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^ Revista de Estudios \ * Marítimos de! País Vasco \ . . . BARRENA, E)ena: "La historia marítima vasca de ia Edad Media: un baiance de conocimientos y de perspectivas de investigación", /isas Memor/a. Rev/sia de EsiMd/os Mar/i/mos de/ Pa/s Vasco, 1, Untzi Museoa-Museo Navai, Donostia-San Sebastián,1996, pp.13 - 27.

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^ Revistade Estudios \ *Marítimos

de! País Vasco \ . ..

BARRENA, E)ena: "La historia marítima vasca de ia Edad Media: un baiance de conocimientos y de perspectivas de investigación", /isas Memor/a. Rev/sia de EsiMd/os Mar/i/mos de/ Pa/s Vasco, 1,Untzi Museoa-Museo Navai, Donostia-San Sebastián,1996, pp.13 - 27.

La historia marítima vasca de !a Edad Media: un batanee de conocimientos y de perspectivas de investigaciónf/ena BarrenaUn/Vers/dad de Deusfo (Campus de 5an 5ebasf/án,)

EN TORNO A UN CENTENARIO

No es necesario profundizar mucho en la bibliografía disponible en estos años finales del siglo X X sobre la historia marítima vasca de la Edad Media para per­

cibir el peso de aquellos historiadores que hace ahora 100 años desplegaban na intensa labor de investigación y publicación de sus obras. Fue en 1895 cuan­

do Estanislao J. de Labayru daba a conocer el primero de los seis tomos de su H/sfor/'a Genera/ de/ Jeñor/'o de B/zcaya, obra que constituye uno de los hitos más destacados en la historio­grafía vasca y cuyas páginas son aún de obligada consulta a la hora de penetrar en la historia, no sólo bizkaina, sino en la general de Euskal Herria y, obviamente, en su carácter marítimo

Pocos años antes, el D/cdonar/o /i/sfór/co-geográf/co de Gu/púzcoa de Pablo de Gorosábel y los ^fudes b/sfor/ques sur /a v/7/e de Bayonne realizados por J. Balasque en colaboración con E. Dulaurens, habían sido también impresos y su impronta se iba a hacer notar igualm ente en la his­toriografía de todo un siglo, a niveles que superan los que, a buen seguro, sus propios autores hubieran considerado com o deseables 2. A estas investigaciones de historia general sobre los terri­torios costeros vascos, a las que habría que añadir la /Vof/da de /as Cosas Memorab/es de Gu/púzcoa del mismo Pablo de Gorosábel vendría a sumarse, antes de finalizar el siglo XIX, la edición completa de la /-//sfor/a de San Sebasf/án, del Presbítero J. A . de Cam ino y Orella". Un con­junto de obras que va a servir hasta tiempos recientes de fondo de información, en ocasiones de m anera exclusiva y hasta de «inspiración», a buen número de publicaciones sobre historia vasca y, a ¡os efectos que aquí nos interesan, de su faceta marítima medieval.

Esta apreciación no sería de) todo correcta sin incluir en este conjunto el volumen sobre ¿a Mar/na de Casf/7/a, tam bién escrito en esa década por Cesáreo Fernández Duro^. Obra que deja­ba expresamente de manifiesto el protagonism o alcanzado por los marinos vascos medievales y que en forma de resúmenes o simples fragm entos nos ha sido servida en reiteradas ocasiones desde entonces. A pesar de atender a una cuestión de atención preferente para los estudiosos de la historia marítima vasca, la Memor/a sobre /as Guerras y Tratados de Gu/púzcoa con /ng/aferra en /o ss/g /o sX /V yX S/s que años antes escribiera el tolosarra Gorosábel, no ha corrido sin em bar­go la misma suerte.

1. La gran obra de Labayru fue objeto de una edición facsímil realizada por La Gran Enciclopedia Vasca en 1968, correspon­diendo al período medieval los tomos II y III. Su figura, los motivos que le impulsaron «a emprender las largas y costosas investiga­ciones que supone la "Historia", así como la contextualización de ésta en la producción historiográficao, en Andrés de MAÑARICUAY NUERE: Msfor/ograf/á de Mzcaya.(Desde /Lope Garda de Sa/azara Labayru), La Gran Enciclopedia Vasca, Bilbao, 2" edición, 1973, pp. 415-435.

2. El D/cdonar/o /i;sfór/co-geográ%co-descnpfá'o de /os pue¡b/os, fa//es, part/dos, a/ca/d/asy un/ones de Gu/púzcoa, con un Apénd/ce de /as Carfas-Pue6/asy ofros documentos /mporfanfes fue publicado originalmente en Tolosa, 1862, y reeeditado en dos ocasiones por La Gran Enciclopedia Vasca, en 1971 y 1972. Los cuatro volúmenes de la obra de BALASQUE y DULAURENS lo hicie­ron en Bayona desde el mismo año 1862 a 1875.

3. También /Vof/da de /as Cosas Memorab/es de Gu<púzcoa o Oescnpdón de /a Prownda y de sus /lab/fantes fue publicado ¡ni­dalmente en Tolosa, Imprenta E. López, entre 1899 y 1901, y reeditada por la editorial bilbaína La Gran Enciclopedia Vasca, entre 1967 y 1972

4. Htsfona GW, D<p/omáf/ca, fc/es<ásf<ca, An&gua y Moderna de /a C/udad de San Sebastián, escrita probablemente antes de 1791, aparece publicada en principio de manera fragmentada en el periódico «Aurrerax y en la Revista Euskal-Erria, entre 1887 y 1892. La edición completa la realizará posteriormente la donostiarra Casa Baroja y, por impulso de Segundo Ispizua, en Madrid, 1923. El Ayuntamiento de San Sebastián realizará una nueva edición en 1963.

5. ¿a Mar/na de Casf///a desde su ongen y pugna con /a de /ng/aferrá basta /a refund/dón en /a Armada españo/a, fue incluido en la Msfor/a Genera/ de España, dirigida por A. Cánovas de Castillo, El Progreso Editorial, Madrid, 1893. Reeditada en Biblioteca Nacional, Madrid, 1990. El estudio culminaría con la voluminosa Armada españo/a desde /a un/ón de /os Re/nos de Casf///a y Aragón, que inicia su publicación también en 1895.

6. Publicada en Tolosa, Imprenta de la Provincia, 1865.

Realizar por lo tanto, a las puertas del siglo XXI, un balance de conocim ientos sobre la historia marítima vasca de la Edad M edia tiene un obligado punto de referencia inicial en aquella última década de finales del pasado siglo, perm itiendo que, adem ás del objetivo propio que todo balan­ce historiográfico debe perseguir, éste pueda tam bién servir de agradecido reconocim iento a aque­llos destacados precursores de la producción histórica del siglo XX, en el Centenario de sus publi­caciones.

RECORRIENDO CIEN AÑOS DE HISTORIOGRAFÍA'La recopilación de títulos escritos tras esos precursores y alusivos en principio a la historia marí­

tima medieval de Euskal Herria, tiene por resultado un listado notablem ente abultado, traducción de la constante preocupación por indagar en esa faceta destacada de la realidad vasca actual e his­tórica. Tal indagación, sin em bargo, no siempre se ha acom etido desde la ciencia histórica y así, al pasar de ¡os títulos -algunos de ellos realmente prom etedores- al contenido, el listado de aporta­ciones al conocim iento de esa historia se ve considerablemente reducido. Son dos las razones prin­cipales de esta reducción.

Por una parte, el esfuerzo que los hombres medievales desarrollaron por abrir los caminos del mar ha constituido uno de los grandes atractivos para estudiosos de distintas disciplinas, especial­mente la etnográfica. Pocos son los seguidores de los grandes maestros de la Etnología vasca, com o José M iguel de Barandiarán o Julio Caro Baroja, que al abordar cuestiones relativas al mar no las salpiquen de referencias medievales, extractadas de las obras generales, que al parecer, a su juicio, dan consistencia al p lanteam iento etnográfico. Nada habría que objetar al caso a no ser que en tales elaboraciones se viertan valoraciones históricas o sean incluso consideradas como tales reconstrucciones. Situación que viene produciéndose hasta la actualidad con no poca frecuencia s. Es paradójico que con ello olviden las acertadas reflexiones de sus propios maestros que, a m odo de «aviso a navegantes», se em peñan en separar el trabajo etnográfico de la teoría histórica, expli- citando la diferente significación que los mismos elementos, com o lo es el mar, han tenido para los hombres a lo largo de las épocas históricas9.

Por otra parte, ese mismo atractivo que suscitan las actividades marítimas medievales ha pro­vocado también que bastantes trabajos históricos centrados en cuestiones relativas al mar de época moderna arranquen con la simple reseña de aquéllas. Los ejemplos más recientes se encuen­tran en las publicaciones en torno al V Centenario del Descubrimiento de América

En este balance de historiografía medieval unos y otros deben quedar al margen, por no corres­ponder a la disciplina o a la cronología que nos ocupa. Ello no obsta para que reafirmemos la vali­dez cara a la investigación en historia medieval, y no sólo marítima, que tienen estos trabajos por cuanto sirven de material de necesaria con fron tac ión ".

7. Las obras más significativas de ia progresión de conocimientos sobre el tema son recogidas en el apartado de bibliografía que se incluye al final de estas líneas, haciendo innecesaria su identificación completa en estas notas.

8. Es en los estudios sobre la pesca donde con mayor frecuencia se observa esta desviación. El continuismo ahistórico que de este tratamiento puede derivarse es apreciable, entre otros muchos, en Anastasio ARRINDA: «Los Vascos y el Mar, desde Deba)), Homenaje a D. J.M. de garandarán, Rev. Munibe (Antropología-Arkeología), vol. 42 (1990), pp. 405-412, pasando sin solución de continuidad de las cuevas prehistóricas, a la «visigóticas (?) Astigarribia y a las vitlas de Motrico o Deba. Llegando incluso desde aquellas cuevas hasta la actualidad, con el mismo tratamiento, Idem, «Pescadores)), fus/ra/duna/r. í.a etn/a vasca, 7, Ediciones Etor, San Sebastián, 1978, pp. 97-120. En este mismo volumen y con el mismo enfoque etnográfico, salpicado de datos históricos, Donato ARRINDA: «Oficios y actividades)) y «Comercio y Economía)), pp. 145-184 y 185-218 respectivamente.

9. «...no se trata de montar una pura teoría etnográfica o sociológica, considerando la situación del país en un momento dado, sino de dar toda una teoría histórica, diacrónica. Y entonces hay que partir de la base de que el hombre, ante los mismos elementos naturales, reacciona de modo distinto en épocas y circunstancias diferentes, (...). El bosque, el hierro son elementos que no poseen la misma significación siempre, del mismo modo que tampoco la tiene el mar)), J. CARO BAROJA: Vasconíana.(De H/sfor/a y ffno/og/a), Minotauro, Madrid, 1957, pp. 108-109.

10. A modo de muestra, E. RUIZ DE AZÚA: Vascongadas y mér/ca, Editorial Mapfre, Madrid, 1992, dedicándose los dos pri­meros capítulos a «Vascongadas a finales del siglo XV y principios del XVIa y «Vascongadas en el descubrimiento, conquista y colo­nización de América)). Caso similar ámér/ca y /os Vascos. Presenc/a vasca en /Smér/ca, Eusko Jaurlaritza-Kultura Saila, s.a., con un Primer Apartado, «País Vasco y América antes de 1492)). Entre otros títulos anteriores, podría citarse C. CLAVERÍA ARZA: ios vascos en e/ mar, Editorial Aramburu, Pamplona, 1966, en el que se recogen cuestiones marítimas -libertad de comercio, relaciones inter­nacionales...- de época moderna, arrancando en algunas de ellas del siglo XV.

11. Es el caso de las indicaciones documentales a sistemas de pesca desde el siglo XI, cuya interpretación tendrá útiles auxilios en trabajos como los de J.A. APRAIZ: «La pesca en Euskalherria. La pesca Costera)) y «La pesca en Euskalherria. La pesca de litoral)), publicados en /tsasoa, Editorial Etor, San Sebastián, vol. 1 (1986) y vol. 2 (1987), pp. 155-218 y 119-220 respectivamente. En el mismo sentido J.M. MERINO: ¿a pesca desde /a Pre/i/sfor/a hasta nuestros d/as. Servicio Central de Publicaciones-Gobierno Vasco, Vitoria, 1986. O también J.M. UGARTECHEA Y SALINAS: «La pesca tradicional en Lequeitio)), <4nuar/o de FusÁ;o-fo//;/ore. ftnograf/a y Pa/eoetnograf/a, XXII (1967-1968), pp. 9-155.

Centrándonos en las obras que deben ser aquí objeto de atención, se observa que el nivel actual de conocimientos está sostenido por trabajos de muy diversa factura, tanto en lo referente a su plantemiento, com o a su m agnitud y a su fecha de elaboración. Junto a las monografías que tratan de dilucidar un aspecto de la vida marítima medieval, se hallan las aportaciones puntuales -m uchas veces la simple, y desnuda, publicación de un docum ento escrito o iconográfico-, y a ellas se suman los trabajos que sin tener por objetivo central el mar, y ni siquiera la sociedad vasca en particular, aportan datos precisos y necesaria contextualización al caso. Muchas de las líneas inser­tas en historias generales de ám bito vasco y europeo constituyen aportaciones al conocim iento de la cuestión no superadas -y en ocasiones ni siquiera tenidas en cuenta- por los autores que han centrado su objetivo en ella

Esta situación de dispersión, equivalente a la escasez de síntesis, facilita la reiteración y el cons­tante recurso a las obras que, escritas ya hace muchos años, han sido así convertidas en clásicas. Diversidad de planteamientos y objetivos, dispersión de conocim ientos y excepcionalidad de los intentos de síntesis, son características generales al objeto de este balance. Pero tates caracterís­ticas no se asientan con la misma intensidad en la producción histórica de todo el siglo, perfilán­dose en ella dos etapas diferentes.

La primera de estas etapas se sitúa entre los precursores, con los que abríamos estas líneas, y los años 60 del presente siglo, etapa que viene enm arcada por las publicaciones de Teófilo Guiard y M ariano Ciriquiain-Gaiztarro.

Con los trabajos de Teófilo Guiard sobre la villa de Bilbao y su comercio, el Consulado y la Casa de Contratación, así com o sobre la industria naval bizkaina, sin olvidar «la marinan de Fernández Duro, se han escrito muchas líneas con posterioridad Sin em bargo, al impulso que el archivero y cronista bilbaíno diera al conocim iento de la historia marítima sucedió un relajamiento en la acti­vidad investigadora en los años s ig u ie n t e s L o s avances se hacen m ucho más limitados, ceñidos a cuestiones puntuales que venían a ampliar, en todo caso, la erudición sobre ciertos capítulos de los libros referidos, o a aplicar tím idam ente sus cuestiones a otros territorios^.

Carm elo de Echegaray se desmarca de esta tónica general al poner el acento, de forma precoz en la bibliografía local, en una de las vías necesarias para acercarnos a esta realidad histórica: el tratam iento de los fondos docum entales europeos, cuyo provechoso recorrido pondrán de mani­fiesto los medievalistas franceses Jacques Heers y M ichel M o lla t^ . Por los mismos años J. Caro Baroja, con la publicación de ¿.os S/ascos, mostraba otro inexcusable cam ino que debía recorrer la investigación vasca: la integración de todos los aspectos de la realidad, por supuesto también el marítimo, en un planteam iento de análisis histórico global.

En tal análisis, ¡as facilidades y los obstáculos del medio físico son un aspecto referencia! nece­sario, tal com o lo consideró M . Ciriquiain-Gaiztarro al estudiar ¿os puertos mar/f/mos vascongados, primera de sus monografías dedicadas a la historia marítima, especialm ente a las actividades naval y pesquera. Con ellas, el mar adquiere nueva dimensión en la historiografía vasca. Un mar al que, en estos años de mediados de siglo, Luis Suárez Fernández también arribará desde la política mari­nera de la dinastía castellana de los Trastámara.

12. No pocos avances en el conocimiento se han producido tras las «alertas" de la historiografía francesa o italiana sobre la importancia de los navegantes vascos en Europa, tal como F. ERAUDEL: F/ Med/terráneo y e/ mundo med/ferráneo en /a época de fe/ipe //, Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1976 (1* edición francesa, 1949), tomo I, pp. 182-183 ó 802-803; Idem, C/v/Z/zac/ón mafená/y cap/ía/<smo, Editorial Labor, Barcelona, 1974, p. 314; J. HEERS: Occ/denfe durante /os s/g/os X/Vy XV. Aspectos econó- m/cosy sooá/es, Editorial Labor, Barcelona, 1976 (1* edic. 1968), pp. 156-159, entre otros que también se recogen en estas notas.

13. Un claro exponente, aunque sin aparato critico que lo reconozca, E. MAS CORONA: «La Marina vasco-cantábrica hasta la batalla de Winchelsea", Homenaje a D. Jtv//o de L/rqu<jo //, Bo/et/n de /a Pea/ Soc/edad Vascongada de Am<gos de/ Pa/s (B.P.S. V .APJ (1949), pp. 359-384.

14. Los acontecimientos históricos conocidos son incluso presentados con una casuística psicológica, casi étnica, como F. VER­DEJO IGLESIAS: «La marina vasca. Los guipuzcoanos en el mar», fus/ra/err/aren A/de, XVI (1926), pp 447-453, donde es «la intrepi­dez y destreza de los guipuzcoanos, unidas a su constancia y valor como navegantes" la razón del desarrollo marítimo, sin que pueda explicarse la razón de su decaimiento más que «poco a poco este Imperio marino se perdió", p. 450.

15. Sobre todo al territorio guipuzcoano, R. BERRAONDO: «Sellos medioevales de tipo naya/x, Pev/sfa /nfernac/ona/ de fsfud/os Vascos (R./.f.VJ, XXIII (1932), pp. 130-138; F. AROCENA: «Documento importante. El Tratado de 1482 entre Guipúzcoa e Inglaterra", P./.f.V, XXIV (1933), pp. 89-93; B. de ECHEGARAY: «La vida civil y mercantil de los vascos a través de sus instituciones jurídicas", R./.f. V, XIII (1922), pp. 273-336 y 582-613. En Bizcaya, las villas comienzan a ser objeto de atención monográfica, A. ZABALA OTXA- MIZ-TREMOYA: H/sfor/a de Bermeo. Con a/us/ones a /a Genera/ de Vizcaya, Imprenta Gaubeca, Bermeo, 1928-1931. Tardarán sin embargo en tenerse en cuenta publicaciones de este mismo período, de interés fundamental a la cuestión marítima, como las de Th. LEFEBVRE o R. SIDNEY, que citamos en Bibliografía.

16. Junto a los trabajos seleccionados para nuestra Bibliografía, J. HEERS: «Les relatlons commerciales entre Génes et le Royaume d'Aragon vers le milieu du XVe siéde", /V Congreso de Msíor/a de /a Corona de Aragón. Actas y Comunicaciones II. Barcelona, 1970, pp. 3-14, o M. MOLLAT: «Le róle International des marchands espagnols dans les ports occidentaux á l'époque des Rois Catholiques",V Congreso de W/sfor/a de /a Corona de Aragón, Zaragoza, 1962, pp. 98-111. °

Por lo tanto, traspasada la mitad de siglo, el mar en la historia vasca medieval se nos dibuja com o escenario de potencia y pugna política -marina, tratados,...- y com o escenario de activida­des económicas -sobre todo com ercio y pesca de ballenas'?-, que impulsa el desarrollo de otros sectores económicos de tierra -ferrerfas y construcción naval-; tal escenario tiene sus puntos de anclaje en las villas costeras, objeto entonces de estudio también desde este prisma portuario, en su materialidad institucional 's.

Valorando globalmente esta imagen, podría decirse que el mar se nos presenta com o propio sujeto histórico, suplantando al verdadero protagonista: la sociedad vasca Una suplantación -sobra decir que aparente y no prem editada- correlativa al estado de la investigación medieval vasca de hace ahora treinta añ o s^ .

Desde entonces, esta imagen del mar ha sufrido modificaciones, de forma sustantiva en algu­nos de sus rasgos. Y de nuevo la modificación parte de Bizcaya. La tesis del medievalista J.A . García de Cortázar sobre los aspectos económ icos y sociales de este territorio en el siglo XV, publicada en 1966, anuncia el inicio de una nueva fase historiográfica que tom a cuerpo en las dos últimas déca­das.

La superación del nivel de conocim ientos viene dada principalm ente por la renovación de los m étodos de investigación histórica. Desde ellos, las cuestiones m arítimas com ienzan a tener razón de ser desde las inquietudes, los medios y las necesidades de sus protagonistas y su investigación conlleva la explícita definición del objetivo de trabajo, un aparato crítico que fun ­dam enta la exposición y la articulación del hecho en las coordenadas históricas generales.

La coyuntura política de los años 70 va a propiciar un inusitado interés por et conocim iento y la divulgación del hecho vasco. A la celebración de Cursos y Encuentros en torno a él, acom ­paña la reedición de obras generales clásicas, pretendiendo cubrir una dem anda social superior a la oferta de las nuevas investigaciones^. En el aspecto m arítimo, éstas se lim itan con escasas excepciones a contribuciones puntuales, bien presentadas en aquellos Encuentros o Sem anas^ o bien recogidas en publicaciones periódicas, y que sirven de exponente de la transición en los m étodos de investigación que en esos años se estaba produciendo^. La carencia del ejercicio de síntesis, a la vez que su requerim iento por la dem anda social, se evidencia de nuevo de la m ano

17. Es evidente que la ballena ha eclipsado a otras actividades pesqueras, no siendo posible recoger aquf todas las líneas al caso escritas entre J. LABORDE: «La píche á la baleine par les harponneurs basques", Gure Herr/á, XXIII, 5 (1951) y R. CUZACQ: ¿es bas­ques, chasseurs de ba/e/nes, Bayonne, 1972. Merece sin embargo señalar la aportación desde la lingüística de L. MICHELENA: «Ballenas y grasa de ballena;;, B.R.5. V.A.P., XVII (1961) pp. 332-334, por cuanto endereza los errores de interpretación sobre las referencias a «sirenas".

18. Junto a los trabajos más significativos citados en el apartado de bibliografía, representan este estado M. CIRIQUIAIN-GAIZTA- RRO: «Las primeras representaciones gráficas de embarcaciones del litoral vasco", B.P.S. V.A.P., X (1954) pp. 57-70; Idem, «La pinaza en el litoral vasco", Homenaje a D. Joaquín Mend/zába/ Gortázar, Conde de Peñaf/or/da (7356-7954). M&re/ánea de esfud/os, San Sebastián, 1956, pp. 98-102; JE . CASARIEGO: ¿os vascos en/as empresas mar/f/mas de fspaña. ¿as guerras de/os naveganfesymare- antes vascongados contra /ng/aferra en /a fdad Med'á, Imprenta Provincial, Bilbao, 1952; M. BASAS, «Mercaderes y corsarios en el siglo XIII", Bo/ef/n de /a /nsf/fuc/ón Fernán Gonzá/ez, XL (1961), p. 154; M. MITCHELL: «Basques and British seamen: some links in his- tory«, B.R.S. V.A.P., XXVI (1970), pp. 447-467; Ordenanzas de /a Cofradía de Pescadores de Bermeo, 7353. V/ Cenfenar/o de su apro- bac/óny conf/rmac/ón, Cofradía, Bermeo, 1953. A otro nivel, J.L. BANÚS Y AGUIRRE publica su estudio sobre el Fuero de San Sebastián.

19. Tan sólo trascienden aquellos «hombres ilustres", J. ALVAREZ DELGADO: «Juan Machín, vizcaíno del siglo XV, gran figura histórica de Madeira y Canarias", Anuar/o de fsfud/osAf/ánf/cos, VII (1961) pp. 133-213; hombres desvinculados de la sociedad que los Impulsó a los caminos del mar, elevados a tal categoría «por haber realizado sus proezas al servicio de España", J.M. DONOSTY: Mar/nos gu/puzcoanos, Publicaciones españolas, Madrid, 1968. Un enfoque de estos años 20-70 apreciado con claridad también en otros campos temáticos, como el de la emigración, analizado por I. ANDONEGUI et alii: «La Historiografía sobre ta emigración vasca a Ultramar: breves conclusiones", Mundatz. Pevrsfá Cr/f/ca de///bro un/vers/far/o, 45 (1993) pp. 81-88.

20. Estado que fue precisamente expuesto por J.A. GARCÍA DE CORTÁZAR: «Los estudios de tema medieval vascongado: un balance de las aportaciones de los últimos años", Sa/oa/r.Pev/sfa de Esfud/os Vascos, 1 (1977), pp. 181-201.

21. Sirva como exponente, del mismo J.A. GARCÍA DE CORTÁZAR: «Aprovisionamiento de trigo en Vizcaya a fines del siglo XV", Homenaje a/ Profesor fm///o A/arcos Garaá, II, Valladolid, 1965-1967, pp. 683-696.

22. Obsérvese que un elevado porcentaje de las reediciones que señalamos en estas notas (Gorosábel, Gulard, etc.) correspon­den a esta década. Una situación puesta de manifiesto en el ya citado balance historlográfico de J. A. GARCÍA DE CORTÁZAR: «Los estudios de tema medieval...", p. 182.

23. La III Semana de Antropología Vasca celebrada en la Universidad de Deusto en 1973, dedicó parte de sus sesiones a «Arquitectura naval y urbanismo"; de sus ponencias y comunicaciones interesa especialmente aquf la presentada por K. LARRAÑAGA, citada en Bibliografía.

24. Dentro de la línea de renovación señalada, se encuentran J.L. BANÚS Y AGUIRRE: «Prebostes de San Sebastián", Bo/et/n de fsfud/os H/sfór/cos sobre San Sebasf/án (B.f.H.S.SJ, 5 (1971) pp. 13-70, 6 (1972) pp. 11-51 y 7 (1973) pp. 199-242, Idem, «Ordenanzas de la Cofradía de Santa Catalina", B.EH.S.S., 8 (1974) pp. 73-106; E. GOYHENECHE: «Lapurdum et Baiona", Bu//ef/rí de /a Soc/éfé des Sc/ences, ¿effres ef Arfs de Bayonne (B.S.B.) (1973) pp. 85-92, Idem, «Instituciones administrativas del País Vasco Francés en la Edad Media", Anuar/o de H/sfor/a de/ üerec/io fspaño/ [A.H.D.P.), XLIII (1973), pp.207-262; J.C. SANTOYO: «Comerciantes medievales vitorianos en Inglaterra", Bo/ef/n de /a /nsf/fuc/ón Sancho e/Sab/o (B./.S:S.) XVII (1973) pp. 143-154, Idem, «La correspondencia de Eduardo I y de Eduardo II de Inglaterra con Diego López de Haro", B./.S.S., XVI (1972) pp. 45-57. Participando de caracteres de la anterior etapa, F. EGUILUZ ORTIZ DE LATIERRO: «Los inicios de la piratería vasco-británica (1228-1298)" y «Veinticinco años de fricciones en el comercio marítimo cantábrico (1301-1325)", B./.S.S., XVIII (1974) pp. 355-377 y XXII (1978) pp 87-113 respectivamente. Aunque todavía aparecen publicaciones con planteamientos totalmente superados, como P. de ANASAGASTI URRUTIA: «Los vascos, primeros descubridores de América"^B.R.S. V.A.P., XXXI (1975) pp. 570-571.

de J. Caro Baroja. Y lo hace por partida doble: la recopilación de sus trabajos sobre aspectos de historia marítima servirá de texto a la costosa edición de /fxas/ran'á^, y poco después tom ará la form a de m onografía en ¿os v á íc o s y e / m a r^ . Un libro que, en algún sentido, podría conside­rarse com o un balance de los conocim ientos en aquel m om ento, por cuanto en sus capítulos se exponen los grandes tem as m edievales del mar, desde los norm andos hasta las rutas atlánticas y m editerráneas recorridas por los marinos vascos en el siglo XV , acom pañándolos de expresivas notas.

Entrando en las dos décadas más d ie n te s , se aprecian cambios cualitativos suficientes como para distinguir una nueva etapa. Su configuración no deriva ya sólo de la producción de nombres propios destacados, sino de la superación del nivel de com petencia científica que domina en la mayoría de las aportaciones. Un hecho que parece obligado relacionar con la madurez alcanzada por los centros universitarios de Euskal Herria y, por lo tanto, con el acceso a la profesionalizados a nuestros efectos en Historia, de la investigación.

Con los nuevos presupuestos conceptuales y metodológicos, se reflexiona y se profundiza en los tem as ya abordados, como el comercio o las relaciones internacionales, las cofradías o la cons­trucción naval 27. El nuevo nivel de conocim ientos plantea asimismo nuevas problemáticas com o la conflictividad social en el m undo mareante, el derecho y la fiscalidad, o la mentalidad del com er­ciante y vida cotidiana en las villas costeras, entre otras. La celebración de Congresos, Homenajes o Simposios continúan actuando de incentivos de estas reflexiones y replanteamientos que tie­nen también su eco en las revistas periódicas^.

Esta renovada situación del nivel de conocim ientos de la historia marítima vasca medieval es reflejo, a la vez que parte, de los considerables avances producidos en la historiografía medieval. Bayona y Bizcaya, com o ocurría a finales del pasado siglo de la m ano de Balasque y Labayru, son también ahora objeto de tratam iento y aplicación de las nuevas pautas investigadoras. E. Goyheneche, con su sobresaliente estudio sobre Bayona y la región bayonesa, ofrece un modelo de avance en el conocim iento de la historia marítima a través de estudios monográficos centrados en la historia de los hombres «de un lugar, de un tiem po».

«Bizcaya en la Edad Media» constituye el otro ejemplo puntero, fruto del empeño declarado por sus autores por «ofrecer una nueva versión de ese pasado» que integrara y asumiera los avances obte­nidos desde Labayru a Caro Baroja y desde la producción local a la de especialistas europeos, cons­truyendo sobre ellos y con los nuevos instrumentos conceptuales, metodológicos y técnicos, una inter­pretación global de la historia medieval vizcaína «que responda, sustancialmente, a un par de presu­puestos iniciales tan simples como ambiciosos: nos interesa la historia de la mayoría de los vizcaínos y nos interesan todas las manifestaciones de esa historia»; obviamente ¡a marítima subyace en toda la obra y es centro de atención de partes importantes de ella

Estos cambios cualitativos en la historiografía medieval tienen por base sólida la considerable ampliación de las fuentes de información, a la que se ha dedicado buena parte del trabajo histórico. La publicación de fuentes docum entales -que ha alcanzado dimensiones insospechadas hace tan

25. J. ALTUNA; I. BARANDIARÁN; J. CARO BAROJA et alii: Hxas ana, Petronor, Bilbao, 1978, con fotografía de Sigfrido Koch.26. Algunos de cuyos apartados habían sido ya objeto de tratamiento por él mismo. Este es el caso de «La tradición técnica del

pueblo vasco" en Vascon/ana, Txertoa, San Sebastián, 1974 (2* edición), pp. 103-179. Entre este apartado de Vascon/ana y la mono­grafía centrada en ios vascosy e/ mar se observa en la trayectoria investigadora de Julio CARO un evidente «progreso en la percep­ción de la realidad marítima vasca", tal como lo pone de manifiesto J.L. CASADO SOTO en la reciente publicación impulsada por el Museo Naval de la Diputación Foral de Gipuzkoa, al hilo de la exposición en torno a í.os Baroja y e/ mar. Homenaje a Ju//o Caro Baro/a, Donostia-San Sebastián, 1995, pp. 29-43.

27. En este campo concreto de la arquitectura naval y como puede comprobarse en nuestra Bibliografía se ha superado aquel nivel que señalara J. Caro Baroja en la III Semana de Antropología Vasca, ya citada, p. 345, «no es una incógnita, pero sí un campo de investigación importantísimo y dramáticamente abandonado".

28. Son los casos del Congreso «f/ Fuero de San Sebastián y su época", celebrado en San Sebastián en 1981; el Congreso de fsfud/os Wtsfóncos «Mzcaya en /a Edad Med/a», Bilbao, 1984; el Congreso de W;sfor<á de fus^a/ Herr/a. 7bmo //. /nsOfudones, fconom/a y Sociedad &g/os V///-XH), Bilbao, 1987; o el Simposio celebrado en la Universidad de Deusto-Campus San Sebastián en1991 con motivo del V ° Centenario del nacimiento de Ignacio de Loyola. En sus actas se recogen los trabajos referentes al tema que Incluimos en la Bibliografía.

29. Aunque con aportaciones más puntuales y «tradicionales", en torno a algún documento, como S. AGUIRRE GAN- DARIAS: «Un documento inédito de 1463, acerca de los aranceles del puerto donostiarra", B.f.M.S.S., 22 (1988) pp. 415- 421; V.J. HERRERO: «Transcripción de las Ordenanzas de la Cofradía de Mareantes de San Pedro de Fuenterrabía (1361- 1551)", Eusko Ikaskuntza, Cuadernos de Secc/ón. Msfor/a-Geografía, 10 (1988) pp. 315-334; J.L. BANÚS Y AGUIRRE: «La acción naval en la que Guillem per de Mans ganó para la familia el Prebostazgo de San Sebastián", B.f.W.S.S., 20 (1986) pp. 377-381; Idem, «La no-requisa de embarcaciones. En los reinados de Fernando tV y Alfonso X I", B.F.H.S.S., 22 (1988) pp. 403-413; Idem, «San Sebastián en la llamada Hermandad de las Marismas", B.f.H .S.& , 23 (1989) pp. 51-77; L.M. DÍEZ DE SALAZAR FERNÁNDEZ: «El comercio y la fiscalidad de Guipúzcoa a fines del siglo XIII. (Según las cuentas de Sancho IV )", S.R .S.VA P., XXXVII (1981), pp. 377-394.

30. La cita de T. I, p. 11 y la atención específica en T.l, pp 130-146, T. II, pp. 94-117, 121-132 y 169-351.

sólo unos años-, y los avances -aunque más relativos- en arqueología subacuática son dos de los aspectos subrayadles del actual estado de situación 3'.

Un estado que -querem os pensar- se sitúa ya en los aledaños de esa Historia M arítim a de Euskal Herria M edieval que los progresos en la historiografía sustentan y que la sociedad vasca dem anda con reiteración. Prueba es la acogida de esas publicaciones, editadas con extrema bri­llantez y por lo tan to costosísimas, com o la referida /íxasÁrar/a o la más reciente /fsasoa^, pero cuyos textos están denotando la carencia de esa Historia, con la que no debiera finalizar este siglo.

Y todo apunta a que el viento sopla a favor. Prácticamente concluido este artículo, llega a nuestras manos /fsas ac/rrean. F/ Pa/s S/ásco y e/ m ar a través de /a b/sfor/á, una obra de divulgación impulsada por el Museo Naval de la Diputación Foral de Gipuzkoa, y en la que J.L. Casado Soto expone sintéti­camente las grandes cuestiones marítimas de la historia vasca desde los orígenes hasta el siglo XVIII. Un apartado que, como todo el conjunto de la obra, encierra dos tipos de relatos: el textual y el visual, sirviendo de idónea plataforma de relanzamiento del tema marítimo entre las preocupaciones investi­gadoras de los medievalistas.

A buen seguro que el proyecto de esta revista cooperará en suplir esta carencia y pensando en ésta nos permitimos esbozar al menos los tramos más visibles del camino que todavía quedan por recorrer.

PARA ALCANZAR LOS HORIZONTES MARÍTIMOS DE EUSKAL HERRIA MEDIEVAL

Las dimensiones previstas para este balance impiden analizar y valorar con detenim iento la situación de cada una de las fases -y la de sus diversos com ponentes- que conform an esta histo­ria. El repaso historiográfico realizado acusa las grandes diferencias existentes en el grado de cono­cim iento de cada una de ellas, así com o en la de sus respectivos elem entos característicos.

Es asimismo evidente que el actual estado de la investigación m antiene a la costa medieval gui- puzcoana más alejada del mar que sus vecinas bizkaina y lapurdana. Una situación que evidente­mente no concuerda con la realidad de aquel tiem po y que confiam os que actúe de incentivo para la corrección de esta situación de nuestros conocimientos, dando a la sociedad medieval guipuz- coana el em paque, con su carácter marítimo, que le corresponde.

El estudio sobre Bayona de E. Goyheneche debiera asimismo estimular y servir de modelo a la reconstrucción de la historia medieval de otras villas costeras que, aunque no contaran con la riqueza informativa de aquélla, aportarían también a la marítima vasca valiosas apoyaturas.

Tam poco todos los aspectos de la vida marítima han merecido igual consideración. La gran diferencia en la dedicación de estudiosos y especialistas hacia unos u otros tem as es directa deri­vación de la condición de éstos en la docum entación. Los acontecim ientos y las actividades marí­timas más proclives por su naturaleza al registro escrito han ocupado, de forma absorbente y hasta fechas m uy recientes, las publicaciones.

Los conflictos políticos, las treguas o los hermanamientos en un caso, los privilegios, ordenanzas o instituciones en otro y las transacciones comerciales, vinculadas en muchos casos al conflictivo con­texto político, son los renglones reiteradamente subrayados. Y a pesar de ello, son temas que aún requieren profundización. La ampliación de la información documental, a la que ya hemos aludido, exige en unos casos nuevos tratamientos. En otros, como en el del comercio, es la ampliación de la información documental la necesidad más acusada, tal y como I. Mugartegui lo expresaba reciente­mente, «resulta difícil la reconstrucción del comercio vasco en el tránsito hacia la Modernidad. Se podría añadir además, que una interpretación global y coherente del sector en Vizcaya y Guipúzcoa

31. Un notable avance en este sentido lo constituye la Colección de Fuentes Documentales Medievales del País Vasco que viene publicando Eusko Ikaskuntza/Sociedad de Estudios Vascos. También G. MARTÍNEZ DfEZ et alii: Co/ecc/ón de Documentos Med/e a/es de /as V///as Gu/puzcoanas (*7200-7369), Diputación Forai de Gipuzcoa-Juntas Generales, San Sebastián, 1991. Junto a ello, esta misma revista es testigo de la nueva situación de la arqueología marítima y cuyos avances pueden comprobarse comparando aquel indicativo título de A.A.V.V.: ¿'<4rc/)éo/og/e su<baqua&que.' une d<sc;p//ne naésanfe, Unesco, París, 1973, con la publicación de los Cuadernos de /Srqueo/og/a Mar/f/ma, Museo Nacional de Arqueología Marítima-Centro Nacional de Investigaciones Arqueológicas Submarinas, Cartagena, 1992. Y en el concreto espacio que aquf nos interesa, M. MARTfN-BUENO, M. IZA'GUIRRE, et alii: «La arqueo­logía subacuática en las costas del norte y noroeste peninsular; Estado de la cuestión», V/ Congreso /nternadona/ de <4rqueo/og/a, Cartagena, 1982, pp. 34-55.

32. /tsasoa. f/ Mar de fusÁra/herr/a. ¿a Mafura/eza, e/ Hombre y su H/sfona, Etor, San Sebastián, 1986-1989, 7 vol. Interesan al caso los capítulos de E. AYERBE, J.J. BIKANDI y M. LABURU, que recogemos en Bibliografía. La organización, y en casos el conteni­do, de estos capítulos denota una estrecha correlación con las recopilaciones de J. Caro que hemos citado.

exigiría reconstruir el comercio de fuera hacia dentro, desde los puertos extranjeros con los que se comerciaba hacia los del litoral vasco; en definitiva, desde Europa hacia el País Vasco»

Aunque estos déficits no son despreciables, no constituyen la carencia principal de que adole­ce el actual estado de la investigación. Tal carencia es, a todas luces, la ausencia de un argum en­to interpretativo de la historia medieval de la marítima vasca. Com o ya hemos tenido ocasión de reseñar, se están dando pasos en firm e en esta dirección, pero el actual estado de conocimientos sobre el devenir concreto de esta historia acusa la deficiencia de muchos trabajos en el plantea­m iento de «esquemas orgánicos y ordenados de investigación, a los que, en la medida de las posi­bilidades, dar respuesta, y aplicar al proceso histórico vivido por la sociedad asentada en el País durante los siglos IX a XVI las hipótesis que nos brindan estudios más sólidos realizados sobre áreas fronterizas o lejanas, cuyos resultados son fiables por verificados y contrastados»^ .

De esta carencia se derivan otras insuficiencias y no pocos errores de planteamiento. El más notorio, a nuestro juicio, se sitúa en la época altomedieval. Una época que, en sí misma, presenta muy serias dificultades a la investigación^, pero que se agrandan aún más cuando se acerca a ella con concepciones anacrónicas. Unas y otras han hecho que la teoría etnográfica haya suplido al análisis histórico en las cuestiones marítimas altomedievales, sin tener en cuenta, paradógicamen- te, las indicaciones que la bibliografía especializada y la docum entación de la época guarda al res­pecto. Esta improcedente compostura ha llegado incluso a frustrar muy buenos propósitos^.

Esta situación es difícilmente comprensible cuando los especialistas europeos en historia marí­tima ya han puesto a nuestra disposición argumentos interpretativos válidos al caso, tanto para la época altomedieval com o para el resto de la etapa. Y válidos, no sólo porque los marinos vascos navegaran en ese mismo mar, sino porque los datos e indicios con los que contam os para acer­carnos a ellos se muestran totalm ente convergentes a tales argumentos.

Parece obligado citar en este punto a M ichel M ollat pues, en su obra sobre la vida cotidiana de las gentes del mar en el A tlántico de los siglos IX a XVI, ofrece un esquema interpretativo en el que cobran un nuevo sentido no sólo los datos conocidos, sino aquellos no observados hasta el m omento com o indicadores de la orientación al mar de la sociedad vasca medieval.

Es necesario ya observar a ésta desde dicho esquema, desde esas fases distinguidas por M. M ollat en la vida de ¡os hombres de )a mar y que nos llevan desde la restauración de la vida en el litoral dentro del cuadro de la sociedad señorial, pasando por la entrada en escena de tas com uni­dades marítimas y por la promoción social que las actividades económicas del mar propiciaban, superadas pronto por el servicio político que paralelamente podían cumplir y por el que «las gen­tes de mar acceden así al honor de servicio de sangre», dentro de los esquemas de promoción de la sociedad m edieval^.

La evolución de estos esquem as medievales en el tránsito hacia la época moderna tam poco ha sido centro de atención. Tan solo algunas líneas sobre el debilitam iento de las herm andades y sobre fricciones entre las cofradías y los nuevos principios del Estado M oderno rondan la transición del sistema corporativo hada las nuevas formas políticas que habían de poner fin a la Edad Media: En algunos casos, com o en Bayona, incluso iban a poner fin a la prosperidad de la vida m arítim a^.

Recorriendo estos tramos de investigación nos acercaremos a los horizontes marítimos que divi­saban nuestros antepasados medievales, com prendiendo las razones que hacia ellos los em puja­ron, la mentalidad con la que los ampliaron y las transform aciones que con ello propiciaron en Euskal Herria.

Es palpable que los investigadores ya se han orientado hacia estos derroteros y que el nuevo foro de la historia marítima que nace con esta revista ayudará a recorrer.

33. «Las actividades de intermediación...", p. 108.34. GARCÍA DE CORTÁZAR, J.A.: «Los estudios de tema medieval...", p. 199, refiriéndose al estado de conocimientos sobre la

historia medieval vascongada en general en la década de los 70 y que veinte años después puede aún aplicarse a la marítima.35. Un testimonio evidente al respecto lo constituye la última publicación de A. ERKOREKA: ios vMngos en ft/s/ra/ Mema, dedi­

cada a probar, sobre las frágiles referencias al respecto, la presencia vlkinga en la ría de Gernika-Mundaka a lo largo del siglo IX. Sin embargo, las bases que sustentan este planteamiento resultan, cuanto menos, discutibles

36. «Hacer una reordenación y una relectura de los datos disponibles, tratando de descubrir no sólo la historia cronológicamente contable del devenir del Pueblo Vasco frente al mar, sino tratando también de acercarnos a la concepción que los vascos han tenido del mar y de su actividad en él. En definitiva, la historia de la relación de los vascos y el mar", es el excelente objetivo declarado por E. Ayerbe y J.J. Bikandi, op. cit. en Bibliografía, p. 281, no superado con éxito en la época altomedieval por la falta de ese utillaje. Recurrir a la época romana al tratar de los antecedentes de la fundación de San Sebastián es su más claro indicador.

37. M. MOLLAT: ¿a wequoKd/enne..., p. 156.38. E. GOYHENECHE: Bayonne..., p. 440.

B/BÍ/OGRAf/A OROKOBBA/BIBLIOGRAFÍA GENERAL

Jarra/an, ga/aren b/sfor/ograf/az b/fz eg/fean a/pafu dugun ezagufzaren aurrerapen horrefan ad/erazga- rr/ena/f d/ren arg/fa/pena/; a/pafu/ro d/fugu, berr/ena/f berez/Ár/ azp/marrafuz, //rer/runtza/; gaur egun duen ego- era azp/marArafzen dufe efa. Besfe /an bafzu/r, a/nfz/ndar/enefaf//r bas/fa gaur/ro egoera horren parta/de d/re- nefara/no, /daz/anean zebar eg/nda/ro obarrefan jaso d/fugu.

Citamos a continuación tas publicaciones más representativas de la progresión en tos conocimientos que hemos referido al tratar la historiografía del tema, haciendo especial hincapié en las más recientes por cuan­to marcan el actual estado de la investigación. Otras aportaciones, desde las de los precursores hasta las que también participan de este estado, han sido recogidas en las notas del trabajo.

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