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American Association of Teachers of Spanish and Portuguese is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Hispania. http://www.jstor.org La Metáfora en la Estética de Borges Author(s): Zunilda Gertel Source: Hispania, Vol. 52, No. 1 (Mar., 1969), pp. 33-38 Published by: American Association of Teachers of Spanish and Portuguese Stable URL: http://www.jstor.org/stable/337718 Accessed: 05-06-2015 18:42 UTC Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at http://www.jstor.org/page/ info/about/policies/terms.jsp JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. This content downloaded from 212.128.135.80 on Fri, 05 Jun 2015 18:42:47 UTC All use subject to JSTOR Terms and Conditions

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    La Metfora en la Esttica de Borges Author(s): Zunilda Gertel Source: Hispania, Vol. 52, No. 1 (Mar., 1969), pp. 33-38Published by: American Association of Teachers of Spanish and PortugueseStable URL: http://www.jstor.org/stable/337718Accessed: 05-06-2015 18:42 UTC

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  • LA METAFORA EN LA ESTtTICA DE BORGES ZUNILDA GERTEL

    University of Nebraska

    E N SUS PRIMEROS MANIFIESTOS ultraistas, Borges ya sefiala la impor-

    tancia de la metifora y el ritmo del verso libre, no como meros artificios, sino como principios unificadores de la nueva lirica.

    El primer estudio de Borges acerca de la metaifora se public6 en Cosmdpolis de Madrid, en 1921.1 Este articulo, muy poco difundido, es de fundamental importancia para el anailisis de la teorizaci6n de la meta- fora borgiana. Se nota ya entonces cierto escepticismo con respecto a las posibilidades de la metaifora, actitud que la critica ubica hacia 1925, con la publicaci6n de Inquisi- ciones, pero que comprobamos en el arti- culo citado de 1921.

    Borges define alli la metifora, como "una identificaci6n voluntaria de dos o mais con- ceptos distintos, con una finalidad de emo- ciones" (Art. cit. p. 396). Establece la relaci6n entre metifora cientifica-que corresponde a la explicaci6n de un fen6- meno-y la po'tica, pues en ambos casos son "vinculaci6n tramada de cosas distin- tas," y asimismo "verdaderas o falsas trans- mutaciones de la realidad." Afiade que cuando el ge6metra dice que la luna "es una cantidad extensa en las tres dimen- siones" su expresi6n es tan metaf6rica como la de Nietzsche cuando la define como "un gato que anda por los tejados," ya que en ambos casos se tiende un nexo desde la luna (sintesis de percepciones visuales en el primero y de sensaciones evocadoras, en el segundo.) (p. 395).

    Borges se propone presentar una clasifi- caci6n y sistematizaci6n de la metifora. Destaca el predominio de las imigenes visuales en el recuerdo, y secundariamente, las auditivas. Considera que no hallan ca- bida "ni lo muscular ni lo olfatorio, ni lo gustable," y el pasado se reduce a "visiones barajadas y a una pluralidad de voces" (p.

    396). Observa que nombrar un sustantivo cualquiera equivale a sugerir su contexto visual, afin trataindose de un instrumento musical: violln-tambor-vihuela.2

    La clasificaci6n de Borges es la siguiente: I. Imigenes que muestran paralelismo

    entre dos objetos formales. Aunque son las mis sencillas no abundan en las literaturas primitivas como pudiera creerse. Anota que en la literatura espafiola, G6ngora es el primero que "sistematiza la explotaci6n de coincidencias formales," y cita como ejem- plo el verso "En campos de zafir pacen estrellas" (p. 397).

    II. Analiza la traslaci6n de percepciones ac6sticas en visuales, como asimismo la relaci6n inversa. Agrega que 'stas son de menos fijaci6n efectiva, pero mais audaces. Cita ejemplos del siglo XVII, "negras voces," "voz pintada," (Quevedo) lo que evidencia que el simbolismo no seria crea- dor, sino renovador de las imigenes sinest&- sicas.3 Analiza algunos hallazgos significa- tivos en este aspecto: En 1734, Castel in- vent6 un clavicordio de colores, con el objeto de hacer visible el sonido para inter- pretarlo en terminos cromaiticos. Saint-Pol- Roux, observando la similitud de los voca- blos coq y coquelicot, y sugestionado por el color de la cresta, dice que "el gallo es una amapola sonora." Tambidn Rend Chil, en 1886, amplia las declaraciones de Rimbaud acerca de la visualizaci6n de los sonidos: "les Harpes sont blanches; et bleus sont les Violons mollis souvent d'une phospho- rescence pour surmener les paroxysmes; en la pl6nitude des Ovations les cuivres sont rouges; les Flfites, jaunes, qui modulent I'ingenu s'dtonnant de la lueur des l6vres; et, sourdeur de la Terre et des Chairs, synthbse simplement des seuls simples, les Orgues toutes noires plangorent . ." (p. 398).

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  • 34 ZUNILDA GERTEL

    Once afios antes, ya el profesor Briihl habia estudiado la ligaz6n de sonidos y colores. Las investigaciones de Francis Galton prueban, al respecto, las diferencias enormes que las asociaciones visuo-auditivas tienen en individuos no vinculados entre si. Esto demuestra que son traslaciones casuales y carecen de universalidad.4

    III. Mis alli de las metaiforas que repre- sentan traslaciones sensoriales, son a'in mis ricas en posibilidades y mis complejas las que establecen relaciones entre lo con- ceptual abstracto y lo concreto. Por ejem- plo, las creadas mediante la materializaci6n de lo temporal: como en Las mil y una noches "Cuando tu cabellera estai dispuesta en tres oscuras trenzas, me parece mirar tres noches juntas" (p. 400).

    IV. Ofrece tambien posibilidades de mutaciones la traslaci6n de lo estitico en dinaimico-que es la inversi6n de lo ante- rior. En este caso lo espacial se temporaliza: "Los rieles aserran interminables asfaltos" (p. 400).

    V. Las metaiforas que encierran imai- genes antiteticas prueban, seguin Borges, el caricter "provisional y tanteador" que asume el lenguaje frente a la realidad. Advierte que si sus momentos fueron en- casillables "a cada estado corresponderia un r6tulo y s61o uno." En tanto en ailgebra los signos contrarios se excluyen, en literatura fraternizan "e imponen la conciencia de su sensaci6n mixta, pero no menos verdadera que las demis" (p. 400).

    Borges ejemplifica esta uni6n de ele- mentos opuestos con el verso de Shakes- peare: "Looking on darkness which the blind do see" (Sonnets, 27). Anota que en el lenguaje airabe persisten vocablos que traducen a la vez terminos contrarios. De estas antitesis quedan algunas voces en las distintas lenguas, por ejemplo, to ravel y to cleave en ingles, y en espafiol el am- biguo huesped, que tienen actualmente la significaci6n contraria a la que tuvieran en su origen.

    Esta observaci6n de la unidad que ad-

    quiere la fusi6n de lo antag6nico halla su remoto origen en el sentido ambivalente que el lenguaje tenia en epoca primitiva, y que segin las investigaciones de Abel, abarcaba los tdrminos contrarios.

    De este consciente estudio, Borges de- duce: "He analizado ya bastantes metaiforas para hacer posible, y hasta casi segura, la suposici6n de que en su gran mayoria cada una de ellas es referible a una f6rmula general, de la cual pueden inferirse a su vez, pluralizados ejemplos, tan bellos como el primitivo, y que no serain en modo al- guno, plagios" (p. 401).

    Admite que el poeta puede lograr meti- foras excepcionales, pero las juzga hallazgos anicos, "el verdadero milagro de la gesta verbal," como en los inmortales versos de Quevedo: "Su tumba son de Flandes las campafias/y su epitafio la sangrienta luna" (p. 401).

    Borges siente que en metaforas como sta, la realidad objetiva se contorsiona y logra plasmarse una nueva realidad. La aspira- ci6n de su arte es esa transmutaci6n, que busca hallar en la metaifora, pero que ya, con escepticismo, teme no alcanzar.

    Como conclusi6n, en este primer articulo de Borges sobre la metaifora podemos inferir:

    I. La valoraci6n de 6sta como elemento funcional en la poesia ultraista, en su posi- bilidad de trasladar y fusionar elementos dispares, en una visi6n nueva.

    II. La reducci6n de las combinaciones de metaiforas a f6rmulas arquetipicas, lo que implica una restricci6n de las infinitas posibilidades que postulaba el ultraismo.

    III. Las metaiforas excepcionales, "las que escurren el nudo enlazador de ambos tirminos en la intelectualizaci6n," son casi inasibles.

    IV. La imagen antitetica en su ambi- valencia ofrece la apertura hacia la trans- mutaci6n de la realidad cotidiana en el mundo del arte. Hallamos ya la valoraci6n de la antitesis como unidad, lo que poste- riormente servi clave de la lirica borgiana.

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  • LA METAFORA EN LA ESTPTICA DE BORGES 35

    Demostramos con estos principios que Borges, en 1921, momento inicial del ul- traismo porteflo, opone reparos a la meta- fora y advierte ya, objetivos inaccesibles a la audacia de la imagen nueva.5 Afirma afin los valores del ultraismo, insiste en su oposici6n a los sencillistas, y aunque en su lirica hallen plenitud las metaiforas, en teoria advierte sus limitaciones.

    En 1923, en el pr61ogo de Fervor de Buenos Aires, nos dice: "Siempre fue per- severancia de mi pluma, usar de los voca- blos en su primordial acepci6n, disciplina mis ardua de lo que suponen quienes sin lograr imaigenes nuevas, fian su pensa- miento a la inconstancia de un estilo in- veteradamente metaf6rico y agradable con flojedad." Reconoce su predilecci6n por la met/ifora, pero insiste en buscar en ella "antes lo eficaz que lo ins61ito." Su actitud asume asi una directriz personal dentro del ultraismo, ya que no postula la innovaci6n audaz, sino la genuina.

    En 1925, en Inquisiciones, publica "Exa- men de metaiforas," que reitera numerosos conceptos expresados en el primer articulo publicado en Cosmnpolis, y completa ade- mis la clasificaci6n expuesta entonces. Agrega que la metifora "se invent6 por pobreza del idioma y se frecuent6 por gus- to." Considera que la lengua "no ha reca- bado afln su adecuaci6n a la urgencia po&- tica y necesita troquelarse en figuras" In- quisiciones (pp. 65 y 67).

    Apunta la carencia de metaiforas en la lirica popular y afirma comprobarlo con los ocho mil cantares que Rodriguez Marin public6 en Sevilla, en 1883. Las trasla- ciones populares son las equivalentes de tropos sencillos: nifia-flor, labios-clavel, mudanza-luna. Seglin Borges, la poesia popular se apoya en estas imigenes porque son las finicas poetizables "para el instinto del coplista plebeyo," a quien "le atafie lo sobresaliente que hay en toda aventura humana, no las parciales excepciones." Anota que el coplista se interesa en versifi- car lo individual; el poeta culto, en lo personal (pp. 70-71).

    Observa, sin embargo, que el coplista recurre a la hip'rbole que significa una "promesa de milagro." Advierte que es falacia suponer que "toda copla popular, es improvisaci6n." Borges piensa que la poesia del coplista es quehacer autentico, y en el trainsito de guitarra en guitarra "suelen convivir varias lecciones que ya no incluyen la primitiva, tal vez."6

    Tambidn en Inquisiciones, en su ensayo "Despues de las imigenes," vuelve a teo- rizar sobre la metaifora, y manifiesta la necesidad de un cambio: "Hoy es ficil en cualquier pluma [la metaifora] y su brillo es numeroso en los espejos. Pero no quiero que descansemos en ella y ojali nuestro arte olvidindola pueda zarpar a intactos mares" (p. 28).

    Llegamos al momento en que Borges comprueba que en sus principios po6ticos la metifora no aporta los elementos vailidos para su creaci6n. Advierte que su baisqueda debe ir mais allh de ese momentaineo enlace de sensaciones o conceptos, hacia la imagen esencial. Por ello afirma: "La imagen es hechiceria. Transformar una hoguera en tempestad, segf6n hizo Milton, es operaci6n de hechicero. Trastrocar la luna en pez, en una burbuja, en una cometa-como Rosetti lo hizo equivocaindose antes que Lugones, es menos travesura. Hay al- guien superior al hechicero. Hablo del semidi6s, del ingel, por cuyas obras cambia el mundo" (p. 28).

    Estamos ya ante la decepci6n del ultrais- mo. Borges percibe entonces que, mais alli de todo principio innovador, en la poesia hay un sentido de verdad intemporal.

    Al comentar la obra Prisma, de Gonzilez Lanuza-que ve como libro ejemplar del ultraismo-reconoce ya, el cierre definitivo del movimiento: "he comprobado que, sin quererlo, hemos incurrido en otra ret6rica, tan vinculada como las antiguas al prestigio verbal. He visto que nuestra poesia, cuyo vuelo juzgibamos suelto y desenfadado, ha ido trazando una figura geometrica en el aire del tiempo. Bella y triste sorpresa la de sentir que nuestro gesto de entonces,

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  • 36 ZUNILDA GERTEL

    tan espontaineo y ficil, no era sino el comienzo torpe de una liturgia" Inquisi- ciones, (pp. 97-98).

    Si bien Borges sefiala el fracaso ultraista, y en sus versos persisten afin los rasgos de esta corriente literaria, pero en su teoria se advierte la evoluci6n de su pensamiento po6tico. Afirma auin la validez de la meta- fora, mas no por su novedad o frecuencia en el verso, sino por la belleza de la imagen. En El tamaiio de mi esperanza (1926) pos- tula que "cualquier metaifora por maravi- Ilosa que sea, es una experiencia posible," anota la facilidad con que pueden inven- tarse, pero la dificultad que significa ob- tener de ellas "la manera que logre alu- cinar" (p. 147).

    En 1927, en "Pigina sobre la lirica de hoy," declara su firme arrepentimiento "de las ya excesivas zonceras que sobre nueva sensibilidad y no tradici6n he debido leer, pensar y escuchar y hasta en equivocada hora escribir." Descree de la nueva poesia y de "la nueva sensibilidad," insiste en que la metaifora no es privativa de nuestro tiempo, sino un aporte de la tradici6n. A la vez expone su actitud ante la tradici6n, a la que considera "tan indigna de sumisiones como de ultrajes."

    Afirma nuevamente la superioridad del verso libre "menos extravagante, . . . mas virtualmente clisico que los estrafalarios rigores del soneto."7 No obstante, ya ha publicado en Luna de enfrente (1925), sus primeras poesias de metrica regular: "El general Quiroga va en coche al muere," y "Versos de catorce."

    En 1928, en "Otra vez la metifora" y en otros ensayos de El idiomia de los argen- tinos expone sus nuevas reflexiones sobre la imagen po&tica. Afirma que pretender hacer un c6mputo de las metiforas de un escritor es como hacerlo de las letras que emplea, y no es cuesti6n de orden estitico. "La metifora no es poetica por ser meta- fora, sino por la perfecci6n alcanzada" (p. 69). Asimismo las cosas no son "intrinseca- mente" poeticas; para elevarlas a categoria de poesia es necesario vincularlas al vivir

    humano y "pensarlas con devoci6n." Agre- ga que "las estrellas son poeticas porque generaciones de ojos humanos las han mirado y han ido poniendo tiempo en su eternidad y ser en su estar." Postula que en la literatura, un tema recorre dos perio- dos; uno de poetizaci6n, otro de explota- ci6n. La metifora corresponde a iste, pues "requiere un estado de poesia ya forma- disimo," Borges la considera "pospoetica," ya que las asociaciones convertibles de la metifora pueden emocionar, lograr el ha- Ilazgo lirico, o bien, fallar como inuitil artifi- cio ret6rico (pp. 55-63).8

    Su decepci6n ante las posibilidades de la metifora lo lleva ya a nuevas reflexiones acerca de la lirica. Su concepto de poesia se define como "el descubrimiento de mitos o el experimentarlos otra vez con intimidad, no el aprovechar su halago forastero y su lontananza" (p. 73).

    El mito que persigue Borges no es el extrafio y fabuloso mito del modernismo o del culteranismo, "que se llen6 de ecos, de ausencias y se engalan6 de muertes," sino el que une la fantasia a la historia an6nima en la dilucidaci6n de origenes y destinos. En El hacedor (1960) reafirma su con- vicci6n:

    "Porque en el principio de la literatura esta el mito, y asimismo, el fin" (p. 38).

    En esta bi'squeda de un nuevo cauce lirico, Borges reconoceri definitivamente, al cabo de tantas dudas y reticencias, en 1952, el fracaso de la metifora nueva y la necesidad del retorno a las metaiforas eter- nas.

    En Otras inquisiciones (1952) dice: "Las verdaderas, las que formulan intimas conexiones entre una imagen y otra, han existido siempre; las que a'in podemos in- ventar son las falsas, las que no vale la pena inventar." En "La esfera de Pascal" concluye que "quizas la historia universal es la historia de la diversa entonaci6n de algunas metaforas" (p. 16). Al referirse a las criticas de Quevedo, con respecto a las trivialidades o eternidades de la poesia- aguas equiparadas a cristales, manos equi-

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  • LA METAFORA EN LA ESTPTICA DE BORGES 37

    paradas a nieve-"que le incomodaban por ficiles, pero mucho mis por ser falsas," Borges nos da la explicaci6n de la inope- rancia de la metifora, porque "es el con- tacto momentaneo de dos imigenes, no la met6dica asimilaci6n de dos cosas" (p. 50).

    En Historia de la eternidad, (1953) vuelve a sus reflexiones sobre la metifora. De "Las Kenningar"' dice que "son las mis frias aberraciones que las historias literarias registran." Si bien es comi6n atribuirlas a decadencia, ve en esta poesia de Islandia del afio 1000, el primer delibe- rado intento del goce verbal de una litera- tura instintiva. (p. 43) En el mismo libro, en "La metifora," tambidn sefiala algunas tipicas de la poesia de Islandia ("gaviota del odio," "halc6n de la sangre," "cisne rojo,") como equivalentes al cuervo. Con- cluye que la emoci6n no las justifica y las juzga "laboriosas e inuitiles." Afirma haber comprobado lo mismo con las figuras del marinismo y del simbolismo (pp. 69-74).

    Llega asi a la conclusi6n de "la reductio ad absurdum de cualquier pr6posito de elaborar metaiforas nuevas." "Para confirmar que este problema de la expresi6n lingiiis- tica es eterno, expone su sospecha de que Lugones o Baudelaire "no fracasaron menos que los cortesanos de Islandia" (pp. 69-70).

    Borges concluve que La Iliada, el primer monumento de las literaturas occidentales, fue escrito hace mis de tres mil afios y, por lo tanto, hemos de conjeturar que todas las afinidades necesarias (suefio-muerte, suefio- vida, rio-vida) hayan sido reconocidas y escritas. No obstante agrega: "Ello no significa, naturalmente, que se haya ago- tado el n imero de metiforas; los modos de indicar o insinuar estas secretas simpatias resultan ilimitados. Su virtud o flaqueza estai en las palabras" (p. 74).

    Con dos versos famosos, fundamenta que mis alli de todo principio, la poesia en- cierra una esencia maigica imposible de precisar. Usando procedimientos aparente- mente similares pueden lograrse efectos muy diferentes. Dante define el cielo oriental con la piedra del oriente: "Dolce

    color d' oriental zaffiro," "mis alli de toda duda, admirable." En cambio, en el verso de G6ngora que dice: "En campos de za- firo pace estrellas," "es un mero infasis."'o

    Analizados los rechazos y contradicciones de la teoria de la metifora en la lirica ultraista, nos interesa explicar estos cam- bios. No son ellos azarosos, responden a una convicci6n de Borges. La metaifora audaz del ultraismo puede obtener asom- bro, fusi6n momentainea, pero no logra asimilaci6n intima de dos imaigenes, pues los elementos de la realidad e irrealidad persisten limitados auin.

    SORGES COMPRENDE LA INOPERANCIA DE la metaifora vanguardista en su lfrica

    y necesita buscar un cauce mais personal, que posteriormente hallari por el camino del mito y del simbolo. De ello derivan sus constantes reflexiones y sus cambios de puntos de vista, los que no obstante, siem- pre se apoyan en la conciencia de una tradici6n literaria, en un orden eterno. Podemos tambien explicar con su rechazo del ultraismo su cambio de visi6n de la literatura modernista, y especialmente su actitud ante la obra de Lugones, que varia fundamentalmente y se contradice en cri- ticas sucesivas." Borges no se ubica ya en la posici6n revolucionaria del escritor van- guardista, sino desde una perspectiva mias amplia que incluye distintos puntos de vista, y que le permite ver los movimientos literarios como sintesis y como una aper- tura en la historia de la literatura.

    Esta capacidad de no quedar en el abso- lutismo de una idea que reconoce err6nea con el tiempo, ni tampoco en una situaci6n de relativismo endeble, nos permite ubicar a nuestro escritor en una posici6n "pers- pectivista," y usamos el t'rmino en la acep- ci6n que le confieren Wellek y Warren en Teoria literaria: "El

    'perspectivismo' no significa anarquia de valores, glorificaci6n del capricho individual, sino un proceso para Ilegar a conocer el objeto desde di- ferentes puntos de vista que pueden ser

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  • 38 ZUNILDA GERTEL

    definidos y criticados uno tras otro" (p. 186).

    Para Borges la meta del autor es siempre "perfectible" y puede significar criticas y cambios, si istos responden a un aut~ntico objetivo.

    NOTAS 1"Apuntaciones criticas: La metifora," Cosmd-

    polis (noviembre de 1921), pp. 395-402. 2Ibid., p. 397. Cabe sefialar que estas afirma-

    ciones son discutibles ya que sustantivos abstrac- tos (mfisica, grito, trino) y afin otros concretos pueden evocarnos no s6lo percepciones visuales. Las investigaciones en psicologia, precursoras de Francis Galton, en 1880, buscaron conocer hasta que punto los hombres pueden reproducir visual- mente el pasado. Se comprob6 que las posibili- dades eran muy diversas en las distintas personas y que las imaigenes no s6lo eran visuales, sino tambibn olfatorias, gustativas, de calor y de presi6n"(cinestesicas, [sic] hipticas, endopiti- cas)" y se hacia la distinci6n entre im-igenes estaiticas y cin6ticas o dinimicas.)" V6ase Rene Wellek y Austin Warren, Teoria Literaria (Ma- drid, Gredos, 1962), p. 222.

    3En 1925 en "Examen de metiforas," Inquisi- ciones, p. 72, cita un ejemplo mais remoto: taci- turn lumen (luz callada), de Virgiio.

    4Borges ejemplifica comparando las interrela- ciones audiovisuales de Rimbaud y las citadas de Galton. Aqu6l vefa a las vocales: A negra, E blanca, I roja, O azul, U verde. Una de las personas de la investigaci6n de Galton las per- cibia asi: A azul, E blanca, I negra, O blanque- cina, U parda: otros, a su vez, presentaban distintas visualizaciones (art. cit., p. 398).

    SC6sar FernAndez Moreno en Esquema de Borges (Buenos Aires, Perrot, 1957), p. 11, da como fecha inicial de estos reparos, el ensayo "Examen de metiforas," incluido en Inquisi- ciones (1925). Allen Phillips en "Borges y su concepto de la metafora," Movimientos literarios de vanguardia en Iberoamirica (M6xico, 1965), pp. 41-53, si bien sefiala que ya en 1923, nuestro poeta "demuestra su disentimiento con ciertos axiomas de la poetica ultraista," considera tam-

    bien que "Examen de metAforas" es punto de partida de dicha preocupaci6n borgiana.

    6Borges confunde aqui lo popular con lo tradi- cional, ya que 6ste es el concepto que corres- ponde a la poesia an6nima, de transmisi6n oral, que recibe el aporte de reelaboraciones del pue- blo, a la que nuestro escritor se refiere en este caso.

    7Nosotros, LVII, No. 219-220 (1927), 75-77. 8Se trata aqui de la metAfora po&ica moderna,

    no de las tradicionales, acufiadas por el tiempo. Hugo Friedrich en Estructura de la lirica mo- derna, (Barcelona: Seix Barral, 1958), p. 317, afirma que la metifora clisica esti condicionada por la analogia entre objeto e imagen, la metifora moderna atendia o destruye la analogia y fuerza a unirse cosas incoherentes, "procedimiento que resulta en detrimento del objeto y de su valor de realidad," pero en cambio favorece la imagen y la fantasia creadora.

    9Las Kenningar se public6 en 1933. Se in- cluye en Historia de la eternidad (1936). Los textos citados corresponden a este libro, edici6n 1953, que agrega el ensayo "La metaifora."

    10Estos versos son, respectivamente, del Purg:i- torio, I, 13, y Soledades I, 6.

    "En 1925, en una carta publicada en Noso- tros, XL1X, (1925), p. 547, Borges llama Nulario, al Lunario sentimental de Lugones, y agrega: "ni sufro sus rimas ni me acuerdo del ttrico enlu- tado ni pretendo que sus imaigenes, divagadoras siempre y nunca ayudadoras del pensar, puedan equipararse a las figuras orgmnicas que muestran G6mez de la Serna y Rafael Cansinos-Asshns." En 1937, en una publicaci6n de la revista El hogar, recogida en el libro Leopoldo Lugones (1955), p. 78, Borges afirma que la obra de los poetas de Martin Fierro y Proa "esti prefigurada absolutamente en algunas piginas del Lunario." En el mismo libro se refiere a Lugones como poeta ejemplar en su ejercicio literario: "honesta y aplicada ejecuci6n de una tarea precisa, rigu- roso cumplimiento de un deber que exclua los adjetivos triviales, las irmigenes previsibles y la construcci6n azarosa" (p. 9). Finalmente, en 1960, dedica El hacedor, su libro mas personal, a Lugones. En el pr61ogo dice: "pero esta vez usted vuelve las piginas y lee con aprobaci6n alguin verso, acaso porque en 61 ha reconocido su propia voz ... ."

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    Article Contentsp. 33p. 34p. 35p. 36p. 37p. 38

    Issue Table of ContentsHispania, Vol. 52, No. 1 (Mar., 1969), pp. 1-179+i-lxxVolume InformationFront Matter [pp. 1-2]Observations on the Narrative Method, the Psychology, and the Style of "Los Pazos de Ulloa" [pp. 3-12]History and Legend in "El Virrey Sols" of Antonio lvarez Lleras [pp. 13-20]Azorn, Alfrez de Cervantes [pp. 21-25]Abraham Valdelomar, a Transitional Modernist [pp. 26-32]La Metfora en la Esttica de Borges [pp. 33-38]"El Libro de Levante": Prenovela Gaseiforme [pp. 39-44]Diferenas Lexicais Luso-Brasileiras [pp. 45-52]Letters to the EditorNotas Sobre las Influencias rabes en Borges [pp. 53-55]On the Review of "Angloamrica e Hispanoamrica" [pp. 56-57]

    Shop-TalkA Proposal for Sharing [pp. 57-59]Vowel Fusion in Spanish [pp. 60-62]The Spanish Literature Course in Translation [pp. 62-64]

    Spanish in the Elementary SchoolsWhat Goals for FLES? [pp. 64-69]Bilingual Schooling: Oasis or Mirage? [pp. 69-74]

    Notes on UsageVeintiuna vs. Veintin Pesetas [pp. 74-76]Observations on "Igual" and the "Igual que," "Igual a" Construction [pp. 77-79]Some Notes on the History of Spanish Punctuation [pp. 79-80]"Ph" for "f" in Spanish [pp. 81-82]"Andinismo" as a Source of Spanish Neologisms [pp. 82-84]

    Official Announcements [pp. 85-96]Fact and OpinionEl Caso Blasco Ibez [pp. 97-102]Ecuadorian Literary War over Juan Montalvo [pp. 102-109]Story Thirty-Three of "El Libro de Patronio" [pp. 109-111]

    Foreign Language Currents [pp. 112-118]Notes and News [pp. 118-124]Chapter News [pp. 125-129]The Hispanic World [pp. 129-149]Books of the Hispanic WorldReview: "Cambio de Piel," an Existentialist Novel of Protest [pp. 150-154]Review: untitled [p. 155]Review: untitled [pp. 155-156]Review: untitled [p. 156]Review: untitled [pp. 156-157]Review: untitled [p. 157]Review: untitled [pp. 157-158]Review: untitled [pp. 158-159]Review: untitled [p. 159]Review: untitled [pp. 159-160]Review: untitled [p. 160]Review: untitled [p. 161]Review: untitled [p. 161]Review: untitled [pp. 161-162]Review: untitled [p. 162]Review: untitled [p. 163]Review: untitled [pp. 163-164]Review: untitled [p. 164]Review: untitled [pp. 164-165]Review: untitled [pp. 165-166]Review: untitled [p. 166]Review: untitled [pp. 166-167]Review: untitled [p. 167]

    Books Received [p. 168]ReviewsReview: untitled [pp. 168-170]Review: untitled [p. 170]Review: untitled [pp. 170-171]Review: untitled [pp. 171-172]Review: untitled [pp. 172-173]Review: untitled [pp. 173-174]Review: untitled [pp. 174-175]Review: untitled [pp. 175-176]Review: untitled [pp. 176-177]Review: untitled [p. 177]Review: untitled [pp. 177-179]Review: untitled [p. 179]

    Back Matter [pp. i-lxx]