bourdieu, p 'comprender', en pierre bourdieu (dir), la miseria del mundo, fce, buenos aires, 1999

Upload: abogados-romero-romero-asociados

Post on 18-Oct-2015

82 views

Category:

Documents


8 download

TRANSCRIPT

  • i{;;. "o*+.J'.fl#*

    F.'

    T-+.

    ti'?

    i,,i:}'rir,-:fl

    :i:-1

    ii'

    FEf.9:

    ?li'j

    P. Champagne, R. Chrisn, J.-p. F:rguer,

    A. Sayad, C. S

  • 1i.hl1

    i+t;

    i

    Primera edicin en francs, 1993Primera edicin en espaol (abreviada), 1999Tercera reimpresin, 2007

    Bourdieu, PierreLa miseria del mundo. - l.a ed.3a reimp. - Buenos Aires : Fondo de Cultura Econmica, 2007.566 p. ; 24x17 cm.

    ISBN 978-950 -557 -27 0 -A

    1. Sociologra. I. TnilocDD 303.4

    Comentarios y sugerencias:[email protected]

    Ttulo origrnal I-a. niire da nond@ ditions du Seuil, 1993ISBN de la edicin origrnal 2 02-019674-3

    Coodinacin editoriil: Gladys RosembergDiseo de tapa e interior: Marina Rainis / Valeria Torres

    D. R. O 1999, FoNno DE CuLruRA EcoNurc DE ARGENTTNA S. A.El Salvador 5665;1414 Buenos [email protected] / www. fce.com.arCarcetenPicacho Aiusco 227;14200 Mxico D. F.

    III ISBN:978- 950-s57-270-oil,1:

    i:-

    ! fotocopiar libros est penado por la 1ey.

    Ptohibida su reproduccin total o parcial por cuaiquier mediode impresin o grtal, en forma idntica, extractada omodificada, en castellano o en cualquier otro idioma, sin laautorizacin expresa de la editorial.

    Iupnaso EN ARGENTINA - PR TTED INIRGEITINIHecho el densito oue mrerl llev 11.723

  • -*+a: rI'

    ::

    ComprenderPierre Bourdieu

    o querra hacer aqu demasiados sacrificios a reflexiones tericas o metodolgicas slodestinadas a los investigadores. "No hacemos ms que glosarnos unos a otros,,, deca Mon-taigne. Y aunque no se tratara sino de eso, pero de un modo completamente distinto,

    querra evitar las disertaciones escolsticas sobre la hermenutica o la "situacin de comunicacinideal": creo, en efecto, que no hay manera ms real y realista de explorar la relabin cle comunica-cin en su generalidad que consagrase a los problemas inseparablemente prcticos y tericos quepone de relieve el caso particular de la interaccin entre el investigador y aquel o aqr-rella a quieninterroga.

    No creo, sin embargo, que sea posible remitirse a los innumerables escritos calificaclos de meto-dolgicos sobre las tcnicas de investigacin. Portiles que sean cuando aclaran tal o cual efecto queel investigador puede provocar sin saberlo, casi siempre omiten lo esericial, sin cluda porque siguendominados por la fidelidad a viejos principios metodolgicos que, como el i

  • Comprender

    Si bien la relcin de encuesta se distingue de la mayora cle los intercambios de la existenciacorriente en el hecho de que se atribr-rye fines de puro conocimiento, sigue sienclo, no importa qu sehaga con ella, ufl relacin social que genera efectos (variables segn los dif'erentes parmetros quepueden afectarla) sobre los resultados obtenidos.2 No hay duda de que el interrogatorio cientfico pordefinicin excluye la intencin de ejercer cualqr-rier forma de violencia simblica capaz cte afectar lasrespuestas; lo cierto es qLIe, en esa materia, no es posible confiar exclusivamente en la buenavoluntacl, porque en la naturaleza misma de la lelacin cle encuesta estn ihscriptas todo tipo dedistorsiones. Distorsiones que se trata de conocer y dorninar, y ello en la concrecin misma de unaprctica que puede ser reflexiva y metclica, sin ser la aplicacin de un mtodo o la puestr en accinde ilna reflexin terica.

    Slo la reflexivida

  • Comprender

    mal determinrdos, a1t-nenos para el encuestado. Esta asimetra se ve reforzada poruna asimetra s

  • Comprender

    iPorquhacereso?lrse... Noleveolautilidad... No,nocreoquevayaairmedeLongwy...Ni siquierase me pas por la cabeza. En la medida en que mi muier todava trabaja. A lo mejor, eso es un freno...PeroirmedeLongwy...nos,alomeior,iporquno?,algnda...Nuncasesabe...perotodavanoseme ocurre hacerlo. No se me ocurri, con ms razn porque sigo... No s, por qu no [risos ], no s, nuncasesabe...".

    Pot' lo tanto, se decidi clejal a los encLlestadol'es la libertacl de elegir a los encuestaclos entreslts conocidos, o entre personas a las cuales podxn ser plesentaclos por'stos. En efecto, ia proxi-midacl social y la tamiliaridacl aseguran clos de las condiciones principales de una comunicacin ,,noviolenta". Por una parte, cuanclo el interrogaclor est socialmente muy prximo a quien interroga, leda, gracias a su intercambiabiiidad, garantas contra la an-,erraz. cle que sus razones subietivas sereduzcan a causas ob.ietivas y sus elecciones se vivan como libres al arbitrio de los determinismosobietivos puestos de relieve por el anlisis. Por otra parte, se constata que en ese caso tambin quedaasegurado un rcuerdo inmediato

    -que constantemente se confirrna- respecto cle los presupues-tos concernientes a los contenidos y las formzrs de la comunicacin: acuerdo que se afirma en laemisin ajustada, siempre difcil de obtener de manera consciente e intencional, de todos los sig-nos no verbales, coordinaclos con los signos verbales, que indican cmo clebe interpretarse tal o cualenunciado, o bien cmo lo lnterpret el interlocutor.l

    Pel'o el univetso de las categoras sociales qr-re pueclen alcanzarse en las condiciones ptimasde familiaridad tiene sus lmites (aun cuanclo las homologas cle posicin tambin puedan iunclarafinidacles reales entre el socilogo y ciertas categoras cle encuestaclos, por ejenlplo, magistracloso educadores sociales). Para intentar extenclerlo lo ms ampliarnente posible, tambin habramospodido recurriL, como 1o hicimos en distintas investigaciones anteriores, a estrategias como laconsistente el re.prcsentclr roles, componer la identiclacl de un encuestaclo que ocupa unzr posicinsocial cleterminada para hacer falsos trmites de con'rpra o pediclo cle informaciones (en especial,por telfono). Aqu decidimos diversilicar a los encuestaclores hacienclo un ernpleo metdico de laestrategia a la que recuri r/illiam Labov en su estudio del habla negra cle Hariem: para neutralizarel efecto de imposicin cle la lengua legtirna, pidi a jvenes negros que realizzrran la encuestalingstica; del mismo modo, todas las veces que fue posible nosotros intentamos neutraiizrr uno deios principales factores de distosin de la relacin de encuesta capacitan

  • Comprender

    tor sabe perfectamente que comparte con l lo esencial de lo que lo llevan a transmitiry, al mismotiempo, los riesgos a los que se expone al transmitirlo. Y el interrogador tampoco puede olvidar queal objetivar al interrogado se objetiva a s mismo, como 1o testimonian las correcciones que intro-duce en tales o cuales de sus preguntas, pasando del ,ri obietivante al se o unolon) que remite aun colectivo impersonal, y luego al nosotros, en e1 que afirma claramente que la obietivacin tam-binloincluye: "Esdecirquetodoslosestudiosque fihashecho, que unohtce,nos inclinanmsbien a que nos guste la teora". Y la proximidad social con la persona inrerrogada es, sin duda, lo queexplica la impresin cte desasosiego que diieron que haban experimentado casi todos los interro-gadores que estaban situados en Llna relacin seme)ante, a veces a 1o largo de toda la entrevista, yotras, a partir de un momento preciso del anlisis: en todos estos casos, en efecto, el interrogatoriotiencle naturalmente a convertirse en un socioanlisis cle I clos, en el cuai e[ nalista est atrapado ypuesto a prueba en la misma rnedida que la persona a la que interroga'

    pero la analoga con la estrategia empleada por Labov no es perfecta: no se trata nicamente

  • Comprender

    corno adaptados cle antemano (a veces, demasiado bien) aconciben. stos clominan tan perfectamente la situacinimponer al encuestador su definicin del juego.

    Cuando no hay nada que neutralice o sr,rspenda los efectos sociales de la asimetra ligacla a ladistancia social, 1

  • Comprender

    Aunque pueda procurar el equivalente terico del conocimiento prctico asocirdo a laproximidad iz la familiarid:rd, el conocimiento previo ms profundo seguir' siendo incapaz de llevara un1 verdaclera comprensin si no va a la par con una ]tencin al otro y una apertura oblativa quecontadas veces se encLlentran en la existencia corriente. En fecto, todo nos inclina a otorgar a laspalabras ms o menos ritualizadas sobre las miserizrs ms o menos comunes una atencin casi tanvaca y fbrmal como el ritual "Cmo le va?" que las desencaden'. Todos hemos odo esos relatosde conflictos de sucesin o vecindad, de dificultacles escolares o rivalidacles de oficrna que captamosa travs de categoras de la percepcin que, al reducir lo personal a lo impersonal, el drama singularal hecho miscelneo, permiten una especie de economa de pensamiento, inters, afecto; en suma,de comprensin. Y en el momento mismo en que se movilizan todos los recursos c1e la vigilanciaprofesional y la simpata personal, nos cuesta arranc.lrnos del adormecimiento de la atencin quefavorece la ilusin de Io y;r visto y ya escuchado, para entrar en lzr singularidad de la historia de unavida e intentnr comprender , alavez en su r-rnicidtd y sn generalidad, los dramas de una existencia.La semicomprensin inmediata de la rnirada distrada y trivializ:nte desalienta el esfuerzo que hayque realizal para desgarrar le pantelh de 1es palablas comunes en las que cacla uno cle nosotros vi-ve y expresa tanto sus pequezrs miserias como sus mayores clesclichas. Es que el "uno" l"on"), fllo-sficamente estigmatizado y literariarnente poco considerado, que todos sentimos la tentacin cleLlsar, con sus medios desesperadamenle "inautnticos", sin duda es lo ms difcil de escuchar palalos "yo" I Je"1 que, por la ms comrn de las reivindicaciones de singr-rlariclacl, creemos ser.

    As, a riesgo de ser chocante tanto para los metodlogos rigurosos como para los hermeneu-tas inspilados, yo clira de buen grado que la entrevista puede considerarse como una forrta de ejerci-cio espiritual que apllnta a obtener, mediante el oluido cle s mismo, una verdadera contlersin dela mirctcla que dirigimos a los otros en 1as circunstancias corrientes de la vida.6 El talante lcogedor,qr-re inclina a hacer propios los problemas del encuestaclo, la aptitud para tomarlo y complenderlotal como es, en su necesidad singular, es una especie de amor intelectu.al: una mirada que consien-te en la necesiclad, a la manera del "amor intelectr-rrl a Dios", es decir, al orden natural, que Spinozaconsideraba ia forma sltprema de conocimiento.

    La resistencia a la objetivacin

    No habra que creer que, gracias a la sola vrtud de la re{lexividad, el socilogo pueda alguna vezcontrolar por completo los efectos

    -sempre extremadamente complejos y mltiples- de la relacinde encuesta, porque los encuestados tambin pueden iugar con ella, cbnsciente o irionscientemente,para intentar imponer su definicin de la situacin y volcar en su provecho un intercambio entre cuyasapuestas se cuenta la imagen que tienen de s, y que quieren dar y darse a s mismos. Esto tiene lugaren una situacin en la que, al evocar *como los incita el obleto de la encuesta- "lo que no camina" en

    cle les virtudes (le Ltn utterr()gillorio rtento r sus propios efcios pasen inadverticlas, porqLle se lnlnifiestan sobre [ocio enxusencias. De rh el interes cLe los inrerrogatorios btirocriticos que se analizeLrrn mlis adelanle (p. 5,15): vercladeros extntenesale.rfic !lc vivir eo los que el encuestldtr, encerracio en sus presupuestos instilucionales y sus certezas ricas, micle ia capacidadcie los encuestlcks para adoptar la conciucta "convenienre". ponen de relieve, en contr:rste, todas las preuotas qrre el respetofunclrdo en el conocimiento previo lleve a excluir poque son incompatibles con una representacin aclecrtada de la siuacincle la persooa intetroglcla o rle la filosofe de 1 accin qLle corrPromete en su prctica.

    6.

    :)f3 i

    -1

    tIlIiI!j

    Poclrxlros citr f,qlli a Epictetoclepende cle h cats:r rniversal,

    o lvlxrco Aurelio cuxrtaio evocnr el talaote que lleva e xcoger con berer.olencia rodo lo cueosentmietxto (prhesis) EJozoso con respecro al mundo natur;rl.

  • Comprender

    sus vidas' se exponen a todas las presunciones negatvas que recaen sobre los males y la desdicha mientrasno saben deslizarse en las formas legtimas de expresin de las miserias genuinas: las que proporcionan lapoltica' el derecho, la psicologa y la literatura. As, por eiemplo, en muchas entrevstas (partcularmentecon miembros del Frente Nacional) la relacin social entre el encuestado y el encuestador produce un efectode censura muy poderoso, redobtado por la presencia del grabador: sin duda es eso lo que hace nconfesablesciertas opiniones (salvo en contados instantes o por lapsus). Algunas entrevistas exhiben numerosas huellxdel trabaio que hace el encuestado para dominar las coacciones inscriptas en la situacin, mostrando quees capaz de tomar en sus manos su propia objetivacin y adoptar sobre s mismo el punto de vista refle-xivo cuyo proyecto est nscripto en ra intencn misma de ra encuesta.

    Una de las maneras ms sutiles de resistir a la obietivacin es, as, la de los encuestados que, al jugarcon su proximidad social con el encuestador, ntentan, ms inconsciente que conscentemente, proteger-se de l prestndose supuestamente al iuego e intentando imponer, no siempre asabendas, una aparienciade autoanlisis' Pese a lo que pueda parecer, nada est ms aleiado de la objetivacin partcipante

    -en laque el encuestador asiste al encuestado en un esfuerzo, doloroso y gratificante a la vez, por destacar losdeterminantes sociales de sus opinones y prctcas en lo que pueden ten_erde ms difcilde confesary asumir-que la falsa objetivacin complaciente, desmistificacin a medias y pol ello doblemente mistificadora, queprocura todos los placeres de la lucidez sin poner en cuestin nada esencial.

    Mencionar un soro ejempro: "Hay una especie de marestar que hace que no sepa adnde meterme[" ']' socialmente ya no s muy bien dnde estoy... A lo meior es a nivel del reconocimiento del otro [...].Me doy cuenta de que en funcin de la posicin social que ocupas, el otro te dirige una mirada completa-mente diferente' y la verdad es que es bastante perturbador. No me resurtaba fcil tener varios stoussociales, aveces no conseguasentirme bien en ellos, sobre todo atravs de la mirada de los otros,,, etctera,etctera.

    Puede suceder que palabras semeiantes, que sobre una confesin aparente aplican la apariencia de unaexplicacin, Provoquen que el encuestador se reconozca en ellas porque estn construidas de acuerdocon nstrumentos de Pensamiento y formas de expresin cercanos a los suyos, una especie de narcisis-mo intelectuar que puede combinarse con er desrumbramiento popurista o disimurarse en r.

    As' cuando la hia de un inmgrante evoca, con mucha desenvoltura, las dificultades de su vidadesgarrada ante un encuestador q ue puede encontrar en algu nas de sus palabras ciertos aspectos de suexperiencia de la situacin de inestabilidad, ella, paradiicamente, lotra hacer olvidar el principio de lamuy estilizada visn que propone de su exstencia, es decir, los estudios de letras que realiza y gue lepermiten ofrecer a su interlocutor una doble gratificacin: la de un discurso lo ms prximo posible a laidea que l se hace de una categora desaventaiada y la de una realizacin formal que suprime todoobstculo ligado a la diferencia social y cultural. Habra que citar aqu rodo; tanto las pregunras comolas respuestas:

    Elcuesrooa: Lotomodeconciencioseprodujocuondollegosteo Froncio.i.perotomodeconcienciodequ, exoctomente?

    Ecueslo: Toma de conciencia de lo real, en el sentido de que para m es ah donde las cosas van aempezar a delinearse' vivo realmente la separacin de mis padres. Tiene sentido para m, en realidad, apartir del momento en que paso del perodo en que viv con ellos all, en fin, con mi madre y su familialen Marruecos' donde la modre se qued despus de lo seporocin), aaq u, cuando descubro finalmente a mipadre' Es la primera vez gue vivimos verdaderamente juntos. lncluso cuando estaba casado con mi ma-dre su vida sociar ra tena aqu len Froncio),as que se vean poco y ro veamos poco. Tuve ra impresinde que era alguien ar que descubra verdaderamente por primera vez [. . .]. Entraba en mi vida a partir

    lr

  • Comprender

    del momento en que bamos a vivr iuntos. Asque, con la toma de conciencia por ese lado, la separa-cin cobra sentido. Una se da cuenta de que nunca vv con el padre que tiene. [...] Y adems, tambintoma de concencia de otro pasaie. Ya no es el mismo espacio-tiempo [...]. Sabes que pasas de tu ma-dre a tu padre. Eso tambin te excta un poco, en cierta manera, pero la realidad, de hecho, viene pocoa poco a colorear y dar origen a lo que pas. Entonces ya no es el mismo paisaje, la misma gente; ya noes el mismo espacio-tiempo. En mi caso, entro en un perodo bastante vago a partir del momento en que,si quieres, en lo sucesivo habr que tender un puente entre dos mundos que, para m, estn radicalmen-te separados. Me qued un poco en eso, en esa separacin, que supera por lejos la separacin padre-madre.lUn poco ms odelante.l De hecho, tengo la impresin de estar anclada en algo. Y que lo que se planteaahora es si voy a seguir ah o voy a tratar de salir totalmente. Con franqueza, mucho no lo creo. As queseSuramente siemPre estar a medio camino. La verdad es que no me interesa ser as o as. Ganas demantener esa especie de corriente de aire, un hueco. No s.

    Como vemos, la entrevsta se converte en un monlogo en el que la misma encuestada plantea laspreguntas y responde abundantemente, sin darse respiro, con lo que impone il encuestador (quien,sin lugar a dudas, no pide algo melor) no slo su problemtica, sno su estilo ("iAqu te sientesdesnaturalizada?", o bien "iCul es tu mayor insatisfaccin?") y excluye de focto todo nterrogatoriosobre datos objetivos de su trayectoria, al margen de los que entran en el proyecto de autorretratotal como ella pretende efectuarlo.

    En esta relacin de ntercambo, cada uno engaa un poco al otro engandose a s mismo: el encuesta-dor se aferra a la "autenticidad" del testimonio de la encuestada porque cree haber descubierto una palabraen bruto, densa, inviolada, que otros no supieron ver o suscitar (ciertas formas ms o menos estilizadasdel discurso camPesino u obrero pueden ejercer una seduccin parecida); la encuestada finge ser elpersonaie que se esPera en este encuentro, la inmigrante, y se asegura as, sin tener que reivindicarloabiertamente, el reconocimiento del valor literario de su palabra, a la vez testimono sincero dedesgarramiento interior y bsqueda de la salvacin por la forma estllstica.*

    * S esta lgica del doble juego en la confirmacin recproca de las idenridades halla un terreno particularmentefavorable en el cara a cara de la relacin de encuesta, no est en accin ncamente en las entreyistas "malogradas"(bastante numerosas) que tuvimos que eliminar; podra citar obras que me parece que lo ilustran perfectamente,como cierta novela recente de Nna Bouraoui (Lo voyeuse interdite, Pars, Gallimard, I 990) y, ms en general, algunasnuevas formas de la literatura populista que, con la apariencia de acumularlas, eluden las exigencias del testmooio

    . autnticamente socolgico y lu de la novela autnticamente teraria, porque tienen por punto ciego su propoPunto de vista. Pero el eiemPlo por excelencia me parece la novela de Davi Lodge, Smoll Wold (Nueva York,Warner Books, I 984) [traduccin francesa, Un tout petit monde, Pars, Rivages, I 99 I ; traduccin castellana, Elmundo es un Pouelo, Barcelona, Anagrama, I 998], desmistificacn mistificadora que exhibe todos los lugarescomunes de la representacin complaciente, falsamehte lcida y verdaderamente narcisista, que a los universitariosles gusta dar(se) de s mismos y de su universo, y que, lgicamente, conoci un inmenso xito en los medios destos y, ms en general, en los que tenen un barniz de estudos unverstarlos.

    Sin duda, lo esencial de las "condiciones de f-elicidad" de la entrevistx permanece inadvertido.Al ofrecerle Llna situacin de colnLlnicacin completalnente excepcional, liberada de las restriccio-nes, en particular telnporales, que pesan sobre la mryora de los intercambios cotidianos, y darleacceso 1 alternativlts que lo incitan o autorizan a expresar malestares, faltas o demanclas que des-cubre al expresarl:rs, el encuestador contribuye a crear las condiciones de aparicin de un discursoextraolclinario, qLIe podra no haberse enunciado jams y que, sin embargo, ye estaba ah, a la espera

  • Comprender

    )-1U

    cle sus condiciones de acrualizacin.7 Aunque sin cluda no perciben conscientemente toclos los signosde esta disponibilidad (que exige, desde ya, un poco rns que una simple conversin intelectual),ciertos encuestados, sobre todo los que se cuentan entre los ms indigentes, parecen aprovecharestasltuacin como Llna oportuniclad excepcional que se les brinda para testirnoniar, hacerse or, llevarsu experiencia de la esfera privada a la esf'era pblica; r-tna opoltuniclacl tambin d,e expl.icarse, errel sentido ms cornpleto del tnnino, vale clecir, de construir su propio punto cle vista sobre s mismosy el mundo y poner de relieve, dentro de ste, el pLrnto a pair clel cual se ven y ven el munclo, sevuelven comprensibles y se

    .iustifican, en principio para s mismos.s Inch:so puecle sucecler que, lejosde ser simples instrutmentos en las manos clel encuestaclor, clirijan en cierto moclo la entrevista y quela densiclacl e intensidacl de su discurso, as como la impresin que a menudo dan cle experimentaruna especie de alivio, e incluso de realizacin, evoqllen en ellos la clicba cle expresin.

    Es includable que pr-recle hablarse entonces de aoanlisis prouocaclo y acompaaclo: en msde un caso, trvimos la sensacin de qi-re la persona interrogada aprovechaba la oportuniclacl deinterrogarse a s misma que se le brindaba y la licitacin o la solicitacin que le asegurabzrn nuestraspreguntas o nuestras sugerencias (siempre abiertas y mltiples,..y con frecuencia reclucicles a unaespera silenciosa) para electuar ttn tabajo cle explicitacin, gratificante y doloroso alavez,y enun-ciar, a veces con una extraordinaria intensidal expresiua, experiencias y reflexiones reseruacias oreprimidas durenre hrgo tiempo.

    Una construccin realista

    Aunque pueda vivirse como tal, el acuerdo que entonces se concert entre ias previsiones ydeferencias del encuestador, por una parte, y 1a.s expectativas clel encuestaclo, por otra, no tiene nadacle milagroso. El verdadero sometimiento a 1o daclo supone un acto cle construccin funclaclo en eldominio prctico de la lgica social segn la cual se construye ese daclo. As, por ejemplo, slo puedeentenderse realmente lo que se dice en la conversacin, en apariencia completamenre trivial, entretres licestas si

    -evitanclo reducir e las tres adolescentes a los nornbres de pila que las designan, comoen tantas sociologas de grabador- se sabe leer, en sus palabras, la confor.macin de las relacionesobietivas, presentes y psadas, entre su trayectoria y la estnrctula de los establecimientos escolaresa los que concurrieron y, con ello, toda la constitucin y la historia del sistema de enseanza que allse expresa: contrarialnente a lo que podr'a hacer creer una visin ingenuamente personalista cle lasingularidad de 1as personzrs sociales, la puesta de relieve cle las esrnrcturas inmanentes en las pala-bras co1'unturales pronunciadas en una intelaccin puntual es lo nico qr-re permite volver a captarlo esencial c1e 1o que constitllye l.,t icl'iosincrasiet. de c:dzt una de las jvenes y tocla la complejidadsinguhr dc sus ucciones y rcucciones.

    El anlisis cle la conversacin, as entendiclo,e lee en los cliscursos no slo la estr-uctura coy'un-7.El trabajo "socrtico" cle ayttda a la expliciracin aplrnta i proponer sin inponer, formular sugeencias, e vecesexplcitamente presenmdas como tales ("Lo que usted quiere decir no es que...i"') y clesineclas r binder prolongacionesmltiples y abiertas a las palabras clel encuestedo, a sus vacilaciones o a sus bsqueclas de expresin.E.De tel rnodo, obseru en Yarirs ocasiones que el encrrestado repete con visible sarisfaccin la palabra o la frse que lo habaclrrificado con especto a s nismo, es clecit, con respecto su posicin (como el trmino "fusible", que emple para designarla posicin crtica de un encuestado en la ierarqua de sr institucin y que, por sus connotaciones, evocaba con precisinlas extemas tensiones que 1o atravesaban).9.Esecit, .ffintido muy cliterente del que se le cla cuando se tonu por objeto la manea cle rnlnejar la conversacin, por

  • Comprender

    tlrral cle la inteaccin corno ntercado, sino tambin las estructuras invisibles que la organizln, valeclecir, en este caso en particlllar, la c1el espacio social en que ias tres ivenes se sitan desde el origen,y la clel espacio escolar dentro del c-ral recorrieron trayectorias diferentes que, aunque pertenezcanal pasado, siguen orientando su visin de ese pasaclo y cle su futuro eclucativo, y tarnbin de smismas en [o que tienen cle ms singular.r0

    As, contra 1a ilusin consistente en buscar la ner-rtr':tlidad en la anulacin del observador, hay quearlt-itir que, paracljiclmente, la nica "espontaneiclad" es la constfl.licla, pero mecliante unaconstnLccin t"ealista. Par:i clarlo '.r entender -o, al tnenos, hacerlo sentir-, menciotlar una ancdotaen la que se ver que ia investigacin puecle poner c1e manifiesto Las realiclades que pretenderegistrar Lnicarlente cuanclo se apoya sobre un conocimiento pr-evio cle esas realidcles. En 1aencuesta que realizanos acerca clel problen-ra de la vivienda, para escapr a la irlealidad abstractxcle las cestiones cle preferencia, especialmente en materia de cornpra o a1quiler, se rne habaocr,rrriclo pediL a los encuestados que enumer:1ran sus restdencias sltcesivas, las condiciones en quehaban teniclo acceso a ellas, las l'azones y callsas que los haban decidido a elegirlas o dejarias, lasmoclificaciones que les haban et-ectuido, etctera. As concebidas, l'as entrevistas se habandesarrollaclo, en nuestra opinin, de rnanerr extt'emadatnente "na[Lrral", y sttscitaron testimonios cleuna sinceridad inesperada.

    Ahora bien, tiefllpo clespus o en el rnetro, absolutamente por casr-raliclad, una conversacinentre clos mnjeres c1e unos 40 aos: una de ellas, instalada recientemenle en Lln nuevo depar-tamento, relataba la historia de sus viviendas sucesiv:ts, y su interloctttora se comportaba exacta-rnente como si sigr-riela 1a regia que nos habamos prescripto pala efectl-iat'nuestras entrevistas. staes 1a transcripcin que hice cle memolia mLly poco despus: "-Es la primera vez clue me instaloen un cepartalnento nuevo. Est verdaderamenle bien. . .

    -La primera vivienda que tuve en Prrsestaba en la rue Brancion, era antigua y no la habrn remoclel:rc1o desde la guerra de 1L)11. Htbztqlle reconstrllir todo, pero estaba todo patas para alliba. Y aclems los techos estaban tan enne-greciclos que no pudimos recuperarlos.

    -Claro, es uucho trabajo... -Antes, con rris padres,

    l-rabarnos viviclo en una casa sin agua. Con clos hijos, era fantstico tener un bao -En lo cle mis

    paclres era igual. Pero sin embargo no estbzrmos sucios. Dicho esto, es ta.nto ms fcil. .. -Despus

    estuvimos en Cr-teil. Era un eciificio moclerno, pero qtte ya tena unos 15 aos. . . ". El reiato continuas, con toda naturaliclad, entrecortaclo por intervenciones destinadas, sencillamente, a "acusarrecibo", por 1."i mera repeticin en el moclo aflrmativo o interrogativo de la ltima frase pronunciada,o bien a manif-estar inters o afilmar la iclentidad de los punlos de vista ( "Es dtlro cttando uno lraba-

    ia todo el c1a parado. .. " o "En lo cle mis paclres era iguzrl... "); esta participacin, mediante la cualLrno se mete en la conversacin y compromele as a su intellocutot'a hacer lo mismo, es 1o que dis-tingue con mayor claridacl la conversacin corriente, o la enuevista tal como nosotros la realizamos,de la entrevista en la qlle el encuestador, deseoso de neutralidad, se prohbe todo compromisopersonal.

    Todo opone esta forna cle rnayutica a la imposicin de problernticas que, con una ilusin de'.neutralidacl", efectan numerosas encuestas mecliante sondeos, cuyas pregllntas fo|zadas y

    .,","p1"J"*-."egias cle aperrura y ciefie, hacierldo tbstroccin cle las caractersricls sociales y cukumles cie los participantes'

    10.Hrbr{, p*lt,t" ai,ar igutlmente la entrevisla con un ioven licesta, hijo de inmigfxnte, que es una ejemplificacin, en el sentidoque l..ia Gooclan, clel n!'rlisis cle las transfomaciones Llel sistema de enseanzx que conduio a la muitiplicacin de losexcltticlos clel intenon Ix enclesta en cuestin erx una rnuestrf," perfecta, siempre en los trminos de Coodmrn, de esa nuevacategora cle licestas.

  • Comprender

    artificiales producen ntegramente los artificios que creen registrar -sin habiar de esas entrevistas

    televisivas que arrancan a los entevistados palabras directamente originadas en las que la teievisinpronuncia al respecto-.11 Primera diferencia, la conciencia del peligro, fundada en el conocimientode la labilidad de io que se denomina opiniones: las disposiciones profundas son accesibles a variasformas de expresin y pueden reconocerse en formulaciones preconstituidas (las respuestaspreestablecidas del cuestionario cerrado o las palabras prefabricadas de la poltica) relativamentediferentes. Lo que significa que nada es ms fcil de efectuar y, en cierto sentido, ms "natural", quela imposicin de problemticas: prueba de ello, las tergiuersaciones de la opinin que operan contanta frecuencia, y con toda la inocencia de la inconsciencia, en los sondeos de opinin (as pre-dispuestos a servir de instrumentos de una dernagogia racional) y tambin, ms en general, losdemagogos de todas las convicciones, constantemente atareados en ratificar las expectativasaparentes de individuos que no siempre tienen los medios de identificar sus verdaderas carencias.l2El efecto de imposicin que se ejerce con el pretexto de la "neutralidad" es tanto ms perniciosocuanto que ia publicacin de las opiniones as atribuidas contribuye a imponerlas y a garantizarlesuna existencia social, lo que brinda a los encargados de los sondeos la apariencia de una conva-lidacin apta para reforzar su credibilidad y su crdito.

    . Se advierte el fortalecimiento que la representacin empirista de la ciencia puede hailar en el

    hecho de que el conocimiento riguroso suponga casi siempre una rupturJ ms o menos clamolosa,y siempre expuesta a parecer el efecto de una peticin de principios o una idea preconcebida, conlas evidencias del sentido comn, habitualmente identificadas con el buen sentido. En efecto, bastacon abzindonarse, abstenerse de toda intervencin, de toda construccin, para caer en el error: sedeia entonces el campo libre a las preconstrucciones o al efecto automtico de los mecanismossociaies que estn en accin hasta en las operaciones cientficas ms eiementales (concepcin yformulacin de las preguntas, definicin de las categoras de codificacin, etctera). nicamente alprecio de una denuncia activa de los presupuestos tcitos del sentido comn se pueden contrarrestarlos efectos de todas las representaciones de la realidad social a las que los encuestados y losencuestadores estn continuamente expuestos. Aludo en particular a las producidas por la prensa,escrita y sobre todo televisiva, que se imponen a veces a los ms indigentes como enunciadosprefabricados de lo que ellos consideran que es su experiencia propia.

    Los agentes sociales no tienen la ciencia infusa de lo que son y lo que hacen; ms precisamen-te, no tienen necesariamente acceso al origen de su descontento o su malestar, y las declaracionesms espontneas pueden, sin intencin alguna de disimulo, expresar algo muy distinto de lo que enapariencia dicen. La sociologa (y es lo que la clistingue de la ciencia sin sabios de los sondeos deopinin) sabe que debe darse los medios de poner en cuestin, y en primer lugar en su cuestio-namiento mismo, todas las preconstrucciones, todos los presupuestos que habitan tanto al encues-tador como a los encuestados y que hacen que a menudo la relacin de encuesta slo se establezcasobre la base de un acuerdo de los inconscientes.1311.Creo necesario recordar aqu unos anlisis que en otros lugares desarroll de manera ms sistelntica (cf. en especial Questio$de sociologie, Pars, Minuit, 1984, pp. 222-250).12.Estas reflexiones estn particularmenre desrinadas a quienes sostienen que la crtica de los sondeos es una crtica de lademocracia.

    r.3.Mediante el anlisis detallado de las respuestas a un sondeo sobre los polticos (Giscard, Chirac, Marchais, etctem) concebidocon el rodelo del iuego chino (si ftem un rbol, un animal, etctem), demostr que los encuestados, sin saberlo, aplicaban

    II

    I

  • Comprender

    Tambin sabe que las opiniones ms espontneas -y por lo tanto, al parecer, las ms autnticarcon que se contentan el encuestador presionado de los institutos de sondeo y sus mandantes, pueden

    obeclecer a unl lgica mlly cercana a la que pone de relieve el psicoanlisis. Es lo que ocurre, porejempto, con la hostiliclad a priori hacia los extranjeros, que se encuentra a veces en agricultores opequeos comerciantes qlle carecen c1e toda experiencia directa con inmigrantes: slo es posible

    at.aresa, lrs apariencias cle la opacidad y eI absurclo qL]e opone a la interpretacin comprensiva si

    se aclvierte que, por una especie de clesplazamiento, ofrece una solucin a las contracliccionespropias de esa s.,e.te cle capitalistas con ingresos de proletarios y a su experiencia con el Estado,

    i",.,l.lo po. r"rponsable c1e una redistribucin inaceptable. Los fundamentos reales del descontento

    y la insatisfaccin as expresados, en fonnas tergivefsadas, no pueden tener xcceso a la conciencia

    is decir, al cliscurso explcito- ms que a costa cle un trabajo que apunte a sacar a la supetficie esascosas enterraclas en quienes las viven, que no las conocen y, a la vez y en otro sentido, las conocen

    melor que nadieELsocilogo puede ayuclarlos en ese trabaio a 1a manera de un partero, siemPre que posea un

    conocimiento profundo de las condiciones cle existencia que los producen y de ios efectos sociales

    que pueden "j"r.". la relacin cle encuesta y, a travs de ella, su posicin

    y sus disposicionesp.i*arirs. pero el deseo de clescubrir la verdad, que es constitutivo de la intencin cientfica, quedatotalmente desprovisto cle eficacia prctica si no se lo actualiza en la forma de un "oficio", producto

    incorporaclo cle toclas las investig."tciones anteriores qlle no tiene nada de un saber abstracto ypuramente intelectual: se trata de una verclaciera "clisposicin para perseguir la verdad" ( bxis to)aletbfurcin,con-ro dice Aristteles enla Metafsica), que predispone a improvisar sobre la marcha'en la urgencia de la situacin cle entrevista, las estrategias de presentacin de s mismo y las rplicas

    adaptaJas, las aprobaciones y las preguntas oportunas, etctera, a lin de ayr'rdar al encuestado a dar

    libre curso a su verdad o, rneior, a liberarse de ella'1u

    Los riesgos de la escritura

    Es la misrna clisposicin la que est en accin en el trabajo de construccin al que se somete laentrevista grabacla, lo que permitir examinar ms rpidamente los procedimientos de tanscripcirr

    y anlisis. Resulta claro, en efecto, que la puesta por esclito ms literal (la rnera puntuacin -por

    "i"*pto, la colocacin cle una coffla- puecle afectar todo el sentido de una frase) es ya una verdade-

    ra tradtrccin, e incluso una interpretacin. Con mayor razn 1a que se propone aqu: al romPel con

    *-.Wr,q*s esquemas clasificatorios (iuerte,'clbil, rgidor'flexible, noble,/innLble, etctcra) de los que tarnbin losruores clel Cuestionario, islnlmente sin saerlo, se habn valicl

  • -.T'l Comprender

    la ilusin espontanesta del cliscurso que "habla cre s mismo,,, juega deliberadamente con rapragmLitica de la escritura (en especial, mecliante la inroduccin tulos y subtitulos construiclc.scon frases tomadas cle la entrevist a) pa,ra'orientar la atencin del rector hacia los rasgos sociolgi-cos pertinentes que ra percepcin cresarmacra o clistrada dearae-s-cl'far.El acta ciel discurso obteniclo que procluce el autor cle la transcripcin se somete a dos seriesde coacciones a menuclo clifciles cle conclliar' las cle la fidelic.laci , aL l. manifestado cirante laentrevista' qtte no se reduce a lo que realmente se egistr en la cinta magntica, llevaran a intentarrestituir al discurso todo lo que el paso al escrito y las herramientas cre la puntuacin, muy clb,esy pobres, tienden a quitarle, y que con rnucha fl.ecuenci, ..r;,,;;.;o su senrido e inrers; perolas cle la legibilidad, que se definen en relacin con potenciares clestinata

    vas y capacidades muy cliversas, prohben la pubricacin " ur.o *r.*.ril:,:11::fi:ilfffii:las notas necesaias para, restituir toclo lo perdido en el paso a. t, o.rtira a la escritura, es decir,lavoz'la pronunciacin (en especial, en s.,s'a.iaciones socialm".rt" r,grrifi.rtivas), la entonacin,el ritmo (cada enrrevisra riene su tempo particular, que no es el cle fo Llir.rl, el lenguaje de los ges_ros, la mmica y tocla la postura corporal, etctera.r,As' transcribi es necesariamente escribir, en e.l senticlo deieescribir:,6 como el paso de laescritura a 'la oralidad que opera el teatro, el paso inverso impone,

    .o.r at .r*uio cle soporte, ciertasinfidelictades que son' sin duc1a, la condicinie una verdadera ficleliclact. Las antinomias bien conoci-das de la literatura popular estn ah para recordar que transmitir,oi", o .ro,., palabras no es darrealmente la palabra a quienes l-rabitualmente no la tienen. Err" rrrr;;p;ezos, las reiieraciones, lasfrases interrumpiclas y.prorongada, po, g"*r, miradas, suspiros o excramaciones; estn lasdigresiones laboriosas, las ambigeda.s q"ue la t.anscripcin rompe inevitablemente, las referen_cias a situaciones concretas, sucesos vinculaclos a la historia ,i.rg,.,iu. . .,na ciuda, una fbrica ouna familia' etctera (y que el locutor evoca con tanta ms naturaliclad cuanto ms conocido es suinterlocutor, qr-re, por ende, est ms fam irtartzad,ocon todo r, ,;;;;.As, pues, en nombre del r.espeto clebido al autor, ".,

    o.u.ion", ,ui .djicamente, arigerar er texto d" algu.,r, "lrJJro.io.,", parsitas, .,.*"rurlTr".t l::ri::::,.|Jff:-muletillas (los "bueno" y los "eh") que, aunque clen su coloracin particurar ar discurso oral y cum-plan una funcin eminente en la comunico.i.r, y, que permiten sosten(pierde elaiienrooromarar inrerrocurorco-o t..tigo, enrurbianyem;ilT[::ff:!,ff;tal punto que, en ciertos casos, la hacen totalmente ilegible para quien no ha1.a escuchado erdiscurso original' Del rismo modo, nos autorizamos a arigerarla d" ,oo, las decraracionespuramente informativas (sobre el origen social, los estudios, la profesin, etctera), siempre que esos

    15.st t'b",P- tlttpio' que la irona' que a ,renuclo nace cle una cliscorcrancia voruntaia ente la simblica corpoml r. la simblicaxtll"ffiflff:]::Jm",il::tru*lkjinevirabremenre s" o,.J.'*i, ,.,.scripcin ocune ro inismoescnlLlrJ rompr ctsi inelrrcjible -. -que se in.scribe..,", ,"-0..1li',"::::L'.Ti:*5;;j,...].fi"i5i#i;.iL:x:.'j":'..;',:'',ff:;',:tt n:{:,;:.:li,l,:":il"T:fi:::*anoni,aro ire ros encuesracro"l.:,"llil j:";:::::,:.rJ:,:"::J:::::,",i:T*:j::que cia su senrido a r

    -*,""'i'jl',j::'ffi.:j:J:::,:[:il.r"".",'::ffiI':."::T::":'".,:,,j:;:[jjli=.,"*ffhj:1,il1,;lil.jl!1",,#;:::li,:Tl:1i,il:,*, *,i.L,,,,,.p"." q,i"n sepa escuchario, oJ" r, ,.,a"a de un rrocaso rigaclor6.Ci.EE,*.r,, Sa voix harmonieuse er voile,,, en Hors caclte,3, 19g5, pp. {2-r1. (Se realizfontical de oclas Ias entrevistas [182 en rorar], 0". ,. ,;;;;;;;. iunro con las grabaciones

    .".:1Jffi,:t:?:: ntegra [no

  • Comprender

    datos pudieran apuntarse, en estilo indiecto, en el texto introcluctorio. peo nlnca reemplazamosuna palabra por otra ni transformamos el orden de 1as preguntrs o el desarrollo c1e la entrevista; porotra parte, se indicaron todos los cortes.

    Gracias a la ejemplificacin, la concrecrn y la simbolizacin que efectan y que les confierena veces una inten.sidad dramtica y una fuerza emocional cercanas a las del texto literario, lasentrevistas transcriPtas estn en condiciones de ejercer un efecto de reuelacin, muy en particularsobre quienes comparten tal o ctral de sus propiedades genricas con el locutor. A lr manera de lasparbolas del discurso proftico, permiten entregar un equivalente ms accesible cle anlisisconceptuales comp.lejos y abstractos: hacen sensibles, incluso a travs de los rasgos en aparienciams singulares de la enunciacin (entonacin, pronunciacin, etctera), las estructuras obietivasque el trabaio cientf ico se esfuerza por destacar.rT Capaces de conmover y emocionar, de hablara la sensibilidad sin hacer concesiones al gusto por lo sensacional, pueden entraar las conversionesdel pensan-r.iento y la mirada que :r menudo son una condicin de la comprensin.

    Pero la iuerza emocional tambin puecle tener como contrapartida la ambigeclad e inclusola confusin de los efectos simblicos. Es posible trensmirir palabras racistas cfe tal manera quequien las pronuncia se r,'r.relva inteligible sin legitirnar con ello el racismo? Cmo dar razn cle suspalabras sin rendirse a sus razones, sin darle la ra.zo? Ms banalmente, cmo evocar, sin excitarel racismo de clase, el peinado de una pequea empleada y comunicar, sin ratificarla, laimpresin que produce inevitablemente en [a mirada habitada por los cnones cle la estticalegtima

    -impresin que forma parte de su verdad ms inevitablemente objetiva-?Como se ve, la intervencin clel analista es tan difcil como necesaria. Ai asurrir la respon-

    sabilidacl de publicar determinados discursos que, en cuanto tales, se sitan, como 1o sealaBenveniste, "en una situacin pragmtica que irrtplica cierta .intencin cle influir sobre e1 interlocu-tor", se expone a erigirse en relevo cle su eficacia simblica; pero, sobre todo, corre el riesgo de dejaractuar libremente el juego de 1a lectura, es decir, de la construccin espontnea

    -para no calificarla i!!_de salvaje- que cada lector hace sulril necesaiamente a lo ledo. Juego particularmente peligrosocuando se aplica a textos que no fueron escritos y qr.re, debido a ello, no estn protegidos de antemanocontra las lectlras temidas o rechazadas, y principalmente cuando se aplica a cleterminadas palabr.aspronunciadas por locutores que distan de hablar como libros y que, como las literatr-rras llamadaspopulares, cuya "ingenuidad" o "torpeza" son el producto de la mirada culta, muyposiblemenre noencuentren el favor de la mayora de 1os lectores, aun de los rnejor intencionaclos.

    Escoger el laisser-faire, con el objeto de rechazar toda lirnitacin impuesta a la libertad dellector, sera olvidar que, hgase lo que se hiciere, toda lectura est,ya, si no obligacla, s al menosorien&rda por esquemas interpretativos. Se puede cornprobar as que los lectores no enteraclos leenlos testimonios como si escucharan las conficlencias de un amigo o, mejor, palabras (o chismes)referidas a terceros, una oportunidad de identificarse, pero tambin de diferenciarse, juzgzrr,conclenat', afirmar un consenso moral en la reafirmrcin de los v;rlores comunes. El acto poltico,de una especie mlty particular, que consiste en llevar al orden de lo pblico

    -rnecliante la pu-blicacin- lo que normalmente no llega all o, en toclo caso, lo que nunca lo hace en estct. fonna,1,7.

    El discurso cle la empleeda del centro de clasiticacin postal, aunque tamilin clig esro, clice mucho ms que Io que se clice,con toda la friaidad abstracta del lenguaje conceptual, en un rnlisis cle la trayectoria social cle los empleaclos provincianos,mLtchas veces obligados a pagar con un largo exilio parisiense el acceso a la profesin o el progreso en sus careras: ,,Sonconocidas, por ejernplo, l2s restricciones en materia de resiclencia que implican ciertas carreras en las cuales el acceso a Iaprofesin

    -por eiemplo, cheques postales* o el progreso estn suborclinaclos a un exilio prolongaclo,,, p. Borrclieu, ZaDistinction, ob. cir., p. 136.

  • Comprender

    542

    quedara en cierto modo tergiversaclo o totalmente vaciaclo cle senticlo. As, pues, pareci inclis-pensable intervenir en la presentacin cle las transcripciones, mediante los ttulos y subttulos y so-bre todo con el prembulo, encargado de proporcionar al lector los instrumentos de una leciuracomprensiva, capaz de reproducir la postura cuyo proclucto es el texto. La mirada prolongacla yacogedora que se requiere para impregnarse de la necesidacl singular cie cada testimonio, y que porlo comn se reselv2l a los grancles textos literarios o filosficos, ,"-bi, puecle dirigirse, por unaespecie de democratizacin cle lct postura bermentttica, a los relatos corrientes cle aventurascorrientes' como lo enseaba Flaubert, hay que aprencler a mirar yvetot con la miracla que se apli-ca con tanta naturalidad a constantinopla: aprender, por ejemplo, a prestar al matrimonio cle unaprofesora coo un empleado cle correos la atencin y el inters que se brinclaran al elrto literarir_de una unin desafortunacla y a ofrecer a ras p:Llabres.l" r., obr"ro;ud;l;;:.;il"recogimiento que cierta tradicin de lectura reserva a las formas ms elevadas cle la poesa o lafilosofa.18

    Nos esforzamos, por lo tanto, por transmitirle al lector los meclios cle dirigir a las palabras que vaa leer la mirada que explica, que restituye a la encuesta su szn cle ser y su necesiclad; o, msprecisamente' de situarse en el punto del espacio social clesde el cual el encuestado clirige su vista haciaese espacio, vale clecir, el lugar en el que su visin clel munclo se r,r:elve evidente, necesaria, takenfor granted.Pero es induclable que no hay escrito ms peligroso que el texto con que el memoriaiista clebeacompaar los mensaies qlle se le confiaron. obligaclo a un esfuerzo constante para dominarconscientemente la relacin entre el suieto y el objeto cle la escritura o, mejor, la ciistancia que lossepara' clebe empearse en la objetiviciad cle la "enunciacin l-ristrica,, que, segn la alternativa deBenveniste, obietiva hechos sin intervencin del narrador, al mismo ri.*po que rechaza la frialdaddistante del protocolo de casos clnicos; ala vez que apllnta a transmitir toclos los elementosnecesarios para la percepcin objetiva de la persona interrogacla, debe utilizar la rotalidad de losrecursos der idioma (como el estilo indirecto libre o el como si carosa Flaubert) para evita instau-rar con l la distancia objetivante que lo ponclra en el banquillo cle los acusados o, peor, en la picota.Esto, mientras se prohbe tambin de la manera ms categirica (sa es u.r, . u, fu., ciooes del comosd-por otra pate) proyectarse increbidamente en ese arter ego que sigue siendo, quirase o no, unobjeto, para erigirse abusivamente en er sujeto cle su visin del munclo.

    El rigor, en este caso, consiste en el control permanente clel punto de vista, que se afirmacontinuamente en cierros detalles de la escritura (por ejemplo, .., .l h".ho de decir sa liceo y noe/ liceo' para indicar que el relato cle lo que ocurre en ese establecimiento se fbrmula descle el puntode vista del profesor interrogado, y no del analista). Es en los deralles cle esra especie _que, si no

    18.La recepcin del discurso sociolgico clebe mucho, evidentetrente, al hecho cre que se refiere al presente inmediato o"actualidad"' como el perioclismo' al que, Por otm parte, toclo lo opone. Es sabido que la jerarqua de los esruaios hisrricoscorresponde al ale,aniento de sus objetos en el tiempo. y es includable que no se oio.gura , la rrenscripcin cle una horniladel obispo de crteil' pese a tener la misma riqueza ie surilezas rerricas y habilidades reolgico-porticas, la misma arencinque a un texto de Adalbern cle raon, escrito por radiclura en latn, y que se atribuir s raror a unas palabras, sin draaapcrifns' de olivier Let'vre' fundaclor de la dinasta cie los ormesson, que a una enrrevisra periocrstica l imo de susdescendientes' Nadie escapa a la lgicr tlel inconsciente rcadmico que orienta esta disribucin a priori del respeto o laindiferencia' y al socilogo que haya logratlo superar en s mismo esas prevenciones le costar nnto ms obtener el mnimode consideacin exigible para los clocumentos qu. prodrce y los.anlisis que hace cre elros por el hecho cie que ios criariosy semanarios estn llenos de testimonios sensacionalistas sobre Ia angustia de ros profesoies o Ia ira e las enfermeras,testimonios que' en resumidas cuentas, son ms aptos para clar satisfaccin,

    ."a fo.ma cle buena voluntacl conyencionalque se concede a las buenas causas-

  • Comprender

    l.l

    .1

    pasan lisa y llanamente inadvertidos, tienen muchas posibilidades de aparecer como meras ele-gancias literarias o solturas periodsticas- donde se afirma constantemente la separacin entre "lavoz de la persona" y "la voz de la ciencia", como 1." el1nd Barthes, y el rechazo de los des-lizamientos inconscientes de una a otra.re

    El socilogo no puede ignorar que 10 propio de su punto de vista es ser un punto de vista sobreun punto de vista. No puede re-producir el correspondiente a su objeto y constituirlo como tal alresituarlo en el espacio social, ms que a partir de ese punto de vista muy singular (y, en ciertosentido, muy privilegiado) donde hay que ubicarse para estar en condiciones de captar (mentaimen-te) todos los.puntos de vista posibles. Y slo en la medida en que es capaz de objetivarse a s mismopuede, al mismo tiempo que permanece en el lugar que inexorablemente se le asigna en el mun-clo social, trasladarse con el pensamiento al lugardonde est colocado su obieto (que tambin es, almenos hasta cierto punto, un alter ego) y captar as su punto de vista, es decir, comprender que siestuviera en su lugar, como suele decirse, indudablemente sera y pensara como l. r

    19.EE co"t."l con"tante del punto de vista nunca es tan necesario, y clifcil, como cuando la distancia social que hay que superares una ltima diferencia en la proximidad. As, por eiemplo, en el caso de la profesora, cuyas locuciones favoritas ("yoculpabilizo", "problemas de pareja", etctera) pueden tener a la vez un efecto repulsivo y desrealizante que impide percibirla realidad del dmma que expresn, sera demasiado fcil deiar jugar las asiaciones de la polmica cotidiana para caracterizar,caricaturizndolas, una vida y un modo de vivir que slo parecen tan intolerables porque uno teme reconocer en ellos lospropios.