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    137Malin Pino de Casanova.Mirando la Muerte en los Nuevos Paradigmas Mdicos.FERMENTUM Mrida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AO 14 - N 39 - ENERO - ABRIL - 2004 -137-180

    Mirando la Muerte en los NuevosParadigmas Mdicos

    (o Aprendiendo y Ayudando a Morir)

    Malin Pino de Casanova*

    Resumen

    La medicina pareciera estar reelaborando su propio modelo concep-

    tual. Nuevas ctedras y departamentos, cursos y seminarios se crean en sus

    facultades y cada vez ms un nmero mayor de mdicos se abre a novedosas

    prcticas y miradas. Se va desdibujando la visin dieciochesca de la medicina

    que haba desterrado las cuestiones filosficas y existenciales vinculadas a la

    enfermedad y a la muerte. Los mdicos comienzan a interpretar aspectos

    psicolgicos, emocionales y espirituales, aceptando que estar totalmente libre

    de enfermedad y de lucha, de lo dismil y de lo complejo, es incompatible con

    los procesos de la vida. El modelo bio-mdico, anclado al paradigma modernocartesiano y newtoniano, se desdibuja dando paso a un nuevo modelo, holstico,

    ecolgico, complejo e integrador. Se comienza, desde la propia ciencia mdica,

    a reinterpretar la enfermedad y la muerte dndoles novedosas significaciones

    al aceptarlas como elementos constitutivos e inherentes al ciclo vital. Se trata,

    en estas representaciones y prcticas, de aprender y de ayudar a morir. En

    *Jurista especializada en Sociologa y Filosofa. Profesora e investigadora en la Facultad de Ciencias Jurdicas y Polticas y en el

    Centro de Investigaciones en Ciencias Humanas (HUMANIC) de la Universidad de los Andes. Mrida-Venezuela. E-mail:

    [email protected]

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    Mirando la Muerte en los Nuevos Paradigmas Mdicos. Malin Pino de Casanova.FERMENTUM Mrida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AO 14 - N 39 - ENERO - ABRIL - 2004- 137-180138

    este artculo miraremos puntualmente las novedosas percepciones e

    interpretaciones de la enfermedad y de la muerte en estas visiones que, desde

    el interior de la medicina cientfica, desacralizan la ciencia y abigarran las

    formas redimensionando el mal que la modernidad positivista habadesterrado bajo sus formas de naturaleza, intuicin y emociones la

    enfermedad y la muerte como formas extremas de ese temido mal para

    darles otras significaciones y sentidos. En consecuencia, expondremos algunas

    visiones concretas que ilustran la emergencia de estas nuevas interpretaciones.

    Nos referiremos a la Psiconeuroinmunologa y a los Cuidados Paliativos

    recorriendo estos caminos con sus creadores, con sus pioneros en Venezuela

    y en el mundo: Elisabeth Kbler-Ross, Marianela Casts, los esposos Simonton,

    Cicely Saunders, Louise Annette Botta, entre otros. Con estas ilustraciones, y

    sirvindonos de relatos de terapeutas y de pacientes, privilegiando el discurso,

    colocndole al centro de la escena, con historias de vida y entrevistas noestructuradas, con biografas personales como herramientas fundamentales,

    presentaremos, desarrollaremos e ilustraremos nuestras intuiciones

    fundamentales.

    Palabras claves: Muerte, enfermedad, paradigmas, modelos mdicos,cuidados paliativos, psiconeuroinmunologa

    Abstract

    LOOKING AT DEATH IN THE NEW MEDICAL PARADIGMS

    (OR LEARNING AND HELPING TO DIE)

    It seems that medicine is rethinking its own conceptual model. New

    subjects, departments, courses and seminaries are setting up in its faculties.

    More and more physicians are open minded to new practices and views. The

    18th

    century medicine vision that had been banished the philosophical and ex-

    istential matters linked to sickness and death, becomes blurred. Physicians

    are beginning to explain the psychological, emotional and spiritual aspects

    accepting that being totally free from sickness and fight, from dissimilarity andcomplexity, is incompatible with life process. The biomedical model, anchored

    in the modern Cartesian and Newtonian paradigm, is blotted giving the way to

    a new one which is now holistic, ecologic, complex and integrator. Since the

    medicine itself begins the interpretation of sickness and death, giving them

    new meanings because they are accepted as constituted elements and inher-

    ent to vital cycle. It is a question of learning and helping to die in these percep-

    tions and practices. In this article we are going to see precisely the newly

    perceptions and interpretations of sickness and death, visions that, from the

    scientific medical insight, desacralize the science and mottle the forms resizing

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    the evil that was banished by the positive modernity under its natural, intu-

    itional and emotional forms the sickness and death as a extreme forms of

    that feared evil to give them other significances and explanations. In conse-

    quence, we are going to expose some specific visions that picture the emer-gence of this new interpretations. We will refer to Psychoneuroimmunology

    and Palliative Cares going through the way with its creators and pioneers in

    Venezuela and worldwide: Elisabeth Kbler-Ross, Marianela Casts, the

    Simontons, Cicely Saunders, Louise Annette Botta, among others. With this

    pictures and based on therapists and patients stories, privileging the discourse

    and placing it in the centre of the stage, with non-structure interviews, with

    personal biographies as fundamental tools, we are going to present, develop

    and illustrate our meaningful intuitions.

    Key words: death, sickness, paradigms, medical models,palliative cares, psychoneuroimmunology.

    Para los que tienen la fortaleza y el amor suficientes para sentarse junto a un

    paciente moribundo en el silencio que va ms all de las palabras sabrn que ese

    momento no es espantoso ni doloroso, sino el pacfico cese del funcionamiento del

    cuerpo. Observar la muerte pacfica de un ser humano nos recuerda la cada de una

    estrella: en un cielo inmenso, una de entre un milln de luces brilla slo unos momentos y

    desaparece para siempre en la noche perpetua. Ser terapeuta de un paciente moribundo

    nos hace conscientes de la calidad de nico que posee cada individuo en este vasto mar

    de la humanidad. Nos hace conscientes de nuestra finitud, de la limitacin de nuestra vida.

    Pocos de nosotros viven ms de setenta aos, y no obstante, en ese breve tiempo, la

    mayora creamos y vivimos una biografa nica, y nos urdimos en la trama de la historia

    humana...

    Elisabeth Kbler Ross

    De la muerte y los moribundos

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    I. A manera de introduccin: el viaje definitivo (oabriendo una estrella)

    No imaginaba an disertar o reflexionar conceptualmente sobre la

    muerte cuando mi hijo de dos aos comenz a interesarse por el tema.

    Me preguntaba con insistencia si nos bamos a morir y se angustiaba

    ante la idea de perderme. A veces me sorprenda dicindome que no

    quera que yo fuese viejita pues los viejitos terminaban por morir y l no

    quera que yo muriera. Ante su angustia record dos hermosos cuentos,

    El Principitoy Apoutsiak, y a travs de su lectura comenzamos ambos

    a desdramatizar la muerte. Y es que en ambos relatos las

    representaciones de la muerte no son para nada aterradoras. Como

    imgenes poticas tranquilizan, ms bien. En cuanto al primero, deAntoine de Saint-Exupry

    1, es bastante conocido y tal vez todos lo hayan

    ledo. Quisiera entonces solamente comentar el hermoso captulo donde

    el Principito encuentra a la serpiente: Tema ya haberse equivocado

    de planeta, cuando un anillo de color de luna se revolvi en la arena.

    (...) El Principito la mir largamente. Eres un animal muy raro le dijo

    al fin. Delgado como un dedo... Pero soy ms poderoso que el dedo

    de un rey dijo la serpiente. El Principito sonri: No eres poderoso...

    ni siquiera tienes patas... ni siquiera puedes viajar... Puedo llevarte

    ms lejos que un navo... A quien toco, lo vuelvo a la tierra de dondesali... Pero t eres puro y vienes de una estrella... Siento piedad por ti,

    tan frgil sobre esta Tierra de granito. Puedo ayudarte si algn da

    extraas demasiado a tu planeta. (...) Te he comprendido muy bien

    dijo el Principito, pero porqu hablas siempre con enigmas? Yo

    los resuelvo todos dijo la serpiente... (Saint-Exupry, 1946:60-62)

    Este es el primer encuentro del Principito con la serpiente y tambin

    con su consciencia de mortalidad y finitud. Ms adelante, cuando ya

    haba cumplido su aventura en esta Tierra de granito, tomado de la

    mano de su amigo el aviador, le dice:Parecer que he muerto y no

    ser verdad... Comprende... Es demasiado lejos. No puedo llevar mi

    cuerpo all. Pesa demasiado. (...) Pero ser como una vieja corteza

    abandonada. No son tristes las viejas cortezas. (...) Sabes? Ser

    agradable. Yo tambin mirar las estrellas... Todas las estrellas me darn

    de beber... (...) No hubo nada ms que un relmpago amarillo cerca de

    1Antoine de Saint Exupry (1946). El Principito. Paris: Gallimard.

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    su tobillo. Qued inmvil un instante. No grit. Cay suavemente como

    cae un rbol...S que regres a su planeta expresa ms adelante

    el aviador pues al levantar el da no consegu su cuerpo. Realmenteno era tan pesado...Y por la noche me encanta or las estrellas. Son

    millones de cascabelitos que saben rer. (Saint-Exupry, 1946:89-91)

    En este hermoso cuento la muerte es algo voluntario, consciente

    y aceptado. Adems, las imgenes utilizadas en el cuento remiten a la

    muerte como algo fulgurante pero al mismo tiempo suave y liberador.

    Incluso la serpiente, portadora de la muerte, no es un personaje malo.

    Por el contrario, ayuda al Principito a volver a la estrella de donde sali...

    En cuanto al segundo cuento2, menos conocido pero igualmentehermoso, del escritor francs Paul-Emile Victor, relata la historia de

    Apoutsiak, un esquimal que vive y envejece, y un da, dormido sobre su

    piel de oso abandona su cascarn y emprende el viaje final hacia su

    estrella. Muere suavemente y toma camino al paraso para encontrarse

    con todos aquellos que am y tambin, dice con mucho humor el escritor,

    para encontrarse con todos aquellos que am menos pero que tambin

    formaron parte de su vida: A los cincuenta aos, Copito de Nieve3

    era

    un seor muy viejo. Ya no cazaba, pero sus hijos y sus nueras, sus hijas

    y sus yernos se ingeniaban para hacerle la vida ms amable. (...) Unanoche se durmi sonriendo...Y en la noche oscura nadie se dio cuenta

    de lo contento que estaba de dejar all, y seguramente por largo tiempo,

    su corteza ya tan desgastada... Con sus hoyitos y su sonrisa, y lleno de

    estrellas en la mirada, parti al paraso, al paraso de los esquimales,

    naturalmente. Y cuando lleg al paraso all encontr a los suyos, a

    todos aquellos que haba amado y tambin a aquellos que no amaba

    tanto. En fin, a todos aquellos que le esperaban desde haca mucho

    tiempo, incluso a aquellos que ya haban tenido tiempo de olvidarlo...

    (Paul-Emile Victor, 1948:28-31)

    En este segundo relato, tan hermoso como el anterior, la muerte

    es una etapa ms en el ciclo de la vida. Su representacin no es triste,

    por el contrario, remite a una imagen de alegra y tranquilidad. El viaje

    2Paul-Emile Victor (1948). Apoutsiak. Petit Flocon de Neige. Paris: Pre Castor. Flammarion.

    3Apoutsiak en lengua esquimal significa copito de nieve

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    final es emprendido por Apoutsiak alegre y serenamente, y con la

    expectativa de prolongar, en cierta forma, la vida misma.

    A travs de la lectura comentada de estas dos bellsimas historias,

    pude desdramatizar la muerte ante mi hijo quien espera algn da,

    cuando viaje a su estrella, encontrar, como Apoutsiak y El Principito,

    sus animales familiares, sus ancestros y su jardn.

    Pero la literatura es siempre ms avezada que la ciencia, marcha

    adelante, mira ms lejos. La aventura cientfica moderna se ha

    fundamentado en el consenso, en la uniformidad racional, moral, poltica,

    econmica, sin comprender la simetra, el polmos, la diferencia, el

    duelo, como granos de la cotidianidad, sin reconocerse en el centroextremo de la inevitabilidad del conflicto, del perspectivismo, de la

    polidimensionalidad (sic).4

    La medicina, el acto mdico, la salud, la

    curacin, el cuerpo, la vida y la muerte misma, no han escapado a esta

    lgica implacable del consenso y la reconciliacin de todas las formas.

    El mal, entendido como desequilibrio puntual, como equilibrio

    conflictual que reposa, no en una solucin dialctica de los problemas,

    sino ms bien sobre la tensin de los elementos que conforman la diversa

    trama de la complejidad, ha sido desterrado.5

    Y la enfermedad y la

    muerte, como formas radicales de ese temido mal, fuerondesterrndose tambin de los modelos conceptuales, junto con lo

    subjetivo, lo intuitivo, lo afectivo y lo emocional.

    Sin embargo, emergen nuevas maneras de interpretar el mundo.

    El cimiento social cambia de naturaleza y parece tejerse una novedosa

    socialidad. Un movimiento social generalizado desacraliza el dogma

    cientfico y asistimos a una segunda secularizacin (Mires, 1996). La

    razn vuelve a la vida y lo arcaico, lo mtico, lo intuitivo, lo sensible, lo

    natural, lo subjetivo, retoman la escena para, abigarrndose a formas dealtsimo desarrollo tecnolgico, conformar una nueva alianza: aquella del

    materialismo y la espiritualidad; aquella de la naturaleza y la cultura; aquella

    del vientre y del intelecto (Maffesoli, 2000). Dyonisos, el ms ambiguo y

    femenino de los dioses, regresa para reintroducir naturaleza (phusis) en el

    4Esta referencia fue tomada de la invitacin enviada por los organizadores del IV Simposio Internacional de Esttica. Centro de

    Investigaciones Estticas (CIE). Universidad de los Andes. Mrida-Venezuela, noviembre 2001.

    5He desarrollado esta idea en trabajos anteriores (Pino, 2000, 2001, 2002, 2001-B y 2002-B).

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    seno de la ley (nomos). La medicina no escapa a este extraordinario

    movimiento fundante y matricial. En consecuencia, el modelo bio-mdico,

    anclado al paradigma moderno cartesiano y newtoniano, se desdibuja dandopaso a un nuevo modelo, holstico, ecolgico, complejo e integrador. Dentro

    de estas novedosas miradas emergentes las emociones, los afectos, lo

    intuitivo, lo misterioso y lo sagrado vuelven a encontrar cabida al lado de lo

    estrictamente cientfico e instrumental. De esta forma se comienza, desde

    la propia ciencia mdica, a reinterpretar la enfermedad y la muerte dndoles

    novedosas significaciones al aceptarlas como elementos constitutivos

    e inherentes al ciclo vital. Comenzamos a mirar la muerte pues se trata,

    en estas representaciones y prcticas, en estas novedosas miradas, de

    aprender y de ayudar a morir.

    II. Navegando con nuestros autores preferidos (opresentando un contexto terico)

    Hemos querido situar nuestras reflexiones sobre la muerte dentro

    de un movimiento social generalizado que se expresa en un

    deslizamiento paradigmtico que supone la emergencia de una

    novedosa sensibilidad social, la constitucin de un nuevo ethos o

    cimiento social, caracterizado por la conjuncin y el abigarramiento delas formas: un paradigma complejo va construyndose y, sin que

    desaparezcan totalmente los rasgos del modelo que se desdibuja, va

    incorporando rasgos y miradas novedosas. Dentro de esta dinmica

    social, dentro de esta sensibilidad emergente, dentro de esta revolucin

    que nadie so, dentro de esta nueva alianza, dentro de este

    paradigma complejo, vamos a navegar tericamente. (Michel

    Maffesoli, 2000; Fritjof Capra, 1992,1996; Fernando Mires, 1996;

    Georges Balandier, 1999)6

    A partir de este fermentum conceptual, pensamos que el modelo

    bio-mdico, anclado al paradigma occidental, cartesiano, reduccionista

    y newtoniano, ha entrado en crisis. Un nmero cada vez mayor de

    personas recurre a formas de medicina distintas a aquellas del sistema

    mdico oficial, generalizndose as una serie de representaciones,

    recursos e itinerarios teraputicos que parecieran dar al acto mdico, a

    6Este fermentum terico lo he presentado en trabajos anteriores (Pino, 2000, 2001-A, 2001-B, 2002-A 2002-B).

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    la enfermedad, a la curacin, al cuerpo, a la vida y a la muerte misma

    novedosos significados y sentidos. Y estas formas de medicina, que

    generalmente se haban inscrito dentro de sistemas conceptualesdistintos a aquellos de la medicina cientfica occidental, vinculndose a

    estructuras mgico-religiosas o a formas de medicina populares y

    tradicionales, emergen ahora del terreno de la propia ciencia mdica

    sugiriendo as la conformacin de otro modelo conceptual, donde lo

    afectual y lo emocional, lo sensible y lo intuitivo, junto con lo cientfico,

    lo racional y lo instrumental, tienen igualmente cabida.

    La crisis es entonces aquella del modelo conceptual que ha servido

    de base a la medicina cientfica as como del paradigma cartesiano-

    newtoniano que le ha articulado y nutrido. Creemos que una nuevacosmovisin emerge, aun cuando los elementos de la anterior no

    desaparezcan, simplemente ciertos elementos, habiendo participado

    en la constitucin de un mundo, se saturan. En adelante, van a

    metamorfosearse permitiendo as la emergencia de otras formas

    sociales. (Maffesoli, 2000:175) La extraordinaria aventura cientfica

    se enriquece. Un salto epistmico de proporciones insospechadas tiene

    lugar y la medicina no escapa a esta efervescencia societal.

    As, esas otras interpretaciones del acto mdico y del sufrimiento;de la enfermedad y del desorden biolgico; de la curacin, de la sanacin

    y de la muerte, nos hablan de otra cosmovisin en proceso donde, de

    nuevo, ser con los dems en un sentimiento de comunin o eucarista

    social constituye el cimiento social. (Maffesoli, 2000)

    Dentro de este contexto presentaremos, en una primera parte de

    este ensayo, los rasgos fundamentales del modelo que se desdibuja,

    del paradigma que se desvanece, para luego presentar aquellos rasgos

    del paradigma que emerge: recorreremos brevemente desde el destierrode Dyonisos hasta la segunda secularizacin, o desacralizacin de

    la ciencia (Mires, 1996), movimiento que se expresa en la constitucin

    de un paradigma holstico, complejo e integrador. Luego miraremos

    puntualmente las novedosas percepciones e interpretaciones de la

    muerte en estas visiones que, desde el interior de la medicina cientfica,

    desacralizan la ciencia y abigarran las formas redimensionando el mal

    lo natural, la tristeza, la enfermedad y la muerte para darles otras

    significaciones y sentidos. En consecuencia, expondremos algunas

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    visiones concretas que ilustran la emergencia de estas nuevas

    interpretaciones en la ciencia mdica. Nos referiremos entonces a la

    Psiconeuroinmunologa y los Cuidados Paliativos recorriendo estoscaminos con sus creadores, con sus pioneros en Venezuela y en el

    mundo: Elisabeth Kbler-Ross, Marianela Casts, los esposos Simonton,

    Cicely Saunders, Louise Annette Botta, entre otros.

    Con estas ilustraciones y sirvindonos de relatos de terapeutas y

    de pacientes, privilegiando el discurso, colocndole al centro de la

    escena, con historias de vida y entrevistas no estructuradas, con

    biografas personales como herramientas fundamentales,

    presentaremos, desarrollaremos e ilustraremos nuestras intuiciones

    fundamentales.

    III. Del Destierro de Dionisos a la SegundaSecularizacin (o desacralizando la ciencia)

    Negando la Muerte:El modelo bio-mdico con su racionalidad

    cartesiana, mecanicista y newtoniana imperante durante todo el perodo

    moderno que parece desdibujarse desaparece la vista, el odo, el tactoy el olfato y junto con ellos (...) tambin la esttica y el sentido tico, los

    valores, la calidad y la forma, esto es, todos los sentimientos, los motivos,

    el alma, la conciencia y el espritu.(Laing, citado por Capra, 1992:57)

    La medicina ha exorcizado el mal, haciendo suya una de las

    caractersticas fundamentales de la aventura cientfica: aquella de la

    objetividad. El polmosno tiene cabida en este modelo conceptual donde

    cualquier imperfeccin, cualquier forma dismil, cualquier virus, incluso

    aquel de la tristeza, debe ser vencido, exterminado o exiliado. La ltima

    cuestin existencial es, sin lugar a dudas, la de la muerte, forma extremadel mal. Y como todos los problemas filosficos y existenciales, el tema

    de la muerte se evita en la medida de lo posible. La falta de espiritualidad

    que se ha hecho caracterstica de la sociedad tecnolgica se refleja en

    el hecho de que la profesin mdica niegue la existencia de la muerte y

    no le d cabida dentro de su esquema mecanicista. En nuestra cultura

    ya no se practica el antiqusimo arte de morir y no se acepta el hecho de

    que es posible morir sin estar enfermo. As, la muerte es vista por los

    mdicos como un fracaso de su tcnica y los cadveres se sacan de los

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    hospitales a altas horas de la noche, en secreto, y los mdicos perecen

    tenerle ms miedo a la muerte que las dems personas. (Capra,

    1992:162) Han triunfado nomosy el reino de la uniformidad y el juegoordenado de las diferencias se ha impuesto sobre las formas que ordenan

    los juegos de la vida. La medicina, por supuesto, est inmersa en todos

    estos procesos. A tal punto, que dichos procesos estn en la base de la

    constitucin de un modelo conceptual que conocemos como modelo

    bio-mdico, resultado del paradigma cartesiano en el pensamiento y en

    la prctica de la medicina. Una vez afianzadas las ideas modernas a

    las que nos hemos referido, los mdicos y la medicina conceptualizaron

    el cuerpo del hombre como una mquina y la enfermedad como lo que

    provocaba su alteracin. La tarea mdica se constituy en una prctica

    reparadora del dao con el objeto de prolongar la vida del mecanismobiolgico. Las dimensiones de lo humano fueron perdindose al

    desterrarse de la mirada mdica lo afectivo y lo emocional

    desplazndose la atencin, en este paradigma, de las personas enfermas

    al tratamiento de las enfermedades y desterrndose asimismo la

    enfermedad como un proceso vital, al igual que se destierra la muerte,

    ese fenmeno misterioso e inevitable, a la vez tan familiar y tan extrao

    al hombre.(Clarac, 1991:125)De esta manera, la muerte, hecho vital

    donde confluyen al mismo tiempo lo secreto y lo sagrado, va

    desterrndose en la visin moderna. Tal como lo expresa Ivan Illich(1975:181), en los siglos XV y XVI el mdico tena dos deberes sagrados:

    ayudar a curar o ayudar a morir, colaborando estrechamente con la

    naturaleza. La muerte y el sufrimiento se integraban a los procesos

    vitales adquiriendo as un significado. Con la cultura moderna estos

    procesos cambian de dimensin. La medicalizacin de la vida transforma

    radicalmente estas experiencias. Se retira al sufrimiento su significacin

    ntima y personal, transformndose el dolor en un problema tcnico. El

    sufrimiento deja entonces de aceptarse como contrapartida de cada

    triunfo del hombre en su adaptacin al medio, convirtindose en unasimple seal de alarma que llama una intervencin exterior para acallarlo.

    Esta medicalizacin del dolor reduce la capacidad que posee todo

    hombre de afirmarse frente al medio o de asumir la responsabilidad de

    su transformacin, capacidad en la cual consistira precisamente la salud.

    (Illich, 1975:136)

    Mirando la Muerte: Pero Dyonisos, travieso y maligno, vuelve

    para reintroducir naturaleza (phusis) en el seno de la ley (nomos) y es

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    as como ciertas corrientes dentro de la medicina cientfica comienzan

    a mirar la muerte, el sufrimiento y el dolor recuperando de tal suerte el

    mal y las dimensiones de lo trgico, de lo diverso, de lo mltiple y delo plural. La enfermedad y la muerte comienzan en estas novedosas

    miradas a readquirir sentido al considerarse procesos vitales con un

    profundo significado existencial. La enfermedad deja de serun sin

    sentido, un accidente fortuito que irrumpe en la vida de la persona

    implicando la participacin de la persona como totalidad compleja en su

    proceso de salud o de enfermedad, planteando nuevamente la

    participacin individual y colectiva para la autodeterminacin de la vida

    y de la salud, vistas como hechos con un profundo significado

    existencial. (Casts, 1999:7) De tal suerte, la medicina pareciera

    reencontrar dimensiones perdidas en algn momento y en algn lugarde la aventura cientfica, cartesiana, racionalista y newtoniana. Se va

    desdibujando la visin dieciochesca de la medicina que haba desterrado

    las cuestiones filosficas y existenciales vinculadas a la enfermedad y

    a la muerte, permitiendo, en consecuencia, a ciertas corrientes de la

    medicina ver los aspectos positivos y el significado potencial de la muerte

    y de la enfermedad. As, los mdicos comienzan a interpretar aspectos

    psicolgicos y espirituales, aceptando que estar totalmente libre de

    enfermedad y de lucha, de lo dismil y de lo complejo, es incompatible

    con los procesos de la vida. La enfermedad y la muerte, las dos comoformas radicales y temidas del mal, vuelven a articularse con las

    dimensiones simblicas de lo secreto y de lo sagrado desterradas por

    el cartesianismo racionalista.

    No se trata de desterrar la enfermedad, sino de aprehender su

    significado entendiendo que ella forma parte de los procesos vitales. La

    muerte se integra en estas miradas, pudiendo el enfermo tomar la

    decisin de emprender su curacin o de asumir el proceso de su muerte,

    la cual es aceptada como un proceso vital, an cuando sea el ltimo. LaPsiconeuroinmunologa, los Cuidados Paliativos, la atencin a los

    enfermos terminales, la conjuncin de las posiciones cientficas con los

    caminos msticos, las terapias de los esposos Simonton frente al cncer,

    son algunas ilustraciones que dan fe de la emergencia de nuevas

    visiones e interpretaciones dentro de la propia ciencia mdica.

    Un Paradigma Complejo (o la Conjuncin de las Formas):

    Creemos que desde el interior de las concepciones cientficas, y desde

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    Mirando la Muerte en los Nuevos Paradigmas Mdicos. Malin Pino de Casanova.FERMENTUM Mrida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AO 14 - N 39 - ENERO - ABRIL - 2004- 137-180148

    el interior de la misma ciencia mdica, se va conformado un nuevo

    modelo conceptual. Ya no se trata del recurso a formas teraputicas

    alternativas o complementarias sino ms bien de que la propiamedicina cientfica reelabora sus bases conceptuales e integra

    dimensiones emocionales y espirituales a sus miradas y concepciones

    estrictamente cientficas, tcnicas e instrumentales. Lo cientfico cambia

    de dimensin y comienza a mirarse y a entenderse diferentemente,

    enriquecido, abigarrado, complejizado.7

    Se trata del pensamiento

    sistmico-ecolgico que se refiere a un enfoque modular, estructural,

    interdisciplinario, donde todo afecta e interacta con todo, donde cada

    elemento no slo se define por lo que es o representa en s mismo,

    sino, y especialmente, por su red de relaciones con todos los dems. Y

    no estamos en presencia de imaginaciones de visionarios, o dehipotticas elucubraciones tericas, sino de conclusiones de cientficos

    de primer plano que demuestran sus teoras con centenares de pginas

    de slidos argumentos y hasta de complejos clculos matemticos.

    (Martnez Migulez, 1999:14) Vivimos un cambio de paradigma donde

    tienen cabida, ubicacin y sistematizacin, todos los conocimientos bien

    establecidos, ya sea que provengan de la fsica cuntica, de la teora

    de sistemas, de la neurociencia, de la parapsicologa, del estudio de las

    estructuras disipativas, o de la holografa. (Martnez Migulez, 1999;

    Capra 1992, 1996) Desde la biologa nos viene la comprensin delfuncionamiento de los sistemas vivientes como unidades y con las

    interacciones que stos tienen con su entorno. La propia teora de la

    seleccin natural cambia de dimensin pues las especies que parecieran

    tener mas oportunidades son justamente aquellas que mejor cooperan

    con ellas mismas, con el resto de especies y con su propio entorno. El

    mundo de los sistemas no-lineales al cual pertenecen todos los

    organismos vivos puede ser impredecible, violento y dramtico: un

    pequeo cambio en un parmetro puede hacer variar una solucin poco

    a poco, y, de golpe, variar a un tipo completamente nuevo de solucin,como cuando en la fsica se dan los saltos cunticos, que son sucesos

    impredecibles que no responden a las leyes de la causalidad sino a

    aquellas de la probabilidad. Estos sistemas desafan la lgica tradicional,

    reemplazando el concepto de energa por el de informacin, y el de

    causa-efecto por el de estructura y retroalimentacin. La ciencia mdica,

    dentro de estas novedosas perspectivas va cambiando de dimensin.

    7El paradigma cientfico va adquiriendo sentidos novedosos desde 1920 aproximadamente con las nuevas miradas de la fsica, la

    qumica, la biologa y las matemticas. Esta idea la hemos desarrollado en trabajos anteriores (Pino, 2001-B; 2002-A; 2002-B).

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    149Malin Pino de Casanova.Mirando la Muerte en los Nuevos Paradigmas Mdicos.FERMENTUM Mrida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AO 14 - N 39 - ENERO - ABRIL - 2004 -137-180

    Reestructura su visin reduccionista de la salud y de la enfermedad y

    construye un novedoso sistema conceptual que incluye dimensiones

    individuales, emocionales, espirituales, sociales y ecolgicas. Se aceptaen estos nuevos modelos que las enfermedades son una reaccin a un

    ambiente psquico o emocionalmente perturbado. La

    Psiconeuroinmunologa, como disciplina novedosa, y las heterodoxas

    terapias de los esposos Simonton en el tratamiento del cncer, son una

    buena ilustracin de estas reflexiones.8

    La conjuncin de lo afectivo, lo emocional y lo afectual junto a lo

    estrictamente cientfico se evidencia en estas revolucionarias

    interpretaciones de la medicina y del acto mdico: Se trata de rescatar

    al hombre y sus realizaciones en todos sus espacios de expresin, sinprescindir del tubo de ensayo que nos pone en contacto con unidades

    de anlisis a un nivel molecular, pero distinguiendo que un alto nivel de

    adrenalina o cualquier neurotransmisor en sangre nunca ser equivalente

    a la profunda conmocin que experimenta una madre ante la muerte de

    un hijo. (Canelones y Casts, 1999:8)

    La enfermedad dentro de estas perspectivas se reinterpreta y, tal

    como lo expresa Capra (1992,1996), se considera parte integral del

    proceso vital constituido por etapas de salud y enfermedad. Dentro deeste proceso, lo afectual y lo emocional van a regresar a escena y

    articulndose con la mirada cientfica moderna, harn que el mdico

    comience a prestar atencin al sufrimiento, a las emociones y a las

    intuiciones del paciente, as como a considerar la posibilidad de la

    autocuracin y la autorregeneracin del organismo del enfermo, lo cual

    constituye una verdadera revolucin conceptual dentro de la medicina.

    Esta idea se apoya en los recientes descubrimientos del fenmeno del

    biofeedback o bioretraccin, con el que se demostr que una gran

    variedad de procesos fsicos pueden verse influidos por los esfuerzosmentales de la persona. En estos novedosos enfoques, articulados y

    nutridos por un paradigma holstico y ecolgico, se reconocen las

    posibilidades que tenemos las personas de sanar (ms que de curarnos)

    cultivando y desarrollando los procesos naturales fisiolgicos y

    psicolgicos. Y es que los organismos vivos son capaces de procesos

    de autorrenovacin. El pncreas, por ejemplo, reemplaza la mayora

    8Ver infra pp. 14 y sig.

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    Mirando la Muerte en los Nuevos Paradigmas Mdicos. Malin Pino de Casanova.FERMENTUM Mrida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AO 14 - N 39 - ENERO - ABRIL - 2004- 137-180150

    de sus clulas cada veinticuatro horas; la mucosa del estmago, cada

    tres das; los glbulos blancos de la sangre se renuevan cada diez das;

    el 98% de las protenas del cerebro lo hacen en menos de un mes.Todos estos procesos se regulan de tal manera que conservan la

    estructura general del organismo, el cual seguir funcionando en un

    ambiente cambiante, mantenindose en condiciones y reparndose a

    travs de la curacin y de la autorregeneracin. Las clulas

    cancergenas, por ejemplo, pueden producirse en un organismo sano,

    el cual las detectar, y en condiciones normales las podr destruir de

    forma natural y oportuna, evitando su proliferacin. Ahora bien, aun en

    el caso extremo pero absolutamente natural de que el proceso

    mrbido sea irreversible, y se tenga que enfrentar el proceso del morir,

    la misma muerte tendr un significado y el enfermo aprender a morircon un mdico que le ayudar a comprender este ltimo acto vital.

    Estamos aludiendo a la rama de los Cuidados Paliativos a la cual nos

    referiremos ms adelante.9

    El amor y la tristeza en estas representaciones de la medicina y

    del acto mdico ni se destierran ni se niegan, sino que se traducen en

    clulas, funciones y disfunciones biolgicas, respuestas del sistema

    inmunolgico, del sistema endocrino, del sistema nervioso central, para

    mostrarnos cmo biologa, historia, cultura, afectos y emociones estnimbricados en una urdimbre espesa y compleja.

    IV Reconsiderando al Enfermo: otro significadopara la enfermedad - otro significado para lamuerte

    Todo lo que hemos expresado se sintetiza en la emergencia de

    visiones novedosas, como lo hemos expresado anteriormente, entre lascuales quisiramos destacar la Psiconeuroinmunologa

    10, la rama de los

    Cuidados Paliativos y las terapias para tratar el cncer desplegadas

    fundamentalmente por los esposos Simonton, al igual que al acercamiento

    a los enfermos terminales cuyas pioneras han sido la Doctora Elisabeth

    9Ver infra, pp. 11 y sig.

    10A la Psiconeuroinmunologa no nos referiremos detalladamente en este artculo por haber presentado nuestras reflexiones e

    ilustraciones al respecto en anteriores investigaciones (Pino, 2001:90-97 y 2002:379 y sig.)

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    151Malin Pino de Casanova.Mirando la Muerte en los Nuevos Paradigmas Mdicos.FERMENTUM Mrida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AO 14 - N 39 - ENERO - ABRIL - 2004 -137-180

    Kbler-Ross en Suiza y los Estados Unidos y Cicely Saunders en

    Inglaterra. En Venezuela el trabajo de las Doctoras Isabel Franco y Louise

    Annette Botta no pueden dejar de mencionarse. Todas esta significacionesnovedosas aluden a la combinacin de esfuerzos mdicos, cientficos y

    humanitarios para abrir camino hacia el avance de una sociedad

    respetuosa del derecho y de la necesidad que tiene cada ser humano

    enfermo de terminar su vida con una asistencia individual llena de ternura,

    compasin y respeto. (Botta en Canelones y Casts, 1999:122).11

    Se presentan, dentro de esta perspectiva, nuevas e interesantes

    oportunidades de reconsiderar al enfermo como ser humano, de hacerlo

    participar en dilogos, y aprender de l lo bueno y lo malo. El paciente

    se convierte en un maestro, como lo expresa Elisabeth Kbler-Ross(1975:12), para que podamos aprender ms sobre las etapas finales de

    la vida, con todas sus angustias, temores y esperanzas. Estas nuevas

    visiones y prcticas constitutivas de los paradigmas mdicos emergentes

    pueden animar a otros a no apartarse de los enfermos sin esperanza,

    sino a acercarse ms a ellos, ya que pueden ayudarles mucho durante

    sus ltimas horas. Los que se sientan capaces de esto descubrirn (...)

    que es una experiencia mutuamente compensatoria; aprendern mucho

    sobre el funcionamiento de la mente humana (...) y saldrn enriquecidos

    y quizs con menos ansiedades sobre su propio final. (Ibdem)

    Esto supone volver al ser humano individual y comenzar desde el

    principio: intentar concebir nuestra propia muerte y aprender a afrontar

    este acontecimiento trgico pero inevitable, con menos irracionalidad y

    menos miedo. As, si pudiramos ensear a los estudiantes el valor de

    la ciencia y de la tecnologa al mismo tiempo que el arte y la ciencia de

    las relaciones interhumanas, del cuidado humano y total del paciente,

    ste sera un verdadero progreso. Usar la ciencia y la tecnologa, no

    para fomentar la destruccin o para prolongar la vida sin ninguna dignidadsino para hacerla ms humana. Si nos enfrentramos a la realidad de

    la muerte y la aceptramos seguramente alcanzaramos mayor paz

    interior y colectiva. (Kbler-Ross, 1975) La disciplina de los Cuidados

    Paliativos as como los interesantes postulados conceptuales de la

    Psiconeuroinmunologa ofrecen una valiosa ayuda al personal mdico

    11En estos aspectos coincide Botta con Kbler-Ross a quien hemos seguido muy de cerca en nuestras reflexiones.

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    Mirando la Muerte en los Nuevos Paradigmas Mdicos. Malin Pino de Casanova.FERMENTUM Mrida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AO 14 - N 39 - ENERO - ABRIL - 2004- 137-180152

    que muchas veces se encuentra desconcertado y temeroso de acercarse

    a los pacientes moribundos por cuanto en el imaginario colectivo de la

    modernidad la muerte ha significado un rotundo fracaso profesional.

    Al respecto es bastante ilustrativo lo que nos dice Margarita Prez

    de Gonzlez, paciente de la Doctora Casts y miembro del equipo de

    Fundasinein:12

    El descubrimiento ms importante fue que durante todo

    el tiempo yo haba credo que poda vivir con cncer, y tena 19 aos

    haciendo eso, pero ni en mis ms queridos sueos pens nunca que

    poda atacar los tumores y enfrentar la enfermedad en una forma ms

    activa. (...) Crea que a la persona que abren y cierran le queda poco

    tiempo de vida, as que en la cama de la clnica pensaba qu deba

    hacer, si seguir luchando o morir. Luego del susto inicial decid continuarviviendo... (...) Lo que tanto haba temido haba ocurrido, el cncer haba

    salido de la cavidad abdominal y se haba escapado al pulmn. Mientras

    estaba slo en el abdomen pensaba que tena algn control sobre la

    enfermedad. Tem morir y realmente me cost tomar la decisin de

    luchar tambin con esto y continuar viviendo. (...) Haba soado que

    estaba parada frente a una carretera negra, muy nueva, que haba sido

    hecha solo para m y en la cual se poda circular slo hacia delante. (...)

    Poco a poco fui entendiendo ese concepto que nos dicen a los pacientes

    quelo importante es sanar la vida, porque les aseguro que mi ideaera curarme del cncer y eso lo ubicaba en mi cuerpo, nunca pens que

    mi vida necesitaba revisin. (...) Un da (otro) paciente me pregunt

    porqu vivir? Y realmente toc un rea en la cual no haba profundizado.

    Mi vida haba sido una carrera constante para no morir, en algunos

    momentos me sent como un caballo de carreras para el cual su nica

    meta era la victoria, no vea a los lados, solo corra con toda mi fuerza, en

    ese tiempo no haba sitio para la reflexin; slo saba que quera vivir. En

    el momento de la pregunta y al dedicarme a pensar en esto, comenc a

    encontrar respuestas que de una u otra forma tenan que ver con elpropsito en la vida. (...) Comenc a ponerme en contacto con ese

    propsito y me di cuenta de cosas como mi capacidad de ayuda y el

    aprendizaje que he realizado por medio de la enfermedad y que quiero

    compartir con otras personas. Especialmente el descubrimiento de que

    12Fundasinein (Fundacin para el desarrollo de la Psiconeuroinmunologa) es una institucin que funciona en Caracas como

    programa de apoyo psicosocial y holstico para pacientes con cncer. La Doctora Marianella Casts ha sido uno de los pilares

    fundamentales para el desarrollo de este programa y se desempea como directora del Departamento de Psiconeuroinmunologa

    de la Escuela Vargas de la Facultad de Medicina de la Universidad Central.

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    153Malin Pino de Casanova.Mirando la Muerte en los Nuevos Paradigmas Mdicos.FERMENTUM Mrida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AO 14 - N 39 - ENERO - ABRIL - 2004 -137-180

    uno no es cautivo de su situacin, que cada uno de nosotros tiene recursos

    que puede usar para salir adelante... (...) La razn ms importante de

    porqu vivir es la ms simple: porque me fascina la vida, me encantasentir, pensar, aprender, rer; disfruto de la vida y de la naturaleza en una

    forma intensa, mi contacto con la visin de un amanecer pasa por mi

    espiritualidad, llenndome de energa, me regresa a mi lucha, me da

    razones para continuar.(en Casts y Canelones, 1999: 133-137)13

    El testimonio del Doctor Carlos Vives, paciente con coriocarcinoma

    puro extragonadal, es tambin esclarecedor: (...) Mis anteriores

    profesores eran ahora mis mdicos. Si antes era levemente escuchado,

    ahora no. Las salas amplias de techos altos, luz amarilla y gente de

    toda clase aumentaban la sensacin de soledad. Cuando se ha sentidoel poder de decisin y la movilidad del mdico, ser enfermo genera

    restricciones duras de soportar. (...) Mientras estaba en el Vargas fue a

    visitarme la Doctora Marianella Casts, quien haba sido mi profesora

    de Inmunologa. Me explic ciertas cosas y record otras, dejndome

    un cassette y material bibliogrfico (...) El cassette era una induccin de

    relajacin y visualizacin, y en el material bibliogrfico estaba un libro

    titulado Porqu a m (un nio con tumor cerebral curado a travs de

    visualizaciones), el libro Sanar es un viaje de Carl Simonton y Reid

    Henson, donde Henson expone su enfermedad y cmo la control, ySimonton expone las bases de la Psiconeuroinmunologa para la curacin

    del cncer. (...) Sobre la base de esto, comenc a hacer visualizaciones

    del sistema inmune para activarlo, relajndome y, sobre todo, en el

    momento de la quimioterapia para hacerla ms eficaz sobre las clulas

    tumorales. (...) Teniendo cncer, entend la angustia por encontrar la

    salud con lo que sea. Tom muchas cosas. Recib opiniones de mucha

    gente. Le mucho sobre el tema. Revis desde la parte espiritual y su

    relacin con la enfermedad hasta las bases de la

    Psiconeuroendocrinoinmunologa. (...) Yo mismo la haba generado (laenfermedad) con mi emocin negativa, la depresin, as que yo tengo

    el derecho y el deber (si quiero vivir) de erradicarla. Le di alimento con

    depresin y tristeza. Puedo hacerla desaparecer con alegra, amor y

    cario. Esta es la enseanza que saqu de todo esto, y para qu?

    Para ser ms gente, para aprender a vivir, para ser mejor esposo, padre,

    amigo, mdico. Mucha gente me critic mi forma de actuar y lo siguen

    13El subrayado es mo.

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    Mirando la Muerte en los Nuevos Paradigmas Mdicos. Malin Pino de Casanova.FERMENTUM Mrida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AO 14 - N 39 - ENERO - ABRIL - 2004- 137-180154

    haciendo. Para ellos el cncer es tan importante que el miedo a padecer

    esta enfermedad hace de ella un tab y la escriben con mayscula.

    Esto pasa a nivel mdico, donde los esquemas permanecen irresistibleso lentos al cambio, pensando que van a tratar un rgano y no una

    persona. Estos entes se niegan a verificar lo que muchas personas

    estn comprobando: la influencia de la esfera psicolgica fundamentada

    experimentalmente por instituciones y personajes respetables. ( en

    Casts y Canelones, 1999: 137-141)

    V. Rescatando la Tristeza y aceptando la Muerte

    Hemos querido en esta parte de nuestro ensayo referirnos a algunascorrientes que, a nuestro entender, ilustran muy pertinentemente nuestra

    idea central: ya no se trata de recursos a terapias alternativas o

    complementarias frente a la medicina cientfica occidental. Se trata mas

    bien de un hecho esencial ya que desde el seno de la propia ciencia

    mdica moderna se reelabora el modelo conceptual. De forma lenta y

    progresiva, tal vez, pero irreversible y contundentemente. El paradigmacientfico, tambin desde la medicina, se sacude y se renueva. Unaverdadera revolucin pareciera tener lugar. Una serie de prcticas y

    significaciones novedosas, de recorridos e itinerarios teraputicos, asparecieran demostrarlo. La Psiconeuroinmunologa y la disciplina delos Cuidados Paliativos son excelentes ilustraciones de lo que aquafirmamos. En este ensayo nos referiremos a los Cuidados Paliativospuesto que en trabajos anteriores ya hemos abundado en laPsiconeuroinmunologa. (Pino, 2001 y 2002)

    14Igualmente hemos querido

    referirnos al trabajo terico y prctico desempeado por la DoctoraElisabeth Kbler-Ross, cuyas reflexiones han contribuido enormementeal cambio de visin en el campo de la medicina, as como en laconformacin de las disciplinas a las que hemos aludido. En cuanto al

    trabajo que los esposos Simonton han desarrollado en los Estados Unidosy Fundasinein en Venezuela, para tratar el cncer, tambin ha sidopresentado por nosotros en investigaciones precedentes. (Pino, 2001,2001-b, 2002 y 2002-b) Quisiramos sin embargo puntualizar aqu sobre

    el hecho que dichas terapias holsticas nos ilustran muy pertinentemente

    la idea de la constitucin de una nueva base conceptual en el campo de

    la medicina cientfica.

    14Sin perder de vista que en todas estas disciplinas emergentes las terapias que les acompaan estn en estrecha articulacin

    con los fundamentos conceptuales de la Psiconeuroinmunologa.

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    155Malin Pino de Casanova.Mirando la Muerte en los Nuevos Paradigmas Mdicos.FERMENTUM Mrida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AO 14 - N 39 - ENERO - ABRIL - 2004 -137-180

    1. Los Cuidados Paliativos

    HistoriaEl origen de esta disciplina lo encontramos en Cicely Saunders,

    enfermera britnica quien posteriormente concluy estudios de medicina.

    Desarroll una extraordinaria sensibilidad al estar en contacto con

    enfermos desahuciados pues trabajaba en un servicio de oncologa.

    All comprendi que cuando ya no hay nada que hacer, siempre hay

    algo por hacer.

    En 1967 Saunders cre el Hospicio de Saint Christopher en Londres

    para pacientes sin posibilidades de curacin. Comenz sus

    investigaciones sobre el tratamiento del dolor e introdujo la idea de queste poda ser controlado mediante la administracin de morfina por

    va oral, en forma permanente y preventiva, en vez de atacarlo despus

    de su instalacin. Observ que los pacientes as tratados se mantenan

    conscientes y libres de dolor con deseo y capacidad de expresar sus

    emociones.

    En 1973 una primera unidad de Cuidados Paliativos se abre en un

    hospital general canadiense, el Royal Victoria de Montreal, a cargo del

    Doctor Balfour Mount. Este modelo ha sido el punto de partida de uncrecimiento y desarrollo constante de los cuidados paliativos. A partir

    de 1980 esta disciplina se ha extendido a los Estados Unidos, Europa,

    Australia, Nueva Zelandia y Taiwan y actualmente estos servicios se

    prestan en 60 pases del mundo.

    Filosofa y Objetivos

    Los cuidados paliativos son cuidados activos especficos orientados

    hacia la atencin integral de una persona durante la fase terminal de su

    enfermedad, cuando ya no son posibles los tratamientos curativos, ycuya finalidad es ayudarla a vivir mejor la ltima parte de su vida.15

    El

    enfermo en esta novedosa interpretacin adquiere distintas

    significaciones y los postulados bsicos del paradigma moderno parecen

    desdibujarse. El enfermo es considerado como un ser pluridimensional,

    donde su cuerpo, su mente, sus emociones y su espritu son inseparables

    e inseparables a su vez de su propia historia existencial y de su red de

    15Hemos seguido muy de cerca las investigaciones de Louise- Annette Botta. (1999)

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    Mirando la Muerte en los Nuevos Paradigmas Mdicos. Malin Pino de Casanova.FERMENTUM Mrida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AO 14 - N 39 - ENERO - ABRIL - 2004- 137-180156

    relaciones. Tiene nombre y estatus hasta el ltimo momento de su vida

    y no se le desprovee de nombre, de rol y de historia. No se le reduce a

    un rgano enfermo, a un cuerpo doliente y debilitado expuesto en lamayora de los casos a una medicina hipertecnificada. No se le arranca

    de su propia existencia para sumirlo en la angustia y en el aislamiento

    del cuarto de una clnica o de un hospital puesto que la medicina paliativa

    se propone aliviar el dolor fsico y otros sntomas as como el dolor y el

    sufrimiento psquico, social y espiritual a travs de tres aspectos bsicos:

    el mdico, el tico y el socio-relacional.

    a) Desde el punto de vista mdico, se sita el tratamiento del dolor

    y el alivio del cuerpo enfermo. La finalidad no es curativa pues de lo

    que se trata es de contribuir a la comodidad inmediata del paciente. Enefecto, el sufrimiento del enfermo terminal no est limitado al dolor

    fsico. El dolor total es una experiencia violenta que integra elementos

    fsicos, psicolgicos, sociales y espirituales. El alivio del dolor se logra

    entonces mediante el acompaamiento que se expresa estableciendo

    una relacin de ayuda con la persona que llega al final de su vida.

    Gracias a la presencia de una persona atenta y cariosa, a sus cuidados,

    a su disposicin para escuchar, a su atencin, el enfermo reafirma su

    propio valor el cual sigue existiendo a pesar del deterioro biolgico.

    Es cierto que la medicina actual dispone de numerosos recursos

    teraputicos analgsicos. No se prescinde de ellos sino que se hace

    una buena evaluacin de los mecanismos fisiopatolgicos del dolor para

    saber en qu momento estos medicamentos pueden ser administrados

    en las mejores condiciones. Una evaluacin correcta y una buena

    eleccin del analgsico permiten un control eficaz del dolor en la mayora

    de los casos. En la medida de lo posible estos recursos sern utilizados

    evitando alterar el juicio y el estado de consciencia del enfermo.

    Lo fsico y lo emocional se articulan ya que el enfermo, al sentirse

    acompaado y aliviado del sufrimiento, puede tolerar mejor este trance

    y dar un sentido a aquello que se est viviendo, en un ambiente de

    verdad compartida y aceptacin. (Botta, 1999: 122 y sig.)

    b) Desde el punto de vista tico, los Cuidados Paliativos se

    proponen darle a persona enferma una mejor calidad de vida hasta el

    final mediante el alivio de su sufrimiento, sin precipitar la muerte, es

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    157Malin Pino de Casanova.Mirando la Muerte en los Nuevos Paradigmas Mdicos.FERMENTUM Mrida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AO 14 - N 39 - ENERO - ABRIL - 2004 -137-180

    cierto, pero tambin desechando tratamientos irracionales contrarios a

    la dignidad de la persona humana. Desde esta perspectiva los Cuidados

    Paliativos se oponen al encarnecimiento teraputico y a la eutanasia.En efecto, no se trata de continuar una terapia agresiva con fines

    curativos tomando en cuenta la prolongacin y el mantenimiento de la

    vida sin tener en cuenta la calidad de la misma y su condicin ser

    humano, que por tener la condicin de enfermo no pierde esta cualidad

    y que, mientras vive, merece el respeto de su dignidad. Tampoco se

    integra la significacin de la eutanasia cuya finalidad es provocar

    intencionalmente la muerte del enfermo o la privacin de su consciencia

    y/o su lucidez. No se trata de negar la muerte percibindola como un

    fracaso, lo que genera una serie de prcticas cuya utilidad es muy

    discutible, pues aun cuando no sean dolorosas ni agresivas para elpaciente, pudieran sugerirle que no va a morir, negando as la muerte

    porque en realidad es el propio mdico quien la teme. Los Cuidados

    Paliativos integran y aceptan la muerte como una etapa natural del

    ciclo vital y, en consecuencia, proponen aquellas terapias que aporten

    al paciente una comodidad inmediata, manteniendo una calidad de vida

    apreciable, aliviando los dolores y otros sntomas y, sobretodo, prestando

    atencin a las angustias, interrogantes y otros deseos morales y

    espirituales del paciente. Liberado de sus sntomas incmodos, el

    enfermo puede expresar sus emociones y evocar conflictos familiaresy personales. Puede ser un tiempo de reconciliacin consigo mismo,

    con los dems y con la vida que vivi. (Botta, 1999:125)

    c) Desde el punto de vista social, la prctica paliativa reactualiza

    el concepto de acompaamiento y servicio voluntario, destaca el valor

    de la comunicacin y predica la necesaria participacin de un equipo

    interdisciplinario formado por mdicos, enfermeros, nutricionistas,

    fisioteraputas, psiquiatras y psiclogos sin olvidar la intervencin de

    representantes religiosos siendo esencial en este caso respetar de lasopciones filosficas y religiosas de cada persona enferma.

    El diagnstico de la enfermedad pasa a segundo plano

    destacndose ms bien dos elementos de importancia: la atencin del

    mdico al alivio de sntomas y molestias que, a medida que el paciente

    se acerca ms al final de su vida, se hacen cada vez ms intolerables

    y la atencin a la crisis total que revuelve el nimo del paciente, crisis

    que se conoce como la crisis del moriry cuyos componentes ms

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    importantes son el desapego progresivo de todos los intereses de la de

    la vida personal y el fuerte deseo de reforzar vnculos afectivos con los

    seres queridos. De esta manera, los cuidados paliativos tratan de precisarel conjunto de perturbaciones somticas, psicoafectivas, sociales,

    religiosas y filosficas, enfocndolas globalmente, para intentar

    reducirlas a un nivel tolerable. Los resultados pueden ser muy positivos.

    Al respecto un estudio realizado en el Hospicio Saint Christopher de

    Londres ha demostrado que, contando con la atencin integral adecuada,

    el 98% de los enfermos puede tener una muerte pacfica y serena.

    (Botta, 1999:125)

    Los Cuidados Paliativos miran al enfermo terminal, no como un

    paciente al cual se debe curar a toda costa, sino como un ser humanoque vive el ltimo captulo de su vida, como una persona que est ms

    o menos conscientemente comprometida en librar una ltima batalla y a

    quien vamos a esforzarnos en ayudar. (Ibdem)

    El Arte del Acompaamiento (Antes del Viaje)

    Acompaar es estar siempre consciente de que se est al lado de

    una persona cuya autonoma es extremadamente reducida y necesita

    sentirse valorada a pesar de su deterioro. El deterioro biolgico es un

    elemento irremediable pero un enfermo no puede ser reducido a sudimensin biolgica. Necesita mantenerse conectado con todo lo que

    ha sido y con todo lo que am; necesita evocar sus alegras y expresar

    sus penas y as darle significacin a su vida. Permitrselo es el mayor

    apoyo que podemos ofrecerle para que pueda liberarse y dejarse ir.

    (Botta, 1999:127)

    Escuchar, comunicar, confortar y respetar son los fundamentos

    del acompaamiento. Su calidad depende mucho de la manera como

    escuchamos los sentimientos de miedo, dolor, rabia, resentimiento yculpa y de or lo que dice (o no dice) el enfermo. Hay que saber incluso

    interpretar el silencio pues ese silencio y el respeto del mismo pueden

    tener muchsimo sentido para la persona enferma. Nuestra presencia,

    a veces callada pero solidaria, le confirma que estaremos a su lado

    hasta el final aunque ya no pueda o no quiera hablar. Una presin de

    mano, una mirada, una sonrisa, transmiten mucho en esos momentos

    pues la persona moribunda pide tres cosas: que la escuchen, que la

    comprendan y que no la abandonen. Sabe que va a morir y sabe cundo

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    y lo expresa mediante el lenguaje simblico verbal y no verbal. Mdicos

    y allegados pueden pensar que decir la verdad es intolerable para el

    enfermo sin imaginar que l ya conoce su verdad y lleva solo toda esacarga de ansiedad. Si se le da la oportunidad de compartir esta realidad

    puede asumir mejor su muerte y prepararse para afrontarla.

    No hay una manera buena o mala de morir. Lo importante es que

    cada quien tenga la posibilidad de experimentar ese momento a su

    manera, expresando incluso la rabia y el dolor, pero teniendo la certeza

    de ser amado y respetado en cualquier circunstancia, sin verse obligado

    a aceptar un estereotipo de la muerte y del proceso de morir.

    El trabajo de acompaamiento exige disponibilidad afectiva,humildad, flexibilidad, autenticidad y espontaneidad, as como la

    capacidad de digerir el silencio. Se trata de brindar una presencia eficaz

    con quien compartir esa ltima experiencia relacional. Acompaar es

    entonces un acto de entrega, de compromiso, de amor. En sntesis,

    una accin profundamente humana. Cuando las dimensiones fsicas e

    intelectuales se deterioran pueden entonces crecer las dimensiones

    emocionales y espirituales. La persona enferma, cerca ya de nuevos

    lmites y con nuevas percepciones, segura del afecto de quienes le

    rodean, puede aprender a comunicarse desde lo ms profundo de ellamisma, crendose un contacto ntimo como ltima experiencia de

    relacin humana. La proximidad de la muerte es una escuela de vida y

    el acompaamiento una ocasin para enriquecer la propia vida y

    transformarla.

    Los Cuidados Paliativos, como lo afirma Louise Annette Botta,

    permiten proporcionar un trato ms humano a los pacientes en etapa

    terminal cuando el tratamiento activo y la prolongacin de la vida ya no

    son posibles, o siendo posibles se revelan como nuevas fuentes desufrimiento para quien se acerca a su fin. En estas unidades de servicio

    se respeta la dignidad de la persona enferma, brindndole el apoyo

    necesario para realizar su transicin, su ltimo viaje, con el mnimo de

    angustia y sufrimiento fsico. Y es que debemos tener siempre presente

    que el que se est yendo an se encuentra vivo y ha de ser tratado

    como un ser nico para que pueda encontrar su muerte con paz y quietud.

    (Botta,1999:130)

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    2. Las terapias de los Simonton

    Se trata de un mtodo relativamente nuevo para tratar el cncercuya estructura conceptual y terapia respectiva han sido desarrolladas

    por el onclogo-radilogo Carl Simonton y su esposa, la psico-terapeuta

    Stephanie Matthews en los Estados Unidos, que ha tenido repercusiones

    trascendentales para muchos campos de la salud y de la curacin. Los

    Simonton consideran sus investigaciones como un estudio experimental.

    Escogen con mucha atencin a sus pacientes pues quieren llegar, con

    un reducido numero de personas, altamente motivadas, a la comprensin

    de la dinmica bsica del cncer. Hasta ahora, el tiempo medio de

    supervivencia de sus pacientes es el doble con respecto al de los

    pacientes de los mejores institutos oncolgicos y tres veces mayor conrespecto al promedio nacional en los Estados Unidos.

    Dichas terapias se basan en la nocin de equilibrio dinmico,

    considerando a la salud como una experiencia de bienestar provocada

    por un equilibrio dinmico que comprende los aspectos fsicos y

    psicolgicos del organismo, adems de las interacciones con su entorno

    natural y social. (Capra, 1987:378) Estar en equilibrio dinmico significa

    entonces pasar por fases pasajeras de enfermedad que pueden servir

    para aprender y crecer.

    La imagen generalizada del cncer ha estado condicionada por la

    visin moderna del mundo lo cual orienta la medicina hacia respuestas

    esencialmente tecnolgicas. El cncer se ve como un invasor fuerte y

    potente que ataca al cuerpo desde afuera. Para la mayora de personas

    es sinnimo de muerte y las esperanzas de revertirlo son prcticamente

    inexistentes. El tratamiento mdico, por medio de radiaciones,

    quimioterapia, ciruga, o una combinacin de esas tcnicas, es drstico,

    negativo y perjudica al cuerpo por los efectos secundarios que dichasterapias pueden provocar.

    El enfoque de Simonton, considerado como una de las terapias

    holsticas por excelencia, trata de invertir la imagen generalizada del

    cncer, que no corresponde a los resultados de las ms recientes

    investigaciones, presentndolo, en consecuencia, no como un ataque

    desde afuera, sino como un derrumbamiento interior. Se trata de saber

    cules son las causas de la formacin de las clulas cancerosas y del

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    debilitamiento del sistema inmunolgico del cuerpo, considerando en

    las explicaciones una compleja red de factores genticos, bioqumicos,

    ambientales y psicolgicos interdependientes. Y es que la biologa celularha demostrado que las clulas cancerosas no son fuertes y potentes,

    sino dbiles y confusas. Estas clulas no invaden, ni tampoco atacan o

    destruyen, sino que se limitan simplemente a reproducirse en cantidades

    anormales. Un cncer comienza con una clula que contiene una

    informacin gentica equivocada por haber sido daada por ciertas

    sustancias y por otras influencias ambientales, o simplemente porque

    de vez en cuando el organismo produce una clula imperfecta. Mientras

    las clulas normales se comunican eficazmente con su entorno para

    determinar as sus dimensiones ptimas y su ritmo de reproduccin, las

    clulas malignas no pueden autoorganizarse a causa de los daos quehan sufrido. Como consecuencia, crecen mucho ms que una clula

    normal sana y su ritmo de reproduccin es desenfrenado. Adems, la

    cohesin normal de las clulas puede debilitarse y algunas clulas

    malignas pueden desprenderse de la masa original y trasladarse a otras

    partes del cuerpo donde formarn nuevos tumores, para hacer

    metstasis. En un organismo sano el sistema inmunolgico reconocer

    las clulas anormales y las destruir, o al menos las aislar, para evitar

    su difusin. Ahora bien, si por algn motivo el sistema inmunolgico no

    es lo suficientemente fuerte, la masa de clulas defectuosas seguircreciendo. De all que se parta del principio, en estos novedosos

    enfoques, de que el cncer no es un ataque desde afuera, sino un

    derrumbamiento interior. (Capra, 1992: 414 y sig.)

    Los mecanismos biolgicos del crecimiento del cncer demuestran

    que las investigaciones han de seguir dos caminos. Por una parte, se

    trata de saber qu es lo que causa la formacin de clulas cancerosas;

    por otra, tenemos que entender cul es la causa del debilitamiento del

    sistema inmunolgico del cuerpo. Con los aos muchos investigadoreshan acabado por darse cuenta de que las respuestas a estas dos

    preguntas se traducen en una compleja red de factores genticos,

    bioqumicos, ambientales y psicolgicos interdependientes.

    Los Simonton admiten totalmente la funcin de las sustancias y

    de las influencias carcingenas ambientales en la formacin de las

    clulas cancerosas e introducen la dimensin poltica en el problema

    mdico: abogan con firmeza por la necesidad de tomar medidas pblicas,

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    Mirando la Muerte en los Nuevos Paradigmas Mdicos. Malin Pino de Casanova.FERMENTUM Mrida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AO 14 - N 39 - ENERO - ABRIL - 2004- 137-180162

    ambientales y sanitarias, para evitar estos riesgos para la salud. Adems,

    se han dado cuenta de que ni las sustancias cancergenas, ni las

    radiaciones, ni la predisposicin gentica pueden por s solas dar unaexplicacin integral del cncer. Nunca se llegar a entender

    completamente el cncer, expresan, si no se plantea la pregunta crucial:

    Qu es lo que, en cierto momento, le impide al sistema inmunolgico

    de un organismo reconocer y destruir las clulas anormales y por

    consiguiente hace que las mismas puedan crecer y convertirse en un

    tumor que amenaza la vida misma? Esta es pues la pregunta de la cual

    parten los Simonton para desarrollar sus investigaciones y sus prcticas

    teraputicas, descubriendo que slo se puede responder a ella

    examinando atentamente los aspectos mentales y emocionales de la

    salud y de la enfermedad.

    En el cncer, de acuerdo con estas interpretaciones, el estrs crucial

    parece ser el que amenaza cualquier funcin o relacin que sea central

    para la identidad de la persona, o el que establece una situacin de la

    que aparentemente no se puede escapar. Varios estudios han sugerido

    que estos niveles crticos de estrs suelen alcanzarse de seis a dieciocho

    meses antes de que el cncer se diagnostique. Es probable que la

    situacin genere sentimientos de desesperacin, de impotencia o de

    prdida de toda esperanza. A causa de estos sentimientos, unaenfermedad grave, o incluso la muerte, pueden resultar aceptables,

    consciente o inconscientemente, como posibles soluciones. Hoy

    tenemos gran cantidad de datos relativos a la relacin entre el cncer y

    los estados emocionales. Estados emocionales que a su vez se articulan

    a un cierto tipo de vida que parece tpica de los enfermos de cncer.

    Varios investigadores han trazado un perfil psicolgico de estos pacientes

    identificando los siguientes componentes significativos en su historia:

    sentimientos de aislamiento, de abandono y de desesperacin en su

    juventud, y ausencia de relaciones interpersonales intensas, que sevean como difciles o peligrosas; una relacin intensa con otra persona

    o una gran satisfaccin con su propio papel en los primeros aos de la

    edad adulta, que se convierte en el centro de la vida del individuo y que

    posteriormente se pierden, con el consiguiente estado de desesperacin;

    interiorizacin de la desesperacin hasta el punto de que la persona no

    logra expresar sus sentimientos cuando se siente herido, irritado o

    agresivo.

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    La terapia de los Simonton se fundamenta en que el desarrollo del

    cncer implica cierto nmero de procesos psicolgicos y biolgicos

    interdependientes; que estos procesos pueden ser reconocidos ycomprendidos; y que la secuencia de acontecimientos que llevan a la

    enfermedad se puede invertir para hacer que el organismo recupere la

    salud. Como en todas las terapias holsticas, el primer paso hacia el

    comienzo del ciclo de curacin consiste en hacer que el paciente tome

    conciencia del amplio contexto de su enfermedad. La determinacin

    del contexto del cncer comienza pidindole a los pacientes que

    identifiquen las principales situaciones de estrs en las que se

    encontraban de seis a dieciocho meses antes del diagnstico. La lista

    de estas situaciones se usar luego como base para discutir en qu

    manera ha participado el paciente en el comienzo de su enfermedad.Esto por supuesto no busca crear un sentimiento de culpa, sino crear

    los fundamentos y las condiciones para invertir el ciclo de procesos

    psicosomticos que han llevado al estado de deterioro biolgico.

    La filosofa en la cual descansa este enfoque afirma que el

    desarrollo del cncer implica cierto nmero de procesos psicolgicos y

    biolgicos interdependientes; que estos procesos pueden ser

    reconocidos y comprendidos; y que la secuencia de acontecimientos

    que llevan a la enfermedad se puede invertir para hacer que el organismorecupere la salud... Mientras determinan el contexto de la enfermedad

    de un paciente, los Simonton tratan de reforzar su fe en la eficacia del

    tratamiento y en la fuerza de las defensas del cuerpo... Una vez

    suscitados los sentimientos de esperanza y de expectacin, el organismo

    los traduce en procesos biolgicos que comienzan a restaurar el equilibrio

    y a revitalizar el sistema inmunitario. (Capra,1992:420)

    Es el ser humano el que est en juego y no simplemente una

    enfermedad, un rgano o funcin, centrndose estas terapias en losproblemas emocionales del paciente, sin separarlos de los modelos

    ms generales de sus vidas, incluyendo as aspectos sociales, culturales,

    filosficos y espirituales: Hubo un momento, nos dice Lutecia Adam,

    en que tom conciencia que formaba parte de este universo. Yo no

    estaba sola, aislada, dentro de este cuerpo mortal. Mis dudas acerca de

    si estos cambios profundos que estaba realizando desde que haba

    perdido la salud, eran el camino adecuado para seguir viviendo, se

    esfumaron en las rutas del agua y de la arcilla, de los rayos de sol y del

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    aire que respiro, y de la brisa que baa mi rostro cada amanecer.

    (Casts y Canelones, 1999:153)

    En Venezuela, las experiencias de la Fundacin para el desarrollo

    de la Psiconeuroinmunologia (Fundasinein), se inscriben dentro de esta

    sensibilidad que emerge en los nuevos paradigmas mdicos,

    articulndose teraputica y conceptualmente con el modelo de los

    Simonton. Mara Cristina Requiz, psicloga y miembra fundadora de

    dicha institucin, nos define a Fundasinein como un programa de apoyo

    psicosocial y holstico para pacientes con cncer. Nace, dice ella, de

    la inquietud de un grupo de profesionales preocupados por ofrecer

    alternativas globales y espacios para la bsqueda de nuevas formas de

    conquistar la salud y alcanzar mejor calidad de vida, para aquellaspersonas que viven una enfermedad que coloca en riesgo su vida. Es el

    producto de un sueo colectivo, impulsado por la Dra. Marianella Casts,

    y hoy hecho realidad por un equipo interdisciplinario formado por

    especialistas en psiquiatra, psicologa, medicina, inmunologa, nutricin

    y terapia corporal. (Casts y Canelones, 1999:64) El programa, segn

    los responsables, consiste en un proceso de experiencia de vida en

    donde se asume que la persona es un ser humano responsable de su

    salud y de su vida, por lo tanto, no es un paciente que deba acatar las

    decisiones de otros en cuanto a su enfermedad y a su tratamiento. Eles el protagonista de su propio proceso de sanacin. La individualidad

    es digna de respeto y la generalizacin no tiene cabida en estos espacios

    de encuentro donde lo importante es sanar la vida, ms all de curar

    una enfermedad. Se privilegia entonces la bsqueda de alternativas

    que generen una mejor calidad de vida, una mayor profundidad en la

    experiencia de estar vivos y no nicamente la bsqueda de una mayor

    sobrevida. Se trata de concepciones y experiencias que integran la

    complejidad al enfatizar el respeto hacia las alternativas teraputicas

    escogidas por la persona enferma, considerando a los seres humanosen su pluridimensionalidad. De tal suerte, se crean espacios para la

    expresin, la reflexin, y el compartir las inquietudes, preocupaciones y

    angustias de quienes experimentan una enfermedad que coloca en

    peligro su vida. Se brindan terapias de apoyo y acompaamiento con

    nfasis en la sanacin de la vida, tratando la interconexin cuerpo,

    mente y espritu como un mecanismo fundamental para obtener la

    sanacin. Se ayuda al paciente a contactarse con su sabidura interior y

    a utilizarla en la eleccin de su tratamiento y, lo que es esencial, se

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    trata de que el enfermo descubra un significado en la experiencia de su

    enfermedad, ayudando a cada persona a encontrar su propsito en la

    vida. Se trata y trabaja igualmente el miedo y recurrencia a la muertecomo factor de interferencia en el proceso de sanacin. Esto supone

    enfocar la muerte como un proceso ms de la vida, pues como deca

    Jules Romain, lamuerte es otro nombre para la vida.

    Y lo que nos parece fundamental, pues es aqu donde centramos

    esta reflexin, la muerte se integra como un proceso vital, aun cuando

    sea el ltimo. As, enfrentarse con la muerte es parte integrante de

    este enfoque. A los pacientes se les hace tomar conciencia de la

    posibilidad de que, en algn momento, pueden llegar a decidir que ya

    es hora de encaminarse hacia la muerte. Se les asegura que tienentodo el derecho a tomar esta decisin y se les promete que los terapeutas

    les prestarn los mismos cuidados y el mismo apoyo que en su lucha

    para recuperar la salud... La confrontacin con la muerte ...toca un

    problema existencial fundamental que caracteriza a toda la condicin

    humana. Por este motivo, a los pacientes se les induce con toda

    naturalidad a considerar su objetivo en la vida, sus razones para vivir y

    su relacin con la totalidad del cosmos (Capra, 1992:420). Las

    dimensiones de lo humano estn nuevamente all, donde la medicina

    de la modernidad las haba totalmente desterrado.

    3. Elisabeth Kubler-Ross y la Rueda de la Vida

    No hemos querido pasar por alto en nuestro ejercicio de ilustrar

    las corrientes que desde el mismo seno de la ciencia mdica nos hablan

    de la emergencia de un nuevo modelo conceptual, de una nueva alianza,

    de una revolucin no soada, sin hacer referencia al pensamiento y a la

    prctica de una extraordinaria mujer, Elisabeth Kbler-Ross, pioneraen estas nuevas interpretaciones de la salud y de la enfermedad, del

    enfermo y de su curacin, de la sanacin y de la muerte. A ella

    dedicaremos este espacio de nuestro ensayo.

    Elisabeth Kbler-Ross es mdica psiquiatra graduada en Zurich.

    En 1959 se traslad a Estados Unidos donde ha ejercido como Profesora

    de Psiquiatra en la Universidad de Chicago.Segn la idea de mis

    padres, nos dice ella, yo tendra que haber sido una simptica y devota

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    ama de casa suiza. Pero acab siendo una tozuda psiquiatra, escritora

    y conferencista del suroeste de Estados Unidos... Creo que la medicina

    moderna se ha convertido en una especie de profeta que ofrece unavida sin dolor. Eso es una tontera. Lo nico que a mi juicio sana

    verdaderamente es el amor incondicional.(1997:16)

    Supo desde muy joven que su misin era aliviar el sufrimiento

    humano y ese compromiso la llev al cuidado de enfermos terminales.

    Mucho fue lo que aprendi de esa experiencia: vio que los nios dejaban

    este mundo confiados y serenos; observ que algunos adultos partan,

    despus de superar la negacin y el miedo, sintindose liberados,

    mientras que otros se aferraban a la vida porque an les quedaba una

    tarea que concluir, pero todos hallaban consuelo en la expresin de sussentimientos y en el amor incondicional de quien les prestaba odo. No

    le quedaron entonces dudas: morir es tan natural como nacer y crecer.

    As lo dice un nio enfermo de cncer, citado en uno de sus libros:

    Cuando hemos realizado la tarea que hemos venido a hacer en la

    tierra, se nos permite abandonar nuestro cuerpo, que aprisiona nuestra

    alma, al igual que el capullo de seda encierra a la futura mariposa. Llegado

    el momento, podemos marcharnos y vernos libres del dolor, de los

    temores y preocupaciones; libres como una bellsima mariposa, y

    regresamos a nuestro hogar, a Dios.(1997:11)

    Adentrarse en la obra y pensamiento de Kbler-Ross ameritaran

    muchas ms pginas de las que aqu dispongo. Sin embargo voy a

    referirme en este ensayo a sus reflexiones relativas a la muerte y los

    moribundos pues considero que ellas estn en la base, o por lo menos

    han contribuido enormemente, al desarrollo y afianzamiento de los nuevos

    modelos conceptuales en la medicina. Su pensamiento y su prctica son

    un excelente ejemplo de la emergencia de estos nuevos paradigmas donde

    lo afectivo y lo emocional vuelven para articularse con lo estrictamenteracional e instrumental. Es el regreso de la razn a la vida, es la alianza del

    materialismo y la espiritualidad, del vientre y del intelecto; es el regreso de

    Dionisos pero esta vez articulado a nomos. Es el enriquecimiento de la

    aventura cientfica moderna y, porqu no?, su salto cualitativo en un

    proceso de profundas implicaciones epistemolgicas.

    El hombre, de acuerdo a Kbler-Ross, no ha cambiado

    bsicamente. La muerte sigue siendo un acontecimiento terrible y

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    aterrador, y el miedo a la muerte es un miedo universal aun cuando se

    crea que lo hemos dominado en muchos niveles. Lo que evidentemente

    s ha cambiado es nuestra manera de hacer frente a la muerte, al hechode morir y a nuestros pacientes moribundos. Relata la autora un recuerdo

    de nia referente a la muerte de un granjero vecino: se cay de un

    rbol y se vio que no durara mucho. El pidi morir en casa... que entrasen

    sus hijas en el dormitorio y habl con cada una de ellas... Arregl sus

    asuntos tranquilamente, aunque sufra mucho, y distribuy sus

    pertenencias y sus tierras... Pidi que le fueran a ver sus amigos, para

    decirles adis. Aunque entonces yo era una nia pequea, no me excluy

    a m ni a mis hermanos. Nos permitieron participar en los preparativos

    de la familia y acompaarles hasta que muri. Cuando esto ocurri lo

    dejaron en casa, en su propia casa, entre sus amigos y vecinos quefueron a verle por ltima vez, yaciendo en medio de flores en el lugar

    donde haba vivido y querido tanto... Para Kbler-Ross este ejemplo

    ilustra la aceptacin frente al desenlace fatal. Si a un paciente se le

    permite acabar su vida en el ambiente familiar y querido, no necesita

    tanta adaptacin. Su familia le conoce lo suficiente como para sustituir

    un sedante por un vaso de su vino favorito; o el olor de una sopa casera

    que pueda despertarle el apetito puede ser ms agradable que una

    infusin... S que la paciencia y las caras y alimentos conocidos pueden

    reemplazar muchas veces a una botella de lquidos intravenosos...Adems, nos dice esta mdica, de acuerdo a su experiencia, el hecho

    de que se permita a los nios permanecer en la casa donde ha habido

    una muerte, y se les incluya en las conversaciones, discusiones y

    temores, les da la sensacin de que no estn solos con su dolor y les da

    el consuelo del duelo y la responsabilidad compartidos. Les prepara

    gradualmente y les ayuda a ver la muerte como parte de la vida. Es una

    experiencia que ayuda a crecer y a madurar. Esto contrasta mucho con

    la medicalizacin y la negacin de la muerte propia de la prctica mdica

    moderna que pareciera considerarla como un tab. Sera lgico pensarque nuestro conocimiento cientfico ha dado mejores sistemas y medios

    para prepararnos para este acontecimiento inevitable. Pero el destierro

    del mal y la negacin de la naturaleza, o el intento de dominarla y

    someterla, propio de la aventura cientfica positivista, trajo consigo

    aquellas prcticas que impiden a los moribundos terminar en casa y

    morir con dignidad. Utilizamos eufemismos, hacemos que el muerto

    parezca dormido, alejamos a los nios... En fin, no se afronta la muerte

    con naturalidad. Morir se convierte en algo solitario, mecnico y

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    Mirando la Muerte en los Nuevos Paradigmas Mdicos. Malin Pino de Casanova.FERMENTUM Mrida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AO 14 - N 39 - ENERO - ABRIL - 2004- 137-180168

    deshumanizado. Nuestra concentracin en el equipo mdico, en la

    presin sangunea, se pregunta Kbler-Ross, no es un intento

    desesperado de negar la muerte inminente y por eso trasladamos todonuestro conocimiento a las mquinas, porque nos son menos prximas

    que la cara de sufrimiento de otro ser humano que nos recuerda nuestros

    propios lmites y nuestros propios fracasos, y, por ltimo, nuestra propia

    mortalidad? Los que se quedan parecieran estar tan concentrados en

    sus propios temores que esto les impide percatarse de la absoluta

    desolacin del que se va. Esta idea queda muy bien recogida en un

    hermoso poema de Mario Benedetti, titulado Ultima nocin de Laura

    Avellaneda: (...) martn, martn cmo era/ los nombres se me caen/ yo

    misma estoy cayendo/ usted de todos modos/ no sabe ni imagina /qu

    sola va a quedar/ mi muerte/ sin su vida.16

    La emergencia de una nueva sensibilidad social, el cambio de

    visiones en el terreno cientfico, la constitucin de nuevos paradigmas,

    el regreso de lo arcaico, del mal, de Dyonisos reintroduciendo phusis

    en el seno de nomos, nos hacen mirar de cara a la muerte, aceptarla

    como parte integrante de los ciclos vitales, resignificarla y, por ende,

    aprender y ayudar a morir, en tanto que mdicos y terapeutas, en ese

    difcil pero ineludible trnsito. Es as como Elisabeth Kbler-Ross nos

    aporta su largusima y fecunda experiencia con pacientes terminales ynos reconstruye las cinco fases por las que ellos pasan antes de morir.

    Es un intento, nos dice ella, de resumir lo que hemos aprendido de

    nuestros pacientes moribundos sobre los mecanismos de reaccin que

    entran en funcionamiento durante una enfermedad mortal (1975:58)

    Primera fase: negacin y aislamiento. La mayora de los

    pacientes, al enterarse que tienen una enfermedad mortal, reaccionan

    diciendo no, yo no, no puede ser verdad... Pensaba en lo irnico de

    la vida, nos cuenta el Doctor Carlos Vivas (enfermo de un cncer quelogr revertir apoyado en los fundamentos de la Psiconeuroinmunologa),

    en el porqu yo?, porqu no le pasa esto a un malandro o a un

    asesino?, qu he hecho yo para merecer esto?... La negacin por

    lo menos la negacin parcial, es habitual en casi todos los pacientes,

    no slo durante las primeras fases de la enfermedad, sino tambin ms

    adelante, de vez en cuando. Los pacientes pueden as considerar la

    16En Poemas de Otros

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    169Malin Pino de Casanova.Mirando la Muerte en los Nuevos Paradigmas Mdicos.FERMENTUM Mrida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AO 14 - N 39 - ENERO - ABRIL - 2004 -137-180

    posibilidad de su propia muerte durante un tiempo, pero tambin es

    lgico que desechen estos pensamientos para proseguir la vida mientras

    an la tengan. La negacin funciona como un amortiguador despus dela noticia inesperada e impresionante y permite al paciente recobrarse

    para, con el tiempo, movilizar otras defensas. La negacin es entonces

    una defensa provisional y pronto ser sustituida por una aceptacin

    parcial. Puede incluso el enfermo, ms adelante, estar dispuesto, e

    incluso contento y aliviado al sentarse a hablar con alguien de su muerte

    inminente. Dilogo que deber tener lugar slo cuando el enfermo as

    lo desee y est dispuesto a afrontarlo. Nos dice Kbler-Ross que es

    partidaria de hablar de la muerte y del morir antes de que llegue la

    hora si el paciente indica que quiere hacerlo. Algunos pacientes persisten

    en su actitud negatoria, pero son excepciones. La mayora de lospacientes no lleva la negacin hasta all. Pueden hablar brevemente de

    la realidad de su situacin, y de repente, manifestar su incapacidad

    para seguir vindola de modo realista. Cmo saber entonces, nos dice

    Kbler-Ross, cuando un paciente no desea seguir afrontndola? Puede

    hablar de temas referentes a su vida, puede compartir algunas fantasas

    importantes sobre la muerte misma o la vida despus de la muerte (en

    s misma, una negacin), y cambiar de tema a los pocos minutos,

    diciendo tal vez lo contrario de lo que ha dicho an