jefes de hogar.1

Hay que destacar algunos planes educativos, provinciales como naciona-les, que se han puesto en práctica, como el Programa Integral de Igualdad Edu-cativa; el Plan promoción de escuelas rurales; el Programa de reinserción esco-lar; el Programa Nacional de Becas; el Gabinete Psicopedagógico itinerante. Sin embargo, el problema de la deserción por cuestiones laborales de los padres golondrinas, de la repitencia de grados y de la sobreedad de los alumnos es

1 Estas últimas realizan el trabajo a modo de contraprestación del beneficio del plan, algunas de las cuales dejaron de hacerlo por haber sido beneficiada con otro plan, el de “familias para la inclusión social”, donde ya no se exige esa contraprestación.

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preocupante en al ámbito rural, y se aprecia en la percepción de los docentes entrevistados (Villoria, 2007).

Los maestros de las localidades entrevistadas, en su mayoría no residen en el área y, por lo tanto, la movilidad incide en el presentismo y en la continuidad de las clases, es decir, en el número de días con clases.

Los docentes entrevistados manifiestan que la respuesta del Ministerio de Educación es muy lenta hasta que se producen los reemplazos correspondien-tes y lo mismo ocurre para solucionar los problemas de infraestructura de las escuelas, como por ejemplo ante la falta de aulas o el arreglo de los baños.

En Arcadia se ha observado la escuela León Cornet construida en el año 1950 por el entonces Ministerio de Obras Públicas de la Nación. En este caso puntual los pobladores no manifiestan ningún tipo de problemática de infraes-tructura. Por lo tanto, este edificio constituye un ejemplo de patrimonio histórico en cuanto a política de obras públicas se refiere, en relación al estado en que se encuentra, que habla de la calidad de los materiales utilizados y del personal técnico que intervino en su construcción.

4.3. Imágenes mentales y servicios de salud pública

El servicio de la salud pública está representado en las localidades por los CAPS o Centros de Atención Primaria de la Salud, dependiente del Sistema Provincial de Salud (SIPROSA). La complejidad de los servicios está en relación con la importancia del número de habitantes y si la localidad es cabecera de Municipio o Comuna Rural. En general cuentan con servicios de clínica, odonto-logía, pediatría, enfermería, algunas con ginecología, fonoaudiología, psicología, y ecografía. Los horarios de atención son de 07:00 a 13:00, en la mayoría de los casos; Taco Ralo de 07:00 a 19:00 y Graneros y Burruyacu las 24 hs.

La Villa de Burruyacu cuenta con un Hospital con internación para 14 ca-mas con el servicio más completo de psicología, traumatología, ginecología y partos. Todos estos servicios están a cargo de médicos pertenecientes al SIPROSA y también de estudiantes de medicina que están completando la eta-pa obligatoria de la residencia en el campo.2

2 Consideramos que esta relación Universidad-Estado es muy importante, para que los futuros médicos puedan tomar contacto directo con la realidad.

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El SIPROSA ofrece una serie de servicios de salud a los CAPS, como el Plan Remediar –que consiste en brindar gratuitamente los remedios más solici-tados a los habitantes de bajos recursos, a través de la Farmacia Oficial–; plan “nacer”; “chau lombriz”; “planes de vacunación”; “de control de embarazadas” y “de rehabilitación nutricional” .

Otro de los planes, pero ya nacional, es el de “Salud sexual y procreación responsable”, al que la provincia ha adherido, informando sobre educación sexual y proporcionando preservativos y anticonceptivos. Las opiniones que algunos entrevistados tienen sobre este plan es que viene a prevenir en parte el “problema” de las madres adolescentes que, para algunos funcionarios, “es un problema social y económico”.

No todas las localidades cuentan con servicio de ambulancia, lo que es re-clamado por los vecinos.3

Los habitantes perciben también el incumplimiento de los horarios por parte de los médicos y de las guardias, sobre todo en los CAPS, lo que provoca el traslado de los enfermos a otras localidades próximas, o incluso a la ciudad de San Miguel de Tucumán.

4.4. Imágenes mentales relacionadas con las ocupaciones laborales

Los trabajos que realizan los pobladores en las localidades están relacio-nados con los cultivos principales de cada departamento, con la ocupación en la administración pública y la movilidad temporaria de cosecheros agrícolas.

Así, en el departamento Burruyacu la soja, el maíz, el trigo, el cultivo de fo-rrajes y el limón –algunos de los cuales reemplazan a la caña de azúcar– se practican en grandes fincas y se almacena en silos. En las inmediaciones de Benjamín Aráoz es donde se ha dado una mayor dinámica territorial en cuanto a los nuevos cultivos y a la compra de grandes fincas. Le siguen Villa Burruyacu y La Ramada.

3 A juicio, del equipo de trabajo, este reclamo se justifica en la mayoría de los caso, pero en otros no, como en Benjamín Aráoz, donde lo solicitan y tienen un hospital a 8 kms, en Villa Burruyacu, con servicio de ambulancia.

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En el Departamento Monteros la mayor parte de los pobladores de locali-dades, como Capitán Cáceres, Soldado Maldonado y Sargento Moya, trabajan en los cultivos de la caña de azúcar, la papa, la frutilla, el limón y en un cultivo nuevo como es el arándano, que se exporta directamente a los Estados Unidos. En las zonas aledañas a estas localidades operan algunas grandes empresas agroindustriales, como el caso de la firma ARCOR que ha adquirido las tierras que eran del Ingenio La Providencia.

En el departamento Graneros, las localidades de Taco Ralo y Graneros presentan un panorama económico parecido al de Burruyacu, con cultivos de la “tercera diversificación provincial”, como la soja, maíz, trigo, cebada, o clásicos como el tabaco y el limón, practicado también en grandes fincas, algunas ocu-padas por extranjeros.

Una de las localidades que ha sentido los efectos positivos del resurgimien-to de una actividad tradicional como la del tambo y la localización de un número importante de agricultores de hortalizas y frutilla de origen boliviano, ha sido Choromoro, en cuyos alrededores existen 6 tambos de grandes dimensiones. Otro cultivo importante y novedoso es el orégano, y además se practica la ga-nadería para carne.

Pero los trabajos que se ofrecen en las localidades no alcanzan para todos los habitantes y esta insuficiencia de trabajo es motivo de insatisfacción y pre-ocupación generalizada en las localidades. Hacia comienzos de año, parte de la población se ve obligada a emigrar a otras lugares fuera de la provincia, como La Rioja, Mendoza, Neuquén, Río Negro y Buenos Aires, en calidad de “obreros golondrinas”, a las cosechas de las frutas de carozo, como durazno, ciruelas, y a las de peras y uvas, dejando sus familias. También se da una migración intra-regional, es decir, dentro de la provincia y de la región Noroeste, hacia la zafra azucarera, la cosecha de oleaginosas y de cítricos.

Por último, hay un número muy importante de personas que trabaja en la administración pública, como la policía, juzgados de paz, escuelas, salud públi-ca, y otro servicios. También en las oficinas del Estado provincial, municipal o comunal, además de los favorecidos por los planes sociales, pensiones gracia-bles, planes Jefes y Jefas de Hogar, muchos de los cuales tienen obligaciones laborales, como vimos.

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4.5. Imágenes mentales identificadas en relación con lo social, lo familiar y lo cultural

El problema de mayor relevancia que preocupa a la mayoría de los entre-vistados es “la pobreza” o la “falta de progreso”, lo que al decir de algunos in-formantes calificados está estrechamente relacionado con otro problema: el de la “cultura de la ociosidad y la falta de esfuerzo”. Algunos creen también que hay una “incapacidad para la convivencia”.

Esta situación, según los entrevistados, repercute en el ámbito de las fami-lias y se manifiesta en “disolución familiar”, “violencia doméstica”; “promiscui-dad”, “alcoholismo”; “problemas de aprendizaje en los niños”, “agresividad en la escuela”, “importante número de madres solteras” y “adolescentes embaraza-das”.

Interrogados acerca de los problemas ambientales que perciben, la “falta de una red de cloacas” en todas las localidades es una sentida necesidad, unido a los “problemas con las letrinas” que aquella carencia acarrea y que trae incon-venientes en la salud en la población. Otros problemas relevantes fueron las “dolencias respiratorias, debido a la tierra en la atmósfera y la falta de pavimen-tación”; finalmente, en la época del verano, las “inundaciones luego de las llu-vias torrenciales” constituyen una permanente preocupación.

4.6. Imágenes mentales identificadas: Percepción del lugar o del paisaje

En cuanto a la valoración del lugar o del paisaje próximo donde viven, los pobladores expresan por lo general una conformidad, pero también una opinión crítica de algunos aspectos de aquel.

Una fuente importante de recursos, que no está promovida en ninguna de las localidades, pero que fue percibida y valorada por todos los habitantes, es el turismo. Se percibe al departamento Burruyacu como un “lugar lindo”. Cierta-mente, podría desarrollarse el conocido circuito del Nordeste de la provincia y que puede conectar Chorrillos-Nío, comarca de paisajes de montaña con el dique El Cajón y Taruca Pampa, en la llanura oriental.

Asimismo, los pobladores de Taco Ralo expresan “que las aguas termales, consideradas como parte del patrimonio natural, están desperdiciadas”.

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En los “pueblos nuevos”, Capitán Cáceres, Soldado Maldonado y Sargento Moya, el turismo está ciertamente desaprovechado, si se tiene en cuenta que en sus proximidades se encuentra el sitio histórico de Ibatín –Primera fundación de San Miguel de Tucumán en 1565–, así como establecimientos azucareros y el Parque provincial de La Florida, donde se desarrolla la selva basal subtropical.

Igualmente los habitantes de la localidad Choromoro perciben a su entorno como un “paisaje de montaña muy lindo”, pero está desaprovechado. Efectiva-mente, el circuito de los "Valles Tranqueños", que conecta los valles medios de Gonzalo, Potrero y Rearte con San Pedro de Colalao, por medio de la ruta pro-vincial 312, pasa precisamente por Choromoro.

De la percepción del paisaje por los habitantes y de los problemas que so-portan, se pueden inferir algunos resultados. Se perciben muchos paisajes, tantos como apreciaciones individuales existen, pues la “percepción del paisaje resulta claramente mediatizada por las ideas que acerca de él se tienen previa-mente, de modo que el nivel cultural determina de manera importante la compo-sición del paisaje que se percibe” (Capel, 1975).

Pero también se perciben imágenes comunes, las imágenes públicas, aquellas que hablan de las carencias, de las necesidades y de las aspiraciones de los habitantes, muchas de las cuales parecen de difícil satisfacción.

5. Imágenes mentales y desviaciones

Las desviaciones respecto del medio real están dadas por la “información” de que disponen los habitantes y funcionarios, que les permiten apreciar y tener una “imagen” de ese medio (Capel, 1975). Por ejemplo, cuando expresan algu-nos habitantes una relativa “conformidad” con el lugar o cuando responden “que los servicios son buenos y las cloacas no son prioritarias”. Es evidente que la calidad de la “información” que tienen estas personas para evaluar el medio no guarda relación con el sentido y significado de calidad de vida o bienestar co-mún que en este trabajo se sostiene. De manera que la comparación de las imágenes mentales identificadas y el medio real determinan el “carácter y la naturaleza de las desviaciones respecto del medio”. Ahora, el medio real se define a partir de estudios científicos, de periodismo especializado en algunos índices adecuados, concretamente en la administración política de las jurisdic-ciones, como veremos (Capel, 1975).

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La responsabilidad de las municipalidades y de las comunas consiste en la búsqueda y satisfacción de los diferentes bienes que son necesarios para lograr el bienestar común y la calidad de vida de la población. A su vez, estas jurisdic-ciones integran una Secretaría de Coordinación Política, dependiente actual-mente del Poder Ejecutivo de la Provincia de Tucumán.4

Otro problema relacionado con esta suerte de determinismo político está dado en el “asistencialismo” que se ejerce desde la Nación con la asistencia del Ministerio de Desarrollo y Acción Social, y canalizado a través del Poder Ejecu-tivo Provincial. Se entregan subsidios y pensiones graciables a madres de más de 7 hijos y a discapacitados, colaboraciones en emergencias habitacionales, planes “Manos a la obra”, planes Jefes y Jefas de Hogar.

En la política tucumana el accionar de la clase dirigente se materializa en la figura del clientelismo, que con los "bolsones" asume la expresión denigrante conocida por todos cada vez que se realizan las elecciones nacionales o provin-ciales para elegir candidatos a legisladores o concejales.5 El desempleo apare-ce en todas las localidades como gran preocupación relacionada con el “cliente-lismo y el asistencialismo”.

La política es la ciencia práctica que tiene como fin lograr el bien común o la calidad de vida de sus habitantes. Pero esta finalidad se ha desvirtuado hace

4 Esta Secretaría que maneja los Fondos Públicos (dineros) ha sido objetada por el Tribunal de Cuentas de la Provincia el año pasado y el actual 2007, al no haber presentado en tiempo y forma los comprobantes de gastos realizados. El responsable de esa Secretaría fue denuncia-do penalmente, por políticos de la oposición, pero como fue elegido legislador el 26 de agosto pasado, “está blindado por la protección que le otorga el artículo 63 de la Constitución Provin-cial y goza de completa inmunidad. El fiscal Albaca no citó a declarar a ningún comisionado comunal, pese a las instrucciones de su jefe, aletargó la investigación y Mansilla respira tran-quilo” (La Gaceta, 02/09/07). 5 Son conocidas las “diferencias” que hacen los políticos con el tratamiento de las leyes y el manejo de los fondos públicos, lo que dio lugar a un artículo que pasó como una noticia más del periódico. El domingo 12 de julio, La Gaceta publicó una nota que tituló Los políticos dispo-nen de un lenguaje especial, de una jerga, con expresiones propias que cada grupo social entiende. Por ejemplo, entre otros, cuando un concejal expresó “no, no, no. Eso es para la gilada, a mí mojame los labios”, y se “llevó el dedo índice a la boca, como dispuesto a contar billetes”, cuando se le pidió que votara a favor de un “proyecto beneficioso para la sociedad en su conjunto” (La Gaceta, 12/07/07).

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mucho tiempo, hecho que se comprueba a diario en las percepciones y accio-nes que tienen los políticos y los administradores de la política, y de las percep-ciones que el habitante común tiene de ellos. Poco importa el bien común, se busca en primer lugar el bien privado o particular.

Esto es un problema de moralidad pública en nuestro país, que significa la moralidad del bien común y que compromete primariamente a aquellos que están más cerca y más responsables son del bien común. ¿Pero quién o qué autoridad puede revertir esta situación?, esto es, aquello que se opone al bien común. ¿Quién tiene autoridad moral para hacerlo, tanto a nivel provincial como a nivel nacional?

Esta cuestión de la “inmoralidad pública” nos parece un factor determinante para inteligir los fundamentos del desorden en la sociedad. Entendemos por orden social aquella “recta disposición de las cosas a su fin”, a lograr ese bien común y la calidad de vida de los habitantes de una comunidad.

6. Propuestas orientadoras

La percepción que se tiene luego de los viajes de reconocimiento al paisaje rural tucumano y de la rica experiencia que resulta dialogar con los actores so-ciales, es que existe una gran cantidad de planes, programas e iniciativas socia-les, de salud, habitacionales, educativos, económicos, etc., muchos de ellos loables por el esfuerzo que significa en personas e instituciones, pero falta la visión del todo, de la totalidad de un lugar.6

¿Podría este “todo” pergeñarse en un planeamiento integral estratégico que tenga en cuenta los diversos sectores de la economía y de la sociedad, que tenga como fin el desarrollo integral de “todos los hombres y de todo el hom-bre”?

A modo de ejemplo, para entender esta metáfora del “todo”, podemos refe-rirnos a un problema concreto, como es el de la calidad de vida. En un planea-miento estratégico, el tema de la calidad de vida hay que estudiarlo como una

6 De ese "todo" que consideraba la geografía clásica, con una diversidad de conocimientos, con una mirada de síntesis, fruto del “entendimiento” que “concibe el todo” (Tsiolis Karantasi, 1997).

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cuestión interdisciplinaria, es decir, hay que despojarse de la disciplina y pensar en una visión global de la calidad de vida.

La calidad de vida es un concepto integrador y resultante de la interrelación de una serie de aspectos sectoriales tales como: el modelo familiar imperante en las localidades rurales; los diversos planes sociales; el clientelismo y la cultu-ra del esfuerzo; la desocupación y el trabajo local; las migraciones; las modali-dades de educación rural; la falta de viviendas y el hacinamiento familiar; el modelo de participación política y la elección de los líderes políticos, responsa-bles de presentar planes de ordenamiento del territorio y del paisaje.7

Teniendo en cuenta entonces que el “planeamiento” es una herramienta para alcanzar un determinado fin, en este caso “mejorar la calidad de vida de los habitantes rurales”, toda gestión local debería basarse en el planeamiento estra-tégico. A diferencia del planeamiento sectorial y del planeamiento vertical –que son técnicas del pasado–, la planificación estratégica, escucha a las personas, da lugar a la participación pública, y sobre todo tiene una “visión” o “filosofía”, coincidente con los principios de la geografía, que ve el “todo”, ese “todo” que se materializa en el paisaje.

Ese “todo” conformaría el retorno a una verdadera geografía crítica,8 capaz de modificar la tendencia característica distintiva de la sociedad capitalista ac-tual, que consiste en la degradación del hombre y de la tierra.

7 El Convenio Europeo del Paisaje (1999), define al Paisaje como ‘una parte del territorio tal y como es percibida por la población, y cuyo carácter resulta de la acción de factores naturales y humanos y de sus interrelaciones’. Tal definición destaca la idea de que el paisaje forma un todo territorial y referido, por tanto, a un espacio concreto, en que los elementos naturales y humanos son considerados simultáneamente (Mata y otros, 2001). 8 El conocimiento geográfico, al prescindir del fundamento filosófico, y abandonar la dimensión ética, a fines del siglo XIX, al igual que todas las ciencias, ha entrado en un relativismo moral y gnoseológico, que se traduce en una crisis ética, y de valores, que degrada cada día, no sólo a la naturaleza del paisaje, sino a la propia naturaleza del hombre.

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DILEMAS DE LA EDUCACIÓN RURAL. LA EDUCACIÓN COMO PARÁMETRO DE CALIDAD DE VIDA

EN LAS COMUNIDADES RURALES

PROF. LIC. ELISA DE LOS ÁNGELES VILLORIA

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La educación contribuye a crear sujetos capaces de auto realizarse y de ser protagonis-tas del cambio, por ello está invirtiendo en desarrollo, en progreso. Es el nivel de edu-cación de los individuos un parámetro para medir y fortalecer la calidad de vida. Desde mediados del siglo XX en Latinoamérica la educación pasó a ser integrante de las planificaciones estatales sobre el desarrollo económico, crecimiento social, desen-volvimiento de las esferas cultural y social. Desde esta concepción de educación y reflexionando sobre las condiciones en que se desenvuelve la Educación Rural en nuestro país, los inconvenientes más acentuados pueden identificarse principalmente en el desgranamiento constante en el pasaje de la EGB al Polimodal, el alto grado de repitencia en el segundo ciclo, la prácticamente inexistencia de alumnos de escuelas rurales que prosiguen estudios superiores; la falta de diálogo comunitario y la escasa integración familia/escuela; la Globalización que ha creado una verdadera brecha tecnológica entre los procesos de producción/comerciali-zación y la transferencia de los conocimientos. Ante este panorama, en el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación, desde el Área de Educación Rural, se ha avanzado en la definición de alternativas para el mejoramiento de las prácticas docentes en zonas rurales desarrollando propuestas de capacitación relacionadas con la enseñanza en plurigrado, incorporando la perspec-tiva de la ruralidad en la formación de base desde cada una de las asignaturas y desde las instancias de práctica y residencia y articulando sus acciones con otros programas del MECyT. Respecto a la educación rural en nuestra provincia, se han podido constatar idénticas dificultades a las nacionales. A modo de ejemplo se han seleccionado localidades rura-

Elisa Villoria se desempeña como Jefe de Trabajos Prácticos en la cátedra Historia del pensamiento político y jurídico. Facultad de Derecho y Ciencias Sociales-UNT; como Profesora Adjunta en la cátedra Historia de las instituciones y del pensamiento político, UNSTA. Es docto-randa del X Programa Inter-universitario de Doctorado en Historia de la Universidad Internacio-nal de Andalucía. Huelva, España.

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rales de los departamentos de Simoca y Tranca. En ellas se han analizado los porcen-tajes de analfabetismo, nivel máximo de instrucción alcanzado, deserción, nivel de enseñanza actual. Los resultados observados nos permiten afirmar que es necesario buscar, construir e implementar nuevas ideas, propuestas y alternativas educativas procurando ofrecer situaciones concretas de igualdad de posibilidades de acceso al conocimiento a la población rural. Estas propuestas deberán articular las actividades económicas, el medio ambiente, la estructura social, los patrones culturales regionales, las estructuras político-institucionales, los movimientos sociales, nuevos actores sociales del medio rural, con las propuestas educativas formales de la Nación. Concebida desde esta alternativa, la educación rural podría orientarse al desarrollo de competencias que capaciten a los egresados de su entorno para iniciar y protagonizar procesos producti-vos, organizativos, superadores de los modelos tradicionales del espacio comunitario rural, que inicien procesos económicos, sociales, culturales relacionados con una cali-dad de vida superior. Por todo ello, repensar la educación rural y poner en marcha propuestas superadoras es el desafío que las provincias y la Nación deben asumir con urgencia.

Palabras clave: educación rural, Tucumán, Argentina, situación educativa.

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Education is the means by which human beings are able to realize themselves and to produce changes, thus they invest in developments and progress. The level of education of a human being is the means by which we measure and give force to his life quality. Since the middle of the twentieth century in Latin America education became part of the state plans above the economic development, the social growth, the cultural and social spheres development. Taking into account this idea of education and thinking about the Rural Education conditions in our country, the most outstanding problems can be identified mainly in the gap between EGB and Polimodal levels, the high number of students of the second level that take each course twice or more times, the low number of students that finish rural schools studies that are able to go to universities, the lack of community as well as family/school interaction, the globalization that has created a technological gap between the production/commercial processes and the knowledge transferences. Regarding this reality in the Ministry of Education, Science and Technology, from the Rural Education area, many alternatives have been taken into account in order to better the teachers’ performances in the rural areas and new training activities related to the

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different level groups of students have been considered and they have also included the rural perspective in the teachers’ basic training as regards the subjects taught as well as the pragmatic experiences in front of students. They also relate these activities with some other MECyT programmes. As regards rural education in our province similar difficulties to the National ones, have been detected. As example rural areas in the Departments of Simoca and Trancas have been selected and the percenttage of lack of education, the level of education reached, school studies abandonment and the present level of education have been analyzed. The results observed make it possible to affirm that it is necessary to look for, build and implement new ideas, suggestions and educational alternatives, always taking into account the possibility of equal opportunities for the rural population. These proposals should articulate economic activities, the environment, the social structure, the regional cultural standards, the political/institutional structures, the social movements, new social changes in the rural areas, with the State formal educational proposals. Thus, conceived from this point of view, the rural education can be oriented towards the development of competences that can help the students that are finishing their studies face productive processes, superior to the traditional rural ones, and to make economic, social and cultural changes possible, leading to a superior quality of life. To sum up, we can say that it is necessary to re-think the Rural Education and to put into practice new proposals. This is the challenge the provinces and the Nation itself should take urgently.

Key words:

rural education, Tucumán, Argentina.

Introducción

La palabra educación posee una fuerte carga antropológica: tiene que ver con lo que el hombre es y sus posibilidades de desarrollo.

La vida del hombre no es un hecho acabado sino un permanente hacerse. A lo largo de ella el hombre se va transformando al entrar en posesión del cono-cimiento ya sea en forma de conductas, de creencias, de valores. Y vale este mismo criterio para la vida de los pueblos: por la acción educadora conservan sus tradiciones, transmiten su patrimonio cultural, adhieren a determinadas for-

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mas de vida. Por esta acción los pueblos valorizan sus experiencias y procuran mejorarlas, superarlas; en definitiva, progresan.

Es que la educación no sólo conserva y transmite el bagaje cultural de un pueblo; propicia además un crecimiento. Esta función es lo que le da valor de esencial. La posesión de bienes culturales conduce a nuevas formas de vida.

La educación formal está institucionalizada en el sistema escolar, y éste es el resultado del planeamiento de la enseñanza para satisfacer la necesidad de la incorporación a la cultura sistemática de la población. Por ello es que un sis-tema escolar no puede desentenderse de los caracteres de vida de su pueblo. Ellos deben ser su punto de partida y su punto de mira: aspectos sociales, histó-ricos, económicos, políticos, morales. Contribuyendo a crear sujetos capaces de auto-realizarse y de ser protagonistas del cambio, la educación está invirtiendo en desarrollo. Y desarrollo significa progreso. Así, finalmente, el sistema escolar servirá eficazmente para crear la unidad de la nación y apuntar a su progreso.

En este informe se procurará brindar un diagnóstico de las condiciones en que se desarrolla y los resultados observables de la educación rural de algunas localidades de nuestra provincia, desde la perspectiva que es el nivel de educa-ción de los individuos un parámetro para medir y fortalecer la calidad de vida.

La Educación entendida como herramienta de desarrollo y progreso, desde los inicios de nuestro Estado Nacional

Afirma Dabove (1994) que el Estado Liberal reconoce que el equilibrio entre poder y derechos exige para los ciudadanos una educación, una ilustración que los ubique en otra perspectiva de crítica. Las constituciones surgidas de proce-sos revolucionarios liberales reflejaron esta afirmación: en su mayoría establecí-an la obligación de saber leer y escribir para poder ejercer los derechos ciuda-danos. La educación pasó a ser responsabilidad del Estado Liberal sobre todo después de su proceso de laicización.

El período de los presidentes-escritores, como se conoce el lapso entre 1852 y 1880 en la historia de nuestro país, tuvo a la educación como una de sus banderas.

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El censo nacional de 1869 mostraba que el 82% de nuestra población era analfabeta y el 79% no sabía escribir. El caudal inmigratorio no aportó mayores modificaciones puesto que presentaba un nivel educativo muy similar al nacio-nal. Éste fue el desolador panorama que a un maestro por vocación como fue Domingo Sarmiento le hiciera proclamar como principio de gobierno “Educación, nada más que educación para este país… Necesitamos hacer de toda la Repú-blica una escuela”. Miseria, atraso, ignorancia, sólo podrían superarse a través de la educación.

Las presidencias del 80 continuaron valorando a la educación como instru-mento de progreso y cambio. Con su proyecto de país integrado al Sistema Internacional de Trabajo desde su economía agro exportadora y con su pro-puesta cultural educativa elaborada bajo la influencia europea, afrontaron una crisis de identidad nacional como la definen Floria y García Belsunce (1980). El aluvión inmigratorio transformaba a pasos agigantados el imaginario colectivo, la cosmovisión del mundo circundante, creencias y costumbres, las maneras de pensar y valuar la Nación y a sus representantes. Argentina vivía una crisis de identidad. La educación aparecía nuevamente como el instrumento más idóneo para transformar el país, sacarlo de esta nueva situación crítica.

El Congreso Pedagógico convocado en 1881 señalaba la necesidad de que la enseñanza en las escuelas comunes fuera gratuita y obligatoria, que respon-diese a un propósito nacional en armonía con las instituciones del país y que incorporase las reformas académicas pertinentes. Su fruto fue la Ley 1420 de enseñanza primaria obligatoria, gratuita y laica. Con ella la educación pasó a ser el instrumento legal para la nacionalización de la sociedad argentina en trans-formación, en crisis de identidad.

A mediados del siglo XX se abrió otra consideración en la relación educa-ción-estado, especialmente en Latinoamérica. Desde el Estado se profundizó la convicción sobre la necesidad de abordar con políticas de conjunto la situación de subdesarrollo. La educación pasó a ser integrante de las planificaciones estatales sobre el desarrollo económico, crecimiento social, desenvolvimiento de

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las esferas cultural y social. Se atribuyó a la educación un valor económico y una nueva función: la formación de los recursos humanos.

A partir de entonces, las investigaciones sobre las relaciones entre educa-ción y progreso económico y social tomaron auge. Desarrollo y progreso van de la mano. Las propuestas actuales en este plano apuntan a marcar la necesidad de que la educación contribuya a formar una nueva cosmovisión, vale decir un nuevo conjunto de actitudes, hábitos, costumbres, dinamismos, saberes y valo-res que oriente a los pueblos en lo personal y en lo colectivo para ser protago-nistas del cambio, por ende, del desarrollo, del progreso.

El conocimiento y su conversión en innovaciones tecnológicas se han cons-tituido en insumos críticos de los países desarrollados.

Pero además, la escuela que hoy conocemos, aportan Frigerio, Poggi y Ti-ramonti (1992) es un producto del Estado preocupado de cuestiones relativas a la representación, la participación y la legitimación de un orden social más justo. Es el elemento que sirve al Estado para transmitir creencias y valores que legi-timan al derecho y el orden socioeconómico establecido, los saberes necesarios para que sus ciudadanos se incorporen al mundo del trabajo y para crear las condiciones básicas para el desarrollo y progreso social a través de la produc-ción de nuevos saberes.

Concebida la educación como una herramienta para el desarrollo y progre-so de los pueblos, debemos reconocer la necesidad de insertarla dentro de una política social que alcance a todos los ciudadanos, que sea planificada a partir de un modelo de desarrollo sustentable, equitativo, integral y con calidad institu-cional. Desde este modelo, el desafío a lograr sería que la educación se trans-forme en:

facilitadora y garantía de la convivencia social, formando ciudadanos y ciudadanas en valores y principios éticos;

instrumento para la consolidación de nuestra identidad;

movilizadora de las capacidades individuales en aras del bien común, al desarrollar las habilidades de los educandos para lograr un buen

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desempeño en los diferentes ámbitos: la vida social, el mundo del tra-bajo, el cuidado del medio ambiente, la cultura, la participación política y la vida comunitaria.

Este modelo educativo, además, debería superar dos temas conflictos que presenta nuestra escuela: el de las posibilidades de acceso al sistema, y el de la permanencia de los educandos dentro de él.

Si bien los últimos decenios registran un proceso de expansión de la matrí-cula, en lo que se refiere a capacidad del sistema para retener a quienes ya han sido incorporados, los problemas parecen concentrarse en las áreas rurales.1 Esta observación pone de manifiesto la necesidad de que al planificar la pro-puesta educativa, el concepto de lo rural y su contraparte, el de lo urbano, de-ben de figurar entre las categorías básicas para la organización de la misma.

La situación educativa de la población rural debe ser abordada teniendo además en cuenta los procesos socioeconómicos propios de cada región y las implicancias de aquellos sobre las estrategias de vida de cada grupo. Sólo así el tipo de oferta cuantitativa y cualitativa que la escuela rural ofrezca será atractiva. Caso contrario, la intervención de la educación en el proceso de crecimiento y progreso de las localidades rurales, continuará ejerciendo, como considera Or-tega (1994) un magro papel. No hay que perder de vista, en la evolución de la institución escolar, puntualiza este autor, que la escuela no nació para el medio rural, sino en las ciudades y por una necesidad de las ciudades. Su extensión al campo se justificó por la necesidad de participar del proceso de inculcación cultural a su población, y para garantizar el afianzamiento de los recién nacidos Estados Nacionales. Por ello debemos pensar no en escuela rural, propone, sino en la escuela en lo rural.

Toda localidad definida como rural debe ser considerada en relación y comparación a sus pares rurales, y no en relación con el conjunto mayor del que

1 Claudia Jacinto (1987) analiza además la relación de los nuevos sectores sociales, espe-cialmente los sectores marginados urbanos con los temas de inserción y permanencia en el sistema educativo .

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forma parte. Es que ella comporta una dimensión psicológica, cultural, socio- económica, particular. Es fruto de las constantes relaciones con sus vecinos y entre sus pares; no es producto de estrategias autárquicas. En muchas locali-dades rurales, los límites reales no son fijos, sino dinámicos, ya que correspon-den a procesos humanos, sociales, económicos y culturales en curso, de natu-raleza también dinámica. Por otro lado, la diversidad de modelos culturales que distinguen a una población rural de otra hace que su articulación con las varia-bles de la sociedad global sea dificultosa, pues dependen de sus saberes tradi-cionales para afrontar los desafíos que les impone una sociedad constantemen-te más compleja. Esto conlleva una desequilibrada distribución social del cono-cimiento.

Estas consideraciones son claves al momento de planificar las estrategias educativas para la escuela que actúe en el ámbito rural.

La Educación Rural dentro del Sistema Educativo Nacional

En nuestro país, las escuelas rurales dependen de cada una de las provin-cias y la cobertura de sus gastos corrientes está sostenida por fondos que ad-ministra cada una de las jurisdicciones (propios o resultantes de la coparticipa-ción en el presupuesto nacional).

No se diferencia la estructura organizativa del Sistema Educativo para ám-bitos rurales y urbanos, salvo en aspectos específicos tales como las condicio-nes climáticas, que determinan la estructura de los calendarios escolares; la distribución territorial de los establecimientos escolares, que estipulan las dife-rencias salariales para docentes; porcentajes bajos de matrícula, que ocasionan la conformación de plurigrados.

En el año 2004 se creó en el Ministerio de Educación Ciencia y Tecnología, el Área de Educación Rural, dentro del marco de incumbencia de la Dirección Nacional de Gestión Curricular y Formación Docente.

Se procuró con esta innovación:

prever los modos de articulación entre ámbitos rurales y urbanos;

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profundizar en los criterios de vinculación entre lo educativo y lo productivo;

identificar situaciones regulares a nivel país para definir lineamientos gene-rales que posibiliten atender problemáticas comunes a las jurisdicciones, a la vez que cada provincia (en función de sus prioridades y posibilidades) im-plemente respuestas específicas.

En ese mismo año 2004, además, el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología elaboró un Informe2, en el que reflejaba las condiciones de vida, y en particular la situación educativa de la población, haciendo hincapié en la población rural, teniendo en cuenta resultados de los censos realizados en el país, en especial el Censo 2001, como de la Encuesta Permanente de Hogares. También se emplearon diversos indicadores que reflejaron las asimetrías en cuanto a calidad de vida entre provincias y entre las zonas rurales y urbanas. Entre esos indicadores, por ejemplo el Índice de Desarrollo Humano Ampliado (IDHA)3, en el que una de las dimensiones que contempla es el de poseer los conocimientos necesarios para comprender y relacionarse con el entorno social, y ésta se mide en relación con el nivel educacional. El IDHA se mide en valores que ascienden de 0 a 1, siendo éste el nivel óptimo. El IDHA medio de Argentina es de 0,613 lo que implica que un nivel de desarrollo humano favorable. Las provincias del norte son las que ocupan las posiciones menos favorables4.

2 Informe presentado en el Seminario “Educación de la población rural en América Latina: alimentación y educación para todos”. UNESCO-FAO. Santiago de Chile, agosto 2004. 3 Elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en base al Índice de Desarrollo Humano (IDH), mide las tres dimensiones básicas necesarias para el desarrollo humano. Es decir, aquellas que son comunes a todas las sociedades y en todo tiempo. 4 Formosa, Jujuy, Corrientes y Chaco se encuentran en situación crítica (0,156-0,30), mien-tras que en situación grave se encuentran Misiones, Salta, Catamarca y Tucumán (0,34-0,44). Fuente: Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD), en base a datos de las Encuestas Permanentes de Hogares (1995-2000). Informe de la Rca. Argentina. Seminario “Educación de la población rural en América Latina: alimentación y educación para todos”. UNESCO-FAO.

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Describía el Informe el siguiente panorama:

1- La población total de nuestro país ascendía en el 2001 a la cifra de 36.200.000 habitantes, estimándose la densidad de población en 13 hab/km2.

Del total de población, poco más de 10% es considerada rural en tanto residen en localidades de menos de 2.000 habitantes y/o se encuentra dispersa. Tanto en Argentina como en otros países, por ejemplo Brasil y Uruguay, las regiones rurales son una fuente importante de productivi-dad, empleo y generación de riquezas. Es por esta razón que el desa-rrollo de estas regiones es fundamental para el bienestar nacional.

2- La población rural ha ido disminuyendo progresivamente según lo constatan los censos realizados entre 1895 y 20015. En los últimos años, se ha regis-trado una gran migración de la población rural hacia los conglomerados ur-banos. La población urbana, entre 1991 y 2001, aumentó un 14%, mientras que la rural disminuyó un 7%.

El 70% se la población rural se presenta dispersa. Sin embargo, se re-gistró en los últimos años un aumento de la población rural agrupada, en detrimento de la dispersa. Puede decirse que éste fenómeno se de-be a las mayores posibilidades en los diferentes rubros como educa-ción, salud y trabajo, que ofrecen los centros urbanos a diferencia de las regiones rurales.

La población rural está desigualmente distribuida entre las regiones del país. Así, en el nordeste alcanza un 23,7% y en el noroeste es de 21,5%. En la región pampeana el 11,5% y en la patagónica el 11,2%; en Cuyo el 18,5%.

5 Mientras en el censo de 1895 constituía el 62,6% de la población total, para el censo de 1947 representaba ya el 37,8%, en el censo de 1980, el 17,2%. El censo de 2001 registró que el 10,7% del total de población puede clasificarse como rural.

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3- Entre los indicadores de calidad de vida6, el Índice de Necesidades Básicas Insatisfechas categoriza como necesidades básicas al servicio de provisión de agua, condiciones de saneamiento, educación, empleo y participación. En promedio, el 24% de la población Argentina no puede satisfacer sus ne-cesidades básicas.Dentro de este promedio, las necesidades básicas insa-tisfechas rurales son en general mayores a las de las áreas urbanas.

Los mayores porcentajes de población y de hogares con necesidades básicas insatisfechas en el ámbito rural están localizados en las zonas del nordeste y noroeste de la Argentina.7

4- La tasa nacional de mortalidad infantil por causas reducibles es muy eleva-da, siendo de 9,8 por mil.

Esta tasa es un 36% más elevada en las regiones rurales que en los centros urbanos. Esta diferencia es particularmente elevada en la mor-talidad entre el primer año de vida y los cinco años de edad, siendo en las regiones rurales casi tres veces mayor que en los distritos urbanos.

5- 17,4 millones de argentinos, el 48% de la población, no poseen ningún tipo de cobertura médica.

De este total, 15 millones se concentran en centros urbanos y 2,4 mi-llones en zonas rurales. Teniendo en cuenta el total de habitantes de cada una de estas zonas, se observa que en los centros urbanos el 46% de los habitantes se encuentra sin cobertura, mientras que en las regiones rurales este total asciende al 63%.

6 Cuando hablamos de calidad de vida utilizamos un concepto que hace referencia a una medida de logro respecto a un nivel establecido como óptimo teniendo en cuenta dimensiones socio-económicas y ambientales dependientes de la escala de valores prevaleciente en la sociedad (Ortiz de D’Arterio, P; A. Llanes y otros, 2007). 7 Según los datos del Censo 2001 y la Encuesta permanente de hogares con registros entre 1995-2000. Lamentablemente, Argentina no cuenta con una Encuesta Nacional permanente de hogares representativa de las zonas rurales, que aporte datos más concretos y actualizados.

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Dentro de éste último grupo, considerando sólo aquellos pobladores que habitan en campo abierto, surge que el 67% de ellos no tiene co-bertura.

Las regiones del Noroeste y del Noreste son las que presentan los por-centajes más altos de población (tanto rural como urbana) sin cobertura médica.

6- La población mayor de 10 años, suma 29.439.635 personas, de las cuales 767.027 son analfabetos (371.852 varones y 395.175 mujeres).

En las zonas rurales el 14,28% de la mujeres y el 13,05% de los varo-nes de 15 años o más eran analfabetos.

Existían en el país 41.095 establecimientos educativos, entre los que podemos distinguir 16.880 del Nivel Inicial, 22.991 de EGB 1 y 2; 10.621 de EGB 3; 5.037 de Polimodal y 1.932 del Nivel Superior.8

Unidades educativas9 por nivel

Ciclo

Inicial

EGB 1 y 2

EGB 3

Polimodal

Total país

16.880

22.991

10.621

5.037

Ámbito rural

6.403

11.324

5.693

711

% rural

38%

49%

54%

14%

Fuente: Dirección Nacional de Información y Evaluación de calidad educativa. Relevamiento anual 2002.

8 En ocasiones en un mismo establecimiento educativo se imparten distintos niveles de enseñanza (inicial, primario, medio y superior no universitario). 9 “Unidad educativa” es un proyecto educativo organizado en un establecimiento educativo para impartir educación en torno a una misma estructura curricular y a un mismo nivel de ense-ñanza (inicial, primario, medio y superior no universitario). Por ello, dentro de un mismo esta-blecimiento, habrá tantas unidades educativas como niveles de enseñanza.

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Del total nacional, el 78% eran de gestión estatal. El 50% de las unidades educativas de EGB 1 y 2 del total nacional son

rurales, porcentaje que asciende al 73% en el NOA y el NEA. En cuanto a la matrícula, concurre a escuelas rurales el 14% del total

de alumnos de EGB 1 y 2 y el 8% de los de EGB 3 y Polimodal. La tasa de promoción es menor en ámbitos rurales para todos los ciclos

y niveles, paralelamente, la repitencia en EGB3 y Polimodal es menor para ámbitos rurales que urbanos; podría ser éste el resultado del pro-yecto específico que se viene desarrollando para mejorar la cobertura y la calidad en EGB 3.

Es sensiblemente más alta la tasa de abandono interanual rural respec-to del total país.

Porcentajes de alumnos que promocionan y que repiten estudios

Tasa Total EGB 1 y 2 EGB 3 Polimodal

De promoción

Efectiva10

Rural

Total País

78,51%

91,57%

66,34%

84,35%

74,36%

80,35%

De repitencia11 Rural

Total País

9,87%

6,16%

5,30%

7,61%

4,02%

4,83%

Fuente: Dirección Nacional de Información y Evaluación de calidad educativa. Relevamiento anual 2002.

Los niños que habitan en las zonas rurales son los que tienen menos acceso a la educación, sobre todo a los niveles medios y superiores. Las desigualdades no solamente están presentes en el acceso al sis-tema educativo sino también en la calidad de aprendizaje de los alum-nos medido según las evaluaciones de calidad de la educación.

10 Promoción efectiva: Porcentaje de alumnos que se matriculan en el año de estudio siguien-te al año lectivo. 11 Tasa de repitencia: Porcentaje de alumnos que se matriculan como alumnos repitentes en el año lectivo siguiente.

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Respecto de la sobreedad es posible observar que en el total país se mantuvo sin grandes variaciones en los últimos años. Por otra parte, tomando los datos 2001-2002, en EGB la sobreedad en zonas rurales es mayor al total país en casi un 15% y en el Polimodal en un 5%.

Porcentajes de sobreedad por niveles de enseñanza

Ciclo Tasa de sobre-edad total en el país

Tasa de sobre-edad en el ámbito rural

1996 2002 1996 2002

EGB 1 y 2 18,20% 22,72% Sin informar 38,21%

EGB 3 27,50% 33,10% Sin informar 45,10%

Polimodal 27,20% 36,13% Sin informar 41,55%

Fuente: Dirección Nacional de Información y Evaluación de calidad educativa. Relevamiento anual 1996 y 2002.

El 30% de las escuelas rurales de EGB 1 y 2 cuenta con un solo maestro que debe atender a alumnos de distintos grado y nivel. Desde luego, es admirable el esfuerzo que deben hacer los maestros en esas condiciones, pero el hecho afecta lógicamente el rendimiento de los alumnos, como lo in-dican las tasas de repitencia y los bajos porcentajes de rendimiento en pruebas de lengua y matemáticas.

Cargos docentes ( gestión estatal) por nivel

Total Nivel inicial EGB 1 y 2 EGB 3 Polimodal Superior no univ.

Rural 5.945 46.203 3.520 4.794 113

País 52.089 240.145 24.474 73.092 7.601

Proporción rural/total

11,41% 19,24% 14,38% 6,56% 1,49%

Fuente: Dirección Nacional de Información y Evaluación de calidad educativa. Relevamiento anual 2002.

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La situación de las escuelas rurales respecto a condiciones de infraestruc-tura escolar es desfavorable con respecto al promedio del país. Con un 39% de escuelas en estado regular o malo, un 57% de los baños en igual situación y un 38% de los pizarrones en similar estado; se demuestra claramente que las ne-cesidades básicas de educación, por lo menos en lo que concierne a la parte edilicia, no están satisfechas.

Además, se agrega que la mayoría de los alumnos y maestros no cuenta con medios de transporte, o son inadecuados, ocasionando trastornos en los viajes y ausentismo escolar.

Los indicadores de instalación eléctrica12 y acceso a manuales y/o libros de estudio muestran un alto porcentaje de disponibilidad, aunque no sabemos cuál es la cantidad y calidad de estos bienes esenciales.

Los dilemas particulares de la Educación Rural a la luz de estos datos

Los resultados analizados, que muestran el descenso de los índices de po-blación rural, deberían obligar al Estado a reflexionar sobre cuáles tendrían que ser las políticas de desarrollo rural frente a una población cuyas expectativas están alejándose cada vez más de las ofertas que hace el mundo rural. Los jóvenes se orientan hacia actividades laborales a desarrollar en el ámbito de la ciudad, y desde una perspectiva genérica, esta situación la vemos agudizarse en el grupo de las mujeres. Mayores oportunidades para mejorar su calidad de vida y nuevas fuentes de trabajo son el gran atractivo de la ciudad. ¿Qué ofrece la vida rural en contraparte? Dentro de esas urgentes políticas de desarrollo, el análisis de la propuesta educativa es un elemento relevante si se quiere dotar a las nuevas generaciones de los conocimientos y capacidades para insertarse en el medio laboral, eficazmente, ya sea rural o urbano, y siempre global.

12 Por instalación eléctrica se entiende que tiene provisión de energía (al menos por un lapso de tiempo durante el día) por cualquier sistema posible (red pública, motor, generador, solar, eólica, etc.) y que cuenta con la adecuada instalación dentro de la misma.

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Las necesidades y problemas de la población rural requieren soluciones inmediatas y desde diferentes áreas (social, sanitaria, tecnológica, etc.) pero buscar esas soluciones en meras medidas de orden económico e incluso socio- económicas sería desconocer una realidad palpable: no puede haber transfor-maciones positivas, dinámicas, si no hay hombres y mujeres capacitados para entenderlas, para encauzarlas, para impulsarlas. En definitiva, para protagoni-zarlas. Y allí, el tema de la educación vuelve a hacerse presente.

Herrera V. (1972) señala respecto del subdesarrollo latinoamericano que una de las causas del lento desarrollo de los países es su ethos cultural,13 com-puesto de elementos que actúan como vallas a la modernidad, al desarrollo y al progreso. La educación debe contribuir a modificar esos elementos fortaleciendo a los educandos sus capacidades y posibilidades de acción y transformación de la realidad.

Brindar igualdad de oportunidades a los chicos que concurren a las escue-las rurales es uno de los grandes desafíos que continúa asumiendo nuestro Sistema Educativo. Los docentes que día a día deben emprender esa labor se enfrentan en el aula a una realidad totalmente diferente de la que viven los maestros de centros urbanos.

Analizando las problemáticas generales de la Educación Rural, la Dirección General de Escuelas de la Provincia de Mendoza consideraba que los sistemas educativos, en general, han reproducido contenidos culturales que no siempre compatibilizan con las características propias de las poblaciones rurales y, por ende, no logran satisfacer las necesidades de aprendizaje específicas de su medio.

13 Herrera (1972) define al ethos cultural como el conjunto de orientaciones vitales, intelectua-les y emocionales que, aunque subyacentes, ordenan las premisas, los valores y los fines dominantes que penetran las culturas y les dan unidad o configuración determinada (página 36).

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Existe una muy débil articulación y coherencia entre los contenidos planifi-cados y sus metodologías de trabajo y las reales condiciones materiales en que se desenvuelve la vida tanto de educandos como de educadores.

Esta situación lleva a producir desigualdades en el acceso y dominio del conocimiento, las que pueden ubicar a los habitantes rurales en cierta condición de marginación con respecto a la sociedad global.

Podríamos agregar a esta valoración que el aislamiento en que funcionan estas escuelas, sus instalaciones no siempre adecuadas, la escasez de materia-les pedagógicos y didácticos y las duras condiciones de trabajo de sus maes-tros, son elementos y circunstancias que contribuyen negativamente a crear situaciones de calidad educativa y de respuesta a las necesidades comunitarias de desarrollo.

Los inconvenientes más acentuados observados en la Educación Rural, a nivel nacional, pueden identificarse principalmente en:

El desgranamiento constante en el pasaje de la EGB al Polimodal

El alto grado de repitencia en el segundo ciclo

La prácticamente inexistencia de alumnos de escuelas rurales que prosi-guen estudios superiores

La necesidad de establecer metodologías participativas

La falta de equidad para el acceso a diferentes recursos

La falta de diálogo comunitario

La escasa integración de la familia a la escuela como verdaderos facilitado-res y mediadores educativos y culturales.

Los factores externos referidos a la calidad de vida y de trabajo de los sec-tores rurales repercuten en los resultados de la educación de estas poblaciones, y viceversa, como un círculo, en donde los protagonistas y grandes perjudicados al mismo tiempo son los integrantes de la propia población: niveles críticos de vivienda, salud y alimentación, incorporación temprana de los niños al trabajo, inestabilidad laboral y geográfica del grupo familiar, dispersión y asilamiento de la población que dificulta el traslado hasta los locales escolares e incluso puede

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llegar a retrasar el ingreso al sistema educativo; tipo de actividad económica predominante en la región, niveles tecnológicos en los que se desarrolla la acti-vidad.

Reflexionando sobre las condiciones en que se desenvuelve la Educación Rural, el Ministerio de Cultura y Educación de la provincia de Misiones resumía diciendo que la precariedad laboral y la falta de acciones estatales más efecti-vas que sostengan a la población rural en sus lugares de trabajo con más apoyo técnico especializado y más equidad y promoción social organizada, conlleva a la incertidumbre y el individualismo. Son escasas y débiles las redes sociales de las comunidades, donde tienen más arraigo las acciones de las diferentes reli-giones y cultos en la atención de las necesidades espirituales de sus habitantes, que instituciones públicas y o privadas que promueven programas de desarrollo social y cultural de envergadura para la población… nuestras comunidades enfrentan estos problemas agravados por la pobreza, la marginalidad y la pérdi-da de espacios de contención social… los niños ingresan tardíamente a la es-cuela, entre otros aspectos, por la escasa oferta educativa para el Nivel Inicial, por las condiciones de vida particulares de las familias y las grandes distancias a recorrer para llegar a la escuela.14

Se suman factores internos al mismo sistema escolar, como las caracterís-ticas de la oferta educativa que tiene la población rural tanto en lo cuantitativo como cualitativo, la excesiva burocratización del sistema, la escasa adaptación curricular a las características del medio y población rural, la débil aún integra-ción entre escuela y comunidad; las carencias de contenidos y experiencias relacionadas con la ruralidad en la formación de docentes (contenidos no sólo conceptuales, en determinada regiones de nuestro país, se refieren por ejemplo a códigos lingüísticos y culturales). Si una de las mayores causas relacionadas en el medio rural con la deserción tiene que ver con precariedad del aspecto económico, las acciones educativas deberían emprenderse buscando mayor

14 Página oficial del Ministerio de Cultura y Educación de la Provincia de Misiones, Informe sobre la implementación del Proyecto 7.

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relación con el trabajo productivo, incorporando conocimientos sobre nuevas tecnologías aplicadas al trabajo rural a fin de una mejor comprensión e inserción en el proceso productivo. Sin duda ello redundaría beneficios también en el tema de la consolidación y permanencia de la población en sus lugares origina-rios y, en definitiva, con una participación comunitaria más profunda.

Según Graciela Frigerio (2006), el desafío no es tanto resolver la educación en el medio rural, sino construir políticas que garanticen la igualdad que se de-clara acerca de los chicos. Se refiere la especialista a las metas que deberían delimitar la oferta educativa rural, procurando favorecer una inserción eficaz de los educandos en los distintos ámbitos de la sociedad: la oportunidad de acce-der a los códigos actuales y comprender su complejidad, a la posibilidad de recibir la herencia de la humanidad y conocer las vertientes interpretativas de esa herencia. Desde su punto de vista, un niño que vive en el campo tiene co-nocimientos acerca de lo rural y no necesita de la escuela para recibirlos… Sí necesita de la escuela para lo que el contexto no transmite, para acceder a instrumentos intelectuales que le permitan evaluar cómo intervenir en su medio, sin que esto signifique que el único medio en el que tiene que intervenir es el lugar en el que le tocó existir…

Por otra parte, este panorama de la Educación Rural debe ser analizado en el amplio contexto de la sociedad global de la que participamos.

El proceso de mundialización que vivimos, la revolución tecnológica en los campos de la informática y las comunicaciones, los nuevos desarrollos de cam-pos como la Biotecnología, las nuevas tecnologías de procesos y productos aplicadas en los sistemas de producción, industrialización, comercialización y servicios, están continuamente modificando el mapa económico y socio-cultural a nivel mundial y nacional, por medio de procesos de inclusión y exclusión eco-nómica, social y cultural. Los espacios tradicionales, tanto urbanos como rurales se ven modificados. Los viejos paradigmas ya no parecen servir para analizar, transformar e incorporarse en la realidad. Dificultad que se agudiza entre las comunidades rurales por el ya mencionado desequilibrio en la distribución del conocimiento y el acercamiento a nuevas tecnologías.

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Si analizamos la situación nacional del agro y sus perspectivas futuras, se deduce que es necesario repensar la Educación Rural en su total magnitud, desde la sociedad y la escuela y desde las tecnologías de la comunicación y las redes virtuales de educación.

La Globalización con su realidad virtual, con su aceleración de las comuni-caciones, ha creado una verdadera brecha tecnológica15, un distanciamiento entre:

Los procesos de producción/comercialización (que con la incorporación de avances tecnológicos, requieren la aplicación de nuevos conoci-mientos y estrategias); y

Las instituciones educativas, que no acompañan esta transformación. en la transferencia de los conocimientos requeridos.

Este distanciamiento que se agrava lleva a que tanto el Proyecto de Mejo-ramiento de la Educación Rural desarrollado desde el MECyT, como los imple-mentados por las provincias, aun cuando son esfuerzos importantes, requieren de un espectro de aplicación y apoyo más amplio; es necesario que se involucre la sociedad en su conjunto, es decir, incluyendo a dirigentes políticos, económi-cos, sociales y religiosos.

Acciones emprendidas por el MECyT durante la gestión 2004-2007

Las políticas y los programas que se desarrollan desde el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología para la gestión 2004-2007, destinados a lograr una educación de calidad para todos, están contextualizados en los siguientes objetivos:

Garantizar un mínimo de 10 años de escolaridad de calidad para todos los niños y niñas y jóvenes argentinos. Avanzar en la universalización del Nivel Medio o Polimodal.

15 Término definido como la diferencia que existe entre las tecnologías disponibles y las tec-nologías en uso (Salomón, 1993).

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Garantizar en todo el territorio nacional un ciclo lectivo que como mínimo contemple 180 días de clase.

Jerarquizar el rol del Consejo Federal de Educación como organismo de concertación, orientación y regulación de las políticas educativas naciona-les.

Desarrollar políticas educativas que tiendan a dar unidad al Sistema Educa-tivo Nacional, respetando sus características federales y las condiciones particulares de cada jurisdicción. En este contexto, consolidar un Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología con alta capacidad profesional, dinámi-co y eficiente para apoyar las necesidades de las jurisdicciones.

Garantizar la igualdad de posibilidades de acceso a similares niveles de calidad de competencias, saberes y valores en cada uno de los niveles del sistema educativo.

Desarrollar estrategias que permitan compensar las desigualdades sociales, de género y regionales con el objeto de generar una genuina equiparación de las posibilidades educativas. En este sentido, sostener el principio de educación para toda la vida, integrando al sistema educativo a los niños y niñas desde los 45 días y a los jóvenes y adultos históricamente margina-dos.

Fortalecer la vinculación del sistema educativo con el mundo del trabajo recuperando la cultura del esfuerzo. Asimismo, afianzar la formación técnico profesional a través de la generación de espacios de articulación entre el sistema educativo y el sistema productivo.

Desarrollar estrategias de articulación e integración al interior y entre los diferentes niveles del sistema educativo y entre éstos y el sistema científico tecnológico. Favorecer especialmente el desarrollo de mecanismos de cola-boración que permitan complementar los esfuerzos, optimizar el uso de los recursos y potenciar los resultados.

Apoyar las políticas jurisdiccionales que tiendan a jerarquizar, profesionali-zar y mejorar las condiciones materiales y culturales del trabajo docente. Al mismo tiempo, colaborar con las estrategias que permitan mejorar la efi-ciencia y la capacidad de conducción tanto en la gestión educativa guber-namental como escolar.

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Desarrollar junto con las jurisdicciones políticas activas de mejoramiento de la calidad de la formación de base de los docentes y de perfeccionamiento permanente a lo largo de toda la carrera profesional.

Desarrollar estrategias sistemáticas de evaluación integral de la calidad de la educación a los efectos de generar políticas de mejora, compensación de las desigualdades y de construcción de instrumentos que permitan mejorar el trabajo en la escuela y en el aula.

Promover la ampliación y mejora de la infraestructura edilicia en cada juris-dicción, apoyando principalmente los establecimientos con mayores necesi-dades.

Promover una mayor complementación y colaboración activa entre la edu-cación de gestión oficial y la de gestión privada.

Generar las instancias de participación activa del conjunto de los actores del sistema educativo en el debate e implementación de las políticas educati-vas, en particular de los sindicatos docentes y no docentes y de las organi-zaciones de padres y estudiantes.

Desarrollar políticas de innovación pedagógica en todos los niveles, enfati-zando las posibilidades de aplicación de las nuevas tecnologías de informa-ción y comunicación. Fortalecer el papel educativo del Portal Educ.ar del Ministerio.

Generar programas específicos para el desarrollo de la lectura y la utiliza-ción del libro tanto entre los actores del sistema educativo como para el con-junto de la sociedad. Convocar a los medios de comunicación masivos, a partir de su función social y capacidad de difusión cultural a toda la pobla-ción, con el fin de apoyar las actividades educativas.

Apoyar las políticas que mejoren la calidad, la pertinencia, la modernización, la democratización del acceso y el egreso y el nivel de retención de las Uni-versidades, en el marco del respeto a la autonomía y el gobierno.

Específicamente, desde el Área de Educación Rural, se ha avanzado ade-más en la definición de alternativas para el mejoramiento de las prácticas do-centes en zonas rurales:

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Desarrollando propuestas de capacitación relacionadas con la ense-ñanza en plurigrado;

Incorporando la perspectiva de la ruralidad en la formación de base desde cada una de las asignaturas y desde las instancias de práctica y residencia.

Articulando sus acciones con otros programas del MECyT.

Entre ellos:

1. Programa “Escuela y medios” que desarrolla propuestas tales como “Mo-mentos de radio”16 y “Tu carta va a la Escuela.”17

2. Programa “Escuelas Solidarias”. Tiene por objetivo promover la educación en la solidaridad y la participación comunitaria y ciudadana.

3. Programa “700 escuelas”. Comprende la construcción de edificios escolares nuevos o la sustitución de los edificios escolares existentes progresivamen-te durante el período comprendido entre el 2004 y el 2007. Cada jurisdicción ha establecido un listado de edificios escolares, detallando las característi-cas generales

4. Plan Nacional de Lectura. Destinado a niños, jóvenes y adultos, estudiantes que cursan la carrera docente y docentes en actividad; tiene como objetivo central articular las estrategias nacionales y provinciales para que la lectura, como eje que atraviesa el conjunto de la tarea escolar, se presente como una experiencia cotidiana en todos los espacios educativos del país. El pro-grama prevé la distribución de 40 mil cuadernillos para la capacitación de

16 Es un proyecto que se desarrolla de manera articulada entre el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, los Ministerios de Educación de las Provincias y la Asociación de Radio-difusoras Privadas Argentinas. Propone a las escuelas de EGB rurales de todo el país escribir una historia que hable de sus propias expectativas para su posterior difusión. Estas narracio-nes, son producidas como micro radial y finalmente transmitidas por las radios privadas en todo el país. 17 Está destinado a promover que los alumnos de las escuelas de frontera tengan la posibili-dad de escribir y enviar cartas gratuitamente. El Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación, los Ministerios de Educación de las Provincias y Correo Argentino entregan so-bres con franqueo gratuito a escuelas de zonas limítrofes. Su propósito es fortalecer la escritura como una práctica real de comunicación.

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los docentes en la promoción de la lectura y más de un millón de textos lite-rarios para escuelas EGB y Polimodal así como la creación de bibliotecas en las 1100 escuelas económicamente más desfavorecidas de todo el terri-torio nacional.

5. Programa Nacional de Becas Estudiantiles. Se otorgan becas a alumnos de EGB 3 de 1600 escuelas rurales.

6. Proyecto de Relevamiento de Escuelas Rurales de EGB 1 y EGB 2 en Zo-nas Aisladas del NEA y NOA. En el marco del MECyT, con intervención de la Dirección Nacional de Información y Evaluación de la Calidad Educativa –Proyecto Mapa Educativo Nacional–, Dirección de Infraestructura, Direc-ción General Unidad de Financiamiento Internacional, Dirección Nacional de Gestión Curricular y Formación Docente, y con el Asesoramiento y Asisten-cia Técnica de la Secretaría de Asuntos Académicos de la Universidad Na-cional de La Plata, se desarrolla el Proyecto de Relevamiento de Escuelas Rurales en Zonas Aisladas del NEA y NOA.

7. El propósito del relevamiento, es obtener información sobre localización y “contexto” de accesibilidad, conectividad y centralidad; actualizar datos bá-sicos de oferta pedagógica, matrícula y docentes; así como también los da-tos de infraestructura escolar sobre una selección de 1.200 escuelas rura-les, uni o bi-docentes, ubicadas en áreas o zonas muy aisladas de las pro-vincias del norte-este y oeste del país. El relevamiento de escuelas rurales se encuentra en plena etapa de trabajo de campo. Los censistas están en este momento recorriendo las escuelas.

8. El Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación, a través del Programa de Mejoramiento de la Educación Rural –PROMER–, realizará durante los meses de agosto a noviembre del año 2007 la tercera etapa del Relevamiento de las Escuelas Rurales de la República Argentina. En los años 2005 y 2006 se llevaron a cabo los Relevamientos de Escuelas Rura-les I y II. En estos operativos se relevaron un total de 5400 escuelas rurales de todo el país. El RER III completará el relevamiento de la totalidad de es-cuelas rurales de la República Argentina y proveerá al MECyT y a los Minis-terios de Educación jurisdiccionales de información actualizada sobre la si-tuación de dichas escuelas, tomando particularmente en cuenta los reque-rimientos de la Ley de Educación Nacional Nº 26.026.

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Educación rural en Tucumán.: su revalorización a través de la capacitación docente y la implementación de programas innovadores.

Según los resultados del Censo 2001, la condición de alfabetismo y de asistencia escolar de la población total del país mostraba los siguientes índices:

Argentina. Condición de alfabetismo

Alfabetos Analfabetos

Total Varones Mujeres Total Varones Mujeres

28.672.608 13.823.371 14.849.237 767.027 371.852 395.175

Argentina. Condición de asistencia escolar

según edad Población de 3 años o más

3-4 años 5 años

Población Urbana y rural

Total Asiste Total Asiste Total Asiste

Total 1.251.148 406.173 58.220 12.096 30.912 22.080

Urbana 996.720 331.829 44.436 10.205 23.461 16.983

Rural 254.428 74.344 13.784 1.891 7.451 5.097

agrupada 40.476 12.945 2.020 271 1.146 807

dispersa 213.952 61.399 11.764 1.620 6.305 4.290

(cont.) Argentina. Condición de asistencia escolar según edad

6-11 años 12-14 años 15-17 años

Total Asiste Total Asiste Total Asiste

171.526 167.418 78.107 69.321 74.555 48.057

131.368 128.359 60.646 55.071 58.080 40.778

40.158 39.059 17.461 14.250 16.475 7.279

6.437 6.358 2.780 2.441 2.709 1.566

33.721 32.701 14.681 11.809 13.766 5.713

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Los resultados en nuestra provincia mostraban la siguiente composición y distribución por departamentos. El total de alfabetos tucumanos representan el 3,51% de la población alfabeta nacional, mientras que nuestra población analfa-beta representa el 4,9% del total nacional.

Departamento Mayores 14 años

Total alfabetos

Varones Mujeres Total

analfabetos Varones Mujeres

Total 1.046.899 1.009.002 489.521 519.481 37.897 20.507 17.390

Burruyacú 24.580 22.208 11.703 10.505 2.372 1.386 986

Capital 425.064 415.407 194.218 221.189 9.657 4.859 4.798

Chicligasta 57.835 55.380 27.223 28.157 2.455 1.383 1.072

Cruz Alta 123.494 117.429 58.055 59.374 6.065 3.312 2.753

Famaillá 23.212 22.034 11.089 10.945 1.178 630 548

Graneros 9.968 9.387 5.004 4.383 581 357 224

Juan B. Alberdi 21.775 20.912 10.250 10.662 863 483 380

La Cocha 13.226 12.589 6.556 6.033 637 387 250

Leales 39.951 37.546 19.035 18.511 2.405 1.433 972

Lules 43.587 42.011 20.760 21.251 1.576 821 755

Monteros 45.683 43.907 21.779 22.128 1.776 964 812

Río Chico 40.817 39.106 19.412 19.694 1.711 928 783

Simoca 23.245 21.320 10.876 10.444 1.925 1.187 738

Tafí del Valle 10.575 9.897 5.276 4.621 678 303 375

Tafí Viejo 82.677 80.319 39.024 41.295 2.358 1.242 1.116

Trancas 11.452 10.848 5.717 5.131 604 301 303

Yerba Buena 49.758 48.702 23.544 25.158 1.056 531 525

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En cuanto a los establecimientos educativos, de las 615 escuelas de ges-tión estatal en la provincia de Tucumán, 423 son rurales; y en 276 de estas instituciones, los maestros desempeñan su tarea dentro de la modalidad del plurigrado. En cuanto a población, tanto urbana como rural, en edad escolar, los datos muestran los siguientes porcentajes, de cuya lectura se destacan la mer-ma en los índices de población rural que asiste a la escuela a partir de los 15 años, lo cual podríamos relacionarlo con un ingreso temprano al mercado labo-ral de los jóvenes, pero también con una desvalorización de la educación entre la población rural.

Tucumán. Representatividad de la población escolar según grupos de edad

Edades % del total % población

urbana % población

rural

5 años 71,1% 72,1% 68,1%

6 a 11 años 97,6% 97,7% 97,3%

12 a 14 años 88,8% 90,8% 81,6%

15 a 17 años 64,5% 70,2% 44,2%

18 a 24 años 32,1% 36,6% 13,4%

Fuente: INDEC, Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda 2001.

Para apuntalar la labor de los docentes que se desempeñan en el ámbito rural y fortalecer su capacitación, desde el año 2004, el Ministerio de Educación de la provincia viene desarrollando una serie de instancias de capacitación y actualización docente así como la implementación de propuestas innovadoras desde lo metodológico y conceptual; a partir del análisis de la propia práctica docente, se promovió la construcción de nuevos modelos de intervención ade-cuados a las características y necesidades de la escuela rural.

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Los proyectos desarrollados son18:

1- Proyecto “Jardín de Infantes Rural para Todos”. El objetivo del mismo es incorporar el Nivel Inicial en las Unidades Educativas que no lo poseen, ga-rantizando así la inclusión en el Sistema Educativo provincial, de los niños de 5 años, en escuelas rurales con escasa población escolar. Las líneas de acción del proyecto buscan conformar el agrupamiento de niños de Jardín de infantes -sección de 5 años– con alumnos de 1er año de EGB 1 y 2, en un mismo espacio físico (aula ínter nivel) a cargo de un docente con doble titulación (Prof. de Edu-cación Inicial – Prof. de EGB 1 y 2). Se trata de una propuesta innovadora, que se fundamenta en los principios de igualdad, calidad, equidad y justicia social. Las escuelas involucradas en el proyecto pertenecen a los departamentos de: Burruyacu, Simoca, Tafí del Valle, Monteros, Río Chico, Lules, Alberdi, La Co-cha y Graneros.

2- “Fortalecimiento y recuperación de las prácticas educativas en aulas plurigrado”. Destinado a 350 docentes pertenecientes a 150 escuelas y desarro-llado entre agosto y noviembre de 2005. Fueron especialmente seleccionadas las escuelas pertenecientes a comunidades rurales pequeñas y aisladas y cuyos alumnos provienen de los sectores más pobres. Las actividades desarrolladas se basaron en el documento “Ejemplos de situaciones de enseñanza en pluri-grado” del Ministerio de Educación de la Nación.

Para la segunda etapa del Proyecto, la capacitación se orientó a maestros, directores y supervisores de 80 escuelas del territorio provincial en las áreas curriculares de Matemática, Ciencias Sociales y Ciencias Naturales.

Los ejes centrales de este proyecto fueron: a) promover encuentros de educadores para analizar las prácticas pedagógicas, construir nuevos modelos de intervención adecuados a las características y necesidades del plurigrado; como así también articular e integrar experiencias que vienen impulsando y

18 Información incluida en Página oficial Ministerio de Educación y Cultura de la Provincia de Tucumán.

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Dilemas de la educación rural. La educación como parámetro de calidad de vida …

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desarrollando los docentes; b) capitalizar la riqueza que ofrece el trabajo en plurigrado: comprender los diferentes contextos, los alumnos diversos y las experiencias de vida distintas.

3- “El plurigrado en la escuela rural, del análisis y la validación de expe-riencias a la generación de teoría e innovaciones para la práctica docente en el aula”, fue el proyecto desarrollado entre septiembre de 2005 y febrero de 2006 que involucró a 35 docentes (maestros y directores de 25 escuelas). Consistió en un espacio de formación docente que privilegia la construcción colectiva de estrategias útiles orientadas a la especificidad de la enseñanza-aprendizaje en plurigrados de escuelas rurales. Tomó como ejes para su concreción: la sociali-zación de experiencias propias de los docentes, el análisis de experiencias in-ternacionales sobre prácticas pedagógicas en aulas plurigrado, la contribución conceptual y práctica de la Educación No Formal y la Tecnología de Educativa Alternativa, la aplicación experimental de estrategias de trabajo áulico, la pro-ducción de material escrito, integrando perspectivas teóricas, prácticas educati-vas locales y producciones personales de docentes con experiencia en plurigra-dos.

La primera etapa se dedicó a relevar la situación de las escuelas participan-tes y a construir un registro de experiencias de los docentes. Ello permitió contar con los saberes propios de los docentes y capitalizarlos en la instancia posterior de capacitación a directivos.

En la segunda etapa se acercaron a los docentes aportes de investigacio-nes de perspectivas teóricas y de experiencias llevadas a cabo en otros contex-tos rurales. El final del proceso se orientó a la construcción colectiva de estrate-gias didácticas alternativas para favorecer esta modalidad de la tarea pedagógi-ca.

4- “Fortalecimiento curricular del Tercer Ciclo de E.G.B. de la ruralidad en las áreas de Lengua. Matemática y Ciencias Sociales”, destinado a 25 docentes (maestros y profesores de EGB 3 de 12 escuelas) desarrollado entre junio y septiembre de 2005.

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5- “Hacia nuevas alternativas en educación rural” destinado a 30 docentes (maestros y Directores de 20 escuelas) desarrollado entre junio y octubre de 2005

6- “Desde el plurigrado construyamos las Ciencias Sociales, la Matemática y la Lengua” que benefició a 35 docentes (maestros y directores de 19 escuelas de EGB 1 y 2) y se desarrollo entre junio y septiembre de 2005.

Con esta capacitación se procuró:

Revalorizar la educación rural atendiendo a la especificad que exige el contexto, a fin de diferenciarla de un modelo pedagógico pensado para contextos urbanos.

Abrir un espacio de trabajo específico para los docentes rurales con el propósito de identificar, analizar y evaluar problemáticas compartidas, como así también articular acciones conjuntas en relación a la enseñan-za en plurigrado.

Recuperar experiencias valiosas desarrolladas por los maestros, las que sirvieron para enriquecer la práctica de otros docentes.

Potenciar el entusiasmo y el compromiso de los docentes de aula, quie-nes fueron generando un trabajo cooperativo a fin de recuperar la expe-riencia de “volver a ser solidarios”

Revalorizar la enseñanza de la Geometría, de las Ciencias Naturales y Ciencias Sociales a partir de una propuesta que tienda a la articulación de contenidos.

Recuperar el juego, la salida, la entrevista como estrategias didácticas para integrar conocimientos, mejorar actitudes, fortalecer vínculos.

Reconstruir la visión de la escuela como el espacio donde también tie-nen cabida las gratificaciones, la escucha, la confianza.

Durante el año 2006 se desarrollaron nuevas instancias de capacitación, con la que se pusieron en marcha las segundas etapas de los proyectos antes mencionados y se llevó a cabo el curso “Rol de la escuela rural en la promoción comunitaria y la participación social” destinado a maestros, directores, supervi-sores, ex alumnos, padres, miembros de las cooperadoras escolares y de otras

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instituciones de la comunidad, correspondientes a 6 escuelas de la zona de la localidad de Amaicha del Valle.

Aspectos particulares de la Educación rural en Tucumán: Aportes del trabajo de campo en localidades de dos Departamentos

Con el propósito de obtener una visión general de la situación de la Educa-ción Rural en nuestra provincia, apelando a los resultados del Censo de 2001 y a encuestas realizadas en el lugar, hemos elaborado un análisis comparativo del nivel educacional de la población de localidades rurales. Se han seleccionado localidades rurales de departamentos ubicados en los extremos norte y sur de nuestra provincia, procurando de esta manera cubrir un espectro variado de la población rural en relación con condiciones geográficas, económicas, culturales.

Las entrevistas mencionadas corresponden a la investigación de campo desarrollada en el Proyecto.

Las localidades a partir de las que se analizará el nivel educativo de su po-blación son Atahona, Monteagudo y Villa Chicligasta, del Departamento Simoca en el sur de la provincia, Choromoro en el Departamento Trancas19 en el norte.

Departamento Simoca Departamento Trancas

19 Todos ellos centros rurales de población concentrada de menos de 2000 habitantes según el Censo Nacional de Población de 2001. Disponen de amanzanamiento, actúan como centros de servicios respecto a la comuna que sirven.

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En cuanto a las condiciones educativas de la población de estas locali-dades podemos decir:

la población mayor de 15 años del departamento Simoca suma 20.011;

la población mayor de 15 años que es analfabeta es de 1.433, entre los que podemos distinguir 824 varones y 609 mujeres;

la población mayor de 15 años en el Departamento Trancas es de 9.745, de los cuales 507 son analfabetos. Entre ellos podemos distin-guir 251 varones y 256 mujeres;

428 habitantes posee la localidad de Choromoro, en el Departamento de Trancas.

Para conocer el nivel educacional de la población, se han tomado como elementos referentes los parámetros del Censo 2001: condición de alfabetismo, máximo nivel de instrucción alcanzado y nivel de enseñanza actual. A sus resul-tados en este informe se han agregado en algunos casos, ejemplos concretos que se han recogido en las visitas de campo efectuadas.

a) Condición de alfabetismo. Se considera alfabetizada a la persona que sabe leer y escribir en cualquier idioma. Entre los que no saben leer ni escribir se incluye a quienes nunca asistieron a centros educativos y a los menores de 4 años. El analfabetismo, afirma Jacinto (1987, pág. 49), se erige como una limi-tación esencial a la posibilidad de que los sectores rurales más desfavorecidos logren comprender las características del proceso social en el que se hallan insertos, y de articular mecanismos de participación social que permitan mejorar esta inserción.

Condición de alfabetismo. Departamentos de Simoca y Trancas

Condición de alfabetismo Alfabetos Analfabetos Departamento

Población de 10 años

o más Total Varones Mujeres Total Varones Mujeres

Total 1.046.899 1.009.002 489.521 519.481 37.897 20.507 17.390

Simoca 23.245 21.320 10.876 10.444 1.925 1.187 738

Trancas 11.452 10.848 5.717 5.131 604 301 303 Fuente: INDEC. Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2001.

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Porcentajes de analfabetos mayores de 5 años en las localidades estudiadas de Simoca y Trancas

Tasa de Analfabetismo Localidad

Total Varones Mujeres

Monteagudo 7.59 7,84 7,36

Atahona 7.35 6,34 7,35

Villa Chicligasta 8.57 10,46 6,74

Choromoro 7.21 5,95 8,60

Fuente: Censo Nacional de población, Hogares y Viviendas 2001.

En las localidades de Simoca analizadas, de un total de 1.427 habitantes, 1.179 saben leer y escribir, es decir que el 79 % son alfabetos.

En Choromoro, 360 son las personas alfabetas mientras que 68 las que no saben leer ni escribir, es decir el 82% de la población es alfabeta. En este caso, las cifras de analfabetos incluyen a los que nunca asistieron a la escuela y a menores de 4 años; a los niños que están cursando el Preescolar y 1er grado, y a quienes asistieron sólo a 1er/ 2do grado y abandonaron.

Observamos que las tasas de analfabetismo de los mayores de 5 años son elevadas en todos los casos y en general más altas que el valor provincial para el mismo año (7,53%). En cuanto al género, las tasas no tienen una clara ten-dencia.

b) Máximo nivel de instrucción alcanzado. Se refiere al último nivel que cursó el censado (lo hubiera completado o no), en Argentina o en el exte-rior, según refiere el Instructivo del Censo.

Observemos los índices de nivel de instrucción del total de la población de nuestra provincia:

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Tucumán. Población según máximo nivel de instrucción alcanzado

Primario Secundario Superior

no universitario Superior

universitario

Pobl

ació

n de

15

año

s o

más

Sin instruc-

ción Incomp. Compl. Incomp. Completo Incomp. Compl. Incomp. Compl.

912.383 35.531 143.380 284.491 173.358 123.690 19.823 34.892 64.578 32.640

100 3,89 % 15,71% 31,18% 19,00% 13,56% 2,17% 3,82% 7,87% 3,57%

En el Departamento Simoca, en la totalidad de sus Localidades, podemos observar los siguientes porcentajes de población según el máximo nivel de ins-trucción alcanzado.

Simoca. Población según máximo nivel de instrucción alcanzado

Primario Secundario Superior

no universitario Superior

universitario

Pobl

ació

n de

15

años

o m

ás

Sin instruc.

Incomp. Compl. Incomp. Compl. Incompl. Compl. Incompl. Compl.

20.011 1.433 6.025 8.135 2.138 898 411 725 183 63

100% 7,16% 30,10% 40,65% 10,68% 4,48% 2,05% 3,62% 0,91% 0,31%

Específicamente en las localidades estudiadas, encontramos los siguientes resultados: son 530 las personas que culminaron algún nivel o ciclo educativo, es decir, el 44% de su población alfabeta. De este total, el 81,8% culminaron estudios primarios, de esos egresados, sólo el 11% finalizaron estudios secun-darios.20

20 No se mencionan porcentajes para estudios superiores porque las cifras del censo mues-tran un desajuste en estos resultados.

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Personas que asistieron a la escuela sin completar nivel (%)

Deserción escolar de 5 a 17 años. (%) Localidad

Total Varones Mujeres Varones Mujeres

Monteagudo 56,81 58,22 55,56 17,14 15,87

Atahona 60,37 56,51 63,73 8,51 13,33

Va. Chicligasta 58,30 57,50 59,10 5,88 21,62

Fuente: Censo Nacional de población, hogares y viviendas, 2001.

Las visitas de campo permitieron una visión muy concreta de la vida esco-lar de estas localidades. Por ejemplo, en Atahona, la escuela Cornelio Saavedra posee nivel Inicial, EGB 1 y 2 en turno mañana y EGB 3 a la tarde. La matrícula era en 2005 de 17 niños en el nivel Inicial, 80 alumnos en EGB 1 y 2 y 39 en EGB 3.

Con respecto al departamento de Trancas, los porcentajes de población según máximo nivel de instrucción alcanzado son los siguientes:

Trancas. Población según máximo nivel de instrucción alcanzado

Primario Secundario Superior no universitario

Superior universitario

Pobl

ació

n

de 1

5 añ

os

o m

ás

Sin ins-truc. Incompl. Compl. Incompl. Compl. Incompl. Compl. Incomp. Compl.

9.745 507 2.583 3.908 1.318 791 124 240 181 93

100 5,20% 26,50% 40,10% 13,52% 8,11% 1,27% 2,46% 1,85% 0,95%

Específicamente en la localidad Choromoro, observamos que el 47,2% de la población alfabeta, ha culminado algún nivel o ciclo educativo: el 79,4% los estudios primarios; de esos egresados, sólo el 22,2% finalizaron la escuela media y de ellos sólo 16,6% los estudios universitarios.

Personas que asistieron a la escuela sin completar

nivel (%)

Deserción escolar de 5 a 17 años. (%) Localidad

Total Varones Mujeres Varones Mujeres

Choromoro 57,48 59,64 55,12 18,42 5,26

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La escuela Javier López, brinda educación en los niveles Inicial y EGB 1, 2 y 3. Aún no está implementado el Polimodal, siendo el diseño curricular desarro-llado el perteneciente a la anterior escuela media, ciclo superior. Muchos ado-lescentes culminan el Polimodal en la escuela de Trancas o en la Escuela Al-bergue de Chuscha. Posee una matrícula de 207 alumnos, provenientes de Benjamín Paz, Chuscha, Santa Celia, Vipos (hay un sistema de transporte com-partido) además del mismo Choromoro

Sobre el tema de la deserción, aporta Jacinto (1987, pág. 49), la siguiente reflexión: Una educación mínima no basta para considerar a una persona real-mente alfabeta. Aquellos que cuentan con hasta dos años de escolaridad pue-den ser considerados analfabetos potenciales o funcionales, pudiendo entrar en la categoría de analfabetos en desuso, con mayor facilidad en el medio rural.

La deserción que se produce mayoritariamente al finalizar la escuela prima-ria da razones para cuestionar sobre si se mantiene el valor de legitimación de la escuela y de su obligatoriedad, más allá de las razones que pueden motivar que un alumno no se encuentre registrado en la misma escuela en el período escolar siguiente, tales como trabajos temporarios de los padres, situación eco-nómica de la familia, ingreso al mercado laboral de los jóvenes. Al respecto, por ejemplo, en Choromoro, la mayoría de la población se desempeña como jorna-leros temporarios, trabajando tanto en fincas ganaderas, en los oreganales y en el cultivo del tomate de la zona pero también en la cosecha del limón, para lo cual deben trasladarse a fincas de Los Nogales; además hay migraciones para la cosecha de manzanas en Río Negro. En estos dos últimos casos a veces no sólo el padre es el que migra sino todo el grupo familiar. Los jóvenes varones se integran al trabajo parcializado en los oreganales, lo que ocasiona una deser-ción temporal en los estudios

Observamos que los porcentajes de personas que asistieron a la escuela y no completaron los diferentes niveles superan siempre el 50% a partir de la escuela media. El mayor valor se registra en Atahona y se destaca el abandono escolar por parte de las mujeres.

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El porcentaje de niños y jóvenes que estando en edad escolar no asiste a la escuela, es elevado en todos los aglomerados. Desde una perspectiva de género, es de destacar el caso de Villa Chicligasta donde el porcentaje de muje-res que abandonan los estudios cuadriplica al de varones. En Choromoro, se da el ejemplo contrario, los varones triplican en porcentaje a las mujeres que deser-tan los estudios. Pero en general no es mayor. Para intentar retener a los jóve-nes se han implementado sistemas de becas y en algunos casos cuando las localidades no disponen de escuela con nivel polimodal las administraciones locales ponen un transporte al servicio de los estudiantes.

Las escuelas cuentan con comedor escolar, y para su abastecimiento en algunos casos se ha implementado la huerta escolar. En el trabajo de campo se advierte que los comedores escolares contribuyen a retener al niño en el siste-ma educativo.

La escuela C. Saavedra de Atahona, por ejemplo, posee un comedor desde el que se brinda a los chicos un complemento nutricional: mate o chocolate, con tortillas o sándwich y frutas, según las estaciones. La huerta escolar, aprovisio-na de zapallo, batatas y maíz mayormente al comedor, y la vaca que posee la escuela aporta leche. En Choromoro, la escuela posee un comedor que funcio-na en contraturno y además brinda los días miércoles un suplemento nutricional, la copa de leche, gracias a la donación del tambo de vecinos de la zona, los propietarios de la finca Colombres. El personal del comedor es aportado por beneficiarios del Plan Jefas y Jefes de Hogar más los conserjes de la escuela. La dirección del establecimiento ha logrado elaborar un listado de “Amigos” que colaboran con las necesidades básicas del comedor, como aprovisionamiento de leña (la comuna la recoge y entrega en la escuela), materiales de construc-ción, alimentos varios. La huerta de la escuela abastece al comedor.

La deserción escolar se traduce en situaciones futuras de marginalidad de la población, tanto en lo referido a la incorporación del bagaje cultural de su comunidad como a dificultades para integrarse al mercado laboral, para concre-tar situaciones de desarrollo y mejora en las condiciones de vida. Al respeto Herrera V. (1972) considera que el hombre marginal posee una percepción e

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interpretación de la realidad en la que predominan los sentimientos de someti-miento y fatalismo, lo cual anula o por lo menos debilita toda iniciativa personal en el actuar individual y colectivamente en pro de una realización social y per-sonal. El hombre que desarrolla sus capacidades cognitivas, en cambio, al ad-quirir el conocimiento brindado por la escuela puede conocer, valorar e interac-tuar con el mundo desde otra perspectiva.

c) Nivel de enseñanza actual. Es el nivel educativo que la persona está cursando en la fecha del censo. Analizando el nivel de enseñanza actual, po-demos reflexionar sobre dos cuestiones: el tema de la sobreedad por medio de la Tasa de Escolarización por Grupos de Edad21 y el tema de la permanencia en el sistema por medio de la Tasa Neta de Escolarización22.

Tasa de Escolarización por Grupos de Edad

Localidad Grupo etario

Número de personas

Asisten al nivel correspondiente

Tasa de escolaridad

Monteagudo 5 a 9 89 78 (Inicial- EGB 1) 87,64%

10 a 14 89 83 (EGB 2) 93,25%

15 a 19 82 46 (EGB 3 y Polimodal) 56,09%

21 Se calcula como el cociente entre las personas escolarizadas en el sistema educativo en cualquier tipo de educación y nivel de enseñanza, pertenecientes a un grupo de edad determi-nado, con respecto al total de la población de ese grupo de edad, por cien. 22 Es el porcentaje de población escolarizada en cada nivel de enseñanza y cuya edad coin-cide con la edad teórica del nivel que cursan, respecto del total de la población de ese grupo de edad. El indicador refleja no sólo porcentaje de matrícula por grupos etarios correspondientes a cada nivel educativo, sino también la relación entre edad cronológica y nivel educativo en curso.

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Localidad Grupo erario

Número de personas

Asisten al nivel correspondiente

Tasa de escolaridad

Atahona 5 a 9 40 37 (Inicial- EGB 1) 92,5%

10 a 14 31 27. (EGB 2) 87,09%

15 a 19 31 26 (EGB 3 y Polimodal) 83,8%

V. Chicligasta 5 a 9 32 29 (Inicial- EGB 1) 90,6%

10 a 14 25 23 (EGB 2) 92%

15 a 19 24 11 (EGB 3 y Polimodal) 45,8%

Choromoro 5 a 9 50 57 (Inicial- EGB 1)

10 a 14 54 47 (EGB 2) 87%

15 a 19 44 20 (EGB 3 y Polimodal) 45,4%

Fuente: Censo Nacional de población, hogares y viviendas 2001.

En las localidades analizadas de Simoca la población en edad escolar obli-gatoria abarca a 306 niños. Se identifica como edad de escolaridad obligatoria a la franja entre los 5 y 14 años en que deberían estar concluyendo la EGB 3. Los datos del censo muestran a 278 niños cursando la escuela entre el nivel Prees-colar y la EGB 3, el 90,8%. La población en edad de estar cursando estudios secundarios o bien de Polimodal (15 a 19 años) es de 137 jóvenes. El censo nos muestra que son 83 los que están estudiando. Esta cifra equivale al 60,5 % del total de población en la edad requerida.

En Choromoro, la población en edad escolar obligatoria abarca a 94 niños. Los datos del censo nos muestra a 104 niños cursando la escuela obligatoria, lo que denota un porcentaje del 10,6% de permanencia en la EGB 3 de alumnos por sobre la edad promedio. La población en edad de estar cursando estudios secundarios (15 a 19 años) es de 44 jóvenes. El censo nos muestra que son 20 los que están estudiando, es decir, el 45,4 %.

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Observamos que es alto el porcentaje de niños que asisten a la escuela de carácter obligatoria. Los porcentajes de asistencia a la escuela en los niveles Inicial y EGB 1 y 2 superan siempre el 85% pero es evidente cómo estos índices descienden cuando se refieren al cursado de la EGB 3 y el Polimodal, rondando entre el 45 y 55% salvo el caso de Atahona donde el porcentaje de asistencia al nivel es mayor al 80%.

Los porcentajes relacionados con años de escolaridad cumplidos nos per-miten concluir que:

Hay dificultades en la promoción de alumnos de un curso a otro dentro de la escuela primaria. De los 145 niños de las localidades simoqueñas analiza-das, que tienen entre 10 y 14 años, es decir que deberían tener mínimamen-te 6 años de escuela cursados23, sólo 26 registran esa cifra de años de es-cuela aprobados. Es decir que sólo el 17,9 % ha promocionado año a año la escuela primaria.

El ejemplo más grave lo da Monteagudo; el de mayor desfasaje entre estu-dios primarios y secundarios lo presenta Atahona.

En Choromoro, de los 54 niños entre 10 y 14 años, es decir que ya deberían haber culminando la escuela primaria, sólo 12 registran 6 años de escuela aprobados (el 22,2 %).

Hay un elevado promedio de niños que abandonan los estudios antes de concluir con la escuela obligatoria, especialmente al finalizar el 7mo grado. En las localidades de Simoca, de los alumnos que completaron el 7mo año, sólo han continuado estudiando y aprobaron la escuela secundaria el 11,05 %. También es evidente el abandono de los estudios en el paso de la EGB 3 al Polimodal, sólo el 19,7 % mostraba el censo, han continuado estudian-do. En Choromoro, la situación es similar, apenas el 31,8% de los jóvenes mayores de 14 años tienen 7 años de escolaridad cumplidos24.

23 El cálculo de 6 años de escuela comprende: preescolar más 1ro a 5to grado, con 10 años de edad. 24 Se registra también un caso de sobre edad: un joven se encuentra cursando 6to grado y otro del grupo de 20 a 24 años, está cursando 3er grado. Suponemos que estos dos casos de

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Podemos además identificar otras situaciones que atentan contra una edu-cación rural de calidad en las localidades analizadas, tales como:

Infraestructura: los edificios escolares de las localidades analizadas mues-tran problemas comunes. En gran parte esos problemas se deben a la anti-güedad de los edificios. En Choromoro, por ejemplo, un vecino, el Sr. Va-llespín donó a la escuela una hectárea de su propiedad destinada a la cons-trucción de un nuevo edificio, ya que el actual data de 1872. También la di-rección de la escuela acordó con el Colegio Salesiano Lorenzo Massa un convenio para que sus alumnos realicen prácticas de construcción en la es-cuela actual para solucionar problemas puntuales de la estructura edilicia puesto que, según los entrevistados, la comuna no se hace cargo de ello y Construcciones Escolares esta sobrecargada de pedidos (Trabajo de cam-po, 2006).

Procedencia de los docentes: se ha detectado una marcada movilidad diaria entre los docentes y ello incrementa los índices de ausentismo perjudicando el proceso de enseñanza-aprendizaje entre los alumnos e incidiendo en los niveles de vida de la localidad. En Choromoro, por ejemplo, los maestros de la escuela residen tanto en la ciudad capital como en Trancas.

Estas apreciaciones están constituyendo una luz de alerta: a pesar de sus propósitos declarados, la educación rural parece no lograr constituirse plena-mente como una respuesta efectiva para los requerimientos sociales de sus habitantes

A modo de cierre: la necesidad de repensar la educación rural

Si partimos de entender la calidad educativa como la apropiación de los saberes por parte de todos los alumnos, reconocemos que los contenidos aca-démicos son un elemento sustantivo. Pero esta definición debe articularse con otros elementos para que sea viable:

alumnos mayores, están insertos en cursos de niños en las edades establecidas pues no se registra información de cursos de educación de adultos.

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supone una revisión de esos contenidos y de las estrategias de enseñanza y de aprendizaje empleadas, procurando una actualización de las prácticas pedagógicas;

atender al fortalecimiento de la articulación entre los niveles de enseñanza;

el concepto calidad debe ir unido al de oportunidad: una escuela tendrá mayor calidad educativa mientras más oportunidades concretas de aprendi-zaje ofrezca a sus alumnos;

una reorganización institucional y curricular en la escuela.

Es necesario buscar, construir e implementar nuevas ideas, propuestas y alternativas educativas procurando ofrecer situaciones concretas de igualdad de posibilidades de acceso al conocimiento a toda la población, con especial aten-ción a las particularidades de la población rural.

Al decir que se deberían considerar las particularidades de la población ru-ral, no presupone ello una subestimación de este espacio y su población; menos aún indicar políticas compensatorias y asistencialistas. Sí, en cambio, es una invitación a articular las actividades económicas, el medio ambiente, la estructu-ra social, los patrones culturales regionales, las estructuras político-institucionales, los movimientos sociales, nuevos actores sociales como son las mujeres, en y del medio rural, con las propuestas educativas formales de cada provincia y de la Nación.

Concebida desde esta alternativa, la educación rural podría orientarse al desarrollo de competencias que capaciten a los egresados de su entorno para iniciar y protagonizar procesos productivos, organizativos, superadores de los modelos tradicionales del espacio comunitario rural, que inicien procesos eco-nómicos, sociales, culturales relacionados con una calidad de vida superior.

La escuela rural se identificaría así, en los contenidos, en los procedimien-tos y en las actitudes de los docentes, con la responsabilidad de valorar las potencialidades del medio, de propiciar el arraigo en dicho medio y de promover oportunidades de desarrollo. Al respecto Polan Lacky 25 afirma que las escuelas

25 Polan Lacky, Formación de jóvenes a partir de una innovadora escuela básica rural, artícu-lo publicado en su sitio oficial, www.polanlacki.com.br/agroesp.

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deben ser rurales en los procedimientos y actitudes de los docentes quienes deben enseñar a los niños a valorar y apreciar la importancia y las grandes potencialidades del medio rural. Las escuelas deben contribuir a arraigar a los niños al medio rural y a concientizarlos de que en el campo también existen oportunidades potenciales de desarrollo, prosperidad y bienestar social,... Para cumplir esta nueva función las referidas escuelas ya no pueden seguir propor-cionando una enseñanza teórica y abstracta, además de desvinculada de los problemas cotidianos de producción rural, higiene rural, salud rural, alimentación rural y organización comunitaria rural.

La realidad globalizada impone a las escuelas profundizar y aumentar los saberes específicos relacionados con las producciones del medio rural, ya fue-ren tradicionales, ya innovadoras, a través de procesos de indagación en la realidad y de formulación de proyectos productivos.

El desarrollo de las potencialidades de una comunidad depende de una participación activa y decidida de sus integrantes con vistas a la construcción de su futuro común. La educación es el primer eslabón de esta cadena en la medi-da que es la que puede aportar el desarrollo de las capacidades inherentes a las necesidades del medio de sus educandos. Una educación de calidad forma y capacita a sus jóvenes y a sus familias tanto para insertarlos en el circuito de educación permanente como en el circuito económico, cada vez más complejo, dinámico, exigente.

Más allá de esta urgencia primera, no debemos perder de vista que la es-cuela rural es la responsable, además, de fortalecer una identidad comunitaria, regional, nacional que frene los procesos de desintegración que conlleva la globalización, o si se quiere, de homogenización dentro de un modelo cultural extraño al vernáculo.

Por todo ello, repensar la Educación Rural y poner en marcha propuestas superadoras, es el desafío que las provincias y la Nación deben asumir con urgencia.

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Gestión estatal y realidad local: vivienda e infraestructura de servicios como indicadores …

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GESTIÓN ESTATAL Y REALIDAD LOCAL: VIVIENDA E INFRAESTRUCTURA DE SERVICIOS

COMO INDICADORES DE CALIDAD DE VIDA

ANA CUSA Y ADRIANA RODRÍGUEZ Instituto de Estudios Geográficos

Facultad de Filosofía y Letras. UNT

Res

umen

El presente trabajo, está referido al análisis de la calidad de la vivienda y de la infraes-tructura de servicios básicos como indicadores de calidad de vida de la población de áreas rurales a través de datos del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2001 y del trabajo de campo. El principal objetivo es efectuar un estudio comparativo de la calidad de vida en las localidades de menos de 2000 habitantes en departamentos de la provincia de Tucumán, como Trancas, Burruyacu, Simoca y Graneros, cuya po-blación rural supera el 60%. Siendo así, es que nos planteamos como objetivo verificar la calidad de vida de la población a partir de la habitabilidad del espacio, a través de las condiciones habitacionales, el alcance de las obras de infraestructura básica y los servicios que de ellas derivan para la provisión de agua y el saneamiento en cada vivienda de las obras de infraestructura para los servicios sociales y del equipamiento comunitario. Si bien se parte de un análisis cuantitativo a inicios del presente siglo, el trabajo de campo realizado recientemente posibilita la comparación cualitativa de las gestiones políticas y vecinales locales, al punto de poder calificar la situación en cada localidad.

Palabras clave: Calidad de vida, habitabilidad, espacio habitable, infraestructura básica

Docente-Investigadora en el IEG. Integrante del Proyecto CIUNT. JTP en la cátedra Socie-dades Complejas y Campesinas y Ecología Social. Carrera de Trabajo Social. Estudiante de la Carrera de Geografía. Colaboración en trabajo de campo para el presente trabajo y en el proyecto CIUNT.

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104

Abs

trac

t This work, which is referred to the analysis of the quality of housing and infrastructure of basic services as indicators of quality of life of people in rural areas through data from the National Census of Population, Households and Housing 2001 and fieldwork. The main objective is to conduct a comparative study of the quality of life in towns of less than 2000 people in departments of the province of Tucuman, as Trancas, Burruyacu, Simoca and Graneros, whose rural population is over 60%. That being the case, is that we are targeting, verify the quality of people's lives from the habitable space, through the housing conditions, the scope of the infrastructure and basic services that derive from them, the provision of water and sanitation in each dwelling; of the infrastructure for social services and community facilities. While part of a quantitative analysis at the beginning of this century, the field work done recently enables qualitative comparison of political and local residents, to the point of being able to describe the situation in each locality.

Introducción

En nuestro país como en todos los países de América latina, el Estado ha cumplido y cumple un rol central en el proceso de estructuración del territorio, de las economías regionales y en la estructuración de las políticas –implícitas y explícitas– en materia habitacional, ambiental y de saneamiento, tanto de áreas rurales como urbanas (Yanes: 1990).

De la misma manera, las políticas –tanto de regímenes democráticos como autoritarios–, se enmarcaron en una concepción "espacialista" de organización del territorio. Sus principios se basan en que el atraso regional se supera cambiando de lugar los objetos, sean personas, fábricas, calles, escuelas, caminos, etc. Pero omiten que las desigualdades regionales son inherentes al modelo político-económico. Por lo tanto decimos que se deben interpretar los procesos espaciales como la expresión de procesos socioeconómicos, como que sociedad y espacio son distintas formas de ver una misma realidad (Manzanal: 1992).

En las últimas décadas, se han agregado las tendencias globales, que han dejado su impronta en todas las sociedades. En este contexto es que se profun-

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dizaron las desigualdades en la calidad de vida de las poblaciones y las trans-formaciones que se vienen suscitando, hasta llevarnos a reflexionar sobre la revalorización de los territorios locales y sobre el nuevo protagonismo de los gobiernos locales como agentes dinamizadores del desarrollo socio-económico, sobre todo en las áreas rurales. De esta manera han proliferado los estudios sobre la reorganización de los territorios locales que ponen el acento en la ne-cesidad de consolidar las identidades territoriales1 (Millaruelo Aparicio y Orduña Rebollo, 2002, citado en Con la mirada en lo local. Estudio comparativo de la calidad de vida en centros rurales de cuatro departamentos de la provincia de Tucumán).

Es esa realidad la que tomamos como punto de partida para nuestra inves-tigación, pues adherimos a la hipótesis de Trivelli cuando expone que ”las fun-ciones vitales de las personas, hogares y sociedad en general, no constituyen una cuestión trivial, por el contrario, requieren de una dimensión espacial donde expresarse. Esto se refiere no simplemente a un espacio o una expresión física (el lote de terreno), sino que lo que se requiere es la dotación de un medio habi-table, un espacio socialmente generado, cuyo acondicionamiento físico y social, permita el desarrollo de asentamientos humanos”. Lo interesante es la articula-ción de la dimensión espacial junto con el medio social.

No obstante, la habitabilidad del espacio 2 es un concepto relativo, que evo-luciona con la historia de los asentamientos humanos y que tiene un desarrollo

1 Se entiende por identidad territorial el conjunto de significados territoriales –construidos so-cialmente y adquiridos históricamente– y a las formas de transmisión y perdurabilidad de los valores adheridos a tales significados. Implica formas de pensar, valorar, apropiarse y organizar el territorio, que resulta a su vez el escenario y la matriz de las acciones conjuntas y del poder compartido. La identidad territorial es concebida como uno de los componentes básicos del capital cultural o simbólico y por ende del capital social de una comunidad y en este sentido, las investigaciones dan cuenta de los aportes de tales aspectos en la lucha contra la exclusión social y el crecimiento económico en diferentes realidades latinoamericanas. 2 Se definiría entonces que, el espacio habitable, es aquel en donde la función social-residencial interactúa con otras funciones sociales, no residenciales y con la composición socio-económica, en un medio físico propio.

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paralelo al desarrollo político, económico y social del contexto. Junto con la ejecución de obras de infraestructura, que contribuyen a mejorar las condiciones de vida en resguardo de la salud física y psíquica de la población.

El concepto de calidad de vida3 definido, entre otros, por las Naciones Uni-das y Organismos Internacionales de Derechos Humanos, hace referencia al derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado para sí y su familia, inclu-so acceso al agua potable, alimentación, vestido y vivienda adecuados, como a una mejora continua en las condiciones de existencia (Naciones Unidas, 2000). De manera similar, se incluye en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre, que la vivienda es la base a partir de la cual pueden ejercer los derechos a la higiene ambiental y a la salud física y mental (Olmos: 2003).

El área seleccionada para este trabajo fueron las localidades de La Rama-da, Benjamín Aráoz, El Chañar y Va Burruyacu, (en Dpto. Burruyacu), Choromo-ro (en Dpto. Trancas), Atahona, Monteagudo, Va Chicligasta (en Dpto. Simoca) y Graneros y Taco Ralo (en Dpto. Graneros), y corresponden a centros rurales4, en los departamentos mencionados, con población rural superior al 60% (ver Mapa 1).

3 Nociones como “crecimiento cualitativo” o “calidad de vida” son, según Simonis, adecuados para hacer consciente la necesidad de que, para determinar el desarrollo, deseable y no de-seable, de la vida tanto individual como social, hay que contar con decisiones valorativas de índole pluridimensional comprensible para el individuo y para la sociedad en su conjunto (Si-monis, 20). 4 Se trata de centros rurales de población concentrada, de menos de 2.000 habitantes, se-gún el Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2001, y que fueron incluidos entre los aglomerados que disponen de amanzanamiento, y que actúan como centros de servicios respecto a la comuna a la que sirven.

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Con los resultados obtenidos, en la primera etapa de la investigación, se pudieron evaluar dos cuestiones básicas:

1. Por un lado, que el trabajo de campo permite confrontar la información ob-tenida directamente de las encuestas realizadas a la población local con la información recabada de los censos.

2. Y, por otro lado, clarificar cuál es la responsabilidad que les compete a los organismos estatales comunales o municipales por dichas obras y servicios,

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en respuesta a las necesidades de la población, para alcanzar la calidad de vida reconocida internacionalmente como un derecho para todas las perso-nas.

La hipótesis que sostenemos consiste pues, en que la calidad de vida de la población de centros de servicios rurales continuará siendo deficitaria, de no mediar una política estatal que reconozca los requerimientos habitacionales y de infraestructura básica de la población, en vez de ocultarlos, respetando las iden-tidades territoriales, con la sola decisión de superar el estado de postergación y subdesarrollo, en pos de lograr un mejor modo de vida.

Cuestiones relativas a la calidad de vida

La calidad de vida es un concepto que hace referencia a una medida de lo-gro respecto a un nivel establecido como óptimo teniendo en cuenta dimensio-nes socio-económicas y ambientales dependientes de la escala de valores pre-valeciente en la sociedad. Lo que supone entre otras cosas, llevar una vida saludable y larga, gozar de un hábitat que no perjudique la salud y disponer de cierto nivel asistencial, tener educación, gozar de libertad política y acceder a los derechos inherentes a los individuos, tener acceso a un trabajo digno y bien remunerado, disponer de ciertos recursos económicos, participar en la vida comunitaria (Velázquez, 2001). Por lo tanto, se trata de una construcción multi-factorial en la que tiene un importante peso la percepción que el sujeto pueda tener de sí mismo.

Otros elementos que juegan un rol decisivo en las condiciones de habitabi-lidad y en la provisión y calidad de infraestructura y servicios en áreas rurales son las migraciones estacionales y la movilidad espacial campo-ciudad. El factor común en ambos casos es la atracción que ejerce un espacio diferente –distante al propio– por la oferta, sea de trabajo o de otro tipo. En el primer caso es la atracción de otras provincias o regiones del país en época de cosecha sobre las corrientes migratorias del interior, en el segundo caso el atractivo es la ciudad capital de pro-vincia o capital del país. Esta redistribución espacial intra e interprovincial produce verdaderas transformaciones espaciales, como desintegración social, pérdida de sentimiento de pertenencia territorial y envejecimiento demográfico.

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Para efectivizar el concepto “calidad de vida” hemos seleccionado las si-guientes variables:

Referidas al hábitat: calidad de la vivienda y condiciones habitacionales

Referidas a infraestructura de servicios públicos: agua potable, energía eléc-trica, alumbrado, pavimento, transporte y cloacas.

Calidad de las viviendas

La gestión de las viviendas y los materiales de construcción tienen que ver directamente con la gestión privada y con las políticas estatales hacia el área de las políticas habitacionales, las cuales tienen incidencia en la calidad de las mismas; aun cuando no se distingue esta categoría en las fuentes censales.

Del análisis de la Tabla 1 se desprenden cuestiones muy concretas como que Choromoro, Atahona y Monteagudo tienen más del 60% de viviendas Tipo A, alrededor del 20% Tipo B y el porcentaje restante se distribuye entre ranchos y casillas. La primera categoría se refiere a aquellas con pisos de cemento o baldosa, paredes de ladrillo revocadas y techos de chapa metálica sin cubierta, de las cuales solo la mitad posee cielorraso.

En el segundo caso los pisos si bien son de cemento, se complementan con ladrillos; las paredes se encuentran sin revoque y los techos, en más del 50%, son de chapa metálica, sin cobertura y sin cielorraso. También existen ranchos y casillas, pero en proporciones notablemente inferiores en Atahona y Monteagudo. No obstante, en Choromoro se registra un 10% de estas viviendas más precarias, representado las casillas el 8%. En las otras localidades las dife-rencias porcentuales entre la calidad de la vivienda es menor, por ejemplo, ca-sas Tipo A equivalen entre el 40% y 50% y Tipo B entre 30% y 40%. El porcen-taje restante representa la existencia de ranchos y casillas, cuyo valor no supera el 6%. En la Ramada resalta esta categoría de viviendas más precarias, donde alcanza el 17%, de los cuales el 15%, son casillas. En Graneros la situación es parecida pues existe un 8% de ranchos y 3% de casillas.

En síntesis, podemos decir que la situación de la localidad tranqueña revela una brecha muy marcada entre las viviendas de mejor calidad y las más mise-

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rables, a diferencia de las localidades de Burruyacu, Simoca y Graneros donde la totalidad de las viviendas están distribuidas más equitativamente entre las dos primeras clases.

Tabla 1. Materiales de la vivienda en valores proporcionales

L o c a l i d a d e s

Categoría de variables

Cho

rom

oro

Va Bur

ruya

cu

Va Ben

j.Ará

oz

La R

amad

a

El C

haña

r

Ath

ona

Va Chi

clig

asta

Mon

teag

udo

Gra

nero

s

Taco

Ral

o

I) Material de pisos

Cerámica, baldosa, otr. 48 33 38 19 43 42 29 53 33 29

Cemento, ladrillo fijo 45 60 38 37 52 52 62 37 52 53

Tierra, ladrillo suelto 5 6 24 16 5 6 7 10 15 17

Otros 1 1 - - - - 2 - - 0,3

II) Material de paredes exteriores

Ladrillo, bloque, hormi-gón c/ revoque

73 61 58 61 81 87 74 80 54 63

Adobe c/ revoque 1 - 1 - 0,2 2 - 1 1 0,6

Madera 6 5 1 22 5 1 2 1 5 2

Ladrillo, bloque, hormi-gón s/ revoque

16 30 21 15 13 8 23 15 34 31

Adobe s/revoque 2 1 6 1 - 1 2 3 2 3

Chapa metal o fibroce-mento

1 1 - 0,3 0,7 - - - 0,2 1,3

Otros materiales - 0,8 - - - 1 - - 0,2 -

Cartón, mat. desecho - - 3 0,3 - - - 0,5 2 -

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L o c a l i d a d e s

Categoría de variables

Cho

rom

oro

Va Bur

ruya

cu

Va Ben

j.Ará

oz

La R

amad

a

El C

haña

r

Ath

ona

Va Chi

clig

asta

Mon

teag

udo

Gra

nero

s

Taco

Ral

o

III) Cubierta exterior del Techo

Asfáltica o membrana, losa (s/cub). Pizarra o teja c/ cielorraso

9 11 20 6 14 11 9 15 5 9

Chapa metal (s/cub) con cielorraso

30 24 9 40 29 40 36 31 33 36

Chapa plástica o fibro-cemento con cielorraso

26 5 8 0,3 1 5 - 0,5 0,5 0,6

Asfáltica, losa (s/cub). s/cielorraso.

3 4 16 3 9 17 5 4 5 2

Otros mat. S/ cielorraso - 1 0,5 2 - - - - 0,2 - Chapa metal s/ cub. s/ cielorraso

30 55 46 47 46 21 52 33 49 50

Chapa fibroc. chapa cartón caña, paja s/ cielorraso.

- 21 10 1 1 8 - 8 7 3

Otros mat. c/ cielorraso - 0,5 - 0,3 - - - - - 0,3

IV) Tipo de viviendas

Casa tipo A 67 54 51 48 55 65 55 67 46 43

Casa tipo B 22 41 42 35 40 28 43 27 44 52

Rancho 2 2 4 2 1 1 - 4 8 2

Casilla 8 2 2 15 3 5 2 1 3 2

Casas no censadas por localidad

17 22 11 11 11 25 34 25 17 25

Fuente: Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas, 2001. Elaboración propia.

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Servicios básicos y calidad de la infraestructura

De la observación de los datos de la Tabla 2 se podría desprender la idea que el Estado ha cumplido satisfactoriamente con su gestión, a través del tendi-do de las redes de infraestructura de aquellos servicios como agua, alumbrado público, electricidad y transporte, a más del 90 % de las viviendas en localida-des como Choromoro, Va Burruyacu, Va Benjamín Aráoz, Va Chicligasta, Mon-teagudo, Taco Ralo y Graneros. Sin embargo, esta evaluación cuantitativa no es indicador suficiente para medir la calidad de vida de quienes habitan el lugar.

Choromoro, Atahona, Monteagudo y Graneros, estarían en su totalidad cu-biertas con la red eléctrica, de agua y alumbrado público, pero al decir de sus habitantes, hay sectores donde no ha llegado el tendido de las redes menciona-das y donde existen el servicio es deficiente. Ellos hacen referencias a esta situación cuando cuentan del arsenisismo en el agua y sus graves consecuen-cias en la salud al mediano plazo, a los problemas que les ocasionan a los elec-trodomésticos de primera necesidad los cambios bruscos en la tensión eléctrica. Más se complica el cuadro cuando se suman las dificultades de acceso a los servicios, sea por cuestiones económicas, sea por la distancia respecto a la red troncal, por citar algunos inconvenientes.

Alta incidencia tiene además, en estas localidades, la falta de calles pavi-mentadas, donde el factor climático juega un rol destacado, pues son lugares con promedios de lluvias muy bajos durante todo el año y en consecuencia los problemas respiratorios son endémicos, dada la presencia permanente de tierra en el ambiente. Los casos más postergados son Choromoro, Atahona, Va Chi-cligasta, Monteagudo y La Ramada en donde no existe el pavimento, o a lo sumo alcanza un 11 o un 19 % respectivamente. En los otros casos el pavimen-to cubre entre el 30% y 70% de la localidad, según los datos censales.

Los servicios e infraestructura básica hacen a la calidad de vida de la po-blación y a su bienestar en la medida que garantizan –desde esta perspectiva– accesibilidad al trabajo, educación, salud, culto y a la adquisición de alimentos, así como a la calidad del ambiente. Por ello analizamos, además, la situación del transporte público y recolección de residuos sólidos. Éstos, según se obser-

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va en la misma tabla, cubren el 100 % de dichas localidades. La excepción es Atahona, donde los datos revelan servicios escasos e inexistentes. No obstante, sus habitantes recurren a métodos alternativos, no por ello mejores, como autos rurales (con alto costo por pasaje, circulación sin el seguro obligatorio, unidades de transporte muy antiguas y en mal estado de conservación, por citar algunos aspectos) para reemplazar al ómnibus y a la quema de basura en terreno propio o ajeno (con las consecuencias de riesgo para el medio ambiente y la salud), ante la falta de regularidad o escasez de la recolección. La inexistencia de red de gas y cloacas, en todas las localidades que estudiamos, es sorteada con la adquisición de gas envasado y la construcción de pozos o cámaras sépticas, respectivamente. Esto implica una tarea de mantenimiento de los pozos y cáma-ras sépticas, riego, limpieza y desmalezamiento de las calles y caminos. Todas estas tareas pueden ser cubiertas por el estado comunal, o por gestión particu-lar. Sin embargo, subsisten algunos inconvenientes estacionales como las llu-vias excesivas en verano o sequías en invierno, el aumento del consumo del combustible, aumento del costo o por escasez del mismo.

Tabla 2 Infraestructura de servicios en valores proporcionales

L O C A L I D A D E S

SERVICIOS

Cho

rom

oro

Va Bur

ruya

cu

Va B. A

ráoz

La R

amad

a

El C

haña

r

Ata

hona

Va Chi

clig

asta

Mon

teag

udo

Gra

nero

s

Taco

Ral

o

Recol. reg. residuos

100 97 100 81 86 - 69 85 100 91

Transporte público 100 90 95 89 87 71 100 100 100 91

Red de cloacas --- -- - - - - - - - -

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L O C A L I D A D E S

SERVICIOS

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Va B. A

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La R

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a

El C

haña

r

Ata

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Va Chi

clig

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Mon

teag

udo

Gra

nero

s

Taco

Ral

o

Red de agua 100 93 100 81 92 100 100 100 100 100

Gas natural --- --- - - - - - - - -

Alumbrado público 100 90 81 81 93 100 100 100 100 100

Calles pavimentadas --- 69 34 19 44 - - 11 75 57

Red eléctrica 100 93 100 100 100 100 100 100 100 88

Fuente: Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas, 2001. Elaboración propia.

La disponibilidad de agua en los hogares es uno de los indicadores esen-ciales para alcanzar niveles básicos de bienestar, sobre todo en áreas rurales con población de bajos ingresos. Este indicador combina la provisión del agua en la vivienda y la procedencia de la misma (según la denominación del INDEC).

Analizar comparativamente la Tabla 3, permite observar que en la categoría provisión del agua por cañería dentro de la vivienda, localidades como Choro-moro, Vª Burruyacu, El Chañar, Atahona, Vª Chicligasta y Monteagudo son las que tienen acceso a este beneficio entre el 60% y el 70 % de las viviendas. En tanto Vª B. Aráoz, La Ramada, Graneros y Taco Ralo entran en esta categoría sólo entre un mínimo del 50 % hasta un máximo del 60 % de las viviendas. Respecto a la categoría provisión de agua por cañería fuera de la vivienda pero dentro del propio terreno, en todas las localidades se repiten valores relativos al 20% y 40 % y entre 1% y 7 % en la categoría referida a la provisión de agua por cañería pero desde afuera de la vivienda y del terreno.

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Tabla 3. Disponibilidad de agua en las viviendas expresada en valores proporcionales

L O C A L I D A D E S

Categorías

Cho

ro m

oro

Va Bur

ruya

cu

Va B. A

ráoz

La R

amad

a

El C

haña

r

Ata

hona

Va Chi

clig

asta

Mon

teag

udo

Gra

nero

s

Taco

Ral

o

Provisión de Agua

Cañería dentro

vivienda 74 65 58 54 64 73 61 75 60 59

Cañería fuera

vivienda 26 32 40 44 35 26 34 24 38 35

Cañería fuera

terreno 0 3 2 2 1 1 5 1 2 7

Procedencia del agua

Red pública 100 58,5 58,9 92,1 88,5 99,1 96,7 96,7 99,1 99,7

Bomba manual - 0,4 - - - 0,9 3,3 - - 0,3

Bomba motor - 19,4 19 6,6 4 - - 3,3 0,2 -

Pozo c/bomba - 20,8 22,1 1 7,4 - - - 0,7 -

Pozo s/bomba - 0,4 - 0,2 - - - - - -

Transporte por camión cisterna - - - 0,7 0,2 - - - - -

Fuente: Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas, 2001. Elaboración propia.

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La excepción es Choromoro, donde el 100% de las viviendas reciben agua que procede de la red pública, a través de cañería dentro de la propiedad (ver Tabla 3). En las otras localidades el beneficio de la red publica es menor, en Va Burruyacu y Benjamín Aráoz abastece al 58% de las viviendas, el 42% restante obtiene el agua con bomba a motor y pozo con bomba. En los poblados de los dptos. Simoca y Graneros supera el 80% y el 90%. A pesar de ello, la cañería llega al interior de las casas en un porcentaje que ronda hasta el 40% en las mismas localidades en donde el tendido de la red pública es más escaso. Por lo demás deben proveerse agua por medio de grifo público fuera de sus terrenos.

No obstante hay situaciones de mayor aislamiento, como son La Ramada y El Chañar en donde el agua llega a las viviendas transportada por camiones cisternas, considerando que en el mejor de los casos se refiere a un servicio regular. Sin embargo, esta situación vulnerabiliza aún más la calidad de vida si se advierte la existencia de factores ajenos al servicio, como el estado de los caminos, la accesibilidad a los mismos, la disponibilidad de energía eléctrica y el estado del tiempo, por nombrar algunos, de los cuales también hay que ocupar-se.

Estas condiciones de provisión y procedencia del agua por otros medios que no sean la cañería dentro de la vivienda y desde la red pública pone en riesgo la calidad del agua y, por ende, la calidad de vida de los habitantes, su salud y estado sanitario. Allí se convive con una variada gama de situaciones, desde las instancias más leves y elementales respecto a la minimización del bienestar hasta situaciones en máximo extremas ante la ausencia de solución por parte de la gestión del Estado.

Un caso particular analizado y estudiado fue en la localidad de Va Burruya-cu, que si bien presenta un 93% de red de agua, ésta cuenta con un alto nivel de arsénico, no obstante los habitantes del lugar la consumen igual. Sin embar-go, según las informaciones aportadas por la gente del lugar, se presentó un proyecto para que a través de excavaciones se llegue a napas freáticas más

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profundas, libres del mineral y se obtenga agua de buena calidad; éste es un proyecto promovido por el PROPASA5.

Consideraciones finales

En primer lugar cabe valorar la subjetividad respecto a las condiciones de vida, es decir que desde la perspectiva del habitante, las necesidades priorita-rias no son iguales a las del observador, más allá de las referencias de Nacio-nes Unidas, que se presentaron al comienzo del estudio. Es por ello que llega-mos a la siguiente consideración:

Respecto a las viviendas, para los pobladores poco importa el material con que están construidas sus casas, en la medida que el techo sea de chapa metálica y las paredes de bloque o ladrillo para sentirse seguros y al res-guardo de cuestiones climáticas. Sin embargo, es un factor común, la acti-tud de reclamo a la gestión comunal, municipal o del gobierno central, por el suministro de dichos elementos, indispensables para su supervivencia.

Analizando la infraestructura de servicios básicos, fue a través de las en-cuestas que obtuvimos otra sorpresa, pues las necesidades primordiales de los habitantes pasan por el siguiente orden: abastecimiento de agua (no in-teresa si es de red o de pozo), red eléctrica, alumbrado público, calles en buen estado, transporte público y recolección de residuos sólidos. Este or-den de prioridad establecido por la gente obedece a que del buen funcio-namiento de uno deriva el buen funcionamiento del siguiente. En conse-cuencia, el alumbrado público y el buen estado de las calles les preocupa en la medida que les permite la accesibilidad, el recorrido del transporte pú-blico y la recolección de residuos. El buen estado de las calles es conside-rado un servicio de vital importancia, dadas las distancias a los centros de salud, escuelas, trabajo, de abastecimiento, etc. No obstante esta aprecia-ción, de las diez localidades visitadas, las Comunas del dpto. Burruyacu es-tán en deuda con el 20% de las viviendas respecto al alumbrado público.

5 Programa para el agua y saneamiento ambiental.

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Entre las localidades más postergadas según los datos estadísticos se des-tacan Atahona y La Ramada, y las mejores abastecidas Graneros, Taco Ra-lo y Va Burruyacu.

Sin embargo, no hay relación directa entre el análisis cualitativo y cuantitati-vo, ya que las estadísticas oficiales pueden mostrar la existencia de la red de infraestructura o describir los materiales con que están construidas las viviendas, pero de la observación directa y del trabajo de campo se des-prende la realidad, redes incompletas, sin conexión domiciliaria, servicios ineficientes o inexistentes. Es así que entre las mejor provistas se observa-ron Choromoro y Va Burruyacu.

Revisando la hipótesis de partida, podemos concluir diciendo que es indis-cutiblemente necesaria la gestión de las comunas o municipios para estas localidades pequeñas, pero también es cierto que se debe dar la oportuni-dad a los vecinos de acceder a la administración de sus propias necesida-des. Entonces consideramos que se requiere aceitar la relación entre la administración estatal y la gestión de los vecinos con el fin de complementar el esfuerzo de ambos en pos del acceso a las mejoras necesarias para su-perar la calidad de vida de la población de estas áreas rurales.

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Gestión estatal y realidad local: vivienda e infraestructura de servicios como indicadores …

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PROPUESTA DE MEDICIÓN DE LA CALIDAD DE VIDA EN LAS LOCALIDADES RURALES Y SU

IMPLEMENTACIÓN EN LA PROVINCIA DE TUCUMÁN ()

JULIA PATRICIA ORTIZ DE D’ARTERIO** HORACIO MADARIAGA***

Res

umen

En los últimos años, en Argentina han proliferado los estudios referidos al análisis, la comparación y la medición de la calidad de vida. La mayor parte de estos estudios se efectuaron a nivel departamental o con respecto a las áreas urbanas. Esta investigación tiene como objetivo realizar una revisión de las diferentes variables que tradicionalmen-te se usan en la medición del fenómeno y analizar su validez en las áreas rurales. Se discute sobre la necesidad de incluir nuevos elementos de análisis que contribuyan en la explicación de la calidad de vida en las localidades rurales (de menos de 2000 habi-tantes) de la provincia de Tucumán y cuya importancia se puso de manifiesto en el trabajo de campo. Finalmente, se ensaya sobre la elaboración de un Índice sintético de calidad de vida aplicable al hábitat rural concentrado, el que se logra mediante la cons-trucción de un modelo ponderal a partir de las variables más representativas de cada dimensión a considerar y a su vez se ponderan las categorías de cada variable. El índice se obtiene a partir de la razón porcentual entre las sumatorias de las categorí-as por los pesos asignados y el máximo valor posible. Resulta de este modo un índice cuyo rango varía entre 0 y 100 unidades.

Palabras clave: Calidad de vida, localidades rurales, condiciones de vida, Tucumán

Una versión preliminar de este artículo fue presentado en las IX Jornadas Argentinas de Estudios de Población, organizadas por la Asociación de Estudios de Población de Argentina (AEPA) y la Universidad Nacional de Córdoba. Huerta Grande, Córdoba, noviembre de 2007.

** Patricia Ortiz de D’Arterio revista como Profesora Adjunta de las disciplinas Geografía de la Población y Geografía de los Espacios Urbanos y Rurales. Se desempeña como Directora del Instituto de Estudios Geográficos de la Universidad Nacional de Tucumán.

*** Horacio Madariaga revista como Profesor Adjunto del Instituto de Estudios Geográficos de la Universidad Nacional de Tucumán y como Profesional Adjunto del CONICET, con asiento en el IEG.

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121

Abs

trac

t In recent years, in Argentina has been a proliferation of studies relating to the analysis, comparison and measurement of quality of life. Most of these studies were conducted at the departmental level or with respect to urban areas. The objective of the investigation is review of the different variables that are traditionally used in the measurement of the phenomenon and analyze their validity in rural areas. It discusses the need to include new elements of analysis that contribute to the explanation of the quality of life in rural areas (towns with less than 2000 inhabitants) in the province of Tucuman. The importance of these variables has been demonstrated in fieldwork. Finally, it is being tested on the development of a synthetic index of quality of life for rural localities, which is accomplished by constructing a model of weight based on the variables most representative of each dimension to consider and, in turn, are weighted categories each variable. The index is derived from the percentage rate between the manipulations of the weights assigned to categories and the maximum possible value. It is thus an index whose range varies between 0 and 100 units.

Key words

Quality of life, rural areas, living conditions, Tucumán.

1. Introducción

En los últimos años, en Argentina han proliferado los estudios referidos al análisis, la comparación y la medición de la calidad de vida (Velázquez, 2001; Velázquez y García, 2001; Gómez Lende, 2005; Sagua, Aguirre y Lucero, 2001; Formiga, 2001; Trifiró, 2001; Velázquez y Gómez Lende, 2005; Lucero, Mikkel-sen, Sabuda, Ares, Aveni y Ondartz, 2007 entre otros). Sin embargo, la mayor parte de ellos se realizan para áreas urbanas o bien intentan aplicarse a contex-tos territoriales cuya escala de análisis (departamental, provincial) no justifica la distinción pormenorizada de lo urbano-rural.

El trabajo que aquí se presenta, realiza una revisión sobre las variables tra-dicionalmente empleadas en la medición de la calidad de vida e introduce la discusión teórica y operacional de otros indicadores cuya validez, en relación al hábitat rural concentrado, ha quedado demostrada en el trabajo de campo. Asi-mismo se analiza el proceso de diseño y construcción metodológica de un índi-

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ce sintético de calidad de vida para las localidades de menos de 2000 habitan-tes1 para Tucumán a inicios del siglo XXI. Las localidades consideradas figuran en el Mapa 1.

2. El concepto de calidad de vida y sus problemas de medición

Desde las Ciencias Sociales, la calidad de vida debe ser interpretada como “una medida de logro respecto a un nivel establecido como óptimo teniendo en cuenta dimensiones socio-económicas y ambientales dependientes de la escala de valores prevaleciente en la sociedad y que varían en función de las expecta-tivas de progreso histórico” (Velázquez, 2001). Ello supone entre otras cosas, satisfacer las necesidades humanas de subsistencia y disponer de ciertos re-cursos económicos, gozar de un hábitat que no perjudique la salud, disponer de cierto nivel asistencial, poder educarse, tener libertad política y acceder a los derechos inherentes a los individuos, tener un trabajo digno y bien remunerado, participar en la vida comunitaria, gozar de afecto y protección. Por lo tanto, la calidad de vida es un concepto integrador (multidimensional) que hace referen-cia a condiciones objetivas como a componentes subjetivos relacionados con la percepción de la satisfacción de las necesidades humanas (Lucero, Mikkelsen y otros, 2007).

El campo conceptual de la calidad de vida no está exento de problemas, debido a que el término está corrientemente asociado con diversas cosmovisio-nes que varían según el contexto espacio-temporal. En efecto, las necesidades y expectativas de la población así como sus escalas de valores cambian de un período histórico a otro y por lo tanto, “el umbral o techo” de la calidad de vida, en cuanto medida de logro, es muy variable y difícil de medir2.

1 El Censo Nacional de Población, hogares y viviendas de 2001, incluyó a los centros rurales de población concentrada de menos de 2000 habitantes en la categoría de “aglomerados”. Se trata de localidades que disponen de amanzanamiento y que actúan como centros de servicios. En su mayoría son cabeceras de comunas y por lo tanto sede administrativa de las mismas. 2 Con frecuencia diferentes discursos suelen asimilar los conceptos de pobreza y calidad de vida y si bien estos términos se refieren a fenómenos relacionados entre sí, las diferencias conceptuales y metodológicas entre ambos son marcadas. Mientras la pobreza se mide a partir de un piso, relativamente fijo, determinado por la mera satisfacción de necesidades considera-das como indispensables; la calidad de vida se mide con respecto a un “techo” o nivel estable-cido como óptimo para una determinada sociedad y época (Velázquez, 2001).

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En la medición de la calidad de vida, con frecuencia suele usarse informa-ción de origen censal pertinente a dimensiones tales como vivienda, infraestruc-tura de servicios públicos básicos, salud, educación.

A diferentes escalas se han construido índices resumen de la calidad de vi-da aplicables a Argentina en su conjunto y a provincias y/o distritos determina-dos (Velázquez, 2001; Boroni, Gómez Lende y Velázquez, 2005; Gómez Lende, 2005; Lucero, Rivieri, Mikkelsen y Sabuda, 2005; Mikkelsen, 2007). En estos

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aportes se atribuye un determinado peso relativo a las variables consideradas, agrupadas en diferentes dimensiones de análisis (dimensión educación, dimen-sión salud, dimensión vivienda, dimensión ambiental y atracción del paisaje). Las tasas calculadas fueron transformadas en números índices y se ponderaron los pesos relativos de cada variable, obteniéndose índices de calidad de vida, cuyo valor teórico puede alcanzar entre 0 y 10 o entre 0 y 100, para reflejar las peores y mejores situaciones respectivamente.

3. La calidad de vida de la población rural de Tucumán

En esta investigación, realizada en el marco del proyecto “Población y cali-dad de vida en las áreas rurales del NOA en los inicios del siglo XXI” (CIUNT), hemos seleccionado variables –simples y compuestas– del Censo Nacional de Población, hogares y viviendas de 2001, consideradas representativas de los principales rasgos territoriales y socio-económicos relacionados con la calidad de vida de las áreas rurales.

Por otra parte, desde el punto de vista metodológico y teniendo en cuenta que la “calidad de vida rural” es una construcción social, se hace indispensable contemplar las expectativas del grupo social en cuestión. En consecuencia, adicionalmente mediante el trabajo de campo se ha relevado en los asentamien-tos poblacionales con menos de 2000 habitantes, información complementaria a la de raigambre censal, proporcionada por los propios agentes sociales. De esta manera, se pudieron confrontar las dos fuentes, posibilitándose el estableci-miento de relaciones y la explicación de los índices alcanzados a partir de los datos censales. Por lo tanto, el trabajo de campo fue fundamental para la com-prensión de las situaciones específicas y el análisis comparativo entre las locali-dades.

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El trabajo de campo3 ha estado orientado por un lado, a obtener informa-ción cualitativa sobre la infraestructura y los servicios del centro rural, las políti-cas de inversión pública en los mismos, la complejidad de las prestaciones su-ministradas por los centros asistenciales y las áreas hasta donde se mantiene su influencia, las actividades sociales, culturales y recreativas, las condiciones migratorias, las principales problemáticas educativas de la localidad así como el acceso a la educación no formal. Asimismo se ha indagado sobre la ayuda y/o empleo sostenidos por el poder público, las preocupaciones compartidas, la percepción de la gestión administrativa local y de los problemas socio-económicos, la existencia y funcionamiento de redes de cooperación y articula-ción social y sobre algunas formas de intervención territorial. En este sentido, mediante el trabajo de campo ha sido posible el acercamiento a la realidad “vi-venciada y percibida” cotidianamente por los pobladores de cada localidad.

Pero el trabajo de campo, además, tuvo como objetivo la observación y el relevamiento directo de aspectos tales como el estado de limpieza y manteni-miento de los espacios verdes, las calles y veredas, el arbolado público, el as-pecto exterior de las edificaciones, la presencia o ausencia de asentamientos de carácter marginal e ilegal, los espacios destinados a las actividades deportivas.

En la ponencia que ahora presentamos se consignan solamente algunos de los aspectos relevados en el Trabajo de campo (TC), realizado entre 2005 y 2007. Cabe aclarar que aún no se ha completado el trabajo de campo, faltando relevar información en localidades rurales, que en este trabajo no han sido in-cluidas.

3.1. La información recopilada

La información recopilada ha sido agrupada en seis conjuntos o dimen-siones de análisis.

3 Se realizaron entrevistas (semi-estructuradas) en las administraciones comunales, centros de atención de salud, escuelas, centros comunitarios. Asimismo, se entrevistaron a informantes calificados y a pobladores varios. Con el objetivo de obtener información lo más “objetiva” posible, en cada localidad se han realizado varias entrevistas (por lo menos cuatro).

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Dimensión demográfica

Esta dimensión, suele estar ausente en los estudios de calidad de vida, sin embargo la hemos incorporado teniendo en cuenta que las variables implicadas aportan al proceso de estructuración y reproducción de las condiciones de vida de la población rural. Se ha considerado:

* Tasa de crecimiento medio anual intercensal (TCMAI): 1991-2001 de la localidad. Esta variable da cuenta del desigual ritmo del crecimiento de la pobla-ción rural concentrada en la provincia, en un contexto signado por la redistribu-ción de la población rural en la que la población rural dispersa experimentó cre-cimiento bajo o estancamiento. El decrecimiento poblacional de los centros rurales estaría reflejando en la década, un deterioro de la calidad de vida, lo cual motiva la emigración poblacional4. Por su parte, tasas altas de crecimiento de-mográfico podrían ser indicios de la existencia de factores de contención socio-económica y/o de atracción poblacional y ello se relaciona directamente con la calidad de vida5.

* Estructura por edad de la población. Al respecto, se han analizado cuatro indicadores demográficos que son: la edad media, el porcentaje de menores de 15 años, la representatividad de los mayores de 65 años y el índice de depen-dencia potencial.

Estas variables se complementan entre sí y su importancia radica en el hecho de revelar procesos de envejecimiento en las localidades rurales. Estos fenómenos son importantes de considerar por cuanto, como se ha afirmado, la calidad de vida se relaciona directamente con las necesidades y expectativas de

4 El trabajo de campo ha demostrado una relación directa entre el decrecimiento y el bajo crecimiento poblacional de las localidades con el deterioro de la calidad de vida de la población de la misma. Las localidades con más bajo crecimiento poblacional, figuran entre aquellas con índices de calidad de vida más bajos, como se apreciará en páginas posteriores. 5 El trabajo de campo ha puesto de manifiesto que, en numerosos centros rurales con alto crecimiento poblacional y con importantes aportes inmigratorios, la inmigración contribuye a deteriorar la calidad de vida de la población del aglomerado, ya que se han conformado verda-deras “villas de emergencia” (al estilo urbano), en condiciones deplorables de habitabilidad.

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la población y éstas cambian sensiblemente de una población joven a una po-blación envejecida. En este sentido, Gómez y Sabeh (2007), postulan que la percepción de la satisfacción de las necesidades se modifica en función de las edades de las personas. En efecto, los ancianos consideran fundamental la disponibilidad y el acceso a los servicios (especialmente a la salud) y a determi-nadas actividades relacionadas con el ocio y el tiempo libre. Los niños por su parte, revalorizan las posibilidades de recreación y deporte y los adultos en cambio, centralizan sus expectativas en las posibilidades laborales, el acceso a la vivienda propia, los servicios e infraestructuras públicas básicas, la disponibi-lidad de establecimientos educativos para sus hijos.

Los valores alcanzados por cada una de las variables consignadas en las localidades de análisis se presentan en el cuadro Nº 1.

Cuadro nº 1: Calidad de vida en los centros rurales de Tucumán: dimensión demográfica.

Localidades rurales

(TCMAI): 1991-2001

Depend. potencial

Edad media

% menores de 15 años

% mayo-res de 65

años

El Chañar 35,25 por mil 65,88 27 34 6

Vº Burruyacu 62,43 por mil 77,35 26 38 5

La Ramada 32,85 por mil 71,95 27 36 5

Benjamín Aráoz 70,51 por mil 78,40 25 39 5

7 de Abril 0,69 por mil 75,60 27 37 6

Las Cejas 5,86 por mil 68,69 28 34 7

Estación Aráoz 30,91 por mil 65,43 32 34 7

Sta. R. de Leales 19,47 por mil 69,17 29 34 7

García Fernández 17,53 por mil 58,95 30 30 7

Río Colorado 9,95 por mil 65,43 32 29 10

C. Cáceres 17,70 por mil 64,74 29 32 7

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Localidades rurales

(TCMAI): 1991-2001

Depend. potencial

Edad media

% menores de 15 años

% mayo-res de 65

años

S. Maldonado 31,41 por mil 73,01 26 37 5

S. Moya 28,93 por mil 72,34 25 38 4

Vª Belgrano 3,57 por mil 65,24 28 32 7

Arcadia 43,27 por mil 72,89 27 36 6

C. Hileret 8,97 por mil 73,69 27 37 5

Medinas 34,62 por mil 68,70 28 35 7

Río Chico s/d 83,28 26 39 6

Graneros 30,26 por mil 65,83 28 33 6

Taco Ralo 21,73 por mil 72,31 30 34 8

Monteagudo 12,19 por mil 73,03 30 33 10

Atahona 12,35 por mil 72,39 33 31 11

Vº Chicligasta -7,48 por mil 71,11 30 33 8

Choromoro 29,51 por mil 70,51 28 35 7

Fuente: Base Usuarios del Censo Nacional de Población, hogares y viviendas, 2001.

Dimensión educativa

Partiendo de la concepción que la educación no sólo transmite el patrimo-nio cultural de una sociedad sino que además, propicia el progreso de la misma, se han seleccionado dos variables educativas de origen censal, que son: la tasa de analfabetismo de los mayores de 5 años y el nivel educativo del jefe de hogar, teniéndose en cuenta el porcentaje de jefes analfabetos y que no ha completado la educación básica obligatoria6.

6 En otros trabajos, de carácter más cualitativo que el presente, se ha considerado además la deserción escolar de de 5 a 17 años, es decir el porcentaje de niños y jóvenes que no asis-ten a establecimientos educativos, estando en edad escolar.

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Estas variables han sido escogidas por considerarse que, cuanto menor sea el analfabetismo y cuanto más alto sea el nivel educativo del jefe, mayores serán las probabilidades de competir exitosamente en el mercado laboral y por lo tanto, mayores serán los ingresos del hogar. Es decir que, estos indicadores no sólo reflejan situaciones asociadas directamente con la calidad de vida actual de la población, tales como pobreza, inserción temprana en el mercado laboral, distancia y problemas de accesibilidad a los establecimientos educativos, ins-trucción del grupo familiar e importancia que éste atribuye a la escolarización; sino además expresan las oportunidades y las posibilidades de promoción so-cial.

Adviértase que en investigaciones abordadas para la Argentina en la déca-da de 1991-2001, esta dimensión ha experimentado un significativo incremento en su importancia relativa (Boroni, Gómez Lende y Velázquez, 2005).

Asimismo para cada localidad se tuvo en cuenta si posee escuela, y qué niveles y modalidades de educación se ofrecen en ella. Se ha indagado además sobre la educación no formal (escuelas posprimarias de manualidades, talleres de costura, cocina y otros), que en el medio rural complementa y refuerza a la educación formal. Todos estos datos se presentan en el cuadro nº 2.

Cuadro nº 2: Calidad de vida en los centros rurales de Tucumán: dimensión educativa

Localidades rurales

Tasa de analfabetismo

de los mayores de 5 años

Nivel educativo del jefe de

hogar

Oferta educativa (a)

Educación no formal

(b)

El Chañar 8 34 3 1

Vº Burruyacu 9 40 5 1

La Ramada 11 39 4 0

Benjamín Aráoz 16 51 3 1

7 de Abril 9 43 4 0

Las Cejas 10 42 3 0

Estac. Aráoz 8 35 4 0

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Localidades rurales

Tasa de analfabetismo

de los mayores de 5 años

Nivel educativo del jefe de

hogar

Oferta educativa (a)

Educación no formal

(b)

S. R. de Leales 8 36 4 0

García Fernández 6 35 3 0

Río Colorado 6 34 4 1

C. Cáceres 10 53 3 0

S. Maldonado 9 44 3 0

S. Moya 12 43 3 0

Vª Belgrano 7 38 3 1

Arcadia 10 40 4 1

C. Hileret 6 31 3 1

Medinas 8 31 3 0

Río Chico 14 35 4 0

Graneros 8 34 4 1

Taco Ralo 9 32 4 0

Monteagudo 8 28 4 0

Atahona 7 38 2 0

Vº Chicligasta 9 42 3 0

Choromoro 7 23 4 0

Fuente: Base Usuarios del Censo Nacional de Población, hogares y viviendas, 2001. TC2005-2007.

Nota aclaratoria: a: Se ha asignado “1” cuando la escuela tiene solamente nivel EGB1; “2”: cuando la oferta educativa comprende hasta el nivel EGB2; “3”: cuando la oferta educativa comprende hasta el nivel EGB3; “4” cuando en la localidad existe el nivel Polimodal y “5” cuando existe algún esta-blecimiento terciario. b: Se asigna “0” cuando no hay ningún tipo de establecimiento y “1” cuando existe escuela de manualidades o talleres (de costura, cocina) de cualquier dependencia (comunal, parroquial, centro vecinal).

Dimensión familiar

Las características familiares escasamente se incluyen en los estudios de calidad de vida. Sin embargo, la consideración de los tipos de hogares y la re-presentatividad de la jefatura femenina en ellos constituyen importantes aportes

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para la comprensión de la calidad de vida en las áreas rurales. En efecto, la convivencia en hogares nucleares completos contribuye a mejorar la calidad de vida de los mismos, por cuanto se incrementan las posibilidades de obtener mayores ingresos económicos, disminuye la deserción escolar y los niños que viven con ambos progenitores son menos propensos al fracaso escolar. Asi-mismo entre los niños legítimos disminuye la mortalidad infantil.

Por el contrario, la alta representatividad de los hogares unipersonales que se ha detectado en algunas localidades, y sobre todo cuando el fenómeno está asociado a hogares constituidos por mayores de 60 años, atenta a la calidad de vida del hogar y se incrementa su vulnerabilidad.

Asimismo, diferentes estudios han comprobado en América Latina que la jefatura femenina del hogar se relaciona directamente con la ausencia del padre y que comparativamente, en tales hogares se incrementa la pobreza, empeoran las condiciones habitacionales y disminuyen los ingresos económicos (CEPAL, 1996).

En el cuadro nº 3, se consignan los valores alcanzados por cada una de las variables consignadas en los centros rurales de la provincia de Tucumán.

Cuadro nº 3: Calidad de vida en los centros rurales de Tucumán: dimensión familiar

Hogares Multipersonales Localidades

rurales

Jefatura Femenina

(%)

Hogares unipersonales Familiar

Nuclear Familiar

extendido Otros

El Chañar 19 8 68 23 1

La Ramada 21 10 64 23 2

B. Aráoz 19 7 68 23 2

Vº Burruyacu 23 11 63 23 3

7 de Abril 19 12 56 25 7

Las Cejas 22 12 62 24 2

Estación Aráoz 26 8 68 23 1

Sta. R. de Leales 25 11 62 25 1

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Hogares Multipersonales Localidades

rurales

Jefatura Femenina

(%)

Hogares unipersonales Familiar

Nuclear Familiar

extendido Otros

García Fernández 23 7 60 32 1

Río Colorado 25 14 60 26 0

C. Cáceres 22 10 56 34 0

S. Maldonado 20 6 62 32 0

S. Moya 14 4 55 39 2

Vº Belgrano 27 10 59 29 2

Arcadia 20 8 63 28 1

C. Hileret 22 7 57 33 3

Medinas 22 11 59 28 2

Río Chico 19 11 58 30 1

Graneros 19 11 58 29 2

Taco Ralo 30 21 49 27 3

Atahona 33 18 54 26 2

Monteagudo 33 10 59 30 1

Vº Chicligasta 32 18 52 31 0

Choromoro 24 13 61 24 2

Fuente: Base Usuarios del Censo Nacional de Población, hogares y viviendas, 2001.

Dimensión socio-económica

En cuanto a la dimensión socio-económica, en los estudios de calidad de vida suelen usarse dos tipos de indicadores: aquellos referidos específicamente a la capacidad y disponibilidad de recursos económicos en una población y aquellos que miden los aspectos netamente sociales.

Los primeros (indicadores de capacidad económica o de susbsistencia), tradicionalmente se utilizaron como una aproximación indirecta a la disponibili-dad de recursos económicos. A tal efecto y a partir de los datos censales 2001, en esta investigación se usaron las siguientes variables:

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la porcentualidad de la población que vive en hogares con privación de re-cursos corrientes7;

relación entre los pasivos y activos –llamada también razón de dependencia económica o cuota de carga real–;

la condición de actividad medida a partir de las tasas de ocupación y de-socupación de la población total y del jefe de hogar.

Adicionalmente y con el objetivo de resaltar las diferencias entre los distin-tos centros rurales, se ha considerado la representatividad de los ocupados (jefes y población total) por rama de actividad económica, valores que en esta contribución, no se consignan.

Entre los indicadores sociales resultan relevantes las variables censales proporción de población sin obra social ni mutual y la cobertura previsional de la población mayor de 60 años. La primera de ellas implica, no sólo la contempla-ción de la población “contenida” por el sistema sanitario sino además, la cober-tura social pone en evidencia el peso del trabajo no registrado y por ende, de la precarización del mercado laboral. En las áreas rurales, ello es muy importante de tener en cuenta dadas las altas tasas de trabajo en negro. Asimismo, si con-sideramos la alta representatividad de los empleados en relación de dependen-cia en las áreas rurales, los valores de la variable pueden ser indicios de la ex-

7 Esta información se obtuvo a partir de la suma de la población que vive en hogares con privación sólo de recursos corrientes más la población que vive en hogares con privación con-vergente según el Índice de Privación material de los hogares (IPMH). Recuérdese que el IPMH es un índice desarrollado por el INDEC para la medición de la pobreza, que diferencia los hogares sin privación y los hogares con privación y dentro de éstos, aquellos cuya privación es sólo de recursos corrientes, aquellos con privación solamente patrimonial y aquellos con priva-ción convergente (es decir patrimonial y de recursos corrientes). En la construcción del IPMH se utilizan dos indicadores construidos a partir de la información censal: CONDAB y CAPECO. La dimensión de recursos corrientes se captó a través de este último o Índice de capacidad económica del hogar, concebido como una aproximación a la insuficiencia de ingresos y que se construye a partir de la relación entre los años de educación formal aprobados por los percep-tores de ingresos y el número de miembros del hogar (Gómez, Mario y Olmos, 2005).

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pulsión de la fuerza de trabajo rural ante la mecanización de muchas tareas agrícolas.

Se ha incluido la cobertura previsional por considerarse que elevados por-centajes de personas mayores que no perciben jubilación ni pensión, no sólo ponen al descubierto la indefensión de este estrato poblacional sino además afectan directamente la calidad de vida de los hogares (especialmente de los nucleares extendidos) que deben destinar parte de sus ingresos a la asistencia de los familiares ancianos.

Cabe aclarar que en este estudio, la ausencia de la variable “Mortalidad in-fantil”, de fundamental importancia en los estudios de este tipo, se debe a que no se dispone de información a nivel de localidades rurales.

La existencia de establecimientos sanitarios en el centro rural y especial-mente la disponibilidad y multiplicidad de recursos humanos en ellos así como de recursos materiales y tecnológicos (ecógrafo, radiógrafo, ambulancia) reper-cuten en la calidad de vida de la población servida y contribuyen a reducir los niveles de mortalidad general, infantil y materna. Es por ello que, a partir de la información relevada en el trabajo de campo, en esta investigación se ha consi-derado si el poblado cuenta con algún tipo de centro asistencial sanitario y se ha establecido una jerarquía conforme a la complejidad de los mismos.

Finalmente la consideración de la presencia de comedores comunitarios (escolares, vecinales, o de otro tipo) y la existencia de emprendimientos comuni-tarios (cooperativas y grupos de auto-gestión, centros vecinales, proyectos de promoción comunitaria) son elementos con amplia repercusión en la calidad de vida de una población. Dada la complejidad de estos últimos y las dificultades encontradas para el relevamiento de los mismos, no han sido incluidos en esta ponencia, sino en otras investigaciones más cualitativas.

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Cuadro nº 4: Calidad de vida en los centros rurales de Tucumán: dimensión socio-económica

Localidades rurales

Tasa de ocupación

(%)

Tasa de ocupación del jefe de hogar (%)

Población en hogares con privación de

recursos corrien-tes (%)

Razón de dependencia económica

(%)

El Chañar 61 75 51 123

Vº Burruyacu 73 88 45 113

La Ramada 68 79 55 88

B. Aráoz 72 99 53 125

7 de Abril 63 84 49 75

Las Cejas 66 77 52 123

Est. Aráoz 97 81 51 114

S. R. de Leales 63 81 46 107

García Fernández 58 71 47 93

Río Colorado 55 67 45 92

C. Cáceres 42 52 63 85

S. Maldonado 34 54 73 52

S. Moya 27 54 82 37

Vº Belgrano 61 69 54 95

Arcadia 69 98 49 81

C. Hileret 40 51 63 38

Medinas 53 64 50 114

Río Chico 22 25 74 88

Graneros 49 67 49 127

Taco Ralo 50 92 50 100

Monteagudo 44 33 49 123

Atahona 67 32 53 124

VºChicligasta 56 35 56 222

Choromoro 51 7 47 124

Fuente: Base Usuarios del Censo Nacional de Población, hogares y viviendas, 2001.

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Cuadro nº 5: Calidad de vida en los centros rurales de Tucumán: dimensión socio-económica

Infraestructura de salud

Localidades rurales

Poblac. sin obra social

(%)

Presencia de comedor comunitario (escolar o de

otro tipo)

Mayores de 60 años sin jubilación/

pensión (%) Pública

(a)

Privada/ Otras

El Chañar 43 1 48 2 1

Vº Burruyacu 36 2 52 3 0

La Ramada 41 1 44 2 0

B. Aráoz 53 1 47 2 0

7 de Abril 43 1 50 1 0

Las Cejas 51 1 47 2 0

Estación Aráoz 43 0 48 3 0

S. R. de Leales 45 1 37 3 1

García Fernández 44 1 41 1 0

Río Colorado 44 2 42 1 2

C. Cáceres 57 1 53 1 0

S. Maldonado 72 1 55 1 0

S. Moya 54 1 46 1 0

Vº Belgrano 68 1 42 1 0

Arcadia 58 1 48 1 1

C. Hileret 72 1 49 1 0

Medinas 39 1 41 3 0

Río Chico 77 1 47 1 0

Graneros 51 0 40 2 1

Taco Ralo 60 2 42 1 1

Monteagudo 56 1 36 1 0

Atahona 54 1 38 1 0 Vº Chicligasta 56 1 36 1 0 Choromoro 52 1 40 2 0

Fuentes: Base Usuarios del Censo Nacional de Población, hogares y viviendas, 2001. Trabajo de campo 2005-2007.

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Notas aclaratorias:

a: Se ha consignado “1” cuando la localidad cuenta con CAPS (Centro de Atención Primaria de la Salud). Los mismos tienen servicio de enfermería, clínica médica y pe-diátrica y la atención médica se efectúa de 7 a 14 horas únicamente; en ellos funcio-nan solamente los planes de vacunación, de distribución de leche a los menores de 2 años y de distribución de remedios.

b: Se ha consignado la categoría “2” a aquellos CAPS mejor equipados y con ma-yor complejidad, en los que se adicionan el servicio odontológico y médico ginecoló-gico, poseen ambulancia y la atención médica de guardia, se amplía a las 24 horas.

c: Se ha consignado la categoría “3” cuando las localidades disponen de un hospi-tal en los que se ofrecen además de los ya citados, algunos o todos de los siguientes servicios: psicológico, fonoaudiológico, médico ecografista, kinesiólogo y se ejecutan los planes de control de niños desnutridos con entrega de nódulos alimentarios y el plan de salud reproductiva. La mayor complejidad de estos centros se manifiesta también en la existencia de camas de internación diurna y/o nocturna.

Dimensión vivienda e infraestructura pública de servicios básicos

Para estudiar la calidad de vida de la población con frecuencia se utilizan variables relevadas por los censos en lo referente a las condiciones habitaciona-les8 y a la cobertura del equipamiento público de servicios.

Entre las variables relacionadas con el equipamiento de la vivienda, se ha incluido a la representatividad de los hogares que tienen inodoro sin descarga de agua o no poseen inodoro, por considerarse que la carencia de este elemen-to refleja directamente la precariedad de la vivienda y por ende, la baja calidad de vida y la situación de marginalidad del hogar.

Los servicios de recolección de residuos, transporte público, calles pavi-mentadas, alumbrado público y los de red tales como agua, energía eléctrica,

8 Entre las variables censales utilizadas, figuran la infraestructura edilicia -medida a partir de los distintos tipos de vivienda- y los tipos de materiales usados en la construcción de paredes, techos y pisos (Sagua, Aguirre y Lucero, 2001). Como este trabajo se refiere a las áreas rura-les, consideramos que los elementos de construcción si bien indican las condiciones de preca-riedad de la vivienda, también responden a pautas socioculturales, a la adaptación a las condi-ciones climáticas o bien a la disponibilidad y acceso a ciertos materiales; de allí que se decidió no considerar estas variables.

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gas, cloacas y alumbrado público, hacen a la calidad de vida de la población y a su bienestar en la medida que algunos garantizan accesibilidad a los lugares de trabajo, de educación, salud, culto etc.; otros favorecen el estado de salud o las condiciones de seguridad. Pero debe tenerse en cuenta además, que estos indicadores influyen indirectamente en la calidad de vida de la población en la medida en que su funcionamiento y la distribución o trazado de las redes mani-fiestan correlación directa con los cuidados del ambiente, ya que calidad de vida y calidad del ambiente son las dos caras de una misma situación (Ortiz de D’Arterio, P; LLanes, A.; Cusa, A.; Madariaga, H. y otros, 2007).

En esta investigación se ha considerado la representatividad de las vivien-das con acceso a los servicios: agua potable, electricidad por red, recolección de residuos, alumbrado público, transporte público y pavimento. En tanto por tratarse de zonas rurales y porque en la mayoría de los casos los servicios son inexistentes, se han descartado las redes de cloacas y de gas natural.

Cuadro nº 6: Calidad de vida en los centros rurales de Tucumán: dimensión vivienda e infraestructura pública

Representatividad de las viviendas con acceso a:

Localidades rurales

Hogares s/inodoros

o c/inodoros s/descarga

de agua (%) R

ed d

e ag

ua

pota

ble

Red

elé

ctric

a

Rec

olec

ción

de

resi

duos

Tran

spor

te

públ

ico

Alu

mbr

ado

públ

ico

Pavi

men

to

El Chañar 31 92 100 86 87 93 44

VºBurruyacu 37 93 93 97 90 90 69

La Ramada 37 81 100 81 89 81 19

B. Aráoz 35 100 100 100 95 81 34

7 de Abril 54 100 100 0 100 100 0

Las Cejas 36 100 100 83 93 92 7

Esación Aráoz 34 91 91 89 100 100 33

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Representatividad de las viviendas con acceso a:

Localidades rurales

Hogares s/inodoros

o c/inodoros s/descarga

de agua (%) R

ed d

e ag

ua

pota

ble

Red

elé

ctric

a

Rec

olec

ción

de

resi

duos

Tran

spor

te

públ

ico

Alu

mbr

ado

públ

ico

Pavi

men

to

Sta. R. de Leales 17 100 93 93 77 100 71

G. Fernández 28 100 100 78 100 100 12

Río Colorado 29 100 92 74 100 92 19

C. Cáceres 2 100 100 100 100 100 100

S. Maldonado 9 100 100 100 100 100 66

S. Moya 2 100 100 100 100 100 100

Vº Belgrano 40 100 93 71 100 84 0

Arcadia 33 100 91 91 83 91 16

C. Hileret 62 58 100 27 0 100 0

Medinas 29 98 96 90 96 96 39

Río Chico 50 100 100 0 84 95 5

Graneros 41 100 100 100 100 100 75

Taco Ralo 46 100 88 91 91 100 57

Monteagudo 20 100 100 85 100 100 11

Atahona 23 100 100 0 71 100 0

Vº Chicligasta 27 100 100 69 100 100 0

Choromoro 21 100 100 100 100 100 0

Fuente: Base Usuarios del Censo Nacional de Población, hogares y viviendas, 2001.

Dimensión ambiental

En distintos estudios se incorpora la dimensión ambiental medida a través de las probabilidades de experimentar riesgos ambientales tales como sismici-dad, vulcanismo, tornados y otros. Sin embargo en los últimos años, la partici-pación relativa de este grupo sobre el conjunto de variables que conforman las

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condiciones de vida de la población, ha demostrado ser pequeña y se ha redu-cido en el lapso 1991-2001 (Boroni, Gómez Lende y Velázquez, 2005: 77). Por otra parte, los mismos autores afirman que se trata, en su mayoría –salvo en el caso de la erosión y del deterioro edáfico–, de fenómenos ajenos a la sociedad como tal y por lo tanto a la calidad de vida en cuanto medida de logro.

Entre las condiciones ecológicas del entorno, en este trabajo se ha consi-derado la inundabilidad, variable que adquiere relevancia en el caso de la pro-vincia de Tucumán donde las lluvias están fuertemente concentradas en la esta-ción estival y se caracterizan por su torrencialidad.

Por otra parte, a partir del relevamiento directo realizado en el trabajo de campo, hemos incluido aspectos ambientales tales como la existencia de asen-tamientos ilegales emergentes, la presencia y el aspecto de los espacios verdes (plaza u otros), el estado y mantenimiento de las calles, la disponibilidad de espacios de recreación, centros y/o complejos deportivos, la presencia de basu-rales a cielo abierto. Todos estos aspectos están relacionados no sólo con la calidad de vida de la población sino además con la percepción de la localidad y su medio ambiente. Hemos considerado interesante, también, incorporar a este nivel de análisis la asistencia estatal en la construcción de viviendas en los últi-mos años, en un contexto nacional de agravamiento de la situación habitacional; de la misma manera jerarquizamos la variable diferenciando la cantidad de ba-rrios construidos y consignando otros tipos de construcción de barrios planifica-dos, por ejemplo de autogestión o a cargo de algún tipo de emprendimiento privado.

El trabajo de campo realizado nos permitió visualizar la importancia de la presencia de un ente administrativo en la localidad. Hemos comprobado que existe una gran diferencia entre aquellas localidades cabeceras de comuna, en las que hay una administración gubernamental, por más elemental que sea, y aquellas en las que no hay sede comunal, sino que dependen de la localidad cabecera. Es estas localidades es rara la presencia de personal o maquinaria de la comuna rural correspondiente, realizando algún tipo de tarea, como arreglo y/o regado de calles, mantenimiento de la plaza y ni siquiera se efectúa la reco-

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Propuesta de medición de la calidad de vida en las localidades rurales y su implementación …

141

lección de residuos. Por otra parte, entre los pobladores son comunes expresio-nes como “nadie se acuerda de nosotros”, o “no recibimos ayuda de nadie”.

Además de la función característica como proveedora de servicios básicos, los gobiernos comunales en muchos casos, asumen otras funciones, de manera tal que promueven mejoras en la calidad de vida de la población. Se han detec-tado gestiones locales que han impulsado proyectos comunitarios de desarrollo (a través de “planes manos a la obra”); en otros casos se ha comprobado que algunas comunas organizan en la temporada estival, “viajes para trabajadores migrantes temporarios”, encargándose de diligenciar los puestos laborales y de costear el transporte para los trabajadores. Algunos gobiernos comunales han implementado sistemas de becas para alumnos de los niveles polimodal, tercia-rio o universitario; o en ausencia de escuelas con nivel polimodal, las comunas financian autobuses para el traslado de alumnos hasta la localidad más cercana que ofrece este servicio educativo.

A pesar de estos ejemplos loables, se ha observado en la mayoría de los casos, el carácter “asistencialista” de las administraciones locales, así como la actitud pasiva de gran parte de la población que reclama “ser asistida” y esca-samente realiza actividades de autopromoción y autogestión9. Al respecto que-remos destacar, la responsabilidad que le cabe tanto a los gobiernos locales como a la propia población por el nivel de calidad de vida que alcanza la respec-tiva localidad.

9 En este sentido, algunos estudios resaltan la relevancia del estilo de vida y de los hábitos personales como factores que incrementan o disminuyen el riesgo de padecer determinadas situaciones desfavorables en relación a su calidad de vida Asimismo, se considera fundamental la participación de cada miembro de la comunidad –en tanto ciudadanos–, en la implementa-ción de estrategias que eleven su calidad de vida (Cfr. Galli, 2007).

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Cuadro nº 7: Calidad de vida en los centros rurales de Tucumán: dimensión ambiental

Localidades rurales

Presencia de sede

comunal o municipal

Asenta-mientos ilegales

marginales

Construc. de barrios

(10 últi-mos

años) (a)

Espa-cios

verdes públi-

cos (b)

Espa-cios

depor-tivos (c)

Área inun-dable

El Chañar Sí Sí 2 0 1 Sí

VºBurruyacu Sí (munic) Sí 2 1 1 No

La Ramada Sí Sí 1 1 1 No

B. Aráoz Sí Sí 1 0 1 No

7 de Abril Sí No 1 0 1 No

Las Cejas Sí No 1 1 1 No

Estac. Aráoz Sí No 2 1 1 No

S. R. de Leales Sí Sí 2 1 1 No

G. Fernández Sí No 1 0 2 Sí

Río Colorado Sí Si 1 1 2 Sí

C. Cáceres Sí No 1 1 2 No

S. Maldonado Sí No 1 1 1 No

S. Moya Sí No 0 1 2 No

Vº Belgrano Sí No 1 0 0 No

Arcadia Sí No 2 0 1 No

C. Hileret No No 1 0 1 Sí

Medinas Sí No 1 1 1 Sí

Río Chico No Sí 0 0 0 Sí

Graneros Sí (munic) Sí 2 1 2 No

Taco Ralo Sí Sí 2 0 2 No

Monteagudo Sí No 0 0 0 Sí

Atahona Sí No 1 0 0 Sí

VºChicligasta Sí No 0 1 0 Sí

Choromoro Sí No 2 1 1 No

Fuente: Trabajo de campo 2005-2007.

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Propuesta de medición de la calidad de vida en las localidades rurales y su implementación …

143

Notas aclaratorias

a: Se asigna “0” cuando no se construyeron barrios en los últimos 10 años, “1” cuando se construyó un barrio y “2” cuando se construyeron 2 o más barrios, inde-pendientemente de quién lo construyó.

b: Se asigna “0” cuando el asentamiento no posee plaza u otro tipo de espacio ver-de público o su estado de conservación es deficiente y “1” cuando existe buen estado de conservación del mismo.

c: Se asigna “0” cuando no existe ningún tipo de espacio público destinado a acti-vidades deportivas; “1” cuando existen de forma aislada canchas de football o de otro tipo y “2” cuando existe un complejo deportivo.

3.2. Propuesta de un Índice de calidad de vida para las localidades rurales

A partir del análisis realizado sobre las distintas dimensiones, se propone desarrollar un índice de calidad de vida para ser aplicado a localidades rurales que contemple un componente correspondiente a salud, un componente rela-cionado con la estructura de la vivienda, un componente socio-económico y un componente correspondiente al paisaje.

A fin de integrar los cuatro componentes en un único índice, es necesario seleccionar y normalizar las variables, ya que éstas son de diferente naturaleza y provienen de dos fuentes distintas: el censo de población y vivienda y el rele-vamiento/entrevista guiada, de producción propia. La normalización consiste en procesar las variables de manera que cada una de ellas varíe en un rango de 0 a 100. Una vez normalizadas las variables es necesario asignarle a cada una de ellas un peso relativo. Adoptamos las siguientes ponderaciones, basadas en encuestas a investigadores locales:

Variables peso

Salud (Sa) 35 Vivienda (Vi) 30 Socioeconómica (So) 20 Paisaje (Pa) 15

El índice de calidad de vida para localidades rurales será entonces:

ICVR= Sa(%) x 0.35 + Vi(%) x 0.30 + So(%) x 0.20 + Pa(%) x 0.15 y cuyo rango

será de 0 a 100 unidades.

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A continuación se analiza y se propone un modelo para cada variable.

Componente “salud”

En el índice propuesto, en esta dimensión se incluye un componente ex-traído de la cédula censal (cobertura de salud por obra social-mutual) y otro componente extraído de las encuestas que relevaron la presencia de un centro de salud y su nivel de complejidad. La primera variable corresponde directamen-te al porcentaje de personas con obra social y o plan mutual y la segunda se valora de acuerdo a la ausencia en la localidad de un centro asistencial, o a la presencia de un Centro de Atención primaria de Salud (CAPS) –con elementa-les recursos sanitarios–, o de un Centro de Atención primaria de Salud –bien equipado y con mayor complejidad en las prestaciones–, o la presencia de un hospital, cuya mayor complejidad ya se ha informado.

Centro de salud valor

Sin Centro de salud 0

Con CAPS con pocos recursos 20

Con CAPS bien equipado y de mayor complejidad 30

Hospital 100

Para la integración de las variables, en un primer paso ponderamos según la siguiente importancia relativa:

Variable Peso Obra Social/mutual (OS) 40 Centro de salud (CS) 60

Por lo tanto, la variable Salud será: Sa (%)=OS(%) x 0.40 + CS x 0.60. De esta manera el resultado varía entre 0 y 100 unidades.

Componente “vivienda”

Esta dimensión se basa en la variable censal “servicio sanitario”, a partir de la cual se extrae la categoría “inodoro con descarga de agua y desagüe” y se

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Propuesta de medición de la calidad de vida en las localidades rurales y su implementación …

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calcula el porcentaje de viviendas que presentan dicha instalación con respecto al total de viviendas de la localidad. Esta variable está altamente correlacionada con el estado general de la vivienda y los servicios existentes en ella, como ya se ha manifestado.

Por lo tanto, la variable vivienda será: Vi(%)=IN(%); y de esta manera el re-sultado varía entre 0 y 100 unidades.

Componente “socio-ecomómica” A partir del índice IPMH, desarrollado por el INDEC para la medición de la

pobreza, en nuestra componente socio-económica adoptaremos la incidencia de los hogares con recursos corrientes, es decir el porcentaje de aquellos hogares con mejores ingresos con respecto al total de hogares. Dicho de otra manera, el porcentaje de hogares sin privaciones de recursos corrientes con respecto al total de hogares.

La variable socio-económica será:

So(%)= (HPRP+HSP) / (HPRP+HSP+HPRC+HPC)10 x 100. Cabe aclarar que esta variable no es necesario normalizar, ya que por definición varía entre 0 y 100

Componente “paisaje” Este componente incluye variables relevadas directamente a través del tra-

bajo de campo: presencia de un ente administrativo en la localidad, construcción de barrios de viviendas en los últimos diez años, presencia y estado de lugares de esparcimiento y deporte. Asimismo contempla factores cualitativos, entre los que se encuentra la percepción del medio ambiente que involucra el impacto al ingresar a la localidad: el aspecto de la plaza principal y su entorno, y la presen-cia de asentamientos marginales.

Entre los efectos producidos por fenómenos meteorológicos que tienen una gran incidencia en el paisaje y por lo tanto en la calidad de vida de las localida-

10 HSP = hogares sin privación; HPRC = hogares sólo con privación de recursos corrientes; HPRP = hogares sólo con privación de recursos patrimoniales; HPC = hogares con privación convergente (ambas privaciones).

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des rurales de la provincia de Tucumán, se destaca sin lugar a dudas el proble-ma de las inundaciones, variable de carácter totalmente ambiental que ha sido incluida en este análisis.

Proponemos estimar la percepción del medio ambiente a través de las si-guientes variables y sus respectivas ponderaciones (las categorías varían de 10 a 100 y los pesos porcentuales de las variables entre 0 y 100).

Variable Peso Categorías

Asentamientos ilegales (As) 50 Sí hay

10

No hay

100

Construcción de barrios (Ba) 25 No se construyeron

10

1 barrio

40

2 o más barrios

100

Estado de los espacios verdes

(Ev) 15

Malo o no existe

10

Bueno

100

Estado de espacios

deportivos/recreativas (Er) 10

No hay

10

Cancha

20

Complejo deportivo

100

La percepción del medio ambiente estimada será entonces:

Pma(%)= As x 0.50 + Ba x 0.25 + Ev x 0.15 + Er x 0.10 ; de esta manera el resultado varía entre 0 y 100 unidades.

Proponemos el siguiente modelo ponderal para el paisaje, que incluye en la variable “Percepción del medio ambiente” al modelo desarrollado anteriormente.

Variable Peso Categorías

Inundaciones (In) 50 No hay

100

Siempre

10

Percepción medio ambiente

(Pma) 30

Administración (Ad) 20 Municipio 100

Comuna 40

Dependencia de otra jurisdicción 100

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Propuesta de medición de la calidad de vida en las localidades rurales y su implementación …

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El paisaje será entonces: Pa(%)= In x 0.50 + Pma x 30 + Ad x 0.20 y de esta manera el resultado varía entre 0 y 100 unidades.

Obtenidas las variables componentes, procedemos a calcular el índice de calidad de vida para localidades rurales:

ICVR= Sa(%) x 0.35 + Vi(%) x 0.30 + So(%) x 0.20 + Pa(%) x 0.15

Cabe destacar que este índice tiene factores cuantitativos y cualitativos, en-tre estos últimos se encuentra la percepción del medio. Esta es la componente más subjetiva, ya que depende de la visión particular del encuestado y de sus expectativas y de la percepción del equipo de trabajo que hace el relevamiento; advirtiéndose una total coincidencia entre ambas percepciones.

A continuación se aplicó el método a 24 localidades rurales de la provincia de Tucumán de menos de 2000 habitantes y los resultados se transcriben en el cuadro nº 8:

Cuadro nº 8: Aplicación del Índice de calidad de vida para las localidades rurales de la provincia de Tucumán

Localidades Rurales

Componente Salud

Componente Vivienda

Componente Socio-económica

Componente Paisaje

ICVLR

PESO 35 30 20 15 100

El Chañar 46,8 69,0 49,0 23,1 50,3

Vª Burruyacu 85,6 63,0 55,0 84,1 72,5

La Ramada 47,6 63,0 45,0 67,6 54,7

Benjamín Aráoz 42,8 65,0 47,0 63,6 53,4

7 de Abril 34,8 46,0 51,0 77,1 47,7

Las Cejas 43,2 64,0 48,0 81,1 56,1

Estación Aráoz 82,8 66,0 49,0 85,6 71,4

S. R.Leales 82,0 83,0 54,0 72,1 75,2

G. Fernández 34,4 72,0 53,0 34,5 49,4

Río Colorado 34,4 71,0 55,0 25,0 48,1

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Localidades Rurales

Componente Salud

Componente Vivienda

Componente Socio-económica

Componente Paisaje

ICVLR

PESO 35 30 20 15 100

Capitán Cáceres 29,2 98,0 37,0 83,5 59,5

S. Maldonado 23,2 91,0 27,0 81,1 53,0

Sargento Moya 30,4 98,0 18,0 81,3 55,8

Vª Belgrano 24,8 60,0 46,0 76,8 47,4

Arcadia 28,8 67,0 51,0 81,6 52,6

C. Hileret 23,2 38,0 37,0 26,1 30,8

Medinas 84,4 71,0 50,0 36,1 66,3

Río Chico 21,2 50,0 26,0 10,0 29,1

Graneros 43,6 59,0 51,0 41,5 49,1

Taco Ralo 28,0 54,0 50,0 70,5 46,6

Monteagudo 29,6 80,0 51,0 29,5 49,0

Atahona 30,4 77,0 47,0 31,8 47,9

Vª Chicligasta 29,6 73,0 44,0 33,6 46,1

Choromoro 43,2 79,0 53,0 85,6 62,3

Fuentes: Base Usuarios del Censo Nacional de Población, hogares y viviendas, 2001. Trabajo de campo 2005-2007.

En primera instancia podemos apreciar la amplitud de los valores alcanza-dos por el Índice en las localidades rurales. De las 24 localidades estudiadas, dos registraron valores muy bajos (ICVLR de 29.1 y 30.8) y ellas son Clodomiro Hileret y Río Chico; tres localidades registraron los valores máximos, superiores a 70 y dos centros rurales, índices con valores ligeramente inferiores, entre 62 y 66; por su parte en los diecisiete asentamientos restantes el índice se ubicó entre guarismos de 46 y 59.

En las localidades de máximo puntaje, el análisis de los componentes inte-grantes del índice, revela que no existen aspectos dominantes, aunque las di-mensiones salud y paisaje alcanzaron los valores más altos (de alrededor de 80); mientras en la dimensión socio-económica los guarismos fueron inferiores, pero siempre superiores a 50 y entre los más altos del conjunto de localidades.

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Propuesta de medición de la calidad de vida en las localidades rurales y su implementación …

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Por el contrario, es importante hacer notar que, en las localidades rurales con puntajes más bajos del conjunto (Río Chico y Clodomiro Hileret, próximas espacialmente y afectadas ambas por procesos de empobrecimiento) si bien los índices indican valores semejantes, la realidad de la calidad de vida es diferen-te, lo cual es posible vislumbrar en las figuras 2 a 5.

Localidad Villa Burruyacu: componentes del ICVLR

0

20

40

60

80

100

SALUD VIVIENDA SOCIO-ECONOMICA

PAISAJE

Fuentes: Base Usuarios del Censo Nacional de Población, hogares y viviendas, 2001. Trabajo de campo 2005-2007.

Figura 2

Localidad Estación Aráoz: componentes del del ICVLR

0

20

40

60

80

100

SALUD VIVIENDA SOCIO-ECONOMICA

PAISAJE

Fuentes: Base Usuarios del Censo Nacional de Población, hogares y viviendas, 2001. Trabajo de campo 2005-2007.

Figura 3

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Mientras en Clodomiro Hileret no existe una componente dominante, en Río Chico se destaca la componente vivienda sobre las demás, aunque sólo alcanza el 50 %, esto se debe a que en esta localidad contrastan residentes sin proble-mas habitacionales con viviendas muy precarias. La baja magnitud de la com-ponente socio-económica y la correspondiente al paisaje, infieren en el resulta-do final del índice.

Localidad Clodomiro Hileret: componentes del ICVLR

0102030405060708090

100

SALUD VIVIENDA SOCIO-ECONOMICA

PAISAJE

Fuentes: Base Usuarios del Censo Nacional de Población, hogares y viviendas, 2001. Trabajo de campo 2005-2007.

Figura 4

Localidad Río Chico: com ponentes del ICVLR

0102030405060708090

100

SA LU D V IV IEN D A SO C IO -EC ON O M IC A

PA ISA JE

Fuent es: Base Usuar ios del Censo Nacional de Poblac ión, hogares y v iv iendas, 2001. Trabajo de campo 2005-2007.

Figura 5

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Propuesta de medición de la calidad de vida en las localidades rurales y su implementación …

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A pesar que no es objetivo de este trabajo el tratamiento comparativo de la calidad de vida en las distintas localidades, no podemos dejar de resaltar que la brecha entre un índice de 100 (calidad de vida óptima) y los valores alcanzados por la mayoría de las localidades estudiadas pone al descubierto la gravedad de la realidad social de las localidades rurales, medida a través de su calidad de vida. En efecto, la mitad de las localidades no alcanzan el valor 50 del índice y solamente una quinta parte del total supera el valor 60.

Por otra parte, si se desagregan los componentes del índice, se puede ob-servar que en la componente socio-económica, ninguna localidad supera el valor 55, tratándose de la dimensión de análisis con mayor grado de homoge-neidad negativa.

En contraposición, la mayor amplitud se detecta en la componente paisaje y las localidades de máximo y mínimo valor son Estación Aráoz y Río Chico respectivamente; lo cual denota la incidencia de esta dimensión en la configura-ción del índice correspondiente.

Conclusiones

La medición de la calidad de vida no resulta tarea sencilla ni válida para to-dos los universos de análisis. El presente trabajo se centra en la medición de la calidad de vida de la población rural concentrada y constituye un primer acer-camiento a la temática, en el que se discute sobre el empleo de variables de análisis –tradicionales y nuevas– que contribuyen en la configuración de la cali-dad de vida de la población rural y dan cuenta de las desigualdades existentes.

En la ponencia se revaloriza el papel del trabajo de campo que ha permitido por un lado, confrontar los datos estadísticos con la información proporcionada por los propios agentes sociales y explicar muchas de las tasas calculadas a partir de las mediciones censales; y por otro, incorporar aspectos representati-vos de los principales rasgos sociales y territoriales relacionados con la calidad de vida de las poblaciones rurales.

Asimismo, se propone la construcción de un índice sintético apropiado a ni-vel de localidades rurales que indica la distancia cuantitativa entre las diferentes

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áreas y cuyos resultados dan cuenta de la pertinencia metodológica de las di-mensiones y variables de análisis seleccionadas, a pesar de que en este trabajo no nos detenemos en el análisis de la diferenciación socio-espacial de la calidad de vida de la población residente en las localidades rurales de la provincia de Tucumán.

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Propuesta de medición de la calidad de vida en las localidades rurales y su implementación …

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Breves Contribuciones del I.E.G. – Nº 19 – 2007 – págs. 154-184

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UNA APROXIMACIÓN AL ESTUDIO DE LA FECUNDIDAD EN MUNICIPIOS Y COMUNAS DE LOS DEPARTAMENTOS

RURALES DE LA PROVINCIA DE TUCUMÁN ENTRE 1991-2001 1

PROF. NORA BEATRIZ PUENTE Becaria del CONICET

Res

umen

La fecundidad es una de las variables demográficas que ha experimentado mayores cambios durante las últimas décadas del siglo XX en la mayoría de las sociedades. Desde el punto de vista netamente demográfico, la fecundidad se relaciona íntimamen-te con la estructura por edades de la población femenina, lo que a su vez esta influen-ciado directamente por el comportamiento de la mortalidad y de la migración de las áreas correspondientes. Por ello, en esta contribución se realiza la descripción de la composición y la distribución de la fecundidad y se analiza la relación de la fecundidad con otros componentes de carácter demográfico como la composición por edades de la población femenina, la migración y el crecimiento natural y total en los municipios y comunas rurales de la provincia durante la década 1991-2001. Para este trabajo se utilizaron como fuentes básicas de información las estadísticas vitales y los Censos de Población y Vivienda de 1991 y 2001. A partir de ellas se esti-maron los siguientes indicadores: Tasas de Natalidad, Tasas de Fecundidad General, Tasas de Fecundidad por edades e Índice sintético de Fecundidad. El análisis de los datos nos posibilitó describir y comparar la variable estudiada en los distintos niveles jurisdiccionales, estableciendo de esta manera, una primera aproxima-ción al estudio de la fecundidad a nivel municipal y comunal. Previéndose que en estu-dios posteriores se establezcan las relaciones entre los niveles de fecundidad y el tipo de hogar, niveles educativos femeninos, jefatura femenina del hogar, entre otros aspec-tos y se determine la relación o la independencia entre las variables fecundidad y ges-tión local.

Palabras clave: fecundidad, natalidad, población rural.

1 Una versión preliminar de este trabajo fue presentada en las Jornadas de la Asociación de Estudios de Población de Argentina (AEPA) con el nombre de “La fecundidad en Municipios y Comunas de los departamentos rurales de la provincia de Tucumán.1991- 2001”.

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Una aproximación al estudio de la fecundidad en municipios y comunas de los departamentos rurales

155

Abs

trac

t

Fertility is one of the demographic variables that has undergone major changes during the last decades of the twentieth century in most societies. From a purely demographic point of view, fertility is intimately connected with the age structure of the female population, which in turn is directly influenced by the mortality and the migration. The aim of this contribution is to achieve a description of the composition and distribution of fertility in municipalities and rural communes in the province of Tucumán. It analyzes the relationship of fertility with others demographic components as the age composition of the female population, migration, the natural growth and population growth during the decade 1991-2001. It was used as sources of information from vital statistics and the Population Census of 1991 and 2001. With these data, estimated the following indicators: Birth rates, fertility rates General Fertility rates by age and synthetic Fertility Index. Data analysis enabled the description and comparison of the variable at different levels of jurisdiction. It is anticipated that further studies are established links between fertility levels and the type of household, female education, female-headed household, among other things, and identify the relationship between fertility and managing local politics.

Key words

fertility, birth, rural population.

Introducción

La fecundidad es una de las variables demográficas que ha experimen-tado mayores cambios durante las últimas décadas del siglo XX en la mayoría de las sociedades. Esta variable es la manifestación cuantificable del grado de fertilidad de las mujeres y está determinada por las características culturales y económicas de una sociedad.

Desde el punto de vista netamente demográfico, la fecundidad se relaciona íntimamente con la estructura por edades de la población femenina, lo que a su vez esta influenciado directamente por el comportamiento de la mortalidad y de la migración de las áreas correspondientes.

Asimismo, el descenso de la fecundidad se asocia con una multiplicidad de factores socioculturales, como los cambios en la conformación de las familias, el

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156

mejoramiento de la instrucción y condición social de la mujer, la declinación de los valores tradicionales, entre otros. Mientras que, desde una visión socioeco-nómica, podemos mencionar a las transformaciones en las tradicionales relacio-nes entre trabajo y familia dando lugar a una mayor participación económica de las mujeres en el trabajo extra - doméstico, el aumento de la jefatura femenina relacionado con la disolución familiar, entre otras causas (Wainerman, 2002; Ariza y de Oliveira, 2002; García y Rojas, 2004).

Si bien conjeturamos que las transformaciones planteadas por las distintas teorías se manifiestan en los niveles de fecundidad de la provincia de Tucumán, el objetivo de este trabajo se circunscribe a la descripción y composición de la fecundidad y al análisis de la relación con otros componentes de carácter de-mográfico: la composición por edades de la población femenina, la migración y el crecimiento natural y total en los municipios2 y comunas3 analizados.

En esta contribución, se estudian los cambios de la fecundidad durante la década 1991 - 2001 en municipios y comunas de los departamentos predomi-nantemente rurales, es decir aquellos donde la población rural supera el 60% del total, según el Censo Nacional 2001. Tales departamentos son: Burruyacú, Graneros, Leales, La Cocha, Simoca, Tafí del Valle y Trancas (ver mapa N° 1) y en adelante nos referiremos a ellos como los departamentos “rurales”.

Debemos aclarar que el análisis se focaliza en los departamentos rurales ya que en ellos se produjeron importantes transformaciones (en las estructuras

2 Según el Indec se considera municipio a todo centro urbano que tenga cinco mil habitantes dentro de una superficie no mayor de 250 hectáreas y que el mismo esté formado por propie-dades privadas cuyo número no baje de trescientos. Son de primera categoría las municipali-dades que tienen una población permanente de más de cuarenta mil habitantes y propiedades privadas cuyo número no sea inferior a siete mil quinientas. Son de segunda categoría aque-llas cuya población exceda los ocho mil habitantes y propiedades privadas cuyo número no sea inferior a cuatro mil. Las municipalidades que no reúnan estos requisitos mencionados son de tercera categoría (Indec, 1998:31). 3 Según el Indec, en las áreas de la provincia cuya población excede los quinientos habitan-tes, existen las comunas rurales, las cuales se dividen en tres categorías y cuya denominación, funcionamiento y jurisdicción es fijado por el poder ejecutivo provincial (Indec, 1998:31).

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productivas agrarias, en el mercado de trabajo, en las condiciones laborales, entre otras) como consecuencia de la política económica y social implementada por el Gobierno Nacional a partir de la década de 1990. La aplicación de una política desregulada y privatista promovió en el medio rural, el surgimiento de nuevas funciones y alteró la relación población–recursos económicos, y por consiguiente, hay indicios de que se modificó la tradicional forma de organiza-ción familiar y suponemos que ello repercutió en sus pautas y conductas repro-ductivas produciendo cambios en los niveles de fecundidad.

Por otra parte, los estudios a nivel municipal y comunal han tenido en los ámbitos académicos, geográfico y demográfico un importante crecimiento en los últimos años y teniendo en cuenta que los municipios y las comunas son las instituciones gubernamentales que se encuentran más próximas a la comunidad y poseen mejor conocimiento de sus necesidades y posibilidades, consideramos que las gestiones locales pueden haber influenciado en los cambios de la fe-cundidad en la década a partir de la implementación de campañas preventivas sobre salud reproductiva y mediante la difusión y distribución de métodos anti-conceptivos.

Para este trabajo se utilizaron como fuentes básicas de información las es-tadísticas vitales correspondientes a los trienios de los años: 1990-1991-1992 y 1999-2000-20014 provistas por la Dirección de Estadística de la Provincia de Tucumán- y los Censos de Población y Vivienda de 1991 y 2001.

A partir de los datos obtenidos de las estadísticas vitales se confeccionaron las bases de datos a nivel municipal y comunal. Se estimaron los siguientes indicadores: Tasas de Natalidad y Tasas de Fecundidad General5 a nivel pro-vincial, departamental, municipal y comunal para los trienios mencionados; se

4 En esta contribución se decidió trabajar con dos trienios móviles; uno a inicios y otro a fines del lapso de estudio. El primero de ellos está centrado alrededor de 1991 y el segundo está sujeto a la disponibilidad de los datos. 5 La Tasa Bruta de Fecundidad General es la relación entre el número de nacidos vivos y la población de mujeres en edad de procrear (15-49 años) en un año por mil.

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calcularon también las Tasas de Fecundidad por edades6 e Indice sintético de Fecundidad7 a nivel provincial y departamental para los años 1991 y 2001, a nivel municipal y comunal sólo fue posible el calculo del año 2001 debido a la inexistencia de datos en 1991. Luego se confeccionaron Modelos de Fecundi-dad a nivel provincial, departamental y comunal, mapas descriptivos y de sínte-sis a nivel municipal y tablas en general.

El análisis de estos datos nos posibilitó describir y comparar la variable es-tudiada en los distintos niveles jurisdiccionales, estableciendo de esta manera, una primera aproximación al estudio de la fecundidad a nivel municipal y comu-nal. Previéndose que en estudios posteriores se establezcan las relaciones entre los niveles de fecundidad y el tipo de hogar, niveles educativos femeninos, jefatura femenina del hogar, entre otros aspectos y se determine la relación o la independencia entre las variables fecundidad y gestión local.

6 La Tasa de Fecundidad por Edad relaciona el número de nacidos vivos de madres de una edad determinada con el total de mujeres de la misma edad y se lo multiplica por mil. 7 El índice sintético de fecundidad o Tasa Global de Fecundidad expresa el número de hijos por mujer. La tasa se calcula multiplicando por 5 la sumatoria de las tasas específicas de fecundidad por edades y dividiendo dicho producto por mil.

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Mapa N° 1

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Referencias

Departa-mentos

Cód

igo

Comunas Municipios

Departa-mentos

Cód

igo

Comunas/Municipios

3 San Pedro de Colalao 83 Yerba Buena

5 Municipio de Trancas 84 Manuela Pedraza

2 Territorio S/J 86 Municipio de Simoca

9 Choromoro 89 Territorio S/J

Trancas

14 Tapia 90 Pampa Mayo

6 Villa P. Monti 92 Sta. Cruz y La Tuna

4 El Puestito 93 S. Pedro y S. Antonio

8 7 de Abril 95 Atahona

11 Gob. Garmendia 100 Villa Chicligasta

12 Municipio de Burruyacu 102 Ciudacita

13 B. Aráoz y El Tajamar 107 Monteagudo

15 El Naranjo y El Sunchal

Simoca

109 Río Chico y Nva. Trinidad

18 La Ramada y La Cruz 113 Municipio de Graneros

20 El Timbó 114 Lamadrid

22 Gob. Piedrabuena

Graneros

120 Taco Ralo

Burruyacu

26 El Chañar 117 Yanima

55 M. García Fernández 118 El Sacrificio

62 Las Talas 119 San José de la Cocha

64 Bella Vista 121 San Ignacio

65 Esquina y Mancopa 122 Territorio S/J

66 Agua Dulce y la Soledad 123 Municipio de La Cocha

68 Quilmes y Los Sueldos 124 Territorio S/J

69 Estación Aráoz 125 Huasa Pampa

71 Sta. Rosa de Leales

La Cocha

126 Rumi Punco

74 Río Colorado 7 Colalao del Valle

76 Territorio S/J 10 Amaicha

77 El Mojón 24 Territorio S/J

79 Los Puestos 37 Municipio de Tafí del Valle

81 Leales 40 El Mollar

Leales

88 Los Gómez

Tafí del

Valle

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Evolución de la Natalidad en la provincia de Tucumán en el periodo 1991-2001

La evolución de las Tasas de natalidad8 en la provincia de Tucumán a partir de 1960 tuvo una tendencia descendente, que se pronuncia en la década de 1980, habiendo llegado a niveles por debajo del 30 por mil. Este proceso de retroceso de la natalidad es tardío en relación al país (cfr. Pucci ,1992; Caillou y Ortiz de D´Arterio, 1997; Bolsi y Ortiz de D´Arterio, 2001). Entre los años 1992 y 2000 los valores descienden por debajo de la cota de 25 por mil y en el año 2001 la tasa alcanza el valor más bajo de los últimos cincuenta años (20,54 por mil).

Tabla N°1:Tasas de Natalidad (Valores por mil)

Departamento Tasa de Natalidad

1991 Tasa de Natalidad

2001 Diferencia entre

2001 - 1991

Burruyacu 34,35 25,11 -9,24

Graneros 27,03 21,89 -5,14

La Cocha 28,47 22,26 -6,21

Leales 28,05 20,78 -7,27

Simoca 26,28 20,10 -6,18

Tafí del Valle 26,47 23,38 -3,09

Trancas 25,54 24,43 -1,11

Departamentos Rurales 28,03 22,6 -5,43

Departamentos restantes 25,99 24,0 -1,99

Total Provincial 26,82 22,21 -4,61

Fuente: Estadísticas Vitales y Censos de Población y Vivienda 1991y 2001.

En la tabla Nº 1 se confirma que la tasa de natalidad tuvo un descenso im-portante entre 1991 – 2001, tanto a nivel provincial como departamental. Al comparar los valores entre los departamentos, observamos que el retroceso fue más pronunciado en los departamentos con predominio de población rural. Asi-

8 La tasa de natalidad para un año determinado indica la cantidad de nacidos vivos cada mil habitantes.

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mismo, se aprecia que en los departamentos como Simoca los niveles de nata-lidad en 2001 son inferiores al promedio de la provincia.

Mapa N° 2

En el mapa N° 2 observamos los valores de la natalidad a nivel municipal y comunal en el año 2001 y se advierten las siguientes particularidades:

Los municipios que corresponden a los departamentos “rurales” presentan tasas de natalidad elevadas, superiores al 25 por mil. Sólo Tafí del Valle y Tran-cas poseen valores inferiores al 20 por mil.

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Una aproximación al estudio de la fecundidad en municipios y comunas de los departamentos rurales

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Por otra parte, de las 47 comunas estudiadas en 15 de ellas las tasas osci-lan entre 25 y 30 por mil. Sólo las comunas de 7 de Abril, La Ramada y La Cruz (departamento de Burruyacu), Manuela Pedraza ( departamento de Simoca) y Choromoro (departamento de Trancas) presentan tasas superiores al 30 por mil. Asimismo, pueden observarse tasas de natalidad bajas, inferiores al 14 por mil, en las comunas de Rumi Punco y San José de la Cocha (Dpto. de la Cocha) y Río Chico y Nueva Trinidad (departamento de Simoca). Las jurisdicciones res-tantes registraron tasas de natalidad superiores al 15 por mil e inferiores al 25 por mil. Mapa Nº 3

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En el mapa N° 3 se aprecian los cambios de la Natalidad entre 1991 y 2001, a partir de él se observan que, en dicho periodo, las tasas se redujeron en casi todos los municipios a excepción de Bella Vista (departamento de Leales). En el caso de las comunas, en general, mantienen un comportamiento diferente a los municipios y a los departamentos ya que en 29 de ellas, que representan el 61% del total, se incrementaron la tasas; mientras que en las jurisdicciones restantes la natalidad decreció.

El crecimiento de la natalidad es diferencial según la jurisdicción, este com-portamiento responde a las características demográficas y socioeconómicas particulares de cada una de ellas.

La Natalidad y su relación con la dinámica de la Población

Al tener la natalidad relación directa con la dinámica de la población anali-zamos las tasas de crecimiento natural, total y migratorio entre 1991 y 2001.

Como podemos ver en la tabla N°2 los municipios en general presentan un comportamiento uniforme, ya que en casi todas estas jurisdicciones (excepto Tafí del Valle y Trancas) se observan tasas de natalidad elevadas con respecto a las comunas -a pesar del descenso producido entre 1991 y 2001- y tasas de crecimiento natural bajas inferiores a 3,5 por mil.

Por otra parte, las tasas de crecimiento total y crecimiento migratorio son positivas en todos los municipios. Entre estas jurisdicciones, Trancas presenta el crecimiento más notorio, seguido por Burruyacu y Tafí del Valle.

Tabla N°2: Tasas de Crecimiento natural, total y migratorio entre 1991 y 2001 (Valores por mil)

Municipios Tasa de

Natalidad 2001

Diferencia Natalidad

2001 - 1991

Tasa de Crecimiento

Total

Tasa de Crecimiento

Natural

Tasa de Crecimiento Migratorio

Burruyacu 41,7 -53,9 41,2 3,4 36,4

Graneros 31,6 -8,3 15,1 2,3 12,6

La Cocha 34,5 -8,6 24,7 2,5 21,8

Bella Vista 25,7 1,5 13,8 1,8 11,9

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Municipios Tasa de

Natalidad 2001

Diferencia Natalidad

2001 - 1991

Tasa de Crecimiento

Total

Tasa de Crecimiento

Natural

Tasa de Crecimiento Migratorio

Simoca 24,8 -3,1 16,9 1,8 14,9

Tafí del Valle 19,2 -13,4 30,8 1,1 29,0

Trancas 17,0 -23,1 86,2 1,5 76,8

Fuente: Estadísticas Vitales y Censo de Población y Vivienda 1991 y 2001.

Este alto crecimiento se produce como consecuencia del aporte inmigrato-rio en la década. Conjeturamos que las causas que explican dicho proceso tie-nen orígenes diferentes, en el caso de Trancas y Burruyacu las causas se rela-cionarían con los cambios en las actividades agrícolas y ganaderas desarrollas en estos departamentos, mientras que Tafí del Valle se vincularía con la mayor explotación de las actividades turísticas en la zona.

Al observar los datos a nivel comunas advertimos comportamientos muy variados, en general, la Tasa Crecimiento Natural es baja (inferior al 3 por mil), la Tasa de Crecimiento Total es positiva en 30 jurisdicciones y negativa en 18 de ellas, lo que se manifiesta en una reducción de la población, importante en algunos casos.

La tasa de crecimiento migratorio da cuenta de emigración en 19 jurisdic-ciones, mientras que en las 26 jurisdicciones restantes se produce el proceso inverso, es decir, inmigratorio.

A continuación mencionamos algunas de las particularidades observadas a este nivel de análisis:

El primer caso singular es el de la Comuna 7 de Abril (Dpto. Burruyacu), que posee la tasa de natalidad más alta de todas las jurisdicciones de la provin-cia e incluso la incrementa en el ultimo periodo intercensal en casi un 10 por mil. La tasa de crecimiento natural es inferior al 2 por mil y las tasas de crecimiento total y de crecimiento migratorio presentan valores negativos superiores 110 por mil. Presumimos que en esta comuna, que limita con Santiago del Estero, las altas tasas de natalidad estarían afectadas por el sobre registro de los nacidos vivos hijos de pobladores provenientes de la vecina provincia.

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El segundo caso se observa en las comunas de El Chañar, El Timbó, La Ramada y La Cruz, Benjamín Aráoz (departamento Burruyacu) y las pertene-cientes al departamento de Trancas en las que se evidencia en la natalidad una fuerte influencia del proceso inmigratorio con una tasa de crecimiento migratorio superior a 50 por mil. Entre ellas sobresalen por sus elevados valores El Timbó (con Tasa de Crecimiento total de 112,7 por mil y tasa de crecimiento migratorio de 94, 7 por mil) y Benjamín Araóz (con tasa de crecimiento total de 142,4 por mil y tasa de crecimiento migratorio de 114,0 por mil).

El tercer caso singular se manifiesta en las jurisdicciones pertenecientes al departamento Simoca, donde las tasas de natalidad oscilan entre 15 y 30 por mil, las tasas de crecimiento natural son inferiores al 2 por mil, y las tasas de crecimiento total y de crecimiento migratorio son negativas. La única jurisdicción que presenta crecimiento poblacional positivo es el municipio de Simoca.

Como observamos existe una relación entre la natalidad, el crecimiento to-tal y la migración. A manera de síntesis podemos decir que entre las jurisdiccio-nes se manifestaron cuatro tipos de comportamientos: siete comunas presentan moderada natalidad (inferior al 20 por mil), crecimiento total negativo y un pro-ceso de emigración; once comunas con una moderada natalidad, bajo creci-miento total y un proceso inmigratorio; trece comunas presentan altas tasas de natalidad, decrecimiento o crecimiento total negativo y elevada emigración y trece comunas con alta natalidad, crecimiento total positivo y una importante inmigración.

Los cambios observados en la Tasa Bruta de Natalidad evidencian que en un mismo departamento no hay un comportamiento uniforme en sus comunas y municipios. Dicha variable es afectada por factores exógenos (cambios socio culturales, económicos, etc.), por la estructura por edad de la población y por la dinámica demográfica, que presentan características diferentes en cada una de las jurisdicciones analizadas.

En tal sentido, confirmaríamos que la reducción de la natalidad es más pro-nunciada en las jurisdicciones con mayor grado de urbanización, es decir en los municipios. Pero, a pesar de ello, estas circunscripciones se encuentran entre las de más elevada natalidad y algunos casos como el Municipio de Graneros y

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Una aproximación al estudio de la fecundidad en municipios y comunas de los departamentos rurales

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La Cocha presentan la natalidad más alta de todo el departamento respectivo. Tratándose de las comunas el comportamiento diferencial de la natalidad ade-más, podría estar asociado a los factores de tipo demográfico como los proce-sos migratorios mencionados anteriormente.

La evolución de la fecundidad en Tucumán en el periodo 1991 – 2001.

Los niveles de fecundidad general presentan una gran amplitud de valores para el año 2001; los mismos, abarcan desde tasas del 47 por mil al 270 por mil (Mapa N° 6). Debido a esta diversidad de valores agruparemos a las comunas en 4 clases o niveles: Comunas con Tasas de Fecundidad General entre 47,8 y 92,1 por mil: inte-

gran este nivel dieciocho comunas pertenecientes a los departamentos de Simoca, La Cocha, Graneros, Tafí del Valle y Leales.

Comunas con Tasas de Fecundidad General entre 92 y 125,5 por mil: com-ponen este nivel 21 unidades administrativas pertenecientes a los departa-mentos Burruyacu, Graneros, La Cocha, Leales y Simoca.

Comunas con Tasas de Fecundidad General entre 125,6 a 155,5 por mil: este grupo esta compuesto por 9 jurisdicciones pertenecientes a los depar-tamentos Burruyacu, Graneros, La Cocha, Leales, Tafí del Valle y Simoca.

Comunas con Tasas de Fecundidad General entre 155,6 a 270 por mil: este nivel esta compuesto por el Municipio Burruyacu y las comunas de 7 de Abril (Dpto. Burruyacu), Choromoro y Tapia (Dpto. Trancas).

A manera de síntesis podemos decir que en 2001 las comunas con tasas muy elevadas son pocas; 21 de las 47 jurisdicciones se caracterizan por tener tasas entre 92 por mil y 125 por mil y en 18 de las comunas restantes en el año de referencia, de cada mil mujeres en edad de procrear, fueron madres entre 47,8 y 92,1, es decir, que la mayoría de las comunas corresponden al segundo y al primer grupo.

En el caso de los municipios se encuentran distribuidos en tres grupos, Tafí del Valle y Trancas en el primer grupo o el de menor fecundidad; Simoca y Bella Vista en el segundo, Graneros y La Cocha en el Tercero. Y sólo el municipio de Burruyacu se encuentra en el grupo de fecundidad más elevado.

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Para poder comparar las características y analizar la evolución de las tasas de Fecundidad General entre 1991 y 2001 confeccionamos mapas para estos años, a nivel de comunas y municipios (mapas N° 4 y N° 5). Al analizar los mis-mos observamos que se mantiene el número de unidades ubicadas en la clase de fecundidad más alta (155 a 270 por mil); en 1991 correspondían a ella 3 jurisdicciones (7 de Abril y los municipios de Graneros y La Cocha); en 2001 persiste 7 de abril en dicha categoría, y contrario a lo esperado, se han incorpo-rado dos jurisdicciones al grupo: Choromoro y el Municipio de Burruyacu.

Mapa N° 4

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Una aproximación al estudio de la fecundidad en municipios y comunas de los departamentos rurales

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Mapa N° 5

Por otra parte, se reduce el número de las jurisdicciones que integraban la categoría de más baja fecundidad (18,3 - 47,8 por mil). En 1991 eran siete (San Pedro y San Antonio, Manuela Pedraza, Buena Vista, Pampa Mayo, Yerba Bue-

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na, Tafí del Valle y El Mollar) y para el año 2001 sólo permanece en este grupo la comuna de Manuela Pedraza (dpto. Simoca).

Mapa N° 6

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Una aproximación al estudio de la fecundidad en municipios y comunas de los departamentos rurales

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Por otra parte, la mayoría de las jurisdicciones que no integran estos dos grupos mencionados, se mantienen en las mismas clases en ambos momentos censales, a pesar del incremento o disminución de sus tasas de fecundidad.

Para apreciar mejor las transformaciones advertidas, realizamos un mapa síntesis sobre la evolución de la variable fecundidad general en las comunas y municipios (Mapa N° 6) y en el mismo se distingue la disminución de los valores en 26 comunas y el incremento de los mismos en 27 de las 54 jurisdicciones analizadas.

A modo de síntesis, podemos señalar que la tendencia descendente de la natalidad y fecundidad que planteamos para el total provincial y departamental en la década, es un promedio de situaciones variadas; si se cambia el nivel de análisis (por municipios y comunas) puede observarse que no siempre se repite esta tendencia descendente.

Considerando que la composición por edades de la población femenina in-cide en los niveles de fecundidad en la tabla N°3 se consigna la diferencia regis-trada entre 1991 – 2001 en la representatividad del grupo de mujeres de edades fértiles con respecto al total de mujeres. En teoría, si decrece la proporción de mujeres entre 15 y 49 años (lo que ocurrió en todos los casos), es de esperar un descenso en la fecundidad (Pantelides, 1989); lo cual se registró en un gran número de jurisdicciones, como puede apreciarse en la tabla.

Tabla N° 3: Diferencias de las tasas de Natalidad, Fecundidad y representativi-dad de las mujeres en edad Fértil entre 1991 – 2001.

Tasas Representatividad de Mujeres (%)

Natalidad Fecundidad General

Global de Fecundidad

Año 2001 15-49 años 20-34 años Jurisdicciones

Diferencia 01 - 91 Hijos p/ mujer Diferencia 01 -91

Municipalidad Burruyacu

-53,9 Cambio/juridic. 5,0 -8,2 2,7

B. Aráoz y El Tajamar

5,0 14,7 3,5 -11,9 0,4

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Tasas Representatividad de Mujeres (%)

Natalidad Fecundidad General

Global de Fecundidad

Año 2001 15-49 años 20-34 años Jurisdicciones

Diferencia 01 - 91 Hijos p/ mujer Diferencia 01 -91

El Chañar -4,6 -31,7 3,2 -10,7 3,2

El Naranjo y El Sunchal

5,3 13,5 3,7 -11,1 11,1

El Puestito -6,7 -49,8 3,5 -9,6 -0,1

El Timbo 2,9 4,1 3,4 -12,9 -7,7

Gob. Garmendia

-3,2 25,7 4,8 -10,8 4,7

La Ramada y La cruz

1,8 -2,0 3,5 -9,5 0,1

Gobernador. Piedrabuena

1,4 -3,8 4,0 -12,1 -1,1

7 DE Abril 9,7 58,7 8,3 -13,9 8,5

Villa Padre Monti

-6,0 -31,1 4,0 -13,8 4,5

Mun. Graneros -8,3 -68,1 4,2 -8,9 3,9

Lamadrid -4,1 -22,3 3,4 -10,2 0,7

Taco Ralo 0,1 -2,7 3,3 -12,1 -3,1

Mun. La Cocha -8,6 -44,1 4,5 -9,0 2,3

El Sacrificio -3,7 -26,2 2,6 -10,1 2,3

Huasa Pampa 5,6 21,6 2,2 -11,7 3,2

Rumi Punco -11,8 -62,2 2,3 -13,3 0,5

San Ignacio 0,2 -2,3 2,4 -14,4 1,0

San José de la Cocha

-3,3 -24,7 1,7 -8,6 5,2

Yamina 18,8 8,5 1,8 -12,1 11,9

Munic. Bella Vista

1,5 3,4 3,4 -9,8 1,0

Agua Dulce y la soledad

3,5 3,9 4,2 -9,9 -3,6

El Mojón 1,5 -0,7 3,5 -11,8 2,6

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Una aproximación al estudio de la fecundidad en municipios y comunas de los departamentos rurales

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Tasas Representatividad de Mujeres (%)

Natalidad Fecundidad General

Global de Fecundidad

Año 2001 15-49 años 20-34 años Jurisdicciones

Diferencia 01 - 91 Hijos p/ mujer Diferencia 01 -91 Esquina y Mancopa 4,9 18,3 2,8 -12,7 6,4

Estación Araóz y Tacanas

-5,5 -42,5 2,6 -7,0 -2,1

Las Talas 9,0 35,3 4,4 -11,6 -0,5

Los Gómez 1,6 4,1 3,7 -13,8 -1,1

Los Puestos -0,4 -14,8 2,6 -9,0 1,8

Manuel García Fernández

5,1 8,5 3,7 -9,8 1,2

Quilmes y los sueldos

2,0 3,2 2,9 -11,6 4,7

Río Colorado -1,4 -8,7 2,5 -9,9 1,7

Sta. Rosa de Leales

-2,6 -19,1 2,6 -10,4 -0,5

Leales 23,0 S/datos 3,2 -11,2 -0,8

Mun. Simoca -3,1 -23,6 3,2 -11 0,2

Atahona 2,5 -4,9 4,4 -9,9 -0,8

Buena Vista 2,6 Cambio/juridic. Cambio/jurisdic. Cambio/juridic. Cambio/juridic.

Chicligasta -0,8 -17,5 2,7 -12,5 1,3

Ciudacita 1,3 12,7 1,6 -13,4 1,0

Manuela Pedraza

33,8 Cambio/juridic. Cambio/jurisdic. Cambio/juridic. Cambio/ juridic.

Monteagudo -6,0 -15,0 5,0 -10,3 -2,2

Pampa Mayo -4,5 Cambio/juridic. Cambio/juridic. Cambio/juridic. Cambio/juridic.

Río Chico y Nueva Trinidad

-9,6 -0,5 2,0 -10,5 -1,2

San Pedro y San Antonio

16,6 9,7 3,6 -11,2 -1,0

Sta. Cruz Y la Tuna

6,6 20,4 4,4 -12,8 -4,5

Yerba Buena 6,9 Cambio/juridic. Cambio/juridic. Cambio/juridic. Cambio/juridic.

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Tasas Representatividad de Mujeres (%)

Natalidad Fecundidad General

Global de Fecundidad

Año 2001 15-49 años 20-34 años Jurisdicciones

Diferencia 01 - 91 Hijos p/ mujer Diferencia 01 -91

Mun. T.del Valle -13,4 53,4 2,6 -6,8 -1,6

Amaicha del Valle

0,3 -9,5 4,0 -7,1 -8,5

Colalao del Valle

-10,8 -59,9 4,0 -9,6 -4,6

El Mollar 7,9 68,4 3,0 -9,6 -2,3

Mun. Trancas -23,1 -29,9 2,4 -10,9 2,3

Choromoro 8,0 31,0 5,4 -13,5 6,4

San Pedro de Colalao

4,9 14,1 3,9 -8,8 0,6

Tapia 10,3 50,3 4,1 -15,4 -1,8

Fuente: Estadísticas Vitales y Censos de Población y Vivienda 1991 – 2001.

NOTA: algunas de la jurisdicciones señaladas en el mapa sufrieron en un cambio de jurisdic-ción en el periodo 1991 – 2001, por lo cual, el registro de datos no es fehaciente y no permite realizar cálculos precisos.

Sin embargo en 19 comunas se incrementó la tasa de fecundidad y des-ciende la proporción de mujeres en edad fértil (15- 49 años). En consecuencia, teniendo en cuenta que la Tasa de Fecundidad es afectada por la estructura por edad de las mujeres en edad reproductiva, analizamos la estructura interna de las mujeres entre 15-49 años especialmente en las edades de fecundidad máxima entre 20 – 34 años (Tabla N° 3).

Advertimos que la proporción de mujeres entre 20 – 34 años creció entre 1991 y 2001 en 30 jurisdicciones. En trece de estas comunas (Benjamín Araóz, El Naranjo, Garmendia, 7 de Abril, Huasa Pampa, Yamina, Bella Vista, Esquina y Mancopa, García Fernández, Quilmes y Los Sueldos, Ciudacita, Choromoro, San Pedro de Colalao) creció también la tasa de Fecundidad General, por lo tanto el incremento de la fecundidad en estos casos responde a un fenómeno

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Una aproximación al estudio de la fecundidad en municipios y comunas de los departamentos rurales

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netamente demográfico: es decir el paso por la fase de mayor fecundidad de la población femenina del área. En el resto de las jurisdicciones se produjeron disminuciones de la tasas, la cual reflejaría un real control sobre la fecundidad en estas áreas.

Tasa Global de Fecundidad

La Tasa de fecundidad Global en la provincia de Tucumán ha experimenta-do un descenso en el decenio 1991-20019. Comparando la provincia de Tucu-mán y Argentina en estos dos momentos censales advertimos que la tasa global de fecundidad10 es superior en el año 1991 tanto a nivel país (3,2 a 2,7 h/m) como en la provincia (2,8 a 2,3 h/m). En el decenio la tasa disminuyó 0.50 hijos por mujer en ambas áreas de análisis.

A nivel departamental la variable, también tuvo un comportamiento decre-ciente, pero el ritmo del descenso y el número de hijos por mujer varían según las características particulares de cada jurisdicción. Manteniéndose en 2001 arriba de los 3, 5 hijos por mujer en los departamentos Burruyacu, Graneros, Simoca, Tafí del Valle y Trancas como observamos en la tabla N° 4.

En el año 1991 las tasas de fecundidad global más elevadas pertenecen a los departamentos Burruyacu (5,7 hijos por mujer) y Simoca (4,7h/m), mientras que, en el año 2001 a Trancas (3,8h/m).

Al comparar el índice sintético de fecundidad provincial con el índice de los departamentos “rurales”, observamos que el número de hijos por mujer de estos últimos se encuentra por encima del promedio provincial.

9 La comparación se realiza solamente para los dos momentos censales: 1991 y 2001, debi-do a que para el cálculo de la tasa global de fecundidad y de fecundidad por edades se precisa la población femenina por grupo de edad que se trate; de manera tal que, resulta siempre conveniente, disponer de estadísticas censales antes que de estimaciones de población feme-nina por grupos de edad. 10 El Índice Sintético de Fecundidad o tasa global de fecundidad expresa el número de hijos por mujer. La tasa se calcula multiplicando por 5 la sumatoria de las tasas específicas de fe-cundidad por edades y dividiendo dicho producto en 1000.

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Tabla N°4: Evolución de la Tasa de Fecundidad Global entre 1991 - 2001

Departamentos Rurales

1991 2001 Diferencia 1991-2001

Provincia 2, 8 hijos/mujer 2,3 hijos/mujer 0,5

Burruyacu 5,7 hijos/ mujer 3,6 hijos/mujer 2,1

Graneros 4,5 hijos/mujer 3,6 hijos/mujer 0,9

La Cocha 4,4 hijos/mujer 2,9 hijos/mujer 1,5

Leales 4,6 hijos/mujer 3,1 hijos/mujer 1,5

Simoca 4,7 hijos/mujer 3,5 hijos/mujer 1,1

Tafí del valle 4,3 hijos/mujer 3,6 hijos/mujer 0,7

Trancas 4,5 hijos/mujer 3,8 hijos/mujer 0,7

Fuente: Estadísticas Vitales y Censos de Población y vivienda 1991 y 2001.

A nivel municipios y comunas sólo es posible estimar el índice sintético de fecundidad para el año 2001(Tabla N°3).

Los municipios de Burruyacu, Graneros, La Cocha, Bella Vista, Simoca po-seen un índice sintético de fecundidad superior a tres hijos por mujer y superan ampliamente el índice provincial para el año 2001 de 2, 3 hijos por mujer. Sien-do los índices de los Municipios de Graneros y La Cocha los más elevados de todas las jurisdicciones pertenecientes a esos departamentos.

Para realizar un mejor análisis del comportamiento de índice sintético de fecundidad en las comunas, las agrupamos en cuatro niveles:

Comunas con Tasas Globales de Fecundidad inferiores a 2 hijos por mujer: este grupo esta integrado sólo por tres comunas. San José de La Cocha (1,7 h/m), Yánima (1,8h/m), y Manuela Pedraza (1,6 h/m). El nivel del índice en estas jurisdicciones se encuentra por debajo del nivel de reemplazo Ge-neracional.

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Una aproximación al estudio de la fecundidad en municipios y comunas de los departamentos rurales

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Comunas con Tasas Globales de Fecundidad entre 2 a 3 hijos por mujer: este grupo está integrado por 14 comunas, representando el 30% sobre el total de las mismas.

Comunas con Tasas Globales de Fecundidad entre 3h/mujer y 3,9 hijos por mujer: en esta categoría se concentran 16 jurisdicciones que representan el 34% sobre el total de las comunas.

Comunas con Tasas Globales de Fecundidad superiores a 4 hijos por mujer: integran este grupo 13 comunas, que representan el 28% del total de las comunas. Entre ellas se destacan 7 de Abril (8, 3 hijos por mujer) y Choro-moro (5,4 hijos por mujer).

En síntesis podemos decir que, de las 47 comunas prevalecen aquellas con un índice entre 3 y 3,9 hijos por mujer. A pesar de ello, todavía el 28% de las comunas poseen un tasa global de fecundidad superior a 4 hijos por mujer. Debemos recordar que esta medida está exenta de la influencia de la estructura por edades.

Por otra parte, nos llama la atención la supervivencia de jurisdicciones don-de las tasas de fecundidad General tuvieron importantes descensos entre 1991-2001 y el número de hijos por mujer aún se mantiene elevado como es el caso de Villa Padre Monti, Municipio de La Cocha y Colalao del Valle.

Modelos de Fecundidad

Al comparar las curvas que representan la fecundidad por grupos de eda-des en la provincia de Tucumán (Gráfico N°1) entre los años 1991 y 2001, a simple vista podemos observar el descenso de la variable en casi todas las edades de las madres.

Las mayores reducciones de la fecundidad se registraron entre las mujeres de 20-24 y 25-29 años. Sin embargo la fecundidad adolescente no se redujo en la provincia sino que en los grupos de mujeres menores de 15 años y de 15-19 años se produjeron incrementos de los valores, equivalentes al 4 por mil.

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Gráfico N° 1

Fuente: Estadísticas Vitales y Censos de Población 1991 y 2001

En el grupo de 30-34 años la tasa ha descendido alrededor del 20 por mil y a mayor edad las diferencias son menores siendo superiores los registros perte-necientes a 1991.

Diez años después, en 2001, las tasas muestran un modelo de fecundidad dilatado, ya que la curva presenta una cúspide amplia, con valores máximos similares entre los grupos de 20-4 y 25-29 años. Por otra parte, la diferencia de la tasa del grupo de mujeres de 30-34 años no difiere demasiado de los grupos anteriores y esa diferencia se achica con respecto a 1991. Este comportamiento era de esperar ya que el Modelo teórico de la transición de la Fecundidad esta-blece que, a medida que descienden las tasas, la fecundidad tiende a concen-trarse en edades mayores; asimismo la maternidad es cada vez más tardía (Weeks;1981).

Teniendo en cuenta el lugar de residencia de la madre, el comportamiento de la fecundidad según grupos de edades entre 1991 y 2001, presenta ciertas particularidades, que se describen a continuación.

Advertimos una importante reducción en todos los departamentos “rurales”

Modelo de Fecundidad por Edades. Tucumán. 1991 - 2001

0,00

50,00

100,00

150,00

200,00

250,00

-15 15 -19 20- 24 25 -29 30 -34 35 - 39 40 -44 45 -49 Más de50

Grupos de Edades

Tasas por mil.

1991 2001

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Una aproximación al estudio de la fecundidad en municipios y comunas de los departamentos rurales

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de la provincia y en todos los grupos de edades; sin embargo se aprecian nota-bles diferencias según la condición de urbanización de cada jurisdicción, es decir, las tasas de fecundidad en todos los grupos de edades son más elevadas en los departamentos “rurales” que en aquellos más urbanizados.

Conjeturamos que a nivel comunal y municipal se registra la misma ten-dencia, ya que la comparación no se puede realizar, ante la falta de las estadís-ticas de nacidos vivos según edad de la madre a este nivel de desagregación en 1991.

Para el año 2001 se han calculado a nivel municipal y comunal las tasas de fecundidad por edades de la madre y se han elaborado los gráficos correspon-dientes. A continuación, a partir del análisis comparativo, hemos identificado cuatro modelos de fecundidad:

El Modelo de Fecundidad Temprano presenta una cúspide con valores máximos entre los 20-24 años. Está representado por catorce comunas y tres municipios que mencionamos a continuación: Río Colorado, Los Pues-tos, Los Gómez (Leales); Municipio de Burruyacu, El Puestito, El Timbó (de-partamento Burruyacu); Municipio de Graneros, Lamadrid y Taco Ralo (de-partamento Graneros); Amaicha del Valle, El Mollar (departamento Tafí del Valle); Tapia (departamento Trancas), Municipio de Simoca, Buena Vista, Ciudacita, Santa Cruz y La Tuna (departamento Simoca), El Sacrificio (de-partamento La Cocha) (Gráfico N° 2).

El Modelo de Fecundidad Tardío presenta una cúspide con valores máximos entre los 25 -29 años. Este modelo esta plasmado en diecinueve comunas y un municipio que mencionamos a continuación: Municipio de La Cocha, Sta. Rosa de Leales, Manuel García Fernández, Los Quilmes y Los Sueldos, Leales, Estación Aráoz (departamento Leales), Choromoro (departamento de Trancas), Benjamín Aráoz, Gobernador Piedrabuena, El Naranjo y El Sunchal, La Ramada y La Cruz (departamento Burruyacu), Manuela Pedra-za, Monteagudo, Pampa Mayo, Río Chico y Nueva Trinidad, Atahona, Yerba Buena, Chicligasta (departamento Simoca), Rumi Punco, San Ignacio (de-partamento La Cocha) ( Ver gráfico N° 3).

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Gráfico N° 2

Fuente: Estadísticas Vitales y Censo de Población y Vivienda 2001.

Gráfico N° 3

Fuente: Estadísticas Vitales y Censo de Población y Vivienda 2001.

Modelos de Fecundidad en Comunas y Municipios del Departamento Graneros. 2001

0

50

100

150

200

250

300

10- 14 15- 19 20-24 25 -29 30 -34 35 - 39 40 -44 45 -49

Municipio de Graneros C.Lamadrid C. Taco Ralo

Modelos de Fecundidad por edades.Tardio y Dilatado. 2001

0

50

100

150

200

250

300

350

10- 14 15- 19 20-24 25 -29 30 -34 35 - 39 40 -44 45 -49

Grupos de edades

Tasa

de

Fecu

ndid

ad (p

or m

il)

Municipalidad de Trancas C. Chorom oro C. San Pedro de Colalao

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Una aproximación al estudio de la fecundidad en municipios y comunas de los departamentos rurales

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El Modelo de Fecundidad Dilatado esta representando en cuatro comunas y dos municipios que mencionamos a continuación: Municipio de Bella Vista (Leales); 7 de Abril, El Chañar, Garmendia (departamento Burruyacu), Mu-nicipio de Tafí del Valle, San Pedro de Colalao, Municipio de Trancas (Dpto. Trancas). (Ver gráfico N° 3: Municipio de Trancas y Comuna de San Pedro de Colalao).

En algunos casos se advierte incluso que la tasa de fecundidad para las mujeres de 30-34 años, es tan alta como para los grupos de 20-24 y 25-29 años.

Modelo de Fecundidad “muy tardío”: Se caracteriza por tener los máximos valores en el grupo de edades de 30-34 años. Ellas son: Esquina y Manco-pa, Las Talas, Agua Dulce, El Mojón (dpto. Leales), San Pedro y San Anto-nio (Dpto. Simoca), Yanima, Huasa Pampa, San José de La Cocha (Dpto. La Cocha). (Ver Gráfico N° 4). En la mayoría de estas jurisdicciones se pro-dujo una importante emigración en especial de la población más joven.

Gráfico N° 4

Fuente: Estadísticas Vitales y Censo de Población y Vivienda 2001.

M odelos de Fecundidad por edades. C om una Las Talas, departam ento de Leales .2001

0

50

100

150

200

250

300

350

10- 14 15- 19 20-24 25 -29 30 -34 35 - 39 40 -44 45 -49

G rupos de edades

Tasa

s de

Fec

undi

dad

(por

mil)

.

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Como observamos la mayor parte de las jurisdicciones analizadas se ca-racterizan por tener un modelo de Fecundidad Tardío, es decir, con valores máximos en las edades de las madres de 25-29 años; en segundo lugar el mo-delo de fecundidad Temprano con valores máximos en el grupo de 20-24 años, esta representado en un número significativo de jurisdicciones.

Entre las comunas y municipios que poseen un modelo de fecundidad tem-prano predominan aquellas que han reducido su tasa de Fecundidad General, mientras que Tapia, El Mollar, Sta. Cruz y La Tuna, Ciudacita y El Timbó incre-mentaron sus tasas de fecundidad.

Por otra parte, advertimos que en ocho comunas se manifiesta un modelo atípico que se caracteriza por tener los valores máximos concentrados en el grupo de 30-34 años. Este “nuevo modelo” pone en evidencia de alguna manera la tendencia de una maternidad cada vez más tardía. Pero, a la vez, debemos considerar la influencia del proceso emigratorio producido en algunas de estas jurisdicciones, del cual participa por sobre todo, la población joven.

Consideraciones Finales

Esta contribución contiene una descripción y análisis de las tendencias de la fecundidad en la provincia de Tucumán y sus jurisdicciones administrativas entre 1991 y 2001. El análisis fue siguiendo una línea que partió de la constata-ción de las tendencias de la natalidad para luego continuar con los indicadores específicos de la fecundidad. Se observó que la tendencia descendente de la natalidad y fecundidad que planteamos para el promedio provincial y departa-mental en muchos casos, a nivel de análisis de municipios y comunas se invier-te.

Por otra parte, se ha detectado que el proceso de descenso se encuentra más avanzado en los departamentos más urbanizados respecto a los rurales, donde la tendencia decreciente se inicia con posterioridad, pero el ritmo de la caída es más vertiginoso.

Las modificaciones observadas en la Tasa bruta de natalidad y Tasa de Fecundidad General evidencian que en un mismo departamento no hay un

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Una aproximación al estudio de la fecundidad en municipios y comunas de los departamentos rurales

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comportamiento uniforme en sus comunas y municipios. En este caso presumi-mos que el comportamiento diferencial de la natalidad a este nivel jurisdiccional estaría asociado principalmente a los procesos migratorios mencionados en esta contribución.

La tendencia descendente de la fecundidad está asociada, en muchos ca-sos, con factores demográficos como la variación del porcentaje de mujeres en edad fértil, especialmente en las edades de fecundidad máxima entre 20-34 años.

Sin embargo, presumimos que estos cambios también estarían relaciona-dos a otros factores socioculturales y económicos como los cambios de la situa-ción de la mujer en la familia y en la actividad laboral extra-doméstica y los cambios en los modelos de familia, que en esta investigación no fueron analiza-dos.

El predominio de un modelo de Fecundidad tardío (con valores máximos en las edades de 25-29), junto a las elevadas tasas de fecundidad en el grupo de mujeres de 30-34 años en el modelo de fecundidad dilatado y el surgimiento de un modelo de fecundidad “muy tardío” en algunas jurisdicciones, nos advierte que la tendencia hacia una maternidad cada vez más tardía crece año a año.

A partir de esta contribución, creemos necesario continuar el estudio pro-fundizando en el establecimiento de la relación entre los cambios de la fecundi-dad y las transformaciones socio-culturales y familiares.

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Análisis comparativo de indicadores de pobreza y características de las explotaciones agropecuarias..

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ANÁLISIS COMPARATIVO DE INDICADORES DE POBREZA Y CARACTERÍSTICAS DE LAS EXPLOTACIONES AGROPECUARIAS EN LOS DEPARTAMENTOS RURALES

DEL NOROESTE ARGENTINO1

JULIETA KRAPOVICKAS

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El Noroeste Argentino (NOA), representa una las regiones más desfavorecidas de Argentina en los últimos años. En efecto, las provincias de Tucumán, Salta, Santiago del Estero, Jujuy y Catamarca, se encuentran entre los territorios más pobres del país. Dentro de la región, se presenta un contraste muy importante entre aquellos departa-mentos con alta proporción de población urbana y aquellos otros en donde la mayor parte de la población vive dispersa y/o concentrada en localidades de menos de 2 mil habitantes. Los recientes cambios económicos, laborales y en la estructura agraria, producidos sobre todo durante la década de los noventa en nuestro país, han venido a intensificar ciertas tendencias en el medio rural, relacionadas con el proceso de concentración del capital y la tierra y, como corolario, con un deterioro de la calidad de vida de la pobla-ción de las áreas rurales del NOA. De esta manera, se advierte la coexistencia de estructuras capitalistas, especuladoras, ligadas al mercado internacional, junto a otras estructuras tradicionales, más débiles y diversificadas, cuya permanencia está en des-ventaja dentro de este capitalismo agrario. El siguiente trabajo se propone, en lo específico, realizar un análisis de la relación entre variables relativas a las características de las explotaciones agropecuarias (obtenidas del Censo Nacional Agropecuario 2002) con el indicador de pobreza IPMH (Índice de Privación Material de los Hogares) extraído del Censo Nacional de Población, Hogares

1 Este artículo forma parte del trabajo llevado a cabo como Becaria Estudiantil de Investiga-ción del CIUNT (2005-2006). Instituto de Estudios Geográficos "Guillermo Rohmeder ". Facul-tad de Filosofía y Letras. Universidad Nacional de Tucumán. Julieta Krapovickas ha egresado en 2007 de la Universidad Nacional de Tucumán como Profesora en Geografía. Se ha desempeñado como Becaria Estudiantil de Investigación del CIUNT (2005-2006) y como Auxiliar estudiantil de la cátedra Geografía Humana General (2005-2007).

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y Vivienda 2001; buscando llegar a una mejor aproximación de las condiciones de vida de la población rural del NOA, ante el progresivo avance de las estructuras capitalistas en el agro y reconocer el papel que desempeñan los procesos de modernización y capitalización como fórmulas que tiendan a un verdadero desarrollo sustentable Los resultados del análisis de indicadores de pobreza y de ciertas características de las explotaciones agropecuarias manifiestan que, lejos de producirse una modernización generalizada en nuestro agro, a raíz de estos fenómenos, lo que ha ocurrido es que se ha incrementado la desigualdad. El espacio rural se presenta hoy muy contrastado y encontramos departamentos “rurales” del NOA que ingresaron firmemente en la etapa de desarrollo tecnológico, al incorporarse sus explotaciones agropecuarias (EAPs) a grandes complejos agroindustriales; pero, paralelamente, registran elevados niveles de pobreza. De esta manera, se puede decir que no es difícil encontrar en el NOA depar-tamentos donde altos niveles de pobreza coexisten con excelentes niveles agro-tecnológicos. Esto nos lleva a considerar que el incremento de la productividad en base al uso inten-sivo de tecnología no necesariamente deba ser asociado a sustantivos aumentos en los beneficios del productor local, debido a que el proceso de incorporación de tecnología en el medio rural no involucró a todos los actores y las unidades pequeñas de produc-ción no participaron en los procesos de cambio.

Palabras clave: población, rural, pobreza, explotaciones agropecuarias, Noroeste Argentino

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The Argentine Northwest (NOA), represents the most disadvantaged regions of Argentina in recent years. Indeed, the provinces of Tucuman, Salta, Santiago del Estero, Jujuy and Catamarca, are among the country's poorest areas. Within the region, there is a very important contrast between those departments with a high proportion of urban population and those where most people live dispersed and / or concentrated in towns of less than 2 thousand inhabitants. The recent economic, labor and in the agrarian structure changes, produced mainly during the nineties in our country, have come to enhance certain trends in rural areas, related to the process of concentration of capital and land, and as corollary, with a deterioration in the quality of people’s life in rural areas of NOA. Thus, it warns the coexistence of capitalist structures, speculative, linked to the international market, along with other traditional structures, weaker and most diversified, whose permanence is at a disadvantage in this agrarian capitalism. This paper proposes, in particular, to conduct an analysis of the relationship between variables related to the characteristics of farms (obtained from the National Census of

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t Agriculture 2002) with the indicator of poverty IPMH (Households Deprivation Material Index) removed to the National Census of Population, Households and Housing 2001; looking to get a better approximation of the living conditions of the rural population of NOA, deal with the gradual progress of the capitalist structures in agriculture and recognize the role of modernization and capitalization processes like formulas tending to a real sustainable development. The results of analysis of poverty indicators and certain characteristics of farms show that, far from widespread modernization occur in our agricultural sector as a result of these phenomena, what has happened is that it has increased inequality. The countryside is now very contrasting and there are "rural" departments of the Northwest who entered firmly on the stage of technological development, to join their farms to large agro-industrial complex, but parallel, have high levels of poverty. Thus, one can say that it is not difficult to find in the Northwest departments where high levels of poverty coexisting with high levels of agricultural technology. This leads us to consider that the increase in productivity based on the intensive use of technology should not necessarily be associated with substantial increases in the benefits of the local productor because the process of incorporating technology in the rural areas are not involved all the actors and small units of production did not participate in the change processes.

Key words: population, rural poverty, farms, Argentine Northwest

Introducción

El Noroeste Argentino (NOA), representa una las regiones más desfavore-cidas de Argentina en los últimos años. En efecto, las provincias de Tucumán, Salta, Santiago del Estero, Jujuy y Catamarca, se encuentran entre los territo-rios más pobres del país. Dentro de la región se destacan –por sus bajas cali-dades de vida– aquellos departamentos con altas proporciones de población rural, donde se practica una economía de subsistencia basada en el autocon-sumo y la venta de la fuerza de trabajo. Allí se observan, además, grandes des-equilibrios en la estructura agraria, evidenciados en la consolidación de una estructura de tenencia de la tierra notablemente polarizada; proceso que la irrupción del capitalismo agrario ha contribuido a acentuar.

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Los recientes cambios económicos, laborales y en la estructura agraria, producidos sobre todo durante la década de los noventa en nuestro país, han venido a intensificar ciertas tendencias, que ya se venían observando con ante-rioridad, relacionadas con el proceso de concentración del capital y la tierra y, como corolario, con un deterioro de la calidad de vida2 en las áreas rurales del NOA.

La situación de ajuste estructural de la economía argentina vivida durante los años ’90, afectó fuertemente al sector campesino. El paquete de medidas de neto corte neoliberal, involucró una serie de transformaciones, entre las que se destacan: un extenso programa de privatizaciones, desregulaciones en todos los órdenes, flexibilización del mercado laboral y una drástica apertura al exte-rior. El conjunto de medidas adoptadas modificaron sustancialmente las reglas del juego y la lógica de funcionamiento de la economía nacional (Teubal y Ro-dríguez, 2002: 63).

Pero el sector campesino, sufrió a su vez otro fuerte impacto. Décadas atrás, el sistema agroalimentario en su conjunto ya había comenzado, lenta pero progresivamente, su proceso de transformación, y con el ajuste, el proceso se aceleró. Las mayores innovaciones aparecieron en la industria alimentaria, en la distribución final de alimentos y en los sectores vinculados con la provisión de insumos. Los procesos de concentración económica y extranjerización de la industria, junto con el proceso de concentración en la etapa final de la distribu-ción (el auge del supermercadismo), modificaron las articulaciones en el interior de los diversos complejos agroindustriales (Teubal y Rodríguez, 2002: 99).

Dentro del país, la región del Noroeste sostiene su economía basada en las actividades primarias3, de manera que no escapó al fenómeno de la irrupción

2 El término "calidad de vida puede ser definido como una medida de logro respecto a un nivel establecido como óptimo, teniendo en cuenta dimensiones socioeconómicas y ambienta-les dependientes de la escala de valores prevaleciente en la sociedad y que varían en función de las expectativas de progreso histórico" (Velázquez, 2001). 3 Especialmente en la producción de cultivos industriales (caña de azúcar, tabaco, cítricos, etc.), cereales y oleaginosas (soja, poroto, etc.), y la actividad ganadera.

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del capitalismo en el agro. Lejos de producirse una modernización generalizada en nuestro agro, a raíz de estos fenómenos, lo que ha ocurrido es que se ha incrementado la desigualdad. Se advierte la coexistencia de estructuras capita-listas, especuladoras y marcadas por el mercado internacional, junto a otras estructuras tradicionales, más débiles y diversificadas, cuya permanencia está en desventaja dentro de este capitalismo agrario (Rivas, A.; Hernández, C. et al, 2004). De este modo, el espacio rural4 se manifiesta hoy muy contrastado y encontramos departamentos “rurales”5 del NOA que ingresaron firmemente en la etapa de desarrollo tecnológico, al incorporarse sus explotaciones agropecua-rias (EAPs) a grandes complejos agroindustriales; pero, paralelamente, registran elevados niveles de pobreza6. De esta manera, se puede decir que no es difícil

4 En un mundo cada vez más globalizado, resulta muy difícil fijar límites entre lo urbano y lo rural, debido a que se observan transformaciones importantes en las condiciones y formas de vida rurales. Hoy asistimos a un proceso de construcción de una nueva ruralidad. Si bien lo rural hace referencia a bajas densidades poblacionales -pero no necesariamente a aislamiento- y a hábitat disperso o concentrado en centros escasamente poblados, con un limitado número de funciones, con elementales equipamientos colectivos y servicios que se ofrecen al entorno circundante, actualmente lo rural engloba tanto a sociedades campesinas como a poblaciones asociadas con procesos agroindustriales y no agrarios. Hoy lo rural no es solamente expresión de la producción primaria sino que la trasciende y engloba diversificación de actividades (Gia-rracca, 1999). 5 Para este trabajo, fueron considerados departamentos “rurales” aquellos cuya población rural supere el 60 % del total, según el Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda de 2001 (Ver Tabla Nº 1, ANEXO). Es destacable el hecho de que en todas las provincias del NOA, excepto en Tucumán, aún encontramos departamentos con el 100 % de su población rural. Ello significa que allí no se ha desarrollado aún ninguna concentración de más de 2.000 habitantes, lo que implica inexistencia de un centro de servicios urbano especializado. Puede haber, sin embargo, poblaciones rurales concentradas que cumplan la función de centro distri-buidor de los servicios más elementales. Sobretodo en Catamarca, Salta y Jujuy se puede observar esta situación. 6 Se podría definir pobreza como un estado de insuficiencia en el nivel de vida o como la carencia de lo necesario para el sustento de la vida, que se manifiesta como una situación de subconsumo, desnutrición, inadecuadas condiciones habitacionales, bajos niveles educativos, precaria inserción en el mercado laboral, insuficiencia de ingresos, y hasta una combinación de ausencia de oportunidades y capacidades perdidas.(Reyes Moyano,1996:95).

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encontrar en el NOA departamentos donde altos niveles de pobreza coexisten con excelentes niveles agro-tecnológicos, llámese elevada cantidad de tracto-res, poca antigüedad de los mismos, gran tamaño medio de las explotaciones, etc.

Ante esta situación, consideramos necesario realizar un análisis que nos permita dilucidar la dinámica entre las últimas transformaciones económicas y la actual estructura agraria de la región del NOA; que nos revele cuáles son los niveles agro-tecnológicos de las explotaciones agropecuarias de los departa-mentos rurales y cómo inciden en sus niveles de pobreza; y qué papel les cabe a los cambios en la estructura agraria en las modificaciones en el nivel y calidad de vida de la población. Un análisis que, a su vez, atienda a las correlaciones entre variables referidas a las características de las explotaciones agropecuarias y variables relativas a las condiciones de pobreza de la población.

Específicamente, el propósito del trabajo es analizar la relación entre varia-bles relativas a las características de las explotaciones agropecuarias (obteni-das del Censo Nacional Agropecuario 2002) con el indicador de pobreza IPMH (Índice de Privación Material de los Hogares) extraído del Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda 2001. El análisis se llevó a cabo a un nivel de-partamental, poniendo el énfasis en aquellas jurisdicciones con más del 60% de su población rural, es decir, habitando en concentraciones poblacionales de menos de 2000 habitantes o dispersa en el campo. De acuerdo a este criterio, la selección recayó sobre treinta y nueve departamentos7, los cuales representan casi un 40% del total de jurisdicciones pertenecientes a las cinco provincias que integran la región NOA.

7 De la provincia de Catamarca se estudiaron los departamentos Ambato, Ancasti, Antofa-gasta de la Sierra, El Alto, Paclín, Pomán y Santa Rosa; de Jujuy se analizaron: Rinconada, San Antonio, Santa Catalina, Susques, Tumbaya, Valle Grande; de Salta: Cachi, Guachipas, Iruya, La Poma, Molinos, Rivadavia, San Carlos; de Santiago del Estero: Atamisqui, Avellane-da, Figueroa, Guasayán, Jiménez, Juan F. Ibarra, Mitre, Pellegrini, Salavina, San Martín, Silípi-ca; y finalmente de Tucumán: Burruyacú, Graneros, La Cocha, Leales, Simoca, Tafí del Valle, Trancas. Ver Mapa en ANEXO.

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En este trabajo, para describir las condiciones de pobreza de los departa-mentos rurales, se utilizó el índice combinado denominado IPMH y se analizaron –en particular– las diferentes variables que lo componen.

El método del IPMH resulta de la unión de otros dos indicadores: un indica-dor que se aproxima a la "insuficiencia de ingresos", determinado a partir de datos censales, denominado CAPECO (Capacidad económica de los hogares), y un indicador de privación patrimonial de los hogares denominado CONDHAB (Condiciones habitacionales del hogar) en el cual se consideran los materiales constructivos y las instalaciones sanitarias de la vivienda (Álvarez, 2002). De este modo, el IPMH puede desagregarse según la privación sea por recursos, patrimonial o convergente8.

Este índice se relacionó con diferentes variables agrarias, relativas a las ca-racterísticas de las explotaciones agropecuarias y potenciales indicadoras de los diferentes niveles de calidad de vida de sus poblaciones. Las variables selec-cionadas fueron: Cantidad de tractores por departamento; antigüedad del par-que motor; Tamaño Medio de las explotaciones agropecuarias; cultivos predo-minantes.

La pobreza en el NOA según el IPMH

Los indicadores de pobreza de los departamentos aquí considerados “rura-les”, expresan porcentajes de hogares pobres notablemente altos. Dentro de la región, se presenta un contraste muy importante entre aquellos departamentos con alta proporción de población urbana y aquellos otros en donde la mayor parte de la población vive dispersa y/o concentrada en localidades de menos de 2.000 habitantes.

8 Inicialmente se consideró también analizar la pobreza según el indicador de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), pero finalmente se lo descartó ya que no constituye una medida eficaz de pobreza. Este índice sólo permite distinguir a los hogares con carencias críticas de aquellos que no las tienen, pero no permite identificar la magnitud de dichas carencias, como tampoco admite la medición de la situación de pobreza de un conjunto de hogares de manera relativa (Feres y Mancero, 2001).

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De acuerdo con la tabla Nº 2 (ver ANEXO) que muestra la representatividad de los Hogares con privación material según el índice de Privación Material de los Hogares (IPMH), con porcentajes en orden descendente por departamento para la Argentina en el año 2001, advertimos que nueve de los primeros diez puestos corresponden a departamentos denominados “rurales” del NOA. De igual forma, si continuamos hasta los primeros veinte puestos vemos que dieci-siete pertenecen a departamentos rurales del NOA.

Es destacable el hecho de que tan sólo Antofagasta de la Sierra represente a Catamarca, y que la provincia de Tucumán no posea ningún representante, entre los primeros veinte lugares de este ranking.

A nivel regional, Catamarca y Tucumán se presentan como las provincias menos desfavorecidas. En ellas encontramos los niveles más bajos de IPMH. De esta manera, en la tabla Nº 3 (ver ANEXO) pueden apreciarse, por un lado la desproporción que existe entre los departamentos considerados “rurales” y los restantes departamentos, y por el otro, las diferencias entre las jurisdicciones provinciales. Vemos que para el NOA en conjunto, el valor de los hogares con IPMH es igual a 74,7 %, mientras que para el NOA “rural” los totales trepan al 85,7 % –es decir, un 16% más alto-.

Allí se aprecia, además, que Catamarca es la provincia del NOA que posee menor proporción de hogares con IPMH (64,2 % de sus hogares), a la vez que presenta un 72,5 % de sus hogares rurales con IPMH, en clara inferioridad con respecto a los niveles medios del NOA (74,7 % y 85,7 % para los hogares rura-les).

En cuanto al IPMH medio para la provincia de Jujuy, así como para los de-partamentos rurales, estos representan los más altos del NOA. Como medida promedio, Jujuy presenta un 81,8 % de sus hogares con privación material, y un 94,2 % en los departamentos considerados rurales.

Se debe recalcar, por su parte, que en todas las provincias existe una gran distancia entre los departamentos con mayor urbanización y los “rurales”, donde estos últimos se destacan por ser los más afectados por la pobreza. En la tabla Nº 4 referida a los departamentos “rurales”, se puede apreciar más en detalle la

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situación. Así, si comparamos los totales provinciales de hogares con IPMH con los correspondientes a cada uno de los departamentos rurales, notamos que en el 95% de los casos, los valores de estos últimos superan ampliamente las me-dias provinciales; incluso en aquellos departamentos con menores porcentajes de hogares con IPMH, estos valores son superiores a la media provincial. Sola-mente en dos departamentos, de los 39 estudiados, la proporción de hogares pobres por IPMH es menor que la media regional. Ellos son Paclín y Ambato, ambos catamarqueños.

En la misma tabla se representa además el porcentaje de hogares con Pri-vación material, por recursos corrientes, patrimonial y convergente, manifestán-dose la composición del índice para cada departamento rural del NOA. Se evi-dencia, así, la gran importancia de la Privación patrimonial o del CONDHAB (que pone la mirada en las Condiciones habitacionales del hogar), y de la priva-ción convergente, por sobre el indicador CAPECO (que mide la Capacidad eco-nómica de los hogares), ya que, en la mayoría de los casos, los departamentos con un índice final más alto, corresponden con aquellos que poseen mayores privaciones patrimoniales que de recursos corrientes.

Las Explotaciones Agropecuarias y sus niveles agro-tecnológicos.

Tras realizar un análisis de los datos que muestra la tabla Nº 6 relativa a los Departamentos Rurales del NOA, según Porcentaje de EAPs con Tractores, Porcentaje de Tractores sobre el Total de la provincia, Antigüedad del parque automotor y Tamaño Medio de las EAPs para el año 2002, se pueden comenzar a vislumbrar algunas concordancias y discordancias entre la información que nos brinda cada uno de estos dos grandes grupos de variables.

Para empezar, en cuanto a tecnología agraria, se destaca la provincia de Catamarca, la cual posee un complejo importante de tractores modernos (el 16,37% de los tractores tiene menos de 5 años). Inversamente, en Tucumán más del 72 % de los tractores tiene más de 15 años y sólo un 5,75% de ellos posee menos de 5 años.

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Por su parte, analizando la situación particular de los departamentos rura-les, vemos que es en Jujuy donde el complejo agro-tecnológico se halla más deteriorado, con varias jurisdicciones sin existencias y con otras con alto por-centaje de tractores antiguos. En cambio, en la provincia de Catamarca, la reali-dad es otra: más del 23% de los tractores del conjunto de los departamentos rurales, posee menos de 5 años.

En cuanto a la relación entre la tecnología agraria y los niveles de priva-ción, ésta varía según los casos; pero, básicamente, en las provincias más po-bres, como Salta y Jujuy (máximo IPMH), encontramos los niveles más bajos de tecnología y modernización. Así por ejemplo, en el caso de Jujuy, muchos de-partamentos con altos índices de IPMH presentan, o bien una total inexistencia de tractores, o muy poca cantidad de los mismos. (Ver gráficos 6 y 7 en el ANEXO).

Sin embargo, cabe aclarar que hay ciertas excepciones y esta relación se desvanece al encontrar departamentos rurales pobres con buenos niveles agro-tecnológicos. Excepto en Jujuy, en toda la región encontramos ejemplos de estos hechos. Así, en Santiago del Estero, es destacable el caso de San Martín que con un 92,4 % de hogares con IPMH, se distingue porque concentra una muy alta proporción de tractores modernos (17 %). En Tucumán, Burruyacu (con el 87% de sus hogares con IPMH) cuenta con el 66,2 % de sus EAPs con tractores, y reúne el 13% de los tractores tucumanos. El 15 % de estos, tiene menos de 5 años. En cambio, Simoca sobresale por el alto porcentaje de tracto-res antiguos (88,73%), a pesar que la representatividad en el total provincial es similar a Burruyacu.

En Ancasti (Catamarca) una buena cantidad de tractores es de poca anti-güedad, a pesar de ser uno de los departamentos más pobres de esa provincia. De este modo puede observarse como departamentos muy castigados por la pobreza, pueden presentar, sin embargo, niveles agro-tecnológicos significati-vos. (Ver gráficos 7 y 8 en el ANEXO).

Es posible, por otro lado, que al considerar a los departamentos con menos IPMH, no encontramos necesariamente una buena tecnología agraria. De

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hecho, hay casos de departamentos con menor IPMH, donde se esperaría un buen nivel agro-tecnológico y se observa que el parque automotor es sumamen-te anticuado. Por ejemplo, en Ambato (Catamarca), hay cierta cantidad de EAPs con tractores (el 25% de las EAPs del departamento tiene tractores), pero una buena proporción de los mismos (70%) tiene más de 15 años de antigüedad. Lo mismo sucede en Jujuy en San Antonio, que si bien aparece como único encla-ve con cierto nivel agro-tecnológico (49 % de las explotaciones tienen tractores, superando así la media de explotaciones con tractores para la provincia, la cual es de sólo 30%); sin embargo, el estado del parque motor deja mucho que de-sear; siendo el 87 % de los tractores de más de 15 años.

En cuanto al tamaño medio de las explotaciones agropecuarias, se destaca la provincia de Salta donde encontramos la media provincial más alta de la re-gión (igual a 322 has.).

Por otro lado, es necesario mencionar que en Jujuy, la mayor parte de las EAPs de los departamentos rurales, se halla sin límites definidos (ver Tabla Nº 5 en ANEXO). Es particularmente importante resaltar el caso de Susques, depar-tamento donde encontramos un 0 % de EAPs con límites definidos, por lo cual no podemos realizar una estimación sobre el tamaño medio de sus explotacio-nes. Ninguna de sus 424 explotaciones agropecuarias tiene límites definidos, de tal forma es imposible realizar allí el cálculo del tamaño medio, del régimen de tenencia, la superficie agraria, etc. –Aunque el hecho de que ninguna explota-ción posea límites definidos ya nos está indicando varias características de es-tas explotaciones: actividad pecuaria de escasa rentabilidad por sobre la activi-dad agraria, situaciones de tenencia de la tierra no regularizadas (como alta proporción de ocupación de tierras fiscales), precariedad general de la explota-ción, baja productividad, producción para la autosubsistencia, etc.–.

En la provincia de Catamarca, en cambio, la situación es heterogénea. Por un lado, en los departamentos más empobrecidos, como Antofagasta de la Sie-rra y Ancasti, el tamaño medio es muy bajo, de sólo de 2 hectáreas en el prime-ro y de 32 has. en el segundo. Pero, por otro lado, en Ambato y Paclín, depar-tamentos con niveles bajos de IPMH, el tamaño medio de las EAPs es notable-

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mente superior, llegando a la asombrosa cifra de 880 has. como media en Am-bato y a las 100 has. en Paclín. Esta diferencia puede interpretarse mejor al analizarse el cultivo predominante del departamento, presentado en la Tabla Nº 7. Así, a través de este dato, se nos revela que en Antofagasta de la Sierra y en Ancasti se practica una economía de subsistencia basada en el autoconsumo y la venta de la fuerza de trabajo; mientras que en Ambato el reciente cultivo del olivo está repercutiendo notablemente en el mejoramiento de las condiciones de vida. En Ambato encontramos que el cultivo de frutales (y entre ellos fundamen-talmente el olivo) está presente en el 44% de las hectáreas implantadas del departamento, resultando ser entonces predominante.

También en Tucumán encontramos grandes contrastes. Pero en este caso las grandes explotaciones aparecen en dos de los departamentos más empo-brecidos. Ellos son: Burruyacu (326 has.) y Graneros (168 has). Y es que ambos departamentos pertenecen al área sojera tucumana, que se extiende sobre el área pedemontana y llana de los departamentos Burruyacu, Cruz Alta, Leales, Juan Bautista Alberdi, La Cocha y Graneros (Rivas, A.; Hernández, C.; et al. 2004).

Como se observa en la tabla Nº 7, Burruyacu y Graneros concentran la ma-yor cantidad de hectáreas con cereales y oleaginosas. El primero, altamente especializado, dedica casi la mitad de su superficie agraria a las oleaginosas. Las unidades productivas del área sojera superan, por lo general, las 1000 hec-táreas y emplean importantes paquetes tecnológicos, similares a los usados en la pampa húmeda argentina (modernas técnicas de riego, trilladoras, semillas y fertilizantes de alta calidad, etc.). Este departamento por otra parte, dedica una significativa superficie a los frutales (cítricos). Es importante destacar que la implantación de los frutales, en comparación con otros cultivos, requiere una mayor disponibilidad de medios de producción, ya que sólo se justifica en super-ficies superiores a 20 has y es necesario contar con respaldo económico para afrontar inversiones a mediano plazo así como apoyo estatal crediticio. El tiem-po de espera (cinco años en la mayoría de las especies) para la salida al mer-

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cado de la producción nos está mostrando la necesidad de un importante res-paldo económico para afrontar inversiones a mediano plazo.

Graneros, con una superficie agraria sensiblemente menor, se presenta menos especializado y las forrajeras y el tabaco adquieren cierta importancia.

En Simoca, los cultivos predominantes son los industriales, en especial la caña de azúcar. El 62% de la superficie de las explotaciones se destinan a estos usos, mientras que el 20 % y 15 % producen cereales y oleaginosas, respecti-vamente. La característica esencial del departamento la constituye el minifundio cañero con bajo nivel tecnológico.

Finalmente, en Trancas –departamento de tradición ganadera de tambos– el 66% de las unidades productivas cultivan forrajes, destacándose también las producciones de hortalizas y legumbres (22 %) y cereales (10 %). En general, las producciones son extensivas, con niveles bajos de tecnología y explotacio-nes de grandes dimensiones.

Santiago del Estero es la provincia del Noroeste con mayor cantidad de hectáreas cultivadas (más de un millón de hectáreas), lo cual es lógico si se considera su gran extensión y el hecho de ser la única que no encierra entre sus límites a un sistema montañoso. Sin embargo, no toda su superficie posee con-diciones agrológicas óptimas.

La segunda provincia en cantidad de hectáreas implantadas es la de mayor extensión territorial de la región, es decir, Salta con más de 700.000 has en producción. Tucumán, a pesar de ser la más pequeña, le sigue a Salta muy de cerca.

En la provincia de Catamarca predomina el cultivo de las forrajeras. Un 44,1 % de la superficie implantada de la provincia produce forrajes. Le sigue en importancia el cultivo de las oleaginosas, con un 16,8 % del total de hectáreas.

Sólo el 1,2 % de la superficie implantada de la provincia de Salta se en-cuentra en los departamentos donde más del 60% de la población vive dispersa o en asentamientos de menos de 2000 habitantes. En total en todos los depar-tamentos rurales de Salta sólo se cultivan 8.657,4 has. En Jujuy, es todavía

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menor el número de hectáreas implantadas (igual a 4.836,2 has.), sin embargo, estas representan un porcentaje mayor si se considera el total de hectáreas puestas en producción en esta provincia –el cual es el menor de la región–. El porcentaje es de 3,4% de la superficie cultivada de Jujuy.

La superficie de cultivos de los departamentos rurales de Santiago del Es-tero, por su parte, representa el 18% del total provincial.

El 42% de las hectáreas cultivadas de Catamarca se encuentran en los de-partamentos considerados rurales.

Finalmente, en los siete departamentos estudiados de Tucumán, encon-tramos un considerable porcentaje de la superficie cultivada provincial, igual al 70%.

A su vez, como era de esperar, también puede indicarse una estrecha rela-ción entre el tamaño medio de las EAPs y el porcentaje de EAPs con tractores. Se observa que en aquéllos departamentos donde el tamaño medio es superior, se incrementa el porcentaje de explotaciones que cuentan con maquinaria. Tal es el caso, Ambato (Catamarca), Guachipas (Salta), Juan F. Ibarra (Santiago del Estero) y de Burruyacu (Tucumán). Sin embargo, también en Simoca la existencia de tractores es importante, a pesar del minifundio y ello se relaciona con la baja productividad agraria del departamento y con el éxodo de su fuerza de trabajo.

Conclusión

Los indicadores de pobreza, y los niveles agro-tecnológicos de los depar-tamentos considerados “rurales” del NOA, nos indican que nuestras poblaciones rurales están seriamente castigadas. Dentro de la región, se presenta un con-traste muy importante entre aquellos departamentos con alta proporción de población urbana y aquellos otros en donde la mayor parte de la población vive dispersa y/o concentrada en localidades de menos de 2.000 habitantes.

Del análisis de las condiciones agro-tecnológicas de las explotaciones agropecuarias de los departamentos rurales del NOA, se desprende en primer lugar que éstas son muy dispares en la región. Estas variaciones están condi-

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cionadas por un complejo conjunto de factores, pero, en lo concerniente con los niveles de pobreza, pudimos observar una clara tendencia: en los territorios más pobres, encontramos los niveles más bajos de tecnología y modernización, evidenciándose una relación inversa entre pobreza y tecnología agraria.

Observamos, sin embargo, que en algunos departamentos, coexisten altos niveles de pobreza con muy buenos niveles agro-tecnológicos.

En este sentido, se puede percibir que los cambios en la estructura agraria están modificando el nivel y calidad de vida de las poblaciones rurales, en la medida en que influyen, a través de una progresiva tecnificación del agro, en una liberación de mano de obra.

Esto nos lleva a considerar que el incremento de la productividad en base al uso intensivo de tecnología no necesariamente deba ser asociado a sustanti-vos aumentos en los beneficios del productor local, debido a que el proceso de incorporación de tecnología en el medio rural no involucró a todos los actores y las unidades pequeñas de producción no participaron en los procesos de cam-bio. Lejos de producirse una modernización generalizada, a raíz del fenómeno de irrupción del capitalismo en el agro, lo que ocurrió es que se incrementó la desigualdad.

De esta manera, para llegar a una mejor aproximación de las condiciones de vida de la población rural del NOA, el empleo de variables de pobreza fue fructífero ya que permitió desenmascarar los procesos de modernización y capi-talización del agro como fórmulas que tiendan a un verdadero desarrollo susten-table.

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Análisis comparativo de indicadores de pobreza y características de las explotaciones agropecuarias..

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ANEXO I: TABLAS

Tabla Nº 1: Departamentos Rurales del NOA

Departamento % Población Rural

NOA 22,4

CATAMARCA 25,95

Ambato 100

Ancasti 100

Antofagasta de la Sierra 100

El Alto 100

Paclín 100

Pomán 76,33

Santa Rosa 69,01

JUJUY 15,01

Rinconada 100

San Antonio 100

Santa Catalina 100

Susques 100

Tumbaya 100

Valle Grande 100

SALTA 16,58

Cachi 69,93

Guachipas 100

Iruya 100

La Poma 100

Molinos 100

Rivadavia 86,56

San Carlos 100

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202

Tabla Nº 1: Departamentos Rurales del NOA

Departamento % Población Rural

Santa Victoria 100

SANTIAGO 33,92

Atamisqui 72,65

Avellaneda 87,56

Figueroa 100

Guasayán 100

Jiménez 80

Juan F. Ibarra 64,06

Mitre 100

Pellegrini 78,08

Salavina 80,95

San Martín 100

Silípica 100

TUCUMAN 20,54

Burruyacú 92,86

Graneros 79,68

La Cocha 68,12

Leales 69,20

Simoca 76,23

Tafí del Valle 76,23

Trancas 62,64

Fuente: INDEC. CNPHV. 2001.

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Tabla Nº 2: Hogares con privación material según el Índice de Privación Material de los Hogares (IPMH). Porcentajes en orden

descendente por departamento para la Argentina. 2001

Orden Departamento Provincia IPMH

1 Valle Grande Jujuy 98,8

2 Antofagasta de la Sierra Catamarca 98,8

3 Rinconada Jujuy 98,2

4 Santa Catalina Jujuy 97,8

5 Ramón Lista Formosa 96,7

6 Iruya Salta 96,4

7 Susques Jujuy 96,3

8 Figueroa Santiago del Estero 95,9

9 Mitre Santiago del Estero 95,4

10 Santa Victoria Salta 94,4

11 Bermejo Formosa 94,1

12 Rivadavia Salta 92,9

13 Silípica Santiago del Estero 92,5

14 Cochinota Jujuy 92,5

15 San Martín Santiago del Estero 92,4

16 Atamisqui Santiago del Estero 92,1

17 Salavina Santiago del Estero 92,0

18 Tumbaya Jujuy 91,6

19 Molinos Salta 91,6

20 La Poma Salta 91,3

Fuente: INDEC. CNPHV. 2001.

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204

Fuente: INDEC. CNPHV. 2001.

Tabla Nº 3: Hogares con IPMH, sobre el total de hoga-res de la jurisdicción.

Provincias IPMH (%)

ARGENTINA 51,4

NOA 74,7

Total Deptos. restantes 67,5

Total Deptos. Rurales 85,7

Catamarca 64,2

Total Deptos. restantes 57,7

Total Deptos. Rurales 72,5

Jujuy 81,8

Total Deptos. restantes 74,3

Total Deptos. Rurales 94,2

Salta 77,4

Total Deptos. restantes 72,7

Total Deptos. Rurales 86,2

Santiago del Estero 79,6

Total Deptos. restantes 71,5

Total Deptos. Rurales 90,7

Tucumán 70,8

Total Deptos. restantes 63,1

Total Deptos. Rurales 81,7

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Análisis comparativo de indicadores de pobreza y características de las explotaciones agropecuarias..

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Tabla Nº 4: Porcentaje de hogares con Privación material, por recursos corrientes, patrimonial y convergente. 2001

JURISDICCION Nº

Hogares IPMH

IPMH recursos c.

IPMH patrimo-

nial

IPMH conver-gente

CATAMARCA 77.776 50,89 27,48 37,76 34,76 Antofagasta de la Sierra

340 98,24 0,90 54,49 44,61

Ancasti 752 82,05 4,86 52,51 42,63

El Alto 949 78,93 9,21 46,46 44,33

Santa Rosa 2.355 69,94 22,28 34,18 43,53

Pomán 2.167 65,53 15,28 44,58 40,14

Ambato 1.134 62,52 18,48 56,70 24,82

Paclín 1.039 56,79 24,58 48,47 26,95

JUJUY 141.631 63,08 18,26 40,88 40,86

Valle Grande 649 98,77 0,16 41,03 58,81

Rinconada 2.758 98,20 0,36 44,75 54,89

Santa Catalina 743 97,85 0,14 32,19 67,68

Susques 724 96,27 0,43 39,02 60,55

Tumbaya 1.078 91,56 6,08 51,67 42,25

San Antonio 918 82,46 6,08 59,05 34,87

SALTA 241407 62,21 20,50 34,94 44,56

Iruya 1371 96,43 1,36 34,04 64,60

Santa Victoria 2429 94,40 4,06 23,90 72,05

Rivadavia 5667 92,94 3,13 30,21 66,66

Molinos 1042 91,55 1,36 43,50 55,14

La Poma 345 91,30 6,03 51,43 42,54

San Carlos 1454 85,97 8,88 41,36 49,76

Cachi 1533 83,30 6,19 57,56 36,26

Guachipas 798 78,32 16,64 47,52 35,84

SANTIAGO 178201 64,90 19,63 27,79 52,58

Figueroa 3627 95,89 2,53 22,08 75,39

Mitre 475 95,37 1,77 45,03 53,20

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Tabla Nº 4: Porcentaje de hogares con Privación material, por recursos corrientes, patrimonial y convergente. 2001

JURISDICCION Nº

Hogares IPMH

IPMH recursos c.

IPMH patrimo-

nial

IPMH conver-gente

Silípica 1613 92,50 5,09 24,73 70,17

San Martín 1922 92,40 5,07 23,37 71,57

Atamisqui 2111 92,14 3,75 21,54 74,70

Salavina 2349 92,04 3,52 24,33 72,16

Pellegrini 4327 90,46 4,47 29,82 65,71

Juan F. Ibarra 3484 88,38 5,00 32,28 62,72

Jiménez 2881 88,16 8,27 26,81 64,92

Avellaneda 4162 86,33 8,43 26,08 65,49

Guasayán 1762 84,00 11,08 32,50 56,42

TUCUMAN 310787 59,38 23,53 32,00 44,47

Burruyacu 7234 86,81 8,82 37,55 53,63

Graneros 3049 86,29 8,70 30,25 61,04

Simoca 6958 83,50 10,05 30,21 59,74

Tafí del Valle 3253 81,68 9,30 43,17 47,53

La Cocha 3790 79,53 13,34 37,39 49,27

Trancas 3621 77,3 11,75 40,19 48,05

Leales 11687 76,73 18,14 29,75 52,10

Fuente: INDEC. CNPHV. 2001.

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Tabla Nº 5: Total Explotaciones agropecuarias y porcentaje con límites definidos en los departamentos rurales

del NOA. 2002

JURISDICCION Total EAP % EAP con lími-

tes definidos

CATAMARCA 9.138 73,25

Antofagasta de la Sierra 211 45,97

Ancasti 494 6,88

El Alto 573 61,43

Santa Rosa 560 91,07

Pomán 986 82,76

Ambato 160 68,75

Paclín 226 63,72

JUJUY 8.983 45,21

Valle Grande 444 24,1

Rinconada 351 33,33

Santa Catalina 492 17,48

Susques 424 0

Tumbaya 491 42,57

San Antonio 189 69,84

SALTA 10.297 54,14

Iruya 676 26,33

Santa Victoria 937 47,92

Rivadavia 704 29,26

Molinos 556 56,65

La Poma 216 31,48

San Carlos 498 58,43

Cachi 680 61,18

Guachipas 223 52,91

SANTIAGO 20.949 51,7

Figueroa 1.681 12,43

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Tabla Nº 5: Total Explotaciones agropecuarias y porcentaje con límites definidos en los departamentos rurales

del NOA. 2002

JURISDICCION Total EAP % EAP con lími-

tes definidos

Mitre 307 40,39

Silípica 533 81,05

San Martín 811 39,58

Atamisqui 715 3,64

Salavina 1.042 6,62

Pellegrini 1.072 71,27

Juan F. Ibarra 752 67,82

Jiménez 431 83,76

Avellaneda 1.122 72,1

Guasayán 795 75,97

TUCUMAN 9.890 96,61

Burruyacú 624 99,52

Graneros 372 100

Simoca 1.895 99,84

Tafí del Valle 513 66,86

La Cocha 662 99,7

Trancas 386 79,27

Leales 1.754 99,89

Fuente: INDEC. Censo Nacional Agropecuario. 2002.

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Análisis comparativo de indicadores de pobreza y características de las explotaciones agropecuarias..

209

Tabla Nº 6: Departamentos Rurales del NOA, según Porcentaje de EAPs con Tractores, Porcentaje de tractores sobre el total de Tractores de la provincia, Antigüedad del

parque motor y Tamaño Medio de las EAPs. 2002

Departamento %

EAPs con tractores

% Tractores de

la Pcia.

Tractores de más de 15 años

Tractores de menos de

5 años

Tamaño Medio de las EAPs

CATAMARCA 11,91 100 58,65 16,37 153,31

Ant. de la Sierra 0 0 0 0 2,05

Ancasti 14,71 0,67 50 37,5 32,21

El Alto 5,11 1,60 57,89 26,32 169,72

Santa Rosa 26,08 19,56 52,79 13,73 291,9

Pomán 5,39 5,21 20,97 64,52 45,98

Ambato 25,45 3,61 69,77 9,3 885,47

Paclín 21,53 3,36 62,5 15 97,42

JUJUY 29,82 100 64,75 10,32 117,75

Valle Grande 0 0 0 0 152,22

Rinconada 0 0 0 0 212,6

Santa Catalina 0 0 0 0 123,75

Susques 0 0 0 0 0

Tumbaya 1,91 0,13 100 0 100,28

San Antonio 49,24 4,62 86,62 3,52 151,85

SALTA 29,38 100 61,95 9 322,23

Iruya 0 0 0 0 0,68

Santa Victoria 0,22 0,06 0 100 2,21

Rivadavia 0,49 0,06 100 0 323,7

Molinos 7,94 1,50 52,6 11 126,95

La Poma 7,35 0,30 71,4 0 179,05

San Carlos 21,65 3,77 87,37 4 290,73

Cachi 12,50 3,11 74,24 3 42,7

Guachipas 22,03 1,56 97,78 0 853,22

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210

Tabla Nº 6: Departamentos Rurales del NOA, según Porcentaje de EAPs con Tractores, Porcentaje de tractores sobre el total de Tractores de la provincia, Antigüedad del

parque motor y Tamaño Medio de las EAPs. 2002

Departamento %

EAPs con tractores

% Tractores de

la Pcia.

Tractores de más de 15 años

Tractores de menos de

5 años

Tamaño Medio de las EAPs

SANTIAGO 21,83 100 64,76 7,24 231,89

Figueroa 7,66 0,52 47,83 13,04 26,68

Mitre 20,97 0,96 80,95 2,38 376,02

Silípica 12,27 1,86 62,96 0 33,56

San Martín 12,15 2,09 65,22 17,39 42,51

Atamisqui 7,69 0,09 100 0 14,29

Salavina 5,80 0,11 60 40 38,1

Pellegrini 8,51 2,59 78,07 1,75 192,34

Juan F. Ibarra 22,75 4,71 58,45 9,66 492,53

Jiménez 14,96 3,21 36,17 19,15 433,8

Avellaneda 16,44 3,94 92,49 1,73 50,3

Guasayán 12,69 1,05 69,57 2,17 289,91

TUCUMÁN 43,76 100 72,32 5,75 86,51

Burruyacú 66,18 13,65 64,71 14,66 326,03

Graneros 35,48 2,62 84,42 2,01 167,92

Simoca 40,01 12,97 88,73 2,34 36,41

Tafí del Valle 10,50 0,63 77,08 8,33 32,66

La Cocha 52,42 7,60 69,5 6,24 74,09

Trancas 45,75 3,00 85,96 4,82 246,78

Leales 30,71 10,57 75,09 6,6 69,87

Fuente: INDEC. Censo Nacional Agropecuario. 2002.

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Análisis comparativo de indicadores de pobreza y características de las explotaciones agropecuarias..

211

Tabla Nº 7: Departamentos Rurales del NOA, según cultivos predominantes: hectáreas implantadas de las EAP con límites definidos–Censo Nacional Agropecuario 2002

Departamento Total has Ce- reales

Olea-gino-sas

Indus-triales

Hortali-zas

y Le- gum-bres

Forra- jeras

Fruta-les

Bos-ques

y Mon-tes

% del total de hectáreas implantadas del departamento

CATAMARCA 180.719,5 16,7 16,8 1,2 4,2 44,1 15,2 0,7 Ant. de la Sierra 179,8 - - - 18,9 74,6 - 6 Ancasti 318,3 7 - - 3,7 82,3 2,8 4 El Alto 1.583,3 52,3 16,8 - 8,1 8,6 1,5 - Santa Rosa 60.799,4 38,2 43,5 0,8 2,5 12,9 1,3 0,3 Pomán 7.396,9 - - - 0,8 0,4 93,6 4,7 Ambato 2.776,5 7 - - 25,2 23,1 44,4 - Paclín 3.015,7 16,8 6,6 - 15,9 39,6 3,2 14,4 JUJUY 140.922,2 4,6 1,5 49 22,3 4,8 6 11,8 Valle Grande 38,6 21 - - 66,6 8 4,4 - Rinconada 107,9 - - - 2,9 97,1 - - Sta. Catalina 5,2 11,5 - - 55,8 32,7 - - Susques - - - - - - - - Tumbaya 371,6 0,5 - - 38,9 36,1 19,8 4,6 San Antonio 4.312,9 12,6 - 12,5 25,3 21,1 2,2 26,2 SALTA 738.363,9 17,7 43,7 2,8 15,6 16,4 1,6 0,7 Iruya 170,0 31,1 1,0 - 41,9 10,2 15,1 0,7 Santa Victoria 600,5 34,0 - - 51,3 2,6 11,4 0,7 Rivadavia 427,5 - - - 5,1 94,8 - - Molinos 968, 9 6,7 - - 22,9 50,2 11,6 1,3 La Poma 686,9 2,0 - - 9,7 87,6 0,1 - San Carlos 2.230,0 5,4 - - 8,2 39,3 19,3 0,1 Cachi 1.639,5 4,9 - - 30,2 42,1 2,5 0,1 Guachipas 1.934,1 8,9 - 7,9 4,9 77,2 - 0,7

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Breves Contribuciones del I.E.G. – Nº 19 – 2007 – págs. 185-217

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Tabla Nº 7: Departamentos Rurales del NOA, según cultivos predominantes: hectáreas implantadas de las EAP con límites definidos–Censo Nacional Agropecuario 2002

Departamento Total has Ce- reales

Olea-gino-sas

Indus-triales

Hortali-zas

y Le- gum-bres

Forra- jeras

Fruta-les

Bos-ques

y Mon-tes

% del total de hectáreas implantadas del departamento

SANTIAGO 1.080.412,6 24,7 40,0 4,5 1,7 27,1 0,1 0,1 Figueroa 697,3 32,5 - 42,8 7,2 9,5 - - Mitre 5.347,0 39,2 48,3 - 2,1 19,4 - - Silípica 3.554,1 22,3 6,7 2,0 16,9 46,2 0,3 - San Martín 5.171,6 31,2 40,6 0,6 13,3 9,5 - 0,1 Atamisqui 251,8 3,0 - - 0,8 91,9 0,2 4,2 Salavina 605,0 9,1 - - - 90,9 - - Pellegrini 26.309,8 15,0 43,4 - 3,7 21,9 - - Juan F. Ibarra 60.784,5 32,9 53,0 4,7 0,2 9,0 - - Jiménez 76.541,1 11,7 44,1 - 0,8 35,7 - - Avellaneda 6.034,5 18,5 1,7 11,7 17,0 50,8 - - Guasayán 10,652,0 18,6 55,3 0,2 23,5 22,3 0,1 - TUCUMÁN 643.225.9 27,1 31,4 27,2 2,6 4,9 5,5 0,5 Burruyacú 216.796,9 39,5 47,2 4,1 0,3 2,5 6 0,2 Graneros 26.849,6 36 38,2 6,8 5,5 10,7 0,3 - Simoca 38.692,8 21,5 15,3 61,6 1,2 0,3 - - Tafí del Valle 2.158,7 10,9 - - 28,9 48,3 8,6 0,1 La Cocha 59.310,9 40,7 43,3 8,7 0,7 0,3 1,7 0,7 Trancas 18.752,3 9,8 0,1 0,3 22,5 65,8 0,7 0,6 Leales 84.152,9 27 34,7 28,3 0,8 9 0,1 - Fuente: INDEC. Censo Nacional Agropecuario. 2002.

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Análisis comparativo de indicadores de pobreza y características de las explotaciones agropecuarias..

213

ANEXO II: GRÁFICOS

Gráfico Nº 1: Hogares con Privación Material. Por provincias y promedio en departamentos “rurales” y restantes departamentos. 2001.

Fuente: INDEC. CNPHV. 2001.

Gráfico Nº 2: Tamaño medio de las Explotaciones Agropecuarias. Promedios por provincia. 2002.

Fuente: INDEC. Censo Nacional Agropecuario. 2002.

0102030405060708090

100

NOA Catamarca Jujuy Salta Sgo. delEstero

Tucumán

% H

ogar

es

IPMH Total deptos. Restantes Rural

0

50

100

150

200

250

300

350

NOA Catamarca Jujuy Salta Sgo. delEstero

Tucumán

Hect

área

s

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Breves Contribuciones del I.E.G. – Nº 19 – 2007 – págs. 185-217

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Gráfico Nº 3: Porcentaje de tractores, según su antigüedad. Promedios por provincia. 2002.

Fuente: INDEC. Censo Nacional Agropecuario. 2002.

Fuente: INDEC. CNA, 2002 y CNPHV, 2001.

Gráfico Nº 4: Catamarca. Porcentaje de EAPs con tractores (2002) y Hogares con IPMH (2001), en departamentos “rurales”.

40 20 0 20 40 60 80 100

Ant.S.

Ancasti

El Alto

Sta. Rosa

Pomán

Ambato

Paclín

%

EAPs con tractores IPMH

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

90%

100%

NOA Catamarca Jujuy Salta Sgo. delEstero

Tucumán

Más de 15 años Entre 5 y 15 años Menos de 5 años

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Análisis comparativo de indicadores de pobreza y características de las explotaciones agropecuarias..

215

Fuente: INDEC. CNA, 2002 y CNPHV, 2001.

Fuente: INDEC. CNA, 2002 y CNPHV, 2001.

Gráfico Nº 6: Salta. Porcentaje de EAPs con tractores (2002) y Hogares con IPMH (2001), en departamentos “rurales”.

40 20 0 20 40 60 80 100

Iruya

Santa Victoria

Rivadavia

Molinos

La Poma

San Carlos

Cachi

Guachipas

%

EAPs con tractores IPMH

Gráfico Nº 5: Jujuy. Porcentaje de EAPs con tractores (2002) y Hogares con IPMH (2001), en departamentos “rurales”.

60 40 20 0 20 40 60 80 100

Valle Gde.

Rinconada

Sta. Catalina

Susques

Tumbaya

San Antonio

%

EAPs con tractores IPMH

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Breves Contribuciones del I.E.G. – Nº 19 – 2007 – págs. 185-217

216

Fuente: INDEC. CNA, 2002 y CNPHV, 2001.

Fuente: INDEC. CNA, 2002 y CNPHV, 2001.

Gráfico Nº 8: Tucumán. Porcentaje de EAPs con tractores (2002) y Hogares con IPMH (2001), en departamentos “rurales”.

80 60 40 20 0 20 40 60 80 100

Burruyacú

Graneros

Simoca

Tafí del Valle

La Cocha

Trancas

Leales

%

EAPs con tractores IPMH

Gráfico Nº 7: Santiago del Estero. Porcentaje de EAPs con tractores (2002) y Hogares con IPMH (2001), en departamentos “rurales”.

40 20 0 20 40 60 80 100

Figueroa

MitreSilípica

San MartínAtamisqui

SalavinaPellegrini

Ibarra

JiménezAvellaneda

Guasayan

%

EAPs con tractores IPMH

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Análisis comparativo de indicadores de pobreza y características de las explotaciones agropecuarias..

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ANEXO III: MAPA