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Materia Taller de creación I / Silvana Barrero Apunte I Creación de un personaje Bibliografía: Artículos publicados por Linda Seger, Syd Field, y Anne Huet 1. Primera idea por observación y experiencia propia Al escribir imaginamos un personaje que tiene características que seguramente tomamos de gente que hemos visto o que conocemos. Pero también tiene características nuestras, pues siempre habrá algo de nosotros; lo que somos, lo que queremos ser, nuestros ideales y nuestra postura política, ética o moral, especialmente en el personaje principal. Desde luego, nunca se debe olvidar la anécdota donde este personaje se moverá. 2. Descripción física En general se le dedican una o dos líneas a describir los rasgos importantes del personaje pero la extensión depende de la complejidad que necesite, finalmente serán el director y el actor quienes darán vida a la caracterización. Abundar en elementos actorales como el encorvamiento de hombros o la forma de caminar dan “pistas” al actor que podrá o no tomarlas. Sin embargo, hay que tener cuidado en el uso de los adjetivos como “guapo”, “fuerte”, “inteligente” que sirven de poco para una interpretación adecuada. Al escribir descripciones que vayan a ser interpretadas, es importante que sean lo suficientemente generales como para que varios actores puedan representar el papel, y lo suficientemente específicas como para que se cree un personaje bien definido. Una descripción que evoca otras cualidades y asociaciones puede cautivar la imaginación del actor y convencerle de que se trata de un personaje que vale la pena interpretar (Seger, 2000, p. 38). 3. La coherencia del personaje Los personajes deben ser coherentes con su perfil, lo cual no quiere decir que sean previsibles. Quizá esta sea la parte más difícil en la creación de personajes multidimensionales y realistas. La coherencia tiene que ver con los valores éticos del personaje, lo que es capaz de hacer y lo que no y la forma de solucionar los problemas que se le enfrentan. Los valores expresados por un personaje pueden llegar a convertirse en un oportunidad para que los escritores expresen su forma de ver las cosas(Seger, 2000, p. 45). Incluso, algunos géneros cinematográficos basan su historia en el fortalecimiento de los valores, en películas bélicas o de agentes secretos, donde vale la pena luchar y morir por los valores que muestran los personajes. "El hecho de incorporar valores en determinados personajes no significa que sus personajes tengan que discutir sus creencias, sino que significa que usted comunicará esos valores a través de las acciones del personaje, de sus conflictos y de sus actitudes" (Seger, 2000, p. 46). Además, la coherencia no es sólo en los actos, sino también en los saberes del personaje. Su educación debe reflejar una forma determinada de actuar, su familia, creencias, raza, situación social, económica, y también deben reflejarlo en acciones concretas. Para esto sirve la investigación. Sin embargo, la coherencia también tiene paradojas, que es propia de la naturaleza humana. “Las personas son ilógicas e imprevisibles. Hacen cosas que nos sorprenden, que nos sobresaltan y que cambian todas las ideas preconcebidas que teníamos de ellas” (Seger, 2000, p. 40). Esto convierte un personaje estereotipado en otro único y fascinante. Encontrar el balance entre la coherencia y la paradoja del personaje sólo puede darse desde una profunda investigación, y una vez escrito, dar a cotejar el guión a otras personas cuya lectura objetiva y

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Personajes y su forma de creación

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Page 1: Armando personajes

Materia Taller de creación I / Silvana Barrero

Apunte I Creación de un personaje

Bibliografía: Artículos publicados por Linda Seger, Syd Field, y Anne Huet

1. Primera idea por observación y experiencia propia

Al escribir imaginamos un personaje que tiene características que seguramente tomamos de gente que hemos visto o que conocemos. Pero también tiene características nuestras, pues siempre habrá algo de nosotros; lo que somos, lo que queremos ser, nuestros ideales y nuestra postura política, ética o moral, especialmente en el personaje principal. Desde luego, nunca se debe olvidar la anécdota donde este personaje se moverá.

2. Descripción física

En general se le dedican una o dos líneas a describir los rasgos importantes del personaje pero la extensión depende de la complejidad que necesite, finalmente serán el director y el actor quienes darán vida a la caracterización. Abundar en elementos actorales como el encorvamiento de hombros o la forma de caminar dan “pistas” al actor que podrá o no tomarlas. Sin embargo, hay que tener cuidado en el uso de los adjetivos como “guapo”, “fuerte”, “inteligente” que sirven de poco para una interpretación adecuada.

Al escribir descripciones que vayan a ser interpretadas, es importante que sean lo suficientemente generales como para que varios actores puedan representar el papel, y lo suficientemente específicas como para que se cree un personaje bien definido. Una descripción que evoca otras cualidades y asociaciones puede cautivar la imaginación del actor y convencerle de que se trata de un personaje que vale la pena interpretar (Seger, 2000, p. 38).

3. La coherencia del personaje

Los personajes deben ser coherentes con su perfil, lo cual no quiere decir que sean previsibles. Quizá esta sea la parte más difícil en la creación de personajes multidimensionales y realistas. La coherencia tiene que ver con los valores éticos del personaje, lo que es capaz de hacer y lo que no y la forma de solucionar los problemas que se le enfrentan. “Los valores expresados por un personaje pueden llegar a convertirse en un oportunidad para que los escritores expresen su forma de ver las cosas” (Seger, 2000, p. 45). Incluso, algunos géneros cinematográficos basan su historia en el fortalecimiento de los valores, en películas bélicas o de agentes secretos, donde vale la pena luchar y morir por los valores que muestran los personajes.

"El hecho de incorporar valores en determinados personajes no significa que sus personajes tengan que discutir sus creencias, sino que significa que usted comunicará esos valores a través de las acciones del personaje, de sus conflictos y de sus actitudes" (Seger, 2000, p. 46). Además, la coherencia no es sólo en los actos, sino también en los saberes del personaje. Su educación debe reflejar una forma determinada de actuar, su familia, creencias, raza, situación social, económica, y también deben reflejarlo en acciones concretas. Para esto sirve la investigación.

Sin embargo, la coherencia también tiene paradojas, que es propia de la naturaleza humana. “Las personas son ilógicas e imprevisibles. Hacen cosas que nos sorprenden, que nos sobresaltan y que cambian todas las ideas preconcebidas que teníamos de ellas” (Seger, 2000, p. 40). Esto convierte un personaje estereotipado en otro único y fascinante. Encontrar el balance entre la coherencia y la paradoja del personaje sólo puede darse desde una profunda investigación, y una vez escrito, dar a cotejar el guión a otras personas cuya lectura objetiva y

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fresca nos sirva de guía para ajustar la dosificación de información que vamos llevando a través del “hilo rojo” que todo relato debe tener para llevarnos de una escena a la otra con el hipnotismo de las buenas historias contadas de manera creativa. A través de las lecturas del guión a otras personas y de una amplia construcción previa, con base en una investigación seria sobre el perfil del personaje, se logrará un personaje tridimensional, de carne y hueso, capaz de identificar a mayor número de espectadores, cuantos más aspectos nos muestre su complejidad humana para que alguno de esos aspectos pueda impactar en nosotros, y lograr la tan buscada identificación del espectador, donde el personaje al atravesar su conflicto, se manifieste como espejo de alguno de los conflictos que nos une en nuestra más profunda humanidad.

4. Actitudes y emociones

“Si sólo crea personajes coherentes, éstos serán más bien planos. Pero si añade algunas paradojas, sus personajes serán más singulares. Y, si desea hacer que sus personajes sean más profundos, puede añadir otras cualidades. Puede ampliar sus emociones, sus actitudes y sus valores” (Seger, 2000, p. 41). Las actitudes y emociones transmiten las opiniones del personaje, su punto de vista ante situaciones límite, lo definen ante la vida. Esto no implica que nosotros escritores debamos estar de acuerdo con la conducta de tal o cual personaje. Por eso la importancia de que cada uno de ellos hable con voz propia. Esto surge de la sólida construcción de sus biografías. Donde tendremos material acumulado para encontrar acciones justificadas y argumentables desde su pasado, su historia, como de su estructura psicológica.

5. Individualizar un personaje

Además de crear personajes multidimensionales por medio de la descripción física, la apropiación de valores, las actitudes y las emociones que expresa y las paradojas que lo conmueven, se le deben añadir detalles: comportamientos específicos, lenguaje particular, gestos o tics, ropa que lo diferencie de los demás, también la forma de mirar, de moverse, de bailar, así como las imperfecciones de esa persona. Todo esto serán sugerencias para el director y el actor cuando se llegue a la puesta en escena. Además de elaborar estos 5 documentos, son necesarios otros más extensos para adentrarnos en el conocimiento del personaje.

6. Psicología a/normal

La línea entre lo “normal” y lo “anormal” es vaga, móvil, y no tiene nada de recta. Existen infinidad de enfermedades psiquiátricas y el guionista está obligado a investigar sobre alguna en particular cuando le interese desarrollar un personaje “anormal”. Desde la perspectiva de Carl Jung se puede identificar un determinado tipo de enfermedades que, como sucede con la tipología de personalidades, sólo son una guía inicial para le desarrollo del personaje y siempre vienen asociadas con una personalidad o enfermedad predominante y otras secundarias. Se hará necesaria una investigación a profundidad con especialistas en la materia, y de campo en hospitales psiquiátricos o clínicas de la conducta para conocer los detalles desde la propia percepción y no de lo que sabemos por otros autores, para así evitar estereotipar y repetir personajes que ya transitaron la pantalla. Tenemos la oportunidad de crear, por eso documentarse nos guiará hacia la solidez de nuestra imaginación aplicada a través de un guión y un buen actor.

Dentro de este esquema los introvertidos pueden volverse depresivos, esquizofrénicos o neuróticos ansiosos.

• Los extrovertidos pueden convertirse en maníacos, paranoicos o psicópatas. • Los individuos maníacos están convencidos de que pueden hacer cualquier cosa, son

optimistas, sociables, volubles y eufóricos. Pueden ser frívolos y se aburren rápidamente. Sin embargo también pueden ser adictos al trabajo dominados por el triunfo sin ningún recato en pisotear a los demás.

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• Los depresivos son lo contrario y se guardan su energía. Son mal humorados con sentimientos de inutilidad e inferioridad, son hipocondríacos y se echan culpas que no les corresponden.

• Los esquizofrénicos son tímidos, cohibidos, sensibles, y se avergüenzan fácilmente, difícilmente se comunican, se contradicen y molestan rápidamente.

• Los paranoicos son victimas del mundo y todas sus gentes y lo reflejan con agresividad. Desean el poder, prestigio y gloria de los otros por ello son decididos, obstinados, competitivos y arrogantes. Se ofenden fácilmente y no aceptan la crítica.

• Los neuróticos ansiosos tienen miedo constantemente, son inseguros y les preocupan los cambios climáticos y la violencia social.

• El psicópata "es antisocial y mentalmente desequilibrado. Son el perfecto villano, no le temen a nada, no son confiables, son egoístas, vengativos y nunca se transforman o evolucionan hacia otras patologías" (Seger, 2000, pp. 79 a 81).

Estos moldes pueden ubicar características de personajes y ayudarnos a explicar las actitudes y acciones de determinado carácter frente a nuestros lectores del guión, pero no suplanta la observación e investigación directa, por el contrario, la confirma y enriquece con múltiples detalles.

Las personas son siempre mucho más que meros sistemas. Sin embargo, determinadas pautas de comportamiento y actitudes coherentes están gobernadas por su psicología. El hecho de comprender que las personas son iguales en cuanto a determinados instintos básicos y diferentes en cuanto al modo de reaccionar frente a la vida puede ser la clave para crear personajes bien caracterizados cuya vida sea rica tanto desde el punto de vista exterior como interior (Seger, 2000, p. 85).

“Convertir un buen guión en excelente exige una combinación de destrezas. El escritor necesita tener un enfoque original del tema. Debe ser único y creativo. Ha de tener cierto sentido de lo que atrae al público y de cómo contar un buen relato. Y naturalmente debe saber estructurar y desarrollar una historia de forma que tenga sentido” (Linda Seger)

7. La construcción de un buen personaje Los elementos importantes son ¿La motivación? ¿El diálogo? ¿La verosimilitud? Sí. Pero esto no son más que partes o aspectos del personaje; no el todo o contexto del personaje. Un buen personaje es el corazón, el alma y el sistema nervioso de un guión. Los espectadores experimentan las emociones a través de los personajes, se sienten conmovidos a través de ellos. La creación de un buen personaje resulta esencial para el éxito de su guión; sin personaje no hay acción; sin acción no hay conflicto; sin conflicto no hay historia; sin historia no hay guión. Nosotros los escritores estamos unidos de manera esencial a nuestros personajes. “Cuando se crean los personajes”, escribe Harold Pinter, “ellos te observan, observan al escritor con cautela. Puede que parezca absurdo, pero mis personajes me hacen experimentar dos tipos de sufrimiento. He sido testigo de su dolor cuando me dedico a distorsionarlos o falsearlos, y he sufrido dolor cuando he sido incapaz de llegar a lo más profundo de su carácter, cuando me evitan deliberadamente, cuando se esconden entre las sombras”. Cuando se crea un personaje se tiene que llegar a conocerlo como la palma de la mano, saber cuáles son sus esperanzas, sueños y temores, lo que les gusta y lo que no les gusta, sus antecedentes y peculiaridades. Cuando hablamos de crear un personaje, estamos hablando de que “La vida consiste en la acción”, decía Aristóteles, “y su fin es un modo de acción, no una cualidad”. ¿Qué es un personaje? La acción es el personaje, una persona es lo que hace, no lo que dice. Así que ¿cuál es el secreto de un buen personaje? ¿El conflicto? ¿Sus ante-cedentes? ¿Su personalidad? Por supuesto.

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Pero estas cualidades son sólo partes del todo. Para poder crear un personaje es necesario establecer primero un contexto para ese personaje; de ese modo, más adelante podremos colorear y matizar las diferentes características y peculiaridades. ¿Cuál es el secreto de un buen personaje? Cuatro elementos: la necesidad dramática, el punto de vista, el cambio y la actitud. La necesidad dramática se define como lo que su personaje quiere ganar, adquirir, obtener o lograr en el transcurso de su guión. Una vez que se estableció la necesidad dramática de un personaje se puede crear obstáculos que se interpongan entre él y esa necesidad, y entonces la historia pasa a ser la del personaje superando (o no) todos los obstáculos para satisfacer su necesidad dramática. Al enfrentarse a los obstáculos que se interponen entre él y su necesidad dramática, el personaje genera conflicto, y el conflicto resulta esencial para la línea argumental. El drama es conflicto. El conocer la necesidad dramática del personaje ayuda a “situar” sus elementos consti-tuyentes. El punto de vista; cómo ve el mundo un personaje. Un buen personaje siempre expresará un punto de vista bien definido. Todo el mundo tiene un punto de vista individual. Un punto de vista es la expresión de la manera de ver el mundo de una persona. Cuando se puede comprender y definir el punto de vista de su personaje, se tiene una herramienta que se podrá utilizar para crear el personaje. Los puntos de vista divergentes de dos personajes presentan un conflicto evidente con buenos elementos visuales que pueden introducirse en el guión. Eso quiere decir que puede desarrollarlo, haciéndolo más cinematográfico. Todo buen personaje es la dramatización de un punto de vista sólido y bien definido. Un personaje así es activo, “actúa” a partir de su punto de vista y no se limita a reaccionar. El cambio. ¿Experimenta el personaje algún cambio a lo largo del guión? Si es así, ¿cuál es?

La actitud. El conocer la actitud del personaje permite darle más profundidad. La actitud de un personaje puede ser positiva o negativa, de superioridad o de inferioridad, crítica o ingenua.¿Es alegre o triste? ¿Fuerte o débil? ¿Duro o temeroso? ¿Pesimista u optimista? Describir al personaje en términos de actitud aporta dimensión al mismo. En ocasiones se superpondrán, una actitud se manifestará como un punto de vista, la necesidad dramática provocará un cambio y el cambio afectará a la actitud del personaje. A veces es necesario desarmar algo para poder volver a armarlo después. Conocer minuciosamente las partes para hacer un todo más sólido.