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MONITOREO ARQUEOLOGICO DE LA REHABILITACION VIAL DE LA CALLE 12C, ENTRE LAS CARRERAS 4 Y 5 EN EL CENTRO HISTÓRICO DE BOGOTA, D.C. Barrio Concordia, Localidad 17 – La Candelaria. Bogotá, Distrito Capital Sandra Patricia Mendoza Vargas Katherine Aurora Mejía Leal INSTITUTO DISTRITAL DE PATRIMONIO CULTURAL - IDPC Bogotá, marzo 31 de 2014

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MONITOREO ARQUEOLOGICO DE LA REHABILITACION VIAL DE LA CALLE 12C, ENTRE LAS CARRERAS 4 Y 5 EN EL CENTRO HISTÓRICO DE BOGOTA, D.C.

Barrio Concordia, Localidad 17 – La Candelaria. Bogotá, Distrito Capital

Sandra Patricia Mendoza Vargas Katherine Aurora Mejía Leal

INSTITUTO DISTRITAL DE PATRIMONIO CULTURAL - IDPC Bogotá, marzo 31 de 2014

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Contenido JUSTIFICACIÓN Y PLANTEAMIENTO DE LA INVESTIGACIÓN ................................................................ 3

Pregunta de investigación: .............................................................................................................. 4

OBJETIVOS ........................................................................................................................................... 5

Objetivo principal ............................................................................................................................ 5

Objetivos específicos ....................................................................................................................... 5

ANTECEDENTES DE INVESTIGACIÓN Y MARCO TEÓRICO ................................................................... 5

METODOLOGIA .................................................................................................................................. 13

Técnicas de Recuperación de la Información ................................................................................ 13

CRONOGRAMA .............................................................................................................................. 14

PRESUPUESTO ............................................................................................................................... 14

BIBLIOGRAFIA .................................................................................................................................... 14

ANEXO 1. MAPA LOCALIZACIÓN AREA DE ESTUDIO ......................................................................... 15

ANEXO 2. PROPUESTA DE MANEJO DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO ......................................... 16

ANEXO 3. PROPUESTA DE ARQUEOLOGIA PÚBLICA Y DIVULGACIÓN ............................................... 18

ANEXO 4 - HOJA DE VIDA DEL INVESTIGADOR .................................... ¡Error! Marcador no definido.

Ilustraciones

Ilustración 1 Localización del área de intervención ............................................................................ 4 Ilustración 2 Rehabilitación de la cañuela de la Calle 12C entre carreras 4 y 5 ................................ 17

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JUSTIFICACIÓN Y PLANTEAMIENTO DE LA INVESTIGACIÓN

De acuerdo con las directrices del Instituto Colombiano de Antropología e Historia - ICANH y con el fin de dar cumplimiento a la normativa de protección del patrimonio histórico y cultural de la Nación (Ley 397 de 1997 -Ley General de la Cultura,- Artículos 63 y 72 de la Constitución Política de Colombia, Ley 163 de 1959, Decreto 264 de 1963, Ley 36 de 1936, Ley 14 de 1936 y Ley 1185 de 2008) y de otras disposiciones relacionadas con la defensa y preservación del mismo en el desarrollo de obras de infraestructura que requieren remoción de tierra y en donde el patrimonio arqueológico pudiese ser alterado o impactado, se presenta la siguiente propuesta técnica, estructurada como un monitoreo arqueológico, con el fin de adelantar acciones urgentes para mitigar la afectación sobre la cañuela reportada en la calle 12C entre carreras 4 y 5 en el Centro Histórico de Bogotá D.C. y rehabilitar su uso.

Esta autorización de intervención sobre el Patrimonio Arqueológico se solicita con el objeto de adelantar acciones de registro y protección del hallazgo fortuito reportado durante las acciones de rehabilitación vial en la calle 12C entre carreras 4 y 5, en las cuales fue descubierta una antigua cañuela de ladrillo bajo el pavimento. Este hallazgo notificado el día 18 de marzo de 2014 ante el ICANH, implicó que los trabajos de rehabilitación vial adelantados por la Unidad de Mantenimiento Vial (en adelante UMV), la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (en adelante EAAB) y la Alcaldía local de La Candelaria fueran suspendidos en este sector, hasta que esta autorización de intervención sea aprobada por el ICANH. El trámite para la expedición de la autorización de intervención arqueológica es adelantado excepcionalmente por funcionarios del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (ÏDPC), en vista de que los contratistas de la obra no tenían previsto implementar un Programa de Arqueología Preventiva (PAP) y no contaban con el presupuesto para encargar esta labor de manera adicional.

Las labores desarrolladas en este monitoreo arqueológico se enmarcan dentro del Plan de Revitalización del Centro Tradicional de Bogotá, donde el IDPC tiene contemplado como parte de su línea de intervención arqueológica la implementación de acciones de protección de este tipo de patrimonio en el contexto urbano, especialmente en los lugares donde el patrimonio mueble e inmueble está relacionado con prácticas históricas asociadas al manejo y aprovechamiento del agua y a la movilidad. De manera que, la información obtenida de este hallazgo servirá como insumo para la reconstrucción patrimonial del paisaje cultural1 urbano con una perspectiva histórica asociada al manejo del agua en el Centro Tradicional del Distrito Capital.

1 De acuerdo al artículo 1 de la convención de la UNESCO, los paisajes culturales se definen a partir de la diversidad de manifestaciones resultantes en la interacción entre el hombre y su medio ambiente (RÖSSLER, 2006). Dichas manifestaciones son representadas a través de las actividades que el hombre genera en su entorno, las cuales pueden ser consideradas como parte del cotidiano, pero que finalmente son los elementos representativos de generan y consolidan su cultura (Plan de Revitalización del Centro Tradicional de Bogotá. Un Pacto por una Bogotá más Humana. IDPC, 2013:21).

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Ilustración 1 Localización del área de intervención

Coordenadas Cañuela Calle 12C entre carrera 4 y 5 Este Norte

74°04´32” 04°35´99” Área 38 m x 0.80 m

Pregunta de investigación: ¿Qué tipos de sistemas hidráulicos de desagüe urbano son posibles de reconocer en el registro arqueológico del Centro Tradicional de Bogotá?

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OBJETIVOS

Objetivo principal

Hacer el levantamiento detallado de la información sobre el estado actual de conservación de la cañuela ubicada en el Centro Tradicional de Bogotá (tramo comprendido entre la carrera 4 y 5 de la calle 12C).

Objetivos específicos

Realizar el registro geográfico, topográfico y fotográfico del sitio arqueológico

Definir el proceso de rehabilitación al que será sometida la cañuela para su protección, conservación y divulgación.

Recolectar información arqueológica que aporte elementos para la reconstrucción del paisaje cultural histórico en el Centro Tradicional de Bogotá.

ANTECEDENTES DE INVESTIGACIÓN Y MARCO TEÓRICO

El Centro Tradicional ha sido el lugar donde se han desarrollado la mayoría de investigaciones de arqueología histórica llevadas a cabo en Bogotá debido a su carácter de núcleo fundacional de la ciudad, el número de sitios arqueológicos inventariados para las localidades de La Candelaria y Santa Fe es en su orden de 26 y 9 según datos proporcionados por el Plan de Manejo del Patrimonio Arqueológico de Bogotá (IDPC et al, 2011:35)2. Al respecto, aunque no se tiene certeza del lugar en el que Gonzalo Jiménez de Quesada decidió el lugar de fundación, se presume que pudo haber escogido entre el sitio de la actual Plaza de Bolívar o el de la plazuela del Chorro de Quevedo, sin embargo algunos resultados de investigación en arqueología histórica confirman la primera opción, pues se afirma que “evidencias arqueológicas dieron cuenta que la fundación de Santafé se dio probablemente alrededor de la Plaza de Bolívar, ya que a partir del análisis de dichos materiales [proveniente de casas antiguas del Centro Histórico de Bogotá, cercanas a este lugar] se observó una secuencia ocupacional desde el periodo prehispánico hasta el siglo XX, lo cual no sucede en las casas adyacentes al Chorro de Quevedo” (Fundación Erigaie, 2011: 11) 3.

El primer trabajo de arqueología histórica en la localidad de la Candelaria fue el Proyecto de restauración de la cubierta de la Catedral Primada, (Therrien, 1994) en donde se identificaron materiales culturales coloniales , republicanos y modernos (restos vegetales, animales, cuero, metales, textiles, vidrio, madera, teja, cerámica, además de cuadernos, un catálogo de medallas, papel de colgadura, loza industrial, adoquines, guadua, morteros de barro, arena, cal y cemento)

2 IDPC et al. (2011) Informe Final Plan de Manejo del Patrimonio Arqueológico de Bogotá. 3 Fundación Erigaie. (2011) Informe Final Estudio Técnico arqueológico en la casa de la independencia (Calle 10 entre Carrera 4 y 3).

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datados desde el siglo XVI al XX que permitieron establecer eventos históricos y naturales que caracterizaron tres momentos del inmueble en cuanto a su construcción y modificación.

También se cuenta con los resultados del proyecto de Cultura Material y Ciudad: civilidad y policía

en la Santafé Colonial (Therrien, et al. 2002) en el Centro Histórico de Bogotá, en el que se incluyeron los resultados de las excavaciones realizadas en la Casita de la Felicidad, la casa del Teatro Libre, la sede del Actual IDPC, la casa de Tito, la casa del Tipógrafo, el Museo Casa del Marqués de San Jorge, el Museo de Arte Colonial y el Claustro de Santa Clara. Estas excavaciones en espacios domésticos permitieron dar cuenta del proceso de crecimiento y formación de la ciudad planteando que la fundación de esta había sido sobre la actual Plaza de Bolívar. Adicionalmente, a partir de las características de los materiales recuperados fue posible ubicar dos ocupaciones coloniales, la de Pueblo Viejo correspondiente al asentamiento indígena antiguo y al sitio donde se ubicó la población nativa marginada, y la ocupación en torno a la Plaza Mayor (actual Plaza de Bolívar) donde se ubicó el asentamiento hispano. Es importante anotar que de todos los sitios excavados en este proyecto, el único que presentó evidencia de acequias o canales fue la actual sede del IDPC (Antigua Corporación La Candelaria)4, allí se observó que posiblemente durante el siglo XIX fueron construidos varios sistemas de conducción de aguas desde y hacia las afueras de la casa, ya que en cuatro de los cinco cortes arqueológicos efectuados fue posible identificar estos elementos, cubiertos de piedra, en los que fue utilizado el ladrillo cocido para las paredes y el piso, y el uso de arcilla para impermeabilizarlas y la cal y arena como pega.

Estas cañuelas posiblemente se emplearon en el abastecimiento de agua para las actividades cotidianas de la casa (limpieza y cocina por ejemplo) o para evacuar las aguas negras de la misma. En el primer caso se vinculan tres estructuras en los cortes 2, 3 y 5 que se dirigen al interior de la vivienda, donde posiblemente se crucen en un aljibe que almacenaba el agua canalizada de los hilos de agua que bajaban de la montaña o del aprovechamiento de las lluvias. Esto facilitó la vida de los habitantes de la casa, ya que hasta ese momento tenían que desplazarse hasta algunas de las fuentes públicas de agua para poder abastecerse,

siendo la de la Plaza Mayor la de mayor cercanía (Fundación Erigaie, 2011: 73).

Existen algunos trabajos en los que la investigación arqueológica se orientó hacia la observación y definición del uso de los espacios, y de la reconstrucción de las posibles relaciones sociales en el contexto urbano. En ese sentido se destacó la investigación realizada en la Casa de los Comuneros (Therrien, 1998) donde fue posible distinguir varias etapas de ocupación del inmueble a partir del hallazgo de material cerámico diverso (prehispánico, europeo y mestizo), asociado con procesos de contacto entre españoles e indígenas en la colonia, allí también se registra la evidencia del uso de un sistema de acueducto o alcantarillado.

4 Fundación Erigaie (2011). Informe final Estudio Técnico Arqueológico en la Casa de la Independencia, Bogotá.

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También se incluye la investigación de la Casa de la Escuela de Artes y Oficios de Santo Domingo, en donde los trabajos arqueológicos permitieron dar luz sobre los cambios en los usos del espacio y en el manejo de aguas en la Bogotá de finales del periodo colonial y principios del periodo republicano, allí se encontró material cerámico perteneciente a los periodos colonial y republicano (cerámica tipo Guatavita Desgrasante Tiestos (GDT), Desgrasante Arrastrado Fino, vidriados pasta blanca y pasta roja, matera, vidriado preindustrial y variedad de lozas) e infraestructura de uso público asociada al aprovisionamiento de agua como cañuelas y fuentes.

A su vez, en la Manzana Liévano,5 considerada como el centro de poder desde el siglo XVI en contraste con la periferia, se registraron vestigios de acueductos y sistemas de desagüe. En este sitio la evidencia de atanores y cañuelas en varias de las unidades de excavación fueron relacionadas cronológicamente y estratigráficamente entre mediados del siglo XVII y mediados del siglo XIX

Para el caso de esta manzana, se parte que el referente inicial para entender el proceso de transformación, es el frente donde actualmente se encuentra el Palacio Liévano. Desde el siglo XVIII, los agentes hegemónicos se relacionan con la administración pública, el frente de la manzana está compuesto por la cárcel, el palacio virreinal, y el cabildo. Con la entrada de los Borbones, se reconfigura un nuevo orden territorial en el que las redes públicas se instauran. Tal es el caso de la consolidación de las redes de acueducto que dotan a la población de nuevos comportamientos caracterizados por categorías como la higiene (Fundación Erigaie, 2007: 60)

Las redes de acueducto reportadas allí eran fabricadas en tubería de barro cocido,

que bajo un sistema de gravedad descendía por la calle diez y de la que se alimentaban la mayoría de casonas del barrio La Catedral. Con un sistema sencillo de acople entre varios elementos el módulo al repetirse conforma la tubería (…). Estos “atanores” fueron utilizados en los acueductos de Aguavieja y de Aguanueva (…). Su aparición dentro del conjunto de la Manzana Liévano es interesante pues sugiere la posible presencia de un sistema de repartición de aguas dentro de la manzana, de lo que no se tenía referencia anteriormente, o en la tubería que abastecía una pila de repartición de aguas en otro punto de la

ciudad” (Fundación Erigaie 2007: 23)

Según este informe, el ladrillo liso fue el material utilizado en los canales de agua, y se encuentra también conformando arcos de escala menor para desagües y canaletas de piso en la Manzana Liévano, fue datado probablemente hacia finales del siglo XVIII, y se puede considerar una versión avanzada del ladrillo rústico, su cocción es uniforme y tanto su forma como su aspecto general están bien definidos, según el informe “puede considerarse como la unidad básica de construcción trabajado desde épocas coloniales hasta la actualidad” (Fundación Erigaie 2007: 30).

5 Fundación Erigaie (2007). De lo privado a lo público en la manzana de Liévano. La configuración de los agentes urbanos hegemónicos en Santa Fe, siglos XVI – XX.

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El aprovisionamiento del agua en Santafé entre los siglos XVI y XIX.

Cuando Gonzalo Jiménez de Quesada partió de Santa Marta para explorar el río Grande de la Magdalena y llegó al Valle de los Alcázares (en la actual Sabana de Bogotá) el 5 de abril de 1537, levantó su campamento en Suba, y decidió establecer un asentamiento urbano antes de retornar a España, por lo que según Rodríguez (2003: 61)

“nombró dos comisiones de exploración y consultó también con los caciques para escoger el lugar más apropiado. Una de las comisiones al mando de Pedro Fernandez de Valenzuela, encontró al oriente, en la parte baja de las faldas de la cordillera, un pequeño y hermoso poblado, destinado por el zipa para su descanso y recreación y habitación de sus mujeres, especialmente en las épocas de lluvias que tornaban anegadiza la planicie de Bacatá. En ese lugar, que escogió Quesada, se construyeron los primeros doce bohíos que parcialmente dieron habitación a las tropas. El nombre del poblado indígena era Teusaquillo.

Tal parece que, según Rodríguez (2003) en la escogencia de este lugar, primaron dos consideraciones, su ubicación estratégica para la defensa y seguridad, y su acceso a los recursos naturales, en particular el agua. Santafé, según Lucas Fernández de Piedrahita, estaba bañada por “dos arroyos despeñados de la cordillera [los ríos San Francisco y San Agustín], y ser sus cumbres y faldas montuosas, teniendo por frente y costados grandes y llanas dehesas llenas de numerosas poblaciones, que todas gozan la dicha del buen cielo y saludables aires” (Citado por Rodríguez, 2003: 62).

Con respecto al aprovisionamiento de agua, si bien en algunas casas fue a través de nacimientos naturales o manas, la construcción de aljibes o la recolección del agua lluvia, en la mayoría de casas la provisión de agua dependía de los indígenas que la llevaban en múcuras desde partes lejanas de los ríos San Francisco y San Agustín en donde se podía conseguir más limpia. Sin embargo, la presión para conseguir agua limpia era cada vez más fuerte y hacía desplazarse a los indígenas y trabajadores a sitios más lejanos. La situación era tal que en marzo de 1557 el presidente y los oidores de la Audiencia Real de Santafé decretaron una norma a partir de la cual se evitaba el deterioro del agua para el consumo prohibiendo la construcción de los molinos a orillas del río San Francisco, así como lavar ropa y depositar basura en él.

En 1563 el asunto del manejo de aguas requirió que Felipe II dispusiera el nombramiento de “jueces de agua” para distribuir las aguas y dirimir las controversias que surgían del uso de este recurso ya que estas aumentaban cada día. Y casi una década después, cuando Santafé contaba con por lo menos 600 habitantes, se presentaron los primeros problemas sanitarios y ambientales por la falta de un sistema de abastecimiento adecuado y la carencia de fuentes, pilas y chorros, de modo que en 1583 se promovió una petición a la Real Audiencia para que se creara un sistema de conducción de agua hasta la plaza de donde se tomaría de una fuente. De esta manera, el 15 de julio de 1584 el Cabildo ordenó la construcción de la primera fuente, y el oidor Alonso Pérez de Salazar ordenó retirar el rollo o picota del centro de la plaza para colocar la primera toma pública

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de agua de Santafé, que fue conocida con el nombre del “Mono de la pila”6. Esta fuente estaba dotada de ocho pajas de agua, y distribuía el agua que provenía de una cañería de cal, ladrillo y piedra que partía del río San Agustín y que era conocida como el “Acueducto de los laureles” o “Cañería de los laureles”, posteriormente este nombre fue reemplazado por el de “Acueducto de Agua Vieja” cuando entró en servicio el acueducto de Agua Nueva. Para el año 1589 la gente de Bogotá ya se aprovisionaba del agua del río Fucha, y fue en el año 1681, que este río alimentó con sus aguas la pila de la Plaza Mayor. Sin embargo los cuidados hacia el suministro de las aguas del río Fucha a la plaza principal fueron descuidados hasta 1736 cuando el Cabildo realizó acciones para disponer nuevamente de la conducción de las aguas de este río a la Plaza Mayor.

En el año 1611 fue construida la segunda toma pública de agua en Santafé, llamada el chorro de San Agustín (actual carrera 8 con calle 6) debido a que su agua se tomó de la cañería proveniente del río de la Peña, que hizo el convento de San Agustín), y antes del año 1665, fue construido el chorro de San Juanito o del Sauce (en el camino hacia Tunja, actual carrera 7 con calle 28), que fue el tercer chorro que existió en Bogotá. Acerca de la provisión de agua en Bogotá, Fray Pedro Simón apuntaba que para 1623 la ciudad contaba con tres mil vecinos y que,

abúndala principalmente de agua dos ríos que se descuelgan de la serranía de sus espaldas, e uno llamado el San Francisco, porque pasa por cerca de su convento, y en lengua de la tierra Vicachá, y el otro llamado San Agustín, por lo mismo, que cogen en medio la principal parte de la ciudad. En el de San Francisco están las moliendas de trigo por ser capaz para eso, porque el otro más es de pluvias que de natural origen. La mitad, por tener esta, algunas fuentes, manantiales de muy buenas aguas, que nacen dentro de muchas casas. Otra hay en la plaza mayor de muy buena fábrica que viene encañada de las cabeceras del río San Agustín…Los

ríos del valle son abundantísimos de ciertos pescados muy buenos (Citado por Rodriguez, 2003: 77)

En 1665, se iniciaron las obras para construir la Pila de las Nieves ubicada en la plazuela de las Nieves (calle 20 con carrera 7) con ocho pajas de agua y que tomaba su agua del río Arzobispo. Para esta época, el cronista Lucas Fernández de Piedrahita, calculaba más de tres mil vecinos españoles y aproximadamente diez mil indígenas en la sabana y anotaba sobre Santafé de Bogotá,

(…) sus calles son anchas, derechas y empedradas de presente todas con tal disposición, que ni en invierno se ven lodos, ni fastidian polvos en el verano; sus edificios altos y bajos son costosos y bien labrados a lo moderno, de piedra, ladrillo, cal y teja, de suerte que no los exceden los de Castilla, no corriendo la comparación con los reales, ni de príncipes y señores poderosos, que en su fábrica prefieren generalmente a los que hay en las Indias; las casas son tan dilatadas en los sitios, que casi todas tienen espaciosos patios, jardines y huertas, sin mendigar los frutos y flores de las ajenas. Hermoséala cuatro plazas y cinco puentes de arco sobre los dos ríos que la bañan, de San Francisco y San Agustín, para la comunicación de unos barrios con otros, y el de San Francisco es tan provechoso a la ciudad que además del agua que reparte a

6 Esta fuente fue sustituida por la estatua de Bolívar en 1846 y fue trasladada a la plazuela de San Carlos (actual plazuela Rufino José Cuervo, en la calle 10 entre carreras 6 y 7) y el Museo Nacional, actualmente se encuentra en el Museo de Arte Colonial.

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muchas fuentes particulares, forma una acequia con que del círculo de la población muelen ocho molinos

(Citado por Rodríguez, 2003: 84).

Para finales del siglo XVII en Bogotá no existía reglamentación sobre el uso del agua, ni sobre sus obras relacionadas, como tampoco sobre la autoridad local que debía administrar el recurso, ni había control sobre cómo se concedían las mercedes de agua7. Por esta razón el 19 de agosto de 1695 el Rey ordenó la Real Cedula sobre aguas, en la que este cedió a la ciudad de Santafé la propiedad de las aguas de su distrito y en la que se definieron las competencias de las diferentes autoridades, de modo que el Cabildo de Santafé sería el encargado de la venta de pajas de agua, y de conceder mercedes de agua con consulta previa a la Real Audiencia y a su presidente.

Entre 1736 y 1739, se reanudaron los trabajos para trasportar adecuadamente las aguas del río Fucha a la Plaza Mayor, ya que al estar abandonados los cuidados por mantener la corriente del agua, el suministro se había interrumpido, además en ese último año se dispuso que los desagües de las casas que se surtían de este acueducto “vayan por las acequias y no se derramen por las calles, y que cuando atraviesen calles les hagan puentes, todo bajo la multa de cuatro pesos” (Rodríguez 2003: 93). Adicionalmente en 1741, se acordó que al suministro que hacía el Acueducto de los Laureles, proveniente del rio San Agustín y el rio Fucha se le sumaran las aguas de la Quebrada de Manzanares para aumentar el caudal.

Sin embargo a pesar de esas refacciones en el Acueducto de los laureles, a mitad del siglo XVIII fue evidente la necesidad de construir una obra que garantizara la provisión de agua a la ciudad, razón por la cual fue construido el Acueducto de Aguanueva, inaugurado el 30 de mayo de 1757 y atribuido al virrey Solís, “hasta finales del siglo XVIII este acueducto fue una sencilla zanja destapada que tomaba el agua del río San Francisco, y que corría bordeando el camino conocido como paseo de la Aguanueva, para descender luego desde la zona de Egipto por la calle de la Fatiga (calle 10) hasta la fuente de la plaza mayor. En su camino alimentaba, además, el chorro de Egipto, el chorro del Señor Hoyos y la fuente de Celedonio (calle 10 entre carrera 5 y 6)” (Rodríguez 2003: 107).

En la segunda mitad del siglo XVIII, se estableció la fuente de los Chorritos del Rodadero (calle 13 entre carreras 4 y 5) y entró en servicio el Chorro del Calvario (más tarde Chorro del Panteón de las Nieves en la carrera 5 con calle 20), además en 1775 el Cabildo hizo colocar en la Plaza Mayor la pila Grande que fue una ampliación a la vieja pila, y en 1778 se estableció el primer depósito del acueducto colonial (dispuesto en las tiendas del Retén). También se habilitaron el Chorro del Fiscal (calle 8 entre carreras 6 y 7) y el Chorro de María Teresa (carrera 6 con calle 5). Para 1780 el Cabildo ordenó el primer plano de aguas con el fin de controlar la magnitud que tenía la red del acueducto para ubicar las cañerías matrices para que estas no fueran para el uso particular, y

7 Merced de agua es la autorización a un habitante para llevar mediante una canal derivada de la conducción de alguno de los acueductos, agua a su domicilio. (Rodriguez, 2003: 91)

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dispuso que los propietarios de solares informaran si tenían fuentes o manas previendo la posibilidad de llevar a la calle esta agua para uso público,

los acueductos y las acequias que derivaban de ellos el agua para las casas que estaban autorizadas para tomar pajas de agua eran unas zanjas descubiertas, en ocasiones revestidas con lajas. La dimensión de estas conducciones de agua, a fin de tener una idea aproximada de su magnitud, puede ser deducida a partir de la descripción que contiene un documento del 10 de junio de 1785 (…), en el que hace referencia a la acequia que llevaba el agua al colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Se dice en él que dicha acequia tenía en su parte más estrecha, “tres dedos y medio de profundidad y once dedos de diámetro”, mientras que en su parte más ancha tenía cuatro dedos y medio de profundidad y un palmo de diámetro”. Se estimaba que

podía conducir 13 pajas de agua” (Citado en Rodríguez, 2003: 111 – 113).

Debido a que la red de acueductos aumentaba, los alcaldes ordinarios de Santafé expidieron en marzo de 1785 un bando a partir del cual se organizaba el aseo de la ciudad, y se ordenaba que todo dueño de casa o tienda haría empedrar y barrer a lo menos un día a la semana el terreno correspondiente a su habitación, obligando a que los que tuvieran aguas vertientes a la calle tuvieran que cubrir inmediatamente el acueducto.

A principios del siglo XIX se calculaban en Bogotá más de 22000 habitantes (Rodriguez, 2003) que sobrellevaban tanto los desastres ocasionados por de las crecientes de los ríos San Francisco y San Agustín, como los frecuentes pleitos de aguas o por servidumbres. Durante estos años fueron adelantadas obras de composición de los dos principales caños y el empedrado de sus calles tanto en la calle de la Real Audiencia y en la Calle de la Real Casa de la Moneda, y en 1800 fue instalado el Chorro del Arco en la calle San Cosme o calle del Arco (calle 16 entre carrera 7 y 8).

Para Rodríguez (2003) el acueducto y de la pila de San Victorino, solicitada inicialmente en 1680, y concluida en 1803, fue el ejemplo típico de los acueductos coloniales, ya que a pesar de que imperaba la necesidad de dotar de agua una zona de la ciudad, se presentaba lentitud extrema en la construcción y la suspensión recurrente de las labores, además abundaban las denuncias acerca de la existencia de tomas de aguas clandestinas que eludían el pago de la merced de aguas, y se presentaban casos en los que había muchos acreedores de una sola caja y la multiplicación clandestina de pajas de agua. La administración del agua en la ciudad estaba en caos pues los particulares hacían lo que querían con los acueductos, destapaban las cajas de reparto, desviaban el agua hacia sus casas sin permiso y disputaban con sus vecinos el acceso al agua obstaculizando las conducciones.

Para el año 1805, cuando el acueducto de Aguavieja fue totalmente destruido por un derrumbe en el cerro de San Cristóbal, el ingeniero Esquiaqui arregló el trazado de Aguanueva, para solventar la escasez de agua, haciéndole piso a la zanja con lajas asentadas con cal y formando en las paredes como una cerca de piedra las cuales fueron cubiertas con lajas y tierra encima, convirtiéndose así en el primer acueducto cubierto en la historia de Bogotá.

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Durante las décadas de los veinte y treinta del siglo XIX, fueron emitidas varias normas para el manejo público del agua, y en lo que competía a su conducción y a los acueductos , el decreto del 22 de diciembre de 1827, ordenó a la policía de aseo cuidar de que las corrientes de aguas que fueran perjudiciales al aseo y a la salud pública, como los desagües de las fuentes de las casas, conventos y otros edificios fueran cubiertas, y ordenó no permitir que en las fuentes de uso público faltara el agua, ni que esta se ensuciara, así como que se dejaran destapadas por la noche las cajas de distribución o que se abrieran las cañerías en las casas particulares. Posteriormente, en 1834 fue expedido otro decreto por el Concejo municipal de Bogotá en el que se fijaron aspectos sobre la recaudación, administración e inversión de las rentas municipales de los acueductos públicos de Manzanares, Aguanueva y río Arzobispo. Así mientras la legislación en torno al agua avanzaba, en 1833 se inauguró la pila de los Chorritos de Santa Inés (calle 10 con carrera 11).

Hacia la segunda mitad del siglo XIX el paisaje de la ciudad y el manejo del acueducto de la ciudad cambiarían, durante este tiempo se reconstruyó el Chorro de Egipto, 1836, y fueron instalados el Chorro de los Tres Puentes, 1843 (carrera 7 con calle 23) y el Chorro de los soldados (1870). En 1882 se reconstruye el acueducto de Aguanueva, en donde según un informe de la época los antiquísimos acueductos construidos por los españoles en la colonia volvieron a ser utilizados como material en los arreglos de Aguanueva (Rodríguez, 2003: 190) y en 1886 el distrito firma un contrato con vigencia de 70 años, con Ramón B. Jimeno y Antonio Martínez para la provisión de agua a Bogotá por tubería de hierro, de esta manera el 2 de julio de 1888 se oficializó la iniciación del servicio de agua por tubería de hierro y tres años después es constituida la Compañía del Acueducto de Bogotá. En 1897 José Segundo Peña presentó el Informe de la Comisión Permanente del Ramo de Aguas al Concejo de la Ciudad sobre la situación del acueducto afirmando que entre mayo de 1888 y marzo de 1897, el cubrimiento del servicio de la Compañía del Acueducto de Bogotá había pasado de 325 a 2.763 plumas, fuera de 38 existentes en Chapinero y 115 en pilas y fuentes públicas. Sin embargo la pésima situación de salud pública de la ciudad recayó sobre la Compañía a la cual le fue cancelado el contrato para que fuera la ciudad la que prestara directamente el servicio desde 1914.

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METODOLOGIA

Técnicas de Recuperación de la Información

Teniendo en cuenta que esta solicitud se deriva de un hallazgo fortuito la metodología a implementar corresponde al registro detallado de la información arqueológica que se puede obtener en un procedimiento de monitoreo de obras.

El sitio a monitorear equivale a un corte de 37 m de largo x 1 m de ancho x 1,60 m de profundidad, localizado a mitad de la cuadra (calle 12C carrera 4 y 5) hacia el occidente, colindando con la carrera 5. Este corte fue determinado por las labores de rehabilitación de la Unidad de Mantenimiento Vial (UMV).

En este orden de ideas las acciones a desarrollar son:

1. Registro fotográfico del hallazgo: Se realizará el registro fotográfico de las actividades como limpieza de la cañuela, las condiciones actuales de preservación, el proceso de rehabilitación y el cubrimiento final de la misma.

2. Recolección de datos en terreno: En este punto se obtendrán las coordenadas geográficas en el sistema de referencia universal WGS 84. Se realizará el levantamiento topográfico. Para identificar el comportamiento estratigráfico se realizará un perfil. Finalmente se realizará el diagnóstico del estado de conservación de la cañuela, identificando número de hiladas de ladrilla y sus faltantes.

3. Elaboración del Plan de Manejo Arqueológico. La propuesta está orientada a la rehabilitación de la cañuela protegiendo su estructura original y evitando los falsos históricos. Es así que se expondrá en forma detallada el procedimiento a seguir y la composición de los materiales que se emplearan para su recubrimiento. Es importante anotar que en la selección de la propuesta de cubrimiento se tuvo en cuenta las orientaciones dadas por la restauradora del ICANH en relación con materiales, marcación de los ladrillos (23,5 cm x 11,5 cm x 7cm) que se emplearan para reponer los faltantes (marcadas con el año 2014) y el tipo de mortero que se empleará para el sellamiento y/o pega de las estructuras.

4. Diseño de la propuesta de divulgación.

Para el desarrollo de esta propuesta se cuenta con la participación de los antropólogos e ingenieros del IDPC, el topógrafo de la Unidad de Mantenimiento Vial y de los ingenieros de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá.

Dedicación: tiempo completo durante 30 días.

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CRONOGRAMA

Días

Actividad 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30

Solicitud licencia

Monitoreo de obra

Investigación Implementación de rehabilitación

Informe final

PRESUPUESTO

No aplica

BIBLIOGRAFIA

Instituto Distrital de Patrimonio Cultural. (2013). Plan de Revitalización del Centro Tradicional de Bogotá. Un Pacto por una Bogotá más Humana.

Fundación Erigaie (2007). De lo privado a lo público en la manzana de Liévano. La configuración de los agentes urbanos hegemónicos en Santa Fe, siglos XVI – XX. Fundación Erigaie (2011). Informe final Estudio Técnico Arqueológico en la Casa de la Independencia, Bogotá. IDPC et al. (2011) Informe Final Plan de Manejo del Patrimonio Arqueológico de Bogotá. Rodríguez, Juan Camilo. (2003). El Agua en la historia de Bogotá 1538 -1937. Bogotá: Villegas Editores.

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ANEXO 1. MAPA LOCALIZACIÓN AREA DE ESTUDIO

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ANEXO 2. PROPUESTA DE MANEJO DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO

Teniendo en cuenta que el trabajo de monitoreo responde al hallazgo fortuito de la cañuela, y que una vez analizada su relevancia para su conservación, se realizaron reuniones de trabajo con los ingenieros de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá y del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural para acordar la propuesta a implementar en el sitio orientada a la protección de la cañuela, su rehabilitación, menor afectación a futuro de su estructura y evitar falsos históricos en su intervención. Es así que la propuesta se resume en:

1. Que la estructura encontrada corresponde a un tendido de ladrillo cocido que conforma un canal de sección de medio círculo. Esta sección se completa en la parte superior con una laja de arenisca. El rompimiento de algunas de estas lajas fue lo que ocasionó el hundimiento del suelo y por lo tanto deben ser reemplazadas.

2. Que el funcionamiento hidráulico corresponde a un canal donde fluyen aguas servidas y aguas lluvias y si bien buena parte de la cañuela en su estado original no presenta mortero, se hace indispensable realizar un mortero con impermeabilizante y arena sin cal, ya que esta se descompone por la acción del material orgánico que fluye por el ducto. (Decisión tomada en común acuerdo con los ingenieros de ambas entidades, las antropólogas del IDPC y la restauradora del ICANH).

3. Las dimensiones a tener en cuenta del canal para su rehabilitación son: altura del canal en la parte externa es de 45 cm, en la parte interna superior es 38 cm y 48 si se incluye el ancho del ladrillo.

4. Del sistema hidráulico original se conservará el canal ya que las cajas de inspección de las esquinas de la calle 12C con carreras 4 y 5 fueron reemplazadas años atrás.

5. Pese a las modificaciones el canal presenta un funcionamiento con turbulencias y resaltos, sin llegar a ser crítico, debido a que los sólidos disueltos provocan un aumento en la densidad del fluido y que actúa en la degradación de la superficie del canal en contacto.

6. El daño: debido al funcionamiento normal del canal se produjo el lavado de las arcillas que componen el relleno sobre el que se apoya el relleno y la carpeta asfáltica. Por falta de cohesión en este material se produjo el hundimiento que activó las alarmas sobre la necesidad de la intervención

7. La propuesta para solucionar el problema hidráulico y preservar la estructura se deriva de la discusión sobre distintas alternativas que colaboraran con las condiciones constitutivas del canal y del suelo adyacente al mismo. Finalmente el equipo técnico del IDPC y del Acueducto evidenció la posibilidad de implementar el uso de losas de concreto prefabricadas por un lado o el uso de elementos prefabricados plásticos simplemente anclados al suelo que rodea el canal y al canal mismo, por el otro. El sistema seleccionado fue la segunda alternativa en la que una sección semicircular compuesta por elementos de plástico densificado atornillados entre sí y con dilataciones selladas con un material epóxico y protegidos con un manto de geotextil que contendrían las capas compactadas de material de base, sub-base y carpeta asfáltica. Esta sección presenta la ventaja de dilucidar las diferencias entre la intervención más reciente y la estructura original del canal; por otro lado ayuda al comportamiento estructural del relleno compactado para la vía y con el funcionamiento hidráulico del canal en casos de tormenta o altos caudales

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optimizando el sistema. En la zona de flujo dentro del canal se hará un mejoramiento de la superficie del mismo y una consolidación superficial. Igualmente se hará el reemplazo de los ladrillos fracturados y faltantes. Al respecto, se prevé el reemplazo de aproximadamente 1600 ladrillos con las siguientes dimensiones 23,5 cm x 11,5 cm x 7cm.

A continuación se muestra la estructura seleccionada y la forma como se implementará en la cañuela:

Ilustración 2 Rehabilitación de la cañuela de la Calle 12C entre carreras 4 y 5

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ANEXO 3. PROPUESTA DE ARQUEOLOGIA PÚBLICA Y DIVULGACIÓN

Se realizarán charlas informativas al personal de La Unidad de Mantenimiento Vial así como a sus contratistas sobre la importancia de preservar el patrimonio arqueológico de la Nación como un bien ligado a la historia y memoria de Bogotá.

En estas charlas se les explicará lo que significa la arqueología preventiva, la arqueología de rescate y parte de la historia arqueológica del Distrito Capital.

Esta información será transmitida a través de la página Web del IDPC

Los resultados del trabajo serán entregados a la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá y a la Unidad de Mantenimiento Vial.

Se propone realizar una memoria visual que se pueda materializar en una pequeña exposición o la elaboración de un hablador en el sitio del hallazgo que fomente el interés por conocer la historia que subyace en el subsuelo de Bogotá.