bourdieu el amor al arte

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  • 7/29/2019 Bourdieu El Amor Al Arte

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    les y escolares de los visitantes del museo, informaciones estads-ticas muy precisas y elaboradas segn categoras idnticas sobre laestructura de las diferentes poblaciones principales (segn el sexo,

    \

    la edad, las clases sociales y los niveles de instruccin), sobre losflujos de turistas y visitantes en los diferentes museos, as como so-bre el nmero y la calidad de las obras expuestas en cada uno de

    , los museos, etc. Dado que era prcticamente imposible obtener to-das estas informaciones en todos los pases estudiados y que lasinformaciones obtenidas no siempre eran directamente compara-bles a causa de las divergencias entre los sistemas de clasificacinempleados por los diferentes pases, la comparacin propiamenteestructural que pudo llevarse a cabo presenta muchas incertidum-bres. Si las conclusiones prudentes y con frecuencia ms negativasque positivas que se desprenden de estos anlisis se exponen al ries-go de decepcionar a quienes desearan recibir respuestas simples ytajantes a preguntas como la de la eficacia relativa de las polticas

    culturales elaboradas por regmenes polticos diferentes, por lo me-nos el mtodo propuesto tiene el mrito de hacer posible, a partirdel momento en que las informaciones lo permitan, una compara-cin rigurosa y, sobre todo, poner en guardia contra las compa-raciones imprudentes y desconsideradas que, cuando no se apo-yan sobre cifras fantasiosas, siguen siendo ficticias y falaces, porquesuponen la puesta entre parntesis del verdadero objeto de la com-paracin, es decir, de los sistemas de relaciones en los que estncomprendidos los hechos comparados.

    PRIMERA PARTE

    LAS CONDICIONES SOCIALES

    DE LA PRCTICA CULTURAL

    Quienes cultivan las ciencias exactas, cuya independencia ygeneralidad son por otra parte tan adecuadas para ampliar la men-te y elevarla por encima de la esfera comn, no han rendido a lafilosofa racional todos los servicios que tena derecho a esperar yexigir de ellas. Ocupndose, con su mtodo claro, preciso y feha-

    ciente, de algunas cuestiones delicadas que ni siquiera se atrevie-ron a abordar (...), habran ahorrado muchas disputas, resuelto di-ficultades muy serias y destruido prejuicios muy antiguos yarraig~dos; y dos o tres pginas de anlisis o, si se prefiere inclu-so, una simple frmula expresada en dos lneas, habran demos-trado rigurosamente, con esa evidencia que no admite ningn g-nero de dudas, y que todas las sutilezas y los escrpulos de lossofistas intentaran en vano debilitar, verdades que los filsofos tam-bin han descubierto, pero con el auxilio de instrumentos menosperfeccionados.

    NAIGEON, Encyclopdie mthodique, t. III

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    Si el anlisis de las relaciones empricamente comprobadas en-tre la frecuentacin de los museos y diferentes caractersticas econ-micas, sociales y escolares de los visitantes, debe permitir la com-prensin del conjunto de los factores que determinan o favorecen lafrecuentacin de los museos, el establecimiento de la importancia re-lativa de cada uno de ellos y la estructura de las relaciones que los

    vinculan (plimera palte), slo se puede explicar la eficacia de estosfactores explicativos mediante la aprehensin de la gnesis y la es-tructura de la disposicin hacia las obras culturales que se expresaen la frecuentacin de los museos (segunda parte). Finitlmente, esin1portante someter a la prueba de la generalizacin el sistema decausas y razones que permite explicar y comprender la frecuentacindel museo, examinando las condiciones ms generales de la recep-cin adecuada de una obra de cultura distinguida, ya se trate de unaobra de teatro, una novela, un concielto o un cuadro (tercera parte).

    En proporcin directa con el aumento del nivel de instruccin,

    la frecuentacin de los museos es casi exclusivamente cosa de lasclases cultas,1 La proporcin correspondiente a las diferentes cate-

    1. Al haberse verificado todas las leyes establecidas a propsito del pblico de losmuseos de aIte franceses mediante las encuestas sobre los otros pases europeos, cualquierproposicin que avancemos sin mayor precisin, o ilustrada con el solo ejemplo francs,podr considerarse como vlida para el conjunto ele los pases estudiados. Para evitar lasacumulaciones fastidiosas de cifras, slo se retuvieron, en el caso de los orros pases euro-peos, las ilustraciones paIticularmente sig,nificativas (en el Apndice 5, se podrn encontrarlos principales datos estadsticos concernientes a los museos europeos).

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    goras socio profesionales en el pblico de los museos franceses seencuentra casi en razn inversa a su proporcin en la poblacinglobal. Puesto que sabemos que el visitante modal de los museosfranceses tiene el ttulo de bachiller (el 55 % de los visitantes tie-ne, por lo menos, el bachillerato), no hay que extraarse de quela estructura del pblico distribuida segn la categora social se en-cuentre muy prxima de la estructura de la poblacin de los estu-

    diantes de las facultades francesas repartidos segn su origen so-cial: el porcentaje correspondiente a los agricultores es del 1 % enel pblico de los museos de arte franceses, el de los obreros del4 %, el de los artesanos y comerciantes del 5 %, el de los emplea-dos y directivos medios del 23 % (entre los cuales el 5 % son maes-tros), y el de las clases superiores del 45 %, La distribucin de losvisitantes segn los niveles de instruccin es todava ms elocuente:

    ~ slo el 9 % de los visitantes -tres cuartos de ellos estudiantes-\! carece de cualquier ttulo, el 11% ha acabado los estudios prima-~ rios (certificado de estudios primarios), el 17 % posee una titula-

    cin de enseanza tcnica o de primer ciclo de la enseanza se-cundaria (B,E,P,C.), el 31 % son bachilleres y el 24 % posee unatitulacin equivalente o superior a la licenciatura universitaria, Escomprensible, entonces, que la proporcin de visitantes que estu-diaron latn (ndice muy revelador de la pertenencia a un medioculto) alcance el 40 %, distribuidos respectivamente en el 4 %, el24 % Y el 75 % para las clases populares, las clases medias y lasclases superiores,

    Si se comprueba que los visitantes de las clases medias se dis-tinguen del conjunto de su categora por un nivel de instruccinligeramente ms elevado, eso se debe, por una palte (como de-mostr la encuesta de verificacin), a que se atribuyen en ocasio-nes un nivel cultural superior al que indican sus titulaciones, ex-presando as, como a travs de otras muchas conductas, su buenavoluntad cultural, pero tambin se debe a que la titulacin no essiempre un indicador incuestionable del nivel cultural, dado queomite determinados aprendizajes, por ejemplo, en el caso de lossujetos que completaron su formacin de un modo autodidacta (yque son particularmente numerosos entre las clases medias) o de

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    1 )quienes cursaron varios aos de estu.dios secundarios sin obtener 'un diploma, En consecuencia, el nivel de instruccin medido porla titulacin es tal vez menos significativo (al menos en materia deprcticas y actitudes culturales) que el nivel cultural de aspiracin:el visitante que se atribuye el nivel de bachillerato cuando slo po-see el primer ciclo de secundaria o que abandon sus estudios en

    li primaria, ira acaso al museo si no se atribuyera ese nivel cultural

    .que lo legitima para visitar los museos? Sabiendo que el visitantemodal de los museos es bachiller, no existe acaso fundamento pa-ra suponer que la pretensin al nivel de bachiller interviene parasuscitar entre los no bachilleres una prctica de bachiller?

    El pblico de los museos es relativamente joven en su con-junto, porque la proporcin de visitantes en edades comprendidasentre los quince y los veinticuatro aos es, en Francia, del 37 %contra el18 % en la poblacin total, y esta sobrerrepre~entacin seencuentra particularmente subrayada en las clases populares y me-dias (el 13 % de los visitantes de las clases populares y medias de-

    clara, adems, haber descubierto el museo durante su adolescen-cia en compaa de los amigos); la edad media de los visitantes seincrementa progresivamente a medida en que nos elevamos en la

    jerarqua social, lo que parece indicar que el efecto de la accinescolar es tanto ms duradero cuanto ms elevado sea el nivel es-colar alcanzado, y, en consecuencia, cuanto ms tiempo se hayaejercido esta accin, cuanto mayor fuera la competencia de quepreviamente disponen quienes la experimentaron, adquirida porel contacto precoz y directo con las obras (que es sabido que siem-pre es ms frecuente a medida que nos elevamos en la jerarqua

    social), y cua?to ms mantenga y prolongue su eficacia una at-msfera cultural favorable, Habida cuenta, por una parte, de quelos escolares y estudiantes constituyen el 78 % de los visitantesde entre quince y veinte aos, mientras que, en las clases de edadcorrespondientes, la proporcin de sujetos escolarizados en la po-blacin francesa es slo del 24,5 %, y, por otra parte, de que la ta-\sa de frecuentacin muestra una cada brutal (del 37% al 16 %) 1cuando nos alejamos de la franja de edad ms fuertemente esco- \larizada (de quince a veinticuatro aos), para disminuir a conti-

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    nuacin paulatinamente, y con tanta mayor rapidez, cuanto msnos aproximamos a las categoras de mayor edad (el 15 %, ellO %,el 8 % Y el 4 % para las franjas, respectivamente, de treinta y tresa cuarenta y cuatro aos, de cuarenta y cinco a cincuenta y cuatroaos, de cincuenta y cinco a sesenta y cuatro aos y de sesenta ycinco aos en adelante), podemos preguntarnos si la relacin que

    vincula la edad y la frecuentacin no traduce simplemente el efec-to de la educacin, Las relaciones entre la frecuentacin y la cate-gora socioprofesional o la residencia ponen sobre la mesa, efecti-vamente, la misma pregunta, de tal modo que es necesariodeterminar mediante tcnicas distintas la influencia respectiva delos diferentes criterios que, a primera vista, aparentan encontrarseigualmente unidos a la frecuentacin,

    La bsqueda de una explicacin exige, por tanto, que se sus-tituyan las tasas de representacin de las diferentes categoras devisitantes en el conjunto del pblico de los museos por la proba-

    bilidad que presenta cada sujeto de entrar en un museo, en unapoca determinada, segn las diferentes caractersticas que lo de-finen, Dado que la poblacin potencial de un museo est mal deli-mitada o es ilimitada (al menos virtualmente), la evaluacin de lapoblacin total de las categoras, a las cuales debe remitirse la ma-sa de visitantes de cada una de ellas, es necesariamente impre-cisa, pero tal imprecisin disminuye en la medida en que la uni-dad espacial y temporal considerada sea mayor: si es absurdorelacionar el nmero de visitantes del Museo de Lille con la pobla-cin de Lille, es razonable, por el contrario, calcular la relacin en-tre el nmro anual de visitantes de cada categora y la cantidad glo-bal de esta categora, o incluso entre el nmero total de habitantesde un pas que visitaron uno u otro de sus museos y la poblacinglobal de ese pas, lo que equivale a admitir que los movimientosde turismo cultural entre los diferentes pases se compensan apro-ximadamente,

    Puesto que cada visitante se define por un conjunto de crite-rios (su edad, su titulacin y su profesin, simblicamente desig-nados por A, B, YC), se pueden calcular las probabilidades P (Ai,Bj y Ck), es decir, la probabilidad de que una persona de edad Ai,

    ! con titulacin Bj y de profesin Ck, acuda a un museo de alte, Pe-ro, al encontrarse las diferentes variables en covariacin y al cons-tituir un complejo que puede ser captado gracias a un nmero msrestringido de ellas, nos hallamos a.nte el problema clsico de lacolinealidad, Sin embargo, si P (Ai, Bj) =P (A, Bj, Ck), o dicho deotra forma, si se conoce la edad y el nivel de instruccin, el cono-

    cimiento de la profesin no aporta informacin suplementaria , ytal criterio puede considerarse independiente de la frecuentacin(sin que sea verdadera la recproca, porque el conocimiento de lasola profesin, ligada al nivel de instruccin, aporta una informa-cin sobre la frecuentacin) y podemos concluir que la profesinno ejerce una influencia especfica, ya que la relacin que la uneala frecuentacin no es ms que una expresin diferente de la re-lacin entre el nivel de instruccin y la frecuentacin,

    Las condiciones de la experimentacin estadstica imponen l-

    mites a este mtodo: al estar vinculados los diferentes Cliterios, al limi-

    tarse el tamao de la muestra, es inevitable que algunas categorasse vean poco representadas y que slo una mnima cantidad de pro-

    babilidades Pi, j, k, .., sea significativamente calculable, Si es fcil aislar

    e1 efecto de la edad~ del sexo, de la titulacin o de la profesin, ms

    difcil es captar la influencia simultnea de la titulacin y la profe-

    sin, o de la titulacin y el hbitat, porque estos criterios estn muy

    fuertemente vinculados,

    De hecho (cuadro 1), una vez establecido el nivel de instruc-.! cin, el conocimiento del sexo o de la categora profesional sumi-d nistran, por lo general, muy pocas informaciones suplementarias,

    Sin duda, la prctica de los profesores y especialistas en arte es, aigual nivel, netamente superior a la de las otras categoras socio-profesionales; sin duda tambin, las mujeres de la clase superior

    , acuden con ms frecuencia a los museos que los hombres,2 Sin du-

    2, El nmero de visitantes masculinos que contestaron al cuestionario es ligeramen-te superior al de las visitantes de sexo femenino, sin duda porque, a causa del machismode las tradiciones familiares, el marido se considera estatutariamente, sobre todo en las cia-ses populares, como el ms digno de em'itirun juicio en materia de esttica culta, y las mu-

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    da, para justificar la escasa representacin de los agricultores (quetiene, en ltima instancia, significacin estadstica a causa de la po-ca importancia que reviste esta categora de visitantes), hay que in-vocar, adems del alejamiento espacial, la influencia poco propi-cia de la atmsfera cultural perteneciente al medio rural. Pero elhecho de que los directivos superiores cuyo nivel de instruccin(primaria o secundaria) es inferior al nivel modal de su categora

    tengan una tasa de prctica inferior a las otras categoras sociales,nos inclina a concluir, tambin aqu, que la instruccin tiene unainfluencia especfica y determinante que no puede compensarsenicamente por la pertenencia a las clases sociales ms elevadasni por la influencia difusa de los grupos de referencia, Si los s-uje-tos clasificados en la categora de los artesanos y comerciantes po-seen, en todos los niveles, una tasa de frecuentacin ms elevadaque las otras categoras, es debido a que pertenecen, en gran me-dida, a una subcategora completamente atpica, tanto por un ni-vel de instruccin superior a la media de la categora3 como poropiniones ms cercanas a las de las clases superiores que a las delas otras clases medias (en particular, sobre la aplicacin de flechasyel tipo de visitas preferido) [vase Ap, 2, cuadro 21:de hecho, el15 % de ellos ejercen un oficio relacionado con la moda, el 8 %son libreros o impresores, y el 36 % practican (casi todos en Pars)un oficio relacionado con el arte (anticuario y decorador, ceramis-ta, alfarero, bisutero y dibujante de paneles).

    jeres se abstuvieron con frecuencia a responder al cuestionario cuando lo haca su marido(-l sabe ms que yo.). La exposicin danesa de Lille es una excepcin: si las mujeres en-tregan fcilmente a su marido el monopolio de los juicios .intelectuales, se entiende que,como detentadoras estatutarias del ejercicio cotidiano del juicio ele gusto, dispensen conms facilidad su opinin sobre las ohras que peItenecen al orden de los objetos familiaresy la decoracin domstica, como los muebles y las cermicas,

    3, El 41 % de ellos dice haber estudiado latn, frente tan slo al 20,5 % de los direc-tivos medios y el 22 % de los maestros,

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    Cuadro 1

    TASA DE FRECUENTACIN ANUAl SEGN lAS CATEGORAS*

    (esperanza matemticade visita durante un ao, en porcentajes)

    agricultoresobrerosartesanos y comerciantesempleados, directivos

    mediosdirectivos superioresprofesores, especialistas

    en arte

    0,20,31,9

    0,41,32,8

    20,421,330,7 59,4

    0,514,9

    73,6 9,864,4 77,6 43,3

    153,7 (163,8) 151,5

    conjunto 1

    2,82,0

    19,912,3

    70,1 80,1 6,2

    sexo masculinosexo femenino

    11,1

    (68,1)

    2,3 24

    64,587,9

    65,1122,8

    6,16,3

    de 15 a 24 aosde 25 a 44 aosde 45 a 64 aosde 65 aos en adelante

    7,51

    0,70,4

    2,32,3

    24,423,2

    28640,642,524,6

    25870,569,833,2

    21,35,73,81,6

    * Para los dems pases, vase el apndice 5,

    5,81,11,51,6

    6014,715,3

    5,3

    Aunque los visitantes estn de acuerdo, en su gran mayora,al considerar que los precios de la entrada son muy baratos [va-se Ap, 3, cuadro 3], podemos preguntarnos si la renta familiarno ejerce, a pesar de todo, una influencia especfica sobre los rit-mos de frecuentacin, ya que el coste de una visita incluye otros

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    desembolsos, al menos tan importantes, como son los gastos deltransporte o los gastos que comporta toda salida familiar, y si unimpedimento financiero no sigue acaso actuando, incluso en la hi-ptesis de que las entradas sean gratuitas, Indudablemente, la dis-tribucin de la renta segn la categora socioprofesional de los vi-sitantes coincide con la distribucin de la renta de estas categoras

    tal como se muestra en las estadsticas del I.N,S,E,E,[vase Ap, 3,cuadros 4 y 5],pero, a falta de poder calcular las tasas de frecuen-tacin en funcin, a la vez, de la renta y del nivel de instruccin (alno conocerse todava la distribucin de la renta de los franceses se-gnsu titulacin), no era posible extraer una conclusin, En cual-quier caso, nada sera ms ingenuo que confiar en que la sola baja-da del precio de las entradas pudiera aumentar la frecuentacin delas clases populares, Sila proporcin de los sujetos que acuden almuseo en domingo -y esto incluso en los casos en que la entra-da no sea gratuita ese da-, en familia, la mayora de las veces pa-ra acompaar a los hijos, disminuye regularmente a medida en que

    nos elevamos en la jerarqua social, se debe, ante todo, a que el ociode las clases populares se encuentra ms estrechamente sometidoa los ritmos colectivos [vase Ap, 2, cuadro 16].

    En cuanto a la influencia especfica del hbitat, no pudo ais-larse (salvo en los medios rurales) a causa de los lazos tan estre-chos que unen esta variable con la categora socioprofesional y elnivel de instruccin, Todo parece indicar, en efecto, que las desi-gualdades culturales asociadas a la residencia estn vinuladas conlas desigualdades de nivel de instruccin y,de situacin social. Si,al margen de los pequeos museos, a los que la gua verde slo

    concede una estrella, los museos reciben casi exclusivamente visi-tantes que habitan en las ciudades universitarias,eso se debe a quelas oportunidades de residir en una gran ciudad aumentan a medi-da en que uno se eleva en la jerarqua social, y tambin a que laspequeas ciudades ofrecen pocas manifestaciones y estmulos cul-turales,

    El hecho de que las clases de edad ms jvenes se encuentrenrepresentadas ms acusadamente en los museos -la tasa de fre-cuentacin se mantiene estable hasta los sesenta y cinco aos, tras

    una primera ruptura alrededor de los veinticinco aos- se expli-l'ca obviamente por la influencia de la escuela, Entre todos los fac-\tores, el nivel de instruccines, efectivamente, el ms determinante, )Una persona con un nivel de estudios primarios tiene 2,3 proba-bilidades sobre cien de acudir al museo a lo largo del ao, lo queequivale a decir que ser preciso aguardar cuarenta y seis aos pa-

    ra que se cumpla la esperanza matemtica de verle entrar en elmuseo:4 al margen de las visitas efectuadas bajo la influencia di-recta de la escuela, la mayora de los individuos de esta categoranunca acudir al museo, Al nivel del primer ciclo de secundaria,es necesario esperar alrededor de cinco aos, pero, superada laedad escolar, las visitasse efectuarn tan slo cada seis o siete aos,En cuanto a los bachilleres, el ritmo de visitas ser de tres al aodurante el periodo escolar y de uno cada dos aos a partir de en-tonces, A niveles superiores, la tasa de visita es idntica a lo queera, para los niveles precedentes, la tasa en edad escolar, cosa com-

    prensible porque la influencia de la escuela es comparable en to-dos, y luego el ritmo se estabiliza, en las edades post-universita-rias, alrededor de dos visitas cada tres aos,

    Dado que la titulacin es un indicador muy burdo del nivelcultural, se puede suponer que existen diferencias que distinguentodava a los visitantes de idntico nivel escolar, segn diferentescaractersticas secundarias, yde hecho, en un mismo nivel, quie-nes recibieron una formacin clsica siempre estn ms repre-sentados entre el pblico de los museos que quienes no estu-diaron latn, y presentan ritmos de prctica (declarados) msintensos, Para evitar la atribucin, como se hace a menudo, deuna eficacia cultural misteriosa, sobre todo en este caso particu-lar, a los estudios clsicos, es necesario evidentemente ver en ellono un factor determinante, sino un ndice de pertenencia a unmedio culto, ya que es sabido que la orientacin hacia los estu-dios ms clsicos se vuelve paulatinamente ms frecuente, en

    4, En efecto, decir que la tasa anual de visita es, para determinaela categora estaels-tica, igual al 10 'Y o , quiere decir que ser~n necesarios diez aos como media para que un

    indivieluo ele esta categora entre en un museo,

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    igualdad de circunstancias por lo dems, a medida en que unose eleva en la jerarqua social. El tipo de estudios secundarios noes, por supuesto, la nica ni la ms determinante de las caracte-rsticas secundarias que explican que, entre los individuos dotadosde un nivel de instruccin determinado -por ejemplo, el nivel debachillerato que puede considerarse como la condicin necesariapero no suficiente de la frecuentacin asidua de los museos-, to-

    dava es posible distinguir diferentes grados de devocin cultural.Es sabido que pueden comprobarse fuertes variaciones en las prc-ticas culturales y las preferencias artsticas de individuos del mis-mo rango escolar o social segn el nivel cultural de su familia deorigen (medida por el nivel de instruccin y por la profesin desus antepasados en las lneas paterna y materna), En razn de lalentitud del proceso de aculturacin, sobre todo en materia decultura artstica, existen diferencias sutiles, ligadas a la antige-dad del acceso a la cultura, que continan diversificando a indi-viduos aparentemente iguales bajo el aspecto de su situacin so-cial e incluso del nivel escolar. La nobleza cultural tiene tambinsus abolengos,

    Para establecer si, al igual que la tasa de practicantes, la in-tensidad en la prctica (medida por su frecuencia en el t iempo) seincrementa a medida que el nivel de instruccin se eleva, hay queaveriguar si los practicantes tienen una prctica ms intensa en tan-to que representan una proporcin ms importante de su catego-ra, o incluso si las diferentes categoras delimitadas segn el gra-do de instruccin son homogneas por lo que se refiere a lafrecuencia de su prctica, Se puede considerar un elemento pro-batorio el hecho de que las clases sociales ms representadas en-

    tre el pblico de los museos sean tambin las que declaran la msintensa frecuentacin anterior, yeso incluso en un pas como Po-lonia, donde el pblico es ms joven y menos competente en ma-teria de pintura que el pblico francs u holands;5 adems, la com-

    5, Para evitar poner en peligro el xito de la encuesta principal al proponer pregun-tas demasiado directas a propsito del nmero de visitas anteriores a un museo, se eligi,por una pane, interrogar a los visitantes sobre el nmero de visitas anteriores al museo en

    48

    iI

    paracin de la tasa terica de primeras visitas al museo (calculadasegn la hiptesis de que cada categora sera homognea en re-lacin con los ritmos de prctica) y de la tasa de primeras visitasefectivamente verificadas permite establecer que la tasa de prime-ras visitas es tanto ms elevada en una categora determinada cuan-to ms baja sea la tasa de frecuentacin de esta categora, y vice-versa,

    Si se supone que la poblacin es homognea y se designa porp la tasa de frecuentacin media anual, el nmero de personas quevisitan por primera vez un museo entre la edad t y la edad t + dt vie-ne dada por la expresin (1- p)' - I pdt y la proporcin total de las"primeras visitas"se formula en una primera aproximacin:

    1 TP = - J (l-p)' - IpdtI pT o

    en la que T peltenece al orden de la amplitud del periodo de la vi-da durante el cual pueden ser efectuadas (digamos 50 o 60 aos)

    De ah se sigue:

    con q = 1 - p, Para p muy pequeo, se sigue:

    PI = 1 _ Tp2

    (tendiendo PI hacia la unidad cuando p tiende hacia cero),

    el que se encontraban, y, por otra parte, pedirles que citen el nombre de los tres ltimosmuseos que haban visitado (vanse cuestionarios [ y 11,preguntas Ty X), Adems, la en-cuesta de verificacin planteaba, bajo tres formas diferentes, la p regunta directa sobre elnmero de visitas anteriores a un museo, cualquiera que fuese, Pero la imprecisin del re-cuerdo, paIticularrnente fuete en el caso de una actividad liberada de los ritmos sociales,y la tendencia a s obrevalorar la prctica real ql1ese observa comnmente en cualquier en-cuesta sobre las prcticas culturales, tienden a amenazar la calidad de la informacin reco-gida. El nmero declarado de museos visitados precedentement e se mostr, en el anlisis,como el mejor indicador del ritmo de la prctica (vase Ap, 2, cuadros 7 y 8).

    4 9

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    Al contrario, si p es suficientemente grande, PI se encuentra pr-ximo a cero, Observemos que basta que p se acerque al 20 % paraque PI se aproxime a la unidad, Se entiende que si la tasa de fre-cuentacin es muy baja, la proporcin de primeras visitas ser muyelevada y, al contrario, que si la tasa de frecuentacin es importan-te, la mayora de los visitantes sern asiduos, En resumen, PI es una

    funcin decreciente d e p,Al conocer por observacin que, en el nivel de estudios prima-rios, p = 2,3 % con T = 60 , se obtiene, por consiguiente, PI = 55 %,cifra igual' a la proporcin experimental, lo que permite concluir lahomogeneidad de la poblacin de visitantes de este nivel, ya que losmismos resultados pueden obtenerse formulando que la distribucinde las visitas a un museo sigue una ley de Poisson de parmetroA =Tp, teniendo T y P la misma significacin que tenan ms arriba,

    A modo de verificacin, planteemos la hiptesis de la hetero-geneidad y admitamos que p tenga la forma a PI' en la que PI es latasa de frecuentacin de una subpoblacin de importancia relativa(y relativamente dbil), mientras que a la subpoblacin comple-mentaria (de magnitud 1- a) se le atribuye una tasa P2 nula de fre-cuentacin, Se sigue entonces:

    rico y el resultado experimental es tal que la hiptesis de heteroge-neidad puede ser rechazada,

    1 a T -1P =- - J (1- p y - I P dt = [1 - q T ]

    I a Pl T o 1 I ql T log ql I

    Podemos, pues, dar por establecido que las diferentes categorasde visitantes distinguidos segn el grado de instruccin son homo-

    gneos en lo referente a la intensidad de su prctica, que vara co-mo la tasa de frecuentacin que las caracteriza, de modo que la prc-tica se intensifica a medida que el nivel de instruccin se eleva,

    Si la frecuentacin de los museos es casi independiente, en susritmos, de las regularidades que definen el calendario social, no

    por eso deja de participar, a travs del turismo, que favorece unaintensificacin de la prctica cultural, en la oposicin estacional en-tre los periodos laborales y las vacaciones, Quiere eso decir que,

    como se suele afirmar, el turismo ejerce, en cuanto tal, una in-fluencia determinante sobre la prctica? Dado que la tasa experi-mental de las primeras visitas al museo nunca excede, incluso en

    las categoras ms favorecidas, la tasa terica de primeras visitas

    calculada sobre la hiptesis de que cada una de las categoras con-sideradas fuera perfectamente homognea desde el punto de vista

    de los ritmos de prctica, nada permite inferir que la tasa de fre-cuentacin del conjunto de la poblacin francesa (y, en conse-cuencia, el pblico de los museos) se acreciente actualmente de

    modo muy apreciable, mientras que, por otro lado, es sabido quela tasa global de los franceses que salen de vacaciones aumentafueltemente, Este hecho bastara para poner en tela de juicio la efi-

    cacia especfica del turismo si no se supiera, adems, que la partede visitantes que slo va al museo durante las vacaciones (excep-

    to los maestros) es siempre muy dbil y que la proporcin de pri-meras visitas (indicador de los ritmos de frecuentacin) decrece, encada categora, a medida que la tasa de frecuentacin aumenta: lo

    que significa que el turismo no puede ejercer ms que un efectodiferencial segn las categoras sociales, puesto que, si puede ani-

    Se encuentra la misma relacin que en O); pero esta vez con-cierne a la tasa de frecuentacin PI de la subpoblacin de los "de-votos", PI se manifiesta prximo a cero, aunque se suponga igual-mente la proximidad de p a cero,

    De un modo un poco ms general, se muestra que si P2no es

    rigurosamente nulo, tenemos:

    P -1PI #- ~ T I [1 -1)

    P pz og qz

    que se encuentra prximo a cero si pz es desdeable frente a p, lo queha sido admitido por hiptesis6 Ladivergencia entre el resultado te-

    6, En suma, es evidente que semejante clculo no permite excluir la hiptesis de quepuedan existir varias subpoblaciones para las que a', a', a', etc., seran distintos pero per-teneceran a un orden ele magnitud comparable, lo que equivaldra a decir que, al actuar

    los diversos factores secundarios ele una manera diferente sobre las diferentes subpobla-ciones (conjuntamente con el factor principal), los fenmenos observados seran, en estric-ta lgica, aleatorios, '

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    mar a los sujetos menos cultos a realizar una primera visita a unmuseo, no puede, por s solo, determinar conversiones durade-ras [vase Ap, 2, cuadro 6],

    De hecho, es sabido en primer lugar que el turismo no es in-dependiente de la educacin porque la amplitud, la duracin y lafrecuencia de los desplazamientos tursticos estn estrechamente

    vinculadas ala

    profesin y a la renta, y por tanto a la instruccin:el 23 % d las familias cuyos recursos son inferiores o iguales a 600francos mensuales sale de vacaciones, frente al 93 % de aquellascuyas rentas superan los dos mil francos; igualmente, la propor-cin de las personas de vacaciones vara muy acusadamente se-gn la categora profesional, o sea, el 18 % en los agricultores, el55 % en los obreros, el 60 % en los artesanos y comerciantes, el81 0 /0en los directivos medios y el 93 % en los directivos superiores y

    profesiones liberales7

    Adems, el estilo mismo del turismo y el lugar que ocupan enl las actividades culturales no dependen nicamente del rea o la

    duracin de las vacaciones, Como una ocasin entre otras para ac-tualizar una actitud culta, el turismo cultural, es decir, el turismoque concede importancia a las visitas de museos, depende del ni-vel de instruccin con mayor fuerza incluso que el turismo normal[vase Ap, 2, cuadro 11]. La proporcin de los sujetos que,visitanlos museos gracias al turismo crece a medida que nos elevamos enla jerarqua social: pasa del 45 % en las clases populares al 61 0 /0en las clases medias y al 63 % en las clases superiores [vase Ap, 2,cuadro 17].8Inversamente, el 56 % de los visitantes de las clases des-

    7, "Primeros resultados de la encuesta sobre las vacacones de los franceses en 1964",tudes etconjonctures, supl. n 4, 1965,

    8, En todos los pases, la estructura social del pblico de visitantes extranjeros es mselevada que la de los visitantes nacionales, As, entre los visitantes franceses inteITogadosen agosto en el museo Picasso de Barcelona (cuyo nivel de ofeI1a es medianamente eleva-do), se encontraba un 1 % de visitantes de las clases populares, un 3,5 % de attesanos y co-merciantes, un 18 % de directivos medios, un 7 % de escolares, un 31 % de estudiantes,un 23 % ele directivos superiores y un 16,5 % de profesores y especialistas en aIte, Bastacomparar esta distribucn con la del conjunto de los museos franceses para verificar queel turismo no afecta, por s mismo, a las regularidades habitualmente comprobadas entre la

    clase social y la prctica cultural.

    5 2

    favorecidas visitan el museo de su propia ciudad frente al 52 % delos miembros de las clases medias y al 33 % de los miembros de lasclases altas [vase Ap, 2, cuadro 10].Asimismo, las tres cuartas par-tes de los visitantes que viven en municipios cuya poblacin es in-ferior a treinta mil habitantes frecuentan el museo de su ciudad, loque, entre otras cosas, puede significar que los visitantes origina-

    rios de las ciudades pequeas o de los pueblos vecinos se sientenmenos desplazados en el museo local, con frecuencia menos so-lemne, que en un gran museo turstico, o bien, por lo que se re-fiere a los menos cultos de entre ellos, que entraron en el museopor casualidad y con el propsito de pasar el rato, con motivo deuna de sus visitas a la ciudad. En efecto, raros en ei conjunto delpblico de los museos (el 8 %), los visitantes que declaran explci-tamente haber entrado en el museo por casualidad pertenecen, so-bre todo, a las clases ms desfavorecidas (el 36 % entre los agricul-tores y el 27 % en los obreros) y, al igual que la proporcin de losvisitantes por casualidad, la proporcin de los que declaran haber

    ido para acompaar a sus hijos no deja de disminuir a medida quenos elevamos en la jerarqua social o a medida que crece el atracti-vo turstico del museo visitado [vase Ap, 2, cuadro 17], Se deducede todo ello que, incluso en la hiptesis de que las posibilidades tu-rsticas fueran iguales, las diferentes categoras sociales seguiran en-tregndose desigualmente al turismo cultural.

    Es posible observar todava a partir de numerosos ndices quela accin especifica del turismo se reduce a casi nada, As, la pro-porcin de visitantes que entraron por primera vez en un museogracias al turismo es extremadamente baja (el 8 %) [vase Ap, 2,

    cuadros 5 y 6]. Sin duda, ms de una cuarta parte de los sujetos (el28 %) que entraron en el museo entre los quince y los veinticuatroaos lo hicieron gracias al turismo, pero apenas constituyen lacuarta parte del pblico de los museos; sin duda, la mitad de quie-nes lo descubrieron pasados los veinticuatro aos fueron llevadosa l por el turismo, pero slo representan el 3 % del conjunto delos visitantes, En suma, las oportunidades para' descubrir el mu-seo gracias al turismo crecen a medida que avanza la edad, es de-Cir, a medida que disminuyen 'ras oportunidades de descubrirlo,

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    As, aunque slo se tratara de proporcionar el estmulo inicial, el tu-rismo no podra compensar la ausencia de formacin artstica o in-telectual.

    Al estar vinculado el turismo al nivel de instruccin por me-diacin de la renta, quienes tienen oportunidades ms frecuentesde visitar los museos y quienes tienen la inclinacin ms fuerte ahacerlo son los mismos, Es sta una de las conjunciones que ha-cen que, en materia de cultura, tanto las ventajas como las des-ventajas sean acumulativas, El turismo ejerce, pues, sobre la fre-cuentacin de los museos una influencia limitada primero en suduracin, porque se trata de un fenmeno estacional, pero sobretodo en su alcance, porque se presenta ms como condicin per-misiva que como causa necesaria: puede facilitar la prctica cultu-ral al ampliar el campo de las ocasiones de visita, pero no es sufi-ciente, por s solo, para determinar una intensificacin de laprctica, Dicho de otra manera, si es demasiado evidente que elturismo cultural presupone el turismo (a ttulo de condicin nece-

    saria), no es menos cierto que vara dentro de los lmites as defi-nidos como el nivel de instruccin y no como el turismo,

    Del mismo modo que la exposicin, el turismo reactiva lossentimientos de obligacin que son constitutivos del sentimientode pertenecer al mundo culto; mientras que la visita ordinaria a unmuseo accesible siempre a todos escapa a los ritmos y a los con-troles colectivos, y no debe nada a las presiones difusas que impo-nen la participacin (en tanto que presencia y representacin) enlas ceremonias colectivas, todo un programa de prcticas obligadas,con motivo de los desplazamientos tursticos, se instiga en quienes

    poseen las ambiciones culturales ms fuertes, es decir, en quie-nes pertenecen o aspiran a pertenecer al mundo culto: este progra-ma obtiene su fuerza de coercin, al menos en palte, de las normasdifusas, definidas y promovidas por los grupos de referencia, amigoscompaeros de trabajo a quienes se habr de contar las vaca-ciones, y tambin por esos manuales del arte del vivir turstico, co-mo son la "Gua Azuh" utilizada sobre todo por las clases superio-res, y la "Gua Verde, ms cOffinentre las clases medias, quedictan lo que hay que hacer para poder decir y decirse a uno mis-

    54

    mo que se ha recorrido" Grecia o Italia, "No iba a marcharme deLille sin ver su museo, declara un cuadro superior, me dijeron quecontena hermosos lienzos,,, En consecuencia, el crecimiento de larepresentacin de las clases social y cultUralmente favorecidas (co-rrelativo a un aumento del volumen global de visitantes) que seobserva en algunos museos con ocasin de las vacaciones es tan-

    to ms acentuado cuanto mayor es su fuerza de atraccin turstica(definida por la notoriedad de la ciudad en que se encuentran y,sobre todo, por la celebridad de las obras que contienen) y, co-rrelativamente, cuanto ms elevado es el nivel de la informacinque proponen [vase Ap, 2, cuadro 9)9

    AS,el Museo de Autun, gran museo turstico (por las clebresobras que contiene y la excepcionalcalidad de la presentacin), re-cibecasi exclusivamenteun pblicode turistasculto (el 75 % de elloscon estudios secundarios) a difereniade las ciudades de importan-cia equivalente,como Moulins(una estrella)o Agen (tresestrellas)enque el pblicolocalalcanzarespectivamenteel 21 % Y el 14%, En elconjunto de los museos que tienen de una a cuatro estrellas,la pro-porcipn relativade los obreros alcanzael 14 % del pblico,mientrasque no supera el 4 % para el conjuntode los dems museos y se anu-laen los dos museos de Pars(Jeu de Paume y Attes Decorativas),que reciben un pblico particularmentearistocrtico,En cambio, laproporcin de directivos superiores pasa del 41,5 % en los museosde una estrellaal 71,3 % en el MuseodelJeu de Paume,

    Ya que los imperativos culturales no pueden obligar sino aquienes creen manifestar su pertenencia al mundo culto mediantela obediencia a las reglas que definen precisamente esta perte-nencia, la intensificacin de la prctica favorecida por el turismoes tanto mayor cuanto ms se asciende hacia las clases ms ins-truidas (definidas por un nivel de recepcin ms elevado), y losdesplazamientos tursticos slo pueden ofrecer, como mximo, llos sujetos pertenecientes a las clases populares, que la mayora de

    9 Sobre el nivel ele informacin (o nivel de ofet1a) y el nivel de recepcin (o nivel

    de demanda), vase ms adelante, en la tercera paIte,

    ce

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    las veces no son visitantes ms que por casualidad, algunas opor-tunidades suplementarias de visita, Mientras que los miembros delas clases cultas s e sienten empujados a cumplir las obligaciones

    culturales que se les imponen a ttulo de deber ser constitutivo desu ser social, los miembros de las clases populares que transgre-dieran en su prctica las normas estticas y culturales de su entor-no (al decorar su interior con reproducciones de cuadros, y no de

    estampas, o al escuchar msica clsica, y no canciones) seran cen-surados por su grupo en estado de alerta para percibir en el es-fuerzo por cultivarse" una tentativa de aburguesamiento; y de he-

    cho, la buena voluntad cultural de las clases medias es un efectodel ascenso social al m ismo tiempo que una dimensin esencialde la aspiracin a los derechos (y a los deberes) de burguesa, Da-

    do que las aspiraciones se miden siempre por las oportunidadesobjetivas, el acceso a la cultura docta, tanto como la ambicin deacceder a ella, no puede ser el producto milagroso de una con-versin cultural, sino que supone, en el estado actual, un cambio

    de condicin econmica y social.As, las relaciones observadas entre la frecuentacin del mu-

    seo y variables tales como la categora socioprofesional, la edad oel hbitat se reducen casi totalmente a la relacin entre el nivel de

    instruccin y la frecuentacin, Se puede encontrar una prueba su-plementaria en el hecho de que el anlisis factorial aplicado sepa-radamente a las dos sub poblaciones (lo que tiende a neutralizar lainfluencia del nivel de instruccin), la de los visitantes de nivel in-

    ferior al bachillerato y la de los visitantes que poseen al menos esediploma, no recoge correlaciones significativas entre las diferentes

    variables retenidas (ya se trate de caractersticas sociales y cultura-les o de actitudes y opiniones), mientras que, para el conjunto dela poblacin, relaciones muy fuertes vinculan cada una de estas va-

    riables al nivel de instruccin,lo

    10. Todo parece indicar que las leyes que rigen la frecuentacin de los museos va-len tambin para las otras prcticas culturales, aunque la accin de factores secundarios (laresidencia o la renta, por ejemplo) pueda afectar a la relacin fundamental entre el nivel deinstruccin y cada una de las prcticas consicleraelas, As, una encuesta realizada por el IFOP[Instituto Francs de Orinin Pblica],en 1966-1967 (La clientele du liure, Syndicat national

    56

    I La poblacin de los visitantes que no poseen el ttulo de bachille-rato es ligeramente menos homognea, de manera que se ven apare-cer conelaciones inferiores al umbral de significacin, pero ligeramen-te ms fuertes que en la otra categora" Esto se explica por el hecho deque, por debajo del nivel que define l visitante modal, el rendirnien-to" de la enseanza aumenta acentuadamente, de manera que peque-as diferencias de nivel cultural implican fuertes diferencias de com-

    portamiento, mientras que para la poblacin con un nivel superior albachillerato es verdadero lo contrario [vase Ap, 2, cuadros 22 y 23),De ello se sigue, como veremos ms adelante, que un ao de educa-cin adicional puede encaminar al museo a un nmero suplementariode visitantes ms elevado si afecta a las clases menos cultas que si afec-ta a los poseedores de un ttulo igualo superior al bachillerato,

    La existencia de una relacin tan fuerte entre el nivel de ins-truccin y la prctica cultural no debe disimular que, dados los pre-supuestos implcitos que la dirigen, la accin educativa del siste-ma escolar tradicional no puede obtener toda su eficacia ms que

    durante el tiempo en que se ejerza sobre individuos previamentedotados, por la educacin familiar, de una determinada familiari-dad C o. n el mundo del arte: resulta entonces que la accin de la es-cuela, que slo afecta desigualmente (aunque sea tan slo bajo larelacin de la duracin) a los nios de las diferentes clases socia-

    les y que logra un resultado muy desigual en quienes afecta, tien-de, al menos en pases como Francia u Holanda, lJ a redoblar y aconsagrar con sus sanciones las desigualdades iniciales ante la cul-tura, As, como muestra el hecho de que la proporcin de quienesrecibieron de su familia una iniciacin precoz crece muy fuerte-

    des diteurs, 1967), muestra que la compra de libros y la lectura dependen estrechamen-te d e l n i vel de instruccin y decrecen fuertemente con la edad. Por otra parte, se conocepor la encuesta que la frecuentacin del teatro y el concierto se encuentra fuertemente vin-culada a la frecuentacin clelmuseo (vase ms abajo, pgs, 110)

    11, Polonia presenta algunas excepciones a las leyes generales que vinculan la fre-cuentacin del museo con una familiarizacin precoz, tanto ms frecuentemente asegura-da por la familia cuanto ms nos elevamos en la jerarqua social: la proporcin de visitan-tes que deben a la escuela su primera visi\a es casi igual a la proporcin de quienes se ladeben a su familia (Vase Ap, 5, cuadro 5.)

    57

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    mente con el nivel de instruccin, lo que se percibe a travs delnivel de instruccin no es otra cosa que la acumulacin de los efec-tos de la formacin adquirida en el seno de la familia y los apren-dizajes escolares que suponan esta formacin,

    Los diferentes tipos de relaciones entre las diferentes variablesque acaban de ser descritos pueden resumirse bajo la forma de unesquema lgico,

    SIMBOLISMO UTILlZAOO

    Variables Operadores

    E EscuelaA EdadS SexoC Categora profesionalR RentaI Nivel de instruccin (familiar y

    escolar)T TurismoP Campo de ocasiones de visitaF Frecuentacin de los museos

    x ~ y X es con probabilidadcausa de y

    X = y X e y estn ligadosestocsticamente

    X ~ y implica evidentemen-te X = Y, pero no locontrario

    X 1:-Y X e y son indepen-dientes estocstica-mente, lo que implicaque X no es causa dey ni Y de X

    X x Y ~ Z X aplicado a y impli-ca Z; X es causa de Z;Yes una valiable per-misiva, pero no nece-sariamente una causade X,

    X-Y Finalmente, si X = Y,

    se definir el smboloX-y como la variableresidual obtenida alneutralizar en X la re-lacin emprica com-probada entre X e y;se podra definir unavariable diferente y-X,

    58

    Los datos de la experiencia pueden ser expresados as:(1) F = I(2) F = C

    (3) F = R

    (4) F =A

    (5) F 1:-SY (6) F - I 1:-C (en una primera aproximacin)

    (7) F - I1:-Rpero (8) F - I = A

    Esta ltima relacin (8) traduce, de hecho, la relacin causal (9)E ~ F (accin directa de la escuela),

    Es posible entonces inducir la relacin causal fundamental:

    (lO) I ~ F

    Es fcil dar cuenta as de todas las relaciones emplicas porque:

    I ~ R lo que implica I = RI~C lo que implica I = C

    Si las relaciones (1) a (7) tuvieran un carcter absoluto y no em-prico, 'se tratara de una verdadera demostracin, Nada impide en-tonces determinar F-C o F-R y establecer relaciones:

    F-C=IyF-C1:-RF-R=IyF-R=C

    De donde resulta que I posee la mayor virtud"explicativa, Encambio, el procedimiento estadstico encuentra aqu su lmite y serpreciso todava establecer la lgica de las relaciones causales,

    Todava falta por reintroducir el turismo, La relacin (lO) debecompletarse con la relacin evidente:

    (ll)TxP~F

    El nivel de instruccin acta sobre un campo de ocasiones devisita P [correspondiente en la tercera pa11e a la suma ID.(x)l.

    ')9

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    Si este campo est vaCo (es igual a cero),

    1 x (P = O ) ~ O

    Al formar T parte de P, entonces:

    (12) 1 x T ~ F

    En cambio, si T = O, tenemos siempre 1 x CT= O) ~ F Y la rela-cin T ~ F slo es verdadera si 1 existe,

    Finalmente, es posible preguntarse si la relacin F ~ F se veri-fica, es decir, si la frecuentacin puede, por s misma, comportar unaintensificacin de la frecuentacin, De hecho, para los sujetos pococultos, una primera visita tiene todas las posibilidades de carecer decontinuidad, pero sucede que, ms all de un determinado nmerode visitas, la familiaridad que se deriva de la frecuentacin reiteradadebe reforzar la disposicin a la frecuentacin,

    De donde el grfico

    E

    T F

    En definitiva, si este esquema tiene fundamento, 1 desempeael papel de una variante latente en el sentido de Lazarsfeld , es decir,tal que todas las cOlTelaciones parciales como rO,j, I) sean nulas, de-signando i y j una variable cualquiera y, en particular, una u otra en-tre la infinidad de variables de actitud im~ginables, En cambio, cadauna de estas variables puede ser funcin de 1. El clculo de la ma-triz [rJ para la subpoblacin inf erior al nivel de bachillerato y la po-blacin superior a este nivel [vase arriba, pg, 57 y Ap, 21pone, ade-

    60

    ms, en evidencia la existencia de clases latentes", es decir, de cla-ses cada una de las cuales se reagrupa prcticamente en un puntodeterminado del campo de la variable latente, bien una clase msall del bachillerato --que podra cOlJesponderse rigurosamente conlo que comnmente se llama el pblico culto- y, al menos, dos msac del bachillerato,

    Por el hecho de que se establece por la mediacin de diver-sas variables, tambin independientes, la relacin entre la variable

    explicativa y la variable explicada presenta una gran estabilidad,

    que el anlisis comparativo de la estructura social del pblico de

    los museos de pases tan diferentes, bajo aspectos tan distintos, co-

    mo Espaa, Francia, Grecia, Holanda y Polonia, pone de mani-fiesto, Todas las diferencias que slo se refieren a una u otra de las

    variables intermediarias, por ejemplO' el turismo o la distribucin

    por categoras socioprofesionales, no vienen acompaadas por nin-

    guna modificacin importante de la frecuentacin, como muestra

    el caso de Polonia, que recibe un nmero muy escaso de turistasextranjeros, o la constancia de la estructura de los pblicos de pa-

    ses dotados de estructuras sociales muy diferentes, En efecto, to-

    do sucede como si la eficacia de cada uno de los factores secun-

    darios se subordinara a la estructura del conjunto de los factores,

    de modo que la modificacin de uno de ellos siempre puede com-

    pensarse mientras la estructura del conjunto no padezca la trans-

    formacin sistemtica que sera la nica capaz, por lo que parece,

    de afectar de forma sensible a la relacin fundamental entre la ins-truccin y la frecuentacin,

    El pblico de los museos, analizado segn las principales va-riables sociodemogrficas, presenta caractersticas sensiblementecomparables en los diferentes pases estudiados: as, la proporcin

    de los visitantes que recibieron una educacin secundaria o supe-

    rior alcanza el 89 % en Grecia, el 78 % en Francia, el 63,3 % en Ho-landa (y el 90,4 % si se incluye la primaria superior) frente a tanslo el 60 % en Polonia [vase Ap, 5, cuadro 1]. Los jvenes entre

    quince y veinticinco aos con~tituyen siempre un porcentaje im-

    portante del pblico: el 41 % de los visitantes griegos, el 39 % de

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    los visitantes franceses y holandeses, y el 47 % de los visitantes po-lacos [vase Ap, 5, cuadro 2], En todas partes las tasas de frecuen-tacin disminuyen con la edad de un modo apreciable segn lamisma ley, La estructura social del pblico difiere poco de un pasa otro: los obreros representan el 2 % de los visitantes griegos yholandeses, el 4 % de los visitantes franceses y ellO % de los vi-

    sitantes polacos, siendo la proporcin de los agricultores siempreinferior (o sea, entre el 1 % Yel 3 %); los porcentajes de los direc-tivos medios, los directivos superiores y los profesores o especia-listas en arte son relevante mente constantes, porque se sitan res-pectivamente alrededor del 17% (el 13 % en Grecia), el 15 % Ydel8 % al 10 % [vase Ap, 5, cuadro 3], El porcentaje de pblico cuyafrecuentacin est ms estrechamente vinculada a la influencia di-recta o indirecta de la escuela es tambin muy estable, ya que losestudiantes y los escolares representan del 31 % al 32 % de los p-blicos francs, griego y holands, y el 39 % del pblico polaco, Ladistribucin segn el sexo es asimismo muy semejante en los di-ferentes pases, y los hombres se encuentran en todas paltes msrepresentados que las mujeres: la causa de que, excepto en Fran-cia, la proporcin de mujeres sea inferior a la de los hombres, in-cluso en los niveles de instruccin ms elevados, radica en que laproporcin de mujeres que acaban sus estudios superiores es in-ferior a la de los hombres, As, al menos a primera vista, slo Po-lonia se distingue de los dems pases por un conjunto de dife-rencias en el mismo sentido que traducen, al parecer, el efecto deuna accin escolar ms intensa, J2

    12, A falta ele elatos estadsticos suficientes, el estudio del pblico espaol debe fun-darse slo sobre el anlisis de la composicin del pblico de un determinado nmero demuseos, de modo que no es posible considerar losresultaelos extrados de estas observa-ciones como vlidas para el pblico del conjunto de los museos espaloles, Resulta obvioque la proporcin de mujeres es ms baja entre el phlico nacional e;;paol que entre elpblico n acional francs o que entre el pCiI)licode los turistas (el 35 % de mujeres frente al50 % en Francia). Dado que la poblacin femenina en Espaa se encuentra menos escola-rizada que la poblacin masculina y que las tasas de escolarizacin en Espaa son, a todoslos niveles, inferiores a las de Francia, se puede estahlecer que el nivel de ofena de los mu-seos espa'\oles es la mayora de las veces menos elevada y ms dispersa que el de los museosfranceses, As, el 57 % del pblico posee un nivel superior o igual al hachillerato en el Mu-

    , Sin embargo, al no poder relacionar la distribucin del pbli-co de los museos de arte de los diferentes pases, segn las dife-rentes variables, con la distribucin de la poblacin global, segnlas mismas variables, nos arriesgamos a atribuir a las diferenciasinstitucionales o culturales disparidades o similitudes que puedendepender de simples diferencias morfolgicas, Es evidente, porejemplo, que la comparacin directa de dos poblaciones de visi-tantes slo tiene sentido si las poblaciones globales correspon-dientes presentan composiciones semejantes, como mnimo, encuanto a la edad y el nivel de instruccin, y sin duda tambin en fun-cin del conjunto de los factores ligados a la frecuentacin, Cuan-do estas condiciones no se dan, slo se pueden comparar las ca-ractersticas de categoras dotadas de propi~dades idnticas, y sloest completamente fundada esta comparacin en la hiptesis deque la estructura global de las caractersticas vinculadas a las dife-rentes categoras o a los factores que rigen estas caractersticas nopueda ser considerada tambin como un factor determinante de

    los diferentes tipos de prctica: as, una prctica determinada ensu totalidad o en parte por la bsqueda de la distincin", que sedesigna comnmente con el nombre de esnobismo, es funcin de. .la importancia numrica relativa del grupo o de la clase social quese entrega a ella y, sobre todo, de su posicin en la estructura so-cial, de modo que toda modificacin de una parte del sistema delas relaciones entre los grupos concernidos comportara una mo-dificacin de las caractersticas del conjunto de los glUpOS,La cues-tin es particularmente importante, ya que se trata de prcticas cul-turales que se sabe que obedecen de modo muy general a la

    dialctica de la divulgacin y la distincin,Con todo rigor, la comparacin metodolgicamente irrepro-chable de las caractersticas de los diferentes pblicos supone quese pueda constnlr el sistema de las covariaciones a travs de lascuales la estructura del sistema de relaciones entre las diferentes

    seo de Me Moderno, el 56 % en el M useo Picasso y el Prado, el 46 % en el Museo del Pue-blo Espaol, y el 43 % en el Museo de AIte Cataln, museo folclrico, mientras que la me-dia de los museos franceses supera el 60 % ,

    63

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    variables que definen al pblico de cada pas se transforma en

    otra, de modo que sea posible atribuir a cada uno de los siste-

    mas estudiados su posicin en el interior del conjunto de los ca-

    sos posibles, entre los que se encuentran los casos realmente ob-

    servados, Lo que equivale a decir que, al haber establecido

    mediante la encuesta la estructura de los pblicos de los dife-

    rentes museos europeos, es decir, el sistema de las relaciones di-

    rectas o mediatas entre variables dependientes o independientescomo el sexo, la edad, el nivel de instruccin, las categoras so-

    cioprofesionales, las preferencias en materia de pintura, las pre-

    visiones concernientes a la organizacin de los museos y la presen-

    tacin de las obras, etc., se habra pretendido poder considerar losvalores de posicin que cada una de estas relaciones debe a supertenencia a un sistema particular de relaciones: pero semejan-

    te comparacin sistemtica habra presupuesto una informacin

    sistemtica sobre el conjunto de las caractersticas de los dife-

    rentes subsistemas de cada nacin y, en particular, un profundo

    conocimiento de los sistemas de enseanza, con sus propias tra-diciones pedaggicas, de las diferentes polticas culturales, etc.

    Para evitar, en cualquier caso, comparar lo incomparable y omi-

    tir la comparacin de lo comparable, era importante controlar laaccin sistemtica que el sistema de las caractersticas demogr-

    ficas y sociales pertenecientes a cada pas, es decir, la estructura

    de la poblacin segn el sexo, la edad, el empleo y el nivel de

    instruccin, ejerce sobre cada una de las relaciones, al determi-

    nar las leyes de transformacin que, aplicadas sistemticamente

    a uno u otro de los sistemas de relaciones estadsticas, o, ms

    exactamente, al principio de estas relaciones, permiten descubrir

    las estructuras de todos los otros sistemas de relaciones, con ex-cepcin de algunas variables independientes, relativamente po-

    co numerosas y secundarias, cuyas variaciones son independien-tes de las variables ligadas,

    En un primer momento, se puede remitir la distribucin segn

    la edad o el nivel de instruccin a la distribucin de la poblacin

    nacional bajo las mismas condiciones con el fin de determinar si

    las diferencias verificadas en la composicin de los diferentes p-

    64

    blicos no son el efecto de diferencias en la,estructura demogrfica

    y escolar de la poblacin global. Se observa entonces que, como

    sugera la lectura directa de las distribuciones segn la edad, en

    Polonia es donde la proporcin relativa de jvenes entre el pbli-

    co es ma yOLla relacin entre la poblacin de visitantes con edades

    comprendidas entre los quince y los veinticinco aos, en el pbli-

    co de los museos de arte, pasa de 3 en Polonia, a 2,8 en Francia,

    2,15 en Grecia y 2 en Holanda, y la disminucin de la frecuentacincon la edad, al ser ms intensa que la proporcin de los jvenes

    entre el pblico de cada pas, es mayor [vase Ap, 5, cuadro 3], Es

    difcil trazar la separacin entre lo que debe atribuirse a la edad y

    lo que debe atribuirse a la generacin, porque, sobre todo en el

    caso de Polonia, las diferentes generaciones han sido sometidas aenseanzas profundamente diferentes y todo induce a suponer que

    una enseanza que, al democratizarse, alcanza a clases sociales do-

    tadas con un capital cultural menos impoltante, pierde, para talescategoras, su eficacia,

    Ya es mucho ms difcil efectuar una comparacin metdi-ca de las relaciones entre la proporcin de los visitantes dotados

    de dif~rentes niveles de instruccin y la proporcin de las po-

    blaciones correspondientes en la poblacin total. En efecto, to-

    das las diferencias sistemticas entre los diferentes sistemas es-

    colares se inscriben, de alguna manera, en cada una de las

    relaciones comparadas: en razn de que la adquisicin escolar

    correspondiente a' un mismo nmero de aos de estudio o a un

    ttulo equivalente" puede variar considerablemente segn el con-

    tenido de la enseanza y, en particular, de la enseanza cultu-

    ral, segn los mtodos pedaggicos empleados y los valores que

    dirigen implcita o explcitamente la transmisin de la cultura y,

    en palticular, de la cultura artstica, segn la contratacin social

    de los enseantes y la seleccin de los alurrmos, segn el modo de

    atribucin de los ttulos escolares (concurso, examen, o simple

    comprobacin de escolaridad), etc., las categoras definidas por

    la posesin de diplomas formalmente equivalentes pueden dife-

    rir profundamente en su aptitud para la prctica cultural y en susactitudes con respecto a la cultura, A pesar de tales reservas, se

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    puede observar que la distribucin de las ratios de frecuentacinobedece en todos los pases a la misma ley: las ratios entre laproporcin de visitantes dotados de un nivd de instruccin su-perior en el pblico de los museos y la proporcin correspon-diente de la poblacin son del 17,3 en Holanda, el 12,5 en Francia,el 11,7 en Polonia y el 11,5 en Grecia, frente al 20 en Holan-da, el 10,5 en Grecia, el lO en Francia y el 1 en Polonia, en elnivel secundario, y se sitan alrededor del 0,5 en todos los pa-ses, con excepcin de Polonia (el 1,5), en primaria [vase Ap, 5,cuadro 4].13

    Para ir ms lejos de una simple comparacin de las estructu-ras del pblico, o incluso de estas estructuras corregidas en atenc

    cin la importancia de las categoras consideradas entre la po-blacin global, habra sido necesario, con todo rigor, poder calcular,como se hizo en el caso de Francia, las esperanzas de frecuentacinvinculadas a cada una de las categoras tomadas como homog-neas en lo concerniente a su frecuentacin, Pero, de hecho, los di-

    ferentes recuentos no siempre proporcionan las distribuciones dela poblacin segn la edad y el nivel de instruccin, y las estima-ciones oficiales de los flujos anuales de visitantes, adems de nodiferenciar nunca al pblico nacional, slo pueden apoyarse en lasestadsticas de entradas en los museos que se establecen sin lapreocupacin de garantizar la comparabilidad entre los diferentespases o incluso entre los diferentes museos de un mismo pas: lasvisitas gratuitas o las visitas colectivas se detallan, de distinta ma-nera y, a veces, se negligen; las entradas en algunos museos no setienen en cuenta; los procedimientos empleados para enumerar los

    visitantes, ya se trate de la estimacin de los guardas, del torniqueteo de la clula fotoelctrica, presentan todos inconvenientes dif e-rentes que slo el recuento de las entradas individuales o colecti-vas permitira evitar. En tales condiciones, se puede sin embargo

    13 En Holanda, el modo de atribucin ele los ttulos hace que el nmero de indivi-duos que carecen de diploma sea mucho ms elevado que en otras paItes, lo que dehecomportar una sobrevaloracin de las ratios del nivel secundario; la tasa muy baja del ni-vel secundario en Polonia se relaciona con una diferencia de definicin.

    6 6

    intentar la determinacin de los flujos tericos de visitantes quetendran los diferentes pases estudiados si se les atribuyera las es-peranzas de frecuentacin del pblico de los museos franceses, esdecir, en la hiptesis de que los comportamientos de las diferen-tes categoras de los pases extranjeros fueran idnticos a los de lascategoras homlogas de la poblacin francesa; esta comparacin

    entre la afluencia terica y la afluencia declarada permitira inte-rrogarse sobre los factores explicativos que, excluidos los factoresdemogrficos, pueden dar razn de las desviaciones superiores alos errores de medida,

    Cuando, como en el caso de Grecia, por ejemplo, se disponedel reparto de la poblacin segn el sexo, la edad y el nivel deinstruccin, basta con aplicar las esperanzas matemticas de visi-

    , ta de las diferentes categoras de la poblacin francesa (vase cua-dro 1) para determinar lo que sera la afluencia terica anual devisitantes griegos en la hiptesis de que las diferentes categoras

    de la poblacin griega tuvieran las mismas esperanzas de visitaque las categoras correspondientes de la poblacin francesa: alpoderse calcular esta afluencia te-icaen torno a los 640,000 vi~sitantes, se observa que los griegos tienen una prctica que se pre-senta como netamente ms baja que la de los franceses, porque,como muestra la encuesta relativa al pblico de los museos grie-gos, sobre 1.300,000 visitas registradas en el conjunto de los mu-seos griegos, slo ellO % corresponden al pblico nacional. Enel caso de Polonia, la afluencia terica calculada segn el mismomtodo alcanza 1.850,000 visitas, mientras que el nmero total devisitantes de los cinco mayores museos polacos (Varsovia, Craco-

    via, Lodz, Lublin y Wroclaw) se eleva a casi 2,300,000 en 1963 (ci-fra que incluye las visitas gratuitas recontadas mediante una clulafotoelctrica en el Museo de Varsovia, lo que implica, sin duda,una sobrevaloracin): es posible concluir de ello que la frecuen-tacin de los polacos, en condiciones por lo dems iguales, esligeramente superior a la de los franceses, En el caso de Holanda,la carencia de informaciones sobre el reparto de la poblacin enfuncin de la edad y del nivel c;leinstruccin obliga a efectuar unaestimacin a partir de los datos existentes y, en consecuencia, a

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    introducir un elemento suplementario de inceltidumbre: por ejem-plo, fue necesario admitir que el conjunto de diplomados de laenseanza secundaria y la enseanza superior eran proporciona-les, en cada nivel de edad, al nmero de diplomados de cada unode estos rdenes de enseanza en la poca en que la categoraconsiderada estaba en edad de obtener diplomas (es decir, por

    ejemplo, que el nmero de individuos de cuarenta a cincuentaaos con un nivel de instruccin superior era proporcional al n-mero de diplomas entregados alrededor de los aos 1940 y 1950).Sea cual fuere el grado de aproximacin de este clculo, pareceposible decir que la frecuentacin de los holandeses es aproxi-madamente igual a la de los franceses, porque la afluencia teri-ca de 2,300,000 visitantes es inferior a la afluencia oficialmente de-clarada del pblico de los museos holandeses (3.500,000), peroigual a la afluencia nacional tal como puede calcularse al sustraerlos visitantes extranjeros (o sea, segn la encuesta dirigida al p-blico, el 42 % de los visitantes).

    As, segn la relacin de las tasas de frecuentacin, Polonia,Holanda y Francia se oponen con claridad a Grecia, cuyas tasas deescolarizacin son, como es sabido, muy inferiores a las de losotros pases y que reserva un lugar muy reducido al dibujo y la his-toria del arte en una enseanza primordialmente consagrada a lalengua y la literatura antiguas, La elevada tasa de Polonia debe atri-buirse, al parecer, mucho menos a una accin directa que se ejer-cera sobre el pblico adulto (como manifiesta la baja tasa de visi-tantes que declaran haber entrado por primera vez en un museo aedad adulta, con ocasin de una visita organizada por las empre-

    sas o los organismos de accin cultural) que a una transformacinde la significacin social del museo y, sobre todo, a una accin di-recta de la escuela particularmente intensa cuyos efectos se midenen el porcentaje tan elevado de escolares y estudiantes entre losvisitantes (y, correlativamente, en el alto porcentaje de jvenes) ascomo a la elevada tasa de visitantes que deben su primera visita ala accin de la escuela, De hecho, todo parece indicar que el p-blico polaco, que, en el aspecto de la frecuentacin, se sita al mis-mo nivel que el pblico holands o francs, se distingue mucho

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    ms claramente de ellos en sus actitudes y sus opiniones, que pare-cen revelar un nivel de competencia artstica ms prxima al pbli-co griego que al de los pblicos francs u holands, En efecto, cuan-do se tienen en cuenta indicadores de actitud o de competencia tandiferentes como el tipo de visita deseada [vase Ap, 5, cuadro 6],las opiniones sobre las ayudas deseadas [vase Ap, 5, cuadro 6 1 , las

    preferencias en materia de pintura [vase Ap, 5, cuadro 71o de g-nero artstico [vase Ap, 5, cuadro 7], el tipo de primera visita[vase Ap, 5, cuadro 9], o el nmero de museos precedentementevisitados [vase Ap, 5, cuadro 1 0 1 , etc., se observa que Grecia, Po-lonia, Francia y Holanda se sitan normalmente en el mismo ran~go, y la probabilidad de aparicin ele actitudes y opiniones que,en un determinado pas, estn unidas a un nivel de instruccin ele-vado (y, por ello, a una situacin social elevada) son tanto msfuertes para el conjunto ele ese pas en la medida cuanto ms de-sarrollado se encuentra en la jerarqua de los pases estudiados, Sinduela, la distribucin de los pblicos de los diferentes pases segn

    el tipo ele primera visita al museo revela, con la mayor Claridad, elmodo de transmisin privilegiado de la cultura artstica (que es elprincipio de la relacin privilegiada con esta cultura) y, por ello, laantigedad y la fuerza de la tradicin cultural: las primeras visitaslas fomentan las familias en Holanda y Francia (y ms frecuente-mente en Holanda que en Francia), la escuela es ms a menudosu causa en Polonia, y con mucha ms frecuencia se deben, enGrecia, a la casualidad o los consejos amistosos [vase Ap, 5, cua-dro 9]. As, como muestra tambin la comparacin de la cantidadmedia de pintores o de escuelas pictricas citados por los visitan-

    tes, que poseen un nivel de instruccin equivalente, de los dife-rentes pases [vase Ap, 5, cuadro 7], Holanda y, en un grado me-nor, Francia, pas en el que la tradicin altstica es a la vez antiguay vigente, es decir, se halla profundamente inscrita en las costum-bres de las clases privilegiadas, se oponen a pases como Grecia,en el que la frecuentacin de los museos y el gusto por el alte sonel patrimonio de una minora de apasionados amantes, o Polonia,que tiende a compensar la relativa escasez de su capital culturalmediante una especie de buena voluntad cultural a escala de la so-

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    ciedad entera,14Todo parece indicar que las diferentes estlUcturasde las distribuciones de las actitudes segn los niveles de instlUc-cin o las clases sociales pueden obtenerse por transferencia a par-tir de una u otra de entre ellas, como si el principio de todas las di-ferencias sistemticas en materia de competencia artstica y, sobretodo, quiz, de actitud con respecto a la cultura, que distinguen a los

    visitantes de los diferentes pases, no fuera otra cosa que lo que sepodra denominar el capital cultural nacional, que se medira porel grado de desarrollo del sistema de enseanza (y por la antige-dad de ese desarrollo) y por la importancia del capital artstico, quese halla tambin en funcin de la antigedad y la vitalidad de lastradiciones artsticas (cuyos indicadores se determinaran por la exis-tencia de escuelas de pintura, de colecciones particulares, etc.).1)Ladoble posicin de Polonia se explicara entonces por el hecho de

    14, Si los visitantes griegos o polacos son ms numerosos a la hora de citar, con unnivel de instruccin equivalente, tres museos precedentemente visitados, es porque, al pa-

    recer, se preocupan ms en responder con exactitud a una. pregunta que podra parecer in-genua o carente de inters a los visitantes ele los pases de rancia cultura y, tambin, qui-z, porque deben afirmar con una prctica ms asidua un fervor que no sostiene ni

    predispone toda la tradicin cultural.15, Para determinar de un modo aproximado los niveles relativos del capital cultural

    nacional de los diferentes pases estudiados se podra tener en cuenta, por una parte, el n-mero, la ca lidad y la diversidad de las obras expuestas en los museos, la antigedad de suadquisicin, la impoItancia del capital anstico acumulado por las clases privilegiadas bajoforma de colecciones privadas, la irnponancia relativa de las donaciones en las coleccionespblicas, etc" y, por otra parte, los indicadores ele la intensidad del esfuerzo educativo (ysu evolucin en el tiempo) al igual que la tasa de escolarizacin en la enseanza secunda-ria y superior (y su tasa de crecimiento). Bastar con indicar aqu que, comparada con latasa de escolarizacin de la clase de edades comprendidas entre los quince y los veinti-cuatro aos, la jerarqua de los pases estudiados coinciele con la que se desprende de losindicadores de actitud, ya que la excepcin que constituye Polonia es ms aparente que realporque no alcanz una tasa ele escolarizacin similar a la de Holanda sino al trmino de unproceso de crecimiento rpido y reciente, Adems, es sabido que Holanda es, entre todoslos pases europeos, el que parece conceeler el papel ms impoItante a la enseanza aIts-tica, Sera necesario, adems, establecer, mediante un estudio comparativo, las relacionesentre el capital artstico y el capital educativo en los distintos pases, lo que permitira pro-porcionar una forma operativa a nociones de sociologa espontnea como "pas de ranciacultura" o "pas reciente", Asimismo, sera una manera de procurarse el medio para deter-minar las relaciones que, en cada pas, se establecen entre la ofeIta cultural y la demandacultural y, quiz, los mecanismos de transmisin cultural (entre los cuales deben incluirselos apol1es de otras tradiciones culturales) que tienden a garantizar, a lo largo de la histo-

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    que el efecto de aceleracin del proceso de aculturacin que ejer-ce la intensificacin de la accin directa de la escuela se manifies-ta de modo ms inmediatamente observable en las prcticas queen las actitudes y las aptitudes: la disminucinoparticularmente r-pida con la edad de las tasas de frecuentacin del pblico polacomanifiesta, en efecto, que una disposicin a la prctica inculcadaprincipalmente por la escuela est abocada a debilitarse con mayorrapidez que la disposicin que produce la accin escolar cuandose ejerce sobre individuos provistos, como los nios de las clasesprivilegiadas de los pases de rancia cultura", de una familiaridadadquirida a travs de experiencias precoces, Habida cuenta de laparticipacin que puede adquirir la familia en la transmisin de lacultura artstica, se comprende que la prctica cultural y, todavams, la competencia artstica y las actitudes con respecto a las obrasculturales se encuentren estrechamente vinculadas con el capi-tal cultural nacional: toda la tradicin cultural de los pases de an-tigua tradicin se expresa, en efecto, mediante una relacin tradi-

    cional con la cultura que slo puede constituirse en su modalidadpropia, con la complicidad de las instituciones encargadas de 01'-ganiz~r el culto a la cultura, en caso de que el principio de la de-vocin cultural haya sido inculcado, desde la primera infancia, porlos estmulos y las sanciones de la tradicin familiar.

    ria, un nivel determinado de equilibrio entre la ofena y la denunda: del mismo modo quela constitucin ele un patrimonio artstico supone un cieno grado ele competencia aItstica, laadquisicin de un cieno grado de competencia anstica supone un patrimonio previo, demanera que el capital cultural nacional d::signa el resultado, acumulado por las generacio-nes sucesivas, ele la interaccin de una oferta y una demanda,

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    SEGUNDA PAETE

    OBRAS CULTURALES Y D ISPOSICIN CU LT A

    Serpentn: "Cuando pienso en ti, mi pensamiento se refleja entu mente porque encuentra en ella ideas que le ataen y palabrasque le convienen, Mi pensamiento se formula en palabras, en pa-

    labras que pareces comprender; se reviste con tu propio lenguajey con tus frases habituales, Probablemente, las personas que teacompaan entienden lo que te digo, cada una con sus diferencias

    individuales de vocabulario y elocucin",Barnstaple. "y por ese motivo, de vez en cuando, por ejem-

    plo (.~,) cuando te elevas hasta ideas que nuestras mentes ni si-quiera pueden sospechar, no entendemos nada,,,

    I-l, G, \ "x7 E L L S, El seor Barnstaple entre los hom.bres-dos

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    La estadstica revela que el acceso a las obras culturales es unprivilegio de la clase culta; pero este privilegio se presenta bajo laapariencia de una total legitimidad, En efecto, en este terreno s-lo son excluidos los que se excluyen a s mismos, Dado que nadaes ms accesible que los museos y que los obstculos econmicoscuya accin se deja percibir en ,otros dominios no tienen aqu nin~

    guna relevancia, parece fundada la invocacin a la desigualdad na-tural de las necesidades culturales", Pero el carcter autodestructi-vo d~ esta ideologa salta a la vista: si es incontestable que nuestra' \sociedad ofrece 'a todo el mundo la pura posibilidad de disfrutarde las obras expuestas en los museos, tambin es cierto que slounos cuantos tienen la posibilidad real de llevar a cabo esa posi-bilidad, Dado que la aspiracin a la prctica cultural vara tanto co-mo la prctica cultural y la necesidad culturalse redobla a medidaque se satisface, y que la ausencia de prctica viene acompaadapor el sentimiento de la ausencia del sentimiento de esa ausencia,

    dado que tambin en esta materia la intencin puede realizarsedesde el mismo momento en que se da, es legtimo concluir queslo existe si se realiza; lo raro no son los objetos, sino la incli-nacin a consumirlos, esa necesidad cultural" que, a diferencia delas necesidades primarias", es producto de la educacin: de ello \\se deduce que las desigualdades ante las obras culturales son s- .lo un aspecto de las desigualdades ante la escuela que crea esa 'necesidad cultural" al mismo tiempo que proporciona el medio desatisfacerla,

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    Por lo dems, la prctica y sus ritmos, todas las conductas delos visitantes y todas sus actitudes con respecto a las obras expues-tas, estn vinculados directa y casi exclusivamente con la instruccinmedida ya sea por los diplomas obtenidos, ya por la duracin de laescolarizacin As, el tiempo medio consagrado efectivamente ala visita, que puede considerarse como un buen indicador del valorobjetivamente concedido a las obras expuestas -sea cual sea la ex-

    periencia subjetiva correspondiente: placer esttico, buena voluntadcultural, sentimiento de obligacin o una mezcla de todo ello-, seincrementa progresivamente segn la instruccin recibida; pasandode veintids minutos para los visitantes de las clases populares,a treinta y cinco minutos para los visitantes de las clases medias, ycuarenta y siete minutos para los visitantes de las clases superiores,Como sabemos, por otra parte, que el tiempo que los visitantes de-claran haber pasado en el museo permanece constante cualquieraque sea su nivel de instruccin, se puede suponer que la sobreva-loracin (tanto ms fuette cuanto el nivel de instruccin del visitan-

    te es ms bajo) del tiempo efectivamente pasado en el museo trai-ciona (al igual que otros lndices) el esfuerzo de los sujetos menoscultivados para adecuarse a lo que consideran la nOlmade la prc-tica legtima, norma que se mantiene casi invariable,\en un museodeterminado, para los visitantes de las diferentes categoras,

    Los tiempos medios declarados por los visitantes de cada mu-

    seo pueden considerarse como indicadores de la norma social del

    tiempo de visita que merece cada museo, La jerarqua de los museos

    segn la proporcin de los visitantes que declaran haber dedicado

    ms de una hora a la visita, corresponde, grosso modo, a la que se

    podra establecer con ayuda de indicadores tales como el nmerode estrellas que las guas conceden a los museos: Run, el 59,5 %;

    Jeu de Paume, el 58,5 %; Lyon, el 55,5 %; Dijon, el 51 %; Lille, el 47 %;

    Colmar, el 46 %; Douai, el 43 %; Tours, el 42 %; Laon, el 40 %; Bourg-

    en-Bresse, el 37 %; Agen, el 35 %1

    1. Hemos visto que las dif'erentes jerarquas de los museos, la que sugieren las guas

    tursticas, la que se desprende del nmero anual ele visitas y la que establecen los conser-

    vadores (vanse las pgs. 27 y 28), coinciden en lo esencial.

    7 6

    Esta misma lgica es la que explica que los visitantes sobre-valoren tanto ms el ritmo de su prctica cuanto menor es su fre-cuentacin y su nivel de instruccin es ms bajo, y que tiendan,por otra parte, a coincidir en atribuirse un ritmo de tres o cuatrovisitas anuales, que parece definir la imagen que la gran mayorase hace de la prctica adecuada [vase Ap, 3, cuadro 2],

    El tiempo que el visitante dedica a la contemplacin de las

    obras expuestas, es decir, el tiempo que necesita para agotar"las significaciones que se le proponen, constituye, sin duda, unbuen indicador de su aptitud para descifrar y apreciar tales signi-ficaciones:2 la inagotabilidad del mensaje" hace que la riqueza dela recepcin" (medida, toscamente, por su duracin) dependa an-te todo de la competencia del receptor", es decir, del grado conque domine el cdigo del mensaje",Cada individuo posee una ca-pacidad definida y limitada de aprehensin de la informacin"pro-puesta por la obra, capacidad que est en funcin del conocimientoglobal (funcin, a su vez, de su educacin y su medio) que posee

    el individuo del cdigo genrico a que responde el tipo de men-saje considerado, ya sea de la pintura en su conjunto, ya de la pin-tura eje una poca, de una escuela o de un autor determinados,Cuando el mensaje excede las posibilidades de aprehensin delespectador, ste no capta su intencin" y se desinteresa de lo quese imagina como abigarramiento sin pies ni cabeza, como combiJnacin de manchas de colores sin necesidad, Dicho de otra ma-nera, emplazado frente a un mensaje demasiado rico para l o, co-mo dice la teora de la informacin, desbordante" (overwhelming),se siente ahogado" y no consigue entretenerse,

    La obra de arte considerada en tanto que bien simblico slo :\existe para quien posee los medios que le permiten apropirsela,es decir, descifrarla, El grado de competencia altstica de un agen-te se mide en funcin del grado con que domina el conjunto delos instrumentos de apropiacin de la obra de arte disponibles en

    2, De ello se deduce que la m ejor estimacin ele las preferencias reales, que pueden

    no coincidir con los "gustos" declarados,,1a suministrara una meelida (larga y difkil, Y portanto costosa) del tiempo consagrado por los visitantes a diferentes obras ele un museo,

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    un momento dado, es decir, los esquemas de interpretacin queson la condicin de la apropiacin del capital artstico, o, en otrostrminos, la condicin del desciframiento de las obras de arte ofre-cidas por una sociedad determinada en un momento dado, Lacompetencia artstica se puede definir, provisionalmente, como elconocimiento previo de las divisiones posibles en clases comple-mentarias de un universo de representaciones: el dominio de esta

    especie de sistema de clasificacin permite situar cada elementodel universo en una clase necesariamente definida por su relacincon otra clase, constituida por todas las representaciones artsticasconsciente o inconscientemente tenidas en cuenta que no perte-necen a la clase en cuestin, El estilo propio de una poca o deun grupo social no es otra cosa que semejante clase definida enrelacin con la clase de obras del mismo universo que excluye yque constituyen su complemento, El reconocimiento (o como di-cen los historiadores del arte, sirvindose del vocabulario de la l-gica, la atribucin) acta mediante la eliminacin sucesiva de las

    posibilidades a las que se remite (negativamente) la clase de la queforma parte la posibilidad efectivamente realizada en la obra con-siderada, Se observa de un modo inmediato que la incertidumbreante las diferentes caractersticas susceptibles de ser atribuidas a laobra de que se trata (autores, escuelas, pocas, estilos, temticas,etc.) puede ser aclarada por medio de la intervencin de cdigos

    \

    diferentes, que funcionan como sistemas de clasificacin, ya seaun cdigo propiamente altstico, que, al permitir el desciframien-

    1 , to de las caractersticas especficamente estilsticas, permite asignar.

    J I la obra considerada a la clase constituida por el conjunto de lasl

    obras de una poca, de una sociedad, de una escuela o de un autor(

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    la contemplacin, y elinters de los sentidos" que define "lo agra-dable" o ,dinters de la Razn,,: exige de cualquier imagen quecumpla una funcin, aunque sea la de signo, al poder fundarse es-ta representacin "funcionalista" de la obra de arte en el rechazode la gratuidad, en el culto del trabajo o la valorizacin de lo "ins-tructivo (por oposicin con "lo interesante,,), y tambin en la im-posibilidad de ubicar cada obra particular en el universo de las re-

    presentaciones, a falta de principios de clasificacin propiamenteestilsticos,3 Resulta de ello que una obra de alte de la que se es-

    \

    pera que exprese inequvocamente una significacin trascendenteal significante sea tanto ms desconcertante para los menos pre-parados cuanto ms completamente revoque (como las artes no fi-gurativas) la funcin narrativa y designativa,

    El grado de competencia artstica depende no slo del gradode dominio del sistema de clasificacin disponible, sino incluso delgrado de complejidad o refinamiento de este sistema de clasifica-cin, y se mide, por tanto, por la aptitud para efectuar un nmero

    ms o menos grande de divisiones sucesivas en el universo de lasrepresentaciones y, por ello, para determinar clases ms o menossutiles, Para quien slo dispone del principio de divisin entre ar-te romnico y arte gtico, todas las catedrales gticas se encuen-tran situadas en la misma clase y, al mismo tiempo, se perciben deun modo indistinto, mientras que una mayor competencia permi-te advertir las diferencias entre los estilos pertenecientes a las po-cas "primitiva", "clsica" y "tarda", o incluso reconocer, en el senode estos estilos, las obras de una escuela, As, la aprehensin delos rasgos que definen la originalidad de las obras de una pocaen relacin con las obras de otra poca, o, en el interior de estaclase, de las obras de una escuela o de un grupo artstico en relacincon las obras de otro, o incluso de una obra particular de un autor

    3, Ms que en las opiniones respecto a las obras de alta cultura, por ejemplo, pintu-ras o es culturas, que, por su alto grado de legitimidad, son capaces de imponer juicios ins-pirados en la bsqueda de conformidad, es en la produccin fotogrfica y los juicios sobrelas imgenes fotogrficas donde se revelan los principios del gusto popular ..(vase P Bour-dieu, Un art moyen. Essai sur les usages sociaux de la photographe, ds. de Minuit, Pars,

    1965, pgs, 113-134)

    8 0

    en relacin con el conjunto de su obra, es indisociable de la apre-hensin de las redundancias, es decir, de la comprensin de los tra-tamientos tpicos de la materia pictrica que definen un estilo: enresumen, la percepcin de las semejanzas supone la referencia im- )plcita o explcita a las diferencias, y viceversa4

    El cdigo artstico como sistema de los principios de divisinposibles en clases complementarias del universo de las represen-

    taciones ofrecidas por una sociedad determinada, en un momen-to dado, posee el carcter de una institucin social. Sistema hist-ricamente constituido y fundado en la realidad social, este conjuntode instrumentos de percepcin que constituye el modo de apro-piacin de los bienes artsticos (y, ms generalmente, de los bie-nes culturales) en una sociedad determinada, en una poca dada,no depende de las voluntades y las conciencias individuales, y seimpone a los individuos singulares, la mayora de las veces sin sa-berlo, mediante la definicin de las distinciones que pueden efec-tuar y las que no pueden entender, Cada poca organiza el con-

    junto de las representaciones artsticassegn un sistema institucionalde clasificacin que le es propio, al asemejar obras que otras po-cas dis,tinguan y distinguir obras que otras pocas asemejaban, ylos individuos encuentran dificultades para concebir otras diferen-cias que las que el sistema de clasificacin disponible les permitepensar, "Supongamos, escribe Longhi, que los naturalistas e im-presionistas franceses, entre 1680 y 1880, no hubieran firmado susobras y que no hubieran tenido a su lado, como heraldos, a crti-cos y periodistas con la inteligencia de un Geffroy o de un Duret.Imaginmoslos olvidados, debido a una inversin del gusto y unalarga decadencia de la investigacin erudita, durante cien o cientocincuenta aos, Qu sucedera, en primer lugar, cuando la aten-cin se volviera sobre ellos? No es difcil prever que, en una pri-

    4, Al menos bajo esta relacin, el desciframiento de una obra pictrica obedece a lamisma lgica que el desciframiento de un mensaje cualquiera, A J comentar la frmula deSaussure segn la cual en la lengua, slo ex