bases para el entrenamiento de los jugadores situados en la zona central de las defensas cerradas

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BASES PARA EL ENTRENAMIENTO TÉCNICO- TÁCTICO INDIVIDUAL DE LOS JUGADORES SITUADOS EN LA ZONA CENTRAL DE LAS DEFENSAS ZONALES CERRADAS. DATOS DE LOS AUTORES Chirosa L.J; Chirosa I.J. Departamento de Educación Física y Deportiva de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Universidad de Granada 1. Introducción. Generalmente cuando se aborda el tema del perfeccionamiento del juego en balonmano, dentro de un puesto específico, se suele hacer desde la perspectiva del ataque. De hecho, la mayoría de las referencias bibliográficas encontradas hacen referencia a esta faceta del juego (Ribero et all, 1989, Espar, 1992, Mocsai, 1992, Antón, 1994, Philipe, 1995, Petitgirnd,1996...).Aparentemente este hecho viene a demostrar que existe, por parte de los teóricos, una menor preocupación en el desarrollo de las bases que permiten mejorar los diferentes aspectos defensivos en un puesto concreto. Decimos aparentemente porque esa afirmación no es del todo cierta, algunos autores, al explicar el funcionamiento de los diferentes sistemas defensivos hacen alusiones a características concretas que deben desarrollar o poseer los jugadores en función de la zona de juego en que se ubican (Stenzel, 1970,Nedef, 1970, Czerwinski, 1976, Prudente, 1983,Pontes, 1987 Roman, 1987,1990,1992, Spate, 1994, Ehert, 1994, Johannsson, 1994,Antón, 1995, Benkrira,1998, Costantini, 1998...). Sin embargo, desde nuestro punto de vista, no hay un estudio que englobe todas los factores que son necesarios en la optimación del rendimiento defensivo en un puesto específico concreto. Si tenemos en cuenta que el entrenamiento individual es una necesidad más dentro del alto rendimiento, por el grado de profesionalización de nuestro deporte, que obliga y permite un mayor volumen de trabajo, se hace imprescindible la creación de programas de entrenamiento individualizados que se adapten a las necesidades del juego y del sujeto. En la organización de un sistema de juego defensivo existen una serie de funciones y características establecidas, con relación a la zona de actuación en la que se encuentra el jugador, que determinan una serie de exigencias individuales y colectivas (figura 1). INDIVIDUALES COLECTIVOS Características físicas, técnicas y tácticas de los sujetos implicados El tipo de actuación de los jugadores colindantes, compañeros o adversarios Nivel de maduración biológica de los sujetos El planteamiento y evolución del sistema atacante Tipo de enfrentamientos directos que se producen La estructura defensiva que se adopte Nivel de conocimiento teórico sobre los conceptos defensivos y su capacidad de aplicación para neutralizar al atacante con y sin balón Nivel de conocimiento teórico sobre el funcionamiento de los sistemas defensivos y su adaptación a las variabilidad del ataque Figura 1: Factores determinantes en la organización de un sistema de juego defensivo La valoración de todos estos factores facilita la toma de decisión a los entrenadores, los cuales tienen que aplicar un sistema defensivo concreto a lo largo de un encuentro o en fases determinadas del mismo. Como se puede apreciar en la figura 1, los puestos específicos en defensa están condicionados por el tipo de estructura que se adopte (Roman, J.D. 1992). Esto hace que los requerimientos técnico-tácticos individuales, dentro del puesto específico, cuestión central de nuestro estudio, varíe substancialmente en función del sistema defensivo elegido. No es lo mismo el trabajo a realizar en la zona central, en las llamadas defensas abiertas (3:2:1, 3:3), al llevado a cabo por los mismos jugadores en las defensas cerradas (tipo 6:0 o 5:1). Incluso dentro de los mismos sistemas hay matices particulares en función de la concepción y la adaptación que realice el entrenador. Como ejemplo, sólo con relación al desplazamiento, es más exigente, desde le punto de vista físico-técnico, el trabajo de los medios y centrales en la defensa 6:0 Española (Roman, 1987), al requerido por estos mismos puestos en el concepto tradicional de defensa 6:0. Esto demuestra que la elección de una defensa con una estructura cerrada, tipo 6:0, no implica, necesariamente, una actitud meramente proteccionista por parte del equipo que la realiza. En los últimos años son muchos los equipos de diferentes niveles que, para este tipo

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Page 1: Bases Para El Entrenamiento de Los Jugadores Situados en La Zona Central de Las Defensas Cerradas

BASES PARA EL ENTRENAMIENTO TÉCNICO-TÁCTICO INDIVIDUAL DE LOS JUGADORES SITUADOS

EN LA ZONA CENTRAL DE LAS DEFENSAS ZONALES CERRADAS.

DATOS DE LOS AUTORES Chirosa L.J; Chirosa I.J. Departamento de Educación Física y Deportiva de la Facultad de Ciencias

de la Actividad Física y el Deporte. Universidad de Granada

1. Introducción. Generalmente cuando se aborda el tema del perfeccionamiento del juego en balonmano, dentro de un puesto específico, se suele hacer desde la perspectiva del ataque. De hecho, la mayoría de las referencias bibliográficas encontradas hacen referencia a esta faceta del juego (Ribero et all, 1989, Espar, 1992, Mocsai, 1992, Antón, 1994, Philipe, 1995, Petitgirnd,1996...).Aparentemente este hecho viene a demostrar que existe, por parte de los teóricos, una menor preocupación en el desarrollo de las bases que permiten mejorar los diferentes aspectos defensivos en un puesto concreto. Decimos aparentemente porque esa afirmación no es del todo cierta, algunos autores, al explicar el funcionamiento de los diferentes sistemas defensivos hacen alusiones a características concretas que deben desarrollar o poseer los jugadores en función de la zona de juego en que se ubican (Stenzel, 1970,Nedef, 1970, Czerwinski, 1976, Prudente, 1983,Pontes, 1987 Roman, 1987,1990,1992, Spate, 1994, Ehert, 1994, Johannsson, 1994,Antón, 1995, Benkrira,1998, Costantini, 1998...). Sin embargo, desde nuestro punto de vista, no hay un estudio que englobe todas los factores que son necesarios en la optimación del rendimiento defensivo en un puesto específico concreto. Si tenemos en cuenta que el entrenamiento individual es una necesidad más dentro del alto rendimiento, por el grado de profesionalización de nuestro deporte, que obliga y permite un mayor volumen de trabajo, se hace imprescindible la creación de programas de entrenamiento individualizados que se adapten a las necesidades del juego y del sujeto. En la organización de un sistema de juego defensivo existen una serie de funciones y características establecidas, con relación a la zona de actuación en la que se encuentra el jugador, que determinan una serie de exigencias individuales y colectivas (figura 1).

INDIVIDUALES COLECTIVOS

Características físicas, técnicas y tácticas de los sujetos implicados

El tipo de actuación de los jugadores colindantes, compañeros o adversarios

Nivel de maduración biológica de los sujetos El planteamiento y evolución del sistema atacante

Tipo de enfrentamientos directos que se producen

La estructura defensiva que se adopte

Nivel de conocimiento teórico sobre los conceptos defensivos y su capacidad de aplicación para neutralizar al atacante con y sin balón

Nivel de conocimiento teórico sobre el funcionamiento de los sistemas defensivos y su adaptación a las variabilidad del ataque

Figura 1: Factores determinantes en la organización de un sistema de juego defensivo La valoración de todos estos factores facilita la toma de decisión a los entrenadores, los cuales tienen que aplicar un sistema defensivo concreto a lo largo de un encuentro o en fases determinadas del mismo. Como se puede apreciar en la figura 1, los puestos específicos en defensa están condicionados por el tipo de estructura que se adopte (Roman, J.D. 1992). Esto hace que los requerimientos técnico-tácticos individuales, dentro del puesto específico, cuestión central de nuestro estudio, varíe substancialmente en función del sistema defensivo elegido. No es lo mismo el trabajo a realizar en la zona central, en las llamadas defensas abiertas (3:2:1, 3:3), al llevado a cabo por los mismos jugadores en las defensas cerradas (tipo 6:0 o 5:1). Incluso dentro de los mismos sistemas hay matices particulares en función de la concepción y la adaptación que realice el entrenador. Como ejemplo, sólo con relación al desplazamiento, es más exigente, desde le punto de vista físico-técnico, el trabajo de los medios y centrales en la defensa 6:0 Española (Roman, 1987), al requerido por estos mismos puestos en el concepto tradicional de defensa 6:0. Esto demuestra que la elección de una defensa con una estructura cerrada, tipo 6:0, no implica, necesariamente, una actitud meramente proteccionista por parte del equipo que la realiza. En los últimos años son muchos los equipos de diferentes niveles que, para este tipo

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de estructuras defensivas, adoptan variantes que están relacionadas con defensas activas, pretendiendo, de éste modo, llevar la iniciativa en la recuperación del balón (Chung, 1994). Es lógico pensar que estos matices defensivos van a influir, de forma considerable, en la concepción de los puestos específicos. Lo que es evidente, que a pesar de existir notables diferencias entre los diferentes sistemas hay exigencias que son comunes a la defensa de la zona central. Este estudio trata estos aspectos genéricos desde una perspectiva técnico-táctica individual. Los defensas situados en la zona central son los encargados de proteger el espacio de juego con mayor angulación, desde el punto de vista del lanzamiento, y es, por esta razón, la zona más buscada por los jugadores atacantes. Se puede decir que dentro de este espacio se justifica claramente el cumplimiento de los principios: evitar la progresión de los jugadores adversarios y proteger la portería. La necesidad de cubrir el mayor espacio posible, de la zona central, va a ser un imperativo que obliga a que el factor antropométrico sea clave en la elección de jugadores. Se buscarán hombres de gran estatura, peso y envergadura. Este requisito provoca que la mayoría de los equipos de alto nivel busquen y utilicen jugadores especialista en defensa (*1). Podemos indicar, a modo de resumen, que los jugadores que se ubican en la zona central, aparte de poseer esa portentosa apariencia física, deben adquirir también un dominio técnico-táctico específico basado sobre todo en: la posibilidad de realizar diferente formas de desplazamiento (sobre todo desplazamientos laterales y hacia atrás rápidos), ser grandes blocadores de balones, marcar perfectamente al oponente con balón, controlar al oponente sin balón (especialmente al pivote en zona). A toda esta base técnica, hay que unirle el conocimiento y cumplimiento de una serie de intenciones tácticas en la que destaca, sobretodo, el control del jugador (este puede estar en posesión del balón o sin él, situado a distancia o en proximidad, siendo oponente directo o indirecto). Todas estas cuestiones van a favorecer el cumplimiento de alguno de los principios que rigen la defensa (ayuda mutua, evitar progresión y proteger la portería). En concepciones más activas, aunque la tendencia morfológica pueda seguir siendo la misma, las necesidades técnico-tácticas van a demandar jugadores más móviles y rápidos que permitan al sistema una mayor movilidad y agresividad (Antón, 1995). A continuación vamos a realizar una descripción de los puestos específicos que ocupan la zona central en las defensas cerradas, para más adelante establecer las exigencias técnicas, tácticas y fisiológicas de los jugadores que ocupan esos espacios. Terminaremos con una serie de consideraciones didácticas y modelos prácticos de situaciones de aprendizaje.

2. Descripción de la zona: dimensiones El espacio que estamos analizando está compuesto por dos puestos específicos diferentes: lateral y central. Aunque aquí, por el hecho de que los defensores que actúan en esta zona tienen diversos requerimientos comunes, se tratará esta zona como un todo aunque se realicen algunas matizaciones en función del puesto específico. La dimensión de la zona viene marcada por dos parámetros: la profundidad y la anchura. En términos generales, dependiendo de la concepción defensiva, está profundidad suele ser mayor en los laterales (parten de la línea de 6 metros y llegan a 9 o 10 metros) que en los centrales (parten de 6 y llegan a 8 o 9 metros), esto es debido a que los primeros se enfrentan en más ocasiones con posibles lanzadores. En cuanto a la anchura, la zona empieza y termina con el espacio de responsabilidad de los laterales (suele situarse este espacio a partir del corte que forman dos líneas imaginarias –una para cada lado- con la línea de 6m. Estas líneas imaginarias están tomadas desde el centro de la portería y forman un ángulo de 30% con la línea de gol). Como se comprenderá, todas estas medidas son de referencia ya que, como se ha visto en la figura 1, existen múltiples factores que pueden influir en el funcionamiento de una defensa zonal. De acuerdo con Antón, (1995) la ocupación espacial en anchura representa un principio de funcionamiento de las defensas cerradas que implica que se debe mantener ocupada la mayor parte del terreno próximo al área de portería. Ello significa que cualquiera que sea la actividad con profundidad, éste debe recuperar lo más pronto posible su punto de partida, de tal manera que puedan mantenerse protegidos la mayor parte de los espacios de la periferia del área de portería.

3. Descripción Genérica del funcionamiento de los puestos específicos implicados en la zona. 3.1 Criterios de ocupación. En defensa, a diferencia de l o que ocurre en ataque, la ubicación de un jugador en un puesto específico en función de su lado dominante (ambidiestro, diestro o zurdo) se relaciona más con la correspondencia con el ataque que con relación a la actividad defensiva; en la que, a nuestro modo de ver, no influye de forma determinante la dominancia lateral. En términos generales, lo que sí influye para la ubicación de los jugadores en un puesto es su antropometría, como ya se ha mencionado. De hecho, es bastante frecuente observar como los entrenadores colocan a sus jugadores más altos en el centro de la defensa, siendo los laterales un poco más bajos pero más móviles. Como es lógico pensar, esta concepción genérica, debe modificarse para así, de ese modo, adaptarse a las circunstancias concretas de cada equipo. 3.2 Situación de partida. En la situación de partida hay valorar dos factores fundamentalmente el espacio (aquí incluimos el espacio propio y el de responsabilidad compartida) y los jugadores oponentes (aquí consideramos el oponente par y los colindantes).

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El lugar que los jugadores adquieren, en este espacio defensivo, viene marcado principalmente por el emplazamiento del balón. Si éste se encuentra próximo obliga al defensor a alejarse del área de portería, para controlar en proximidad al poseedor y evitar de ese modo desplazamientos de éste hacia zonas eficaces. Si por el contrario, el balón está lejos la protección del área es el objetivo principal, impidiendo que los jugadores que están fuera entren en ella y controlando a los que se encuentran dentro. 3.3 Orientación. La más idónea es la que permite ver al oponente directo y al poseedor del balón al mismo tiempo. Además, considerando la importancia que tiene en estas defensas zonales la protección del área de portería, es necesario incluir en esta orientación el control al pivote, aunque éste en algunos casos sea táctil.

4. Descripción Morfológica y funcional. 4.1 Requerimientos morfológicos según el puesto específico. Como se ha venido señalando, desde un punto de vista antropométrico, en la zona central de la defensa deben estar los jugadores más grandes (talla, peso y envergadura), para ocupar y cerrar mejor los espacios al mismo tiempo que disuadir y blocar los lanzamientos. Esto no significa que, por diferente motivos, jugadores de menor talla, peso y envergadura puedan ocupar estos espacios. Ya hemos indicado en la introducción, que pueden existir situaciones que permitan el desarrollo de otras intenciones y acciones, dentro de estos puestos, que favorezca la ubicación de otro tipo de jugadores por condicionantes tácticos, físicos o estratégicos. Debido a que la mayoría de los análisis que se hacen de las diferentes competiciones sólo marcan la estatura, el peso y la envergadura, con relación a los puestos específicos en ataque, no ha sido posible encontrar referencias medias de los jugadores que actúan en la zona central. Aunque si hemos hallado datos basados en estudio observacionales –figura 2- (Antón, 1995)

4.1.1. Puesto 4.1.2 Altura Peso Envergadura

Lateral 1,96 mts 95 Kg 2 mts

Central 2,05 mts 100 Kg 2,10 mts

Figura 2: Exigencias antropométricas de los defensores de la zona central, según Antón, (1995) 4.2 Exigencias funcionales. La ocupación espacial y los requerimientos del juego van a determinar una serie de exigencias fisiológicas a los jugadores que ocupan estas zonas. Si conocemos el número de salidas (tipo, cantidad, velocidad y calidad de los desplazamientos), contactos (cantidad, duración y contra quien), blocajes (nº y tipo), etc., y unimos estos datos a parámetros internos, obtenidos en la pista o en el laboratorio, se logra conocer los requerimientos energéticos y físicos para el trabajo específico en un puesto determinado. Esto permite programar de forma más adecuada los entrenamientos. Desgraciadamente, no hemos encontrado ningún estudio en esta línea.

5. Exigencias técnico-tácticas individuales. 5.1 Fases de repliegue defensivo y temporización. Normalmente, siempre que no hay cambios (ataque-defensa) por motivos estratégicos, los jugadores de la primera línea ocupan los puestos de la zona central de la defensa, por ser estos junto con el pivote, los de mayor antropometría. Pero, aunque se produzcan cambios, son los primeras líneas del ataque los encargados de parar el contraataque en primera oleada y así, de este modo, frenar la continuación del ataque. Es por ello que deben dominar una serie de acciones técnicas e intenciones tácticas, como son entre otras: Los desplazamientos de espaldas a máxima velocidad, con cambios de ritmo y dirección. Marcaje a hombre con balón por zonas centrales. Es obligatorio forzar los golpes francos para evitar la progresión Proteger el área de portería, situándose rápidamente en zonas de máxima peligrosidad del ataque; principalmente zona central. Para realizar marcaje y blocajes. Desde el punto vista táctico, siguiendo una conducta de juego correcta, es necesario acosar y controlar al poseedor de balón disuadir los pases cercanos y estar preparado para las interceptaciones de pases a jugadores lejanos. 5.2 Fases de organización y de desarrollo del sistema de juego. Tras el repliegue y la termporalización, se puede organizar la defensa realizando cambios de especialistas para aplicar el sistema defensivo deseado. En esta fase, los jugadores que se sitúan en el centro deben dominar correctamente los siguientes elementos técnicos e intenciones tácticas: La Posición de base: Mediante continuo movimiento de manos, se disuade a los atacantes de la posibilidad de lanzamiento o de pase pivote. La posición de piernas asimétrica, sobre todo para los defensas laterales, evita el desequilibrio en el marcaje y el desplazamiento hacia zonas eficaces de los atacantes. Los Desplazamientos: La mayoría de los desplazamientos que se realizan en la zona central son laterales, sin duda esto viene favorecido por la basculación hacia la zona de balón de todo el bloque defensivo. Por puestos, los laterales son los

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que van a realizar un mayor número de desplazamientos frontales hacia delante, debido a que generalmente son los responsables de defender a los mejores lanzadores a distancia del equipo contrario. Por otra parte, aprovechando que la zona de protección en anchura es menor, los defensas centrales pueden realizar desplazamientos esporádicos con una mayor profundidad, pretendiendo con esa misma acción diferentes intenciones tácticas (disuadir, interceptar, acosar, etc.). Igualmente, es importante la acción defensiva en los desplazamientos hacia atrás de todos los jugadores, teniendo siempre claro qué hacer, hacia donde ir, etc. (Roman, 1986) El Marcaje: Como es normal, todos los jugadores de esta zona tienen el 100% de la responsabilidad sobre su oponente par con balón o sin balón, pero además los jugadores de este espacio defensivo tienen mayor responsabilidad en las ayudas en el marcaje a pivote, sobre todo los defensas centrales. Los Blocajes: Sin duda, es uno de los elementos más importantes a dominar para todos los defensores que ocupan esta zona. El dominio de los blocajes, principalmente el de ayuda, es clave, espacialmente para los defensas centrales involucrados continuamente en la cobertura de los laterales. Además, se debe coordinar este trabajo defensivo con las acciones del portero, para facilitar su misión y óptimar el rendimiento del equipo. Las intenciones tácticas: Entre las intenciones tácticas destacamos, por su importancia, el acoso continuo al que debe ser sometido el pivote, para evitar que este reciba. Esta situación provoca que se produzcan bastantes interceptaciones de balón, sobre todo de los defensas centrales principales responsables del marcaje. Las interceptaciones también se pueden producir por la salida sorpresiva de los defensores, sobre todo si este ataque se produce sobre el jugador impar. Estas interceptaciones se pueden ver favorecidas si se coordinan con acciones de disuasión, preferiblemente con presión al jugador par. Por otra parte, la disuasión debe existir como una intención permanente con relación al la defensa del pivote. Por último y no menos importante, la obstrucción de trayectorias a portería debe ser una intención habitual para así, de ese modo, colaborar todos en el concepto de bloque defensivo (Antón, 1995)

6. Objetivos tácticos generales. Los jugadores situados en el centro de las defensas zonales cerradas deben cumplir una serie de requisitos, alguno de los cuales vamos a enumerar: Responsabilizarse de su zona y su oponente par en un 100% Adecuar la intensidad del trabajo a la dificultad ofensiva. Trabajar distintos tipos de actitudes desde las más pasivas, a las más activas, para así acomodar el trabajo al oponente y crear incertidumbre. Evitar circulaciones de jugadores atacantes por detrás. Mantener el puesto específico. Actuar como unidad, no permitir espacios libres de penetración. Asumir funciones de directores de equipo desde el punto de vista defensivo. Asegurar las coberturas ante las salidas de los compañeros Evitar los lanzamientos de la primera línea en distancia y ángulos eficaces.

7. Consideraciones de tipo didáctico para su aprendizaje. Para la mejorar de la técnica y la táctica de los puestos específicos implicados es necesario hacer una serie de consideraciones didácticas que van a favorecer el diseño de las diferentes sesiones prácticas. Combinar trabajos facilitados, para mejorar aspectos técnicos, con situaciones globales en las que existe una mayor incidencia táctica: algunos de los elementos técnicos que tienen que dominar los defensores son complejos desde el punto vista motriz, por ejemplo, es difícil aprender correctamente, atendiendo a la norma, la técnica de blocaje o la técnica de marcaje a pivote. Esto hace, que sea adecuado trabajar los gesto técnicos en situaciones muy facilitada, combinándolo con otras situaciones en las que se acerque el gesto a las condiciones reales de competición. Aumentar la dificultad progresivamente: Este apartado esta relacionado con el incremento de la complejidad con relación al número de estímulos a percibir, a la cantidad de respuestas posibles a realizar, etc,. También se incluye aquí el grado oposición, la intensidad del ejercicio etc. Ajustar la tarea al nivel de los jugadores implicados (intensidad óptima del estimulo): Para que se cumpla los objetivos que se tienen planteados, es necesario que las tareas planteadas se adapten al nivel de los jugadores. Aunque como es lógico pensar, los ejercicios deben plantear un handicap para los defensores implicados en los mismos. Esta dificultad no debe ser tan grande que impida, en la mayoría de las ocasiones, realizar el trabajo correctamente. Del igual forma, no se debe plantear una tarea tan nimia que no plantee dificultad y que, por lo tanto, no les permita progresar. Conocer y plantear claramente el objetivo de la tarea: aunque, como es sabido, con un ejercicio se puede conseguir más de un objetivo, el entrenador debe tener claro qué pretende y así hacérselo saber a sus jugadores; adaptándose, claro esta, al nivel de compresión de los mismos. Es preferible, en pro de un buen aprendizaje, empezar con tareas que plateen objetivos fáciles y claros para ir complicándolos progresivamente. Enlazar los contenidos técnico-tácticos individuales con la táctica grupal: el balonmano al ser un juego colectivo de colaboración-oposición, en el que se actúa de forma grupal, de nada sirve una mejora individual si no se transfiere lo más rápidamente posible a la acción grupal de la que forma parte. Crear situaciones de aprendizaje con transferencia directa a las situaciones de competición: mediante el entrenamiento se pretende mejorar las capacidades de los jugadores para su aplicación en la competición. Para ello, las situaciones planteadas tienen que asemejarse lo más posible al juego. Aunque esto no quiere decir que algunas de estas situaciones

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planteadas sean más o menos difíciles que la propia competición. De este modo, se pretende cumplir los principios de adaptación, alternancia e incremento paulatino del esfuerzo.

8. Desarrollo práctico En este punto vamos a plantear una serie de situaciones de aprendizaje, que pueden ser aplicadas en el desarrollo de una sesión técnica. En cada situación indicaremos algunos de los objetivos que se pueden conseguir, relacionando esto, con el planteamiento teórico que hemos desarrollado anteriormente. Los ejercicios planteados son extraidos de las fuentes documentes consultadas (Duell & Schmidt, 1981; Roman, 1986; Czrewinski, 1993; Hahn, 1994; Ehret, 1994; Johannsson,1994; Chung,1994; Antón, 1994, Kerleroux et all, 1997;Landure, 1998;Domuouge & Legall, 1998; Costantini, 1998...) y de la experiencia práctica de los autores. 1. Situación de Aprendizaje.

Organización y Desarrollo: En grupos de 8, enfrentados por parejas. Realizar 1x 1.Cada defensor actúa en su zona sin que existan cambios de puesto. Objetivo del ejercicio: Evitar ser desbordados por los atacantes, en un espacio defensivo en continua modificación por la acción de los compañeros colindantes. Comportamiento defensivo: Los jugadores deben variar continuamente las distancias de enfrentamiento, jugar con el ciclo de pasos de los atacantes, quitar balón, neutralizar al atacante mediante marcaje, cambios de orientación, asimetría de pienas, etc... Variantes: Para aumentar la incertidumbre del defensor se puede permitir a los atacantes cambiar de zona. También se puede con un solo balón

jugar un 2x(2x2) en zona central. Se puede reducir la eficacia de partida de los defensores (por ejemplo: evitando que usen las manos o que los defensores partan de situaciones desequilibradas, etc.) o, por el contrario, se puede limitar la acción de los atacantes (impedir que boten, limitar el tiempo, etc..). 2. Situación de Aprendizaje. Organización y Desarrollo: 3 atacantes y un defensor. El defensor se sitúa en una zona limitada de 3 metros y evita que los atacantes con balón penetren en el área prohibida. Si roba un balón o toca a dos atacantes se cambian las funciones. Objetivo del ejercicio: Evitar ser desbordados por los atacantes. Comportamiento defensivo: El defensor debe modificar rápidamente sus desplazamientos, mantenerse en posición de base con una actitud muy agresiva, quitar todos los balones posibles y contactar con el mayor número atacantes. Variantes: Para aumentar la velocidad de los desplazamientos defensivos, se puede proponer que en un principio los atacantes están sin balón. Es más complicado si también hay atacantes detrás (por ejemplo dos entran y uno sale del área de portería).

3. Situación de Aprendizaje.

Organización y Desarrollo: Un atacante, un defensor y un pasador. El balón en A que pasa al pasador, éste devuelve y se produce un 1x1 dentro de la zona marcada. Objetivo del ejercicio: Evitar ser desbordados por el atacante, en un espacio defensivo que viene marcado por la línea imaginaria entre dos estafetas.. Comportamiento defensivo: Realizar un marcaje a hombre con balón, en función del grado de peligrosidad del atacante. Mayor ángulo de tiro más salida, menor ángulo de tiro menos salida. Variantes: Se puede aumentar la complejidad obligando al defensor a partir de una situación desequilibrada, por ejemplo, antes de recibir el pase el atacante debe tocar una estafeta. También se puede introducir complejidad aumentado el número de estímulos a atender, por ejemplo, que el defensor pueda cortar los pases que van desde el pasador al atacante y en caso de que salida sea muy grande, el pasador puede atacar al intervalo; produciéndose de este modo una situación momentánea de 2x1.

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4. Situación de Aprendizaje. Organización y Desarrollo: Dos atacantes, un defensor y dos pasadores. 1ª Acción: Uno de los pasadores pasa a A este intenta entrar entre los dos conos situados en 9mts. 2ª Acción: Inmediatemente pase del segundo pasador a E que intenta entrar por el espacio entre las dos estafetas. Objetivo del ejercicio: ;Mejorar los desplazamientos defensivos y favorecer los encadenamientos. Comportamiento defensivo: Marcaje a hombre con balón, posibilidad de interceptación del pase a pivote, ayuda defensiva en el marcaje a pivote, etc.. Variantes: Alternar el pase, una vez del recibe A de F y la siguiente de B. 5. Situación de Aprendizaje. Organización y Desarrollo: Tres atacantes y dos defensores. Objetivo del ejercicio: Evitar la progresión por la zona marcada y el pase a pivote (éste último no se puede mover del sitio) Comportamiento defensivo: Marcaje a hombre con balón, posibilidad de interceptación del pase a pivote, ayuda defensiva en el marcaje a pivote, etc.. Variantes: El pivote puede moverse de su sitio.

6. Situación de Aprendizaje.

Organización y Desarrollo: Cuatro atacantes y dos defensores. Objetivo del ejercicio: Evitar la progresión por la zona marcada de los primeras líneas y el pase a pivote. Los pivotes no se pueden mover y no se pueden producir cambios de puestos entre los atacante. Comportamiento defensivo: Se produce una situación de 2x2 con desequilibrio defensivo. Marcaje a hombre con balón en puesto no colindante, posibilidad de interceptación del pase a pivote, desplazamiento defensivo hacia atrás para marca a pivote, realización de blocajes por el defensor del pivote, etc.. Variantes: Los pivotes pueden moverse y los primeras líneas pueden cruzarse.

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7. Situación de Aprendizaje. Organización y Desarrollo: 3x4 Objetivo del ejercicio: Evitar la progresión por la zona marcada de los primeras líneas y los pases a pivote. Los pivotes no se pueden cambiar de sitio y no se pueden producir cambios de puestos entre los atacante. Comportamiento defensivo: Marcaje a hombre con balón en puesto no colindante, coincidiendo con el marcaje a los dos pivotes, posibilidad de interceptación del pase a pivote, desplazamiento defensivo hacia atrás para marca a pivote, Trabajo específico del defensa central en el marcaje a pivote, con posibilidad de realizar blocajes. Variantes: Los pivotes pueden moverse libremente y los primeras líneas pueden cruzarse.

8. Situación de Aprendizaje. Organización y Desarrollo: 2x2 con dos pasadores Objetivo del ejercicio: Evitar ser desbordados por los atacantes, por dentro de la zona marcada. Obligatorio rodear el cono antes de defender. Comportamiento defensivo: Desplazamiento defensivo con gran desequilibrio. Variantes: Defender la zona exterior a los conos. Girar alrededor de los conos una vez que se realice el marcaje a hombre con balón. Introducir pivotes, etc.

(*1) En el análisis de los XI campeonatos del Mundo Junior celebrados en Turquía, se observa que en la mayoría de los equipos los jugadores más altos sólo actúan en defensa (Roman, 1997). Esta constatación empírica, que por otra parte es un modo de funcionamiento habitual en un gran número de equipos de alto nivel (sobre todo en ligas muy exigentes como la española y la alemana), se ve ratificado por la literatura existen en nuestro deporte, en donde se puede apreciar que un gran número de autores señalan la necesidad de valorar la antropometría como un factor determinante en defensas cerradas (Grinbergas, 1970, López Cuadra,1974, Prudente, 1983, , Noteboom,1986, Landuré & Horvatrh, 1989, Sánchez, 1992, Trosse, 1993, Antón, 1995)

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