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  • 1Pg. 68

    Hammurabi, el reydel Cdigo Pg. 76

    El yugo brbaro

    Pg. 84

    Das de gloria:Nabucodonosor

    Pg. 90

    La cautividad de Babilonia

    DOSSIER

    La resurrecin deBABILONIAHace un siglo, el alemn Robert Koldewey encontrlos primeros restos de la primitiva Babilonia. El hallazgo sac su existencia de las brumas de la leyenda para enraizarla en la Historia. El granarquelogo italiano Claudio Saporetti explica bajouna nueva luz la verdadera existencia de soberanos y dignatarios, as como la puntual evolucin de losacontecimientos de aquella cultura, cuya aura mticase refuerza con cada nuevo descubrimiento

  • Hace un siglo, el arquelogoalemn Robert Koldewey,que llevaba dos aos exca-vando las capas ms super-ficiales de Babilonia, realiz un hallazgoexcepcional. La rotura de un dique hizoque bajase varios metros el nivel delagua de un canal, quedando al descu-bierto una zona de la Babilonia ms an-tigua, la de la poca de Hammurabi.Koldewey pudo exclamar Babilonia haresucitado!, ttulo que dara aos des-pus a uno de sus libros sobre sus ex-traordinarios hallazgos. Hasta entonces,la historia de Babilonia haba sido fre-cuentemente confundida con la leyen-da; despus, gracias a aquellas investi-gaciones (1899-1917) y al estudio delabundante material epigrfico, la verda-dera existencia de soberanos y dignata-rios, as como la puntual evolucin delos acontecimientos, aparecen ante no-sotros bajo una nueva y clara luz.

    Entre Hammurabi y la BibliaEl nombre Babilonia es universalmenteconocido y ampliamente utilizado, in-cluso fuera de contexto. Pero si pre-guntramos alguna cosa de mayor pro-fundidad y consistencia acerca de Ba-bilonia, comprenderamos que, en el

    fondo, no hay sino dos nombres babi-lonios conocidos: los del soberanoHammurabi (aunque aqu mantendre-mos esta denominacin, tradicional enEspaa, sera ms correcto decir "Ham-murapi") y Nabucodonosor.

    El primero se relaciona con la exis-tencia de un cdigo ms conocido porsu vaga denominacin (puesto que eltrmino cdigo es inexacto) que por sucontenido. En cambio, el segundo re-cuerda la deportacin de los hebreos,difundida gracias a la Biblia y Nabucco,la pera de Verdi, (en la que Babiloniay Asiria se consideran un solo pas!).Sin embargo, entre un rey y otro trans-curren ms de mil aos, durante loscuales Babilonia no renuncia en abso-luto a formar parte de la historia.

    La verdadera historia de Babiloniacomienza con una dinasta amorrea,antes de la cual la localidad ya exista,aunque no haba alcanzado la impor-tancia de antiguas ciudades mesopot-micas como Ur, Uruk, Lagash, Umma yNippur, poderosas capitales sumeriasdel sur. Durante el periodo ms antiguode la historia de Mesopotamia, Babilo-nia no se cont entre los protagonistas;tan slo era una de tantas localidadesregidas por un gobernador, incluso du-rante el denominado renacimiento su-merio cuando, en torno a los siglosXXII-XXI a.C., la ciudad de Ur se con-virti en la gran potencia dominadora.

    La ciudad comenz su ascenso pol-tico sobre las ruinas del Imperio de Ur,resquebrajado por la constante pene-tracin de pueblos procedentes de Oc-cidente: los amorreos. Agrupados entribus guiadas por magnficos jeques,estos pueblos del Oeste penetraron enMesopotamia descendiendo a lo largodel ufrates, al cual llegaban desde elNorte o desde las rutas caravaneras deldesierto, como la que pasaba por Tad-mir/Palmira. Ni siquiera una larga mu-ralla impidi aquel avance continuo ycorrosivo, que paulatinamente cortabalas relaciones comerciales con los pro-veedores de materias primas del Nortey del Oeste.

    Nuevas mentalidadesEn algunos casos, las ciudades sucum-ban, otras veces aprovechaban la si-tuacin para independizarse de Ur, in-cluso contando con la presencia de losnuevos e incmodos visitantes. As flo-recieron por toda Mesopotamia sobe-ranos con nombres amorreos: en As-sur, en Mari, en Eshnunna, en Babilo-nia y tambin en dos ciudades del Sur,Isin y Larsa, que fueron especialmentepoderosas cuando Ur, como un pulpode tentculos cortados, fue presa desus seculares enemigos, los elamitas deIrn.Los soberanos amorreos cambiaron enmuchos aspectos el estado de las co-

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    La legislacin compilada por el primer soberano babilonioconocido endureca las penas de la jurisprudencia anteriory consolidaba el valor ejemplar de la Ley del Talin

    Claudio Saporetti es arquelogo y profesorde Asiriologa en la Universidad de Pisa.

    Hammurabiel rey del Cdigo

    DOSSIER: LA RESURRECCIN DE BABILONIA

    Pgina opuesta: Cabeza de un soberano,quiz el propio Hammurabi, en diorita,siglo XVIII a.C. (Pars, Museo del Louvre).

    Hammurabi, de pie, espera a que el diosde la justicia, Shamash, le dicte la ley,

    en el relieve de la Estela de Hammurabi,una pieza de basalto de 2,25 metros.

    (Londres, Museo Britnico). En laportadilla del Dossier, la estela completa.

  • 4ba basado su riqueza en la produc-cin agrcola y en el trabajo de la la-na para obtener, a cambio, las mate-rias primas que le faltaban: madera,piedra, gemas y metales.

    Es obvio que la fragmentacin delgran Imperio de Ur impeda a variasciudades-estado proveerse directa-mente de vveres. Como gotas de mer-curio que absorben otras ms peque-as, algunas ciudades fagocitaron asus vecinas, y los Estados se hicieroncada vez ms grandes y menos nu-merosos. Entre ellos estaba Babilonia,que en el siglo XIX a.C., bajo una di-nasta amorrea, dispona a su alrede-dor de cierto espacio vital, aunque de-penda de otros: de los Estados orien-tales, como Eshnunna, que le propor-cionaba estao; de los meridionales yseptentrionales, como Ur y Assur, quele vendan cobre y plata; del Noroes-te le llegaban las preciadas maderasdel Lbano junto a la piedra, el vino,las especias, la obsidiana y el lapisl-zuli del Este y la Cornalina del Sur.

    Sin duda, los lugares preferidos deBabilonia eran los situados junto a losros y los grandes canales, puesto quelos productos se transportaban me-diante barcas y caravanas de asnosque seguan los caminos trazados a lolargo de las rutas fluviales. Estos cor-dones umbilicales del comercio eranfundamentales para la supervivenciade la pequea Babila, interpretadapor los semitas amorreos como Babili,"la puerta del dios" (o Bab-ilani, "lapuerta de los dioses", de donde vienenuestra Babilonia).

    Poco se sabe de los inicios de supoder, excepto el nombre del sobe-rano amorreo y algunas noticias to-madas de las "frmulas de datacin"que fechaban los documentos yque narran los principales aconte-cimientos de cada ao. El reino delprimer soberano, llamado Sumu-abum (1894-1881 a.C), abarcarapoco ms de un radio de 50 kmdesde la capital, quiz ni siquieraen todas las direcciones. Sus suce-sores ampliaron algo el territorio,

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    HAMMURABI EL REY DEL CDIGODOSSIER: LA RESURRECCIN DE BABILONIA

    sas, aportando su mentalidad y cultu-ra propias de hombres del desierto.En las disposiciones de carcter jurdi-co, por ejemplo, se aprecia rpida-mente un endurecimiento de las pe-nas, entre las cuales resalta el princi-pio del Talin: el "Ojo por ojo y dien-te por diente" est presente en el C-digo de Hammurabi, en los prrafos196 y 200; por el contrario, en los re-pertorios legales precedentes se cons-tata que tena preferencia el principiodel resarcimiento, recurrindose al Ta-lin en raras ocasiones. Se trata de uncaso, por tanto, de endurecimiento enlas relaciones entre hombre y hombre,y entre hombre y justicia.

    La desintegracin del Imperio de Urcondujo despus, en Mesopotamia, auna situacin poltica completamentediferente: a los antiguos gobernadoresque consideraban al rey de Ur comoun dios, al que incluso dedicabantemplos, les sustituyeron soberanosindependientes, empeados en defen-der a codazos, por decirlo de una ma-nera suave, su lugar bajo el sol, y pro-curando, de paso, ampliar el propioterritorio a costa de los incmodosvecinos. Fue toda una sucesin deguerras y conflictos entre los recinllegados a una tierra distinta del se-mirido desierto que estaban acos-tumbrados a recorrer.

    Una tierra muy frtilEn torno a las ciudades de las que sehaban apoderado, podan cultivarsecereales (sobre todo, cebada), legum-bres y rboles frutales (entre los quepredominaba la palmera datilera). Losproductos eran abundantes, a pesardel peligro de salinizacin del sueloque, en tiempos de Hammurabi, hizodescender las cantidades a 900 litrosde cebada por hectrea, cuando, milaos antes, alcanzaba los 2500. De to-dos modos, para mantener estos nive-les, no se poda confiar en la lluvia,pues, a menudo, slo eran posibleslos cultivos de regado.

    Naturalmente, esto supona un cui-dado constante de la canalizacinartificial, que deba ser manteniday ampliada, lo que conllevaba unenorme gasto de medios y de ener-gas. Se dedicaban vastas zonas a lacrianza del ganado, otro de los re-cursos del pas, que siempre se ha-

    Una cabeza de len resalta eneste detalle de la decoracinmural, con ladrillos esmaltados,de Babilonia, siglo VI. a.C.(Pars, Museo del Louvre).

    Soporte para ofrendas, con tres cpridosrampantes en bronce y oro, procedente de Larsa,siglo XVIII a.C. (Pars, Museo del Louvre).

    La desintegracin del Imperio de Urcondujo a una sucesin de guerras yconflictos por el poder en Mesopotamia

  • 6murabi. Ayudado por el poderossimoZimri-Lim, expuls de Mari al hijo delrey anterior de Assur y le sustituy, ha-cindose construir un fabuloso palacio,donde han sido halladas 25.000 tablillasde su archivo y del de sus predecesores.

    Hammurabi se haba convertido ensoberano de un Estado que tena unradio de accin de cerca de 80 km. y,gracias a la amistad de Zimri-Lim, el"frente septentrional" de Babilonia erauna zona tranquila y prspera. Hacia eltrigsimo ao de su reinado, Hammu-rabi pudo enfrentarse a los otros Esta-dos, derrotando y sometiendo a Esh-nunna en el Este y a la poderossimaLarsa al Sur. Se sabe poco de Zimri-Lim, a su vez derrotado, quien desapa-reci dejando a Mari en manos de suex-amigo y aliado, a quien haba pres-tado anteriormente ejrcitos de milesde hombres y en cuya corte disponade fieles y atentos embajadores.

    Fue as como los caminos de Occi-dente, de donde procedan sus antepa-sados, se abrieron an ms a Hammu-rabi con sus ricos productos, que alcan-zaban Babilonia sin incmodos inter-mediarios, al igual que las materias pri-mas de Oriente podan llegar a travsde los territorios de Eshnunna, y losproductos exticos introducidos desdeel Sur a travs de las rutas martimas delGolfo Arbigo. Fue, por tanto, a finalesde su reinado, tras casi 40 aos, cuan-do Hammurabi pudo hacer redactar sufamoso cdigo legal, escrito sobre unaestela de diorita de ms de dos metrosde altura y hallada en Susa, donde ha-ba sido llevada como botn de guerrapor un soberano elamita en una pocaposterior. A travs del articulado de susleyes y con las cartas halladas en lasciudades en las que reinaba, puede pro-fundizarse en el estudio de su persona-lidad y de la vida de su tiempo. Estuvoa cargo de la justicia y del bienestar del

    pas, hizo construir y ampliar los tem-plos de Babilonia y de otros lugares,impuls obras sociales, prestando espe-cial atencin al mantenimiento de loscanales y no se hizo divinizar.

    El reparto de la tierraEn los primeros tiempos ya exista elEsagila, el vasto lugar sagrado dondeel dios local, Marduk, tena su temploy su torre (la Torre de Babel). En loscampos, junto a las tierras cultivadasdirectamente por sus propietarios oen rgimen de aparcera, el Estado al-quilaba parcelas a concesionarios, amenudo soldados, a cambio de susservicios o de tributar las cantidadesestipuladas por el soberano. La super-ficie de tierra asignada era variable,pero sola tener, como mnimo, 6,5hectreas; segn los documentos, acambio de dicha parcela era obligato-rio trabajar para el Estado 20 das alao y, en caso de guerra, integrarseen el ejrcito.

    Pero se necesitaban sustitutos y latierra no era suficiente como para man-tener a dos familias, ms an si se de-ban pagar tributos y mantener el te-rreno en barbecho para sostener suproductividad. Por tanto, hubo de re-currirse a complicados sistemas deaparcera, con altibajos entre las fami-lias de los propietarios y de los conce-sionarios estatales, que muy a menudopedan y hacan prstamos. Los prsta-mos (plata y cebada, frecuentementecon la clusula de restituirlas tras la re-coleccin), se concedan tambin porparte de las administraciones de lostemplos. En la poca de la cosecha,siempre se reclutaban trabajadoreseventuales, cuya contratacin perma-nente hubiera sido imposible.

    Esta fragmentacin de la tierra en pe-queas y grandes haciendas, a menudo

    familiares, condujo a peligrosas des-compensaciones. El empobrecimientoocasionado por el sistema del prsta-mos era tal que, frecuentemente, lossoberanos promulgaban un edicto dejusticia que condonaba las deudas delos agricultores reducidos a la miseria,una exencin de los atrasos fiscales y la

    liberacin de quienes hubieran sido re-ducidos a la esclavitud a causa de lasdeudas. Ejemplos de esta prctica sondos edictos promulgados por los suce-sores de Hammurabi: Samsu-iluna yAmmi-saduqa.

    Es difcil definir la escala de las clasessociales de la poca; desde los siervoshasta los hombres libres que, endeuda-

    dos hasta la mdula, podan perder sulibertad; desde los sometidos hasta losgrandes terratenientes, a los altos fun-cionarios del Estado y a las sacerdotisasdel dios Shamash de Sippar, la ciudadque estaba consagrada al Sol, dondequiz se conservara la estela del Cdigo.

    Estas ltimas, que desaparecieron

    tras la poca de Hammurabi, pertene-can a las grandes familias y, al no te-ner marido ni hijos, podan gestionarpersonalmente sus bienes, puesto quela dote con la que entraban en el tem-plo segua siendo de su propiedad.As, tambin podan alquilar casas, ha-cer negocios, conceder prstamos, ce-der tierras en rgimen de aparcera,

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    S. XXII-XXI. Babilonia bajo elImperio de Ur (III Dinasta deUr)1894-1595. Dinasta amorreade Babilonia1792-1750. Reinado deHammurabi

    S. XVI-XV. Dinasta de losPases del MarS.XV-1157. Dominacin casita1156-626. Dinastas varias ydominacin asiria728-727. Reinado del asirioTiglat-pileser III (bajo elnombre de Pulu)

    721-710. Reinado deMerodach-baladan II689. Senaqquerib destruyeBabilonia625-539. Dinasta caldea625-605. Nabopolassar604-562. Nabucodonosor

    555-539. Nabnido538-331. Dominacin persa538-530. Ciro485-465. Jerjes (destruccinde Babilonia)335-331. Daro330-323. Alejandro Magno

    CRONOLOGA

    Ur

    Susa

    Obeid

    HassunaMosul

    Dur Kurigalzu

    ufrates

    Tigris

    Tigrisufrates

    Babilonia

    ZONA AMPLIADA

    Larsa

    Khorsabad

    LagashUmma

    Nippur

    Eshnunna

    Samarra

    NimrudBalawat

    NniveTell Halaf

    Assur Nuzi

    Mari

    Kish

    GolfoArbigo

    LagoUrmia

    MontesZagros

    Elam

    Caldeos

    Kurritas

    Urartu

    Mitani

    Sumer

    AkkadArameos

    Amorreos

    Casitas

    Asiria

    Lago Van

    La Babiloniade HammurabiLa Babilonia

    de Hammurabi

    El Estado alquilaba parcelas de tierra aconcesionarios que tenan la obligacinde combatir, si se declaraba una guerra

    Restos del gran templo escalonado dedicado al dios Enlil (el actual Qalat Shergat, en Irak).

    Un orante enbronce y oro,de Larsa, sigloXVIII a.C.(Pars, Museodel Louvre).

    Carro de terracota, siglo XIII a.C.

    chocando con algunas ciudades delSur: Ur e Isin, a las que derrot, y Lar-sa, por la que fue vencida.

    La forja de un ImperioHammurabi (1792-1750 a.C) ha pasadoa la Historia gracias al Cdigo, pero ju-g un papel que va ms all de esteimportante documento. Cuando ascen-di al trono, hall la frontera sur cerra-da por el Estado de Larsa, que habaabsorbido Isin, mientras que al nortedeba enfrentarse al poderoso rey deAssur, otro amorreo que haba expul-sado al rey de Mari importante ciudadprxima al ufrates y haba entroniza-do en esta ciudad a un hijo suyo, queadems era un inepto.

    Al rey babilonio no le quedaba sinouna larga y prudente espera. Las cosasse resolvieron cuando, tras la muerte delrey de Assur, se hizo con el trono Zim-ri-Lim, que fue el mejor aliado de Ham-

    Estela de Marduk, primer milenio a.C. El len de Babilonia, s. VI-V a.C. Alejandro Magno

  • disponer de cientos de bvidos y deovejas. Algunas de ellas pertenecana la casa real e, incluso, las habaque saban leer y escribir.

    Los sacerdotes gozaban de unabuena posicin social. Ms que ejer-cer el sacerdocio como lo entendera-mos hoy, gozaban principalmente deprebendas debidas a su cargo y po-dan venderlas.

    El llamado muskhenu (a travs delrabe, se ha convertido en nuestromezquino) era alguien de rango hu-milde, quizs alguien ligado al pala-cio; no un esclavo, puesto que podaposeerlos, pero era ciertamente de unrango inferior al awilu, es decir, alhombre, ser humano libre de actuarpor s mismo. El Cdigo castigaba conmayor severidad el dao ocasionado aun hombre que a un mezquino.

    Se dispone hoy de gran cantidad dedatos sobre la sociedad y la vida de lapoca, gracias a las cartas y al Cdigoque, siendo el ms rico en normas y elms interesante estticamente entre losmesopotmicos que conocemos, no esni el ms antiguo, ni el ms reciente; sinembargo, es el ms famoso, y sus nor-mas aparecen copiadas en tablillas dearcilla de poca posterior.Aunque no fuera el primer legisladordel mundo y si tampoco puede decir-se que su reinado de ms de 40 aos,fuese una edad de oro, Hammurabi

    tuvo, junto con los reyes de aquel pe-riodo, un gran mrito. En aquella po-ca se diferenci la figura del soberanode Babilonia de la del de Asiria. En si-glos sucesivos se ver esta diferenciafundamental: el rey asirio combatir conla ayuda constante de sus dioses, peroactuando en primera persona e inun-dando el mundo de inscripciones au-tolaudatorias y propagandsticas, don-de es caracterstica la complacencia enla crueldad y donde la actitud afectada

    y partidista obliga al lector a dudarsobre la realidad de los hechos na-rrados.

    Por el contrario, el rey babilonio,en vez de considerarse vicario deldios, actuaba en favor del pueblo,

    del que era padre y pastor; se com-placa en recordar, sobre todo, lasobras ejecutadas en beneficio de supueblo y en honor de la divinidad: ca-nales, ofertas cultuales, construccin yrestauracin de templos. Las noticias,no siempre favorables, de carcter mi-litar quedan simplemente reseadas.

    Marduk, al frente de los diosesEn esta poca, comenz la supremacacultural de Babilonia, que condujo aldios local Marduk a la cumbre de laasamblea de los dioses. Retomando amenudo aspectos y figuras de la pre-cedente mitologa sumeria nacieron, exnovo o reelaboradas, obras literarias degran inspiracin, como los poemillasde Etana y de Gilgamesh, destinados aser recogidos y retocados a continua-cin y que fueron estudiados y conser-vados tambin por los asirios. stosconsideraban a Babilonia como la ca-pital moral de Mesopotamia y casisiempre la respetaron cuando consi-guieron dominarla.

    En las obras literarias destaca esta ca-racterstica de individualidad del hom-bre babilonio respecto a la mentalidad

    precedente. Se exaltaban las empresasde los superhombres que, sin embar-go, no era dioses; se subrayaba el crueldestino de una humanidad sujeta a lasinjusticias y a la muerte y, como reac-cin, se sugera una visin hedonistade la vida. Esta individualidad destacaclaramente en las cartas privadas, porlas que se pueden conocer distintos as-pectos de la vida cotidiana, con susproblemas, sus tragedias, los negociosy los comportamientos sociales.

    Innovaciones para la pazNovedad positiva de este periodo fuela introduccin de nuevos instrumentosde trabajo, nuevas plantas y animales,nuevos mtodos para combatir la sali-nizacin del suelo, as como una ex-pansin de diversas experiencias cultu-rales, junto con el comercio a larga dis-tancia. Muchos textos de geometra em-prica demuestran otros intereses y re-sultados increbles, alcanzados por loscientficos de una poca tan temprana.

    Sin embargo, del tiempo de Hammu-rabi han llegado hasta nosotros pocasobras artsticas y escasas innovacionesen lo que a tecnologa militar se refie-re. Los soldados eran ciudadanos y ar-tesanos, someramente adiestrados, ar-mados con arcos, hachas, lanzas y ma-zas. El carro ligero, tirado por caballos,aparecera hacia la mitad del II mile-nio; el arco compuesto y la caballera,an ms tarde.

    Toda esta informacin sobre la po-ca procede, en su mayora, de los tex-tos cuneiformes. Los hallazgos arqueo-lgicos son, sin embargo, escasos; dela Babilonia de Hammurabi ha queda-do muy poco, en parte, porque fueanulada por la gran Babilonia de Na-bucodonosor y, tambin, por la subidadel nivel fretico ha consumido casi to-do lo que poda quedar. De tal mane-ra que, para imaginar el aspecto de laciudad del siglo XX a.C., debemos re-

    currir a las excavaciones de otros em-plazamientos contemporneos, quemuestran un trazado laberntico, reco-rrido por tortuosas callejuelas, repletasde casas contiguas y ortogonalmentedispuestas.

    Los hallazgos paleobabilnicos, esdecir, del periodo de Hammurabi, rea-lizados por Robert Koldewey entre1899 y 1901, son casi todo lo que te-nemos a estas alturas. La informacinque las excavaciones nos proporcio-nan es an insuficiente, incluso en loreferente a la edificacin. S hemosconseguido ciertas muestras de la cer-mica y de figuras realizadas sobre se-llos, pero an escasea la estatuaria y

    carecemos por completo de pintura. ElCdigo fue llevado por un rey elamitaa Susa y all fue hallado. Gracias a esocontamos con el bello ejemplo del re-lieve que lo decora en su parte supe-rior, donde Hammurabi aparece oran-do ante el Sol, dios de la justicia. Elresto es incierto: por ejemplo, se hahallado, tambin en Susa, una bella ca-becita que representa a un soberanode expresivo retrato. Pero, se trata deHammurabi? Puede que fuera otro rey

    de Babilonia, o incluso del Estado rivalde Eshnunna, vctima tambin del ex-polio de las estatuas de sus soberanos.

    An se conserva el amplio canal cua-drado que marca el contorno de la fa-mosa Torre de Babel. Se sabe que fuereconstruida por Nabucodonosor sobreel permetro (90 m de lado) de unaprecedente, que se diferenciaba por suescalera, no en espiral, sino con unaescalinata perpendicular a la fachada yotras dos laterales convergentes. Es po-sible que esta Torre, que a su vez sehaba edificado sobre otra de propor-ciones menores, fuera construida porHammurabi pero faltan las inscripcio-nes para confirmarlo. n

    8 9

    HAMMURABI EL REY DEL CDIGODOSSIER: LA RESURRECIN DE BABILONIA

    4-5. Si un hombre presta falso testimonioen un proceso por un delito que contemplala pena de muerte, ste ser condenado amuerte; si el proceso contempla el pago deuna suma, ser condenado a pagar la mis-ma cantidad.14. Si un hombre rapta al hijo de otro, se-r condenado a muerte.23-24. Si se produce un robo y el ladrnno es capturado, la vctima debe declararbajo juramento la entidad de la prdidasufrida y los conciudadanos y el goberna-dor del distrito en el que se ha producidoel robo le resarcirn de la prdida. Si lavctima pierde la vida, los conciudadanos yel gobernador resarcirn a su familia conuna mina (= 1/2 kg) de plata.70. Si un hombre construye una casa sobre

    el muro indefenso del vecino sin que l losepa, debe restituir el terreno y entregar lacasa al vecino.113. Si un hombre, acreedor de una suma,sustrae bienes de su deudor sin que ste losepa, debe restituir todo lo que ha tomadoy ya no tendr derecho a la restitucin dela suma prestada.151. Si un hombre otorga a su mujer undocumento con la declaracin de que nose servir de su persona para pagar lasdeudas contradas antes de los esponsales,los acreedores no tendrn ningn derechosobre ella.167. A la muerte del padre, los hijos delprimer y del segundo matrimonio deberndividir separadamente las dotes de las res-pectivas madres, y debern dividir conjun-

    tamente y en partes iguales los bienes delrdito paterno.196 y 200. Si un hombre provoca la prdi-da de un ojo, ser condenado con la mismapena. Si hace perder a otro un diente, se learrancar un diente.

    De la Babilonia de Hammurabi quedapoco, en parte porque fue anulada por la gran ciudad de Nabucodonosor

    OJO POR OJO, DIENTE POR DIENTE

    Fragmento de la inscripcin de la Estela deHammurabi, con textos legales.

    Tablilla cuneiforme que resea las conquistasde Sargn (Londres, Museo Britnico).

    Sello mesopotmico con su impronta, que contiene una plegaria, siglo X a.C.(Londres, Museo Britnico).

  • cambiaron en Babilonia. El rey y lanueva aristocracia militar, cuyo ascensohaba sido favorecido por la introduc-cin del carro de guerra, estrecharonsus vnculos ante la merma de la po-blacin ms humilde. Los edictos dejusticia que pretendan anular las deu-das, perdieron eficacia hasta desapare-cer y los prestamistas pasaron a ser,fundamentalmente, el palacio y la li-te que le rodeaba. Babilonia sali vi-gorizada de esta nueva fase, situndo-se, incluso, entre las primeras poten-cias del Prximo Oriente, junto con loshabituales elamitas, kurritas y mitan-nios, que seran sustituidos ms tarde

    por los asirios y los hititas de Anatolia.Bajo esas potencias de la poca, re-

    gidas por grandes soberanos, se halla-ban los Estados vasallos, gobernadospor pequeos soberanos que gozabande su proteccin. Los grandes sobera-nos se llamaban hermanos entre s,emparentaban mediante matrimoniosdiplomticos, se hacan regalos y re-dactaban acuerdos que pretendan serrazonables; el conjunto, sin embargo,no era idlico ni afectuoso, sino que sedesarrollaba entre tensiones, obstcu-los, dilaciones y desaires.

    Tambin las guerras deban ser con-ducidas de manera aristotlica, sin en-

    gaos ni ataques sorpresa, sino con re-glas precisas, casi caballerescas, con uncarcter rdlico (juicio de Dios) queenfrentaba a rangos similares. No porcasualidad nos hallamos en la poca dela Guerra de Troya. Si bien gobernadapor soberanos extranjeros, el prestigioque Babilonia haba adquirido en subrillante pasado hall una aplicacinen el uso del acadio-babilonio comolengua diplomtica internacional.

    Se desconoce cmo y ni por cul de

    11

    Reconstruccin ideal, a la acuarela, del asalto asirio a Lagash, por Alan Sorrell

    (Londres, Museo Britnico).

    Como todos los vastos Impe-rios, el de Hammurabi tam-poco tard en disgregarse.Sus sucesores se vieron obli-

    gados a reprimir revueltas y a soldar fi-suras internas. Samsu-iluna (1749-1712) hubo de afrontar la rebelin deimportantes ciudades (Ur, Uruk, Isin)recin incorporadas al reino, mientrasque al sur, a lo largo del Golfo Arbi-go, se hizo independiente un Pas delMar. Pero el verdadero peligro llegaba,esta vez, de Oriente, de aquellas mon-taas que a lo largo de toda su exten-sin fueron salvadas por pueblos br-baros atrados por la rica Mesopota-mia. Se trataba de los casitas que, ini-cialmente, fueron tan slo una detantas poblaciones no semitas quedeban ser controladas con lasarmas o con relaciones de tole-rancia pacfica.

    Los casitas no haban llega-do en grandes oleadas. Unreino situado al norte de Mari,que se independiz rpida-mente de Babilonia tras Hammura-bi, ya contaba con un soberanode nombre casita. Casi podramoscomparar a estos casitas con hie-nas que infestaran el pas, listas

    para devorar las presas muertas porlas fulminantes incursiones de velocesy potentes felinos.

    Uno de estos felinos fue Murshili, reyde los hititas, un pueblo de Anatolia.En una increble incursin a travs deAlepo y descendiendo el curso del u-frates, asalt Babilonia. Sed de botn?Simple manifestacin de poder? Fueuna guerra relmpago que lleg abuen puerto o una infeliz tentativa deampliar desmesuradamente su reino?Est claro que el rey hitita saque laciudad y luego regres a su tierra, per-

    mitiendo que otros aprovecharon lasituacin para ocupar Babilonia.

    El destino de este pas es extrao:en la lengua acadio-babilnica secompilaban cdices, se realizaban

    edictos, se enviaban cartas y seredactaban contratos, pero los

    nombres de los soberanos son deotra naturaleza: en primer lugar

    amorreos; luego, en una len-gua que ni siquiera era semi-ta; a continuacin, fueron

    nombres acadios, es decir, se-mitas asirio-babilonios, bajo elinflujo asirio y con la dinasta lla-mada caldea.

    Tras un hiato cronolgico, co-mnmente conocido comoedad oscura durante la cualdebieron adaptarse a su nuevo

    papel, que comportaba miles de

    problemas polticos y administrativoshallamos a los casitas instalados en Ba-bilonia. Hititas, kurritas, casitas: pueblosno semitas, algunos de lengua clara-mente indoeuropea (hititas), o con ter-minologa y onomsticos indo-irnicos;pueblos existentes desde hace tiempo yya conocidos, pero que en el siglo XVIa.C. entran en escena de forma contem-pornea a la introduccin de la crianzacientfica del anshekurra (el asno de lamontaa, es decir, el caballo) y de suempleo en el campo militar con la in-troduccin del formidable carro ligero,que se mova sobre dos ruedas radiales.

    Con los casitas, por tanto, las cosas

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    Estatuilla de oro de una divinidadmasculina del siglo XIV (Pars, Museodel Louvre).

    brbaroEl yugoDurante un milenio, entre los siglos XVIIIy VII a.C., Babilonia fue sometida porextranjeros casitas, elamitas, asirios queesquilmaron sus tierras y sus ciudades

    DOSSIER: LA RESURRECCIN DE BABILONIA

  • Es una lstima que no se conozcanni el trazado ni las ruinas de la Babilo-nia casita, pero contamos con ejemplosde otras localidades. Como materialepigrfico-arqueolgico, tpico de esteperiodo, existen varios ejemplares dekudurru, cipos (hito, mojn o estela), amenudo decorados con relieves querepresentan los smbolos de la divini-dad, que registraban concesiones detierras a personajes privilegiados conrespecto a una poblacin cada vez msempobrecida, privada de tierras, dedi-cada a un trabajo dependiente y servilque sustitua a la actividad asalariada.Descendi la poblacin, de deteriorel tejido social y se empobrecieron lastierras. Aument el nmero de escla-vos a causa de las deudas, as como lasmigraciones hacia una improbable me-jora de vida en pases extranjeros o ha-cia zonas solitarias y lejos del controldel poder.

    Se salvan la cultura y los diosesEn contraposicin, la cultura no se vioafectada. Como ya se ha dicho y se di-r acerca de otros pueblos, puede afir-marse que los conquistados conquista-ron a los conquistadores, porque losrudos casitas no impusieron sobre Ba-bilonia sus brbaras leyes sino que seacoplaron a su altura espiritual. Esta esuna poca en la que los grandes te-mas, tambin los picos, que habanaparecido en edad paleobabilnica, seretomaron, recopilados en versiones-estndar por escribas que son tambinconsiderados como autores, aunque enrealidad actuaron como reelaboradoresy compiladores de obras cuyos temashaban sido creados previamente porotros. Esto no impidi que los casitasdieran una impronta totalmente nuevay personal a los temas que haban he-redado y retomado, ni que hubiera unacreatividad que reflejaba la situacinde un momento en el cual el hombre,con la prdida de la importancia abso-luta de Babilonia y con la crisis social ydemogrfica, pona en duda sus creen-cias sobre el significado de la vida.

    Una solucin a sus dudas, aparte delsuicidio, era el recurso a la intraduciblesabidura de los dioses, quiz con ayu-da de exorcismos, de los cuales Mar-duk de Babilonia fue la divinidad pre-eminente. Marduk se convirti, sobretodo con su hijo Nabu, en dios de Bor-

    Estatuilla de unportador de ofrendas,procedente de Susa,siglo XIV a.C. (Pars,Museo del Louvre).

    los casitas fue conquistada Babilonia.Est comprobado que un rey casitarestituy la estatua del dios nacionalMarduk, que el hitita Murshili se haballevado al norte, a la regin de Khana,situada alrededor de Mari y ms all desta. El Pas del Mar, al sur, result ab-sorbido por la nueva nacin, as queBabilonia (en casita, Karduniash; enegipcio Shankhara) fue considerada atodos los efectos uno de los Estadosdirigidos por un gran soberano.

    Matrimonios a peso de oroEn esta poca, el verdadero enemigo deBabilonia fue Asiria, que poco a pocose haba liberado de los incmodos ku-rritas que la rodeaban, se haba fortale-cido a su costa y haba comenzado una

    vigorosa expansin. Aunque la potenciade los viejos tiempos se haba visto re-ducida, ya por el nacimiento de nuevosestados ya por el desplazamiento delcentro de gravedad poltico, Babiloniasegua desarrollando su papel, mante-niendo relaciones, epistolares y matri-moniales, incluso con Egipto, y preten-diendo obtener grandes cantidades deoro egipcio a cambio de que la hija delrey se casara con el Faran, puesto queEgipto no acostumbraba jams a reali-zar intercambios de este tipo.

    Ese es el caso del rey Burna-Buriash(1375-1347), al no poder tener una prin-cesa egipcia se cas con la hija del rey

    asirio Assur-uballit (1365-1330), pero es-to fue el comienzo de los problemas. Elhijo nacido de este matrimonio, herede-ro del trono babilonio, fue eliminado enuna revuelta palaciega, provocando laintervencin del soberano asirio, queimpuso como rey de Babilonia al her-mano menor del asesinado. Pero ste sesenta ms babilonio que asirio y com-bati contra el pueblo de su abuelo ycontra Elam, llegando a conquistar laimportante ciudad de Susa.

    La hostilidad entre Babilonia y Asiria

    culmin en una batalla decisiva entreel rey casita Kastiliash IV (1242-1235) yel gran soberano asirio Tukulti-NinurtaI (1244-1208), que result vencedor,captur a su enemigo y conquist Ba-bilonia, donde impuso regentes sumi-sos a su poder. Tukulti-Ninurta I se lle-v a su pas la estatua del dios Marduk.

    Golpe final elamitaTras la muerte del poderoso Tukulti-Ninurta, los casitas volvieron a reinarcon un cierto xito hasta que sus ene-migos ya histricos, asirios y elamitas,consiguieron debilitarlos. Los elamitasasestaron el golpe final: su rey Shu-

    truk-Nakhkhunte invadi el pas, de-vastando las ciudades babilonias: entreellas, Eshnunna; despus, Sippar en lacual, seguramente, se apoderaron de laestela del Cdigo de Hammurabi y sela llevaron a Susa y Dur-Kurigalzu,cerca de la actual Bagdad, en la queexistan un palacio real casita y zigurat(torre-santuario con terrazas escalona-das) que, erosionado y reducido, anpuede verse. Un nuevo rey elamita,Kutir-Nakhkhunte, conquist finalmen-te Babilonia, haciendo que la errante

    estatua de Marduk se entronizara enSusa.

    Casi de forma contempornea se de-rrumbaron otras entidades polticas,pero por razones completamente dife-rentes y extraas a Mesopotamia: losPueblos del Mar haban pasaron comouna plaga de langosta. Egipto logr re-sistir; Ugarit, importante ciudad situadaen la costa oriental del Mediterrneo,capitul, y tambin los hititas cayeronbajo otras presiones. Fue as como unode estos "pueblos", los orgullosos filis-teos, se establecieron en la tierra deCanan, que tom de ellos el nombreque ahora ostenta: Palestina.

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    La Babilonia casita lleg a mantenerrelaciones epistolares e inclusomatrimoniales con los faraones de Egipto

    Cipo de Melishipak con diosescasitas, s. XII a.C. (Pars, Louvre)

    Cara anterior de una estela de piedra calcrea dedicada al dios Marduk,del siglo X a.C. (Pars, Museo del Louvre).

    Cipo casita con la diosa de lamedicina, Susa, s. XII a.C.

    EL YUGO BRBARO DOSSIER: LA RESURRECCIN DE BABILONIA

  • La ampliacin de las zonas ridas su-puso la utilizacin, de modo ms rele-vante que en el pasado, de camellos ydromedarios, que permitieron abrirnuevas vas de comunicacin gracias asu resistencia a la falta de agua y tam-bin efectuar incursiones ms rpidasen poca de guerra. Comunicaciones ycombatientes se valieron tambin delcaballo con estribo (aunque el verda-dero estribo estaba an por venir): porello eran considerados correos velocese invencibles jinetes.

    Mientras tanto, nuevas gentes proce-dan a instalarse en Mesopotamia. Eranlos arameos, portadores de dos impor-tantes novedades: la lengua aramea yla escritura alfabtica, destinadas aunirse a la lengua tradicional babiloniay a la escritura silbica cuneiforme,que an se conservaron hasta la pocapersa. Pero los documentos alfabti-cos, escritos principalmente sobre ma-teriales ms frgiles y perecederos quela terracota, desaparecieron y nadaqueda. Por el sur se infiltraron los cal-deos, tribus sedentarias y poderosasque comenzaron a hacer notar su pre-sencia en la zona babilonia, que jamssucumbi al dominio elamita.

    Mientras tanto, en Babilonia se habaimpuesto la denominada II dinasta deIsin (1156-1025), que tom el nombrede esa ciudad, que ya era poderosa an-tes de su definitiva afirmacin por par-te de Hammurabi. El rey Nabucodono-sor I (que no debe ser confundido conel futuro gran Nabucodonosor de la Bi-blia) atac Elam a finales del siglo XII,llegando a invertir la situacin hastaocupar Susa, la capital. As, Marduk,imaginemos con qu tipo de festejos,inici su retorno triunfal.

    La expulsin de los elamitas puso encontacto directo a Asiria y Babilonia,con escaso xito. Su comercio no po-

    da aprovechar la ruta del ufrates ha-cia el norte, cerrada por las tribus ara-meas, ni al sur de la ruta del Golfo Ar-bigo, cerrada por las tribus caldeas.Fue un periodo en el cual no se atenula crisis precedente. De este modo, lapoblacin de la zona babilonia dismi-nuy, diezmndose en algunas regio-nes e incluso reducindose a un cuartode la misma en otras; adems se agra-varon viejos problemas complicadospor las nuevas infiltraciones nmadas,por los frecuentes enfrentamientos b-licos y por las catstrofes naturales:prolongadas sequas y epidemias de-vastadoras. Adems, en Babilonia con-tinuaba la inestabilidad poltica, ha-cindose crnica. Se sucedieron distin-tas dinastas, con soberanos de los Pa-ses del Mar (1024-1004), otros denombre acadio e incluso se dio el ca-so de un elamita (983-978).

    Despus, las fuentes informativas

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    disminuyen rpidamente y slo algndato de procedencia asiria atena la to-tal oscuridad. Sin embargo, existen tex-tos indicativos y significativos, comolas "profecas" que auguraban desgra-cias o amonestaciones muy severas alos reyes para que no gobernasen conprepotencia o injusticia.

    Arietes y carros armadosA partir del siglo IX, comenz la ex-pansin de los asirios, que se lanzaronsobre las tribus y Estados arameos, lesderrotaron engrandecieron su nacinhasta Assurbanipal, dos siglos despus.Son los tiempos de la aterradora pro-paganda de los asirios, de sus asedioscon arietes y carros armados, de lasgrandes construcciones en Nnive yNimrud, de los enormes toros aladoscon rostro humano, de las largas seriesde bajorrelieves que representan reyes,genios alados, guerras, asedios o cazasde gacelas, de caballos salvajes, de le-

    ones. Son los aos, en suma, de ungran "Imperio" destinado, sin em-

    bargo, a desmoronarse dos si-glos despus, derrotado por Ba-

    bilonia, aliada de los medos. Pero,entre tanto y durante doscientos aos,Babilonia hubo de soportar la inter-vencin, si no la ocupacin, de susparientes septentrionales.

    Hay un ejemplo significativo en elmismo siglo IX: cuando reinaba en Ba-bilonia Marduk-zakir-shumi, su herma-no Marduk-bel-usate le oblig a ceder-le la mitad de su reino. El rey pidiayuda al asirio Salmanasar III (858-824)y en poderoso rey derrot al usurpa-

    dor y, ya lanzado, alcanz el GolfoArbigo sometiendo a los cal-

    En el periodo casita se desarroll la cra del caballo. Estatuilla de hombre con caballo del sigloXIX a.C., procedente de Anatolia(Pars, Museo del Louvre).

    sippa, protagonista de un gran ciclocultual que culminaba con la fiesta delAo Nuevo; pero tambin poda ser,como otras divinidades, el dios perso-nal con quien establecer una relacindirecta a travs de la oracin indivi-dual, fruto de la meditacin y de la in-trospeccin.

    Tambin se adoptaron con xitonuevas tcnicas e innovaciones queprocedan del noroeste y se difundana lo largo de un eje en torno al cualgravitaban los mayores intereses pol-ticos y comerciales de los que Babilo-nia se hallaba entonces desplazada.Existen tratados sobre el teido de lostejidos entre ellos, la prpura feniciala preparacin de perfumes, el mode-lado de vidrio y piedras semipreciosasartificiales, que pretendan sustituir alas autnticas, ms raras y refinadas.

    Llegan los asiriosEl dominio casita fue uno de los ma-yores traumas vividos por Babilonia,pero no el nico. Tras su apogeo co-menz el declive y la inestabilidad po-ltica y social, que fueron aprovecha-dos por los asirios. La crisis atravesadapor Babilonia, y por todo el mundooriental, a las puertas del I milenio a.C,ha sido considerada como el paso de

    la Edad del Bronce a la Edad del Hie-rro. Las incursiones de pueblos extran-jeros dieron fin a un mundo que atra-vesaba una crisis demogrfica y econ-mica, en el que las ciudades eranabandonadas y los campos quedabanyermos. Eso se deba, por una parte,al irracional enriquecimiento de los re-yes y de la aristocracia a costa de unapoblacin oprimida; por otra, a la su-cesin de varios aos de sequa. Estosgraves problemas provocaron una ca-dena de efectos an ms negativos: lared de canales fue descuidada; las zo-nas poco habitadas se despoblaron;aument la inseguridad en las rutas decomunicacin provocando el miedo, eldesorden y el declive del ya precariocomercio.

    La cada de los grandes soberanossignific la destruccin de los palaciosy de las ciudades y, por tanto, la inte-rrupcin de las relaciones diplomticasy comerciales. Al tiempo que Babilo-nia, se desplomaban el reino de los hi-titas, la Grecia micnica, Chipre sefragmentaba en pequeos Estados ha-

    bitados por diferentes razas... Aguan-taron Egipto, que haba rechazado alos invasores, y Asiria, que no se habavisto directamente afectada.

    Las ventajas del hierroLos tiempos cambiaban. Nuevos proce-dimientos tcnicos, as como la crisiscomercial del bronce y del cobre, con-dujeron a la generalizacin del hierro,que se hallaba en cantidades modestaspero suficientes para las exigencias delpas y que proceda de zonas no dema-siado lejanas. El uso del nuevo metalpermita efectuar abancalamientos agr-colas e intensificar las prospeccionesmineras en la montaa, adems de per-feccionar las excavaciones de pozosms profundos en la llanura.

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    Presentamos en esta tabla los nombres de los reyes citados en este y en los prximos captulos del presente dossier.

    ASIRIANombre original Nombre en Significado

    otras fuentes

    Adad-narari El dios Adad es mi ayudaAssur-aha-iddina Asarhaddon El dios Assur me ha dado

    un hermanoAssur-ban-apli Assurbanipal El dios Assur es el creador

    Sardanapalo del primognitoAssur-uballit El dios Assur ha tenido

    en vidaSin-ahhe-eriba Senaqerib El dios Sin ha sustituido

    a los hermanos (muertos)Shamshi-Adad El dios Adad es mi solSharru-kin Sargn Rey legtimoShulmanu-ashared Salmanasar El dios Shulmanu

    es preeminenteTukulti-apil-Esharra Tiglat-pileser El primognito de Assur

    es objeto de mi confianzaTukulti-Ninurta El dios Ninurta es objeto

    de mi confianza

    BABILONIANombre original Nombre en Significado

    otras fuentes

    Awil-Marduk Evil-Merodac Hombre de MardukBel-shar-usur Belsazzar Dios Bel (Marduk)

    Baltazar protege al rey!La-abashshi-Marduk Dios Marduk no me

    avergenzo!Nabu-apla-usur Nabopolassar Dios Nabu protege

    al primognito!Nabu-kudurri-usur Nabucodonosor Dios Nabu protege

    Nebukadrezzar a mi vstago!

    Nabu-na'id Nabnido El dios Nabu es glorificadoNabu-zera-iddina Nabuzar(a)dan El dios Nabu me ha dado

    descendenciaNergal-shar-usur Neriglissar Dios Nergal protege al rey!Marduk-apla-iddina Merodac-baladan El dios Marduk me ha dado

    un primognitoMarduk-balassu-iqbi El dios Marduk

    ha decretado su vidaMarduk-bel-usate El dios Marduk es el seor

    del socorroMarduk-zakir-shumi El dios Marduk ha dado

    el nombre

    NOMBRES DE LOS SOBERANOS

    Relieve de Urartu, regin entre Mesopotamiay Asia Menor, con portadores de ofrendas

    ante un edificio. Primer milenio a.C. (Ankara,Museo Arqueolgico).

    EL YUGO BRBARO DOSSIER: LA RESURRECCIN DE BABILONIA

  • bin conocido en la Biblia con el nom-bre de Merodak-baladan, jefe absolutode los caldeos, que, adems, contabacon apoyo de los elamitas.

    Venganza asiriaBabilonia comenz as un nuevo de-clive. Su ruina final fue ocasionadapor el rey asirio Senaquerib (704-681)que, en primer lugar, coloc a un re-gente a la cabeza del pas pero des-pus se vio obligado a nombrar comovicario a su propio hijo al que, duran-te una campaa militar, consiguieron

    capturar y asesinar los elamitas. Elgran Senaquerib sigui combatiendohasta recuperar Babilonia. Para la ciu-dad fueron das muy amargos: ha-biendo desviado las aguas del ufra-tes, Senaquerib la sumergi, destru-yndola completamente con la inten-cin de borrarla definitivamente de lafaz de la Tierra. De este modo se per-dieron para siempre numerosos testi-

    monios arqueolgicos de este pero-do. Entre lo que ha llegado a nosotrospueden destacarse las interesantes fi-guras de los dioses Marduk y Adad,representados en relieve en las super-ficies cilndricas de los sellos divinos.Pero sobre todo destaca el kudurru deMarduk-apla-iddina II, actualmente enel Museo de Berln, donde bajo loshabituales smbolos divinos, est re-presentada la esplndida escena deencuentro entre el soberano y un altodignatario de la corte.

    El respeto que Babilonia haba mere-

    cido a lo largo de los siglos hizo quela brbara accin de Senaquerib, ena-jenado por la muerte de su hijo, fueraseveramente condenada, pero perma-necieron sus tremendas consecuencias.Tratando de remediar el inevitable des-prestigio que aquella destruccin hacarecaer sobre Asiria, Asarhaddon (680-669), hijo del cruel asirio, comenz r-pidamente la reconstruccin de la ciu-

    dad aniquilada intentando recuperarla,aunque continu con la poltica hostilhacia las tribus caldeas y hacia todossus enemigos, incluido Egipto, quelleg a ocupar en parte.

    A finales de su reinado, Asarhaddondividi el imperio en dos, legando Ba-bilonia a su hijo mayor y nombrandocomo sucesor en Asiria a Assurbanipal(668-627), el Sardanpalo de los grie-gos, que conquistara Egipto. Pero nose detuvo aqu: su hermano quiso libe-rarse, en Babilonia, de la tutela asiria,con tanto con la ayuda de varios alia-dos Elam, entre ellos, y fue derro-tado por Assurbanipal. De este modo,el rebelde termin en la pira de su pa-lacio babilonio y a la ciudad se le im-puso el acostumbrado vicario asirio,mientras el pas de Elam fue entera-mente ocupado. As alcanz su apogeoel Imperio asirio, pero su final iba a serfulminante.

    Mientras tanto, se iban asomado a laHistoria nuevos pueblos, ms o menospeligrosos para Asiria: cimerios, esci-tas, frigios, libios, medos y rabes, quecon los viejos e histricos enemigos,constituan peligros que no hacan pre-sagiar nada bueno. n

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    La ruina final de Babilonia fue causadapor el rey asirio Senaquerib, que desviel ufrates para borrarla de la Tierra

    deos. En Babilonia recibi numerosospresentes y se sabe que realiz ofren-das en las ciudades santas de Borsippay Kuta y en la propia capital, lo quedemuestra que los asirios sentan granconsideracin y veneracin por Babi-lonia.

    Junto a las figuras de los vencidos,Salmanasar hizo esculpir en la base desu trono una famosa escena, en la queaparecen representados l mismo y elrey de Babilonia Marduk-zakir-shumidndose la mano. Es una escena bienintencionada, pero slo en apariencia,puesto que el favor fue devuelto pocodespus: Salmanassar hubo de afrontaruna importante revuelta interna, queperdur tras su muerte; para terminarcon los sediciosos, su hijo Shamshi-Adad V (823-811), el marido de Sem-ramis, hubo de firmar con Marduk-za-kir-shumi un tratado de amistad, clara-mente favorable a Babilonia: en l seindicaban solamente divinidades babi-lonias y el soberano asirio no lleva elttulo de rey.

    Para Shamshi-Adad, el tratado consti-tuy un gran xito porque, una vezrestablecido su dominio sobre Asiria,pudo comenzar una serie de campaasvictoriosas en varias direcciones. Babi-lonia y su nuevo rey, Marduk-balassu-iqbi (aprciese la persistencia del nom-bre del dios Marduk en los antropni-mos reales, y, ms adelante del diosNabu, hijo de Marduk) fueron, tam-bin, sus vctimas. Los documentos di-cen que, distrayndose de vez encuando con algunas placenteras jorna-das dedicadas a cazar leones, que aneran abundantes en la zona, el rey asi-rio descendi hacia Babilonia, con-quistando pueblos y ciudades y derro-tando al ejrcito enemigo.

    Repiti la victoriosa operacin un aodespus pero durante su regreso, el reyde Babilonia, a quien haba perdonadola vida, muri. Shamshi-Adad no reco-noci al nuevo soberano, de modo queel ao siguiente se dirigi de nuevo aBabilonia y la conquist. Llev a Nni-ve al rey, a su familia y un gran botn,pero tambin rindi homenaje, de ma-nera significativa, a las divinidades delas ciudades santas de Babilonia. Tam-bin estableci, a su favor, nuevos lmi-tes pero esta poltica determin su pro-pio final: los babilonios se rebelaron an-te su dominacin por lo que se dirigi

    contra la ciudad y muri juntos a susmurallas durante su asedio.

    Algunos de los soberanos asirios quele sucedieron no fueron benvolos conBabilonia, con la que deban convivir ya la que estaban obligados a considerarcomo el centro de la cultura mesopot-mica, gracias a la inmensa y variadaproduccin literaria y a la conservaciny transmisin de la cultura sumeria. Dehecho, Babilonia era el crisol de lospueblos mesopotmicos: en su pobla-cin se mezclaban con las primitivaspoblaciones autctonas, amorreos, casi-tas, arameos, caldeos... y todos ellosamalgamados por la gran cultura local.

    Predominio culturalLas diferencias entre Asia y Babiloniaeran, en este aspecto, insalvables, pe-ro los asirios tuvieron a menudo la as-piracin de compararse con Babilonia:escribieron una Historia Sincrnica re-cordando las guerras pero tambin lospactos de paz y de alianza; compilaronuna Lista sincrnica de los respectivosreyes, subrayando el vnculo particularque les una; consideraron el territoriobabilonio como una entidad que debadesmembrarse en pequeos estados y

    provincias; tampoco se olvida que surey Assurbanipal (668-627), cuando seacercaba el fin de su dominio, quisorecoger la inmensa produccin delpensamiento babilonio en su gran bi-blioteca de Nnive.

    Tambin parece que el hijo de Sem-ramis, Adad-narari III (810-783), visitlas ciudades santas de Babilonia de-mostrando su amistad con la restitu-cin de prisioneros de guerra y de es-tatuas requisadas por su padre, paraque "las gentes de Asiria y de Babilo-nia vivieran como hermanos". Semra-mis hizo construir en Nnive un templopara el dios babilonio Nabu, hijo deMarduk, que entr con fuerza en elpanten asirio, tambin en la residen-cia de Nimrud.

    Pero luego las cosas cambiaron: Ti-glat-pileser III (744-727) se enfrentcon Babilonia, que haba cado bajo in-flujo caldeo. El rey asirio consigui ex-pulsar a los caldeos hacia los pantanosdel sur y se proclam rey de Babilonia,pero con un nombre distinto al suyo.Lo mismo hizo su sucesor SalmanasarV (726-722). Pero despus, Sargn II(721-705) tuvo que vrselas con un talMarduk-apla-iddina II (721-710), tam-

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    Relieve con el asalto a una ciudad asediadapor Assurbanipal, de Nimrud, siglo VII a.C.(Londres, Museo Britnico).

    Reconstruccin ideal del palacio de Nimruden un grabado de 1853, de Sir Austen HenryLayard, que descubri la ciudad a orillas delTigris (Londres, Museo Britnico).

    EL YUGO BRBARO DOSSIER: LA RESURRECCIN DE BABILONIA

  • En los aos siguientes, Nabucodo-nosor se ocup principalmente de Si-ria-Palestina: expuls, finalmente a losegipcios, contenindolos en sus fronte-ras e imponiendo sobre ellos su supre-maca; someti las ciudades fenicias;destruy Jerusaln; se apoder tam-bin de Cilicia... Todo bajo el signo deuna poltica que trataba de dotar a Ba-bilonia de recursos humanos y mate-riales, entre los cuales se hallaban laspoblaciones deportadas de Palestina y,obviamente, los cedros del Lbano. Enel mbito diplomtico, se hizo garantede la paz entre medos y lidios, que ha-ban iniciado una batalla y la interrum-pieron impresionados por el eclipsedel 28 de mayo de 585 a.C.

    Los babilonios controlaban en esapoca un imperio ms grande que elasirio de sus mejores tiempos. Su capi-tal se convirti en el centro del mundoy, en consecuencia, el gran rey desple-g en ella una intensa actividad edili-cia, sin olvidar otras ciudades comoBorsippa, sede del templo de aqueldios Nabu, que haba ocupado el pues-to de Marduk en el onomstico de lossoberanos. Esto no impeda que eltemplo de Marduk en Babilonia, con lanueva torre de Babel, fuese el centrode atencin del soberano y de su obrade rehabilitacin.

    Grandiosidad y ostentacinNabucodonosor trmin numerosasobras iniciadas por su padre, quien yahaba ordenado la reconstruccin de laTorre; pero, adems, modific y ampliotros muchos edificios. As se expandila inmensa Babilonia, dedicada a lassuntuosas ceremonias religiosas queculminaban con la fiesta de ao nuevo.

    Una procesin parta del complejoreligioso de Marduk, recorra una largava que pasaba cerca del palacio del so-berano, pasaba por la puerta de Ishtar yllegaba hasta el templo de la fiesta, fue-ra de la ciudad. La estatua de Marduk seencontraba de esta manera con la de suhijo Nabu, que cada ao llegaba a Ba-bilonia desde Borsippa. El recorrido eraacompaado por figuras de toros, dra-gones y leones en relieve, tallados enlos muros laterales y sobre la puerta oreproducidos sobre ladrillos esmaltados

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    Reconstruccin ideal de Babilonia, con la Puerta de Ishtar en primer plano.

    Fragmento de las murallas de Babilonia,reconstruido a finales de los ochenta por la Direccin de Antigedades de Iraq.

    Pocos aos separan la muertede Assurbanipal del ascensoal trono babilonio de un jefecaldeo: Nabopolassar (625-605 a.C.). Eran los ltimos aos de Asi-ria, pero tambin, una poca infaustapara Babilonia, debido a las guerras ya las carestas. Los padres vendan asus hijos y en las fechas figura con fre-cuencia la indicacin "puerta cerrada",para referirse al asedio de la ciudad.

    En Babilonia exista un vaco de po-

    der y Nabopolassar lleg all desde elPas del Mar. Los asirios, que estabantanto al norte como al sur de Babilo-nia, fueron expulsados por Nabopolas-sar, les arrebat parte de su territorio yles separ de Egipto que, aliado conellos, se haba apoderado de la costasirio-palestina.

    Asiria ya se tambaleaba ante seme-jantes reveses cuando, desde los montesZagros, el confn oriental de Mesopota-mia, cayeron sobre ellos los medos de

    Ciassare, que conquistaron Assur, la an-tigua capital. Despus atacaron, saque-aron y destruyeron Nnive. Para los asi-rios, tan poderosos poco antes, fue elfin; se retiraron a Charran (la futura Cha-rrae romana), pero los medos y los ba-bilonios tambin les expulsaron de all.Quedaba Egipto, que no acept regre-sar a sus confines naturales, por lo queel hijo del rey de Babilonia, Nabucodo-nosor, emprendi una campaa militar.Cuando alcanz Hama, en Siria, fue in-formado de que su padre haba muerto,por lo que suspendi las operaciones yregres a Babilonia a marchas forzadaspara hacer valer sus derechos al trono.

    Tras las huellas de su padreHaba llegado la poca del gran Nabu-codonosor II (604-562 a.C.), pero esnecesario aadir que si no hubiera exis-tido su padre, Nabucodonosor proba-blemente no hubiese alcanzado tantagrandeza y fama. Fue Nabopolassarquien haba tomado las riendas de unpas destruido y desmembrado, quienhaba aniquilado a los asirios, quien sehaba apoderado de Mesopotamia gra-cias a un pacto con los medos, a losque haba concedido libertad de accinal este de los Zagros y en Anatolia.

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    Ms de mil aos despus de Hammurabi, la suerte de Babilonia se halla de nuevo en manos de un granmonarca, cuyo prspero reino fue el canto de cisne de la legendaria ciudad

    Das de gloria:Nabucodonosor

    DOSSIER: LA RESURRECCIN DE BABILONIA

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    Uno de los muros de la Va de las Procesiones, que decoraba Babilonia en la poca de Nabucodonosor.

    Ciertamente, la magnificencia de Ba-bilonia era tan grande que ni siquierapodemos imaginarla, del mismo modoque su grandiosidad tambin era in-comparable. Hoy en da, atravesar Ba-bilonia de una puerta a otra de sus mu-rallas significa moverse (aparte del pa-lacio y de las estancias adyacentes) enla miseria ms extrema, que ni siquieraes compensada por la visin de algunasruinas. La nica estructura de cierta im-portancia que queda es un teatro depoca griega. Hallamos palmerales ypueblos y el ufrates actual discurre le-jos de su antiguo cauce junto a la Torre,all donde un gran puente lo cruzaba.

    La ciudad de Nabucodonosor se ex-

    tenda sobre una super-ficie de ms de 800 hectreas, no total-mente construidas, pero con ampliosespacios para cultivos y frutales. Conta-ba con varios sistemas defensivos. Elprimero estaba formado por tres murosseparados: el interior tena una anchu-ra de siete metros y estaba hecho deadobes; despus, tras 12 metros, habaotro de ladrillo y a ste se adhera untercero, de tres metros de espesor, queformaba el talud de un ancho foso. Aintervalos de 52 metros se elevaban lastorres, mientras que el espacio entre losmuros se rellenaba con escombros so-bre los cuales corra presuntamente uncamino que permita a los carros girar

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    Un ngulo de la Puerta de Ishtar (stas y lasdems ilustraciones de esta doble pgina seencuentran en Berln, Staatliche Museen).

    Muro exterior de la sala del trono de Nabucodonosor, con unarepresentacin de leones y palmerasestilizadas.

    y pintados. El fondo era azul como tam-bin era azul el muro del templo queestaba en lo alto de la Torre y que bri-llaba a lo lejos.

    De la magnificencia a la miseriaDe todo aquello hoy slo queda uncanal cuadrado que marca el perme-tro de la Torre; la puerta de Ishtar,burdamente imitada en una copia msmodesta que la original, se halla ac-tualmente reconstruida en parte en elMuseo de Berln; el palacio del rey,reducido a ruinas, se ha reconstruidocon criterios controvertidos, lo mismoque un templo que no estaba lejos dela puerta.

    DAS DE GLORIA: NABUCODONOSORDOSSIER: LA RESURRECCIN DE BABILONIA

  • te kilmetros, con ocho grandes puertasde acceso que llevaban los nombres delas divinidades del panten babilonio.La ciudad era recorrida por calles orto-gonales y se divida en barrios.

    Los jardines colgantesEn palacio de verano estaba situado enel ngulo septentrional de los muros ex-ternos, en el punto ms prximo al ro.El palacio Sur deba ser maravilloso; enl muri Alejandro Magno. All habaamplios patios y salas de representa-cin, el Saln del Trono entre ellas. Unazona de especial estructura hizo pensar,en el pasado, que all se hallaban los fa-mosos jardines colgantes, pero ahoraparece ser que se trataba de almacenesen los que se hallaron textos adminis-trativos, alguno de los cuales narra lasraciones diarias incluso del rey de los

    hebreos, Joaquim. Por otra parte, estaubicacin se enfrenta a algunas dificul-tades: por ejemplo, la lejana respecto alas orillas del ro, desde el cual se to-maba el agua para el riego.

    Los jardines colgantes se hallaban,seguramente, en el palacio Norte, se-parado del Sur por las murallas. Estaconstruccin era un enorme arimezms alto, casi una acrpolis. Otro simi-lar se hallaba en el mismo lado externode las murallas, con la puerta de Ishtaren medio. El palacio Norte, segura-mente, era la residencia privada delrey, que poda acceder fcilmente a losjardines colgantes construidos en esca-lones ascendentes, casi como un tea-tro, con la base hecha en piedra im-permeabilizada con betn. Encima unacapa de tierra permita cultivar rbolesde altos troncos. Curzio Rufo habla de

    rboles de 15 metros de alto y cuatrometros de anchura, mientras que Dio-doro dice que haba una mquina es-piral que sacaba el agua del Efrates.En el mismo palacio haba una especiede museo en el que se conservabantestimonios y obras de arte de otrospases, fruto de las diversas conquistas.

    Fue en esta ciudad, renacida y re-construida, donde naci el mito de Ba-bilonia como centro del mundo, sedede obras dignas defigurar entre las ma-ravillas del planeta. Como Roma, tam-poco Babilonia fue construida en unda. Sin embargo, el largo reinado deNabucodonosor constituye un perododemasiado breve para tamaos trabajosmonumentales. Sii fueron los babiloniosquienes construyeron esta Babilonia, lohicieron utilizando una ingente canti-dad de mano de obra extranjera. n

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    sobre s mismos incluso cuando lleva-ban cuatro caballos (as lo narra Hero-doto, que visit Babilonia). Estrabncuenta que dos cudrigas a la carrerapodan adelantarse fcilmente.

    Otras fortificaciones internas estabanformadas por dos muros de adobe, elinterno de seis metros y medio de es-pesor aproximadamente y el exterior decuatro. El espacio entre los dos murosera de siete metros y no se rellenaba,quiz para servir de camino para el r-pido traslado de las tropas de defensa.Unos 20 metros despus del muro ex-terno haba un talud de ladrillos, queprotega el foso, de 50 metros de an-chura y unido al ufrates. Tambin enl haba torres, grandes y pequeas, si-tuadas a unos 18,10 metros de distanciadel muro interno y a 20,50 metros porel externo. La longitud total era de sie-

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    LA BABILONIA DE NABUCODONOSOR

    Palacio de Estado

    Murallaurbanaexterior

    N

    E

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    uf

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    Foso

    Murallaurbanainterior

    Puerta de Ishtar

    Puerta de Enlil

    Puertadel Re

    Puertade Adad

    Puertade Shamash

    Templode Ishara

    Palaciomeridional

    Palacioprincipal

    Templode Ishara

    Puertade Urash

    Puertade Zababa

    Baluarteoccidental

    Baluarteoriental

    Templode Nin-mah

    Templo de ishtar

    Puertade MarduckCiudad

    Nueva

    Kumar Eridu

    Foso

    Puerta de Ishtar

    Templode Marduk

    Ziguratde Marduk

    Puerta de Urash

    Puertade Zababa

    Puertade Marduck

    Tuba

    La Puerta de Ishtar,reconstruida en

    Babilonia en la dcadade los aos ochenta.

    Kullab

    Tras la muerte de Nabucodonosor, Ba-bilonia entr en un rpido declive. Suhijo apenas rein un ao y la dinas-ta se desangr en luchas fami-liares hasta la llegada de unnuevo usurpador, Nabnido,un gobernante poderoso(555-539 a.C) que terminenfrentado con el clero y viocomo Babilonia caa en ma-nos del persa Ciro, entrega-da sin lucha por una faccincontraria al trono. An vivi-ra algn tiempo de esplen-dor bajo dominio de lospersas, pero Jerjes la destruy para castigaruna revuelta y, desde entonces, ya no le-

    vant cabeza. Si Alejandro, que muri enella, hubiera tenido una larga vida es muy

    posible que la hubiese sacado la laruina; el macedonio quera re-

    construir la Torre... Aquellossueos quedaron en nada yBabilonia se convirti en uninmenso yacimiento de la-drillos para cuantos edifica-ron en sus proximidades.Luego, desapareci hasta elpunto de que, incluso, se ol-vid el lugar de su emplaza-

    miento, pero su fama per-dur en el tiempo, la le-

    yenda y la historia, hasta que Koldewey laresucit hace exactamente un siglo.

    UN RPIDO DECLIVE

    Nabnido, el ltimo rey.

    DAS DE GLORIA: NABUCODONOSORDOSSIER: LA RESURRECCIN DE BABILONIA

    Maqueta que reconstruyeel centro de Babilonia

    visto desde el Norte. Enprimer plano, la Va de lasProcesiones, que conduce

    a la Puerta de Ishtar.

  • babilonios llegaron a Jerusaln y laconquistaron. El jefe de la guardia, Na-buzardan, incendi el Templo, el pala-cio y toda la ciudad. Los babilonios de-molieron las murallas y destruyeron lasobras en bronce del Templo, como lascolumnas y la jofaina, llevando a supatria los fragmentos junto a la vajillarealizada en la misma aleacin. Otravajilla de oro y de plata, que evidente-mente se haba salvado del primer sa-queo y que haba sido devuelta en esadcada, fue requisada por el jefe de laguardia.

    Las razones de un castigoEsta vez la represin fue dura, no slopor la traicin de un hombre que de-ba a Nabucodonosor su poder, sinoporque Siria-Palestina haba sido elproblema recurrente del soberano ba-bilonio, debido a que, como siempre,era la zona de friccin entre Mesopota-mia y Egipto, pas siempre hostil. Por

    tanto, Nabucodonosor necesitaba allun vasallo fiel y de confianza y su trai-cin debilitaba un sistema defensivoque se crea consolidado.

    Sedecas, capturado mientras hua,fue obligado a presenciar la matanzade sus hijos,y fue, luego, cegado y de-portado. Tambin ejecut a unas 70personas principales y el pueblo fuedeportado, a excepcin de los rangosinferiores, a los cuales se confi la tie-rra de cultivo, bajo la supervisin deun tal Godolia.

    Tambin hubo una tercera deporta-cin, que se produjo en torno al vig-simo tercer ao del reinado de Nabu-codonosor, probablemente cuando elsoberano venci a los ammonitas ymoebitas y aprovech la ocasin paracastigar a los hebreos que haban ase-sinado al fiel Godolia.

    Por lo que hemos visto, las depor-taciones tuvieron lugar bajo circuns-tancias muy diversas: en un clima de

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    EL EXILIO

    El Salmo 137 comienza con estas pala-bras: "Habitaban a lo largo de los r-os de Babilonia, all lloraban juntos re-cordando a Sin. Hemos colgado nues-tros cetros en los sauces de aquel pas";son las palabras que se repiten en el Na-bucco: "Ve, pensamiento, con tus alas do-radas, ve y psate en los valles, en los ce-rros, donde perfuman el aire tibias y tier-nas las dulces auras del suelo natal!... Ar-pa dorada de los fatdicos vates, por quests muda, colgada del sauce?"

    El Salmo, inspirador de este canto queVerdi hizo meldico y nostlgico, termi-na con una tremenda invectiva contra Ba-bilonia: "Oh, Babilonia devastadora, bra-vo a quien te haga lo que t has hecho!Bravo a quien tome a tus nios y les gol-pee contra la piedra!" (queda claro que eneste verso, como en la ley bblica, para loshebreos est vigente la Ley del Talin).

    No obstante, aunque el exilio fueraapacible, nunca desapareci el resenti-miento hacia los deportadores; quiznaciera de aqu el mito de la construc-cin de la Torre de Babel, es decir, el zi-gurat de Babilonia, en cuya construc-cin es posible que participaran tam-bin los hebreos.

    xodo de una poblacin conquistada en unrelieve del siglo VII a.C. procedente depalacio de Asurbanipal en Nnive (Londres,Museo Britnico) arriba. Centro y abajo,placas de marfil del siglo VIII a.C. con vacasque dan de mamar a sus terneros (Jerusaln,Escuela Bblica y Pars, Museo del Louvre).

    Durante la poca de Nabu-codonosor afluyeron a Ba-bilonia y a su territorio mi-les de deportados proce-dentes de ciudades vencidas y someti-das. Sin embargo, no existen represen-taciones iconogrficas, como en Asiria,donde rabes, urarteos, sirios, maneos,fenicios, medos, elamitas, egipcios, ju-dos y otros muchos son representadoscon las connotaciones que les distin-guen y evidencian, como tambin ha-ba ocurrido en Egipto con los libios,etopes, sirios, filisteos y otros Pueblosdel Mar, "fotografiados" con una meti-culosidad que se centraba en sus ca-ractersticas somticas y en los detallesdel armamento y de la vestimenta.

    Sin embargo, existe documentacinliteraria, basada en la Biblia y en tex-tos cuneiformes contemporneos alexilio de los hebreos y de otros pue-blos bajo Nabucodonosor, que mues-tran cmo en Babilonia la situacin delos exiliados era distinta a la de los de-portados en Asiria, sometidos de modoms rgido y estricto. Por tanto, es mscorrecto hablar de exilio ms bien quede cautividad, puesto que la estanciaen tierra babilonia fue para los extran-jeros algo completamente distinto auna prisin triste y atroz. Babilonia erauna metrpoli internacional y cosmo-polita, abierta a todos.

    Las deportaciones efectuadas por

    Nabucodonosor se tratan en textoscontemporneos: haba filisteos, feni-cios, elamitas, medos, persas, egipcios,griegos, lidios, cilicios. Tambin esta-ban los hijos de un rey filisteo de As-caln, junto a marineros, funcionariosy cantores de esa ciudad. Los fenicioseran de Tiro, de donde procedan almenos 290 marineros, pero tambinhaba carpinteros de Biblos y de Arvady egipcios procedentes de otros luga-res. Muchos egipcios eran guardianesde edificios o de naves de armadoresparticulares; otros estaban encargadosdel cuidado de caballos y monos. Hayinformacin, tambin, sobre los hebre-os, que confirma lo dicho por la Bi-blia, que se refiere detalladamente asus varias deportaciones.

    La primera se produjo en el octavoao de reinado de Nabucodonosor.Antes se haba registrado un ataqueconducido por generales babilonios,despus otro guiado por el propio rey.El rey Joaquim, que solamente contaba18 aos, se entreg voluntariamente aNabucodonosor, quien le hizo prisio-

    nero llevndose consigo el tesoro delTemplo y de la Casa Real e hizo aicosla vajilla de oro que Salomn habamandado elaborar. Respet sin embar-go otra vajilla, evidentemente menospreciada. La conquista y la deportacinfueron limitadamente dramticas: nohubo masacres, torturas ni destruccio-nes. El rey fue sustituido y slo se lle-v a Babilonia, con l y su corte, a unapequea parte de la poblacin paraque trabajara all: operarios y soldados.

    En el decimonoveno ao, despusde la traicin y la rebelin de Sedecas,el rey que Nabucodonosor haba pues-to al frente de los judos, los generales

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    BabiloniaLos deportados a Babilonia vivieron en un exilio,ms que en cautiverio, ya que podan reunirse,comprar terrenos para erigir sus propias casas,mantener su identidad y hasta casarse libremente

    Primera deportacin3.023 personas (segn Jeremas)10.000 personas, de las cuales 7.000eran guerreros y 1.000 artesanos (segnel II Libro de los Reyes).

    Segunda deportacin832 personas (Jeremas)

    Tercera deportacin745 personas (Jeremas)Total (segn Jeremas): 4.600 personas

    LAS DEPORTACIONES DE LOS HEBREOS

    La cautividad de DOSSIER: LA RESURRECCIN DE BABILONIA

  • tolerancia, la primera; como una vio-lenta reaccin, la segunda y, segura-mente, la tercera. El tratamiento reser-vado a los hebreos debi ser, por tan-to, presumiblemente distinto en cadacaso. En el primero, el rey y su entor-no no fueron apresados, sino acogidosen la corte babilonia, siendo alimenta-dos con raciones regulares, como seobserva en los textos administrativosen que se nombra a Ja'u-kin, rey deJakhudu, es decir, Joaquim de Jud,junto a sus cinco hijos y otros ocho ju-dos. Y puesto que la Biblia dice queeste rey fue liberado de la prisin porEvil-Merodac sucesor de Nabucodo-nosor probablemente fuera vctimade la reaccin desencadenada por larebelin de Sedecas, tras el perodode tranquilidad en el que haba goza-do de la hospitalidad real.

    Los textos babilonios mencionan aotros hebreos, entre los que se hallaun hortelano, al que podemos imagi-nar trabajando en el mantenimiento delos jardines colgantes. La mayor partede los hebreos no se concentr, obvia-mente, en Babilonia: la zona ms po-blada estaba en torno a la ciudad deNippur, en el sur, un territorio escasa-mente habitado, incluso despoblado,de modo que ofreca la doble ventajade no chocar con poblaciones previa-mente asentadas y, al mismo tiempo,recuperaba tierras incultas. Hasta allllegaba el Kabar, el canal colector jun-to al cual, dice el profeta Ezequiel, es-taban los deportados hebreos.

    Deportados pero libresstos, lejos de ser esclavos como seha pensado, no vivan mal. Podanreunirse libremente, comprar terrenos,construir sus casas y comunicarse conquienes seguan en la madre patria.No vivan en ghettos, sino en amigablecontacto con otros pueblos instaladosen el interior, puesto que tomaron es-posas cananeas, hititas, perizeas, jebu-seas, ammonitas, moabitas, egipcias yamorreas. De los textos babilonios sededuce que tambin haba hebreos enotras ciudades, como Sippar, Ur oBorsippa. Pero no fueron dispersados,ya que pudieron mantener su iden-tidad, su culto y su fe. Aunque se vie-ran obviamente influidos por el am-biente que les rodeaba y adoptaran elcalendario local, algunos tomaron

    nombres babilonios, acogieron el ara-meo como lengua habitual e incluye-ron en su cultura aspectos mitolgicosmesopotmicos, reelaborndolos yadaptndolos a su religin.

    Destaca, en este aspecto, una cartaque el profeta Jeremas les escribiantes de la segunda deportacin, ex-hortndoles a instalarse en Mesopota-mia, cultivando tierras, casndose yvelando por la prosperidad de ese pa-s: esto indica lo que podan hacer, ascomo tambin refleja la libertad deque gozaban, ya que las cartas podanser tranquilamente enviadas a Jerusa-ln a nombre de los postulantes anti-babilonios.

    Tras la traicin de Sedecas las co-sas cambiaron y el nuevo comporta-miento de Nabucodonosor fue quizlo que convirti su figura en la de un

    despiadado tirano y a Babilonia enmadre de todas las desdichas. Quedeclaro, sin embargo, que cuando pu-dieron regresar a Jerusaln, los hebre-os no eran pobres en absoluto y quealgunos prefirieron quedarse. Halla-mos muchos, acomodados y acaudala-dos en los documentos de la Babilo-nia persa. n

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    Los hebreos que regresaron a Jerusaln,tras la conquista persa de Babilonia,no llegaron a la patria con las manos va-cas. La Biblia dice que tenan 7.337 es-clavos, 245 cantantes, 736 caballos y ade-ms, mulas, camellos y asnos. Haban au-mentado en nmero de forma extraordi-naria, con respecto a los antiguos deporta-dos: regresaron 42.360; y no sabemoscuntos permanecieron en Mesopotamia.

    Su riqueza se observa en las donacionesque hicieron: algunos cabezas de familiadieron al tesoro del Templo 20.000 drac-mas de oro y 2.000 minas de plata. Otrosdieron 20000 dracmas de oro y 2.200 mi-nas de plata. Otra fuente habla de 61.000dracmas de oro y 5.000 minas de plata.Tngase en cuenta que el dracma persaequivala a unos 5'5 gramos, mientras quela mina equivala a unos 500 gramos.

    EL REGRESO A JERUSALNMiniatura del siglo XII que representa a los hebreos, cautivos ante Nabucodonosor.

    LARA PEINADO,F. [Trad.], Cdigo deHammurabi, Madrid, 1986.

    LARA PEINADO, F., Mesopotamia, Madrid, Arlanza,2000.RUEDA MUOZ, G. Nabucodonosor II. Rey deBabilonia.El dirigente de la ciudad de los grandesdioses, Madrid, 1998.WAGNER ,C.G. Historia del Cercano Oriente [Dir.J.M.Roldn Hervs], Salamanca, 1999.

    http://ancient.thevines.com/leaf/BE0000027978/4

    PARA SABER MS

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