autoritarismo y populismo en américa latina - congreso d. político 2011

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Ponencia presentada al Congreso de la Asociación Argentina de Derecho Político, año 2011

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AUTORITARISMO Y POPULISMO EN AMRICA LATINA UNA CRTICA DESDE EL PERSONALISMO*

VIII CONGRESO ANUAL DE DERECHO POLTICO

UNIVERSIDAD NACIONAL DE CRDOBA

AUTORITARISMO Y POPULISMO

EN AMRICA LATINA

Autor: Gonzalo F. FERNNDEZ

Ex profesor titular de Derecho Poltico

Facultad de Derecho y Ciencias Sociales

Universidad Nacional de Crdoba

Comisin N 2

AUTORITARISMO Y POPULISMO EN AMRICA LATINA UNA CRTICA DESDE EL PERSONALISMO

Gonzalo F. Fernndez

En un artculo que Natalio Botana publicara hace algunos aos en La Nacin y que titul Larga vida al autoritarismo, apuntaba que la cada de los regmenes totalitarios del siglo XX no suprimi la persistencia del ncleo duro en el control autoritario del poder poltico. All considera que el autoritarismo no es slo una recada episdica sino que corre el riesgo de convertirse en regla a la que no faltan imitadores. Por su parte, Benedicto XVI expres: En el sub-continente se ha avanzado a la democracia, aunque hay motivos de preocupacin ante formas de gobierno autoritarias o sujetas a ideologas que se crean superadas. Advertencias como stas se multiplican. Ya en 2004, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) public el informe La democracia en Amrica Latina: hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos, un cuidado y completo anlisis de los avances y carencias de la democracia en el subcontinente, respaldado estadsticamente por relevamientos de la organizacin Latinobarmetro. El ex presidente de Ecuador Oswaldo Hurtado expresa en l: La misma democracia sufri ms de un traspi. Tres presidentes de Bolivia, dos de Ecuador y de Argentina y uno de Hait, Brasil, Guatemala, Paraguay, Venezuela y Per fueron forzados a cesar en sus cargos antes de que concluyeran [su] mandato []. En Venezuela y Ecuador se produjeron insurrecciones militares con las que se intentaron establecer gobiernos dictatoriales. En Per, el presidente Alberto Fujimori disolvi el Congreso y mediante manipulaciones obtuvo un congreso adicto del que se vali para constituir un poder desmedido. El presidente Hugo Chvez convoc a una Asamblea Constituyente de la que obtuvo una carta poltica que recogi sus propuestas y desech las de sus opositores. Una insurreccin popular, a la que se sum un levantamiento militar, lo depuso por unas horas; desde entonces Venezuela vive sumida en una diaria e irresoluble confrontacin. La lista se sigue ampliando. El prrafo revela inestabilidad, funcionamiento irregular de las instituciones democrticas y diversos actos autoritarios. El respaldo estadstico, que data de 2002, arrojaba para todo el continente una adhesin a la democracia de un 43% de la poblacin, un 30,5 % de ambivalentes y un 25,5% de no demcratas. El anlisis de la informacin muestra que no se proponen regmenes polticos alternativos pero que no hay satisfaccin con el desempeo de la democracia.El autoritarismo precisiones terminolgicas

Juan Jos Linz propone un concepto que lo diferencie de los totalitarismos del siglo XX, fascismo, nacional-socialismo y comunismo sovitico. Seala que son sistemas polticos con un pluralismo muy limitado, sin una ideologa elaborada y sin una movilizacin poltica intensa (excepto en algunos momentos de su desarrollo, y en esos casos muy controlada), y en los que un jefe o un pequeo grupo ejercen el poder de modo muy concentrado. Jaume Colomer expresa que la naturaleza intensamente represiva de un sistema no le confiere per se carcter totalitario, pues el autoritarismo se propone el sometimiento de la sociedad y el totalitarismo busca la conformacin de la sociedad. La variedad de formas es tal que revisa diez tipos distintos. Arturo Ponsati, como Linz, destaca que existen estadios intermedios, como son las dictaduras en transicin a la democracia y las democracias saturadas de elementos autoritarios, como son la presencia de un partido, en los hechos, hegemnico.

La naturaleza autoritaria del rgimen poltico no impide la celebracin de elecciones, condicionadas de diversas maneras, las que cumplen una funcin legitimadora muy diferente a la de los regmenes democrticos. Snyder atena la relevancia que se atribuye a esas elecciones, resaltando en cambio la importancia de factores extraelectorales como quin gobierna, cmo gobiernan, con qu propsito gobiernan y cunto gobiernan.El autoritarismo en Amrica Latina

En la historia latinoamericana casi no hubo perodo en el que no haya estado presente alguna forma de autoritarismo. Hasta bien entrado el siglo XX predominaron las dictaduras tradicionales: el gobierno en manos de un caudillo y su entorno, que no responden a mecanismos de control o a procesos de designacin de abajo hacia arriba, ni aceptan frmulas polticas que admitan la participacin de los sectores sociales en la toma de decisiones. Guardaban las formalidades de contar con una Constitucin que instituye formas de apariencia democrtica, o de permitir la existencia de partidos polticos no competitivos, sea porque el apoyo oficial al partido del gobierno desarticula cualquier posibilidad de xito del partido opositor, o ste lo es slo formalmente. El mando est centralizado en una persona, casi siempre militar, como Rafael L. Trujillo en la Repblica Dominicana (1930-1961, quien en algunos perodos cedi la presidencia a su hermano Hctor o a Joaqun Balaguer), Anastasio Somoza en Nicaragua (1937-1956), Manuel Odra en Per (1948-1956), Jos Vicente Gmez (1908-1935) y Marcos Prez Jimnez (1948-1958) en Venezuela, Alfredo Stroessner en Paraguay (1954-1989), Juan Pern en Argentina (especialmente entre 1950 y 1955), Gerardo Machado (1924-1933) y Fulgencio Batista (1954-1959) en Cuba, o la presidencia vitalicia y hereditaria de Franoise Duvalier (1958-1971) y de su hijo Jean Claude (1971-1985). Una modalidad diferente es la de un grupo econmico o familiar dominante que alterna sus hombres en el poder, como el caso de las 14 familias que controlaron la vida poltica y econmica de El Salvador hasta 1979.

Hasta hace un cuarto de siglo las instituciones militares han ocupado un lugar central en la constelacin del poder en el Subcontinente. En un comienzo se distinguen dos modalidades: una, cuando la lucha poltica se daba entre caudillos militares, o polticos vestidos de uniforme y blandiendo espadas, las aun inorgnicas fuerzas armadas jugaban el papel de las fuerzas polticas, inexistentes o menos poderosas. La segunda, cuando la fuerza unifica y organiza los pases, manteniendo la unidad mediante el frreo dominio de un dictador, a la sazn hombre de armas. El vaco producido por la falta de instituciones especficas es llenado por la fuerza armada, que ejerce un poder unificante. El escritor venezolano Laureano Vallenilla Lanz se refiere al gendarme electivo o hereditario, ojo avizor, de mano dura, que por las vas de hecho inspira temor y por el temor mantiene la paz.

A medida que la vida poltica se fue haciendo ms compleja, la intervencin militar se fue haciendo ms orgnica. El tutelaje militar sobre las instituciones lleg a expresarse a travs de un verdadero poder de veto explcito o implcito- sobre polticas y candidatos. Si la situacin se tornaba insostenible a los ojos militares, la intervencin se daba en la forma de golpe de estado correctivo: por lo general una Junta Militar o un jefe militar asuman el gobierno en forma provisoria para poner fin a los desvos de que se acusaba al gobierno depuesto. A menudo la intervencin armada culminaba en elecciones generales ms o menos condicionadas. Este tipo de intervencin militar ha sido la ms frecuente desde aproximadamente 1920 hasta la dcada del 60.Las nuevas dictaduras militares o autoritarismo corporativo

En el contexto internacional de la guerra fra aparece una mutacin en las caractersticas de la presencia militar en la poltica latinoamericana. Las Fuerzas Armadas se convierten en poseedoras exclusivas del poder poltico, aunque puedan delegar funciones gubernamentales a civiles; asumen el poder en forma permanente como corporacin, institucionalmente, y construyen un rgimen poltico especial; Carlos Floria deca en esos aos que los gobiernos militares van dejando lugar a sistemas militares. Es un perodo de militarizacin de la sociedad ante el fenmeno de la violencia subversiva, generalmente de ideologa marxista.

En estos regmenes las Fuerzas Armadas monopolizan el poder poltico, disuelven los partidos o minimizan su protagonismo y limitan severamente el pluralismo poltico. Se institucionalizan mediante un instrumento jurdico como una Constitucin, o Estatutos Constitucionales o Actos Institucionales, en los que se establece la organizacin de las magistraturas a cargo del ejercicio del poder y la forma de la sucesin. Como el rgimen est destinado a durar indefinidamente, arbitra los medios jurdicos para ello. Hay un considerable aumento del nivel represivo, por lo general en el marco de la llamada lucha antisubversiva a la que claramente exceden, tanto en el objetivo como en el tiempo por el que se prolonga. Las actividades polticas se prohben o suspenden sin trmino y las sindicales son considerablemente restringidas; se instaura la censura de prensa o al menos el modo ms sutil de autocensura. Como sustento ideolgico profesan la llamada doctrina de la Seguridad Nacional. Su expresin ms extrema se ha dado en Argentina, Brasil, Chile y Uruguay entre la segunda mitad de los 60 y los aos 80.

Otras formas autoritarias

Otras formas autoritarias dignas de mencin son la hegemona durante 70 aos del Partido Revolucionario Institucional de Mjico, que controlaba los verdaderos centros de poder y de expresin de la sociedad civil hasta la eleccin del presidente Vicente Fox en el ao 2000, y la notable persistencia del rgimen monocrtico cubano, ms totalitario que meramente autocrtico, que casi sin modificaciones se viene manteniendo por ms de cincuenta aos siguiendo el ya desaparecido modelo econmico de planificacin central y la dictadura totalitaria del partido nico.

La ola democrtica

Cuando cay el muro de Berln en 1989, en Amrica Latina ya estaba en marcha el proceso de democratizacin, en algunos pases con una transicin pactada como Chile, Brasil y Uruguay- y en otras de forma abrupta como en Argentina. Hubo mucho optimismo que se esfum. Las palabras de Oswaldo Hurtado o las advertencias citadas ms arriba hacen ser cautos.

Los hechos que fundamentan esa cautela son por lo menos dos: por una parte, el resurgimiento con notable intensidad del llamado populismo; por la otra, la distorsin en pases democrticos de ciertos mecanismos jurdicos cuya utilizacin potencia variantes hiperpresidencialistas que tornan ilusoria la posibilidad de control sobre el Poder Ejecutivo y la independencia de los poderes legislativo y judicial.

Populismo

El populismo latinoamericano dista mucho de sus homnimos ruso y norteamericano de fines del siglo XIX, a los que por primera vez se design de ese modo. Es difcil brindar un concepto abarcador de todos los movimientos identificados con ese vocablo. Dice Worsley que su status tipolgico es slo analtico, y que los movimientos populistas no poseen una tradicin comn de la que tengan conciencia. De all que el concepto se atribuye a realidades diversas. Afirma que Shils hizo el intento ms audaz de especificar las caractersticas ms generales y fundamentales del populismo, que son la supremaca de la voluntad del pueblo y una relacin directa entre el pueblo y sus lderes, no mediada por instituciones.

Ernesto Laclau, profesor de la Universidad de Essex de origen argentino y de formacin marxista, aporta un enfoque diferente: se construye al pueblo como actor colectivo apelando a los de abajo en frontal oposicin con el rgimen existente. Cuando se establece una relacin de solidaridad entre demandas insatisfechas, stas son vistas como eslabones de una identidad popular comn plasmada en smbolos comunes y en un momento dado se produce la emergencia de un lder cuya palabra encarna este proceso de identificacin popular; la nueva configuracin hegemnica [] supondr un cambio de rgimen y una reestructuracin del espacio pblico. En esta perspectiva caben los contenidos ideolgicos ms diversos.

El populismo latinoamericano se caracteriza por un fuerte liderazgo personal con la consiguiente relativizacin del rol de las instituciones, una alianza de clases como base social de sustentacin, y con algunas excepciones, un discurso ideolgico de fuerte impronta nacionalista, y una poltica proteccionista y distribucionista en lo econmico no desprovisto de demagogia.

Las valoraciones sobre l difieren. Mientras Laclau encuentra que una ruptura populista es necesaria en la transicin hacia una sociedad ms justa y democrtica, para el ex presidente ecuatoriano Rodrigo Borja democracia y populismo son antagnicos porque es solo una desordenada movilizacin de masas, sin una brjula doctrinal [], emocional y arrebaada, librada a las potencialidades taumatrgicas del caudillo.

El fuerte rol del lder a menudo proporciona al populismo un sesgo autoritario en un marco democrtico formal. Suelen reconocerse tres etapas: la nacional-populista entre los aos 30 y 50 del siglo pasado, cuyas expresiones tpicas fueron el Estado Novo de Getulio Vargas en Brasil (1930-1945) y el primer peronismo en la Argentina (1946-1955). La neoliberal, por las polticas econmicas que adoptaron Carlos Menem en Argentina (1989-1999) y Alberto Fujimori en Per (1990-2000); ste, claramente autoritario, disolvi el Congreso en 1992, promovi una reforma constitucional que favoreci su permanencia en el poder, e implant un rgimen duro al que justificaba especialmente por la lucha contra la guerrilla del grupo Sendero Luminoso. En la actualidad ha surgido un pretendido populismo de izquierdas, cuyas figuras emblemticas son los presidentes Hugo Chvez de Venezuela, y siguiendo su huella, Evo Morales y Rafael Correa de Bolivia y Ecuador respectivamente, sin olvidar a la nueva gestin de Daniel Ortega en Nicaragua.stos formaron gobiernos originados en elecciones competitivas, de modo que su legitimidad democrtica de origen debe serles reconocida. Los tres primeros se enfrascaron en procesos de reforma constitucional para asegurar la hegemona presidencial, tildando a las instituciones vigentes con anterioridad como expresin de las antiguas lites dominantes que han gobernado contra los intereses del pueblo. Buscan su legitimacin carismtica mediante el contacto directo con las masas, lo que se ve favorecido por la crisis de los partidos polticos y el debilitamiento del Parlamento. En buena medida estos procesos son respuesta a la incapacidad de las democracias de solucionar los problemas econmico-sociales que afectan a la mayora de la poblacin. Los tres casos mencionados se presentan como refundacionales. El ms extremo se da en la rebautizada Repblica Bolivariana de Venezuela en honor del prcer nacional Simn Bolvar, donde Chvez, que lleva ms de una dcada en el gobierno, manifiesta que est haciendo la revolucin bolivariana cuya ideologa es el socialismo del siglo XXI, de contenido indefinido. Caudillo sumamente locuaz y de lenguaje desinhibido y crispado, en sus discursos caen bajo sus duros ataques tanto polticos opositores, como los Estados Unidos, gobernantes de otros pases, dignatarios de la Iglesia Catlica, el empresariado, los medios de comunicacin no adictos. La revolucin bolivariana ha dividido profundamente al pueblo venezolano. Ha confrontado con esos sectores y tambin con la comunidad juda. La concentracin del poder en su persona es amplsima, y su protagonismo, excluyente. La poltica social se efecta principalmente a travs de las misiones cuyos objetivos son la distribucin gratuita de bienes y servicios a los sectores ms necesitados por parte de la militancia adicta. No han faltado actos de hostigamiento de grupos de sus partidarios camisas rojas a manifestaciones opositores, a medios de comunicacin e incluso a representaciones diplomticas como la Nunciatura Apostlica. Lo respaldan las Fuerzas Armadas a las que controla y asigna funciones no militares. Obtuvo por referndum la posibilidad de reeleccin presidencial indefinida.

Chvez no disimula su pretensin de expandir su liderazgo a otros pases de Latinoamrica enarbolando la bandera de su revolucin. En buena medida lo ha conseguido en los casos de Bolivia y Ecuador, donde los presidentes Evo Morales y Rafael Correa se han involucrado en complicadsimos procesos de reforma constitucional para refundar sus respectivos pases, con el declamado objetivo de transformar las estructuras de poder asegurando el acceso a ellas de sus mayoras aborgenes, en verdad injustamente postergadas; en ambos casos se prev el fortalecimiento del Poder Ejecutivo para conducir los procesos de reforma. Ambos han tenido conflictos con el Congreso y con el Poder Judicial, y procuran la domesticacin de estos poderes. Sin embargo, en todos los casos, incluido Venezuela, subsiste un mbito de libertad de expresin en sociedades muy divididas, en las que se va perdiendo el credo bsico comn sobre el que se construye la unidad nacional y las instituciones. Todos ellos cumplen la regla de la movilizacin popular contra el enemigo comn, real o ficticio: el imperialismo norteamericano y la oligarqua verncula a la que se acusa de haber monopolizado el poder desde la independencia, lo cual no responde a la verdad histrica, ya que en todos esos pases han habido perodos de gobiernos verdaderamente populares. Si por democracia se entiende el origen electoral de sus mandatos, son regmenes democrticos. Pero si por ella se entiende adems un rgimen que asegura las libertades individuales, tutela los derechos civiles y sociales, tiene instrumentos de mediacin entre la sociedad civil y el estado, el gobierno es un instrumento de las mayoras con control de las minoras fundado en la ley y vigilado por un poder judicial independiente, si se la entiende como democracia constitucional y republicana, se alejan cada vez ms de ella. La prdica divisionista del populismo, su clientelismo poltico, la subalternizacin de las instituciones, acerca mucho a este tipo de rgimen a formas autoritarias o directamente las alcanza.

Acciones autoritarias en las democracias

Otros pases latinoamericanos entre ellos Argentina- no han cado, por lo menos hasta el momento, en los ensayos de estos regmenes hbridos. Pero en el marco de instituciones debilitadas por la crisis de representacin, hay una peligrosa tendencia a comportamientos autoritarios mediante acciones como la manipulacin del nombramiento de jueces, distorsiones en el sistema electoral, virtual desaparicin del sistema de partidos, abuso y desnaturalizacin de normas creadas para brindar ms capacidad de gestin a los poderes ejecutivos, como son la facultad de legislacin delegada al Poder Ejecutivo y los decretos de necesidad y urgencia, manipulacin poltica de los rganos de control, entre otras modalidades.Las explicaciones

Cuesta mucho a Amrica Latina ser democrtica y poco enfrascarse en alguna forma de autoritarismo. No es fcil encontrar una explicacin convincente y vlida para cada una de ellas.

Las dictaduras clsicas han estado presentes ms en la literatura y el ensayo que en los estudios de Ciencia Poltica. Seor Presidente de Asturias, Yo el Supremo de Roa Bastos, Oficio de difuntos de Uslar Pietri, El otoo del patriarca de Garca Mrquez, Conversaciones en la Catedral y La fiesta del chivo de Vargas Llosa, Tirano Banderas del espaol del Valle Incln, son algunas novelas que relatan la poca, el ambiente, y los modos de ejercicio de un poder arbitrario, sin controles ni lmites; pero la literatura no explica el fenmeno.

El ensayo fue un gnero que intent hacerlo, con poco xito. Por lo general simplista, cuando no racista, atribua responsabilidades sin demostrarlas a la tradicin autoritaria espaola, a la religin catlica, a la diferencia entre latinos y anglosajones, a tradiciones indgenas, como si regmenes autoritarios y aun totalitarios no hubieran existido en diversas culturas e incluso, sus expresiones ms crueles de los tiempos modernos, en la vieja, civilizada y culta Europa.

El advenimiento de las nuevas dictaduras militares de los aos 60 coincidi con el desarrollo de teoras sociolgicas y politolgicas que procuraron una explicacin ms racional de la recurrencia autoritaria en Amrica Latina. Algunas, inspiradas en las teoras del desarrollo poltico, entendieron que el autoritarismo es una etapa en un proceso de modernizacin econmica y social que produce desajustes, movilizacin popular y conflictos que desestabilizan los sistemas polticos, por lo que la necesidad de controlar y encauzar el proceso favorece las formas autoritarias. Por la misma poca aparecieron enfoques de raz marxista, que vean al autoritarismo como una etapa del capitalismo dependiente marcada por cambios en la evolucin del capitalismo mundial y por la agudizacin de la lucha de clases; el Estado autoritario es, entonces, una alternativa de dominacin burguesa necesaria por el agotamiento de otras formas de gobierno, slo reemplazable por el socialismo.

En un intento original, Guillermo ODonnell acu el concepto de Estado burocrtico-autoritario que se explica a la luz de combinaciones de factores econmicos y polticos que influyen sobre la direccin general de cambio en sociedades que comparten un tipo de dominacin poltica y de organizacin econmica capitalista. El agotamiento de la etapa de sustitucin de importaciones, sostiene, provoca serias presiones sobre los gobiernos, y ante un perodo prolongado de agitacin popular se produce una alianza entre sectores de la burguesa y las Fuerzas Armadas que genera un rgimen poltico en el que los que el gobierno es ocupado generalmente por los mandos militares, la administracin por tecncratas, hay represin de la disidencia y control vertical por parte del Estado, exclusin econmica, y pretensiones despolitizantes porque consideran las cuestiones econmico-sociales como problemas tcnicos.

El cierre del ciclo de gobiernos militares ha hecho perder vigencia a estas teoras, y bien puede decirse que las ciencias sociales no han encontrado an una explicacin definitiva a la persistencia de las tendencias autoritarias en el subcontinente. Se ha crecido econmicamente, han mejorado muchos ndices socio-econmicos aunque no lo debido, el militarismo ha dejado de ser una caracterstica de los regmenes polticos, pero los rasgos autoritarios reaparecen con otras modalidades.

Debilidad de las instituciones

El mejor antdoto contra el autoritarismo es la democracia constitucional eficiente y bien gestionada, que requiere de instituciones slidas y procedimientos que se respeten y cumplan. Con buenos diseos sin comportamientos que los hagan funcionar en el sentido correcto, la calidad institucional es baja y abierta a brotes autoritarios.

En Amrica Latina esa calidad, en general, ha sido y sigue siendo mala, con persistencia de la proclividad al autoritarismo. Quiz deban excluirse de esa generalizacin Costa Rica, Chile y Uruguay, pues las dictaduras militares de estos dos ltimos pases se dieron en el contexto especial de la guerra fra que merecera un tratamiento aparte, han sido una excepcin en sus historias, y la recuperacin de sus democracias se ha dado con pasos firmes y no ha sido traumtica. Deben reconocerse importantes progresos en Brasil y Mjico. En general, hay progresivos aunque irregulares procesos de deslegitimacin institucional, especialmente producidos por factores tales como la ineficacia de gestin de sucesivos gobiernos para satisfacer las expectativas econmicas; la creciente inequidad en la distribucin de la riqueza y los graves problemas sociales que ello genera, con creciente marginalidad social; un sostenido proceso de concentracin del poder poltico, que ha convertido el fuerte presidencialismo latinoamericano en un hiperpresidencialismo; un frecuente doble standard en los comportamientos polticos entre los objetivos declamados y las normas dictadas por una parte, y los realmente procurados y las prcticas utilizadas por la otra; la falta de sistemas de partidos polticos estables que organicen la representacin y la participacin, defina los interlocutores polticos de gobierno y oposicin y posibilite la alternancia en el ejercicio del poder, hasta ahora imperfecta.

Una visin crtica desde el personalismoHay rasgos de la cultura poltica latinoamericana que repercuten negativamente en la configuracin de las estructuras sociales y en la construccin de instituciones democrticas. Repaso algunos con espritu crtico desde una perspectiva personalista: - Individualismo y estatismo: Es frecuente encontrar en vastos sectores de la sociedad de los pases de Amrica Latina la presencia simultnea de actitudes individualistas y estatistas. Hay disposicin al esfuerzo individual si simultneamente puede exigirse del Estado una accin protectora de los intereses particulares. Su correlato poltico es que los grupos de presin son ms importantes que los partidos polticos. Cada sector ve al pas por la lente de sus propios intereses, y no se espera del Estado que establezca reglas de juego claras y estables para todos, sino el favor a travs de la norma de excepcin o del favoritismo ms o menos encubierto. Aunque se declame lo contrario, no se acta con conciencia de pertenecer a una sociedad poltica de la cual el hombre en su totalidad es parte, cuya tarea ms esencial consiste en procurar el bien comn de la multitud.- Escaso respeto a la ley: es muy especial el significado y valor que se le atribuye. Por un lado, por una suerte de pensamiento mgico se cree que una vez sancionada, la realidad se ajustar automticamente a ella; existe una produccin inflacionaria de normas de toda jerarqua que desbordan las posibilidades de conocimiento jurdico. Pese a esta aparente confianza en la ley como transformadora de la realidad, la experiencia indica que no hay mucho apego a ella, en general se encuentra un comportamiento transgresor, la bsqueda de todo tipo de excepciones, la generalizada conducta de eludir y evadir impuestos y otras cargas, y otras conductas que a veces ni siquiera se tienen como ilegales. Para algunos autores, es la supervivencia de un hbito que viene de lo profundo de la conquista espaola: Se acata pero no se cumple decan los colonizadores para eludir el cumplimiento de las leyes de Indias dictadas por la Corona espaola; hecha la ley hecha la trampa es la expresin popular argentina que indica que siempre hay un resquicio para eludir su cumplimiento. Como no se tiene en alta estima el orden jurdico, tampoco se la tiene por el cumplimiento de las reglas de juego en el orden poltico, que es lo que da legitimidad racional a las relaciones de poder.Esta actitud frente a la ley disuelve al pueblo, multitud de personas unidas bajo leyes justas, por la mutua amistad y para el bien comn, en el colectivo la gente, donde el nosotros es simplemente un conglomerado de yos.- El caudillismo: Los caudillos latinoamericanos del siglo XIX desempearon un rol como intrpretes de las necesidades de sus pueblos; ello es parte de un fenmeno ms general de conduccin poltica de personalidades no discutidas, que comprende tambin a los liderazgos carismticos con vigencia en la poltica moderna, aun en pases con altos ndices de conciencia democrtica. Por otra parte, la videopoltica potencia la exposicin meditica de un puado de personas. Sin embargo, la generalizada creencia de que el gobernante es un todopoderoso que tiene la posibilidad de solucionar los problemas generales y particulares, desnaturaliza la funcin del liderazgo poltico; es una faceta de esta especie de pensamiento mgico que fomenta el prebendismo y el clientelismo, la lucha de facciones, y la baja autoestima como ciudadanos.- La desigualdad social: las distancias sociales son muy pronunciadas. En general, la estructura social es dualista, y en los pocos pases donde emergi una importante clase media, como Argentina y Uruguay, las sucesivas crisis econmicas la han empobrecido. La inequidad en la distribucin de la riqueza es un rasgo comn, aunque con diferente intensidad segn los pases. La desigualdad es un disvalor enraizado en la cultura poltica, pese a que la igualdad ante la ley es proclamada en las Constituciones. Aunque la naturaleza y la sociedad producen formas de desigualdad, el rgimen democrtico debe prever compensaciones a ellas mediante una estructura social abierta a la igualdad de oportunidades y la igualdad de proporcin caracterstica de la justicia distributiva, lo que no se logra satisfactoriamente en Amrica Latina.- Falta de actitud vital positiva hacia la poltica: Es muy bajo el sentimiento de identificacin e integracin con los ciudadanos y de confianza en los dirigentes, que si existieran, redundaran en una mayor capacidad de accin de las autoridades que no necesitaran recurrir a la coaccin, y se expresara tambin en una mayor disponibilidad para el trabajo cvico y la unin de esfuerzos en organizaciones o grupos informales.

En el subcontinente el nivel de desconfianza es muy elevado; se percibe al gobernante como corrupto o insensible, y al conciudadano que no pertenece al propio grupo como un enemigo actual o potencial. As, en poltica es frecuente la indiferencia y el dficit de ciudadana, o bien la competencia se presenta con frecuencia como una confrontacin total y definitiva entre los sanos contra los corruptos, la patria contra la antipatria, el pueblo contra la oligarqua, la causa contra el rgimen, la subversin contra la civilizacin occidental y cristiana, impropios de la fe secular comn y el pluralismo, requisitos para la construccin de una genuina democracia.Colofn: educacin para la democracia

La cultura poltica latinoamericana requiere de una urgente tarea de educacin en los valores democrticos. Los valores religiosos del cristianismo, predominante en la historia del subcontinente, han inspirado los valores polticos, pero el grueso de la dirigencia los ha asumido solamente en la declamacin pero no en la prctica y en la realizacin concreta, ya que estn insuficientemente internalizados. Es de concluir, entonces, que la educacin cvica proporcionar la savia que nutrir el diseo institucional democrtico porque es, como expres Maritain para otra realidad histrica pero con percepcin de permanencia, el medio primordial para estimular la fe comn secular en la carta democrtica. Ex Profesor de Derecho Poltico de la Universidad Nacional de Crdoba, Argentina. Secretario General del Instituto Argentino Jacques Maritain.

La Nacin, Buenos Aires, 21 de agosto de 2008.

Mensaje a todos los Obispos de Amrica Latina, Aparecida (Brasil), 13 de mayo de 2007.

Para un acabado estudio de la naturaleza propia de los regmenes autoritarios, Juan J. Linz, Totalitarian and authoritarian regimes en Greenstein F. I. y Polsby N.W. (comps.), Handbook of Political Science, vol. III, Macropolitical Theory, Reading, Mass., Addison Wesley Press, 1975, pp. 175-411, y Further Reflections on Totalitarian and Authoritarian Regimes, en Juan J. Linz, Totalitarian and Authoritarian Regimes, Boulder, Lynne Rienner, 2000, pp. 1-48.

Jaume Colomer, Los autoritarismos, en Miquel Caminal Bada (editor), Manual de Ciencias Polticas, Editorial Tecnos, Madrid, pp. 525 y ss.

Arturo Ponsati, Lecciones de poltica, Editorial El Graduado, Tucumn (Argentina), 1993, p. 231.

Richard Snyder, Beyond electoral authoritarism: the spectrum of non-democratic regimes, en Andreas Schedler ed,, Electoral authoritarianism: the dynamics of unfree competitions, Boulder, Lynne Rienner Publishers, 2006.

Si bien suele mencionarse a Amrica Latina como una unidad, hay importantes diferencias entre los diversos pases provenientes de experiencias histricas, extensin geogrfica, composicin tnica, nivel de desarrollo econmico y social y otros factores.

Laureano Vallenilla Lanz, Cesarismo democrtico, citado por Manuel Fraga Iribarne en Sociedad, poltica y gobierno en Hispanoamrica, Instituto de Estudios Polticos, Madrid, 1971, p.134.

Carlos Floria, La subordinacin militar y la civilizacin del poder, en Carlos Floria (comp.), La Argentina poltica, Ed. Belgrano, Buenos Aires, 1981, p. 99.

Debe recordarse que los pases latinoamericanos adoptan la forma de gobierno presidencialista segn el modelo norteamericano, y no la parlamentaria o la semipresidencialista propias de los pases europeos.

Peter Worsley, El concepto de populismo, en Ionescu y Gellner, compiladores, Populismo, Editorial Amorrortu, Buenos Aires, 1970, p. 266. Para este autor, en su acepcin ms general se refiere a movimientos dirigidos al hombre comn, con todas sus vagas y variadas manifestaciones y autodefiniciones emocionalmente explosivas (Ibidem, p. 296).

Edward Shills, The torment of secrecy: the background and consequences of american security policies, Heinemann, Londres, 1956, pp. 98-104, citado en Worsley, op. cit., p. 298.

Ernesto Laclau, La deriva populista y la centroizquierda latinoamericana, Nueva Sociedad, N 205, setiembre-octubre 2006, pp. 56-58. Para un estudio ms amplio, del mismo autor, La razn populista, Fondo de Cultura Econmica, Buenos Aires, 2005.

La deriva populista, op. cit., p. 60.

Rodrigo Borja, Democracia y populismo, Nueva Sociedad, N 65, marzo-abril 1983, p. 129.

El historiador mejicano Enrique Krauze formula una severa crtica en El poder y el delirio, Tusquets Editores, Buenos Aires, 2008. Para una defensa de la experiencia chavista como camino revolucionario, cf. Luis Bilbao, Venezuela en Revolucin, Renacimiento del socialismo, Ediciones Le Monde diplomatique el Dipl, Buenos Aires, 2008.

Un estudio ms amplio de los temas siguientes, aunque devenido incompleto por los procesos posteriores, se encuentra en Gonzalo F. Fernndez, Democracia, estabilidad y desarrollo poltico en Amrica Latina, tesis doctoral, Editorial Pleamar, Buenos Aires, 1985.

Para una prolija revisin de esos enfoques, cf. Alberto Van Klaveren, Enfoques alternativos para el estudio del autoritarismo en Amrica Latina, en Revista de Estudios Polticos, Madrid, N 51, mayo-junio 1986.

Jacques Maritain, El Hombre y el Estado, Editorial Kraft, Buenos Aires, 1952, pp. 23, 69.

Jacques Maritain, op. cit., p. 40.

Zygmut Bauman, La modernidad lquida, Fondo de Cultura Econmica, Buenos Aires, 2003.

Jacques Maritain, Principios de una poltica humanista, Editorial Excelsa, Buenos Aires, 1946, pp. 81/82.

Jacques Maritain, El Hombre y el Estado, op. cit., p. 141.