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  • Avivamiento en las Islas Hbridas (1949)

    (Lo siguiente es una transcripcin de la grabacin de un reporte dado en 1968

    por Duncan Campbell, un predicador en el avivamiento.)

    Hay dos cosas que quisiera aclarar al hablar sobre el avivamiento en las

    Hbridas. Primero, no fui yo quien llev avivamiento a las Hbridas. Fui

    entristecido ms all de lo que se puede expresar con palabras, cuando escuch

    a personas hablar y escribir acerca del hombre que trajo avivamiento a las

    Hbridas. Yo no hice esto. El avivamiento estaba all antes que yo hubiera

    puesto mis pies en la isla. Empez con una especial consciencia de la presencia

    de Dios en el pueblo de Barvas.

    Tambin quiero aclarar qu es lo que entiendo con avivamiento. No estoy

    hablando de evangelizacin a alta presin. No estoy hablando de cruzadas o

    esfuerzos especiales concertados y organizados por hombres. Todo eso est

    lejos de mi mente. Avivamiento es algo completamente diferente de

    evangelizacin en su nivel ms alto. Avivamiento es un movimiento de Dios en la

    comunidad, y repentinamente la comunidad se vuelve consciente de Dios, antes

    que algn hombre diga alguna palabra en algn esfuerzo especial.

    Seguramente ustedes estarn interesados en saber cmo, en el noviembre de

    1949, este movimiento de la gracia de Dios empez en la isla de Lewis. Dos

    mujeres ancianas, una de 84 y la otra de 82 aos, una de ellas completamente

    ciega, sintieron una gran carga por causa del estado desolado de su propia

    iglesia. Ni una sola persona joven asista a los cultos. Y estas dos mujeres

    estaban muy preocupadas e hicieron de ello un asunto especial de oracin.

    Un verso les toc: Yo derramar agua sobre el que tiene sed, y ros sobre la

    tierra seca. Ellas estaban tan cargadas que ambas decidieron pasar mucho

    tiempo en oracin, dos veces por semana. Los martes, ellas se arrodillaban a las

    10 de la noche y permanecan as hasta las 3 4 de la madrugada dos mujeres

    ancianas en una choza muy humilde.

  • Una noche, una de las hermanas tuvo una visin. Ahora recuerden, en un

    avivamiento, Dios obra en maneras maravillosas. En la visin, la mujer vio la

    iglesia de sus padres llena de jvenes. Y un ministro extrao estuvo parado en

    el pulpito. Ella fue tan impresionada por la visin que hizo llamar al ministro de

    la iglesia. Puesto que l conoca a las dos hermanas y saba que eran mujeres

    que conocan a Dios en una manera maravillosa, l respondi a la invitacin y

    lleg a su choza.

    Esa maana, una de las hermanas dijo al ministro: Ud. tiene que hacer algo

    acerca de la situacin. Yo sugiero que Ud. llame a los lderes de la iglesia y que

    juntos pasen con nosotros por lo menos dos noches por semana en oracin. Los

    martes y viernes, si Ud. junta a los lderes, Uds. pueden reunirse en un granero

    (en un pueblo de campesinos, uno puede reunirse en un granero), y mientras

    Uds. oran all, nosotras oraremos aqu. Bueno, as lo hicieron; siete de los

    lderes de la iglesia oraban en un granero cada martes y viernes; y las dos

    mujeres ancianas oraban al mismo tiempo. Esto continu por algunas semanas

    creo que casi un mes y medio. Hasta que una noche ahora esto deseo que lo

    comprendan muy bien una noche, ellos estaban arrodillados all en el granero,

    clamando a Dios por la promesa: Yo derramar agua sobre aquel que tiene sed,

    y ros sobre la tierra seca, cuando un joven, un dicono, se puso de pie y ley

    el Salmo 24: Quin puede subir al monte de Dios? Quin puede estar en Su

    lugar santo? El que tiene manos limpias y un corazn puro; que no elev su

    corazn a vanidades, ni jurado falsamente. Este recibir la bendicin (no una

    bendicin, sino LA Bendicin) del Seor. Y entonces este joven cerr su

    Biblia. Y mirando al ministro y a

    los otros lderes, dijo: Me parece nada ms que engao, estar orando como

    estamos orando, esperando como estamos esperando, si nosotros mismos no

    estamos en una relacin correcta con Dios. Y entonces levant sus dos manos y

    or: Dios, son mis manos limpias? Es mi corazn puro? Pero no pudo decir

    ms. Este joven cay sobre

    sus rodillas y despus cay en un trance.

  • Ahora no me pidan explicarlo, porque no puedo. El cay en un trance y estuvo

    as postrado en el suelo del granero. Y como me cont el ministro, en este

    momento, l y los otros lderes fueron conmovidos con la conviccin de que un

    avivamiento enviado por Dios tiene que ser relacionado siempre con la santidad.

    Son mis manos limpias? Es mi

    corazn puro? A esta persona, Dios le encomendar un avivamiento, esta fue la

    conviccin.

    Cuando sucedi esto en el granero, el poder de Dios inund la comunidad. Y una

    consciencia de la presencia de Dios conmovi la comunidad, en una manera que

    no haba sucedido antes por ms de cien aos. Una consciencia de la presencia

    de Dios, esto es avivamiento.

    El da siguiente, todo estaba silencio, poco trabajo se hizo en las granjas,

    porque hombres y mujeres estaban ocupados pensando en las cosas eternas,

    conmovidos por realidades eternas.

    Yo no estuve en la isla cuando esto ocurri. Pero nuevamente una de las

    hermanas hizo llamar al ministro. Le dijo: Pienso que Ud. debera invitar a

    alguien a predicar. No puedo darle ningn nombre, pero Dios debe tener a

    alguien en mente, porque vimos a un hombre extrao en el pulpito, y este

    hombre tiene que estar en alguna parte. En la misma semana, el ministro

    asisti a una de nuestras grandes convenciones en Escocia. En esa convencin

    se encontr con un joven estudiante, del cual saba que era un hombre

    temeroso a Dios, y entonces le invit a la isla. Podra Ud. venir por diez das?

    Sentimos que algo est sucediendo en la comunidad, y quisiramos que Ud. est

    con nosotros.

    El joven dijo: No, no siento que soy el hombre. Pero hace poco hubo un

    movimiento muy notable en Glasgow, bajo el ministerio de un hombre con el

    apellido de Campbell. Sugiero que Ud. le invite a l. En aquel tiempo yo

    estaba en un colegio en Edimburgo, y no fue fcil para mi viajar. Pero se

    decidi que yo poda ir por diez das.

  • Nunca olvidar la noche que llegu a la isla. Llegamos a la iglesia a las cuarto

    para las nueve y encontramos a unas 300 personas reunidas. Y yo di un

    mensaje. Nada sucedi realmente durante el culto. Fue una buena reunin.

    Hubo un sentir de Dios, una consciencia de que Su Espritu se mova, pero nada

    ms all de esto. Entonces yo or la bendicin y salimos de la iglesia

    aproximadamente a las cuarto para las once.

    Justo cuando sal por el pasadizo, junto con el joven dicono que haba ledo el

    Salmo en el granero, l de repente se par en el pasadizo, y mirando hacia el

    cielo dijo: Dios, t no puedes fallarnos. Dios, t no puedes fallarnos. T has

    prometido derramar agua sobre los sedientos, y ros sobre la tierra seca

    Dios, t no puedes fallarnos! Despus l se arrodill en el pasadizo y sigui

    orando, y despus cay otra vez en trance. En este momento se abri la puerta

    fue ahora las once y el herrero del pueblo regres a la iglesia y dijo: Seor

    Campbell, algo maravilloso ha sucedido. Oh, estba que Dios derrame agua

    sobre tos sedientos, y ros sobre la tierra seca; y escuche, El lo

    ha hecho! El lo ha hecho!

    Cuando llegu a la puerta de la iglesia, vi una congregacin de unas 600

    personas. De

    dnde haban venido? Qu haba sucedido? Creo que en aquella misma noche,

    Dios se

    haba movido con el poder de Pentecosts el poder del Espritu Santo.

    Y lo que haba sucedido en los primeros das de los apstoles, sucedi ahora en

    la comunidad de Barvas.

    Ms de cien jvenes haban estando en un baile en el saln comunal, y no

    estaban pensando nada acerca de Dios o la eternidad. Ellos estaban all para

    divertirse, cuando repentinamente el poder de Dios cay sobre ellos. La msica

    se detuvo, y dentro de pocos minutos el saln estuvo vaco. Ellos huyeron de all

    como alguien huye de la peste.

  • Y se fueron a la iglesia. Ellos estaban ahora parados delante de la iglesia.

    Hombres y mujeres que ya haban estado en la cama, se levantaron, se

    vistieron, y se fueron a la iglesia. No haba habido ninguna publicidad pero

    Dios tom la situacin en Sus manos, y El fue su propio agente de publicidad.

    Un hambre y una sed vinieron sobre la gente. Se abrieron las puertas de la

    iglesia, y la congregacin entr de nuevo.

    Ahora la iglesia estaba repleta ms de 800 personas. Ya fue cerca de

    medianoche. Me hice un camino a travs de la multitud para llegar al pulpito.

    Encontr a una mujer joven, una profesora de primaria, postrada en el piso

    delante del pulpito, orando: Oh Dios, hay misericordia para m? Oh Dios, hay

    misericordia para m? Ella fue una de los que haban estado en el baile. Pero

    ahora estaba postrada en el piso de la iglesia, clamando a Dios por

    misericordia.

    La reunin continu hasta las cuatro de la madrugada. Al salir de la iglesia, un

    joven se me acerc y dijo: Seor Campbell, quisiera que Ud. vaya a la

    comisara. A la comisara? Algo est mal? Oh, dijo, nada est mal.

    Pero hay por lo menos 400 personas reunidas alrededor de la comisara en este

    momento.

    El sargento de all era un hombre temeroso de Dios. El haba estado en la

    iglesia. Pero la gente saba que esta era una casa de personas piadosas. Y al

    lado de la comisara estaba la choza donde vivan las dos ancianas. Creo que

    esto fue como un imn que atraa a las personas. Haba all un carro lleno de

    personas que haban venido desde una distancia de 12 millas. Si alguien les

    preguntara: por qu? Cmo sucedi? Quin lo organiz? no sabran

    responder. Pero ellos haban estado juntos y alguien dijo: Qu tal si vamos a

    Barvas? No s, pero tengo hambre en mi corazn de ir all. No lo puedo

    explicar; ellos no lo pudieron explicar, pero Dios tena la situacin en Sus

    manos.

    Esto es avivamiento, mis queridos hermanos! Esto es un acto soberano de

    Dios! Este es el movimiento del Espritu de Dios, como yo creo, en respuesta a

  • la oracin persistente de hombres y mujeres que crean que Dios es un Dios

    que guarda el pacto y es fiel a Sus compromisos.

    Esto continu por casi tres aos, hasta que la isla entera fue barrida por el

    gran poder de Dios.