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San Jerónimo y el ángel del Juicio José de Ribera Unaliadurdón que aspira a identificarse con d original cane d àesçp de aproximarse demasiado a i ¡na versión intfitfineaJydc stnipüikar, por ci xlc, ni gran nvedida, la ctiinpreiisión dd original, viáxionos así icsviados del tocto principal, arrastrados e inmersos en o) círculo en ax se suceden la semejanza de lo ajero y lo ptopto, de lo conocido y de lo desfonoiido. |ohann Wolfgang Goethe Las de hoy •Üjieronymus

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San Jerónimo y el ángel del Juicio

José de Ribera

Unaliadurdón que aspira a identificarse con d original cane d àesçpde aproximarse demasiado a i ¡na versión intfitfineaJydc stnipüikar,

por ci xlc, ni gran nvedida, la ctiinpreiisión dd original, viáxionos asíicsviados del tocto principal, arrastrados e inmersos en o) círculo en ax

se suceden la semejanza de lo ajero y lo ptopto,de lo conocido y de lo desfonoiido.|ohann Wolfgang Goethe

Las de hoy

•Üjieronymus

BAIYUN O LA SOCIEDAD DE LA AMISTADde ADOLF MUSCHG

Traducción de Teresa Piñel López, Madrid, Grupo Libro 88, 1993, 439 pp.

Traducir a Adolf Muschg. Si la tarea detraducir nunca resultó fácil, mucho menosparece que se plantea si pensamos en ladensa estructuración de la narrativa de esteescritor suizo que aquí nos ocupa.

Sorpresa por un lado, admiración porotro, es lo que siento ante esta edición. Loprimero por saber traducida esta obra anuestro idioma, lo segundo tras la lecturade tan -repito- admirable traducción.

Quizá estas líneas lleguen un poco tarde(esta primera edición vio la luz en 1993),pero dedicarle unas palabras acordes atexto tan denso y bien estructurado requie-re, sin lugar a dudas, su tiempo.

Muschg en castellano. Y se me planteanpreguntas. ¿Qué ocurre en nuestro paíscon la obra de tan prolífico -y en el resto deEuropa, sin olvidar América, admirado yreconocido- novelista, ensayista, biógrafo,crítico literario y profesor, por citar tan sóloalgunas de sus facetas más conocidas?¿Dónde está en nuestro país el reflejo deuna vida dedicada por completo a la litera-tura? ¿Dónde el de una vida de estudio yamor al pensamiento europeo contemporá-neo? ¿Dónde el de una vida comprometidade principio a fin con la sociedad suiza, queno es otra que la europea, que es, en defi-nitiva, la nuestra?

Sigamos, para intentar responder a tan-tas cuestiones, el desgraciadamente brevecamino (tan sólo son cuatro obras) que sustextos han recorrido por nuestra geografía.

En 1982 la editorial Alfaguara publicaLas razones de Albissers, traducción deAndrés Linares del original AlbissersGrund, editada en 1974; la misma editorialpublica en 1986 Cuerpo y vida, traducciónde Manuel Olasagasti de la colección derelatos Leib und Leben, publicada en 1982.En 1989, Ediciones 62 edita La veleta yotras historias de amor, traducción de Pilar

Giralt de las narraciones recogidas en DerTurmhahn und andere Liebesgeschichtendel año 1987. Por último, aparece en 1993la obra que aquí nos ocupa, cuyo original,Baiyun oder die Freundschaftsgesellschaft,data ni más ni menos que de 1980.

Ciertamente la proporción no es mala:cuatro obras traducidas, escogidas sin sa-ber muy bien con qué criterios, de entreuna producción que en su totalidad sobre-pasa hoy ya la treintena de títulos. Y conello hemos de conformarnos, pues si uni-mos este hecho al desconocimiento deMuschg entre una gran parte del públicolector, tendremos la respuesta a la pocaacogida, por no decir prácticamente nula,que nuestro autor ha tenido en España. Unhecho claro viene a corroborar lo que aquíexpongo: la editorial Alfaguara ha retiradosus dos traducciones del mercado, con loque se ven reducidas nuestras posibilida-des a adquirir las dos restantes.

Cabría preguntarse entonces si el«fracaso» se debe a las traducciones o aun fenómeno, prácticamente común a to-dos los escritores suizos contemporáneos,de mala, escasa, pobre recepción en nues-tro país.

Desde luego a la mala traducción de laobra a la que aquí hacemos referencia nose debe. Baiyun es una obra difícil inclusopara el lector de lengua alemana. En reali-dad, ninguna obra de Muschg resulta fácilde leer y, mucho menos, de traducir. Él,perfecto conocedor de la lengua alemana,se adentra en sus engranajes de tal formaque es capaz de jugar con su sintaxis comopocos lo hacen hoy en día. Psicólogo don-de los haya, Muschg es un maestro en elarte de introducirse en cada uno de suspersonajes por sus más íntimos recovecosy dejar al descubierto sus también másíntimos sentimientos, hecho que aquí prác-

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ticamente se convierte en uno de los fun-damentos de la novela, si tenemos encuenta que cada uno de los miembros delgrupo cumple una función muy determina-da, y que a su vez cada uno de ellos estácaracterizado por determinados registroslingüísticos propios, que le confieren unabuena parte de su identidad.

Si a todo esto unimos un léxico abun-dante, rico en sinónimos y, como no, enexpresiones típicamente suizas que, sincuestionarnos si voluntaria o involuntaria-mente, se filtran aquí y allá dejándonos esepeculiar sabor que sólo los escritores sui-zos pueden hacernos paladear en susobras, nos encontramos ante una prosa ala que no cualquier traductor debería en-frentarse. Así que no deja de llamarme laatención el hecho curiosísimo de que loshispanohablantes hayan sido obra de cua-tro traductores distintos. ¿Por qué será?

Volvamos a Baiyun. Esta novela suponepara el traductor una doble dificultad: nosólo debe conocer a la perfección los en-tramados del complejo mundo literario denuestro autor, sino que además debe estaral menos familiarizado con la sociedad y lacultura chinas, país en el que se desarrollala acción. Añadamos a eso el hecho de quela comunicación entre las dos civilizacionesse desarrolla por medio de intérpretes ytendremos ante nosotros una tarea difícil deresolver. Y, sin embargo, al leer ahora laspáginas de este Baiyun castellano, no dejode sentir la misma sensación que hacemuchos años tuve al leer el original.

La traducción de Teresa Piñel no puedecalificarse sólo de «buena». Me atrevería adecir que es inmejorable, a sabiendas deque ninguna traducción es única y que todatraducción es mejorable. Pero es que a lolargo de la novela la traductora deja ver undominio del castellano comparable en todomomento al que Muschg tiene de la lenguaen que escribe. Manteniéndose fiel al origi-nal, como resultado, no cabe duda, de unalarga dedicación a la labor de la traducción,Teresa Piñel nos sorprende con un len-guaje expresivo, rico en matices y en re-

gistros lingüísticos, que hace al lector olvi-dar por completo que lo que tiene ante susojos es un texto traducido y no la versiónoriginal.

Que el propio autor es consciente de losproblemas que conlleva cualquier traduc-ción lo demuestra el texto mismo, en elque, como ya se ha dicho, juega un papelfundamental la interpretación, el cambio demedio lingüístico de los enunciados pro-nunciados. Es quizá en Baiyun dondeMuschg nos presente de una manera explí-cita un mundo, el de la traducción, queconstantemente le ha fascinado y a la vezpreocupado. Valga esta pequeña muestra:

[...] «¿Qué?», preguntó Tung. A Mu no pa-reció molestarle ni su segunda ni su tercerapregunta. Entonces se entabló un animadodiálogo en chino del que yo sólo comprendíque Tung había dejado a un lado cualquieractitud de sumisión. La señora Djin, el intér-prete local y Kong, quien en ningún mo-mento pareció hablar desde su posición depoder, se incorporaron a la discusión Al pa-recer era poco menos que imposible descri-bir el nuevo cargo en chino, por no hablar desu equivalente alemán. Cuando en una oca-sión Tung lo tradujo por «fiscal»Mu dijo rápidamente que no. Así pues, noera fiscal. Al cabo de un rato, el intérpretelocal, bolsillo y tras repetir varias veces ladenominación china propuso «prefecto»Los chinos asintieron, pero a nosotros aqueltítulo no nos decía nada. A Paul le recorda-ba tan sólo la historia bíblica en la que untal Cirenio aparecía como prefecto de Siria,algo oficial, por tanto, un cargo que faculta-ba para realizar censos de población. Al oírla palabra «censo», que Martin pronunció untanto precipitadamente, Mu levantó ambasmanos y dijo en alemán:- Con censura no tiene nada que ver

Prefecto entonces. Gaby aventuró la su-posición de que quizá se tratara de algo pa-recido a un ombudsman, encargado de«defender las nuevas libertades del pueblochino frente a la superioridad». Samuelapostó por juez de instrucción Los chinosparecían molestos por la confusión que ha-bían originado las funciones adscritas alcargo de «prefecto» y quizá también pornuestra petición de aclaración. El señorRong miraba su plato con el ceño fruncido,tan sólo el señor Mu seguía sonriendo A

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partir de entonces le llamamos prefecto apesar de que el texto de la Constitución bri-tánica que Jules tuvo la ocurrencia de pediral día siguiente proponía el término«procurador», «Síndico», «apoderado»,«delegado», eran designaciones profesio-nales poco expresivas y el derivado«procuración>, inducía a error y confusión:«despacho, gestión, ejecución (de una cosapor otra persona)i poder, autorización, me-diación, tercería» ... tampoco. Basándonosen la descripción de las funciones dedujimosque se trataba de un fiscal, de una autoridadacusatoria e investigadora, precisamente delo que Mu no había querido oír hablar.1

A simple vista, el texto parece no haberleplanteado excesivas dificultades a la tra-ductora. Sin embargo, reproduzco aquíalgunas partes del mismo en la versiónoriginal que son, sin duda, buena muestrade un trabajo detenido y meditado:

[...) Des was? fragte Tung zurück. Muschien ihm auch seine zweite und dritteRückfrage nicht übelzunehmen. Es entspannsich ein lebhafter chinesischer Dialog, vondem ich nur verstand, daß Tung dabei allesUnterwürfige verlor. Frau Djin, auch der örtli-che Übersetzer begannen mitzudiskutieren,auch Song, der keineswegs Machtworte zusprechen schien. Es war offenbar fast un-möglich, die neugeschaffenen Behörde aufchinesisch zu charakterisieren, geschweigedenn auf deutsch wiederzugeben. [...] Alsokein Staatsanwalt, eben nicht. Nach einerWeile kam der örtliche Übersetzer, Wang,mit einem kleinen Wörterbuch hervor und,nachdem er die chinesische Bezeichnungmehrfach hatte wiederholen müssen, mit derÜbersetzung »Landpfleger«. [...] Landpflegeralso. Gaby wagte sich mit der Vermutunghervor, es müsse sich um eine Art Om-budsman handeln, der die »neuen Freiheitender Chinesen nach oben verteidige«. Samueltippte auf Untersuchungsrichter. Den Chine-sen schien die herrschende Unklarheit überdie Aufgabe eines »Landpflegers« eher un-behaglich zu sein, vielleicht stießen sie sichaber auch an unserem Bedürfnis nach Klar-heit. [...] Wir nannten ihn von Stund an denLandpfleger, obwohl der englische Verfas-

sungstext, den Jules am nächsten Tag denEinfall hatte zu verlangen, den Terminus»Procurator« anbot. Aber »Sachverhalter«,»Bevollmächtigtere Stellvertreter«, warenwenig aussagekräftige Berufsbilder, und dieAbleitung, »Procuration« führte wohl völlig indie Irre: »Besorgung; Verwaltung; Führung(einer Sache für einen andern); die Prokura,Vollmacht, Maklergeschäft, Kuppelei« - wohlnicht. Soweit wir das Amt aus der Umschrei-bung seiner Funktion deuten konnten, lief esfreilich auf eine Staatsanwaltschaft, eine An-klage - und Untersuchungsbehörde hinaus -eben das, wovon Mu nichts hatte hörenwollen2

Dejando a un lado algunas posibles difi-cultades de tipo léxico que, como es natu-ral, la lengua alemana presenta, dadas susenormes posibilidades en el campo de lacomposición de palabras (aquí es el casopor ejemplo de derivados como «alles Un-terwürfige») quiero detenerme tan sólo enla traducción de los ocho diferentes térmi-nos que se proponen como solución alconflicto lingüístico planteado, y que cons-tituyen el núcleo en torno al cual gira todoeste pasaje: Staatsanwalt, «fiscal»; Land-pfleger, «prefecto»; Untersuchungsrichter,«juez de instrucción»; Procurator,«procurador»; Sachwalter, «síndico»; fîe-vollmächtigter, «apoderado»; Stellvertreter,«delegado». Consultados sendos dicciona-rios de la Lengua Española y de la LenguaAlemana, encontramos que las definicionesde los términos originales y las de los tér-minos traducidos coinciden en la designa-ción de las funciones adscritas a cada unoen su totalidad.

Una excepción, como se habrá visto, laconstituye el término «Ombudsman», que latraductora ha optado por mantener en lalengua original, como hace el propio autor.Este término (en alemán Ombudsmann)designa en sueco a una persona nombradapor el parlamento, a la que cualquier ciu-dadano puede dirigirse para solicitar pro-tección frente a las autoridades. Una fun-

1 De la traducción de Teresa Piñel, pp. 177-179.

Balyun, Francfort, Suhrkamp, 1980, pp. 140-141.

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ción semejante, pues, a la de nuestro«defensor del pueblo».

Esta misma precisión se sucede a conti-nuación: Besorgung, «despacho»; Verwal-tung, «gestión»; Führung, «ejecución»;Protura, «poder»; Vollmacht, «autoriza-ción»; Maklergeschäft, «mediación»; Kup-pelei, «tercería». No se me ocurren térmi-nos que pudieran designar el significado delos conceptos originales con mayor exacti-tud y rigor, lo cual constituye, sin lugar adudas, el gran acierto de esta traducción,en la que, debido, claro está, al objeto quelleva a los protagonistas a este país oriental(la observación del desarrollo del «modelochino»), y a las actividades profesionalesque cada uno de ellos desarrolla, su autorresulta a veces excesivamente técnico.

Es posible que alguien piense que latraducción de estos términos no debe su-poner un gran problema, pero es impor-tante tener en cuenta la precisión que lalengua alemana posee en todos sus nivelesy que se debe precisamente a la facilidadantes mencionada con la que se puedenllevar a cabo procesos de composiciónpartiendo de una raíz, en la mayoría de loscasos monosilábica. La lengua españolacarece en muchas ocasiones de este matizde precisión para términos del corte de losaquí mencionados, y en ello estriba una delas mayores dificultades a las que el tra-ductor se ve enfrentado y que muchas ve-ces, como en el caso de Baiyun, son unconstituyente fundamental del texto litera-rio.

A la vista de tales complejidades, megustaría saber qué diría el propio Muschgsi supiera que ésta, una de sus más difíci-les novelas, ha sido traducida a tan buencastellano. Pues, conocedor o no de lasletras suizas, el lector tiene ante sí unamuestra de lo mejor que se ha producidoen la Confederación Helvética a lo largo delos últimos decenios.

La pena es que para poder comprenderesta obra y poder encajarla dentro de laproducción de Muschg y del contexto de las

letras suizas, echo en falta la traducción deuna obra tan importante como Im Sommerdes Hasen. Baiyun supone la vuelta delautor a sus inicios, una nueva huida enbusca de la lejanía de las culturas asiáticasque tan bien conoce, que tanto le atraen yque tanta importancia tienen para el buenentendimiento de su literatura. De ahí queantes aludiera a la falta de criterios por patede las editoriales a la hora de decidir qué ycómo se traduce, e insisto en esta falta deorientación que rodea en muchas ocasio-nes el ámbito editorial y que resulta ser confrecuencia el determinante de la buena omala fortuna de un autor en un determinadoámbito literario.

Tal vez esto y no otra cosa sea lo que hasucedido con Muschg: las buenas traduc-ciones de sus obras no han servido paraevitar que este suizo siga siendo práctica-mente un completo desconocido en nuestropaís (me atrevería a decir, sin miedo aequivocarme, que sólo es conocido poraquéllos que tenemos contacto con lasliteraturas en lengua alemana).

Que Baiyun haya sido publicado pro unaeditorial tan pequeña, y tal vez de tan esca-sa difusión, como Grupo Libro 88 es deagradecer, pues supone seguramente ungran esfuerzo. Bueno sería que editorialesde mayor envergadura aprendieran delejemplo y se posibilitara al profano en lalengua alemana el acceso a una literaturatan fructífera y viva en nuestros días comolo es la literatura suiza. Ojalá que esteejemplo no caiga en saco roto y algunaeditorial se preocupe seriamente de llenarel vacío que supone la escasísima repre-sentación que la literatura que se escribeactualmente en la Confederación tiene ennuestro país.

Ma Isabel Hernández González

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