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Avances científicos y cambios en viejos paradigmas sobre la política del agua Manuel Ramón Llamas* La mayor parte de los expertos en gestión de recursos hídricos suele admitir hoy que los conflictos hídricos no se deben normalmente a la escasez física de agua sino a su inade- cuada gestión. Los avances en la ciencia y en la tecnología que se han producido en el últi- mo medio siglo permiten resolver muchos de los problemas relacionados con conflictos hídricos con medios que hace pocas décadas nadie podía imaginar. Entre ellos se van a tratar con algún detalle tres: a) la desalación de las aguas marinas o salobres; b) el abaratamiento y la rapidez del transporte de mercancías y consecuente- mente del “agua virtual”; y c) la facilidad para extraer aguas subterráneas a bajo coste, lo que ha constituido una autentica “revolución silenciosa”. Estos avances están hacien- do cambiar los conceptos de seguridad alimentaria e hidrológica que han estado vigentes durante siglos en la mente de la mayor parte de los políticos de todo el mundo. Palabras clave: Agua virtual, Desalación, Uso intensivo de aguas subterráneas, Huella hidrológica, Conflictos hídricos. Today most water resources experts admit that hydrological conflicts are not caused by physical scarcity of water. They are mainly due to poor water management. However, the scientific and technological advances produced in the last half century allow today solving many of the water related conflicts with tools that a few decades ago seemed unthinkable. Three of them are considered: a) salt water desalination; b) the low cost and speed of food (virtual water) transport; and c) the easiness and low cost of ground- water abstraction, which has produced a kind of “silent revolution” in most arid and semiarid countries. These advances are changing the concepts of water and food security that have been predominant during centuries in the minds of most water decision- makers. Keywords: Virtual water, Desalination, Intensive use of groundwater, Hydrological footprint, Hydrological conflicts. *Manuel Ramón Llamas es Catedrático Emérito del Departamento de Geodinámica de la Universidad Complutense de Madrid. Asimismo, es Presidente de la Sección de Ciencias Naturales y Presidente del Comité de Relaciones Internacionales de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales ([email protected]). 67

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Avances científicos y cambiosen viejos paradigmas sobre lapolítica del aguaManuel Ramón Llamas*

La mayor parte de los expertos en gestión de recursos hídricos suele admitir hoy que losconflictos hídricos no se deben normalmente a la escasez física de agua sino a su inade-cuada gestión. Los avances en la ciencia y en la tecnología que se han producido en el últi-mo medio siglo permiten resolver muchos de los problemas relacionados con conflictoshídricos con medios que hace pocas décadas nadie podía imaginar.

Entre ellos se van a tratar con algún detalle tres: a) la desalación de las aguas marinaso salobres; b) el abaratamiento y la rapidez del transporte de mercancías y consecuente-mente del “agua virtual”; y c) la facilidad para extraer aguas subterráneas a bajo coste,lo que ha constituido una autentica “revolución silenciosa”. Estos avances están hacien-do cambiar los conceptos de seguridad alimentaria e hidrológica que han estado vigentesdurante siglos en la mente de la mayor parte de los políticos de todo el mundo.

Palabras clave: Agua virtual, Desalación, Uso intensivo de aguas subterráneas, Huellahidrológica, Conflictos hídricos.

Today most water resources experts admit that hydrological conflicts are not caused byphysical scarcity of water. They are mainly due to poor water management. However,the scientific and technological advances produced in the last half century allow todaysolving many of the water related conflicts with tools that a few decades ago seemedunthinkable. Three of them are considered: a) salt water desalination; b) the low costand speed of food (virtual water) transport; and c) the easiness and low cost of ground-water abstraction, which has produced a kind of “silent revolution” in most arid andsemiarid countries. These advances are changing the concepts of water and food securitythat have been predominant during centuries in the minds of most water decision-makers.

Keywords: Virtual water, Desalination, Intensive use of groundwater, Hydrologicalfootprint, Hydrological conflicts.

*Manuel Ramón Llamas es Catedrático Emérito del Departamento de Geodinámica dela Universidad Complutense de Madrid. Asimismo, es Presidente de la Sección deCiencias Naturales y Presidente del Comité de Relaciones Internacionales de la RealAcademia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales ([email protected]).

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I. Introducción

Hoy prácticamente todo el mundo habla de la necesidad de hacer unuso sostenible de los recursos naturales y de modo especial en lospaíses áridos o semiáridos, como es España, cuando se trata del agua.Ahora bien, el concepto de sostenibilidad puede definirse o aplicar-se de formas muy diversas, según en cuál de sus dimensiones seponga el énfasis. Muchos investigadores suelen distinguir tresdimensiones o aspectos en la sostenibilidad: el físico o ecológico, eleconómico y el social. Sin embargo, otros autores consideran unnúmero mayor de dimensiones. Por ejemplo, Shamir1 distinguehasta diez: física, económica, ambiental, social, intergeneracional,intrageneracional, científica, institucional, legal y política. En esteartículo se va a considerar la influencia que tienen los diversos tiposo colores del agua en esas distintas dimensiones de sostenibilidad.

Tradicionalmente, al hablar de la política o gestión del agua se alu-día a las infraestructuras hidráulicas para las aguas superficiales, fun-damentalmente presas y canales. Con estas obras, desde hace más decincuenta siglos los seres humanos han intentado sacar un mejorpartido del agua, bien fuera para el regadío, como en Egipto oMesopotamia; bien para el abastecimiento urbano, como en losnumerosos acueductos que nos legaron los ingenieros romanos; bienpara el transporte por canales; bien para usos energéticos, desde lostradicionales molinos para cereales a las modernas centrales hidroe-léctricas.

En el último medio siglo, prácticamente en todas las regiones áridaso semiáridas, desde California y Texas hasta gran parte de la India,pasando por España y México, se ha producido lo que se ha defini-do en otros lugares como la “Revolución silenciosa del uso intensivode las aguas subterráneas”2. Se califica como revolución, pues haconducido, y sigue conduciendo, a cambios drásticos en los usos delagua y en la política alimentaria en esas regiones. Se denomina silen-

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1 Shamir, U. (2000).

2 Llamas, M.R. y Martínez-Santos, P. (2005); Fornés, J.M.; Hera, A. de la yLlamas, M.R. (2005 a).

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ciosa, pues ha sido realizada por millones de modestos agricultores,con muy escasa planificación y control por parte de los gestores ofi-ciales de la política del agua en esas regiones. Se trata de un fenóme-no tecnológico y social tan nuevo que todavía está prácticamenteignorado o mal entendido por la mayor parte de las grandes institu-ciones internacionales que se ocupan del agua. Este tema ha sido tra-tado con relativa frecuencia durante los últimos lustros en la RealAcademia de Ciencias. Buena parte de este artículo corresponde a laconferencia inaugural del curso 2005-2006 de dicha RealAcademia3.

Ambos tipos de aguas, las superficiales y las subterráneas, suelenenglobarse hoy con el calificativo de agua azul, en contraposición alagua verde con el que se designa a la que, procedente de las precipi-taciones, está en la zona no saturada del suelo y permite la existen-cia de la mayor parte de la vegetación natural o cultivada. Sólorecientemente ha comenzado a considerarse de modo cuantitativo elagua verde en los estudios de recursos hídricos. Su medición hidro-lógica y su valoración monetaria son todavía complejas.

El análisis del papel del agua verde ha conducido al concepto delagua virtual, que es el agua necesaria para producir un bien o un ser-vicio. Al principio, el estudio del papel del agua virtual se refirióprincipalmente a la producción de alimentos, pero progresivamentese ha extendido a la producción de todos los bienes y servicios querequieren el uso de agua en una región.

La suma de toda el agua virtual que necesita un país o una regiónpara atender la necesidad de bienes y servicios de los habitantes deesa zona es lo que se denomina huella hidrológica (hydrological foot-print en la literatura anglosajona). El concepto de huella hidrológi-ca está relacionado, en cierta forma es un corolario, con el conceptode huella ecológica enunciado unos diez años antes. Éste se refiere a

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3 Llamas, M.R. (2005b).

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la cantidad de superficie de terreno que es necesaria para que ungrupo colectivo pueda realizar un desarrollo sostenible.

El estudio de las huellas hidrológicas de los diversos países está apor-tando nuevos datos y perspectivas que permiten obtener una visiónbastante más optimista de la inminente “crisis del agua”, tan fre-cuentemente difundida. Se verá que los datos disponibles confirmanlo que algunos ya anunciaron hace años4: que esa supuesta y fuerte-mente voceada crisis del agua no es una crisis debida a la escasez físi-ca de este recurso, sino que se trata esencialmente de un problemade mala gestión.

Como ejemplo de esta línea de pensamiento cabe citar a Bichieri-Colombo5, quien considera que para resolver los problemas de laseguridad alimentaria e hídrica hay que emplear soluciones distintasa las propuestas hasta ahora por organismos como la FAO y elInternational Water Management Institute (IWMI), que consistenesencialmente en una expansión de la superficie regada y en unmayor uso de agua superficial o subterránea.

Otro aspecto relevante de esos estudios recientes es que ponen demanifiesto que los problemas del agua no pueden resolverse funda-mentalmente desde las clásicas administraciones hidrológicas quesuelen existir en casi todo el mundo, y que suelen gestionar el aguaen el ámbito territorial de las cuencas hidrográficas. Es lo queBichieri-Colombo6 califica como “soluciones hidrocéntricas”, que,según este autor, carecen de la perspectiva necesaria. Por ejemplo, lasdecisiones de los gobiernos sobre la política de producción o deimportación de alimentos en sus respectivos países pueden tener unmayor impacto en la propia seguridad alimentaria e hidrológica quela decisión de construir grandes estructuras hidráulicas. Allan7 sos-tiene que, más que de watersheds (cuencas hidrográficas), hay que

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4 Llamas, M.R. (1992) y Llamas, M.R. (1995).

5 Bichieri-Colombo, J.S. (2004).

6 Bichieri-Colombo, J.S. (2004).

7 Allan, J.A. (en prensa a).

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hablar de problemsheds (que quizá podría traducirse como áreas deproblemas).

El comercio de alimentos (y consecuentemente de casi toda el aguavirtual) está principalmente condicionado por las normas generalesde la Organización Mundial de Comercio (OMC). Por ello elcomercio de agua virtual ha venido mucho más condicionado por lapolítica mundial de comercio que por las políticas nacionales delagua. Éstas parecen haber influido en las decisiones de la OMCpoco o nada. Garrido parece coincidir con Wilchems8 en que el con-cepto, o la metáfora, como dice este autor, del agua virtual es útilpara describir el uso del agua en la política agrícola y ganadera y paramejorar la seguridad alimentaria e hidrológica de un país. Ahorabien, ese concepto o metáfora no tiene en cuenta la influencia de latecnología de producción ni los costes de oportunidad. El uso de lateoría económica de la ventaja competitiva es necesario, según ellos,para definir estrategias óptimas de producción y de comercio. Encualquier caso, parece claro que el concepto de huella hidrológica,unido o no a los métodos propuestos por Garrido y Wilchems, va aexigir pronto una mayor participación del Ministerio de Agriculturaen la definición de la política del agua española que, hasta ahora, hasido diseñada esencialmente por el Ministerio de Medio Ambiente.

II. Objetivos y enfoque

Un primer objetivo de este artículo es contribuir a difundir entre losprofesionales del agua y entre el público español una serie de con-ceptos relativamente nuevos que están llamados a tener relevancia enla política mundial del agua. Además, pueden ayudar a resolverpronto buena parte de los conflictos hídricos españoles, tan frecuen-tes en los últimos lustros.

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8 Garrido, A. (2005); Wilchems, D. (2004).

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Se van a consignar algunos datos significativos recientemente publi-cados sobre lo que supone el comercio del agua virtual a escala mun-dial. Como es lógico, se procurará referir estos datos a España, cuan-to sea posible. Los datos hoy disponibles, en la mayor parte de loscasos, son sólo una primera aproximación que se irá mejorando ensucesivos trabajos. No obstante, los valores disponibles indican quela política del agua de España, como la de otros muchos países ári-dos o semiáridos, va a cambiar mucho en fechas no lejanas. Y esecambio será para bien.

En efecto, los datos ya conocidos indican que el agua, como unrecurso global común, no está inexorablemente condenada a experi-mentar la “tragedia de los comunes” popularizada por Hardin9 haceya casi cuarenta años. Este autor consideró que la humanidad estabaabocada a sobreexplotar los global commons a no ser que la libertadpara usarlos fuera constreñida por una de las dos opciones siguien-tes: a) un fuerte gobierno centralista, o b) un sistema de propiedadprivada institucionalizado y nítido. Además, Hardin sostenía que losproblemas derivados de la tragedia de los comunes no tenían solu-ción técnica. La experiencia ha demostrado que los planteamientosde Hardin de modo general no se corresponden con la realidad. Puedeverse, por ejemplo, un reciente número de Science10 dedicado a estetema. Como se verá, en el caso de los recursos hídricos tampoco secumplen las pesimistas previsiones de Hardin.

Parece de justicia recordar aquí a dos grandes economistas, ya des-aparecidos, que hace bastantes años supieron llamar la atenciónsobre la falta de consistencia científica de algunas de las posicionesentonces consideradas políticamente correctas. Ambos autores fue-ron frecuentemente discriminados y vilipendiados por atreverse adisentir de las ideas que ciertos grupos de presión habían estableci-

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9 Hardin, G. (1968).

10 Dietz, A.J.; Ostrom, E. y Stern, P.C. (2003).

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do como políticamente correctas. Me refiero al australiano CollinClark y al americano Julian Simon. En las referencias bibliográficasincluyo las de una obra significativa de cada uno de ellos. Un análi-sis más detallado del tema puede verse en Aguirre11. Es interesanterecordar que la Universidad de Navarra, con una amplia visión defuturo, concedió el Doctorado Honoris Causa a Julian Simon.

El hecho de que la tragedia de los comunes no se haya producido,tampoco debe llevar a un optimismo irresponsable. Se trata de con-seguir un desarrollo de los recursos hídricos que sea lo más sosteni-ble posible en las numerosas dimensiones de la sostenibilidad antesenunciadas. Ahora bien, ese desarrollo sostenible exige como condi-ción necesaria que los países industrializados practiquen un “consu-mo sostenible” en el sentido propuesto por Heap12. Este es un temadel que raramente se habla en la literatura científica de los paísesindustrializados, en la que es práctica frecuente echar la culpa detodos los males al crecimiento demográfico de los países en vías dedesarrollo. Heap es un científico inglés de la Royal Society, que pre-sentó en la Asamblea de Tokyo del Interacademy Panel un interesan-te artículo en el que, entre otras cosas, llamaba la atención sobre lacarencia de rigor científico que supone achacar casi todos los malesambientales al crecimiento de la población del tercer mundo. Poníacomo ejemplo el hecho de que las emisiones de CO2 del Reino

Unido eran entonces más del doble que las de Bangla Desh. Sinembargo, el crecimiento anual de la población en el Reino Unido erade 120.000 personas; en Bangla Desh, de 2,4 millones de personas.Recuerda también Heap que las predicciones de Malthus, hechashace doscientos años, tienen muy poco que ver con lo que realmen-te ha sucedido en los dos últimos siglos. Hoy habita este planeta unapoblación unas seis veces superior, y prácticamente todos los seres

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11 Aguirre, M.S. (2006).

12 Heap, R.B. (2000).

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humanos están ahora mejor alimentados y gozan de una esperanzade vida entre veinte a cuarenta años más alta. Todo ello ha sido posi-ble gracias a los avances científicos y tecnológicos realizados por elingenio humano. No parece que haya ningún motivo para pensarque esa capacidad del ingenio humano haya alcanzado su techo. Sinduda, este es un motivo de satisfacción para los que, con más omenos fortuna, trabajamos por hacer avanzar la ciencia y para queesos avances sean útiles a la sociedad.

Un objetivo principal de este artículo consiste en mostrar cómo losavances de la ciencia y de la tecnología están contribuyendo de modomuy significativo a resolver los problemas hídricos que tiene lahumanidad en general y España en particular. Sin embargo, antes deentrar en el núcleo principal es bueno recordar que la complejidad delos problemas hídricos no se resuelve simplemente con una mejoraplicación de simples razonamientos científicos. Lo que hace cincoaños dijo Heap13 viene a coincidir con lo que el Papa Juan Pablo II14

había proclamado diez años antes: “El problema ecológico es esen-cialmente un problema ético”. Y no se puede olvidar que el agua estáen la raíz de casi todos los problemas ecológicos.

Entre 1998 y 1999 la UNESCO creó un grupo de trabajo sobre laética de los usos del agua dulce. La conclusión sintética de dichogrupo de trabajo, integrado por una docena de personas de diversospaíses, etnias y culturas, fue que para conseguir una buena gestióndel agua es preciso alcanzar un equilibrio entre los valores utilitariosde este recurso y sus valores intangibles, también denominados cul-turales, ecológicos o religiosos15. Las conclusiones de este grupo detrabajo fueron admitidas, prácticamente sin cambios, por laComisión Mundial de la Ética de la Ciencia y de la Tecnología

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13 Heap, R.B. (2000).

14 Juan Pablo II (1990).

15 Llamas, M.R. y Delli Priscoli, J. (2000).

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(COMEST), que patrocina la UNESCO16. Es más, con base en lostrabajos iniciales del mencionado grupo de trabajo, la UNESCO hainiciado la publicación de una serie de monografías titulada Water &Ethics Series. Se han publicado ya más de diez monografías17.

III. El agua verde y el agua azul como elementosprincipales del ciclo hidrológico. Otros colores delagua

El funcionamiento básico del ciclo hidrológico sólo se conoce desdehace algo más de tres siglos18. Anteriormente, mentes tan preclarascomo Aristóteles, Leonardo Da Vinci, Descartes o Kepler entendie-ron el ciclo al revés. Los valores cuantitativos de los componentesprincipales del ciclo hidrológico fueron ya evaluados hace unos cua-renta años y las estimaciones principales apenas han variado desdeentonces. En síntesis, se considera que la precipitación anual sobrelas tierras emergidas es del orden de 115.000 km3, de éstos unos

45.000 constituyen el caudal (superficial y subterráneo) de los ríos;los 70.000 km3 restantes se evaporan o son evapotranspirados por la

vegetación19.

Desde hace unos veinte años se comenzó a aludir al agua de los ríos,lagos y acuíferos como agua azul. Esta es la parte del ciclo hidroló-gico que los seres humanos han tratado de modificar para su prove-cho mediante la construcción de estructuras más o menos conven-cionales, fundamentalmente canales y presas. En la última mitad delsiglo veinte también se ha producido un aumento espectacular deluso de las aguas subterráneas20.

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16 Selborne, J. (2001).

17 Delli Priscoli, J.; Dooge, J. y Llamas, M.R. (2004).

18 Llamas, M.R. (1976).

19 Naciones Unidas (2003), pp. 77 y 84.

20 Llamas M.R. y Martínez-Santos, P. (2005).

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Según Naciones Unidas21, el volumen anual de agua azul utilizadapara el regadío de unos 400 millones de hectáreas es del orden de2.000 a 2.500 km3/año; pero de esta cantidad, según la misma fuen-

te, solamente unos 900 km3/año son los realmente consumidos por

las cosechas. No obstante, estas cifras no inspiran gran confianza amuchos expertos. Los usos urbanos e industriales son muy inferio-res. No existen estadísticas oficiales fiables sobre la proporción entreel uso de aguas superficiales y de aguas subterráneas en el regadío.Shah22 estima que el uso de las aguas subterráneas puede bien seractualmente del orden de 800 km3/año. Ahora bien, las cifras ante-

riores se refieren al agua usada, extraída o aplicada pero no al agua“consumida”, es decir, la que no vuelve a la fase superficial o subte-rránea del ciclo, sino que vuelve a la atmósfera en forma de vapor, osi vuelve a la fase superficial o subterránea lo hace con un grado decontaminación que la hace inutilizable. El regadío, cuando es efi-ciente, es el prototipo de uso consuntivo y el agua evapotranspiradasuele ser del orden del 80-90% del agua aplicada. En los regadíostradicionales por inundación la eficiencia no suele ser superior al50%. En los usos urbanos se suele estimar que vuelve a la red dealcantarillado el 80% del agua suministrada, aunque vuelve contami-nada y hay que “limpiarla” en la correspondiente planta de trata-miento. Esto quiere decir que el agua azul puede tener una serie detonos que van desde el muy claro del agua potable hasta el muy oscu-ro de las aguas contaminadas por las ciudades o industrias. De todasformas, cada vez más esas aguas se consideran como un recurso que,previo tratamiento, es reutilizable. Una vez más, conviene recordarque las estadísticas disponibles sobre los usos del agua, especialmen-te en regadíos, son todavía poco precisas.

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21 Naciones Unidas (2003), p. 203.

22 Shah, T. (2005).

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El agua verde es la que queda empapando el suelo; a veces se llamatambién agua edáfica o del suelo. Este agua del suelo es la que per-mite la existencia de la vegetación natural (bosques, praderas, mato-rral, tundra, etc.) así como los cultivos de secano (rain-fed agricultu-re en la terminología anglosajona). Este agua vuelve a evaporarsedirectamente desde el suelo o por la transpiración de las plantas. Noparecen existir estimaciones aceptables sobre el reparto de esos70.000 km3/año entre estos elementos. Se estima que el agua utili-

zada en los cultivos de secano es del orden de 3.000 a 4.000km3/año. Allan23 indica que, en general, el uso del agua del suelo o

“agua verde” no se ha cuantificado en la mayor parte de los análisisdel uso del agua en la agricultura. Así, por ejemplo, FAO-AQUAS-TAT24 cuando se refiere a los recursos hídricos renovables de un paíssólo se refiere al agua azul, aun cuando en el país en cuestión lamayor parte de las cosechas no procedan del regadío, sino que seobtengan con agua verde.

Algunos autores hablan también de otros colores del agua. Así,Shamir25 menciona las aguas que tienen un color amarillo dorado.Se refiere a aquellas aguas con alta salinidad o componentes tóxicosque pueden transformarse en aguas potables o aptas para la agricul-tura mediante los modernos procedimientos de la ingeniería quími-ca. El coste de esos procesos ha disminuido notablemente en losúltimos años. De modo que hoy se suele situar el coste total de des-alar un metro cúbico de agua de mar en torno al medio euro. Estoen boca de desaladora para grandes plantas y sin subvenciones. Elprecio es menor cuando se trata de aguas subterráneas salobres conmenores salinidades. Se ha estimado en documentos más o menosoficiosos que existen hoy en España unas 900 plantas desaladoras o

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23 Allan, J.A. (en prensa a).

24 FAO-AQUASTAT (2003, 2004)

25 Shamir, R. (2000).

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desalobradoras que llegan a producir unos 500 millones de metroscúbicos al año.

Sin embargo, el uso de agua de mar desalada para regadío estámenos claro. El verano de 2005, en uno de los Cursos de Verano dela Universidad Complutense, afirmé que en España se están utili-zando ya cantidades significativas de agua de mar desalada pararegadío. Henry Vaux, profesor de Economía Agraria de laUniversidad de California (Berkeley), que participaba en ese curso,expresó abiertamente dudas sobre esta afirmación y solicitó datosconcretos. Con motivo de mi conferencia inaugural en la RealAcademia de Ciencias26, intenté sin éxito obtener esos datos concre-tos sobre el uso actual de agua desalada en regadíos españoles, conindicación precisa de la extensión y situación de las superficies a lasque se aplica, y sobre sus costes y precios. Entre los poquísimos datosque encontré estaban los de Olcina27, quien indicaba que en el año2001 se utilizaban en España 225 millones de metros cúbicos deagua de mar desalada: y de ellos solamente 5 millones estaban desti-nados al regadío. Carcelén28 indicaba que la Dirección General deDesarrollo Rural terminó en el año 2000 un voluminoso informecon el título “Análisis de las superficies regadas con aguas depuradaso desaladas”. No he tenido ocasión de consultar dicho informe apesar de haberlo solicitado al Director General correspondiente delMinisterio de Agricultura pero, en cualquier caso, sus datos tienenal menos cinco años de antigüedad. Con posterioridad a la ya men-cionada información29 he tenido ocasión de leer un artículo delactual Presidente de la Asociación Internacional de Desalación30,pero los datos que esta persona incluye no aclaran el tema. En con-

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26 Llamas, M.R. (2005b).

27 Olcina, J. (2002), cuadros 1 y 7.

28 Carcelén, V. Comunicación personal escrita del 14-9-05.

29 Llamas, M.R. (2005b).

30 Medina, J.A. (2005).

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creto, Medina indica que en España se utilizan actualmente unos600 Mm3/año de agua desalada. De ellos, el 55% es agua de mar yel 45% es agua salobre (es de suponer que subterránea). Según elmismo autor, el agua utilizada en agricultura es del orden de 210Mm3/año pero la mayor parte de ella procede de pequeñas plantascon capacidades de 100 a 5.000 m3/día que operan agricultores pri-vados. Las plantas desaladoras de agua de mar suelen tener capaci-dades mucho mayores, del orden de 100.000 m3/día. IndicaMedina31 que los costes del agua de mar desalada oscilan entre 0,45y 0,71 €/m3. Ahora bien, con ese valor parece referirse a costes engrandes plantas y con un uso prácticamente constante y a pleno ren-dimiento. La realidad es que, hasta ahora, esas plantas funcionan demodo parcial y con mucho retraso en su puesta en funcionamiento.Esto supone que el coste real por metro cúbico será bastante mayor.Medina32 indica que la capacidad total de las plantas de desalaciónpara uso agrícola en España (hasta el año 2000) oscilaban entre42.000 y 22.000 en 2000 m3/día, es decir, aproximadamente entre15 y 8 Mm3/año. De esta cantidad atribuye un 60% a aguas salobresy el 40% a agua de mar. En resumen, las cifras de Medina no difie-ren prácticamente de las dadas por Olcina33, antes mencionadas.Parece claro es que los datos disponibles sobre el uso del agua de maren la agricultura española son poco fiables, aunque todo parece indi-car que los valores son muy pequeños, del orden de 5 a 10 Mm3/año,es decir, menos del uno por mil de todo el agua usada en el regadíoespañol, que es del orden de 25.000 Mm3/año34.

Quizá esta situación de falta de claridad informativa esté influencia-da por la carga política que actualmente lleva consigo este tema,dada la cancelación del trasvase del río Ebro, que estaba prevista en

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31 Medina, J.A. (2005), cuadro 1.

32 Medina, J.A. (2005), fig.2.

33 Olcina, J. (2002).

34 Ministerio de Medio Ambiente (2000).

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la Ley del Plan Hidrológico Nacional de 2001. De acuerdo con eldenominado PLAN AGUA de 2005, aprobado por el nuevoGobierno, esta gran infraestructura va a ser sustituida fundamental-mente por la construcción y operación de una veintena de plantasdesaladoras de agua de mar.

También es interesante consignar lo que sobre este tema dicenAlbiac, Tapia, Mema, Meyer, Hanemann, Calatrava, Uche yCalvo35: “El proyecto AGUA incluye inversiones públicas del ordende 1.200 millones de euros para la construcción de nuevas plantasdesaladoras de agua de mar para obtener unos 600 millones demetros cúbicos de agua dulce, de ellos el 50% destinado a usos agrí-colas. El coste previsto de esta agua desalada, a pie de desaladora, esdel orden de 0,5 €/m3. El coste del agua subterránea (extraída o no

de modo sostenible) oscila entre 0,1 y 0,2 €/m3. Como es lógico, los

agricultores no están fácilmente dispuestos a pagar el agua a un pre-cio mayor mientras no se vean obligados a ello. Por ello, y con razón,estos autores sostienen que para poder implementar el proyectoAGUA, es imprescindible que la Administración haga cumplirestrictamente los límites de las extracciones de aguas subterráneas.Los mismos autores advierten que el riesgo que tiene el proyectoAGUA es que una vez completadas las inversiones públicas en laconstrucción de esas plantas desaladoras, la demanda de agua paraagricultura no se materialice debido a que no se haya podido contro-lar la actual extracción abusiva de aguas subterráneas.

Finalmente, en lo que se refiere a los colores del agua, es interesan-te recordar lo que ya dijo Shamir36. El color más importante del aguaes el color gris de la materia gris de nuestro cerebro. En efecto, si sehace una visión retrospectiva de doscientos años y se consideran las

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35 Albiac, J.; Tapia, J.; Mema, M.; Meyer, A.; Hanemann, M.; Calatrava, J.;Uche, J. y Calvo, E. (en revisión).

36 Shamir, R. (2000).

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razones por las que no se han cumplido las previsiones catastrofistasde Malthus, se llega a la conclusión, ya antes mencionada, de queMalthus y sus epígonos catastrofistas no tomaron en consideraciónla influencia que los avances científicos y tecnológicos iban a tenerpara mejorar la alimentación y la salud de la inmensa mayoría de lapoblación.

IV. Conceptos de agua virtual y de huella hidrológica

Como antes ya se enunció, el agua utilizada en el proceso de produc-ción de un bien cualquiera (agrícola, alimenticio, industrial) ha sidodenominada “agua virtual”. Este concepto fue introducido en ladécada de los noventa por Allan37. Desde entonces está siendo tra-tado por autores diversos y desde distintos puntos de vista.

Si un país exportara un producto que exigiera mucha agua virtualpara su producción sería equivalente a que estuviera exportandoagua, pues de este modo el país importador no necesitaría utilizaragua nacional para obtener ese producto y podría dedicarla a otrosfines. La importación de agua virtual está facilitando que los paísespobres en recursos hídricos consigan seguridad alimentaria e hidro-lógica. De este modo pueden destinar sus limitados recursos hídri-cos a fines más lucrativos, como pueden ser el turismo, la industria,el abastecimiento urbano o la producción de cosechas de alto valor.

Siempre ha existido comercio de alimentos y, por consiguiente, deagua virtual. Ahora bien, en los últimos lustros el comercio de ali-mentos se ha incrementado mucho debido, en buena parte, a laspolíticas agrarias y al aumento de productividad; pero en otra parteno despreciable a que los avances tecnológicos han abaratado y faci-litado el transporte de modo muy notable. Esto explica, por ejemplo,que hoy en los mercados de Madrid se puedan comprar kiwis proce-dentes de Nueva Zelanda o manzanas y ciruelas que vienen de Chile

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37 Allan, J.A. (2003); Allan, J.A. (en prensa a) y Allan, J.A. (en prensa b).

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a precios competitivos con los de los mismos frutos producidos enEspaña.

El comercio de agua virtual puede permitir que los países de escasosrecursos hídricos eviten lo que hasta hace muy poco se considerabauna probable e inminente crisis. Casi la única condición requerida esque esos países tengan un nivel económico que les permita compraren los mercados internacionales los alimentos portadores de aguavirtual. Como se verá después, esos productos son principalmentelos alimentos básicos (como los cereales, el arroz o los forrajes), cuyovalor por tonelada (o metro cúbico de agua virtual) es bastante bajo.Casi todos los países importan y exportan agua virtual, pero el balan-ce puede ser muy distinto de unos a otros.

La estimación del agua necesaria para la producción de cada bien esun tema complejo que deberá mejorarse en los próximos años. Noparece apropiado detenernos ahora en el análisis de esas metodolo-gías. Chapagain y Hoesktra38 han publicado un extenso trabajosobre este tema al que se hará referencia en lo sucesivo con frecuen-cia. Por otra parte, la estimación del agua virtual necesaria para losusos urbanos y para la producción de alimentos manufacturados y deproductos industriales todavía está en sus etapas iniciales.

El concepto de huella hidrológica fue introducido por Hoekstra yHung39. Este concepto se ha utilizado como un indicador del uso delagua por las personas, grupos colectivos o países. Puede definirsecomo el volumen de agua que es necesario para la producción de losbienes y servicios que utiliza una persona o un grupo colectivo depersonas. Obviamente, es un concepto íntimamente ligado al deagua virtual. Cuando los habitantes de una región importan bienes yservicios de otra región están importando el agua virtual que fue

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38 Chapagain, A.K. y Hoesktra, A.Y. (2004).

39 Hoekstra, A.Y. y Hung, P. (2002).

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necesaria para producir esos bienes y servicios. El uso total de aguaverde y azul que se utiliza en una determinada región por un grupocolectivo no es la medida correcta de los recursos hídricos que utili-za ese colectivo. Si hay importación de agua virtual en productosagrarios o industriales esa cantidad debe ser añadida.

La suma total del uso de agua nacional (verde y azul) y del agua netaimportada se define como la huella hidrológica de ese país o grupocolectivo. En el concepto de huella hidrológica utilizado porChapagain y Hoekstra40 no se sustraen los flujos de agua virtual quese exportan en forma de productos agrarios o industriales.Posiblemente estos autores consideran que las exportaciones no sontan vitales desde un punto de vista de las necesidades de un grupo opaís. Sin embargo, parece claro que esas exportaciones pueden jugarun papel muy importante en la vida económica de ese país o grupocolectivo. Entre otras razones porque permiten obtener fondos paraimportar agua virtual en forma de productos agrícolas o industriales.

Zimmer y Renault41, un año antes, estimaron que la cantidad totalde agua (azul y verde) que se utiliza en el planeta para producir todotipo de alimentos es de unos 5.200 km3/año. Esta cifra es del mismo

orden de magnitud que los 6.000 km3/año que estima Naciones

Unidas como volumen de agua necesario para la producción de ali-mentos para los seis mil millones de personas del planeta. SegúnZimmer y Renault42, de esa cantidad, el 29% se utiliza para produ-cir carne, un 17% para la producción de productos animales elabo-rados; los cereales sólo suman el 23%. Hay que tener en cuenta queen las carnes y en los productos animales elaborados se incluye elagua virtual utilizada para la producción de forrajes que han alimen-tado a esos animales. En cambio, desde el punto de vista del valor

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40 Chapagain, A.K. y Hoekstra, A.Y. (2004).

41 Zimmer, D. y Renault, D. (2003).

42 Zimmer, D. y Renault, D. (2003).

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energético la situación es diferente. Los cereales suponen el 51% delvalor energético y la carne y los productos animales elaborados sóloel 15%.

Chapagain y Hoekstra43 estiman que el valor de la huella hidrológi-ca total de la humanidad es de 7.500 km3/año. Este aumento se debeprincipalmente a que añaden el agua necesaria para los usos domés-ticos y urbanos y para la elaboración de productos industriales. Encualquier caso, es interesante recordar que la precipitación en las tie-rras emergidas, es decir, la suma del agua azul y verde que cada añocircula en el ciclo hidrológico, es del orden de 115.000 km3. En otraspalabras, desde un punto de vista global, las necesidades de agua(azul y verde) de la humanidad actual quedan bastante por debajo del10% de las precipitaciones anuales. De todas formas, estas son cifrasglobales que constituyen sólo una primera aproximación para enfo-car adecuadamente los problemas hídricos específicos de los distin-tos países.

En resumen, según dichos autores, las necesidades de agua total(verde y azul) en España son del orden de 100 km3/año, que sereparten del modo aproximado siguiente: a) 5% para abastecimientourbano y doméstico; b) 80% para producción de alimentos (de éstos2/3 son con agua nacional y 1/3 con agua virtual importada); y c)15% se utiliza para productos industriales (de estos algo más de lamitad corresponden a importaciones, es decir, es agua virtual impor-tada). Estos valores no están en contradicción con los valores de usosde agua azul (superficial y subterránea) que figuran en el LibroBlanco del Agua44, en lo que se refiere a los usos urbanos e indus-triales. Sin embargo, es significativo hacer notar que el Libro Blanco

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43 Chapagain, A.K. y Hoekstra, A.Y. (2004). No hay espacio aquí para exponerla metodología y las bases de datos que utilizan estos dos autores. En Llamas,M.R. (2005b) se hizo un resumen de observaciones de ambos datos.

44 Ministerio de Medio Ambiente (2000).

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estima que el agua (azul) para usos agrícolas es solamente de unos 25km3/año, cuando Chapagain y Hoekstra45 hablan de 51 y 17km3/año destinados a la producción nacional y a la exportación, res-pectivamente. Esto se debe, probablemente, a que el Libro Blancono tiene en cuenta el agua verde (agricultura de secano, pastos natu-rales, producción de los bosques, etc.). Sería conveniente analizar enun futuro próximo con más detalle si esa diferencia de casi 35km3/año es explicable por el agua verde. Estas cifras ponen de mani-fiesto de modo muy claro la importancia que en la política del aguade España, y de cualquier país árido o semiárido, tiene el sector agrí-cola. Esto tanto para la producción nacional de alimentos como parala exportación e importación.

En un posterior trabajo, Chapagain, Hoekstra y Savenije 46 ya reco-nocen, como hace Wilchems47, que los factores económicos y socia-les suelen ser los motores principales del comercio del agua virtual através del comercio de alimentos y productos elaborados. Ahorabien, caben pocas dudas de que los conceptos de agua virtual y dehuella hidrológica hayan introducido cambios decisivos en múltiplesaspectos tradicionales de la política del agua a escala mundial. Losconceptos de seguridad alimentaria e hidrológica y los anuncioscatastrofistas de que media humanidad va a estar water stressed en laspróximas décadas van a sufrir cambios muy significativos.

V. ¿Cuánta agua virtual se comercia?

Chapagain y Hoekstra48 presentan en los apéndices de su trabajo uncúmulo de datos obtenidos principalmente de la FAO, del BancoMundial y de la Organización Mundial de Comercio. Esos apéndi-ces suponen una interesante base de trabajo. Ahora bien, esas cifras

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45 Chapagain, A.K. y Hoekstra, A.Y. (2004).

46 Chapagain, A.K.; Hoekstra, A.Y. y Savenije, H. (2005).

47 Wilchems, D. (2004).

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deben tomarse todavía con cierta reserva y han de considerarse comouna primera aproximación. En primer lugar, algunos de esos datosiniciales no inspiran gran confianza pues proceden esencialmente delos propios países y en algunos de ellos la organización de los servi-cios estadísticos no es muy eficiente. Además, como ya se dijo, elpaso de las cantidades de productos comercializados a su correspon-diente agua virtual todavía tiene que perfeccionarse, especialmenteen lo que se refiere a los productos elaborados (industriales o agríco-las). Otro importante aspecto, prácticamente no considerado en eltrabajo de Chapagain y Hoekstra mencionado, es que apenas anali-za el valor económico que implican los distintos flujos de agua vir-tual.

Tabla 1. Valores medios ($/tonelada) de algunos productos vegetales

Trigo 125-150

Cebada 134

Maíz 125

Maíz 125

Tomate 856

Productos hortícolas 757

Girasol 294

Girasol 294

Aceite virgen 2.036

Café 2.118

Uvas frescas 1.160 (Los productos animales suelen tener precios sensiblemente más elevados).

Fuente: el apéndice IV de Chapagain, A.K. y Hoekstra, A.Y. (2004).

La correspondencia entre estos precios medios del comercio interna-cional y los metros cúbicos de agua virtual necesarios para produciruna tonelada de ese producto no es sencilla. Por ejemplo, en elApéndice XIII del citado trabajo se indica que para producir una

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tonelada de trigo en Italia necesitan 2.400 m3 y en España solamen-te 1.227 m3, es decir, prácticamente la mitad de agua virtual. Si estose confirmase, vendría a significar que en la producción de trigo, elagua virtual tiene una productividad económica en Italia que es lamitad que la de España. En cualquier caso, parece claro que tienepoco sentido económico que en los países áridos y semiáridos seemplee agua en la producción de cultivos de escaso valor y altademanda de agua, como pueden ser los cereales o la alfalfa.

No parece ahora apropiado exponer con detalle los numerosos datoselaborados sobre la cuantía y los componentes de la huella hidroló-gica en los distintos países, pero resulta interesante mencionar algu-nos datos significativos del trabajo de Chapagain y Hoekstra.

La huella hidrológica mundial o global es de unos 7.500 km3/año,equivalente a algo más de 1.200 m3/año per cápita. Estiman losautores que aproximadamente el 16% del uso global de agua seemplea para producir bienes (agrícolas o industriales) que se expor-tan, es decir, no son para uso nacional. Es un porcentaje sustancial yademás en crecimiento.

Las diferencias entre países son grandes: los EE.UU. tienen 2.500m3/cápita y año, y China sólo 700 m3/cápita y año. Recordemos queEspaña tiene un valor de unos 2.300 m3/cápita y año, es decir, muyparecido al de los EE.UU.

VI.Ventajas e inconvenientes del comercio de aguavirtual

El comercio del agua virtual es hoy día una realidad que supone casiuna quinta parte del agua total (verde y azul) utilizada por la huma-nidad para todos los usos, que, como antes se indicó, es del orden de7.500 km3/año. Esa proporción muy probablemente crecerá en unfuturo próximo.

El abaratamiento del coste del transporte, principalmente el maríti-mo, y el incremento en su velocidad, ambos hechos posibles por los

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recientes avances tecnológicos que todavía no han tocado techo, hanfacilitado de modo decisivo el aumento del comercio en general, y delos alimentos básicos, como los cereales y los forrajes, en particular.Hoy suele ser más fácil y más barato transportar mil toneladas detrigo que el millón de metros cúbicos de agua necesaria para produ-cir ese trigo. Sin embargo, en los países poco desarrollados las difi-cultades para el transporte de alimentos desde los puertos al interiorpueden constituir un serio obstáculo para evitar problemas de insu-ficiente alimentación o incluso de hambrunas. Hofwegen49 cita elproblema que tiene Sudáfrica para hacer llegar los alimentos concamiones desde los puertos marítimos hasta el interior de ese país.

En general, el comercio de agua virtual es ya una opción política másimplícita que explícita. Pero, de hecho, está ya mitigando los proble-mas de escasez de agua en muchos países áridos y semiáridos y demodo singular en el Norte de África y en Oriente Medio50.

Sin embargo, no es una panacea para resolver todos los problemasactuales y futuros. Es preciso conocer en cada caso las implicacionespolíticas, sociales, económicas y culturales que tiene esta opciónpolítica. A eso se van a dedicar las secciones siguientes de este apar-tado.

1. La seguridad alimentaria

Los Estados Mayores de todos los países suelen considerar que unaestrategia obligada es garantizar la seguridad alimentaria de sus con-ciudadanos, es decir, la capacidad para proporcionar a sus habitantesalimento suficiente y sano ahora y en un futuro. No puede olvidarseque hasta hace muy pocos siglos la táctica de sitiar una ciudad o unafortaleza incluía tratar de impedir la llegada de agua y alimentos a lossitiados.

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48 Chapagain, A.K. y Hoekstra, A.Y. (2004).

49 Hofwegen, P. van (2004).

50 Allan, J.A. (en prensa b).

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El problema de la seguridad alimentaria es especialmente agudo enlos países áridos y pobres cuando en esas zonas se da una sequía que,a su vez, produce una hambruna que suele saltar a los titulares de losmedios de comunicación de todo el mundo. Sin embargo, enmuchas ocasiones esas hambrunas tienen sobre todo un origen polí-tico, como han puesto de manifiesto algunos trabajos relativamenterecientes51.

La seguridad alimentaria de una nación puede conseguirse median-te la producción nacional de alimentos o con una combinación deesta producción nacional con importaciones complementarias. Asípues, la seguridad alimentaria de un país supone importantes deci-siones políticas en cuanto a la construcción de infraestructurashidráulicas, al fomento de la agricultura de secano y a las relacionesinternacionales de comercio.

Casi siempre los grandes países, como China o la India, desean serautosuficientes en alimentos y, en general, pueden conseguirlo. Lospaíses no muy pobres, que por su relativa aridez dependen en granparte de la importación, suelen poner más énfasis político en garan-tizar el acceso al mercado y en conseguir las necesarias divisas parala importación de alimentos.

La seguridad alimentaria de algunos países muy pobres está amena-zada fundamentalmente por su propia pobreza. Su población sueleser mayoritariamente rural y vive en una economía de subsistencia.Dada la falta de recursos económicos para establecer grandes siste-mas de regadío con aguas superficiales, algunos autores comoHofwegen52 consideran que el principal esfuerzo en esos paísesdebería estar encaminado a mejorar el rendimiento de la agriculturade secano, directamente alimentada por la lluvia. Sin embargo, esmuy probable que en muchos de los países no excesivamente pobres

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51 Brunel, S. (1989).

52 Hofwegen, P. van (2004).

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la solución, al menos inicial, esté en el uso intensivo de las aguas sub-terráneas53. En los países extremadamente pobres, con menos de undólar per cápita y día, parece poco probable que tengan capacidadpara instalar pozos profundos mecanizados. En algunas de estasregiones, en las que parecen vivir unos quinientos millones de per-sonas, la ONG International Development Enterprise (IDE) inicióhace ya unos veinte años el rudimentario sistema de la bomba depedales junto con el uso de modernos y baratos sistemas de riegolocalizado. El resultado parece haber sido muy positivo y ha permi-tido en estas zonas pasar relativamente pronto de la bomba de peda-les a pequeñas bombas diésel, y de ellas a pozos entubados profun-dos con sistemas de extracción diésel o eléctricos54. Lo ocurrido enla India en los últimos decenios es, sin duda, el caso más espectacu-lar de desarrollo de regadío. Este país casi ha duplicado su poblaciónen los últimos cuarenta años (de 600 a 1.100 millones de habitantes)y ha pasado a ser un importante exportador de cereales en el merca-do mundial. Esto se ha conseguido fundamentalmente mediante laextracción de unos 200 km3/año de aguas subterráneas por medio deunos veinte millones de pozos para regar unos cincuenta millones dehectáreas55.

No obstante, en algunos países donde la revolución silenciosa del usode las aguas subterráneas es ignorada, y/o la solución de importar losalimentos básicos cuya producción requiere mucha agua no está con-siderada, sigue predominando la idea de que para conseguir la segu-ridad alimentaria la mejor o la única solución es la construcción degrandes infraestructuras hidráulicas. No rara vez esta actitud se debea una mezcla de ignorancia, arrogancia, negligencia y corrupción56.

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53 Llamas, M.R. (2005); Allan, J.A. (en prensa b).

54 Polak, P. (2005).

55 Shah, T. (2005).

56 Llamas, M.R. y Delli Priscoli, J. (2000).

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2. Precios, subvenciones (¿perversas?) y comercio interna-cional

Ramírez-Vallejo hace ver que no es adecuado aplicar una simple teo-ría económica para explicar el comercio del agua virtual. Este comer-cio está condicionado por una amplia serie de factores, entre los queeste autor menciona los siguientes: los acuerdos comerciales bilate-rales, el crecimiento de la economía y/o de la población, la innova-ción tecnológica, las subvenciones directas o indirectas a los produc-tos agrarios, las políticas macroeconómicas de los países importado-res y exportadores, las políticas nacionales macroeconómicas y lalucha contra la degradación de los recursos naturales. Este autorhace notar que el comercio del agua virtual es muy complejo y queen la actualidad no está principalmente motivado por la falta de aguao la seguridad alimentarias en los principales países importadores deagua virtual. Así por ejemplo, en el período 1993-1998, el 75% delcomercio de agua virtual tuvo lugar entre países pertenecientes a laOCDE.

El comercio de agua virtual depende en buena parte de las reglas delcomercio internacional, que, desde hace unos años, la OMC estáintentando consensuar. Es evidente que estas reglas tienen implica-ciones geopolíticas, al igual que el proceso de la globalización, delque este comercio es sólo un aspecto. No pocos políticos miran conprevención el comercio del agua virtual pues consideran que puedeproducir en los países importadores un aumento de dependencia res-pecto de los países exportadores, o de las grandes compañías inter-nacionales, que podrían formar oligopolios para controlar el comer-cio mundial de alimentos.

Los precios de los productos alimentarios dependen en buena partede las condiciones climáticas y de desarrollo tecnológico de cadaregión. Ahora bien, esos precios suelen estar también fuertementeinfluidos por el sistema de subvenciones a los agricultores y por lasbarreras aduaneras, tal como hoy día existen en los EE.UU., en laUnión Europea y en Japón. Algunos autores consideran que estos

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factores constriñen de modo considerable el mercado de agua vir-tual. Rogers y Ramírez-Vallejo57 estiman que las subvenciones a losagricultores de los países de la OCDE (mil millones de dólares aldía) tienen un gran impacto negativo en la producción agrícola delos países en vías de desarrollo. Según estos autores, más de una ter-cera parte de las rentas de los agricultores de los países de la OCDEproceden de subvenciones gubernamentales. Estas subvenciones soncinco veces superiores a toda la ayuda que se da para promover eldesarrollo en los países pobres; y es dos veces superior a las exporta-ciones agrícolas que proceden de los países en vías de desarrollo.Otro dato significativo aportado por estos autores es que la subven-ción por cada vaca en la Unión Europea es mayor de dos dólares dia-rios. Se estima que actualmente hay unos dos mil quinientos millo-nes de personas que viven con menos de dos dólares diarios, es decir,de lo que la Unión Europea da por cada vaca58.

Rogers y Ramírez-Vallejo59 han estudiado la potencial evolución delmercado del agua virtual hasta el año 2020 en el supuesto de que lascosas sigan como hasta ahora, o de que se produzca la liberalizacióndel mercado que propone la OMC. Llegan a la conclusión de que lapreponderancia de los EE.UU. en el mercado libre sería todavíamayor que con el sistema actual; también subiría sensiblemente elpapel de América Latina.

Como Ramírez-Vallejo60, pensamos que la relativa escasez de agua(azul o verde) suele agudizar el ingenio humano (agua gris) e incen-tiva cambios tecnológicos positivos. Ahora bien, es muy difícil quehaya concienciación de esa escasez si los precios del agua que pagansus consumidores están muy alejados de los costes reales. Con muy

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57 Rogers, P. y Ramírez-Vallejo, J. (2003).

58 Naciones Unidas Progama para el Desarrollo (2005).

59 Rogers, P. y Ramírez-Vallejo, J. (2003).

60 Ramírez-Vallejo, J. (2006).

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buen criterio, la reducción de este alejamiento entre precios y costesdel agua es uno de los objetivos principales de la Directiva Marco delAgua de la Unión Europea (UE). Su aplicación en España y en otrosmuchos países está encontrando una fuerte resistencia. En el fondoes el conocido tema de las subvenciones perversas, es decir, aquéllasque son malas para la economía y para el medio ambiente de un país.Este es un problema mundial que no es fácil de resolver61.

3. Cambios sociales inducidos por el comercio del agua vir-tual

Es indudable que en todos los países la participación de la poblaciónactiva en los distintos sectores económicos está en continua evolu-ción. Como regla general, la población rural disminuye y aumenta lapoblación urbana. La proporción de la población activa en la agricul-tura y ganadería de España no llega al 6%, cuando hace medio sigloera de casi el 50%. Es más, esa proporción varía mucho de unasregiones a otras: desde menos del 2% en el Archipiélago Balear hastamás de 10% en Andalucía y Extremadura. Parece prácticamenteseguro que esa proporción de población activa dedicada a la agricul-tura va a continuar disminuyendo en los próximos años, tanto enEspaña como en casi todos los países.

Todavía algunas regiones viven en unas condiciones de pobrezaextrema (menos de un dólar por persona y año). En estos países unagran parte de la población suele ser rural y practica una agriculturade subsistencia. En estas regiones la importación no bien planifica-da de alimentos básicos puede causar problemas de todavía mayordesempleo, pues los agricultores de esas zonas suelen tener una tec-nología agrícola poco avanzada y los costes de sus productos son bas-tante superiores a los precios de los productos importados, que ade-más, como antes se ha dicho, suelen estar fuertemente subvenciona-dos en los países de la OCDE.

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61 Myers, N. y Kent, J. (1998).

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En principio, aunque no de forma tan aguda, la importación de ali-mentos también puede ocasionar desequilibrios sociales en algunospaíses industrializados en la medida en que desaparezcan las subven-ciones o barreras aduaneras. Este es un tema que va a afectar a laspolíticas agrícolas y del agua de España. Como es bien sabido, lapolítica proteccionista de la agricultura en la Unión Europea está enrevisión y con probable tendencia a disminuir las subvenciones aproductos agrícolas básicos, como pueden ser los cereales, el algo-dón, el arroz, la remolacha azucarera y otros muchos productos típi-cos de la agricultura continental. Estos cultivos suelen requerir rega-dío en España para poder competir con los análogos que se cultivanen otras regiones de la UE. Y dentro de la UE no hay barreras pro-teccionistas. Eso puede suponer que esos cultivos no sean viables,aun cuando sigan teniendo un agua de regadío a unos precios muybajos.

En España, algunos autores consideran que los típicos cultivosmediterráneos (hortalizas, cítricos, aceite de oliva y otros), que ape-nas están subvencionados por la UE, van a poder resistir el embatede la competencia con los demás países de la UE, donde las condi-ciones climáticas para esas cosechas son menos favorables. Pareceoportuno analizar el impacto que sobre este tipo de cultivos van atener tanto los acuerdos de la OMC como otras regulaciones de laUE, como pueden ser los probables acuerdos preferenciales con lospaíses del Norte de África o con Turquía.

Esto debería llevar a plantear una reconversión de nuestra agricultu-ra, en la que el agua es un factor más a considerar, aunque no el másimportante. De hecho, muchos agricultores ya están haciendo esareconversión. Por ejemplo, bastantes han pasado de cultivos con usointensivo de agua y valor bajo a otros cultivos que exigen menor can-tidad de agua y tienen mayor valor. Así por ejemplo, es frecuente verque el maíz o la alfalfa se han sustituido en la España continental porvides u olivos.

Anteriormente se ha aludido al extendido lema internacional morecrops and jobs per drop, es decir, más cosechas y puestos de trabajo pormetro cúbico de agua. Este lema está básicamente motivado por lasideas de seguridad hídrica y alimentaria. Dicho en otras palabras,por el peligro del waterstress de muchos países y por el de los millo-

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nes de población todavía mal alimentados. Los datos expuestos indi-can que esta perspectiva debe cambiar. El problema ecológico fun-damental de la humanidad es la pobreza. Esto quedó muy claro enla última reunión de la Comisión Mundial para el DesarrolloSostenible, que tuvo lugar en Johannesburgo en 2002. El últimoinforme de las Naciones Unidas sobre el nivel de desarrollo de todoslos países62 vuelve a insistir en ello. También este tema ha sido obje-to de acalorado debate en la reunión plenaria de las NacionesUnidas, celebrada en Nueva York en septiembre de 2005.Lamentablemente, la declaración final sobre el tema es una simpleformulación de buenas intenciones con poca o nula efectividad.

Así pues, el lema nuevo debería ser more cash, and environment (andjobs) per drop. El aumento de puestos de trabajo se pone entre parén-tesis pues, en algunos sitios, como España, ése no es el problemareal. Prácticamente casi todos los puestos de trabajo en la agricultu-ra están siendo cubiertos por inmigrantes legales (o ilegales). Estapolítica de inmigración, unida a la mísera ayuda que la mayor partede los estados miembros de la UE, incluida España, dan para el des-arrollo del tercer mundo, plantea una serie de problemas éticos ysociales, que ya fueron objeto de una serie de conferencias en la RealAcademia de Ciencias hace tres años63, y que no hay tiempo ahorade volver a tratar.

Sería importante y urgente analizar en nuestro país el valor de cadatipo de cultivo y el uso de agua azul o verde que requiere. Por ejem-plo, Albiac, Hanemann, Calatrava, Uche, y Tapia64 estudian losvalores de los diferentes cultivos en las zonas a las que estaba previs-ta la llegada de agua del trasvase del Ebro (ver Tabla 2) y encuentranvalores medios que oscilan entre menos de 900 euros por hectáreapara los cereales y más de 40.000 euros para los cultivos de inverna-dero. Cifras similares pueden encontrarse en el inventario de los

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62 Naciones Unidas Programa para el Desarrollo (2005).

63 Llamas, M.R. (2003)

64 Albiac, J.; Hanemann, M.; Calatrava, J.; Uche, J. y Tapia, J. (en prensa) yAlbiac, J. (en revisión).

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regadíos de Andalucía realizado hace ya casi diez años y puesto al díahace poco más de tres años65. En resumen, los ingresos brutos obte-nidos por metro cúbico de agua de regadío pueden oscilar fácilmen-te entre 0,1 y 11euros.

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65 Vives, R. (2003).

Júcar

Superficie (1.000 ha) 212,7 18,5 173,6 19,5 1,1

Agua de riego (hm3) 1.450,7 242,7 1.081,7 121,7 6,7

Ingresos (millones €) 1.196,7 39,7 957,7 167,7 33,7

Segura

Superficie (1.000 ha) 154,9 8,1 107,7 34,2 4,9

Agua de riego (hm3) 863,7 62,7 654,7 125,7 22,7

Ingresos (millones €) 1.070,7 6,7 485,7 336,7 243,7

Sur

Superficie (1.000 ha) 54,5 1,1 18,7 6,5 28,1

Agua de riego (hm3) 232,7 10,7 96,7 24,7 102,7

Ingresos (millones €) 1.124,7 1,7 67,7 87,7 969,7

Fuente: Albiac, J. y otros (2005, Cuadro 1).

Tabla 2. Superficie, uso de agua e ingresos en las cuencas del sureste (2001)

Cuencas Total Cereales, alfalfay girasol

Frutales Hortalizasaire libre

Hortalizasinvernadero

mirar decimales

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4. Efectos ecológicos

Casi siempre el aprovechamiento económico de un recurso naturalimplica un coste ecológico. Se trata, pues, de conseguir un adecuadoequilibrio entre los beneficios económicos y los costes ecológicos.Este es un hecho bien conocido desde hace bastantes años66. Ahorabien, la valoración de los costes ecológicos no suele ser sencilla, ydepende mucho de la situación económica y cultural del país encuestión.

Al tratar de la concienciación que cada país tiene sobre el problemaecológico, con relativa frecuencia se suelen citar las denominadas“curvas de Simon Kuznets”. En síntesis, este premio Nobel estimóque el indicador ambiental o la concienciación ecológica de los paí-ses está relacionada con su renta per cápita. La forma de las curvasdepende del indicador ambiental considerado. La más general es laque tiene forma de “U”. Los países muy pobres suelen tener un sis-tema de vida basado en gran parte en una economía agraria de sub-sistencia. Sus habitantes tienen una vida relativamente compenetra-da con su medio ambiente y además no tienen apenas medios paracausar una agresión a su entorno. La principal preocupación de losgobernantes de esos países es fomentar su desarrollo económico,independientemente de que sea o no ecológicamente sostenible.Esto ocurre hasta que el nivel de vida alcanza un cierto valor.Entonces la relación con otros países industrializados es mayor, lasociedad civil comienza a madurar, aparecen las ONG conservacio-nistas y, en consecuencia, crece la concienciación ecológica general.Esa concienciación sigue aumentado con el nivel de vida. En unreciente trabajo, Mukherji67 muestra con datos de numerosas regio-nes la verosimilitud de la curva de Kuznets aplicada al caso de losrecursos hídricos.

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66 Llamas, M.R.; Back, W.H. y Margat, J.H. (1992).

67 Mukherji, A. (2006).

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Hofwegen68 estima que la liberalización del comercio de alimentos(y por ello de agua virtual) podría tener efectos negativos en el medioambiente. Esto podría ocurrir en los países que utilizaran de modoexagerado o insostenible sus recursos hídricos con objeto de produ-cir productos agrarios que pudieran vender en otros países. No esuna hipótesis absurda ya que, en cierto modo, esto parece ser lo queha ocurrido, y no precisamente en un país pobre, sino en losEE.UU.: concretamente en el acuífero de Ogallala, también llama-do de las High Plains. Este acuífero tiene una extensión algo mayorde 500.000 km

2, es decir, análoga a la extensión de toda España. En

algunas de sus zonas, y especialmente en Texas, viene siendo inten-samente aprovechado desde hace unos sesenta años. En la zona deTexas se ha producido una auténtica “minería del agua subterránea”.Se ha extraído un volumen anual (en torno a 6 km3) unas diez vecessuperior a la recarga interanual. El volumen de agua subterránea quea lo largo de milenios se había almacenado en este acuífero (en lazona de Texas) está en la actualidad reducido aproximadamente ados tercios del volumen inicial69. Estas aguas subterráneas, cuyaextracción es relativamente barata, se han empleado fundamental-mente en la producción de algodón, cereales y forrajes para el gana-do. Es decir, cultivos de no gran valor. Ahora bien, la producción decarne y productos cárnicos supera los 6.000 millones de dólares alaño y una parte de esa producción ha sido exportada. No puede olvi-darse que los EE.UU. son el primer exportador mundial de produc-tos agrarios y también de carne.

Las aguas subterráneas en Texas son de propiedad privada70. Dehecho, el gobierno del Estado de Texas prácticamente sólo puedehacer propuestas para tratar de convencer al poderoso “lobby” de losagricultores tejanos de que ese planteamiento no es sostenible y que

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68 Hofwegen, P. van (2004).

69 Terrell, B.L.; Johnson, P.N. y Segarra, E. (2002).

70 Peck, J.C. (en prensa).

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deben reducir sus extracciones71. Sería muy interesante conocermejor lo ocurrido en el acuífero Ogallala a lo largo del medio siglolargo de desarrollo de sus aguas subterráneas. Y esto no sólo en susaspectos hidrogeológicos y ecológicos, sino especialmente en susdimensiones económicas, tanto en el ámbito local como en el mer-cado mundial de alimentos. En pocas palabras, sería útil saber hastaqué punto la utilización de ese agua subterránea no renovable hacontribuido a la hegemonía que tienen los EE.UU. en el comerciomundial de alimentos.

5.Transvases intercuencas o importación intranacional deagua virtual

El comercio de agua virtual puede ser una alternativa a la construc-ción de grandes infraestructuras hidráulicas para transferir o expor-tar agua desde las zonas donde se supone que sobra a las zonas dondese supone que falta. En casi todos estos análisis el principal deman-dante de agua es el regadío.

El tema de los transvases intercuencas es objeto de discusión enmuchos países, no sólo en España, donde el debate sobre el cancela-do transvase del río Ebro hacia el mediterráneo sigue activo, asícomo el destino de las aguas transvasadas del río Tajo al Seguradesde hace veinticinco años72. Aquí el debate, más que en suprimirese transvase, está en el destino de esas aguas. En realidad, el temade fondo es dirimir si el agua de Castilla-La Mancha es para esaComunidad Autónoma o si puede enviarse a otra región en la que,al parecer, ese agua es más productiva.

Tanto Hofwegen como Rogers y Ramírez-Vallejo73 consideran quesería útil realzar este tipo de análisis en los macrotrasvases que enestos momentos se están planeando en la India y en China. En este

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71 Arroyo, J.A. (2004).

72 Llamas, M. R.(2004).

73 Hofwegen, P. van (2004); Rogers, P. y Ramírez-Vallejo, J. (2003)

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país se habla de un gran trasvase del Sur al Norte del país. En laIndia se habla de un ambicioso proyecto de interconexión de losgrandes ríos del Norte para llevar agua a las zonas más áridas delpaís. El presupuesto inicial del proyecto indio es de unos 130.000millones de dólares. Por supuesto, no se trata de dirimir en estebreve texto ese debate, de suyo complicado, pero parece muy pocoprobable que el River Interlinking de la India llegue a realizarse, yaque es un país con un régimen democrático. Es más difícil opinarsobre lo que pueda suceder en un país con un régimen autoritario,como es el de China.

En cualquier caso, es conveniente no olvidar que en la política delagua los factores emocionales, culturales y las actitudes éticas jueganun papel muy importante74.

7. Conclusiones

Los conceptos de agua virtual y de huella hidrológica son relativa-mente nuevos, aunque las ideas básicas en que se apoyan son cono-cidas desde hace mucho tiempo.

Los datos cuantitativos disponibles en relación con ambos concep-tos sólo deben considerarse como una primera aproximación. Espreciso mejorar tanto las metodologías de cálculo, especialmente enlo que se refiere al cálculo del agua virtual precisa para los procesosde transformación de productos agrícolas, como en la elaboración delos productos industriales. También es necesario contar con mejoresdatos sobre el comercio internacional y los usos directos del aguaazul y el agua verde en cada nación.

El concepto del agua virtual está sirviendo para que comiencen arealizarse balances mucho más completos de las necesidades de agua(huella hidrológica) de cada país. De modo singular se ha visto, demodo todavía semicuantitativo, la relevancia que juega el agua verde

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74 Delli Priscoli, J.; Dooge, J. y Llamas, M.R. (2004)

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(o del suelo) en la producción de recursos alimentarios. El conceptode huella hidrológica pone de manifiesto que en la mayor parte delos países áridos o semiáridos la política del agua está fundamental-mente condicionada por la política agrícola. Esto es particularmen-te cierto en España, donde la suma del agua azul y del agua verdeutilizada para atender las necesidades agrícolas y ganaderas suponecasi el 90% de la huella hidrológica española. De ahí parece derivar-se un corolario claro: la política del agua española no debería ser pla-neada y prácticamente decidida de modo casi exclusivo por laDirección General del Agua del Ministerio de Medio Ambiente.

El comercio del agua virtual constituye ya un extraordinario elemen-to para eliminar o mitigar supuestas crisis del agua en casi todo elmundo. No obstante, no es una panacea. Además de mejorar losmétodos de cálculo y la obtención de datos, parece necesario cono-cer mejor sus implicaciones económicas, sociales, geopolíticas y eco-lógicas.

Mención aparte merecen los problemas de seguridad alimentaria ehidrológica de los países más pobres (menos de un dólar por perso-na y día), que suponen algo más del 10% de la población mundial.De acuerdo con lo aprobado en la Conferencia de 2002 sobre elDesarrollo Sostenible, la pobreza extrema es el principal problemaecológico de este planeta. Al mismo tiempo, es un tema ético de lamáxima entidad. Su resolución requiere algo más que pomposasdeclaraciones internacionales, de las que muchos comienzan a estarsaturados, por no decir hartos.

A pesar de su carácter todavía aproximado, los datos disponiblesindican que con gran probabilidad se van a introducir pronto cam-bios importantes tanto en las políticas de seguridad hídrica y alimen-taria de muchos países como en el planteamiento de la supuesta cri-sis mundial del agua. Puede afirmarse que no existe una crisis globalde escasez de agua ni con la población actual ni con la prevista hastamediados de este siglo.

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Para finalizar, vale la pena transcribir lo que dijo el ya mencionadoprofesor Heap, de la Royal Society, en Tokio en el año 2000, en lareunión del Interacademy Panel, cuyo tema era “La transición haciala sostenibilidad”: “La red actual de las Academias de Ciencias sabemucho acerca de la reducción de la población mundial, pero sabemucho menos sobre la reducción y sustitución del consumo que per-judica al medio ambiente. Y todavía sabe menos sobre la compleji-dad de la conducta humana cuando se trata de las decisiones perso-nales y de los autoindulgentes aspectos del consumismo. Yo esperohaberles convencido de que, aunque el logro del consumo sosteniblesea exigente, es un aspecto crucial de la transición hacia la sostenibi-lidad; y de que las Academias de Ciencias del Mundo estamos bienubicadas para convertirnos en agentes de ese cambio en vez de sersus sujetos pacientes”.

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