discursoinaugural.diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/3501/8/d186364.pdf · bre ni la fuerza, ni...

25
,. . . DI SC URSOINA UGUR AL. - .,.-.-

Upload: others

Post on 28-Jul-2020

7 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: DISCURSOINAUGURAL.diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/3501/8/d186364.pdf · bre ni la fuerza, ni la pcríeccion de sentidos, ni el instinto de que doló á otros animales; pero en

••

,.. .

• •

DISCURSOINAUGURAL.- .,.-.-

•••

Page 2: DISCURSOINAUGURAL.diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/3501/8/d186364.pdf · bre ni la fuerza, ni la pcríeccion de sentidos, ni el instinto de que doló á otros animales; pero en

,

Page 3: DISCURSOINAUGURAL.diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/3501/8/d186364.pdf · bre ni la fuerza, ni la pcríeccion de sentidos, ni el instinto de que doló á otros animales; pero en

DISCURSO INA.UGURA.LQUE E1I LA

SOLEMNE APERTURA DEL CURSOACADÉmCO

DE 1 8 6 3 Á 1864

u .o

ANTE EL CLAUSTRO

UN IVERS IDAD DE BARCEI.O NAEl Dm nnJf al~drálico de la. h tnllad de C¡~Ddu eneus, fi~ in s J naturales

D.' D. JUAN AGELL.

BARCELONA.IllPRENTA YLIBRERíA POLlTÉC~ICA DE TOlIÁS GORCHS,

1863.

Page 4: DISCURSOINAUGURAL.diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/3501/8/d186364.pdf · bre ni la fuerza, ni la pcríeccion de sentidos, ni el instinto de que doló á otros animales; pero en

Page 5: DISCURSOINAUGURAL.diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/3501/8/d186364.pdf · bre ni la fuerza, ni la pcríeccion de sentidos, ni el instinto de que doló á otros animales; pero en

Ilustrísimo Señor :

A proporcion que la experiencia nos ya enseñando con re­petidos ejemplos cuán facilmentc la razón humana se ofuscayextravia , crece el temor de quien ha de guiarse por ella enel camino que emprende : y sin embargo en las ciencias hu­manas es la única que puede llevarnos á buen término , pues­to que la observación y la experiencia tan solo nos ofrecendatos que la razon examina, compara y relaciona. El Autorde la naturaleza que ha dado á cada ser los medios de reali­zar el fin para el cual ha sido creado, no concedió al hom­bre ni la fuerza, ni la pcríeccion de sentidos, ni el instintode que doló á otros animales; pero en cambio dióle la inte­ligencia ; y con ella supera al instinto, aumenta el alcancenatural de los sentidos, y desarrolla fuerza sin ratiga.alguna.Mas esta soberana del universo no puede ponerse en relacionCon él sino pOI' medio de la materia. Y esta " pOI' delicada y

..

Page 6: DISCURSOINAUGURAL.diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/3501/8/d186364.pdf · bre ni la fuerza, ni la pcríeccion de sentidos, ni el instinto de que doló á otros animales; pero en

- Ij-

portentosa que sea su organizacion, únicamente transmite im­presiones debidas á determinados órdenes de fenómenos, ell

una limitada extensión )' en el modo )' forma que las recibe;sin que pueda, como algunos instrumentos, separar lo que cs­tá unido ó reunir lo que está separado: limitacion impuestaá la inteligencia humana y que en vano intentaríamos destruir,porqur. está en armonía con el fi n de nuestra existencia)"con las necesidades de nuestra naturaleza moral y Ilsica. Yya que nuestros sentidos pueden solo recibir impresiones dedeterminados órdenes de fenómenos , )" que aun estas , pare­cidas ú la derivada de un sistema de fuerzas , nada nos dicenprimitivamente acerca de la naturaleza , número é intensidadde las que han concurrido á su produccion : ya que nuestrainteligencia no posee la facultad de distinguir inmediata­mente lo que las impresiones no presentan distinto j precisoserá para conocer cientlñcamente un fenómeno , aislar lascausas que contribuyen á su existencia y determinar en elefecto la parte que á cada una de ellas corresponde.

De esta suerte el entendimiento podrá fijar la naturaleza yvalor de la influencia ejercida por cada una de ellas, y soloentonces, comparando datos completamente conocidos, puedecon seguridad elevarse á generalizaciones que no traspasenlos límites que señalan los fenómenos observados.

Este método atrevidamente proclamado por Bncon , prac­ticado antes por Galileo, después por Newton y ahora casiuniversalmente adoptado, ha dado mas resultado en dos siglosque CIl todos los anteriores los tanteos especulativos de los fi­lósofos. A él deberemos la mayor perfecci ón de los conoci­mientos actuales y la adquisicion de otras verdades cuya ex is­tencia ni siquiera podemos sospechar.

y 110 se lema que el entendimiento se rebaje y empequc..ñezcn descendiendo á minuciosas obscrvacíones, y que acos­tumbrándose á lo material y concreto pierda la facultad de

Page 7: DISCURSOINAUGURAL.diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/3501/8/d186364.pdf · bre ni la fuerza, ni la pcríeccion de sentidos, ni el instinto de que doló á otros animales; pero en

- 7 -elevarse á gra ndes generalizaciones; que nunca ha dañado alconocimiento de lo general la investigación esmerada de loparticular. Bien se echa de ver que sin conoce¡' los fenó­menos en toda su extensióny pormenores, noesposjbledistin­guir claramente si hay lazos que los unan ni apreciar su in­fluencia, únicos medios de elevarse á abstracciones que nosean un estéril testimonio del orgullo humano; á menos el ecreer en la existencia de inteligencias hasta tal punto privi le­giadas que posean el don de leer en el libro de la naturalezasin abrirlo.

Esta suposición se ha hecho , por mas que la raaon se re­sista á admitirla y en apoyo suyo, mas que las hipótesis delos tiempos modernos, se han alegado, exagerándolos, los co­nocimientos físicos de los antiguos. Permitasenos pues uuaindicación acerendel valor científico de algunas doctrinas que

. sin apoyarse aparentemente en la observación y en la expe­riencia alcanzaron alta reputacion y merecieron la honra deformar escuela.

En la historia de los conocimientos humanos y especial­mente en la de aquellos que como la astronomía , la física yla química poseen la preciosa calidad de sujetarse á compro­baeionesrigorosas , encontraremos ejemplos que puedan ser­vil' á nuestro propósito.

Las regiones orientales han sido en épocas muy remotas lacuna y la morada de los conocimientos humanos, ~. entreellos, prescindiendo de los religiosos, deben haber sido losprimeros los que nacieron de la observación de los astros yde los fenómenos naturales que tienen mas relación connuestra existencia ó que afectan á nuestra imaginación de unmodo mas poderoso, El magnífico espectáculoque presenta lauaturúleza cuando al nacer el sol se ilumina el espacio, y loscuerpos toman forma y color, y la materia nueva vida }' mo­simieuío.; .el sublime efecto que en el ánimo . pro~ uc~f! e~ si-

Page 8: DISCURSOINAUGURAL.diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/3501/8/d186364.pdf · bre ni la fuerza, ni la pcríeccion de sentidos, ni el instinto de que doló á otros animales; pero en

-8lencio de la noche y la inmensidad del espacio poblado demillones de estrellas , debieron atraer las miradas de los pri­meros hombres é inclinarlos á la meditación. Por otra parteel nacimiento de tantos y tan diversos seres, su crecimiento ysucesiva desaparicion , las lluvias 1 los vientos , el rayo y 105demás fenómenos atmosféricos debieron igualmente causar­le grande admiración y avivar el deseo de conocer sus cau­sas. 1\'0 es extraño pues 1 que las observaciones y teorlasacer­ca de esta clase de fenómenos sean en casi todos los pueblostan antiguos como su origen.

La India, la Caldea y el Egipto , no solo cultivaron la as­tronomía desde los tiempos mas remotos , sino que alcanza­ron tal perfección en algunos productos industriales quemuchos han creído ver en ellos indicios de una civilizaciónan terior, notablemente adelantada en artes y ciencias. Efecti­vumente los eclipses observados en la China durante el im­perio de Iao , si bien por la vaguedad de sus descripcionespueden únicamente servir á la cronología, manifiestan sinembargo que 2000 años antes de la era vulgar se cultivabaen aquel país la astrono mía, y de las pocas observaciones he­chas !.lOOanos despues pOI' Tcheou Kong y otros astrónomosdurante la regencia del prim ero, las dos relativas á la longi­tud del gnomon, hechas CJl los solsticios de invierno y de ve­rano, son una pru eba del progreso aunque lento de la ciencia,pues dan para la oblicuidad de la eclíptica 1 un resultadoconforme con la teoría de la pesadez universal.

La India cultivaba trunhlen la astronomía desde Sll S pri­meros tiempos, y si fuese cierto, como pretende Bailli , quecorresponden aellos las tablas indicas , deberíamos concederá dicho pueblo ya en tan remota época conocimientos ade­lantados en aquella ciencia .

Apenas tenemos datos para apreciar los conocimientos as­tronómicos de los antiguos egipcios, mas la orientación de las

Page 9: DISCURSOINAUGURAL.diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/3501/8/d186364.pdf · bre ni la fuerza, ni la pcríeccion de sentidos, ni el instinto de que doló á otros animales; pero en

- ~-

caras de las pirámides, y el haber dado nombre, segun pare­ce, a las constelaciones del zodíaco, son pruebas de que teuiannociones cuando menos prácticas en astronomía, aunque nosea fácil apreciar su extensión.

Los griegos, á pesar de la pureza de su atmósfera y de losencantos de su' suelo, cuidaron poco del estudio de la natura­leza, }' hasta que Tales , Pitágoras y otros filósofos fueron álas orillas del Nilo y del Ganges á iniciarse en las misterio­sas doctrinas de los sacerdotes tic Isis y de Brama , apellasencontramos mas que indicios de sus conocimientos con­fusamente esparcidos en su poética y fabulosa historia. Yya sea fl ue aquellos filósofos importaran doctrinas pUI'a­mente abstractas, ya que su espíritu les arrastrara hácia lasespeculaciones teóricas. ni ellos ni la mayor parte de sus su­cesores. tan fecundos en crear sistemas y tan dados á las con­troversias, preguntaron apenas á la naturaleza , desdeñandolaobservaci ón y la experiencia hasta el punto de no encon­trarse antes de la escuela de Alejandría mas observacionesastronómicas que las hechas por )'Icton y Euctemon para de­terminar el solsticio de verano del año 432 antes de .1. C. ysin embargo durante este período aparecieron sistemas quenos admiran , unos por su sencillez, ' otros por su exacti­tud , casi todos p OI' su atrevimien to, y los hay que por su con­formidad con lo que ahora creemos verdadesdemostradas handado lugar á que se les considere hijos de una poderosa fuer­za ele intuición.

En las regiones orientales cnconunmos tambicn el orígcude los conocimientos ñsico-químicos, ó á lo menos ellas nosofrecen los primeros productos de algunas industrias cuyaperfección no hemos podido aun superar:

La India ,. célebre particularmente p OI' sus teñidos ypor el temple de sus aceros, la Chilla por la brillantez desus colores, por ~U5 porcelanas y por sus composiciones pi­

2

Page 10: DISCURSOINAUGURAL.diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/3501/8/d186364.pdf · bre ni la fuerza, ni la pcríeccion de sentidos, ni el instinto de que doló á otros animales; pero en

- 10 -rot écnicas, y el Egipto por sus vidrios )' esma ltes, por susprocedimient os tintóreos, por la obtención de varios meta­les, y por los productos de la destílncion de maderas resino­sas, nos dan una favorable idea del estado de su industria;mas buscaríamos en vano los principios que les sirvieron deguia pat:a alcanzar tamaña perfección, y ni aun los conoci­mientos necesarios para darse razón de 105 resultados que ob­tenían. Y nó, como algunos opinan , por haberse perdido 105documentos que podrían transmitírnoslos, sino porque, seguncreemos, ninguno de estos pueblos ha conocido mas que pro·cedimientos hijos del acaso, yá lo mas resultados de observa­ciones combinadoscon cierta inteligencia. Un buen ejemplo deesto nos ofrece la China. Libres sus moradores del espíritu deinvasió n y de conquista, aptos para el trabajo manual, preciosados á dedicarse á la industria pot' la densidad de su pobla­cien, atendidos y honrados los que cultivan las letras y lasciencias, y estimados los que profesan las artes y las indus­trias, han reunido la mayor parte de los elementos necesariospara el progreso intelectual y material; pero Jíl sea que la ra­za mogola tenga poca aptitud para los trabajos mentales, yaque el desden con (IUO mira cuanto no-conduce inmediata yvísihlemente .á una utilidad material la aleje de las investiga­ciones científicas, ello es que en sus producciones nunca en­contramos la huella de la ciencia. Para come ncemos de1.1 exactitud de esta opinion nos bnstaria examinar los proce­dimientos que emplean en la obtenci ón de sus mas esmera­das producciones. Si descendiéramos ú este exá men, veríamosque ordinariamente siguen un camino tortuoso, que empleanmedios innecesarios, y queú menudo obtienen productos debi­dos á la accion de cuerposcuya existencia ignoran, porqueenel momento en que nacen, contraen nuevas cómbinaciones rno llegan a presentarse aislados. Si dejando esta nacion esen­cialmente práctica pasarnos á Grecia, reconoceremos iume-

Page 11: DISCURSOINAUGURAL.diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/3501/8/d186364.pdf · bre ni la fuerza, ni la pcríeccion de sentidos, ni el instinto de que doló á otros animales; pero en

- 11-diatamente el origen egipcio de sus procedimientos puramenteemplricos; mas distinguiremos pronto las tendencias á la ge..neralizacion, de la propia suerte que en el mismo pueblo la 'hemos reconocido respecto de la astronomía. Y no radia serde ntro modo, puesto qne reducido entonces ¡i muy estrechoslímites cada uno de los ramos del saber humano, un mismofilósofo los cultivaba todos, imprimiéndoles el sello de sus. . .oprmones.

En esta época aparecieron, como ya hemos indicado, 10 5

sistemas mas notables de la ant igüedad , y pues no podemosconsiderarlos como restos salvados del nau fragio experimen­tado por civilizaciones anteriores muy adelantadas , debere­mos mirarlos como engendros exclusivos de aquellos tiem­pos en que apenas existiun observaciones- ni menos experi­mentas que aparentemente pudieran servirles de apoyo. Enellos deberemos por consiguiente buscar los efectos de la in­tuición .

Tales, fundador de la escuelajónica, enseñaba la esfe roici­dad de la tierra , la oblicuidad de la eclíptica, la verdaderacausa de los eclipses, y daba al agua lanta importancia en laproducción de los fenómenos naturales, que decia: todo hanacido del agua, todo se reduce á ella; los animales ylas plan­tas noson mas que agua solidificada bajo condiciones y for­mas diferentes, )' en agua seconvierten cuando dejan de vivir.Su discípulo Anaximandro suponia qne los cuerpos se formanpor la union de partes homogéneas preexistentes en el se­no de un principio indefini do, menos sutil que el fuego yque el aire pero mas que el agua, y del cual se desprendenpOI' efecto de la rariflcacion y de la condensació n producidapor el movimiento.

Pitágorus, fu ndador de la escuela que lleva Sil nombre, diómayor desarrollo á algunos principios de la escuela jónica, decuyo jefe habla sido disc lpulo.y á mas explicó, bien que de un

Page 12: DISCURSOINAUGURAL.diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/3501/8/d186364.pdf · bre ni la fuerza, ni la pcríeccion de sentidos, ni el instinto de que doló á otros animales; pero en

-12 -modo encubierto, los dos movimientos ele la tierra, el de ~

traslación al rededor del sol yel de rotación soLre su cje. Masp fuese que las doctrinas de los sacerdotes egipcios é indios,en las que consiguió iniciarse, sobrexcitaran su imaginación,~'a que las reprodujese con poca exactitud, es lo cierto queideó un sistema el mas fantástico que se hubiese conocido, (1)El universo, segun él, descansa en el principio de la armo-nía, y no seentiende por ella la mutua relación y ca ncordan-cia ele las leyes de la naturaleza, sino la armonía en su senti-do recto, la armonía de los sonidos. Los números, ú los flueatribuye diferentes grados de perfección , forman la base deeste sistema, segun el cual los cuerpos no son mas que di­mensiones matemáticas dispuestas á contribuir á la armoníauniversal. Del choque de los cuerpos resultan los sonidos, Jsu variedad depende de la velocidad )' masa de aquellos. Deestos principios combinados con las propiedades de los nú-meros se eleva á una teoría acerca de los cuerpos celestes,segun la cual cada uno produce un sonido particular de talmodo relacionado con los demás, que su conjunto forma laarmonía universal . (2) El sol ocupa el centro del universo,y sus rayos que son el alma del mundo lo atraviesan todopara llevar do quiera la vida.

Heráclito de Efeso se propuso resolver igualmente las prin­cipales cuestiones que otras escuelas y otros filósofos hablantratado, y lo hizo de un modo muy notable, atendidos los co­nocimientos de aquella época. El mundo, segun este filósofoobedece á leyes invariables y todo contribuye á su ccnservacion

(i) La clase tic importancia que en él se da á los números y el misticis­mo rlc que está impregnado , n05 inclinan á creer que 135 ideas principalesestán tomadas de los egipclcs Y de los indios.

(~) Creeriamos que era este un lenguaje figurado si lIO viésemos en al­gunos pasajes que se refiere á sonidos materiales.

Page 13: DISCURSOINAUGURAL.diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/3501/8/d186364.pdf · bre ni la fuerza, ni la pcríeccion de sentidos, ni el instinto de que doló á otros animales; pero en

-13 -así los fenómenos en apariencia mas opues tos como los masinsignificantes )" hasta los cuerpos en estado de sueño ó deinactividad. Las grandes leyes del mundo están basadas en elamor y en el odio, ó como diríamos nosotros , en la atrae­eion y en la repulsión. El mundo debió su origen al fuego, yal fuego deberá su destrucción y sucesivamente le deberá lavida y la muerte, reproduciéndose estos hechos por periodosdeterminados, como se suceden el dia y la noche. El fuego nopuede modificarse porflue él cambia y modifica los cuerpos. Lamateria sutil que le alimenta es el principio de todas las cosas)' el alma del universo 1 y nosotros vivimos pOl'que la atrae­mos p OI' medio de la respiracion. La luz del sol y de los as­tros es debida ú la acumulacion de sustancias sutiles en igni­cien. La vida es un cambio contínuo de materia que se veri­fica por medio de la emisión y de la absorcion. La tierra sereduce á agua, el agua á aire, )' el aire á fuego.

En la misma época de Heráclit o floreció Anaxágoras, céle­bre por sus doctr inas y por las persecuciones que le atraje­ron. Profesó algunas teorías de la escuela jónica, consideróloscuerpos compuestos de partí culas similares indivisibles éindestructibles, de lo cual dedujo que el mundo no podia Le­ner aumento ni disminución, cualesquiera que sean las modifi­caciones que experimente. Segun él cada átomo contiene to­dos los elementos del mund o, y por esto dijo «todo est á entodo». Ala composicion ydescomposición, añade, se las llama"ida y muerte; mas para la na tura leza ni existe la primera ni lasegunda : si el pan que comemos y el agua que bebemos nosalimentan, es porque tienen elementos idénticos á nuestra san­gre, á nuestros músculos y á nuestros huesos. El aire posee loselementos de todos los seres, ). por el in termedio del agua sedesarrollan los dc las plantas, que viven y respiran como losanimales. El movimiento no nace de la materia sino que estáfuera de ella ; es la causa de las modificaciones que cxperi-

Page 14: DISCURSOINAUGURAL.diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/3501/8/d186364.pdf · bre ni la fuerza, ni la pcríeccion de sentidos, ni el instinto de que doló á otros animales; pero en

- 14 -menta, y por consiguien te del órdcn del universo. La materiade la creacion es diferente del pr incipio de la creacion: laprimera es objeto de nuestros sentidos , la segunda escapa átoda observacion , es un principio activo que posee los atri­bntos de la inteligencia suprema , y que no puede ser fepre­sentado por forma alguna material.

Demécrito, que segun el testimonio de varios escritores es­tudinba la naturaleza observándola y preguntándole á la vezpor medio de experimentos, perfeccionó la doctrina atómicade su maestro Leucipo. Supone que los átomos son diferentesno solo en. dimensión sino tambien en peso, que están unoscon relación á otros en estado activo y pasivo, y que de él nacela fuerza que les da movimiento. Demuestra la impenetrabili­dad de los átomos t y supone que la resistencia opuesta porlinos á que otros ocupen su lugar , engendra un movimientode osci lación que se transmite de los mas inmediatos á losmas lejanos, produciendo un torbellino que es el origen detodos los movimientos del mundo.

Las doctrinas que en restimen acabamos de exponer nosofrecen ya materia suficiente para el exá rnen que nos propu­simos.

Las verdades astronómicas enseñadas por Tales de ~Iile to

pudieron deducirse todas de las observaciones hechas ante­riormente y que sin duda conoció en Egipto cuando fué á es­te país á estudiar las doctrinas de sus sacerdotes. Sus ideasacerca de la Iormacion y naturaleza de los cuerpos son indu­dablemente hijas de esas observaciones ligeras, que no estu­diando el fondo de los hechos atribuyen su origen al elemen­to que aparentemente sobresale en todos ellos.

A iguales consideraciones se presta la doctrina de Anaxi­menes; y si este filósofo dio al aire la importancia que Taleshabla dadoal agua. fué por idénticas razones, No sabemos ver-cn estos sistemas el sello de la intuición qne otros han creído

Page 15: DISCURSOINAUGURAL.diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/3501/8/d186364.pdf · bre ni la fuerza, ni la pcríeccion de sentidos, ni el instinto de que doló á otros animales; pero en

- '1 5 -distinguir. Vió el un o que el agua era necesaria á la vida,observó el otro qu e el aire lo envuelvo todo, que preside á todonacimiento, y es condición del movimiento oc todo lo nacido,¿yno es natural que consideraran al agua p-I uno y el otro alaire como el principio generado r de todos los seres ? Y entanto creemos que esto es lo cier to, en cuanto un sistema ex­cluye al otro , )" si bien el de Anaxlmenes se acerca mas ala verdad, tambien es evidente que no llegó á poseerla porentero.

En la filosofía de I' Ité goras podemos distinguir dos doctri­nas: la una apoyada en la observación y la otra puramenteespecula tíva. La prim era es notable p OI' su exactitud, mient rasla segunda es una creación fantástica que participa del simbo­lismo egipcio ydel misticismo indio. Las doctrinas de este re­putado filósofo son una prueba mas de lo que puede la inte­ligencia hu mana, apoyada en la observaci ón, y de la facilidadcon que se extravia cuando se.apa rta de ella.

Las teorías de Heráclito , Anaxágoras y Demócri to , mezclaadmirable de pensamientos exactos y elevados, y ele teoríasaventuradas y erróneas, son una muestra del espíritu inde­pendiente de los filósofos de aq uella época yde su propensióná explicar los fenómenos. de la naturaleza , siquiera fuese pormedio de combinaciones puramente ideales. Se ha sospecha­

.do que Heráclito por un golpe de intuicion habla adivinadola existencia del oxigeno . Es ind udable que este filósofo crey óen la existencia de un agen te que en algunos casos produciaJos efectos que el oxígeno, pero lo es tnmbien que le atri­buia una esfera de accion mucho mas dilatada. Si, segun él,es el alimen to del fuego y de la vida como lo es el oxígeno ,debe ser igualmen-te el orígen de todas las cosas , el alma deluniverso , en una palab ra, el prin cipio generador que encon­tramos en los sistemas cosmogónicos de aq uella época, CSCll ­

cialmente panteistas.

Page 16: DISCURSOINAUGURAL.diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/3501/8/d186364.pdf · bre ni la fuerza, ni la pcríeccion de sentidos, ni el instinto de que doló á otros animales; pero en

- 16 -Tambien se ha creído 'ter una verdad de intuición en

una de las muchas y profundas ideas emitidas por Anaxá­goras.

Considerando este filósofo las plantas como seres vivientes,dijo que estaban dotadas de respiracion : verdad que poste­riormente ha sido demostrada , y que en aquella época no sa­hemos que hubiese sido anunciada pO!' nadie , ni que pudieradeducirse de observacion alguna. A pesar de esto nos parecetan natura l atrib uir á una clase de seres vivientes la facul­tad que se consideraba en los demás indispensable para lavida, que no ve mos mas que una verdad de analogía, mayor­mente si se atiende á la propensión que los filósofos tenian ágeneralizar en aquellos tiempos en que muchos por analo­glnIlegaron á creer que hasta los cuerpos brutos tenian alma.

Al ocuparse Dcmocrho de la tcorlaatómica, dedujo COIl no­table acier to algunas verdades importantes y dió ma~'ol' des­arrollo á otras; quiso empero explicar la causa de los movi­mientos , }' a pesar de sus eminentes dotes consiguió soloinventar una teoría ingeniosa. No tenia datos para hallar larcrdad , }" la fuerza de intuicion , por poderosa que se la su­ponga, no llega á descubrir verdades que solo se alcanzanobservando.

Tal es á lo menos nuestra opinion. Concebimos que unainteligencia pr ivilegiada encuentre relaciones entre hechosque en apariencia no los tengan , y que juzgando de su natu­raleza y de sus condiciones se eleve hasta la causa comun aque deban su origen. Concebimos tambien que una inteligen­cia clara y r ica en conocimientos cree un sistema que expli­que satisfactor iamente un órden de hechos determinado sinque por esto sea la expresión de la verdad; mas no alcanza­mos á concebir que las operaciones del alma conduzcan porsí solas fa descubrir verdades objet ivas (I UC 110 tengan el en­rácter de esencialmente necesar ias.

Page 17: DISCURSOINAUGURAL.diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/3501/8/d186364.pdf · bre ni la fuerza, ni la pcríeccion de sentidos, ni el instinto de que doló á otros animales; pero en

- 17-Las pocas verdades tic esta clase lJ ue poseen las ciencias

son necesariamente independientes del ónlcn actual del unl­verso, no existen pOI' él, Y no dejariun por consiguiente desedo aunque desapareciera la creacion presente y vinieraotra con un orden de cosas distinto del actual. Si la inteli­gencia humana pudiera conocer sin el ~uxilio de la observa­cion y de la experiencia las leyes del universo, y por consi­guiente las propiedades de los cuerpos, ¿no seria la criaturacasi igual \tI Criador ? ¿ y no fueran en su mayor parle inúti­tos las relaciones tan maravillosamente establecidas entre loscuerpos y los órganos de los sentidos, y entre estos órganos yel alma humana?

Afortunadamente para el progreso de las ciencias, sonmuchos hoy los que preguntan á la naturaleza para conocersus leyes, muy pocos los que tienen la presunción de poder- •la adivinar sin preguntarle. Mas una cuestiou se ofrece. ¡,Seinterroga siempre á la naturaleza de un modo conveniente?¿Se da siempre á las contestaciones de ella recibidas su Prc-ciso vuloe? Para responder á estas preguntas, es preciso fijarel objeto que se propone el observador. Si busca simplemen-te el resultado final de una ó mas acciones, cualquiera quesea su naturaleza y modo de obrar, hástale una determina-cion exacta de las condiciones que concurren á la produccioudel fenómeno y del resultado obtenido. En este caso pode-mos afirmar que ordinariamente se observa bien, y una prue-ha de ello la tenemos en el gran número de conocimientosqne las ciencias van adquiriendo, y en las aplicaciones cienü-flcas que de ellos se hacen. Pero cuando las tobservaciones sedirigen ti determinar una ley, ordinariamente se preguntamal y se da á la contestación un valor que no tiene.

POI' esto no vacilamos en asegurLll' que muchas de lasleyes qne en las ciencias ñslco-qutmlcns se han determinadopor medio de experimentos, no son mus que generalizaciones

3

Page 18: DISCURSOINAUGURAL.diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/3501/8/d186364.pdf · bre ni la fuerza, ni la pcríeccion de sentidos, ni el instinto de que doló á otros animales; pero en

- 18 -de un caso particular que dista mucho de tener la extensiónque supone una ley flsica. Y no debernos extrañarlo. Pues¿qué son los medios que nosotros empleamos comparadoscon los que empica la naturaleza? ¿Qué importancia damosal tiempo, cuál á la cantidad relativa y absoluta de los cuer­pos, cuál á la intensidad de las fuerzas que obran, cuál áotras causas que constantemente Ó COIl frecuencia influyen enla producción de los fenómenos?

De lo que sucede en pocos momentos, en pocas horas, infe­rimoslo que deberá suceder en muchos días, en muchos años.Para examinar la composición de los cuerpos y la ley.que ri­ge en sus combinaciones, tomamos de ellos una corta can­tidad ylos empIcamos en proporciones poco diferentes, y sinembargo al resultado obtenido, no vacilamos en darle el ca-

• rácter de-ley. Queremos determinar la influencia que ejercenciertos agentes ó fuerzas sobre el modo de obrar)' de existirde determinados cuerpos, y examinamos para ello los efectosque producen , recorriendo unn escala de intensidades mu)"limitada, y luego suponemos que la relación que dentro de es­105 límites guarda la causa con los efectos producidos es laque ha de regir en todos los casos, cualquiera que sea la in­tensidad de las fuerzas que obren. Siguiendo este método,podremos encontrar algunas verdades, pero dejaremos de des­cubrir muchas otras, ycon las que hayamos encontrado seraimposible establecer una ley !1uc tenga la conveniente extcn­sion. Y lo que /l OS dicta el raciocinio 1 nos lo confi rma tam­hien Ia experiencia.

Cuando u n agente obra mecánicamente para doblar uncuerpo ó modificar la situncion de sus moléculas, y no lo con­sigue despues de haber ejercido toda su acción, ¿ no debería­mos deducir que la fuerza que se emplea es inferior á la quemantiene las moléculas en la situación en que se hallan? ysin embargo nosotros hicimos obrar sobre una columna de

Page 19: DISCURSOINAUGURAL.diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/3501/8/d186364.pdf · bre ni la fuerza, ni la pcríeccion de sentidos, ni el instinto de que doló á otros animales; pero en

- 19 -vidrio una fuerza aplicada de modo que tendiera á doblarla,ysi en los primeros tiempos no cedió sensiblemente, despuestic algunos años formaLa un arco tan marcado que ningunafuerza le hubiera obligado (l formarlo en poco tiempo.

El hierro de los ejes de las locomotoras y el de las cadenasde los puentes colgantes despues de haLer esperimentado elmovimiento de vibración á que su uso las expone, ¿ no pier­de su estructura fibrosa para tomar la granugíenta, y no semodifican algunas de sus propiedades físicas?

¿Las corrientes eléctricas débiles no producen á favor deltiempo efectos que ni ellas ni otras mas enérgicas pnedenproducir sin éste poderoso auxiliar?

Pero donde loemos ejemplos muy notables de esta inñuen­cia es en los trabajos verificados por Berth elot para transfor­mar la materia inorgánica en orgánica. Empresa cuya reali­zacion sehabía creido vedada al hombre, y que ha proporcio­nado un envidiable título de gloria al que tuvo aliento paraemprenderla y talento para terminarla felizmente.

Cuando se propuso obtener al ácido fórmico empleando elóxido de carbono y el de potasio humedecido , hubo do man­tenerlos á la temperatura de 100 grados por espacio de 70horas. Itcspues consiguió igual resultado en menos tiempoaumentando la temperatura , siendo así que á haber emplea­do dichas substancias á la temperatura ordinaria, ni en cuatromeses se hubiera verificado la reaccion completamente.

En la síntesis del alcohol, en la deseomposicion del éterbromhldrico y en otros varios experimentos del mismo autorpodemos igualmente observar, y aun en mayor escala, elmodo como las influencias del tiempo )" del calórico hábil­mente combinadas, provocan reacciones químicasque en va­no habían intentado producir otros experimentadores.

y no es que las temperaturas puedan siempre suplir eltiempo. untes bien si las aumentáramos inoportunamente

Page 20: DISCURSOINAUGURAL.diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/3501/8/d186364.pdf · bre ni la fuerza, ni la pcríeccion de sentidos, ni el instinto de que doló á otros animales; pero en

- 20-impediríamos en último resultado la obtención de los cuerposque intentásemos conseguir.

La cantidad absoluta y relativa de los cuerpos sobre los quese opera ejerce también una influencia que en nuestra opinionJIU sido poco ate-ndida. Si bienes un hechoreconocido que encier tos casos la cantidad relativa de los cuerpos modifica losefectos de sus acciones moleculares, creemos que se ha darlopoca extensión al estudio de esta circunstancia, )" sobre todoque se ha atendido menos delo que en muchos casos se debie­ra á la cantidad absoluta de los mismos. Aun cuandola mayoró menor cantidad de un cuerpo nunca influya en su compoel­cien ni en las propiedades de que goza por su naturaloza. cou­slderamos necesario emplearlas en mud a cantidad siempreque se trata de reconocer la presencia de substancias queexisten mezcladas ó combinadas con otras en pequeillsimascantidades, y cuando se intente determinar con exactitud laproporcion que guardan entre si los elementos que entran enla composicion de los cuerpos. La imperfección de nuestrossentidos, y mas aun la de los instrumentos ó medios de quedebernos servirnos, nos expone unas veces á no distinguir loque existe y otrasá apreciar con poca exactitud aquello mismoque distinguimos : inconvenientes que disminuyen y á vecesdesaparecen empleando grandes cantidades de materia. Asíes que los análisis que se han hecho del aire por los mediosordinarios lIO habían señalado la presencia de las materiasorgá nicas que crdiuarlamente contiene; ¿y por qué? porqueexisten en cantidad inapreciable en el corto volúmen de aireque se emplea ordinariamente en estos experimentos. Perosujétenseú la experiencia grandescantidades deeste cuerpo, Yaparecerá la materia orgánica como "parece empicando losmedios ingeniosos que se han inventado para ponerla de ma­nifiesto ú fln (le combatir con este dato la doctrina de las gc­aeraciones espontáneas.

Page 21: DISCURSOINAUGURAL.diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/3501/8/d186364.pdf · bre ni la fuerza, ni la pcríeccion de sentidos, ni el instinto de que doló á otros animales; pero en

':H -y si el resultado de los experimentos verificados por Stas

conduce, como parece, ti demostrar que la ley establecida porProut no es exacta, tendremos otro ejemplo en corrobomcionde la idea que vamos exponiendo; porfJuc Stas para obtenerlos importantes resultados á que aludimos ha empleado can­üdadcs considerables de materia.

Tambi én, segun hemos indicado, consideramos muydignosde estudio los efectos que producirían sobre los fenómenosmoleculares las fuerzas, empleandolas en proporciones muchomayores de las que ordinariamente se han empleado. Son tandiversos los resultados que ofrecen segun su intensidad )' lascircunstancias bajo las que obran , que creemos muy aven­turada cualquiera generalización sobre esta clase de Iendme­110 5. ¿No tenemos varios ejemplos que nos demuestran queun cuerpo dotado de mucha vrclocidad puede destruir la co­hesion de otro que sea mucho mas duro que él, pero queesté en quietud? Y la acción del calórico y de la electrici­dad cuando provoca reacciones moleculares ¿ no produceefectos que pocas veces guardan relacion con las intensidadesde las fuerzas? Y si aquellos se diferencian mucho en in­tensidad ¿ no las producen á veces desemejantes )' aun opues­tas?

Otra clase de fuerza que infl uye en un gran número de fe­nómenos es la presion; y por mas que su modo de obrar seaconocido, si en varios casos se la empleara en "grandes pro­porciones , es probable fJ ue se obtendrian resultados muyimportantes. Con el fin de ensayar los efectos el e esta fu erzaen una reaccion química enérgica, escogimos la del zinc ydel áchlo sulfúricosobre el agua, y pudimos observar que es­los cuerpos que á ln presión ordinaria producian un des­prendimiento considerable de hidrógeno, permanecían com­pletamente inactivos á una presión cquiv'alente á la de sieteatmósferas. Y no solo modifica esta fuerza los efectos de las

Page 22: DISCURSOINAUGURAL.diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/3501/8/d186364.pdf · bre ni la fuerza, ni la pcríeccion de sentidos, ni el instinto de que doló á otros animales; pero en

- 22acciones químicas, sino que su influencia alcanza á fenómenosmuy distintos . .

Si se exponen á una fuerte presión los cuerpos conducto­res del fl úido eléctr ico, pierden mientras permanecen sujetosá ella parte de su facultad conductria. Este hecho que obser­vamos hace ya muchos años (1) Y que anunciamos con ladesconfianza propia del que da los primeros pasos en el in­trincarlo camino de las investigaciones de la naturaleza, hasido mucho despuésobservado igualmente por Wartmann enlos conductores de las corrientes eléctricas.

Estos resultados nos demuestran que en el fondo de los.rnares y á grandes profundidades de la tierra, muchos fenó­menos deben pasar de un modo muy diferente de lo que pu­diéramos creer , atendiendo á 10 que sucede en la super­Ocie.

Ala poca extension quese ha dado á los experimentos quehan servido de base para determinar varias leyes, se debetambién la falta de exactitud que en algunas se ha reconoci­do, y es probable que aumente estenúmero á proporcion quese las sujeteá un nuevo ex ámen dirigidoen este sentido. Nos­otros podemos asegurar que la ley de Lane, en la que des­cansa la construcción )- uso de su electrómetro , puede úni­camente aplicarse dentro de los limites á que redujo sus ex­perimentos: fuera de ellos es notablemente inexacta , puessi bien se verifican los hechos' que le sirvieron de base paraestablecerla , vimos que ohedecian á una ley distinta y com­pletamente exacta, á lo menos dentro de los límites á que pu­dimos extender los experimentos.

y la misma ley de Coulomb, en la que se establece que lasatracciones y repulsioneseléctricas están en razón Inversa del

(I) Boletín de la Academia de ciencia:; y artes de Barcelona. juniode 18-10.

Page 23: DISCURSOINAUGURAL.diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/3501/8/d186364.pdf · bre ni la fuerza, ni la pcríeccion de sentidos, ni el instinto de que doló á otros animales; pero en

- 23 -cuadrado de la distanc ia, si no nos engañan algunos cxperi­montos que hemos hecho, es posible que tampoco sea exacta;}' no se deberá esta falta á la poca habilidad de su autor, ni ála de otros m uchos que han repetido sus experimentos , sinoá haberles dado poca extensión.

Otros ejemplos pudiéramos citar en apoyo de las ideas quehemos expuesto, mas lo creemos innecesario, porque el valorque puedan tener aquellos mas depende de su naturaleza quede su número.

Debíamos ocupar hoyla atenci00 de este respetable Claus­tro , y no hemos crcidc inoportu no someter á su calificadojuicio algunas opiniones cuya discusión creemos útil al pro­gl'CSO de las ciencias: á nadie mejor que á vosotros que tanaprovechadamente 0 5 dedicais á su cul tivo, podíamos exponernuestras ideas, ni de nadie podiamos esperar un juicio masilustrado.

Pcrmltasenos también que aprovechemos estos momentospara dirigirnos á los que son obje to 'de vuest ra constante so­licitud.

Hoy, j óvenes escolares, se abren otra vez las puertas de esterecinto donde se enseñan los principios del saber humano; alentrar en él no olvidéis que si Bacon ha dicho que la adml.mcion es el principio de la ciencia, para poseerla no bastaadmirada, es preciso quererla , y de laadmiracion y del cariñose pasa. al entusiasmo que alienta á grandes empresas y quesostiene el ánimo para que no decaiga an te las dificultadesque experimenta . Si tenéis entusiasmo por la ciencia, las ge~

ncrnciones pasadas se levantarán de sus sepulcros para con­testar á vuestras preguntas , os dirán el porqué de sus leyes,de sus usos, de sus vicios y de sus virtudes. Os indicarán lascausas de las grand es vicisitudes por las que han pasado lospueblos, y el origen noble Ó ruin de las acciones cuyo éxitoha dado fama imperecedera á sus autores.

Page 24: DISCURSOINAUGURAL.diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/3501/8/d186364.pdf · bre ni la fuerza, ni la pcríeccion de sentidos, ni el instinto de que doló á otros animales; pero en

- 24 -Los montes 05 abrirán 511S entrañas para que conozcá is las

épocasde su formación, 10 5 cataclismos que han experimen­tado, las admirables modificaciones por que van lentamentepasando, y acaso 0 5 dejen entrever las vicisitudes que la suce­slon de los siglos les preparan.

Los astros se acercarán á vosotros para que podais aprecia¡'su volumen, su peso, forma y condiciones, y os dejaránmedir la velocidad de su carrera y conocer la senda que enla inmensidad del espacio le plugo al Autor de la creación se­ñalarlos. No solo mediréis y pesaréis lo que está á millones deleguas de vosotros, sino qlle pesaréis los átomos invisibles é

impalpables de la materia, los uniréis ó separaréis para Ior­mal' unos cuerpos y destruir otros, y asistiréis al magníficoespectáculo que ofrece la materia cuando, por medio de ac­ciones invisibles, unas reces desarrolla la "ida, alimenta y dacrecimiento á infin idad de'seres de condiciones diferentes, Jotras destruye las existencias mas perfectas á fin de repro­ducir sin menoscabo del órden general de la naturaleza lacontinua variedad que nos admira. Y si la materia os permitepenetrar sus recónditos secretos, el espíritu , que es un des­tello de la divinidad , os dejará conocer también las misterio­sas operaciones por medio de las cuales, elevándose sobre lamateria, tia al hombre la supremacia de que goza entre losseres de la creaci ón. Y si alguna vez os detenéis en el cami­ll a emprendido, no mircis hácia atrás para no envaneceros alver lo que habéisandado , mirad húciu adelante para ver loqtl e os falta que andar, y proseguid sin desaliento en vuestracmprcsa, Buscad la verdad con fe ysin prevención alguna j nodcsdcñels lo antiguo P0l'fIUC110 es nnevo , ni lo moderno por­que no es viejo, ni tampoco preguntéis á las ideas por el pue­blo llande nacieron; porque la verdad y el error pertenecená todas las edades )' á lodos los paises.

1\'0 rindais un culto ciego á doctrina alguna cienfi fica por

Page 25: DISCURSOINAUGURAL.diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/3501/8/d186364.pdf · bre ni la fuerza, ni la pcríeccion de sentidos, ni el instinto de que doló á otros animales; pero en

- ':.!5 -

grandeque sea el crédito de que goce, ni condenéis sin exá­meo á la que se presenta modesta y sin recomendacicn, por­que nó siempre la inteligen cia humana distingue lo bueno delo malo , lo verdadero de lo falso, y donde cabe error es pru­dente suponel' que puede haberlo. Y si dudais de lo que afir­man m uchos, con mayor razon debeis desconfiar de vuestrasopiniones individuales , mayormente si las formáis en la edaden que con frecuencia el sentimiento se sobrepone á la razony las ilusiones se confunden con la verdad. Huid de la pre­suncion como de un fa lso amigo, y no olvidéis que así en lasobras materiales como en las intelectua les , no se alcanza laperfecciónsino despues de muchos y bien dir igidos ejercicios.El águila no remontaria su vuelo hasta las nubes , si en suedad primera no hubiese ejercitado repetidas veces sus mús­cil ios guiada cuidadosamente por su madre.

lit; IJICIIO.