biblia_nacar_colunga_comentada_08_-_cartas_paulinas

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  • 8/3/2019 biblia_Nacar_Colunga_comentada_08_-_cartas_paulinas

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    Holy Trinity Misions.

    iblia Comentada.Texto de la Ncar-Colunga.

    Epstolas Paulinas,

    por Lorenzo Turrado.

    Tomo VI b.

    Para Usos Internos y Didcticos SolamenteAdaptacin pedaggica: Dr. Carlos Etchevarne, Bach. Teol.

    Contenido:iblia Comentada.

    Epstolas Paulinas,por Lorenzo Turrado.

    Epstola 1 a los Corintios.Introduccin.

    La iglesia de Corinto.Ocasin de la Carta.Estructura o plan general de la carta.Perspectivas doctrinales.

    A) La resurreccin de Jesucristo.B) La resurreccin de los cristianos.

    Introduccin, 1:1-9.Saludo Epistolar, 1:1-3.Accin de gracias a Dios, 1:4-9.

    I. Correccin de Abusos, 1:10-6:20.Los bandos o partidos entre los fieles, 1:10-16.La sabidura del mundo y la de Dios, 1:17-31.Cmo fue la predicacin de Pablo en Corinto, 2:1-5.Amplia descripcin de la sabidura de Dios, 2:6-16.Infancia espiritual de los corintios, 3:1-4.

    Naturaleza del ministerio apostlico, 3:5-17.No hay que dejarse guiar de la sabidura humana, 3:18-23.Los apstoles son responsables slo ante Dios, 4:1-5.Pablo y Apolo, ejemplo para los corintios, 4:6-13.Paternas amonestaciones de Pablo, 4:14-21.El caso del incestuoso, 5:1-5.Arrojemos de nosotros la vieja levadura, 5:6-8.Sobre el trato con los pecadores pblicos, 5:9-13.

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    Holy Trinity Misions.

    Los pleitos ante tribunales paganos, 6:1-11.El pecado de fornicacin, 6:12-20.

    II. Respuesta a Consultas de los Corintios.Matrimonio y continencia, 7:1-9.Indisolubilidad del matrimonio y privilegio paulino, 7:10-16.

    La conversin al cristianismo y la condicin social, 7:17-24.Excelencia de la virginidad sobre el matrimonio, 7:25.-35Consejo a los padres que tienen hijas solteras ya mayores, 7:36-38,Consejo a las viadas, 7:39-40.De los dolotitos o carnes inmoladas a, los dolos, 8:1-13.El ejemplo de Pablo, 9:1-27.El ejemplo de lo sucedido a los israelitas, 10:1-13.Conclusin de la cuestin de los idolotitos, 10:14-33.El velo de las mujeres en los actos de culto, 11:1-16.La celebracin de la cena eucarstica, 11:17-34.Los carismas o dones espirituales, 12:1-11.

    La comparacin con el cuerpo humano, 12:12-31.Himno a la caridad, 13:1-13.Superioridad del carisma de profeca sobre el de lenguas, 14:1-25.Normas prcticas para el aso de los carismas, 14:26-40.La resurreccin de los muertos, 15:1-19.Cristo, primicias de nuestra resurreccin, 15:20-23.Otras pruebas de la resurreccin, 15:29-34.Modo de la resurreccin, 15:35-53.Himno final de victoria, 15:54-58.

    Epilogo, 16:1-24.La Colecta en Favor de los Fieles de Jerusaln, 16:1-4.Planes de viaje, 16:5-12.Exhortaciones y saludo final, 16:13-24.

    Epstola 2 a los Corintios.Introduccin.

    Entorno histrico.Ocasin de la carta.Estructura o plan general.Perspectivas doctrinales.Condicin de los muertos en el tiempo que media hasta la parusia.

    Introduccin, 1:1-1:1.Salado epistolar, 1:1-2.Accin de gracias, 1:3-11.

    I. Apologa de Pablo y de su Apostolado, 1:12-7:16.No hay doblez en lo que ensea, 1:12-14.Por qu no ha ido a Corinto, 1:15-24.La carta a en lgrimas, 2-1-11.Inquietud por tener noticias de los corintios, 2:12-17.Las cartas comendaticias de Pablo, 3:1-3.Ministerio de la letra y ministerio del espritu, 3:4-18.

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    Holy Trinity Misions.

    Pablo, heraldo de la verdad, 4:1-6.Vasos de barro en las manos de Dios, 4:7-18.Firme esperanza de los ministros del Evangelio, 5:1-10.La caridad de Cristo, resorte del apostolado, 5:11-21.Azares apostlicos de Pablo, 6:1-10.

    Vibrante llamada a la reconciliacin y a la enmienda, 6:11-18.Alegra por las buenas noticias que le dio Tito, 7:1-16.II. La Colecta en Favor de los Fieles de Jerusaln, 8:1-9:15.

    Llamada a la generosidad de los corintios, 8:1-15.Recomendacin de Tito y sus dos compaeros, 8:16-24.Nueva llamada a la generosidad, 9:1-5.La limosna, fuente de bendiciones, 9:6-15.

    III. Pablo y sus Adversarios, 10:1-13:10.Har valer su autoridad, 10:1-11.No ha usurpado campos de nadie, 10:12-18.Excusas Por Tener Que Alabarse, 11:1-15.

    Sigue glorindose de su obra apostlica, 11:16-33.Las revelaciones divinas de Pablo, 12:1-10.Por qu ha hecho su apologa, 12:11-21.Exhortaciones varias en relacin con su prxima visita, 13:1-10.

    Epilogo, 13:11-13.Epstola a los Glatas.

    Introduccin.Los glatas.Ocasin de la carta.Estructura o plan general.Perspectivas doctrinales.La libertad cristiana.

    Introduccin, 1:1-10.Salado epistolar, 1:1-5.Dolorido reproche los glatas, 1:6-10.

    I. Autoridad Apostlica de Pablo, 1:11-2:21.Pablo llamado al Apostolado Directamente por Dios, 1:11-24.La asamblea o concilio de Jerusaln, 2:1-10.El incidente de Antioqua, 2:11-14.Apretada sntesis del evangelio de Pablo, 2:15-21.

    II. Justificacin por la Fe, 3:1-4:31.La experiencia de los glatas: evidencia de los hechos, 3:1-5.Por la fe entramos participar de las bendiciones, 3:6-14.Las promesas hechas a Abraham y la Ley, 3:15-25.Conclusin: la verdadera descendencia de Abraham, 3:26-29.Las dos situaciones religiosas de la humanidad, 4:1-11.Emotiva exhortacin a los glatas, 4:12-20.La alegora de Agar y de Sara, 4:21-31.

    III. Consecuencias Morales, 5:1-6:10.Es necesario elegir: o judos o cristianos, 5:1-12.

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    Holy Trinity Misions.

    El precepto de la caridad, plenitud de la Ley, 5:13-15.Carne y espritu, 5:16-26.Consejos varios, 6:1-10.Eplogo escrito de puo y letra del Apstol, 6:11-18.

    Epstolas de la Cautividad.

    Epstola a los Efesios.Introduccin.Quines son los Efesios.Ocasin de la carta.Estructura o plan general.Perspectivas doctrinales.

    Introduccin, 1:1-2.Saludo epistolar, 1:1-2.

    I. El Plan Divino de Salud, 1:3-3:21.El misterio en los designios eternos de Dios, 1:3-14.Grandeza de la esperanza cristiana, 1:15-23.

    El poder de Dios en los cristianos, 2:1-10.Unin de judos y de gentiles en Cristo, 2:11-22.Misin confiada a Pablo, 3:1-13.Oracin de Pablo, 3:14-21.

    II. Consecuencias Morales, 4:1-6:20.Exhortacin a la unidad, 4:1-6.Diversidad de dones dentro de la unidad del Cuerpo mstico, 4:7-16.La vida nueva en Cristo, 4:17-32.Advertencias generales a los cristianos, 5:1-20.La vida familiar: marido y mujer, 5:21-33.Padres e hijos, 6:1-4.Amos y siervos, 6:5-9.La armadura del cristiano, 6:10-20.

    Epilogo, 6:21-24.Noticias personales, 6:21-22.Bendicin final, 6:23-24.

    Epstola a los Filipenses.Introduccin.

    La Iglesia de Filipos.Ocasin de la carta.Estructura o plan general.Perspectivas doctrinales.

    Introduccin, 1:1-11.Saludo epistolar, 1:1-2.Accin de gracias y oracin por los filipenses, 1:3-11.

    I. Noticias sobre su situacin, 1:12-26.La cautividad de Pablo est contribuyendo al progreso del Evangelio, 1:12-20.Confianza de prxima liberacin, 1:21-26.

    II. Exhortacin a llevar una vida digna, 1:27-2:18.Constancia en el combate por la fe, 1:27-30.

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    Holy Trinity Misions.

    Vibrante llamada a la unidad en la humildad, 2:1-11.Vida de santidad en medio de un mundo perverso, 2:12-18.

    III. Proyectos de Viajes, 2:19-30.Probable viaje de Timoteo, y posiblemente tambin de Pablo, a Filipos, 2:19-24.Viaje de Epafrodito, restablecido ya de su enfermedad, 2:25-30.

    IV. Exhortacin Final, 3:1-4:9.Cuidado con los judaizantes, 3:1-16.Cuidado con los que aspiran a lo terreno, 3:17-21.Llamada a la concordia y al gozo espiritual, 4:1-9.

    Epilogo, 4:10-23.Agradecimiento por los socorros recibidos, 4:10-20.Saludos y bendicin final, 4:21-23.

    Epstola a los Colosenses.Introduccion.

    La iglesia de Colosas.Ocasin de la carta.

    Estructura o plan general.Perspectivas doctrinales.Introduccin, 1:1-14.

    Saludo epistolar, 1:1-2.Accin de gracias y oracin por los colosenses, 1:3-14.

    I. Dignidad Supereminente de Crist, 1:15-2:23.La persona de Cristo, 1:15-20.La obra redentora de Cristo y los colosenses, 1:21-23.Participacin de Pablo en la obra de Cristo, 1:24-29.Preocupacin de Pablo por la fe de los colosenses, 2:1-15.El falso ascetismo que quieren imponerles, 2:16-23.

    II. Consecuencias Morales, 3:1-4:6.La unin con Cristo, principio de vida nueva, 3:1-17.Deberes familiares: marido y mujer, padres e hijos amos y siervos, 3:18-25.Espritu apostlico, 4:1-6.

    Epilogo, 4:7-18.Noticias personales, 4:7-9.Salados, 4:10-17.Bendicin final, 4:18.

    Epstola 1 a los Tesalonicenses.Introduccin.

    La iglesia de Tesalnica.Ocasin de la carta.Estructura o plan general.Perspectivas doctrinales.

    Introduccin, 1:1-10.Saludo epistolar, 1:1.Accin de gracias por la conversin de los tesalonicenses, 1:2-10.Accin de gracias por la conversin de los tesalonicenses, 1:2-10.

    I. Pablo y los Tesalonicenses, 2:1-3:13.

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    Holy Trinity Misions.

    Cmo fue la predicacin de Pablo en Tesalnica, 2:1-12Correspondencia por parte de los tesalonicenses, 2:13-16.Vivo deseo de volver verles, 2:17-20.Envo de Timoteo a Tesalnica, 3:1-13.

    II. Exhortaciones Morales, 4:1-5:22.

    Santidad de vida, 4:1-12.La condicin de los muertos en la parusa, 4:13-18.Incertidumbre sobre el tiempo de la parusa, 5:1-11.Amonestaciones varias, 5:12-22.

    Epilogo, 5:23-28.Oracin por los tesalonicenses, 5:23-24.Ultimas recomendaciones y bendicin final, 5:25-28.

    Epstola 2 a los Tesalonicenses.Introduccin.

    Ocasin de la carta.Estructura o plan general.

    Perspectivas doctrinales.Introduccin, 1:1-12.Saludo epistolar, 1:1-2.Accin de gracias a Dios, 1:3-12.

    I. La Parusa o Segunda Venida de Jesucristo, 2:1-17.La parusa y sus signos precursores, 2:1-12.Constancia en la fe, 2:13-17.

    II. Exhortaciones Morales, 3:1-15.Demanda de oraciones y confianza en los, tesalonicenses, 3:1-5.Cuidado con los que no quieren trabajar, 3:6-15.

    Epilogo.Saludos y bendicin final, 3:16-18.

    Las Cartas Pastorales.Epstola 1 a Timoe.

    Introduccin.Breve Biografa de Timoteo.Ocasin de la carta.Estructura o plan general.Perspectivas doctrinales.Saludo epistolar, 1:1-2.El peligro de los falsos doctores, 1:3-11.Digresin personal y amonestacin a Timoteo, 1:12-20.En las asambleas litrgicas: oracin por todos los hombres, 2:1-7.Modo de orar, 2:8-15.Eleccin de ministros sagrados: los obispos, 3:1-7.Los diconos, 3:8-13.La Iglesia, columna y sostn de la verdad, 3:14-16.Los falsos doctores y modo de combatirlos, 4:1-16.Modo de comportarse con los fieles, 5:1-16.Los presbteros, 5:17-25.

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    Holy Trinity Misions.

    Los siervos, 6:1-2.Nueva puesta en guardia contra los falsos doctores, 6:3-19.Eplogo: Guarda el depsito! 6:20-21.La gracia sea con vosotros.

    Epstola 2 a Timoteo.

    Introduccin.Ocasin de la carta.Estructura o plan general.Saludo epistolar, 1:1-2.Accin de gracias a Dios por la fe de Timoteo, 1:3-5.Motivos que deben animar a Timoteo, 1:6-18.Total entrega al ministerio, 2:1-13.Lucha contra el peligro de los falsos doctores, 2:14-26.Puesta en guardia contra los seudoprofetas, 3:1-17,Solemne exhortacin final a Timoteo, 4:1-8.Noticias personales, 4:9-18.

    Saludos y bendicin final, 4:19-22.Epstola a Tito.Introduccin.

    Breve Biografa de Tito.Ocasin de la carta.Estructura o plan general.Saludo epistolar, 1:1-4.Seleccin de presbteros dignos, 1:5-9.Lucha contra los falsos doctores, 1:10-16.Deberes propios de cada estado, 2:1-10.Fundamento dogmtico de estas exigencias, 2:11-15.Deberes generales del cristiano, 3:1-11.Noticias varias, 3:12-14.Saludos y bendicin final, 3:15.

    Epstola a Filemon.Introduccin.

    Filemn, destinatario de la carta.Ocasin de la carta.Estructura de la carta.Perspectivas doctrinales.Salado epistolar, 1-3.Accin de gracias, 4-7.Peticin a favor de Onsimo, 8-21.Encargo de alojamiento y saludos, 22-25.

    Epstola a los Hebreos.Introduccin.

    El problemtico autor de la carta.Los destinatarios.Estructura temtica y literaria.Perspectivas doctrinales.

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    Superioridad de la Religin Cristiana, 1:1-10:18.El Hijo de Dios, postrer enviado del Padre, 1:1-4.Cristo, superior a los ngeles, 1:5-14.Exhortacin a perseverar en la fe recibida, 2:1-4.La kenosis o humillacin temporal de Cristo, 2:5-18.

    Cristo superior a Moiss, 3:1-6.Nueva exhortacin a la perseverancia en la fe, 3:7-19.Cuidemos de no ser excluidos del descanso de Dios, 4:1-13.Jesucristo nuestro sumo sacerdote, 4:14-16.Requisito de todo sumo sacerdote, 5:1-10.Dificultad de explicar este tema a los destinatarios, 5:11-14.Plan que el autor piensa seguir, 6:1-8.Palabras de esperanza y de aliento, 6:9-20.Melquisedec figura proftica, 7:1-3Melquisedec superior Abraham y a Lev, 7:4-10.El sacerdocio levtico sustituido por el de Cristo, 7:11-25.

    Cristo el gran sacerdote eternamente perfecto, 7:26-28.El santuario celeste, 8:1-5.La alianza nueva, 8:6-13.El santuario y los sacrificios mosaicos, 9:1-14.La sangre de Cristo sello de la nueva alianza, 9:15-22.Eficacia eterna del sacrificio nico de Cristo, 9:23-28.Recapitulacin: Superioridad del sacrificio de Cristo, 10:1-18.

    II. Exhortacin a la Perseverancia, 10:19-12:29.Firme confianza de que llegaremos a la meta, 10:19-25.Peligro de apoetasa, 10:26-31.Recuerdo del pasado, 10:32-39.Encomio de la fe, 11:1-3.Los justos de la edad primitiva, 11:4-7.Los patriarcas, 11:8-22.Moiss, 11:23-29.Los jueces y los profetas, 11:30-40.El ejemplo de Cristo, 12:1-3.Pedagoga divina, 12:4-13.Fidelidad a las exigencias de la nueva alianza, 12:14-29.

    Apndice.Recomendaciones Particulares, 13:1-19.Salados y bendicin final, 13:20-25.

    Al Lector.Abreviaturas.

    Libros de la Biblia.Abreviaturas de revistas y libros.

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    Epstola 1 a los Corintios.

    Introduccin.

    La iglesia de Corinto.

    La carta est escrita a la iglesia de Dios en Corinto (1:2). Era Corinto a la sazn una delas ciudades ms importantes del imperio romano. Situada en el istmo que une a Grecia con elPeloponeso, tena doble puerto, uno mirando hacia Oriente (Cencreas), en el mar Egeo, y otromirando hacia Occidente (Lequeo), en el mar Jnico, con un extraordinario movimientocomercial. Se calcula que el nmero de sus habitantes sobrepasaba el medio milln. Otros datossobre esta ciudad ya los indicamos al comentar Act 18:1. All hablamos tambin de sucorrupcin, que se haba hecho proverbial en el mundo antiguo.

    San Pablo fund esta cristiandad en su segundo viaje misional (50-53), llegandoprobablemente a Corinto a principios del ao 51 o quizs fines del 50, y permaneciendo all hastafines del 52, aproximadamente dos aos (cf. Act 18:11.18). De las vicisitudes de esta fundacinhabla San Lucas en Act 18:1-18, a cuyo comentario remitimos. Parece que el Apstol sufri allmuchos sinsabores y persecuciones, tales que el mismo Jess, aparecindosele en visin, hubode animarle diciendo: No temas, sino habla y no calles; yo estoy contigo y nadie se atrever ahacerte mal, porque tengo yo en esta ciudad un pueblo numeroso (Act 18:9-10). De hecho, lacomunidad cristiana de Corinto, con grupos tambin fuera de la capital (cf. 2 Cor 1:1; 11, 10),debi de ser de las ms numerosas entre las fundadas por el Apstol, a juzgar por los datos que elmismo Apstol nos suministra en sus dos cartas. Parece que predominaba completamente elelemento gentil sobre el judo (cf. 1 Cor 12:2; Act 18:6-8), y, en su inmensa mayora, losconvertidos eran de condicin humilde (cf. 1 Cor 1:26-29), aunque no faltasen algunos de buenaposicin (cf. 1 Cor 1:16; 11:17-34). El elemento femenino deba de ser bastante importante (cf.11:1-16; 14:34-36). Al ao, ms o menos, de haber dejado San Pablo a Corinto, lleg all Apolo, judo alejandrino rnuy versado en la Sagrada Escritura, que continu la evangelizacincomenzada por Pablo (cf. Act 18:27-28; 1 Cor 3:4-6). Algn tiempo despus, no podemosconcretar cunto, regres a Efeso, donde se junt con San Pablo (cf. 1 Cor 16:12). Es probableque, a no mucha distancia de Apolo, llegasen tambin a Corinto otros evangelizadores, judospalestinenses que se haban convertido a la fe,pero cuya ortodoxia doctrinal dejaba mucho quedesear. San Pablo se encara directamente con ellos en los cuatro ltimos captulos de su segundacarta a los Corintios, llamndoles falsos apstoles y obreros engaosos, que se disfrazan deapstoles de Cristo (2 Cor 11:13). No est claro, sin embargo, si estos falsos apstoles, deprocedencia juda (cf. 2 Cor 11:22), que atacaban descaradamente la persona de Pablo y susttulos de apstol (cf. 2 Cor 10:9-10; 11:5-7; 12:11-13), haban llegado a Corinto antes ya deescribir el Apstol su primera carta a los Corintios. Damos como probable que s, y que a ellosha de atribuirse no poca parte en los abusos y divisiones entre los fieles que San Pablo trata decorregir (cf. 1 Cor 1:10-12; 4:18-19; 9:1-3). Eso no impide que su accin fuese en un principiomenos virulenta contra Pablo que despus.

    Ocasin de la Carta.

    Sabemos que San Pablo escribe esta carta estando en Efeso, donde piensa permanecerhasta Pentecosts, para luego ir a Corinto a travs de Macedonia (cf. 1 Cor 16:5-8). Estos datosson definitivos. Evidentemente nos hallamos en el tercer viaje misional del Apstol (53-58), y

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    concretamente durante su estancia en Efeso (cf. Act 19:1-40), que se prolong cerca de tres aos(cf. Act 19:8.10.22; 20:31). En ningn otro momento de la vida del Apstol podran encuadrarse.Todo hace suponer, adems, que era ya al finalde su estancia en aquella ciudad. Eso pide laexpresin me quedar hasta Pentecosts (1 Cor 16:8), y eso dejan entrever otros dos datos: elde que Apolo ha vuelto ya de Corinto (1 Cor 16:12; cf. Act 19:1), y el de que el Apstol manda

    saludos de las iglesias de Asia (1 Cor 16:19), cosa que supone que llevaba ya all largo tiempode evangelizacin (cf. Act 19:10). Sera, pues, el ao 57. La fiesta de Pentecosts, que elApstol toma como punto de referencia, deba de estar cerca. Es probable que nos hallemos enplenas fiestas pascuales, con lo que adquieren ms naturalidad las imgenes tomadas de dichasceremonias con que el Apstol describe a los Corintios nuestra renovacin espiritual (cf. 1 Cor5:7-8). Tambin el lenguaje con que les exhorta a renunciarse a s mismos, tomndolo de la vidadeportiva (cf. 1 Cor 9:24-27), adquiere ms vida, si suponemos que la carta est escrita por esasfechas de primavera, cuando la ciudad toda de Corinto estaba pendiente de los juegos stmicosque all se celebraban.

    La ocasin de la carta puede determinarse con bastante facilidad: noticias, no del todobuenas, que sobre la comunidad cristiana de Corinto recibe el Apstol. Abusos que es

    necesario corregir y dudas a las que es preciso responder. Quin le dio esas noticias?Sabemos que la comunicacin entre Efeso y Corinto, ciudades entre s muy prximas yde gran movimiento comercial, era constante. Es obvio, pues, suponer que el Apstol, ya desdeel principio de su estancia en Efeso, tena noticias, por uno u otro conducto, de la iglesia deCorinto. De hecho, antes que la actual, les haba escrito ya otra carta, hoy perdida, en la quetambin trataba de corregir abusos (cf. 1 Cor 5:9). Incluso hay autores que suponen una rpidavisita del Apstol a Corinto, que le habra servido de informacin directa (cf. 1 Cor 16:7; 2 Cor12:14). Creemos, sin embargo, que esa visita, antes de la actual primera epstola a los Corintios,debe excluirse, pues la manera de hablar del Apstol da claramente a entender que estinformado no de modo personal directo, sino por dicho de otros (cf. 1:1; 5,; 11:18). Entre losinformadores se cita expresamente a los de Cloe (i,n), es decir, familiares o criados de Cloe.Tambin pudo informarle Apolo, que haba regresado ya de Corinto (16:12). Igualmente leinformaran Estfanas, Fortunato y Acaico, especie de representantes de los corintios, que parecellevaban incluso preguntas concretas por escrito (cf, 7:1; 16:17-18). Estos, y sin duda otros nonombrados, dan a Pablo noticias que le producen seria inquietud: existencia de facciones opartidos dentro de la comunidad (1:1), laxitud en materia de impureza, hasta el punto de que uncristiano viva escandalosamente con su madrastra sin que la comunidad tomase ningunadeterminacin (5:2), pleitos ante tribunales paganos (6:1), demasiada libertad de las mujeres enlas asambleas litrgicas (11:16; 14:36), conducta poco caritativa de algunos en la celebracin dela cena del Seor (i 1:20). Le enteraron tambin de ciertas dudas y disputas tocante a puntosdoctrinales, tales como matrimonio y virginidad (7:1), carnes inmoladas a los dolos (8:1), uso delos carismas (12:1), resurreccin de los muertos (15:12). Todos estos puntos, abusos y dudas losva tratando Pablo en su carta.

    Adems de la carta, Pablo ha enviado a Corinto a Timoteo, con el fin de que les traiga ala memoria cules son sus caminos en Cristo Jess y cul su enseanza por doquier en todas lasiglesias (1 Cor 4:17). No est claro si esta ida de Timoteo a Corinto fue decidida por el Apstolantes de que pensara en escribirles la carta, cuya ocasin inmediata habra sido la llegada deEstfanas y de sus dos compaeros con preguntas concretas de parte de los corintios, o fuedecidida junto con la carta, escrita precisamente para hacer a Timoteo ms fcil su cometido.Desde luego, San Pablo da claramente a entender que la carta llegar a Corinto antes que

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    Timoteo (cf. 1 Cor 16:10). Lo ms probable es que el viaje de Timoteo sea un viaje proyectado ydecidido antes de la carta, el mismo a que se alude en Act 19:22 y que inclua no slo a Corinto,sino tambin otras ciudades 124.

    Estructura o plan general de la carta.

    Se ve claro, despus de lo dicho, que la carta primera a los Corintios no es una carta detesis, como lo son la carta a los Romanos o la carta a los Glatas. Los temas tocados por SanPablo son mltiples y sumamente variados. Abusos de muy diversa ndole que trata de corregir(1-6), y puntos doctrinales que trata de aclarar (7-15). El tono empleado es el de un padreofendido, que busca hacer tornar a sus hijos al recto camino, valindose de todos los medios asu alcance, usando a veces tono severo (cf. 5:5), a veces carioso (cf. 4:14), segn juzgueconvenir mejor en cada caso.

    Damos a continuacin el plan general de la carta:Introduccin (1:1-9).Saludo epistolar (1:1-3) y accin de gracias (1:4-9).

    I. Correccin de abusos (1:10-6:20).a) Los partidos y divisiones entre los fieles (1:10-4:21).b) El caso del incestuoso (5:1-13).c) Los pleitos ante tribunales paganos (6:1-11).d) El pecado de fornicacin (6:12-20).

    II. Respuesta a consultas de los corintios (7:1-15:58).a) Matrimonio y virginidad (7:1-40).b) Carnes sacrificadas a los dolos (8:1-11:1).c) Reuniones litrgicas (11:2-34).d) Dones carismticos (12:1-14:40).e) Resurreccin de los muertos (15:1-58).Eplogo (16:1-24).Colecta (16:1-4), planes de viaje (16:5-12), exhortaciones y saludo final (16:13-24).

    Perspectivas doctrinales.

    Al pasar de las cartas a los Tesalonicenses, primeros escritos de Pablo, a las de losCorintios, parece que entramos en un mundo religioso nuevo. Es en Corinto, ciudad en la que elApstol se detuvo por espacio de dos aos (cf. Act 18:11-18), donde se produce de maneraabierta el choque entre el mensaje escatolgico que vena predicando el cristianismo y elpensamiento religioso de los griegos. Como escribe Cerfaux, Corinto seala la granexperiencia de la implantacin del cristianismo en almas griegas de tendencias intelectualistas,platnicas y msticas. 125

    Como genuinos griegos, los corintios propendan a pensar en trminos de filosofa, noexenta de cierto misticismo, orientando su inters hacia la gnosis o conocimiento, viendo enPablo y dems apstoles algo as como jefes de escuela de una nueva filosofa de carcterreligioso 126. Por lo que hace a la vida prctica, era muy marcada en ellos la propensin a lalibertad e independencia para juzgar de todo y experimentarlo todo, por encima de los escrpulosde los dbiles (cf. 6:12-13; 8:1-13). Un punto que se resistan a admitirera el de la resurreccincorporal de los muertos (cf. 15:12), verdad de la que sin duda les haba hablado Pablo durantesu estancia entre ellos.

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    Pues bien, estas tendencias del espritu griego, que afloran constantemente en nuestracarta, son las que dan ocasin al Apstol para desarrollar su teologa poniendo a punto, concarcter universal, la presentacin del mensaje cristiano que vena predicando. Puededecirse, en frase de Cerfaux, que las cartas a los Corintios sealan una encrucijada en la teologapaulina. A esos corintios demasiado orgullosos por su ciencia (cf. 4:8-10; 8:1-2), les dice que no

    es en la sabidura humana (filosofa unida a la elocuencia) donde deben poner su confianza,pues sta, ms que llevar al conocimiento de Dios, ha engendrado de hecho la idolatra y elpecado (1:21; cf. Rom 1:18-32) o, lo que viene a ser lo mismo, se ha convertido en instrumentode los poderes de este siglo (2:6-8; cf. Gal 4:8-i i; Ef 4:17-19); de ah que Dios haya decididosalvar a los seres humanos por la locura de la cruz (cf. 1:17-31).

    Aqu tenemos la que podemos considerar como idea central de esta carta: la locura de lacruz 127. De esta idea Pablo hace derivar consecuencias en todas direcciones. Comenzar pordecir a los corintios que la existencia misma de divisiones y partidos entre ellos prefiriendo unosa un predicador y otros a otro, no tiene otra raz sino que no atiende a cul es la verdaderanaturaleza del mensaje evanglico (cf. 1:10-13); igual se diga de esa libertad que se arrogan parajuzgar de todo, trtese de los predicadores (cf. 4:1-5) o de las relaciones sexuales (cf. 6:12-20) o

    de la comida de ciertos manjares (cf. 8:8-13). La misma resurreccin de los muertos la apoyaPablo, no en razonamientos de sabidura humana, sino en nuestra vinculacin a Cristo (cf.15:12-17), del que somos pertenencia (cf. 1:13; 3:23; 6:15; 7:22-23; 12:27), Y donde se halla elgenuino fundamento de la tica cristiana, que el mismo Pablo llama ley de Cristo (cf. 9, 21).En consonancia con esta idea, Pablo har frecuentes llamamientos a que se observen lastradiciones venidas de Cristo; esto no slo cuando se trata de doctrinas que pudiramos llamardogmticas, como en el caso de la indisolubilidad del matrimonio (cf. 7:10) o de la muerte yresurreccin de Cristo (cf. 15:3:11), sino tambin cuando se trata de ritos religiosos, como el delmodo de celebrar la cena eucarstica (cf. 11:20-25), o simplemente de costumbres que hanvenido haciendo ley, como en el caso del velo de las mujeres y de su silencio en las asambleaslitrgicas (cf. 11:16.14.34). Ni toca a los fieles, apoyados en sabidura humana, juzgar a losApstoles, sino que es Dios quien los juzgar en funcin de su fidelidad (cf. 3, 10-15; 4:1-5;7:25). Es esta fidelidad precisamente la que inserta a los Apstoles en la tradicin que vienede Cristo 128.

    Tal es, a nuestro juicio, la idea directriz de esta importante carta de Pablo. Importante, noya slo bajo el punto de vista histrico, permitindonos formar una idea bastante completa decmo era la vida de las primitivas comunidades cristianas, con sus luces y sus sombras, sinoparticularmente y sobre todo bajo el punto de vista doctrinal. El Pablo telogo aparece aquperfectamente hermanado con el Pablo pastor de almas. Son situaciones concretas y casosparticulares los que Pablo ha de resolver, pero lo hace acudiendo a los grandes principios yponiendo de relieve aspectos esenciales del pensamiento cristiano, con valor permanente paratodos los tiempos.

    De los temas concretos aludidos en esta carta nos vamos a fijar en tres: la eucarista, loscarismas y la resurreccin de los muertos.

    La Eucarista. Pablo alude al tema de la Eucarista en dos pasajes de la carta.Primeramente al hablar de las comidas sacrificiales paganas, en las que el cristiano no puedeparticipar, y a las que contrapone la comida eucarstica (cf. 10:16-22); luego, al tratar de corregirlos abusos en que han cado los corintios cuando celebran la eucarista (cf. 11:17-34). Laimportancia que para nosotros, cristianos, tienen estos pasajes es extraordinaria: se trata del

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    testimonio ms antiguo que poseemos sobre la institucin de la Eucarista por Cristo y sobrela prctica de la misma en la Iglesia129.

    En efecto, como ya indicamos ms arriba, la carta est escrita probablemente en laprimavera del ao 57, pero el Apstol afirma que esto que ahora dice a los corintios no es nuevo,sino que ya se lo haba transmitido de palabra cuando estuvo entre ellos (11:23; cf. Act 18:1-

    18), es decir, que nos remontamos a los aos 50-52, unos veinte aos despus de la muerte deCristo. No es claro a qu alude concretamente Pablo con esa afirmacin de que l ha recibidodel Seor lo que les ha transmitido (cf. 11:23). Hay autores (Cornely, Lemonnyer,Sickenberger) que, dado el relieve que da a su afirmacin (yo he recibido.), creen que elApstol est refirindose a las grandes revelaciones con que fue favorecido por el Seor a razya de su conversin en Damasco (cf. Act 9:15-16; 26, 16-18; Gal 1:12); sin embargo, otrosmuchos (Alio, Huby, Hring) creen que est refirindose, no a que lo haya recibido del Seor enesas revelaciones hechas a l, sino ms bien a travs de la tradicin o catequesis apostlica, esdecir, de forma slo mediata. Eso parecen insinuar los trminos recibir y transmitir() y (), clsicos ya en el judasmo para designar la transmisin de unatradicin; y eso indicara tambin, segn algunos autores, el uso de la preposicin y no

    ),( 1:23), como dando a entender que lo ha recibido de parte del Seor (), pero no deboca del Seor (). Quizs esto ltimo sea sutilizar demasiado, pues San Pablo no suele bajara tantas finuras gramaticales en el uso de las preposiciones 130. De todos modos, l lo ha recibidodel Seor, y una cosa no se opone a la otra: las revelaciones hechas a l no excluyen otrasinformaciones a travs de la catequesis apostlica y de testigos directos del acontecimiento(cf. Gal 1:11-12, comparado con 1 Cor 15:1-11). Este sera nuestro caso.

    Pues bien, qu es lo que ensea San Pablo sobre la Eucarista? 131 Lo primero queadvertimos es que las frmulas con que Pablo describe la institucin de la eucarista por Cristo(11:23-26) son muy semejantes a las de Lucas (cf. Lc 22:19-20), que sabemos fue su discpulo(cf. Col 4:14; 2 Tim 4:11), con diferencias en cambio ms marcadas respecto de las frmulas deMateo y Marcos (cf. Mt 26:26-28; Mc 14:22-24), que representaran otra corriente de tradicin.Es probable que las frmulas de Mateo-Marcos procedan de las comunidades palestinenses,mientras que las de Pablo-Lucas procederan de las comunidades helenistas; de ah que cambienel por muchos (cf. Mt 26:28; Mc 14:24) en por vosotros (cf. Lc 22:19-20; 1 Cor 11:23) Y elbendecir (cf. Mt 26:26; Mc 14, 22) en dar gracias (cf. Lc 22:19; 1 Cor 11:24), pues lasexpresiones de Mateo-Marcos, de profunda raigambre semtica, se prestaban a ser malinterpretadas por odos griegos. Otra cosa que advertimos es que slo Pablo y Lucas (1 Cor11:24-25; Lc 22:19) hablan de mandato de Cristo de que repitamos lo hecho por El; el silenciode Mateo-Marcos quizs tenga su explicacin en que esa orden o mandato de Cristo no serecitaba en las celebraciones litrgicas, pues, como muy bien se ha dicho, una prescripcin no secita, sino que se pone por obra.

    En cuanto a sealar cules eran las enseanzas de Pablo sobre la Eucarista, aparte estaafirmacin fundamental de que es algo instituido por Cristo, creo que podemos reducirlas a trespuntos principales: carcter sacrificial, presencia real de Cristo, influjo en la vida de cada uno yen la de la Iglesia.

    Por lo que hace al carcter sacrificialde la eucarista, Pablo es muy claro en el primerode los pasajes (10:14-22) al situarlo dentro de la lnea de los manjares propios de los sacrificios.Tambin en el segundo pasaje (11:23-29) deja entender claramente el carcter sacrificial cuandohabla de comer el cuerpo y beber la sangre, expresiones que estn evocando la separacinviolenta del cuerpo y de la sangre, es decir, que Pablo no slo piensa en Cristo, sino en Cristo

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    que entrega su cuerpo y derrama su sangre por la salvacin de todos los humanos. Cristo sehace presente en el estado de inmolacin, siendo luego dado en alimento a los cristianos comolas vctimas en los convites sacrificiales. Todo ello recibe esplndida confirmacin en esas otrasexpresiones por vosotros. nueva alianza en mi sangre (11:24.25), con referencia a la antiguaalianza sellada con sangre (cf. Ex 24:8) y tambin probablemente a la entrega a muerte en favor

    nuestro de que habla Isaas (Is 53:12; cf. 42:6; 49:8).La otra verdad, es a saber, presencia realde Cristo en la eucarista, no est menosacentuada. Esas expresiones comer., beber, que Pablo repite varias veces aplicadas al cuerpo ysangre de Cristo (cf. 11:26-29), estn sealando que las palabras de la institucin esto es micuerpo indican una realidad, y perderan su fuerza si slo se tratase de presencia espiritual osimblica; ni habra razn para hablar de pecados contra el cuerpo y la sangre del Seor (cf.11:27-32), sino ms bien contra el Seor, a quien simbolizara el pan y el vino. Tambin en elprimero de los pasajes alusivos a la eucarista (10:16-17) las expresiones comunin (hoinonia)con la sangre. con el cuerpo de Cristo, que Pablo no usa al referirse a los sacrificios judos opaganos, est como sealando que no se trata de una comunin con la divinidad de tipo slomoral, como en el caso de los sacrificios judos o paganos, sino de algo nticamente real, que

    tendr incluso la virtud de unir a los participantes no slo con Cristo, sino tambin entre s(v.17). Cmo se realice, sin embargo, esa transformacin del pan y vino en cuerpo y sangrede Cristo, Pablo no lo dice nunca.

    Finalmente, el influjo de la eucarista en la vida del cristiano est tambin en Pablomuy acentuado. No ya slo por su insistencia en recordarnos que Cristo se da en forma de pany vino, lo cual implcitamente est dando a entender que la eucarista es un rito de nutricin ytiene por fin dar la vida, sino tambin, por anttesis, por el hecho de su insistencia en los castigoscontra los profanadores de la eucarista, castigos que afectan incluso a la salud y vida corporal(cf. 11:30-32). Esta idea de la eucarista pan de vida est desarrollada maravillosamente en SanJuan (cf. Jn 6:1-59). Pablo aade todava que la eucarista tiene tambin influjo en la vida de laIglesia, llegando a decir que presisamente por ser uno el pan y participar todos de ese nico pan,formamos todos un solo cuerpo, que es la Iglesia (10:17; cf. Col 1:18; 2:19), idea sta quemerecera ms amplio comentario, y de que ya hablaremos en la introduccin a la carta a losEfesios.

    Pablo, pues, no considera la eucarista mirando slo al pasado, como recuerdo de lo quehizo Cristo, sino tambin mirando al presente, como actualizacin del hecho pasado, que se haceoperante all donde se realiza el recuerdo; o dicho de otra manera, no se trata de una simpleconmemoracin, sino de una conmemoracin que hace presente el objeto del recuerdo. Ytodava ms. Pablo ve en la eucarista una proyeccin tambin hacia el futuro, diciendo que conla celebracin de la eucarista anunciamos la muerte del Seor hasta que El venga (11:26); esdecir, con la celebracin de la eucarista hacemos presente a Cristo en estado de sacrificioredentor, cual si el sacrificio se produjese en este momento, lo cual seguir hacindose hasta laparusa, momento en que Jess volver a encontrarse ostensible y definitivamente con los suyos.

    Todava queda una ltima cuestin que intencionadamente hemos ido soslayando para noentrar en terreno discutido, pero de la que conviene tambin decir algo. Nos referimos a lacuestin del gape, es decir, a si lo aludido aqu por San Pablo que suceda entre los corintios(cf. 11:20-22) tiene o no algo que ver con esa comida de hermandad en favor de los pobres,cuyos gastos sufragaba la iglesia o algn cristiano generoso, y de la que hay claros testimoniosen siglos posteriores 132. La opinin tradicional, que incluso actualmente sostienen la mayora delos autores, responde en sentido afirmativo, dando por hecho que las primitivas comunidades

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    cristianas, a imitacin del Seor en la ltima cena, al rito propiamente eucarstico hacanpreceder una comida, de la que todos los fieles participaban en seal de hermandad, y a la que pronto comenz a llamarse gape, es decir, caridad. Una prueba la tendramos en lacomunidad misma de Jerusaln, conforme se cuenta en los Hechos (cf. Act 2:46). Loscorintios no haran sino seguir la costumbre de las dems iglesias, pero con la diferencia de que

    haban dejado introducir todos esos abusos de que se queja San Pablo. Lo que el Apstol, pues,les manda, no es que supriman la comida, sino que corrijan los abusos.Contra esta manera de pensar se levant Batiffol133, y a l han seguido despus otros

    muchos autores (Goossens, Ladeuze, Coppens). Dicen estos autores que hasta despus demediado el siglo n no consta siquiera de la existencia del gape, y que no hay documentoalguno por el que pueda probarse que estuviera nunca unido a la celebracin de la eucarista.Suponer que lo estuvo en un principio es algo totalmente apriorstico. Lo que aqu San Pablocritica en los corintios no son simplemente los abusos, sino la comida misma que unan a laeucarista, debido probablemente a infiltraciones de los paganos, quienes apenas conceban unsacrificio sin el correspondiente banquete sagrado. Quiere que la reunin eucarstica seaexclusivamente eucarstica, nada de comidas que la acompaen. Su argumentacin sera la

    siguiente: Os reuns para comer la cena del Seor, pero eso que hacis ya no es la cena del Seorporque la cena del Seor, la que l mand, fue de esta y de esta manera (v.23-26). Lo que afirmaen el v.22 es clara prueba de que es ste su pensamiento. Cierto que en el v.33 da normas enorden al futuro, para cuando se junten para comer; pero es obvio tomar esa frase comoequivalente de comer la cena del Seor, igual que en el v.20. As, ms o menos, se expresanestos autores. Confesamos que las razones alegadas son de mucho peso, y, aunque no puedadarse la cosa por resuelta, a esta manera de ver nos inclinamos tambin nosotros. Ni se arguyacon la costumbre de la primitiva iglesia de Jerusaln, pues se fue un caso del todo aparte,como ya explicamos en su lugar (cf. Act 2:42; 20:7).

    Los carismas. Es en esta primera carta a los corintios, de entre todos sus escritos,donde San Pablo trata con ms detencin y amplitud el tema de los carismas 134. De las diecisisveces que el trmino carisma () aparece en sus cartas, siete lo estn en esta primeracarta a los corintios: 1:7; 7:7; 12:4.9.28.30.31. Las nueve restantes son: 2 Cor 1:11; Rom 1:11;5:15.16; 6:23; 11:29; 12:6; 1 Tim 4:14; 2 Tim 1:6.

    Si damos una mirada de conjunto a todos estos pasajes, nos daremos cuenta en seguida deque Pablo toma este trmino en un sentido muy amplio, viniendo a equivalera don gratuito queviene de Dios, trtese de la obra redentora de Cristo en general (Rom 5, 15-16), o de la vidaeterna (Rom 6:23), o de los privilegios a los israelitas (Rom 11:29), 6 de una proteccin divinaen medio de peligros (2 Cor 1:11), de gracia para vivir honestamente en el propio estado (1Cor 7:7), o de la gracia concedida a los dirigentes de la comunidad mediante la imposicin demanos (1 Tim 4:14; 2 Tim 1:6). Dentro de este amplio marco de dones gratuitos de Dios,Pablo se fija de modo particular en esos dones que miran directamente a la propagacin delEvangelio y al desarrollo de la Iglesia, como son todos los relativos a funciones de ministerio(apstoles, profetas, doctores, evangelistas, pastores) y a diversas actividades necesarias para buen funcionamiento de una comunidad (enseanza, obras de misericordia, exhortacin,milagros, etc.). Listas de estos carismas, sin que Pablo tenga intencin de hacer una enumeracincompleta, las hallamos en: 1 Cor 12:8-10.28-30; Rom 12:6-8; Ef 4:11. En el texto de Efesios nose emplea el trmino carismas, pero es claro que se est aludiendo a ellos, igual que enCorintios y Romanos.

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    Es precisamente en Corinto donde Pablo hubo de enfrentarse con el problema pastoralplanteado por los carismas.El hecho de los carismas, as en general, no tena por qu llamar laatencin al cristiano. Ya en el Antiguo Testamento se habla de que la presencia del Espritu deDios en el hombre se manifestaba de varias maneras (cf. Jue 14:19; i Re 18:22:28; Ez 3:12), yJoel anuncia la universalidad de esa efusin en la poca mesinica (Jl 3:1-5; cf. Act 2, 15-21).

    Tambin Jesucristo, segn las narraciones evanglicas, haba prometido esos dones a su Iglesia(cf. Mc 16:17-18), de cuyo cumplimiento son buena prueba varios pasajes del libro de losHechos (cf. Act 2:4; 6:8; 8:7; 10:46; 19:6; 21:9). Generalmente la actuacin del Espritu tenalugar a travs de la razn y de la conciencia humana (cf. Act 6:8; 21:9), pero a veces tambin porencima de ellas (Act 19:6; cf. 1 Cor 14:13-14). Parece que en las iglesias paulinas, al menos enalgunas de ellas, como en esta de los corintios, el uso de los carismas haba adquirido taldesarrollo y amplitud que en las asambleas fue necesario estableceruna especie de liturgiaparaellos (cf. 1 Cor 14:26-32).

    No es necesario decir que Pablo tena en gran estima los carismas (cf. 1 Tes 5:19-20).Ninguna tesis tan central en su teologa como la de la gratuidad de la bendicion divina, y elhecho y experiencia de los carismas no era sino una consecuencia y desarrollo de esa

    tesis. Pero es obvio suponer que tuviera una preocupacin: la de que los fieles cuidasen dediscernir qu carismas eran autnticos y cules no (cf. 1 Tes 5:21-22; 2 Tes 2:2). Esteproblema, a lo que parece, adquiri especial gravedad entre los cristianos de Corinto, donde lasinfiltraciones paganas estaban metindose por todas partes: en la celebracin de la eucarista (cf.11:18-22), en las concesiones respecto de los idolatras (cf. 10:20-21), en la relajacin decostumbres (cf. 5:1-2; 6:12-23), Y parece que tambin en la prctica intemperante de hablar enlenguas (cf. 13:1; 14:18-23), mixtificando peligrosamente las cosas bajo el influjo defenmenos semejantes en ciertos cultos orgisticos de los paganos (cf. 12:2-3).

    Tal es la ocasin que mueve a Pablo a tratar el tema de los carismas. Y, como es normaen l, no se queda en simple casuista para aquella situacin concreta, sino que se eleva a losprincipios, con la vista puesta sobre todo en esos carismas que miran a la utilidad comn, queera de donde poda venir la desorientacin.

    Pues bien, cul es la doctrina que Pablo propone? Su afirmacin bsica la podramosenunciar as: unidad y diversidad de los carismas, es decir, Pablo afirma que, aunque loscarismas son muy diversos (cf. 12:8-10:28-30), todos vienen del mismo y nico Espritu (cf.12:11); de ah su unidad profunda, sin que pueda haber choque entre ellos. Esta unidad la ve SanPablo, adems, en el hecho de que todos los carismas van dirigidos por el Espritu hacia elmismo fin, es decir, a la comn utilidad (cf. 12:7), idea que desarrolla maravillosamentevalindose de la comparacin con el cuerpo humano: al igual que en el cuerpo humano hay granvariedad de miembros, unos ms nobles y otros menos, pero todos necesarios y en mutuaconcordia en orden al bien del conjunto, as el Espritu otorga diversos carismas a unos y otrosindividuos en orden a concurrir todos a la utilidad de la Iglesia, cuerpo de Cristo (cf. 12, 12-30).Todava aadir, como consecuencia de lo anterior, que de entre los carismas debemos aspirar noa los que puedan parecer ms vistosos, sino a los de mayor utilidad en el plano comunitario (cf.12:31; 14:1-3)

    Tales son las afirmaciones principales con que Pablo pone de relieve la naturaleza de loscarismas y su importante papel en la vida de la Iglesia. Sin embargo, falta la segunda parte:cmo discernir los carismas autnticos de los que no lo son?

    Pablo propone primeramente un criterio de carcter general: no ser verdaderocarismtico quien no confiese la soberana de Cristo (12:3; cf. 8:6). Considera Pablo que esa

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    confesin es como compendio de toda la fe cristiana y santo y sea de la ortodoxia.Prcticamente es el mismo criterio de que habla tambin San Juan (cf. 1 Jn 4:1-3) y, en el fondo,se equivale con el propuesto ya en el Antiguo Testamento para discernir a los verdaderosprofetas (cf. Dt 13:2-6). Es claro, sin embargo, que este criterio perfectamente vlido, pues,nada que se oponga a la verdadera fe puede proceder del Espritu no siempre resultar

    suficiente. Qu hacer entonces? Poco despus habla Pablo del carisma de discernimiento deespritus (12:10), es decir, que tambin para esto pone un carisma, pero cmo distinguiremosal que realmente lo tiene?

    Pablo no sigue adelante ni vemos que se proponga la cuestin. Sin embargo, dada sumanera de actuar, tomando decisiones tambin en lo tocante a los carismas (cf. 1 Cor 14:37-40; 2Tes 2:2-3; Gal 1:7-8; Fil 3:15), es claro que l personalmente y es de creer que lo mismopiense de los dems apstoles (cf. 1 Cor 15:1-11; Gal 2:1-9) se siente con autoridad parajuzgar de la autenticidad de los carismas al menos en forma negativa; es decir, para juzgar de losque no lo son. Podramos, pues, decir que, en realidad, se considera revestido del carisma dediscernimiento de espritus.

    Creemos que, dentro del tema de los carismas, este punto es de suma importancia

    prctica, por lo que convendr que nos detengamos un poco en l. Primeramente tratemos deprecisar la terminologa, pues no pocas veces el no hacerlo suele ser causa de ambigedades ydesorientacin. En efecto, mientras en la terminologa tradicional solemos llamar carismassolamente a esos dones que el Espritu, cuando le place, concede a determinados fieles sinmediacin alguna humana, trtese de fieles que desempean funciones ministeriales o dequienes no desempean ninguna, en la terminologa de Pablo no es as, sino que, como antes yadijimos, Pablo toma el trmino carisma en sentido mucho ms amplio, equivalenteprcticamente a don del Espritu, incluyendo ah, por consiguiente, tambin los servicios oministerios en bien de la Iglesia 135. Donde los telogos, al referirse a los superiores o dirigenteseclesisticos, han venido hablando de gracia de estado, Pablo habla simplemente de carisma(cf. 1 Cor 12:28-30; Rom 12:6-8; Ef 1:11; 1 Tim 4:14; 2 Tim 1:6), e igualmente habla decarisma (cf. 1 Cor 7:7) donde nosotros segn la terminologa tradicional hablaramos ms biende gracia sacramental. Para Pablo son carismas no slo el don del Espritu para hacermilagros (gracia especial extraordinaria) o para consolar (gracia especial nada llamativa), sinotambin el don del Espritu para el recto desempeo de una funcin eclesistica: apstol,profeta, doctor, obispo, dicono.Ni admite que pueda haber ministerio sin carisma, pues elfiel necesita de ese don o ayuda divina sin la cual nada puede hacer (cf. 1 Cor 3:5; 2 Cor 3, 5-6; 1Tim 4:14).

    Esto supuesto, vengamos ya a nuestra cuestin. Evidentemente, para Pablo elapostolado, de que l se considera investido, es un carisma, como es un carisma la profeca oel don de lenguas; pero no es simplemente un carisma ms de entre los carismas, sino que tienecaractersticas nicas, en cuanto que arranca de una misin confiada a l directamente porCristo. Es ese llamamiento directo por Cristo lo que pone a Pablo al mismo nivel de los Doce (cf.Gal 1:1; 1 Cor 9:1; 15:7-9), con funciones caractersticas y privilegiadas: Tanto yo como ellos(los Doce) esto predicamos y esto habis credo. Os lo he dicho antes, y ahora de nuevo os lodigo: si alguno os predica otro evangelio distinto del que habis recibido, sea anatema (1 Cor15:11; Gal 1:8). Cierto que existen otros carismas, que el Espritu distribuye segn quiere (1Cor 12:11), y de los que Pablo dir a los tesalonicenses: No apaguis el Espritu (1 Tes 5:19),pero nunca estos carismas aparecen desvinculados del carisma de apostolado, al que muy bienpodemos considerar como don supremo del Espritu, concedido directamente por Cristo a Pablo

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    y a los Doce. Con frase incisiva dir a los corintios: Si alguno cree ser profeta o estar dotado dealgn carisma, reconocer que esto que os escribo es precepto del Seor (1 Cor 14:37).

    Esto hace que, mientras otros carismticos bastaba con que pensasen en desarrollar elministerio o servicio que el Espritu les confiaba, como poda ser la misin de consolar, o deexhortar, o de profetizar, o de hablar en lenguas, Pablo y los Doce, en virtud misma del carisma

    de apostolado, se sienten con responsabilidad general (cf. Gal 1:12-16; Rom 15:15-16; 1 Cor9:1-2; 15:1-11; 2 Cor 5:20; Act 18; Mt 28:18-20; Jn 20:21) y con autoridad () para tomardecisiones (cf. 2 Cor 10:8; 13:10) e incluso juzgar de la autenticidad de los carismas (cf. 2 Tes2:2-3; Gal 1:7-8). Esa misma responsabilidad general har que los apstoles piensen muy prontoen colaboradores. El caso de Pablo es claro, y conocemos los nombres de muchos de ellos: Tito,Timoteo, Lucas, Silas., por los que no pocas veces se hace incluso representar (cf. 1 Tes 3:2; 1Cor 4:17; 16:11; 2 Cor 7:6-14).

    La resurreccin de los muertos. Se ha dicho, y no sin razn, que la doctrina sobre laresurreccin de los muertos es como la clave de bveda del pensamiento religioso de Pablo,donde culminan su cristologa, su soteriologa y su antropologa 136. Tres facetas del mensajeevanglico que hallamos ah directamente implicadas. El tema, pues, es sumamente importante, y

    Pablo, ante las vacilaciones de algunos fieles, va a afrontarlo directamente

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    .Que entre los fieles de Corinto hubiese quienes negaban la resurreccin de los muertos esalgo que afirma claramente Pablo (cf. 15:12.29.34). Ni ello debe causarnos demasiada sorpresa;es una ms de las infiltraciones paganas que venan poniendo en peligro la fe de aquellacomunidad. Ya en el discurso de Atenas, segn refiere el libro de los Hechos, cuando Pablo hacealusin a la resurreccin de los muertos, la acogida no puede ser ms desalentadora: Unos seecharon a rer y otros le dijeron: Te oiremos sobre esto otra vez (Act 17:32), como dndole aentender que no perdiera el tiempo. Y es que nada ms opuesto al espiritualismo griego que laidea de una resurreccin corporal. Platnicos y pitagricos, concordes en afirmar la inmortalidaddel alma humana, eran contrarios, no menos que los epicreos, a esa idea de resurreccincorporal, que tenan por algo absurdo. En el mundo griego era corriente la expresin -, dando a entender que el cuerpo no era ms que una tumba en que estaba encerrada elalma. Con la muerte precisamente era cmo el hombre se libraba de esa crcel o tumba; de ah loabsurdo de una resurreccin, pues sera como volver a encarcelar al alma despus de haberconseguido la liberacin.

    Pablo se da cuenta del problema y, sin cambiar en lo ms mnimo su constante afirmacinde que habr resurreccin corporal, subraya el aspecto espiritual de los resucitados, haciendointervenir la nocin de cuerpo espiritual (cf. 15:44), nocin afn en cierto modo a la querepresentaba el alma para los griegos, deshaciendo as las naturales objeciones contra unareanimacin material de los cuerpos. En el fondo es lo mismo que, segn las narracionesevanglicas, haba hecho ya Jesucristo respondiendo a una pregunta de los saduceos, quenegaban tambin la resurreccin; sern como ngeles de Dios (Mt 22:30).

    Notemos tambin que Pablo habla siempre de resurreccin de los muertos (cf.15:12.13.15.16.21.32.35.42.52), no de resurreccin del cuerpo o de la carne, como parecerapedir una concepcin antropolgica puramente griega, con ese marcado dualismo entre almainmortal y cuerpo corruptible, crcel de aqulla 138. Para Pablo, es el hombre todo entero el queha recibido la promesa de salud, y l es el que muere; ni la muerte debe ser consideradasimplemente, al estilo griego, como liberacin del alma que sale de la crcel del cuerpo, sinoms bien como algo que es castigo del pecado y que produce una situacin violenta en elhombre, situacin que slo terminar en la resurreccin corporal al final de los tiempos (cf.

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    15:21-24.54-57). Hay, pues, una concepcin unitaria del hombre, sin que eso impida ciertodualismo que permitir al yo o ncleo fundamental del hombre seguir viviendo junto a Cristodespus de la muerte corporal, punto ste que expondremos luego con ms detalle al comentar elpasaje de 2 Cor 5:6-8.

    Hechas estas observaciones preliminares, vengamos ya concretamente a la exposicin de

    Pablo sobre la resurreccin de los muertos. Su punto de partida es el hecho de la resurreccin deCristo (15:1-11); de ah deducir, como consecuencia inevitable139, la realidad de nuestraresurreccin (15:12-58).

    A) La resurreccin de Jesucristo.

    Si es importante el testimonio que Pablo nos da en esta carta sobre la eucarista, a menosde treinta aos de la muerte de Jesucristo, no lo es menos el que en esta misma carta nos da sobrela resurreccin, acontecimiento verdaderamente central en el cristianismo. Igual que entonces(cf. 11:23), Pablo vuelve a usar los trminos recibir y transmitir (cf. 15:3), con referencia acuatro afirmaciones fundamentales sobre Jesucristo: muri - fue sepultado resucit- seapareci,que forman el cuadro completo del acontecimiento pascual. De singular relieve es su

    afirmacin: Tanto yo como ellos (los Doce) esto predicamos y esto habis credo (15:11), y elhecho de sealar que vivan an muchos de los que haban sido testigos de las apariciones delResucitado (15:6), dato ste puesto sin duda por Pablo con la manifiesta intencin de hacer msostensible el valor de su testimonio sobre la resurreccin.

    Actualmente existe una tendencia muy difundida, cuyos exponentes ms calificadospodemos ver en R. Bultmann y W. Marxsen, que trata de explicar la resurreccin de Jesucristono como algo objetivo tocante a Jess, sino como algo subjetivo tocante a los apstoles, loscuales han credo en la resurreccin. Segn Bultmann, todas esas narraciones neotestamentariassobre la resurreccin de Jesucristo no son sino la descripcin en lenguaje mitolgico de la fepascual, es a saber, la fe de que la muerte de Jess en la cruz no fue una muerte humanaordinaria, sino un acontecimiento de salvacin para los hombres que creen en Cristo. Qu es lo

    que haya detrs de eso es imposible saberlo, y adems no nos interesa, pues la fe no se fundasobre hechos, es ms, stos la comprometen y la hacen vana. De ah la frmula pregnante deBultmann: Jess ha resucitado en el kerigma, es decir, del acontecimiento de la cruz debemos pasar al acontecimiento de la fe pascual, sin que haya que poner ningn acontecimientointermedio en la persona de Jess 140.

    En la misma lnea de interpretacin se expresa W. Marxsen. Insiste este autor en que nohay un solo testimonio neotestamentario en que se afirme que alguien vio la resurreccin deJesucristo como un hecho desarrollado ante sus ojos. Histricamente lo nico que se puedeestablecer, una vez muerto Jess en la cruz, es que algunos hombres afirman haber tenido unaexperiencia, es a saber, la de haber visto a Jess despus de su muerte. Fue la reflexin sobreesa experiencia la que condujo a esos hombres a la interpretacin: Jess ha resucitado. Pues bien,

    esa interpretacin que hacen sus discpulos es la propia de su tiempo y de su ambiente cultural;si dicha experiencia la hubieran tenido hombres griegos, ms que decir: Jess ha resucitado,hubieran dicho: Jess ha dejado su cuerpo. Nosotros, pues, que pertenecemos a otro ambientecultural, no tenemos por qu estar ligados a una interpretacin propia de otros tiempos y deotra cultura. Para nosotros la resurreccin de Jess significa sencillamente que el hecho de Jesscontina y su mensaje llega hasta nosotros en la palabra del Evangelio, como en un tiempollegaba a sus discpulos. 141

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    Sin pretender hacer aqu una crtica detallada sobre este nuevo enfoque que se da a laresurreccin de Jesucristo, tan distante de la fe tradicional, diremos slo que ciertamente no esese el pensamiento de San Pablo 142. Esa larga enumeracin de testigos que han visto alResucitado, tambin fuera de los apstoles, con la coletilla de que muchos todava viven, no tieneen ese contexto otra finalidad sino la de hacer ms creble y en cierto modo garantizar ante los

    corintios el hecho de la resurreccin de Jesucristo como algo real y objetivo.Sin embargo, notemos bien, cosa que parece olvidar Marxsen, que los apstoles, yconcretamente Pablo, no conciben la resurreccin de Jesucristo como simple reanimacin de uncadver, tipo resurreccin de Lzaro (cf. Jn 11:43-44), accesible directamente a la investigacinhistrica, sino como algo perteneciente ya al mundo escatolgico y que cae fuera de lapercepcin y comprobacin normales. De ah que Pablo hable de cuerpo espiritual (15:44), YQuelas apariciones escapen a las condiciones habituales de la vida terrestre, hasta el punto deque unos vean y otros no vean, como parece ser el caso de la aparicin de Damasco (cf. Act9:5-7), que Pablo equipara a las de los otros apstoles (15:8). En ese sentido ningninconveniente tenemos en decir que la resurreccin de Jesucristo no es un hecho histrico, encuanto que no es accesible y cognoscible en s mismo mediante los mtodos propios de la

    investigacin histrica a travs de los testimonios de los que la hubiesen visto; nos basta conreconocer que es un hecho realy objetivo, independiente de la fe de los apstoles y que precedea ella. Sin embargo, por qu hemos de restringir el hecho histrico slo a los hechos que caendirectamente bajo la experiencia humana? Es que no pueden llamarse tambin histricos loshechos reales que resultan de la intervencin divina en el acontecer humano, y que, teniendoefectos perceptibles a la experiencia (apariciones, tumba vaca.), le escapan, sin embargo, en surealidad profunda? Tal sera el caso de la resurreccin de Jesucristo.

    B) La resurreccin de los cristianos.

    Si Pablo, como acabamos de exponer, habla del hecho histrico de la resurreccin deJesucristo, no es ciertamente para pararse ah. Lo que principalmente trata Pablo de hacer resaltar

    en el hecho de la resurreccin de Jesucristo es su valorsoteriolgico, viendo en esa resurreccinel principio de la nueva creacin o en futuro: Cristo resucita, pero resucita como primicias delos muertos, y por su unin a El viven ahora ya nueva vida y resucitarn a su tiempo todos losfieles (cf. 15:12-23). Es el nuevo Adn que arrastra en pos de s a toda la humanidad hacia lajusticia y la vida, de forma parecida a como Adn la haba arrastrado al pecado y a la muerte.Esta anttesis Adn-Cristo, que aqu utiliza San Pablo (cf. 15:21-22.45. 49) la encontramosampliamente desarrollada en Rom 5:12-21.

    La vinculacin de nuestra resurreccin a la de Cristo la expone Pablo en 1 Cor 15:12-28.Hay autores (Hring, Leal.) que distinguen dos como fases o etapas en su razonamiento.Primeramente (v.12-19) argira en pura lgica natural: si es verdad que un muerto (Cristo) haresucitado, no se puede decir que los muertos no resucitan, pues nadie podr negar que de jacto

    ad posse valet illatio; luego (v.20-28) argira en el plano sobrenatural, por el hecho de nuestraincorporacin a Cristo, cabeza de la humanidad regenerada, que exige la resurreccin tambin delos miembros. Creemos, sin embargo, que el Apstol, ya desde el principio (v.12-13), estrefirindose al plano sobrenatural, pues todo da la impresin de que no alude simplemente a laposibilidadde la resurreccin, sino a la necesidadde esa resurreccin. No concibe una sin laotra: si Cristo resucit, tambin los dems, que estn unidos a El, debern resucitar.

    El estado o condicin de los resucitados lo describe Pablo en 1 Cor 15:35-53 nuestrocuerpo habr de sufrir plena transformacin, adquiriendo unas caractersticas totalmente

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    diferentes de este cuerpo mortal y corruptible que ahora poseemos. La frase de Pablo (cf. 15:44)es: cuerpo espiritual (), expresin que parece ser contradictoria en s misma; si escuerpo, cmo puede ser espiritual? Y ciertamente habra contradiccin si Pablo identificaseespiritual con inmaterial, que es como solemos entender nosotros el trmino espiritual,partiendo de categoras filosficas griegas. Pero Pablo es semita, y cuando habla de cuerpo

    espiritual, ms que pensar en inmaterialidad, con esa separacin tan marcada entre cuerpomaterial y alma espiritual, que ponan los griegos, piensa en dominio del Espritu, es decir, en uncuerpo que est totalmente bajo la accin del Espritu y goza de sus prerrogativas ( incorrupcin,gloria, fortaleza, espiritualidad),libre ya de esas limitaciones y debilidades a que est sometidonuestro cuerpo actual. A ese cuerpo llama Pablo cuerpo espiritual o pneumtico, encontraposicin a ste que ahora tenemos, al que llama animal o psquico, pues vive bajo laaccin e influjo del alma o psich (15:44-46).

    Ante esta exposicin que hace Pablo sobre la resurreccin de los muertos, una preguntaqueda flotando: es que Pablo slo piensa en la resurreccin de los cristianos? Qu sucedercon los dems hombres e incluso con los cristianos que no hayan vivido como tales?

    En los evangelios expresamente se habla de resurreccin generalpara justos y pecadores

    (cf. Mt 25:31-46; Jn 5:28-29); tambin a Pablo se atribuye esta misma doctrina en Act 23:6-9 y24:14-15. Sin embargo, en sus cartas no habla nunca de la resurreccin de los pecadores. Es quePablo no crea sino en la resurreccin de los justos? As opinan algunos exegetas protestantes,como J. Hring, quien, comentando 1 Cor 15:22-24, escribe: Hay que reconocer que aqu Pablono habla para nada de la resurreccin de los no elegidos.; de otra parte, nos parece claro que si elApstol hubiera credo en una resurreccin de los no elegidos, ste era el momento de hablar deello, en este captulo y en este lugar., qu suceder, pues, con los rechazados? Ya lo hemosdicho antes: cesarn de existir junto con nuestro mundo, participando de la suerte de esaspotencias hostiles, como la muerte, que sern aniquiladas.144 Otros, en cambio, como R.Bultmann, sostienen lo contrario: Parece que Pablo esperaba la resurreccin no slo para losjustos, pues, aunque 1 Cor 15:22-24 y 1 Tes 4:15-18 se presten a ser interpretados en ese sentido,a ello se oponen Rom 2:5-16 y 2 Cor 5:10-14.

    Efectivamente, tiene razn Bultmann. El hecho de que Pablo haga frecuentes alusiones aun juicio divino, al que sern tambin sometidos los pecadores cuando llegue la parusa y seestablezca la separacin definitiva entre buenos y malos (cf. 2 Tes 1:6-10; 1 Cor 3:13-15; 2 Cor5:10; Gal 6:7; Rom 2:5-16; 14:10-12), est dando por supuesta esa resurreccin general,tambin de los pecadores. Si explcitamente no habla nunca de ella, quizs se deba a que suscartas son escritos ocasionales, no manuales de teologa, y lo que Pablo pretende es animar a losfieles ante esa perspectiva de la resurreccin gloriosa(cf. 1 Tes 4:18; 5:11; 1 Cor 15:19.58). Larazn alegada por Pablo es, a saber, nuestra vinculacin a Cristo participando de su misma vidaen el Espritu, vale slo para los fieles, no para los pecadores; pero si existe o no otra raznaplicable a todos, buenos y malos, que sea causa no ya de tal resurreccin (la gloriosa),sino dela resurreccin en general, Pablo no lo incluye nunca directamente dentro de su perspectiva,aunque parece claro que lo da por supuesto, dadas sus frecuentes alusiones al juicio divinopara justos y pecadores.

    Introduccin, 1:1-9.

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    Saludo Epistolar, 1:1-3.1 Pablo, por la voluntad de Dios llamado a ser apstol de Cristo Jess, y Sostenes,hermano, 2 a la iglesia de Dios en Corinto, a los santificados en Cristo Jess,llamados a ser santos, con todos los que invocan el nombre de nuestro SeorJesucristo en todo lugar, suyo y nuestro: 3 La gracia y la paz de parte de nuestro

    Padre, y del Seor Jesucristo.

    Es el saludo habitual con que San Pablo suele comenzar sus cartas (cf. Rom 1:1-7), aunquematizndolo de diversa manera, segn las circunstancias, como es obvio. Aqu, en esta carta a losCorintios, recalca su condicin de apstol (v.1; cf. 9:1; 15:5-11), lo mismo que har, y msenrgicamente todava, en Gal 1:1, pues en una y otra ocasin sus enemigos queran despojarlede ese ttulo. A su nombre une el de Sostenes (v.1), personaje de quien no tenemos msnoticias. Creen muchos que se trata del archisinagogo de Corinto, a que se alude en Act 18:17, yque, convertido a la fe, se habra unido al Apstol como colaborador. Ello es posible, pero nadapuede asegurarse con certeza, tanto ms que el nombre de Sostenes era bastante corriente.

    La carta va dirigida a la iglesia de Dios en Corinto (v.2), expresin favorita de San Pablo

    cuando habla de la comunidad cristiana, como ya hicimos notar al comentar Act 20:28. Enoposicin con iglesia de Dios van otras dos expresiones, santificados en Cristo Jess( ) y llamados santos ( ocyois, v.2). Evidentemente elApstol est refirindose a los cristianos de Corinto, en general, de quienes dice santificados enCristo Jess en cuanto incorporados a Cristo por el bautismo, con lo que, muertos al pecado,entran a participar de la vida y santidad de Cristo (cf. Rom 6:2-11). Lo de llamados santos,expresin usada tambin en Rom 1:7, no indica simplemente que eran as designados loscristianos (cf. 6:1; 16:1; Act 11:26), sino que equivale a santos por vocacin, o lo que es lomismo, llamados a ser santos, con todo lo que ese trmino santos lleva consigo (cf. Act9:13).

    Ms difcil de explicar resulta la expresin: . con todos los que invocan el nombre de

    nuestro Seor Jesucristo en todo lugar, suyo y nuestro (v.2). Hay quienes (Cornely, Bover)consideran esta frase como paralela a la de 2 Cor 1:1: . con todos los santos de toda la Acaya, yel Apstol no hara sino incluir en el saludo tambin a los cristianos de Acaya, aunque noperteneciesen a Corinto, la capital. El que a la regin toda de Acaya llame suya y nuestra (delos los corintios y de Pablo) podra explicarse en el sentido de que eran tierras dependientes deCorinto, la capital, y, por tanto, los corintos podan considerarlas como suyas en cierto sentido; y,de otra parte, Pablo tendra inters en recalcar que tambin l poda considerar esa regin comosuya, pues se trataba de comunidades cristianas fundadas por l, donde trabaj cerca de dosaos. No cabe duda, sin embargo, que, si tal era la intencin de San Pablo, la expresin queemple no tiene nada de clara. Por eso otros muchos autores (Alio, Huby, Ricciotti) juzgan msprobable que el Apstol est refirindose, no especficamente a los fieles de Acaya, sino a los

    fieles cristianos en general, en cualquier lugar que se encuentren. Su intencin sera la derecalcar la universalidad de la Iglesia, asociando con los corintios a los fieles todos de cualquierlugar del mundo. Lo de suyo y nuestro aludira no a lugar, sino a nuestro Seor Jesucristo,como corrigindose de la expresin: he dicho muestro Seor Jesucristo, pero en realidad no hedicho bien, pues es suyo y nuestro. Esta interpretacin, que juzgamos la ms fundada, estaramuy en consonancia con el tema de los partidos, preocupacin que bulla en la mente de Pablo yadesde las primeras lneas (cf. 1:12). Era como un echar en cara a los corintios su falta de

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    consistencia para las divisiones y partidos, apuntando, quiz, sobre todo al partido de Cristo,como diciendo: qu absurdo!, es que no somos todos de Cristo?

    Accin de gracias a Dios, 1:4-9.4 Doy continuamente gracias a Dios por la gracia que os ha sido otorgada en Cristo

    Jess,5

    porque en El habis sido enriquecidos en todo, en toda palabra y en todoconocimiento, 6 en la medida en que el testimonio de Cristo se consolid entrevosotros, 7 de modo que no escaseis en don alguno, mientras llega para vosotros lamanifestacin de nuestro Seor Jesucristo, 8 que a su vez os confirmar plenamente,para que seis hallados irreprensibles en el da de nuestro Seor Jesucristo. 9 Puesfiel es Dios, por quien habis sido llamados a participar con su Hijo, Jesucristo,Seor nuestro.

    Despus del saludo epistolar, la accin de gracias a Dios por los beneficios concedidos a losdestinatarios. Es el modo como San Pablo suele proceder en sus cartas, y que era como unaespecie de captatio benevolentiae para entrar en materia (cf. Rom 1:8). Aqu, en la presente

    carta, da gracias a Dios por la riqueza de dones con que ha favorecido a los corintios (v.4-6),dones que deben a la benevolencia de Dios, sobre cuya fidelidad hay que contar para conseguirla salud en el gran da del retorno glorioso de Jesucristo (v.7-9). Se ve que desde el principioorienta San Pablo su exposicin a hacer ver a los corintios que no es en la suficiencia o industriahumana, sino en la gracia o favor divino, donde debemos poner nuestra ilusin y confianza.

    Habla primero de la gracia ( ) que os ha sido otorgada en Cristo Jess(v.4). Evidentemente, bajo la expresin gracia de Dios incluye San Pablo todo el conjunto dedones sobrenaturales que los corintios han recibido al convertirse, dones que les han sidootorgados en Cristo Jess, es decir, por su incorporacin a Jesucristo (cf. Rom 6:2-11), que es,adems, quien se los ha merecido (cf. Rom 3:24-25). Luego (v.5) concreta esos donesparticularmente en dos: palabra y conocimiento (Ayos ). No es fcil determinar

    qu quiera incluir el Apstol bajo esos dos trminos. Hay autores (Cornely, Fillin, M. Sales)que interpretan el trmino palabra, al igual que en otros pasajes paulinos (cf. Gal 6:6; Ef 1:13;1 Tes 1:6), como equivalente de doctrina evanglica; y en cuanto al trmino conocimiento,no hara sino recalcar la misma idea, aludiendo a que los corintios (no necesariamente cadaindividuo, sino la iglesia de Corinto en general) haban sido enriquecidos con un conocimientohondo de esa doctrina, dado que (v.6) la predicacin evanglica o testimonio de Cristohaba sido firmemente consolidado entre ellos. Sin embargo, otros autores (Alio, Spicq,Bover), y creemos que con fundamento, juzgan ms probable que San Pablo est refirindose alos carismas de carcter literario y de carcter intelectual (cf. 12:8) con que los corintios habansido favorecidos (cf. 14:26), y que sustituan con ventaja a las glorias literarias y filosficas, quetanto entusiasmaban a algunos (cf. 3:4). Esos carismas, aadir el Apstol en una especie de

    parntesis explicativo, han sido otorgados a los corintios en la medida en que el testimonio deCristo haba arraigado entre ellos, es decir, en proporcin a su fe o entrega al Evangelio (v.6).Tambin escribiendo a los glatas Pablo les dice que han sido favorecidos por Dios con donesextraordinarios (Gal 3:2-5).

    El que San Pablo conmemore de modo particular los carismas de palabra y deinteligencia no quiere decir que su perspectiva no sea mucho ms general, como lo indican lasexpresiones habis sido enriquecidos en iodo., de modo que no escaseis en don alguno (v-5-?) Supuesta esta riqueza de dones con que los corintios han sido favorecidos, el Apstol hace

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    una alusin al juicio final o victoria definitiva de los buenos, momento que los corintios debenesperar confiados, pues Dios es fiel, y si es El quien los ha llamado a la fe y favorecido contantos dones, ciertamente no dejar de completar su obra, llevndolos hasta la glorificacin final(v.7-9). Este recordar laparusa en sus exhortaciones es frecuente en San Pablo (cf. 13, 11-12), ylo mismo su insistencia en pedir que seamos hallados irreprensibles (cf. Flp 1:1; 1 Tes 3:13;

    5:23) y en advertir que Dios es fiel (cf. 10:13; 1 Tes 5:24; 2 Tes 3:3). En cuanto a la expresinllamados a participar con su Hijo (. ), ninguna definicin mejorde lo que es el cristiano: el llamado a participar de la filiacin del Hijo, en ntima comuninde vida con El (cf. Rom 6:3-11; 8:17; Gal 3:26-28).

    124 Hay autores (Hpfl-Gut, Ricciotti) que ordenan las cosas de otra manera. Dicen que el viaje de Timoteo aludido en 1 Cor 4:17 y16:10 no es el de Act 19:22. sino otro anterior, realizado expresamente para reforzar la carta e informar luego al Apstol delresultado de la misma. Vuelto Timoteo a Efeso con la consiguiente informacin (cf. 1 Cor 16:11), el Apstol habra cambiado sus

    planes, anteriormente manifestados, de ir en seguida a Corinto a travs de Macedonia (1 Cor 16:5), haciendo un rpido viaje pormar a Corinto y volviendo luego a Efeso, donde an se detuvo bastante tiempo, enviando por delante a Macedonia dos de susauxiliares, Timoteo y Erasto, conforme se indica en Act 19:22. Ello lleva consigo, claro est, que la carta primera a los Corintiosno puede estar escrita el ao 57, sino al menos un ao antes.

    Creemos que son demasiadas conjeturas, muchas de ellas sin necesidad. Lo del viaje rpido del Apstol a Corinto despus de estaprimera carta, tambin lo admitimos nosotros, conforme indicaremos a su tiempo; pero ello es independiente de la cuestin deidentificar o no identificar el viaje de Timoteo en 1 Cor 4:17 y Act 19:22.

    125 Cf. L. CERFAUX,El cristiano en San Pablo (Madrid 1965) p.13.126 Hay autores, como W. Schmithals y U. Wilckens, que ven ya un verdadero gnosticismo en estos corintios con quienes se

    enfrenta San Pablo. Ese desprecio de la cruz, de la resurreccin corporal, de la debilidad carnal de Pablo. seran tpicasconcepciones gnsticas. Igualmente la sabidura del mundo, aludida por Pablo en los c.i-2 de su carta, no sera simplemente lasabidura racional de la filosofa griega, sino la sabidura de los gnsticos, especie de emanacin del pleroma divino, quedesciende sobre la tierra para salvar a los hombres de la dominacin de los archontes o potestades extramundanas. Sin embargo,en todas estas conclusiones parece haber mucho de artificial. De hecho, la gran mayora de los exegetas, ms que degnosticismo prefieren hablar de pregnosti-cismo, reservando el trmino gnosticismo para esos sistemas gnsticos ya

    perfilados del siglo ii. En este sentido, escribe Cerfaux: Los corintios, dgase hoy da lo que se quiera, no eran gnsticos; sinembargo, sus tendencias dejan ya presentir los sistemas posteriores de gnosis (L. Cerfaux, Itinerario espiritual de San Pablo,Barcelona 1968, p.92).

    127 Eso no quiere decir que San Pablo lance anatema general contra la razn humana. Cuando habla de que la sabidura humana noha llegado a conocer a Dios y lo nico que ha engendrado es la idolatra y el pecado (1:21; cf Rom 1:18-32), se trataevidentemente degeneralizacin literaria, que no impide que el mismo Pablo deje entender que hay excepciones (cf. Rom 2:7-16). Adems, en Rom 1:20-21 expresamente est suponiendo que el hombre tiene capacidad para llegar al conocimiento de Dios;de ah que lo haga responsable de haber cado en la idolatra y el pecado. Lo que Pablo trata de acentuar es que la actividad de lainteligencia no puede situarse en el mismo plano que la revelacin y el mensaje de Dios, e insiste en que de hecho lo que haengendrado es la idolatra. Pero sera llevar las cosas demasiado lejos afirmar que, para Pablo, la filosofa en s, como expresinde las verdades naturales, es algo que los cristianos debemos evitar.

    128 En las cartas Pastorales se hablar de depsito que hay que custodiar (cf. 1 Tim 6, 20; 2 Tim 1:14), doctrina que coincideplenamente con lo que aqu expone San Pablo, y que est ya apuntada en sus primeros escritos (cf. 1 Tes 2:13; 4:15; 2 Tes 2:15).

    129 Dejamos de lado la cuestin de terminologa: Como es sabido, Pablo no usa nunca el trmino de eucarista, sino el de cena delSeor (cf. 11:20). Parece que, en los primeros aos cristianos, la expresin ms corriente para designar la eucarista fue la defraccin del pan, como da a entender el libro de los Hechos (cf. Act 2:42; 20:7), y tambin la Didach (cf. 14:1) y San Ignaciode Antioqua (Ad, Eph. 202). Sin embargo, pronto comenz a usarse tambin el nombre de eucarista (cf. Didach, 9:1-5); IGN.ANT., Ad Philad. 4), expresin derivada de ese dar gracias () que preceda a la fraccin y que luego se generaliz,

    prevaleciendo la idea de alabanza y agradecimiento (eucarista) sobre la de convite (fraccin del pan).130 por citar slo un ejemplo, mientras en Gal 1:1 dice que es apstol no de hombres (), en Gal 1:12 dice que su evangelio no

    lo.recibi de hombres ().131 Cf. T. De Orbiso,La eucarista en San Pablo: Est. Bibl. 5 (1946) 189-210; E. B. Allo,La synthse du dogme eucharistique chez

    S.Paul: Rev. Bibl. 30 (1921) 321-343; . , Les rcits de l'Institution et leur portee: Lum. et Vie, 31 (1957) 49-76; M. E.Boismard, L'Eucharistie selon S. Paul: Lum. et Vie, 31 (1957) 93-106; G. Da Cruz Fernandes, Calicis eucharistici formula

    paulina: Verb. Dom. 47 (1959) 232-236; G. S. Slogan, Primitiue undPauh'ne Concepts of the Eucharistie: Cath. Bibl. Quart.

    23 (1961) 1-13.132 Cf. Caones HippoL can. 164-185; Tert.,Apol. 39: ML 1:468; San Agustn, Con/. 6:2 y Epts. 22: ML 32:719 Y 33:90.133 Gf. P. Batiffol, art. gapes: Dict. Theol. Cath., I, 001.551-556; P. Ladeuze, Pus d'gape dans la premire ptre aux Corinthiens:

    Rev. Bibl. (1904) 78-81; J. Coppens, art. eucha-ristie: Dict. Bibl. Supl., II, col.1174.134 Cf. J. Brosch, Charismen und Amter in der Urkirche (Bonn 1951); K. Wennemer, Die charismatische Begabung der Kirche nach

    dem heilige Paulus: Scholastik, 34 (1959) 503-525; L. Cerfaux, El cristiano en San Pablo (Madrid 1965) p.202-217; K. Rahner,Lo dinmico en la Iglesia (Barcelona 1964).

    135 Esta distincin entre la terminologa tradicional y la de Pablo est sealada expresamente en el Concilio Vaticano II, el cual siguecon la terminologa tradicional. Basten estas dos citas de la Const. Lumen gentium: El Espritu. gua a la Iglesia., la provee ygobierna con diversos dones jerrquicos y carismticos (n.4); y, de modo an ms explcito, algo ms adelante: El EsprituSanto no slo santifica y dirige al pueblo de Dios mediante lossacramentos y los ministerios., sino que tambin distribuye graciasespeciales entre los fieles de cualquier condicin.; los cuales carismas. (n.12). Y es de notar que el Concilio recoge esa nocin

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    tradicional de carisma, y no la de Pablo, a fin de evitar ambigedades sobre el carcter jerrquico de la Iglesia. As se deduceclaramente de las respuestas del Relator a algunos Padres conciliares, que pedan se delimitase el significado del trminocarisma con ms claridad de lo que se haca en el texto primitivo. Dice el Relator, de parte de la Comisin doctrinal:Commissio statuit charisma pressius definir per verba non tantum per sacramenta et ministeria. sed. gratiae speciales.Charisma apud Paulum est appellatio latissima, quae etiam vel immo praecipue ministeria comprehendit; cf. Rom 12:6-13; 1 Cor12, 7-ii et 28-31; Eph 4:11-12. (Cf. Sacrosanctum Oecumenicum Concilium Vaticanum II. Schema Constitutionis De Edesia.Typis polygl. Vaticanis, 1964, p.47).

    136 Cf. J. Hring, La premiare ptre de S. Paulaux Corinthiens (Neuchatel 1959) p.132.

    137 Cf. E. Rohde, Psych. Le cuite de I'ame chez les grecs et la croyance a iinmortalit (Pars 1928); A. J. Festugire, L 'ideal religieuxdes Grecs et l'Evangile (Pars 1932); B. Allo, S. Paul et la double resurrection corporelle: Rev. Bibl. 41 (1932) 188-209; A.Feuillet, Le mystre pascal et la resurrection des chrtiens d'aprs les ptres pauliniennes: Nouv. Rev. Theol. 79 (1957) 337-354;J. Danilou, La Resurrection (Pars 1969); P. De Surgy-P. Grelot., La resurrection du Christ et l'exgse moderne (Pars 1969); J.KREMER, La resurreccin de Jess, fundamento y modelo de nuestra resurreccin segn San Pablo: Concil. 1970, IV, p.7-87; F.Mussner, La resurreccin de Jess (Santander 1971); X. Lpn-Dupour, Resurrection de Jess et message pascal (Pars 1971); B.Rigaux, Dieu ressuscit (Gembloux 1973).

    138 Cf. O. Cullmann,Inmortalit de I'ame ou Resurrection des morts? (Neuchatel 1956).139 Este proceder de Pablo, apoyando nuestra resurreccin en el hecho de nuestra incorporacin a Cristo y en la voluntad

    todopoderosa de Dios (cf. 1 Cor 15:12-23.38; 1 Tes 4, 13-14; Rom 8:11; Fil 3:21), est totalmente dentro de la lnea bblica, tandistinta en este punto de la filosofa griega. Mientras para los filsofos griegos la supervivencia* despus de la muerte surgecomo una necesidad del hombre, para los autores bblicos surge como una necesidad divina, es decir, no porque el hombre eshombre, dotado de alma espiritual, sino porque Dios es Dios y no puede permitir que los justos, a quienes ama, se separen de El.Un reflejo bien claro de esta concepcin lo tenemos en el modo de hablar de Cristo, al argir a los saduceos de lo equivocados queandaban negando la resurreccin: Por lo que toca a la resurreccin , no es Dios de muertos, sino de vivos (Mc 12:26-27). Que eslo mismo que decir: Dios es inseparable de los patriarcas a causa de sufidelidad hacia ellos; ahora bien, Dios es viviente y fuentede vida, luego los Patriarcas estn vivos.

    140 Cf. R. Bultmann, Kerygma und Mythos. Das Problem der Entmythologisierung der neutestamentlichen Verkndigung (Hamburg1960).

    141 Gf. W. Marxsen, Die Auferstehung Jesu von Nazareth (Gtersloh 1968).142 Para una exposicin ms amplia, con referencia tambin a las teoras de Bultmann y de Marxsen, cf. G. DEROSSA, U cristiano di

    oggi di fronte alia risurrezione di Cristo: Ciy. Catt. 121 (1970, III) 365-377 y 122 (1971, II) 3-17. En este artculo se da unacopiosa bibliografa de las ltimas publicaciones sobre el tema (p.36s), y se recogen las principales conclusiones delSymposium internacional sobre la Resurreccin, celebrado en Roma, del 31 de marzo al 6 de abril de 1970. Segn el articulista,los participantes al Symposium (Coppens, Vgtle, Dupont, Mollat, Jeremas.) han estado de acuerdo en que 'la Resurreccin esun hecho objetivo, real, independiente de la fe de los discpulos y que precede a ella. La Resurreccin significa que el Padre haglorificado la entera humanidad santa de Jess, comunicndole una vida nueva y trascendente* (p.369).

    143 F. GODET, Commentaire sur la i et 2 Eptre aux Corinthiens (Neuchtel144 Gf. J. Hring,La premire pitre de S.Paul aux Corinthiens (Neuchtel 1959) p.140-141.145 Cf. R. Bultmann, art. s: Theol. Wrt. zum N. T., III, p.17.

    I. Correccin de Abusos, 1:10-6:20.

    Los bandos o partidos entre los fieles, 1:10-16.10 Os ruego, hermanos, por el nombre de nuestro Seor Jesucristo, que todos hablisigualmente, y no haya entre vosotros cismas, antes seis concordes en el mismopensar y en el mismo sentir, 11 Esto, hermanos, os lo digo porque he sabido por losde Cloe que hay entre vosotros discordias, 12 y cada uno de vosotros dice: Yo soy dePablo, yo de Apolo, yo de Cefas, yo de Cristo. 13 Est dividido Cristo? O ha sidoPablo crucificado por vosotros, o habis sido bautizados en su nombre? 14 Doygracias a Dios de no haber bautizado a ninguno de vosotros, si no es a Crispo y a

    Gayo,15

    para que nadie pueda decir que habis sido bautizados en mi nombre.16

    Tambin bautic a la casa de Estfanas, mas fuera de stos no s de ningn otro.

    Despus del saludo y accin de gracias, San Pablo entra ya en materia. Lo primero que va a tratares la cuestin de los bandos o partidos en que se hallaba dividida la comunidad de Corinto, vicioel ms visible, y uno de los ms peligrosos para la comunidad. Ese espritu de partido era el quehaba llevado a la ruina a las pequeas repblicas de la antigua Grecia, y parece que segua anvivo en Corinto. No se trataba propiamente de cismas o diferencias en la fe, no obstante el

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    trmino empleado (, .10), sino de simples partidos o grupos rivales, formados segnlas preferencias por este o aquel predicador. El hecho de que San Pablo dirija su carta a laiglesia de Dios en Corinto (v.2), prueba que la unidad de fe no estaba rota. Parece que loscorintios, con ideas poco claras an sobre la naturaleza de la nueva religin, consideraban a lospredicadores evanglicos algo as como jefes de escuelas filosficas, con derecho a agrupar

    seguidores en torno a s. San Pablo reprueba enrgicamente esa manera de ver las cosas,exponiendo cul es la verdadera naturaleza del Evangelio y del ministerio apostlico.Los principales partidos o bandos parece ser que eran cuatro: de Pablo, de Apolo, de

    Cefas, de Cristo (v.12). De ello haba sido informado Pablo por los de Cloe (v.11), mujerconocida en Corinto, sobre la que no tenemos ms datos, y ni siquiera sabemos con seguridad siera cristiana, pero que deba de tener relaciones comerciales con Efeso, a cuya ciudad acudancon frecuencia sus empleados. La existencia de los partidos de Pablo y de Apolo se explicafcilmente, pues ambos personajes haban predicado en Corinto (cf. Act 18:1; 19:1), y, dado elespritu pendenciero de los corintios, era fcil que hubieran surgido grupos rivales, atendiendoms a la persona que a las ideas del predicador. Parece que los del partido de Apolo, el oradorelocuente y perito en las Escrituras (Act 18:24), seconsideraban con cierta superioridad cultural

    sobre los del partido de Pablo, quien se haba presentado en Corinto no con sublimidad deelocuencia o de sabidura., sino en debilidad, temor y mucho temblor (2:1-3). Tampoco esdifcil de explicar la existencia del partido de Cefas. Este Cefas es evidentemente el apstolPedro (cf. 15, 5; Mt 16:17-18; Jn 1:42). Desde luego, ello est completamente en el terreno de loposible; tenemos, adems, la afirmacin explcita en este sentido de San Dionisio, obispo deCorinto, hacia el ao 170 146. Difcil de explicar resulta la existencia del partido de Cristo. Hayautores (Cornely, M. Sales, Leal) que niegan que se trate de un verdadero partido, y suponen queel Apstol alude ms bien a todos aquellos fieles que, disgustados de las divisiones y ajenos atoda disputa sobre personas, decan con toda razn que pertenecan a Jesucristo. Incluso hayquien supone que las palabras yo de Cristo estn dichas por Pablo en nombre propio contra lostres partidos precedentes. Sin embargo, la manera de expresarse del Apstol, hablando de los queson de Cristo en la misma forma con que habla de los partidos anteriores: yo de Pablo., yo deCristo, da la impresin de que se trata de un verdadero partido y que tambin a ellos losconsideraba reprensibles. De hecho, sta es la opinin que cada da se va haciendo ms generalentre los exegetas. Probablemente se trata o de cristianos que se decan iluminados directamentepor Cristo y no queran saber nada de intermediarios humanos (cf. 14:37); o quizs mejor dejudaizantes, llegados muchos de ellos de Palestina, que haban conocido a Cristo personalmente(cf. 2 Cor 5:16) y se preciaban de conocer mejor que nadie su autntico pensamiento. Esprobable que estos judaizantes, ms extremistas que los del partido de Cefas, sean los mismoscon que luego se encarar directamente San Pablo en su segunda carta a los Corintios (cf. 10:7;11:13.22-23; 12:11).

    La condena de Pablo contra todas esas divisiones es tajante: Es que est dividido Cristo? O ha sido Pablo crucificado por vosotros, o habis sido bautizados en su nombre? (v.13). Esdecir, es absurdo andar con divisiones y banderas, cuando no hay ms que un Jesucristo, que nosredimi con su pasin y muerte, y en cuyo nombre hemos sido bautizados; somos todospertenencia de Cristo (cf. 3:23), y querer sustituir a Cristo por Pablo, Cefas o Apolo equivaldra aadmitir muchos salvadores y muchos bautismos. Sobre esta incorporacin a Cristo, con quiennos unimos por medio del bautismo, entrando a formar parte de su haber o propiedad, habla confrecuencia San Pablo (cf. Rom 6:3-11; 1 Cor 12:13; Gal 3:26-28; Ef 5:25-27; Col 2:12). Consingular delicadeza, sin mencionar a los partidarios de Apolo o de Cefas, el Apstol habla slo

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