blish james - semillas estelares

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Semillas estelares

James BlishTtulo original: The seedling stars; Gnome 1956 1956; James Blish 1983; Editorial: Martnez Roca. Sper ficcin n 81 Traductor: Domingo Santos Portada: Salinas Blanch. ISBN: 84-2700-789-2 Edicin digital de Elfowar y Umbriel. Noviembre de 2003. Ttulos originales de los relatos: Programa de Inseminacin (Seeding Program [A Time to Survive] F&SF febrero 1956) de James Blish La Criatura en la Cima del Mundo (The Thing in the Attic; If julio 1954) de James Blish Tensin Superficial (Surface Tension ([revisado de "Sunken Universe", Super Science Stories mayo 1942 y "Surface Tension", Galaxy agosto 1952; The Seedling Stars, James Blish, Gnome, 1956) de James Blish Lnea Divisoria (Watershed; If May 1955) de James Blish

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ContraportadaUn tema comn galaxias sembradas con organismos humanos modificados da ocasin a que el autor nos ofrezca cuatro historias independientes que, sin embargo, integran un todo nico: el Hombre sobrevive convirtindose en un NoHombre, recuerdo sombro del Hombre verdadero. James Blish, ya conocido por nuestros lectores por "Un caso de conciencia" (SF n 17), obra con la que obtuvo el Premio Hugo 1959, vierte en esta nueva novela lo mejor de s mismo, alcanzando las cotas ms insospechadas que la ciencia ficcin puede ofrecer.

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Libro primero Programa de inseminacin1La espacionave reanud su zumbido en torno a Sweeney sin que ste se diera cuenta del cambio. Cuando la voz del capitn Meiklejon le lleg finalmente a travs del altavoz de la pared, Sweeney segua tendido y sujeto en su litera, en un peculiar estado de tranquilidad que nunca antes haba conocido, y que posiblemente hubiera sido incapaz de describir, ni siquiera a s mismo. De no ser porque su pulso segua latiendo, habra llegado a la conclusin de que estaba muerto. Necesit varios minutos para reaccionar. Sweeney, me oyes? Ests..., ests bien? La breve vacilacin en la voz del piloto hizo sonrer a Sweeney. Desde el punto de vista de Meiklejon, y de la mayora del resto de la humanidad, Sweeney era un completo error. De hecho, estaba muerto. La cabina completamente aislada, con su propia compuerta estanca que daba al exterior, sin ningn acceso para Sweeney al resto de la nave, era un testimonio claro del error que representaba. Lo mismo que el tono de la voz de Meiklejon: un hombre dirigindose no a otro ser humano, sino a algo que deba ser mantenido en una bveda estanca. Una bveda estanca diseada para proteger al universo que haba fuera de ella..., no para proteger a su contenido del universo. Claro que estoy bien dijo Sweeney, soltando sus correas de sujecin y sentndose. Comprob el termmetro, que segua sealando 90 C, la temperatura media de Ganmedes, tercera luna de Jpiter. Me haba quedado dormido. Dnde estamos? Estoy situando la nave en rbita; nos hallamos ahora a unos mil quinientos kilmetros del satlite. Pens que desearas echar un vistazo. Claro que s. Gracias, Mickey. Bien, te hablar luego dijo la voz desde la pared. Sweeney se agarr al riel de gua y se impuls hacia la nica portilla de observacin de la cabina, maniobrando con considerable precisin. Para un hombre habituado a una gravedad equivalente a 1/6 de la terrestre, la cada libre una situacin de absoluta ausencia de gravedad slo constitua un caso extremo. Lo cual poda aplicarse tambin al propio Sweeney. Era un ser humano..., pero era tambin un caso extremo. Mir afuera. Saba exactamente lo que iba a ver; lo haba estudiado exhaustivamente a partir de fotos, telerregistros, mapas, y a travs de telescopios, tanto desde casa como desde la Luna y Marte. Cuando uno se acerca a Ganmedes en su conjuncin inferior, tal como estaba haciendo Meiklejon, lo primero que salta a la vista es la enorme mancha ovalada llamada "el Tridente de Neptuno"..., apodada as por los primeros exploradores jovianos, debido a que estaba sealada con la letra griega psi en el antiguo mapa compuesto Howe. A la larga haba resultado que el nombre haba sido bien elegido: esa mancha es un profundo y ramificado mar, prolongndose hacia el este, que va desde los 120 hasta los 165 de longitud, y

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desde los 10 hasta los 33 de latitud norte. Un mar de qu? Pues de agua, por supuesto...; agua helada hasta convertirse en slida y eterna roca, y cubierta por una capa de polvo de roca de casi ocho centmetros de espesor. Al este del Tridente, y avanzando en lnea recta hacia el polo norte, hay una gran hendidura triangular denominada "la Muesca", un retorcido valle obstruido por las races y sacudido por las avalanchas, que se prolonga en torno al polo y asciende luego por el otro hemisferio, abrindose a medida que avanza (asciende, debido a que el norte para los pilotos espaciales, al igual que para los astrnomos, est abajo). No hay nada absolutamente parecido a la Muesca en ningn otro planeta, aunque desde la conjuncin inferior, cuando la nave de uno se aproxima en vertical sobre el meridiano 180 de Ganmedes, puede que recuerde en algo al Syrtis Mayor de Marte. Sin embargo, no existe ningn parecido real. Syrtis Mayor es quiz la regin ms agradable de todo Marte. La Muesca, en cambio, es... una muesca. En la pared oriental de esta enorme cicatriz, a los 218 de longitud y 32 de latitud norte, hay una aislada montaa de unos tres mil metros de altura, que por lo que Sweeney saba careca de nombre; estaba sealada con la letra pi en el mapa Howe. Debido a su aislamiento, cuando el terminador del amanecer solar coincide con esa longitud puede ser vista fcilmente desde la Luna de la Tierra con ayuda de un buen telescopio, con su pico brillando en medio de las tinieblas como una pequea estrella. Una cornisa semicircular se proyecta hacia el oeste desde la base del pi de Howe y por encima de la Muesca, con sus abruptos flancos desconcertantes en un mundo que no muestra ningn otro signo de estratos en pliegues. Era en esa cornisa donde vivan los dems Hombres Adaptados. Sweeney mir hacia abajo durante largo rato, en direccin a la casi invisible montaa con su cima brillante como una estrella, preguntndose por qu no reaccionaba ante ella. Cualquier emocin apropiada hubiera servido: anticipacin, alarma, ansiedad, cualquier cosa, incluso miedo. Tras dos meses encerrado en aquella segura crcel hubiera debido estar ansioso por salir de all, aunque slo fuera para ir a reunirse con los Hombres Adaptados. En cambio, persista la tranquilidad. Era incapaz de ir ms all de una momentnea curiosidad con respecto al pi de Howe, mientras que sus ojos eran atrados hacia Jpiter, colgando monstruoso y con alocados colores a un milln de kilmetros de distancia, ms menos unos cuantos miles. Y aun el planeta le atraa tan slo porque era ms brillante; excepto aquello, no tena el menor significado. Mickey? dijo, obligndose a mirar al fondo de la Muesca. Estoy aqu, Sweeney. Qu te parece? Oh, como un mapa en relieve. As es como parece siempre. Dnde vas a dejarme? Las rdenes no te obligan a ningn lugar determinado, verdad? Aja. Pero no creo que hayan muchas posibilidades dijo la voz de Meiklejon, menos vacilante. Tendr que ser la gran llanura..., la H de Howe. Sweeney examin el ovalado mar con un suave disgusto. De pie all, sera tan visible como en mitad del Mare Crisium de la Luna. Lo hizo notar as. No tienes otra eleccin repiti Meiklejon tranquilamente. Hizo funcionar los cohetes varias veces. Sweeney not que su peso volva brevemente a l; mientras intentaba decidir hacia qu lado vomitar, el peso desapareci de nuevo. La nave se hallaba ahora en rbita; pero Sweeney era incapaz

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de decir si Meiklejon iba a mantenerla all o en cambio iba a avanzar en zigzag por encima del satlite. Tampoco lo pregunt. Cuanto menos supiera, mejor. Bien, es una larga cada dijo Sweeney. Y esa atmsfera no es precisamente la ms densa del sistema. Deber posarme al abrigo de la montaa. No deseo tener que caminar doscientos o trescientos kilmetros a travs de la H de Howe. Por otra parte adujo Meiklejon, si desciendes demasiado cerca, nuestros amigos de ah abajo descubrirn tu paracadas. Quiz sea mejor si te depositamos en la Muesca, despus de todo. Hay tanto revoltijo all dentro que los ecos del radar deben de ser tremendos...; no hay ninguna posibilidad de que puedan localizar algo tan pequeo como un hombre en un paracadas. No, gracias. Todava queda la localizacin ptica, y la sombrilla de un paracadas no tiene ningn parecido con un promontorio rocoso, ni siquiera para un Hombre Adaptado. Tiene que ser detrs de la montaa, donde disponga a la vez de una sombra ptica y de radar. Adems, 6cmo puedo trepar para salir de la Muesca y llegar hasta esa cornisa? Si se han establecido en el borde de un risco no ha sido sin motivo. De acuerdo convino Meiklejon. Bien, tengo la catapulta apuntada. Me pondr el traje y me reunir contigo en el casco. Est bien. Dime de nuevo exactamente lo que vas a hacer mientras yo est fuera, a fin de no encontrarme dndole al silbato cuando t ya no ests por ah. El sonido del armario de los trajes al ser abierto le lleg claramente al piloto por el intercom. Sweeney ya se haba colocado el arns del paracadas, y sujetarse el respirador y el laringfono slo iba a ocuparle un momento. Sweeney no necesitaba otra proteccin. Me quedar aqu arriba en rbita libre, con toda la energa desconectada excepto la de mantenimiento, durante trescientos das. La voz de Meiklejon pareca sonar ms distante ahora. Se supone que para entonces habrs hecho buenas migas con nuestros amigos de ah abajo y sabremos a qu atenernos. Permanecer atento a un mensaje tuyo en una frecuencia prefijada. T me enviars nicamente una serie de letras codificadas; yo las pasar a la computadora y sta me dir qu debo hacer, y actuar en consecuencia. Si no tengo ninguna noticia tuya pasados los trescientos das, recitar una breve pero ferviente plegaria y regresar a casa. Despus de eso. Dios me ayude, no s nada ms. Es suficiente. Vamos. Sweeney se dirigi a su compuerta particular. Como todas las autnticas naves interplanetarias, el vehculo de Meiklejon no tena un casco nico que la recubriese de proa a popa. Consista en varios mdulos englobando sus componentes esenciales, incluida la esfera del habitculo, unidos entre s por un armazn de tubos y viguetas en una de las ms largas de estas ltimas, apuntada ya hacia la H de Howe, sera la que servira como "catapulta". Sweeney alz la vista hacia el globo del satlite. La vieja sensacin familiar de cada se apoder de l por un momento; mir hacia abajo, reorientndose con relacin a la nave, hasta que la sensacin desapareci. Aunque la verdadera cada no iba a tardar mucho en producirse. Meiklejon apareci por el horizonte de la esfera del habitculo, deslizando sus zapatos magnticos por el metal. Revestido con su aparatoso e informe traje espacial, era l quien pareca el miembro no humano del do.

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Listo? pregunt. Sweeney asinti y se dej caer boca abajo en la vigueta en I, asegurando las sujeciones de su arns en sus lugares correspondientes. Sinti las enguantadas manos de Meiklejon movindose a su espalda, sujetando la unidad de propulsin JATO (1) ahora no poda ver nada, excepto el trineo de madera que protegera su cuerpo del chorro del cohete. Todo listo dijo el piloto. Buena suerte, Sweeney. Gracias. Cuando quieras, Mickey. Ignicin en cinco segundos. Cinco. Cuatro. Tres. Dos. Uno. Ya! La unidad JATO se estremeci y le propin a Sweeney un golpe casi paralizante entre los omoplatos. Por un instante la aceleracin lo aplast contra su arns, y el trineo se desliz por el metal de la vigueta en I. Luego, repentinamente, la vibracin ces. Estaba en cada libre. Con un cierto retraso, tir de la anilla de su paracadas. El trineo estaba alejndose de l en una suave curva descendente, y pronto se perdi entre las estrellas. La presin a su espalda desapareci cuando la unidad JATO, an funcionando, se alej tambin de l, llameando. Por un instante la vaharada de sus gases de escape le hizo sentirse mal; luego la sensacin desapareci. Cuando llegara al suelo su impacto sera demasiado fuerte como para dejar algo ms que un agujero. No quedaba ms que Sweeney, cayendo de cabeza hacia Ganmedes. Casi desde el principio, desde aquel da apenas recordado de su temprana infancia en que se dio cuenta por primera vez de que el domo subterrneo de la Luna representaba el universo entero para todo el mundo menos para l, Sweeney haba deseado ser humano; haba deseado en forma de un vago e impersonal dolor que haba cristalizado rpidamente en una fra amargura que impregnaba tanto su modo de ser como su actitud hacia la vida cotidiana, y en sueos de ardiente soledad que se iban haciendo ms infrecuentes pero tambin ms intensos a medida que maduraba, hasta el punto de despertarse en mitad de la noche, mudo y tembloroso, y quedar postrado varios das, como si hubiera escapado a duras penas a un terrible accidente. El equipo de psiclogos, psiquiatras y analistas que se ocupaba de l haca todo lo que poda, pero no era mucho. La historia de Sweeney no contena prcticamente nada que fuera manipulable por ningn sistema de psicoterapia desarrollado para ayudar a los seres humanos. Ni siquiera eran capaces de ponerse de acuerdo entre ellos con respecto a la meta principal que deba alcanzar esa terapia: si ayudar a Sweeney a vivir con el hecho de su inhumanidad esencial, o por el contrario soplar sobre la nica chispa de esperanza que la gente no mdica de la Luna le mostraba constantemente a Sweeney como nica razn de su existencia. Los hechos eran simples e implacables. Sweeney era un Hombre Adaptado. Adaptado, en su caso, al fro extremo, a la dbil gravedad y a la tenue y malsana atmsfera que prevaleca en Ganmedes. La sangre que corra por sus venas y el sustrato no slido de cada una de sus clulas eran en sus nueve dcimas partes amoniaco lquido; sus huesos eran Hielo IV; su respiracin era un complejo ciclo de hidrgeno-metano basado no en la catlisis de un pigmento de naturaleza frrica, sino

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Jet Assisted Take Off: dispositivo de despegue con ayuda de reaccin. (N. del T.)

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en el cierre y apertura de una doble relacin de azufre; y poda sobrevivir durante semanas, si era necesario, con una dieta de polvo de roca. Siempre haba sido as. Lo que haba hecho de l lo que era haba ocurrido literalmente antes incluso de su concepcin; se trataba de la aplicacin a las clulas germinales que ms tarde se uniran para formarlo de una elaborada constelacin de tcnicas: envenenamiento mittico selectivo, irradicacin localizada con rayos X, microciruga tectogentica, inhibicin metablica competitiva, y quizs otras cincuenta cosas cuyos nombres nunca haban sido odos y que colectivamente haban sido bautizadas como pantropa. Una palabra que, traducida libremente, significaba "cambiarlo todo", y que se corresponda con la realidad. Al mismo tiempo que los pantropistas haban cambiado por anticipado los esquemas humanos de la constitucin y qumica de Sweeney, haban cambiado tambin su educacin, su mundo, sus pensamientos, incluso sus antepasados. Uno no poda fabricar un Hombre Adaptado simplemente agitando una varita, le haba explicado orgullosamente en cierta ocasin el doctor Alfven a Sweeney por el intercom. Incluso las clulas germinales definitivas eran el resultado de un centenar de generaciones anteriores de clulas, nacidas las unas de las otras antes de pasar al estadio de zigotos como animales unicelulares, y cada una de ellas decantada un poco ms hacia el cianuro y el hielo y todas las dems cosas de las que estaban hechos los niitos como Sweeney. El equipo psico haba apartado al doctor Alfven a finales de aquella misma semana, tras la habitual revisin de las cintas de lo que se le haba dicho a Sweeney y de lo que ste haba contestado, pero no hubiera sido necesario que se tomaran esa molestia. Sweeney nunca haba odo ninguna cancin de cuna ni se haba visto expuesto al complejo de Edipo. Era una ley en s mismo, con la mayor parte de los considerandos en blanco. Observ, por supuesto, que Alfven no acuda a la siguiente sesin, pero eso era algo normal. Los cientficos iban y venan constantemente por la gran caverna sellada, siempre acompaados por la educada y bien uniformada polica particular de la Autoridad del Puerto de la Gran Tierra, pero raramente se quedaban mucho tiempo. Incluso entre el equipo psico haba siempre una tensin peculiar, una furiosa pulsin que estallaba peridicamente con terribles batallas a gritos. Sweeney nunca haba llegado a saber a qu se deban esos gritos, puesto que cada vez que se iniciaba una de esas batallas el sonido del exterior era cortado inmediatamente; sin embargo, haba observado que cada vez algunos de los participantes desaparecan para siempre. Dnde est el doctor Emory? No ha venido hoy? Ha terminado su turno de servicio. Pero quiero hablar con l. Me prometi traerme un libro. Cundo volver a visitarme? No creo que vuelva a hacerlo, Sweeney. Ha cogido el retiro. Pero no te preocupes por ello; todo seguir como antes. Yo te traer el libro. Fue despus del tercero de esos incidentes cuando Sweeney fue llevado por primera vez a la superficie de la Luna..., custodiado, es cierto, por cinco hombres con trajes espaciales, aunque eso a Sweeney no le importara en absoluto. La nueva libertad le pareci algo enorme, y su propio traje, slo un smbolo en relacin con los de los guardias del Puerto, pareca no existir. Fue el primer anticipo de la libertad que

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iba a disfrutar, si poda creer en todo lo que le haban insinuado, una vez hubiera terminado su trabajo. Podra incluso ver la Tierra, all donde viva la gente. Acerca de su trabajo saba todo lo que tena que saber, y lo suba como si fuera una segunda naturaleza. Le haba sido embutido desde su fra y solitaria infancia, siempre con la misma orden al final: Tenemos que traer de vuelta a esos hombres. Esas ocho palabras eran la razn de existir de Sweeney; eran tambin la nica esperanza de Sweeney. Los Hombres Adaptados tenan que ser capturados de nuevo y devueltos a la Tierra...; o ms exactamente, devueltos al domo de la Luna, el nico lugar adems de Ganmedes donde podan ser mantenidos con vida. Y si no poda hacerlos regresar a todos esto tena que ser considerado nicamente como una posibilidad, tena que volver al menos con el doctor Jacob Rullman. Slo Rullman conoca con seguridad el secreto fundamental: cmo convertir de nuevo un Hombre Adaptado en un ser humano. Sweeney comprenda que Rullman y sus asociados eran criminales, pero la magnitud de su crimen era algo que nunca haba intentado responderse a s mismo. Sus estndares eran demasiado incompletos. Sin embargo, desde un principio haba quedado claro que la colonia de Ganmedes se haba instalado sin el consentimiento de la Tierra, mediante mtodos que la Tierra no aprobaba (excepto casos especiales como Sweeney), y que la Tierra deseaba desmantelarla. No por la fuerza, ya que la Tierra deseaba primero conocer lo que saba Rullman, sino a travs de la sutil estratagema que era el propio Sweeney. Tenemos que traer de vuelta a esos hombres. Despus de lo cual, decan las insinuaciones sin prometer nunca nada directamente, Sweeney podra ser convertido en humano, y conocer una libertad mejor que caminar por la superficie sin aire de la Luna en compaa de cinco guardias. Normalmente, era tras una de esas insinuaciones cuando estallaba una de esas repentinas batallas entre los miembros del equipo. Cualquier hombre dotado de una inteligencia normal hubiera empezado pronto a sospechar que esas insinuaciones ni siquiera estaban fundadas en expectativas reales; el entrenamiento de Sweeney lo ayud a que esas sospechas aparecieran muy pronto; pero a largo plazo no importaba. Las insinuaciones le ofrecan su nica esperanza, y las aceptaba con ilusin aunque sin confianza. Adems, las pocas palabras que sola escuchar al iniciarse las disputas antes de que el intercom dejara or su clic y se quedara mudo le haban sugerido que haba muchos ms elementos de desacuerdo que la simple duda acerca de la convertibilidad de los Hombres Adaptados. Haba sido Emory, por ejemplo, quien haba estallado con un inesperado y explosivo: Pero supongamos que Rullman tena razn... Razn acerca de qu? Puede tener alguna vez "razn" un fuera de la ley*? Sweeney no poda saberlo. Luego estaba el tcnico que haba dicho: El problema con la terraformacin es el coste... Qu quera decir con aquello? Apenas un minuto ms tarde haba sido sacado apresuradamente de la sala de exmenes con un pretexto inventado. Haban habido muchos casos como aqullos, pero inevitablemente Sweeney fracasaba en intentar relacionar todos los fragmentos en un esquema comn. Finalmente, lleg a la

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conclusin de que no afectaban directamente a sus posibilidades de convertirse en humano, y muy pronto los abandon en el enorme desierto de su ignorancia general. En el largo proceso, slo las directrices eran reales, las directrices y las pesadillas. Tenemos que traer de vuelta a esos hombres. Esas ocho palabras constituan la razn por la cual Sweeney, como un hombre cuyo ltimo esfuerzo por despertar hubiera fracasado, estaba cayendo de cabeza hacia Ganmedes. Los Hombres Adaptados encontraron a Sweeney a mitad de camino de su subida al gran puerto que constitua el nico acceso a su colonia en la cornisa del risco desde la llanura de la H de Howe. No los reconoci; no correspondan a ninguna de las fotografas que haba memorizado; no obstante, aceptaron rpidamente su historia. Y no tuvo necesidad de fingir agotamiento...; la gravedad de Ganmedes era normal para l, pero haba sido un largo trayecto y una larga subida. De todos modos, se sorprendi al descubrir que haba gozado con la caminata. Por primera vez en su vida haba andado sin nadie que lo vigilara, ni hombres ni mquinas, en un mundo donde se senta fsicamente en casa; un mundo sin murallas, un mundo donde se senta esencialmente solo. El aire era rico y agradable, los vientos soplaban por donde queran, la temperatura era considerablemente mucho ms fra que todo lo que se poda conseguir en el domo de la Luna, y el cielo estaba a todo su alrededor, teido de ndigo y salpicado de estrellas que parpadeaban aqu y all. Tendra que ser cuidadoso. Poda resultar demasiado fcil aceptar Ganmedes como hogar. Le haban advertido en contra de eso, Pero no haba llegado a comprender que el peligro poda ser no solamente real... sino atractivo. Los jvenes lo llevaron rpidamente dentro del camino hasta la colonia. Se haban mostrado tan poco curiosos como annimos eran. Pero Rullman era distinto. La expresin de sorprendida incredulidad en el rostro del cientfico, cuando Sweeney fue introducido en su oficina de alto techo y paredes de roca, era tan total que asustaba. Qu es eso? exclam. Lo hemos encontrado subiendo el puerto. Pensamos que estaba perdido, pero dice que pertenece a la nave madre. Imposible dijo Rullman. Absolutamente imposible. Y se mantuvo en silencio, estudiando al recin llegado desde la cabeza a los pies. La expresin de sorpresa disminuy apenas un poco. El largo escrutinio le dio a Sweeney tiempo de examinar a su vez al otro. Rullman era ms viejo que en sus fotos, pero eso era normal; quizs incluso pareca un poco menos sealado por los aos de lo que Sweeney haba anticipado. Era delgado, parcialmente calvo y de hombros arqueados, pero la leve curva de su vientre ms abajo del cinturn que mostraban las fotografas haba desaparecido casi por completo. Evidentemente, vivir en Ganmedes lo haba endurecido. Las fotos haban fracasado en prevenir a Sweeney contra los ojos del hombre; eran tan enmarcados y escrutadores como los de un bho. Ser mejor que me cuente quin es dijo finalmente Rullman. Y cmo ha llegado hasta aqu. No es usted uno de nosotros, eso es evidente. Soy Donald Leverault Sweeney dijo Sweeney. Quiz no sea uno de ustedes, pero mi madre deca que s lo era. He llegado hasta aqu en su nave. Ella me dijo que ustedes me aceptaran.

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Rullman agit la cabeza. Eso tambin es imposible. Disclpeme, seor Sweeney, pero probablemente no tiene usted ni idea de la sorpresa que representa. Entonces, tiene que ser el hijo de Shirley Leverault..., pero (cmo ha llegado hasta aqu? Cmo ha sobrevivido durante todo este tiempo? 6Quin lo cuid y lo mantuvo con vida despus de que nosotros abandonramos la Luna? Y sobre todo, cmo consigui escapar de las autoridades del Puerto? Sabemos que Puerto Tierra descubri nuestro laboratorio lunar antes incluso de que nosotros lo abandonramos. Apenas puedo creer que usted exista realmente. Sin embargo, la expresin de clara incredulidad del cientfico iba ablandndose por momentos. Sweeney calcul que estaba empezando a convencerse. Y no poda hacer otra cosa: ah estaba Sweeney, de pie ante l, respirando el aire de Ganmedes, a sus anchas en la gravedad de Ganmedes, con el polvo de Ganmedes manchando su fra piel, un hecho ms entre otros muchos hechos irrebatibles. Efectivamente, la polica del Puerto encontr el gran domo dijo Sweeney. Pero nunca encontraron el pequeo, la planta piloto. Pap hizo volar el tnel entre los dos antes de que aterrizaran... T result muerto por el desprendimiento de rocas. Naturalmente, yo era apenas una clula en un tubo de ensayo cuando ocurri eso. Entiendo dijo Rullman pensativo. Captamos una explosin con los instrumentos de nuestra nave antes de despegar. Pero imaginamos que era el inicio de un bombardeo por parte del grupo incursor, por inesperado que fuera. Entonces tampoco destruyeron el laboratorio grande, despus de todo? No-dijo Sweeney. Seguro que Rullman saba eso; las comunicaciones por radio entre la Tierra y la Luna deban de ser captadas desde all, aunque slo fuera ocasionalmente. Tambin quedaron algunas lneas de intercom en servicio entre los dos; mi madre acostumbraba a pasar mucho tiempo escuchando para saber lo que estaba ocurriendo. Yo tambin lo hice, cuando fui lo suficientemente mayor como para comprender. As fue como supimos que la colonia ganimediana no haba sido bombardeada tampoco. Pero de dnde obtenan la energa? La mayor parte de ella de nuestra propia clula de estroncio"". Todo estaba blindado, de modo que los policas no podan detectar ningn campo de dispersin. Cuando la clula empez finalmente a dar signos de desfallecimiento, tuvimos que conectarnos a las lneas del acumulador central del Puerto...; primero con precaucin, pero luego segn nuestras necesidades. Se alz de hombros. Ms pronto o ms tarde tenan que descubrirlo. Y eso fue lo que pas. Rullman permaneci en silencio por un momento, y Sweeney supo que estaba efectuando mentalmente operaciones aritmticas, comparando los 20 aos de vida media del estroncio11 con la cronologa de Sweeney y de los Hombres Adaptados. Las cifras concordaban, por supuesto. La polica del Puerto haba sido muy cuidadosa con detalles como aqul. De todos modos es asombroso tener que volver a pensar en todo este episodio despus de tantos aos dijo Rullman. Con el debido respeto, seor Sweeney, es difcil imaginar a Shirley Leverault pasando por toda esa prueba..., y sola, excepto un nio al que ni siquiera podra tocar nunca, un nio tan difcil de cuidar, humana y tcnicamente, como una pila atmica. La recuerdo como una muchacha frgil y de poco empuje, yendo detrs de nosotros simplemente porque Robert estaba en el proyecto. Frunci el ceo ante la reminiscencia-. Acostumbraba a decir: "Es su trabajo". Nunca pens en ello ms que como eso, un trabajo.

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Yo era su trabajo dijo Sweeney con voz tona. Los policas haban intentado ensearle a hablar amargamente cuando mencionaba a su madre, pero nunca haba sido capaz de captar la emocin que deseaban que imitara. Sin embargo, haba descubierto que, cuando pronunciaba las slabas casi sin inflexin, se sentan satisfechos con el efecto. La juzg usted mal, doctor Rullman..., o ella cambi tras la muerte de pap. Su valor vala el de diez personas. Y pag por l al final. Con la nica moneda que conocen los policas del Puerto. Lo siento dijo Rullman suavemente. Pero al menos usted consigui escapar. Estoy seguro de que eso es lo que ella hubiera deseado. Dnde consiguieron la nave de la que me ha hablado? Siempre la tuvimos. Perteneca a pap, supongo. Estaba oculta en una chimenea natural cerca de nuestro domo. Cuando los policas penetraron en la sala de comunicaciones, yo sal por el otro lado del domo mientras ellos estaban... ocupados con mi madre, y la tom. No haba ninguna otra cosa que yo pudiera hacer. Por supuesto, por supuesto propia polica privada. A medida que las Autoridades fueron creciendo, tambin crecieron esas fuerzas de polica. Cuando llegaron los viajes espaciales, las Autoridades se hicieron con el monopolio. No escatimaron esfuerzos por conseguirlo; haban aprendido de sus operaciones con los aeropuertos el nico, entre todos sus proyectos, que siempre se haba saldado con prdidas que un negocio no era interesante si no se consegua el control absoluto. Y de forma caracterstica, nunca demostraron el menor inters hacia ninguna forma de viaje espacial que no acarreara enormes gastos; de otro modo no habran podido sacar provecho de los subcontratos; de las rpidas amortizaciones de los prstamos; de las leyes que les permitan reducir impuestos con nuevas inversiones, y de las indefinidamente prolongadas colecciones de tasas y peajes una vez amortizado el coste inicial y los gastos de mantenimiento. En el primer espaciopuerto comercial del mundo. Puerto Tierra, al propietario de una nave le costaba 5.(XX) dlares cada vez que su aparato tocaba el suelo. Las tasas de aterrizaje estaban prohibidas por la ley en la aviacin atmosfrica privada desde haca aos, pero la Autoridad del Puerto de la Gran Tierra actuaba bajo sus propios precedentes; cre tasas de aterrizaje para los vuelos espaciales. Y sigui manteniendo la primera fuerza de polica del Puerto, que era ms importante que las fuerzas armadas de la nacin que le haba concedido esta franquicia. Tras un cierto tiempo, la distincin desapareci, y la polica del Puerto pas a ser las fuerzas armadas de los Estados Unidos. No fue difcil conseguirlo, puesto que la Autoridad del Puerto de la Gran Tierra era en la actualidad un holding que abarcaba a todas las Autoridades del pas, incluido Puerto Tierra. Y cuando la gente, poco despus de iniciarse los vuelos espaciales, empez a preguntarse: "Cmo vamos a colonizar los planetas?", la Autoridad del Puerto de la Gran Tierra ya tena preparada su respuesta. Cuarto: terraformacin. La terraformacin..., la remodelacin de los planetas hasta crear imgenes parecidas a la Tierra, de tal modo que la gente de la Tierra pudiera vivir en ellos. Puerto Tierra estaba preparado para empezar a nivel modesto. Deseaba desplazar a Marte de su rbita hasta un punto un poco ms cerca del Sol, y efectuar unos cuantos ajustes menores a las rbitas de los dems planetas; transportar a Marte

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aproximadamente una cantidad de agua equivalente a vaciar el ocano ndico, slo una menudencia para la Tierra despus de todo, y ni siquiera el 10% de lo que se necesitara ms tarde para terraformar Venus; transportar al pequeo planeta una cantidad de humus ms o menos equivalente a la superficie del estado de Iowa, a fin de empezar a sembrar plantas que cambiaran lentamente la atmsfera de Marte, y as sucesivamente. La totalidad del proyecto era perfectamente realizable desde el punto de vista de la energa y los recursos disponibles, apunt razonablemente Puerto Tierra, e iba a costar menos de treinta y tres mil millones de dlares. La Autoridad del Puerto de la Gran Tierra estaba preparada para recuperar esta inversin sin ninguna repercusin en los impuestos en menos de un siglo, a travs de medios tales como 50 dlares por el correo espacial, 10.000 dlares por tasas de amartizaje, 1.000 dlares por cada billete de viaje (slo ida) al planeta, 100 dlares por acre de desierto marciano en ttulos de propiedad, etc. Por supuesto, las tasas se seguiran manteniendo una vez recuperado el coste..., para el mantenimiento. Y despus de todo, pregunt la Autoridad razonablemente, acaso haba alguna otra alternativa? Ninguna, excepto los domos. La Autoridad del Puerto de la Gran Tierra odiaba los domos. Eran demasiado baratos de construir, y el volumen del trfico hacia ellos y desde ellos siempre sera minsculo. La experiencia de la Luna lo haba evidenciado con dolorosa claridad. Y tambin el pblico odiaba los domos; haba demostrado ya una reluctancia masiva a vivir bajo ellos. En cuanto a los gobiernos, aparte del de los Estados Unidos, que la Autoridad an toleraba, ninguno de ellos senta el menor amor hacia los domos, o hacia el tipo de colonizacin limitada que los domos proporcionaban. Necesitaban librarse de sus excedentes de poblacin a cubos, no con cuentagotas. Aunque la Autoridad saba que la emigracin incrementa antes que frenarla la expansin demogrfica en los pases de origen, se guard mucho de decrselo a los gobiernos implicados; ya descubriran la Ley de Franklin por s mismos. Los domos fueron desterrados; se opt por la terraformacin. Entonces lleg la pantropa. Si esta tercera alternativa al problema de la colonizacin de los planetas result ser una sorpresa para la Autoridad, y para Puerto Tierra, a nadie hay que echarle la culpa excepto a ellos mismos. Los signos anticipadores haban sido numerosos. La nocin de modificar el stock gentico humano para vivir en otros planetas a medida que fueran hallados, en vez de cambiar los planetas para acomodarlos a la gente, perteneca a la poca de Olaf Stapledon. Numerosos escritores se haban interesado ms tarde por el tema. En esencia, se remontaba hasta Proteo, y se hallaba tan arraigado en la mente humana como la nocin del hombre lobo, el vampiro, los cuentos de hadas y la transmigracin de las almas. Pero, de pronto, era posible; y no mucho ms tarde, era un hecho. La Autoridad la odiaba. La pantropa requera una enorme inversin inicial para producir los primeros colonos, pero era un mtodo que, con los refinamientos, ira convirtindose en ms y ms barato. Una vez implantados los colonos, no requera la menor inversin; los colonos se hallaban cmodos en su mundo de adopcin, y podan producir nuevos colonos sin ayuda exterior. La pantropa, adems, resultaba al menos un cincuenta por ciento ms barata que la instalacin del ms pequeo y ms fcil de montar de los domos. Comparada con el costo de terraformar incluso un planeta tan favorable como Marte, no costaba absolutamente nada, desde el punto de vista de la Autoridad.

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Y no haba forma de cobrar derechos, ni siquiera sobre los gastos iniciales. Era demasiado barato para ocuparse de ello. SER UN MONSTRUO SU HIJO? Si un cierto nmero de cientficos influyentes prosiguen por el camino que han emprendido, es probable que alguno de sus hijos o nietos arrastren una vida miserable en las heladas llanuras de Plutn, donde incluso el Sol es apenas una pequea chispa en el cielo. Y jams podr volver a la Tierra hasta despus de su muerte, si es que puede entonces! S, actualmente ya hay preparados planes para transformar a nios inocentes an no nacidos en criaturas aliengenas que morirn de una forma terrible en el momento mismo en que pongan el pie sobre el verde planeta de sus antepasados. Impacientes ante el lento pero seguro programa de la conquista de Marte por el hombre, prominentes pensadores estn trabajando en sus torres de marfil para hallar medios de producir todo tipo de caricaturas de la forma humana; caricaturas que sern capaces de sobrevivir, de algn modo, en los ms implacables y amargos infiernos planetarios. El proceso que puede producir esos desgraciados monstruos a un costo enorme se denomina pantropa. Existe ya, aunque en una forma imperfecta y peligrosa. La cabeza visible de esos profetas es un hombre de pelo blanco y ojos soadores, el doctor Jacob Rullman, que... Basta! estall Sweeney. Apoy las yemas de sus dedos contra sus sienes y luego, temblando, las apart y mir fijamente a Rullman. El cientfico dej sobre la mesa el viejo recorte de revista, que incluso dentro de su proteccin de tefln estaba completamente amarillo tras pasar la mitad de su vida en el aire de Ganmedes. Las manos de Rullman no temblaban en absoluto; y lo que quedaba de su pelo tena el mismo color marrn rojizo de siempre. Esas mentiras! bram Sweeney. Lo siento. Pero funcionan, s que funcionan. Por eso me llenaron con ellas. Es diferente cuando uno se da cuenta de lo retorcidos que son. Lo s dijo suavemente Rullman. Es tan fcil de hacer... Criar a un nio Adaptado es un proceso especial; el nio est siempre aislado y ansioso de imitar, puedes contarle todo lo que quieras; no tiene otra eleccin sino creerte; est desesperado por un contacto ms ntimo, por recibir una aceptacin, por los abrazos que nunca ha conocido. Es lo ltimo en nios probeta; el pecho que puede haberle alimentado es probable que est tan slo al otro lado del cristal, pero se halla igualmente a generaciones en el pasado. Incluso la voz de la madre llega a travs de cables..., si es que llega. Lo s, Donald, creme. Tambin me ocurri a m. Y es muy duro. Jacob Rullman era su... Mi padre, remoto e inmediato. Mi madre muri pronto. Ocurre a menudo, a causa de las privaciones, creo: como la tuya. Pero mi padre me ense la verdad, all en las cavernas de la Luna, antes de ser asesinado. Sweeney inspir profundamente. Al fin estoy sabiendo todo esto. Contine. 6Ests seguro, Donald?

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S, contine. Necesito saber, y an no es demasiado tarde. Por favor. Bien dijo Rullman reflexivamente. La Autoridad consigui que se dictaran leyes contra la pantropa, pero durante un tiempo esas leyes no fueron muy severas; por aquella poca, el Congreso estaba dudando acerca de prohibir la viviseccin, y no saba exactamente qu era lo que se le peda que prohibiera; el Puerto no deseaba ser demasiado explcito. Mi padre estaba decidido a ensayar la pantropa mientras las leyes proporcionasen an una forma de burlarlas; saba demasiado bien que la Autoridad las endurecera y las aplicara con todo rigor apenas tuviera oportunidad de hacerlo sin peligro. Adems, estaba convencido de que nunca colonizaramos las estrellas con domos o con terraformacin. Esos mtodos podan servir para algunos de nuestros planetas locales. Marte, Venus. .., pero no fuera del Sistema Solar. Fuera del Sistema Solar? Cmo es posible ir hasta all? Con el impulsor estelar, Donald. Existe desde hace dcadas, de hecho desde hace casi medio siglo. Se efectuaron con l algunos viajes de exploracin poco despus de su descubrimiento y tuvieron un gran xito, aunque no hallars ninguna mencin de ello en la prensa de la poca. El Puerto no poda ver ningn beneficio en el vuelo interestelar, de modo que elimin las noticias, secuestr las patentes, destruy los informes de los vuelos..., hizo todo lo que pudo. Pero todas las naves de la Autoridad llevan el impulsor, por si acaso. Incluso nuestra nave lo lleva. Del mismo modo que lo lleva tu amigo el piloto que te trajo hasta aqu. Sweeney no dijo nada. El asunto es: la mayora de los planetas, incluso aqu, dentro del Sistema Solar, no pueden ser equipados con domos, ni pueden ser terraformados de ninguna manera. Jpiter, por ejemplo. Muchos otros podran ser transformados, pero demasiado lentamente y sin posibilidad de beneficios inmediatos para tentar al Puerto. Por otra parte, la Autoridad ni siquiera se ha planteado las distancias interestelares, puesto que no habr ni trfico ni comercio en ellas que poder tasar. "La pantropa era la respuesta obvia. No para el Puerto, evidentemente, sino para el futuro de los hombres en general. De alguna forma, mi padre vendi esa idea a algunos polticos, y tambin a gente con dinero. Finalmente, fue capaz de encontrar a algunos supervivientes de esas primeras expediciones interestelares, gente que saba algo acerca de los planetas extrasolares y conoca la forma de manejar el impulsor interestelar. Toda esa gente deseaba efectuar al menos una demostracin experimental de la pantropa, que dejara la puerta abierta para otras si tena xito. "Nosotros somos ese experimento: esta colonia en Ganmedes. "La Autoridad consigui declararla ilegal antes de que se iniciara realmente, pero cuando descubrieron los laboratorios en la Luna ya era demasiado tarde; nosotros habamos partido. Fue entonces cuando endurecieron al mximo las leyes, y las hicieron retroactivas; tenan que eliminar la pantropa, y lo saban. "Por eso nuestra propia existencia es un crimen, Donald. La polica del Puerto necesita absolutamente que la colonia sea un fracaso, y poder probarlo. se es el motivo de que deseen hacernos volver. Desean poder exhibirnos, mostrar los monstruos indefensos que somos en la Tierra, y decirle a todo el mundo que no hemos podido sobrevivir en Ganmedes y que ellos han tenido que venir a sacarnos de aqu. "Y adems..., bien, estn esas falsas acusaciones de piratera de que me has hablado. Seremos juzgados. Seremos ejecutados, casi con toda seguridad exponindonos en pblico a las condiciones normales de la Tierra. Ser una leccin ejemplar; de hecho, el toque final.

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Sweeney permaneca hundido en su silla, agitado por la primera emocin completa que haba experimentado nunca: el asco hacia s mismo. Ahora comprenda las alusiones en la voz de Rullman. Todo el mundo haba sido traicionado... Todo el mundo! La voz prosigui despiadadamente, removiendo las cenizas: Bien, en cuanto al proyecto, nuestro proyecto, es tan simple como todo lo dems. Sabemos que a la larga la humanidad no podr colonizar las estrellas sin la pantropa. Sabemos que el Puerto no va a permitir que la pantropa sea utilizada. Y sabemos, en consecuencia, que somos nosotros quienes deberemos llevar la pantropa a las estrellas, antes de que la Autoridad pueda impedrnoslo. Una, dos, tres veces, hasta el infinito. "As que eso es lo que estamos haciendo, o estbamos haciendo. Nuestra vieja nave est dispuesta para el viaje, y hemos preparado una nueva generacin de nios, slo unos pocos, entrenndolos para manejarla, y adaptados para..., bien, para algn lugar. Los chicos no pueden vivir en la Tierra, y no pueden vivir en Ganmedes: pero pueden vivir en uno de seis planetas extrasolares distintos que hemos elegido, cada uno de ellos en una direccin distinta y a diferente distancia del Sol. Yo slo conozco los nombres de dos de ellos; los chicos son los nicos que conocen los dems. A cul de ellos irn es algo que decidirn nicamente cuando estn a bordo y en camino. Nadie de los que quedemos atrs podr traicionarles. La Tierra nunca los encontrar. "se ser el inicio del ms inmenso "programa de inseminacin" en la historia humana: sembrar las estrellas con gente. "Si podemos conseguir que la nave despegue. En el silencio que sigui, la puerta de la oficina de Rullman se abri suavemente, y Mike Leverault entr, con aspecto preocupado y llevando una tablilla con un sujetapapeles. Se detuvo al verles, y el corazn de Sweeney se encogi sobre el helado flujo que arrastraban sus rgidas cmaras de bombeo. Disculpen dijo Mike. Pens... ,,Ocurre algo? Se ven los dos tan taciturnos. S, ocurre algo dijo Rullman. Mir a Sweeney. Una comisura de la boca de Sweeney se crisp, ms all de su voluntad. Se pregunt si estaba intentando una sonrisa, y si era as, acerca de qu. No hay otra solucin asegur. Doctor Rullman, sus colonos debern rebelarse contra usted.

4La bengala estall alta, quizs a cinco mil metros. Aunque lo hizo por encima del lado occidental de la llanura, arroj la suficiente luz al fondo de la Muesca para revelar el bamboleante y gruente vehculo oruga que avanzaba por ella. El sonido, sin embargo, era demasiado dbil para imponerse al ruido de las turbinas, y Sweeney no se senta preocupado por la breve luz. El vehculo, avanzando hacia el norte a unos buenos treinta kilmetros por hora bajo la vegetacin, sera tan difcil de detectar desde el aire como un ratn corriendo entre races. Adems, seguramente nadie estaba mirando a la Muesca en aquellos momentos. Las evidencias de la batalla que asolaba las tierras altas atraan demasiado la atencin; el propio Sweeney las estaba siguiendo tensamente.

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Mike conduca, dejando a Sweeney libre para acurrucarse en medio de los tiles e instrumentos que llenaban el habitculo al lado del gran barril de aluminio, observando la pantalla de radar. La antena parablica del radar en la parte superior del oruga no estaba girando; estaba enfocada directamente hacia atrs, hacia el camino que Mike y l haban recorrido, captando el rel de microondas de la ltima estacin automtica junto a la que haban pasado. El barrido estaba siendo efectuado para Sweeney por el gran radiotelescopio en la cima del pi de Howe. Sweeney apenas prest atencin a las rpidas y zigzagueantes estras que cruzaban la pantalla. Correspondan a los cohetes de escaso calibre, una parte de la batalla que apenas tena incidencia en el contexto general. Un contexto que era claro ya: mostraba, como haba mostrado desde haca das, que las fuerzas insurgentes seguan dominando la montaa y sus armas pesadas, pero que los leales conservaban la iniciativa al norte y se iban haciendo cada vez ms fuertes. La situacin haba desembocado en un punto muerto. Aunque obviamente los insurgentes haban conseguido echar a los leales del pi de Howe, quizs a travs de algn truco con los ventiladores, quiz mediante alguna forma de guerrilla, resultaba tambin evidente que los leales tenan superioridad en el campo. Estaban perdiendo terreno dos veces ms aprisa de lo que lo haban tomado originalmente. El fuego de apoyo desde la montaa no pareca estar ayudndoles mucho; era pesado, pero terriblemente impreciso. Las frecuentes bengalas hablaban de mala visibilidad y peor inteligencia. Y los leales, aunque haban sido desalojados, posean todos los aviones; tenan la desfachatez de hacerlos volar sobre las lneas enemigas, con todas las luces encendidas. Lo que iban a hacer los leales cuando se enfrentaran al problema de reconquistar la montaa era otro asunto. Nada excepto la artillera ms pesada poda hacerle mucha mella al pi de Howe. Y aun prescindiendo del hecho de que toda la artillera pesada estaba en la montaa, sera un suicidio para ambas fuerzas utilizarla en Ganmedes. La lucha no se haba vuelto tan dura todava. Pero poda volverse. Y las naves de la Tierra que sealaba la pantalla en el interior del oruga lo saban. Quedaba claramente demostrado por su situacin. Estaban all, casi con toda seguridad, porque haban deducido que Sweeney se hallaba al mando de los insurgentes; pero no mostraban ninguna intencin de intervenir y echarle una mano. En vez de ello, permanecan aparte, un poco ms adentro de la rbita de Calixto, a un milln y medio de kilmetros de Ganmedes; lo bastante lejos como para tener tiempo de huir si divisaban alguna explosin atmica en Ganmedes, lo bastante cerca como para acudir en busca de Sweeney si pareca que ste consegua la victoria. La voz de Mike, gritando algo ininteligible, le lleg mezclada con el rugir de las turbinas del oruga. Qu ocurre? grit Sweeney, inclinando la cabeza. ... ese amontonamiento de rocas ah delante. Si es como... antes. .. probablemente har de pantalla. Detente grit Sweeney. Quiero efectuar otra lectura. El oruga se detuvo obedientemente, y Sweeney comprob su pantalla con los datos que le haba dado Rullman y que tena clavados en la pared cerca de su codo. Concordaban: 1.500.000 era lo bastante prximo. Quizs un poco demasiado cerca, pero no mucho. La onda frontal de una explosin satelitaria cruzara aquella distancia en unos cinco segundos, trayendo consigo la aniquilacin total; pero cinco segundos podan ser tiempo suficiente para permitir a los controles automticos de las naves de la Tierra conectar los impulsores transfinitos.

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Dio dos palmadas en el hombro a Mike. Por ahora vamos bien. Sigue adelante. Su respuesta se perdi, pero la vio asentir con la cabeza cubierta por su pesado casco, y el vehculo empez a trepar lentamente por el inclinado talud lleno de rocas y cascotes, formado por la multitud de desprendimientos que cada ao caan al fondo de la Muesca por exfoliacin de sus paredes. Mike se volvi y le sonri alegremente; y l le. devolvi la sonrisa; las orugas resonaban demasiado fuertemente como para permitir cualquier otra respuesta. Toda la operacin haba dependido desde un principio de una larga cadena de si... que poda desmoronarse en un momento si fallaba uno slo de los eslabones. Slo podan confiar en el principio. La seal que Sweeney haba enviado a Meiklejon-VVANY no le haba dicho a ste nada; sin embargo, le haba indicado a la computadora que Sweeney no haba capturado todava a los Hombres Adaptados que la Tierra deseaba, pero que dispona de una ayuda que le permitira conseguir finalmente sus propsitos. Eso era sabido. Las rdenes que la computadora le haba dado a Meiklejon en respuesta a su seal constituan el primer 5. La computadora, por supuesto, poda reaccionar con alguna increble pieza de sutilidad que ningn ser humano fuera capaz de imaginar; las mquinas jugadoras de ajedrez de Shannon ganaban a veces sus partidas con los grandes maestros de este modo, aunque normalmente apenas podan ganar a los jugadores medianos. Puesto que no haba ninguna forma de anticipar cmo poda ser ese gambito, ni Sweeney ni Rullman haban perdido tiempo intentando averiguar cul sera. No obstante, la otra alternativa era mucho ms probable. La mquina supondra que Sweeney estaba a salvo, como evidenciaba la llegada de la seal codificada; y que si haba conseguido ayuda, eso slo poda significar que haba reunido en torno suyo a un grupo secreto de colonos descontentos, una "resistencia ganimediana" o su equivalente. La Tierra poda haber supuesto, y transmitido esa suposicin a las memorias de la computadora, que algunos de los colonos estaban insatisfechos con sus vidas; era una ilusin que la Tierra Poda convertir en un hecho sin ser consciente del engao, puesto que nadie en la Tierra poda sospechar lo hermoso que era Ganmedes. Y la computadora poda asumir tambin que era slo cuestin de tiempo el que Sweeney terminara deteniendo a los otros hombres, y pudiera enviar a Meiklejon WAWY... o quizs incluso YYAWY, Cmo sabremos que acta de esa forma? haba preguntado Rullman. Si lo hace, se cumplir el plazo sin que Meiklejon haga ningn movimiento. Se limitar a permanecer en su rbita hasta que la computadora cambie de idea. Qu otra cosa puede decirle sta que haga, de todos modos? l es simplemente un hombre en una nave pequea sin armamento potente. Y es un terrestre; no puede bajar y unirse a mi pretendido grupo de resistencia ni aunque se le ocurriera la idea de hacerlo. Seguir all. El oruga trep por un peasco casi cbico, se desliz de costado por una de sus inclinadas caras y cay pesadamente sobre un lecho de redondeadas piedras de tamao ms pequeo. Sweeney alz la vista de los controles de radar para comprobar cmo soportaba la marcha el enorme barril de aluminio. Estaba metido en un mar de herramientas picos, azadas, palas, clavos, rollos de cable que podan desenrollarse rpidamente, pero estaba firmemente asegurado. El milagro de la qumica pirotcnica (y especficamente la qumica ganimediana) dormitaba todava en su interior. Se arrastr hacia delante hasta la cabina junto a Mike y se at a su asiento para gozar del viaje.

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No haba forma de predecir ni de calcular cunto poda prolongar el plazo la mquina en la nave de Meiklejon, cunto tiempo poda concederle a Sweeney para iniciar su insurreccin. La colonia trabaj como si no hubiera ningn periodo de gracia en absoluto. Cuando el plazo lmite pas sin ninguna seal de que Meiklejon hubiera existido nunca aunque el radiotelescopio mostraba que an segua all, Sweeney y Rullman no se felicitaron el uno al otro. No podan estar seguros de que el silencio y la prolongacin del plazo significaran lo que ellos crean que significaba. Lo nico que podan hacer era seguir trabajando. Los movimientos de mquinas y hombres y la exhibicin de energa, que tenan que parecerle a Meiklejon el estallido de una revuelta de los colonos, surgieron del pi de Howe once das ms tarde. Todos los signos mostraban que haban sido los leales quienes haban instalado su base cerca del polo norte de Ganmedes. Sweeney y Mike haban recorrido toda la Muesca previamente, instalando en la lujuriante jungla opaca al radar una serie de pequeos artilugios, todos ellos automticos, todos ellos destinados a registrar en los detectores de Meiklejon un enorme despliegue de maquinaria pesada. Los movimientos estratgicos visibles de los ejrcitos enemigos sugeran la misma concentracin leal en el polo. Y ahora Sweeney y Mike estaban en su camino de vuelta. La computadora pareca estar aguardando; evidentemente, Meiklejon haba almacenado los datos de todo aquello como una autntica rebelin. Al principio, el bando de Sweeney estaba ganando la confrontacin. La computadora no tena ninguna razn para efectuar una nueva extrapolacin hasta el da en que las fuerzas leales consiguieran mantener sus lneas; entonces debera extrapolar la pregunta de cmo los leales podran apoderarse de nuevo de la montaa si en las siguientes semanas conseguan barrer a Sweeney de all. Es un juego de nios haba dicho Sweeney. No tiene ninguna razn para pensar de otra forma. Es demasiado simple como para efectuar una extrapolacin ms all de la primera derivada. Eres muy confiado, Donald. Sweeney se agit incmodo en su asiento mientras recordaba la sonrisa de Rullman. Ningn Hombre Adaptado, y Sweeney menos que nadie, haba tenido una autntica infancia; ningn "juego de nios". Afortunadamente, la polica del Puerto haba credo esencial que Sweeney conociera la teora de los juegos para desarrollar su tarea. El oruga se hallaba ahora en un terreno relativamente ms llano, y Sweeney fue atrs para comprobar la pantalla. Tal como Mike haba anticipado, el talud impeda la recepcin de la estacin retransmisora de radar detrs de ellos; Sweeney empez a efectuar barridos con la antena. Una buena parte del campo estaba obstaculizado por el cercano borde de la Muesca, pero ese efecto iba a empezar a desaparecer poco a poco de la pantalla a partir de ese momento. El fondo de la Muesca se elevaba gradualmente a medida que se acercaban al polo norte, aunque nunca llegaba a alcanzar el nivel de la llanura. Ahora ya poda captar el suficiente cielo como para sentirse satisfecho de que las naves de la Tierra estuvieran exactamente all donde haban estado antes. se haba sido el ltimo riesgo: que Meiklejon, alarmado ante los constantes consejos de inaccin de la computadora, hubiera radiado a la Tierra solicitando consejo de las autoridades superiores. Obviamente, una revuelta de colonos en Ganmedes, un movimiento que poda ser descrito como "Queremos volver a casa", sera ideal para los propsitos de la Tierra. La Tierra insistira no slo en que Meiklejon se mantuviera

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quieto en su lugar tal como le haba indicado su computadora..., sino que poda incluso apresurarse a enviar refuerzos a Sweeney, slo por si acaso. Tanto Sweeney como Rullman saban las probabilidades que haba de que ocurriera eso, y haban decidido correr el riesgo, y prepararse contra l. Las probabilidades haban estado a punto de volverse contra ellos las naves de la Tierra estaban all, pero las cosas an parecan estar a su favor. Tan satisfecho como era posible dadas las circunstancias, Sweeney volvi a la cabina. Antes de sujetarse con su cinturn, se entretuvo en besar a Mike, con considerable detrimento del control del bamboleante vehculo oruga. La explosin lo proyect, brutalmente, contra el asiento vaco. Se enderez trabajosamente en su asiento, con la cabeza resonndole. Los motores del oruga parecan haberse detenido; por encima del ruido que llenaba su cabeza slo poda or el sonido de los ventiladores. Don! Ests bien? Qu ha sido eso? Uf dijo Sweeney, sentndose. No me he roto nada. Me he dado un golpe en la cabeza. Ha sido un explosivo potente, por el ruido. Uno de los grandes. El rostro de Mike era tenso y ansioso al dbil resplandor del cuadro de instrumentos. Uno de los nuestros? OO... ? No lo s, Mike. Sonaba como si hubiera impactado en el barranco detrs de nosotros. Qu ocurre con el motor? Ella accion inmediatamente. el encendido. Zumb, y el motor se puso en marcha

Debe de haberse parado dijo disculpndose. Insert la marcha. Pero esto no va bien. La traccin se desva hacia tu lado. Sweeney abri la puerta de la cabina y salt al rocoso suelo. Luego lanz un silbido. Qu ocurre? le apremi Mike. Ha cado ms cerca de lo que pensaba. La oruga de la derecha est casi partida por la mitad. El impacto de alguna roca, supongo. Psame el cortador. Ella se inclin en su asiento, tom el cortador de arco y se lo tendi, junto con las gafas protectoras. l se encamin hacia la parte de atrs del vehculo y puls el botn. El arco elctrico ardi con un azul sulfuroso; un momento ms tarde, la daada oruga salt de alrededor de los cuatro grandes neumticos para la nieve como una agonizante serpiente. Arrastrando el cordn tras de s, Sweeney cort tambin la oruga izquierda, y luego regres a la cabina, enrollando el cordn al mismo tiempo. Ya est, pero ve despacio. Esos neumticos estarn hechos trizas cuando lleguemos a la base. El rostro de la joven an estaba blanco, pero no hizo ms preguntas. El vehculo empez a arrastrarse hacia delante, perdida ya su cualidad de oruga. No haban recorrido an tres kilmetros cuando el primero de los ocho neumticos estall, sobresaltndolos a los dos. Un rpido examen mostr que era el exterior trasero de la derecha. Otros cinco kilmetros ms, y el delantero interior de la derecha estall

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tambin. Era malo haber perdido dos del mismo lado del vehculo, pero al menos era en diferentes ejes y en posicin alterna. El siguiente en estallar, ocho kilmetros ms adelante el suelo estaba menos lleno de rocas a medida que ascenda, fue el trasero interior izquierdo. Don... S, Mike? Crees que ha sido una bomba de la Tierra? No lo s, Mike. Lo dudo; estn demasiado lejos para arrojar proyectiles contra Ganmedes excepto al azar. Y por otro lado, por qu iban a hacerlo? Lo ms probable es que haya sido uno de nuestros torpedos, que ha perdido el control. Hizo estallar sus dedos. Espera un momento. Si estamos arrojndonos mutuamente artillera pesada, la polica tiene que haberlo observado, y eso podemos comprobarlo. Bang! El vehculo se inclin hacia la derecha y empez a patinar. Sweeney no necesitaba comprobarlo para saber que esta vez haba sido el delantero exterior derecho. Esas dos ruedas deban de estar rodando ahora sobre las llantas desnudas, y quedaban an ms de trescientos metros de recorrido. El peso principal se hallaba en la parte de atrs; los neumticos direccionales estaban soportando poco castigo, relativamente. Apretando los dientes, se solt el cinturn de seguridad y se arrastr a la parte de atrs, junto al radar, comprobando automticamente el barril de aluminio. Ahora la pantalla rastreaba una parte ms amplia del cielo. Era imposible triangular la posicin de las naves de la Tierra ahora que la transmisin desde el pi de Howe quedaba interrumpida, pero los breves silbidos en la pantalla eran marcadamente ms dbiles. Sweeney supuso que se haban retirado al menos otros ciento cincuenta mil kilmetros. Sonri y se inclin al odo de Mike. Ha sido uno de los nuestros dijo. Rullman est utilizando la artillera pesada, eso es todo. Uno de sus proyectiles automticos debe de haberse extraviado en la Muesca. La polica del Puerto debe de haber detectado el incremento del fuego... y han retrocedido. Las cosas estn empezando a parecer cada vez ms como si los rebeldes pudieran aplastar la base de los leales con una bomba de fisin, y no desean estar mejilla contra mejilla con el planeta cuando eso ocurra. Falta mucho todava para llegar? Mike dijo: Ya es... Bang! Mike cerr un interruptor, y el motor se detuvo. ... tamos-concluy, y entonces, sorprendentemente, empez a rer. Sweeney trag saliva, y luego descubri que tambin estaba riendo. Con tres neumticos intactos dijo. Hurra por nosotros! Vamos al trabajo. Otra bengala estall en el cielo, no tan cerca como antes. Sweeney rode el vehculo hasta la parte de atrs, con Mike a sus talones, y ambos se quedaron mirando sombros los jirones de caucho siliconado que antes haban sido dos excelentes neumticos. Dos de las llantas estaban prcticamente desnudas; el quinto neumtico, que no haba estallado sino que tena tan slo un pinchazo, poda ser reparado.

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Suelta el bidn y hazlo rodar hasta la puerta de atrs prosigui Sweeney. Con cuidado. Ahora psamelo y aydame a bajarlo al suelo. En torno suyo, ocultos entre las rocas y los gruesos y retorcidos troncos, estaban los pequeos instrumentos cuyo ajetreado parloteo electrnico haca que aquel lugar les sonara como un importante campamento militar a las naves que aguardaban fuera de Ganmedes. Las fotografas, por supuesto, no iban a mostrar nada; la luz visible era insuficiente, la infrarroja tambin era dbil, y la ultravioleta era retenida por la atmsfera. Nadie poda esperar ver nada desde el espacio por ningn mtodo, no en la Muesca; no obstante, los detectores informaran de un gran derroche de energa, y de ocasionales estallidos de energa aqu y all...; los cohetes rebeldes bombardeando la zona. Aquello deba de ser suficiente. Con la ayuda de Mike, Sweeney deposit el barril de aluminio de pie en el centro de todos los aparatos, aproximadamente. Voy a retirar ese neumtico pinchado dijo. Nos quedan quince minutos hasta el momento del despegue, y puede que ms tarde lo necesitemos. Sabes cmo montar esto? No soy una idiota. Ve a cambiar tu neumtico. Mientras Sweeney trabajaba, Mike localiz el cable principal que proporcionaba la energa a los pequeos charlatanes invisibles, e hizo una derivacin. Le conect un interruptor a resorte que saltara a Off tan pronto como la corriente llegara a un solenoide que actuaba como disparador. Un cable elctrico iba a este solenoide, y otro a un terminal rojo a un lado del barril de aluminio. Mike comprob el interruptor manual al otro lado del cable. Todo estaba preparado. Cuando ese interruptor fuera accionado, los pequeos charlatanes dejaran de actuar, y en el mismo momento el barril entrara en accin. Todo listo, Mike? Listo y esperando. Cinco minutos para el momento del despegue. Estupendo dijo Sweeney, tomando el rollo de cable de manos de ella. Ser mejor que te metas en el vehculo y lo lleves al otro lado del polo, ms all del horizonte de este punto. Por qu? No hay autntico peligro. Y si lo hubiera, qu iba a hacer yo all completamente sola? Mira, Mike... Sweeney estaba ya andando hacia atrs, siempre en direccin al norte, desenrollando el cable. Lo nico que deseo es alejar el vehculo de aqu; quiz podamos utilizarlo, y una vez este barril empiece a actuar, puede que incendie todo lo que haya a su alrededor. Adems, supongamos que la polica decide echar una mirada desde ms cerca a este lugar. El vehculo sera visible, o al menos sospechosamente identificable. Pero a m no podrn verme. Es mucho mejor que el oruga est ms all de la lnea del horizonte. De acuerdo? Oh, de acuerdo. Simplemente, procura no resultar muerto, eso es todo. Lo procurar. Me reunir contigo una vez haya terminado el espectculo. Anda, vete ya. Frunciendo el ceo, aunque no muy convincentemente, ella subi al vehculo, que empez a avanzar con lentitud pendiente arriba. Sweeney pudo or sus llantas

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desnudas rechinando contra las rocas mucho tiempo despus de que hubiera desaparecido, pero finalmente tambin estuvo fuera del alcance de sus odos. Sigui caminando hacia atrs, desenrollando el cable del carrete hasta que estuvo por completo desenrollado, y el falso campamento lo hall a casi dos kilmetros al sur. Tomo el interruptor manual con su mano derecha, comprob su reloj y se puso en cuclillas detrs de Un largo saliente rocoso para aguardar. Una serie de bengalas trazaron una hilera de soles azules en el cielo. En algn lugar aull un misil, y luego el suelo se estremeci intensamente. Sweeney dese fervientemente que los artilleros "insurgentes" no se mostraran tan finos en su puntera. Pero aquello ya no iba a durar mucho. En unos pocos segundos, la nave de supervivencia la nave dirigida a una de las seis desconocidas estrellas, y llevando consigo la nueva generacin de nios Adaptados despegara del pi de Howe. Veinte segundos. Quince. Diez. Nueve. Ocho. Siete. Seis. Sweeney puls el interruptor. El barril de aluminio entr en accin con una tos cavernosa, y una intensa bola de luz, demasiado brillante pese a tener los ojos fuertemente cerrados o llevar las gafas protectoras de soldar o ambas cosas, ascendi en el cielo de Ganmedes. El calor azot la piel de Sweeney con tanta intensidad como lo hiciera contra su espalda la unidad JATO , hada tanto tiempo. La conclusin, que sigui aproximadamente unos nueve segundos ms tarde, lo aplast contra el suelo e hizo sangrar su nariz. Sin preocuparse por ello, gir sobre s mismo y mir hacia arriba. La luz ya casi haba muerto. Ahora haba una torbellineante columna de humo blanco, atravesada por siniestros e incandescentes colores, elevndose hacia el cielo a una velocidad de ms de mil quinientos metros por minuto. Era una convincente explosin visualmente..., pese a ser un fraude. de una bomba de fisin, al menos

La columna no empez a abrirse para adquirir su forma de seta hasta que estuvo a casi ocho kilmetros de altura; no obstante, para entonces Sweeney estaba seguro de que no haba ninguna nave de la Tierra dentro de un radio de diez unidades astronmicas de Ganmedes. Nadie se parara a hacer preguntas, especialmente cuando todos los instrumentos del "campamento" haban dejado de transmitir simultneamente a la "explosin". Quizs a la Autoridad se le ocurriera ms tarde que la "explosin" poda haber sido una enorme candela romana de un solo disparo lanzada desde un barril de aluminio, y propulsada por una mezcla de compuestos fumgenos y explosivos qumicos de baja accin. Pero para entonces la nave de supervivencia estara ya ms all de toda posibilidad de rastrear su rumbo.

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De hecho, ya haba partido. Haba despegado a la cuenta, que Sweeney no haba llegado a contar, de Cero. Sweeney se puso en pie, tarareando alegremente y casi con tan poca entonacin como Rullman, y sigui caminando hacia el polo norte. Al otro lado del polo, se supona que la Muesca continuaba alzndose progresivamente a medida que avanzaba por el hemisferio de Ganmedes orientado siempre a Jpiter. Haba all una zona crepuscular, iluminada irregularmente por el Sol debido a la libracin cuando Ganmedes se hallaba en el lado de Jpiter iluminado por el Sol, y muy regularmente cuando el satlite entraba y sala de su periodo de ocultacin del gran primario. Naturalmente, los periodos de ocultacin iban a ser ms bien fros, pero cada uno de ellos duraba menos de ocho horas. Por todas partes en Ganmedes los otros colonos estaban dirigindose a lugares parecidos, una vez destruido su espurio equipo de guerra, cumplido su propsito. Iban equipados de las ms diversas maneras, pero todos tan completamente como Sweeney. ste dispona de un vehculo de diez ruedas para la nieve en el cual seran redistribuidos los seis neumticos que quedaban para convertirlo en un adecuado tractor pesado, y llevaba el compartimento posterior lleno de herramientas, semillas, medicinas, comida y combustible de reserva. Tambin tena una esposa. La Tierra visitara Ganmedes, por supuesto. Pero no encontrara nada. El interior del pi de Howe haba sido arrasado tras el despegue de la nave de supervivencia. En cuanto a la gente, sera inofensiva, ignorante, y estara muy dispersa. Campesinos, pens Sweeney. Silbando, cruz el polo norte. nicamente campesinos. Finalmente vio la achaparrada forma del vehculo, detenido junto a la embocadura de un valle. En un primer momento Mike no resultaba visible, pero finalmente la descubri, de pie dndole la espalda, en una elevacin. Trep hasta situarse a su lado. El valle se estrechaba durante una treintena de metros delante de ellos, y luego se abra en una amplia extensin de terreno llano. Una dbil neblina flotaba sobre l. Para un terrestre, nada hubiera parecido ms desolado..., pero no haba ningn terrestre contemplndolo. Apuesto a que es el mejor terreno cultivable de Ganmedes susurr Sweeney . Me gustara... Mike se volvi y le mir. l dej su deseo informulado, pero no haba duda alguna de que Mike haba captado el resto. Sin embargo, Pullman ya no estaba en Ganmedes para compartir sus bellezas, sta o cualquier otra. Aunque nunca llegara a ver el final del viaje, no sobrevivira para alcanzar su distante meta, se haba ido con los nios en la nave, llevndose su conocimiento con l. Sweeney comprenda que haba sido un gran hombre. Ms grande quiz que su propio padre. Ve delante con el vehculo, Mike dijo Sweeney en voz muy baja. Yo caminar detrs. Por qu? Funciona estupendamente sobre este suelo; el peso extra no importa.

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No me preocupa el peso. Es simplemente que tengo ganas de andar. Es..., bueno, infiernos, Mike, acaso no sabes que apenas acabo de nacer? Alguna vez se ha odo que un nio llegase a este mundo en un catorce toneladas?

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Libro tercero Tensin superficialPrlogoEl doctor Chatvieux permaneci largo tiempo inclinado sobre el microscopio, dejando a La Ventura sin nada que hacer excepto mirar el muerto panorama de Hydrot. Un paisaje acutico, pens; era la expresin que mejor le cuadraba. Desde el espacio, el nuevo mundo no haba mostrado ms que un pequeo continente triangular, plantado en medio de un ocano infinito; e incluso el continente era en su mayor parte un pantano. Los restos de la nave de inseminacin yacan rotos en el nico promontorio realmente rocoso que pareca poseer Hydrot, y que se alzaba unos sorprendentes siete metros por encima del nivel del mar. Desde aquella prominencia, La Ventura poda ver sesenta kilmetros de un llano lecho de lodo que se extenda hasta el horizonte. La roja luz de la estrella Tau Ceti, reflejndose en miles de pequeos lagos, estanques y charcos, converta la acuosa llanura en una especie de mosaico de nice y rub. Si yo fuera un hombre religioso dijo el piloto de pronto, llamara a este planeta "un testimonio autntico de la venganza divina". Hum? dijo Chatvieux. Es como si todo el lugar hubiera sido golpeado a causa de su... orgullo?, arrogancia? Oh, usted cree? dijo Chatvieux, alzando por fin la mirada. En este momento no me siento henchido de orgullo precisamente. Y usted? No me siento exactamente orgulloso de mi pilotaje admiti La Ventura. Pero no es eso precisamente lo que quiero decir. Estaba pensando en por qu hemos venido precisamente aqu. Se necesita mucha arrogancia para creer que uno puede esparcir hombres, o al menos cosas muy parecidas a hombres, por toda la galaxia. Y se necesita mucha ms arrogancia an para realizar el trabajo; para cargar todo el equipo y trasladarse de planeta en planeta y crear realmente hombres, crearlos de forma que se adapten a cada lugar con el que uno entra en contacto. Supongo que s dijo Chatvieux. Pero nosotros somos tan slo una entre los varios centenares de naves inseminadoras que hay en este brazo de la galaxia, as que dudo mucho que los dioses nos consideren unos pecadores especiales. Sonri. En caso contrario, quiz nos hubieran dejado nuestro ultrafono, a fin de que el Consejo de Colonizacin pudiera saber de nuestro desastre. Adems, Paul, nosotros no creamos hombres. Los adaptamos; los adaptamos a planetas parecidos a la Tierra, nada ms que eso. Tenemos el suficiente buen sentido, o la suficiente humildad, si lo prefiere as, para saber que no podemos adaptar hombres a un planeta como Jpiter, o a la superficie de un sol como Tau Ceti. Sea como fuere, aqu estamos dijo La Ventura sombramente. E impotentes adems. Phil me dice que ni siquiera tenemos ya nuestro banco de clulas germinales, de modo que no podemos inseminar este lugar en la forma habitual. Hemos naufragado en un mundo muerto que nos desafa a adaptarnos a l. Qu va a hacer la pantropa con nuestras recalcitrantes carcasas humanas? Les va a proporcionar aletas natatorias?

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No dijo Chatvieux calmadamente. Usted y yo y todo el resto de nosotros vamos a morir, Paul. Las tcnicas pantrpicas no trabajan sobre el cuerpo ya formado; ste permanece inmutable durante toda la vida desde el momento mismo en que es concebido. Intentar remodelar un cuerpo ya formado equivale a mutilarlo. La pantropa acta solamente sobre los genes, los factores de la herencia. No podemos proporcionarle a usted aletas natatorias, del mismo modo que no podemos proporcionarle un cerebro de repuesto. Creo que vamos a ser capaces de poblar este mundo con hombres, pero nosotros no vamos a vivir lo suficiente para verlo. El piloto pens en aquello, mientras una fra bola se iba acumulando gradualmente en su estmago. Cunto podemos resistir? pregunt finalmente. Quin sabe? Un mes, quiz. La mampara que daba a la parte ms daada de la nave se abri, dejando entrar un aire denso y salino, cargado de anhdrido carbnico. Philip Strasvogel, el oficial de comunicaciones, penetr en la estancia, dejando manchas de lodo en el suelo. Como La Ventura, era ahora un hombre sin ninguna funcin, y la cosa pareca preocuparle. No estaba bien equipado para la introspeccin, y con su ultrafono totalmente inutilizado, sin responder a sus inquietas y siempre exploradoras manos, se haba replegado sobre s mismo, cosa que no haba dado mucho resultado puesto que sus recursos mentales eran escasos. Slo las tareas que Chatvieux le haba encomendado le haban impedido hundirse en una permanente apata, como un coloide fijado permanentemente en una masa de gelatina. Se solt de su cintura un cinturn de lona, en cuyas abrazaderas tambin de lona haba una serie de tubos de ensayo de plstico colocados como si fueran cartuchos. Ms muestras, doctor dijo. Todas iguales...; agua, muy hmeda. Tengo algo de arenas movedizas en una bota, tambin. Ha encontrado algo? S, bastantes cosas, Phil. Gracias. Estn los otros por ah? Strasvogel asom su cabeza por la puerta y grit algo. Otras voces le respondieron desde la lodosa llanura. Unos minutos ms tarde, el resto de los supervivientes del naufragio estaban reunidos en la sala de pantropa. Saltonstall, el ms joven ayudante de Chatvieux, un tcnico eternamente joven y eternamente optimista dispuesto a intentar de inmediato cualquier cosa nueva, incluida la muerte; Eunice Wagner, tras cuyo plcido rostro se ocultaba el talento de la nica ecloga superviviente de la expedicin; Eleftherios Venezuelos, el siempre silencioso delegado del Consejo de Colonizacin, y Joan Heath, un miembro de la tripulacin de la nave cuyas tareas, como las de La Ventura y Phil, ya no tenan ningn objetivo, pero cuyo radiante rostro y falsamente indolente cuerpo resplandecan a los ojos del piloto ms brillantes que Tau Ceti...; ms brillantes, desde el naufragio, que el sol natal de todos ellos. Cinco hombres y dos mujeres... para colonizar un planeta en el cual caminar significaba "chapotear". Entraron silenciosamente y se acomodaron en sillones y otros lugares ms o menos adecuados de la estancia, en las esquinas de las mesas, en los rincones. Joan Heath se qued de pie junto a La Ventura. No se miraron el uno al otro, pero el calor del hombro de ella en contacto con el de l era todo lo que el piloto necesitaba. Nada era tan malo como pareca. Cul es el veredicto, doctor Chatvieux? dijo Venezuelos.

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Este lugar no est muerto respondi el aludido. Hay vida en el mar y en el agua dulce. En lo que a la fauna se refiere, la evolucin parece haberse detenido en los crustceos; la forma de vida animal ms avanzada que he descubierto es una especie de pequeo cangrejo de ro, procedente de uno de los riachuelos locales, y que no parece estar muy bien distribuido. Los estanques y charcas estn bien provistos de pequeos metazoos de rdenes inferiores, al nivel de los rotferos, incluida una especie que segrega un caparazn parecida a los Floscularidae de la Tierra. Adems, hay una sorprendente variedad de protozoos, con un tipo ciliado dominante muy parecido al Paramoecium, ms varios sarcodinos, la habitual variedad de fitoflagelados, e incluso una especie fosforescente que no hubiera esperado hallar en ningn lugar excepto en agua salada. En cuanto a la flora, se extiende desde las simples algas verdeazuladas hasta los tipos ms avanzados productores de talo, aunque ninguna de ellas, por supuesto, puede vivir fuera del agua. El mar es casi lo mismo intervino Eunice. He encontrado algunos grandes metazoos simples, medusas y cosas as..., y algunos langostinos casi tan grandes como langostas. Pero es normal hallar especies de agua salada de mayor tamao que las de agua dulce Y est tambin la poblacin habitual de plancton. En pocas palabras concluy Chatvieux, podemos sobrevivir aqu... si luchamos. Espere un minuto dijo La Ventura. Usted acaba de decirme que no sobreviviremos. Y estaba hablando de nosotros siete, no del gnero humano, puesto que ya no disponemos de nuestro banco de clulas germinales. Qu...? Ya no tenemos el banco. Pero nosotros mismos podemos contribuir con nuestras clulas germinales. Volveremos a eso dentro de un momento. Chatvieux se volvi hacia Saltonstall. Martin, qu piensa de ocupar el mar? En una ocasin salimos de l, hace mucho tiempo; quiz pudiramos volver a l de nuevo en Hydrot. No funcionar objet Saltonstall inmediatamente. Me gusta la idea, pero no creo que este planeta haya odo hablar nunca de Swinburne o de Hornero. Considerndolo nicamente como un problema de colonizacin, como si nosotros no estuviramos involucrados en l, no apostara ni un dlar por su resultado. La presin evolutiva aqu es demasiado intensa, la competencia de las dems especies es prohibitiva; inseminar el mar sera la ltima cosa que haramos, no la primera. Los colonos ni siquiera tendran la posibilidad de aprender algo antes de ser devorados. Por qu? dijo La Ventura. Una vez ms, le costaba aplacar la muerte que pesaba en su estmago. Eunice, sus celenterados marinos incluyen algo parecido a los sifonforos? La ecloga asinti. sa es su respuesta, Paul dijo Saltonstall. El mar queda descartado. Hay que acudir al agua dulce, donde las criaturas competitivas son menos temibles y existen ms lugares donde poder refugiarse. No podemos competir con una medusa? pregunt La Ventura, tragando saliva. No, Paul dijo Chatvieux. No con una tan peligrosa. La pantropa crea adaptaciones, no dioses. Toma clulas germinales humanas, en este caso las nuestras propias, puesto que nuestro banco ha resultado destruido en el naufragio, y las modifica genticamente en el sentido de las criaturas que pueden vivir en cualquier entorno razonable. El resultado ser humano, e inteligente. Normalmente muestra

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tambin los esquemas de personalidad del donante, puesto que las modificaciones se efectan principalmente en la morfologa del individuo resultante, no en la mente. "Pero no podemos transmitir la memoria. En su nuevo entorno, el hombre adaptado es peor que un nio. No posee historia, ni tcnica, ni precedentes, ni siquiera un lenguaje. En los proyectos normales de colonizacin, como el asunto de Tellura, los equipos de inseminacin les proporcionaron ms o menos una educacin elemental antes de dejarles el planeta, pero nosotros no vamos a sobrevivir lo suficiente para facilitar ese tipo de instruccin. Tendremos que disear a nuestros colonos con multitud de protecciones de toda ndole y situarlos en el entorno ms favorable que sea posible, de modo que al menos algunos de ellos puedan sobrevivir aprendiendo por s mismos. El piloto rumi todo aquello, pero no se le ocurri nada que hiciera que el desastre le pareciera menos real y propio a cada segundo que pasaba. Joan Heath se le acerc ligeramente. Al fin, La Ventura dijo: Puede que una de las nuevas criaturas tenga mi esquema de personalidad, pero no podr recordar nunca que es yo. Es eso? Exacto confirm Chatvieux. En las presentes circunstancias, probablemente podremos hacer que nuestros colonos sean haploides nuestros, de modo que algunos de ellos, quiz muchos, posean una herencia detectable tan slo hasta usted. Puede que quede apenas un leve residuo de identidad; la pantropa nos ha proporcionado algunos datos que apoyan el viejo concepto junguiano de la memoria ancestral. Pero todos nosotros vamos a morir en Hydrot, Paul; no hay forma de evitarlo. No obstante, en cierto modo dejaremos tras nosotros una gente que se comportar como lo hubiramos hecho nosotros, que pensar y sentir como nosotros, pero que no recordar ni a La Ventura, ni al doctor Chatvieux, ni a Joan Heath..., ni a la Tierra. El piloto no dijo nada. Haba un sabor amargo en su boca. Saltonstall, qu forma recomendara usted? inquiri Chatvieux. El pantropista se tir reflexivamente de la nariz. Extremidades palmeadas, desde luego, con pulgares de manos y pies gruesos y en forma de garra para defensa hasta que la criatura tenga la posibilidad de aprender. Odos externos pequeos, y el tmpano ms grueso y ms cerca de la parte externa del canal auditivo. Imagino que tendremos que reorganizar tambin el sistema de conversin del agua; el rin glomerular es perfectamente adecuado para la vida en agua dulce, pero el hecho de vivir sumergido, para una criatura con un medio interior salino, significa que la presin osmtica dentro de ella ser mayor que en el exterior, lo cual har que los riones tengan que estar bombeando prcticamente todo el tiempo. Bajo esas circunstancias, lo mejor ser acelerar la produccin de orina, y eso significa que la funcin antidiurtica de la glndula pituitaria deber ser anulada, para todos los fines prcticos. Y la respiracin? Hum dijo Saltonstall. Supongo que pulmones laminares, como los que poseen algunos arcnidos. Pueden ser suministrados por los espirculos intercostales. Son gradualmente adaptables a la respiracin atmosfrica, si nuestros colonos deciden alguna vez salir del agua. Para tener en cuenta esa posibilidad, sugiero que la nariz sea conservada, manteniendo la cavidad nasal como parte del sistema otolgico, pero aislndola de la cavidad larngea con una membrana de clulas que sean oxigenadas por irrigacin directa, en vez de por el sistema circulatorio. Esa membrana no

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sobrevivir a varias generaciones, una vez la criatura decida vivir fuera del agua aunque sea slo durante parte de su vida; pasar dos o tres generaciones como anfibia, y luego, un da, se descubrir de pronto respirando de nuevo a travs de su laringe. Ingenioso dijo Chatvieux. Sugiero tambin, doctor Chatvieux, que adoptemos la esporulacin. Como animales acuticos, nuestros colonos dispondrn de unas expectativas de vida ilimitadas, pero debemos proporcionarles un ciclo de reproduccin de unas seis semanas a fin de mantener su nmero alto durante el perodo de aprendizaje; tambin habr que disponer una interrupcin radical de cierta duracin en su ao activo. De otro modo debern enfrentarse al problema de la superpoblacin antes de que hayan aprendido lo suficiente para dominarlo. Y ser mejor que nuestros colonos puedan hibernar en el interior de un buen cascarn duro aadi Eunice Wagner a modo de confirmacin. De modo que la esporulacin es la respuesta obvia. Muchas otras criaturas microscpicas poseen el mismo sistema reproductivo. Microscpicas? intervino Phil, incrdulo. Por supuesto dijo Chatvieux, divertido. Veo difcil meter a hombres de metro ochenta de altura en charcas de medio metro de profundidad. Claro que tendremos la competencia de los rotferos, y algunos de ellos no son estrictamente microscpicos; de hecho, incluso algunos de los protozoos pueden ser vistos a simple vista, aunque con trabajo, con una luz especial. No creo que nuestros colonos deban medir menos de 250 micrones por trmino medio, Saltonstall. Dmosles una posibilidad de seguir adelante. Estaba pensando en darles dos veces ese tamao. Entonces seran los animales ms grandes de su entorno seal Eunice Wagner, y no desarrollaran ninguna habilidad. Adems, si los hacemos aproximadamente del tamao de un rotfero, eso ser para ellos un incentivo para arrojar a los rotferos de sus moradas y ocuparlas ellos, como nuevos inquilinos. Chatvieux asinti. De acuerdo, empecemos. Mientras los pantropistas proceden al calibrado, el resto de nosotros redactaremos unos archivos para esa gente. Micrograbaremos los textos en una serie de hojas metlicas a prueba de corrosin, de un tamao que nuestros colonos puedan manejar convenientemente. Podemos decirles, muy simplemente, lo ocurrido, y poner aqu y all unas cuantas sugerencias relativas a que existen otras cosas en el universo adems de lo que puedan encontrar en sus charcas. Algn da eso puede picar su curiosidad. Vamos a decirles que son microscpicos? dijo Eunice Wagner. Yo me opongo a ello; puede amargar toda su historia primitiva con una mitologa de dioses y demonios de la que sera mejor librarles. S lo haremos dijo Chatvieux; y La Ventura comprendi por el cambio en el tono de su voz que ahora estaba hablando como responsable de la expedicin. Esa gente ser de raza humana, Eunice. Deseamos que venzan en su proceso de abrirse camino de vuelta a la comunidad de los hombres. No son juguetes, que deban ser protegidos eternamente de la verdad en un seno de agua dulce.

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Adems observ Saltonstall, no van a conseguir traducir los archivos durante los primeros tiempos de su historia. Tendrn que desarrollar un lenguaje escrito por s mismos, y nos va a ser imposible dejarles ninguna especie de Piedra de Rosetta o alguna otra clave. En el momento que puedan descifrar la verdad, estarn preparados para ella. Har esto oficial dijo Venezuelos inesperadamente. Y eso fue todo. Empezaron inmediatamente a trabajar. Contribuyeron con las clulas que necesitaban los pantropistas. En privado, La Ventura y Joan Heath acudieron a Chatvieux para pedirle contribuir conjuntamente; pero el cientfico dijo que los hombres microscpicos deban ser haploides, a fin de proporcionarles una minuciosa estructura celular, con ncleos tan pequeos como las ricketsias terrestres, y por lo tanto cada persona deba proporcionar individualmente sus clulas germinales; los zigotos no tenan ninguna utilidad. De modo que incluso ese consuelo les fue negado; tras su muerte no tendran hijos, sino que seguiran tan solos como siempre. Ayudaron, en la medida de lo posible, con el texto del mensaje que deba inscribirse en las hojas metlicas. Grabaron en ellos sus esquemas de personalidad. Tenan que actuar de prisa. Ya estaban empezando a sentir la mordedura del hambre; los crustceos marinos, las nicas criaturas de Hydrot lo bastante grandes para poder comerlas, vivan en aguas demasiado profundas y fras para una pesca de subsistencia. Despus de que La Ventura dejara todos los controles de la nave en buen estado un gesto intil, pero una costumbre que haba aprendido a respetar, y que de alguna oscura forma haca que las cosas le resultaran un poco ms fciles de soportar , sali del aparato. Se sent en el extremo ms apartado del promontorio rocoso, observando a Tau Ceti y su resplandor rojo ponerse, mientras arrojaba guijarros a la charca ms prxima. Al cabo de un rato, Joan Heath acudi silenciosamente a su lado y se sent junto a l. La Ventura tom su mano. El resplandor del rojo sol casi se estaba extinguiendo ahora; juntos contemplaron su desaparicin. Al final, La Ventura se pregunt, lgubremente, qu annima charca iba a ser su Leteo. Nunca lleg a saberlo, por supuesto. Ninguno de ellos lo supo.

Ciclo unoEn un olvidado rincn de la galaxia, el mundo acutico de Hydrot gira incesantemente en torno a la estrella roja Tau Ceti. Durante varios meses su nico y pequeo continente se halla bajo la nieve, y los muchos lagos, estanques y charcas que salpican el continente se ven bloqueados por el abrazo del hielo. Ahora, sin embargo, el sol rojo se acerca ms y ms al cnit del cielo de Hydrot; la nieve se funde en torrentes hacia el eterno ocano, y el hielo retrocede hacia las orillas de los lagos, estanques y charcas...

1Lo primero que alcanz la conciencia del dormido Lavon fue un leve e intermitente sonido como de rascar. Fue seguido por una sensacin desagradable en su cuerpo, como si el mundo y Lavon con l estuviera siendo agitado hacia delante y hacia atrs. Se removi intranquilo, sin abrir los ojos. Su metabolismo enormemente

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ralentizado le haca sentirse inerte y como mareado, y aquel bamboleo no ayudaba precisamente. Ante sus ligeros movimientos, sin embargo, tanto el sonido como la agitacin se hicieron ms insistentes. Pareci como si la bruma necesitara das para disiparse de su cerebro, pero fuera lo que fuese lo que provocaba la agitacin, no pareca querer dejarle descansar. Con un gruido, oblig a sus prpados a abrirse, y su palmeada mano hizo un brusco gesto. A travs de las ondas de fosforescencia que brotaron como ecos de sus dedos al hacer el movimiento, pudo ver que las lisas paredes ambarinas de su cascarn esfrico no estaban rotas. Intent mirar a su travs, pero no pudo ver sino oscuridad al otro lado. Bueno, aquello era natural; el lquido amnitico en el interior de la espora poda generar luz, pero el agua normal no poda, no importaba cuan vigorosamente fuera agitada. Fuera lo que fuese lo que hubiera al otro lado de la esfera, estaba forcejeando de nuevo, con el mismo sibilante sonido de friccin contra la pared. Probablemente alguna diatomea curiosa intentando abrirse camino a travs del obstculo porque era demasiado estpida para rodearlo, pens sooliento Lavon. O algn cazador precoz, vido del sabor del ocupante de la esfera. "Bien, dejemos que se afane"; Lavon no tena ninguna intencin de romper el cascarn precisamente en ese momento. El lquido en el seno del cual haba dormido durante varios meses haba mantenido en estasis sus procesos corporales, y casi haba detenido sus procesos mentales. Una vez estuviera de nuevo fuera en medio del agua, debera empezar a respirar y a procurarse comida de nuevo, y poda afirmar por las opacas tinieblas del exterior que an era demasiado pronto para empezar a pensar en eso. Flexion sus dedos reflexivamente, con el disarmnico movimiento desde el dedo meique hasta el pulgar que ningn animal excepto el hombre poda copiar, y observ las progresivas ondulaciones de luz verdosa que rebotaban en amplios arcos desde las curvadas paredes de la espora. All estaba l, acurrucado confortablemente en una p