ataque al pescador
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Cuento creado el 28 de febrero 2015 por el Meetup: http://www.meetup.com/Barcelona-Storytelling-and-Illustrations-Meetup/TRANSCRIPT
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Era un día soleado donde el tórrido calor de los rayos del Sol sobre la arena, hacía que la playa
pareciese un horno. Allí se encontraba un pescador disfrutando de su hobby con su caña de
bambú, agradecido por un buen día de pesca. El cubo estaba a rebosar de peces, pronto volvería
a casa a darse un festín de pescado al horno.
De pronto, unas gaviotas le observaban de lejos con unos prismáticos desde la carretera,
esperando algún tipo de señal. Del mar, apareció a lo lejos una figura de cuerpo escultural,
curvas peligrosas y pelo rojizo que relucía al Sol con unos reflejos de fuego. Era una sirena con
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un buen par de razones cubiertas con dos pequeñas estrellas de mar para salvaguardar un poco
de decoro.
Súbitamente la altura del mar aumentó de nivel, debido a las babas que el pescador estaba
soltando al mirar a aquella preciosidad, que bien podrían haber causado un desastre ecológico.
Embobado, e intentando grabar la imagen de la sirena en su memoria para usarla en algún
momento en el futuro, no se fijó en lo que empezaba a pasar a su espalda.
Una banda de gaviotas moteras, al observar la escena, inmediatamente subieron a sus
Harleir’s Gavietson negras, que rugían como leones de mar, y se encaminaron hacia el pescador.
Eran la Banda del Mar, temidas en toda la costa y buscadas en ultramar. La gente temblaba al
contemplar la insignia cosida a la espada de sus chupas de cuero, dos raspas de pescado
cruzadas con una calavera en medio.
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Ya era demasiado tarde cuando el pescador se dio cuenta, dos de ellas le habían
arrebatado todo el botín de hoy, y se largaron riéndose de él, mientras las otras le tiraban unas
colillas encendidas. El pescador se había quedado sin cena y al volverse vio que la sirena había
desaparecido…
- ¡Malditas gaviotas! ¡¡¡Esta vez llamaré a la polícia!!!- dijo, todo enfurecido.
La escena de los hechos
Entonces llegó un coche a la playa del que se bajaron dos personajes. Al acercarse, el pescador
pudo ver que se trataba de un oso y una gaviota vestidos de uniforme.
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-Buenos días, somos los oficiales Hanry Osezno y Wings Gavioto de la comisaría de La Ostra.
Nos han informado de que se ha cometido un robo.
-Pues sí oficiales…me han robado la pesca del día… -dijo el pescador todo afectado.
-¿Sabe quien le robó? –preguntó la gaviota.
- ¡Fue la Banda del Mar en sus motos! Y no es la primera vez que lo hacen.
El pescador se puso a llorar de la impotencia.
-Les atraparemos, no se preocupe. ¿Hay algo más que pueda decirnos?
-Pues, sniff, sniff –empezó a decir sonándose la nariz- también dio la casualidad de que
me distraje mirando a una preciosa sirena...
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Acto seguido, los policías abandonaron la playa y se encaminaron hacia el coche.
-La brisa del mar siempre me da hambre – dijo el oso mientras le rugía su osezna barriga a
modo de afirmación.
-Hanry, tú siempre tienes hambre.-dijo la gaviota.
-Mi paladar es más delicado de lo que crees. Estaba harto de comer sushi de salmón en las
montañas y ahora que me vine a la costa, estoy hasta el hocico del sushi de atún… ¡Tengo que
probar algo nuevo!
-No tiene sentido que sigamos la pista a esa banda, son demasiado rápidos en desaparecer.
¿Qué te parece si les preparamos una trampa?
-Lo que tú digas Wings, pero no vuelvas a dejarme atado en el maletero como en tu último
plan...
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La trampa
Era hora de pasar a la acción, la Banda del Mar se había creído que podía saltarse la ley sin
recibir un castigo. Tras una profunda investigación, Hanry y Wings llegaron a la conclusión de que
ese grupo de gaviotas no podía ser lo suficientemente inteligente para poder escapar de tantos
asaltos. Así pues, la sirena tenía que ser el cerebro de la operación. Su impunidad acabaría hoy y
con ellos su cerebro, la sirena que con sus artimañas distraía a los hombres y permitía a las
gaviotas robar sin compasión.
Su plan era sencillo y efectivo, les tenderían una trampa haciéndose pasar por pescadores, con
sus cubos llenos de pescados.
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Al cabo de un rato de esperar, la temida banda apareció orquestando su ritual de siempre.
¡Habían mordido el anzuelo! Ahora solo había que tirar de la caña con cuidado de que no se
escaparan.
Hanry, en cuanto se acercó un poco la sirena, apresó a la belleza acuática con una gran
red que había dejado a su lado. De mientras, Wings se dedicó a cortar el paso a sus malvadas
compatriotas. Las gaviotas bajaron de sus motos para hacer frente a Wings con palos, cadenas y
afilados picos. Pero lo que ellos no sabían es que Wings era maestro de kung fu especializado en
el estilo de grulla con lo que en cuanto le atacaron se dedicó a contrarrestar los golpes y
atacarlos a sus puntos débiles. No eran rivales para las habilidades de pelea de Wings y fueron
cayendo al suelo uno tras otro. La experiencia en el cuerpo policial de los dos les hacía una
pareja imparable.
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La confesión
La irresistible criatura marina parecía ahora una sombra de lo que era, a merced del poderoso
policía oso. No había nada que admirara más que la seguridad y el poder en un hombre, y bueno,
si encima era un oso con uniforme, aun la ponía más.
Del estrés, la impotencia y el nerviosismo, rompió a llorar.
- Sí, yo soy la cabecilla de la Banda del Mar. En realidad me alegro de que nos hayáis
parado, porque odiar el mundo y a los hombres es una tarea muy cansada, pero yo no
podía parar sola…
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- Todo empezó por problemas de amor, como la mayoría de los problemas…- prosiguió la sirena,
entrando en confianza con el oso-. Aunque puede que Freud lo expresara de otra manera. Los
hombres no me duraban más que lo que dura un yogur en la nevera. Creo que el problema era
que mis parejas se sentían intimidadas por mí, por mi éxito como socióloga del mar. Hubo un
momento que tenía dos opciones: huir a Vietnam, o vengarme de ellos. La soledad me empujó a
esta última opción...Convencer y reunir a las tontas gaviotas fue fácil, ya de por si son ladronas y
carroñeras. Me siento tan sola...-
- Puede que no sepas elegir a tu pareja - dijo el oso, con su mirada tierna.
La Sirena se puso a llorar desconsoladamente mientras se tiraba a los brazos del oso. Este la
abrazó mientras olía su pelo, que le recordaba a las fragancias del mar…
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Ella se sintió muy cerca de la enorme bestia al abrirle su corazón y le atrajo su fuerza y suave
pelaje.
-No te preocupes, tus penas acabarán pronto…- dijo el Oso, con los ojos iluminados.
EL CASTIGO DE LOS DELINCUENTES
A Wings y Hanry les tocaba hacer guardia en la playa otra vez, custodiando a la banda de
gaviotas. Las antes belicosas y maltratadoras gaviotas se veían reducidas a recoge-basuras bajo la
mirada atenta de la pareja de policías. A las traviesas gaviotas no se les volvería a pasar por la
cabeza el volver a delinquir.
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Hanry sacó su comida especial de su tapper, que ya se le estaba terminando.
- ¡Por fin encontré un nuevo sabor, lástima que no pueda comerlo a menudo! – dijo tocándose la
barriga y saboreando los restos de una cola gigante.
Mientras, Wings le miraba extrañado y decidió no preguntar de dónde había sacado esa cola, ya
que temía la respuesta.
Y así terminó otro caso del distrito de la playa. ¡Cuidado! no cometáis delitos que Hanry siempre
tiene hambre...
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• Cuento creado el 28 de febrero de 2015.
• Organizado por el Meetup de Narraciones y Cuentos Ilustrados:
http://www.meetup.com/Barcelona-Storytelling-and-Illustrations-Meetup/
• Equipo de narradores:
- JAVI [email protected]
- CARLOS [email protected]
• Equipo de ilustradores:
- Ilustración pág. 3: ANGEL [email protected]
- Ilustración pág. 6: Dibujo ARIADNA [email protected] & Color IRGE [email protected]
- Ilustración pág. 9: ANGEL [email protected]
- Ilustración pág. 12: Dibujo ARIADNA [email protected] & Color ANTONIO [email protected]
- Ilustración pág. 16: ARIADNA [email protected]