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    A S I N C R O nmero 1 A S I N C R O

    REVISTA DE LA ASOCIACION INTERNACIONAL DE FILOSOFIA POLITICA

    PRESENTACION DE ASINCRO

    TODO LO QUE AFECTA A LAS RELACIONES SOCIALES PERTENECE A LA POLITICA

    POR ESTO ES QUE ASINCRO ABARCA UN AMPLIO CAMPO EN EL QUE INCLUYE

    CUESTIONES LABORALES, ASUNTOS ECONMICOS,TEMAS CIENTIFICOS Y

    TECNOLOGICOS,PERO TAMBIEN EL MUNDO DE LA TELEVISION Y OTROS MEDIOS

    COMO RADIO,REVISTAS,DIARIOS,INTERNETIndice

    1-Peter Lock Transformaciones de la guerra

    2-Werner Bonefeld GLOBALIZACIN Y DEMOCRACIA:Una evaluacin de El Estado Competitivo de Joachim Hirsch

    3-James Petras Quin gobierna el mundo? La guerra en Iraq

    Dr. Peter Lock

    European Association for Research on Transformation e.V.Transformaciones de la guerra:Hacia la dominicacin de violencia reguladora[1]

    La guerra contra Irak distrae del hecho de que nos encontramos actualmente en una fase del desarrollo delmundo en la cual las guerras se transforman en un modelo que va de salida; al menos aquellas formas de

    guerra para las cuales fueron elaboradas reglas durante el siglo pasado -por medio del derecho internacional-con el propsito de circunscribirlas. Esto no ocurre, como pudiera pensarse, porque fuera observable una

    tendencia a escala mundial hacia formas menos violentas de resolucin de conflictos. Todo lo contrario, mistesis ms bien son que, en primer lugar, Estados Unidos, como potencia militar hegemnica incontestada,tiene la intencin de emplear de manera ubicua y preventiva medios violentos para imponer sus intereses

    dentro del marco de la as llamada guerra contra el terror. Busco fundamentar por qu esta poltica suprime a

    la guerra como categora delimitable. En segundo lugar, la lgica inmanente de las multicitadas "nuevasguerras", que fungen como un elemento del lado inverso de la globalizacin, que yo llamo la "globalizacinsombra", apunta hacia una difusin y transformacin de la violencia blica en "violencia reguladora" para laconduccin de sistemas de redes transnacionales (econmico-)criminales que, como reflejo del globalismo

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    neoliberal, probablemente se han convertido en la esfera ms dinmica de la economa global. Comoresultado se llega a una desterritorializacin de la lgica de la violencia blica y, con esto, a una disolucindel fenotipo[2] "guerra" mientras que, simultneamente, la violencia se convierte en el medio dominante de

    regulacin econmica y social en las zonas de apartheid social que crecen a lo ancho del mundo.

    Sobre la primera tesis:En la concepcin del mundo de nuestra modernidad ilustrada, la guerra aparece como un caso de

    perturbacin moral dentro de un sistema integrado globalmente, designado como comunidad internacional osociedad mundial, y definido como unidad tico-responsable. De ah se deriva un imperativo moral para la

    comunidad internacional de los Estados de contrarrestar y prevenir colectivamente ese tipo de perturbaciones.En virtud de que las guerras entre Estados se han vuelto entretanto la excepcin, y sobrepesan los conflictos

    armados dentro de las sociedades, esto significa, a partir del fin de la guerra fra y vinculado con esto, laderogacin del "dogma" de la no intervencin en los asuntos internos y un incremento de intervenciones para

    establecer y mantener la paz en los conflictos dirimidos al interior de las sociedades. Se ha impuesto unanueva valoracin de los derechos legalmente protegidos de soberana estatal y de derechos humanos, que ha

    encontrado tambin una expresin en la creacin de la Corte Penal Internacional.En la realidad poltica este imperativo moral, el de luchar por los derechos humanos, no es empero cumplidoen la prctica. Las intervenciones, tambin bajo etiqueta de humanitarias, permanecen atadas a intereses deEstados (militarmente) potentes. En el caso de Ruanda falt inters en aquellos Estados, que hubieran sido

    los nicos en poder intervenir militarmente para detener el genocidio.Con el viraje estadunidense despus del 11 de septiembre hacia la guerra declarada contra el terror, las

    delimitaciones de fronteras entre la guerra y la paz han sido suprimidas terminantemente. Es debido a unaaceleracin enorme en el desarrollo de la doctrina estadunidense, a partir de este corte crucial en el tiempo,

    que en adelante la salvaguardia de intereses estadunidenses se libera abiertamente de todos los lmitesvigentes del derecho internacional. Esta orientacin estaba ya adelantada, y encontr su expresin, en el

    rechazo fundamental a la creacin de una corte penal internacional, mucho tiempo antes del ao 2001. Ungobierno que, dado el caso, considere necesaria la violacin de las reglas del derecho internacional en la

    salvaguardia de sus intereses nacionales, lgicamente tiene que proteger de persecucin penal a los ejecutorespor l comisionados.

    La lgica de la guerra contra el terror implica un auto empoderamiento casi absoluto por parte del ejecutivo.El adversario, en gran medida invisible, representado en esta ideologa de la amenaza, no conoce lmites de

    accin, est omnipresente en el tiempo y en el espacio; ninguna accin violenta del adversario puede serdescartada. En la medida en que se abusa de la figura de la amenaza terrorista como recurso poltico para la

    conservacin del poder, sta asume vertiginosamente dimensiones totalitarias. La recin fundada super

    secretara para la defensa de la patria, Homeland Security[3], en Estados Unidos, con poderes extensos envinculacin con servicios de inteligencia en expansin dramtica, ofrece ya un anticipo de las pretensionesusurpatorias del ejecutivo.

    Dentro de esta lgica autosugestiva, la guerra contra el terror adopta a discrecin cualquier figura oportunapara la poltica del poder, cuya existencia real jams es verificable. O dicho de otra manera, si uno no puede

    falsificar, a partir de la lgica, la existencia del adversario terrorista, entonces tiene uno que suponer suexistencia, lo que hace que uno se sienta legitimado para actuar en una situacin permanente de excepcin.Para estrategias defensivas faltan rastros y huellas logsticas claras del adversario terrorista. De la amenazatotalitaria imaginada se genera sistemticamente la compulsin para liberar tambin a la (auto)defensa decualquier constreimiento a su margen de accin. Consecuentemente, las estrategias preventivas agresivasaparecen como defensa nica y eficaz. No es permisible que stas sean limitadas en su eficacia, ni por las

    reglas del Estado de derecho, ni por el derecho internacional. La guerra contra el terror deviene as en unapoltica global de poder violenta y asimtrica, que ignora cualquier soberana territorial de terceros. Extrae sulegitimidad de una presuncin normativa de supremaca del Estado estadunidense y de su sistema de valores.

    Esta guerra, que no renuncia a sus premisas, no tiene fin y se suprime a s misma, es decir, a la figura de la

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    guerra. La lgica cargada de angustia del estratega contra el terror legitima una intensificacin deintervencin preventiva hasta el umbral ms bajo, lo que en tendencia conduce de hecho a una

    desmilitarizacin de estrategias de intervencin y a una dislocacin hacia intervenciones encubiertas, a laentrada en accin de proveedores privados de servicios, incluyendo los militares, y a la defensa preventiva

    contra supuestos perjuicios a los intereses estadunidenses.Tambin la guerra fra se basaba en una figura ideolgica comparable. El adversario era representado como

    un actor totalitario. Pero en contraste con la guerra contra el terror, aquel adversario posea el atributo deterritorialidad. A travs de la implosin, o bien, de la autodisolucin de la Unin Sovitica, pudo ser

    finalizada la lgica de la guerra fra, sin renunciar a las premisas de la propia ideologa.Resulta difcil relacionar la actual poltica estadunidense con intereses econmicos de algn grupo

    hegemnico en particular. Las contradicciones de la actual poltica preventiva de intervencin sugieren queesta poltica es propulsada por consideraciones de conservacin de poder de poltica interna. En Estados

    Unidos las guerras parecen ser en primer trmino un recurso de poltica interior manipulador. Sea comofuere, la guerra contra Irak carece de una lgica coherente del capital. La escenificacin estadunidense de unalgica de guerra paraliza los discursos democrticos a nivel nacional e internacional, con consecuencias

    profundas para el desarrollo y la aplicacin del derecho internacional, y para el papel de las Naciones Unidas,pero crea un clima populista para la re eleccin de Bush.

    Con relacin a la guerra contra Irak vale aseverar que la presentacin de la guerra en los medios masivos decomunicacin ha soslayado su atributo distintivo. La demostrada superioridad asimtrica de las fuerzasarmadas estadunidenses ha invalidado a lo ancho del mundo la opcin de una defensa militar contra esta

    superpotencia. La monstruosa fuerza destructiva de las armas de campaa estadunidenses, combinada con uncasi total reconocimiento y disrupcin de la comunicacin del adversario excluyen casi completamente una

    defensa coordinada sobre el terreno. En las ondas expansivas generadas por las bombas y misiles

    estadunidenses perecieron decenas de miles de soldados iraques en sus puestos defensivos, antes de quepudiesen entrar en combate. Esta dimensin de la guerra fue suprimida de la presentacin en los mediosmasivos de comunicacin.

    Ms an, considerando que a lo ancho del mundo van a la baja los ingresos fiscales y, con esto, tambin caela posibilidad de mantener fuerzas armadas modernas y potentes, de esto se desprende que a mediano plazo elpotencial estadunidense para librar guerras permanecer sin adversarios militarmente relevantes en el mundo.

    Solamente armas de destruccin masiva podran, bajo ciertas circunstancias, intimidar y hacer a las tropasestadunidenses desistirse de invadir.

    Sin embargo, ms terminante es que a un ritmo vertiginoso en una gran parte del mundo disminuye conrapidez la elasticidad para oponer resistencia a las disrupciones masivas de la circulacin econmica.

    Posiblemente suene cnico aseverar que Irak era uno de los ltimos lugares en el mundo, donde era posible

    escenificar una guerra del tipo que ocurri. El programa de petrleo por alimentos de las Naciones Unidas,condicionado por el embargo, haba preparado de manera casi ideal a la sociedad iraqu para las disrupciones,

    determinadas por la guerra, del abastecimiento de la poblacin con alimentos; abastecimiento que fueorganizado econmicamente desde una administracin central. Tres meses de provisiones estaban disponibles

    y, en parte, ya distribuidas al consumidor final, cuando comenzaron las acciones blicas. Ninguna otrasociedad en el Tercer Mundo dispone de una alta elasticidad comparable de sobrevivencia frente a tales

    disrupciones masivas de provisiones.La urbanizacin y la destruccin de los mundos vitales campesinos hacen a la sociedad mundial ms

    susceptible que nunca a disrupciones. Es de suponerse que las masas marginalizadas en los cinturones demiseria de las megaciudades del mundo hambreen en el ms corto plazo ante una interrupcin de su frgilsistema de abastecimiento. Casi no quedan espacios de refugio rurales en los cuales la elasticidad presente

    posibilidades de sobrevivencia a las formas econmicas campesinas. Aquellos espacios ya estn en gran parteestructurados de manera agroindustrial. Los pobres viven un cotidiano just-in-time, "justo a tiempo", y no

    disponen de reservas. Los ncleos de las megaciudades modernas como espacios de sobrevivencia se

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    colapsan en pocos das con apenas una disrrupcin del suministro de energa elctrica. De lo anterior sepuede concluir que el mundo casi no dispone de espacios donde sean concebibles confrontaciones militaresconvencionales, sin que stas no pongan en jaque en el plazo ms corto la sobrevivencia de la poblacin civil,

    como consecuencia mediata de acciones blicas.Del rumbo que han tomado las cosas en Europa desde la segunda Guerra Mundial puede uno dilucidar lastransformaciones decisivas, relativas a la elasticidad de sobrevivencia de sociedades modernas, frente a

    disrupciones de la infraestructura y de la circulacin de mercancas. Durante la segunda Guerra Mundial, antelos bombardeos areos de los Aliados contra las grandes ciudades alemanas, el rgimen nacionalsocialistaestaba en condiciones de poner relativamente a salvo a grandes sectores de la poblacin civil mediante sutraslado y reubicacin en zonas rurales. As, por ejemplo, en 1943, las escuelas primarias de Hamburgo

    fueron transferidas para determinados grupos de edad a pueblos hngaro-occidentales. Con trabajo esclavo elrgimen pudo mantener funcionando su produccin industrial blica y la produccin agrcola y, en el ao

    1944, incluso incrementar la produccin de armamento. Debido a la concentracin en la produccin orientadapara la guerra, en Alemania despus del ascenso al poder del nacionalsocialismo en 1933 la economa agrariaqued poco mecanizada, si se le compara con la de Estados Unidos y Gran Bretaa. Tambin el molidorgimen de Milosevic, despus de la guerra fra, se mostr durante diez aos como sorprendentemente

    resistente, a pesar de la mala administracin econmica, los costos de guerra, la corrupcin sistmica y laemigracin de las lites con formacin profesional. Un fundamento de esa resistencia fue la particular

    composicin agraria del pas. De manera similar a Polonia en sus territorios orientales otrora no alemanes,tambin Yugoslavia haba conservado su estructura de pequeos agricultores durante la fase de socialismo de

    Estado. Los modos de produccin de pequeos agricultores disponen de una habilidad extraordinaria deadaptacin, son muy resistentes frente a disrupciones y constituyen, por lo tanto, una reserva de

    sobrevivencia altamente elstica.

    Hoy, en toda Europa y, por supuesto tambin en Estados Unidos, Canad y Australia, la produccin agrcolase caracteriza por ser un sector con un alto grado de divisin del trabajo, que a las menores disrupciones en lacirculacin de bienes se colapsa. Los subsidios agrcolas en esos pases significan, con miras a los futuros

    escenarios de conduccin de guerra fuera de los Estados del Grupo de los Siete (G-7), una sistemticadestruccin cumulativa de los mundos vitales campesinos en el Tercer Mundo. Las junglas de pobreza de las

    megaciudades en extensas regiones del Tercer Mundo se deben, en vista de la doctrina neoliberal deregulacin, a la poltica contrasistmica de subsidios agrcolas que, dentro de los pases del G-7, constituyen

    la mitad del valor aadido generado en la economa agraria.No existe la menor duda en lo que atae a la vulnerabilidad de las cada vez ms emparedadas islas de

    prosperidad y "nodos glocales" (Saskia Sassen) de la economa global, sta dominada por los consorciosmultinacionales. Basta interrumpir el suministro de energa elctrica para apagar estas esferas de vida. Por

    ejemplo, los enormes frigorficos de la prosperidad pierden en pocas horas su valor estratgico. Losplanificadores militares en el Pentgono tienen a esta vulnerabilidad en la mira y han desarrollado las armas

    correspondientes, que fueron estrenadas en Serbia, cuando el suministro de energa elctrica fue apagadomediante el lanzamiento de fibra de carbn.

    Mi tesis lleva a la conclusin de que una invasin militar del tipo de la ltima guerra contra Irak, llevada acabo contra casi cualquier otro pas del mundo, pondra en peligro la sobrevivencia de toda la poblacin civilen cuestin de pocos das. El escenario de hacer una guerra en contra de un pas de rentistas de vveres no esrepetible. La situacin de la poblacin en El Cairo, So Paulo o la Ciudad de Mxico se aproximara a la deun genocidio despus de tres semanas de disrupcin de la circulacin de mercancas, como consecuencia de

    una guerra del tipo llevada a cabo contra Irak. Por consiguiente, surge la interrogante acerca de laconductibilidad de este tipo de guerra con miras a los prximos blancos ya discutidos.

    El complejo burocrtico-militar estadunidense hace mucho tiempo que ha reconocido esto. ste ofrece alcongreso de ese pas ciertamente todava con insistencia una kilomillonaria modernizacin de las fuerzasarmadas convencionales para el aseguramiento duradero de la superioridad absoluta. Esto es expresin de

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    una singular fuerza del aparato burocrtico-militar para hacerse prevalecer, a falta de control parlamentario.Las cuatro armas de Estados Unidos han extendido hasta el ao 2020, exitosamente, en alianza con la

    industria armamentista, el programa de modernizacin para aviones de combate y otros sistemas costosos dearmamentos, que haban sido concebidos todava durante la guerra fra. A su manera, el Pentgono es unareliquia sobreviviente de la guerra fra, modelada segn la lgica sovitica de organizacin, eximido de la

    competencia y de cualquier control poltico real. El atentado contra el edificio el 11 de septiembre de 2001 hacreado una zona de seguridad de derechos creados y de activos, que conduce a que el Pentgono puedadispendiar ineficientemente sus colosales recursos financieros porque, dada la magnitud de los gastosestadunidenses en armamento, stos aseguran de cualquier manera su superioridad militar mundial.

    El Congreso oportunista en Estados Unidos ve en el presupuesto militar una ltima oportunidad para unapoltica industrial nacional en la era del orden neoliberal. El proyecto presupuestal del Pentgono esregularmente ampliado por el Congreso en unos cuantos miles de millones de dlares, para atender a

    intereses econmicos regionales. Correspondientemente, cada una de las cuatro armas se procura por su ladosistemas tecnolgicos que compiten entre s tcnicamente, que operan hasta ahora siguiendo esta lgica consistemas incompatibles de software. En contra de las posibilidades tecnolgicas claras de eficientemente

    ejecutar, con superioridad y a largo plazo, opciones con aeronaves teledirigidas no tripuladas, en el programade adquisiciones de las cuatro armas, la compra de aviones de combate tripulados ser continuada cuando

    menos hasta el ao 2020.Simultneamente empero el Pentgono se prepara paralelamente desde hace muchos aos con un gran

    despliegue de investigacin para "operaciones militares salvo la guerra" [Military Operations Other Than War( MOOTW)]. Con el objetivo de imponer preventivamente y a bajo umbral los intereses estadunidenses, esdesarrollado en el mayor secreto un espectro amplio de medios de disrupcin, desplegables en todas partes,

    incluso ah, donde la conduccin de guerra convencional ya no es posible. Al mismo tiempo estos medios de

    disrupcin poseen de manera inherente el potencial para hacer superflua la violencia blica abierta de partede Estados Unidos. El potencial de despliegue de este arsenal fue demostrado en la disrupcin del suministrode energa elctrica durante la guerra del Kosovo[4].

    Una expresin adicional del reconocimiento tcito a los aparatos burocrticos de seguridad del Pentgono,polticamente no controlados, y de los diversos servicios de inteligencia, es la privatizacin sistemtica y lasubrogacin de la prestacin de servicios de violencia, en inters del gobierno estadunidense. Esto es a la vezel reconocimiento tcito de que las esferas vitales en la economa globalizada casi no toleran un despliegue

    operativo sensato de la maquinaria de guerra estadunidense.Hasta ahora no ha sido suficientemente reconocido que la salvaguardia por la va violenta de los intereses

    estadunidenses, sin participacin de sus fuerzas armadas, fue practicada durante la dcada de los aos 80 enAfganistn. En el lugar de las fuerzas armadas, fue la Agencia Central de Inteligencia (CIA) la que condujo

    aquella guerra contra la Unin Sovitica. La puesta en operacin de tropas forneas para hacer prevalecer losintereses de Estados Unidos fue practicada con xito. Despus del 11 de septiembre de 2001, esta estrategia

    fue nuevamente puesta en operacin para expulsar al rgimen Talibn. Los mercenarios mostraron serempero vasallos con voluntad propia, que haban puesto las miras ms en el dinero que en el resultado

    poltico. Entretanto las fuerzas estadunidenses en Afganistn pagan peaje a "seores de la guerra" regionales,en sus tentativas por perseguir a presuntos talibanes desbandados o grupos terroristas, con el fin de no poner

    en peligro las misiones operativas. Simultneamente, los grandes consorcios de materias primas le pagandinero de proteccin a las fuerzas armadas estacionadas localmente, que frecuentemente no perciben un

    salario suficiente.

    Sobre la segunda tesis:

    Crecientemente, los rasgos caractersticos de las guerras actuales se vuelven cada vez ms difusos.Principio y fin frecuentemente no sealan rupturas reales con referencia al acontecer violento. El nivel deviolencia dentro de una sociedad hace mucho que ya no es atributo suficiente para tipificar una guerra. Los

    choques y combates muestran en no pocas ocasiones rasgos errticos. La ayuda humanitaria, como un

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    elemento de la intromisin, es integrada de mltiples manera al acontecer blico, y la neutralidad de lasorganizaciones de ayuda es suprimida de hecho desde un principio, como prerrequisito de entrada.Adems es vlido afirmar que la gramtica econmica de las guerras se ha transformado de manera

    fundamental. Mientras que la segunda Guerra Mundial, pero tambin la guerra de Corea, fueronacompaadas por el ensanchamiento de la produccin y la movilizacin de recursos yermos, incluyendo eltrabajo esclavo, los conflictos armados de la actualidad se caracterizan por que las actividades econmicas

    son paralizadas, y las personas se quedan sin trabajo, pierden sus sustentos de vida y se convierten enrefugiados. La diferenciacin entre combatientes y civiles se torna difusa, al tiempo que la poblacin civil seconvierte en blanco predilecto de las acciones de combate. Prisioneros de guerra se han vuelto la excepcin,y la toma de rehenes casi en la regla. El derecho internacional de guerra hace mucho que ya no constituye un

    limitante de accin para los actores.Un hallazgo central de investigaciones recientes seala que la violencia blica puede ser explicada de manera

    considerable en funcin de intereses econmicos. Es ms, incluso guerras de larga duracin se transformanfrancamente en una forma independiente de produccin, donde las acciones blicas son determinadas porclculos empresariales sustentados en la violencia. Un hallazgo ms es que estas economas de guerra

    solamente son capaces de funcionar si estn integradas a redes transnacionales.Rastreemos empero en primer lugar la gnesis de las estructuras de la violencia. En todo el mundo los

    Estados se encuentran en una crisis profunda. La privatizacin de la seguridad es una imagen refleja de lasituacin que guarda la condicin de Estado. Los bienes pblicos, entre ellos la seguridad, se transformanextensamente en mercancas, y el poder de compra individual decide sobre la disponibilidad. De all que lapobreza signifique, ante todo, inseguridad. Definida la condicin de Estado de acuerdo con los postulados

    orientados hacia un Estado benefactor, las formas en que se manifiesta la disolucin de la condicin deEstado son en efecto desconcertantemente diversas, pero todas tienen en comn la renuncia al monopolio de

    la violencia por parte del Estado, a favor de un amplio espectro de organizaciones de seguridad privada, tantodentro como fuera del ordenamiento jurdico vigente. En la resaca de la globalizacin neoliberal, en granparte del mundo los Estados pierden crecientemente la capacidad de recabar impuestos y, con ello, tambin

    renuncian a su propio fundamento. En el consecuente proceso de disolucin, furtiva en la mayora de loscasos, del monopolio de la violencia por parte del Estado, los integrantes del aparato estatal se transforman

    incluso en una amenaza permanente para la sociedad civil, en virtud de que procuran sus medios de vida, y aveces ms, mediante el aprovechamiento ilegal de su estatus. Si una sociedad cae en una situacin donde la

    fachada de condicin de Estado es apropiada mediante medios econmico-criminales por sus agentes,generando una situacin de inseguridad generalizada, entonces se disuelven todos los sistemas normativos dela sociedad civil y stos son reemplazados por estructuras de autodefensa. Estas ltimas fuerzan ideologas deidentidad, tambin a nivel micro, que se fundamentan en la exclusin de los otros. A lo largo de las fronteras

    intrasociales que van surgiendo as, se intensifican los conflictos, que finalmente pueden descargarse conviolencia armada.

    La informalizacin y criminalizacin de las actividades econmicas determinan la vida cuando ideologassustentadas en la identidad se conforman, y ocupan el lugar de la esfera jurdica estatal uniforme. Sofocan

    toda iniciativa empresarial de autoayuda. La migracin masiva es regularmente el resultado de talestendencias. La dispora resultante fomenta sistemas de redes transnacionales y ofrece a la vez una

    infraestructura para transacciones ilegales del tipo ms diverso. Las esferas de vida de la poblacin migranteilegal no estn protegidas por el monopolio estatal de la violencia, ni por instancias jurdicas del Estado de

    derecho en el pas anfitrin, aunque su fuerza de trabajo es econmicamente un componente fijo de lasrespectivas economas nacionales. La poblacin ilegal migrante est desprotegida frente a los actores

    criminales.Las condiciones en Estados en proceso de descomposicin, representadas aqu a grandes rasgos, se

    encuentran empero tambin en unidades pequeas dentro del espacio social en Estados que por lo demsfuncionan. Se trate de ghettos de minoras socialmente dependientes en las metrpolis de las naciones

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    industrializadas, de los gigantescos cinturones de miseria que rodean a todas las grandes ciudades del TercerMundo, o de los centros industriales abandonados en la ex Unin Sovitica, los habitantes vivencian lacondicin de Estado como si vivieran en un Estado en descomposicin. La polica los confronta como

    enemigos peligrosos. Correspondientemente se constituyen en tales "exclaves del apartheid econmico ysocial" estructuras similares a las existentes en economas de guerra. El monopolio de la violencia lo tienen

    en la mayora de los casos las bandas organizadas segn el principio territorial. Dinero de proteccin ocupa ellugar de los impuestos. Un silencio obtenido mediante la amenaza de la violencia frente a los rganos

    estatales de procesamiento penal corresponde a al lealtad ciudadana.La sociedad "all afuera" representa para esas personas territorio extranjero. All son un recurso, entre otras

    cosas, para el trfico de drogas y otras actividades expuestas a riesgo, demandas en la economa-sombra.Quien es pobre, no tiene eleccin y asume los riesgos que acompaan a la actividad criminal. La joven

    poblacin desocupada y los varones jvenes en las zonas del apartheid econmico conforman un ejrcito de

    reserva inagotable de la criminalidad.Para una mejor comprensin de la dinmica de la actual globalizacin bajo la regulacin neoliberal, es tilanalizar la economa mundial como un sistema de circulacin constituido por tres esferas interconectadas,

    que a su vez facilitan una amplia gama de transacciones desreguladas. Con base en este esquema analtico seaade la observacin, de que la esfera de la globalizacin sombra, que consta de dos esferas, est marcada

    por la "violencia reguladora" como mecanismo dominante de regulacin social y econmica. Peropresentamos primero las tres esferas econmicas:

    Primero, la economa normal, legalmente operante: Esta es la nica entidad considerada en el estudio de laeconoma nacional (los trminos alemanes tradicionales son Nationalkonomie o Volkswirtschaft). Essolamente en esta esfera donde son recabados los impuestos, y son los impuestos --lo que en ningn

    momento debe ser olvidado los que constituyen la base para la condicin de Estado. La doctrina neoliberal

    ha transformado a la economa nacional en un mercado financiero global que ya comienza, a su vez, asocavar las economas nacionales y a las sociedades ancladas en el Estado.Segundo, la economa informal: Este es el espacio donde la mayora de la poblacin mundial organiza susobrevivencia, y esta mayora vive en un estado de inseguridad fsica y legal constante. El monopolio del

    Estado sobre el uso legtimo de la fuerza no le ofrece ninguna proteccin. La seguridad tiene que serorganizada sobre una base privada, frecuentemente en contra de funcionarios gubernamentales corruptos. Elmonopolio de la fuerza es a menudo usurpado por fuerzas criminales a los niveles locales. En algunos casos

    se organizan grupos de auto defensa, por lo general no muy estables. La economa informal, en la figura de lamigracin econmica y de migracin con el propsito de sobrevivencia (refugiados), est mostrando ser unode los factores ms dinmicos dentro del actual proceso de globalizacin. La migracin est operando en una

    escala enorme en las zonas obscuras de todas las sociedades, y ha creado mercados laborales que son

    ilegales, pero que se han vuelto un segmento indispensable tanto en la sociedad receptora como en lasociedad expulsora. Muy pocos bienes pblicos estn disponibles en el sector informal, a la vez que el Estado

    cobra muy pocos impuestos.Tercero, la economa abiertamente criminal: La economa abiertamente criminal puede ser descrita como unnmero desconocido de redes ms bien flexibles, sustentadas en la violencia, que operan globalmente. Estasredes estn constantemente extendindose parasticamente hasta el interior de la economa normal, y estn

    extorsionando dinero de proteccin en la economa informal, entre otras actividades. Las drogas son quizs laprincipal fuerza propulsora de la dinmica de la construccin redes en la esfera criminal. Expertos calculanque el producto anual bruto "criminal" es de al menos 1500 millardos de dlares. Los mercados financierosdifusos proveen el medio operativo para las actividades de la economa criminal, donde sus actores buscan,

    como ltimo fin, el lavado de sus ganancias no legales.Es preciso sealar que la economa de drogas est en funcin exclusiva de la persecucin promulgada en losEstados Unidos y en otros pases industrializados. Las ganancias extraordinarias se deben exclusivamente ala criminalizacin del consumo. Si tomamos los costos de la persecucin en apenas un pas, Estados Unidos,

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    donde son erogados alrededor de 43 mil millones de dlares solamente para sostener a 1,2 millonesprisioneros afroamericanos y latinoamericanos en las crceles por infracciones de droga, con cargo a loscontribuyentes estadunidenses, se puede concluir que ningn otro producto recibe una subvencin tan alta,

    indirectamente por supuesto. Mientras que los pases industrializados no cambien su poltica de combate a lasdrogas a favor de un control de la demanda, este polo dinmico de la economa sombra continuar a crecer.

    Nada menos que metas substanciales como la legalizacin y nacionalizacin de la venta de drogas permitiruna reduccin de la economa sombra.

    La economa global actual puede ser esbozada como un proceso espiral ascendente que abraza a laglobalizacin neoliberal; sta conduce a la fragmentacin social y a la polarizacin, que a su vez conducen ala globalizacin de la esfera informal y de la criminal, que llamar conjuntamente la "globalizacin sombra".

    Los conflictos armados internos se articulan en este entorno y muestran las caractersticas econmicasobservadas; es decir, el involucramiento necesario en la economa sombra global. Pero la interconectividad

    de la economa sombra global no est limitada a los pases que sufren conflictos armados en su propioterritorio. En muchos otros pases prevalecen tambin esferas que no son de la economa regular, sin que poreso emerjan conflictos armados. Pero en trminos del volumen de violencia que sufren muchos pases, los

    conflictos armados no se distinguen. La expresin de conflictos es otra.Las conexiones entre los procesos simbiticamente enlazados de globalizacin por un lado, y formas en que

    se manifiesta la violencia social por el otro, hacen necesario investigar de manera mucho ms exacta, tambincomparativamente a escala internacional, la violencia a nivel micro que se expresa, entre otros, en la tasa dehomicidios y delitos con empleo de armas de fuego. Es necesario determinar la participacin de la "violencia

    reguladora" en la totalidad de los delitos de homicidio y de otros actos criminales violentos. La "violenciareguladora" ser definida como la amenaza y el empleo de violencia fsica para imponer relaciones

    desiguales de intercambio y de apropiacin.

    Si uno rastrea las transacciones tpicas de las economas de guerra por sus rutas hacia la economa regular, seabren sistemas de redes criminales que operan a lo ancho del mundo, y cuya lgica de funcionamiento sebasa en actos violentos, o bien la amenaza creble de stos. Por lo tanto, es analticamente fructfero trabajarcon la categora de "violencia reguladora" en la investigacin de las relaciones sociales de la violencia en laera de la globalizacin y de la globalizacin-sombra neoliberales, para as poder descifrar mejor las lgicas

    de la violencia, constitutivas del funcionamiento dinmico de la economa-sombra.La nueva dimensin decisiva de estos fenmenos, que tienen carcter sistmico en las economas de guerradentro de los conflictos armados internos y en sociedades fuertemente fragmentadas, se encuentra en que lalgica de funcionamiento de estos sistemas, necesariamente transnacionales, en Estados en descomposicin,

    borra las diferencias entre guerra y paz. Las tasas de criminalidad violenta en sociedades fuertementepolarizadas como, por ejemplo, Brasil, Sudfrica o Nigeria, alcanzan o rebasan incluso los resultados de la

    violencia blica en "guerras civiles" actuales. La conduccin sustentada en la violencia de sistemastransnacionales de redes, por ejemplo, de trfico de drogas, armas y trfico de personas, es forzosamentedesterritorializada; en cualquier punto de las cadenas de transaccin, puede ser necesario confrontar con

    "violencia reguladora" las disrupciones en la circulacin de mercancas, dinero y personas. El ejemplo de loscrteles de las drogas es el mejor documentado. Desde el cultivo hasta el consumidor final, a menudopasando por numerosas estaciones intermedias, a travs de todos los continentes, con violencia si es

    necesario, debe ser protegida la red.Pertenece tambin a la lgica de funcionamiento de los sistemas de redes econmico-criminales que la

    existencia de los mercados en la economa regular no puede ser puesta en peligro, porque solamente si losactores pueden canalizar hacia el interior de esos mercados los ingresos de sus operaciones criminales, stos

    podrn realizarse. Esto es lo que constituye la ya mencionada simbiosis entre ambos procesos deglobalizacin, donde hasta el seor de la guerra ms brutal est de alguna manera integrado. Lo que aparentaser una guerra sin fin es posiblemente un atributo sistmico. Los seores de la guerra, o ms precisamente,

    los empresarios sustentados en la violencia, estn subordinados a la lgica de los sistemas de redes criminales

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    transnacionales. Las metas polticas territoriales tienen que permanecer subordinadas a esta lgica. Se trataaqu de una difusin de la violencia blica hacia el interior de los espacios transnacionales de operacin de

    sistemas de redes criminales. La violencia blica se transforma en "violencia reguladora". Las guerraspierden as su campo de batalla, son desterritorializadas. El multicitado trmino, "nuevas guerras", es, segn

    esta hiptesis, solamente una expresin transitoria en ruta a la difusin generalizada de la violencia blica,que no funge ms sino como "violencia reguladora", extensamente atada a la lgica de sistemas de redes

    econmico-criminales transnacionales, que se propagan dentro del contexto del globalismo neoliberal. MarkDuffield ha descrito tambin estas tendencias econmico-blicas y habla de guerras entre sistemas de redes,

    network wars. Sin embargo, este concepto es una seleccin desafortunada, porque la guerra sin territorialidades una construccin problemtica[5].

    El empuje modernizador que acompaa al globalismo neoliberal conduce a la segmentacin social de lassociedades en megaciudades y, simultneamente, es observable una ruptura modernizadora entre las

    generaciones. La realidad social en muchsimos pases est marcada por una exclusin masiva de laeconoma regular de numerosas generaciones jvenes. Este apartheid intergeneracional extendido se revelacomo un atributo sistmico reprimido del globalismo neoliberal, y est marcado por creciente amargura

    social y por proyectos de vida alternativos individuales, que se sustentan en el empleo de la violencia comoafirmacin y para obtener logros. Estas personas jvenes no tienen representacin poltica alguna dentro de

    las estructuras estatales existentes y asociaciones polticas. Solamente son tomadas realmente en cuenta comoun riesgo criminal. A menudo articulan su estado anmico, idealizador de la violencia instrumental, en lostextos de hip-hop y rap que, sin embargo, no es percibido como articulacin poltica. Pero es significativo

    que la signatura de hip-hop y rap es un fenmeno global con articulaciones locales.Si las personas jvenes relegadas al apartheid social en todo el mundo tuviesen una voz poltica dentro de lossistemas polticos dominantes para hacer valer sus intereses, para poder vivir y trabajar en condiciones de un

    orden jurdico constitucional, entonces sera difcil para el globalismo neoliberal hacer prevalecer supropsito. En lugar de una promesa abstracta de bienestar a travs del crecimiento, mediante la desregulacinde la economa, aparecera en su lugar como prioridad la oportunidad de todos para participar

    constructivamente en la reproduccin econmica, por medio del trabajo dentro de una esfera de Estado dederecho unitaria. Juan Somava, el director de la Oficina Internacional del Trabajo, confirma en su recienteinforme que el camino para salir de la pobreza es el trabajo; traducido a nuestro esquema analtico, quieredecir que el camino para superar las economas sombra, y la violencia reguladora asociada con stas, es el

    trabajo bajo la proteccin de la ley. Desde abajo, es decir, desde las sombras de la globalizacin neoliberal y,sobre todo, desde la ptica de las personas jvenes, la economa mundial requiere de una nueva doctrina de

    regulacin orientada hacia la participacin productiva del mayor nmero posible en las economasnacionales.

    Si estas tesis describen de manera apropiada la tendencia actual, entonces tiene que ser plasmado estotambin en las contraestrategias polticas a la globalizacin neoliberal. El rechazo de la globalizacin es una

    trampa poltica porque, debido a la ineludible globalizacin de los medios de comunicacin y de lainformatizacin, no habr alternativa a la globalizacin. La oposicin aguda entre la izquierda y elneoliberalismo se refiere solamente a la regulacin de la globalizacin. Como dficit poltico de las

    estrategias de la izquierda veo, con relacin a los conjuntos de problemas tratados por m, la escasa atencina la ruptura intergeneracional de los estados anmicos polticos. En este dficit se encuentra empero tambin

    una oportunidad estratgica, solamente que falta hasta ahora en los discursos y proyectos de la izquierdaincluso todava la percepcin del problema, para poder operar activamente este proceso intergeneracional de

    integracin.

    Notas a pie de pgina[1] Versin provisional. Una versin aumentada y corregida estar disponible en Agosto 2003.

    [2] "Fenotipo" en su rigurosa acepcin etimolgica (phainein: mostrar, aparecer; tpos: tipo).

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    [3] (N. Del T.) Intraducible al espaol: homeland (home: hogar; land: tierra) Security evoca emociones deapego al hogar y a la tierra que uno habita, y a la necesidad de sentir seguridad. La voz espaola "patria" se

    deriva de pater, padre.

    [4] La sorprendente resistencia del rgimen de Milosevic se bas, entre otros factores, en la entoncestodava extensa economa agrcola de productores pequeos en Serbia.

    [5] Mark Duffield, Global Governance and the New Wars: The Merging of Development and Security,ZED Books Ltd., London, 2001.

    Traduccin del alemn: Stephen A. Hasam

    GLOBALIZACIN Y DEMOCRACIA:

    Una evaluacin de El Estado Competitivo de Joachim Hirsch.

    Werner Bonefeld

    Introduccin

    La Globalizacin y el Post-Fordismo han llegado a ser desde mediados de los 80s, trminos organizadoresen la investigacin econmico-poltica . Efectivamente, desde el comienzo de la crisis de la acumulacin

    capitalista hacia los finales de los 60s, nuevas agendas de investigacin y nuevos trminos en suorganizacin, tales como sociedad de riesgo, posmodernismo, capitalismo desorganizado, Post-

    industrialismo, Post-Fordismo y globalizacin, han sido introducidos ostensiblemente con el fin de proveeruna comprensin adecuada para los cambios contemporneos. Este artculo no se interesa en la economa

    poltica de esta innovadora agenda. Prefiere enfocarse en la contribucin de Hirsch al debate sobre laglobalizacin y a las implicaciones polticas de su planteamiento.

    La obra de Hirsch siempre ha tenido una gran importancia y significacin. Esto vale por su contribucin aldebate sobre la derivacin del estado en los 70s, al debate sobre Modell Deutschland,al anlisis sobre los

    Nuevos Movimientos Sociales y el Post Fordismo. Su reciente libro, The National Competition State, no esuna excepcin. No slo proporciona una versin revisada de sus primeras conceptualizaciones sobre la formadel estado, sino tambin un anlisis de las crisis del Fordismo, de la economa poltica de la globalizacin y

    de su impacto sobre el estado nacional. Ms an, y esto es importante, l reconceptualiza una poltica deemancipacin al alzar el significado de la globalizacin para el desarrollo futuro de la democracia. Todavams, el libro de Hirsch integra mucho del discurso actual sobre la globalizacin. Argumenta, como Harvey

    (1989) y Strange(1991), que la estructura crediticia global supone una estructura de poder dominante sobre laproduccin y el estado nacional. Destaca que la globalizacin ha acarreado una estructura de conocimientodistintiva, una sugerencia ya realizada por Giddens (1990) y Strange (1988). Junto a Giddens (1991) y a Beck(1986), seala que la globalizacin lleva a una gran transformacin de la tecnologa y tambin a un mayorriesgo. Con Strange (1991) insiste en que las compaas multinacionales dominan a la economa global. ConHeld (1991,1995), Hirsch ve la globalizacin como una fuerza que a) orada nuestros sistemas democrticos

    nacionales de responsabilidades y b) determina las polticas de los estados nacionalesque se ventransformados en estados de competencia (Cerny,1990). Su argumento, entonces coincide con el punto devista sostenido por la ortodoxia globalizacionista de que tanto los gobiernos como los trabajadores carecen

    virtualmente de poder frente a las demandas del capitalismo global. Coincide con Held en que la estrategia dela izquierda debe consistir en democratizar el poder poltico dentro y ms all del estado nacional, de modo

    que las fuerzas econmicas globales puedan rendir cuentas a las demandas democrticas. En resumen, ellibro de Hirsch

    conjunta las principales caractersticas de la ortodoxia de la globalizacin. Entonces, este artculo

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    proporciona un examen de la globalizacin a travs del lente provisto por esta contribucin de Hirsch.

    El artculo est dividido en tres secciones. La primera introduce y evala el punto de vista sobre laglobalizacin de Hirsch y su concepcin sobre el estado nacional de competencia. El artculo le imputa quesus anlisis estn basados en una visin esquemtica del desarrollo capitalista, que constituye un punto de

    vista que sirve para obscurecer una anlisis potencialmente perceptivo. La segunda seccin examina supropuesta a favor de un reformismo radical. Se arguye que esta reconceptualizacin de una poltica de

    emancipacin, no es ms que una aceptacin de la ideologa burguesa. En la ltima seccin se concluye elargumento y se proporciona un examen partidario de la ortodoxia de la globalizacin y de sus polticas de

    democratizacin. El propsito es abrir espacios al debate crtico.

    Principales temas y argumentos

    La argumentacin de Hirsch puede resumirse de la siguiente manera: La Globalizacin susrge como una

    estrategia neoliberal que busca solucionar la crisis del Fordismo. El Post Fordismo y la Globalizacin estninternamente conectados. La desregulacin y la flexibilizacin del capital ha conducido a un proceso global

    de reestructuracin del capital, que pareciera haber dejado atrs al estado nacional: El estado Post Fordista nose funda en una economa nacional "protegida" y tiene por el contrario, que engatuzar al capital global no

    regulado para que permanezca en sus lmites. Define al estado Post Fordista como un estado decompetencia". La globalizacin del capital ha llevado a los estados nacionales a eclaustrar las garantas delbienestar social del estado Fordista, y adoptar las polticas neoliberales para movilizar la sociedad en laguerra econmica por la inversin de capital. Las bajas en este desarrollo no slo la sufren los obreros y

    aquellos que dependen de la seguridad social, sino tambin, el sistema democrtico en s mismo: laglobalizacin socava la democracia en el sentido clsico. El estado democrtico pareciera ser reemplazadopor un estado "eficiente" que enfatiza los criterios de mercado en su regulacin de las demadas sociales a

    expensas de los valores y obligaciones democrticas. As, su preocupacin por renovar la influenciademocrtica sobre el desarrollo capitalista, tanto interna como internacionalmente, tiene mucho que ver con

    que la transicin al post-Fordismo, y el mismo post-Fordimo, se realice sobre la base de una forma "msdemocrtica y humana de capitalismo"(p.9, 197) 1 l ve las polticas neoliberales de la globalizacin comointernamente contradictorias y las acusa de llevar al sistema hacia un Apartheid global. La renovacin de la

    influencia democrtica es vista as, como "una cuestin de sobrevivencia" (p.10). En pocas palabras, ancuando se alegue que la globalizacin es en s misma, inevitable e irresistible, su forma precisa no ha sido

    precisada todava.

    La crisis del Fordismo y la transicin al Post Fordismo.

    Hirsch identifica el Capitalismo del siglo XX con el Fordismo. No hay necesidad de entrar a aqu al detallede sus anlisis del Fordismo. Basta decir que sigue a sus primeros trabajos sobre este tpico (Vase

    Hirsch/Roth, 1986; Hirsch, !991) 2 En el contexto de este artculo, es crucial la coneccin entre la crisis delFordismo y la emergencia de la Globalizacin. Se dice que el Fordismo haba sido socavado por la

    emergencia de una crisis "estructural" de fines de los 60s/comienzos de los 70s (p.84). El ncleo de esta crisises identificado como una combinacin de una reduccin estructural de las ganancias del capital en los pases

    metropolitanos, una creciente desestabilizacin de los mecanismos internacionales de regulacin, que seincrustaron y reforzaron la crisis de los estados nacionales (p84). La crisis del capitalismo Fordista se vetambin como una crisis del crdito y de las finanzas. El exceso de liquidez financiera, de acuerdo con

    Hirsch, habra sido causado por el estancamiento econmico. (p.85). El argumenta que la tecnologa Fordistaestaba ya exhausta y que condujo a la tendencia declinante de la taza de ganancias," al mismo tiempo que las

    contratendencias Fordistas eran demasiado dbiles para revertir esa cada. Este agotamiento condujo no sloa una reduccin de las tazas de ganancia, sino tambin a un aumento del capital financiero (pp.84-85). Estecapital financiero forz con la ayuda del neoliberalismo, la desregulacin y flexibilizacin de los mercadosfinancieros globales, y condujo al financiamiento del capital productivo para permitirle moverse en torno al

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    globo en bsqueda de ubicaciones beneficiosas, minando as la integridad de las economas nacionales(p.86).

    El anlisis de Hirsch no se preocupa de la constitucin contradictoria ofrecida por la disociacin entre laacumulacin monetaria y la acumulacin productiva. Para l, el proyecto neoliberal de globalizacin seaparece slo como una lucha muy aguda entre diferentes fracciones del capital que tratan de alcanzar la

    dominacin. No se aprecia la disociacin conducida por la crisis entre la acumulacin monetaria y laacumulacin productiva. 3 Se ve entonces, la crisis capitalista slo como un momento funcional de lasresoluciones del capital a sus tendencias crticas y como un perodo de reconstruccin de la sociedad

    requerido por la valorizacin (pp.88, 180) 4 Para Hirsch, la contradiccin no se da entre el trabajo comofuente de valor y la acumulacin monetaria de riqueza, una acumulacin que acredita la futura explotacin

    del trabajo con deudas, ya que la explotacin del trabajo no proporciona los valores relativos para laacumulacin de riqueza representada por la acumulacin monetaria. Ms bien, la disociacin entre la

    acumulacin monetaria y la acumulacin productiva "es vista como un aumento en el poder del capital, (yno) como una manifestacin de la incapacidad del capital para subordinar al trabajo" (Holloway, 1995b,p.142). Aunque Hirsch sostiene que un anlisis del capitalismo es un anlisis de las relaciones de clase

    (p.132), la crisis del Fordismo no es visto como una crisis de clases, esto es, como lucha de clases, sino comouna crisis causada por contradicciones estructurales. Al trabajo de Hirsch le falta una crtica de la economa

    poltica del capital financiero. El capital financiero y el capital productivo son vistos slo en los trminos deuna relacin competitiva, cuya base comn, el poder productivo y subversivo del trabajo, queda fuera de su

    marco conceptual.

    Se percibe la "Globalizacin" como dando una solucin a la crisis del Fordismo: "La lgica del nuevorgimen Post Fordista de la acumulacin, consiste esencialmente en la racionalizacin efectuadas mediante la

    globalizacin" (p.90). De esta manera, la liberalizacin y la desregulacin de las relaciones internacionalesdel dinero y del capital, son vistas como proporcionando un empuje hacia la globalizacin que "ha cambiadoel rostro del capitalismo" (p.7) Argumenta que la globalizacin ha socavado la forma de acumulacin y

    regulacin centrada en el estada de la poca de Fordismo: el capital ha abandonado las restricciones de laeconoma nacional, y por ello ha perdido su carcter nacional, que se dice, habra asumido en la poca delFordismo (p89). Se ve al Fordismo como un tipo de capital definido por las regulaciones centradas en un

    estado nacional y por la acumulacin de capital en los marcos de las economas nacionales. El Post Fordismose define por su contraste con el Fordismo: la acumulacin de capital Post Fordista, es global. Hirsch planteasu tesis teniendo como teln de fondo la poltica alemana y el campo econmico. Y esto por supuesto, planteaobvias limitaciones a su concepcin de la globalizacin. Pues, si por ejemplo se tiene presente la "economa

    nacional britnica", "la globalizacin" siempre ha sido su principal caracterstica y en sus propias palabras, la

    "era" del Fordismo se bas en la garra global o hegemona de los Estados Unidos de Amrica. Pareciera asque su caracterizacin del Fordismo, como un proyecto nacional de la acumulacin capitalista y del Pos

    Fordismo como un proyecto global de la acumulacin capitalista, no slo es esquemtica sino que entra encontradiccin con su propia concepcin del Fordismo. Si fuera uno a casarse con la nocin de Fordismo deun modo no crtico, concluira como l lo hace, que es de hecho un sistema global basado en la garra global

    de los mtodos de produccin norteamericanos, multinacionales con base en Norteamrica y por supuesto, ladivisa norteamericana, el dlar. De este modo, el trmino Fordismo, en el mejor de los casos sera indicativo

    de la globalizacin de los principios Fordistas.

    Para Hirsch, la globalizacin socava los potenciales del estado Fordista para regular la economa a travsdel dinero y de la ley (p199): Los gobiernos parecieran haber quedado indefensos frente a la extensin global

    del capital en su bsqueda de condiciones de ganancia ms all del estado nacional (p.7). El debilitamientode la capacidad del estado para regular la economa, como se alega habra sido el caso durante el Fordismo,plantea la peticin de principios de: si el estado Fordista era en los hechos capaz de regular su "economanacional". Por supuesto, el estado capitalista "regula" la "economa" a travs de la ley y del dinero. Pero lo

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    hace slo de modo contradictorio, reproduciendo las contradicciones del capital en una forma poltica(Clarke, 1988, 1992; Bonefeld, 1992, 1993). La versin de Hirsch sobre el impacto de la globalizacin sobre

    el estado nacional involucra un contraste rgido entre el Fordismo y el Post Fordismo: mientras en el PostFordismo, la habilidad del estado nacional para regualar la economa es hundida, el estado Fordista se

    caracteriza por su habilidad para regular la economa nacional. Esto, sobreestima la extensin en que elestado capitalista, Fordista o no, es capaz de controlar la relacin del capital. 5 Al principio de su libro,Hirsch presenta un buen argumento de por qu la forma del estado es, en sus trminos, estructuralmente

    incapaz de regular la relacin del capital. Sin embargo, su definicin de Fordismo y Post Fordismos quedanpor debajo de esa iluminacin.

    Siguiendo a Hirsch, la globalizacin viene a significar que el "estado" queda cada vez ms subordinado aldictado de asegurar el espacio nacional como una localizacin para el capital productivo

    (Standortsicherung). Esto se ve como que reduce el espacio de maniobra del estado nacional (pp.139, 196), y

    como que socava las bases de las instituciones liberal democrticas que caracterizaban la erasocialdemocrtica del Fordismo (pp.7, 196). Hirsch define al estado Post Fordista como un estado nacional

    de competencia. Esta caracterizacin hace eco de una intuicin provista por Cox (!992, p.27) quienargumentaba que la globalizacin entraaba "la subordinacin de las economas domsticas a las exigenciaspercibidas de una economa global. Los estados lo quieran o no, venan a rendir cuentan ante una nebulosa

    personificada como economa global, y eran constreidos a mistificar esta rendicin de cuentas externas a losojos y odos de su pblico a travs del nuevo vocabulario de la globalizacin, la interdependencia y la

    competitividad." Para Hirsch, el estado de competencia es una extensin del estado de seguridad fordista.(p.110ff)6 . El estado de competencia busca proveer, en competencia con otros estados, las condiciones

    apropiadas para el capital en orden a engatusar al capital mvil global y atraerlo hacia sus playas y retenerloen su territorio nacional.7 As, el estado de competencia pareciera entrar en colisin con las condiciones delgobierno democrtico. En vez de una regulacin del capital en base a una rendicin de cuantas democrtica,

    el estado de competencia es sbdito de las preferencias y demandas del capital, permitiendo as al capitalexplotar las ventajas comparativas. De este modo, el estado de competencia se moviliza entero y

    completamente a fin de preparar su territorio nacional y a su pueblo para la guerra econmica de la inversinde capital (pp.109, 155).

    Pareciera ser remota la resistencia a este desarrollo: los nuevos movimientos sociales parecieran haber sloacelerado la crisis del Fordismo (p.143) y luego, a travs de su ennoblecimiento, habra llegado a ser un pilarde la transformacin Post Fordista del capitalismo (p.154-5). El movimiento obrero es como una vctima dela crisis del Fordismo. l enfatiza que la globalizacin Post Fordista conduce a una "sociedad de clases sin

    clases" (p.132). El movimiento obrero ha desaparecido como actor histrico (p. 181). A pesar de los

    conflictos sociales continuos y de la resistencia de la clase obrera a la restructuracin, estas luchas estnfragmentadas en su carcter y son heterogneas en cuanto a sus propsitos (p. 181). La crisis del Fordismo esvista como habiendo intensificado las fragmentaciones sociales socavando una concepcin "solidarista" deldesarrollo social (p. 181), una concepcin que, por implicacin, pareciera en Hirsch definir al Fordismo. El

    argumento de Hirsch hace eco del punto de vista de Anderson (1992, p. 366) de que "la nueva realidad es unaasimetra masiva entre la movilidad internacional y la organizacin del capital, y la dispersin del trabajo queno tiene precedentes histricos. La globalizacin del capital no ha encontrado resistencias, salvo algunas muyatomizadas y lejanas" 8 De manera similar, Hirsch concibe la globalizacin como una fuerza que profundiza

    las fragmentaciones culturales, sociales y polticas, que l caracteriza como nacionalismo, sexismo y racismo,y por fin, como Apartheid social (pp. 181- 2). La transformacin Post Fordista del capital, intensifica y

    explota "los antagonismos sociales" (p. 181). Sostiene que la globalizacin no es enfrentada por un sujetorevolucionario en el sentido clsico (p. 182): Todo es demasiado diverso y est demasiado fragmentado para

    hacer posible un sujeto de clase revolucionario, comprehensivo e universal como el proletariado internacional(pp. 173, 181-2). Hirsch construye una imagen de un sujeto revolucionario que casi invita a descartarlo

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    inmediatamente. El continuo enlace de la causa revolucionaria de la izquierda radical, es as desechado comouna anacronismo. Su postulado de que un sujeto revolucionario est ausente es ms que una declaracin dehecho, por malo o bueno que pueda ser este punto de vista. Su postulado cumple una importante funcin, lade legitimar su postura reformista radical. Ya que desde el momento que no existe un sujeto revolucionario,

    lo mejor que puede hacer la izquierda e adoptar un programa reformista. Vinculada con esta funcinlegitimizante "de hecho", est la denuncia de la critica negativa como un "ejercicio inherentemente no

    poltico" (p.10). Pareciera que las cuestiones tericas se tornan aceptables solamente si hacen propuestasconstructivas para la reproduccin capitalista.

    La economa poltica de la globalizacin y el estado de competencia

    Hirsch aprecia la globalizacin como el proyecto econmico-poltico del neoliberalismo (p.9). Se dice queeste proyecto habrase iniciado en los EEUU a comienzos de los 70s. tras la quiebra del sistema de Breton

    Woods. El capitalismo norteamericano habra entonces lanzado la liberalizacin del comercio internacional yla apertura de nuevos espacios a la inversin para reganar competitividad particularmente en relacin conJapn (p.85).

    Para Hirsch, el Fordismo se caracterizaba por un espacio social y econmico cerrado, y por el estado debienestar que permita algn tipo de seguridad social y de igualdad y, en comparacin con otros perodos

    capitalistas, un estado que contaba entre sus premisas la posibilidad del desarrollo democrtico (p.94-95).Yaque desde los 50s la reconstruccin de posguerra se vea terrible (p.83ff), y ya que desde que el Fordismoentr en crisis a fines de los 60s, Hirsch parece sugerir que la edad dorada del Fordismo vena a darse para

    los 60s. Sin embargo los 60s se basaban en la liberalizacin de las relaciones globales de intercambio ycomercio. El principio del laissez-faire del mundo de la postguerra se realiz slo gradualmente durante los50s: la plena convertibilidad de las diferentes monedas con el dlar, uno de los pilares del sistema de Breton

    Woods, se cumpla hacia 1958; y bajo Kennedy, a principios de los 60s, las negociaciones del GATT parareducir las tarifas comerciales, esto es para liberar el comercio internacional, llegron a ser la pieza central dela poltica econmica. Todava ms, Hirsch argumenta que la globalizacin Post Fordista se basa, en alguna

    extensin, en las compaas multinacionales que se dice habran llegado a ser actores determinantes,forzando a los estados nacionales a adoptar sus demandas y requerimientos. Sin embargo ya se habra dado

    para entonces un crecimiento mayor en el comercio internacional, la inversin y en cuanto al capitalfinanciero en los 50s y en los 60s (Vase Murray, 1971). Fue hacia los 50s cuando el flujo total de capital

    privado y oficial alcanz su pico. La expansin de las multinacionales basadas en los EEUU declin durantela llamada edad de oro del Fordismo. Sin embargo, esto fue compensado por la gran internacionalizacin delas firmas japonesas y europeas, desde mediados de los 60s en adelante (Brett, 1985) . No fue solamente elcapital productivo el que se "internacionaliz" durante y antes de la edad de oro del Fordismo. Los bancostambin se "globalizaron", paricularmente los bancos de los EEUU en los 60s-Para entonces ya los bancosbritnicos desde el perodo colonial, operaban en una escala global. La liberalizacin del comercio, como

    seala Brett, comenz limpiamente en los 60s. Estos desarrollos llevaron a Murray (1971) a sostener laexistencia de una creciente "no coincidencia territorial" entre un sistema econmico global crecientemente

    interdependiente y el estado nacional. Otros plantearon la cuestin de si "el estado nacional estaba a punto deser archivado en tanto unidad econmica"

    (Kindleberger,1969, p.207) . El punto de vista de Kindleberger pareca hacer eco a la concepcin de Hirschsobre el estado de competencia post-Fordista. Sin embargo, el foco de atencin de Kindleberger estaba puesto

    en los 60s, que para Hirsch representaban la edad de oro del Fordismo.

    Entonces, el argumento segn el cual el colapso del sistema de Breton Woods llev a una nueva forma decapitalismo, el de la globalizacin, induce a error. A continuacin de "las "guerras econmicas"de l segundaguerra mundial, la globalizacin ya haba ocurrido durante los 50s y los 60s, reocupando el terreno perdido

    durante el perodo de la guerra. 9 En este contexto, la nocin de economa nacional alcanza las proporciones

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    de un mito (Radice, 1984). El perodo Keynesiano, el del Fordismo, no fue menos globalizante que elllamado capitalismo globalizado de hoy (Bellofiori,1997). Ms an, el boom de la post guerra se dio contra el

    teln de fondo de demandas estables de inversiones privadas, respaldadas por los estados nacionales comoprestamistas de ltima instancia. En otras palabras, la llamada era fordistno se caracterizaba por laplanificacin poltica de la acumulacin de capital y el financiamiento del dficit asociados con el

    Keynesianismo. El Keynesianismo entendido como una poltica de financiamiento del dfict de la demandavino a darse desde los 70s en adelante, especialmente durante los 80s - un tiempo caracterizado tambin

    como Keynesianismo militarista o delincuente. De este modo se obtiene, de acuerdo al esquema Fordismo-versus-Post-Fordismo", que el Keynesianismo se nos aparece en un tiempo en donde no haba sido

    convocado para aparecer.

    Qu queda del Post-Fordismo cuando el se encuentra al Fordismo sin bases en la realidad?10

    Hirsch define al Post-Fordismo como lo puesto del Fordismo. El Post-Fordismo es como una bola decristal (cf.Gambino,1996) que en el mejor de los casos proporciona una imagen fracturada del pasado. Msan, la definicin del Post-Fordismo como "no-Fordismo" pareciera estar construda por condiciones "pre-Fordistas" (cf.Bellofiori,1997). La comprensin no crtica del perodo post-1945, lleva a dos conclusiones:Primera, se dice que el Post-Fordismo plantea el problema de la sobrevivencia con ahinco, lo que lleva a

    retratar al Fordismo como un pasado dorado, como nunca fue. Segunda, la imagen de un futuro Post-Fordistapareciera fundarse en precondiciones "Pre-Fordistas": las luchas del neoliberalismo

    Para resolver las contradicciones persistentes de la economa mundial contra el teln de fondo de unaacumulacin de deudas impagables, desempleo en masa, quebrantos sociales, baja inversin,etc.,

    provocadoras de levantamientos sociales que en algunos casos llevan a regmenes brbaros. Esto es, enresumen, como Polanyi resume las condiciones de comienzos de los 30s. Hirsch proporciona una imagen de

    la globalizacin que es similar a la que dibuja Polany para los 30s. Sera exagerado decir que Hirsch retratala tragedia de los 30s como la farsa de los 90s ?

    De acuerdo con Hirsch, la globalizacin socava las bases de la democracia, la capacidad reguladora, yrestringe la soberana poltica del estado nacional (p.95). Este punto de vista no slo sobreestima, como ya seha dicho, la habilidad del estado para regular las relaciones sociales capitalistas, sino que tambin contradicela agenda de investigacin de Hirsch: la nocin del estado de competencia entraa un estado fuerte y "activo"que busca aprontar a su territorio para la inversin de capital. La diferencia con el estado de competencia de

    la era Pre-Fordista pareciera estar en que en el estado de competencia post-Fordista ste est sujeto a lasdemandas del capital global en tanto entidad territorial fija, en tanto el viejo estado de competencia Pre-

    Fordista trataba de viajar con su capital expandiendo su territorio a travs de guerras y conquistas imperiales

    (pp.107, 169). Sin embargo, para Hirsch la globalizacin post-Fordista no sobrepasa al estado nacionalporque para l "es el mismo estado el que adopta las polticas neoliberales de globalizacin (p.90).Contrastando con Hirsch, esto implicara que las habilidades "reguladoras" del estado no se habran tornado

    redundante, sino que ms bien se enfatizan. El argumento de Hirsch pestaea: El Fordismo se identifica comoregulado por el estado nacional. Pero a cambio cuando el Post-Fordismo se construye como el opuesto delFordismo, la poltica reguladora Post-Fordista se caracteriza slo como el estado fuerte que proporciona un

    respaldo de fuerza a la operacin del libre mercado. Sin embargo, esta poltica de respaldo no puedeidentificarse, como pareciera sostener Hirsch, con la prdida de la llamada capacidad reguladora del estado.

    El mismo Hirsch alega que los estados de competencia buscan mobilizar los recursos dentro de susterritorios, incluyendo a sus pueblos, para cumplir con los dictados del capital "global" en busca de

    localizaciones que le proporcionen ganancias. Sin embargo, para Hirsch este tipo de mobilizacin encuentra

    el rechazo ya que no convoca a un capitalismo justo, social y ecolgicamente responsable. Esto es como si elmundo fuera analizado de acuerdo a las demandas normativas de un breviario de buena conducta, en vez de

    hacer todo lo contrario: ir del mundo de la explotacin al libro de texto (cf.Marx,1973, p.90).

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    Para Hirsch, la globalizacin lleva a un nuevo sistema socio-poltico de poder poltico (Herrschaft), quedefine en trminos de un "totalitarismo al nivel de la sociedad civil" (p.161)

    Se ve a este sistema como intentando reforzar la relevancia de la tesis de Marcuse en El HombreUnidimensional. Sin embargo, para Hirsch este Hombre es la base del desarrollo de la forma Post-Fordista de

    sociedad (p.161) . de modo que alli no slo no hay alternativas para el sistema capitalista (p.88), sino queadems se da una sobreproletarizacin de la existencia humana ya que toda prctica humana no conduce sinoa la uni-dimensionalidad (p.181). Esto implica, segn su argumentacin, que la humanidad ha llegado a ser

    nada ms que un apndice, o un factor humano de las fuerzas del capital global (p.181).

    En tanto las relaciones sociales entre la gente se tornan en apndices unidimensionales de la reproduccincapitalista, la globalizacin ha mostrado la habilidad inherente del capital para superar las crisis de

    productividad (p.180). De si la crisis de productividad ha suido efectivamente superada, es por supuesto algo

    sugeto a dura controversia, y hasta se podra sostener que Hirsch es culpable de confundir laautorepresentacin del capital con su realidad. No hay duda que la birguesa "no puede existir sinrevolucionar permanentemente los instrumentos de produccin, y con ellos al conjunto de la sociedad"

    (Marx/Engels,1974,p.70). Hirsch pareciera confirmar esta visin. Sin embargo, en contraste con Marx, elargumento de Hirsch es parcial ya que su agenda de investigacin se basa en la presuncin de que "el poderdel trabajo vivo como un todo est absolutamente subyugado a la imparable marcha de la acumulacin: enpocas palabras, a plazo mediano o largo, el progreso del capital est destinado a continuar, mientras suscrticos se disuelven en el horizonte" (Gambino,1996,p.44). Para Hirsch, la lucha de clases es, en primer

    lugar, "la lucha entre capitales particulares y fracciones del capital... En contraste, el resultado de la luchaentre el capital y la clase obrera (ya) est prefijado, el nico problema es cuanto servicio social ycuntarepresin se necesitarn para asegurar la subordinacin de la clase obrera" (Clarke991,p.16).,En pocas

    apalabras la proposicin de Hirsch de que el capital es capaz de superar las crisis de productividad se siguede un saber convencional. Sin embargo, en contraste con la crtica marxista del capital, su agenda deinvestigacin se interesa solamente en la permanencia de la estructura econmica y poltica a travs de lacual puede subsistir la explotacin y la dominacin del trabajo.11 El poder productivo y subversivo del

    trabajo que es sin embargo pervertidoconstituye la relacin de capital que permanece al margen de lateora y del conocimientoi. Una comprensin del "capital" como algo que depende del trabajo se rechaza

    porque, para l, la relacin de capital es fundamentalmente una relacin entre capital y capital. y no entrecapital y trabajo. As, las huelgas y otras expresiones del descontento de la clase trabajadora son de menorsignificacin para el desarrollo del capitalismo que el conflicto entre diferentes "fracciones" del capital.

    Entonces Hirsch acusa a los proponentes de "la cuestin laboral" como problema de luchas de clase, de unaincomprensin de la estructura y de la dinmica del capitalismo Post-Fordista (p.173).

    Su libro no slo presupone la insignificancia de la "cuestin obrera" para el desarrollo contemporneo delcapitalismo, sino que a la vez muestra una gran confianza en el sueo imposible del capital.

    Sin embargo, an cuando la globalizacin pareca haber solucionado la crisis de la acumulacin capitalista,el grado preciso de "represin social" hasta ahora no se ha decidido. Esta es la base de la propuesta de Hirsch

    en el sentido de que la izquierda debera adoptar la estrategia del "reformismo radical". Esta estrategia sedirige en contra del proyecto de globalizacin del neoliberalismo que pronosticaba un proceso de des-

    democratizacin (p.170). La globalizacin del capital y "la guerra econmica" consecuente entre los estadospara atraer y mantener la produccin dentro de sus territorios, entraa la creacin de una democracia

    encorvada, o de una democracia de baja intensidad (p.169). La "constitucin democrtica" del Fordismo sepresume contra toda evidencia provista por aqullos que la democracia en los hechos se ha desgastado

    despus del perodo de post-guerra, includa la edad de oro del Fordismo (Agnoli 1967/1990). El argumentode Hirsch es inconsistente: en su escrito sobre el Fordismo l apoya la propuesta de Agnoli y as arguye que

    su carcter "democrtico" es algo "limitado". Sin embargo, cuando trata de pintar los efectos sobre la

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    democracia de la globalizacin Post Fordista, alega que el Fordismo fue un perodo en donde el capitalismose permiti desarrollarse democrticamente (pp.94-95). No pareciera haber caminos de salida para los

    misterios del Fordismo.

    Se ve al neoliberalismo como un proyecto de des-democratizacin que se efecta a travs de laglobalizacin (p.99). Hirsch seala que los mismos gobiernos nacionales desencadenan la ofensiva de

    globalizacin capitalista en orden no a disolver a los estados nacionales sino de destruir al keynesianismo ycon l al modo Fordista de regulacin centrado en el estado (p.90). Esta destruccin permite a los gobiernos

    nacionales declarar que el espacio de maniobra socio-poltico queda limitado poir la globalizacin,permitindose asi una integracin selectiva de los intereses sociales, minando con ello la extensa integracinsocial del Fordismo a travs de sus programas comprhensivos de regulacin socio-econmica (p.181). En sus

    propias palabras, el conflicto social es demasiado pluralista y fragmentado para producir un impactodemocratizador sobre el desarrollo capitalista (p.181). As, la estrategia neoliberal de globalizacin se

    propone resolver la crisis del Fordismo no slo a travs de la renovacin de los fundamentos de la gananciacapitalista, sino tambin restringiendo los costos econmicos de la democracia. La concepcin neo-liberal de

    la democracia se basa en criterios de mercado tales como eficiencia, efectividad y economa. De ah sunocin de democracia de baja intensidad: la democracia en los estados de competencia se preocupa

    solamente con completar los detalles de una manera efectiva, dejando el gran diseo al desarrollo socio-poltico del mercado. La flexibilizacin y la desregulacin/liberalizacin son vistos como medios para

    efectuar un proceso de reestructuracin mundial que asegure las condiciones propicias para la explotacin(p.104) y subordine al estado nacional ms efectivamente a los dictados del mercado (p.139). El mercado

    mundial viene aasi a ser el medio por el cual los estados nacionales, sobre su propia iniciativa, se vencompelidos a establecer democtracias de bajo costo. El nuevo totalitarismo de la sociedad civil queda

    provisto de "legitimidad": no hay alternativas para la rebaja de los costos, el desempleo, la desregulacin ylos limites salariales. Nadie puede ser acusado de deteriorar las condiciones ya que todo parece derivar de lamano invisible "personificada" por el capital global. En resumen, la imagen en espejo del proyecto neoliberal

    de un mercado social individualizado donde el codo habla sin cuidarse de los costos, es el estado decompetencia que se acomoda a las condiciones del apartheid global imponiendo el aparteid sobre su

    poblacin a fin de resultar exitosos en "la guerra econmica".

    La Emancipacin como Renovacin Democrtica: Nuevos tiempos para la Izquierda.

    Se arguye que aunque al presente no existe alternativa al capitalismo, la tarea de intervenir en latransformacin post-fordista del capitalismo es urgente. La intervencin ha de asegurar la humanizacin y la

    democratizacin del post-Fordismo (cap.V). Hirsch se preocupa as de las condiciones y de las basesinstitucionales de la democracia ms all del estado de competencia neo-liberal (p.9). Oferta su concepcinde un "reformismo radical" como la alternativa poltica que la izquierda radical, supuestamente no poltica,

    debera abrazar en vez de una crtica negativa al capitalismo. Su preocupacin es transformar la crticanegativa en una constructiva, positiva, una crtica que si debera tener un impacto real en el desarrollo del

    capitalismo (pp.9-10)13 . De ah su problema: quien ha de hacer qu a fin de crear condiciones de relacionessociales relativamente razonables, libres y justas, ms all del proyecto neo-liberal de una sociedad civil

    totalitaria (p.9). la anticipacin de nuevas formas de democracia "inter-nacionalizada" se concibe como unproblema de sobrevivencia. (p.10).

    Mientras Hirsch ve al post-Fordismo como inevitable e iiireversible, subraya que la versin neo-libetral delpost-Fordismo no lo es. De lleno l declara que un modo de reguklacin convincentemente post-Fordista en

    un nivel nacional e internacional, ya ha fallado en materializarse (p.174), un bloque hegemnico post-

    Fordista no ha emergido hasta la fecha (p.184), y la estructura post-Fordista permanece inconclusa y todavapuede ser moldeada por el conflicto social (pp.183;186). As, como argumenta en el captulo V, la fuerza

    coercitiva del mercado mundial, junto con la creacin del estado competitivo post-Fordista, no se ha

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    desarrollado de un modo tan agudo como lo sugiere su prognosis como un desarrollo catastrfico (p.196)Mientras sus primeros anlisis enfatizaban que el estado nacional se sostena como un poder regulador(pp.10,94ff), ahora insiste que tal escrito sobre el socavamiento de la capacidad reguladora del estado

    nacional pertenecaa la propaganda (p.196)! El estado nacional, entonces, permanece como la base de larenovacin democrtica, y nuevas formas de democracia internacional han de basarse en los proyectos

    democrticos nacionales.14 Ms an, la transicin post-Fordista del neo-liberalismo no es estable (p.169)Entonces, para Hirsch, el proyecto neo-liberal de fuerzas de mercado desencadenas no ofrece una solucin ala crisis del Fordismo puesto que es inherentemente dbil (p.170). El neo-liberalismo fracasa en movilizar, enuna escala global, el acuerdo social y la sumisin con una poltica de apartheid (p.173). En este contexto, serefiere a los zapatistas para apoyar su punto de vista de que la idea de revolucin est fuera de poca, de que

    el neo-liberalismo es inherentemente dbil, y que la democratizacin es urgentemente requerida --paraHirsch, los zapatistas ejemplifican lo que un movimiento democrtico debera parecerse (pp.204-5)

    En el marco conceptual de Hirsch cules son las fuerzas y dnde est la agencia reformista radical que escapaz de moldear el desarrollo capitalista de una manera democrtica? Hirsch evade una respuesta directa, y

    proporciona en vez, un largo listado de lo que el reformismo radical ha logrado para asegurar lasobrevivencia global. Para Hirsch, la crisis del Fordismo y la transicin al Post Fordismo, han lleva a una

    profunda fragmentacin social, y como l lo ve, los antagonismos sociales del racismo, sexismo,nacionalismo, y ese antagonismo presentado por la relacin capital-trabajo, han resultado en una red confusade fuerzas sociales que, por razones estructurales, no logran un acuerdo de accin concertada. En vez de eso,

    argumenta, ellas parecen vincularse antagnicamente, unas con otras (pp. 130-31). l acusa al reformismoradical de no haber ido ms all de estos fragmentos. Frente a tal multitud de antagonismos sociales, concede

    que la tarea de construir un programa viable, que satisfaga las diversas demandas a niveles nacionales yglobales, es muy difcil (p.190).

    De acuerdo con Hirsch, el reformismo radical incluye polticas y luchas institucionales y extrainstitucionales (p.199). El objetivo del reformismo radical es el de crear formas de control poltico y reformarel marco social y poltico dentro del cual, la dinmica de acumulacin capitalista pueda desplegarse de modo

    relativamente estable (pp.183, 195). La tarea del reformismo radical es esencialmente el politizar loeconmico y repolitizar lo poltico (p.204). Sin duda, Hirsch llega al extremo de argumentar que el programa

    de reformismo radical ha de ir ms all de la configuracin del estado (p. 194). En suma, el reformismoradical parece proponer ir ms all de la separacin burguesa entre lo plitico y lo econmico. Si bien esta

    propuesta sin duda pertenece a la tradicin revolucionaria, el problema con la demanda de Hirsch es que: esta"revolucionaria propuesta" es encargada slo de reformar las estructuras institucionales que supervigilan la

    explotacin del trabajo. El reformismo radical solamente propone un marco reconfigurado, dentro del cual, la

    acumulacin capitalista pueda subsistir. De este modo, el reformismo radical no est preocupado de superarla separacin burguesa entre lo poltico y lo econmico. Slo quiere recomponer las estructuras: sus

    propuestas permanecen silenciosas sobre el problema de la propiedad privada y el control capitalista sobre eltrabajo y falla en levantar la cuestin de la autonoma social frente a un estado que abraza y lo penetra todo.De este modo, en el interior de las relaciones sociales capitalistas, la politizacin del estado y de la economa

    implicara que "la autonoma social" ha de ser sacrificada a favor de un modo de regulacin omniabarcante. 16 En esencia, Hirsch reformula el concepto gradualista de la socialdemocraca y de la

    transformacin evolucionista del capitalismo en donde las relaciones sociales son reguladas amablemente--pero no menos firmemente-- desde la cuna a la tumba. 17

    Esta concepcin gradualista del cambio histrico, proporciona algunos indicios a cerca de la estructura

    organizacional de reformismo radical. Argumenta que la globalizacin ha conducido por un lado, a dar unagran importancia a la ciencia: nunca como ahora, la sociedad ha estado tan basada en laciencia (Verwissenschaftlichung der gesellschaft) (p.199). Esto significa por un lado, que los medios

    tradicionales al alcance del estado para regular las relaciones a travs del dinero y la ley, ya no son suficientes

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    y efectivos. Para hacer efectiva la "cientificacin" de la reproduccin capitalista requiere la activaparticipacin de la poblacin en la modelacin del desarrollo socioeconmico (p.199). Para Hirsch, la

    participacin activa es sin embargo, constreida, ya que la globalizacin y el Post Fordismo se fundan en lasrelaciones humanas como relaciones entre cosas como la forma ms completa (pp.161, 181). La regulacin

    efectiva del Post Fordismo dependera sta de la ingenuidad del "hombre Unidimensional?" O tal vez, serael caso de que la regulacin de la reproduccin capitalista basada en la ciencia, slo permitira a los expertoscientficos escapar del Unidimensionalismo, permitindoles aprehender la irracionaldidad del capitalismo deuna manera justa y correcta? Pareciera como si la reproduccin de la sociedad basada en la ciencia planteara

    la posibilidad de alcanzar una organizacin humana y ms racional de la reproduccin capitalista. Sinembargo, podra una reproduccin social ms cientfica evitar la destruccin creativa de la acumulacin dedinero sin el desempleo de obreros reales, la destruccin de comunidades, y la mayor destruccin del medio

    ambiente ?

    Hirsch proporciona una compleja lista de requisitos esenciales requeridos para la democratizacin: unaconstitucin verdaderamente democrtica que enfatice valores concretos, positivos, constitucionales encontraste con declaraciones de derechos de intento re abstractas, formales y predefinidas, de derechos

    puramente negativos; una constitucin que enfatice la soberana del pueblo como un proceso abierto; larevisin de algunos principios bsicos en la perspectiva de revisar los sistemas existentes de representacin y

    sus aparatos institucionales a fin de alcanzar un mximo de participacin. Ms an, la renovacindemocrtica ha de definir reglas y procedimientos institucionales que estimulen la participacin de todos losgrupos sociales, a travs de lo que podra se una forma de cooperativismo social. Esta concepcin se resume

    como una poltica de "discusiones en mesa redonda" (p.201). Por ltimo, reclama garantas constitucionales einstitucionales para asegurar la cooperacin social a travs de estructuras polticas descentralizadas yfederales (p.203). En pocas palabras, Hirsch hace un llamado por una "nueva constitucin" (p.202)

    Solamente sobre esta base ser superada la separacin tradicional entre los derechos humanos y los derechosde los ciudadanos, y se puede redefinir su relacin de una manera verdaderamente democrtica (p.203). Lanocin de que el reformismo radical pudiera proveer una redefinicin de las fronteras entre los derechos del

    ciudadano y los derechos humanos, lleva a que la separacin entre lo econmico y lo poltico no seasuperada. Solamente reacomodada. Contra este teln de fondo, u silencio con respecto al ms democrtico de

    los experimentos de democracia, el de la comuna comunista, tiene sentido. Para Hirsch, esta profundatradicin democrtica no merece tomarse en cuenta. Su demanda por propuestas positiva se limita slo aaquellas tradiciones democrticas que presuponen una separacin entre lo poltico y lo econmico. Enresumen, las propuestas reformistas radicales de Hirsch se enfocan slo en la reestructuracin de las

    estructuras en donde subsiste la explotacin. Como lo establece, la tarea del reformismo radical es "expandir

    el control poltico y revisar las condiciones sociales de la dinmica de acumulacin capitalista".(p.195)El rechazo de Hirsch a la crtica negativa a favor de una contribucin positiva, no le falta cierta irona: se

    rechaza la crtica negativa como despolitizada, ya que al presente no existe un sujeto revolucionario. Por eso,l propone un reformismo radical. Desafortunadamente, el movimiento reformista radical pareciera existir de

    la misma manera que el movimiento revolucionario: est ausente. De acuerdo con Hirsch, todo lo que serequiere para hacer viable al movimiento reformista radical es un movimiento comprehensivo y radical msall del sistema de estado nacional (p.204). Como esos que son criticados por Hirsch por buscar un nuevosujeto revolucionario, Hirsch anda a la bsqueda de un movimiento democrtico que adopte el reformismo

    radical. Ante la ausencia de un sujeto democrtico, el reformismo radical de Hirsch aparece como unaencarnacin del Zeitgeist. Y mientras el Zeitgeist permanece entretenido en las aclamaciones de lo espiritual,

    Hirsch, como un visionario, se dedica a hacer propuestas constructivas para la superacin del neo-liberalismo. El programa reformista radical ya est all, y lo nico que falta es un movimiento democrtico

    que lo lleve al poder poltico (p.204). Sin embargo, desde que el Post Fordismo es el capitalismo donde surgeel hombre uni-dimensional, no ser que se les aparece solamente a aquellos que profesionalmente tienen una

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    profunda comprensin de las bases cientficas de la sociedad y son capaces de realizar la tarea de sentarse enuna mesa redonda ? El argumento de Hirsch , en vez de mostrar el poder del anlisis marxista, reivindica a

    Weber, en su concepcin de la poltica como vocacin, esta vez para aqullos cuyo espritu no ha sidocorrompido por el poder del uni-dimensionalismo post-Fordista.18 En breve, el antagonismo social entre el

    capital y el trabajo es rebajado a una concha conceptual vaca, y reemplazado por "un campo de tensin"entre, el laissez-faire neo-liberal por un lado, y la regulacin reformista radical por el otro. No se plantea el

    problema de quien regula a quien.

    Conclusin

    No hay duda de que el capitalismo ha cambiado durante los ltimos treinta aos, desde la ola demovilizaciones que culminaron en Mayo de 1968. 19 Sin embargo, no se trata de estas luchas en la obra deHirsch. Aunque enfatiza el significado de la lucha de clases para el desarrollo del capitalismo, su argumento

    permanece esencialmente reduccionista en su mtodo y en sus concepciones sociolgicas.20 Esreduccio0nista porque Hirsch concibe al "capital" de una manera apriorstica; presume un sujeto capitalistacuya existencia y poder derivan de principios que quedan ms all del juicio crtico. De ah su sociologismo:

    fuera del "capital" est el mundo realmente existente de una humanidad fragmentada. Mientras el capitalreina incontestado, las relaciones entre la gente son slo las de intereses entre grupos especficos. El espaciohumano se concibe slo en trminos de una sociologa del conflicto. Hirsch traduce, parafraseando a Adorno(1975) , conceptos dialcticos, tales como el trabajo, en conceptos de la clasificacin sociolgica, creando lacreencia de que el desarrollo histrico se basa en un sujeto universal, el capital. En otras palabras, "el capital"

    no es visto como una relacin social antagnica. El trabajo es concebido slo en la forma de salariosdeterminados por una posicin econmica (p.133), esto es en trminos de la concepcin fetichista de la

    mercadera-trabajo, definida por su fuente de ingresos. 21 As, la lucha de clases se percibe en trminos de

    una concepcin pluralista de las relaciones sociales, una concepcin vastamente criticada por Marx en suFrmula Trinitari